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En el capítulo 2, “Más allá del pensamiento abismal”, de Sousa sostiene que el pensamiento abismal

ha perdurado desde el periodo colonial, y estructura la epistemología y el derecho moderno. Para


combatirlo propone una nueva iniciativa de investigación epistémica. Dicho capítulo explica cómo
este pensamiento abismal construye la realidad a través de dos universos que no han de poder
coexistir, esto mediante una línea que separa “este lado” del “otro lado”.
En los dos grandes dominios donde se construye la modernidad –ciencia y derecho- este
pensamiento es extremo al punto de eliminar todo aquello que esté al otro lado. En el campo de la
ciencia, se le entrega a esta el monopolio del conocimiento y validación a través del modelo
científico o alternativo. En el campo del derecho, este lado se ha construido en base a la legalidad o
la ilegalidad de acuerdo a lo promulgado por el estado oficial o internacional.
Significa también que ambos lados del abismo deben coexistir como un lado de sociedad civil, y
otro como estados de naturaleza. El presente de “nuestro lado” se crea a través de la invisibilización
del “otro lado”, visto como nuestro pasado barbárico al que no se quisiera regresar jamás. El otro
lado de la línea es un espacio sin ley, guiado por creencias populares, idolatría y magia
incomprensible. Esta radicalización resulta en asumir a los otros como subhumanos imposibles de
incluir en la sociedad. La injusticia social global está, por tanto, ligada a la injusticia cognitiva
global. Sin embargo, no hay manera de pensar en la humanidad moderna sin la subhumanidad
moderna.
Dentro de la permanencia del discurso abismal, desde la década de los setentas se ha desplazado
esta línea divisoria bajo dos movimientos denominados el retorno de lo colonial y el retorno del
colonizador. Ambos movimientos implican que, al verse reducidos por la intromisión de los
coloniales, el colonizador les combate con una nueva forma de Estado de excepción, indirecto y
paupérrimo que no asegura la dignidad, que sacrifica democracia, derechos humanos y la misma
vida para salvaguardarlos en pro de sus intereses. Significa el auge de un fascismo social sostenido
por el poscontractualismo y el precontractualismo.
Para contrarrestar esta violencia surge el cosmopolitismo subalterno para construir una
globalización contrahegemónica, luchando por la redistribución de los recursos materiales, sociales,
políticos, culturales y simbólicos bajo el principio de igualdad y reconocimiento de la diferencia.
Así también, defiende que la diversidad del mundo es inagotable y va más allá del entendimiento
occidental. El pensamiento posabismal que respalda este movimiento implica una ruptura en los
modos tradicionales de pensamiento, presentado como una ecología de saberes.
Existen ciertas condiciones para ello; primero, la copresencia radical, que implica simultaneidad de
ambos lados de la línea. Segundo, la renuncia de una epistemología general. Tercero, aceptar que,
así como se entrecruzan los saberes, lo hacen las ignorancias, que son igual de heterogéneas e
interdependientes. Dicha ecología asume el conocimiento como una vía de intervención y acción.
Por ello, la preferencia jerárquica del conocimiento debe crearse a partir de garantizar un mayor
nivel de participación de los involucrados, y los beneficios de la intervención. En la búsqueda de
recuperar las experiencias perdidas en el epistemicidio se recurre a una traducción intercultural, a
través de ella es posible identificar preocupaciones comunes, enfoques complementario y, por
supuesto, también contradicciones intratables.
Como conclusión de lo recogido en este capítulo, el propio autor propone tres grupos de preguntas
principales para un programa de investigación, y así comenzar a construir una epistemología de la
ecología de saberes. El primer grupo de preguntas habla de cómo identificar los diferentes
conocimientos. El segundo grupo habla de reconocer quiénes conformarán y realizarán esta tarea. Y
el tercer grupo trata de la naturaleza y evaluación de las intervenciones del mundo real.
La ecología de saberes se establece a sí misma mediante el cuestionamiento constante y respuestas
incompletas, preparando para una visión más amplia de lo que se sabe y no, siento consciente de
ello.

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