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Método Racional en Zona Urbana

A lo largo de una treintena de años (1890-1920) en los EUA se vivió una controversia en el ámbito
del drenaje urbano entre los defensores de la aplicación de fórmulas empíricas y los que
propugnaban el empleo del denominado método racional. El primer tipo de fórmulas se derivaban
empíricamente mediante registros de precipitación y caudal en el área que debía ser drenada, por lo
que su aplicación era de carácter local. Por el contrario, el método racional ambicionaba ser de
aplicación universal y pretendía fundamentarse en los mecanismos causales que rigen el
fenómeno de la generación y evacuación de escorrentía.
Esta controversia en el campo del drenaje urbano se
inscribe en la discusión general que aconteció durante el
siglo XIX en el seno de la epistemología científica entre
el inductivismo y la visión hipotético deductiva.

El uso del método racional se impuso cuando sus


partidarios convencieron a la parte contraria de que
dicho método era capaz de explicar de forma general el
fenómeno del drenaje y que, por lo tanto, era posible
aplicarlo con ventaja en todo lugar y para cualquier
aguacero de diseño con el fin de dimensionar la red.
Fundamentos del Método Racional
El método racional se basa en la obtención del caudal máximo de escorrentía Q de una cuenca,
determinado un periodo de retorno, mediante la siguiente formula expresada en unidades
homogéneas:

denotando Q el caudal máximo en el punto de cálculo, C el coeficiente de escorrentía empírico


relacionado con las pérdidas de precipitación, I la intensidad de lluvia correspondiente a un periodo
de retorno dado y A la superficie de la cuenca drenante en el punto de cálculo.

Si se expresa Q en m3/s, I en mm/h y A en km2, que es la forma habitual de presentarla cuando se


trabaja en el sistema métrico, la expresión anterior queda como sigue:
Las hipótesis fundamentales del método racional, representadas en la figura 1, son las
siguientes:

• La intensidad de precipitación es uniforme en el espacio y no varía en el tiempo.

• La duración de la precipitación que produce el caudal máximo dada una intensidad I es equivalente al
tiempo de concentración tc. Por consiguiente, resulta un hietograma de cálculo rectangular cuya altura
total toma un valor de I × tc.

• El tiempo de concentración, se considera como el tiempo que tarda toda el área drenante en contribuir a
la escorrentía en la sección de salida, así como el instante en que se produce el caudal máximo en dicha
sección. El tiempo que transcurre entre el cese de la lluvia y el final de la escorrentía coincide con el
tiempo de concentración, esto supone considerar un hidrograma con una duración base dos veces dicho
tiempo (figura 1-a). Nótese que si la duración de la lluvia excediera al tiempo de concentración, para igual
intensidad, se mantendría constante el caudal máximo alcanzado en el instante de equilibrio hasta que
finalizara la lluvia (figura 1-b). Por contra, en caso de que se tuviera una lluvia de igual intensidad pero de
duración inferior al tiempo de concentración, el caudal máximo sería menor que en los casos anteriores,
pues no se alcanzaría el instante en que toda la cuenca contribuye simultáneamente (figura 1-c).
• El coeficiente de escorrentía se mantiene uniforme en el tiempo y en el área drenante considerada, por lo
que la lluvia neta es equivalente a un hietograma rectangular de valor C × I × tc .

• El periodo de retorno del caudal máximo calculado es el mismo que el de la intensidad media máxima de
cálculo.

• El almacenamiento de agua en la cuenca es insignificante, es decir, no se dan procesos importantes


Figura 1: Hipótesis del método racional
Con independencia de la existencia de versiones del método que corrigen ciertos grados de desviación de las
hipótesis anteriores a través del uso de coeficientes empíricos, dichas hipótesis imponen una serie de limitaciones
a la cuenca objeto de estudio, que se exponen a continuación:

• Si la intensidad de precipitación debe ser uniforme en el espacio, esto implica que la superficie de la cuenca
no debe ser muy extensa, pues son habituales las tormentas de gran variabilidad espacial.

• Puesto que el valor de la intensidad media máxima de precipitación debe mantenerse constante para toda la
duración de la lluvia de cálculo, también es necesario que el valor del tiempo de concentración sea limitado,
de tal modo que se garantice que la duración de la tormenta al menos iguale al tiempo de concentración.

• En la práctica las dos limitaciones anteriores equivalen a un restricción de la superficie máxima de la cuenca
a la que es posible aplicar el método racional. Aunque no existe consenso respecto a dicho límite máximo
entre los diferentes autores, podemos establecer un rango de variación más o menos estrecho, que oscila
entre 0.25 y 5 mi2. Para Yevjevich (1992) el área de la cuenca no debe exceder de 0.25 mi2, mientras que en el
otro extremo Singh (1988) la eleva a 5. Una posición intermedia la representan Viessman etal. (1989) ya que
propugnan un límite máximo de 1 mi2. Por último, Ponce (1989) propone que el límite se encontraría entre
0.5 y 1 mi2.
• Cuencas donde exista una gran heterogeneidad en sus características físicas como, por ejemplo, en la cubierta
vegetal, tipo de suelo, grado de impermeabilidad, pendiente media, red de drenaje, entre otros, será
necesario en la práctica dividir las mismas en subcuencas de modo que éstas sean lo más homogéneas
posibles.
Obtención de los Parámetros de la Fórmula Racional

Coeficiente de escorrentía:

El coeficiente de escorrentía se define, esencialmente, como la relación entre el volumen de lluvia neta (o de
escorrentía) y el de la lluvia total, y, por lo tanto, teóricamente varía en el rango de valores entre 0 y 1. De
un modo particular en el método racional el coeficiente de escorrentía puede expresarse como la relación
entre las intensidades medias de la lluvia efectiva y total, y también como el caudal máximo por unidad de
área y por unidad de intensidad media de lluvia total. Aunque el método racional se denomina como tal a
partir de considerar que puede llegarse a el de forma teórica, la utilización en el mismo de coeficientes de
carácter experimental implica cierto grado de empirismo, ya que el usuario debe escoger los valores más
acordes con la experiencia. De todos modos, en zonas urbanas con grados de impermeabilidad de la
superficie muy elevados los coeficientes de escorrentía tienden a 1 y se mueven en intervalos
relativamente pequeños, lo que facilita su elección.
Principalmente, el fenómeno físico que intenta reproducir el coeficiente de escorrentía es el proceso de
perdidas que actúa en diferentes vías (interceptación, almacenamiento en depresiones, infiltración,
evapotranspiración, etc.), y que depende de las características del uso y tipo de suelo, de la topografía y de
la propia tormenta.
Es habitual que a pesar de que se realice una división en subcuencas a partir de una cuenca inicial con
objeto de conseguir el mayor grado de homogeneidad posible, las características del terreno en cada
subcuenca no sean suficientemente homogéneo, sobre todo en urbanización tipo residencial con
importantes zonas ajardinadas. En ese caso es habitual en zonas urbanas tomar un coeficiente de
escorrentía medio a partir de una ponderación de áreas:

donde C es el coeficiente de escorrentía medio, A el área considerada y los subíndices per e imp
corresponden a zona permeable o impermeable de la superficie considerada.

Tiempo de Concentración:

El tiempo de concentración se define como el tiempo que tarda una partícula de agua en recorrer la
distancia entre el punto hidráulicamente más alejado y la sección de cálculo de la cuenca considerada.
Asimismo, asumiendo las hipótesis del método racional, se tiene que dicho tiempo equivale al que
transcurre entre el comienzo de la lluvia y el instante en que se produce el caudal máximo, es decir, el
instante en que toda la cuenca contribuye a la escorrentía (tiempo de equilibrio) y que coincide con la
duración de escorrentía después de finalizada la lluvia.
El tiempo de concentración es función, por un lado, de las características geomorfológicas de la
cuenca (forma en planta, pendiente media, cubierta vegetal, topografía de las vertientes, densidad y
geometría de la red de drenaje, etc.) que facilitan en mayor o menor medida la evacuación de la
escorrentía y, por otro lado, de la intensidad de lluvia, pues la velocidad del flujo varía con el caudal de
escorrentía generado. Los procesos de urbanización, en general, disminuyen notablemente la rugosidad
de las superficies de escurrimiento, las impermeabilizan, y además aumentan la densidad de la red de
drenaje y su capacidad de desagüe. Por consiguiente, se genera más escorrentía y ésta es evacuada en
menor tiempo. Todo ello redunda en una disminución significativa de los tiempos de concentración
en zona urbana respecto al terreno natural.

El tiempo de concentración corresponde a flujos de distintas características que se desarrollan hasta que
la escorrentía abandona la cuenca. En zona urbana cabe distinguir dos tipos de flujo, dada su diferente
naturaleza, y que corresponden, en primer termino, al que se produce en superficie desde que la
lluvia entra en contacto con la misma hasta que la escorrentía se introduce en la red de alcantarillado
a través de las estructuras de captación (te) y, en segundo término, al que tiene lugar en el interior de
la red de drenaje (tv). En virtud de esta clasificación, el tiempo de concentración de la cuenca lo
obtendremos como la suma de ambos:

Por lo tanto, la obtención de tc se realizará mediante los tiempos de entrada y de viaje. A


continuación, se expondrán algunas de las metodologías para la obtención de ambos tiempos
característicos de zona urbana.
Tiempo de Entrada a la Red

El tipo de flujo que se desarrolla hasta que el agua se incorpora en la red, recorre habitualmente
superficies de muy distinta naturaleza, como son cubiertas de edificios, aceras, calzadas y cunetas que,
en general y excepto en el caso de flujo desarrollado en largos tramos de cunetas, presentan un
comportamiento bidimensional. A continuación, se presentan algunas de las fórmulas, en su mayor parte
empíricas, que permiten una estimación del tiempo de entrada a la red.
En caso de que el terreno, a través del que discurre el flujo en superficie, sea eminentemente de carácter
natural, es posible aplicar expresiones como la propuesta por Témez para la versión de la Dirección
General de Carreteras:

denotando Tc el tiempo de concentración en horas, L la distancia entre el punto de estudio y el


hidráulicamente más alejado en km y J la pendiente media del cauce en el tramo recorrido (km/km).
Su aplicación es adecuada para cuencas naturales de cabecera en zona urbana, en las que el recorrido
del flujo no origine valores de cálculo menores de 0.25 horas, pues dicha expresión ha sido desarrollada
para esquemas de drenaje donde predomine la componente de curso canalizado frente a la superficial.
Alternativamente, es frecuente el uso de nomogramas, como el que se muestra en la figura 4, para la
obtención del tiempo de entrada donde el tipo de flujo sea netamente superficial, con la posibilidad de
aplicación tanto en zona natural como impermeabilizada.
También es factible aplicar la fórmula, desarrollada por la Federal Aviation Administration (FAA) de los
EUA, expresión empírica que fue derivada a partir de experimentación en pistas de aterrizaje y, por
consiguiente, es recomendable su uso para zonas fundamentalmente impermeables con predominio de
flujo superficial:

donde:
te el tiempo de entrada en horas, L la distancia entre el punto de entrada y el hidráulicamente más alejado
en m, S la pendiente media del terreno en el tramo recorrido (%) y C el coeficiente de escorrentía de la
superficie a través de la cual transcurre el flujo

Tiempo de Viaje:

El tiempo de viaje corresponde al flujo que se desarrolla en el interior de la red de drenaje o alcantarillado
y, por lo tanto, presenta una naturaleza principalmente unidimensional, bien distinta al producido en
superficie, al tener lugar a través de conductos hidráulicamente bien definidos y de los que es relativamente
sencillo disponer de buena información.
Un posible procedimiento de estimación del tiempo de viaje del flujo (tv) en los diferentes tramos que recorre
desde su entrada a la red hasta su salida del sistema, viene dada por la relación entre la longitud recorrida por
el flujo (L) y la velocidad del mismo (V ):
Si bien la longitud recorrida es fácilmente determinable, la velocidad varía en el espacio y en el tiempo. Para
facilitar el uso del método racional es recomendable introducir ciertas simplificaciones a la hora de
determinar la velocidad de la corriente. Para eliminar del cálculo la variabilidad en el tiempo se puede tomar
la velocidad correspondiente al caudal máximo de paso. Por otra parte, además, considerando que el flujo es
permanente en el tiempo y uniforme en el espacio, la velocidad media es la misma en todas las secciones de
la conducción, por lo que puede estimarse a través de ecuaciones de resistencia al flujo que relacionen la
geometría hidráulica con el caudal circulante; por ejemplo, la de Manning:

donde V la velocidad media del flujo (m/s), R el radio hidráulico (cociente entre el área y el perímetro
mojado) (m), S la pendiente longitudinal del tramo de conducción considerado (m/m) y n el coeficiente de
Manning.
Como hemos visto, la velocidad es
función del caudal de paso, que es
precisamente lo que pretendemos
determinar, por consiguiente,
aplicando esta metodología el
proceso debe ser iterativo.

Si, por ejemplo, se pretende


diseñar la sección de una
conducción en un punto de
cálculo, uno de los posibles
esquemas a seguir en la aplicación
del método racional sería el que se
refleja en la figura 5.
Área de drenaje:

La aplicación del método racional al diseño de una red de drenaje implica el conocimiento previo del
área tributaria y del esquema drenante y, por lo tanto, es sencillo determinar el valor de la misma. Ahora
bien, en el caso que se utilice la fórmula racional como método de análisis para obtener un orden de
magnitud del caudal máximo de paso, la determinación del área tributaria al punto de cálculo requerirá,
en general, mayor información que en el caso de una cuenca natural. Esto es debido a que a la hora de
definir las divisorias, además de tener en cuenta la topografía superficial, será necesario disponer de
suficiente definición de la red de drenaje. Por ejemplo, la disposición de las estructuras de captación de
escorrentía superficial puede suponer que parte de la misma abandone la cuenca por superficie sin
introducirse en la red o por el contrario que zonas que aparentemente en superficie drenan fuera de los
límites de las divisorias estén conectadas a la red de drenaje que se pretenda analizar.
Aplicación del Método Racional Considerando Subcuencas

Con frecuencia, ya sea en diseño como en análisis, es necesario aplicar el método racional considerando
subcuencas. En caso de que se pretenda obtener un orden de magnitud del caudal de paso en una cuenca que
presente importantes heterogeneidades en la pendiente media del terreno o en el tipo de superficie, conviene
delimitar un determinado número de subcuencas que presenten características geomorfológicas comunes
para obtener así un valor más preciso.

Por otro lado, al diseñar un sistema de drenaje, aunque drene una cuenca homogénea, se debe conocer el
caudal máximo no sólo para el punto de salida sino también en otros puntos intermedios a efectos de
determinar la sección más adecuada.
Uno de los errores más destacables puestos de manifiesto, consiste en la determinación del caudal en una
sección mediante la suma de los caudales calculados individualmente para cada subcuenca que drena
aguas arriba de dicha sección. Esto no es correcto, puesto que implica el uso de una tormenta de cálculo
diferente para cada subcuenca, lo que significaría que los caudales punta de cada una ocurrirían en
instantes diferentes. Consiguientemente, respecto al caudal máximo en el punto de concentración global se
cumple que:
Siendo I(Tcg) la intensidad para el tiempo de concentración global y correspondiendo el subíndice i a cada una
de las subcuencas determinadas. Esta incorrecta aplicación puede suponer una sobrevaloración de los
caudales máximos, ya que, generalmente, tiene mayor efecto el aumento de la intensidad, determinado por
los reducidos tiempos de concentración de cada subcuenca, que la disminución del área drenante.
Otro error común que conviene señalar es la elección inadecuada del tiempo de concentración para cada
punto de cálculo, ya que éste debe ser el valor máximo de entre los posibles caminos de la escorrentía. Este
error necesariamente sobrevalora el caudal, pues se obtiene una intensidad media mayor debido a la
naturaleza hiperbólica de las curvas IDF.

En ocasiones, a pesar de cumplir con las limitaciones que se han visto anteriormente, en la aplicación del
método racional pueden obtenerse, para un mismo periodo de retorno, caudales mayores para una parte de
la cuenca que para su totalidad. Efectivamente, dado que la intensidad de cálculo se encuentra asociada a un
determinado tiempo de concentración, una intensidad de lluvia mayor afectando a una fracción de la cuenca
puede producir mayor caudal que una intensidad menor sobre toda la cuenca. Generalmente lo anterior
ocurre en cuencas que presentan una gran heterogeneidad de sus características físicas.
Esta deficiencia del método obliga a realizar dos comprobaciones para determinar el caudal máximo de salida
de una cuenca. En la primera se verificaría si existe alguna sección del cauce principal aguas arriba del punto
de concentración para la que el caudal calculado sea mayor que para la cuenca global. La segunda tiene el
propósito de detectar la existencia de alguna fracción de la cuenca que, compartiendo el mismo punto de
concentración que la global, determine un caudal calculado mayor. A continuación se trata el procedimiento a
seguir en ambas comprobaciones.

Caudal máximo en secciones aguas arriba del cauce principal:

El caudal máximo de calculo pude no venir determinado por el punto de concentración global de la cuenca.

Ejemplos de lo anterior pueden darse en cuencas con estrechamiento de la parte inferior o complejo uso del
terreno – suelo - vegetación que diera lugar a coeficientes de escorrentía muy bajos también en la parte inferior
de la cuenca respecto de la superior. Con fines prácticos en cuencas susceptibles de presentar estas anomalías
del método se puede calcular el caudal para diferentes secciones del cauce principal convenientemente
elegidas e interpolar la curva de evolución del caudal hacia aguas abajo. Es evidente que el caudal de diseño
escogido para el punto de concentración de la cuenca global debe ser el máximo de la curva de caudales Q,
independientemente de la sección que lo determine.
Caudal máximo para fracciones de la cuenca de igual punto de concentración:

El caudal máximo puede no venir determinado por el área de toda la cuenca.

Ejemplos de lo anterior se pueden dar en cuencas con estrechamiento de la parte superior o coeficientes de
escorrentía muy bajos también en la parte alta de la cuenca respecto de la inferior. Es decir, se trata de
cuencas con características opuestas a las que se han analizado en el caso anterior. El caudal de cálculo
escogido será nuevamente el que resulte máximo en la curva de caudales Q, independientemente de la
fracción de cuenca que lo genere.

En síntesis, y como regla general de ambos casos, para que el caudal punta calculado por el método racional
considerando toda el área de la cuenca sea el máximo debe cumplirse que la tasa de crecimiento de la
superficie drenante efectiva, ya sea hacia aguas abajo (variando la sección de cálculo) o hacia aguas arriba
(manteniendo el punto de concentración), al menos iguale a la tasa de decremento de su correspondiente
intensidad de lluvia.
Ejemplos de Aplicación del Método Racional

Casos Especiales:

Ejemplo N° 01

Sea la cuenca de la figura 11, que ha sido dividida en 4 subcuencas con las características que se
muestran en el tabla 2. En dicho cuadro las columnas 2 y 3 corresponden a la cota superior e inferior del
colector o curso principal, la columna 4 es la longitud del mismo y las columnas 5 y 6 son los valores del
área y del coeficiente de escorrentía de cada subcuenca respectivamente.

Puesto que el eje en planta y las cotas de los colectores están ya predefinidos, se desea diseñar la sección
de los mismos en los puntos 1, 2 y 3 tomando sección circular y de modo que la relación entre el
calado máximo y el diámetro sea de 0.85.

A los colectores de las subcuencas B,C y D se incorporan otros ramales de orden menor y de los que no
realizarán cálculos de diseño. Asimismo, se tomará la sección de cada colector constante en toda su
longitud. Utilizar para la cuenca A una intensidad de 128.61 (mm/h), y la sección 1, 2, 3, intensidades
respectivos: 120.64, 151.107, y 112.08 (mm/h).
Ejemplo 2:

Supóngase una cuenca como la de la figura 12 donde debido a la forma en planta pueden distinguirse dos
subcuencas. La subcuenca tributaria al punto A tiene un área de 0.8 km2 y una longitud de curso principal
de 1.65 km. La cuenca global tributaria en el punto B tiene un área de 0.9 km2 y el curso principal mide
2.38 km. La pendiente media del cauce principal es de 0.005 y el valor del coeficiente de escorrentía es 0.5

Calcúlese el caudal máximo en el punto A, para una intensidad de 50.1 (mm/h), y en el punto B, para
una intensidad de 39.9 (mm/h).
Ejemplo 3:

Sea una cuenca como la figura 13 compuesta por dos


tipos de superficies claramente diferenciadas.

Una subcuenca A de cabecera, de carácter forestal con


un área de 32 ha y un coeficiente de escorrentía de
0.20. Aguas abajo existe una subcuenca urbana de 46
ha y un coeficiente de escorrentía de 0.60. El tiempo
de concentración de toda la cuenca se ha calculado en
60 minutos y una intensidad de 57.55 (mm/h)
mientras que para la subcuenca urbana resulta de 20
minutos y una intensidad de 114.97 (mm/h).

Calcúlese el caudal máximo en el punto de


concentración de la cuenca global.
Ejemplo 4:

Sea una cuenca con un ´área tributaria de 1 km2 compuesta por dos subcuencas con características muy
diferenciadas que drenan a un mismo punto de concentración, como se muestra en la figura 14. Una
primera (A) con un ´área de 0.4 km2, un coeficiente de escorrentía de 0.6 y un tiempo de concentración
de 20 minutos. Por otro lado, la subcuenca B tiene una superficie de 0.6 km2, un valor del coeficiente
de escorrentía de 0.3 y un tiempo de concentración de 60 minutos.
La subcuenca B contribuye globalmente con un alto tiempo de concentración que no es compensado con un
producto CA o ´área efectiva. Por lo tanto, el tiempo de concentración de la cuenca aumenta
considerablemente sin un aporte proporcional de escorrentía. Si tomamos la duración de la lluvia de cálculo
equivalente al tiempo de concentración máximo, es decir, el de la subcuenca B se producirá una atenuación
importante del caudal pico al disminuir el valor de la intensidad de lluvia. La duración de la lluvia adecuada
está comprendida entre tca y tcb, de forma que determine el caudal máximo. Calcularemos el caudal punta en
el punto de concentración de la cuenca para valores de duración de lluvia entre 20 y 60 minutos, con
intervalos de 10 minutos teniendo en cuenta una distribución lineal del ´área acumulada en la sección B, tal
como se muestra en el tabla 4.

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