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parte)
“¿Porqué escuchar a Dios afuera si lo podemos escuchar adentro?”
Todos nosotros somos parte del mismo Espíritu. Todos nosotros somos parte de
la misma Vida. El Flujo de la Vida corre a través de todos nosotros y nosotros
fluimos dentro de su movimiento. Somos parte ineludible de Él. Él es parte de
nosotros. Somos UNO. Así que las leyes de su Sabiduría y de su Amor están
siendo recitadas a coro, infinita y perpetuamente a través de toda su creación.
Porque Él es todo. Y porque Él es Amor y Sabiduría.
Así como el agua fluye a través de todo el río sin que seas capaz de separarlos, o
de concebir el río desprovisto de agua, así también el Amor y la Sabiduría corren
a través de toda la Creación de Dios sin que puedas separarlos de ella.
¿Porqué siendo Amor y Sabiduría me siento tan ignorante y tan poco amoroso?
Porque no me conozco. Porque he perdido el contacto conmigo mismo, y porque
al perder el contacto conmigo mismo he torcido mi vínculo con la Fuente.
A continuación te describo los apartados que quiero compartir, para los amigos
que puedan tener un interés particular en alguno de ellos.
Los chamanes han sabido desde hace mucho tiempo algo que los médicos
modernos empiezan a reconocer: que el Espíritu y la mente afectan directamente
al cuerpo. Han reconocido que las leyes del espíritu y de la naturaleza que se
dejen de cumplir van a producir sufrimiento en el mundo manifestado.
Por lo tanto también descubrieron que la mejor forma de enseñar las leyes del
Espíritu es a través del cuerpo mismo: “la mente puede descartar la idea con la
que no está de acuerdo, pero el cuerpo no puede descartar el sufrimiento que
tiene sino hasta haber destruido la causa”; y la causa del sufrimiento es siempre
un alejamiento del Espíritu.
Los chamanes descubrieron esto no porque fueran geniales (bueno, quizás sí lo
eran). Lo descubrieron sobre todo porque es el método que Dios mismo emplea
para comunicarse con nosotros. Ellos sólo tuvieron que observar al Maestro en
acción.
Aunque cito a los chamanes en el párrafo anterior, desde luego este conocimiento
no es exclusivo de ellos. A algunos de nosotros ha llegado a sorprendernos el
hecho de que muchas de las recomendaciones de los profetas a lo largo del
tiempo han sido recomendaciones para cuidar del cuerpo. Ahora quizás te resulte
un poco más claro: si vas a recibir indicaciones a través de una vía de
comunicación, más vale que esa vía de comunicación esté en las mejores
condiciones posibles.
Dado que todos nosotros tenemos un cuerpo, este conocimiento es universal.
¿Porqué digo que las leyes del Espíritu se expresan a través del cuerpo y no a
través de la mente? Porque es una entidad de la que no te puedes evadir. El juego
de la mente se da con los conceptos, bueno-malo, esto-aquello, que se basan en
información que recibimos y que aunque rara vez comprobamos casi siempre se
toman como realidad absoluta. Cuando una información no comprobada (que te
dijeron que era definitiva) choca con otra información no comprobada (que
también te dijeron que era definitiva) no tienes más que hacer malabares para que
siga teniendo lógica, o buscar que tenga sentido a través de más información, que
por supuesto, tampoco comprobarás.
Muy pronto en la vida nos damos cuenta de que la información que nos llega
pocas veces es de fiar. Sin embargo seguimos confiando en la mente porque creer
que tenemos todas las respuestas nos da un sentimiento de seguridad y de
superioridad; todo esto a pesar de que estemos experimentando sufrimiento.
El cuerpo no hará esto de una forma moral. El cuerpo hará esto porque está en su
naturaleza. El cuerpo, al ser parte directa de la naturaleza, experimentará directa
y espontáneamente los resultados de nuestras acciones y si estas están o no en
orden con el Espíritu. Es como una retroalimentación que el Espíritu nos da de
forma sensible, acerca del rumbo que estamos tomando hacia el contacto con
nosotros mismos, o hacia la ruptura del vínculo. Si tenemos que desconectarnos
de los mensajes de nuestro cuerpo para seguir haciendo lo que estamos haciendo,
podemos entender que esa acción está desordenada con respecto al fluir cósmico
(como el niño que tiene que desobedecer todas sus señales internas para disparar
y asesinar a sus padres, o el concursante de un programa de televisión que por
unas monedas come vísceras crudas).
Así que mientras la mente “cree”, el cuerpo “sabe”. Esto lo saben todas las
madres. De casi todas las madres he escuchado anécdotas acerca de cómo
eligieron cuidar de sus hijos en un aspecto particular, desatendiendo las
recomendaciones de los médicos en ése renglón, y obtenido magníficos
resultados.
Casi todos nosotros hemos tenido encontronazos entre lo que los estudios
científicos (o los amigos mal informados) nos dicen que es más saludable para
nosotros, y lo que nuestro propio cuerpo experimenta.
Mientras la mente tendría que estudiar mucho de química y las reacciones
químicas internas del cuerpo para saber si una solución es venenosa o curativa, el
cuerpo sólo tendría que tenerla en la boca.
Esto sería cierto con respecto a los hábitos de comida y bebida, de sueño,
ejercicio, etc.
Cuanto más lejos estamos de las leyes cósmicas, tanto más profundo será el
malestar que experimentamos.
Esto es cierto tanto para los aspectos que podríamos denominar superficiales,
como por ejemplo: si no duermes durante varias noches, si no comes lo
necesario, si desperdicias tu energía sexual, etc. Pero también es cierto para los
aspectos más profundos, como por ejemplo: tu cuerpo te avisará en forma de
malestar cuando estás siendo cruel con otros, cuando te olvidas de mantenerte en
contacto con tu corazón, cuando estás dejando que el miedo y no el amor sea el
consejero que te ayuda a tomar tus decisiones, etc.
Esto es válido incluso para las más altas realizaciones espirituales que se te
puedan ocurrir.
Del Buda: “tu cuerpo es una posesión muy valiosa, es el vehículo hacia la
realización: trátalo con cariño”.
De los maestros taoístas: “lo que el hombre no aprende dentro de su mismo
cuerpo, no lo aprende en ninguna parte”.
Así que lo que quiero decir es esto: una mente desbocada no es una mente libre.
Nuestra visión debe ser holística y no limitada.
Dicho de otro modo:
Un Espíritu libre requiere de una mente disciplinada.
¿De qué valdría la libertad si ejecutáramos actos cuyas consecuencias nos van a
esclavizar a la miseria y el dolor? Antes de responder cualquier cosa, por favor
recordemos que ésta no es una pregunta hipotética. Ése es precisamente el estado
actual de toda la humanidad: Todos nosotros disponemos efectivamente de
libertad para hacer lo que queramos (aquí y ahora) y sin embargo nos sentimos
esclavizados por las circunstancias que nos han creado nuestras acciones
(voluntariamente elegidas).
Vivimos en un mundo en el que podemos elegir lo que queremos hacer, pero
regido por leyes que no podemos transigir. Leyes como acción-consecuencia, o
“lo que das recibes”. Entonces, podemos elegir lo que hacemos, pero la
repercusión de nuestros actos dependerá de la ley que hayamos tocados con ellos.
Por ejemplo, podemos elegir saltar desde la cima de un edificio, pero difícilmente
podríamos elegir sustraernos a la ley de la gravedad. Lo más seguro es que si nos
arrojamos desde la cima de un edificio nos estrellemos contra el piso. Podemos
elegir gritarle a la gente, pero no podemos hacer que no nos respondan.
Todos estos comentarios fueron sólo para poner el asunto de la libertad en un
nivel más real, lejos de las divagaciones filosóficas.
Pero como estamos hablando del camino espiritual, hablemos entonces del tema
que nos atañe, y con el que abrí este capítulo.
El Espíritu “ES” efectivamente libre, aquí y ahora; así como el agua es siempre
húmeda y fluida. Pero así como al agua se le puede poner un dique para
impedirle fluir libremente, así también al Espíritu se le puede poner un dique. El
dique del Espíritu es la mente. Así que aquí no hay términos medios. O el
Espíritu disciplina a la mente, o la mente esclaviza al Espíritu.
Este es el primer aspecto para hacer de la mente la amiga del Espíritu: sólo
observa, no juzga. Sólo percibe, no explica. Está presente en la realidad, no está
ausente en los conceptos.
Entonces, el primer punto es que la mente, al igual que los ojos, está hecha para
observar. No para molestarse porque la Realidad es diferente de lo que le
enseñaron.
Considero invaluables los mensajes de quienes han enseñado a vivir más allá del
miedo y la mentira. Considero necesario añadir que si queremos vivir felices
debemos liberarnos también de la necedad.
El guerrero espiritual debe quitarse los miedos que lo atan, pero también debe
evitar la necedad que lo hace caer en acciones que lo dañan.
¡Más allá del miedo que nos esclaviza! ¡Más allá de la necedad que nos trae
sufrimiento!
Hacia la libertad que nos pertenece. Hacia la felicidad que merecemos.
Una mente que observa y que se libera de los dos venenos está más allá del
dualismo.
Y conoce mejor, sin necesidad de juzgar.
Que el fuego del Espíritu nos consuma hasta convertirnos en el mismo Fuego.
Que seamos felices! Que tengamos paz!
Con esto quiero decir: Que tú seas feliz. Que tú tengas paz. Ése es mi deseo.
LA SABIDURIA INTERIOR (4ta
Parte)
Despertando A La Vida
Dos hombres tenían cada uno una casa que estaba ardiendo en el fuego. Dios les
dio el mensaje de la situación en la que estaban y les dijo cómo cambiarla. Uno
despertó y el otro no. ¿Sabes como distinguirlos?
El que despertó apagó el fuego.
Las personas tenemos algunas ideas interesantes acerca de lo que significa estar
despierto. Eso es algo que sabe cada cual.
Hay diferencias entre estar despierto, y cambiar de opinión.
A menudo la persona materialista que se hace espiritualista dice que despertó.
Un líder político nos pide que adoptemos su punto de vista y para eso nos dice:
“despierta”.
Cambiar de punto de vista no es despertar. Si cambiamos nuestras opiniones
materialistas (que son puramente intelectuales), por opiniones espirituales (que
son puramente intelectuales), entonces hemos permanecido en el mismo nivel;
puramente intelectual.
Si tomamos veneno en nombre de dios, y si tomamos venenos en nombre del
dinero el resultado será el mismo: vamos a morir envenenados.
Otra forma inútil de tratar a los demás cuando se quiere su despertar es sufrir
porque no son como uno quisiera. Sentir el dolor de los demás como propio y
actuar para ponerle fin, es una virtud (como cuando alguien tiene sed y le ofreces
un vaso con agua). Pero sufrir porque la gente está dormida (como cuando te vas
triste a tu casa porque nadie te quiso escuchar, o perder el sueño por lo que
consideras las atrocidades del mundo) es un vicio. Es un vicio porque no te sirve
a ti, ni a nadie. Y es un vicio también porque pone a otro como dueño de tu sentir
(“si el mundo no deja de sufrir yo tampoco”); lo que significa que si el mundo no
despierta, yo tampoco. Creo que aquellos que queremos despertar debemos tener
bien clara la diferencia y dejar de lado los sentimentalismos inútiles. Si hemos de
actuar con nobleza, adelante actuemos. Pero desenmascaremos los disfraces del
miedo: sufrir por algo que no va a cambiar no está en armonía con el despertar.
Lo mejor que podemos hacer por los demás, es servir de ejemplo.
El despertar maravilloso y hermoso se desenvuelve en la vida diaria. Y casi
siempre es nuestro prójimo el espejo en el cual nos descubrimos; el espejo en el
que podemos ver la imagen del Creador si estamos atentos. Cuando ellos actúan
con benevolencia podemos ver las virtudes celestiales expresarse en este mundo
terrenal.
Cuando actúan de una forma que no nos agrada podemos enfocar la atención en
dos cosas.
1.- En nuestro crecimiento.
2.- En lo que consideramos sus errores.
Sólo una de estas alternativas nos hace crecer. Sólo una de ellas nos da felicidad.
Cuando el cielo está nublado y no nos gusta, podemos hacer dos cosas.
1.- Andar tristes mientras hay nubes, y pensar que el cielo se equivocó.
2.- Ajustar nuestro ánimo de forma que aprendamos a observar la belleza de las
nubes.
Con los humanos es lo mismo.
El proceder del prójimo está tan fuera de nuestro control como el clima de la
región en la que vivimos. Dejar de tomarnos las cosas personalmente es uno de
las cualidades que nos guían con certeza hacia el despertar. Ver de la misma
manera a las nubes y a nuestros semejantes es un acto de poder formidable.
Lo miramos lejano, casi siempre. Pero recordemos que el Espíritu fluye por todos
lados. Cualquier cosa que existe en este universo que Ha creado puede ser un
excelente mensajero para ti; ¡cualquier cosa! El canto de un ave, la algarabía de
un perro que expresa cuanto te estima meneando su cola, un beso, un mensaje
dicho con palabras, el latir de tu corazón, el aliento que te sostiene…Así que no
descartes la posibilidad de experimentarlo en todo su esplendor en cualquier
momento; no descartes que te pueda estar susurrando en este momento, o en tus
ratos de distracción, el camino por el cual debes andar para descubrirlo…para
recuperar lo que te pertenece como herencia espiritual.
Un abrazo fraternal.
El Loco