Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PARTICIPANTES: Grupo 10
TEMA: La Monarquía del Miedo. (Parte dos: cap. 5 El imperio de la envidia - cap. 6 Un cóctel
tóxico: sexismo y misoginia - cap. 7 Esperanza, amor, visión imaginativa).
BIOGRAFÍA DE LA AUTORA:
Es autora de numerosas obras, entre las que destacan: Los límites del patriotismo, La terapia
del deseo, El cultivo de la humanidad, Las fronteras de la justicia y Paisajes del pensamiento. En
2012 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, por su ardua
labor y su contribución a las humanidades, a la filosofía del derecho, de la política y su
concepción ética del desarrollo económico. También se le han otorgado títulos honoríficos en
más de veinticinco instituciones del mundo.
TESIS:
“Este no es un libro sobre políticas públicas ni sobre análisis económico, por fundamentales
que ambas disciplinas sean para resolver nuestros problemas. Es más general y más
introspectivo. Aspira a conseguir que entendamos mejor algunas de las fuerzas que nos mueven
y, de paso, ofrece ciertas guías generales de actuación; pero su objetivo primordial es la
comprensión de la realidad. Comprender siempre tiene una vertiente práctica, claro está, pues
sin una mínima comprensión de las cosas nuestros actos están condenados a carecer de
objetivos concretos y a ser improvisados sobre la marcha” (p 30)
ARGUMENTACIÓN:
Pero ¿qué es la envidia?, se debe tener en cuenta que de acuerdo a la época y lugar tendrá
significados distintos; por su parte, la autora la define como: “una emoción dolorosa cuya
atención está centrada en las ventajas de otros, pues nace de la comparación desfavorable que
quien envidia hace de su situación con la del envidiado o los envidiados. Implica la existencia de
un rival (que bien puede ser un grupo) y unos bienes que el envidioso considera muy
importantes” (Nussbaum, 2019). Este sentimiento crea tensión y hostilidad en la sociedad, lo que
puede generar impedimentos para conseguir objetivos a favor de todos; sin embargo, se debe
distinguir la envidia de tres emociones que guardan parentesco, la primera es la emulación, que
conlleva a ver lo que el otro ha conseguido como un motivador para lograr eso mismo, no se
desea el mal como tal, sino que es un ejemplo para alcanzar dicha similitud; una segunda
emoción son los celos, consiste en el temor de perder algo que se tiene; y por último, la ira, que
es un sentimiento hostil contra un rival, ya que produce la sensación de que el estatus propio ha
sufrido un ultraje.
Toda emoción tiene un comienzo, una raíz, y esta no es la excepción, el miedo será parte del
origen de la envidia por el hecho de tener miedo al no poseer lo que se necesita
desesperadamente, ya que no es posible entender el poder que tiene realmente la envidia sino se
comprende la inseguridad y el desvalimiento de una persona. Immanuel Kant entiende la envidia
como el “mal radical” que tiene todo ser humano y la define de la siguiente manera: “La envidia,
el ansia de dominio, la codicia y las inclinaciones hostiles ligadas a todo ello asaltan su
naturaleza, en sí modesta, tan pronto como está entre hombres y ni siquiera es necesario
suponer ya que estos están hundidos en el mal y constituyen ejemplos que inducen a él; es
bastante que estén ahí, que lo rodeen, y que sean hombres, para que mutuamente se corrompa
en su disposición moral y se hagan malos unos a otros”(Nussbaum, 2019). Así que la envida
aparece apenas se es parte de un grupo, de una sociedad.
Los seres envidiosos se obsesionan con los éxitos de otros, comparándose desfavorablemente
con la realidad de ellos, y se piensan como marginados, estando en las sombras, lo que hace
perturbar la esperanza propia y vivir un tormento constante. Por eso la política de la envidia se
basa en buscar obtener los mismos privilegios del grupo dominante, sin importar qué se tenga
que hacer, lo principal es lograrlo. Sin embargo, la solución desde una vista política, es brindar a
las personas confianza propia y social, donde esté la posibilidad de darle a los demás la noción
de opinar acerca de eso que les afecta, solventando lo que Melanie Klein define como la
ansiedad primaria, que es simplemente la sensación de estar separados de las cosas buenas
cuando se está en la etapa de la infancia y que se mantiene a lo largo de la vida.
Todo esto se puede ver representado, según la autora, en las instituciones de secundaria
públicas, donde los estudiantes están en una completa competencia entre sí, principalmente por
la obtención de un cupo para alguna universidad, donde se destacan logros y triunfos
competitivos, lo que los guía a ejercer un esfuerzo deportivo o académico, donde no todos los
estudiantes tienen las habilidades o la posibilidad de destacar; y no sólo esa sería la dificultad,
sino que a la hora de optar por una plaza universitaria, los jóvenes que han estado en
instituciones privadas o de las elites, poseen mejores fundamentos académicos o deportivos, que
limitan las aspiraciones de las personas de las instituciones públicas, esto no sólo lleva a
presenciar una desigualdad de oportunidades, sino a una feroz batalla en las instituciones por ser
el o la mejor en alguno de los ámbitos, sin que importe cómo lograrlo.
En el presente la envidia cada vez es más cotidiana, las personas están más obsesionadas por
el poder, por su status; no se está en una sola búsqueda de estos elementos, sino también en
derrumbar los privilegios de los demás, no se piensa en la posibilidad de que estas cosas que
tienen en el momento un grupo selecto sea para todos, sino que se plantea arrebatarlo y dejarlos a
ellos sin nada; se ha perdido la visión crítica para mejorar la situación de la sociedad de hoy en
día, y se piensa en destruir, en derrocar.
Así que se debe comenzar a generar una cultura de la virtud, donde todas personas se unan en
busca de soluciones políticas que beneficien a todos, esto debe partir de tres niveles principales,
el personal, el social y el institucional; los cuales están relacionados entre sí, esto se puede lograr
con leyes y discursos que hagan un llamado a la unión, al respeto, donde las personas sientan y
vean vías creativas y constructivas para demostrar sus talentos a favor de la sociedad.
El miedo no se va a perder ni con ello la envidia, pero se pueden poner condiciones para que
no se descontrole, si la sociedad tiene seguridad y además toda la población tienen los mismos
derechos, la democracia no estará en riesgo, ya que todas las personas contarán con las mismas
posibilidades, porque nadie envidia algo que todos tienen. Así que Nussbaum deja claro que la
envidia no desaparecerá de la sociedad, pero que se puede frenar, limitar en su accionar, no solo
con leyes, sino también con una transformación de la mentalidad de la sociedad como tal, de una
cultura que se ve “oprimida”, a una cultura que ve la posibilidad de enfrentar las problemáticas,
donde el amor y el trabajo cooperativo buscan el mismo curso, una nación mejor.
Esta idea de nación no puede darse sin dejar de lado el momento político actual sobre los
debates de género, y es que ningún país que subyugó a las mujeres desde siglos, está libre del
discurso antifeminista que se refleja en las irregularidades en el acceso de ellas a los máximos
cargos políticos, un ejemplo de esto son las actitudes hacia las mujeres en Estados Unidos,
visible en las elecciones a presidencia del 2016. La hostilidad que se presenta hacia la mujer
cuando busca representar un papel de liderazgo tiene su origen en el miedo, el cual, explica
Nussbaum, está conectado con el deseo monárquico de controlar a otros, en vez de confiar en
ellos y dejar que sean independientes; este se relaciona con tres emociones distintas: miedo-
culpa, debido a su cambiante papel, al hecho de que la mujer ya no desempeña únicamente sus
obligaciones tradicionales y no se quedan simplemente cumpliendo las labores en el hogar,
buscando entonces, devolverlas a su “sitio”; miedo-asco, sienten angustia por los fluidos
corporales de la mujer, por el parto y esto ocasiona que la denigren; miedo-envidia, motivado
por el creciente éxito de las mujeres, lleva al miedo de sentirse superados por ellas. Cabe anotar
tres posibles explicaciones de dicha hostilidad:
Aparece por otra parte dos vocablos que hacen referencia a dos fenómenos muy distintos,
estos son el sexismo y la misoginia, el primero según Manne es un “conjunto de creencias” en las
que el sexista cree que las mujeres son inferiores a los hombres y que la naturaleza dicta que
estos son más aptos para la política y para trabajar mientras que las mujeres lo son en lo
doméstico, de igual modo Mill propone otra perspectiva en la que los hombres no creen del todo
que la vocación de la mujer es de esposa y madre y que si les dieran a elegir aceptarían otro
medio de vida en qué ocupar su tiempo y sus facultades. Existe un estudio realizado por Nancy
Weiss Malkiel en el que se refleja la lucha que se llevó a cabo para que en las universidades
estadounidenses de Yale, Princeton, Harvard y Radcliffe se aceptara las mujeres, a las minorías
raciales y a los judíos.
MIEDO-ENVIDIA: hay una intensificación del miedo cuando se pone de manifiesto que
las mujeres están superando en rendimiento a los hombres, en un principio fue en las
universidades, en Harvard, Yale y Princeton se fueron abriendo más y más vacantes para
que las mujeres estudiaran allí, esto se dio sobre todo debido a que las familias ricas no
solo tienen hijos hombres que estudian, sino que también tienen hijas, cuando las mujeres
acceden cada vez más a la educación la envidia crece, pues un grupo se siente excluido
del acceso a cosas buenas, en este caso el colectivo de los hombres blancos especialmente
de los de clase media-baja, estos salen perdiendo con esta situación debido a que ya no
tienen el derecho natural de acceder a un empleo solo por ser hombres.
Hasta aquí se tiene que, para el mundo en general, la sociedad se está desmoronando bajo el
peso del miedo, la ira, el asco y la envidia. En este momento es donde surgen las dudas sobre la
esperanza, dónde se puede encontrar, cómo se puede tener viendo el acontecer del mundo actual
y cómo cada individuo puede impulsar sus acciones constructivas para responder a estos
momentos negativos. De ese modo, se entiende primero que la búsqueda de la esperanza es un
acto personal y desde ahí, se construye colectivamente.
El miedo está conectado con el deseo monárquico de controlar a otros en vez de confiar en
ellos, así es posible decir que, quien rechaza tener esperanza en el futuro es probablemente de
naturaleza controladora. El espíritu de la esperanza está, por el contrario, ligado por la
independencia de otros, en una renuncia a la ambición monárquica.
Se ha entendido esta emoción en compromiso con las buenas causas, pero es en sí, una
emoción neutra. Los criminales, los dictadores, los defraudadores y los fanáticos tienen
esperanza y sería mucho mejor para las condiciones actuales del mundo, si pudieran tener menos
esperanza, pues tratarían con menos empeño de hacer efectivos sus malos propósitos. El énfasis
en la esperanza es entonces, un intento para incentivar a la gente a que se instalen en la hipótesis
de los buenos resultados, que se lograrían por medio del trabajo y la cooperación, de manera
pacífica.
Poesía, música y demás artes: el arte, desde luego, no es indefectible sino que, por el
contrario, puede tener visiones erróneas y/o con prejuicios. No obstante, en la medida que
un poeta se vincule a otro ser humano poéticamente, tendrá la capacidad de vislumbrar
esos lugares recónditos y misteriosos que invitan a hacer lo propio, proclamando de esta
manera una práctica de sesión democrática. Asimismo, se necesitan experiencias de tipo
artístico que permitan cooperación en conjunto y contacto físico, como el canto o el baile,
logrando así un gozo en común.
Organizaciones religiosas: (siempre y cuando practiquen el amor y el respeto para con los
demás). Las religiones le proporcionan a las personas un refugio y esperanza en
momentos de crisis, no solo una esperanza referida a la salvación, sino también la
esperanza dirigida a la vida compartida con otros individuos; pero -siguiendo la reflexión
de Kant- debe existir un cuestionamiento constante de a dónde conduce la religión y si
esta es acorde con el amor fraterno con las demás personas y si permite un futuro
aceptable como nación.
Teorías sobre el concepto de justicia: una teoría que permita, en términos de la autora,
una democracia liberal: lo liberal en lo referido al garantizar unas libertades amplias de
expresión, prensa, religión y siendo democrática de modo que esté gobernada por el
pueblo. No obstante, hay muchas concepciones sobre un estado democrático liberal y, por
tanto, lo referido a los derechos y propiedad de los ciudadanos.
Ambas problemáticas están enlazadas entre sí: las personas no concuerdan ni mucho
menos entran en contacto con lo que traspase los límites de las grandes divisiones
sociales; de modo que, se les dificulta pensar en un objetivo común que vaya más allá de
su grupo económico y/o racial
Para hacerle frente a estas cuestiones, se plantea un servicio juvenil nacional por un periodo de
alrededor de 3 años por todo Estados Unidos con labores que sean apremiantes: cuidado de
ancianos, obras de infraestructura, atención a la infancia; esto siempre y cuando sea en regiones
que difieran geográfica y económicamente de la de origen. Lo anterior, como base para que los
jóvenes observen de primera mano la diversidad poblacional de su país, dando paso a dejar ese
estigma arraigado en lugares donde no hay una asociación entre diferentes.
Así, en este punto, se resalta la importancia de la esperanza, pues, quienes viven sin ella, son
personas desapegadas, pueden ser culpables de lo que podría llamarse “injusticia pasiva”, la
injusticia consistente en no actuar en pos de la justicia, carentes de generosidad y grandeza de
espíritu, incapaces de servir al bien público. Y, además de ser cuestión de justicia, es cuestión de
amor.
CONCLUSIÓN:
La realidad seguirá siendo la misma si no se toma consciencia que todos deben trabajar por un
mismo propósito; tres elementos se hacen necesarios para transformar la mirada de la
cotidianidad, estos son: la esperanza, el amor y el trabajo futuro; “el análisis filosófico de la
esperanza sugiere ciertas acciones para nutrir la esperanza, la fe y el amor por la humanidad,
justo cuando más difícil parece creer que podamos llegar a guiarnos por esas emociones
positivas” (Nussbaum, 2019). De esta manera el arte y la filosofía son vistos por Nussbaum
como una ventana a un mundo más inclusivo, como vías de búsqueda de paz y progreso,
manteniendo latente la esperanza de conseguir un mundo más justo.
Se propone el trabajo comunitario obligatorio como sentido del bien común, una postura
no narcisista como forma posible de integración entre las personas sin importar su color
de piel, nivel socio-económico, ideologías, etc, incluso cicerón lo nombra en su última
obra, como una vida llena de esperanzas e iniciativas orientadas al futuro.
Fortalecimiento a nivel curricular, para las instituciones educativas, de la poesía, la
música y demás artes, como vía para el desarrollo del pensamiento crítico.
Tanto organizaciones religiosas, como sociales, deben buscar un mundo más justo desde
la práctica del amor y el respeto, generando espacios no violentos y de diálogo, para la
superación de las problemáticas mundiales actuales.
BIBLIOGRAFÍA:
Nussbaum, M.C. (2019). LA MONARQUÍA DEL MIEDO. Una mirada filosófica a la crisis
política actual. Barcelona, España. PAIDÓS, pp.141-244