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1. Elementos de benchmarking
En la práctica, benchmarking busca que la organización mire hacia afuera para
aprender de otros y, de esta manera, alcanzar saltos en la ejecución de su
desempeño. En otras palabras, aunque la empresa se encuentre en un proceso de
mejoramiento continuo, sus ideas y posibilidades de mejora están limitadas de
acuerdo con prácticas tradicionales y paradigmas anteriormente establecidos, de
tal manera que tomaría muchos años lograr un gran avance en su desempeño. Por
el contrario, al mirar hacia afuera, la organización aprende de los demás y acelera
su capacidad de innovación y cambios, lo cual hace reducir la brecha que la
separa de los mejores y, posteriormente, superarlos, como se observa en el gráfico
1.
Es importante destacar la relación de benchmarking con la palabra innovación. La
misma se refiere a que la organización no necesariamente debe imitar o copiar a
los demás, sino que debe encontrar maneras innovativas de redefinir las reglas del
juego o el propio juego. Es decir, para que un proceso de benchmarking sea
exitoso es importante que la organización se abra a nuevas ideas.
Gráfico 1. Benchmarking como proceso para conseguir grandes saltos en el desempeño de la organización*
2. Tipos de Benchmarking
De una forma analítica, pueden diferenciarse tres tipos de benchmarking: interno,
competitivo y genérico. El benchmarking interno se refiere a las comparaciones
que se realizan dentro de la misma empresa o entre filiales de una corporación.
Este tipo de benchmarking se aplica principalmente a grandes compañías en
donde los procesos en una parte de la misma son más eficientes que en otras
partes de ella. A su vez, esta categoría de benchmarking es un buen comienzo
para conocer los estándares de desempeño internos.
El benchmarking competitivo se refiere a las comparaciones con actividades,
funciones, procesos, productos o servicios de empresas competidoras nacionales o
de otros países. El mismo permite a las empresas posicionar su lugar dentro de la
industria. Esta categoría es la forma más difícil de realizar benchmarking, ya que
las compañías objetivos no están normalmente interesadas en ayudar a su
competidor.
Uno de los principales ejemplos de benchmarking competitivo es el caso del Ford
Taurus. Cuando este auto fue rediseñado, Ford realizó un benchmarking
competitivo en más de 200 aspectos contra siete competidores. De esa manera,
Taurus comenzó a cerrar la brecha con el Honda Accord en el camino a ser el
mejor de América. Por ejemplo, para las manijas de las puertas y la economía de
combustible se realizó benchmarking contra Chevy Lumina; y, en el control de las
ventanas contra Nissan Maxima (Main, 1992).
Por último, el benchmarking genérico tiene como objetivo realizar comparaciones
entre funciones o procesos en empresas de diferentes sectores de actividad
económica. Es la categoría más común de benchmarking hoy en día, ya que las
empresas objetivos no son competidores directos de la empresa y, así, se asegura
la cooperación y las posibilidades de compartir información.
Además de los casos de benchmarking genérico realizados por Xerox contra
AT&T, American Express , entre otros, que fueron mencionados anteriormente,
se puede mencionar el ejemplo de Southwest Airlines que realizó un
benchmarking genérico, contra la cuadrilla de cambios y ajustes de los autos que
compiten en la competencia Indy 500, para mejorar su proceso de
reacondicionamiento de los aviones entre los vuelos. Esta aerolínea, realizaba
dicho proceso en una hora y quince minutos y el mejor competidor lo hacía en 45
minutos. Así, después de adaptar las prácticas observadas en el benchmark,
Southwest Airlines redujo ese tiempo de reacondicionamiento a doce minutos
(Brelin, 1994).
Otra clasificación de benchmarking toma en cuenta la visión y ambición del
estudio como se ilustra en el gráfico 2. Benchmarking estratégico busca
identificar las estrategias generales de las empresas ganadoras. Empresas como
Microsoft de William Gates han logrado un éxito único y un monopolio natural,
en este caso el benchmarking estratégico se orienta a identificar las estrategias
empresariales que han conducido a tal posicionamiento. El benchmarking de
desempeño trata de la determinación de la posición competitiva de la
organización a través de la comparación de productos y servicios en el mercado.
Finalmente, el benchmarking de los procesos busca identificar las prácticas
operativas más efectivas (Bogan e English, 1994).
Gráfico 2. Tipos de benchmarking según la visión y horizonte de cobertura
3. Metodología
La forma de hacer benchmarking es un terreno donde existe una multiplicidad de
fórmulas y enfoques, pero entre cada una de ellas no hay diferencias radicales.
Así, especialistas del tema, empresas líderes en el mundo y compañías de
consultoría especializadas, entre otros, han establecido metodologías de distintas
fases.
Por ejemplo, Carl Thor, vicepresidente ejecutivo de APQC en 1992, habla de una
metodología de cinco fases; Xerox definió un modelo de diez fases; la División de
servicios de gestión de materiales de AT&T ha logrado distinguir doce fases; y,
Price Waterhouse, una firma mundial de consultoría fundadora de la IBC, aplica
un enfoque genérico de siete fases.
Cada una de estas metodologías presenta los elementos o pasos básicos para
realizar el proceso de benchmarking, cambiando esencialmente sólo su forma de
presentación. En general, un proceso de benchmarking se puede describir con
cuatro premisas básicas: entender lo qué realmente es importante para el éxito de
la organización; entender los propios procesos de la organización; descubrir y
aprender de otras organizaciones que hacen esos procesos mejor que la propia
organización; y, por último, adaptar ese aprendizaje para mejorar el propio
desempeño de la organización.
Existe una paso preliminar que consiste en alinear la estrategia general de la
empresa con los propósitos del estudio de desempeño comparativo. Los proyectos
de benchmarking comienzan respondiendo la siguiente interrogante: ¿qué es
realmente importante para la compañía? En este sentido, benchmarking respalda
la estrategia organizacional. En un principio, la alta gerencia debe seleccionar el
proceso que tiene el mayor impacto para el éxito de la organización.
Un proyecto de benchmarking se inicia identificando los clientes de la empresa,
tanto internos como externos, es decir, todos aquellos que son afectados por la
calidad y desempeño de la labor de la compañía. Estos incluyen, entre otros, la
comunidad, los suplidores, propietarios o accionistas, empleados y clientes. En
otras palabras, en términos de las organizaciones modernas, todos estos clientes se
conocen como los stakeholders corporativos y que, para fines prácticos, es un
término más amplio que el concepto de cliente. Satisfacer las necesidades de los
stakeholders garantiza la sobrevivencia de la compañía.
Posteriormente, se deben determinar los factores de éxito para la compañía y, a su
vez, los indicadores de medición de los niveles de satisfacción de dichos factores.
Estos factores de éxito no son más que todas aquellas pocas cosas necesarias y
suficientes para alcanzar los objetivos planteados por la organización y satisfacer
las necesidades de todos los clientes.
A su vez, la organización debe jerarquizar y priorizar esos factores, de acuerdo
con su importancia y desempeño, para así identificar los factores críticos de éxito.
El establecimiento de los factores críticos de éxito de una compañía permite
determinar los procesos claves que tienen el mayor impacto para alcanzar el éxito
de la empresa y que son aquellos sobre los cuales se deben enfocar los esfuerzos
de mejora y los procesos de benchmarking. La selección de los factores críticos de
éxito debe basarse sobre el consenso de los principales actores de la empresa y
debe tenerse cuidado en seleccionar sólo los verdaderos e importantes para el
éxito de la misma. Las principales características que deben cumplir los factores
críticos de éxito son:
1
El International Benchmarking Clearing House es una Organización con base en Houston,
Texas que presta servicios, por suscripción, de benchmarking.
2
Algunas ideas han sido tomadas de "Benchmarking para competir con ventaja" de Robert J.
Boxwell, McGraw Hill, 1994.