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En este esquema, el perfil adoptado fue el de una investigación sistematizadora y
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de lege lata al reunir componentes descriptivos y prescriptivos que, desde una
perspectiva crítica y un enfoque tipológico, exponen los aspectos generales, las
características y los fundamentos que identifican teóricamente la dogmática del
despido disciplinario, buscando develar el conjunto de los elementos esenciales que
modelan tal institución y cómo estos se ven conjugados en los supuestos habilitantes
en el modelo normativo chileno.
Lo anterior busca cumplir tres objetivos: el primero, dilucidar los alcances del
despido disciplinario en el ordenamiento jurídico a través de la identificación y del
análisis de sus rasgos fundamentales; el segundo, efectuar una propuesta teórica
para analizar sus aspectos sustantivos de manera unitaria y coherente; y el tercero,
desde un análisis crítico, servir de fundamento para cuestionar su desarrollo y
evolución tanto en la doctrina como en la jurisprudencia chilena en sus diversas
causales.
Ahora, como parte de esta metodología, pero desde una vinculación externa, las
primeras conclusiones y los primeros resultados fueron sometidos a discusión dentro
de la comunidad académica laboralista en congresos, seminarios y publicaciones
relacionados directa o indirectamente con el objeto de estudio.
2Prescribe tal norma art. 160. El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o más
de las siguientes causales:
1. Alguna de las conductas indebidas de carácter grave, debidamente comprobadas, que a continuación se señalan: a) falta de probidad del trabajador en el
desempeño de sus funciones; b) conductas de acoso sexual; c) vías de hecho ejercidas por el trabajador en contra del empleador o de cualquier trabajador que se
desempeñe en la misma empresa; d) injurias proferidas por el trabajador al empleador; e) conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se
desempeña; y f) conductas de acoso laboral.
2. Negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador.
3. No concurrencia del trabajador a sus labores sin causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres días durante igual
período de tiempo; asimismo, la falta injustificada, o sin aviso previo de parte del trabajador que tuviere a su cargo una actividad, faena o máquina cuyo abandono
o paralización signifique una perturbación grave en la marcha de la obra.
4. Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: a) la salida intempestiva e injustificada del trabajador del sitio de la faena y durante las
horas de trabajo, sin permiso del empleador o de quien lo represente; y b) la negativa a trabajar sin causa justificada en las faenas convenidas en el contrato.
5. Actos, omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del establecimiento, a la seguridad o a la actividad de los
trabajadores, o a la salud de estos.
6. El perjuicio material causado intencionalmente en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías.
3En este contexto, se identificó, recopiló y estudió la bibliografía de derecho chileno y comparado sobre el despido subjetivo, tomando como referencia y de
manera reflexiva tanto las problemáticas como las respuestas dadas por la doctrina española a los principales nudos críticos del modelo de despido disciplinario en
Chile, esencialmente por cuestiones idiomáticas, las influencias de la doctrina española en la modelación de nuestro sistema de despido y similitud al modelo
causal subjetivo.
4Courtis, C. (2006). "El juego de los juristas. Ensayo de caracterización de la investigación dogmática", en C. Courtis, Observar la ley. Ensayos sobre
metodologi´a de la investigacio´n juri´dica. Madrid: Editorial Trotta, p. 118.
5Ibid., p. 122.
6Verd, J. y Lozarez, C. (2016). Introducción a la investigación cualitativa. Fases, métodos y técnicas. Madrid: Síntesis, pp. 113-155.
8Verd, J. y Lozarez, C. (2016). Introducción a la investigación cualitativa. Fases, métodos y técnicas, ob. cit., pp. 305-309.
9Gómez, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario. Madrid: Thomson Reuters, p. 130.
10Ibid., p. 133.
Capítulo I Fundamentos, características y límites del despido disciplinario
1. Exordio
Lo anterior busca ser el sustento general sobre el que se analice la conformación del
desarrollo legal, doctrinario y jurisprudencial de los aspectos sustantivos del despido
disciplinario en nuestro ordenamiento jurídico, con el objetivo de permitir la
elaboración de una propuesta teórica para su estudio.
Una de las preguntas fundamentales para las ciencias que estudian el fenómeno del
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trabajo es por qué el empresario manda y el trabajador obedece. La respuesta
aborda una cuestión preexistente a lo jurídico, aunque paradójicamente determinada
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por este ámbito de la vida que emerge de las relaciones sociales, siendo el poder la
clave para entender el campo de las relaciones laborales, centrándose la discusión en
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los procesos de "influencia y control del trabajo".
De esta forma, dos son las líneas fundamentales para entender cómo el derecho del
trabajo ha construido sus instituciones y cómo, hasta cierto punto, ha deformado la
comprensión de la realidad.
En primer lugar, debemos indicar que nuestra sociedad se fundamenta sobre la idea
del trabajo humano como constructo y eje central sobre el que se edifica el derecho
laboral en cuanto fenómeno jurídico, sin quedar exento de aprensiones filosóficas e
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ideológicas en su configuración normativa.
En segundo lugar, debemos asumir el hecho de que "el conflicto y el cambio" son
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aspectos "inseparables de las relaciones industriales", en atención a que son
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consecuenciales a nuestro modelo de sociedad. Lo anterior, por cuanto sus actores
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pertenecen a clases con intereses y expectativas diferenciadas, donde los
trabajadores se encuentran en una posición dialéctica de contrapoder con respecto a
los empleadores, en que la defensa de sus objetivos no se basa en fórmulas de
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composición de intereses o de colaboración, sino de autodefensa.
Ante esta cuestión elemental, los esfuerzos teóricos se han enfocado en estudiar y
comprender su finalidad desde el surgimiento de normas protectoras, normalmente de
rango legal, que buscan igualar el desequilibrio que se produce entre el que presta los
servicios y quien los utiliza, abordando el derecho del trabajo como un fenómeno
puramente adjetivo, ajeno a los conflictos y a la realidad social que engloba, a pesar
de que "las reglas del derecho del trabajo no se pueden aislar de su contexto", por
cuanto "ninguna disciplina concreta es capaz, pese a su entidad, de captar todos los
aspectos del análisis social, porque la naturaleza del análisis social requiere de un
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método de síntesis".
En este esquema prima "el enemigo número uno del derecho del trabajo", la
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"abstracción o el esquematismo". Este problema se debe a que nuestra disciplina
fue influenciada —como otras ramas del derecho— por planteamientos
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positivistas que pretendían revestir el estudio de lo jurídico desde una objetividad
científica alejada de la realidad y de los conflictos políticos que se daban en el tejido
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social, que han permeando profundamente la postura de los ius laboralistas frente
al fenómeno del trabajo, derivando en perniciosas consecuencias de análisis y
desarrollo al descartar de su conformación la matriz política y el conflicto connatural
de los mismos.
Esta idea supone al trabajo asalariado como mercancía peculiar que conlleva "una
situación de dominio y de subordinación no solo técnica", sino también sostenida en
un modelo desarrollado en un marco de democracia que se organiza sobre "el
reconocimiento de derechos individuales y colectivos en directa posición subalterna
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en el plano económico, social y cultural de los trabajadores".
En este contexto, cuatro son las dimensiones sobre las que se proyectan los
modelos de regulación del despido: la causa, el procedimiento, la previsión de
consecuencias jurídicas para el incumplimiento de estas limitaciones y, por último, el
establecimiento de canales administrativos y judiciales para la tutela de derechos
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reconocidos por la norma sustantiva.
Uno de los instrumentos jurídicos más comunes que se han establecido para el
logro de los fines de la estabilidad es el sistema causado de terminación del contrato
de trabajo, que precisa cuáles son las justas causas o motivos por los cuales se
puede poner término justificadamente al vínculo laboral.
Estas causas de despido "no son solo un argumento que habilita la terminación, sino
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que, a la vez, expresan los supuestos ideológicos de las normas protectoras", por lo
que su configuración refleja la centralidad atribuida normativamente a los intereses en
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pugna en la contradicción capital-trabajo.
De esta forma, conviven dos ideas matrices: las reglas de ordenación de la duración
de los contratos de trabajo y la reconducción de la facultad del despido a los límites de
la justa causa, restringiendo los márgenes de arbitrariedad de la voluntad empresarial
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en la extinción del contrato. Por lo mismo, en la estabilidad en el empleo no solo se
comprenden las restricciones al despido, sino que también dicho concepto "se amplía
a nuevas fronteras para conformar una noción más acabada", referidas a la
temporalidad del vínculo laboral, limitando la autonomía empresarial a la hora de
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decidir la duración de los contratos.
2) La estabilidad laboral y su permanente crisis
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Como indicó Supiot, el mercado total ha vaciado de contenido la noción de
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persona y derecho, en que los vocablos dificultad y rigidez se designan a las normas
laborales protectoras y el costo a los derechos que protegen a los
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trabajadores, emplazamientos de culpabilización extraídos directamente del análisis
económico del derecho. Bajo este esquema, el programa de "los nuevos enemigos del
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derecho del trabajo" ha sido debilitar "las restricciones jurídicas que regulan el
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contrato laboral y, en particular, las decisiones del despido".
Así, por ejemplo, sobre las indemnizaciones por término de contrato, se señala que
la disminución de su cuantía o derechamente su eliminación sería "la solución a los
problemas de empleo existentes", "medida que incorpora un fin en sí mismo: crear
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más empleo"; debate, por lo demás, presente en nuestro ordenamiento jurídico.
No cabe duda de que los embates al derecho del trabajo, desde las lógicas
economicistas, han repercutido en la cosmovisión laboral del modelo normativo de
término del contrato en Chile, siendo necesaria la defensa del significado político y
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democrático del despido a partir del concepto de estabilidad.
Pero más allá de las anteriores reflexiones, nos sorprende que, desde lo técnico y
de manera apresurada, se relacione la legislación protectora y los resultados en
materia de empleo, ya que los datos empíricos e indicadores sobre los que se
sustentan son ambiguos e imprecisos, siendo abundantes los problemas de medición
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y metodología que cuestionan su legitimidad, incluso siendo calificados como
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incompatibles con el imperio de la ley y antinómicos con un modelo democrático.
Más aún, debido a su fuerte contenido ideológico y falta de rigurosidad científica, las
investigaciones, mediciones y conclusiones proyectadas desde análisis económico del
derecho en materia laboral no sirven para supervisar la situación del empleo ni guiar
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reformas estructurales del mercado de trabajo, por lo que su pretendida objetividad
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solo puede ser calificada de pseudociencia.
En este esquema, la centralidad estará en determinar cuáles son las fórmulas, las
lógicas y los dispositivos que inciden en la configuración de la disciplina laboral.
¿Cómo se aplican y cómo se relacionan las fórmulas y lógicas disciplinarias con sus
dispositivos para alcanzar su fin? Primeramente, debemos indicar que la respuesta se
encuentra en los diversos estudios realizados a partir del debate de las teorías sobre
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las formas de control organizacional, que van desde orientaciones históricas-
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tipológicas a descriptivas, en los que se observa una convivencia integrada de
las prácticas disciplinarias, sin perjuicio de que atienden a modelos organizacionales
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distintos, asociados históricamente a ciclos disciplinarios.
Sobre el punto, Friedman indica que no existe una única estructura de subordinación
y dominación, sino que, más bien, es un proceso complejo y desigual, ya que "las
fronteras del control" "no tienen un único trazado", siendo determinadas por la
resistencia de los trabajadores ante las lógicas disciplinarias existentes, las nuevas
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tecnológicas industriales y la competitividad en los mercados. Por lo mismo, se
requiere un cambio en la forma de ejercer la autoridad en los espacios de trabajo, que
pasa del control directo, más coercitivo, a un control de "autonomía responsable", que
busca potenciar la adaptabilidad de la fuerza de trabajo a los cambios productivos
mediante el otorgamiento de responsabilidades y autoridad dentro del proceso
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productivo, que diferencia entre trabajadores "centrales" y "periféricos", en atención
a su competencia técnica, el ejercicio de autoridad y su centralidad estratégica en el
proceso industrial.
Por su parte, Burawoy, si bien comparte gran parte de los planteamientos anteriores,
problematiza la idea del control y la disciplina en los espacios del trabajo desde la
interrogante de por qué los trabajadores aceptan las condiciones capitalistas de
114
producción. Tratando de responder, plantea su tesis desde el concepto de
hegemonía, en el sentido de que los trabajadores no solo actúan conforme a una
serie de intereses atribuidos, sino que, además, tratan de favorecer otros distintos. De
esta forma, el proceso productivo debe entenderse desde el punto de vista de la
conjugación concreta de coacción y consentimiento que induce a colaborar en la
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búsqueda del beneficio empresarial.
Esto es explicado desde la idea de que los propios trabajadores crean condiciones
para el consentimiento mediante reglas informales y prácticas destinadas a crear un
espacio y tiempo propio, controlando el aumento de producción para, a su vez,
alcanzar una ventaja económica. Aquí, el capital no necesita medios coercitivos para
ejercer el control dentro del proceso productivo, ya que puede realizarlo mediante la
internalización de los dictámenes de la empresa a través del ofrecimiento de
beneficios remuneracionales asociados a la producción, desviando el conflicto entre
capital y trabajo a los propios trabajadores, contexto que no se percibe nítidamente
116
por los propios disciplinados, asumiendo como propios los éxitos empresariales.
1) Contexto
En efecto, la facultad disciplinaria no forma parte del poder de dirección, sino que
constituye una facultad con autonomía propia, diferenciada, aunque nítidamente
relacionada con el poder de dirección, pudiendo sostenerse que constituyen dos caras
de una misma moneda, cada una con un régimen jurídico diferenciado, con
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sustantividad y autonomía, siendo facultades con funciones complementarias. -
Por lo mismo, el empleador solo recurrirá al poder disciplinario cuando las medidas
de dirección no sean idóneas o suficientes para organizar la empresa, debido a la
ocurrencia de incumplimiento laboral por parte del trabajador, quedando supeditado a
la eficacia del poder de dirección, de manera que solo podrá actuar cuando este
último ha resultado ser quebrantado o insuficiente para mantener el orden, siendo un
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poder de ultima ratio.
Sobre el punto, las posiciones doctrinarias pueden ser agrupadas en tres: la tesis
contractualista, la tesis institucionalista y la tesis heterónoma.
Esta teoría tiene diversas críticas por la insuficiencia que presenta para justificar un
sistema sancionador laboral.
Una quinta crítica se refiere a que la tesis contractualista clásica no puede dar
cuenta de la ampliación del ámbito de responsabilidad disciplinaria que conlleva la
prestación de servicio en la empresa, por cuanto, desde un punto de vista
estrictamente contractual, el asunto o la agresión a un compañero no constituye un
151
incumplimiento, quienes son terceros en la relación laboral.
Por otro lado, frente a las objeciones realizadas a las tesis contractualistas del
fundamento del poder disciplinario, esta ha respondido mediante la teoría del
"contrato organización".
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En este contexto, nace la tesis institucional del poder disciplinario que, sin
perjuicio de encontrar su expresión jurisprudencial más depurada en un momento
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histórico posterior, viene vinculada con el paso de un cambio de economía
preindustrial a un modelo de empresa capitalista, donde el cambio de modelo de
producción conllevó la búsqueda de alternativas que rompieran con formas de trabajo
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incompatibles con el aumento de producción.
Esta teoría descansa en una idea comunitaria de la relación de trabajo, propia del
modelo de relaciones laborales de la cultura germánica, en la que construyeron su
andamiaje jurídico con base en el concepto de una relación servil y de vasallaje, por
medio del cual un hombre libre se ponía al servicio de otro, el que le concedía
protección y ayuda. Surge así un vínculo personal de fidelidad recíproca, marcado
fuertemente tanto por acentos familiares como por aspectos comunitarios de derechos
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y deberes.
Como indicó Alonso Olea, "caminar en otro sentido es, volver a resucitar tesis, que
parecen definitivamente superadas, sobre el posible origen no contractual de la
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relación de trabajo", volviendo a la fundamentación comunitaria o relacionista,
subordinando al trabajador, en términos de fidelidad y lealtad, al señorío e intereses
175
del nuevo señor feudal.
Incluso más, como plantea Kahn-Freund, es una utopía postular el sustrato de las
relaciones laborales en la comunidad de intereses, por cuanto el conflicto entre capital
y trabajo es consustancial a la sociedad industrial y a la relación laboral y, por ellos,
176
las normas jurídicas pueden tratar de resolver los conflictos, pero no eliminarlos.
La tesis normativista
Una tercera teoría, que a nuestro entender parece ser la más acertada, es aquella
que encuentra la justificación del fundamento del poder disciplinario en las diversas
fuentes heterónomas de su regulación.
Si bien esta teoría también se sustenta en la tutela del interés organizativo del
empleador, reconduce el fundamento del poder disciplinario a la ley y a la negociación
colectiva como fuentes de integración y complementación del contenido del contrato
177
de trabajo.
Los poderes jurídicos y las prerrogativas del empresario se fundan en el contrato de
trabajo, pero la celebración del mismo no basta para explicar la presencia del poder
178
de dirección del empresario.
Así, "el fundamento unitario de los poderes del empresario no puede ser el contrato,
183
sino una fuente heterónoma de integración del mismo" que, en los hechos,
establece obligaciones no contractuales que complementan su contenido.
Esto se debe a que la dinámica del conflicto inmanente de las relaciones industriales
determina que la disciplina y su proyección jurídica se constituyan como una
estrategia múltiple y compleja, dirigida a conseguir la adecuación productiva del
comportamiento de los trabajadores. Esta, al no centrarse exclusivamente a una
forma y método objetivo, sino también en una función de articulación política y social,
determina que el proceso, la producción y el lugar de trabajo sean un permanente
terreno en disputa de intereses contrapuestos, donde la coacción y el consentimiento
determinan que su regulación y sus condiciones vengan de su propia autonomía o
desde el Estado como regulador y encauzador del conflicto social.
1. Exordio
Lo anterior busca cumplir con tres objetivos: el primero, dilucidar los alcances del
despido disciplinario en nuestro ordenamiento jurídico a través de la identificación y el
análisis de sus rasgos fundamentales; el segundo, efectuar una propuesta teórica
para analizar sus aspectos sustantivos de manera unitaria y coherente; y el tercero,
desde un análisis crítico, servir de fundamento para cuestionar tanto su desarrollo
como su evolución en la doctrina y en la jurisprudencia chilena.
Al igual que todas las instituciones del derecho del trabajo, el despido subjetivo
puede ser estudiado desde diversas vertientes calificadas de "confusas o
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inéditas". Por lo mismo, con el objeto de desentrañar sus alcances y limitaciones,
debemos tener en consideración su vinculación con los fundamentos e instituciones
que confluyen en su estructuración, esto es, las aprensiones teóricas heredadas del
derecho de los contratos y la lógica del poder disciplinario que proyecta el despido
188
como sanción.
Con la idea de exponer las ideas generales y los fundamentos justificativos de esta
institución, en los siguientes apartados desarrollaremos sus argumentos y el encuadre
en el modelo nacional.
a) Despido y desistimiento
193
Para un sector de la doctrina comparada, el despido, en sus diversas variantes,
es una forma de desistimiento, en la medida en que "el empresario extingue la
relación jurídica, concurra o no una causa de justificación, por medio de un acto
194
unilateral y extrajudicial, de efectos ex nunc".
El acento, por tanto, está en la función liberatoria del despido, en la hipótesis de que
si la decisión del empleador carece de causa, al final la extinción del contrato se
traduce en el pago de una indemnización, desapareciendo, no obstante, el vínculo
196
jurídico.
Esta matriz normativa es propia de una visión liberal, en la que se "exalta la libertad
de empresa y trata de impedir a ultranza una vinculación obligatoria de carácter
indefinido o perpetuo" que "restringe el derecho del trabajo y deja al arbitrio del
199
empresario la pervivencia del vínculo laboral", constituyendo una excepción al
principio de conservación del contrato, y de la irrevocabilidad y estabilidad del
200
trabajo.
No obstante, desde un punto de vista más amplio, diríamos que, si bien el sistema
chileno establece un modelo causado, este es "bastante flexible" y de "una estabilidad
laboral precaria", ya que su protección se restringe "al pago de una indemnización a
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cargo del empleador" y a que la resolución judicial que resuelve la justificación de la
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medida "no destruye la decisión empresarial". En la operativa práctica, esto
correspondería a un "libre despido encubierto" con el "efecto jurídico automático" del
pago de la indemnización por término de contrato, que constituye un "incentivo" para
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impedir su impugnación.
Sin perjuicio de estar de acuerdo con la evaluación crítica de Rojas y Ugarte, desde
el punto de vista de la justificación y de la naturaleza jurídica del despido subjetivo
creemos que la institución del desistimiento es incompatible con nuestro modelo de
terminación de la relación laboral sobre la base de los siguientes argumentos.
En primer lugar, y sin perjuicio de los embates de las ideas flexibilizadoras del
206
despido, el derecho internacional del trabajo ha tenido una orientación distinta a la
del desistimiento como matriz dogmática-normativa, en la medida en que los
instrumentos normativos con vocaciones de universalidad apuntan a su limitación
como una forma de protección contra la arbitrariedad y la libre voluntad extintiva.
Acceda al texto
de la
Recomendación
166 de la OIT
Acceda al texto
del
Convenio 158 de la
OIT
208
En segundo lugar, la idea de justificación y causa se encuentra presente en
nuestro ordenamiento jurídico al hablar de medidas extintivas originadas en la
209
voluntad unilateral del empleador y en las exigencias formales de comunicación
210
para la validez del despido como acto recepticio. En este escenario, estas nociones
van de la mano con someter la decisión extintiva a un control jurisdiccional posterior
que verifique la existencia de una justa causa de despido y el cumplimiento de
211
formalidades. En efecto, la pretensión correctora del derecho del trabajo ante el
despido ha sido "someterlo a la civilización democrática", racionalizándolo,
procedimentándolo y formalizándolo, "para evitar que se corrompa en pura
212
arbitrariedad", cuestiones que teóricamente son ajenas a la idea de
213
desistimiento.
Como segunda alternativa, dentro del esquema del derecho de los contratos, el
despido también ha sido explicado desde la institución de la resolución causada, esto
es, como una hipótesis extintiva del contrato por la voluntad unilateral del empleador,
cualificada por el incumplimiento grave y culpable de las obligaciones que impone el
225
vínculo laboral por parte del trabajador.
236
Por un parte, la resolución puede tener un origen judicial o extrajudicial, a
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diferencia del despido, que siempre será extrajudicial. En el caso de la resolución,
238
por regla general, el efecto extintivo se produce con la sentencia constitutiva. Por
contrario, en el despido, el efecto extintivo se produce por el acto en sí, siendo la
intervención judicial un control de legalidad que, por regla general, no produce la
239
renovación del vínculo laboral. En la resolución, la posibilidad de exigir el
240
cumplimiento de la obligación deberá ser judicialmente, contrario del despido, que
se manifiesta como última opción frente a mecanismos de autotutela disciplinarios de
naturaleza conservativa del contrato, que no presuponen una intervención judicial
241
previa, teniendo un efecto constitutivo.
Por otra parte, en el caso de la resolución y a diferencia del despido, la gravedad del
incumplimiento puede ser pactada y siempre debe ser ponderada
243 244
judicialmente. Con respecto a ella, existe una indisponibilidad tipológica. Por otra
parte, pero muy en relación con lo último, la causa de la resolución por incumplimiento
puede ser pactada, en cambio, en el despido disciplinario, cuando los incumplimientos
245
están previamente tipificados por el Código del Trabajo.
Por nuestra parte, rechazamos aquellas posturas que buscan la justificación del
despido subjetivo en el derecho de los contratos, sea como una resolución por
incumplimiento contractual o como una fórmula particular de desistimiento, por cuanto
no existe correspondencia de tal argumentación con las funciones, efectos y
finalidades de esta variante de despido.
250
A los argumentos ya expuestos podríamos agregar los siguientes, que podrían
ser clasificados en históricos, jurídicos, políticos y sociales.
251
a) El despido y su relación con el origen histórico del poder disciplinario
255
Ahora, como señala Fernández Toledo en el caso del ordenamiento chileno, la
existencia del despido como sanción viene incluso desde las primeras leyes laborales,
las cuales pueden ser observadas en el Código del Trabajo 1931, e incluso leyes
256
anteriores, como en la Ley Nº 16.455, que mantienen, en su esencia, su estructura
hasta nuestros días, revelando que, en las primeras codificaciones de la legislación
social, se comprendía dentro del esquema de sanciones el despido fundado en la
conducta del trabajador.
El despido disciplinario cumple con una función retributiva, en la medida que su fin
es el castigo al trabajador por su comportamiento, que ha significado una infracción a
las reglas de conducta fijadas en la empresa, privándolo de un bien jurídico de
relevancia, como es el trabajo.
Por otra parte, el despido disciplinario también cumple con la función preventiva
general de las sanciones, ya que el empleador muestra su disposición a castigar
comportamientos que alteran el orden preestablecido para la ejecución correcta o
esperada de su contrato de trabajo, de manera que el resto de los trabajadores tomen
conocimiento de la reacción empresarial frente a las faltas de igual o similar
naturaleza, previniendo la comisión de nuevas infracciones por el resto de los
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trabajadores no infractores.
No obstante, para un sector doctrinario la situación no es tan clara. La función
punitiva y la calificación de pena privada del despido disciplinario son puestas en
juicio, ya que no se cumple con la finalidad preventiva especial de las penas,
entendiendo esta como la reeducación del castigado. Acá, la sanción busca hacer ver
que la conducta realizada no es conforme con el comportamiento que se desea en la
organización empresarial, con el objeto de producir intimidación y,
consecuencialmente, el desistimiento en la producción de futuros ilícitos, previendo la
264
reincidencia mediante su corrección. De esta forma, el despido constituye un efecto
anormal frente al incumplimiento contractual que conlleva el término de la relación
laboral, característica que no es propia de las medidas sancionatorias, las que
esencialmente tienen una naturaleza conservativa. En los hechos, la extinción del
contrato de trabajo conlleva la imposibilidad de reeducación y corrección en la propia
265
empresa.
Por nuestra parte, creemos que lo anterior no es relevante para la calificación del
despido como sanción. Lo que importa son las consecuencias negativas para el
trabajador destinatario y los restantes trabajadores, siendo definitoria la imposición de
un perjuicio efectivo o la agravación de la posición jurídica del deudor como
consecuencia de un acto ilícito, lo que no implica la limitación del castigo a una
medida conservadora del contrato. En esta línea, no existe inconveniente conceptual
para admitir el despido como sanción, más aún cuando coexisten en sí la función
266
preventiva general y la función retributiva de la pena.
Este efecto hace al trabajador acreedor de la más drástica sanción debido a las
consecuencias de la cesantía y la eventual complejidad social en la búsqueda de una
nueva fuente de ingresos, con la carga de haberse extinguido su contrato por un
motivo que reprocha su conducta laboral, replicando, en cierta medida, el efecto de la
269
otrora libreta obrera mediante el finiquito laboral, en la medida que constituye un
verdadero registro de identificación de conducta laboral. Profundizaremos esta idea en
el siguiente apartado.
c) El despido como un acto de violencia privada: La calificación disciplinaria por sus
efectos sociales, económicos y políticos
Por sus efectos, creemos oportuno entroncar el debate del despido disciplinario
desde la estructura desigual de la relación laboral en la empresa, como también
desde el rol que cumplen las formas jurídicas.
Otra línea argumental también permite calificar el despido disciplinario como una
expresión del poder disciplinario del empleador. Esta se encuadra en su
286
"inadecuación estructural para resarcir el daño causado", que distancia al mismo
del derecho de los contratos y, en general, del derecho civil.
En el caso de la sanción disciplinaria, no pretende resarcir un daño que el acto del
trabajador haya cometido, ni tampoco restaurar el equilibrio patrimonial alterado con
287
su incumplimiento. La idea de reparación se encuentra ausente, ya que su finalidad
es punitiva y no reparatoria como en el caso de las técnicas resarcitorias del derecho
288
civil, quedando a la sanción "un área de castigo puro a desarrollar en función de la
289
culpa del sujeto más que del daño".
Por la lógica propia del despido subjetivo como una hipótesis de poder disciplinario
y, por lo mismo, de sanción privada, se traslada el debate a las causales contenidas
en el artículo 160 del Código del Trabajo donde, en atención al bien jurídico tutelado,
el objeto de protección y el interés subjetivo preponderante nos permite clasificar los
supuestos habilitantes de despido disciplinario en aquellas de interés simple e interés
compuesto. En esta distinción, si su finalidad es defender el interés del empleador de
forma preponderante o si su finalidad involucra también a trabajadores o terceros
ajenos a la relación laboral, lo que en cierta medida relativiza el alcance del poder
disciplinario y sus justas causas.
jurídico unilateral
No es óbice para tal calificación que la decisión sea legal o ilegal, ni que pueda ser
objeto de reproche mediante la impugnación ante órganos judiciales. Esto, por una
parte, porque en ningún momento se requiere, para la existencia del negocio jurídico,
la voluntad de un tercero y, por otra, porque el pronunciamiento sobre la calificación
306
de la extinción por los tribunales de justicia, es un control ex post, que por regla
general no afecta su eficacia.
Por regla general, el despido produce sus efectos de manera directa e inmediata
sobre la relación laboral, sin perjuicio del enjuiciamiento y control de su regularidad
307
ante los tribunales de justicia.
Esto se debe a la naturaleza del despido como un acto de autotutela privada, por
cuanto este es inmediatamente eficaz para alcanzar su fin, permitiendo la defensa de
un interés privado e imponiendo la ejecución forzosa del mismo sin que la eventual
impugnación ante tribunales de justicia suspenda o difiera su eficacia. En otras
palabras, al igual que la sanción disciplinaria, el despido solo es válido si se
corresponde con el modelo legal de referencia, esto es, que proceda con el
308
presupuesto de hecho disciplinario.
316
Lo anterior coincide con nuestro ordenamiento jurídico, ya que, en el supuesto de
terminada la relación laboral por la voluntad empresarial basada en el comportamiento
del trabajador, la extinción producirá sus efectos inmediatamente, sin perjuicio de que
se le conceda el contrapoder de impugnar el acto de autotutela. Por otra parte, la
sentencia ulterior que declare la legalidad del despido no resuelve el vínculo, sino que
reconoce o desconoce la legitimidad del acto que ya produjo sus efectos en el plano
317
sustancial, características propias de un acto con eficacia constitutiva.
Una similar excepción es la del despido de trabajadores con fuero por cargos de
320 321 322
representación sindical, fuero de maternidad y otras fórmulas especiales, en
323
las cuales existen limitaciones respecto del despido en su variante subjetiva.
327
En el contexto chileno, si bien su configuración posee un carácter normativo, la
328
ley laboral, "en una grave omisión", no ha establecido un plazo para su
329
ejercicio, siendo la jurisprudencia quien ha introducido la noción de "perdón de la
causal" o "condonación de la falta" para delimitar la temporalidad de ejercicio. Se
define tal institución como la "prerrogativa del empleador en orden a no poner término
a la relación laboral cuando el trabajador ha incurrido en una causal que justifique su
330
despido".
342
El problema se encuentra, como bien apunta Fernández, en determinar el
correcto sentido y alcance de la expresión "separación", particularmente en aquellos
casos en que no hay coincidencia entre la notificación de la comunicación
exoneratoria y el momento en que el trabajador efectivamente deja de ejecutar sus
funciones. En tal supuesto, la tensión interpretativa surge en si el plazo para el
ejercicio de la impugnación ante un tribunal de justicia se cuenta desde la separación
material o bien desde que se toma conocimiento sobre el despido.
343
Sobre el punto, la Corte Suprema ha resuelto tal cuestión en el sentido de que el
legislador ha establecido inequívocamente que el plazo pertinente se computa desde
la separación del trabajador, expresión que no ha sido definida por la ley, la que, no
obstante, debe entenderse como una separación jurídica o legal y que se concreta,
materialmente, desde que cesa la prestación de servicios por parte del trabajador.
Dicho de otro modo, desde que las partes se desvinculan por decisión adoptada por
alguna de ellas, de manera que debe hacerse una distinción entre la fecha en la que
se otorga el aviso o la comunicación del despido y la fecha en la que el mismo se
hace efectivo.
De este modo, no cabe sino concluir, para esta línea jurisprudencial, que el
momento de la separación es aquel en que se produce la ruptura del vínculo laboral,
es decir, cuando cesan los derechos y las obligaciones que nacieron con motivo del
contrato de trabajo para ambas partes.
Dicho esto, la voz "separación" es una expresión que debe ser entendida en un
sentido jurídico y, por lo mismo, que el despido materialmente produzca sus efectos
desde la exteriorización de la decisión del empleador no incide en el inicio del
cómputo de las acciones de impugnación, ya que su titular solo podrá ejercer su
derecho desde el momento en que toma conocimiento de esta. Entenderlo de otro
modo determinaría la eficacia de la tutela judicial efectiva del enjuiciamiento de
legalidad de un acto jurídico a la voluntad de quien precisamente determina la
imputación, la aplicación y la ejecución de sus efectos jurídicos, como lo es el
empleador.
Por una parte, se indica que son solemnes aquellos que están sujetos a la
observancia de ciertas formalidades especiales requeridas, sea para la existencia
misma del acto, sea para su validez, de modo que su omisión trae como
consecuencia la inexistencia del acto o su nulidad. Por otra parte, no son solemnes
aquellos que no están sujetos a requisitos externos o formales para su existencia o
346
validez.
No puede perderse de vista aquí, como indica Domínguez, que, en realidad, todo
negocio jurídico está sujeto a una formalidad, ya que, de alguna manera, debe
expresarse la voluntad, sea verbalmente, por escrito o por gestos. No obstante, en
ciertos casos la ley, en defensa de determinados intereses, exige, para que el negocio
jurídico exista, que la voluntad se manifieste de determinadas maneras. De esta
forma, lo que distingue al negocio solemne del no solmene no es la presencia o la
ausencia de formas, sino la exigencia de formalidades impuestas por la ley bajo
347
sanción de nulidad o la presencia de una libertad de formas.
La carta, en cuanto forma escrita del despido, "actúa como medida de protección del
348
trabajador", constituyendo una manifestación del derecho a un real y justo
procedimiento que, en el caso concreto, se traduce en que a un trabajador que es
despedido por la decisión unilateral del empleador se le proporcionen, de manera
eficaz, todos los antecedentes que motivaron la decisión extintiva para poder preparar
su defensa y convencer al juzgador de que la causal esgrimida es injustificada,
indebida o improcedente, oportunidad que es aquella en la que se le comunica el
349
despido por carta o aviso al que se ha hecho referencia.
Por lo mismo, cuando coincide la aplicación del despido con su ejecución material y
su posterior notificación de manera personal, la entrega de la carta no produce tan
solo el efecto comunicativo que normalmente se le atribuye, sino que, además,
cumple y otorga una aparente justificación formal de la medida extintiva. Así, y en
350
coincidencia con el texto legal, su omisión o error no produce el efecto de invalidar
la terminación del contrato, ya que, por virtud de su eficacia constitutiva, sus efectos
no pueden suspenderse, sino que se producen de manera directa e inmediata sobre
la relación laboral desde el momento en que se toma conocimiento por su
destinatario.
Ahora, la discusión se traslada a otro plano, esto es, si el no envío de la carta por sí
351
mismo conlleva tener como injustificado el despido. Sobre el punto, creemos que la
respuesta es afirmativa.
Dicho esto, con respecto al trabajador, la carta cumple con dos funciones: "primero,
haciéndole conocer los hechos causantes que han llevado al empresario a su poder
resolutorio; segundo, al indicarle el tiempo de que dispone para impugnar ante la
354
jurisdicción el despido".
1. Exordio
El ámbito de discrecionalidad es una de las características centrales del poder
disciplinario y como consecuencia del despido disciplinario existen diversas
restricciones que atenúan su ejercicio erigiéndose como límites ante su eventual
356
utilización arbitraria.
1) Contexto
Ahora, y como ya sostuvimos, al calificar el despido subjetivo como una hipótesis del
poder disciplinario y como expresión o forma de autotutela privada, la posibilidad de
aplicar una sanción como el despido por razones disciplinarias necesariamente debe
provenir de una fuente heterónoma de integración que dé cobertura a la
determinación abstracta de faltas y sanciones o, en otros términos, que determine de
qué forma se entiende infringido el orden en la empresa, quién determina en qué
consisten tales infracciones y qué límites tiene su aplicación.
De esta forma, las interrogantes se centran, por una parte, en resolver si el poder
disciplinario opera o no con un cuadro indeterminado de sanciones o, por el contrario,
si actúa sobre un marco limitado en su extensión. Por otra, pero en directa conexión
con lo anterior, si en este contexto además constituye un presupuesto para su
ejercicio que la determinación de la conducta sancionable se encuentre previamente
determinada en cuerpos normativos anteriores al acaecimiento de falta laboral, todo lo
cual tiene importancia al entender al despido subjetivo como una sanción disciplinaria.
En una primera aproximación, diríamos que tal posibilidad debe rechazarse "desde
el momento en que se reconoce que el poder sancionador empresarial es un derecho
subjetivo de orden jurídico privado que nada tiene que con el ius puniendi del
360
Estado", todo lo cual implica que el trabajador no puede reclamar en la empresa el
respeto a los condicionantes del ejercicio de la sanción pública impuestos
361
constitucionalmente. La vigencia del principio de legalidad en general está referida
a los delitos que son sancionados por órganos del Estado, cuyo castigo tutela
intereses generales de la sociedad, características que no revisten los
incumplimientos laborales, ni las sanciones con que el empleador castiga los
362
mismos.
363
No obstante, en una segunda aproximación matizaríamos la respuesta. El
principio de legalidad no se agota con la referencia necesaria y previa de la
descripción de las conductas sancionables, sino que este tiene una doble vertiente
que asume centralidad en este debate. Nos referimos a la titularidad de la facultad de
determinar las conductas sancionables, conocida comúnmente como principio de
legalidad en su vertiente estricta, y el modo de hacer tal determinación, esto es,
principio de legalidad en su vertiente formal o principio de tipicidad.
Por otra parte, pero íntimamente relacionado con lo anterior, con respecto a la
titularidad y el dominio del poder disciplinario se plantea la interrogante de cuál es el
papel que le corresponde al empleador en la individualización de las infracciones.
Esto implica resolver si el empresario, individualmente o en conjunto con los
trabajadores, ya sea también individual o colectivamente considerados, es un sujeto
370
legitimado para determinar ex novo qué conductas deben ser sancionadas.
Una segunda cuestión es lo relativo a los aspectos más concretos de la variante del
principio de legalidad asociada a la tipicidad proyectada al ámbito laboral.
Tal idea conlleva que solamente se podrán calificar como ilícitos laborales los
hechos que previamente se encuentren tipificados como tal. Aun siendo antijurídico y
culpable, un hecho no podrá llegar a la categoría de ilícito laboral si no es, asimismo,
típico, es decir, si no corresponde a la descripción de un tipo. De esta forma, la
tipicidad en materia laboral cumple con tres funciones: la selección de los
comportamientos laborales relevantes en el ámbito de la empresa; la garantía de que
solo pueden sancionarse los comportamientos subsumibles en él; y la previsión de
374
penas para sancionar ciertos comportamientos.
Pues bien, esto plantea, a nuestro criterio, tres problemas interesantes: cuáles son
los cuerpos normativos en que deben tipificarse las conductas sancionables; cuál es
el modo de tipificación de las conductas sancionables; y cuál es el nivel de
correspondencia que debe haber entre la falta laboral y la sanción disciplinaria.
Con respecto a la primera cuestión, esto es, los cuerpos normativos en que deben
tipificarse las conductas sancionables, abordaremos el tema con mayor detalle en el
375
párrafo relativo a las fuentes de regulación del despido disciplinario.
Por lo mismo, "no se exige una tipificación precisa y cerrada de los actos y
conductas sancionables", aunque sí lo suficientemente delimitados para su
379
subsunción, aunque esto no signifique un nivel de indeterminación y vaguedad que
no permita delimitar sus contornos y haga ilusoria su causalización.
Como hemos indicado, al calificar el despido subjetivo como una hipótesis del poder
disciplinario y como expresión o forma de autotutela privada, su configuración debe
provenir necesariamente de una fuente heterónoma de integración, lo que constituye
la fuente de regulación del despido disciplinario, pudiendo ser la ley o la voluntad de
las partes, proyectada en acuerdos individuales o colectivos, la que determina su
contenido causal, ya sea mediante el contrato de trabajo, instrumentos colectivos o
cuerpos normativos unilaterales.
a) La ley
Como otras consecuencias, esta cuestión tiene que la calificación del acto de
término del contrato, en virtud de la naturaleza de la relación laboral, no puede quedar
al arbitrio de las partes, como así tampoco la imputación o la responsabilidad sobre la
iniciativa de la ruptura, reservándose tal facultad al juez para recalificar las formas de
384
extinción de la relación jurídica.
Esto conlleva que el juez deba velar por que la autonomía de las partes no sustituya
el despido por otra forma de término del contrato, o bien, doten de otra calificación
385
jurídica la extinción que ha decidido el empleador.
En concreto, la puerta de entrada a tal discusión viene dada por la redacción de uno
de los motivos de recurrente aplicación que hace alusión al incumplimiento grave de
las obligaciones que impone el Contrato de Trabajo.
392
Sobre el punto, Fernández, con apoyo de la doctrina comparada, señala que el
artículo 160 del Código del Trabajo no contiene una lista cerrada de incumplimientos
laborales pese a la aparente intención de su encabezado.
Indica el autor que "debido a la amplitud con que se hallan mencionadas en este
precepto algunas de las causas del despido, especialmente la del Nº 7, es bizantina la
discusión acerca del carácter cerrado, tasado o ejemplar de la lista que contiene dicho
precepto. Incluso más, el legislador se podría haber ahorrado la enumeración de faltas
laborales que permiten aplicar el despido disciplinario debido a los amplios términos
en que se encuentra formulada la causal del Nº 7 del artículo 160 del Código del
Trabajo. Este precepto está redactado con una amplitud suficiente para comprender
las restantes causas de despido disciplinario".
En tercer lugar, y desde un punto de vista teórico, en virtud del principio de tipicidad,
el sistema de sanciones no conservativas del contrato de trabajo se encuentra
determinado previamente por el legislador, no existiendo posibilidad de que las partes
tengan la libertad de la creación de ilícitos en materia de término del contrato, siendo
indisponible por las partes la elaboración de causales extintivas del contrato de trabajo
por la vía del despido disciplinario, ya que la extensión de las sanciones se encuentra
limitada por un cuadro determinado, preestablecido en su tipología causal que impide
su disposición.
Recordemos que las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis
de incumplimientos graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. Esto se justifica
en que la fijación de las conductas, en términos amplios, justificaría la sanción de
cualquier conducta, lo que permite un amplio margen de discrecionalidad sumamente
abierto, tanto en la determinación de la conducta como en la aplicación de sanciones,
cuestionándose la licitud de estas, todo lo que sería contrario a la justificación de
catálogos abiertos de causales de despido.
De esta forma, creemos que el articulado del 160 del Código del Trabajo establece
un catálogo específico que detalla los presupuestos infraccionales en que se subsume
el comportamiento laboral considerado como ilícito.
Desde una lógica civilista, el despido ha sido visto desde las fórmulas contractuales
de término de contrato engarzado con las lógicas del derecho civil, teniendo un rol
preponderante en su configuración los incumplimientos contractuales definiendo,
395
directa e indirectamente, distintas hipótesis causales, lo que en buena parte se
reconduce a los fundamentos contractualistas del poder disciplinario.
Como ya indicamos, dicha causal tiene una amplia redacción causal, que ha llevado
a conducirlo a a que sea caracterizada como una hipótesis de despido con un
contenido abierto, amplio, residual y genérico, que comprende situaciones fácticas
que no encuentran un correlato en los supuestos habilitantes sustantivos de validez
del artículo 160 del Código del Trabajo, lo cual produce una absorción de motivos de
despidos imperfectos, convirtiéndola en una causal de difícil delimitación.
Sobre el punto, estimamos que para tales supuestos debe existir necesariamente
una tipificación expresa y estricta de las conductas sancionables, por lo que las
cláusulas genéricas y "normas en blanco" que fundan la aplicación de una causal de
despido disciplinario serían ilícitas, en la medida que la tipicidad se satisface con
disposiciones reguladoras de comportamientos específicos y no generales o
imprecisos. Esto se debe a que la noción de tipicidad pretende fundar la
responsabilidad del trabajador sobre la previsibilidad de la sanción y excluir el margen
de discrecionalidad en su aplicación, por lo que la no satisfacción de tal estándar no
406
permite el nacimiento y la justificación lícita del poder disciplinario.
409
En este contexto, creemos oportuno afirmar que un criterio delimitador será que la
sanción se extienda únicamente al incumplimiento de aquellas obligaciones de estricta
fuente contractual, que tengan una conexión necesaria y directa con el contrato de
410
trabajo, debiendo interpretarse sus cláusulas en correlación con las funciones que
está obligado a desempeñar el trabajador. Ahora, en el evento de no estar
escrituradas, se encontrasen indeterminadas o difusas, tanto sus funciones como
obligaciones, su interpretación deberá ser en contra del empleador por aplicación de
los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil, dejando, por tanto, sin sustento el
ejercicio del poder disciplinario fundado en incumplimientos contractuales. De otro
411
modo, se generará una imprecisión adicional a la vaguedad de esta causal que
beneficia a quien detenta una posición de superioridad, máxime si es la propia ley
laboral que obliga la escrituración y la claridad del contenido obligacional y de las
412
funciones de la prestación laboral, siendo exigible por los mismos fundamentos,
claridad en el seno del régimen obligacional y sancionatorio.
El asumir una postura contraria vulneraría las nociones básicas de tipicidad que
413
configuran y dan fundamento a esta hipótesis de despido.
En este escenario, y a efecto de dar algunas luces en parte de este debate, nos
centraremos en lo relativo a la posibilidad de que las partes puedan pactar, bajo el
influjo de la autonomía de la voluntad, la gravedad del incumplimiento contractual que,
en los hechos, no es otra cosa que pactar la gravedad de la ilicitud de la conducta, su
ponderación y configuración como causal extintiva.
Este criterio ha sido compartido —hasta cierto punto— por la Dirección del Trabajo,
quien ha resuelto reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el
empleador describa conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o
caducidad del contrato de trabajo. No obstante, la determinación de si ellas encuadran
o no en las causales previstas por la ley compete, en definitiva, a los tribunales de
421
justicia.
b.3) La voluntad del empleador como fuente directa e indirecta del despido
disciplinario: el problema del reglamento interno de la empresa
La regulación del trabajo en cada empresa será un objetivo buscado que nacerá de
la necesidad propia de la organización del ciclo productivo, en que se requieren
estructuras iguales, uniformes y previamente conocidas, en la que aparece la
regulación predeterminada de reglas objetivas de disciplina.
Cabe indicar que si el empleador estuviere obligado a tener los dos reglamentos
internos mencionados, podría cumplir con tal obligación si confecciona uno solo que
contenga tanto las materias señaladas en el Código del Trabajo como aquellas
relativas a las normas sobre prevención y seguridad exigidas por la Ley Nº 16.744 y el
reglamento sobre prevención de riesgos.
Para los efectos de esta investigación nos referiremos a ambos como un todo, con
el nombre de "Reglamento Interno de la Empresa".
En la misma línea, pero ampliando aún más su contenido, Nadal ha dicho que por
las "obligaciones que impone el contrato de trabajo" no solo se deben entender
"aquellas que emanen directamente del contrato mismo, sino aquellas cuyos efectos
indirectos provienen del reglamento interno, de la ley misma incorporada al contrato o
de un contrato colectivo, cuyos efectos son justamente la de reemplazar en lo
pertinente a la contenidas en los contratos individuales de los trabajadores sujetos a
432 433
negociación". - Agrega que, "en lo que respecta a la naturaleza de la obligación
infringida, ha de entenderse hecha a la relación de trabajo o contrato realidad y, por
consiguiente, al conjunto de obligaciones y deberes que con ocasión de los servicios
434
establece la ley, la voluntad de las partes y la propia naturaleza del vínculo". En el
mismo sentido, se ha reconocido que se incorporan al contenido contractual las
435
obligaciones emanadas de la costumbre o por la propia conducta de las partes.
437 438
De esta forma, la jurisprudencia judicial y la doctrina mayoritaria ha sostenido
que el trabajador que infringe la normativa del reglamento interno de la empresa
incurre en un incumplimiento grave de las obligaciones, que justificaría la sanción del
despido disciplinario.
Por nuestra parte, adherimos a los postulados de esta última tesis con algunas
matizaciones, descartando la postura formalista y conservadora de la integración de
las cláusulas unilaterales del reglamento interno al contrato de trabajo, porque
significaría abstractamente el reconocer que el empleador cree, mediante la vía
contractual o por ejercicio de sus propias facultades reglamentarias, causales de
despido.
Como vimos anteriormente, en cuanto a las funciones del derecho del trabajo y la
tesis contractual del poder disciplinario, los argumentos desconocen la ficción de la
autonomía de la voluntad y la igualdad formal de los contratantes. Circunstancia que
claramente es opuesta a la conformación desigual de la relación laboral y que,
mediante la forma del contrato, se pretende ocultar, constituyendo un acto de
mistificación de la realidad, argumentos que no pueden ser compartidos.
Es así, será determinante, por una parte, la regulación que dé el legislador del
cuadro de sanciones que lo habilita como cuerpo normativo, el cual excluye el despido
como sanción y, por otro lado, el control de legalidad que se aplique con respecto de
este por parte de la judicatura.
446
Esto, como indicamos, se debe a que el legislador previamente ha ponderado la
gravedad de la conducta laboral, produciendo la asunción de esta como una justa
causa de despido, no correspondiendo, por tanto, a la autonomía de las partes
determinar el tipo de sanción a aplicar, por el riesgo que el interés de uno de los
contratantes se imponga sobre el otro, con el resultado de la fijación de cláusulas
abusivas, vulnerando el principio de irrenunciabilidad de derechos.
No debe olvidarse en esta lectura que es la ley quien establece expresamente en los
artículos 154, Nº 10, y 157 del Código del Trabajo, un cuadro determinado de
sanciones, en el que las faltas laborales que constituyen una transgresión al
reglamento interno de la empresa tienen asignadas sanciones conservativas —multa,
amonestación escrita y amonestación verbal— excluyendo una sanción extintiva como
el despido, por lo que su establecimiento por la vía contractual quedaría excluido.
448
Sobre el punto, y como señalamos, sería ilegal el hecho de que se pretenda
calificar a priori cualquier incumplimiento como constitutivo de una infracción grave a
las obligaciones que impone el contrato, porque tal calificación compete
exclusivamente a los tribunales de justicia en función de los hechos efectivamente
acreditados en el curso del proceso.
i) Contexto
457
En tal período, como indica Rojas, se rigidiza al máximo el derecho colectivo del
trabajo, limitando el poder de la organización laboral, ya sea como expresión de sus
reivindicaciones directas o como expresión sociopolítica en representación de los
sectores laborales. Ahora, en concreto, con respecto a las materias objeto de
negociación colectiva, fija y se mantiene un contenido limitado de esta, referido a
condiciones de trabajo con un contenido pecuniario y a beneficios asistenciales que,
en definitiva, ignora el objetivo último de la negociación colectiva, que es el de
458
democratizar las relaciones laborales.
En este hostil escenario, podemos observar que el actual artículo 306 del Código del
Trabajo establece un catálogo sobre materias a negociar y cuáles no. Se indica
expresamente, en cuanto prohibición, que "no serán objeto de la negociación colectiva
aquellas materias que restrinjan o limiten la facultad del empleador de organizar, dirigir
y administrar la empresa, y aquellas ajenas a la misma", manteniéndose una de las
459
limitaciones en el objeto de la negociación colectiva heredada del Plan Laboral.
Normativamente, cabe señalar que el artículo 306 del Código del Trabajo establece
que son materia de la negociación colectiva aquellas de "interés común" de las partes
que afecten las relaciones mutuas entre trabajadores y empleadores. El concepto de
interés común "es sumamente amplio" y puede entenderse, como indica la doctrina,
como el conjunto de derechos, obligaciones, facultades, potestades y deberes propios
de las relaciones individuales y aun colectivas, referida a materia que benefician o
afectan a todos los trabajadores que negocian, como condiciones sociales o
beneficios de quienes realizan el trabajo y que no tienen por objeto aumentar
460
beneficios económicos.
En dicho escenario, por efecto normativo, las negociaciones podrán incluir acuerdos
para la conciliación del trabajo con las responsabilidades familiares, el ejercicio de la
corresponsabilidad parental, planes de igualdad de oportunidades y equidad de
género en la empresa, acciones positivas para corregir situaciones de desigualdad,
acuerdos para la capacitación y reconversión productiva de los trabajadores,
constitución y mantenimiento de servicios de bienestar, mecanismos de solución de
controversias, entre otros.
467
Recordemos que la libertad sindical es un derecho humano, constitutivo de una
468
libertad civil y política, cuyo contenido esencial es el derecho de sindicalización (faz
orgánica) y el derecho a hacer valer los intereses colectivos de los trabajadores
organizados mediante la acción reivindicativa y participativa, que se canaliza a través
469
del ejercicio de los derechos de negociación colectiva y huelga (faz funcional).
Así las cosas, la potestad disciplinaria no forma parte del poder de dirección, sino
que constituye una facultad con un régimen jurídico particular, que tiene sustantividad
y autonomía, siendo ambos poderes diferentes, pero con funciones
475
complementarias, en la medida en que el empleador solo podrá recurrir al poder
disciplinario cuando las medidas de dirección no sean idóneas o suficientes para
alcanzar su fin, de manera que su ejercicio será justificado cuando el poder de
administración ha resultado ser quebrantado o insuficiente para mantener el orden,
476
siendo un poder de ultima ratio.
477
Incluso, es más, como señala doctrina nacional, al pronunciarse expresamente
sobre los cuerpos normativos en los cuales puede tipificarse las conductas
sancionables en marco del ejercicio del poder disciplinario, si bien la prohibición de
objeto de negociación colectiva puede eventualmente alcanzar aspectos de este
poder de corrección, no se ve afectado en su integridad, ya que la norma "solamente
prohíbe que el ejercicio concreto de imponer sanciones no pueda ser compartido por
el empleador con organizaciones sindicales o grupos de trabajadores, radicándose
solamente en el empleador la posibilidad de imponer sanciones a sus dependientes,
478
no pudiendo la misma ser objeto de la negociación colectiva".
Así, "el fundamento unitario de los poderes del empresario no puede ser nunca el
484
contrato, sino una fuente heterónoma de integración del mismo", que en los hechos
establecen obligaciones no contractuales que complementan su contenido. De esta
forma, el empresario ejerce un poder único, en el que la organización en que participa
el trabajador no es la fuente de la relación laboral ni la fuente de obligaciones y
poderes autónomos, sino que es un criterio de especificación y extensión del
485
contenido del contrato de trabajo.
Esto se debe a que la dinámica del conflicto inmanente de las relaciones industriales
determina que la disciplina y su proyección jurídica se constituyan como una
estrategia múltiple y compleja, dirigida a conseguir la adecuación productiva del
comportamiento de los trabajadores. Esta, al no centrarse exclusivamente en una
forma y método objetivo, sino también a una función de articulación política y social,
determina que el proceso, producción y lugar de trabajo sea un permanente terreno
en disputa de intereses contrapuestos, donde la coacción y el consentimiento
determinan que su regulación y sus condiciones vengan de su propia autonomía o
desde el Estado como regulador y encauzador del conflicto social.
Sin perjuicio de lo dicho, creemos, hasta cierto punto, que la discusión sobre la
calificación de normas de derecho necesario relativo o absoluto es irrelevante, ya que
el verdadero problema se encuentra en extender o no la irrenunciabilidad de derechos
en beneficio de ambas partes de la relación laboral que, dicho de otra manera,
circunscribe el debate a si puede también beneficiarse el empleador de la
489
indisponibilidad de normas laborales.
Una posibilidad en el marco teórico propuesto es que las partes, esto es, sindicato y
empleador, establezcan, de común acuerdo y mediante instrumentos colectivos, la
disposición de las causales de despido disciplinario, en el sentido de eliminar
determinados factores causales que configuren una hipótesis de justa causa de
término de la relación laboral.
La primera objeción a tal planteamiento será doctrinaria. Esto, porque las causales
de despido son normas de orden público y de indisponibilidad absoluta. No obstante,
como ya indicamos, dicha clasificación es estéril, en la medida en que la
irrenunciabilidad se define sobre la base de los efectos que produce en la posición
jurídica del trabajador, por lo que si la disposición de tales supuestos habilitantes
causantes del despido sanción implica un beneficio para el trabajador, esta será lícita
y, por el contrario, será ilícita si agrava su posición jurídica o le genera un perjuicio.
Sobre el punto, creemos que tal situación es posible, ya que la configuración causal
dada por nociones o conceptos jurídicos indeterminados en materia de despido
generan inseguridad jurídica y desfavorece la posición de los más interesados en la
494
plena justificación de las medidas extintivas, por lo que sería posible que se
delimite o esclarezca la forma de aplicación de algunos supuestos causales de una
clara textura abierta y contenido indeterminado.
a) General
Como indicamos, la tipicidad es uno de los aspectos más concretos del principio de
legalidad proyectado al despido disciplinario, encontrándose asociada a la
determinación y a la calificación de los ilícitos laborales.
Uno de los problemas que se plantea en este orden versa sobre los cuerpos
normativos en que deben tipificarse las conductas ilícitas en el orden laboral. Pues
bien, al calificar el despido subjetivo como una hipótesis del poder disciplinario y forma
de autotutela privada, su configuración debe provenir necesariamente de una fuente
heterónoma de integración, pudiendo ser la ley o la voluntad de las partes proyectada
en acuerdos individuales o colectivos, que determine su contenido causal, ya sea
mediante el contrato de trabajo, instrumentos colectivos o cuerpos normativos
unilaterales con las respectivas limitaciones que cada ordenamiento jurídico impone.
Dicho esto, las causales de despido disciplinario son solo aquellas que se
encuentran contenidas en el artículo 160 del Código del Trabajo, el cual se ha ido
complementando y depurando en el tiempo.
El artículo 160 del Código del Trabajo contempla un cúmulo de hipótesis causales
de despido subjetivo, las que se agrupan bajo distintos supuestos, compuestos o
simples, abordándose de manera inorgánica y confusa las justas causas de despido
basado en la conducta del trabajador.
Dicho esto, no es preciso asociar el cúmulo de supuestos extintivos del artículo 160
del Código del Trabajo a un criterio genérico y unitario, más aún cuando esta norma
contempla hipótesis que no se vinculan estrictamente con el cumplimiento de
obligaciones contractuales directas entre el trabajador infractor y empleador, sino que
también se asocian a la vinculación de este con otros sujetos de la relación laboral
que no desempeñan, ejercen o le representan como acreedor directo del
cumplimiento de las obligaciones laborales, como son otros trabajadores dentro de la
empresa.
En la misma línea, como veremos con más detalle al analizar en particular cada
hipótesis de las conductas indebidas, estas atienden a justificaciones distintas,
tutelando bienes jurídicos independientes unos de otros.
Así, por una parte, en el caso de las vías de hecho contra otros trabajadores como
también en el acoso sexual y laboral e imprudencias temerarias, la justificación y el
fundamento como causal disciplinar se encuentra en garantizar el regular y seguro
desenvolvimiento de las prestaciones de trabajo al interior de la empresa en relación
con otros trabajadores, siendo el bien jurídico los derechos fundamentales de
terceros. Por otra parte, en motivos como la falta de probidad, la conducta inmoral, las
vías de hecho, las injurias contra del empleador, la conducta dolosa contra los bienes
de la empresa y las ausencias laborales, se procura la autotutela de un interés
personal y propio, asociado a la prestación del trabajador en relación con la afectación
de intereses empresariales, variando también el bien jurídico tutelado, pero centrado
principalmente en la tutela de un interés subjetivo propio.
Es más, en los pocos estudios sobre la materia en Chile, el criterio utilizado carece
de profundidad, por cuanto siguen el orden preconfigurado por la propia sistemática
legislativa.
Por su parte, el debido proceso refiere como aquel derecho que, "franqueado el
acceso a la jurisdicción, permite que el proceso se desarrolle con todas las garantías
esenciales, racionales y justas que contribuyan a un procedimiento equitativo y no
512
arbitrario".
Por lo mismo, si bien las sanciones privadas comparten características con las
sanciones del orden penal, no significa que son lo mismo ni que deban tener un igual
régimen jurídico. Todo esto, por cuanto, al tratarse de un acto de autotutela, el titular
es quien resuelve el modo y la forma por el cual cautela su interés, el que, por lo
demás, se origina desde el ejercicio de sus poderes contractuales que se ejercen por
regla general en nuestro ordenamiento jurídico, de manera desvinculada a un
518
procedimiento.
Por nuestra parte, no estamos de acuerdo con la posición anterior, estimando que sí
es posible proyectar el debido proceso y sus garantías a las relaciones entre privados
con algunas matizaciones lógicas en atención a las diferencias de los órdenes
sustantivos que abordan, basado en los siguientes argumentos.
En primer lugar, existe una norma de carácter general que limita los poderes
empresariales y proyecta, sin distinción alguna, las garantías constitucionales al
ámbito laboral. El artículo 5º, inciso 1º, del Código del Trabajo, indica que el ejercicio
de las facultades que la ley le reconoce al empleador, entre estas el poder
disciplinario, tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los
trabajadores, lo que reconduce de manera expresa la eficacia del debido proceso al
ámbito laboral.
528
Por su parte, la misma línea ha seguido la Dirección del Trabajo, institución que
ha sostenido que la potestad disciplinaria del empleador, por su propia naturaleza, ha
de someterse a mínimos que den cuenta de un justo y racional procedimiento, de
modo que satisfaga los estándares básicos de protección del derecho al debido
proceso que, dada su naturaleza, no solo involucra u obliga a las autoridades
públicas, en el sentido amplio de este término, sino a los particulares que se arrogan
esta facultad, como una forma de mantener un principio de orden al interior de sus
organizaciones, siendo exigible frente a cualquier centro de poder.
Para este servicio, se hace indispensable que los entes de carácter privado fijen
unas formas o parámetros mínimos que delimiten el uso de este poder y que permitan
al conglomerado conocer las condiciones en que puede o ha de desarrollarse su
relación con ellos.
a) General
Desde un punto de vista material, la pregunta es cuál debería ser el contenido del
modelo de garantías y protección contra el despido y, de la misma forma, cuáles
serían sus estándares y principios mínimos reguladores.
Desde un plano sustantivo, la protección contra el despido como parte del núcleo
esencial de la garantía de la libertad y su protección implica, en el reconocimiento de
la estabilidad laboral como un bien jurídico, que la normativa laboral debe proteger, lo
que condiciona la interpretación y la proyección del debido proceso, la que, en cierta
medida, debe ser tributaria en su interpretación a dicha garantía constitucional
específica.
En Chile solo existe regulación expresa con respecto al caso de trabajadores con
fuero y el despido por acoso sexual.
538
Por su parte, con respecto a la causal de conducta indebida por acoso sexual, el
legislador requiere, antes de ejercicio del despido disciplinario, la regulación y la
aplicación del procedimiento de investigación y sanción de tales conductas,
539
constituyendo un presupuesto de validez y eficacia del acto extintivo.
Finalmente, existe una tercera forma de regulación proyectable con respecto a las
causales denominadas conductas indebidas, en el sentido de que el artículo 160,
Nº 1, del Código del Trabajo, exige que las causas reguladas en la norma estén
"debidamente comprobadas".
A nuestro entender, más allá de la necesidad urgente de regular esta materia por el
legislador, creemos que el estándar de comportamiento se configura y satisface por
los siguientes elementos:
En cuanto a las sanciones por infringir, por una parte, las reglas previas al ejercicio
del poder disciplinario en su dimensión extintiva y, por otra, las reglas a la proyección
del debido proceso asociada al derecho a la defensa del trabajador antes de la
imposición del despido disciplinario, creemos que difiere según la configuración
normativa.
Así, con respecto a los trabajadores que gozan de fuero, el despido será nulo, por lo
que necesariamente se deberá proceder a su reintegro, lo que más que nada atiende
a su naturaleza garantista e instrumental a otros fines, privando al despido
disciplinario de su caracterización constitutiva y autónoma.
Por otra parte, con respecto al despido indebido por conductas de acoso sexual, la
sanción será la invalidez y la calificación de ilegalidad del despido, incluyendo el pago
de las indemnizaciones por término de contrato e indemnizaciones punitivas que
prescriba la ley, sin afectar la eficacia del despido.
Ahora, con respecto al resto de las causales disciplinarias en las que se proyecta el
debido proceso, no opera como un requisito de validez o eficacia, sino que opera, más
bien, como un supuesto de justificación que se pondera con la proporcionalidad de la
sanción, vinculada directamente con la buena fe como criterio de control de la
discrecionalidad.
De esta forma, uno de los límites del ejercicio del poder disciplinario y, por
consecuencia, del despido como sanción, es la temporalidad de su ejercicio,
545
constituyendo un presupuesto de legitimidad de la medida disciplinaria, vinculada a
546
la razonabilidad de su ejercicio en cuanto principio transversal.
547
En el debate chileno, podemos indicar que su configuración normativa es débil, en
548
el que incluso la ley laboral "en una grave omisión", no ha establecido un plazo
para su ejercicio, siendo la jurisprudencia quien ha introducido la noción de "perdón
de la causal" o "condonación de la falta" para delimitar la temporalidad de ejercicio de
la sanción disciplinaria. Se define tal institución como la "prerrogativa del empleador
en orden a no poner término a la relación laboral cuando el trabajador ha incurrido en
549
una causal que justifique su despido".
1) Fundamentos y alcance
Este principio es impuesto "por la propia lógica del sistema", en la medida en que
una sanción "desproporcionada" o "arbitraria" "no cumpliría de manera plena su
función correctiva y disuasoria, provocando el rechazo del colectivo destinatario del
571
ordenamiento sancionador".
Por lo mismo, en general, por los ordenamientos jurídicos se prevé una respuesta
por parte del propio poder disciplinario, en la que se vincula la facultad de articular y la
de graduar la sanción, sea por heterónoma y negociación colectiva, lo que dará a
572
lugar a una determinada sanción disciplinaria según su gravedad.
581
Esta técnica ha sido desarrollada —sin perjuicio de su amplitud— como un
método para la resolución de conflictos de principios de igual valor y jerarquía, en
particular, ante la colisión de derechos fundamentales, siendo conocido comúnmente
como ponderación, razonabilidad, proporcionalidad o interdicción de la arbitrariedad,
conformado por tres subprincipios: el de idoneidad, necesidad y proporcionalidad en
582
sentido estricto.
586
A diferencia de otros ordenamientos jurídicos, en Chile no existe consagración
legal expresa del principio de proporcionalidad en materia laboral, sin perjuicio de que
587
la doctrina lo entienda como un límite al despido y, en general, como un límite a
588
toda medida disciplinaria.
A nuestro entender, este principio tiene una consagración implícita como límite al
despido disciplinario, no solo por ser establecidos como criterio de ponderación a
589
través de la noción de gravedad en algunas de las causales de despido, sino
590 591
también por derivación del principio de buena fe y razonabilidad, recogido en el
artículo 1546 del Código Civil.
En efecto, uno de los terrenos más propicios para el empleo del principio de buena
fe es el de los poderes de autotutela en las relaciones contractuales, debido a que se
caracterizan por la discrecionalidad en su ejercicio, teniendo un "protagonismo
especial" como regla de gobierno y control, al imponer un estándar de conducta que,
en su función integradora y complementaria, se erige como límite al ejercicio de
derechos subjetivos y poderes jurídicos, más allá de los preceptos casuísticos que la
592
regulen.
2) Criterios de determinación
Las faltas deben ser valoradas en atención al contexto y a las circunstancias en las
que son cometidas. Debido al principio de proporcionalidad, al empleador se le
impone la obligación de ponderar todos los aspectos del caso, objetivos y subjetivos,
que determinan la correspondencia y la adecuación entre el hecho, la persona y la
sanción. De esta forma, no puede operarse objetiva y automáticamente, "sino que
tales elementos han de enlazarse para buscar en su conjunción la auténtica realidad
jurídica que de ella nace, a través de un análisis específico e individualizador de cada
594
caso concreto, con valor predominante del factor humano".
1) Exordio
Por tanto, se reconoce a nivel constitucional "la preeminencia del trabajo como
principio ordenador del sistema jurídico, de modo que el titular cuenta con un haz de
617
derechos frente al Estado para que este lo proteja de intervenciones de terceros", lo
que implica "la valoración del trabajo como un atributo que surge de la propia dignidad
del sujeto que presta servicio", y esto implica la consideración de que los trabajadores
dispongan "de los medios idóneos para defender sus intereses ante una probable
618
situación de desventaja".
La pregunta es: ¿cuáles son estas formas de protección? Esto quiere decir, de qué
modo se ampara, favorece y defiende el trabajo o si acaso es requerido desde otra
perspectiva, cuáles son las condiciones necesarias que permiten su tutela. En cierta
medida, existe consenso constitucional en determinados aspectos como el
establecimiento de una remuneración por el trabajo realizado, condiciones de
seguridad e higiene, limitación de la jornada laboral, derechos irrenunciables,
protección a la maternidad, limitación a la autonomía privada y a la tutela
620 621
administrativa, pero poca claridad con respecto al despido.
Así, "se coloca en un lugar central el coste del despido como elemento orientador de
los procesos económicos que favorecen o distorsionan el mercado de trabajo y la
623
creación de empleo", centrando la creación de empleo en la voluntad del
empresario, paradigma propio del neoliberalismo, como ya se comentó.
En primer lugar, se establece como principio básico que no podrá ponerse término a
la relación de trabajo a menos que exista para ello una causa justificada relacionada
con la capacidad o la conducta del trabajador, o basada en las necesidades de
funcionamiento de la empresa, establecimiento o servicio, delimitando, a su vez,
determinados motivos que no constituirán causa justificada. De igual forma, se
introduce la limitación, que no debería darse por terminada la relación laboral por una
falta del trabajador o desempeño insatisfactorio a menos que el empleador lo haya
631
prevenido o instruido por escrito de manera apropiada.
En este contexto, rige una limitación gravitante a la autonomía de las partes, que se
expresa en el "principio de indisponibilidad tipológica", esto es, que las causas justas
de despido solo pueden ser establecidas por el legislador y no por las partes,
circunstancia que determina que la calificación de gravedad de los incumplimientos
contractuales y la conductas que los configuran, o bien las hipótesis económicas, son
ponderadas y resueltas por los tribunales de justicia, ya que, de otro modo, se estaría
autorizando indirectamente a las partes y, en particular, al empleador, a establecer
motivos causales de terminación del contrato.
En relación con cuáles son los derechos fundamentales en juego, la doctrina laboral
ha elaborado la distinción entre derechos fundamentales específicos e
650
inespecíficos, que se asocia a dos fases de la constitucionalización:
651
constitucionalismo social y ciudadanía en la empresa.
Los derechos laborales específicos serán aquellos de los que son titulares los
trabajadores asalariados o empleadores, en tanto sujetos de la relación laboral,
conformados por la libertad sindical, huelga y negociación colectiva, y serán
inespecíficos aquellos que posee el trabajador como persona, entendidos como
derechos de carácter general estrictamente no laborales de los que es titular todo
652
individuo del grupo social, ejercidos en una relación laboral de la que son parte.
Por su parte, la segunda limitación expresa viene dada por los artículos 485 y
siguientes del Código del Trabajo. Ante la ausencia de un método confiable y
conocido por los operadores jurídicos que permita resolver el conflicto o la colisión de
derechos fundamentales que surja entre trabajadores y empleadores, se incorpora
dentro de los procedimientos especiales uno dedicado a las contiendas que afectan
los derechos fundamentales de los trabajadores, denominado comúnmente como
662
procedimiento de tutela laboral.
La citada norma entrega una descripción legal con respecto a qué debe entenderse
como afectación de los derechos constitucionales de los trabajadores, señalando que
se entenderá que los derechos y garantías resultan lesionados cuando el ejercicio de
las facultades que la ley le reconoce al empleador limita el pleno ejercicio de aquellas
sin justificación suficiente, en forma arbitraria o desproporcionada, o sin respeto a su
contenido esencial. En igual sentido, se entenderán las represalias ejercidas en contra
de trabajadores por el ejercicio de acciones judiciales, por su participación en ellas
como testigo o haber sido ofrecidos en tal calidad, o bien como consecuencia de la
labor fiscalizadora de la Dirección del Trabajo.
665
Esta última regla se ve fortalecida con la prueba indiciaria o alivio probatorio, que
se concede al trabajador según lo dispone el artículo 493, que impone al empleador
demostrar la "proporcionalidad" de las medidas que se estiman lesivas de los
derechos constitucionales del trabajador.
La ley laboral señala en el artículo 489 del Código del Trabajo que, si la conducta
lesiva se produce con ocasión del despido, exclusivamente el trabajador afectado
podrá recurrir ante los tribunales de justicia para que el juez determine si ha existido
667
vulneración de sus derechos fundamentales con ocasión del despido.
Por otra parte, nos encontramos ante una segunda hipótesis, que se configura
cuando el despido vulneratorio de derechos fundamentales conlleva la vulneración de
la garantía de no discriminación y esta es calificada como grave por el tribunal. Según
670
la legislación nacional, en aquellos casos en que el despido vulneratorio sea
discriminatorio y además grave, el trabajador podrá optar entre el referido cúmulo de
indemnizaciones o su reintegro, debiendo el juez, en tal caso, decretar las medidas
necesarias para la reparación de las consecuencias derivadas de la vulneración de
671
derechos fundamentales, destacándose, en la práctica, la condena al pago de las
remuneraciones que se dejó de percibir por el despido, hasta la fecha efectiva del
reintegro, lo cual revela que la sentencia priva de efectos al despido, constituyendo
una excepción al efecto constitutivo del despido.
12Ugarte, J. (2015). Derecho del Trabajo: invención, teoría y crítica. Santiago: Thomson Reuters, p. 35.
13Kennoy, T. (1994). "La creación de mecanismos de control", en J. F. Hartley, Relaciones laborales. La psicología de la influencia y del control en el trabajo.
Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, p. 165.
14En general ver: Domínguez, A. y Mella, P. (2015). "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social". Revista de Derecho UCN (Coquimbo), 22.1,
pp. 105-148.
15Hyman, R. (1981). Relaciones industriales: una introducción marxista. Madrid: Blume, p. 38.
16Kahn-Freund, O. (1987). Trabajo y Derecho. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, p. 65.
17Indica Kahn-Freund, O. que "las legítimas expectativas entre trabajadores y empresarios pertenecen a la clase de las que inevitablemente entran en conflicto.
Los empresarios pueden legítimamente aspirar a encontrar fuerzas de trabajo a un precio que les permita un margen razonable para la inversión, y los
trabajadores del mismo modo, pueden legítimamente aspirar a que su nivel real de salario no permanezca estancado, sino que se incremente progresivamente.
Los empresarios pueden expresar su interés legítimo en encontrar el trabajador más adecuado para cada puesto de trabajo; los trabajadores pueden expresar un
interés legítimo en obtener un puesto de trabajo para cada trabajador en desempleo". Kahn-Freund, O. (1987). Trabajo y Derecho, ob. cit., p. 112.
18Baylos, A. (2009). Sindicalismo y Derecho Sindical. Albacete: Bomarzo, p. 11.
19Muy por el contrario de los orígenes del Derecho del Trabajo. Como indicó Supiot "la sociología velaba ya en la cuna del derecho del trabajo. Por vez primera
en la historia del derecho, la percepción jurídica de una relación social viene precedida por el conocimiento sociológico de esta relación. Esto bastaría para
distinguir radicalmente el derecho civil de Derecho del Trabajo. Sean cual sean sus raíces históricas e ideológicas". Supiot, A. (1996). Crítica del Derecho del
Trabajo. Madrid: Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales, p. 218.
20Indica Javillier que en tal contexto "el jurista debe dar prueba de gran humildad", a propósito del método de análisis y la autorreferencia epistemológica del
derecho. Javillier, J. (1982). Derecho del Trabajo. Madrid: Instituto de Estudios Laborales y Seguridad Social, pp. 28 y ss.
22Vid. Kelsen, H. (2005). Teoría pura del Derecho. Buenos Aires: Porrúa.
23Vid. Guastini, R. (1989). "Kelsen y Marx", en O. Correa, El otro Kelsen. Distrito Federal: Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 79-98; Ruiz Manero,
J. (1986). Sobre la crítica de Kelsen al marxismo. DOXA (03), pp. 191-231.
24Vid. Barbagelata, H. (2009). Curso sobre la evolución del pensamiento iuslaboralista. Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria y Romagnoli, U. (1997).
El derecho, el trabajo y la historia. Madrid: Consejo Económico y Social.
25Interrogante y proposición tomada de Baylos, A. (2014). "Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo", en A. Baylos, Modelo de Derecho
del Trabajo y cultura de los juristas. Albacete: Bomarzo, p. 15 y genéricamente en las observaciones planteadas en su obra Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo:
modelo para armar. Madrid: Trotta.
26Palomeque, M. (2011). Derecho del Trabajo e ideología. Madrid: Tecnos, pp. 19 y ss.
27Lo anterior por cuanto "el fundamento histórico del Derecho del Trabajo permite conocer su sentido y función actual a luz de los ordenamientos jurídicos
laborales vigentes en las sociedades capitalistas, es decir, lo que en el plano jurídico político representa hoy el Derecho del Trabajo". Monereo, J. (1996). Algunas
reflexiones sobre la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo. Madrid: Cuaderno Civitas, p. 21.
28Baylos, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo, ob. cit., p. 15.
30Palomeque, M. (2011). Derecho del Trabajo e ideología, ob. cit., p. 20; Baylos, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo,
ob. cit., p. 15; Monereo, J. (1996). Algunas reflexiones sobre la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 21.
31Entendemos la palabra "crítica" en el contexto de oposición entre "teoría tradicional" y "teoría crítica" que desarrolla Horkheimer, en el sentido de hacer propio
un momento evaluativo de la razón en el plano del deber ser. Horkheimer, M. (1998). Teoría Crítica. Buenos Aires: Amorrortu Editores, pp. 257 y 270. Sobre el
punto y con mayor profundización en la confluencia teórica de las escuelas críticas de pensamiento, ver Villalobos, M. (2010). Ciencia Social como Crítica Social.
La revolución epistemológica de Karl Marx. Santiago: LOM.
32Acá seguimos a Adorno, en el sentido que el inicio de toda ciencia social debe encontrarse en los problemas de la sociedad misma. Ver Adorno, T. (1973).
"Sobre la lógica de las Ciencias Sociales", en T. E. Adorno. La disputa del positivismo en la sociología alemana (pp. 121-138). Barcelona: Grijalbo.
33Al respecto Simmel, G. (2010). El conflicto. Sociología del antagonismo. Madrid: Equitur; Coser, L. (1970). Nuevos Aportes a la Teoría del Conflicto Social.
Buenos Aires: Amarrortur; McNeil, B. (1975). La naturaleza del conflicto humano. Distrito Federal: Editorial FCE; Balandier, G. (1993). El desorden. La teoría del
caos en las ciencias sociales. Distrito Federal: Gedisa; Fromm, E. (1986). Anatomía de la destructividad humana. Distrito Federal: XXI.
34Marx, K. (1983). "Prólogo de la contribución a la crítica de la economía política", en K. Marx, El manifiesto comunista y otros ensayos. Madrid: Sarpe, p. 214.
35Se distingue entre propiedad en el empleo, estabilidad absoluta, estabilidad relativa (propia e impropia). Walker, F. (1990). Terminación del Contrato de
Trabajo, Cepet, Santiago, pp. 9-16. De igual forma se distingue entre estabilidad en el trabajo o actividad, estabilidad en la empresa y estabilidad en el puesto de
trabajo, consideraciones que tienen distintos alcances, Pérez Rey, J. (2004). Estabilidad en el empleo, ob. cit., pp. 22 y ss.
36Álvarez, A. (2021). "Reflexiones generales sobre el modelo de regulación del despido en Europa", en I. Rojas, La protección ante el despido laboral.
Santiago: Ediciones Jurídicas de Santiago, p. 48.
37Rojas Miño, I. (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit., pp. 107-143.
38Gamonal, S. y Guidi, C. (2011). Manual del contrato de trabajo. Santiago, LegalPublishing, p. 68.
39Arellano, P. (2017). "Causales de término de la relación de trabajo y el Convenio Nº 158 de la OIT: el desahucio y la exigencia de motivación de la causal", en
Estabilidad en el Empleo. Estudios Homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz, Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Santiago,
p. 47.
40Álvarez, A. (2021). Reflexiones generales sobre el modelo de regulación del despido en Europa, ob. cit., pp. 39 y ss.
41Monereo Pérez, J. L. y Fernández Avilés, J. A. (1997). "La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas", en Castiñeira Fernández,
J. (coord.), Presente y futuro de la regulación del despido. Pamplona: Aranzadi, p. 172.
42García Murcia, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA. VV., Derecho del Trabajo, Madrid, Tecnos, pp. 532 y ss.; Albiol Montecinos, Ignacio
(2011). "Despido Disciplinario", AA. VV., Extinción del Contrato de Trabajo, Valencia, Tirant lo Blanch, pp. 894 y ss.
43Baylos Grau, A. (2014). "Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo", en Baylos Grau, A. (coord.): Modelo de Derecho del Trabajo y
cultura de los juristas. Bomarzo. Albacete, pp. 15 y ss.
44Walker Errázuriz, F. (2010). "Indemnización por años de servicios en el Chile de hoy: su mantención, modificación o supresión" (parte I), Revista Laboral
Chilena, año 2010, Nº 12, p. 90.
45Baylos Grau, A. (2014). Modelos de Derecho del Trabajo y cultura Jurídica del Trabajo, ob. cit., pp. 16 y ss.; Monereo Pérez, J. L., Algunas reflexiones sobre
la caracterización técnico-jurídica del Derecho del Trabajo. Madrid. Cuaderno Civitas, 1996, pp. 21 y ss.; Palomeque, Manuel (2011). Derecho del Trabajo e
ideología. Madrid: Editorial Tecnos, pp. 19 y ss.
48Pérez Rey, J. (2004). Estabilidad en el empleo, ob. cit., pp. 21 y ss.; Montoya Melgar, A., "La estabilidad en empleo: recuperación de un principio", en Revista
del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Nº 33 (2001), pp. 61 y ss.; Martínez Emperador, R. (1983). Estabilidad en el empleo y contratos temporales, Instituto
de Estudios Laborales y Seguridad Social, Madrid, pp. 2 y ss.
50Frase utilizada por Romagnoli en distintas obras para referirse a la Estabilidad en el Empleo.
52En Chile, de manera matizada López Oneto, M. (2013). El principio de protección a la fuente del empleo en Chile. Pasos hacia un derecho del trabajo
bidireccional, LegalPublishing-Thomson Reuters, Santiago, Mercader Uguina, J., Los principios de aplicación del Derecho del Trabajo. Formación, decadencia y
crisis. Tirant lo Blanch, Valencia, 2014.
53López, D. (2004). "¿Derecho del trabajo o derecho del empleo? la nueva función de la legislación laboral y la reducción de los derechos en el trabajo", en
Gaceta Laboral, vol. 10, Nº 1, enero-abril, pp. 21-43, Universidad del Zulia Venezuela; Jeammaud, A., "Cambios y futuro del derecho del trabajo en Francia", en
Contextos Revista Crítica de Derecho Social, Buenos Aires, Nº 1, 1997, p. 248; Ugarte Cataldo, J. L., Derecho del Trabajo: Invención, Teoría y Crítica, Thomson
Reuters, Santiago, 2014, pp. 52 y ss.
54Supiot, A. (2010). "Perspectiva jurídica de la crisis económica de 2008", Revista Internacional del Trabajo, 129, Nº 2, p. 168.
55Ibid., p. 171.
56Ibid.
57Ugarte Cataldo, J. L. (2004). Derecho del Trabajo, Flexibilidad Laboral y Análisis Económico del Derecho. Santiago, Editorial LexisNexis, pp. 47 y ss.
58Boyer, R. (1986). La flexibilidad del trabajo en Europa, Centro de publicaciones Ministerio del Trabajo y Seguridad Laboral, Madrid, p. 280.
59Ramos Quintana, M. (2009). "Debates en torno al despido en España y amortización objetiva y colectiva de puestos de trabajo", en Revista de Derecho Social,
Nº 47, p. 22.
60Vid. Rojas Miño, I. (2013). "La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno", en Revista de
Derecho de Valparaíso, 41; Rojas Miño, I. (2014). "La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de protección ante el despido", Revista Ius et
Praxis, 20.
61Baylos Grau, A. (2009). "Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del Derecho del Trabajo", en Revista de Derecho Social, 46, pp. 12
y 13.
62Marzi, Daniela (2012). "Defender el trabajo, banalizar el despido", en Estudios Laborales, Nº 6, Thomson Reuters, pp. 41 y ss.
63A modo representativo vid. Hayek, F. (1986). "El paro y los sindicatos en los años ochenta", en Lecturas de Economía Política (coord.: Huerta de Soto,
Jesús) vol. 2, Unión Editorial, Madrid, pp. 55 y ss.; Huerta de Soto, J. (2001). Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Unión Editorial, Madrid,
pp. 41-85; Hayek, F. (2008). Los fundamentos de la Libertad, Unión Editorial, Madrid, p. 160.
64Baylos Grau, A. y Pérez Rey, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, Trotta, Madrid, p. 30; Pérez Rey, J. (2004). Estabilidad en el empleo,
ob. cit., p. 34.
65Para una propuesta en este sentido desde la racionalidad del Derecho del Trabajo vid. Marzi, D. (2012). Defender el trabajo, banalizar el despido, ob. cit.
66Parafraseando a Palomeque López, C. (1945). "Un compañero de viaje histórico del Derecho del Trabajo: la crisis económica", Revista de Política Social,
Nº 143, pp. 15-21.
67Romagnoli, U. (2017). "La inevitable licencia para despedir", en Estabilidad en el Empleo. Estudios Homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz,
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Santiago, p. 321.
68En Chile entre 1981 y 1919, uno de los problemas centrales del trabajo y la existencia del proletariado era "la inseguridad permanente en el trabajo" al que se
suma "la carencia de legislación que impidiera los despidos injustos". En esos momentos "no existían disposiciones legales para contratar a los obreros ni, muchos
menos, para impedir que pudiera ser despedido repentinamente y sin causa justificada". "La falta de protección legal para los obreros era una situación que
afectaba a todos los trabajadores del país. Muchos de ellos se reúnen y solicitaban de las autoridades y del Congreso una ley especial que establezca la forma en
que debe notificarse la cesación del trabajo a los obreros en general. Pasarán muchos años antes que sean escuchados". Ortiz Letelier, Fernando. El Movimiento
Obrero en Chile (1981-1919). LOM, Santiago, 2005, pp. 84 y 85. Se recomienda ver Romagnoli, U. El Derecho, el Trabajo y la Historia, CES, Madrid, 1997, pp. 132
y ss., para una descripción histórica de la conformación y disputa en la regulación del despido en Italia.
70Ibid., p. 49.
71Supiot, A. (1999). Trabajo y Empleo. Transformaciones del trabajo y futuro del Derecho del Trabajo en Europa, Tirant lo Blanch, Valencia, p. 36.
73Vid. Bertola, G. et al. (2000). "Protección del empleo en los países industrializados y necesidad de nuevos indicadores", Revista Internacional del Trabajo,
2000, vol. 1999, Nº 1; Baccaro, L. &Rei, D. 2007. "Institutional determinants of unemployment in OECD countries: Does the deregulatory view hold water?",
International Organization, vol. 61, Nº 3; Sangheon, L. et al. (2008). "El indicador de normas del trabajo del Banco Mundial. Averiguaciones y críticas recientes",
Revista Internacional del Trabajo, vol. 127, Nº 4; Heimberger, P.; Kapeller, J., y Schu¨tz, B. (2017). "The NAIRU determinants: What's structural about
unemployment in Europe?", Journal of Policy Modelling, vol. 39, Nº 5.
75Como ejemplo de lo anterior, ver el caso español: Herrero, D. et al., "¿Conduce la flexibilización a menor desempleo? Un análisis empírico del mercado
laboral español", Revista Internacional del Trabajo. 2020, vol. 139, Nº 3.
78Baylos Grau, A. y Pérez Rey, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 47 y ss.
80Sinzheimer, H. (1984). La esencia del Derecho del Trabajo, Crisis económica y Derecho del Trabajo, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, p. 75.
81Domínguez Montoya, A. y Mella Cabrera, P. "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social", en Revista de Derecho Universidad Católica del Norte
22 (2015), pp. 105-148.
82Foucault, M. (2008). Nietzsche, la Genealogía, la Historia. Pre-textos, Valencia, pp. 17, 18 y ss.; 36 y ss.; Foucault, M. (2006). Defender la Sociedad. Curso
en el Collège de France (1975-1976), FCE, D.F., pp. 35, 42, 43; Foucault, M. (2007). Historia de la Sexualidad. La voluntad del saber. Siglo XXI, Buenos Aires,
pp. 74 y ss.
83Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, p. 153 y ss.; Foucault, M. (1995). La verdad y las formas
jurídicas. Gedisa, Barcelona, pp. 133 y ss.
84Baylos Grau, A. y Pérez Rey, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 44.
86Baylos Grau, A. (2000). "Por una (re)politizacio´n de la figura del despido", Revista de Derecho Social, Nº 12, p. 10.
87Moulian, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito. LOM, Santiago y Larraín, J. (2016). Identidad Chilena. LOM, Santiago. En un contexto general: Bauman,
Z. (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa, Barcelona.
89Ibid., p. 90.
91Moulian, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito, ob. cit., pp. 103, 104, 105, 118 y 119.
92Baylos Grau, A. y Pérez Rey, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 44 y ss.
93Foucault, M. Vigilar y castigar, (Nº 82), pp. 141 y 142; Foucault, M., "La verdad", cit. (Nº 82), pp. 128 y ss., pp. 132 y ss. De Gaudemar, J. P., El orden y la
producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, (Madrid, Ed. Trotta, 1991), pp. 42 y ss.
96Castillo, C. (1991). "Estudio Introductorio", en J. De Gaudemar, El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica. Madrid: Trotta, p. 20.
98Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo XXI, pp. 141 y 142; Foucault, M. (1996). La verdad y las formas jurídicas, ob. cit., pp. 128 y ss.,
pp. 132 y ss.; De Gaudemar, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica. Madrid: Trotta, pp. 42 y ss.
99Sobre tal debate ver Katz, C. (2000). La teoría del control patronal: balance de una discusión. Estudios del Trabajo, 19, 10-26; Barrios, L. (2008). "El debate
sobre el proceso de trabajo: balance de una discusión". Observatorio Laboral (vol. 1, Nº 2), pp. 65-79.
100De Gaudemar, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit.; Edwards, R. (1979). Contested terrain: The
transformation of the workplace in the Twentieth Century. Nueva York: Basic Books; Edwards, R. (1983). "Conflicto y control en el lugar de trabajo", en L. Toharia,
Mercado de trabajo. Teorías y aplicaciones (pp. 141-155). Madrid: Alianza; Friedman, A. (1977). Industry and labour. Class struggle at work and monopoly
capitalism. Londres: Macmillan, entre otros.
101Burawoy, M. (1970). El consentimiento en la producción. Madrid: Editorial del Ministerio de Trabajo; Dore, R. (1973). British Factory, Japanese Factory: The
Origins of National Diversity in Industrial Relations. Berkeley: University of California Press; Lincoln, J. y Kalleberg, A. (1990). Culture, Control and Commitment.
Cambridge: Cambridge U. Press, entre otras.
102Revilla, J. y Tovar, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado. REIS (135), 47-68, pp. 49 y 50; Finkel, L.
(1996). La Organización Social del Trabajo. Madrid: Pirámide, p. 331.
103De Gaudemar, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., pp. 53 y ss.
104Estas ideas cobran importancia a partir de los postulados desarrollados por Harry Braverman y el debate generado por sus teorizaciones. Sobre el punto ver
Braverman, H. (1983). Trabajo y capital monopolista. Distrito Federal: Nuestro Tiempo. Sumado a las citas anteriores, para alguna de las principales objeciones y
defensas a su teoría de la descualificación del trabajo y el control taylorista como única lógica que preside el proceso de trabajo, ver los siguientes trabajos
compilatorios: Wood, S. (1982). The Degradation of work?: skill, deskilling, and the labour process. Londres: Hutchinson; Richard Hyman (coord.), W. S. (1993).
Nuevas tecnologías y relaciones industriales. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Para un resumen del debate señalado recomendamos Finkel, L.
(1996). La Organización Social del Trabajo, ob. cit., p. 250, capítulos 4 y 5.
105Katz, C. (2000). La teoría del control patronal: balance de una discusión, ob. cit.
107De Gaudemar, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., p. 44.
108Friedman, A. (1977). Industry and labour. Class struggle at work and monopoly capitalism, ob. cit., pp. 105-114.
109Friedman, A. (1977). Industry and labour. Class struggle at work and monopoly capitalism, ob. cit., pp. 48, 78 y 79.
110Edwards, R. (1979). Contested terrain: The transformation of the workplace in the Twentieth Century, ob. cit., p. 16.
116Lo anterior es explicado por la idea que Burawoy denominaría "el juego de arreglárselas". Sobre el punto ver el capítulo 5 ("El proceso productivo como
juego") de su obra El consentimiento en la producción.
117Revilla, J. y Tovar, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 49.
118Vid. Crespo, E.; Revilla, J. y Serrano, A. (2006). "La psicologización política del trabajo", en A. Dorna, Psicología Política. Bogotá: Psicom Editores.
119Revilla, J. y Tovar, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., pp. 50 y ss.
120Ibid.
122Revilla, J. y Tovar, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 50.
123Alonso, L. y Fernández, C. (2009). "Usos del trabajo y formas de la gobernabilidad la precariedad como herramienta disciplinaria", en E. E. Crespo, Trabajo,
subjetividad y ciudadanía: paradojas del empleo en una sociedad en transformación (pp. 229-258). Madrid: CISS.
De igual forma Montes, J. (2007). "Reflexiones teóricas en torno al estudio del conflicto laboral. Los procesos de construcción social de la resistencia". Trabajo y
Sociedad (VIII), pp. 1-25.
124Ugarte, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho. Santiago: LexisNexis.
125Revilla, J. y Tovar, F. (2011). El control organizacional en el siglo XXI: en busca del trabajador autodisciplinado, ob. cit., p. 61.
127Sin perjuicio de lo anterior existen divergencias doctrinarias respecto de la autonomía de este en diferenciación con el Poder de Dirección. Sobre el punto
ver Montoya, A. (1965). El poder de dirección del empresario. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, p. 113; Morato, R. (2011). Derecho de Resistencia y ejercicio
irregular del poder de Dirección. Granada: Comares, pp. 46 y ss.; Terradillos, E. (2004). "El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías". Valencia: Tirant
lo Blanch, p. 19. En Chile, Fernández, R. (2019). "Configuración del poder de dirección del empleador: denominación, naturaleza jurídica, fundamento y contenido".
Revista de derecho (Concepción), 87(245), pp. 51-97.
128Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario. Pamplona: Thomson Reuters-Aranzadi, p. 32.
129Para un análisis en la materia ver Fernández, R. (2019). "Configuración del poder de dirección del empleador: denominación, naturaleza jurídica, fundamento
y contenido". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, 87(245), pp. 51-97 y Fernández, R. (2015). "El poder disciplinario del empleador: Configuración
jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente". Revista de Derecho Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (XLIV).
130Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador. Santiago: Thomson Reuters, p. 46.
132Ibid.
133Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa. Madrid: Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia, p. 42.
134Ferrante, V. (2012). "Fondamento e natura del potere disciplinare", en Maniardi, S. et al., Il potere disciplinare del datore di lavoro, Torino, Utet, p. 2.
135Incluso algunos remontan su aparición a las primeras resoluciones de la Casación Francesa de 1866, sobre cuestiones relativas a las multas. Sobre el
punto ver Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 12 y ss. y Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit.,
pp. 24 y ss.
136Gayat, E. (1998). L'autorite´ de la chose juge´e au pe´nal sur l'instance prud'homale en contestation d'une sanction disciplinaire, Le Droit Ouvrier, p. 515.
138Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 47.
141Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 47.
142Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 47 y ss.
144Camerlynck, G., (1964). Le re`glement des diffe´rends touchant l'exercice du pouvoir disciplinaire, y compris le renvoi, Droit Social, p. 80.
147Ibid.
148Rodríguez, E. (2008). El poder disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 2; Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 26.
151Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 48.
152Ibid., p. 49.
153Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 36 y 37. Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 19.
155Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
158En general la doctrina indica como uno de los hitos jurisprudenciales más significativos del desarrollo de esta teoría, la Sentencia de la Corte de Casación
Francesa de 16 de junio de 1945, en el cual un trabajador fue suspendido de su empleo y de sueldo durante una semana por desobediencia, no obstante, que en
su contrato de trabajo no se había pactado nada sobre la posibilidad de imponer sanciones, ni así también, existía un reglamento interno que regulara el ejercicio
de tales potestades. Fernández, Raúl, pp. 19 y 20; Rodríguez, E. (2008). El poder disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 5; Fernández, M. (1991). El
poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 26.
159Álvarez de la Rosa, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 115.
160Lega, C. (1956). Il potere disciplinarre del datore di lavoro, Milano: Friuffrè, p. 68.
161Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 27; Lega, C. (1956). Il potere disciplinarre del datore di lavoro, ob. cit., p. 61.
162Camerlynck, G. (1964). Le re`glement des diffe´rends touchant l'exercice du pouvoir disciplinaire, y compris le renvoi, Droit Social, p. 80.
163En tal sentido ver las referencias bibliográficas citas por Gil y Gil, José Luis. Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit.
165Supiot, A. (1996). Crítica del Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 32. Sobre el punto ver Gierke, O. (1989). Las raíces del contrato de servicio. Civitas: Madrid.
168Rodríguez, E. (2008). El poder disciplinario y la negociación colectiva, ob. cit., p. 5; Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario,
ob. cit., 65.
170Álvarez de la Rosa, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 115 y ss.
172Ibid., p. 6.
175Domínguez, A. (2014). Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación. Ius Novum, p. 47.
177Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
178Maria, E. "La procedimentalización sindical del ejercicio de los poderes y prerrogativas del empresario", en Escudero Rodríguez, R. (coord.) et al., El poder
de dirección del empresario: nuevas perspectivas, Madrid, La Ley, 2005, p. 271.
180Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 50.
181Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
182Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
183Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
184Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 54.
185Rivero, J. (1986). Limitación de los poderes empresariales y democracia industrial. Zaragoza: Secretario de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza,
pp. 36 y 37.
186Albiol, I. (1990). El despido disciplinario y otras sanciones en la empresa. Bilbao: Ediciones Deusto S.A., pp. 36 y ss.; Baylos, G. (1969). "El despido,
concepto y clases, significación jurídica y social", en G. Baylos, Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Madrid: Universidad de Madrid, pp. 20 y ss.
187Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario. Madrid: Cinca, p. 17.
188Alonso, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 106 y ss.; Gil y Gil, J. (2009). "El concepto de despido disciplinario", en A. Sempere, El Despido: aspectos
sustantivos y procesales. Madrid: Aranzadi, pp. 97 y ss.; Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 17 y ss.;
Montoya, A. (2016). Derecho del Trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 471 y ss.
189Es más, incluso gran parte de la doctrina y jurisprudencia denomina a las causales de Despido Subjetivo como "causales de caducidad", sin perjuicio que
esta expresión tiene un contenido jurídico determinado. Lo anterior se explica como resabio de la denominación utilizada por el legislador en las leyes sociales de
1924 hasta el Código del Trabajo de 1987, expresión que actualmente no está vigente. Utilizando recientemente esta nomenclatura Lizama, Luis &Lizama, Diego,
Manual de Derecho Individual del Trabajo, DER, Santiago, 2020, pp. 238 y ss.
190No obstante, existen algunas posiciones clarificadoras que asumen una postura determinada, en el sentido de entender el despido subjetivo o mal
denominada "caducidad del contrato de trabajo", como una hipótesis de poder disciplinario. Dando algunas luces al respecto: Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo.
Derecho Individual del Trabajo. Santiago: Thomson Reuters, pp. 410 y ss.; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo. Santiago: LegalPublishing,
pp. 102 y ss. Destacamos por su mayor sistematización y desarrollo, el trabajo realizado por Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit.,
pp. 164 y ss. En otros trabajados ya citados: Fernández, R. (2014). "La configuración del poder disciplinario del empleador en el ordenamiento laboral nacional", en
I. Henríquez, Estudios de regulación empresarial. Santiago: LegalPublishing-Thomson Reuters, p. 164; Fernández, R. (2015). El poder disciplinario del empleador:
Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente, ob. cit.; Fernández, R. (2014). "La inmediatez en el ejercicio del poder
disciplinario empresarial: perdón de la causal". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 5(9), 243-258. Por otro lado, negando
expresamente la posibilidad que este sea una expresión de poder disciplinario: Ugarte, J. (2016). Huelga y Derecho. Santiago: Thomson Reuters, pp. 182 y ss.
191Sobre el punto, en honor a la seriedad de sus estudios y los aportes realizados por sus investigaciones sobre del Despido Subjetivo en Chile, es necesario
reconocer el trabajo efectuado por Pedro Irureta Uriarte, sin perjuicio de las diferencias sustantivas e ideológicas en la forma de entender esta variante de despido.
Al respecto ver: Irureta, P. (2013). "La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario". Revista Ius et Praxis, 2(19); Irureta,
P. (2013). "Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato". Revista de Derecho (Valdivia), Nº 2 (XXVI); Irureta, P. (2013). "La ejecución de
actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo". Revista de Derecho (Coquimbo), 20 (2); Irureta, P. (2012). "El estándar normativo de la
injuria laboral". Revista de Derecho (Valdivia), XXV (2); Irureta, P. (2015). "Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos,
omisiones o imprudencias temerarias". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 44; Irureta, P. (2016). "La salida intempestiva y la
negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual". Revista Chilena de Derecho, 43(3); Irureta, P. (2016). "La falta injustificada o sin
aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa". Revista de Derecho, 29(1).
192Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 18.
193Martín, A. (1997). "El efecto extintivo del acto de despido disciplinario", en J. Gárate, Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario: estudios ofrecidos
al profesor Manuel Alonso Olea. Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, pp. 18 y ss.
194Gil y Gil, J. (2009). El concepto de despido disciplinario, ob. cit., p. 98. En el mismo sentido Ortiz, M. (1995). La ejecución de sentencias de despido.
Madrid: ACARL, p. 70.
195Toscani, D. (2009). "Garantías del trabajador frente al despido arbitrario, discrecional o provocado por el propio empresario". Revista Derecho Social, 46,
p. 98.
196Martín, A. (1997). El efecto extintivo del acto de despido disciplinario, ob. cit., pp. 20 y ss.
197Luján, J. (2003). "¿Despido improcedente o desistimiento?". Revista Doctrinal Aranzadi Social (3), p. 8.
198Desdentado, A. y Puebla, A. (2002). Despido y jurisprudencia: la extinción del contrato de trabajo en la unificación de doctrina. Valladolid: Editorial Lex Nova,
p. 25.
199Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 20.
200Rodri´guez-Pin~ero, M. (1997). "Derecho, trabajo y despido. Relaciones laborales", Revista Crítica de Teoría y Práctica (1), p. 5.
201Tal es el caso del desahucio (artículo 161 inciso 2º del Código del Trabajo) de los trabajadores de casa particular, gerentes, subgerentes, agentes o
apoderados, siempre que, en todos estos casos, estén dotados, a lo menos, de facultades generales de administración.
202Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 391 y ss.
203Ibid., p. 395.
204Ugarte, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho, ob. cit., p. 39.
205Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 395.
206Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado. Madrid: Trotta, pp. 25-44.
207Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 111.
208Sobre el punto, tomaremos el razonamiento de Alonso, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 21 y ss.; y 103 y ss.
209Para una descripción del sistema de término en Chile ver: Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 380 y ss. Con
mayor profundidad ver: Rojas, I. (2011). "El sistema de terminación del contrato de trabajo en la evolución histórica jurídica en Chile", en Caamaño, E. y Pereira, R.,
Cincuenta años de la Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Homenaje. Santiago: Abeledo-Perrot.
210Característica propia de un sistema de protección contra el despido. Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 26.
Respecto del modelo chileno estas formalidades se encuentran contenidas en los artículos 162 y 454 Nº 1 del Código del Trabajo.
211Sobre el punto ver la siguiente jurisprudencia: Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014; Corte Suprema, de 15 de septiembre de 2016, rol
Nº 20043-2016; Corte Suprema 17 de enero de 2017, rol Nº 47874-2016. 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014; Corte Suprema 11 de marzo de 2015, rol
Nº 10636-2014; Corte Suprema 12 de octubre de 2016, causa rol Nº 20043-2016; Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014, Corte Suprema 11 de
marzo de 2015, rol Nº 10636-2014, Corte Suprema, 4 de marzo de 2020, rol Nº 6275-2019.
212Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 46.
213Vid. Díez, L. (1993). Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial (vol. II. Las relaciones obligatorias). Madrid: Civitas, pp. 891, 892, 893.
214Hostench, F. (1929). El derecho del despido en el contrato de trabajo. Barcelona: Bosch, pp. 56, 57 y 59.
215Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 137 y ss.; Gamonal, S. (2000). El daño
moral por término del contrato de trabajo. Santiago: Editrem S.A., pp. 54 y ss.; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo. Santiago: LexisNexis, I.
(2013), pp. 443 y ss. Para un análisis más profundo sobre las indemnizaciones por años de servicio en Chile Rojas, I. (2013). "Naturaleza jurídica de la
indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno", en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
(41); Rojas, I. (2014). "La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de protección ante el despido". Ius et Praxis, 20(1).
216Entre otros: I. Corte de Apelaciones de Iquique, 28 de enero de 2015, rol Nº 69-2014; I. Corte de Apelaciones de Valparaíso. Rol Nº 388-12; rol Nº 67-2010;
97-2009; Corte de Apelaciones de la Serena. Rol Nº 117-2009; I. Corte de Apelaciones de Santiago. Rol Nº 783-2011. En esta línea el Tribunal Constitucional
chileno ha indicado que las indemnizaciones que establece la legislación laboral en favor de los trabajadores buscan, se enmarcan en las reglas protectoras de la
libertad de trabajo que, según la Carta Fundamental, el Estado está llamado a establecer para dar garantía a tal derecho. Sentencia Tribunal Constitucional
Nº 7217-2019, 19 de marzo de 2020.
217Walker, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo. Santiago: Editorial Cepet, pp. 13 y 14.
218Principalmente los artículos 159, 160 y 161 del Código del Trabajo.
220Ugarte, J. (2004). Derecho del trabajo, flexibilidad laboral y análisis económico del derecho, ob. cit., pp. 39 y ss.
221Tal es el caso del despido de trabajadores con fuero por cargos de representación sindical (artículo 243 del Código del Trabajo), fuero de maternidad
(artículo 201 del Código del Trabajo) y otras fórmulas especiales (artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo), en las cuales existen limitaciones
respecto del despido en su variante subjetiva (artículo 164 del Código del Trabajo), para que en el caso de no ser respetadas, constituyen en determinados casos
una práctica antisindical, que obliga al juez laboral, en su primera resolución disponer, de oficio o a petición de parte, la inmediata reincorporación del trabajador a
sus labores y el pago de las remuneraciones y demás prestaciones derivadas de la relación laboral durante el período comprendido entre la fecha del despido y
aquélla en que se materialice la reincorporación (artículo 292 del Código del Trabajo), siendo similar la situación de trabajadoras con fuero maternal (artículo 201
del Código del Trabajo). Situación similar, se presenta en los despidos declarado como vulneratorios de derechos fundamentales, en los que en el caso de
declararse una discriminación de carácter grave, se podrá optar por el reintegro del trabajador (artículo 489 del Código del Trabajo).
222Tal es el caso de los recargos contemplados en el artículo 168 del Código del Trabajo cuando el despido es injustificado, improcedente, indebido o abusivo.
Situación similar ocurre respecto de la indemnización adicional de 6 a 11 remuneraciones cuando el despido es vulneratorio de derechos fundamentales (artículo
489 del Código del Trabajo). Sobre el punto ver Rojas Miño, Irene (2014). "La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de protección ante el
despido". Ius et Praxis, 20(1), 91-122, en especial, pp. 104 y ss. De manera más específica Rojas Miño, Irene (2013). "La naturaleza jurídica de la indemnización
por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno". Revista de derecho (Valparaíso), (41), pp. 107-143.
223Respecto de la naturaleza punitiva de las indemnizaciones adicionales en el procedimiento de tutela de derechos fundamentales Ugarte, J. (2009). Tutela
de derechos fundamentales del trabajador. Santiago: LegalPublishing, p. 90; Ugarte, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo. Santiago: Thomson
Reuters, pp. 84 y ss. En sentido contrario Gamonal, S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos laborales. LexisNexis: Santiago, p. 39; Gamonal, S. y Guidi C.
(2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 316. Para una sistematización y exposición de tales argumentos ver Gamonal, S. (2016). "El daño moral en el
artículo 489 del Código del Trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 47. En la jurisprudencia vid. Corte Suprema, rol
Nº 23096-2019, de 19 de agosto de 2020.
225Entre otros; Pérez, J. (2013). El despido disciplinario. Albacete: Bomarzo, p. 39; Alonso, M. (1959). El despido, ob. cit., pp. 107 y ss.; Sagardoy, J. (1969). El
despido laboral y los expedientes de crisis. Bilbao: Deusto, pp. 21 y ss.; Alonso, M. y Casas, M. (2003). Derecho del Trabajo. Madrid: Civitas, p. 463; Monereo, J. L.
et al. (2015). Manual de Derecho del Trabajo. Granada: Comares, p. 603. Recientemente y con mayor profundidad ver Villalba, A. (2018). La condición resolutoria
consignada en el contrato de trabajo: Comares.
227Sobre el punto ver Sepúlveda, M. (1971). Ensayo sobre el concepto de terminación del contrato de trabajo. Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
228Una posición contemporánea que niega expresamente la posibilidad de entender el despido disciplinario como forma de resolución contractual en Chile
Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 164 y ss.
229Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 273, Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit.,
p. 280.
230Para la doctrina se ha indicado que su sustrato se encuentra en realizar por parte del trabajador una actividad contraria a su obligación de actuar de buena
fe, de respectar el secreto profesional, la prohibición de competencia desleal y cláusulas de no competencia, abarcando incluso el contenido ético del contrato,
reconduciendo su justificación al incumplimiento contractual en consonancia con los intereses empresariales. Entre otros Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo.
Santiago: LexisNexis, pp. 176 y ss. Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 53 y ss.; Vivanco, M. (1994). El despido
laboral. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 67 y ss.
231Se ha dicho que "todo contrato de trabajo lleva envuelta una cláusula obvia en orden a que el trabajador concurrirá al ámbito organizativo de su empleador,
al objeto de cumplir las labores con la periodicidad pactada. Si no se ejecuta esa mínima obligación por parte del trabajador, el objeto del contrato se ve frustrado, y
el prestador del servicio incurre en mora provocando de paso eventuales perjuicios al empleador". Se agrega que "la celebración del vínculo laboral implica un
deber inicial del trabajador en orden a cumplir diligentemente las obligaciones pactadas, lo que se concreta en la obligación de dar en su trabajo el rendimiento
propio o normal de un deudor laboral". Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 42.
232Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 57. Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., pp. 69 y ss.
234Tal es el caso de la causal contemplada en el artículo 160 Nº 7 del C.T. Se ha dicho por la doctrina que "la obligación de una de las partes, es la obligación
de la otra y violando un contratante cualquiera de las cláusulas del contrato, sean éstas expresas, tácitas o subentendidas, será causal suficiente para poner
término al vínculo contractual". Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253. En similar sentido Vargas Miranda, R., Terminación del
contrato de trabajo, II, ob. cit., p. 333. Esto último ha permitido entender su naturaleza jurídica desde la lógica civilista, particularmente desde la "condición
resolutoria del contrato" pudiendo ser demandada la extinción por la parte diligente al no cumplirse por la contraria lo pactado, "dando derecho al acreedor de
trabajo a poner justificadamente término al contrato". Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 60.
235En este apartado utilizaremos los argumentos de Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 25 y ss. que
encuadraremos en el modelo nacional. También haremos alusión en los siguientes párrafos a las reflexiones indicadas por Fernández, R. (2016). El poder
disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 168 y ss., quien se pronuncia sobre el punto en comparación con la condición resolutoria tácita y expresa en Chile.
236Tal es el caso, respectivamente, del pacto comisorio calificado y la condición resolutoria tácita en Chile.
237El ordenamiento jurídico chileno otorga la potestad de término del contrato al empleador, sin que intervenga un tercero, siendo este un acto jurídico
unilateral y de efecto constitutivo.
239Sobre el punto ver artículos 160, 162 y 168 del Código del Trabajo.
243La jurisprudencia y doctrina mayoritaria estima improcedente que por la vía de la estipulación contractual, se califique a priori cualquier incumplimiento como
constitutivo de una infracción grave a las obligaciones que impone el contrato, porque tal calificación compete exclusivamente a los tribunales de justicia en función
de los hechos efectivamente acreditados en el curso del proceso. (Entre otras: Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9, Iturra Tapia, M., Aspectos
laborales relacionados con el cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales,
ob. cit.; Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de septiembre de 2000, rol Nº 1295-2000; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol Nº 6660-2001;
Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2006, rol Nº 2363-2005).
Resulta determinante para la jurisprudencia el hecho de que el vínculo de trabajo sea considerado como un contrato de adhesión (Corte Suprema, 30 de enero de
1995, rol Nº 6053. Citado en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40). En similar sentido Corte Suprema, 3 de septiembre de 2002, rol Nº 2705-2002; Corte de
Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol Nº 2198-2005, como así también el principio de irrenunciabilidad de derechos (Corte Suprema,17 de abril
de 2000, rol Nº 2449-1999. Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001), en la medida que aceptar la posibilidad de calificar el incumplimiento laboral grave
sin una ponderación judicial conllevaría que finalmente quien detenta el poder dentro de la misma fije unilateralmente el contenido de su propio poder disciplinario.
Incluso, es más, dicha posibilidad puede significar infracción los artículos 160 y 5º del C.T. porque involucra ampliar el campo de las causales de terminación del
contrato de trabajo (Corte de Apelaciones de Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol Nº 2703-2005) más allá
de los propios términos de tipología causal establecida por el legislador.
Este criterio ha sido compartido por la Dirección del Trabajo, quien ha resuelto reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el empleador
describa conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o caducidad del contrato de trabajo. No obstante, la determinación de si ellas encuadran o no
en las causales previstas por la ley compete, en definitiva, a los Tribunales de Justicia. (Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de
2003; en idéntico sentido Corte de Apelaciones de Arica, 15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008).
244Una de las principales observaciones que se han realizado por la doctrina en la caracterización del despido disciplinario, es la vigencia del "principio de
indisponibilidad tipológica", esto es, que las causas justas de despido solo pueden ser establecidas por el legislador y no por las partes. Gamonal, S. y Guidi C.
(2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 277.
246Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 29.
247Entre otros: Rodríguez-Piñero, M. (1997). "Derecho, trabajo y despido". Relaciones Laborales (1), pp. 4 y ss.; Rodríguez-Piñero, M. (1996). "Lo individual y lo
colectivo en el despido objetivo". Relaciones Laborales (12), pp. 4 y ss.; Baylos Grau, Antonio y Pérez Rey, Joaquín (2009). El despido o la violencia del poder
privado, ob. cit.; Albiol, I. (1990). El despido disciplinario y otras sanciones en la empresa, ob. cit.
248Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 34 y ss.
249Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 33.
250Seguiremos en este punto y en gran parte lo indicado por Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 247 y Suppiej, M. (1982). Il
rapporto di lavoro. Costituzione e svlogimento. Padova: Cedam, pp. 149 y ss.
252En este sentido, Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 232.
253Ibid.
256Tal es el caso de la Ley Nº 4.053, publicada el 29 de septiembre de 1924 y promulgada el 8 de septiembre de 1924, que en su artículo 5º regulaba causales
objetivas y subjetivas de término del contrato.
257Vid. Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 229; Cremades, B. (1969). La sanción disciplinaria en la empresa. Madrid: Instituto
de Estudios Constitucionales, p. 171. No obstante, no existe uniformada en el sentido de entender que la función disciplinaria sea punitiva, sino que más bien
correctiva. Por todos ver Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 114 y ss.
259Ibid., pp. 248 y ss. Para un resumen de los fines del poder disciplinario empresarial y su contextualización en Chile, recomendamos Fernández, R. (2016). El
poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 38 y ss., del cual tomamos la conceptualización de los tipos de fines que cumple el mismo en el contexto del poder
disciplinario en los párrafos que siguen.
260Ver Roxin, C. (1997). Derecho Penal. Parte General (vol. I). Madrid: Thomson Civitas, pp. 78 a 108.
263En este sentido, Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., pp. 231 y ss.
264En este punto realizamos una adecuación de lo dicho por Roxin en materia penal. Ver Roxin, C. (1997). Derecho Penal. Parte General, ob. cit., pp. 85 y ss.
265Alonso, M. (1959). El despido, ob. cit., p. 64 y Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 250.
266Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 236.
267En sentido contrario ver Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 114 y ss.
268En Chile, según el artículo 163 del Código del Trabajo, la única posibilidad legal para acceder a la indemnización por años de servicios es cuando la
extinción es producto de aquellos supuestos del artículo 161 del Código del Trabajo, sin perjuicio de las posibilidades de indemnizaciones pactadas individual o
colectivamente.
269"La libreta obrera fue un instrumento de control ampliamente extendido en otros países para todos los trabajadores o para grupos concretos (servidores
domésticos, marinos) con esa u otra denominación". En este contexto, "las funciones de la libreta obrera son, pues, de una triple naturaleza: garantizar que las
nuevas formas de trabajo quedan bajo 'la policía de las manufacturas', o sea, bajo el férreo control de la Administración; vigilar la prohibición de formar 'coaliciones'
entre obreros y, finalmente, la libreta cumple el importante papel de dar seguridad a las relaciones privadas, garantizando al empresario las deudas por anticipos
de salarios. Sin embargo, la verdadera función fue una: estabilizar el mundo obrero. Tan duro fue el papel de libreta que, en la práctica, irá transformándose en un
dispensable documento de identidad". Álvarez, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 119.
270Sinzheimer, H. (1984). "La esencia del Derecho del Trabajo", en H. Sinzheimer, Crisis económica y Derecho del Trabajo. Madrid: Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, p. 75.
271Vid. Domínguez, Á. y Mella, P. (2015). "Trabajo y Derecho: un padre ausente, el conflicto social". Revista de Derecho Universidad Católica del Norte, 22(1),
pp. 105-148.
272Vid. Foucault, M. (2008). Nietzsche, la Genealogía, la Historia, ob. cit., pp. 17, 18 y ss.; 36 y ss.; Foucault, M. (2006). Defender la sociedad, ob. cit., pp. 35,
42, 43; Foucault, M. (2007). Historia de la Sexualidad. La voluntad del saber, ob. cit., pp. 74 y ss.
273Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, ob. cit., pp. 153 y ss.; Foucault, M. (1995). La verdad y las formas jurídicas, ob. cit., pp. 133
y ss.
274Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 44.
276Ibid., p. 44.
277Baylos, A. (2009). "Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del derecho al trabajo". Revista de Derecho Social, 46, 11-30.
278Moulian, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito. Santiago: LOM; Larraín, J. (2016). Identidad chilena. Santiago: LOM. En un contexto general Bauman,
Z. (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona: Gedisa.
282Moulian, T. (2002). Chile Actual. Anatomía de un mito, ob. cit., pp. 103, 104, 105, 118 y 119.
283Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 44 y ss.
284Bourdieu (2000), pp. 65 y ss.; Bourdieu y Passeron (2001), pp. 15-85; Bourdieu (2001), capítulo II.
285Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, ob. cit., pp. 141 y 142; Foucault, M. (1996). La verdad y las formas jurídicas, ob. cit., pp. 128
y ss., pp. 132 y ss.; De Gaudemar, J. (1991). El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., pp. 42 y ss.
287Mainardi, S. (2012). "Le sanzioni disciplinari conservative del rapporto di lavoro", en Mainardi, S. (a cura di) et al.: Il potere disciplinare del datore di lavoro,
Torino, Utet, 2012, p. 90.
288Blaise, H. (1996). "La responsabilité pécuniaire du salarié envers l'employeur", Revue de Jurisprudence Sociale, (68); Mouly, J. (2017). Où l'on voit la Cour
de cassation définir la faute lourde du salarié au visa d'une disposition qui ne la mentionne plus, Droit Social, p. 378; Adam, P. (2016). "La faute lourde, entre
intention et conscience de nuire", Revue de Droit du Travail, p. 100.
291Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 35; Rivero, J. (1986). Limitación de los poderes empresariales y
democracia industrial, ob. cit., p. 83.
292Respecto de la garantía constitucional, se señala que "la sanción disciplinaria solamente será discriminatoria si el empleador frente a trabajadores que
cometieron la misma falta laboral y tienen la misma trayectoria en la empresa aplica a las mismas sanciones diferenciados o, bien, aplica a algunos trabajadores
sanciones y a otros no, fundado exclusivamente en alguna de las razones discriminatorias establecidas en el ordenamiento jurídico". Fernández, R. (2016). El poder
disciplinario del empleador, ob. cit., p. 189; Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit.
293En este caso se vulnerará tal garantía cuando se impongan sanciones más graves a un trabajador en comparación con otros trabajadores que han tenido
conductas o han ejecutado actos idénticos y contemporáneos, sin que exista una justificación probada de tal diferenciación. En tal caso su vulneración se vincula
con el límite de proporcionalidad, ya que las singularizaciones y diferencias deben responder racionalmente a un criterio objetivo o de diferenciación constitucional
válido para la misma, existiendo coherencia entre las medidas adoptadas y el fin perseguido, expresada en un parámetro objetivo que permita observa racionalidad
en la diferencia de trato. Sobre el punto Vid. Terradillos, E. (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, ob. cit., pp. 60-63.
294No obstante lo anterior, la doctrina ha discutido respecto de la proyección de la igualdad de trato, siendo en general su respuesta negativa. Sobre el punto
Durán, F. (1978). "Principio de igualdad de trato en el ejercicio de la facultad disciplinaria". Revista de Política Social (106), Fernández, M. (1991). El poder
disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 316 y ss.; Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., pp. 92 y ss.; Waquet, P. (1991).
La sanction doit elle être la même pour tous les auteurs d'une même faute?, Droit Social, p. 619. En Chile negando tal proyección Fernández, R. (2016). El poder
disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 182 y ss.; Ugarte, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob. cit., pp. 10 y ss.
295Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 42.
296Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 123. Señala el citado autor "poco importa la técnica jurídica que se
invoque. Lo esencial es que, en un Estado de derecho, desde que un poder o derecho se halla sometido al control judicial, su ejercicio podrá declararse ilegítimo si
se ejerce de forma irrazonable, porque lo irrazonable es contrario a derecho".
298Ibid.
300Domínguez, R. (2012). Teoría general del negocio jurídico. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 18.
301Gil y Gil, J. "La noción de despido disciplinario", en Sempere Navarrro, A. (Dir) et al., El despido: aspectos sustantivos y procesales, ob. cit., p. 87; Pompeyo,
G. (2020). Poderes empresariales y resolución del contrato de trabajo por incumplimiento del trabajador, Granada: Comares, p. 57.
303Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 13.
304Tal es el caso del fuero laboral que, más que constituir una limitación, es una garantía de protección para su titular.
305Barbagelata, H. (1953). El derecho común sobre el despido. Montevideo: FCU., p. 28; Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la
empresa, ob. cit., p. 35; Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 42.
306Pérez, J. (2013). El despido disciplinario, ob. cit., p. 50; Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 34.
308Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 58.
309Vid. Lega, C. (1956). Il potere disciplinare del datore di lavoro, Milano: Giuffrè; Assanti, C (1963). Le sanzioni disciiplinari nel rapporto di lavoro, Milano:
Giuffrè; Montuschi, L. (1973). Potere disciplinari e rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 111.
310García, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA. VV., Derecho del Trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 532 y ss.; Albiol, I. (2011). "Despido
disciplinario", en AA. VV., Extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 894 y ss.
312Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 37.
313Ibid.
314Pélissier, J. (1981). Le détournement par l'employeur de son pouvoir disciplinaire, Mélanges dédiés à J. Vincent, Dalloz: Paris, p. 282.
315Ardant, P. (1982). Les libertés publiques dans l'entreprise. Introduction au débat, Droit Social, p. 428.
317Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 60 y 61. Al respecto, en cuanto descripción de nuestro sistema, se
indica sobre el despido que "así no sea absolutamente inmotivado y aunque emane de la voluntad arbitraria del empleador, produce los efectos de terminar el
contrato de trabajo", p. 437.
322Artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo.
324Despidos Antisindicales (artículo 292 del Código del Trabajo) y despido de trabajadoras con fuero maternal (artículo 201 del Código del Trabajo).
325Sobre el punto ver Fernández, R. (2014). La inmediatez en el ejercicio del poder disciplinario empresarial: perdón de la causal, ob. cit. y Fernández, R.
(2015). El poder disciplinario del empleador: Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente, ob. cit., pp. 445 y ss.
326Rojas Miño, I. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 427.
327Fernández, R. (2015). El poder disciplinario del empleador: Configuración jurídica de la sanción laboral que puede imponer al trabajador dependiente,
ob. cit., p. 447.
329Una excepción la constituye la causal de conducta indebida por conductas de acoso sexual. Sobre el punto, indica el artículo 211-E del Código del Trabajo,
que "en conformidad al me´rito del informe, el empleador debera´ dentro de los siguientes quince di´as, contados desde la recepcio´n del mismo, disponer y aplicar
las medidas o sanciones que correspondan".
332Vid. Montoya, A. (2001). La buena fe en el derecho del trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 84 y 85.
333Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de abril de 2008, rol Nº 166-2008.
335Corte Suprema, 2 de diciembre de 2010, rol Nº 6161-2010. Corte de Apelaciones de Rancagua, 1 de julio de 2010, rol Nº 76-2010.
336Corte Suprema, 1 de junio de 2010, rol Nº 1627-2010; Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de enero de 2015, rol Nº 1116-2014; Corte de Apelaciones de
Iquique, 7 de febrero de 2011, rol Nº 104-2010.
338Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., pp. 37 y 38.
339Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 38.
343Corte Suprema, rol Nº 6634-2013, 30 de enero de 2014 y Corte Suprema, rol Nº 3380-2007, 6 de diciembre de 2007. En el mismo sentido Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 9154-2008, 29 de septiembre de 2009 y Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 237-2010, de 20 de julio de 2010.
344Como puede ser el caso en que un trabajador se encuentra con licencia médica, ejerciendo sus vacaciones o en días no laborales, y el empleador decide
aplicar despido disciplinario. En tal contexto puede suceder que el empleador decide el despido y materializa el mismo, pero la comunicación la efectúa por carta
certificada. En tal caso el conocimiento del despido tendrá necesariamente un desfase temporal.
345Sobre el punto seguimos el criterio disidente expuesto en voto en contra por el ministro de la E. Corte Suprema Carlos Cerda y el Abogado Integrante
Carlos Pizarro, en sentencia Corte Suprema, 15 de septiembre de 2015, rol Nº 29884-2014. En la misma línea argumentativa Corte de Apelaciones de
Antofagasta, 10 de junio de 2020, rol Nº 18-2020.
346Vial del Río, V. (2006). Teoría general del acto jurídico. Santiago: Editorial Jurídica, pp. 44 y 45.
347Domínguez, R. (2012). Teoría general del negocio jurídico, ob. cit., pp. 25, 122 y ss.
348Cámara, A. (1996). "La forma del despido y el despido improcedente por defecto de forma", en AA. VV., Estudios sobre el despido: homenaje al profesor
Alfredo Montoya Melgar en sus veinticico años de Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense, Facultad de Derecho, p. 40.
349Ver Corte Suprema, 15 de septiembre de 2016, rol Nº 20043-2016 y Corte Suprema, 17 de enero de 2017, rol Nº 47874-2016.
351Sobre la discusión propuesta, vid. sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco, 13 de enero de 2016, rol Nº 260-2015 y Corte de Apelaciones de
Santiago, 2 de mayo de 2014, rol Nº 406-2014.
352En similar sentido, entre otras, "Que desde esta perspectiva, la referida carta cumple dos objetivos. El primero, poner en conocimiento del dependiente de
los hechos que motivan su desvinculación, lo que en definitiva permitir al trabajador reclamar ante el juzgado competente de la decisión del empleador, solicitando
que se la declare indebida, injustificada o improcedente y se lo condene al pago de las indemnizaciones legales que sean procedentes. El segundo, limitar las
imputaciones del empleador hacia su dependiente, pues el legislador impuso la referida exigencia para que quedara establecido, de manera previa, el hecho sobre
el cual debe recaer la prueba del empleador y que apunta exclusivamente al sustento fáctico de aquella. Ello, pues ambos extremos miran a un mismo objetivo,
cual es evitar la indefensión del trabajador respecto de hechos nuevos incorporados al tiempo de la contestación de la demanda o bien en el curso del juicio".
Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago rol Nº 2216-2018, 3 de junio de 2019.
353Es más, la misma se vincula a la racionalidad propia del sistema de límites y protección asociado a las garantías del despido causado. Sobre el punto, Vid.
Sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 74-2017, 7 de julio de 2017: "Octavo: Que lo expuesto se debe a que el sistema jurídico que regla el término de
la relación laboral es un sistema de despido causado. En el cual se limita la voluntad del empleador, el poder privado, de que dispone para tomar por sí y ante sí la
decisión de despedir a un trabajador. Por ende, si despide puede hacerlo siempre y cuando le asista una causa legal para ello. Así los artículos 159, 160 y 161 se
refieren a las diversas causales en que debe asilarse la empresa para fundar su decisión de despido.
Noveno: Que aparte de las causales que limitan el poder del empleador hay una serie de requisitos de forma, a saber, envío de comunicaciones, el contenido
de éstas, etc. que permiten al trabajador comprender su situación y cuando corresponda reclamar en base a dichos requisitos ante los tribunales.
Décimo: Que dentro de los requisitos para la validez de la comunicación está el plazo. Cuando se trata de un despido disciplinario la carta debe enviarse dentro
de los 3 días siguientes de ocurrido el hecho".
354Miñambres, C. (1996). "El despido verbal", en AA. VV., Estudios sobre el despido: homenaje al profesor Alfredo Montoya Melgar en sus veinticico años de
Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense, Facultad de Derecho, p. 20.
356Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 177 y ss. Con mayor profundidad vid. Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los
poderes empresariales en la relación laboral. Barcelona: Bosch, pp. 457 y ss.
357Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 20.
358Ibid., p. 22.
362Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 60; Castro, M. (1993). El régimen disciplinario en la empresa. Infracciones y sanciones
laborales. Aranzadi: Pamplona, pp. 57.
363En este aspecto seguimos los planteamientos de Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 61.
364Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo: un modelo para armar. Madrid: Trotta, p. 91.
366Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 39; Alonso, M. y Casas, M. (2003). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 379;
Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 153 y ss.
367En sentido contrario, Cremades, B. (1969). La sanción disciplinaria en la empresa. Madrid: Instituto de Estudios Constitucionales, pp. 151 y ss.
369Ginés, A. y Serna, M. (2013). "Faltas y Sanciones", en D. pág. Rey, Estatuto de los Trabajadores. Comentado y con jurisprudencia. Madrid: La Ley, p. 1374,
pp. 1371 a 1386 (art. 58) y 1405 a 1414 (art. 60).
370Ibid., p. 157.
373Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 37.
374Ibid.
375Infra.
376Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 37 y ss.
377Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 72 y ss., quien sigue a su vez a Mainardi y Di Paola.
380Desarrollaremos estos aspectos al momento de referirnos a las fuentes reguladoras y, con mayor extensión, al hablar sobre la causal de despido contenida
en el artículo 160 Nº 7 del Código del Trabajo. Infra.
381Sobre el punto ver: Sala, T. (2003). "Los principios de imperatividad legal, de norma mínima y de norma más favorable", en AA. VV., Los Principios del
Derecho del Trabajo. Madrid: Centro de Estudios Financieros.
384Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 91. En similar sentido Rodríguez-Piñero, Miguel. "Derecho, trabajo
y despido", Relaciones Laborales, Nº 1, 1997, p. 4.
385Gil y Gil, J. y Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario, ob. cit., p. 91.
386Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo. Santiago: Editorial Jurídica ConoSur, p. 131.
388Rojas. I. (2015). Derecho del trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 425.
390Lizama indica, con base en criterios jurisprudenciales, algunas hipótesis: los atrasos reiterados, estado de ebriedad, protesto de cheques, incumplimiento de
metas de rendimiento, entre otros. Lizama, L. (2005). Derecho del trabajo, ob. cit. pp. 183-184. En similar sentido, reconociendo tal utilización, Melis, C. y Sáez, F.
(2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., pp. 132 y ss.
391Según la Jurisprudencia configuran incumplimiento grave: la presentación al trabajo en estado de ebriedad (Corte de Apelaciones de Puerto Montt, 3 de
noviembre de 2006, rol Nº 139-2006; Corte Suprema, 14 de octubre de 2002, rol Nº 2982-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 14 de enero de 2016, 1705-
2015); realización de trabajos o negocios de la misma actividad comercial del empleador (Corte de Apelaciones de Santiago, 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-
2008); ausencias sistemáticas al trabajo (Corte Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013); atrasos en la presentación al trabajo (Corte Suprema, 11 de
octubre de 2007, rol Nº 599-2007; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 1 de agosto de 2006, rol Nº 28-2006; Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de julio de
2008, rol Nº 4534-2007), entre otros.
392Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 65. En similar sentido lo señaló Gaete, al indicar respecto del artículo de la antigua Ley
Nº 16.455 en su artículo 2º, indicó que "evidentemente la redacción tiene un carácter aparentemente taxativo. Pero si ponemos atención en alguna de ellas y en
particular el Nº 11 que dice que el empleador podrá poner término al contrato por 'el incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato', dentro de
este precepto es de toda evidencia que quedarán comprendidas en él muchas situaciones que en definitiva apreciarán los tribunales en cada caso (...)". Agrega
que "en atención a lo dicho consideramos que aunque la enumeración del art. 2º es genéricamente taxativa pueden invocarse algunos casos no contemplados en
el texto legal, siendo en definitiva los tribunales quienes apreciarán si los hechos invocados pueden dar motivo a la terminación que se solicita". Gaete, A. (1967).
Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, (T. I), Santiago: Editorial Jurídica, p. 243.
393Ver, por ejemplo, versión del Código del Trabajo (Ley Nº 18.620) artículos 156 y 157; en el mismo sentido han ido las modificaciones introducidas por las
Leyes Nºs. 19.010, 19.759, 20.005 y 20.607.
394Sobre el punto ver Sentencia CS 8 de septiembre de 1981, RDJ, 2ª parte sección 3ª (1981), p. 98. Corte de Apelaciones de Santiago, 25 de agosto de 1986,
rol Nº 1317-1986, GJ Nº 74 (1986), p. 66, citadas por Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 176 y ss. Ver también Corte de
Apelaciones de Valparaíso, 28 de marzo de 2014, rol Nº 3-2014 y Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Colina, RIT M-161-2018, 28 de septiembre de 2018.
395Es común encontrar en los sistemas de término de contrato causales de despido configuradas esencialmente por el incumplimiento grave de las
obligaciones laborales.
396"La sociedad libre fue comprendiendo que no todos los hombres se ajustan a la imagen ficticia del individualismo, abriendo así el derecho social su primera
brecha en la legislación contra la usura, consolidándose con posterioridad por medio de las limitaciones que se establecieron a la libertad contractual a fin de
proteger la fuerza de trabajo, al individuo económicamente débil". Gamonal, S. (2008). Fundamentos de Derecho Laboral. Santiago: LexisNexis, p. 11.
397Ermida, Ó. y Hernández, Ó. (2003). "Crítica de la subordinación", en AA. VV., Estudios jurídicos en homenaje al doctor Néstor de Buen Lozano. DF: Instituto
de Investigaciones Juri´dicas de la UNAM, pp. 269-297.
398Amauri, N. (1999). Teoría General del Derecho del Trabajo. São Paulo: LTR, pp. 68-69.
399Ermida, Ó. (2011). Meditación sobre el Derecho del Trabajo. Montevideo: Cuadernillos de la fundación Electra, p. 8.
400Sosteniendo una crítica a la construcción del término del contrato desde la autonomía de la voluntad, ver Pélissier, J. "Le recours à la négociation
individuelle: les accords de ruptura des contrats de travail", Droit Social, 1987, p. 479; Rodríguez-Piñero y Bravo Ferrer, M., "Condiciones generales y cláusulas
abusivas en la contratación del trabajo", Revista Laboral, Nº 18, 2000, p. 45; Villalba, A. (2018). La condición resolutoria consignada en el contrato de trabajo,
ob. cit., p. 38.
404Sobre su reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico: Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; Corte de Apelaciones de Concepción, 12
de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. Desde el punto de vista de los derechos del trabajador y la condición más beneficiosa como fuente de obligaciones y
derechos tácitos o subentendidos. Vid. Ballester, F. (2011). La condición más beneficiosa. Caracterización y eficacia de las mejoras contractuales. Granada:
Comares., pp. 131 y ss.
405Monereo, J. y Fernández, J. (1997). "La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas", en J. Castiñeira, Presente y futuro de la
regulación del despido. Madrid: Aranzadi, p. 172.
407Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 85.
408Ibid.
409Esta misma tesis hemos sostenido en Domínguez, Á. y Walter, R. (2017). "El despido disciplinario por incumplimiento grave de las obligaciones en el
ordenamiento jurídico chileno". Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, 241.
410En este sentido, Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de abril de 2011, rol Nº 355-2010. "El incumplimiento, entonces, debe tener una conexión necesaria
y directa con el contrato de trabajo. Ello impide extender la sanción a cualquiera otra fuente, privilegiando la de carácter contractual, y que corresponde a aquella
que cae directamente bajo los sentidos de los contratantes".
411En un similar sentido se ha resuelto que "para establecer si el demandante incumplió gravemente las obligaciones que le impone su contrato de trabajo,
resulta básico tener certeza acerca de la exacta naturaleza de los servicios que debía prestar para su empleador". En dicho fallo se indica que no cumple esta
exigencia el contrato que no contiene la descripción del cargo ni señala las tareas que debe cumplir el trabajador. Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de
septiembre 2002, rol Nº 7069-2001.
412Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del C.T.
414Infra.
415Corte Suprema, 14 de abril de 1993, rol Nº 7966, citada por Iturra Tapia, M., Aspectos laborales relacionados con el cheque con especial mención a la
terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit., p. 41.
416Sentencia en Manual de Consultas Laborales y Previsionales Nº 193, 1997 (abr.), pp. 331 y ss.; citada por Iturra Tapia, M., Aspectos laborales relacionados
con el cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales. Memoria de prueba
para optar al grado de Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad de Chile, 2007, p. 41.
417Entre muchas otras: Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9; Iturra Tapia, M. Aspectos laborales relacionados con el cheque con especial
mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit., Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de
septiembre de 2000, rol Nº 1295-2000; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol Nº 6660-2001; Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de
diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2006, rol Nº 2363-2005.
418Corte Suprema, 30 de enero de 1995, rol Nº 6053; citada en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40. En similar sentido Corte Suprema, 3 de septiembre de
2002, rol Nº 2705-2002; Corte de Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol Nº 2198-2005.
419Corte Suprema, 17 de abril de 2000, rol Nº 2449-1999; Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001.
420En un sentido similar, Corte de Apelaciones de Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol Nº 2703-2005.
421Dirección del Trabajo, Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de 2003; en idéntico sentido, Corte de Apelaciones de Arica,
15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008.
422Álvarez, M. (2014). La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, p. 115.
423Ibid., p. 120.
424En Chile ya en 1889, "los empresarios sometían a sus obreros a los más absurdos reglamentos; debido a ellos, las oficinas salitreras más parecían
campamentos de trabajos forzados o campos de concentración que lugares donde trabajaban obreros libres. En ellos prevalecía omnipotente la voluntad del
administrador que, la generalidad de las veces se hacía sentir arbitraria y violenta, provocando enconados resentimientos". Ramírez, H. (2007). Balmaceda y la
contrarrevolución de 1891. Historia del Movimiento Obrero en Chile, LOM, Santiago, 2012 (vol. 1). Santiago: LOM, p. 475. Es más, la eliminación de la aplicación
de multas emanadas de los Reglamentos de Empresa constituyó uno de los motivos de una serie de huelgas representadas en el movimiento de trabajadores de
1890. Sobre el punto ver Ortiz, F. (2005). El Movimiento Obrero en Chile (1981-1919). Santiago: LOM, pp. 117 y ss., pp. 137 y ss. Para una profundización de esta
materia Vid. AA. VV. (2016). El orden fabril: paternalismo industrial en la minería chilena 1900-1950. Valparaíso: Editorial América en Movimiento, obra que realiza
un profundo análisis historiográfico en el que se indaga en las diversas formas de control social en los espacios de trabajo, dando cuenta de la existencia de
reglamentos empresariales previos a su regulación laboral en la ley, que extendían los mecanismos disciplinarios a los diversos aspectos de la esfera privada del
trabajador, desde la subjetividad propia de su vida personal y familiar, hasta su desenvolvimiento en el espacio público.
430Rojas Miño, I. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 425. Se fundamenta lo anterior basado en lo dispuesto en el artículo 1546 del
Código Civil chileno.
433Sobre el punto, v. Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010, sentencia en la cual amplía el contenido obligacional al Contrato Colectivo y
Buena Fe.
434Ibid.
437Sentencia de Corte Suprema, 23 de abril de 1992, rol Nº 5699; Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de enero de 2009, rol Nº 438-2008; Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 853-1999, citados por Vargas Miranda, R., cit. (n. 29), I, pp. 393 y ss.; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 12 de octubre de
2005, rol Nº 159-2003. En sentido contrario, Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-2007.
438En esta línea, Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit.; Vargas, R. (2014). Terminación
del contrato de trabajo (vol. II). Santiago: Editorial Metropolitana; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit.
440En este sentido Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-2007 y Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 129-2015, 23 de
diciembre de 2013.
441Dirección del Trabajo, Dictamen Ord. Nº 766/317, 21 de noviembre de 1995. Citado por Vargas, R. (2014). Terminación del contrato de trabajo (vol. I),
ob. cit., p. 393. Ver también Dictamen Dirección Nacional del Trabajo Nº 3.659/180, 2 de octubre de 2001, Ord. Nº 5.073/082 de fecha 16 de diciembre de 2014.
442Walker, F. (2003). Derecho de las Relaciones Laborales. Santiago: Editorial Universitaria, p. 360.
447Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 22.
449Baylos, A. (1992). "Control obrero, democracia industrial, participación: contenidos posibles", en J. Aparicio y A. Baylos Autoridad y democracia en la
empresa. Madrid: Trotta, pp. 166 y ss.
450Ibid., p. 169.
451Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo: un modelo para armar, ob. cit., pp. 164 y ss.
452La Corte Suprema, en sentencia de remplazo de 26 de mayo de 2005, rol Nº 61-2004, indicó sobre el punto que "las causales de terminación del contrato
laboral y la forma como ellas pueden operar en una empresa, es asunto ajeno a la negociación colectiva, en virtud de lo prescrito en los artículos 303 y 306 del
Código del Trabajo que señalan, respectivamente, que su objeto es establecer condiciones comunes de trabajo y remuneraciones por un tiempo determinado y
que son materia de esa negociación todas aquellas que se refieran a remuneraciones u otros beneficios en especie o en dinero y que no serán objeto de
negociación colectiva todas aquellas materias que restrinjan o limiten la facultad del empleador de organizar, dirigir y afeminar la empresa y aquellas ajenas a la
misma".
Por su parte, en la doctrina nacional solamente tenemos registro en términos generales respecto del Poder Disciplinario, sin mayor alusión a la problemática
particular del Despido Disciplinario. Sobre el punto ver Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 69 y ss.
453Por ejemplo, en España la modelación causal del despido disciplinario viene dada por un sistema similar al chileno, donde se estatuyen variadas causas de
despido subjetivo en el Estatuto de los Trabajadores, siendo la autonomía colectiva, a través de sus instrumentos colectivos, la que delimita los contornos
indeterminados fijados por el legislador.
Por su parte, en Italia, el sistema de protección contra el "licenciamiento disciplinare" se estructura sobre una causal genérica, que se encuentra limitada por
una giusta causa general y un giustificato motivo, conceptos que se estructuran en normas del Codice Civile y el Statuto dei Lavoratori, siendo la jurisprudencia y
autonomía colectiva quienes han delimitado los supuestos que configuran las justas causas de término del contrato.
En el caso de Francia, el sistema de protección contra el despido subjetivo se estructura sobre los motif personnel que justifica genéricamente el despido en
razón a las faltas cometidas por el trabajador, no existiendo un detalle o definición de justa causas específicas, encontrándose regulado en los articles L1231-1 a
L1232-14 del Code du Travail, siendo la jurisprudencia y autonomía colectiva la que limita sus alcances. En este caso, incluso, la jurisprudencia francesa ha
resuelto que las disposiciones contenidas en la convención colectiva son requisitos de fondo del despido disciplinario. V. Cour de Cassation, chambre sociale, 17
mars 2015, 13-24-252 et 13-23-983.
455Rojas, I. (2016). El Derecho del Trabajo en Chile. Su formación histórica y el control de la autonomía colectiva. Santiago: Thomson Reuters, pp. 99 y ss.;
Caamaño, E. (2008). "Las materias objeto de negociación colectiva y libertad sindical: el fantasma de los 'Chicago Boys' a 30 años del Plan Laboral". Revista de
Estudios Laborales, 3, pp. 128 y ss.; Caamaño, E. y Ugarte, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: Un enfoque crítico. Santiago: LegalPublishing,
pp. 53 y ss.
456Irureta, P. (2016). "El instrumento colectivo en la reforma laboral de 2016". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 7(14), p. 22.
457Rojas, I. (2007). "Las reformas laborales al modelo normativo de negociación colectiva del plan laboral", en año 13, Nº 2. Revista Ius et Praxis, 13(2),
pp. 201, 206 y 207.
458Ibid., p. 212.
459Si bien la Ley Nº 10.069, de 1990, estableció modificaciones sustantivas al catálogo de materias permitidas y prohibidas fijadas en el D.L. Nº 2.758, se
mantuvo la regla principal de prohibición. Sobre el punto: Caamaño, E. (2008). Las materias objeto de negociación colectiva y libertad sindical: el fantasma de los
"Chicago Boys" a 30 años del Plan Laboral, ob. cit., pp. 130 y ss.
460Caamaño, E. (2008). Las materias objeto de negociación colectiva y libertad sindical: el fantasma de los 'Chicago Boys' a 30 años del Plan Laboral, ob. cit.,
p. 129; Caamaño, E. y Ugarte, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., p. 53.
461Cabe hacer presente que este no integra nuestro ordenamiento jurídico, sin perjuicio de constituir una pauta debido a su calidad de norma mínima
internacional.
462Recomendación sobre los contratos colectivos, 1951 (Nº 91). Recomendación sobre los contratos colectivos Adopción: Ginebra, 34ª reunión CIT (29 junio
1951).
465Thayer, W. y Fuenzalida, P. (2011). Manual de Derecho del Trabajo. Sindicatos y negociación colectiva. Los Convenios 87 y 98 de la OIT y su impacto en la
legislación chilena. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 66 y 67.
466Caamaño, E. y Ugarte, J. L. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., pp. 54 y 55.
467Gamonal, S. (2011). Derecho colectivo del trabajo. Santiago: Abeledo Perrot, p. 62.
468Caamaño, E. y Ugarte, J. (2010). Negociación colectiva y libertad sindical: un enfoque crítico, ob. cit., p. 15.
469Ibid., p. 15.
470Sin perjuicio de lo anterior existen divergencias doctrinarias respecto de la autonomía de este en diferenciación con el Poder de Dirección. Sobre el punto
ver Montoya, A. (1965). El poder de dirección del empresario. Madrid: Instituto de Estudios Políticos, p. 113; Morato, R. (2011). Derecho de Resistencia y ejercicio
irregular del poder de Dirección. Granada: Comares, pp. 46 y ss.; Terradillos, E. (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías. Valencia: Tirant
lo Blanch, p. 19.
475Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 32.
478Ibid.
479Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 49.
481Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 50.
482Ibid., p. 53.
483Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 53.
484Ibid.
485Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 54.
486Rivero, J. (1986). Limitación de los poderes empresariales y democracia industrial, ob. cit., pp. 36 y 37.
487Gamonal, S. (2008). Fundamentos de Derecho Laboral, ob. cit., p. 113; Plá, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo. Buenos Aires: Depalma,
pp. 91 y ss.
488Corte Suprema, CFO, Manuel Olivares Inostroza, 7 de diciembre de 1998, en: RDJ, t. XCV, septiembre/diciembre, Nº 3, segunda parte, sección tercera,
1998, p. 165.
489Sobre el punto ver Plá, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 163 y ss.
490Gamonal, S. (1998). Introducción al derecho del trabajo. Santiago: Jurídica ConoSur, p. 141.
492Plá, A. (1978). Los principios del Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 70.
493Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 80.
494Monereo, J. y Fernández, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
496Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit.
498Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 153, Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del
despido disciplinario, ob. cit., p. 182.
501Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 185.
504Ibid., p. 133.
505García, G. y Contreras, P. (2013). "El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno". Estudios
Constitucionales, 11(2), p. 235.
506Nogueira, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales (vol. II). Santiago: Librotecnia, p. 416.
508García, G. y Contreras, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno, ob. cit., p. 235.
509En este sentido se destacan los trabajos Nogueira, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales (vol. II), ob. cit.; Nogueira Alcalá,
Humberto (2007). El Debido Proceso en la Constitución y en el Sistema Interamericano (Santiago, Librotecnia); Nogueira Alcalá, Humberto (2009). "El Derecho de
Acceso a la Jurisdicción y al Debido Proceso en el Bloque Constitucional de Derechos en Chile", en Nogueira Alcalá, Humberto (coord.), La ciencia del derecho
procesal constitucional (Santiago, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Centro de Estudios Constitucionales de Chile, Universidad de Talca); Navarro
Beltrán, Enrique (2011). "El Debido Proceso en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional", en Litigación pública (Santiago, AbeledoPerrot, Thomson Reuters,
Universidad de los Andes); Colombo Campbell, Juan (2003). El debido proceso constitucional (Santiago, Cuadernos del Tribunal Constitucional de Chile, Nº 32).
510Concepto dado por García, G. y Contreras, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
chileno, ob. cit., p. 244.
511Bordalí, A. (2011). "Análisis Crítico de la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre el Derecho a la Tutela Judicial". Revista Chilena de Derecho, 38(2),
p. 335.
512García, G. y Contreras, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno, ob. cit., p. 257.
513García, G. y Contreras, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno, ob. cit., p. 276.
514Una excepción la constituye el caso de desafuero de trabajadores con fuero y el despido por acoso sexual. En efecto en el caso del despido de trabajadores
con fuero por cargos de representación sindical (artículo 243 del Código del Trabajo), fuero de maternidad (artículo 201 del Código del Trabajo) y otras fórmulas
especiales (artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo), existen limitaciones respecto del despido en su variante subjetiva (artículos 164, 292 y
201 del Código del Trabajo), previas a la imposición de la sanción, exigiendo la intervención previa del juez, siendo una excepción a la caracterización autotutelar y
de efecto constitutivo del despido disciplinario. Similar limitación se presente respecto de la causal 160 Nº 1 b) del Código del Trabajo, relativa al despido subjetivo
por conductas de acoso sexual, con relación a los artículos 211-A al 211-E del mismo texto legal.
515Planteando y desarrollando la respuesta a esta interrogante en Chile Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 275 y ss.
516Esta es la línea general que ha seguido al respecto, sin perjuicio que desde el punto de vista constitucional y administrativo no se ha problematizado sobre
el punto, centrándose la discusión, más bien, en si extender o no esta garantía constitucional a otros procedimientos distintos a los civiles y penales. Sobre el punto
ver Sentencia Tribunal Constitucional, rol Nº 783-2007, de fecha 31 de agosto de 2007, considerando undécimo. Para un desarrollo más extendido Ver: Díaz, L. y
Urzúa, P. (2008). "Procedimientos administrativos disciplinarios en Chile. Una regulación vulneradora del derecho fundamental al debido proceso". Ius et Praxis,
24(2) y Ferrada, J. (2007). "Los principios estructurales del Derecho administrativo chileno: un estudio comparativo". Revista de Derecho, Universidad de
Concepción, LXXV (Nº 221-222).
520Bustamante, R. (2000). "Una aproximación a la vigencia del debido proceso en los despidos laborales. A propo´sito de una jurisprudencia del Tribunal
Constitucional". Ius et Veritas (21), p. 308.
521Ibid.
522García, G. y Contreras, P. (2013). El derecho a la tutela judicial y al debido proceso en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional chileno, ob. cit., p. 258.
525Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 333 y 334; Cremades, B. (1969). La sanción disciplinaria en la empresa, ob. cit.,
p. 129. A nivel nacional Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 275 y ss.
528Ver Dictamen de la Dirección del Trabajo, Ord. Nº 5.071/082 de 16 de diciembre de 2014. Se basa dentro de sus argumentos en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional colombiano. Sobre el punto vid. Tejada Correa, J. A. (2016). "Debido proceso y procedimiento disciplinario laboral". Opinión Jurídica, 15
(309: pp. 227-248).
529Corte de Apelaciones de Valparaíso, 3 de junio de 2009, rol Nº 148-2009; Corte de Apelaciones de San Miguel, 24 de septiembre de 2007, rol Nº 279-2007;
Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de septiembre de 2005, rol Nº 8708-2004; Corte de Apelaciones de Talca rol Nº 155-2010; sentencia Corte de Apelaciones
de Santiago rol Nº 2216-2018, 3 de junio de 2019; sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 74-2017, 7 de julio de 2017, entre otras.
530Entre otros, vid. Corte Suprema, 9 de junio de 2015, rol Nº 19352-2014 sobre despidos disciplinarios, Corte Suprema 11 de marzo de 2015, rol Nº 10636-
2014, por despido por necesidades de la empresa; Corte Suprema, 4 de marzo de 2020, rol Nº 6275-2019, sobre despido vulneratorio de derechos fundamentales.
531Vid. Domínguez, Á. "Despido y constitución: una lectura desde la protección del trabajo", en AA. VV. Los Derechos del Trabajo en la Constitución, en especial
los de Libertad Sindical, Editorial Jurídica de Santiago, Santiago, 2017.
532Barbagelata, H. (2009). El particularismo del Derecho del Trabajo y los derechos humanos laborales. Montevideo: FCU.
533Rojas Miño, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit., p. 111.
536Artículos 221, 224, 229, 238, 243 y 309 del Código del Trabajo.
539Infra.
542Fernández-Costales, J. (2005). Poder Disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones. Oviedo: Consejo Económico y Social del
Principado de Asturias, p. 62.
543Sobre el punto, v. Fernández, R. (2014). La inmediatez en el ejercicio del poder disciplinario empresarial: perdón de la causal, ob. cit., pp. 243-258, y
Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 445 y ss.
544Rojas Miño, Irene. Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 427.
545Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 139.
546Irureta Uriarte, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo chileno". Revista Ius
et Praxis, 26(2).
551Vid. Montoya, A. (2001). La buena fe en el derecho del trabajo. Madrid: Tecnos, pp. 84 y 85.
553Ídem.
554Supra.
556Artículo 7 del Convenio 158 de la Organización Internacional del Trabajo y los párrafos 7, 8, 9, 10, 11 y 13 de la Recomendación 166 sobre la terminación de
la relación de trabajo de 1963, del mismo organismo.
559Corte Suprema, 2 de diciembre de 2010, rol Nº 6161-2010; Corte de Apelaciones de Rancagua, 1 de julio de 2010, rol Nº 76-2010.
560Corte Suprema, 1 de junio de 2010, rol Nº 1627-2010; Corte de Apelaciones de Santiago, 22 de enero de 2015, rol Nº 1116-2014; Corte de Apelaciones de
Iquique, 7 de febrero de 2011, rol Nº 104-2010.
563Lujana, J. (1997). "Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido", en J. Gárate, Cuestiones actuales sobre el
despido disciplinario: estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con motivo de su investidura como doctor "honoris causa" por la Universidad de Santiago
de Compostela. Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, p. 23.
565Ibid., p. 25.
566Fernández-Costales, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
567Pélissier, J. (1981). Le détournement par l'employeur de son pouvoir disciplinaire, Mélanges dédiés à J. Vincent, Dalloz, p. 282.
568Lyon-Caen, G. (1960). L'étendue du contrôle des tribunaux dans le droit disciplinaire du travail, Recueil Ge´ne´ral Des Lois, p. 12; Sinay, H. (1979). Le
contrôle de la proportionnalité des sanctions disciplinaires au regard des fautes commises, Droit Social, p. 275.
569Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 83 y ss.
570Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 618 y ss.; Monereo, J. y Fernández, J. (1997). La
reconfiguración causal del despido colectivo: Algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
572Casale, D. &Lima, A., "Isttruttoria e irrogazione della sanzione disciplinare", en Mainardi, S. et al. (2012). Il potere disciplinare del datore di lavoro, Torino: Utet,
p. 311.
574Irureta Uriarte, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo chileno". Revista Ius
et Praxis, 26(2), p. 19.
575Lujana, J. (1997). Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido, ob. cit., p. 26.
576Assanti, C. (1963). Le sanzioni disciplinari nel rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, pp. 2 y 3.
577D'Avossa, E. (1983). Il potere disciplinare nel rapporto di lavoro, Milano: Ipsoa, p. 127.
578Lujana, J. (1997). Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido, ob. cit., p. 27. Desarrollando con mayor extensión,
ver Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 619 y ss.; Terradillo, E. (2004). El poder disciplinario
empresarial. Principios y garantías, ob. cit., pp. 45 y ss.
579González López. El principio de proporcionalidad, ob. cit., pp. 40 y 41. En similar sentido Larenz, K. (1985). Derecho Justo. Fundamento de ética jurídica.
Madrid: Civitas, pp. 138 y ss.
580Respecto de su vinculación al área laboral y en particular en materia de sanciones, Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en
la relación laboral, ob. cit., pp. 620 y ss. y Terradillo, E. (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, ob. cit., pp. 41 y ss.
581Asumimos la proporcionalidad como un principio mucho más amplio que la ponderación, como el género, siendo la ponderación la especie, un modo de
resolución de conflictos entre principios de igual valor jerárquico como los derechos fundamentales. Sobre el punto ver Ugarte, J. (2013). Derechos fundamentales
en el contrato de trabajo. Santiago: Thomson Reuters, pp. 84 y siguientes.
582Para un desarrollo más extenso Alexy, R. (2009). "Derechos fundamentales, ponderación y racionalidad". Revista Iberoamericana de Derecho Procesal
Constitucional; Alexy, R. (2004). "Derechos, razonamiento jurídico y discurso racional". Isonomia. Revista de Teoría y Filosofía del Derecho; Alexy, R. (2010). AA.
VV. "La fórmula del peso", en El principio de proporcionalidad en la interpretación jurídica. Librotecnia.
583Sobre el punto la bibliografía es abundante. Destacamos entre estos trabajos: Caamaño, E. (2006). "La eficacia de los derechos fundamentales en las
relaciones laborales y su reconocimiento por la Dirección del Trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 27; Ferrada, J. y
Walter Díaz, R. (2011). "La protección de los derechos fundamentales de los trabajadores en el nuevo procedimiento de tutela laboral". Revista de Derecho de
Valdivia, 24; Ferrada, J. y Walter Díaz, R. (2010). "La tutela de derechos fundamentales en el Código del Trabajo o la aplicación del derecho por arte de magia".
Revista de Derecho Universidad de Concepción, pp. 227-228; Gamonal, S. (2004). Ciudadanía en la empresa o los derechos fundamentales inespecíficos.
Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria; Ugarte, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el Derecho del trabajo: de erizo a zorro, ob. cit.; Ugarte,
J. (2006). "Los derechos fundamentales del trabajador: el nuevo procedimiento de tutela laboral", en AA. VV., Colección Ensayos Jurídicos. Santiago: Universidad
Alberto Hurtado; Ugarte, J. (2013). Derechos fundamentales en el contrato de trabajo, ob. cit.; Gamonal, S. (2015). La eficacia diagonal u oblicua y los estándares
de conducta en el derecho del trabajo. Santiago: Thomson Reuters; Domínguez, Á. y Mella, (2012). "Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela laboral
en Chile: Estado doctrinal, legal y jurisprudencial". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 39; Parra, W. (2013). El concepto de
derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal, ob. cit.; Gamonal, S. (2008). El procedimiento de
tutela de derechos laborales, ob. cit.
584Barnes, J. (1998). "El principio de proporcionalidad. Estudio preliminar". Cuaderno de Derecho Público, 5, p. 35.
585Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 194, resumiendo los postulados de Terradillos, E. (2004). El poder disciplinario
empresarial. Principios y garantías, ob. cit.
586Por ejemplo, y solo a modo ilustrativo, en España, el Estatuto de los Trabajadores en su artículo 58 contempla expresamente un principio general de
graduación de faltas y sus limitaciones en el marco de los poderes empresariales. En Italia, en similar sentido, pero en términos más amplio respecto del despido,
el artículo 1455 del Codice Civile, señala que el contrato de trabajo no se puede resolver si es de escasa importancia. Por su parte, en Perú, la Ley General del
Trabajo consagra expresamente en el artículo 51 Nº 6) que tendrá derecho el empleador a sancionar disciplinariamente, las infracciones o incumplimiento de las
obligaciones en que incurra el trabajador, con criterios de razonabilidad y proporcionalidad.
587Gamonal, S. y Guidi C. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y Fernández, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad, non bis in idem e
inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleado, estudio en homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz. Santiago:
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
589Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 195 y Fernández, R. (2014). "Límites del poder disciplinario del empleador. Principios
non bis in idem y de proporcionalidad en la imposición de sanciones laborales", en Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 4, 8, p. 110. El
citado autor estima que fuera de los artículos 160 Nº 1 y 7 del Código del Trabajo, "no existen otros [preceptos legales] que permitan fundar la vigencia del principio
de proporcionalidad en el ordenamiento jurídico nacional".
En este sentido sería deseable una norma general que consagrara la necesidad de proporcionalidad y gravedad como ocurre, por ejemplo, con el modelo
italiano y francés que expresamente exigen, en términos generales y no específicos, que el despido para estar justificado debe basarse en una causa real y grave.
590En similar sentido, pero no de manera expresa, Fernández, R. (2014). "Límites del poder disciplinario del empleador. Principios non bis in idem y de
proporcionalidad en la imposición de sanciones laborales", en Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 4, 8, pp. 179 y ss. El autor
entiende que, si bien las circunscribe expresamente a tres a causales específicas de despido, entiende que la mayoría de las causales son un reflejo de la
aplicación de este principio, tanto en su versión subjetiva como objetiva.
591Irureta Uriarte, P. (2020). "El principio de razonabilidad laboral. Los límites a las potestades del empleador en el Derecho del Trabajo chileno". Revista Ius
et Praxis, 26(2).
592Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 83 y ss.; D'Avossa, E. (1983). Il potere disciplinare nel rapporto di
lavoro, Milano: Ipsoa, p. 22.
593V. González-Posada, E. (2009). "La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la Jurisprudencia", en Gil y Gil, J.; Del Valle, J. Manuel
(coords.), El despido disciplinario: Homenaje al Profesor Juan Antonio Sagardoy Bengoechea, Cinca, Madrid, 2009, p. 113.
594Fernández-Costales, J. (2005). Poder Disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 58.
597Reconociendo expresamente esta sistematización de criterios, Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 426-2019, 3 de febrero de 2020.
598Corte de Apelaciones de Valdivia, 26 de agosto de 2008, rol Nº 70-2008. En similar sentido Corte de Apelaciones de Santiago, 31 de julio 2002, rol Nº 5072-
2001. Asimismo, Corte Suprema, 30 de enero de 2006, rol Nº 2703-2005; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de abril de 2009, rol Nº 40-2009; Corte de
Apelaciones de Concepción, 4 de octubre de 2007, rol Nº 298-2007.
599Corte de Apelaciones de San Miguel, 8 de junio 2004, rol Nº 34-2004. En similar sentido, Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol Nº 1734-2002.
600Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol Nº 1734-2002; Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de septiembre 2002, rol Nº 4082-2001; Corte de
Apelaciones Concepción, 12 de noviembre 2003, rol Nº 2954-2002; Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de julio de 2014, rol Nº 195-2014.
602Corte de Apelaciones de Rancagua, noviembre de 2011, Gaceta Jurídica Nº 281 (2003), pp. 172 y ss.; Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de septiembre
2002, rol Nº 7069-2001. En el mismo sentido, Corte de Apelaciones de Concepción, noviembre de 2002, Gaceta Jurídica Nº 269 (2002), p. 186.
609Ugarte, (2004). El Derecho del Trabajo: flexibilidad laboral y análisis económico del Derecho, ob. cit., pp. 121 y ss.
610Negando el derecho del trabajo como parte integral de la garantía constitucional de la libertad de trabajo y su protección Vid.: Bulnes, L. (1980). "La libertad
de Trabajo y su protección en la Constitución de 1980". Revista de Derecho Público, 28, pp. 129 y ss.; Palavecino, C. (2013). "La libertad de trabajo y su protección
constitucional. Nueva lectura". Revista Laboral Chilena. En sentido contrario Vid.: Gamonal, S. (1998). Introducción al Derecho del Trabajo. Santiago: Editorial
Jurídica ConoSur, pp. 53 y ss.; Nogueira, H. (2009). Derechos Fundamentales y Garantías Constitucionales, t. III, ob. cit., p. 399; Silva, A. (2010). Tratado de
Derecho Constitucional (vol. XIII). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 231. Ugarte, J. (2015). Derecho del Trabajo: invención, teoría y crítica, ob. cit., pp. 122 y
ss.
612Ibid., p. 129.
613Irureta, P. (1992). "Consecuencias para la libertad de trabajo de un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago". Revista Chilena de Derecho, 19(3), p. 53.
616Palavecino, C. (2013). La libertad de trabajo y su protección constitucional. Nueva lectura, ob. cit., p. 80.
617Irureta, P. (2006). Constitución y orden público laboral: un análisis del artículo 19 Nº 16 de la Constitución chilena. Santiago, Facultad de Derecho
Universidad Alberto Hurtado, p. 53.
618Ibid., p. 57.
619Irureta, P. (1992). "Consecuencias para la libertad de trabajo de un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago". Revista Chilena de Derecho, 19(3);
Gamonal, S. (2013). "El principio de protección del trabajador en la Constitución chilena". Estudios Constitucionales, 11(1); Ugarte, J. (2015). Derecho del Trabajo:
invención, teoría y crítica, ob. cit., pp. 122 y ss.
620Entre otras Sentencia Tribunal Constitucional, rol Nº 2114-2011, 16 de octubre de 2012; Tribunal Constitucional, rol Nº 2470-13, 2 de diciembre de 2013;
Tribunal Constitucional, rol Nº 1852-2010, 26 de julio de 2011; Tribunal Constitucional, 2086-11, 16 de octubre de 2011; Tribunal Constitucional, 2011-2011, 16 de
octubre de 2011; Tribunal Constitucional, rol Nº 2114-11, 16 de octubre de 2012; Tribunal Constitucional, rol Nº 2671-2014, 1 de octubre de 2015.
621Solo Nogueira y Silva se han pronunciado expresamente en el sentido que la garantía constitucional protege al trabajador del "despido abusivo" y "la
estabilidad de la fuente de trabajo". En un contexto más general, Cea indica que la garantía constitucional en relación a su desarrollo legislativo, "asegura al
trabajador cierta estabilidad o permanencia en su empleo o labor" (José Luis Cea: Derecho Constitucional chileno, t. II, Derechos, deberes y garantías. Ediciones
Universidad Católica de Chile. Santiago, 2004, p. 427).
Por su parte, el Tribunal Constitucional ha señala que no es resorte de este Tribunal identificar un modelo constitucional de protección laboral frente al despido,
el que desde ya es plural, cuestión de mérito contingente del legislador, que debe especificar los derechos de los trabajadores en esa particular contingencia
vulnerable en una lógica de protección, sin desestimar el ejercicio del poder de dirección empresarial (Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de
marzo de 2020 y Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019), sin perjuicio respecto de las indemnizaciones por término de contrato
(Sentencia Tribunal Constitucional Nº 7217-2019, 19 de marzo de 2019) y la sanción de nulidad del despido por no pago de cotizaciones previsionales (Sentencia
Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de marzo de 2020 y Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019) como parte del
contenido constitucional de la garantía a la libertad de trabajo y su protección.
622Baylos, A. (2009). Consideraciones sobre el despido individual y la garantía judicial del derecho al trabajo, ob. cit., p. 11.
623Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., p. 30.
624Ramos, M. (2009). "Debates en torno al despido en España y amortización objetiva y colectiva de puestos de trabajo". Revista de Derecho Social (47). 13-38,
p. 22.
625Rojas Miño, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit.
626Baylos, A. y Pérez, J. (2009). El despido o la violencia del poder privado, ob. cit., pp. 12 y 13.
627Rojas Miño, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit., nota pie
de pág. 6.
628Como se indicó, el Tribunal Constitucional ha solamente indicado, expresamente como parte de esta garantía, solamente respecto de las indemnizaciones
por término de contrato (Sentencia Tribunal Constitucional 7217-2019, 19 de marzo de 2019) y la sanción de nulidad del despido por no pago de cotizaciones
previsionales (Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 7694-2019, 31 de marzo de 2020 y Sentencia Tribunal Constitucional rol Nº 3722-2017, 16 de abril de 2019).
629Barbagelata, H. (2009). El particularismo del Derecho del Trabajo y los derechos humanos laborales, ob. cit.
630Rojas Miño, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit., p. 111.
636Rojas, I. (2014). La indemnización por término de contrato de trabajo: instrumento de protección ante el despido, ob. cit., pp. 94-101.
637Walker, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 347.
638Rojas Miño, Irene (2013). La naturaleza jurídica de la indemnización por término de contrato de trabajo en el ordenamiento laboral chileno, ob. cit., pp. 111 y
ss.
639Asumimos esta tesis versus la de interiorización de los derechos fundamentales en el contexto de la incorporación de los derechos fundamentales en las
relaciones de trabajo. Sobre el punto, el problema no es menor, ya que una primera opción entiende a los derechos fundamentales como complemento al
contenido del contrato de trabajo, influyendo en su dinámica, en el cual se asimilan al resto del contenido normativo, viéndose limitado incluso por instituciones
propia del diseño contractual. En cambio, desde la perspectiva externa, los derechos fundamentales actúan desde fuera del contrato de trabajo, teniendo un rango
superior, que supedita el ejercicio de los poderes empresariales y el resto de las instituciones contractuales. Sobre los términos de esta discusión en España,
recomendamos ver Palomeque, M. (2003). "Derechos fundamentales generales y relación laboral: los derechos laborales inespecíficos", en AA. VV., Modelo Social
en la Constitución Española de 1978. Madrid: Ministerio de Trabajo e inmigración; Rodríguez-Piñero, M. (1996). La integración de los derechos fundamentales en el
contrato de trabajo. Relaciones Laborales; Ojeda, A. (2006). "Equilibrio de intereses y bloque de constitucionalidad persona en la empresa". Revista Derecho
Social, 35; Ojeda, A. (1999). "Contrato de Trabajo y derechos fundamentales". Revista Derecho Social; Ugarte, J. (2011). "Los derechos fundamentales del
trabajador y la buena fe en el debate español". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 36. En Chile Vid. Ugarte, J. (2013).
Derechos Fundamentales en el Contrato de Trabajo, Santiago. Santiago: Thomson Reuters, pp. 104 y ss.
640Urrutikoetxea, M. (2014). Acoso Laboral y Lesión de Derechos Fundamentales. Albacete: Boromarzo, p. 17.
641Melis, C. (2010). Los derechos fundamentales de los trabajadores como límites a los poderes empresariales, Santiago, LegalPublishing, p. 39.
642En el sentido que "el Derecho del Trabajo ha dejado de comportarse como erizo y ha empezado a actuar como zorro. Ha comenzado a comprender que su
tarea no es encerrarse como el erizo en una dimensión del trabajo, sino que construir como el zorro en varios frentes al mismo tiempo, y que su tarea regulativa
implica enfrentar desafíos en distintas perspectivas y dimensiones: desde los clásicos problemas de las condiciones salariales y de trabajo hasta el ingreso de los
derechos fundamentales inespecíficos a la fábrica"; Ugarte, J. (2007). "La tutela de derechos fundamentales y el derecho del trabajo: de erizo a zorro". Revista de
Derecho (Valdivia), 20(2), p. 53.
643Ley Nº 19.759 que "modifica el Código del Trabajo en lo relativo a las nuevas modalidades de contratación, al derecho de sindicación, a los derechos
fundamentales del trabajador y a otras materias que indica", fecha de publicación 5 de octubre de 2001 y promulgación 27 de septiembre de 2001.
644Ley Nº 20.087 que "sustituye el procedimiento laboral contemplado en el Libro V del Código del Trabajo", de fecha de publicación 3 de enero de 2006, con
fecha de promulgación 15 de diciembre de 2005.
645Si bien son diversas las teorías que dan justificación a la eficacia horizontal y directa de los derechos fundamentales —tesis de la ciudadanía laboral; del
efecto en terceros o efecto horizontal; teoría de la construcción; el efecto de irradiación; la eficacia de los derechos fundamentales entre particulares; la teoría de
fórmula de implicación de los poderes públicos, entre otras— en Chile ha primado la noción de Ciudadanía Laboral, desarrollada e introducida en Chile, a lo menos
de manera sistemática, por los siguientes autores y textos: Gamonal, S. (2004). Ciudadanía en la empresa o los derechos fundamentales inespecíficos.
Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria y Ugarte, J. (2001). "La reforma laboral del 2001: Luces y sombras". Revista Laboral Chilena. Para una mayor
profundización en Chile Parra, W. (2013). El concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia
horizontal. Santiago: Thomson Reuters.
646Pietro, L. (2005). "Constitucionalismo y garantismo", en AA. VV., Garantismo, Estudios en Homenaje a Ferrajoli. Madrid: Trotta, p. 48.
647Ugarte, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el derecho del trabajo: de erizo a zorro, ob. cit.
648Parra, W. (2013). El concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal, ob. cit.,
pp. 382 y ss.
649Domínguez, Á. y Mella, P. (2012). Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela laboral en Chile: Estado doctrinal, legal y jurisprudencial, ob. cit.,
p. 187.
650Noción de idea atribuida al concepto de derechos fundamentales inespecíficos desarrollado por la doctrina española; particularmente véase Palomeque, M.
(1991). Los derechos laborales en la Constitución española, ob. cit.; Palomeque, M. y Álvarez, M. (1996). Derecho del trabajo, Madrid, Editorial Centro de Estudios
Ramón Areces S.A., pp. 118 y ss.
652Palomeque, M. (2003). Derechos fundamentales generales y relación laboral: Los derechos laborales inespecíficos, ob. cit., 229.
653Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para arma, ob. cit., p. 98.
654Melis, C. (2010). Los derechos fundamentales de los trabajadores como límites a los poderes empresariales, Santiago: LegalPublishing, p. 39.
656Ugarte, J. (2019). Derechos fundamentales, tutela y trabajo. Santiago: Thomson Reuters, p. 86.
660Esta la interpretación sostenida en Dictámenes de la Dirección Nacional del Trabajo, entre otros, Nº 260/19 de 24 de enero de 2002; Nº 2.856/162 de 30 de
agosto de 2002; Nº 2.328/130 de 19 de julio de 2002; Nº 3.704/134, de 1 de agosto de 2004; Nº 2.210/035 de 10 de junio de 2009; Nº 4.731/081 de 3 de noviembre
de 2010; Nº 1.782/030, de 10 de abril de 2015; Nº 2.496/68 de 7 de junio de 2017.
661Ibid.
662"1º Que, uno de los pilares centrales de las modificaciones introducidas al Código del Trabajo por las Leyes Nºs. 20.022, 20.023, 20.087, 20.260 y 20.287,
se dirigieron entre otros aspectos, a remarcar la vigencia plena de los derechos que el trabajador detenta no sólo en tal calidad, sino que también en su condición
de persona, estableciendo aquello como eje fundamental en las relaciones laborales, creando nuevos procedimientos, más democráticos como se dijo en el
proyecto, generándose al efecto el de tutela laboral. 2º Que el citado ritual constituye un sistema omnicomprensivo de salvaguardia de derechos, que se funda en
el respeto y acatamiento directo de las normas constitucionales en las relaciones laborales, que afecten derechos fundamentales de los trabajadores contemplados
en la Constitución Política de la República". Sentencia de la Corte Suprema de 9 de junio de 2009, rol Nº 3779-2009.
663Gamonal, S. (2008). El procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit.; Melis, C. (2010). Los derechos fundamentales de los trabajadores como
límites a los poderes empresariales, ob. cit.; Ugarte, J. (2007). La tutela de derechos fundamentales y el Derecho del trabajo: de erizo a zorro, ob. cit.; Ugarte, J.
(2006). "Los derechos fundamentales del trabajador: el nuevo procedimiento de tutela laboral", en AA. VV., Colección Ensayos Jurídicos. Santiago: Universidad
Alberto Hurtado; Ugarte, J. (2013). Derechos fundamentales en el contrato de trabajo, ob. cit.; Gamonal, S. (2015). La eficacia diagonal u oblicua y los estándares
de conducta en el derecho del trabajo. Santiago: Thomson Reuters; Domínguez, Á. y Mella, P. (2012). "Conflicto de derechos constitucionales y juicio de tutela
laboral en Chile: Estado doctrinal, legal y jurisprudencial". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 39; Parra, W. (2013). El
concepto de derechos fundamentales inespecíficos en el ámbito laboral chileno y la tutela jurídica de su eficacia horizontal, ob. cit.; Gamonal, S. (2008). El
procedimiento de tutela de derechos laborales, ob. cit.
664Ferrada, J. y Walter Díaz, R. (2011). "La protección de los derechos fundamentales de los trabajadores en el nuevo procedimiento de tutela laboral". Revista
de Derecho de Valdivia, 24; Ferrada, J. y Walter Díaz, R. (2010). "La tutela de derechos fundamentales en el Código del Trabajo o la aplicación del derecho por
arte de magia". Revista de Derecho Universidad de Concepción, pp. 227-228; Ruay, F. (2011). "El juicio de ponderación en el procedimiento de tutela laboral".
Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 4(2); Ruay, F. (2014). "Ana´lisis cri´tico de las potestades del juez laboral ante el principio de
juridicidad". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 9(9); Ruay, F. (2014). "Una cri´tica al juicio de ponderacio´n de Alexy a propo´sito del
procedimiento de Tutela Laboral". Revista de Derechos Fundamentales, Universidad de Vin~a del Mar (12); Ruay, F. (2014). "Elementos para una cri´tica al juicio
de ponderacio´n". Revista de Filosofi´a y Ciencias Juri´dicas, Universidad de Valparai´so, 5(3); Silva, L. (2011). "Supremacía constitucional y tutela laboral", Revista
de Derecho de Valdivia (24).
665Baylos señala como un ejemplo típico de alteración de las reglas procesales en aras del principio de no indefensión, la corrección de las cargas de la
prueba, invirtiéndola en los casos de discriminación por razón de sexo, tutela de libertad sindical y extendida al resto de los derechos fundamentales y libertades
públicas del trabajador. Vid. Baylos, A. (1994). La igualdad de las partes en el proceso laboral y la tutela judicial efectiva. Derecho Privado y Constitución (4) En
nuestro ordenamiento jurídico, si bien existen divergencias sobre la naturaleza y alcance de esta norma, la Corte Suprema, señaló que el artículo 493 Código del
Trabajo, "no altera la carga de la prueba, en la medida que impone a quien denuncia la presunta vulneración de derechos fundamentales la obligación de acreditar
su aserto, pero ciertamente aliviana dicha carga, al exigir un menor estándar de comprobación, pues bastará justificar 'indicios suficientes', es decir, proporcionar
elementos, datos o señales que puedan servir de base para que el acto denunciado pueda presumirse verdadero". Sentencia de Corte Suprema de fecha 14 de
enero de 2010, rol Nº 7023-09.
669Indemnización respecto de la cual se discute su naturaleza. Al respecto ver Ugarte, J. (2009). Tutela de derechos fundamentales del trabajador, ob. cit.,
p. 90; Ugarte, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob. cit., pp. 84 y ss. En sentido contrario, Gamonal, S. (2008). El procedimiento de tutela de
derechos laborales, ob. cit., p. 39; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 316 y Gamonal, S. (2016). El daño moral en el artículo
489 del Código del Trabajo, ob. cit. En la jurisprudencia resolviendo la discusión, inclinándose por la hipótesis de indemnización punitiva Vid. Sentencia Corte
Suprema, rol Nº 23096-2019 de 19 de agosto de 2020.
Revise las
causales a analizar
I. Tipología causal
Ahora, cualquiera que sea la clasificación que se escoja, siempre será susceptible
de crítica, por cuanto "todas presentan ventajas e inconvenientes, por la razón
fundamental de que sobre muchas acciones u omisiones constitutivas de
incumplimientos se proyectan múltiples conceptos e instituciones, que carecen de
673
perfiles definitorios indubitados o universalmente aceptados".
En este esquema, si bien en todas las causales existe un fin último, esto es, la
adecuación productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la
empresa, en algunas causales coexisten fines secundarios y heterogéneos, que se
vinculan a derechos de titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así las cosas, a partir de los bienes jurídicos tutelados por cada causal, como
también a partir del objeto de protección, diferenciaremos los supuestos habilitantes
de despido disciplinario en causales de interés simple y de interés compuesto. En el
caso de las primeras, el criterio de agrupación serán las causales que, de forma
preponderante, asumen la defensa del interés del empleador y, en segundo orden,
aquellas causales en que la finalidad del interés y de los derechos de quienes se
pretende proteger atiende tanto al empleador como a otros trabajadores y terceros.
II. Incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato: Artículo 160, Nº 7,
del Código del Trabajo
En Chile, esta causal opera de manera bidireccional, ya sea cuando el término del
contrato laboral encuentra su origen en la voluntad del empleador como cuando lo
encuentra en la voluntad del trabajador por el incumplimiento de las obligaciones
patronales, esta última posibilidad consagrada por expresa mención del artículo 171
677 678
del Código del Trabajo, lo que ha permitido afirmar por la doctrina —sin mucha
679
rigurosidad técnica— que, por esta sola circunstancia, constituye el motivo más
generalizado de terminación del contrato de trabajo.
De igual forma, se ha dicho que esta causal es subjetiva y voluntaria, "ya que
guarda relación con hechos o faltas atribuibles a las partes o a la conducta de alguna
de ellas, dando origen a un despido justificado, en el que si bien media un acto
aparentemente unilateral de uno de los contratantes, tiene como fundamento la falta u
682
omisión de la otra parte, falta que autoriza para justificar el despido", entendiéndola
como una expresión del poder disciplinario del empleador, en concreto como una
683 684
sanción en el contexto de pena privada, a propósito de sus funciones
preventivas, tanto general como especial.
692
Es más, se ha indicado, con apoyo de doctrina comparada, que el artículo 160 del
Código del Trabajo no contiene una lista cerrada de incumplimientos laborales pese a
la aparente intención de su encabezado en relación con tal motivo causal.
Fernández indica que "debido a la amplitud con que se hallan mencionadas en este
precepto algunas de las causas del despido, especialmente la del Nº 7, es bizantina la
discusión acerca del carácter cerrado, tasado o ejemplar de la lista que contiene dicho
precepto. Incluso más, el legislador se podría haber ahorrado la enumeración de faltas
laborales que permiten aplicar el despido disciplinario debido a los amplios términos
en que se encuentra formulada la causal del Nº 7 del artículo 160 del Código del
Trabajo. Este precepto está redactado con una amplitud suficiente para comprender
las restantes causas de despido disciplinario".
En tercer lugar, y desde un punto de vista teórico, en virtud del principio de tipicidad
el sistema de sanciones no conservativas del contrato de trabajo se encuentra
determinado previamente por el legislador, no existiendo posibilidad de que las partes
tengan la libertad de la creación de ilícitos en materia de término del contrato, siendo
indisponible por las partes la elaboración de causales extintivas del contrato de trabajo
por la vía del despido disciplinario, ya que la extensión de las sanciones se encuentra
limitada por un cuadro determinado, preestablecido en su tipología causal que impide
su disposición.
En efecto, la amplitud tipológica del artículo 160, Nº 7, del Código del Trabajo, no
contiene una indeterminación causal o abierta del despido disciplinario, sino, más
bien, una causa extintiva condicionada por aspectos vinculados al cumplimiento de
obligaciones laborales de carácter amplio.
Recordemos que las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis
de incumplimientos graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. Esto se justifica
en que la fijación de las conductas en términos amplios justificaría la sanción de
cualquier conducta, lo que permite un amplio margen de discrecionalidad sumamente
abierto, tanto en la determinación de la conducta como en la aplicación de sanciones,
cuestionándose la licitud de estas, lo que sería contrario a la justificación de catálogos
abiertos de causales de despido.
Así, creemos que el artículo 160 del Código del Trabajo establece un catálogo
específico que detalla los presupuestos infraccionales en que se subsume el
comportamiento laboral considerado como ilícito.
Sin embargo, a pesar de la aparente claridad del texto, se presentan una serie de
problemáticas que decantan por la flexibilidad causal, las que terminan por ampliar
sus márgenes, extralimitando el resto de los supuestos disciplinarios contenidos en la
disposición, ya que, a partir de su caracterización de un modo abierto, amplio, residual
y genérico, se produce una absorción de motivos de despidos imperfectos,
convirtiéndola en un supuesto de difícil delimitación y, en contrapartida, de fácil
argumentación y subsunción.
Desde sus orígenes, este motivo de despido ha tenido un alcance bastante amplio.
La doctrina ha comprendido y extendido el contenido obligacional no solo al
695
contractual, sino que a otras fuentes normativas que impone al contrato.
En la misma línea, pero ampliando aún más su contenido, Nadal ha dicho que por
las "obligaciones que impone el contrato de trabajo" no solo se deben entender las
que emanen directamente del contrato mismo, sino también, aquellas "cuyos efectos
indirectos provienen del reglamento interno, de la ley misma incorporada al contrato o
de un contrato colectivo, cuyos efectos son justamente la de reemplazar en lo
pertinente a la contenidas en los contrato individuales de los trabajadores sujetos a
697 698
negociación". - Agrega que la naturaleza de la obligación infringida ha de
entenderse en vinculación con "la relación de trabajo o contrato realidad y, por
consiguiente, al conjunto de obligaciones y deberes que con ocasión de los servicios
699
establece la ley, la voluntad de las partes y la propia naturaleza del vínculo".
Por nuestra parte, adherimos a los postulados de la tesis excluyente del reglamento
interno como fuente indirecta del despido disciplinario, descartando la postura de la
integración de las cláusulas unilaterales al contrato de trabajo. Esto porque implicaría
abstractamente reconocer que el empleador cree, mediante la vía contractual o por
715
ejercicio de sus propias facultades reglamentarias, causales de despido.
i) Planteamiento
Sobre el punto, se entiende que "el contenido ético jurídico no es sino el conjunto de
derechos y obligaciones correlativas que regulan la relación entre trabajador y
empleador, con el objeto de proteger ciertos bienes jurídicos de carácter ético, tales
717
como la vida y el respeto recíproco", el cual está compuesto por a) deber de
respeto; b) deber de cuidado; c) deber de diligencia; d) deber de fidelidad; e) deber de
probidad, los que justifican su existencia jurídica en el "artículo 1546 del Código Civil,
en cuanto prescribe que los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que
emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
718
costumbre pertenecen a ella", cuestión que ha sido del todo validada por la
jurisprudencia tanto para la creación de obligaciones, como para la justificación de
719
incumplimientos de las mismas.
Dicha tesis, exportada por la doctrina criolla sin mayor reflexión, parte de la
vinculación del deber de diligencia con la buena fe, en la que "cada una de las partes
se obliga a cumplir, no sólo de acuerdo con la diligencia que exige la naturaleza de la
obligación y que corresponde a las circunstancias de la persona sino también como
720
cumpliría un buen padre de familia" lo que se vincula con la función intimidatoria de
las sanciones disciplinarias con el fin de disuadir al trabajador de comportamientos
contrarios a los intereses del empleador bajo el influjo de la ética en la relación
721
laboral.
Esta idea se amplía con el deber de fidelidad, la que se proyecta con la noción de
"negligencia en el cumplimiento de las funciones", con el objeto de facilitar la
722
resolución del contrato de trabajo bajo estándares flexibles. Para tal tesis, los
723
trabajadores se encuentran bajo "una especial situación de subordinación", que
supone "una actitud en el trabajador y en el obedecer de buena fe" que se equipara a
724
la lealtad y fidelidad, "puesto que su profunda observancia comporta el
725
cumplimiento de las decisiones dictadas por el jefe de la empresa" lo que incluso,
726
en su tesis más extrema, alcanza comportamientos extralaborales.
Se agrega que "tal contenido obligacional ético a que se viene aludiendo, está
llamado a ejercer una importante función normativa en el ámbito de las relaciones
laborales, determinando, por una parte, la conducta que deben asumir los sujetos
contratantes durante el desenvolvimiento de su vinculación y, por otra, la sujeción a
múltiples deberes éticos, entre los cuales resulta pertinente aludir, en la situación de
autos, al 'deber de diligencia y rendimiento' impuesto al trabajador, que ha sido
conceptualizado como una forma de colaboración que éste se encuentra obligado a
prestar para la buena marcha de la empresa a que está vinculado, 'que se concreta
en la obligación de dar en su trabajo el rendimiento propio o normal del buen
730
trabajador', atendidas las funciones para que ha sido contratado".
731
Como hemos indicado en otras oportunidades, adoptar como eje vertebrador una
perspectiva comunitaria y armónica de interés en la relación de trabajo constituye una
limitante a la efectividad de los derechos fundamentales y a la configuración
732
democrática del modelo de relaciones de trabajo.
En los hechos, el efecto criticado del contenido ético del contrato de trabajo es aquí
extrapolable, ya que, en los hechos, la buena fe mantiene la idea de sumisión y
737
subordinación indeterminada, "aunque haya sido con la dulcificación" que supone
hablar de tal principio.
Así, el rol de la buena fe, disociado del contenido ético, solo se expresa en su
función ponderativa o limitadora de derechos subjetivos en cuanto regla de conducta o
modelo de tipicidad de comportamiento. En tal contexto, la obligación de buena fe no
crea otras obligaciones, sino que se proyecta sobre la dimensión de la ejecución, en el
que los derechos y las obligaciones se ponderan bajo esta, siendo un criterio de
744
valoración de conductas en cuanto estándar.
4. La gravedad en el incumplimiento
a) La indefinición de la gravedad: El estándar de proporcionalidad y gradualidad
Como hemos indicado al momento de referirnos a los límites del poder disciplinario,
este se encuentra restringido por la idea de proporcionalidad y gradualidad, actuando
bajo la noción de gravedad en cuanto estándar de determinación.
Tal principio impone que las faltas laborales deben ser valoradas en atención al
contexto y a las circunstancias en que son cometidas, imponiéndose al empleador la
obligación de observar todos los aspectos del caso, objetivos y subjetivos, que
determinan la correspondencia y la adecuación entre el hecho, la persona y la
sanción.
Así, por una parte, deberá ponderase, en términos objetivos, que la falta disciplinaria
750 751
afecte sensiblemente el funcionamiento y la estabilidad de la empresa, causando
752
un perjuicio debiendo, necesariamente, acreditarse el mismo, no siendo suficiente
para justificar la terminación de la relación laboral cualquier falta a las obligaciones
753
contractuales.
Desde un punto de vista subjetivo, deberá tenerse presente la cantidad de años que
754
el trabajador lleva prestando servicios para el empleador, sus antecedentes
755 756
laborales, la conducta anterior del trabajador en cuanto hechos aislados o
757
repetitivos en relación con las labores propias del cargo, las funciones y la
758 759
responsabilidad del cargo, el desempeño del trabajador, la veracidad de los
760 761
hechos para justificar su incumplimiento, entre otros, a fin de determinar la
762
correspondencia entre la falta y su sanción.
Este criterio ha sido compartido por la Dirección del Trabajo, que ha resuelto
reiteradamente que no existe inconveniente jurídico para que el empleador describa
conductas que signifiquen, a su juicio, causales de término o caducidad del contrato
de trabajo. No obstante, la determinación de si ellas encuadran o no en las causales
776
previstas por la ley compete, en definitiva, a los tribunales de justicia.
Finalmente, y desde la lógica del derecho de los contratos, en cuanto al momento al
que debe considerarse la evaluación de la entidad del incumplimiento, se observa una
tendencia a preferir su valoración en el momento en que el interés del acreedor debió
verse satisfecho, oportunidad en que corresponde cuando tuvo lugar la
777
lesión, consideración que permite rechazar su valoración en un tiempo distinto al
del incumplimiento propiamente tal, rechazando su cualificación ponderativa con
anterioridad y de manera abstracta.
a) General
En cuanto al dolo, en los actos voluntarios ejecutados por el trabajador concurre una
intención manifiesta, clara y evidente que persigue un fin concreto, que se traduce
concretamente en el incumplimiento de la obligación. En tal caso, el trabajador lleva a
cabo una actuación de forma consciente y deliberada, no solo en relación con la
783
propia acción, sino también con respecto a sus consecuencias.
Por su parte, en la culpa o negligencia, el trabajador lleva a cabo una conducta que
provoca un determinado resultado que, en términos propios de la norma, viene dado
por el incumplimiento, pero que se configura por un estándar de comportamiento, que
viene dado por la omisión de aquella diligencia que por la naturaleza de la obligación,
784
circunstancias, tiempo y lugar, le es exigible al deudor.
Este derecho se extiende no solo a las órdenes e instrucciones, sino también a todo
el espectro de la relación laboral como una forma de defensa de los intereses
legítimos y derechos propios del trabajador, alcanzando a la exigencia del
cumplimiento de las obligaciones que impone el contrato de trabajo, enmarcándose en
la lógica civilista, como una forma de excepción al contrato no cumplido, que se
"encuentra implícitamente contenida en todas las disposiciones que son
manifestaciones del principio de simultaneidad en el cumplimiento de las obligaciones
790
bilaterales".
Así, la respuesta del derecho civil parece insuficiente, más aún cuando se plantea
de manera incoherente con la particularidad de la relación de trabajo, ofreciendo una
respuesta incongruente con un sistema de derechos que tenga como eje central la
protección de los derechos fundamentales de las personas desde el plano de la
dignidad, la igualdad y la equidad. Por lo mismo, se hace necesario dar una respuesta
desde la propia racionalidad del derecho del trabajo.
Para comenzar, debemos indicar que existen disposiciones que configuran un marco
general para la interpretación de los efectos que produce una discapacidad
796
sobrevenida en el cumplimiento de las obligaciones laborales, que permite, bajo la
lógica de los ajustes razonables, adecuar el puesto de trabajo o justificar el traslado
797
de la faenas como instrumentos de protección que reconfiguran los parámetros
clásicos de cumplimiento de la prestación laboral debida en relación con el ejercicio
de los poderes empresariales.
801
Estas normas se vinculan con políticas generales de empleo y trabajo, que
configuran un marco normativo para la concreción de acciones
802
positivas establecidas para generar un trato diferenciado a favor de sectores en
objetiva situación de marginación, con el objeto de lograr una igualación de
oportunidades en forma real, que permita su adecuada integración social y acceso
tanto a la libertad de trabajo y su protección, como a la no discriminación laboral, en
cuanto garantías fundamentales típicamente laborales.
Por su parte, en materia de despido, el artículo 161 bis del estatuto laboral indica
que la invalidez, total o parcial, no es justa causa para el término del contrato de
trabajo.
— Problemática general
Por una parte, con respecto al despido disciplinario —y como nos referimos a
810
propósito del debate de la autonomía de la voluntad y la gravedad—, el determinar
que el incumplimiento del pacto de desempeño o rendimiento habilita el término del
contrato de trabajo resulta incompatible con el principio de indisponibilidad tipológica.
Lo anterior, ya que la circunstancia de que el contrato de trabajo sea considerado
como un contrato de adhesión como también el principio de irrenunciabilidad de
derechos, impide directa o indirectamente que la autonomía de la voluntad configure
causales de despido, como también calificar la gravedad del incumplimiento laboral
excluyendo la ponderación judicial. De otro modo, sería asumir que quien detenta el
poder dentro de la relación laboral fije unilateralmente el contenido de su propio poder
disciplinario.
En la misma línea, la racionalidad del derecho del trabajo impide alterar las reglas
de imputabilidad y nivel de exigibilidad de culpa, la que, en principio, dependerá de la
naturaleza del contrato y no de la modificación que realicen las partes.
Frente a tal razonamiento, se han buscado otras vías más flexibles para extinguir el
contrato de trabajo por bajo desempeño, subsumiendo tal hipótesis en el contenido
causal genérico de las necesidades de la empresa. Esto, por cuanto el bajo
desempeño, normal o pactado, afecta la productividad, siendo un elemento esencial
para considerar el adecuado funcionamiento de la organización empresarial, toda vez
que los estándares de funcionamiento de los medios personales, materiales e
inmateriales han sido ordenados para el logro de precisos y determinados fines, y que
no pueden ser desatendidos en el análisis de la causal de despido, a propósito del
811
esquema de la competitividad.
III. La falta de probidad: Artículo 160, Nº 1, letra a), del Código del Trabajo
1. Consideraciones generales
Por lo mismo, la justificación de esta causal solo puede ser exigida bajo un orden
831 832
contractual delimitado por el desempeño de sus funciones y no en concepciones
ambiguas e imprecisas asociadas a la moralidad o a la subjetividad, como la buena fe
y deberes de conducta de lealtad y fidelidad, ya que peligrosamente puede evocar
833
una fórmula de despido libre vinculada a la pérdida de confianza.
Por lo mismo, sostenemos que esta causal solo se configura cuando estamos ante
un comportamiento injustificado en el desempeño de funciones laborales, en el que
mediante la utilización de medios indebidos que desbordan el marco contractual y
legal, se obtiene un beneficio o ventaja que produce lesión para los intereses
empresariales.
Por nuestra parte, nos inclinamos por la segunda alternativa, existiendo argumentos
legales y dogmáticos para descartar la primera tesis.
Como resume Irureta, en esta materia es de común ocurrencia que los hechos que
fundamentan la extinción del contrato en virtud de esta causal sean, al mismo tiempo,
invocados como presunción de existencia de un delito o falta sancionado penalmente
o, por el contrario, se pretendan aplicar al ámbito laboral las resoluciones que se
843
produzcan en procesos criminales.
844
Pues bien, a diferencia de lo que ocurre en otros ordenamientos y órdenes del
derecho, en nuestra disciplina no existe norma expresa que resuelva la prejudicialidad
del orden penal en el ámbito laboral o, en términos más generales, la incidencia de la
sede penal en la laboral.
852
Sin perjuicio de lo anterior, concordamos con la tesis mayoritaria, a diferencia de
otras materias, en materia laboral no existe prejudicialidad con respecto a la
jurisdicción penal con que el juez actúa, por lo que ambos órdenes son
independientes entre sí.
El artículo 160, Nº 2, del Código del Trabajo, permite al empleador fundar el despido
disciplinario en
"negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido
prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador".
Aparecen, por tanto, dos opciones excluyentes por las cuales podrá el empleador
canalizar su autotutela: imponer sanciones conservativas del contrato o extinguir el
vínculo contractual mediante una causal disciplinaria. En este último escenario, se
indica que podrá fundar su despido en la falta de probidad o bien en el incumplimiento
grave de las obligaciones contractuales, fundado en la infracción de la buena fe,
contenido ético o, derechamente, por la infracción al contenido expreso del contrato,
sin perjuicio de las críticas con respecto al contenido de esta última causal.
862
Para un sector doctrinario, la vulneración a la obligación de confidencialidad
representa un actuar desleal, siendo una actuación que no está amparada ni permitida
en el marco de una relación laboral, vulnerando la obligación de actuar fiel y
honestamente en todo aquello que le corresponde por el contrato, configurando, por
tanto, la hipótesis de falta de probidad, la que, por su naturaleza, no requiere acreditar
daño o perjuicio.
863
No obstante, la jurisprudencia ha asumido otro rumbo, por cuanto ha resuelto que
la infracción de mantener oculta determinada información a terceros, de las cuales
tome conocimiento con ocasión de su labor, se encuadra en la causal del artículo 160,
Nº 7, del Código del Trabajo.
Por nuestra parte, creemos que no es indiferente cuál sea la causal que se invoque.
De utilizarse la falta de probidad como supuesto habilitante del despido, según la tesis
dominante, adquiere centralidad el compartimiento leal y de buena fe, por lo que
recaerá en el empleador la obligación de acreditar la existencia de un comportamiento
injustificado en el desempeño de funciones laborales, la utilización de medios
indebidos que desbordan el iter contractual y legal, debiendo acreditar la obtención de
un beneficio o ventaja que produce lesión o riesgo para los intereses empresariales,
todas circunstancias y elementos que ha desarrollado la doctrina y la jurisprudencia
sobre esta causal, sin perjuicio de las matizaciones indicadas.
Así, el despido disciplinario ilegal, ya sea tanto por la falta de veracidad de los
hechos justificativos como por la falta de acreditación de las conductas imputadas es
calificado jurídicamente como indebido. Esto, no tan solo por carecer de una premisa
fáctica, sino también porque no sería idóneo para alcanzar el fin perseguido, lo que,
en atención a la gravedad de la causal invocada como efecto puede producir un
menoscabo en la valoración que el trabajador tiene de sí mismo, como también en la
reputación y el prestigio que pretende en los demás.
Para estos efectos tiene importancia su vertiente retributiva, no tan solo por la
875
pérdida de la indemnización por años de servicio, sino por la eventual complejidad
social en la búsqueda de una nueva fuente de ingresos, con la carga de haberse
extinguido su contrato por un motivo que reprocha su conducta laboral, replicando el
876
finiquito el efecto de la otrora libreta obrera, en la medida que constituye un
verdadero registro de identificación de conducta laboral.
Así, como resultado de los efectos del despido en cuanto sanción, en la medida que
se le atribuya al trabajador una reputación falsa frente a terceros o frente a la
sociedad, ya sea por la falta de veracidad de los hechos justificativos, como también
por la falta de acreditación de las conductas imputadas, siempre se producirá una
lesión a la honra con ocasión de la comunicación del despido por la propia
configuración del sistema.
Por otra parte, el despido fundado en la falta de probidad también puede vulnerar la
honra por las circunstancias de su ejecución por conductas del empleador que
acompañan al mismo, ya sean antes, durante o después de la formalización de
877 878
este, cuestión así reconocida por la jurisprudencia.
Esto, por cuanto la limitación impuesta por nuestro modelo normativo a nivel legal y
constitucional impone una obligación no tan solo en la dimensión sustantiva de la
aplicación de los poderes empresariales, sino también "una dimensión jurídica
adicional con relación al contexto factual del despido", en el sentido de que no debe
ejecutarse en los hechos con afectación a la consideración y al prestigio de cada
879
persona.
IV. Injurias proferidas por el trabajador al empleador: Artículo 160, Nº 1, letra d), del
Código del Trabajo
Las injurias como causal de despido disciplinario son de reiterada recurrencia a nivel
880
latinoamericano, estando presentes en nuestro ordenamiento jurídico desde sus
881
primeras leyes sociales, siguiendo vigentes hasta la actualidad con algunas
882
modificaciones que circunscribieron su ámbito de aplicación.
Esta hipótesis de despido disciplinario, desde su origen, ha sido agrupada con otras
conductas indebidas de carácter grave, encontrando hoy su consagración normativa
en el artículo 160, Nº 1, letra d), del Código del Trabajo.
En este esquema, la otrora legislación laboral permitía el despido del trabajador por
la mera circunstancia de proferir injurias, sin distinguir o delimitar a los sujetos
pasivos, lo que, en cierta medida, dejaba abierta su definición a los estándares y
criterios del intérprete, quien, en primera instancia, era el empleador. No fue sino a
partir de la Ley Nº 19.759, de 2001, cuando se aclaró que las injurias que se
sancionaban eran aquellas "proferidas por el trabajador al empleador". En tal
contexto, lo que se buscaba excluir como fundamentos de la causal fueron los actos
injuriosos de carácter extralaboral o que no tuviesen como destinatario a la
contraparte del contrato de trabajo.
Por nuestra parte, tanto por cuestiones sustantivas como de encuadre tipológico
diferimos tanto de la calificación de los fundamentos particulares de este supuesto
habilitante de despido, como también su asimilación al bien jurídico protegido.
Por nuestra parte, creemos que el bien jurídico de la injuria laboral es la honra del
898
ofendido, en este caso, la honra del empleador.
901
Como señala Irureta, "la injuria tiene una clara connotación penal". Debido a la
naturaleza de los supuestos de hecho que la configuran, es inevitable realizar una
primera aproximación con ilícitos de similar naturaleza contemplados en la legislación
penal, más aún si los comportamientos reprochados también pueden ser subsumibles
en estos.
4. La conducta prohibida
Por su parte, un sector de la doctrina nacional entiende por injuria los agravios,
912
ultrajes o insultos al empleador mediante palabras u obras, desvinculándose
implícitamente del bien jurídico protegido. No obstante, desde otra perspectiva,
también ha sido entendida como toda expresión proferida o acción ejecutada en
913
deshonra, descrédito o menosprecio a otra persona.
Al final del día, hay dos visiones que fijan los contornos del ilícito, en el sentido de
ampliar o restringir su configuración conceptual.
Por nuestra parte, estimamos correcta aquella interpretación que vincula la injuria a
aquellas expresiones proferidas con el propósito de deshonrar o desacreditar al
empleador, afectando su reputación o fama o, en otros términos, su honra. Esto, por
cuanto la idea de injuria como agravios, ultrajes o insultos proferidos al empleador se
relaciona más bien a otros comportamientos que pueden ser considerados como
faltas disciplinarias, que claramente tienen una menor intensidad y que podrían ser
calificados como ofensas verbales o simples faltas, teniendo una canalización
disciplinaria de naturaleza conservativa.
Dentro de las formas de comisión, esto es, si la injuria laboral se produce por acción
u omisión, poco se ha dicho. En principio, existe claridad con respecto a que su
configuración se produce por medio de acciones como resultado de un hacer, pero no
así con respecto a un no hacer. Sobre el punto, Irureta, con bastante laxitud, indica
que la injuria puede configurarse tanto por una acción como por una omisión,
señalando que, "en el caso de la omisión, será necesario que el trabajador se
encuentre en una posición de garante con relación al empleador", efectuando una
917
serie de precisiones ejemplificadoras.
Por nuestra parte, afirmamos que la injuria solamente puede manifestarse por la vía
918
de la acción, de manera verbal o escrita. En primer lugar, por una cuestión propia
de la redacción de la causal, en la que el verbo rector —proferir— expresa el
despliegue de una actuación, de un hacer y no de una omisión. En segundo lugar, por
cuanto no es posible concebir la posibilidad de que un trabajador se encuentre,
positivamente, obligado a rendir alguna especie de homenaje a su empleador, o bien
realizar determinados actos de honra o cortesía, los que, claramente, exceden la
prestación laboral. Entenderlo de otra manera sería exceder el ya criticado contenido
ético del contrato de trabajo a límites neoserviles que colisionan con los derechos
fundamentales del trabajador. Finalmente, y por una cuestión derivada de la
ponderación y de la gradualidad de esta causal, las situaciones que eventualmente
podrían considerarse como injurias encubiertas, oblicuas o simbólicas, constituyen
realmente formas típicas y atípicas de ofensas, que no cumplen con el estándar de
gravedad que exige esta hipótesis de despido como máxima expresión del poder
disciplinario. Refuerza esto la circunstancia de que el tipo causal se delimita por el
sujeto pasivo al calificarlo, lo que implica la exigencia de que sea directa, manifiesta,
en términos claros e inequívocos, concretos y determinados, impidiendo formas
indirectas.
En este esquema, para nosotros la injuria laboral debe ser entendida como un ilícito
de resultado. Esto, por cuanto su calificación como conducta indebida se vincula a la
vulneración de la honra del ofendido en términos objetivos. En tal contexto, por
919
resultado de las conclusiones sobre la bifurcación de la injuria, se debe destacar
que, en su forma difamatoria, solo se consuma cuando terceras personas, distintas al
ofensor y al ofendido, toman conocimiento de estas: de otro modo, no es posible que
se produzca el efecto de restar crédito o fama al ofendido, ya que tal crédito o fama
920
radica en el concepto de los demás.
Como indicamos al inicio del estudio de esta causal, la injuria laboral ha tenido una
progresiva evolución jurisprudencial y legal, en cuyo tránsito se delimitó su alcance y
extensión, depurándose normativamente, excluyendo de su núcleo prohibido los actos
injuriosos de carácter extralaboral o que no tuviesen como destinatario a la
contraparte del contrato de trabajo, debiendo necesariamente relacionarse con la
927
actividad de la empresa.
Por lo mismo, y sin mayores reparos, en una primera lectura podría entenderse que
las injurias laborales solo son sancionables cuando se realizan en el lugar de trabajo o
durante la jornada laboral, limitándose a un criterio locativo y temporal.
Por nuestra parte, creemos que es irrelevante para estos efectos las actuaciones
ejecutadas por el trabajador fuera del contexto laboral, quedando vedado para el
empleador ejercer su poder disciplinario por expresiones proferidas en lo extralaboral.
No obstante, esto no debe ser entendido exclusivamente desde la racionalidad
locativa o temporal. En atención a que el bien jurídico protegido es la honra, la
diferencia entre ambos ámbitos es lo causal. Así, si la injuria se produce fuera del
espacio y del horario de trabajo, pero se vincula causalmente con hechos acaecidos
nítidamente en el marco de la relación laboral o tiene una profunda relación con esta,
puede justificarse el despido por esta causa, aunque se haya realizado fuera del lugar
de trabajo y en un tiempo ajeno a la jornada.
Como señala Irureta, quien por lo demás es partidario de este criterio, sustentar esta
tesis "exige reconocer que el acto injurioso tiene por causa exclusiva el contrato de
trabajo", por lo que, necesariamente, "la vida extralaboral no puede llegar a tener
929
relevancia disciplinaria", delimitando causalmente los dos ámbitos.
930
En tal caso, se deberá probar "una conexión con el trabajo mismo", cuestión que,
en virtud de las reglas probatorias del despido, corresponderá acreditar al empleador.
Así, no podría afirmarse la presunción de existencia de un motivo laboral por la sola
circunstancia de que la injuria se produzca dentro del horario o lugar de trabajo. Tal
postura no encuentra sustento legal, siendo contraria a lo establecido en los artículos
454 y 162 del Código del Trabajo.
La postura aquí sustentada no nos parece extrema, sino, por el contrario, garantista.
Las injurias extralaborales no quedan impunes ni tampoco la tutela al honor del
empleador. Para tal efecto, debido a la diferenciación de órdenes jurisdiccionales, el
empleador cuenta con una intensa tutela penal que permite cautelar sus intereses
personales, pudiendo ejercer las respectivas acciones para determinar la
responsabilidad que le asiste al trabajador por las injurias proferidas, sometiéndose a
los estándares y tipos fijados por la judicatura penal.
6. El elemento subjetivo: el animus injuriandi
Con respecto a la prueba, si bien este debe ser probado en sede judicial,
progresivamente se ha ido flexibilizando su prueba, en la medida en que en muchos
casos las ofensas proferidas pueden ser tan deshonrosas que dejan apenas margen
de duda a la existencia del propósito injurioso, terminando por presumirse el animus
945
injuriandi por la gravedad de la expresión.
En segundo lugar, si entendemos este animus injuriandi como una forma de dolo,
bajo ningún respecto debería presumirse, rigiendo en su plenitud el principio de
presunción de buena fe, no existiendo regla contraria, por lo que quien alega la mala
fe debe probarla.
En tercer lugar, tal postura es contraria a lo establecido en los artículos 454 y 162
del Código del Trabajo, por cuanto dichas normas imponen el peso de la prueba del
despido al empleador.
De un análisis normativo se desprende que el sujeto activo viene dado por la figura
típica de trabajador dependiente, esto es, toda persona natural que preste servicios
personales, intelectuales o materiales bajo dependencia o subordinación y en virtud
947
de un contrato de trabajo con el empleador. En dicho supuesto, la figura es amplia,
con independencia del cargo o jerarquía en la organización empresarial.
Existe una tendencia doctrinaria que pretende extender la figura del sujeto activo a
otros supuestos, como el caso de aquellos trabajadores que, si bien no participaron
directamente en la ejecución material de la injuria, sí lo hicieron indirectamente como
948
inductores o instigadores o, incluso, ampliarlo a supuestos en los cuales ha existido
949
una omisión de auxilio.
No concordamos con tal criterio. Como vimos, la acción típica ha sido circunscrita a
la ejecución material de la conducta, que viene determinada por la acción de "proferir",
la que se configura por un actuar directo y manifiesto que excluye otras formas de
comisión y autoría. De igual forma, cabe hacer presente que, a diferencia de lo que
ocurre en materia penal, la legislación laboral no contempla otras hipótesis de autoría
ni figuras típicas residuales que permitan concluir la extensión del ilícito de la injuria a
formas no reconocidas expresamente.
Por lo mismo, creemos que la norma hace alusión al autor directo y no a otras
formas de autoría, las que, no obstante, pueden tener otro tipo de responsabilidad que
podría encauzarse por canales disciplinarios de menor intensidad.
950
A diferencia de otros ordenamientos jurídicos, el legislador nacional ha
establecido el sujeto pasivo de manera expresa utilizando el término de
951
empleador, excluyendo a cualquier persona ofendida que no invista la calidad de
952
tal. Dicho de otro modo, la víctima directa del ilícito laboral es la contraparte laboral
y no un tercero, siendo uno de los principales efectos de la depuración normativa de
953
esta causa.
En esta línea, creemos que la figura del empleador debe limitarse al sujeto que
ocupe la posición de acreedor de trabajo, esto es, aquel que ejerce de por sí un poder
de dirección con respecto al trabajador, debido al cual el segundo ejecuta para el
primero servicios personales bajo subordinación o dependencia, de forma voluntaria,
retribuidos, por cuenta ajena, y dentro del ámbito de organización y dirección del
959
titular de la actividad.
Por nuestra parte, creemos que no es posible sostener, ni por vía directa o indirecta,
la tutela de la personalidad jurídica del empleador por el supuesto habilitante de
despido de injuria laboral. En efecto, el artículo 160, Nº 1, letra d), del Código del
Trabajo, tiene como bien jurídico protegido la honra del empleador, pero solo cuando
se trata de una persona natural, por cuanto tal ilícito tiene fundamento inmediato en el
atributo moral de la dignidad, derecho personalísimo que solo es aplicable a la
963
personalidad humana.
Por nuestra parte, con respecto a esta tesis restringida, más que calificarla como
una posibilidad de tutela de la honra de la persona jurídica del empresario creemos
que es un supuesto asociado a la defensa del honor de la persona natural que
representa al empleador, siendo una hipótesis infraccional típica, ajena a la
problemática y que subsume en el encuadre normativo.
8. La ponderación de la injuria laboral y las circunstancias concurrentes
Dicho esto, creemos que dos son las pautas fundamentales que resuelven el
problema y que se expresan en dimensiones distintas: la primera, asociada a la forma
de interpretación del tipo y la segunda, a la resolución ante una colisión y su
relevancia en un plano preferente.
Con respecto al primer aspecto que podríamos denominar límite interno, el supuesto
habilitante de despido de la injuria, por tratarse de una restricción legal de libertad de
expresión a favor del empleador, debe ser "leída de modo estricto y restringido",
986
siendo justa causa de despido en aquellos casos "especialmente graves" y no para
la generalidad de esta.
La primera refiere a hechos cuyo conocimiento tenga interés para los ciudadanos,
ya sea por las personas que intervienen como por las instituciones que trata, teniendo
transcendencia social las que pueden relacionarse con el ámbito empresarial cuando
se refiere a situaciones de ilegalidad. Por su parte, la segunda versa sobre el discurso
que se conecta con el interés común de los trabajadores y que trasciende a los
989
involucrados por la centralidad del trabajo en términos sociales y políticos.
V. Las negociaciones incompatibles: Artículo 160, Nº 2, del Código del Trabajo
Desde un punto de vista normativo, nuestra legislación social solo hace referencia a
990
la concurrencia laboral o competencia desleal mientras el contrato de trabajo se
encuentre vigente, regulando expresamente su infracción como una hipótesis de
991
despido subjetivo.
Actualmente, esta causal extintiva está regulada en el artículo 160, Nº 2, del Código
del Trabajo, que preceptúa que el contrato de trabajo termina sin derecho a
indemnización por las
"negociaciones que ejecute el trabajador dentro del giro del negocio y que hubieren sido
prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador".
En este contexto, como factor común normativo histórico, en los albores del derecho
del trabajo la regulación mercantil, si bien en principio era propia de una sociedad
"preindustrial" y "paleocapitalista" de empresas de reducida dimensión, admitía la
plena licitud de todas las conductas externas al trabajo que no incidieran
negativamente con la propia prestación, tratando de conciliar y garantizar el respeto a
995
la libertad de trabajo y la iniciativa económica del individuo.
El efecto criticado del contenido ético del contrato de trabajo es aquí extrapolable, ya
que, en los hechos, la buena fe mantiene la idea de sumisión y subordinación
1006
indeterminada "aunque haya sido con la dulcificación" que supone hablar de tal
principio.
Por nuestra parte, estimamos que la causal en estudio debe ser entendida desde el
conflicto de derechos fundamentales y la noción de competencia, estando
determinada su funcionalidad desde una perspectiva constitucional que contraponga
la libertad de empresa y la libertad de trabajo, siendo incompatible con conceptos
jurídicos indeterminados —como la noción de fidelidad y buena fe— que no tienen
relevancia en nuestro orden social a nivel constitucional.
En primer orden, desde un estricto punto positivista, la estructura del tipo laboral no
describe la conducta prohibida como una hipótesis de competencia desleal, sino que
expresamente se delimita al incumplimiento de una obligación de no hacer,
configurada por la prohibición de ejecutar negociaciones dentro del giro del negocio
1016
que expresamente se consigne en el contrato de trabajo.
En tal supuesto, la configuración del ilícito viene dada por la infracción de una
obligación de abstención en la que el trabajador, como deudor de la prestación de
trabajo, debe observar la ejecución de un comportamiento negativo, delimitado
subjetiva, pero relativamente, a no realizar determinadas actividades comerciales o
laborales que estén dentro del giro del negocio. De esta forma, desde un punto de
vista normativo, lo sancionado no es un comportamiento desleal, sino el
incumplimiento de una obligación de no hacer.
De esta forma, creemos en la necesidad de asumir una visión finalista, en la que los
criterios ponderativos sean establecidos expresamente por el ordenamiento jurídico
mediante la ley y no subentendidos ni preconfigurados arbitrariamente por la
autonomía de la voluntad.
En este supuesto, la configuración del ilícito viene dada por la infracción de una
obligación de abstención en la que el trabajador, como deudor de la prestación de
trabajo, debe observar la ejecución de un comportamiento negativo. Por lo mismo,
para que opere esta causa, es necesario que la actividad prohibida "se ejecute de
1022
manera efectiva, no bastando las meras insinuaciones u ofrecimientos".
Por tanto, "los actos prohibidos al trabajador deben estar configurados por la
sucesiva colocación sobre el mercado del bien o el producto, que suponga la oferta de
bienes y servicios iguales o de similar naturaleza a los del empleador" más allá de la
1024
condición contractual que tenga, alcanzando actividades laborales realizadas fuera
del horario por el trabajador que se emplea para la empresa de la competencia a partir
1025
de la buena fe.
De esta forma, la prohibición alcanza tanto la actividad realizada por cuenta de otros
1026
empleadores como la ejecutada por cuenta propia, fundada en que la empresa
principal no solo remunera su trabajo, sino que le facilita medios para adquirir
perfeccionamiento y experiencia profesional que luego el empleado pretende utilizar
en propio provecho o de otros con notorio y evidente perjuicio para los intereses de
1027
quien depositó en él su confianza.
Por nuestra parte, en cuanto a qué entender por negociaciones y a propósito del
núcleo prohibido de la concurrencia, creemos que esta supone, según el uso natural y
obvio de las palabras, la acción o el efecto de tratar, es decir, comerciar, comprando,
vendiendo o cambiando géneros, mercaderías o valores para aumentar el
1031
caudal, por lo que, en una primera lectura, lo que configuraría lo prohibido sería la
ejecución por parte del trabajador de actividades mercantiles que compitan con las
que son propias del giro del empleador, que excluyen relaciones sociales en las que
participa bajo subordinación, dependencia y ajenidad laboral para otros empleadores.
Ahora, más allá del debate anterior, cabe preguntarse qué tan amplio es el
contenido de la actividad concurrente. ¿La concurrencia prohibida exige que el
trabajador desarrolle una segunda actividad productiva en sentido estricto o, por el
contrario, también tiene lugar solo cuando está implicado de una forma indirecta?
1033
Nuevamente, el Código del Trabajo nada indica.
No obstante, una lectura literal del texto normativo nos llevaría a la conclusión de
que lo exigido por el legislador es una cierta habitualidad, ya que la conducta
prohibida es definida en plural, por lo que, en estricto rigor, un acto esporádico no
constituirá una falta grave punible con la extinción del contrato.
En cuanto a la definición de esta noción, la doctrina ha dicho que son "aquellas a las
1036
que se dedica la empresa donde [el trabajador] presta sus servicios". En otros
términos, el giro del negocio lo constituye el objeto propio de la actividad que realiza la
1037
empresa, el quehacer de su especificidad como tal o, en otros términos, "las
operaciones ordinarias que efectúa la empresa cuya titularidad pertenece al
1038
empleador".
Para este efecto, su determinación no solo será dada por el sustrato fáctico de la
1039
actividad, sino también por las normas comerciales que regulan la misma, lo que,
desde un punto de vista práctico, se identifica con "el giro que se declara para efectos
1040
tributarios".
Aparentemente, dicha tesis sería limitativa del ilícito por cuanto la reprochabilidad de
la conducta vendría dada por la idea de la buena fe. No obstante, como contrapartida,
permite o justifica la sanción disciplinaria incluso en aquellos casos en que no se haya
1045
prohibido el ejercicio de la actividad, ya que su configuración viene dada desde los
deberes de conducta morales dictados por el contenido ético del contrato de trabajo.
Por nuestra parte, si bien concordamos con la matización anterior, creemos que su
justificación no deriva de la naturaleza de la negociación incompatible con el giro de la
actividad ni de su tipicidad. La ley laboral no identifica en ningún lugar el ilícito del
artículo 160, Nº 2, del Código del Trabajo, con la noción de competencia desleal, sino
que establece una prohibición de actuación, una obligación de no hacer, la cual, en
cuanto regla, no contempla como elemento del tipo la deslealtad.
1049
A pesar de la claridad de la norma, para un importante sector doctrinario la
redacción utilizada por el legislador es equivocada, ya que la obligación de lealtad y
de prohibición de competencia desleal fluyen del contenido ético jurídico del contrato
de trabajo y, como tal, obligan al deudor de trabajo con independencia de la
1050
escrituración de prohibición, por lo que "este requisito pareciera estar de más".
Es más, se indica —sin fuente normativa— que "la regla general es la prohibición de
concurrencia desleal, la que solo se puede alterar en caso de autorización del
empleador", agregándose que la prohibición debe entenderse "subsistente salvo que
el empleador otorgue su consentimiento en orden a considerar que la actividad
1053
paralela del dependiente es compatible con el interés general de la empresa".
No nos parece prudente entender que las prohibiciones deban ser entendidas como
implícitas, subentendidas o presuntas, ya que, como indicamos, en el régimen
sancionatorio laboral debe existir una tipificación expresa y estricta de las conductas
sancionables, por lo que las cláusulas genéricas y las normas en blanco que fundan la
aplicación de una causal de despido serían contrarias a nuestro modelo causal
disciplinario en la medida que la tipicidad, en cuanto garantía, se satisface con
disposiciones reguladoras de comportamientos específicos y claros.
1058
Finalmente, y desde un enfoque constitucional, las obligaciones que pudieran
entenderse implícitas en el contrato de trabajo tienen el límite de lo que es permitido
por la ley, especialmente cuando se confrontan con una garantía individual como es la
libertad de trabajo y su protección, contenida en el Nº 16 del artículo 19 de la
Constitución Política, según el que ninguna clase de trabajo puede ser prohibida,
salvo que se oponga a la moral, a la seguridad o a la salubridad pública, que lo exija
el interés nacional y que una ley lo declare así. La excepción es la prohibición
permitida en el Nº 2 del artículo 160 del Código del Trabajo, que como tal no puede
aplicarse por similitud ni interpretarse ampliamente al grado de elevar obligaciones
subentendidas o implícitas como limitantes de la eficacia de un derecho fundamental,
cuando expresamente el texto legal no lo permite.
En este contexto, creemos que la sanción contenida en el artículo 160, Nº 2, del
Código del Trabajo, únicamente se aplicará a las negociaciones que hubieren sido
prohibidas por escrito en el respectivo contrato por el empleador.
De la misma forma, a nuestro juicio, no basta para ascender la conducta como falta
disciplinaria extintiva que se establezca una prohibición de actuación en el reglamento
interno, por cuanto "las infracciones a los reglamentos internos solo están
sancionadas con multas" y, "según los principios generales del derecho, para
incorporar nuevas cláusulas a un contrato se requiere el consentimiento de ambas
1060 1061
partes", - más aún si expresamente la norma se reconduce al concurso de
voluntades y no a una fuente autónoma de integración.
3. La ponderación de gravedad
En este caso, la realización del tipo coincide con el último acto de la acción y, por
1064
tanto, no se produce un resultado separable de ella. Así, no sería correcto
sostener la exigencia de un perjuicio como elemento configurante. Cosa distinta, como
observaremos, es la centralidad que juega en la determinación de la gravedad de la
conducta y la proporcionalidad de la sanción.
Dicho esto, a renglón seguido, se matiza dicha exigencia: el perjuicio puede asumir
distintas formas más allá de lo material o pecuniario. De igual forma, tampoco se
exige que se haya consumado, siendo suficiente con que potencialmente exista, por lo
1067
que bastará su potencialidad sin que sea efectivo ni real.
En esta misma línea, y por efecto de esta matización, con bastante laxitud se ha
calificado este ilícito como de peligrosidad, lo que extiende desmesuradamente su
1068
alcance. Por lo mismo, la sola preparación de la concurrencia es sancionable con
1069 1070
el despido, bastando la "plasmación real de la iniciativa", justificándose la
sanción extintiva por la posibilidad de existencia de peligro sin que la conducta se
1071
materialice.
Por lo mismo, se sostiene que se "prohíbe así una situación de riesgo objetivo
(peligro concreto) y la posibilidad de ocasionar un perjuicio potencial a los intereses
1072
competitivos del empleador", pues la esencia de este ilícito está en sancionar el
1073
quebranto de la buena fe y lealtad debida.
A modo de conclusión, creemos que debe entenderse el daño como una idea
intrínseca a la noción de competencia, estando, por lo tanto, en principio permitido.
Por lo mismo, la simple concurrencia no es suficiente, debiendo existir un perjuicio
efectivo. La negociación prohibida debe estar cualificada por un rasgo distintivo,
adicional, que justifique su calificación como ilícito que, en tal caso, vendrá dado por la
lesividad que solamente puede ser de un daño concreto, descartando hipótesis
imperfectas, tentativas o frustradas.
c) La proporcionalidad y los elementos valorativos: El funcionamiento de la empresa
y el estándar de proporcionalidad
Desde nuestra mirada, este elemento solo podrá ser dado en la medida en que la
actividad de concurrencia, razonable y objetivamente, ponga al trabajador en una
situación de conflicto real con los intereses competitivos del empleador. Esto, debido a
que la prohibición de competencia "no puede proyectarse indiscriminadamente sobre
cualquier prestación de trabajo", siendo únicamente justificable para aquellas
prestaciones que sean susceptibles, objetivamente, de ocasionar un daño a los
1077
intereses competitivos del empleador.
Esto se debe a que no todo trabajo o actividad que desempeña un trabajador en una
empresa de la competencia o por cuenta propia genera automáticamente un riesgo de
1078
afectación de los intereses competitivos de su empleador. De esta forma, solo
existirá cuando se presente una correspondencia material entre la actividad principal
desarrollada por el trabajador y las secundarias ejecutadas en el mercado
concurrencial, debiendo existir una identidad sustantiva entre las funciones
desempeñadas en virtud de su contrato de trabajo y las desplegadas en favor de la
competencia, las que deberán ser similares en una dimensión material, espacial y
1079
territorial.
VI. El absentismo laboral: Las ausencias y el abandono: Artículo 160, Nº 3 y Nº 4, del
Código del Trabajo
1. Exordio
En este contexto, esta causa de despido constituye una de las más representativas,
particularmente porque se vincula al funcionamiento del proceso productivo, los
tiempos de trabajo y la prestación laboral propiamente tal.
Para tal caso, la definición del absentismo vendrá dado por la ausencia laboral,
mediante la inasistencia o la falta, o bien, por el abandono, sea por la salida
intempestiva o la negativa a trabajar, todas conjugadas por un elemento subjetivo de
justificación.
a) Aspectos generales
De esta forma, las ausencias "transgreden la más primordial de las obligaciones que
es la de asistir a trabajar", implicando que la prestación debida no se está realizando,
1094
lo que "provoca la frustración de la finalidad y objeto del contrato" en atención a su
1095
naturaleza sinalagmática.
Esta cosmovisión se verifica en nuestro modelo normativo, por cuanto las ausencias
tienen definido su estándar de gravedad en la propia ley a partir de la necesidad de
someter el comportamiento laboral a los requerimientos empresariales en el ciclo
productivo. En efecto, con respecto a las "inasistencias", la ley determina un quantum
de días en atención al comportamiento extralaboral del trabajador, predeterminado a
1101
partir de la potencial afectación a la productividad que pueda tener. Lo mismo
ocurre con las faltas laborales, por cuanto su asunción es cualificada a determinados
puestos de trabajo y vinculada a un resultado: la perturbación del ciclo productivo y el
1102
perjuicio a la empresa.
En nuestro modelo normativo, los supuestos de las ausencias laborales pueden ser
de dos tipos: las "inasistencias" y las "faltas".
Aunque agrupadas por el legislador bajo una misma hipótesis causal, estas causas
de terminación del contrato de trabajo se diferencian por criterios cuantitativos y
cualitativos representativos de conductas laborales ilícitas en el histórico conflicto
1103
laboral por el control de los tiempos y ciclos productivos, en los que la ley asume
una posición determinada, mediatizando el conflicto laboral a favor de una de las
partes, al fijar su sanción al ponderar la gravedad de la conducta punible.
La norma en estudio que configura la justa causa de despido indica, con respecto a
la inasistencia, que esta justifica la extinción del contrato de trabajo sin derecho a
indemnización cuando se produce la "no concurrencia del trabajador a sus labores sin
causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres
días durante igual período de tiempo". Por su parte, con respecto a la falta laboral, la
ley señala que será reprochable aquella falta que sea injustificada o sin aviso previo,
con respecto al trabajador "que tuviere a su cargo una actividad, faena o máquina
cuyo abandono o paralización signifique una perturbación grave en la marcha de la
obra".
3. La inasistencia
De otro modo, se generaría una imprecisión adicional que beneficia a quien detenta
una posición de superioridad, máxime si es la propia ley laboral la que obliga la
escrituración y la claridad del contenido obligacional y las funciones de la prestación
1111
laboral, siendo exigible, por los mismos fundamentos, claridad en el seno del
régimen obligacional y, por consecuencia, sobre los supuestos en que se sostiene la
hipótesis sancionatoria.
Una interesante discusión se presenta con respecto a aquellos trabajadores que, por
la naturaleza de su puesto de trabajo o por trabajar sin fiscalización superior
1112
inmediata, están excluidos de las limitaciones de la jornada de trabajo. La
problemática se plantea si en dichos casos también se producen faltas de asistencia
sancionadas por la causal de las inasistencias laborales reguladas en el artículo 160,
Nº 3, del Código del Trabajo.
Por lo mismo, estos trabajadores no solo no están afectos a los límites máximos de
jornada en su distribución diaria o semanal, sino que, además, por lo lógico de la
exclusión de limitaciones temporales, tampoco tienen obligación de concurrir en
momentos determinados a sus funciones de manera presencial, ya que su prestación
viene dada por alcanzar un resultado determinado, el cual es el objeto mismo del
contrato.
La ley sanciona las faltas de asistencia diaria ocurridas durante dos días seguidos.
La conducta prohibida se verifica "en una sucesión de actos similares y de la misma
entidad, consistentes precisamente en no concurrir a las labores durante dos jornadas
1124
laborales completas".
De este modo, se excluye la posibilidad de sanción cuando media entre los dos días
laborales en que se ausentó el trabajador, un día inhábil o día no laboral según la
1129
modalidad de jornada y distribución de la prestación de trabajo.
Por lo mismo, los tres días en el mes deben ser íntegros "sin que el trabajador asista
a su empleo a todas las horas en que el establecimiento está abierto o en actividad
durante dichos tres días. La presencia del trabajador en un supuesto de trabajo,
después de registrar el segundo día no consecutivo de ausencia, determinará una
ausencia por un plazo menor a los días que exige esta causal para tenerla por
1141
configurada".
4. La falta al trabajo
a) Generalidades
Pues bien, en este aspecto toma relevancia la diferenciación con las inasistencias,
por cuanto este motivo de despido no se encuentra definido por la repetición de la
ausencia, esto no es por elementos cuantitativos temporales de incomparecencia
laboral, sino que, más bien, su calificación y diferenciación deriva del resultado
producido por la falta.
Como señala Irureta, "la perturbación implica una alteración o trastorno del orden
habitual de la empresa o de una parte de ella". Se trata de un concepto objetivo,
vinculado con la actividad de la empresa, cuantificable y no hipotético, dependiente de
un resultado medible, que determina la gravedad de la conducta y justifica su
1151
castigo.
Como requisito adicional, cabe indicar que la ley exige que la falta al trabajo sea
1153
injustificada o bien, sin aviso previo, aunque sea injustificada, siendo dos hipótesis
1154
distintas.
Del texto de la norma aparece de manifiesto que el legislador califica al sujeto activo
de la infracción laboral, siendo un trabajador que tiene una determinada
responsabilidad en el ejercicio de sus funciones, pudiendo ser una actividad, máquina
o faena.
a) General
Actualmente, la legislación laboral entiende el abandono del trabajo por parte del
trabajador de dos formas: a) la salida intempestiva e injustificada del trabajador del
sitio de la faena y durante las horas de trabajo, sin permiso del empleador o de quien
lo represente; y b) la negativa a trabajar sin causa justificada en las faenas
convenidas en el contrato.
Por nuestra parte, al igual que en las ausencias laborales, creemos que más que ser
una hipótesis particular de resolución por incumplimiento cualificado, su
fundamentación y justificación está en la noción de disciplina laboral antes que en la
mistificación contractual, no obstante que, al final del día, se funden en una sola
1168
idea.
6. La salida intempestiva
En general, podemos decir que esta es una fórmula de absentismo distinta de las
ausencias, tanto en su modalidad de "inasistencia" como "falta", por cuando el
trabajador concurrió normalmente a prestar los servicios y, ya estando ahí, los
1172
abandona de manera abrupta.
Debe observarse, como indica Irureta, que la disposición normativa nada indica del
"no retorno". De este modo, "si un trabajador hace dejación de su puesto de trabajo
de manera justificada, pero evadiendo el retorno debido, entonces la causal aplicable
1173
no podría ser la del artículo 160 Nº 4"
1174
De igual forma la ley exige, copulativamente, que la salida debe ser intempestiva,
esto es, que ocurra en un momento inconveniente, siendo "indebida e
1175 1176
inoportuna", estando fuera de tiempo y sazón, lo cual deja de manifiesto que,
para efectos sancionatorios, la salida debe producir la interrupción en el proceso
productivo o una actividad determinada vinculada a la prestación que ejecuta el
1177
infractor.
A partir de lo anterior, creemos que el ilícito debe ser calificado de resultado por
cuanto el tipo normativo exige, además de la conducta, un hecho separado de la
misma, un cambio en el mundo exterior. Así, el abandono propiamente tal exige para
su configuración la afectación de la actividad empresarial o su funcionamiento, forma
de lesividad a los intereses empresariales que no se ponderan en abstracto, sino que
más bien en concreto y que se materializa como consecuencia de la misma, en un
perjuicio real, concreto y cuantificable, lo que se condice con su vinculación con las
lógicas disciplinarias productivas antes que las contractuales.
Así, en general, podríamos asumir que la faz subjetiva de este ilícito viene dada por
el dolo, en el sentido de que su actuar viene dado por la voluntad deliberada del
trabajador a abandonar, mediante la salida intempestiva, su puesto de trabajo.
Tal observación lleva también a diferenciar el abandono del centro de trabajo del
abandono de funciones, por cuanto la "salida intempestiva" se vincula más bien al
"lugar en que se prestan los servicios, rechazando la posibilidad de relacionar esta
1182
causal con el abandono de una tarea determinada", ya que esta última hipótesis
pareciera vincularse más bien a la negativa de prestar servicios o al incumplimiento de
obligaciones laborales, conclusión derivada de la lógica del principio de tipicidad y
subsunción causal.
En cuanto a lo temporal, el código exige que la salida intempestiva sea "durante las
horas de trabajo". Esto se vincula estrictamente a la delimitación contractual de la
1183
jornada, entendiéndose por tal al "tiempo durante el cual debe prestarse el
1184
trabajo".
Creemos relevante esta consideración, por cuanto el legislador impone, dentro del
contenido mínimo del contrato de trabajo, la duración y la distribución de la jornada,
en la que el trabajador debe ejecutar la prestación por la que fue contratado en la
1185
forma y el modo acordado.
Finalmente, el artículo 160, Nº 4, letra a), del Código del Trabajo, exige que la salida,
además de intempestiva, fuera del horario de trabajo y del sitio de la faena, sea "sin
permiso del empleador o de quien lo represente".
7. La negativa a trabajar
Así, como señala Palomeque, tales nociones tienen que ver "esencialmente con las
exigencias del poder de dirección" y "el control de la actividad laboral", en la medida
en que la negativa a trabajar, en cuanto ilícito, impide de modo directo el ejercicio
habitual de la función reguladora que realiza el poder de dirección y control
empresarial en el dispositivo contractual. Entonces, lo que la doctrina denomina
"ingenua o interesadamente" como deberes éticos del trabajador, no son otra cosa
que una garantía legislativa a favor del empleador, una forma de autotutela autorizada
para asegurar la plena adecuación de la prestación laboral al interés económico
1198
empresarial que prevalece por sobre el del trabajador.
Con base en lo anterior, el elemento volitivo de la misma viene dado por una
conducta explícita y pertinaz del trabajador de no cumplir con las tareas convenidas,
así como dejar de cumplir las órdenes e instrucciones que imparta el empleador.
Por lo mismo, podríamos asumir que la faz subjetiva de este ilícito viene dada por el
dolo, en el sentido de que su actuar viene configurado en términos subjetivos por la
voluntad deliberada del trabajador a no prestar sus servicios.
Tanto el contenido obligacional y la orden deben ser de forma clara y concreta, pues
si no consta la existencia de un requerimiento previo y expreso, el trabajador no
1208
puede incurrir en esta causal.
En cuanto al resultado, el artículo 160, Nº 4, letra a), del Código del Trabajo, omite
referencia a la lesividad como elemento integrante del tipo laboral. Por lo mismo, este
ilícito debe ser calificado como de actividad, por cuanto el tipo normativo solo exige la
conducta del autor para su realización, sin necesidad de un hecho separado de la
1210
misma.
En tal caso, la realización del tipo coincide con el último acto de la acción y, por
1211
tanto, no se produce un resultado separable de ella. Así, a diferencia de la salida
intempestiva, no sería correcto sostener la exigencia de un perjuicio.
El artículo 160, Nº 4, letra b), del Código del Trabajo, limita la negativa a trabajar
como ilícito, exigiendo en su tipicidad que la negativa a trabajar sin causa justificada
sea con respecto a "las faenas convenidas en el contrato".
De esta forma, el abandono por negativa a trabajar se vincula con las funciones que
el trabajador se encuentra obligado según su contrato de trabajo, delimitando su
contenido a la prestación laboral.
Creemos relevante esta consideración, por cuanto el legislador impone dentro del
contenido mínimo del contrato de trabajo regulado en el artículo 10, Nº 3, del Código
del Trabajo, la determinación de la naturaleza de los servicios y del lugar o la ciudad
en que hayan de prestarse. El contrato podrá señalar dos o más funciones
1214
específicas, sean estas alternativas o complementarias.
De otro modo, y como hemos indicado, se generaría una imprecisión adicional que
beneficia a quien detenta una posición de superioridad, máxime si es la propia ley
laboral que obliga la escrituración y la claridad del contenido obligacional y las
1218
funciones de la prestación laboral, siendo exigible, por los mismos fundamentos,
claridad en el seno del régimen obligacional y, por consecuencia, sobre los supuestos
en que se sostiene la hipótesis sancionatoria.
Sin perjuicio de los elementos objetivos que integran las distintas formas de
ausentismo, nuestro ordenamiento modela las hipótesis de despido disciplinario como
una justa causa definida estructuralmente por su elemento subjetivo, en la que su
configuración no viene dada solamente por la constatación objetiva de la ausencia o
abandono, sino que también y esencialmente, por su justificación.
En general, se ha entendido que las causales que pueden dar origen al impedimento
que determina la ausencia laboral es múltiple, ya que la ley no establece un catálogo
de situaciones que expliquen la justificación.
Por su parte, Gamonal y Guidi la conceptualizan como "los motivos que permiten
1227
excusar la falta del trabajador a la luz de la razonabilidad y sensatez del caso". Por
lo mismo, se entiende que puede configurarla cualquier hecho "que, atendida su
naturaleza y entidad, haya hecho imposible al trabajador concurrir a su trabajo
1228
normalmente".
Por lo mismo, desde un punto de vista inverso, "cada vez que no exista razón
alguna o cuando se aleguen razones inciertas, inadecuadas o insuficientes, no habrá
1229
justificación".
De esta forma, los ilícitos laborales que se asocian tanto a la ausencia como al
abandono deben ser sin justificación, todo lo cual permite resolver la conducta
infraccional desde el "test de culpabilidad", que exige al trabajador que fundamente
1230
las razones de la inasistencia, la que debe analizarse "en su propia realidad", sin
1231
perjuicio de las reglas probatorias en materia de despido.
Agrega lo que orienta hacia la falta de una razón o motivo suficiente que determine
que la ausencia del dependiente a sus labores resulta aceptable, por lo que, en la
medida que exista alguna norma legal o reglamentaria o algún evento o circunstancia
de indudable entidad que permita dispensar su ausencia, la aplicación de la causal en
1233
estudio será improcedente.
— El elemento volitivo es central, toda vez que existen circunstancias que, por su
concurrencia, no intervienen la voluntad culpable del trabajador y que lo eximirían de
responsabilidad o viceversa.
a) La enfermedad
Así, la enfermedad puede acreditarse por cualquier medio, tanto por testigos como
por documentos, consistentes estos últimos en certificados médicos, comprobantes de
1245
atención médica, licencias médicas y otros. Por lo mismo, la noción de
enfermedad como justa causa de absentismo no debe vincularse necesariamente a
1246
una licencia médica, pudiendo existir "diversos medios para probar tal hecho",
1247
siendo tal instrumento "solo uno de ellos".
1249
Sobre tal problemática, pero a partir de la licencia médica, Irureta sintetiza el
debate en dos posiciones: i) el trámite de la comunicación es esencial, por lo que la
licencia cuando es entregada fuera de plazo la comunicación extemporánea no
1250
justifica la inasistencia; ii) si bien es cierto que la concesión de licencias médicas
obliga al trabajador a comunicarla dentro de un plazo determinado, el incumplimiento
1251
de esta norma no es suficiente para justificar el despido.
Una primera posición doctrinaria tiene relación con que el trabajador debe obedecer
las órdenes del empleador, incluso en el supuesto de que constituya una
extralimitación del poder de dirección, quedándole al trabajador el derecho a reclamar
de la misma ante los órganos de control correspondiente, pero con posterioridad al
1254
cumplimiento de las instrucciones y directrices ordenadas.
Para esta postura, el "obedece y luego reclama" se basa en la idea de que "el
trabajador no es quien para juzgar ni decidir de antemano que una orden empresarial
1260
es irregular, por lo que la orden empresarial se presume lícita".
Esta noción es conceptualizada como "la facultad del trabajador de desobedecer las
órdenes del empleador cuando estas no pertenecen al ámbito de un ejercicio regular
1261
de las facultades directivas del empresario".
ii) Configuración normativa
Ante esta situación, el trabajador tendrá derecho a interrumpir sus labores y, de ser
necesario, abandonar el lugar de trabajo cuando considere, por motivos razonables,
que continuar con ellas implica un riesgo grave e inminente para su vida o salud. El
trabajador que interrumpa sus labores deberá dar cuenta de ese hecho al empleador
dentro del plazo más breve, quien deberá informar de la suspensión de estas a la
1276
Inspección del Trabajo respectiva.
Se trata del supuesto de ius resistentiae más importante en cuanto límite al ejercicio
de los poderes empresariales, que "no puede impedir el goce de los derechos
1277
fundamentales de los trabajadores a su servicio". En este contexto, "es legítimo
que el trabajador se niegue a cumplir las órdenes del empleador que constituyen un
atentado directo de los derechos irrenunciables de que es titular, entre los que se
1278
comprenden los derechos fundamentales".
Lo anterior se condice con los límites al poder disciplinario, el cual viene configurado
en nuestro ordenamiento jurídico por la eficacia horizontal y directa de los derechos
1279
fundamentales y la noción de ciudadanía en la empresa.
De igual forma, el trabajador podrá oponerse también tanto a las órdenes ilegales o
abusivas que emita el empleador.
1289
c) La huelga
1296
En este escenario, y siguiendo a Ugarte, la ilicitud o licitud de la huelga dice
relación con la sujeción a las condiciones que prescribe el ordenamiento jurídico,
siendo su calificación dependiente de la forma de ejercicio de esta y no,
1297
conceptualmente, vinculada con la forma en que afecte al proceso productivo.
No obstante, esta última tesis tiene algunas precisiones. En efecto, desde un punto
de vista tipológico, se pueden observar dos matizaciones: i) la huelga reglada,
contractual y típica, esto es, aquella que se da dentro del contexto de una negociación
colectiva reglada, tiene ciertas condiciones de licitud; ii) en el caso de la huelga
atípica, debe ser una acción colectiva de los trabajadores que tenga por objeto una
reivindicación laboral.
Así, la huelga solo puede ser considerada ilegal en circunstancias específicas que
se regulan en la ley, en la que el ejercicio de esta determina su licitud antes que su
modalidad y forma en que se altera el proceso productivo.
1299
De este modo, será considerada ilegal cuando: i) se enmarque dentro del tipo
penal del artículo 11 de la Ley de Seguridad Interior del Estado; ii) la huelga típica en
la hipótesis de los trabajadores que se encuentran en una negociación colectiva
reglada y que no pueden declararse en huelga como lo dispone el artículo 362 del
Código del Trabajo; iii) la huelga típica en el caso de trabajadores que se encuentren
dentro de un proceso de negociación colectiva reglada y que no la sujeten al
procedimiento previsto en las reglas legales respectivas; iv) la huelga típica en el caso
de trabajadores con contrato por obra o faena transitoria que se encuentren dentro de
un proceso de negociación colectiva reglada y que, de conformidad a la ley, no
gozarán de la prerrogativa de la huelga ni fuero (artículos 365 y siguientes del Código
del Trabajo).
Agregaríamos a esta lista: v) el sabotaje; vi) el boicot; y vii) la huelga de los
funcionarios del Estado y municipalidades, como también la de los trabajadores que
presten servicios en corporaciones o empresas, cualquiera sea su naturaleza,
finalidad o función, que atiendan servicios de utilidad pública o cuya paralización
cause grave daño a la salud, a la economía del país, al abastecimiento de la
población o a la seguridad nacional, declarada según lo prescrito en el ordenamiento
jurídico (artículo 19, Nº 16, de la Constitución Política de la República).
En este escenario, debido a que el tenor literal del precepto constitucional prohíbe la
huelga en determinados supuestos, "¿cuál es el fundamento de su configuración
como derecho?". Como resume Rojas, dos son las tesis enmarcadas en la
1310
problematización del reconocimiento expreso o implícito. Por una parte, al
entenderse que con respecto a determinados supuestos está prohibida, a contrario
sensu, corresponde entender que los demás trabajadores no incluidos en tal
1311
prohibición tienen el derecho a declarar y hacer efectiva la huelga. Por otro lado,
se plantea que el derecho a huelga se reconoce expresamente a partir de la idea de
la autonomía sindical, en cuanto comprende todos los elementos de la libertad
1312
sindical. Una última tesis reconoce la huelga, pero a partir de la idea del bloque de
constitucionalidad, integrado por el Pacto de Derechos Económicos Sociales y
1313
Culturales, como también por los convenios de la OIT.
Fuera cual fuera la tesis sostenida, en todos los casos se reconoce la huelga como
1314
derecho fundamental.
1315 1316
Por su parte, también la jurisprudencia administrativa y judicial ha entendido
la configuración de la huelga en nuestro ordenamiento jurídico como expresión de la
libertad sindical y derecho fundamental desde la formulación tácita en nuestra
Constitución a partir de una lectura integrada con los Tratados Internacionales
1317
vigentes en Chile, en la que, incluso en determinados supuestos, se vincula a la
tesis ponderativa de la gradualidad basado en las circunstancias propias de la
1318
dinámica contractual laboral.
Una cuestión recurrente ante los tribunales de justicia tiene relación con las
ausencias laborales determinadas como consecuencia de los efectos de una
1324
resolución judicial pronunciada contra un trabajador y que lo priva de libertad. La
discusión se plantea en el sentido de si esta configura una justificación suficiente para
1325
la ausencia de sus labores.
En nuestro ordenamiento jurídico hay un absoluto silencio con respecto a las faltas
de asistencia al trabajo debido a la privación de libertad por tribunales de justicia, por
lo que las respuestas han venido esencialmente de la jurisprudencia.
1326
Como bien lo ha sistematizado la doctrina, se pueden observar a lo menos dos
posiciones claras con respecto a la ausencia laboral por privación de libertad
ordenada por autoridad competente: i) no es justa causa de despido, porque la
ausencia no se plantea en la esfera volitiva del trabajador, sino por un hecho que no
pudo resistir por ser razones ajenas a su voluntad, las que constituyen un caso fortuito
1327
o fuerza mayor derivado de un acto de autoridad; ii) su ausencia es injustificada y,
por lo tanto, configura válidamente la causal de despido, ya que el trabajador es
privado de libertad por ejecutar voluntariamente un acto ilícito, en la que previó y
asumió todas sus consecuencias derivadas del mismo, todo lo cual impide justificar la
1328
ausencia por la concurrencia del caso fortuito o fuerza mayor.
Con respecto a la primera tesis, esto es aquella que estima que la privación de
libertad constituye una justa causa de ausencia. En un primer orden se indica que las
causales que pueden dar origen al impedimento que determina la ausencia laboral
pueden ser múltiples, ya que la ley no establece un catálogo de situaciones que
expliquen el ausentismo, siendo una de estas el caso fortuito o fuerza mayor.
Contempla el artículo 45 del Código Civil, a vía ejemplar, precisamente "los actos de
autoridad ejercidos por un funcionario público", que configuran un imprevisto al que no
es posible resistir.
Dicha conclusión tiene presente que la sede laboral no es la idónea para determinar
eventuales responsabilidades penales del trabajador y que de ella solo se requiere la
ponderación y el análisis de la causa con que se justifica la ausencia a sus labores y,
consecuencialmente, la decisión sobre la procedencia del despido efectuado por el
empleador, es decir, a si es o no justificada la ausencia del trabajador a su lugar de
trabajo, y, por lo tanto, si procede declarar injustificado el despido realizado por el
empleador. Es en la sede penal en la que se debe decidir lo tocante a su participación
en el hecho que dio origen a la investigación criminal.
Así, con respecto a la segunda tesis, aunque si bien también se ha discurrido sobre
la idea de caso fortuito o fuerza mayor, el énfasis ha estado en la imprevisibilidad. En
el caso, la acción voluntaria del trabajador que ha significado su privación de libertad
por la participación culpable en un hecho ilícito puede considerarse como irresistible
por cuanto se trata de la orden de una autoridad, pero no es dable de calificarse de
imprevisible, por cuanto quien ejecuta voluntariamente un acto penado por la ley debió
prever los resultados de esa acción y la posibilidad de ser, en fin, descubierto y
sancionado.
En este caso, la ausencia del trabajador a su labor habitual se debió a una conducta
propia, que radicó en su conducta dolosa y no en actos de fuerza mayor justificativa.
— Voluntariedad y justificación
Creemos que acá se encuentra el eje central de la discusión, por cuanto, como
comentamos, el desarrollo doctrinario y jurisprudencial en Chile se ha hecho sobre la
idea de la voluntariedad como requisito del modelo causal de despido, cuestión muy
vinculada a su construcción teórica como resolución contractual y no como un acto de
disciplinamiento.
Lo anterior, junto con partir de la errada idea de la voluntariedad como elemento del
tipo normativo y desde una equivocada oportunidad de ponderación del acto sujeto a
control judicial, razona, a su vez, que quien ejecuta una acción prohibida es
responsable por todas las consecuencias que derivan de esa acción, incluso aun de
las imprevisibles y no dominables por el autor, idea propia de la versari in re
1335
illicita.
Dicho principio del derecho canónico parte del supuesto de que se hace
responsable al sujeto por el solo hecho de "encontrarse dentro de un asunto
1336
ilícito", sin mediar culpabilidad, con respecto a un resultado posterior que se ha
producido en forma fortuita. Es la ausencia total de esa posibilidad de prever el
resultado mayor lo que da forma a la versari, lo que a su vez determina, en resumen,
que "cualquier persona responderá, aunque no tenga culpa, de todas las
1337
consecuencias que se deriven de su acción prohibida".
Más aún, la complejidad de las normas adjetivas y sustantivas del derecho penal
reconoce un amplio abanico de posibilidades alternativas a una sentencia absolutoria
o condenatoria, lo que priva de operatividad práctica a la tesis planteada.
VII. El perjuicio material e intencional en los bienes del empleador: Artículo 160, Nº 6,
del Código del Trabajo
1. General
Este supuesto extintivo ha tenido un largo tránsito normativo que puede encontrar su
1342
inicio en las primeras leyes laborales que preconfiguraron la codificación en
1343 1344
Chile, la que sufrió sucesivos cambios normativos que terminaron, no obstante,
1345
por volver a su primitiva redacción, encontrándose en la actualidad contenida en el
artículo 160, Nº 6, del Código del Trabajo.
1350
En este contexto se ha relacionado conceptualmente con el sabotaje, sin
perjuicio de que la norma no exige que la conducta reprochada se desarrolle como
método para beneficiar a una persona o grupo. Por el contrario, la disposición solo
requiere el despliegue de una conducta intencionada que perjudique al empleador,
noción que es mucho más amplia, por cuanto no exige un beneficio, provecho,
enriquecimiento o contraprestación a favor de un tercero o el infractor como elemento
del tipo, descartando el ánimo de lucro como elemento subjetivo.
Sobre este punto, tampoco ha existido mayor desarrollo del fundamento de esta
causal ni su bien jurídico protegido. En el único estudio sobre la materia, se ha
indicado que esta figura busca "proteger el patrimonio que el empleador ha utilizado
1353
para poner en movimiento la actividad productiva".
Por nuestra parte, creemos que el bien jurídico protegido es mucho más limitado. La
idea de patrimonio, en cuanto atributo de la personalidad, lo constituye una
universalidad jurídica indeterminada, integrada por un activo y un pasivo, noción
abstracta, virtual e inmutable, tanto en una dimensión material como moral, que se
1354
opone a la individualidad de los bienes que lo conforman.
3. La conducta prohibida
— La forma de comisión
Esto, por cuanto, por una parte, el resultado de perjuicio puede ser alcanzado
mediante una acción positiva, expresada por un movimiento corporal dirigido por la
voluntad y con un fin determinado, el cual es alterar, destruir o inutilizar el bien de
propiedad del empleador, en la forma descrita en el artículo 160, Nº 6, del Código del
Trabajo.
Con respecto a esta última forma de comisión por omisión impropia, creemos que el
trabajador solo podría ser sancionado por un comportamiento omisivo en la hipótesis
que tuviese la obligación expresa de intervenir, en atención a las funciones que
1358
contractualmente se encuentra obligado a ejecutar.
En tal supuesto, se podrá configurar esta forma de comisión solo cuando exista una
obligación de actuación, una posición de garante, en virtud de la cual el trabajador
tenga el deber jurídico concreto de obrar para impedir que se produzca un resultado
1359
ofensivo que podía ser impedido.
En este contexto, podría plantearse una interesante discusión con respecto a formas
de comisión por omisión impropia derivadas de fuentes distintas a la ley y el
1360
contrato, como lo es la injerencia, esto es, "hacer precedente creador de un
1361
riesgo". Como señala Izquierdo, tal noción se fundamenta en quien con su
conducta ha creado un riesgo, se constituye en garante de los bienes jurídicos que ha
puesto en peligro, por lo mismo, "quien la ejecuta queda erigido en custodio de ese
bien, surgiendo, en consecuencia, el deber jurídico de actuar a fin de sustraerlo a los
riesgos así generados, de suerte que, si no lo hace, el resultado típico le es imputable
1362
a título de comisión por omisión".
En primer lugar, en las hipótesis de injerencia no puede apreciarse una omisión, sino
solo una acción. En efecto, si el daño efectivo sobreviene como consecuencia del
riesgo creado, el mismo no proviene de la mera omisión de limitar el riesgo, sino de su
actividad positiva cuando lo creó, existiendo una relación de causalidad que viene
1363
iniciada por una acción.
De esta forma, la idea de perjuicio debe ser entendida como la privación, pérdida,
lesión, detrimento, menoscabo o inutilización del bien objeto de protección. En cuanto
a la noción "material", se ha entendido por tal que debe ser "físico, tangible y
1370
probado", esto es, concreto, real y cuantificable.
En este caso, nos encontramos ante una hipótesis de daño que carece de
1381
antijuridicidad y se encuentra permitido por una causal de justificación, como es la
obtención de fines constitucionalmente relevantes: la igualdad, la libertad y la
participación política.
La problemática se centrará en este contexto sobre los límites del derecho a huelga
1382
y su colisión sobre la protección de terceros, como también sus modalidades de
1383
ejercicio.
La doctrina parece tener una posición uniforme, en el sentido de que la norma exige
1385
"perentoriamente que debe ser un acto intencional", requiriendo "un propósito
1386 1387
previo de causar el perjuicio", una "intención de dañar", configurándose el
1388
ilícito por la "acción u omisión dolosa o mal intencionada del trabajador".
Por lo mismo, se "requiere una acción u omisión dolosa o mal intencionada del
trabajador", lo que, en este contexto, "sin lugar a duda excluye la imprudencia
1397 1398
temeraria o negligencia inexcusable", en resumen "acciones dolosas" con la
1399
intensión de dañar.
A pesar de lo anterior, la situación puede ser más compleja, en cuanto si bien se
entiende que la subjetividad viene dada en su intencionalidad por el dolo, habrá que
distinguir si es una hipótesis cualificada o bien una genérica la que configura la
causal.
Por nuestra parte estimamos que, por la naturaleza del ilícito, la conducta
reprochada y el objeto protegido solo puede configurarse por determinadas formas
específicas de dolo, esto es, aquella dada por la intención o propósito directas, como
también como aquel determinado por las consecuencias seguras, excluyéndose el
dolo eventual.
Esto, por cuanto de la estructura del tipo se observa que satisface el resultado
solamente la intencionalidad dirigida a producir un perjuicio a determinados bienes del
empleador, incluyéndose así, en la faz subjetiva, aquellos supuestos en que el
trabajador se representa el hecho típico como consecuencia segura de su actuar y, no
obstante, decide obrar.
El artículo 160, Nº 6, del Código del Trabajo, indica expresamente el objeto de
protección, poniendo énfasis en determinados bienes: instalaciones, maquinarias,
herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías.
Como señala la doctrina, "en todas estas hipótesis subyace la idea de bienes
1401
vinculados a la actividad productiva", lo que, en cierta medida, permite delimitar el
bien jurídico protegido y el ámbito de ejecución de la infracción, entendiéndose que la
1402
misma debe producirse con ocasión del contrato de trabajo.
Se indica, por una parte, que "la referencia es amplia y, de cierta forma, denota una
1404
vocación generalista como si se intentara enumerar a título ejemplar".
Para una primera postura —extrapolada desde el derecho penal a propósito del
delito de daños— la configuración del ilícito requiere que la cosa sea ajena, por
cuanto el daño en cosa propia no esta´ castigado, fundado en la idea de que la
1406
propiedad y sus atributos son esencialmente disponibles.
673Ibid., p. 133.
674Art. 160 Nº 7 Código del Trabajo "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o
más de las siguientes causales: (...) Nº 7 Incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato".
675Ley Nº 4.093 del Contrato de Trabajo de 29 de septiembre de 1924, en su artículo 5º indicaba que: "el contrato de trabajo termina con las causales jenerales
de separación de los contratos, y, en especial por las siguientes: cuando una de las partes falta gravemente a sus obligaciones relativas a la ejecución del contrato"
(sic).
676En su artículo 9º señalaba que: "el Contrato de Trabajo termina: Nº 9 por faltas graves a las obligaciones que impone el contrato de trabajo".
677V. Mella, P. (2001). "El despido indirecto o resolución del contrato de trabajo por incumplimiento patronal". Revista de Derecho Universidad de Concepción
(210); Barahona, F. (2008). Despido indirecto. Santiago: PuntoLex.
678Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253. En similar sentido, Vargas Miranda, R. (2014). Terminación del contrato de trabajo, t. II,
ob. cit., p. 333.
679En la Encuesta Laboral (ENCLA) se ha indicado invariablemente en sus diversas versiones que tratan el despido (2011, 2008, 2006, 2004, 2002, 1999 y
1998) que la causal de necesidades de la empresa (artículo 161 del Código del Trabajo) ha sido más utilizada que la causal de despido disciplinario (160 del
Código del Trabajo) incluso incorporando a esta última los diversos motivos de despido imputables a la conducta del trabajador.
680Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 253 y Vargas Miranda, R. (2014). Terminación del contrato de trabajo, t. II, ob. cit., p. 333.
681Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo, ob. cit., t. IV, p. 54.
683Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 102, 277 y ss.
685Con extensión nos referimos a la discusión de su naturaleza jurídica y su encuadre en el ordenamiento jurídico nacional. Supra Capítulo II.
686Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131.
688Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 425.
690Lizama indica, con base en criterios jurisprudenciales, algunas hipótesis: los atrasos reiterados, estado de ebriedad, protesto de cheques, incumplimiento de
metas de rendimiento. Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 183-184. En similar sentido, reconociendo tal utilización. Melis, C. y Sáez, F. (2009). El
contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., pp. 132 y ss.
691Según la Jurisprudencia configuran incumplimiento grave: la presentación al trabajo en estado de ebriedad (sentencia Corte de Apelaciones de Puerto
Montt, 3 de noviembre de 2006, rol Nº 139-2006; sentencia Corte Suprema, 14 de octubre de 2002, rol Nº 2982-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago,
14 de enero de 2016, rol Nº 1705-2015); realización de trabajos o negocios de la misma actividad comercial del empleador (sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-2008); ausencias sistemáticas al trabajo (sentencia Corte Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013); atrasos en
la presentación al trabajo (sentencia Corte Suprema, 11 de octubre de 2007, rol Nº 599-2007; sentencia Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 1 de agosto de
2006, rol Nº 28-2006; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 4 de julio de 2008, rol Nº 4534-2007), entre otros.
692Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., p. 65. En similar sentido lo señaló Gaete, A. (1967). Tratado de Derecho del Trabajo y
Seguridad Social, (t. I), Santiago: Editorial Jurídica, p. 243.
693Ver, por ejemplo, versión del Código del Trabajo (Ley Nº 18.620) artículos 156 y 157; en el mismo sentido han ido las modificaciones introducidas por las
Leyes Nºs. 19.010, 19.759, 20.005 y 20.607.
694Sobre el punto ver Sentencia Corte Suprema 8 de septiembre de 1981, RDJ, 2ª parte sección 3ª (1981), p. 98. Corte de Apelaciones de Santiago, 25 de
agosto de 1986, rol Nº 1317-1986, GJ Nº 74 (1986), p. 66, citadas por Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 176 y ss. Ver también
Corte de Apelaciones de Valparaíso, 28 de marzo de 2014, rol Nº 3-2014 y Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Colina, RIT M-161-2018, 28 de septiembre
de 2018.
695Se fundamenta lo anterior con base en lo dispuesto en el artículo 1546 del Código Civil chileno. Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del
Trabajo, ob. cit., p. 425. En este sentido ver Sentencia Corte Suprema, 5 de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 367-2020,
30 de noviembre de 2020; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. En similar sentido, sentencia Corte
Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de enero de 2005, rol Nº 1861-2003; sentencia Corte Suprema, 5
de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; sentencia Corte de Apelaciones de Rancagua, 3 de diciembre de 2001, rol Nº 3713-2001; sentencia Corte de Apelaciones de
Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de octubre 2004, rol Nº 8624-2004; sentencia Corte de
Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de Iquique, 3 de septiembre de 2007, rol Nº 69-2007;
sentencia Corte Suprema, 13 de mayo de 2008, rol Nº 1003-2008; sentencia Corte Suprema, 4 de diciembre de 2008, rol Nº 6072-2008; sentencia Corte Suprema,
13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013; sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 7 de noviembre de 2013, rol Nº 119-2013; sentencia Corte de Apelaciones
de Santiago, 14 de noviembre de 2014, rol Nº 610-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de noviembre de 2014, rol Nº 1276-2014; Corte de
Apelaciones de Santiago, rol Nº 1502-2016 de 15 de noviembre de 2016.
698En sentido contrario, Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 279.
699Ibid.
700Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 183.
702Sobre su reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico: Sentencia Corte Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte de Apelaciones
de Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. Desde el punto de vista de los derechos del trabajador y la condición más beneficiosa como fuente de
obligaciones y derechos tácitos o subentendidos, v. Ballester, F. (2011). La condición más beneficiosa. Caracterización y eficacia de las mejoras contractuales,
ob. cit., pp. 131 y ss.
704Monereo, J. y Fernández, J. (1997). La reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
705En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de abril de 2011, rol Nº 355-2010. "El incumplimiento, entonces, debe tener una conexión
necesaria y directa con el contrato de trabajo. Ello impide extender la sanción a cualquiera otra fuente, privilegiando la de carácter contractual, y que corresponde a
aquella que cae directamente bajo los sentidos de los contratantes".
706En un similar sentido se ha resuelto que "para establecer si el demandante incumplió gravemente las obligaciones que le impone su contrato de trabajo,
resulta básico tener certeza acerca de la exacta naturaleza de los servicios que debía prestar para su empleador". En dicho fallo se indica que no cumple esta
exigencia el contrato que no contiene la descripción del cargo ni señala las tareas que debe cumplir el trabajador. Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 3
de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001.
707Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
709En esta línea, Nadal, D. (2001). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit.; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit.; Vargas, R. (2014). Terminación
del contrato de trabajo, ob. cit.; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit.
711Sentencia Corte Suprema, 23 de abril de 1992, rol Nº 5699; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de enero de 2009, rol Nº 438-2008;
sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 853-1999, citados por Vargas Miranda, R., cit. (n. 29), I, pp. 393 y ss.; sentencia Corte de Apelaciones de
Antofagasta, 12 de octubre de 2005, rol Nº 159-2003. En sentido contrario, sentencias Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-
2007 y Corte de Apelaciones de Valdivia en rol de ingreso Nº 129-2015.
713Dirección del Trabajo, Dictamen Ord. Nº 766/317, 21 de noviembre de 1995. Citado por Vargas Miranda, Rafael. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit.,
I, p. 393. Ver también dictamen Dirección Nacional del Trabajo Nº 3.659/180, 2 de octubre de 2001, Ord. Nº 5.073/082 de fecha 16 de diciembre de 2014.
Reconociendo dicha posibilidad: Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 594-2007.
716Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 22.
717Ugarte, J. (1996). "El contenido del contrato individual de trabajo". Boletín Oficial de la Dirección del Trabajo (94), p. 18.
719Sobre el punto ver sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de noviembre de 2002, rol Nº 2954-2002. En similar sentido, sentencia Corte
Suprema, 31 de marzo 2004, rol Nº 1053-2003; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de enero de 2005, rol Nº 1861-2003; sentencia Corte Suprema, 5
de agosto de 2011, rol Nº 9407-2010; sentencia Corte de Apelaciones de Rancagua, 3 de diciembre de 2001, rol Nº 3713-2001; sentencia Corte de Apelaciones de
Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 29 de octubre 2004, rol Nº 8624-2004; sentencia Corte de
Apelaciones de Concepción, 3 de marzo de 2006, rol Nº 3350-2005; sentencia Corte de Apelaciones de Iquique, 3 de septiembre de 2007, rol Nº 69-2007;
sentencia Corte Suprema, 13 de mayo de 2008, rol Nº 1003-2008; sentencia Corte Suprema, 4 de diciembre de 2008, rol Nº 6072-2008; sentencia Corte Suprema,
31 de mayo de 2012, rol Nº 8099-2011; sentencia Corte Suprema, 13 de junio de 2013, rol Nº 1242-2013; sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 7 de
noviembre de 2013, rol Nº 119-2013; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 14 de noviembre de 2014, rol Nº 610-2014; sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, 24 de noviembre de 2014, rol Nº 1276-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1502-2016 de 15 de noviembre de 2016.
720Borrajo, E. (1973). Derecho del Trabajo. Madrid: Doncel, pp. 95 y 96. En esta misma línea Alonso, M. (1960). Derecho del Trabajo (vol. II). Barcelona:
Bosch, p. 364; Chacón, G. y Pérez, E. (1959). Manual de Derecho del Trabajo. Madrid: Librería General Victoriano Suárez, p. 211; Diéguez, G. (1969). La fidelidad
del trabajador en LCT. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, p. 1969, pp. 43 y ss.
721Mancini, G. (1957). La responsabilità contracttuale del prestatore di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 25; Ichino, P. (2003). "Il contratto di lavoro (III)", en Cicu, A.;
Mesineo, F.; Mengoni. Trattato di diritto civile e commerciale, Milano: Giuffrè, p. 473.
723De la Villa, L. (1960). "Los deberes éticos en el contrato de trabajo". Revista de Trabajo (38), p. 23.
726Trinoni, G. (1982). L' obbligo di fedeltà nel rapporto di lavoro, Milano: Giuffrè, p. 251.
728Sobre la influencia de la doctrina alemana e italiana en este aspecto, ver García, J. (2001). La buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 90 y ss.
732Domínguez, Á. (2012). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", ob. cit., pp. 19-59.
735González, S. (1978). "La fidelidad a la empresa como obligación del trabajador: sentido y alcance en el marco de la relación laboral". Revista de Política
Social, 118, pp. 249 y 250.
737Nevado, M. (1998). Las restricciones a la competencia en el contrato de trabajo. Madrid: Tecnos, p. 67.
738V. Domínguez, Á. (2012). Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación, ob. cit., pp. 45 y ss.; Martín, A. (1978). "Ideologías
jurídicas y contrato de trabajo", en AA. VV., Ideología y relaciones de trabajo. Sevilla: Publicaciones Universidad de Sevilla.
739Baylos, A. (1977). "El deber de lealtad del trabajador a la empresa, obligación cualitativa y de carácter absoluto". Revista de Política Social, 115, p. 354.
740Vid. Calvo, F. (2008). Códigos Éticos y Derechos de los Trabajadores. Una aproximación a la práctica en las empresas española. Albacete: Bomarzo.
743Domínguez, Á. (2012). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", ob. cit., p. 47.
745Sobre el punto la doctrina nacional mayoritaria ha seguido tal postura. Vid. Peñailillo, D. (2003). Las obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de Chile,
p. 409.
746Fueyo, F. (1990). Instituciones de Derecho Civil Moderno. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 194; Fueyo, F. (1992). Cumplimiento e incumplimiento de
las obligaciones. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 306; Peñailillo, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 409.
747Vid. López, J. (2015). La extinción del contrato como última ratio: los mecanismos de protección del contrato de trabajo. Albacete: Bomarzo, pp. 13 y ss.; 32
y ss.
748Sentencia que puede encontrarse en Gaceta Jurídica Nº 40, 1983 (oct.), p. 113. Sentencias Corte de Apelaciones de Valparaíso, enero de 2000, Gaceta
Jurídica Nº 262 (2002), p. 169. En similar sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de abril de 2009, rol Nº 40-2009; sentencia Corte Suprema,
30 de julio de 2008, rol Nº 2164-2008; sentencia Corte Suprema, 21 de octubre de 2008, rol Nº 5087-2008.
749V. González-Posada, E. (2009). "La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la Jurisprudencia", en AA. VV., El despido disciplinario:
Homenaje al Profesor Juan Antonio Sagardoy Bengoechea. Madrid: Cinca, p. 113.
751Sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel, 8 de junio 2004, rol Nº 34-2004. En similar sentido, sentencia Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol
Nº 1734-2002.
752Sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 25 de agosto de 2010, rol Nº 82-2010. Sentencia Corte Suprema, 13 de agosto de 2002, rol Nº 1734-2002;
sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 6 de septiembre 2002, rol Nº 4082-2001; sentencia Corte de Apelaciones Concepción, 12 de noviembre 2003, rol
Nº 2954-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de julio de 2014, rol Nº 195-2014. No obstante, este criterio no es uniforme. En sentido contrario
Corte de Apelaciones de Concepcio´n, rol Nº 319-2007, sentencia de 28 de noviembre de 2007, Corte Suprema, rol Nº 4560-2006, sentencia de 17 de octubre de
2007, Corte Suprema, roles Nºs. 1723-2010 y 1722-2010, 18 de octubre de 2010, Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 6189-2007, sentencia de 5 de agosto
de 2008.
755Sentencias Corte de Apelaciones de Rancagua, noviembre de 2011, Gaceta Jurídica Nº 281 (2003), pp. 172 y ss.; sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, 3 de septiembre 2002, rol Nº 7069-2001. En el mismo sentido, sentencias Corte de Apelaciones de Concepción, noviembre de 2002, Gaceta Jurídica
Nº 269 (2002), p. 186.
758Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de abril de 2007, rol Nº 3754-2007 y sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 20 de noviembre de
2020, rol Nº 544-2020.
763Walker, F. (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 52-53.
770Sentencia Corte Suprema, 14 de abril de 1993, rol Nº 7966, citada por Iturra Tapia, M., "Aspectos laborales relacionados con el cheque con especial
mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales", ob. cit., p. 41.
771Sentencia en Manual de Consultas Laborales y Previsionales Nº 193, 1997 (abr.), pp. 331 y ss.; citada por Iturra Tapia, M. Aspectos laborales relacionados
con el cheque con especial mención a la terminación del contrato de trabajadores bancarios, motivado en protestos de cheques personales, ob. cit., p. 41.
772Entre muchas otras: sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 3497-9; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 15 de septiembre de 2000,
rol Nº 1295-2000; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de octubre 2002, rol Nº 6660-2001; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de
diciembre de 2002, rol Nº 6660-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de enero de 2006, rol Nº 2363-2005.
773Sentencia Corte Suprema, 30 de enero de 1995, rol Nº 6053; citada en Ord. Dirección del Trabajo, Nº 1.753/40. En similar sentido sentencia Corte Suprema,
3 de septiembre de 2002, rol Nº 2705-2002; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 17 de octubre de 2005, rol Nº 2198-2005.
774Sentencia Corte Suprema, 17 de abril de 2000, rol Nº 2449-1999; sentencia Corte Suprema, 31 de mayo 2001, rol Nº 866-2001.
775En un sentido similar, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 15 de septiembre, rol Nº 1295-2000; sentencia Corte Suprema, 30 de enero de 2006,
rol Nº 2703-2005.
776Dirección del Trabajo, Ord. Nº 1.851/0085, 22 de mayo del 2001; Ord. Nº 1.753/40, 5 de mayo de 2003; en idéntico sentido, sentencia Corte de Apelaciones
de Arica, 15 de septiembre de 2008, rol Nº 94-2008.
778Sentencia Corte de Apelaciones de La Serena, 25 agosto de 2010, rol Nº 82-2010. En sentido contrario, sentencia Corte de Apelaciones de Iquique, 3 de
septiembre de 2007, rol Nº 69-2007.
779Aguilera Izquierdo, Raquel. Las causas del despido disciplinario y su valoración por la Jurisprudencia, Aranzadi Editorial, Madrid, 1997, pp. 47 y ss.
780Sobre el punto, la doctrina civilista nacional entiende como requisito del incumplimiento que este debe ser imputable al deudor, es decir, que se deba a dolo
o culpa suya, aún incluso cuando el texto no lo exige expresamente. Peñailillo, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 410.
783Sarazá, J. (2014). La transgresión de la buena fe contractual y figuras afines. Una aplicación práctica. Pamplona: Thomson Reuters, Aranzadi, p. 58.
784García, J. (2001). La buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 137. En Chile dicho estándar viene dado por el artículo 44 del Código Civil.
785Indica García Viña "vistas estas cuestiones, no queda más que definir el concepto de culpa o negligencia. Ahora bien, en vez de establecer un significado
único, es preferible, porque va a poder ser aplicado al contrato de trabajo con mayor facilidad, determinar cuatro notas características (...)". García, J. (2001). La
buena fe en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 138 y ss.
787Vid. González-Posada, E. (2009). La noción de incumplimiento contractual grave y culpable en la jurisprudencia, p. 118. En Chile dicha hipótesis puede
encontrar su fundamento en el artículo 184 bis del Código del Trabajo, como una forma cualificada de derecho a la resistencia por motivos de peligrosidad.
788Contextualizando tales nociones y conceptos en el despido, V. Aguilera, R. (1997). "Las causas del despido disciplinario y su valoración por la
Jurisprudencia", Capítulo II, Causas de despido disciplinario relativas al deber de disciplina en el trabajo o deberes conexos al mismo, ob. cit.; Guerrero, J. (2009).
"La desobediencia e indisciplina en el trabajo", en AA. VV., El despido disciplinario: Homenaje al Profesor Juan Antonio Sagardoy Bengoechea. Madrid: Cinca,
pp. 127-145.
789Montoya, A. (1985). "Dirección y Control de la actividad laboral", en AA. VV., Comentarios a las leyes laborales. El estatuto de los trabajadores, (vol. V).
Madrid: Edersa, p. 138.
790Mejías, C. (2013). "La excepción de contrato no cumplido y su consagración en el Código Civil chileno". Revista Chilena de Derecho, 40(2), p. 408.
791Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 91.
792Ibid., p. 92.
793Esta alternativa podría observarse como una tercera opción dentro del esquema de la imputabilidad. Señala al respecto Peñailillo: "puede ocurrir que el
deudor incumpla sin dolo, sin culpa y sin caso fortuito. Fue diligente, pero no logró efectuar la prestación. ¿Queda liberado? En Chile está discutido. Si se estima
que la sola ausencia de culpa (sin caso fortuito) no libera al deudor, entonces aquí habría que añadir una tercera posibilidad en que también se podría pedir la
resolución: 1º cuando se incumplió con dolo; 2º cuando se incumplió con culpa; y 3º cuando simplemente se incumplió sin culpa y no hubo caso fortuito. Dicho en
sentido inverso, con esa tesis de que la ausencia de culpa no libera, la resolución estaría impedida: sólo cuando hubo caso fortuito. Incluso más, aunque se estime
que la ausencia de culpa libera, es posible sostener que es admisible la resolución, sólo que sin indemnización de perjuicios: la facultad resolutoria surge
(objetivamente) por el hecho del incumplimiento y ella no implica responsabilidad, de modo que la liberación por la ausencia de culpa constituiría precisamente en
que el deudo no indemnizaría por los perjuicios que puede haber sufrido el acreedor". (Peñailillo, D. (2003). Las obligaciones, ob. cit., p. 412).
794Barros, E. (2005). La culpa en la responsabilidad civil. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, pp. 10 y ss.
795Las únicas normas vigentes sobre la materia corresponden a los artículos 161 inciso tercero y 161 bis del Código del Trabajo, referidos a causales
económicas. Respectivamente "Las causales señaladas en los incisos anteriores no podrán ser invocadas con respecto a trabajadores que gocen de licencia por
enfermedad común, accidente del trabajo o enfermedad profesional, otorgada en conformidad a las normas legales vigentes que regulan la materia" [artículo 161
inciso 3º del Código del Trabajo] y "La invalidez, total o parcial, no es justa causa para el término del contrato de trabajo. El trabajador que fuere separado de sus
funciones por tal motivo tendrá derecho a la indemnización establecida en los incisos primero o segundo del artículo 163, según correspondiere, con el incremento
señalado en la letra b) del artículo 168" [art. 161 bis].
796La discapacidad, se encuentra definida en el ordenamiento jurídico chileno en términos amplios, englobando las hipótesis en que un trabajador se encuentra
afectado por una incapacidad física, mental, intelectuales o sensoriales, de origen laboral o común, ya sea que sus efectos sean totales, parciales, transitorios o
permanentes, con independencia si de ellas deriva alguna pensión de invalidez, derivada de la articulación de normas internacionales y nacionales sobre la
materia. Vid. Pinto, M. (2015). Despido discriminatorio del trabajador con discapacidad. Santiago: Librotecnia, pp. 25 y ss.
797Entendemos por ajustes razonables las modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas que no impongan una carga desproporcionada o indebida,
cuando se requieran en un caso particular, para garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con las demás, de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales, definida en el artículo 2º de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad, ratificada por Chile y promulgada por Decreto Supremo Nº 201 de 25 de agosto de 2009.
798Convención de las Naciones Unidad sobre el Derecho de las Personas con Discapacidad, artículos 27 y ss.
800De la configuración del encuadre normativo, la doctrina y jurisprudencia concluye la existencia de hay un modelo antidiscriminatorio de sospecha abierta,
siendo los únicos criterios o motivos lícitos para fundar una distinción de trato la capacidad o idoneidad personal, estando cualquier otro prohibido, existiendo
uniformidad en entender que estamos ante un catálogo abierto. En este sentido Lizama, L. y Ugarte, J. (1998). Interpretación y derechos fundamentales en la
empresa, ob. cit., p. 239; Irureta, P. (2006). Constitución y orden público laboral, ob. cit., p. 87; Caamaño, E. (2003). "La tutela del derecho a la no discriminación por
razones de sexo durante la vigencia de la relación laboral". Revista de Derecho (Valdivia), 14; Ugarte, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo, ob.
cit. En la jurisprudencia Dirección Nacional del Trabajo, Dictamen Nº 3.704/134, de 11.08.2004 y Corte Suprema, rol Nº 23808-2014, fecha 5 de agosto de 2015.
801Tales vienen dadas actualmente por aquellas contenidas en las Leyes Nºs. 21.015 de 15 de junio de 2017 y 20.422 de 10 de febrero de 2010, las que, no
obstante, razonan o construir sus disposiciones normativas sobre la base de la inclusión, formación y capacitación, no regulan expresamente las vicisitudes
sobrevenidas por motivos de discapacidad en relación con la extinción del contrato de trabajo.
802Nogueira, H. (2006). "El derecho a la igualdad ante la ley, no discriminación y acciones positivas". Revista de Derecho (Coquimbo), 13(2), p. 90.
803Pinto, M. (2015). Despido discriminatorio del trabajador con discapacidad, ob. cit., p. 58 y Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile,
alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 152.
807Aguilera, R. (1997). Las causas del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 108.
809En general se entiende que tal cláusula "no es abusiva si respecta los límites normales del ejercicio del derecho, no siendo exagerados los resultados
mínimos pactados". Izquierdo, R. (1997). Las causas del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 301 y ss.
810Supra.
812La E. Corte Suprema, en sentencia de fecha 8 de enero de 2018, rol Nº 35742-17, asumió tal postura, objetivizando la causal. Sobre el punto ha indicado
que "la interpretacio´n correcta de la norma contenida en el arti´culo 161 del Co´digo del Trabajo es aquella que postula que el empleador puede invocarla para
poner te´rmino al contrato de trabajo, siempre que la desvinculacio´n del trabajador se relacione con aspectos de cara´cter te´cnico o econo´mico de la empresa,
establecimiento o servicio, y que al ser objetiva no puede fundarse en su mera voluntad, sino que en situaciones que den cuente que forzosamente debio´ adoptar
procesos de modernizacio´n o de racionalizacio´n en el funcionamiento de la empresa, también en circunstancias econo´micas, como son las bajas en la
productividad o el cambio en las condiciones de mercado".
813Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., 2010, p. 283; Thayer, W. y Novoa, P. (2010). Manual de Derecho del Trabajo, t. IV, ob. cit., pp. 47-
48; Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 184-185; Gamonal, S. y Guidi, C. (2015). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 387-388.
814Así se ha resuelto expresamente por los tribunales de justicia. Ver sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-206-2015, 17 de julio de
2015; sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, RIT T-10-2014, 27 de mayo de 2016; I. Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1014-2011, fecha 15
de noviembre de 2011.
815Domínguez, Á. (2018). "El despido por necesidades empresariales en los procesos de subcontratación en Chile", en AA. VV., Problemáticas en torno a la
subcontratación. Santiago: Librotecnia.
816La inclusión de la Falta de Probidad en nuestro ordenamiento jurídico como causal de despido, fue con la Ley Nº 4.053 sobre contrato de trabajo de obreros,
en su artículo 5º Nº 6. Por su parte, fue Código del Trabajo de 1931 quien sistematizó en un cuerpo unitario de sanciones, tanto para obreros como empleados, en
sus artículos 9º Nº 6 y 164 Nºs. 6 y 8. Posteriormente la Ley Nº 16.455, eliminó la distinción entre obreros y empleados, consagrándola como causal común de
despido en su artículo 2º Nº 2, manteniéndose así en el D.L. Nº 2.200, como también en los posteriores Códigos del Trabajo de los años 1987, 1994 y 2003, sin
perjuicio de algunas modificaciones asociadas a los requisitos comunes de las causales de despido disciplinario.
817Esta causal también es considerada en otros ordenamientos jurídicos, como por ejemplo: Ecuador en el Código del Trabajo en su artículo 172 Nº 3;
Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra a); México, en la Ley Federal del Trabajo en su artículo 47 II).
818Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 273, Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo., ob. cit., p. 280. En la
jurisprudencia, entre otras, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 594-2020, 26 de enero de 2021; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de
noviembre de 2010, rol Nº 11370-2009; sentencia Corte Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010.
819Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 273; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., pp. 153 y 158.
820Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 155; Sierra, A. (2013). "Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo".
Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, (41), pp. 170 y ss.; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV),
ob. cit., p. 48; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60.
En el mismo sentido vid. Sentencia Corte Suprema, 16 de abril de 2004, rol Nº 61-2004; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol
Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Temuco, rol Nº 86-2014, 11 de junio de 2014; Corte de Apelaciones de La Serena, rol Nº 51-2005, 3 de mayo de 2005; Corte
de Apelaciones de Valparaíso, 13 de marzo de 2019, rol Nº 95-2019; Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de noviembre de 2017, rol Nº 1374-2017; Corte de
Apelaciones de Santiago, 20 de abril de 2018, rol Nº 2473-2017.
821A nivel latinoamericano, ver Cueva, M. (1975). El nuevo derecho mexicano del trabajo. DF: Porrúa, pp. 244-245. Por su parte en el Derecho español en
relación con la dogmática alemana y española, Carro, A. (1984). El despido disciplinario. Barcelona: Bosch, pp. 133 y ss. En Francia, Javillier, J. (1982). Derecho
del Trabajo, ob. cit., pp. 299 y ss.
822Por ejemplo, en relación con la falta de probidad y la competencia desleal, incumplimiento de obligaciones de confidencialidad y el incumplimiento grave de
obligaciones.
824Gaete, A. Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social (T. I) (1967). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, Santiago, p. 243; Thayer, W. y Novoa,
P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo, (vol. IV), ob. cit., p. 48; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del
Trabajo, ob. cit., p. 121; Walker, p. 53, Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 173, Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo,
ob. cit., p. 412; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60; Irureta, P. (2012). "La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo", en R.
Pereira y E. Caamaño. Estudios de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Doctrina chilena y extranjera (vol. II). Santiago: Abeledo Perrot-LegalPublishing,
p. 111.
Por su parte en la jurisprudencia: Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 594-2020, 26 de enero de 2021; Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 242-
2005, 16 de enero de 2006; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 16 de enero de 2006, rol Nº 242-2005; Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 178-2014, 5
de diciembre de 2014; Corte de Apelaciones de Concepción, 16 de abril de 2003, rol Nº 207-2003; Corte de Apelaciones de Temuco, 11 de septiembre de 2014, rol
Nº 169-2014; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 12 de enero de 2010, rol Nº 3367-2008; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1926-2013, 5 de junio
de 2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 588-2014, 15 de septiembre de 2014; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2147-2017, 23 de febrero de
2018; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 429-2020, 20 de noviembre de 2020; Corte de Apelaciones de Temuco, rol Nº 86-2014, 11 de junio de 2014; Corte
de Apelaciones de Valparai´so, rol Nº 369-2012, 3 de diciembre de 2014; Corte de Apelaciones de Valparai´so, rol Nº 488-2014, 30 de enero de 2015; sentencia
Corte Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 124-2018, 25 de julio de 2018.
825Etcheberry, F. (2011). Derecho Individual del Trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 192, Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo,
ob. cit., p. 280.
826Irureta, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 365.
827Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 157; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la
Dirección del Trabajo, ob. cit.; Valencia, Cristián; Sáez Carlier, Felipe, El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, p. 121. En
similar sentido sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, 14 de julio de 2010, rol Nº 197-2010.
828González, J. (1969). "Fraude, la deslealtad o el abuso de confianza", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Universidad de Madrid,
pp. 142 y ss.
830Los ejemplos indicados son parte de la sistematización jurisprudencial realizada por Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 174; Vivanco, M.
(1994). El despido laboral, ob. cit., pp. 62 y ss.; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 280; Zavala, L. (2016). La terminación del
contrato de trabajo: casos y jurisprudencia. Santiago: PuntoLex, pp. 77 y ss.
831Alvarado, D. y Daher, H. (2010). "La falta de probidad o conducta inmoral del trabajador como causal de despido: un breve análisis juri´dico-axiolo´gico
sobre el tema". Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (6).
832Pierry, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 131. En la jurisprudencia se ha sostenido esta tesis, vinculándolas a que la conducta indebida
se dé en el cumplimiento de la jornada de trabajo o con ocasión de las actividades laborales. Vid. Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2147-2017, 23 de
febrero de 2018; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1708-2017, 7 de diciembre de 2017; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 443-2009, 16 de
noviembre de 2009; Corte Suprema, rol Nº 547-2004, 26 de abril de 2005; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 124-2018, 25 de julio de 2018.
834Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 412 y ss. En la jurisprudencia se ha indicado que tal cuestión es
eminentemente de carácter casuístico, quedando entregada su ponderación a la discusión de instancia, lo que hace improcedente el Recurso de Unificación de
Jurisprudencia. Vid. Sentencia Corte Suprema, rol Nº 37201-2017, 8 de noviembre de 2017. En similar sentido, pero enfocado en lo fáctico, sentencia Corte
Suprema, rol Nº 888-2018, 2 de abril de 2018.
835Sierra, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 173. En similar sentido, pero respecto del incumplimiento grave de
las obligaciones Munita, E. (2014). "El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del despido". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y
Seguridad Social, 5(9); Etcheverry, F. (2011). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 192.
836Señalan Gamonal y Guidi que la jurisprudencia ha entendido que, según su entidad, no es necesario probar habitualidad o un perjuicio para el empleador.
Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281.
837Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 274; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 154; Etcheverry, F. (2011).
Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 192. En términos generales, Cueva, M. (1975). El nuevo derecho mexicano del trabajo. DF: Porrúa, pp. 244-245.
838Sentencia Corte Suprema, 9 de junio de 2010, rol Nº 482-2010. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 114-
2007; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 114-2007; Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de mayo de 2014, rol Nº 426-2014;
sentencia Corte de Apelaciones de Rancagua, 4 de diciembre de 2013, rol Nº 119-2013; Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de julio de 2015, rol Nº 779-2015.
839Sentencias Corte Suprema, 16 de septiembre de 2010, rol Nº 3775-2010 y Corte Suprema, rol Nº 591-2011, 12 de enero de 2012. En la misma línea Corte
de Apelaciones de Concepción, 3 de noviembre de 2004, rol Nº 1940-2004; Corte de Apelaciones de La Serena, 3 de mayo de 2005, rol Nº 51-2005; Corte de
Apelaciones de Valparaíso, 27 de octubre de 2010, rol Nº 354-2010.
840Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 122; Lizama, L. (2005). Derecho del
Trabajo, ob. cit., p. 173; Irureta, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 119 y ss.
841La sanción, en este caso el despido, debe ser idóneo, apto para castigar la conducta al infractor; la medida debe ser necesaria, debiendo reservarse el
despido para los ataques más graves e intolerables y, por último, que la medida deba ser ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más beneficios o ventajas
para el interés empresarial, que perjuicio sobre otros bienes o valores en conflicto.
842En la casuística se indican la sustracción de dineros al empleador u otros trabajadores, defraudaciones reiteradas, hurtos en la empresa, falsificación de
registros contables, entre otras. Al respecto Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 280; Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo,
ob. cit., p. 174; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit. Esta situación de deslinde entre el orden laboral y penal a propósito de la falta de probidad no es
propia en nuestro ordenamiento jurídico, sino que es generalizada en la doctrina. Sobre el punto ver Alonso, M. (1982). Derecho del trabajo. Madrid: Universidad
de Madrid, p. 320 y Barajas, S. (1998). "La falta de probidad en el Derecho del Trabajo y en el Derecho Penal", en Liber ad Honores a Sergio Garci´a Rami´rez. DF:
UNAM, pp. 95-113.
843Irureta, P. (2012). La falta de probidad como causa de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 131.
844Por ejemplo, en el ordenamiento jurídico peruano, en el artículo 26 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral Nº 728, se señala expresamente
que las faltas graves, en cuanto causas de despido, "se configuran por su comprobación objetiva en el procedimiento laboral, con prescindencia de las
connotaciones de carácter penal o civil que tales hechos pudieran revestir".
845Nezard, H. (1903). Les principes généraux du droit disciplinaire, Thèse, Paris. Reafirmando esta tesis contemporáneamente Koukezian, T. (2014). Sanction
pénale, sanction disciplinaire, Thèse, Rennes.
846Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 53; Melis Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en
los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.; Pierry, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo. Santiago: DER, p. 131.
848Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 121.
849Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 122.
850Corte de Apelaciones de San Miguel, 5 de enero de 2014, rol Nº 417-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 19 de junio de 2015, rol Nº 166-2015; Corte
de Apelaciones de Valparaíso, 10 de mayo 2019, rol Nº 769-2018; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de diciembre de 2007, rol Nº 114-2007; Corte de
Apelaciones de Santiago, 13 de mayo de 2014, rol Nº 426-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de mayo de 2014, rol Nº 426-2014; Corte de Apelaciones
de Santiago, 12 de enero de 2010, rol Nº 3367-2008.
852Por lo demás, así se ha resuelto por la jurisprudencia nacional. Por todos Sentencia Corte Suprema, rol Nº 272-2010, 15 de abril de 2010: "esta Corte ha
sen~alado reiteradamente, que ambas responsabilidades son absolutamente independientes, de manera que la falta de responsabilidad penal de los demandantes
no puede significar que esa conducta configure una causal de caducidad, como la invocada por el empleador al finalizar el contrato de trabajo".
853En esta línea, un pronunciamiento en similar sentido y respecto de la misma cuestión, recomendamos ver las sentencias 62/1984, de 21 de mayo y
204/1991, de 30 de octubre, del Tribunal Constitucional español que se pronunció sobre esta materia.
855No obstante, esta tesis ha sido discutida. Para un sector doctrinario, la sanción disciplinaria es de la misma naturaleza que la sanción penal, por cuanto
tiende al mismo objetivo. La represión disciplinaria y la represión criminal tienen la misma base y, cada uno en un ámbito diferente, el mismo objeto: asegurar el
orden dentro de una comunidad establecida, siendo de la misma naturaleza. De hecho, la sanción disciplinaria es de la misma familia que la sanción penal, en el
sentido de que ambas tienen la función de hacer cumplir los estándares de un grupo social mediante la represión e intimidación, todo al mismo tiempo. La sanción
penal y la sanción disciplinaria tienen una finalidad represiva, castigan la conducta considerada defectuosa por la sociedad en su conjunto en un caso, por el
empleador en el otro. Por tanto, algunos han podido considerar que la medida disciplinaria es una sanción, "cuya función dentro de la sociedad profesional no es
no ajeno a algunas de las funciones que desempeña en la sociedad estatal: enmienda del culpable, ejemplaridad, retribución, lo que necesariamente exige o
vincula, en cierto punto, una coincidencia de legitimidad cuando los hechos revisten además la naturaleza de delito. Sobre el punto Vid. Brethe de la Gressaye, J. et
al. (1938). Le´gal, Le pouvoir disciplinaire dans les entreprises prive´es, Sirey, Paris; Mourgeon, J. (1967). La re´pression administrative, LGDJ; Salon, S. (1969). De
´linquance et re´pression disciplinaire dans la fonction publique, LGDJ; Ollier, P. (1967). Re´flexions sur le droit de se faire justice a` soi-me^me dans les rapports
de travail, Droit Social, p. 496.
856Supra.
857Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 277. Reseñando jurisprudencialmente tal posibilidad Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo,
ob. cit., pp. 176 y ss.; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 53 y ss.; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del
Trabajo, ob. cit., p. 199.
858Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo, t. IV, ob. cit., p. 53. No obstante, Melis y Sáez entiende que no es posible extender de tal
forma la causalidad de la Falta de Probidad, por cuanto no parece razonable la configuración de un llamado contenido ético-jurídico en el contrato de trabajo Melis,
C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 284.
860Entendemos como cláusulas de confidencialidad, un acuerdo bilateral suscrito entre empleador y trabajador, cuyo objeto consiste en imponer a este último
la obligación de que determinada información, de la cual tome conocimiento con ocasión de su labor en una empresa, sea mantenida oculta a terceros. Concepto
desarrollado por Alfredo Sierra Herrero en Sierra, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo, ob. cit.
862Sierra, A. (2013). Las cláusulas de confidencialidad en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 171, Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo,
t. III, ob. cit., pp. 204 y ss.
863Sentencia Corte de Apelaciones Santiago, de 17 de julio de 2009, rol Nº 1780-2008 y Sentencia Corte de Apelaciones Chillán, de 3 de abril de 2009, rol
Nº 12-2009.
864Para efecto de este trabajo asumimos un concepto objetivo y subjetivo de la honra, ya sea en su dimensión interna como externa. Vid. Ugarte, José Luis,
Derechos Fundamentales, Tutela y Trabajo, Thomson Reuters, 2019, Santiago, pp. 186 y ss.; Lizama, Luis y Lizama, Diego. Manual de Derecho Individual del
Trabajo, DER, Santiago, 2019, pp. 186 y ss.
865Fernández, Raúl. El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 317 y ss.; Fuentes Olmos, Jessica. La defensa de las partes, ob. cit., p. 148.
867Fernández, Raúl. El poder disciplinario del empleador, pp. 316 y 317; Fuentes Olmos, Jessica, La defensa de las partes, p. 148.
869Fernández, Raúl. El poder disciplinario del empleador, pp. 316 y 317; Fuentes Olmos, Jessica. La defensa de las partes, ob. cit., p. 148.
870En este sentido sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 887-2014, 19 de agosto de 2014.
871En materia laboral, la sanción se encuentra determinada por la finalidad de la medida en su función punitiva, como así también, en el hecho ilícito
justificativo de la misma vid. Fernández, M. (1991). El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 229; Cremades, B., La sanción disciplinaria en la empresa.
Madrid: Instituto de Estudios Constitucionales, 1999, p. 171. No obstante, no existe uniformada en el sentido de entender que la función disciplinaria sea punitiva,
sino que más bien correctiva. Por todos ver Gil y Gil, J. Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, ob. cit., pp. 114 y ss.
872Vid. Fernández, M. El poder disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 228. Para un resumen de los fines del poder disciplinario empresarial y su
contextualización en Chile, recomendamos Fernández, R. El poder disciplinario del empleador, ob. cit., pp. 38 y ss., del cual tomamos la conceptualización de los
tipos de fines que cumple el mismo en el contexto del poder disciplinario en los párrafos que siguen.
873Ver Roxin, C. Derecho Penal. Parte General (vol. I). Madrid: Thomson Civitas, 1997, pp. 78 a 108.
874Así, "es sanción toda medida empresarial, perjudicial para el trabajador, y de alcance individual, que tiene como finalidad castigar un incumplimiento actual,
y prevenir otros futuros, del trabajador afectado y del resto de la plantilla, asegurando así el buen orden dentro de la empresa" Vid. Fernández, M. El poder
disciplinario en la empresa, ob. cit., p. 228. En particular, por cuando el despido conlleva "una disminución punitiva de algún bien jurídico del trabajador en
cuestión" Cremades, B. La sanción disciplinaria en la empresa, ob. cit., p. 171.
875En Chile, según el artículo 163 del Código del Trabajo, la única posibilidad legal para acceder a la indemnización por años de servicios es cuando la
extinción es producto de aquellos supuestos del artículo 161 del Código del Trabajo, sin perjuicio de las posibilidades de indemnizaciones pactadas individual o
colectivamente.
876"La libreta obrera fue un instrumento de control ampliamente extendido en otros países para todos los trabajadores o para grupos concretos (servidores
domésticos, marinos) con esa u otra denominación". En este contexto, "las funciones de la libreta obrera son, pues, de una triple naturaleza: garantizar que las
nuevas formas de trabajo quedan bajo 'la policía de las manufacturas', o sea, bajo el férreo control de la Administración; vigilar la prohibición de formar 'coaliciones'
entre obreros y, finalmente, la libreta cumple el importante papel de dar seguridad a las relaciones privada, garantizado al empresario las deudas por anticipos de
salarios. Sin embargo, la verdadera función fue una: estabilizar el mundo obrero. Tan duro fue el papel de libreta que, en la práctica, irá transformándose en un
dispensable documento de identidad". Álvarez, M. La construcción jurídica del contrato de trabajo. Granada: Comares, 1999, p. 119.
878Vid. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-886-2015; Juzgado de Letras de Chillán, T-26-2017; Juzgado de Letras del Trabajo de
Puerto Montt, RIT T-70-2019.
880Por ejemplo, Perú en el artículo 25 letra f) de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral; Argentina en el artículo 242 de la Ley de Contrato de
Trabajo; Bolivia en el artículo 9º letra h) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; México, en la Ley Federal del Trabajo en su artículo 47 II); Ecuador en el
Código del Trabajo en su artículo 172 Nº 4; Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra c), entre otros.
881Existió, primariamente, una doble vía de regulación según la distinción de las formas de trabajo y experiencia técnica de los trabajadores, encontrándose
esta causal de despido regulada de manera diferenciada tanto para los obreros como empleados (Leyes Nºs. 4.053 y 4.059 de 1924), hasta su posterior
unificación. Por su parte, el Código del Trabajo de 1931, regulaba dicha causal en sus artículos 164 Nº 8 y 9º Nº 6.
882La más importante fue aquella introducida por la Ley Nº 19.759 del año 2001.
884Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 90; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60.
885Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 416.
887Informe de la Comisión de trabajo del Senado en Biblioteca del Congreso Nacional, Historia de la Ley Nº 19.759 Modifica el Código del Trabajo en lo relativo
a las nuevas modalidades de contratación, al derecho de sindicación, a los derechos fundamentales del trabajador y a otras materias que indica, pp. 312 y 1099.
888Sentencia Corte Suprema, rol Nº 7698-2008, 28 de enero de 2009; Corte Suprema, rol Nº 644-2005, 17 de agosto de 2006.
889Sentencia Corte Suprema, rol Nº 7698-2008, 28 de enero de 2009; sentencia Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 385-2016, 24 de noviembre de
2016.
893Pierry Vargas, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo, Cuadernos Jurídicos de la Academia Judicial, 2018, DER, Santiago, p. 132.
894Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., pp. 87 y ss. No obstante lo anterior, debemos reconocer que Irureta matiza sus
expresiones, indicando "con todo, habrá que reconocer que dentro de los fundamentos generales se alza como telón de fondo la protección del honor del afectado,
pues se parte de la base de que el acto injurioso perjudica injustificadamente la propia imagen, la reputación y la autoestima del sujeto pasivo de la infracción".
(Ibid., p. 88).
895Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para armar, ob. cit., p. 91.
896Para una sistematización de criterios doctrinarios y jurisprudenciales españoles ver: Garci´a, J. (1992). "Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras
personas del entorno empresarial", en F. Carmona. Estudios sobre el despido disciplinario. Madrid: Acarl, pp. 168 y ss.; Ga´rate, J. (1980). "Algunos criterios
jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los trabajadores". Revista de Política Social (128), pp. 186
y ss.; Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial. Madrid: Thomson Reuters Aranzadi, pp. 185 y ss.; Saavedra, J.
(1969). "Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Madrid: Universidad de
Madrid, pp. 99 y ss. Actualizando dichos criterios Sánchez, C. (Dir.) y Hierro, J. (coord). (2018). Las causales del despido disciplinario en la jurisprudencia.
Pamplona: Thomson Reuters-Aranzadi.
897Saavedra, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 99.
898En esta línea se ha indicado: "Debe tratarse de ofensas concretas y determinadas, no ambiguas, cuyo destinatario se encuentre claramente delimitado.
Desde esta perspectiva, la referencia del Código busca proteger el honor y la dignidad de las personas que trabajan en la empresa (en particular el empleador) en
el entendido que la ofensa menoscaba estos bienes jurídicos". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
899Cea, J. (1998). "Derecho Constitucional a la intimidad y a la honra". Revista Universidad Católica del Norte (5), pp. 35 y ss.; Fuentes, J. (2012). "La defensa
de las partes en el procedimiento de tutela laboral fundado en el derecho a la honra del trabajador". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, (39), p. 145; Pfeffer, E. (2000). "Los derechos a la intimidad o privacidad, a la honra y a la propia imagen. Su proteccio´n frente a la libertad de opinio´n
e informacio´n". Ius et Praxis, 6(1), p. 469.
900Silva, A. (2006). Tratado de Derecho constitucional (vol. IX). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 193; Evans, E. (1999). Los derechos constitucionales
(vol. I). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 227; Fuentes, J. (2012). La defensa de las partes en el procedimiento de tutela laboral fundado en el derecho a la
honra del trabajador, ob. cit., p. 145.
902Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 61.
903Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo. Santiago: DER, p. 243.
904Alonso, M. y Casas, M. (2009). Derecho del Trabajo. Madrid: Thomson Reuters, p. 599. En similar sentido Sala, T. (1994). Derecho del Trabajo. Valencia:
Tirant lo Blanch, p. 557.
906Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 191.
908Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., pp. 191 y 192.
910Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2654-2009, 1 de julio de 2009. Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 24 de octubre de 2003. Causa Ingreso
Corte Nº 2663-2003, sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
912Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; Pierry, L. (2018). Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 132; Vivanco, M.
(1994). El despido laboral, ob. cit., p. 61; Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 243; Rojas, I. (2015). Derecho del
Trabajo. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 416.
913Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181.
915Matizando lo anterior, una notable excepción la podemos encontrar en el detallado estudio de Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral,
ob. cit., pp. 94 y ss.
916Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 195; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275; Nadal, D. (2003). El
despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., pp. 95 y 107; Aguilera, R. (1997). Las
causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., pp. 192 y ss.
917Señala Irureta, "por ejemplo, cabri´a dentro de esta alternativa (vinculada a la omisio´n) la circunstancia de que el trabajador deje al empleador con la mano
estirada, en aquellos casos que esta´ obligado a guardar ciertas formalidades de respeto o tratamiento respecto a este. Tambie´n podri´an incorporarse dentro de
este grupo la ridiculizacio´n simuladamente lu´dica o la ejecucio´n de morisquetas. Lo relevante, es que el acto en cuestio´n tenga un cara´cter marcadamente
ofensivo o vejatorio, aun cuando no necesariamente se requiere la obtencio´n de un resultado lesivo propiamente tal. Es decir, la expresio´n se presenta rodeada
de tal nivel de elementos que objetivamente habra´ de concluirse la existencia de un acto indebido que perjudica la convivencia al interior de la empresa. En este
contexto, cabri´an dentro de la hipo´tesis las denominadas injurias encubiertas tales como los movimientos, las alegori´as, caricaturas emblema´ticas o alusiones
vejatorias en contra del empleador; las denominadas injurias oblicuas o simbo´licas, y las injurias larvadas". Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria
laboral, ob. cit., p. 96.
918Señala la jurisprudencia, "no cabe duda que la injuria, en materia laboral, se vincula con expresiones del trabajador que supongan ofensas (verbales o por
escrito)". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 20 de abril de 2016, rol Nº 5-2016.
919Supra.
922Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 94. En este sentido Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, 20 de abril de
2016, rol Nº 5-2016.
923Para Irureta, también se comprenden las injurias encubiertas. Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 96.
924Ibid.
925Ga´rate, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los
trabajadores, ob. cit., p. 188; Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 95.
926Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 176.
927Escríbar, H. (1944). Tratado de Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 374; Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 90; Vivanco, M.
(1994). El despido laboral, ob. cit., p. 60; Rojas, I. (2015). Derecho del trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 416; Walker, F. (1990). Nuevas Normas.
Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55. En la jurisprudencia, por todos ver Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 1-2013, 25 de enero de 2013.
928Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 201.
932Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 195; Lanata, R. (2010).
Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281.
933Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 181; Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit., p. 98.
934En similar sentido lo ha planteado la doctrina clásica en la materia: "la injuria no se tipifica con sólo las palabras pronunciadas, sino que requiere la intención
de denostar". De la Cueva, M. (1975). El nuevo derecho mexicano del trabajo, ob. cit., p. 245.
940Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 196.
941Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 201.
942Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 195.
943Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 201.
944Etcheberry, P. (2005). Derecho Penal, ob. cit., p. 168. En materia laboral reconociendo tales propósitos Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo,
ob. cit., p. 275; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; Irureta, P. (2012). El estándar normativo de la injuria laboral, ob. cit.,
p. 99.
946Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 199.
949Ibid.
950En el caso español, respecto de las ofensas verbales, la definición del sujeto pasivo es sumamente amplio, refiriéndose no sólo al empresario, sino que a
las personas que trabajan en la empresa e incluso a los familiares que convivan con ellos. Señala tal artículo: 1. El contrato de trabajo podrá extinguirse por
decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y culpable del trabajador; 2. Se considerarán incumplimientos contractuales: c) Las
ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos".
959Irureta, P. (2014). "La noción jurídica de empleador ante el derecho del trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
(42).
960En materia penal, en general, se rechaza la admisibilidad de la injuria de personas jurídicas, salvo en los casos en que excepcionalmente el texto legal
expresamente se refiere a ella. En nuestro ordenamiento nacional, dicha situación en general es rechazada, contradiciendo expresamente el modelo español. Vid.
Etcheberry, P. (2005). Derecho Penal, ob. cit., pp. 154 y ss.
961Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit.
962Vidal, M. (1984). El derecho a la intimidad en la ley orgánica de 5 de mayo 1982. Madrid: Montecorbo, p. 38.
964Ugarte, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo. Santiago: Thomson Reuters, p. 175.
965Ibid.
966Ga´rate, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los
trabajadores, ob. cit., p. 192. En similar sentido Sala, T. (1994). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 557; Martín, A. E. (2016). Derecho del trabajo. Madrid: Tecnos,
p. 276.
967Vid. Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 180.
968Saavedra, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 104.
969Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 202.
970Baylos, A. (1978). "La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto". Revista de Política
Social (119), p. 247.
971Ga´rate, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los
trabajadores, ob. cit., p. 191.
972Baylos, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto, ob. cit., p. 249.
973Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 5-2016, 21 de abril de 2016; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1750-2013.
974Saavedra, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 104; Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al
empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 202; Ga´rate, J. (1980). Algunos criterios jurisprudenciales sobre malos tratos a considerar en la
aplicación del artículo 52 Nº 2, c) del estatuto de los trabajadores, ob. cit., p. 191; Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencial, ob. cit., pp. 204 y ss.; Baylos, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de
respeto, ob. cit., pp. 243 y ss.
975Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 199.
977Para una profundización en el sentido desarrollado vid. Nogueira, H. (2018). Derechos fundamentales y garantías constitucionales, t. III, ob. cit., pp. 65 y ss.;
Silva, M. (2015). "El incierto futuro de la libertad de expresión en el sistema interamericano de derechos humanos". Revista chilena de derecho, 42(3); Lovera, D.
(2015). "Libertad de Expresión, derecho a reunión y protesta en la Constitución", en AA. VV., La constitución chilena. Santiago: LOM.
979Sobre el punto indica el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos señalando: "1. Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras,
ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección; 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso
precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para
asegurar: a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas; 3.
No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de
frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación
y la circulación de ideas y opiniones; 4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a
ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2º; 5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor
de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier
persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional".
980Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, indica en su artículo 19, lo siguiente: "1. Nadie podrá ser molestado
a causa de sus opiniones; 2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección;
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas
restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los
demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas".
981Corte IDH. La colegiación obligatoria de periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-5/85 de 13 de
noviembre de 1985. Serie A Nº 5.
984Ibid.
986Ibid., p. 174.
987Ibid., p. 170.
988En este contexto, incluso dentro de los aspectos subjetivos del tipo laboral, se indica por la doctrina que "la existencia de un 'clima de tensión' provocado por
conductas antijurídicas de la empresa", han sido aceptados como atenuantes o eximentes de la falta cometida Irureta Pedro, El estándar normativo de la injuria
laboral, ob. cit., p. 110. Incluso, es más, la doctrina ha indicado que, bajo este criterio, "se descarta la simple crítica del actuar". Lanata, R. (2010). Manual de
contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275.
991Sierra, Alfredo. "La cláusula de no competencia post-contractual en el contrato de trabajo", Ius et Praxis, 2014, Nº 2, pp. 110 y ss.
992Irureta, Pedro. "La prohibición de competencia y buena fe contractual", Estudios Laborales, 2007, V.I, pp. 54 y 55.
993En Chile, Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 52 y ss. En el ordenamiento jurídico español, entre otros,
Nogueira, Magdalena, La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1997, pp. 40 y ss.; Castiñeira, Jaime.
Prohibición de competencia y contrato de trabajo, ob. cit., pp. 51 y ss.; Baylos, Antonio. "La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y
jurisprudencial", Temas Laborales, 1986, Nº 8, pp. 9-26.
995Rodríguez-Piñero, Miguel (1977). "Límites a la competencia y contrato de trabajo", Revista de Política Social, Nº 116, p. 9.
996Rodríguez-Piñero, Miguel. Límites a la competencia y contrato de trabajo, ob. cit., p. 5; Ortega, Pompeyo (2020). Poderes empresariales y resolución del
contrato de trabajo por incumplimiento del trabajador, Comares, Granada, pp. 221 y ss.
998En esta línea, Thayer, William; Novoa, Patricio (2019). Manual de Derecho del Trabajo, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, t. 4, p. 28; Etcheberry,
Françoise (2011). Derecho individual del trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 196; Lanata, Gabriela (2010). Contrato individual de trabajo, LegalPublishing,
Santiago, p. 276; Nadal, Daniel (2003). El despido en el Código del Trabajo, LexisNexis, Santiago, p. 197; Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina (2011). Manual del
contrato de trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 282.
999Corte Suprema, 16 de noviembre de 2010, rol Nº 5531-2010. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Santiago, 31 de enero de 1995, rol Nº 336-1994.
1000Irureta, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 55; Pierry, Lucía, Derecho individual del trabajo, Ediciones Der, Santiago,
2018, p. 133.
1002Nogueira, Magdalena, La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 142 y 143.
1003Domínguez, Álvaro (2014). "Análisis crítico al Derecho del Trabajo: entre el paternalismo y la emancipación", Ius Novum, pp. 19-59.
1005Pedrajas, Abdón (1976). "La prohibición de concurrencia postcontractual. Estudio crítico del artículo 74 de la ley de contrato de trabajo", Revista de
Trabajo, Nº 56, p. 191.
1006Nevado, María José (1998). Las restricciones a la competencia en el contrato de trabajo, Editorial Tecnos, Madrid, p. 67.
1007Cajas, Alejandra (2012). "La prohibicio´n de competencia desleal en el contrato de trabajo", Actas II Congreso Nacional Estudiantil de Derecho del Trabajo.
1008Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 9.
1010Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 23.
1011Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 9-10. Se hace la observación de que
en los siguientes apartados seguiremos el razonamiento tipológico del autor con el fin de situar la perspectiva de debate en el ordenamiento jurídico chileno.
1012Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 9-10.
1013Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., pp. 10-11.
1014Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 282. En similar sentido aludiendo a expresiones vinculadas a deberes de
conductas de fidelidad y lealtad, Thayer y Novoa, cit. (n. 15), p. 28; Etcheberry, Françoise. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 196; Nadal, cit. (n. 15), p. 197;
Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 63 y ss.; Vivanco, Manuel. El despido laboral, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1994, p. 67; Lizama Portal, Luis; Lizama Castro, Diego. Manual de derecho individual del trabajo, DER, Santiago, 2019, p. 246.
1015Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 63; Lizama Portal, Luis; Lizama Castro, Diego. Manual de Derecho
Individual del Trabajo, ob. cit., p. 246. En similar sentido, en el derecho comparado, Aguilera, Raquel. Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencial, Thomson Reuters Aranzadi, Madrid, 1997, pp. 82 y ss.
1016En otros casos, la legislación chilena expresamente ha calificado los ilícitos que atentan contra la competencia como de "competencia desleal", como
ocurre con la Ley Nº 20.169.
1017Gil y Gil, José Luis. Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa, Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia, Madrid, 1993, pp. 37 y ss.
1018Fernández, María. El poder disciplinario en la empresa, Civitas, Madrid, 1991, pp. 40 y ss.
1019Al respecto, ver Cajas, Alejandra. La prohibicio´n de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit. En la jurisprudencia reconociendo el pluriempleo
como elemento interpretativo de esta causal, Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de noviembre de 2015, rol Nº 308-2015.
1020Esta reflexión no es propia de nuestro ordenamiento jurídico. Se observa en figuras similares de otros ordenamientos, como es el caso del español. Sobre
el punto Nogueira, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., pp. 200 y ss.
1022Etcheberry, Françoise. Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., pp. 196 y ss. En similar sentido, Corte de Apelaciones de Puerto Montt, 13 de noviembre de
2006, rol Nº 156-2006.
1023Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 283; Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual,
ob. cit., p. 59; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 67. En la jurisprudencia, Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, 29 de agosto de 2012, rol Nº O-
49-2012; 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 6 de noviembre de 2013, rol Nº O-3016-2013.
1025Vergara, Rafael (2014). Terminación del contrato de trabajo, Editorial Metropolitana, Santiago, t. II, p. 247. En un sentido contrario en la jurisprudencia, 1er
Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 23 de diciembre de 2011, rol Nº O-3002-2011.
1026Similar circunstancia se observa en el derecho español. Sobre el punto, ver Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencial, ob. cit., p. 83.
1027Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 82.
1028Sempere, Antonio (1991). "Despido disciplinario y preparación de la competencia desleal", Aranzadi Social, Nº 5, pp. 27 y ss.
1029No obstante, nuestra jurisprudencia ha sido vacilante. Así, se ha resuelto que "lo que prohíbe el artículo 160 Nº 2 del Código del Trabajo es efectuar
negociaciones que caigan dentro del giro del negocio, en tanto forma parte de una sociedad no es lo mismo que efectuar o ejecutar negociaciones, por ser la
calidad asociativa distinta de la operativa o negociadora". Véase Corte de Apelaciones de Santiago, 21 de octubre de 2004, Gaceta Jurídica, Nº 292, octubre de
2014, p. 263. En sentido contrario, Corte Suprema, 28 de mayo de 2002, rol Nº 747-2002.
1030Sempere, cit. (n. 45), p. 30. Asumiendo en Chile esta postura Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 59-60;
Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 283; Nadal, cit. (n. 15), p. 197.
1031En la jurisprudencia, véase Juzgado de Letras del Trabajo de Chillán, 15 de enero de 2016, rol Nº O-272-2015; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 3 de julio de 2012, rol Nº O-1073-2012; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 30 de julio de 2011, rol Nº O-602-2011; 2º Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, 8 de enero de 2015, rol Nº T-303-2014; Juzgado de Letras del Trabajo de Iquique, 25 de junio de 2012, rol Nº O-63-2012; Juzgado de Letras
del Trabajo de Santiago, 6 de abril de 2015, rol Nº O-4581-2014.
1032En un sentido similar, pero no de manera expresa, Macchiavelo, Guido, Derecho del Trabajo, Fondo de Cultura Económica, México, 1986, t. I, p. 520.
1033Esta misma interrogante es planteada con respecto al modelo disciplinario laboral español por Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su
valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 90 y ss.
1034Sobre el punto, véase Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 91. Sosteniendo esta tesis
amplia en Chile Irureta, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 58 y ss. En la jurisprudencia, sosteniendo la tesis restrictiva,
Juzgado de Letras del Trabajo de Puente Alto, 31 de agosto de 2015, rol Nº O-86-2015; Juzgado de Letras del Trabajo de Valparaíso, 6 de mayo de 2010, rol Nº O-
731-2009; 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 30 de julio de 2011, rol Nº O-602-2011; Corte de Apelaciones de Valparaíso, 10 de marzo de 2016, rol
Nº 16-2016.
1035Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 61; Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina, Manual del contrato de trabajo,
ob. cit., p. 283.
1036Walker, Francisco (2003). Derecho de las Relaciones Laborales, Editorial Universitaria, Santiago, p. 56. En la jurisprudencia, Corte de Apelaciones de
Concepción, 2 de julio de 2015, rol Nº 100-2015.
1037Gamonal y Guidi, cit. (n. 15), p. 283; Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 62.
1040Lanata, cit. (n. 15), p. 276; Nadal, cit. (n. 15), p. 198. En la jurisprudencia, Corte de Apelaciones de Concepción, 2 de julio de 2015, rol Nº 100-2015.
1044Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 65. En la jurisprudencia, 2º Juzgado de Letras de San Fernando, 16 de
agosto de 2012, rol Nº O-18-2012.
1046Rojas, Irene (2015). Derecho individual del trabajo, Editorial Thomson Reuters, Santiago, pp. 418 y ss.; Pierry, cit. (n. 17), pp. 133 y ss.; Thayer y Novoa,
cit. (n. 15), p. 54.
1047Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina, Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284; Etcheberry, Françoise, Derecho Individual del Trabajo, ob. cit., p. 196;
Walker, Francisco (1990). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo, p. 56.
1048Gaete, Alfredo (1967). Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Editorial Jurídica, Santiago, t. I, p. 243, Lanata, cit. (n. 15), p. 277.
1049En esta línea, Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 58 y ss.; Lanata, cit. (n. 15), p. 277. Thayer y Novoa, cit. (n.
15), p. 53; Nadal, cit. (n. 15), p. 199. Reseñando jurisprudencialmente tal posibilidad, véase Lizama, Luis (2003). Derecho del Trabajo, Editorial LexisNexis, Santiago,
pp. 176 y ss.
1050Gamonal, Sergio; Guidi, Catherina, Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284.
1052Thayer y Novoa, cit. (n. 15), p. 408; Nadal, cit. (n. 15), p. 199. No obstante, Melis y Sáez entienden que no es posible extender de esta forma la causalidad
de la falta de probidad, por cuanto no parece razonable la configuración de un llamado contenido ético jurídico en el contrato de trabajo. Véase Melis, Cristián;
Sáez, Felipe (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, LegalPublishing, Santiago, p. 284.
1058Así se ha sostenido por la Corte Suprema, de quien tomamos su razonamiento. Véase Corte Suprema, 28 de diciembre de 1995, rol Nº 4814-1995, citada
por Cajas, cit. (n. 24).
1059Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
1061En el mismo sentido, véase Corte de Apelaciones de Valdivia, 23 de diciembre de 2013, rol Nº 129-2015.
1062Modolell, Juan (2016). "El tipo objetivo en los delitos de mera actividad", Política Criminal, Nº 11, p. 369.
1063Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 83.
1064Roxin, Claus (1997). Derecho Penal. Parte General, Thomson Civitas, Madrid, t. I, p. 328.
1065Luján, José, "Algunas reflexiones sobre el principio de proporcionalidad en la calificación del despido", en: Gárate, F. (coordinador), Cuestiones actuales
sobre el despido disciplinario: Estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con motivo de su investidura como doctor "honoris causa" por la Universidad de
Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1997, p. 27. Para un mayor desarrollo, véase Luque, Manuel (1999). Los límites jurídicos de los poderes
empresariales en la relación laboral, Bosch, Barcelona, pp. 619 y ss.; Terradillos, Edurne (2004). El poder disciplinario empresarial. Principios y garantías, Tirant lo
Blanch, Valencia, pp. 45 y ss.
1066Irureta, Pedro, La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 65. En la jurisprudencia, véase Corte de Apelaciones de Valparaíso, 10 de
marzo de 2016, rol Nº 16-2016; Juzgado de Letras del Trabajo de Puente Alto, 31 de agosto de 2015, rol Nº O-86-2015.
1067Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., pp. 65 y ss. En la jurisprudencia, refiriéndose a la eventualidad del perjuicio,
véase Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de noviembre de 2015, rol Nº 308-2015. Similares observaciones se plantean en el ordenamiento jurídico español.
Sobre el punto Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencial, ob. cit., p. 84 y Ortega, cit. (Nº 13), pp. 227 y ss.
1069Gómez, Francisco (2009). "Las causas disciplinarias", en Sempere, A.; Martín, R., (eds.), El despido, Thomson Reuters, Aranzadi, p. 260.
1071Irureta, Pedro. La prohibición de competencia y buena fe contractual, ob. cit., p. 66; Gómez, cit. (n. 86), pp. 261 y ss.; Sempere, cit. (n. 45).
1073Así se reseña por la jurisprudencia comparada Aguilera, R. (1997). Las causas de despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 84
y ss.
1074Baylos, Antonio. La prohibición de concurrencia desleal: Notas sobre la evolución legal y jurisprudencial, ob. cit., p. 10.
1077Sobre el punto, véase Nogueira, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 239 y Ortega, cit. (Nº 13), pp. 222
y ss.
1078En este sentido, véase 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 31 de julio de 2014, rol Nº T-165-2014. En un sentido contrario, 1er Juzgado de
Letras del Trabajo de Santiago, 6 de enero de 2014, rol Nº O-3761-2013.
1079Nogueira, Magdalena. La prohibición de competencia desleal en el contrato de trabajo, ob. cit., p. 252 y Ortega, cit. (Nº 13), pp. 222 y ss.
1080En esta línea, se ha resuelto expresamente que la "protección de la estabilidad relativa en el empleo", en esta causal, igualmente condiciona el despido
como "la última alternativa que tome el empleador, una vez agotado otros recursos como una amonestación o sanción, es decir, debe ser aplicada la causal
invocada por la demandada única y exclusivamente como última ratio". Véase Corte de Apelaciones de Valdivia, 23 de diciembre de 2016, rol Nº 132-2016,
(sentencia de reemplazo).
1081Castillo, C. (1991). "Estudio Introductorio", en J. De Gaudemar, El orden y la producción, nacimiento y forma de la disciplina de fábrica, ob. cit., p. 20.
1083De las Heras, F. (1982). "El absentismo laboral, sus causas y tratamiento jurídico". Revista de Política Social, 136, p. 191.
1084En particular respecto de las ausencias laborales, Vid. Godoy, E. (2016). "Moralización, temperancia y disciplinamiento productivo en la minería del carbón.
1920 y 1950", en AA. VV., El orden fabril: paternalismo industrial en la minería chilena 1900-1950. Valparaíso: Editorial América en Movimiento, pp. 103 y ss.;
Yáñez, J. (2004). "Legislación laboral y organización productiva: Jornada de trabajo y descanso dominical en Chile: 1901-1925". Revista de Estudios Histórico-
Jurídicos (26). En un plano comparado Thompson, E. (1984). Tradición, revuelta y conciencia de clase. Barcelona: Grijalbo, capítulo "Tiempo, disciplina de trabajo y
capitalismo industrial".
1085Utilizaremos este concepto en un sentido te´cnico-juri´dico, relacionado a la justificación o no del incumplimiento por parte del trabajador de su deber
básico de acudir al lugar trabajo y ponerse a disposición del empresario. Vid. Luján, J. (2008). Absentismo. Aranzadi Social (7), p. 13.
1086Vid. Yáñez, J. (2004). "Entre el Derecho y el Deber: El 'San Lunes' en el Ideario Laboral chileno (1900-1920)". Revista de Historia y Geografía (18). AA. VV.
(2008). Alcohol y trabajo: el alcohol y la formación de las identidades laborales: Chile siglo XIX y XX. Osorno: Editorial Universidad de Los Lagos, en particular,
Venegas, H. (2008). Trabajo y alcohol: Una relacio´n conflictiva. La experiencia minera de Atacama en el siglo XIX, ob. cit.
1087Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 40.
1088Un sector de la doctrina entiende que las ausencias se encuentran, además, contempladas en el artículo 160 Nº 4 del Código del Trabajo y que algunos de
los supuestos del 160 Nº 3 son realmente hipótesis de abandono. Sobre el punto ver Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del
contrato, ob. cit., p. 40 e Irureta Uriarte, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit.,
pp. 87 y ss. No concordamos con la agrupación anterior, puesto que la configuración normativa permite diferenciar y sostener dos órdenes de causales
independientes, por cuanto el primero —las ausencias—, se diferencian del segundo —el abandono—, ya que el elemento esencial viene dado por el
incumplimiento, total o parcial, de la prestación laboral, conjuntamente, con la voluntad de dejar de prestar servicios en las funciones encargadas. En efecto, en las
ausencias hay un incumplimiento total de la prestación de trabajo y la voluntad se constituye en irrelevante para efectos de su tipificación; por su parte, en el
abandono, hay un incumplimiento parcial de la obligación y existe una voluntad expresa para dejar de prestar servicios. En este sentido y como señala Delgado
Ucelary, la no asistencia es independiente de la voluntad del trabajador, distinta del abandono que exige voluntad de ruptura por parte de este, sin que sea
necesaria una manifestación formal en tal sentido. Delgado, I. (1992). "Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo", en AA. VV., Estudios sobre el
Despido Disciplinario. Madrid: Acarl, p. 126.
1089A diferencia de otros ordenamientos jurídicos, en Chile el absentismo laboral constituye una causa de despido disciplinario, definida estructuralmente por
su elemento subjetivo, en la que su configuración no viene dada por la constatación objetiva de la ausencia, sino por su justificación.
1090"No concurrencia del trabajador a sus labores sin causa justificada durante dos días seguidos, dos lunes en el mes o un total de tres días durante igual
período de tiempo".
1091"La falta injustificada, o sin aviso previo de parte del trabajador que tuviere a su cargo una actividad, faena o máquina cuyo abandono o paralización
signifique una perturbación grave en la marcha de la obra".
1092Es necesario advertir que pueden existir diferencias en la fundamentación del absentismo laboral, que dependerán de su configuración normativa en lo que
en términos subjetivos refiere. Por ejemplo, en aquellas hipótesis de absentismo laboral como causal de despido objetiva, su fundamento puede encontrarse tanto,
en la excesiva onerosidad sobrevenida, como también, en la protección del resultado útil que se espera de un trabajador y no en el incumplimiento de las
obligaciones del contrato y la buena fe. Vid. Poquet, R. (2017). Análisis del despido objetivo en los momentos actuales. Navarra: Aranzadi, pp. 133 y ss.; Alzagra, I.
(2011). "El absentismo del trabajador como causa de despido objetivo". Revista Española de Derecho del Trabajo (150), p. 392; García, M. (1980). "El rendimiento
debido en la relación de trabajo", Revista Española de Derecho del Trabajo, (3), pp. 392 y ss.
1093Cavas, F. (2018). "Las causas de despido disciplinario en el Tribunal Supremo", en AA. VV., Las causas del despido disciplinario en la jurisprudencia.
Pamplona: Aranzadi, p. 150.
1094Monereo, J. y Ortega, P. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el Tribunal Constitucional", en AA. VV., Las causas del despido disciplinario en la
jurisprudencia. Navarra: Aranzadi, p. 123. En similar sentido, Delgado, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 125; Carro, A.
(1984). El despido disciplinario, ob. cit., pp. 49 y ss.
1095Gárate, J. (1981). "Las faltas de asistencia o puntualidad como incumplimiento contractual justificativo del despido disciplinario". Revista de Política Social
(129), p. 206.
1096Albiol, I. (2011). La extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, p. 901.
1097Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit. De manera implícita Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual
de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 57; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 277. No obstante, también la doctrina, aunque sin mayor
desarrollo ni argumentación, que su fundamento está en el "disciplina laboral". Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., 277; Etcheverry, F. (2011).
Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 197.
1100En similar sentido Gamonal, S. y Guidi C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 284.
1101En Chile ver Godoy, E. (2016). Moralización, temperancia y disciplinamiento productivo en la minería del carbón. 1920 y 1950, ob. cit., p. 103; Yáñez, J.
(2004). Entre el Derecho y el Deber: El "San Lunes" en el Ideario Laboral chileno (1900-1920), ob. cit. En un plano histórico comparado Thompson, E. (1984).
Tradición, revuelta y conciencia de clase, ob. cit., pp. 263 y ss.
1102El artículo 160 Nº 3 del Código del Trabajo lo señala expresamente.
1103Yáñez, J. (2004). Entre el Derecho y el Deber: El "San Lunes" en el Ideario Laboral chileno (1900-1920), ob. cit. En un plano histórico comparado Thompson,
E. (1984). Tradición, revuelta y conciencia de clase, ob. cit., pp. 263 y ss.
1104Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 42.
1105Gárate, J. (1981). Las faltas de asistencia o puntualidad como incumplimiento contractual justificativo del despido disciplinario, ob. cit., p. 205. En similar
sentido Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 241 y 242.
1106Este ha sido el sentido que un sector de la doctrina y jurisprudencia comparada ha dado a la falta de asistencia. Reseñando y sistematizando tales
postulados: Aguilera, R. (1997). Las causas de Despido Disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 214 y Delgado, I. (1992). Faltas repetidas e
injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 125; Gómez, F. (2009). Las causas disciplinarias, ob. cit., p. 175. En sentido contrario Gómez, F. (2009). La
causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 135.
1107Artículo 160 Nº 4 del Código del Trabajo. "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnizacio´n alguna cuando el empleador le ponga término
invocando una o más de las siguientes causales: Nº 4) Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: b) la negativa a trabajar sin causa
justificada en las faenas convenidas en el contrato.
1108Vid. Capítulo IV, del Título I, del Libro I, del Código del Trabajo.
1110Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1111Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo.
1112Indica el artículo 22 del Código del Trabajo que "La duracio´n de la jornada ordinaria de trabajo no excedera´ de cuarenta y cinco horas semanales".
Quedara´n excluidos de la limitacio´n de jornada de trabajo los trabajadores que presten servicios a distintos empleadores; los gerentes, administradores,
apoderados con facultades de administración y todos aquellos que trabajen sin fiscalizacio´n superior inmediata; los contratados de acuerdo con este Co´digo para
prestar servicios en su propio hogar o en un lugar libremente elegido por ellos; los agentes comisionistas y de seguros, vendedores viajantes, cobradores y dema´s
similares que no ejerzan sus funciones en el local del establecimiento.
Tambie´n quedara´n excluidos de la limitacio´n de jornada de trabajo los trabajadores que se desempeñen a bordo de naves pesqueras.
Asimismo, quedan excluidos de la limitacio´n de jornada, los trabajadores contratados para que presten sus servicios preferentemente fuera del lugar o sitio de
funcionamiento de la empresa, mediante la utilizacio´n de medios informa´ticos o de telecomunicaciones.
La jornada de trabajo de los deportistas profesionales y de los trabajadores que desempen~an actividades conexas se organizara´ por el cuerpo te´cnico y la
entidad deportiva profesional correspondiente, de acuerdo a la naturaleza de la actividad deportiva y a li´mites compatibles con la salud de los deportistas, y no les
sera´ aplicable lo establecido en el inciso primero de este arti´culo".
1113Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 58; Macchiavello, G. (1986). Derecho del Trabajo, t. I,
ob. cit., p. 307.
1114Entre otros, Dictámenes Nºs. 576/8, de 17.01.1991; 7.313/246, de 11.11.1991; 2.195/071, de 14.04.1992; 4.429/172 de 15.10.2004.
1115Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 91, citando Dictamen DT Nº 6.761/315 de 17 de noviembre de 1994.
1116Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 44.
1117Delgado, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 126. En similar sentido Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo
como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 43.
1118Gómez, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 125; Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la
jurisprudencia, ob. cit., pp. 241 y ss.
1119Supra e Infra.
1120Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 245.
1121Ibid., p. 245.
1124Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 59.
1126Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 59. Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo,
ob. cit., p. 208; Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 177.
1129En un sentido contrario Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 209. Estima el autor que la idea de dos días consecutivos entiende
aquellas hipótesis en que exista la obligación de asistencia, esto es, días laborales.
1133Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 278. En sentido similar Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 209.
1134Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 60 y Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo,
ob. cit., p. 278; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 285 y ss.
1135Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 209 y ss.; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., pp. 278 y ss.
1136En este sentido ver Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 566-2019, 31 de julio de 2019 y Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 912-2017, 25 de
julio de 2017.
1138Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 278, Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 210.
1139Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 286 y Walker, F. (1991). Nuevas Normas. Terminación del contrato de trabajo,
ob. cit., p. 57, pie de pág. 3.
1140Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 62.
1142Artículo 9º del Código del Trabajo de 1931. Indicaba tal norma que el contrato de trabajo terminar por "La falta injustificada o sin aviso previo, de asistencia
al trabajo de parte del obrero que tuviere a su cargo una faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una perturbación en la marcha del resto de la
obra".
1143Luego se consagra en la Ley Nº 16.455, de 1966, regulándose conjuntamente con las inasistencias, manteniendo tal regulación hasta nuestros días.
1144Es el Decreto Ley Nº 2.200 (de 1978) el único que establece una modificación de relevancia de esta causal, al incluir dentro de su tipificación que la
conducta ilícita conlleve una perturbación que debía ser grave.
1145Vid. Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit.
1147Artículo 160 Nº 4 del Código del Trabajo. "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga te´rmino
invocando una o ma´s de las siguientes causales: Nº 4) Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: a) la salida intempestiva e
injustificada del trabajador del sitio de la faena y durante las horas de trabajo, sin permiso del empleador o de quien lo represente; b) la negativa a trabajar sin
causa justificada en las faenas convenidas en el contrato".
1148Arias, Á. (2005). El despido objetivo por causas atinentes al trabajador. Pamplona: Thomson-Aranzadi, pp. 206 y 207. En similar sentido, Gómez, F. (2009).
Las causas disciplinarias, ob. cit., p. 178.
1150En sentido contrario, Irureta, quien asimila esta forma de ausencia laboral al abandono. Indica al respecto "el hecho de dejar de atender los deberes del
cargo cuestio´n que trae como consecuencia el no proseguir con la actividad o con el funcionamiento de las ma´quinas o faenas. Ese seri´a el caso, por ejemplo,
de un trabajador que decide no reintegrarse a las labores despue´s de terminado el tiempo de colacio´n, permaneciendo en aquellos lugares que la empresa tiene
destinado como comedores ma´s alla´ del peri´odo correspondiente. O bien, aquella persona que decide retirarse anticipadamente afectando de ese modo el
funcionamiento normal de la empresa". Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa,
ob. cit., p. 82.
1151Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., p. 86 y 87.
1155Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., p. 81.
1159Ibid.
1160Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., p. 83.
1161Parte de la doctrina laboral entiende que el abandono realmente se regula de manera asistemática en distintos cuerpos normativos. En este escenario,
Irureta, entiende como formas de abandono las inasistencias injustificadas y las faltas indebidas reguladas en el artículo 160 Nº 3 del Código del Trabajo, como
también, formas particulares, como el abandono naviero contenido en el artículo 120 del mismo texto legal. Finalmente, el autor señala, abriendo el espectro causal
basado en la criticada caracterización genérica y residual del artículo 160 Nº 7 del estatuto laboral, que el abandono puede canalizarse como una forma de
incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato de trabajo. Vid. Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de
abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 899. En similar sentido, pero con algunas matizaciones Vid. Irureta, P. (2016). La falta injustificada o sin aviso
previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa, ob. cit., p. 82.
1162Señalaba el artículo 5º Nº 11 de la Ley Nº 4.053, de 1924, lo siguiente: "Art. 5º. El contrato de trabajo termina por las causales jenerales de espiracion de
los contratos y, en especial por las siguientes: 11) Por abandono del trabajo de parte del obrero".
1163Señalaba el artículo 9º Nº 11 del Código del Trabajo de 1931: Art. 9º. El contrato del trabajo termina: 11. Por abandono del trabajo de parte del obrero. Se
entiende por abandono del trabajo: a) La salida intempestiva e injustificada del obrero del sitio de la faena y durante las horas de trabajo, sin permiso del patrón o
de quien lo represente; b) La negativa de trabajar en las faenas a que ha sido destinado, siempre que ésta esté de acuerdo con el respectivo contrato; y c) La falta
injustificada o sin aviso previo, de asistencia al trabajo de parte del obrero que tuviere a su cargo una faena o máquina cuyo abandono o paralización signifique una
perturbación en la marcha del resto de la obra.
1164Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 898.
1165Ibid., p. 900.
1166Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., pp. 57 y ss.
1167Así lo resume uno de los mejores exponentes en materia de despido en una obra clásica sobre la materia: "(...) el trabajador, para dar cumplimiento de la
prestación a que se ha obligado, tiene que estar físicamente en un determinado lugar y permanecer en él durante el tiempo fijado en el contrato o en las normas
generales sobre jornada de trabajo que residen en éste. Un incumplimiento de esta obligación es un incumplimiento del contrato; y, si tal incumplimiento es
imputable a culpa o negligencia del trabajador, es una causa en virtud de la cual el empresario puede resolver unilateralmente el contrato de trabajo (...)".
Alonso, M. (1959). El despido, ob. cit., p. 137.
1168Es más, la explicación contractual puede abrir la puerta a los deberes de conducta derivados del contenido ético del contrato de trabajo, los que incluso
podrían justificar el fundamento del absentismo en el incumplimiento "al deber que el trabajador tiene de mejorar la productividad de su empresa". Sagardoy, J.
(1996). "Ineptitud, falta de adaptación y absentismo", en AA. VV., Estudios sobre el despido: homenaje al profesor Alfredo Montoya Melgar en sus veinticinco años
de Catedrático de Derecho del Trabajo. Madrid: Universidad Complutense, p. 148.
1169Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58.
1170Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit.; Pierry, L. (2018). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 135.
1171Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 900.
1172Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 199; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la
Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 279.
1173Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 901. En la misma
línea Corte de Apelaciones de Rancagua, rol Nº 200-2007, 19 de octubre de 2007.
1176Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 248; Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un
supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 900. Jurisprudencialmente, Corte de Apelaciones de Rancagua, rol Nº 200-2007, 19 de octubre
de 2007.
1177Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 279; Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 199; Gamonal, S. y Guidi C.
(2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 287.
1178Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 287 y Macchiavello, G. (1986). Derecho del Trabajo, t. I, ob. cit., p. 521.
1179Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 904.
1180Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 280;
Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 74.
1181Arias, Á. (2005). El despido objetivo por causa atinentes al trabajador, ob. cit.
1182Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 905.
1183Vid. Capítulo IV, del Título I, del Libro I, del Código del Trabajo.
1184Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1186Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 905.
1187Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1189Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 905.
1193Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 907.
1194Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 123 y ss.
1195Gorelli, J. (1998). "Deber de obediencia y despido por desobediencia". Revista Española de Derecho del Trabajo (87), p. 74.
1196Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., pp. 16 y ss.
1197García, J. (1979). "El deber de obediencia en el contrato de trabajo". Revista de Derecho Privado, 63(9), pp. 862 y ss.
1198Palomeque, C. (1992). "La indisciplina o desobediencia en el trabajo", en AA. VV., Estudios sobre el despido disciplinario. Madrid: Acarl, pp. 145 y ss.
1199Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 126.
1200Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 146.
1201Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 126.
1202Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 147.
1203Sánchez-Rodas, C. (1997). "La indisciplina y la desobediencia como causas de extinción del contrato de trabajo", en J. Castiñeira, Presente y futuro de la
regulación del despido. Pamplona: Aranzadi, p. 416.
1204Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 907.
1205Ibid., p. 908.
1208Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 143.
1210Modolell, J. (2016). El tipo objetivo en los delitos de mera actividad, ob. cit., p. 369.
1212Gorelli, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit., pp. 108 y ss.
1213Palomeque, C. (1992). La indisciplina o desobediencia en el trabajo, pp. 159 y ss.; Gorelli, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia,
ob. cit., p. 104.
1214Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., pp. 199 y 200.
1215Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 915.
1216Podemos llegar a esa conclusión por aplicación de los artículos 1563, 1564 y 1566 del Código Civil.
1218Como se desprende de una interpretación armónica y teleológica de los artículos 9º, 10 y 154 del Código del Trabajo. En este mismo sentido Vivanco, M.
(1994). El despido laboral, ob. cit., p. 74.
1219Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 915.
1220Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58.
1222Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1223En el caso de las inasistencias la configura la "no concurrencia del trabajador a sus labores 'sin causa justificada'" y en el caso de la falta, su asunción se
produce cuando esta es "injustificada". Por su parte, respecto del abandono, la ley exige que la salida sea intempestiva e "injustificada" y, a su vez, que la negativa
a trabajar sea "sin causa justificada".
1224Pérez, J. (2013). El despido disciplinario. Albacete: Bomarzo, p. 50; Gil y Gil, J. (1993). Autotutela privada y poder disciplinario en la empresa. Madrid:
Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia, p. 58; García, J. (1991). "La extinción de la relación de trabajo", en AA. VV., Derecho del Trabajo. Madrid:
Tecnos, pp. 532 y ss.; Albiol, I. (2011). Despido disciplinario, en AA. VV., Extinción del contrato de trabajo. Valencia: Tirant lo Blanch, pp. 894 y ss.; Gil, J. y
Sagardoy, I. (2007). La protección contra el despido disciplinario. Madrid: Cinca, p. 37; entre otros.
1226Thayer, W. y Novoa, Patricio. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 55.
1227Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo. Santiago: LegalPublishing, p. 284.
1228Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo. Santiago: Editorial Jurídica ConoSur, p. 138.
1229Irureta Uriarte, Pedro (2016). "La falta injustificada o sin aviso previo del trabajador que perturba gravemente la marcha de la empresa". Revista de
derecho (Valdivia), 29(1), pp. 77-89.
1230Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 44. En similar sentido Irureta, P. (2016). La salida
intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., pp. 901 y ss.
1231El artículo 454 Nº 1, inciso segundo, del Código del Trabajo indica "en los juicios sobre despido corresponderá en primer lugar al demandado la rendición
de la prueba, debiendo acreditar la veracidad de los hechos imputados en las comunicaciones a que se refieren los incisos primero y cuarto del artículo 162, sin
que pueda alegar en el juicio hechos distintos como justificativos del despido". Por su parte, el artículo 162 inciso primero del Código del Trabajo, señala "si el
contrato de trabajo termina de acuerdo con los números 4, 5 o 6 del artículo 159, o si el empleador le pusiere término por aplicación de una o más de las causales
señaladas en el artículo 160, deberá comunicarlo por escrito al trabajador, personalmente o por carta certificada enviada al domicilio señalado en el contrato,
expresando la o las causales invocadas y los hechos en que se funda".
1235Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 45.
1236Vid. Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 45 y 46. No ocurre lo mismo respecto del
abandono, el que siempre es voluntario.
1237Entre otros, Sagardoy, J. (1969). El despido laboral y los expedientes de crisis, ob. cit., pp. 65 y ss., p. 68; Cavas, F. (2018). Las causas de despido
disciplinario en el Tribunal Supremo, ob. cit., p. 152; Delgado, I. (1992). Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo, ob. cit., pp. 131 y ss.; Carro, A.
(1984). El despido disciplinario, ob. cit., p. 54; Arias, Á. (2005). El despido objetivo por causa atinentes al trabajador, ob. cit., p. 191. En esta línea también, por
parte de la doctrina nacional, Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 63 (conclusión 1).
1238Vid. Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 46, quien plantea hipotéticamente esta tercera
alternativa.
1239Arias, Á. (2005). El despido objetivo por causas atinentes al trabajador, ob. cit., p. 191.
1240Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 247.
1242Por todos. Vid. Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., pp. 50 y
ss.
1244Vid. Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., pp. 902 y 903;
Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 50 y ss.; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo,
ob. cit., pp. 277 y ss.; Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 247; Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho
individual del trabajo, ob. cit., p. 420; Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 197; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de
trabajo, ob. cit., p. 285.
1245Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 51.
1246Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes
de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 128.
1247Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 420.
1248Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285; Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo,
ob. cit., p. 247; Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 420; Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de
terminación del contrato, ob. cit., p. 51; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 277.
1249Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 52 y 53.
1250Corte de Apelaciones de Arica, rol Nº 74-2020, 15 de octubre de 2020; Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 424-2020, 13 de octubre de 2020; Corte
de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1157-2018, 11 de marzo de 2019; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 367-2010, 30 de diciembre de 2010, entre otros.
1251Corte Suprema, rol Nº 3729-2019, 20 de febrero de 2020; Corte Suprema, rol Nº 23163-2019, 29 de julio de 2020; Corte Suprema, rol Nº 21429-2016, 4 de
octubre de 2016; Corte Suprema, rol Nº 300-2018, 9 de julio de 2018; Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 50-2020, 1 de junio de 2020; Corte de Apelaciones
de Concepción, rol Nº 544-2017, 7 de marzo de 2018, entre otras.
Una variante de esta tesis, señala que si bien la presentación extemporánea justifica la ausencia, no libera al trabajador de la carga de la prueba destinada a
justificar la tardanza de dicha presentación, puesto que media norma expresa que le señala un plazo para tal efecto. V. Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol
Nº 424-2020, 13 de octubre de 2020.
1252Para una profundización vid. Luque M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit.
1253Poquet, R. (2013). El actual poder de dirección y control del empresario, ob. cit., p. 152.
1255Sobre el punto ver Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 127 y ss.; Gorelli, J. (1998).
Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit.; Palomeque, C. (1992). La indisciplina o desobediencia en el trabajo, ob. cit.; Morato, R. (2011). Derecho
a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., pp. 137 y ss. Para una sistematización de criterios jurisprudenciales en la judicatura española,
vid. AA. VV. (2018). Las causas del despido disciplinario en la jurisprudencia, ob. cit.
1256Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 127.
1257Diéguez, G. (1971). "Sobre la obediencia debida". Revista de Política Social (91), p. 94.
1258Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 195.
1260Rodríguez-Piñero, M. (1988). "Obediencia debida y desobediencia justificada". Relaciones Laborales (2), p. 5.
1261Guerrero, J. (2009). "La desobediencia e indisciplina en el trabajo". En El despido disciplinario. Homenaje al profesor Juan Antonio Sagardoy Bencoechea.
Madrid: Cinca, p. 131.
1262Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 191.
1263Gorelli, J. (1998). Deber de obediencia y despido por desobediencia, ob. cit., pp. 82 y ss.
1266Como señala Fernández, "de modo implícito solamente trata el derecho de resistencia a propósito del despido disciplinario en el artículo 160 Nº 4, al
establecer como causa de despido disciplinario el: "Abandono del trabajo por parte del trabajador, entendiéndose por tal: [...] b) la negativa a trabajar sin causa
justificada en las faenas convenidas en el contrato". Disposición que, a contrario sensu, implica que si las órdenes del empleador no son justificadas ni legales, el
trabajador puede no cumplirlas; desobediencia que no puede configurar una falta laboral fundante del despido disciplinario, porque solamente lo es la negativa a
trabajar sin causa justificada mas no la justificada, como ocurre precisamente cuando se imparten órdenes ilegales al ejecutar el trabajo. Fuera de esta norma no
existe ninguna otra manifestación del derecho de resistencia, no encontrándose reguladas las consecuencias jurídicas derivadas de las órdenes e instrucciones
ilegítimas que imparte el empleador a sus dependientes". Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador. Santiago: Thomson Reuters.
1267Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 143.
1268Exponiendo y reseñando la jurisprudencia. Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento
contractual, ob. cit., p. 911.
1269Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 120.
1270Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 112. En similar sentido Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del
empleador, ob. cit., p. 130.
1271Baylos, A. (2002). "Autotutela del trabajador frente a las extralimitaciones del poder de dirección del empresario", en AA. VV., Las limitaciones de los
poderes empresariales y las responsabilidades por su utilización ilegítima. Granada: Comares, p. 40.
1272Tal es el caso de ius variandi reconocido en el artículo 12 del Código del Trabajo.
1273Sobre el punto Vid. Rosas, Diego. "Elementos para la caracterización del riesgo grave e inminente en el ordenamiento laboral chileno", en Derecho del
Trabajo y los efectos laborales de la crisis y emergencia sanitaria en Chile, coord. Domínguez, A. y Rosas, D., Thomson Reuters, Santiago, 2020.
1274Morato, R. (2011). Derecho a la resistencia y el ejercicio irregular del poder de dirección, ob. cit., p. 131; Aguilera, R. (1997). Las causales del despido
disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 131 y 132.
1275Cuestión similar a la ocurrida en el modelo español. Sobre el punto ver Solá, X. (2015). La protección de los trabajadores frente a situaciones de riesgo
grave e inminente. Albacete: Bomarzo, p. 45.
1276Sobre el punto, a propósito del Covid-19 y las ausencias fundadas por incumplimiento de la obligación de seguridad, Vid. Dirección del Trabajo, Dictamen
Nº 1.239/005 de 19 de marzo de 2020.
1277Baylos, A. (2002). Autotutela del trabajador frente a las extralimitaciones del poder de dirección del empresario, ob. cit., p. 36.
1281Irureta, P. (2016). La salida intempestiva y la negativa a trabajar: un supuesto de abandono por incumplimiento contractual, ob. cit., p. 915.
1282Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130; Lizama, L. y Lizama, D. (2019).
Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 249.
1283Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 58; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los
dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 130.
1284Lo que se vincula con lo dispuesto en el artículo 1545 del Código Civil.
1287En un sentido contrario Fernández. Señala el autor "El trabajador puede oponerse a las órdenes ilegales del empleador sin incurrir en un incumplimiento
laboral. La única excepción estaría constituida por el ius variandi abusivo, es decir, por el supuesto de la alteración de las condiciones de trabajo que no cumplen
los requisitos del artículo 12 del Código del Trabajo, desde que el trabajador debe ejecutar la alteración de las funciones ordenada por el empleador, sin perjuicio
del derecho de reclamar de la misma ante la Inspección del Trabajo con sujeción al procedimiento regulado en el mismo artículo 12 del Código del Trabajo, o bien,
autodespedirse en conformidad al artículo 171 del Código del Trabajo luego de cumplida la orden ilegal". Fernández, R. (2016). El poder disciplinario del empleador,
ob. cit.
1288Artículo 20.- "Los empleadores cuyas empresas o establecimientos que, durante la vigencia de las normas del título I de la presente ley, deban continuar
funcionando, conforme a la resolución a que se refiere el inciso segundo del artículo 1º, para garantizar la prestación de servicios de utilidad pública, la atención de
necesidades básicas de la población, incluidas las relacionadas con la vida, la salud, el abastecimiento de bienes esenciales, la alimentación o la seguridad de las
personas, y para garantizar la prevención de daños ambientales y sanitarios, Una vez finalizado el plazo establecido en el inciso anterior se restablecerán, de pleno
derecho, las condiciones contractuales originalmente convenidas teniéndose por no escrita cualquier disposición en contrario".
1289Se efectúa la observación que, de manera aislada, tanto de los supuestos del artículo 160 Nº 3 como del Nº 4, del Código del Trabajo, se ha desarrollado
la misma problemática, por lo que, con la finalidad de uniformar y resolver la misma problemática, utilizaremos la misma doctrina y jurisprudencia para justificar las
tesis en conflicto, ya que, al final del día, ambas discurren sobre una problemática común que se enmarca en el debate de la justificación de la conducta
sancionada.
1290Planteando dicha problemática Fernández, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas". Revista Laboral Chilena, pp. 54 y ss.
1291Marti´n, A. (1977). "Huelga laboral y huelga política: un estudio de modelos normativos", en AA. VV., El Derecho del Trabajo ante el cambio social y
político. Zaragoza: Instituto de Relaciones Laborales, p. 76.
1292Para una profunda discusión del tema ver Rojas, I. (2017). "Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena". Revista de Derecho de Valdivia,
30(1), 2017.
1293Esta es la tesis sostenida por Fernández, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas". Revista Laboral Chilena, ob. cit.;
Fuenzalida, P. (2017). "El derecho a huelga y su contenido en el derecho laboral chileno: los límites de la huelga", en AA. VV., Negociación colectiva. Estudios en
homenaje al profesor Emilio Morgado Valenzuela. Santiago: Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Ferna´ndez, R. y Castro, J. (2017).
"Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga", en AA. VV., Los derechos del trabajo en la constitucio´n, en especial el de huelga. Santiago:
Ediciones Juri´dicas de Santiago.
1294La agrupación siguiente es un resumen de los argumentos vertidos por aquel sector que estima que la Huelga solo procede en el contexto de una
negociación colectiva reglada y fuera de ella sería ilegal. Para mayor detalle ver Fernández, R. (2018). "El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas".
Revista Laboral Chilena, ob. cit., pp. 56-58; Fuenzalida, P. (2017). El derecho a huelga y su contenido en el derecho laboral chileno: los límites de la huelga, ob. cit.,
pp. 212-217.
1295En este contexto, se pueden sintetizar en la siguiente tipología: a) Huelga típica: corresponde a la suspensión colectiva y total de la prestación de trabajo
por parte de los trabajadores; b) Huelga atípica: modalidad que busca la alteración de la normalidad de la actividad productiva de la empresa; c) Huelgas regladas:
son aquellas que sus condiciones de ejercicio, requisitos y efectos se encuentran reguladas por la ley; d) Huelgas no regladas: corresponde a modalidades de
huelga que no tienen una forma de regulación para su ejercicio; e) Huelga Legal: Aquella que se adecua a los parámetros normativos dispuestos por el
ordenamiento jurídico; f) Huelga Ilegal: modalidad de acción colectiva de los trabajadores contraria a los límites dispuestos por el ordenamiento jurídico; g) Huelga
contractual: tiene por objeto la negociación de un instrumento colectivo; h) Huelga laboral: aquella modalidad que tiene por fin una reivindicación laboral distinta a
la suscripción de un instrumento colectivo.
1297Es así, en general, que a partir de la descripción de nuestro modelo legal, como también, del reconocimiento de la Huelga como Derecho Fundamental, se
pueden observar las siguientes modalidades: (i) La Huelga expresada dentro del procedimiento de una negociación colectiva obligatoria o forzosa, puede ser
caracterizada como una modalidad típica, reglada y contractual; (ii) La Huelga ejercida fuera en el contexto de una negociación colectiva voluntaria, con la finalidad
de suscripción de un convenio colectivo, será calificada como atípica, no reglada y contractual; (iii) La Huelga ejercida con la finalidad de una reivindicación laboral
distinta a la suscripción de un instrumento colectivo, será atípica, no reglada y laboral.
1298En efecto, a nivel internacional, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, reconoce a la Huelga, indicando que "1. Los
Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar: d) El derecho de huelga, ejercido de conformidad con las leyes de cada país".
En similar sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y su Protocolo Adicional en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
señala en su artículo 8.1.b, que "los Estados partes garantizarán: b. el derecho a la huelga".
Por su parte, la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales, reconoce en su precepto 27 que "los trabajadores tienen derecho a la huelga. La ley
regula este derecho en cuanto a sus condiciones y ejercicio".
En la misma línea, los Convenios 87 (Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación) y el 98 (Convenio sobre el derecho de
sindicación y de negociación colectiva), si bien no mencionan expresamente el derecho a huelga, el Comité de Libertad Sindical y la Comisión de Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones, estiman que el reconocimiento del derecho a formular el programa de acción de las organizaciones de trabajadores
y empleadores, como también, el reconocimiento del derecho al fomento y defensa de los intereses de los trabajadores y empleadores, implica la posibilidad de
recurrir a la huelga como derecho fundamental de los trabajadores y sus organizaciones. Gernigon et al. (2000). La negociación colectiva. Normas de la OIT y
principios de los o´rganos de control. Ginebra: OIT, pp. 8 y 9.
1300El arti´culo 355 del Co´digo del Trabajo regula la suspensio´n del contrato de trabajo durante la huelga. Señala dicha norma "Suspensio´n del contrato de
trabajo y efectos de la huelga (...) Durante la huelga (...) se entendera´ suspendido el contrato de trabajo respecto de los trabajadores que se encuentren
involucrados en ella o a quienes afecte el cierre temporal. En consecuencia, los trabajadores no estara´n obligados a prestar sus servicios, ni el empleador al pago
de las remuneraciones, beneficios y regali´as derivadas de dicho contrato".
1302En este sentido Fernández, R. (2018). El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit., pp. 59 y Ferna´ndez, R. y Castro, J. (2017). Poder
disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit., pp. 189 y ss.
1303Ferna´ndez, R. y Castro, J. (2017). Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit., pp. 189 y 191.
1304Fernández, R. (2018). El derecho de huelga en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit., p. 61.
1305Fernández, R. y Castro, J. (2017). Poder disciplinario del empleador y ejercicio del derecho a huelga, ob. cit.; Fernández, R. (2018). El derecho de huelga
en Chile: dos cuestiones discutidas, ob. cit.; Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 57.
1306Esta tesis es la extrapolación de los argumentos ya señalados respecto de la "primera cuestión controvertida".
1307Marti´n, V. (1977). Huelga laboral y huelga política: un estudio de modelos normativos, ob. cit., p. 76.
1308Sostener la tesis contraria justificaría que un trabajador golpee a otro, lo acose sexual o laboralmente y su conducta quedaría impune. Respecto de la tesis
de la configuración y fuente del poder disciplinario, Supra. Capítulo 1.
1309Para una profundización de esta discusión ver Rojas, I. (2017). Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena, ob. cit.
1310Rojas, I. (2017). Los derechos de libertad sindical en la Constitución chilena, ob. cit., p. 22. En similar sentido ver Gamonal, S. (2013). "El derecho de
Huelga en la Constitución chilena". Revista de Derecho (Coquimbo), 20(1), pp. 116 y ss.
1311Macchiavelo, G. (1986). Derecho colectivo del trabajo, ob. cit., p. 443; Irureta, P. (2006). Constitución y Orden Público Laboral. Un análisis del art. 19 Nº 16
de la Constitucio´n chilena. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, p. 187) y Caaman~o, E. y Ugarte, J. (2008). Negociacio´n colectiva y libertad sindical. Un
enfoque cri´tico. Santiago: LegalPublishing, p. 78.
1313Tapia, F. (2012). "El Reconocimiento Constitucional de la Libertad Sindical y el Derecho de Negociacio´n Colectiva", en AA. VV., Negociacio´n Colectiva en
Chile: la Debilidad de un Derecho Imprescindible. Santiago: Dirección del Trabajo.
1314Irureta, P. (2006). Constitución y Orden Público Laboral. Un análisis del art. 19 Nº 16 de la Constitucio´n chilena, ob. cit., p. 188; Caaman~o, E. y Ugarte, J.
(2008). Negociacio´n colectiva y libertad sindical. Un enfoque cri´tico, ob. cit., p. 79; Gamonal, S. (2013). El derecho de huelga en la Constitución chilena, ob. cit.,
pp. 112 y ss.; Ugarte, J. (2016). Huelga y Derecho, ob. cit., pp. 91-101; Tapia, F. (2012). El reconocimiento constitucional de la libertad sindical y el derecho de
negociacio´n colectiva, ob. cit., pp. 160-167; Varas, K. (2014). "La huelga, un derecho fundamental", en AA. VV., Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile.
Santiago: Universidad Diego Portales, pp. 63 y ss.; Leyton, J. (2017). "El derecho a la huelga como un derecho humano fundamental: reconocimiento y limitaciones
en el Derecho Internacional", Revista Chilena de Derecho, 44(3), pp. 781-804.
1315Dictamen de la Dirección del Trabajo Nº 5.346/92 de 28 de octubre de 201; Nº 441/7 de 25 de enero de 2017; Nº 448/6 de 24 de enero de 2018.
1316Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 142-2014, 11 de marzo de 2014; Corte Suprema, rol Nº 3514-2014, 4 de diciembre de 2014; Corte Suprema, rol
Nº 10444-2014, 29 de enero de 2015; Corte de Apelaciones de Rancagua, 5 de enero de 2012, rol Nº 159-2011; Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de julio de
2014, rol Reforma Laboral Nº 183-2014; sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de octubre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 1144-2015; sentencia
de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, 24 de septiembre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 91-2015; sentencia Corte de Apelaciones de Copiapó, rol Nº 154-
2018, 5 de noviembre de 2018, entre otras.
1317En este esquema encontramos la Carta Internacional de Derechos Humanos, que está compuesta por la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y por el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el último de los cuales fue
adoptado en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966, fue suscrito por Chile el 16 de septiembre de 1969 y entró en vigencia el 3
de enero de 1976. Su artículo 8º 1. d) protege el derecho a la huelga en los siguientes términos: "Artículo 8º 1. Los Estados Partes en el presente Pacto se
comprometen a garantizar: d) El derecho a huelga, ejercido de conformidad con las leyes de cada país".
Por otra parte, tenemos que el 5 de junio de 2001 Chile suscribió el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado en San Salvador el 17 de noviembre de 1988.
Sus dos primeras disposiciones obligan a los Estados Partes a adoptar "las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias" para "la plena
efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo", entre los cuales el de huelga, consagrado en su artículo 8º 1. b): "8 1. Los Estados partes
garantizarán: ... b. el derecho a la huelga".
Finalmente, la Carta Internacional Americana de Garantías Sociales, que contiene principios de interés para esta convocatoria. El precepto 27 establece que
"Los trabajadores tienen derecho a la huelga. La ley regula este derecho en cuanto a sus condiciones y ejercicio". Sobre esta lectura integrada de la Huelga en
nuestro ordenamiento jurídico ver, Corte Suprema, 4 de diciembre de 2014, rol Nº 3514-2014 y Corte Suprema, 29 de enero de 2015, rol Nº 10444-2014.
1318En tal sentido Vid. Corte de Apelaciones de Antofagasta, 16 de febrero de 2015, rol Nº 197-2014; Corte de Apelaciones de Santiago, 7 de noviembre de
2012, rol Nº 594-2012; Corte Suprema, 8 de abril de 2008, rol Nº 588-2008; Corte de Apelaciones de Concepción, 16 de agosto de 2011, rol Nº 205-2011; Corte de
Apelaciones de Antofagasta, 3 de agosto de 2005, rol Nº 115-2005.
1319Corte de Apelaciones de Rancagua, 5 de enero de 2012, rol Nº 159-2011; Corte de Apelaciones de San Miguel, 9 de julio de 2014, rol Nº 183-2014;
sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de octubre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 1144-2015; sentencia de la Corte de Apelaciones de
Antofagasta, 24 de septiembre de 2015, rol Reforma Laboral Nº 91-2015.
1321A partir de lo dispuesto en el artículo 292 del Código del Trabajo, dependiendo de la forma bajo la cual se configure el despido antisindical.
1322Gamonal, S. (2011). El derecho colectivo del trabajo, ob. cit., p. 468; Toledo, C. (2013). Tutela de la libertad sindical. Santiago: Abeledo Perrot, pp. 124 y ss.
Por la jurisprudencia ver Corte Suprema, rol Nº 1867-2003, de 23 de marzo de 2004 y rol Nº 6123-2006, de 19 de diciembre de 2006.
1324En nuestro ordenamiento jurídico la privación de libertad puede provenir de penas temporales (sentencia penal), orden de autoridad judicial (medidas
cautelares y órdenes de arresto) y orden de autoridad administrativa (detención policial por flagrancia).
1325Sobre la materia discutida, la jurisprudencia ha sido vacilante en el sentido de aceptar o rechazar tal hipótesis de ausencia como justificada. Vid. Corte
Suprema, rol Nº 26487-2018, 11 de noviembre de 2020, Corte Suprema, rol Nº 35153-2017, 14 de febrero de 2018, Corte Suprema, rol Nº 38196-2016, de 31 de
enero de 2017, Corte Suprema, rol Nº 7351-2015, 6 de abril de 2016; Corte Suprema, rol Nº 23799-2014, 1 de septiembre de 2015; Corte Suprema, rol Nº 1673-
2009, 2 de junio de 2009; Corte Suprema 3721-2008, 12 de agosto de 2008; Corte Suprema, 725-2005, 17 de agosto de 2006, entre otros.
1326Para una sistematización de criterios e identificación de las posturas jurisprudenciales vid. Rojas I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del
trabajo, ob. cit., p. 421, y Zavala, J. (2016). Terminación del contrato de trabajo, pp. 101 y ss.
1327Vid. Corte Suprema, rol Nº 1673-2009, 2 de junio de 2009; Corte Suprema 3721-2008, 12 de agosto de 2008; Corte Suprema, rol Nº 725-2005, 17 de
agosto de 2006.
1328Vid. Corte Suprema, rol Nº 7351-2015, 6 de abril de 2016 (con voto disidente de Ricardo Blanco); Corte Suprema, rol Nº 23799-2014, 1 de septiembre de
2015.
1329En este sentido se ha pronunciado la Dirección del Trabajo frente a las ausencias fundadas en medidas sanitarias decretadas por autoridad. Vid. Dictamen
Nº 1.283/006 de 26 de marzo de 2020.
1330Vid. Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., p. 63.
1331Una excepción a lo anterior es lo expresado por Gamonal y Guidi, quienes, criticando el criterio jurisprudencial que entiende como injustificada la ausencia,
lo entienden incorrecto por cuanto no "considera el principio constitucional de presunción de inocencia". No obstante, no desarrollan mayores argumentos. Vid.
Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 285. A diferencia de la doctrina comparada, esta ha tenido una problematización desde
hace décadas. Sobre el punto Vid. Morais, C. (1972). "Privación de Libertad del Trabajador como causa suspensiva de la relación de trabajo". Revista Política
Social (93); Del Peso y Calvo, C. (1969). "Las faltas repetidas e injustificadas de puntualidad o de asistencia al trabajo como causa justa de despido", en AA. VV.,
Dieciséis lecciones sobre causas de despido. Madrid: Universidad de Madrid, pp. 75 y ss.; Baylos, A. (1977). "La diferente valoración del auto de procesamiento en
los supuestos de deslealtad y de inasistencia. Algunas reflexiones sobre la detención y la prisión como causa de despido por faltas de asistencia al trabajo".
Revista de Política Social (113).
En este punto estimamos irrelevante considerar o no la aplicación del principio de presunción de inocencia, por cuanto de tal razonamiento podría extraerse
que, en el caso de que el trabajador sea culpable de ilícito imputado y que se justifica la privación de libertad, sería injustificada la inasistencia. Como señalamos,
la voluntad no es un elemento determinante en este supuesto, sino la justificación, todo lo cual desarrollaremos en los próximos apartados.
1332Irureta, P. (2013). Las inasistencias al trabajo como causa de terminación del contrato, ob. cit., pp. 53-55.
1333Baylos, A. (1977). La diferente valoración del auto de procesamiento en los supuestos de deslealtad y de inasistencia. Algunas reflexiones sobre la
detención y la prisión como causa de despido por faltas de asistencia al trabajo, ob. cit., p. 338.
1334En este sentido Del Peso y Calvo, C. (1969). Las faltas repetidas e injustificadas de puntualidad o de asistencia al trabajo como causa justa de despido,
ob. cit., pp. 75 y ss.
1335Politoff, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal chileno. Parte General. Teoría de la culpabilidad. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 250.
1337Ibid., p. 335.
1338Ibid.
1339La doctrina nacional se encuentra uniforme en entender que estamos ante un catálogo abierto. En este sentido Lizama, L. y Ugarte, J. (1998). Interpretación
y derechos fundamentales en la empresa. Santiago de Chile: Editorial ConoSur, p. 239; Irureta, P. (2006). Constitución y orden público laboral, ob. cit., p. 87;
Ugarte, J. (2013). El derecho a la no discriminación en el trabajo. Santiago: LegalPublishing. AA. VV. (2018). La discriminacio´n en la legislacio´n social chilena.
Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso.
1341Esta causal ha tenido un nulo desarrollo doctrinario y jurisprudencial, salvo una notable excepción que se debe destacar por su rigurosidad académica, en
la que, en general, a diferencia de las otras causales, se comparten la mayoría de las observaciones. Sobre el punto Vid. Irureta, P. (2013). La ejecución de actos
dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit.
1342Puede observarse su primera consagración en el artículo 5º Nº 7 de la Ley Nº 4.053, de 1924, que prescribía "el contrato de trabajo termina por las
causales jenerales de espiracion de los contratos y, en especial por las siguientes: 7) Por un perjuicio material causado intencionamente durante o con ocasion de
la ejecucion del contrato".
1343Así el Código del Trabajo de 1931 indicó en el artículo 9º Nº 7, que el contrato de trabajo termina "por un perjuicio material causado intencionalmente en
las máquinas, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías", redacción similar a la de nuestros días.
1344En el periodo de dictadura se encuentran una serie de normas que ampliaron los supuestos extintivos asociados a conductas en contra de los bienes de la
empresa. Esto puede observarse en los artículos 15 Nº 2, 3 y 5º del D.L. Nº 2.200, de 1978, que pasaron a formar parte del artículo 157 del Código del Trabajo de
1987, las que habían sido vinculados al orden penal y extralaboral. Así indica Walker "la primera innovación de esta disposición es la de suprimir el antiguo artículo
157 del Código del Trabajo que se refería, en general, a hechos de carácter penal correspondientes a circunstancias de orden político, referidas al momento que
se vivió en 1973. Hoy se considera que no se justifican estas normas de excepción, propias de un periodo ya superado de nuestra vida institucional". Walker, F.
(1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 51.
1345Así, en 1990, se reconfiguran las causales del Código de 1987, por cuanto "en un sistema democrático de relaciones laborales, normas de esta naturaleza
simplemente no tienen cabida". Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 150.
1346En similar sentido V. Bolivia en el artículo 9º letra a) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; México, en la Ley Federal del Trabajo en su artículo 47 V);
Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra g).
1347Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 153.
1348Baylos, A. (1991). Derecho del Trabajo: Modelo para armar, ob. cit., p. 103.
1349Destaca por su rigurosidad el estudio de Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit.
1350Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 251; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281;
Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 288; Pierry, L. (2018). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 136; Walker, F. (1990).
Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61; Nadal, D. (2003). El despido en el Código del Trabajo, ob. cit., p. 208; Lizama, L. (2005).
Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 248. En el mismo sentido Sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011. "Que el artículo
160 Nº 6 del Código del Trabajo dispone que 'el contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando
una o más de las siguientes causales: 6. El perjuicio material causado intencionalmente en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo,
productos o mercaderías, de donde fluye que se trata de hechos graves, que implican la idea de un sabotaje por parte del trabajador". En similar sentido, sentencia
Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007 y Corte de Apelaciones de La Serena, rol Nº 154-2010, 24 de diciembre de 2010;
Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011; Corte de Apelaciones de Iquique, rol Nº 56-2015,16 de septiembre de 2015.
1351Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 152.
1352Ibid., p. 169.
1353Ibid., p. 153.
1354Alessandri, A. et al. (1998). Tratado de Derecho Civil: Partes Preliminar y General. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 476 y ss.
1355La idea de la "cosificación de los derechos" o "propietarización de los derechos" se desarrolla en el ordenamiento jurídico chileno a partir del artículo 19
Nº 24 de la Constitución Política de la República y los artículos 565, 576 y 583 del Código Civil, que permite concebir la idea de "derechos sobre derechos", en el
sentido que, por la vía de la titularidad de la propiedad, es posible abarcar y dar protección a los derechos en cuanto abstracciones jurídicas, produciéndose su
incorporación al patrimonio del titular. Sobre el punto Peñailillo, D. (2019). Los bienes. La propiedad y otros bienes reales. Santiago: Thomson Reuters.
1356Por lo mismo, se excluyen del objeto de protección, el perjuicio material causado intencionalmente que se provoquen en bienes del trabajador o de otros
trabajadores.
1357En este sentido Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 6854-2007, 9 de octubre de 2008.
1359En efecto, esta infracción laboral se vincula, como ha señalado la jurisprudencia, con la intencionalidad en el acto que el trabajador ejecute en perjuicio del
empleador en el ámbito de su contrato. En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol Nº 28-2009, 14 de octubre de 2009.
1360En Chile, en materia penal, existe un amplio reconocimiento en la doctrina. Vid. Politoff, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal chileno, ob. cit.,
p. 201; Garrido, M. (2003). Derecho Penal. Parte General. Nociones Fundamentales de la Teoría del Delito (vol. II). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 188;
Cury, E. (2005). Derecho Penal, Parte General. Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, pp. 681-682.
1361Izquierdo, C. (2006). "Comisión por Omisión: Algunas consideraciones sobre la Injerencia como fuente de la posición de garante". Revista Chilena de
Derecho, 33, p. 330.
1362Izquierdo, C. (2006). Comisión por Omisión: Algunas consideraciones sobre la Injerencia como fuente de la posición de garante, ob. cit., p. 330.
1363Etcheberry, A. (1998). Derecho Penal, Parte General (vol. I). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 206. Un ejemplo clásico de la doctrina y que
podríamos extrapolar en lo laboral podría servir para ilustrar nuestra posición: si un trabajador ocasiona un incendio por culpa en las dependencias de la empresa y
termina por destruirla, no se convierte en autor doloso porque no lo apaga.
1364Incluso, es más, no podría aplicarse la extrapolación o relación entre la imprudencia temeraria y el dolo. Como ha señalado la jurisprudencia, con la
intencionalidad en el acto que el trabajador ejecute en perjuicio del empleador en el ámbito de su contrato, tanto porque la ley laboral es especial y priman sus
normas sobre las reglas generales. De haber querido el legislador asimilar la culpa grave al dolo lo habría así´ dicho expresamente, pues siendo el legislador uno
solo no ha podido ignorar que en el derecho común consagro´ esa equiparación. En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol Nº 28-2009,
14 de octubre de 2009.
1366Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 158.
1367Ibid., p. 158.
1368En este sentido Vid. Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007 y Sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, rol Nº 6854-2007, 9 de octubre de 2008.
1370Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En idénticos términos, Lanata, R. (2010). Contrato individual de
trabajo, ob. cit., p. 281 y Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 201.
1371Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 160.
1372Ibid., p. 162.
1373Ibid., p. 157.
1374Señala la norma que "perjuicio material" deba ser causado "en las instalaciones, maquinarias, herramientas, útiles de trabajo, productos o mercaderías".
1376Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 162.
1377En este sentido sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 145-2011, 10 de agosto de 2011.
1378Céspedes, C. (2018). "El daño lícito reparable y su proyección en el sistema chileno: concepto y naturaleza". Revista Ius et Praxis, 24, pp. 131 y 132.
1380Ibid., p. 20.
1381Céspedes, C. (2018). El daño lícito reparable y su proyección en el sistema chileno: concepto y naturaleza, ob. cit., pp. 247 y ss.
1382Sobre el punto vid. Varas, K. (2018). El derecho a huelga: los límites derivados de la protección de terceros. Santiago: DER.
1383Sobre este punto nos reconducimos a lo indicado respecto de la huelga y su relación con el absentismo laboral.
1385Thayer, W. y Novoa, Patricio (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 60.
1386Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En similar sentido, Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo,
ob. cit., p. 281.
1389Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 80. En similar sentido, Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 201.
1391Lizama, L. y Lizama, D. (2018). Manual de derecho individual, ob. cit., p. 251, Gamonal, S. y Guidi, C. (2012). Manual de contrato de trabajo, ob. cit., 288.
1393Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61.
1394Nadal Serri, Daniel, El despido en Código del Trabajo, ob. cit., p. 247. En similar sentido, Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit.,
p. 201.
1395Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 24-2003, 6 de junio de 2003, sentencia Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol Nº 28-2009, 14 de
octubre de 2009.
1396Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 605-2007, 27 de diciembre de 2007. En similar sentido Corte de Apelaciones de La Serena, rol
Nº 154-2010, 24 de diciembre de 2010.
1399Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 513-2008, 29 de enero de 2009; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1740-2014, 2 de marzo de 2015.
1400Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 162.
1401Ibid., 167.
1402Supra.
1403En el mismo sentido Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., pp. 156 y ss.
1404Ibid., p. 167.
1405Señala el artículo 19 inciso 1º del Código Civil: "cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu".
1406Politoff, S. et al. (2009). Lecciones de Derecho Penal chileno, ob. cit., p. 481; Etcheberry, A. (1998). Derecho Penal, Parte General (vol. I), ob. cit., p. 478;
Montt, M. (2000). Derecho Penal, Parte Especial (vol. IV). Santiago: Editorial Jurídica de Chile, p. 432.
1407Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 61. En idénticos términos, Lanata, R. (2010). Contrato individual de
trabajo, ob. cit., p. 281.
1408Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 154.
1409Lo anterior se desprende a partir del artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de la República y los artículos 565, 576 y 583 del Código Civil.
1410Irureta, P. (2013). La ejecución de actos dañosos como fundamento de extinción del contrato de trabajo, ob. cit., p. 167.
Capítulo III Causales de despido disciplinario de interés compuesto
Revise las
causales a analizar
I. Tipología causal
En este esquema, si bien en todas las causales existe un fin último, esto es, la
adecuación productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la
empresa, en algunas causales coexisten fines secundarios y heterogéneos, que se
vinculan a derechos de titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así, a partir de los bienes jurídicos tutelados por cada causal y del objeto de
protección, diferenciamos los supuestos habilitantes de despido disciplinario en
causales de interés simple y de interés compuesto. En el caso de las primeras, el
criterio de agrupación se basa en las causales que, de forma preponderante, asumen
la defensa del interés del empleador y, en el caso de las segundas, se encuentran las
causales en que la finalidad del interés y de los derechos de quienes se pretenden
proteger atienden tanto al empleador como a otros trabajadores y terceros.
Bajo este criterio, desarrollaremos las causales de acoso sexual, las vías de hecho,
el acoso laboral, la conducta inmoral y los actos, omisiones o imprudencias
temerarias.
II. Las conductas de acoso sexual como supuesto de despido disciplinario: Artículo 160,
letra b), del Código del Trabajo
En esta situación, las prácticas de acoso sexual expresan "una cultura en que la
masculinidad incluye la definición de las prácticas sexuales y el ejercicio de la
sexualidad con prescindencia de la voluntad de las mujeres. Esta concepción de
subordinación femenina cruza toda la sociedad y tiene expresión particular en el
ámbito del trabajo, donde no es ideológicamente clara la pertenencia de las mujeres
1417
por propio derecho, sino que, más bien, son solo aceptadas".
Estos aportes han incidido a nivel internacional en distintos niveles. Según la OIT, el
acoso sexual es "un comportamiento de carácter sexual no deseado por la persona
afectada y que incide negativamente en su situación laboral provocándole un
1423
perjuicio".
En Chile, esta causal de despido disciplinario apareció con la Ley Nº 20.005 del 18
1429
de marzo de 2005, la cual "tipificó y sancionó el acoso sexual" luego de un largo
1430
tránsito legislativo, en el que, sin la existencia de legislación expresa, la
1431
jurisprudencia de la época reconoció tal figura como una infracción contractual.
1443
En específico, la doctrina nacional mayoritaria entiende que la tipificación del
acoso sexual en Chile sanciona una conducta que constituye un "atentando contra
sus derechos fundamentales referidos a la dignidad de la persona, a la intimidad, a la
1444
no discriminación y, además, a la vida y a la integridad tanto física como psíquica.
Es más, en la legislación chilena existe una alusión expresa a tal idea en el artículo
2º del Código del Trabajo:
"las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad
de la persona. Es contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual".
Con respecto a la infracción a la intimidad, se ha dicho que "el acoso sexual en el
trabajo implica un manifiesto atentado contra la intimidad de la trabajadora o del
trabajador que es víctima del hostigamiento, pues estas conductas implican invadir,
contra su deseo y voluntad, una esfera esencialmente privada y reservada de la
persona, como lo es su sexualidad, abusando de una posición de poder o de un
ambiente laboral hostil que repercute negativa y perjudicialmente en la
1446 1447
víctima", cuestión reconocida por la jurisprudencia. Es más, incluso se ha
entendido que el tipo normativo parece dirigirse únicamente a la protección del bien
jurídico de la libertad sexual, entendida como "aquella parte de la libertad referida al
ejercicio de la propia sexualidad y, en cierto modo, a la disposición del propio
1448
cuerpo".
En efecto, "el acoso sexual conlleva una situación en la que la víctima casi siempre
es mujer, por lo que este comportamiento debe caracterizarse también como
expresión de una cultura que discrimina a las mujeres y les asigna un rol subordinado
en el mundo del trabajo. Para este criterio, el acoso sexual supone una situación de
discriminación en la que una mujer, sólo por el hecho de serlo, puede ser objeto de
asedio sexual, exponiéndose a situaciones que amenazan su trabajo y su integridad
1450
física y psíquica" por lo que el asedio sexual constituye, además, una conducta
discriminatoria por género, a pesar de que conceptual y jurídicamente sean distintas.
a) Delimitaciones tipológicas
1) "La petición de favores sexuales conectada a una promesa de mejora de las
condiciones de trabajo del solicitado, si éste acepta, y/o a una amenaza de
menoscabo de tales condiciones, o derechamente de despido, si aquél la rechaza";
2) "La petición insistente de favores sexuales, en el lugar de trabajo, sin tomar en
cuenta el rechazo manifiesto del solicitado";
1457
El chantaje sexual —o acoso quid pro quo— es una forma de hostigamiento
sexual que "fuerza a un trabajador a elegir entre someterse a los requerimientos
1458
sexuales o perder o ver perjudicados ciertos beneficios o condiciones del trabajo".
En tal hipótesis, "se requiere que el acosador tenga una ubicación jerárquica
superior que la víctima, existiendo un ejercicio abusivo del poder en el ámbito
1459
laboral".
Por su parte, acoso sexual ambiental es aquel en que "el acoso se constituye por
una conducta de hostigamiento sexual que genera para la víctima un entorno laboral
humillante y hostil, sin que se requiera que el acosador ofrezca ventajas laborales de
ningún tipo. A diferencia del anterior, este tipo de acoso sexual puede tener como
1460
sujeto activo o victimario a un compañero de trabajo no superior jerárquicamente".
1461
En otro plano, se ha clasificado el acoso sexual como horizontal y vertical. Se
entiende por acoso sexual horizontal "aquel que se origina entre compañeros de
trabajo de igual jerarquía y en casos en que el acosador tiene menor jerarquía". Así,
por acoso sexual vertical se entiende "aquel que se configura por conductas de
superiores jerárquicos de la afectada, sea el empleador o un mando superior".
En cuanto a los sujetos activos del acoso sexual, existe consenso doctrinario en que
el acoso puede ser por parte de un superior jerárquico, lo que se denomina acoso
vertical, o bien por parte de compañeros de trabajo, lo que recibe la denominación de
acoso horizontal. Es más, puede englobar a trabajadores de inferior jerarquía, los que
subsumen dentro del acoso ambiental y horizontal en términos más amplios en
incluso un tercero que tenga alguna relación con aquel, de cualquier tipo que
1463
sea, lo que configuraría una hipótesis de acoso ambiental por transformar en hostil
1464 1465
el espacio de trabajo. -
Con respecto al sujeto pasivo, no existe duda de que claramente debe ser un
trabajador, el cual, para efectos de la figura en comento, es indistinta la jerarquía que
tenga dentro de la organización empresarial, cuestión que se extrae de
consideraciones doctrinarias y de texto, por cuanto no existe una suerte de sujeto
pasivo calificado por su puesto de trabajo, sino que basta con que sea trabajador en
los términos del artículo 3º del Código del Trabajo, como también con respecto a
aquellos a los que se hace extensiva la legislación laboral.
Por otro lado, con respecto al género del sujeto pasivo, no existe distinción alguna,
por lo que este puede ser tanto un hombre como una mujer, sin perjuicio de que,
históricamente, el acoso sexual es una norma que evidencia un conflicto de género.
En su inciso 2º, la norma indica que "las relaciones laborales deberán siempre
fundarse en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es contrario a ella,
entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona
realice en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual no
consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o
sus oportunidades en el empleo".
Para efectos de estudio y sistematización lo dividiremos en: i) el comportamiento
antijurídico; ii) la ausencia de consentimiento; y iii) amenaza o perjuicio en su situación
laboral o en sus oportunidades de empleo.
En tal esquema, esta conducta puede ser física, verbal o no verbal. Así,
comúnmente se considera que la conducta física de naturaleza sexual equivale al
contacto físico no deseado, que varía desde tocamientos innecesarios o roces con el
cuerpo, en la que "gran parte de ellas equivaldrían a un delito penal si tuvieran lugar
1470
en la calle entre desconocidos".
ii) Ausencia de consentimiento
Sobre este punto, una cuestión problemática es la forma en que debe manifestarse
o exteriorizarse el rechazo. Se ha dicho que debe ser "una reacción inmediata,
1476
explícita y categórica de la víctima". Por otro lado, se ha matizado dicha exigencia,
indicando que "el rechazo no requiere una acción frontal y explícita de la víctima,
basta que del contexto en que se produce se deduzca inequívocamente la no
aceptación del requerimiento, por ejemplo, denunciar la situación al empleador, no
1477
contestar las insinuaciones, comunicar los hechos al sindicato, etc.".
Creemos que tal actitud, con respecto al sujeto pasivo, no siempre puede ser
1478
exigible, ya que, en aquellas hipótesis de acoso sexual coercitivo, "el sujeto activo
está en una posición de poder en relación con el sujeto pasivo, posición desde la cual
puede adoptar decisiones desfavorables en relación con las condiciones de trabajo de
la víctima. Un justificable temor de represalias laborales puede inhibir al acosado de
adoptar una conducta activa, de rotundo e instantáneo rechazo, ante los avances o
requerimientos del superior. En tales circunstancias, la indeseabilidad puede también
manifestarse a través de un comportamiento evasivo o dilatorio de la víctima. No se
debería, pues, hacer recaer todo el peso de la determinación de este elemento en la
1479
actitud que adopte el acosado".
Así, la falta de respuesta de la víctima no constituye aceptación o consentimiento
1480
tácito.
Nuestro concepto legal de acoso sexual incluye una redacción que pareciera exigir o
configurar una especie de ilícito de resultado al señalar que las conductas sexuales o
de connotación sexual "amenazan o perjudican la situación laboral o las
oportunidades en el empleo".
La Dirección del Trabajo ha dicho que la ley ha entendido, "al utilizar la expresión
'amenacen o perjudiquen su situación laboral', que se configura la conducta de acoso
sexual no solo cuando la persona afectada sufre un perjuicio o daño laboral directo en
su situación al interior de la empresa, sino que también cuando por la creación de un
ambiente hostil y ofensivo de trabajo se pone en riesgo su situación laboral u
1482
oportunidades en el empleo".
En la misma línea, y "a pesar de las dudas que podría generar su redacción literal,
es indudable que nuestra ley sanciona no solo el chantaje sexual, sino también el
señalado acoso ambiental.
Esta última hipótesis se ve reforzada por lo dispuesto en el artículo 153 del Código
del Trabajo que obliga al empleador a "garantizar un ambiente laboral digno y de
mutuo respeto entre los trabajadores", norma que determina un reconocimiento al
acoso sexual ambiental que no necesariamente exige un resultado para su
materialización.
A propósito de lo anterior, se ha planteado la discusión sobre si el acoso sexual
laboral puede darse fuera de la faena o del lugar de trabajo, inclinándose la tesis
mayoritaria a que ello no obsta a su calificación si tiene consecuencias en el ambiente
laboral.
Esto, por cuanto es común que estas conductas ocurran a solas entre quien realiza
el acto de acoso sexual y la víctima, pudiendo incluso ocurrir fuera de la faena u
horario laboral. Precisamente, esa circunstancia debe tenerse en cuenta al momento
de calificar el acoso sexual dentro del ámbito laboral, ya que lo determinante será si
existe una conexión con la relación laboral, aunque geográficamente no este´ en el
ámbito de control del empleador, ya que puede configurarse igualmente el acoso
1484
sexual.
4. Las obligaciones del empleador en materia de acoso sexual y su relación con el despido
disciplinario
Con respecto a esta última, son relevantes las observaciones formuladas en relación
con la proyección del debido proceso en el ejercicio de poder disciplinario siendo, bajo
los estándares indicados, una clara expresión de la expansión de esta garantía
procesal al ámbito privado.
Al ser el empleador el titular del poder disciplinario, solo será él, a menos que la ley
indique lo contrario, a quien le corresponda la calificación de la conducta y su sanción.
En este contexto, si bien la ley sanciona y tipifica expresamente la conducta de acoso
sexual como un ilícito laboral, en ningún momento otorga, exclusiva o
compartidamente, competencia para su determinación y calificación previa a los
tribunales de justicia. Por otro lado, la ley laboral no regula la suspensión de los
poderes empresariales cuando un órgano jurisdiccional entra a conocer de una acción
que contiene, como pretensión y objeto, la declaración de tal ilícito.
En este contexto, la decisión del término del contrato de trabajo es adoptada por el
empleador, bastando solamente la expresión de su voluntad dirigida con tal fin. Esta
manifestación se encuentra libre del sometimiento a otra instancia y produce sus
efectos en el plano sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un
tercero, salvo determinadas excepciones normativas expresas que confirmen la regla
general, en las que no se encuentra el acoso sexual como ilícito laboral.
Esto último otorga garantías, tanto para la parte trabajadora que se vea afectada por
las conductas de acoso como para el denunciado y el empleador, estableciendo un
modelo equilibrado de derechos, que permita conciliar las pretensiones asociadas a la
satisfacción de los intereses y valores propios de la proscripción de conductas de
acoso sexual como, a su vez, las de un modelo garantista de tutela judicial efectiva y
debido proceso.
Sobre el punto, la ley realiza una distinción con respecto a los montos
1495
indemnizatorios, pero nada indica, a lo menos expresamente, con respecto a la
validez y a la eficacia del despido, cuando se omite la aplicación del procedimiento de
investigación y la sanción de tales conductas.
Por otra parte, la sentencia que declara la legalidad del despido no resuelve el
vínculo laboral, sino que reconoce o desconoce la legitimidad del acto que ya produjo
sus efectos en el plano sustancial, características propias de un acto con eficacia
constitutiva, por lo que la no reglamentación y aplicación del procedimiento mantiene
tanto la validez y como la eficacia de la terminación.
Dicho esto, queda la duda de cómo se debe ponderar el acoso sexual a propósito de
la determinación de la medida disciplinaria a adoptar a fin conciliarla con la adecuada
protección del trabajador o la trabajadora afectada y, a su vez, respetar las garantías
propias contra el ejercicio del poder disciplinario. Esta observación es de vital
importancia, por cuanto se ha fijado por la jurisprudencia una pluralidad de criterios
para la calificación de la intensidad del incumplimiento que incide en la determinación
1505
de la legalidad de la medida disciplinaria adoptada por el empleador.
De esta forma, la conducta de acoso sexual solamente puede ser encauzada por
este supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías
disciplinarias conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva,
aquellas conductas que no logran configurarse en los términos predeterminados por el
legislador para constituir una hipótesis de acoso no pueden ser sancionadas mediante
otros canales disciplinarios extintivos, ya que, en estricto rigor, lo sancionado es un
resultado y no una actividad.
De acuerdo con lo anterior, no creemos correcto sostener que tal conducta indebida
pueda ser castigada y encauzada por otras vías disciplinarias, ya sea de menor
intensidad —a través de medidas disciplinarias conservativas— u otros supuestos
habilitantes contenidos en el artículo 160 del Código del Trabajo, cuando esta no
alcance su completa ejecución.
Dicho así, según la estructura del tipo y su naturaleza, al exigir un resultado que
acaece en tiempos y lugares distintos de los de la completa ejecución de la acción
descrita por la norma, se excluye de su punibilidad hipótesis imperfectas o frustradas.
En otros términos, si no produce el resultado o el despliegue de la conducta no está
consumada, no es posible entender que configura la conducta punible, garantía
jurídica tanto para el sujeto activo como pasivo de la conducta.
III. Las vías de hecho como causal de despido disciplinario:1508Artículo 160, Nº 1, letra
c), del Código del Trabajo
Las vías de hecho como causal disciplinaria en el ámbito laboral están presentes en
1509
nuestro ordenamiento jurídico desde las primeras leyes sociales, y siguen vigentes
1510 - 1511
con algunas modificaciones que circunscribieron su ámbito de aplicación.
Desde sus orígenes, esta hipótesis de despido disciplinario ha sido agrupada con
otras conductas indebidas de carácter grave, encontrando actualmente su
consagración normativa en el artículo 160, Nº 1, letra c), del Código del Trabajo.
1522
En nuestro ordenamiento jurídico, la doctrina nacional encuentra su fundamento
en la idea de la disciplina básica que debe existir en la actividad laboral y en los
1523 1524
ambientes de trabajo, como también en la buena marcha de la empresa y el
1525
"buen clima laboral".
Por nuestra parte, creemos que el tema es más complejo. El bien jurídico tutelado
por la tipificación y la sanción de las vías de hecho no está únicamente delimitado a la
disciplina laboral y al orden empresarial, aunque sí fuertemente vinculado con esta.
En esta causa coexisten diversos fundamentos, como la tutela de la disciplina
jerárquica laboral, la convivencia y la armonía, el respeto mutuo entre compañeros de
trabajo y la dignidad e integridad física de la persona afectada.
Por lo mismo, diferimos de aquella doctrina que atribuye como único bien jurídico
tutelado la preservación de la disciplina básica que debe regir en la actividad
1527 1528
laboral, por cuanto la norma busca la satisfacción de intereses múltiples, los
que incluso son más trascendentales que la idea asociada al orden fabril, como lo son
la integridad física y la dignidad de los trabajadores que prestan servicios, directa o
indirectamente, en el centro de trabajo o faena respectiva, y que se ven afectados por
la conducta indebida de otros trabajadores.
De esta forma, las vías de hecho encuentran una conexión directa con el
cumplimiento de la obligación de seguridad en sus diversas facetas en relación con
los trabajadores que prestan servicios en la empresa, que se ven afectados por la
conducta del sujeto agresor.
1537
Concordamos con aquella doctrina que entiende que la causal en estudio se
restringe a los atentados de fuerza física, por lo que seríamos cautelosos en incluir
expresiones como la riña, pendencia o conato en su definición causal, ya que no
tienen por qué desembocar necesariamente en una agresión física, toda vez que, en
un sentido vulgar y jurídico, estas podrían limitarse a una discusión violenta o a un
1538
altercado verbal sin contacto físico.
Creemos que esta postura no es correcta porque, en primer lugar, nuestro sistema
jurídico, a diferencia del modelo de referencia de la tesis anterior, no contempla las
vías de hecho con las ofensas verbales de manera conjunta como una hipótesis
1544
disciplinaria, sino que las limita a las ofensas materiales e incluso las trata por
1545
separado, por lo que no corresponde una extensión "por analogía" que amplíe sus
contornos de aplicación.
En tercer lugar, pero ahora desde el derecho penal, cabe tener presente que todas
las formas de lesiones han sido entendidas como ilícitos de resultado y no de mera
actividad, diferenciándose así los delitos de lesiones con los de peligro concreto,
siendo tal caracterización totalmente coherente con las vías de hecho, más aun
cuando la protección de la integridad física es uno de los bienes jurídicos protegidos
por ambos tipos de ilícitos.
Al igual que otros supuestos habilitantes disciplinarios, existe una problemática con
respecto a la concurrencia de las vías de hecho y su ponderación como causal
extintiva, en el sentido de si basta su sola concurrencia o si también es necesario que
dicha conducta sea calificada conjuntamente con otras circunstancias, con el fin de
determinar la gravedad de esta.
Dentro del mismo esquema, incluso, se acepta que las circunstancias en que el
1564
trabajador se limite a repeler una agresión por medios racionales o aquellas
peleas en que no se puede determinar el autor inicial de la agresión no configuran
1565
vías de hecho.
Como criterio adicional, pero dentro de la tesis subjetiva, creemos que además se
debe considerar, de manera conjunta a los criterios formales de graduación de las
faltas y sanciones, el principio de proporcionalidad como mecanismo de control de los
presupuestos de justificación y validez que se tuvieron en cuenta para despedir por
esta causal, analizando así el mérito de la medida adoptada en relación con la
pluralidad de bienes jurídicos tutelados por la vías de hecho a fin de determinar la
gravedad de la conducta.
Adicionalmente, las circunstancias fácticas que podrían configurar las vías de hecho,
esto es, una conducta desplegada objetivamente por el trabajador, perfectamente
podría ser irrelevante en determinadas circunstancias para la empresa y para la
preservación del clima laboral de armonía general al interior de esta. Sin embargo, no
cabe duda de que sí sería relevante y de importancia si las vías de hecho hubiesen
producido un daño que dé a la conducta la gravedad y la trascendencia que la ley
exige. En tal caso, el juez, dentro de sus facultades y deberes de apreciación de la
prueba, debe ponderar las consecuencias del hecho y su gravedad en el presente
caso, elemento subjetivo que no puede omitir el juez, debiendo discernir entre la
trascendencia o la falta de importancia o significación de una situación del todo
1570
compleja.
Esta conclusión se ve reforzada por el propio texto del artículo 160, Nº 1, letra c), del
Código del Trabajo, y el contexto que determinó tal configuración a limitarla al ámbito
1571
de la empresa, esto es, a lo locativo o topográfico.
En esta línea se inclina la doctrina nacional, ya que entiende que debe realizarse "en
1572 1573
la empresa y dentro de la jornada", teniendo una aplicación "restringida", por lo
que si el hecho ocurre fuera de la faena o del lugar en que se prestan servicios,
1574
evidentemente no "podrá invocarse como causal", toda vez que no se cumplen
1575
"las condiciones que la ley exige para ello".
Sobre el punto, se indica que este elemento locativo "no debe ser confundido con
una simple referencia a las instalaciones físicas del empleador; más bien, debe
vincularse con aquel ámbito organizativo, cuya titularidad le corresponde al
empleador. De igual modo, la referencia a la jornada se entiende íntimamente
asociada al espacio de tiempo que el trabajador destina a ejecutar las obligaciones
1576
que le impone el contrato".
1577 1578
Por una tendencia jurisprudencial y doctrinaria, se ha indicado que las vías
de hecho que autorizan la terminación del contrato laboral no deben ocurrir
necesariamente en el marco físico del lugar de trabajo. Sobre la base, se argumenta
que el texto legislativo no autoriza a conectar la ocurrencia de las citadas vías de
hecho a un marco espacial determinado, sino que se limita a precisar en contra de
quién deben dirigirse las vías de hecho para hacer procedente el despido. Como se
aprecia a partir del tenor literal de la norma, y de su sentido claro, la existencia de la
locución "que se desempeñe", referida a "cualquier trabajador", impide entender la
expresión "en la misma empresa" como referida a una exigencia espacial
determinada. Así, el marco espacial no resulta determinante a efectos de juzgar la
justificación de un despido.
De esta forma, si la agresión se produce fuera del lugar y del horario de trabajo,
pero se vincula causalmente con hechos acaecidos nítidamente en el marco de la
relación laboral, puede perfectamente justificar el despido por esta causa, aunque se
haya realizado en lugar y tiempo ajeno a la jornada laboral, ya que esta relación exige
un trato que, si no es cordial, al menos debe ser cabalmente respetuoso por ambas
partes. Así, la circunstancia realmente trascendente es si las vías de hecho se han
producido a causa o con ocasión de la relación laboral, con completa independencia
del lugar físico o geográfico, o incluso de los tiempos de trabajo.
Sobre este punto, Sagardoy indica que "el hecho de que lo topográfico desvirtúe, en
unos casos, a lo funcional y viceversa, no es un contrasentido, ya que en los dos
1579
casos se atiende a la ratio essendi de la causa de despido".
Esta fundamentación olvida los otros fundamentos de las vías de hecho que tienen
relación con la obligación de seguridad, tanto en su faceta preventiva como
contingente, la que, no obstante, sí es abordada por aquella tesis que otorga
cobertura a las vías de hecho como justo motivo de despido, en supuestos en que la
agresión tiene su origen o causa en una cuestión laboral.
Esta segunda tesis también plantea inconvenientes que pueden ser criticados desde
la eficacia horizontal y directa de los derechos laborales inespecíficos, por cuanto
extiende el poder disciplinario fuera del lugar y de los tiempos de trabajo.
El texto normativo es claro al definir a los sujetos pasivos, en el sentido que indica
que las vías de hecho deben configurarse con respecto al "empleador o de cualquier
trabajador que se desempeñe en la misma empresa".
Con anterioridad a la reforma introducida por la Ley Nº 19.759 de 2001, el Código
del Trabajo no indicaba los sujetos pasivos de esta causal disciplinaria, siendo posible
que las vías de hecho se aplicaran en contextos de agresiones físicas, "por sus
contornos abiertos", con respecto a clientes de la empresa, de familiares del
empleador o de cualquier persona que se relacionara directa o indirectamente con la
1580 1581
actividad productiva, como ocurre en otros ordenamientos jurídicos a diferencia
de hoy, que podemos hablar de sujetos pasivos calificados.
Con respecto al primer sujeto pasivo, este se refiere a la figura del empleador. El
Código del Trabajo chileno define qué debe entenderse por tal, conceptualizándolo
como "la persona natural o jurídica que utiliza los servicios intelectuales o materiales
1582
de una o más personas en virtud de un contrato de trabajo", el que debe
entenderse como el "titular conjunto de derechos que le reconoce el sistema jurídico y,
1583
a la vez, el único centro de imputación de responsabilidades empresariales".
En este contexto, la legislación laboral nacional establece, en el artículo 4º, inciso 1º,
1587
del Código del Trabajo, una presunción de derecho para facilitar la identificación
del empleador para hacer efectivas sus obligaciones en juicio.
Dicha disposición consagra una presunción forzosa del empleador, con el fin de
1588
facilitar la interposición de reclamos y acciones, configurando, en términos
1589
amplios, un "principio de presunción de representación del empleador", el cual
permite ejercer válidamente los derechos y las obligaciones laborales que el
ordenamiento franquea cuando se trata de situaciones de hecho que constituyan la
1590
única realidad que puedan conocer, presunción que, por lo demás, no puede ser
1591
alterada por el intérprete.
Por tanto, para configurar la noción del empleador no basta cualquier prestación de
servicios, sino solo aquella que se ejecute en las condiciones y circunstancias que
permiten catalogar laboralmente a un individuo como trabajador dependiente. Dicho
de otra manera, para poder conceptualizar a un sujeto como trabajador —y deducir de
allí la existencia de un empleador— es preciso que los servicios prestados por el
primero se ejecuten bajo subordinación o dependencia, de forma voluntaria,
retribuidos, por cuenta ajena, y dentro del ámbito de organización y dirección del
1595
titular de la actividad, debiendo acreditarse debidamente todos estos requisitos.
Por lo mismo, también entendemos como involucrados dentro de los sujetos pasivos
de la infracción a los trabajadores que tienen un vínculo indirecto o de tercerización
con el empleador, ya que también tienen la calidad de trabajador y se desempeñan en
1598
la empresa.
1600
Una cuestión discutida, y planteada por Irureta, es el asunto con respecto a
terceros que se vinculen con el empleador, como mandatarios, clientes o proveedores
del empleador, y personas que mantienen contratos a honorarios o que se relacionan
por actividades meramente comerciales. Creemos que no es posible extender tal
supuesto a dichos sujetos, ya que, a diferencia de otros modelos, el sujeto pasivo se
encuentra calificado, aunque de manera amplia, a personas que detenten la calidad
de trabajadores y se desempeñen en la empresa, por lo que se extendería
injustificadamente el rango de acción, lo cual no quiere decir que tal conducta quede
indemne, pudiéndose sancionar mediante sanciones disciplinarias conservativas de
menor intensidad.
El caso es menos complejo que con respecto a los sujetos pasivos. Acá, el sujeto
activo viene dado por la figura típica de trabajador dependiente, esto es, toda persona
natural que preste servicios personales intelectuales o materiales bajo dependencia o
1601
subordinación y en virtud de un contrato de trabajo con el empleador, ya que lo
que autoriza el ejercicio del poder disciplinario es la relación laboral existente con el
trabajador.
Un sector doctrinario pretende extender la figura del sujeto activo a otros supuestos,
como el caso de aquellos trabajadores que, si bien no participaron directamente en la
ejecución material de las ofensas físicas, sí lo hicieron indirectamente como
1602
inductores, instigadores o, incluso, ampliarlo a supuestos en los cuales ha existido
1603
una omisión de auxilio.
No concordamos con este criterio, ya que, como vimos, la acción típica ha sido
circunscrita a la ejecución material de maltratos de obra o de agresión física
provocada por el trabajador, lo que se entiende en alusión al autor directo y no a otras
figuras, las que, no obstante, pueden tener otro tipo de responsabilidad que podría
encauzarze por otros canales disciplinarios de menor intensidad y bajo otros
supuestos habilitantes.
IV. La Conducta de acoso laboral como causal de despido disciplinario: Artículo 160,
Nº 1, letra f), del Código del Trabajo
Desde un punto de vista histórico y disciplinar, el acoso laboral "se trata de una
hipótesis cuyo origen no se encuentra en el campo del derecho, sino de la etología,
1604 1605
psiquiatría y la psicología", - por lo que su estudio, interpretación y diseño tutelar
desde lo jurídico, necesariamente debe abordarse desde lo sociolaboral, con el fin de
evitar contradicciones e incoherencias en su confluencia con las instituciones
1606
laborales.
El acoso laboral —aunque el marco normativo nos diga otra cosa— "es tan antiguo
1617
como el trabajo". Es un fenómeno de larga data, pero reciente desde un punto de
vista jurídico laboral.
Entre otras cosas, dicha normativa modificaba el inciso 2º del artículo 2º, el Nº 1 del
artículo 160 y los incisos 2º y 6º del artículo 171 del Código del Trabajo, los que, en
concreto, definen la conducta típica y consagran su asunción como una hipótesis de
despido disciplinar y despido indirecto.
La "vuelta de tuerca" en la observación del derecho del trabajo estuvo dada por "la
publificación de las relaciones privadas y el redimensionamiento de la persona", lo
que ha permitido redefinir las relaciones de trabajo y, por lo mismo, facilitar el
desarrollo y la conceptualización de figuras destinadas a la limitación de la violencia
privada en los espacios abiertos a la arbitrariedad, cuestiones de las cuales debe
1627
arrancar cualquier estudio contemporáneo de las instituciones laborales.
En el caso del acoso laboral, a nivel doctrinario existe uniformidad en vincular este
ilícito con una hipótesis pluriofensiva de derechos fundamentales
1628
inespecíficos, constituyendo "el sustento jurídico conceptual de una política de
prevención y sanción de conductas constitutivas de acoso moral laboral en el derecho
1629 1630
chileno", cuestión que motivó el proyecto de ley y que vio su consagración en
el resultado final al reconocer expresamente al acoso laboral como una conducta
contraria a la dignidad de la persona, "idea que opera como fundamento axiológico de
1631
la noción misma de acoso".
En este contexto, creemos que coincide tanto el fundamento del ilícito como el bien
jurídico protegido, lo que trae importantes repercusiones en la definición de su
estructura normativa, en el sentido de que el tipo de resultado exigido, desde un punto
de vista político legislativo, fue el de la vulneración o la afectación de uno o varios
1634
derechos fundamentales de la víctima y no con un daño psíquico en concreto.
La agrupación recogida por el legislador en el artículo 160, Nº 1, del Código del
Trabajo, es más que nada histórica antes que jurídica, optándose por un catálogo
casuístico y genérico donde su racionalidad viene dada por una cuestión de
agrupación temporal antes que causal, por lo que difícilmente podría argumentarse un
fundamento monolítico y coherente de estos supuestos, teniendo cada uno de estos
una fisonomía, extensión y contornos diferenciados que, desde un punto de vista
causal, se diferencia del principio de autoridad y jerarquía como fundamentación,
como también del incumplimiento de los deberes de conducta genéricos derivados del
contenido ético.
En este contexto, ya sea por el fundamento mismo del acoso laboral en atención a
los bienes jurídicos que cautela, como también por el cúmulo de obligaciones
1635
laborales que entrega la ley al empleador en materia de seguridad y protección, se
puede sostener que la discrecionalidad del despido disciplinario cede ante la
necesidad de protección regular y de seguro desenvolvimiento de la prestación de
trabajo al interior de la organización empresarial.
Esto se concluye toda vez que, si el empleador no lo ejerce, está incumpliendo tanto
su obligación de seguridad como la de garantizar el respeto de los derechos
fundamentales de los trabajadores durante la ejecución de la relación de trabajo, que
puede originar no solo la imposición de una sanción por los órganos del Estado, sino
también que el trabajador lesionado por una falta laboral pueda ejercer los derechos
1636
que la ley pone a su disposición ante un incumplimiento por parte del empleador.
De esta forma, la conducta de acoso laboral solamente puede ser encauzada por
este supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías
disciplinarias conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva,
aquellas conductas que no logran configurarse en los términos predeterminados por el
legislador para constituir una hipótesis de acoso no pueden ser sancionadas mediante
otros canales disciplinarios extintivos, ya que, en estricto rigor, lo sancionado es un
resultado y no una actividad.
En efecto, tal postura indica que si bien la causal del artículo 160, Nº 1, letra f), del
Código del Trabajo, solo operaría cuando el acoso ya se ha materializado si el
empleador detecta oportunamente alguna conducta que pudiera estar dirigida a
configurarlo, podría invocar la causal contenida en el artículo 160, Nº 5 o Nº 7, del
Código del Trabajo, visualizándola desde una perspectiva preventiva, encauzando
hipótesis imperfectas o en las cuales no existe conclusión de la ejecución de la
conducta indebida.
En segundo lugar, según la naturaleza del acoso, este se encuentra conformado por
una serie de actuaciones, siendo un ilícito de composición compleja en el que la
reiteración define su fisonomía, permitiendo su diferenciación con situaciones de
ordinaria ocurrencia en el trabajo, pero que, por su carácter aislado o singular, no
puede verificar la conducta indebida. Por lo mismo, al permitir la sanción preventiva
mediante otras causales, se estaría aplicando un castigo a ilícitos futuros e
imperfectos o bien a conductas, que si bien indebidas, merecen, a partir del principio
de gradualidad, sanciones conservativas.
Dos de las exigencias que con mayor claridad pueden identificarse son la
caracterización y los elementos del comportamiento indebido de acoso. Esto, por
cuanto la ley indica expresamente que constituyen tal "la agresión u hostigamiento",
los que pueden "efectuarse por cualquier medio".
De esto se desprende que el acoso laboral "se constituye como una conducta
1642
polimórfica". Por consiguiente, "comprende acciones tanto de carácter verbal
1643
como escrito, gestual o de contacto físico, actitudes y también omisiones".
Según la Dirección del Trabajo, es posible inferir que las conductas constitutivas de
acoso laboral han sido configuradas en términos amplios, de forma que permita
considerar como tales todos aquellos comportamientos que impliquen una agresión
física hacia el o los trabajadores afectados o que sean contrarios al derecho que les
asiste, así como las molestias o burlas insistentes en su contra, además de la
incitación a hacer algo, siempre que dichas conductas se ejerzan en forma reiterada,
cualquiera sea el medio por el cual se someta a los afectados a tales agresiones u
1644
hostigamientos.
Con respecto a las acciones descritas, se entiende por agresión el acto de acometer
a alguien para herirlo o hacerle daño, acto contrario al derecho de otra persona. En
segundo lugar, referido al hostigamiento, este se entiende como la acción y el efecto
de hostigar, es decir, molestar a alguien o burlarse de él insistentemente e incitar
1645
constantemente a alguien para que haga algo no deseado.
b) La reiteración
1652
En general, puede observarse cierta uniformidad en la doctrina y en la
1653
jurisprudencia al fijar el alcance de la noción de reiteración, siendo entendida
como sinónimo de sistematicidad y persistencia temporal de la agresión u
hostigamiento, esto es, como un conjunto de actuaciones continuas y recurrentes en
el tiempo.
1654
Es esta circunstancia, tanto para la doctrina como para la jurisprudencia, la que
permite distinguir el acoso de situaciones de ordinaria ocurrencia en el trabajo, pero
que, por su carácter aislado o singular, no puede verificar la conducta indebida, sin
perjuicio de que podrían configurar otro tipo de ilícitos de menor intensidad.
Creemos que ambas perspectivas no son excluyentes, ya que deben ser matizadas
a la luz del núcleo teleológico del acoso laboral: la protección de la dignidad del
trabajador y la eficacia de sus derechos fundamentales inespecíficos, permitiendo
compatibilizar la ponderación de la reiteración por su intensidad y sistematicidad.
Por nuestra parte, sostenemos que esta noción debe ser comprendida
estructuralmente desde lo cuantitativo y, ponderativamente, desde lo cualitativo,
siendo el acoso laboral una conducta sistemática y continua, configurada por una
pluralidad de actuaciones y omisiones que se determinan en su intensidad o gravedad
desde su apreciación individual o colectiva en atención a su fundamento y sus bienes
jurídicos protegidos.
Esto, ya que, desde un punto de vista estructural, el acoso se compone de una serie
de comportamientos hostiles, los que evaluados de forma aislada o por sí solos
podrían parecer anodinos, pero cuya repetición constante es la que produce los
1657
efectos perniciosos en la víctima. Así, lo que caracteriza al mismo es su
conformación continua, configurada por una serie de actuaciones y omisiones en las
que su frecuencia y persistencia temporal son determinantes para alcanzar el
resultado lesivo. Es por lo mismo que se distinguen, tanto desde un punto de vista
1658 1659 1660
organizacional como de las víctimas, diversas etapas o fases, referidas a
incidentes críticos, estigmatización, intervención de la dirección, solicitud de ayuda
especializada externa y diagnóstico incorrecto, para concluir con la salida o expulsión
1661
de la organización.
c) El resultado
En este mismo esquema, según el resultado exigido, el acoso laboral puede ser
calificado tanto como un ilícito de lesión como de peligrosidad. En efecto, por una
parte, es considerado como un ilícito de lesión porque el objeto de la acción, el bien
jurídico protegido, ha de ser dañado mediante un hecho consumado, consistente en el
menoscabo, en el maltrato o la humillación para el o los afectados, o bien con el
perjuicio de su situación laboral u oportunidades en el empleo. No obstante, a su vez,
también puede ser un ilícito de peligrosidad que se materializa con una conducta que
suponga una amenaza ma´s o menos intensa para el objeto de la acción, en este
caso, una amenaza concreta a su situación laboral u oportunidades en el empleo.
Una cuestión interesante sobre este punto son las observaciones realizadas en
cuanto a la exigibilidad de un daño efectivo a la salud. Indica la doctrina comparada —
observaciones que pueden trasladarse a nuestro modelo— que "este resultado no es
un elemento del tipo jurídico. Puede haber acoso moral sin daño a la salud, aunque
naturalmente siempre habrá daño moral. En términos jurídicos, este no puede
confundirse con aquel, aunque ambos puedan concurrir. No compartimos, pues, la
línea doctrinal y, sobre todo, judicial, que entiende necesaria la producción de unos
daños a la salud psíquica de la trabajadora o el trabajador acosado para que
podamos hablar de mobbing. Esta posición nos parece que no se corresponde con el
1666
carácter de riesgo laboral que desde su origen se atribuye al mobbing".
Así, entendiendo que el modelo causal chileno se inclina por la idea de resultado en
relación con la afectación de uno o varios derechos fundamentales de la víctima y no
con un daño psíquico en concreto, como también por la prescindencia en su tipo de la
intencionalidad como elemento subjetivo, podríamos calificar la conducta de acoso
laboral como un ilícito de resultado objetivo.
La primera hipótesis trata del acoso vertical, el que, a su vez, puede ser
descendente o ascendente. En el primero, el agresor es un superior jerárquico del
trabajador afectado. Constituye la hipótesis usual de hostigamiento en la relación
laboral. En el segundo, la víctima es acosada por sus subalternos. Por otra parte, se
distingue una segunda categoría, denominada acoso horizontal. Por este, se entiende
1673
el que tiene lugar entre trabajadores de un mismo nivel jerárquico.
En cuanto a la cantidad, este puede ser realizado por una o más personas, siendo
indiferente el número de sujetos activos, lo que incluso es indistinto en términos de
graduación de responsabilidad o formas de autoría, teniendo el mismo nivel de
responsabilidad.
En cuanto al sujeto pasivo, esto es la víctima del acoso, la ley es clara al indicar que
el destinatario de la conducta indebida es otro u otros trabajadores.
En efecto, el artículo 183 E del Código del Trabajo señala, en su inciso 1º, que la
empresa principal deberá adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente
la vida y la salud de todos los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena,
cualquiera sea su dependencia. Dispone la misma que al trabajador en régimen de
subcontratación con respecto al dueño de la obra, empresa o faena gozará de todos
los derechos que las leyes del trabajo le reconocen en relación con su empleador.
Por su parte, el artículo 66 bis de la Ley Nº 16.744 señala que los empleadores que
contraten o subcontraten con otros la realización de una obra, faena o servicios
propios de su giro deberán vigilar el cumplimiento por parte de dichos contratistas o
subcontratistas de la normativa relativa a higiene y seguridad, debiendo, para ello,
implementar un sistema de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo para todos
los trabajadores involucrados, cualquiera sea su dependencia, cuando en su conjunto
agrupen a más de 50 trabajadores.
Finalmente, el artículo 3º del Decreto Supremo Nº 594 señala que la empresa esta´
obligada a mantener las condiciones sanitarias y ambientales necesarias para
proteger la vida y la salud de los trabajadores en los lugares de trabajo, sean estos
dependientes directos suyos o de terceros contratistas que realizan actividades para
ella.
Se agrega a lo anterior lo ordenado por el artículo 183 AB del mismo texto legal,
que, en su inciso 2º, prescribe que será de responsabilidad directa de la usuaria el
cumplimiento de las normas referidas a la higiene y la seguridad en el trabajo,
incluidas las disposiciones legales y reglamentarias relativas al Seguro Social contra
Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Ley
Nº 16.744, especialmente las medidas de prevención de riesgos que deba adoptar
con respecto a sus trabajadores permanentes. Asimismo, deberá observar lo
dispuesto en el inciso 3º del artículo 66 bis de la Ley Nº 16.744.
Todo esto, ya que el ejercicio del poder disciplinario va dirigido a evitar que el
empleador incurra en una situación de incumplimiento de sus propias obligaciones y
en los cuales ya no concurre exclusivamente la satisfacción de su interés subjetivo
propio, sino que también recae sobre obligaciones con sus trabajadores. En dichos
supuestos, la discrecionalidad cede ante la obligación de garantizar el regular y
seguro desenvolvimiento de la prestación de trabajo al interior de la empresa en
relación con otros trabajadores inmiscuidos en el ciclo productivo.
Al ser el empleador el titular del poder disciplinario solo será él, a menos que la ley
indique lo contrario, a quien le corresponda la calificación de la conducta y su sanción.
En este contexto, si bien la ley sanciona y tipifica expresamente la conducta de acoso
como un ilícito laboral, en ningún momento otorga, exclusiva o compartidamente,
competencia para su determinación y calificación previa a los tribunales de justicia.
Por otro lado, la ley laboral no regula la suspensión de los poderes empresariales
cuando un órgano jurisdiccional entra a conocer una acción que conlleve, como
pretensión y objeto, la declaración de tal ilícito.
En este contexto, la decisión del término del contrato de trabajo es adoptada por el
empleador, bastando solamente la expresión de su voluntad dirigida con tal fin. Esta
manifestación se encuentra libre del sometimiento a otra instancia y produce sus
efectos en el plano sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un
tercero, salvo determinadas excepciones normativas expresas que confirmaran la
regla general, en las que no se encuentra el acoso laboral como ilícito.
Este principio es impuesto "por la propia lógica del sistema", en la medida en que
una sanción "desproporcionada" o "arbitraria" "no cumpliría de manera plena su
función correctiva y disuasoria, provocando el rechazo del colectivo destinatario del
1682
ordenamiento sancionador". De esta forma, el principio de proporcionalidad se
1683
constituye como una norma de "orden público", la que incluso puede ser calificada
de transversal y general del derecho en un ordenamiento jurídico.
Dicho esto, queda la duda de cómo se debe ponderar el acoso laboral a propósito
de la determinación de la medida disciplinaria a adoptar con el fin de conciliarla con la
adecuada protección del trabajador o trabajadora afectada y, a su vez, respetar las
garantías propias contra el ejercicio del poder disciplinario. Esta observación es de
vital observancia, ya que, por la jurisprudencia, se ha fijado una pluralidad de criterios
para la calificación de la intensidad del incumplimiento, que inciden en la
determinación de la legalidad de la medida disciplinaria adoptada por el
1684
empleador.
De esta forma, la conducta de acoso laboral solamente puede ser encauzada por
este supuesto, impidiendo la posibilidad de disposición de sanción mediante vías
disciplinarias conservativas de menor intensidad. También, y desde otra perspectiva,
aquellas conductas que no logran configurarse en los términos predeterminados por el
legislador para constituir una hipótesis de acoso, no pueden ser sancionadas
mediante otros canales disciplinarios extintivos, ya que, en estricto rigor, lo
sancionado es un resultado y no una actividad.
Dicho así, según la estructura del tipo y su naturaleza, al exigir un resultado que
acaece en tiempos y lugares distintos de los de la completa ejecución de la acción
descrita por la norma, excluye de su punibilidad hipótesis imperfectas o frustradas. En
otros términos, si no produce el resultado o el despliegue de la conducta no está
consumado, no es posible entender que configura la conducta punible, garantía
jurídica tanto para el sujeto activo como pasivo de la conducta.
V. La conducta inmoral del trabajador como causal de despido disciplinario: Artículo 160,
Nº 1, letra e), del Código del Trabajo1685
1. Aspectos generales
El Código del Trabajo nacional regula como justa causa de despido, de modo similar
1686
a lo establecido en otras legislaciones latinoamericanas, las conductas inmorales
cometidas por el trabajador.
Por su parte, el Código del Trabajo de 1931 sistematizó, tanto para obreros como
empleados, un cuerpo unitario de sanciones, estableciendo como causal de extinción
del contrato de trabajo la "conducta inmoral grave debidamente comprobada"
regulada en su artículo 9º, Nº 6.
Por una parte, se sostiene que esta causal tiene una identidad propia que la
diferencia del resto de los supuestos habilitantes de despido subjetivo, particularmente
del artículo 160 Nº 7 del Código del Trabajo, por cuanto la conducta reprochada, en
estricto rigor y en términos abstractos, no constituye un incumplimiento de las
obligaciones, como tampoco se vincula a la ejecución de los contratos de buena fe,
toda vez que el ilícito no tiene relación alguna con la prestación debida, con las
obligaciones pactadas ni, menos aún, con aquellas que por ley o la costumbre le
1687
pertenezcan.
Por parte de la doctrina laboral, se ha indicado que una conducta inmoral implica
1699
"una actuación reñida con la moral socialmente aceptada", conductas "opuestas a
1700
los cánones considerados como normales por la sociedad".
Basado en lo anterior, creemos que las conductas inmorales deben ser entendidas
como "aquellas acciones u omisiones que se opongan a un modo habitual de obrar en
un determinado colectivo de personas y que dicho actuar se encuentre revestido por
1708
una sanción de carácter social".
b) La afectación
Por otra parte, se estima que, en razón del contenido ético del contrato de trabajo y
la naturaleza misma de conducta reprochada, esta no supone como premisa esencial
un perjuicio patrimonial, por cuanto las conductas inmorales pueden producir un
profundo impacto en la organización y, en específico, en las personas que conviven
en esta, efecto que, en principio, no genera un daño patrimonial alguno a la empresa,
pero que pueden ser profundamente dañinas para el conglomerado de personas,
1711
pudiendo, por tanto, tener una naturaleza extrapatrimonial.
En este contexto, la jurisprudencia ha estimado que la noción de afectación, dado el
carácter amplio del motivo de que se trata y el concepto integral de buena convivencia
y lealtad que subyace en el contrato de trabajo, debe ser entendida desde una
perspectiva global, pudiendo darse en el ámbito de funcionamiento externo de la
empresa y en su interior, presentándose tanto en la unidad productiva y económica
como en las relaciones entre los trabajadores, de ellos con sus jefaturas o con
1712
terceros que se relacionan con la entidad. Por lo mismo, en este razonamiento se
entiende que la afectación debe observarse en dos dimensiones: en el desarrollo del
1713
vínculo con el empleador y el ambiente de trabajo.
Por nuestra parte, creemos que tal requisito debe sistematizarse de manera
coherente con los fines que pretende cautelar esta causal dentro de las lógicas
disciplinarias.
Estimamos que esta causal exige como requisito un resultado positivo de perjuicio,
un daño de naturaleza económica, que excluye la idea de afectaciones
extrapatrimoniales o morales, por cuanto, a partir de la idea de gravedad y el bien
jurídico protegido, como también de la exigencia de certeza y seguridad jurídica en el
ámbito sancionatorio, la afectación patrimonial delimita el espacio privado del
productivo, permitiendo, a su vez, la adecuada correlación de proporcionalidad entre
la falta y sanción, la cual solo vendrá dada por un parámetro objetivo y cuantificable
de medición.
En los términos expuestos, se plantea una problemática del todo compleja, que se
enmarca en el debate del ámbito de aplicación de este supuesto extintivo, debido a
que su contenido causal se cruza con el ejercicio de los derechos fundamentales del
trabajador, en especial su privacidad.
Por otra parte, desde un punto de vista preceptivo, a diferencia de lo que ocurre en
1724
otras causales, la redacción del supuesto extintivo no limita su ocurrencia
necesariamente al marco físico del lugar de trabajo ni tampoco a la jornada. El texto
no autoriza a conectar la ocurrencia de la conducta inmoral a locativo o temporal, sino
que se limita a precisar quién comete la conducta y la forma de afectación para su
asunción justificada.
Así, del tenor literal del artículo 160, Nº 1, letra e), del Código del Trabajo, en
concreto, de la existencia de la locución que "se desempeña", referida al "trabajador",
impide entender la expresión "que afecte a la empresa" como referencia a una
exigencia espacial o temporal determinada, sino que más bien propicia su
entendimiento como un requisito propio de la conducta típica en cuanto ilícito de
1725
resultado. De este modo, al parecer no resulta determinante a efectos de juzgar la
1726
justificación del despido que se realice fuera del lugar y el horario de trabajo.
Dicho lo anterior, estimamos que un correcto elemento definitorio vendrá dado por
dos factores: el primero, la laborización de la falta y, segundo, la privacidad como
límite externo al ejercicio del poder disciplinario.
Con respecto a lo primero, creemos que lo determinante será que la falta afecte a la
empresa y, en la misma línea, que esta sea realizada con causa o con ocasión del
trabajo, con indiferencia del lugar y tiempo en que se realice, siendo el elemento
determinante los contornos causales fijados por el contenido obligacional del contrato
de trabajo, en el sentido de que su parametrización objetiva vendrá dada por las
1727
funciones cumplidas.
Esto, por cuanto debido a las últimas reformas a esta causal, la procedencia de los
supuestos disciplinarios se limitó a los actos y comportamientos del trabajador en el
ámbito de la relación laboral, restringiendo la reprochabilidad de la conducta al
desempeño de sus funciones o, en otros términos, a aquellas faltas ejecutadas con
ocasión de la prestación de servicios. En la propia historia de la ley se hizo "hincapié
en que todas estas conductas deben relacionarse con la actividad de la empresa,
puesto que la ley actual no lo deja claramente de manifiesto, corriéndose el riesgo que
algún empleador pudiera intentar acciones en contra de un trabajador por actos
1728
realizados fuera del ámbito de la empresa".
Con respecto al segundo factor determinante, este está constituido por la eficacia de
los derechos fundamentales en las relaciones de trabajo, entendidos como límite el
ejercicio del poder disciplinario, teniendo particular relevancia la privacidad en sus dos
dimensiones: como esfera secreta de la vida y como autonomía.
1730
a) Del concepto de privacidad
En este contexto cabe hacer presente que la doctrina laboral ha indicado que el
supuesto de despido por conducta inmoral se encuentra limitado por el derecho
fundamental a la privacidad. Se ha señalado que "para que se configure la causal
debe afectar el medio de trabajo y no el ámbito de la vida privada del
1745
trabajador", tratándose el supuesto fáctico "de una conducta laboral y no de una
1746
conducta privada", por cuanto "la vida privada del trabajador es sagrada y debe
1747
ser respetada".
De este modo, en términos generales, el límite causal vendrá dado por la dimensión
de opacidad o secreto de este derecho, constituyendo "la intromisión a la vida privada
1748
una vulneración del derecho de intimidad".
Esta observación se sostiene por la idea de la eficacia horizontal y directa de los
derechos fundamentales inespecíficos en las relaciones de trabajo, como también por
expreso mandato legislativo. El Código del Trabajo prescribe que el ejercicio de las
facultades que la ley le reconoce al empleador tiene como límite el respeto a las
garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la
1749
intimidad, la vida privada o la honra de estos.
Para Castro, resolver estas problemáticas es de suma relevancia, por cuanto serían
dos las hipótesis en que el empleador podría inmiscuirse razonable y justificadamente,
pero de manera excepcional de manera lícita en la vida extralaboral del trabajador: "la
especial naturaleza de la relación laboral" y "las graves consecuencias o
1754
repercusiones en el prestigio o imagen de la empresa".
Pues bien, la privacidad tiene tres ámbitos protegidos: personal, espacial y virtual.
Para estos efectos, tiene relevancia el ámbito espacial, entendido como "aquellos
ámbitos de la vida individual y social con respecto a los cuales se puede, según las
convenciones sociales dominantes, erigir una pretensión de privacidad u opacidad,
esto es, de exclusión del conocimiento de terceros, particularmente del
1756
empleador".
Por lo mismo, con base en los límites internos, el despido debe ser idóneo, apto
para castigar la conducta al infractor, lo que se observará en el fin que pretende
alcanzar; la medida debe ser necesaria, esto es, que la conducta sea lo
suficientemente grave para descartar medidas conservativas; y, por último, que la
medida deba ser ponderada o equilibrada por derivarse de ella más beneficios o
ventajas para el interés empresarial que perjuicios sobre otros bienes o valores en
conflicto, en caso de que, debido a la misma gravedad de la conducta, se privilegie el
interés empresarial por sobre la estabilidad en el empleo, vinculando esto último a los
intereses de los propios trabajadores o terceros ajenos al negocio.
Una vez superado lo anterior, habrá que enfrentarse a la noción de privacidad. Esto
es, si la conducta empresarial afecta una dimensión reservada o restringida de la
misma, siendo ponderada según la casuística del caso, en cuanto si la conducta
inmoral constituye un aspecto de la vida individual y social con respecto al cual se
puede, según las convenciones sociales dominantes, erigir una pretensión de
exclusión del conocimiento de terceros, particularmente del empleador y, por lo
mismo, infranqueable ante los poderes empresariales.
VI. Los actos, omisiones o imprudencias temerarias como causal de despido disciplinario:
Artículo 160, Nº 5, del Código del Trabajo
1. Encuadre regulatorio
El Código del Trabajo regula los efectos extintivos de los actos, omisiones o
imprudencias temerarias que afectan la seguridad de la empresa o de las personas
que en ella trabajan, resolviendo la resolución del vínculo laboral sin derecho a
indemnización, configurando una hipótesis de despido disciplinario.
Actualmente, esta causal se regula en el artículo 160, Nº 5, del Código del Trabajo,
el que prescribe que el contrato termina sin derecho a indemnización alguna cuando
el empleador le ponga término invocando "actos, omisiones o imprudencias
temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del establecimiento, a la
seguridad o a la actividad de los trabajadores, o a la salud de estos".
Al igual que el resto de las causales disciplinarias, los actos, las omisiones o las
imprudencias temerarias no han concitado mayor interés en la doctrina, existiendo un
1765
único estudio de corte sistemático y coherente sobre la materia, lo que complejiza
su discusión.
2. Fundamento
De este modo, "configuraría esta causal cualquier contravención del trabajador a las
normas de seguridad en el trabajo; vale decir, aquellas que se refieren a la prevención
1775 1776
de riesgos". -
Como indica Gorelli, el trabajador debe "poner cuidado suficiente y necesario para
cumplir su prestación de trabajo y dentro de una prestación de trabajo diligente se
encuentra también que el trabajador no ocasione actos u omisiones que generen
1777
sobre el mismo circunstancias dañosas".
Esta obligación de orden no patrimonial determina una de las dimensiones del poder
1778
de dirección, en la que el empleador "adoptará medidas y establecerá
procedimientos de trabajo que, imbuidos de una carácter preventivo, resultan
obligatorios para el trabajador en virtud de la subordinación jurídica a que se
encuentra sometido mientras se encuentre vigente el contrato de trabajo", lo que
obliga al dependiente, por cuenta ajena, a "poner en ejercicio los procedimientos de
trabajo seguro que le indique el empleador y a utilizar correctamente los elementos de
1779
protección personal".
Por lo mismo, con respecto al trabajador, "también se exige observar estas medidas
para que las faenas sean seguras, evitándose así la concurrencia de riesgos
1780
profesionales". De esta forma, "está obligado a colaborar con el empresario en su
propia seguridad", lo que conlleva "no solo que debe cumplir de modo diligente" la
obligación de seguridad, sino que también le impone una obligación de cooperación,
en la que el trabajador debe aportar con su "expertís profesional, su formación y su
sentido común para mejorar, en lo que esté a su mano, las condiciones que pueden
1781
afectar su propia salud".
En este plano, la causal de despido puede ser observada desde una dimensión
individual y contractual, en la que se vincula al incumplimiento de la obligación de
1782
seguridad y desde una dimensión colectiva, orientada preceptivamente desde la
ley como fuente heterónoma de integración del poder disciplinario y el contrato.
A nuestro entender, creemos que el énfasis de esta causal debe ser encontrado en
esta última vertiente, por cuanto la obligación de seguridad es una obligación que
1783
emana de la propia ley y su determinación no queda entregada a la voluntad de
las partes, sino que comprende una serie de pautas cuyo contenido, forma y
1784
extensión se encuentran regulados por normas de orden público, constituyendo un
1785
"deber ético superior" que "mira a la prevención de los riesgos profesionales, lo
que importa a sus trabajadores, a sus familias y a la sociedad toda, tanto para
proteger la vida y la salud de los trabajadores, como por razones éticas y
1786
sociales".
En este contexto, por el fundamento y los bienes jurídicos que cautela, como
también el cúmulo de obligaciones laborales que entrega la ley al empleador en
materia de seguridad y protección, se puede sostener que, en este supuesto, la
discrecionalidad del despido disciplinario cede ante la necesidad de protección regular
y de seguro desenvolvimiento de la prestación de trabajo, lo que califica este supuesto
1789
de despido en una hipótesis de ejercicio obligatorio.
3. La conducta prohibida
De este modo, lo que se sanciona es "una acción del trabajador, una actividad de
hecho en el sentido de que él ejecuta un movimiento corporal que trae como
1791
consecuencia un determinado resultado o un cambio en el mundo exterior".
Por ello, la omisión que se reprocha es el "no realizar una conducta pudiendo
haberlo hecho", por lo que "resulta esencial que el trabajador se encuentre ante un
imperativo de cumplimiento de una conducta, cuestión que permite separar la simple
1792
existencia de una obligación del no cumplimiento correspondiente".
Por una parte, se ha sostenido que el ilícito laboral puede ser realizado con dolo o
1795
con imprudencia temeraria, sancionándose tanto las conductas dolosas como
1796 1797
culposas o incluso, única y exclusivamente por dolo.
Desarrollando esta idea, pero de una manera un tanto confusa y en relación con la
forma de la imputación subjetiva, se ha sostenido que la causal no exige una
1798
intencionalidad determinada, sino "una falta de prudencia o negligencia del
1799
trabajador", que signifique un olvido inexcusable de las precauciones que la
1800
prudencia común aconseja sin que sea necesario probar, por parte de la empresa,
1801
que el trabajador actuó con dolo para esgrimir esta causal, lo que no clarifica si,
por tal consideración, se excluye al dolo.
El artículo 160, Nº 5, del Código del Trabajo, indica que el ilícito puede configurarse
por la "imprudencia temeraria" siempre y cuando alcance el resultado exigido por la
disposición.
Esto representa algunos problemas interpretativos, entre otros, que la falta laboral
viene configurada, en su comisión, por la acción u omisión cometida con imprudencia
temeraria, excluyendo, en su faz subjetiva, al dolo, calificando así subjetivamente la
conducta, o bien, la acción u omisión puede ser sancionada tanto si concurre dolo o
culpa.
Por nuestra parte, creemos que una forma armónica de resolver y conciliar tal
problemática es entender que las formas de comisión del ilícito vienen dadas por
acciones y omisiones dolosas, como también por imprudencias temerarias entendidas
como una conducta integrada por acciones y formas de omisión impropias,
1820
configuradas por la noción de injerencia.
En esta óptica, la imprudencia incorpora tanto las acciones como las omisiones
propias e impropias, configurándose la omisión por fuentes distintas a la ley y el
contrato. Como señala Izquierdo, el concepto de injerencia envuelve aquel que con su
conducta ha creado un riesgo, constituyéndolo en garante de los bienes jurídicos que
ha puesto en peligro, quedando "erigido en custodio de ese bien, surgiendo, en
consecuencia, el deber jurídico de actuar a fin de sustraerlo a los riesgos así
generados, de suerte que, si no lo hace, el resultado típico le es imputable a título de
1821
comisión por omisión".
En materia laboral, esto se expresa cuando el trabajador obra sin el cuidado que,
según la experiencia corriente, debe tenerse en la realización de ciertos actos, que
tengan que ver o no con el cumplimiento estricto de sus obligaciones, integradas o no
por su contrato o la ley, siendo un comportamiento defectuoso producido por
insuficiente valoración sobre la oportunidad, conveniencia y graduación de su actuar,
1822
infringiendo un estándar de cuidado y previsibilidad de resultado.
Estimamos que el ilícito laboral regulado en el artículo 160, Nº 5, del Código del
Trabajo, se aplica tanto a las acciones y omisiones, propias e impropias,
diferenciándose por el elemento subjetivo que, en el caso de acciones u omisiones
dadas en el marco de la imprudencia, solo podrá ser calificado por una forma especial
de culpa.
En dicha circunstancia, nos encontramos ante una conducta previsible, por cuanto
su carácter, si bien es esporádico, no significa que no se pueda prever, por cuanto
forma parte del comportamiento habitual, siendo posible calcular su acaecimiento y
1826
las consecuencias que tiene un descuido en cada puesto de trabajo.
1827
En un segundo nivel, encontramos la "imprudencia operaria" o "imprudencia
profesional", entendida como "aquella que es consecuencia del ejercicio habitual de
un trabajo y que se deriva de la confianza que este inspira por la repetición de unos
1828
mismos actos".
Esta forma de imprudencia engloba los supuestos en que las tareas del trabajador
se vuelven monótonas por resultar habituales, de modo que no hay conciencia del
riesgo al que puede verse expuesto en la ejecución de sus funciones, considerando
razonablemente improbable que acaezca un accidente, lo que conduce a pérdidas
1829
momentáneas de atención susceptibles de causar el accidente.
En ambos casos, nos encontramos ante hipótesis previsibles para el empleador, por
cuanto la posibilidad de conocer "forma parte de los factores de riesgo a tener en
1830
cuenta en la evaluación y en la planificación preventiva", lo que obliga al
empleador a adoptar, de conformidad al artículo 184, las "medidas necesarias" para
1831
evitar tal comportamiento.
En estricto rigor, solo podrían ser sancionadas aquellas conductas imprevisibles del
trabajador, como las cometidas con dolo e imprudencia temeraria, quedando
indemnes tanto las simples imprudencias como las imprudencias profesionales, lo
cual constituye una cuestión de calificación jurídica según las circunstancias del caso.
6. La afectación
Por una parte, por la doctrina se ha sostenido que esta causal "no implica que deba
producirse necesariamente un resultado positivo de perjuicio", por lo que no se
1832
requiere un "daño específico" ni un "daño cierto", bastando con "el peligro y la
1833
eventualidad del mismo".
No obstante, puede también observarse una segunda lectura, con un criterio más
restrictivo que entiende que la norma solo permite la sanción ante un perjuicio,
excluyendo la lesividad por peligrosidad. En efecto, los actos, omisiones o
imprudencias temerarias a que alude la norma deben afectar real y efectivamente a la
seguridad o al funcionamiento del establecimiento, o a la seguridad, a la actividad de
los trabajadores o a su salud. La norma exige que afecten y no que puedan afectar.
Esta diferencia no es solo semántica, pues implica que el daño es parte de los
elementos que tipifican la causal, por lo que el juez debe ponderar la entidad de ese
1835
daño y, sobre esa base, determinar si la imprudencia fue temeraria o no.
Esta forma de afectación como daño potencial es entendida como una hipótesis de
daño que no se ha materializado, pero que existe como una importante posibilidad de
1836
que ocurra, o bien, que esta´ latente la posibilidad que suceda en un futuro. Esto
no debe ser confundido con meras proyecciones hipotéticas carentes de asidero real.
La idea del daño eventual implica la existencia de una causa presente, real y
acreditable, en la que el elemento preventivo se construye sobre una base actual que
puede ser pronosticada sobre hechos existentes y probabilísticos, y no sobre
supuestos o hipótesis contrafactuales.
Finalmente, a nuestro entender, el ilícito debe ser calificado de resultado, por cuanto
el tipo normativo exige, además de la conducta, un hecho separado de la misma, un
cambio en el mundo exterior, el cual consiste en la afección, traducida en un daño
cierto o eventual dependiendo de la tesis que se siga, en el que no basta la sola
ejecución de la conducta, sino el perjuicio o lesividad de los objetos materiales de
protección.
7. El objeto de protección
Según el artículo 160 Nº 5, del Código del Trabajo, la conducta debe afectar la
seguridad o el funcionamiento del establecimiento, la seguridad o la actividad de los
trabajadores, o la salud de estos, lo cual permite definir el fundamento y los bienes
jurídicos protegidos por la causal.
En tal caso, se debe vincular este supuesto con las obligaciones de colaboración
instrumental en materia de prevención de riesgos laborales, los que se expresan en
medidas de autoprotección, cumplimiento de medidas generales de protección y
1841
colaboración, pero no desde una perspectiva individual, sino de una dimensión
colectiva, que es finalmente el fundamento superior de este ilícito en vinculación con
su sustento normativo.
1411Gómez Abelleira, F. (2009). La causalidad del despido disciplinario, ob. cit., p. 133.
1412Pernas, B. et al. (2000). La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo. Madrid: Fundación 1 de mayo, pp. 15 y ss.
1413Revisando las estadísticas oficiales de la Dirección del Trabajo, según el informe de denuncias por acoso sexual del primer semestre de 2019, el 94,1% de
las denuncias corresponde a mujeres según distribución de denuncias del sexo del trabajador afectado, siendo 311 hasta la fecha registrada.
1414Constatando tal realidad en Chile: Farías, P. y Gómez, M. (1999). "Acoso sexual en el trabajo: De la impunidad a la acción". Aportes al Debate Laboral (7);
AA. VV. (1997). "Acoso sexual en el trabajo: Análisis de grupos focales". Aportes al Debate Laboral (2); Carrasco, C. y Vega, P. (2009). Acoso sexual en el trabajo,
¿denunciar o sufrir en silencio?, Análisis de denuncias. Santiago: Estudios de Dirección del Trabajo.
1415Carrasco, C. y Vega, P. (2009). Acoso sexual en el trabajo, ¿denunciar o sufrir en silencio?, Análisis de denuncias, ob. cit., pp. 19 y ss.
1416Stockdale, J. (s.f.). "Acoso sexual en el Trabajo", en AA. VV., Las mujeres en el mundo del trabajo (p. 1993). Madrid: Editorial Morata, pp. 78 y ss.
1417Henríquez, H. y. (1997). "Asedio sexual en el trabajo. Una política para su erradicación". Temas Laborales (6).
1418Pernas, B. et al. (2000). La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo, ob. cit., pp. 168 y ss.; Calle, J. et al.) (1988). Discriminación y
acoso sexual a la mujer en el trabajo. Madrid: Largo Caballero, p. 20; Sánchez, C. (2010). Del acoso sexual. Aspectos penales. Madrid: Thomson Reuters, pp. 69 y
ss.
1419En esta línea, fueron determinantes los aportes teóricos de MacKinnon y Farley, quienes asentaron, en el constructo del acoso sexual, la idea de la
existencia de una discriminación por género. Al respecto Vid. MacKinnon, C. (1979). Sexual Harassment of Working Women: A case of sex discrimination. New
Haven: Yale University Press y Farley, L. (1978). Sexual Shakedown. New York: Warner Book.
1420Pernas, Begoña et al. La dignidad quebrada. Las raíces del acoso sexual en el trabajo, ob. cit., p. 16.
1421Ibid., p. 169.
1422Posteriormente, en 1986, la Corte Suprema norteamericana, en el caso "Banco de Ahorros Meritor con Vinson", determinó el acoso sexual como una de
las conductas discriminatorias por sexo prohibidas en el Título VII, de la Ley de Derechos Civiles de 1964, sentencia que "da por inaugurada una inédita etapa de
represión jurídica sobre este tipo de conductas en los países más avanzados del mundo". Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual. 2005:
LexisNexis, p. 3.
1424Ginebra, 108ª reunión CIT (21 junio 2019) - Estatus: Instrumento actualizado (Convenios Técnicos).
1425Cita de Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 11 y ss.
1426Referencia tomada del Informe sobre "Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo" en XX Congreso Mundial del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social,
que tuvo lugar en Santiago de Chile en septiembre de 2012, realizado por los relatores Sergio Gamonal Contreras y José Luis Ugarte Cataldo. V. Gamonal, S.
&Ugarte, J. (2012). Acoso sexual y moral en el lugar del trabajo, Santiago: AbeledoPerrot - Thomson Reuters.
1427Este es el caso de Francia, Suiza, Bélgica, Finlandia, España, Austria, Uruguay, República Dominicana, Filipinas, Lituania, Australia, Italia, Colombia,
Chile, Gran Bretaña, entre otros.
1429Esta misma causal se contempla en otros ordenamientos jurídicos, por ejemplo: Ley Federal del Trabajo, que señala en el artículo 47 VIII; Perú, en el
artículo 25, letra i), de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral; Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo
79, letra k), entre otros.
1430El proyecto de ley que posteriormente dio a lugar la citada ley, ingresó al congreso con fecha 24 de octubre de 1994.
1431Ver Sentencia Corte Suprema, de 9 de abril de 2003, rol Nº 2704-2002, resolviendo una cuestión de despido indirecto y acoso sexual. Sobre el punto ver
Carvajal, G. (2005). "Antecedentes de la legislación sobre acoso sexual: jurisprudencia y tramitación legislativa", en AA. VV., El acoso sexual en la empresa:
Análisis de la Ley Nº 20.005. Santiago: LexisNexis.
1432Artículo 2º, inciso 2º, del Código del Trabajo: "Las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con la dignidad de la persona. Es
contrario a ella, entre otras conductas, el acoso sexual, entendiéndose por tal el que una persona realice en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de
carácter sexual, no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen su situación laboral o sus oportunidades en el empleo".
1433Artículo 153, inciso 2º, del Código del Trabajo, "Especialmente, se deberán estipular las normas que se deben observar para garantizar un ambiente
laboral digno y de mutuo respeto entre los trabajadores".
1434Artículo 154, Nº 12, del Código del Trabajo: "El procedimiento al que se someterán y las medidas de resguardo y sanciones que se aplicarán en caso de
denuncias por acoso sexual". En el caso de las denuncias sobre acoso sexual, el empleador que, ante una denuncia del trabajador afectado, cumpla íntegramente
con el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, no estará afecto al aumento señalado en la letra c) del inciso 1º del artículo 168.
1435Se crea el Título IV "De la investigación y sanción del acoso sexual", que regula desde el artículo 211-A al artículo 211-E el procedimiento al cual se debe
adecuar la investigación de acoso sexual.
1436Artículo 160, Nº 1, letra b), quedando configurado de la siguiente forma: El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el
empleador le ponga término invocando una o más de las siguientes causales: (Caamaño, Acoso Sexual: concepto, clases y bien jurídico protegido, 2005) 1. Alguna
de las conductas indebidas de carácter grave debidamente comprobadas que a continuación se señalan: B) "Conductas de acoso sexual".
1437Se intercalan las siguientes disposiciones: artículo 168, inciso 3º, del Código del Trabajo: "En el caso de las denuncias de acoso sexual, el empleador que
haya cumplido con su obligación en los términos que señalan el artículo 153, inciso 2º, y el Título IV del Libro II, no estará afecto al recargo de la indemnización a
que hubiere lugar, en caso de que el despido sea declarado injusto, indebido o improcedente". Artículo 171, inciso 2º, del Código del Trabajo: "Tratándose de la
aplicación de las causales de las letras a), b) y f) del Nº 1 del artículo 160, el trabajador afectado podrá reclamar del empleador, simultáneamente con el ejercicio
de la acción que concede el inciso anterior, las otras indemnizaciones a que tenga derecho". Artículo 171, inciso 3º, del Código del Trabajo: "Cuando el empleador
no hubiera observado el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, responderá en conformidad a los incisos 1º y 2º precedentes". Artículo 171, inciso
final del Código del Trabajo: "Si el trabajador hubiese invocado la causal de la letra b) o f) del Nº 1 del artículo 160, falsamente o con el propósito de lesionar la
honra de la persona demandada y el tribunal hubiese declarado su demanda carente de motivo plausible, estará obligado a indemnizar los perjuicios que cause al
afectado. En el evento que la causal haya sido invocada maliciosamente, además de la indemnización de los perjuicios, quedará sujeto a las otras acciones legales
que procedan".
1438Artículo 160, Nº 1, letra b): "El contrato de trabajo termina sin derecho a indemnización alguna cuando el empleador le ponga término invocando una o más
de las siguientes causales: 1. Alguna de las conductas indebidas de carácter grave, debidamente comprobadas, que a continuación se señalan: B) Conductas de
acoso sexual".
1440Se intercalan las siguientes disposiciones: Artículo 168, inciso 3º, del Código del Trabajo: "En el caso de las denuncias de acoso sexual, el empleador que
haya cumplido con su obligación en los términos que señalan el artículo 153, inciso 2º, y el Título IV del Libro II, no estará afecto al recargo de la indemnización a
que hubiere lugar, en caso de que el despido sea declarado injusto, indebido o improcedente"; artículo 171, inciso 2º, del Código del Trabajo: "Tratándose de la
aplicación de las causales de las letras a), b) y f) del Nº 1 del artículo 160, el trabajador afectado podrá reclamar del empleador, simultáneamente con el ejercicio
de la acción que concede el inciso anterior, las otras indemnizaciones a que tenga derecho"; artículo 171, inciso 3º, del Código del Trabajo: "Cuando el empleador
no hubiera observado el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, responderá en conformidad a los incisos primero y segundo precedentes"; Artículo
171 inciso final del Código del Trabajo: "Si el trabajador hubiese invocado la causal de la letra b) o f) del Nº 1 del artículo 160, falsamente o con el propósito de
lesionar la honra de la persona demandada y el tribunal hubiese declarado su demanda carente de motivo plausible, estará obligado a indemnizar los perjuicios
que cause al afectado. En el evento que la causal haya sido invocada maliciosamente, además de la indemnización de los perjuicios, quedará sujeto a las otras
acciones legales que procedan".
1441Cita de Palavecino, C. (2006). "El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno". Revista de Derecho (Valdivia), 19(1), p. 111.
1442Caamaño, E. (2004). "El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, 25, p. 105.
1443Caamaño, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., p. 111; Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva
Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 3 y ss.; Rojas, I. (1998). "¿Por qué se debe legislar sobre el acoso sexual?". Revista Laboral Chilena, pp. 68 y ss.; Dictamen
Nº 1.133/36, de 21 de marzo de 2005. Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., 192 y ss. Melis, C. y Sáez, F. (2010). El contrato individual de
trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, p. 123. En contra, Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno,
ob. cit., p. 114, no obstante, reconoce que los bienes jurídicos infringidos —en un nivel doctrinario— son los mismos indicados anteriormente.
1444Caamaño, E. (2005). "Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido", en AA. VV., El acoso sexual en la empresa: Análisis de la Ley Nº 20.005.
Santiago: LexisNexis, p. 25.
1445Caamaño, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., pp. 105 y ss.
1446Caamaño, E. (2005). Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido, pp. 30 y 31.
1447"Ha sido vulnerado cuando el empleador ha accedido a la esfera más privada de las trabajadoras, cual es su propio cuerpo, al realizar tocaciones y
avances no permitidos por la trabajadora, efectuando requerimientos de tipo sexual que, al ser efectuados bajo la amenaza tácita de represalias, afectan también
la libertad sexual de la trabajadora, que forma parte de la intimidad y la honra de la trabajadora, inmiscuyéndose así el empleador, de manera ilegítima, en una
esfera de la vida y de la propia personalidad de la trabajadora, que se encuentra fuera del ámbito laboral y a la que solo es posible acceder cuando ello se es
expresamente autorizado o invitado a ello". Sentencia del 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 16 de abril de 2010; RIT T-16-2010.
1448Señala Palavecino que "a esta conclusión lleva, por una parte, el que la acción típica consista en realizar 'requerimientos de carácter sexual', vale decir,
solicitar favores de tal naturaleza y, por otra, la exigencia que tales requerimientos no sean consentidos por su destinatario". Incluso, el autor estima que "tal como
está redactado, el tipo aparece estructurado claramente como un atentado contra un bien jurídico específico: la libertad sexual de la víctima. Por tanto, no veo
cómo se pueda extraer de la norma el pródigo listado de bienes jurídicos que ofrecen los comentaristas nacionales". Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso
sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 114.
1449Pérez, T. (1990). "El acoso sexual en el trabajo: Su sanción en el orden social". Relaciones Laborales, II, p. 187.
1450Caamaño, E. (2004). El bien jurídico protegido frente a los actos de acoso sexual en el lugar de trabajo, ob. cit., p. 110.
1451Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 112.
1452Infra.
1454Vallejo, R. (2016). "El acoso sexual en el trabajo: La independencia de los órdenes laboral y penal". SJS nu´m. 2 Palma de Mallorca, de 9 octubre 2015
(AS 2015, 2395). Revista Española de Derecho del Trabajo, 188.
1455Abones, H. (2014). Acoso moral en el trabajo y su tutela preventiva, ob. cit., p. 84.
1456Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 106.
1457Palavecino —siguiendo a Bascuñán— indica que tal calificación es del todo impropia, por cuanto por "chantaje" se entiende, en sentido propio, un caso
especial de coerción mediante amenaza, caracterizado por la particular naturaleza del medio empleado y el fin perseguido: en el chantaje se amenaza con revelar
información confidencial para obtener un provecho patrimonial. Ninguna de estas dos características se cumple en el acoso sexual. La víctima de chantaje debe
pagar dinero para asegurar el silencio; en cambio, la víctima del acoso sexual coercitivo debe realizar un acto sexual para no sufrir un perjuicio relacionado con su
actividad laboral (Palavecino, C. [2006]. El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 107).
1458Caamaño, E. (2005). Acoso sexual: Concepto, clases y bien jurídico protegido, ob. cit., p. 12.
1459Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 12 y 13.
1460Ibid., p. 13.
1465"El acoso no es necesariamente un abuso de poder al interior de una relación de poder, sino un hostigamiento lesivo de la dignidad de la persona que
puede configurarse entre sujetos ubicados en planos de igualdad jerárquica, dando lugar al denominado acoso ambiental u horizontal. Lizama, L. y Ugarte, J.
(2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 13 y ss. Palavecino estima que la figura de acoso sexual ambiental no es una figura reconocida en nuestro
ordenamiento jurídico, sino cuando "conlleva una invitación dirigida a quien los padece de satisfacer una pretensión o un deseo sexual", Palavecino, C. (2006). El
nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 115.
1466Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 115.
1467Se ha dicho por la jurisprudencia —resolviendo la aplicación de causal de despido disciplinaria del 160, Nº 1, letra b), del Código del Trabajo— que "el trato
compatible con la dignidad de las personas, exigido en toda relación laboral por el inciso segundo del artículo 2º del Código del Trabajo, no solo es exigible entre
empleador y trabajador, sino también entre los trabajadores que laboran para el mismo empleador". Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de febrero de
2010, rol Nº 6358-2009. Por su parte, se ha dicho que —al momento de distinguir los tipos de acoso sexual— se infiere que la legislación actual, regula ambos
tipos de acoso, al emplear la expresión "que amenacen o perjudiquen su situación laboral o su oportunidad en el empleo". Sentencia Corte de Apelaciones de
Santiago, 27 de mayo de 2008, rol Nº 4475-2007.
1468Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 108.
1470OIT. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (1997). La lucha contra el acoso sexual en el trabajo. Madrid: GETAFE, p. 18.
1471Ibid.
1472Ibid.
1474Prado, P. (2005). "Breves reflexiones en torno al mobbing". Revista Laboral Chilena. En el mismo sentido, Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o
acoso moral laboral, ob. cit., pp. 36 y ss.
1475Erradamente, se ha extrapolado el mismo criterio del acoso laboral al acoso sexual. Se ha dicho que "el acoso sexual debe necesariamente implicar
conductas, es decir, varias, no se trata de hechos aislados, deben ser de connotación sexual no deseados por la afectada y, que amenace su situación laboral,
entendiendo la jurisprudencia que va dirigido en el sentido de producir un ambiente laboral hostil, incómodo, desagradable para el acosado o afectado con tales
conductas". Sentencia del Juzgado de Letras de San Bernardo, 11 de enero de 2010, RIT T-08-2009.
1476Ibid., p. 109.
1478Esto es "la petición de favores sexuales conectada a una promesa de mejora de las condiciones de trabajo del solicitado, si este acepta, y/o a una
amenaza de menoscabo de tales condiciones, o derechamente de despido, si aquel la rechaza".
1479Palavecino, C. (2006). El nuevo ilícito de acoso sexual en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 110.
1480Vid. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo, RIT T-309-2018, 7 de junio de 2018.
1481Zamora Picciani, Rebeca. "Acoso Sexual en los sistemas de integridad, corporativa: buenas prácticas y perspectiva de género". Revista Laboral Chilena.
Noviembre de 2019, p. 58. En la Jurisprudencia Vid. 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-37-2018, 19 de junio de 2018 y Sentencia del Juzgado
de Letras del Trabajo de Iquique, 31 de julio de 2018.
1483En el mismo sentido Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., pp. 16 y 17.
1484Zamora Picciani, Rebeca. "Acoso Sexual en los sistemas de integridad, corporativa: buenas prácticas y perspectiva de género". Revista Laboral Chilena.
Noviembre de 2019, p. 59. En la jurisprudencia vid. 1er Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-37-2018, 19 de junio de 2018 y Sentencia del Juzgado de
Letras del Trabajo de Iquique, 31 de julio de 2018.
1485Se ha dicho por la doctrina que tal norma consagra el reconocimiento del acoso sexual ambiental. Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso
Sexual, ob. cit., pp. 19 y ss.
1486Ver sentencia de Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 3.03.2003, rol Nº 773-02, confirmada por la Sentencia de la Corte Suprema, de 9.04.2003, rol
Nº 2704-02.
1488Código práctico de conducta para combatir el acoso sexual en el trabajo. Comisión Europea. Diario Oficial L 49 del 24 de febrero de 1992.
1489Jiménez, P. (2005). "Las obligaciones del empleador frente al acoso sexual". En AA. VV., El acoso sexual en la empresa. Análisis de la Ley Nº 20.005,
Santiago: LexisNexis, pp. 52 y ss.
1490Supra.
1491"Que la parte pertinente del Reglamento interno de la empresa, que fue incorporado a la audiencia, deja en claro que la empresa informa el derecho a
denunciar por escrito los hechos definidos como 'acoso sexual', sin embargo no establece de un modo claro a quien se debe recurrir para efectuar la denuncia
respectiva ya que alude a la 'gerencia y/o administración superior de la empresa', percatándose esta juez con motivo de la absolución de posiciones que no existe,
por el ejemplo, el cargo de Gerente de Recursos Humanos, pero sí el de 'subgerente' que tiene facultades de administración. Esta situación cobra relevancia, toda
vez que tratándose de denuncias sobre hechos tan comprometidos con la honra y dignidad de las personas no es fácil decidirse a denunciar y por lo tanto se debe
tener certeza que lo hago en la forma y con la persona correcta. Por lo demás los testigos de la demandante, en especial el Sr. Bustos, señalaron que no existía
conocimiento por parte de los trabajadores de qué hacer frente a un hecho de este tipo". Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 16 de noviembre
de 2009, RIT T-4-2009.
1492Respecto de las medidas, estas deben ser interpretadas en armonía con el artículo 12 del Código del Trabajo. Se ha dicho que en "un examen más
detenido del ejercicio de esta potestad por el empleador, nos llevará a concluir que éste tendrá como límite el respeto de los derechos fundamentales y los
derechos irrenunciables del trabajador imputado". Lizama, L. y Ugarte, J. (2005). Nueva Ley de Acoso Sexual, ob. cit., p. 39.
1493En el caso que quien lleve la investigación sea la Dirección del Trabajo, se rige por procedimiento de investigación especial de denuncias por acoso sexual
regulado mediante Orden de Servicio Nº 8, de 3 de julio de 1997.
1494Las posibles sanciones a que puede ser objeto el trabajador acosador se debe regir expresamente por las establecidas en el Reglamento Interno respecto
del acoso sexual, aunque conforme al artículo 154 Nº 10 del Código del Trabajo, estas solo pueden ser amonestación verbal, amonestación por escrito y multa de
hasta el 25% de la remuneración diaria del trabajador.
Podrá también optar el empleador por la separación física definitiva de los trabajadores involucrados mediante la modificación unilateral del lugar donde debe
prestar sus servicios el responsable de acoso sexual.
De igual modo, el empleador puede disponer la alteración de la distribución de la jornada laboral respecto del acosador, a fin de evitar que trabaje junto a la
víctima. Igualmente, y como medida más grave, el empleador podrá despedir, de conformidad al artículo 160 Nº 1 letra b) del Código del Trabajo, al trabajador
responsable de las conductas constitutivas del acoso sexual si los hechos son especialmente graves y resultan comprobados en el curso de la investigación.
1495El artículo 154 Nº 12, inciso 2º del Código del Trabajo, indica que "En el caso de las denuncias sobre acoso sexual, el empleador que, ante una denuncia
del trabajador afectado, cumpla íntegramente con el procedimiento establecido en el Título IV del Libro II, no estará afecto al aumento señalado en la letra c) del
inciso primero del artículo 168".
1497Corte Suprema, rol Nº 3100-2010, de 1 de septiembre de 2010; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 438-2016, de 6 de enero de 2017; Corte de
Apelaciones de Valdivia, rol Nº 44-2011, 23 de junio de 2011.
1498Ibid., p. 25.
1499Fernández-Costales, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
1500Gamonal, S. y Guidi C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y Fernández, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad, non bis in idem e
inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleado, estudio en homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz. Santiago:
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
1502Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., pp. 618 y ss. Monereo, J. y Fernández, J. (1997). La
reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
1504Ibid., p. 278.
1506Así, por ejemplo, Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Rancagua, RIT O-134-2018, 31 de diciembre de 2018.
1507Sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Ovalle, RIT O-28-2016, 5 de diciembre de 2016.
1509Existió, primariamente, una doble vía de regulación según la distinción de las formas de trabajo y expertise técnica de los trabajadores, encontrándose esta
causal de despido regulada de manera diferenciada tanto para los obreros como empleados (Leyes Nºs. 4.053 y 4.059 de 1924), situación que se mantuvo hasta la
unificación de categorías de trabajador con la Ley Nº 16.455 de 1966.
1510La Ley Nº 19.759 de 2001, delimitó este ilícito laboral configurándolo como una conducta indebida de carácter grave, consistente, según su actual
redacción de la siguiente forma: "las vías de hecho ejercidas por el trabajador en contra del empleador o de cualquier trabajador que se desempeñe en la misma
empresa". Como puede observase de la historia de la ley, y en particular de la intervención del Senador señor Ruiz de Giorgio, "el único objetivo del cambio
propuesto es hacer hincapié en que todas estas conductas deben relacionarse con la actividad de la empresa, puesto que la ley actual no lo deja claramente de
manifiesto, corriéndose el riesgo que algún empleador pudiera intentar acciones contra un trabajador por actos realizados fuera del ámbito de la empresa". Historia
de la Ley Nº 19.759, Primer Trámite Constitucional, Senado, 2001, p. 332.
1511Esta causal es quizás de las más clásicas y comunes en los modelos causales disciplinarios comparados, por ejemplo: México, en la Ley Federal del
Trabajo en su artículo 47 II); Venezuela en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, artículo 79 letra e); Bolivia en el artículo 9º letra
h) Decreto Reglamentario de la Ley de trabajo; Perú en el artículo 25 letra f) de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral; en España, artículo 54, Nº 2 letra
c del Estatuto de los Trabajadores.
1512Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 181.
1513Sentencias Corte Suprema, rol Nº 788-2003, 30 de octubre de 2003; CA de Valdivia, rol Nº 85-2005, 9 de agosto de 2005; Corte de Apelaciones de
Concepción, rol Nº 514-2007, de 30 de noviembre de 2007; Corte Suprema, rol Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 67-2011,
24 de mayo de 2011; Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de Apelaciones de Arica, rol Nº 95-2017, 28 de
noviembre de 2017, entre otras citadas en este apartado.
1514Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27 de agosto de 2010. Destacamos este fallo, por cuanto seccionar y analizada cada una de las
palabras utilizadas por el legislador para configurar esta causal. "Que, como adjetivo, es 'indebido' lo que es 'lícito, injusto y falto de equidad', y, como adverbio,
'indebidamente' es 'sin deberse hacer', o 'contra derecho o justicia'. 'Grave', a su vez, indica 'grande, de mucha entidad o importancia, molesto, enfadoso', y
'conducta', finalmente, es la 'manera con que los hombres gobiernan su vida y dirigen sus acciones'. 'Vía' es el 'modo regular y común de hacer una cosa', es la
'facultad que se elige o toma para hacer una cosa', significa 'en curso, en trámite, en camino', es la 'forma', 'manera' o 'modo' de hacer una cosa. 'Hecho', en el
sentido de la expresada norma, es proceder 'arbitrariamente por vía de fuerza y contra lo prescrito en el derecho'".
1516Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 185.
1517Respecto de las posturas sobre su fundamento ver: Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno
empresarial, ob. cit., p. 168; Saavedra, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 95.
1518Mercader, J. (2014). Lecciones de Derecho del Trabajo, Valencia: Tirant lo Blanch, p. 584.
1521Al respecto ver el desarrollo efectuado por Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit.,
p. 168; Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 185.
1522En algún momento, la Corte Suprema al momento de caracterizar esta causal —cuando formaban un todo las faltas de probidad, vi´as de hecho, injurias o
conducta inmoral grave— señaló que tenía por objeto "proveer a que las relaciones laborales deben llevarse a efecto en un clima de confianza, cumplirse de buena
fe las obligaciones que de ella emanan, asi´ como observar el deber de fidelidad y lealtad que les afectan y el respeto mutuo que debe imperar entre ella".
Sentencia Corte Suprema, rol Nº 5058-2004, 26 de enero de 2006.
1523Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275, Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido
disciplinario, ob. cit., p. 182, sin perjuicio que luego también la atribuye a la Buena Fe al referirse a las "agravantes".
1526Así también se ha resuelto también por la jurisprudencia de los tribunales de justicia españoles. Sobre el punto ver Albiol, I. (2011). La extinción del
contrato de trabajo, ob. cit., p. 921; Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 185 y ss.; Cavas, F.
(2018). Las causas de despido disciplinario en el Tribunal Supremo, ob. cit., pp. 156 y ss.
1527Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 182, sin perjuicio que en el citado artículo
también refiere a un contenido contractual de esta causal.
1528Expresamente, en sentido contrario a nuestra posición, Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno
empresarial, ob. cit., p. 168.
1530Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 181.
1531Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124, Lizama, L. (2005). Derecho del
Trabajo, ob. cit., p. 174.
1533Al respecto seguimos el concepto construido por Monereo, J. y Ortega, P. (2018). Las causales del despido disciplinario en el Tribunal Constitucional, ob.
cit.
1534En efecto, por una parte, Lanata entiende que configuran vías de hecho situaciones como las "riñas" o "peleas" y, por otro lado, las circunscribe a actos de
la violencia física, sin distinguir que tales conceptos pueden no incluir actos de violencia material (Lanata, R. [2010]. Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 275).
Situación similar ocurre con Irureta, quien, por una parte, define la vía de hecho con base en la violencia física, pero, a renglón seguido, indica que el simple ánimo
o intención de crear en el amenazado el temor a sufrir un daño específico puede configurar esta causal, por lo que estima que "no necesariamente las vías de
hecho deben traer aparejado un contacto físico ya que la causa disciplinaria perfectamente producirse por actos de coacción o provocaciones que no implican una
riña propiamente tal". Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 186, 187 y 188.
1538Sobre el punto, seguimos la postura de Sagardoy, en Sagardoy, J. (1969). "Riñas o Pendencias", en AA. VV., Dieciséis lecciones sobre causas de despido.
Madrid: Universidad de Madrid, p. 201.
1539Corte Suprema, rol Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 67-2011, 24 de mayo de 2011; Corte de Apelaciones de San
Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 514-2007, de 30 de noviembre de 2007, entre otras.
1540Esta posición es sustentada por Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 185,
186 y 187.
1541En esta línea Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 185, 186 y 187, quien
sigue la respuesta de la jurisprudencia española y doctrina ante la causal de despido disciplinaria de ofensas verbales o físicas.
1542Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 185 y ss.
1543Esta también ha sido la postura de los tribunales superiores de justicia españoles. Al respecto ver la obra colectiva AA. VV. (2018). Las del despido
disciplinario en la jurisprudencia, ob. cit.
1544Señala artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre), que "1. El contrato de trabajo podrá extinguirse
por decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y culpable del trabajador. 2. Se considerarán incumplimientos contractuales:
c) Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos".
1545Podría dentro de estas contenerse en las injurias y calumnias, contenida en la causal 160 Nº 1 letra d) del Código del Trabajo.
1548Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 211.
1551Alcázar, S. y De Val, Á. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el TSJ Aragón", en AA. VV., Las causas del despido disciplinario en la
jurisprudencia. Pamplona: Aranzadi, p. 250.
1553Baylos, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto, ob. cit., p. 249.
1554Monereo, J. y Ortega, P. (2018). Las causales del despido disciplinario en el Tribunal Constitucional, ob. cit., p. 131.
1555Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., pp. 198 y 212.
1556Eso se observa al momento de desarrollar la casuística de la justificación de las vías de hecho. Ver Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de
trabajo, ob. cit., p. 281, Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit. 174 y 175, Melis Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los
dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124; Vivanco, M. (1994). El despido laboral, ob. cit., p. 61; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del
Trabajo (vol. IV), pp. 50 y 51. Distinto es el escenario jurisprudencial, en el que existen pronunciamientos vacilantes. Ver Sentencia de Corte Suprema, rol Nº 6995-
2009, de 24 de noviembre de 2009 y Corte Suprema, rol Nº 2601-2010, 8 de julio de 2010; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27 de
agosto de 2010.
1557Por todos Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 196; Garci´a, J. (1992).
Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., pp. 198 y ss.
1559Dentro de las que se incluye aquellas producidas por droga y alcohol. Vid. Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del
despido disciplinario, ob. cit., p. 201.
1560Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 213.
1561Aguilera, R. (1997). Las causales del despido disciplinario y su valoración por la jurisprudencia, ob. cit., p. 205.
1562Folgoso, A. (2018). "Las causas del despido disciplinario en el TSJ Andalucía/Granada", en AA. VV., Las causas del despido disciplinario en la
jurisprudencia. Pamplona: Aranzadi, p. 183.
1563Baylos, A. (1978). La valoración del comportamiento habitual del trabajador en el despido por malos tratos y faltas graves de respeto, ob. cit., p. 248.
1564Gamonal, S. y Guidi C., Manual del contrato de trabajo, ob. cit. 281; Lizama, L. (2005). Derecho del Trabajo, ob. cit., pp. 174 y 175. Esta hipótesis podría
resumirse como legítima defensa. Al respecto otros sistemas sancionatorios indican, como el caso mexicano, con la Ley Federal del Trabajo, en el artículo 47, que
son causas de rescisión de la relación de trabajo, el incurrir el trabajador, durante sus labores, en actos de violencia "salvo que medie provocación o que obre en
defensa propia". En concreto, pronunciándose sobre la legítima defensa y los elementos subjetivos Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 3429-2019,
9 de julio de 2020.
1565Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 200.
1566Desde un punto doctrinario, pero no expreso, ver Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 195, Gamonal, S. y Guidi C. (2011).
Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 281; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.,
p. 124; Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), p. 50; Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa
del despido disciplinario, ob. cit., p. 198. En materia jurisprudencial reconociendo el perjuicio económico y la alteración como factor preponderante para determinar
la gravedad de la conducta: Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 181-2016, 25 de agosto de 2016; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 521-2010, 27
de agosto de 2010; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2608-2004, 18 de julio de 2005.
1567En sentido contrario Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 191; Irureta,
P. (2011). "La vigencia del principio de buena fe en el Derecho del Trabajo chileno". Revista Ius et Praxis, 17(2), p. 180.
1569Confirma la aseveración anterior, el artículo 456 del Código del Trabajo, que contiene precisamente las directrices que debe seguir el Juez al apreciar la
prueba conforme a las reglas de la Sana Crítica. Señala tal norma que el tribunal apreciara´ la prueba conforme a las reglas de la sana cri´tica. Al hacerlo, el
tribunal debera´ expresar las razones juri´dicas y las simplemente lo´gicas, cienti´ficas, te´cnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o las desestime.
En general, tomara´ en especial consideracio´n la multiplicidad, gravedad, precisio´n, concordancia y conexio´n de las pruebas o antecedentes del proceso que
utilice, de manera que el examen conduzca lo´gicamente a la conclusio´n que convence al sentenciador.
1574Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 124.
1576Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., pp. 188 y 189.
1577Sentencias Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 142-2008, 29 de octubre de 2008; rol Nº 18-2009, 17 de abril de 2009; rol Nº 33-2012, 23 de marzo de
2012.
1578En Chile tal postura puede ser observada en Irureta, quien indica que las vi´as de hecho deben producirse en un contexto laboral, que no se explica
necesaria o exclusivamente por la circunstancia de que la infraccio´n se haya ejecutado en el lugar de trabajo o durante la jornada laboral. Señala "lo que se exige
es que las vi´as de hecho se hayan producido a causa o con ocasio´n del trabajo, cuestio´n que permite ampliar los contornos del a´mbito en el cual se lleva a cabo
el ili´cito. Este criterio exible del tiempo y del lugar permite incorporar dentro de la causal todos aquellos hechos que se han producido a causa o con ocasio´n del
trabajo, independientemente de si ellos se han verificado al interior del lugar fi´sico donde funciona la empresa o bien durante el cumplimiento de una determinada
jornada". Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 203.
1580Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 192.
1581Es el caso del modelo español, en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores (Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre), señala que "1. El
contrato de trabajo podrá extinguirse por decisión del empresario, mediante despido basado en un incumplimiento grave y culpable del trabajador. 2. Se
considerarán incumplimientos contractuales: c) Las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que
convivan con ellos". Situación similar se da en México, con la Ley Federal del Trabajo, que señala en el artículo 47, que son causas de rescisión de la relación de
trabajo, sin responsabilidad para el patrón: "II. Incurrir el trabajador, durante sus labores, en faltas de probidad u honradez, en actos de violencia, amagos, injurias
o malos tratamientos en contra del patrón, sus familiares o del personal directivo o administrativo de la empresa o establecimiento, o en contra de clientes y
proveedores del patrón, salvo que medie provocación o que obre en defensa propia".
1583Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 87.
1584Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 88.
1586Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 89.
1587"Para los efectos previstos en este Código, se presume de derecho que representa al empleador y que en tal carácter obliga a éste con los trabajadores, el
gerente, el administrador, el capitán de barco y, en general, la persona que ejerce habitualmente funciones de dirección o administración por cuenta o
representación de una persona natural o jurídica".
1589Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 137.
1594Ideas y desarrollo tomado del texto de Irureta, P. (2014). "La noción jurídica de empleador ante el derecho del trabajo". Revista de Derecho de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso, 42.
1595Ibid.
1596Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 192.
1598Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 193.
1599Saavedra, J. (1969). Los malos tratos y faltas de respeto como causa justa de despido, ob. cit., p. 101; Garci´a, J. (1992). Ofensas verbales o físicas al
empresario o a otras personas del entorno empresarial, ob. cit., p. 192. A nivel nacional, Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como
causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 193.
1600Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 194.
1602Irureta, P. (2013). La configuración jurídica de las vías de hecho como causa del despido disciplinario, ob. cit., p. 195.
1603Ibid.
1604Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral. Santiago: LexisNexis, p. 7.
1605Con mayor profundidad, Vid. Lorenz, K. (1985). El comportamiento animal y humano. Barcelona: Plaza & Janés; Lorenz, K. (1985). Sobre la agresión: el
pretendido mal. Madrid: Siglo Veintiuno de España; Heinemann, P. (1972). Mobbning-grupvald bland barn och vuxna. Estocolmo: Natur och kultur; Brodsky, C.
(1976). The Harassed Worker. Lexington: D.C. Health and Company; Leymann, H. (1996). La persécution au travail. Paris: Seuil.
1606Entre otros, cómputo de plazos, bienes jurídicos protegidos, forma de afectación, prueba, daño, tipicidad.
1607Hirigoyen, M. (1999). El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana. Barcelona: Paidós, p. 48. En otra oportunidad lo define como "toda
conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud...) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de
una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo"; Hirigoyen, M. (2001). El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo
falso. Barcelona: Paidós, p. 19.
1608Piñuel y Zabala, I. (2001). Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo. Bilbao: Sal Terrae.
1609No es baladí indicar que existe una disparidad terminológica y conceptual para referirse al acoso laboral, reflejando distintos ángulos de observación como
también, diversas cargas culturales, destacándose entre otras las expresiones "mobbing", "bossing", "bullying", "harassment", "acoso moral", "presión laboral
tendenciosa", "acoso psicológico" y "psicoterror laboral", entre otras, para referirse al mismo fenómeno. Por nuestra parte, y en atención a que el legislador
nacional utiliza la expresión acoso laboral, utilizaremos tal para efectos de diferenciarlo de su noción jurídica con el de otras disciplinas.
1611Ibid.
1612Jurado, Á. (2008). Acoso Moral en el Trabajo. Madrid: Editorial La Ley, p. 34; Piñuel y Zabala, I. (2003). Mobbing. Manual de autoayuda. Madrid: Aguilar,
p. 65.
1613Hirigoyen, M. (2001). El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso, ob. cit., pp. 25 y ss.
1615Piñuel y Zabala, I. (2001). Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 151 y ss.
1617Dejours, C. (2009). Trabajo y violencia. Cuando la injusticia se hace banal. Madrid: Modus Laborandi, p. 196.
1618Sobre el punto ver "Informe sobre acoso sexual y moral en el lugar de trabajo", en XX Congreso Mundial del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social,
realizado en Santiago, Chile, septiembre de 2012, correlatores Gamonal, Sergio; Ugarte, José Luis, como así también los informes específicos por país. De igual
forma ver Zarzalejo, M. (2007). "El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (I): concepto y responsabilidad jurídica", en AA. VV., Los
medios de tutela frente al acoso moral en el trabajo. Granada: Comares, y Santos, M. (2007). "El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y
comunitaria (II): prevención, reparación y represión de la conducta", en AA. VV., Los medios de tutela frente el acoso moral en el trabajo. Granada: Comares.
1619Ver Zarzalejo, M. (2007). El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (I): concepto y responsabilidad jurídica, ob. cit., pp. 3 y
ss., pp. 16 y ss.; Santos, M. (2007). El acoso moral en la experiencia comparada, internacional y comunitaria (II): prevención, reparación y represión de la
conducta, ob. cit., pp. 41 y ss. Igualmente Valdés, B. (2007). "El tratamiento del Acoso Moral desde la Autotutela Colectiva", en AA. VV., Los Medios de Tutela
frente al Acoso Moral en el Trabajo. Granada: Comares.
1620Ugarte, J. (2012). "El acoso laboral: entre el Derecho y la Psicología". Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 39.
1621Gamonal, S. y Ugarte, J. (2012). Informe sobre Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo. Santiago: XX Congreso Mundial del Derecho del Trabajo y la
Seguridad Social.
1622Inicia la tramitación legislativa con mocio´n de los sen~ores Diputados don Fidel Espinoza Sandoval, Enrique Jaramillo Becker y las sen~oras Diputadas
Adriana Mun~oz D'Albora, Ximena Vidal La´zaro, con fecha 4 de marzo, 2003, que finalmente vio la luz con la Ley Nº 20.607, publicada en el Diario Oficial con
fecha 8 de agosto de 2012.
1623Vid. Ya comentando la figura de acoso laboral en nuestro país antes de la entrada en vigor de la Ley Nº 20.607 (publicada 8 de agosto de 2012), entre
otros: Guidi, C. (2006). "El acoso moral o psicoterror en el ámbito laboral (I)". Revista Laboral Chilena, 6; Caamaño, E. (2011). "La noción de acoso laboral o
mobbing y su reconocimiento por la jurisprudencia en Chile". Revista de Derecho de la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso, 37(2); Palavecino, C. (2004).
"La Protección Contra el Acoso Psíquico Laboral en el Ordenamiento Jurídico chileno". Revista de Derecho de Valdivia, 17; Planet, L. (2010). "Eficacia del
procedimiento de tutela laboral como protección contra el mobbing en Chile". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, 1(1).
1624Entre otras, ver Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 665-2006, 6 de septiembre de 2006; Corte de Apelaciones de Rancagua, rol Nº 224-2007; Corte
de Apelaciones de Concepción, rol Nº 375-2007; Corte Suprema, rol Nº 8798-2010, 23 de junio del 2011; en tal sentido, resolviendo conflictos laborales anterior a
la reforma legal, acogiendo o rechazando la concurrencia de supuestos de una conducta de hostigamiento, ya sea durante la relación o con ocasión del despido,
entre otros, ver: Corte Suprema, rol Nº 8798-2010, 28 de septiembre de 2010; Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 179-2009, 16 de abril de 2009; Corte de
Apelaciones de San Miguel, rol Nº 65-2010, 3 de junio de 2010; Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 228-2010, 10 de diciembre de 2010; sentencia del Tribunal
del Trabajo de Iquique, RIT T-20-2010, de fecha 27 de agosto de 2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Temuco, RIT T-4-2009, de fecha 2 de febrero de
2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Valparaíso, RIT T-55-2009, de fecha 24 de febrero de 2010; sentencia del Tribunal del Trabajo de Iquique, causa RIT T-
12 2009, de fecha 28 de septiembre de 2009; sentencia del Juzgado de Letras del Trabajo de Osorno RIT T-6-2010, de fecha 24 de septiembre de 2010; sentencia
del Juzgado de Letras del Trabajo de Temuco, RIT T-10-2012, 24 de abril de 2012; sentencia del Juzgado de letras del Trabajo de San Antonio, de fecha 28 de
junio de 2012, causa RIT-1-2012; sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-63-2009, 12 de febrero de 2010; sentencia Juzgado de Letras de
Iquique, RIT T-4-2008 de 20 de febrero de 2009. Para un estudio sistemático ver Caamaño, E. (2011). La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento
por la jurisprudencia en Chile, ob. cit.
1625Opinión del profesor Sergio Gamonal, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Adolfo Ibáñez. Historia de la Ley Nº 20.607, pp. 117 y ss.
1626Opinión del profesor Dr. Alfredo Sierra, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de los Andes. Historia de la Ley Nº 20.607, p. 121.
1627Urrutikoetxea, M. (2014). Acoso Laboral y Lesión de Derechos Fundamentales. Albacete: Bomarzo, p. 17.
1628Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., pp. 41-46; Planet, L. (2010). Eficacia del procedimiento de tutela laboral como
protección contra el mobbing en Chile, ob. cit., p. 102; Palavecino, C. (2004). La protección contra el acoso psíquico laboral en el ordenamiento jurídico chileno, ob.
cit.; Caamaño, E. (2011): "La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la jurisprudencia en Chile", ob. cit., p. 218; Ugarte, J. (2018). Derechos
fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 135.
1632"La lesión de la dignidad de la persona no se va a presentar en abstracto, sino a partir de la delimitación de los concretos derechos fundamentales y
libertades públicas en sentido estricto que, incluidos dentro de este concepto, como la integridad física y moral, el honor, la libertad de comunicación, la igualdad,
se ven tan directa e intensamente violados por las distintas modalidades de acoso. En última instancia, el acoso atenta a la dignidad de la persona". Rojas, G.
(2005). Delimitación, prevención y tutela del acoso laboral. Madrid: Bomarzo, p. 16.
1633Como sostienen Nogueira y Silva, la proteccio´n constitucional del trabajador abarcari´a derechos tales como remuneración equitativa, condiciones
satisfactorias de trabajo, igual salario por trabajo igual, seguridad e higiene en el trabajo, limitacio´n de las horas de trabajo, vacaciones pagadas, remuneracio´n de
los di´as festivos e, incluso, la proteccio´n contra el despido arbitrario. Vid. Nogueira, H. (2009). Derechos fundamentales y garantías constitucionales, t. III, ob. cit.,
pp. 399 y ss.; Silva, A. (2010). Tratado de Derecho Constitucional, t. XIII, ob. cit., p. 231.
1634Evidenciando tal problemática Ugarte, J. (2012). "El acoso laboral: entre el Derecho y la Psicología". Revista de Derecho (Valparaíso), 39, p. 228.
1635Vid. Lanata, R. (2018). "El acoso laboral y la obligacio´n de seguridad en el trabajo". Revista de Derecho, 31(1), p. 122.
1637Arbonés, H. (2014). Acoso moral en el trabajo y su tutela preventiva. Albacete: Bomarzo, p. 84.
1638Concepto por lo demás muy similar al utilizado en la sicología. Ver Hirigoyen, M. (1999). El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana,
ob. cit., p. 48.
1640Lanata, R. (2018). "Vi´as juri´dicas para obtener la reparacio´n del dan~o causado a la vi´ctima de acoso laboral en Chile". Revista Ius et Praxis, 24(2),
p. 269.
1641Domínguez, Á. et al. (2015). "El acoso en el trabajo: algunos aspectos doctrinarios, jurisprudenciales y legales del acoso moral y sexual en Chile". Revista
Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, 5(10).
1643Palavecino, C. (2012). "El nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno". Revista Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
3(6), p. 14.
1645Ibid.
1647Urrutikoetxea, M. (2014). Acoso laboral y lesión de derechos fundamentales, ob. cit., pp. 143 y ss.
1648En similar sentido Ugarte, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 130.
1649Gamonal, S. y Ugarte, J. (2012). Informe sobre Acoso sexual y moral en el lugar de trabajo, ob. cit., ibid., p. 39.
1650Sobre este aspecto cabe destacar que la jurisprudencia, incluso antes de la reforma del año 2012, ha llegado a similares conclusiones y que se mantienen
debido a la redacción de la conducta indebida, siendo determinado por la "prudencia". Vid. Corte de Apelaciones de San Miguel, rol Nº 65-2010, 3 de junio de
2010.
1651Villalón, J. (2013). "¿Es el procedimiento de tutela de derechos fundamentales una adecuada herramienta de control y sanción del acoso laboral?:
Reflexiones a partir de la dictación de la Ley Nº 20.607". Revista de Derecho (Coquimbo), 20(1), p. 256.
1652Por todos, con anterioridad a la reforma: Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., Con posterioridad a la reforma, ver
Palavecino, C. (2014). El nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno, ob. cit. A nivel comparado, por todos ver Urrutikoetxea, M. (2014). Acoso
laboral y lesión de derechos fundamentales, ob. cit., pp. 93 y ss.
1653En general, con anterioridad a la reforma ver Caamaño, E. (2011). La noción de acoso laboral o mobbing y su reconocimiento por la jurisprudencia en Chile,
ob. cit. Con posterioridad, entre otras, Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 218-2017, 6 de septiembre de 2017.
1654Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual, ob. cit., p. 245. "La circunstancia de disparidad de criterios entre empleador y trabajador, los
conflictos o discrepancias que pueden ocurrir en una relación laboral, no constituyen por sí solo una manifestación de acoso laboral". Sentencia Corte de
Apelaciones de Talca, rol Nº 228-2010, 10 de diciembre de 2010. Sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 343-2018, 28 de junio de 2018, sentencia
Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 117-2012, 18 de octubre de 2012.
1655Caamaño y Ugarte constatan tal realidad, indicando que "en la práctica jurisprudencial se aprecia la extraordinaria importancia que se le da a este
componente y el efecto que genera es, con frecuencia, negativo, pues se condiciona la noción de acoso y las demandas son rechazadas por no demostrarse la
reiteración de la agresión u hostigamiento. La consecuencia de que los tribunales eleven este elemento a la calidad de "esencial" es clara: al no configurarse la
persistencia temporal de la agresión, el análisis de la lesión de los derechos fundamentales del trabajador, que es el verdaderamente relevante y que constituye el
núcleo del acoso laboral, termina siendo minimizado o, peor aún, simplemente soslayado". Caamaño, E. y Ugarte, J. (2014). "El acoso laboral: tutela y prueba de la
lesión de los derechos fundamentales". Ius et Praxis, 20(1), p. 83.
1656Ugarte, J. (2018). Derechos fundamentales, tutela y trabajo, ob. cit., p. 130. En este sentido, sentencia Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta, RIT
T-20-2018.
1659Comúnmente se dice que estas son: a) Fase inicial de acoso; b) Fase de conflicto abierto y c) Fase de escape.
1660Abajo, F. (2004). Mobbing: El acoso psicológico en el ámbito laboral. Buenos Aires: Depalma, pp. 41 y ss. y Piñuel y Zabala, I. (2001). Mobbing: cómo
sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 66 y ss.
1661Piñuel y Zabala, Iñaki, Mobbing: cómo sobrevivir al acoso psicológico en el trabajo, ob. cit., pp. 66 y ss. Esta misma clarificación es realizada en idénticos
términos por Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., p. 17.
1662Escudero, J. y Poyatos, G. (2004). Mobbing: análisis multidisciplinar y estrategia legal; adaptado a la Ley Nº 26/2003, de 30 de diciembre. Comentarios y
formularios, Barcelona: Bosch, p. 59.
1665En esta línea Caamaño Rojo, E., y Ugarte Cataldo, J. (2014). El acoso laboral: tutela y prueba de la lesión de los derechos fundamentales, ob. cit., pp. 75 y
76 y Dictamen de Dirección del Trabajo, Nº 3.519/034 de fecha 9 de agosto de 2012.
1666Observatorio Vasco sobre acoso y discriminación. Documento "Informe del Observatorio Vasco moral en el trabajo. El acoso moral 'mobbing' en los lugares
de trabajo: comprender para intervenir". Disponible en https://www.observatoriovascosobreacoso.com/wp-
content/uploads/2011/08/el%20acoso%20moral%20mobbing%20en%20los%20lugares%20de%20trabajo.pdf
1669En Chile, ver Lanata, R. (2018). Vi´as juri´dicas para obtener la reparacio´n del dan~o causado a la vi´ctima de acoso laboral en Chile, ob. cit.
1670En este sentido, sentencia Corte de Apelaciones de Valdivia, rol Nº 1-2017, 8 de marzo de 2017.
1672Sobre el punto ver: Sagardoy, J. (2005). Los derechos fundamentales y el contrato de trabajo. Pamplona: Civitas, ob. cit., pp. 100-101; Gamonal, S. y
Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., p. 23; Manuel, M. (2006). Mobbing en Chile: Concepto, tratamiento legal y juicio. Concepción: Icaro,
pp. 34 y ss.; Planet, L. (2012). Eficacia del procedimiento de tutela laboral como protección contra el mobbing en Chile, ob. cit., p. 98; Palavecino, C. (2014). El
nuevo ilícito de acoso laboral en el derecho del trabajo chileno, ob. cit., p. 16.
1673Romanik, K. (2011). El mobbing y su tratamiento en la legislación laboral. Santiago: Informe de Actualidad Laboral. Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 11.
1674Gamonal, S. y Prado, P. (2006). El mobbing o acoso moral laboral, ob. cit., pp. 23-25. En similar sentido se ha dicho que "en este supuesto, el acoso
comienza como horizontal, vale decir, el agresor es uno o varios de los compañeros de trabajo de la víctima, pero en un momento posterior, toma conocimiento de
la situación la jefatura o el empleador y, en vez de intervenir en favor de la víctima, no adoptan ninguna medida para solucionar la situación. En estos casos existe
claramente una omisión negligente por parte del empleador, sin perjuicio de que puedan presentarse también situaciones de hostigamiento directo por su parte.
Por lo tanto, se configura una situación de complicidad entre todos los agresores. No obstante, es posible a su vez que el acoso laboral mixto tenga lugar a la
inversa, esto es, que comience como un tipo de mobbing vertical descendente, para ver sumado luego el comportamiento hostil de uno o más trabajadores de
similar jerarquía de la víctima". Caamaño Rojo, E., y Ugarte Cataldo, J. (2014). El acoso laboral: tutela y prueba de la lesión de los derechos fundamentales, ob. cit.,
p. 73.
1677Ibid., p. 25.
1678Fernández-Costales, J. (2005). Poder disciplinario empresarial y proceso especial de impugnación de sanciones, ob. cit., p. 57.
1679Gamonal, S. y Guidi C. Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 103 y Fernández, R. (2018). "Los principios de proporcionalidad, non bis in idem e
inmediatez como límites del despido disciplinario", en AA. VV., Estabilidad en el empleo, estudio en homenaje al profesor Francisco Walker Errázuriz. Santiago:
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, pp. 108 y ss.
1681Luque, M. (1999). Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral, ob. cit., p. 618 y ss. Monereo, J. y Fernández, J. (1997). La
reconfiguración causal del despido colectivo: algunas reflexiones críticas, ob. cit., p. 172.
1683Ibid., p. 278.
1686Así, por ejemplo, indica la Ley Federal del Trabajo de México en su artículo 47 que son causas de rescisión de la relación de trabajo, sin responsabilidad
para el empleador: "VIII. Cometer el trabajador actos inmorales en el establecimiento o lugar de trabajo". Por su parte, el Código Sustantivo del Trabajo de
Colombia contempla como motivo de terminación del contrato la conducta inmoral del trabajador, en su artículo 47, letra a), Nº 5, que señala "todo acto inmoral o
delictuoso que el trabajador cometa en el taller, establecimiento o lugar de trabajo o en el desempeño de sus labores".
1688Sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13 de mayo de 2009; sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 7656-2008, 10 de noviembre de
2009.
1691Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 238.
1693Goñi, J. (1988). El respeto a la esfera privada del trabajador: un estudio sobre los límites del poder de control empresarial, Madrid: Civitas, pp. 271 y ss.
1694Precisamente esta caracterización es lo que justifica que "debiera ser derogada por el legislador. Mientras tanto su aplicación debe ser restrictiva".
Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit., p. 282. En un sentido contrario Ode, R. (2016). "La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del
Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se desempeña". Revista Laboral Chilena, 1, p. 70. "Es
perfectamente legi´tima la existencia en nuestro ordenamiento juri´dico positivo de la causal de desvinculacio´n en ana´lisis, puesto que si bien existen una serie de
conductas que, ajusta´ndose a la causal, pueden ser subsumidos en otras de las causales existentes, hay algunas hipo´tesis que de no existir esta causal, no podri
´an ser sancionadas".
1695Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1125-2011, 2 de mayo de 2012; Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 9255-2009, 29 de junio de
2010.
1696En este sentido Sentencia Corte Suprema rol Nº 322-2010, 18 de marzo de 2010; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13 de mayo de 2009.
1700Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 276. En similar sentido Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los
dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit.
1701Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., pp. 243 y 244. Sobre el punto ver sentencia Corte Suprema rol Nº 322-
2010, 18 de marzo de 2010, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 116-2011, 9 de agosto de 2011, sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13
de mayo de 2009; sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso. Rol Nº 211-2012, 25 de julio de 2011.
1702Ode, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde
se desempeña, ob. cit., p. 67.
1705Sobre la gravedad como elemento ponderativo vid. Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 9255-2009, 29 de junio de 2010 y Sentencia Corte Suprema,
rol Nº 5901-2011, 12 de enero de 2012. Sobre el punto "Quinto: Que, en la especie, el empleador puso término a la vinculación que lo unía con el demandante,
fundado en que este, el día 27 de febrero del año 2009, hurtó dos cervezas del refrigerador y se las bebió durante las horas de trabajo, incurriendo en las causales
contempladas en el artículo 160 Nº 1 letras a y e) y 7º del Código del Trabajo (...) Octavo: Que los jueces del fondo explicitaron conforme a la lógica y las máximas
de la experiencia, las razones que los llevaron a decidir que el despido del actor resultó injustificado, en especial, porque el empleador decidió que tales hechos
ameritaron que, primeramente, le aplicara una amonestación al trabajador; Noveno: Que el reproche del empleador se erige entonces sobre un error único, falta
que en concepto del mismo, solo ameritaba la aplicación de una sanción de carácter administrativo, situación que conlleva necesariamente a concluir, en primer
lugar que se agotó su facultad sancionatoria y, en segundo término, que esta no estaba revestida de la entidad necesaria para producir el quiebre de la relación
laboral, considerando además los diez años en que tal vinculación estuvo vigente sin acreditarse que, con anterioridad, el actor haya incurrido en conductas que
ameritaban, como última medida, el término de la relación laboral".
1706Ducci, C. (2005). Derecho Civil. Parte General. Santiago: Editorial Jurídica de Chile, pp. 192, 193 y 194.
1707Es precisamente uno de estos elementos los que refuerzan los contornos limitativos del despido disciplinario, como también, en materia de reparación,
justifica la aplicación del principio de reparación integral del daño cuando afecta derechos fundamentales. Al respecto ver Domínguez, R. (1998). "Reparación del
daño moral por despido injustificado". Revista Chilena de Derecho, 25(2), p. 437.
1708Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417. En similar sentido Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato
de trabajo, ob. cit., p. 282.
1709Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417; Gamonal, S. y Guidi C. (2011). Manual del contrato de trabajo, ob. cit.,
p. 282; Castro, F. (2020). La protección de la intimidad del trabajador, ob. cit., p. 213.
1711Ode, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde
se desempeña, ob. cit., pp. 69 y ss. En similar sentido Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 116-2011, 9 de agosto de 2011.
1714Munita, E. (2014). El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del despido, ob. cit., p. 73. En este punto parece interesante
resaltar la Sentencia Corte de Apelaciones de Punta Arenas, rol Nº 68-2006, 23 de enero de 2007. Señala la sentencia "Que con los medios de prueba allegados a
estos autos, se encuentra debidamente acreditado el hecho que motivó el despido de los demandantes, consistente en que el día 11 de septiembre de 2005,
mientras se encontraban contratados para desempeñarse en una embarcación de la demandada, en alta mar, fueron sorprendidos a bordo en manifiesto estado de
ebriedad por el capitán de la nave, hecho que fue reconocido por los demandantes ante la autoridad marítima, según oficio de fs. 122, y que debe considerarse de
suma gravedad porque atendido el lugar en que se desarrollaban sus trabajos, en que, además de poner en riesgo su propia vida, pusieron en peligro la de los
demás tripulantes, tipificando así la causal de terminación del contrato de trabajo, sin derecho a indemnización alguna, prevista en el Nº 1 letra e) del artículo 160
del Código del Trabajo, pues su actuar constituye una conducta inmoral grave que afectó a la tripulación de la embarcación y la responsabilidad de la empresa
empleadora, sin perjuicio de la sanción que les corresponde por infracción a las leyes de navegación".
1715Así, por ejemplo, es el caso de un jardín infantil que cuenta con la presencia de un auxiliar que ha cometido abusos en contra de menores. Sobre el punto
ver: Ode, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo, relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se
desempeña, ob. cit., pp. 70.
1716Sanhueza, R. (2016). "Ana´lisis de Sentencia: ¿cua´ndo la conducta inmoral de un trabajador pasa a afectar la empresa en la que se desempen~a?",
Revista Laboral Chilena, 4, p. 71.
1718Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55.
1720En un sentido contrario Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 4782-2007, de 14 de mayo de 2008. "La conducta que se sanciona es aquella
que se aparta de los cánones considerados como normales por la sociedad en atención al tiempo y cultura de que se trata y no extiende a la vida privada del
trabajador, pues opera en el ámbito laboral, por lo que debe configurarse dentro de la jornada o con ocasión de actividades laborales".
1721Lo que Mercader denominó, parafraseando a Foucault, la empresa panóptica. Mercader, J. (2001). "Derechos fundamentales de los trabajadores y nuevas
tecnologías ¿hacia una empresa panóptica?", Relaciones Laborales (10), pp. 11-31.
1724Como es el caso, por ejemplo, de las vías de hecho y las faltas de probidad.
1725Sobre el punto, se ha indicado que "el espectro de la conducta inmoral se amplía al adjetivar "que afecte a la empresa donde se desempeñe", lo que
puede ocurrir extramuros de ella". Sentencia Corte de Apelaciones de Talca, rol Nº 27-2012, 2 de abril de 2012.
1726En similar sentido se ha resuelto por la Corte Suprema, que indica "que la entidad y significación de la actitud y conducta descritas no se ve alterada por el
hecho de haberse desplegado fuera del horario y lugar de las labores de su autor y de las destinatarias de ellas, en tanto suceden entre y frente a dependientes de
la demandada, en las cercanías de las faenas, mientras esperan la locomoción de acercamiento provista por la misma y determinan una dinámica de relaciones
que no condice con la arriba referida, tanto de parte del que la genera o propende hacia ella, como de quienes, como compañeros de labores, la apoyan, la
presencian o definitivamente la sufren. Así, se suma en la persona del actor, mirado como operario, la impropiedad en el trato, la vulgaridad en el lenguaje, la
intencionalidad ofensiva para con los que prestan servicios a su misma empleadora y la disposición, como consecuencia, a intervenir severamente la convivencia
laboral". Sentencia Corte Suprema, rol Nº 1355-2009, de 13 de mayo de 2009.
1727En este sentido vid. Corte Suprema, rol Nº 186-2007, 25 de enero de 2007.
1728Historia de la Ley Nº 19.759, indicación parlamentaria Nº 153. Sobre el punto vid. Historia de la Ley Nº 19.759, Primer Trámite Constitucional, Senado,
2001, p. 332.
1729Sosteniendo un criterio similar en la jurisprudencia Vid. Sentencia dictada por Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT T-560-2015, 13 de
noviembre del an~o 2015 y sentencia de nulidad de la Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 1953-2015, 7 de marzo de 2016. Un comentario al respecto
Sanhueza, R. (2016). Ana´lisis de Sentencia: ¿cua´ndo la conducta inmoral de un trabajador pasa a afectar la empresa en la que se desempen~a?, ob. cit.
1730Para efectos de profundización en materia laboral en Chile V. Castro, F. (2020). La protección de la intimidad del trabajador, ob. cit.
1731Prescribe el artículo 17 "1. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de
ataques ilegales a su honra y reputación; 2. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques".
1732Artículo 5º. Derecho a la protección a la honra, la reputacio´n personal y la vida privada y familiar. Toda persona tiene derecho a la proteccio´n de la Ley
contra los ataques abusivos a su honra, a su reputacio´n y a su vida privada y familiar.
1733Artículo 11. Proteccio´n de la Honra y de la Dignidad. 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad; 2. Nadie
puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su
honra o reputacio´n; 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.
1735No obstante la regulación internacional es mucho más amplia, teniendo un carácter universal. Sobre el punto ver Maqueo, M., et al. (2017). "Protección de
datos personales, privacidad y vida privada: la inquietante búsqueda de un equilibrio global necesario". Revista de Derecho de Valdivia, 30(1), pp. 80 y ss.
1736Sobre el punto ver Novoa, E. (1981). El derecho a la vida privada y libertad de información. D.F.: Siglo Veintiuno Editores, pp. 30 y ss.
1737Castro, J. (2014). "La intimidad del trabajador y las medidas de vigilancia y control a través de medios audiovisuales: El caso chileno". Revista Laboral
Chilena (2), pp. 53-63.
1738Corte Suprema, rol Nº 35159-2017, de fecha 12 de abril de 2018. Para un estudio jurisprudencial sobre la materia, vid. Anguita, P. (2006). "Jurisprudencia
Constitucional sobre el Derecho a la propia Imagen y la Vida Privada en Chile (1981-2004): un intento de sistematización", en AA. VV., Libertad de Expresión en
Chile. Santiago: Facultad de Derecho, Universidad Diego Portales, pp. 319-521; Rodríguez, M. (1999). "Protección de la vida privada: Líneas jurisprudenciales".
Revista Chilena de Derecho, 26(3); Figueroa, R. (2013). "El derecho a la privacidad en la jurisdicción de protección". Revista Chilena de Derecho, 40(3).
1740Nogueira, H. (1998). "El derecho a la privacidad y la intimidad en el ordenamiento jurídico chileno". Ius et Praxis, 4(2), pp. 65-106.
1742Ugarte, J. (2011). "Privacidad, Trabajo y Derechos Fundamentales". Estudios Constitucionales, 9(1), p. 16.
1743Ibid., p. 17.
1744Castro, J. (2014). La intimidad del trabajador y las medidas de vigilancia y control a través de medios audiovisuales: el caso chileno, ob. cit., p. 56.
1747Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 55.
1748Rojas, I. (2015). Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 417.
1751Así, por ejemplo, es el caso de un jardín infantil que cuenta con la presencia de un auxiliar que ha cometido abusos en contra de menores, o bien, una
empresa de valores que tiene como custodio de sus dineros a una persona que forma parte de una banda delictual dedicada al robo y falsificación de dinero.
Ambas conductas, por el solo hecho de que hubieren ocurrido en el contexto de la privacidad y en el tiempo en que tenían una relación laboral vigente, en
principio, según la lógica expuesta quedarían indemnes. Ejemplos tomados de Ode, R. (2016). La causal del artículo 160 Nº 1 letra e) del Código del Trabajo,
relativa a la conducta inmoral del trabajador que afecte a la empresa donde se desempeña, ob. cit., pp. 70.
1753Para un análisis de las empresas de tendencia en Chile Vid. Lüer, N. (2013). Empresas de tendencia en Chile. Santiago: Thomson Reuters. Sobre el
punto, es interesante destacar la opinión de la autora respecto del conflicto planteado, pero a la luz noción de no discriminación: "la legislación nacional no regula
especialmente la situación de las empresas de ideológicas, específicamente, el hecho de si pueden o no considerar las creencias o ideologías del trabajador o
potencial trabajador en sus decisiones de empleo. Como hemos visto, no obstante lo anterior, estos empleadores de todas formas podrían realizar tratamiento
diferentes entre trabajadores en base a su ideología en relación a las tareas de alto contenido ideológico que realizan en su interior, sin por ello cometer un acto
ilegitimo de discriminación". Lüer, N. (2013). Empresas de tendencia en Chile, ob. cit., p. 159.
1755Ugarte, J. (2011). "Los derechos en su nueva hora: la teoría externa de los derechos fundamentales" (vol. 18). Revista de Derecho (Coquimbo), ob. cit.,
p. 372.
1757En efecto, a priori, el hecho de que la conducta del trabajador sea en ámbito privado, no es inconciliable con la idea de afectación. Sobre el punto la Corte
Suprema ha indicado, sentencia Corte Suprema, rol Nº 3945-2008, de fecha 16 de septiembre de 2008, que "Sexto: Que, en tercer lugar, en cuanto a la causal
establecida en la letra e) del Nº 1 del artículo 160 del Código del ramo, sin duda, que la conducta inmoral desarrollada por el dependiente a que dicho precepto se
refiere, debe afectar a la empresa, así lo establece la ley, de modo que por el hecho de haberse señalado en el fallo de que se trata, que la conducta de los
trabajadores se ubica dentro de su ámbito privado, no se advierte la vulneración a la norma antes citada".
1760El artículo 5º de la citada ley, prescribía: "El contrato de trabajo termina por las causales jenerales de espiracion de los contratos y, en especial por las
siguientes: 8) Por actos u omisiones que afecten a la salud o a la seguridad de los obreros o a la seguridad del establecimiento".
1761El artículo 9º del Código del Trabajo de 1931 indicaba que el contrato de trabajo terminaba por "por actos, omisiones e imprudencias temerarias, que
afecten a la seguridad del establecimiento o de los obreros o a la salud de éstos".
1762Artículo 2º Nº 4 señalaba que "serán causas justificadas de terminación del contrato de trabajo las siguientes: 4.- Los actos, omisiones e imprudencias
temerarias que afecten a la seguridad del establecimiento o de los trabajadores o a la salud de éstos".
1763No obstante, se vinculaba la misma al artículo 157 del Código del Trabajo de 1987, que sancionaba la "comisión de actos que produzcan la destrucción de
materiales, instrumentos o productos de trabajo o mercaderías, o disminuyan su valor o causen deterioro". Vid. Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato
de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 462 y 463; Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de
trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131 y Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1764Melis, C. y Sáez, F. (2009). El contrato individual de trabajo en los dictámenes de la Dirección del Trabajo, ob. cit., p. 131 y Walker, F. (1990). Nuevas
normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1765Nos referimos al estudio realizado por Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o
imprudencias temerarias, ob. cit.
1766Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59. En idénticos términos; Lanata, R. (2010). Contrato individual de
trabajo, ob. cit., p. 280.
1767Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., p. 463. En
similar sentido, respecto a la afectación, Rojas, Irene, Derecho del Trabajo. Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 423.
1768Reconociendo expresamente la vinculación entre la obligación de seguridad y la causal de despido Vid. Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales
en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo. Santiago: Librotecnia, pp. 120 y 121; Gajardo, M. (2015). Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales. Santiago: LegalPublishing-Thomson Reuters, p. 36; Etcheverry, F. (2011). Derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 200; Lanata, R.
(2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 280.
1769Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 111.
1770Esta obligación deriva incluso de cuerpos normativos laborales con vocación de universalidad, como es el Convenio Nº 155 (artículos 19 y 20) y la
Recomendación 184 de la OIT sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981.
1771Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59. Para un análisis detallado se recomienda Vid. Diez, J. (2005). "La
culpa del empresario por accidentes del trabajo: modernas tendencias jurisprudenciales", en AA. VV., Cuadernos de Extensión Jurídica. Santiago: Universidad de
los Andes, pp. 79 y ss.
1772Como el reglamento interno de la empresa y el reglamento específico de prevención de riesgos laborales Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo,
ob. cit., p. 280.
1773En este contexto, complementan también su contenido el Decreto Supremo Nº 40, de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, en su Reglamento
de Prevención de Riesgos Profesionales, que indica en sus artículos 18 y 19 el cuerpo normativo y las obligaciones que deberá comprender todas aquellas
materias cuyas normas o disposiciones sean de carácter imperativo para los trabajadores. En la misma línea determina el contenido de la regulación de las
prohibiciones y actos o acciones que no se permitirán a los trabajadores por envolver riesgos para sí mismos u otros o para los medios de trabajo.
1774Gajardo, M. (2015). Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, ob. cit., p. 36; Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile,
alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 121.
1775Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1776Por lo mismo, como señala la Corte Suprema, la sola imprudencia temeraria inexcusable que pone en una situación de alto riesgo a otro trabajador puede
configurar, indistintamente, medidas disciplinarias conservativas o extintivas. En este supuesto no se trata que el reglamento interno incorpore una obligación al
contrato, que eventualmente justifica la extinción por incumplimiento contractual, sino más bien, que la propia ley construye el marco de tipicidad, permitiendo la
aplicación discrecional de todo el cuadro sancionatorio. Sobre el punto ver Sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1777Gorelli, J. (1996). "Obligaciones y responsabilidades del trabajador en materia de seguridad e higiene en el trabajo", en AA. VV., La prevención de riesgos
laborales. Aspectos claves de la Ley Nº 31/1995. Pamplona: Aranzadi, p. 211.
1778En este sentido Vid. Fernández, R. (2019). Configuración de Poder de Dirección del Empleador: denominación, naturaleza jurídica, fundamento y
contenido, ob. cit.
1779Gajardo, M. (2015). Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, ob. cit., pp. 36 y ss. Señala al respecto Gajardo, "de no ser así, se tornaría
ilusorio el cumplimiento del artículo 184 del Código del Trabajo para el empleador, al sujetarse el cumplimiento de su deber de seguridad a la sola voluntad del
trabajador".
1781Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., pp. 120 y 121.
1782En este sentido, García, J. (1997). "Los incumplimientos del trabajador en materia de seguridad y salud en el trabajo como causa de despido disciplinario",
en J. Gárate, Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario: estudios ofrecidos al profesor Manuel Alonso Olea, con motivo de su investidura como doctor
"honoris causa" por la Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela: Santiago de Compostela, pp. 59 y 62 y ss.
1783Corte de Apelaciones de Concepción, 26 de diciembre de 2003, rol Nº 1899-2003; Corte de Apelaciones de Antofagasta, 6 de agosto de 2004, rol Nº 103-
2004; Corte Suprema, 7 de octubre de 2004, rol Nº 3786-2003; Corte Suprema, 25 de junio de 2007, rol Nº 2710-2006; Corte de Apelaciones de Puerto Montt, 28
de noviembre de 2007, rol Nº 149-2007; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de marzo de 2008, rol Nº 502-2007; Corte Suprema, 31 de mayo de 2007, rol
Nº 5830-2005; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 24 de agosto de 2007, rol Nº 17-2007; Corte Suprema, 24 de septiembre de 2007, rol Nº 748-2006; Corte
Suprema 20 de agosto de 2008, rol Nº 3337-2008; Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de noviembre de 2010, rol Nº 676-2010; entre otras.
1784Corte de Apelaciones de Santiago, 30 de enero de 1996, rol Nº 4313-1997; Corte Suprema, 27 de mayo de 1999, rol Nº 4313-1997; Corte de Apelaciones
de Concepción, 6 de octubre de 2005, rol Nº 424-2006; Corte Suprema, 27 de diciembre de 2006 rol Nº 224-2005; Corte de Apelaciones de Concepción, 5 de
marzo de 2008, rol Nº 502-2007; Corte Suprema, 27 de diciembre de 2006, rol Nº 2224-2005; Corte de Apelaciones de Punta Arenas, 22 de octubre de 2002, rol
Nº 1093-2002; Corte Suprema, 28 de abril de 2011, rol Nº 934-2009.
1787En un sentido distinto se ha entendido la obligación de seguridad desde un punto de vista individual. Vid. Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales
en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., pp. 120 y ss.
1789En esta línea pareciera ser que lo entiende la jurisprudencia, al indicar que este supuesto "se trata de una causal subjetiva y supone en primer término que
los hechos ejecutados por el dependiente sean extremadamente imprudentes o con una negligencia considerable. No se requiere entonces una intencionalidad
especial, sino un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia común aconseja y que conduce a la realización de hechos que, de mediar malicia,
constituirían delito. Deberán, además, afectar los bienes jurídicos establecidos en la norma referida, expresión que no puede entenderse como sinónimo de
producción cierta de un daño, sino sólo como la posibilidad concreta de que ese perjuicio se produzca, atendido que en el caso en que lo amenazado sea la salud
de otros dependientes la disposición del artículo 184 del Código del ramo prevé la obligación esencial del empleador de adoptar todas las medidas necesarias para
proteger eficazmente la vida y salud de los dependientes". Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 326-2014, de fecha 17 de diciembre de 2014;
sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1790Walker, F. (1990). Nuevas normas. Terminación del contrato de trabajo, ob. cit., p. 59.
1791Uriarte, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., p. 464.
1792Uriarte, Pedro. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit.,
pp. 464 y 465.
1795Thayer, W. y Novoa, P. (2009). Manual de Derecho del Trabajo (vol. IV), ob. cit., p. 59.
1796Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 465 y
ss., p. 487; Lanata, R. (2010). Contrato individual de trabajo, ob. cit., p. 281.
1797Ver Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 505-2020, 26 de enero de 2021 que hace suyos los argumentos de la causa RIT O-4060-2019, del
Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en el que centra su análisis en una intencionalidad dolosa.
1798Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010; sentencia Corte
Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013; sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 225-2016, de 26 de agosto de 2016.
1800Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010; sentencia Corte
Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013.
1801Lizama, L. y Lizama, D. (2019). Manual de derecho individual del trabajo, ob. cit., p. 111.
1802Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 326-2014, de 17 de diciembre de 2014.
1805Reyes, Í. (2016). "Una aproximación a la imputación a título de imprudencia en el Código Penal chileno". Revista de Derecho (Valparaíso), 47, pp. 249 y
250.
1806San Martín, C. (2009). "La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales". Revista del Ministerio del Trabajo e Inmigración,
84, p. 57.
1807En similar sentido lo ha indicado la Corte Suprema, al señalar que "la prudencia conlleva en sí tanto la previsión como la prevención, y ambos conceptos
forman parte del cuidado". Sentencia Corte Suprema rol Nº 2197-2010, 21 de diciembre de 2012.
1808Sobre el punto, Vid. Barros, S. (2014). "La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los accidentes del
trabajo". Revista de Derecho Universidad San Sebastián, 20; Barahona, J. (2011). "La culpa de la vi´ctima en los accidentes del trabajo, dogmática y jurisprudencia
chilenas", en AA. VV., Responsabilidad civil del empresario por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Tendencias actuales. Cuaderno. Santiago:
Universidad de los Andes.
En general, desde una perspectiva civil, Vid. Bahamondes, C. y. (2012). "La exposición de la víctima al daño: desde la culpabilidad a la causalidad". Revista de
Derecho (Valparaíso) (39), pp. 39-52; Domínguez, R. (1966). "El hecho de la víctima como causal de exoneración de responsabilidad civil". Revista de Derecho de la
Universidad de Concepción, 135.
1809Barrientos, M. (2012). "La obligación de seguridad en la subcontratación laboral: previsibilidad del hecho y del daño". Revista Chilena de Derecho, 39(1),
p. 102.
1810Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 466 y
467.
1811Sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de mayo de 2013. En similar sentido sentencias Corte Suprema, rol Nº 775-2004, rol Nº 3916-2006, rol
Nº 3715-2010, rol Nº 8456-2010 y rol Nº 292-2013.
1812Sentencia Corte Suprema, rol Nº 3916-2006, 27 de agosto de 2007; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010.
1815Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2197-2010, 21 de septiembre de 2012. En sentido similar Sentencia Corte Suprema rol Nº 26534-2014, de fecha 23 de
junio de 2015.
1817Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., p. 468. En
este sentido Sentencia Corte de Apelaciones de Antofagasta, rol Nº 273-2016, 10 de febrero de 2017.
1819En el encuadre normativo histórico el artículo 9º Nº 8 del Código del Trabajo de 1931, incorporó el concepto de imprudencia temeraria.
1820Sobre la injerencia en Chile y sus discusiones en materia penal, Vid. Izquierdo, C. (2006). Comisión por Omisión: Algunas consideraciones sobre la
Injerencia como Fuente de la Posición de Garante, ob. cit., p. 330.
1821Ibid., p. 330.
1822Cabe hacer presente que jurisprudencialmente la Corte Suprema ha distinguido el concepto de imprudencia, negligencia e impericia, como también su
forma de comisión. Se indica "La imprudencia consiste entonces en un obrar sin aquel cuidado que según la experiencia corriente debe tenerse en la realización
de ciertos actos; es un comportamiento defectuoso resultante de una respuesta al estímulo que la provoca sin que el sujeto haya realizado la suficiente valoración
sobre la oportunidad o inoportunidad, conveniencia o inconveniencia de la reacción y, desde luego, sin la suficiente graduación de la intensidad de su efecto. Así
vemos que se trata de una falla de la esfera intelectiva del sujeto, que lo lleva a desplegar una conducta sin las precauciones debidas en el caso concreto. Si bien
la imprudencia se define como un hecho en el cual no media la intención de dañar, el acto imprudente precede a la calamidad pues se acompaña de falta de
previsión o de ausencia de precaución. Cuando el acto es de tipo omisivo, prima la negligencia. Cuando se debe a falta de conocimiento de lo que debería
saberse, la hipótesis culposa se basa en la impericia. Sin embargo, puede haber violaciones simultáneas (impericia, negligencia e imprudencia) del deber de
cuidado que la sociedad exige a cada uno de sus miembros". Sentencia Corte Suprema, rol Nº 2197-2010, 21 de septiembre de 2012.
1823En un sentido contrario, Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias
temerarias, ob. cit., p. 488.
1824Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., pp. 121 y ss.
1825San Martín, C. (2009). La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales, ob. cit., p. 84.
1826Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 123.
1827Barros, S. (2014). La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los accidentes del trabajo, ob. cit., p. 187.
1828San Martín, C. (2009). La imprudencia del trabajador en el accidente de trabajo: claves jurisprudenciales, ob. cit., p. 59.
1829Ibid., p. 60.
1830Núñez, C. (2014). Prevención de riesgos laborales en Chile, alcance y contenido del artículo 184 del Código del Trabajo, ob. cit., p. 124.
1831Entre estas encontramos: a) Evaluar permanentemente los riesgos de la empresa; b) Definir las funciones en razo´n de su peligrosidad; c) Seleccionar a
los trabajadores de acuerdo con esta realidad; d) Instruir y capacitar a los trabajadores conforme con las contingencias advertidas; e) Ofrecer a los trabajadores los
equipos e instrumentos ido´neos para operar; f) Mantener sistemas de reaccio´n eficientes y eficaces, en caso de que se decrete una emergencia; h) Evaluar frente
a cada accidente las causas de este, para evitar su ocurrencia futura; i) Respetar todas las normas legales, reglamentarias e internas, que norman aspectos de
seguridad laboral; g) Evaluar permanentemente el estado fi´sico de sus trabajadores. Vid. Barros, S. (2014). La institucio´n civil de la exposicio´n imprudente al
dan~o y el alcance de su aplicacio´n a los accidentes del trabajo, ob. cit., p. 181.
1832Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 473 y
474.
1834Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 326-2014, de fecha 17 de diciembre de 2014; sentencia Corte Suprema, rol Nº 292-2013, 23 de
mayo de 2013; sentencia Corte Suprema, rol Nº 1606-2010, 14 de julio de 2010; Corte de Apelaciones de Concepción, rol Nº 365-2019, 27 de septiembre de 2019.
1835Sentencia Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 85-2015, fecha 2 de abril de 2015, sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 32-2017, 16
de mayo de 2017. Recientemente a propósito del COVID-19 V. Sentencia 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, RIT M-2120-2020, 30 de octubre de 2020.
1836Munita, E. (2014). El perjuicio económico como elemento de configuración de la gravedad del despido, ob. cit., p. 73.
1837Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., pp. 474 y
ss.
1838Ibid., p. 488.
1839Ibid., p. 488.
1840En este contexto, la jurisprudencia indica que la causal se aplica incluso si el único afectado por la conducta ilegal es el trabajador destinatario de la
sanción. Vid. Sentencia Corte de Apelaciones de Santiago, rol Nº 2830-2019, 7 de mayo de 2020.
1841Irureta, P. (2015). Efectos extintivos de un contrato de trabajo derivados de la ejecución de actos, omisiones o imprudencias temerarias, ob. cit., p. 488.
Conclusiones
De esta forma, esta hipótesis de extinción subjetiva debe ser caracterizada como un
acto discrecional, por cuanto el empleador podrá o no aplicar una sanción cuando se
producen los supuestos de autorización para su imposición. En este contexto, la
discrecionalidad significa que el empleador detenta plena libertad en la decisión para
imponer una sanción a un trabajador que comete una falta laboral, lo que no quiere
decir que pueda aplicar sanciones diferenciadas en atención a criterios arbitrarios o
basados en diferencias discriminatorias. Esta limitación no aparece solamente desde
la proyección de los derechos fundamentales como límite al ejercicio del poder
disciplinario, sino también desde su propia racionalidad a partir de la noción de interés
legítimo y de los supuestos de ejercicio obligatorio, como el cumplimiento de la
obligación de seguridad y las faltas cometidas por el trabajador que lesionan derechos
fundamentales de compañeros de trabajo.
Por otra parte, el despido puede ser calificado como un negocio jurídico unilateral,
por cuanto la decisión de término del contrato de trabajo es adoptada por el
empleador, bastando solamente la expresión de su voluntad para tal fin. Esta
manifestación se encuentra libre de sometimiento a otra instancia y produce sus
efectos en el plano sustancial sin que sea necesaria la intervención previa de un
tercero, salvo determinadas excepciones que confirman la regla general.
Así también, el despido debe ser caracterizado como un negocio con eficacia
constitutiva, ya que produce sus efectos de manera directa e inmediata sobre la
relación laboral, sin que la eventual impugnación ante tribunales de justicia suspenda
o difiera su eficacia, lo que se debe a su naturaleza como acto de autotutela privada.
Un primer límite viene dado por el principio de legalidad que se proyecta al ámbito
laboral, con la prevención de que no puede transfundirse sin más desde su dimensión
pública al ámbito privado, en atención a su propia naturaleza y a las particularidades
de la relación de trabajo. En este esquema, su traslación al contexto laboral refiere a
la selección de comportamientos relevantes para el régimen disciplinario y a la
descripción de los hechos sancionables, buscando garantizar que solo podrán
castigarse los comportamientos que se hallen descritos previamente en algún cuerpo
normativo.
En cuanto a la forma de determinación, no se exige una tipificación precisa y
cerrada de los actos y de las conductas sancionables, pero sí lo suficientemente
delimitados para su predictibilidad, lo que es contrario a una configuración tanto
indeterminada como vaga que impida delimitar sus contornos y haga ilusoria su
causalización.
Un segundo límite vendrá dado por la proyección del debido proceso y sus garantías
a las relaciones entre privados con algunas matizaciones lógicas, en atención a las
diferencias de los órdenes sustantivos que abordan. Este límite se concretiza en la
configuración del derecho a una investigación y a una defensa previa a la imposición
de la sanción de despido basado en la conducta del trabajador que, dependiendo de
la ordenación normativa, se erige como una condición de validez y eficacia de este.
En este esquema, reconocemos que en todas las causales existe un fin último: la
adecuación productiva del comportamiento laboral de los trabajadores a los fines de la
empresa, que coexiste con fines secundarios y heterogéneos, vinculados a derechos
de titularidad distinta de quien ejerce el poder disciplinario.
Así, podemos diferenciar dos órdenes sistemáticos: las causales de interés simple y
las causales de interés compuesto. En las primeras, se desarrollan las justas causas
de despido, cuya finalidad es defender preponderantemente el interés del empleador,
agrupando la falta de probidad, la injuria laboral, las negociaciones incompatibles, las
ausencias, el abandono, la afectación de bienes de la empresa y el incumplimiento de
las obligaciones que impone el contrato de trabajo. Con respecto a las segundas,
tienen relación con los supuestos de ejercicio obligatorio del poder disciplinario,
enfocado en la obligación de seguridad y en la eficacia de los derechos
fundamentales en las relaciones de trabajo. Bajo este criterio agrupamos las causales
de acoso sexual, las vías de hecho, el acoso laboral, la conducta inmoral y los actos,
omisiones o imprudencias temerarias.
A nuestro entender, las causales disciplinarias tienen por finalidad delimitar hipótesis
conductuales graves y, debido a su particularidad, tipificarlas. La fijación de las
conductas, en términos amplios, validaría la sanción de cualquier acción u omisión,
otorgando a la parte empleadora un amplio margen de discrecionalidad, tanto en la
determinación de la conducta como en la aplicación de sanciones.
Sobre esta base, proponemos una interpretación del modelo causal en clave
constitucional que opte, en términos políticos, por el trabajo como un valor central,
desplegándose como pilar modelador de los mecanismos de tutela contra el despido
bajo límites y estándares de ponderación, proyectándose en una doble dimensión:
como principio y como expresión del contenido esencial de un derecho fundamental.
Por su parte, en su rol como principio, tendrá una función correctora y justificadora,
tanto en la interpretación de una norma como en la solución de antinomias
normativas, guiando la aplicación del ordenamiento jurídico laboral al momento de
resolver un conflicto de trabajo.
Novena. Por otro lado, teniendo en cuenta la insuficiencia del modelo normativo de
fuente legal y de orden individual, creemos que la regulación colectiva se debe
imponer como un mecanismo de solución al conflicto entre el ejercicio de los poderes
empresariales y la estabilidad en el empleo.
En este esquema, una posibilidad es que las partes, es decir, sindicato y empleador,
establezcan, de común acuerdo y mediante instrumentos colectivos, la disposición de
las causales de despido disciplinario, en el sentido de eliminar determinados factores
causales que configuren una hipótesis de justa causa de término de la relación
laboral.