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18 junio, 2018
Mucho se ha reflexionado sobre las reglas electorales para garantizar gestiones municipales
más efectivas, buscando mayor pluralidad en los cabildos, reelecciones consecutivas,
equidad de género en los procesos internos, etcétera; sin revisar siquiera el diseño de la
gobernanza a nivel local, las reglas arcaicas que las regulan, ni los niveles de transparencia
y rendición de cuentas; prácticamente nuestros municipios funcionan igual desde su
institucionalización.
México requiere de municipios más eficientes, para enfrentar los grandes desafíos públicos
de nuestro siglo, como la pobreza, la falta de acceso a servicios públicos de calidad,
infraestructura básica, etcétera.
Desde esta óptica los gobiernos municipales del siglo XXI deben estar cumpliendo con los
siguientes elementos básicos, de acuerdo a la OCDE:
Es claro que necesitamos municipios más eficientes, mucho nos hemos preocupado por
hacerlo a nivel federal, pero poco hemos hecho a este nivel, en dónde se mantiene un
contacto con la gente, y aunque se han tenido avances importantes, no han sido suficientes,
contar con gestiones municipales efectivos pueden facilitar la implementación de políticas e
inversiones que ayuden a resolver los problemas más agraviantes de la población, ayudando
también a fortalecer la buena gobernanza y garantizar un impacto positivo duradero.
Una gestión municipal eficaz es aquella que cumple con los objetivos planeados, y es
eficiente, aquel que genera estos resultados al menor costo posible, usando el mínimo de
presupuesto público ofrecido por los contribuyentes.
Esta gestión eficaz y efectiva, debe trabajar sobre un marco regulatorio dinámico y flexible,
adaptable a los cambios sociales, estas reglas pueden ofrecer incentivos a los servidores
públicos municipales que trabajen por resultados, y debe de castigar también a quienes no
lo hagan, fuera de aquellos compromisos políticos que perduran a nivel local. Porque el
gobierno tiene la capacidad de actuar en consecuencia de actos indebidos, pero también es
responsable de aquellos actos que pudiendo hacerlos, no los realiza.
Por otro lado, mantener una excesiva normatividad, puede generar el impacto contrario, al
burocratizar y limitar su capacidad de respuesta, las normas, las funciones y el personal que
duplica funciones inhiben las actitudes proactivas y creativas de los servidores públicos, y
se convierten en presas sistemáticas de la inoperatividad municipal.
Otro de los grandes retos a nivel municipal es la falta de planeación, y es que aunque existe
ya una ley que regula esta, la planeación ha sido un gran pendiente de los municipios,
contar con planeación contribuye a tener municipios más transparentes, así como ayuda a
establecer una ruta clara para orientar los esfuerzos de los servidores públicos hacia
objetivos claros y cuantificables.
Finalmente, una buena gobernanza requiere de una visión de futuro, porque los gobiernos
son temporales, pero la gente no, por lo que las nuevas gestiones efectivas, deben tener una
visión a corto y largo plazo, de ahí que los gobiernos locales estén adaptando también sus
políticas a un enfoque global como lo es la Agenda 2030, para un Desarrollo Sostenible.
Esta nueva visión, debe imperar ahora que vamos a renovar a nuestras autoridades
municipales, soluciones que estén centradas en las necesidades de la gente, y no en los
proyectos de los políticos, recuperar la confianza de la gente es un trabajo corresponsable
entre sociedad y gobierno, por eso los ciudadanos deben pensar bien quién es la mejor
opción para representarlos y llevar una gestión más efectiva.