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FUNCIONES DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

1. Ejercer el control preventivo –antes de su promulgación- de


constitucionalidad de las leyes que interpretan la Constitución Política de la
República, de las leyes orgánicas constitucionales y de las normas de un
tratado internacional que versen sobre materias propias de leyes orgánicas
constitucionales.

Se trata de un trámite constitucional especial, previo a la existencia de la norma


legal o del tratado por lo que es dable sostener que, sin dar cumplimiento al
mismo, la norma tiene un vicio de forma. Esta idea fue tomada del sistema
constitucional francés a partir de 1958 y en su momento, al interior de la
Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, se discutió sobre la necesidad de
establecer este trámite. Básicamente, de no existir cuestión de constitucionalidad
alguna planteada, para comisionados como Ortúzar este trámite carecía de razón
de ser. En un sentido contrario, Bulnes y otros sostenían que estas normas,
especialmente las orgánica constitucionales, eran de una jerarquía tal que
requieren una supremacía formal en este sentido pues constituyen el
complemento esencial de la Constitución Política de la República.

Hacemos presente en este punto que la reforma de 2005, junto con modificar el
orden en que se comprendían los tipos de leyes que debían pasar por este control
preventivo, incorporó los tratados internacionales en tanto contengan normas de
dicho rango. Se trata de establecer en el texto constitucional una noción
jurisprudencial y doctrinaria preexistente que, en todo caso, es absolutamente
necesaria. Por lo demás, esta norma es coherente con la del actual número 1 del
artículo 54, en cuanto este último expresa que los tratados internacionales, en su
aprobación por parte del Congreso Nacional, deben respetar los quórum que
correspondan según la materia sobre los que recaen.

Otro tema a tener presente es que, dentro de una misma ley, pueden existir
preceptos que deban pasar por este control de constitucionalidad y otros que no,
en cuanto a las materias que tratan unos y otros.

La Cámara de origen del proyecto es la encargada de enviar al Tribunal


Constitucional el proyecto respectivo, dentro de los 5 días siguientes a que el
mismo quede totalmente tramitado por dicho organismo. Se ha discutido el tema
relativo a la amplitud de facultades del Presidente de la respectiva cámara en
cuanto a determinar si ha de enviar o no el respectivo proyecto al Tribunal
Constitucional.

Recibido por el Tribunal Constitucional el proyecto, se dicta autos en relación a


su respecto y la materia queda en tabla, en estado de ser vista. El Tribunal
Constitucional revisa si se han cumplido los plazos constitucionales, los quórum
necesarios, si se trata de una materia propia de ley orgánica constitucional que
deba pasar por el respectivo trámite, si se cumplieron requisitos de forma
especiales como, por ejemplo, oír previamente a la Corte Suprema en cuanto a las
leyes que modifican su organización y atribuciones.

El tribunal Constitucional tendrá a la vista los antecedentes de las eventuales


cuestiones de constitucionalidad que se hayan presentado durante la tramitación
parlamentaria del proyecto. Si no se han presentado dichas cuestiones y se
aprueba el proyecto, la resolución será escueta. Por el contrario, tanto en el
evento del rechazo al proyecto como en aquel en que se presenten cuestiones de
constitucionalidad, la resolución deberá ser fundada.

Si el Tribunal Constitucional estima que el precepto es inconstitucional, no podrá


convertirse en ley. Por ello, la cámara de origen enviará, de ser posible, la parte
restante del proyecto al Presidente de la República para su promulgación y
publicación. Si un precepto es declarado inconstitucional, naturalmente todos los
preceptos directamente relacionados con el mismo o dependientes de él
adolecerán del mismo vicio.

En el caso de las leyes interpretativas de la Constitución son aplicables los


mismos raciocinios anteriores, con la salvedad que en estos casos siempre
deberán fundarse las resoluciones, independientemente de su contenido.

2. Resolver sobre la constitucionalidad de los auto acordados dictados por la


Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones y el Tribunal Calificador de
Elecciones;

Esta atribución fue incorporada en la reforma de 2005 al artículo 93. Se trata, sin
duda, de un importante avance desde que los auto acordados han entrado a
regular de manera detallada y a veces excesivamente restrictiva materias
constitucionales como, por ejemplo, la acción de protección.

Se trata de un control represivo, es decir, no de un trámite previo a la aprobación


de la norma. Por ello, opera sólo desde el momento en que se ha suscitado un
problema de constitucionalidad.

Podrá conocer el Tribunal Constitucional de esta materia a requerimiento del


Presidente de la República, de cualquiera de las cámaras del Congreso Nacional o
de diez de sus miembros. Lo que es interesante es que cualquier persona parte de
un proceso o gestión pendiente que sea afectado en sus derechos fundamentales
por el auto acordado podrá recurrir al Tribunal Constitucional, caso en el cual
existe un control de admisibilidad previa del recurso que será desarrollado por
una de las salas del Tribunal Constitucional. Si la misma declara inadmisible el
requerimiento de una parte, no procede recurso alguno en contra de dicha
resolución.

Se trata de una materia interesante, de alcances que estarán por verse,


especialmente en materias como el recurso de protección en donde
interpretaciones restrictivas sobre, por ejemplo, los plazos de su interposición han
devenido en privar a los sujetos de esta acción constitucional especial que, desde
otra perspectiva, es una garantía o derecho público subjetivo establecido en su
favor.

Declarada la inconstitucionalidad del auto acordado, el mismo se entenderá


derogado desde el momento en que se publique en el Diario Oficial la resolución
respectiva, no generando efectos retroactivos.

Esta norma constitucional deberá ser regulada en la ley orgánica constitucional,


siendo del todo aconsejable que en tanto no se pronuncie el Tribunal
Constitucional sobre la materia, se suspenda el procedimiento respectivo en
curso. En efecto, atendido que lo que se resuelva no tendrá efecto retroactivo, no
puede sino ser esto la solución legal que le dé sentido a que se exija que sea una
persona que se encuentre ante una gestión judicial la que pueda solicitar esta
declaración.

3. Resolver las “cuestiones sobre constitucionalidad” que se den durante la


tramitación de las leyes, las reformas constitucionales y los tratados
sometidos a la aprobación del Congreso Nacional.

La noción de “cuestiones sobre constitucionalidad” viene de la reforma


constitucional de 1970, no obstante la noción recién se expresa en el rol 23 de
1984, en relación al proyecto de ley relativo al tráfico de estupefacientes. Dentro
de las materias que señala dicho fallo, en el mismo se aclara que el Tribunal
Constitucional no es un órgano consultivo llamado a emitir pronunciamientos en
abstracto ante dudas de la autoridad, por el contrario, sólo ejerce su jurisdicción
cuando se ha suscitado una cuestión sobre la constitucionalidad.

Por de pronto esta noción no faculta al Tribunal Constitucional a optar en cuanto


a la mejor forma de regular una materia. Básicamente, se trata de una
discrepancia en cuanto al alcance de un precepto constitucional. Para que el
Tribunal Constitucional entre a conocer de dicha discrepancia, la misma tiene que
sucederse con motivo de la tramitación de alguno de los proyectos indicados y,
en particular, entre el mismo y la Constitución Política de la República, según
alguna de las interpretaciones sustentadas por quienes intervienen en el proceso
legislador. En efecto, si existe una clara inconstitucionalidad de un precepto del
proyecto, sin que existan dos posiciones al interior del Congreso Nacional o entre
éste y el Presidente de la República sobre los alcances del mismo, no existe una
cuestión de constitucionalidad en el sentido anotado y debe ser el propio
colegislador el que decline del proyecto. Por lo demás, el mismo fue el criterio
sustentado en el rol 147 de 1992.

El contenido material de una cuestión sobre constitucionalidad es amplio,


abarcando hipótesis tales como quórum del precepto, reserva de ley al respecto,
relación del mismo con una garantía constitucional y otras.

Silva Bascuñan sostiene que esta atribución del Tribunal Constitucional sólo
puede ejercerse desde el momento en que se da cuenta ante la cámara de origen
de determinado proyecto, pues sólo en ese momento se ha iniciado la tramitación.
Por el contrario, la misma no existe entre la presentación del mensaje o moción y
el momento en que se da cuenta del mismo y, por ello, en esa etapa previa no
puede intervenir el Tribunal Constitucional, siendo resorte del promotor del texto
el retirarlo si estima que el mismo encierra una inconstitucionalidad.

El ejercicio de esta atribución por parte del Tribunal Constitucional puede ser a
solicitud del Presidente de la República, de cualquiera de las Cámaras del
Congreso Nacional o de al menos una cuarta parte de sus miembros en ejercicio.
Dicho requerimiento debe ser formulado antes de la promulgación de la ley o de
la remisión al Presidente de la República de la nota que le informa la aprobación
del tratado internacional y, en todo caso, no después de 5 días de ocurrido
cualquiera de estos eventos. La idea es no mantener la incertidumbre en relación
al proyecto, acotando los plazos para que el mismo se convierta en ley o tratado
internacional.

Con el mismo propósito, el Tribunal Constitucional deberá pronunciarse dentro


del plazo de 10 días de recibido el requerimiento, prorrogables por igual número
de días por motivos graves y calificados, lo que deberá contar en una resolución
especial emitida al respecto. Durante este plazo, la tramitación del proyecto no se
suspenderá pero, en todo caso, no podrá ser promulgado hasta expirados los
plazos indicados, salvo que se trate de la ley de presupuestos o del proyecto
relativo a la declaración de guerra propuesta por el Presidente de la República.
Vencidos los mismos, sí procede la promulgación.

4. Resolver las cuestiones que se presenten sobre la constitucionalidad de un


decreto con fuerza de ley.

Esta atribución puede ejercerse en dos hipótesis diferentes:

- Por el Presidente de la República, en caso que la Contraloría General de la


República no tome razón por estimar inconstitucional el decreto con fuerza de ley
y dentro de los 10 días siguientes a que ello ocurra. En este caso, declarado
inconstitucional, el proyecto no podrá convertirse en decreto con fuerza de ley
pues se trata de un control preventivo;
- Por cualquiera de las cámaras o una cuarta parte de sus miembros en ejercicio, en
caso que la Contraloría haya tomado razón de un decreto con fuerza de ley que se
estima inconstitucional, dentro de los 30 días siguientes a publicado el mismo en
el Diario Oficial. En este caso, atendido que ya existe la norma de rango legal, se
trata de un control represivo. Por ello y sin producir efecto retroactivo, la
sentencia producirá sus efectos desde publicada en el Diario Oficial, momento en
que se entenderá derogado el proyecto.

Sobre esta atribución es importante tener presente que la misma se refiere


exclusivamente al decreto con fuerza de ley y no a la ley delegatoria. De la afirmación
anterior se siguen dos conclusiones: i) los problemas de constitucionalidad relativos a la
ley delegatoria serán objeto de análisis por parte del Tribunal Constitucional conforme
las normas generales sobre preceptos legales y; ii) declarada constitucional la ley
delegatoria no procede revivir el vicio a propósito de cuestionar el decreto con fuerza de
ley dictado en su virtud.

Por otro lado, esta atribución puede ser ejercida tanto en relación con aspectos de fondos,
es decir, cuando la norma del decreto con fuerza de ley no es conciliable con la
Constitución Política de la República, o por problemas de alcance más o menos formal,
relativos, por ejemplo, al cumplimiento del mandato delegado dentro de los plazos
determinados por el Congreso Nacional materia, por lo demás, en relación a la cual el
Tribunal Constitucional ya se pronunció antes de 1973. Este criterio fue reiterado en el
rol 231 de 1996, el cual señala que el alcance de la “cuestión” de constitucionalidad
relativa a un decreto con fuerza de ley no es el mismo que el relativo a las leyes, entre
otras razones, por la oportunidad en que proceden ambos requerimientos.

Así, algunos casos típicos de estos cuestionamientos pueden ser, por ejemplo, que se
exceda el mandato, que se ejerza fuera de plazo o que se haga sobre una materia en
relación a la cual no procede delegación de facultades legislativas de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 64 de la Constitución Política de la República.

5. Resolver las cuestiones sobre la constitucionalidad de la convocatoria a un


plebiscito, sin perjuicio de las atribuciones que al respecto corresponden al
Tribunal Calificador de Elecciones.

Esta atribución puede ejercerse a solicitud del Senado o de la Cámara de Diputados,


dentro de los 10 días siguientes a contar de la publicación de decreto que fije la fecha del
acto plebiscitario.

El Tribunal Constitucional fijará en su sentencia el texto definitivo de la consulta


sometida a plebiscito, de ser procedente el mismo. De lo anterior se colige que dicha
atribución puede ejercerse en relación a la procedencia de llamar a plebiscito ante
determinada situación como en lo relativo al contenido de la consulta, en cuanto el
mismo puede entrañar una inconstitucionalidad. Esto es especialmente complejo en
aquellos casos de plebiscito, precisamente, a propósito de una reforma constitucional
donde por naturaleza son limitadas las hipótesis de inconstitucionalidad.

Si al pronunciarse el Tribunal Constitucional faltan menos de 30 días para el plebiscito,


en la misma sentencia deberá establecerse el plazo de dicha consulta entre los 30 y 60
días siguientes a la misma.

6. Declarar, por mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un


precepto legal en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o
especial, cuando dicha aplicación resulte contraria a la Constitución.

Se trata de una nueva atribución del Tribunal Constitucional otorgada en al reforma de


2005, la que elimino las facultades que al respecto correspondían a la Corte Suprema.

Esta materia puede ser promovida por cualquiera de las partes o por el Tribunal que
conoce del asunto, de lo que se desprende que no es posible solicitar una declaración en
abstracto sino que debe tratarse de una norma que concretamente puede resultar
aplicable.

Si bien de este recurso ha de conocer el Tribunal Constitucional en pleno, existe un


control previo de admisibilidad del que conoce una sala del mismo. Así, presentado el
recurso, una sala deberá pronunciarse en relación a si el mismo es admitido a
tramitación, no procediendo recurso alguno en contra de lo que dicha sala resuelva. En
nuestra opinión, el propio Tribunal Constitucional podría rectificar lo resuelto en caso de
haber incurrido en errores de hecho, pero reconocemos que se trata de una materia
altamente controvertible.

El control de admisibilidad previo del recurso se refiere a las siguientes materias: i)


existencia de una gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial; ii) que la
aplicación del precepto impugnado pueda resultar decisivo para la resolución del asunto.
A este respecto, lo que se busca es que se trata de la impugnación de normas relevantes
para el asunto que se conoce, es decir, de aquellas decisoria litis que pueden traducirse
que el fallo opere en uno u otro sentido. Se entiende la norma en cuestión por una razón
práctica, no obstante lo cual, en nuestra opinión, este control previo es cuestionable por
varias razones y, entre ellas, por prejuzgar en cuanto a la importancia de una norma para
el fallo que luego deberá emitir el juez de fondo y, por su parte, por poder dejar sin
pronunciarse al Tribunal Constitucional en pleno sobre una norma que puede ser
claramente inconstitucional; iii) que la impugnación se encuentre razonablemente
fundada, y; iv) que se cumpla con los demás requisitos que señala la ley. En nuestra
opinión este control, en general, debe ser más bien formal pues, de caso contrario,
entraña el peligro de que a través de un simple trámite se complique enormemente la
procedencia de un recurso.

La misma sala debe decidir si suspende el procedimiento en curso en el que podría


resultar aplicable la norma.

Si bien se trata de una materia novedosa, la evidente similitud que en ciertos aspectos
presenta con las normas sobre el recurso de inaplicabilidad del que conocía la Corte
Suprema hacen relevante analizar la jurisprudencia que a su respecto se sentó por este
último tribunal. En razón de ello, reiteramos lo señalado en su momento a este respecto

7. Por cuatro quintos de sus miembros en ejercicio, procede declarar la


inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable conforme al
numeral anterior.

Derechamente, nos encontramos ante una nueva atribución del Tribunal Constitucional,
incorporada el 2005. Al respecto, un primer comentario: Nos parece razonable que,
declarada la inaplicabilidad concreta de un precepto por considerar que el mismo,
atendido los hechos o demás normas, puede devenir en una inconstitucionalidad
aplicativa a determinado caso, se revise derechamente la inconstitucionalidad abstracta
del precepto. Ahora bien, nos parece que también debiese existir la atribución de declarar
inconstitucional un precepto legal sin necesidad de un recurso previo de inaplicabilidad
pues, de alguna manera, esta atribución trata de la esencia de la función del Tribunal
Constitucional en cuanto protege a las minorías de las mayorías parlamentarias
ocasionales.

Esta facultad, luego de declarada la inaplicabilidad, puede ser ejercida de oficio por el
Tribunal Constitucional o requerida por cualquier persona, pues existe acción pública al
respecto atendido el interés general en que las leyes respeten la Constitución Política de
la República. En todo caso, se remite de manera amplia la regulación de la acción
pública al respecto y el procedimiento que deberá seguirse para actuar de oficio, a la ley
orgánica constitucional.

Declarado inconstitucional una ley, la misma se entenderá derogada desde la publicación


en el Diario Oficial de la sentencia respectiva, lo que ocurre dentro de los 3 días de
dictada, sin que ella produzca efecto retroactivo. Esta ultima mención es compleja de
entender pues, en los hechos, sólo se recurre de inaplicabilidad cuando se aplicará un
precepto a una situación temporalmente bajo su mandato y, por ello, la “no
retroactividad” del fallo de inconstitucionalidad debemos entenderla relativa a que no
podrá alterarse el contenido de las sentencias judiciales dictadas en el tiempo intermedio
y, en su caso, a los derechos adquiridos. Será importante conocer la forma en que el
Tribunal Constitucional entenderá esta norma.

8. Resolver los reclamos cuando el Presidente de la República no promulgue un


precepto debiendo hacerlo o promulgue uno diverso al aprobado.

Esta atribución puede ser ejercida por cualquiera de las cámaras del Congreso Nacional o
por una cuarta parte de sus miembros en ejercicio. La misma tiende a resguardar el
trabajo legislativo y se debe ejercer dentro de los 30 días siguientes a la fecha de
publicación del texto diferente al aprobado o dentro de los 60 días siguientes a que se
debió promulgar el texto aprobado.

De conformidad a lo dispuesto en los artículos 72 y 75 de la Constitución Política de la


República, el Presidente de la República debe proceder a promulgar un texto legal en los
siguientes casos: i) si una vez aprobado por ambas cámaras del Congreso Nacional,
habiéndolo o no vetado previamente, lo aprueba; ii) si pese a no aprobarlo, transcurren
30 días desde que el mismo le es remitido por el Congreso Nacional sin que lo
promulgue, o; iii) si pese a vetarlo, cada una de las Cámaras del Congreso Nacional
insiste en el proyecto con a lo menos dos terceras partes de los senadores y diputados
presentes. El Presidente de la República debe proceder a la promulgación dentro de los
10 días siguientes a que el proyecto se encuentra en condiciones. Vencido dicho plazo, se
entiende que el Presidente de la República no ha promulgado un proyecto debiendo
hacerlo.

El fallo que acoge el recurso promulga el texto no promulgado previamente o, en su


caso, lo promulga correctamente. Esta resolución debe ser publicada en el Diario Oficial,
tal como lo dispone la ley orgánica constitucional, previa remisión a la Contraloría
General de la República para efectos de registro pues, en efecto, la misma puede haber
tomado razón previamente del decreto respectivo.
9. Resolver, a requerimiento del Presidente de la República, sobre la
constitucionalidad de un decreto o resolución dictado por él que haya sido
representado por inconstitucional por la Contraloría General de la
República.

Esta atribución soluciona, en caso de objeción de inconstitucionalidad, un conflicto entre


el Presidente de la República en ejercicio de su potestad reglamentaria y la Contraloría
General de la República.

En efecto, el artículo 99 de la Constitución Política de la República señala que en


aquellos casos en que la representación de la Contraloría General de la República sea por
estimar inconstitucional el decreto o la resolución, no procede la facultad del Presidente
de la República de dictar el denominado “decreto de insistencia” firmado por todos sus
ministros, lo que obliga a la Contraloría a remitir los antecedentes a la Cámara de
Diputados para que la misma, de estimarlo procedente, ejerza sus funciones
fiscalizadoras. Así, al no poder insistir el Presidente de la República ante la
representación por inconstitucional de un decreto o resolución, el conflicto suscitado será
resuelto mediante resolución no sujeta a recurso alguno por el Tribunal Constitucional.
Para ello, debe remitir los antecedentes a dicho Tribunal dentro de los 10 días siguientes
a suscitada la controversia. En nuestra opinión, si no se remiten los antecedentes dentro
de dicho plazo ello equivale a la conformidad del Presidente de la República con lo
resuelto por la Contraloría General de la República.

Sobre este punto se debe tener presente que la doctrina estima que si la resolución
representada ha sido dictada por un organismo de la administración del Estado diferente
al Presidente de la República, es el mismo el único llamado a solicitar el
pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Atendido el tenor literal de la norma del
número 9 del actual artículo 93 de la Constitución Política de la República, esta
interpretación es cuestionable, a menos en aquellos casos en que la resolución es dictada
“por orden del Presidente de la República”.

10. Declarar la inconstitucionalidad de las organizaciones y partidos, así como la


de las personas que participaron en los hechos respectivos, todo ello de
conformidad a lo dispuesto en el número 15 del artículo 19.

Como sabemos, el número 15 del artículo 19 de la Constitución Política de la República,


norma sobre la libertad de asociación, señala en beneficio del pluralismo político que son
inconstitucionales las organizaciones o partidos cuyos objetivos o acciones no respeten
el orden democrático y constitucional, busquen establecer un sistema totalitario o haga
uso de la violencia o la propugnen como método de acción política. Sin perjuicio de las
sanciones a la organización, las personas que intervienen en ellas no podrán participar en
la formación de otra asociación política ni optar a cargos públicos de elección popular
por 5 años, cesando en aquellos que desempeñaren.

Si la declaración recae sobre el Presidente de la República o el presidente electo, se


requerirá adicionalmente el pronunciamiento del Senado por mayoría de sus miembros
en ejercicio.
Existe acción pública en lo relativo a requerir este pronunciamiento del Tribunal
Constitucional, a menos que se refiera al Presidente de la República o al Presidente
electo, caso en el cual la acción corresponde a la Cámara de Diputados o a una cuarta
parte de sus miembros en ejercicio. Presentado el recurso, una sala del Tribunal
Constitucional se pronunciará sobre la admisibilidad, sin ulterior recurso.

El Tribunal Constitucional conoce de estas materias apreciando la prueba –“los hechos”,


señala la Carta Fundamental- a conciencia.

Sobre el alcance de la norma del número 15 del artículo 19 nos pronunciamos en su


momento, por lo que se reitera lo antes señalado al respecto.

11. Informar al Senado en las materias del número 7 del artículo 53 de la


Constitución Política de la República.

El Senado debe declarar la inhabilidad física o mental del Presidente de la República o


del Presidente electo o, en su caso, pronunciarse sobre si admite o no su renuncia, en
base a si sus argumentos son o no fundados.

Esta atribución se ejerce sólo a requerimiento del Senado, apreciando los hechos en
conciencia.

El ejercicio de esta atribución se encuentra regulado en la ley orgánica constitucional y


se indica en ella que el Senado debe poner en conocimiento del Tribunal Constitucional
todos los antecedentes del requerimiento, de las sesiones en que se trató el tema,
fijándose un plazo para que se pronuncie.

12. Resolver las contiendas de competencia entre las autoridades políticas y


administrativas y los Tribunales de justicia, que no correspondan al Senado.

De conformidad a lo dispuesto en el número 3 del artículo 53 de la Constitución Política


de la República, es el Senado el llamado a conocer de las contiendas de competencia
entre los Tribunales superiores de Justicia (Cortes en general) y las autoridades políticas
y administrativas. De conformidad a lo anterior, la atribución en estudio es de carácter
residual.

La acción a este respecto deberá ser iniciada por cualquiera de las autoridades o
tribunales en conflicto. Nos parece que, al menos en hipótesis de contiendas negativas de
competencia, debiese existir la posibilidad de que los particulares afectados pudieren
accionar en estas materias, de manera de obtener alguna forma de pronunciamiento de
parte del Estado.

13. Conocer de las inhabilidades constitucionales o legales de una persona para


ser designado ministro de Estado, permanecer en el cargo y desempeñar
otras funciones.
Se trata de situaciones en que no es la supremacía constitucional, directamente, la que se
encuentra en juego pues se trata de un conflicto que versa principalmente sobre los
hechos constitutivos de las inhabilidades.

El artículo 34 de la Constitución Política de la República consagra los requisitos para ser


ministro y contiene una remisión al legislador, pues señala que deberá cumplirse con los
demás requisitos para ingresar a la administración pública.

Existe acción pública a efectos que el Tribunal Constitucional ejerza estas facultades,
existiendo un control previo de admisibilidad de la acción por parte de una sala contra
cuya resolución no procede recurso alguno. Dicho tribunal apreciará los hechos en
conciencia.

14. Pronunciarse sobre las inhabilidades, incompatibilidades y causales de


cesación en el cargo de los parlamentarios.

Los artículos 58 a 60 de la Constitución Política de la República ya estudiados contienen


las inhabilidades, incompatibilidades y causales de cesación en el cargo que afectan a los
parlamentarios. Se trata de verdaderas sanciones, por lo que no procede su aplicación por
analogía, como señaló el Tribunal Constitucional en el rol 190 de 1994, relativo al
senador Francisco Javier Errázuriz T. En la misma línea, en el rol 272 de 1998, relativo
al senador Augusto Pinochet U., declaró que el Tribunal Constitucional sólo conoce de
causales sobrevinientes y no previas a la época en que entre a ejercer el cargo el
parlamentario.

En su momento, se consideró inapropiado que estas causales fueran declaradas por los
propios parlamentarios. Se trata de causales jurídicas que, por lo mismo, deben
sustraerse del Congreso Nacional. El Tribunal Constitucional ha ejercido esta facultad en
algunas oportunidades declarando, por ejemplo, que carece de competencia para resolver
una suerte de recusación contra un parlamentario, cuando se intente que el mismo se
sustraiga de votar una materia. Así ocurrió en el rol 165 de 1993, en donde se intentaba
inhabilitar a los senadores designados por la Corte Suprema de votar una acusación
constitucional contra ministros de dicho tribunal.

La acción a este respecto corresponde al Presidente de la República o, al menos, a diez


parlamentarios en ejercicio. Atendida la gravedad de las causales, en nuestra opinión la
acción al respecto debiese ser más amplia, sin perjuicio de establecerse algún control de
admisibilidad de la misma.

En esta materia el Tribunal Constitucional ejerce una función de tipo claramente


jurisdiccional, en la que no existe propiamente una cuestión de constitucionalidad en el
sentido anotado.

15. Pronunciarse sobre la renuncia del cargo de un parlamentario, solicitada


por el mismo, en caso de enfermedad grave.

En este caso, el Tribunal Constitucional debe pronunciarse sobre el carácter grave de la


enfermedad y sobre el hecho que la misma impide al parlamentario desempeñar su cargo.
16. Resolver sobre la constitucionalidad de los decretos supremos, cualquiera
sea el vicio que los afecte.

Se trata de una atribución amplia que incluso se aplica a la potestad reglamentaria


autónoma del Presidente de la República, pero en este último caso lo que se resguarda es
solo que no exista reserva de ley, es decir, que no se trate de aquellas materias que el
artículo 63 señala que deben ser necesariamente reguladas por una norma legal en cuanto
a la forma y el fondo.

La acción a este respecto corresponde a cualquiera de las Cámaras, dentro de los 30 días
siguientes a la publicación o notificación del acto impugnado. En caso que no se
impugne que el Presidente de la República excede la potestad reglamentaria autónoma,
la acción corresponde también a una cuarta parte de los miembros de cualquiera de las
cámaras. Básicamente, lo que se quiere evitar es que el Congreso entorpezca el ejercicio
de la potestad reglamentaria del Presidente de la República, claramente reforzada en el
texto constitucional vigente.

Las sentencias dictadas a este respecto se publicarán en el Diario Oficial dentro de los 3
días siguientes a su dictación.

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