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Ensayo sobre tres interpretaciones de Edith Piaf.

Nora Guadalupe Hernández Espinoza

En este ensayo se busca analizar a profundidad las interpretaciones de la cantante Edith Piaf,
buscando descubrir que la volvía una de las cantantes más importantes del siglo XX.

Partiendo de las preguntas ¿Bajo qué contexto vivió esta artista y como influyo en su
manera de interpretar?, ¿Cómo logró hacer suyas las piezas?, ¿Qué la hizo trascender?

Las piezas seleccionadas son: Non je neregretterien, La vie en rose, La foule, esto a que son
las piezas más representativas y escuchadas aún en la actualidad, además de que podemos
apreciar como la artista maneja recursos musicales e interpretativos complejos.

Non je neregretterien pieza popularizada en 1960 con letra de Michel Vaucaire, música de
Charles Dumont; fue una de las últimas piezas que interpretó Edith en la cual podemos
escuchar como la cantante ya estaba cansada, se encontraba en un estado físico bastante
afectado debido a su adicción a morfina y a las enfermedades que padecía en estos años, la
letra de esta canción se adapta perfectamente a su persona, a primera vista sin conocer que
es de lo que habla la canción, la cantante maneja una expresividad melódica en la cual
podemos notar como pasa de la tensión a la relajación, la música fluye de un manera
similar a la voz de la cantante la cual va de manera correcta en estos momentos de tensión y
relajación, la maneja utiliza un recurso de interpretación complejo el vibrato al final de
cada frase el cual sale a relucir al final de la pieza. Los elementos estéticos de esta
interpretación los cuales también convirtieron a la pieza en algo representativo de la
cantante son la transmisión de emociones hacia el espectador, las cuales van al mismo
ritmo en el que la estructura fue pensada una parte A la cual lleva tensión que resuelve en
la parte B para finalizar con la repetición de la parte A, esto lo comprende muy bien Edith
al momento de interpretar, analizando un poco más la letra y título de la canción se es la
esencia de la vida de Edith la cual estuvo marcada de tragedias. Edith Piaf dedica su
interpretación a la Legión Extranjera Francesa por la posición que asumieron en contra del
gobierno civil de Argelia impuesto por De Gaulle. Años después la pieza es adoptada por la
Legión Extranjera en una suerte de himno. Con esta pieza se reconoce una traducción
peculiar que no es idiomática, sino ontológica. En la letra frases como las de "No me
arrepiento de nada" puede notarse esto. No se lee una perífrasis del despecho, ni de la
infame intención de la indolencia. Por el contrario, puede escucharse el toque de piedra que
suena en el umbral de la liberación consciente e intencionada al superar, a la manera
sartreriana, la predeterminación del contexto con la existencia del sujeto. Pero esta
traducción va aún más allá con alcances hasta de trascendencia política. Una vez que se da
la interpretación y dedicatoria de Edith Piaf el yo individual que se evoca en cada uno de
los soldados de las legiones recordando los propios episodios personales, se torna en una
colectividad depositando significados de la decisión de un evento entre naciones. Una letra
cotidiana puede ser depositaria de discursos políticos y algo ocurre porque no existen nexos
literarios en ningún momento:

No, nada de nada. No, no lamento nada. Ni el bien que me han hecho. Ni el mal. Todo eso me da
igual. Eso está pagado, barrido, olvidado. No me importa el pasado.

Con mis recuerdos hice una fogata, mis penas, mis placeres ya no los necesito.

Barridos los amores y todos sus temblores, barridos para siempre vuelvo a empezar de cero. […]

No, no lamento nada porque mi vida, mis alegrías, hoy, todo eso comienza conmigo.

La vie en rose 1946 letra de Édith Piaf, y música de Louiguy y Marguerite Monnot, nos
muestra un lado más personal de la cantante ya que su interpretación a primera vista, no
difiere mucho de las interpretaciones musicales de la época, a pesar de esto la calidad vocal
de Edith resalta junto a la música, nuevamente el manejo de las melodías es el sello de la
artista, es fácil imaginar esta pieza como parte de una película romántica, apartándonos de
esta idea y pasando a un juicio estético, es fácil reconocer la versión de la cantante junto a
otras es el vibrato característico en su manera de cantar, a diferencia de la pieza anterior su
estructura es sencilla con una armonía que no sobresale a la melodía, dándole así un papel
protagónico a la cantante, el contexto histórico que rodea esta canción fue el paso de la
segunda guerra mundial, donde hay que recordar el papel del Edith ayudando a escapar a
miles de artistas judíos, posterior a esta fecha la artista conoce a Yves Montand, a quien
podríamos pensar que le dedica la letra de esta pieza, esta interpretación provoca en el
escucha la relación automática a las calles parisinas debida a la melodía calmada y sin
muchos brincos, probablemente esta imitación se debe a su etapa en la que canto en varios
cabarets y burdeles parisinos, esta pieza logró pasar a la posteridad al ser interpretada en el
el Carnegie Hall de Nueva York, donde consigue varios concierto además de la popularidad
que consiguió años después de que Edith falleciera, uno de estos éxitos se volvió fuente de
inspiración para la película biográfica de Edith La vida en rosa (2007), de Olivier Dahan,
con Marion Cotillard en el papel de Edith Piaf, que ganó el Óscar a la mejor actriz y al
mejor maquillaje. Existen versiones de esta canción interpretadas a manera de homenaje a
Edith esto convierte que las demás interpretaciones se intenten apegar lo más que se pueda
a la “original” es decir la cantante logró crear un estándar de interpretación para los demás
cantantes creando así una mimesis a esta pieza la cual se continua manteniendo a la fecha.

Al analizar estas dos piezas podemos ver diferentes facetas de una artista representativa de
la canción francesa en la primera mitad del siglo XX, así como logró crear una nueva
tendencia estética para interpretar este género musical, del cual tuvo influencia los hechos
históricos y personales que Edith Piaf vivió.

Para finalizar este análisis la última pieza “La Foule” estrenada en 1957 con la adaptación
de la letra de Michel Rivegauche, ya que es la versión francesa de la canción Que nadie
sepa mi sufrir compuesta por los argentinos Ángel Cabral y Enrique Dizeo. En esta pieza
podemos apreciar una madurez en cuanto a la voz de Edith, por otro lado hay una variación
muy importante en cuanto a su estilo ya que en esta pieza no utiliza su característico vibrato,
por otro lado la música nos presenta bastante ritmo acompañando a la voz, es en este punto
donde la pieza cambia bastante a la versión original entonces esta nueva versión se
convierte en una obra diferente causando que el escucha relacione la línea melódica
presentada por el piano la cual si conserva la melodía original todo esto sin distraer la
atención de la nueva letra. El contexto influye basten en la interpretación de Edith durante
este tiempo se presentó en Carnegie Hall de Nueva York, ya que es muy similar a la de
otros cantantes americanos de la época de cierta forma se perdió el estilo tradicional de la
canción francesa que Edith venía interpretando desde los comienzos de su carrera, no es de
culpar a la artista por modificar su interpretación tenía el objetivo de darse a conocer en un
nuevo mercado musical, al final de cuentas si funciono ya que estas presentaciones le
dieron fama mundial e incluso logró un papel dentro del cine americano, esta pieza no
resalta en su estructura musical se mantiene con la estructura ABA una forma ternaria,
donde la música de acompañamiento se mantiene con el manejo de la sincopa presente
también en la línea melódica de la voz , de igual forma el tempo es bastante rápido cosa que
no se había presentado en ninguna de las piezas que había interpretado anteriormente, la
propuesta musical es bastante buena en cuanto a técnica, pero es obvio que buscó agradar a
nuevos escuchas, esta pieza pasó a la posteridad porque consagró a Edith en una figura
musical importante en su país y a nivel mundial.

El análisis de estas piezas nos permite ver que Edith fue una cantante que logró hacer cada
pieza propia, el contexto en el que ella vivió le ayudo a transmitir a los escuchas las
emociones vividas por la artista quien la llevo a descubrir distintas facetas, al escribir letras,
actuar y cambiando su manera de interpretar, todo esto le llevo a crear su estilo
interpretativo, lírico y desgarrado al mismo tiempo. Su aspecto desvalido le valió el nombre
por el que es universalmente conocida: Piaf «gorrión».

Conclusión.

Las piezas tuvieron un contexto histórico que influyo en la interpretación de cada una
ocurriendo un intermedio temporal que ocurre entre el evento histórico y la construcción
musical como hitos de resistencia, algunas de ellas se escriben posteriormente al evento, en
otras el evento es quien prescribe su rol histórico, en dos de ellas Edith se vio inmersa en la
ocupación de países extranjeros, en Non, je ne regrette rien la pieza antecede al hecho
histórico, lo que muestra un arraigo construido a través de la profundización de
significaciones ante la visión de la narración que comparten ambos interlocutores, la
simultaneidad y cosmopolita polifonía conseguida a través de la ‘armonía’, la construcción
de las representaciones mentales complejizadas por lo situacional y las representaciones
sociales interiorizadas durante una cotidianidad de claros tintes históricos. En la Vie en rose
el hecho histórico precede a la canción de igual forma la narración es utilizada en doble
sentido , además de que ocurre en la época en que Edith tuvo ideologías de resistencia
ayudando a escapar a artistas judíos y utilizando sus presentaciones para esto, es aquí
donde la interpretaciones de Edith tomaron un valor ético, lo cual no impide que tenga
relación con la estética estos dos escenarios suficientemente diferenciados y definidos,
también son vertientes que nutren un flujo donde el acto ante el otro (ética) y la
relacionalidad de orden y forma (estética), a completud del sí, se funden, es el torrente de la
inteligibilidad. No se trata aquí de empatar ambas esferas, sino de reconocer la
transparencia que entre ellas ocurren durante los momentos de reflexión y entendimiento.
Si la elaboración estética es capaz de producir diálogos y construir dialogantes, gran parte
se debe a que su componente ético es cifrado mediante una traducción e interpretación
emocional de las imágenes y los sonidos. En los albores del romanticismo Rousseau
hablaba del rol que la emoción tenía en el canto y concebía a éste como primer signo en la
aparición del lenguaje por su capacidad de caracterización semiótica, lo que muestra al
canto como símbolo del humano, ente unitario.

Referencias.

José Escobar, “Edith Piaf Non, Je Ne Regrette Rien en español”, en:


http://www.youtube.com/watch?v=gALRkzB530A (consultado el 30 de diciembre de 2020).

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Edith Piaf. En Biografías y Vidas. La
enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/piaf.htm el 30 de diciembre de 2020.

Edith Piaf Profile “The Tragic Life of Edith Piaf About.com”. Worldmusic.about.com. Consultado el 30 de
Diciembre de 2020.

Oscar Velázquez. “Edith Piaf La vie en rose” , en: https://youtu.be/XPp29GcsLNE (consultado el 30 de


diciembre de 2020)

Rafael Gutiérrez Pérez, “La foule Subtiutlos Español y Francés”, en https://youtu.be/IMT1L4-5oYk


(consultado el 30 de diciembre de 2020)

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