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No tengo padres;
hago del Cielo y la Tierra mis padres.
No tengo poder divino;
hago del honor mi fuerza.
No tengo recursos;
hago de la humildad mi apoyo.
No tengo el don de la magia;
hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.
No tengo vida ni muerte;
hago del Eterno mi vida y mi muerte.
No tengo cuerpo;
hago del valor mi cuerpo.
No tengo ojos;
hago del resplandor del rayo mis ojos.
No tengo orejas;
hago del buen sentido mis orejas.
No tengo miembros;
hago de la vivacidad mis miembros.
No tengo proyecto;
hago de la oportunidad mi designio.
No soy un prodigio;
hago del respeto al Dharma (Doctrina) mi milagro.
No tengo principios;
hago de la adaptabilidad a todas las cosas mis principios.
No tengo amigo;
hago del espíritu mi amigo.
No tengo enemigo;
hago de la distracción mi enemigo.
No tengo armadura;
hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.
No tengo fortaleza;
hago de la "sabiduría inmutable del espíritu" mi fortaleza.
No tengo espada;
hago del "silencio del espíritu" mi espada.
Inspirado por el "Bushido" (jalonado por la resignación y la aceptación del orden) el Samurai
estaba preparado para sacrificar gustosamente la vida en las batallas que se libraban en cualquier
momento , al mismo tiempo que procuraba cultivar este espíritu en tiempos de paz (por eso los
símbolos del samurai son el sable y la flor del cerezo -Sakura-, que se desprende del árbol en todo
su esplendor, lo mismo que él daba su vida en plena juventud si era preciso); de modo que, por el
lado positivo, se requerían la fuerza ejecutiva de una resolución firme y valiente, poca adhesión al
presente, franqueza, probidad, etc, mientras, por el lado negativo, se necesitaba el espíritu de
conciencia de sí mismo, prudencia, decoro, desinterés, sacrificio, etc.
En resumidas cuentas, era una manera de pasión ardiente de gratitud y devoción basado sobre
la idea de cooperación y mutua asistencia y de abnegación por el conjunto, que se manifiesta en
los actos de lealtad, fidelidad, cariño, amor y afección en las relaciones entre el Soberano y
súbditos, el señor y los vasallos, el amo y los sirvientes, padres e hijos, esposos y esposas, entre
hermanos y entre compatriotas. Si nos remontamos a la época del sistema familiar de la
antigüedad, desde que tomó la forma de relaciones entre los amos y sirvientes, desarrolladas bajo
el gobierno militar, se desenvolvieron los lazos especiales de grupos cuasi-consaguíneos entre los
no parientes; por ejemplo: se creó un modelo ideal de relaciones entre los jefes y seguidores, entre
superiores e inferiores, entre maestros y alumnos, como el sistema de "nazuke-oya" (padrinos), y el
de "gokenin" (vasallos o paniaguados), y fomentó el espíritu de bondad y obligación y de lealtad
inmutable, que se manifestaron en expresiones como estas: "La relación entre el Soberano y el
súbdito es la del pez y el agua", o de "uña y carne" y también: "se da el corazón por el corazón",
etc.
Esta moralidad social de mutua ayuda, no solamente se apoyó en el espíritu de los llamados
cuatro beneficios del Budismo, del cielo y tierra, del Soberano, de los padres y de todos los seres
humanos, sino que basándose en este espíritu se reconoció el sentido ético de las recíprocas
relaciones que han de perdurar tres vidas entre los jefes y sirvientes, dos existencias entre los
maridos y mujeres, y una entre los padres e hijos, dándose la mayor importancia a las relaciones
entre el Soberano y súbditos. Así mismo, las virtudes de fidelidad y piedad filial, gratitud e
inmolación se revelaron muy bien en un modo de vida y muerte que llegó a ser común entre la
clase militar, pues el Budismo les enseñaba las penas mundanas de la existencia, enfermedad,
vejez y muerte que sufren los hombres, y ellos para vencer estas aflicciones, se esforzaron por
llegar el estado del despertamiento espiritual y de la salvación predicados por el mismo Budismo.
Estaban siempre preparados a sacrificar un individuo, si él con su muerte podía salvar a un grupo;
se creyó que el medio de no temer la muerte consistía en sacrificar el "ego" relativo encerrado en el
cuerpo, y salvar el "ego" absoluto, este es, a los padres e hijos, familias, parientes, amantes, jefes
y sirvientes, nación, etc.; y por ende, afanándose por "inmortalizar su nombre", tuvieron vergüenza
de llevar inútilmente una vida ociosa. No cabe duda que todo esto se relaciona con la comunidad
de oraciones de la secta Budista de Jôdo, y con la práctica de meditación de la secta de Zen
(Dhyäna), al mismo tiempo que se apoya en el espíritu de la salvación y abnegación del Budismo y
el estoicismo del Confucianismo.
Por ser todos mortales, el deseo y la preocupación constante de todo samurai, era conocer "la
manera de morir" y escoger " el lugar y circunstancias propios para la muerte". En consecuencia,
el sentimiento natural del hombre de temor a la muerte, fué sustituido por el entrenamiento para
decidirse y disponerse a morir, y se concentró la atención en el modo de morir con honor y
perpetuar el buen nombre de sus antepasados y de la patria. Así nacieron los actos de sacrificio
como "migawari" (sacrificarse por otro), y "junshi" (suicidio en la muerte de su señor), así como
también se estableció la relación inalterable entre amos y sirvientes en el sentido de que "los
vasallos fieles no deben servir a dos señores".
Esta filosofía fué la que creó el principio de la "tranquilidad en la acción", y engendró el fervor
sacrificador, la magnanimidad del espíritu, y dió a la vida y sentimiento de los guerreros el
caracter de refinamiento, tolerancia, modestia, honradez, candor, etc.
El Código de Bushido
Introducción
Bushido, literalmente traducido como "El Camino del Guerrero", se desarrollo en Japón entre las
eras Heian y Tokugawa (S.IX-XII). Era un modo de vida y un código para el samurai, una clase de
guerreros similar a los caballeros medievales de Europa.
Principios
Estos son los siete principios que rigen el código de Bushido, la guía moral de la mayoría de
samurai de Rokugan. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será
denostado por las generaciones venideras.
1. GI - Honradez y Justicia
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los
demás, sino en la tuya propia.
Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y
justicia.
2. YU - Valor Heroico
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón
no es vivir.
Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de
forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
3. JIN - Compasión
4. REI - Cortesía
Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es
cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los
animales.
Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar
a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.
5. MEYO - Honor
El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que
tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo
detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable
de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es
responsable, permanece fieramente fiel.
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
Sobre el valor:
Sobre la lealtad:
Un perro sin amo vagabundea libre. El halcón de un Daimyo (Señor Feudal) vuela más alto.
Solo hay una lealtad superior a la del samurai hacia su Daimyo: la del Daimyo hacia sus súbditos.
Sobre el Respeto:
Un alma sin respeto es una morada en ruinas. Debe ser demolida para construir una nueva.
Sobre la Excelencia:
Sobre la Venganza:
La ofensa es como un buen haiku (Breve poema japonés de tres versos): puede ignorarse,
desconocerse, perdonarse o borrarse, pero nunca puede ser olvidada.
Sobre la Espada:
Sobre el Honor:
Sobre la Muerte:
El samurai nace para morir. La muerte, pues, no es una maldición a evitar, sino el fin natural de
toda vida.