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Armando J. Levoratti
de Cristo en nuestra vida diaria justifica frente glorificación, abrió el camino nuevo y viviente
al mundo los derechos de nuestra dogmática» 1. que lleva a la plena comunión con Dios. La
Esta referencia a la actuación práctica no apertura del camino es un don y una gracia;
apunta a un aspecto marginal o secundario y la necesidad de recorrerlo hasta el final,
del mensaje evangélico, sino que tiene una en seguimiento de Cristo, es la exigencia de
importancia decisiva cuando se trata de una gracia que no reduce al hombre a la pura
establecer qué es la verdad en sentido cris- pasividad, sino que busca ser acogida en la fe
tiano. En Ef 4,15 se encuentra la expresión y vivida en el amor, ya que no hay verdadero
alethéuontes en ag¯ape, que puede traducirse encuentro ni verdadera comunión con Dios si
«practicar el amor con autenticidad», o bien falta esta respuesta personal.
«vivir en el amor a partir de la verdadera fe». De aquí se desprende que el discurso
El verbo griego aletheuô, en efecto, significa parenético es esencialmente un discurso
en primer lugar «decir o anunciar la verdad» valorativo, en cuanto que atribuye un valor
(cf. Gál 4,16), pero aquí el contexto exige positivo a ciertas acciones o actitudes y se
un sentido práctico y vital, que incluye a un lo niega a otras. La constancia merece apro-
mismo tiempo la actitud interior, la palabra y bación, porque es necesaria para cumplir
la acción. El comportamiento cristiano hace la voluntad de Dios y entrar en posesión de
que la verdad confesada en la fe se ponga de la promesa (Heb 10,36). También son valo-
manifiesto en la práctica del amor (cf. Gál radas positivamente las tres actitudes que
5,6). La verdad y el amor se compenetran constituyen el principio y fundamento de
y se iluminan mutuamente, porque el amor toda la vida cristiana: ante todo la fe, que
sin discernimiento no sería nada más que es la primera condición para avanzar hacia
una fuerza ciega e irracional, mientras que Dios por el camino que Cristo recorrió como
una verdad que no fuera otra cosa que ob- pionero (Heb 6,20). Luego la esperanza, que
jeto de contemplación, sin incidencia en la es como un ancla del alma, sólida y firme,
vida personal y social, ya no sería la verdad ya introducida en el cielo (Heb 6,19). Y en
cristiana. estrecha vinculación con la fe y la esperanza
A partir de estos presupuestos, se puede está el amor fraterno (Heb 13,1), que lleva a
afirmar que la parenesis es una forma de dis- la práctica del bien y a compartir lo que ca-
curso que tiene por objeto persuadir, es decir, da uno tiene, porque esos son los sacrificios
impulsar a la práctica del bien no forzada, sino agradables a Dios (Heb 13,16).
espontáneamente (1 Pe 5,2). Por eso la forma Pero al lado de estas valoraciones posi-
verbal más empleada en el discurso parenéti- tivas están los juicios de valor que decla-
co es el modo imperativo. Pero el imperativo ran reprobables las actitudes y formas de
parenético presenta ciertas características que conducta contrarias a la voluntad de Dios,
lo distinguen del imperativo formulado en la como la indocilidad a la Palabra de Dios y
ley. La ley se impone con fuerza obligatoria la reincidencia en el pecado. Esto quiere
y exige una obediencia incondicional, sin re- decir que el discurso parenético presupone
ferirse para nada a las condiciones subjetivas siempre una axiología, que establece los cri-
de los que están obligados a cumplirla. La terios de valoración y determina la jerarquía
parenesis, en cambio, habla al corazón, y aun de los valores reconocidos y elevados a la
cuando el contenido de la exhortación obligue categoría de normas para la existencia. Esta
incondicionalmente –porque de su aceptación axiología no aparece formulada en términos
o rechazo dependen la vida y la muerte (cf., abstractos, como en un tratado de ética o de
por ejemplo, Heb 4,1; 10,26-31)– trata de moral, sino en formas exhortativas que tien-
suscitar una respuesta afectiva y una adhe- den a suscitar el compromiso y la adhesión
sión gozosa e incluso racional. De ahí que la personal.
exhortación aparezca siempre fundamentada El creyente debe llegar a ser lo que ya es
en un motivo teológico, que establece un nexo y ya es lo que debe llegar a ser. Precisamen-
necesario entre el indicativo y el imperativo. te porque es Dios el que obra en nosotros la
El obrar humano, en efecto, no es nunca un voluntad y la ejecución para llevar a cabo su
obrar inmotivado, sino que necesita tener un designio de amor, es necesario trabajar con
sentido y perseguir una finalidad. Requiere, temor y temblor para alcanzar la salvación
por lo tanto, una motivación y un impulso que (Flp 2,12-13). El cristiano, que no está bajo la
mueva a la decisión. En la parenesis cristiana, ley sino bajo la gracia (Rom 6,14), tiene que
el motivo que impulsa a la toma de decisión, esforzarse para no recibir en vano la gracia de
y que al mismo tiempo la hace posible, está Dios (2 Cor 6,1). O expresado con las pala-
siempre vinculado, directa o indirectamente, bras que hemos empleado anteriormente: en
con este hecho fundamental: hay un amor el kerigma del NT, el indicativo y el impera-
que nos precede, porque en la obra de la sal- tivo se corresponden indisociablemente. De
vación la iniciativa procede siempre de Dios. ahí que la dialéctica del indicatigo y el impe-
Este amor se ha manifestado en Cristo, el rativo esté presente de un extremo a otro en
cual, con sus padecimientos, su muerte y su el mensaje del NT.
1093 CARTA DE SANTIAGO
que los que eran tenidos en consideración (en- La carta, en efecto, no deja entrever nin-
tre ellos Santiago) no le impusieron nada con- guno de los conflictos atestiguados por otros
trario a lo que él predicaba a los paganos (Gál escritos del NT (Gál, Hch), como los relativos
2,6-9). Pero en el resto de su relato autobio- a la imposición de la Ley y de la circuncisión
gráfico Pablo reconoce que Santiago estaba a los cristianos convertidos del paganismo. En
rodeado de «judeocristianos» que rechazaban estos conflictos Santigo tuvo una participa-
la comunidad de mesa entre los conversos del ción activa; el autor de la carta, en cambio, ig-
judaísmo y los del paganismo, porque man- nora por completo las prescripciones rituales
tenían las prescripciones de carácter ritual y de la Ley mosaica; se preocupa solamente de
defendían la idea de que el cristianismo for- las prescripciones morales y habla incluso de
maba parte del judaísmo. Es difícil saber en la «Ley de la libertad».
qué medida Santiago defendía estas posicio- Otro detalle que llama la atención es que
nes extremas. Pablo estableció sin duda una Sant 1,1 no alude para nada a la condición de
neta distinción entre la posición de Santiago y pariente del Señor, hecho que podía dar más
la de los «falsos hermanos», pero la necesidad peso a su autoridad.
de esta disociación podía derivar de las necesi- Por tanto, lo más verosímil es que la carta
dades de la argumentación y no corresponder haya sido escrita durante el período de tran-
forzosamente a la realidad histórica. quilidad comprendido entre las dos guerras
Por otra parte, Santiago es la única figura judías (70-132) por un judeocristiano de for-
del cristianismo primitivo que se cita en las mación helenista. Como la carta no refleja los
fuentes de la antigüedad no cristiana, lo que desastres ocurridos durante la destrucción de
muestra la consideración que le tenían los Jerusalén, parece improbable que haya sido
judíos no cristianos. Eusebio (Hist. Ecl. 2,23) escrita poco tiempo después de aquel acon-
y Flavio Josefo (Ant., XX,200) hablan de su tecimiento. Tampoco hay motivos suficientes
martirio por lapidación en el 62 o el 66. para fijar la fecha de composición con tanta
El autor de la carta de Santiago escribe precisión como lo hacen algunos autores. Bo
como un maestro que tiene la misión de ense- Reicke, por ejemplo, asocia el escrito con la
ñar (3,1); se expresa con autoridad, sin sentir persecución de Diocleciano (81-96), basándose
la necesidad de legitimar sus intervenciones en que varios pasajes de la carta (Sant 1,2s.12;
(1,13-15; 3,13); anima (1,2-4), censura seve- 2,6; 5,6.10) indican que sus destinatarios eran
ramente (4,13-17) e incluso profiere graves víctimas de una persecución. Pero esos textos,
amenazas (5,1-7). más que referirse a una persecución sistemá-
Toda estas características se armonizan tica por parte del Imperio romano, reflejan
con lo que sabemos de Santiago, «el hermano los conflictos y tentaciones a que se veían
del Señor», «columna» de la Iglesia (Gál 2,29), sometidos los miembros de las comunidades
cabeza de la cristiandad en Jerusalén (Hch cristianas en sus relaciones cotidianas.
12,17; 21,18) y persona reconocida por los Por eso cabe afirmar que la llamada carta
cristianos y aun por los judíos hasta su marti- de Santiago es un escrito pseudónimo, que se
rio. Sin embargo, hay argumentos de peso que ampara en la autoridad de Santiago, el «her-
impiden identificar al autor de la epístola con mano del Señor». El recurso a la pseudonimia
Santiago, el «hermano del Señor». no debe llamar la atención, ya que la «pseudo-
Una dificultad proviene del lenguaje de nimia» era un procedimiento literario común
la carta, escrita en un griego de muy buena en aquella época.
calidad. El vocabulario es siempre preciso y
rico en hápax legómena (o términos que no
vuelven a aparecer en el NT). Se encuentran Pablo y Santiago
en total 63; de ellos, 45 provienen de los LXX
y 18 son inéditos. Algunos giros no carecen La afirmación de Sant 2,24: Ya ven cómo el
de elegancia; los semitismos son escasos; hay hombre es justificado por las obras y no por la
fórmulas felices, algunos juegos de palabras, fe solamente resuena como una antítesis de la
aliteraciones y rimas. Las citas del AT están enseñanza paulina: El hombre no se justifica
tomadas de los LXX, excepto en 4,6. El autor por las obras de la Ley, sino solo por la fe en
utiliza además procedimientos de estilo pro- Jesucristo (Gál 2,16). Por otra parte, mientras
pios de los moralistas griegos, especialmente que el Apóstol afirma expresamente: Pensa-
la diatriba. mos que el hombre es justificado por la fe, sin
Ante tales características, resulta muy im- las obras de la Ley (Rom 3,28), Santiago hace
probable que un hombre como Santiago, gali- estas preguntas: ¿De qué sirve que alguien diga
leo de origen, que probablemente nunca salió tengo fe si no tiene obras? ¿Acaso esa fe podrá
de Jerusalén (murió allí hacia el año 62 d.C.), salvarlo? (Sant 2,14).
haya podido redactar su escrito en un griego Para aclarar esta aparente antinomia, es
tan puro. Es verdad que pudo apelar a uno o preciso determinar con la mayor exactitud
varios secretarios, pero al argumento del len- posible el significado de la palabra «obras»
guaje se suman otros no menos persuasivos. en uno y otro contexto. Pablo se refiere a las
COMENTARIOS AL NUEVO TESTAMENTO 1096
Sé íntegro, le había dicho el Señor a Abra- fianza. Esta duda lo hace semejante al oleaje
ham (Gn 17,1), y esa exhortación se extiende del mar, agitado por el viento y arrastrado sin
luego a todo Israel: Has de ser íntegro con rumbo fijo de un lado a otro. El v. 8 pone en
Yahvé (Dt 18,13). Esta integridad se logra, se- guardia contra la indecisión y la inconstancia.
gún Santiago, cuando la fe probada y la cons- Muy sugestivamente, Sant caracteriza al in-
tancia completan su obra (es decir, cuando constante como una persona con dos almas o
realizan la obra perfecta). Así el cristiano llega con un corazón dividido (dípsyjos).
a ser una persona madura y sin deficiencia Así se ve claro lo que significa creer para
alguna. Santiago: es entregarse a Dios enteramente y
La idea del gozo en el sufrimiento no es con plena confianza y construir la propia vida
específicamente cristiana. Se la encuentra sobre ese sólido cimiento. Pero la fe queda
también en el judaísmo, de un modo particu- reducida muchas veces a una mera teoría o a
lar en la tradición sobre los sufrimientos del una creencia puramente intelectual. Como es
justo. Los sufrimientos presentes son cosa de lógico, esa fe muerta no puede salvar. Al autor
nada en vista de la recompensa reservada a le basta con señalar este hecho, sin tratar de
los justos (cf. Rom 8,18-25). Esta tradición del elaborar una nueva doctrina de la justificación
gozo en el dolor surgió en el siglo II a.C., cuan- o de entablar un debate teológico sobre el con-
do los israelitas piadosos se vieron expuestos cepto de fe. Su tema es la realización conse-
a amenazas y persecuciones por parte de los cuente de un cristianismo práctico, encarnado
reyes seléucidas. A propósito de estas perse- y concreto.
cuciones dice el autor del segundo libro de los La fe llega a desplegar toda su fuerza cuan-
Macabeos: Ruego a los lectores de este libro que do se obtiene la sabiduría que Dios da sen-
no se dejen impresionar por estas calamidades. cillamente y sin echarlo en cara (es decir, sin
Piensen más bien que tales castigos no han su- regateos ni segundas intenciones, y sin hacer
cedido para la ruina, sino para la educación de sentir que la ha concedido a disgusto).
nuestro pueblo... Por eso [Dios] nunca retira de En el judaísmo, la sabiduría de Dios, de gé-
nosotros su misericordia, y aunque corrige a su nero femenino tanto en hebreo (jokmá) como
pueblo por medio de la adversidad, no lo aban- en griego (sofía), fue objeto de una personifi-
dona (2 Mac 6,12.16). Una idea semejante se cación (cf. Prov 8-9; Eclo 24) y se convirtió en
encuentra en Prov 4,26 (citado en Heb 12,5). objeto de numerosas especulaciones. Estas se
dieron sobre todo en el ámbito judío-helenís-
tico (especialmente en Alejandría), mientras
La sabiduría se alcanza en la oración (1,5-8) que en el judaísmo palestinense (de habla ara-
mea) la tendencia prevaleciente fue la identifi-
En plena conformidad con el Primer Tes- cación de la sabiduría con la Torá. Estas ideas
tamento, Sant concibe la sabiduría como un encuentran poco eco en la carta de Santiago.
conocimiento recibido de lo alto, que enseña a
discernir entre el bien y el mal en las distintas
circunstancias de la vida (cf. 1 Re 3,5-14). No Verdadera y falsa grandeza (1,9-11)
es únicamente un conocimiento teórico del
bien, sino la capacidad práctica de ejecutarlo. El hermano de condición humilde es el cre-
El creyente tiene necesidad de esta sabiduría yente económicamente pobre, como lo indica la
para soportar con alegría las pruebas y afron- oposición con el rico. El pobre debe gloriarse en
tar los desafíos que le presenta su condición su exaltación, expresada con la palabra griega
de cristiano. hypsos, que en sentido propio designa la altura
Como la sabiduría de lo alto procede de pero que aquí se refiere a la alta dignidad del
Dios, y él es el único que puede concederla, hay pobre delante de Dios. Aunque muchas veces
que pedirla en la oración. En este punto Sant se los desprecia, los pobres son privilegiados
coincide con el libro de la Sabiduría. Solamen- a los ojos de Dios, como lo señala el autor en
te de Dios, y a través de la oración, se alcanza 2,5: Dios eligió a los que son pobres a los ojos del
la verdadera sabiduría: Aunque uno sea perfec- mundo para que fueran ricos en la fe y herederos
to entre los hijos de los hombres, si le falta la del Reino que él prometió a los que lo aman.
sabiduría que procede de ti será tenido por nada El rico, por el contrario, tiene que encon-
(Sab 9,6). De ahí la súplica del sabio: Oré, y trar un motivo de gloria en su abajamiento o
me fue dada la prudencia; supliqué, y descendió humillación. Este abajamiento puede enten-
sobre mí el espíritu de la sabiduría (Sab 7,7). derse a la luz de 4,10: Humíllense delante del
La oración hay que hacerla con fe (es decir, Señor y él los levantará. Es decir: la verdadera
con plena y absoluta confianza en Dios) y sin gloria del rico no está en sus riquezas, ya que
titubear en lo más mínimo. Si alguien pone en él tiene tanta necesidad de la gracia de Dios
duda la bondad paternal de Dios y la eficacia como el pobre. Lo que tiene que hacer es hu-
de la oración, asume una actitud incompatible millarse ante Dios, y esa humillación será su
con la fe, ya que rebaja a Dios al nivel de un verdadera gloria. Por tanto, no hay que valorar
ser veleidoso, que no merece ninguna con- a las personas por los bienes que poseen en
COMENTARIOS AL NUEVO TESTAMENTO 1098
este mundo, sino por los bienes que las hacen muerte corporal y la muerte eterna, que es la
ricas a los ojos de Dios. Solo merece ser apre- exclusión definitiva de la comunión con Dios).
ciado lo que es valioso ante Dios. En los verbos «atraer» y «seducir» también
se expresa probablemente el símil de la caza.
La apariencia seductora de la carnada hace
Recompensa prometida a la constancia que el animal caiga en la trampa y tenga que
(1,12) pagar con su libertad y hasta con su propia
vida un placer breve y engañoso. O dicho
Sant vuelve una vez más al pensamiento esto mismo sin imágenes: tan pronto como
central de la primera sección (1,1-4): el gozo el hombre se entrega a los impulsos de sus
en el sufrimiento, que es la gran paradoja de malos deseos, incurre en el pecado que al fin
la vida cristiana. La forma literaria que aho- lo arrastra a la perdición. La voluntad humana
ra emplea es la «bienaventuranza» (Feliz el lleva dentro de sí la propensión al mal. Pero
hombre...), exclamación gozosa que proclama no por eso queda eliminada la libertad. Todo
dichosas a una o varias personas, unas veces depende de cómo se haga frente a la tentación
por lo que son (v. gr., los pobres en Lc 6,20) y que nace del interior y no de fuera. En todo
otras por lo que hacen (v. gr., los misericordio- caso, de nada vale sacudirse de encima la res-
sos en Mt 5,7). El que pronuncia la bienven- ponsabilidad de la tentación y del pecado para
turanza constata una felicidad y la proclama; descargarla sobre Dios.
los que proclama felices o dichosos lo son En este punto, la enseñanza de Sant co-
actualmente, aunque no tengan conciencia incide con la de Eclo 15,11-17.20: No digas:
de su felicidad. En el Primer Testamento, las «Fue el Señor el que me hizo claudicar», por-
bienaventuranzas proponen por lo general que él nunca hace lo que detesta. No digas:
valores reconocidos de antemano, que todos «Él me hizo extraviar», porque no necesita
admiten como tales (por ejemplo, Eclo 26,1: de un hombre pecador. El Señor detesta toda
Feliz el marido de una buena esposa). La bien- abominación, y nada abominable es amado
aventuranza de Sant 1,12, en cambio, declara por los que le temen. Él hizo al hombre en el
dichosas a las personas que soportan pacien- principio y lo dejó librado a su propio albedrío.
temente una prueba, es decir, que parecerían Si quieres, puedes observar sus mandamientos
más bien dignas de lástima. De ahí la nece- y cumplir fielmente lo que le agrada. Él puso
sidad de una justificación: porque recibirá la ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras
corona de la vida. extenderás tu mano. Ante los hombres están la
La razón de la alabanza no está en el hecho vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que
mismo de soportar la prueba, actitud que sería prefiera... A nadie le ordenó ser impío ni dio a
más propia de un estoico que de un cristiano, nadie autorización para pecar.
sino en la recompensa eterna prometida. El La tentación no procede de Dios, sino que
creyente que no se deja vencer por la tentación de él depende todo bien. Él es el creador de
merece de parte de Dios la corona de la vida. los astros luminosos, del sol, la luna y las es-
trellas. Con su brillo, esos astros simbolizan
la luminosidad divina, que se irradia por toda
De Dios procede todo bien (1,13-18) la creación (cf. Mt 5,45). Pero lo hacen en
forma muy imperfecta, porque en el mundo
Esta cuarta parenesis se opone al intento de los astros se dan cambios y eclipses, mien-
de hacer responsable a Dios del mal que hay tras que en Dios no hay fases ni períodos de
en el mundo y en la vida de cada ser humano. sombra (v. 17).
La tentación no proviene de Dios, que no es Luego Sant se refiere al nuevo nacimiento
tentado por el mal ni puede inducir al pecado. de los creyentes. La referencia a palabra de
Hasta aquí, Sant había hablado de las pruebas verdad desborda el uso lingüístico judío, que
que vienen de fuera; ahora se ocupa de la ten- se refiere a la acción de la palabra de Dios
tación que brota del interior y lleva a cometer en la creación (Sal 33,6), en su conservación
acciones pecaminosas con todas sus pernicio- (Sal 147,15) y en la historia de la salvación
sas consecuencias. (Sal 117,20; Is 55,11; Sab 18,15). La expresión
El ser humano está inclinado al mal. Los tiene más bien su contexto propio en el NT,
rabinos hablan del «mal deseo» que anida en donde designa el mensaje salvífico anunciado
el corazón humano; Sant expresa lo mismo por Jesucristo y transmitido por los apóstoles,
con la palabra concupiscencia (gr. epithymía) es decir, el evangelio (cf. 2 Cor 6,7; Col 1,5;
y describe el modo de actuar de esta mala in- Ef 1,13; 2 Tim 2,15). La palabra de verdad es
clinación. Así como la ramera trata de atraer sin duda el evangelio, pero incluye también
y seducir con sus encantos, así la concupis- una sabiduría de vida (cf. 3,14; 5,19) a la que
cencia tiende sus redes a todo ser humano (cf. el autor llama la ley de libertad (1,25; 2,12).
Prov 7,1-27). Al producirse el abrazo, el fruto Mientras que el mal deseo engendra la muerte,
no puede ser otro que el pecado, y el pecado, la palabra del evangelio hace existir a los cris-
una vez consumado, engendra la muerte (la tianos como primicias de una nueva creación.
1099 CARTA DE SANTIAGO
La opción por los pobres (2,1-13) Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Se dis-
cute por qué motivo utiliza el autor la expre-
El lenguaje de Santiago tiene a veces un tono sión ley regia o ley real (nomos basilikós). En
autoritario que se mitiga en parte con la repe- una inscripción de Pérgamo se habla de una
tición frecuente del vocativo adelfoi («herma- «ley real» porque fue promulgada por el rey
nos», 4,11; 5,7.9.10), adelfoi moû («hermanos de aquella ciudad. Puede pensarse, entonces,
míos», 1,2; 2,1.14; 3,1.10.12; 5,12-19), o adel- que Sant utiliza el adjetivo basilikós porque la
foi moû agapetoi («hermanos míos queridos», ley de la libertad procede de Dios, que es Rey
1,16.19; 2,5), que da a la carta un cierto tono y ha prometido su reino a los pobres (2,5).
de intimidad y suaviza la rudeza de algunos Otros opinan que la ley de la libertad descubre
pasajes (cf., por ejemplo, 5,1-6). su carácter regio porque culmina en el man-
La dura crítica contra las riquezas y los damiento del amor, que supera a todos los
abusos de los ricos ocupa en la carta un espa- otros mandamientos. Finalmente, hay autores
cio considerable. En el pasaje de 2,1-7 se da que asocian esta expresión con Éx 19,6b: Dios
por supuesto, como cosa natural, que los ricos reveló su Ley a Israel para hacer de él un reino
acudan a las asambleas de la comunidad. Pero de sacerdotes y hacerlo partícipe de su reino.
el hecho reprobable es el trato diverso que se Si no se cumple el precepto más importante
da a pobres y a ricos, sin duda porque de estos de todos, el del amor al prójimo, de nada vale
últimos se esperan dádivas y prestigio. Sant no decir que se cumplen los demás preceptos.
exhorta simplemente a un comportamiento Para reforzar más esta idea, Sant se refiere a
imparcial, sino que decididamente toma parti- la máxima legal vigente en el judaísmo: quien
do por los pobres. Dios ha hecho lo mismo, ya deja de cumplir un solo precepto de la Ley se
que ha elegido a los pobres de este mundo para hace reo de todos (v. 10). Esta aclaración tiene
enriquecerlos con la fe y hacerlos herederos del una función de apoyo para el propósito del
Reino (v. 5). autor, que es poner de relieve la importancia
Sant describe con manifiesta ironía al rico sin igual del precepto del amor, del que nada
vestido con ropa elegante y con un anillo de ni nadie puede dispensar.
oro. La llegada a la reunión de un personaje Se presenta aquí el problema de la relación
tan distinguido hace todavía más chocante la entre el precepto singular y toda la Ley. El v.
presencia del pobre mal vestido, máxime si se 10, según el cual si uno cumple toda la Ley,
tiene en cuenta la costumbre judía de honrar pero atenta contra un precepto, ha pecado
las reuniones del sábado con las mejores ro- contra todos los preceptos, sugiere que la Ley
pas. Estas dos personas, socialmente antitéti- es obligatoria hasta en sus detalles más míni-
cas, reciben tratos distintos. Al rico se le con- mos. Pero, de hecho, el tema de la sumisión
cede el lugar de honor; al pobre se le asigna a la Ley no ocupa un lugar muy destacado
un puesto inferior, o bien se lo pone a los pies en la parenesis del autor, y tácitamente se
del orador. Este trato arbitrario es reprobado prescinde de la ley ceremonial y cultual. En
en las preguntas retóricas que condenan toda general, la ley ritual no es tomada en conside-
forma de discriminación. ración, como se pone de manifiesto en los dos
Sant trae luego a la memoria las malas ejemplos del v. 11: El que dijo no adulterarás
experiencias que la comunidad ha tenido con dijo también no matarás (dos preceptos éticos
los ricos. Los ricos oprimen a los pobres, y esa fundamentales).
opresión se acentúa todavía más cuando los Esta sección concluye con una máxima cris-
arrastran a los tribunales y hacen valer su po- tiana corriente. El que no tenga misericordia
derío para privarlos de sus derechos. De este con el pobre escuchará la sentencia de conde-
modo blasfeman contra el nombre hermoso que nación que se pronunciará contra él mismo en
ha sido pronunciado sobre ustedes, es decir, estricta justicia. La práctica de la misericordia,
ultrajan el nombre de Jesucristo proclamado en cambio, es un motivo para esperar confia-
en el bautismo (cf. el bautismo en el nombre damente el juicio de Dios.
de Jesucristo, Hch 2,38; 10,48).
Los reproches contra los que oprimen a
los pobres recuerdan las acusaciones de los La verdadera fe (2,14-26)
profetas contra la clase alta adinerada, que
explotaban a los indigentes y les arrebataban ¿De qué sirve, hermanos míos...? El contex-
lo poco que tenían (cf. Am 4,1; 8,4; Miq 2,2; to pone bien de manifiesto de qué utilidad se
Ez 18,12; 22,7; Zac 7,10; Mal 3,5). Los verbos trata. Frente al inexorable juicio de Dios (v.
en presente indican que aquí se trata de algo 13) y para la salvación definitiva, de nada vale
habitual; no se acusa a nadie en particular, la fe sin obras.
sino a toda una clase social. ¿Acaso esa fe [muerta] podrá salvarlo?, pre-
En 2,8-13 aparece cinco veces la palabra gunta Sant en el v. 14, y la única respuesta a
ley. La ley de la libertad mencionada en el v. esta pregunta retórica es «no». Si la fe no es
12 es la ley perfecta de la libertad de 1,25, cuyo más que una creencia, el que pretende poseer-
contenido principal es el precepto del amor: la puede decir que cree, pero esa afirmación
1101 CARTA DE SANTIAGO
no basta para demostrar que se trata de una diferencia entre los hombres y los demonios:
verdadera fe. los demonios también creen y, sin embargo,
A continuación, el autor presenta un caso tiemblan.
que muestra la inutilidad de la fe sin las obras. El ejemplo de Abraham le sirve a Sant para
Si uno despide a la persona indigente con bue- confirmar su enseñanza. El autor se suma
nas palabras, sin brindarle la ayuda necesaria, así a la tradición exegética judía, que ve en
no hace nada para librarse del juicio divino Abraham no solo al justo y obediente por an-
y para obtener la salvación. La palabra y la tonomasia, sino también al modelo de fe. Pero
acción no pueden ir separadas. En 1,19, Sant la fe de Gn 15,6 se refiere tanto a toda la vida
estableció una conexión entre el escuchar y el piadosa de Abraham como a la extraordinaria
actuar; ahora hace lo mismo con el hablar y acción del sacrificio de Isaac en Gn 22. La
el actuar. Las palabras amables, bienintencio- cuestión que se plantea no es si Abraham fue
nadas y piadosas son insuficientes (e incluso justificado por la fe o por las obras. Lo que
contraproducentes) cuando se sufre hambre y Sant pretende demostrar es que Abraham fue
frío. El hambriento no se sacia con palabras, justificado en razón de una fe traducida en
ni el que tiene frío recibe de ellas calor. De ahí obras. En 1 Mac 2,52, el anciano Matatías dice
la conclusión: la fe sola es lo mismo que un a sus hijos al fin de su vida: ¿No fue Abraham
cadáver. hallado fiel en la prueba y por eso Dios lo contó
En los vv. 18-19, el autor pone frente a sí entre los justos? De igual modo, el Libro de los
a un interlocutor imaginario. Esta introduc- Jubileos atestigua: «Pero el Señor sabía que en
ción de un adversario potencial mediante el medio de la angustia Abraham era creyente...
pronombre indefinido «alguien» es un proce- En todas las pruebas a que fue sometido fue
dimiento literario propio de la diatriba. El pre- hallado fiel» (17,17-18).
sunto adversario establece una antítesis pu- El segundo ejemplo es el de Rajab, la prosti-
ramente teórica (tú tienes fe y yo tengo obras) tuta de Jericó que ayudó a los israelitas a tomar
con la sola finalidad de permitir que Sant la ciudad cuando escondió a los mensajeros
exponga su propia refutación. La expresión y y los hizo partir por otro camino (v. 25). Esta
yo tengo obras (contrapuesta al tú tienes fe) no prostituda se convierte en modelo de conver-
designa un hecho real, y ni siquiera una posi- sión y en ejemplo de solicitud por el prójimo.
bilidad concreta, ya que no tiene sentido en el Aquí no se habla de la fe, pero se la da por
contexto de la carta hablar de obras sin fe. La supuesto (cf. Heb 11,31). De todas maneras,
respuesta a esta objeción no se hace esperar: la afirmación del v. 24 (el hombre es justifi-
muéstrame esa fe sin obras y yo te mostraré la cado por las obras y no por la fe solamente)
fe con mis obras (v. 18). impide concluir que la justificación proceda
El v. 24 (el hombre es justificado por las únicamente de las obras (v. 24). La fe suscita
obras y no solo por la fe) presupone una con- las obras y ayuda a su realización; las obras, a
cepción de las «obras» y de la «fe» distinta de su vez, hacen que la fe llegue a su meta y sea
la de Pablo. Las «obras» no son las «obras de aceptada por Dios. Por las obras, la fe llega a
la ley», sino acciones que pertenecen a la fe y su perfección. Sin las obras, la fe es como un
brotan de ella. Esta fe, a diferencia de Pablo, cuerpo sin su principio vital (v. 26).
no abarca toda la existencia cristiana, sino que
se refiere al reconocimiento del único Dios,
que Sant compara irónicamente con lo que Los pecados de la lengua (3,1-12)
creen los demonios (2,19). Este reconocimien-
to no se traduce en una práctica consecuente, Aunque Sant ya se había referido a los abu-
y por eso deben complementarse la fe y las sos de la lengua, ahora desarrolla el tema con
obras. Sin las obras, la fe es una cosa muerta. más detalle. Su reflexión comienza con una
Las obras, según Sant, están subordinadas breve referencia a la función de los maestros
a la fe. La justificación se realiza únicamente (didáskaloi), una de las más respetadas en el
cuando, a partir de la fe en el único Dios, se judaísmo y que san Pablo incluye en la lista
realizan las obras que acreditan la autenti- de los carismas (1 Cor 12,29; cf. Ef 4,11). La
cidad de la fe. Esta concepción, a pesar de grave responsabilidad que implica la función
emplear un lenguaje diverso, no está lejos de de enseñar es una invitación a la prudencia, ya
la concepción paulina. En todo caso, Sant 2,24 que los maestros (y Santiago entre ellos, como
se dirige contra un paulinismo que no es fiel al lo muestra el plural seremos juzgados) tendrán
pensamiento del apóstol. un juicio más severo.
Como es lógico, Sant no tiene nada que ob- La frase todos faltamos de muchas maneras
jetar contra una fe que confiese, por ejemplo, sirve de transición con el tema siguiente, que
la unicidad de Dios. Si alguien cree que existe se enuncia con la precisión de una tesis: Si
un solo Dios, hace bien (v. 19). Pero lo que alguien no falta con palabras es un hombre
viene a continuación revela la insuficiencia de perfecto, porque es capaz de dominar toda su
esa fe e incluso ironiza sobre ella, porque una persona (lit. todo su cuerpo, v. 2b). Algo pare-
fe sin incidencia en la vida no establece una cido se había insinuado antes: hay que estar
COMENTARIOS AL NUEVO TESTAMENTO 1102
prontos a escuchar y ser tardos para hablar raleza. Un árbol da los mismos frutos desde el
(1,19); el que no refrena su lengua practica principio hasta el fin.
una religión vana (1,26).
A continuación, toda la perícopa describe
minuciosamente el terrible poder de la len- La verdadera y la falsa sabiduría (3,13-18)
gua y señala sus consecuencias funestas. La
lengua no es un órgano inofensivo: lo mismo La perícopa comienza con una pregun-
que un rayo o una chispa en el bosque, puede ta retórica dirigida a los destinatarios de
producir efectos devastadores. A pesar de ser la carta: A ver, ¿quién de ustedes es sabio y
tan pequeña, tiene una fuerza arrolladora: su docto? Independientemente de la respuesta
fuego es encendido por el mismo infierno. La que pueda dar cada uno, Sant responde que
imagen del fuego es apropiada, porque una la verdadera sabiduría se manifiesta en la
palabra inconveniente o fuera de lugar puede vida, con una buena conducta inspirada en
encender las pasiones y provocar verdaderas la mansedumbre. La envidia y la rivalidad, en
catástrofes. Si alguien domina ese pequeño cambio, proceden de una sabiduría que no
miembro que es la lengua, domina todo su viene de lo alto (es decir, que no es un don de
cuerpo, del mismo modo que se domina al Dios). Tres epítetos caracterizan a esta falsa
caballo con un freno en la boca, o se dirige sabiduría: terrena, psíquica (es decir, sensual,
una nave con el timón (vv. 3-4). Cuando no propia de una persona entregada a sus bajos
se la domina, la lengua es la síntesis de la instintos), e incluso demoníaca. Con este
injusticia y hasta un mundo de maldad puesto último adjetivo no se pretende afirmar que
en nuestros miembros, que contamina todo el toda sabiduría terrena procede del demonio.
cuerpo (v. 6). Pero donde reinan la envidia y la rivalidad se
El v. 6 añade que la lengua inflama el «ciclo cometen maldades de todo género, que bien
de la vida humana» o el «curso de la existen- merecen ese calificativo.
cia». La palabra griega trojos puede tener un Muy distinta es la situación cuando reina
doble significado: con el acento en la primera la genuina sabiduría. Sant la califica con siete
sílaba significa «curso» o «ciclo»; con el acento adjetivos, que ponen de manifiesto los buenos
en la sílaba final, «rueda». Algunos prefieren frutos que ella produce (paz, moderación, mi-
este último significado, y aclaran que la «rueda sericordia, sinceridad).
de la vida» alude a las ideas órficas sobre el El capítulo se cierra con una sentencia
ciclo del nacimiento y la muerte, del aparecer y proverbial que vuelve una vez más sobre el
el desaparecer. Así se ve cómo Santiago asume tema de la paz, de capital importancia para
conceptos difundidos en la cultura helenística, una comunidad dividida por rivalidades y con-
que también habían penetrado en el judaísmo. tiendas. Lamentablemente, el sentido del v.
Por supuesto, el uso de esta expresión no im- 18 es difícil de entender. El fruto de la justicia
plica que el autor acepte las visiones fatalistas puede ser el fruto que produce la justicia o el
del orfismo. fruto que es la justicia. A la imagen del fruto
La lengua incendia el curso de la existencia Sant asocia luego la de la siembra. El verbo
y es encendida a su vez por la gehenna. Este «sembrar», en voz pasiva, parece indicar que
vocablo semítico recuerda el valle de Hinnom, el sujeto de la acción es Dios (la sabiduría
célebre por haber sido el escenario de sacrifi- divina). Esa siembra solo puede realizarse en
cios humanos y convertido luego en basural una atmósfera de paz, y ella recae sobre los
de Jerusalén. En este contexto se refiere al que trabajan por la paz. Es decir, la justicia
lugar reservado a Satanás. es generosa y pacíficamente sembrada por
Sant contrapone enseguida dos realidades Dios en el corazón de los que promueven la
contradictorias. El hombre puede domar, y de paz. O bien, según otra interpretación posible,
hecho ha domado, toda clase de animales, aun los que trabajan por la paz siembran pacífi-
los salvajes y venenosos. Sin embargo, la perso- camente, y la cosecha que se obtiene de esa
na capaz de dominar su lengua es más que una siembra es la justicia.
rara excepción. El autor dice ningún hombre,
pero se trata obviamente de una exageración
deliberada, que apunta a poner de relieve un Las fuentes de las discordias (4,1-10)
hecho innegable: la lengua es un flagelo siem-
pre activo y el veneno que inyecta es mortal. La alusión a la paz prepara el camino al
Otra contradicción radica en que con la mis- tema de las discordias. El autor describe
ma lengua bendecimos a Dios y maldecimos al más ampliamente las consecuencias de la
prójimo, que es imagen de Dios. Las metáforas sabiduría terrena, que es fuente de envidias
de los vv. 11-12 (la higuera que no produce y rivalidades (3,14-15). Aquí las ideas se van
aceitunas, el manantial que no hace brotar al sucediendo sin unidad aparente. Una idea lle-
mismo tiempo agua dulce y agua salada, el mar va a la otra, de manera que el final tiene poca
que no produce agua dulce) dan a entender conexión con el principio.
que ese modo de actuar es contrario a la natu-
1103 CARTA DE SANTIAGO
Además, han disipados sus riquezas en fiestas Al hablar de la parusía del Hijo del hombre,
y placeres, y así se han cebado para el día de los autores del NT no podían prescindir de esa
la matanza. Sant no denuncia las causas de la connotación festiva, confirmada además con
injusticia, pero exalta a los pobres y condena el empleo de expresiones alusivas, como la
su explotación. corona de gloria (Sant 1,12).
El v. 6 lleva la invectiva a su punto culmi- Sant exhora a aguardar con paciencia la ve-
nante cuando se acusa a los ricos de haber nida del Señor. La palabra makrothimía («pa-
cometido un crimen: han condenado y han ma- ciencia», o mejor «perseverancia») es todo lo
tado al justo. La identidad del justo permanece contrario de la pura pasividad y está hecha a la
incierta. Quizá no se trata de un individuo medida de la paciencia que tiene Dios con los
concreto, sino de todas las personas inocentes seres humanos. Luego el autor aclara con una
víctimas de la injusticia y la violencia. Sant breve parábola cuál debe ser la conducta de los
piensa probablemente en los ricos que con- que esperan la parusía del Señor. El agricultor
denan a los pobres porque disponen de los sabe que en condiciones normales recogerá
medios legales para llevarlos a los tribunales una buena cosecha, pero sabe también que
y hacer que sean sentenciados a muerte (cf. el fruto madurará a su tiempo. No está en su
2,6). Pero también podría tratarse de un cri- poder ni acelerar la maduración ni anticipar la
men cometido en forma indirecta, al privar cosecha. Mientras que él se concentra en sus
a los pobres del salario indispensable para la propias tareas, deja a Dios el cuidado de hacer
vida. La incapacidad para oponer resistencia que la cosecha madure. Del mismo modo, los
acentúa la gravedad del crimen. cristianos que esperan la venida del Señor de-
ben recordar que el Señor del tiempo es Dios y
no ellos. Los negociantes de 4,13-17 ocupaban
El Señor está cerca (5,7-12) su tiempo planificar y hacer inversiones; a los
ricos de 5,1-6 solo les importaba acumular ca-
En la última parte de la carta, Sant se dirige da vez más dinero. El cristiano vive su propio
de nuevo a los cristianos para exhortarlos a la tiempo con la esperanza puesta en Dios, que se
perseverancia y a la oración ante la inminente toma el tiempo debido para dar cumplimiento
venida del Señor. Perseverancia y oración son a sus promesas.
dos temas frecuentes en la parenesis escatoló- El campesino no se impacienta porque
gica de la Iglesia primitiva, ya que describen tiene presente la totalidad del proceso que
la actitud propia de los cristianos en el tiempo culminará en la cosecha. Esta perspectiva de
que precede a la parusía (1 Tes 5,1-11.17-18; largo aliento le indica cuál debe ser su con-
cf. Mc 13,33-37). ducta. Para el cristiano, esa convicción debe
La palabra «parusía», tomada del griego fundarse en la palabra de verdad por la que
(en latín adventus), designaba en el mundo el Padre nos ha engendrado (1,18) y sentirse
helenista la presencia o llegada de alguien. estimulada por los ejemplos que propone la
Pero desde tiempos de los ptolomeos (sobe- Escritura: la constante espera de los profetas
ranos griegos de Egipto desde el 323 a.C.) que hablaron en nombre del Señor y la pacien-
asumió un significado más técnico y pasó a cia de Job en la adversidad, que mereció una
designar la solemne visita del monarca a una justa recompensa de parte de Dios.
ciudad. El rey era recibido en un ambiente Como lo hace en otras ocasiones, Sant
festivo, con ceremonias espléndidas, elogios añade en 5,12 una advertencia que considera
al soberano, reparto de víveres, reparación de importante, aunque no tenga relación con el
caminos, nuevas construcciones y acuñación contexto. El contenido de esta advertencia es
de monedas conmemorativas. Algunas ins- el mismo que el de Mt 5,37: una afirmación
cripciones comparan las parusías de los reyes o una negación deben bastar para comunicar
helenísticos con la visita de un dios: «Los lo que se quiere decir. Jurar poniendo a Dios
otros dioses están lejos y no tienen oídos... como testigo es exponerse al juicio divino. La
a ti te vemos presente», se dijo con motivo prohibición de hacer promesas bajo juramen-
de la llegada del rey Demetrio a Atenas, en to se remonta a la tradicion de Jesús, de la que
el 307 a.C. Santiago tuvo algún conocimiento.
El NT emplea 24 veces la palabra «parusía»
para designar la llegada de ciertas personas
(1 Cor 16,17; 2 Cor 7,6-7; Flp 1,26; 2,12), la La unción de los enfermos (5,13-15)
manifestación del hombre impío (2 Tes 2,9)
y, sobre todo, la venida de Cristo, el Hijo Sant da aquí una serie de instrucciones
del hombre, al fin de los tiempos (Mt 23,3; para distintas circunstancias de la vida. En
1 Tes 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; 2 Tes 2,1.8.9; 1 los momentos tristes, es preciso orar; en los
Cor 15,23). En este último sentido, la palabra momentos alegres, hay que entonar cantos de
«parusía» guarda una estrecha relación con alabanza y de acción de gracias a Dios. Luego
«revelación» (apokálypsis) y «manifestación» el autor se refiere al modo de actuar con los
(epifáneia). enfermos. El hecho de llamar a los ancianos
1105 CARTA DE SANTIAGO
da a entender que la persona está realmente de la plegaria del justo hecha con insistencia (v.
enferma: obligada a guardar cama, no puede 16b). En conformidad con el uso judío y con el
presentarse ante ellos por sus propios medios. evangelio de Mateo, Santiago considera justo
Estos ancianos no son carismáticos que po- a quien cumple con humildad la voluntad di-
seen el don de curar, sino personas que des- vina. El término griego deêsis, empleado aquí
mpeñan un oficio o función específica en la con el sentido de «oración», sugiere la idea de
comunidad. Su designación como ancianos de indigencia y por lo tanto de necesidad. El par-
la iglesia (en griego presbíteroi tês ekklesías) da ticipio griego energoumenê («con insistencia»)
por supuesto que en la comunidad existía esa da en cambio la idea de energía y de poder. Es
institución. El genitivo de la iglesia se refiere la paradoja del cristiano, que encuentra en la
sin duda a la iglesia local, ya que el pedido del «súplica» (expresión de su propia debilidad e
enfermo se dirige solamente a los ancianos de indigencia) el único elemento «fuerte» de que
su propia comunidad. puede disponer: en la debilidad está su fuerza
Los ancianos deben orar por la persona en- (cf. 2 Cor 12,10).
ferma, es decir, deben interceder por ella ante El ejemplo de Elías es la confirmación que
Dios, invocando quizá el nombre de Jesús. la Biblia ofrece a la enseñanza del autor. Elías
Además, tienen que ungirlo con óleo. El aceite, era un profeta muy venerado en el judaísmo,
en el judaísmo, era muy usado como fármaco pero lo que interesa a Sant, en este contexto,
(cf. Lc 10,34), y Mc 6,13 dice que los Doce, es destacar su humanidad. Él era un hombre
enviados por Jesús de dos en dos, curaron a con la misma naturaleza y las mismas limita-
numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo. En ciones que nosotros. Sin embargo, su oración
cuanto a los ancianos de la comunidad, reali- hizo cesar la lluvia durante tres años y medio,
zan la unción en el nombre del Señor (v. 14). y después hizo llover de nuevo, con la consi-
El sentido de esta expresión en el contexto guiente fertilidad que la lluvia trae a la tierra.
de Sant 5,13-15 se aclara a la luz de los relatos
de curación que trae el NT. En Lc 10,17 los
setenta y dos discípulos dicen a Jesús: Señor, La conversión del pecador (5,19-20)
hasta los demonios se nos someten en tu nom-
bre, es decir, la invocación del nombre de Je- Una vez más, la expresión hermanos míos
sús hace que los poseídos queden sanos. Pedro expresa la relación fraternal que el autor
sana a un paralítico en el nombre de Jesucristo ha querido establecer con sus destinatarios.
de Nazaret (Hch 3,6), y más adelante explica: Ahora él trata de exhortar a los cristianos a
Por haber creído en su nombre, ese mismo preocuparse de aquellos que se desvían de la
nombre ha devuelto la fuerza al que ustedes verdad. Todos deben esforzarse por hacer que
ven y conocen. Esta fe que proviene de él lo ha los descarriados vuelvan al camino de la ver-
sanado completamente, como ustedes pueden dad, porque si alguien convierte a un pecador
comprobar (Hch 3,16). salvará su vida de la muerte y cubrirá una mul-
La oración litúrgica salvará al enfermo. titud de pecados (v. 20). El texto es ambiguo y
El verbo griego utilizado por Sant se refiere no especifica con claridad si el que salvará su
generalmente a la salvación espiritual, pero vida es el pecador que se convierte, o el que lo
el contexto sugiere que también se habla de hace volver al buen camino. De todas mane-
la salud física (aunque el autor sabía que no ras, ese servicio pastoral no solo beneficia al
siempre el enfermo se sanaba). El elemento pecador arrepentido, sino también a la perso-
espiritual se ve reforzado por la declaración na que lo induce a alejarse del pecado.
sobre el perdón de los pecados como resultado La «carta» de Santiago omite los saludos
de la unción con el aceite. La Iglesia católica finales y las bendiciones tan frecuentes en las
ha identificado esta acción litúrgica con el sa- cartas paulinas.
cramento de la unción de los enfermos.
Conclusión
La eficacia de la oración (5,16-20)
Con Jesús se inicia una nueva etapa en la
La mención de los pecados lleva a recomen- historia humana. Su vida empezó muy pobre-
dar la confesión de las propias faltas. Se trata mente y terminó en una cruz, entre dos pe-
de una práctica penitencial que los cristianos ligrosos malhechores. Sin embargo, esa vida
tomaron de la liturgia judía. La confesión ejerce tanta fascinación porque él la vivió de
consistía en un reconocimiento general de los manera consecuente y supo mostrar qué signi-
propios pecados, realizada comunitariamente, fica vivir lo que uno enseña. El gran reproche
para que la oración común ayudara a obtener de Jesús está dirigido contra los que dicen y no
el perdón divino. hacen y contra los que ponen pesadas cargas
Luego sigue una breve reflexión sobre el po- en las espaldas de los demás, mientras que
der de la oración, ilustrada con el ejemplo del ellos no las mueven ni siquiera con un dedo
profeta Elías (1 Re 17,1; 18,41-46: Mucho pue- (Mt 23,3-4). No basta decir «¡Señor, Señor!»
COMENTARIOS AL NUEVO TESTAMENTO 1106
para entrar en el reino de los Cielos; lo real- hizo renacer por la Palabra, y de él han recibi-
mente importante es llevar a la práctica, día do la fe en Jesucristo y la sabiduría que deben
tras día, el designio del Padre celestial (Mt fructificar en buenas obras. Solo así podrán
7,21). conseguir la corona de la vida, prometida a
Todos los evangelios muestran que la ense- quienes aman a Dios (1,12; cf. 2,5)
ñanza y la vida de Jesús están fundamental- La parenesis de Santiago no presenta un
mente orientadas a la acción (cf. Mt 21,28-32). desarrollo intelectual comparable a los de
Por eso él no cesa de proclamar la primacía Pablo o de Juan. Él está más interesado por
del amor como la característica nueva y deci- las cuestiones prácticas que por las especu-
siva de la moral evangélica. El amor no es una laciones teológicas, si bien su pensamiento
virtud más dentro de un catálogo de virtudes, está sólidamente enraizado en la tradición
sino la fuente de la que dimana toda la vida sapiencial de Israel. Esta predicación sobria y
moral. En este sentido Jesús es explícito: del vigorosa tiene hoy en día una enorme actuali-
mandamiento del amor dependen toda la Ley dad, ya que es urgente pasar del conocimiento
y los Profetas (Mt 22,40). a la acción, de la fe al amor y de la piedad al
Al proponer un modelo concreto de amor compromiso moral serio y responsable.
al prójimo, el evangelio presenta la figura del Santiago (como toda la Biblia) se expresa
buen samaritano, ese hombre práctico y deci- en el lenguaje y en las categorías de su época.
dido que se compadece del prójimo necesitado No se trata de repetir ese lenguaje ni de inten-
y acude en su ayuda, no porque lo unan a él tar actualizarlo quitándole su propio sello. De
lazos nacionales, religiosos o culturales (los lo que se trata, en realidad, es de vivir en el
que estaban unidos por esos lazos siguieron su presente las exigencias de la fe cristiana con la
camino, indiferentes o temerosos), sino pura autenticidad y radicalidad que Santiago recla-
y exclusivamente porque tenía necesidad de maba de sus primeros destinatarios.
ser socorrido. Así nos da a entender que Jesús
hablaba del amor en términos de comunión y
comunidad, situándose de lleno en el plano de
las relaciones humanas y sociales. NOTA
Esta misma orientación la muestran tam-
bién sus milagros y sus bien conocidas frases: 1. Käsemann, E., La llamada a la libertad, Sígue-
Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se reco- me, Salamanca 1974, p. 79.
gen uvas de los espinos o higos de los cardos?
(Mt 7,16). Les aseguro que cada vez que lo hi-
cieron con el más pequeño de mis hermanos, lo
BIBLIOGRAFÍA
hicieron conmigo (Mt 25,40).
La exigencia que Jesús se impuso a sí mis- AA.VV., La Carta de Santiago, Lectura sociolingüís-
mo vale también para sus discípulos. Que ca- tica (Cuadernos Bíblicos 61), Editorial Verbo
da uno trabaje los talentos que se le han con- Divino, Estella 1998.
fiado, que inverta su capital –poco o mucho– y Conti, C., «Propuesta de estructuración de la carta
lo haga rendir (Mt 25,14-30). Jesús no quiere de Santiago», RIBLA 30 (1998).
que sus discípulos especulen sobre la verdad, Knoch, O., Carta de Santiago, Herder, Barcelona
sino que realicen la verdad. 1969.
Tal es, en definitiva, la forma de ser cristiano León Azcárate, J.L. de, Santiago, el Hermano del Se-
ñor, Editorial Verbo Divino, Estella 1998.
que trata de inculcar la carta de Santiago. Su Maly, E., Epístolas de Santiago, Judas y Pedro, Sal
tema es la realización de un cristianismo prác- Terrae, Santander 1966.
tico, encarnado y concreto. Esta finalidad espe- Mussner, F., Der Jakobusbrief, Herder, Friburgo en
cífica se pone en claro cuando el autor invita a Breisgau 1964.
poner en práctica el mensaje sin inventar pre- Schnider, F., Der Jakobusbrief, Friedrich Puster,
textos para oír y nada más, engañándose a uno Ratisbona 1987.
mismo (1,22-23). Lo que en verdad le interesa Stulac, G.M., James, The IVP New Testament Com-
es la autenticidad de la fe, y la fe muestra su mentary Series, InterVarsity Press, Downers Gro-
autenticidad cuando se traduce en una praxis ve, Illinois (EE.UU.)-Leicester (Inglaterra).
Tamez, E., Santiago, Lectura Latinoamericana de la
consecuente (2,1). Reducida a mera teoría, la Epístola, DEI, San José de Costa Rica 1985.
fe es estéril y muerta, y esa fe no puede salvar. Vanni, U., Lettere di Pietro - Giacomo - Giuda, Edi-
Un rápido repaso de las exhortaciones zioni Paoline, 1984.
propuestas por Santiago muestra que el autor
ha tenido un propósito bien determinado,
aunque por momentos parezca que sus en-
señanzas han sido dispuestas al azar. Los
cristianos están llamados a vivir su fe íntegra
e indivisamente, sin dejarse extraviar por las
seducciones y tentaciones del mundo y con la
mirada puesta en Dios, Señor y Padre. Él los