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No es el modelo, es la ética...
Más allá de los preceptos del marxismo, socialismo científico o socialismo utópico
asociados a la lucha de clases, crítica a la economía, control del aparato de
producción e ideología, el problema de la viabilidad de un modelo es
sustancialmente “ético”, veamos por qué.
La derecha privatizó todo lo que pudo, mientras que la izquierda estatizó como
respuesta. No obstante, los problemas del Estado no cambiaron mucho: con el
modelo privatizador los servicios del Estado se hicieron un buen negocio para
algunos, mientras con el modelo estatizador la burocracia es un medio
obstaculizador para la mayoría. Al final, sea privado o público, las argollas cercanas
al poder son las que salen beneficiadas, y el pueblo no...
Uno puede ver a plena luz del día a los dirigentes de izquierda gozando los
privilegios que ellos criticaban –y en parte está bien–; ostentan buenos vehículos,
viajan en primera clase, crean sus empresas particulares, les gusta irse de
vacaciones a Estados Unidos o Europa, envían a sus hijos a los mejores colegios y
cuando necesitan servicios médicos cuentan con un buen seguro o viajan a
atenderse fuera del país... Saben qué: “Todo aspiramos a esto...”, los de derecha y
los de izquierda; el problema es que estos privilegios se reduzcan a los círculos de
poder gubernamental. ¡Insistimos, es un tema ético, no de modelo!
Existen socialistas y neoliberales éticos, pero son muy pocos; gente con principios,
que sí pueden vivir conforme a las enseñanzas de Monseñor Romero, o que puede
hacer negocios de modo decente con generosidad y altruismo. Y también podemos
imaginar un modelo ético que permita un encuentro a medio camino, sin extremas
socialistas y neoliberales, comunistas y anticomunistas; en algún momento se le
llamó “Estado de Bienestar”, con un mercado responsable y honesto y con un
gobierno eficaz y fuerte. Pero todo con ética, esto es lo que les hace falta...