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TEORÍA DE LA VANGUARDIA

Peter Bürger
II. EL PROBLEMA DE LA AUTONOMÍA DEL ARTE EN LA SOCIEDAD BURGUESA (pp. 83-
ss.)
Bürger discute el concepto de autonomía asumiendo que esta categoría es
contradictoria, tal acepción permitirá determinar qué es arte en la sociedad burguesa.
Distingue, sin embargo, dos definiciones más del concepto de autonomía: a) l’art pour
l’art, cuya esencia implica -en una de sus interpretaciones- la separación del arte
respecto a la sociedad y se descarta “su separación como producto de un desarrollo
histórico social”; y b) la autonomía como ilusión subjetiva de los productores del arte
(de la sociología positivista), es decir, que “la independencia del arte respecto a la
sociedad solo se da en la imaginación del artista.
Burger afirma que estas dos definiciones ignoran la singularidad de la categoría
autonomía como fenómeno real que describe “la desaparición del arte como ámbito
particular de la actividad humana, vinculada a la praxis vital”. No obstante, esta
categoría de la sociedad burguesa es compleja y contradictoria porque “desvela y oculta
un real desarrollo histórico”.

2. LA AUTONOMÍA DEL ARTE EN LA ESTÉTICA DE KANT Y SCHILLER (pp. 93 y ss.)


En el siglo XVIII se desarrolla la estética como disciplina filosófica que producirá un nuevo
concepto de arte autónomo, un concepto moderno del arte (comprende la música, la
poesía, el teatro, la pintura, la arquitectura).
Kant no asume la obra de arte como objeto de estudio sino el juicio estético (juicio del
gusto) que “se produce en la esfera de los sentidos y de la razón”, entre “el interés de la
inclinación por lo agradable” y “el interés de la razón práctica por establecer el
cumplimiento de la ley moral como desinteresado”. Entonces, “la satisfacción que
determina el juicio del gusto es totalmente desinteresada”. La propuesta Kantiana
mantiene la separación del arte de la vida práctica, “el juicio frente a la particularidad
de los juicios que dirige la burguesía crítica contra el modo de vida feudal”. De modo
que siguiendo su línea de pensamiento, “es burguesa la exigencia de validez general de
los juicios estéticos”. Lo estético, para Kant, posee “independencia en el campo de los
sentidos, de la ética (lo bello no es lo deseable ni lo bueno, moral)” y de lo teórico.
En la universalidad de los juicios estéticos se da una concordancia de la imaginación y el
entendimiento. Kant define el juicio del gusto como libre y desinteresado.
Schiller, parte de la afirmación de autonomía del arte (“y su desvinculación de los fines
inmediatos”) para proponer que la función social de lo estético sería “la elevación de la
humanidad”. Pues para este filósofo, no se puede confiar “ni en la bondad natural del
hombre ni en la capacidad formadora de su entendimiento” (p. 96 y ss.). Schiller no
asume esto en el sentido “antropológico, de una naturaleza humana perenne (sino),
desde una perspectiva social como producto de un proceso histórico” “en términos de
las ciencias sociales: la división del trabajo genera la sociedad de clases. Schiller sostiene
que esta sociedad nos e puede suprimir mediante una revolución política, porque la
revolución solo la pueden hacer los hombres que, formados en la división del trabajo no
han podido acceder a la humanidad”. Entonces, una transformación social hacia un
hombre racional y humano “exige previamente que pueda formarse en este tipo de
sociedad (racional y humana)” – he ahí la aporía-. Mediante el arte, Schiller intenta
“reunir las dos mitades separadas del hombre (sensibilidad y entendimiento). “o sea en
el seno de la división del trabajo, el arte debe facilitar la formación de la totalidad de las
disposiciones humanas que los individuos no pueden desarrollar en el ámbito de su
actividad”.
Para Burger, la tarea es complicada pues los conceptos no son rígidos “y una vez
captados por la dialéctica del pensamiento, se transforman en su contrario”, pero
recoge el concepto de Schiller sobre “la función social que atribuye al arte, por estar
este desvinculado de la vida práctica”.
Burger resume que “la autonomía del arte es una categoría de la sociedad burguesa que
permite describir la separación del arte de la vida práctica, históricamente
determinada“. Según el crítico, describe por ende “el fracaso en la construcción de una
sensualidad dispuesta conforme a la racionalidad de los fines en los miembros de la clase
que está liberada de constricciones inmediatas (por lo menos periódicamente)”.
Sin embargo, hay una desventaja en esta categoría, pues “no permite captar el hecho
de que esa separación del arte de sus conexiones con la vida práctica es un proceso
histórico, socialmente condicionado”, y con ello “no permite percibir la aparición
histórica de su objeto” y crea, por tanto, “la falsa idea de la total independencia de la
obra de arte respecto a la sociedad”. En definitiva, esta categoría es ambivalente:
expone la verdad de “la desvinculación del arte respecto a la praxis vital”; y, la falsedad
de atribuir una “esencia del arte” cuando este es un hecho histórico (p. 100).
3. LA NEGACIÓN DE LA AUTONOMÍA DEL ARTE EN LA VANGUARDIA:
Bürger estudia las categorías particulares de la obra de arte como son la finalidad, la
producción y la recepción; pero estas categorías o subcategorías no se desarrollan
simultáneamente. Estudia el desarrollo de estas en el arte sacro, cortesano y burgués.
Interesa analizar el arte burgués. En él, “la producción y la recepción de la auto
comprensión articulada en el arte ya no están vinculadas a la praxis vital”. Es decir, la
producción y la recepción se realizan de modo individual (la novela ejemplifica este tipo
de recepción). En cuanto a la categoría “finalidad”, el arte burgués ya no está al servicio
de una finalidad, “la representación de la autocomprensión burguesa se verifica en un
recinto propio, ajeno a la praxis vital”, pues el arte se ha separado de la praxis vital.
Habermás sostiene que el arte satisface las necesidades residuales, aquella excluidas de
la praxis vital.
La “autonomía designa el status del arte en la sociedad burguesa”, pero no refiere nada
sobre el contenido de las obras de arte.
Los movimientos europeos de vanguardia, para Bürger, son un “ataque al status de arte
en la sociedad burguesa. No impugnan una expresión artística precedente (un estilo),
sino la institución del arte en su separación de la praxis vital… cuando los Vanguardistas
exigen que el arte vuelva a ser práctico no quiere decir que el contenido de las obras sea
socialmente significativo…la exigencia va dirigida al funcionamiento del arte en la
sociedad, que decide tanto sobre el efecto de la obra como sobre su particular
contenido”.
“el esteticismo al convertir este momento de la institución del arte (separación del arte
de la praxis vital) en contenido esencial de la obra. La coincidencia entre institución y
contenido de la obra era el motivo del cuestionamiento vanguardista”. Los
vanguardistas “intentaron, pues una superación del arte en el sentido hegeliano…el arte
debía ser reconducido a la praxis vital, donde sería transformado y conservado”. No
obstante, el vanguardista acepta el momento esencial del esteticismo…la praxis vital, a
la que el esteticismo se refiere, es la racionalidad de los fines de la cotidianidad
burguesa. Los vanguardistas no intentaron integrar el arte a esa praxis vital; por el
contrario comparten la recusación del mundo ordenado conforme a la racionalidad de
los fines que había formulado el esteticismo”. Los vanguardistas se distinguen por “el
intento de organizar a partir del arte, una nueva praxis vital. También a este respecto el
esteticismo es condición previa de la intervención vanguardista. Solo un arte que se
aparta completamente de la praxis vital (deteriorada), incluso por el contenido de sus
obras, puede ser el eje sobre el que se pueda organizar una nueva praxis vital”.
los VANGUARDISTAS buscan una NUEVA PRAXIS VITAL
Bürger, recoge la crítica de Marcuse al arte de la sociedad burguesa, pues el arte juega
un papel contradictorio, es un instrumento de protesta para destruir el viejo orden y
preparar el nuevo, pero descarga a “la sociedad existente de la presión de las fuerzas
que pretende su transformación. Estas quedan presas en un ámbito ideal un doble
carácter del arte…los procesos sociales de producción y reproducción contiene tanto un
momento de libertad como de falta de compromiso, de falta de consecuencias”. Por
ello, la empresa de la vanguardia de “reintegrar el arte a los procesos de la vida sea en
sí misma” contradictoria.
Veamos cómo se traduce esta intención de superar la institución del arte en los tres
ámbitos (finalidad, producción y recepción).
Bürger dice que en lugar de obra vanguardista debe hablarse de manifestación
vanguardista, por ejemplo: un acto dadaísta, pero ello no significa que los vanguardistas
no hayan producido ninguna obra, pues “la categoría obra de arte no es destruida por
los vanguardista pero quizá sí transformada por completo” (p. 105)
Análisis de los tres ámbitos en el ARTE VANGUARDISTA:
La “finalidad” en la manifestación vanguardista es difícil de delimitar, según Burger, pues
“cuando arte y praxis forman una unidad, cuando la praxis es estética y el arte práctico,
ya no se puede reconocer una finalidad del arte simplemente porque ya no rige la
separación de los dos ámbitos (el arte y la praxis vital) que requiere el concepto de
finalidad… ”, a diferencia del arte burgués que convierte la obra en un fin en sí mismo y
mediante el esteticismo se manifiesta la falta de función social del arte. En cambio, “los
vanguardistas no se oponen a este creando obras de gran relevancia social, sino
mediante el principio de la superación del arte en la praxis vital. Pero esta concepción
no permite distinguir una finalidad. Para un arte abstraído de la praxis vital ya no se
puede ni siquiera hablar de falta de finalidad social como en el caso del esteticismo” (p.
106).
La “producción” en el arte de vanguardia sostiene que “la obra de arte autónoma se da
individualmente. El artista produce como individuo, con lo cual su individualidad es
percibida no como expresión de algo, sino como singularidad radical…En sus
manifestaciones extremas, la vanguardia no propone una creación colectiva, sino que
incluso niega radicalmente la categoría de la producción individual” ejemplo: cuando
Duchamp firma sus productos en serie y los envía a las exposiciones (un urinario, una
escurridera) se burla del valor que el mercado del arte le ha dado a la firma más que a
la obra. Los ready made de Duchamp son manifestaciones no obras.
La VANGUARDIA fracasó en su intensión de superar el arte, pues cuando “su protesta
contra la institución arte ha llegado a considerarse como arte” Entonces la vanguardia
niega la categoría de la producción individual y también de la recepción.
La “recepción” cuando las manifestaciones dadaístas de Tzara plantean instrucciones o
o la escritura automática da indicaciones para este tipo de producción particular. “Esta
producción no puede entenderse como producción artística, sino como parte de una
praxis vital emancipadora” “Bretón intentó una solución a estos problemas mediante el
ensalzamiento de la espontaneidad de las relaciones amorosas. Burger incluye la
rigurosa disciplina del grupo ” (se evidencia en los manifiestos).
En resumen, los movimientos históricos de vanguardia niegan las características
esenciales del arte autónomo:
-La separación del arte respecto a la praxis vital.
- la producción individual
-la recepción individual
- Intenta la superación del arte autónomo en el sentido de una reconducción del arte
hacia la praxis vital.
Burger afirma que esto no puede suceder en la sociedad burguesa, tal vez falsamente
se da en la literatura de evasión y la estética de la mercancía (instrumentos de la
sumisión y no de la emancipación), son formas falsas de superación del arte
desenmascaradas por la teoría de la vanguardia. Sostiene Burger que las intenciones de
los movimientos históricos de vanguardia se cumplen en la sociedad del capitalismo
tardío como una funesta advertencia.
III. LA OBRA DE ARTE VANGUARDISTA
1. PROBLEMÁTICA DE LA CATEGORÍA DE OBRA:
El concepto de obra de arte aplicado a los “productos de la vanguardia resulta
problemático” porque la vanguardia destruye “el sentido de obra de arte orgánica
(Adorno habla de “obra redonda”).
Burger define la obra de arte como una “unidad de generalidades y particularidades.
Esta unidad, sin la cual no puede concebirse una obra de arte, se realiza de modos muy
diversos en las distintas épocas del desarrollo del arte” (p. 112). Burger persiste en
reconocer la idea de unidad propia de la obra de arte, pero distingue dos tipos de obra:
-Las obras orgánicas (simbólicas) cuya unidad de lo general y lo particular se da sin
mediaciones.
-las obras inorgánicas (alegóricas) estas son las obras de vanguardia hay mediación, pues
la unidad “está en cierto modo contenida muy ampliamente, y en el caso extremo solo
la produce el RECEPTOR”. Se señala la participación activa del lector en caso extremo
Para Bürger, “la obra de arte vanguardista no niega la unidad (aunque esto lo intentaron
los dadaístas), sino un determinado tipo de unidad, la conexión de la parte todo
característica de la obra de arte orgánica” pues incluso “en las manifestaciones
extremas, los movimientos de vanguardia se refieren negativamente a la categoría
obra”. Ejemplo son los actos dadaístas que buscaba la provocación en el público. No
pretendían “la liquidación de la categoría obra, sino la liquidación del arte como
actividad separada de la praxis vital”. Otro ejemplo: los Ready made de Duchamp que
cuestiona la categoría obra firmando en sus productos en serie. “con ello cuestiona
provocativamente la esencia de la obra de arte…como creación individual de obras
singulares; el acto de provocación mismo ocupa el puesto de la obra”. La obra de
Duchamp “se dirige en general a la institución arte ya que la obra de arte pertenece a
esta institución”. Sin embargo, dice el crítico, que después de los ataques al arte por
parte de los vanguardistas hubo otros, pero que la institución social del arte ha resistido
(p. 113). “El arte se halla en una fase de postvanguardia que se caracteriza por la
restauración de la categoría obra y por la aplicación con fines artísticos de los
procedimientos que la vanguardia ideó con intención antiartística… esto es el resultado
de un proceso histórico”. “EL ataque de los movimientos históricos de vanguardia contra
la institución arte, su incapacidad para reintegrar el arte a la praxis vital, acarrea la
subsistencia de la institución del arte como algo separado de la praxis vital. Pero el
ataque la ha mostrado como institución y ha descubierto su principio en la (relativa)
discontinuidad del arte en la sociedad burguesa” un ejemplo de este fracaso es que el
objet trouve, la cosa, el urinario de Duchamp fue reconocido como obra de arte
autónoma y exhibido en los museos. El arte de hoy (ejem. Los happenings) que se
presentan como vanguardista ya no “puede alcanzar el valor de protesta de los actos
dadaístas, independientemente de que puedan ser planeados y llevados a cabo con una
mayor perfección”, pues “el medio propuesto por los vanguardistas ha perdido, desde
entonces, una parte considerable de su efecto de shock” además “el medio con cuya
ayuda esperan los vanguardistas la superación del arte ha obtenido con el tiempo el
status de obra de arte, su aplicación ya no puede ser vinculada legítimamente con la
pretensión de una renovación de la praxis vital” (p. 115), por lo que la neovanguardia
“institucionaliza la vanguardia como arte y niega las intenciones vanguardistas”.
Para Burger “la vanguardia ha destruido el concepto tradicional de obra de arte y ha
ofrecido otro en su lugar” (p. 116)

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