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INTRODUCCIÓN profur.damen':e a trai_gada, sobre todo en 1-a cult,ura occid enh:L Dicha convicción r.

o so lo cu en':a
L1 «caída del comunismo», p toclamad a a f.n ales de la décad a. de los o chen ta y d urante la de con el respaldo d e las versiones más d escarad as d e la ideologí3 capitalis'.:!I, sino también de
los nov en ta del siglo pasad o. parecía confirmar una creencia compartid a por mo chos dura nte algunas d e nuestr as cre-e ncias más pt eci.ad as e incontestables relativas a la h istoria, y n o me re-
largo tie m po: el cap italismo es el estado natural de la huma nidad, se ad apta a las leyes d e la F."ero a la historia d el capihlismo, sino a la h istoria en gen eral. Como s i el capitalismo h ubiera
n atiuraleza y a las inclinaciones básicas del ser human o, y toda desv iación de esas leyes e in- sido siem pte el d estino d el d evenir histór ico, o incluso como s i el deven ir de la p ropia histori-a
clinacion es naturales so lo p i:ede acabar en d esas~re. se hubiera regido s iempre por las «leyes del movimiento» capitalista.
Es obvio que, hoy en día, el triunfalis mo capitalista q ve sigu ió a d icha caída del comunis mo
PETIT/0 PR/NCIPIJ{J]
p uede ponerse en cuestión por numerosas razones. Mient ras escribía la <.<.Introd ucción » a la pri-
me ra ed ición d e este libro , el mundo se recupeuba de la crisis asiítica. En la a.du alid ad, las El cap italismo es !.l'n s istema en el q ue todos lo s bie nes y servicios, incluidos los más básicos
secciones F.nar,cieras de la pren sa diaria contemplan con n erviosismo los ind icios d e u na rece• para la vid a, se p rod ucen p ara ser intercambiados de un modo rentable; indus o la fu erza de tra•
sión en Estados Unid os, mientras red escubren lo s ciclos d el capitalis mo de toda la vida y que bajo se convierte en una mercancía a la venta e n el mercado; bajo el sistema capitalista, todos
aseg'l.lra.ban eran ya cosa del pasado . El periodo h istórico entre ambos episodios se ha visto los actores económico s d ependen del m en:ado. Esta dinámica r.o solo afecta a lo s trabajadores.
salp icado en d iversas p artes del mundo por una serie de manifestaciones e(ectishs q~e se des• que deben vender s u fu erza d e trabajo a cambio de un salaño , sin o también a los capitalistas
c1iben con orgullo a sí m ismas como <~anticapitalishs» y, m ientras <¡ue m ~chos d e los <¡ue
que d ependen del mercado p ara comprar s us input.s, ir,duid a la fu erza de trabajo, y p ara vender
participan er, ellas parecen ir,dinarse por disocia r las mafdades de la « g lob alizació n» o d el S tl outputs pan. ob':ener beneMcios. El cap italis mo diflere de otras formas d e o rganización social
«neolib er-alis mo» d e la naturaleza esen cial e irredu ctib le d el propio capitalismo, son m uy d aros
en que los produ ctores dependen d el m ercado para acceder a los m ed io s d e p roducción {al con•
con respecto al conflicto que el sis~ema provoca entre la satisfacció n de- las necesidades d e las trario que, por eje m p lo, el camp esinado q u e mar,tiene la propiedad d irecta d e la tierra, al margen
person-as y las exigencias <¡ue plantea la obligación de obtener ben ehcios, tal como d emuestran d el men:ado). Bajo este sistem a, los propietarios no pueden conf. ar en que los pod eres « ex•
cu estiones como la. creciente b rech a en':re-ricos y p obres o fa creciente d estrucción ecológica.. traecon.ómicos» de apropiación recurran a la coerción directa -como en el ca.so de los p od eres
El cap i-talismo h a con seguido siemp re en el pasado su peta r s u s crisis tec1.1r1entes, pero d e- m ilitar, po lítico y jud icial que per-mitieron a los señores feudales e~raer la p lus valfa del trabajo
jand o siem pre la tierra abonad a para que emerjan ott as aún peores. Sea cu ales h aya n sido lo s d e los campesinos- , sino que dependen de los m ecanismos puramente cteconómicos» del mer•
medios empleados pua limihr o corregir el daño provocado, millones d e personas ha n s•.1frido
cado. Este mecanismo de d ep endencia d el merC3do implica que la vida se rige p or las ceglas
las consecu encias nocivas tanto d e la enfermed ad como de s u tra':am iento . fund-a mentales de la competitivid ad y la maximización d el beneficio. De esas reglas se d eriva
Quizá las debilid ades y contr adicciones o da vez más evidentes d el sis tema cap italista llegi.:en qrue el único mo~or del sistema c3pitalista es a umeniar fa produ-ctividad d el trabajo con rectJrsos
a conven cer indt:so a alguno de su s d efens o res más actÍticos d e q ue es r.ecesario en cor.t ra r vna
técnicos. Por encima de todas las cosas, es un s istema en el que los trabajadotes d esposeídos
altem ativa. Sio embargo, la convicción d e que no h ay ni puede h 3b er alternativa alguna está realizan el grueso del trabajo l'le-cesa.rio para la socied ad y están obligad os a vender s u fuerza de
trabajo a cambio d e un s-~1a ñ o, para así a cceder a los m edios para s ubsistir y para traba;ar. los dich3s interp rehcio nes s obre el o rigen d e! capitalismo han seguido una lógica fun damen•
trabajado res, a la vez q ue p roveen lo r;ecesari.o para q ue la s ocied ad satisfaga s us necesidad es y ta lmente circular: h3n dado por s upuesta la existen cia previa del capitalismo p ara as( d ar cuenta
d eseo s, ind isociabfemente están generar,do gana ncias para q uienes com pra n s u fi.:erza de !ra• d e s u em ergen cia. Para explicar l.:1 tendencia típic.:1 del capita lismo hacia la maximización del
bajo. De hecho , la p ro ducción d e bienes y servicios está s ubo rd inada a la producá ó n del capi- beneRcio, han d3do por supuesta la existencia d e una racionalidad universal basa.da en esa ma •
ta l y del beneRcio capitalista . Es decir, el o bjetivo básico d el s is tema capitalista es la p rod ucció n xim ización del benefi cio. Del mis mo mod o , para explicar la tendencia. d el capitalis mo a in cre•
y la reproducción del capital. m en tar la productividad d el ~rab.:1jo con m edios técn icos, ~an dado también por s upuesta on3
Est3 fo rm a especinca d e proveer 1-:iS necesidades m ateri3les de les seres h umanos, tan d is• p rogresión co ntinua, casi natu-ra l, d el ava nce tecnofó gico en la p roductivid ad del trabajo.
tinta d e las ar.teñ o res form as d e o rganizació n d e la vida material y de la reprod ucción social, Estas explic aciones d e p.ititio principii ema nan d el co ncepto d e p rogreso d e la econo mía poi(.
tiene muy poco tiem po d e vida, apenas una fr acción del co njunto d e la exis tencia. h umana en la tica d ásica y de la llus tración. Ambas basan el desarrollo h istórico en la idea de que ~,m to la
Tieru. lndi:so quienes insisten con veh emen cia en aflrmar que el sist.ema radica d e la natu- emergencia como el desarrollo del capihlismo estár, p reflgurados }'ª .en las p rimetas manife·s•
raleza h umana mis ma y de una continuidad n atural de d eterminadas p rácticas humanas d esd e tacio nes de la racionalid ad h umana, en los avance·s tecnológico s que arra ncaron desde· el mo•
tiempos inmemo riales n o se atreverían a aflrmar que el capihlis mo rtalmemtt- existiera antes de mento en que el Homo sapi M s blandiera la primera herramienta, y en las p rádicas de inte:•
principios d e L~ Ed ad Moderna, y, dicho sea d e paso, s ofo e n E-uropa o cciden tal. Es posib?e ~ue cambio entre seres h umanos de-sde tiempos inmemoriales. Sin lugar a d uda, e! viaje de la his-
estos enfoqt:es vean algú n indicio en etapas anterio res, o que id entifiqu en s us inicios en la Ed ad toria hasta ese d estino f.nal, el d estino d e la « sociedad merca.ntií» o capitalismo, ha sido largo y
Media, en fo rma d e am ena.n sobre un ord en feudal en d eclive, aunq ue aún s ujeto a las restric• arduo y se ha topad o con innumerables obstáciulos por el camino. Pero, er, c-u alquier caso, ha
ciones fe udales; incluso puede q ue d etecten algún indicio en la expans ión del comercio o en los sido un p roceso natural e inevita ble. De modo que, se-gón estos enfoques, la explicació n del
viajes del Desct:brimiento, por ejem plo , en las expedicio n es de Colón 3 hnales de-1 siglo xv. O(o rigen del capitalis mo » no requiere mayor explicación c¡t:e la que aporta la su pet-ación a veces
Afg tm os se referirían a estas etapas temp r3nas como <.<protocapifal ist as•.•• pero muy pocos se• gradual }' otras de ma nera repentin.:1, fruto d e la vio lencia revo lucionaria, d e fos muchos obs:á-
rían capa.e.es de a firm a r en serio <¡ue el s is'::em a capita lis':a existier.a antes de fos s iglos XVI y XVII, culos e n s v camino.
y .a lg unos fo sftuu ían m ís bien a ñnales del XVI 11, en el XIX in cluso. c.:an d o s.e desarrolla hasta Pa ra la mayor parte d e las explicacione·s s obre el c.:1piblismo y s vs orígenes , eafmen-te no hay
adq uirir s u fo rma ind ustrial. tales o rígenes. Apuentem ente, el capitalismo existió desde sfr:mpr.i, en algún 11:gar; bas'::aba co n
No o bsta nte, paradójicam em e, las fu e-mes histó ricas s obre la emergencia d e este siste ma han que se liberau de sus cadenas, por ejemplo, de los gñ lletes d el feudalismo. par~ poder crecer y
tendido mayo ritari.:1mente a d efinirlo como la materi3lización natural d e tendencias omnipre• d esarro lluse. Po r lo gene ral, d ichas cad enas son de carácter po lít ico: los poderes parasita rios
sentes~ Desd e que los his toriadores e mpezaran a abo rda r por p ñ mera vez l:i co estión de l.:1 de los seño res, o 1-:iS restricciones d el Estado autocrático. En otras ocasiones, son de o rigen cul•
emergencia d el c1pitafismo, rara es Ja in'::erp retaciór. d e la cuestión que no h aya empezado p reci• turaf o ideológico: t.ma religió n e rrónn , quizá. Dichas restricciones limitan el libre movimiento
samente por dar po r sen t.ado aquello que t ec¡ue1ía ser explicado. Prá c':icamen te sin excepción, d e fos actores <<.e conó micOSl>, la libertad d e exp resión de la ra cio nalidad econ ó mica. Estas
in terp retaciones id en':ifican lo « econó mico» con el intercambio o los merc-ados; y p recis-3 mente pequeños pro di:ctores d e mercancías tom arán la senda d el capitalis mo a la m enor oportunid ad.
es ah{ d o nde podemos d etectar el supuesto del que parten: la semilla del capitaiis mo se albetga Estas interpretacio nes conven cio nales parten de ciertos s i.:puestos, ya snn más o menos
en los acto s m ás primitivo s del imercambio , en cualquier fo rma d e mercado o activid3d mer- explícitos, s obre la natu raleza y fa cond ucta d e los seres hum anos, bajo determina.das circuns•
cantil. Algo que conecta h abitualm en':e con la o':ra p resu po s ición: la h istoria consiste- en un pro• t-anci3s y si se les bñ nda la opo rtonid-ad. Es d ecir, que sie mp re aprovecharán cualc¡Llie r opo rtu-
ceso p tácticam ente n atural de desarro llo tecn ofógico. De un modo LI o ':ro, el capitalismo emerge nidad que se les brinde para. maximizar el beneflcio mediante el intercambio y, pa ra po d e, m ate-
d e form a. más o m enos n atural d o nde y c~ando lo s me rcados en expansión y el desarrollo rializar s u inclinación natur3I, siempre hallarán form as d e mejorar la o rgan ización y fas hern•
tecn oló gico alcanzan el n ivel adecuado , y petmiten q ue se acumule la cantidad s u hciente d e ri- mie nt:is en uso para increm en'lar la p roductividad d el trabajo.
queza como para permitir una reinversión ren table. Muchas interp ret aciones mao:ishs co in-
(OPORTU NIDAD O I MPERATIVO?
ciden con esta en fo funda mental, con el añ ad ido d e las revolucio nes burg i:esas y su cont:i-
b ución a ro mper los grilletes q ue o bstaculizan el desarro llo capita lista..
Seg6n el mo d elo clásico, por tanto, el capí:alismo co ns':ituye una oportunidad que d ebemos
Eshs explicaciones acab-a n h aciendo hincapié en la continuidad entre las s ociedades n o capih• aprovechar donde y cuando sea posible . Esta no ción de oportunidad es abs olutamente fun da-
listas )' las c3pitalistas, y niegan o d is fr azar la csptlcificidad del capitalis mo. El intercambio ha m en tal en la interpri:hción convencio nal d el sistem a c a.pita lis'!a, y está pceser.te en el discur-so
existido m ás o menos desde siempre, y pudie ra parecer q ue el m ercado capitalista n o sea m ás cotidiano. Pensemos, por ejemplo. en el uso co mún de la palabra que reside e-n el núcleo
c;ue una fo rm a m ás que este adopta. Desd e el punto de visfa d e esh argumen tación, d ado que la mis mo d el capitalis mo: el « m erca do►.>. Prícticamente to das las acepciories del término m ercado
necesidad espedli'ca y ,única d e revo lucio n ar constantemen te l3s fu erzas d e producción n o es
que a.parecen en el dicciona rio tienen la connotación de oporl.unídod: ya se aluda a i:n lu gar en
más que una extensión y aceleración d e hs ½endencia.s universa.{es y transhistórica.s, casi n atu- con cce!o o a una institución, el mercado nos o fr ece fa oportunidad d e compra r y vender; como
rales, la ind us'!rialin ció n es el resu ltado inevitable de las inclinaciones m ás básicas de la huma• abstracción► el me rcado es la posibilidad d e venta. l os bienes « e ncuentran un mercado» y d eci-
nida.d. De mo do q ue el lin aje capitalis!a pasa d i: form a n attiral d el primer mercader babilonio, al mos que hay m ercado para un servicio o m ercanda. cuando existe un a demanda, es decir, q ue
burg,ku m edieval, hasta el in cipiente burgués mod erno , para d esembocar en el capitalista podrá venderse y que se aca.b:ará vendierdo. l os m ercado s están « abiertos» a q u ienes quieran
indtistrial!Z.]. ve nder. El m ercado rep resenta « las condiciones relativas ª• y la opo rtunidad para, comprar y
Determinadas interp retacio nes marxistas de esta histo ria rep roducen una ló gfca simila r, in- vender» (Th t Concist Oxford Diciionary). El m ercado implica ofrcury ~fogir.
clus o a pesar de que en s us versio nes m ás recientes el relato tiende a cer.t rarse en el camp-o y
Entonces, ¿qué son las fu~rzas del m erc:ado? ¿Acaso fu erza no implica coerció n? Segl:n la
no e n la cit.rdad, y s us titvye a lo s comerciantes por p rod ucto res rurales d e m ercancías, peque- id eología capib.lisb, el m ercado no implica co erció n sino libertad. A s u vez, exis ten dete:-
ños o <.<medianos►'} granjeros que esperan a que se les presente la opo rtunidad d e co nvertirse en m inados mecanis mos orien tados a _garant izar el Emcionamient o d i: la « eco nomía racional» y
esplendorosos capitalistas. Seg<Gn este relato, 1:. pequeña p roducció n mercar.ti!, Llna vez liberad a. salva.g uardar dicha libertad; así, la o ferta satisface la d ema nda, y pone en circu lación me rcancías
d e las bridas del feudalismo, se co nvierte de un modo más o m enos n3h:ral en capitalista, y los y servicios q ue las personas elegirán lib remente. Estos mecan ismos co ns tih rye n las « foerza.s»
impersonales del m etcado, y si Heg-s n a ser co ercitivas solo lo serán en el sentido d e <¡ue obligan imperativos más que en oportunid3d es. El mercado capitalista desaparece co mo forma socia!
a los actores económicos -:. aduar con <.< raciorulid ad » y maximizar su capacidad de elección y específica tod3 vez que se presenta la transició n d e las sociedad es precapitalistas a las socie-
s us oportunid ades. Ello imp lica q ue el capitalismo, el no va mis d e 13 « sociedad d e m ercado». dades C3pitalistas como una exte nsión o versión más madu u , más o m er,os natu ral, aunq ue a
es la sih.1ació n ó ptima pan, la elecció n de o portunidad es. Cuantos más bien es y servicios se veces frt.is trada, d e unas form as sociales ya -?xistentes, o en el mejo r de los casos, d e una tra ns•
ofrezcan, mayo r es el número d e personas con mayo r liberfad para ve nder y obtener beneficio , y form 3ció n d e índole cua ntitativa más q ue cualitativa .
ma)'Or es el número de personas con m ayor liber':ad para e!egir en tre esos bienes y servicios
Este libro versa sobre el origen del capitalis mo y de las con troversias que plantea~ ta nfo de
para comprarlos.
índole histórico como teórico. f (l la p rimera parte, se recorren las p rincipales in terpretaciones
Bien, entonces, ¿dónd e es~á el fa llo de esh interp rehció n? Un socialista d irís q ue se ha o mi•
históricas y los d ebates que las rod ean. Aborda. en concreto el modelo más común de d esarrollo
tido el elemen to fundame nb l, a saber, la mercantiliz-s ció n d e la fuerza de ~rabajo y la explotació n
capihlista, el lfa m3do «modelo mercar.ti!», en a l.; ur.a de s us variantes, así como alg':Jnos de s us
d e clase. Hasb ahí, to do bien. Sin emb3rgo, h ay otro compo nente q uizá. menos evidente, y au•
principales desafíos. la segunda y la tercera parte esbozan una histo ria a lternativa, que espero
sente incluso en las interpre':acio nes sociafisb s del mercado: la característica d istintl\'3 y domi•
que salve algunos de los principales o bs táculos que plantean las explicaciones d e pctJ·tio princjpjí
nante d el mercado capitafisb no es fa oportunidad ni la capacid,3d d e elección sin o, po r el con•
convencionales, y que se basa en los d ebates que se abordan en la prim era parte, especialm ente
trario, la coacción. Bajo el capitalis mo, fa vida m aterial y la reproducció n d e la vida estár. vniver•
d esd e los enfoques que s.e han enfrentado a fas convencio nes imperantes. Esta nueva edición
safmer;te medi3das pot el m ercado. de form a q ue, p ara acceder a los m edios que garanticen la
revisad s y ampliada incluye, entre otras cosas, seccio nes y capítulos nuevos en los que se esgri•
vida, todos los individ uos d eOerín establecer relacione-s m ercantiles en un sen tido u o,ro. Es:e
men arg umentos q ue tan solo se insinuaban en la primera edición, s obre todo relativas a l3s for•
sis tema único de d ependencia d el m ercado s upo ne que los d ictados del mercado capitalista,
m as de com ercio n o capitalista, el o rigen del imperialis mo capitalista y la relación entre el ca•
sus imperativos d e la com petitividad, la 3C':Jmulación. la m sximtzación d el ben efi cio y el incre•
pitalis mo y el Estado-nació n.
men to d e la productividad del trabsjo , no solo regulan todas las transaccio nes económicas. sin o
Además. he ar.adido un su btr'tulo q ue espero que trans mi!a no solo el mero hecho de c¡ue se
t.ambién hs , elaciones sociales er, general. Puesto que las re!acior.es er,tte los seres humanos
trat-a d e un a edición bastante más extensa q ue la 3nterior. sin o q ue adopta una <.<mirad a d e largo
es~án mediad as por el p roceso de intercambio d e mercancías, las relaciones sociales entre las
plazo•> del capitafis mo )' sus consecuencias. Mi inienció n in icial ha sido desafiar la natura•
p-:rsonas s on como las relaciones entre las co sas: « el fetich ismo d e la merc3nCÍa>,, el famos o
lizació n d el capitalis mo y destacsr las fo rmas en que representa un3 form a sociail históricame nte
concepto de Marx.
e-specifica y una ru ptu ra h istérica con fo rmas so-ciafes anteriores. Pero, el p ropósito de estP.: eje ,.
Quizá más de ur. lector plantearía aquí la objeción de que este análls is n o es 3je no a ningún
cicio es h nfo académico como político. la nattuafización d el capitalismo , que niega s t: especi-
socialish, o por lo m enos -a ning,{.in m arxista. Pero, como veremos m ás adelante, con frecuencia
6cidad y los largos y dolorosos p rocesos <¡ue lo generaror.., lim ita nuestra capacidad para en ten•
los 3Spedos espedflcos d el capitalis mo tienden a d iluirse iusta en las intetp retaciones m ar•
d er e l pasado. A su vez, testringe nt:estra:- espera nzas y expeda::ivas de futu ro ya que si el ca•
xistas del capitafis mo, com o por ejemplo el fun cionamiento d el m ercado capitalista basado en
pitalis mo es la culmina ció n natural d e la historia, s u superación sed ento nces inimaginable . la
cuest ión del o rigen d el capit alismo puede parecer a rcana, pero se ader.tra en el corazón mis mo
d e algunos s upuesto s c¡ue están profundamen te arraigados en nuestra cultura, y que s uponen la
pelig rosa ilusión comúnmente aceptad a de que .el s upuesto « libre » me rcado benef.cia a la
humar.idad y que es compatible cor. la d emocucia, con fa justicia social y con la s ostenibilidad
ecológica. P3ra pensar en posibles altema½ivas t<Jturas al c-apitalis mo d ebemos pensar en in½er•
pretaciones a lternativ as del pasado.
[lJ Pi!iic«Sn de prin-cipio, en ing lés bcgging thel qu.:riion, es la falacia q ue deflne Aris!óteles:
«pdt:n id quod d.:monstrandum in páncipio proposítum itsh> (a6rm ~r aq1.1ello que se debe d emos•

tr3TJ. Se ha optado por poner la exptesión en latín [N. d e la T.].


[l] En E. Meiksins Wood, The Pristim: Culture of Capitalism: A His:toric:a} Essay on Ole! Rllgime.s
cmd Modu n Statits, Lo ndres, Verso, 1991 !ed. cast.: La prístina cultura ditf capitalism o . Un .,nsayo
hisi6rico sobre el Antiguo iUgim itn y .:I Estado moduno, Madrid, Traficantes d e S!.leños, 2018J. He
d eno minado a este m o d elo como <,el parad ig ma burg ués».
PRIMERA PARTE

H ISTORIAS DE LA TRAN SICIÓ N


l . EL MODELO MERCANTILISTA Y SU LEGADO oportur.idad es mercantiles. De modo que, el capih lis mo r.o re presenfar(a tanto ur.a ruptura
La explicació n m ís extendida s obre los o rígenes del capitafis mo d a por sentado que su d es:a• cualit !ltiva frente a form as a nieriores, com o un inme ns o incremento en términos cuantitativos:
rro llo es el resultado natu ral de unas prídicas huma:us tan viejas como la propia especie, y q ue la expans ión de lo s mercados y la C( eciente m ercantilización de la vida econó mic;:;.
basta con eliminar d ete rmina.dos o bstáculos extern os para qt.:e emerja. En esta explicación, o No o bstante, sigo iendo con el hilo de la explicación, este p roceso solo se materializa en O cci-
más bien en esta no explicació n, y sus much as vari:mtes, se basa el d eno minado «mod efo m er• d ente, d o nde se eliminan las restriccio nes exis tentes de fo rm a d ecisiva y gene ralizada . las a nti-
caniiilista» del d esarrollo económico, y puede decirse que sigue siendo el modelo dominante, in- guas culturas m ed iterráneas ya conh ban con una socied ad mercantil bastan te estable, cuyo
clus o entre sus crítico s mís furibundos. Esirí presente ir.duso en los e nfoq uu demográfi cos d esarrollo posterior se vio in':errumpido po r 1.m acontecimiento an tinatural. el fevdalismo , y los
que afirm an haberlo s u pera.do, o incluso en la m ayo r pute de las inte rprehcio n es m a rxishs. sig los de o scurid ad durante los cuales la. vid3 econó mica volvió a estar som etida po r el yugo d e
la irracionalidad y el parasitismo po lítico d el po de r d e los terratenientes.
El MODELO M ERCANTI LI STA
l 3 explicación clásica de dicha intem:pción se remo nta a las invasio nes b á:ribaras del Imperio

El relato tc~dicional -cuyo origen radica en 1-~ econ o mía po lítica d ásic:1, y en los conceptos d e roman o, sin embargo, el h isto riador belg3 Henri Pirenne desattolló posteriorm ente una versión

progreso y otras narr:itivas modernas propias de la Ilustración- dice así. Desde los a lbo res d e la muy influyen te. Par-a el autor. la in~errupció n d el desarrollo de la civilización mercantil medite•

h is:o ri:1, los ind ividuos. ten gan o n o la propensión natural a l <<true-que, la permuta y el inter- rránea se pro dujo algo mís h rde, d urante la invasión mus~lma na <¡ue, a su juicio, acabó con e1

cambio,;, (según la fa mosa fo rmulación de Ad3m Smith), h3n 3ctu.1do g uiados por la racio - anterio r sis tema mercantil con el cie rre de las rutas co merciales al esf¡e y al oeste del Medite•

r,a !idad y buscado s u propio beneficio, lo co3I los h a llev3do a m 3ntener relacio n es d e inter• rráneo. l a crecieme « econo mfa d el intercambio», liderad a por ur.a d ase de comercian:es p rofe.
s io nales, fue s ustituida por una « eco no mía de cons umo», la economfa ren tis ta d e la arisfocracia
cambio. Estas prácticas se tornaron más complejas y especializadas a través del desarrollo d e la
división d el t rabajo y d el avan ce tecnológico d e los m edios d e pco d ucción. Pcob;:,bfemente, para feudal(!].

muchas de las ir.terprehcio n es d erivad as d e ":ste enfoque, el incremento d e 13 productividad es Pero, hnafm ente, segt.:n t anto Pirenne como sus predecesores, el co mercio resuci':ó con el

el o bjetivo fundamen tal de la creciente especializ.1ción d e la división d el trab3jo , por fo qi.:e exis- crecimien':o d e las ciudades y 1~ liber-3ció n d e la actividad mercantil. Y aquí nos topamos con

tiría una fu erte conexión entre- estas interp retaciones del d esarrollo merc:intil y una s i:erte de uno d e los s upuestos más extendidos asociados al modelo m ercant ilista: la vin crulación d el ca-

d eterminismo tecnoló gico. Por lo ta nto , el capitalis mo , o la « sociedad m ercan til,>, l:1 fase s upe• pitalis mo con las ciudad es, es m ís, las ciudad es s on d esd e el p rin cipio una form a de ca.pita•

rior del p rogreso, reptesenta la madurez d e unas p rá c~icas mercantiles a ntiguas (unid as al d esa• lismo embrio na rio. A prin cipios de la Edad Mod erna, según Pirenr.e, las cii.:dad es emergen con

rro llo tecr.oló.; ico) , liberadas de determin adas restricciones po líticas y cr.Jlturales. un-a autono mía caracterís ~ica y sin p rece-d ente-s. Estaban ent regadas -a l comercio y dominadas

Eshs explicacio n es, lejos de a ceptar que m ercado adoptó s'!.l fo1ma capitalis ta desde el mo- por una clase, los burgher (o burgueses) autóno mos, q ue se liberarÍ3 d e una vez po r todas d e las

mento en qt:e se torn3 o bligatorio , s ugieren que el capitalis mo emerge toda v ez qtJe el mercado abduras culturales y del parasitismo polftico. Esta liberación de la economía urban3 y, de la 3cti•

se libera de las restricciones ancestra les y se a mplían, po r una razón o por otra, las vida.d y raciom,lidad mercantiles, junto con el inevitable d es-3 rro Uo tecno lógico en el ámbito de
la p rod ucción - que obvia mente s 1g u1eron -3 la ema ncipación del com ercio-, fue ron 3paren• nad a acerca del capitalis mo, y ali.:de tanto a un pr-o fesio naf, vn burócrata o ,un intefech :al como a
temente s uficiente para expfic3r la emergencia d ef c3pitalis mo moderno. un come rciante. l a co nvergencia entre «capitalista►> y •<bt.irgi;és►> se im plantó en la cu ltora o c-ci-
To das estas explic aciones tienen en común que pan er, de determinados su p uesto s que expli- d em al a través d e las cor,cepcio nes d e prog reso que vin culaban el desarro llo econó mico britá•
can fa continuidad de las prádicas m ercantiles y d e lo s mercados, d esd e las primeus fo rmas de nico con la Revo lución francesa, para componer el cuadro complejo d el cambio histó rico. la ló -
intercambio hasta s u m adurez en el mo d erno capitalismo indrus ttial. Según estas interp re• gica del mod elo m ercantilista se traza e n ese t,á ns ito d el habitante de las ciudades a capitalista
tacio nes, no h ay diferencias s,usta.nciales entre las an cestrales p rádicas mercantiles con Mnes por med io de la fi gura d el com erciante que s,urge en los po steriores usos del término «bur•
lucrativos basadas en « co mprar barato para v en derlo caro►> y el in tercambio y la 3cumolación gués». El antiguo habitante d e ciud-ad d a paso al burghc.r m edienl, que a s u vez se convierte sin
capihlista m edtante la apropiación d e la plusvalía. fi"s uras en el mod erno capitalish. Es decir, que la his toria es el auge continuo de las clases me•
Por lo tanto, según et modelo , los o rígenes d el capitalis mo o «sociedad mercantil» no repre• dias e n palab ras, no exentas d e sarcasmo, de un famoso h istoriador relativas a este p ro ceso.
sen h n ~anto 1.m3 transformación social de prim er ord en como un incremento c,u ant itativo. la Sin embargo, esto no s ign iflca que to dos los histo riadores que suscriben estas interpre•
actfVidad m ercantil se gen eraliza y afecta a un número creciente de m ercancías. A su vez, genera tacio nes n o haya n ,econocido que el capitalis mo representa un-a ruptura o transform ación histÓ•
mucha m ás rique·za - y aquí nos !to pamos con la noción de la eco r,omía política clísio de <¡ue el rica d e un tipo u o!ro. Bien es cierto q ue alg unos ven ira.ns mercantilistas e incluso un poco de
come rcio y la racionalidad p ropia de la actividad mercantil (la p ruden cia. y la frugalidad de los capifal ismo er, prácticam ente cualquie r s ih:ación, especialm ente e n la Antigüed ad griega y ro•
adores económicos ra cio nales qt:e se im pfic3n en transacciones m ercantiles)- y fo menta la ma na, siempre a la espeu de poder libra rse d e s us ata duras externas. Sin em oargo, por lo gene•
ac!.lmulación de s uficie nte riquen como para pe rmitir inversio n es. Esta acumulación <<previa>> u ral, incluso elfos h3n insistido en el cambio f1..mdame m 3I que se pro dujo en los principios
« o riginaria•> una vez que alca nza a una masa critica, frudific3 en la activid ad mercantil p ropia d e eco nómicos del feudalismo para du paso a la nueva racio nalidad d e la « sociedad m ercant il>, o
una « sociedad merc-an61» m adu ra. Este concepto , « la llamada acumulación orig ina ria>>, co mo capitalismo. Por ejem plo, a m enudo se habla d e la transición de una e>eono mía. « natural,> a una
ve remos, se co nvertirá en el elem ento central para explicar los o rígen es d el capitalismo en el moneta ñ zad3, o incluso d e 13 producciór, orientada af uso a la pr-o ducción o rie·n!ad a al inter•
anális is crítico d e Marx en el libro prime ro de El copita /. cambio. No obstan te, paca estos enfoques his tóñcos lo verd aderamente relevante no es l.:1 trans•
Eshs interpretacio nes sobre el o rigen d el capitalis mo ~ienden a compartir otro aspecto: la bur• fo rmaci.ó n de la naturaleza del co mercio o de lo s mercados en s í sino, m ás bien, el cambio de

guesfa co mo agente d el p rog reso. Nos hemos -acostumbrado tanto a identifi car burguis y capjta- las fu erzas e instituciones -políticas, !eg;,les, culturales e id eo lógicas, y tecnológicas-, <¡ue ha n
(jsto qi:e ha q uedado o culta ~na serie d e p resu p ue·s to s que em anan de esta combinación. El bur• impe-dido la evolución nat!.lral del co mercio y la madu rez de los m ercados.
ghu o burgt.iés es, po r defln ición, un habitante d e 13 ciudad. AL:n más, y sobre ~o do en su acep• El feu dalismo representa la r.1ptura h istórica pot antono masia; la in terrupción d el d esarrollo
ción fran cesa, la pala bra se ut ilizaba convencionalm ente para aludir a c¡uien es no posefan un m,tural de la socied,;,d mercantil. La recu peración d el de·s arrollo m ercan til que se inicia en los in-
estatus r.oble y qu.e , si bie n tn.baj:?ban para ganarse la vida, po r lo general no se manchaban fas tersticios d el feudalis mo y que logra s!.lpera.r sus restricciones, se consid e, a un cambio de gun
ma nos )' ponían la cabeza m ás que el cuerpo e n s u t rabajo. Esa acepción antig ua no nos d;ce calado en 13 h istoria d e Eu ropa; el proceso his tórico se d esvía temporalmente -aunque d e i:n
mo do d rástico y d u rante bastante tie mpo-. para después recu pera r la senda adect.1ada. Esfos s u- mo cfeto no \•eía.n n i:cesano explicar las rel3cio nes socia.les d e propiedad y la fo rma de explo -
p t:esto s tienen otro co ro lario importa nte, en particular q t:e las ciudades y el com ercio y el fe uda- tació n espedhcas <¡ue d eterm inan estas leyes conct etas d el movimiento.
lismo son antitéticos po r n aturaleza, y q ue el a t:ge d e los dos p rimeros se prod uje ra co mo s.e De hecho , para este modelo no era en abso luto necesario explicar 13 emergencia del capita•
produjer3, d ebilitó los funda mentos d el s istema feudal. lismo. El capitalismo había existido. por lo m enos d e fo rma embrionaria, desde lo s albores d e la
No obstante. si bien el fe udalis mo h izo d escarrila r el tren del p rogre·s o de la. sociedad m er- h istoria, po r no decir que a nidaba en el co razón mis mo de fa naturaleza y la racio na lidad huma•
cantil, segú n estas explicaciones la lógica ir.trínseca del mercado nunca llegó a 3lterarse sign i• nas. las personas sie m pre se han comportado según las leyes de la racionalidad capita lista,
6cativam ente. los ind ivid uos se com por!an, 3 13 me nor opo rtunidad. de un m odo racional. es persig uiendo el fuero m ediante el increm ento de la pro ductivid3d del trabajo. De m odo q ue, en
d ecir, se g uían po r s t> p ropio interés y por la maximización d e s us utilidades, algo q ue logran efecto, el curso de la h istoña, -3 pesar d e alg unas interrupcio nes importantes. habfa segu ido con•
mediante la ven~a de m ercancías a cambio d e o btener ben eficio. Para lograr reducir los costes e íorm e a las leyes d el d esarro llo capita lista; un p roceso de crecimiento eco nómico s ustentado
increm entar !o s ben eRcio s en las a d i'lid ades m ercantiles. era p recisa ur,a mayo r di'lisión y espe• por u nas fi.:erzas productivas en d esurolto. Si la emergencia d e una econo mía capitalista m a•
ciafización d el tra bajo. unos entramados cad a vez más co mplejo s de n:tas comerciales y. sobre dura requería alg ún t ipo de explicación. esta cons istiría en identi6car las barreras q ue han im pe•
todo, la m ~jo ra constante de las técnicas pro d1:ctivas. Sin embargo, esh lógica se enfren;¡a a dido s v desarrollo natiural y los p ro cesos de d erribo d e d ichas barreras.
di'lersos obstáculos. En alg unas ocasiones. qued a soterrad a. reprimida incluso, como co a ndo Obviam ente, esta explicación encierr3 ur,a paradoj-a fu n d a.m ental. Se s,upo ne que el mercado
los señ o res feudales utiflzaban s u poder s up remo para ap ropiu se d e Ía riq ueza no mediante el es e-1 espacio propicio para poder elegir y la « sociedad m ercantil» su pone h, m áxima exp resión
in terc ambio ren table ni fo m enb ndo una m ejora d e las técnicas pro ducti'las, sin o mediante la d e la libertad. Sin embargo , a s 1: vez, excluye la libertad del ser humano. Esb concepción d~I
explo tación d el trabajo, exprimiendo al campe·s inado par.a o btene r su plusv.a lía. Sin embargo, in- mercado ha ':end ido a vincularse a una teoría de la his:oria según ~a cual el capitalismo m odern o
dus o e n esas ocasiones, en principio. ta ló gica d el mercado perman ecía inalterabfe: había <¡ue es el resultado d e u n p roceso casi natt.1.ral e inevih ble q ue ha se-guido determinad-as feyes 1:niver-
aprovechar las o po rt'l.lnid.a des, que siem pre co nd ucirían al ere-cimiento econ ó mico y a una me• safes, tra ns his':ó ricas e inmutables. El Ít.tncionamienfo de est 1s leyes puede verse fru:-trado
jo ra de las foerns productrvas, y que fln almente desembo caría. en el c3pitalismo ind1:strial. tempo ralmente. pero a u.n coste m1:y a lto. Su p roducto fin al, el m ercado « libre >)>, es i.:n meca-
sie mp re <¡ue se dieran las cond icio nes p ropicias para q ue operara su lógica n atural. nismo impersonal qt:e solo se puede controlar y regular hasta cierto pur.to; o bsta culizu s u
En otras palabras, el m od elo m erca ntilis:a no reconocía I=: existencia d e imperativos especí- d esarrollo conlleva peligro s , adem ás de ser inútil, como lo es cualq uier intento de vio lar las
f.cos del c1pitalismo , ni los mecanis mos específ.cos d el funcio.namiento d el m erca.do en el C3· leyes de 1.a natu raleza.
pitalis mo , s us leyes del mov imiento espediicas que empujan a las personas a implicarse en ,
A PARTIR O El M ODELO MERCA NTI LISTA CLASI CO
relacio nes mercantiles, a reinvertir s u excedente y a ser « eiicienteme n:e~> p roductivos, medi3nte
el in crem ento d i: la p rod uctividad del tr3ba.jo, es di:cir, o bedeciendo a fas leyes de la competi•
Han sido d iversos los au to res. d esde Max Weber h a.sita. Fem and Braudef[&], qi.:e han intentado
ti'lidad, la m-1ximización del ben ehcio y la acumulació n del c1pih i. los seguido res de este mejo rar el modelo m ercantilista básico. Sin duda. Webe r percibió <¡ve el pleno d esarrollo del
capitalis mo solo se pro di.:cía bajo co ndicio nes históricas muy específicas. Estaba m ás q ue dis- No o bstante, el capitalismo s igve siendo d esd e esh perspec~iva una resp uesta a las leyes uni-
p t:esto a en contrar vestig ios de capitalismo en etapas h istóricas tempranas. en la Ant ig üedad versa.les y trans h is'tóricas d el mercado, a las leyes de h, oferta. y la demanda. En realidad, nunca
d ásica. incluso. Pero acertó. n o obstante, a d iferenciar lo s pro cesos 911e acaecieron en Europa llega a cuestio narse del todo la natu raleza d el me rcado y de s 1:s leyes.
d e los de ot, as partes d el mundo y. por s u p uesto, resaltó la singularidad d e fa ciudad o ccidental El modelo d emogdfrco, sin lugar a duda., su pone un de-sa.fío a la explicación que considerab:?
y d e la religió n e uropea, sob re todo para intentar explicar el d esarrollo característico del capita- la expansió n del comercio com o el eleme nto determinante pata el d esarro llo eco nómico en Eu-

lismo occid ental. Sin embargo, a la h o ra d e analizar los factores que ha bía n imp.:dido el desa- ropa. Quizá no lle-gue a r.ega,, por fo m enos de u na ma nera explícita, q t:e e! mercado capitalis:a
rro llo d el capitalis mo en otros lugares - d etermir.ad3S form as de p arentesco. d e dominación, las sea cualitativamente d istinto d e lo s mercado s d e la5 sociedades n o capiblistas. y no ser.ci•
tradicio nes religio sas, etc.-, daba por hecho c¡t:e el crecimiento nan.iral y libr~ d e trabas d e las llamen te m ás am plio en términos c uantitativos y m ás in clus ivo. Pero fam poco d esafía abier•
ciudades y d el come,cio y la liberación de las ciudades y d e las clases burghcr eran, por d efi- la mente d icha conven ció n; de hecho, fa da po r sentad a..
nición, capihlistas. Es m ás, Weber comparte co n mi.:ch os otros au tores el su p vesto de q t:e el Otra explicación basta.m e influyen:e se ha relacionado en o casio nes con la teoría de lo s « sis -
d esarrollo d el capitalis mo fi.:e un p roceso :ranseu ropeo (o d e Europa occiden tal); no s olo que temas-mt.indo», en particular, en s u intersección co n la ½eorfa d e la « dependencia•>, según la
en Euro pa se dieron una serie d e condiciones generales que-a su vez fuera n condiciones neces• cual el desarrollo eco nómico en una econo mía <<mundo•> es!Í condicionado en gran m edida por
arias para el desarrollo d el capitalis mo, s ino q ue el conjunto de Europa, a pesar de toda s u el intercambio d esigual entre regiones, en tre el « centro» y la <•perifeña» y, en particu lar. por la
dive-rsidad interna, seg'!.lía fun damentalmente u m, mis ma senda h istórica. explotación co lo n ial {y posco!onia.l) por parte d e las potencias imperialesL4J. S'egún algu nos
Más recientem en:e, el modelo m ercantilista h a recibido ataques muy d irectos, y en con creto la enfoq ues d e esta :zeoría, el o rigen d el capitalismo se prod ujo e n el contexto d e una econo mía
te-sis de Pirenne, q ue en la achulid ad carece d e ad eptos. En':re las críticas más recientes e influ- ~mundo», a prin cipios d e la Edad Moderna, po r no d ecir an tes, cuando una ~xtensa varied ad d e
yentes hay que destaca, las d e lo s d efensores del modelo d emog ríhco, que atribuyen el desa• red es d e comercio reco rtía el mundo. En este- caso, el tema central es c¡ue estos d esequilibrios
rro llo económico eu ro peo a determinados ciclos d e crecimiento y d escens o de la población. :afectaban ind vso a las civilinciones más avan zadas del mundo no europeo. C IJ)'O d esarrollo
Pero. por muy veh ementes q i:e h ayan sido los atac¡i:es al viejo m odelo, no está del todo claro mercantil y te-eno lóg ico su peraba con c, eces al d e Eu ropa 3 las puertas d e alcanzar la madu rez
que lo5 p resupuestos de los que parte la explicación demográiica estén tan alejados de las del cap i-talist a.. Mientras que las d esigualdades en las form ~s d e intercambio y exp!ohció n imperial
modelo m ercantilista como s us defensores aflrman. impedía.o su acomulación de riq i.:eza, los eu ropeos que se benei1ciaban de estas relacio nes de
L3 p rem isa qve subya ce al mo delo demográfico es que hs leyes d e la oferta y la d emand a d esigualdad se e nriq uecían. desproporcio na.dame me, lo q ue fes permitió dar el g ra n salto hacia
d eterminaton la transición al capRalis mo!3). Unas leyes cuyo fun cionamiento es más complejo el capitalis mo, en concreto en su ver':iente indus trial, mediant e la inversión d e esa riqueza
d el c¡i:e apo,ta ra el modelo m ercantilista. puesto q ue po drían estar m ás vinculadas a los patro • act.imulada.
nes cíclicos d e crecimient o y descens o d e la població n, o a estancamientos de corte malthu- Los p rincipales defensores de la teoría d el s is:ema-mundo han pla nteado la posibilidad d e
sia no , c¡ue a los p ro cesos sociales detrás de la u rbanización y de la creciente actividad mercantil. que Occid enie contara con alguna que o tra ventaja más. En concreto , una form a de Estado mi:y
fragmentada. característica. del feudalismo y los Esta.dos -nación que fo sig uie ro n, que permitió el De un modo u otro, po r fo tanto, ya fu era mediante el proceso d e i.:rban ización y d e in cre-
d esarrollo de una d ivisión d el trabajo basada e n el comercio y que, en d efi nit iva, no s upuso un mento d e la actividad me rcantil, o a causa de los ciclos de crecimiento demográ6co, todas estas
lastre para fa actividad me rcantil y el p roceso de acumulación. Por el contrario, los Estados explicaciones com parten que la tra ns ició n al capitalis mo se d ebe a fa expansión cuanfüativa de
imperiales de las grandes civilizacio n es no europeas desperdiciaron fa riqi.:eza d erivad a del la activid ad mercantil y a las leyes universales y t ra ns his tó ricas d el mercado. Huelga d ecir c¡ve la
come rcio e impidieron co n ello la capacidad d e reinve rsión. eco nomía neoclásica no ha hecho nada por su perar esto s s u p ue·s tos, en buena medida po rque.
Esta inirerpretación compari:e muchos eleme n':os con el antiguo modelo mercantilista. El nfvel por lo general, su intetés por la h isto ria es bastante limitado. En fo que respecta a los h isfo•
d e d esarro llo c apihlis! a se mide por el grado d e intercambio mercantil, c¡ue está d eterminado riadores en la actualid ad, los que se inte resan por el fongu~ du ré.~ tiende n a pe rtenecer a la es•
por el increm ento d e la activ idad mercantil y de <~acumulación originaria.•'> que deriva d e ella . Las cuela d emográflca, a n o ser que se sientan más atraídos por la mt:ntalitf o los d iscursos q ue po r
eco nomías evo lucionan h acia el capitalis mo en la medid a en q i.:e la expans ión d el co mercio y la los procesos econó micos. O tros, sobre todo en el mundo ang lófono , t ienden a desconfiar d e
act.imulación m ercantil est4n lib res d e trabas. Igual q ue el a merior modelo consid eraba que la los procesos de largo plazo y se interesan más por la historia local o episódica y por causas q ue
emergencia d e h « sociedad m ercantil>> form aba parte de un p roceso más o menos natural, le-s 1esultan m ís cerca.nas. Más q ue i:nfrMta rst. a las teorías d e1 d esarrollo de largo plazo, se limi-
sie mpre y cuando no hubie:a irrabas, es~a teoría d el sistema-mundo compute en buena medida. ta n a i; norarfas o evitarlasf§).
el m ismo e nfoque, o sencillamen te invie rte los términ os: si alg unas eco nomías bien d esarro• La nueva o la d e la sociología histórica es d iferente. Obviam ente, se interesa fon damen•
lladas no lograb.a n gen.e ra r un capitalis mo m adu ro, se d ebía al cúmulo d e obs tácufos con lo s ta lmente po t Íos procesos de cambio social d e largo plazo. Pero in cluso en este C3SO tiende n a
que se topaban en s u camino. la pt:titio principii de d iversas maneras. Po, ejemplo, Michael Ma nn, en una d e s us obras recien•
Hay una varia nte del antiguo modelo mercantilista qi.:e a tribuye la emergenci.a d el ca.piiialismo tes más importan':es, adopta explícita mente lo que él mis mo deno mina como un <•enfo que
a un p ro ceso gradu.al p ropiciado por un desplazamiento del eje d el co mercio por d ifere ntes teleológico•>, según el cval el capitalismo ind us trial se p reñg uró en la organinció n social d e la
lugares del conirexto eu ropeo -desde las ciudades Estado ii:a.lianas a las de los Países Bajos o las Et.trop3 m edieval{7.J. No resulta sorprendente que, a pesar de toda s u co mplejid ad, si~úe el motor
ciudades hanseáticas, y desde la expansió n colo nial española a o!ras form as d e imperialis mo, d el de·s a:rollo euro peo en « la aceler.a ció n d e los pod eres in tensivos de la. praxis econ ó mica» y
que culminan con el Imperio b ritánico-. en un proceso en el cual cad a uno se beneficiaba d e lo s en el «crecimiento extensivo de la circulació n d e merc3ncías:», es decir, en el progreso tecno •
logros d el anterio r. y e n el que se expandía el ak ance del co mercio europeo a fa par q ue se refl. lógico y la. expans ión d el come cciolª]. Un-a vez más. esta explicación d epende d e la ausencia de
naban sus herramie nbs, tales como las técnicas italianas de contabilidad d e doble emrad3 y obstáculo s: el capitalis mo se desarro lló librem er.te en Europa. fundamentalm eme porque on3 or•
otras innovaciones fln ancieras y mejo ras de las técnicas p roductivas, en particular en los Países gan i.nción social «acéfala,'> {el orden político descentralizado y fragmentado d el fe udalismo) de-
Bajos, y q ue cu lmina n con la. Revo lució n indo-s trial en Inglaterra . Este <•pro-c eso de valor aña- jaba a d iverso s actoces {especi.almente a los comerci:intes), un g rado importan.te d e au ton omía
dido•> (co n la ayuda. quizá d e las revo lt.:ciones bi.:rguesas) tuvo como resultado el capitalismo (con la ayuda d el « racionalis mo» y el ord en n o rmativo que apo tta~a el crisfi a.nis mo). Es más, la
mod erno[5). p ropiedad p rivada pudo adquirir la form a d e propiedad copit.a/ista po rque ning una comunidad ni
o rganización d e clase monopo lizaba los poderes. En breves palabras , <¡ue h1 explicación d e la elemento s ubo rdinado de la vida económica, do minado por otros elementos del compor•
emergencia d el c~pitafis mo )' s t: madu rez '1nal y aparentem ente inevitable hasta adquirir su ta miento económico. Y, n o s olo eso, estos mercados, inclvso en b s sis temas me rcantife-s más
form a indvs trial, reside s obre ,odo e n una serie de ao senci3s. Por lo tanto, aunque solo sea por complejos y d e mayo r alc an ce, funcio naban en fu nción de una lógica bastante distin ta de fa d el
d efed o , prevalece el « modelo mercantilista» tradicio n al. ya sea tácita o explícitamen~e. mercado capitalis ta mod erno.

, En con cr.a-to, ni los m ercados locales n i el co mercio de larga d ishncia característico d e las
UNA EXCEPCI O N DESTACABL E: KARL POLANYI
eco nomías precapitalistas eran esencialmente competitivos (por no decir, pod d a haber a ñadido,
que n o estaban dominados por los criterios de la competitividad). Aqvellas relaciones m ercan•
En su ya clásico Lo gra n trons.formoción (1944) y otras obras, el historiad o r ecor.ómico y a mro-
pófo go Karl Pofanyi defiende q ue la motivación del b.eneflcio ind íVidual u nida al intercambio tiles -entre la ciudad y el campo, por un lado. y entre zonas de clim as cfis':intos , por otro- eran

mercantil n o fuero n p rincipios domina ntes en la vida e,conómica de fas personas hasta la Edad más «complementarias» que competitivas, inclus o a pesar de que las relaciones d e po d er d esi•
guales d istorsio nara n d icha <•com pfem en!arie-d ad». El comercio externo se b:.saba senci•
M oderna[9.]. Incluso en aqJ ello s lugares q i:e contaban con mercados bien desarro llados , es pre•
ciso eshblecer ona clara d istinción entre socied ades con m ercados , como las q ue aparecen en llamen te en el ½rá6co d e mercancías. la labor del comercian te consistía en trasladar las mercan•

la h istoria doc-.ime n:ada, y una <.<Socied ad d e m ercado». En to das las sociedades temp ranas, las d as d e un me rcado a otro, m ientras q ve en el co mercio local, según Polanyi, la actividad mer•

relacio nes y prácticas <•económicas•> estaban «inserfas» o inmersas en relaciones de índole no cantil era exclusiva y estaba estrict am ente regi.:lada. En general, se elimir.ó deliberadamen te la

económicas - d e parentesco, comunales, relig iosas y po líticas- . Por lo tanto, la obtención d e compe':itividad porque tendía a d esorganizar el comercio.

estatus y prestigio o 1-a conservación de la solida ridad comur.al son motivacio n es m ás allá d e lo Polanyi destaca el hed , o de que s olo lo s mercados internos, a escala nacional - ur, cambio

p ura mente « econó mico» -co m o el beneflcio y la ganancia m ateriales-, que h an d irigido la acti- muy tardío al que se oponían los m ercad eres locales y las ciudades autóno mas d e lo s centros

vidad econó mica.. la vida econ ó mica n o so lo h a depen d ido d e lo s m ecanis mos del intercambio merc-3ntifes má.s avanzados d e E1.1ropa- , se regían por principio s d e competitividad. Pero, in-

mercantil, sino también de la « reciprocidad>• y la « redis tribución», en alguno s casos m ed iante dus o los m ercados internos de los Estados-nación d e p rincipios de la Edad Moderna n o fueron

obligaciones recíprocas complejas determin adas por el parent':'sco o la ap ro piación a u-torit-aria durante vn tiempo m ás c¡ue ur,a serie d e mercados municipales, u nido s por tráfico de mercan•

efe plusvalía por parte d e alg'!'.in pode r po lfi:ico o eco nómico y s us mecan ismos centrales d e d as n o muy d is tinto en principio al comercio de larga d istancia de Ultra mar. El m ercado interno

redis:ribución. integrado tampo co era un d escendiente d irecto, n i 1.ma evo lución natural, del com ercio local o
d e larga d is:ar,cia que lo precedió. Era, según Polanyi, un p roducto d e la in terven ció n del Es•
Polanyi d is cutía abiertamente lo s s upvestos d e Adam Smith so~re el <•h ombre econó mico » y
su natural tendencia « al trueque, la permuta y el intercambio>•, afirm 3ndo que dich a «propen- tado, e incluso e ntonces, e:, una economía que aún se basaba en gran m ed ida en la producción

sión•> r.o había d esempeñado el papel domin ante a tribuido po r Smith antes d e s i: p ro pio tiem• d e hogares campesinos -a utosuf.cientes q ve tnbajaban para s ubs istir, la regvlación estatal
sig uió p reva1ecier.do sobre los p rincipios de co mpetitividad.
po, y q ll'e de hech o esta n o h abría r~iufado la eco n omía h asta un siglo después. En las socie-
d ade-s premetca.ntifes había mercados, en algunas incluso extensos y relevaotes, pero etan un Tan solo en la m o derna « sociedad d e m etcad o» , según Polanyi, existe una motivació n
« eco nómica » d istintiva, 1.mas instituciones y relaciones eco nómicas distintivas d iferer.ciad as d e d an cuen ta del antagon ismo entre los p rir.cipios « mercantiles» o capitalistas y la lógica econÓ•
las relacio nes no econó micas. Pt:esto <¡ue, en un s istema de mercados au torregulados d irig idos mica (o antieconómica) d el feudalis mo.
por un m ec anis mo de p recios , los seres huma.nos y la naturaleza -en form a d e trabajo y tierra- Pero , en algunos casos releva ntes, la explicaciór, de Polanyi guarda s imilitudes importantes
son consid eradas m ercancías y. po r mi:y n"cticio que resulte, 1-a s ociedad mis ma se convierte en con algun3s interp retaciones histó ricas m ás convencio na!es. l o s principales pro blemas deriva n
un <.<apéndice>> del m ercado. La. econ omfo de mercado solo puede existir en una <<.socfodad d e d e s u explicació n d e las co nd iciones en las que emerge la sociedad d e m ercado, el proceso
mercado », es d ecir, en tina s ocied ad e n la cual er. v ez de estar incrustada la econo mía en las histó rico que le d io origen, y las implicacio nes de todo ello para s u interp retació n del mercado
relacio nes s ociales, s on estas las <¡ue est í r. incrust adas en la economÍ3. como práctica s ocial. No es este el lugar p;u,3 abord ar t.m anális is deta llado d e la naturaleza de la
Obviam ente, Polanyi no fue el ú nico en percibir el papel secundario que desem peñ aba el mer• p ro piedad de la tieu a en la. Inglaterra m ed ieval. del «me rcantilis mo », d el s istem a Speenha.m la r.d
cado e n las s ocied ades p recapib listas. Todo his toriador eco nómico o antropó logo competente u otras concrecio nes his tóricas sobre las que alg unos his to riadores h oy pod rían d iscrepar con
acertará a reconocer la existencia d e los d iverso s p rin cipio s n o m ercantilistas que rigen el com• el anális is d e Polanyi. l a CU"estión aqi.=í es qt.te el relato histórico de- Pofa nyi tiene un mayo r al-
portamiento e.conó mico en d ichas socied ades, d esd e las más «primitivas» e igualitarias hasta cance e impacto para nuestra comp rensión del capitalismo mo d erno.
las m ás complejas, estntific~ das )' explotadoras <•alhs» cíVilinciones. O tros his toriadores Su enfo que adolece, eso s í, de algo d e d eterminis mo tecnológico. Para Pola:r.yi, la Revo lución
económicos {aunque menos de los q ue cabría imaginar) h an cons tatado los cambios que han industrial fl!.le d eterminar.te para el s utgimie nto d e la socied ad de m ercado -cómo en el contexto
afectado a los p rincipios d el com ercio. Sin embargo, cabe d eshcar la aportación de Polanyi, s u d e la sociedad m ercantil, h, inve nción d e com pfejas m aquinarías trajo la necesid ad d e conve rtir
rigurosa d escñ pción de la ruptura en:re la socied ad de m ercado y las socie-dades no de m erc ado «la s us ta ncia natural y humana d e las s ociedades. en m ercandas»[ll]-. « Dado que la maquinaria
que la p reced ie ron, a unque estas fu eran soCiedad es con mercados; no so lo las diferen cias entre compleja es cara, no se podrá a mo rtizar a n o ser G,tJe se pro duzcan muchos bienes•>, escribió , y
sus distintas lóg icas e-conóm icas, sin o también los conflictos sociales que conllevó d ich a. trans• para. alcan zat la esc3fa de- p roducción nec.e saria, esta debe ser in in terrumpida, lo cuaf s ign ifi ca
íorm ació r... El im pacto del sistema d e aut orregulación del mercado, insiste Polanyi, fu e tan d is• que « deberá n de estat a la venta to dos los factores implicados» para el comercia.-ite[llj. El
ruptivo no solo para las relacio n es so ciales. sino para la propia psique de los seres huma nos, último paso. y el que tuvo el im pacto m ís d es:.stroso para la. creación de las co ndiciones r,eces•
fu e tan d esastroso s u impacto sobre la v ida de los seres humanos, que necesañ a mente la his• arias, es decir, la crnción de un3 socied ad d e merc-3d o para cumplir con los requis ito s de la
toría de s u im planhción conllevó la histo ria de la protección frente a los estrago s que p rovocó. p roducción de maqi.:inaria comple ja, es la tra nsfo rm ació n del trab a.jo en « fact o r>'> mercan•
Si n o se hubieran p i.:esto en ma rcha « contra.movimientos de p rotección>'>, sobre todo de la tili:za.do.
ma no d e la intervención del Estado , ..d a s ociedad human a. h ab ría qued ado aniquil-ada »[lQ}. l a secue ncia causal es aquí muy relevante . la Revo lución ind vs trial <~no fue más que el inicio •>
Este argumento representa en m uchos sentidos 1:n3 ruptura eviden:e con las explicaciones del d e on-a revo lución <•extrema y radical» qtie trans formó por co mpleto la so ciedad mediante la
d esarrollo econó mico q ue ins isten er, la continuidad (más o me nos benevolen te), entce el merc3ntilización de la huma nidad y de la na turaleza[!3). El p rogreso tecn oló gico produjo dicha
come rcio d e la Antigüed ad y la econ om ía capitalista m oder,u , incluso en lo s casos en los que transform ación. En su núdeo mis mo residía <<.el perfeccio nami.ento casi milagroso de las
formas de p roducción»(l4 J; y, a la vez que implicó ur,a tra nsformación social. era la culminación re-s is':encias>>. Y, si bien era necesaria la intervención del gobierno para la creación de m ercados ,
d e anteriores m ejoras d e la p roductividad. gracias a factores té,c nicos y de o rgani23ción del t:so « la economía de mercado en desarrollo contribu yó a destruir las institucio nes económicas y
d e la tierra, d e m an era muy relevante en ln.glaterra, por medio de los cercamien':os. políticas. del feudalismo»[l7j.
Si bien Pofa.11yi no com parte fa creencia del « progreso espontáneo», n o p:rece d udar n i por Sin embargo, quedarían s in explicar ac¡u{ cómo la tr!lnsformación radical de las rela cio nes
un mo mento d el car:kter inevitable d e esas mejoras, por lo menos en el contexto de la s ocied ad so cia?es pru:,dió a la ind ustrialización. la revolución d e hs fuerzas p roductivas pnsupuso la
mercantil occidental, con s us <.< inst ituciones lib res». en especial s t.:s com un;as t.irban as libres y tnnsformación de las relaciones d e propied ad y un cambio en la fo rma de explotación que creó
la expansió n del comercio, lo qve él denomina <•la tendencia de Europa occidenbl h acia el pro• una necesidad históricamen te ú n ica de increm entar Ía productivid ad del t:ao3jo. Pr~suponfa la
greso económico·•.,[!5]. Su argume11:ación contra los enfoq ues convencionales d el prog reso emergencia de los imperativos capitalistas: la com petitiv idad, la acumulación y la maximización
espo ntáneo se centra sencillamente en que estos n o tien en en cuenta en qué medida el Estado d el beneficio. Es.to n o quiere d ecir que Polanyi pus iera el carro dela nte de los bueyes. l o ver•
afecta, y en concreto ralentin , el ritmo del cambio (ig ual que los Tudor y los primeros Es~uardo daderam ente relevante es que el o rden causal que sugiere parece indicar que fracasó a la h ora d e
retrasaron la implantación d e los cercamientos). Sin este tipo de iní:erve nciones. <<el ritm o de entender el m ercado capitalista como t.:na forma social especínca. No co r.s idera los imperativos
ese progreso podría h aber acabado siendo ruinoso y haber convertido el p ropio proceso en u r, específicos d el m ercado capitalista, las p resiones e jercid as por la necesidad de ac:umulación y
acontecimien~o más degene rativo c¡11e cons tr-vctivo•> igual que la Re-voluclón industñ al necesitó d e in cremer.tar la p rod uctividad del trabajo. como producto d e vnas determin3das rela cio nes
servirse d e la interven ción del Estado para poder conservar el tejido s ocialfl§J. so ciales, sino como el resultado de un desarrollo tecnológico más o m enos inevitable , por lo
De modo que, los elementos centra les d el relato histórico d e Pola nyi n o d ifi eren del todo de menos en Et:ropa occidental.
los del modelo mercantilista: el moderno capitalis mo ind us':rial se debió t ;mto a la expansión de lo cierto es que La gron transformación se alejaba de la interpretación historiográfica con ve n•
los me1cados como al p rogreso tecn o lógico. Y, s i bie n el proceso culmina e n Inglaterra, es un cional de- la <.<t ransición ». Resulta sorprendenie la escasa influencia q_ue ha ten ido el libro s.ob,e
proceso europe,o . En este sentido, p l.l'd iera parecer c¡t:e el p roceso que cond ujo de la mercar.ti• el mo d elo d ominante, inclus o a pesar d e c¡ve recier.tem ente parece que ha resurgido el interés
lizació n 3 la. indus ttia lización y de ahí a la <<socied ad d e mercado» pod ría h aber sido una evo lu. por Po la nyi. El oso es que, en términos gener3les. no hemos 3Van z,a do r,ada desde nuestn.
ción m ás o m enos n atu ral en el contexto de un mundo cada vez m ás m ercantilizado, un cambio posición de partid a. O bien observa mos que ni se pla nte,a la cuestión de lo s o rígenes del capita•
que culminó solo en Euro pa sencillamente por la at:sencia d e determinados obstáculos d e lismo o bien, in cluso cuando sí se plantean cuestiones relativas al cómo y al porqtJé d e s tJ emer-
índole no ecor,ómica. Como h a expresado un estud ioso d e las clases d e histo ria económica gencia e n determinados casos, estas tienden a s ustituirse por otra interrogante: ( por c¡ué no
general d e Pola nyi, el autor defendía qve. al contrario q ue s ucediera en Orie nte, que gozaba d e emergió el capitalismo en o tros contextos ? Alg unos lectores seguramente estén fam iliarizados
t.m nivel s imilar d e mercantili:nción, el fe udalismo propio de Europa occid ental no se basaba en con 13 idH. por ejemplo, de-las « trans iciones fallid as» em pfeada par~ d escribir lo o-c urtido - o lo
lazos tan ft: ertes d e parentesco ni en d anes y tribus, d e mo do que « al d ebilit-:.rse y desparecer qrue no pudo ocurrir- er, las ciudades Esta.do mercantiles del norte de ltalia o de los Países
las atadl.l'ras feud ales, la dominación de las foerzas d el m ercado n o encontró muchas Bajos. la ptopia noción de « t: ansición fallida•> lo d ice todo.
El ANTIEU ROCENTRISMO eco lógicas evid entes; los histo riadores n o racist as que megan o infravalo ran el papel desem•
peiiado por el imperialis mo o ccidental en la h isto ria de Ei.l(opa; y los marxistas que no son -ni
El su p uesto d el q ue parte la pttitio principii del viejo m odelo mercantifis b apuece en los luga•
racis:as ni chauvir.istas cultu rales ni deterministas m edioambientales n i tienden a infravalorar
res más insosp-:ch3d os. Por ejemplo, algonos crítico s acusan a los h istoriadores, y a menudo a
las m aldades del imperialismo, p<:ro que s í co nsideran <¡ue Eu ropa reunía d eterminadas co ndi-
los marxistas occiden ta?es en concreto, de ser ~etuocéntricos» y, paradójicamente, al hacerlo
cio nes histó ricas, que nada tienen q ue ver co n s u s uperioridad, capaces de generar unas conse-
están rep rod uciendo el su p uesto mis mo que convierte al mo d elo mercantilista en el más eu ro•
cuen cias h istó ricas especfficas. como el auge d el capitalismo.
céntrico de todos.
Aun a.sí, nad ie podrfa negar q ue· existe algo parecido a una s uerte de <•arrogan cia culhual»
El m o delo se b-a saba e n la p remisa d e que Eu ropa merece el reconocimiento de h aber elimi-
europe3, )' tenemos que acep b r que ha)' t azones m ás que de sob ra para cuestio nar las in~erp re•
na do los o bs táculos q ue im pedían el desarrollo n atural del capitafis mo y permitir que madt.:ta ra
tacio nes d e la his::o ria <¡ue sit1h n a los europeos en el cen tro del vniverso, en detrime nto, o
d esd e s us orígenes e n la s ociedad u rban a y er, la 3ct ividad merc-antil. Al mer,os , algu r,os argu•
exclusión inclus o, d e todos los d em ís. la id ea d el <<eurocentrismo>> 3 pesar d e to dos s us fa lto s ,
me ntos antie urocéntrico s han empezado por cuestionar la primacía europea e n este sen tido.
d e~ería al m enos contribuir a ponernos e n guardia frente a semejan tes p rácticas culturales. Por
Pe:o no es fá cil ver q ué ven tajas plantea de.fender q ue las socied ades no europeas que co ntaban
lo tanto. resulta especialm ente d esconc<:rtante c¡oe las pe·rspectivas h istóric3s ant ieorocéntricas
con civillnciones urbanas y sistem as m ercantiles muy desarrollados estuviera n más adelan-
d el capitalis mo acaben basándose po r lo general en los s upuestos m ás eu rocéntricos.
ta das en el camino h acia el d esarrollo capitalista de lo que est-ín dispuestos a aceptar los enfo-
Co mo ya hemos v isto , s.egún el antig uo m odelo mercantifish tan enraizado en la cultura occi-
ques eurocer.tris tas d el mod elo. Más bien parece un desafío especialm ente inefic az al viejo mo•
d em 3I, el capit alis mo es un resultado más o menos natu ral d e p rád icas huma nas a ncestrales y
d elo y s u natu raliz,3ció n d el capitalismo, acep tando la p rim er-a p remisa de ese mis mo modelo.
pdd icamente universales, las actividades de intercambio , que no solo se han producido en las
Es más, eso s enfoq ues contribuyen m ás bien a reforzar el enfoq ue profundame nte eu rocénttico
ciudades desde tiempos ir.memoriales, sir.o tambi~n en las s ocied ades agríco las. Algunos e nfo-
d e que la ausencia d e c3pitalis mo es una s uerte d e fa.lfo histórico (una línea de pensamie nto
ques d e este modelo metcantilis t-~ incluso llegan a considerar eshs ptÍctica.s como la expresión
basta nte contuproducente pata los críticos del capitalis mo).
d e una inclinación humana natt1ra.l al <•t rueque, la permu-ta y el intercambio ». Es d ecir, el capi~3-
Pa:-a empezar, m eter en el mismo saco ur,a cantidad h n diversa de au tores bajo la categoría
lismo no tiene un co mien zo. y s'!.I desarrollo no implica una verdadera transició n de un mo do de
d e « eu rocentrismo•.• pfant.ea bastanies pro bfem as. como si tod os se centraran en Europa d e la
p roducción a otro muy d istinto. Dan po r sentado el capitalis mo, dan po r s upuesfa s u existencia
mis ma manera, como si iodos compartieran el mis mo desdén hacia los no eutopeosl!-ªJ. Bajo
latente d esd e los albores de la historia y la explicación d e s v desauoUo se basa, en el m ejor de
esb etiqueta er.ttan los r.:;.cistas que ins is':en en la s uperiorida d n atural d e los europeo s fren te a
los casos , en la descripción d e cómo se eliminaron los cbst!iculos a su p rog resión natural en
los asiático s, africanos o indígenas del co ntinente ame ricano; los cha uvinistas culturales que,
algunos lugares frente a o tros.
por las razones que sea, creen que <.<.O ccicfeni:e.•'> ha alcanzado iun desarrollo cult ural y un n ivel
Obvia.m ente, según estas in terpretaciones, <<Occid ente» ha sido m1:y eÍlcaz a la hora d e des•
d e « racio na lidad,-. m-Í s elevado c¡ue le ha perm it ido jugar co n v en t3ja en todos los d em ís aspee•
p renderse de las d iversas cadenas que impedí3n s u desar rollo econó mico. Por ejem plo , los
tos ; los d eterministas a mbient3les q ue co nsidera n que Europa goza de ,3fg unas ventajas
europeo s har. s us!ituido determin ados sistemas po líticos y leg-a!es « parasitarios;», como el tenido el impetialismo en la his toria eu ropea y el tremendo dañe que este ha inflig ido. Pero , la
feudalismo o cierto s tipos d e mo na rquía, por nuevos sisf¡emas pata garantizat las libertad es cuestión es qué relación tiene todo esto co n el capita lismo, y, en ese sentido, los a tg umento s
po líticas, desd e fa mo narquía cons:itucio n al a la mo n arquía li~eral. los europeos sustituyero n d el a ntieurocentrismo acaban cayendo pre-cisame me en fas mism as ':rampas que inten:an evi~ar.
las s u pers ticiones po r el « racio nalismo» , que er.g!oba d esd e la filosofía de la llustn ción hasta Lo más destacable d e las críticas ,que p rovienen d el antie urocentrismo es que parten de las
los ava nces científi co s y tecno lóg icos y 1-~ « racionalidad;» econó mica. Sobre todo, h an liberado a mis m as premisas qL1e las explicacio nes eu rocéntricas, parten del mis mo modelo mercantilista y
los agentes del p rogrese, a los mercaderes o «burgueses» , o portadores ele la razón y de la liber• d e la m isma concepción de la acumulación originaria. Todo comerciante o mercad er sea d e
tad, que s olo ':enían que d esprenderse d e sus caden as feL1d31es para pod er conducir a la historia donde sea es un c apihlista potencial o dt facw, y cva nto más act ivo sea, cuanto m ayor sea el al-
por s u senda natural y p red eterminada. cance de s u actividad y más riqueza acumule, más hab rá ava nzado po r la senda del d esarro llo
En!o nces, (en qué se d iferen cia n los relatos histó ricos del a n'!iei.:rocentrismo y estas inte rpre• capitalista. En ese sentido, mi.:chos lugares d e Asia, África y América habían emp,endid o el ca•
h cio nes clásicas s obre los o d genes del npitalis mo ? las criticas al eutocentrismo tienden a m ino hacia el capit alismo a ntes de que el imperialismo eu ropeo intem.:mpiera s u avance de un
3cfopta r una o ambas d e las sig uientes fo rmas: en primer lugar, n iegan la <•s i.:periorid ad » d e fa1- mocfo u o tro.
ropa e ins ister, en la impo rta ncia, o más bie n en el p redominio, d e h s eco no mías )' re-des de Aparentem ente, n inguna de est as perspectivas crític as nieg a la divergencia d el pro ceso eu ro-
come rcio no eoropeas a fo largo de !a m ayor p;arte de la h istoria d e la humanid3d, así co mo en peo con resped o al d e otras part.es del mi.:nd o y a: partir de un d eterminado mome n~o. pero esh
el nivel de d es3rro llo tecno lógico alcanzado po r algunos d e sus acto1es fond amentafes; o , en se- d ivergencia tiende a relacio narse con <d a revo lución butg uesa>> o con el advenimiento d el capita•
gundo lu gar, destacan la impo rta nci;a que ti.:vo el im perialis mo europeo a 13 h o ra de fom entar el lismo indus trial, on;a vez que pudo acumularse la s 1.diciente cuantía de riqueza a través del
d esarrollo del capitalis mo. Co n frecuencia:, se cen tran en co ncreto en el imperialismo británico , come rcio y de la exp ropiación impeñal. Dado q ue el comercio era una activid ad e:dendida po r
en s u beneficio extra ído d e las plantacio n es de azúcar y d el m ercado de esclavos, y en el desa- otras pArtes d el mundo, el elemento que verdad etamente d iferenciaba a Euro pa del testo fue el
rro llo del capitalismo indusirial, si bien 1492 cons titi.:ye también un h ito e n el d esarrollo inicial imperialis mo , ya qi.:e frofo de este las potencias europeas pudieron o btener la cantid ad d e ,¡.
d el capita lismo. Ambas tesis p t:eden coincidir en el arg umen to de que las poten cias mercantiles queza necesaria. y distin':a a la de o!ras potencias merC3ntiles.
no europeas trajeron co nsigo el capitalis mo, o q ue a l menes po dría n h aberlo originado, si bien Estas interpreta cio nes tienden a s i.:gerir que el d esarrollo europeo básicamente obedeció al as-
s~ futu ro d esarrollo se vio fru s!rado porqi.:e el imperialismo o ccidental esquilmó to do atisbo d e censo d e la burguesfa al poder, y a que las civilizaciones n o europeas avan zadas y ricas son un
s u riqueza . ejemplo de desarrollo atrasado porque, aunque no fu eran las 1espons ables diredas del mis mo,
Es o bvio que n in gún h i-s':o riador que se precie n egaría hoy la relevancia que t i:viero n ef co mer- no acerta ron nunca a libra rse de sus cad enas por m edio de una revolución burguesa. Un-a vez
cio )' el d esarro llo tecr,ológ ico en Asia, y en o tras partes d el mundo n o europeo, ni el nivel relati• más nos to pa mos co n la mis m a idea ql.l'e en el caso de la economía política d ásica y su cor.-
va mente modesfo d e desarrollo alcan zado por lo s europeo s a ntes de la emergencia d el capita- cepto d e la <.<aco ml.,llación o riginaria» , el salto hacia el capitalismo « mo d erno•'> ti.:vo li.:gar gracias
lismo. N ing!Jn his tori-a dc r que se p recie, y m enos s i es de izquierdas, negaría el impado que ha a que la burg uesía fu e capaz d e acumular la suficiente ciqueza de un mo do t..1 otro.
Co mo ya vim os , según el en fo que dísico , L~ « acumulación o rig ina ria» es la acu mulación pre- so ciales de p rod ucción especfficas, q ue llevan a los a.gen tes económicos a compo rta rse de
via d e «capih h>, q ue e n este p unto no se d iferencia. d e nin g'!'.in otro tipo d e riq 1.1eza o beneficio, y cfete,min-~ das ma neras y generar leyes d e movimiento específfcas. De nuevo. n o hay trazas de
el capitalismo es básicamente más d e lo mismo , solo que co n el añadid o d e la reinvers ión d e la una verdad era transición. Dicho s enfo ques pretenden explicar el o rigen de es~a fo rma de o rgan i•
riq veza. l a <:• acumulación orig inaria» solo es o rigin aria en el sen tido de que represen ta la zación social con cteta d e un mod o mvy parecido a co mo lo hacía el an tig uo enfoque eurocén•
acu m ulación d e la cantid ad d e riq ueza necesaria p3ra que ta <•so cied ad mercantil» alcance la trico -o, para ser más p recisos, niegan s u carácter especín"co y, por tanto, rehúyen la c'l.lestió n d e
m adu rez. En ese sen tid o. se parece mucho a la co n cepció n antieu rocén trica. de la tempra na so o rigen-. dar.do po r hecha s u existen cia p revia (el denom inado « protoca.pitalismo» , po r no
« acu m ulación de c apita l,'> según la cual esta alear.za el volu men s t.rficien te co mo pa r3 d ar lugar a hablar de fo rmas de co m etcio y activid ad m ercantil an':eriores). No log r::.n explicar con claridad
una form a d e capitalismo <<madvro » (o , en términ os d e la economía po lítica d ásica, a la cómo surgió esh nueva fo rma de organizació n social. Al cor.tra ño , d escle estas pers pectivas, la
« sociedad mercantil»). Co mo en el .caso de la eco no mía po lítica clásica, estos argu me ntos an• h is':o ria del capitalism o se basa en la h isto ria de unas p rácticas sociales ancestrales, sin un co-
tieuro céntrico s evaden la cuestió n de la transició n al capit alismo y presupo n en la exis:en cia de m ie nzo h istórico , c¡i.:e han lograd o desarro llarse y madu rar siem p te q ue n o se hayan topado
form as de capitalis mo más temp ra nas. con obstáculo s internos o externo s d e dive,sa índole .
Co mo veremos en el sigu ien te capfi:ufo , la cd tio d e Marx de la eco n omía polític 1 y s u co n• Existen, o bviamente, variacio nes sobre los viejos tem as, sobre to do relativos al 3,hc¡ue ,3 las
cep to de <•acumula ció n o riginaria» s upuso una ru ptu ra d ecisiva co n el mo d elo clásico; s u d efi. príd icas im perialis tas . Pero tam bién nos encontram os cor, a po rtaciones que h ilan m ás fino ,
nició n d el capital vinculado no solo a la riq ueza o al benefi cio , sino a las relacio nes s ociales, y como en el c1so de la idea d e « revo lución bu rgo esa», s i bien esta id ea por much o que se ponga

su h incapié en q ue la ve.rdadr.ra <<acumula ció n orig inatia» se p rodujo co n la t ransfo rma ció n d e 3do rnos marxisbs no es muy d istinta d e la de las interp retacio nes euro cémricas-burguesas q ue
las relacio nes sociales d e p ro ducció n. No obstan te, los crfücos del eurocen trismo en la his toria consideran a los b urg ueses como agente·s de p rogreso y les respo nsabilizan de liberarles d e los
han tecu perado más o menos el antig i;o conc,epto. A pesar de c¡ve· div etgen d arame nie efe lo s grilletes feudales. Pero, po r muchas variacio nes que se intro duzcan en el relato, el capit alls mo
enfo ques d el euro centris mo clásico - sobre todo e n re1ación con el papel cent ra l q ue es':os con• es fundamen h lmente mucho m ás que fo ya existen te d u rante el p rotoc-apitalis mo y an tes: más
ceden al im perialismo e uropeo como imped imento clave pan el desarro llo de lo s contexto s no d inero, m ás u rbanización, m ás co mercio y m ás riq ueza.
euro peo s - , se limitan a invertir un viejo p rincipio euro céntrico según el cual Europa s 1.1peró al Los enfo ques d el an tieuro centris mo sugieren q ue destacar la especiRcid ad h istórica del ca•
resto de civilizaciones g racias a q ue acertó a eliminar los o bstáculos q ue imped ían el d esarrollo pitalis mo, s u n-a turalez-a d is tint iva. y s u o rigen histó rico espedflco son elem entos típico s d el
natu,al d e la « so ciedad mercantil»; seg..-,¡n los en foc¡ ves a ntiet:ro céntricos. el fracaso de los pa(. evro centris mo. Sin embargo, segu ramen te no hay u na fo rma más efic-::.z de socavar 1-a sensación
ses r,o euro peos a la h ora de culmin ar el pro ceso de d es-arrollo, a pesar de tocios sus avances, d e su perio ridad de Occidente que cuestio na r la co nvicción triunfa lista de c¡i:e el c amino d ef
se debió a los obsiiículos creados po r el im perialismo occide ntal. d esarrollo his tó tico occicfen!al ha sid o afgo natu ral e ir.evita ble. Es ':otafm ente contraproducente
De nuevo , no en contramos e n estos e nfoqt.1es ir.dicios d e un co ncepto de c apitalismo como inten':ar desafia r este t riunfa lismo m ediante la ap ropiación d e sus s 1.1puestos más básico s s ob re
fo rm a de o rganizació n social específi ca, co n una estructu ra social co t1c1et a y unas tefaciones la natu raleza del c a.pih lis mo. Y más perve tso a6n p reten d e, corrobo rar la su perioñ dad d el
capitalismo convirtiéndo lo e n el estándar d el mérito y el progreso. Como s i Europa al reclamar L4] Véase, sobre todo. l. Walle ,s tein. The: Mcdem World Systtm, Nue va York Academ ic Press
el cap italis m o como algo propio se estuv iera a propia ndo d e todas s us ~o ndad es y d inámicas [ed. cast.: El moderno sist-tm a mundial, 4 vols ., Mad rid , Siglo XXI de Esp~ña, 2016-2017].
progresivas, y como si cualquie r otra senda h istórica distinta d e él, re presen tau un fracaso; o [SJ P. Ande, son, •~Maurice Thomson's Wu ». L-ondcn Rt vicw cf Bocks, 4 de noviembre de 1993,
como si el ú nico b aremo para , econocer el vafo r de otras sociedad es foe ra su capacidad p ara p. 17.
c¡ue el capitalismo se d esarro lla ta (o. como m ínimo, un p toto capitalismo); o acepta, que hubie• {§J Entre los h istoriadores m ás « revisio nis~-3 s» d e lnglaterr~ cabe destscn ~ C. Russell y J.
ran p odido tom ar esa senda si se hubiera d ejado a la h is toria seguir s u- c urso n atural. Morrill.
Co n esto no que re m os decir que no h ay~ mucho c¡ue decir con respecto a hs con exiones !7J M. M ~nn, Thc Scurc-&s cf Social Powu, vol. 1, Cambridge, Cambridge Unive rsity P, ess, 1986,
entte el capi-talis mo y el impe ñ alismo. Pero. p ara p o de r e nte nder esas cor;exiones - y lograr e n• p . 373 [ed. cast : Los fa~ntcs del p~du social, vol. 1. Madrid , Atia nz3. 1991).
Íte n~ar d e una m anera más eflcaz el modo e n que el e uroce r.trismo -obvia la c uestión d el im pe• 'ªI!bid., p. 374
ria.lism o o cciden:a.1- , es preciso tener e n c u en ta las condiciones muy co ncretas e n las q ue se [9J K. Polanyi. Tht- Gr~at Transformation, Boston, Beacon Press, 19S7 [ed. cast : Lo gran tranefor•
tra nsforma.ron las p rácticas colo nialistas trad icio nales e n p rícticas impe rialistas capitalistas. Y mación, Barcelona, Virus, 20161 y G. Daltor. (ed.), Primitiv~, Archaíc, and Mcdcm Econcmies: fas•
esto supone admitir que las relaciones soáales d e producción capitalishs tuvie ro n impacfos ays of Korl Pclanyi, Boston, Beacon Pcess, 1971.
m uy específlcos. Cuestión q._,¡ e abordaremos en el capftulo VI. [10J K. Pola nyi. Th-t Gr-&ot Traneformation, o p. cit., p. 76~

(!] La obra más conocida d e H. Pire n ne es Mchammtd a nd Charl-tma6nc, Lo ndres, Alle n a nd [!JJ /b;d., p. 42.
Unv:in-. 19s6 [ed. cast.: Mahom a y Carlomagno, Mad rid, Alianza, 2008]; r.o obstante véan se s i:s lli] lb;d., p . 41.
confere ncias p ublicadas en Mtdh:val Citit:: Th-t O rigins ond the:. Re:.vival cfTrad-t, Princetor,, Prin• ll31 !bid.. p. 40.
ce:ton Un iv e, sity Press, 1969, para un resume n de s v tesis. ll..4J lbid., p . 33.
~ Véase mi libro Oemccracy Against Capi-talism: Rtn-&wing Histcrical Mot.t.rialism, Cambridge, [15] /b;d., p . 37.
Cambridge University Press, 1995 [ed. cast .: Democracia centra 0pitafümc: La r-tno-vac:ión del IJ.§] lbid.
matu ialismc h ist.órico, México. Sig lo XXI, 2000J, cap. S, sobre 1:.: adhesión d e We ber al modelo l.11.) D. R. F1:-s held, <<Th e Marke~ in History~. Mcnth ly Rtvi~w 45. m ayo d e 1993, p . 6.
m e rc3ntilis':;1. llªJ Este punto del d eb ate se basa e n m i artícu lo <• Eu roce nt ric Anti-Euro cen trism». Ag!:'i insi th-t
[3] R. Brenner sobre este aspecto e n «Ag raria n Class StrtJdure and Econo m ic Developm ent in Curr~nt 9 2, m a yo/jim io d e 2001. p p. 29·3S·
Pre-lndu sttia l Euro pe•>• e n T. H. Aston y C. H. E. Philpin (eds.), The: BrMnu Debat-t: Agron'an
C!ass Structur-t .and Eccncmic o~velopmcni in Pr-&•fndu st.ria/ Eurcp~, Cambridge, Cambridge Uni-
ve rsify Press, 19&s, p. 10 [ed. ost.: El de:.bat-t Brtnntr. EstP.1ctura de: clast.s agrarias y desarrolle
económico, Barcelo n a, Critica, 1988J.
11. LOS DEBATES MARXISTAS su s o bras tempranas com o La id to!cgfa afomano y El m anifi,;sf,o comunfrt.a, si bien m ás que
Nuestra inte rpre-hció n de la histoñ a d el cap italism o influye e no rme m e nte e n nt:estra interpre• explicar el o rigen d el capitalismo, se p resupo ne com o una form :. nueva d e o tg3nización soó aí a
hció n d e la co sa e n s í. Los viejos modelos del desarrollo capitalista e r3n una m ezcla. paradójica 13 esp era d e que la burguesía ascendente s.e libere de las cade n as feudales y p e rmit a así su
d e determin ism o tra n s his tórico y vof unh rism o del <<lib re» m ercado , y el m e rcado capitalista e m e rgencia. Este es el relato implícito e n la idea de la «revo lución burgu esa.» del m arxismo
una ley na t-Jral inmubbfe y el ámbito perfecto para la libre elección y el ejercicio de la libert3d. tradicio nal.
l a ar.tí-tesis d e estos modelo s sería una concepción del m ercado capitalista ca.p az de reconocer Sin embargo, el e nfoque caractetÍs~icam ente <•marxista» se e nci:e ntra e n s u crítica d e la eco •
p le n am e nte s u s imperativo s y compufsion es, a la par c¡ue e ntende r qve estos impera':í\los no nomÍ3 política, e n los Grundris:1; y e n El capital. S'i bie n es cie rto q u e obvia m e nte la desattoUó
es~á.n e nraizados e n una le y n atural y tran sh istórica, sin o e n unas rela cio nes socia.tes especÍ• mucho más e n s u a nálisis r evo lucionario d el capitalismo contempo cáoeo, aplicó s u critica a la
!leas, co n s:ituid as p or la agencia h uma n a y s ujetas a cambios. Este serfa p revis ibfe m e n':e el cu estión h istórica del o rigen del siste m a al a n alizar m inuciosamente ..<la d e n o m in ada acumu-
e nfoqu e de lo s :.n álisis m arxistas, pero los historiadores m arxistas no ha n log rado sistem a':izar lación originaria» e n el libro p rim ero d e El capjial. Con ello sentó las b 3ses p 3r3 el desa.ttollo de
t.ma alte rnativa de esbs caracteris ticas. impo rtantes a po rtacio nes d e h istoriadores m arxistas p osteriores y s up u so u n a ruptura decisiva
A la hora. d e a.bo rdar los orígenes del capitalis m o desde un punto de vista histórico existen con el viejo parad ig m a .
diferen cias ig1,1al de marcadas e ntre los p ropio s h istoriadores m a rxist as que e ntre his toriadores Com o ya h e m os visto, el modelo m ercan~ilist.a clásico inicialm e nte pl3r.teado por Adam Smith
marxistas y no m a rxistas. Muchos marxistas h an comulga.do con el viejo modelo m ercantilista, a su gie re que el proceso d e acumuíación p re via fue el preludio d e la « sociedad mercantil» al per•
veces incluso co n m ayores dosis d e determinis mo tecr,ofógico. Otros e n cambio h an sido muy m itir que se gene ra ra cantidad s u-ficie n:e d e riqueza, gracias a la visión com ercial y 13 a u s~erid3d,
críticos con él, si bie n es cierto que inclt:so en estos e nfoqu es es posible p e rcib ir trazas d el viejo com o para que pudieca n realizarse in ve rsiones import:nte-s . Este proce-s o re presen ta la acumu-
mode!o. El debate d ish a ún de h ab erse cerrado y queda mucho aún por aportar. lación « original» d e « capital», es d ecir, el acopio d e riqueza m aterial. Much as de las explica•

, ciones contem porá neas acerca d el d esarro llo cap italista ha n sido variaciones sob re el m is mo
El ENS:OQUE DE M ARX ACERCA DE LA TRANSICION
te m a como, por ejemplo. las que con sideran el o rigen del capitalis m o com o el resu ltado de la

Tam poco contribuye a esclarecer el asunto el hecho d e que la. propia obta d e Marx contenga ac':.lmulación del ~capital>> m edia nte la explotació n colonial y el inte rcamb io desigu al. Una vez

dos relatos distim os[lJ. Uno de ellos se asem eja bastante-al m od elo conve ncional, s.egún el c~al más, el c1pitalismo, o la <•sociedad m e rcantih>, sería una expansión ct:a.nfü ativa d el come rcio y

la historia es una s ue rte de s ucesión de estadios d e la divisió n del trabajo, y un ptoceso tnns• d e la riq i.:eza que p oco tie ne que ver con una transición, es decir, con una tra n sform ación cu ali-

histórico de pro gres o tecnológico, lide rado p o r las clases burgu esas, que pacecen propiciar la tativa d e un siste m a s ocial con su s propias leyes del m ovim iento a otro muy d istinto, con una

e m e rgencia cfef cap italis m o e n co anto se lib eran de las cadenas fe udales. De hecho, e n palabras dinám ica y on3s cond iciones d e existencia muy d ifere ntes.

d el p ropio Marx, el capitalism o a nida e n los « intersticios» del fe udalismo, )' se vie rte e n el to• En s u crít ica de « la llam ada acumulación o cigin aria•>, Ma rx se alejó drásticam e nte de la eco•

rre nte de la historia c u ando rompe los grilletes del sis te m a fe udal. Este es el relate que atraviesa nomÍ3 p o lítica clás;c3 y d e su modelo mercantilista. Aplicó los principios gen e rales que e nuncia
en s u crítica d e la economía po lítica a la ~ransición del fevdalismo al capit alismo, en particular, estas relaciones sociales de p roducción genecraro n nueves imperativos econó mico s, en parti•
el hecho de que la riqueza no constituye «capihl•.• por s í sola, y que el capital es una relación so• cuíar. la ccmpectitividad compulsiva y la necesidad s istemática de d esa:rollar las fuerzas p roduc-
cial d e p roducción espec/nca. De este enfo que se d eriva que la m era actimulación de riqueza no tivas, c¡ue cond ujero n a ni.:evas le)·es del movimiento d esco nocidas en el mundo hasta enton•
Ítie el fa d o r decisivo para dar origen al capitalism o. Para ~hrx « la acumulación origin aria>> de la ces.
economía polftica se denomina as{ po rque el capit al. tal como él lo d eñne, es una relación social En el núcleo d e esh a rg umentación estí la insistencia d e Marx en la especilicidad histórica del
y no t:n mero tipo d ec riquen o de beneficio; y la m era acumulación n o traec co nsigo el capita- capifal ismo. Es d ecir, que el capita lismo tuvo un o rigen h istórico. en unas condiciones histó -
lismo. Aunc¡t:e o bviamente est3 Íuera una condición necesaria para la em ergen cia del c apita- ricas muy co n cretas y, por lo tanto , también era po s ible cor.cebir s u fin al. El capitalis mo ne e:a
lismo, n o fue en a bs oluto s uficiente ni decis iva pata s u surg imiento. l o que transformó la ri- p roducto de una suerte d e proceso natural inevitable, n i tampoco s upo nía el ñnal d e la h istoria. .
queza en capital fo e la tra nsformación de las , elaciones sociales d e pro ducci.ón. ,
El Oi8ATE EN TORNO A LA TRANSI CJO N
La esencia de la crítica d e Ma rx a « la llam ada acumulación o rigin aria» (muchos tiendecn a me•
nudo a obviar el sig nificado c¡ue contienen las palab ras « la llamada,,), es que la acumulació n de Las aportaciones más releva ntes a la historia desde el ma txismo se han construido sobre los
la cantidad <¡ue sea, y:. provenga directamente d el hurto, del imperialismo. del ben encio gen e• cimien to s de la critica d e Marx de la act.:mu!ación o riginaria . Pod emos d ejar a un lado los aná-
ra.do po r la activid ad mercantil o incluso efe la explotación d el trabajo pata el ben eñcio mercantil, lisis basados en el burdo d et erminismo tecno lóg ico <¡ue con demasiada frecuencia han pasado
no co ns tituye po r s í misma capita l. ni generará el capitalis mo. La p reccndición específica para la come teorías ma rxistas d e la histo ria. pata concentrarnos e n los análisis m arxistas m ás serios e
emergencia d el capihlis mo es la trans form ació n de las relacio nes s ociales d e prcduc-ción c¡ue interesantes.
gecneran unas « leyes d el movimiento•• capitalistas: la impo s ició n d e lo s jmpua:it•cis de la com• En 19,0 tuvo lugar un in':ercambio de ideas entre el economista P.a ul Sw eezy y el h istoriado,
petitivid ad y de la ma.ximización de-1 ben eRcio~ una compulsión por reinvertir el exceden te y una eco nómico Mauric.e Oobb, coyo lib ro Estudios scbrt d d~s.arroflo dd capjialismo {19.4 6} Swe-ezy
m,c~sidad sistemática e incansable de aumenh r la p roductividad d el trabaje y d esarrolla, las había cri~icado. Aqt.:el intercambio se convirtió en un d ebate fundam ental en':re una serie de d is-
fu erns de p roducción.
tinguidos h is~oriadcres. fimd amen tafmente m arxistas, e n la revis ta Science a{ Scicict:y y que acabó
La transform ación crucial d e las relaciones sociales de p ro ducción. según Marx, se p rod uje en convirtiéndose en un libro~ . <•El d ebate en torno a la. transición,> como pasó a llamarse, se con•
el ámbito rur-a l ing lés y a , afa de la ecxp ropiació n de los p rod udo , es directo s. Las nvevas rela- virtió d esd e entonces en on punto d e re ferencia en el d ebate sob,e el tem a entre m arxistas y no
ciones agrarias implicab:;;n que los grandes p ropieuirios d e la tierra o bnwieran p rogresiva mente
ma n:is':as.
rentas a partir del ben eñcio mercantil obten ido por los arrendataño s capitalistas, mientras que a La ob ra de Oobb representa. un avance· fun damen tal para entender la transición. Al igual que
sti vez se despojaba a muchos pequeños p roductores. <¡ue pasaron a ser trabajadores asa.fa. otras o bras de la mis ma trad ición de pensamie nto. sobre to d o la d el h istoriador medieval de Eu-
riados. P-u a Ma rx esta transform ación en el í mbitc rural constituye la verdadera « act.imulación ropa. R. H. H ilto n, s u análisis desautorizaba los fundam entos d el antiguo modelo. co estic-•
o rigim1ria», no po r<¡ue s upusiera la generación d e una m asa crucial d e riqt.1eza, sino por<¡ue nando a lg unas d e sus premisas básicas, sobre to do la qLJe dab a. po r s t:puesfo <¡ue el capitalism o
no era mís que una expansión cuantihtiva d el come rcio y que esa antítesis del feodalismo, que acción y. a s u vez, se desa.trolla en su fueto la d iferenciación social) i3}.
acabó por disolve rlo y dar pie al capitalismo, anidaba en fas ciuda des y en el com ercio.
En la m is ma líne:, H ifton -cuyos estud ios sobre el campesinado med ieval y s u-s luchas son
El punto clave d el deba.te entre Sweezy y Oobb fu e localizar la « fuerza motriz» d e la transición
máximos expo nentes de la his'.:orio_graffa d e cu:lquier etapa- atribuí3 la ~rans ición 3 l3s luchas
d el feudalis mo al C3pitalis mo. ¿Acaso había ,que buscar 13 causa fund amental de esa transición
ent re señores y campesinos. la p tesión que eje,ciero n los señores sobre los cam pesinos para
entce las cefa.cion e-s básicas y cons tit1.1tivas d el fe1.1dalismo, es d ecir, e ntre las relaciones entre
transferir el excedente de trabajo fue funda mentalm ente, en s u opinión, lo que provocó la me•
los señores y los campesin os? ¿O acaso era externa a es..s , elaciones y se h allaba m ás bien en la
jora de las técnicas de producció n y el incremento d e-la p rod ucción m ercantil sim ple . Al mismo
expansión del comercio?
tiempo, la resistencia d el c3mpesinado a esas presiones fue e.rucia! en el proceso d e ':ransición
Dobb y Hilton, en el consig uiente debate, aportaron a ,g1.1mentos releva ntes y sólidos que
al capitalismo: « fa liberación d e las economías campesinas y artesanas para el desarro llo d e la
d emos':raba.n que la d isoli.:ción d el feu-dalismo no vin o únicamente d e la. man o d el comercio. De
producción de mercancías y la eventual e mer_;encia del emprendedor c.apitalista>>L4].
hecho. el comercio y fas ciudades no f u eron inhe re ntemente nocivos para el feudalismo en
Por el contr3rio, Sweezy insis tía en que el feudalismo, a pesar de la. ineRcacia e ines,;:abilidad
absoluto. El d eclive d el feudalismo y el at.ige del capitalis mo obedecieron a fa ctores internos d e
que le caracterizaba, era intrínsecamente te.n3Z y resistente.-al cambio. y la principal fuerza mo triz
l3s relacio nes fon d3mentales del p ropio feudalis mo, a la luch a d e clases e n~re señores y campe•
para im p ulsar el cambio llegó d el exterior. Efectiva mente, eJ s istema feudal po día tolerar. y de
sinos. Hilton, s obre ~odo, destacaba que h abía quedado demostrado q t.ie la interpretación de Pi•
hecho necesitab3, una cierta dosis de 3d ividad m ercantil; sin emba r;o, co n la implan tación de
renne era fallida desd e un punto d e vista empírico , y desgranó todas las formas m ed ia nte fas
d e.terminados centros par3 el comercio urb: no y el tra nsbordo d e productos p3ra el comercio
cu ales el dinero, el comercio, las ciud3d es e incluso la lla mad a <<revolución mercantil» lejos d e
d e larga d is t: r.cia (aquí Swe-ezy citaría a Henri Pirenne), se fue poniendo en ma1cha un in c,e•
ser extra ñas al sistema fei:dal, era n parte esencial d el m ismo. lo cual sign in"caba que indi.:da-
mento de la pro ducción destinada al intercambio d e p roductos, frente a l p tincipio fe udal de la
bfem ente- estos factores habían inAuido e n el complejo proceso que cond ujo a la transiciól'lr,
producción destinad a al uso d e los mismos.
pero no habían p rovocado la d iso lución d el fet:d3lismo.
No obstante~ afirmaba Sweezy, este proceso no s u p uso la inmediat-a eme¡ger.cia del capita•
Ta nto Dobb como Hil:on h 3:n s ugerido que 1~ d is olución del fe udalismo y el au ge del capita.•
lismo. la expansió n del comercio fu e s uficien te para la d isolución d el feud3lism o y el inicio d e
lismo foeron el resultado d e la libeiraci6n de la prod ucción mercantil simple, de s u liberació n de
una fas e t, a nsióona.l de « pro ducción p recapitafis ta de mercancías» , ine-stable en s( misma , que
las cadenas del feudalis mo. y de la luch a d e clases en'.:re señores y campesinos . Por ejemplo.
f;J e 3bonando el ten eno para el ir;icio d el capitalis mo en los sig los xv11 y XV I 11; una etapa dife-
Oobb afirmaba que, si bien la ludu de da.ses no d io pie al capit alismo d e «una. forma sencilla. y
rencia.da y s ubsig uie nte. en el d esarrollo del mis mo. Sweezy ir,t rodujo aquí una adatació n impor-
direcl:3•>, sí s irvió para
ta n-te: « a meni:do pensamos en la transición d e un s istema social a otro como si fuera un pro-
mo d ificar la dependencia d e la pro ducción simple d e m ercancfas del señorío feu dal y liberar ceso d e confronhción clirec~a entre ambos sistemas luchando por la su premada», pero comete•
ñnalmente al pequeño pro ductor de la explotació·n fe-..idal. Por fo tanto, el capitalismo nace ríamos un «tremer.do error» si pensáramos en la transición del fe.t:dalismo al capitalismo en
d e la producció n simple de m ere.andas {en la medida en que gara ntiza la independencia d e esos términos [s].
Sweezy no se p r-o puso explicu la segtJnda fase del p roceso pero s í planteó una serie d e pre- Srenner planteó la poderosa idea de ~l!Je algunos marxistas se tragaron los s upuestos d el viejo
guntas fur.damentales sobre las explicacio n es q ue o frecían otros au tores. Cabría d estacar d os modelo , es decir, la tendencia a consider:.r la d inámica especínca del capitalis mo - y s u nece•
d e ellas. En p rimer lu gar, se mostró escéptico acerca de q i.:e fu era plausible el en fo que (derivado sidad de ir.creme nhr la p roductivid ad d el trabajo- como el resultado ir.evitable de la expansión
d e la in!erprehciór. convencional de la teoría de Marx sobre «el camino verdaderame nie revolu- come rcial.
cionario•> hacia el capitalismo indus trial} según el cual los capitalishs industriales e mergiero n A p timera vish, el enfoqve d e Swee:zy es por completo coherente con el mo de!o m ercantilista
ent re las fil as d e lo s pequeños p rod udores. Por el contra rio, Sweezy defendía que <.<.e l camino er. s us aspectos más fundamen tales, mientras que el enfoque d e Dobb se er.fre nta a él fronta l-
verdad eramente revolucionario•> implicaba q ~e el p roducto r, en fugar de p3sar de pe-c¡ueño pro- mente. En co n creto, Sweezy parece partir d e la tesis d e Pirenr.e, y plantea u na refación anh•
ductor a co merciante y luego a c3pitafish, « empii-za como m ercad er y empleador de trabajo gónica. entre el creciente sis!ema metcar.til d e larga d istancia y lo s p rincipios básicos del fe uda ♦
asalariado•>, y las empresas capihlisfas se la nn n al mercado plen am en';e d es.arrolladas, y no lismo , y en alg unas o casiones atribuye a los actores eco nó micos precapitalistas una racio •
emergen de forma gradu-al a partir de un sistema talteres(.§J. nalida.d específica d el capitalismo. Po r el co ntrario, Do bb y Hilton ins isten er, que las ciudades y
E.n segundo lu gar, para Swe·e zy, ni la generali.n ció n d e la prodt:cción de me rcancías ni el el co mercio n o fu ero n no civas po r naturaleza para el fei.:dalismo, y que « la fuerza motriz» del
d esurollo avan zado d e la producción d e mercancías, como por eiem plo en ltafia o Fiar.des en el cambio se hallaba e n el seno d e las relaciones d e producción d el feudalis mo, y que la ludu d e
Medio evo, eran aspecto s suflcientes para explicar el s urg imiento del capit alis mo f7j. Además, d ases entre los seño res y los cam pesino s fue un elem enfo fundam ental del proceso.
d estacó ot:o aspect o interesante. Al conttario que en el caso de la teo rfa d e Mau rice Oobb, No obstante, el d ebate es de m ayo r cala-do. Ind udablemente, Oob b y H ilton se d is tancian del
según la cual el decliv e del feudalis mo se d ebió a la sobre explo tación del campesinado y a lo s mod elo mercantifish y sitúan a « la fue rza. motriz» en el campo y n o en la ciudad, y en la lucha
conflictos de d a.se que se generaro n, para Sweezy « q uizá fu era más acertado d ecir q i.:e et ded ive d e clases entre apro piado res y p rod uctores, y no en la expansió n del comercio. Sin embargo,
d el feudafis mo e n Eu ropa occidental se d ebió a la incapacid ad d e la d a.se dirigente d e man:ener ha)' un elemento central y co mún a estos 1:nfoc¡ i.:es: el capih fis mo emerge en cuanto se rompen
el control, y por tan to explotar, la fuerza de trabajo d e la sociedad» (.§). los g rillet es d el fe i.:dalismo. El capitalis mo está d e afg l)n m odo presente e n los intersticios del
Obviam ente, ofrecemos aquí una s íntesis d e b r-och a go rda y una s implificación d e los com• feudalismo, esperando a ser liberado.
pleios arg~mento s esgñ midos por quienes participaron en el debate, pero debería. ser suflciente Es decir, aparer.tem ente Do bb y Hil:o n no cuestionan todos los su p11estos básicos del mo-
como para pla ntear una serie de pregi.intas fundam entales sobre los su p i.:estos so~re lo s qt:e d elo m ercantilista, y Sweezy plantea alg unas cuestio nes que van a la raíz del p roblema q ue ellos
trabajaba cada un3 de las partes. A p rimera vista, el asunto estí bastante d a ro: Oo:>b atacaba el d ejaron sin resolver. Cabe destacar un aspecto en las argumentaciones d e Oo~b }' Hilton: la
modelo mercantilista m ientras q ue Swe-e zy lo deíe ndí3. De hecho , un tiempo más tard e, el histo• transición al capitalis mo de pende de fa capacidad d e librarse o <<d esprenderse» de u n:. lógica
riador marxis ta Robert Bten ner acusó a Swe.ezy, y :. otros au tores como Ar.d ré Gunder Frank e económica que· ya estaba p resente en la p rod ucción simple de m ercancías. Todo parece indicar
(mmanoel Walfers teir,, d e ser « r.eosm ithia nos» po rqt.ie a s•.s juicio comulgaban co n algo pare• entonces q i.:e el campesino {y el artesano) productor d e m etcand as se convertid neces•
cido :.1 enfoc¡i.:e del m o d elo me·rcantilis ta clísico q ue Adam Smith esbozara po r p rimera vez[gJ. aria.me nte en on capitalista. en cuanto ten ga la oportunidad d e hacerlo , lo co a! resulta bastante
abrum~dor. Según este planeamiento el centro d e gravedad se desplan d e la ciudad al campo, y Con respecto a las dudas que albergaba Sweezy relativas « al cam ino verdad era mente revolu -
se asig r.a otro papel, por tanto, a la luch3 de d ~ses; s in embargo, .¿hasta q1.1é punto los su p1.1es• cionario•>, avan zado el d ebate abandonó afg um1s de las ob jecio nes q ue le s uscitaba la interpre•
tos que subyacen d ifie re n d el modelo m ercan:ilista? ¿Se aleja este p13nteamien::o d e 13 premisa tación convencio nal sobre los planteam ientos d e Ma rx, pero r.o necesariame nte d ejó de cues•
d e q ue el m ercado capitalista es m á.s una oportunid ad que un imperativo, y de c¡ue el capita• tionar la idea en s í. No lfegó a explicar nunca totalmen te las razones por las que le planteaba
lismo emerge toda vez que p1.1edan eliminarse los posibles obstáculos que impiden s u ava nce y di.:das la idea de que la emergencia d el capitalis mo se debiera :. la ttans form 3ción d e los produc•
libera rse las cadenas, en lugar de su poner la implantación d e un3 lóg ica económica comple- tores de me rc :ir.cías simples en capifali stas, pero lo cierto es que le parecía inheren temente
h mente nueva? Con certeza, la lucha d e d 3ses es un elemento cent ral aquí, pero en el sentid o poco convincente.
d e que sirve para eliminar los o bstáculos q ue im piden el d esarrollo de algo inmanente. Fueran cuales fu eran las reservas d e Sweez)', había razones de sobra para jus tiRcar su escep•
El modelo m ercantilista, al ig ual qve otras interpretaciones, d an por sentada la exis:encia. d el ticismo. Desde nuest<-a posición de ven taja aquí, el pro~lema. n o reside en q i.:e <.<el camino ver•
capit alismo, o de una. racionalidad ca.pitalis!a, a. la hora de explicar s u emergen ci~. El feudalismo daderam ente revolucio n3rio>'> atribuya a fos propietarios rurales en ascens o el mérito d e haber
se enfre ntarfa er,tonces a un capitalis mo previam ente existente, o por lo m enos a una lógica ca• gener3do el capiialis mo. El p roblema más bien reside en q ue, por lo gene ral, pud iera parecer
pitafist3 previam en!e existente en este p roceso, ct.iya eme rgencia no acaba nunca de explicarse q ue gozaron de más o menos libertad p ara elegir la send,a capitalista, en cuanto se liberan de los
d el todo. Si bien es cie-rfo que la e-xplicación q i.:e ofrecen algunos marxistas, como Hilton y impedimentos Íeuclales, a la par qi:e el capitalismo se d esarrolla a partir d e la pro dvcción simple
Oobb, echa e n cierto sentido por tierra el mod elo mercantilista y s 1.1s supuestos s obre la relación d e m ercancías en u n proceso más o meno s o rgánico, incluso a pesar d e q i.:e foerafl necesarias
antité:ica. entre el feudalis mo y el come rcio, la ru lid ad es que n o acaban de salir de la trampa l:as revo luciones b urg t:esas para elim ina r los últimos obsi:áculos. Sea fo c¡ve- fue re que tenía
p i.:esto que, d e alg t.ma ma nera, da n por sen~ado precisamente aquello q i.:e requiere una expli- Sw eezy en mente p:ata co estio n:ar •<el camino realm ente revo lucionario •>, lo razonable en todo
cación pro fond a.. caso serfa asumir que la d isposición de los prodi:ctores a compo rtarse como capitalistas me•
Tam poco logra n ofrecer t:na. explicación totalm en:e convincente a. la ci.:estión planteada por rece una explicació n- a lgo más compleja que la s imple liberación de las limitaciones existentes o
Sw eezy sobre el <•fr3caso» de alg unos centros de comercio avaon d os como el de Italia y el de- su simp!e transformación desde <<medianos» a grand es propietarios. Es decir, hay una d i-fe.
Flandes. De ni.:e·10 aquí no s encontramos co n la tendencia a d ar por hech o el capitalis mo me• rencia cualitafiva, y no meram ente cuantrtativa, entre la pro ducción simple d e me rcancías y el
d iante la mera explicación de los obsiácu!o~ que evitaron que estas ciudades mercantiles alean• capitalis mo que aún requiere u r,a explicación.
n rar. la m adurez en s i: d esarro llo. El aspecto fu ndam em al con respecto a Fl3ndes e Italia no es
PERRY ANOfRSON SOBRE El ABSOLUTISMO Y EL CAPITALISMO
tanto por qué y bajo q ~é circ':.lnstancias los impe rativos capitalistas se impusie ro n sobre los
actores económicos, como en el caso d e tng laterra, sino mís bien por qué y de q ué maneras en Perry And e-rson, otro ir.fluyente ma rxist:a de la década de los setet1ta y editor de N~w Ltft Re-
l3s trans iciones « fa llidas>> los actores económicos se resistfan o eran in capaces de lib rarse de
view, publicó d o s vo lúmenes m agis trales d e lo 91:e iba a ser un a trilogía, que arra ncaban cor. el
st.is v ínculo s cor. el o rden fe udal para. d3r paso a t.m nuevo ord en social¡!Q]. estudio de la transición d esd e la Antig üedad grecorromana hasta el feudalis mo europeo
( Tra nsicion-ts d e fa Antigü-td ad a l f c.udalism o) y co ntinuaba con un an álisis d el a bs olu tis mo eu ro- esp-a c1o s apro piados pa ra el desarro llo d e los avances técn ico s. Anderso n con cluye <¡ue <•el
P'=º (El Estado a brolueista), para culminar con el esh:-dio d e fas rev o lucio nes burguesas y el d es-a - o rden estahl sig uió siendo feudal mien tras la socied ad se hacía cad a vez más b u tgl.l"esa·,'> [!3].
rro llo d el c apita lism o. Si bien ese tercer vo lt.:men no ha visto la luz, son muchas las enseñanzas l a emergen cia del abso lutism o es u r, elem ento clave en el enfoq ue d e Anderson a la hora de
qu e- po demos extraer d e los otro s d os, s obre todo del segundo, y de otras apo rtacior.es d is• abordar el o rigen d el capit3lis mo. El absolutis mo n o co nstituía en s í m is mo un Estado capita-
persas d el au tor. lista o p recapihlista . En todo caso. s u esrn..1 c'n.1ra básica era esencialm ente feudal. « un aparato
Para lo <¡ue nos o cu pa en estas páginas. partiremos d e fa defl nició n de Anderson d el fe uda- r,rorgan izado y p oUnciado d~ d ominaci6n f e.uda/, d estinado a ma n':ener a las m asas campesinas en
lismo co mo un m odo de p roducció n q ue se d efine por co nstituir « una u-nidad o rgánica d e eco • su pos ición s o cial trad icionaf»ll,4]. Pero co ns titt.ryó un acontecim ie nto crucial para el d esarro llo
nomía y po lítica» <¡ue adoptó la fo tma de una <.<cad en a de s oberan ías frag ment adas», u nid a a d el c apitalis mo.
una jerarquía de p ro piedad co n dicion al. El po d er d ei Estad o estaba fragme nb do y repartido Iró n icamente, este desplazamien to ascenden te d el poder coercitivo feudat - q ue co mo mí•
entre los seño res feudales, que representaban t.in id ades de pod er po lítico y econó mico. El frag• n imo , segú n Anderso n, fue la principal co n trib i.:ción a la evo lució n d el capih lismo- , pro vocó
me nto d el Estado que poseían los seño res feuda les, s us pod eres políticos, judiciales y m ilitares, una fractura d e la unidad en tre la economía y la polií:ica caracter(stica d el feudalism o. Por u n
co nsti~uía a la par s u capacid,ad eco nóm ica par-a apropiarse d e la plusvalía d el trabajo d e lo s lado. el po d er po lítico se co ncent ró en t.m Estad o m on í rqt.iico . Por o tro, la eco no m ía log ró cier~a
campesinos dependientes. Los señ o ríos confaba n con t1n <.<mec anism o de e-xtracció n del exce• autonomía. A m ed fda q ue se p roducfa d icho «desplazam ien to ascend en te·•> del poder coercitivo
d ente», la servid u mb re, q t.:e fi.:n d ía «la explota ción eco nómica y la co erción po líiico -legal»[ll]. poli't ico-!eg.11, la eco no mía d e mercado y la <•s ocied ad burguesa)> q ue había evo lucio nado en los
Sin embargo, h ,' VO lu gar un aco n tecim iento <¡ue deseshbilizó este o rd en Íeudaf. l o s vínculos inte rs, icios d el fei.:dalismo se liberó y p udo d esarrollarse en s us pro pios términos.
feudales se d ebilitaro n a med ida q ue se- co n mu taba n fo s servicio s en trabajo po r ren tas en di- Esta es, ,a grandes rasgos, la concepció n de Anderson d el feLJdalismo. Y cabe añad ir q t.:e re•
ne:o y sobre todo po r el crecim iento d e un a econo m ía. d e m ercado . •~c o n la co nm utació n ge- s ulta muy esclarecedo ra . Su caracterizació n d el Es ~ado abso h.i:tjsta como esen cialm ente fe..idal
neralizada de l3s cargas po r una rer.ta en din ero», decfa A.nderso n, <.d a unid ad celula r d e la opre• es de especial utilidad, si bien es cierto que requiere un aná lisis m ás detallado. Record emos lo
sió n po lítica y eco nó m ica del c am pe:s inado se vio g raveme n':e debilitad a y en peligro de d is o • q ue Anderso n q uie te trar.smitir. El Estado abso lutis ta es esen cialm ente fe-ud31, ins iste. porq ue
lució n (...]. El resultado fue un desplazamien to d e la coerción po lítica en un sentid o ascendente represen ta un desplaza mien to ascend en te y cen tralizado d el poder coercitivo pofítico-le_gal de
hacia una cima cer,tralizada y militarizada : el Es':ado .1bs olu tista» (ll}. Es d ecir, lo señoru feu- los seño res feud ales, y q ue escinde eso s poderes d e la exp?otació n eco n ó mica. En ot ras p ala-
d ales, al ver debilitad o su control sobre el campesin ado , co n cen traro n s us fuerz as coactivas bras, el Estado absoft.itista escindió los d os momentos de la explo:aó ó n: el p roceso de la extrae•
anteñ o rmente fragmen tadas o parcia.fizad as d ando pie a un n uevo tipo d e monarquía centra• ción d e e.xced en te, por un lado, y el poder co ercitivo q ue lo s vs tenta, por el otro. A partir d e ah í.
liz.1da . am'oos forman parte d e d iferentes esferas. l a fusión feo dal de la eco n o mía y 1~ política d io paso
Mientras ta nto , u n-a esfera eco nó m ica fu era del control d e la aristo cracia emergía en lo s inters• a la escis ión caracterís tica del capitalis mo, <¡ue d eja -a la « econom ía» d esarrolla rse en función d e
ticios del sistem a fe1.1dal fragm entado, en la ciudad. A s u vez, estas ciud-ad es se convirtieron en su p ro pia lógica in terna .
Aho ra bien, el abs olutismo tambié n puede an alizarse desd e la perspectiva de que representa No obstante, esta cent,alidacf del abs olutismo como fase aparentem ente fund a.m enfal para fa
una centralizació n del pod er feudal en o tro sentido: en particular, ,que el Estado monírc¡uico se transició n al capitalismo plantea. alg unos p roblemas empírico s im portantes. Cabe destacar, en
convien e er, s í mismo e n una forma de p ropied ad, un instrumemo d e apropiació n, s imilar al d el e.s~e sentid o, por un lado, el hecho d e que en Inglaterra el c apitalismo no se beneflció del ;;,b -
señ orío feudal. Los poderes eco nó mico y po lítico sig ue n fusio nados, pero el sei=,or se apropia solut ismo, y q ue en el caso de Fra ncia, el absolutis mo no d iera pie al desarrollo del capitalis mo
d e las ren tas y el Estado y s us burócratas se apropian d el excedente d el campesinado :. t.ravés d e (aspecto que aborda.remos en fa segunda parte del libro ). Ten iendo esto en ctien ta, quizá sea
los impuestos. más plausible a cg umen ta, que el absolu~ismo no fu e una fase de la transición sino, más bien,
Anderson, en algu m:s ocasiones, parece enten der el absolutismo er, estos términ os también, una vía 3!ternativa para aban don ar .el feudalismo . En tocio c a.so, lo que al menos debería que-
como una unid ad a s u vez de las esferas política y económica. No o bstante, toda su -argumen• d arnos claro es que la interpretación de Anderson, como otras explicaciones anterio res s obre la
tació n se basa en que el absolutis mo desem peñ a un papel crucial en la transición al capitalis mo transición al capib lismo , se fond a sobre ~odo en la eliminación de las abduras d e tina organ i-
porq ue el Eshdo absolu~ista logró u parar las esferas política y econó mlca. El au tor defendió nción social q ue y:a a nidaba -sin que se acie rte a explicar d el tod o- en fos inters ticios d el Íet.l'd a-
insistentemente que la <<.c entralización ascendente•> en el co ntexto del Es:ado absolutis ta n o lismo.
afectaba !anto a la fusió n de las esferas polftica y econó mica, como a q ue el poder político-legal Sin embargo, la argumenhción de Anderson, po r mi.::y fi n3 y complej;;. ,q~e sea. es 1111a versión
o coercitivo d el feudalis mo fuera Ut\ aspec:r.o d iferen ciado d e la explo:ación. El Estado absolu- más s ofisticada -fascinar,te y en mvchos sentido s esd arecedora, pero no por ello dej3 de ser
tista sen cillam ente representa para él la cap acidad del po de r co ercit ivo po lítico-legal par:. im po- una versión mís sofisticada- d el mo delo m ercar,t ilisb.. Dicho modelo resuena aún m ás en algo -
ner una explotación e-c on ó mica q ue se p roduce en un plan o d istinto. nas d e s us últimas aporhciones, co mo po r ejemplo , fa crítica al libro de Robert Bre nner, Muca-
De hech o, el d esplazamiento ascendente d el poder político fe udal d esempeña ur, papel simi- deus y revolución. A continuación, Anderson opina sobce el enfoq ue d e Brenner que, e n un p rin-
lar al d e la libe, ación d e las atadu ras en o tras versiones d el a ntiguo m odelo. Es más, pud iera cipio , considera el capit alis mo t.m fe nómeno específicam ente in glés:
parecer que el absolutismo es un m ecan ismo, po r n o decir el p rin cipal mecan is mo, med ia nte el
la idea de q ue el capitalism o emergie ,a en un solo país, en un sentido literal, es tan solo
cual 13 econo mía se libe:a de fas cadenas d el fe-udafismo. Y es, po r lo ta nto, un elemento nece-
un poco m ás plausible que la idea del socialis mo. Para Marx, las diferentes etapas de la mo-
sario para la trans ición del feud3lis mo al c3pita.lismo. En cualquier caso, la eco no m ía d e mer-
d erna biografía del c;;.pitaí se sucedían en una secuencia acumulativa. d esd e 13s ciud3d es
cado p ud o crecer, liberad a por fin de las atadoras políticas directas, y la « eco r.o mfa,'> pudo se ♦
italianas a las ciudades de Flandes y d e Holanda, y a los imperios de Porh.1gal y España y los
gu ir sus propias inclinaciones. El npitalis mo fue resuh3do d e la liberación d e la econ o mía, que
pt.1ertos de Fra ncia, hasta q ue <<tod as co incid iero n sistemáticamente en lng'3ten a a fi nales
soltó el lastre d el feudalis mo y d ejó en libertad a los porbdores d e la racionalidad econó mica.,
d el s ig ~o
los burgl?ers o bur; ueses, s i bien aparer;temente el p roceso n o ct.tfm inó d el todo hast a que la
XVII
burg i.:esfa pudo h acerse con el poder polfüco g tacia.s a las revo luciones burg'!.lesas y a d aptar el
». Tiene más sentido en términos h istórico s entender 13 emergencia d el capitalismo como
Esfado a s us necesidades espedflc3s.
un p roceso d e valor a ñadido que adq uie, e m ayo r complejidad a medida que recorre una
serie de etapas encaden3das. las ciudad es siemp re d esempeña ro n un papel p rot agonista en No o bs ta nte, r.o deberfam os d istraernos aq u( co n las especulacio nes sob re la opin ión de
esta h isto ria. los p ro pie~arios d e la tierra in gíeses jam ás habd u ;, emp rend ido su conversión Mane respecto a la relación entre el caprtalismo agrario y el capitalis mo ind ustrial (ni sob1e las
a 13 agricultura de m ercado sin q ue p reviamente se h ubiera gen erado tm m ercado para la p reguntas que dejara sin contestar y las cuestio nes q ue dejan s in resolver}. Podemos limitamos
la na e n las ciudades fla m en cas, de la mis ma ma nera qi.:e e n la época d e los Estuardo la agri- a destacar que las observaciones de Anderson en este caso s on una petitio princ:ipii. Un a co sa es
culti:ra holandesa eta m ás 3van zada que la in gfesa, sin o lvidar q ue ad emás iba u n ida a t.1n3 d ecir, po r ejemplo, que la emergen cia de la agricu!t-.u a m erc3ntil in glesa depend iera de un me r-

socied3d urb3n a más ricaU5). cado tlam enco la nar p re-vio, y oi:ra mt:y d istinta es explicar cómo <•Ja agricultura m ercantilista>>
pasó a ser una agricultura capita/iri.a, o cómo la po sibilidad de un com ercio se convirtió n o -solo
Lo p rimero que cabe d estacar es que, en esta cita de Anderson. Marx explica la « génesis del
en una rM /jda d, s in o en una n ~c~sidad de la producción c:omp~titiva, o cómo las oportunidad~s d el
capih lismo indusir!al» y no los o rígenes d el capitalism o; no se reflere a la em ergencia d e unas
mercado se convirtieron en impu otivos de-1 mercado. y cómo este tipo especíiico efe agricultura
«leyes del mo vimiento» específ.camente capitalis~as ni 3 unas relaciones socialH específi-
p u-s o en march a el d es3rro llo de un sistema capitalista.
camente capi':31istas ni a un-a fo rma d e explotación específica mente capitalista, n i a los impera-
Podemos aflr mar cor, segurid ad que el sis':ema m ercantil evrope-o Ít.te una condició n esencial
tivo s d el desarro llo económico autosostenible[l.Q). Mane p retende explicar cómo bajo las cir-
para la e mergencia del capjtalis mo, pero n o b:.sta con dar por s u pi:esto que el comercio y el c:a:-
cunstancias ad ecvadas -es decir, en unas circunstancias sociales capitalistas p revias (e n Ing la-
pitalis mo son una y la mis ma cosa, n i q ue el uno se convirtió en el otro po r un mero proceso de
terra)- . la acumulació n de la riqueza pasaba de ser mero be-n ehcio improductivo d erivad o d e la
crecimie nto. Anderson ha d ado pot s upuesto p recisamente el aspedo cuya veracidad requiere
usu ra y el co mercio a capital indi:s trial. Con respecto -3 los o rígenes d el sistem a capihli-sta, la
ser d emos tu da, fund amentalm ente, que el comercio, o d e hecho la p1od vc-ción para el mercado
llamada acumulació n o rig ina ria -en términos d e Ma rx, la expropiación de lo s p rod udores direc-
(una p ráctica extend ida a lo la rgo d e la m ayor parte d e ra his toria documentad3). se convirtió en
tos , s obre todo del campesin3do - . que dio pie a unas relacio n es de p roducció n especíhcam eme
capitalismo po r pura expansión, t.1na expansió n q 1.1e alcan zó cierto tipo de masa ctít ica en un
capi':31istas y a las d in í mic3s -a sociadas a ellas. Ma rx n o duda en situarlo en Ing laterra y en el
d eterminado momen':o. En o'.:ras palabras, su arg'!Jmenfación adole-c e de la mis ma circularida d
ámbito rvral.
q,ue ha afectado siempre al modelo mercantilista.
En ese caso h.mbién se d ie-ron las co nd iciones de un mercado iniu nc sin preceden te h-ash: el
(1j Sobre-las dos :eo rías de la historia d e Marx, véase G. Comninel, R~thinkin-g th~ French Rtvc-
mome nto q t:e Ma rx cons ide raba sin1: qua non para la emergencia d el c apita lismo indus trial.
fution: Marxism and the Rcvisionist Cha/fongt, Lo nd res, Verso, 1987. Véase también R. Brenoer,
Mane, y Brenner d espvés de él. admite la necesidad d e explic=r las peculiaridades d el desarrollo
« Bourgeois Revofu tioo -a nd T, a ns ition to Capi-talism>), en A. l. Beier, D. Cannadine y J. M. Ro-
in glés. Entre las m ás im portantes, como señ ala Brenner, el hecho d e que mier,tras que otros
senheim (eds.), Th c Firsi Modu n Soc:iei)~ Cambridge, Cambridge Univetsity Press. 1989.
centros de p roducció n, induso e n la etapa medieval, h abían ten ido picos de-exportació n, la inci-
!1] R. H . H ilton (ed.), Th~ Transitionfrom F~uda /ism to Copitalism, Londres, Verso, 19 76 [ed.
piente In glaterra moderna era única en s t.: capacidad para mantener un crecimien to ind ustrial in-
cast.: La iram ición del ft udalismo al capitalism o, Barcelona, Crít ica, 1982}.
clus o en el co ntmo de los mercados exteriores en d eclive. Es decir, aunq ue inmerso en una red
!3) M. Dobb en Th ~ Tronsit.ion..., op. cit.. p. 59.
d e comercio imern acio n al, el capitalismo ~n i'ftcto se-p rodujo en un p:;ís en con creto(17J.
[&) R. H. Hitto n en Tht Transition ..., o p. cit., p. 27.
IS) P. Sweezy en The Tronsiticn..., o p. cit., p. 49.
[,§] /bid., p. S4·
[7J /bid., p p. 106-107.
1.§] !bid., p. 4 6.
[9J R. Bren rier, « The O ñgins o f Capit-alist Development: A Critiq i.:e o f Neo-Smithian Ma rxis m•'>•
Nt w Le.fa Review 104, julio/ 35o sto de 1977, pp. 25-92.
¡10) Véase, po r ejemplo, R. H. Hilto n, « Capitalis m - Whaf s in a Name ?» , en R. H. Hiltor,
(ed.), Th e. Transition ... , pp. 157-159.
[ll] P. Anderson, UneogM of tht Absolutist Stai:~, Lo nd res, Vers o. 1974, p. 19 ¡ed. cast.: E! Es-
tado absolutista, Madrid, Sig lo XXI de España, 2017, p. 14J.
lllJ lbid.
ll3l /bid., p. 23 [ed. c asL: p. 19[.
[!_4J lbid., p. 18 [ed. c,s!.: 12[.
[15) P. Anderson, «M a u rice Thoms o n's W ar•>, London Rev;ew of Books, 4 d e no viembte d e 19 9 3,
p. 17.
[1,§) Vé~se, po r ejemplo, K. Marx, Copila/, vo l. 1, Moscú, p p. 6 9 9.701 {ed. c1st .: El capHaJ, Libro
p rimero, Madrid , Sig lo XXI d e Españ a, 2017).
[!7J R. Bre nner, «The O rig ins o f Capftalist Oevelopment : A Critique o f Neo-Smithia n M at •

xism», Ne.111 Left R,wiew 104, julio/ ago s to de 1977, p p. 76 -77.


11 1. ALTERNATIVAS MARXISTAS s in p reced entes de crecimien to eco nómico autosu 6cie n':e que exp erimen tó la tem p r-a na Ing la -
El d eb 3t.e. sob:e la tran sición no ab o rdó n i explicó cómo y b ajo q u é circu nshn cias los produc• terra m od ern a. Su explicación se cent raba en las d iversas co nfi gu racio n es de las relacio n es

tores s.e. sometiero n :. los impuotivo: del mercado . Siempre p are-d a pa ttir d el su p u esto de 91:e la. so cia!es de p ro du cció n co mo d etermin antes de los im pactos d ivergentes, en d istimos co n•
emergencia del capitalis mo fue fru to ó e la elim in ación d e los o bs tácu lo s q t.:e im pedían la mate• textos, d e los ottos factores (cuya impo rt3n cia. n o obviab a) co mo los ciclos d emográflcos y fa
rializació n de las oporlvnido dcs del me rcad o. No o bstan te, el d eb ate entre m aocistas ha avan zado expa ns ión del comercio .
en su intenfo por explicar la trar.sició n d el feu dalis mo al capih lis mo sin ver atisb os de e.ap ita• La inflt.1en cia. qu e tuvo e! en foque de Maurice Oobb sobre Brenner es eviden te, y con respecto
lismo en el seno d e las sociedades p recapitalishs, es decir, s in d ar p o r su p uuto p recisamente a.1 d eb ate o rigin ario sobre la tran sición, compartía m ás el a nális is d e Do bb q u e el de Sweezy. A
aqu.ello q ue req u iete una explicación. su vez, como a Sweezy, le p reocu pab an alg unos aspecto s de la arg umentación d e DoSb. En su
intento po r exp licar el o rigen d el capitalismo s in dar p o r s upu esta su existencia. previa, Brenner
El DESATE BRENN ER
llegó a la co nclusión de que no h abía in d icio s d e u n cap it alis mo p revio, n i sic¡oiera d e fo rm a. em •

El h isto riado r Robett Brenner inició un d ebate en 1976 cor, la p t.:blicació n en Pasí an d Prt.s,mt. b rionaria, capaz d e enfrenta rse al feu dalis mo. Y con ello se teÍe rfa no solo a las p rácticas m er•

d e u n artículo im po rtante, « Es tru dura d e d a.ses agraria y d esarrollo eco nóm ico en la Eu ropa cantiles precapitalistas. s in o t am b ién a la pro d u cció n sim p le de mercancías como una. especie
d e p cec apitalis mo, en términos de Oobb y Hifton. Al igu al c¡oe Sweezy, su p unto de p artid a era el
p reind u stñ af»[JJ. El artícu lo abordaba d o s modelos h istó rico s inAoyentes. El p rimero, el m o-
d elo demográfi co , cada vez m ás d o minan te, y según el cu-al el desarro llo eco n ómico d e la Eu - carácter tenaz d el feu d alis mo, criticand o así a las d emás interp retaciones de la trans ición q t:e

ro p a pos med ieval ib-a pt eced ido de ciclos de largo plazo de c, ecimiento de la població n, o fo obvia ban la <•ló gica y la solidez int ernas.>> de las economfas pt ec apitafishs, co m o s i lo s acto res

c¡ue él d eno minaba un mafthusian ismo secular. El segu nd o era el mod elo mercantifist3. eco nóm icos p ud ieran adoptar esfrategias cap it-alis: as en cu anto se les brind a ra fa o casió n, ctÍ·

Bren n er ahcó lo s p ilues sob re los q u e se fu n d ab an am b os mod elos en d isputa . En con creto. tica esta referida n o s o lo al mod elo mercantilista sin o tam bién, en cierto sentido, a la. teoría d e

d estacab:.: su incap acidad para exp licar có mo lo s mis mos facto res tuvieron co n secuencias d is• una pro dvcción sim p le d e m ercandas en exp an sión.

tintas, p o r no decir o p uestas, en d istin tos países; no s olo en relación con la d ist ribu ción de la Sin embargo, al contra ño q u e Sweezy, Bren n er no b t:scó la explicació n de la d is o lució n d el

renta entre las clases, s in o tambié n en relació n con el crecimiento eco nómico d e largo plazo y feu d alismo en algu na s oerte d e ímpetv externo {po , ejem p lo, en el contexto de d e,erminadas

con el desarro llo d e las fu er-zas p ro d uctivas. Los im pactos d ivergen tes con causas ap aren• relaciones d e p co d ucción, el co m ercio p odría co nducir y de h ech o co ndujo a v n refauzo m ás

temente s im ilares - p atron es demo gráfi cos s imilares segú n uno de los modelos, y la inserción que a un d ebilitamiento d e las fo rmas de pro piedad precap it.alisi:as). Co mo a Oobb y a Hilto n, a.

en la m ism :. re-d come,ciaf e n exp an sió n, según el otro- eran razó n s u-fi cie nte para p on er en tela 8 re nner fe interesaba la d inám ica interna d el feud alis mo . Y aq uí s u rge h m ayor difere ncia en tre

d e juicio q ll'e d ichas cau s-: .s fu er-ar. variables independientes. y d ebilitab a. seriamente el p otencial su enfo qu e y el de- es!os: a él le interesab a enco ntrar una d iná mica in terna c¡t.1e no diera po r su•

explica.tivo d e los mod elo s d omin an tes. p uesta una lóg ica capitafis t-:. ya exis':en te.

En s u lugar, Brenner planteab a ur,a potente explicación altern ativa p ara dar cu enta del p roceso La luch a d e d a.ses desem p eñ a un pap el m uy dest acado en s u planteamiento, al ig>:Jal que le
tu-vo en los análisis de Dobb y de Hilton, pero para Brenner n o se ttata.ba d e que se hubier-a libc- los m ed io s d e subsis tencia y a la tierra en s í. Esto co ntrastaba con 1.1n campesinado gue, pues:o
rodo t:n impulso h aca el capitalis mo. Mís bie n se trataOa de una puesta. en marcha involuntaria que conservab a. la p ropied ad directa de s us m edios de s obsistencia, no es: aba a merced de la
d e la d inámica capiblista po r parte de seño res y c3mpesinos, en unas condicio nes especíli'cas compelritividad y de las compuls iones del mercado , incluso en los casos en los que imer•
p ropias d e lnglaterr3, mientras aduaban, en el co nflicto d e clase entre ello s , p:ua reprod ucirse cambiaba mercar.cías en el m e,cado.
como yo uan. l a consect.ien cia invo luntaria s u pus o que los p roducto res se sometieran a los im- Al mis mo tiempo , la. posición de lo s terratenientes ir.g leses h mbién era única. Controlaba n
perativos del m ercado. De modo gue Brenner se alejó cfel viejo modelo y de s u inclin ación a d ar una propo rción invsit.adam ente grande de las mejo res tierras, pero no co ntaban - y t ampo co es
por s u puesto p recisamente aquello c¡i:e rec¡uie te ona expficación. que lo necesitar.a n verdader3mente-, con los po d etes ex1necon ó mfcos d e los que dependía,
l a explicación de Brenner tiene que ver con las condiciories co ncretas d e las relacio ne-s de por ejemplo, la aris tocracia. francesa para obtener buen -a p3rte de su riqueza. la clase d iri.; er.te
p ro piedad ing lesas y hace hir.capié no s oio en las c a.racteó s ticas espedficas europeas, s ino ta m• ing lesa. d estacab a. por su creciente dependencia de la. p roductfVidad d e los arte ndatatios , más
bié n en las d ife rencias ent, e los d ife rentes Estados de la región. En otras palab ras, las cond i- que d e s u c apacidad para ejercer el s ofi cie nte po d e, coercitivo para exp rimirles y obtener s u
ciones c uacterísticas que. pot ejemplo, a:ribuye Michael Mann 3 Et:ro pa en gene ral d ur3nte la exced ente.
Edad Med ia, para Brenne t no bastar, para expficu el desarrollo d el capitalis mo n i la especi- En otras palabras, las rel::.cio r.es de prod ucción b rit ánicas ten ían, er1 palabras de Brenr.e r, s i:s
6cid ad d el proceso d el crecimie nto eco nómico aut os uficien te que e mergió en fng laterra. De p ro pias y c3ract eris ticas « reglas de repro d ucción>•. l a dependencia d el me rcado :an to d e fo s
hecho, deja bien cla ro que la d is olución cfel fe udafis mo tu'Vo resulta dos d is tintos en diferentes p roductores directos como d e los teu atenientes p ara sen cillamente tener garantizadas Ías
lugares d e Europa, en concreto, el capitalis mo en lr.g la terra y el absolutismo en Fran cia; un ab- condiciones de auto rreproducciór, n o tenía p recedentes en términos h istórico s. Estas regl-a s
solu tismo qve al co ntrario que en el caso d el an álisis d e Perry Anderson, no fu e una mera fase gene ra ro n so s propias y peculiares leyes de movimiento. El resuh.3do s upuso la p U'e sta en mar•
d e la t ra ns ición en una senda más o menos unidireccio nal h acia el capitalis mo. ch a d e una diná mica. histórica: una ruptura sin preceder.tes con los viejo s cid os m31thusianos,
En el caso co n crefo d e Inglaterra, una p roporció n excepcionalmente grande d e la pt-o piedad un p roceso de d esarrollo -a utosuñciente, ni.:evas exigenci3s compeil:itivas con so p ropio impacto
d e la tierra estaba er, man os de terratenientes y la trabajaba n arrendatarios cuyas condicio nes de en la. r;ecesidad d e aumen tar la p roductivid ad, reconfigu rar y concent, a r a6n m ás la propiedad
titularidad foeron adoptando progresivam ente la fo rma d e alquileres econó micos cuyas rentas d e la tierra, etcétera . Esta nueva d inámica se deno mina c apitalismo agrario (se abo rda rá en
no las fij aba la ley n i la co stumbre, sino que depen d ían de fas cond iciones del m ercado. Pod n'a ma)'Or pro fund idad en la segunda parte d el lib ro) y fue especffico d e ln glaterr3.
d ecirse incluso que h abía un m ercado d e arre nd3mi.ento de las tierras. Las condiciones de titula- Si bien es cierto que Oo bb y Hilton influyeron en el análisis d e Brenner, las d iferencias entre
ridad eran tales que un número creciente d e arrendatario s estaban a me rced de fo s impera tivos ello s deberían resultar ya evide ntes. El ptincipio clave de su argumenta ció n e-s el elemen to co m•
d el mercado -es d ecir, n o tenían la oport.unido d d e p tod ucir para el m ercado y pasar de ser p ulsivo o imperativo , y no el de la oportunidad. Si, po r ejemplo, el pec¡t:e ño prcpietaño p ro -
pequeños p roductores a c apitalistas, s ino que ten ían la necesidad de especializarse en el m e r• ductor de mercar.cías o yeoman desempeñó en este sentid o un papel fon damental no es po rque
cado y ele pr-oducir con criterio s de competitividad-, tan s olo para tener garantizado el acceso a Íuera un agente capaz d e a provecha r una oportunidad, sino porque eshba s ometido 3 un
imperativo. Esfos peqi.:eños p ropietuios rurales tendieron a ser los típicos 3rrendatarios capifa- críticas que él mism o recibió contra Ef deboi.t Brt.nnt.r ':endían a repetir ese mis mo error; n o es
listas sometidos a las p tesioRes d e la competitividad. lndi.:so los p ropietarios-oci.:pantes estu• que d efendieran los s upt.iestos que él cuestiona~a, sino <¡ue más bien se limi':aban 3 reprod i.:-
vie ro n sometidos a las mismas p resiones toda vez que la productividad com peoitiva del ca.pita• cirlos. Sus críticos, tanto historiadores d emog ráficos como 3lg unos ma.rxishs, le cuestionaban
lismo agra rio estableció los término s para la s vpervivencia ecor.ómica. Tan to los propietario s d esd e una perspectiva ventajosa que d aba po r supuestos los mismos ispectos d el capitalis mo
como los arrend atarios dependían de s u éxito en el mercado , ya que las cenias de los p ñmeros que él p retendió explicar.
d ependía n del benefi cio obten ido por los segundos. A ambas partes les beneliciaban las «mejo - De modo qi.:e, po r e jem plo, Emmanuel Le Roy ladurie, m aestro de histo ñ adores d emográ-
ras» d e 13 agricultora, el increm enfo d e 13 productivid ad gucias a lo s ava nces técnicos )' d el us o Rcos, atacó a Brenne t por mezd a , factores económicos y polñ:icos al t eferirse a las clases « ex•
d e fa tierra que, entre otras cosas, a m enudo s ign ific aba el empleo d e cercamientos, por n o tractoras d e exced ente» y a las clases « dominantes» como si fue, an una y la misma d3se. El
men cionar la creciente explotación del trabajo asalariado. his:oriador m arxista Gvy Sois se o puso al « vo lunbris mo ,) d el ~marxismo pofftico» de Brenr.e r
En cierto sentido, Bre nner respo ndÍ3 t-ambién a la p regu nta de Sweezy sobre el «c a.mino real- que, segú n él, red,azaba los factores económicos en general. l a introdvc-ción del libro d e R. H.
mente revo lucio n ario». El arrendat ario capitalista inglés e ra .a lgo más que un pequeño productor H ilton reforzaba esta perspectiva. El -a 1.r tor planteaba la cuestión {en fo1ma d e d esacuerdo no
d evenido en capitalista . S i: relación específica. co n los m edios de pro ducción, sus condicio nes exento de diplomacia )' más o m er,o s codificad o) de las diferencias entre las corrientes d el mar-
d e acceso a la propia tierra . de alguna manera le convertían en capitalista dc.sdt d principio -es xismo represen tad as respectivam ente po r Bois y Brenner, y el peso relativo que d3ban bien a las
d ecir, se convertía en capitalista n o so lo porque hubier:. 3lcan zado un n ivel de prosperidad o un fo enos de producción o a las relaciont-s d e pro ducción, al « modo de p roducció n en s u conjun:o·»
tamaño apropiado d e ptopiedad, ni siquiera po rque s v rique.n relativa le permitiera e mplear tra• o al conflicto de clases en concteto , a los factores económicos o 3 ~os factores m eram ente poi(.
bajo asala riado (se sabe que los granjeros no capitalistas contrata~an tubajo asala riado incluso ticos . Hilton, a pes-ar d e su inmensa contribución a 13 h istoria de la lucha d e d 3ses, p ueda per-
en el mundo antig uo), sino porque d esd e el prin cipio, d ebido a la nahn a.!eza. de s u relación con cibir que Brenner s.e h a.bía escor-~do en exceso en la d irección « polrticisb•>.
los m ed ios de los que depend í3 s u propia au~orreproducción, estuvo sometido a los m ismos las criticas plan teadas por 8ois y l e Roy La.durie eran en buena m edid3 ajenas a la cuestión, y
impera':ivos del mercado <¡ue cualquiera d e los otros trabajadores as31ari3dos empleados por él. 3mbas criticaban a Brenner desde una atalaya q ue daba por s u p uesta la separación entre lo
El anális is d e Brenner h a recibido n umerosas crit icas y. sin duda, alg ul'l.as de las d isc1epancias « poli't:ico» y lo « económico» como rasgo especílico del capitalis mo. El arg umento de 8 renner
en ~orno a ispectos históricos específicos están fund adas. No obstante, me gustaría esbozar se basaba en la relevante observación, ya planteada o rigir,ari3mente po , Marx, de qi.:e las socie-
algunas de las criticas más .gene rales que afectan a cuestiones m ás amplias d el d eb3te de la d ad es precapitalis~a.s se caucteri.a3ban por adophr fo rm3s « extraeconó mic-as» de e,oacción d el
tr3nsición. exced ente, med iante el ejercicio d el poder po lítico , judicial y militar, o lo que Brenner de no mina
Brenner criticaba p recisamente el hech o de ,que 13s primeus explicacio nes dieran por hecho ahora como <~propied ad poltticamente cons tituida,). En estos C3sos, los caci<¡ues ejercían s u
aspectos d el capitalismo que requerfan un3 justificaci ó n, en una suerte de círculo vicioso que fu erza su perior sobre los productores directos -en particu13r, el cam pesina.do, que mantenía la
3peJaba ;: ':.In capitalis mo preexistente para dar cuenta de la ,t:muge.ncia del capitaJismo. las posesió n d e lo s med ios de p roducción- , para obligarles a renunciar a t.1n a parte d el excedente
d e s u trab3jo en form a d e ren ta o impuesto. En el caso concre':o d el Íeuclafis mo europeo, el crítica gerieral .a fa id ea mism a de qi.:e en los sig los XVII e incluso XVIII en Inglaterra las tela-
señ o río {como vivimos en las páginas dedicadas a Anderson} representaba una unida d de poder ciones agrarias fu eran lo s uficie ntemente peculiares como pata co nstituir un c apihlis mo agra-
po l1t ico y econó mico. Esto contusta absolu tamente co n el c apitalis mo , que im pfic3 una extu c• rio. So n d os los ugumentos contra rio s a esta id ea d e la existencia. d e un capihlis mo agrario.
ción d e car.íd er pvra mente «e-c onómico » del excedente, que se o:btiene po r medio del inter• Una tiene que ver con poner e n tela d e juicio precisam ente c¡ve el crecimiento econó m ico en
cambio d e mercancías, y la ve nta por p3rte de los trabajadores no p ropiefarios de su fu erza de lng la.teu a fuera verdaderamente d is tintivo, en concreto, si fu e verdad era mente d istint iva la agri•
trabajo a cambio d e un salario, en respuesta 3 coacciones de índole puramente <•e;conómica» y cultura ing lesa incluso en el sig lo XVI 11, y si lo fu e su tendencia a incremen t-ar la pro d uctividad.
para poder acced et 3 los m edio s d e producción. Brenner, sigiuiendo este planteamien to h3sta s u ¿Por qué entonces, ha n llegado a pla n':ear o tros clÍticos, la p ro d uctividad agrícola francesa fu e

con clusión lóg ica, no e·s taba mezclando d e form a sim plish, co mo pla nteaba l e Roy ladurie, más o me nos equivalen te a lo largo de ese s iglo ?~). la segunda. objeció n tiene q ue ver con el
factores econó mico s y po lítico s n i, co mo defendía So is, estaba « privilegi3ndo» los factores trabajo asalariado: s i el capitafls mo se define, p rincipalm enie, po r la explotación d el trabajo
po lfüco s fre n te a los facto res eco nómico s en s u explicació n d e 13 trans ició n d el feudalismo. Po t asalariado, ¿acaso no es eso s u ñciente para d esbaratar el co ncepto d el capitalis mo agra rio, o al
el contrario, a ho ndaba en fas consecuencias de la fusión er.tre fo <.<económico » y fo « político». m enos que se produje ra en el s ig lo XVII, plani:earÍ!in algunos críticos, d ado que el trabajo asala-
d e la unidad de l3s clases « exitractoras de excede nte•> y las clases «dominantes», lo c-ual er3 riado n o predominaba en la socied ad inglesa de la época, y que los trabajadores asalariados
precisamente un rasgo co ns titutivo d el modo d e producción fe udal estables y perma nentes era n muy minotitaño s entonces?[3]. ¿Y con respecto al pro ceso d e
Tam poco eta una cuestión de obviar las f..1erzas técnicas de pro ducción. Sencillame nte, Bren- expropiación y p rolehrizació n del c am pesinado ing lés, y la d iferenciación entre g ra njeros prÓs•
net expfic 3ba la d ife rencia fun damenta l exis, en te entre el modo d e .apro piación capihlista, que peros , po r un lado , y los desposeídos, po r otro? (Acaso n o pertenecen estos p rocesos a la
d epende d el increm ento de la p rod uctividad d el tra bajo d ad os los imperativos de la co mp-eti- prt historia del capita lismo?
tividad y d e la m aximización del beneficio - y c¡ue por t.anto, fo menta la mejora d e las f..1erzas l a primera o bj eción aquí plantead a, sobre la p ro d uctividad agrícola en Fra ncia, no da en el
productivas-, y los modos d e apropiación p recapita lisb s carentes de fales imperativos. No se d avo p recisamente . Por lo vis to, estos críticos consideran que la prod ucción aglÍco la fra ncesa
guiaban por la mism a n ecesidad d e in c, ementar la p,o d udividad d el trabajo, d ado qve la apro- en el s iglo XVI II logró o btener una p roducción to tal o un-a p roductivid ad d e la tietra má-s o
piació n d el exced ente po r parte de las clases dominan~es no d epend ía d el incremento d e la p ro 4
menos eq uivalente a la d e la agrict.1ftura ing lesa. Sin embargo. hay que tener en cuenta que en
dvctividad de los p tod ucto res d irectos, sin o del m a)'Ot poder coe,ci-tivo d el explohdor a la h o ra (ng laterra fueron necesarias m enos personas que en Fran cia para obtener los mismos resu l-
d e extraer m ís exced ente d el tn bajo de los pro d ucto res. Por lo tanto_. las ct:estiones p rincip ales ta dos de modo q t:e, po r eje mplo , Ing laterra p ud o alimentar a una po blación urba na p ropo rcio•
que planteaba Brenner era n fas siguien tes: (có mo se s vs titvyero n en In glaterra las viejas formas nalmente ma)'Or con un número inferio t d e personas implicadas en la p roducción agrfco la . Esto
d e «propied ad políticamente cons titt:ida» po r una fo rma puramente « econó mica>'>, y cómo p vso sig nifica que la llam ada « ec:¡uivalencia» de la pto ductividad fra nces:: e in glesa, le jo s de ct.ie·s•
esfo en m archa una pauh distintiva de d esarrollo econó mico a ufos uflc iente? tio nar las peculiaridad es d e las relaciones d e propiedad en lng lateu a y el capitalismo agrario, las
Desd e que se planteara El d t bat.t Br>tnnu h an s u rgido otra serie d e cn'ticas. Por una parte, la confirma. Esas mis mas co ndiciones concretas p ro piciaron la creación d e un3 poten cial fu erza
d e trabajo no agríco la y un merc3do de m asas para las necesidades más bisicas }' p rod uc:r.os d e reprod•; jero n tal com o era n, y d icha repro d ucción conllevó in intencionadamen te a la p uesta en
consu mo más baratos, a mbas condicio n es indispensables para el desarrollo d el capita lismo ma rch:. d e un pro ceso d e des:.rrollo q ue dio lt:gat al capitalismo.
induit.ria l. Sin d uda es cien o, como han defendido algunos h isto riado,es m arxistas, q ue el d esarrollo del
( Y con respecto a la otra cuestió n relativa al trabajo asal-ariado , qué repercusión tuvo sobre el capitalismo in glés dependió d el d esarro llo de agricultores « medianos,'> relativa mente p rósperos,
enfo que de Brenner? Aquí n o solo n os enfre ntamos a un p ro blema empírico. Podemos com- y ,que los yt omc-:n d esem peñaron un papel clave en la historia. d el capitalismo. Pero o!ra cosa
partir ia idea d e que en fa. temprana lng latern moderna el trabajo asalariado fu er!! escaso, sob re muy distinfa es plantear <¡ue el advenimien to del capihJis mo estaba más o m enos garan.tin do
todo en fo rma de trabajo estable o fijo, y no ocasional o estacional. Estaríamos también d e una vez que los pec¡t.:eños pro d uctores d e m ercancías se libera ra n d e las atadur-a s d el fet1da-
ac'.lerdo en que los p rocesos de expropiación y p roletariZ3ción ha n sido, po r d efinición, absolu- lismo que im pedían so conversión en grandes pro dt.:ctores de mercancías y con s u hcieme cap a-
ta mente fun damenh les en la hfs toña del capitalismo. No obstante, aquí nos enco nkamos con cidad como para con~rahr a trabajadores asalaria dos . Es p re-cisamente en este p t.:nto donde
una piititio pdncipii, y de nuevo Bre nner se p ro po n e explicar aspectos c¡ue otros d aban por sen- Srenner se d istan cia. de s us p red ecesores. El p rim er aspecto c¡ue salta a la vista es c¡ue han exis-
tados . tido agriculfores más rico s en muchas eb pas de la historia y en mt.:chos lugares, sin ,que por
Brenner r,o parte de la idea de que la división prexistente entre el campesinado rico y el pobre, ello hayan deven ido en capih fishs. Cabe p reguntarse, enton ces, po r q ui en Inglaterra el campe•
presente en otros tiempos y lt:gues, co nduzca in evitablemente a la po larización entre agricul- sinado más rico em pezó a comportarse de una form a sustancialmente distinh al campesinado

tores ricos y trabajadores d esposeídos. Por eiem plo , a hn a!es d el s iglo XV, existía un campe• igualmen te prósperos en ot:os fugare-s , hasta d onde nos permite saber la his toria documentada;
sinado medio p ropietario d e una extensión de tierras relativam eme grande, tan to en Inglaterra por qué los ye,omM ingleses no se parecían a los kulaks rusos, o a los g ra ndes p ropieta rios agrí-
como en F"ranci3. (Y cabrfa añ ad ir en este punto q ue incluso en -=I s iglo XVI, la p rod uct ividad colas en Francia en ese mis mo momento histó rico. El autor ha p retendido precisa.m ente explicar
agrícola. n o era aún claramente distinta en a mbos casos.) No o bstante, aun coincidiendo en el l3s razones d e estas d iferencias.
p t.:nto d e partida, fo maro n n;mbos h istó rico s s t.:st-u ocialmente d is~in to s: los fran ceses, hacia Brenner n o parte d e la p remisa. de que la clase d irig.en':e ing lesa hubiera pod ido expropia r sin
una parcelación d e Lu propied ades del c3mpesin ado, y los ingleses h acia. la tria.da agraria de más a los pequeños gra njeros med ia.n':e el empleo de la fu erza, n i de que lo hubiera hecho de
señ ores, a rrendatarios capitalishs y trabajadores asalariados; los ingleses h acia un mayor rendi- haber podido. an te la ausencia d e las condiciones eco nómicas muy espedñc3S necesarias p3ra
mie nto agrícola, y fo s fran ceses h acia. el estancamien to. poder llevar a cabo la d esposesión d e lo s pequeños p roductores, y ,que ad emás resultara ren•
Se ha acusado a Brenner de ig norar el papel que d esempeña.ron los peqveños y mediar,os ta ble. Sre nner atribuye las causas d e la diferenciación d el campesinado in glis («el s•.irgimiento
agriculto res en el au ge d el capitalis mo y de escribir una his toria del capitalis mo «desde d el yt:emon>'>) a una nueva lógica econó mica que s ometió a lo s g ra njeros in gleses -~ los im pera-
arrib:m [M. Sin embargo, Brenner no d efi ende q ue los agentes del s urgimie nto del capitafis mo tivos d e la competitivid ad como nunca hasta entonces, y que desembocó fln almente en 1-a: po•
fu eran lo s ser.ores o los mediar.os agricultores ni, de hech o , n inguna otra d ase. Más bier, para larizació n en tre granjeros capitalistas y trabajadores no p ropiet arios. Esta lógica se impuso
él obedeció a un sistem a d e rclaciont.s de clase, ,que implicó que los participantes se sob re los gr-an;eros , contrataran estos o no de fo rma habitual a trab3jadores asalariados e
incluso cuando el arre nd atario era el productor d irecto, en o casiones con b. implicació n. d e to da Bren ner va i.:n paso más allí con respecto a anteriores interprehcio nes m arxistas de la espe;ci•
s u familia. El impacto de este proceso provocó que au men tara la presión sob re lo s granjeros 6cid ad del capitalis mo , sob re todo cuando defiende q ue las dinámic-~s cuacterfsticas d el capita•
menos p roductivos, q ue acabaro n ab::.ndona ndo las tie rras, a 13 par q ue los granjeros m ís p rÓs• lismo entran en juego d esde el mom emo er, q LJe los p roductores empiezan 3 depender del mer•
peros iban adquirie ndo más tierras. Et1 este sentido, la diferen ciación d el campesin ado fue m ás cado y, por lo tan to, pasan a someterse a los im perativos d e la competitividad, incluso aunq l.l'e
el resultado q ue la cai.:sa d e las n uevas , elaciones d e p roducció n. aún no se hayan separado d e los m edios de p roducción, toda vez que s v acceso a los medios de
Este aspecto es especialm ente relevan te: Brenner deja bien cla ro c¡i:e podrfa darse el caso d e su bsistencia pasa a d epender d el m ercado. Esta refl exió n conlleva importantes imp licaciones
que los productores d irec:os se vieran privados del acceso .a los m ed ios para s u p ropia al.l'torre• teóricas para m:estra com p rensión de-1 capitalismo en tirm in.o s generales y d e s u historia. l a
producción f...1era d el mercado , incluso aunque m antuvieran la propiedad de los m edios d e pro- ma)'Or forta leza d el enfoq i.:e histórico de Brer;ner es q ue hace hincapié en la e-s peci6cidad del
di:cción, y c¡LJe esa circun-shncia les sometía .a las demandas del mercado. Insistiremos en las proceso que dio pie al capitalismo , con so nueva lógica e,c on ó mica e históric amen te especílica,
difere n cias ind ispensables q ue h emos planteado aquí: el cam pesinado de otro s lugates y en y q ue se esfoerza en explicar d e un mo do con vincente el p roceso d e su em ergencia. Muchos

otros m om entos h istóricos, se h-abían servido de las oportun idadt:s del m ercado, pero el campe• h is'.:oriado res af.rm an haber dado con la explicación d e la transición d el feudalismo al capita•
sinado ing lés des'.:acaba por s u gtado d e sometimientos a los impuativos d el m ercad o. lismo. Pero , au nque cad~ uno 3 su mar.era, la mayo r parte- tiende a generaliza, l~s leyes de-1
Btenner se p ropus o explicar cómo y por qué se p rodujo esta tendencia; cómo se p rivó a los mov imiento específicas d el capitalis mo y acaban convirtiéndolas en principios u niversales del
productores del acceso ft:era del mercado a los m edios para su avtorrepr-oducción e incluso a mov imiento histórico. Incluso en los casos en los que dichos intentos de explicación reconocen
13 propia tierra; cómo las formas de expfot-ación señ oriales pasaron de ser una extracción « EX· las particufa ridades d el capitalis mo como forma social h istóricamente específica, s u emergen cia
traeconó m ica» d el excedente a la ap ro piació n d e las remas capitalistas; cóm o hnto los propie• puece p rodi:cirse por med io d e p rocesos de carácter esencialmente capitalisfa. En ese sen tido ,
tarios d e fa tierra como s us arre ndatarios se-v iero n o bligados a moverse en función d e- los im- no hay tunsición algu na. Bcenner es d e los pocos au toces q ue verdaderam ente aborda el pract:ro
perativos de la competitivida d, y cóm o se les faci litó el e.amin o para ello; cómo las nuevas for. d e transición, la transformación d e un-a sociedad en o tra d istinta, d e l.l'na seri·e d e reglas de la
mas d e apro piació n d aban pie a t1uevas comp ufsiones: y cómo esas com p ulsiones foeron con• reproducció n en ot, as, d e un-a d inámica histórica en otra.
d icionantes d e la d iferenciació n - y en gr::.n medid a la d esposesión-- del campesin ado. Tanto bis ,
8 RENNER Y LA « RE VOLUCION BURGUESA»
presio nes puramen te c'4 eco nó m icas•'> d e la competitiv4dad como o tras formas m ás d irectas d e
co1cción por parte d e los propie:arios q ue ha bían desarto llad o un nuevo interés económ ico por Una de las críticas a Bre nner resulta especialmente reveladora. Alg i.:nos años después d el de•
propiedades m ás grand es y con centtadas pto piciaron esas d in ám icas. l a masa d e p roletariado bate originario , Brenner p ublicó Mucad~r-,s y r-,volución (199-3), ~n importan te estudio sobre la
tuvo lugar al final y n o al p rincipio del p roceso. No pod em os insistir lo s uficie nte en q ue, para Ing laterra mo d erna tem pra na, q ue abordaba el papel d e lo s mercaderes en fa Revolución in giesa.
Bren ner, la dependencia d el mercado d e los agentes económicos f...1e causa y no resultad o d e la Diversos au tores críticos con Brenner no tarda ro n en cap tar la im portante función revo ll.l'•
proletartzación. cio naria que dio a los m ercaderes. Tras insistir en q ue el capitalismo em ergió en el campo,
Brenner n o ~3 t en ido más remed io que reconocer el p3pel d e la burguesía y d e 13 revolución y se invalida a sí mismo partie nd o ele s us p ropio s s upuesfos, torna la revolución innecesaria en
burg uesa. un dob!e ser.tido.
Perty Anderson fue uno d e los p rincipales exponen tes de este enfo que. En una reseña del libro
Por un lado, en realidad n o hay tra nsición qt.:e llevar a término: el mo delo arra nca d e la
d e Brenner 3firm aba que s u o bra encerraba una <•pro funda pu:.doj3>'>, una contrad icción funda-
sociedad burguesa en las ciudades y p royecta su evolución d e acuerdo a los m ecanismos
me ntal entre S !J tesis o rigin3ria. sobre los o rígenes d el capita lismo y s u último libro sob re los
burgueses, y el feudalismo se trasciende a s í mismo al expo ne·rse al comercio, la cuestió n
mercad eres:
d e cómo un tipo de s ociedad se transform 3 en otra sen cilla mer.te se ig nora, n o llega a plan•
Si afg una vez exis tió ur,a burguesía revo lucionaria, ac¡uí la ten emos. fs3 especie d eclarad a tearse. En segundo lugar, d ado que la s ocied ad burg uesa se d esarro lla a s í mis ma y provoca
d e ficción en Francia pasab a. a ser una ru lid ad bel et bien en Inglaterra, cien .a ños a ntes de la la d is olución d el feud31is mo, la revolución burguesa d ifícilm er;te p uede a trog3tse un papel
Co nvención. No d eja d e resulhr irónico que una abundancia de h e-ches histó ricos que r.ec.e s ario[7j.
co ntradicen - y no respald en- uru convicción teórica, h aya sido lo que h3 conducido a un
Lo que Brennet defe ndía es que la tesis d e la revo lución burg uesa, como en el caso del viejo
acad émico ma rxista a esta conclusión. El e n un p ñncipio detcad o r de la impo rta ncia del
modeto m ercan tilista, d aba por s upuesto p recis:amente aquello que requería ser explicado al
capital mercantil h.a sido el primero en establecer, con un n ível d e detalle fas cinante, su
atribuir a Ía burguesía una racionalidad capitalista que precisaba liberarse d e las :ataduras fe u-
papel d e demiurgo en la p ráctica{5J.
d ales. Con ello log ró a llanar el c amino para un p ro fundo replanteamie nto de la p ropia burguesía
Hay c¡i:e decir que Brenner no h a admitido n ad a semejante. Pa ra en':ender lo relevante d e s u y de s u papel a la h o ra de p rovocar el s urgimie nto d el capitalismo. Este es el trasfondo de s 1.1
enfo que d ebemos situ3rlo en el contexto d e s u an álisis de la <<revolución burguesa.». Es ind u- :aportación sobre lo s mercaderes lo nd inenses y, sob re tod o , d el epilogo bastante extens o del
dable que en este resp-ecto h a desañado a la h is toriog ,a fía co nvencio nal ma rxista, planteando lib ro. Acusarle d e d e~ilitar la solidez de su propi3 tesis inicial sencillame nte rep ro duce sin más
veh ementem ente que su cor.cepción d e la revo lució n burg uesa tiene mucho er, común con el la lógica circular y p~t.it.io principií q ue su p uestamente esa tesis tenía c¡ue cor-tegir.
modelo m ercantilista. La « p rofunda paradoja » a la qi.:e alude Peny Anderson ilustra mejo r que nada esb cuestión.
Según Btenner, la concepción tradicional d e la , evolución butguesa est á. inserta e n una fase d e Sti crítica, cabría decir, es un3 p~titio principii co mo el vie jo mod elo m ercan:ilista, y 11.a ma nues•
la o bra d e Ma rx 3!Ín muy dependiente del m ec anicis mo m ateñ alisb de l:a lh.:s tración del s iglo tu atención haci~ una consecuencia muy impo rta nte d e ese modelo: 13 tendencia de toda la vida
XVIII, que choca fu ertem ente con la critica d e la econo mía po líhc3 d el Marx más m ach:ro[.§J. a equipuar «burg ués>> y «capihlista».

Según fa teoría inici3I, las fu erzas pro ductivas surgen de form a casi n atural po r medio d e 1:, d ivi- Por mucho que estemos co mpletamente convencidos. por ejem plo, de· q ue la Revolución fran•
sión del t rabajo, que 3 su vez es el resultado d e lo s merc.:ados en expansió n, d e modo qi:e se in- cesa fue p rofundam en':e 'burguesa, d e hecho, mvcho más que la ing lesa, no esfaremos ni un
voca la p teexis tencia del c apitalismo para explicar s u emergencia. Por lo tanto, el en foque tradi- ápice m ís cerca de determinar si además de ello fi:e copiiolísia. Mientras aceptemos que hur-
cional de la revolución burguesa como respo nsable d e la trans ición al c apita lismo se contradice gu e.sía {o burgh u o ciudad) n o se identin"ca:n necesariamen te con capitalista, la revolución
burg uesa distad mucho d e ser una hcció n, incluso, o especialm ente, er. Fran cia, cfonde el bur- come rciales!§.]. Apenas hemos empezado a explora r lo s m ecanismos media nte los cuales el ca•
gués revo lucio na rio mo d élico n o era un capitalis t:. ni siquiera un mercader a la a ntigua, s in o un pitalismo impuso s us imperativos s obre otros Estados europeos, y, fin-almente, sobre to do el
jurista o un burócrat.a. Por otra parte, a su ve.z, si en lng lsterra el burgués revolucio n ario estab a mundo. Este m ecar.ismo tuv o <¡oe desempeñar un importante papel tambié n e n cómo el capita-
inextricab!e mente vin cu lado al capitalis mo era precisamente po rque las relaciones so ciales de lismo trans formó las form as tndicionales d e co lo nialismo en una íorm a d e imperia lismo nueva,
p rod ucción capitalistas ya se habían instaurado en el campo ing lés. d e carácter capitalisfa. En los capítulos VII y VII I refom aremos es½as cuestio nes. El análisis s isie•
Obviam ente, h ay otras muchas cosas en las que Brenner no repara. Una especialmente impo r- mático efe estos aspecto s h istórico s pued e ser, ent re o tras co sas, d e gra n -ayuda a la hora d e
h nte, y que re-quiere an alizarse-en m ayo r d et alle, es que aun aceptando los fa'.:ídicos d efectos del :abordar el llam ado proceso d e ....g:obafización,'> actoal.
mode!o m ercantilista, el capitalis mo surge en el seno de t.:n entramado d e rutas comerciales a
E, P. THOMPSON
escala internacional sin el cual no hubiera podido emerger. De modo que aún c¡ueda mucho que
explicar sobre cómo la par~icu lar implantación d e Inglaterra en el sistem a m ercant il europeo in- El enfoq'!.le d e Sre nner explica el contexto en el que se t ra ns formó la naturalez-a m isma d el
Auyó en el desarrollo d el capitalis mo en Inglaterra . Puede d ecirse que Inglaterra trans fo rmó la come rcio y de los m ercado s, q ue de-s empeñaro n un papel eco nómico compfebmente nuevo y
naturaleza d el comercio al crear un m ercado nacional d istintiva mente inf¡e_grado (con su centro una lógica s isf¡émic a nueva, po niendo d e m anihesfo cómo lo s p roductores directo s acabaron
en Lond res). el p rimer mercado verdad eram ente co mpefüivo, cabrfa decir. Pero q ueda aún sometiéndose a fos imperativos d ef m ercado, s i bie n es cierto que no llega a explicar el papel de
mucho po r explicar sobre cómo ello afec':ó a la n aturaleza del me rcado iniunaclonal. Para .enten• las ciudades y de los mercados e n el d esarrollo del capitalis mo. En o tras palab ras, lo s impera•
d er cómo el capitafismo in glés d ife ría d el com ercio en Europa y en o tros lugares, y cómo co r.• tivos del m ercado se impus ie ron s o~re los pro ductores directo s antes de que tuviera lugar la
tribuyó a s u trans form ación, es necesario entender h mbién la n aturaleza del mercado n o capifa • p rofefarización m asiva de la fuerza de trabajo. Esos imperativos tuvieron un imp3do d ecisivo en
list a.. Para. po d er cuestionar el m odelo mercantilista con efi cacia es preciso explicar aquellas pau- la creació n d e una ma.sa de proletariado, pt.1esto que las fuerzas del m ercado, con el apoyo d e la
tas de d esarrollo relacionad as con la mercantilización que no dieron lugar al c apitalis mo. En el co erción d irecta política y judicial, gener3tor. una m ayo ría. de person-:.s desposeídas.
sig uiente capítulo retomaremos esta cuestión y esbozaremos las características d e ac¡oellas E. P. Thomps on ha descrito vívidame n':e cómo se ins tauró la « so ciedad de m ercado,> durante
so ciedad es q ue alcan zaro n un nivel a lto d e mercan:ilinció n y d e ava nces técnico s sin que ello
el perio do que co nd ujo a la ind ustrialización. En su obra, en particular en La formación de Jo
supusiera la puesta en m archa de los imperativos cfel desarrollo capitalista.
d ai.t obruo M Ingle tura (1963) , la s ocied ad de m ercado s urge n o so lo como parte de un p ro-
Otro aspecto impo rtante es el s istema de Esta do et:ropeo y s u contribución a l d esarrolto d el ceso de prolet-arización, sino tambiér. como resultado de una confronhción viva entre la socie•
capi':alismo in glés. El sistema mercantil y ef sistema estatal fueron lo s conductos a través d e lo s d-a.d d e m ercado y otras prácticas y valo res alternativos. l a implantació n d e la sociedad de m er•
ct.iale-s In glaterra p udo tra ns mitir a otros Estados y a otras econ o mías s us p resiones compe• cado emerge co mo la confrontación en':re clases, entre aq t:ellos cuyos intereses se exp resaro r.
titivas, d e man era que otros Estados no capit alistas pud ieran convertirse en motores d el desa- en la nueva economía po lítica d el me rca.do y los q ve lucharon co ntra. ella anteponiendo el d ere-
rro llo c a.pih.lisb en respuesb a esas p re-s iones externas, tanto geopo líticas y militares como d ,o a 1-a subsistenci,3 ,3 los imperativos d el benefi cio.
En la parte cen tral d e La formaci6n d e. la clas.i obrua, titulada «Explotación», Tho mpson e-s boza. indusfrializa.ción basada. en el desafío que plan tea 8 renner a los convencionalismos q ue han ro-
lo que para él son lo s h itos del p roceso d e emergencia d el capihlismo industrial. En s v análisis d eado el análisis ó ef desarrollo capitalista, q ue tendría much o m ás en común con el enfoq ve d e
d estacan dos elementos c¡i:e tienen relación entre sf. El primero, es el mo mento en el q ue se Tho mpson q ue co n cualq uier o:ro.
produce la transform ación, la « formació n» de •J 03 nueva. clase trabaja dora. Tho mpson s itúa en Brennet pre:end ía, como reco rdarán los lectores, explicar la. emergencia d e unas nuevas « re•
el periodo entre 1790 y 1832 fa experie ncia transfotmad ora d e la d ase obrera ing lesa, el p roceso glas d e la rep roducción,:>. Mo stró cómo la d inámica de u n crecim iento au tos u-fi cie n:e, y la cons-
por el co al se fo tj:.n un nuevo proletañ ado y una nueva cult'l.lra d e d ase. Por lo tanfo, en s i: a ná- tante necesid ad d e mejo ra r la pro ductividad d el trabajo, presu poso una trans form ación de las
lisis sitúa el fin de la transform ació n mucho a ntes de q ue se completara la i!ransfo,mación relaciones de producción para precisam ente generar la necesid ad de esa mejora sen cilla.mente
indus trial de la producción. e incluso an tes d e que hubie ra ava nZ3do. El segundo elemen to que con el fi n d e permitir la rep roducció n de los p rincipales actores económicos: los señores y lo s
guard a relación con est e es que para él tiene caráder d e transformación lo q ue en apariencia es campesinos. l as d ivergencias eni:re lng lateu a y Fra ncia, por ejemplo, poco tuviero n q ue ver en
f.und amentalm ente una co n tinuidad d e lo anrerior: pata Tho m pson, h3sta los trabajado res que un p rincipio co n c1J-al9 uie r tipo d e d iferencias en s vs respedivas c apacidad es técnicas. Ambos
a p rim eta vista n o era n muy distintos d e s us predecesores los -a rtesano s, y cuya cultura de países mís bien se d istin guían po r la naturaleza de las relaciones e n½re señores y campesinos:
o posición estaba en realid3d p rofundamen:e en raizad a er, las fradiciones populares preindus• uno d e los casos exigía mejoras d e la produc:ivida.d d el trabajo y el o tro no , e incluso en cieri:o
triales y radicales, cons füuían un nuevo proletariado, « una nuev3 raza d e !io mbres». mod o imped ía. el desarrollo de las fuerzas productivas. La tendencia. s istemática hacia la re•10 -
Alg'l.lnos crftico s m 3ncistas de Thompson h an interpretado estos aspectos so rprenden tes lució n d e las fuerzas de p roducción era resultado d e :odo ello, más que la causa.
como la. pn.:eba d e la preocupación del au tor por factores d e índo le « su bjefiv3», culh:ral, 3 Tho mpso n parte de la mis ma reflexión al abordar la ind ustrialización. Se propone explo rar las
expensas d e los cam bios d e c-a ríder «objetivos,.,. d el p ropio mod o d e producción, en particular consecvencias de onas fo rmas d e explotación especíli'camente capitalistas. Una de ~as conse•
el impacto transfotmador del cambio tecn o lógico sobre la organ iz3ción de fa producción y cuencias d e la ttansició n al capitalis mo indus trial fue la intens ilicació o de la man o d e obta y el

sobre fa naturaleza de la fuerza de :rabajol9J. Pero, una vez más, q uizá !os ctíticos marxistas d isciplinam ier.to del trabajo. l a tendenáa a q ue se intensifi caran las prícticas d e explotació n no
esi:én haciendo demasiadas co n cesiones a los relatos conver.cionates del d esarrollo capitalis ta.. vino d e la m ano de la m aq uina ria de vapor ni por el sistema fab ril, s in o por 1-a: necesid ad inhe-
l os histo ñadores procedentes d e d iversas trad icio n es ideológicas h an tend ido a atribuir las cau- rente a las relaciones de p roducción capitalistas d e in c(e mentar la p rod uctivid ad y el benelicio.
sas de la « revo lución industrial» - en los casos en los ~ue aceptan el concepto m is mo- a las in- Oid ,os imperativos capitalistas se im p us ieron sobre las fo tmas de trabajo trad icio r.-ales prácti-
novaciones técnicas o 3 los cambios e n las relaciones mercantiles y comerciales. Por el co n• camente en la m is ma medida que en las nuevas; es d ecir, tan to sobre los artesanos que co nser•
trario, Thompson, como lo hiciera Brenner después de él. o p ta po r un a nálisis. más s u-til y co m• vahan unas prácticas de producción pteind vs triales co mo so bre los trabajadores de las fáb ricas .
piejo , sigu iendo, aunque p ueda. ser d isct.i!ibfe, los p rin cipios (y n o siem pre la p ráctica.) d el pro- ~El trabajo e n g ran escca l3 en talleres ca.seros fi:e ta n inheren~e a esta revo lvción como la p ro•
pio Marx. Si bien es cierto que existen numero s:.s diferen cias entre Brenner y Thompson t anto d1.1cció n fa bñ l y el vapor» d efi ende Tho mpson[lo}. Precisamente 1-a expetien cia compartida en tre
efe estilo como de los aspecto s que centra n s u int.etés, cabe imagin.u un-~ explicació n de la d iversos tipos d e t:aoajadores sometidos a los imperativo s y a la explotación caprtalista perm itió
que se ur.iera n en o rganiz3ciones de d :..se y crearan u n a n ueva cul':u ra de clase tn bajad ora . Co r. Para Thompson, el mercado fue el p rincipal escenario d e co nflicto s en la In glaterra d el siglo
toda segurid ad, estos imperativos ac3barfa n tra nsformando la. organización d e la producció n y XVIII. Y ello debido a razones muy especín"cas de aq uel m o mento his tó rico transitorio en In gla-
la nah:n feza de la. clase trabajadora, pero el sistem a fabril fue más el resultado d e ello q ue la terra. Por un lado, en aq uel m o men to el trabsjo era ,<libre, r,o estaba so m etido ni a las fo rmas de
causa. d om inació n precapih listas y e.:d raeconómicas ni, e n general, estab a. so m etido a.(.in -a las nuevas
En este p t.1.nfo , Tho mpso n recurre a la d istinción que Marx establece en tre la s ubs t:nció n « fo , - prád icis disciplinarias q t:e impo nía la fábrica. d e mod o q ue d urante u n b reve espacio de tiempo
mal» y la « real>'> del trabajo po r el c apita l. En el p rimer caso, el capital se -apro pia del exceden te las personas mantuviero n el co ntrol sob re « sus p ropias relaciones y fo rm as de tra bajo inme•
d el trabajo d e los trabajadores q ue m antien en prád icas de pro ducció n tradicion ales. Esh form a d i:.tas». Por otr~ parte, « ten ían un contro l muy escaso sobre s us p roductos er, el merci.do o
d e explotación se gu iaba po r los imperativo s c 3pitafis tas, po r s us co mp uls io.nes de co mpeti• sobre los p recios d e las materias p rim :u y de lo s alim entos». Por eso . a menudo se p rodujero n
tividad y d e acu mulación, pero d ichos imperativos no fu ero n capaces de transform ar el p ro ceso p rotestas sociales contra el mercado. La gen te, y en p articular las mujeres. se o po nían n o so lo a
técn ico d e pro d ucció n en un p rir.cipio. Q uizá ten gam os la tent3ció n de afirm a r q ve el capif a- los p recios abusivos, sino tam bién a t.mas prádicas de mercado ifeg(tim as e in morales; p rác-
lismo no alcanzó su verdadera madurez hasta que ~I capital t ra nsformó el p ro pio proceso de tra• ticas diseñadas para -a umentar lo s beneficio s, q ue d esd e ef p unto d e vis ta ventajoso d e la socie-
bajo. co ncretamente, para satisfacer las nece-s idades d el capital, es d ecir, cuando el capitalis mo d ad de merci.do y de 1-~ r-3cior,alidad capitalist a, vistos }loy p ued en parecer abso lutamente n o r•
ado p tó s u íorm a industrial. Pero aun así. h abremos de recono cer c¡ue el capitalis mo indt:s trial mafes, pero q ue violaban determinadas expectativas extendid as sob re el dered ,o d e acceso a los
fu e el resu ítado y n o la causa de las leyes d el m ovim iento capit31ista. medios para gara ntizar la vida[llJ.
De modo q ue, la. rHpuesta. a quienes, co mo Perry Anderson, se h an p regumad o por qué Algunas de estas p rotestas d eja n en trever tam biér, la oposición a la t ra nsformació n del me r-
Tho m ps on retroced ió en su análisis h asta el sig lo XVI II tras publicar La formación de la c:last cado q ue pasa de ser una institución más o menos transparen te a co nvertirse en « una ma no
obrera ;,n lnglatura, en lu gar de av an z-u h ast~ d espués d e- la décad a. d e los trein ta d el s iglo XJX invis ible ». l a gente estab a aco s tu mbrada al merca.do como un lug3r físico, en el c11al unos o fre.
para formular ur,a explic3ción m ás co mpleta d e la indus trialización, es que lo que en realidad cen m ercan cías para q ue ot, o s las compren, segú n u no s p rincipios dominado s hast a cierto
p reten d ía explicar era la creació n del c:apitalhmo como fo rma d e o rganización social, y n o como p unfo po r la co stu mbre, la regulación com un 3I y las expectativas en to rno al d erecho a la sub-
un p roceso técnico ne-utral d en o mina do <-<la indust rialización ». En concreto, fe intere-s aba el sis tencia. Sin emb a.,go, el mercado se fu e co nvirtiendo en un m ecanism o fu era d el co r.trol
s ig lo XVI 11 po rque fu e en est e periodo cuan do se co ns olidó la transformación de las relaClones comunal a medida -que la transparencia de las :ransacciones m ercan tiles era s ustitu ida po r lo s
d e pro ducción capihlis~a.s que se exp resaba t(mida mente en la a,ticul-a ció n d e una nueva ideo• m is terios que rodean a u n m ercado <<au to rregulado•>• po r el mec3nis mo d e los precio s y po r la
logía capitalista pero más explícita q ue nun ca. En ese m omento, n o obstante, los m:evos p rin- su bord inació n d e todos lo s valo res co m unales a los impera tivo s del beneficio.
cipios eco n ó mico s n o h abían pasado aú n a form ar parte d e la id eo logía hegem ó nica, la eco• T}io mpso n po ne ad emás de m an ifi esto cómo la represió n del Estado im p us o p rogrest•
nom ía po lítica de mercado, q ue n o tardaría en penetrar in cluso e n los secto res más radicales vamente la noeva id eo iogía de la econo mfa po lítica, induyendo los nuevo s co ncep tos de p ro•
cont ra el capih lism o. piedad y la é':ica. d el beneRcio. los trib unales priorizarían el d erech o a o btenec benefi cios por
parte del propie'::ario, medi3nte el aumento de la productivid ad, po r encima d e o tros derechos , muestra más de hasta qué punto están enraizadas las viejas explicacio nes de pcf.mo principii del
tales como los derech os cons uetudinarios d e i.:so qt.1e h:abía.n disfru tado los no propietario s o el capitalis mo, que sig ue n presentes en la pro ducción académica actual, y no s olo en las corrientes
d erecho a la su bsisten cia . Y la a uto ridad civil reaccio n aba con más cor.tundencia, sobre to do críticas y antiei:rocemris tas, sino también en las acti.:ales conceptvalizaciones d e la Modernidad
tras l:a Revolución francesa, :ante las protestas contra los p recios injusto s y las prácticas d e me r• y de la Pos mo d ernidad, y en nuestro len guaje- cotidiar.o, que s ig ue identi6cando c!:>pitalista con
cado. En o tras palabcas , para que- p ud iera imponerse la co erción del mercado, fu e n ecesuio el burguis, y a s v vez a estos dos términos con la Mo de,nidad.
poder coercitivo d el Estado. [!] El artículo de Brenne-r se p ublicó por prim era v ~z en Past a nd PtesMi 70 (febrero d e 1976).
En los s ubs ig uie ntes núme ros se p ublicaron las apo rtacio nes al debate de M. M. Postan y J. Ha-
E N RESUMEN
tcher, P. Croot y D. Parker, H. Wonde r, E. Le Roy l :adurie, G. Sois, R. H. H ilton, J. P. Coope-r, y A.

Hasta ahora, el h ilo conductor de este libro h a sido q ue el principal pro blem a q ue plantear. la Klima, y Brenne r escribió ur.a extensa respuesta :al fin al. El d eS:ate entero se vo lvió a p ublicar en

ma}'o r parte d e las interp retaciones h istóricas convencion-ale-s d el capitalis mo es que parten - y T. H. Aston y C. H. E. Philpin {e-ds.), Tht- Br-t-nnu 0 .-.batt-... , o p. á':. Brenner publicó ot, os textos

concluyen- d e s upuestos que o cultan la especi6cid ad mis m a del capitalismo. Necesitamos relevantes: «The Ori;ins of Capitalis : Develo pment: A Critique of Neo-Smith ian Ma rxis m», Ncw

hacer un tipo d e h istoria <¡ue po nga de relieve d ich a especili'cidad y q ue reconozca la diferencia L.-.f t Rt vic w 104, julio/ago sto d e 1977, p p. 25-92; «The Social B:.sis of Economic Development»,

ent, e el intercambio mercantil con ánimo d e li.:cro y los ptocesos d'e acum1.1Íación c apiblisb, en J. Roeme-r (ed.) , Analytlcal Mano'sm, Cambridge, Cambridge University Press, 1985; <• Bou r•
entte el mercado co mo -opo rtunidad y el mercado como im perativo, y ent re los p rocesos tr.:ans• geois Revo lvtion a nd Tnnsitio r.: to Capitalis m», en A. l. Beier, O. Cannadine y J. M. Rosenheim

históricos del d esarro llo tecno lógico y la compuls ión específicam ente capitalista a it1creme-n tar (eds.). Th~ Fírst Mode:rn Sod ~;.y, op. cit.; )' Muchanis and Rcvo!ution: Commucial Changt, Pofüíc.al

la productividad del trabajo. Necesitamos ustre-:ar el origen d e esto s aspe-dos espedllcos del ca• Conjiict., a nd London's Ovcr:eas Trodtrs, 1550-1653, Cambrid ge, Camb ridge University Press y Prin•
pitalis mo en términos d e p ropiedad social)' de relaciones de clase. Sin d uda, 1-a mayor parte de ceto n, Princeton Unr'lerstfy Ptess, 1993 [ed. cast.: Mucadu.-.i y r~vofución. Tranformacién cornu-
los m arxistas afirm arían d e entrada que ese h a sido s u o bjetivo, en m ayor o m eno , med id a, pero d a{, conjlicio polftico y m l:rcad;o,u s dt ultramar lon din,msM, 1550-1653, Madrid , Akal, 2011]. Alg unas

lo que e n este caso pretendo mostrar es q ue, salvo escasas excepciones, s us explicaciones d e m is aportaciones aquí pro vienen d e m i a nálisis más pormenorizado en <<Capit alis m, Mer•

h istóricas n o log ran avan zar consis tente-m en':e po r ese c1mino , por lo c;ue- la propi-:. especi- d ,ants and Bourgeois Revolu tion: ReAedions o n t he- Brenner Oe~ate and lts Seque!», lntu na•

f.cidad del capitalis mo permanece encubier~3. tional Rtvit w o/Social History 41 {19 96). p p. 209-232.
A p timera vis ta, la producción 1cadémic1 h istórica h a sido ab'!.lndante- d esd e que em ergie-n f2.] Véase, por ejem plo, R. Alb ritton, « Oid Agrari:an C:apitafis m Exist? », Journal of Ptasan! S fu .
por primera vez el enfo que m ercantilista. Es cierto que se han cuestionado y s ubvertido ostensi- di,.s 20, abril d e 1993, p p. 419-441.
blem ente algunos d e los fund amer.tos d e las tradicior.es his';oriográfrc-: .s occidentales más asen• [3] Por ejemplo , véase l:a reseña de B. Maru, ing d e M~rcadu.-.s y t~volución de Brenner, « The En-
t.adas no solo por parte de los m arxishs, sin o también por parte d e his toñ adores revisio n istas glis h Revo lution and ~he Tra nsitio n fro m Feud1lis m !O Capih lism», lntunational Socialism 63,

d e ur.o tJ otro signo, y por parte d e los posmod ernos y otros iconoclastas. No obstar.te, es ur,a vera no de 1994. p. 8 4.
!,¡) /bid., p. 8 2.
!Sl P. Anderson, « Maurice Tho mson's Wu ,'>, London R,, vjew of Books, 4 de noviembre de 1993,
p. 17.
[§J R. 8 renner, « Bo urgeo is Revolut ion a nd Transitio n to Capitalis m» , en A. l. Beie r, O. Canna-
dine )' J. M. Rosenheim (eds .), The Firsi Modun Soci<'! iy, op. cit. Véase G. Comninel. Rethjnking
the fr~nch R,wolution..., o p. cit., p ara u na ap o rta ció n similar p revia .
{7J R. Brenner, « Bourgeois Revofution and Transitio n to Capitalism». en A. l. Beier, O. Canna•
dine y J. M. Rosenheim (eds.), The Ffrs.. Modern Sccit ty, op. ci!., p. 280 .
lª,I He debatido sobre este p unto e:i mayo r extens ión en Tho'! Prfrtine Culturo'! of Copitalísm ...,
o p. cit.
l9J Véase, p o r eje m p lo , G. A. Cohen, Karl Man<'s Theory of Hisiory: A Defr,nce, Prince'i.o n, Ptin-
cefon U:,iversity Press, 1978, p. 75 [ed. cast.: La t.eorfa dt; lo hjsforia de Karl Marx. Una d~fonsa,
M3d ricf, Siglo XXI de Espa ña, 20 15J; y P. Anderson, Argummts Within English Marxísm, Londres,
Verso, 198o, p. 40 (ed. cast .: Tccrfa, polftica -t histeria. Un dcbaii' con E. P. Thompson, Madrid,
Siglo XXI de España, 20 12J.
(10 ) E. P. Thompson, Th ~ Making ofih~ English \Vorking Class, Hatmo nds wo rt.h, Pe ng~in, 1963,
pp. 288-289 fed. cast .: Lo form ací6n Jt; la clost: obr#a ~n lngla~rro, Madrid, Capitán Swing, 20 12).
Véanse también pp. 2 22·223,
l!.!J E. P. Thompson, Custcms in Common, l ondtes Verso, 1991 , pp. 3&-42 {ed. cas:.: Cosium •
brcs illt común, Mad rid, Capitán Swing, 201 9).
SEGUNDA PART E

El ORIGEN DEL CAPITALISMO


IV. ¿COM ERCI O O CAPITALISMO? particul ares prác~icas co merciales y m ercan tiles es potencialmen te capitalista por naturaleza y
Hab itualm ente se co n sidera la «transició n del feudalism o al cap italis mo>> como un p roceso d esd e el origen, y que la emergen ci=. del cap it alis mo po dría p roducirse en cuolq uie:r civilización
et:ro p eo o , cu ando m eno s, de Eu ropa occidental. Sin em bargo, 13 ép oca feu dal fu e muy d iversa u rban a, siem p re y cu ando no lo im pid ie ra alg ún obstácu lo ex.:ern o. Tan so lo elem entos tales
en el seno d e Eu ropa y s u s consecuencias fu eron ig ualmente diversas, y el capitalismo no fue como una relig ión inadecu ad a, u n a forma de Estado e<¡u ivo cada u otras a!.aduras ideológicas,
más que una de ellas. p olít ic~s o cultorales q u e tuvieran man iatadas a fas d a.ses urbanas h all im pedido q i:e el capita•
No so lo se trata de que se d iera <<una combin ació n d e formas de d esarrollo d esig u al» ni si- lismo h aya emergido en cvalq uier sitio y en todos los s itio s, d esd e tiempos inmemoriales. o al
quiera de q ue se produjeran d is tintas fases tra nsicion-a les. Las ci!.l'd ad es Estado avtón om as que men os. d esd e q i:e los avan ces técnicos permitieron pro ducir una cantid ad st.ificien te d e ex.ce•
prosperaban en la ltali-a medieval y ren acentista, p o r ejemplo, -o el Es~ad o abso lutista en !=rancia, d entes.
eran man ifestaciones distinfas, cada cu-al con su p ropia lógica ini!ern-a y C tl)'O resultado no f u e Según este enfoq u e, hay q u e b t:scar l:a: exp licación del desarro llo d el cap italismo en Occidente
n ecesaria mente el origen del capitalismo. l os casos en los qoe d e, ivaron en el capitalismo tie- en el h ech o d e que las ciudades y fos burghtrs o b urgu eses, la d ase por an tono masia, gozaran
n en q u e ver con q u e se h allar3n en la ór bita de un sistema cap italista ya ex.is!ente y co n cap a- d e u r,a au tono mía única. Es d ecir, que s i el capitalismo su rgió en Occid en te obedeó ó men os a
cidad p ara im pon er s u s p resio nes co m petitivas sobre su s rivales p o líticos, militares o co m er- los .isp ecfos p resentes q ue a las caren cias: Occid ente carecía de restriccion es sobre las prác-
ciales. A partir d e entonces, cu alqu ier in serción en la econ o m ía cap italista setf-a distinta a las ticas econó m icas urbanas. B.ijo esas circuns t.ar.cias, bastó con una expan sió n más o m enos
anterio res, a medid a q ue iba p:edominando un sistem3 capitafis'ta m ás amp lio , de -í m bito in - n-:a:'VJral del com ercio para c;ue se d esencaden ua el desarrollo d el capitalismo y este pu diera

ternacional q ue lo s sometÍa a todos[!]. alcan zar s v pfe n3 m adurez. Bastó con q ue se p rodujera un crecimiento cuantihtivo , y 13 aci.:mt.:•
La tenden cia a dar por s upuesto q u e el cap ihlism o fu e una consecu encia inevit3bfe, a,unqu e lació n de riqu eza co n sig uien te, prácticame nte inev itable con el p aso del t iem po {algunos añadi-
antagon ista., d el feudalismo eu ropeo, como ya se h a visto, emana de la co nvicción de q 11e la ciu - rían, p or s upuesto, que la <<.ética p rotestan te.•> hmbién t uvo algo que ve r en to d o ello , au nqu e no
d ad autó noma q u e creció en lo s intersticios d e las <.<sob eranías fragm entadas» del feudaJism o Íuera la causa origin aria).
n o so lo era el er,emigo n a':u ral capaz de 3cabu con el sistem a feudal, sin o el <<.huevo d el cu co'>> La veracidad d e estos s upues~os es cu estio n able ya q u e estab lecen una relación n atural entre
que anidaba en él y q ue daría a luz al cap italismo. Para a le jarnos de estos s upuestos debem os las ciudad es y el cap i-talismo, p ero sobre todo po rque tien d en a natu ralfzar el cap italismo , a dis-
empezac por desvincul3r capitalisk:i y b urg ués, )' capiia!ism o y ciuda d. frazar s u carácter d is tintivo co m o forma de organ ización social h istóricam ente específica <¡u e
tuvo u n p rincipio y, p oten cialm ente, tendrá un fina l. l a tenden cia a id entificar el c apitalismo con
LA C IUDAD Y El COMERCI O
las ciudades )' el co mercio ucban o h a tendido a eshr vincula da, po r lo gen eral, y como ya hemos

En la cu lt'l.lra occid en tal. fa vir.cu lación entre el cap italism o y las ciudad es forma parte de una vis to, a la creen cia. de q ue el cap ii:alismo es ap arentem en!e una consecu encia m ás o men o s
automática efe unas p rácticas tan a ncestrales como la h is':o ria d e la humanidad mis ma: la conse•
d e las trad iciones mejor asen tadas. Se s upone q ue el c-ap italismo nació y se c rio en el seno d e
las ciudades. l a co nsecu encia d e esta creencia tan difund id a es que cu alquier ciudad con sus cu encia d e una. pred isposición «natural•> incluso, en p afab, as d e Ad am Smith, <.<al trueque, la
permuta y el ir.terc3mbio». d el mercado y a las <.<.le.yes del movimiento» p ro pi3mente capihJistas que acabaron impo•
Sin emba rgo, 3 lo largo d e la histori3, h an sido mi.:chas las ciudades y mi.:ch a.s fas actividad es n iéndose s obre el p roceso de p roducción. las g ra ndes potencias m ercantiles no capitalistas
mercantiles q ue no h an d esembocado necesariam eme en el capit alismo. Es m ís, algunos asen- contaban con unas clases pro ductivas y, especialm ente, con 1:n campesinado que mantuvo la
tamientos urbanos complejos, como las ciudades templo d e los antig uos imperios, n o se con- propiedad de s us medios d e s i.:bsis tencia, y en co n creto de las tierras. l as clases y los Estados
virtieron e n centros de- actividad mercantil. Por otra parte, y muy en particular, algunas socie• d omina ntes q ue les explotaban y gobernaban d epend ían d e formas d e apropiació n « extra':•
d a.des cor. cultu ras ur03nas 3Van zad as, sistemas m ercantiles mt1)' desarro llados y rutas co mer• conómica» o de la « p ropied ad po líticamente constituida» de diversa índole. Estas grandes civili-
ciales de la rgo aJcance h an sabido sacu partido de las oportunidod1;s d el mercado, sin por ello nciones n o s iempre estaban sistemáticamente some:idas a las presiones de la producción
experimenta r sistemáticam ente los denomin ados impuativos d el m ercado. compe.':itiva y de la maxim ización d el beneficio, la compulsión a invertir el exced ente y la nece-
Eshs po:encias m ercantiles ~ menudo Í-.Jero n capa.ces d e generar una n ea infraestt>.Jctura sidad incansable. d e m ejora r la p rodoc:ivid ad d el t,a!bajo aso ci3das al capitalismo.
material y cultural, mvy s u perio r a fa del remanso europe-o que vio nacer al capitalis mo. Nadie En el s ig uiente capítulo a nali.aaremos en m ayo r detalle las relacio nes s ociales de p rod ucción
m ínimamH ,te razonable negaría a estas alt uras q ue en Asia, África y América hubie ra « altas,-. ci- q_'!.le generaron los imper-a tivos del desar,ollo capitalista. No o bstante, con eJ ñn de esbozar la
vilizaciones capaces, en ocasiones, d e d esurolla r prácticas m ercantiles, y 3Van ces técn icos de d iferencia entt e el capitalis mo y el comercio n o capitalista, incluso en s vs form as más avan•
diversa índole., muy s uperiores a los de. la Inglaterra med ieval. Pe.ro, p recisamen te, a~uí rad ica la za.das y p rósperas, empezacemos po r d a r on repaso muy general -3 la ló gica d el comercio
d iflcuhad a la h o ra de explicar la emergencia d eí capitalis mo. puesto q ue no g•.Jard3 relación con p recapih lisfi3~ }.
ning ún tipo d e su petioñ d ad p revia ni con un g rado mayor d e desarrollo m ercantil, ciemífico y El comercio se rige por la sencilla lógica <<del intercambio d e necesid.a d es cecíprocas». Esta
tecn ológico, o de « acumulación o riginaria:» e.n el sentido clásico de riq ueza material. lógica p ued e opera r en una única comunidad o en!re comunidades 3dyacentes, e incluso puede
Tam poco fue un fa d or decisivo fa a vtono m ía d e las ciudades. l:as comunid ades u rban3s !i. operar e n aquellos con:extos en q ue se s us titt1)'e el in tercambio directo d e pro di:ctos pot la
b res fueron probable.mente un btien caldo de cuft¡vo en Euro pa para la adividad m ercantil, para circulación d e mercancías mediad a por el d inero. No genera p or sí mis m3 la necesidad de maxi-
la emergencia de los p rósperos burgh~rs y de las elii.es t:rbanas; sin embargo, ,io exis':e una. mizar el beneñcio y, m e.nos 3Ún, d e p roducir competitiva.m ente. Sin embargo, d etrás de 3ctos
correlación d ireda entre el éxito de tales centros merc3ntiles au tónomos y el auge del e-a pita• b n sen cillos d e intercambio co mo ~os m encionados, se esco nden transaccio nes m ás complejas
lismo. En alg unas cii.:dades Estado me rcantiles extremadamen te prósperas como Flo rencia no entre me rc3dos d iferenciados, que im pfic3n un lucro m ercantil (com pra r barato en un m ercado
emergió el capitalis mo , pero sílo hizo en Ing laterra, cuyas ciudades, en el comexto de un Estado y vender caro er, otro), en el p roceso de. t ra nsferencia d e un m ercado a o tro o d e arbitraje entte
monárquico precozmente centralizado, probable mente. fuera n de las menos autónomas de Eu- ello s. Q uizá la lógica de este tipo d e actividad mercantil sea d is tinta ,3 la del simple ir,tercambio
ropa. d e necesidad es recíprocas, por fo m enos en lo que los requisi':os q ue exige el be.ne~cio de ñvado
El factor clave. par3 que el capitalismo divergie ra d e. otras <.<socie-dades mercantiles» fu e e.l d e las p ráctlc3s mercantiles se 1efiere. Sin e mbargo, bmpo co hay a quí un3 compulsión inhe-
d esarrollo de determinadas relaciones sociales d e p roducción que d ieron pie a los imperativo s rente y s istemática po r trans form ar el p roceso d e pro ducción.
Por s,upuesto, incli.:so en las sociedades precapitalistas hay personas que se rigen po r el afán por b. fuerza m ilitar. Alg unas de estas ventajas de caráctet extr,3económicas, como las relativas a
d e luc, o , person3s que se ganan la vid a m edia nie una actividad mercantil p rósp-era. Pero , la ló- la flota o , cierta mente, a la s t:periorid ad militar, d ependían o bviamente de la innovación tecno-
gica de la pro ducción n o capitalista r,o cambia sencilla mente po rque interven ga:, lo s intetme• lógica, sin 9 1.te ello re·s por,d ie ra a una sistem ática necesidad de reducir los cos:es d e prodi:cción
diarios con ánimo d e li.:cro, o incluso las cl3ses co merci3ntes m ás d es3rro ll3cfas. Sus estra• para poder alcan zar unos precios más co m petitivos.
tegias no tienen por qué tene r ning t:na relación con la tn1nsformación de la p rod ucción en el la m ayo r parte del mundo, incluye ndo Europa, no estaba d ominado por los impera':ivos d el
sentido que dema nda la competitividad capitalista. la ob tención d e be neflcio a parlir del tráfi co mercado incluso d espués d el sig lo XVII. Ciertamente, exis tía un vasto s is':ema de co mercio que
come rcial o del arbitraje entre mercados tien e s t:s propias estrategias, que n o d epen den de la. se e)l.iendía por todo el mundo. S-in embargo, el funcio namiento de 1~ activid,3d económica y. en
transformación de la pro dt:cción, ni p romueven el desa.troUo d e t:n tipo de m ercado imegrado cone<eto, d e la p rod ucción, n o estaba d o minado po r los imperativos de la co m petitividad y de la
capaz d e impo n er imperativos competitivos. Por el contrario, prosperan en mercados fr agmen• ac,umt.1lación e n lo s gra ndes centtos de comercio de Europa n i er. las erlensfs imas rutas c o m er•
t.ados y en el m ovimiento de m ercancfas entre ellos, m ás q ue en contextos de competitividad en ciafes del mvndo no eu ropeo. El principio d o minante d el co me rcio que regía er. tod as partes n o
ur. mercado único; y los vínculo s entre la p roducció n y el interc.tmbio pued en ser mt.1y endebles . era c¡ue fa producció n generara plusvalía, s ino la <~ganancia sobre la enajenación». <•com p rar ba-
Por ejemplo , las wtas co merciales en la Europa medieval y a principios de la Edad Modern~ rato y vend er caro·».
d ependían de un n ivel de especia lización lo cal o regional que perm(l!:(a a lo s mercad eres lucta rse El comercio internacio nal es fa actividad económica t esponsable de la c, eació n d e los grandes
mediante el porte de m ercancías desde el lugar en el que se producían a o tros en los que n o po• centros d e activid ad me·rcantil que son, segón todas las versio nes d el mo.cfefo mercantills ta , lo s
d ía.n producirse, o a l m enos no en las can tid ad es ad ecuadas, por n o hablar d e s us em p resas p recursores d el capih lismo. Básicamente, lo s m ercaderes se d edicaban al tríRco de mercan•
allende fo s m ares, en un entramado d e ru tas co merciales d e larga d istancia en expansión. Pero, cias , a compra , 'bienes en •J n lugar y a venderlos a cambio d e un Oeneficio en o ~ro l1.:5ar, o <<al
en estos casos, como e n los de otros lugares d el mundo n o capitalisb. a unque el án imo d e arbitraje mercantil entre mero.dos difere ntes»[3). In cluso en t:n reino europeo reb.tivamente
lucro era una práctica muy extendida, poco tenía que ver con una pro ducció n « eficie nte·», po r no unificado co mo el caso de Francia. p revalecían los mis mos p rincipios d e la actividad mercar.ti!
d ecir q ue m ás bien eta todo lo contrario. no capihlisb. No había t.m mercado único y oniRc1do, un m ercado en el que las pecsonas se
Sin dud-~ existían fu ertes rivalidad es comerciales tanto entre las principales potencias co mo lucrara n a base d e co mp ta r barato y ve nder caro, o d e transportar mercancías de un mercado a
er. el seno de ellas, entre ~as ciud3d es y los m ercaderes locales. lnclu-so llegaro n a lib rarse g ran• otro , s ir.o que lo s proclt.:ctores capa.ces de tener una ac'::ividad más t en ~abfe competían d irec•
d es baullas com erciales. Sin e mbargo , estas ,ivalida?des tenían por fo gen era l m eno s q ue ve r ta mente con otros en el mismo m erc ado.
con la pro ducción competitiva capitalista c¡u-e con fa ctores « extraeconó micos» tales co mo si se El merc1do d e mercancías d e lujo eta el q ue tend ía. a genera, mayo r poder comercial, o por lo
ten ía. una me jor flota, o s i era m ayo r el domin io sobre d e lo s mares y otras ruh s d e t ransporte, o menos el mercado de bienes d estinados ~ los h og3res más próspetos o q ue respondían a las
si se habían o bten ido privilegios d erivad os d el mon opo lio, o si se co nt aba co n un3s instii:u• necesidad es y pai.:tas de cons i.:mo de las clases do mina ntes . Aún n o existía e\ me tc1do d e
ciones finan cieras y unos instrumentos d e a rbitraje muy d esarro llados , a me nudo respaldad os masas de artículos de co nsumo baratos y de uso cotid ia no como el c¡ue tiempo d espués
impulsa.ria e! capitalismo ind ustrial en Gran Bretaña. los cam pesinos pro ductore-s gen eralmente servidumbre fe udal. prevafedu; ot,as formas de explotación «extraeconó mica». Incluso las ren•
se ai.:-foa bastecÍ3n de 31imentos y de otros prodl.l'ctos como la ropa. Sin dud;i, h;ibfa un m ercado tas monetarias en las sociead ades p recapitalis tas se basaban en el poder erlraecon ó mico. En la
para lo s alimentos, y lo s C3mpesinos podfan llevar 3 los mercados loca.fes sus exceden tes para Francia del s ig lo XVI 11, por ejemplo, donde la gran mayoría de la po blació n era de o ñ gen cam pe•
intercambiarlos po r otras m ercancías. Incluso, en algunas ocasio nes lo s p roductos agrícolas sino y -a ún poseían fa mayor parte de la tierra, los cugos en el Estado central eran una fu ente de
llegarían a venderse en m ercados remotos, y el comercio d el gran o, sobre todo, era muy extenso ingresos para muchos miembros d e las clases d omina ntes, como mecan ismo d e obtención de
sobre to do co n el fin d e abasteacer a las poblaciones urbanas. No o bstante, de m :evo lo s p rin• plus vaUa en form a d e impuestos gravados sobre los campesinos productores. incluso lo s gra n•
cipios d el co mercio eran básicamente los mismos que en el caso d e los bienes m anufadurado s, d es propietarios d e tierras d ependían por lo gene, al de d iverso s pod e, es exttaeconó micos y d e
y el benelício d eáV3ba de las posiciones d e vent aja en los p ro cesos de circulación d e las mer• sus privilegios para apropiarse de las rentas y a ument ar s u riqueza.
candas m ás q ue d e ur.a prodvce:ión con criterios d e ren bbjlidad o competitividad. De modo q i:e, los cam pesinos tenían acceso direc'.:o a los medios d e producción, la tierra,
El co mercio d e fo s bienes d e lujo d irigidos a un m ercado relativamente limitad o n o bast 1ba m ie ntras que lo s señores y los bu,ócrabs, con fa ayuda d e d iverso s poderes y privilegio s « ex-
por s í mismo para imp ufsu sistemáticamen te un increme nto de la pro d uctividad. Pero, com o traeco nómicos». extraían la plusvali:. del trabajo d e los campesinos d irectamente a través de las
vere mos a continvació n, no era el único er. ese sentid o. In cluso el comercio de los pro ductos rentas o de los impuestos. Mientras una va riedad d e personas vendía y compraba todo tipo d e
básicos como el grano estaba dominado pot los mismos p rin cipios imperantes del lucro m ás productos en el m ercado, n i los campesir.os propietarios y pro ductores, ni los seiio res y los
c;ue en crite, ios p rodu c~ivos )', además, su d es-a rrollo d ependió d el co m ercio d e bienes de lujo. burócratas que se ap ropiaban d e lo que o tros producía n, dependían d irectamente del mercado
l a principal voc;ició n d el g ran mercad er eta la circulación de mercancías más q ue la producción, para su autou e producción y las relaciones entre ellos n o estaban mediad as po r el merc:?do.
y las principales venh jas mercantiles eran d e naturaleza « extraeconómica,). Co mo veremos en el s ig uie nte capítulo, el capitalismo su rgió por el cambio fundame ntal que
Básicame nte, fa lógica q ue regía. sobre las k a nsaccion e-s económicas en contextos como el d e se p rod ujo en estas relaciones sociales de pro ducción, ~n cambio q ue p ro vocó que lo s p ro duc•
Florencia - un gran centro mercan til q ue reto m aremo s m ás adelante. y con capacidad para desa• tores, los ap ro piadores y las relacio nes entre ellos pasaran a d epender d el mercado.
rro llar una p roducción in terna urban a (sobre ~o do la p roducción d e bier,es d e lujo para un mer• ,
El COMERCI O DE LAS NEC ESI DADES BAS I CAS
cado reducido), además de d esempeñar un papel en el suminis tro de actividad mercantil ex•
t.erna)- , no era mu-y dife rente en lo s ustantivo. Seguía sier.do una cuestión d e reciclar la riq ueza Si bien es cierto q ue desde q ue emetgiera la agricultur.a co mo actividad humana, gran parte d e
o d e « g.ar.a ncia sobre l.a enajenación» en el proceso de circulación de mercancías, más q ue de la
la población mundial se ha ded ic1do a 1~ p rod ucción de alime ntos, t ambién lo es que otra parte,
creación de valo r en el pro ceso d e producción y d e- apto piación d e la plusvalía típicamente ca• por una razón u otra, ha depend ido d e ot ros d e diversas manens para que lo s p rodujeran para.
pitafishs. ellos. la d is tribució n d e los alimen tos desde los productores hasta los cons umidotes no p ro•
Estos prin cipio s mercar.tilistas no capitalis tas coexis tían con fo rmas d e explotación no capita• ductores ha adoptado múltiples form as, d esde ta recip rocid ad o las o bligaciones d erivad as del
lista . Por ejemplo, en Eu ropa occidental, dond e efectiva mente había d esaparecido la parentesco, pasando por la d is tribvción por parte del Estado (como en la antig ua Roma se
dis!ribuía el _grano}, h ash m ediante la apropiación coercitiva empleando po r alg una fuerza s u pe• Seg6n el m odelo mercan tilist a, el co mercio interna cio nal p ro pio d e la época m ediev~I y de
rior d e una l.l' otra índole. No obstante, oSvia mente, el comercio de alimentos h a sido u na prác• prin cipios de la Ed3d Moderna en Euro pa, s upuestamen te permitió el desartollo capitalista., de
tica h umana mi;y exter,dida. A su vez, el control sobre el s uministro de alime ntos h3 constituid o modo q ue no s interesa 3bordar aquí el papel que d esempeñó e n este p roceso el comercio d e ali-
una fuente fun d am en':al de pod er y de riqueza, y los mercad eres se h an enriquecido mediante el men tos. En aquel mo mento, había una buena red comercial d e los mis mos, en parttcular d el
monopo lio d e-d ich o comercio. gran o, que-vinculaba a determin3d as regio nes euro peas produdous de alim entos con otras par-
A lo largo de la histori3, el co me rcio d e alimenfos h a 3doptado d istintas form as, desde los tes de Euro pa incapaces de pro ducir lo s ufic iente par3 s~ propio cons umo, en concreto y fun-
mercados locales en lo s c:uales lo s campesin os in!ercam biaban s us exced entes por otros p ro • d amentalm ente para lo s habitan':es de hs ciud3d es. l a crecier.te población urbana en distintos
dvctos bísicos, hasta el comercio a gra n escala y la , ga d istancia, como en el caso d el comercio p untos d el contir.ente, y sob re to do en los p rin cipales cent ros de co mercio, fu e generando un
d el g rano en Eu ro pa. Sin emb3tgo, por muy extend ido y antiguo que se~ el comercio d e afj. ct eciente m ercado para los artículo s de lujo , s uminis tnd os por el co mercio d e larga -dis!ancia
mentos a lo largo d e la histoña, s ofo evo lt.:cionó h a.sta convertirse en un elem emo fu nd3men h l allende la.s front eras de Euro pa, q ue convivía con u r, merc 1do de productos básico s para 13 s ub-
d e la existen cia social con ef crK imiento d e las ciudad es, donde se co ncentrab3 un número s istenci3 q ue la agricJUltur-a doméstica no podía abastecer. Dichas ne-c esidades d e pro ducto s
import3nte de perso n as que no estaba,-, implicadas <:n el p roceso pto di.:ctivo pat3 su propia. básico s se cubrían so bre todo a través del s umin istro d e import3ciones d e gran o s obre todo
s'!.10sistencia. proveniente d e la región bált ica.
Nuestro -a náfisis s ob re la relación ent re el capihlismo y 13s ciudad es, unido al an álisis crítico El comercio del gran o , un efemento fundamental en el ámbito interiiacion31, se regía por los
d el <•modelo m ercantilista» d el desarro llo C3pitalisb, no s permite ver en d etalle 13 d istinta re~e- p rincipios precapitalis:1s. El ber.eiicio extra ído dependí3 d el tras l3do d e unas mercancías d e un
va nci~ que h3 ':enido el comercio d e alimentos en .el contexto económ ico m ás 3mplio. A lo largo mercado a otro, imp ulsado por la d iferencia entre el precio de compr-a en las regiones p rod uc•
d el sig uien te c3pftulo, d efenderemos que el capitalismo emergió a partir d el mo mento en que to,as y el p recio d e venta en las regiones cons umidoras m ás ricas. Por ejemplo , se podÍ3 com•
los imperativo s del m ercado se h icie ron con el co ntro l d e la pro ducción de alimentos, es deór; prar gra no barafo en la regió n bált ica )' vend erse relativa men te caro en la República Holandesa
con la provisión d e fa necesid3d más esen cial para _g3nntizar 1~ s uperviver.cia. Pero antes de lle- (a unque los precio s fu era n baratos p3r3 los estándares locales}, C l.t)'O S mere:.deres d o minaban
gar a ese aspecto, y con el ñn d e po der contrastar esta idea, quizá nos result e útil esbozar los el comercio d el Bá,tic-o.
d etalles d e o~ro caso, cuyas caract erísticas n o implicaban qve el mercad o n o d esempeña r-a un El comercio del gra no lleva!ba grabada la m arca del co mercio precapitalish también en o tro
pape! importante o men or, sin o en el que por el co ntrario el comercio cons tituía una co ndició n sen tido. Sin d uda, 13 importación de g ra no era una condición esencial pan el éxito come rcial de
indispensable para la su bsist encia y la rep roducción social, aunq ue aú n n o ope-raran los. impera• las principales po:encias europeas, pero no era en s í mis mo el motor d el sistema. mercantil
tivos d el mercado. No d ebemos dar por s u p uesto q ue el co mercio exiensivo, incluso s i es de euro peo , cuy3s fortunas siempre d ependieron de los desig nio s d el comercio de artículo s de lujo
los p rod uctos más básicos, conllev e s iem p re los imperafivos p ropios d e la p rod ucción co mpe• y d e la ñ queza d e los pró speros cons umidores que lo impulsaban. Cabría incluso d efender q ue
titiva, la m aximización d el ben eficio y el desarro llo incansable d e fas fu erzas p roductivas. la necesidad d e i:n comercio masivo d e ;ran o estaba co ndicio nada por !:.s pau hs d el consumo
d e lujo de las clases m ás p ud ientes, en el sentido de que una parte impo rh nte efe la población {hasta que Gran Bretaña cambió la pauta). Pod,ía d ecirse indus o, que estuviera en m a.nos d e
urban a. (consumidon de g rano) europea estaba al servid o de la fo rma de vida opulenta y del quien i:s se <•c¡ued ar-on atrás,:, en el p roceso d e desattollo eu ropeo {como Marx a puntó 1:n •..ina
« consumo ostento s o» de los cons umidores más rico s. oc3Sión). En este con':exto se desarrolló una. división d el trab a.jo entre las regiones exporta.do ras
En la Edad Media, la lógica d el sistem a mercantil. y po r tanto del com ercio a escala in terna• d e gra no euro peas y las p rincipales poten cias mer-can:iles, como lz República Holandesa. Sin
óonal, estab:. d o m inada por el nivel d e riqueza. de la aris tocracia terraten iente y s us pau hs de embargo, esta división del trab a.jo nunca tuvo que ver con el m ero intercambio d e a :tículos d e
consomo, s,u ansia de lujo y los instrumentos coerá~ivo s «extra.econó mico s», sobre todo los p rimera ni:cesid ad e ntre las ri:giones especiafizad.=;s, po n gamos po r caso el g ta no p roced ente de
bie nes militares. de los que dependía s u po der econó mico. <• l a aristo cracia. terratenientes». es• l:1 región báltica., o lo s p roductos lácteos de los P;¡ísi:s Bajos. Si bien es abs olu h mente cierto
cribe Ro dney Hilton: que Holanda. desempeñ ó on p:1pel p rimord ial en el comercio del gran o procedente del Báltico,
so po d er comeráil no derivó sen cillam ente d el comercio d e pro di.:cto s básico s, s ino del come r•
ya fu era esta. laica o eclesiástica, cons titvyó en todo mome nto el p rincipal mercado pan una.
cio de prod uc~os de lujo , o d e lujo relativo , que consumían desproporcion a.damente otras
variedad de p roductos. d e lujo e n s v mayo rfa, que entraban e n el come,cio ir,ternacionaL
po':1:ncia.s mercantilis tas.
Po r s u p uesto, los p rodi:ctos básico s a grar.el, como el g ra no o la madera, también for-
El sistem .;i mercantil de la Eu ropa. prec-a pitalista, po r lo tanto, se c-a raderizó po r t.m a serie d e
maba n parte del come ,cio in ternacional, pero h abía una. mayor demanda pa., a ellos en los
divergencias: la separación geo g ráli'ca entre la. p roducció n de _g, an o y S U' cons umo po r parle d e
núcleos urban os y, en último término, p robablem ente dependía efe la salud d el co mercio in-
paísi:s cuya 1iqueza p rocedía di:! comercio de otras mercancías - y n i s iq uiera necesariam ente de
ternacional d e los pro d uctos de lujo[A.].
la producción d e esas mercancías s i no más concrehmente, del transporte, tras~o rdo y a ,bitraje

La misma lógica imperó funda mentalm ente inclvso más tarde en el tiempo, con el c, ec,- d e m ercancías p ro ducidas en otros lu_gares, y de los in gresos d e la activida d portvaria-. Las
p rincipales po~encias mercantiles o btuvieron s u inmensa riqueza. como m ediado,es, más que
mie nfo d e las ciudades y d i: las p róspe, as clases burghc.r. Aumi:n tó el número d e personas, mu•
chas de ellas po bri:s, cuya s ubs isten cia d ependía d el gra no importado y ba rato. Pi:ro 1:I s istem a como p roductores d e m e,cancías en circulación, )' esto se reAejaba e n el d ese~uilib rio e-n !re la

mercantil internacional en la Eu ropa. p tecapitafish seguía. estando domin ado po r la ,iqueza y los p roducción de bienes d i: p ñmera necu idad y el po d er econó mico d erivado del com~rcio de .;irtÍ•

d eseos de los cons umidores p rósperos, :;sí como po r las n ecesid ades del Estado, y no pot las culos de lujo.

necesidad es d e cons umo yel pod er de quien es participaba n en el m ercado con 1:I n,, p rin cip al Estas d ivergencias y d esequilibrios estaban reforzados, huelga decir, por fas funcion alidades
b.isicas di:I transporte y las com\)nicaciones. De hecho, el conjtmto d el sistema se basaba en la
d e acced er a los m i:dios básico s para s u s u pervivencia y a.vt:orreprod ucción, ya. fue, an e-s':os ali-
me ntos u otras m ercancías d e us o cotid ian o, d esd e ½ejidos baratos a cad,ar, os d e co cin a. fragmenta ció n d i: los mercados, la indiferencia entre un m ercado y otro , la distancia e ntre los

Pata ilustrar mejor este punto , tom emos en consideración la dive rgenáz entre el poder m e t• distintos lugares de pro d ucción y tos d is tintos lugares d e cons umo, y la separación geográ~ca

can:il en Europa y el comercio del grano. la pro ducción y exportación d el grano, siendo co mo d e la oferta y la d emanda. Pri:cisamente, la riqueza m ercantil depen d ía de la relativa in -3ccesi•

era esencial p ara la s ubs istencia en Europa., no fu e un ind icio de riqueza y de pod er econó mico bilidad de lo s m ercados y de la po s ibilidad d e Íucra rse en un p roceso de arbitraje sin fin e ntri:
mercados fragmentados. En el seno d el sistema mercantil europeo em ergiero n diversos centros mercantiles muy prós-
Por lo t3nto. existía t:n a. separación fundamental entre el cons umo y 13 p roducción. Poco te• peros y competentes q ue, según el enfoqt:e m ercan':ilista, d eberían habet sido la con-a del capita-
nían qve ver las cond icio nes sociales en las qoe se p rod ucfa el gran o en las regio nes expor• lis mo. O.<: hecho. segúr, a lgunas versio nes de este modelo. s~s ptádicas fi.:eror, capitalistas s i
ta dcras d el mis mo co n las condiciones en las que se co n-sumía e n los ricos centros mercantiles. bie n. por t.ma razón t.: otr.;a, s u desarrollo posterior se vio tP.m cado y no p vd ieron recorrer el ca•
Esto implicó, entre otns cosas. que aunque el g r3no resultab:. barato p ara el poder adq uis rtivo m ino qt:e fes cond uje ra hasta el capitalis mo indus tri3I, hasta que Gran Bretaña. log rara m arcar la
d e 13s potencias consumidoras, sobre to do en la rica República Holandesa, cuyos m ercaderes y senda. Fueron las denominadas «tra nsiciones fa llidas>>.
Aoh d o minab3n el comercio e n el Bált ico, no aumentó la ca.p3cidad de 13s fi: erzas pro di.:ctivas Nadie po drá negar que 1~ riq ueza d e las clases dominantes de los grandes centros d e co mer•
d e las regiones p rod uctoras. Como tam poco fogra :o n los bajos costes d e la prod ucción de cio eu ropeos d ependía d el co mercio. y q ue es':as no se apropiaban del exced ente de los p roduc-
gran o en las regiones p rodudor3s impo ner presio n es competitivas sobre las economías consti• tores directos por medio de ~as clásicas rentas feuda!es. Sin embargo, al igual que en el caso de
midons que se ben e~ciaban de esas importaciones baratas. Po r el contrario , de h echo. se redu- otras sociedades precapiblistas, las grandes fottiunas seguían d epend iendo d e la propiedad po •
jeron los costes d e la p roducción de o tros productos básicos en esas economías merc3ntilis:as lítica.mente co nstituida; y también en este caso, esta form a d e apropiación configuró el curso
próspe:as gracias al acceso tan barato 3 los «inpuls» básico s. En cualq uier caso, las ventajas de particular y s ometido a st.is p ropias limi-tacio nes del d esarrollo econó mico.
los líderes en el ámbito d el com ercio no d epend ían p rincipalmen te d e la p roducción com pe• En Europa, lo s patriciados o efites urbanas de mercaderes d e los centros mercantiles en la
titiva. sino de factores « erlraecon ó mico s•>, como les p rivilegios d el mo nopolio, poseer mejores épcc:. medieval y a principio s d e la Ed ad Mo dem a s ofían enriquecerse profusa.m ente gracias a
flohs. contar con he rra mienhs y prácticas me rcantiles m ás s ofisticadas, n.:us comerciales m ís sus actividades mercantiles, pero d ependían en buena m edida d e fo s p rivilegios y de los po d e-
complejas. p untos d e co mercio remotos y el poderío m ilitar. res asociados a su estatus alcanzado en el co~te-rlo de la ciudad. El éxito de estos centros m er•
Dichas d ivergencias sin d uda significaba n q ue, si bien las n acio nes m ercan';iles ricas habían cantiles, como ya he mos visto. d epend ía menos de la p roducción competitiva qt:e d e los fac-
d ependido del comercio d el grano para sobrevivir, el co s te d el producto básico m ás impo rta nte tores <.<e-xtraeco nómicos». El esbtvs cívico d e las elites gobeman':es de estos cen tros les d aba
era desproporcio nadamente bajo en comparación con 13 riqueza derivada del comercio de los acceso no solo a una serie de ventajas comercia.les e.x'i:raeconómicas sino también, como buró-
bie nes menos necesarios. Y, a su vez, las mism as d ivergencias su ponían tambié n que los cen- cratas, les permitía explot ar a los p rod ucto res d e s u-s países de o rigen m edia nte la extracción d i-
tros d e comercie cuya riqi.:eza dependía d e ellos eran vuln eubfes a las debilidades del com ercio recta d e plusv-alfa e-xtraeconómica en form a d e rentas, cuotas e imp Ltestos de un tipo tJ otro.
internacional de bienes superAuos. Por lo oa.nto. su enorm e riq ueza así como s us suministros hasta ta l p unto q ue este tipo d e ciudades han s ido d escritas como señoríos co lectivos .
d e bienes baratos y d e p rime ra n ecesidad pod rían verse afectados por lo s recesos en el comer- Este era el caso incluso d e ciudades como !=loren.cia, cuya ,iqueza mercantil n o solo se basaba
cio de bienes d e lujo. en el comercio d e bienes p rovenientes d el extranjero, sino ~ambién en s us propios productos.

, Florencia es el caso prediledo de c¡i:ienes se o cupa n en analizar las «transiciones fallidas>> por•
HORENCIA Y LA REPU 8l1CA HOLANDESA
que fue una potencia merc~ntil destacad a y próspera, con un d eslumbran';e patrimonio cultural,
arquetipo del llamado « Ren acimien to». Flo re ncia. s u peraba a Ing laterra con creces en s u n rvel d e n orte de Italia, como Flo rencia, bajo la presión d e los imperativos que impo nía el capitalis mo.
so fisticación mercantil, capacidad de man ufactura o log,o cultu,al y, sin embargo, ac¡1.1el l1.1gar Aimq ue esto es materia para otra h is':oria. lo q t:e aquí me interesa. d estacar, sencillamen te, es
re-cónd ito s itvado al norte estaba a punto de despegar en s u trayectoña h acia el desarro llo ca• que an te la ausen cia. de ta!es imperativos, la pau ta seguid a por el crecimien to económico estab ~
pitalish:, mie ntras que la ciuda d Estado italia na <•fracasó» a la h o ,.a d e toma, aquella senda. d estinada a ser otra .
Co n respecto al campo circu ndante, la ciudad de Flo, en cia. era sin duda u n señorío colectivo , las clases dominantes estaban d ispuestas a fomentar y explota r no so lo el com ercio , s ino

que explotaba a los pro d uctores campesinos d el contado co mo lo hiciera el Esta.do abso lut ista también la pro dt.1cciór,, y ten ían la capacid ad para hacerlo en los conirextos q ue con taban con la
de F,an cia co n sus p to pios campesinos. Al mismo tiempo, el i xito d el co m ercio fl o ren tino de capacidad p roductiva y el mercado necesarios, sob re todo de a,tículos d e lujo . los m ercaderes
me, cancías d e fabricació n p to pia segu ía d epend iendo de factores extra.econ ó micos, de los privi- incluso llega.to n a organ iza, e invertir en la producción. Sin embargo, la apro piació n d e g randes
legios d el mo no po lio, o á e p rácticas m ercan tiles y lin an cieras especialmente soflsticadas (s u- proporcio nes áe riqueza seg<Uía depen diendo del poder y de p tivilegios extraeco nó m icos y, en
p uestamente el origen de fo s libros d e co n tabilidad d e doble entrada se p rodujo a l!Q, que facifj. m ucha m en o , m edida, d el d esarrollo d e las fu erzas produd ivas más q ue d e la eX'!ensión y la
taron el co mercio d e bienes cuyo éxito en e·I mercado d e p toductos de lujo tenía menos q ue ver, mejora de la capacidad de apropiación. Inevitablemente, un sis:ema d e estas características tes•
en tod o caso, con la rentabilidad d e la producción q 1.1e con las capacidad es d el artesa.n ado. No pondería al declive de las oportunidad es del m ercado exp timie ndo aún m ís a los p rodudotes o
menos sig n iñcativo era paca la eco no m ía fl orentina el hecho d e q ue sus gr~ndes fa milias del retiránd o se d ired ame niie de la pro ducció n)' fom entando aún más su capacidad de apropiación
secto r me ccantil, en pa.rticul:u lo s Med ici, se em barcaran en emp resas n o p roductivas m ás mediante el e jercicio de poderes « extraecon ó micos•>, en lugar de in crementar !:; productivid ad
lucrativas. co m o pres:ar sus servicios ~·n ancieros a los papas y monarcas, por n o m encionar el d el t rabajo.
hecho de q t.:e o-coparan cargo s públicos, q ue les permi':fan ejercer un g obierno d inástico d e la Sin embugo, probablemente el caso de la. República Holand esa. en los sig los XVI y XVII sea el
propia ciudad Estado. más complejo. Represen ta el mejor ejem pfo capaz d e disputacle a Inglaterra el p rim er puesto
Por muy prósperos q ue fue , ar. ac;,uellos cen tros mercantiles d u rante algú n tiem po. y por muy como eco no m ía <~moderna.•> o capitalis':a[5j. Su riq t.1eza mercantil y su infl uencia cultu ral fueron
grandes q ue fueran las fort1;nas que am asaron, su d esatrolto eco n ó mico jugó en s u co n tra. eno rmes. Fue pionera e n poner e n marcha algt.mas de h:s p rácticas e instru men tos mercantiles,
Obvia mente, es cierto q ue el papel del mercado fue fu n d a.m ental pHa su d esarrollo. pero es banca:-ios, bursátiles y relativos a L~ especulació n fina ncieca más so fis ticados, por n o mencionar
igualmen te evid ente q ue en ese co nte.'<to cum plía más la fun ción de oportu nidad q ue de impe• so s a.va nees técn icos para el transporte d e mercandas y sus i xitos en el ám bito militar. Incluso
rativo. Como mín imo. el funciot1am iento d el m ercado no g1:neraba el impulso in cansable capfta• su n ivel de desarrollo tecno lógico y el cor.sigu i.ente incremento de la prodi.:ctividad d estacaron
lista de maximizar el ben eficio med ia nte el d esarrollo de las fuerzas de pro ducción. con crece·s en Europa, y, por ejemplo, Ing laterra se inspitó en muchos de s us :ava nces en la agci-
Cabría defen der (y est a sería mi postur:;) q ue el carácter no capi:alista d e estas economías cuhura. Tenía una población !Jrbana excepcionalm ente· numerosa y probablemen te fuera la
mercantiles fi:e su fort.afen, pero también s u debilidad, y q ue, por ejemplo, el Ren acimiento ita- so ciedad más mercantilizad a de la historia., an tes del advenim ier.to del capitalismo. Depen día
liano no habría flore ó do como fo hizo en el contex':o de las ciud ades Estad o mercantifes del inusitadamente d el comercio para abastec.erse de lo s productos más básicos para la
s'!.lbsis tencia inclvso en el caso de lo s p roducto res directos . Es más, in cluso los p rod11ctores Holan da se d iferencia d e otras poten cias euro peas p robablem ente en el grad o de d ependencia
agrícolas d ependían del com ercio hash un n ivel sin precedentes para s atisfacer sus necesid ad es d el m ercado, incluso para el abas!ecimier,to d e tos pro ductos alim enticios básicos, pero el s is•
básicas, y adquirían el g rano en el m ercad o y vend ían sus propias mercancías, sob re todo p ro- tema me rcantil por el q ue se regía seguÍ3 s iendo el pro pio d e las eco n o mfas prenpitalis tas ca-
dvctos lácteo s . Sin d uda, la e norme riq ueza de la República. se basaba en la actividad mercantil, racterfstico del co nju nto de Eu ropa.. l os ho lar.d eses ciertamente d epend ían en extremo d el mer•
o en q ue las elites m ercantiles h olandesas invirtieron e n la p roducció n interna -sob re to do , en la cado europeo, y n o men os del m erc ado d e artícufo s d e l11jo , y est 3ba n po r lo bnto s ujetos a sus
agriculttira- de una fo rma to talmente n oved osa y e n una cvan tía sin preceden tes. limitaciones. pero tambié n es cierto q ue fos p rod uctores capitalis tas no dominaban la eco n o mía
Por esta razó n, la República Hofan des-a y s u <<transició n fallid a» d eshca aún más como favo • holan d esa, s ir.o q ue esta se regía por fo s intereses m ercantiles d e los mercad eres, cuya principal
rita q ue Flo rencia, y ha n sido numerosas las explicaciones en to rno a por q ué Holanda no dio el motivació n, incluso cuando invertían en la agricultu ra o la industria, e ra l-1 circu lación d e mer•
salto al capiblismo indt:s trial como lo hiciera Inglaterra . Hay quien es h an atribuido la causa al candas y no su producció n.
dominio p arasitario de las ciud-a des top-h....ovy q ue acabaro n co n la p rod uctividad h ofandes a, Quizá el factor más impo rtan-te para fa. eco no mía h o la ndesa. fuera el domin io de la ciud ad y de
sobre to do en el sector agrícola, exp ñ miéndola pan. e."draer aún más riq ueza d e ella . O tros aun los intereses de las elites u rba nas, q ue a s u vez infl uían so b re la co niigu ración de la economía
d estacando las fo rmas en las que las ciud ad es invirtieron en la p roducció n, especialmente en la rural, como merc-1 do más amplio para lo s pro dvcto s agrícolas y com o fuente de invers ió n. l a
agrícola, atribuyen s u tra ns ición fallida -a l grado de d ependencia de la Rep ública en el mercado gran riqueza y el poder mercantil de la República d ependían d espropo rcio nadam eni!:e de su pre•
d e expo rtacio nes y po r lo tanto en la econo mía eu ropea en un sentid o más amplio, que acabó ponderancia en el co ntexto d el comercio in ternacionaf. y en su capacidad d e trans po rtar y
arrastrand o a los h o landeses a s u declive. No obstan te, cabe también explicar el declive ho lan- come rcializar merc ancías q ue habían s ido p roducidas en otros lugares. los ho landese-s n o po•
d és como una ~ípica. recesión secular como las q ve atraviesan to das las eco n o mías <<mode r- d rían haber d es:urollad o n i su en o rme po blació n u rbana n i, d e hecho, su agricu ltura p roductiva
nas». si no hubiera n lidera do el comerc io internacional y sin la enorm e riqueza generada por los cre -
Cabría afirm ar que, ir.clvso e n lo s ca.so s e n los c¡11e h les explic-3cio nes parten de lo s s u p ues• cie-n !es mercados d e lujo eu ro peos. No se trata ba tanto d e <¡ue la pro ductivid ad agrícola. sust en•
tos d el mo delo mercantilis ta, a su vez lo d esvirtúan to d a vez que co nsid eran un o bstáculo par3 tara a u n3 población urb:.:n a. inusitad amente nume ro sa. (como en el c-~so d e lng late rn ), s ir.o
el posterio r d esarrollo fa. aparen temente .:xc:.:sit>O m ercantilización y urban izació n d e la RepÓ· más bien que d icha población s us ter.tada po r una posició n d ominan te en el mercado interna•
bfica. No o bsta r.te, una expfic3ción alternativa d el po r qué Holanda « fracasó'>• -a 1-a hora de seguir cio nal. co m o eslabón fund am ental en la cad er,a mercar.ti! europea, pro piciaba las cor.diciones
el curs o d el d esarro llo capitalis~a lo atrib uye a q ue n o era en su esen cia t.:tla econo mí1 capitalista óp;:im as para el d esarro llo de una agric•.iltura p roducúva .
y q ue seguía un a ló gica eco nó mica d istinta . El d ebat e sobre la eco no m ía holandesa s upera el al- No obstante, a pesar d e s u d epen d en cia en la circulación d e merca r.cías pro ducid-as en otros
cance d e estas páginas. Aquf nos bastad co n d estacar -alg unas de las fo rmas m ás relevantes en lugares, la Rep6blica s í co nhba co n un come rcio para so s pro pias me rcancías. Duran te la
las que s 11s pautas d e desarrollo fvero n un ejemplo caracterísil:ico d e la lóg ica d e la eco nomía « Ed ad d e O ro» existía. una co nexió n importa nte entre los intereses m ercan tiles holandeses y la
p recapih lisb. p roducción ir.terna; la riqueza u rbana se invertía en el c:.mpo, con especial intensid ad en
proyecto s de recu peració n d i: terrenos. Sin emba rgo, la conexión enfi:re el com i:rcio y la p rod uc- como la captura de un barco portug ués en 1602 con t.in Oot{n desproporcio nadame n':e valioso y
ción er3, por así d ecirlo, frágil y d istante, s iempre estuvo s ujeta a trastornos d i:sde el mo mento apatentemen te capaz d e influir decisivam ente en el d esarrollo h olandés; o en la «masacre d e
eo qve disminuyera el merc-~do d e pro ductos h olandeses. los ho landeses construyeron s u Ambon» d e los m ercaderes ingleses en las islas Mo luc3s. Con el d eclive d e la eco n o mía euro•
imperio me rcantil -sobre la reli:vancia d e o tras ven tajas fu era d e la esfera de la producción. pea a finafes del siglo xv11, q ue -a rrastró el merc3do d e exportaciones holand és, se debilrtó drís-
Tam poco está duo q ue los p rod uctores h ola ndesi:s, y los gra njeros en particular, p rofun• ticam ente el vfncufo entre comercio y p rodocció n in terior que-m arcó la Ed ad de Oro, y Holanda
d a.men te implicados e n producir para el mercado, estuviera n som etidos a los imperativos que se c¡i:edó atrás en s u mayor forh leza, s v <<sofisticación mercantil», y en el empleo de sus apo•
asociam os con el capitalismo. En e-ste sentido. por ejemplo, la influencia d e las regiones p ro • yos E-Xtraeconómicos.
dvctoras de gnno barato, y q ue ben elici-~ban a Holanda m ás que a otras economías, en todo De m anera que, durante la crisis d el sig lo XVI 1, les holandeses, co mo o tras econo mías eutc •
caso r~ducfo n las presiones a la co mpetitividad al disminuir los cos':es de los jnputs básicos, lo peas, se top uon con fos o bstáculos del viejo s istema m ercantil. Por mucho éxito que alcanzara
que permitía a fo s granjeros h ola ndeses p roducir y vender sus p ropios p roductos mas co s tos os , su agñcultora y so actividad me rcantil con merc 1ncías de primera necesidad, nunca d ejaron de
e.s d ecir, no el grano sino productos refativ-a mi:r,te d e lujo como los pro ductos lácteos y la pertenecer a una econo mía que seguía s ujeta a las limitaciones que imponía el mercad o precapi•
ca,ne. la República d ebía la ventaja de pod er importar inputs baratos -a su dominio sobre el ta.lista, y a d epender d esptoporcio na dam ente del cons umo de artículo s de lujo por parte d e una
come ,cio en el Báltico , vi:ntaja q ue no se basaba en una p rod ucción inte-rna con unos costes minoría rica.
más competitivos. El carácter precapitalista d e la econo mía holandesa era evid i:nte también por otras razones.
Holanda, como o tros países c¡i:e lideraban el comercio en Europa {antes de-1 lider3zgo d e la Quid la m ís relevan te se-a has~a q ué p unto la d ase do m inam e hola ndesa dependía d e unas fo,.
Gran Bre':3ñ -a capihlista), dependía normalmente de s t.t -su petiorid ad en aspectos ~xtraeco• mas <<extraeconó micas» de apropiación de riqueza. Una d e las caraderís tiC3s m ás sorpren•
nómicos q L1e le permitfan nego ciar en mercados d iferen ciado s, y n o de una pro ducción compe• d entes de la estructura social h o landesa f u e que los catgos público s constituyeran: una fuente d e
titiva er. un m e-,cado ú nico. Es deór, dependían de s u domini.o sobre la nav egaciór. y el control h nta riqueza en manos p riv.adas[2]. la organización descentralizada d e- la República, que con•
d e las r,,J t3s comerci-~les. en el mono po lio y los p rivilegies m e-rcantiles, un contar con una red taba cor, t.ma serie d e provincias y ciudades autónom as, generó un ca.Ido d e cultivo especial-
compleja de puestos comerciales y asentamientos muy d isbmes, en el d esatrollc de unas prác• mente p ropicio para la creación de un número elevado d e cargos p úblicos en las cit.:dad es
ticas y uno s instrumentos li"nancieros complejos. Estas ventajas «e-xtraeconó micas» a m i:nudo holandesas. Sin e mba rgo, fo llam ativo no es el me re núme ro de cargos, sino la riqueza ;:socia.da
seguían dependiendo mucho d e ~os ejércitos . De hecho , la República Holar,des3 destinaba a ellos.
buena parte de s us enorme-s ingreso s derivados d e los impuestos a gastos militares, que repre• Estos pues':os lucrativos co ns'.:itufa n una fu ente de im portante d e recu rsos para ta clase domi-
sentaban la mayo r parte d el conjunto del gasto del Estado. los ho landeses se embaroron en n-a nte h o landesa incluso durante la Edad d e Oro d el liderazgo mercantil d e 1~ República. Los te•
alg unos ejercicios milit ares po r puro ~fán d e o btener una posición m ás v entajo sa en un sentido rratenien:e-s o finan ciero s con frecuen cia. recu rrían a su riq ueza para acceder a d ichos puestos ,
mercantil. por ejemplo, n o solo en g t::e rt3S com e,ciales virulentas sino t ambién e n empresas induso en detrimento de sus o tras actividad es económicas, a la par q i.:e se e-nric¡uecfan
obten ie nd o unos sustancioso s salarios vinculados a los puestos, y a otra setie de vent:ajas y privifegios mo nopolís ticos como el restablecimiento d e la Wes: India Company o el mo r.opolio
privilegios asocia.dos. l as ven tajas fi n ancieras y sociales asociados a lo s cargo s en el gobierno por parte de una compañía de las cartas de navegación[9j .
d e la ciudad fuero n especialm ente-s ignificativos a fo largo del sig lo XVCI y. a partir de 1660, ctnn• l a República tampoco d esatendió la dimens ión m ilitar de s i: política mercantil. Posible meme,
do se inició el d eclive d e la economía holandesa y europea, en la q i.:e eshba firme mente inserta., el ejemplo más destacad o en es!e sentido fuer-a el papel d e Ho landa en la llamada Revo lución
esta fven½e de in gresos ten ía un valo r aún más preciado. En Holand a., pot ejemplo, la riqueza Glorio sa en Inglaterra en 1688. En particufa t, la provincia de Holanda dependía d e la rentabilidad
generada por el pa.triciato urbano eta mayor que la de cualquier otro g n.:po s ocial, y el grueso de d el comercio y, por tanto, le afecta.ron especialmente las incursiones d el m ercantilis mo francés
los trabajos m ás lt.icrativos perten ecÍ3n a los cargos piíblicos d e una u otra índole[7J. a fi nales del s iglo XVI 1, s us intromisiones en la flota holandesa y sus a tanceles proh ibitivos. la
En este sentido, la República Holandesa tenía much o en com6n con otras socieda d es no ca.- única solució n p ara este problema d e la rentabilidad merca.n:il era la derrota del mercantilismo
pihlisbs que d epend ían de la expfohción « extraeconó m ica)> o de «la. p ropied ad po líticamente francés por medios exttaeconó micos, y para elfo eta necesario esfabfecer una alian za con Ingla-
constituida» como el Estado absolutista fr-:.ncés <<físcah>, en el cual los cargos eshtafes tenfan la terra, algo 91.:e solo sería posible si se con:aba. co n LN'l afia.do en el trono in glés. Asf, la República
capacidad d e obtener plusvalía d el trabajo de los campesinos a tnvés d e los impues~os, o las d e Ho landa destinó s us recursos a apoya r la puja por ef trono ing lés d e Gu illermo de Ora.nge,
ciudades Estad o p rósperas que acti.:a.ban como «señorfo s. co lectivos» con respecto a las zonas en lo que sería: « una inversión arriesgada d el único recu rso q i:e tenía. la República en abun•
ru rales adyacentes. chncia., el d inero, para así reestabfecer un entorno internacional p ro picio para la prosperidad
Esh form a de ap ropiación p uede contribuir n otablemente a explicar h, llama&~ «transición fa. económica>'>(!Q).
llid a». Mie ntras que los in gleses (como veremos en el sig uiente capítulo} reaccio naron a la cri- Quizá es.a revolución Í'uera <•gloriosa.» para los ing leses, y muy poco sang riem:a.. Sir, emb::.rgo.
sis eu ropea y al descenso d e lo s precios d e lo s productos agrícolas invirtiendo para aumentar la d esd e el punto de visita de los ho land eses fue una invasión, con el re-s oltado d e la ocu pación d e
productf\fidad d el tnbajo y fa rentabilidad d e la agricultora, guiados por unos impecativos d el Lo nd res por parte de las tropas h o la ndesas con grandes expec:1tivas d e que la g uerra no s.olo
mercado muy claros, ell la Rep6blica Holand esa se p rodujo un p roceso d e a'e:sinversión en la invo lucrara. a Ing laterra., sino fam bién a Francia. Sir. embargo, esta g uerra n o fu e n i m ás ni
agricu lt,u,a durante y d espués de Ía crisis del s iglo XVI 1[§.1. A m edida q ue d escendían fo-s precios menos que una empresa. d e ca.rácte, mercantil. l a Bofsa de Ámsterdam también invirtió junto
agrícolas, las elites holandesas se interesaron aún más por o tras fuentes d e riqueza como la me• con el Esta.do h o landés en aquel último esfuerzo por emplea:- su pod er extra.econ óm ico para
jora d e las ven t3jas cometciales extraecon ó micas o los cargos públicos, que resultaban más o':iter.er márgenes de beneflcio en s u ac':ividad mercantil.
lucrai:ivos que la inversión en tierras o en o tras empresas productivas. Al.l'nqi.:e <<no estaba d el A partir de ese momento , aunque el comercio siguió siendo fa principal fueme d e riqueza de la
todo ausente» la inversión en te,cfl o logía para ,a umentar fa pro ductividad d el tea.bajo , estaba lejos Repiíblica., cada vez estaba más desvinculad a de la p rod ucción in terna del pa.ís , a la par q ue
d e ser la. opción predilecb ante el receso d e fas oportunidades d el mercado. A las elites ricas les d ependía. cad-a vez más de la « son"stica.ción m ercantil·» [ll). En pocas palab ras, se sig'!.lió una
atrajeror, más l:.s estrategias « extra.econó micas» y la inversión en la propiedad polí:icamente pauta coherente con una reversión hacia, o inter.sillcación, d e una obtención de beneficio m er•
constituida., n o solo los cargos públicos sino toda iniciativa enea.minada a reavivar los cantil precapitalista, o incluso cab ría d ecir de formas d e ap ropiación <-<exi:raeconómica» no
capitalistas, d e riqueza de o rigen rentis:a y d e cargo s p úblicos. apropiadores d epend ían irremediablem ente d e la competitivid ad d e la p rod ucció n. Estas reia-
El n iveí d e desarro llo m ercantil y tecn o lógico de la Repúblic-:. Holandesa la distan ció d e ot: as ciones de p rod1.1cció n p us ieron en ma rcha una o bsesión insaciable po r competir, por la renta-
eco n om ías europeas. Sin duda, fue capaz d e forz:u h asta el límite las posibilid3d es de mercanti- bilidad d e la producción, la m aximización del benef.cio, la reinversión de lo s excedentes y el
lizació n y, s in dud-a., aprovechó h asta. ef máximo las oport.unidadct. de-1 m ercado. Sin lugar a d uda., increm ento s istemático d e la p roductividad del tra!bajo m edian':e la mejo ra d e las fu erzas pro-
la República depend ía del comercio no solo como fu ente d e enorm e riqueZ3, sin o bmbién para ductivas. Esa comp uls ión trajo consigo todas las comradicciones d el capitalis mo.
obtener s us p roducto s alimer.ticios bísico s. En ese sentido, d epend ía del mercado. No obs• [!] En Th~ Prjst.int Culture of Capitalism ..., op. cit., Lo nd res. Verso, 1991, reflexio no sobre las
h nte, el destin o de la eco nomía h olandesa no d ependía en últ imo ti rmino d e l.:1 comp-etitivid,.:1d distintas co nsecuencias del fe udalismo euro peo, en p articular en relación con el capitafis mo in-
d e los p rod ucto res, sino de los intereses de quiene-s se lucraban a partir de la ac~ividad mer• glés y el abs olutis mo en Francia .
cantil y de la elite de burócratas. ~ Véase un d esarrollo más extens o d e estas reflexiones en mi artÍC•J lo, <<The Q i.:estion o f M a•
No obstante, ap.:1rentemen-te- los impu at(vos del m ercado c apaces de gene rar una pau ta espe• rket Dependence».Jouma/ ofAgrarion Chang~ 2.1, enero d e 2 00 2 , p p. 50-87.
d fica mente capitalis ta d e d esarrollo c.:1pitafista, n o tuviero n el mis mo impacto en la Repíiblica (3] E. Kerrid ge, Trodc and Banking in Eariy Modu n Engfand, Má nd, ester, Manchester University
que en lngfa.!erra . Una vez más, como e n el caso d e Flore náa, cabe argumen tar que ese rasgo Press, 198.8, p. 6 .
consti':uyó en ig ual medid a una fortaleza y una debilidad y que, en d efi nitiva, la Ed ad d e O ro d e !AJ R. H. H ilton, <<A Crisis of Feudalis m», en T. H. As~on y C. H. E. Phifpin (eds .), Tlu: BrM ne:r
l.:1 Re pública Hola ndesa no tuvo tanto que ver con que fue ra una economía capitalista, sino con Debatt ..., o p. cit.
que fue la última y la mejor desarrollada so ciedad m ercantil n o ,capitalista, que debió s us log ros IS] la reflexió n sobre la e<ono mía h o la ndesa se basa fundamentalmente en J. d e Vries y A. van
ta nto a s u i xito mercantil como al g rado en que estaba lib re d e las constricciones y contra• d er Woude, Tht Firrt Modu n Economy: Succi-ss, Failurc, and Pttsi-vcranc~ of thc Outch Economy,
dicciones del capitalismo. Fueran cuales fue, an las po s ibitidad es inherentes a una econo mía 1500-1815, Cambridge, Cambridge University Press, 1997, s i bien mi interpretación d e la rele•
mercantil de estas caracterís ticas, par-a bien o para. m al, una vez que emerg ió el capitalismo en vanci~ d e los hechos d escritos por lo s a ufo res d iftere bastante. Para ellos, la República HoJa n•
ottos lugares, cambiaron los ti rminos d el d esarrollo econó mico, y no solo en el lugar que lo vio d esa cor.s tituía el ejem plo Í>Jnda mentaf del modelo d e econo mía « mod erna», y pot fo tanto ca•
nacer, s ino en todo el mundo. En particular, cuando el capitalis mo britán ico adquirió su fo rma pih lish; pero, .en mi opinión, la pauta seguid a por el desarrollo económico del país, tal com o
indust<ial, impuso soóre s vs rivales una p resión competitiva tal, ya fu era directame nte en la ad i• ellos lo d escriben, apunta er. o!ra dire-cción. Por o tra parte, si bien parto de las mis mas premis;;s
vida.d mercar.til o empleando su foerza militar y su po sición geopolítica de ve maja, como para q~e Brer.ner, me plantea. afg unas dud3S s1.1 a nálisi-s sobre la economía holandesa <•The Low
c, ear nuevas p resiones externas para que se produjera un d esarro llo similar en otros lugares. Countries in the Tra ns it ion to Capitalism»,Journal ofAgraáon Changt 1.2, abril d e 2001, pp. 169-
Al comier,zo , lngfa:erra esta ba menos ava nn da mercantil y ':ecno lógicamente que s u rival 238, donde de'1ende q ue la e<ono mía h o l~ndesa fu e capitafist3, aunqtie po r razones muy d is•
holandés, pero los éxitos y los fracasos d e s u po sterio r desarrollo estuviero n d etermin a.dos por tintas a las q ue sugieren De Vries y Van der \Voude. Oesartollo dichas d udas en « The Questio n
un sis tema mvy concreto d e relacio nes s ociales de p roducció n d e acuerdo la cual p roductores y of Market Dependence.» .
[fil J. de Vries y A. van Óer Woude, Thi- ~irst Mcdem Eccnom y... , op. cit.• pp. 586-588.
[7J /bid., p. 596 .
00 Jbid., sobre fodo en pp. 217-218.
19] /bid., pp. 6 76-677.
[lQ] lbid., p. 680.
lll] lbid., pp. 502-503 y 6S1 -682.
V. El ORIGEN AGRARI O DEL CAPITALISMO extracción d e 13 plu sv3lía del tra b ajo d e los p roductor es d irecto s a través de los im p uesto s; y el
El m ejor correctivo contra la tendenóa a na h.iralizar el capitalismo y co oira fo-s s i.ipuestos de Estado, que se convirtió e n una gran fu e nte d e tiqueza p rivada, co optó e incor poró :a un número

petiüo principii relativo s a sv o ñ gen es reconocer que, a pesar de s i: esp edfica com p ulsión h acia cad3 vez m ayo r de apropiadores e nt re los mie mbros de 13 vieja nobleza y d e una nuev3 ,~bt.u•
la 3cumulación y ~a m 3ximización del b e nei1cio, el capih lism o no s u rgió e n las ciudad es, sino gu esfa» comp uesta p o r burócratas.
e n el cam po, e n ~n lugar muy concreto, y muy ava nzada la historia de la h uma n id ad. No b astó Aq u í radica fa prin cip al difere ncia e n tre las so-cied3d es p recapih fisfa s y el cap italis m o. No
con una simple a mp li.;;ció n o expans ión del trueque y d el intercambio, s ino que tuvo lugar una gu ard a relació n co n que la p rod u cción te n g3 lugar e n el ámbito u rb a.r.o o e n el á mbito ru ral, s ino
tra n sform ació r, a b so lu ta de la m ayor p arte de las relaciones y p rácticas huma n ~s b ásicas y t.111 a que está totalm e n':e· relacion ada con las relaciones de producció n conct etas e ntre p roductores y
ruptura con p a utas ancestrales que regía n la relación d el ser humano con la n aturaleza. apropiadores ya se d e n e n la. ind u stria o en la a5rici.1ltura. El capitalism o es el único m o do de
p rodu cción e n el cual la fo rma d o m in ante d e ap,opi:ación se basa e n la total d esposesió n d.e los
El CAPITAU SMO AGRARI O
p rodu ctores d irecto s , q uie n es son legalme nte libres (no com o los esclavos e n cautive rio ) y c uya

Los seres huma n os h a n satisfech o a lo fa rgo d e mile nios su s r.ecesid3d es m ate ria.les tnba- p lvs valía del : rab a.jo se a propia p or m edios estrictam e nte « econó m icos». En una so ciedad ca•

ja.ndo 13 tie rra. De ig ual m odo, p ro~a b!e m e ni!:e d esd e que h a n practicado la ag,icultura, se divi- p ih list3 ple n am e r.te d esarro llada, los pro ductores directos carecen de p ropiedad , y 13 única

die ron e n clases, e ntre los que tra b aja n la tierra }' los c¡ue se apropiab a n del tra b ajo de ottos. Esa íorm3 <¡ue tie ne n efe acceder a los m edios de p rod u cción, a lo s t ecursos para s u p r-opia repro•

divis ió n e ntre p rodu ctores y a prop ia dores ha adoptado muchas fo rmas, pero tod as com parte n ducción, e incluso a los m edios para desem peñ ar su tr ab ajo, es v e nd ie ndo s u fue rza d e tra bajo

la caracterís':ic.a comVn de que el p rod uctor d irecto h 3 sido po r lo gene ra{ el cam pesin ado. Por a cambio d e un salario, m ie ntras que ~os capitalisus p ued e n a propiuse de fa p lu sv3lía de los
tra b ajadores sin n ecesidad d.e rec•.1rrir a prácticas coercitiv3s d irechs.
lo gene ral, estos p roductore·s campesinos h an te nido acceso dired o 3 los m edios p ara s u p ropia
reprodu cción y a la tie rra . Esto h a s upuesto que los explo tadores se h a n a prop iado d e la plu s- Esta relación única e ntre p rod u ctores y apropia.dotes está. obviam e nte, m ediada p o r el <.<m e r•

valía d e s u tra bajo p o r m edios extr.aeco nómicos, er, p ala bras de Ma rx., es decir, que los señores cado•>. A lo largo de tod a la historia d o-cume nhda, y sin duda inclvso antes, el m e rcado ha
adopta do d ife, e ntes fo rmas, en la m edida. e n que las petsor.as h 3n inte,cambiado y ve ndido su s
feudales y los Estados utilizab a n d irectam e nte m étodos coercitivos como s u fu erza s u perior, y
su acceso privi!egi3do a fos po d etes m ilitar, jud icial y p olítico. exced e n~es de distintas form as y con dife re ntes propósitos. Pe ro, b ajo el cap italis m o, el m e r•

Por eje m plo, er, Fr3ncia a p rin cipio s d e la Ed ad Mo d erna, com o h e m os visto , la pro ducción cado cumple i:na funció n d is tintiva y sin preceden tes. Bajo la sociedad capit3lis b, prácti-
cam e nte todo es una m e rcar,cía ptod ucid:a p ara el m e rcado. Y, lo que r esulta aún m ás relev3n te,
esbb a d omir,ada por cam pesinos propietarios/ ocupantes y la apropiación tom a b a la forma clá-
sica p recapitalish de prop iedad polfi'icam e nte cons tituid a. lo 9L1e dio p ie hnafm e nte a la estru c• ta nto el cap ital com o el tr3bajo d ep e nden p or co mpleto del m ercad o para acceder a las condi-

tura d el a b solutis mo basad a. e n la recaudació n d e im pu esto s. En este contexto, com petían for- cio n es b ásicas p ara s u p ropia re p roducció n . fgu al que los trab aja.dores d ep e nde n del m e rca.do

m as extneconómicas centrafiZ3das de exp lo':ación con la crecie nte s uplanta ció n d e form as de para ve nder su fu erza de ½ra b ajo com o m e rcancía, los ca.p ita.listas dependen de él para comp rar

extracción seño riales. l os c3rgos p úblicos se convirtiero n e n un m edio fon dam e nh l para la la fu erza d e tra b ajo , y los m edio-s de pro d ucción , p ara o bte n e r be n e'1cios m ediante la ve nt1 de
los bienes y servicios que prodi.:cer. los trabaja dores. Esta d epen dencia d el me rcad o o to rga a condujero n en: último tér min o a est a dependen cia d el m ercado. Sin emb a.,50, la cuestió n será
este un papel en las s ociedades c-apitalistas sin p reced entes; no es un m ero m ecan ismo d e inter• más m a.nejabfe s i logramo s id entifi car en q vé mo mento y fugar se h izo claramente d is cernible
cambio y d istribución s ino el principal d e:term in an te y regulador de la repro di.:cció n s ocial. l a esa r.oeva dinámica de depen d enci3 del m ercado. En el capítulo a nterio r, a naliz1mos la na.tu•
emergencia d el m ercado como fado r d etermir,a nte para ~a reproducció n social su p uso q ue su raleza d el comercio p recapih lista y el d esarro llo d e las g randes potencias mercan'!ites que pro s-
lógica penetra ra en la producción d el bien más básico par-a la vida: la alimen tació n. pera ron haciendo uso de las o po rt1.1.nid:ad es q11e les b rindaba el mercado, s in por ello some'!erse
Este sistema s in gu lar d e depen dencia del mercado im po n e ur,as exigencias esped iicas y s isii:é• sis !emá~icamer.te a s i.:s imperativo s. Sin embargo , en el contexto de la e conom ía precapitalista
micas, y est á. g i.:iado por una compulsión q ue r,o co mparte n in gún otro m odo d e pro d ucció n: etn o p n , una no h b!e e:xce:pción co nfirmab a. la re-gla . En el s iglo XVI, el desa:rollo de fng laten a se
los imperativos de la co m petitividad, la acumulación y la maxim ización d e: benefi cios y, por p roduda. en d iversas d irecó o nes totalm ente n oved o s-as.
ta nto , t.m a co ns ta nte necesidad sistém ica de d esarroUo d e las fuerzas p ro ductivas. Esto s im• Para abo rd u !as, po de mos em pezar po r ana lizar la nat•..1raleza d el Estado in gl~s y lo que n o s
pen tivos, a su vez, co n llevan q ue el capitalismo pueda y d eba esta r en co ns:an te expansión, revela sob re l.a. relación en tre el po d er político y el pod er eco r,óm icc. Aunq ue en Europa hubiera
algo q ve lo d iferencia también de o tras form as sociales. Pued e y d ebe acumula r co nstan te• ot ro s Estado s mo nárq uicos relat ivame nte fo ert.es, más o mene s uniRcados bajo un a mis ma Co-
men te, buscar persis tente:men te nuevos m ercados, impon er sus imperativos perma nentemente ro na, com o España y Fra ncia, lng laterra era el m ás ehcazm ente unifi cado de to dos {>t conviene
sobre n t:,evos territorios y n11evas esferas de la vid a y sob re todo s los seres humar.o s y el e n• p recisu que r.os referimo s espediica.m en!e a fng la.terra y n o .a o tras regiones d e las islas britá•
torno nat>.iral. n icas). A lo largo d el s ig lo XI {s i n o antes), cuando la d a.se d irigente no rma nd a se estableció en
To da vez q ue admi!imos el c arácter d is tin tivo de estas relaciones sociale-s y d e estos pro • la isla config urand o una en tidad militar y poli' :ic.:. bastan:e co hesionada, el p roceso d e unifi.
<eso s, y sus d iferencias con respecto a las otras formas so áiles q ue h an regido la mayor parte: cación de Inglaterra s uperaba al de la mayor pa rte de los pa.fs es. A lo largo d el siglo XV I, In gla-
d e la h istoria d e 1:. human id ad, se-torna evide nte la necesid ad d e aho nd ar más en fa explicación terra avan zó much ísimo e n la d irecció n de eliminar la fr agmen h ció n d el Estad o, la <<soberan ía
d e la emergencia de esta fo rma social especíñc a y su pera r lo s su p uesto s d e petitio principii fragmen ta d a», herencia d el fe ud alismo. Los po d eres a1:tónomos en manos de los señores, las
segl:n los cuales el emb rió n d el capitalis mo s iempre ha existido, a la espera de liberarse d e unas municipalidades y otro s e ntes co rpo rativos de otro s Estado s e uropeo s, en In glaterra est3ban
ataduras co nt ra natura. ca.da vez m ás co ncentrado s en el Estado central. Esta realidad co ntrastaba co n la d e otro s Esta•
La cuestión relativa a s~s o rígenes se pued e formular d e la s iguiente man era: dado q ue a.ntes d os eu ro peo s e:n lo s c¡ve las po derosas mo na rq uías sig uieron co r.viviendo, no sin fricó o nes,
d el advenim iento d el c apitalis m o los apro piadores explotaro n a lo s pro dvctores dvra me mile- dura.me m ucho más tiempo con o tros po deres militares pos feud a.les, co n sistem3S juríd ico s
nios , sirvién do se de distinfo s mec.3 n is mos , y dado que fo s mercados también h an existido fragmen ta dos y co n una serie d e g ru pos q ue o s tentaba n privilegios co rporativo s y que d efendfan
« d esd e tiempos inmemo riales» y p rácticamen te en tod as partes, ¿có mo p vdiero n pasar a sis temáticament e s u auton om ía fr e:nte al poder centralizad or d el Estado. y q ue- n o so lo o bed e-
d epen d er del m erc ado tan to prodi.:ctores como ap ro piadores y las relaciones entre elfo s ? cían a p ro pósitos d e índ ole <•extra.eco nó m ica», s ino q11e co nstituían el p rincipal medio para ex•
Obvia.m ente, podrfam os rastrear eternam ente lo s largos y com plejos p roceso s h istó rico s q ue traer la plus valfa de lo s pro dtictore-s d irecto s.
L1 ce:ü ralinció n polftica d el Estado in glés d ebió su c-u ád er d istintivo a d iverso s factores d e 91:e se p rodujera la o leada d e desposesión d e la tierra q u-e tu:vo lugar en particular en lo s si•
materlafes sob:e los q ue se sus tentaba y que in fl uyero n en su desau o llo po sterio r. Ya en el s iglo gtos XVI y XVI 11, -que acompañ ó generalmen te a lo s cercamientos. En Fta ncia, en cam~io , per•
XVI, lng l3terra contab3 con una red im presion ante de carteteras y tra nsporte fl uvial inus itada ma ne-ctero n en mano s del campesin3do g randes extensiones de tierras d urante much o m ás
pua la épo ca, y q ue co nectaba fos d istintos puntos geo g rá fico s de fa n ació n. A s u vez, Lo nd res tiempo.
estaba adquiriendo un tamañ o despropo rcio n ada mente g r3nd e e n t efa.ción co n ot ras ciud ades Por otra parte, el pod er relativam ente débil que tenían los p ro pieta rios d e I=: tierra s u p us o q~e
in glesas y a la po blación gen eral d ec ln.glatetra (de hecho , lleg aría a ser la civdad mís gra nde de no dependieran tanto d e su capacidad para impo ner med idas e.o-activas para ext rae r más renhs
Euro pa), y se estaba corw irtiendo en el centro neu rálgico de u n m ercado nacion al en d esarro llo. d e s us arre ndatarios como de la competitividad de la p ro d ucción de los mismos. En este co n•
La ba.se material d e aq uella economía nacio nal em etgente ft.:e la agricultura in g!es3, iínica en texto, los propietario s agrarios tenían el incentivo de animar, y compeler en la m edid-=: de lo
muchos sent idos . Et1 p rimer l1.1gar, la clase domin3nte destacaba en d os aspectos posible, a s us arrendahrios a busc ar la ma nera de reducir los costes med iante el incremen to d e
relaciona dosl!). Po r un lad o, h abía s ido la p rime ra de E1.1rop3 en d esmilitañ zarse, y form aba la p rod uctivid ad del tr-a bajo.
parte, e n alian za co n un-a m o narq u ía centralizad ora, del p ro ceso d e crecien te centralización d el En este sentid o, se d ife renci3ba n de tina m anera fu n dam ental de lo s aristó cratas rentistas qu-e
Eshd o, er, el q ue no ten ía c3:bida la s oberan ía fragm et1tad a típica del feudalis mo y de sus Esta- a fo largo de la h isto ria han d epend ido de s u capacidad para extraer el excedente d el cam pe-
d os so cesores . El Estado era el instru men to d e la clase dominan te para manten er el o rde n y pro • sinado para enriquecerse, recorriend o a m edid,as coactivas, en fun ción d e u na lógica más enea•
teger Ía propie dad, y la aristo cra cia no era d ueña d e los poderes autónomos « extra.económico s» minada a m ejo tat los mecan ismos co ercitivos (militar, jud icial y político}, que a incremen tar la
ni de la <•propiedad políticamen te constituida» como s o-s eqo ivalentes com in entales. p roductivid ad de los pro d uctore-s d irecto s, pua cu mplir sus objetivos.
Po r otra p3:rte, la cen tra lizació n del poder d el Estado cor,vivía co n el cont ro l de I=: p ropiedad Co n respecto a los arrendah rios, estaba n cada vez más s ujetos no so lo a lss presio nes d irec•
ele la tierra po r parte d e 1=: aristo cr~cia. En Inglaterra, d u rante l:u go tiempo la p ro piedad d e la t ie- tas de los pro pietario s , sir.o también a los imperativo s del mercado q ue les obligaban a incre-
rra había tendido a estar co n cen~rada en m anos d e grandes terratenier.tes, y bajo unas co n d i- m en tar la p ro d udividad de s u trab-ajo. l o s arrendamie ntos ingleses -s doptaron d is tintas form as.
cio nes. q ue les permitían utilizarla. d e diferen':es. man eras. Suplía n con creces s u fa lta d e po d er y según las regio nes, pero on núme ro cad a vez m ayo r estaba s ujeto a pagar alquileres cl!.lyo p re•
« extra econó mico» con s 11 capacidad p3ra extraer el exced ente s irv iéndose de s us po deres cio lo frjaba n las condiciones d.el mercado y no determin3d as norm as de o cden ji:rídico o con-
« eco n óm icos» c ada vez más co nsolidados. suetud inario. Exis tía, en efecto, un m ercado d e arren da miento s . los arrendatario s s.e veían o bli-
Est 3 combin ació n de facto res ta n caracterís tica del caso in giés tu vo u nas co nsecuencias s ig• gado s t10 so lo a competir en el me rc1clo en b usca d e consu midores, sino t am biér, en el me r-
nifrcativas. Por un fado, la concen tración de la p ropiedad d e la tierra en Inglaterra s u ptis o que cado d el acceso a la tierra .
una gran pro po rció n de la mis ma no fuera labrada por g ra njeros-propietarios, sino po r arrenda- Este sist ema de relaciones de p ro pied ad implicaba c¡ue m uchos p ro d ucfores agrícolas (inclu-
ta rios {po r cierto, q ue la palabra farmu en ing lés sig niflca literalm ente u n ani {a rrendatario) us o yendo los p tó s pero s yeomc,n) pHaran a depender del m erc ad o a la hor3 d e acceder a la tierra
q ue- se refl eja ho y en d ía en expresiones como form ing. out !-subcontrafarl) . Y era así in cluso a n':es mis ma, a fos medio s d e producción. A med ida que o-na p ropo rción mayo r d e la tieu a c1ía bajo
L1 ce:ü ralinció n polftica d el Estado in glés d ebió su c-u ád er d istintivo a d iverso s factores d e 91:e se p rodujera la o leada d e desposesión d e la tierra q u-e tu:vo lugar en particular en lo s si•
materlafes sob:e los q ue se sus tentaba y que in fl uyero n en su desau o llo po sterio r. Ya en el s iglo gtos XVI y XVI 11, -que acompañ ó generalmen te a lo s cercamientos. En Fta ncia, en cam~io , per•
XVI, lng l3terra contab3 con una red im presion ante de carteteras y tra nsporte fl uvial inus itada ma ne-ctero n en mano s del campesin3do g randes extensiones de tierras d urante much o m ás
pua la épo ca, y q ue co nectaba fos d istintos puntos geo g rá fico s de fa n ació n. A s u vez, Lo nd res tiempo.
estaba adquiriendo un tamañ o despropo rcio n ada mente g r3nd e e n t efa.ción co n ot ras ciud ades Por otra parte, el pod er relativam ente débil que tenían los p ro pieta rios d e I=: tierra s u p us o q~e
in glesas y a la po blación gen eral d ec ln.glatetra (de hecho , lleg aría a ser la civdad mís gra nde de no dependieran tanto d e su capacidad para impo ner med idas e.o-activas para ext rae r más renhs
Euro pa), y se estaba corw irtiendo en el centro neu rálgico de u n m ercado nacion al en d esarro llo. d e s us arre ndatarios como de la competitividad de la p ro d ucción de los mismos. En este co n•
La ba.se material d e aq uella economía nacio nal em etgente ft.:e la agricultura in g!es3, iínica en texto, los propietario s agrarios tenían el incentivo de animar, y compeler en la m edid-=: de lo
muchos sent idos . Et1 p rimer l1.1gar, la clase domin3nte destacaba en d os aspectos posible, a s us arrendahrios a busc ar la ma nera de reducir los costes med iante el incremen to d e
relaciona dosl!). Po r un lad o, h abía s ido la p rime ra de E1.1rop3 en d esmilitañ zarse, y form aba la p rod uctivid ad del tr-a bajo.
parte, e n alian za co n un-a m o narq u ía centralizad ora, del p ro ceso d e crecien te centralización d el En este sentid o, se d ife renci3ba n de tina m anera fu n dam ental de lo s aristó cratas rentistas qu-e
Eshd o, er, el q ue no ten ía c3:bida la s oberan ía fragm et1tad a típica del feudalis mo y de sus Esta- a fo largo de la h isto ria han d epend ido de s u capacidad para extraer el excedente d el cam pe-
d os so cesores . El Estado era el instru men to d e la clase dominan te para manten er el o rde n y pro • sinado para enriquecerse, recorriend o a m edid,as coactivas, en fun ción d e u na lógica más enea•
teger Ía propie dad, y la aristo cra cia no era d ueña d e los poderes autónomos « extra.económico s» minada a m ejo tat los mecan ismos co ercitivos (militar, jud icial y político}, que a incremen tar la
ni de la <•propiedad políticamen te constituida» como s o-s eqo ivalentes com in entales. p roductivid ad de los pro d uctore-s d irecto s, pua cu mplir sus objetivos.
Po r otra p3:rte, la cen tra lizació n del poder d el Estado cor,vivía co n el cont ro l de I=: p ropiedad Co n respecto a los arrendah rios, estaba n cada vez más s ujetos no so lo a lss presio nes d irec•
ele la tierra po r parte d e 1=: aristo cr~cia. En Inglaterra, d u rante l:u go tiempo la p ro piedad d e la t ie- tas de los pro pietario s , sir.o también a los imperativo s del mercado q ue les obligaban a incre-
rra había tendido a estar co n cen~rada en m anos d e grandes terratenier.tes, y bajo unas co n d i- m en tar la p ro d udividad de s u trab-ajo. l o s arrendamie ntos ingleses -s doptaron d is tintas form as.
cio nes. q ue les permitían utilizarla. d e diferen':es. man eras. Suplía n con creces s u fa lta d e po d er y según las regio nes, pero on núme ro cad a vez m ayo r estaba s ujeto a pagar alquileres cl!.lyo p re•
« extra econó mico» con s 11 capacidad p3ra extraer el exced ente s irv iéndose de s us po deres cio lo frjaba n las condiciones d.el mercado y no determin3d as norm as de o cden ji:rídico o con-
« eco n óm icos» c ada vez más co nsolidados. suetud inario. Exis tía, en efecto, un m ercado d e arren da miento s . los arrendatario s s.e veían o bli-
Est 3 combin ació n de facto res ta n caracterís tica del caso in giés tu vo u nas co nsecuencias s ig• gado s t10 so lo a competir en el me rc1clo en b usca d e consu midores, sino t am biér, en el me r-
nifrcativas. Por un fado, la concen tración de la p ropiedad d e la tierra en Inglaterra s u ptis o que cado d el acceso a la tierra .
una gran pro po rció n de la mis ma no fuera labrada por g ra njeros-propietarios, sino po r arrenda- Este sist ema de relaciones de p ro pied ad implicaba c¡ue m uchos p ro d ucfores agrícolas (inclu-
ta rios {po r cierto, q ue la palabra farmu en ing lés sig niflca literalm ente u n ani {a rrendatario) us o yendo los p tó s pero s yeomc,n) pHaran a depender del m erc ad o a la hor3 d e acceder a la tierra
q ue- se refl eja ho y en d ía en expresiones como form ing. out !-subcontrafarl) . Y era así in cluso a n':es mis ma, a fos medio s d e producción. A med ida que o-na p ropo rción mayo r d e la tieu a c1ía bajo
la regulación d e este régim en económico , iban ten iendo más facilidad es d e a cceso a 13 tierra íorm3 en la que eso s supuestos han condicionado las interpretaciones de fes hechos histórico s
quienes tenían un a capacidad productiva más competitiva}' mayor capacid ad para pagar buenos se ilustra muy bien en un a rtículo refeva nie que abc rcla el debate d e la transición y el papel es•
3lquileres medi3nte una mayo r productivid ad ptopia. lo que este pro-c eso implicaba es que el tructuu l d esempeñado por l.1 s ciudades d urante el feudalis mo. John Me ,ring ton planteó qve si
éxito tr.: ía m ás iixito , y que lo s g ra njeros más competitivos tenían m ejo ru oportunid ades d e ac• bie n la transformación de 13 plusvalía del tubajo feudal en rentas mo netarias no alteró por sí
ceso a m ás tier:ras aúr., mle ntras que o tros perdÍ3n. por completo esa capacidad. misma la naturaleza d e las relaciones fe udales, s í que tuvo una consecuenci3 impo rta nte: <.<esti-
Esta relación mercar.ti! que m ed iab3 entre los p ropieta, ios d e t iernas y el campesin ado se vi- muló el crecimiento de fa. p rod ucción independiente d e mercancías,> al contribuir a c¡ve se fijara
sibilizaba en las actitudes h acia los alquileres q t:e emerg ieron en el sig lo XVI. En un sis'tema ele la plvs valfa d el trabajo a un va lor fijo[3].
« alquileres competitivos,>, en el cual los p ropiet.3 rios efec~iva mente arrendaban la tierra siem pre Sin embargo, esta propuesta parece basarse en el modele que d efie nde el m ercado como
que podían al mejor posto r, y al precio que pudiera soportar el m ercado, elfo s y sus tasadores opo rtunidad, más que en los datos empíricos, ya que da po r s vpuestc q ue le s pequeños pro -
d e tierras no tardaro n en percahrse d e la difere nci.a entre el pago d e ur.a renta. lij a por lo s 3rren• ductores se comportarían come capitalistas si se les brindara 13 oportunidad. El impacto d e los
da mier,tos cons i:etudinarios }' las rentas de alq uile r en d inero a precios flj ados pot el alquileres monetarios Íue m uy diverso, d ependiendo d e las relaciones d e producción qt:e rigie-
mercado~). los hsadores de lo s señores 6j3ban el va!o r del 1.lquiler d e la tierra basándose en ran entre e-1 c1mpesinado productor de estas ren'las y fe s propietarios de las tierrH que se apro-
un prin cipio m ás o menos abs~racto de su v a.!or en el mercado, y compar-í ndo lo explícitamente piaban d e ellas. En los casos er, los q'!.le los señores feudales mantenían el poder extrae•
con las rentas qt:e en ese momento pa.gaba.n lo s arrer.datarios corrientes, lo que d a.b:. pie a q~e ccnómico, es posible que el campesinado siguiera estando sometido a las mis m3s presiones
emergiera una nueva mentalidad. En aquellos cálculos po rmenoriz-a dcs que realizaban fes tasa- coactivas que ar.tes, cuando los señores p ropie~arics les exprim ían para e:dner m ás plusvalía de
dores, q ue h3blaban « d el v.: lor anual m ás allá de la renta d e alquilen> o <.<del valer po r encima d e su tuba.jo, incluso a pesar d e que 3ho,a la relación adoptara la fo rma de rentas mo netarias y r.o
los viejo s acriendos», y en los cálculos d e fo que para ello s era n in crementos oc d erivados d el d e servicio s d e,ivados del trabajo. En los cases, como e n F, a ncia, en los qve el campesina.do
trabajo, ~l!Je se d erivaban al .urendador d e las tierras propiedad d el señ o r, al pagar -un alquiler mantenía la p topiedad y la capacidad de resistir a esas presiones por parte d e los propietarios
constietudinario cuyo precio está por debajo d el valer d e la tierra d eterminado por unas co nd i- d e la tierra, las re ntas se lijaban en un3 tas3 nominal.
ciones del m erca.do competitivas, fueron la base d e las teorías posteriores y más complejas Sig uie nd o la arg umer.tación d e Merrington, cabría hallar esos estímulos a l.:;. producció n de
sobre el valor y alquiler de t ierras con criterios c1pitalistas. Estas concepciones d el valo r se mercandas qve quizá 6r.almente d ie ron pie a la emergencia del capitalis mo , p,ecisa.mente en
basan en la experiencia. mi.:y ccncreb d e les propietarios de la tieru en un m o mento crucial para casos como este, e n fes que el c1mpesinado goza.b3 d e derechos de p ropied ad garantizados y
el desarrollo del sistema competitivo del capiialismo agrario. vinculados a una ci:a ntía n o solo flja. sino t-3 mbién mod esta. Sin embargo, el resultado fue
El ejemplo del d esarrollo de es~os alquileres de carácter econó mico ilustra. la diferencia. entre justamente el contraño. Para Brenner, e-1 est(muto d el incremento d e- la producció n de mercar.•
el m ercado co mo oportunidad }' el m ercado co mo imperativo. A su vez, expone las caren cias d e d as no vine d e la man o d e este tipo de alquileres lijes . Por el contrario, en ln.glaterra el estímulo
las explicacio nes d el desa.uoUo capitalista que parten de los s upuestos convencionales. l a. d e la pro ducción de m ercancías, el increm ente de la ptod udivid ad }' el desarrollo económico
autos uficien te vin o d e fa mano de los alquileres variables c¡Ll'e reaccio n aban a los im perativos del arrend adore:. c apitalistas y trabaja.dores as3la ri3dos. y con el in crem ento del trabajo as3lari3do
merc3do. En Fra ncia, p recisamen te porq ue era h abitual q ue el cam pesin-~do disfru tara de la aumentaro n también las p resiones para incrementa, la pro dt:ctivid3d d el trabajo. Ese mismo
posesión d e tierras a través d e alq uileres '1jo s y nomina?es, no exis tía ese tipo de estímulo. En proceso generó un3 agricultu ra especialmente p roductiv3 capaz de s ostener a u na población
otras pala.bus, lo q ve co ndujo a la acumulación por parl:e d e lo s pequeños productores no fue- muy numero sa. q ue no esbba. vin culada a la p ro ducción 3gtÍcola., pero tam bién a u na masa cada
ron las opori.um'dadcs q ue b rindaba el mercado , sino s us impuaf.j vos. vez más numerosa de desposeídos q ue acabarÍ3n eng rosando fas fi las d e la f;t.Jerza de trabajo
A p rin cipio s d e la Ed ad Mo derna, e-n lng la.terta much os arrendamientos cons uet,udinarios se asalariada y vn mercado interno para a rtículos de cons umo b aratos, \.In m erca.do s in p rece•
habían convertido de facto en este tipo d e arrend amientos d e carácter econ óm ico. Pero , incluso d entes h istóñcos. He aquí el trasfondo d e· la form ación d el capitalis mo in du-stri31 inglés.
los 3,rrend atario s q ue disfru taban d e algún tipo d e tenen cia cons uetudinaria q ue les _g arantizara La co mpa:ación con Fran cia t esulta bastante esclarecedora. La crisis d el feudalis mo francés
3,lgún tipo de seg'l.lrida.d , aunc¡ue no po r ello quizá h ubie ran deja.do de tener la obligación de ven• se resolvió m edian te la form ació n d e un Estado d e d istintas caraderísticas. En este cas o, la aris-
d er s us productos en los m is mos mercados, pod ían irse a pique er, un co r,t ex:o en el q ue los tocucia m antuvo el contto l d e la propied3d po líticamente constitu-ida pero , cu-a ndo el feuda-
niveles d e· competitivid ad de 13 productf\'idad los fijaba n q uie nes er-a.n c1paces de reaccio na r a lismo d io paso al abso lu-tis mo , esta. n o fue sustituida por la mer3 explotació n econó mica o la
las p resiones del mercado m ás direcii.a y rápidamente. Y lo mismo s uced ía co n respecto a los producción capihlish. En cambio, la clase d om inante funce·s a ad q uirió nuevo s poderes ex-
propietarios que trab-aj aban s us p ropias tie rras. Los agricultores p roductivos fo graro n prosperar tneco nó m icos en la medida en que el Estado absolutista generó un enorme 3parato d e cargos
en este contexto tan competitivo , en el que sus p ro pie-d-~ des tenían más expectativas d e creci- p úblicos que permitió a un parte d e la clase pudiente apropiarse d e la plus valía. del tr3bajo d el
mie nto, m ientras que perjudicó a lo s pro dvctotes mer,os competitivos q t:e engrosa.ror, las ti"las campesinado por m edio de los imp uestos . In cluso en esos casos, en el mo me nto á lgid o del ab-
d e las clases desposeídas. solutismo, Fr3ncia seguía siendo u n revo ltijo confuso de ju risd icciones en liza, en la m ed ida en
De mo do que los agricultores m ~nos p roductivo s perd ie ro n s us propiedad es a medida q ue se q'U e la no b?ez3 y las autoridad es municipales se aferrab3n 3 los restos de s u poder au tón o mo
fu ero n- est ableciendo las fü erzas co mpetitivas d el mercado. Sin d uda. las fuerzas del m erc ado Íeudaf, los resto s d e la «soberanía fragmen tada» feudal. Estos po d eres y p rivilegios residuales
contaban con el apoyo d e prácticas coactivas q ue podfan co nd ucir al d esahucio d e los arrenda- se co nservaron celosamente, se reavivaro n, incluso se rein ven taron co m o foen te de recu rsos
tarios o a la anulación de sus derechos cons uetudinarios. Alg unos h istoriadores ha n tendido a económ icos.
exagerar el d eclive d el campesin ado ing lés, que q uizá tarda ra m ucho más en desaparecer por La d ivergencia. en-t re las relaciones de pro ducción en F"rancia y las d e (ng laterra q veda m uy
completo de lo q ue algunos a nálisis h-3 n d.efendido. Sin embargo, n o cabe much a duda de q ue, bie n ifus ttada en el contraste er,tre la menh lidad del hsador d e tierras ing lés de f.nalH d el siglo
en com paració n con otros c am pesinados del contexto europeo, el ing lés e ra de u na es pecie rara XVI -o principio s d el XVI 1-, que ya tuvimos ocasión de ve r co n anterio ridad y s u e-quivaleni:e fran-
y en pelig ro de e-Xlin ció n y, sin dud3, los imperativos del m ercad o contribuyeron a acelerar 13 po- cés, a p3rtir de entonces y hasta mucho después . Los ingleses se preocu p3ban pot 1-:iS valo ra•
larinción d e la socied ad ruul ingle-sa en tre los gra ndes terratenientes y una creciente multitud cie nes d el m ercad o y la competitiv id ad d e las ren tas efe los arrenda mien tos e-n ~n mo mento en
d esposeída . El res ultado del p roceso fue la famosa tríada compuesta por propiebrios d e tierras, el c¡ve el c-a mpesinad o fra ncés consolidaba s us d erecho s heredftario s y los seño res franceses
ob tenía n escasos ben eticios ele s us arriendos; a s u vez, el t as3dor frar.cés escud riñ aba o bsesi- De modo q u e , por ejemplo, en Fran cia la pers is tencia d e la p ropiedad polí~icament e co ns!i•
va mente cad a do cu mento pata in':entar h allar cualquier rescold o d e d e, echo s señ oriales u- o bli- tuid a, o d e fo rmas d e explotación <<.e:draeconómicas~>, s upus o q ue ni ef Estado n i la eco no mía
gaciones campesinas q ue avivar o in cluso inventar. Es d ecir, q ue m ie ntras que lo s in gleses iban fü eran en tes realmente integrado s . las d istinbs formas de expfo h ción q ue tenían un caríder
a la b usca de «ve rdaderos •'> v afores d e m ercad o , los franceses recorría n a lo s métod os m ás polf:ico y eco nómico a la vez, y q ue -se ejecu ~aban desd e los cargo s d el Estad o y d esde las viejas
actualizad os y científi co s a su alcance para trazar el resurg imien to d el feo dalism o[á,)- jurisd iccio nes m unicip3?es y aris tocráticas, tendíal"I a fragm a:nhr el Estado y la e-co n o mía inclus o
En este co r.texto , en el q ue la estrategia eco n ó mica po r la c¡11e op taban las clases dominantes bajo el absolutis mo. En Inglaterra se había p roducido una separación más clara en tre las Íiun•
seguía sien do la d e exprim ir al cam pesinado po r med ios extra.económ icos, en lugar de fom enhr cio nes coercitivas del Es tado d e índole poli'tica y la capacidad explotad o ra d e las clases propie•
la competitividad y el <<mejora miento» productivo, n o se p ro d•.1jo un imp ulso del d esarrollo c a- brias que habían o btenido s v riqueza -a partir d e formas d e explotació n puramen te « econÓ•
pihlish: co mparable al d e In glaterra, h-a s!.a ,que la pro pia Inglaterra logró impo ner s u presión micas». l o s pod eres eco nómicos p rivad os d.e la clase d irigente no d esvirtuaban I=: unidad polf-
competitiva sobre la economía a esca la intern acional. El impacto d el sistema fra ncés d e rela- tica d el Es! ad o. es m ás, convivfan u n Esh do :otalm ente cemraltn do y una econom ía nacio nal
cio nes sociales d e p ro d ucción « resultó desastro s o pata el desarro llo eco nó mico>>. El Estado ab- int egrada .
so lutista fortaleció las viejas fo rmas de pro piedad cam pesin a er, S tl esÍ'!.lerzo po r man tener su .
El AUGE D E LA PRO Pl EOAO CAPITA LISTA Y LA ETICA DEL « MEJO RAM I EN TO »
base generad ora. d e impuestos, y el nuevo s istem a d e extracCló r, d el exceder.te « se enfocó in-

dt1s o m ás unid ireccio nalmente h acia el co nsumo co r,spico o y la guerra.»(5). Este s istem a era Por lo tanto, en el siglo XVI la ag ricultw a ing lesa ya esfaba marcad a po r u na combinació n d e
más eflcaz q ue fa vieja e>..1t-acc.ión de excedem e d e lo s pro d ucto res d irectos a base d e expri- cond iciones única en aq uel perio do, po r lo m enos en algu nas regiones, q11e fij aría el rumbo
mirles, lo cual n o s o lo s upuso que lo s apro piadores carecieran d e s l.l'fi cien te incentivo como eco nóm ico q l.l'e toma ría toda la eco n o mía . El resultado ft.ie la e mergencia d e u n sector 3grario
para fo m entar fa p ro d ud ivid ad d el trabajo y el d esarrollo d e las fuerzas p roductivas, sino c¡i:e st1mamente p to d uctivo , en el cual tar.to los pto piet-arios como lo s arre ndata rios p3saron a preo•
tvvo un impacto d esastroso en las foerzas prodl.l'ctivas d el campesinado. ct1parse por fo q ue se-d enom inó «mejo ramiento », 13 m ejo ra d e-la p rodl.l'ctivid ad d e la tierra para
Ta mbiér, merece la pen a d estacar q l.l'e mient ras que en Inglaterra se desarro lló b3stan te tem• extraer beneticio.
p ran.o el m ercado nacio nal integrado -aquel q ue Polanyi d escribió co mo el primer m ercado cuyo Merece la pena detenerse un mo mento en este concepto d e m ejoramien':o po rque nos pued e
fun cio namien to se basaba en principios co mpetitivos-, en Francia tuvie ro n q l.l'e espera r a que se 3po rtar m1:cho par.a en ter.der el c aso de la agricultu ra inglesa y el d esarrollo d el capitalismo. El
eliminaro n las bau e ras in:erm.s al comercio en la época n3po león ic a. lo importan te aquí es q ue
mis mo co n cepto d e « mejo rar» en s u acepción original n o so lo s igniflc aba un a m ej o r3 e n un
el desarro llo d e u n mercado nacion al co mpetitivo fu e co ro lario , y no causa, d el c3pitafis mo y d e sen tid o genecal. s ino que lit erafm er.te s ig n ifi caba hacer 3lgo para obter.et un beneli:cio m o ne•
la s ociedad de mercado. l a evo ll.l'ción d e un mero do n acion al competitivo y u nificado po nía d e hrio, en particular, cultivar la tierra a cambio d e beneficio {a partir d el francés an tig uo into, M y
ma nifi esto fa emergencia d e algunos cam bios en la Ío rm a de explotación y en la na~u raleza d el
prcfií-, pros o s v c3so o blicuo. prt:u). Ya en el s iglo XVI 1, el concepfo d e •<m ejo , ador•'> estab a. tirme•
Esfa d o. m ente asentado en el leng u,aje pa.ra referirse a q uie n hacía p rod uctiva y rentable la tierra, sob re
todo med iante el cerc3mie nto o la red a m3ción de 1-as tierr3s b-ald ías . Por lo tanto , el m ejora- técnicas agrícolas. Lo verdaderam ente relevar.te- es que- 3ludía a nuevas form as y nuevos con•
mie nto agrícola fu e una p ráctica muy asentada para ento nces y, en el s iglo XVIII, en la época do• ceptos d e propiedad. La agricultw a <•mejora.da,), en el mejo r de los caso s pero no ne-ces•

rada del capitalis mo ag, ario, el <~mejora miento•.> estaba plena mente asen tado como p3labra y dt ariamente, -so p uso la crnción d e pro pied3d es d e tierra más g ran.des y concentrad3s. Sin duda,
facto . supuso la eliminación d e viejas costumbres y p ráctic.is que interferían con ':Jn uso de la tierra
A s u vez, la palabra adquirió un s ig nific:do mís general en el sentido e n qL1e fo empln mos m ás p roductivo.
hoy. {Puede ser in:eresante reflexio n ar sobre las implicaciones culturales e n -..in contexto e n el Desd e tiem po s inmemo riales, lo s campesir.os han regulado d e d iferenires m aneras el t.:-so d e
c¡ue el término qve s igniRca « mejo rar>'} est í en raizado en t.ma palabra que significa beneftcio l.:1 tierra en interés d e- S IJ comunidad. H.:1n restringido d eterminadas p rácticas y garantizado
monetario.) Inclus o aso ciada a la agricultura llegó a perder parte d e su a ntigua especificidad de d eterminados derechos , no con el fin de- que los seño res o lo s Estados se enriquezcan más,
modo que, por ejemplo, algunos pensadores radicales d el s iglo XIX llegarían a adoptar el tér- sino para p reservar la propia co munidad c:mpesina, para conservar la tierra, quizá, o para d is tri•
mino m ejoramiento (improvt m o,nt) en el sent ido q'-'e le d ab: la agricultura científica, sin la buir más equitativamente S IJS fwtos y, a meni.:do, para m an tener a los miembros menos afo,.
connofación de beneRcio m ercantil. Pero, a principios de la Eda d Moderna, la p roductivid ad y el tunados d e la comunidad. Inclus o la p ropiedad privad a se ha vis fo co ndicionad a generalm ente
beneRcio estab3n inextric3bleme nte vin culado s al concepto de m cjorami~nto, algo que -sintetiza por es.:1s práct icas consuetud inarias que ciaban a los n o p ro piet 31'io-s alg unos derechos de uso
muy bien la ideología que había detrás d el capitalis mo agra rio en emergencia. de la pro piedad de otros. Eshs prícticas y co stiumbres eran frecuentes en Inglate rra. Por ejem•
A lo la rg o d el -sig lo xvu . s urgió un cú mu?o de bibliogra fía que matizaba con todo lujo de deh• plo, los miembros d e Ía comunidad po d ían llegar a tener derechos de pH':o reo o el derecho a
lles las técnicas y lo-s ben eflcios del mejo ramiento. Pa ra la Royal So ciety ta mbién consfüuí3 una recoger feñ3 en alg unas tierras comunales; y había. otros derechos de uso d e t ierras en manos
gran preo cupación po r lo que reunió a algunos de los científi co s m á-s impo rh ntes de Inglaterra p rivadas que implicaban que estaba permit ida la reco gida d e lo s restos -de la co secha en d ete r•
{lsa-: c N evtton y Robert Boyle era n alg t:nos de los mie mb:-os), co n algunos miembros avan- minadas épocas d el ario.
zados d e las clases dominantes de lngla:erra, co mo el p rimer cor.de de Shafte-sbury, mentor d el Desd e el punto d e vista d e lo s señores y d e los agócultores capitalisfas que em pezaba n a
hló sofo Joh n Locke, y el propio Lo cke, ambos exi,emada men.te interesados en el m ejo r-: mien to p rosperar, la.s tierras deberían quedar libres d e -seme jantes obst á.cufo s para un uso prod uctivo y
agrícola . rentable d e la propiedad. En:re- lo-s siglos XVI y XVlf 1umen taron las presiones para exting uir
En un p rimer momento , el mejoramien to n o dependía d e la innovació n tecr,ológica, si bien se estos derechos cons 1Jetudina rio s que obs tacufizabs n la acumul3Cfó n capihlista. Estas p resio nes
re-corrfa a ni:eva-s h erramientas, como por eje-mp~o el arado. En general, tenía m ás que- v er co n el se traducían en va rias iniciativas: d isputar el d erecho a la.s úerras comunales exig iendo 13 p ro-
d esarrollo de nuevas t écnicas agríco tas o simple-mente co n el perfeccionamiento y la soRs ti• piedad exclus ivame nte p rivad a de las mis mas; eliminar d iverso s d erechos d e uso d e lo s t erre•
cación d e té-cn icas antig v a.s: labran z3 <•conve rtible)> o «d e- ba rbech o•.>, con fa. alterr.a nci3 de cul- nos p rivados; o d essfiar 13 tenencia cons t:e:udinaria de las tierras que d aba el d erecho d e pose•
tivo y pastos; rot ación de cultivos; drenaje d e hume-dales y tierras d e arado, etcétera . sión a muchos pequeños propietario s con un título legal no exento d e a mbig üedad. En todos
Sin embargo, el me jo ramie nto e ra algo más que la mejo ra o innovación d e los método-s y estos caso s, los conceptos trad icio nales de- propie dad tuvieron que sustituirse por nuevos
conceptos de propiedad capitalis tas, que no solo implicaba que fuera n « p rivados >>, s ino tam• cambiaría el c3mpo ing lés, sin o el mur.do: el nacimiento d el capitalis mo.

bién ~elusivos. Esto s upuso la exclusió n d e o tro s individuos y de la comunidad al elimina rse fos Los cercamientos, ya se p rodujeran para destinarlos a la ganadería o a una actividad ,3 grfco la
reglam en':os qi.:e regían en los pueblo s y establecer restricciones al o s o d e las tierr3s, sobre to do más rentable, seguían sie ndo una fvente fon d3me nt.al de conflicto e n la lnglateru d e p rincipios
con la extinció n de lo s derechos d e uso consuetudiru rio[fil (a lgo que no pasé n i po r asomo e n d e la Edad Modern3. Los dist..1rbios relacionados con ellos s t:rgiero n a lo largo de los s iglo s XVII
países como F"u ncia, n i en rel3ció n co n las form as ni al g rado de l3s m edid3s). y XVllf , y d u ran te la Guerra Civil ing lesa emergieron co mo vna Í-uente de conflicfo fundame nt31.
En las prime ras fases, el Estado monárquico opus o cierta resistencia a su p roliferación, aunque
LOS CERCAM IE NTOS
so lo fu era po,qoe constituían una am enaza al o,den público. Pero, ona vez c¡ue las d 3ses p ro•

Y esto nos lleva a la redefinición más conocid3 de los d erechos d e propied ad: lo s cerca• pietarias lograron ad aptar el Estado a s us propias exigencias en proceso d e cambio -algo que

mie ntos. A menudo el cercamiento nos remite 3 la ide3 de un simple vall ado d e fas tierras lograro n m ás o menos ~nalme nte en 16 8.8 con la llam3d a Revolución Glo rios3-, no volvió -a

comunales, o d e los <<.campos abiertos» -que caracterizaban a cie·rh s partes del c3mpo inglés. p roducir-se ning i:na interferencia d el Estado, y de hech o s urgió un nuevo movimiento de cerca•

Sin embargo , el cercamiento n o so lo s upo nía el val!:ado físico d el terren o, sino la extinción d e mie n':os en el sig lo XVI 11, lo s ll3mados « cercamientos paAa men!ar!o s•.•· Estos implicaron la

los derechos de uso co munales y consuetudin arios de los qi.:e depend ían muchas personas extinción de derechos d e p ropiedad pro blemático s que interf'en'an con la capacid ad de 3cumu•

par3 v1v1r. lacién d e lo s señores, po r medio de leyes parlam en h rias. No hay m ejo r testimo nio del triunfo

Los p rim ero s cercamientos se acordaro n en algunas o casiones co n pequeñ os g ra njeros y e n d el capitalis mo agrario.

3lgunas o casio n es, incluso, los emp, en dieron ellos mis mos. Sin embargo, no fu e hasta el siglo ,
LA TEORIA DE LA PROPI EDAD DE LOCKE
XVI cuando tuvo lu_g3r la primer3 gnn o la de cercamien':os con un fu erte impacto so ci:il. cuando
los t erraten ientes p retendieron exp'!.llsar a lo s plebeyos d e las tierras para rentabilizarfas desti- Las p1esio nes para t ra nsforma : la naturaleza de la p topiedad se m3nifestaton de dive rsas
nándolas a p astizale-s p3ra la gan ad e:-ía ovin3 que result aba cada vez más lucra~iv a. Pua los ana- ma neras, tanto en el á mbito de la t eoría co mo en el de la p ráctica. Em ergiero n en los tribunales,
listas d e la época los cercamiento s habían generado, más que ninguno otro facto r, la creciente en los conflictos en forno a determinados d erechos de propiedad, en to rno a alguna parcela de
plaga de vagabundos, d e desposeídos « sin señor» que va_gaban po r los cam po s y s u ponían una terreno comunal o de terreno p rivado e n el que co ntluyera el d erecho de uso de vari3s pers onas.

amen ua para el orden so ci3l[2). Tho m as Mote, et más fam oso de los an3!isfas d e la época, a un• En estos casos, las prácticas y d emar,das cons uetvd in uias solía n chocar fronta lmente con fo s
que él mismo fue u n cercador, d esc, ibió aquella práctica como el mo mento en que <<.las o vejas crite rios del « mejo ramier,t o » y, co n frecuencia. los jueces cons ide·raro n las tazones para el me-
d evo raro n a los h o mbres». Prohabfem en:e, estos crítico s sociales, al igual que lo h iciera n mu• jor.amiento como reivind ic~cio r.es legítim as contra to s d erechos cons uett:d inarios operativos
dios his to riado res d espvés de ellos, quid s obrestim aran el impacto d e los cercam ien to s a d escle tiempos inmemoriales{W. A s u vez, en aquel momento se ~eorizab:a sobre el tema d e una
expens3s d e otros facto res que cond ujeron a la t r3ns form acién de las relaciones de producción íorm:. mucho m ás sistemática, como en el caso d e la teoría de Jo hn Lodce expresada en su fa.
ing lesas. Pero sigue siendo la exp resió n más vívida del p roceso in exorable que no so lo mos o c apfü.110 V d e su Segundo tratado scbrc .,J Gobi,trno civil, que escribiera a fín ale-s d el siglo
XVI 1¡9J. Merece la pen a detenerse en s us a ,g umentos ya que rep resen tan la aportación más Locke- deja ad emás ~ien claro que s u concepto d e valo r no se reduce- al valor de u so, s ino e-1
emblemática sobre el au ge d el capitalismo agra rio. valo r de ~am blo. El dinero y el comercio son 1-a mo tivación p ara el m ejora mier.to; y el valor d e- •J n
Locke empieza po r plantear la tesis de ~,ue Dios « entregó el mundo a los ho mbre·s en común» acre d e tierra de América, s in mejoramiento , p-or muy fé rtil que se.a pot naturaleza, n o serÍ3 m ás
(11. 2 6), pero prosig t:e par.3 d emostrar q ue pese -3 ello, los ho mbres empezaron a tener una pro • d e uno sob re mil en comparación con un 3cre ing lés d e las mism as características, s i calcu-
piedad individ ual sob re determinad~s cosas. De hecho , esct ibió , la p ro pie-d-3.d privada, indi- lamos « tod o el benefi cio q ue recibirfa un indio si se estableciera s u valor y s u ve-n b a.<¡UÍ>> (11.
vid ual. es im derecho n atural otorgado por Dios. Lo s h o mbtes (en s 11 pensamiento, s iempre son 43). Lo q u e- Locke quiere po n.e t de m anifi esto, y que tezuma d esd én co lonialista, es que fa tierra
los homb res), son d ueños d e s í mis mos y. por tanto , fes perten ece· el trabajo c¡ue t ealizan con no mejo ra d a. es un d esperd icio de modo que- q uien la expropie de- la p ropiedad co mún y se la
stis propias man os y cuerpos. De modo q ue. d efi ende, cuando un ho mbre «.mezcla s u trabajo» apropie- -que se la quite- al común y p roceda a su cerca.m ier.to- con el lin de me jorarla, no habrá
con algo se establece un derech o d e propiedad n atural, es decir, cuando por medio d e su tra• sustraído nada, s in o que- hab rá h e-cho un bien a la humanidad.
bajo lo s3ca de su estado r,atu ral o cambia s us co-ndiciones n aturales. Obvia.m ente, hay un aspecto que resulta atta.divo en esta idea de Lo dce de q ue el trabajo es la
Sin duda. Locke 110 fue el p rim er pensado, en p roponer q ue las tierras d esocu padas fu e·ran Ívente- d e valo r y 13 base de la p ropiedad , pero en cuanto uno se d etiene un poco en su idu,
red am adas por q uienes eran capaces d e h acerlas pro-ductivas, pe-to , a m edida que fue desa.rro• salta a la vista q ue e ncierra algo un poco raro . Por on lad o, parece c¡ue n o h ay correspondencia.
llar.do s u teorf.~ del trabajo , introdujo a lgur.os cambios en o rmem ente signifi cat ivos. Nos deten- directa ent re el trabajo y la propiedad porque- un h o mbre p uede a propi3rse del tr3bajo d e otro.
d remos en ellos y en algunas de s us consecuencias en el capítulo VII, 3.1 abordar la ideolog ía d el Puede adquirir un derech o de p ropiedad de algo « mezclando •> s u p ropio trabajo y el traba.jo del
imperialis mo. De mo men to, el 3Sped o cen tr31 es que toda 13 argumen tació n de l ocke sobre- 13 ot ro 31 que emplea. Pare-ce c¡ve para Locke la cuestión tiene me-nos que ver con l:a actividad d el
propiedad de-pende del concepto de «mejo,a miento,). trabajo como tal que- con su uso rentable. Por ejemplo, cuando calcula e-1 valor del acre de tierra
El hilo conductor de todo el d e-bate- es que la tierra existe pata h ace-ria p tod udiva y rentable-, y en América n o alude a la invers ió n en esfuerzo, en trabajo, sino a que el indio fracasa a la hora
por ello la p ropiedad p, ivada, q ue- emana del trabajo, e-s st1pe-rior a la propied ad co munal. Lodce d e o btener beneficio. En o tras pa.lab r3s, lo im poñ ante rio es el fara.bajo d e una persona, sino la
insiste repetidamen te en que la m ayo r parte- del v alo r inh erente a 1:. tierra n o ptovie-r.e de- la. n a.tu• productivid ad de- la p ropied ad, s u valor d e- cambio y sus pos ibilidad es a la h o ra de gen erar un
raleza, sino del trab3jo y el mejor,3 mien to: « es de·s d e luego e-1 trabajo lo q ve da a todas las cosas beneRcio mercantil.

un valor dif~r~nttl» (11. 40). Inclus o llega a realizar los cálculos espedticos d el valor que aporta el El énfasis er, 13 creació n de un valor de cambio como base d e- la propied ad constituye un paso
traba.jo en com paración con la n ah:rate-za. Por ejem plo, s ugiere: « Creo que serÍ3 un cálculo muy d ecisivo en 13 teoría de 13 p ropied3d capitalish. Sin d~da, Lodce n o fue el p rimero en d efender el
mo d esto s i dijéramos que de los producioi de la Tierra que resultan útiles para la vida de-1 hom- d erecho de las perso nas a a propi,a rse de una tierra d esocupada y en desus o, s iempre q ue estén
b re, nLleve sobre d iez constituyen el r{lsu/todo d~J trabajo», y se corrige inmediatamente a sí dispuestos y sean capa.ces de sacarle p rovech o. Su idea d e q u e- la p ropiedad d eriva d el tn :bajo
m ismo: encontraremos que en la m ayorfa d e fos casos el 99 por 10 0 del fota.l se- atribvye entera• no d ist a tan':o de- e-se concepto ttadicional. Pero, lo q ue ve rdadera.mente destaca d e s u teot ía es
men te al trabajo (11. 40 ). la asoó ación entre « traba.jo•> y creación de valor de cambio , y la propiedad d erivada a pattir ele la
ct eación d e valor d e cambio. Esto tuvo s us consecuencias no solo en las relaciones d e p rod uc- las clases domir.a.ntes tradicio n3les de una socied ad p recapihlista, ap ropiadores pasivos de
ción en el á mbito nacional sino también, como veremos más adelante, para justificar la expro• 13s rentas de los campesinos q ue d ependen de ellos, nunca se considerarÍ3n a sí mis mos como
piació r. co lonial. Fue la excusa también para justin"car los cercamientos d e 13S tierus c{r,o renta- « p roduc=tores». El tipo d e apropiación que pod emos consid enr <•productiva» es clara mente ca•
bles•> en el país, y los territorios en las co lo ni;:s que las poblaciones indígenas n o des~inaban a pihlista. Implica que la propiedad se utilin adiva.mente y no se d estina -a un consumo osten-
t.m us o renhbfe en términos mercantiles. toso, s ino que se invierte y se obtiene d e efla •.1na caciente rentabilidad. l a riqueza se obtiene n o
Locke, en s u célebre ~exto. escribió: ocPor eso. la. h ierba que mi caballo ha pastado, el forraje so lo medi3nte el empleo de fa. fuerza coercitiva para extr3er m ís plusv3lía. d el trabajo d e los pro-
que mi sirviente cortó y el mineral qi.:e yo h e excavado en un terren o sobre el cual ter.50 un dere• ductores directos, como lo hicieran los aristócratas. rentistas, ni mediante u-na operació n mer•

ch o en común con otro s pasan a ser mi pro.pfo.dad [... J» (11. 28). Se h an escrito rfos de !ir.ta sobre cantil en la que se co mpra barato y se vende caro como en el caso d e los m ercaderes p re-capi-
este texto y lo que nos cuenta sobre, por ejemplo, la o pin ión de Locke acerca d el trabajo asala- talistas, sino increm entando la p roductivida d del tr3ba.jo {el 01.dput por c3da t.1nid a.d de tr3bajo).
riado (el ':rabsjo d el s irviente que corta forraj e). Pero fo verd-a d eram ente sorprend ente es que Al unir el trabajo con la p roducción de bene6cio , Locke se convierte probablemente en el pri-
para l ocke «el fotraje que mi sirviente cortó,'> es equivalente al <•mine ral que yo h e e-xcava do•.>. mer pensador qt.:e logra elaborar u na teo ría sistemá:ica d e la p ropie-,hd basa.da en algo parKicfo
Es~o quiere d ecir no sofo que yo, el señ o r, me h aya apropiado del trabajo de mi sirviente, sino a estos principios ca.pitalisbs. l ocke n o fue en absoluto un teórico del capitalis mo industrial
que ad emás en principio es:a apropiación no es muy distinta d e la propia actividad laboral d el maduro. Pero, S U' enfoque s obre 1:, p ropiedad, y s u énfasis en la. productividad )' en el valor de
sirviente. Mi propi-a excavació n es a todos los efectos ig val que mi apropiación de las frutas que cambio que gene ra h, producción le d iferencia de s us antecesores. Su idea d e que la producción
corta mi sirvie nte. Pero, a locke no le interesa la s imple apro piación pasi'va. l a cuestión es que genera. activamente valor ya d iferfa enormem em e de ~os enfoqt:es tradicio nales que se centraron
el p ropietario de la tierra c¡t.:e d a a esta un uso p roductivo, qt.:e la me jora, aunque sea por m edio en el simple proceso de in':ercambio , la. « esfera de la circt.ilación». Tan solo William Pett)', a m e-
d el trab3jo de otro, está siendo tan ind ustrioso. o in cluso más, que el s irviente qt.:e trabaja . nudo considerado como el fundador d e la ecor.omía pohl ica, llegó a s ugerir algo parecido a una
Merece la pen3 detenerse en es!e punto. Para en':ender la dirección que toma el a rg umento de « teoría del valor del tr3bajo» e n el siglo XVII, y también en este caso en el contexto d el capita•
Locke podemos, por ejemplo, pensar en l3s características del uso común en la actualidad. lismo agrario , teoría que p u-so a p rueb3 como agente colo nial en lrl3nda~donde foe <<agrimensor
Cuando las páginas d e las secciones fln ancieras d e la prens3 diuia se re6e re n a « los produc- gener3h> de Cromwell, como h iciera n locke y s v mentor el primer conde de Shaftesbury, qt:e
tores)>. rara vez se están refiriendo a los irabajadons. De hK ho , tienden 3 hablar. por ejemplo. d e vie ron en las co lo nias del continente americano u n laboratorio para el mejoramiento[10).
conflictos entre <<pro dt:ctores•> de auto móviles y tf3bajadores del sector d el avtomóvil o de s us En s u o bra sobre econ o mía, Locke critica tanto a los aristócr3tas propietarios de tie rr3s que se
sindicatos. En ottas palabras, se atribuye a los e mpleadores d e fuerza d e tr3bajo, la « p rod uc• limitan a esperar sentados y ,ecibir las ren tas sin m ejo ra, s us tie rtas, co mo a los mercaderes
cióm>. Este uso n os resulta tan familia, que no acertamos a ver to do lo qt.:e implica, pero es que actÚ3n como meros intermed iaños que compran ba,ato er, un m ercado para venderlo a
importante recordar que fueron r.ecesarias determina das condiciones h istóricas mu)' específicas mayor precio en otro , haciendo acopio de m ercan cías para que suba su precio , o mo nopo•
para ha.cerio posible. liu.ndo un m ercado para que aumenten sus beneMcios. proced entes. d e la venta. Pa ra él, lss dos
consti~uyer; una form 3 d e p ro piedad parasitañ a.. No o bstante, su -:?taqt:e sobre este tipo de pro- intercambio re ntable iba o bteniendo ver.taja paulatinam ente sobre ot ros principio s y recla ma•
pietarios no debe in tetpretarse como una. defensa de los trabajadores fr ente 3 las cl3ses domi- ciones d e ptopied ad, ya se basaran estas en la costumb re o en alg!!Jn derech o fo:i dament31 pa.ra
nar.tes. Sin d uda, el 3utor tiene buena opin ión d e lo s laboriosos a rtesar.os y comerciar.tes, pero la subsis tenci3. El increm ento d e la pro ductivid3d se convirtió en s í mis mo en una razón para
su id eal es el g ran propieta rio de ~ierras imp ulsor del mejo ra miento. a quien considera como la poder excluir otros derechos.
máxima fuente de riqueza de- la comu nidad y a quien d enomina, sig nificativamente, como « el {Qué mejo r arg1.1mento que el de l o cke para respa!d.ir la iniciativa d e los p ropietarios de tie•
p rimer p ro d ucto r,>; un hombre como Sh-:?fiesbury, propietario capitalish e inversor en el comer- rras para exting1.1ir lo s d erechos co nsuetudinarios de lo s plebeyos, excluirles de las ~ierras co mo•
cio co lonial. un h o mbre no solo <<ind ustrioso•>, s ino un hombre cuy3s grandes p ropied,a des n,a les y para que estas p:?saran a manos exclt1siva mente p rivad3S g r3cias a los cercamientos?
cont ribuyero n en o rmem ente a la riqueza d e la. co munidad. ¿Q t:é m ejor arg umente que el que d efend ía que el cercamiento. la. exclus ión y el m ejoramie nto
El enfoque de l o cke sobre la propied ad encaja muy bien co n las condicio n es d e Inglaterra en increm entaban la riqueza d e la comunidad y aportaban más al « populacho» d e lo c¡i.:e le res•
los albores del capft1lismo 3grario. Refleja. cla ra mente las peculiarida des d e un cor.texto carade• ta ba? Y, de-hed,o , en el s iglo XVII ya habfa ejemplos de decisiones de o rden legal en forne a los
rlzado por una g ran concentración de grandes extensiones de tierra en m3nos de unos pocos y conflictos por la pro pied3d d e la tierra, en lo s cu3les los jueces alt:d ían a p rincipios muy pare•
una agricultura muy pro ductiva (un-a. vez más, n o s olo en el sentido d el outpui total, sin o d e O!I· cidos a los qve locke esbozaba., y que pretendían d ar p riorid ad a la p ropied ad exclusiva sobre 13
tpui po r cada unidad d e ttabaj o) . Su idea d el m ejora miento recuerda a la bibliografía cientílica p ro piedad comunal y los dered,os cons uetudinario s . En el sig lo XVI 11. cua ndo creció rápid a-
d edicada a las técn icas de la 3gricultura que e mergieron d e fo rma t':nica en lng late:ra en aquel mente el número de ceromiento s al implicatse activa mente en el p roceso el Parla mento, se
mome nto, sobre tod o provenientes de 13 Royal Socie::y y d e lo s g rupos d e hombres cul:os que repetían s istemática.mente bis m enciones a las razones po r las que el «mejo ramiento» d ebería
forma ban parte del g n:po de relaciones d e l ocke y de Shaftesbury. Es más, s us constantes refe ♦ ser la base d e los tfü.1 los de pro piedad y, por tan':o, el í~ndamento para exting uir los derechos de
rencia.s a las tierus comuna!es como d esperdicio , y sus alab3nzas a la retirada del us o común trad icio nales.
d e fas ~ierras y a los cercamien':os go zaba n de reson ancias po d ero s¿¡s en aquel tiempo y -a c¡uel l a teoría d e la propiedad planteada por Locke n o so!o respaldaba los intereses d e lo s propie-
lugar. tarios como Shafi¡_esbury er. este sen tid o. Dett ás de su vehemente d efensa d e la ig'.laldad de
De~emos record ar que la defln ición de la propiedad en la época d e locke eta algo más que todos los hombres libres en el estado de naturaleza, como ottos antes que él, se o cultaba no
ur.a cuestiór. filosóflca, era u r,a cuestión con una dimensión directamente p rác':ica. Como o~stante una j ustificaci ón de la escl.tvVi:ud. Más concretamente, como veremos e n el capítulo
hemos visto empezaba 3 instalarse un3 nueva d efinició n capitalish de h: p ropied ad, que desa- Vlf, su opinión sob re el m ejora miento podía esco rarse fác ilmente hacia una jtis tificació r. d e la
faab3 las fo rmas tradicionales tanto en la ½e,otía como e n la práctica. la idea de que hubiera unos expans ión colo nial y la exptopiación d e los pueblos indígenas, tal como d eja dolo rosam ente de
d erechos d e o so su perpuestos sobre un mismo terren o iba dando paso en lng laterra a la pro• ma nifi esto en s o come ntario sobre los indios americanos. Si las tiertas no m ejorad3s de las
piedad en ,:JXclusiva . A lo largo de los sig los XVII y XVIII se p rodujero n constantes d ispui:as en Américas 1epresentaban el <.<desperdicio », los europeos t enían el ma ndato divino de cercarlos y
torno a los d erechos co munes y consueto din,: uios. El principio de mejo ramiento p3ra el m ejorarlos, como lo hicieran en el estado orig inal de na hualeza los hombres «indust :io s o s~> y
<<racionales». « En el principio tod o el muRdo era América» (1 L 49), sin din ero, ni comercio ni cargo p úblico (qc;e po dría comprar) como med io para apropiarse d e l:a plusvalía del trabajo a
mejo ram ien:o. Si el mundo -o una parte de él- se habfa apartado d e ese estado de naturaleza través d e lo s impt..:esto s. Por su p vesto, ef campesin:ado era la prime ra fuente d e plusvalía d eri-
por o rde n d e Dios, es:a era l:a senda que debería tomar todo :aquel entorno que permaneciera en vada del trabajo , lo cual s ign if.cab a. q ue a m ed ida. que crecía el Estado, y s t: aparato de cargos, y
esa condición primitiva. el campesinado estaba so m etido a 1.Jna co nstante carg3 impositiva, la monarquía tendría q ue
p roteger a los campesinos de las gur3s d e los ten a.te nier.tes ávidos de ren tas, para que el Es•
LUCH A DE CLASES Y REVOLUCIÓ N BURG UESA
hdo ávido efe impuesto s p ud iera exprimirlos d ebid amen te.

Lle_g:ados a este p unto d ebería hab-er q uedad o cla ro que el d esarro llo de determin:ad as formas Por lo ta nto, las clases apro piadoras tenían un interés material en cor,servar u obtener acceso

d istintivas de propiedad en la agricultur-a. in gíesa. con llevó la em ergencia de nuevas form as d e a la propiedad políticamente co nstituid 3, ya adoptara esta la forma de determinados p rivilegio s

luch3 de clases. De nuevo er, este caso, cabe destacar la especif.cidad d el capitalismo 3grario al o de cargo s p úblicos. Esta Cl.l'e stión fu e suma mente relevan te en la revo ll.l'ción de 1789, cva ndo

com parar el caso ing lés co n el fran cés. Las d iferencias en las formas de p ropiedad y las fo rmas el Tercer Estado se enfrentó a los privifegios d e 13 :u istocracia, y cuando en concreto la bl.l'r•

d e explotación que, como ya h emos visto, caracterizaron a est as dos potencias et.Hopeas se guesía reaccionó contr3 13 am enaza d e ~l!Je se les ve!ara el acceso a los cargos d el Est-a do[ll].

reflej aron e n los diferentes aspe-ctos y terreno s de la lt.tch a de clases, y en las diferentes rel:a- Pua las clases pro,foctoras. y para el campesinado en particular, la carga de fo s impi:esto s q ue

ciones entre las clases y el Estado. se gravaba sobre ello s fu e la g ra n ct.1estién de clase a fo la rgo de todo el Ancit n Ri'8im~, y la

En Fra ncia, las form;u extraecon ó micas de extracción de exced ente o de p ropied ad polit:i- re-s is i:enci3 del p ueblo tendería a centrarse sobre todo en la explo ta ció n por parte del Est a.do me•

camente constituid a, ya adopt aran la form a de cargos del Est-ado o la de diversas formas de diante unos impues:os ca da vez m.ís efevad os.

poder o pñvilegios asociados al estatus d e nobfeza (como por ejem plo , la exenció n d el pago d e La Ing laterra de prin cipio s d e la Edad Moderna o fred a t.m cuad ro muy d iferente. La p ropied:ad

impues:os), establecieron los términos d e la luch a d e clases . Por eje mplo, el Est=.do fu e un=. polític:amente constituida n o era allí una cuestió n de p rimer o rden. La clase teruteniente, y s u

fu ente de ing resos para un segmento importante d e l=.s clases domin antes. Al mis mo tiempo, el d ependencia cada vez m 3yor en form as de explotación pu ram en:e econó micas, n unc-a. llegó a

Estado. como forma d e p ropied ad polit:icam er.te cons tituida, co mpetía con las cl:ases propie- d epender en tanta medid a del Estad o como recurs o m aterial d irecto, y los impuestos reales n o

tarias por los mismos exceder.tes producidos por el campes inado. De modo que, podía d arse el d esempeñaron el mismo p-3 pel para las clases propietarias ing lesas que para las francesas.

caso de qve -a lguno s sectores de la aristocracia se opusieran a los inten tos de- la mon:arqufa por Mientras que los terratenien tes in gleses se a poya ban en el Estado para lleva r a efecto s us inte-
reses de clase - y e mradan e n co nflicto con él cus ndo la mo na rquía les disputara. s us propie-
suprimir s us formas de po d e, autón o m:as y q ue s e las apropiara el Estado abs olu tista cent ra•
lizado , mientlas q ue otro s sectores m ant'!.lviecari o p retendieran adq uirir propied ades en ese d ades, o dispuhra el pod er del Parlamento para ejercer como co mité de-vigilancia d e los ÜhJ~os

m ismo Estado. Por ejem plo, po dría d arse el caso de u r, b urgo és que se opusiera a la excesiva d e propied ad- , s t:s intereses m ~teñ ales directos r,o e:ar, tanfo la necesid ad de adq uirir un trozo

carga d e impuestos sobre el Tercer Estado carente de p rivilegio s y a las exenciones q ue d isfru- d el Estado como aumentar Sl.l'S capacidad econó mica de a propiación. los poderes enraizados

taban los estadios p rivilegia.dos como la nobleza y la Iglesia , y a la vez p retendie ra obtener un d ired ame nte en su co ntro l d e la tierra y en s us usos p rod uctivos. Mientras q ue seguramente al
aristó crata fra ncés fo q ue le p reoct:pab-~ er:1 m anten er s u cap3cidad de acceso a. los altos c3rgos y t<capifa list a.». Por tanto. fa prop uesta d e q i.:e las revo lucior.es burg uesas p rovocaron la emer•
o a las exen cio nes d e impuestos y a d iversos privilegios de 13 n o bleza, seguramente los inte• gencia del capitalismo se convierte en poco m ás q ue una tautología.
reses d e clase del p ro pietario ing lés tenían más que ver c-on el derecho a fo s cercamien tos. Sin d uda, han sido muchas las redelin iciones d el concepto planteadas po c los h istoriadoces
Par-: las d ases subordin adas en lngtaterra esto s upuso c¡t.:e los conflictos en torno a los d ere- mao:isbs, y hace tiempo que es algo más que una simple guen a d e clases lib rad a e ntre los
chos d e propiedad, o al sign ifi cado mis mo de la p ropiedad, se adivinar3n como de- m ayor ca- aristó cratas fe ud-a les y los burguese-s capitafisfas. con el t esultado d e la victo ria d e una bur-
lado q ue las luchas cont"r3 la e.xplot ación extra.econ ó mica. De mo do que, po r ejemplo, en el con• guesía en alza capaz d e libe rar al capitalismo d e s'!Js cad enas. Por el contrario, m ás bien parece
texto d e las luchas cont1-a la explotación, para el plebeyo in glés evitar los cerc3mientos o d efen- q ue de t.m mod o u otro, antes o d espués, las <evueltas revo lucio nari3s que a nticipan el origen
d er la p rotección d e los derechos consuett.:din3rios seria mucho más releva nte que oponerse a d el capitalis mo s upo nen un cambio en las fo rmas d e propiedad o en la naturaleza del Estado ,
los g ravámenes como en el caso d e los franceses. Mlentu s q t.:e el campesin ado francés luchó con independen cia d e las F.Jerzas de clase im plicad as. Esta explicación tiene ~a virtiud d e po ne r
contra los impuestos, fas revueltas del campesin ado ingfés d u rante el s ig lo X.Vlt, por ejemplo , d e relieve las trans fo rmaciones radicales que fvero n necesarias para que s urg iera el capit alis mo ,
iban d irig idas contra los terratenientes que elevaron las multas y las rentas con el n'n de impo ner sin embargo. una interpre~ación b n a mplia conttibuye a o cultar más que a escluecer las cosas.
l3s no rmas d el mero.do. El concepto d e <<revo lució n burguesa)'.} resulta confus o po r va.ñas razones. ¿H izo falta una
Este p roceso pla nte-a además alg'.lnas cuestio n es relevar.tes sob re fa fun ción de la luch3 de revo lución para que s urg iera el capitalis mo o para facilitar sencillame nte la em ergenci-3 d e t.:n ca•
d a.ses en el d esarro llo d el capitalis mo. (Por ejemplo, qué cabe d ecir, llegados a este punto. pitalismo ya existente? {Ft.:e causa o efec':o d el capitalismo ? Por mucho q ue se ha}'a defendido
sob re la premisa de q ue 13 luch a de clases d e los c3mpesinos contra ~os p ropietarios pro mo• que 13 revolució n b urg uesa fu e un h ito en la tra ns ició n al capita lis mo. r.o existe n in guna inter•
vie ra el su rgimiento d el capitalismo en Ing laterra al cortar las ah.duras q ue im ponía el feuda- p retación d e la revo lución burguesa en la q ue la revolución e.xplique la emergencia d el capita-
lismo y dar rienda s uefta a la p rod ucción d e m ercancías? Si bien es cie rto que la configu ració n lismo o de los capi':a!istas. Todas han !e nido que asumir la existen cia p revia d e fo rm acione-s ca-
d e las rehciones d e clase era excesivam ente compleja como para poder reclt.:cirla a t.:na formt.:• pitalistas bastante bien d esarro lladas, que a su vez genera n reacciones revo lt.:cionarias a med ida
laciór, ser.cilla, si quisiéramos condensar en una sol-a frase 1-a form a en la q ue la lt.:cha d e d a.ses que ven merm ado s u p ropio d esarro llo lu clases y las instit•Jcio nes precapitalistas. Por ! an to , 13
ent re señores y campesinos fue c ap3Z d e <.<liberar» al capitalismo , quizá fu era más acertado revo lución b urguesa sería m ás el t esultado que la causa, y seguirfa mos sin hallar t.:na exp li-
d ecir qt.:e el capitalis mo fiue p romov ido por la afirmación del poder de los p ropie':arios frente a la cación para las ttans form acio r;es sociales G,Oe d iero n pie al capitalismo.
d efensa d el campesinado d e s us derechos consuetudinarios. No obs ta n:e, aun aceptando la idea d e q ue el capitalis mo p recedió 3 la revo lució n, obvia-
Obvia mente, esta a fi rmación po n e e n d uda la caracterlZ3ció n de la Revolució n inglesa co mo men te ello no impide afirm ar <¡ue la revo lvción borg-J esa fu era tm r~sultado d e las relaciones ca-
una <-<revolución bucguesa». y pon e en d uda de- hecho el concepto mismo de « revo lució n bur• pitalistas y un factor par-a so posterior desarro llo. Es ,,a zor.a.ble acept-ar que para q ue em etja el
guesa». Par!! tildar a esta revo lución de « burgv esa.•> es preciso recurrir a una d efinició n t an vaga capifa lismo tiene qt.:e darse ajg ún tipo d e conflicto violento en términos his tóricos. No o bstan te,

y tan gener-a l que resiul':a vacua. Como mín imo, piar.tea una petit.io princ:ipii al mezcla r « burgués» se recurre aí concepto de revo lución b urg i;esa para expficu lo acontecido en los casos (como el
d e Inglaterra), en los que p recisamente se p roduce una revolución porque ya existen p revia• d e id eas radicales muy d istintas: d e las pulsiones « p ro g resivas•> del capitalis mo, legado c¡Ll'e a ún
mente t..:nas relacio n es s ociales de p roducción c apitalis tas bien d esarro lladas, y un-a clase capih• sig ue vivo en diversos movimientos d emocr,Íi!ico s y 3nticapitafishsf12).
lista d o minante con c~pacidad para barrer todo atisbo d e o bs~3ctilo po r parte d el Estado, a la l 3 Revo ll.l'ción francesa d e 1789 encaja con la descripción d e una <•revo lución burguesa»
par que someter a las clases s ubordinadas que se po r.gan en s u ca mino; y en o tros casos (como m ucho m ás que la ing lesa, si de fo que se ttata .es de verificar la lucha fund amen tal entre 13 b ur•
el d e Francia) en los q ue, po r el contra rio. la. revo lución tiene lugar po rque los aspirantes a ca- guesía y la aristocracia . Pero. como}'ª hemos visto , cabe cuestionar seriam ente la relación entre
pitafishs (o una burg uesía que cabe creer que estaba integrada po r aspiran tes a capitalistas) tie- las luchas en Fran cia y la emergencia del capitalismo.
nen que v er.cer a una clase domin ante n o c apitalist a. Si co mparamos ambos casos nos v e re• Para empezar, hay que decir c¡i:e los posicio r.a mientos er, materia econó mica y las f'l.lentes de
mos obligado s a conduir (como se su giere en el c apítulo 111) que las , evolucione-s p uede n ser in gre-s os de la burguesía }' la a ristoct-3cia co nfl uyeron en g ran medid 3. No o bstante, es cierto
burg vesas s in ser capitalishs y capitalistas s in ser burguesas. que, s í hubo una rela ció n co nfl ictiva er.tre ambas, sobre to d o en lo relativo a las posibilidades
En Ing laterra. si la Revo lución potenció el d esarrollo d el capitalismo_. fu e en grar, medida me• d e acceso a ~os cargo s p úblico s como fue me de lucro. En ese sentido, efectivam ente, la revo •
diante la co nsolidación de la po sició n de ur,a clase terrat enie nte que ya dominaba p revia mente lució n fue « burg t:esa•>, si bien las presiones que la p rodujero n tenfan menos que v er co n el ca•
no solo la sociedad , s ino al p ro pio Estado. la revo lució r. r,o consistió en una lt..:ch a d e clases en pitalis mo qt..:e con las tensiones d el abs olutismo y de la centralización del Estado. En to do ca.so.
la que s aliera victo riosa la burguesía capitalista fre nte a una clase d o m in ante q ll'e impedía s u 13 burguesía revo li.:ciona.ña no en, en lo fund ament al. una clase capitalista ni siquiera en lo que
p rog reso. l a verdad era lucha d e clases q ue tuvo lugar en el sen o d e la revo lt..:ción Í>.l e entre la re-s pecta a s us aspiraciones. A los p rofesio nales y a los que ostentaban cargos en el corazón de
d ase d o minante y fas fu erzas popul-u es s ubalternas, cuyos intereses de d ase ten ían que ver la « revo li:ción burguesa)) les preocupab3 más la ig ualdad civil enm~ los estados y la su p resió n
ta nto con imped ir el pro;reso de lo s terratenientes capitalistas o los b urgueses co l3bora• d e los privilegios o , en otras palabras, les p reoc11paban más las form as de- apro piación no C3·
cionistas como con pro mover s u p rog reso. pih lis tas y <<-e.rlrae-conó micas•)• e n concreto, los imp1.1estos y el acceso a los cargos.
Una vez. m ás. este pla nteamiento no merm a el papel q ue desempeñ ó el g ranjero « med io». o el Co n respecto al campesinad o, po r mucho que se opusieran a ros vestig ios del fe udalismo qt..:e
ye:omon ing lés en el d esarro llo d el capitalis mo. Estos granjeros, como los arrendatarios e.apit a• la no blez3 no ceja ría en intentar impo nerles, o al Estado abs olo ':ista que les cargaba d e impues•
listas, fueron la co lumna verteb ral de la tríada agraria . Pero una cosa es aceptar esto. y otra muy tos, n o fu e bajo n ing ún punto d e vista c apitalis~a, n i siquiera en form a emb rio naria. Tam po co es
dis~int-a, por ejemplo, cons iderar a las ft.:erns popular-radicales de la Revo lución in glesa del fácil imagina r c¡ue. si las fu erzas populares radicales -que log raro n cond ucir a la b urguesía más
sig lo XVII como meros agentes del progreso capitalista. Resulta engañoso cons idetat las luch as allá de s us aspiraciones revo lucionarias hubieran vencido fín alm en:e, hubieran s ido capaces d.e
popu Lues co mo la fu erza principal capaz. de pro mover el desaa o llo del capit alis mo , a expensas facilitar un poco más la eme rgencia d el c apitalis mo.
d e otras luchas populares más s ubversivas y democtáticas c¡ue dit:afiaron Ías fo rmas d e p ro• El im pacto ir.med iato de la revo lución tuvo má.s c¡Ll'e ver, en fodo caso, co n un atrin che-
piedad c¡t:e co r.creta men te contribuyero n al d esarrollo capi~alisi:a . Quizá estas fu erzas po p ula res ram iento de las fo rmas p recapit alis!as q ue con s v eliminación, p uesto q ue no so lo cons olidó al
ha)•a n perdido la batalla contra los terraten ientes capitalistas. pero dejaro n un tremer.do legad o campesinado , sino que fom entó el ct ecimien:o d el Estado y co rw irtió sus cargos en la carrera
profesional p red ilech de la burguesía . No o bst:.;nte, cab ría arg t:mentar que el impacto a la rgo Philpin (eds.). Thc BrMnu Di'!bate ... , o p. cit., p. 290 .
plazo supuso facilitar el d esarrollo d el capitalis mo por ejemplo med iante la unifi cación d el Es- (§J Sob re fa regulación de la p roducción po r parte de la comunid ad cam pesina en F'rancia, vé•
tado y fa elimin ación d e !:as ba rreras in ternas q ue impedía,-, el com ercio. Sin embargo, queda anse las conclusio nes d e G . Comninel, Rc~inking th~ Fritn ch Rcvolutlan... , op. cit.
abierta la cuestió n de si ese proceso podrfa haber s ido la antesala d el capitalis mo d e n o haber l7J Véase N. Wood, Tht- Foundat.ions of Política/ Economy: Som r; Early Tudor Vicws o n Sta-t.& and
estad o F'rancia som etida a las presiones e.x!ernas q ue emanaban de la Gcan Bretañ a capitalista. Sociitty, Berkeley y l os Ángeles, Un r\'er,sity o f C3lifornia Pt ess, 1994, sobre estas tempun-as crÍ•
En !odo caso, dados los intet eses de clase de la burguesía revolucio n aria, res'!Jlta ten h dor afir- ticas so ciales.
mar q ue p recisament e la burg uesía fr3ncesa foe revo lucionaria porque no fue c3pitalista. [ª1 Véase E. P. Thompson. « Custom, law an d Common Rig ht», en Cusfom s ir. Common, o p.
Por el cor;tra ñ o. la Revo lución ing lesa n o supuso precisamente un conflicto entre h burg,ue-s ía cit .
y la aris tocracia . Sin embargo, tuvo m ás que ver y de una forma más d irech, con la em ergencia [9J El d eb3te en torno a lodce d eriva de IAs t eflexiones que recojo e n mi capitulo sobre el autor
d el capit alismo y con la defin ició n capitalis ta de la p ropiedad q ue la Revo lución francesa, p reci- en E. Meiksins Wood y N. Wood, A Trumpeí of Scdit.ion: Política/ Thitory o nd th~ Risc ofCapi-
samente porque contribu-yó a a umentar el poder d e las clase-s propietarias en el Pa rl3mento y a tafi:m, 1509-1688, Londres y Nueva Yo rk, NewYo rk University Press, 1997. Véase N. Wood,John
prio rizar los intereses d e lo s grandes terratenientes frente a los pequeños p ropietarios de tierras, Le<;./ce and Agrarian Capiiolísm, Berkeley y los Ángeles, University of Californ ia Press, 1984, para
y el «mejoram ie nto» frente a los d erecho s consuetudinarios d e las clases s ubalternas. un a nálisis detallado sobre locke y la bibliografía sobre el « mejoramiento» del sig lo

(!] El d ebate sob re las particula ridades del sis tema de propied ad inglés se h a enriquecido d e XVII.

una. m Anera ft.:nd amental con las apo rtaciones de R. Brenn er, y sobt e !od o las q ve recogen s us [!QJ Debo fas reflexio nes sobre Petty -A la tesis d octoral inacab3d a d e C. livingsto ne, York Uni-
dos artícu tos en T. H. Asfon y C. H. E. Philpin (eds.). Th t Britnnu o~ba:.e...., op. cit.: <.<Agrarian versity, Toror.to, Canadá.
Class Sttvcture and Economic Development in P, e.fnd ustrial Euro pe'>> y «Th e Agrarian Roots o f [lJJ Sobre la Revolución fra ncesa y el Estado como fuente d e recursos m ~teriales véase G.
tr.d ustña! Capita.lis m». Comninel, R~thinking thc Frcnch Revolut:ion ..., op. cit .• e n particular el capítulo de la conclusión.
[ll Véase R. H. Tawney, Tht- Agraá an Probh:m in Úit- Sixtunth C.mtury, Londres, long ma n, [!ll Véase E. Meilcsins Wood y N. Wood, A Trumpitt of Scdí-t.jon ... , op. cit., e n particular el cap.
Green and Co., 1912. p. 119 para ejemplos sobre algu r,os de estos cálculos. 4. sobre este legAdo rad ical.
13] J. Merrington, «Town a nd Country in the Transitio n to Capitalism•'>, en R. H. Hilton (ed.).
Tht- Transit.ion ..., op. cit., p. 179.
[dt] Vé-ase M. Bfoch, Th c French Rural History, Berkeley y los Ángeles, Univetsify of Californi a
Press, l 966, p. 131 [ed. cast.: l a h isto ri3 rural fra ncesa, Barcelo na, Crítica, 1978J pu3 un deba:e
sobre 13s b saciones fra ncesas.

[5J Véase R. Brenner, «The Agraria n Ro ots o í Industrial Capitalism•'>, en T. H. Aston y C. H . E.


TERCERA PARTE

MÁS ALLÁ DEL CAPITALISM O AGRARIO


V I, MÁS ALLÁ DEL CAPITALISMO AGRARI O qrue h a.bfa n co nd ucido hasta el desastroso impacto d e la agricultt.ira intensiva capitalis t3 se ini•
A partir del sigto XVI , en Inglaterra, donde la riqueza seguía provin iendo en su mayo r par:e de cia ton tras la Segunda Guerra M t:ndial, cuando los gobiernos -pos teriormente incitados y tes•
13 pro ducció n agrícola, los principales actores econó m ico s del sector agríco la -tanto lo s p ro 4 paldado s por la Po lítica Ag tícola Común- , fo mentaro n esta fo rma de cultivo para garantizar la
dvctores d irecto s como lo s c¡ve se apropiab an d e s us exced entes-. dependían p rogresivamente p rovisión s uficiente de alimentos baratos. lnclt:so algunos sectores crítico s d e '3 izquierd a cul-
d e u nas p rácticas equivalentes a fas capitalistas: la maximizació n del valo r de cambio m~iante paron del d esastre-al g'!.lsto por la comida barata por parte d e la po blación britá nica.
la reducció n de los costes y el in cremen to d e fa p roductivid ad a través d e la especiali:nció n, la No deja de ser curioso q t:e a algunas personas aparen temen te razonables, que n o tiene n p ro -
acumulación, la reinversión de los e.xcedentes y la innovació n. bfem a. en acep tar c¡ue fos servicios p úblicos garantizan m ejo r que las empresas con á nim o d e
Esta fo rma d e proveer las n ecesidad es materi-a les básicas para la socied ad inglesa co n llevó lucro la cobertura de las necesidades humanas básicas -como la sanidad o la educación- , no
t.ma diná mica complefame n':e nueva d e desau o llo aut-osu hciente, un pro ceso d e ac.umulació n y les parezca en cambio acephbfe la reiv indicación d e la garantía de acceso a una alim entación
d e expansión muy d is tinto al de los antig uos ciclos «malthusia nos» que h abían dominado la batata, la necesid1d m ás básica de todas. Esta actitud resulta de lo más d esconcert 1nte puesto
vida material en otras sociedades. Adem ás, vino aco mpañ ada de los típico s p tocesos capifa. q_'!Je en G ran Breta ña fa comida no es especialmente barata, y las ganancias derivadas d e t.inos
listas d e exp ropiaciór, y cceació n de vna m asa de pet'So n a.s desposeídas. la nueva dinímiu costes de producción más bajos clara.mente benefician a la industria alimen taria, al menos en la
hisi:ó rica nos permite hablar precisamen te en este sentido d el (.(Capih lismo agra rio» p to pio d e la mism a m edida en que reducen los p recios para lo s cons t.,lmidores. Pero lo que resulta aún m ás
Ing laterra de p rincipios de la Ed ad Modern-a, una fo rma d e organizació n social con unas. « leyes sorprendente es la convicción de qt1e la actual -a gricultura capitalis ta s upo ne una ruptura revo lu-
d el movimiento» caracted sticas que acabarían desembocando en el -su rgimiento del capitalismo cio nari1 con el pasado.
maduro, es decir, en s u forma ind ustrial. En el mo mento álgido d e fa cris is provocada po r la 6ebre afto sa en Gran Bretaña, un periódico
d e á mbito nacional publicó el co mentario d e un inspecto r veterina rio belga c¡ue se q uejaba d e
LA EDAD DORADA DEL CAPITALISMO AGRARIO
qrue <<para los b ritánicos el único valor c¡i:e tie ne la tierra es c¡t:e p ueden oóter.er be-nel,cio de

Si echamos la vista atrás, h aáa. los siglos anteñores, es fácil idealizar las cara clerístic3S d el ella,-.. Coment1rio que parecía alejar a Gran Brebña d e s us vecinos euro peos, y que p udiera

campo ing lés. Sin embargo, , esu lta ba.stanie dificil establecer con exio nes entre aqvef paisaje id í- tener algo de lamento nostálg ico de la pérdida d e una cultura cam pesina escasa.m ente más real

lico p ropio de la Ing laterra rural y la ac:rual ind us:ria agríco la britá nica dada la acto-al crisis de la en el co ntinen te hoy d ía que en Gra n Bretaña . Pero, lo cierto es que Gran Btehña s igue rep re-

misma, con el t rasfo ndo d e la « enfermedad de las vacas locas» y el desastre de la. fi eb re aftosa. sen tando la cuna d el capitalis mo agra ,io.

de 2 0 0 1, que p u-s o de m anifi esto los horrores y peligros d e la agticultuta intens iva, el control l a continuidad entre la agricultura vieja y la nueva o bed ece a aspecto s q t.1e qued a n ocu lto s

por parte d e las g ra ndes cadenas de s uperm ercados de la distribución de alim entos y las co nse- tras las parad oj as propias d el capitalis mo agrario. El paisaje c¡ue anida en el pataíso rural n o es

cuencias de la <~g loba.lización ». p roducto d e vna socied ad c1mpesina n i se compone d e granjas fa milia res independientes. En

Dura nte la. reciente cris is , much os analishs parecían est ar co nvencidos d e q ue las dinám icas gra n m edida f...1e u m, creación del capihlis mo agr-3rco en su «Edad d e Oro». El paisaje
proto típico d el mito d e .,. fa lng laterra de v erdes }' ag, adables prados», aunque ':ard ua siglo s e n aristo cracia. terraten iente. « Mejorar» la tierra no solo s ig nificaba consolidarla y cercarla con el
fragua rse, y aunque no se borrara en él del todo la huella d e otros t ie mpos y otras form as d e F.o de increm entar s u prod uctivid ad y, po r ta nto , el be neficio d erivado de ella, sino ta mbién
vida, pro bablemente le d eba m ás al siglo XVI 11 q ue a ningún o tro sig lo. cuando « la ed ad de la embellecer l:a hacienda d el señor, incluso si para elto hiciera fa lta echar abajo p veblos enteros
aristocracia territo rial>> y la era d el « mejo ramier,to » estaban en s u p unto álg ido[!]. que pudier-a n su poner Lm obstáciulo para las vistas del se?.o r, que no tardaría en s ustituirlos por
El paisaje s v p uestam ente idílico de la Ing laterra rural llevaba inscrita la h istoria d e las rela• jardines y parques.
ciones d e p roducción capitalistas y de clase. Tanto los cam pesinos como los señores s ufrieror. Era ona épo ca en la que l:as técnicas agríco las p rod udivas y rentables eran en buena m edida
una tra nsformación que a s u vez ~rar,sfo rmó el pais.ije . Por un la.do , el p roceso de d esposesió n y o<o rgínicos» , en ':érminos actuales, y dependfa n más de un uso eficiente d e la tierra y d e las téc•
d e cercamientos que. ent re o tras cosas. torn ó m enos evid ente la po breza en el ámbito rural. El nicas agr u ias que de la. maquina.ti-a indt:s trial y los prod uctos químicos. De modo qve el im-
campesinad o pobre caracterfs tico del ca mpo en otras socieda des agrícolas, con s us pequeñas pad o sobre la tie rra no er-a tan d escaradame nte n o civo po r mud,o q ue las vidas d e lo s seres
parce-las de cultivo }' humildes m o radas fu e s us füu ido po r dos clases agra rias distin::as: una humar.os se viera n afectadas por la d espo sesión y la p resió n competitiva . Pero, la lógica econó-
compuesta po r a r,endatarios capitalishs prósperos. con s 1.1s g ta njas s ólidas. pinto rescas in- mica actual, destructora d el ámbito rwal, ya había em pezado a funcionar desde lo s s iglos XVI y
clus o, y lo s trabaja.dores caren!e-s d e p ropiedad es qu-e dejaron co mo única huella. en el paisaje XVI I.
s,u dered ,o d e paso cam po a. través para acceder a. s vs lugares d e t:taba.jo - su lega.do para los Era la mis ma lógica que ya en el sig lo XVI regía el interés d e los terraten ien tes ing leses, en
excursionistas del pres.ente-. Du ra nte este periodo de transfo rmación rura l llega.ron a d esapa• d etermin-: :das partes del país, en que s t:s arrendatañ os lograran aumen tar s us beneficios mer•
recer incluso p ueblos enteros. En el lado opuesto , estaban las casas d e c ampo , los parqt:es y los cantiles para pod er o b tener el máximo d e renta de alquiler de ellos. Era la misma lógica que
jardines in gleses. Had a tiem po ya que la clásica aristocracia militar h abía s ido s ustituida por fas dominaba los cálculos del tasador del terraten iente pa.ra obtener la d iferencia entre los arriendos
comodid ade-s y los o rna mentos típicos de los señores d e fa. « a.ristocraci:. teuitoriaf» ru:-al. <¡ue consuett:d inarios fij os, que pagaban mochos arrenda'.:arios, y las rentas d e alquiler m ás elevadas
vivían de las rentas de sus a rrenda'::arios, y <¡ue serían característicos del sig lo XVI 11. qrue pod ía o b!ener e! terraten iente en un mercado abierto d e a rrendamien tos.
Los cercamientos parlamentarios d el sig lo XVIII ilustran mu-y bien las parado jas d el mo mento. E:-a la mis ma lógica que imperab a. en el s ig lo XV II con la explosión de la literatur~ sob re el
Dan fe d e 1-a ir,dudabfe victoria. d e 1-a clase terrateniente en el sen o d el capitalis mo agrario , su «mejoramiem o»; y los cálculos propios d el siglo XVI lf qoe conllevaro n: a los cercamiento s par-
cont rol s obre las tierras, st.1 cont rol d el Estado y s u triunfo s obre las cl ases subafternas qve ha- lamenta rios motivados po r los intereses d el •<mejora miento» n o se diferen cia.!ban demasiado de
bían d esalia.do su ascenso d,urante la Revolución del sigio XVII. No obsfan te, el legado visual de la actual aritmética eco nómica. Las p resio nes a favo r de la intens ifi cación d e la p roducció n y d e
aquella victoria de clase, que materializaba un proceso que h abía u rancado s iglos antes. se ha la , e ntabilidad se h:an agudizado inflnitame nte con el crecimiento de las cade nas d e s uper-
conve-rtido en la imager, idílica d e la vieja lng lateu a. mercados y de 1-3: g lobalizació n, y el potencial pa.ra el d esarro llo ':ecno lógico de la agrico l':ura
El concepto de «mejoramiento» encierra la mism a paradoja. En el s ig lo XVI II este concepto indus fri alizada ha aume ntado desmesorad:amente. No obs!an te, la ra íz d el p roblema sigue s ien-
ta n l:til combinó el g 1.1sto po r el benefi cio }' por la belleza en el á mbito de in terés de la do la Íógica capita lis':a. de extracción d e benefi cio , al ig 1.1a.l q t:e en etapas anteriores.
Sin d uda, William Cobbett , eflej3ba fa realidad en sus escritos cuando a p rir.cipios del s ig lo d e la at.iito no mfa d e las ciudades, sin o hmbién de la fragmentación de los mercados y de las

XIX despotricaba contra las q Ll'ejas d e lo s 3griculto res ir.g leses y les advertía de que estaban o po rtu nidad es a la h ora de realiz-a r transaccio nes entre un me rcad o y otro.
condenad os a d es3parecer d e form a in mir.en te, a medida q i.:e los a rrend3hrios se veíar, obli- En segur.do lugar, e in d uso m ás relev ante que el aspe-do anterio r, hasta el momento, el tér-
gados a abandon ar las tierras po r no po d er pagar las rent as ó e alq uile r, mien tras q ue a los la- mino <<capitalis mo agrario» no lleva im plícit o en s i: núcleo el trabajo asalartad o, a pesar d e q ue
b riegos se les pagaban u nos salario s misérrimos . Pe:o , s i bien d escribía t.ma cris is de cara.d e• el tlabaj o asalaria.do es un elemento central en cualq uie r defl níción d el capitalis mo. Es te hed ,o
rfs fi cas m uy concretas y d ecisiva en mucho s sentidos para el campo ing lés, tras las Gi.:erras Na- requiere una. explicación.
poleó nicas y co n i.:na indus trialización agonizan te, la dinámica h istó rica que dio origen a la cri- Es p reciso d ecir que- muchos arrend~tario s ingleses contrataro n trabajo asalariado , hasta el
sis había iniáado s u a ndadura mucho a ntes y aún se m ant ien e en .nuestro s d ías. p unto de q ue la trfada q ue Marx y o tros pensadores id entific nan - los señore-s viv ían d e las ren•

lg val q ue el lamento de Cobbett tenía s us a ntecedentes en h s p rot eshs del s iglo XVI co ntra tas de alq uile r capihlist u d e lo s terreno s , !os a rtendatarios capitalistas vivían de s us ber.eficio s,
los cercamien-tos, bmbién percibimos el eco d e sus o pin iones h oy. No obs:ante, en la ach :-a- y los lab riegos vivían d e s us salarios- ha sido co nsiderada por mi.:ch os como la. c aracterís tica
lid ad se-escuch an p red icciones q ue vaticina n q ue la actual c1isis agríco la será la última esto-cad a d efinitoña de las relacio nes agrícolas en Inglaterra. Y así fue, al men os en aq uellas p artes d el
para los y:. maltrechos agriculto res b ritánico s y el 6n d e fas pequeñ as g ranjas, acorralado s en país, en particular en el s u r y el so des:e, con mayor p roductivid:.d agríco la. l as nuevas p re•
esta ocasión po r los g ran d es pro ductores frabaja ndo co do con cod o con las caden as d e s uper• sio nes eco nómicas y competitlvas q ue con d uje,on a los agricultores im p ro d vctivo s a un ca lle-
mercado s , con el respaldo d ef gobierno. Y, m ien tn s q ue algunos agricu!tores británico s eno • jón s in s alid a fuero n u n elemento fundamental para la po larizació n d e la po blació n agríco la
j,ado s p rueban s uerte al otro lad o del can al, aún resuen an fas adv ertencias de Cob bet,:: sobre entre los grandes :errater.ie mes y los labriegos asalariado s sin p ropiedad es, y Íomenta to n la tría-
aq uellos agrico lt o, es desespera dos que se llevaban << S EJ lealtad, su capital (o lo q ue les q ued aba da agraria . Y, po r st.ipt.:esto, (3s p resiones encaminadas a increm entar I=: p r-oductivid ad p rovo •

d e éf) y s us habilid ad es par:. cebar a los p uercos, nuestros viejos amig o s lo s Bo rbo r.es»[l}. caron qt.ie se intensificara la explotació n del tr~bajo asalariado.
Po r lo t anto, no seria. excesivo defln ir el capi'!:alis mo agrario in glés en lo s ~érminos efe la mer,•
(ERA El CAPITALISMO AGRARI O VERDADERAME N TE CAPITALISTA?
cio n ad a. tríad a. Pero, es im port ante reco rdar c¡ue las p resiones co mpetit ivas, y las « n t.l'e vas leyes

Llegado s a este punto, d eberíamos d eten em o s un poco e n dos aspedos fu ndamen tales. En d el movimiento•> q t:e las aco m pañaro n, no d epend iero n en p ñ mer término d e la exis tencia d e

p rimer lugar, que no fueron los m ercaderes n i los p rod uctores los imp ulsores d el proceso q i.:e una masa p ro lebria, sin o d e la exjs !¡er;cia d e uno s arrendatario s-prod ucto res d epend ientes del

condujo al d esarro llo inicial d el capitalis mo. l a trans fo rmación de las relaciones sociales d e merc-ado. los tra bajadores asalariado s y. especialm eme aq uellos q ue dependían por co mpleto

p roducción es!3ba p rofundamen te en raizad a en el campo, y la transfo rm ación del co mercio y la d e vnos salarios para s u sustento. salario s que n o eran meros co mplementos estacionales (el

indtis tria. in gleses fu e el resu ltado más c¡ve la cat.isa de la trans ició n de lng lateu a al capitalis mo. trabajo asalariado d e tem porad a y co m plem ent ario q ue ha existido d esd e 1~ Antigüedad en las

Los m ercaderes era n capa.ces de fun cio n ar perfecta ment e en s istem as no capitalistas. Com o so ciedad es agra rias), seguían sien do er, buena m edid a una m ir.o d a en la lngla:erra del s iglo

hemos visto, p rosperaro n en el co ntexto d el feudalis mo eu ropeo d o nde se beneficiaro n no solo XVII.
Adem ás, estas p resio n es co mpetitivas n o solo afectaron 3 los a rrend atarios que emp!eab3n a había at.:mentado hasta tal p unto q ue d u ru ;te u n tiem po , Ing laterra pasó a ser u n d estac ad o
trabajado res 3salariad os , sino también a los gta njero s q ue e ra n p roducto res d irecto s y no con- expo rtad or d e estos p ro ducto s básico s. Esta pro d'i.:cción avanzad-a se log1ó co ntan d o con t:n a
ta ban co n t ra baja do res extemo s 3 la unidad fam iliar. Puede que fas perso nas d ependie ran d el fu erza de t rabajo relativa.mente peq ueña . Aquí radica el c arácter distintivo d e la productividad de
me rc3do - p ara satis facer las necesidades básicas para s u rep ro d tJcción- sin ,que por ello estu- la agricultu ra in glesa...
vie ra n completam ente desposeíd os. Para depe nd er d el mercado h:n so lo h acía falta perder el ac- En la p rime ra parte de e-s te libro nos topamos co n po s iciones que neg-aban la existencia. d e un
ceso d it ecto no mercantilizado a los m edio s necesario s para s t.: rep ro d ucción. en particula r, a la « capih lis mo agra ñ o» ing lés basár dose en q ue d u rant e el s ig lo XVIII la <•p rod uctivid ad» d e la
tiern. Una vez q ue los im perativo s d el m ercado se a.fiar.za.ro n, n i siq uiera. fa p ropied ad explíci~a agricultura fra ncesa fue más o mer,o s equivalente. Sin embargo, en Francia. fu eron necesarias
era suhciente como meca nismo de p rotección contra s us embistes. l a d epend encia del mer- más unid a.des d e trabajo para p rod ucir el m is mo outpui, mien tras q ue la agricu ltura ing lesa tuvo
cado era causa y f'l O resu l':.id o de la p rofe':u ización d e masas. la capacid ad d e poder d a t s us tento a una.. p ro po rción mayo r de personas que no estaban vincu-
En otras pal-3 bras, las dinámicas específicas qo e asocia mos al capitalismo ya se estab an ladas a la p ro d ucción agríco la., y recu rriend o a u na fuerza de tra bajo m enor, en u n cotltexto de
p roduciendo e n la agricultura ing lesa a ntes de q ue tuvie ra lugar la p ro letarizació n de 13 f'.lerza d e d isminución de la población tura.l. Por lo tanto, una vez más, 1-a cuestió n no es el output total,
trabajo. De hech o, d ich as dinámicas cons titt.iyero n t.m factor fund amental para q ue se prod ujera sino la p roductlvid ad del trabajo o el ouipu~ po r unid ad de trabajo.
la p ro leta rinción del trabajo en Inglaterra. El fa cto r crt..ici3I fue la d epen de ncia del merca.do por l os factores demo gráfi cos fo dicen todo. So n frecuentes los enfoques que defi enden q ue en
parte d e los p roductores, y de lo s ap1o piad ores, y lo s nuevos imperativos s o ciales q ue generab3 lng laten a la p to d u c'.:ivid ad agríco la con t.ribuyó a -3vivar el p roceso d e in dus trialización porq ue
la d epend en cia del m erc ado. podo d-ar s ustento a un extraordina rio 3t.1mento de la po blación. Sin emba rgo, para cuando la
Q u izás algunos no estén muy p redispuesto s a tild3r esb form ación s ocial d e «capitalis ta» d ens idad de la po~lación in glesa. empezó a s vperar co n ere-ces a la de otro s p3Íses de Eu ro pa
basándose en que, po r deflni ció n, el cap?.t:alis mo se basa en la explotació n del t rabajo asalariado. occiden ta l. en tos c¡ue se esbbifizab a.n s us po blaciones cva ndo n o d escendían, el desarro llo
E-s:e tipo de reticen cias están bien, s iemp re y cuando aceptemos q t:e la economfa in glesa de eco nóm ico ing lés ya despuntaba. Puede que el at.imen':o demográfi co co r.tribuya a explicar el
p rin cipios d e la. Ed ad Mo de rna, ll3mémos la. como <¡uer-3 mos llamarla. se-g uiaba po r la lógiC3 de d esarro llo d el capifa lismo indus trial. s in em bargo , r,o basta po r s í s o lo para. explicar la em et •
st.i sed o , p ro d uctivo básico, a. sabet, la. agricultura, que ya fun cion aba confo rme a p rin cipios y gencia del capitalismo en s í y, en todo caso, la explo sió n d e la po blació n fu e el resultado m ás
« leyes d el movimiento» d is tintas de lss ,que prevalecían en cualq uier otra s o cied ad d esd e los que la -causa. No o bstan te, la co m posició n d em ográñca del país ya destacaba por otras razones
albore-s d e la. historia. Y esas feyes d el movimiento e:a.. n pre.ccndition-ts necesarias -e in existentes Íunda.mer.tales pata el p roceso , ind t:so antes d e que se pt.is ier-a d e man i6e-sto el p a.~ró n d e creci•
en ning ún otro lugar- para el d esarro llo d'e un capitalis mo maduro que en efecto se basara en la mie nto d em og ráfico ó nico en aquel co nterlo , y q ue n o s dice m uch o acerca del desarro llo econó -
expfot3ción d e una masa d e trabaja.dores asalaria do s . mico ing lés.
Y, {cuál fue el resulta.do d e ~o do ello? En p rimer lugar, una característica de la agricvftu ra in- Enfi:re 1500 y 1700 se p ro d ujo un ct ecimiento impo rtante de la població n en Inglaterra y e n
glesa.. es c¡ue er-a p ro ductiva. Por ejemplo. a fi nales d el sig lo XV U, la producció n de gra no y cereal otros países, pero el caso inglés d estacaba en alg unos aspectos. El po rcentaje d e s u po blación
cont ra lo s enfoq ues que atribt1}'en a fa activid ad m ercan til el impulso necesario para el d esa• transform ación c¡ve habían generado tant o la necesidad para dich o m ercado para d ar s ustento a
rro llo económico, las « leyes del m ovimiento>:> econó micas que em an aron del c1mpo inglés fue• una pohfación no agraria en crecimiento, sino tam oién la capa.cid-ad para satisfacer d icha nece•
ro n c3paces de transform ar las r.ormas ancestrales d el imercambio m ercantil y fo ero n c1paces sida.d.
d e crear un sis tema completamente nuevo. El mercado interior ing lés se e.xpar.d ió haci3 el exterior y se convirtió en un mercado inte rna•
Mientras que el d esarrollo de otras potencias mercantiles europeas se h abía p ro d ucido e n cionaL l a econo mía nacional en d esurollo se estaba convirtiendo también en el núdeo d e un
~Jnción d e la solid ez de s t.:- red de comercio exterior, el tráñco de mercancías d escrito po r Po- sis tema m ercantil intern acional distinto de cualqvie r otro s is tema m ercantil a nterior. De la
lanyi, el capitalis mo británico depen d ía d e- vn me rcado interior mU)' desarrollado , p vesto que misma m anera en qve la vieja , ed d e m ercados lo ca1es y de «tráfi co d e merc3ncías» entre ellos
contaba con una población que ya no se implicaba en la producción de m ercancías de us o co ti• d aba paso a una form a más integrada de mercado. emergía en Gra n Breta ña, y especialm ente en
diano - a!im enbción y textiles- pata s u ptopio co nsumo y el d e s us fam ilias. El m ercado de Lo n.d res, un s istema merc1ntil de ámbito m undial q ue acabaría reempl3zando a la «infinidad de
masas londinense de p rod uaos d e consu mo básico se convirtió en el centro de este m ercado operaciones s ucesivas d e arbitraje entre merc1dos separados, dife renciados y d is co ntinuos <¡ue
interior en crecimie nfo, que d ifería d e o bos tanto por s u ':ama ño co mo pot s u contenido y s u-s con anterio rid ad habían co ns tituid o el me rcado exterior»(§}. El sistema mercan~il interior inglés
« leyes d el movimie n':O•>. l 1 n atorale.n c1da vez m ás n acio n al e integrad 3 del mercado suponía generó instr,tJ menfos característico s como las fei:ras de cambio, y en particu lar las «bi/ls on
que no solo funcionara c 1d a. vez más d e acuerdo con los criterios de <.. la gan an cia sobre la London», que acabaron empleándose también en el m ercado internacionaL Inglaterra p asó a
enajen-~ción», s ino q ue t ambién se b3sa.ra en la p rod ucción competitiva. domina r indiscutibleme nte el comercio internacio naf. dando pie a lo c¡i:e en o casio nes se ha
Inglaterra llegó incluso a de-s arrollar su propio sistema bancario. l o s sis:emas banc1rios d e d eno minado como el <<capitalis mo mercantil-.-. d el s ig lo XVII I , basa.do en lo s fundamentos d el
los demás centros mercan-tifes prin cipales co ntaban con s istemas bancarios que h abían s urgido anterio r s istema me rcan til in':erior; incluso el p-oder milita r, )' s v inmenso poder naval. garantes
en la Antigüed ad o en la época medieval: operaciones d e cambio , ban cos p úblico s que lleva ban d el pre-dominio de Gra n Bretaña a escala internacional, tuvo clarame nte su origen en la riqueza
las fin ar.z1s d el Estado y la regu la ció n d e la moned a y mecanis mos para la fina n.ciación d el q rue haSía generado el capitalis mo agrario.
come rcio exterior y de larga distancia. Inglaterra no destacaba especialme n':e en el s istem a ban• El s istema m ~rca.ntil asociado al d esarro llo del capitalis mo agrario tvvo clarame nte s u o rigen
cario « clásico,-.; sin embargo, creó uno nt.:evo cuyo origen ra dic 1ba en el comercio interio r. fun- en la producción y el co ns umo internos. Fue el p rimer ejemplo, y dura nte mucho tiempo el
d amentalm er.te d e pro ductos internos, al contrario que el resto d e Europa . Este sistema n o es• único, de un sis tema mercan':il basado en la pro d ucción de bienes básicos para la repro ducción
ta ba :ruigado en- el comercio e>..1erior, cmi en el a rbitraje comerci:il entte me rcados separados», so cial, o rientado a vn m ercado de masa.sen expans ión[7J. Esto C'l O quiere decir que ha)'a que res•
sino en u11 « m ercado metropo lita n.o» centrado e n Londres, que permitía fa em ergencia de una tar importan cia -a l impacto del co mercio d e mercancías básicas como el c a.so d el g rano. en el
red de d is tribución desde la capit al a todo el t esfo d el país 3 !ravés de « gestores d e cobro >> o contexto más am plio d el sistem a m ercantil euro peo. No obstante, los británicos, y en co r.creto
agentes que manejaban comisiones y créd itos[;). No resulta d if(cil observar que este pe culiar los ingleses, crearon un nuevo tipo de sistema cuyas diná micas esta ban co nducidas po r d is -
sis tema ñnanciero y mercantil provenía d el capitalismo agrario )' d e las relacio n es s ociales en tintas necesidades y que respondían a una lógica distinta a cualquier otra anterior. Sin lugar a
duda, t am bién fo rmaron parte d el antig t:o sistema mercantil y, con certeza, experimen tar-on el pobla cio nes u rbanas cu-yo crecimiento, claramen te, había sido s usfancial d u rante aquel periodo.
auge d el cons u mo d e bienes de lujo. Tampoco se pued e negar, por s u puesto, el papel econ Ó• Como hem os visto, es cierto que en Inglaterra la proporció n de la población urbana en compa•
mico que desem pe ñó en to da actividad m ercan til la riqueza d e las clases p rósperas, un papel ración con la ru ral había sido m ayor q i.:e la d e o tros países y Londres se h3bía co nvertido en la
d espropo rcio nado si se tien e en cuenta fo reducido d e s u tamaiio , y <¡ue por otra parte no fo e ciudad más gra nde de Eu ropa, lo cual a s u vez la convertía e n •J n enorme cen'!ro d e consumo de
m uy d is tinto d el que desempeñaran por d efinición en cualq uier s ociedad marcad a por pro• bie nes básicos único e n aq'!.lel mo m ento. No obshnte, esta tendencia d emográRca n o bastaba
~Jndas d esigualdades, induyen do y de un mo do muy especial, la s ocied ad capihiish. No o bs- por sí m isma p3ra explicar las características únicas d el mercado interno de Inglaterra . Por ejem•
h nte, en el m ~rcad o inteño r d e lng laterta convivió co n las prácticas m ercantiles t radicionales l.:1 plo. esa tender.cia demográfica a6n m ás pro nunciad a incluso en el caso de la República Ho lan-
emergená~ d e u n sistema nuevo, q ue obed ecía a su p ro pia lógic.:1 y cuyo alcan ce acabó exten• d esa n o t vvo el mismo im pacto(2]. Lo cierto es que hay un elemento revelador 91:e s u rge al esta•
d iéndose m ís allá d e fas fro n';eras d e Gran Brebñ a hasta crear un nuevo s istem.:1 m ercant il a es- bfecer co mparaciones entre 3mbos cas os y <¡ue puede au ojar algo d e lu z. La población urbana
cala in:ernacio nal. ele la Edad de Oro h ola ndesa r;o solo estaba en grosada por pobres y desposeídos incapaces de
Una vez m ás, nos enco ntramos con que ya en el sig lo XVII el m ercado interior in glés se pare• mantenerse con su p ropia p roducción agrícola, sino qve también d estacaba en aquella época la
da mo cho a un m ercado n aciona l t.mi6c::.do, sin hs d ivergencias que caracterizaron .:11 m ercado proporció n d e person::.s q ue se beneficiaban d e la gran riquez3 mercan til d e la Rep6blica o q ue
internacional {d ivergencias q ue aú n no se h ar. s u perado del todo, incluso en el adual contexto participaban e n el pro ceso de generarla. En comparación, las ciudades in glesas. y Londres en
d e « gfo balizació m,) ni las barreras com eróales intecnas q ue seguían afed ando a las eco n o mías particular, aumen taron de tamañ o por contar con una población d espro porcionada de pob res
en otro s lugares, y n o solo en l-.:1s ciudades Estado, fragm em:aclas. s in o en mo n ar<¡uías centra- d esposeído s fruto d el capitalismo agrario. En todo caso, lo que cuac~erizaba al m ercado d e pro•
lizadas como el caso de Francia. Este ejemplo de eco nomía nacio nal destaca~a también cada cluctos básicos in glés no era solo la d is':ribución d emog ráhca entre la ciudad y el cam po, sin o 1~
vez más por s u tamaño y fa particula1 com posició n d e s u mercado d e merc:ir, cías de p rimera creciente p roporción d e po blación, ya fuera esta d e origen rura l o u rban o, d espo seída y d epen•
necesidad y d e mercan.cías sencillas, barahs, del día a día, tales como las o llas d e hierro. Quizá d ien':e d e su salario para sobrevivir, unida -a una relación más directa er.t re este tipo d e p rod uc-
el declive d el campesim,do inglés tardara m ás en p roducirse de lo q ue se h a planteado en al- ció n y de consu mo.
guna ocasión, y <¡ue se extendiera h asta bien en~rado el sig lo XIX. Pero, d :ado q ue la d ependencia Los his toñadores ha n p restado mucha atenció n al su rgimiento d e la <.<so cied ad d e cons umo•>
d el m ercad o d e los gra njeros arrendatario s ingleses ya era ev idente en el s ig lo xvi a través de la en G ra n Bretaña (y en ot ros lugares, sobre todo. en lo s Países Bajo s)[gj. No cabe albergar dema-
competitividad d e las ren tas de ak¡uiler q ue pagaban y que aceleró el p roceso de d esp-osesión d e siadas dudas en relació n con q ue d u rante el s iglo XVIII, y sobre to do co n el crecimie nto de las
quienes r.o era n capaces de s obrevivir en contextos cada vez más competitivos, d icha d'epen• d a.ses u rbanas, ya existía 1.111 me rcado en expansión d e todo tipo de bienes más allá de los p ro•
d enci3 del m ercado fue progresivamen te traduciéndose en la mercantilización de fa fu erza de dueto s básicos, d esd e rop3 fi na hasta o bras d e arte. Pero, n o obstante. la <<.s ociedad de cor.•
trabajo y la d ependencia d e un salario para acceder a los med io s d e s ubs isten cia. somo» en Inglaterra, por muy n ovedosa que fu era y por muy reducido que fu era el tam año de su
Tradicionalmen te, el co mercio europeo d el gra no estaba dirig ido en su mayo r parte a las mercado y la va riedad de mercancfas circulantes, 110 se d iferenciaba much o cualitativamente d e
los mercado s b urgueses de otros lug3res d e Eu ropa . Dichos merc3do s de co ns umo g uardaban m ercancías baratas y d e o so co tid iano s ir; p reced entes en tér minos histó ricos. l o <¡ue en último

en lo fund a mental una co ntinuidad co n la culh :ra burghe:r me-d iev3I eu ropea., y s u crecimiento en término d isting ue este m ercado de los mercado s de biene-s bási:cos exis'tentes an teriormente es
términos cu ant itativos no era po r s í mis mo iun factor su6ciente para difere nciarlos del mercad o el hech o d e qoe, en el co n texto de fas relacione-s d e p ropied3& capitalistas. la necesidad d e co n•
d e m ercan cías de lujo d e épocas ante riores. Ten d remos q ue co nsiderar otros fa cto res pua sumo de los co nsumid ores t eiativamente po b res se convirtió en el mo tor de t.m nuevo tipo de
poder iden tifica r fas características verd aderame nte n ovedosas y d is tintivas que su p usiero n una. mercado e n el sentido también de q ue este afectaba a la p roducció n d e un m odo ta mbi_,fo sin
ru ptura fu r.dame n!al en términos cualitativos con fas an tiguas pau tas econó micas )' la p uesta en p reced entes hasts entonces. l as nuevas pao h s d e consu mo inflt.iía n d irectam ent e en la p to d uc•
ma rcha d e una nuev a ló gic3 sistémica. ció n co mo n unca antes, )' en el co nt e~ o de un m ercado nacional ya e-xis:ent e c-s da vez más
Puede co nducir a equívo co limita: se a d efinir el carácter específico d e la nueva economía en com pe':itivc e integrado . En la era del capitalismo agrario , la p roducci.ó n agríco la in gfesa a bas•
Gr3n Bretaña insistiendo en la crecien te riq ueza de las « clases med ias•'> o en el número de tecía s vs h ncialmen te su p ropio mercado in terno de p ro d uctos alime nticios y, co m o ya hemos
co nsumido res co n cap acjdad para co m prar una am plia gam a d e mercan cías co n el o bjetivo de visto, duran te un ~iempo , Inglaterra ind o-so llegó a set un expo rtado, ne:o d e g rano. Al m is mo
mejo rar s u co nfo rt y aumenta, su o btenció n d e pl3cer, o po r simple d isfwte estético, o con e-1 tiempo, el d esarro llo de las fuerns p rod udfvas en el cam po fu e corolu io de la trar,sformación
6n de me jorar s u esfatt:s . l o m ás t efeva nte fo- e, en cambio, el a t:mento del n úm ero de perso nas d e las relaciones s ociales d e p rod ucció n que acabaro n genera nd o también u na m ~sa d e consu•
que se veían obligadas a comp rar bienes para c ubrir s us ne,c esid ades básicas y obten er las herra• midores asalariad os. l a agricultura ing lesa era de por s í suficiente-m ente p rod uctiva, y no so io
mie ntas esenciales pata s u s u bs is':encia y repto d ucción so cial. Huelga d ecir <¡ue el ct ecim iento como la ho landesa, a través del intercambio y dependiendo d e la su pera bu n d ancia d e riqueza

d e d ich o mercado n o solo requería tene r la capacidad de co m p rar. s ino tam bién la co mp ulsión a po-ra mente m ercantil capaz d e d a r susten to a un3 g ts n po blació n q t:e ya no Htaba v inculada a la
hacerlo. En el periodo h istórico entt e el capib lis m o a.; rario y el capitalis mo indus trial, p ued e p roducción agrícola, s ino ,que el d esarrollo d e la ind ustria b ritánica se p ro dujo sobre la b3se d e
c¡ue el pod er ad qu isitivo d e los ttabaj adores hubieta s ido un fa c'!or inusualmente , e!eva :ü e e, in- unas m ercancías básicas banhs co mo el tejido de algo dó n, y la capacidad d e acceso a ese mer-
dod3blem ente, la d efinició n de n ecesid ad era cada vez más elástica y abarcaSa pro gresiva mente cado d e masas en expansió n.
lo s o bjetos man t:fa d u rad os d e t:so cotid ia no tales com o 13 ct.iberteria y los u tensilios de co cina. El d esarro llo d e una m asa pro let aria em pleada por el capjtal su p uso el cambio d efinitivo en 13
Pero. la compulsión es un eleme nto central de la nueva d iná mica eco n ó mica; y, en e-s te !ipo de relació n d irecta e-nt re p ro d ucción y co ns umo. (Por s u p uesto, también implicó una co ntrad icció n
me rcado s in clus o la capacid ad d e com pra es':aba cor,d icion ada po r estrictas lim itacio nes. Sin funda mental: las mis mas co nd iciones <¡ue p ropiciaro n la. integración d e fa p ro d ucció n y del co n•
dvd3, el hecho de q ue un número tan elevado d e tr3bajado res se hubieran conven:id o en cons u• sumo. las m is mas fu erzas <¡ue p rovoca ro n la s uperación de las d ivergencias d el viejo sis tema
midores era un hecho no vedoso , pero la l6 gica especínca de este tipo de me--rcado depend ía d e mercantil, los m ism os imperativo s de la co mpetitivid ad y d1: la acumula ció n del capital, con s u
13 pobreza de lo s co ns ll'mid ores en igual med id a <¡ue el comercio de lujo dependía d e la ñ queza. ter.den cia s istemática hacia el exceso d e capacidad, a s u vez ga,a n':izaban que- a me nudo se
No obstante, tampoco bastaría co n -s firm ar <¡ue fu e er. Inglaterra e n p rimer fuga,, y poste• p rod ujera t.m d eseq uilibrio en tre la p roducció n y el consu mo, un nuevo d esajuste sistemático
rio rmen te Gran Bretañ a, don de se pro dujo la emergencia de un mercado de masas de entre 13 o ferta y la demanda. El vie jo sistem a m ercan til tam bién conlleva ba evidentem ente la
existen cia de ciertos desequilibrios, provoc3d os por s us d escon exiones ent, e la pro d11cción y el producción d e m ercancías barafas, y c¡t:e reforzaron la sensibilización hacia. los co stes q ue
consu mo, entre la oferta y la demanda, pero estos enn po r así decirlo contingentes, y emergía n impo nían los imperativos de la competitivid ad )' la necesid ad d e invertir en recu rsos técnicos
más por d efedo q ue por comp ulsión. la ausencia de imperativos relacionados co n 13 competi- para au men tar la pro ductivid3d del tra~3Jo. En otras pala.b us, fu e el p rimer s istema económico
tividad su po nía la a usencia d e me;c anismos sistémicos capaces d e com peler dichos desequi- d e la h istoria en el q ue las limitacion<ts d el mercado im p ulsa,o n las fue rzas de p ro ducción en
librios recurre ntemente, y menos aú n ,o s desequilibrio s derivados del exceso de capacidad.) El lugar de inhibirlas.
prolefariado constitt.da tan to on3 fu erza de proch:cción como u n mercado de co nsumo de En el modo de pro ducció n capitafish, la producción d e los medios pua la su bsistencia y la
masas, y a mbas características intrínsecas al p ro letari3do configu raro n el d esarrolto d e las fu er• reproducción social debe depend er del mercado. Con el adven imiento del capitalismo indus -
zas prod uctivas. trial, la depend encia d el mercado penetró verd3d eramente en las p ro fun did ~des d el orden so-
En un en torno competitivo que im plicaba el imperativo sistém ico de au men tar la prod t.:c• ciat Pero se trataba el.e un grado de dependen cia. d el m ercado bien enraizado y establecido
tividad d el trabajo , la mercan:ilizació n genenl d e la fu-erza de trabajo bajo la forma del ~rabajo d esd e hacia tiem po, y q ue ft.1e precon d ició n necesaria par3 su eme rg en cia, y cuyos o rígenes se
3salariado, co ndujo al capital, ya de por s í do m inado por la presión hacia h competitividad, hallab3n en los albores d el capihlismo ag, ario ingl,s, cuando la p toducción d e alimentos pasó
haci3 la extracción d el máximo d e plus valía de los trabajadores en un lapso de tiem po limifa d o, a someterse a lo s im perativo s d e la competitividad. Se tuhba de una fo rma de org3nización so•
dura nte el cual ejerCÍ3 el con~ro l sobre la fi; erz3 de trabajo de los !rab-3j ado res jurídicam ente li- cial única y en la Cl!J3l los actores económico s fu n damentales, apropiad ores y p roductores, pasa•
b res. A su vez, estos trabajadores asalariados d esposeídos , c¡ue depe:idí3n del merC3do para ro n a d epender del mercado por p ñ mera vez en la h istoria.
satisfacer sus n e,c esid ades materiales, inAuían en la n aturaleza d e la p roducción n o solo por la l3 dependencia del m ercado d.e los granjeros ingleses no se b3sab3 s.encill3men te en la nece•
r,aturaleza d e s u activ1dad productiva, sino h mbién por s t.1 capacidad de const.1mo. sidad de realizar in tercambios -co n el fin de obtener bienes que no pod ían p roducir ello s mis-
Este tipo de co ns u mo con li'guró un mercado excepcionalmente amplio e indt.1sivo , a fa par mos , sino bmbién en la relació n -con creb entte los arrendatarios y los p ro pietarios « eco nó -
que co ntaba con unos recu rso s excepcio nafmer.te limitado s . El profet3riado, co mo d ase com• micos» d esprovisto s de poder d e caráder extneconó mico. Ni tan siquier3 tener la sufici ent e
pletam en%e dependiente de s u sala ñ o en d inero par3 acced er a los medio s m ás bás icos para s 1.1 capacidad pro d1.:-ctiva -co mo p ara ser at.1tost.1ficiente en el abaste-cimiento d e p roducfos :agríco las
su bsistenci3, su ponía la exis tencia de un m ercado más gra nde en un espacio geográli'co m ís o recl'ucÍ3 la dependencia d el m ercado de los p rodudores in gleses. En s u caso er3 una d epen-
menos u niflcado, y en una eco n o mía más o menos integrada, sin precedentes h asta ento nces. d encia d el mercado absolt.:-ta, de todo o nada, ,que por o~ra parte n o lo5 r3ba m ermar e n abso lu to
Pero. a su vez, se ~rabba d e un mercado -cuyos consumidores tenían u n a capacid:ad d e con- sus capacidad es p roductivas más q ue 3d eci.:-ad3s.
sumo restringid a. N 3t un lmer.te, esa combinación distin tiva 5eneró sus propias p resiones para El -cas o ing lés destacó. por lo :anto. por varias r3zo nes c¡ue guard aban una relación entre sí. El
forzar un a pro ducció n q ue fuera ren bble. La pro d ucció n en un mercad o d e esbs caract erísticas acceso d e los pro ductores a la tierra estt.,.vo con dicion3do dire-ctam en:e por el m ercad o. )' el
compensaba la fa lta d e riq i;en d e los cons u midores con el h e-ch o de c¡1Je accedie ra n a él el grado d e éxito o btenido en el m ercado para poder conserv3r la propiedad n o es':uvo co ndi-
mayor n l'.:mero posible de perso nas, po r lo que -conllevó la necesi-dad de poner en marcha la cio nado por las características del p roducto r, ni por las necesidad es de s u fa milia n i po r sus
pat..1:as de cons umo n i tampoco, d icho sea d e paso, por s v propia 3nsía d e lucro. l a p ro piedad de cons umo de masas de p roductos batatos d e us o d iario , alimenticios y textiles, cap-a z d e
d e una buena extensió n de tierra de buena c1lid-~d -no exim ía ni reducfa el grad o d e dependencia. impulsar el p ro ceso de ind ustria.liZ3ción e n Inglaterra.. Merece h, pena insistir en q ue el carácter
d el m erca.d o. Por el co n trario, la d ependencia d el m erca.do - m edian te au en d3mien tos de carác• especial de este mercado amplio no so lo p rovenía de su tamaño, sin preced em es hasta enton•
t.er eco n ó mico- fu e condición necesuia para poder acced er a ese tipo d e tierras ; y los g ranje ro s ces, sin o ia mbién de s us limitaciones y d e la relativa pobreza de fos co ns umid o res q ue cfeman•
más pró spe ros tuviero n m ás o portunidades de acceso a on3 m ayo r e-xtensión d e tierra. De daban productos barato s y de vso cotidia no. Se k ata.ba d e t.1n mercado q t:e g ua rdaba más simili-
modo que, lo m :is p robab!e es q ve los p roductores que tenían la posibilidad d e competir y ma.xi• tudes co n los posteriores mercados de co ns umo de m :;sas que con el m ercado d e productos d e
mizar s vs beneflcios tend ieran a ser aquellos q ue estaban m ás s o metidos a la n~c~sidad de ha• lujo típico del comercio « d á.sico•>.
cer?o. Se trataba d e una com p ulsión que p rovenía en primer término d e s u relación co n los Por último (y sin d uda se trata de un aspecto más po lémico), proba.Clemente s in el ca pita•
apro piadores q i.:e carecfan d e un acceso a los med ios de ap ropiación al margen d el mercado; lismo ing lés no habría emerg ido ning 6n tipo de s istema capitalista: en primer términ o, las p re•
propietarios que dependían de m ecan ismos tconómicos para la extr-~cción d e- plusvalía . Así, el sio n e-s haci3 la competitividad q i.:e su rgiero n e n lngla~erra, sobre ~odo e n la Ing laterra indi.:stria•
beneflcio - y n o el co nsu mo d irecto o el intercambio-, se co nvirtió en el obje~ivo primo rdial d el li.n da, co nd ujeron a otros países a p ropiciar s u desarro llo eco n óm ico en la d irección d el ca.pita•
proceso pro dvctivo 'i, por p rimera vez en la h isto ria., se generó un a fo rma de e..xplotación q ue lismo. los Estados q t:e seguían 3Ún los p rincipios d el co m ercio precapitalista, cuya rivalid ad
fo me ntaba. sistem átic1men te el d esarro llo de las foerza.s p r-odudivas. geopolítica y militar apenas se diferenciaba de los ant ig uo s conAicto s fe t:dales por el terriforio y
el saq ueo, s.e verían in citados a fo mentar su propio desarro llo econó mico de un modo sim ilar
D EL CAPJTALIS MO AGRARI O Al CAPITALISMO I ND USTRIAL
guiad os por las n1Jevas ventajas com petitivas de lng laten a{10 ].

Las consecuencias a largo plazo que tuvo el capitafismo agrario inglés en el consiguien te Co mo m ín imo, el C3pi'!:alis mo agruio perm itió el p roceso d.e industrialización. Y esto y,:. es

d esarrollo econ ó mico d el país d eberían haber <¡uedado ya suf.ci en tem eníi:e da.ras . Si bien es cie r• d ecir much o. las cond iciones d e posibilidad c¡ue creó el capitalismo agrario - la t ra nsformación

to q ue excede- 3 es'.:as páginas un an álisis m ás d etallad o de las conexiones entre el capitalismo d e las relaciones d e p roducciór,, el tamaño y la natura leza d el mercado interno, fa com posició n

agrañ o y el desarro llo de Inglaterra h-a sta convertirse en la p rim era econo mía « industrializada», d e la pobl3ció n y fa naturaleza y e>,,iens ió n del m ercado y el imperialism o britán ico- fueron

algunos aspectos son evidentes po r s í mis mo s . Podemos al men os esbozar las formas en las aspectos de gra n calado y su alcance foe mvcho ma}'Ot q ue los meros ava nces p ura mente téc-

que el capitalis mo ind ustrial req uirió t:n3 fo rma agraria previa. n icos ~ue exig ía el p roceso d e ind ustrializació n. Esto es cierto en do s sentidos: en p rimer lvg3r,

Difícilmen te h abda pod ido s u rgir el primee sis':ema capihlish ir1d ustrial en el mun do sin la la llam a.da « revo lución agraria>) que sen tó las bases de la indus trialización n o fue resultad o d e

existen cia d e un sector agrícola p rodJUctivo capaz de du s ustento a un-a numero sa fuerza de tra - los avances p uram ente te-en o lóg icos; y, e n segur.do lugar, lo s cambios tecno lógicos q ue confor.

bajo n o agrícola. Sin el capitalismo agrario in glés. n o habrfa existido la m asa de d esposeídos ma,o n la primera <<revolución in d ustrial» fu eron en tod o caso mod estos[ll].

que se vieron o bligados a ven der s u fu erza de trabajo 3 cambio de un salario. Sin esa fuerza de Que el capitalismo agra rio no s olo permitie ra el su rgim iento del capitalismo industrial. sino

tuba.jo de desposeídos n o vincula.dos a la. activid3d 3gra ña, n o se h abría generado u n m ercado que además lo convirtiera en algo necesario o inevitable, es otra cuestión, n o o bstante, se
produjo un fu erte im p uls o h istórico en es:.. d irecció n. la existencia de un mercado in teg rado qrue s,upuso la completa m ercan tilización de la fuerza de trabajo, con lirió al mercado ~n n uevo
capaz de po ne r en circulación p roductos baratos de prime ra t1 ecesid-3d para u na masa d e cons u- poder coercitivo y de mayor calado a l ptovocar q ue la clase trabajad ora pasara a d epen der por
midores cad:. vez m ás a mplia. y co n c3pa.cid ad d e respvesta a 13s p resion es com petitivas, q ue ya comple!o d el me rcado , y a es,ar completamente a m erced de fa d isciplina que este impo n ía., sin
estaban bien en raizad as, generó un3 nueva « lógica de p roceso» d e carácter específico, q ue des- otras med iacio r.es n i fu entes de recursos alternativas. Mientras ~ue tan to el capital como el tra•
embo có en el capitalismo ind ustrial. El m ercado. y las relaciones soci:les d e producción en las bajo estvvieran sometid os cad3 uno :, su manera a las fu erzas imper.sona?es d el m ercado. este
que se a rraigaba, r.o solo proporcio n ab a. lo s med ios , sino b m~ién la necesidad de p roducir se convertid a progresivamen te en un eje fu n da mental d e la d ivisión de clase entre explo tado res
bie nes d e co ns t.:mo a un a escala n uev3, y de producirlo s de un3 ma nera ren table. acorde-co n los y explotados, ent r e compradotes y vendedores d e Ít.lerza de trabajo. En ese sentid o, se convirtió
imperativos d e la competitividad, la acumulación y la maximiz3ció n d e beneficios, cumpliend o en un nuevo instrumento coercitivo del capital, en el d isciplina.mien to último d el trabajo y en un
con los req uisitos d e ir.cremen tar la productivid ad del trabajo. ámbito nuevo par3 la lucha d e chses.
En o ':ras p3l3bras, fre nte al enfoq ue de Pol-a nyi segú r, el cual 13 « socied ad d e mercado,'> fo e Sin d uda, o lrras sociedad es, en particular los competid o res comerci3les de Ing laterra, d epen•
t.ma , eacció n que respo ndía a determinados cambios tecn ológicos en ef seno de una soCfedad d ían del comercio pua a portar .3fg unas de las condicio r.es bás icas para la su bsistet1cia . Pero la
mercantil, la. conclusión. a la que llegamos a partir del enfoque de 1~ h istoria del capitalism o producción n o estab3 sometida a fas p resiones p ro pi3s de la dependenci3 d el me rcad o en nin-
agrario es que la. industrialización estt.1vo preced id a. por una d in ámica capitalista a rraigad a. en gu na d e ellas. n i en la misma med ida . Es más, en n ir.guna de estas so ciedad es dependían d el
unas nt:evas , e!aciooes sociales d e pro ducción, ta nto en t:n sentido cronológico como causal merc3do el acceso a 13 tierra, .el acceso a los med ios para fa producción agrícola, como d epen-
De hech o, aquella especie de •<socied ad de m ercado•> -en la cual el acceso por parte de los pro• d ían en el caso d e lngfa!erra d ados los cond iciona.mes d e .sus relacio nes de p roducció n; h m•
ductores a los med ios necesarios p ua garantlnr s us condiciones d e vid a, s 11 ttabajo y su repro• poco en n ing una d e ellas dependía del mercado el p roceso de 3pto piación como en el caso de
ducción social d ependían d el mercado y estaba n sujetas a s us imperativos- no fue rl.sult.ado d e l3s clases p ro pietarias ing lesas >'ª desde p rincipios de la Ed ad Mo derna.
la industrialización, sino s u causa fun damen tal. Tan solo u na transformació n d e las reh.c ior.es las consecuenci:..s d el sistema in gl~s .no solo supusiero n q ue los productores agrícolas y los
so ciales de producción capaz d e cond ucir a l~s personas 3 producir con criterios de competi- apropiad o res p ropietarios d e tierras estuvieran so m <:tidos de m anera excepcional a los impera-
tividad (y no sim plem eme a compr3t barato y vender caro), una. transformación que implicara tivo s del m ercado y a los req uisitos q ue im ponía la competitividad sobre la p roducció n, sin o
que el acceso de los m edios para 13 repro d ucción s oci3I pasara a d epend er del mercad o, es que también su p usieron el imp ufso a un proceso masivo de d esposesión capaz d e gener.a r una
capaz de expficar la espectacular y excepcio.nal revo lución de las fu erns p roductivas carad e• Íuern d e ~raba.jo y un mercado apto p ua hs nuev1s form as de producción industrial. El resul-
rís tica del mod erno capitalismo. tado fln3I fue la implantación d e un sistema de p roducció n con uno s sectores agríco la e ind o s•
Por fo tanto, la ind usl!rialin ció n fo e el reso lii:ad o y no la causa d e la socied ad de mercad o, }' hs tri3I q ue se reforzaban mutuamente, con una capacidad excepcional de im poner s us im perativo s
leyes del movimiento capitalistas fueron la cavsa y n o el resultado del p roceso masivo d e pro-• co mpetitivos en o tros lugares d el mundo; y todo ello trajo u n nuevo sistem 3 m ercan til. A partir
letarización. Pero , o bvia mente, el desarro llo del capitalismo n o terminó aquí. la pto letarización, d e ento nces, y especialm ente con el adven imiento d e capitalis m o ind ustrlaf b ritín ico , el
d esarrollo eco nómico e n otros lugares, d esd e los países euro peos vecinos h asta los rincones históricam ente excepcio nal de las fverzas pro dvctivas r.o se puede dar por sentad a. Reconocer
más recónd itos d el mundo co lo nial, estaría. condicionado po r los nuevos imperativos q ue impo• esto es crucial para poder entender el capitalismo , por no hablar de las condiciones para s o-
nía el capitalismo. abolición y reemplazo por un a forma d e organización social d is tinta. No solo debemos sabe r
Una vez q t.:e el capitalis mo asumió s v form a ind vs trial, el mercado se co rwiril:ió verd ade- reconocer los imperativos capitalistas en toda su d im ensión, la compuls ión a la acumulació n, la
ramente e n una caden a d e ':rans misión d e las exigencias competitivas capitalistas a través de maximizació n d el beneRcio, y la c, eciente p roductividad del trabajo, sino h mbién s us ra íces
s,us funcio nes d e intercambio y d e cirwlación de m ercancías. A partir d e ahí, las economías sis témicas para así po der entender su fun cio namiento.
insertas e n e-1 sis tema me rcantil intern acional y <¡ue d epend ían d e él para satisfacer s us necesi• [!] W. G. Hoskins en su ya d ásico Tht Ma.ldng of tn~ English Landscap.:, Harmonds wo rth, Pen•
dade-s ma teriales, fuera n cuales fueran sus relacio nes sociales de p rod ucción d ominantes, es':a• g•.Jin, 1955, donde d esctibe vívidam en:e el carícter cambiante d el paisaje a lo largo d e ese impor•
rían so m etidas a lo s imperativos capitalistas . t.ante periodo , dehne esb etap a. como la e ra de la aris tocracia territo rial.
Aunque el origen d el capitalismo dependió de la: , elación s ocial enu e los ptod uctores d epen- f2.] W. Cobbett, Rural Rides, Londres, Penguin, 1985, p. 95.
dientes del mercado y los apropiadores, una vez que la m ercantilización y la competición pasa- (3] Véase E. J. Hobsbawm, Thc Age ofEmpir.:, Lo ndres, Weidenfeld y Nico lson, 1987. p. 343 !ed.
ron a set una fo rma prácticamente universal d e rep tod ucción s ocial, ir.di:so en los contexio s en cast.: La .ua del impu io, 1875-1914, Barcelo na, Crítica, 20 13].
los q ue no se p rod ucía la explo tación de clase los p roductores estaban sometidos a los impera• !AJ Sob, e la falta d e <•m ejo ramiento•> en la. a.gric,uftura fra ncesa en el sig!o
tivos del mercado. Este era el caso de fos granjeros independie ntes y no h abría s ido m eno s cier• XVII

to d e los colectivos integrado s po r u abaj adores ir.d us:ñ ales independientes. A s u vez, dichos y buena parte del
imperativos cor.llevaron cie rtas ptesiones para transform ar !:i s relaciones soc.ia les d e produc• XVII I

ción, para así rep roducir fas relaciones de clase entte capital y kabajo; y a medida que el p toceso , véase H. Nevevx. J. Jacqua rt y E. Le Roy La.du rie, Hiricir.-: de la Franct: rurorlc, tom.-: 2: L'ág.-:
d el d es-arrollo capitalista avan zaba, y se producía la d espo sesión de m asas d e la po blació n y vna d a:.sfquc des paysans, 1340-1789, París , Seuil, 1975, en particular las p p. 214-21 5. Merece la pena
mercantilización gen eral d e la fu erza de trabajo, fu eron s urg iend o nuevo s imperativos m ás añadir q ue los terraten ientes franceses no consideraban a sus a r,e ndatarios como empren-
ineludibles si cabe p ara fa competitividad y la acumulación d el capital. d edores o mejo rado,es. Véase R. forster, <<Übstad e-s to Agricultural Gtowth in Eig}iteemh•
Huelga d ecir que el s is tema capitalista está en t.m pro ceso co nstante de desa.r,ollo y ~rans fo ,. Century Fra nce>), Am erican Hiri-oric:al R~vicw 75 (1970) , p. 60.
mación. Pero n o podremos entender los actuales p rocesos d e cambio y s us co nttadicciones s i [SJ E. Kerridge, Trode and Banking in Early Modr.m England, op. cit., pp. 4-6.
no somos capaces de remor,tarno s a s us inicios. El origen del capitalismo no puede explicarse !2] /b;d., p. 6.
como el resultado de los avances tecr.o lógico s, de «la ter.dencia al avan ce econó mico ptopio d e !7J Este debate sobre el característico sistem a mercantil d esarro llado por Gran Bretaña d eriva
Europa occid ental», n i d e ning6n o tro m ecan ismo trans his':órico. l a. tra nsformación esped'nca d e mi arHcvlo « The Ques:ion of Market Deper,dence» , Journal ofAgrarian Chang¿; 2.1, en ere de
d e las relaciones socia.les d e producción que puso en m a rcha una fo rma. de « progreso)> 2002, pp. 50-&7.
[.§1 A fina les d el siglo
XVII

la población urba na de la República podría haber alcanzado un 45 por 100 (la provincial de
Holanda estaba bastante por encima de la media nacional), si bien descendió algo .:; partir de
entonces, po r lo que· era el país más urbanlZ3do de Europa . Vé:.se J. de Vries y A. van der
\1/oude, The i=irst Modem Eccnomy, op. cit., pp. 59-61.
[9J Véase, por ejemplo, J. Thirsk, Economic Pclicy and Projects: Th~ Otiw lopmen i of a Comumer
Society in Eady Mod~m Eng/and, Oxford, Oxford Univers ity Press, 1978; N. McKendrick, J. Brewe r
y J. H. Plumb. Th c Birth ofa Consume, SocÍilfy: The Commercialization of Eighte., nth-Century En•
gJand, Londr·e s, Hutchinson, 19.83; S. Scham a. The Embarrassm ~ní of Richt-s: An lníu pretation of
Dutc.h Culture in the Go!den Agt-, Berkeley y Los Ángeles, University of Californ ia Press, 1988.
[10] Abordo el desarrollo de otros sis'::em as capitalistas europeos en respuesta. a las presiones
competitivas q i.:e pro venían de ln.; laterra en The Pristine Culturti of Capitalism ..., op. cit., sobre
todo en las pp. 103-106.
[ll] Véase E. Hobsbawm, fndustry and Empiu, Nueva York, Pantheon, 1968 ¡ed. cast.: lndustn'a
e Imperio, Barcelo na, Critica. 2016J.
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menos centrados en u plicar los orígenes del capit alismo que er, la <.<revolució n industrial>> en en exp rimir 31 máximo a los p roductores directos más que en a ume-nbr fa p rod uc~ivid ad del ':ra-
un m o mento en que Gran Brehña ya se h abía co nvertido en un3 potencia im perial preem inen te. ba.jo. Es d ecir, como no rma general, la explotación precapitalista se p rodujo por medio de p rác•
Resulta inevitable llegar 3 fa conclusió n de q ue la mayor parte d el pto ceso, por no decir tod o , ticas <<extraecor,ómicos» d e coerció n directa, recurrien d o 3 los poderes militar, poli! ico y ju rí-
d ependió de fa exis tenci3 de unas relaciones soci3les de pro-dvcció n co n cretas, características d ico para extr3er el excedente d e los p roductoru d irectos q ue habitualmen te mantenían la p ro•
d e la potenci3 im peñ al, y d e unas co ndiciones concretas d e la ,eprodvcció n sis½ém ic3 asociadas piedad sobre los m edios de p roducció n-. T3mbién por es-a razón, las relacio nes de explotació n
a esas relaciones d e p roducción y d e los p rocesos eco nómicos concretos que esfas p vsieron en eco n ómica entre d a.ses era n indisoci3bles de fas relaciones <.<no eco n óm icas >'>, co mo las , ela-
ma rch a.. Es posible q ue- 13 riq ueza obtenida a partir d e la explotació n colo nial tambié n co nt1i- cio nes políticas entre los gobernan tes y los s ú bditos. Con respecto al intercambio mercantil en
buyera sustancialmente al n ivel d e d esarrollo posterior, aun no siendo una p recondición para el estas sociedades, por lo ;er.eral adoptó la form a d e ganancia sob re la enajenación, y se basó en
o rjgM del capihlismo. Por o tra parte, una vez que el capitalis mo británico -se afi anzó, s obre todo comprar barato y vender caro , por lo general en mercados d istintos, y dependiendo d e una serie
en s 11 fo rma in d vstrial, p udo impone:- los imperativos capitalistas sobt e otras econo mías q ue d e ven tajas de carícter extraeconó mico d e d iversa índole, más que basarse en la competitividad
contaban co n unas relacior,es sociales de producción distintas. Sin e mbargo, más allá de 13 d e la pro ducción.
cantid ad de riq ueza obten id 3 d e las co lo n i-. is, sin los imperativos q ue genera ro n las re13cio nes L3 expans ió n im perial se rigió por la misma lógica. En afg1.1nos casos, se ptodojo una notable
de producción in glesas no se h abría p rod ucido el mencio n ado proceso. Si d ie.h a. riq ueza, unida 3mpliació n de la capacidad d e 3propiación abso luta por medio d e la coerción y tecutriendo a
a la q ue prove nía d el com ercio d e esclavos, contribuyó a q ue se p rodujera la revo lución indtis• poderes extra.económ icos: el ejército extrajo el máximo de tos territorios some:idos , a foerz3 d e
trial en Gur, Bretaña., fu e porqi.:e 13 econom ía británica ya estaba estruc~u u d a desde h3cía. impues~os y ttibu tos; se apropió de más tierras y recursos; captu ró y esclav izó a seres huma nos.
mucho tiempo por un3s , elaciones sociales d e pro dvcción capihlistas. Por el contrario, el im - En o tros casos , se ptodujo la aptopi3ció n er, f;.Jnció n de los in tereses del co mercio no C3pita-
pacto de la e no rme riq ueza acum ulad a por Esp3ña y Portugal n o fue el m ism o claramente por• lista, que implicaba q'Ue lo s beneRcios d erivann del tráfico m e,cantil o del arbitr3je entre nume•
que se trataba d e econo mías r.o capii:a.listas. rosos y distintos m ercados. En estos caso s, en ocasiones se recurría 3 poderes ext ra.eco-
No obstante, es posible identificar tin3 forma d e imperialismo específicam ente capih lisi:a, q ue n óm icos para p ro teger las ru t-a s comercia.tes. impo ner mo n opo lios, o b:enet de recho s exclusivos
fu e consec1.1encia del d esarrollo capitalista m ís q ue la causa del mis mo , y que d estacó frente a d e acceso a alg una m ercand a valios3, etcé':era, etcéter3.
otros caso s d el contexto europeo. Por lo tanto, empecemos po r describir a grandes rasgos las Deten gámonos en alg,unas d e fas p3vtas Hpicas del colo nialis mo eu ropeo a prin cipio s d e la
distin tas fo,mas que tradicion almente adquirió el im perialismo p recapihlista y s 1.1 re13ción con Ed ad Mo derna. G ran parte d e d ichas p3utas no o bedecíar, al aseni:amiento en las co lo n ias de
las d istintas re'3cio nes so cia.les d e p roducción p recapihli-stas en la poten cia imperial d e origen. personas q ue p roven ían de la. metrópolis, s in o a la necesidad d e o~tener el contro l sobre '3s
Como hemos visto, en las so cied ades p tecapitafista.s 13 3propiación adquiñó una. forma 3bso- rutas comerciales re\ev3r.tes o soSre los m o nopolios comerci31es, o d e 3caparar 1-a p rovis ión d e
luta, como quier. d ice, >'ª fuera esta una re-~cción a la necesidad de satisfacer las necesidades al_g una mercancía valiosa. El Imperio españo l en Amé rica, que d u rante largo tiempo fue et im-
matertales de la socied ad o u m. fo tma d e au men tar la ñ q ueza d e lo-s explotad ores, que se basó petio dominante de Euto p3 en ul~ram ar, estaba más empeñado en acumula , lingo':es extraídos
d e las minas de o ro y plata de Sudamérica que p re,o cupado po r asuntos co merciales . L1 eco • I RLAN DA: {UN N U EVO I M P ERIALISM O CAPITALISTA?

nomía española d epend fa h3s ':3 tal punto d e estos tesoros que para muchos 3n alishs estos
La nueva dinámica del sis tema capitalista en expansión trajo cons i.; o vr,a nueva fo rma d e <:O·
intereses a expensas de aspecto s releva ntes como el comercio o la p rod ucción de agríco la impi•
Io nización y d e deriva imperial: no s olo se trataba de la a ncestral sed d e riqueza y saqueo s ir.o
dieron el d esarrollo eco nó mico d e España.
q'Ue, más especfficamente, se trataba de una expans ión exógena d e los mismos imperativos ca•
Los asentamientos se p rodujero n en fun ción de la localización estratégica para po d er imp ul-
pitalis tas que· regían el mercado interno, fo s imperat ivos d e la p roducción competitiva y la
sar el co mercio, ya fi.:era mediante la instalación de puntos comerciales o m ediante la extensió r.
actimulación del c apihL
d e 13 ocupación terñtorial. ProSabfem ente, po co tenían que ver esto s asen~amie n':os co n la p ro•
Los im perativos capita lis':3s crnro n a s v vez nuevas m otivos y justificaciones para la d espo•
dvcción, o quizá la prod ucción ten ía más que ver con la p rovisión de los barco s m ercantiles d e
sesión mediante prácticas coact ivas. En las sociedad es p recapihlistas, caracteá zad 3s por el tra•
la po:encia im perial, co mo en el caso de la Co lonia del Cabo en Sudáfrica bajo cont,ol h o landés.
bajo asociado al c ultivo de la tierra. este e ra s usceptible d e esur sometido a prácticas co activas
L1 co lo nización de Can3dá. por parte de Fra ncia constituye o:ro ejemplo d e imperio precapi•
extraeconómicas, }' con frecuencia s u valo r su peraba incluso al de la propia tie rta. El co r,t rol
ta lisl;:a., en este caso con el comercio d e pieles como p rin cipal actividad eco nómica. En este
sobre las personas tiene t.,m a impo rta ncia m ás inmediat a que el conbol d irecto sobre la tierra. El
caso, se asentó una co lo nia sin un-3 3parente fun ción econó mic-3 inmediata. l os se1'gncuries de
Imperio españo l, por ejempfo, en pos del a propiarse del tesoro s ud3mericano e in cuestio-
Nueva Francia cons tituían una economía d e s ubsistencia, d etiberad-3.men te inspir3da en el mo-
n-3 blemente genocida, •.Jtilizó con creces a las poblacio nes indígenas y se aprovechó de s us ca-
d elo feudal (aunque solo en líneas generales). Sea cual fu era el p ropósito del país de o rigen,
pacidades técnicas. Bajo el capih lismo , efectiva mente. la fu erza de trabajo es necesaria pero.
este caso no constituye un ejemplo de vínculo o predispo sición con el desarrollo c apitalista, ni
p uesto que el imperativo <¡ve lo imp ulsa es fa p resió n competitiva para el in crem ento de la p ro -
por s us intencio n es de partida n i por el tipo de asentamientos que generó.
ductividad d el trab3jo , las razones para que se genere la concentración d e la propiedad s on
Exis ten. ad emás, otros ejem plos en los cuales la pro ducción se desarro lló como a péndice del
comple:amente d istintas, como lo s on también las razones pata d espo seer a los prodvctores
come rcio y donde esh tendía a basarse er. unas formas d e exp!o hción ex~raeconóm icas pre•
dired os. Po r ejemplo, en Ing laterra esta tendencia tuvo el efecto añadido de generar un exce•
capitalistas, en co ncreito, l~s plantaciones d e esclavos que p ro moviero n diversas poten cias euro-
d ente de po blación d espo seída y poten ciales colonos, aspecto este que ilus tra mvy bie n la d ife-
peas sobre todo para acaparar el come rcio masivo d e azó cu, o el sis tema de ~,v.,cmie.ndos espa.•
rencia e ntre In glaterra y otras sociedad es c;impesinas, como la fnn cesa, innpaces de generar
ñol que s upuso la esd a.vitvd de lo s p ueblos ind ígenas. Huelga decir que el c3pitafis mo no puso
una po blación s obrante de esas características.
ñn a estas antig uas prácticas imperi,a les. Por el contrario , gen eró nuevas razones. nvevas necesi•
Las relaciones que m ant enía Inglaterra con Irlanda a p rincipios de la Edad Mo d ern a nos per-
dades, para que se cogieran con m ás g us to al>n, sobre todo, las p rácticas esd avistas. Pero lo
mit en en tender las d inám icas del im perialis mo características d el capitalis mo temprano. Los
impo rt3nte es que generó to-da una nueva lógic3 p ropia y nuevas form as d e apropiación y de
p roceso s sociales y las estrategias ideológicas aso-c iadas cor. el capi~alismo agr uio ing lés se
expfo h ción co r. s us p ro pias reglas y re~uisitos, y <¡ue elto gen eró a s u v ez. una nueva d inámica
ponen aquí d aram en:e de ma n ifi esfo , y el caso de lrland:a sirve a modo de introducción esd are-
impeflaf qL:e afect ó a las form as de explotación m ás antig uas incluso.
cedo,a de las diferencias emergentes entre el imperialismo capitalista y o tros s istemas
anterio res. Los p rocesos c¡11e n os o cu pan se pro duje ro n d esde la co lo nizació n d e los Tudor en ba.s3da en unas relaciones sociales n i:evas en tor.no a la tierra, unas nuevas relaciones en tre los

el siglo XVI hash ~a conqu ista d e Cro mwell a. m ed iados del s iglo XVII. La h isto ri3 d e la invasió n terraten ien tes y lo s arrendatario s como las q ue caracterizaban ef me-jo ra.miento en ln.; latetra. Es
in glesa. y de s us p retensiones de so m et er a <.<los salvaje-s irlan deses» era larga pero_. a l,n3les del d ecir, el n uevo proyecto imperial d el Estado ing lés ad emás de implicar la represión directa po r
s ig lo XVI se p rod ujo u.n c3mbio sig nihcativo. En ef pceciso mo mento en q ve la mo na ,quía de los parte del ejército, p retend ía someter a los irlandeses med iante la tra nsformación de s us rela•
Tudor lograba consolidar el Estado en lng la.teu a., se p ropus o también im po ner s t> hegemonía cio nes sociales de producció n y la in troducción d e las p rácticas del capitalis mo agrario. Huefg::.
sobre Irla nda., y resulta m 11y , evel-a dor o~setVar los cambios q ue se p rodujero n en s us estra• d ecir que la fo rm a. más efi caz de lo g ra r esta trans form ació n era la total d o minació n d e los irfa n•
tegias de-co n tro l. d eses, desahocián do les complet amen te de-sus ':ierras. Pero , 3 pes-ar de q ue el Estad o ing lés n o
A lo largo de la h istoria se sucedieron los intentos po r someter a Irlanda med iante el empleo log ró absorbe, po r co mpleto a lrla nd3, sí logró integrarla en s u ó rbita e·co n ó mica y so m eterla a
d el ejé,cito, y en el siglo XVI se p rod ujero n atgunas inicia~iv::.s infructuosas pa, a estab!ecec asen- sus exigencias económicas, co nvirtién do la en una extensión de la eco nom ía ing lesa.
ta mien to s militares p riv a.dos capaces d e impedir la rebelió n d e los irlandeses. Era u n ejemplo de Los ir.g leses exp ro piaron por la fuerza a lo s irlandeses, tras lo cual los ingleses y los esco -
dominación imperial de carácter feudal. b:.sada. en 1::. d ominación po r parte de u n a. especie de ceses se aser,taron en s us tierr3s co ntan do en alg u nas oc asiones, y en o tras no , con lo s a rrenda-
señ o río feud3I de la po blación mediante recurs o s extra.eco nó mico s. La mo na rq uía Tudor p re- tarios irlandeses. El empleo de la viole ncia po r parte del ejército , que alcanzó s u cima d e mayo r
tendió am pliar s us dominios sobre lrl3n da mediante el empfe,o de la fuerza d e u n a ma nera más b r11talidad a m ediados del s iguient e siglo con la co nquista por parle d e Cro mwetl, sig i.:ió sien do
sis temática, una f u erza. d ominad3 po r el Esb d o, pero además experimentó con nuevas p rácticas un recurs o in dispensable para el Imperio. Sin embargo, la nuev:. estrategia tambié n obligó a lo s
que tend rían un imp3do 3 largo plazo en el dHa.rrolfo del imperialismo britán ico. jefes tribales irlandeses a ad3ptarse al nuevo mo d elo eco n ó mico mercantil y a adoptar las for-
A fi nales d el s ig lo XVI, la estr3tegia in glesa. en Irlanda experimentó una suerte de tra ns ició n mas de retación ingles3s entre pro pietarios y a rrer.dat ;irios, y a convertirse en terraten ientes
insfantánea del fe udalis mo al capitalis mo. El Est ad o de los Tudo r decidió emb u carse en un pro • implic:.dos eo el me jo ram ien:o d e las tierr::.s -con c3pacid ad p3ra exp ropiar- e-indvso a fom en-
ceso más -a gresivo d e colo n izació n. Pero , en est a o-c asión, sustituyó el co nt ro l de carácter extne• tar la p resencia d e arre ndatarios in gleses y escoceses en s us tierras. Sin d uda, en parie se h'a•
conómico m ed ia nte la conq uis ta m ilitar por la im posició n d e una suerte d e hegemo nía ~con6 - taba de una reacció n de carácter ancestral po r la cu-al las elites sometid as emulan y e integran
m ica med iante el empleo de la fverza m ilih r para así pod er im plan tar un nt.ievo sistema econÓ• las p ráct icas de fo s go bernantes imperi-ales, pero segura mente ta mbién estaban en ji.:ego d eter•
m ico, a la. par q ue LTn nuevo o rden político y legal. minadas co mp uls io nes pu rame nte económicas co mo las exigencias p ro pi3s de 13 co mpeti-
En 1585, p or ejem plo, el go bierno in giés an u nció on plan pa.ra recrear las co n diciones del SU · tividad e-c on ó mica. l a co nsecuenci3 de este inten to por tta ns íormar las relacio nes d e pro d1:c•
d este d e íng laterra en Mv ns te r, m edian te la co ncesión a los colonos d e tierras expro piadas para ció n d om ina ntes, y de permit ir que se e:iriquecieran por esta vía los seño res im periales, fu e el
c¡ue intro d ujeran las p rácticas d e la agñ cultura inglesa en 13 regió n. O bviame n':e, el objetivo no empo brecimien to de u na parte importante de 13 població n q i.:e q uedó d espo seída y releg3d a 3

era Vnicamen te in troducir determinados cultivo s o técnicas. Lo q ue se p retend ía instaura r d e los má rgenes d el nuevo s istema .
una fo rm a totalm ente co ns cien te era un o rden mercantil al estilo ing lés; una nueva eco no m ía Esta estrategia no p retend ía co nve rtir Irlanda en un competid or co me-rci31 n1 s iqu iera para
beneficiar a los colonos. Más bien se trataba de convertir a Irlanda en una sucursal d e Inglaterra, No o bstante, inclus o en los casos en los que no se eje rcía una. íorma de go bie rno colo nial d i-
par:. po d er explotarla y así satisfacer los intereses de 1:. m etrópoli. En el mo mento en que, en el recto, o incluso aunque no hubiera una dominación d ired a eÍediva, fu e posibfe im poner un
sig lo XVII, la expansión comercial irla ndesa most ró indicios de su pon er una amen aza en tér- nuevo o rden económico con s us propios m ecanismos de co erción. que quizí podría cons 1•
minos competitivos, los in gleses impusieron restricciones para impedir s u desarrollo , s i- d erarse como la primera versión e n el mi:ndo de los programas de ajuste estroctur-a l.
guiendo una práctica que se r~petiría a lo la rgo d e toda la historia impeñ al d el c3pitafismo. His- El posterior desarrollo del Imperio b ritánico, e n particular en Asia y en África, anbaría produ-
toria que eje mplifica una d ec las contrad icciones Íundacio nafes del sistema: la necesidad de cie nd o una varied ad d e iniciativas im perialistas que en algunos casos cobraron forma s muy dis-
imponer sus imperativos en el mayor número de lu_g ues posi~le, y la necesidad de limitar las tintas a los asent-:.mien tos colo ni;;fes in iciales. Er, aquellos lugares, como por e je mplo y espe•
consecuencias n ocivas que esa estrategia universal tien e para el propio capital. ciafmen-te, e n la In dia, en los que el Estado imperial tenía que enfrentarse a una potencia eco•
La experiencia irlandesa se convirtió conscientemen':e para los ing leses en un modelo de nómicam ente desarrollada y con una g ran d ensidad de población, con una organizació n polftica
imperio. El <<cofor,ialismo agre-s ivo >'• lidera do por el Estado d e los Tu-dor <<foe e! p rincipal le;-ado compleja y muy -arraigad a, fue preciso recurrir a méfodos e id eologías capaces d e justifi car y
d e la Irlanda isa~elina a. la colonización in glesa d el Nuevo Mundo»L4J. Incluso una parte del per• facilitar 1~ dominación de un Estado po deroso sobre o tro de las mis mas caracteris!icas. Obvia•
sonal implicado se abrió camino hasta América )' allende los ma res. l os ingleses que ap ren• mente, l.:1 fu erza d el ejércifo y l.:1 conquista han s ido s iempre un elem ento central en todo pro-
dieron d e la experiencia colo nial irlandesa trasladaro n sus cono-cimientos a. las colonias ameri- yecto imperial, y,:. hubiera o no aser.tamientos d e colonos. Si bien los asentamie ntos de co lonos
canas, po r no mencion-u el caso d e Íos escoceses cuya experiencia irlandesa. no fo e más qu-e el bla nco s permanecieron en diversos lugares, el modelo irlandés paulatin amente fue s ustituido
principio d e una larga tradición d e servicios prestados al Imperio británico. Para los propios por o tros. No obstante, ciertamente, aquel modelo Íue on presagio de la form a que ad optarfa el
irlandeses, la expropiació n supuso, con frecuencia y ya d esde- el inicio, emig rar a las co lo nias. imperialis mo capitalista en el foturo, )' alg':.lnos d e sus principio s s iguen vigentes a un en el pre•
Alg unos co lo nos irlandeses católicos inclus o apren diero n la fecció n imperi3I demasiado bien y sente. Obviamente, la despose·s ión y la extinción d e los derechos de propiedad tradicionales, d e
se instala ron er, las Antillas, por ejemp!o, y fo mentaron el traslado allí d esd e Irla nda,; d e sir- une u otro tipo, han sido p rádi.cas habituales a fo largo de la histo ria. Pero, s obre todo, el ca•
vientes contra.ta.dos que con':ribuyeron al aumento d e 13 fu erza d e trabajo. En particular, t1as los pitalismo !u s ido capaz de desarrollar hasta el m í ximo la comp ulsión econó mica como práctica
d esahucios masivos de la conquista de la era d e Cromwell, pos iblemente lo s irla ndeses consti• distinta de la coerción po lítica y militar directa, y no solo como una forma de dominio d e clase,

tuye ron la única población blan ca que e migrara a las Antillas en el sig lo XVI 1. sino también como una fotm a de dominio impe rial.
Por lo tanto, el patró r, del mod elo irlandés fue dis:into al que siguieron los asen:amientos d e La ad¡;af economía ..cg lobalizada» ha s upuesto c¡i:e las viejas prádicas d e sometimiento mili-
otros imperios europeo s, y co ns'.:ituyó un-a form a d e dom inación colonial capaz de sustituir las tar y de g obierno diredo haya n sido sustituidas en gtan medida por la im posición d e d eter•
relaciones de pro ducción existentes por otras nuevas y cond icionadas por los imperativos del minad3s compulsiones de índole económica por los imperativo s d el m ercado capitalista mani-
mercado. Con frecuencia, la tcansíorm ació n s ocial derivada de estas iniciativas iba acompañada p ulado para favorecer los inte:reses d e tina serie efe potencias imperiales, y de t:na en concreto.
d e prácticas de exp,opiación vio lentas , gen ocidas incluso, como en el caso del Nuevo Mundo. Con tod a segu ridad, detrás del nuevo orden econ ó mico g lobal se halla la foerza militar m ás
poderosa qt:e ja más h aya visto el mundo , y la constante a menaza del e mpleo de 13 vía militar interna, s ino hmbién para la d esposesión de los pueblos indígenas de los territorio s cofoni•
por parte d e Estados Unidos como fo1m a de coacció n directa, con la cobertura o no d e h, za.dos, aspedo este en con creto en el que Locke d e jó bien clara su postu,a.
cooperación <•internacional» , es un baluarte neces3rio d e la <•gfobailización ». Pero, hoy día, los Como ya vimos, al referirse a América y a los pueblos indígenas, locke explica. que un acre d e
3ntig uos colo r.os h an sido sustitu idos po r los Estados•nación lo cales con capacidad para impo- tierra en la « n o mejorad a·•'> América c¡ue pued e ser tan nah.:ra lmente fé rtil como 1.m acre en Ing la-
ner las <.. !eye-s» d el merc3do a la. h ora de actuar como corrus d e transmisión de las comp ul- terra. no vale ur,a milésima d el a.c, e ing lés « si calculamos toda la ganancia q ue un indio recibiría.
s io nes econó micas y de los imperatlvos capitalista.-s. por ella si fuese valo rada. y vendida. aquí». Es deci,, el indio no h a. añadido v 3fo r de cambio al•

, guno a la tierta, lo cual quiere decir que no h a. conseguido mezclar s u trabajo cor. la tietr3. El tr3•
El IMPERIO Y LA IOEOLOCf A OH MEJORAMIENTO
bajo no se mide por el esfu erzo, sin o por s u ren tabilidad. De a.c¡uí se d educe fácilmente que el

A lo la ,go d el siglo XVfl, la. nueva lógica del capib lismo se hizo cada vez má-s evidente a la par indio no ha logrado eshbfecer s u derecho a la tierra, que se convie rte en bla nco de los co lonos

que, como hemos visto, fu e h3tla ndo formas d e expresión explícitas tanto ideológicas como teÓ• más <•indo-striosos» y « racionales•'>. la tierra sin mejoramiento es un desperdicio, y aquel que se

ricas. En con creto, a medida q i:e el aumento d e la pro di:ctividad del trabajo se fu e convirtie ndo la 3propie con el nn de mejora.ria y así aumentar su v~lor, está dándole algo a la humanidad y n o
en el principal imper3tivo, es!e se 3brió camino h acia. n11evas concepciones de los dered ,os de q uitándoselo.
los historiado res del pensamien to político h3r. destacado que si bien es cierto c¡11e lodce no
propiedad. log rar q ue la tierra fue t-3 produc:iva -es decir, m tjorarlo-, fo e fa base de los derechos
fv e el primer teórico en defender que q uie nes fu eran cap a.ces y es½uvieran dispuestos -~ frvcti-
d e p ro piedad >'• -aón mis importante, el frac~so a la h ora d e m tjorarla podía s upo ner la pérdida de
los derechos d e p ropied ad. f.cu las tierras desoct.ip 3d as y en desuso tenÍ3n derecho 3 considera rlas de s u propied3d , intro•

El principio de mejo ramiento como base d e los d erechos de p ropiedad se abría paso en el dujo una n ovedad teórica importan:e al justi~car la apropiació n colonial d e la ';ierta en d esuso

ámbito jurídico, e n las dispu tas d e ord en legal en tort10 a la. p ropiedad y, sobre todo, en forn o a sin el d ebido consentimiento de los gobernantes locales, y al apo d a , \.In razon a.mie nto s iste-

los cercamienfos. El concepto aparecía también en el ámbito de la teoría. política, y de manera mático b3sado en la ley natu ral para q11e los colonos pudiera n jus:in"ca.r s us acciones, s in m en•

d estaca.da en la obra d e Joh n locke, que, como vimos en el capitulo V, desarrolló ~o d a. ur,a teo• ción alguna a. la. au toridad civil.

ría sobre la. pro pied ad basa.da. en ese principio de m ejora . Si analizamos d etenidamente s u fa. No obstante, l ocke V3 induso más allá. l as tierras de lo s indígenas estaban d ispon ibles para

mosa idea de que ios individ uos adquieren derecho a la propiedad si aport3n su ~raba.jo , ve te• la apro piación colonial legftima indos o aur.que estuviera n ocu pad as por los pi:eblos indígenas
y estos estuvieran ha ciendo uso de ellas. Para él, la. propiedad d eriva de la. creación d e valo r, me•
mos q i:e en el centro def 3rgume nfo está el concepto de mejo ra.miento. la idea de que la obten•
ción d e beneRcio depende de la pro di:ctividad, la ide-a de que el derecho n a.tL1c3I a la p ropiedad diante el <~mejo ramiento>'> que aume nta s u valo, de cambio, por lo q ue la m era ocupación d e la

d etiva p recisamen te d e s u uso p roductivo. l as personas adquieren el derech o a la propiedad tierra no es suficiente p3t-3 establecer d erechos de propied ad, ni tam poco la.s p rácticas de can•
dores•reco-lectotes pero s í la agricultura, pero es que a d em ás la actividad ag, ícola poco produc•
porque aportan valor, y l ocke d eja bien d aro que para él se trata. de un valor de cambio. Este
plantn miento con lleva aspecto s de g ran calado no solo para los cercamientos como prídica tiva. y poco rentable se considera también un desperdicio según los criterios del capitalis mo
agrario in glés . la red efinición d e los términos ocu pación y d esperd icio s u pone q ue en América propio t.:so (o bvia mente, una po rción reducida), el resto les podía se r arrebatado con todas las
13 tierra esbba d ispot1ible p3r3 ser colo n iza.da p uesto q ue un acre d e tierra en la « ne m ejo tad a» d e la le y.
América n o habrá producido un valo r de c3mbio comparable cor, el de la tierra mejorad a en Pero ni siq uiera es este el prim er ejem plo d e argumentación en el contexto de un enfoq ue
lng latetr-3. similar al de lod ce a la '1o ra de jus tifica r la -?xp ropiació n colo n ial. Pot ejemplo , hay 1:n d ocu•
Locke escribió sus ideas 3 finale-s del s iglo XVII en t.m momenfo en el que e-1 c3pitalismo agu• mento fascina nte escrito por una d e las princip31es flg uras d el imperialismo ing lés en Irlanda a
rio est aba p ro fun damen te a rraigado en la s ociedad in glesa, sobre todo en aqu-ellos fugares d el p rincipios del s ig lo XVI 1, una carta d el abogado s ir John Davies al conde d e Salis bury referente al
st.ir d el país que él mejor conocía, y e n un momento en que ad emís se con taba ya con suflciente Estad o de Irlanda en 16 10 . El propósito d e la carta era exponer los ugumen tos legales plan•
h istoria docume ntad a sobre el colo nialis mo ing lés en Irlanda ;• Amé ñ ca d el Norte. Resulta muy teados por los juristas ing leses {como el p ropio Davies) para legitim a: la colonia del Ulstet, el
interesante partir d el con ocimiento d e dicha h isteria, tanto de la nacio nal como d e la colonial. d esalojo de los irla ndeses y el repoblamien to de ingleses y escoceses, y una cie.rta redistribución
para hacer una lec:ura retrospec:iva d e la teorfa de la propied3d de locke. El propio locke sentía d e una parte d e la población irland esa.
un pro fundo ir,terés no so lo por la economfa nacional, sino tambié n por las colonias, y llegó a Por un lado. se esgrime el ugumenfo de q ue el rey osten ta el d erecho s upremo sobce la tierra,
red act ar un borntdor de co nstitució n de Las Caro linas y a invertir en el come rcio d e esclavos; no solo d e acuerdo al derech o común inglés. s ino también po r la p ropia no rma consue-tu:d inaria
ade más, s u teoría de la p ropied ad abarca el proyecto de <.< m ejoramienfo•'> tan to en Inglaterra irlandesa {que, o bviamente. q uedo re1egada en todo caso por r.o considerarse ley. s ino mera
como e n s us colonias, y tanto el capihlismo agrario q ue caracterizó al interior como el p royecto costumbre « indece:'lte'>'> e « racio nal»). A continuación, Oavies pasa a demostra r q u-e el rey r;o
colo nial. o los cercamientos q ue se pro d ujeron en las tierras d el país como la exp ropi3ció n d e solo está a u-,orizado por fey, sino q ue además tie ne la obligación de apoderarse de las tierras
las tietras d e los ind ígenas en las colonias; hnto los in tereses d e s~ mentor lo.rd Sh aftesbury irlandesas:
relativos a la explotación productiva d e s us propias h aciendas en Ing lat erra como en las colo-
Su Majestad está obligado en concie ncia. a hacer uso de tod os los recu rsos 3 s u alcance,
n,:;s am encanas.
legítimos )' ju-stos, para conducir a s u pueblo desde la barbarie a la urbanidad; coya negli-
Con tod a esta inform ación, po d emos pasar a analizar los argumentos d e Jo hn \Vin thtop, pri•
gencia hasta aquí se había esbb!ecido como imp u-table a la Corona d e Inglaterra. Ah ora
mer gobernad or de M assachi:setts (cuyos antepasados p rovenían d e fo s asentamier.tos d e
bien, Ía u rbanidad dif(cilmente podrá instau rarse entre ellos mediante este asentamiento
lng laten a en lrla.r.da y que tuvo inter.ción de gana tse la vida allí). los arg umentos de Winthrop
mixto de 3!gur,os nativo s y ef acuerdo de sus posesiones según el dict ad o el d e.rechc
sobre los ind ios, que fe sirvieron par.a justifi car el proyecto d e colo nia en Nueva Inglaterra en
co mún; puesto que si se les petmi½iera poseer to do el país. como lo h icie ra n s us fa m ilias
16 2 9 . anunciaban los argume ntos de Locke sob.re la propied ad en un sentido general. l os indios
dwante cie ntos de 3ños en el pasado, no logta tÍan jamás. n i con to do el tiempo del mundo.
no habfan hech o uso de la tie rra de acuerdo a la vo luntad d e Dios, insist ía, <<fe s n ativos d e
co ns truir casas, municipios o pueblos. ni -a bo na.ro mejorar la ~ierra como se debe; de modo
Nueva Inglaterra n o cierran terreno afg uno ni tien en asen tamientos 6jos, ni gan.:,do domesticado
que n o sería acord e a los p rincipios d el cristianismo n i :; los dictados d e la conciencia per-
par:; m ejo rar la tierra•>. De modo que, m ientns q ue los colonos les dejaran lo s i:6ciente para s v
mr:ir <¡ue un p3Ís tan bueno y fructífero se e,chara a perder come tierr-a yerma. cuando s u
Majestad ptied e d isponer legítimam ente st.1 uso por aquellas personas ca.paces de crear ur. Algtinos pensadores polí":icos y ecor.ómicos, com o \Villiam Petty. tenían esta opin ió n de Ir-
a.sentamiento a p utir d e ella . lar.da. Por ejemplo , e n!re 1671 -16 72 escribió s u Emayc d e a natomfa polft.ica, •.1na his toria natural
Una vez m ás, s u Majestad puede a.du u en conciencia puesto que supon e el bien para S U'S tímidame nte baconiana sobre h: anatom fa política d e Irlanda que se publicó en 169 1. Seg'Un nos
habita ni¡_es de muchas man eras; ya que la. mitad d e sus tierras son ahora baldías, de lo cual cuenta, eligió Irlanda como e je mplar de «·an im al político,-. s ig uiendo 13 senda marcada por lo s
se deriva de acuerdo a la razón q ue la tierra habitada no es m ejora.da ni a la m itad de su estudia ntes d e med icina que <-•ponen en p ráctica sus investigaciones -con animales p rescindibles
valor; pero cuar.do los h acedo res (los co lo r.o s] se asier.ta.n en!re eUos ... , y esas tie rras se y vulgares, y o tros del estilo cuyos acto s s on d e sobra co no cidos por ellos, y cuyas partes
abastecen y abon-s n pler.a mer.te, 500 acres d e esa tierra vald rán m ás que 5.000 en este es- menos confusión y perplejidad les ofrecen>>. En so caso. y seg6n afirma, él mismo está familia-
tado. riza.do con este animal po lítico en con creto desde s~ ehpa embrionaria. Es decir. que conoció
Irlanda d esde la conqoista de Cro mwell, p uesto que fue s u « agrim ensor general» en aq uel terri-
O chen ta años antes d e q t:e se p ublicara el Se.gundo tratado :obre cf Gobierno civil d e locke, sir
torio co nquistado, lo cual le permitió d esempeñar un p3pel fun damental en la reestructu ración
John Oavies plantu básica.men te el mis mo a rgumento con respecto al ase(ltamien:o co lo nial e:,
íorzada. d e la s ociedad irlandesa.
lrlar.da que plan':eara locke posteriormente co n re-s pecto a la desposesió n de lo s indios ame ri-
canos, y el mis mo q i.:e se pfantea.ra a favor efe los cercamientos en lng lat erra y la extinción d e los (DE CERCAMIENTOS A I MPERI O?

d erechos co ns ueti.:din arios de los p!ebeyos ing leses. Una vez más , el concep to d e « mejora-
De hecho, la experiencia co lonial inglesa en Irlanda y en América fu e on elemento funda-
mie nto» es central a este a rg umento. es decir, el aume nto d el valor de cambio d erivad o d e la
men tal pu-a lo que podría d enominarse como una suerte de autoconciencia del propio ca.pita•
mejo ra de la. p rod vdivid ad de la tierra. Asimismo, el tema crucial aquí n o es la m era o c•.ipación.
lismo inglés. p1l.l esto que tornó más evid ente la lógi.ca d e las relaciones d e p rod ucción inglesas.
o uso fructífero inclus o. s ino el valor relativo. los paralelismos h asta en el últim o detalle son
l as d inámicas d el capitalismo agrario ing lés podían contemplarse d esde el pris ma d e aquella
realmente asombrosos. sobre to do en relación -con el modo e n q ue se habla. d e « d esperd icio» , o
expeñe ncia colon i3L Por ejemplo. Pet,:y, consid erado a m enudo como el fund ador d e la eco -
cómo se establecen lo s -cálculos num4ñcos d el v afo r d e la tierra mejorada y d e la no mejorada, o
nomía polftic3 clásica. d esarro lló la que supuestamente fue s v mayor aportación a ese ámbito
cómo se s ug iere q ue los colo no s no solo no están -a rrebatando n ada, s ino que están aliadicndo
d e pensamiento , la te,o ría d el valor, como respuesta. a las ci.:estiones muy concretas y p rác'.:icas
elementos positivo-s.
que le s ucgieron d urante el ejercicio d e su cargo como <<agrimensor general» d e Cromwell, y
Et e.aso d e Irlanda es relevan te no so lo por ser el primero. sin o porque en el siglo XV II sentó
mie ntras llevaba a cabo fo s cálculos sobre las tierras co n el fin de d is tribuirlas e nfre los sol-
preced ente y fv e el labo rato,io de: la teoría s ocial in glesa e incluso de las Ciencias Naturales. Por
d ados cor.quishdo res[5J.
ejemplo. los cien~Íncos interesados en la me jora d e la agricultura inglesa vieron en Irlanda el
Estos cambio s ideológ icos po r.en muy de relieve la lógica específica del capit3lismo a ~ravés
lugar perfecto para poner e n ma rcha sus p roye-cto s piloto, y p usieron a prueba allí afg i.:nas d e las
d e la evo lución d el im pe rialis mo. H emos podido ver cómo la lógi-ca económica en Ing laterra
técnicas agrícoías m ís innovadoras. Además, el país f..1e cor.s id erado como el m ar-co ideal para
d esd e los prime ros años d el -capitalismo agrario no solo se convirtió en la foe-rza motriz de la
diversas p rácticas e instit ucio nes d e la llam ada h istoria n atural. al estilo de Baco n.
econom ía in terna del país, sin o q ue ta mbién se convirtió er, i.:n instri.:mer.to de d o m inación relativo. P:ued e que el granJero irlandés o el cazador-r.ecolecto r in d io , e incluso e1 agriculto r
imperlaf capaz de trascender fas fro nteras de Inglaterra. y cuyas co n exiones se perciben fácil- ind io. estén o cupando y trabajando la tierra. pero eso no im plic.3 q ue con ello la estén dotando
men te en la relación e mre la ideología d el capihlis mo temp rar,o y la ideolo g ía d el imperio. El d el vafor d e cam bio s u ficiente a tn vés de s u m ejora miento. De hecho, los ingleses red efiniero n
hilo co n ductor en~re el pensamiento d e Locke, Win thro p y Davies es evidente. No cabe duda de la desocu pació n d e las tierras m ediante la red efi n ició n d el co ncepto de dMpe.rdíúo y, la ideolo gía
c¡ue la experiencia. co lon ial ingtesa, en Irlanda. p ñ mero y luego en el NLJevo Mundo, fo e· una g , a.n imperialista d io ese p3so fu nesto en el co ntexto d e u na eco nomía interna muy concreta.
fu ente d e inspi,ación para las iieotÍas inglesas sobre la pro pied ad y el valo ,, sobre todo en los Es complicado identificar el mo mer.to p reciso en el m arco de la histo ria ju ríd ica en el qoe se
casos de Petty y d e Locke, y c¡ue ambos elem en tos son también fund amentales para po der plan!earo n por primera vez argu m entos como estos para ;us tili'car 1-a d esposesió n o los cerca-
entende, l,3 fo rma q ue adquirió el capitalismo en el in~erio r d el país. mie :itos en la p ropia lng l-3terra, o las prácticas d e exp ro piació n colo n ial. Pero ya se estaban e m•
No obstante, para poder ver realmente las co n exiones entre el capitalis mo agrario y aq uella pleand o a p ñ ncipios del siglo xvu; e incluso, antes de eso, ya estaban p resentes en los d ebates
nLteva fo rm a de imperialism o es p recis o avan zar u n poco en la reflexión. la d euda teó ñc.3 de sobre fo s cercamientos las cues:io r.es relativas a la p ro d uctividad y a fa ren tabilidad. A lo lu go
l ocke o d e Petty con el p royecto co lonial ingl~s n o p ued e apreciarse salvo q Lte aceptemos q'!.le el d el sig lo XVU p rolife ró la: bibliografía sobre el « mejonmiento», cuyo s o rígenes se remontab3n al
p royecto ten ía s us raíces iieó ñcas y prádicas en la p ro pia eco nom ía in glesa., er, el capitalis mo sig lo XV I, y s obre cómo consegl!Jir aumentar 13 p ro ductividad d e h, agricultw a; por otra parte, es
agrario in gl~s. basta r.te evider.te que los po sterio res d ebates sobre el m ejo ramiento a parecen reflejados en los
Los ing leses, una vez más, n o foeron los único s en legit im ar la expansió n imperial basándose litigios ju ríd icos en to rn o 3 lo s e.ere.amien tos y ot ro s co nflictos en torno 3 la propi.ed ad. Ta m -
en q ue quienes ft.:era n capa.ce-s de h-3cer pro di.:ctivas las tierras desocu padas, ten ían derech o 3 poco hay d uda sob re que es~3 preo cu pación inici3I por 13 p ro d ud ivid ad y la rentab ilid ad de 13
reclam ar s u o s o. Sin embargo , co mo h emos vis:o , intro dujero n importan tes innovacio nes en la agricultura, o por lo b-er.eficio so s q ue resulta.b3n los cerca mientos a la ho ra de impulsar el m e•
argume :ibción. Todo pare-c e indicar que la idea d e que la in cautación de tierras d esocupadas es- joramiento de las tierras. constituyen el n úcleo de la t eoría política d e l o cke 3 flnales de la d é -
ta ba jusfrlicada, incluso s in el co nsentimiento exp reso d el go ~ernaniie local, la pl3nteó por pri- cada d e 1670 y d u rante la de 1680 .
mera vez en Ing laterra Tho m as More, ya en 1516, en, s u libro Utcpfa, a1:nqt.le po sterior mente Es fácil d etecta , C(Jáles eran las rel3cio nes, 13s p rácticas y los d is cursos p ropios del ám bito
Locke apo rtara una teorización más sistem atizada d e d ich o p rincipio[§.). Pero lo que es 3Ún más agrario p resentes much o an tes d e c¡ue se p ro d•...ijeran lo s desarro llos teó ñcos más fo rm ales y
relevan te es que los ing leses, y Lo cke en co ncreto , llevaron el argumento u n poco más allá al sistemá'.:ico s que generaron esas id eo logías posteriores. Obvia.ment e, el pro yecto q ue pretend ió
jus:ifi car la incautació n d e tierras incluso si estas estaban ocupad as, e in cluso s i ya .estaba n lleva r el mod elo del s udeste d e Inglaterra a Irlanda partía d e lo s s Ltpuesros en los q ue se basaba
sie nd o cultivadas po r otros, basínd ose en el principio d e q ue s us o cu pan tes no hubieran lo- el mo de!o in glés, )' cuesta trab a.jo imaginar los fund3me ntos en lo s q ue se b3saba. la propia
grado d ar un t1so lo suficient em ente· p roductivo y ren table a las tierras, de ac:uerd o 3 los p rin- men talidad de s ir Joh n Davies s in percibir en ella los p rincipios d el terrateniente inglés que
cipios d e la agricultura m ercan til in g!esa. Tanto par3 Jo hn Davies co mo para jo hn l o cke, co n apostaba po r el mejoramiento. De igual m anera, cuesta tnbajo im aginar 13 teoría d el valo r d e
s us d iferencias, la cuestión clave no es la m era o cupación d e la. tierra. s ino dotarla de un valor William Petty. y s v d esarrollo como instru men to ó ef imperio en Irlanda, sin tener en cuenta la
influencia de los conceptos d e valor qll'e ya estaban firm emente arra igados en la m entalidad de bla nco s, las p rácúcas co lo nizadoras con el o bjetivo de generar beneficios p rivados o bvi3mente
dicho terraten ient e p re,o cupado por la rentabilidad de s u p ropia h3cienda en Ing laterra. no eran nuevas. Ta mpoco fue eí im perialismo d e principios de la Ed ad Mo derna el primero en
Co mo vimos en el capítulo V, a.nte,s de la época de Petty, y antes de la d e sir John Davies, ya d epender n o solo d e u r, Esta.do imperial podero so, sir,o de ona red de propietario s privados. A
exist(a la. figura d e! topógrafo del terr-a ten iente cuadra ndo su p ropia teoría rudimen taria d el valor. ~n de cuen tas, el Im perio ro man o {cuyo co ncep~o d e cclonío habían recuperado tímidam ente los
Es fá cil ver las conexiones entre las preocupacio nes que ema naban de aquellos estud ios to- britán ico s) no estab a. gobernado tanto po r el enorme aparato d e Estado de Roma co mo po r tina
pográflco s, relativas a p roblemí ticas internas del país, y el a mbicioso estudio que Petty emp ren• íorm3 de Estado relativame nte ser.cill3 e n alian za con aris ½ócrabs locales repartidos po r to do el
diera e n la co lonia m edio sig lo después. Tam poco parece 3Zaros o qll'e a la par que desde John Imperio, c apaz d e extraer hasb el último í pice de beneilcio material a s t.: afcance bajo el para•
Oavies hasta William Petty, los ing leses iban trazando s us estrategias para reprod ucir el capita• guas de la hegemo n ía imperial de Ro ma. Cie rta.m ente , el c-a so in glés se diferenciaba por contar
lismo agra rio en lrfan d3, los fra nceses se e mbarcaran e n el p royecto d e reproducir el señoria- con una form a de apropia ció n ca.rac:eríst ica, con su propi3 ló gic3. Sin embargo , el rasgo ve r•
lismo en Nueva Francia, al ig ua l que los terratenie ntes franceses y s u-s topógrafos pre~end iero n daderam ente caracterís tico d e es!a fo rma d e imperialismo o , m ás bien, lo qoe implicab a esta
reavivar s us d erechos feudales en casa. íorm a caract erística d e apropiación, e ra que se trataba de ll'n sistem a con s us pro pias din í micas
Las implicaciones ideoló gicas d e la legitimació n ing lesa de las p ríctic1s d e expropiació n y co- co ercitivas, sus propios imperativos económicos, y s u propia capacidad d e imp ulsar y, er,
lon ización basándose en los critH ios d el « mejo ra miento» fu eron enormes. las caracterís ticas último término. s ustituir las príctlcas coercitivas extraeconó micas propiu d e la conquista mili-
d e esta form a de imperialismo , que im plica que la potencia imperial base s us demandas en los ta r y de la dominación pol~ica directa . Estos mecanismos d e co erción económica sen exclu-
p rincipios capitalis tas del uso p roductivo d e h: p ropied ad para el ben eficio privado , computía el sivos del capiblis mo.
mis mo punto d e partida que las dema ndas ind ividll'ales d el d erecho a la p ropiedad. (nduso a No o bstante, ~as implicacio nes de caráct er id eo lógico tienen un alca nce aún mayo r. El argo •
pes3r d e c¡L1e, po r eje m plo , las co lo nias irlandesas empezuon como parte de un p royecto d e la mento a favo r d e la exp ro piación co lonial no se basaba únicam ente en c¡ue los colonos capaces
ru l hacienda, y de que los 3gentes de d icho p rO}'e do ~.1eron los « emprendedores» p úblicos, el de m ejorar las tierras tuviera n el derecho a expropiarlas p reviam er,te y a d esplazar a quienes n o
p royecto co lo nial se basó en las acciones de inicia':r\'a privad a po r parte de afg \.lnos colo nos fu eran lo suiícier.tem ente pro ductivos. Tampoco se-frataba solo de que los colo n izado res pudie-
indus triosos, y no en las meras acciones de origen público em p ren did as por fes Estados y por ran, y de hecho debie,a n, expropia , a aquellos quie nes, aun sien d o productivos, no p ro d ujera n
unas auto rid ade-s po líticas legalm ente co nstituidas. la legitimid ad imperial d el poder colo nial par-a el lucro m ercantil. l a cuestió n e ra que, al ig u-al que los « m ejc radores•'> y los respo nsables
eman3ba de las ac:ividades productivas de s us súbd itos, de sus color,o s «mejo rado res>>. Cada d e los cetcamiemos de l o cke do:1ban d e valor añad id o a las personas que a s u vez despl3.
vez se tornaba m ás difícil desvincular la jll'risdicción del Es,;:ado sob re Irlanda, o las dema ndas zaban, es decir, que por tanto g.:nu aban efectivamente valo r, y dotaban a la comunidad de v3lor
imperiales de Inglaterra de tos derechos d e fos p ropietarios individu ales y sti capacidad para en lugar de quiiírselo, el co lo nizador no ro b3ba a los pueblos sometidos al exp ropiar Sll'S p ro-
generar valo r de cambio. piedades, sino que estaba aporta nd o al bien co mú n.
Aunque el Imperio británico d estacó po r s u d ependencia d e fo s asentamientos de fos co lonos Estos co lo nizadores jtistiiicaban sus acciones basándolas en ponc1p1o s de caráct et
económico m ás que en principio s extraeco nómicos morales y relig iosos. Al igt.ial q ue las pet•
sonas que se implica,on en p rá cticas d e mejo ramie nto asumiero n el papel de Dios a la h o ra de
C( e at valor, s u: proyec=zo se convirtió e n una. nueva , elig ión.

[lJ Para ejemplos m ís recientes. vúse J. M. Blavt. Th t Co!oniz,r's Mo dd off.he World: Ge.agra•
,c hical Dijfusionlsm and Euroctnf.ric History, Nueva York y Lo nd res, Guilford Press, 19 93; y A. Gun•
d er Fra nk. R,oric.nt: Glo~ I Econ omy in t.ht: Asian Age, Be rkeley y l o s Ángeles, University of Cafj.
fo rn ia Press, 1998. Abordo los d eb;ites «a n½ieu ro centrisbs» sobre el pa.pel desempeñado por el

imperialis mo europeo en <.<Euroc.entric Anti-Eurocentrism►'>, Against thc Current 92, m ayo/ junlo
d e 2001, pp. 2 9-35.
[a] Para el enfo que marxista s obre el tema, véanse E. Wiflram s, CapitaJism and Slavc.ry, Nueva
York Russell a nd Russell, 19 61 [ed. cast.: Capitclismc y t:-sdaVJ·iud, Madrid , Traticantes d e Sue-
ños , 2011) y C. L. R. Ja mes. Thc Blackjacabins, Nueva Yo rk, Vintage, 1989. l a principal y m ás re•
cie m e apon:ación en R. Bfackburn, Tht Mak.ing of Nt:w \Vorld 5/av, rr, Lo nd res. Verso , 1997.
13] Est~ es el enfoq ue que d e~e nde R. Blackburn en Th t Mo king ofNt w W~r!d Slavcry, o p. cit .
L4] S. G. Ellis, lr.eland in th.e Agc of th~ Tudors, 1447.1603, Londres y Nueva York, l o ng ma n,
1998, p. 15.
ISJ C. Livingsto ne aborda con lucid ez ef an álisis d e la o bra de Petty como <.• agrimensor gene-
ral>, efe Cro mwe'1 en s u t esis docto ral inac1ba.d3 (Yo rk University, Toronto) .
1.§J Richard Tuck s ugiere que, apa.ren':emente, Mote fu e quien O(pfas mó de form a d ara y d es•

arrollada» la idea de que era lícito h acerse con las tiertas d esocupadas incluso contra el deseo
expreso d el soberano loc3I en Tnr, Rights ofWar a.nd Pr;act:: Política/ Thought. a nd tht (nternatfonal
Ordu from Grot.ius to Kant, Oxford, Oxfo rd University Press. 19 99 , p. 49. Tuck afi rma que Albe-
rico Ger.tili, un italia no afinca.do en Inglaterra, donde fu e Regius Professor of Civil l a.w en el
sig lo
XVI

y muy cercano al co nde d e Esse.x y Fra ncis Baco n, desarrolló esta idea más s is temá~icamente.
V III. EL CAPI TALISM O Y EL ESTADO-NACIÓN fu eron n ecesarias determin ad as co r.d iciones p ropias d e Europ3 º• m ís bie n, efe Eu ro p a o cci-
Co n freci.:e n cia se in s iste e n vinc ular la e m e rgenci3 d el c;ipitafism o co n el ascen so d e lo s Es b• d e ntal, co m o po r eje mplo s u inserción e n una red de com ercio inte rn-a cio nal no Euro pea, m ás
do s -n 3-ció n. o ir.d i.:so d e d efinir el cap ib lism o com o un s iste m a d e Estados-nació n, po r fo amplia, para q u.e pudieta e m e rger, tam b ién es cie rto q u e esas m ism as condicio nes t uviero n u n
m e n os e n s u s com ie nzos. A m e nudo, esfias co nexiones se observa n desde el p ris m a de algu n a impacto d istin to e n se-gó n qué c3Sc s ; y q u e solo e n In glate rra se diero n ~as condicion es n eces-
c¡ue otra !eoría de la « mod etnidad >> o de fa « racionalizació n» , según la c u-al se h a n d esarrollado arias par-~ el d esarro llo « esp o ntá n eo» o a u tóctono y a u tosu fi"c ie n~e de un s is te m a capitalisb, ca•
m ás o m e n os a la p ;ar d e:erm ir.adas form as económicas, polític3s y cult urafes <.<modernas» o raderizado p o r con tu con uno s sectores agríco las e ind u striales que se tefo rzaro n m u tua m e nte.
« racio n ales», que co m bina n ur, pro ceso de u rba n izaciór, y m e rcan tiliució n co n la form ación d e
El ESTADO TERRI TORIAL SOBERANO EN LA EUROPA PRECA PITA LISTA
un Estado « racional>>.
Ha y variaciones sobre el m is m o te m -a, com o e n el caso de Perry Anders on q ue, com o vim os La unidad e n tre los p o d eres econó m ico y p olítico q i.:e caracterizó a lo s Esta dos p recap1•
e n el capítu lo 11, s ugiere c¡ue fa e m e rgen cia d el Estado a b solutis ta e n la te m p ran a Ed ad Mod erna talistas, e n los c u ales se p rod ucía la explo ta ció n p o r m ed ios «extrae·conó m ico S>'> -es d ecir, m e-
e uro p ea lib e ró a la eco no m ía m e rcantil « burgu esa» d e las m a n os mue rtas d el feu dalis m o y del diante el ejercicio d el ped e r po lítico , ju dicial o m ilitar, o po r m edio d e <d a propiedad p olíti-
p oder de los te rrate nie ntes, al separa r las esfe ras p olítica y ecor.ómica }' concen trar la sobe r:.nía. cam e nte constit uida·•>-, h a co b rado form as muy d is tin tas com o po r eje m plo: el po d er d el Estado
e n el Esta.do cenfraliza.do. Co m o v im os tam b ié n, lmm a nuel Wa Ue rs tein p la n€e;ó qoe fu e el Es- par:. recaudat trib utos de los pue blos som etido s , incluye ndo tambié n :. su s p ropios campesinos
ta do-n a-ción e u ro peo, rad icalm e n te d istinto al de lo s im p e rios asiáticos m ás ava nzados. el que y el a p arato de reca udación d e los a ntig uo s im petios co m o m ecanis m os fon dam e n tales para
sen tó fas b ases del cap ita lismo ya q u e la o rgan ización de Europa en múltip les siste m as d e g o • adq u irir g ra ndes ca n tidades de riq u eza; los « señotfos co !ec'.:ivos» en las ciudades Estado m e r-
bie m o y n o e n u n s olo im p e rio d o m in a nte permitió el desarrollo de una divisió n del tra b ajo b a 4

cantiles de· la etapa m ed ie va l y d e la Edad Mo derna tem p ra na; el Esta.do a bs olu tista de p rincip io s
sada e n el com e rcio. sin el peso de la apro piación m asiva eje tcid a. po r u n Es tado im perial con d e la Ed ad Mo d erna y su est ruct ura. d e <<reca11dación de impu estos» , q i.:e p e rmit ió q u e la fun -
cap acidad p ata d esviat todo s los b en eflcio s que efe o fro m o do se hubieta n tra n sfo rm ado e n ció n p ública se· co nvirtie ra en o n a fu e nte de riq ueza p riva.da, a través del g ravam e n de impues':os
. .
1nvers1ones. sobre to do a lo s cam pesino s, etcéter~, etcéte ra .
Pa.:-a ava nzar e n el argume nto q u e p la nteo e n este libto es p reciso, n o obstan te, dete r.erse e n El Estado-nación <.<m o dern o» s urg ió a partir d e una fo rmación p reca p ihlisfa muy co ncre'.:.i: la
la relació n entte el s u rgim ie nto d el capih fis mo y el Estado-n ación peto desde ot, o pris m a, a p ar• unidad e n: re los pod e res polrrico y .económico q u e adoptó la forma de un p oder del Estado
tir d e las p re m isas que ya se h a n esbozado : q ue el c apitalism o no fu e el m e ro resultad o natural fragm entado, la. « sobet.a nía fragm e nta d a» p rop ia d el feudalism o occide n tal y s u fo rma de po d e r
efe d e':erm ir.ados proceso s tra n sh istórico s co mo la « r-acio nafiza.ció n». el p to g reso tecn oló gico, « extr-aeconó m ico•> caracl:e rístic1: el seño río feu dal[!]. La fragm e n tació r, de lo s poderes del Es-
la u rba ni.nción o la expans ión del co m etcio ; c¡1.1e s u e m e rgencia d e pe ndió de algo m ás q u e de la tado en tre milita(, p ofítlco y judicial p erm itió a los señores extrae, el excedente del ca mpesin ado
elim inació n de d etetminados o b st ácu los p ata pe rmitir u n come rcio m ás am plio y el a ume n':o de de m a ne ra indiv idual. Al m ism o tie m p o. la parcialización polrrica, co m o ya h e m os visto. se p ro-
los m e rca.do s o de la aplicación d e una racion alid ad <<.ht..:rgu esa»; q u e m ie ntras q u e es cie rto que dujo a la par q u e la fragm e ntació n económ ica, d e m od o q t.:e inclu so cu ando el co m e rcio int erno
se a mplió fuera d e los márgenes de los mercados c3mpesinos de esc3la muy local, se asem e• Auidas del fe udalismo no llega,on a afian zarse hasta c¡1.:e una form a de Eshdo impersonal sus-
jaba. más 3 las form as tradicio nales d e comercio internacional con la circul3ción de bienes entre tituyó al poder pers onal, a lgo que no se logró d ef todo hasta q ue se p rod ujo la separación entre
merc3dos d iferentes q ue a las form as d e comercio en un mercado competí~ivo integrado p ro• «lo po lítico•> y <.<lo econó mico», bis p rád icas d e apropiación y coerciór, y las fo rmas de p to•
pias del capitalis mo mo derno. piedad p riva da y de poder público. l a separación entre estos ámbito s s olo cu lminaría con el ca-
L: sobe, anía frag mentada d el fe udalis mo se retle-jaba en una re-d de relaciones sociales muy pitalis mo.
loc3I }' personal, d e c arácter tant o polft ico como eco nómico. Sin duda, esto contribuyó a que el Es sin d uda cie rto que e! capitalis mo se d esarro lló en el con!e-xto carad erís tico del Estado
propio s istema feudal fu er: muy fragm entado. Pero, a l mis mo tiem po, la p topi3 n aturaleza de europeo de p rincipios de la. Edad Mo d ern a, y que- este no fu e una cceación d el c apitalismo o,
es':a.s relaciones implicaba <¡ue n o exis tieran fronteras tetritoriales rígid as entre i.:n nexo feudal y pata ser m ás p recis os , el capitalis mo se desarrolló a la par <¡ue tenía lugar el proceso d e form a-
el otro. l o m ás p robable es que fue ran basta nte permeables las fro r.teras e.ntre las d iversas fo r• ción d el Estado. Pero, s i el feudalismo fu e precondició n para el c3pitafis mo , y si el capitalismo ,
mas de poder coercitivo propias d e fa.s relaciones verticales d e vasallaje, servidumbre y perso• con su separación p ropia de las esferas <•política.•> y « económica•>, em ergió en conjunció n con
nales, y las relaciones horizontales de la fam ilia y las a1ia nZ3s d inásticas que cons tit'!.lían el ,e ¡no el proceso de centralización feudal, el proceso de fo rmación d el Estado adquirió difere n tes fo r•
feudal, ya que podrían traspasarse o moverse 3mpli3ndo o reduciendo 13 red d e vín culos pe~ o • m a.s en d istinto s lugares y el capitalis mo no f u e m ás que uno d e los d iversos resulh dos de la
nales y d e dominación. De la mism a ma nera que la red de comercio fe udal n o constitt.iía tin sis- tn nsición del feudalis mo. Si bien se diero n alg t.mas precon diciones compartidas en los d is-
tema glo bal integrado, s ino q i.:e se com ponía de una serie d e o peracio n es de transporte y a rbi- tintos cor.textos europeo s , e incluso en los d istinfos conte:i.1os d e Europa o ccidental, s us Esta•
traje er.tre una localidad y la otr3, el sistema social fevda.1 se componía de un conjunto d e red es dos •n3•ció n n o evo lucionaro n d e la misma m anera.
persona!es y loca.les con fro n teras petmeabfes y m óviles. Por lo tanto, d ur3n te el feudalis mo la Una de ~as salidas po s ibles d el fe udalis mo foe el abso lut ismo, co n una ló gica e-c onómica bas•
soberanía po líl:ica se comp us o d e unas fro n te,.a s territoriales que tend ían a ser Auid3s, que se ta nte distinta a las form as d e explotación capitafisb o .a. las leyes del movimien to capitalistas. En
ampliaban o reducían en funció n del afear.ce del poder personal. d el señ o r fe udal, o d el mo- lugar de p rod ucir una economía capitalista, ceprodujo la unidad p reca.pitalista de poder polít ico y
narca., de la extens ión de st.is dominios y d el alear.ce d e s us alian z.a s familiares. económico en el í mbito d el Estad o central, sin que lograra s upera r po r completo la fragmen-
l a clase domin an te feudal se vio finalmente obligad a a conso lidar s u poder políl:ico frag• b ció n p topia del feudalismo. El ejemplo más d esta cable e n este sentido es el del Es'.:ado a~solu-
men tado ante la resis tencia por p arte del ca mpesinado y el n ivel de d esorden a to das luces tista fra ncés que pu.a muchos fu e p roto tipo del Estado-nació n <<modern o» emergente. El Esta do
insosten ible p rovocado po r los conflictos ent, e lo s a ris tócutas. La soberanía fragmentad3 dio absolutista fn ncés s iguió a ndad o a s u pasado feudal en d iverso s asped os, ya q ue s u p roceso
paso a monarquías más centraliZ3das en algunas regio n es d e Europa y al Estado-nación mo- d e fo rm 3ció n se caracterizó por una centrafinción del Estado que elevaba a uno de los muchos
d erno. Las mo n arquías centralizad3s de Europa gen eraron unos Estados territo riales en fos ct.ia• poderes feudales a la posición de domir,ación mo nácc¡uica.
les el pod er central y m í: o menos soberan o ejercfa s u predominio y s u capacid ad co ercitiva a Por un lado, la burocra cia qve s u p uestamer.te es la m ::.rca de la modernidad propia d ef Estado
lo largo de una extens ión territorial m ás o m er.os bie n d e6nida. Sin embargo, las fro nteras fr ancés, se basaba en una es'!ructura d e cargos ostentados por los burócratas quienes los
utilizaban con fines p rivados, como med io para ap ropiarse d e los exced entes d el cam pesinado , En otros lugares d e Europa. la fragm entación de las form 3s d e propie,hd y del s istema d e _go•
mecanismo q ue para alg unos representaba una fo rma de renta feudal centralizad3, b3jo la fo rma bieu 10 era aún más pronunciada; y e-n todos ellos, d icha fragmentación de la p ropiedad polftj.
d e impuestos. Inclus o, la p ropied ad d e los cargos llegó a estar reco gida en la legislación com o ca.menta constituida, al ig ual que en s u versió n centu linda. rep resentaban i.:n a fo rma d e- apro•
heredibria y enajen-able, como cualquier otra p ropied ad p rivad3. Constituía una forma de apto • piació n 3ntitética al capitalismo. Impedían el d esarrollo del capitalis mo porque a fa par que frag•
piació n con unos mecanis mos y unas normas de reproducción muy distintas a las de la explo- mentaban el Es~ado. fragmentaban fa economía con sus d iversos me rcad os foca.fes y munici-
tación capit.alisb pt.iesto que d ependía de la coerción d irecb para exfraer más y más exced ente pales (por no hablar d e las barreras que condicionaban el comercio interno). cuyo fi.:ncio•
d e los pro ductores d irectos, en lugar de intens ifica r la explotación increm entando la p rod uc- n-a mie-n to no se regía. po r los criterios d e la com petitivid3cl capitalista, sin o po r formas a rcaicas
tividad d el trab3jo. efe obtención de benelício en el p roceso de circulación d e mercancías. En otr3s pa13bt as. la
Por otra parte, el Estado absolutista n o llegó a d esplazar por completo a o':ras fo rmas de p ro~ soberanía fragme ntada y la parcela ció n que- caracterizaba. a los m ercados eran en realida d d os
piedad po líticamente constitu id a. Siempre convivió co do con codo, y no sin :ensio nes , con caras de la mis ma moneda. uraigadas en las mis mas relacio nes d e p roduc-ción.
otras form 3S más fragme ntadas, resquicios de h: soberan ía fragme ntada del feudalismo. Los
El ESTADO E N LA I NG LATERRA CAPlTAllSTA
aristó cratas, la Iglesia y las municipalidades se 3ferraban a su antig va autonomía en el ejercicio
d el pod er militar. po lítico o judicial. lnduso cuando esto s poderes habían q uedado fata lmente El d esarrollo del capitalis mo y del Estado-n3ció n en lng lateu a adoptó un-a form -a muy caracte•
d ebilitados por el Estado centralizad o )' habfa n de jado d e representar un fragme r.to de esa sobe- r(s tica. Eviden temente, no fu e el único Estado territori-a l s oberano en aquel contexto pero, s í fu e
ranÍ3 fragm entada, a menudo tend ieron 3 seguir funcio na ndo como una fu ente de ingresos que el primer ejemplo de s istema capihlista. Al m ismo tiempo , el pro.ceso de desarrollo del capita-
los p ropietarios defe nd ían co n •J ñas y d ientes (y en o casio n es reavivan e incluso reinven taban). lismo ing lés vin o acompañado d el d esarroUo de ur.a. soberan ía territorial má·s claramente de6-
Al mismo tiempo, el Estado central. c¡i.:e competí-a por la ob:ención d e los mismos excedentes nida que e n otros Estados-nación e uropeos. Aunque el capitalis mo no dio pie al Estado-nación,
producidos por el c3mpesinado, so lía coop tar a s us muchos competidores po ten ciales otot gán:• y este no d io pie al capitalismo, las tra nsform acio nes socia.les c¡ue !rajo consigo el capi!alis mo,
d oles c arg os p úblicos, e intercambiando ur, tipo de p ropied ad po líticamente consti':uid a por con su separació n de las esferas económica y polñ:ica, fu eron l:as m ism ;is que p ro piciaron la
otra . Sin embargo. en Francia los resquicios d e los priv.legios a <isfocrá~ico s )' de la jurisdicción mad u rez del Estado-nación.
municipal, t.1nido s a las tensio n es q i.:e se p rodujeron entre las distim3s form as de p ropiedad po• Inglaterra r,o llegó t1unca a tener el mis mo grado de frag mentación que el resto d e Europa en
líl:icam ente cons tituida exis temH , s i.g uieron s iendo hasta el fin al un rasgo d el absolu tismo fra n• la etapa fe udal, y fue el primer país en s uperar d icha fragmen tación tanto d e la economía como
cés como lo foara la mo narq uía centralizada. No obstante, a pesar d e q ue se produjera una revo• cfet s istem a efe gobiecno y de la form a más exh:at.1s tiva . Incluso en la Edad Media, cua ndo en
lució n « b urguesa» en Francia, no d e~emos d a , por su p t.1esto c¡ue esta acabara evolucion3ndo Ing laterra imperaba ur. sistema de p ropiedad aparentem ente p rofundam er,te « fe ll'd31», seg,tin
d e m anera « espontánea» en el capitalis mo, s in las presiones externas ejercidas por parte de un el cu 3.I la ley admitfa el criterio de <<nin gu m. tierra sin señor», los señoríos no d isfrutaban de la
capitalismo ing lés ya existenteilJ. mis ma au tonomía poUtica que en o tros lugares y el d esarrollo efe la monarquía fue a la par q ue
el d i: la aristocraci3, y no en com pe:er.cia 1:ntre ambas como en otros co n texfos. Obviam ente, se el po der po lítico, entre el Esil:ado monárquico y la clase dirigente aristo crática, entre on po d er
p rodujeron conflictos entri: los b:.rones, sin embargo , cuando la m o narq uía y l:.s d ases p ropie- poli't ico centra l que p rácticamente o s tentó el monopolio de la fuerza co ercitiva mt:cho a ntes que
t.ari3S Uegaron a las m anos de la for:m a m ás cruenta, durante la GJ erra Civil en el sig lo XVII, el ofro s países europeo s y un poder .eco nómico que se basó en una fo rma de propied3d p rivad a d e
conflicto que la d esató no fue en torno a las d is tintas form as d e propiedad p-o líticame nie consti- la ti.erra mucho m ás concentu d a que en otros lugares.
tuida, ni po , dispubs ent,e d istinto s centros soberanos, s ino má.s bien por una p ugn a po r el H e aquí el momento en el q ue se p roduce la separación entre las prácticas coe,citivas y las
cont rol de la s oberan ía d e un Eshdo ya centralizado, d ado que el rey estaba alt era ndo el equi- príd icas d e ap ropiación, situad3s entre dos <.<esferas» diferen ciadas, a unque co mplemen h ri3s,
librio entre-fa Co ron a y el Parla mento, q uebrantand o 1~ trad icio nal a lianza que se condensaba en y que constituyen la sin gularidad d e la explotación capitalista. Los señores ir.g leses Í'l.leron
el viejo enunciado «la Co ro na en el Patlamento•>. d ependiendo p rog resiva mente d e unas p rácticas de explo h ción p ura mente <<.econó micas»,
El p roceso de centralización fe udal ca, acterís!ico d e lngla!erra trajo co nsigo un orden jurídico s ie mp re ~ue el Estado m ~nh:viera el orden y velara po r el fun cio namienfo d el conjunto del sis•
y político más onin'c3do que en o tros países d el contexto europeo. De m o do que, m ientn:s que tema d e regu l:1ción de la p ropied3d. En lugar de fo menta, s us p ropios p-oderes co e rcitivos para
en Francia se manttiviero n fo s « Estados» regionales, incluso d urante el m om ento más álgido de obtener más exced ente d el campesinado, los señores pasaron a depender del poder co ercitivo
centu lizació n :abs olutista, Inglaterra y:. con taba desde h ad a tiem po con un P3rl3mento nacional d el Estado para garantizar el fun cio namien to del sistema de p ropied ad )' para po der eje rcer s t.:
unitario; y, m ientras c¡ue Francia contaSa {in clus o h asta el mo mento d el estallido d i: la Revo - poder meramente eco nómico , m ar.tener s us haciendas co ncenUadas e in crem en tar la p roduc-
lució n) con 360 código s legales, Inglaterra contaba con un s istem a juríd ico más unihrio a es- tividad d el trabajo en unas condiciones en las que tanto ap ropiadores como p roductores d eper,•
cala nacional, er, particular, s v « derech o común•> 911e aplicaban los tribun ales reates, pieza clave dían progresivam ente del mercado.
y domina n-ti: del sistema legal en los albores di:I Estado inglés. En otras palabr3s, la debilid ad de la p ropiedad polfücamente cons tit uida en lr.g l3terra p tovocó
Las características de es½a form a de Estado no s oto tenían que ver con una uni6c:ación política el s urgimiemo del capit alismo y la evolución de un Estado nacional unihcado y verdad eramen te
o ju rld ic3, sino c¡ue e,a n corolario d e una d is tintiva unificación en materia económica. Ya en el sobe, ano. A su vez supuso q ue se peffl lara m ejo , el s istema de gobierno territo rial. Por otr3
s ig lo XVII, In glaterra conta'b3 co n alg o parecid o a un sistema económico nacional, con 1.1n m e, - parte, er, paralelo, la separación d e « lo político>> y « lo económico ~> propi3 del capitafismo p uso
cado nacional integrado y crecientemente co mpetitivo centrado en Lo nd res. fln a la impugnación d e la soberanía d e los d istintos ámbitos de poder e.:<l:ru,conó mico en liza. y
Tanto la u n idad políl:ica como la económica comparten un m ismo o rigen. La centralizació n contribuyó también ,3 3flan zu las fron teras territo ri3les al d esvincularlas d el d even ir d e la p ro•
d el Estado d e Inglaterra no se basaba en una unidad feudal d e fo s poderes económ ico y políl:ico. piedad personal y l.1s conexiones d inásticas.
El Estado n o representaba una fu ente priv-ada d e ben eficios pa ra los cargo s públicos en la En , esumen, la relación h istórica er.tre el capitalismo y el Estado-nación tieoe dos caras. Por
misma medid a que en Francia, ni tenfa <¡ue competir con ot,as fo rmas d e p ropied ad políl:i- t.m lado, el capitalis mo r,o p rod ujo esa fo rma d e Esta.do. El Estado <.~modern o» , junto con las
ca.mer.te constit'l.lida. En lugar de ello, la form ación cfel Estado se basó en 1.1n proyecto co ope• concepcio nes «mo d emas» de la :errifo rialidad y de 13 s o~eranÍ3, em ergiero r. 3 partir de unas
rativo entre distintas esferas, con una s uerte de d tVisión d el tu b a.jo entre el poder económico y rel3cio nes sociales qt.1e nada 1ien ían que ver con el c-:.pitalis mo , y de h, tensió n entt e las
soberanías fragmentad as y las monarquías centralizad a.s¡3J. Por otra. parte, el surgimiento del ca- contrario, s u desarrollo intt mo y el pec,.iliar ere-cimiento de una economía nacional.
pitalismo c¡ue se pro duje .en un contexto d e emergencia del Estado-nación, cont ribuyó a la. El rasgo que diferenció al sistema m ercantif inglés d e o tros Í>.l e precisa.me nte el desarrollo de
form ació n d e d icho Est ado o , por s.er m ás p recisos, las caracterfs~ic-as concretas d e 13: formació n un mercado nacio nal único , integrado y de g ra n tamaño, que fo e aunando progresivamente al
d el Estado en Ing laterra fu ero n parte del mis mo p roce-so que dio pie al capitalismo. la tunsÍOr• p3Ís hasta config u rar i:na única unid ad económica (que aca!bó alca nzando al conjunto d e las
mación d e la p ropied ad poléticamente constituida en p ropiedad capiblista su p uso a s~ vez e Islas Britán io:s), con una división d el t rabajo especializada entre regio nes interdependientes y
ind isociablemente la transfo1mación del Estado. una interacción cada vez mayor entre los sectores agrícola e ind ustrial que se reforzaron mut ua•
Esb fo rma d e Estado <¡ue go zaba d e un po der soberano sin a mbages sobre t.m territorio bien mente. A medid 3 que- Inglaterra competí~ con otros países en el sistem 3 m ercantil in ternacional
d efinido n o cu lminó del todo hasta que la forma. d e propied ad capitalista reemplazó a las for. en expa nsión. , ecurriendo incluso a m edios militares, emergía en su ámbito nacional un nuevo
mas d .e apropiació n prec.apitalistas, es d ecir, hasta que la forma d e p ropiedad capitafis:a reem• sis:ema mercantil q i.:e no tardaría en otorg arle una posición d e ven taja en el plano in':ernacional.
plazó tanto a la soberanía frag mentada como a la •~eco r,o mía >'> frag mentada vinculada a la pro• Se trataba d e un sistema único en s u dependencia de una expansión in tensiva y no extensiva, en
piedad po líticamente constitu ida . El Estado-nación territorial formaba parte de un p roceso eu ro• su d ependencia en la extracción d e la plusvalía gene rada por la producción y n o e n el beneficio
peo más am plio d e form ación d el Es~ado y, sin embargo, la form a d e Esta.do territoria l clua• extr3ído a partir de 1~ m era circulació n de bienes, y en un crecimiento econó mico basado en el
men te de~nido y con un poder v erdaderamente so'berar.o solo pudo alcanzu la m adurez cuar.• increm ento d e la. p roductividad y en la competitividad en un m ercado único o , e n ot:ra.s palabras,
do la. soberanfa po!í6ca logró separa rse d e la. econo mía nacional a la par <¡ue aliarse con ella. en el sistema capitalista.
Por lo tanto, el capitalismo que sin duda se d esarrolló en el seno d e un sistem a m ercantil in-
El CAPITALISMO Y LAS RELACIONES I NTiRNACIONAU:S
ternacional -sin el cual no podría haberse desarrollad o- fue e n el fo r.do un p ro ducto nacional.

Para quienes consid eran que el capitalis mo fue conse.c'!.lencia d e que la expans ió n mercantil Sin embargo, .no esta ba en la naturaleza d el capitalismo permanecer much o tiempo en casa. Su

alcan z-u ~ un volumen s uficie nte. el caso d el desarro llo d el capit3:lis mo inglés er.cierra una para• necesidad infin ita d e acumulació n, d e la cual d epend ía S U' p ropia stipervivencia, trajo consigo un

doja . Sin d uda, Inglaterra formab-3 parte de una gran red m ercantil. Pero, al comienzo de la Ed ad m:evo imperativo expa.ns ion ista con caracteó sticas propias. Dich o imperativo expans ionista

Moderna, otros Estaé os•n-3:ción europeos también participaron estrecha mente en el sistem a de operaba en va rios n iveles. Por s upuesto, el m ás evid ente fue su imp ulso imperialista. De nuevo,

mercantil internacional, como u mbién lo hicieron otras n aciones no eu ropeas, algu nas d e las a pesar d e c¡i.:e otros Estados europeos también -se involucnron en in iciativas imperialistas, el
capihlis mo tuvo un impacto transforrnado:r. los t1uevos requisitos d el capitalis mo generaro n
cuales ya d ispo nían de red es m ercantiles mucho más d esarrolladas y utensas que las eu ropeas.
El elemento distintivo del caso ing lés - y el rasgo específicamente capitalist a- no fu e p reci- nuevas r.ecesidad es im peñafistas, y fue el imperialis mo británico el que logró dar una 1espuesta

samente s u predominio como nación mercan~il ni n in guna peculiarid ad a la hora de dese-r,• im perialista a los requisitos espedf."cos de la acumulación capi~3lista. Por encima de todo. el ca•

vo lverse e-n e-1 contexto del com ercio externo. la peculiaridad del caso ing lés tampoco resid ió en pitalis mo fue capaz de ger.erar nuevas po s ibilidad es imperialistas al genera r im perativo s de

el papel q ue desempeñó en un sis:ema m ercantil en expans ión en su vertiente- externa sin o, al carácter ~conómico, ~as com puls iones d el mercado, cuyo alcance su peraba los domin ios del
control po lítico d iredo. imperativos eco n óm icos. El papel que desem peñó el Estado en a quellas iniciativas im peñ afist-as
El capitalismo también p ró spero más allá de las fro nteras de Gran B:etaña en otto sentid o es obvio, pero a s u vez fue también un med io :ne-c esario para la puesh en m archa de las leyes
más complejo. Generó una form a d e produc:ividad única que, s ob re to do en su vertiente ind us• d el m ovim iento p uramente e-co n ó micas.
tria!, con cedió a Gran Bret aña nuevas ve nt3ja.s n o solo relativas a s us viejas rivalidades comer- El capitalismo s i:rg ió po r primera vez en un país en concreto. A partir de ahí, s u emergen cia
ciales con ottos Estados eu ropeos, s in o también r·elativas a s us conflictos militares. De mod o no adop':Ó la misma fo rma en distin:os m om entos y lugares. Con c1d.a expansión d e s us leyes
que, a p utir de fln ales del s iglo XVJII y sobre todo d u rante el XIX, los p rincipales rivales europeos d el movim ienfo se p roducía un cambio en las co ndiciones d e d esarrollo s vcesivo, )' cad a con-
d e G r.a n Brebña trabajaron bajo gran p resión co n el fin d'e d esarrolla, s os econ omías y poder texio local configu ró sus propios p rocesos de cambio. Sin em bargo , a pesar de qu e em ergió por
enfrentuse al nue:vo re:to q ue se les presenh ba. El p ropio Estado pas ó a ser un actor prota• primera vez en un solo Estado-nación, al q ue le siguie:ro n o tro s pro cesos de d esarrollo econó-
go n is!a en esta obra. Aleman ia cons titoye •J n ejemplo destacable en este sen tido , p uesto q ue st.1 mico organizado s a escala nacional, el capitalis mo n o borró las fro nteras nacionales en s u p ro -
proceso d e industriali:nció n estuvo liderad o po r el Estado, q ue, sin li:gar a d uda, en un p rime:- ceso de expans ió n, sino qve reprodujo l:as form as d e o rganización nacional a medida q ue .; ene•
momento se dejó g u iar más po r viejas conside·raciones de índo le geo potftica y m ilitar que por raba un número mayo r de econo mías nacio nales y d e Estado s -nació n. El desarrollo inevita•
las motivacio nes p ropias del capitalism of4]. bfem ente d esigual de distin!as entidade: nacionales, interrelacionadas dad o que están sujetas a
En estos c-=,sos, las relaciones internas d e pro ducción n o impulsaro n el d esarro llo del capita• los mis mos imperativo s impuestos por la competitividad, ha garan tizado la persistencia de las
lismo co mo en el cas o d e Inglaterra, en el que dichas re-laciones pro vocaron el cam bio desde formas de o r.ganización nacio nales.
d emro. Er, países como Fra ncia y Alemania, q ue contaban co n la s uflcie nte co n centración de las ,
El CA.PITALISMO Y H ESTAOO·NACIO N
Ítierzas p roductivas, el capihlismo pudo d esa:rollarse en respuesta a las presiones externas que
emanaban d el s istema. capitalista q 1.1e ya estaba p resen:e en o tro lugar. los Estados qiue aún se A pesar d e q ue el m~ndo actual está integrado por más Estados-nación q i::e en ninguna otra
d ejaban g uiar por una lógica precapihlista po d ían llegar a con vertirse en eficaces .a gent es del et-apa históñ ca, se nos dice reite, adam en':e q ue la e-xpansió n global d el capitalismo ha s u puesto
d es3trollo capitalista. No obshnte, la cuestió n aquí no es simplemen te que el Estado d esem- una ru ptt.ira co n s v vínculo histórico c-on el Estado-nación. Q ue la <<g lobalización» y las fuerzas
peñara u n p apel fu ndamen tal en esos co ntextos de capitalis mo en d esarrollo. y en otros poste• transnacion.a les han desplazado al Est ad o.
riores. lo verdaderamen te sorpt endente es cómo el s istema estatal p recapitalis.ta trad icio n1I se No obstan te, si bien nad ie po nd ría ho y en d uda el alcance gfob3I del capital. no hay ml:'ch os
convirtió en u n a correa de transmisión de los im perativos capitalistas, e n coordinación con la
elemer,tos q i:e d emi::estt en que el capital <•glo bal» d e ho y dependa en meno, m edida de la exis-
an tig va red m ercan til. tencia de· Estado s nacio nales que el capi:al en etapas an terio res. El capital global d epen de. y no
Por lo tanto. el sistem a de Estado euro peo fue el con d ucto de la exp1ns ió n d'el capitalis mo en menos 91Je dependía el capital «nacional>>, de uno s Estados-nación c1paces d e mantener unas
un primer m omento. A partir de .a hí, el c 1pitafismo se extend ió por Europa a través d e las d is- condiciones en el ám bito local favo rables para la acu mulació n y q ue le arJden a s u rcar la e-co -
tintas iniciativas imperialistas, pero tam bién cada vez más sirvién do se d e s us p ropio s no m ía global. Por lo tanto, q uizá sea m ás acert3do decir q ue la « globalización•> no se caracteriza
tanto po r el d eclive d el Estado-n ación como po r L~ creciente contradicción entre el alcance g lo- en que e! capitalista es capaz de exprimir a los p ro d udo res d irectos mediante la co erción d i-
bal d el capital y so persis':ente necesid ad de obten er m ás tespa!do d e c arácte, « extrae- recta, ni tam poco estí confinada la 3cumulación d eí c apital al esp3cio c¡ue alcanza dete, min3do
conómico» en el á mbito local y n acional, lo qt.1e supo ne que wmente la disparidad entre su a l- dominio personal. El capit al es capa.z de burlu los límites de la coerció n direc:a y tt3spasar con
cance econó m ico y su alcance po lítico. creces las fro nteras d e la auto ridad po lítica s irvié ndose d e unos imper3tivos especílic.a mente
Pata entende r esh contrad icción es p reciso detenernos en la '1istórica separación entre lo eco nómicos (el me rcado). Esto le permite d esarrollar s us caracte,ístico s mecan ismos d e d omi•
« eco nómico "" y lo « político» bajo el c apita lismo, en comparación co r. otros momentos his tó- nació n d e clase y s os form as co ncretas de imperialismo.
rico s. l a unidad de los poderes econ ó mico y po lítico p ropia d el p recapiblismo , como en el caso Por o tr~ par':e, si bien es cietto que el 3lcance de los im perativos eco nómicos capitalistas s u•
d e los señoríos feuda!es, supo nía entre otras cosas que el alcance del po der económico del pera con creces el d el gobierno político d irecto y ta autoñ d ad legal, la mis ma d isyunció n que lo
señ o r feudal no po día extenderse m ás all-í del alcance d e s us vínculo s o alianns personales ni hace pos ible es a s u vez. la foen te de una contra.dicción irreductible. l o s imper3tivos econÓ•
más allá de s u pod er extraeco oómico, su fu erza milita r, su capacidad de gobierno político o su mico s d el capiblis mo requiere n persistentemente el apO)'O d e los po d eres extraeconó mico s
autoridad judicial. En ese sentido, el pod er econó mico del Es tado absolutista o de cualquier co ercitivos y reguladores para general" y so stener las condicior,es p ropicias para ef p roceso d e
imperio p rec apitalista tampo co tenía capacid ad para s obrepasar el í mbito extraeconó mico. acumulación y para m antener el s istem a de propiedad capitalista. l a trans ferer.cia de de.te,.
Al co ntrario qt.1e otros sistemas d e explotación e n los que l;;s clases p ro pieh rias o los Est ados minados poderes « po lítico s•.• -a l capital en ning ún caso p uede. eliminar la necesid ad de retener
extra.en la plusvalía del trabajo de fos p rod uc'::ores m ed ia nie. la coerción d irecta, la explotación ot ros en ona « esfe:a'>> polfiica fo rmalm ente separad a, y debe mantener la d ivisión entre el mo•
capitalista se cara.deri:a:a por iuna d ivisión d el trabajo entre. el mome nto « económico•> d e la apto• mento d e la apropiació n eco nómica y el mo men to de la coerción política. Tampoco podrán
piació n y el momenfo « extn.econó mico» o <<po lítico•'> d e la coerción. l a de.pen dencia d el mer- nunc.a lo s impeutivos puramente econó micos suplantar completa mente el ejercicio de la coer•
cado d e to dos los ad o res econó micos, propietarios y pro ductores, era subyacente.-a d icha sep:.• ción poUtica d irecta ni. d e hech o , sobrevivir s iquiera sin el correspo ndiente apO)'O po lítico .
ración de fas dos esferas; una dependenci3 que gen era imperativos económico s distintos )' d ife. De hech o, er. determinados ;;.spec'!os el capitalismo requiere más que ningt.ioa otra fo rma de
renciados d e lo s m ecan ismos d e la coerció n po lític3 d irecta. En esta separació n capaz de gene• o rp nización so cial una est abjfidad políticamente o rgan izada y ju rídicam ente defln ida, y 13 es•
rar d os « esferas •> distintas cada una con s t>s propi-3 s d in ámic3s, tempo ralid ades y alcan ce espa• b bilidad de una o rgan ización so cial pred ecible . Sin embargo , el capital n o puede gene rar po r s í
cial, residen s us fo ,talezas pero también s us contradicciones. mismo las condiciones p ara s o existencia y rep ro d ucción, y s us p ropias leyes del movimiento
Por otra parte, la caracterís tica d ivis ión d el trabajo entre los ámbitos e,conóm ico y po lítico del inherentemente anárquicas tienden a d esbara~arlas constam emente. Para poder dotar de estabi-
capi':alismo, y entre los imperativos econ ó micos y los mecanis mos de co erció n política, es la lid ad .3 s us , elacio nes so ciales cons titutivas - la relación e ntre el capita l y el trabajo o el capital y
c¡ue genera la cap~cidad única del capihlismo d e expandirse espacialmeni!e y iunive ts31izarse. El otros c apihles- , el capitalismo d epende especialmente de la regulación por medio d e m eca•
capital n o solo tie ne un impulso único h acia la 3mpliación d e su alcance. económico , s ino que nismos delin idos jurídicame·nf.e y legitim ados po líticam ente. l as transacciones empre-s aria les
3d emás t iene esa capacidad. Y la capacidad de auto expa.ns ión del capital n o se limita a la medid a llevadas a cabo en cu3lquier nivel requieren un conte.x':o d e estabilicl-ad y fi abilidad para que se
establezcan las relacio nes contrach:ales, para la fijació n de pa':rones mo netarios y para las militar no concuerda n en abso l'!.l~O con fas necesidades cfel dí~ a d ía d el capitaJ. los bombar•
o peraciones d e intercambio de p ro pie&1d es. l as p rácticas co ercitivas en l~s q ue se basa la re- d eo s de tecnolo gía punta, po r muy « smarl}> qi:e sean, difícilm ente están d iseñados para gene,a r·
gu13rid ad de estas tra nsacciones d eben de ciarse foe, a del 3mbito de poder de apropiación d el un o rden social estable y p redecible, o la. compleja infuestructura que requieren ~os asunto s del
capital para que es:e logre mantener s u capacidad 31:toexpans iva. día a día del capital.
Las transaccio n es capita!isfas requiere n además d e una infraestn:ctura comple ja que d ifícil- Cabría decir que los imperativos econó mico s del capit alis mo hall creado un orden glo bal más
men te pueden p roveer s us p ropios imperativos de maximiza.ció n del ben eh"cio m al equip3dos integrado que nunca, un modelo de integració n que quizás a d em ís ha co ns tituido por p rim eta
para ese fi n. Y, por último, en un sistem a car3cteriza.do po r la depen denci3 d el m ercado, el ac• vez lo qtJe alg unos denominarían co mo una soúcdad glo bal. Pero, este sistema d e o r.ganización
ceso a los med io s de s ubsistencia está sujeto a los caprichos d el me rcado, sobre to do en el so áal que vincula a t.:na a mplia d iversid ad d e redes s ociales y d e economías nacionales tiene
caso d e una mayoría d e no p ro pie':arios, para quienes incluso el acceso al tra bajo d epende de sus peculiaridades. Por una parte, no puede compara rse con ningún otro a lo largo de la histo ria
qoe sea.r, capaces d e v ender s u fuerza d e trabajo. Un sistema como este, en el que la. ecor,omía p i.:esto que sus caracterís, icas han s ido úr.ic!ls: la creació n de una red co mpleja y muy in terde-
se ha «;d isociado» d e las demás relaciones socia.fes, tendrá 3d emás una clara necesidad d e co n• pendiente entre un g ran núme ro de pers onas, y entre clases sociales, qi:e no están unidas ent re
ta r con una provisión so áal poh'tic-a mente o rgan iza.da, incluso aunque solo se3 p3ra mantener s í por vfnculo s personales ni las m an tiene unidas un a form a d e d ominació n po lítica d irecta,
con vida a la gente cuando n o p ued a vender s u fu erza de trabajo y pata garantizarse un « e jército sino que com parten la m isma d ependencia d el m ercado y es!án sometidos a los imperativos
d e reserva» de trabajadores. p ropios de so s re,d es de relaciones y procesos s ocia.fes. El alcance de este s istem a social imper•
Por lo tanto, el c apita lismo s i.; ue dependiendo de las condicio nes extra.econó micas y d e apo• sonal trasciende el alcance de ~os v(nct.alos pe rsonales y de las form as de- dominació r, d irecta .
yos po lítico s y legales. Hasta ah o ra, nadie h a d ado con un medio m ás eficaz par-a g-u -a ntlza.r d i- No o bstante, esta en o rme red impersonal necesita servirse de mecanis mos d e co r.trol so cial y
d,os apoyos que el vehículo polfi:ico al que h a ido asociado el capitalis mo históñ c!lmente, aun- jurídicos exhaustivos como los q ue es capaz d e aporta r el Est3do-nació n. Resulta muy difícil
que n o por casualidad: el Est ado-n ación. Por muy deseable <¡ue sea para el capital « glo bal» con• im agina , t.1na so ciedad <.<.g lobal>) basada en relaciones econó mic as capitalistas que no cU"ente
ta r con el correspo ndiente Estado «glo bal», el pro-c eso de ac'!.lmufación del capita l sería incon- con un po der d e co erción y t.1na capacidad admin istra.ti.va d e escala m ás local.
cebible a escah g lobal, d ado que requiere la s uficiente estabilidad, t egula ñ dad y p redictibilidad En todo c aso, el desarrollo de una s ocied ad glo bal rudimentaria probablemente d iste mi.icho
constante para producirse. d e lograr el efecto cor.tracio d e la integración capitalista: la fo rmación d e numeros3s eco nomías
Sin embargo, cierta mente existe un poder militar cuyo alcan ce se 3cere3 a la escala glo bal con niveles d e d esarro llo mi.:y desiguales y con sistem as de o rgan izació n s ociales diverso s e
como nunca a ntes e n el mundo. Este libro estí a punto de imprimirse en un mo mento en qi:e el independientes, p resid id3s por muchos Estados-nación. Mientras las econo mías nacionales de
mundo asis te 3 un ejemplo más en la. h istoria del d espliegue de ese po der co ercitivo. No obs - l3s sociedades c apitalistas avanzad as sigan compitiendo entre s í, el capital <.<.gtobal» (que s iem•
tante, por muy efi'caz que ha}'a resultado la am enan constante d el poder milita, d e Estados Uni- p re radica er. ur.a u o tra entidad nacio nal) se seguirá bene6ciando de unas pautas de desarrollo
dos a la hora de im pon e, la economía «g lob3I·•>, la naturaleza y las capacidades d e d ich o pod er d esigual, de las d ife rencias en las condicio nes s ociales de los distintos contextos económ icos
nacio nales, y d e 1-a p rotección de regímenes laborales lcw cosi s usceptibles d e ser explo tados, Al m is mo tiempo, m ientn.s q t.:e el c apit al g loba l s iga d epen diendo del apoyo d e los Estad os
d iná micas to das ellas que han agudizado las d iferen cias entre rico s y po bres tan caracterís~ica.s en el ámbito lo cal, tanto de las po tencias imperiales como d e las eco no mías su botd inad as, el
d e la <<g lob-alizació n». Estad o sera u r, elem ento fundam ental en d is puta, y la crecien te distan cia. en tre el n pr!:al glo ba-
O.e m odo que, la eco no m ía capih !ist a necesita irremed iablemen te obten er apoyos <<eld raeco- lizado y s us resp ald os políticos ab rirán paso a nuevo s espacios de resisten cia .
nóm icos:>> cuyo alcance jamás po d d equipararse con el alcance en m ateria económica. En u n [!] Algu nos d e lo s ugumen tos que se plan tean aquí p u iien d e u n anális is m ás extenso en
p rincipio, co incid iendo con lo s albo res d el capit alis mo , la escala d e la. econo mía n acio nal de •~Global Capital, Nationa l StateS>>, en M. Rupert y H. Smith (eds.), Historica/ Maiuialism ond
lng laterr3 coincid ía más o meno s con s i.: régimen po lítico n acior,a1, y n o parecía exis tir la dis- Globa fjza;ion, Lor,dres, Ro utfedge, 2016.
yunción entt e el alcance d e la esfera. económica d el capital y el de la esfera poli'tico / ~ Sobre fa Revo lución francesa co m o ~ revo lt:ción» burguesa. no capitalis ta, véase G . Com-
jtJrisdtccio na, d el Estado-n ación. Sin embargo, co in cid iendo co n las fases iniciales d el desa- ninel, Rcthinldng ti,~ Fr~m h R~vc!!rocn ... , o p. cit.
rro llo tanto esta fo rm a d e Estado como del capitalis mo, se foe a mpliando el .a lc ance de s u domi- {3} Véase la idea d e <~s oberanía>> y s t.: em ergen cia en un a so ciedad no capitalish en Tht Pris;in~
nio nacional y de su eco n o mía interna . El catácter m ultinacio n al de las Is las Británicas ft:e un Cu/tuu ofCapitalism ... , o p. cit .• en particular el cap. 3, H . l acher, en StJ im po rta n-te tesis dod o ra l
elemen to fu nda mental ya en la fo rmació n d el Estado de lo s Tudor. cuando Ing laterra empezó a Historicising ti?~ Global: Capitalism , Te.m.forialify, and tiu : ln~m ational Rclat.ions of Modem ity, Lo n-
explo rar fos mecanismos de expans ión de sus impetativos eco nómico s más allí d e los límites d o n Scho o l o f Eco nomics a nd Political Science, septie mbre d e 2000, aborda el :ema d el o rigen
d e s u influencia po lítica y miíifar con s us pcimeras experiencias co lo nialistas . A partir de enton- no capitalista d el Estado te" ito ñ a.l <<modern o».
ces, la histo , ia del desau o Uo capitalista asis tió a la p rolife ración de los Es, ado s-n -ació n y estu vo 61] Para am pliar este punto, véase mi Th t Pn·st.lne Cuhur~ ofCapitalism ..., o p. cit., e n particuJa r
m arcad a po r ~na crecie nte d istancia entre el alcan ce eco nóm ico del capital y el alcance de la las p p. 10 2-10 5.
do m inació n po lítica de u n Estado n ació n en- co ncreto.
4

La crecie nte d isparidad en tre la economía g lob3I y el Estado-n ación territo rial no a ugura er.
n ing ún caso q ue el C3pih lismo vaya a po ner fi n a su necesidad de co ntar co n un o rden po líl:ico y
jtJríd ico espacia lmente fragmentado, po r m uy contra dictoñ o q ue esto resulte. Por el co ntra rio.
esas co ntradicciones s o n resu lta.do de fa petsis tencia de es3 n ecesidad; y todo p arece indicar
q ue en el fu tt.1ro próximo esa necesidad podrá acometerla algo s imilar a un Estad o-nació n. Es
p robable q u-e los principales desafíos a los q ue se enfren tan los actuales Estados-(lación, tanto
en lo q ue respeda a s us d elimitaciones fro nterizas co m o a s u p ropi3 existen cia, proven ga en
ma)'o r medid a de unas fi:e r2as de oposición d ive,sas q ue d e los agentes d el capib l o d e las
íuerzas impersonates d el m ercado.
I X. MODERN IDAD Y POSMODERN IDAD ya sea p orque el cap italism o te m p rano los fü e creando a m ed id a que se p rod ucía s u d espliegu e,
L1 n atw alización d el c ap iblis m o implícita e n (:;¡ conven cio n1I id e ntifi cació n entre los té rminos ya sea p orque el ava nce d el p roceso de <•racion 3liz.:.ciÓn>> que p rod ujo la Ilustración trajo cor,•

burgués y copitclista, y su vez ambos con la M odern indad, identiñcación que sig u e presen:e in - sigo a su vez a l cap italis m o. We b er h,a d estacado por d ife re nciar dive rsos significados del té r-
duso e n las iteorias m ás iconoclastas act1:afes, ha contribuido a o c ultar la especificidad d el ca• m ino racion alidad (fotmal o instrt:me ntal vusus s ustantiva, etc.); no o bstante, p ara él el proce-so
p ih fism o . p or no de-cir que directam e nte ha. s upuesto una nueva con ceptu-afización d el m ismo. d e r-acion a.lización d ep e nde. po r s upuesto, d e la asimilación de lo s diversos sig nihcados de lo s
Oeten gímonos p or un m omento e n el lado opuesto d e la m o neda. l a c1.1estión n o es solo qt:e el conceptos d e razór. y racion alidad, p or lo que la racionalid ad in strume r.tal prop ia del capita•
capitalism o su históricam e nte especílico. Si algr..inos aspectos esenciales d e la <.<Mod e rnidad» lism o está relacionad3 p or defln ición con el co r.cepto d e r azón d e la llu str3CÍÓn. Según este
no g vatdan much a r elación con el capitalis m o , la ider.tificación de este con ella p ued e esbr con • e r.fo c¡ue, p ara bie n o p.ua m al. eJ pro ceso c¡ue trajo cons igo los m ejores principio s d e la llus-
tribuye ndo p recisam e nte a ocultar la especificidad de una Mode rnidad no-capita lista. tr3ción - la resiste ncia a toda fo rma de poder arbiturio, el co mprom iso co n la e m ancip ació n uni-
v ersal del ser huma n o, y l.l'n posicio na m ien to c n':ico hacia tod a form a de 3utoridad, ya -se-a in:e-
M ODERN I DAD VERSUS CAPITALISMO: FRANCIA E IN CLATERRA
lectual. r elig iosa o po l(tic.a- es el m is m o proceso que gen e ró la otganización ca p italista d e la

Sea co-ales sean las connotaciones que e ncierra el concep to d e «Mod ernidad» para la gente, produ cción.

ya sean positivas o n egativas o las dos cosas a la vez, lo h abitu al es que se relacione con el pro-• Cor. el fin de poder d eser.tra ñar esa fu sió n en~re cap i':alis m o y Mode rnidad, po dem os em pe-

ceso d e racionalizaci6n del soció logo Max Web e r: la racio n alización del Es~ado e n un com exto zu por s it t:ar la Ilustración e n s u propio co nte-:<lo h istórico. Gta n p arte d el p royecto de la Ilus -

d e organización burocrática, l.a racionalizació n d e la eco nomía e n el cap italism o industrial, la ra• tración se anda e n una socie-dad de caradetísticas no capitalistas. y no solo pre-cap italistas. En

cio n alización de la c ultura e n el p ro ceso d e exte n sió n d e la educación, el d eclive de· la s upers• otras pala bras, muchos d.e los rasgo s de la llt:s tración est.ín arraigados e n unas r elaciones

tición y el a uge d el progr eso cie ntílico y tecn oló g ico. Por lo gen e ral, el p roceso de raciona• so cia!es d e p rodu cción d e tip o n o capitalista. Perte n ecen a una form a de· o rganización social

liz.1ció n se asocia a determ in ados patro n es inteledua!es o c u ltrurafes d e la llus ':ración: el racio- qrue no solo es t:n punto e n la tra nsición h acia el c apita lismo, sino m ás b ien una senda alte r•
nativa al feud,a lismo. En concr eto, la Ilus tración fra ncesa p erten ece al Estado 3bso h.1tista fra ncés.
n alismo y la o bsesión por la pla nificación ra cio nal, la que re ncia po r fos interpretaciones •<totali-
zadoras>> del mundo, la estandarización del cono cimie nto. el unive, safism o (la creencia e n ver- En el siglo XVII 1, el Estado a b solut is!3 e n Fta ncia n o e ra s olo una form a de organización po i(.

d ades y valo res unive rsales) , y la creencia e n 1uia form a de p rogreso lin eal, er, particular de la tica, sino c¡ue er3 una fu e nte de r ecu rsos p 3ra una parte im porta n':e de la clase dirigente. En ese

razón y de la lib ertad. sen tido. reptesem a el contexto d e la Ilu stración no solo d esd e un p t:nto d e vista p o lítico, sino

La Ilustr ación tie nde a concebirse como el p rin cipal p un:o de inflexión, por r.o d ecir el único, tambié n econó m ico o m at e rial. El Estado a b-solutish su p us o la centralizació n de recu rsos para

para el ava nce de la Modernidad y l.a fu sió n e n'!re esfa y el capitalis mo es m is e-vid e n te si cab e 13 extracción d el excedente por m ed ios extraeconó m icos. y los cargos p úblico s e ra n una fo ,ma

e n el m odo e n que las teor(as d e- la Modernidad con ed a n la llus'!ración con el capitalis m o. S•..1 • d e propiedad qrue p e rmitía a quienes lo s oste ntab a n acced e r a los exceden tes pro dt.:cidos p o r el

p u eshm e nte, los rasgo s característico s d e la Ilu stración se asocia n al desarro llo d el ca pita lismo. cam pesin ado. Tambié n ha bía otras fo rmas de a p ropiación extra.econó m ica descentraliz3das, los
restos del Íeuclafis mo y s t:s d eno minad as <.<soberan ías fragmen tadas». En o tras palab ras, estas co estionamiento de ciertos privilegios y fa exigencia. de <.<carreras basadas e n el talento» fo eron
form as d e apro piació n económ ica eran directam ente a ntitéticas con el carácter p ura mente aspectos centrales de s u program a po lítico. Su pon ían, por ejemplo, Ía ig uald ad d e acceso a los

%onóm ic:o p ropio de la explotació n capM/isW. p L:estos más altos d e la función p ública, q ue ten dían a estar mon opo lizados por la cu na y la ri•
To memos en cor;sid eració n el h ed ,o, por ejemplo, d e ,que la Fra ncia d el s iglo XV III , sede queza~ y q ue la aristocracia amenazaba con eliminar del todo. Sig n ilicaba también la im plan-
principal d el llamad o «proyecto d e la Mo d ernidad·•> fu e mayo ritariam ente u n a sociedad ru ral con tación d e u n sistema impositivo más equitativo , con el fin d e que el tercer estado n o acau eara.
un mercado interno reducido y frag menta.do. El fun cionam iento de s us mercados seguía bas án• con to do el peso d e fo rma bn d espropo rcio nad a, en ber.efi cio de los esta.dos p rivilegiado s y s us
d ose en p rir.cipios n o capitalistas, y n o en principios como la apropiación de la plusva1Í3 d e una privilegiadas exenciones fiscales. La a ristocracia y la Iglesia fue ro n el blanco de es!!ls crftic-a s.
fu erza d e trabajo mercantilizad a, n i en la creació n d e valor durante el proceso producttvo, sin o ¿Q ué fo :ma ideológica adoptaron los intereses b urg ueses? Veamos el ejemplo del t:niver-
er. las prácticas a, caicas de obtención de bene6 cio a partir de la actividad m ercantil, la gana ncia safismo, o creencia en la aplicación d e d e':erm inados p tir.cipios a la huma nidad en ger.eral y e n
sobre la enajen ació n, comp rar barato para vender cuo, y la obten ción de riq ueza de origen mer• todo tiem po y lt:ga,. El universalismo es un cor,cepto d e la rgo re,co rñdo h istórico en O ccidente,
can~il a t rav,s d el comercio de bienes de lujo o abaste.cimientos para el Estad o . l a masa d e pero que tuvo un especial sig ni6 cado y relevan cia para la bur;uesfa fran cesa. En b reves pal3.
població n campesin a era la a nt1'tesis de u n m ercad o d e consumo de m asas. Y, co n respecto a la bras, el d esafío burgués :. los p rivilegio s y a los estad os privilegiados, 3 la r.ob!eza y a la Ig lesia,
borg t:esfa, s upues!amente el principal rect.irso material de la llvstració n, por d ecirlo de algur,a se expresab!I en la defensa d el univers3Jismo frente al particularismo aristocrático. El e nfren-

manera, cab e d ecir q ue no era u n a clase capitalista. Ni s iquiera p t:ede d ecirse q ue ft.: era u na tamiento d e la burguesía. contra la aristocracia se expresaba en la defensa de los principios uni-
d ase mercantil en 1u1 sentido <radicional y d u rante buena par;:e del tiempo. l os p rincipales acto- versales de ciudad a.n Í!I, de igualdad civil y en el principio de nación, c om o iden tid ad univer-
res burgueses q ue particip a.ro n en la llustración, y posteñ ormen';e en la Revolució n francesa, salisb q ue trascendía las id entidad es más pari:icula, es y exclusivas vinculadas al parentesco, l!i
fu ero n profesiona!es, trabajadores p úblicos e intelectuales. Sus d isputas con la a.risto-cracia. tribu, el pueblo, el estatus, el Estado o la clase.
poco ten ían que v er con liberar al capitalismo d e las ataduras d el fe~dalis mo. En otras palabras, universalidad era lo contrario d e los privil~giot, si nos a.tenemo s a so s igni-
( De dó nde pro venfan en tonces los p ñ ncipios de la llamada <<M odern id ad » ? ¿Em anaban de un Rc1do literal en leyes especiales o d el d erech o privado. l a universalid ad se opon ía a lo s p rivi-
capih lismo nuevo y en c recimie nto? ¿Representaban a una d 3se capitalista con aspir3cio nes y le.; ios y a los derechos diferenciales. El paso de atacar los p rivilegios ':radicionales a atacar los
e r, conflicto contra una aris:ocracia fe u-dal? ( Cabe al men os d ecir q ue el capitaffsmo fue la principios de l:a costt:mb re y d e fa t radición era po r lo genera l basta nte sencillo. Todo ello d io
consecU"en cia accid enu l del proyecto de la Modernidad bu rguesa.? ¿O ac.iso rep resentaba .ese paso co n faci lidad a una teoría d e la h istoria segú n fa cual la b urguesía y sus in telectuales o rgá•
proyect o algo distinto? nicos tendrían un p apel d ecisivo como agentes h istóricos d e la ruptt.ira co n el pasado, encar-
D~ten gá.mon os en los intereses de clase d e la burg u-esía en Francia. Analicem os la Revo lución n-s ndo la r!lzó n y la libertad, y situá ndose a la va nguardia d el progreso.
francesa, q ue con frecue r.cia se consid era como la culminació n d e! p ro yecto d e la Ilustración. la actitud d e la burg uesía hacia el Estado absolut ista foe, sin e mbargo, bastan te más am bi-
¿Cu-á.les fuerofl los p rincip31es ob jetivo s revolucionarios d e la burguesía? l a ig1..1ald-3d civil, el gua. El Estado monárq uico fe resultaba ú~il a la burg uesía. m ientras t':Jviera garantizada. una
capacidad razonable d e acceso a unAs carreras p úblicas lucra tivas; y cabe decir in cluso q ue más rucción al llegar a París. Berman aprecia en él la sensación tan típicame nte m oderna de la a m-
ta rde. la llamada •<revo lució n burguesa» culminó el pcoyecto centralizador d el absolutis mo. De pliació n d e po-sibilida des que se abrían a la experie ncia, unida a la sensación de inseguridad y de
hecho. en algunos casos el desafío burgués al ord en tra d icional lejos de t epudiar los p rincipios inquietud que p rovo ca el cor,stan te movimiento, el cambio y la diversidad. Se tuta de una expe•
absolutistas sencilh mente se limitó a extenderlos. rien cia que Berman aso cia a una fa se tempru,a d el capitalis mo.
Pensemos de nuevo po r un mo me n:o en el p rincipio d e universalidad. lr.duso y3 en el s ig lo Sin embargo, po d emos apreciar o tros aspectos bastante dist intos a partir de las palabras de
xv1. el Estado m o n árq uico se había. opuesto a las d e mandas feudales de la nobleza -contando Sain: Preux, in clus o a par:ir de las propias palab,as de 8 erm ar. en relación con el «torbellino»
en concreto con frecuen cia con el apoyo del te,cer e-s tado y de la. burguesía-. &rig iéndose en el d e la vida mo de ma. As pectos no tan relacionados con la expeñe:icia d el capitalismo m odern o
representante de la universalidad co r;tra el particularismo de la no bleza y otras jurisdiccio r;es como con el temor y la fa scinación ancesttales que provo ca la ciudod. El h o mbre d e campo te•
que rivalizaban con él. La burg uesía también h eredó y -a mplió otros p rin cipios abs olutistas: la cién llegado a la antig ua ciudad de Ro ma n o exp resaría cosas muy distintas sobt e su experiencia
p reocupación por la planif.c ació-n y la estandarizació n racional, po r ejem plo , lid erada po r el Es- a las d el personaje de Saint PreU'X d e Rousseau, o a las del p ropio Mars hall Berm an sobre la
tado abs olutista y sus altos cargos, como Richelieu y Colbert. Al fi n y al cabo, la. n ormalizació n «vida moderna». Quizí no sea del todo accidental que los tropo s lit erario s asociados a esta
d e la ler.g v a. francesa ta mbién form ó parte del p ro yecto cen tralista d el Estado absolt:~ista, u n « experiencia de la Modern id ad» -!os que em plean Roi:sseau y otros at.:tores e uropeos- p ro•
proyecto « racionaJiza.dor•-,. cuya expresión culh.Jral clásica se plasmó en la fo rmalidad de los jar- ve ngan d e socied ades co n on3 población aún abrumadora.m ente rural y no d e s ociedades muy
dines d e Versalles{!]- urban izad as.
Algt.inos autores como Marsh all 8erm an y David Harvey, que h an aportado algunas de las En c!.latquier caso, la ideolo gía de la burguesía fra ncesa d el s iglo XV lf l no tenía. tanto que ve r
más impo rtantes reflexiones sobre la Modernidad {y la Posmodernidad), a menudo hacen h in- co n el capitalismo como co n las luchas en fo rno 3 las p rácticas de ap ropiació n no capitalistas y
capié en el caráder dual de la co ncienci3 m odern3, q11e se 1e m o nta a la lllfs tració n. Dich a sensi- los conflicto s en torno a los poderes extueconómico s de explotación. No ha)' n in guna nece•
bilidad d u31. afirman. combin a la universalidad y la inmuh bitidad co n una sens ibilidad hacia lo sidad de reducir la Ilustra ció n a una m era id eo logía de clase. Después d e todo, entre las mís
efím ero, la contingencia y la fr3gm enbción. Segú r, esta reAexión, la preocupación por la univer- grandes F.g u,as d e la Ilus tración había un buen núme ro d e aris tócratas, como Condo rcet. La
salidad y la verdad a bs olu ta s upuso desde el p rincipio un intento por enco ntrarle sentido a la cuestión realme nte es que, en esta coyuntura h istó rica en con creto, en cond iciones d is tir.ti-
experie ncia de la vida mod e rna en co nstante movimiento y proceso de cambio, fugaz y efím era, va mente n o capitalistas, hasta la id eolog ía d e clase burguesa acarició un enfoque más amplio,
y que ellos vinculan con el capitalis mo. d e emancipación del ser htimano en general )' no solo de la burguesía . A pesar d e s us limita-
Berm an cita -a lgt.mos extractos de la n ovela d e RousseauJu/ío, o la nu.-.va Eloíso {1761), como ciones, se trataba de un t.:niversalis mo em ancip3torio que, obvia mente, explica s u acep tación
representan'::es d e una d e las primeras expresio nes d e esa sensibilid ad {cons idera a Ro usseau por parte-de unas fu erzas m ás democráticas y , evo h:cionarias.
como «una voz moderna arquetípica·» en la p rimera fase de la Mo dernidad)[aJ. El párrafo más La compara ció n entre los c3sos d e Francia e Inglaterra cor,t ribuirá a esclarecer la complejid ad
revelador correspo nde a la carta en la que Saint Pteux, el personaje de Roussnv, expresa s u que entraña este hecho. Convie ne reitera r que, en el s ig lo XVI 11, el capitalis mo agrario estaba en
auge en lnglaterr3, que co n tab3 con una población urban a en ascenso, que constituía una pro- d iferenció a Inglaterra de otras cultt:ras europe3s fue s o~re todo fa ide,ología del « me;ora•
porción m ás am plia del total d e su pobl3ció n que en el caso de i:, aocia. En aquel entonces, se mie nto »: y n o en un sentido ilus':rado, vinculado a las mejoras o rien!a.das a la humanidod, s ino
emprer,dié la desposesjón d e los pequeños p ropietarios m ed iame el ejercicio de la coerción d i- asocia.do a la m ejora d e la propiedad, la ética - y d e hecho , la cienci3- del beneficio, la impfj.
re-da unida a las presiones d e índ ole económica. Londres era la ciudad más gr3nde d e Eu ropa. cación en el aumen to d e la pro-di.:ctividacl del trab3jo, la producció n d e valor de cambio y las
Contaba con un m ercado interno much o má.s ir.tegrado y com petitivo; de hecho, fue el primer prácticas de cercamiento y desposesió n.
mercado 0 3c(onal d el mundo. Conhba asim ismo con un ir.cipien':e mercado de masas de Est:a ideo fogía, en particular, la noción de m ejo ramiento agrícola y la lite, attira vincu lad a a ella
bie nes d e pro ductos baratos de uso co tidi3no, sobre tod o de 3limentos y pro ductos textiles, y que· pro life,ó en ln g!3teHa , estab3 lla mativam ente a usente en la Francia d el siglo XVI 11, d ond e la
con una fu erza de trabajo cad a vez más p ro letarizada . la base p rod uctiva ag,ícola de fng laterra producción agrícola est.aba predominantemente en manos de campe·s ir.o s y fos propietarios se
y3 fi.:n cionaba sig uien do unos principios esencialmente capitalistas, y contaba con una aristo• aferra ron a una me ntalidad rentis t.a. al igual q ue el conjunto de la b urg i:esía, d icho sea de paso.
cucia mi.:y im plicada en el capitalismo agrario y en las nuevas prícticH mercantiles. Ad emás, (Ca excepción cor.firma la , egla, salvo lo s fisiócrahs, aquello s economistas po líticos franceses
Ing laterra habfa emprend ido ya el pro ceso d e creación d e un capitalis mo d e carác~er industrial. para quienes la agricultura ingles-a constituía un modelo a seguirL4J.)
¿Q1Jé expresión adoptaron las dimensiones cult urales e ideológicas d el capitalis mo in glés du- Ahoca bien, si fo q ue pretendemos es b uscar fas ra íces de una <<M odern id ad » destructiva
rante aquel perio do?{3]. No preCfs3men te la verl:iente del racio n31ism o cartesia no y la planifi - -digamos que d e la id eología d el tecn o cen tris mo y d e la degradación eco lógica- más vale qoe
cación racional, sino la de la « m ano invisible•> de la econo m ía política clásica y la corriente filo- empecemos po r an31izat el p royecto d el •<mejo ram iento>>, la su bordin-a ció n d e todos los va lo res
só f.ca del empirismo británico. Tampoco la formalid3d de los ja rd ines d e- Versalles, sino la hLl'mano s a los criterios de la p roductlvidad y el beneficio, y n o por lo s prin cipio s de fa lli:s•
forma irregular y aparentemen te carente d e d iseño d e t.m jard ín que emula el paisaje « n3tural». tracién. ¿Podrfamos decit que no es casual -que el escá ndalo á e la enfe rmedad de las vacas locas
Incluso ta fo rm a de Estado capaz d e p ro mover el in icio d el capitalismo fu e much o menos s urg iera en Gran Bretaña, la cuna d el «mejo ,a miento», ni q i:e tampoco lo es q ue se tu ya produ-
« n cionah> en términos weberia nos que el Est3do b uro.crático del Antiguo Régimen fran cés; y el cido en Gran Bretaña la irrupción masiva de la fi eb re aftosa, que- muchos n o har. dudado en vin•
sis tema jurídico in glés bas3do e n el derecho común es hoy en día menos « r~cio n al» que el cÓ• cuíar a la agticultura intens iva y s us prácticas de m arl<ttjng?
digo napoleón ico q ue sig ui6 a la Revo luci6n francesa o a ot,os sistemas con tine ntales basados
LA POSM ODERN I DAD
en el dere-d,o romano.
Obvia mente, esto n o quiere d ~cir que lo s in.gleses no desem peñ3ran ning ún papel en el m3rco El ataque al denomina do « proyecto de la Ilustración» se ha convertido, ho}' por hoy, en un
general d e la llus tr3ción euro pE3. Huefg3 mencion3r, po r ejem plo , la refevante apo rtación de los d iché irreflexivo. Su p1.1eshmente, tos valo res de la Ilustración q L1e hemos enume, ado a nterior-
pensadores ing leses al espíritu critico de la Ilustración. Y, sin d uda, Inglaterra com partía con s us mente son «la raíz d e los males que han asola.do a la humanidad a lo largo del sig lo (x XJ•>. desd e
vecinos europeos s u interés po r la ciencia y la tecno log ía. También huelga d ecir qi:e la propia
l3s g uerns mundiales has!a el imperialis mo y la destrucción ecofógica!5J - y esta es t.m a de las
llustr3ción francesa le d ebió mucho a Bacon, a l ocke y a Newton. No obstante, 13 ideología que acusaciones m ás s uaves q ue se han lanza.do sobre ella-. No es este el lugar para discutir todos
los abs urd os q ue h an pro liferado en los últimos t iempos , que exceden con cre;c es a las ap recia- formulació n « pos mod ernismo» , cuyo l:nico ras_;o m ís d estacable es su d esafío al « proyecto de
ciones razo n ables <¡ue algu n a v ez pudie ron albergar algun-a s críticas de la Ilus tración, <¡ue reco- la Ilus tración•>.
nocían s u carácter d ,.ul, las bond ades y las maldad es q ue eman aban d e s us p rir.cipios d e razón Se atribuye al po smo d ernismo el h3ber sus titi.1ido a la cultu ra del mo dernismo y los patrones
y p ro g reso. l o ve rd ad enlmente importante es c¡ve se nos invita a tirar por la bo rda fo mejo r d el intelectuales asociados al <•proyecto d e la Mo d ernidad». Según estos relatos , el p royecto d e la
p royecto ilvs trado -en particular, s u defe nsa de la e mancipació n u niversal del ser h umano-, y -:. Modernid ad s u rgió en el sig lo XVIII, o cuan.to me nos, la Ilus tració n cons tituyó s u mo men to
cu lpar a aquellos valo res d el impacto d estnrctivo del capitalis mo. De ma nera que son, po r lo fund acional, si bien d aría so s frt:tos en el s iglo XIX. Una vez m ás, supuesta mente el deno•
tanto , mú ltiples las razo nes po r las qve co nviene d iferen cia r e' proyecto d e fa llusfración d e minado <•p royecto d e la Ilustración» represen ta el racion-a lism o, el t ecnocentris mo y la norm-31i-
aqu.ellos aspectos de nuestra s ito-ació n actual q ue son ab ru madoramente responsabilid ad del zación d el conocimiento y de la pro di:cción, la fe en el p ro g reso co mo u n p roceso line3I y en las
capih lismo y no del « p ro yecto de la Modernidad,). verdad es absolutas y u niversales. El posmodernismo se co ns idera co m o LJna reacción a ese pro-
El concepto d e Mo d ernidad , en s u acepción com ún, dilvye algunas de las d iferen ciu fun da• yecto, si bien es cierto <¡ue también se co nsidera c¡i.:e esi:3 enraizad o en el <<m odern is mo•>, en el
me ntales entre aquellos aspectos s ociales y cult vrales que pertenecen al capita lis m o y lo s q LJe sen tido de que la relevancia del escept(cismo y de la incertid umbre, del cambio y d e la co n tin-
no. La tendencia a m ezclar los conceptos de <<bu rgués» y <•e-a pita.lista» se u bica bajo el paraguas gen cia son aspedo s vinculados a 13s p rá c':icas culturales ••mo d ernistas» d el siglo XX q t.:e, como
d el enfoque h istó rico h abi~ual que asu me que el capitalism o foe el resulfado lógico de a lgunas al_g uno s d efenderían, ya estab3n presentes en la Ilustración. Para el posmodern ismo , el mundo
tendencias ya existentes, o q ue atrib uye n su emergen cia incluso a las leyes n-atiurales, y que s u r• es algo fragm entad o e indeterm inado, q ue rechaza ~o do d iscurso « totalizador». to da « mefan a-
giero n en cuanto se fes b rind ó la o po rtvnidad. A lo la rgo del pro ceso evolu tivo q ve tuvo lugar rrativa» , o tod a teo ría unive,salista e in teg ra l sobre el mu n do y la. h isto ria . De igua l manera, re-
d esd e las p ríceicas de intercambio in iciales h asta el capitalis m o in dus trial mod erno, la Moder- chaza todo p ro)•ecto po lfi:ico u niversalis! a, a unque este tenga u n sesgo ema ncipador, es d ecir,
n idad e m e r,ge u na vez que se libe ra ro n de las restriccio nes trad icio nales las foerz3s económicas los proyectos que d efi enden la em ancipación del género humano frente a 13s ILJchas concretas
y la racionalidad eco nó m ica. b urg uesa previa mente en caden adas. De ta l ma nera c¡LJe , Mod~rnidad contra o presiones d iversas y particulares.
e<¡u ivale a soci~dod b11:g 11esa y esta, a caph alism o. Alg-..in3s teorías d e la Posm odernid ad han co n trib uido much o a esclarecer aspect os del cap i:b-
Este co ncepto d e Mo d ernidad se h-a complementado recientemente con la idea de lismo contempo ráneo, sobre to d o en fo relativo a s us prácticas cultur:.les[fil. Pero el p ropio con-
Po! mo de rnidad. Han sido m uy d ive rsas las d efinicio n es en circulación d e la épo ca pos mo d erna cep to, en esencia., n o es más q ve una inversió n del co ncep to d e <(M odern id ad» convencional
pero. o b viamente, siem p re parte n de la relació n co n la Mo detnida.d. l 3 Posmodernidad t epre- que p arte de los mis mos s upues:os p roblemático s . Es!a concepción d e la Mod ernidad se er.-
sen ta, po r lo gen eral, u n a etapa del capitalis mo caracterizada por una serie d e aspecto s eco.nÓ• ma rca en un e nfo que h istó rico q ue se d t svfa del análisis de fa d iferencia entre las sociedades ca-
micos )' tecn ológicos d is tintivo s (la « era de la info rm ación•>, la « pro d ucción ligera•>, la « acu mo • pitalistas y las n o capitalistas, un enfoque para el co-al las leyes del mo vimie nfo específicamente
lación Rexible», el <.<c3pitalis mo d esorganizado)), el consu mis m o, e!icé':er3, etcétera). No o bs- capifa list as equivalen a las leyes universales d e la his toria y que ag,upa cambios h istó rico s d e
ta nte, con creta mente se caracteriza po r u n a serie de exp resio nes cul!urales q ue se resumen en la d iversa índole, t anto c~pitafista co m o no capitalista. l:. idea de la Posmodern id ad d eriva d e una
concepción d e 13 Modernidad que, en el peor d e lo s casos, invisibiliza el capitalismo en tér• especiiicidad' del capitalismo vi.:elve a perd e,se e ntre el continuum de la histo ña, y el sistema ca-
minos histó ricos o qt.1e, como mínimo , fo nat-..iraliza. pitalista acaba natu ralizándose como parte-d el p ro ceso d el eterno ascenso de la burgo esía.

Es im portante d estacar también que la p ropia. critico d e la Modernid ad p Ltede acabar d esem- [1j En Th .: Prjstine. Culture: of Capitalism ... , op. cit., abordo en mayor p ro fun d idad e-s tas exp re-
bocando en una r,aturalización d el capitalismo. Algo que ya era evidente mucho antes de la ac• siones culturales e intelectuales s obre el absolutis mo fran cés.
tt:al moda posmoderna, en la. teo ría sociofógi.ca de Weber, por ejemplo , en particula r en s u :eo- ~ M. Berman, Ali Th ot is So/id Mdes inio Air: TJ,e Expcricnc.: of Modcrnit}~ Lo ndres, Verso ,
rfa d e la racionalizació n. El proceso d e racionalinció n, es d ecir, el p rogreso de la razón y de 13 1982, p. 17 ¡ed. cast.: Av.tnturas m a rxistas, Madñ d , Sig!o XXI d e España, 2013J.
libertad q i.: e van asocia dos a 13 Ilustración, lograron liberu a fa huma nidad, según Weber, d e las {3) Véanse mis com entu ios en Thc Pn·s-finc Culiur.t of Capíialism ..., o p. cit., sobre la compa•
tr3dió o na!es limitaciones. Pero, al mis mo tiempo, la racionalizació n p rodujo i.:na nuev3 form a ración entre la cultura del capih lismo ir.g lé$ y el absolvtismo fr3 ncés.
d e o p resión vela.da, la «jaula de hierro'>'> d e las formas de o rganización moderr.as. [AJ Para t.m d ebate sobte los 6 sió cra.tas en el contexto d el capitalismo agrario, véase D. McNa•
Obviamente, habría mucho q ue decir sobre ambas caras de la « Modernidad•>, n o solo sob re lly, Política/ Economy and thc Riso: of Capitalism, Berkeley y los Ángeles, University oí Califo rnia
los avances que se dice que trajo co nsigo, sin o t3mbién sobre las vertientes destructivas e inhe- Press, 198.8.
rentes a su capacidad p roductiva, a la tecno logía y a las formas de o rganización que le son pro- !Sl R. Burbach, «!=or a Zapat ista-Style Postmodernis: Persped ive·•'>, Moníhly Re.view 47, m.a rzo
pi-: .s, indvso e n relación con sus valores universalisfas . Sin embargo, el enfoq ue de Weber en- de 1996, p. 37.
traña m ás matices. El capitalismo, como la d o minación d e carácter burocnHico, no es más que 12J Véase, po r ejemplo , O. Ha rvey, The Condiiion of Postmodunity, Ox.ford y Cambridge
una extensión natural del avance de la r.azón y la. liberud en 1.m p roceso de largo plazo. Es (Mass.), Blackwell, 1989 ¡ed . cast : la condición d e 1-a posmod emindad, Madrid , Amorronu,
impo rt;u;t e hmbién d estacar que en el en íoqi.:e de Weber hay elementos que se asemeJan 2008) y F. Ja meson, Postmodu nism or Tht Cultural Logic of Late: Capitalism, Londres, Verso , 1991
mucho a fa posición a mbivalente ele la Pos mo d ernidad h acia el capih lismo, una posición en la ¡ed. cast.: El posmodcm ismo o la lóg(tz; culíurol dd copiu.lismo cvanzado, Barcelo na, Paidós, 1991).
que el lamento no anda m1..-y lejos d e la ce1eb u ción.
De mo do q ~e la Posmodernidad s uced ió a una Modernidad en la que burguis y capit.alist.a eran
equiparables, y en la que el racionalismo d e la Ilustración es indistin guible d e la r-a cio r,a.lidad
econ óm ica d el capitalis mo. Estas ecuaciones parten inevl-tabfem ente d e algunos s upuestos qi.:e
ya nos resultan fam iliares sobre los o rígenes d el capitalismo, en p3r~ico lar, que el capfn lismo y3
estaba presente en la racionalid ad burguesa., esperando p3ra liberarse d e s us 3tadu ras en el mo-
mento adect:a.do. l a id ea de la Posmodernid ad s in lo gar a d udas contribuye a cen trar nues:ra
atención en las transform aciones h istóricas dcniro d el capitalis mo, pero a s u ve-z oc•.1lta las
tran-sformaciones e:ntr.: las sociedades n o capitalistas y las socied ades capitalistas. la
,
CONCL US I ON Este libro 3bo rda el origen del capitalis mo. ¿Q ué nos dice su o rigen sobre la natura~eza del
p ro pio sis':ema?
En primer lugar, nos recuerda c¡i.:e el cap-itafis mo no es ona consecuencia nah::ra l e inevi:ab?e
d e la naturaleza h umana, n i de h. ancestral propensión so cial hacia « el trveque, la permuta y el
in tercam ~io•>. Po r el cont ra rio, el capitalismo es el p roducto tardío y localizado en el tiempo y en
el espacio d e unas co nd iciones histó ricas muy concretas. Su impulso expansionista, que ha s u-
pi;esto c¡oe s u implantación su p rácticamente univerH I, no es consecuencia d e s u co nfo rmidad
con la n:;t<.1raleza huma na o con alguna ley trans histó rica o con una s•.1er.e d e su perioridad racial
o cultural d e «Occidente•>, s ino p roducto de sus propias leyes d e! movimiento internas e histó ri-
ca.m ente esped ticas y de su cap.acidad y necesidad únlc.as de expandirse constantemente. Pa ra
que se pus iera n en marcha esas leyes del movimien to fu ero r, necesarias unas :ransformaciones
y unas revueltas sociales de enorme c.al-s do. así como la t,a nsformación del me,abolismo so cial
y s u relació n con la naturalen para po der satis facer las ne.cesidades básicas para Ja. vid a.
En segundo lugar, el capitalis mo ha s ido d esde sus in icios una fu e rza pto fun damente contra-
dicto ria. En este sentido, o be decir, como poco, que p recisamente hs recesiones económicas y
los ciclos de e-s tancamiento econ ó mico no ha n s id o nunca incompatibles co n la capacidad, y
necesidad , de crecimien:o única d el capitalismo para s u autcso s tenibilid sd. Po r el co ntrario, esa
m is m a lóg ica que impulsa el avance del s istema es Ja. que lo torna inevitablemente susceptible a
una inestabilidad económica aue exige cor,s':an tes in':ervenciones ele caráct er «,extraeconómico>•
pua co mpensar s us efectos d estructivo s , aunque n o logren co ntrolarlos del todo.
No o bstante, fas contrad icciones d el sist ema han tendido a trascender con creces los capri•
d ios d e los ciclos econó micos. Basta con detenernos er, el impacto m ís evidente d el e.apit a•
lismo agra rio: las co ndiciones para la prosperidad m at erial ya se d aban en la In glaterra de prin •
cipios de la Ed ad Moderna de un mo do sin p rec~der.tes h istórico s ; no o os tante, es.a s cond i-
ciones se lo graron 3, co sta d e que se e.x:end iera n las p rídicas de desposesión y se intens ific.a rar.
las p rácticas de explot-s ción. Estas nuev.a s condicio r.es sentaron las bases y pla.r,taron la
simiente para que se gen er3ran nuevas form as d e expar.sió r. co lo nial y de im perialismo más efi- constantes d esd e los inicios d e la implantación d e este sis tema. Desd e SU' o rigen en vn país, el
caces si cabe a 13 ho ra d e h allar nuevo s mercados , nuevas f..1erzas de tr3bajo y ni:evo s recurs os. capiblismo ha ido imponiendo sus imperativos sobre el resto de Eu ropa y, fi n3lmen te, en todo
Por otra parte, est án las consecuencias del <•m ejo ramiento» : el aumento d e la pro di:ctivid3d y el mundo; sin embargo, su d esarrollo en e-s os otros lt:gares no ha seguido la misma senda q ue
d e la cap3cidad de 3fimenta r a 3mplias capas d e la po blación a costa d e someter cualquier otra en s u fugar de o rigen. Por lo tanto , la existen cia de Lma so-ciedad capitalista f u e capaz d e ~rans-

consid eración a los imperativos que impo ne la extracció n d el benefi cio. Lo cual se ~raduce a m e- form :v a tod as lo s demás y la stibsig-uiente expans ión de fos imperativos capitalistas alteró
m:do, entre otras cosas, en dejar moñ r d e h ambre 3 gente a la q U"e se podría alimentar perfec• constantemen te las cond iciones d el d esarrollo económico.
tamente. En gen eral, existe una gran disparidad en tre la. capacid ad p roductiva d el capitalis mo y Cabe extnet una. lección m ás d e todo elfo, )' d e carácter m ás general, a partir de la experiencia
la calid ad d e vida qu.e es capaz de apo rtar. La ética del <.<m ejo ramiento» según s u 3cepción ori• d el capitalis mo agra ñ o inglés . Desd e el m om ento en que los impera':ivos d el m ercado estable-
giiu l, q ue implica que 13 p roducció n es ir.dis ociable del ben e6cio, constituye a s u vez la ética d e cie ro n los términos d e la rep rod ucción social, los ad ores eco n ó mico s , tanto apropi3d o res
la explotació n, 13 pobreza y la. indigencia . como productores, inclvso en los casos en los qve co nservaron s us po sesio nes, y d e hecho la
También son fruto d e la ética que pone la productividad al servicio d el beneMcio el uso irres- plena titularid3d de la propiedad de los medios d e p roducción. pasaron a estar s ometidos a las
pons3ble de la tierra y 13 d estrucció n ecológica, como h emos -po d ido ver a r3íz d e los re-cientes exigencias de la co mpetitividad, el in cre mento d e 13 p ro d udividad, l.:1 acumul3ción d el capi: al y
escár.da.los relacionados co n el sed o r agríco la . El capitalismo em erge d e las entrañas mis mas 13 inte nsa explotación d el trabajo.
d e la vida humana, en la interacción co n la n aturaleza de la c¡ue depende la p ropia vida, y el Es más , ni tan siq uiera la inexis':encia d e un-~ d ivisión enire apropi3dores y prodt:ctores es
modo en que el capitalismo agrario transformó .esa interacción p u-so de ma niiiesto la pulsión garantía de inmunidad. Una vez que el me rcado se esta blece- como <<d isciplina•> económica o
inheren temente d estructiva d e •J n sistem a en el que lo s f-..ind amer.tos mis mos d.e la existencia como <•regulador», y u r,a ve~ ~ue los actores eco nómicos p asan a depender del mercado par-a
están s ometidos a las exig encias d el benelicio. Es decir, el origen del capitalismo puso de ma ni- alcan zar las condiciones r;ec.esarias para s u- p ropia , epro ducción, incluso 39uello s tcabajadores
6esto el secreto esenci31 que esco nde el c apitalis mo. qrue poseen los med io s d e p roducció n, ya sea individ ual o co lectivam ente, estarán obligados a
La diíus ió n d e lo s im perativos capitalis tas por el mundo h a ten ido por lo ger.eral el mis mo respo nder a los impet-:.tivos de-1 mercado, obligados a competir y .:1 ac:umula r, y a d ejat d e lado 3

impacto q t:e tuvo inicialmente en s u país de o rigen: la d es-posesión. fa extinción de los derechos las em p resas y a lo s trabajadores q ue « n o sun competitivos», y, por tanto, ac3barán explo -
consuetud inarios de propied ad, la impos ición d e los imperativos d el mercado y la d estrucción tándose a s í mis mos. la h istoria d el capih lismo agru io, y todo lo ~ue vin o después, habla por
d el m edioambiente. El alcance d e .estos p rocesos se h3 ido extendiendo desde las relacio nes s í mism a sobre lo q ve su pone q ve los impentivos d el mercado regulen la econo mía y dom inen
entre las d a.ses explo tado ras y las explotadas hasta las relaciones entre los países imperialishs y la rep roducció n social, y po ne d e maniflesto que es imposible escapar a la explotación. En otras
los s ubordinados. palab ras, no puede duse un merc3do verdadera mente <~social•> o d emocrático , y men o s ~ún un
No o bst-~nte, si bien las consecuenci:..s d estructivas del capitalismo s e h an rep rod ucido cons- ""<So cialis mo de me rcado ».
tantem ente, no pued e decirse lo mismo d e las corisecuer.cias positivas, que no han sid o tan Recuerd o viva mente - si bien es cierto q ue lo s días del colapso co munista han qued ado at, ás y
ahora parecen muy lejanos- cómo los demó.cratas idealistas d e la anterio r Unió n Soviética y Eu• mercado no p vedar. adaptarse a ur.a economía socia.lista. Pero n o po demos ne-garnos h mpoco
ropa. d el Este reaccionaban ante las advertenóas que la izq uie rda de Occid ente expresaba contra a afronta,· las im plicacio nes c¡Lie tiene la condición única e irr&ductibfe sin la. cual es imposible
el m ercado (en unos tiempos en los que aún parecía h a.ber er, Occid eme tanto una izquierd a que el m ercado actúe como ona d isciplina eco nómica.: la d epend en cia del mercado d e los p ro-
contraria a! mercado como alguna posibilidad d e diálogo en tre esa izquierd a y la.s f;.Jerzas m ás clvctores d irecto s y, especincamente, en su forma más extrem a, la m ercant ilización d e la f;.Jerza
p rogresistas d e los p aíses a nteriormente comunistas). Cua ndo entonces algunos adv ertían d e d e trabajo, condició n es½a. que establece los más estrictos límites sob re la « socialización,.> del
que el mercado sig nifica al_;o m is que fa p ro lifera ción de s u permercados cor, enormes can~i• mercado y s u c apacidad para asumir un rostro humanolJ].
d ades de diversos p roductos de cons umo. y que conlleva d esemple-o. pobre-z-a, destrucció n me- Nadie neg-a ría a estas alturas que el capitalis mo ha t ra ído consigo 11nas mejoras m a.!eriales sin
dioambiental, degradación de lo s servicios p úblicos y d e la cultura, la respuesta :endfa a ser: preced entes en término s históricos. Pero, en el p resente resulta más evidente que nunca que los
« Si, claro, pero para nosotros el m ercado n o sig nifica eso». l a idea más bien era que- un mer- impera':ivo s d el m ercado no permitirát1 que el capital p rospere s in c¡ue ello su ponga un em-
cado a uto rregulado podía o frecerle a uno la posibilidad d e escoger aqvello que quiere. El mer- peoramiento d e las condiciones d e g randes capas d e población y la degradaciór, del medioa.m-
cado puede regular b. e-c on o mía fo s uflcie nie como para g-u an-tiZ3r q ue se apliq ue algo de racio- bie nte por todo el mund o. Hemos llegado al p unfo en el q ue el impacto d estructivo d el capita-
nalid ad, y que· se co rrespondan d e alguna manera los d eseos de la gente y lo c¡ue se p rod uce. El lismo st.ipera con creces sus mejoras en términos m ateriales. Po r ejemplo, es impro bable que
mercado actú-a a modo de indicio. t.ina fuente d e información. una fo rma de comunicación entre una. eco nomía <<en desarrollo» que to m ara hoy la senda capitalista fue ra capaz de alcanzar el
consu midores y pro ductores capaz d e ga,a ntizar que las empresas c¡ue- sean ineflcientes e inó- grado d e desa:roHo, con todas s us contrad icciones, c¡ue experimentó en s u día Inglaterra. Dadas
tiles se enderecen o de lo contrario acaben s ucumbiendo a fa. criba. Pero pod emos ptescindir de las presio nes competitivas, de acumulación y exploi:ación que im ponen las eco nomías capita•
sti lado mís d esagradable. listas más desarrolladas, y dadas las inevitables crisis de exceso de capacid ades que ger.era la.
Sin d uda. en el p resente esas postoras resultan t.an ingenuas para muchos rusos y europeos competitividad capitalista, el intento por a lcanzar un nivel de p rosperid ad material acorde con
d el Este co mo entonces les result aban a afgvnos ma rxistas occid en:ales, pero lo irónico es QU E los principio s capitalistas es c-a da vez más proclive a conllevar los aspecto s negativos <¡ue encie•
muchas person as d e izquierdas de Occidente siguen tendiendo a considera r que el m erca.do rran la cont radicció n mism a d el capiblismo. a saber, s u mayor c-apa.cidad para d esposeer y des-
actúa como regulador de la economía y es susceptible de po de , elegir entre s u lado beneticioso truir que para generar mejo ras materiales para la 3mplia m 3yoría.
y sus co nsecuencias más d estructivas. Es difícil explicar d e otro m o do las implicaciones del En todo ca.so, hay 1.ma disparidad cada vez mayor entre las posibilidades m ateri~les c¡ue ge•
concepto de « socialismo de merc1do», la contradicción que encierra el concepto, incluso el neta: el capitalis mo y el nñrel die vid a que es capaz d e d istribuir. Esto es eviden te no solo si
concepto menos u-tópico de « mercado social->. que presupo n e que la regulación del Estado y la obse.rvamo s la creciente d istancia entre rico s y pob res, sino tambié n, por ejemplo, si o bser-
mejora de los d erechos so-cia.fes son capa.ces d e- limitar los estragos c¡ue p rovoca el m erca.do. va mos el deterio ro d e los setVicios pú blicos en los mis mos países -como Estados Un idos y
Esto no quiere d ecir q ue t.in m ercado social no sea m ejor que un capRalis mo de me rcado lib re Reino Unido- en los que los principios del m erca.do capitalista son m ás d escar-a dos. Es cierto
y desenfrenado. Tam poco sig nifi ca que algun3s institucio n es y p rícticas asociadas con el que algunas regiones d e la Eu ropa. con~inenta.1 tienes mejo res servicios p úblicos, por no hablar
d e unos e n~o rnos urban os a menudo más agradables. Pero estas ventaj3s {q ll'e, en fodo caso, Capitalism ..., op. cit.
es!án en creciente peligro) se deben m ís al le-gado del absolt.,tis mo o a las cultu ras bur15h cr p re-
capihlistas que a la lógica del capit3lis mo[al.
El capitalismo es asimismo in capaz de p romover vn d es.arrollo sos:enible no po rque fo mente
t.m n ivel de desarrollo t ecnológico cap3Z de llevar a l límite a los recursos d e 13 Tierra, s ino por-
que el o bjetivo d e la p roducción capita list a es el valor de cambio y no el valo r de oso, el bene-
6cio y no las person as. Asimismo , esto genera un a cantidad inmensa d e resid uos 3d em ás de ser
incap3Z de cubrir las necesid3d es básicas de las personas, como por ejemplo garantizar una vi-
vie nda asequible. l o cierto es que el capitalismo ind udablemente p vede prodi.:cir tecnologías
ene rgéticamen te efi cie ntes e inclus o o btener ben ehcios de ellas, sin embargo, s u pro pia lógica
inhere nte tiende sistemáticamente a imped ir su emple,o so sten ible . De ig ual man era que los
requis ito s q ue exigen el benefi cio y 1-a acum1.1lación d el e-a pita! cond Ll'c en inevitablemente a un3
producción que su pera las posibilid ades d e cor.s umo y de los límites del oso, fu erz3n asimis mo
su d estrucción mucho antes de q ue se agoten s us posibilidad es de uso. l os propios impera-
tivos que dominan al capital siem p re imped irán to do imento po r permitir Ll'n us o eficiente d e los
recursos. l a acl.l'mulación d el capital es imposible sin que se traspasen los límites de la cor.ser•
vación, s in que se fuercen los límites d el d espilfa rro y la d estrucción.
A med ida que el capitalismo se extie nde más y penetra m ás profündamen te en todos los
aspe-dos d e- la vid a so cial y d el entorno n at•J ral, so s contradicciones escapan cada vez más a
n uestros intentos por control3rlas. Es evidente que- la espera nza d e log rar un capih lismo más
humar.o , ve rdadera men te democrático y eco lóg icam ente sostenib?e es cada vez menos realista.
Pero. si bien esa altemativ a es inviable, siem p re nos quedará la alternativa real d el socialis mo.

[!] Para una Cl'"Ítica del m ercado y s u d ependencia. sob re la merc3ntilización de la fu erza. d e t ra-
bajo, véase D. McNally, Against Ú?c! Markc.t, loncfres, Verso , 199 3, en particular el cap. 6.
[aj Para un mayor análisis s obre el fegado d e tales culturas burghu o « b urgueHS>>, sobre todo
en e-1 a mbiente u rbano impe rante en Europa contin ental. véase m¡ lib ro Tht Prisu·ne. Culture of
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