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“Progresiones secundarias de la luna y el devenir de la existencia

Astrología para navegantes”

ⒸJuan de la Fuente
www.astrologíadelafuente.com
1 Edición: Junio 2012

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sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ella
mediante alquiler o préstamos públicos.
Acerca del Autor

Juan de la Fuente

Dip.Psych.Astrol

Comenzó su andadura personal en la astrología en 1990, y fue diplomado por


el Centro de Astrología Psicológica de Londres en 1998, donde estudió bajo la
tutela de Liz Greene y Charles Harvey.
Consultor profesional, autor y conferenciante, Juan de la Fuente fomenta en
clientes y alumnos una astrología de auto-conocimiento, centrada en el poder
creador de la percepción subjetiva del universo.

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PROGRESIONES SECUNDARIAS DE LA LUNA
Y EL DEVENIR DE LA EXISTENCIA

Astrología para navegantes

JUAN DE LA FUENTE
Indice

Pr0logo

Las progresiones secundarias

Acerca de Tu Mapa Personal de las Lunaciones

La Luna progresada en los signos. Aries – Tauro – Géminis – Cáncer – Leo –


Virgo – Libra – Escorpio – Sagitario – Capricornio – Acuario – Piscis

Elementos de criterio en la interpretación. Consideraciones generales – la


importancia del Hyleg – La Luna progresada y Saturno en tránsito – Progresiones
y pronosticación - La Luna progresada en sinastría

El ciclo de fases soli-lunares. Las ocho fases del ciclo – El Héroe y el Dragón -
Luna Nueva – Creciente – Cuarto Creciente – Gibosa Creciente – Luna Llena –
Gibosa Menguante – Cuarto menguante – Balsámica

La rosa azul de Alejandrí a. El ciclo soli-lunar y los signos del zodiaco

La Luna progresada en las casas. Casa1 – Casa2 – Casa 3 – Casa 4 – Casa 5 – Casa
6 – Casa 7 – Casa 8 – Casa 9 – Casa 10 – Casa 11 – Casa 12 – Casas natales y casas
progresadas

Los planetas y aspectos en progresión. Mercurio – Venus – Marte – Júpiter –


Saturno – Urano Neptuno y Plutón – Aspectos de planetas rápidos entre sí .

Notas Misceláneas

Epilogo
Agradecimientos
Quisiera otorgar mi mas especial agradecimiento a los lectores de mi blog,
quienes con sus comentarios y testimonios fueron inspirando los artículos que
dieron cuerpo a este libro, y a George Kedourie, su persistente orientación me
ha dado las herramientas para publicarlo.
Y por supuesto a mi compañera Anna Cervera, por su confianza y su apoyo.

Para mi querido padre Rafael Lafuente


- el indomable -
Prologo

Este libro no es solamente un manual para el astrólogo.


Escrito en lenguaje llano y directo, se convierte también en un compañero de
viaje para todo aquel que desee observarse a sí mismo con atención, al
recapitular sus vivencias personales.
Este libro describe una antigua técnica astrológica -las progresiones
secundarias- que nunca envejece, pues lo que ella nos muestra es algo muy
sencillo que perdura a lo largo de los tiempos.

Los ciclos de la Luna progresada en relación al Sol, y su peregrinaje alrededor


del zodiaco marcan el pulso y el ritmo de una evolución inherente al desarrollo
de toda existencia humana. Describe lo que es particular a cada individuo pero
universal en esencia.
Su observación nos permite comprender el significado de cada etapa de
nuestro camino como parte de un plan maestro que se hace únicamente visible
cuando sobrevolamos el devenir de nuestra existencia sobre las alas del
tiempo simbólico.

En Progresiones Secundarias de la Luna y el Devenir de la Existencia,


descubrirás que la Luna Progresada te guía en la oscuridad, y es la brújula que
te orienta cuando en la alta mar de tu viaje por la vida, muestra implacable, tu
posición exacta en la singladura del devenir.
El significado es invisible, pero lo invisible no se contradice con lo visible: lo
visible contiene un entramado interno que es invisible, y lo invisible es la
contrapartida secreta de lo visible.
-M. Merleau Ponty
Las Progresiones Secundarias

Este libro está destinado tanto para el astrólogo que busque ampliar sus
conocimientos técnicos como para el profano que desee únicamente obtener
una información que ilumine su camino.
Algunos de los capítulos contienen por lo tanto explicaciones técnicas que al
profano pueden no interesar demasiado, sin embargo el cuerpo central del
libro, es decir, allí donde se describen las progresiones de la Luna por signo,
por casa, y por su fase respecto al Sol, contiene información de naturaleza no
técnica y está escrito en un lenguaje no solamente comprensible por
cualquiera, sino además en un estilo deliberadamente fluido que al describir
modelos esenciales de percepción y experiencia, actúan como espejos donde el
lector podrá ver reflejado su mundo interior.

Las progresiones secundarias son, junto con las direcciones primarias, los
tránsitos y las revoluciones solares, una de las más conocidas técnicas
astrológicas habitualmente utilizadas como herramientas de pronosticación. Es
una técnica bastante antigua, que ha sobrevivido al paso de los siglos porque
sencillamente funciona.
La astrología es fundamentalmente una manera de mirar el mundo, y las
técnicas astrológicas que sobreviven en el tiempo son aquellas que por su
validez permiten adecuarse a las transformaciones de la mirada del observador
a lo largo de la evolución cultural.

Corren tiempos difíciles para la astrología predictiva. Antaño, el hombre se veía


a sí mismo sujeto a las fuerzas externas de un medio natural sobre el que no
podía ejercer control. Ejercer control sobre esas fuerzas se convertía pues en
la motivación del hombre, y predecir el futuro es evidentemente un mecanismo
de control. La historia de la cultura occidental es la historia del triunfo absoluto
de la tentativa humana de controlar su medio.
El hombre tiene hoy en día tal impacto sobre su medio, que las predicciones
astrológicas acerca del posible impacto de esas supuestas fuerzas externas
actuando sobre el hombre, se han vuelto prácticamente irrelevantes.
Hoy en día la única cuestión que merece una tentativa predictiva se reduce a
saber si el hombre llegará a comprender a tiempo el vínculo que le une a esas
fuerzas de la naturaleza, para corregir los efectos de un destino del cual él, y
solo él, es ya amo y señor.
Pero para poder corregir los efectos es necesario comprender las causas, y
aquí es donde la astrología tiene que hacer un giro de 180º con sus
herramientas predictivas, para enfocarlas hacia el pasado, y utilizarlas como
herramientas de auto-reflexión.
Desde esta perspectiva, las progresiones secundarias ofrecen unas
posibilidades extraordinarias, y este libro así como el Mapa de las Lunaciones,
es el resultado de mis humildes esfuerzos por renovar el uso de la herramienta
en esta dirección.

El termino Progresiones Secundarias fue acuñado por el astrólogo Placidus de


Tito -el autor del mas conocido sistema de división de casas actualmente en
uso- en el siglo XVII para referirse a un sistema secundario en importancia
frente a otro sistema -las Direcciones Primarias- que el autor consideraba
como primarias en importancia.
Esta denominación, basada exclusivamente en un juicio de valor particular al
famoso astrólogo Placidus, ha sido conservada desde entonces.
Sin embargo en su descripción de estas técnicas en su obra Prima Mobilis
(1647) Placidus de Tito solo hace referencia a esta técnica como una de las ya
existentes desde la antigüedad. No fue él su inventor.
Es muy posible que el mismísimo Kepler las usara medio siglo antes, y el
astrólogo y erudito romano Manilius las menciona igualmente a principios del
siglo I, lo que desautoriza la afirmación de algunos de que su autor podría
haber sido Ptolomeo (siglo II). Es incluso improbable que fuesen fruto de la
Escuela Alejandrina, a la que ambos pertenecían ya que existen referencias
mucho mas antiguas que sugieren profecías hechas en base al establecimiento
de una analogía temporal que equipara los días y los años, como el mismísimo
Antiguo Testamento sugiere mas de 500 años antes de Cristo en La profecía de
las setenta semanas (Daniel 9:23 a 9:27)
Sería atrevido afirmar que estas profecías fueron hechas en base a
observaciones astrológicas. Pero demuestran que el uso de las analogías
temporales ya era conocido mucho tiempo atrás.
Lo que si es cierto es que Ptolomeo bien podría haberlas formulado
astrológicamente de un modo mas claro para establecer la analogía entre el
movimiento diurno de cada uno de los astros a partir de una fecha de
nacimiento, con la descripción de los años de vida del “nativo” cuyo horóscopo
es estudiado.

Esta técnica por lo tanto se basa en el estudio de los movimientos de las


luminarias -Sol y Luna- y planetas a partir de las posiciones originales de la
carta natal usando una equivalencia muy sencilla.
La equivalencia es esta: 1 día = 1 año.
Es decir, se estudian los movimientos de cada planeta por cada día después del
nacimiento, para sugerir las vicisitudes o eventos de cada año después del
nacimiento.
Por lo tanto y por poner un ejemplo; si uno quiere obtener información acerca
de una persona a sus 25 años de edad, observaríamos las configuraciones
planetarias 25 días después de su nacimiento, estableciendo las correlaciones
simbólicas pertinentes.
Las Progresiones Secundarias se diferencian de las Direcciones Primarias, con
las que a veces son confundidas, por el hecho de que en las Direcciones
Primarias lo que cuenta es la longitud de desplazamiento del Sol en el día de
nacimiento. Una vez definido ese arco solar, se aplica la misma longitud a
todos y cada uno de los parámetros de la carta, y se cotejan con las posiciones
natales. Por lo tanto la única similitud entre ambas técnicas sería la posición
resultante del Sol, pues a diferencia de las Direcciones Primarias, en las
Progresiones Secundarias se otorga a cada cuerpo celeste su propia velocidad
de desplazamiento.

Si bien puede parecernos hoy en día una extravagancia pretender obtener


información válida desde unos sistemas aparentemente tan arbitrarios, estos
sistemas tenían originalmente mucho sentido desde la representación
astronómica que nuestros predecesores sostenían en la antigüedad. En aquel
entonces se concebía el sistema solar literalmente como un engranaje
mecánico de esferas al interior de otras esferas en las que el movimiento de
unas condicionaba el movimiento de las demás.
Estas suposiciones, como asimismo la falsa afirmación del antiguo modelo
geocéntrico del sistema solar, cuyo último representante fue el astrónomo
Tycho Brahe parecen dejar sin base esta y por ende casi todas las demás
técnicas de cálculo astrológico. Pero la ecuación 1 día = 1 año tiene lógica si
entendemos que lo que aparentemente sucede en un día, es decir, el tiempo
que el Sol tarda en dar una vuelta a la Tierra y que es solamente fruto de la
ilusión óptica producida por el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta
sobre su propio eje, en realidad es lo que ocurre en un año, es decir, el tiempo
que tarda la Tierra en dar una vuelta al Sol.

La astrología trabaja con la luz y el movimiento, y la luz anual se reparte en


cuatro estaciones; primavera, verano, otoño e invierno. La luz mensual en
cuatro fases; luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. Y la
luz diurna en cuatro puntos temporales de referencia como son el amanecer, el
mediodía, el atardecer y la media noche. Fenómenos todos estos causados por
los movimientos del engranaje sistémico Sol-Tierra-Luna. Por lo tanto el
establecimiento de un sistema de pensamiento analógico que intuya
correlaciones simbólicas entre diferentes escalas de tiempo no es algo tan
descabellado. La misma naturaleza crea formas y estructuras en el espacio que
a nivel microscópico son el reflejo de esas mismas estructuras a nivel
macroscópico. Ocurre lo mismo con el tiempo. Nuestra percepción del tiempo
condicionada por nuestra estructura biológica nos aparece como algo lineal,
cuando visto desde otra perspectiva en realidad es curva, es espiral y es ciclo.
Pero dejemos esto de lado, porque no es el objetivo de este capítulo hacer más
que una introducción de las bases y de la historia del sistema.

Las progresiones secundarias no fueron tomadas en cuenta como una


herramienta de mayor importancia hasta que el astrólogo Alan Leo las
popularizó durante la primera mitad del siglo XX.
La astrología a partir de esa época vio una espectacular evolución gracias al
carácter científico de muchos de sus investigadores, que realizaron
monumentales esfuerzos en el campo de la estadística para comprobar los
aforismos de la tradición e intentar así obtener un reconocimiento académico
de la astrología; rama del saber que había quedado casi completamente
obliterada en el siglo XVIII, ya que el descubrimiento del sistema heliocéntrico
de Copérnico, y mas adelante la física de Newton, estuvieron a punto de
hacerla desaparecer.
Sin embargo es posible que fuesen el gran Dane Rudhyar, y su discípulo
Alexander Ruperti quienes a mediados del siglo XX acabasen por comprender
el alcance de las Progresiones Secundarias como una herramienta de auto-
conocimiento, más allá de su mero uso como parámetro de pronosticación.
En la actualidad, el acceso a efemérides de gran precisión, al igual que el uso
de los ordenadores, han potenciado un fuerte desarrollo de técnicas mucho
mas complejas, y las progresiones secundarias parecen haberse quedado de
nuevo un tanto al margen. Los estudiantes de astrología se centran a día de
hoy mucho más en tránsitos y revoluciones solares, y no todos recuerdan
estos otros sencillos y muy antiguos sistemas tales como las progresiones.

Comparándola con el estudio de los tránsitos, las progresiones no implican una


fenomenología que incida sobre la carta natal tomándola como receptor
estático de unas influencias externas que actúan sobre ella a tiempo real.
El estudio de las progresiones secundarias es, a diferencia de los tránsitos, el
estudio de una dinámica implícita desde el interior de la carta como emanación
dinámica, y desde un marco de tiempo simbólico.
Esta diferencia ha llevado a muchos astrólogos a pretender que los tránsitos
mostrarían influencias del entorno y las progresiones representarían
evoluciones interiores. Esto tiene sentido solamente en una cierta medida, ya
que un tránsito planetario sobre un signo del zodiaco es compartido
simultáneamente por todos, mientras una progresión es exclusiva al punto de
partida intrínseco a una carta natal en cuestión.
Personalmente no puedo sostener estas categorizaciones más allá de un cierto
punto porque me parecen demasiado rígidas, y no recomiendo a nadie basar la
interpretación de tránsitos y progresiones desde este cliché, pues lo único que
consigue es meter un nuevo tijeretazo mental entre el sujeto y su entorno, y
difícilmente conduce a absolutamente nada que tenga el más mínimo valor
terapéutico.

A lo largo de este libro, iremos estudiando estos dilemas astrológicos desde


diferentes ángulos para establecer los criterios técnicos más específicos, sin
embargo esta obra no pretende ser un manual completo sobre progresiones ya
que en principio se ciñe alrededor de las progresiones de la Luna y del Sol en
relación a los signos del zodiaco, las casas, y su relación mutua como
luminarias; protagonistas del ciclo sinódico.
Este libro es solamente un resumen de lo que mis estudios y experiencias me
han enseñado acerca de esta técnica.
Es lo que he podido constatar tras años de estudio y observación de la vida y
sus ritmos, y gracias a todas las personas que me rodean.

La Luna en particular será nuestra protagonista, ya que al interior de esta


técnica la Luna ocupa un lugar muy especial.
Hay varias razones por las cuales se puede afirmar esto.
Para empezar, por el rápido movimiento de la Luna en Progresión Secundaria,
que la desplaza aproximadamente a 1º por mes. Eso es rápido, si lo
comparamos con el Sol Progresado que se desplaza a 1º por año.
La luna se convierte, por así decirlo, en la aguja del minutero en el reloj de la
carta progresada. Por su velocidad, sitúa sus características simbólicas propias
al interior de un marco cronológico concreto, que permite ajustar la ventana
temporal de pronósticos con uno o dos meses de margen.
La luna es además, el único elemento de la carta que por progresión alcanzará
jamás a darle la vuelta al zodiaco, ya que tarda 27,3 años en circunvalarlo y
alcanzar de nuevo su posición original. En el transcurso normal de una
existencia, girará al menos dos veces alrededor de la carta.
Se suele decir que la luna progresada avanza un grado por mes, pero esto es
solamente una aproximación, y en realidad la luna progresada puede tardar
entre 24 y 30 meses en moverse de un signo a otro, dependiendo de la
velocidad aparente que es efecto de diversos factores astronómicos.
En cuanto a su significado astrológico, posiblemente lo más llamativo es el
modo en que parece describir por ella misma un tipo de proceso muy
específico en el devenir de la existencia, independientemente de los aspectos
que pueda estar realizando con otros elementos de la carta. Se la puede tomar
como un parámetro casi independiente.
Uno puede afirmar esto tras comprobarlo en la observación. La Luna
progresada en los signos sembla ocupar una categoría simbólica propia, los
únicos matices siendo por un lado el modo en que la Luna progresada puede
ser observada en relación al Sol progresado, ya que entre ellos definen la fase
lunar al interior de la cual la progresión de la Luna se desenvuelve, y quizás
también su observación complementaria con el tránsito de Saturno por las
casas.
Es decir, no es lo mismo observar la Luna Progresada en Capricornio por
ejemplo, si es una luna llena que si es una luna en su última fase menguante,
porque el modo en que la vida le llama a uno a prestar atención a la necesidad
de asimilar algo acerca de la obligación y la responsabilidad, la carga de la
soledad... o el poder y la auto-gestión (Capricornio), estará condicionado por la
cualidad particular a la fase lunar.

Estudiaremos estas fases lunares y su significado, estudiaremos también


brevemente el significado de la Luna a través de las casas natales y miraremos
también de pasada los demás planetas de la carta en progresiones, pero sobre
todo nos centraremos en la Luna a través de los signos del zodiaco y el ciclo
Soli-Lunar progresado.

El siglo XIX ofreció a la astrología un refugio desde el orientalismo espiritual de


los teosóficos. El desarrollo de la psicología en el siglo XX permitió reivindicar
la simbología astrológica como lenguaje descriptivo de la psique.
La astrofísica, la física cuántica y la neurociencia son la punta de lanza del siglo
XXI, y se vislumbra el amanecer de una percepción totalmente renovada de la
relación del ser humano consigo mismo y con su entorno.
El siglo XXI representa un reto para el ser humano en todas las áreas de su
vida. Muchas de las características del mundo tal y como lo conocemos están a
punto de pasar a la historia, y lo importante será distinguir aquello de lo que
tendremos que desembarazarnos para poder sobrevivir.
El astrólogo debe intentar estar a la altura de ese reto, conservar las joyas que
ha heredado del pasado y desescombrarse de los criterios obsoletos que
lastran su mente.

Con este libro, partimos en peregrinaje acompañando a la Luna en


Progresiones Secundarias a través de los signos del zodiaco, para aprender
-desde nuestro recuerdo- lo que va sugiriendo la luna según se adentra en
cada signo. En este viaje, me arroparé con el manto y el báculo del viajero de
antaño. En el zurrón, un trozo de queso, otro de pan y una cantimplora llena
de recuerdos.
Veremos pasar toda una vida, y el mundo entero, bajo un rostro, ora
iluminado, ora oculto, que refleja la luz del Sol.
Acerca de Tu Mapa Personal de las Lunaciones.

Este libro es un manual sobre Progresiones Secundarias, pero está además


concebido para acompañar Tu Mapa Personal de las Lunaciones.
Este es un mapa diseñado para representar los movimientos de la Luna
Progresada en el tiempo y en el espacio de tu Carta Natal, está confeccionado
a partir de tus datos de nacimiento, y describe las entradas y salidas de la
Luna en tus signos y casas además de situar las principales cuatro fases de tus
ciclos soli-lunares progresados. Disponer de este mapa significa aprovechar
al máximo este libro y su lectura.

El mapa consiste en un círculo zodiacal sobre el cual se inscriben el ascendente


y las cúspides de las casas tal y como las veríamos emplazadas en tu Carta
Natal.
Aquí tenemos representado el Espacio de tu carta, con sus fronteras
geográficas entre los signos, pero sin los planetas, pues únicamente se sitúan
las posiciones natales de tu Sol y de tu Luna.
Las posiciones natales del Sol y de la Luna están marcadas por sendos trazos
radiales de color naranja y amarillo respectivamente coronados en el exterior
del zodiaco por un símbolo solar y otro lunar, acompañados por una cifra que
muestra la posición exacta por signo, grados y minutos de ambas luminarias
tal y como se encontraban en el instante de tu nacimiento.

Sobre este círculo se inscribe un trazo rojo que partiendo desde el centro se va
extendiendo en espiral hacia el borde exterior de tu carta. Con este trazo
tenemos representado el movimiento de tu Luna Progresada a través del
Tiempo que se extiende desde el interior hacia el exterior, o por decirlo de otro
modo, desde el pasado hacia el futuro.
El compás de tiempo de esta espiral está por lo tanto determinado por la
velocidad de progresión de la Luna, que tarda aproximadamente 27,3 años en
completar una rotación.
La carta está seccionada por unos segmentos radiales que extienden la
frontera de los signos desde el interior hacia el exterior, de modo que
siguiendo con la vista el movimiento expansivo de la línea del tiempo veremos
como cada vuelta en espiral volverá a cruzar por el mismo punto de la carta
cada 27,3 años.
La intersección de la espiral con los segmentos radiales corresponde a las
coordenadas espacio-temporales de la carta allí donde la Luna Progresada
cruza la frontera entre dos signos.

En cada intersección se inscribe una cifra que corresponde al mes y el año en


que la Luna cruza esa línea. (2-95 por ejemplo, significa Febrero de 1995)
Al seguir visualmente la espiral desde el interior hacia el exterior mientras
rotamos la carta podemos ver todas las fechas que desde el nacimiento hasta
el presente han coincidido con los cambios de signo de la Luna Progresada,
que tienen lugar cada 2 años y pico, estableciendo así Tu Mapa Temporal en lo
que a cambios de signos del Zodiaco se refiere.

Aquí tenemos inscrita la dinámica espacio-temporal de base que define el


paisaje recorrido por la Luna, y cuya descripción se haya recogida en los doce
capítulos sobre la Luna Progresada en los signos del Zodiaco de este libro.
No están inscritas las fechas de ingreso en las casas, pero son relativamente
fáciles de calcular a ojo equiparando cada 1 grado de distancia entre la última
frontera zodiacal y la cúspide de la casa siguiente, con 1 mes de tiempo.

Lo que el mapa si describe con exactitud además de los cambios de signo son
las fases soli-lunares por las que la progresión avanza, es decir el momento
exacto cuando la relación entre el Sol y la Luna Progresada cambia de fase.

Estas fases están representadas como trazos radiales de color azul que unen el
espacio existente entre dos líneas concéntricas de la espiral, coronadas junto a
la línea mas externa de ambas con un símbolo circular azul cuando el trazo
corresponde a la Luna Nueva, amarillo cuando se trata de una Luna Llena y
mitad azul mitad amarillo cuando corresponde con los Cuartos Creciente y
Menguante del ciclo.
Junto a estos círculos aparece una fecha que corresponde al mes y al año en
que se produce el cambio de fase. Tu mapa muestra de este modo el lugar y el
momento de cada Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto
Menguante. Las fases cambian aproximadamente cada siete años.

Conocemos ahora la fecha del cambio de fase, y reconocemos la fase por el


símbolo circular que corona la línea. Teniendo en cuenta que el Cuarto
Creciente viene tras la última Luna Nueva y el Cuarto Menguante es
consecutiva a la Luna Llena anterior.

Es fácil distinguir los Cuartos Crecientes y Menguantes, porque en estas


fronteras se produce un cambio en el color de fondo del espacio entre los
círculos concéntricos, de azul a amarillo en el creciente y de amarillo a azul en
el menguante. Estos cambios de color vienen a distinguir el hemiciclo de la
Luna Nueva (azul) en la que la oscuridad predomina sobre el rostro lunar, y el
hemiciclo de la Luna Llena (amarillo) en el que la luz reflejada del Sol
predomina sobre la faz de la Luna.

De este modo, vemos con absoluta nitidez los diferentes campos oscurecidos e
iluminados en el recorrido espacio-temporal de la Luna. La importancia de
todo esto aparecerá mas adelante.

Al observar las progresiones de estos espacios luminosos y oscuros veremos


como otra nueva dimensión espiral va apareciendo, en un lento movimiento de
retrogradación, pues entre un ciclo completo de lunación y el siguiente, las
fases van teniendo lugar cada vez más hacia atrás en el zodiaco. Esto ilustra
en parte el movimiento retrogrado de los nodos de la luna.

En resumen, siguiendo con la vista la línea espiral de tiempo de tu Luna


Progresada encontrarás todas las intersecciones por signo y por fases. El
significado astrológico de todo esto está descrito en este libro en los diferentes
capítulos sobre la Luna en los signos del zodiaco y las fases de la Luna con
respecto al Sol.
Con estas instrucciones ya puedes localizar perfectamente cualquier
coordenada espacio-temporal de tu vida y cotejarla con los textos que en este
libro hacen referencia a cada una de estas coordenadas.

Las descripciones del libro son únicamente concretas hasta un cierto punto.
No esperes necesariamente encontrar una descripción detallada de tus
circunstancias específicas, porque evidentemente cada individuo
experimentará estas coordenadas de una manera diferente y única.

Las descripciones están ahí para intentar captar la esencia simbólica interna
que subyace por debajo de la manifestación aparente. Lo común a toda
experiencia singular, y lo colectivo implícito en lo individual. Es decir...nuestra
universalidad.

Si no tienes Tu Mapa Temporal de las Lunaciones, el complemento de tu carta


natal con el cual disfrutar al máximo de la lectura de este libro, encárgalo a
través de este enlace, Mi mapa Temporal de las Lunaciones y al recibirlo,
podrás sacar el máximo provecho de este libro, reflexionando acerca del
sutilmente codificado orden cósmico que impregna…
…el devenir de tu propia existencia.
La Luna progresada en los signos

Aquí comienzan las progresiones de la luna por signos. Estas descripciones


están consteladas desde una clara intención oracular, e idealmente deberían
ser consultadas teniendo de antemano el lector bien presente los periodos de
su vida en que la luna estaba progresando por cada signo del zodiaco de su
Carta Natal.
En ausencia de la información particular sobre la posición de su Luna
Progresada, la lectura de este libro no aportará toda la riqueza para la cual fue
concebido. Pero si usted sabe como calcular los movimientos de su Luna
Progresada, recomiendo seguir el siguiente protocolo.

Localice primero el periodo de tiempo sobre el cual uno quiere reflexionar.


Calcule su luna progresada para ese periodo. Haga una recopilación mental de
las experiencias más significativas que impregnaron ese periodo de tiempo.
Lea el capítulo dedicado al signo, la casa y la fase lunar correspondiente.

El lector que las lea teniendo presente en su espíritu la experiencia personal


del periodo de tiempo en que su Luna progresa por un signo en particular, ha
de permitir que en su mente se formen asociaciones espontaneas de ideas,
imágenes o sentimientos. Cuando algo resuena por dentro es que la conexión
se establece entre la experiencia personal y el arquetipo vital.
Cuando eso ocurra, cierre el libro un momento, y deje que la información vaya
ocupando su lugar.

La luna ha cumplido su función reflectora, y toca reflexionar.


Recorra su vida en cualquier orden, leyendo cada vez y pausadamente las
descripciones del periodo.
Ha entrado en el mágico mundo de las Progresiones Secundarias de la Luna y
el devenir de la existencia.
A continuación, la Luna Progresada en los doce signos del zodiaco.
Luna Progresada en Aries.

En el cuerpo humano cósmico, los pies están representados por Piscis, y la


cabeza por Aries.
La cabeza es la primera parte del cuerpo que sacamos al mundo al nacer. La
expresión sacar cabeza significa esto, además de ser la cabeza la única parte
de nuestro cuerpo que no podemos mantener sumergida bajo el agua de
manera prolongada.
Piscis, el signo anterior representa los pies, y la expresión ¡Pies, para que os
quiero! y esta otra: ¡se lo llevaron con los pies por delante!, nos habla de la
poética profundidad con la cual el refranero popular refleja, como la astrología,
aspectos universales de la realidad ordinaria.
El estudiante de astrología que intenta aplicar la astrología a la realidad...se
pierde.
El estudiante que ve la astrología como lenguaje intrínseco a la vida...se
encuentra.

El grado 0 de Aries es una grieta cósmica. Es la puerta giratoria de entrada al


Mundo...y de salida de la rueda del Karma. Mercurio es su regente esotérico, y
más que en ninguna otra parte del zodiaco, representa el doble filo de la
inteligencia.
De todas las fronteras que la Luna Progresada ha de cruzar en su viaje a
través del zodiaco, la línea que separa Aries de Piscis, es posiblemente la más
iniciática.
En progresiones secundarias, esto significa la necesidad de dejar atrás los
envoltorios protectores de la ilusión, y el refugio autocomplaciente de la
desilusión, y el victimismo.
En la famosa película “Naufrago”, protagonizada por Tom Hanks, este se ve
obligado a abandonar a su…compañero Wilson a las olas...para sobrevivir.
Esta imagen contiene un símbolo. El del hombre despojado, solo, sin mas
refugio que el de tirar hacia adelante, luchando con todas sus fuerzas para
sobrevivir.
Una Luna Progresada en Aries no quiere decir que uno se encuentre teniendo
que luchar para salvar el pellejo, pero quizás algo está surgiendo desde el
interior que nos exige dedicarle toda la energía egocéntrica de la que podamos
disponer si no queremos ver truncado desde un comienzo...el sueño pisceano
que pudimos intuir en la noche del alma.

En los primeros grados del signo, uno aún no sabe adónde va...así que tiene
que concentrarse en el aquí y el ahora. Actuar con coraje, sin dejarse vencer
por las dudas. Todo depende de su capacidad de exteriorizar al máximo su
impulso vital.
Solo aquel que se aferra a su postura victimista, exteriorizará su frustración
con la rabia y la violencia.
Cuando la víctima acaba victimizando a su verdugo, el círculo vicioso se cierra
de nuevo. Entonces lo único que se logra es...repetir una vez más la misma
historia. Perpetuándose de nuevo en el sufrimiento y la ceguera...al interior de
la caverna.
La luna Progresada en Aries puede manifestar comportamientos quijotescos.
Enfrentamientos ciegos con molinos de viento e idealización de las causas
perdidas.

Pero si uno sale realmente al exterior, desde la claridad de juicio, uno adquiere
un mayor sentimiento de confianza. Incluso en situaciones de conflicto, se
puede vencer sin violencia cuando uno tiene claro cuál es su posición legítima.
Cuando la Luna Progresa en el signo de Aries, el individuo tiene la oportunidad
de afianzarse en la fuente de su magnetismo personal, su inteligencia intuitiva,
y su capacidad de hacer que las cosas ocurran.
Esto tiene como resultado que ese magnetismo atraerá hacia sí a personas
dispuestas a seguir, y apoyarle en sus proyectos. Pero también pueden surgir
enemigos. Uno se convierte en referencia para otros, abriendo nuevos
caminos, lo que atrae también rivalidades y envidias.
Esto puede generar situaciones que reflejan una curiosa paradoja, ya que
mientras la Luna en Aries intenta deliberadamente estimular su independencia,
al mismo tiempo tiende a generar fuertes vínculos de dependencia en su
entorno.
El elemento Fuego es el más susceptible de querer aparentar fuerza,
dinamismo e independencia, mientras en el fondo se vuelve extremadamente
dependiente de la mirada y la atención de los demás. Sea como sea, uno tiene
que hacer lo que tiene que hacer. A man´s gotta do what a man´s gotta do.

En los grados centrales del signo, se intenta estabilizar la nueva dirección.


Puede que entonces uno pueda canalizar sus esfuerzos a través de algo
concreto, dándole forma y dirección práctica al impulso. Los esfuerzos se
dirigen hacia la productividad.
Este esfuerzo canalizado, a nivel de trabajo suele traer éxito, un aumento de
ingresos de dinero y una mayor capacidad productiva.
Pero esta es una zona minada también, pues al conquistador, nuevos peligros
le acechan. Uno puede verse envuelto en situaciones de luchas y
competiciones por el poder, o los recursos. La avaricia y la envidia, pueden
aparecer como pulsiones motrices de la actividad del individuo, o como
circunstancias (ver casas) impuestas aparentemente por personas que no
respetan…mis necesidades. Puede ser que uno tenga que aferrarse a defender
lo suyo, antes de moverse hacia nuevas conquistas.

Cuando la Luna Progresada se acerca a los últimos grados de Aries, aparece la


necesidad de diversificar la dirección del impulso, articularlo, comunicar,
enlazar con otros, sacar la cabeza de su pequeño mundo, quizás reconocer que
aferrándose a sus conquistas uno no se permite valorar, escuchar, dar cabida a
otros que pueden ofrecerle nuevas perspectivas. Quizás hacia el final del signo
tocará ceder, o reconocer hasta que punto su aparente valía está sujeta a la
importancia que uno le da a lo que piensen de él los demás.

¿Estoy realmente viviendo desde mi mismo…o desde el otro?


Esta es la pregunta clave para le evolución de la Luna Progresada en Aries.
Comprender que uno no necesita demostrarle a los demás constantemente que
es el número uno, conquistando la atención del entorno, comparándose con los
demás, luchando sin cesar, porque eso solamente acabará agotándolo. Pero
cuando se abre a si-mismo, desde la total honestidad, al comprender que ha
sobrevivido a todas las dificultades, causando el mínimo daño al prójimo, su
posición será indestructible.

La iluminación iniciática de Aries es tan sencilla como la de comprender...que


todas las criaturas están solas.
Cuando el individuo cuya luna progresa en Aries comprende esta lección, su
temperamento adquiere sobriedad, y su espontaneidad y confianza se vuelven
realmente genuinas, porque ha entendido que la competitividad y la
comparación, no pueden ser el verdadero fundamento de la auto-estima y el
bienestar.
Solo entonces podrá el individuo disfrutar de las riquezas y prosperidad
ofrecidas por la Luna progresada en el siguiente signo de Tauro.

Imágenes de Integración.
En el año 2000, el mundo estrenaba un siglo y un milenio nuevos. Ese año, la
industria cinematográfica daba a luz una emblemática creación: The Matrix.
Quizás en aquel entonces aún no se podía ver hasta qué punto esa
representación futurista de la alegoría de la Caverna de Platón, estaba
destinada a convertirse...!Neo, despierta!... en símbolo del nuevo paradigma
de la relación del individuo frente al poder colectivo.
La Luna progresada en Tauro

Las tablas de dignidades esenciales formalizadas desde la antigüedad en la


astrología por Ptolomeo, estableciendo el domicilio, el exilio, la exaltación y la
caída de los cuerpos celestes en sus vagabundeos por la eclíptica, son
perfectamente aplicables a la naturaleza de las progresiones de la luna.
En algunos signos, a la luna le cuesta mas sentirse cómoda. Capricornio es su
exilio y Escorpio su caída, y aunque en Aries no sufra de ninguna de estas
antiguas y muy juiciosas categorizaciones, si es cierto que al ser un signo
marcial, no da para mucho relax.
De todos los signos del zodiaco, uno de los más apetitosos para la luna es el
venusino signo de Tauro. Ojo, que como veremos, tampoco aquí es inofensiva!

La Luna progresada en Tauro tiene una misión muy sencilla por cumplir, y los
nativos del signo de Tauro suelen darle voz a través del refranero, (una
especialidad de Tauro esto de los refranes), cuando dicen cosas como… al pan
pan y al vino vino, o… del dicho al hecho hay un buen trecho, o… un gesto vale
mas que mil palabras, o… cada loco con su tema y cada gallina en su corral,
Ah! y el mejor de todos: !que no nos falte de ná!

Aterrizar en Tauro tras las tempestades de los signos anteriores es hacer las
paces con la vida a un nivel muy sencillo. Cuando en Aries el individuo ha
logrado incorporar su ímpetu y voluntad, en Tauro se sosiega, hincando los
pies sobre el terreno conquistado. Al impulso instintivo de conquista le sucede
con toda naturalidad la necesidad de aplicar su voluntad hacia objetivos
concretos.
Todos los pueblos conquistadores se sedentarizan, cultivan, construyen, se dan
un merecido reposo, regalándose los sentidos con las riquezas conquistadas.
En Tauro, toca sembrar, cultivar, construir y embellecer el mundo.
Los bienes esenciales son la comida, la casa, la familia, la salud, y en el
principio de estas progresiones vemos al individuo concentrando sus esfuerzos
en estabilizar su seguridad, sus ingresos, sus posesiones y sus sentimientos
hacia aquellos a los que ama y protege.
He visto casos en los que esta progresión ha coincidido con reconciliaciones o
consensos familiares, o con el hecho de fundar una familia o comenzar a
construir un hogar o tratar con asuntos inmobiliarios.
En cualquier caso, uno tiene ganas de calmarse, de funcionar a otro ritmo más
pausado, o a dedicarse a una obra o darle cuerpo a una labor estable, ya que
quizás en Aries los objetivos estaban demasiado centrados sobre las
necesidades egóicas…pero no prácticas.
Visto desde la perspectiva de una Luna Progresada que no ha interiorizado las
lecciones de las batallas de Aries, encontramos aquí al individuo que se fija
como un hambriento alrededor de los valores materiales, aferrándose a sus
posesiones, insaciablemente deseando más, o temiendo perder lo que tiene. La
codicia infantil y unas miras estrechas hacia la vida son típicas en estos casos.

Algo muy interesante ocurre al avanzar la luna hacia el corazón del signo. A
través de sus esfuerzos, uno empieza a darse cuenta de que es capaz de forjar
su voluntad, adquirir autoridad, mayores responsabilidades, porque lo que en
realidad está cultivando es su espíritu, y el dominio sobre su destino. Uno se
está construyendo a sí-mismo.

Para el individuo no consciente de su eje espiritual o tesoro interior, la


progresión de la Luna por los grados centrales significará una mayor fijación en
su necesitad de adquirir bienes y honores para compensar su falta real de
auto-estima. Idolatrando la imagen del éxito. Tanto tienes, tanto vales.
Durante los años del boom crediticio en España, hasta el reventón del año
2008, veíamos batallones de gentes sencillas cayendo en la trampa, gastando
más de lo que tenían en ostentosos caprichos de mal gusto con los que
mostrar al mundo que uno lo había conseguido, que tenia madera de
triunfador. Palacetes en el campo, ropa de marca, coches tuneados...
Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, aferrarse a la posesividad y
las actitudes materialistas no son, ni jamás han sido las cualidades del signo
de Tauro, sino su patología, porque esa actitud denota una flagrante
suplantación de valores.
Tauro es el signo de la generosidad. Cuando la Luna progresa por el signo de
Tauro, el individuo tiene una gran oportunidad para comprender…lo que tiene
para dar, y valorar-lo en su justa medida.

Entonces en los últimos grados del signo esto se convierte en una formidable
capacidad de entrega y dedicación a su trabajo. La posesión en gran medida,
no sirve de nada si lo que se posee no se pone al servicio de algo.
Sin esa conciencia, uno acaba en la servidumbre de las cosas que acaban
poseyéndole, y a cambio de las cuales se vende el alma. Entonces como el
buey bien adiestrado y atado al arado, la Luna progresada al final de Tauro nos
ofrecerá una vida reducida a una insensata rutina de obligaciones mecánicas
-en el caso del pobre- y una maniática obsesión por la perfección y el orden,
en el caso del rico.

En una sociedad como la nuestra, completamente obsesionada con el dinero y


con la economía, se acaban olvidando los valores esenciales.
Tauro representa el esplendor de la primavera, y la exaltación de la Luna en
este signo simboliza la inagotable capacidad de nuestro planeta para generar
todas las riquezas necesarias a nuestra supervivencia y bienestar.
A nivel anímico, este sentimiento se traduce en la confianza innata, y la
autoestima de aquel, que sabe que en el fondo todo lo que tiene, lo lleva
consigo a cada paso del camino... que la vida provee a aquel que da, y no por
dar más, uno se queda con menos.

Habiendo aprendido esto, una Luna Progresada en Tauro saldrá de este signo
rebosante de salud, mirará a su alrededor a las encrucijadas presentadas en
Géminis, recordará que si uno pasa por la vida con las manos cerradas por
miedo a perder...
¿Como podrá uno abrirse a recibir nada de la vida?
Entonces te lanzarás a explorar, con el zurrón lleno, sabiendo que todos los
caminos son buenos, cuando uno se quiere a sí mismo.
En el caso contrario, y como podemos ver por el cariz que están tomando las
cosas en un mundo donde la economía se ha divorciado completamente de la
realidad de nuestras necesidades más esenciales, podemos acabar en un
estado de precariedad endémica diseñada para minar la auto estima, y
consecuentemente perdiendo lo que el paso siguiente: Géminis, representa
para todos nosotros.
La libertad de expresión, y nuestra capacidad de movernos libremente por
donde se nos antoje.

Imágenes de Integración.
Hay una vieja película francesa cuyo mensaje me parece sintetizar de la
manera más simpática algo sobre el signo de Tauro. Se llama La soupe aux
choux, protagonizada por el inefable Jaques de Funes.
Es el primer y único ejemplo cinematográfico de una corriente que podría
denominarse ciencia ficción agrícola. Unos pacíficos extraterrestres aterrizan
en nuestro planeta en búsqueda de las riquezas de nuestro mundo y
encuentran que lo que mas les gusta es la sopa de col de un agricultor francés.
Quieren llevarse al agricultor con ellos a su planeta, pero este está tan
apegado a su granja que al final, -y el final es espectacular-, se lo llevan a el...
y a toda la finca arrancada de cuajo para un viaje interestelar, a plantar coles
en su planeta.
Luna progresada en Géminis

Cuando pienso en Géminis brotan de mi memoria los bailes de Fred Astaire y


Ginger Rogers!
No es para nada algo fuera de lo común constatar el efecto que, en
progresiones secundarias, la entrada de la Luna Progresada en Géminis tiene
sobre el individuo, porque suele coincidir con un cambio en el entorno de la
persona, y ese cambio suele ser de una naturaleza…encantadora.
Quizás lo encantador aparece desde el entorno, bajo la forma de nuevas
relaciones sociales, con las que uno encuentra rápidamente afinidad.
Se puede decir que esto es lo que sucede de manera natural, dependiendo de,
y siempre y cuando un óptimo grado de seguridad y auto-estima, adquiridos
durante el pasaje de la Luna en el anterior signo de Tauro, haya sido
incorporado en la personalidad.
De esto dependerá el modo en que esta nueva apertura representada por
Géminis sea realmente significativa en el plano de la expresión y la
comunicación, o, por el contrario, la persona esté intentando… mimetizarse
en… identificarse con…o compararse a…ese otro mejor que yo…ahí afuera.
Tratando de cubrir, con apariencias, la ingravidez de un sentimiento de vacío
interior.
Ese es el doble filo inherente a lo encantador del signo de Géminis.

Al penetrar la Luna Progresada en Géminis, y durante un primer periodo de


tiempo, aparece la seducción, el juego, la gracia y el encanto. El eco de la
opinión y el espejo de la mirada del entorno, en el cual uno desea ver reflejado
estima y aprecio.
No es de extrañar que Géminis sea el símbolo de la adolescencia, cuando el
joven está constantemente adaptando su expresión al molde cambiante de las
imágenes idolatradas de sus héroes y heroínas. En cualquier caso este es el
momento ideal para expandir el horizonte de conocimientos e intereses,
atreviéndose a explorar todos aquellos aspectos de la realidad exterior que
puedan servir de catalizador para descubrir todo lo posible acerca de su propia
capacidad de exteriorización, comunicación y adaptación armoniosa con el
entorno.
Lo social comienza aquí a jugar un papel primordial, porque a menudo uno
acaba aburriéndose del pequeño mundo bien ordenado que uno ha podido
lograr establecer en Tauro.

Dependiendo de la calidad de esa primera toma de contacto con el signo, y a


medida que nos adentramos hacia la mitad de él, veremos hasta qué punto
ese nuevo paisaje en el que uno se adentra lleva a relaciones de mayor
profundidad, confianza y compromiso o, por el contrario se van revelando
falsas, o condicionadas por motivaciones ocultas. La confianza y candidez
características de Géminis, pueden encontrar aquí situaciones que desvelan
los engaños, y el oportunismo típico de los contactos esporádicos.
La verdadera comunicación exige alcanzar estratos más profundos que los
meramente aduladores.
También la sexualidad parece a veces jugar un papel en el paisaje central del
signo, y curiosamente aquí podemos encontrar situaciones ambiguas,
tergiversadas o a doble filo.
Este puede ser un momento difícil para el individuo cuya personalidad está
insuficientemente formada, ya que aquí se puede caer fácilmente en dinámicas
de dominación, competición, celos, envidia, traiciones, donde la comunicación
se vuelve manipuladora. Hay un cierto riesgo de verse afectado por situaciones
donde se genera una cierta paranoia.
Estas son las situaciones donde uno se puede convertir por activo o por pasivo
en el objeto de influencias que le impiden a uno pensar con claridad y tomar
decisiones propias, o intentará a su vez dominar a su entorno a base de
enrevesados subterfugios.

En la medida en que la honestidad emocional le permita a uno evitar auto-


engañarse, y uno comprenda que el lenguaje contiene dos caras, donde las
palabras, según el contexto expresan un sentido explícito y otro implícito, al
adentrarnos en el último sector del signo, la perspectiva y la comprensión se
ensancha, y uno puede realmente empezar a destilar nociones éticas y
filosóficas que aportan sentido a la experiencia.

Entonces el entorno responde, y aparecen las personas y circunstancias que


ofrecen orientación, nuevas posibilidades y respuestas.
A veces el final del periplo de Géminis coincide con nuevos descubrimientos,
contactos y oportunidades. La apertura a las señales del entorno se abren al
máximo, con una cierta dispersión.
Las oportunidades se multiplican y sin embargo uno ya ha recogido suficiente
información como para poder tomar una decisión.

Este es el fino equilibrio que hay que intentar obtener al final. Diferenciar entre
las decisiones que uno toma ajustándose a las expectativas del entorno, o
comprender el vínculo que a uno le une con personas afines, con quienes uno
puede tomar una decisión basada en el beneficio mutuo.
Entonces las decisiones formarán la base solida de un autentico sentimiento de
pertenencia, y compartir con otros será algo que aportará continuidad y
seguridad emocional, y un asentamiento en una dirección mas definida, en vez
de estar siempre picoteando contradicciones de aquí y de allá.
Es la apertura al aprendizaje desde una actitud mental honesta, lo que sentará
las bases que proveerán al peregrino cuya Luna progresa sobre los últimos
grados del signo, con un nuevo y más profundo sentimiento de identidad
propia.

Géminis es un signo de movimiento, pero que a menudo limita el rango de su


acción a un vertiginoso vaivén al interior de un círculo cerrado de conexiones
intrascendentes, tratando de abarcarlo todo y simultáneamente incapaz de
centrarse en nada durante el suficiente tiempo que le permita establecer una
relación profunda de intimidad y compromiso.
La clave de este signo, consiste en permitir realmente expandir sus horizontes
en el tiempo, dándose el tiempo que sea necesario para ello. Es curioso que a
menudo en Géminis uno ande corriendo apresuradamente por todas partes
como si no tuviese tiempo.
Al aprender a tranquilizarse y utilizar toda la información recogida para tomar
decisiones deliberadas, podrá eliminar las direcciones en la vida que entienda
como ajenas a su naturaleza.
Uno decide entonces vincularse con aquello que se le asemeja, reconociendo
primero aquello que no le corresponde por naturaleza. Eso es discernimiento.
La decisión no podrá ser equivocada entonces. Sabrá, lógicamente lo que
quiere hacer, y donde y con quien quiere estar.
De lo contrario, al utilizar sus opiniones y juicios de valor para huir de su
vulnerabilidad emocional, es prácticamente seguro, que al cruzar la Luna
Progresada en el umbral del signo de Cáncer, el individuo retrocederá
temeroso ante la vida, encerrándose, refugiándose en el pasado.

Impidiéndose en el fondo superar el reto y la oportunidad que Géminis ofrece:


El de aprender a madurar y tomar decisiones.

Imágenes de integración.
No es una película de ciencia ficción, y además está basada en hechos reales,
pero como siempre, la realidad supera a la ficción, y pienso en Géminis cuando
sugiero Una mente maravillosa como imagen que viene a reflejar algunas de
las dinámicas del signo.
La comparación y la rivalidad con el otro, la brillantez mental y las dificultades
de adaptación al entorno.
La identificación con ese otro yo gemelar que dificulta la emancipación
personal de los eternos adolescentes, y la necesidad de tomar decisiones que
dirijan el ser en una dirección definida y propia a sí mismo.
Al perpetuarse en esa encrucijada, se corre el riesgo de producir una escisión
interna. No puede haber fertilidad en ese estado. Todo se aborta
prematuramente.
Sin embargo, Géminis sugiere que la mente, una vez mantiene su equilibrio en
el umbral de las dualidades, es capaz de los mayores logros.
Luna Progresada en Cáncer

Se dice de Géminis que es el signo de la palabra, pero dale a Cáncer su dosis


de cariño, hazle sentir a gusto, déjale entender que es imprescindible en tu
vida y verás una criatura más parlanchina y vivaz que el más dicharachero de
los Géminis. Niégale su alimento y se cerrará como un crustáceo en el mundo
interno de sus emociones. Trátalo con pinzas, y mucha delicadeza en esos
momentos. En su interior, hierven pasiones y temores intensos.

Los símbolos astrológicos describen el tejido de la realidad a muchos niveles.


A nivel colectivo, el signo de Cáncer -domicilio natural de la Luna- contiene una
simbología muy clara.
El paso del signo de Géminis a Cáncer corresponde simbólicamente al paso
evolutivo de las primitivas culturas nomádicas formadas por cazadores y
recolectores, hacia la sedentarización de los clanes y las tribus gracias al
descubrimiento de la agricultura.
Cáncer representa el pueblo llano, las familias, las tribus, las comunidades, las
gentes, y el espacio que ocupan, además de los recursos naturales de que
disponen. No es de extrañar que el signo opuesto, Capricornio, simbolice los
estados políticos, las fronteras y las estructuras jerárquicas de poder que
protegen al pueblo y lo organizan a través de las leyes, la autoridad y las
normas; lo que se viene a llamar el orden en la sociedad.

Cuando la Luna Progresada entra en el signo de Cáncer, es el instinto


hogareño y protector el que se despierta o el que predomina en la toma de
decisiones.
Crear un nido. Formar parte de una familia, arraigarse, hacerse un sitio. Esas
son las preocupaciones típicas de los primeros grados del signo, y aquí vemos
la transición de Géminis a Cáncer simbolizando al adolescente que ansía
independizarse, buscarse una casa propia, un trabajo, una relación, quizás
desapegarse de mamá. O sencillamente posar la mochila, cansado de estar
siempre yendo de aquí para allá.
El comienzo del signo de Cáncer suele implicar de algún modo la toma de una
decisión responsable, un compromiso con la continuidad, o simplemente tener
que ocuparse de asuntos relacionados con la familia. En ocasiones he visto a
personas haciéndose cargo de situaciones pesadas con el fin de conservar un
patrimonio o herencia. Comprando o construyendo una casa o negocio.

En la medida en que esta progresión manifieste circunstancias de esta


naturaleza, al avanzar la Luna en el interior del signo los asuntos familiares
comienzan a extenderse hacia el exterior, aquí es el sentimiento de
pertenencia a una comunidad, a un proyecto común. La necesidad de
comprender el lugar que unos y otros ocupan en el seno del grupo es lo que
condiciona el trato o los vínculos que se establecen en este momento.
Estos grados centrales del signo pueden coincidir con una provechosa
estabilización de la situación familiar, pero también se puede producir quizás
algún tipo de estancamiento afectivo, en la imposibilidad de cambiar
situaciones en las que uno se haya involucrado, y aquí podemos ver lo que
ocurre cuando el temor a romper con las inercias del pasado comienzan a
imponerse. En algunos casos, podemos ver aquí al individuo que se limita y se
encierra alrededor de sus identificaciones a un grupo familiar, a una identidad
étnica o ideológica, o a unas obligaciones morales del individuo hacia el grupo.

No es de extrañar por lo tanto, que mientras la Luna Progresada se acerca a


los últimos grados del signo de Cáncer, uno se encuentre ante la necesidad de
hacer algún tipo de sacrificio, o en circunstancias que le obligan a vincularse
con total entrega a una causa.
El signo de Cáncer está comúnmente asociado con el instinto de protección,
pero llevado al extremo, eso puede llevar a una absoluta incapacidad de verse
a sí mismo separado de... aquello con lo que uno se ha abrazado en un
sentimiento fusional. Muy a menudo esta fase de progresión coincide con el
hecho de tener que responsabilizarse del cuidado de alguien, por enfermedad o
por otro tipo de circunstancias similares.
Cáncer implica de un modo u otro someterse a las leyes de la naturaleza, y
una de estas leyes dicta que la vida está sujeta a una constante
transformación. El relevo natural de las generaciones. Los padres o abuelos
que envejecen o mueren. Los niños que nacen y que necesitan de la absoluta
devoción de unos padres. Los jóvenes que crecen y han de emanciparse para
convertirse en adultos. Las relaciones afectivas fértiles en descendencia, y las
que han alcanzado su fecha de caducidad. Los terrenos antaño productivos que
se quedan en campos baldíos y estériles.
El final de la progresión lunar por Cáncer nos obligará a enfrentarnos a algún
tipo de soledad o pérdida, y aquí es donde encontramos el mayor reto para las
intensas necesidades afectivas de este signo, porque por mucho que uno se
aferre a las cosas... el tiempo todo lo arrastra.

El signo de Cáncer está representado por las pinzas del cangrejo, y es


proverbial su tendencia a aferrarse, y a convertirse en el pilar protector
indispensable para otros. Pero para aquel individuo que se involucra con la
evolución natural hacia su propia individuación, en el signo de Cáncer,
aprenderá la más alta lección. Aprenderá que cuando le toque abandonar, y
dejar huérfanos a los que ama, empezará a reconocerse a si-mismo como
huérfano... a sobrevivir bajo la lluvia... y soltar.
Solo entonces se accederá a la fuerza del Sol en Leo. Pues al saberse solo, su
vida empezará a girar alrededor de un nuevo centro.
No harán falta refugios, ni luces encendidas por la noche.

Se harán las paces con el pasado. Entonces el latido de su corazón guiará e


iluminará su camino... desde el centro.

Imágenes de Integración.
Steven Spielberg removió la fibra sensible de todo el planeta con su historia de
un extraterrestre abandonado a su suerte en un mundo extraño. Quizás lo mas
extraordinario de esa película; E.T. era como hizo sentir a todo el mundo el
deseo de refugiar a un extranjero en su casa.
Los viscerales sentimientos patrióticos y nacionalistas forman parte del
imaginario protector canceriano, y están profundamente enraizados.
Cabe resaltar las siguientes coincidencias. Júpiter transitaba el signo de Cáncer
en 1989. La caída del Muro de Berlín unificó las dos Alemánias, mientras
Europa del este y la antigua Unión Soviética se resquebrajaban en una
amalgama de nuevos estados.

Júpiter transitaba de nuevo el signo de Cáncer en 2001, cuando sobre las


ruinas aún humeantes de las Torres Gemelas, el gobierno de los USA,
espoleaba el fervor patriotero de las masas para justificar, una vez mas, como
desde hace miles de años... la invasión y el saqueo de los recursos de otros
pueblos a quienes les tocará pagar... por lo que nunca hicieron.
Júpiter volverá a transitar Cáncer en 2013.
¿Asistiremos de nuevo a la vieja puesta en escena?
¿Volverán los amos de la caverna a utilizar el reclamo de la “defensa de
nuestros intereses nacionales” para canalizar la emotividad del colectivo contra
“los que no son como nosotros”?
O asistiremos al despertar de una conciencia jupiterina mas amplia, donde se
pueda reivindicar...
el derecho innato de todo Ser Humano...
a llamar a este planeta -digan lo que digan los abogados de lo intolerable- a
llamar, repito, a este planeta...Mi Casa.
Luna progresada en Leo

En la secuencia natural del desarrollo de la vida simbolizado por el zodiaco, Leo


ocupa un lugar importante porque es el primero de los signos que reproduce
un elemento por segunda vez. El fuego. El primero fue Aries, el comienzo de la
vida. Leo implica una apertura de conciencia de sí mismo, al igual que Aries,
pero esta vez en un plano diferente. En Leo uno ya debe tener integrada su
unicidad desde el plano del espíritu de supervivencia y de conquista de una
autonomía personal.
Ya se ha dotado de cuerpo y sustancia en Tauro, ha explorado su entorno y
aprendido a reconocerlo en Géminis, y en Cáncer se ha emancipado de la
familia o establecido su territorio, sus recursos, y su familia propia. En Leo,
aparece un nuevo reto hacia la individualización. Encontrar su poder, su don,
su daimon o la predilección de su espíritu.

Leo es un signo Fijo y de Fuego, y su regente es el Sol, quien nos invita a


desplegar la creatividad.
Pero es importante de entrada tener claro que el individuo cuya Luna progresa
en Leo no podrá desplegar su creatividad de un modo realmente significativo,
si en Cáncer no ha aprendido a soltarse de las ataduras de lo maternal, o no
ha desarrollado la suficiente capacidad autónoma que le permita realmente
sentirse seguro, al interior de su propia piel.
Solo aquel que ha alcanzado un grado suficiente de seguridad interna durante
la Progresión de su Luna en Cáncer podrá, al entrar la Luna Progresada en Leo,
comenzar a hacer de su propia vida su centro de gravedad.
Es por eso, que al salir la Luna Progresada del signo de Cáncer, las perdidas y
separaciones con las que la vida sembla despojar a uno de su caparazón
protector, parecen ser los detonantes de la actitud con la que el individuo va a
encarar este nuevo periodo vital representado por Leo.
Si durante la última fase de Cáncer el individuo aprende a no aferrarse al
pasado, en Leo uno puede descubrir que sus manos vacías están ahora libres
para… actuar.

En algunos casos, veremos en los primeros grados del signo de Leo, a la Luna
Progresada alumbrando el nacimiento del héroe.
Uno adopta una actitud de desafiante valentía, adquiere capacidad de
iniciativa, y se lanza a la conquista de un nuevo objetivo.
¿Cual es el objetivo? Esa es la pregunta clave, porque el objetivo será o la
expresión de un despertar hacia un don y una vocación que moviliza todo
nuestro ser, o será una grandiosa tentativa compensatoria, y una ruidosa
llamada de atención para enmascarar el hecho de que uno... no ha crecido.
Pueden cobrar frecuencia e intensidad repentinos fogonazos de intuición y
revelaciones internas. Sea cual sea la expresión o la actitud que uno adopte,
divertirse y disfrutar del instante único es lo importante en este momento.
Si no, y desde la intuición de que uno se está perdiendo lo mejor, la Luna
Progresada en Leo desplegará arrogancia, sentimentalismo susceptible,
rechazo frente a la más mínima crítica, y una compulsiva necesidad de
conquistar la admiración y adquirir protagonismo frente a la mirada anhelante
de su público.

Cuando la Luna Progresada viaja por el segundo tercio del signo de Leo, la
expresión vital empezará a movilizarse hacia la búsqueda de los medios y
recursos con los cuales uno pueda estabilizar el impulso y dar forma tangible a
su poder creativo.
Y aquí surge una nueva trampa en el camino, porque se puede caer en el error
de creerse poseedor de aquello que ha creado o adquirido, amplificando así la
vanidad y el egocentrismo. El “Yo” se convierte en el objeto mas valioso,
justificando actitudes dominadoras y posesivas. A veces, los padres proyectan
sobre sus hijos la fantasía de la continuidad, queriendo que se desarrollen a
imagen y semejanza del progenitor, o de la fantasía que el progenitor tiene de
aquello que quiere para su vástago.
Solo cuando el individuo comprende que no es él mismo quien crea, sino que
su propia existencia es el canal a través del cual las imágenes del alma del
mundo buscan manifestarse a la luz, solo entonces evitará consumir su
impulso en las llamas de una egolatría mitomaniaca. Y desde esa conciencia su
creatividad realmente comenzará a convertirse en atributo constante de la
personalidad. Eso es la generosidad de espíritu.
Reconocer lo digno y valioso de la individualidad de cada cual es la clave para
poder reconocerse. No hay que subestimar la importancia de este proceso,
porque si no, todo intento de influencia sobre el entorno estará sujeto a alguna
patética mascarada.

Cuando la Luna Progresada avanza en su peregrinaje por los últimos grados


del signo de Leo, se abre la oportunidad de expandir su círculo de influencia, al
aprender a comunicar espontáneamente y hacia el entorno, de un modo cada
vez mas articulado, no lo que uno tiene, sino aquello con lo que uno ha
conectado. Leo representa la posibilidad de conectar con una fuente inagotable
de energía y de luz. Pero cuando el individuo no ha alcanzado el grado
suficiente de resistencia y fuerza interior que le permita encajar en su
personalidad el impacto de las poderosísimas imágenes del inconsciente
colectivo que pueden desvelarse frente a sus ojos, corre el peligro de
convertirse en la marioneta de esas mismas imágenes.
En ese caso, y en los últimos grados del signo, puede revelarse la naturaleza
infantil de todo su esfuerzo, ya que el espejo deja de reflejar la admiración que
uno quería generar en el entorno, y cual caricaturas de sí mismo, aparecen
desde ese entorno otras marionetas que rivalizan con uno por ocupar el centro
del escenario.

En el último par de grados del signo algo puede ocurrir que cambia nuestro
concepto del pedestal, quizás al conocer a alguien en quien vemos un reflejo
virtuoso de aquello que uno aspira a ser.
La tentación aquí puede ser copiar, pero en realidad aquí, lo que hay que
comprender es que si uno admira algo ahí fuera, es porque ese algo, en el
fondo existe ya en uno mismo, y la obra consiste en dejarlo salir.
Inevitablemente el ego tendrá que empequeñecerse, porque el umbral es
pequeño, y nos agachamos un poco, para entrar en el siguiente signo (Virgo),
en la necesidad de reexaminarse y perfeccionarse desde la humildad.

La progresión en Leo puede coincidir con algún tipo de nacimiento. Sea el


despertar de una vocación, o el nacimiento de un bebé, encontramos aquí el
movimiento por el cual todo comienza a girar alrededor de una imagen dorada.
Recibir un millón de alegrías con la sonrisa de un niño o un millón de aplausos
desde una agradecida audiencia serán uno de los más hermosos premios de la
vida para quien es leal a su luz.
La Luna Progresada en Leo ofrece una gran oportunidad al peregrino, al
observar su universo circundante.
Comprender que El Creador y su Criatura forman Uno.
Que Uno se halla siempre en el centro de la acción, pero uno... no es el centro.

Imágenes de Integración.
El show de Truman es una rara e inteligente película que combina drama y
comedia en una muy equilibrada medida. El protagonista vive al interior de un
mundo en el cual él, es el centro, y todo gira a su alrededor. Pero eso hace que
su vida esté condicionada al de su falso personaje, que es precisamente lo que
todo el mundo sabe, pero él ignora. Lo mas revelador del asunto es, sin
embargo, que él es el único que vive su vida genuinamente, mientras todo a
su alrededor es falso.
Hay un padre humano al que perdió, y otro padre divino al que no conoce. Este
otro personaje, -el que todo dirige desde la luna, es también característico de
Leo, porque es el rey de todo ese invento y Truman es su creación personal. Lo
ama, lo cuida y lo protege, pero no puede dejarle libre, porque eso, desde su
posesiva percepción lunar... destruiría su poder.
Truman, al cruzar la puerta de salida, comienza una vida mas humilde...pero
propia, y mas real.
La Luna Progresada en Virgo

Como todo signo mutable, Virgo contiene una paradoja.


El nativo de Virgo suele ser un redomado quejica o un temible controlador, y a
menudo ambas cosas al mismo tiempo. O súper ordenado o totalmente
caótico.
Signo mercuriano- como géminis- es un experto en el arte de las máscaras, y
su proverbial humildad es en muchos casos solo un mecanismo de defensa.
Una apariencia.
Podría parecer que estoy criticando a Virgo, sin embargo como dice el refrán:
Quien bien te quiere te hará llorar.
Y Virgo bien se lo merece porque bajo ese nudo de complejos e
imperfecciones, y cuando se quita la manía de controlarlo todo, brilla lo mas
refinado y exquisito de lo que el Individuo es capaz de encarnar.
No es gratuito que en el Zodiaco se le otorgue la única figura femenina
humana, y no animal.

En la naturaleza secuencial del Zodiaco, Virgo cierra el primer hemiciclo. Tras


él, Libra inaugura el segundo hemiciclo. Si Libra representa la
interdependencia con el otro, es decir, el despertar a una conciencia de la
predominancia de lo colectivo que ha de acabar en Piscis, Virgo por su lado
representa el máximo rango de alcance de Aries, es decir, de aquello que uno
puede alcanzar por sí mismo, y con sus propios medios.
Al construir una casa, puede que sepas todo lo que hay que saber de
albañilería, fontanería y electricidad, pero siempre hará falta otro, para sujetar
la viga por el otro extremo. Aquí aparece Libra, porque... uno... solo... no
puede. El principio de la reciprocidad y la cooperación de Libra, es el resultado
de esta constatación. Es así de sencillo.
Sabiendo esto, ahora podremos comprender porque Virgo parece verse
encajonado entre los glamorosos signos de Leo y Libra, y la importancia de
este paso evolutivo.

La entrada de la Luna progresada en el signo de Virgo puede ser el momento


ideal para perfeccionarse en la vocación que uno ha descubierto en Leo. El
juego se convierte en afición, el hobby en pasión, y la pasión en oficio a través
del aprendizaje de la técnica en Virgo.
La perfección es la imagen que Virgo tiene del paso evolutivo siguiente (Libra)
y es lo que busca a través de la repetición, el ensayo, el pulido constante, y la
autocritica constructiva. En Virgo nace el Orfebre. Cuando La Luna entra en
Virgo, es muy común encontrarse con el apoyo de la familia, o, como si de
algún modo, justo cuando uno creía que no podía hacer nada mas, la vida
pone delante los recursos y herramientas que uno necesitaba.
Pero, en realidad más a menudo vemos que la entrada de la Luna Progresada
en Virgo coincide con algún tipo de prueba de humildad. Lo que se viene a
denominar...una crisis. Estas crisis, suelen ser consecuencia del hecho de que
la expresión de la voluntad o la creatividad personal en Leo no ha dado los
frutos que uno esperaba, o el exceso de confianza en la especulación le llevan
a uno a enfrentarse a situaciones donde ahora le va a tocar barrer los platos
rotos.
En cualquier caso, la entrada en Virgo implica arremangarse y redoblar
esfuerzos, reconocer que hay mucho por mejorar y no encerrarse en el orgullo,
adoptando actitudes quejumbrosas.
Aquí hay que reordenar los asuntos domésticos, cuidar los detalles, rebajar
expectativas irreales y ceñirse a lo esencial.

En estos casos, el esfuerzo lleva al individuo, según la Luna avanza hacia el


corazón del signo, a reencontrarse con la fiereza y el orgullo al demostrarse
capaz de alcanzar resultados óptimos, además de una mayor valoración y
reconocimiento de su trabajo por aquellos a los que sirve, o le sirven de
modelo a seguir.
Sus obras adquieren brillo y belleza, y uno empieza de nuevo a ver reflejada
su creatividad en su trabajo.
Pero nuevamente aquí también puede aparecer la arrogancia, porque si el
deseo de demostrar lo bien que uno hace las cosas, predomina sobre el amor y
la devoción que uno impregna en sus actos, en los grados centrales del signo
de Virgo veremos enfrentamientos y luchas de poder, al creerse uno el Don
Perfecto o Doña Perfecta que sabe mas que nadie. Puede caerse en la híper
susceptibilidad, la pedantería, la arrogancia y una imperiosa necesidad de estar
al mando en todo hasta el más mínimo detalle.

Como consecuencia, mientras nuestra Luna Progresada avanza hacia el final


del signo, puede que nos toque volver a caernos una vez más del pedestal.
Entonces, o aprendemos finalmente la lección, y nos limitamos a ceñirnos con
toda nuestra devoción a hacer, humildemente, el mayor acto de servicio hacia
aquello para lo que servimos, o acabamos sintiéndonos unos inútiles,
humillados, enfermos, contabilizando puntillosamente los intercambios, en
búsqueda de una ofensa que ya da por sentado, y criticando al mundo.
Al entrar La Luna Progresada en el signo de Libra, se puede caer en el peor de
los vicios a los que el ego fracasado se entrega, y que es fruto de una
rendición interior en la búsqueda de la aprobación ajena: el resentimiento y la
envidia.
Sin embargo, los últimos grados del signo de Virgo, pueden coincidir con el
despertar a una conciencia superior, cuando a través de las limitaciones,
penurias, o imperfecciones que uno finalmente reconoce de sí mismo, surge la
humildad del que se acepta no como mejor o peor que este o que aquel, o mas
pequeño o mas grande...sino de aquel que se descubre en su justa medida, y
para quien lo mas importante es dedicarse en total devoción a ser... lo mejor
de sí mismo.

Solo entonces el mundo se gira y te devuelve la mirada. El orfebre, o el


músico, que ya domina su instrumento, su herramienta, el vehículo de su
cuerpo...ya puede integrarse en el mundo, formar parte de la orquesta,
reconocerse...en toda su grandeza...es decir...como una minúscula parte del
todo...poniendo su granito de arena.
En los países latinos, solemos sostener un concepto de la felicidad muy
peculiar. La felicidad, decimos, es tener mucho dinero, y no tener que trabajar.
Este es el salto que desde Leo pretendemos para llegar a Libra sin pasar por
Virgo.
Y aquí, o te caes al agua (Piscis está frente a Virgo), o lo consigues pisoteando
a gente que podría acabar sometida a tu servicio.

La dimensión virtuosa de Virgo, nos recuerda sin embargo, que el trabajo es


posiblemente la función más alta y noble. Porque es a través de esa función
que nos sentimos útiles para el prójimo. Y eso aporta una sencilla satisfacción
que garantiza salud y larga vida, es la base de todo intercambio justo, y vale
más que todo el oro del mundo.

Imágenes de Integración.
Un personaje de Harry Potter: Dobbie el elfo doméstico, y una de las joyas del
cine de ciencia ficción: Gattaca. Es una película extraña e inquietante que nos
ofrece la más cuidada estética de un mundo dominado por el “orden perfecto”.
Es posible que una de las mayores confusiones acerca de la astrología y la así
llamada Era de Acuario, provenga del hecho de no reconocer que los adelantos
técnicos asociados a Acuario son en realidad utensilios electrodomésticos que
obedecen mas bien al estereotipo Virgo.
Urano estuvo en ese signo durante los años sesenta, y en esa década se
condensaron la mayoría de las imágenes asociadas a la Era de Acuario.
Liberación del trabajo del hombre gracias a las máquinas, la química, los
microchips de silicio y la ideología ecológica.

Puede ser que acabemos convertidos en sirvientes de las máquinas mientras


continuamos esperando que la tecnología nos rescate del naufragio.
Luna Progresada en Libra

Las descripciones habituales del signo de Libra son a menudo demasiado


aduladoras. Libra suele ser muy atento, refinado y sociable.
Pero abundan los que son de un egoísmo tremendo, aunque no lo manifiesten
de un modo agresivo, sino por medio de su habilidad para escurrir el bulto.
Libra es el signo del oportunismo, y su faceta más desvirtuada aparece cuando
constatas que todo su encanto y refinamiento se esfuman en el momento que
ya no pueden sacar mas provecho de ti.
No me gustaría ser tachado de injusto, ni acusado de estar haciendo un juicio
de valor. Todas las generalizaciones son inexactas. Solo quiero hacer la
sugerencia de que Libra, de entrada, no simboliza en sí el logro de la armonía,
el equilibrio y la reciprocidad, sino únicamente el primer paso hacia ese
objetivo.
Si Aries representa la necesidad de resurgir a la individualidad consciente, eso
es porque en Piscis, el universo personal cae a la merced de las corrientes de
todo lo que es voluntad colectiva, o inconsciente.
Como reflejo invertido, en Virgo, vemos el límite máximo del proceso de
especialización personal. Lo individual (Aries) alcanza allí la máxima expresión
de su capacidad de control.
Libra representa el paso evolutivo siguiente, pues habiendo alcanzado sus
límites en Virgo, el individuo necesitará formar parte de un organismo mayor
que sí mismo, a través, nuevamente, de lo colectivo.
Pero para el individuo aún anclado en el estadio inmaduro de la autoafirmación
personal, la relación con los otros, continuará condicionada por el uso (Virgo)
que se pueda hacer de ese otro (Libra), para alcanzar fines propios (Aries).
Quizás no sea de extrañar que paradójicamente en Libra acabe uno a menudo
colocando a otro como centro de gravedad de su existencia.
Al querer servirse del otro para sus propios fines, uno acaba paradójicamente
olvidando lo esencial... uno acaba olvidándose de sí mismo.
Lo que se cosecha de esta manera será ineludiblemente un estado de patética
dependencia...hacia ese otro. Es decir...exactamente lo contrario de lo que uno
pretendía en su esfuerzo al generar un estado de dependencia del... otro,
hacia...uno.

Pasar por la experiencia de Libra a través de la Luna progresada coincide a


menudo con un despertar de la conciencia, y una autentica iniciación pues sea
a través de nuevos contactos sociales, culturales, o una relación afectiva, uno
se abre a la posibilidad de comprender quien es “el otro”.
Si en Virgo uno ha perfeccionado la expresión de su individualidad a través de
una función, un trabajo, una obra y un esfuerzo concreto, en Libra veremos
cómo aparecen desde el entorno posibilidades, propuestas, ofrecimientos, y en
general, la mirada aprobadora de un entorno que desea integrarnos como
parte de él.
Lo importante en este momento es ofrecer lo mejor de sí mismo, pero sin
venderse. Comprender la naturaleza de los intercambios y la importancia del
respeto mutuo.
Pero si la experiencia de Virgo ha dejado residuos de insatisfacción o no ha
logrado una expresión lo suficientemente eficaz, en los primeros grados de
Libra el entorno parecerá restregarnos por la cara nuestra inadecuación,
exacerbando el sentimiento de inferioridad.
Aquí uno debe tener mucho cuidado con no caer en la tentación de compararse
con...o juzgar a...en función del grado de valoración o atención que se recibe
por parte del entorno.

El deseo de formar parte de una élite, o de algún grupo selecto y privilegiado


en el cual uno proyecta la imagen de sus aspiraciones insatisfechas, pueden
llevar en esta fase inicial del signo a buscar mimetizarse en apariencia con
aquello a lo que uno quiere...asimilarse.
Pero estos primeros grados pueden coincidir con una autentica puesta de largo
en el terreno social, o en los negocios, porque desde el horizonte aparecen
nuevas oportunidades de asociación.
Asociarse con otros requiere hacer uso de los códigos de conducta adecuados a
tales fines. Al comprender que el objetivo asociativo está por encima de los
intereses particulares, los acuerdos y las embajadas cumplen con el protocolo
adecuado, y se establecen las bases para una profundización de estas
relaciones.

Los grados centrales del signo de Libra aportarán la posibilidad de constatar


hasta que punto esas relaciones empiezan a traducirse en verdaderos
compromisos e intercambios.
Aquí los tratos deben empezar a traducirse en verdaderas relaciones de
confianza, si no, pronto se verá como, por debajo de las apariencias, asoman
diferencias de intereses, abusos de confianza, o intenciones ocultas.
Susceptibilidad a verse envuelto en alguna que otra situación donde salga a la
luz esa misma falta de madurez social, o exponerse por pasiva o por activa a
las envidias o celos por parte de, o hacia personas con quienes anteriormente
uno mantenía relaciones mas armoniosas.

El resultado de estas experiencias permitirá, durante el último tercio del signo,


establecer un juicio mas claro de las posibilidades que las relaciones
establecidas ofrecen para, al llegar al signo de Escorpio, involucrarse en
proyectos comunes de mayor envergadura. A menudo surgen en este
momento enormes ilusiones y expectativas, y uno se siente dispuesto a
embarcarse y arriesgar para alcanzar aspiraciones más altas. Hay riesgo de
perderse en empresas demasiado vastas, confiando ingenuamente en unas
relaciones que quizás no aguanten el embiste de las dificultades de Escorpio.
Pero si el resultado de los anteriores intercambios nos muestran un rostro
diferente de la situación, este será también el momento oportuno para decidir
un cambio de dirección.
En mi experiencia, he visto a menudo esta oportunidad perderse, y la razón
suele ser que a uno le cuesta reconocer con claridad en los últimos grados de
Libra, la diferencia entre las imágenes idealizadas que uno se ha creado, y la
realidad de la situación. Puede haber engaños y estafas.
Quizás una relación o una asociación no pueda ir mas allá de lo que pueda
llegar, en cuyo caso, la correcta relación implicará una separación de vías, a
tiempo y por las buenas.
Muchas buenas relaciones han acabado mal por no saber limitarlas a tiempo.
Otras, podrán a partir de este momento convertirse en algo verdaderamente
transformador.

Sea cual sea el caso, el signo de Libra ofrecerá una revelación.


Libra otorga la oportunidad de revelar la verdadera clave acerca de la
discriminación, la justicia, y la ecuanimidad en las relaciones humanas. Esto es
de crucial importancia pues la paz, el amor, el respeto mutuo son la única
puerta hacia una sociedad justa, y una vida plena y en armonía con el entorno.
Pero esto solo sucede cuando el individuo ha alcanzado el grado de integridad
suficiente que le permite reconocer, cada día, y a cada momento, que sea
quien sea con quien se relacione uno, el otro será siempre... “Otro”.

Lo que Libra debe aprender a discernir, es que el concepto que uno tiene de la
relación con la otredad no es más que una estructura mental propia.
Eso, es lo que abrirá el cofre de los secretos en Escorpión, y permitirá la
muerte del Ego como estructura dominante. Sin esa claridad, Escorpio llevará
el malentendido hasta los extremos, o a las mismísimas puertas del infierno.

Imágenes de Integración.
La película I.A. (Inteligencia Artificial) explora el tema de la dependencia
emocional y la condicionalidad utilitaria de las relaciones, desde un ángulo muy
interesante.
¿Que pasa cuando la necesidad de amar exige que el amado se ajuste a la
programación inconsciente que a uno le domina? ¿Y qué ocurre cuando la
necesidad de ser amado anula por completo cualquier capacidad de ser alguien
por y para sí mismo?
Luna Progresada en Escorpio

El signo del Escorpión corresponde en el hemisferio norte a la época de las


primeras heladas, las frías lluvias del otoño, la caída de las hojas de los
caducifolios, la lucha por la supervivencia de las criaturas hibernantes, el
almacenamiento de las provisiones de invierno, la época de las confituras y las
setas, y en general, es el tiempo de la hecatombe que el final del ciclo anual
conlleva para toda una generación de criaturas… efímeras.

Como dijo un amigo mío una vez, con un suspiro: “…es lo malo que tienen los
amores eternos…duelen mucho cuando acaban”.

Si en Tauro la vitalidad primaveral estalla en un festival de mil formas y


colores, y la abundancia de la naturaleza aporta alimento a todas las criaturas,
en el antígono Escorpio vemos la desintegración de todas esas formas. La vida
se interioriza, y se dirige hacia la semilla de lo futuro.
Escorpio es un filtro evolutivo. La transmutación es su destino.
No es fácil decir que en Escorpio uno tiene que mirar al interior de su mundo
sensible, porque a menudo si algo está oculto…quizás es por algo.
Muchos se han perdido explorando pozos sin fondo. Pero otros han renacido a
la luz, purificados, libres, tras enfrentarse a sus tinieblas.
Pero también Escorpio puede representar la desensibilización como mecanismo
de defensa. Uno sobrevive, amputándose de una parte de su naturaleza
sensible.
Al preceder al signo de Sagitario, el Escorpión simboliza el pasaje de la muerte
del individuo para permitir un renacimiento futuro, con un sentido más
evolucionado acerca de la existencia.
¿Pero como sucede este proceso? Escorpio es el signo que sigue a Libra, y
juntos describen una historia de amor.
Es extraordinaria la frecuencia con la que estas progresiones en Libra y
Escorpio coinciden con experiencias relacionales e intimas de gran importancia
y profundidad. Si el final de Libra simboliza los festejos de una boda, el
principio de Escorpio nos sugiere lo que ocurre tras las cortinas de la alcoba. Si
en Libra los amantes se prometían gozosos ir juntos hasta el fin del mundo, en
Escorpio aparece a menudo el fin del mundo, la realidad de las ataduras, y las
consecuencias a las que la pasión nos ha arrastrado.
Las progresiones de la Luna nos garantizan la posibilidad de experimentar
todas las facetas de la vida a través de sus vaivenes por los signos del zodiaco,
y en Escorpio, este recorrido nos lleva a vivir con extrema intensidad los más
complejos, sublimes y desgarradores paisajes emocionales.

Los primeros grados del signo suelen coincidir con algún tipo de prueba donde
uno se empieza a rendir ante la evidencia de la profundidad de un
compromiso, y el grado de dependencia hacia el cual uno ha llegado en
relación a… otros. El comienzo de Escorpio puede coincidir con una relación
sexual de gran profundidad. O con situaciones que ponen a prueba un
compromiso.
También se puede dar la muerte -o el nacimiento- de un ser querido, o el
enfrentamiento directo con unas fuerzas hostiles. Sean estas… interiores o
exteriores.
Una gran capacidad de lucha, de aguante, y una tremenda resistencia ante la
adversidad es lo que se puede desarrollar en estos primeros grados.
Aquí nos vemos mordiendo un hueso que no estamos dispuestos a soltar.
Como si la vida dependiera de ello, uno puede verse involucrado en situaciones
que ponen a prueba la solidez, o la validez de unos vínculos, y también aquí
veremos como desde lo mas profundo de las tripas sentimos lo que siente...el
que tiene miedo a perder.

Es precisamente ese…aferrarse por miedo a perder aquello que uno cree


necesitar para sobrevivir, lo que lleva en los grados centrales de Escorpio a un
cambio sutil de paisaje. Lo que en un principio parecía decisión voluntaria,
ahora vemos como se torna en inercia sistematizada.
Para aquel que esté involucrado en asuntos financieros, o de investigación,
estas fases pueden ser tremendamente fructíferas. Uno va adquiriendo sangre
fría, y profundidad de miras, lo que puede llevar a pensar que uno controla sus
emociones, pero aquí el peligro consiste en verse en realidad bajo el control de
sus propias motivaciones ocultas. Aquí las situaciones pueden convertirse en
autenticas ollas a presión, a punto de estallar.

Naturalmente, el desenlace aparece en el último tercio del signo.


Esta zona del Escorpión, (su cola), es uno de los lugares mas conmovedores de
todo el zodiaco.
Es un paisaje tormentoso, donde el individuo puede sentirse abandonado, y a
la deriva. Son muy comunes las posturas vindicativas, o de agresión pasiva.
Disfrazado de justificaciones victimistas, uno está huyendo de algo que a uno
le persigue desde hace tiempo. El fracaso de una relación, el cierre de un
negocio, una pérdida importante, una traición, sea esta real o imaginaria,
arrastrará en los últimos grados hacia una crisis ineludible.
Es una zona un tanto…poltergeist. Los fantasmas, los miedos, la manipulación
emocional, se exacerban en este lugar, y adquieren proporciones algo
paranoicas y a veces aterradoras.

Sea cual sea el caso, la lección es tan fácil de entender, como difícil de
ejecutar.
Toca, simbólicamente… morir. Y cuanto más se aferre uno -desde el miedo a
perder- a lo que ya no le pertenece, más posibilidades tenemos de desperdiciar
la sublime oportunidad de Sagitario.
Sin esa lección aprendida, Sagitario se convertirá en el iracundo juez que
dictamina sentencia contra…los malvados, mientras pierde su propio rumbo
moral.

Los viajes, como se suele decir, son la medicina del alma.


¿No habrá por lo tanto...muchísimo por celebrar en Sagitario?
Sagitario simboliza los viajes, y la luz al final del túnel, pero para salir del
túnel, uno tendrá primero que despojarse de algo a lo que uno se ha aferrado.
“Los pájaros perdidos” de Rabindranath Tagore, son la lectura que recomiendo
a cualquiera que esté, o haya alguna vez estado…o tenga algún planeta o
ángulo… en este último tramo de Escorpio.
Se suele asociar a Escorpio con la muerte y el renacimiento, y no sin razón, ya
que solo aquel que ha visto de cerca el rostro de la muerte comprenderá cuan
valiosa es la vida.
Nunca mas habrán días vacíos, nunca mas un plato de comida caliente pasará
por su mesa sin inspirarle… una intima y sencilla plegaria de agradecimiento.

Si desde Libra, el individuo empieza su iniciación hacia una apertura de


conciencia diferente, donde son las fuerzas de lo colectivo que cada vez
predominan más sobre la fuerza de lo individual, la posterior toma de
conciencia escorpiónica es tan rotunda como desgarradora.

Nada es para siempre. Ni somos dueños de nuestros sentimientos.


La vida no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la vida.
¿Para qué aferrarme tanto…a lo que en realidad…nunca fue mío?
Al aceptar la mortalidad, paradójicamente uno…se abre a la posibilidad, y a la
esperanza, de percibir destellos de la inmortalidad, es decir, de aquello que
sobrevive, perdura, y siempre más allá…se reencarna.

Imágenes de Integración.
Una película de acción, suspense, sospecha, depredación, tensión sexual y
unos bichos que habitan bajo tierra, pero que salen fuera para cazar, y te
cortan el resuello nada mas verles la sombra.
Autentico Terror: Pitch Black, las Crónicas de Riddick. Es difícil imaginar un
peor planeta donde ir a estrellarse, sobre todo cuando no sabes a ciencia cierta
si te puedes fiar del que tienes allí a tu lado. Fabulosas imágenes del más
increíble eclipse.
Y escorpiones... muchos escorpiones.
Luna Progresada en Sagitario

Sagitario es un signo mutable, y su paradoja reside en un conflicto íntimo


entre el instinto de libertad y su apego por los convencionalismos, lo que a
veces determina una cierta hipocresía.
Ni moros ni cristianos. En sagitario rara vez encontramos un equilibrio entre
los extremos. Los nacidos bajo este signo pueden ser lo que obtienes cuando
cruzas un idealista libertario con la sobrina católica de un cacique.
Los nacidos con la luna en este signo tienen mas posibilidades que nadie para
llegar a ser sabios, y sus mentes planean allá por las alturas, muy por encima
de la media del común de los mortales.
Su carácter franco y agradable es natural, y se granjean la simpatía con
facilidad. Pero los hay también que sufren una desorientación total, y se pasan
la vida corriendo en círculos persiguiendo quimeras y espejismos.
La Luna no se encuentra en principio del todo cómoda en este signo de
desarraigo e inestabilidad.
Demasiadas...mudanzas durante la infancia.

El signo de Sagitario es el último de la trinidad de fuego, y encarna además su


mutabilidad. Su símbolo es el arquero centauro. Es este el signo de las
posibilidades de la conciencia del ser, de la camaradería y la hermandad.
El instinto animal de Aries queda plasmado en su cuerpo de caballo, la
humanidad de Leo en su torso de hombre. El arco tensado es la tentativa de su
espíritu, la trayectoria de la flecha y la diana final son... el camino para llegar a
sí mismo.

Con la Luna progresada en el signo anterior de Escorpio, a menudo nos


encontramos con situaciones dolorosas, u obsesivas. Uno puede estar luchando
para dejar algo atrás. Cuando la Luna progresada se topa con Sagitario, a
menudo esto coincide con una posibilidad de liberación.
Con la progresión en Sagitario, encontramos que el individuo, luchando por
liberarse de algo que en Escorpio le torturaba, cree encontrar la luz al final del
túnel. Puede ser que las experiencias de Escorpio acaben por ir destilando una
nueva...filosofía de vida.
Un viaje al extranjero, embarcarse en nuevos estudios, ilusionarse de nuevo
por la vida, encontrar algo por lo que vale la pena luchar, esto es lo que suele
ocurrir en los primeros grados del signo, y aquí, lo importante, es dejarse
llevar por ese nuevo impulso, y tener fe en sí mismo y en el futuro, dejando
atrás rencores y rencillas. Pero tengo que confesar, que he visto a menudo
como el proceso se desvirtúa rápidamente.

Uno puede, en los primeros grados de Sagitario, introducirse


inconscientemente en algún tipo de estado psicológico que implica un sutil
mecanismo de defensa basado en... huir de la realidad.
Desde la simple amnesia, de aquel que ha decidido sencillamente bloquear el
flujo emocional, hasta el fanatismo del justiciero que pretende imponerse a los
infieles para reequilibrar la balanza y se encierra en un individualismo feroz, o
quizás también aquel que adopta una actitud festiva y una sospechosa
apariencia de euforia...algo parece quedar suspendido en un ingrávido vacío.
Es posible que este proceso sea necesario, y saludable. Pero solamente si es
algo temporal.

Según la luna va penetrando hacia el interior del signo, y la dirección del


nuevo impulso va definiéndose, será importante ir aterrizando, y no hay nada
mejor para ello que buscar algo que permita estabilizar el nuevo impulso en
una dirección concreta.
Toda hoguera necesita leña, y toda idea o proyecto necesita un esfuerzo
continuado y medios para sacarlo adelante.
El problema sin embargo durante esta parte central del periplo lunar, es que
uno puede fácilmente aferrarse a unas formas, a unas creencias, o a la
idolatría de unos símbolos de estatus, sean sociales, económicos o espirituales,
fijándose alrededor de la necesidad de...mostrar que uno está a la altura de las
altas expectativas que uno puede haberse creado.
Esto puede mostrarnos quizás hasta que punto uno no ha logrado sanar las
heridas de Escorpio, y está aún tratando de llamar la atención para sentirse
valorado, o para que el entorno le de la razón. Y es precisamente aquí que uno
tiene la posibilidad de comprender cuán importante es manifestar realmente
sus aspiraciones a través de las formas, en vez de idealizar el objeto de su
deseo.
Los ideales son solo castillos en el aire si no se integran como parte de
autenticas escalas de valores personales. En estos grados centrales del signo,
uno tiene la posibilidad de escoger, realmente, y de hacer suya, la dirección de
su propia vida.
La promesa Sagitariana de una vida plena es solo realizable si uno está
dispuesto a pagar su precio. Y esto quiere decir hacer las paces con -en vez de
juzgar- la naturaleza de su propia encarnación, y lo irracional de los instintos.

Cuando esto ocurre, algo totalmente nuevo sucede a nuestro alrededor.


De pronto, veremos como desde el entorno todos giran la mirada, porque lo
que están viendo, es alguien que ha sabido incorporar la lección. Su ejemplo,
es el faro que iluminará el camino a otros. Aquí aparece realmente el guía, el
comunicador, el maestro. O también los compañeros de viaje.
En el caso contrario, y en los últimos grados del signo se puede producir una
tremenda agitación nerviosa, mientras uno continua gesticulando para tratar
de que le sigan, y obtener una atención, que sin embargo... uno no obtiene.
Puede ser este un momento de tremenda desorientación, porque aquí uno
puede sentir...que en el fondo, ha perdido su verdad y su rumbo.

Todo fin de un signo mutable implica un cambio drástico de dirección.


Acercarse a Capricornio implica una toma de responsabilidad, o la encarnación
de un ideal, y quizás al final de Sagitario aparece la voz del maestro, que
indica la dirección correcta. Esa voz puede venir de dentro o puede aparecer
desde el entorno, al abrirse uno a recibir la información.
En los últimos grados del signo, y justo antes de que la Luna entre por fin en la
madurez del signo de Capricornio, y tenga su enfrentamiento con la realidad,
uno se abre a la posibilidad de encontrarse cara a cara con... su verdad.
Es decir, diferenciar entre el genuino mensaje de su alma, y los sueños
infantiles, las falsas expectativas y las mentiras que uno ha cultivado en su
fuero interno. Ese es el camino hacia la libertad.
Una vez tomado conciencia de esto, en Capricornio uno tiene dos opciones:
Perpetuarse en la caverna...como un guardián más... haciendo como que
uno...no ve. O restablecer orden en casa.

Desde Libra hasta el final de Sagitario, uno puede haber centrado su atención
alrededor del otro, pero al llegar al último cuadrante del zodiaco, la atención se
debe girar en una dirección diferente.
Toca reconsolidar su papel en el mundo, desde el resultado de todo lo
aprendido.
En Capricornio, podrá uno hacerse verdaderamente responsable de su vida, y
no habrá mas limite que el tiempo...que a uno le queda por vivir...para ir
desenmascarándose.

Imágenes de Integración.
El daimon, o espíritu animal que acompaña a los habitantes del mundo paralelo
de la simpática película La brújula dorada, es lo que les completa como seres
humanos, y al ser de niños separados de esa mitad de ellos mismos, pierden
su sentido de conexión, quedan perdidos, y a la merced de los categóricos
dogmas filosóficos de la “academia”.
Una dulce fantasía, llena de inocencia, camaradería y generosidad. Una de
esas pelis que le hacen a uno querer volver a ser niño, y partir en un viaje
fantástico con camaradas extraordinarios, a cumplir con alguna grandiosa
misión.
La Luna Progresada en Capricornio

Capricornio tiene una correspondencia natural con la casa diez, y en la


jerarquía zodiacal ocupa el lugar más alto. Junto con Sagitario, comparte el
extraño honor de ser representado por una criatura fantástica. Pero allí donde
en Sagitario el cruce entre caballo y hombre da origen a un ser admirable, en
Capricornio la cabra montesa cuya naturaleza es escalar las escarpadas
cumbres rocosas, se ve obligada a arrastrar una desesperantemente inútil cola
de pez.
Posiblemente no sea acertado sacar demasiadas conclusiones acerca de tan
antiguas imágenes, sin embargo siempre he sentido que bajo la controlada
superficie de su aparente auto-suficiencia, Capricornio esconde una frágil
criatura, a menudo demasiado solitaria, o tempranamente desterrada de la
infancia, que destila una suave melancolía envuelta bajo el manto de la
dignidad, y un fuerte sentido de la responsabilidad hacia su entorno.
Su morfología mitológica, es la representación gráfica de la limitación.

Capricornio simboliza las estructuras y la organización del poder y de la


autoridad. Poder político, económico, empresarial y familiar.
Al entrar la Luna progresada en el signo de Capricornio, el peregrino empieza a
regresar a casa. Capricornio implica un choque con la realidad, donde uno
tiene que empezar a reconocer unos límites. Sea a través de circunstancias
externas o debido a una toma de conciencia personal, uno se encuentra en la
necesidad de decir: !Ya basta!, hasta aquí puedo llegar.
De hecho, parece como si uno tuviese momentáneamente que volver atrás.
El grado de frustración que experimentamos en este momento puede ser
directamente proporcional al grado de irrealidad que uno ha podido alimentar
durante el pasaje de la luna en el anterior signo de Sagitario.
El choque con la realidad de los primeros grados del signo, en el caso de
aparecer impuestos por las circunstancias en forma de deudas, compromisos u
obligaciones ante los que uno ya no puede escapar, podrían ser el resultado de
haber vivido por encima de sus posibilidades, o esperando que algo mágico
ocurra que le saque a uno las castañas del fuego. Esos son los excesos
sagitarianos a los que Capricornio pondrá límites, porque llegó la hora de
rendir cuentas.
Cuando el individuo alcanza a través de su Luna Progresada el signo de
Capricornio, de un modo u otro se tiene que hacer la siguiente pregunta:
¿Hasta qué punto he realmente conseguido encarnar en mi mismo los ideales
que me inspiran?
Esta pregunta es la que alcanza de lleno el corazón. Y una vez hecha, algo
empieza a tomar forma en las profundidades de la naturaleza de uno.

Para aquellos que han dirigido la flecha de su aspiración en la dirección


adecuada, y que se involucran con su disciplina, este puede ser un momento
absolutamente extraordinario. Puede ser que uno tenga que aislarse durante
un tiempo para revisitar los paisajes montañosos, desolados y solitarios de su
alma, porque hay que poner en tela de juicio los conceptos que de la realidad
llevamos anclados en la memoria, heredados del pasado. Pero es también ese
lugar desde donde surge la conciencia de su propia unicidad.
Los primeros grados del signo de Capricornio parece que obligan a revisar el
pasado, hacerse cargo de su responsabilidad, y perdonar. Es decir, dejar de
culpar al mundo, por lo que uno ha hecho de su propia vida.

Al avanzar la Luna por los grados centrales del signo de Capricornio, y


habiendo uno efectuado ese proceso de introspección y toma de
responsabilidad, una oportunidad de oro se presenta para realmente avanzar
en el proceso de individuación representado por el signo de Capricornio. Al
tomar las riendas de su propio destino, automáticamente uno recupera la
dignidad, el centro, el poder y la autoridad sobre sí mismo. Uno recupera la
autonomía. La soledad deja de ser una carga, sino una elección libre. Se ha
perdonado el pasado.
El individuo que logra integrar su soledad, descubre aquí un fuego interno,
pues incluso en soledad, su corazón late con amor. La soledad deja de ser
ausencia, y se convierte en plenitud. El presente es lo que cuenta.
Aquí uno puede tomar decisiones importantes que tendrán efectos a largo
plazo porque están basadas en una profunda reflexión.

Sin embargo, si el individuo cuya Luna Progresada atraviesa los grados


centrales de Capricornio no alcanza suficientemente ese grado de madurez y
de reconocimiento interior, se encerrará cristalizándose en una dureza de
espíritu, sustituyendo la dignidad perdida con actitudes de autoritaria
arrogancia, desde donde y para incrustarse en la cima, castra y reprime
cualquier atisbo de grandeza que ve en aquellos a los que quiere perpetuar
como...pequeños, para el mismo perpetuarse como...grande. Entablando
luchas por el poder tratando de dominar al grupo, o de imponer su influencia,
corriendo el peligro de cristalizar su corazón.
Ese es el aspecto más negativamente saturnino, y que esconde una negativa
personal a reconocer sus propios límites y defectos.

Cuando la Luna progresada se acerca al final de su periplo por el signo de


Capricornio, vemos cuales son los frutos del esfuerzo.
La dedicación continuada en la consecución de un objetivo concreto puede
llevar aquí al perfeccionamiento de una técnica, o al reconocimiento de unos
límites que no permiten dejar avanzar. El poder, el control o la eficacia en el
trabajo o la profesión acaban produciendo desgaste si los esfuerzos solo
fructifican en una estructura a la que uno acaba igualmente sometido. Uno
quizás se encuentre cuestionando la utilidad de sus esfuerzos.
En los últimos grados, una insatisfacción suele producirse, sea porque uno
acaba atado a la servidumbre de las obligaciones en la resignación, temiendo
perder lo que ha conseguido, cristalizando su vida alrededor de lo meramente
practico y utilitario, o, porque aun habiendo logrado encarnar a través de la
disciplina y la constancia, la máxima expresión, o la perfección, o la eficacia
sistemática del orden, uno se puede haber quedado aislado, solo, o finalmente
empobrecido incluso en medio de todas las riquezas y éxitos del mundo.
La naturaleza del poder y del estatus lleva a quien lo ha alcanzado, a querer
perpetuarse en el.
Esa es la dimensión política y económica del signo, que se traduce en las
estructuras de gobierno, y el poder del dinero y la influencia como medio para
encaramarse en las altas esferas desde donde se toman las decisiones que
afectan al pueblo llano, esos millones de personas que pululan en sus
pequeños quehaceres. El aislamiento del poderoso le lleva irremediablemente a
una desconexión emocional con una realidad de la que se ha enajenado.
Nuevamente aquí aparece la lección de Capricornio. El reconocimiento de los
límites.
Al final, como al principio uno tiene que decir: !Ya basta!, hasta aquí puedo
llegar.

Porque sean cuales sean las alturas que uno alcance, por sí solo, con su propio
esfuerzo, al final lo que cuenta siempre es…compartir. Capricornio es el signo
más alto del zodiaco. A menudo, al alcanzar las más altas metas de su
aspiración, a uno solo le queda...volver a bajar.
Y ahí comienza la odisea de aquel, que ha de comenzar a descender de sus
solitarios montes para volver a buscar a sus prójimos, en el signo de Acuario.

Imágenes de Integración.
Sin lugar a dudas, la mas lograda película de ciencia ficción es: 2001, la odisea
del espacio.
Primera y única en su género, como los buenos vinos, y como los
capricornianos, saben envejecer y mejoran con la edad. Pero hay otra que me
parece resuena también con la simbología capricorniana: Silent Running.
Película de corte ecologista del año 1972, relata la historia de un astronauta
que rescata los últimos ejemplares de un ecosistema terrestre a bordo de una
nave condenada a vagar por el espacio en soledad.
Luna Progresada en Acuario

Sobre Acuario corre mucha tinta acerca de su libertad y su originalidad, y los


saltimbanquis de La Nueva Era de Acuario siguen blandiendo cual librito rojo
de Mao el supuesto sentido humanitario del signo. Pero no hay que olvidar,
que si bien Urano es su regente moderno, Saturno fue, y continúa siendo el
regente tradicional...del más frio, estático y calculador de todos los signos del
Zodiaco.

Es curioso constatar que el pasaje de la Luna Progresada de Capricornio a


Acuario solo en raras ocasiones coincide con cambios realmente significativos.
Lo que solemos ver es como los moldes en los que uno se cristaliza en
Capricornio, al llegar a Acuario se convierten en automatismos e inercias.
Acuario se identifica externamente con el cambio mientras internamente ha
quedado ligado en las inercias del pasado. Ambos signos se asemejan en
muchas cosas como bien muestra la regencia compartida de Saturno en ambas
moradas. Si bien es cierto que hay una agitada inquietud por cambiar las
cosas, en Acuario lo que solemos tener que aprender es que las cosas no
cambian un ápice si no se produce algún tipo de drástica alteración de la
conciencia.
Acuario es el signo opuesto a Leo, y quizás eso refleja hasta que punto puede
llegar a alejarse de los irracionales instintos del corazón en su tentativa de
convertir su universo personal y a sí mismo, en una perfecta replica de la
imagen de perfección, de evolución y de progreso, que tan a menudo establece
como estándar o centro alrededor del cual todos los demás deberían girar.
Acuario denota una tremenda dificultad para cambiar de dirección una vez que
su mente se ha fijado alrededor de una inercia particular. Sea una convicción
política, una rama de la ciencia, una aparente necesidad de cambiar de
peinado cada 15 días, o una fijación obsesiva por una relación destructiva.
La inercia en la cual la mente del occidental ha quedado atrapada tiene que ver
con la imposibilidad de concebir ninguna otra forma de gestión, de gobierno y
de vida, que no sea una perpetuación de los moldes del pasado, además de
nuestro empecinamiento en la creencia en la capacidad de raciocinio de los que
mandan. Creo sinceramente que dentro de unos años veremos un nuevo
Tribunal de Núremberg, donde los verdaderos criminales que aún hoy en día se
mantienen agarrados como garrapatas a las estructuras de poder, y hacia
quienes nuestras mediocres clases políticas se bajan sistemáticamente la
bragueta, serán juzgados, desposeídos y encarcelados. Esto será de desear.
Pero no estoy del todo seguro de la capacidad de los que vendrán después,
precisamente por la insidiosa tendencia colectiva acuariana de destrozarlo todo
para luego acabar reproduciendo...la misma historia una vez más.

Urano es el planeta regente de Acuario. La expresión; estar loco como una


regadera, le pega bien al aguador.
Urano está ahora en Aries y nos está mostrando la realidad del mundo en
plena cara. Y la realidad es que estamos todos...como cabras. Esa es la toma
de conciencia acuariana. La comprensión de que yo está loco, y si aquí...todos
somos uno...entonces todos estamos locos. Y si fuese verdad eso de que
estamos hechos a imagen y semejanza del creador...Dios debe estar como una
regadera. Esa es la paradoja de Acuario. Que el camino de la cordura...exige
hacerse consciente de la locura! ¿De qué otra cosa nos habla la astrología si
no? Somos como el Zodiaco...un círculo de animales.

Después de este natural desvío por los paisajes colectivos de Acuario,


resumamos lo que ocurre cuando nuestra Luna Progresada atraviesa este
signo.

Acuario suele entrar en acción cuando hemos alcanzado nuestra máxima


capacidad de dominio en Capricornio, pero vemos que no podemos ir más allá
en la vida si no empezamos a vincularnos con otros con quienes compartimos
opiniones, gustos y aspiraciones. Toca formar redes.
He visto, y esto es muy curioso, una alta proporción de mujeres que habían
contraído matrimonio con la Luna en los primeros grados del signo. De estas
uniones, y esto es más curioso aún, muchas eran del tipo en el que la novia se
ve arrastrada al altar sin en realidad estar muy segura de querer hacer eso.
Aquí las redes se manifiestan en forma de ataduras.
En los mejores casos, las asociaciones que se crean, o los proyectos nuevos
que se emprenden en este momento son de carácter innovador y nos unen en
la amistad con personas afines, pero hay una curiosa dosis de ingenuidad,
como si uno se dejara llevar por una imagen idealizada de aquello que uno
pretende conseguir en el futuro. En todo caso, parece que esta progresión
puede sacarnos del cascarón y la rutina en la que uno puede acabar
encerrándose en Capricornio. Puede haber una repentina notoriedad y
popularidad, como si uno encontrara que la sociedad le reconoce a uno como
una persona válida, con su lugar en el mundo y en las vidas ajenas.

El pasaje de la Luna acercándose al ecuador del signo parece coincidir con un


compromiso cada vez mas firme y profundo con aquello alrededor de lo cual
uno ha fijado sus expectativas de futuro, pero igualmente en este periodo
central del periplo Lunar es posible que se vayan también exacerbando las
contradicciones internas, o el contraste entre lo que uno piensa que debería
ser, o sentir, y lo que a lo mejor en el fondo uno siente o es.
En los casos en los que este pasaje coincida con algún trabajo que requiere
técnica, inteligencia e investigación, este lugar es ideal, porque la
concentración mental y el compromiso con la búsqueda serán totales en este
momento. Pero igualmente puede ser un periodo difícil, porque si lo que uno
está viviendo en este momento no corresponde con lo que desde el corazón
uno desea realmente estar haciendo, el pasaje de la Luna Progresada por los
grados centrales de Acuario puede simbolizar una alienación de sí mismo cada
vez más pronunciada.

Esta estrecha relación entre Acuario y la neurosis, o la genialidad, alcanza el


paroxismo en el último tercio del signo. Este es un lugar de una altísima
tensión para la Luna Progresada, ya que aquí se abre la posibilidad de
conectarse con las verdades universales que subyacen bajo la manifestación de
lo visible. Es un lugar de tremenda inspiración, donde uno puede comunicar
sus ideas y pensamientos a todos, y esta luminosidad se vuelve contagiosa. La
convicción interna se traduce en una gran capacidad de persuasión.
El problema es que aquí, como casi en ningún otro lugar del zodiaco, vemos el
poder de la mente siendo utilizado para huir de la realidad o para imponer su
juicio sobre la realidad.
Para aquel que ancla su identidad personal alrededor de sus ideas y opiniones,
la tentación será la de ponerse, e imponerse por encima de los demás.

En los últimos grados de Acuario uno suele encontrarse viviendo una autentica
aventura fascinante pero un poco loca, o descubriendo nuevas perspectivas
sobre la vida, o conociendo a personas que por sus conocimientos o posición
social provocarán cambios decisivos de orientación en la vida.
Al final, será importante mantenerse abierto a lo nuevo, no aferrarse a sus
creencias caducas, y comprender que aquí, quien más quien menos, todos
estamos zumbados de la cabeza. Podemos acabar -simbólicamente- en un
asilo de locos al entrar en Piscis, o aprender a navegar desde la razón sobre las
caóticas aguas de la inconsciencia. Aquí, Acuario te ofrecerá la libertad de
escoger.

El mayor regalo que Acuario le dará a la Luna Progresada, y el don que esta
podrá llevar consigo en el zurrón, es el de la capacidad de quitarse
importancia, verse desde fuera, y reírse de la locura de uno y del mundo.
Esa es la clave vital para acceder a la sabiduría, y la visión universal de
conjunto que une a los seres, por encima de sus peculiaridades egóicas, hacia
un objetivo común.

Imágenes de Integración.
Star Trek ha sido una de las más populares series de televisión, e incluso
saltaron a la gran pantalla en alguna ocasión. La película First Contact nos
cuenta la historia de una civilización extraterrestre, los Borg, cuya idea de la
perfección consiste en invadir, conquistar y eliminar todo rastro de
individualidad en sus víctimas, razas y civilizaciones galácticas, modificando su
genética, poniéndoles todo tipo de implantes y asimilándolas a la conciencia
colectiva de su colmena. Una verdadera plaga. Una caricatura monstruosa de
algunos de los aspectos menos agradables de la civilización occidental y de la
sobrevalorada era de Acuario.
La Luna Progresada en Piscis

Piscis es el signo de lo absoluto. Serlo todo o no ser nada. Su naturaleza es


como se podría esperar de un signo mutable de agua: fluida, escurridiza y
evasiva, y eso se hace patente en su ambigua actitud hacia cualquier
compromiso con la realidad. Sin embargo, y esta es la paradoja, en última
instancia Piscis nos muestra que la realidad no es más que un efecto óptico
creado por una ilusión pasajera.
Entrar en Piscis es como entrar en el país de Alicia, donde nada es como
parece, y todo cambia en un instante. Alicia en griego significa Verdad.
Nuevamente la paradoja. En el mejor de los casos, Piscis mostrará los más
sublimes y conmovedores paisajes del alma, y en su peor faceta será el caos
infernal, donde los últimos vestigios de la identidad personal se pierden en los
océanos del olvido.

En el batir de las olas frente a las orillas del mundo, suspiran las almas que
añoran regresar, y lamen la roca y la arena de sus lenguas empapadas en
lágrimas. Frente a ellas, encerradas en su frágil envoltorio de carne, las almas
de los poetas, los místicos, y los irremediablemente enamorados añoran
regresar al vientre profundo del océano, hipnótico recuerdo de un ámbito,
donde por un instante eterno Uno fue Nada...y simultáneamente lo fue Todo.

Piscis es el último de los signos del zodiaco. Su símbolo más emblemático es el


mar, desde donde se originó la vida y hacia donde van a acabar ahogándose
todas las penas del mundo. Piscis es el último mes del invierno, y representa la
transición de la vida a nivel embrionario. La eclosión de las semillas bajo tierra
que en Aries brotarán con el nuevo impulso de la primavera. El periodo de
gestación del feto en el cual el fruto de la experiencia de todas las
encarnaciones pasadas están dando forma a la nueva criatura que ha de nacer.
Piscis es el final y el comienzo.
La experiencia de Piscis nos conecta con la disolución final de los impulsos del
ego individualizado, al sumergirse de nuevo en el océano de lo inconsciente.
No es de extrañar que este sea el signo de las escapatorias, de las adicciones
destructivas, de la perdida de la voluntad y del anhelo de reencontrarse con la
fuente original indiferenciada de todo lo que existe.
Asomarse a Piscis es mirar en un pozo, donde por mas que uno busque, nunca
encontrará el fondo.
En Piscis uno se encuentra o se pierde, o ambas cosas al mismo tiempo.
Es por ello que a menudo Piscis fantasea con castillos en altas montañas, o
monasterios donde el tiempo se congela en disciplinadas rutinas. Lugares de
retiro. Edificios en piedra que lo protejan del envite de los mares. En Piscis, a
veces se hace muy difícil soportar la carga de las realidades cotidianas.

Al entrar la luna en Piscis, uno se encuentra teniendo que reconocer que las
altas expectativas e ilusiones que uno había proyectado en la fase anterior, se
enfrentan a una realidad que nos afecta a un nivel emocional muy profundo.
En acuario pueden generarse inercias difíciles de frenar, donde uno se ha
empecinado en ciertas ideas o líneas de acción, contra viento y marea.
En el signo de la ilusión por excelencia, la Luna progresada se encuentra
paradójicamente frente a una realidad a veces difícil de tragar. Quizás algunas
de las circunstancias limitadoras de este momento sean el despertar de la
conciencia a las consecuencias de haber estado viviendo desde una cierta
excentricidad en Acuario.
El no querer reconocer un fracaso relativo, y la desilusión que ello implica,
puede llevarnos a la resignación, o a buscar vías de huida de ciertas
responsabilidades, o a culpar al cruel destino. Tener que soportar la carga de
obligaciones, en soledad, o responsabilizarse de las consecuencias de
decisiones pasadas, son la nota fundamental de los primeros meses de esta
progresión lunar. A veces, veremos a una persona mayor en posición de
autoridad actuando como benefactor, ofreciendo su apoyo. Por otro lado, si en
acuario uno ha logrado involucrarse en el colectivo de una manera
satisfactoria, en Piscis empezaremos a ver como el campo de influencia
personal empieza a extenderse más allá de las fronteras del universo
circundante inmediato a su persona.
Uno puede estar quizás comenzando a ser el catalizador de profundas
transformaciones a su alrededor.
En la medida que uno se acerca a los grados centrales del signo, la tonalidad
empieza a transformarse. Se empieza quizás a aceptar la rutina que la nueva
situación exige, y en ello, comienza también a vislumbrar nuevas posibilidades,
aunque las circunstancias continúen siendo tales que la voluntad personal siga
estando a la merced de estas rutinas. Sin embargo, y a nivel mental, puede
que de manera repentina o insospechada, nuevas fuentes de información se
hagan accesibles, o nuevas amistades y relaciones aparezcan en la vida, que
nos aportan claves importantes que le permiten a uno compartir con otros, las
sutiles visiones que van formándose en el espíritu.
Lo importante, durante la fase central del ciclo -que es un poco caótico- es
estar dispuesto a reformar las propias estructuras de pensamiento, y abrirse a
conceptos nuevos sobre la naturaleza de la existencia. La resistencia a estos
procesos desencadenaría una cristalización cada vez mayor de la personalidad
en las posturas victimistas, mientras uno se aferra a sus razones.

La intensa actividad psíquica de esta fase alcanzará, durante el último tercio


del signo sus características más marcadas. Más valdrá aprender a navegar.
Hacia el final del signo, puede ser que se haga inevitable tener que realizar
algún tipo de sacrificio.
Es esta última, una fase caótica, donde la emotividad adquiere connotaciones
casi incontrolables, que pueden resultar muy peligrosas para el equilibrio
general de la personalidad, llegando hasta el punto de perder el timón, en cuyo
caso las cascadas de acontecimientos pueden arrastrarlo a uno hacia algún tipo
de abismo, frente al que no pueda resistir.
Sin embargo, para aquel que interiormente ya ha decidido que va a sobrevivir,
estos últimos grados, o meses de progresión lunar pueden traer experiencias
realmente mágicas. Al sentir que, abriéndose de par en par a lo que la vida
quiera traerle, el mundo le devuelve la mirada con la más poética y
desgarradora generosidad.
En cualquier caso, el último grado de Piscis es el lugar de todos los finales y
todos los comienzos. Solo en los casos en que la amargura es el residuo
destilado de toda la fase Piscis, la siguiente fase Aries estará marcada o
condicionada por un sentimiento de revancha y un egocentrismo feroz.
De ahí la importancia del perdón, de perdonar y perdonarse, para evitar así
volver a reproducir una vez más las pautas del pasado que Piscis recomienda
disolver en el océano de la redención.

Imágenes de Integración.
Piscis sugiere la vida intrauterina, y la ondulante frontera entre la realidad y la
ilusión.
Tal y como empezamos, acabaremos, y vuelvo a sugerir El Matrix para ilustrar
el signo que precede a Aries. ¿Que es real?
¿El mundo de las apariencias, y del devenir de la existencia en toda su
multiplicidad de acontecimientos y circunstancias siempre cambiantes, y
sujetas a las coordenadas del tiempo lineal y limitado de nuestra vida?
¿O lo real es la fuerza de los patrones cósmicos que organizan la realidad
según unas leyes intrínsecas y comunes a todo lo que existe?
¿No será nuestra realidad concreta la expresión externa de unas pautas
internas que, una vez reconocidas como tal, nos desvelan la naturaleza real de
nuestro vínculo con el universo?
Si eso fuese así, quizás eso explicaría porque la astrología...funciona.
Elementos de criterio en la interpretación

Consideraciones generales.
Recuerdo que cuando empezaba a estudiar estas técnicas, y aún no existía la
propagación de Internet, pasaba semanas enteras con la nariz enterrada en mi
vieja Enciclopedia Británica cotejando biografías con las Progresiones
Secundarias.
Todo buen estudiante de astrología se ha entregado durante interminables
horas en febril estado de obsesión intelectual a la tarea de escarbar
información desde los datos biográficos ajenos. El estudio de sus vidas nos
enseña como estas quedan reflejadas en los astros.
Pero no hay fuente de información más reveladora que la propia biografía.
Es desde esta observación y reflexión detenida que podemos destilar los
criterios de interpretación que tienen mayor validez.
Lo más importante es entender la biografía como herramienta de auto-
conocimiento.
Por lo tanto ofrezco este primer elemento a considerar:

Quien se acerque a las Progresiones Secundarias no debe olvidar jamás que su


propia vida es el campo de experimentación de los procesos de la conciencia
que está intentando comprender.

Revisar la propia autobiografía a través de la Luna Progresada puede arrojar


luz acerca del modo en que la conciencia ilumina...o no, cada recodo de
nuestro camino. La conciencia nos devuelve la mirada desde el umbral de los
paisajes que cada peregrino solitario encuentra a cada paso de su peregrinaje
por la vida.
La Luna Progresada es ese devenir, ese...paso a paso, que nos dice que cada
uno de nosotros tendrá que degustar todas las facetas de la vida -el zodiaco-
al menos un par de veces si tiene suerte. Pero es indispensable indagar en ella
desde la memoria, porque es un elemento lunar, y por lo tanto describe algo
acerca de como desde el día a día nos alimentamos de la experiencia, e
igualmente nos vamos dejando la piel en ella.
La utilización de una técnica como las Progresiones Secundarias como método
de pronosticación da pié a todo tipo de confusiones si son utilizadas sin la
suficiente sutileza y comprensión por parte del observador, porque las
Progresiones Secundarias observan el tiempo desde una dimensión simbólica.
La Luna progresada es algo que se desplaza al interior de una dimensión
simbólica de tiempo. Es natural por lo tanto que ofrezca una perspectiva muy
clara acerca de la cualidad simbólica del instante.

Pero ese instante no es más que una fracción de tiempo al interior de un


patrón de desarrollo cíclico muy definido.
Si observamos la cualidad y calidad de nuestra experiencia desde una
perspectiva sesgada e inconexa, nos resulta difícil comprender por qué nos
acontece... aquello que nos acontece, o incluso entender la relación
significativa de acontecimientos distantes entre sí en el tiempo, y que
aparentemente no tienen una conexión causal.
Desde una perspectiva más unitaria, no existen los instantes aislados.
Cualquier cosa que ocurre en un momento dado está íntimamente ligado a lo
anterior, e igualmente estará constantemente gestando múltiples futuros
posibles, al interior de un orden -o desorden- natural de cosas.

Explorar la Luna Progresada es una manera de indagar en una inteligencia


superior, un orden de cosas que no es más que ley de vida, en afinidad con las
reglas del juego inherentes a la manifestación de lo visible, siguiendo unas
pautas rítmicas perfectamente naturales.
Por tanto, las preguntas que uno podría hacerse al respecto serian las
siguientes:

¿Que es aquello que determina que la expresión de una progresión adopte una
cualidad y no otra?

¿Por qué en mi caso se manifiesta de un modo y en el caso de mi prójimo de


otro modo totalmente diferente?
Esa es la verdadera pregunta que el Viajero ha de hacerse a cada recodo de su
peregrinaje. Y para ello no hay nada como la reflexión, y la luna es nuestro
mayor reflector. Reflexionar acerca de las circunstancias y vivencias de un
periodo concreto de la vida aunque fuese hace muchos años, y cotejarlas con
la Luna Progresada nos llevará, aunque a veces duela, a constatar algo muy
especifico... y ese algo, define el segundo elemento a considerar:

El entorno se asemeja siempre a las características del observador.

El sufrimiento que a menudo sentimos en la vida viene a veces causado por el


hecho de concebir el mundo como algo que está ahí para alimentarnos. Uno se
relaciona con el entorno en función a unas necesidades. Y las necesidades
pueden ser reales...o imaginarias, es decir; generadas desde la insatisfacción o
la ansiedad que son el residuo emocional de experiencias pasadas.
Esa es la experiencia de la Luna desde la vacuidad.

¿Por qué no me da la vida lo que necesito?


Esa es la pregunta que me mantiene en la miseria, me dejo la piel en ella día
tras día y la Luna nunca me dará la respuesta.
Hay una pregunta mas acertada, y que emana desde un sentimiento de
plenitud... ¿Hasta qué punto me estoy dando a la vida?

Al observar la Luna progresada por los signos del zodiaco, podemos ir


vislumbrando como la vida nos lleva a experimentar toda la gama de facetas
disponibles al campo de percepción humano representado por el zodiaco.
La descripción de esa gama de experiencias queda modulada de un modo
especial por los siguientes parámetros.

1- Al observarla a través de las Casas de la carta natal, recibimos una


información suplementaria, porque la Casas nos indicarán áreas de la vida
donde las vicisitudes de la Luna vendrán a alimentar el concepto que uno
desarrolla acerca de esas mismas zonas de relación con la vida.
2 - Los aspectos de la Luna Progresada a otros cuerpos celestes de la carta
añadirán otras connotaciones y matices, y nos ofrecerán información acerca
del tipo o cualidad de relación que uno ha establecido hasta ese momento con
el arquetipo en cuestión simbolizado por ese otro planeta, a través de las
vivencias que coincidan en el tiempo con la formación de esos aspectos.

3 - Los ángulos que entre sí forman la Luna y el Sol Progresados establecen


una categoría especial, ya que encuadran la naturaleza de las vicisitudes de
nuestras vidas al interior de un marco temporal muy especifico de 29.5 años.
Este ciclo define la fase lunar particular a cada momento, y por lo tanto
coloreará inequívocamente las características de la experiencia durante el
pasaje de la Luna por un signo u otro.
Este es El Ciclo Soli-Lunar en Progresiones Secundarias.
Con respecto a este ciclo en concreto, puedo asegurar que su observación
merece una consulta astrológica exclusivamente dedicada a él, pues puede ser
tan revelador acerca de la estructura de nuestro desarrollo como el ciclo de
Saturno, con quien por cierto comparte la misma cadencia, aunque sus
posiciones en el tiempo sean diferentes.

La importancia del Hyleg


Acerca de este ciclo soli-lunar progresado, hay un parámetro bastante
desconocido, aunque era un parámetro habitual para los astrólogos árabes, y
este es el Hyleg.
Hay diferentes maneras de definir un Hyleg, pero el que nos concierne es el
siguiente.
El Hyleg es el lugar exacto de la carta natal donde se produjo la última luna
nueva antes del nacimiento, y la encontraremos siempre en un arco de
longitud inferior a 29 º por detrás del Sol natal.
El Hyleg no es en sí mismo -o al menos esa es la conclusión a la que he llegado
en mis estudios- un lugar necesariamente sensible de la carta, o no de ninguna
manera obvia o contundente, excepto por la importancia que tiene la
observación de cualquier planeta que forme un aspecto con el grado del Hyleg.
Este aspecto entre un planeta natal y la posición del Hyleg no se puede
considerar como un otro aspecto cualquiera, porque por sí mismo no refleja
rasgos de personalidad, a no ser que entendamos la personalidad como una
estructura que se va formando con el tiempo, en cuyo caso si que puede tener
su importancia en la observación de la carta natal en la medida en que ese
planeta, o planetas natales en aspecto al Hyleg estarán después en aspecto
con el Sol y a la Luna progresada cada vez que estos vuelvan a estar en
conjunción por progresión secundaria.
Si Saturno por ejemplo esta en aspecto al Hyleg, casi siempre la Luna Nueva
Progresada posterior al nacimiento estará en aspecto con Saturno.

Si concebimos la conjunción Sol-Luna (Luna Nueva), como símbolo de la


función generadora de un impulso vital entre los principios femeninos y
masculinos, el planeta que aspecta la Luna Nueva podría ser considerado como
un agente condicionante de la naturaleza del ciclo que comienza.
Esto puede llevarnos a conjeturar que esta posición -el Hyleg-, podría llegar a
tener una tremenda importancia en la carta.
Pero en la práctica no es tan fácilmente observable el modo en que el planeta
aspectando al Hyleg se manifiesta a través del desarrollo de la personalidad del
individuo porque -no olvidemos-, este aspecto será compartido por todos los
seres humanos nacidos a lo largo de como mínimo, un mes de tiempo real!
El Hyleg es, por poner una analogía, la marca de una gigantesca eyaculación
cósmica donde la vida intentará que al menos unos cuantos individuos
encarnen como fruto de esa lunación, el proceso evolutivo inherente al planeta
condicionante de esa lunación, a lo largo del devenir de sus existencias, y en el
marco de la simbología cíclica soli-lunar en progresiones secundarias.

Por poner unos ejemplos de personajes famosos cuyos Hyleg semblarían ser
determinantes en el devenir de sus vidas a causa de su vocación citaría a:
El Hyleg de Jacques Ives Cousteau, que está en aspecto a Neptuno.
(Oceanógrafo)
El Hyleg de Alexander Flemming está en aspecto a Plutón- Marte
(Bacteriólogo)
El Hyleg de Antoine de Saint Exupery está en aspecto al solitario Saturno.
(Autor de El Principito)
El Hyleg de Carl Gustav Jung está en aspecto a los Nodos de la Luna.
(Psicología del Inconsciente)

Cada uno de estos individuos, y a través del pulso de las Lunaciones


Progresadas, han manifestado algún aspecto particular del arquetipo
fecundante a través de su vocación, su creación o su oficio.
Este ciclo es muy peculiar, y su observación a través de la carta natal puede
resultar muy revelador a la hora de plantearse la siguiente pregunta:

¿Que es aquello que la vida está intentando manifestar a través de mi


existencia?

Es posible que solamente unos pocos individuos tengan, al final de sus días,
una respuesta a esta pregunta.
Existe otra dimensión alrededor del tema de la Luna Progresada, y que se
refiere a su observación conjunta con la Luna Progresada Conversa. Esta es la
posición de la Luna a través de las Progresiones Conversas, que son las que
colocan a la Luna mirando hacia el pasado anterior al nacimiento.
Esta Luna forma un reflejo, o imagen espejo de la Luna Progresada, y viaja en
el sentido contrario al de la Luna Progresada.
Estos parámetros forman parte de observaciones e investigaciones de muy
hondo calado y no son recomendables a no ser que uno tenga una idea muy
clara de lo que anda buscando.

La Luna Progresada y Saturno en Transito


Existe una relación muy estrecha entre la Luna por Progresión Secundaria y
Saturno por transito. Esto se debe en parte al hecho de que ambos cuerpos
celestes están íntimamente relacionados con… el Tiempo.
Los procesos de asimilación, formación, desarrollo y cristalización en el tiempo,
tienen sobre el conjunto de la personalidad y sobre el devenir de la existencia
un impacto irreversible.
Debido a nuestra estructura biológica estamos condicionados y condenados,
como todos los seres orgánicos de este planeta, a movernos a lo largo de las
coordenadas de un tiempo lineal. Esto en términos comunes quiere decir
sencillamente que no podemos viajar en el tiempo hacia atrás, solamente hacia
adelante. Cada decisión y cada acto que realizamos encauzan nuestra realidad
en una única dirección que excluye todas las demás.
Si ahora me voy al supermercado a comprar…me voy al supermercado a
comprar. Si ahora me quedo escribiendo estas líneas…me quedo escribiendo
estas líneas. ¿Tengo libre albedrío para escoger? Supongo que hasta cierto
punto si, pero escoja lo que escoja, siempre tendré que dejar la otra
alternativa fuera de este universo.

La percepción de unas posibilidades ilimitadas de la conciencia, pertenecen al


arquetipo Júpiter, no a la Luna ni a Saturno. Por eso, la observación conjunta
de los movimientos de la Luna Progresada junto con los movimientos de
Saturno por Transito nos ofrece una perspectiva muy clara de cómo se va
tejiendo la trama de nuestro destino, a través de nuestra capacidad, o
incapacidad de comprometernos de manera vital (Luna) y responsable
(Saturno)…con las necesidades del instante.
Porque aquí es donde se cuece el bacalao.
Como diría mi maestra Liz Greene, en tono de seria advertencia:
“Uno no puede, salvo en sueños, ni siquiera atreverse a concebir la integración
de los procesos simbolizados por los planetas exteriores Urano, Neptuno, y
Plutón, si uno antes no ha logrado consolidar una estructura contenida al
interior de unos límites concretos, a través de su personalidad. (Saturno)”
Es por eso que al prestar atención a La Luna Progresada y a Saturno por
Transito simultáneamente obtenemos un claro parte de guerra, que nos
describe los recursos a los que uno debe acceder (Luna Progresada por signos)
para lograr pasar por el umbral hacia la auto realización (Saturno por Transito
sobre las Casas natales).

Saturno tarda 29.5 años en dar la vuelta al zodiaco.


Eso es el mismo tiempo que tardan el Sol y la Luna Progresados en repetir por
primera vez el mismo ángulo reciproco que mostraban entre ellos el mismo día
de nacimiento. La Luna Progresada tarda aproximadamente 27.5 años en dar
la vuelta al zodiaco. Como estos datos revelan, estos ciclos están no solamente
vinculados por una misma familiaridad simbólica, sino que además están
conectados por sincronicidad en el tiempo.

Cualquier lector que comprenda las bases sobre las que se sustenta el edificio
del pensamiento astrológico, reconocerá inmediatamente la contundencia de
estas consideraciones métricas, a la hora de calibrar con la máxima atención
las imágenes derivadas de la observación simultánea de la Luna Progresada
por Signo, del Ciclo Soli-Lunar Progresado, y del Tránsito Cíclico de Saturno a
través de las casas Natales. La sincronicidad entre el Ciclo Progresado Sol-
Luna, y el ciclo de Saturno por Tránsito, se hace evidente cuando tenemos en
cuenta lo siguiente:
Cada vez que Saturno hace una oposición a su posición natal, de manera
simultánea el Sol y la Luna Progresadas se encontrarán en su fase opuesta a la
fase natal.
Vale la pena meditar sobre esto si tenemos en cuenta la importancia de estos
tres astros en la descripción de la formación de la personalidad.
Si tenemos en cuenta además el hecho de que la Luna por Progresión
Secundaria avanza por el Zodiaco a casi la misma velocidad que Saturno por
Tránsito, el aspecto o ángulo natal entre sendos cuerpos celestes en la carta
Natal resultan de gran importancia, porque durante años y años, y al poner en
movimiento la Luna por Progresión, y Saturno por tránsito, estos conservarán
la misma relación angular que tenían originalmente en la carta natal.
Aquí veremos cómo la misma estructura natal se va desarrollando en espiral a
través del paso del Tiempo…limitado del que disponemos, y del
Espacio…ilimitado de los diferentes campos de experiencia.
Al combinar estos diferentes parámetros podemos sacar la siguiente conclusión
como criterio de interpretación, sintetizándolo de la siguiente manera.

1 - El signo donde se halla La Luna Progresada nos indicará el modo en que se


van asimilando las características simbólicas del signo, para responsabilizarse
del esfuerzo de integración personal a través de los retos y dificultades del
campo de actividad de la Casa en cuestión por la que Saturno
simultáneamente transita.

2 - La fase Soli-Lunar nos indicará algo acerca de la naturaleza de la voluntad


solar, o como todas esas vicisitudes son en realidad el fruto de una
intencionalidad Solar que intenta emerger a la consciencia, pero está
condicionada por la necesidad de integrar ciclos enteros de experiencia, y de
adaptación al entorno.

Progresiones y Pronosticación
Una rúbrica aparte merece el tema de la pronosticación, que no es otra cosa
que la tentativa de localizar en un tiempo futuro eventos o tendencias.
La Luna progresada es algo que se desplaza al interior de una dimensión
simbólica de tiempo.
Es natural por lo tanto que ofrezca una perspectiva muy clara de la cualidad
simbólica del instante. Pero ese instante no es más que una fracción de tiempo
al interior de un patrón cíclico muy definido.
Como he sugerido ya anteriormente, desde una perspectiva global, en otras
palabras desde una percepción consciente de la relatividad de todo fenómeno,
no existen los instantes aislados. Cualquier cosa que ocurre en un momento
dado está íntimamente ligado a lo anterior, e igualmente estará
constantemente preñado de múltiples futuros posibles.

¿Que es aquello que determina que la expresión de una progresión adopte una
cualidad y no otra?
Esa es, como ya he apuntado anteriormente la verdadera pregunta que el
sujeto ha de hacerse a cada recodo de su peregrinaje. Aquí os doy una de las
claves secretas del criterio de observación de la Luna en las Progresiones
Secundarias, porque es necesaria una gran dosis de honestidad para responder
a la pregunta clave, que es nuevamente...
¿Hasta qué punto me estoy dando a la vida?
Solemos andar como chacales hambrientos buscándole beneficio a todo,
alimento en todo, pero la Luna es un trozo de queso y una botella de vino en el
zurrón de un viajero.
Buscamos alimentarnos a través de la Luna, pero... y si nos preguntáramos:

¿Hasta qué punto estoy permitiendo que mi vida alimente el Alma del Mundo?

Observar la cualidad de las vivencias propias comparándolas con la progresión


lunar nos ofrece información de primera clase para poder cuantificar una
respuesta, y nos ofrece además una información privilegiada para saber que es
aquello que uno debe recordar para realinearse con el flujo del devenir de un
cosmos del que formamos parte.

No se trata tanto de saber lo que va a pasar, sino de aprender de lo que va a


pasar para que cuando pase...uno lo sienta como parte de su camino...en vez
de sentirlo...como un destino impuesto por una voluntad ajena a lo que uno
alberga en sí-mismo.

La Luna progresada en sinastría


Se denomina sinastría al ejercicio de comparar dos cartas natales en busca de
información acerca de las posibles compatibilidades o incompatibilidades entre
dos personas cuyas vidas entran en relación.
La sinastría es por lo tanto una de las más difíciles de entre las artes
astrológicas, entre otras cosas porque es muy difícil establecer criterios
consistentes acerca de lo que es compatible o incompatible. Además, las
personas no son compartimentos estancos y las relaciones funcionan como
vasos conductores, donde se reparten los contenidos de las maneras más
sorprendentes e inimaginables.
Uno de los parámetros mas importantes en la comparación de las cartas sería
evidentemente las posiciones respectivas de las lunas de ambos individuos, y
ciertamente se pueden destilar conclusiones razonables al comparar las
posiciones de la luna natal por signo y casa entre dos personas, y por supuesto
teniendo siempre en cuenta cual es la naturaleza de la relación, -parentesco,
negocios, convivencia etc. -.
En líneas generales, se puede decir que dos lunas que se encuentren en el
mismo elemento tienden a entenderse, porque la cualidad prensil o vinculante
opera de un modo familiar a ambas.
Algo similar sucede entre las lunas en Aire y Fuego por un lado, y las lunas de
Tierra y Agua, por obvias razones ya que Aire y Fuego se inflaman
mutuamente, mientras Agua y Tierra fertilizan en su contacto.
Aire y Fuego sin embargo dificulta la estabilidad, mientras la combinación
Tierra y Agua puede ser excesivamente estática.
Las lunas en signos opuestos suelen fascinar desde lejos y crear situaciones
tremendamente pasionales y dinámicas, pero quizás no tanto como las lunas
en signos en cuadratura, que reflejan una gran tensión debido a impulsos
instintivos que se dirigen en direcciones muy diferentes.

Estos criterios de interpretación básicos en cuanto a la sinastría lunar entre dos


cartas, quedan filtrados bajo un nuevo prisma gracias a las progresiones
secundarias de la Luna por signos en cada una de ellas, hasta el punto que
pueden perfectamente describir, en el tiempo, ciertas vicisitudes de una
pareja, matizando en gran medida el significado potencial de la combinación
natal.
El ciclo de fases soli -lunares

Cada 29.5 días, el Sol y la Luna reproducen una conjunción entre ambos. La
Luna es invisible en esta fase, y se encuentra al interior de la órbita terrestre
alrededor del Sol. Desde el segundo día tras la Luna Nueva, y hasta la Luna
Llena cuando la Luna alcanza su máxima distancia al exterior de la órbita
descrita por la Tierra alrededor de su estrella, vemos como la Luna, abriendo
su ángulo con respecto al Sol, va reflejando una cantidad cada vez mayor de
luz, para ir luego menguando su luminosidad mientras se vuelve a acercar en
su órbita hacia el interior, para desaparecer en la oscuridad durante varios días
alrededor de la Luna Nueva siguiente antes de emerger de nuevo a la luz.
Este ciclo mensual es la base de todo calendario lunar, que en tiempo real dura
29.5 días, y en tiempo simbólico, es decir, por progresiones secundarias, dura
29.5 años.

Este ciclo de 29.5 años, desde la perspectiva de las Progresiones define uno de
los mas sutiles parámetros de estudio acerca del sentido y propósito del
devenir de una existencia.
Este ciclo en progresiones secundarias, no nos habla en detalle acerca de
ningún evento en concreto en la vida de nadie, sino que nos indica de que
modo algunos eventos se inscriben al interior del significado global de un ciclo
de evolución de 29.5 años.

El ciclo soli-lunar nos describe una historia, o mejor dicho el hilo conductor que
da continuidad a una serie de eventos, como si de un guión oculto se tratara
en muchos casos. Pero no en todos los casos encontraremos que nuestra vida
se explique en función de este ciclo, porque quizás nuestra historia personal no
está condicionada en muchos casos por este ciclo... pero quizás si. Vale la
pena echarle un buen vistazo por si acaso.

Mi experiencia me ha mostrado que este no es un parámetro universalmente


aplicable, lo que no resta valor a su observación porque cuando el hilo
conductor aparece, lo que vemos es como en el transcurso de una vida, el
devenir del individuo se va alineando con un tipo de impulso motriz o
entramado arquetípico, o voluntad solar que puede aportar una gran
perspectiva y un sentido al viaje personal por la vida.
Normalmente, definimos nuestra versión oficial de los hechos, es decir nuestra
representación auto-biográfica en función a una necesidad de encontrar una
coherencia, una continuidad, un sentido y un propósito a la secuencia de
experiencias que amalgaman nuestra historia personal. Eso es importante
entenderlo, porque en realidad pocos son dueños de su devenir, y casi todos
viven en función de lo que el azar de las mareas ha arrastrado hacia su playa.

Una biografía puede ser así un mero recuento de aleatorias secuencias, causas
y efectos en sucesión cronológica. Como la sucesión cronológica de aquel que
se despeña rodando por unas escaleras.
El azar de los encuentros fortuitos, la suerte o la mala suerte, las influencias
del entorno que condicionan constantemente a hacer, decir, pensar y sentir
esto o lo otro... improvisando decisiones al paso... justificando sus errores...
maldiciendo a este o a aquel... refugiándonos en una ideología política, un
sistema de creencias, etc...o sea lo cambiante de la Luna y el pan de cada día.

Puede ser que nos perpetuemos en este molde.


O puede ser que el devenir de la existencia contenga una posibilidad distinta.
Una línea, una continuidad conceptual, una voluntad profunda, un plan
maestro, una flecha lanzada al vacío en busca de una diana.

El ciclo Soli-Lunar progresado es un marco de referencia simbólico sobre el


cual cartografiamos el recuento de nuestras experiencias, a la búsqueda de un
hilo conductor que muestre de que manera experiencias distantes en el tiempo
y aparentemente inconexas entre si, en el fondo, participan de un significado
por el mero hecho de emplazarse en nódulos secuenciales que los vinculan a
un patrón mas amplio. Recordad que la luz de la luna es luz solar. Al
considerar el Sol como fuente de la luz lunar aparece el elemento masculino de
la determinación firme. La Luna no hace más que cambiar constantemente,
pero el Sol ancla la realidad bajo la luz de una voluntad inflexible.
Como si algo estuviese intentando manifestarse a través de los aparentemente
caóticos rebotes que desde la cuna hasta la tumba… descienden a lo largo de
las escaleras.
En ocasiones, es como si un intangible daimon guiara nuestros pasos en una
sutil dirección hacia algo, que solo cuando lo observamos desde la distancia
aparece visible, pero que de entrada escapa a una percepción ordinaria del por
qué las cosas ocurren de una manera y no de otra.
Alinear la atención en esa dirección, e incorporar conscientemente ese sentido
de propósito solar puede facilitar la comprensión del instante como parte de un
proceso cíclico inherente a la expresión de todo lo que en la vida va
aparentemente sucediendo de forma caótica.

Al igual que con las progresiones de la Luna por los signos del Zodiaco, este
otro ciclo imprime un orden y una secuencia natural, pero su naturaleza es
mucho mas sutil, y por tanto el ejercicio de reflexión necesita un movimiento
mucho mas profundo para llegar a captar su sentido.

La astrología mide el tiempo y el espacio, y todas sus herramientas en el fondo


van destinadas a ofrecer al navegante una orientación acerca de su rumbo y
posición en el océano de la vida.
El ciclo soli-lunar es una de las mas sutiles y misteriosas de entre estas
herramientas, y debe ser tomada como tal.

Todo en la vida tiene un punto de origen y un lugar de destino. La astrología


nos sugiere que todo se manifiesta como partes al interior de un engranaje
cíclico que opera en incontables niveles y dimensiones.

Cuando el astrólogo reconoce que un individuo se halla en un punto


determinado de un ciclo, su misión consiste en ayudar a hacer comprender
aquello que ese estadio del ciclo está exigiendo de uno en ese momento, sea
para concretar un objetivo, o para detener una inercia que a uno le aleja de la
posibilidad de afinarse con un cierto orden cósmico que suponemos inherente a
cada instante del camino.
Las progresiones tienen una cualidad inherente que imprime un movimiento,
tan pausado de la carta natal, que puede ser tomado como una disciplina-guía,
una especie de Tai-Chi, una herramienta de sincronización en el gesto correcto
para cada circunstancia.

Las ocho fases del ciclo


La división del ciclo soli-lunar establece ocho sectores de 45º cada uno
partiendo desde la conjunción Sol-Luna (Luna Nueva), formando un marco
donde observamos las diferentes características del despliegue del ciclo, en
función de la distancia alcanzada por la Luna Progresada respecto al Sol
Progresado, para cumplir una misión que durará 29 años.

Fase 1. Luna Nueva. De 0 a 45º


Fase 2. Creciente. De 45 a 90º
Fase 3. Cuarto Creciente. De 90 a 135º
Fase 4. Gibosa Creciente. De 135 a 180º
Fase 5. Luna Llena. De 180 a 225º
Fase 6. Gibosa Menguante, o Diseminante. De 225 a 270º
Fase 7. Cuarto Menguante. De 270 a 315º
Fase 8. Balsámica. De 315 a 360º

Como veremos más adelante en La Rosa de Alejandría, cada fase contiene


simultáneamente cuatro sub- fases.
Cada una de estas 8 fases refleja esencialmente un tipo de energía disponible
desde un orden secuencial, en la manifestación de un impulso vital.
De un modo muy sutil, esta energía puede ser visible desde la mismísima fase
lunar en la que uno nace, y veremos en el plano de la personalidad, una serie
de rasgos energéticos diferenciados en función de esa fase lunar natal.

Los individuos nacidos durante una Luna Nueva por ejemplo, despliegan
características algo diferentes si la Luna ha pasado ya por la conjunción
exacta, o si al contrario está a punto de hacer la conjunción exacta con el Sol,
porque en el primer caso lo que obtenemos es una gran inocencia y
espontaneidad, como si uno no pudiese claramente distinguir las
consecuencias de sus propios procesos impulsivos.
En el segundo caso, el individuo suele actuar como catalizador de situaciones
finales, como si se vinculase con la vida desde aquello que ya ha quedado
atrás, y que hay que trascender, siendo algunas de estas personas individuos
soñadores, con ciertos dones proféticos. Esta diferencia es muy tangible
incluso si ambas luminarias se encuentran, en las dos cartas, en un mismo
signo y casa. La fase lunar marca una diferencia.

Estas consideraciones podrían ser secundarias, si las contrastamos con las


cualidades por signo y casa de las luminarias en la carta natal, pero en
progresiones la cosa cambia. A continuación veamos cómo se despliega el
sentido del ciclo a lo largo de sus fases.

El Héroe y el Dragón
El Héroe y el Dragón son la personificación de la dualidad Luz-Oscuridad. La
mitología de todas las épocas describe el combate entre el héroe y el dragón,
añadiendo los personajes circundantes como son la princesa, el rey-padre
desterrado, y otros.
Asociando las cinco etapas en el modelo de evolución de la figura del héroe en
relación con su dragón; el Huérfano, el Vagabundo, el Guerrero, el Mago y el
Ermita con las diferentes fases de la Luna, intento únicamente evocar la
naturaleza arquetípica de este ciclo, ya que es muy difícil pronosticar ningún
evento en concreto en función de estas fases en la vida de un individuo, a no
ser que la voluntad solar haya conseguido impregnar el devenir de la
existencia del individuo en una dirección muy clara y definitiva.
Fase 1. Luna Nueva. De 0 a 45º

Todos nacemos en una fase Soli-Lunar que tiene su origen en una Luna Nueva
anterior al nacimiento, pero en el transcurso del primer mes de vida tendrá
lugar en el cielo nuestra primera Luna Nueva desde el nacimiento. En
Progresiones Secundarias, el año de la Primera Luna Nueva Progresada es
importante, ya que hasta entonces todo lo que uno haya experimentado no
deja de ser parte de un ciclo cuyo origen es anterior al nacimiento. Todo lo que
ocurre en la vida con anterioridad a esta primera Luna Nueva, sigue siendo el
resultado de una herencia.
Esta primera Luna Nueva, contiene potencialmente el germen de un primer
paso en un proceso de individualización, donde aquello que se genera, es ya el
fruto de la síntesis de una experiencia propia.
Durante una Luna Nueva Progresada, la vida genera un impulso nuevo, y si el
impulso es lo suficientemente nítido y fuerte, podremos ver como todo a lo
largo de los 29 años siguientes, la imagen implícita al impulso buscará
exteriorizarse en el entorno primero, luego interiorizarse como elementos
integrantes de la personalidad para poder generar una nueva imagen en el
ciclo siguiente.

Lo que ocurre, es que este impulso rara vez se manifiesta durante la Luna
Nueva como algo que en ese momento uno pueda reconocer como
trascendente o definitivo, porque está ocurriendo en la oscuridad, o a un nivel
subconsciente.
Un sueño, un libro que uno lee, una impresión aparentemente pasajera, una
acción impulsiva, o un evento fortuito. Lo que se cuece durante una Luna
Nueva es a menudo difícilmente observable, porque en la oscuridad de la
noche, uno no distingue bien hacia donde le dirigen sus pasos, y esta suele ser
una época de confusión ya que aunque se hace patente que algo está
quedando obsoleto en el pasado, uno aún no ve con claridad lo que hay por
delante en el futuro.
Poco después de la Luna Nueva, ella comienza a hacerse visible al ojo del
observador como un fino arco de luz en el cielo del atardecer, tras haber
permanecido en la oscuridad durante unos cuatro días. Simbólicamente, por
Progresión Secundaria esta fase cierra el periodo de cuatro años de oscuridad
alrededor de la Luna Nueva Progresada.
No se debe entender connotación negativa alguna al hablar de la oscuridad de
la Luna, porque toda forma que emerge a la vida requiere un periodo de
gestación, y la gestación requiere oscuridad. No hay resurrección sin muerte,
ni día sin noche, ni conciencia sin conexión con lo inconsciente. Lo importante
aquí, será dejarse llevar por el instinto, tomar iniciativa con entusiasmo, iniciar
movimientos o procesos nuevos en la propia vida dejando salir lo que uno lleve
por dentro, tanteando aunque uno no sepa claramente lo que es. El héroe es
aún solamente un niño...y ha quedado huérfano.
Posiblemente veremos mas adelante en el ciclo que era aquello que
comenzaba entonces.
La segunda Nueva Luna Progresada, acontece en la madurez, y abre la
posibilidad de un nuevo renacimiento a un nivel más individualizado.

El individuo cuya Luna empieza a emerger a la luz intuye que va a algún sitio,
pero ese sitio es aún desconocido, y lo entrevé apenas como un sueño. Uno
continua actuando desde un impulso ciego e instintivo hacia la extroversión.
Esta fase Luna Nueva culminará con la semicuadratura creciente entre el Sol y
la Luna Progresadas, y ese momento corresponderá con algún tipo de
confrontación con lo aparentemente externo, que en realidad será una
confrontación con los fantasmas que, arrastrados del pasado, se proyectan
sobre su entorno.
Esta fase corresponde al abandono de la matriz del pasado y del encuentro
mítico del joven e inexperto héroe que atisba por primera vez el dragón.
Fase 2. Creciente. De 45 a 90º

La Luna Nueva simboliza el instante en que se genera el impulso de las fuerzas


fecundantes del ciclo, y la fase 2 coincide con el emerger de ese impulso a la
luz de las circunstancias exteriores.

Esta segunda fase coincide con el momento en que en el cielo la Luna se ha


distanciado lo suficientemente del Sol como para empezar ella a iluminar las
últimas horas de la tarde.
Una energía potentemente expansiva se exterioriza en esta fase, aunque ésta
sigue siendo una fase impulsiva, donde uno continua probando esto o lo otro,
explorando, experimentando, buscando en el entorno ver el reflejo de aquello
que uno genera.
Es por lo tanto un periodo que puede estar marcado por el dilema entre lo
viejo y lo nuevo.
Uno está intentando exteriorizar un impulso nuevo, buscando una dirección
concreta, pero al mismo tiempo existe una interferencia interna causada por la
inercia y las costumbres de antiguos moldes en el modo de pensar o sentir, o
como si las responsabilidades y cargas del pasado aún se resistieran a ceder al
nuevo impulso.

A menudo, y justo al principio de esta fase -o incluso antes, con la Luna a 30


grados del Sol-, se produce algún tipo de choque o enfrentamiento con una
realidad exterior que parece bloquear el paso, sin embargo hay una fabulosa
lección en esa eventualidad porque aquello con lo que uno se enfrenta, podría
por primera vez mostrar el rostro de aquello a lo que el héroe deberá dedicar
su atención para desarrollarlo como cualidad propia.
Esta especie de neurosis pasajera, si es derrotada abrirá nuevos caminos,
permitiendo al individuo una cada vez mas creciente capacidad de exteriorizar
su imagen, definiendo la dirección mientras va descartando opciones baldías.

El joven héroe, batido en un primer encuentro con el dragón, es forzado a la


huida, y se convierte en vagabundo. Esto quiere decir que uno espera dejar
atrás su dragón. El héroe aún no sabe lo que le espera.

Quizás durante la Luna Nueva uno ha cambiado de vida, y sin embargo, la vida
nos demuestra que en la mayoría de los casos, y aunque uno cambie de casa,
de trabajo, de país o de pareja, para empezar una nueva vida, al cabo de un
par de años, todas las contradicciones internas se habrán desplegado de nuevo
en su nuevo entorno.

Esta fase lunar muestra que todo aquello que al comenzar, se va manifestando
en la vida, no es realmente nuevo sino posiblemente la repetición de un patrón
anterior.
Fase 3. Cuarto Creciente. De 90 a 135º.

90º es aquí el Cuarto Creciente de la Luna.


La Luna aparece en el zenit mientras el Sol se pone en el horizonte, y su
apariencia es la de un semicírculo perfecto.
Una mitad iluminada, otra mitad en la sombra. A partir de este momento, la
luz comenzará a prevalecer sobre la sombra, situación que perdurará hasta el
Cuarto menguante, 14 días mas tarde. El aumento de la luz implica que la
dimensión objetiva empieza a predominar sobre lo subjetivo. Hay visibilidad
nocturna.

En el Ciclo de Lunación Progresado, el Cuarto Creciente representa un


momento crucial en el que uno tiene que tomar decisiones y actuar
valientemente en consecuencia.
Esta es una crisis de acción, y el ser habrá de movilizar todas sus energías en
una dirección concreta, con el fin de dotarse de los medios que le permitan
obtener sus fines a largo plazo.
Ya no es momento de mirar atrás ni de dudar. Hay que romper definitivamente
con el pasado para hacer de su vida un campo fértil sobre el cual el impulso
vital engendrado durante la Luna Nueva Progresada anterior pueda prosperar.
Eso se traduce en la necesidad de dar prioridad a las formas, actualizar u
objetivar la imagen concreta.
Aquí se impone una decisión drástica, y una crisis de acción donde hay que
acabar rompiendo definitivamente con el pasado si uno quiere darse la
oportunidad de ver frutos durante la Luna Llena.
Uno tiene que enfocar toda su energía y su voluntad deliberadamente y en una
dirección definida con el fin de obtener unos resultados concretos que uno ya
ve posibles como la plenitud de la Luna Llena hacia la que se dirige.

Es importante no caer aquí en la categorización de luz con bueno y oscuridad


con malo, porque todo es dual, y aunque la luna ilumina el mundo de lo
concreto, lo concreto representa la oscuridad para lo abstracto.
La vida nos exige en esta fase una encarnación, y a eso es a lo que hay que
entregar la fuerza espiritual de la imagen inicial.
Hay que darse al mundo, establecerse en él con coraje y con decisión.
Si las inercias del pasado predominan, aquí en esta fase podrían truncarse las
posibilidades de un verdadero alumbramiento y un auténtico logro en la fase
Luna Llena.

Esta fase coincide con el momento en que el héroe se da cuenta de que no


podrá huir indefinidamente del dragón, sino que tendrá que enfrentarse a él,
porque no importa lo que haga, o a donde vaya, el dragón siempre aparece en
su horizonte. Una cuadratura es un cambio de dirección, el héroe ya ve con
claridad las posibilidades, y la necesidad de salir victorioso y derrotar al
dragón.
Para ello, ha de dejar de ser un vagabundo y convertirse en cambio, en un
guerrero. Ahora sabe que vaya donde vaya el dragón siempre le acecha, y ya
no vale la huida. Le espera una batalla, para la cual ha de prepararse.
Fase 4. Luna Gibosa Creciente. 135 a 180º.

Cuando la Luna alcanza la primera sesqui-cuadratura al Sol, entramos en la


fase 4 del ciclo, que durará hasta el momento de la oposición, o Luna Llena.
Esta fase está a menudo condicionada por el hecho de que uno está intentando
alcanzar aquello que se ha marcado como objetivo.
El impulso deja de ser espontáneo, y aquí se convierte en un esfuerzo
deliberado por lograr sobrepasar los últimos obstáculos en vista de una
realización concreta.
Es un periodo de intensa dedicación y de esfuerzo continuado por mejorar su
rendimiento y sus capacidades, buscar en suma la más excelente o perfecta
expresión de la imagen.

Algo que ocurre durante esta fase es que uno empieza a darse cuenta que en
la realización de sus objetivos uno tiene que contar primordialmente con su
propio esfuerzo, aceptando las limitaciones impuestas por un entorno frente al
cual solamente la voluntad deliberada de conseguir lo que uno se propone hará
la diferencia. La cualidad solar está alcanzando su plenitud.
Cualquier impedimento o limitación o insuficiencia personal es experimentado
en este momento con agudeza. Aquí lo importante es continuar su trabajo sin
ceder en el empeño.
Sin embargo puede ocurrir que si el impulso, la motivación, o las herramientas
son insuficientes o uno se percata en este momento que el esfuerzo no da el
resultado esperado, o que quizás el camino escogido no es finalmente lo que
uno deseaba, puede acentuarse una neurótica insatisfacción. Si uno ve que el
resultado no consigue estar a la altura de las expectativas, es posible entonces
experimentar aquí, en esta fase, los primeros síntomas que revelarán como se
empezará a desintegrar el objetivo.
Entonces puede aparecer una alternativa o dirección nueva hacia la que uno
empieza a dirigir sus esfuerzos.

Lo que hará en parte que el esfuerzo triunfe será el grado de convicción


interna, porqué éste tiene que continuar haciendo lo que está haciendo.

El héroe, convertido en guerrero libra aquí sus batallas en su camino hacia la


cima, derribando uno tras otro los obstáculos, o comienza a desfallecer en su
intento.

Cuando se observa este fenómeno de los ciclos, el astrólogo puede profundizar


en su comprensión de la naturaleza de los aspectos astrológicos.
En este caso, esta fase coincide con la sesquicuadratura y el quincúncio
crecientes, que cómo aspecto entre dos planetas de una carta natal simbolizan
que en su ciclo genérico, ambos planetas están en esta fase particular,
sometidos a esta tensión intrínseca.
Fase 5. Luna Llena. 180 a 225º.

La Luna Llena ilumina el rostro de la noche desde la puesta de Sol hasta el


amanecer.
Este es el momento en que las Progresiones Secundarias nos mostrarán el
alcance de aquello que surgió, como un fino brote, 14 años antes durante la
Luna Nueva.
La Luna Llena puede coincidir con el momento cumbre de todo el ciclo, la cima
del éxito, el reconocimiento, el triunfo. El fruto del esfuerzo está allí delante de
los ojos, completamente visible, para bien...o para mal.
Para bien si los esfuerzos son coronados con el éxito.
Para mal, si lo que se cosecha no logra dar a luz un sentido coherente, y la
manifestación visible resulta ser totalmente diferente, diametralmente
opuesta, o irreconocible a la imagen original que sopló vida a todo el primer
hemiciclo. Justo antes o durante la Luna Llena veremos como algo se
desintegra con gran velocidad. Puede que uno alcance la imagen, solo para
descubrir, como aquel que ascendió a la montaña, que una vez allá arriba...a
uno ya solo le queda volver a bajar.

Se dice que la Luna Llena es la de los locos, y la de las criaturas bestiales que
devoran a los inocentes. El imaginario popular nos muestra aquí lo que ocurre
cuando el resultado de toda la experiencia es el fruto desvirtuado de lo
inconsciente.
Una Luna Llena puede ser recordada como una época gloriosa, la consecución
de los sueños, la integración perfecta entre lo interno y lo externo. La forma, y
la idea se manifiestan en la perfecta creación.
O la Luna Llena podría ser el despertar al interior de una pesadilla, donde la
escisión interna se muestra en el espejo de las circunstancias, bajo la forma de
situaciones o vínculos insostenibles.
Quizás uno tenga que separarse de algo o alguien, cambiar de rumbo
completamente en la vida, porque por muy exitosa que haya sido la plenitud
de la Luna, algo tiene que cambiar de dirección.

Uno no puede seguir en la misma línea, porque se han alcanzado unos límites.
Aunque el resultado del proceso sean los laureles de la gloria. Bienvenido sea
el éxito y enhorabuena. A partir de aquí, la oscuridad empezará a reclamar
sobre la luz la posesión del astro lunar.
Empieza el hemiciclo menguante. La interiorización de la experiencia.

La luna Llena representa el resultado del combate del héroe con su dragón. En
este combate, el guerrero descubre que el dragón es una parte de su propia
naturaleza con la que está luchando.
Al constatar aquello, el héroe sabe que tendrá que abandonar la espada, pues
da igual cuantos dragones aniquile con ella, el dragón debe ser transformado,
no derrotado. Empieza a dejar el camino del guerrero para convertirse en el
mago.
El mago o alquimista que parte en la búsqueda de las claves de la
transmutación y la reunificación de los opuestos.
Fase 6. Luna Gibosa Menguante. 225 a 270º

En esta fase, la Luna va surgiendo por el horizonte nocturno cada vez más
tarde, y la cara iluminada de la Luna va disminuyendo cada día. Uno continúa
en una fase donde la objetividad del mundo sigue predominando con todo el
aspecto social y cultural que ello implica. Puede que uno continúe haciendo lo
mismo que venía haciendo desde años, y sin embargo la acción quizás deja de
tener la misma importancia. Quizás es entonces la cualidad o el sentido de lo
que uno hace, más que la acción misma lo que a partir de ahora empieza a
importar.
Aquí se desarrolla un fuerte sentido de responsabilidad, mientras su función a
nivel de grupo, o de compromiso social se acentúa.

Si la Luna Llena coincidió con un éxito, aquí uno empieza a darse cuenta de la
importancia que tiene comprender el significado de lo que uno hace más allá
de las apariencias.

Podemos haber adquirido cierta estabilidad y dominio mientras aún nos


alimentamos del fruto de los esfuerzos del pasado, pero hay una vitalidad
menguante, no hay la misma motivación, quizás uno siente que su vida está
quedando atrapada en unas ciertas rutinas o automatismos. Sin embargo el
fruto de sus esfuerzos anteriores deja de ir dirigido hacia una realización
personal, mientras que el deseo de compartir con otros lo que uno ha
aprendido crece poco a poco.
Simbólicamente una Luna Llena es una panza llena, y el inicio del hemiciclo
menguante es la digestión.

Aquí aparece el riesgo de perderse en una especie de fijación fanática que


impide ver la necesidad de empezar a cuestionar ciertas creencias que han
alimentado su concepto de vida.
Aquello que uno sentía como el resultado de un impulso y voluntad personales
se va diluyendo mientras se va tomando conciencia del aspecto colectivo de
todo, incluso de lo individual. En esta fase, el individuo tiene que ir destilando
el significado de sus actos.

El héroe, envuelto en el manto del mago, está aprendiendo a perfeccionar su


voluntad, a comprenderla como clave de su realidad. Se interesa por la
alquimia, y comprende que no es la obtención del oro material el objetivo de la
obra, pero la comprensión de la piedra filosofal, la clave de todas las
transmutaciones. Ya no es ni la reivindicación del padre que el huérfano no
tuvo, ni la dominación del mundo a través de su poder personal lo que le
motiva, si no la comprensión interna del dragón, lo que ha de condicionar
todas las experiencias del resto del ciclo.

Los quincúncios y sesquicuadraturas entre el Sol y la Luna en esta fase,


también llamada diseminante, son símbolo de este proceso, y su cualidad es
muy distinta, al ser aspectos menguantes, no crecientes.
Esto último es primordial para entender el significado de la fase siguiente.
Fase 7. Cuarto Menguante. 270 a 315º.

Al llegar a la segunda cuadratura entre la Luna y el Sol, pero esta vez en su


ciclo menguante, la luna está nuevamente visible en el Zenit con el Sol en el
horizonte, pero esta vez al amanecer, no al anochecer.
Llegamos así al último cuarto del ciclo, y a partir de aquí, la oscuridad
empezará a predominar sobre la luz durante los siguientes 14 días.
Las cuadraturas implican crisis, pero esta es muy diferente de la crisis del
Cuarto Creciente.
En el Cuarto Creciente el individuo emergía de la matriz del pasado, y
necesitaba tomar acción de modo decisivo para exteriorizar su individualidad,
mientras que aquí, las fuerzas de lo colectivo predominan sobre lo individual, y
la crisis tiene lugar a nivel de conciencia.
Un extraño sentimiento de soledad parece infiltrarse, como si algo en uno
mismo empezara a dirigir la mirada hacia el interior, y puede ser que uno
tenga que empezar a des-identificarse de ciertas facetas de su persona social o
de sus ambiciones mundanas al entender que ningún esfuerzo personal, por
muy exitoso que sea, ha de durar para siempre.

El sentido de la función que uno ocupa en el colectivo, hacia otros, o el


significado que los actos propios tienen por lo que representan, en vez de por
lo que se logra, le llevan a uno a empezar a cuestionarse.
Este cuestionamiento puede llevar a dirigirse hacia la filosofía o la historia en
búsqueda de aquello que a través de las lecciones de la propia experiencia,
empezamos a entender como experiencia común al colectivo.
Las energías psíquicas se van interiorizando cada vez mas, mientras uno
descubre sus propias lagunas, y va comprendiendo que para regenerar su
universo personal, tendrá que ir desprendiéndose de las formas que le dieron
sentido a todo el impulso vital del ciclo que se acerca hacia su último tramo.
Puede que el Cuarto Menguante coincida con la desaparición de algo, o alguien
que fue muy importante en el pasado.
Si el individuo no entiende el sentido y la importancia de la interiorización,
puede que la crisis de conciencia se limite a una creciente desesperación al no
poder perpetuarse la voluntad en sus formas, en sus sueños, ni en sus logros.

El Héroe-Mago, abandona los alambiques de su laboratorio al polvo, porque


comprende que la verdadera transmutación es interior. Las herramientas que
había aprendido a manejar, ya no le sirven para introducirse en la dimensión a
la que se enfrenta, porque los logros externos de la Luna Llena están
quedando cada vez más atrás, en el pasado. Una nueva dirección se impone.
El Mago comienza a transformarse en Ermitaño.
Fase 8. Luna balsámica. 315 a 360º.

Astronómicamente hablando, la fase balsámica se caracteriza por el


oscurecimiento total de la Luna, lo que sugiere que la Luna está recibiendo la
luz solar…sobre su cara oculta.
Las noches son oscuras.
Esta fase en general, coincide con una época de la vida en la que estamos
siendo testigos del ocaso, la desintegración, o desvitalización de un ciclo
entero de 29 años que comenzó durante la última Luna Nueva.
Lo más característico de esta fase es un sentimiento de confusión, teñido de
añoranza y melancolía por tantas cosas de la vida que uno siente que está
dejando atrás. Viejos modos de pensar o de sentir, que si bien en otra época
aportaban luz y sentido, ahora ya van quedando obsoletos.
La calidad de una fase balsámica dependerá de nuestra capacidad de
comprender…y aceptar, que lo que a uno le toca ahora, es acabar
desprendiéndose de las viejas formas.
Cuanto más uno se aferre al pasado, más doloroso y caótico será el proceso,
hasta el punto de poder caer en el victimismo, o buscar escapatorias
artificiales, dándole la espalda a la realidad. En ocasiones, esta fase puede
coincidir con el hecho de verse atrapado en situaciones en las que
aparentemente uno ha perdido el control, y que son el resultado de decisiones
y actuaciones pasadas. Esta aparente perdida de voluntad, es paradójicamente
una gran oportunidad, porque lo que ocurre aquí es que uno puede a través de
esto comprender hasta qué punto la voluntad personal, y la auto-afirmación
egóica, no son nada comparadas con las fuerzas del inconsciente que subyacen
bajo la superficie de nuestros deseos.
Lasitud, o actitudes derrotistas pueden ser el síntoma de una personalidad que
está viendo sus murallas derrumbarse.
Pero si uno puede entregarse a ese proceso con fe y confianza en la vida,
paradójicamente ahí mismo comienza a germinar una nueva semilla de futuro,
porque la fase balsámica no es solo la desintegración, sino también la muda de
piel y la gestación necesaria a un nuevo ciclo vital. De ahí la importancia de
sacar conclusiones prácticas y positivas de todo aquello que uno ha vivido y
aprendido en el proceso.
La fase balsámica puede sin embargo revelarse como un periodo de intensa
productividad y actividad interna. Vincularse en obras altruistas, o escribir, o
dejar testimonio de lo que uno ha destilado como esencia de lo aprendido a lo
largo del ciclo.
Un nuevo punto de partida se prepara en la vida, y a menudo es precisamente
en esta fase del ciclo donde aparece algo nuevo e inesperado, que fertilizará el
ciclo a venir.

El héroe alcanza aquí la síntesis. El dragón y él, vuelven a ser Uno. La hora del
olvido está a punto de llegar, y el Ermitaño dibuja en el cielo los signos
cifrados, los códigos de la continuidad, las claves de la memoria que han de
iluminar el camino para aquellos que vengan después.
Al hacerlo, recibe en los trasfondos de su alma, el impulso generador de una
nueva vida.
Acepta el final, y se deja llevar hacia la grieta de los mundos, hacia un nuevo
amanecer.
La Rosa Azul de Alejandría
El ciclo soli-lunar en progresiones secundarias no es complicado de calcular,
pero es uno de los más sutiles y escurridizos parámetros de medida que la
astrología nos ofrece. Pocos son capaces de entender el significado más
profundo de este ciclo porque para poder penetrar en ello, uno debe primero
abandonar la nefasta manía de buscar únicamente una información con la que
auto complacerse.

¿De qué sirve plantarse delante de los misterios del universo si la única
pregunta que a uno se le ocurre es... ¿y qué hay de lo mío?

Qué hay de lo mío es la respuesta instintiva, constante e inevitable en la que


toda criatura viviente se agita sin cesar, y aún siendo clave para la
supervivencia, es una limitación paralizante en la búsqueda de la sabiduría,
porque carga al ser con un peso que le impide zafarse del encajonamiento en
la insatisfacción de la percepción egóica.
Esta actitud egóica, si bien es sana y necesaria para enfrentarse a la mayoría
de los retos cotidianos sin dejarse devorar por los depredadores, se vuelve
pestilente cuando se disfraza de una supuesta conciencia espiritual.

Frente a la casi insoportable intrascendencia de la efímera vida humana, no


hay nada como regodear-me frente a un espejo cósmico adornado de héroes,
princesas, dragones y dioses olímpicos, y en su adulador reflejo me abandono
para sentirme especial e importante.

Hay quienes pretenden sostener la astrología en su mano como el cáliz de la


sabiduría cósmica que devuelve al individuo las claves de un sentimiento de
pertenencia con el Cosmos mientras que en realidad, y demasiado a menudo,
la práctica astrológica se reduce a una parafernalia de clichés regurgitados que
resultan ideales para fomentar las fantasías egomaníacas de personas
anquilosadas en la futilidad.
La neurosis típica de quien se obsesiona con su carta natal oscila entre la
descabellada creencia en la posesión personal de las fuerzas cósmicas;

“Mi Júpiter, mi Venus, yo tengo a Marte en...”

…y una especie de hipocondría debilitante desde donde uno se siente el centro


de atención y la víctima de malvadas conspiraciones planetarias;

“Neptuno me hará una cuadratura el año que viene...oh dios pobre de mí!”

Evidentemente desde este estado de cosas es muy difícil llegar a ninguna


parte. Cada uno de nosotros es el campo de experimentación de la vida, no
nos cabe duda, pero sabemos que la vida tiene objetivos propios para los
cuales está dispuesta a sacrificar a millones de individuos, si es necesario, con
tal de obtener sus objetivos.
La vida derrocha sin cesar, y da oportunidades a sus criaturas que raramente
son aprovechadas.

La Rosa Azul de Alejandría es la rosa inalcanzable, imposible, de la perfección


y ha de ser buscada en el basurero de todos los sufrimientos. Es el símbolo del
logro máximo de una vida plena de sentido y belleza.
Me he tomado la libertad de nombrar así el mapa que presento en este
capítulo, diseñado a partir de un modelo de Alexander Ruperti, quien fue
discípulo de Dane Rudhyar, y que hace años desarrollé más allá del modelo
original en el que se inspiraba.

El ciclo soli-lunar en las progresiones secundarias -me parece a mí-, es un


parámetro que describe nuestro devenir únicamente desde donde nuestra
existencia resulta de utilidad...para la vida misma.

El gráfico siguiente, es una manera de representar el ciclo soli-lunar


dividiéndolo en hemiciclos concéntricos que tienen cada uno de ellos un punto
de partida en una de las cuatro fases principales del ciclo y un punto de
destino en la fase opuesta.

Cada uno de estos hemiciclos tiene por lo tanto un hemiciclo opuesto, que es
un reflejo invertido del mismo, y el significado de cada par de hemiciclos está
determinado por la cualidad energética (astronómica) o simbólica (astrológica)
de los polos opuestos que definen su mutabilidad en su comienzo y en su final.
En el gráfico, vemos que desde la Luna Nueva hasta la Luna Llena,
moviéndonos en el sentido contrario de las agujas del reloj, encontramos el
hemiciclo de la Exteriorización, mientras que de la Luna Llena a la Luna Nueva
estamos en el hemiciclo de la Interiorización.
Evidentemente, esto es así no solamente por el factor de luminosidad ora
creciente, ora menguante, sino también porque astronómicamente estos
hemiciclos describen el movimiento de alejamiento primero, y después de
acercamiento de la Luna con respecto al Sol.

El segundo “par de pétalos” divide el ciclo en otras dos mitades, desde el


Cuarto Creciente al Cuarto Menguante, que es el hemiciclo de la Objetividad y
Desde el Cuarto Menguante hasta el Cuarto Creciente, definiendo el hemiciclo
de la Subjetividad.
La analogía simbólica aquí se presenta por el hecho de que el hemiciclo de la
Objetividad se caracteriza por el tramo de recorrido de la Luna al exterior de la
órbita terrestre, y por la preponderancia de la luz sobre la oscuridad,
(percepción del objeto formado), y el hemiciclo de la Subjetividad recorre todo
el interior de la órbita terrestre respecto al Sol y por la preponderancia de la
oscuridad sobre la luz, (percepción del sujeto contenido)
Estos dos pares de hemiciclos son muy sencillos de entender. Sus
intersecciones dividen cada hemiciclo en dos fases principales formando cuatro
combinaciones que establecen como punto de partida, cada una de las fases
principales de la Luna; las fases 1, 3, 5, y 7, y que podemos definir como:
Exteriorización Subjetiva, Exteriorización Objetiva, Interiorización Objetiva e
Interiorización Subjetiva.

La Exteriorización Subjetiva (primer cuadrante de la Lunación, entre la Luna


Nueva y el Cuarto Creciente) implica que en esta fase la vida nos empuja a
“sacar de dentro” aquello que tiene que salir, pero uno todavía lo experimenta
como algo que ocurre “al interior” de sus impulsos.

La Exteriorización Objetiva (segundo cuadrante de la Lunación entre el Cuarto


Creciente y la Luna Llena) fuerza a llevar aquello que emerge al terreno de la
manifestación física, concreta y externa.

La Interiorización Objetiva (tercer cuadrante de la Lunación entre la Luna Llena


y el Cuarto Menguante) se impregna de la constatación de que se ha alcanzado
un límite, y que el impulso se dirige de nuevo hacia la fuente, aun
manteniendo las formas externas de expresión.

La Interiorización Subjetiva (cuarto cuadrante de la lunación entre el Cuarto


Menguante y la Luna Nueva) intenta producir la síntesis de toda la experiencia
vital, desprendiéndose de los envoltorios, para extraer un resultado-semilla
que ha de impulsar un nuevo ciclo.

Hasta aquí el modelo esencial.


Ahora vamos a separar nuevamente el ciclo soli-lunar en dos nuevos pares de
hemiciclos exteriores que tienen como puntos de intersección, cada una de las
cuatro fases secundarias; es decir las fases 2, 4, 6, y 8.
Obtenemos así una rosa de cuatro pares de pétalos que desarrollan una
estructura espiral.
El tercer par de pétalos divide el ciclo entre el comienzo de la fase 8
-Balsámica- y el comienzo de la fase 4 -Gibosa Creciente- para el hemiciclo
Individual, y viceversa para el hemiciclo Colectivo.
Entendamos que el comienzo del hemiciclo Colectivo (fase 4) exige que los
esfuerzos de la expresión personal trasciendan hacia una implicación con las
energías transpersonales. Aquí uno tiene que extraerse de la invisibilidad de su
propia burbuja individual – la Luz está a punto de cubrir toda la faz de la Luna-
para formar parte de, y cumplir plenamente su función con el colectivo social o
cultural que ha de recibir lo que uno “trae consigo”.

En el final del hemiciclo Colectivo (comienzo de la fase 8) la luz está a punto


de desaparecer, y eso forzará a constatar la tremenda fuerza y poder de lo
colectivo, y como desde la cultura y la herencia racial se condicionan los
sentimientos y pensamientos del individuo. Lo que queda de luz, es el residuo
de la Luna Llena. En esta encrucijada, uno tendrá que separarse de algún
aspecto concreto de su vida para poder emerger a un nuevo sentido de lo
individual. Pero en el proceso, tocará despojarse de sus últimos vestigios de
identificación con algo que iluminó el pasado.

El Cuarto par de pétalos de nuestra rosa, divide el ciclo en dos nuevos


hemiciclos, el de la Acción y el de la Reflexión.
Pero veamos todo esto dividiendo las ocho fases sobre el mismo gráfico, para
que el lector las vea con más claridad.

El hemiciclo de la Acción comienza en la fase 2 -Creciente- con la aparición de


la luz sobre la faz de la Luna, donde la importancia reside en la capacidad del
nuevo impulso para generar acciones, y donde son las acciones que han de
empezar a mostrar un sentido de dirección emergente.

Al llegar al final del hemiciclo de la Acción, al comenzar la fase 6 -Luna Gibosa


Menguante- mientras la oscuridad comienza a recuperar terreno sobre el rostro
aún ampliamente iluminado de la Luna, uno ya ve con toda claridad cuál es el
resultado de sus acciones, y aquí lo importante será comenzar a re-evaluar por
qué hace uno lo que hace, y para qué?
Al final de este hemiciclo de la Reflexión, se genera una nueva actividad.

Al combinar y observar todos estos hemiciclos al interior de cada una de las


diferentes ocho fases de la Luna, obtenemos una coloración y un clima
particular a cada una de ellas, que nos ofrece más información aún.

Cada hemiciclo queda repartido entre cuatro fases de la Luna, que lo dividen.
El hemiciclo se subdivide así en cuatro sub-fases.
El inicio de cada fase de la Luna, por lo tanto coincide con una sub-fase 1 de
un hemiciclo, una sub-fase 2 de otro, una sub-fase 3 de un tercero y la sub-
fase 4 de un último hemiciclo.

Entender que -por ejemplo- el comienzo de la fase 8 -Balsámica- atraviesa:


la última etapa de Interiorización... (último cuarto del hemiciclo Int)
en lo Subjetivo de... (segundo cuarto de hemiciclo Sub)
una plena Reflexión que... (ecuador central de hemiciclo Ref)
lo adentra en lo Individual. (primer cuarto de hemiciclo Ind)

Y el comienzo de su fase opuesta, la fase 4 -Gibosa Creciente- intersecciona:


el límite de una Exteriorización... (último cuarto de hemiciclo Ext)
en el plano de lo Objetivo... (segundo cuarto de hemiciclo Obj)
que desde un máximo nivel de Acción... (ecuador central de hemiciclo Acc)
lo introduce en lo Colectivo... (primer cuarto de hemiciclo Col)

Estas representaciones asociadas a los diferentes ciclos soli-lunares en


progresión nos aportarán una perspectiva de orientación adicional sobre el
sentido del devenir de la experiencia de un periodo determinado, en función de
la cualidad simbólica de ese periodo -fase lunar- y desde una voluntad que es
de entrada... inconsciente.
Digo inconsciente, porque nadie -de entrada- sabe conscientemente nada de
esto. Es La Naturaleza Misma en su constante devenir, no hay deliberación.
Nos movemos en la ignorancia, y el fino hilo conductor se pierde con facilidad
en cualquier punto del camino. El grado de fertilidad o esterilidad del intento
de la vida, solo aparece con el tiempo. Pero tomar conciencia de ello ayuda a
poner en perspectiva muchas cosas, que a uno anteriormente se le escapaban.

El resultado final de esta observación, puede ser una re-constelación de la


historia personal. Uno se ubica.

La experiencia me ha enseñado que estos ciclos son raramente lo más


significativamente palpables en nuestras vidas, ya que lo más común es
pasarse la vida agitándose alrededor de una tal cuadratura o planetas en tal o
cual casa, sin ver nada más, pero eso no quita validez a la técnica, pues el
hecho de que la mediocridad sea lo más estadísticamente abundante -y
astrológicamente demostrable- no es óbice para justificar la mediocridad como
estatus-quo para todos. Démonos un respiro, y una oportunidad.

A veces, un ciclo soli-lunar progresado nos cuenta la historia de un dilema


fundamental en la vida del sujeto que dolorosamente va condicionando con
experiencias determinantes el hilo conductor de su devenir en la vida.
Este dilema suele aparecer cada vez alrededor de las cuatro fases principales,
1, 3, 5, y 7.
Reconocer la existencia de ese dilema, por muy desolador que sea, permite la
posibilidad de concebir que quizás la vida quiere que nos enfrentemos a ese
dilema, y en eso consiste la obra personal, y el camino. Si no, sencillamente no
aparece inscrito de manera síncrona con el ciclo.

Pero en algunos casos, y sobre todo cuando el espíritu del individuo está
alimentado por una vocación clara y contundente, los ciclos soli-lunares te
contarán su historia con una precisión inigualable por ningún otro sistema de
medición astrológico. Ver aquí también los aspectos del Hyleg, o Luna Nueva
anterior al nacimiento.
En la mayoría de los casos la luna progresada se muestra en la vida muy
claramente a través de los signos del zodiaco y no por medio del ciclo soli-
lunar, pero creo que eso nos indica que la mayoría de nosotros andamos
atrapados en “la rueda del mundo”, es decir, el campo de experimentación de
lo aparente donde nuestras pulsiones inconscientes se desenvuelven con
mayor naturalidad.

En el caso que, un individuo -sistemáticamente- no parezca reaccionar frente a


lo descrito por la luna Progresada en los signos, o por el ciclo soli-lunar,
invariablemente eso será síntoma claro de que la persona o anda totalmente
perdida por la vida, sin brújula ni norte, o ha alcanzado un estado de liberación
interior absolutamente extraordinario, o el astrólogo no ha sabido mirar en la
dirección adecuada.

Consideraciones de largo alcance se evidencian por sí mismas al combinar


todas estas dinámicas. Pero en lo que respecta al ciclo soli-lunar, estas
elaboradas construcciones no están hechas para ser utilizadas como recetas de
interpretación. Son solamente abstracciones que sirven al astrólogo para
penetrar intuitivamente en la naturaleza de lo que se manifiesta.

Solamente cuando se hace un trabajo de reflexión profunda acerca de la propia


biografía aparecen con total claridad las sincronicidades que a uno
anteriormente le habían pasado desapercibidas. Desde ese lugar, la visión de
todas las vicisitudes de la existencia, propias y ajenas encajan en una
cartografía perfecta.
Estas son herramientas de gran sutileza, y por eso no son para nada
recomendables para pronosticar eventos concretos.

He llamado a esta rueda La Rosa Azul de Alejandría, pero la verdadera rosa es


lo que el peregrino va buscando, la cualidad invisible, la que otorga el potencial
de cada instante del devenir de la existencia como un lugar de destinación,
donde la Luna...se siente en casa.
El ciclo soli-lunar y los signos del zodiaco.
Combinar la observación de la Luna Progresada en un signo junto con la fase
lunar, ofrece información sobre como la fase energética del ciclo modula la
expresión del signo.

Tomemos como ejemplo una luna progresada en Sagitario. Si esta progresión


coincide con una fase lunar creciente, entre la Luna Nueva y el Cuarto
Creciente, la adaptación al entorno facilitará la formulación de nuevos ideales y
proyectos, pero también puede ser que a uno le cueste más distinguir entre las
realidades objetivas y los propios juicios de valor que colorean la percepción
del entorno.
Entre el Cuarto Creciente y la Luna Llena, uno puede aplicarse al máximo hacia
la consecución de unos objetivos de largo alcance.
En su fase menguante, entre la Luna Llena y el Cuarto Menguante, el reto
consistirá en no pretender extenderse eternamente, sino en comenzar a
interiorizar el proceso de aprendizaje, pero sin desligarse de las actividades
mundanas y en la camaradería de aquellos con quienes uno comparte el
camino. Una progresión lunar en Sagitario coincidiendo con el final del ciclo
menguante, nos verá dejando atrás creencias e ideales caducos. Mostrará la
necesidad de hallar una formulación final, considerando el fruto de las
lecciones de la vida, abandonando ciertas aspiraciones, quizás entregándose a
una obra que será un legado...para los que vengan después.

Estas pautas se aplicarán a cualquier signo según la naturaleza de cada cual.


No hay nada determinante en la astrología, y no es necesario ni conveniente
darle una única interpretación a las cosas.
Cada individuo es un mundo, y al igual que todo en la naturaleza, la vida
adopta todas las formas imaginables. Lo único que no cambia, es el patrón
cósmico que organiza la multiplicidad de formas. Eso, es lo que a todos nos
une. En el transcurso normal de una vida, podríamos esperar vivir hasta dos
ciclos soli-lunares completos. El Mapa de las Lunaciones, permite localizar de
un solo vistazo las diferentes fases en el tiempo, donde y cuando tuvieron
lugar.
La Luna Progresada en las casas

La interpretación de las Casas es diferente a los signos, y requieren un estudio


mucho mas personalizado porque las Casas representan la huella y el impacto
de la ruleta rusa de las circum-stancias. Las casas nos refieren a las
particularidades de la historia personal. La impronta que en la percepción
dejan las experiencias y traumas del pasado, y que se transforman en
automatismos. Las Casas ofrecen reflejos muy personales, y sus
manifestaciones varían enormemente en la historia personal de uno u otro
individuo, y para el astrólogo es la privacidad de la sala de consulta el lugar
más apropiado para abrirlas.
La casa natal donde estas progresiones de la Luna tengan lugar ofrecerá
matices acerca del campo de experiencia, o el vehículo especifico que recibirá
el impacto de este proceso.
Es porque la descripción de la Luna Progresada en las Casas de la Carta Natal
puede ofrecer historias tan dispares entre un individuo y otro, que prefiero
hacer aquí un resumen muy sencillo de los temas principales que la progresión
de la Luna sacarán a relucir.
Al describir las casas con series de palabras clave, se deja a cada cual que
reconozca en las circunstancias de su historia personal aquello que le resuena,
o que reconoce.
Cuando la Luna progresa por la cúspide de una casa puede suceder que alguna
situación, aunque esta sea solo pasajera o de poca trascendencia, coloque en
el escenario los elementos simbólicos que a modo de omen avisan del
significado que el periodo que comienza va a contener. Esto es muy curioso, y
creo que la observación de las cúspides de casas revela algunas de las más
sutiles y extraordinarias sincronicidades. Es imprescindible tener una hora de
nacimiento muy fiable.

Casa 1.
La construcción del Yo. Auto afirmación. Exteriorización de la personalidad, y la
importancia del impacto de uno sobre el entorno. Un nuevo comienzo en la
vida. Encontrarse consigo mismo. Vivir la vida desde si-mismo. Agudo sentido
del instante. Supervivencia. Salir de unas circunstancias difíciles. Sacar cabeza.
Viajes, popularidad.

Casa 2.
Adquirir seguridad. Capacidad productiva. Fluctuaciones económicas.
Conservación de los ahorros. Gestión de los recursos. Valorar lo que uno tiene.
Asuntos de dinero o propiedades. Simplificación de las preocupaciones.
Rigidez. Posesividad. Gozar de los sentidos. Auto-estima.

Casa 3.
Comunicación. Viajes cortos. Estudios, comercio, relaciones variadas con el
entorno. Algunas rupturas. Diversión, organizar juegos. Hacer dos cosas al
mismo tiempo. Inconstancia. Información, lecturas, documentos, papeleos,
mensajes, acuerdos verbales. Transporte. Los hermanos. Los vecinos. Mímica
o fingimiento. Aprendizaje.

Casa 4.
El hogar y la familia. El Pasado. Descubrimientos históricos. Lugar de
residencia. Asuntos inmobiliarios. Identificación cultural. Echar raíces. Fundar
un hogar. Establecerse fuera del hogar. Protección. Comunidad. Continuidad.
La atmósfera en el hogar. El final de la vida.

Casa 5.
Aventuras sentimentales. Seducción. Reconocimiento personal. Los hijos.
Niños. Juegos. Imaginación y creatividad. Descubrir un tesoro. Asombro y
admiración. Especulación. Autoridad. Ser el “centro”. Dignidad. El escenario.

Casa 6.
Trabajo duro. Rutinas pesadas. Tareas cambiantes. Subordinación a lo
humilde. Pequeños tiranos. Salud e higiene. Aprendizaje técnico. Animales
domésticos. Vida sencilla y ordenada. El campo. Desperfectos. Controlar
situaciones caóticas. Aburrimiento o lasitud.
Casa 7.
Situación conyugal. La pareja. Acuerdos y contratos. Socios. Reconocimiento
social. Diplomacia. Dependencia. Rivalidad. Rupturas. Consideración y respeto.
Justicia. Abogados. Expansión de conciencia.

Casa 8.
Dinero y finanzas. Litigios. Intereses ocultos. Enemistades. Pasión u obsesión.
Grandes descubrimientos. Cuestiones de herencias. Fusión de recursos.
Situaciones peligrosas. Sexualidad. Lugares oscuros. Transformación.

Casa 9.
Grandes viajes. Proyectos. Enseñanza. Idiomas. Cuestiones éticas y morales.
Tribunales. Lo lejano, extranjeros. Familia política. Golpes de suerte. Tíos y
sobrinos. Publicaciones. Espacios abiertos. Alturas. Idealismo utópico.
Almacenamiento de recursos.

Casa10.
Carrera y trabajo. Un negocio. La profesión. Jerarquías. Identidad social.
Ambición. Arquitectura. La Política y el Poder. Autoridad y reconocimiento. El
Futuro. Búsqueda de continuidad. Familia. Posición. Un triunfo o una caída.

Casa11.
Asociaciones. Grupos de amigos. Intereses compartidos. Atrapamiento en la
rutina o rebelión. Personas mayores. Familia extendida. Adopción.
Instituciones. El paria. Mejoras técnicas y reformas. Clientela.

Casa 12.
Hospitales. Prisiones. Residencias. Devoción a una causa. Entrega y sacrificio.
Remordimiento. Romanticismo. Enemigos interiores. Vida disoluta. Engaños.
La corriente que arrastra. Misterios. Espiritualidad. Fin de un ciclo.
Casas natales y casas progresadas
Aunque estas descripciones parezcan muy sucintas, son suficientes para
localizar los elementos circunstanciales que serán protagonistas de un periodo
en concreto. Aquí vale la pena puntualizar que la luna progresada puede
observarse simultáneamente en las casas natales y en las casas progresadas.
Al principio uno podría dudar entre unas y otras, pero en realidad se pueden
observar simultáneamente y su criterio de interpretación es muy sencillo.
En los primeros años de vida, las casas natales y las progresadas suelen ser
las mismas, pero como en el conjunto de las progresiones, a medida que
pasan los años, las progresadas van desplazándose hacia adelante, hasta que
empiezan a solaparse. Por lo tanto, una Luna Progresada podría en una
persona adulta visitar la casa 4 natal, mientras simultáneamente se desplaza
por la casa 2 progresada.
Como con otros aspectos en astrología, no se trata de cuestionar cual es el
sistema correcto y cual no lo es, porque ambos lo son, y el arte de la síntesis
en la astrología, adquirido tras años de experiencia es lo que permite destilar
el criterio adecuado para combinarlas de un modo que no de pie a
ambigüedades.
Una casa 2 progresada siendo recorrida por la luna, indicará a los asuntos de
dinero y propiedades, como campo de experiencia protagonista, y la sincronía
de ese pasaje por la casa 4 natal, indicará la importancia de esos asuntos en lo
que respecta a la seguridad y estabilidad del hogar y de la familia.

Al observar la Luna en las progresiones secundarias, veremos como se


sintetizan las cualidades del signo con las circunstancias de la casa, y las
características energéticas de la fase Soli-Lunar y los aspectos que ella realiza
a su paso, para encontrar una descripción del paisaje y del sentido del devenir
de la existencia de aquel cuya Luna es estudiada.
Los planetas y aspectos en progresion

Este libro está dedicado particularmente a la Luna, sin embargo creo


conveniente hacer un breve repaso de algunas consideraciones mas amplias
que ayuden al lector a comprender el sentido global de las progresiones de la
carta Natal.
Las Progresiones Secundarias de Mercurio, Venus y Marte tienen una
importancia enorme cuando uno busca información acerca de la infancia y la
adolescencia de la persona.
La Carta Natal refleja un entramado estático, fijado en el tiempo como una
fotografía. Las Progresiones Secundarias permiten poner esa fotografía en
movimiento, y nos muestra la cualidad dinámica de sus componentes.

Mercurio
Mercurio aparece en la Carta Natal en un lugar específico, y con unos aspectos
particulares, pero su rápido movimiento y sus frecuentes cambios de dirección,
hacen que en el transcurso de 15 o 20 días después del nacimiento, Mercurio
seguramente ha realizado toda una serie de contactos y aspectos, con
diferentes elementos del resto del sistema solar.
Esos 15 o 20 días...representarían esos primeros 15 o 20 años en el desarrollo
de la persona en lo que respecta a su modo de interpretar y representarse la
realidad ambiental.
Los hermanos, el vecindario, la escuela, y los mensajes que uno percibe desde
el entorno. La cualidad de su aprendizaje en la comunicación con el entorno se
forma en estos años. Al observar las progresiones de Mercurio, (especialmente
entre los 4 y los 14 años de edad), lo que vemos es un aprendizaje...el
peregrinaje de un niño, y un joven adolescente, aprendiendo a reconocer su
entorno, adaptarse a él y distinguirse de él. La progresión de Mercurio puede
de este modo reflejar parte de un proceso de evolución mental. Valdría la pena
considerar aquí a Mercurio en su relación cíclica con el Sol, sus estaciones y
retrogradaciones, pues la cualidad mercuriana natal se verá modulada por su
cambio de fase respecto a su propio ciclo solar.
Venus
Las Progresiones de Venus nos relatarán con gran fidelidad elementos de la
historia del desarrollo afectivo.
A veces una Carta Natal no nos mostrará con claridad que exista un aspecto
entre Venus y otro planeta, pero luego observas las progresiones en los
primeros 15 o 20 días-años, y descubres que quizás el desarrollo afectivo
durante algunos de esos años cruciales estuvo condicionado por un aspecto
progresado que no aparece en la Carta Natal.
Los planetas rápidos como Venus, no siempre son tan rápidos, y a veces
retrogradan, lo que puede hacer que un supuesto aspecto natal quede en
suspenso, si ese aspecto no llega nunca a hacerse exacto.

La observación de las progresiones permite comprender la dinámica de los


orbes y las retrogradaciones en el tiempo, no solo en el espacio.
No es lo mismo un aspecto natal aplicativo o partil, no es lo mismo el orbe de
una conjunción menguante o creciente.
Las progresiones de Venus, (especialmente entre los 8 y 16, y 24 a 25 años de
edad) y su peregrinaje particular nos ofrece valiosísima información acerca del
desarrollo de la afectividad, la sensualidad y la auto-estima.

Recuerdo una ocasión, hace muchos años, cuando me di cuenta de esto.


Estudiaba la carta de una mujer cuyo Venus natal estaba inaspectado, excepto
por una cuadratura menguante de orbe muy amplio a Neptuno.
Al observar las Progresiones de Venus, podía ver que cada año Venus se
acercaba lentamente en la dirección que la llevaría a cuadrarse exactamente
con Neptuno.
Sin embargo, eso no llegó nunca a ocurrir. A los 15 días de su nacimiento,
Venus comenzó su ciclo de retrogradación, a apenas 3 grados de la cuadratura
exacta a Neptuno. El tiempo de retrogradación de Venus es suficientemente
largo para garantizar que esa cuadratura, o cualquier otro aspecto de Venus a
Neptuno no ocurriría en los siguientes dos o tres meses, (60 a 90 años).
Cuando le pregunté acerca de sus 15 años de edad, me relató que ese año se
fue con sus padres de vacaciones en un crucero, y se enamoró perdidamente
del capitán del navío.
Ese enamoramiento platónico y no recíproco, coincidiendo con el comienzo de
la retrogradación de Venus, al parecer fue lo suficientemente...decepcionante
como para decidirla a no tener más novio ni amado. Como si el sueño
inalcanzable de sus 15 años provocase en ella una decisión interior que la
mantuvo en un estado de castidad durante una buena parte de su vida. Era
artista, y sus lienzos tenían como motivo principal representaciones de nubes
en el cielo.
Por lo tanto...algo ocurre que va formando parte de la evolución a través de la
experiencia de un mito arquetípico particular.
Algunos mitos nos atrapan en el tiempo, quizás de otros podemos librarnos.

Marte
Marte representa la capacidad del individuo para obtener desde el entorno
aquello que su voluntad y su deseo le exigen para sentirse fuerte y potente.
Las progresiones de Marte pueden ofrecer muy valiosa información acerca del
modo en que el joven aprende a exteriorizar ese aspecto de su naturaleza,
especialmente en la adolescencia, posiblemente de un modo crucial si
progresiones importantes coinciden a los 20-28 años.
El arquetipo marciano sin embargo solo se activa de un modo más consciente
a partir de los 40 años, porque a esa edad se hace urgente, tanto para
hombres como mujeres, descondicionarse de las fijaciones lunares, así que las
progresiones de Marte en esos años son las que con más facilidad nos
mostrará su evolución.
Al observar los planetas rápidos como Marte en sus progresiones en la
juventud, entenderemos los matices de su posición natal como parte de un
proceso dinámico.

Pongamos un ejemplo:
Imaginemos una posición natal de Marte a 25º de Piscis, y una posición natal
de Saturno a 7º de Aries, e imaginemos que ambos planetas están emplazados
en casas diferentes en la carta natal.
¿Están en aspecto?
En realidad no, ya que aunque un orbe de 12º sería el máximo permitido para
una conjunción, y ese es el orbe en este ejemplo, al estar en signos y casas
diferentes sus ámbitos de expresión varían.
La mayoría de astrólogos no considerarían -siguiendo estos criterios- una
conjunción Marte-Saturno en esa carta natal, sin embargo aquí es donde las
Progresiones Secundarias aportan una información suplementaria.

Marte es mas rápido que Saturno, por lo tanto Marte está en este caso
acercándose hacia una conjunción con Saturno.
Salvo en el caso que Marte estuviese a punto de entrar en retrogradación,
podremos observar que tendrá lugar una conjunción entre ambos entre 15 y
20 días después del nacimiento, es decir, que a la edad de entre 15 a 20 años,
el joven pasará por una larga conjunción progresada Marte-Saturno, antes de
que Marte empiece a alejarse de Saturno.
En Progresiones, los orbes entre planetas se limitan a dos grados aplicantes, y
un grado partil.
El impulso de auto afirmación encontrará dificultad e inhibición a la hora de
expresarse durante algunos de los años más cruciales en el desarrollo de la
juventud.
Puede que no sea igual que tenerlos en conjunción natal toda la vida, de
acuerdo, y sin embargo las dificultades que se experimenten en ese periodo de
tiempo podrían dejar una huella en el individuo que en algunos casos puede
durar mas allá del tiempo que los años del aspecto progresado en sí sugieran.

Por lo tanto, las progresiones modulan el juicio que el astrólogo hace de un


aspecto natal, en función de la cualidad dinámica del aspecto en el tiempo.
Aquí entendemos la diferencia entre un aspecto aplicante o partil, o incluso un
aspecto creciente o menguante.

Júpiter
Los elementos lentos del sistema solar evidentemente no van a cambiar mucho
en 15 o 20 días, los rápidos si.
A partir de aquí, entramos en la categoría de los planetas lentos.
Sugiero que los planetas lentos son más efectivos como receptores de aspectos
desde los planetas rápidos en su progresión, que por su propio movimiento
implícito.
Aunque en ocasiones Júpiter puede llegar a progresar unos 14º en el
transcurso de una vida, cambiando de signo y casa o saliendo de
configuraciones de aspectos natales y pasar a entrar en otras configuraciones.
No he podido constatar efectos lo suficientemente claros como para sacar
conclusiones de los movimientos de Júpiter por progresión, pero no quiero
decir con ello que no los haya.
En principio, aplicaría los mismos principios para todos, y es posible que un
aspecto natal tenso o desfavorable de Júpiter, que se disuelva pronto en la
vida gracias a las progresiones tendrán menos efectos negativos que un
aspecto natal de Júpiter que a lo largo de la vida se vea reforzado por la
progresión del planeta.
Lo que si parece ser que se nota es el cambio de dirección aparente, el cambio
de signo, y la fecha en que los aspectos que en la carta natal aparecían con un
cierto orbe se hacen exactos.
Júpiter como receptor de una progresión parece enfatizar el aspecto feliz,
entusiasta y optimista de la experiencia síncrona, pero también puede reflejar
problemas debidos a un exceso de confianza o situaciones de dudosa
legitimidad o juicio. A veces Júpiter parece expandir unas expectativas que el
tiempo mostrará que no se ajustaban a la realidad. Otras, coincidirá con
épocas de gran felicidad.

Saturno
Saturno entra de lleno en la categoría de planetas lentos, ya que sus
progresiones rara vez lo proyectarán muchos grados más allá de su posición
natal. Es en cambio un planeta determinante como receptor de contactos por
parte de los planetas rápidos, del Sol y de la Luna, y los aspectos formados por
ellos hacia Saturno coincidirán casi inequívocamente con periodos en la vida de
gran esfuerzo, limitaciones, soledad, o circunstancias difíciles, e igualmente
momentos donde puede producirse una gran maduración, responsabilidad,
dedicación concentrada y un gran dominio sobre su mundo personal.

El papel de los planetas lentos en Progresión es particularmente importante


cuando tienen aspectos entre sí, ya que los aspectos natales entre planetas
lentos suelen mantenerse durante toda la vida.
Por lo tanto, parece que sugieren condiciones crónicas, o tremendamente
persistentes, para bien o para mal, en el sentido en que no se deshacen con el
tiempo.
Es interesante observar lo que ocurre cuando un planeta rápido que estaba en
aspecto natal con una configuración de planetas lentos, con el tiempo llega a
recorrer más o menos 30º, y vuelve a repetir ese contacto con la misma
configuración entre planetas lentos, pero esta vez el contacto se produce
desde un ángulo diferente.

Imaginemos una oposición Saturno-Urano que tuviese al Sol natal en


cuadratura a ambos.
A los 30 días (30 años) ese Sol habrá progresado 30 grados, reposicionándose
respecto a esa oposición Saturno-Urano natal, pero esta vez desde la
perspectiva de un sextil y un trígono.
Evidentemente veremos la oportunidad que se le ofrece al sujeto para
experimentar ese dilema fundamental desde una óptica quizás más armoniosa
a partir de ese momento.

Urano, Neptuno y Plutón.


La misma regla ha de aplicarse a estos. Y el significado de los contactos entre
los rápidos y estos últimos podría considerarse hasta cierto punto análogos a
los que expresaríamos si el contacto fuese producido por un tránsito.
Una de las más eficaces maneras de verificar la contundencia de un aspecto
por progresión, es cotejar con los tránsitos y con las revoluciones solares en
búsqueda de coincidencias.
Es decir, cuando por ejemplo Urano transita por conjunción al Sol, mientras
que simultáneamente el Sol progresado hace un aspecto a Urano natal o
progresado.

Evolución, esa es posiblemente la palabra más ajustada para sugerir lo que las
progresiones pueden indicar. Con el paso de los años, vemos que la Carta
Progresada cada vez va pareciéndose menos a la Carta Natal, porque el
movimiento natural del sistema solar va desfigurando o distanciándose de la
imagen inicial. Sin embargo algunas de sus configuraciones formadas por los
planetas más lentos permanecen prácticamente intactas, y forman telones de
fondo mientras los rápidos recorren signos enteros.
Eso nos lleva a observar como aspectos natales entre lentos y rápidos se
reproducen en el tiempo, pero desde otros ángulos. Un aspecto de cuadratura
natal puede reproducirse como un trígono más adelante, cuando el planeta
rápido ha recorrido 30 grados más o menos. O al contrario, un trígono natal
puede dirigirse hacia una cuadratura por progresión.
Esto es matemático en el caso del Sol, pero también ocurre entre los demás
rápidos.
Estos son aspectos importantes porque mostrarán como el proceso evolutivo
llevará a reproducir en la vida el mismo dilema...pero quizás visto desde otra
perspectiva.
Como regla general, los planetas exteriores en la carta natal, parecen tener
una resonancia con el impacto cultural, y la percepción traumática de ciertas
experiencias. El hecho de que su movimiento sea tan lento parece coincidir con
la naturaleza prácticamente inamovible del residuo que dejan los traumas,
como elementos permanentes de la estructura de la percepción.

Aspectos de planetas rápidos entre sí.


Aconsejo en particular observar los aspectos que Venus y Marte puedan hacer
entre sí durante los primeros 25 a 28 años de edad, porque pueden ofrecer
información acerca del desarrollo de la sensualidad instintiva. Los aspectos
armoniosos mostrarán un desarrollo armonioso y una gran facilidad para
incorporar auto-estima y fuerza de voluntad en la juventud.
Los aspectos tensos muestran dificultades o excesiva fricción o descontento
con sí mismo y las condiciones de su entorno.
Acerca de la vida, se puede razonablemente decir que nos convertimos en el
resultado de unas influencias medioambientales, pero esas influencias cambian
constantemente, mientras uno se fija en ciertos aspectos particulares de la
realidad, en detrimento de otros aspectos.

Las progresiones tienen una cualidad flexible, elástica, que nos propone, y nos
ofrece la posibilidad de descondicionarse en cierta medida de esa percepción
selectiva...o compulsiva que parece reflejar la carta natal...la carta natal y su
tendencia a perpetuar en el tiempo ciertas características, al interior de las
cuales nos encerramos o anquilosamos como maniquíes.

Es decir, que no habría en realidad razón de cristalizarse alrededor de la


imagen natal.
Como se puede comprobar, cuando uno se acostumbra a usar las
progresiones, la observación de la carta natal cambia.
Ya no hay nada estático.
Todo forma parte de un proceso dinámico en constante evolución.
Notas Misceláneas

Estas son algunas notas y observaciones que aparecían en el Blog. No


encontraba lugar para ellas en la confección de este libro, pero tampoco he
querido dejarlas al margen. Las incluyo aquí, como notas misceláneas.

Cáncer
A nivel personal, Cáncer se refiere al instinto de pertenencia, e identificación
emocional con aquello que represente la familia.
A nivel sistémico familiar, se suele asociar a Cáncer con el pasado, la infancia,
la vida en el hogar, y la madre. A Capricornio -el signo opuesto- se lo identifica
con el futuro, la vida profesional o publica, con la madurez y con el padre.
Huelga decir, que estas asignaciones provienen de una época muy anterior, ya
que en nuestras sociedades modernas estas estructuras -aunque nuestras
mentes continúen aun ancladas en las expectativas de la memoria colectiva-
externamente han saltado literalmente por los aires.
Creo que eso explica en parte el profundo sentimiento de desarraigo e
inseguridad del occidental.
Se va haciendo cada vez más difícil identificar diferencias culturales en el
potaje mediático publicitario y audiovisual de la supuesta Era de Acuario, pero
es curioso ver como las grandes competiciones deportivas internacionales
adquieren dimensiones olímpicas, y los campeones se convierten en héroes
idolatrados. Se canalizan así los instintos cavernícolas y tribales, en
apoteósicas finales de campeonatos que permiten la catarsis emocional que
une a las gentes bajo los mismos colores de una bandera, mientras los
gobiernos aprovechan la atención del público en estos eventos para subirnos
los impuestos o deslizar alguna legislación de dudosa popularidad.

Virgo
El trabajo concebido como una función mecánica y desconectada de la
vocación, como algo que uno tiene que hacer para pagarse los mínimos, más
algún pequeño vicio con el que evadirse de su realidad cotidiana, se convierte
en instrumento de control en la servidumbre.
Lo que no tiene nada que ver con poner orden en el servicio.
Poner orden en el servicio, a mi modo de ver implicaría cuestionar la función
del oficio del político. Pero para eso, primero tenemos que recordar que la
responsabilidad del ciudadano en una sociedad democrática, es recordarles a
sus representantes electos... cuál es su función, y demostrarles quien manda.
En vez de refunfuñar con la cantinela de que...no saben hacer nada.

Libra
Venus es solamente el regente de Libra a nivel de personalidad. Pero Urano es
su regente esotérico. A nivel del alma, esto significa la percepción de todo
yo...y no yo...en un plano de igualdad. Quien logra mantenerse en este estado
de conciencia, se balanceará risueño como de puntillas en su centro de
gravedad, y en equilibrio con las constantes dualidades de la vida. Venus como
regente de Libra a menudo se limita a tratar al otro únicamente en función de
la valoración subjetiva, donde La Medida la dicta el Interés.
Creo que basta con escuchar las gilipolleces de muchas supuestas canciones de
amor que moldean el concepto de relación en los jóvenes, y los cantos de
sirena de las alucinantemente inmaduras personalidades que dominan nuestras
clases políticas para intuir la extensión del desaguisado.

Escorpio
Escorpio tiene mala reputación. Si eres Escorpio, sabrás que el mero hecho de
mencionar tu signo tiene un efecto similar al de la entrada de un pistolero en
un Saloon de Western. Unos apartan sus sillas de tu posible trayectoria, otros
se acercan contoneándose provocativamente, y siempre aparece alguien que
te mira fijamente como si fueses el culpable del exterminio de sus
antepasados. Ningún otro signo del zodiaco parece despertar mayores
pasiones, magnéticas atracciones y viscerales rechazos.
De todos los signos del zodiaco, posiblemente Escorpio es el más afectado por
los estereotipos que dominan la astrología popular. Una aureola de morbo
rodea al Escorpio y su magnetismo es considerado fascinante y peligroso. La
realidad es que Escorpio es solo peligroso si uno se deja fascinar primero, y se
expone el trasero después.
Yo comprendo al Escorpión cuando le entran ganas de matar. Porque al
Escorpión, lo mejor que le puede pasar en la vida es comprender por qué le
entran esas ganas de matar. ¿Es Escorpión un asesino? Escorpio no es
asesino...quizás traicionero? No, como mucho es vengativo, pero tampoco.
Rencoroso si...o quizás eso también es exagerar.
Lo que si está claro es que hay una cosa que al Escorpión le fastidia a muerte;
que le acusen de hacer, lo que en realidad todo el mundo está haciendo...o le
gustaría estar haciendo, pero nadie se atreve a admitir.
Y eso es porque el Escorpión, -es de desear- como ningún otro es el signo
capaz de la más absoluta e implacable honestidad consigo mismo.
Si eres Escorpio y estás dispuesto a ir hasta el fondo de tus motivaciones
ocultas, serás lo más valioso que nadie pueda tener a su lado.
En caso contrario, cada cual que se acerque a su propia cuenta y riesgo.
Lo que luego ocurra no es culpa del Escorpión, sino del avestruz que
hundiendo la cabeza en la arena no quiere ver el trasfondo de todo ser
humano, ni de lo que es capaz desde el exclusivo instinto de supervivencia.
Y en eso somos todos iguales. Escorpiones o no Escorpiones.

Capricornio
A nivel del colectivo, vemos que cuando Plutón entró en el signo de Capricornio
en 2008, (saliendo de Sagitario), y a día de hoy que aún transita los primeros
grados del signo, la Plutocracia Dominante decidió pinchar la burbuja
especulativa que mantuvo a todos los catetos de pueblo alucinados con la
perspectiva de hacerse millonarios a base de endeudarse hasta las cejas
después de que como pececillos hubiesen mordido la carnada ofrecida desde
los bancos y los púlpitos de los políticos. Ahora los pescadores tiran de las
redes, y se quedan con sus casas, sus avales, sus nominas… ¿Cuanta gente lo
va a perder todo? ¿Que fue de la boyante España 8ª potencia económica
mundial que salía triunfalmente de la cuneta de la historia para ocupar su lugar
en la geopolítica de los cojones? Si de verdad Capricornio habla de rendir
cuentas a los responsables, creo que podemos albergar esperanzas de que la
verdad acabe triunfando sobre la mentira.
Acuario
No me cansaré de repetir que Acuario es, de todos los signos del zodiaco, el
más alejado de la individualidad, pese a lo que digan por ahí.
Por supuesto que a Acuario le gusta sorprender y llevarte la contraria, pero eso
lo que demuestra es precisamente hasta que punto Acuario carece de un
centro de gravedad propio, y deriva su sentido de la individualidad a base de
identificarse con los objetivos comunes del grupo que sea, y en el fondo le da
igual, o adoptando la ideosincracia del chivo expiatorio, para así poder
destacarse.
Incluso el rebelde incomprendido se disfraza de manera extravagante, para así
poder hacerse reconocible por otros extravagantes con los que formar una
piña, y poder decir que… nosotros somos libres y diferentes, cuando lo que
hacen en realidad es uniformizarse en actitudes más que a menudo
intolerantes y prejuiciosas. Se rebela frente a algo, porque en el fondo ese algo
lo domina.
Lo dicho, Acuario carece de un centro propio, y por eso es…excéntrico.

Quizás eso es exactamente lo que Acuario está aquí para enseñarnos con su
ejemplo. Que todos somos esclavos.
Epilogo

Las Progresiones pueden ser usadas como herramienta de pronosticación, pero


su utilidad puede ser de mucha mayor sutileza.
La teoría de la tabula rasa, que asegura que la formación de la personalidad
está entera y exclusivamente condicionada por los agentes externos del
entorno inmediato, no se sostiene en pié. Ninguna criatura viviente llega a este
mundo sin una información codificada en su interior que predetermine unas
características únicas.
Quizás los nueve meses que pasamos en el vientre materno, el alma los
experimenta desde otro plano temporal; una percepción inconsciente donde
cada día de gestación corresponda a un año entero de vivencias, en cuyo
caso...en el vientre materno los 270 días del embarazo fueron experimentados
como 270 años...o como el rango absoluto del tiempo simbólico en que el
embrión sintetiza la información inherente a la totalidad de su herencia
genética.

La astrología tiene su origen en una de las mayores peculiaridades de la mente


del ser humano; el pensamiento analógico.
Los más recientes descubrimientos de la física cuántica vienen a corroborar del
modo más alucinante la intuición de un mundo donde la demarcación entre el
sujeto y el objeto... desaparece.
El universo Newtoniano, demuestra la invalidez de la gran mayoría de los
tradicionales postulados astrológicos, y por eso la astrología estuvo a punto de
desaparecer de la cultura occidental en el siglo XVIII.
Pero ahora resulta que el universo Newtoniano tiene validez solo hasta un
punto, y más allá del rango de su observación el universo resulta que vuelve a
ser un misterio absolutamente descomunal.

Tradicionalmente, el escepticismo frente a la astrología se plantea preguntas


muy inteligentes como estas:
¿No formaría parte del cúmulo de falsas concepciones astrológicas, que en el
instante mismo del nacimiento la posición de las estrellas y los planetas
determinasen el carácter y la personalidad del individuo?
¿Como puede el hecho de nacer, dar como resultado una influencia
permanente de las posiciones de estrellas y planetas?
¿Y por qué esta “impronta” permanente ocurriría en el nacimiento, en lugar de
la concepción por ejemplo, o en cualquier otro momento importante de la vida?

! Estas son muy buenas preguntas!


Yo recomendaría a cualquier escéptico, que primero buscase a través de su
rama de ciencias favorita, u otro sistema de creencias, la respuesta que estas
puedan ofrecerle al respecto.
Pero, si por casualidad su curiosidad no quedase plenamente satisfecha, quizás
sea el buen momento de redirigir sus indagaciones hacia la astrología misma.
A no ser que uno se encuentre obstaculizado por sus prejuicios.
Lo primero sería distinguir entre el escéptico y el no-creyente.
Hoy en día es un pasatiempos para el no-creyente en la astrología, llamarse a
si mismo…escéptico. Pero en la misma medida que hay personas pretendiendo
ser astrólogos… cuando no lo son, igualmente hay muchísima gente que se
disfraza de escépticos…cuando no lo son.
Y eso es porque para ser un escéptico uno primero tiene que estudiar el objeto
de investigación en profundidad.
Y muchos de los auto-catalogados escépticos son en realidad simples
ignorantes que están intentando parecer inteligentes y cultivados.
Pero hay supuestos astrólogos que también están pretendiendo aparentar ser
muy sabios.
Así que, !cuidado!
Hay una diferencia entre el ateo que simplemente no cree en... y el agnóstico
que simplemente…no conoce la respuesta a...
¿Cual es la diferencia entre un creyente ciego y un no-creyente ciego?
Ninguna.
Es encantador observar el modo en que los opuestos se reflejan uno en el otro.
Por lo tanto, siendo yo un astrólogo en plena posesión de mis facultades,
habiendo estudiado durante largos años y teniendo en cuenta que comparto
muchas inquietudes con los escépticos serios de la astrología, intentaré
responder en la medida que me sea posible a las preguntas anteriores.

Así que:
Lo que es a menudo descrito como falsas concepciones astrológicas, son a
menudo -de hecho- los falsos conceptos que el pretendido escéptico tiene de
las que él cree que son las concepciones de la astrología.
El hecho de que algunos Análisis Científicos sobre la Astrología no le
encuentran sentido a los principios de la Astrología no demuestra
necesariamente la invalidez de esta, sino que podría ser la prueba del fracaso
de los criterios usados en tales supuestos análisis científicos.
Sabemos hoy en día que la mayoría de las características de nuestro
temperamento están influenciadas por la herencia genética. Lo que es un
condicionamiento pre-natal.
La otra gran fuente de influencia viene a través del entorno en el que el niño
ha nacido y al interior del cual se desarrolla. Las circunstancias
medioambientales, familiares, histórico-culturales, socio-económicas, a las que
el niño tendrá que sobrevivir.
Por lo tanto, el niño es precisamente el resultado final de un larguísimo
proceso de evolución biológica, y se halla a la merced de las circunstancias
ambientales.
Perfecto. Esto parecería cancelar la relevancia de cualquier influencia
planetaria.
Pero estos procesos biológicos y ambientales son el resultado de la posición del
planeta Tierra -un cuerpo celestial él también-, como parte del engranaje del
Sistema Solar, y del universo circunstancial en el que habitamos.
La vida en la Tierra se ha desarrollado de un modo específico como resultado
del proceso de evolución de todo el sistema solar en su conjunto.
¿Por qué no veríamos el universo reflejado en los rostros de sus criaturas?
El instante del nacimiento, es el momento en que la criatura alcanza la
suficiente madurez de estructura orgánica diferenciada y separada. Ese es el
estado en el cual está sometido y destinado a permanecer el resto de su vida.
Este momento, está determinado por el hecho de ser lo que es: una criatura-
fruto de la evolución de este universo.

Es muy sencillo, y también lógico comprender la perspectiva de la


astrología…pero solamente desde donde comprendemos que siempre hemos
formado parte de un todo.
Muchos de los argumentos escépticos están basados en una muy estrecha
visión del mundo, y de la Tierra, como un lugar desconectado o aislado del
universo que lo rodea. Esa es una percepción geocéntrica.
Es la función de la Astronomía, -hermosa ciencia donde las haya-, estudiar el
universo objetivo.
La Astrología Psicológica, como herramienta de estudio, investiga el modo en
que opera la percepción subjetiva del individuo, al interior de la burbuja de su
propio universo personal.
Y eso es lo que, -en mi opinión- implica el estudio de la Carta Natal.

Quizás nos muestren las progresiones secundarias, que la postura natal, y la


impronta de la carta, son solo un fotograma en una secuencia que tiene su
origen y su destino en una dimensión temporal que hace de nuestras vidas un
efímero compás en la eternidad… donde nuestras vivencias pueden ser
entendidas mas allá de lo puntual, y por lo que en sí mismas contienen...
como símbolo.

Quizás las progresiones nos ofrezcan solamente una medida del tiempo, una
perspectiva desde un lugar donde todo se mueve con extrema lentitud, pero
quizás nos ofrecen la posibilidad de dejarnos llevar mientras la vida
dure...como la madre que guía a su criatura de la mano, por ese movimiento y
esa danza...hacia el entendimiento de esa luz y esa sombra de la que
formamos parte.

Juan de la Fuente. Junio 2012


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