Está en la página 1de 2

misma unidad, mediante la praxis histórica del ser humano que, a su vez, indica

un tiempo de posibilidades, y no de determinismos.

Referencias: FREIRE, Paulo. Pedagogia da autonomia: saberes necessários à prática


educativa. São Paulo: Paz e Terra, 1996; FREIRE, Paulo. Pedagogia da esperança:
um reencontro com a Pedagogia do oprimido. Rio de Janerio: Paz e Terra, 1992;
FREIRE, Paulo. Pedagogia: diálogo e conflito. São Paulo: Cortez, 1985; FREIRE,
Paulo. Pedagogia do oprimido. 17. Ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1987a; FREIRE,
Paulo; SHOR, Ira. Medo e ousadia: o cotidiano do professor. Rio de Janeiro: Paz
e Terra, 1987b; MARX, Karl; ENGELS, F. A ideologia alemã. São Paulo: Cortez/
Moraes, 1984.

EMANCIPACIÓN
Carlos Eduardo Moreira

La emancipación humana aparece en la obra de Paulo Freire, como una gran


conquista política a ser efectivizada por la praxis humana, en la lucha ininterrumpida
a favor de la liberación de las personas, de sus vidas deshumanizadas por la
opresión y dominación social. Las diferentes formas de opresión y dominación
existentes en un mundo dominado por políticas neoliberales y excluyentes no
quitan el derecho y el deber de que hombres y mujeres cambien el mundo, a
través de la rigurosidad en el análisis de la sociedad, con vivencias y necesidades
materiales y subjetivas que contemplen la fiesta, la celebración y la alegría de vivir
(FREIRE, 2000).
El proceso de emancipación en Freire, proviene de una intencionalidad
política declarada y asumida por aquellos que están comprometidos con
la transformación de las condiciones y situaciones de vida y existencia de los
oprimidos, al contrario del pesimismo y fatalismo autoritario defendidos por
la pos modernidad, como anota el profesor Jaime José Zitkoski (2006), y del
mecanicismo de etapas del marxismo ortodoxo, que concibe al proceso de
transformación social como “seguro” e “inevitable”.
En el libro Pedagogia do oprimido (1991), Paulo Freire defendió una
pedagogía para que se emancipen los hombres y las mujeres, mediante una lucha
por la liberación, que tiene sentido sólo si los oprimidos buscan la reconstrucción
de su humanidad y realizan “la gran tarea humanística e histórica de los oprimidos
–liberarse a si mismos y a los opresores” (p. 30). Para Freire, esa liberación de
todos es un verdadero “parto”, del cual nacen hombres y mujeres “nuevos”, en
relaciones de libertad, igualdad y emancipación.
En ese proceso histórico, la educación popular contribuye como
instrumento y espacio necesario para la construcción de procesos de liberación,
a través de la problematización y reflexión crítica insertas en la realidad de las

184
personas y de las clases oprimidas. De esta manera, el educador comprometido
con la construcción de un proyecto político transformador, construye su
docencia dirigida a la autonomía de la educación, valorizando y respetando
su cultura y su acervo de conocimientos empíricos junto a su individualidad
(FREIRE, 1997a).
Sola, la educación no tiene condiciones de construir una sociedad emancipada.
La exclusión social, la globalización económica y las políticas neoliberales
excluyentes, consolidan a nivel nacional y mundial, un capitalismo que “amplía
su capacidad de producción de mercaderías, acumulación de capital y generación
de riquezas” (ZIKOTZKI, 2007). En este sentido, el trabajo de formación de la
educación popular también debe ejercitar procesos de emancipación individual
y colectiva, estimulando y posibilitando la intervención en el mundo, a partir de
un sueño ético-político de superación de la realidad injusta. Esa intervención se
da en una práctica cotidiana y también histórica, atravesada por desafíos, utopías,
sueños, resistencias y posibilidades.
Según Freire (2000), la lucha por la transformación social, para aquellos que
se posicionan como progresistas, puede suceder en diferentes lugares y momentos:
“Se verifica tanto en las casas, en las relaciones entre padres, madres e hijos,
como en la escuela (…) o en las relaciones en el trabajo. Si soy coherentemente
progresista, lo fundamental es dar testimonio (…) de mi respeto por la dignidad
del otro o de la otra” (p. 55).
El proyecto de emancipación defendido por Paulo Freire contempla también
el llamado multiculturalismo, en el cual el derecho de ser diferente en una
sociedad dicha democrática, como una libertad conquistada por cada cultura,
debe también proporcionar un diálogo crítico entre las diversas culturas, con el
objetivo de ampliar y consolidar los procesos de emancipación.
Incluso con las diversas luchas y “marchas” organizadas en las últimas décadas,
contrarias a las diferentes formas de opresión y de dominación social, Paulo Freire
defiende que el proyecto de una sociedad emancipada será efectivizado realmente
solo en la sociedad socialista, a pesar de las dificultades de concretizarlo al final de los
años 1990, lo que a su modo de ver, no deja de ser “visible” y “palpable”. Según él,
el desaparecimiento del mundo socialista autoritario dejó muchas “mentes, antes
bien comportadas, estupefactas, atónitas, desconcertadas” (FREIRE, 1997a, p.
96), debido a las distorsiones autoritarias, disgustos totalitarios y ceguera sectaria.
Sin embargo, aún hay una posibilidad extraordinaria de continuar soñando y
luchando por el sueño socialista.

Referencias: FREIRE, Paulo. Pedagogia da autonomia – saberes necessários à prática


educativa. 6. Ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1997a; FREIRE, Paulo. Pedagogia da
esperança – um reencontro com a Pedagogia do oprimido. 4. Ed. Rio de Janeiro:
Paz e Terra, 1997b; FREIRE, Paulo. Pedagogia da indignação – cartas pedagógicas
e outros escritos. São Paulo: Editora UNESP, 2000; FREIRE, Paulo. Pedagogia
do oprimido. 19. Ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1991; ZITKOSKO, Jaime José.

185

También podría gustarte