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Hoy el viento, amor, sopla con fuerza

y llueven unas gotas parvas;


sólo tuve un amor verdadero
y en fría tumba está enterrada.

Yo haré por mi amor verdadero


más que lo que otros mozos harían;
me pondré a llorar cabe a su tumba
durante doce meses y un día.

Doce meses y un día habían pasado


cuando se oyó a la muerta decir:
«¿Quién llora así junto a mi tumba
y no me deja dormir?»

«Soy yo, amor, quien está a tu lado


y no te dejará descansar
pues de tus labios de arcilla fría
deseo un beso, y no busco más».

«Quieres mis labios de arcilla fría


mas huele a honda tierra mi aliento
si besas la arcilla fría
ya no será largo tu tiempo.

En aquel jardín tan verde, amor,


que fue lugar de nuestros paseos,
la más hermosa flor que se ha visto
es solo un mustio tallo seco.

Tal como se reseca ese tallo


los corazones declinarán,
conténtate, amor mío, entonces
hasta que a Dios oigas llamar.

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