Está en la página 1de 2

LA PREDICACIÓN DE JESÚS.

Por: Roger Lemus

Como lo plantean los evangelios, Jesús de Nazaret anunció el advenimiento del Reino de Dios
(Lucas 17:21) y proclamó que Dios es el Padre bueno que ama sin medida a todo ser humano
(Lucas 10:21). No se contentó con predicar un mensaje con entusiasmo, su predicación debía
ser un mensaje radical, pero la pedagogía de las parábolas era magistral (Lucas 10:1-16; Mateo
13:1-52); lo puso en prácRca mediante señales y prodigios (Mateo 8:1-9, 38), y lo conjugó con la
relación personal con su Padre en la inRmidad de sus oraciones.

Lo anterior describe en pocas líneas, el mensaje y la vida de Jesús. Ahora bien, a nuestro
entender, si tuviéramos que elegir dos términos teológicos que subrayaran el atracRvo de la
vida y la predicación de Jesús en la sociedad de su Rempo, escogeríamos los vocablos
“autoridad”, “novedad” y “praxis”.

La palabra “autoridad” subraya el contraste entre la enseñanza de Jesús y la docencia de los


maestros de la ley su Rempo. A modo de ejemplo, cuando Jesús predicó en la sinagoga de
Capernaúm, “la gente quedó admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y
no como los maestros de la ley” (Marcos 1:22). En la misma sinagoga, Jesús curó a un enfermo
poseído por un espíritu inmundo; entonces, la gente clamó estupefacta: “¿Qué es esto? ¡Una
enseñanza nueva, expuesta con autoridad! Manda a los espíritus y le obedecen” (Marcos 1:27).
Mediante el término “autoridad”, el planteamiento teológico del evangelio recalca que la
actuación de Jesús brotó de la certeza de saber que era sostenido por Dios tanto en su esRlo de
vida como en su mensaje; en definiRva, con el término “autoridad” los evangelios cerRfican que
en la enseñanza de Jesús está implícita la certeza de contener la verdad salvadora (Mateo
28:18).

Por su parte, el término “nueva” sentencia que la enseñanza y la acRtud de Jesús son nuevas
en el senRdo de que no se conocía nada igual en Israel hasta entonces (Marcos 1:27). Por eso
podía decir Jesús a sus oyentes: “Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente; pero
yo os digo: no resistáis al mal, antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele
también la otra” (Mateo 5:38); de ese modo, se atrevía a maRzar la enseñanza de la ley.

LA PEDAGOGÍA DE JESÚS.

Inaugura el Reino de Dios, lo va dando a conocer a través de parábolas cuyos rasgos son tan
intuiRvos, vivos y cálidos que hacen revivir la vida de los labradores, pastores, pecadores y
viñadores de su Rempo. Dichas parábolas encierran maRces tan reales que son el vehículo
pedagógico donde envuelve su mensaje fundamental del Reino de Dios que es como el "grano
de mostaza", como la "perla fina", como el "vino nuevo", como el "vesRdo nuevo", como la
"dracma perdida" (Mateo 13). Es así como lleva a descubrir a sus discípulos y a sus seguidores
que Él es en verdad el "grano de trigo", el "grano de mostaza", el "vesRdo nuevo" que inaugura
ya existencialmente la presencia del Reino.
  En definiRva, la esencia del crisRanismo, posee la “novedad”, la “autoridad” y la “praxis”,
capaz de ofrecer una “forma de vida” que colma el “senRdo de la existencia” a todo ser
humano. Ante lo expuesto, el atracRvo de la primera comunidad crisRana, y de la Iglesia de
todos los Rempos, radica en el empeño por vivir y proclamar el evangelio con la “novedad”, la
“autoridad” y la “praxis” con que Jesús causaba asombro entre la gente de su Rempo.

LA PRAXIS DE JESÚS.

La praxis de Jesús es que el obra de diversas formas, con milagros a favor de las personas
enfermas o para liberar demonios; también se nos muestra en su perdón, por que anuncia una
liberación a un mundo que esta en pecado pero mostrando que con el llegaremos al reino de los
cielos, su solidaridad con los pecadores, toca a los intocables: leprosos, ciegos, prosRtutas, elige
a los pecadores, publicanos. Podríamos decir que toda la vida de Jesús era desconcertante. En
su persona y en su praxis, Él era la autobasilea (término teológico), la llegada del Reino de los
cielos, o sea, el bienestar de ser ciudadano del Reino de Dios.

Uno de los gestos preferidos de Jesús era la imposición de manos. Lo hizo con niños y con
enfermos, estos gestos simbólicos de Jesucristo no eran meras ilustraciones de su mensaje sino
que encarnaban e inauguraban ya el Reino. Todas las acciones de Cristo se compaginaban con
palabras explicaRvas. Recordamos el episodio de la mujer que toca el manto de Jesús (Marcos
5:27). Jesús no la deja ir sin decirle: Hija, tu fe te ha salvado (Marcos 5:34). Cristo era, en
persona, la Palabra de Dios encarnada, hecha carne. Esta unidad de palabra encarnada se
encuentra en todo su mensaje y en toda su praxis. Esta ínRma unidad entre palabra y praxis es
lo que necesitamos como pastores de este Rempo.

Así, podemos afirmar que su acRtud de amor y de donación incondicional fue el ALMA DE SU
PREDICACIÓN, PEDAGOGIA Y PRÁCTICA DE VIDA porque en su persona, en sus parábolas y en
sus hechos, el mensaje más sublime es el de su "Amor de derramado hasta el extremo de la
cruz" y es ahí donde pronuncia su súplica a su padre "Padre perdónalos porque no saben lo que
hacen" (Lucas 23:34).

Roger Lemus

También podría gustarte