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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN

CAMPUS DE CIENCIAS SOCIALES ECONÓMICO


ADMINISTRATIVAS Y HUMANIDADES
FACULTAD DE DERECHO
BIOETICA Y BIODERECHO

“EL PROCESO TANATOLÓGICO ANTE EL


PACIENTE EN FASE TERMINAL”

DOCENTE: LICDA. MARÍA GUADALUPE MÉNDEZ CORREA E.


D.H.
ALUMNO: LUIS ANGEL VILLANUEVA MEDINA
INTRODUCCIÓN

La muerte siempre ha sido un proceso doloroso para el ser humano pues implica
una ruptura en todas sus esferas de convivencia, de este modo dejando
consecuencias emocionales tanto en la persona quien recae la muerte como sus
familiares que son las personas que también recae este proceso de perdida.

Ahora bien, imagínate tener un aproximado de tiempo que te queda por vivir, eso
ocurre en las personas ya con una enfermedad terminal que poco a poco de
desarrolla un déficit en su calidad de vida. ¿Cómo te sentirías emocionalmente?
¿existe asesoría emocional para ese momento?

Este trabajo está enfocado en investigar los procesos que tiene el personal médico
y tanatológico ante un paciente en etapa terminal, para saber si se cuenta con
cuidados especiales ante este tipo de pacientes.

En este trabajo se presenta desde el ámbito de investigación que es la tanatología


que más delante de describe, como la definición de un paciente en fase terminal,
así como ya desarrollar si existe o no cuidados especiales por parte del personal
médico ante estas personas.

El objetivo de este trabajo no es demostrar unas hipótesis, tampoco lo es


establecer verdades absolutas e indiscutibles, ya que el tema se presta a un
interminable debate donde siempre las conclusiones serán personales.

Lo que pretendo es invitar a la reflexión, para fomentar actitudes positivas en los


profesionales del sector salud de cara al cuidado de enfermos terminales,
sobresalir la importancia que tiene la tanatología en este cuidado de pacientes
para hacer más grata su estancia durante su fase terminal.
¿QUE ES LA TANATOLOGIA?

Para iniciar la siguiente investigación es necesario delimitar primero que nada el


ámbito en donde será analizada la situación del proceso ante el paciente en fase
terminal, de este modo es importante tener el claro que es la tanatología.

En 1901, Elie Metchnikoff quien recibiera el premio Nóbel de medicina en 1908,


acuño el término Tanatología, denominándola como la ciencia encargada de la
muerte. En ese momento la Tanatología fue considerada como una rama de la
medicina forense que trataba de ella y de todo lo relativo a los cadáveres, desde el
punto de vista médico legal.

En el año de 1991 la Dra. Elizabeth Kübler Ross describe los fenómenos


psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante el proceso
de muerte y define a la Tanatología como una instancia de atención a los
moribundos, por lo que se le considera la fundadora de esta ciencia. Es ella a
través de su labor, quien hace sentir a los moribundos miembros útiles y valiosos
de la sociedad y para tal fin, crea clínicas cuyo lema es "ayudar a los enfermos en
fase terminal a vivir gratamente, sin dolor y respetando sus exigencias éticas".

En la actualidad, el término Tanatología (según el diccionario Wikipedia) no se


circunscribe al hecho fatídico, sino a la serie de circunstancias que rodean la
muerte de un ser humano, por lo que se considera como una disciplina que
estudia el fenómeno de la muerte en los seres humanos y está enfocada a
establecer entre el enfermo en tránsito de muerte, su familia y el personal médico
que lo atiende, un lazo de confianza, esperanza y buenos cuidados, que ayuden al
enfermo a morir con dignidad.

¿QUE ES UN PACIENTE EN FASE TERMINAL?

Una vez ya denominado el ámbito que vamos a utilizar como lo es la tanatología,


ahora es momento de identificar que es un paciente en fase terminal para evitar
malos entendidos en esta práctica y análisis.

Un enfermo terminal es aquel en quien la inminencia de la muerte se tiene como


cierta y predecible a corto plazo, debido a que su enfermedad no pudo ser curada
a pesar de haber recibido un tratamiento adecuado y para quien la terapéutica ha
cambiado de curativa a paliativa. El carácter incurable de la enfermedad terminal
no margina al enfermo de la atención médica, sólo indica que sus necesidades
han cambiado.
El paciente o enfermo terminal es un término médico que indica que una
enfermedad no puede ser curada o tratada de manera adecuada, y se espera
como resultado la muerte del paciente, dentro de un periodo corto de tiempo. Este
término es más comúnmente utilizado para enfermedades degenerativas tales
como el cáncer, o enfermedades pulmonares o cardiacas avanzadas. Esta
expresión se popularizó en el siglo XX, para indicar una enfermedad que
eventualmente terminará con la vida de una persona.

Esta fase se inicia en el momento en que es preciso abandonar los tratamientos


de finalidad curativa, ya que no le aportan beneficios a su estado de salud, para
sustituirlos por otros cuyo objetivo es controlar y paliar los síntomas, tanto físicos
como psíquicos que origina la enfermedad.

Para tener otro punto de vista la sociedad española de cuidados paliativos ha


desarrollado una serie de criterios para la determinación de un enfermo terminal:

 Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable.


 Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
 Presencia de numerosos problemas o síntomas.
 Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy
relacionado con la presencia explícita o no, de la muerte.
 Pronóstico de vida inferior a 6 meses.

RELACIÓN CON LA ETICA

Una vez ya teniendo en claro los conceptos principales de mi investigación es hora


de realizar la relación que tienen estos dos junto con la ética, dentro de la ética se
menciona o mas bien se encuentra dentro del debate dentro de otra figura jurídica
como lo es la “eutanasia” el concepto de la muerte digna, que dicho concepto
hace alusión para designar el derecho que ostenta todo paciente que padece una
enfermedad irreversible e incurable y que se halla en un estado de salud terminal,
de decidir y manifestar su deseo de rechazar procedimientos, ya sean: quirúrgicos
invasivos, de hidratación, de alimentación y hasta de reanimación por vía artificial,
por resultar los mismos extraordinarios y desproporcionados en relación a la
perspectiva de mejora y por generarle al paciente aún más dolor y padecimiento.

Es por este ultimo concepto que enlaza el objetivo de mi investigación, pues es


necesario tanto como el paciente, como sus familiares el contar con un proceso
tanatológico en este tipo de pacientes terminales.

PROCESO ANTE UN PACIENTE EN FASE TERMINAL

Dentro de la medicina existe la medicina paliativa, cuyo objetivo es controlar el


dolor y otros síntomas molestos para proporcionar una mejor calidad de vida,
cuando entra en acción, es para tratar a enfermos en fase terminal que ya no
tienen cura y en cuyo caso se ha comprobado que las acciones terapéuticas son
inútiles. Resulta difícil para los médicos determinar y, sobre todo reconocer, que
tanto ellos como la medicina no pueden hacer más por su curación, pero esto lo
traducen en un fracaso, porque aun sabiendo que un paciente no tiene cura,
siempre es necesario cuidarlo y aliviarlo, es decir, atenderlo pretendiendo darle
comodidad y confort, sin intentar alargarle la vida sin consideración.

Según la Organización Mundial de la Salud, los cuidados paliativos se definen de


la siguiente manera:
“El cuidado total de los pacientes cuya enfermedad no responde al tratamiento
activo con la finalidad curativa. El control del dolor y otros síntomas físicos, así
como la atención de los problemas psicológicos, sociales y espirituales, son de
especial relevancia. El objetivo de los cuidados paliativos es conseguir la mejor
calidad de vida para el paciente y su familia. Muchos de los aspectos de los
cuidados paliativos deben emplearse en estadios más precoces de la enfermedad,
en combinación con tratamientos activos de índole curativa”.
Entre los cuidados paliativos, un elemento importante es el lugar donde el enfermo
desea que ocurra la fase final de su enfermedad y muerte. Sabiendo sus deseos,
deben respetarse, claro está, hasta donde sea posible.
PROCESOS TANATOLÓGICOS

Sin embargo, estos cuidados se encuentran dentro de la medicina, campo en el


cual no es el enfoque principal de la investigación sino lo es la tanatología.

En la tanatología sin lugar a dudas, una de las medidas más importantes que
debemos elegir para lograr una mejor calidad de vida con pacientes en fase
terminal es la comunicación.

La comunicación es un elemento fundamental en las relaciones humanas; por


ello, el equipo médico y el enfermo deben compartir la misma realidad. La
comunicación es una práctica diaria que, en el caso de enfermos en fase terminal,
se ve obstaculizada. Y es que la cercanía de la muerte y el proceso de morir
producen en quienes los cuidan reacciones psíquicas que directa o indirectamente
evitan la comunicación tanto con el enfermo (cuando ésta es posible) como con
sus familiares.

Los integrantes del equipo multi e interdisciplinario a cargo del enfermo en fase
terminal deberán ser buenos comunicadores y receptores capaces de percibir
cualquier señal de solicitud de ayuda por parte del enfermo; de lo contrario,
después de repetirla varias veces sin recibir respuesta, éste se aislará y será más
difícil establecer de nuevo la comunicación. Cuando tanto el equipo de salud como
los familiares eluden responder de manera directa y esquivan la mirada, el
contacto físico disminuye y el lenguaje se vuelve complicado o demasiado simple,
el paciente se da cuenta de que se le ha abandonado y cae en un aislamiento que
no se debe
confundir con aceptación.

Escuchar se considera un arte que se aprende como los demás, pero requiere
una gran inversión de energía, pues hay más ocasiones de escuchar que de
hablar, a un enfermo en fase terminal es muy importante escucharlo
adecuadamente, sentados al lado de él o en su cama, nunca de pie y mucho
menos con los brazos
cruzados. Si lo escuchamos con atención, sabremos cuáles son las respuestas
que necesita recibir y si está en condiciones de hacerlo. Por ello debemos
escuchar no sólo lo que dice, sino también la manera como lo dice.
Oír es distinto de escuchar; el primero es un acto pasivo y automático, en tanto
que el segundo es un acto de atención activa del cual podemos derivar preguntas
y respuestas. Al escuchar al paciente o a nuestro familiar nos enteraremos de lo
qué es importante para él, lo cual quizá no se relacione con lo que suponemos. Y
no sólo eso: escuchar es en sí un acto terapéutico y a veces suficiente para elevar
la autoestima y reducir la tensión del enfermo, ayudarle a liberar sus sentimientos
y enfrentar mejor el problema.

La comunicación no verbal es de suma importancia:


Al escuchar debemos procurar no interrumpir; si lo hacemos y nos permitimos caer
en la inconsistencia verbal, ésta no nos permitirá escuchar bien, si escuchamos
bien, percibiremos, interpretaremos, evaluaremos y responderemos de manera
adecuada. Además, debemos sentir, oír y captar expresiones y gestos corporales,
así como interpretar y evaluar para responder bien y atinadamente.
Las manifestaciones no verbales o “lenguaje corporal” acentúan la expresión
verbal. Al tratar a enfermos que no pueden comunicarse verbalmente hay que
poner especial atención a sus expresiones faciales, gestos, postura y mirada.

El tacto es muy útil para demostrarle confianza, seguridad, apoyo y no abandono;


darle la mano, tocar su hombro, secarle la frente, abrazarlo, colocarle bien la
almohada, etcétera, son cuidados y atenciones de enorme importancia para el
enfermo en fase terminal, ya que representan un testimonio claro de nuestra
preocupación, afecto, cariño, amor y agradecimiento por compartir sus
sentimientos más profundos.
Estar muy cerca del enfermo nos permite mantener contacto ocular y éste
intensifica el intercambio de emociones, que pueden ser tanto preocupaciones
como esperanzas. Participar en este tipo de intercambios hace que la
comunicación sea no sólo verbal o escrita, sino también mediante el modo de
pararse, sentarse, ver, escuchar. Todo ese conjunto de actitudes, que se
denomina lenguaje corporal, por lo general es más importante que el lenguaje
hablado. De ahí la importancia de
recordar que nuestra actitud y nuestro silencio significan mucho para el enfermo.
En lo que se refiere a la familia, la comunicación con ésta es difícil y tensa, ya que
sus integrantes no sólo contemplan la enfermedad, sino que la viven con su
enfermo. Día con día son testigos del sufrimiento de su ser querido y padecen el
estrés que se genera y llega al “desbordamiento emocional”, lo que puede dar
lugar a la claudicación y al eventual abandono del enfermo. Así como las pérdidas
continuas, la negación y el duelo anticipado agotan el tiempo y la dedicación de la
familia, la buena comunicación, el apoyo y la información permanentes facilitan su
adaptación.

Toquemos ahora el tema de la información, el paciente tiene derecho a saber con


claridad y objetividad sobre su enfermedad, tratamiento y pronóstico. Para ello, lo
más conveniente es seguir el “método de la verdad soportable y dosificada”, dicha,
además, en términos comprensibles para él y sus familiares. Ahora bien, el
enfermo puede rehusarse a conocer esta información y debemos respetar su
decisión de no ser enterado de ella.
Si el equipo de salud, el enfermo y la familia no comparten la misma información
surge lo que en medicina paliativa se denomina “muro de silencio”. Éste impide
que el enfermo tome decisiones, que la familia le ayude y que el equipo de salud
lleve a cabo un tratamiento de alivio adecuado de los síntomas. Tal situación
reduce significativamente la calidad de vida del enfermo.
CONCLUSIONES

Debo señalar la importancia de la tanatología en los procesos ante los pacientes


en fase terminal pues se debe buscar siempre mantener una correcta calidad de
vida para tener una muerte digna. En el caso de los enfermos en fase terminal,
para quienes no hay una posibilidad racional de incrementar su cantidad de vida
se convierte en el objetivo prioritario y casi siempre único.

Es importante Asumir que el sector salud brinda a sus profesionales la oportunidad


especial de ayudar y confortar a los pacientes en fase terminal, así como de
proporcionar consuelo y comprensión a sus familiares, en un momento muy difícil
y de necesidad de apoyo humano. Es por eso que el Equipo de Salud se
proporcione respaldo y comprensión mutuamente, ya que el asumir los
profesionales de la salud la responsabilidad de un proceso terminal puede resultar
sumamente estresante.

Acompañar y apoyar al un paciente en fase terminal es una labor muy agotadora,


estresante y demandante. Pero, sin lugar a dudas es la obra más valiosa que un
ser humano puede hacer por otro, por eso recalco que el personal de salud debe
contar con ayuda tanatológica para poder brindar un correcto acompañamiento
ante estos procesos.

En la mayoría de los casos los integrantes del equipo de salud no reciben el


entrenamiento mínimo necesario en técnicas de comunicación, que les serán
indispensables para su actividad diaria, ya que, tristemente, con frecuencia
deberán dar malas noticias, responder a peguntas difíciles, informar sobre
diagnósticos, escuchar a familiares, así como soportar e intentar entender los
silencios del enfermo y esta última reflexión no solo aparece en esta situación sino
de igual forma en otras problemáticas como eutanasia, violencia obstétrica
VIH/SIDA de igual forma interviene mucho el cuidado de comunicación ante estos
pacientes.
Por lo que como conclusión final puedo recalcar la importancia de que el personal
del sector salud reciba preparación mediante cursos o capacitación sobre temas
tanatológicos para poder brindar una mejor atención en cualquier índole de su
ámbito laboral.
REFERENCIAS

Domínguez Mondragón, Guadalupe (2009). La tanatología y sus campos de


aplicación. Horizonte Sanitario, 8(2),28-39. [fecha de Consulta 7 de Mayo de
2020]. ISSN: 1665-3262. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?
id=4578/457845132005

Míguez Burgos, A., & Muñoz Simarro, D.. (2009). Enfermería y el paciente en
situación terminal. Enfermería Global, (16) Recuperado en 07 de mayo de 2020,
de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1695-
61412009000200018&lng=es&tlng=es.

Cervantes, M. E. (2014). Atención tanatológica en el paciente terminal.


Recuperado en 07 de mayo de 2020, de: http://www.tanatologia-
amtac.com/descargas/tesinas/262%20atencion.pdf

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