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Atención Psicosocial en Desastres
Atención Psicosocial en Desastres
La Habana, 2011
Catalogación Editorial Ciencias Médicas
Medicina de Desastres
Desastres / prevención & control
Efectos de Desastres en la Salud
Emergencias en Desastres
Asistencia Internacional en Desastres
Rescate, Asistencia y Protección en Desastres
Mirar las cuartillas que durante años escribí, convertidas en un material presen-
table, reviste para mí un alto significado en lo profesional, por lo que la lista de
personas a quienes debo agradecer, incluye a los que me formaron, primero
como médico y después como especialista, a los que me motivaron por la inves-
tigación y la docencia. También a los que me exigieron en la labor asistencial, a
mis pacientes, a las compañeras y compañeros de trabajo y a la familia que ha
garantizado siempre la retaguardia.
Este libro no habría visto la luz, sin la meticulosa revisión de los profesores,
Carlos R. Quevedo Fonseca y Alberto Clavijo Portieles. Vaya ellos mi más alta
valoración por la gentileza de haber dedicado tiempo y esfuerzo, sus
señalamientos motivaron cambios significativos al manuscrito que revisaron. Mi
agradecimiento al profesor Guillermo Mesa Ridel, director del Centro Latino-
americano de Medicina de Desastres “Dr. Abelardo Ramírez ”, por sus genero-
sas consideraciones expuestas en el prólogo.
El autor
Contenido
CAPÍTULO 1
EL DESASTRE DESDE LA PERSPECTIVA PSICOSOCIAL/ 1
La sección de intervención en desastres/ 1
Breve historia del abordaje de las situaciones de desastre/ 3
Concepto de desastre/ 5
Clasificación de los desastres/ 11
Etapas del ciclo de reducción de desastres/ 14
Amenaza, riesgo y vulnerabilidad/ 15
Amenaza/ 17
Vulnerabilidad / 18
Riesgo/ 21
Autoevaluación/ 23
Referencias bibliográficas/ 25
CAPÍTULO 2
CAMBIO DE PARADIGMA DE ACUERDO CON EL DESARROLLO
DE LA PSIQUIATRÍA/ 27
Enfoques en al abordaje de la enfermedad mental/ 27
Obstáculos al desarrollo/ 31
El paradigma de la atención primaria/ 40
El equipo de salud mental en situaciones de desastres/ 41
Autoevaluación/ 51
Referencias bibliográficas/ 53
CAPÍTULO 3
REPERCUSIÓN PSICOSOCIAL Y GRUPOS ESPECIALES/ 55
Consideraciones de la repercusión psicosocial de los desastres/ 56
Clasificación de los afectados en desastres/ 56
Grupos vulnerables/ 58
Mujeres/ 58
Niños y adolescentes/ 58
Ancianos con problemas de salud/ 62
Albergados/ 62
Equipos de socorristas/ 64
Discapacitados/ 69
Refugiados y desplazados/ 75
Autoevaluación / 77
Referencias bibliográficas/ 79
CAPÍTULO 4
PRINCIPALES TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS EN DESASTRES/ 82
Factores que determinan las manifestaciones clínicas en víctimas de desastre/ 82
Manifestaciones que dependen de las etapas del impacto/ 82
Principales trastornos psicológicos/ 86
Trastornos psiquiátricos más frecuentes/ 86
Trastorno por estrés agudo/ 87
Trastorno por estrés postraumático/ 90
Otros trastornos/ 96
Conducta suicida/ 96
Trastornos disociativos o de conversión/ 97
Trastorno psicótico breve/ 97
Estados de pánico/ 98
Otros síndromes/ 99
Síndrome de aflicción por catástrofe, también conocido como síndrome
de desastre/ 99
Síndrome del superviviente/ 99
Autoevaluación/ 100
Referencias bibliográficas/ 101
CAPÍTULO 5
ACCIONES DEL EQUIPO DE SALUD ANTE SITUACIONES DE
DESASTRES/ 104
Psiquiatría y psicología de emergencias y desastre / 104
Técnicas psicológicas específicas en desastres/ 105
Triage o selección/ 106
Defusing o desactivación/ 106
Debriefing o desmovilización/ 106
Apoyo psicológico/ 108
Intervención en crisis/ 109
Primera ayuda psicológica/ 111
Terapia de reprocesamiento y desensibilización por movimientos ocula-
res/ 112
Afrontamiento del estrés y prevención del síndrome de Burnout/ 114
Trabajos con grupos psicoeducativos y de apoyo emocional/ 116
Área de control del estrés/ 121
Entrenamiento autógeno/ 121
Automasaje/ 122
Técnicas de respiración/ 122
Aromoterapia/ 123
Musicoterapia/ 123
Hidroterapia/ 125
Dietoterapia/ 125
Elaboración del plan de acción en desastres/ 126
Diagnóstico de la situación de salud mental/ 129
Presentación de datos de la situación de salud/ 129
Dispensarización de la población / 129
Análisis de la situación de salud/ 130
Acciones a desarrollar con la ayuda de facilitadores/ 131
Autoevaluación/ 132
Referencias bibliográficas/ 134
CAPÍTULO 6
LOS DESASTRES COMO FENÓMENOS DIFERENTES
A LA GUERRA/ 136
Diferenciación entre la guerra y los desastres/ 136
El Derecho Internacional Humanitario/ 139
Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja/ 143
Autoevaluación/ 147
Referencias bibliográficas/ 150
Capítulo 1
1
El 3 de diciembre de 2005, durante la Conferencia Internacional del Sur de
Asia de la Asociación Regional de Cooperación Internacional (SAARC), en
Agra, India, se propuso la constitución de secciones nacionales sobre desastres,
que estarían relacionadas con la Sección de Desastres de la WPA,Ventura
(2009).
El 27 de octubre de 2006, atendiendo a las proyecciones de la WPA y de la
intención de la Sociedad Cubana de Psiquiatría (SCP), de potenciar el desarro-
llo de su membresía, se decide la creación de la Sección de Intervención en
Desastres, subordinada a la SCP, que entre sus objetivos de desarrollo, tiene
dentro de sus objetivos de desarrollo, (Ventura, 2009):
− Agrupar a los interesados en el tema.
− Impulsar la capacitación.
− Potenciar un espacio dentro de los distintos eventos que se desarrollen.
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se relacionó con causas físicas, esta vez por lesiones cerebrales. Por esa época,
los síntomas residuales asociados al estrés del combate fueron clasificados como
neurosis de guerra, pero aunque los acontecimientos bélicos fueron conside-
rados como factores precipitantes, se pensó que las causas fundamentales es-
taban en predisposiciones, como alteraciones de la personalidad y así
subestimaban el efecto traumático de la batalla.
En la Segunda Guerra Mundial aumentaron las investigaciones sobre las con-
secuencias psíquicas de la guerra, durante su curso se reportó un incremento de
la incidencia de la neurosis traumática, sobre todo entre las tropas dislocadas
en el Pacífico, donde existían las peores condiciones y mayor aislamiento, a
pesar de que había sido mayor el número de reclutas rechazados por causas
psíquicas, comparado con la anterior contienda mundial.
A esa condición clínica se le llamó agotamiento del combate, en la que
diferentes psiquiatras demostraron que numerosos soldados sin antecedentes
de enfermedad mental, habían sido afectados por la exposición al estrés propio
de la guerra. Estos según Menninger, sí se trataban cerca de la línea de comba-
te, se recuperaban mejor que los tratados en hospitales de retaguardia.
Algunos autores han publicado sobre los diversos desastres ocurridos en la
región de América Latina y el Caribe, sacudida por desastres de gran magnitud
en países como Nicaragua, El Salvador, México, Guatemala, Perú, Colombia y
Haití, los que han ocasionado cuantiosas pérdidas de vidas humanas, Pacheco
y otros (1987). Dichas experiencias han proporcionado una mayor toma de
conciencia sobre la importancia del enfrentamiento a los desastres, por lo que
en 1990 la OPS/OMS creó el “Centro Regional de Información sobre Desas-
tres” (CRID), encargado de recolectar, organizar y distribuir documentación en
los aspectos de la reducción de desastres, con programas especiales como el de
Mitigación de desastres en hospitales y sistemas de agua potable, el Siste-
ma de manejo de suministros humanitarios y el Uso de Internet para de-
sastres y emergencias.
Concepto de desastre
Etimológicamente la palabra desastre está compuesta por los vocablos lati-
nos des: que significa negación, contrario o inversión del significado y astre:
astro o estrella, es decir un evento adverso producido por las estrellas o en su
extensión más amplia por los dioses.
Catástrofes. Utilizado la mayor parte de las veces como sinónimo de desas-
tre, incluso en muchos artículos un mismo autor suele utilizar ambos términos de
manera indistinta. En otros lo distinguen adjudicándole niveles superiores de
devastación.
5
Emergencias. Son situaciones inesperadas que comprometen la vida y la
integridad física de una o de varias personas y que demandan una intervención
especializada, supone una ruptura de la normalidad de un sistema. La respuesta
de la comunidad por intermedio de sus propios equipos de primera respuesta es
suficiente.
Emergencias complejas. Las emergencias complejas usualmente involucran
situaciones en las que la población civil sufre accidentes y pérdidas de propie-
dad, servicios básicos y medios de subsistencia como resultado de guerras,
contiendas civiles u otros conflictos políticos (Noji, 1992).
Crisis. Estado temporal de trastorno psicológico caracterizado por ansiedad,
confusión y desorganización, causado por un suceso inesperado que es vivido
como una amenaza o pérdida y que resulta insuperable con los mecanismos
habituales de la persona para enfrentar problemas (Dúrate, 2008).
En una revisión realizada por Sauchay Romero, se encontraron 68 definicio-
nes de desastre hechas por investigadores, expertos, organizaciones humanita-
rias, oficinas gubernamentales, organismos mundiales y documentos jurídicos y
oficiales. Los diferentes autores hacen hincapié en distintos aspectos, e incluso
dependiendo de las concepciones y culturas utilizan sinónimos como catástrofe
en lugar de desastres, llegando a alternar en un mismo documento ambos voca-
blos (Sauchay, 2009).
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE), define el desastre como
una desgracia grande, suceso infeliz o lamentable (RAE, 1992).
Benyakar (2002), considera que los desastres y las catástrofes son la máxi-
ma expresión de la implosión de un evento fático en el psiquismo del individuo.
De Lisi (2006), expresa que los desastres son acontecimientos inesperados
que dan lugar a una crisis de gran envergadura en las sociedades organizadas, a
pesar de los protocolos de intervención preparados con antelación. La naturale-
za de los desastres genera diversas disfunciones nuevas y pone de manifiesto
otras situaciones de disfunción que ya existían previamente, lo que significa que
se circunscribe al marco del impacto causado por un evento.
Según Crocq Doutheau y Salham, (1987), la catástrofe es evento nefasto,
súbito y brutal, que causa destrucción material importante o de la geografía
humana, gran número de damnificados y una desorganización social notable o
las tres cosas a la vez.
Algunos autores, además de hacer referencia al impacto de estos fenómenos
sobre la comunidad, tratan sobre la repercusión sobre la salud:
Gómez Jacinto explica que el desastre es un evento que ocurre de repente,
inesperada e incontroladamente, de naturaleza catastrófica, que implica la pér-
dida o la amenaza de la vida o de la propiedad, perturba el sentido de la comu-
nidad y a menudo, provoca consecuencias psicológicas adversas para los
supervivientes.
Para Cohen y Ahearn (1989): los desastres son eventos extraordinarios que
originan destrucción importante de bienes materiales y pueden dar como resul-
tado la muerte, lesiones físicas y sufrimiento humano.
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Oliver-Smith comenta que "Un desastre se presenta cuando un fenómeno
natural o tecnológico, ocasiona daños y pérdidas a las principales instalaciones
sociales, organizacionales y físicas de una comunidad, hasta el grado de que las
funciones esenciales de la sociedad se interrumpen o destruyen, lo cual da como
resultado estrés individual y trastorno social de diversa severidad".
Lorenzo Ruiz (2005), considera que el desastre constituye un hecho inespe-
rado y de por sí catastrófico, provocando grandes pérdidas humanas y materia-
les. Los individuos y sus comunidades en mayor o menor medida relacionados
con el desastre lo perciben como un evento vital estresante, una especie de
situación amenazante y de conflictos, la cual conlleva a una ruptura y modifica-
ción del ciclo vital de los damnificados y del equilibrio hombre entorno en un
sociedad concreta.
Estos autores se refieren además al carácter repentino e inesperado, que
excluye a los desastres de inicio lento y a veces crónico. Otros, además de
considerar las causas y las consecuencias para la salud y la comunidad, mani-
fiestan la necesidad de ayuda externa, entre los que se encuentran:
Poncelet y Caldós de Almeida (2002) consideran los desastres como el resul-
tado de un evento natural, accidente tecnológico o directamente provocado por
el hombre, en el que se ve amenazada la vida de las personas o su integridad
física, que producen muertes, lesiones, destrucción, pérdidas materiales, así como
sufrimiento humano en general. Se sobrecargan los recursos locales, que se
tornan insuficientes y quedan amenazadas la seguridad y funcionamiento nor-
mal de la comunidad, planteando entonces como una característica de los de-
sastres, la necesidad de ayuda exterior.
Para Charles Fritz (1961), el desastre es desde un punto de vista sociológico,
una ocasión de crisis o estrés social, observable en el tiempo y en el espacio, en
que sociedades o sus componentes (comunidades, regiones, etc.) sufren daños
o pérdidas físicas y alteraciones en su funcionamiento rutinario, a tal grado que
exceden su capacidad de autorrecuperación, por lo que requieren la interven-
ción o cooperación externa.
La OMS define a un desastre natural como: un acto de la naturaleza, de tal
magnitud que da origen a una situación catastrófica en la que súbitamente se
alteran los patrones cotidianos de vida, y la gente se ve hundida en el desamparo
y el sufrimiento; como resultado de ello, las víctimas necesitan víveres, ropa,
viviendas, asistencia médica y de enfermería, así como otros elementos funda-
mentales de la vida y protección contra factores y condiciones ambientales
desfavorables, los cuales, en la mayor parte de los casos, deberán provenir de
áreas que están fuera de la zona de desastre. Esta definición tiene en cuenta los
tres aspectos que han conformando las definiciones anteriores: impacto, conse-
cuencias para la salud y necesidad de ayuda.
Se entiende la intervención externa, no necesariamente como ayuda interna-
cional sino a la participación de disímiles estructuras que no son suficientes en la
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comunidad, y por lo tanto, son brindadas por comunidades vecinas o por los
niveles centrales. Además en un desastre, las consecuencias no se resuelven
socialmente solo mediante acciones de respuesta específica sino que demandan
también de procesos de recuperación material y social que generen transforma-
ciones perdurables en la comunidad.
Otros autores se refieren a diversos problemas como:
Caputo y Herzer (1996), explican que un desastre es una relación extrema
entre un fenómeno físico y la estructura y organización de una sociedad, de
manera que se crean coyunturas en las que se supera la capacidad material de
la población para absorber, amortiguar o evitar los efectos negativos del evento.
Estos autores destacan otra dimensión del asunto, la vulnerabilidad.
Jorge Rodríguez (2006), explica que desde el punto de vista de la salud
mental, las emergencias y los desastres implican una perturbación psicosocial
que sobrepasa la capacidad de manejo o afrontamiento de la población afectada.
Harshbarger (1973) define los desastres como eventos rápidos y dramáticos
que dan por resultado grandes daños materiales y humanos. Subraya la impor-
tancia de la vida comunitaria y plantea que los desastres deben considerarse de
acuerdo a su potencial de perturbar las actividades de una comunidad y causar
daños a los miembros de esta. Al igual que otros, deja fuera del concepto
algunos tipos de desastres como las hambrunas y epidemias que no pueden ser
considerados eventos extraordinarios, rápidos ni dramáticos.
Anderson (1968) plantea que los desastres son la base de la reacción de la
población afectada a la amenaza que representa el desastre mismo, antes de
que ocurra. Expone que desde el punto de vista conceptual es conveniente
diferenciar al desastre como un evento de crisis aguda que perturba físicamente
la vida cotidiana, por demás normal, que origina pérdidas palpables, respecto de
la amenaza que significa una situación de crisis crónica, en que se anticipa la
alteración de la rutina esperada. De alguna manera se refiere al afrontamiento
de la situación muy ligada a la vulnerabilidad.
Barton (1981) clasifica a los desastres como parte de un grupo más amplio
de situaciones de estrés colectivo que surge cuando muchos miembros de un
sistema social no reciben las condiciones de vida que esperan de dicho sistema.
Agrega que tal estrés colectivo puede provenir de fuentes externas al sistema o
de este mismo. Refiriéndose de soslayo la vulnerabilidad.
Según los criterios comunes de los diferentes autores, es posible decir que,
para conformar un concepto de desastre, de manera didácticamente compren-
sible, sea preciso tener en cuenta los aspectos siguientes.
− Impacto.
− Vulnerabilidad-Afrontamiento.
− Consecuencias para la salud.
− Necesidad de ayuda exterior.
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De esta forma queda claro que, desde el ángulo de la salud mental, un desastre
es un acontecimiento extraordinario, provocado por un fenómeno, con capacidad
potencial para producirlo, que por su origen puede ser: natural (meteorológico,
hidrológico, geodinámico, geotectónico), por la acción del hombre (de manera
deliberada o no deliberada) o mixta (daño ecológico); propiciado por la conjuga-
ción de factores que hacen vulnerable a una comunidad, resultando amenazada la
vida de las personas, se producen muertes, lesiones, destrucción, pérdidas mate-
riales, sufrimiento humano y que para su afrontamiento se requiere de la interven-
ción o cooperación externa (Ventura y otros, 2009).
Otro modo de conceptuar la problemática del desastre se encuentra en las
culturas orientales, que consideran al desastre como un desafío, como la tensión
que promueve el aprendizaje, como la encrucijada, en la que se dan
dialécticamente, la oportunidad y peligro al desastre, que hay que enfrentar
con decisión, a partir de un amplio contacto con la realidad, con las experien-
cias previas y con los recursos propios. Así el desastre es un desafío que implica
movimiento. El símbolo chino que representa la crisis está conformado de dos
partes: peligro y oportunidad.
El peligro está representado por la figura de un hombre al borde de un preci-
picio y la oportunidad está graficada por una aparentemente pequeña pero im-
portante oportunidad, que los puede sacar del peligro.
Visto de esta forma, los desastres se pueden diferenciar de eventos como las
emergencias, que se dan en la vida cotidiana de una comunidad, y que no resul-
tan ser acontecimientos extraordinarios ni se requiere intervención externa.
En toda comunidad, en tiempos normales, ocurren innumerables eventos cotidia-
nos negativos, como son las emergencias y crisis, que por su magnitud no llegan a
constituir un desastre pero rompen con la idílica tranquilidad. También suceden
eventos positivos en días festivos y otros, que hacen que la vida de la comunidad no
sea lineal y monótona como se trata de reflejar en la siguiente figura.
9
Otro aspecto vinculado con los desastres, que se debe tener en considera-
ción, es la necesidad de contrastar un fenómeno nuevo con uno preexistente, lo
que requiere de criterios de comparación, o conceptos nuevos, como el de de-
sastre sobreañadido, dado por el hecho de que las consecuencias de los desas-
tres son peores en las poblaciones más pobres, es decir un desastre se inserta
en otro que ya existía, la pobreza, tema al que se le puede dedicar todo un
capítulo, al formar parte de las causas del aumento de la vulnerabilidad, así
como de las dificultades posteriores para reconstruir las estructuras con miras
al desarrollo, tanto por las limitaciones financieras, la preparación técnica, como
propiamente culturales.
Determinar la causa primaria resulta ser menos problemático cuando se hace
con eventos que ocurrieron de manera súbita e intensa, es decir los cambios
resultaron ser violentos y dramáticos, que minimizan el teatro en el que se pro-
ducen abonado con la pobreza, la degradación ambiental y riesgo urbano entre
otros aspectos que aumentan el peligro de desastre y que nos hace dudar de las
causas naturales de algunos de los mal llamados desastres por causas naturales,
como se prefiere llamar, provocados por fenómenos naturales, aunque se cono-
ce que están influidos por la intervención del hombre.
Algunos desastres son lentos o dan posibilidad de advertencia, mientras que
otros son repentinos y sorprendentes. Pueden afectar grandes áreas o un lugar
específico y durar horas o solo segundos Perú. Ministerio de Salud/OPS (2005).
En múltiples ocasiones la génesis de los desastres es mixta, se da una rela-
ción dialéctica entre las acciones del hombre en la naturaleza, los factores so-
ciales y los fenómenos naturales que se entrelazan de manera compleja en
muchos desastres provocados por fenómenos naturales, los que frecuentemen-
te se relaciona con factores de orden económico y ambiental. Ejemplo, las
hambrunas masivas constituyen desastres frecuentes y se originan por las se-
quías, las cuales se relacionan con fenómenos, como el mal manejo de los terre-
nos, la deforestación, desajustes económicos, políticos y sociales, es decir la
mano del hombre propició las condiciones para la aparición de estos desastres.
Lo mismo puede decirse cuando una comunidad se asienta en las laderas de un
volcán o en las márgenes de un río que se desborda con frecuencia, en desobe-
diencia a la memoria histórica, que hacía que las comunidades respetaran esos
lugares como sitios de asentamiento.
En los países pobres las consecuencias de los desastres son mayores que en
los ricos, atendiendo a la frecuencia de ocurrencia de estos fenómenos, el nú-
mero de personas afectadas o fallecidas, la pérdida de recursos disponibles, y
de las posibilidades de rehabilitación y reconstrucción, sufren las consecuencias
por largos periodos, lo que no significa que los desastres no pueden generar
problemas sanitarios graves en todos los países, y así se ha manifestado incluso
en los Estados Unidos a pesar de todos los recursos financieros, humanos y de
organización con los que cuenta.
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La marcada diferencia del impacto de los desastres entre países desarrolla-
dos y subdesarrollados, está en la capacidad de los primeros para pronosticar
con antelación la ocurrencia de los eventos, exigir el cumplimiento de normas
estrictas para construcciones resistentes a los vientos huracanados, a los tem-
blores de tierras y a prueba de incendios; preparar a la comunidad y a las
instituciones en las medidas a tomar ante las emergencias y desastres; emplear
redes de comunicación efectivas para divulgar los estados de alerta; contar y
emplear los servicios médicos de urgencia entrenados y equipados. Mientras
que los segundos no disponen de estas posibilidades o de algunas de ellas.
Esto ocurre no solo entre países sino también en su interior, donde las perso-
nas con menores recursos socioeconómicos viven en forma precaria, en zonas
peligrosas, en viviendas construidas sin las condiciones técnicas necesarias.
En cuanto a la salud mental los desastres incrementan la morbilidad que
puede llegar al 50 % de las víctimas si se utilizan como criterio, síntomas aisla-
dos y problemas psicosociales que deben ser atendidos, aunque no se califiquen
como enfermedades al ser reacciones normales.
Hay que reconocer que la salud mental ha sido relegada en los planes de
atención en desastres del sector salud, en la mayor parte de los países, a un
segundo plano, y apenas hace unos años principalmente en los países desarro-
llados se le ha comenzado a dar la importancia que tiene.
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Por interés didáctico se expone una manera de clasificar los desastres, en la
que se vincula la causa y la duración, considerando su origen en: causados por
fenómenos naturales, por el hombre o mixtos, con subtipos agrupados de acuer-
do con el inicio de estoss, que pueden ser súbitos o lentos.
Esta clasificación facilita entender la relación dialéctica que se produce en-
tre el fenómeno natural y las acciones del hombre como causa de desastre.
La distinción entre los desastres causados por fenómenos absolutamente
naturales y los causados por el hombre, la mayoría de las veces resulta inexacta
y poco práctica, lo que permite plantear que existe una tercera causa llamada
mixta (Tabla 1).
Inicio Lento
Provocado por: Desastres súbito o crónico
12
• Geodinámicos (terremotos, maremotos y tsunamis).
• Geotectónicos (avalanchas, deslizamientos y erupción volcánica).
-Los provocados por el hombre se dividen en causados por actos:
• Deliberados (terrorismo, violencia social, delincuencia e incendio inten
cionado).
• No deliberado (incendio no intencionado, desastre financiero, contami
13
conjunto de infracciones, en las que puede haber cierto grado de intencionalidad,
ya que se conoce que se está violando pero sin una intención clara de producir
daño: es decir, el solo hecho de estar conciente de qué es lo normado. Esto no
significa que se busca producir un daño.
15
tres y en lo relativo a la preparación para enfrentar las contingencias propiciadoras
de estos.
Amenaza
Se refiere a la existencia de un peligro real a largo o a corto plazo provocado
por fenómenos naturales, por el hombre o mixtos, lo que hace que un área y sus
habitantes estén en un mayor riesgo de sufrir las consecuencias, por la situación
geográfica que ocupan, lo que ha sido corroborado por la experiencia histórica y
la investigación. Por ejemplo, el Caribe es un área bajo la amenaza de huraca-
nes desde junio a noviembre y de terremotos por las grandes placas del Caribe
y de Norteamérica.
Se refiere a la probabilidad de exceder un nivel de ocurrencia de un evento
con un nivel de severidad, en un sitio específico y durante un periodo. Su eva-
luación se realiza, en la mayoría de los casos, combinando el análisis probabilístico
con el análisis del comportamiento físico de la fuente generadora, utilizando
información de eventos que han ocurrido en el pasado y modelando con algún
grado de aproximación los sistemas físicos involucrados.
Las amenazas no siempre son consideradas por las comunidades, si no han
sido afectadas desde hace mucho tiempo o no se han afectado nunca con un
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evento específico. Recordar que al ser las amenazas eventos potenciales, resul-
tan ser anticipaciones abstractas, lo que ha dado lugar sobre todo en las causa-
das por fenómenos naturales a las más diversas explicaciones mágico religiosas.
El ejemplo siguiente facilita la comprensión.
La amenaza de impacto de huracán, en un sector de una ciudad, podría ex-
presarse en términos del valor de la probabilidad que durante un lapso de
tiempo convenido, por ejemplo de 100 años, se pueda presentar un huracán que
genere una velocidad del viento igual o mayor, se puede suponer, en 20 veces
superior a la velocidad media anual.
El valor de la amenaza, en este caso, sería el valor de la probabilidad, es
decir, un valor que puede estar entre cero y uno. En términos probabilísticos un
valor cercano a uno significaría que existe casi la certeza o una alta posibilidad
de que durante el tiempo de exposición definido, 100 años, se presente un even-
to que genere una velocidad del viento en ese sector de la ciudad igual o supe-
rior a la velocidad del tiempo de referencia; por el contrario, si el valor se acerca
a cero, su interpretación sería que es muy poco posible que se presente un
huracán que genere en ese sector de la ciudad una velocidad del viento de esa
intensidad durante el periodo de exposición antes mencionado
El valor de la amenaza obtenido de esta manera permite tomar decisiones en
términos, por ejemplo, de las especificaciones constructivas que deben cumplir
las edificaciones en los diferentes sectores de la ciudad, las cuales deben cons-
truirse de acuerdo con las velocidades del viento potenciales que probablemen-
te tendrán que soportar durante su vida útil.
Es importante diferenciar la amenaza del evento que la caracteriza, puesto
que la amenaza significa la potencial ocurrencia de un evento con cierto grado
de severidad, mientras que el evento en sí mismo representa al fenómeno en
términos de sus características, su dimensión y ubicación geográfica.
Vulnerabilidad
La vulnerabilidad se refiere a la debilidad de las comunidades para defender-
se, la incapacidad para predecir, sobrevivir, resistir, recuperarse y desarrollarse
después del impacto de un evento provocador de desastre. Es el conjunto de
condiciones objetivas y subjetivas de una comunidad, relacionadas ante deter-
minadas amenazas, conteniéndolas o potenciándolas. La vulnerabilidad se defi-
ne como la predisposición o susceptibilidad que tiene un elemento a ser afectado
o sufrir una pérdida.
La diferencia de vulnerabilidad de los elementos determina el carácter selec-
tivo de la severidad de los efectos de un evento externo sobre los mismos.
18
Puede clasificarse como de carácter técnico y de carácter social, siendo la
primera más factible de cuantificar en términos físicos y funcionales, como por
ejemplo, en pérdidas potenciales referidas a los daños o la interrupción de los
servicios, a diferencia de la segunda que prácticamente sólo puede valorarse
cualitativamente y en forma relativa, debido a que está relacionada con aspec-
tos económicos, educativos, culturales, ideológicos, etc.
En consecuencia, el análisis de vulnerabilidad es un proceso mediante el cual
se determina el nivel de exposición y la predisposición a la pérdida de un ele-
mento o grupo de elementos ante una amenaza específica, contribuyendo al
conocimiento del riesgo a través de interacciones de estos elementos con el
ambiente peligroso.
Los elementos potencialmente vulnerables incluyen tanto a las personas como
a los recursos y servicios, es decir, las actividades humanas, los recursos como
las edificaciones, la infraestructura, los centros de producción y servicios y las
personas que los utilizan. Estos aspectos se pueden clasificar en:
Vulnerabilidad estructural. Asociada con los elementos que mantienen en pie
a las edificaciones como los cimientos, las columnas, vigas, paredes de cargas y
deben ser tenidas en cuenta tanto en la etapa constructiva como en los mante-
nimientos y las reconstrucciones.
Vulnerabilidad no estructural. Son los componentes que se apoyan en los
estructurales, incluyendo el equipamiento, sistemas eléctricos, de refrigeración
y calefacción, mecánicos y protectores.
Vulnerabilidad funcional. Referida a los aspectos externos, vías adyacentes,
aspectos organizativos, preparación del personal, sistemas y vías de evacua-
ción.
Las evaluaciones de la vulnerabilidad deben ser realizadas por entidades o
profesionales de diversas disciplinas. Los estudios de vulnerabilidad física y
funcional deben ser realizados por ingenieros, arquitectos y planificadores. Se
recomienda que las evaluaciones de vulnerabilidad social sean desarrolladas
por equipos multidisciplinarios, en los que participen: economistas, sociólogos,
médicos, socorristas y planificadores, entre otros.
La evaluación de la capacidad sismorresistente de edificaciones o construc-
ciones civiles, es un ejemplo de análisis de vulnerabilidad física antisísmica; la
determinación del nivel de exposición de viviendas y de infraestructuras, y su
capacidad para soportar una inundación, es un ejemplo de un análisis de vulne-
rabilidad ante inundaciones, la evaluación del conocimiento y de la capacidad de
una comunidad para actuar correctamente ante la ocurrencia de una erupción
volcánica, huracán, etc. Se corresponde a un análisis de vulnerabilidad educa-
tiva; igualmente, el estudio de la capacidad de reacción del personal de socorro,
y de la capacidad hospitalaria ante una demanda masiva de servicios médicos,
19
corresponde a un análisis de vulnerabilidad institucional y funcional para aten-
der un desastre.
Cuando se estudia la vulnerabilidad se pueden ampliar o profundizar en as-
pectos como las posibilidades en la prevención, los niveles de resistencia, la
capacidad de resiliencia y las potencialidades de recuperación.
Dentro de los múltiples factores que inciden en la vulnerabilidad es importan-
te profundizar en la relacionada con la pobreza. La mayor parte de las veces los
más afectados como consecuencia de los desastres son los pobres, al no contar
con los recursos para construir viviendas adecuadas, en lugares seguros, ni
tampoco con los medios de comunicación para acceder a las informaciones que
alertan del peligro, ni los medios de transporte para alejarse de este ni la prepa-
ración de cómo actuar; por lo que, además, su capacidad de recuperación en
ocasiones es nula.
Las causas de la pobreza no solo se van a mantener en esas comunidades,
sino que además se van a agravar, o dicho de otra manera, el desastre no
modificará las condiciones que originaron y mantuvieron la pobreza sino que la
agravará agudizando la exclusión.
Esta situación lleva de la mano a una única conclusión: para disminuir la
vulnerabilidad, relacionada con la pobreza hay que empezar eliminándola. Re-
sulta claro una conclusión así conduciría al nihilismo, en la búsqueda de caminos
secundarios para disminuir la vulnerabilidad en estas comunidades, dando al
menos soluciones paliativas. Se debe trabajar en las fortalezas que persisten en
las comunidades, vinculadas a las tradiciones, el liderazgo de determinadas figu-
ras, y los sentimientos de solidaridad.
Además, luego de ocurrir un desastre se debe evitar lo que se ha llamado
cultura del desastre, a la que se puede llegar por la victimización secundaria. En
el plano individual se le ha llamado “neurosis de renta”, en el que la comunidad
o el damnificado deja de hacer esfuerzos para satisfacer las necesidades de
alimentación, refugio y recuperación dejándolo en manos de otros.
Como norma los gastos generados por los desastres casi nunca provienen de
un presupuesto especial, sino de de los programas de desarrollo, lo que significa
que se atenúa una miseria coyuntural incrementando la miseria crónica de la
comunidad. Por eso los desastre constituyen un freno al desarrollo, ya que
después de ellos los indicadores económicos de estos países bajan, creándose
un círculo vicioso en el que la pobreza incrementa la vulnerabilidad a los riesgos
y los desastres incrementan la pobreza.
Los factores que explican la vulnerabilidad pueden ser divididos y explicados
por razones didácticas, pero deben ser valorados de una manera integral y dia-
léctica. Estos factores incluyen a los ambientales (biológicos y del medio am-
biente), físicos (estructurales) económicos (laborales, económicos y organizativos),
sociales (social, religiosos y culturales).
20
Para hacer más fácil la comprensión de la complejidad de la relación amena-
za-vulnerabilidad, se puede mencionar a la comunidad costera el Cajío1 , afecta-
da en más de una ocasión por penetraciones del mar, lo que constituye
evidentemente una amenaza que no puede ser separada de las causas
socioeconómicas y culturales que determinaron el asentamiento en ese lugar e
incluso el reasentamiento posterior al momento en que fuera prácticamente
arrasada. De no ser así se estaría cayendo en el reduccionismo de considerar
como estrictamente libre la decisión individual y colectiva de establecer un
lugar de residencia. Las personas después de haber sobrevivido a un desastre
cuentan con el pedacito de tierra para levantar su casa en el lugar que ocupaba
la que fue arrasada, además de que en este caso al ser pescadores se van a
ubicar cerca del mar y con su comunidad que es donde se quieren establecer.
Además, si todo el problema se reduce al lugar de residencia, sería a la
comunidad amenazada que le correspondería la solución de traslado a otro lu-
gar, obviándose así las razones históricas por las que se habían establecido allí
como anteriormente se hizo referencia. Si ello fuera tan simple, la causa princi-
pal de vulnerabilidad, la pobreza, estaría resuelta con el solo hecho de que la
comunidad la eliminara, como si esta persistiera porque la comunidad estuviera
interesada en perpetuarla.
La degradación ambiental, la deforestación y las epidemias llegan a constituir
desastres, que están relacionados con el deterioro tanto de los espacios natura-
les, como del espacio habitado, repercutiendo en la calidad de la vida y la segu-
ridad de las comunidades.
Un término vinculado con estos aspectos es el de riesgo ambiental urbano, ya
que la degradación ambiental desequilibra los subsistemas que conforman a las
ciudades (redes eléctricas, servicios de distribución de agua, viales). Este des-
equilibrio se produce generalmente de manera lenta y constante y de pequeña
magnitud, por lo que tienen lugar a largo plazo, mientras las ciudades logran
mantener su funcionamiento utilizando los mecanismos reguladores que poseen,
hasta que el equilibrio es roto. De no revertirse la situación actual, la magnitud
de los desastres va a ser cada vez mayor, aunque no aumente la agresividad de
los fenómenos naturales que amenazan.
Riesgo
Las bases para el cálculo del riesgo son:
- Económicas. Se basa en el riesgo a la propiedad. Su cálculo significa canti-
dad de riesgo, considerando este como propiedad de un evento y por lo tanto
1
Playa el Cajío situada al extremo Sur de Güira de Melena provincia Mayabeque, conocida por la
frecuencia con la que es azotada por huracanes y penetraciones del mar. La comunidad tiene la
leyenda de ser protegidos por el indio Cajío que debe situarse de frente al mar; de lo contrario, el
poblado es destruido por las aguas y sufre gravísimos daños.
21
un atributo externo a los individuos. Este modelo ha servido de base para
determinar pólizas de seguro para el riesgo de una propiedad ante un desas-
tre. En este caso la determinación de los niveles de riesgo son calculados por
expertos, sin tener en cuenta la opinión de las comunidades, las que pueden
ser discrepantes. Esa discrepancia entre la percepción del riesgo de los espe-
cialistas y de los ciudadanos es una de las razones que pueden explicar, el por
qué en ocasiones las personas se niegan a abandonar los lugares donde resi-
den cuando las autoridades determinan evacuar, e incluso en los casos en los
que hay posibilidad de adquirir pólizas de seguro, estas no se compran. Como
no se ha logrado una explicación adecuada a esta discrepancia, entonces se
utilizan los términos de riesgo real y riesgo percibido.
- Sociológicas. Este cálculo se centra en la amenaza a la vida. Parte de la base
de que el riesgo es un estado de percepción mental del sujeto ante un peligro,
por lo que lo más importante no se refiere a la probabilidad de que un evento
determinado ocurra, sino de la percepción individual de las consecuencias
que determinado fenómeno pueda tener en el curso de sus vidas, que incluye
la relación con sus familiares, amigos y otros miembros de la comunidad y no
por los daños a sus propiedades o a la comunidad.
24
d). ___ La amenaza es la existencia de un peligro real a largo o a corto
plazos.
e) ___ La vulnerabilidad manifiesta las dificultades de defenderse ante
cualquier amenaza.
Clave
1. 3
2. a
3. nevadas, maremotos, avalanchas, deslizamientos, sequías, epidemias,
otros.
4. V (a, c, d); F (b, e)
5. c
6. V (b, d, f, g); F (a, c, e, h)
7. (2, 1, 3, 3, 2, 1, 3)
8. V (a, b, d, e); F (c)
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26
Cambio de paradigma de acuerdo
con el desarrollo de la psiquiatría
27
Enfoque biologista
Considera que la inmensa mayoría de las enfermedades mentales tienen un
origen somático, a partir de lo cual asumen la enfermedad mental como sínto-
ma de trastorno orgánico (lesión cerebral o disfunción), basa su atención en
tratamientos con medicamentos.
Este enfoque incluye desde los aportes de Pavlov hasta la bioquímica cere-
bral, contiene los avances en el conocimiento de la sinapsis a la membrana
neuronal, la genética llega al genoma y da origen a las Neurociencias como área
de integración con otras ciencias afines.
Se conoce que el uso de estupefacientes es tan antiguo como la humanidad,
inicialmente como parte de rituales religiosos y después también para el trata-
miento de enfermedades, hasta que en 1883 Kraepelin realiza un estudio cientí-
fico sistematizado en sujetos sanos, que le valió para ganar el reconocimiento
como padre de la farmacología (Caballero: 2011).
Antes de los años 30 del pasado siglo, los primeros medicamentos utilizados
por la especialidad se restringían prácticamente al paraldehído, sulfonal y
fenobarbital, con efectos hipnóticos, el bromuro de hioscina en la psicosis, la
morfina en la manía y la picrotoxina utilizada para tratar la depresión.
Después se comienza a aplicar el coma insulínico ideado por Sakel en 1933 la
tonoclonoterapia con cardiazol, de Von Meduna, en el año 1935; la psicocirugía
de Monisen en 1936 y el tratamiento electroconvulsivo de Cerletti y Bini en
1938.
Con el desarrollo científico-técnico alcanzado por la farmacología general y
la psicofarmacología en particular, en los primeros años de la década de los 50
aparecen nuevos medicamentos, primeramente del grupo de los neurolépticos o
antipsicóticos (clorpromacina y reserpina, 1952), las benzodiacepinas
(clorodiazepóxido y diazepam, 1955-1960) y más tarde, aunque en la misma
década, los antidepresivos, con la imipramina como su primer representante en
1957 (Schatzberg, 2004).
En su conjunto, estas sustancias, que influyen en la conducta humana, reci-
ben el nombre de psicofármacos y han proporcionado un importante desarrollo
en el método de tratamiento psiquiátrico. Este cambio permite que, a partir de
esa década, se pueda decir que en la psiquiatría hay un antes y un después, pero
este avance no ha quedado ahí, sino que ha continuado su impulso con el desa-
rrollo de nuevas moléculas con acciones más específicas y menos efectos se-
cundarios, aunque también resultan ser, como regla, mucho más costosas, por lo
que menos accesibles para la mayor parte de los pacientes.
28
Enfoque psicologista
Este enfoque tiene a su precursor en Freud, que en 1895 comienza el desa-
rrollo de la teoría psicoanalista con su obra Studien ver Hysterie, que provoca
un vuelco en el tratamiento a los pacientes con trastornos mentales, con un
desarrollo continuo hasta la actualidad. (Freud y Breuer, 1895).
Sus principales aportes pueden resumirse en:
− La creación de una terapia psicológica.
− Fue el pionero del estudio de los factores que influyen en la relación médico-
paciente.
− Permitió el estudio psicológico de las enfermedades orgánicas.
Enfoque sociológico
Inicialmente consideraba que la locura era una tara hereditaria que formaba
parte de la selección natural, apartando a los débiles y defectuosos de los demás
y que el ambiente influía en esta degeneración. Se podía proteger a la raza
mediante la eugenesia (investigación de los estigmas hereditarios trasmisibles,
con la puesta en marcha de dispositivos que aseguren la procreación de indivi-
duos sanos y normales, con mejora constante de la especie).
Después de la Segunda Guerra Mundial toma auge, y se puede considerar
que comienza la historia de la psiquiatría social al determinar sus límites y
conceptualizaciones. En los Estados Unidos significó la concreción de progra-
mas preventivos en la comunidad, el surgimiento y desarrollo de la psiquiatría
forense y la psicología industrial, así como la descripción y difusión de terapias
de grupo, la participación en la administración médica, y el empleo del medio
social en el tratamiento y el estudio de factores sociales en la etiología de los
trastornos mentales. En Inglaterra se pone énfasis en el mejoramiento social
dado por el desarrollo de servicios asistenciales.
La psiquiatría social desarrolla tratamientos de grupo, familia y comunidad
terapéutica. Dirige el tratamiento a las consecuencias para el sujeto, de sus
1
Término en ingles referido a una técnica con la que se premia determinadas conductas en los
pacientes.
29
relaciones con el medio, sin tratar de modificar las causas en lo social, poco o
nada se hace a la promoción y protección de la salud.
Rudolph Virchow se había percatado de la importancia y génesis de los
problemas sociales en las enfermedades y sentenció: “Los médicos son los
abogados naturales de los pobres, y los problemas sociales caen en gran medi-
da, dentro de su jurisdicción” (Sarria, 2007).
Respecto a la significación social de la actividad médica, en la medicina so-
cial y la sociología médica se destacan las condicionantes sociales del proceso
salud-enfermedad y la importancia de la prevención, desvinculando en ocasio-
nes, los factores sociales de otros de carácter científico o metodológico. El
examen del valor social de la medicina resulta insuficiente desde el ámbito de la
medicina social tradicional, que se centra en cómo la sociedad determina la
actividad médica, pero no investiga como la medicina sustenta el organismo
social. (Prieto, 2001). El análisis de las cuestiones esenciales del proceso salud-
enfermedad en psiquiatría es un continuum que abarca al ser humano en toda su
dimensión y concepción y al medio social y ambiental en que se desarrolla en una
interrelación dialéctica que nos lleva a un pensamiento holístico e integrador.
Otro concepto (Carrazana, 2002), expresa que la salud mental es la capaci-
dad del individuo de adaptarse al ambiente en que vive, así como la capacidad
de participar y contribuir en forma constructiva a las modificaciones al ambien-
te físico y social, y conseguir una expresión armoniosa en la realización de sus
potencialidades susceptibles de encontrarse en conflicto.
En cuanto al ámbito social se habla de salud mental comunitaria que implica
el desarrollo general de los aspectos psicosociales y conductuales, la percep-
ción de la salud y la calidad de vida por parte de la población, la forma con que
se cubren las necesidades básicas y se aseguran los derechos humanos y la
atención de trastornos mentales.
Concepciones biopsicosociales
A partir de estos tres enfoques se produce un intento de síntesis en las actua-
les concepciones biopsicosociales, lo que favorece la modificación de los mode-
los asistenciales centrados en el hospital psiquiátrico y proporciona la
rehabilitación mental del paciente.
La misión de la rehabilitación psiquiátrica es la de ayudar a los discapacitados
por afecciones psiquiátricas a funcionar de manera efectiva en los roles que
ellos desean en su vida, con un mínimo de intervención profesional.
Para lograr este objetivo, que al mismo tiempo tendrá efectos preventivos, no
se debe limitar la labor a intervenciones individuales, sino que se debe dotar al
sujeto de un papel activo y actuar también sobre el ambiente en el que vive y
con el que coevoluciona (Aparicio,1993).
30
La intervención ambiental tiene máximo interés, si se acepta que los estereo-
tipos que conducen a la enfermedad mental influyen no sólo en las actitudes del
entorno, sino también en la imagen interiorizada por el sujeto afectado, que crea
así una seudoidentidad.
Para modificar este aspecto de gran poder cronificador, se hace necesario
potenciar que el paciente viva en un espacio normal, desarrolle actividades de la
vida diaria, genere un reconocimiento, que cambiará de forma sustancial la
imagen interiorizada del sujeto y modifique las barreras mentales en lo concreto
y lo cotidiano. Al paciente no se le trata pues como un objeto de la curación, sino
de desarrollo y crecimiento personal (García, 1990).
Los términos de psiquiatría biológica, clínica, social, comunitaria, psicosomática,
forense, no deben verse como estancos o subespecialidades independientes,
sino como áreas de dedicación práctica que deben favorecer el desarrollo inte-
gral de la especialidad y no llevar a su fraccionamiento.
Al profundizar en el campo de la salud y la enfermedad mental estos concep-
tos adquieren características particulares que los distinguen.
Es aquí donde se dan con mayor énfasis las contradicciones biopsicosociales
en la adaptación del hombre a su medio, donde más integralmente se manifies-
tan los factores biológicos, psicológicos y sociales que conforman al hombre
sano o enfermo. La salud y enfermedad mental están en gran medida, social-
mente definidas, por cuanto es en el medio social donde se manifiestan. Esto no
niega, por el contrario, refuerza, el papel de la interacción hombre-medio en el
proceso salud enfermedad mental. (Peña y otros, 2007). En ambas definiciones
existen diversos aspectos a destacar (Palao, 2003).
− Toda manifestación de salud o enfermedad mental se muestra en el modo
de comportarse el individuo en su medio social. Ello es expresión de la
condición social del hombre y de que en la interacción hombre-medio es
que se forma su psiquismo.
− Aun cuando la enfermedad mental está socialmente condicionada (al igual
que la salud mental) no es posible olvidar el papel de los factores biológicos
y psicológicos que están implícitos en todo ser humano.
− Tampoco toda alteración de la conducta del individuo es producto de enfer-
medad mental.
Obstáculos al desarrollo
Existe preocupación de la sociedad sobre los beneficios que pueda tener el
desarrollo científicotécnico en la psiquiatría, por lo que la aceptación de la
reinserción de los pacientes con trastornos mentales no ha sido adecuada, así
como la existencia de una desigual apreciación de estos problemas en distintos
grupos sociales.
31
Esta mentalidad está relacionada con ideas y preocupaciones sobre aspectos
que vinculan a los enfermos con la violencia, la conducta impredecible, lo polimorfo
de las manifestaciones psicopatológicas y conductuales, posibles problemas a
enfrentar en los centros de trabajo, así como la posibilidad de que tengan des-
cendencia con alteraciones.
El origen de estas ideas se debe a estereotipos mal divulgados por medios de
comunicación durante muchos años, los cuales son difíciles de modificar, y para
eso se requiere de tiempo y trabajo educativo. El público general y parte de los
profesionales de la salud desconocen los avances logrados en la evolución de
los pacientes gracias al desarrollo de la psicofarmacología y otros recursos
terapéuticos lo que ha permitido un mejor pronóstico de los pacientes con enfer-
medades psiquiátricas.
Algunas consideraciones aumentan la intolerancia y la estigmatización, entre
las que se incluyen: la urbanización, el aumento de la complejidad de las labores,
la mentalidad de que la enfermedad es extraña, la educación y lo antes referido
a los medios de divulgación.
A lo largo de la historia, las actitudes sociales hacia el paciente mental y la
teoría científica imperante sobre la patogenia de la enfermedad, ha determinado
el tipo de tratamiento recibido. Desde la Edad Media toda Europa contaba con
numerosos lugares de reclusión, donde se encerraba a pacientes psiquiátricos,
que provocaban problemas de desorden social, en los mismos lugares donde se
encerraban mendigos y delincuentes.
Es preciso recordar que no fue hasta finales del siglo XVIII, que a estos pa-
cientes se les comienzan a ver como enfermos y a la locura como una entidad
clínica. Por primera vez son descritos los síntomas y los tratamientos conside-
rando que la enfermedad es el resultado de un desorden moral adquirido, que
puede curarse ordenando dicho hábito moral, aislando en los llamados asilos y
luchando contra la inactividad mediante prácticas que ocupen su cuerpo. Este
movimiento dignifica la vida del paciente, pero no cuestiona la existencia de
estas instituciones.
Las modificaciones posteriores a las concepciones terapéuticas se vieron
limitadas por aspectos como el hecho de que el espectro de las enfermedades
psiquiátricas van desde aquellas en las que hay consenso de que son curables,
como los trastornos por estrés, donde se incluye el estrés agudo y el estrés
postraumático, trastornos tempranamente descritos en la psiquiatría pero tar-
díamente incluidos en las clasificaciones psiquiátricas, hasta las enfermedades
en la que la curación está mal definida, como es el caso de la esquizofrenia.
Existen criterios como que las enfermedades psiquiátricas, por ejemplo la
esquizofrenia, son trastornos irreversibles con incremento de la discapacidad, lo
que lleva a convertirlos en intratables. Este criterio tiene su origen en el plantea-
miento de un grupo de autores (Kraepelin,1902) que la denominaron demencia
precoz, recalcando, en el propio nombre, la tendencia al deterioro cognitivo y de
32
la personalidad, aunque otro grupo (Seva, 1983; Harding y otros, 1998), refiere
que las personas con esquizofrenia pueden recuperarse total o parcialmente de
la enfermedad en algún punto de su curso.
En la actualidad se conoce que el proceso de desarrollo de la enfermedad
mental es complejo y heterogéneo, no lineal, y su evolución depende en gran
medida de la interacción del paciente con el medio, su familia, comunidad y
acceso a programas adecuados de rehabilitación.
El paciente tiene que recuperarse de la enfermedad además del daño que le
produce el propio tratamiento, la actitud negativa de los profesionales, del estig-
ma y la discriminación de la sociedad y la falta de destreza en algunos profesio-
nales en rehabilitación psicosocial.
La enfermedad y el tratamiento pueden llegar a una reducción de la autoestima
del paciente que repercute en su integración social y lo torna aislado de los
otros, lo que propicia actitudes estigmatizadoras y nihilistas en algunos profesio-
nales y familiares.
De acuerdo con lo expuesto hasta aquí es preciso señalar que, gracias a la
Revolución Científicotécnica, el paciente psiquiátrico pueda llegar a curarse y
rehabilitarse, por lo que su atención puede pasar del anterior método custodial al
de participación mutua, basada en la psiquiatría comunitaria.
Este proceso en la segunda mitad del siglo XX se hizo más evidente, forzando
el cambio de la atención psiquiátrica del manicomio al comunitario, con la com-
prensión de que, el internamiento y el aislamiento, a largo plazo, no cumplen una
función terapéutica y sí una función social de segregación.
Este cambio en la perspectiva de atención psiquiátrica comenzó en Europa
con los conceptos de comunidad terapéutica desarrollados por Maxwell-Jones,
cuyo principio teórico-básico es el tratamiento del paciente mediante la relación
con otros pacientes, con sus familiares y con el personal que se ocupa de su
tratamiento.
El punto culminante se logra con la Reforma Italiana, facilitada por voluntad
política del Estado, lo que posibilita la desinstitucionalización. Paralelamente en
los Estados Unidos se produce la deshospitalización, centrada en concepciones
psicosomáticas y su institucionalización mediante la creación de las primeras
unidades psiquiátricas en hospitales generales.
Ambas políticas presentan puntos débiles en su implementación: la variante
europea no produjo alternativas asistenciales al hospital psiquiátrico, y la
norteamericana convirtió al paciente psiquiátrico en homeless2 ; razón por la
cual, la Asociación Americana de Psiquiatría ha llegado a calificar de tragedia
social a las consecuencias de la política de deshospitalización psiquiátrica llevada
a cabo en los Estados Unidos (Guimon, 1989). Los hospitales psiquiátricos de
2
Personas sin hogar.
33
ese país vieron decrecer su población de internos a base de limitar el número de
nuevas admisiones e incrementar el de las altas que fueron a parar a la
comunidad. Muchos fueron a las calles de los grandes núcleos urbanos, otros
engrosaron los asilos y residencias que no estaban preparados para acoger
pacientes psicogeriátricos, no teniendo otro resultado que la
transinstitucionalización de esos pacientes, fenómeno similar al de
desinstitucionalización que tuvo lugar en otras regiones y países como España
(González:, 1992).
A ello se deben las más severas críticas que han sufrido estas políticas, al
reprochársele que antes de plantearse una restructuración de la asistencia psi-
quiátrica, se requiere cautela en la previsión de los recursos con los cuales se
pretende atender a esta nueva población, y pensar si, con ello, sería suficiente
para proporcionar una calidad de vida mejor que la que llevaba antes dentro de
las paredes del manicomio.
Principalmente la razón estaría en que, los recursos creados en un principio,
para que estos pacientes estuvieran atendidos, han tenido que ser compartidos
con nuevos pacientes que antes no demandaban atención psiquiátrica. Otra
cuestión es que existe una tendencia a disminuir la relación con pacientes
desinstitucionalizados en el momento en que los problemas económico-sociales
no están resueltos.
En este contexto, América Latina basa su acción en la declaración de Cara-
cas, con la intención de velar por un mejor y más justo trato a los pacientes, por
la calidad de la atención y la garantía del respeto a los derechos humanos bási-
cos, esforzándose por incorporar a la praxis psiquiátrica los avances de la cien-
cia y la técnica, tanto en su vertiente biológica como social, así como centrar su
atención en la comunidad con la participación de esta. (Donald y Langsley,
1989).
Pero el desarrollo de la desinstitucionalización en América Latina no ha sido
homogéneo. En Brasil este cambio se inició con la inserción de unidades psi-
quiátricas en hospitales generales en la década de los 50, proceso que se detuvo
a consecuencia del modelo de asistencia psiquiátrica fuertemente centrado en
el hospital psiquiátrico tradicional, y no fue hasta finales de la década del 70,
cuando algunos documentos oficiales preconizaron la necesidad de disminuir los
ingresos y de que se organizaran tratamientos ambulatorios. A pesar de los
esfuerzos, aún existe en Brasil una distribución desigual del número de camas
psiquiátricas en los servicios de salud mental en las diferentes regiones del país,
con concentración en las capitales de los estados y en las regiones más desarro-
lladas (Alves, 1996).
La comunidad internacional presta especial atención a la situación en que
viven los pacientes mentales en todo el mundo, por lo que la Asamblea Parla-
mentaria del Consejo de Europa, en la 29 Sesión Ordinaria, refiere estar cons-
ciente de la carencia de personal para enfrentar las necesidades, el que existe
34
no cuenta con la preparación suficiente, lo que resulta perjudicial para un co-
rrecto tratamiento de los enfermos mentales, en particular, de las condiciones
que rigen el ingreso de los pacientes, su alta, y que los errores y abusos que
ocurren en este aspecto, causan tragedias humanas, por lo que se hace necesa-
rio redefinir normas legales o médicas con estos fines (Convenios europeos
sobre los derechos humanos y la biomedicina: 1977).
Estos planteamientos, por una parte, muestran la situación desventajosas en
la que se encuentra un grupo importante de pacientes psiquiátricos, principal-
mente en los países en desarrollo, y por otra parte, muestra la desconfianza que
aún persiste en la capacidad de la psiquiatría para resolverlos, alegando aspec-
tos relacionados con empleos negativos de los conocimientos psiquiátricos en
casos de actividades criminales y legales de los pacientes, la amenaza a los
derechos de la integridad física y psíquica estos y la utilización de la psiquiatría
con fines políticos. Aspectos que deben enfrentar los profesionales vinculados a
la atención de pacientes psiquiátricos, con un mayor cuidado de los aspectos
éticos y humanísticos, al tener en cuenta que se ha producido un proceso de
deshumanización de la práctica de la medicina, en perjuicio de los sectores
sociales menos favorecidos, para los cuales el acceso a los servicios de salud a
menudo es inalcanzable. Pero aún, más dramático para la medicina actual, es la
nueva epidemia surgida en los países desarrollados, y que amenaza con exten-
derse paulatinamente al resto de los países, el llamado síndrome de Burnout,
síndrome de agotamiento, o enfermedad de Tomás, que lleva implícito un con-
flicto de identidad profesional.
Esta condición clínico-sociológica es la expresión actual de la repercusión del
neoliberalismo sobre la praxis médica y de la consecuente tendencia de los
profesionales y técnicos a subvalorar el significado del humanismo, la espiritua-
lidad y la ética en la gestión de salud” (González, 2006).
35
expresa como prototipo, en la valoración de decisiones que implican benefi-
cios o riesgos. Pauta también la actitud solidaria, afable y bondadosa de los
miembros del equipo. La beneficencia propende la prevención y curación del
paciente, pero cuando ello no es factible, garantiza el consuelo y el apoyo que
él y su familia requieren.
− No maleficencia. Clásicamente refrendado por el non nocere, norma la
actitud médica de no hacer daño y se expresa en la constante preocupación
por valorar las potencialidades de los diferentes recursos médicos que gene-
rar iatrogenia, sean Estos biológicos, psicológicos o sociales. Abarca también
las decisiones de otro tipo que pudieran afectar a pacientes, usuarios sanos,
compañeros de trabajo, comunidad o instituciones.
− Justicia: pauta las decisiones no discriminatorias para evitar la afectación de
pacientes, familiares, usuarios sanos, compañeros de trabajo, comunidades e
instituciones. Su violación se expresaría en la práctica, mediante decisiones
incorrectas, al distribuir recursos o establecer diferencia entre unos usuarios
y otros sobre la base del sexo, raza, procedencia sociocultural, ideología,
religión, preferencia sexual o cualquier otro parámetro utilizado con fines
discriminatorios.
3
Programa Salud Mental en el Mundo: Problemas y Prioridades en los Países de Baja Renta
38
− La búsqueda de nuevos indicadores de calidad en salud mental que serán el
resultado de la aplicación eficiente de los programas de prevención y educa-
ción para la salud.
− El desarrollo continuo o perfeccionamiento de formas de atención y aplica-
ción de los programas de prevención y acciones de salud.
− Potenciar a través de la transdisciplinariedad la base científica del enfoque o
nuevo paradigma biopsicosocial y espiritual.
− La formación de profesionales de la salud mental más cultos e instruidos.
− El redimensionamiento del sistema de valores humanos, basados en los prin-
cipios de la ética médica y formulación del concepto de humanismo en salud
mental en la comunidad en que desarrolla sus acciones el Equipo de Salud
Mental.
− La cuantificación adecuada, oportuna y eficaz sobre bases científicas utili-
zando programas estadísticos automatizados de los estudios poblacionales
que abarcan las comunidades.
− La rehabilitación psicoeducativa, el entrenamiento en habilidades sociales
y la rehabilitación neurocognitiva, a partir de programas estructurados, basa-
dos en una red social apoyo (Martínez y otros, 2010).
− El cambio de mentalidad en la solución de los problemas que lleva a una
colaboración e intercambio permanente de experiencias incluso a escala in-
ternacional.
− La articulación de un nuevo paradigma del proceso salud-enfermedad, con
énfasis en la salud, pretende también ser una nueva cultura humanista y,
hasta un nuevo modelo social para la protección de la salud de las personas.
Los Centros Comunitarios de Salud Mental son los centros rectores para la
atención de todos los problemas de salud mental, incluyen desde la prevención
de los problemas relacionados con la pérdida del bienestar, la promoción de
estilos de vida saludables, y el mejoramiento de la calidad de vida de la pobla-
ción en la propia comunidad donde reside hasta la completa rehabilitación.
Los Centros Comunitarios de Salud Mental deben contribuir, de manera sig-
nificativa a:
− Incrementar el nivel de satisfacción de la población.
− Aumentar la calidad de la atención médica en psiquiatría.
− Mejorar los indicadores de salud mental.
− Disminuir los ingresos hospitalarios.
− Reducir los costos hospitalarios, mediante la resolución de problemas en la
comunidad y que no necesitan de la atención hospitalaria.
− Disminuir la larga estadía hospitalaria de los pacientes, al ser reinsertados en
la comunidad, según los programas de rehabilitación psicosocial que se desa-
rrollen a nivel comunitario.
− Mantener la atención continuada al paciente en el entorno sociocultural en
que se desarrolla.
39
− Mejorar la atención integral al hombre.
− Fomentar una cultura ambientalista y ecológica, que permita la protección del
entorno físico y a la vez la supervivencia de la especie humana.
41
comunitario, desarrollar un plan de acción e implementar el programa, con la
participación activa de miembros de la comunidad.
Su acción comprende distintos momentos, en dependencia del tiempo trans-
currido después del desastre. Inicialmente se debe:
− Identificar a los supervivientes y proveerles intervención en crisis a quienes
lo necesitan.
− Identificar quiénes deben ser remitidos, en caso de existir posibilidad.
− Proveer asistencia directa en los propios lugares donde se encuentren los
damnificados.
− Intentar proporcionar ayuda inmediata a los afectados, para aumentar la se-
guridad de los damnificados, la convicción de superar lo ocurrido y sobrevivir.
45
psicosocial en desastres, con el propósito de afrontar las crecientes conse-
cuencias de las emergencias y los desastres.
− Las actividades preventivas, las que tendrán en cuenta las orientaciones de la
defensa civil a nivel nacional, provincial o local, y recibirán el apoyo de las
sociedades científicas y grupos nacionales y provinciales de psiquiatría y psi-
cología.
46
− La utilización e implementación efectiva de los primeros auxilios, la primera
ayuda e intervención psicológica y social en cada tipo de situación de desas-
tres, desde lo individual, grupal, familiar y comunitario.
− Los conocimientos, habilidades, instrumentos y diferentes técnicas especiali-
zadas para la actuación desde la óptica profesional de la salud mental en
desastres.
− Previo establecimiento de convenios de cooperación e intercambio con orga-
nismos y organizaciones, estatales y no gubernamentales, en cada territorio
que propicie la realización de actividades, mediante la promoción del conoci-
miento con el fin de disminuir las afectaciones psicológicas causadas por el
desastre. Esta tarea corresponde a los trabajadores de la salud mental del
SNS.
48
− Valorar, siempre que sea necesario, el criterio de otros grupos de especialis-
tas y otras disciplinas necesarias, debido a las implicaciones éticas, humanita-
rias y medicolegales.
− Evaluar objetiva y científicamente la efectividad de la actividad de preven-
ción y preparación realizadas, señalar las dificultades detectadas y el impacto
concreto de cada situación de desastre, desde lo individual, grupal, familiar y
comunitario.
− Prestar especial atención a los medios de difusión masiva y a todos los siste-
mas de la comunicación social en cada territorio.
− Realizar los ajustes necesarios del diagnóstico de salud y de la salud mental,
en lo particular desde lo individual, grupal, familiar y comunitario in situ.
− Mantener la atención a evacuados y albergados, tanto en los centros de eva-
cuación creados ad hoc como en casas de familiares y vecinos; siempre
evitando la separación de familias, con el objetivo de preservar los factores
protectores que implica, fundamentalmente a la población infanto-juvenil, mu-
jeres embarazadas, personas con enfermedades mentales y crónicas no
trasmisibles, ancianos, personas con algún tipo de discapacidad y necesida-
des especiales antes del desastre que tienden a agravarse en la etapa durante
y posterior al desastre.
− En todo tipo de instalación de vida temporal, centros de evacuación y otros
en cada una de las comunidades se debe establecer un programa de activida-
des escolares y sociales lo más expedito posible, así como crear facilidades
para el juego de toda la población infantojuvenil.
− Satisfacer las necesidades sentidas de otros grupos de riesgo y de todos los
grupos poblacionales implicados.
− Pronosticar el proceso de rehabilitación y recuperación paulatina de las acti-
vidades de la vida diaria, entre los equipos de trabajo de salud mental, decisores,
directivos, socorristas, voluntarios y hasta lo individual, familiar, grupal, co-
munitario en cada territorio.
Autoevaluación
1. Mencione los tres enfoques que marcan la evolución de la psiquiatría como
ciencia.
________________, ______________, ______________
51
5. La aceptación de la reinserción de los pacientes con trastornos mentales se
ha visto limitada por ideas y preocupaciones en la población sobre aspectos
que vinculan a estos enfermos con:
Marque la combinación correcta de los aspectos que a continuación se men-
cionan.
a) violencia.
b) conducta impredecible.
c) manifestaciones psicopatológicas y conductuales inusuales y polimorfas.
d) todas las anteriores.
ab ___ ac ___ bc ___ d ___
52
___ Desde el punto de vista psicológico las actividades de prevención
deben tener en cuenta los aspectos cognitivos, emocionales y conductuales.
Clave
1. Biologista, psicologista, sociológico.
2. V (a, c, d); F (b, e)
3. cloropomazina, reserpina, clorodiazepóxido, imipramina.
4. Prevención; Preparativos; Respuesta; Recuperación.
5. d
6. 4
7. V (b, c, e) F (a, d)
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54
Repercusión psicosocial y grupos
especiales
55
debido a inundaciones o desbordamientos superan los mil millones de dólares
anuales. El promedio de muertes, como resultado de desastres naturales, tam-
bién ha ido en aumento. Queda claro que la inmensa mayoría de las víctimas perte-
necen a los países en desarrollo, donde ocurre más del 80 % de las muertes.
Durante el desastre, los receptores de servicios de salud mental, en su in-
mensa mayoría, son personas normales, que se encuentran respondiendo a un
evento anormal, que puede ser incluso supramaximal, por lo tanto son temporal-
mente incapaces de resolver, con su experiencia, las manifestaciones que pre-
sentan. Pero pronto la mayoría retorna a su comportamiento habitual previo al
desastre, por lo que se considera que estas personas frecuentemente no tienen
necesidad de recibir atención psicológica, y mucho menos ser sometidos a tra-
tamientos psicoterapéuticos o de otro tipo.
Estas razones sugieren la importancia de evitar el diagnóstico clínico injusti-
ficado, tendencia que puede observarse entre los que prestan servicios de salud
mental sin el entrenamiento adecuado para situaciones de desastres, y al diag-
nosticar los síntomas que aprecian en los sujetos, pudieran considerar
inadecuadamente la presencia de enfermedad.
Los damnificados deben ser ayudados a superar el impacto psicológico cau-
sado por el desastre y practicar estrategias de desarrollo personal. También se
presta asistencia a personas con trastornos psiquiátricos previos como conse-
cuencia del desastre y los sobreañadidos por situaciones nuevas (D’Souzar
2005) quienes dependerán de la escuela a la que se adscriba el psiquiatra e
incluirá tratamiento psicoterapéutico y terapias con psicofármacos.
Después de ocurrido el desastre, las personas con síntomas psicológicos acu-
den en primer lugar a las redes de apoyo natural. Es decir, con quienes han
contado durante toda su vida, familiares, comunidad religiosa, la escuela, grupos
sociales o comunitarios, y los médicos de atención primaria. Por tanto, los miem-
bros de esa red deben recibir entrenamiento adecuado para facilitar la recupe-
ración de las víctimas y en los casos que lo necesiten, orientar la asistencia por
los equipos de salud mental.
56
− Víctimas de quinto grado: las personas que se enteran de los sucesos por
los medios de comunicación masiva.
− Víctimas de sexto grado: las que no se encontraban en el lugar de los
acontecimientos por diferentes motivos.
Mitos
Es importante destacar un grupo de mitos relacionados con los desastres. A
continuación se exponen algunos de ellos y la aclaración de cómo realmente se
expresan en estos eventos.
Las víctimas durante los desastres entran en pánico. Habitualmente no
se produce pánico, y las personas se dirigen a los sitios seguros e intentan hacer
lo que está indicado en esas situaciones. Se ha descrito pánico en situaciones en
las que se ven imposibilitadas de escapar por encontrarse en lugares del que es
difícil salir.
Las víctimas de desastres adquieren enfermedades mentales graves. Las
personas pueden asustarse pero actúan de manera racional y madura, intentan-
do ayudar o al menos no obstruir el trabajo de los que están afrontado las con-
secuencias del desastre.
Siempre se necesita ropa y alimentos para las víctimas de los desastres.
Casi nunca se necesita ropa usada y las pérdidas en la agricultura pocas veces
justifican la necesidad de ayuda alimentaria. Puede ocurrir que las necesidades
de agua y alimentos se deban a dificultades para transportarlas al obstruirse las
vías de acceso o a problemas crónicos de alimentación como en el terremoto de
Haití del 12 de enero de 2010.
Después del desastre las personas tienden a tener un comportamiento
antisocial. Lo usual es que se estimule el altruismo, el compañerismo, las per-
sonas tienden a compartir lo que tienen, actuando así de manera espontánea.
Se necesita cualquier tipo de ayuda internacional. La ayuda desmedida,
no basada en las necesidades, se puede convertir en un elemento negativo más.
Los damnificados se mantienen pasivos y dependientes.Como norma son
las propias víctimas de desastre las que inician la labor de búsqueda y rescate,
incluso durante la fase de impacto, manifestándose la autoasistencia, la coope-
ración y la ayuda mutua.
Las epidemias y las plagas son inevitables. Las epidemias no ocurren
espontáneamente después de los desastres y los cadáveres no conllevan epide-
mias per se. Esto no significa que, si se deteriora la higiene del entorno, no
ocurran, sobre todo si por muchos días permanecen cadáveres insepultos de
personas con enfermedades infecciosas previas.
57
Grupos vulnerables
De acuerdo con los grupos de riesgo más importantes, su vulnerabilidad de-
pende de factores de orden cultural, religioso, nivel socioeconómico, tipo de
desastre, entre otros. Los grupos más vulnerables son los que tienen mayores
dificultades para reconstruir, después del desastre, sus medios de subsistencia y
recuperar los niveles presentados antes del evento.
Mujeres
Son más propensas al daño físico y emocional, y generalmente tienen menos
recursos materiales, así como nivel de escolaridad y sistemas de apoyo para la
reinserción social. Después de un desastre, casi siempre son ellas las encarga-
das de resolver los problemas económicos de la familia, lo que representa un
mayor desgaste físico y psicológico al asumir el rol de cabeza de familia. Es
frecuente que después del evento traumático, experimenten la violencia por
primera vez o soporten niveles superiores de violencia por parte de esposo,
padre u otro familiar, situación que se hizo evidente en Haití después del terre-
moto del 12 de enero de 2010.
Aunque antes del terremoto las tasas de violencia contra las mujeres y las
niñas eran elevadas, un estudio realizado allí por el Banco Interamericano de
Desarrollo en el año 2006, demostró que un tercio de las mujeres y las niñas
manifestaron haber sufrido violencia física o sexual, y más del 50 % de esas
víctimas de violencia, tenían menos de 18 años.
Posterior al desastre, las desigualdades existentes empeoran, los que son
más fuertes y poderosos, desde el punto de vista físico o psicosocial, tienen
mejor acceso a los escasos recursos que quedan o llegan de las ayudas. Cuando
las mujeres son privadas de esos recursos como son: agua, alimentos, etc. tam-
bién con frecuencia son privadas las familias que de ellas dependen,. Por ello,
en dichas circunstancias se hace necesario tener en cuenta las diferencias en-
tre los sexos, aspecto fundamental para organizar los servicios y la asistencia
según necesidades.
También si las mujeres deben cuidar a niños pequeños, están embarazadas o
amamantando, se encuentran más limitadas y aumentan las posibilidades de
sufrir desnutrición aguda, moderada o grave.
Niños y adolescentes
Su vulnerabilidad aumentada se debe a una capacidad de adaptación más
58
dependiente del ambiente y de las personas conocidas y las menores posibilida-
des en relación con la población adulta, para comprender lo sucedido. Constitu-
ye un error considerar que estos no perciben como psicotraumáticas las vivencias
aterradoras de los desastres, debido al mito de que no puedan comprender el
alcance de lo sucedido.
La realidad demuestra que las secuelas psicológicas suelen ser frecuentes y
potencialmente perdurables Santacruz y Ardila (2003). Particularmente resulta
importante en la adolescencia, etapa en la que se consolida la personalidad, y
periodo en el que cualquier crisis o conflicto puede cristalizar hacia procesos
psicopatológicos o, por el contrario, resolverse quedando la personalidad
sanamente constituida o, al menos, establemente compensada, permitiendo el
desarrollo personal Toledo(2007).
La identificación de los problemas emocionales en los niños y las niñas puede
ser realizada por los maestros, trabajadores de atención primaria en salud, y las
familias cuando, capacitadas para estos fines, pueden diferenciar las reaccio-
nes normales de las patológicas.
Los niños y las niñas son afectados por todas las limitaciones que le imponen
los desastres a su desenvolvimiento cotidiano, lo que incluye, no asistir a la
escuela porque fueron destruidas por el desastre, o por la ausencia de maestros,
limitaciones para participar en juegos, tener poco tiempo y condiciones limitadas
para su realización, además del error de no considerar el juego una necesidad
psicológica primaria de los niños y las niñas.
La estrategia de abordaje de las manifestaciones psicopatológicas debe con-
formarse desde una perspectiva social, aprovechando las tareas cotidianas de
los niños y las niñas. En el caso de los menores se busca el modo de facilitar la
expresión de los sentimientos, la redefinición de hechos traumáticos y la elabo-
ración de duelos, de manera que les permitan construir nuevas posturas frente a
la realidad.
El equipo de salud mental debe considerar la edad y las diferencias de sexo.
La escuela ha demostrado ser un excelente escenario para el desarrollo de
acciones de salud mental con los menores y sus familias, gracias a las estructu-
ras creadas y las potencialidades para diseminar las actitudes y conductas den-
tro de la comunidad.
La experiencia evidencia que con voluntad política, a pesar de las difíciles
circunstancias, es posible dar continuidad a las actividades escolares, con el
apoyo de familiares y voluntarios de la comunidad, mediante la creación de
aulas provisionales.
Después de reiniciadas las actividades docentes, y permitiendo que los niños
y las niñas se incorporen a las actividades lúdicas, asumen que todo está regre-
sando a la normalidad, lo que actúa como factor protector psicológico.
59
Las técnicas de proyección mediante el juego y otras tareas como son el
dibujo, el canto, la escritura, la narración de cuentos, y escenificaciones, permi-
ten que se reestructuren las secuelas psicológicas producidas por los aconte-
cimientos psicotraumáticos. Es posible que se considere que en condiciones
adversas no existen los recursos suficientes, pero por el contrario, como norma
pueden ser realizadas, se puede dibujar en la arena, en la tierra, utilizando piedra
caliza y otras variantes, sin recurrir a materiales costosos. La práctica ha de-
mostrado su beneficio y factibilidad.
Ha quedado demostrado que el juego es un recurso importante en los niños y
las niñas para entender el mundo que les rodea y lo que sucede, les permite
elaborar conflictos, frustraciones y traumas Azevedo et al (2007). Según el
profesor Cristóbal Martínez, el juego en los niños y las niñas es una necesidad
psicológica primaria, por lo que en salud mental se debe defender como práctica
cotidiana (Martínez: 2009).
Los jóvenes pueden ayudar a la recuperación tanto de otros niños y niñas,
como a la familia y la comunidad. Se les debe permitir participar en los trabajos
de reconstrucción de las viviendas y otras tareas. Las responsabilidades que
asumen en el cuidado de hermanos menores y de otros niños les generan con-
fianza y seguridad, lo que aumenta su autoestima.
También los jóvenes pueden, a su vez, servir de agente de cambio en la
familia y la comunidad, mediante la divulgación y el cuidado de aspectos como
la higiene comunitaria, las necesidad de hervir el agua, el espíritu de recupera-
ción, entre otras labores.Ha quedado demostrada la capacidad de resiliencia
que a estas edades cuenta, facilitadas por la flexibilidad para adaptarse a los
cambios.
El maestro puede constituir un agente cambio con la ventaja de su prepara-
ción psicopedagógica, debido a su influencia al menos en una parte de la comu-
nidad y formar parte de una institución, la escuela, que puede promover las
acciones que requiere la comunidad para su recuperación.
A los niños y las niñas se les debe explicar lo ocurrido, no se les debe mentir
ni minimizar o exagerar la situación, es preciso mantenerlos informados, espe-
cialmente en los aspectos que pueda verse modificada su vida. Es necesario
estimularlos para que expresen sus sentimientos, miedos y preocupaciones, y
poder brindarles el afecto y seguridad que necesiten.
En estas circunstancias el adulto recibe, además, la recompensa del afecto
del niño. Hay que ofrecerle seguridad en que las conductas superadas, como
son: orinarse en la cama, querer dormir con los adultos, o con la luz encendida,
van a ser transitorias, y pueden durar hasta 6 semanas. Se deben normalizar las
anteriores rutinas de la familia, como son los horarios de alimentación y el orden
60
de las pertenencias, entre otras. La tabla 2 presenta los más importantes proble-
mas psicosociales.
Albergados
La atención a albergados resulta una de las principales tareas en los planes
de atención en salud mental en situaciones de desastres, aunque se recomienda
evitar que las personas permanezcan mucho tiempo en instituciones, en favor
de ser alojadas en casas de vecinos, amigos o familiares. Cuba ha logrado llegar
a autoalbergar hasta el 80 % de las personas que lo requieren. En todo caso se
debe insistir en su carácter temporal y el regreso a los lugares de origen en el
más breve plazo posible, para lo que se tienen experiencias en crear “facilida-
des temporales” en el lugar que ocupaban las casas, de tal manera que poste-
riormente puedan volver a levantarlas.
Los equipos de salud mental, deben identificar en los albergues quiénes su-
frieron la pérdida de seres queridos o sus pertenencias, y prestar especial aten-
ción a los grupos más vulnerables (mujeres, niños, discapacitados, personas con
62
enfermedades crónicas y ancianos) con el fin de ofrecer el necesario apoyo
psicológico, confianza, seguridad, además del esfuerzo para la solución de sus
problemas, mediante la cooperación de la comunidad y la concientización de
todos acerca de la necesidad de priorizar a dichas personas.
En los albergues se pueden presentar situaciones positivas y negativas, como son:
− Proliferación de conductas altruistas o egoístas.
− Aparición de líderes positivos o negativos.
− Desacato a la autoridad y demandas exageradas.
− Promiscuidad y violencia sexual.
− Consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas.
65
− Valoración y manejo de los estados emocionales.
− Organización de los tiempos de trabajo y el equipamiento necesario.
− Cuidado físico.
− Realizar comidas frecuentes, en cantidades pequeñas y descanso cuando la
disminución de las fuerzas lo requieran, no sobreestimarse.
− Posibilidad de mantener contacto sistemático con familiares y amigos.
− Propiciar la reflexión, la catarsis y la sistematización de la experiencia.
En algunos países estos trastornos no son tomados en cuenta por las autori-
dades encargadas de los seguros de salud Fabra (2002) y en ocasiones los
aquejados de enfermedad son considerados como simuladores que buscan apo-
yo económico, lo que profundiza su estigmatización Elhai (2001). Esto se refuerza
por la visión subvalorada del propio individuo que también contribuye a que no
se le diagnostique y no reciba tratamiento adecuadoMoreno y otros (2006).
Para superar la enfermedad, un elemento importante es la manera en que el
individuo aprecia o valora su calidad de vida. (Dárdene: 2005).
La presencia de brigadas médicas cubanas en desastres naturales acaecidos
en tiempos recientes, como los terremotos de Pakistán y Haití, la ayuda brinda-
da en otros sitios del planeta con servicios de salud deficientes, plantean la
necesidad de tener en cuenta la preparación psicológica de quienes participan
como socorristas en las condiciones críticas iniciales de estas contingencias.
A pesar de las características del trabajo de los rescatistas, sometidos a cons-
tante estrés, expuestos a situaciones peligrosas, no siempre tienen vivencia de
experiencias que les impresionen de manera particular. Como resultado de es-
tudios realizados, los socorristas con vivencias psicotraumáticas coinciden con
los de mayor tiempo de servicio, generadoras de síntomas; por haber estado
expuestos a una mayor cantidad de experiencias, a lo que se añade que el hecho
de llevar más tiempo asimilando nuevas responsabilidades, que asumen en fun-
ción de la promoción a cargos, condición que los hace más vulnerables al estrés.
Los eventos de mayor impacto y potencialmente psicotraumáticos, recogidos
en estudios realizados en Cuba se comportaron de manera decreciente en el
orden siguiente: rescatar cuerpos de personas ahogadas, muerte de niños, acci-
dentes de tránsito, múltiples personas mutiladas y vivencias de peligro.
Deben tenerse en cuenta las características especiales de la actividad que
desarrollan los socorristas estudiados (bomberos y paramédicos) y su experien-
cia que se vincula a la gama de situaciones traumatizantes a la que se exponen.
Por ello, al comparar estos resultados con estudios en población general, se
observan diferencias en relación con los psicotraumas presentados Ventura y
otros (2008).
La diferencia entre las respuestas y la percepción de mayor o menor peligro
ante el hecho en sí, depende, en gran medida, de la percepción del sujeto, pero
66
en estos casos particulares de situaciones excepcionales, capaces de provocar
malestar a casi todas las personas, debe otorgarse especial importancia a las
particularidades del suceso traumático en sí, en especial, la duración y magnitud
de este Cabrera (2000).
Por otra parte, se refiere a situaciones poco observables en la vida cotidiana,
aspecto que predispone de forma singular, si se tienen en cuenta las teorías que
postulan una disminución del estrés cuando existe experiencia anterior, entrena-
miento e información preliminar.
Otros estudios muestran diferente prevalencia en cada uno de los aconteci-
mientos traumáticos, lo que se justifica si se tiene en cuenta la gran variabilidad
que existe según la procedencia y fecha del estudio.
Según datos del National Comorbidity Survey1 en un estudio realizado en la
población general en 1995, los primeros lugares los ocupan: la violación, comba-
tir en una guerra y presenciar agresión o asesinato Kessler (1995), mientras que
los accidentes de tránsito, que ocupan los primeros lugares en nuestro medio,
quedan relegados al sexto lugar.
Los antecedentes de trastornos psiquiátricos personales constituyen factores
de riesgo y hacen especialmente vulnerables a individuos sometidos a condicio-
nes hostiles y los expuestos a constante estrés físico y psíquico. El estado de
salud previa, así como las características de la personalidad, se reconocen entre
los factores que condicionan y modifican la respuesta psíquicaZaldívar (1996).
En situaciones previas a los desastres se debe garantizar que existan ade-
cuadas condiciones de trabajo que posibiliten el bienestar individual y del grupo
de trabajo, además de promover en el trabajador un sentimiento de satisfacción
hacia la labor que realiza Sánchez (2003), lo que hace que el socorrista se sienta
recompensado, aspecto que contribuye a su bienestar personal, y al aumento de
su productividad Desoille (1986); Sánchez (2003).
− En lo individual.
· Síntomas como: hiperactividad, aislamiento, dificultades en la concen-
tración, fatiga e irritabilidad, insomnio, dificultades para resolver el estrés
y otros.
· Presencia de trastornos psicosomáticos de diversos tipos.
· Dificultades en la comunicación con los demás.
· Pérdida de la confianza en sí mismo y autoestima.
· Identificación con la experiencia traumática del otro.
· Cambios en el estilo de vida.
· Consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas.
− En el equipo.
· Dificultades en las dinámicas internas del equipo, en aspectos como: la
comunicación, solución de problemas y conflictos interpersonales.
· Formación de subgrupos por alianzas contradictorias y subvaloración
de los roles y funciones de los otros.
− En la familia.
·Alteraciones del desempeño de roles en la dinámica familiar
·Subvaloración de las dificultades de la familia al ser comparadas con la
situación de las víctimas del desastre.
·Surgimiento de dificultades en el funcionamiento familiar y social, como
pueden ser: chantajes afectivos, creación de problemas y situaciones
desagradables
68
Recomendaciones dirigidas al personal que labora
en las emergencias para su reincorporación la vida cotidiana
− Retornar lo antes posible a la rutina previa.
− Realizar actividades que le satisfagan.
− Realizar con regularidad ejercicios físicos y de relajación.
− Descansar y dormir adecuadamente.
− Organizar el tiempo de manera que le garantice estar ocupado.
− Buscar ayuda profesional en caso necesario.
− Mantener una alimentación balanceada.
− Evitar el consumo de alcohol o drogas.
− Compartir con otras personas las experiencias vividas durante el desastre,
así como los sentimientos y pensamientos.
− Participar en actividades familiares y sociales.
Discapacitados
Los desastres producen un legado de lesiones y deficiencias, que dependen
del tipo de evento que las generó y de la preparación de sus comunidades para
evitarlas o al menos atenuarlas. Se estima que por cada fallecido, otros tres
resultan lesionados y con deficiencias permanentes, aunque resulta difícil obte-
ner los datos exactos. Por otra parte, en las comunidades conviven personas
con discapacidades previas a los desastres y sus limitaciones harán más com-
plejos sus esfuerzos de reintegración y participación en las labores de recons-
trucción. La integración del discapacitado en su comunidad, previo a un desastre,
es una premisa fundamental para la garantía de su inclusión en las labores de
protección por su condición de damnificadoVentura (2010).
La atención especial a los discapacitados es relativamente reciente, se puede
considerar que se inician los trabajos de manera organizada en función de este
objetivo a partir del año 1981 con la declaración del “Año Internacional de las
Personas con Discapacidad” y su aprobación por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, un año después del Programa de Acción Mundial para Perso-
nas con Discapacidad. En 1994 la misma Asamblea aprueba la resolución “Nor-
mas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para Personas con
Discapacidad” con el objetivo de garantizar las bases jurídicas en los países
miembros, con el fin de lograr que las personas con discapacidades asuman las
mismas obligaciones y derechos de los demás.
En diciembre de 2005, la Asamblea General de la ONU aprobó la Conven-
ción sobre los derechos de las Personas con Discapacidades, que incluye 2
artículos específicamente dedicados a los desastres United Nations General
Assembly (2006).
69
Artículo 11. Situaciones de riesgo y emergencia humanitaria.
Artículo 32. Cooperación internacional.
El discapacitado, al igual que toda la población, debe conocer qué hacer an-
tes, durante y después de un desastre
Antes:
− Cómo prepararse.
− Si está previsto evacuarse y a dónde.
− Tener identificado a quién lo va a asistir.
− Tener actualizada la identificación.
70
Durante:
− Mantener la calma
− Buscar la zona de m.enor riesgo y permanecer en ella.
− Identificarse con quienes están organizando la evacuación.
− Cooperar activamente según se requiera.
Después:
− Participar activamente en la etapa de recuperación.
72
cionales, el escenario del que se trate y las diferentes etapas del ciclo de reduc-
ción de desastres, National Council on Disability (2009).
Escenarios. Se toman en consideración a los riesgos específicos que pue-
dan tener consecuencias para las personas con discapacidad, tales como even-
tos de aparición súbita (incendios, terremotos) o prolongado, el aislamiento de
los acontecimientos (una pandemia de gripe). Se tienen en consideración las
posibilidades de ser independientes, la función y contribuir a la sociedad.
Preparativos. En este punto existe poca evidencia científica para proporcio-
nar la orientación necesaria. Los informes técnicos ofrecen evidencias
anecdóticas de lo que puede suceder en un desastre específico, pero resulta
difícil de transpolar a escenarios diferentes. Deben formularse recomendacio-
nes para transformar la investigación, prácticas y políticas para impulsar un plan
para las personas con discapacidad que puedan estar en peligro.
Respuesta. Exige la acción inmediata. Durante el impacto las personas ex-
perimentan el peor día de su vida. Los mejores planes pueden verse superados
en un instante por la imprevisibilidad y la variación de un desastre en particular.
73
Tabla 3.3. Ejemplo de discapacidad en relación con las necesidades especial
Las personas con discapacidad constituyen un grupo cada vez más amplio y
diverso, y las necesidades de comunicación varían en función de las circunstan-
cias individuales. Las personas que pueden tener necesidades especiales de
comunicación para mensajes de alerta de desastres incluyen las personas sor-
das, sordociegos, ciegos o con deficiencias visuales; los ancianos frágiles y las
personas con discapacidades cognitivas.
1. Discapacidad en términos de movilidad. Se refiere principalmente a las
personas que tienen poco o ningún uso los miembros superiores e inferiores
u otra condición que no le permita su traslado de forma autónoma. Por lo
general, usan sillas de ruedas, andadores, bastones y otros dispositivos como
ayudas externas para su traslado. En este grupo de personas existen limita-
ciones como:
a) Para trasladarse de forma rápida hacia un albergue de evacuación pro-
ducto de un evento de comienzo súbito, por ejemplo, un accidente quími-
co, terremotos, maremotos.
b) La necesidad de un transporte para su traslado en caso de un evento
meteorológico.
c) Una vez que ha pasado el evento puede encontrarse con barreras pro-
pias producto del desastre como pueden ser: carreteras cubiertas de es-
combros, zonas con inundaciones. Esto lo obligaría a permanecer más
tiempo en el centro de evacuación aumentando aún más su dependencia.
d) Las discapacidades de movilidad pueden ocultar la demencia, la enfer-
medad de Parkinson, miastenia gravis entre otras enfermedades que cur-
san con alteraciones de la movilidad, requiriendo ayuda para sus actividades
de la vida diaria. Durante el huracán Katrina, los ancianos frágiles se
vieron especialmente afectados. Muchos se negaron o no pudieron ser
evacuados oportunamente, y como resultados muchos murieron por aho-
gamiento debido a las inundaciones, Dyer (2008); Department of
Education (2005).
2. Discapacidades sensoriales. El término se refiere a las personas con
limitaciones auditivas o visuales, incluye la ceguera o la sordera total. Este
grupo puede encontrar limitaciones a la hora de:
a) Recibir la preparación para emergencias que se han desarrollado en un
formato que no es accesible y lectura de materiales educativos. Durante
74
los partes meteorológicos televisados, el discapacitado puede estar impo-
sibilitado de entender lo que el meteorólogo está diciendo si no se ofrecen
subtítulos y pierden la información de emergencia.
b) Ausencia de subtitulaje en tiempo real (por ejemplo, noticias, informes
del tiempo en la televisión).
c) Los individuos hipoacúsicos o con sordera total no pueden escuchar la
sirena de alarma.En un estudio en personas con discapacidad sensorial
de tipo auditiva, el 81 % de los encuestados indicó haber experimentado
miedo de no estar preparados para emergencias climáticas. En dicha
investigación se corroboró que estas personas prefirieron obtener infor-
mación sobre el clima por la televisión, seguido de la notificación por un
familiar, en tercer lugar amigos o compañeros de trabajo respectivamente
Bourque, Siegel y Wood (2006).
Las personas débiles visuales o con pérdida de visión recurren en gran
medida a la radio y la televisión para satisfacer sus necesidades de comu-
nicación. El formato televisivo, crea dificultades a causa de su dependen-
cia de los gráficos para comunicar las advertencias de desastres, por lo
que resulta imprescindible la descripción exhaustiva del meteorólogo du-
rante el parte informativo.
3. Discapacidad de desarrollocognitiva. Son condiciones que pueden
afectar la capacidad de una persona para escuchar, pensar, hablar, leer y
escribir. Las dificultades de estas personas se relacionan con:
a) Dificultad para entender las instrucciones.
b) El aislamiento cuando se encuentran albergados, en caso de separarse
de un familiar, amigo o cuidador.
c) La confusión de cómo actuar ante una situación determinada.
Refugiados y desplazados
Cada año más de 5 millones de personas emigran a otros países y un número
mucho mayor se traslada dentro del propio país, PNUD (2009). La manera en
que ocurren los desplazamientos depende del tipo de desastre, cuando estos se
producen de manera abrupta obliga a las personas a desplazarse en poco tiem-
po a lugares más seguros. Cuando ocurre de manera más lenta, las comunida-
des suelen adaptarse y los desplazamientos se dan en pequeños grupos,
frecuentemente con la migración de algunos miembros de las familias, Ezra y
Kiros (2001). Generalmente las personas pobres permanecen en el lugar al no
contar con los recursos suficientes para desplazarse, Black (2008).
Las personas se han desplazado de un lugar a otro a lo largo de la historia por
muchas razones. Incluso en quienes lo deciden voluntariamente se someten a
75
un gran estrés cuando buscan la reunificación familiar, una mejor educación o
ambiente económico, más favorable aún cuando buscan escapar de persecu-
ciones de orden político o religioso World Health Organization (2000). De ma-
nera similar le ocurre a los que se tienen que desplazar como consecuencia de
un desastre.
Al emigrar se limitan o rompen las relaciones con la familia, amigos y redes
sociales establecidas, se modifican las rutinas tradicionales, y hay que aceptar
nuevos modelos de comportamiento y ambientes sociales. El desplazado suele
sufrir sentimientos de pérdida: del hogar, carrera, posición en la sociedad, de la
identidad, las redes de apoyo, la cultura, religión, idioma, etc. Richard (1998);
Bhugra y Jones (2001); Menéndez (2008). El desconocimiento de las leyes
propicia que lleguen a violarlas o no puedan utilizarlas a su favor para hacer
cumplir sus derechos.
Las diferencias con el idioma pueden aumentar la sensación de aislamiento y
las dificultades para la integración a las nuevas condiciones y cultura, lo que
propicia, además, dificultades para acceder a trabajos mejor remunerados y
limitadas perspectivas de progreso en el futuro.
Las mujeres tienen más dificultades que los hombres y los individuos mayo-
res tienen más que los jóvenes.
En enero de 1999 la OMS estimó que había unos 50 millones de refugiados y
personas desplazadas en el mundo. En 2006 la Organización Mundial de Migra-
ción consideró que había 200 millones de migrantes en el mundo. Las mujeres y
los niños y niñas representan más del 50 % del número total, los niños y niñas
incluye a menores no acompañados, huérfanos, niños soldados, detenidos, niños
cabeza de familia, mujeres y niñas sobrevivientes de torturas y violencia sexual.
Además, los migrantes incluyen viudas, discapacitados, enfermos mentales y
ancianos que viven solos.
Los desplazados
Ya sea por un desastre o por la guerra, en ocasiones las personas se ven
obligadas a desplazarse de sus lugares de residencia habitual y enfrentan un
grupo considerable de dificultades que van, desde el deterioro medioambiental
de los espacios en se ven obligados a residir, la hostilidad de las comunidades
receptoras y la pérdida de las estructuras formales e informales de apoyo social.
Un aspecto muy particular lo constituye el fenómeno denominado “morbilidad
flotante” dentro del cual , además de referirse a la migración de personas de las
zonas de peligro, migran conjuntamente con ellos sus respectivas enfermeda-
des, de todo tipo, que en condiciones de deterioro o inexistencia de infraestruc-
tura sanitaria, predicen un bajo control de afecciones y se puede comprometer
el status higiénico-epidemiológico de zonas y regiones enteras Alejo (2005).
76
Autoevaluación
1. Relacione la columna A con la B según corresponda:
A B
a) Víctimas de 4to grado ___ Familiares o amigos de las personas que
sufren el impacto directo de un desastre.
b) Víctimas de 2do grado ___ Personas que no se encontraban en el
lugar de los acontecimientos por diferentes
motivos.
c) Víctimas de 6to grado ___ Personas de la comunidad que se ven
afectadas en su conjunto.
d) Víctimas de 1er grado ___ Personas que se enteran de los sucesos
por los medios de comunicación masiva.
e) Víctimas de 5to grado ___ Personas que sufren el impacto directo
de un desastre, sufriendo daños materiales,
físicos o psíquicos.
f) Víctimas de 3er grado ___ Personas que integran los equipos de
primera respuesta.
2. Mencione 5 factores de riesgo que predisponen la aparición de trastornos psiquiá-
tricos en las personas que integran los equipos de primera respuesta.
3. De los problemas psicosociales más frecuentes causados por los desastres y fenó-
menos naturales en los niños. Señale con una X la que corresponde al grupo seña-
lado.
Entre 1 y 7 años aparecen los síntomas siguientes:
a) ____ Falta de concentración, hiperactividad.
b) ____ Exagerado apego a los adultos.
c) ____ Sentimiento de culpa por lo sucedido.
d) ____ Fantasía con el regreso de personas muertas.
e) ____ Juegos repetidos con el suceso psicotraumático.
f) ____ Uso de drogas y alcohol.
77
6. Señale verdadero o falso, con respecto a las acciones a desarrollar para evitar
enfermedades:
a) ____ Hablar con la familia y amigos sobre sus experiencias, favorece la no apa
rición de enfermedades psiquiátricas.
b) ____ Consumir alcohol para olvidar los momentos vencidos.
c) ____ Postergar las actividades cotidianas a la espera de mejoras económicas y
ambientales.
d) ____ Mantener buena alimentación y realizar ejercicios físicos
e) ____ Evitar contacto con otras víctimas que le hagan recordar los momentos
desagradables vividos.
f) ____ Promover una vida normal pese a las dificultades.
7. De las recomendaciones que deben seguir los que asisten a las personas con
discapacidades, señale cuál de las que se listan a continuación no corresponde.
a) Estar disponibles permanentemente.
b) Presentarse.
c) Como norma ayudar sin solicitar el consentimiento.
d) Ofrecer ayuda.
e) Tener paciencia y lograr la comunicación.
f) Ofrecerle su brazo, no tomar sin consentimiento el del discapacitado.
g) En caso de déficit auditivo colocarse delante y hablar claro.
8. Relacione la columna A con la B. Discapacidad y necesidades especiales en desas-
tres.
A B
Discapacidad Necesidad especial.
a) Visual ___ Dificultades para el traslado.
b) Auditiva. ___ Dificultades para comprender y colaborar.
c) Movilidad ___ Dificultades para recibir la alerta.
d) Mental ___ Depende de terceros para que lo guíe.
Clave.
1. b, c, a, e, d, f
2. Mala preparación técnica, ausencia de red de apoyo social, alta vulnerabilidad al
estrés, problemas psicosociales, exposición prolongada al desastre o sus conse-
cuencias, problemas de organización del trabajo, mala selección del personal.
3. V (a, b, d, e); F (c, f).
4. Las mujeres, niños y adolescentes, ancianos con problemas de salud, albergados,
equipos de socorristas, discapacitados, refugiados y desplazados.
5. V (a, d, e); F (b, c,).
6. V (a, d, f); F (b, c, e)
7. c
8. c, d, b, a
78
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81
Principales trastornos psiquiátricos
en desastres
82
Preimpacto
− Sin aviso previo. Escasa preparación, es posible que las personas mejor
informadas tengan conciencia del peligro.
− Con conocimiento desde horas y días antes. La población es alertada:
se prepara la evacuación pero algunos se niegan a aceptar que pueda
ocurrir algo. Las manifestaciones más frecuentes se relacionan con la
preocupación y la ansiedad.
Impacto
Horas o días después. Las personas pueden experimentar angustia, miedo,
preocupación, lentitud del pensamiento, confusión, desorientación, desorganiza-
ción de la conducta, falta de decisiones, dificultades en la percepción del tiempo,
cambios en los ritmos de sueño, problemas con el apetito y falta de energía.
También miedo por la seguridad física propia y de sus seres queridos. La mayo-
ría de los casos no solicitan los servicios, a pesar de necesitarlos. La conducta
más frecuente es la de mantener una actitud responsable, activa y ajustada a las
necesidades, con actos de solidaridad con otras personas. El resentimiento y la
hostilidad son poco frecuentes a menos que preexistieran al desastre.
Postimpacto
Semanas y meses después. Pueden presentar, tristeza, irritabilidad, ansiedad,
frustración, rabia. Duelo individual y en proceso de duelo masivo, ansiedad
anticipatoria. Comienzan a manifestarse los sentimientos de culpa y conductas
disociales, con aumento de la indisciplina social, en a búsqueda de medios de
subsistencia, fenómeno infrecuente en los países de cultura musulmana y en
otros los que la población respetaba las leyes antes del desastre.
Conductas dirigidas a garantizar la integridad familiar. Alternativas de las
necesidades de sueño y alimentación. Sentimientos altruistas de solidaridad.
Percepción de incapacidad ante el peligro. Desamparo en eventos como los
terremotos.
Impacto a largo plazo. Meses y años después. La mayor parte de las perso-
nas retornan a su nivel de funcionamiento previo, incluso sin intervención psico-
lógica alguna, otros presentan síntomas de trastorno de estrés postraumático, en
por cientos que dependen entre otros factores del evento al que se expusieron.
Indignación hacia las autoridades, más frecuente en los accidentes industriales.
Se debe tener en cuenta que, no todos los problemas que se presentan des-
pués del desastre se pueden calificar como enfermedades, muchas de las reac-
ciones de los sujetos son adaptativas.
Criterios que permiten determinar una expresión emocional como sintomática:
83
− Prolongación en el tiempo
− Sufrimiento intenso
− Complicaciones asociadas, como pudiera ser una conducta suicida
− Afectación del funcionamiento social y cotidiano de la persona
84
las personas refieren entre otras quejas; preocupaciones, nerviosismo, tristeza,
insomnio y terror. (Ventura y Bravo, 2009)
Estas manifestaciones se relacionan con los factores de riesgo y protectores
presentes. Según Sánchez y otros (2010) en un estudio realizado por un equipo
de salud mental, en la población del municipio San Cristóbal, afectada por los
huracanes Gustav y Ike, detecton, factores de riesgo y protectores como fueron:
Individuales
− Afectación total y parcial de la vivienda
− Pérdida de bienes materiales
− Embarazadas que perdieron totalmente sus viviendas
− Ancianos solos que perdieron sus viviendas y están albergados (Sánchez:
2009)
− Ingestión de bebidas alcohólicas
Familiares
− Separación familiar por desplazamiento a casa de familiares o vecinos
− Hacinamiento en las viviendas con derrumbe parcial o en las casas de
familiares o vecinos donde se habían refugiado
− Condiciones precarias de alojamiento en las facilidades temporales
Comunitarios
− Afectación de la infraestructura de los servicios, destrucción total o parcial de
las principales fuentes de empleo: fábricas, escogidas de tabaco y granjas
avícolas
− Afectación en las condiciones de vida, electricidad y agua
− Afectación del medio ambiente, devastación de árboles y sembrados.
− Necesidades sentidas: reparación de viviendas, falta del fluido eléctrico,
condición de albergados (ausencia de privacidad, ingestión de bebidas al-
cohólicas y riñas, escasez de iluminación, calor e insectos, entre otros)
Educacionales
− Afectaciones estructurales en más del 80 % de las escuelas.
− Afectación de las viviendas del personal docente, trabajadores y estudiantes.
− Existe un número reducido de padres que se han demorado en enviar a
sus hijos a las escuelas.
− Las soluciones provisionales no reúnan las condiciones óptimas para la
realización del proceso docente educativo.
Factores protectores
85
− Reanudación del curso escolar en casas de profesores, familias de estu-
diantes, ofrecidas voluntariamente y en escuelas menos afectadas.
− Elevada proporción de estudiantes incorporados a las escuelas.
− Atención continua y esmerada de los servicios de la salud a pesar del
daño a la infraestructura y en especial en los puntos de evacuación.
− Entre huracanes el Equipo de Atención Primaria de Salud, realizó audien-
cias sanitarias con la población con el fin de prevenir: leptospirosis, enfer-
medades diarreicas, parasitismo y accidentes.
− Suspención de la venta de bebidas alcohólicas desde el día anterior a los
huracanes.
− Identificación, en la fase de preimpacto, de las familias y personas con
trastornos psiquiátrico, los que fueron controlados y evacuados con sus
tratamientos de base, evitar las descompensaciones.
86
Continuación Tabla 4.1.
Descripción Antes del Después del El tipo de la ayuda
desastre: desastre: recomendada en el
incidencia de incidencia de cuidado de la salud
12 meses 12 meses mental
87
vista psicológico, puede abarcar una gama de síntomas que van desde cuadros
clínicos ligeros (angustia, insomnio, labilidad emotiva, expectación ansiosa) has-
ta reacciones más severas como la depresión, con una prevalencia similar entre
mujeres y hombres.
Existe una relación temporal, clara e inmediata, entre el impacto de un desas-
tre y la aparición de síntomas de TEA, los que desaparecen después de las 48 a
72 horas. (Schreie et al, 2005). Los TEA pueden evolucionar favorablemente y
los síntomas revertir y no necesariamente consolidar un Trastorno de Estrés
Postraumático. El tratamiento adecuado permite evitar complicaciones psicoló-
gicas posteriores, lo que puede lograrse con cualquier intervención que conlleve
a mitigar la angustia, siempre y cuando sea brindada de forma segura y oportu-
na. (Davidson, 2000).
El TEA es un cuadro de carácter agudo, que aparece como consecuencia de
la exposición a un evento traumático. De acuerdo al nivel de intensidad y la
presencia de síntomas, se clasifica en ligero, moderado o grave. Las manifesta-
ciones clínicas aparecen dentro del plazo de breves minutos a una hora poste-
rior al psicotrauma, los síntomas tienen una gran variabilidad, caracterizados por
un estado inicial de embotamiento, con reducción del nivel de conciencia, la
atención, desorientación y reducción de la respuesta a estímulos. El riesgo que
se presenta aumenta cuando existe agotamiento físico o factores orgánicos,
vulnerabilidad individual, para adaptarse a circunstancias estresantes.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas suelen mezclarse y modificarse pasando de estados pasivos a
exaltados y viceversa, sumándose al estado inicial de «embotamiento», depre-
sión, ansiedad, ira, desesperación, hiperactividad o aislamiento, aunque ninguno
ellos predomina sobre los otros durante mucho tiempo (Gilabarte y Boca, 2000).
La resolución suele ser rápida y dependerá del mantenimiento de la situación
estresante. De este estado se puede pasar a un mayor grado de estupor
disociativo, agitación e hiperactividad. Lo más frecuente es la producción de
signos vegetativos como taquicardia, sudoración o rubor.
1
Los atentados del 11 de marzo de 2004, conocidos como 11-M, fueron una serie de ataques
terroristas en 4 trenes de la red de “Cercanías de Madrid”, en el que fallecieron 191 personas,
y 1 858 resultaron heridas. Consistió en 10 explosiones casi simultáneas a la hora de la mañana
de mayor concurrencia.
88
• Aislamiento social
• Irritabilidad
• Desorientación, estrechamiento de la conciencia
• Amnesia posterior parcial o total.
Tratamiento
El tratamiento farmacológico del TEA no presenta ni la eficacia ni la especi-
ficidad deseada, por lo que se realizan intentos constantes de añadir nuevos
fármacos al arsenal terapéutico. (Moreno y otros, 2005) Una de las variantes
terapéuticas es el empleo de propanolol e hipnóticos, utilizado en las víctimas del
atentado del 11 de marzo de 20041 que recibieron tratamiento por manifestacio-
nes psicológicas una semana después y que cumplieron criterios de trastorno de
estrés agudo y que no presentaron contraindicaciones para el empleo de estos
medicamentos. Los pacientes tratados con propanolol presentaron remisión de
los síntomas diana en el 63,6 % de los casos. Por su parte, el tratamiento con
hipnóticos presentó una remisión de los síntomas en el 61,5 % de los casos lo
que permitió afirmar que estos medicamentos resultan útiles en la disminución
de la sintomatología del TEA.
Tratamiento combinado (Davidson, 2000). El abordaje terapéutico combina-
do se diseña desde la perspectiva del uso de psicofármacos como la imipramina
(50 mg/ día) y una intervención psicoterapéutica como puede ser la modifica-
ción de la técnica del desactivado para la desmovilización psicológica, que le
permite al paciente expresar emociones, sentimientos, ser comprendidos y apren-
der a reconocer los síntomas como reacciones expresadas en circunstancias
traumáticas lo que permite una adecuada exploración emocional. (OMS, 2000;
Pastrana, 2007).
Esta técnica se utilizó en 15 lesionados que habían participado en un aconte-
cimiento traumático (accidente ferroviario) en el año 2004. La muestra presen-
tó una media de edad de 15 años. Todos los lesionados fueron entrevistados,
valorados e intervenidos por los autores de la investigación. Las víctimas de
este acontecimiento, suficientemente severo como para ser denominado
traumático, cumplían con los criterios diagnósticos de TEA (Gutiérrez, 1998) y
los datos fueron obtenidos mediante una entrevista semiestructurada.
Antes de efectuarse la valoración se informaba a los lesionados sobre el
objetivo de la intervención que serían objeto. El tratamiento psicoterapéutico se
realizó con 5 sesiones, con una frecuencia semanal de 3 horas de tratamiento en
cada sesión y para ello se siguió un programa terapéutico que contemplaba
técnicas específicas de control de estrés.
Al finalizar la intervención, durante la tercera semana, se realizaron 3 eva-
luaciones, y en la última se tomaron como patrones de comparación, estudios
similares en el abordaje del estrés acumulativo (OMS, 1992; Jeffrey, 1995). El
trabajo permitió concluir que la psicoterapia combinada con la farmacoterapia
es efectiva para evitar complicaciones psicológicas posteriores.
89
Es importante explicar a los familiares de las víctimas, la transitoriedad de los
síntomas que se han producido debido al evento traumático vivido y sugerir
reposo y tranquilidad en el contexto familiar durante un breve tiempo.
91
que también aparecen en respuesta a un evento traumático.
El segundo factor consiste en la posibilidad de aislar y replicar el agente
causal propuesto, ejemplo, la escarlatina es reconocida como una entidad
diagnóstica discreta con una asociación con un agente reconocido, el Estafilo-
coco Áureo. La pregunta obligada aquí sería ¿Qué tipo de trauma se puede
considerar suficiente para incurrir en una designación etiológica?
El desacuerdo está basado en la opinión de algunos investigadores que plan-
tean que el trauma representa un factor o elemento desencadenante no especí-
fico de diversos síndromes, tales como la depresión mayor, el trastorno de pánico,
los problemas somáticos, y la adicción. Estos trastornos también aumentan su
incidencia después del trauma.
Las reacciones psicopatológicas generales y las reacciones traumáticas es-
pecíficas están igualmente asociadas a la exposición al trauma, lo que sugiere
que la psicopatología general está vinculada a la vivencia de un evento traumático.
Sin embargo, los resultados no apoyan la asociación de alguno de los grupos
específicos de psicotraumas, con un trastorno. Por ello es más razonable suge-
rir que las víctimas de estos traumas desarrollan una variedad de síntomas y de
trastornos, además de los del TEPT. (Kang y Hyams, 2005).
Cuestiones tales como intensidad del estresor, factores de riesgo en el even-
to, vulnerabilidad del individuo y evaluación subjetiva del evento, son aún consi-
derados como factores mediadores en el desarrollo del trastorno. Además de
que otros factores etiológicos han sido propuestos como los factores genéticos.
(Black et al, 2004).
La co morbilidad con problemas relacionados con el consumo de alcohol
resulta variable en la bibliografía consultada. (Kaspersen: 2003; Oruc et al:
2004). Algunos estudios reportan entre el 25 y 75 % una prevalencia de toxico-
manías de por vida en excombatientes con TEPT.
Un solo episodio traumático puede tener influencia para toda la vida, a pesar
de que el sujeto no llegue a enfermar con un TEPT completo, es decir con todos
los criterios necesarios para ser diagnosticado. (North et al: 2004). Algunos
trabajos plantean que la afectación en las áreas laborales y sociales es similar
en los pacientes con TEPT total y en los que presentan TEPT incompleto. Esta
situación en muchas veces es incomprendida por las autoridades encargadas de
los seguros de salud (Coffey: 2005) y reforzada por la visión que en ocasiones
se tiene de estos pacientes. Algunos piensan que se trata de personas que bus-
can apoyo económico y social por todas las vías, y se les estigmatiza con el
planteamiento de que simulan la enfermedad y los tests que se les aplica (Chara:
2001) lo que influye de manera negativa en el desarrollo de planes para atender
a los afectados por la enfermedad.
Esta visión implica de hecho desconfianza en la labor pericial de los psiquia-
tras (Fabra: 2002) que suelen ser blanco de la crítica, desde el ámbito jurídico y
profesional. La falta de precisión diagnóstica y terapéutica (Burges y
92
TM.McMillan, 2001) la extralimitación del psiquíatra en sus competencias como
perito (Ventura y otros: 2002), la propia problemática que existe en la psiquiatría
relacionada con las diferencias entre distintas escuelas a las que se adscribe el
psiquíatra, o las dudas referidas a la calificación del psiquíatra como experto,
constituyen los temas más debatidos. Lo que está favorecido por el hecho de
que los psiquíatras, en función de peritos, en ocasiones realizan dictámenes que
no se ajustan a las exigencias, por falta de conocimientos mínimos sobre la
legislación existente, lo que demuestra la importancia de capacitar al psiquíatra
en materia de psiquíatría legal.
Por otra parte, el peritaje se observa en el marco de la relación médico-
paciente, pero con características especiales, que favorecen el empleo de re-
cursos fraudulentos, por parte del paciente, con el objetivo de lograr que se le
considere enfermo cuando lo desea y viceversa. Es sabido por la población que
una enfermedad mental puede modificar la sanción en un delito común, igual
que invalidar el ingreso o la continuación en el cumplimiento del servicio.
La desaparición de los síntomas de TEPT se pueden facilitar gracias a lo que
se denomina “Variables de contención social”, entre los que se incluye: la
reinserción en la vida social y laboral, la comprensión de lo sucedido por parte
de la sociedad, la imagen del excombatiente ante la comunidad, entre otros
factores.
Es importante señalar que en Cuba el diagnóstico del TEPT resulta poco
frecuente y estadísticamente insignificante, lo que probablemente sea debido,
tanto a una incidencia realmente baja, como al hecho de no tenerse en cuenta
dentro de las posibilidades diagnóstica de los casos. En investigaciones realiza-
das en nuestro país, en personas que han sufrido la vivencia de eventos límites,
o personal que labora en los equipos de primera respuesta, se ha diagnosticado
el trastorno de estrés postraumático, lo que demuestra que ser un trastorno con
una morbilidad oculta, una parte de estos pacientes son tratados por sus trastor-
nos co mórbidos. (Ventura: 2009; Diamond: 1969).
Tratamiento
Las técnicas terapéuticas propuestas en el TEPT son múltiples. Con relación
al tratamiento farmacológico, la mayor parte de la literatura expone reportes de
casos, ensayos retrospectivos y ensayos abiertos, con un número menor de
estudios controlados con placebo.
Los estudios con antidepresivos tricíclicos (Imipramina, Desipramina, y
Amitriptilina) reportan mejoría general, especialmente en los síntomas de de-
presión. Los síntomas intrusivos y de evitación no fueron reducidos de manera
importante en pacientes.
2
Referencia en idioma inglés a la activación en este caso autonómica.
93
La eficacia de la Fenelzina fue demostrada a dosis de 75 mg/día, incluso
sobre síntomas intrusivos. Con fluoxetina se han realizado reportes de casos y
un ensayo abierto que involucró a 19 veteranos de combate. La efectividad fue
demostrada en las tres subescalas de TEPT.
En un estudio controlado con Alprazolam, a una dosis de 0.5 a 6 mg/día, 16 de
20 pacientes experimentaron mejoría, especialmente en síntomas asociados con
el arousal2 autonómico, tales como somnolencia, irritabilidad y ansiedad. Se
reportó buenos resultados en un estudio con Clonazepam en pacientes que pre-
sentaban insomnio marcado y TEPT (Bazelon 1974). El uso de benzodiazepinas
debe ser limitado a un máximo de 4 a 6 semanas.
El propanolol han sido efectivo en controlar los síntomas residuales del
hiperarosual autonómico a dosis de 120 a 160 mg/ día. El beneficio potencial ha
sido demostrado en combinación con antidepresivos tricíclicos. Los pacientes
deben ser controlados hemodinámicamente con determinaciones de los signos
vitales, incluyendo evaluación para cambios hipotensivos ortostáticos, al menos
diariamente durante el período inicial de dosificación.
La carbamazepina ha mostrado beneficios favorables en revisiones y ensa-
yos clínicos prospectivos en pacientes con TEPT. Esta puede ser especialmen-
te útil en tratar los síntomas intrusivos. Dado que en un subgrupo de pacientes
con TEPT se aprecian trazados anormales en el electroencefalograma y expe-
rimentan descontrol episódico, las guías para el uso de carbamazepina en pa-
cientes con EEG subictales anormales deben ser aplicadas a la población con
TEPT. El ácido valproico, que tiene su locus de acción sobre el sistema gamma
amino butírico, ha mostrado posibilidades en pacientes con TPET.
La risperidona a bajas dosis ha sido efectiva sobre todo en los síntomas
intrusivos y en la hiperactivación que se observa en mujeres con TEPT víctimas
de abuso en la infancia, y abuso sexual Sánchez (2009).
Tratamiento psicoterapéutico
Las técnicas más utilizadas en el TEPT han sido la terapia de exposición a
las situaciones que al paciente le resulta difícil enfrentar, técnica se complemen-
ta con el aprendizaje y entrenamiento en técnicas de control de la ansiedad;
también se han empleado técnicas cognitivo conductuales como las
autoinstrucciones-autosugestiones y el control de la ira, más recientemente se
ha propuesto la Desensibilización por Movimientos Oculares Rápidos conocida
como EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) en sus si-
94
glas en ingles. El psicoanálisis ha sido contraindicado, no así otras terapias diná-
micas que construyen una buena alianza terapéutica a través del cuidado del
encuadre y la interpretación de las resistencias derivadas de la transferencia
negativa, Cates et al.(2004).
Terapia de exposición
Las más disímiles situaciones pueden generar repuestas de re experimenta-
ción y defensa en los pacientes. La técnica de exposición trata de desactivar el
procesamiento anómalo de la información a través de la experiencia terapéutica
correctora que le permite al paciente vivenciar de manera simbólica o real la
situación en ausencia de ansiedad lograda como resultado de la aplicación de
las técnicas de control de la ansiedad. (Reich et al: 2004).
EMDR y el reprocesamiento
La técnica consiste en hacerle al paciente rememorar los pensamientos
traumáticos al tiempo que realiza movimientos laterales de los ojos en repeticio-
nes de 20 a 25 veces, en algunos casos el terapeuta realiza la técnica tocando a
la derecha y a la izquierda del paciente en sus piernas o brazos. En cada parada
el paciente expone lo que le viene a la mente y progresivamente se va atenuan-
do la carga emocional acompañante del suceso traumático que se está abordan-
do. (Mingote y otros; Shapiro 2001). Esta técnica se explica detalladamente en
el Capítulo 5.
La psicoterapia psico dinámica puede ser una técnica efectiva de tratamien-
to en los pacientes con TEPT. A continuación se destacan algunos aspectos
esenciales:
− Establecer una sólida alianza terapéutica.
− Dosificar la transferencia y contra transferencia.
− Restablecer la conexión entre las funciones psíquicas disociadas.
− Facilitar el desarrollo de la capacidad analítica.
− Apoyar la autonomía y asertividad del paciente.
− Manejar el conflicto sobre la agresividad y la culpa.
− Evitar la compulsión a la repetición.
− Lograr que las instituciones sociales, de justicia, sanidad y asistencia social apo-
yen al paciente.
Estas técnicas son mucho más complejas y para su dominio y empleo requie-
ren de entrenamiento por parte del terapeuta por lo que solo se expusieron sus
características más generales.
95
Acciones por el médico general
El TEPT generalmente requiere de tratamiento especializado, por lo que el
paciente debe ser referido a un servicio de salud mental.
Otros trastornos
Conducta suicida
En la fase inicial de los desastres, la conducta suicida es poco frecuente; en
etapas posteriores se observa un incremento de la ideación suicida, relacionada
con la presencia de sentimientos de culpa por haber sobrevivido y en casos de
experiencias traumáticas extremas, sobre todo cuando el evento se produjo con
la participación directa del factor humano como ocurre en las violaciones o los
actos terroristas.
Entre los factores de riesgo suicida se encuentran:
− La naturaleza de las contingencias psicosociales vividas.
− Ideas suicidas estructuradas, con un plan suicida desarrollado y disponibili-
dad de medios para ejecutarlo.
− Existencia de trastornos psíquicos, en especial depresión grave.
− Intentos suicidas previos.
− Extremos de la vida.
− Alto grado de exposición al evento traumático o haber sufrido pérdidas de
gran magnitud.
− Falta de apoyo social y familiar.
− Consumo de alcohol u otras sustancias que limitan la capacidad de
autocontrol.
− Cambios bruscos en los hábitos, valores y comportamiento.
− Dificultades socioeconómicas.
− Padecimiento de enfermedades crónicas e invalidantes.
Estados de pánico
Este es un fenómeno poco frecuente y solo se observa en circunstancias
muy específicas, como ataques terroristas o situaciones en que las personas se
ven imposibilitadas de huir, al estar en lugares cerrados como ha ocurrido en los
terrenos deportivos, discotecas y otros. También se ha observado en personas
que durante una peregrinación se encontraban en un puente, que se derrumbó
como consecuencia de la estampida producida por el pánico.
Se instaura de manera brusca o progresiva y se caracteriza por un alto nivel
de tensión y angustia que se torna intensa e incontrolable, con desorganización
de la conducta, que puede resultar violenta e incluso temeraria. El pánico es una
respuesta desproporcionada que tiende a propagarse y llegar a ser colectiva. La
falta de control y la incertidumbre en eventos propiciados directamente por
humanos aumentan el riesgo de pánico y las personas corren el riesgo de ser
atropellados por otros, pero lo más frecuente es que las personas presenten
ansiedad, temor, intranquilidad o inseguridad sin llegar a un estado de pánico.
Otros síndromes
De acuerdo con la literatura sobre el tema, resultan ser variantes particulares
de los TEPT y trastornos por estrés agudo.
99
Autoevaluación
1. Señale con una X los factores que modifican la reacción psicológica ante los desas-
tres.
a) _____ No contar con apoyo social, principalmente por la familia y amigos.
b) _____ La gran capacidad destructiva de los desastres
c) _____ El elevado cuidado del medio ambiente, así como la existencia de obras
constructivas de calidad.
d) _____ Adecuada evaluación internacional de los daños.
e) _____ La existencia de un bajo nivel de instrucción en la población afectada.
2. Complete los espacios con la letra que corresponda dependiendo de las etapas de
los desastres:
a) _____ Comienza a manifestarse sentimientos de culpabilidad.
b) _____ Preocupación de los que pueda ocurrir y ansiedad.
c) _____ Miedo por la seguridad física propia y de sus seres queridos.
d) _____ Las víctimas experimentan conductas solidarias dirigidas a garantizar la
integridad de la familia y otras personas.
e) _____ Retorno en la mayor parte de las personas de su nivel psíquico de funcio-
namiento previo.
f ) _____ Aumento de la indisciplina social, produciéndose un aumento de las
conductas delictivas.
a) Preimpacto.
b)Impacto.
c) Postimpacto.
d)Postimpacto a largo plazo.
3. Correlacione los trastornos psiquiátricos que se observan en los afectados de los
desastres con las ideas siguientes:
A B
a) Trastorno por estrés agudo ___ Se presenta: evocación reiterada e
b) Trastorno por estrés postrau- involuntaria del acontecimiento traumático,
mático reducción del nivel general de respuesta a es-
c) Conductas o ideas suicidas tímulos cotidianos y aumento del estado de
d) Trastorno disociativo vigilia.
e) Estados de pánico __ Considere siempre esta situación como una
urgencia psiquiátrica.
___ Existe una relación temporal, clara e inme-
diata entre el impacto de un desastre y la apa-
rición de síntomas.
__ Solo se observa en circunstancias muy
específicas.
__ Se presenta de manera súbita en el momen-
100
to en que se vivencia una situación
psicotraumática.
4. Del siguiente listado seleccione los que considere factores de riesgo suicida:
a) La naturaleza de las contingencias psicosociales vividas.
b) Ideas suicidas estructuradas, con un plan suicida desarrollado y disponibilidad
de medios para ejecutarlo.
c. Existencia de trastornos psíquicos, en especial depresión grave.
d. Padecer de demencia.
e) Extremos de la vida.
f) Alto grado de exposición al evento traumático o haber sufrido pérdidas de gran
magnitud.
g) Estrechamiento de conciencia situacional.
h) Consumo de alcohol u otras sustancias que limitan la capacidad de autocontrol.
i) Cambios bruscos en los hábitos, valores y comportamiento.
j) Dificultades socioeconómicas.
k) Padecer de enfermedades crónicas e invalidantes.
5. Correlacione la columna A y B según corresponda.
A B
a) TEPT ____ Puede persistir las manifestaciones con
parálisis o anestesia de una parte del cuerpo.
b) Trastorno disociativo. ____ Respuesta desproporcionada que tien-
de a propagarse y llegar a ser colectiva.
c) Trastorno psicótico breve. ____ Evocación reiterada del acontecimiento
traumático.
d) Estado de pánico ____ Síntomas psicóticos que resuelven en
menos de un mes.
____ Respuesta tardía a un acontecimiento
estresante.
Clave.
1. b, c, c, b, a.
2. X (a, b, e).
3. c, a, b, b, d.
4. b, c, a, e, d.
5. a, b, c, e, f, h, i, j k.
6. c, e, b, d, b.
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103
Acciones del equipo de salud
ante situaciones de desastres
Triage o selección
Tiene como objetivo la atención, en el más breve tiempo posible, para impedir
la consolidación de los trastornos cognoscitivos, afectivos y conductuales. Este
procedimiento de selección está vinculado al encauzamiento de los primeros
auxilios emocionales Ramos (2006); Blanco et al (2005).
Defusing o desactivación
Se emplea dentro de las primeras 12 horas a partir del evento potencialmente
traumático. Está diseñado para víctimas primarias, secundarias o terciarias, or-
ganizadas en pequeños grupos. Se enfatiza en las distorsiones cognitivas que se
producen ante un psicotrauma. Su objetivo es dirigir al paciente hacia una re-
presentación mental adaptada a los riesgos traumáticos y una disminución de
los síntomas invalidantes. Se recomienda la aproximación psicoterapéutica tem-
prana con el fin promover la relación afectiva en el marco de la regulación
psicoterapéutica, mediante las experiencias de la víctima, enfrentadas a expe-
riencias individualizadas como son: de desamparo, colapso psíquico o angustias
primitivas.
Debriefing o desmovilización
Técnica a desarrollar después de las primeras 12 horas de ocurrido el evento
traumático, el cual se basa en el principio de compartir con otros las experien-
cias traumáticas recientemente vividas.
Es un tratamiento psicológico que tiene como objetivo reducir la morbilidad
psicológica como consecuencia de un evento psicotraumático, tiene sus oríge-
nes en los esfuerzos para mantener la moral del grupo y disminuir los trastornos
psiquiátricos en los soldados inmediatamente después del combate. Consiste en
estimular en el grupo la catarsis emocional o la discusión mediante estimulación
del recuerdo del evento traumático. Esta técnica breve les permite continuar
con las tareas que venían realizando y que pueden propiciar nuevas vivencias
potencialmente psicotraumáticas. Debe realizarse como antes se anunció, en
106
las primeras 48-72 horas después del evento, y estar dirigida por un personal
con previa capacitación.
Se debe propiciar un espacio para la realización del encuentro, que permita
expresar los sentimientos y pensamientos relacionados con lo vivido, mante-
niendo la confidencialidad de lo que se exponga allí. Es importante favorecer el
apoyo intragrupal entre los individuos que han vivido situaciones similares. Tie-
ne como objetivo prevenir trastornos psiquiátricos posteriores y detectar a los
más afectados, facilitándoles la ayuda.
Esta técnica se utiliza en múltiples personas como son: en rescatistas, oficia-
les policiales, personal de la Cruz Roja, víctimas de accidentes de tránsito, de
violación y otros. De hecho el debriefing se emplea ampliamente en muchos
lugares y llega incluso a ser obligatorio en algunas instituciones como la atencion
a agentes policiales del Reino Unido, víctimas de trauma, con el fin de evitar
demandas por trastorno de estrés postraumático. Sus objetivos son, disminuir
los síntomas y evitar dicho trastorno.
Existen discrepancias entre diversos autores en relación con la efectividad
del método; principalmente cuando la técnica se emplea de manera individual,
en una sola sesión, o con un breve seguimiento, donde los efectos deseables se
observarán a más largo plazo. Esto se ve favorecido por falta de pruebas cien-
tíficas sobre su eficacia, debido a que la mayor parte de los estudios son no
controlados. Se recomienda tener en cuenta las condiciones en que se realizan
estos estudios y el hecho de que las personas que reciben este tratamiento se
mantienen trabajando.
La OPS/OMS mantienen una actitud crítica ante este tema OMS (2004),
apoyados en investigaciones que plantean que el debriefing tiene efectos ne-
gativos a largo plazo, o al menos, no tiene los efectos positivos que inicialmente
le fueron atribuidos Rose, Bisson yWessely(2006).
Fases
1. Introducción. Presentación inicial de los participantes, incluidos los tera-
peutas. Breve explicación del objetivo de la reunión y énfasis en los benefi-
cios de la técnica, procedimientos y las reglas que incluyen:
a) No es necesario hablar de lo que no se desee y por lo tanto no se forzará
las personas a hacerlo.
107
b) No se emitirán juicios ni críticas, cada individuo expondrá su propia expe-
riencia.
c) Si alguna persona se siente muy mal, puede abandonar temporalmente y
regresar cuando se encuentre mejor.
d) Toda información será confidencial.
2. Relato de los hechos. Cada participante relatará sus experiencias y las
emociones a ellas asociadas, generalmente se expresan las vivencias más
fuertes y difíciles del día, es importante que entre todos se consiga una
descripción detallada de lo que pasó ese día.
3. Reacciones. Los pensamientos y emociones que exprese el grupo se reco-
gerán en un listado, lo que permitirá determinar las personas con mayores
problemas.
4. Normalización y educación. Incluye el resumen de lo acontecido en la
reunión, se debe exponer las características esperadas de las manifestacio-
nes que se están presentando, atendiendo a la situación vivida. Se expondrá
qué aspectos se deben tener en cuenta con el fin de valorar la necesidad de
ayuda profesional por comenzar a presentarse un verdadero trastorno.
5. Finalización. Antes de concluir se da la posibilidad de esclarecer dudas y
convenir la próxima sesión.
Apoyo psicológico
Se refiere al cuidado de una persona a otra que se encuentra en situación
crítica por haber vivenciado una experiencia psicotraumática y está presentan-
do manifestaciones psicológicas como expresión de la reacción normal al even-
to extraordinario que experimentó.
Cumple con el objetivo de facilitar la expresión de las vivencias y emociones
asociadas, con lo cual puede disminuir el estrés proveniente de las amenazas
psicológicas y las distorsiones cognoscitivas,. Esto permite que se activen las
capacidades de afrontamiento y reacción adecuadas ante las situaciones
generadoras Lorenzo (2003).
Para lograr un adecuado apoyo psicológico en situaciones de desastres se
debe:
− Saber establecer contacto con todos los participantes, sobrevivientes y dam-
nificados (independientemente de sus niveles de afectación asociados al de-
sastre).
− Lograr contacto físico, empatía, y transmitir esperanzas y optimismo en todo
momento.
− Propiciar espacios para la ventilación emocional, expresión de sentimientos y
relato de los sucesos.
108
− Facilitar la comunicación integral con familiares y seres afectivamente im-
portantes.
− Orientar sobre las actividades futuras.
− Informar sobre las posibilidades de solicitar ayuda.
Intervención en crisis
Se le denomina intervención en crisis al proceso que sirve para ayudar a una
persona, familia o grupo, a aceptar un hecho traumático, de modo tal que la
probabilidad de efectos secundarios, daño físico o emocional se minimice y la
probabilidad de crecimiento personal se maximice (nuevas perspectivas y op-
ciones en la vida).
Se trata de una técnica con metodología propia, que puede ser empleada en
sujetos sometidos a estrés agudo, con el objetivo de que pueda restablecer sus
capacidades para afrontar las situaciones de conflicto, reordenar y reorganizar
su vida atendiendo a su nueva realidad y considerando que el sujeto tiene poten-
cialidades para regresar a un nivel de equilibrio, que en muchas ocasiones signi-
fica un crecimiento personal.
Como antes se ha comentado, después de un desastre los sujetos van expe-
rimentando diferentes reacciones en dependencia de la fase en la que se en-
cuentren, cada una con específicos cambios biológicos, psicológicos y
conductuales. Factores como la edad, el sexo, la personalidad y estado de salud
psicológica previa, además de la disponibilidad de redes de apoyo social, los
mecanismos de defensa, el nivel socioeconómico, la intensidad de los estresores
que inciden después del impacto y el significado de las pérdidas personales
experimentadas, modifican la respuesta individual.
Se recomienda tener en cuenta los cinco componentes de los primeros auxi-
lios psicológicos enunciados por Slaikeu (1988).
− Realizar el contacto psicológico. Se trata de invitar al paciente a hablar y
expresar sus emociones respecto a la situación crítica, mostrar empatía y
comunicar interés, incluso, en los casos que sea posible, contactar físicamen-
te. Todo ello sirve para que la persona se sienta escuchada, comprendida y
apoyada, así como reducir el malestar de encontrarse solo y legitimar sus
sentimientos, por lo general contradictorios y ambivalentes.
− Examinar las dimensiones del problema. Se intenta examinar tanto el pa-
sado, presente y futuro inmediato de la persona, así como discriminar los
problemas que deben tratarse de inmediato de los que se pueden posponer.
Se debe valorar el riesgo autolítico en el momento de la petición de ayuda.
− Analizar posibles soluciones. Se exploran las medidas tomadas hasta el
momento, se ayuda al paciente en la producción de alternativas, sus ventajas
109
e inconvenientes, e identifican las soluciones a necesidades inmediatas y pos-
teriores.
− Asistir en la ejecución de la acción concreta. Consiste fundamentalmente
en acompañar a la persona a tomar alguna acción concreta para enfrentar la
crisis. La actitud de quien interviene será facilitadora o directiva, en función
del riesgo para el paciente.
− Realizar seguimiento. Concretar actividades para planificar el seguimiento
del paciente por parte del propio equipo que está interviniendo o por los dispo-
sitivos habituales de salud mental.
111
lugar donde ocurrió el evento), la inmediatez (se interviene lo más pronto posi-
ble) cumplir con las expectativas positivas sobre la solución de la situación y la
recuperación, potenciando la autoestima y estrategias adecuadas de afronta-
miento.
Posteriormente psicoterapeutas entrenados brindan lo que se denomina tera-
pia para crisis, que suele durar de semanas a meses.
Los objetivos de la primera ayuda psicológica son:
− Ofrecer apoyo, seguridad, protección y perspectivas.
− Atenuar los síntomas agudos de estrés.
− Prevenir el estrés postraumático.
112
en los recuerdos perturbadores al tiempo que se le practica la estimulación
bilateral. Esta acción produce modificaciones en los recuerdos y nuevas asocia-
ciones con la atenuación y desaparición progresiva de estos recuerdos y los
síntomas por ellos generados. El tratamiento cuenta con 8 fases:
1ra. fase. Confección de la historia clínica: durante su elaboración se corro-
bora la conveniencia del empleo de EMDR y la disposición del paciente, lo
que permite elaborar un plan terapéutico, que tiene en cuenta las necesida-
des del paciente, que junto al terapeuta, identifica los objetivos del trata-
miento que se va a seguir.
2da.fase. Se requiere de habilidades de afrontamiento para manejar la ansie-
dad, por lo que si el paciente no posee estas habilidades es necesario empezar
por crearlas en función de alcanzar un estado emocional relativamente esta-
ble, sin pretender que logre reducir el estrés con dichas técnicas.
3ra.a 6ta.fase. Durante estas fases el objetivo es identificar y procesar
utilizando los procedimientos de EMDR. Esto significa que el paciente debe
visualizar las imágenes que con mayor intensidad relacione con las viven-
cias negativas y emociones asociadas, así como las cogniciones positivas y
negativas sobre sí mismo, además de las sensaciones corporales asociadas
a las distintas creencias.
En estas fases se utilizan las estimulaciones bilaterales, con los movimientos
oculares al indicar al paciente que siga la mano del terapeuta, que la mueve
delante de la cara del paciente, a una distancia de aproximadamente 30 cm
de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, para totalizar de 20 a 30
ciclos dependiendo de las necesidades del paciente.
Otras maneras de lograr la estimulación bilateral es utilizando tonos auditivos
que provengan de fuentes que se encuentren a la derecha y a la izquierda
del paciente los que emitirán el sonido indistintamente en ciclos similares a
los de la estimulación ocular.
También se puede emplear la estimulación táctil en diferentes partes del
cuerpo en el mismo principio, lo más frecuente es tocando ambas rodillas.
Después de cada estimulación el paciente solo tiene que referir lo que pien-
sa, siente o viene a su mente en ese momento, esa información es utilizada
como foco de atención durante la próxima estimulación. Este procedimiento
se repite durante varios momentos de la sesión hasta que deja de existir
asociación entre los recuerdos y las emociones negativas que previamente
tenía asociadoas. A partir de ese momento se realiza un procedimiento simi-
lar pero utilizando la creencia positiva que se acentúa en la medida en que
transcurre la sesión. Posteriormente se realiza el control corporal, si se pre-
sentan sensaciones negativas, serían las que se focalizarían en el
reprocesamiento.
113
7ma.fase. Se solicita al paciente que registre en un diario durante la semana
cualquier situación que pueda aparecer.
8va. fase. Es el inicio de la próxima sesión donde se reevalúa la sesión
anterior.
114
los cuales dispone para afrontarlos. Es decir, la relación existente entre las
demandas y exigencias que aparecen ante el sujeto y la valoración que este
hace de los recursos de afrontamiento con los que cuenta o cree contar. Las
dramáticas variaciones individuales en el grado o nivel de estrés ante una mis-
ma situación y la probabilidad de desencadenar problemas de adaptación o de
salud, vendrían dadas por la vulnerabilidad del individuo al momento de evaluar
las consecuencias y decidir de qué habilidades o herramientas se dispone para
afrontarlo.
Se describen factores moduladores como factores de riesgo y factores pro-
tectores y se definen esas categorías de la forma siguiente:
Factores de riesgo. Incluyen aspectos personales o situaciones en la vida
del individuo que están asociados con un aumento en la probabilidad de enfer-
mar. Se han expuesto factores de tipo hereditario del que no se conoce adecua-
damente el tipo de transmisión genética ni el carácter o cualidad a transmitir,
describen una predisposición familiar a la ansiedad (Goldberg; Huxley: 1992).
Factores protectores. Definen aquellas características personales y/o ele-
mentos del ambiente o la percepción que el individuo tiene de ellos, los cuales
disminuyen los efectos que el proceso de estrés pueda tener sobre la salud y el
bienestar.
Dentro de los factores de riesgo se incluyen:
− Fisiológicos: genéticos y reactividad emocional.
− Familiares: pérdidas o ausencia de cuidados.
− Relaciones sociales: Discordancia con la pareja, apoyo social débil.
− De personalidad: neuroticismo, escasa resistencia emocional, baja
autoestima.
Rahhe, citado por Stephens Henry, Stephens (1977) propone un modelo que
se estructura sobre los efectos de los acontecimientos vitales y su influencia
sobre otros factores. Postula que los acontecimientos vitales inciden en el sujeto
con una experiencia previa o no, estableciéndose defensas psicosociales y una
respuesta fisiológica que en dependencia de las estrategias de afrontamiento
darán lugar o no a una conducta patológica y en dependencia de esta a la
aparición del síntoma, disfunción o enfermedad.
Brown (1986), plantea que entre los factores claves en la vida adulta que
ocasionan estrés se incluye la tensión financiera percibida, inseguridad laboral,
que se expresan luego de un desastre y eventos de la vida cotidiana generado-
res de estrés y poca interrelación social.
115
Trabajos con grupos psicoeducativos y de apoyo
emocional
El trabajo con grupos en situaciones de desastres constituye una importante
tarea para el equipo de salud mental, atendiendo al volumen de personas que
requieren ayuda e intervención, que será mucho mayor que los recursos con
posibilidad de brindarla, por lo que resulta preferible priorizar el trabajo con
grupos a la intervención individual.
Desde el punto de vista de la salud mental, los objetivos del trabajo con gru-
pos son amplios y diversos. Es posible resumirlos en (Rodríguez; Barrientos y
Lomba, 2006):
− Informar y orientar verazmente.
− Mejorar y estabilizar las condiciones psíquicas de los integrantes del grupo.
− Aumentar las capacidades de las personas para afrontar y resolver las
más variadas situaciones en la etapa posterior al desastre.
− Favorecer el retorno a la normalidad.
Contenido de la intervención
Constituye la esencia de la intervención lo que está condicionado por los
objetivos, los que a su vez son el resultado del análisis de las necesidades.
116
Es importante partir de la necesidad de cambio, analizar la forma de actua-
ción y lograr que los implicados se conciencien de la posibilidad de mejorar. Está
demostrado que las personas no cambian sus pautas de actuación, y mucho
menos aceptan sugerencias sobre otras nuevas, si no son conscientes de la
inadecuación de estas.
Contexto de desarrollo
Se identifican dos tipos de escenarios:
− Contexto artificial. La intervención se realiza en lugares especiales prepara-
dos para tal fin.
− Contexto natural. La intervención se desarrolla en los espacios donde se
sitúan los individuos o los grupos a los que va destinada la intervención (es-
cuelas, locales comunitarios, albergues).
117
Funciones de la intervención
Se pueden contemplar cuatro funciones:
− Preventiva: está dirigida a evitar la aparición de dificultades. Se trabaja, por
tanto, en la detección precoz de los problemas para diseñar la ayuda necesa-
ria. Este planteamiento se basa, entre otros aspectos, en el menor coste en
recursos humanos y económicos de los programas preventivos frente a los
programas de intervención en la crisis. Implica conocer los factores de ries-
go mediante análisis previos. Estos análisis pueden estar insertos también en
el diagnóstico de necesidades.
− Intervención social: desde esta perspectiva se toma el contexto, no solo como
posible causa o como fuente y origen de los hechos, sino, como medio en el
que el profesional promueve directa o indirectamente cambios, hasta el punto
de ser “instrumento-agente” de cambio social.
− Desarrollo: no pretende cubrir déficits ni evitar una previsible aparición de
estos. Se trata de una concepción de la intervención a la que subyace un
enfoque “no problemático”, que pretende promover el crecimiento y la ma-
durez individual y social.
− Terapéutica: desarrolla actividades de tipo correctivo, ya que pretende dar
soluciones a determinados problemas que ya se han manifestado.
Agentes de la intervención
Dependiendo de los distintos modelos de intervención adoptados, se pueden
encontrar dos tipos de agentes de la intervención:
− Profesionales.
− Colaboradores.
Los grupos que pueden y deben ser facilitados por personal no especializado,
por ejemplo, trabajadores de la APS y personas con disposición de cooperar,
entre los que se encuentra, líderes no formales, voluntarios y otros que forman
parte de la comunidad afectada o estén ligados a ella por factores culturales. En
este proceso el grupo puede evolucionar hacia un grupo de autoayuda y ayuda
mutua. Con el tiempo los que no forman parte de la comunidad solo vienen a
ayudar, se retiran y quedan los miembros de la comunidad.
De manera que si estos colaboradores reciben un entrenamiento corto y bien
diseñado, pueden ser preparados como facilitadores para conducir a estos grupos.
Cuando profesionales y colaboradores trabajan en un mismo programa de
intervención, se configura una situación mixta. Estas modalidades de trabajo
están adquiriendo auge en los últimos años, no solo con fines propios de inter-
vención sino también de investigación, y constituyen toda una línea de trabajo
identificada con el término de investigación cooperativa.
Para garantizar un mayor éxito en la intervención es necesario la implicación
de las personas que van a formar parte del programa, tanto en la elección,
planificación, puesta en práctica y evaluación, para que sea concebido como
una tarea de equipo.
Las distintas personas implicadas en la tarea de intervención son las que
deben dar respuesta a las necesidades y, por tanto, las que deben tener la moti-
vación suficiente para llevar a cabo las acciones requeridas, lo que se logra con
mayor facilidad si estas personas participan en las decisiones que afectan a las
diferentes fases de desarrollo del programa. Si se les presenta como un progra-
ma concebido y planificado desde fuera, lo verán como algo ajeno a ellos, lo que
puede dar lugar a que no se involucren en el grado necesario.
Los objetivos se adecuan a las condiciones y los avances del grupo. Estos
objetivos pueden acercarse frecuentemente a propósitos terapéuticos; existe
una línea divisoria que no siempre está completamente definida, por cuanto el
apoyo emocional es indudablemente una acción, en alguna medida, de tipo te-
rapéutica.
Entrenamiento autógeno
Tiene como objetivo el logro de la relajación, proceso mediante el cual un
individuo es capaz de lograr determinado grado de distensión muscular y psíqui-
121
ca. La relajación actúa sobre el metabolismo, disminuye el consumo de oxígeno,
la producción de dióxido de carbono, la frecuencia cardiaca, la respiración y la
presión arterial. Puede ser considerado como un elemento protector que contri-
buye a disminuir los efectos negativos del estrés. Se pretende desarrollar en el
individuo la capacidad de focalizar tanto en estímulos internos como externos,
que aprenda a regular su respiración y emplear su imaginación de una manera
positiva.
Procedimiento. Puede estar acostado o en posición de cochero, con los ojos
cerrados y tranquilos, se van focalizando las distintas partes del cuerpo.
Automasaje
El masaje es un método para relajar el cuerpo y aliviar el estrés y tiene
efectos beneficiosos tanto físicos como emocionales. Estimula la presión arterial,
mejora el aporte de oxígeno y nutrientes a las células corporales y el drenaje de
la linfa; relaja los músculos y la mente. Es una técnica eficaz para aliviar la
tensión muscular. Puede realizarse a distintas partes del cuerpo.
Según la técnica, el automasaje mejora la circulación sanguínea, los propios
receptores, disminuye la tensión y los espasmos musculares, las cefaleas, la
fatiga y el dolor articular. El masaje obliga a dedicarse más tiempo y prestarse
más atención a uno mismo ayudando a aumentar las defensas psicológicas.
Técnicas de respiración
Consiste en la visualización mental del proceso respiratorio durante el ejerci-
cio y que los sujetos vivencien la sensación de relajación. Aunque la expiración
es habitualmente más larga que la inspiración, con el entrenamiento ambas se
hacen más lentas. Se sugiere contar mentalmente hasta 5 en ambos momentos.
Se toma como principio la necesidad que tienen los pulmones de la acción de los
músculos costales y del diafragma, al no tener una musculatura propia que
garantice su dilatación y contracción.
La mayor parte de las personas respiran de manera superficial al aumentar
el volumen pulmonar utilizando la musculatura costal y en menor medida la
diafragmática, con lo que solo se aprovechan dos tercios de la capacidad
pulmonar. De este modo, a las personas se les enseña a respirar beneficiándose
de las posibilidades del diafragma, en una respiración profunda, con lo que se
logra aprovechar toda la capacidad pulmonar, lo que permite una mayor oxige-
nación de la sangre con un menor esfuerzo.
122
Para lograr estos objetivos al paciente se indica :
1. Colocar la mano sobre el abdomen e inhalar aire lentamente sintiendo como
crece el abdomen.
2. Elevar el esternón utilizando los músculos intercostales con el objetivo de
llenar los pulmones de aire.
3. Elevar los brazos por encima de la cabeza para llenar las puntas superiores
de los pulmones.
4. Exhalar lentamente realizando el procedimiento a la inversa.
Aromoterapia
Los aceites esenciales se utilizan desde la antigüedad por casi todas las cul-
turas, incluida la precolombina, aunque el término fue acuñado por el francés
René-Maurice Gattefosse en 1937, cuando por un accidente en su laboratorio
de química pudo comprobar las posibilidades terapéuticas de los aceites esen-
ciales.
En la aromoterapia se utilizan las propiedades de los aceites esenciales de
diversas plantas. Las moléculas aromáticas interactúan con la parte superior de
la cavidad nasal y emiten señales que son modificadas por diversos procesos
biológicos antes de viajar al sistema límbico. Estas señales crean impresiones
que se asocian con experiencias y emociones previas, puesto que el sistema
límbico está conectado con las partes del cerebro que controlan la frecuencia
cardiaca, la tensión arterial, la respiración, la memoria y el equilibrio hormonal.
En el tratamiento del estrés los aceites se seleccionan de acuerdo con los sínto-
mas predominantes.
Musicoterapia
Ciertos sonidos pueden disminuir la frecuencia respiratoria y crear sen-
sación de bienestar general, otros pueden calmar la frecuencia cardiaca y pro-
ducir relajación. Definido como “ondas sonoras oscilantes dentro del rango
audible”, el sonido se origina desde una fuente y se transmite a otra a manera de
ondas. Se relaciona con el cuerpo mediante el octavo y décimo pares craneales.
Los impulsos motores y sensoriales son enviados a través del cuerpo por el
nervio vago y las respuestas sensoriales por medio del sistema límbico.
Según la Asociación Internacional de Musicoterapia, es definida como: la
utilización de la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por
un músico terapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destina-
do a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión,
123
organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las nece-
sidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas.
La musicoterapia busca descubrir potencialidades, restituir funciones del in-
dividuo, para alcanzar una mejor organización intra e interpersonal y, conse-
cuentemente, una mejor calidad de vida, a través de la prevención y la
rehabilitación en un tratamiento.
Los efectos curativos y preventivos de la música fueron enunciados por
Aristóteles y Platón. Emile Jacques Dalcrotze considera como precursor de la
musicoterapia.
Desde la Primera Guerra Mundial en los hospitales de veteranos en los EE.UU.
contrataban músicos como ayuda terapéutica. En 1950 se fundó la Asociación
Nacional de Terapia Musical, que editó una revista y actualmente realiza un
congreso anual e imparte, hasta nuestros días, la formación de terapeutas musi-
cales en varias universidades de ese país.
En 1958 se fundó en Inglaterra la Sociedad de Terapia Musical y Música
Remedial dirigida por Juliette Alvin, más adelante se llamó Sociedad Británica
de Musicoterapia.
En Cuba la musicoterapia ha sido utilizada en instituciones de salud y en otros
centros. También vincula al uso de técnicas de dibujo, a la danza y al ballet.
Efectos de la musicoterapia
− Fisiológicos. Según el ritmo, aumenta el metabolismo, puede aumentar o
disminuir la energía muscular, temperatura, la frecuencia respiratoria, el pul-
so, la presión arterial, aumenta la ejecución de actividades voluntarias como
el trabajo, la dactilografía (escritura a máquina), incrementa la extensión de
los reflejos musculares empleados al escribir y dibujar, y puede facilitar la
atención en los procesos intelectuales.
− Afectividad y emociones. Regula aspectos como la expresividad, ansiedad,
agresividad, depresión, motivación, participación, asociaciones libres, imáge-
nes mentales y símbolos.
− Social. Conciencia, sensibilidad, intimidad, tolerancia a los otros, destrezas
de interacción, roles de comportamiento, patrones de relación, estilos y pre-
ferencias.
124
Hidroterapia
El uso terapéutico del agua data desde principios de la civilización por asirios,
egipcios, babilonios, persas, griegos y otras culturas. El agua caliente o fría,
administrada externa o internamente, resulta eficaz en el tratamiento del estrés.
El agua fría tonifica los músculos debilitados. Las terapias de contraste que
alternan el agua fría con el agua caliente estimulan y activan la función orgáni-
ca.
Cuando se realiza una aplicación de agua fría, con suficiente intensidad, y la
persona posee una buena capacidad de reacción, se provocan además de diver-
sos efectos locales esencialmente térmicos y mecánicos, una reacción general
inespecífica, llamada así porque agentes estresantes muy diversos pueden
originarla, aunque no es específica de ninguno de ellos.
Desde que a mediados del pasado siglo, trabajos realizados por Selye, de-
mostraron la existencia de reacciones orgánicas no específicas, se conoce que
multitud de estímulos de alarma, entre ellos el agua fría, provocan una respuesta
del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, con aumento de la secreción de ACTH,
seguido de una elevación de la producción córtico suprarrenal de cortisol.
Hans Selye, cuando investigaba en la Universidad McGill de Montreal, ob-
servó que después de inyectar diariamente un producto químico a ratas , pre-
sentaban úlceras pépticas, atrofia de los tejidos del sistema inmunológico y
crecimiento de las glándulas suprarrenales. Curiosamente observó además que
las ratas control, que solo habían recibido inyecciones de solución salina, pre-
sentaban los mismos cambios, por lo que los efectos se debían a una respuesta
fisiológica generalizada ante la agresión de las inyecciones, y no a una acción
específica del producto químico inyectado. Había nacido la fisiología del estrés
Rodríguez e Iglesias (2002).
Dietoterapia
Si bien una mala alimentación no tiene por qué generar estrés, es probable
que favorezca su aparición. Se insiste en las necesidades de realizar una dieta lo
más equilibrada posible. Lo ideal es que esté compuesta por el 60 % de glúcidos,
20 % de lípidos y 20 % de proteínas.
Casi todas las vitaminas se agotan con el estrés. Por lo tanto se debe procu-
rar su recuperación con la ingestión natural a través de los alimentos que la
contienen.
− Vitamina B: levadura, hígado, melón, plátano, pollo, huevos.
− Vitamina C: cítricos, tomates, guayabas.
− Vitamina A: hígado, zanahorias y espinacas.
− Minerales: magnesio, potasio y calcio presentes en hortalizas verdes, cacao,
cereales, nueces, semillas, verduras, leche, yogur, queso.
125
Elaboración del plan de acción en desastres
Para elaborar un plan de acción se deben tener en cuenta las características
de la comunidad en la que se va a intervenir, su cultura, religión, las instituciones
que regulan su funcionamiento, el papel de las figuras claves y líderes, así como
las consecuencias del desastre y su causa.
El plan debe contener los elementos de intersectorialidad necesarios tanto
para su aseguramiento, como para lograr sus objetivos con la labor de los pro-
pios miembros de la comunidad, en especial, maestros y estudiantes.
La planificación debe incluir las acciones a desarrollar inmediatamente des-
pués del evento y las que se realizarán a mediano y largo plazo que van a
depender de las características de la comunidad y el tipo de desastre.
Secuencia en la elaboración de un plan de acción. VAL 4
Según Lorenzo (2009), para la elaboración de planes de acción
1. Diseño: la actividad central de preparación supone el análisis e interpreta-
ción de los datos disponibles e identificación de soluciones para satisfacer
las necesidades y expectativas de la comunidad.
2. Implementación: dirigida a la aplicación de actividades diseñadas por medio
de pilotajes y trabajos de campo para la validación inicial de sus impactos.
El empleo práctico determinará las modificaciones al programa.
3. Desarrollo: generalización de las diferentes actividades del programa.
4. Perfeccionamiento: se realiza sobre la base de las experiencias en su
implementación.
5. Evaluación: se toman en cuenta las modificaciones realizadas en su perfec-
cionamiento, mediante el análisis de cada una de las etapas, el trabajo de las
instituciones especializadas y el impacto en la comunidad.
Las etapas del plan de acción. Se corresponden con las del ciclo de reduc-
ción de desastres. En el capítulo 1 se hizo referencia a estas.
Organizar un plan de acción en salud mental en situaciones de desastres
tiene como objetivo principal: preparar a la comunidad en los aspectos funda-
mentales relacionados con su salud mental, y garantizar su atención. Como
objetivo específico: disminuir o evitar los síntomas o trastornos psiquiátricos a
consecuencia del desastre, además de brindar atención priorizada a los grupos
vulnerables.
Su propósito es contar con un instrumento práctico para el análisis de los
daños y determinar las necesidades psicológicas y sociales de la población afec-
tada, con el fin de ser utilizado por los equipos de intervención, que dirigirán las
acciones en los lugares más necesarios, con mayor rendimiento y aprovecha-
miento del tiempo.
El equipo de salud mental debe conocer previamente la situación de salud
mental de su comunidad, de no existir un plan, se hace necesaria su elaboración,
126
al menos de manera preliminar. Esta situación de salud se debe actualizar per-
manentemente.
Después del desastre el plan requiere contener consideraciones sobre las
consecuencias psicosociales de lo ocurrido, identificar necesidades y las priori-
dades, tener identificadas las posibilidades del sistema de salud, sus recursos,
desarrollo y las capacidades. El diagnóstico preliminar debe ser rápido, operati-
vo y dinámico.
El plan debe incluir además la capacitación de personal de salud (trabajado-
res y estudiantes) y de otras instituciones, especialmente de educación, las que
realizarán actividades de promoción e identificación de casos en la comunidad.
Dispensarización de la población
Clasificación de la población según grupos:
− Sana.
− Sana con riesgo.
− Enferma.
− Enferma con secuelas.
− No evaluada.
129
Factores de riesgo:
− Falta de higiene.
− Condiciones escolares inadecuadas.
− Carencia de recreación.
− Maltrato físico y emocional.
− Patrones de conducta inadecuados.
− Malas condiciones socioeconómicas.
− Inexistencia de áreas libres.
− Carencia de cines, ludotecas, parques y otros lugares de recreación.
− Empleo inadecuado del tiempo libre.
− Escasas actividades sociales.
− Inexistencia de campos deportivos.
− Pobre empleo de juegos tradicionales.
− Baja calidad de la atención de salud.
− Poca participación comunitaria.
− Enfermedades crónicas.
− Consumo de alcohol y drogas.
− Conducta suicida y accidentes.
131
Los facilitadores deben trabajar con los familiares y amigos de los damnifica-
dos, de tal manera que estos reciban el apoyo familiar y social que necesitan.
Deben informarl pacientes y familiares que las conductas actuales no son con-
secuencia de la falta de voluntad para enfrentar los problemas, sino que están
relacionadas con el evento vivido. Por tanto que hay que estimularlos a incorpo-
rarse a las tareas cotidianas y se debe ser tolerante con las manifestaciones
afectivas que estos expresen.
Autoevaluación
1. Marque con una X las respuestas correctas en relación con las características de
las acciones del equipo de salud en situaciones de desastres.
a) __ Se realiza en condiciones no convencionales.
b) __ Durante un desastre el equipo trabaja en un local previamente destinado
con este fin dentro de una institución de salud.
c) __ Se aprovechan las estructuras de salud mental con las que cuenta la comu
nidad previamente, en los distintos niveles de atención.
d) __ Se realiza de manera coordinada e integrada con el dispositivo de respues
ta del sector de salud.
e) __ Las acciones de los equipos de salud ante situaciones de desastres se
realizan por cada uno de ellos en su zona de trabajo sin necesidad de ser
movilizado a otro lugar.
2. De las consideraciones generales para la atención a los trastornos psíquicos en
desastre, responda V o F.
a) __ No se debe utilizar ningún tipo de psicofármaco.
b) __ Se debe propiciar el estado de normalizaciónlo antes posible de las activida
des de la comunidad en lo laboral, escolar y en las rutinas de la familia y perso
nas.
c) __ Mantener a las personas con trastornos psiquiátricos en su comunidad,
con ingresos domiciliarios.
d) __ Evitar diagnosticar como condición clínica las conductas adaptativas pro
pias de la situación vivida por las personas.
e) __No se debe permitir a las personas llorar o expresar sus emociones.
3. En los siguientes incisos se exponen las características esenciales de las diferen-
tes técnicas psicológicas específicas en desastre. Identifique completando el espa-
cio en blanco:
a) __ Se emplea dentro de las primeras 12 horas a partir del evento. Está diseñado
para rutinas primarias, secundarias o terciarias, organizadas en pequeños gru-
pos.
b) __ Es un procedimiento de selección que está vinculado al encabeza-
miento de los primeros auxilios emocionales. Tiene como objetivo la aten-
ción en el más breve tiempo posible impidiendo la consolidación de los
trastornos cognoscitivos y afectivos.
132
c) __ Técnica a desarrollar después de las primeras horas de ocurrido el
evento traumático. Se basa en el principio de compartir con otros las
experiencias traumáticas recientemente vividas.
4. Mencione tres objetivos terapéuticos del Debriefing.
5. En el área de control de estrés son disímiles las técnicas que se pueden
emplear. Enlace la columna A con la columna B según corresponda.
A B
a) Entrenamiento autógeno __ Es el empleo del agua con fines tera-
péuticos.
b) Automasaje __ Es una técnica eficaz para aliviar la
ensión muscular.
c) Respiración __ Se basa en la utilización de los aceites
esenciales de diversas plantas.
d) Aromoterapia __ Se logra la relajación, se aprende a re-
gular la respiración y se emplea la ima
ginación de una manera positiva.
e) Musicoterapia __ Visualización mental del proceso respi-
ratorio durante el ejercicio.
f) Hidroterapia __ Se basa en las cualidades de los sonidos
para lograr la relajación y la sensación
de bienestar.
6. En cuanto a las acciones del equipo de salud ante situaciones de desastre,
responda V o F en las siguientes afirmaciones:
a) ____ Durante un desastre el equipo puede trabajar en una tienda de
campaña, al aire libre o en una institución que no sea de salud.
b) ____ En la atención a los trastornos psiquiátricos en desastre se debe
diagnosticar las conductas adaptativas propias de las situaciones
vividas por las personas.
c) ____ La psicología y psiquiatría de emergencia y desastres estudia las
relaciones de los individuos y de los grupos humanos en el antes,
durante y después de situaciones de desastres.
d) ____ El equipo de salud mental debe hacer preguntas diversas y acordes
con los intereses y necesidades de las personas, todo sobre la base
de un plan propuesto.
e) ____ Se le denomina intervención en crisis al proceso que sirve para
ayudar a una persona, familia o grupo, a aceptar un hecho
traumático.
f) ____ El Debriefing es una técnica psicológica específica en desastre la
cual es muy eficaz cuando se realiza de forma individual.
7. En la elaboración de un plan de acción contra desastres se sigue una
secuencia. Enumere ordenadamente según corresponda:
__ Perfeccionamiento: realizada sobre la base de las experiencias en su
implementación.
__ Diseño: su actividad central de preparación supone el análisis e inter-
pretación de los datos disponibles y la identificación de las soluciones
133
para satisfacer las necesidades y expectativas de la comunidad.
__ Evaluación: toma en cuenta las modificaciones que se realizaron en
su perfeccionamiento, con el análisis de cada una de las etapas, el
trabajo de las instituciones especializadas y el impacto en la comunidad.
__ Desarrollo: la generalización de las diferentes actividades del programa.
__ Implementación: va dirigida a la aplicación de las actividades diseña
das a través de pilotajes y trabajos de campo para la validación inicial
de sus impactos. El empleo práctico determinará las modificaciones
al programa.
Clave
1. (a, c y d)
2. V (b, c, d); F (a, e)
3. a. (Defusing o desactivación); b. (Triage o Selección), c. (Debriefing o
desmovilización)
4. Disminuir el estrés; Propiciar espacio de expresión; Prevenir trastornos psi-
quiátricos; Detectar a los más afectados.
5. 6, 2, 4, 1, 3, 5.
6. V (a, c, e); F (b, d, f)
7. 4, 1, 5, 3, 2
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135
Los desastres como fenómenos
diferentes a la guerra
Todo esto permite decir que, ni las causas de la guerra, ni sus consecuencias
para la salud y la comunidad, son equivalentes a los desastres.
Respecto a la causa, la finalidad que tiene la guerra de producir daño marca
la diferencia con los desastres. En relación con las consecuencias para la salud,
en la guerra se hacen más difíciles las acciones de prevención y de mitigación al
tener que realizar estas acciones, en situaciones particularmente complejas, por
la falta de cooperación que puede llegar a la negativa absoluta por las diferentes
partes contendientes.
Resulta iluso considerar que la guerra se puede realizar de una manera cir-
cunscrita, en la que solo participen militares y los líderes políticos, sin afectar a
la población civil. Este mito intentan difundirlo las potencias guerreristas de hoy,
pero la práctica demuestra todo lo contrario, se ha confirmado que el despliegue
y uso de la fuerza militar causa daño físico y psicológico (Galea y Wortman,
2006). Mito además relacionado con conceptos como: guerra inteligente, golpe
preventivo, guerra limitada o conflictos de baja intensidad, entre otros.
Se calcula que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad,
se han producido más de 160 guerras, principalmente en países del tercer mun-
do y hacia el interior de los países, al exacerbarse las diferencias etnoculturales
138
entre grupos, generalmente promovidas de manera artificial por grupos de po-
der y con una amplia participación civil. (Fischer, Klarman y Oborocearu: 2007).
Indudablemente la guerra y los desastres comparten muchos puntos de con-
tacto, razón por la cual ambas condiciones se recogen de manera única o para-
lela en múltiples documentos oficiales y académicos de Cuba y otros países
como un solo fenómeno o incluyen a la guerra dentro de los desastres.
En otros documentos la diferencia es clara, como ocurre en la Ley de Defen-
sa Nacional, donde se regula en un texto legal único la forma en que se declara
el estado de guerra o la guerra y el estado de emergencia ante la inminencia de
desastres naturales, sus efectos y su terminación, así como la organización y
funciones de los Consejos de Defensa a todos los niveles. De manera similar
ocurre en los planes de preparación y actuación a distintos niveles, con planes
diferentes para ambas situaciones. Gaceta Oficial (1994).
En el campo de la salud mental muchas de las acciones a desarrollar en las
etapas del ciclo de reducción de desastres, son similares a las que hay que
emplear en la guerra, con las adecuaciones lógicas a los escenarios específicos
de los que se trate.
En resumen, las diferencias entre la guerra y los desastres con relación sus
causas y consecuencias para la salud resultan mayores que las similitudes entre
ambos fenómenos, por tanto son dos situaciones que se deben estudiar por
separado para no propiciar errores y confusión.
Antecedentes históricos
En la historia de la humanidad se han producido un total de más de 15 000
guerras las que han causado un número de víctimas equivalentes a toda la
población mundial actual.
Con el paso del tiempo la manera de hacer la guerra se ha modificado ha-
ciéndose más complejas, ya los rivales no se enfrentan en grandes agrupacio-
nes para combates cuerpo a cuerpo seccionándose miembros en una batalla
brutal, pero esto no significa que la guerra actualmente sea más humana, pues
el número de víctimas ha aumentado a expensas de la población civil. De hecho
resulta imposible humanizar algo que es de por sí es totalmente inhumano.
Las reglas para el desarrollo de las guerras se han establecido con el paso del
tiempo, desde las civilizaciones más antiguas, en las que se prohibieron conduc-
tas desleales o irrespetuosas como la violación de los rituales de sepultura de los
muertos, los lugares sagrados y otros. Estas reglas tuvieron su esplendor en
occidente en la Europa cristiana de las cruzadas, momento en el que se confor-
maron los diferentes estados, entre los que se llegaba a acuerdos sobre distintos
aspectos de la manera de hacer la guerra, por ejemplo, el trato a los heridos, a
los prisioneros y la aceptación de la rendición con el respeto a la vida de los
derrotados. Se destaca la actitud del sultán Saladino1 quien autorizó a los médi-
cos europeos a atender a sus compatriotas y regresar libremente a sus países
de origen.
La aceptación de estas maneras de comportarse se fueron imponiendo como
costumbre, su violación significaba el desprecio a los demás, o crearse más
enemigos. Esta ética del comportamiento, asumida por tradición, es conocida
como derecho consuetudinario, que es la base del derecho de la guerra actual.
Es en el siglo XIX, se comienza a redactar un grupo de documentos con la
intención de base jurídica, en este esfuerzo participó un grupo de intelectuales
con proyección humanista.
1
Al-Nâsir Salâh ad-Dîn su fama trascendió lo temporal y se convirtió en un símbolo de caballe-
rosidad medieval, incluso para sus enemigos (1138-1193)
140
Un punto culminante en esta tarea aparece como consecuencia de la guerra
librada entre austriacos y franco italianos en la región italiana de Solferino, que
tuvo lugar el 24 de junio de 1859, ocasionó poco menos de 6 000 muertos y 36
000 heridos de ambas partes y precisamente una parte de las víctimas murió a
consecuencia de no ser asistidos. El ejército austríaco contaba con unos
100 000 hombres y fue derrotado por el ejército de Napoleón III de Francia, y
del Reino de Cerdeña, dirigido por Víctor Manuel II, que contaba con más de
118 000 hombres. Está batalla duró más de 9 horas.
Fuerzas en combate
Bajas
Ambos protocolos han sido ratificados por 168 y 164 estados respectivamente.
143
Los componentes del movimiento en calidad de asociados, apoyan a las co-
munidades, a través de diversos proyectos de desarrollo y actividades humani-
tarias en función de disminuir las vulnerabilidades. A su vez, colaboran con
gobiernos, donantes y otras organizaciones de ayuda para prestar asistencia a
las personas vulnerables en todo el mundo.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) es una organización inde-
pendiente y neutral que brinda protección y asistencia humanitaria a las vícti-
mas de la guerra y de la violencia armada. En situaciones de conflicto armado,
el CICR se ocupa de dirigir y coordinar las actividades internacionales de soco-
rro del movimiento. Procura asimismo, prevenir el sufrimiento mediante la pro-
moción y la difusión del Derecho Internacional Humanitario y de los principios
humanitarios universales.
El Derecho Internacional Humanitario confiere al CICR el mandato perma-
nente de visitar prisiones, organizar operaciones de socorro, reunir a familias
separadas y emprender otras actividades humanitarias durante los conflictos
armados.
La sede central del CICR se encuentra en Ginebra, Suiza. La institución
tiene más de 12.000 personas que trabajan en 80 países y casi el 30 % de sus
actividades se llevan a cabo en cooperación con las Sociedades Nacionales.
La Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de
la Media Luna Roja, promueve las actividades humanitarias de las Sociedades
Nacionales en favor de las personas vulnerables. Mediante la coordinación del
socorro internacional en casos de desastre y el fomento de la asistencia para el
desarrollo, se propone prevenir y aliviar el sufrimiento humano.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja está
constituido por la Federación Internacional, las Sociedades Nacionales y el Co-
mité Internacional de la Cruz Roja.
La Federación Internacional es una organización humanitaria mundial que
coordina y dirige la asistencia internacional en casos de desastre de origen
natural o causado por la mano de hombre en situaciones distintas a los conflic-
tos armados. Su misión es mejorar la vida de las personas vulnerables con la
ayuda de todos los países.
La Federación Internacional colabora con las Sociedades Nacionales para
intervenir en caso de desastres en cualquier parte del mundo. Sus operaciones
de socorro se combinan con actividades de desarrollo que abarcan programas
de preparación para desastres, actividades de salud y asistencia, así como la
promoción de valores humanitarios. Presta especial atención a los programas
de reducción del riesgo y lucha contra la propagación de enfermedades como el
VIH/Sida, la tuberculosis, la gripe aviar y la malaria. Participa activamente en la
lucha contra la discriminación y la violencia. Promueve además la defensa de
los derechos humanos y la asistencia a los migrantes.
Objetivos de la Agenda Global de la Federación Internacional:
1. Reducir el número de muertes, heridas y daños causados por los desastres.
144
2. Reducir el número de muertes, dolencias y perjuicios relacionados con en-
fermedades y emergencias de salud pública.
3. Aumentar la capacidad de las comunidades locales, la sociedad civil y la
Cruz Roja y la Media Luna Roja para abordar las situaciones de vulnerabi-
lidad más urgentes.
4. Promover el respeto a la diversidad y la dignidad humana y reducir la into-
lerancia, la discriminación y la exclusión social.
145
Emblemas del movimiento
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja usa 3
emblemas: la cruz roja, la media luna roja y el cristal rojo. Las Sociedades
Nacionales deben usar uno de esos emblemas para ser reconocidas como miem-
bros del movimiento.
La Cruz Roja y la Media Luna Roja se usaron durante décadas como símbo-
los universalmente reconocidos de asistencia a las víctimas de los conflictos
armados y de los desastres naturales.
En diciembre de 2005, en la conferencia diplomática celebrada en Ginebra,
los Estados aprobaron el tercer protocolo adicional a los Convenios de Ginebra
(Protocolo III).
Eso permitió adoptar el cristal rojo como emblema adicional de protección a
fin de que aquellas Sociedades Nacionales que no desean usar los emblemas de
la Cruz Roja y la Media Luna Roja puedan ser reconocidas como miembros del
movimiento.
En el plano internacional, los 3 emblemas tienen el mismo estatus y ofrecen
la misma protección a tenor del DIH. Todos estos emblemas tienen un color
rojo sobre fondo blanco.
La adopción del nuevo símbolo permitió que la Federación Internacional de la
Cruz Roja incluyera a Israel como nuevo miembro, lo que representó importan-
tes cambios para la organización humanitaria, hasta el punto de que fue necesa-
rio adoptar un nuevo símbolo neutral que puede ser utilizado por todo el personal
y los vehículos del CICR que trabajen en las zonas de conflicto. Este símbolo
está representado por un cuadrado rojo, apoyado en una de sus puntas, sobre un
fondo blanco, llamado genéricamente el cristal rojo debido a su semejanza a un
diamante,. Está, e intenta, estar libre de toda connotación nacional, política o
religiosa y disponer de un instrumento adicional para la protección de los servi-
cios de salud a civiles y militares en situaciones de conflicto.
La aprobación de este nuevo emblema terminó con décadas de discusiones
acerca de la posibilidad de que Israel se convirtiera en miembro del CICR. La
sociedad de socorro israelí Magem David Adom (MDA), desde su fundación
empleó la estrella roja de David para identificarse, símbolo no aceptado
internacionalmente. Con la paulatina agudización del conflicto árabe- palestino,
la estrella generó un rotundo rechazo de los países árabes miembros del CICR,
quienes habían logrado validar a la Media Luna Roja desde 1929.
La aprobación del "cristal rojo" permite a los servicios de emergencia he-
breos actuar en escenarios fuera de sus fronteras.
Un tercer emblema no implicará cambios para las Sociedades Nacionales de
socorro que hasta hoy tienen como símbolo distintivo la cruz roja o la media luna
roja. De esta manera, la cruz roja sigue vigente como símbolo humanitario, las
146
negociaciones en Ginebra para la adopción de un símbolo menos vinculado a las
3 religiones predominantes fueron difíciles y quedó al descubierto cuán fuertes
pueden ser los convencionalismos religiosos.
Autoevaluación
1. Referente a las diferencias entre la guerra y los desastres, marque con una
X según correspondan las ideas siguientes:
Guerra Desastre Ideas básicas
____ ____ a. Obstáculos por partes contendientes para realizar las
labores de atención a la salud.
____ ____ b. Condiciones propicias para extender la violencia.
147
____ ____ c. Sentimientos de venganza y odio constituyendo ele
mentos que perpetuán la violencia.
____ ____ d. Las comunidades llegan a convertirse en víctimas, lo
que dificulta su movilización en las funciones de re
construcción.
____ ____ e. Las comunidades se llegan a desplazar en masa hu
yendo de la violencia.
148
f) Cuarto Convenio de Ginebra __ Es lo relativo a la protección
de las personas civiles en tiempo
de guerra.
__ Suerte que corren los heridos,
enfermos y náufragos de las fuer-
zas armadas en el mar.
Clave
1. Guerra (a, b, c, d, e)
Desastre (b)
2. V (a, c, e); F(b, d, f)
3. 1, 3, 5, 4, 6, 2
4. c
5. V (b, c, d); F(a, e)
149
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