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La Fortaleza de los Vilars de Arbeca

La Fortaleza de los Vilars de Arbeca está situada en una zona de llanura, a 4 km de la localidad de Arbeca
en la comarca de Las Garrigas, Lérida. Fue construida hace 2800 años por gentes que pertenecían al
grupo cultural de los Campos de Urnas, llamado así por la costumbre de incinerar y enterrar en vasos
cerámicos las cenizas de sus muertos. Su estructura es única en el mundo íbero .
Se ubica en una zona inundable del río Corb y fue construida durante la Primera Edad del Hierro
manteniéndose habitada ininterrumpidamente durante 400 años. De forma ovalada se estructura
alrededor de una cisterna/pozo de agua que ocupa el centro de una plaza, junto a la cual se van
levantando las viviendas de forma rectangular.
Hay una casa un poco más grande que podría ser un templo o una sala de reuniones. La opción que
fuera un lugar de carácter cultural no parece descabellada. En el centro de este espacio había un hogar
orientalizante (con la forma de una piel de toro extendida) y, alrededor la pared, una repisa de barro
que sobresalía diez centímetros. Parece ideal para depositar posibles ofrendas. Además, se han
encontrado indicios de que esta estancia se espolvorea periódicamente porque el hollín lo oscurecía
todo.
Todo el conjunto está rodeado de una muralla torreada de 5 m de ancho y otros 5 m de alto con 12
torres semicirculares y un foso inundable de 15 m de anchura y 4 m de profundidad en el que se abren
dos puertas de acceso de pequeñas dimensiones. Rodeando el complejo había un sistema defensivo
denominado campo de piedras hincadas, que impedían el paso de a pie o a caballo, si el enemigo había
cruzado el foso. Estas características defensivas la hacían casi inexpugnable.
Con capacidad para albergar unas 175 o 200 personas fue habitada desde el siglo VIII a.C. hasta el año
325 a.C. siendo abandonada de forma abrupta. Una cosa parece segura: el espacio interior era muy
reducido, la muralla, el foso y las defensas, que habían sido la razón de ser del asentamiento, siglos más
tarde se convirtieron en un obstáculo para su crecimiento. Doscientos años después, en contacto con
otras culturas mediterráneas, los habitantes de Els Vilars vivieron el proceso de iberización,
convirtiéndose en el pueblo llamado por los escritores antiguos como los Ilergetes. La fortificación fue
edificada en el llano, despreciando los cerros de más fácil defensa, sobre el barranco de Aixaragall,
controlando el agua y las tierras aluviales.
El descubrimiento de la fortaleza fue en 1975, pero la falta de recursos impidió que se hicieran
excavaciones arqueológicas hasta que comenzaron una década después.
En el año 1998 fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional, en la categoría de Zona Arqueològica,
por la Generalidad de Cataluña.
En 1998 apareció en una de las casas de la fortaleza lo que parecía un entierro ritual. Los huesos
correspondían a un feto equino de no más de diez meses. Un caballo. Después de mucho trabajo, se
terminaron contabilizando una decimocuarta. Los arqueólogos dieron muchas vueltas. Tantos fetos
equinos planteaban una nueva teoría: aquella gente enigmática se dedicaba a la cría de caballos y de ahí
derivaba su gran poder. Porque a la cultura ilergeta el caballo lo era todo. Es evidente que si criaban
caballos lo hacían extramuros, porque dentro de la fortaleza, sencillamente, no había suficiente espacio.
Además, los animales ni siquiera habrían podido pasar por el acceso tan estrangulado por donde
entraban los habitantes de los Vilars. No se descarta que en las próximas excavaciones se encuentren
aún más fetos enterrados.
Otro hallazgo ha sido el de 25 bebés enterrados bajo el suelo de las casas ritual. De nuevo hay
discrepancias sobre el porqué. No se sabe si se trataba de sacrificios. Si eran criaturas no deseadas. Si
murieron de manera natural. Si todas eran niñas....

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