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Magdaleniense

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Distribución de la cultura magdaleniense en Europa. En rosa, el Magdaleniense y en


rojo, el Epigravetiense, los puntos azules son yacimientos.
La cultura Magdaleniense es una de las últimas culturas del Paleolítico superior en
Europa occidental, que fue caracterizada por los rasgos de su industria lítica y
ósea. Su nombre fue tomado de La Madeleine, cueva francesa de la Dordoña. Sucede a
la cultura Solutrense.

El Magdaleniense, que se extendió a lo largo del Würm IV, tuvo una secuencia
alterna de clima frío y seco, y fresco y húmedo. El cambio climático acaecido hace
unos 12 000 años hizo modificar los hábitos cinegéticos y alimenticios, dando por
finalizado al Magdaleniense con la transición al Aziliense.1

Las subdivisiones dependen según autores y según zonas geográficas y los sistemas
de periodización se pueden fijar en distintos métodos u objetos y su evolución.2

Índice
1 Concepto general
2 Expansión de los recursos
3 Magdaleniense inferior y superior
3.1 Magdaleniense inferior
3.1.1 Magdaleniense inferior, estadio I
3.1.2 Magdaleniense inferior, estadio II
3.1.3 Magdaleniense inferior, estadio III
3.2 Magdaleniense superior
3.2.1 Magdaleniense superior, estadio I
3.2.2 Magdaleniense superior, estadio II
3.2.3 Magdaleniense superior, estadio III
4 Magdaleniense en fases
5 Véase también
6 Notas y referencias
6.1 Bibliografía
7 Enlaces externos
Concepto general
La cultura Magdaleniense se extendió por Francia, Suiza, España y Alemania, hace 15
000 años, perdurando hasta hace 8000 años. Se divide en inferior y superior, cada
una a su vez subdividida en tres estadios (I, II y III). En Inglaterra existe una
cultura paralela al final del Magdaleniense, llamada creswelliense. En la península
ibérica, la obra magdaleniense más famosa son las cuevas de Altamira.

Puede considerarse como la primera civilización europea occidental, pues debido a


un aumento demográfico, sobrepasan los límites de su foco originario y se extiende
prácticamente por todo el continente europeo. La necesidad de materias primas
líticas de buena calidad es un motivo importante para desplazar a un grupo a
buscarlas, a veces a varias decenas de kilómetros. Utensilios de un sílex especial
denominado tipo Urbasa procedente de la sierra navarra homónima, han sido
encontrados a lo largo de la cornisa cantábrica y suroeste de Francia, a 400
kilómetros. Las oscilaciones del clima entre cálidas y frías, y húmedas y secas
tienen una gran influencia tanto sobre la fauna como sobre la flora. En las etapas
templadas, predominan los caballos, bosques de hoja caduca y extensas praderas de
gramíneas, mientras que en las épocas más frías, la especie representativa es el
reno y hay una regresión de los bosques en beneficio de las praderas.

Enterraban a sus muertos, pero se conocen escasas sepulturas, comúnmente son


simples fosas poco profundas. Se han encontrado extensos campamentos al aire libre
organizándose en tiendas o cabañas. Esta tendencia al agrupamiento se ve reforzada,
pues determinados yacimientos son auténticas necrópolis.

Fue una cultura de cazadores. Su base era la caza del caballo, mientras que en
Europa del Este el mamut era la especie más codiciada. Surge un aprovechamiento
completo de las especies animales.

El tipo humano que da lugar a este periodo es el cromañón u Homo sapiens.

Expansión de los recursos


La expansión de los recursos que tuvo lugar durante el solutrense permite continuar
con esta estrategia en un entorno similar, de ahí la expresión "con un solo valle
basta", la cantidad de recursos de que disponen los magdalenienses es tan grande
que les permite volverse semi-sedentarios.

La principal novedad que aporta a los recursos el magdaleniense es la explotación


de los recursos marinos. La pieza lítica que caracteriza al magdaleniense es el
arpón, diseñado para atrapar grandes presas marinas como cachalotes o ballenas,
esto supone que utilizaban embarcaciones (los magdalenienses desarrollaron las
primeras embarcaciones de la historia) para pescar en alta mar que no se han
conservado al estar hechas de madera.

Aparte de la explotación de los recursos marinos, se continúa con el sistema


cazador-recolector adaptado a las nuevas condiciones.

Magdaleniense inferior y superior


Esta división está ampliamente extendida, aunque también se llega a incluir un
Magdaleniense medio en alguna literatura. A su vez se ajustan las divisiones en
zonas geográficas, donde la difusión de las distintas partes o estadios cambian en
fechas, por ejemplo es fácil encontrar menciones a, por ejemplo, «Magdaleniense
inferior cantábrico»

Magdaleniense inferior
Artículo principal: Magdaleniense inferior
Como características comunes cabe citar los buriles, raspadores y raspadores-
buriles.

Magdaleniense inferior, estadio I


Se caracteriza por raederas, extrañas piezas de sílex pequeñas y con toscos
retoques, perforadores múltiples y azagayas de base biselada. Numerosas raclettes,
azagayas cilíndricas de largo bisel con estrías en forma de espiga.

Magdaleniense inferior, estadio II


Caracterizado por la existencia de triángulos escalenos. Abundante utillaje sobre
hojas y hojitas, disminución de raclettes y buriles. Azagayas bicónicas.

Magdaleniense inferior, estadio III


Caracterizado por puntas de azagaya de hueso con largo bisel, a veces con surco.
Azagayas macizas de bisel largo y liso y azagayas con ranuras laterales. Varillas
semicirculares.

Magdaleniense superior
Artículo principal: Magdaleniense superior
Magdaleniense superior, estadio I
Caracterizado por los prototipos de arpones. Se encuentran muchas estatuillas de
bulto redondo, hechas con asta de reno, hueso y a veces marfil. También se
encuentran los llamados «bastones perforados» (hasta hace poco todavía erróneamente
denominados como «bastones de mando»), realizados en la mayor parte de casos con
tramos de asta de reno y, en la menor parte de casos, de ciervo. Desde el siglo XIX
se han propuesto numerosas hipótesis para explicar su función, asociándolos a todo
tipo de usos y herramientas. Una teoría que todavía era dominante a principios del
siglo XXI consistía en interpretar estos bastones como herramientas destinadas a la
fabricación y/o al enderezamiento de azagayas, o simplemente como propulsores.
Estudios más recientes, publicados en 2014 por el estadounidense Christopher
Kilgore y el francés Erik Gonthier,34 han aportado numerosas observaciones que
muestran que en realidad los bastones de agujero perpendicular (designados como
«tipo A» en la tesis Kilgore-Gonthier) servían para la fabricación de cuerdas
obtenidas mediante el trenzado de crines de caballo. Para Gonthier y Kilgore, como
ya lo había sugerido Henri Breuil en 1954,56 estos bastones eran los mangos de
ruecas giratorias, con las que se hilaban las crines, mientras que los bastones de
agujero oblicuo (designados como «tipo B» en la tesis Kilgore-Gonthier) eran
empuñaduras de freno usadas para bloquear cuerdas y detener de este modo animales
capturados con lazos o redes. Numerosas representaciones parietales y un fragmento
de cuerda descubierto en la cueva de Lascaux el 25 de septiembre de 1953 (de una
antiguëdad de entre 17 000 y 18 000 años3) han establecido hace tiempo que la
cuerda, el lazo simple, el lazo con pértiga y la red eran objetos de fabricación
cotidiana durante el Paleolítico superior.37

El arte magdaleniense se caracteriza por el desarrolla del bajorrelieve y del


grabado, existiendo algunos ejemplos de estas técnicas en placas de roca caliza,
sobre todo representando animales. También existen grabados en huesos o astas de
reno, y en los bastones perforados. Se conoce también algún modelado en arcilla. Se
han efectuado hallazgos del llamado arte decorativo, consistente en motivos
geométricos (principalmente espirales) en diversas regiones. La pintura se ha hecho
polícroma y la perspectiva se ha enderezado. El trazo es más fino. Los animales son
a veces grabados antes de ser pintados.

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