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Alquimia
Alquimia
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Para otros usos de este término, véase Alquimia (desambiguación).
Bibliotheca chemica curiosa, una de las colecciones más completas de textos alquímicos publicados
por primera vez en latín, en Ginebra, en el año 1702 por Chouet y editados por Jean-Jacques
Manget (ejemplar original digitalizado de la biblioteca privada de Jung).
Índice
1Visión general
o 1.1La alquimia como investigación de la
naturaleza
o 1.2La alquimia como disciplina espiritual y
filosófica
o 1.3Alquimia y astrología
o 1.4La alquimia en la época científica
o 1.5La alquimia como objeto de investigación
histórica
2Etimología
3La alquimia en la historia
o 3.1La alquimia en el Antiguo Egipto
o 3.2La alquimia china
o 3.3La alquimia india
o 3.4La alquimia en el mundo griego
o 3.5La alquimia en el Imperio romano
o 3.6La alquimia en el mundo islámico
o 3.7La alquimia en la Europa medieval
o 3.8La alquimia en la era moderna y el
Renacimiento
o 3.9El declive de la alquimia occidental
4Alquimia en la época moderna
o 4.1Transmutación nuclear
o 4.2Afirmaciones de transmutación no
verificadas
o 4.3Psicología analítica
5Obras clásicas de alquimia
6La alquimia en la cultura popular
7Véase también
o 7.1Otros artículos relacionados con la
alquimia
o 7.2Filosofías relacionadas
o 7.3Conexiones científicas
o 7.4Sustancias de los alquimistas
8Referencias
9Bibliografía
o 9.1Bibliografía citada
o 9.2Bibliografía recomendada
10Enlaces externos
Visión general[editar]
La alquimia como investigación de la naturaleza[editar]
Etimología[editar]
La palabra alquimia procede del árabe al-khīmiyaˀ ()الخيمياء, que podría estar
formada por el artículo al- y la palabra griega khumeia (χυμεία), que significa
«echar juntos», «verter juntos», «soldar», «alear», etc. (de khumatos, «lo que
se vierte», «lingote», o del persa kimia, «oro»). Un decreto de Diocleciano,
escrito en griego sobre el año 300, ordenaba quemar «los antiguos escritos de
los egipcios, que trataban sobre el arte de fabricar oro y plata» 3
la khēmia transmutación. La palabra árabe kīmiyaˀ, sin el artículo, ha dado
lugar a «química» en castellano y otras lenguas, y al-kīmiyaˀ significa, en árabe
moderno, «la química».
Se ha sugerido que la palabra árabe al-kīmiyaˀ significaba en realidad,
originariamente, «la ciencia egipcia», tomando prestada del copto la
palabra kēme, «Egipto», así alquimia era el «arte de Keme» (o su equivalente
en el dialecto medieval bohaírico del copto, khēme). La palabra copta deriva
del demótico kmỉ, y este a su vez del egipcio antiguo kmt. Esta última palabra
designaba tanto al país como al color ‘negro’ (Egipto era la ‘tierra negra’, en
contraste con la «tierra roja», el desierto circundante), por lo que esta
etimología podría también explicar el apodo de «magia negra egipcia». Sin
embargo, esta teoría puede ser solo un ejemplo de etimología popular.
En la Edad Media se solía usar la expresión ars chimica para aludir a la
alquimia.
A veces, se considera a la palabra crisopeya sinónimo de alquimia, pero esta
es mucho más que la mera búsqueda del método para fabricar oro. La
palabra crisopeya viene del griego χρυσoσ, «oro», y πoιεω, «hacer». El
prefijo criso entra en la formación de palabras en que interviene el oro,
como crisoterapia (tratamiento de ciertas enfermedades por medio de sales de
oro).
La alquimia en la historia[editar]
Extracto y clave de símbolos de un libro sobre alquimia del siglo XVII. Los símbolos usados tienen
una correspondencia unívoca con los usados en la astrología de la época.
Debido a sus fuertes conexiones con las culturas griega y romana, la alquimia
fue bastante fácilmente aceptada por la filosofía cristiana y los
alquimistas medievales europeos absorbieron extensivamente el conocimiento
alquímico islámico. Gerberto de Aurillac (fallecido en 1003), quien más tarde se
convertiría en el Papa Silvestre II, fue uno de los primeros en llevar la ciencia
islámica a Europa desde España. Más tarde, hombres como Abelardo de Bath,
quien vivió en el SIGLO XII, trajeron enseñanzas adicionales. Pero hasta
el SIGLO XIII los movimientos fueron principalmente asimilativos. 18
En este periodo aparecieron algunas desviaciones de los
principios agustinianos de los primeros pensadores cristianos. San
Anselmo (1033-1109) fue un benedictino que creía que la fe debe preceder a la
razón, como Agustín y la mayoría de los teólogos anteriores a él había creído,
aunque él añadió la opinión de que la fe y la razón eran compatibles y fomentó
este último en un contexto cristiano. Sus puntos de vista sentaron las bases
para la explosión filosófica que habría de ocurrir. Pedro Abelardo continuó el
trabajo de Anselmo, preparando los cimientos para la aceptación del
pensamiento aristotélico antes de que las primeras obras de Aristóteles
alcanzasen Occidente. Su principal influencia en la alquimia fue su creencia en
que los universales platónicos no tenían una existencia separada fuera de
la consciencia del hombre. Abelardo también sistematizó el análisis de las
contradicciones filosóficas.19
Robert Grosseteste (1170-1253) fue un pionero de la teoría científica que
posteriormente sería usada y refinada por los alquimistas. Grosseteste tomó los
métodos de análisis de Abelardo y añadió el uso de observaciones,
experimentación y conclusiones al realizar evaluaciones científicas. También
trabajó mucho para tender en puente entre el pensamiento platónico y el
aristotélico.20
Bacon no fue el único alquimista de esta época pero sí el más importante. Sus
obras fueron usadas por incontables alquimistas entre los siglos XV y XIX. Otros
alquimistas de su misma época compartieron diversos rasgos. Primero, y más
obviamente, casi todos fueron miembros del clero. Esto se debía simplemente
a que poca gente fuera de las escuelas parroquiales tenía la educación
necesaria para examinar las obras derivadas del árabe. Además, la alquimia en
esta época era autorizada por la iglesia como un buen método de explorar y
desarrollar la teología. La alquimia era interesante para la amplia variedad de
clérigos porque ofrecía una visión racionalista del universo donde los hombres
apenas estaban empezando a aprender sobre el racionalismo. 24
Así que hacia finales del SIGLO XIII, la alquimia se había desarrollado hasta un
sistema de creencias bastante estructurado. Los adeptos creían en las teorías
de Hermes sobre el macrocosmos-microcosmos, es decir, creían que los
procesos que afectan a los minerales y otras sustancias podían tener un efecto
en el cuerpo humano (por ejemplo, si uno aprendiese el secreto de purificar
oro, podría usar la misma técnica para purificar el alma humana). Creían en los
cuatro elementos y las cuatro cualidades anteriormente descritas y tenían una
fuerte tradición de esconder sus ideas escritas en un laberinto
de jerga codificada lleno de trampas para despistar a los no iniciados. Por
último, los alquimistas practicaban su arte: experimentaban activamente con
sustancias químicas y hacían observaciones y teorías sobre cómo funcionaba
el universo. Toda su filosofía giraba en torno a su creencia en que el alma del
hombre estaba dividida dentro de él tras la caída de Adán. Purificando las dos
parte del alma del hombre, este podría reunirse con Dios. 25
En el SIGLO XIV se produjeron cambios importantes. Por una parte, en el año
1317, el papa Juan XXII prohíbe la práctica de la alquimia a través de la
bula Spondent Pariter que retiró a todos los miembros de la iglesia de la
práctica de este arte.26 No obstante, se cree que este mismo papa estuvo
interesado en el estudio alquímico y que también escribió un tratado
titulado Ars transmutatoria en el que narraba cómo fabricó 200 barras de oro de
un quintal. Esto no era nuevo en el seno de la iglesia ya que en 1295 la
legislación de los franciscanos prohibió escribir, leer e incluso poseer libros de
alquimia.27 Mientras tanto los filósofos de la época variaron sus puntos de vista
ya que Guillermo de Ockham, un franciscano de Oxford que murió en 1349,
atacó la visión tomista de la compatibilidad entre la fe y la razón. Su opinión,
hoy ampliamente aceptada, era que Dios debe ser aceptado solo con la fe,
pues Él no podía ser limitado por la razón humana. Por supuesto este punto de
vista no era incorrecto si uno aceptaba el postulado de un Dios ilimitado frente
a la limitada capacidad humana para razonar, pero eliminó virtualmente a la
alquimia como práctica aceptada en los siglos XIV y XV.28 Los cambios
climáticos, la peste negra y el incremento de guerras y hambrunas que
caracterizaron a este siglo sirvieron también sin duda de obstáculo al ejercicio
filosófico en general.
John Dee performing an experiment before Queen Elizabeth I, Henry Gillard Glindoni.
Albertus Magnus, Compositum de
Compositis (El compuesto de los
compuestos).
Altus, Mutus Liber (El libro mudo).
Arnau de Vilanova, Semita Semitæ (El
camino del camino).
Basilius Valentinus, Carrus Triumphalis
Antimonii (El carro triunfal del
antimonio); Duodecim Claves.
Bernardo de Treviso, El sueño verde.
Bibliotheca Philosophica Hermetica.
Conversación del rey Calid y del filósofo
Morien sobre el magisterio de Hermes.
Donum Dei.
Elias Ashmole, Theatrum chemicum
britannicum.
Eugenio Filaleteo, El arte hermético al
descubierto.
Fulcanelli, El misterio de las catedrales; Las
moradas filosofales; Finis Gloriæ Mundi.
Georges Aurach, El jardín de las riquezas.
Hermes Trismegisto, Tabla de Esmeralda.
Instrucción de un padre a su hijo acerca del
árbol solar.
Jacques Le Tesson, La obra del león verde.
La clavícula o La clave universal (atribuido
a Raimundus Lullus).
Le Crom, Tratado de la sal de los filósofos.
Libro de Picatrix.
Lucas Jennis, Musaeum hermeticum.
Michael Maier, Atalanta Fugiens; Scrutinium
Chymicum; Septimana
Philosophica; Arcana
Arcanissima; Viatorum; Lusus
Scrius; Symbola Aureæ; Themis Aurea o De
Circulo Physico Cuadrato.
Michael Sendivogius, Carta
filosófica; Novum Lumen
Chymicum; Dialogus Mercurii; Tractatus de
Sulphure; Ænigma Philosphicum.
Nicholas Flamel, El libro de las figuras
jeroglíficas; El deseo deseado.
Roberto Valensis, La gloria del mundo o La
tabla del paraíso.
Roger Bacon, Speculum Alchemiæ (El
espejo de la alquimia); Alchemia Major; De
Ione Viridi; Breviaram de dono Dei; Secretm
secretorum; Epístolæ de secretis operibus
artis et naturæ ac mullitate magiæ.
Rosarium philosophorum.
Speculum veritatis.
Splendor Solis.
Stolcius von Stolcenberg, Vyridarium
Chymicum.
Teofrasto Paracelso, Opera Omnia; De
Natura Rerum Libri Novem; Thesaurus
Thesaurorum Alchimistorum (El tesoro de
los tesoros de los alquimistas).
Theatrum chemicum (Teatro químico),
recopilación de tratados alquímicos del
Renacimiento.
Tomás de Aquino, Aurora
consurgens; Tratado de la piedra
filosofal; Tratado sobre el arte de la
alquimia.
Tratado del secreto del arte filosófico: la
arqueta del pequeño campesino.
Turba philosophorum.
Valentín Andreae, Las bodas alquímicas de
Christian Rosacruz.
Véase también[editar]
Otros artículos relacionados con la alquimia[editar]
Alambique
Alkahest, arcanum, berith, elixir de la
vida, quintaesencia
Alquimia operativa
Círculo con un punto en el centro
Teoría de los cuatro humores
Dualismo
Espagiria
Goldwasser
Hermetismo
Opus magnum
Piedra filosofal
Símbolo alquímico
Transmutación
Vulcano de los alquimistas
Filosofías relacionadas[editar]
Acupuntura, moxibustión, Ayurveda, homeo
patía
Antroposofía
Astrología
Escritura asémica
Esoterismo, rosacrucismo, Iluminados de
Baviera
Kayakujutsu
Nigromancia, magia, magick
Nueva era
Psicología analítica
Taoísmo y los cinco elementos
Tay al-Ard
Tradición esotérica occidental
Conexiones científicas[editar]
Química • Física
Método científico • Protociencia
Historicismo
Pseudociencia • Anticiencia
Teorías científicas obsoletas
Sustancias de los alquimistas[editar]
Metales: oro • plata • plomo • cobre • estaño
• hierro • mercurio • zinc • magnesio
No
metales: fósforo • azufre • arsénico • antimo
nio
Ácidos: sulfúrico • muriático • nítrico • acétic
o • fórmico • cítrico
Compuestos: agua
regia • amoníaco • alcohol • pólvora • vitriolo
Referencias[editar]
1. ↑ Priesner y Figala, 2018, pp. 43-47.
2. ↑ Sierra, Javier (17 de abril de 2019). Notre Dame,
la catedral de los misterios. El Mundo. Consultado
el 27 de abril de 2019.
3. ↑ Berthelot, 2001, p. 38.
4. ↑ Saulo Ruiz Moreno (2015), El rastro del dragón.
La naturaleza tras el símbolo en Alquimia,
Mitología y Cristianismo, Tierra de Nadie Editores.
5. ↑ Schwaller de Lubicz, René (1957). Le Temple de
l'Homme. Apet du sud à Louqsor. Éditions Dervy,
2004.
6. ↑ Velasco Montes, José Ignacio (2001). «Magia,
alquimia y medicina en el Antiguo Egipto». Madrid:
Instituto de estudios del antiguo Egipto. Archivado
desde el original el 4 de junio de 2014. Consultado
el 6 de junio de 2013.
7. ↑ «Museo Petrie: objeto 5437» (en inglés). Londres:
University College London. 2001. Consultado el 15
de mayo de 2013.
8. ↑ Burckhardt, 1967, pp. 196-197.
9. ↑ Burckhardt, 1967, pp. 34-42.
10. ↑ Lindsay, 1970, p. 16.
11. ↑ Hitchcock, 1857, p. 66.
12. ↑ Powell, Neil (1976). Alchemy, the Ancient
Science (en inglés). Doubleday. pp. 26-30. ISBN 978-
0385113236.
13. ↑ Lindsay, 1970.
14. ↑ Augustino, 1963, p. 245.
15. ↑ Lindsay, 1970, p. 155.
16. ↑ Burckhardt, 1967, p. 46.
17. ↑ Saltar a:a b Burckhardt, 1967, p. 29.
18. ↑ Hollister, 1990, pp. 124, 294.
19. ↑ Hollister, 1990, pp. 287-288.
20. ↑ Saltar a:a b Hollister, 1990, pp. 294-295.
21. ↑ Hollister, 1990, pp. 290-294, 255.
22. ↑ Bacon, p. 367.
23. ↑ Edwardes, 1977, pp. 37-38.
24. ↑ Edwardes, 1977, pp. 24-27.
25. ↑ Burckhardt, 1967, p. 149.
26. ↑ Edwardes, 1977, p. 49.
27. ↑ Definitio contra alchimiam et
necromantiam (1295-1310), édi. Bihl, 1941, (p.35).
L. Bianchi, Censure et liberté intellectuelle à
l'Université de Paris (XIII - XIV siècles), Les Belles
Lettres, 1999, p.25-27, 33, 242.
28. ↑ Hollister, 1990, p. 335.
29. ↑ Burckhardt, 1967, pp. 170-181.
30. ↑ Edwardes, 1977, pp. 50-75.
31. ↑ Norton, 1975, pp. lxiii-lxvii.
32. ↑ Williams,, pp. 239-45.
33. ↑ Edwardes, 1977, p. 47.
34. ↑ Debus y Multhauf, 1966, pp. 6-12.
35. ↑ Pilkington, 1959, p. 11.
36. ↑ Rincón Arce, 1982.
37. ↑ Jung, 2002, pp. X-XXIII.
Bibliografía[editar]
Bibliografía citada[editar]
Enlaces externos[editar]
Wikcionario tiene definiciones y otra
información sobre alquimia.
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Multimedia: Alchemy
Citas célebres: Alquimia
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