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Primera celebración en familia

1 Anuncio del Kerigma

El fruto de la celebración
“El Señor nos acoge en este proceso de Catequesis
Familiar de iniciación a la vida Eucarística”

Iniciamos nuestra celebración: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El altar familiar:
Al iniciar la primera celebración, preparamos el altar familiar, poniendo en un lugar
apropiado y visible, unos signos sencillos de nuestra fe. Por ejemplo: Un crucifijo, una
Biblia, una imagen de la Virgen o de la Sagrada Familia, un cirio, unas flores …
Cada miembro de la familia ubica uno de los signos (que también puede ser dibujado),
diciendo una oración apropiada. Por ejemplo, poniendo la Biblia se puede decir: Tu Palabra
Señor es luz en mi camino” Ayúdanos a acogerla …

Bendecimos el altar:
Bendito seas, Señor fuente y origen de toda bendición, que te complaces en la piedad sincera
de tu familia. Te pedimos la gracia de esforzarnos para cultivar y vivir entre nosotros el amor
y la fe a ejemplo de la familia de Nazareth. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Jesús sale a nuestro con su Palabra

Guía: La Palabra de Dios nos va a acompañar durante todo el camino de


la Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística. Desde hoy
queremos escucharla siempre con atención. Dios se dirige a cada uno de
nosotros, como personas y como familias, para iluminar nuestra vida con
su Palabra. Canto: Tu Palabra me da vida.

Lectura del Evangelio de San Juan 1, 35-42


“Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que
pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a
Jesús.
Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?». Ellos le respondieron:
«Rabí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?». «Vengan y lo verán», les dijo. Fueron,
vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de
Simón Pedro.
Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al
Mesías», que traducido significa Cristo.
Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de
Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro”.

Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.
Compartimos la Palabra en familia

 ¿Cómo Juan presenta a Jesús?, y por qué?


 ¿Qué pregunta Jesús a los que quieren seguirle? Y ¿qué nos diría hoy a nosotros?
 ¿Por qué quieres hoy iniciar este camino para conocer y seguir a Jesús con tu familia,
a través de catequesis familiar?
Vamos a agradecer a Jesús porque Él está aquí, en medio de nosotros, y nos acompañará a
lo largo del camino de la catequesis familiar.
Digamos juntos: «Gracias, Señor Jesús, porque estás aquí y te quedas con nosotros».

Todos: Gracias, Señor Jesús, porque estás aquí y te quedas con nosotros.
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona,
Jesucristo, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una
orientación decisiva”. Papa Benedicto.

ANUNCIO KERIGMÁTICO Y COMPROMISO

Guía: Ha llegado el momento para que como familia nos anunciemos mutuamente el
kerigma y renovar el compromiso de guiar a nuestros hijos en el camino de la fe, por medio
de la Catequesis Familiar.
(Invitamos a los padres, a tomar el cirio del altar para este momento de anuncio. El cirio simboliza a Cristo,
que ilumina y alegra nuestra vida.
Los padres se colocarán frente a sus hijos y entregándoles la vela encendida dirán la fórmula escrita del
Kerigma; acto seguido los hijos entregarán esta misma vela anunciando a sus padres el kerigma).

“Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte y ahora está vivo


a tu lado cada día para iluminarte, para fortalecerte y para liberarte”.

Compromiso de los padres y niños

Guía: Invito ahora a los padres a renovar su compromiso de crecer en la fe y formar a sus
hijos en ella. Por favor, pónganse de pie, tomen de la mano a sus hijos, y respondan con voz
clara a las preguntas. Las tienen en su hoja.
Guía: Queridos padres, ¿quieren comprometerse hoy a educar a sus hijos según la fe y la ley
de Cristo, que ha confiado a la Iglesia, y que ésta conserva fielmente para bien de todos los
hombres?
Padres: Sí, queremos.
Guía: ¿Quieren esforzarse en hacer crecer su propia formación cristiana, con disponibilidad
y responsabilidad, durante este camino catequístico?
Padres: Sí, queremos.
Guía: ¿Quieren acompañar con paciencia y cariño a sus hijos e hijas en su camino de
preparación a la vida eucarística?
Padres: Sí, queremos.
Guía: Y tu niña/o, ¿te comprometes a participar activamente en la Catequesis Familiar, para
conocer y amar a Jesucristo?
Niño/a: Sí, me comprometo.
Guía: ¿Quieres ser amigos de Jesús?
Niño/a: Sí, quiero.
Guía: Damos gracias a Dios por el compromiso de los padres de educar y acompañar a sus
hijos en la fe y seguimiento de Cristo en la Catequesis Familiar, y por los niños que quieren
ser amigos de Jesús.
Guía: Como muestra de este compromiso que asumen los padres y los niños, queremos
ofrecer al Señor de la vida los pergaminos que contienen la adhesión de los padres y niños a
la propuesta del itinerario, como una forma de responder a la experiencia del primer anuncio,
que han vivido en los primeros encuentros.
Los pergaminos del compromiso, lo colocamos en el altar familiar.

Guía: Demos gracias a Dios Padre con un corazón agradecido, por darnos la oportunidad
de realizar este camino juntos, de conocer y amar a Jesucristo en la Catequesis Familiar,
diciendo la oración que Jesús nos enseñó:
Todos:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Guía: Pedimos a María que nos enseñe amar a su Hijo Jesús con un corazón agradecido.

Dios te salve, María,


llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Nos damos el abrazo de paz y concluimos con la señal de la cruz y el canto : En el Hogar.

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