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Mateo 5:3-12

Las bienaventuranzas


Bienaventurados  los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
[a]


Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.


Bienaventurados los humildes , pues ellos heredarán la tierra.
[b]


Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán
saciados.


Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.


Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.


Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de
Dios.

10 
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia,
pues de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados seréis  cuando os
[c]

insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por
causa de mí. 12 Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos
es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que
vosotros.

Mateo 25:14-30
Parábola de los talentos

14 
Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje,
llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. 15 Y a uno le dio cinco talentos , [a]

a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de


viaje. 16 El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con
ellos y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido los
dos talentos ganó otros dos. 18 Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la
tierra y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino* el
señor de aquellos siervos, y arregló* cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había
recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: «Señor, me
entregaste cinco talentos; mira, he ganado otros cinco talentos». 21 Su señor le
dijo: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré;
entra en el gozo de tu señor». 22 Llegando también el de los dos talentos, dijo:
«Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos». 23 Su
señor le dijo: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor». 24 Pero llegando también el que había
recibido un talento, dijo: «Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que siegas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste, 25 y tuve miedo, y fui y
escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo». 26 Pero su señor
respondió, y le dijo: «Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no
sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Debías entonces haber puesto mi
dinero en el banco , y al llegar yo hubiera recibido mi dinero  con
[b] [c]

intereses. 28 Por tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez


talentos». 29 Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia;
pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y al siervo inútil, echadlo
en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Efesios 6:10-20
La armadura de Dios para el cristiano

10 
Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 11 Revestíos
con  toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias
[a]

del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra


principados, contra potestades, contra los poderes  de este mundo de tinieblas,
[b]

contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. 13 Por tanto,


tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiéndolo hecho todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, CEÑIDA VUESTRA
15 
CINTURA[c] CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA,  y calzados LOS
16 
PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ;  en todo , tomando el escudo de la
[d]

fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del


maligno. 17 Tomad también el YELMO DE LA SALVACIÓN, y la espada del Espíritu que
es la palabra de Dios. 18 Con toda oración y súplica orad  en todo tiempo en el
[e]
Espíritu, y así , velad  con toda perseverancia y súplica por todos los
[f] [g]

santos; 19 y orad por mí, para que me sea dada palabra al abrir mi boca, a fin de
dar a conocer sin temor  el misterio del evangelio, 20 por el cual soy
[h]

embajador en cadenas ; que  al proclamarlo hable con denuedo, como debo
[i] [j]

hablar.

Lucas 15:11-32
Parábola del hijo pródigo

11 
Y Jesús dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos le dijo al
padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde». Y él les
repartió sus bienes . 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo,
[a]

partió a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo


perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino una gran hambre en aquel
país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se acercó  a uno de los
[b]

ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16 Y


deseaba llenarse el estómago  de  las algarrobas que comían los cerdos, pero
[c] [d]

nadie le daba nada. 17 Entonces, volviendo en sí, dijo: «¡Cuántos de los


trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de
hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el
cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de
tus trabajadores”». 20 Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba
lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello
y lo besó . 21 Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no
[e]

soy digno de ser llamado hijo tuyo ». 22 Pero el padre dijo a sus siervos: «Pronto;
[f]

traed la mejor ropa y vestidlo, y poned un anillo en su mano y sandalias en los


pies; 23 y traed el becerro engordado, matadlo, y comamos y
regocijémonos; 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida;
estaba perdido y ha sido hallado». Y comenzaron a regocijarse. 25 Y su hijo
mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa, oyó música y
danzas. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello. 27 Y
él le dijo: «Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado
porque lo ha recibido sano y salvo». 28 Entonces él se enojó y no quería entrar.
Salió su padre y le rogaba que entrara. 29 Pero respondiendo él, le dijo al padre:
«Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden
tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis
amigos; 30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes  con
[g]

rameras, mataste para él el becerro engordado». 31 Y él le dijo: «Hijo mío, tú


siempre has estado  conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Pero era necesario hacer
[h]

fiesta y regocijarnos, porque este, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la


vida; estaba perdido y ha sido hallado».

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