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Euclides de Mégara se oponía a las demostraciones basadas en conclusiones no fundamentadas y rechazaba el razonamiento por comparación. Argumentaba que una comparación debe basarse en cosas similares, en cuyo caso es mejor centrarse en los objetos mismos que en su similitud, o en cosas disímiles, donde la comparación es forzada. Timón también criticaba a Euclides por haber enseñado a los megáricos a enfrascarse en discusiones furibundas.
Euclides de Mégara se oponía a las demostraciones basadas en conclusiones no fundamentadas y rechazaba el razonamiento por comparación. Argumentaba que una comparación debe basarse en cosas similares, en cuyo caso es mejor centrarse en los objetos mismos que en su similitud, o en cosas disímiles, donde la comparación es forzada. Timón también criticaba a Euclides por haber enseñado a los megáricos a enfrascarse en discusiones furibundas.
Euclides de Mégara se oponía a las demostraciones basadas en conclusiones no fundamentadas y rechazaba el razonamiento por comparación. Argumentaba que una comparación debe basarse en cosas similares, en cuyo caso es mejor centrarse en los objetos mismos que en su similitud, o en cosas disímiles, donde la comparación es forzada. Timón también criticaba a Euclides por haber enseñado a los megáricos a enfrascarse en discusiones furibundas.
Diógenes Laercio II.107 (SSR II A 34, FS 88, trad. Mársico):
Euclides se oponía a las demostraciones no en las premisas sino en la conclusión. Rechazaba también el razonamiento por comparación (τὸν διὰ παραβολῆς λόγον), diciendo que está establecido o a partir de cosas similares o a partir de cosas disímiles. Si lo está a partir de cosas similares, es preciso volverse más a ellas mismas que a las que son similares a ellas, mientras que si lo está a partir de cosas disímiles, la comparación es forzada. Por eso sobre este punto dice Timón lo siguiente, cuando ataca también al resto de los socráticos: Pero no me preocupo por esos charlatanes, ni por ningún otro, ni por Fedón, el que fuera, ni por el disputador Euclides, que inculcó a los megáricos la furia de la discusión.