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INTERPRETACIÓN DE TESTAMENTO

CASO 1: (E. F. s. Sucesión testamentaria /// CNCiv. Sala I; 07/02/2017;


Rubinzal Online; 38636/2014; RC J 8650/17)
PRIMER TRAMO: ANTE LA CONSULTA DE UN COLEGA ATENTO A TU EXPERTICIA EN DERECHO
SUCESORIO, DEBES EMITIR UNA OPINIÓN FUNDADA DE LAS CONSTANCIAS DE UN
EXPEDIENTE QUE TE PRESENTAN

VISTOS Y CONSIDERANDO:

I. Se alzaron los herederos contra la decisión de fs. 271/272. Sus quejas fueron expresadas a
fs. 293/300 y se contestaron a fs. 306/314.

II. La ley aplicable al caso, es la vigente al momento de la muerte del testador (conf. art. 2466
y 7 del CCC) lo que ocurrió el 12/4/2014, por lo que la cuestión será estudiada de acuerdo al
Código Civil.

La causante ha otorgado testamento ológrafo -en copia a fs. 8/10- en fechas sucesivas. El
7/7/2000 en la cláusula cuarta legó a Alberto Julio Gonzalez el dominio del 25 % indiviso del
inmueble de la calle Seguí 532. Dicho bien le pertenecía a la causante en un 75 % en
condominio con el legatario, quien era titular del 25% restante. Seguidamente legó al mismo
beneficiario el usufructo vitalicio del 100 % del mismo bien. En la cláusula novena estipuló
que los herederos debían hacerse cargo "... de todos los gastos y honorarios que demanden
los trámites judiciales, extrajudiciales o administrativos que sean necesarios efectuar a fin de
hacer efectivos los legados...".

El 18/5/2004 expresó "... cambio mi disposición referida al inmueble sito en la calle Alte. Fco.
Seguí 532 3º A Capital, en el sentido que sea en su totalidad o mejor dicho quede
íntegramente en en su totalidad al Sr. Alberto Julio Gonzalez".

Por último, el 7/4/2010 legó a la misma persona el inmueble referido con todos los bienes
que allí se encuentren -excepto el piano-.

El legatario se opuso a la inscripción de otro bien registral integrante del acervo sucesorio
hasta tanto se le entregue el legado y se cumpla con el cargo relacionado con el pago de los
honorarios y gastos de los trámites, conforme lo habría dispuesto la cláusula cuarta del
primer testamento redactado.

Los herederos reconocieron el testamento pero interpretan que la obligación de pagar los
gastos y honorarios fue un cargo que respondía a la primera redacción del instrumento en la
que se transmitía al legatario sólo una porción del bien, pero que habría quedado sin efecto
cuando se le transfirió la totalidad de la porción de la causante sobre el inmueble.
TRAMO 2 DEL CASO 1: CONSIGNA

1) LEE CON ATENCIÓN EL FALLO Y REALIZÁ UNA OPINIÓN CRÍTICA DEL MISMO

En la sentencia en crisis el magistrado interpretó el testamento en el sentido propiciado por


el legatario Alberto Julio Gonzalez. Dicha inteligencia lo condujo a rechazar el pedido de
levantamiento a la oposición hasta tanto no se entregue el legado y se cumpla con el cargo.

Los sucesores discrepan con la hermenéutica realizada por el juez y sostienen que importa
un enriquecimiento sin causa del Sr. Gonzalez. Consideran que la causante los "excluyó" de
la titularidad del 100 % del inmueble por lo que resulta irrazonable que deban pagar los
gastos del bien y los honorarios que pretende el legatario. Insisten en que la imposibilidad
de inscribir el otro inmueble integrante del acervo sucesorio afecta su derecho de propiedad
y, finalmente se quejan de la imposición de las costas.

III. No está discutido en el caso la validez del testamento realizado en las fechas sucesivas, ni
el legado en sí. La controversia se presenta porque las partes sostienen interpretaciones
diferentes del acto de última voluntad en lo que respecta a la vigencia de la cláusula novena
del redactado en primer término. El beneficiario entiende que la única modificación que se
realizó en las fechas posteriores sólo involucró la porción del inmueble que se legó. En
cambio -interpretael cargo de pagar los gastos y honorarios que requieran los trámites no
fue modificado.

Por su parte, los herederos consideran que ese punto fue modificado.

IV. Estando en juego la interpretación de un testamento, cabe estar en primer lugar a las
palabras empleadas por el testador, y sólo prescindir de ellas cuando del contexto resulte
que han sido utilizadas con error evidente (doctrina reiterada, lo que hace innecesario
abundar en citas, Borda, Guillermo A., Tratado de derecho civil, Sucesiones, Edit. L. L.,
Buenos Aires, 2008, 9ª edición actualizada por Delfina M. Borda, T° II, págs. 332/334, núm.
1338; esta Sala, expte. n° 74.930/2002 del 17 de junio de 2004, "Guerrico, Fernando Felipe s/
Sucesión testamentaria").

En la tarea interpretativa, la misión del juzgador consiste en descubrir la voluntad del


testador aplicando las reglas de la sana crítica al instrumento a interpretar. El intérprete no
debe, con su propia voluntad suplir la voluntad del disponente. Por ello en esa labor no
puede apartarse de disposiciones claras del texto (Hernandez, Lidia Beatriz-Ugarte, Luis
Alejandro "Régimen jurídico de los testamentos", Ed. Ad Hoc 1º ed. 2005, pág. 244 y 245).

Estudiado el instrumento en cuestión bajo las directrices apuntadas, entiende este colegiado
que los actos de voluntad sucesivos de la testadora permiten concluir en el mismo sentido
que lo hizo el magistrado. En la primera ocasión la causante se refirió al inmueble, a los
muebles, a sus demás bienes y expresó su voluntad en una cláusula específica de que su
conviviente reciba el legado -en esa primera oportunidad del 25 % de un inmueble-, sin tener
que hacer erogaciones por los gastos que irroguen los trámites. En la segunda declaración
sólo se refirió a la porción del inmueble que transmitía, y expresó que cambiaba ese punto.
En la última intervención se refirió nuevamente a la porción del inmueble que legaba y
modificó lo atinente a los muebles. No hay ningún elemento en las manifestaciones
posteriores a la primera que permitan inferir el hecho que afirman los herederos, es decir
que la eximición de afrontar los gastos estuviese ligado a la porción del inmueble que se
legaba. No se dejó constancia de ello en ninguna de las tres declaraciones, que fueron
redactadas con detalle - sobre todo la primera que contiene la cláusula que nos ocupa-, de
manera que no podrían calificarse como actos irreflexivos.

Tampoco los argumentos de los apelantes brindan elementos que permitan inferir que la
voluntad de la causante se inclinó en el sentido que ellos afirman.

No resulta atendible su queja de que la exención de gastos importa un enriquecimiento sin


causa del legatario. Ello es así por cuanto justamente la causa de esa transferencia ha sido la
voluntad del causante que no ha sido impugnada. Además, tal como pone de resalto la
contestación de fs. 306/314, los gastos se soportarían con el acervo sucesorio y en la medida
en que éste sea suficiente, de manera que resulta irrelevante -a los fines de las inferencias
que realizan los apelantes para sostener la irrazonabilidad- que los sucesores no hayan sido
beneficiados con ninguna parte del inmueble legado.

No cabe pronunciarse respecto de la tacha de irrazonabilidad que los herederos imputan al


testamento con fundamento en que ellos estarían pagando gastos de titularidad del
legatario. Ello es así por cuanto en la medida en que el instrumento ha sido declarado válido,
no fue impugnado, ni hay herederos legitimarios, era una facultad de la testadora el
disponer la trasmisión de sus bienes según su voluntad. En las condiciones apuntadas, la
voluntad de la Sra. Aloy no podría ser dejada de lado por una alternativa distinta sugerida
por el intérprete.

Finalmente, el argumento de que la oposición a la inscripción afecta su derecho de


propiedad sobre el inmueble transmitido no ha de correr mejor suerte ya que éste no se
encuentra impedido sino restringido por una disposición testamentaria válida.

A mayor abundamiento se destaca que se encuentra al alcance de los apelantes el proponer


e instar medidas alternativas para garantizar el cumplimiento de las obligaciones para con el
legatario y a su vez poder concretar la anotación del inmueble, lo que deberá -en su cas-o ser
propuesto y decidido en la instancia de grado.

En mérito de lo expuesto, el tribunal RESUELVE: confirmar la decisión apelada. Imponer las


costas a los apelantes vencidos (art. 68 y 69 del Código Procesal). Regístrese y notifíquese.

Se hace constar que la publicación de la presente sentencia se encuentra sometida a lo


dispuesto por el art. 164, 2° párrafo del Código Procesal y art. 64 del Reglamento para la
Justicia Nacional, sin perjuicio de lo cual será remitida al Centro de Información Judicial a los
fines previstos por las Acordadas 15/13 y 24/13 de la C.S.J.N.

La Dra. Ubiedo no firma por hallarse en uso de licencia (art. 23 RL).


PATRICIA E CASTRO - PAOLA M. GUISADO.

CASO 2: CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CIVIL, SALA C

Marino, Beatriz Yolanda; 28/09/2010; Cita: LALEY AR/JUR/62190/2010

CONSIGNA:

1. INDIVIDUALICE LOS HECHOS RELEVANTES

2. INDIQUE LAS PROBLEMÁTICAS JURÍDICAS QUE PLANTEA EL FALLO

3. EMITA UNA OPONIÓN FUNDADA SOBRE LO RESUELTO

TEXTO COMPLETO:

2ª Instancia. — Buenos Aires, septiembre 28 de 2010.

Y Vistos: Considerando:

I.- Resolución de fs. 213/4.

a) La magistrada declara la invalidez de la cláusula testamentaria que beneficia a la


"Escuelita de la localidad de San Antonio de los Cobres".

En cumplimiento de lo ordenado por la Sala a fs. 587 respecto a que debía previamente
darse intervención al Ministerio de Educación de la Provincia de Salta, a fs. 601 se presenta
el apoderado de la Provincia y apela la resolución y, asimismo, el pronunciamiento de fs.
560/2, aunque se advierte que a fs. 602 se concedió el recurso sólo respecto de la primera
decisión.

A fs. 605/8 se agrega el memorial que es contestado a fs. 610/2 por la Asociación Civil "Jesús
Amigo" y a fs. 617/8 por la Procuración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

A fs. 620/1 dictamina el Sr. Fiscal de Cámara y propicia que se tenga por válida la manda de
la causante.

b) En oportunidad de expresar agravios el apoderado de la Provincia de Salta plantea la


nulidad de la resolución a fs. 213/4 …..

Desestimada la nulidad, el Tribunal tratará seguidamente los agravios vertidos a fs. 605/8.

c) La causante, Beatriz Y. Marino, testó mediante escritura pública, instrumento en copia


agregado a fs. 6011 y cuyo original se tiene a la vista; en el acto, luego de efectuar varios
legados, en la cláusula 16a. expresa: "Para la Asociación Civil Jesús Amigo con personería
jurídica 544/88 y la Escuelita de la localidad de San Antonio de los Cobres, Provincia de Salta,
todos los demás bienes que integran mi patrimonio...".
A fs. 114 la asociación civil solicita que se declare la invalidez de la cláusula testamentaria
aludida pues contraviene lo dispuesto por el art. 3712 del Código Civil al no existir
"determinación inequívoca del instituido", petición que contó con la adhesión de la albacea
designada por la testadora, María C. Vicco Barros de Vaccaneo a fs. 117vta., apartado VIII.

d) La interpretación de las disposiciones testamentarias es función judicial, acto que está


dirigido a desentrañar e indagar cuál ha sido la verdadera intención del causante (Borda, G.,
"Tratado de Derecho Civil-Sucesiones", t. II, p. 198, nº 1102; CNCiv., Sala C, R.170.091, de 7-
11-95 y sus citas).

El arbitrio judicial tiene por límite el objeto de la interpretación que es penetrar en el


proceso volitivo del testador, desentrañando su verdadero pensamiento para que él
gobierne la trasmisión sucesoria. El juez no es un corrector; ha de extraer su posible sentido,
aplicando las reglas de la sana crítica al elemento material en que la voluntad debe
descubrirse. De ahí, que el intérprete deba cuidarse de no desnaturalizar una cláusula so
pretexto de interpretarla, para no convertirse de intérprete en disponente (conf. Fassi,
"Tratado de los Testamentos", t. I, p. 236).

En el caso, si bien la manda es clara, sucede que en la localidad de San Antonio de los
Cobres, Provincia de Salta, hay tres establecimientos educativos según el informe obrante a
fs. 153.

Aquí es oportuno remitirse al art. 3621 del Código Civil que dispone: "Toda disposición a
favor de persona incierta es nula, a menos que por algún evento pudiese resultar cierta".

Así, se ha interpretado que si toda disposición a favor de persona incierta no es nula cuando
por algún evento la persona pudiese resultar cierta, cuando no cabe incertidumbre sobre el
destinatario del legado en la intención del testador, pero ese destinatario está nombrado
con error o con imprecisión, es de toda evidencia que la manda no debe anularse (Cámara
Civil 1ª de la Capital, in re "Rivas, M. s/ sucesión", de 9-10-1939, pub. en "J.A.", t. 68-p.193).

Sobre el tema el Dr. Ferrarotti en oportunidad de dictar sentencia en los autos caratulados
"Ugarriza de Castilla c/ Funes de Pizzarro Lastra", citando a Víctor Vitali, expuso: "Para
determinar el verdadero carácter de una disposición testamentaria se deberá tener en vista
no las palabras empleadas por el testador, sino la intención y naturaleza intrínseca de la
liberalidad. Y, en verdad, una cosa es el legislador, y otra, el testador; aquél, al dictar sus
disposiciones para la universalidad de los ciudadanos y para los cuales serán normas
comunes y se derivarán graves consecuencias jurídicas, tiene el deber de expresarse con
claridad y exactitud, sin equívocos ni ambigüedades; de no ser así, el ciudadano podría no
comprender la voluntad del legislador, ni orientar, con acierto, sus actos, ni el magistrado
aplicarlas a conciencia, en las controversias que susciten. El testador no está obligado a usar
las palabras en su significación legal, puede alejarse de las definiciones técnicas y del nombre
propio de las cosas... En los testamentos no es cuestión de clasificar, como en un examen
literario, los puntos merecidos por su redacción; es la tarea de leer con benévola atención y
firme deseo de comprender lo que ha dicho o querido decir el testador y cumplir con
estrictez y lealtad" (pub. en "J.A.", t. 22-p. 1926 y sgtes.).
En función de lo argumentado, a juicio del Tribunal, la cláusula testamentaria en cuestión
debe ser mantenida, tal como propicia el Sr. Fiscal de Cámara, pues la omisión de nombrar la
institución a quien se destina el legado, es decir, la indeterminación del beneficiario, no
obsta a su validez (conf. Borda, op. cit., t. II, p. 395, nº 1409-a).

En efecto, es que fuera uno o más los establecimientos educativos o escuelas, lo cierto es
que el legado no puede ser aceptado por ninguno de ellos, por imperio de lo dispuesto por el
art. 1806 del Código Civil; a ello se suma que carecen de personería jurídica, por lo que no
son capaces de adquirir derechos (art. 30, cód. cit.).

En consecuencia, si se acude al principio sentado por el art. 3860 del citado cuerpo
normativo, es el Estado, en este caso, la Provincia de Salta, el único con capacidad para hacer
cumplir la intención de la testadora y ejecutar el legado.

La Sala considera que la causante quiso hacer un legado de beneficencia y esta clase de
legados goza de un régimen de favor, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia que
permite no aplicar con rigidez ciertos principios que rigen para las demás disposiciones
testamentarias (conf. Fornielles, S., "Tratado de las Sucesiones", t. II, p. 245; Salas - Trigo
Represas, "Código Civil Anotado", t. 3, p. 188 y jurisp. allí cit.; Córdoba-Levy-Solari-
Wagmaister, "Derecho Sucesorio", t. III, p. 153; Cámara Civil 2ª de la Capital, in re "Delcase,
M. s/ sucesión", de 28-12-945, voto del Dr. Perazzo Naón, pub. en "J.A.", 1946-I-904).

Así, "revelada la intención de la testadora, su disposición debe ser cumplida, por ser la ley
del testamento; como las disposiciones de los contratos son la ley de las partes. Y es,
entonces, legítimo excogitar el medio jurídicamente adecuado para que esa voluntad sea
llevada a cumplimiento; en vez de invalidar la cláusula testamentaria cuestionada, cuya
nulidad traería la consecuencia de dar a los bienes objeto de ella un destino distinto y aun
contrario al designio del testador" (conf. Corte Suprema de Buenos Aires, in re "Dullier, E. s/
sucesión", del 10-7-946, voto del Dr. Argañarás, pub. en "J.A.", t.1946-III-p.702).

Por otra parte se señala que el art. 3860 del Código Civil permite deducir que no es necesario
que el testador singularice respecto al nombre del legatario o heredero. Los testamentos
redactados en la forma indicada deben interpretarse, en consecuencia, en el sentido de que
fue voluntad del causante que la obra asistencial, educativa o científica se cumpliera por
medio de la persona jurídica encargada de esas funciones de orden público. (conf. Orus, M.,
"Legados de Beneficencia. Interpretación. Características. Dificultades", pub. en "J.A.", 1958-
IV-Sección Doctrina, p. 35; CNCiv., Sala B, in re "Baruch de Nacamoli, R. s/ sucesión", de 25-7-
969, pub. en LA LEY, 136-739, voto del Dr. Jorge Fliess).

En función de lo expuesto y de conformidad con lo argumentado por el Sr. Fiscal de Cámara,


se concluye que la cláusula testamentaria examinada es válida, en razón de que la voluntad
clara y concreta de la causante fue la de favorecer a un colegio de San Antonio de los Cobres
y, por ende, el legado debe entregarse al Ministerio de Educación de la Provincia de Salta
para que a través de la dependencia correspondiente, sea repartido por partes iguales entre
los establecimientos educativos públicos de la localidad mencionada.
De ahí, que los agravios son atendibles y, por tanto, .el pronunciamiento apelado debe
revocarse.

e) Tratamiento aparte merece el tema de las costas, las que se impondrán en el orden
causado en ambas instancias, atento a la particularidad de la cuestión sometida a estudio
(arg.art. 68, C.Proc.).

II.- Resolución de fs. 560/2.

a) La juzgadora admite el reclamo de la Asociación Civil "Jesús Amigo" y, en el entendimiento


de que en el testamento hubo institución hereditaria, dispone que ésta tiene derecho a
acrecer y, por tanto, puede aprovechar la parte legada en favor de "La escuelita de la
localidad de San Antonio de los Cobre, Provincia de Salta"; asimismo, desestima el pedido de
que se declare vacante la porción que al establecimiento le corresponde. La decisión es
apelada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que funda sus agravios a fs. 572/3, los
que son contestados a fs. 575/7.

b) Atento a la forma como se decide en el considerando segundo de la presenté, la cuestión


traída a conocimiento de la Sala devino abstracta y así habrá de ser declarada.

Por las consideraciones precedentes, normativa citada y de conformidad con lo dictaminado


por el Sr. Fiscal de Cámara a fs. 620/1, se resuelve: 1) desestimar la nulidad articulada a fs.
605vta.; 2) revocar el pronunciamiento de fs. 213/4. En consecuencia, es válida la cláusula
16a. del testamento, por lo que el Gobierno de la

Provincia de Salta, a través de las autoridades correspondientes, hará entrega inmediata del
legado hecho en favor de las escuelas públicas sitas en la localidad de San Antonio de los
Cobres, en partes iguales. Con costas de ambas instancias en el orden causado. Notifíquese y
al Sr. Fiscal de Cámara en su despacho. Oportunamente, devuélvase. — Luis Alvarez Juliá.  —
Beatriz Lidia Cortel ezzi. — Omar Luis Díaz Solimine.

CASO 3: INTERPRETACIÓN DE TESTAMENTOS Lalanne, Roberto José s. Sucesión


testamentaria /// SCJ, Buenos Aires; 10/04/2019; Rubinzal Online; 119213; RC J 6892/19

1. CONSIGNAS:

1. IDENTIFICA LOS HECHOS PRINCIPALES

2. QUE OPINIÓN TE MERECE LA INTERPRETACIÓN QUE REALIZA LA CAMARA (relatado


escuetamente en el fallo) y el fallo de Corte.

3. Expresa tu opinión respecto al marco procesal que se le dio al tema.


En la ciudad de La Plata, a 10 de abril de 2019, habiéndose establecido, de conformidad con
lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación:
doctores Soria, de Lázzari, Negri, Genoud, se reúnen los señores Jueces de la Suprema Corte
de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 119.213,
"Lalanne, Roberto José. Sucesión testamentaria".

ANTECEDENTES

La Sala II de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Azul


declaró inexistentes los legados dispuestos en los puntos 1 a 8 de la cláusula sexta del
testamento por acto público otorgado por el señor Roberto José Lalanne, dejando así sin
efecto la sentencia de primera instancia que había resuelto poner en posesión de la herencia
a los legatarios instituidos en el citado testamento (v. fs. 684/692 vta.).

Se interpusieron, por Fernando Daniel Lalanne y por el Asesor de Incapaces en


representación de E. A. P., sendos recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley (v. fs.
740/756 vta. y 820/823 vta.).

Oído el señor Procurador General, dictada la providencia de autos y encontrándose la causa


en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente

CUESTIÓN

¿Son fundados los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley de fs. 740/756 vta. y
820/823 vta.?

VOTACIÓN

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo:

I. El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial n° 4 de Azul aprobó en cuanto a su


forma y tuvo por válido el testamento por acto público obrante a fs. 68/74, otorgado por el
señor Roberto José Lalanne. Seguidamente, declaró a los herederos y legatarios en posesión
de la herencia (v. fs. 88).

Contra esta decisión, el coheredero Roberto Marcelo Lalanne interpuso aclaratoria, con
apelación en subsidio, contra la parcela de la mentada resolución que dispuso poner en
posesión de la herencia a los legatarios. En tal oportunidad sostuvo que el único legado
vigente es el contenido en la cláusula segunda del testamento donde el causante dispuso la
mejora, en la parte disponible de todo su patrimonio, a favor de su esposa. Por el contrario,
estimó que los restantes legados a los que se alude en la cláusula sexta resultan inexistentes
al no haberse cumplido la condición a la cual fueron supeditados, a saber, que su cónyuge
falleciera antes que el testador (v. fs. 90/91).

El juzgador de origen rechazó tal planteo, dejando constancia de que la resolución de fs. 88
se refería a que se ponía en posesión de la herencia a los herederos y a todos los legatarios
mencionados en el testamento. Asimismo, desestimó la apelación deducida en subsidio (v.
fs. 198/203 vta.).
II. Tras admitir la queja articulada por el coheredero (v. fs. 59/60 vta. del expediente n°
57.561), la Sala II de la Cámara del fuero departamental revocó la resolución de fs. 88 y su
aclaratoria de fs. 198/203 vta., declarando inexistentes a los legados indicados en los puntos
1 a 8 de la cláusula sexta del testamento (v. fs. 684/692).

III. Frente a ello, los sucesores Esther Celia Lombardi, Carlos Fabián Lalanne, María Luján
Lalanne, Fernando Daniel Lalanne, Eduardo Javier Lalanne y el Asesor de Menores en
representación de Tomás Eduardo Lalanne Chichoni y de E. A. y Emilio Pugnaloni Lalanne,
por entonces menores de edad, dedujeron sendos recursos extraordinarios (v. fs. 740/756
vta. y 760/761 vta., 820/823 vta. y 824/825), de los cuales sólo conservan virtualidad los
interpuestos a fs. 740/756 vta. por Fernando Daniel Lalanne y a fs. 820/823 vta. por el Asesor
de Incapaces en representación del menor E. A. P..

IV. Dada la similitud de los agravios que portan ambas impugnaciones éstas serán abordadas
en forma conjunta, sin perjuicio de efectuar las consideraciones pertinentes en relación con
los planteos que resulten diversos.

V. Liminarmente merecen desestimarse los agravios desarrollados en los puntos VII y VIII del
recurso deducido a fs. 740/756 (v. fs. 743 vta./745 vta.).

V.1. En primer término, la queja fundada en la naturaleza voluntaria del proceso sucesorio y
la alegada improcedencia de resolver la controversia en torno a la "existencia" de los
legados no puede ser atendida.

Del cotejo de autos se desprende que el cuestionamiento en torno a la falta de eficacia de


los legados con motivo del incumplimiento de la condición suspensiva impuesta por el
testador fue introducido por el heredero Roberto Marcelo Lalanne a fs. 90/91. De ello se dio
traslado a los interesados (v. fs. 92, 101, 103, 105, 107, 109, 118, 140 y 149). Tal postura fue
compartida por el legatario Roberto Manuel Lalanne (v. fs. 155/163) y controvertida por la
señora Esther Celia Lombardi de Lalanne y los coherederos Carlos Fabián Lalanne, María
Luján Alejandra Lalanne, Fernando Daniel Lalanne y Eduardo Javier Lalanne mediante
presentación de fs. 130/139, a la cual luego adhirieron los restantes legatarios E. A., Luciano
y Emilio Pugnaloni y Tomás Lalanne (v. fs. 142/143 vta. y 145/146 vta.).

Ahora bien, de la lectura de la presentación de fs. 130/139 surge que en dicha oportunidad
se cuestionó el planteo esgrimido por el heredero Roberto Marcelo Lalanne y se argumentó
a favor de la vigencia de los legados (v. fs. 135). Por el contrario, nada se expresó respecto de
la improcedencia de sustanciar y decidir la controversia litigiosa en el marco de este juicio, ni
de la necesidad de acudir a un proceso de conocimiento pleno como tardíamente se
denuncia en el recurso extraordinario a fs. 743 vta./744.

Lo expuesto sella adversamente la suerte del embate en tanto resulta ser el fruto de una
reflexión tardía y -por tanto- inhábil para la apertura de la revisión casatoria (conf. doctr.
causas C. 117.127, "Courouniotis", sent. de 22-IV-2015 y C. 120.499, "Bide", sent. de 21-XII-
2016). Ello, sin perjuicio de señalar que el interesado no se ocupa de precisar las razones por
las cuales la decisión atacada que procede a interpretar el contenido del testamento a los
fines de determinar las personas llamadas a suceder excede el marco propio del presente
proceso sucesorio.

V.2. Tampoco es de recibo la protesta ensayada con base en la supuesta afectación del
derecho de defensa de los legatarios que no revisten el carácter de herederos legitimarios (v.
fs. 744 vta./745 vta.).

Basta apuntar al respecto que, contrariamente a lo sostenido por el impugnante -quien, vale
remarcar, no reviste tal condición-, el pronunciamiento en crisis fue dictado previa
intervención de los nombrados. En efecto, la totalidad de los pretendidos legatarios que no
son herederos legitimarios (v. fs. 744 vta.) fueron notificados de sus respectivas
designaciones y se han presentado en el proceso (v. fs. 145/146 vta.), no ajustándose a las
constancias objetivas de la causa la afirmación de que no han tenido oportunidad de hacer
valer sus derechos.

VI. Sentado lo anterior, cabe abordar las críticas relativas a la interpretación efectuada por la
Cámara de las cláusulas testamentarias, las que -adelanto- no han de prosperar.

VI.1. Conforme inveterada doctrina de esta Corte -aplicable en la especie- la interpretación


de la voluntad del testador constituye, por regla, una cuestión de hecho exclusivamente
librada a los jueces de grado y ajena a la jurisdicción extraordinaria de este Tribunal, salvo
que se invoque y demuestre acabadamente la existencia de absurdo (conf. causas Ac.
46.253, "Bianchi", sent. de 7-IV-1992; C. 103.107, "Gastón", sent. de 3-III-2010; C. 109.983,
"Martínez", sent. de 6-V-2015; e.o.), extremo que los quejosos no logran evidenciar.
Veamos.

VI.1.a. En el sub lite, a efectos de privar de eficacia a los legados indicados en los puntos 1 a 8
de la cláusula sexta del testamento, el Tribunal de Alzada interpretó que la voluntad del
testador emergía de la propia literalidad del instrumento público, sin que queden dudas
acerca de la significación de los términos empleados (v. fs. 689 vta./690).

Así, entendió que el testador contempló dos escenarios posibles, según su esposa falleciera
antes o después que él, y en base a ello estructuró dos planes completamente diferentes.

El primero de ellos -dijo- estaba destinado a regir en el supuesto de que la señora Esther
Celia Lombardi de Lalanne lo sobreviviera (lo que efectivamente ocurrió). Para este caso se
estableció el mecanismo destinado a proteger a la cónyuge supérstite plasmado en las
cláusulas segunda y tercera, mediante una mejora en el marco de la porción disponible y la
indivisión forzosa de todos sus bienes por el plazo de diez años desde el fallecimiento del
testador, o por el plazo máximo que fije la ley vigente, o hasta el día en que también fallezca
su esposa.

El segundo fue ideado para el caso de que la esposa falleciera antes que el testador -lo cual
no aconteció-, hipótesis en que la indivisión del acervo hereditario no tendría sentido y para
el cual el causante previó la partición de los bienes a través de los diversos legados
contenidos en la cláusula sexta.
Puntualizó, seguidamente, que los dos escenarios posibles contemplados por el testador con
la consecuente estructuración de dos planes completamente diferentes, se desprendían con
claridad de la literalidad de las disposiciones testamentarias, sin que medie ninguna
circunstancia que permita dudar de la significación dada a sus palabras por el disponente (v.
fs. 689 y vta.).

Concluyó, entonces, que "...al no haberse cumplido la condición prevista en la regla básica
sentada en la primera parte de la cláusula sexta (que la esposa falleciera antes que el
causante), no queda[ba]n dudas de que deben considerarse inexistentes los legados en los
puntos 1°) a 8°) de dicha cláusula (art. 545 CC)" (fs. 690).

VI.1.b. En su pieza recursiva, el coheredero Fernando Daniel Lalanne alega que la sentencia
impugnada se atiene a la interpretación literal de una cláusula y se desentiende del resto (v.
fs. 747). Considera que tanto la cláusula sexta como la sexta inc. 11 tienen eficacia y efectos
plenos: una para la etapa inmediata y la otra para aclarar debidamente que los legados
siempre tienen vigencia y efecto (v. fs. 747 vta.). Arguye que lo sostenido en el fallo
impugnado en cuanto a que lo previsto en el punto 11 de la cláusula sexta carece de
virtualidad y eficacia constituye un yerro que infringe la norma interpretativa y carece de
razones jurídicas (v. fs. 749 vta.).

En sentido análogo, el Asesor de Incapaces aduce que la sentencia eludió indagar la


verdadera voluntad del causante in totum, limitándose a simplificar la cuestión suscitada
refugiándose en la literalidad de una parte de la cláusula sexta del testamento a la cual
adoptó como regla básica que condiciona las restantes disposiciones, desechando el criterio
de protección familiar en su conjunto que alienta todo el cuerpo del testamento (v. fs. 822
vta.).

VI.1.c. Los agravios ensayados en tales términos no alcanzan a fin de descalificar, por
absurdidad, el pronunciamiento atacado (conf. art. 279, CPCC). En efecto, los quejosos no
logran evidenciar el yerro interpretativo denunciado respecto del método empleado por la
Cámara para interpretar el testamento y el resultado obtenido, ello con base en la alegada
violación de la doctrina legal de esta Corte citada a fs. 747 vta., tanto en lo que hace a la
valoración del acto jurídico como a su inexistencia (v. fs. 755 vta.).

Es doctrina de esta Suprema Corte que la declaración redactada con claridad en un


testamento debe ser considerada como idéntica a la voluntad del testador y no cabe
someterla a una interpretación que la torture y transforme. Resultaría arbitrario que, so
pretexto de interpretación, se pretendiera suplantar lo que el testador ha querido por lo que
el juez quiera. De ahí que para cambiar el significado y contenido de lo expresado no
corresponda recurrir a prueba extrínseca, siendo que para juzgar sobre la claridad de las
disposiciones se partirá del supuesto de que las palabras han sido utilizadas en su verdadera
y correcta acepción (conf. causa Ac. 92.371, "L., M. E., L. M. C.", sent. de 23-XI-2005).

Con todo, este Tribunal también ha destacado que cabe cerciorarse de que realmente la
disposición ha sido claramente redactada y concilia con todo el contenido del testamento. Al
efecto, debe recordarse que hay una interrelación entre las frases y las palabras, en la cual
las primeras sirven para aclarar el significado de las últimas e interpretar la verdadera
voluntad del testador (conf. doctr. causa Ac. 92.371, cit.).

En la especie, no se advierte que el fallo en crisis haya eludido indagar en la verdadera


voluntad del causante, ni que haya perdido de vista todo el contexto del acto como
sostienen los recurrentes (v. fs. 822 vta. y 747/748).

En efecto, la Cámara procedió a un exhaustivo análisis de los dos escenarios posibles que, a
su juicio, fueron previstos por el testador, dando razones a fin de avalar su interpretación.
Así, sin desconocer la posibilidad de que los legados sean sometidos a las diversas
modalidades de los actos jurídicos (v. fs. 687 y vta.), juzgó que los contenidos en la cláusula
sexta del testamento revestían el carácter de condicionales (art. 3.610, Cód. Civ.) al estar
subordinados a un acontecimiento futuro e incierto (art. 528, Cód. Civ.) consistente en que la
esposa del causante falleciera antes que él (art. 529, Cód. Civ.). Esta condición -sostuvo-
resulta expresada con absoluta claridad en la primera parte de la cláusula donde se sienta la
regla básica que rige todo el contenido de dicha disposición, parcela donde se estableció
que: "Si su esposa falleciera antes que él, no regirá indivisión alguna de los bienes y los
mismos se distribuirán de la [...] manera" que a continuación expone mediante la
enumeración de los legados en disputa (v. fs. 688).

Esta regla base -a criterio del Tribunal de Alzada- se erige en una pauta esencial a los fines de
interpretar el testamento, estableciendo el verdadero sentido de las disposiciones
testamentarias según la voluntad del causante, la cual -remarcó- ha sido soslayada por
completo por los herederos y legatarios que postulan la vigencia de los legados aferrándose
al punto 11 de la cláusula que, en opinión del tribunal a quo, carece de la trascendencia que
se le pretende asignar (v. fs. 688 vta.).

En adición, tuvo presente la indudable voluntad del causante de proteger y beneficiar a la


esposa, otorgándole todas las ventajas posibles confiriéndole una mejora en el marco de la
porción disponible. En este marco tutelar se inscribe el sistema alternativo que constituye el
núcleo del testamento en el cual -insistió- existen dos escenarios posibles que dependían del
momento en que falleciera Esther Celia Lombardi de Lalanne (v. fs. 688 vta./689 vta.). La
voluntad del testador que emerge de la propia literalidad del instrumento, sin que medien
dudas acerca de la significación de los términos empleados, en su parecer, evidencia que los
legados contenidos en la cláusula sexta sólo cobrarían vigencia si la esposa fallecía antes que
el causante, hecho que no sucedió (v. fs. 690).

El pronunciamiento, a la par, no dejó de analizar el mentado punto 11. Éste, sostuvo, debía
ser interpretado dentro del marco contextual del testamento, no pudiendo leerse de modo
aislado (v. fs. 690 vta. y 691), disposición que trasunta una mención carente de
trascendencia al contener una afirmación que resulta obvia. Al respecto esbozó el siguiente
razonamiento: "En efecto, si la cláusula sexta estaba destinada a regir en el caso que la
esposa del testador falleciera antes que él, es a todas luces evidente que sus disposiciones
podrían haber quedado alteradas por algún testamento que, con todo derecho, pudiera
haber otorgado su cónyuge. Y como en el sub caso no se está ante un supuesto en el que
hayan testado ambos esposos, resulta por demás atendible que el testador introdujera esta
manifestación a los fines de respetar la voluntad de su esposa..." (fs. 691).
Por fin, aseveró que la interpretación propiciada no importa considerar inútil una parte del
testamento, sino desentrañar la inequívoca voluntad del testador, quien estructuró un
complejo mecanismo jurídico en base a dos escenarios (v. fs. 691 vta.).

VI.1.d. Pues bien, la hermenéutica asignada por la Cámara a las cláusulas testamentarias no
ha recibido un reproche que demuestre error palmario y fundamental en la apreciación del
inferior que la condujera a conclusiones incongruentes o contradictorias con las constancias
de la causa, siendo que los impugnantes se han limitado a oponer su propio criterio basado
en personales puntos de vista lo cual, como es sabido, no configura absurdo (conf. causas C.
94.337, "G., L. O.", sent. de 12-III-2008; C. 94.657, "López", sent. de 29-XII-2008 y C. 106.311,
"Borella", sent. de 17-VIII-2011).

Ello dado que la mera discrepancia con las decisiones del tribunal dista de configurar el
supuesto excepcional de absurdo que da lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley, pues no cualquier error ni la apreciación opinable o discutible, ni la posibilidad de otras
interpretaciones alcanzan para su configuración (conf. causas C. 119.524, sent. de 15-VI-
2016; C. 116.483, sent. de 17-VI-2015; e.o.), reproche cuya admisión sólo procede cuando
media cabal acreditación de su existencia. Tal demostración incumbe al impugnante, no
estando habilitado este Tribunal para suplir de oficio la argumentación y refutación que
deben ser idóneamente abastecidas por el interesado, exigencia que no encuentro satisfecha
en los escritos que introducen las pretensiones revisoras intentadas (conf. art. 279, CPCC).

VI.2. Igual suerte adversa han de seguir los cuestionamientos en torno a la alegada errónea
calificación de los legados como "actos inexistentes" expuestos en el recurso deducido a fs.
740/746 (v. fs. 751 vta./753).

La referida crítica adolece de un serio déficit postulatorio, toda vez que el impugnante se
limita a exponer posiciones doctrinarias y jurisprudenciales en torno a la categoría de la
inexistencia del acto como situación jurídica opuesta a la nulidad, omitiendo luego vincular
tales conceptos con el supuesto de autos y precisar en qué habría consistido el pretendido
yerro en la categorización empleada en la sentencia impugnada (art. 279, CPCC).

Para más, no obstante la terminología a la que acudiera el tribunal de grado al declarar


"inexistentes" los legados en disputa, del discurrir del fallo no surge que hiciera referencia a
la categoría de los llamados "actos inexistentes". Antes bien la Cámara ha reputado que
dado su carácter condicional (arts. 528 y 529, Cód. Civ.), ante la falta de cumplimiento de la
condición suspensiva a la cual se encontraban supeditados los legados, resultaban
operativas las consecuencias legales de los arts. 545 y 548 del Código Civil (conf. art. 3.610,
Cód. Civ.). En tal entendimiento cobran sentido las citas que aluden a que en la institución
bajo condición suspensiva el llamamiento no resulta definitivamente eficaz, sino cuando la
condición, es decir el hecho condicionante previsto por el testador, se cumple (v. fs. 688 y
690), así como los preceptos normativos invocados en su apoyo (arts. 3.610, 528, 529 y sigs.
y 545, Cód. Civ.).

En suma, dilucidado el carácter condicional de los legados -conclusión del fallo cuya
absurdidad los quejosos no logran evidenciar- resulta de aplicación lo normado por el art.
3.802 del Código Civil en cuanto prevé que el legado caduca cuando "falte la condición
suspensiva a que estaba subordinado", norma que corrobora la solución contemplada en el
art. 3.610 que remite a la aplicación de las disposiciones en materia de obligaciones
condicionales, en particular el art. 548 del citado ordenamiento.

VI.3. Por fin, resulta inapropiada la invocación de la doctrina legal que se dice infringida (v.
fs. 755 vta.), pues las circunstancias de la presente causa difieren de las del precedente C.
97.288, "Chiappetta" (conf. causas C. 115.881, "Fideicomiso Ave Fénix", sent. de 19-XII-2012;
C. 116.871, "Mirassou", sent. de 3-IV-2014 y C. 116.930, "Padin", sent. de 10-VIII-2016), lo
que permite desestimar este tramo de la impugnación.

VII. En consecuencia, corresponde rechazar los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de


ley examinados (conf. art. 279, CPCC), con costas a los recurrentes vencidos (arts. 68 y 289,
Cód. cit.).

Voto por la negativa.

Los señores Jueces doctores de Lázzari, Negri y Genoud, por los mismos fundamentos del
señor Juez doctor Soria, votaron también por la negativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente

SENTENCIA

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad con lo dictaminado por el señor
Procurador General con relación al recurso extraordinario interpuesto a fs. 820/823 vta., se
lo desestima, al igual que el de fs. 740/756 vta., con costas a los recurrentes vencidos (arts.
68 y 289, CPCC).

El depósito previo de $ 23.200, efectuado a fs. 731, queda perdido para el recurrente (art.
294, Cód. cit.), debiendo el tribunal dar cumplimiento a lo dispuesto por los arts. 6 y 7 de la
resolución 425/02 (texto resol. 870/02).

Notifíquese y devuélvase.

EDUARDO NESTOR DE LÁZZARI - HECTOR NEGRI - DANIEL FERNANDO SORIA - LUIS ESTEBAN
GENOUD.
PROCESO SUCESORIO (TESTAMENTOS) – (Terrón, Carlos Aníbal s. Sucesión testamentaria y ab
Intestato /// CCCLM Sala 3, Santa Rosa, La Pampa; 05/02/2020; Rubinzal Online; RC J 5385/20)

En la ciudad de SANTA ROSA, capital de la Provincia de La Pampa, a los 5 días del mes de
febrero de 2020, se reúne en ACUERDO la SALA 3 de la Cámara de Apelaciones en lo Civil,
Comercial, Laboral y de Minería para resolver el recurso de apelación interpuesto en los autos
caratulados: "TERRÓN, Carlos Aníbal S/ Sucesión Testamentaria y Ab Intestato" (Expte. Nº
21294/19 r.C.A.), venidos del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial, Laboral y de
Minería Nº 1 de la IIIra. Circunscripción Judicial y existiendo unanimidad (art. 257 CPCC), la
SALA, dijo:

I.- Proveído apelado de fs. 86.

El tercer párrafo de la providencia apelada, resuelve sobre el escrito presentado por Aníbal
Raúl TERRÓN y Mirta Griselda TERRÓN a fs. 73/74vta -"Solicitamos nulidad de testamento-
Interponemos acción de reducción"- y dice "Atento la pretensión articulada, ocurráse
conforme lo manda el art. 2339 'in fine' del CCyC 'mediante proceso contencioso'...". Es objeto
de recurso de reposición y apelación en subsidio por parte de los presentantes (fs. 91/92) y,
rechazada la revocatoria, se concede la apelación, de la que se corre traslado a los restantes
herederos (fs. 93) y es respondida por Rubén Dario TERRON (fs. 101/104) y por el albacea
testamentario (fs. 106).

II.- Recurso de Aníbal Raúl TERRÓN y Mirta Griselda TERRÓN.

Los apelantes se agravian de lo resuelto por el juez a quo al entender que el art. 2339 in fine
del CCyC no expresa la obligatoriedad de un proceso contencioso; manifestando que en su
escrito de fs. 73 punto II se deja en claro que peticionan la nulidad exclusivamente sometido a
la pericia caligráfica y en resguardo de la legítima, pudiéndose ello dilucidarse en el proceso
sucesorio, ya que promover un incidente es un dispendio procesal.

Asimismo, solicitan se tenga presente el planteo de la acción de reducción fundada en el art.


2452 del CCyC ante la posible validez del testamento impugnado y en protección de la
legítima, no siendo necesario iniciar incidencia alguna.

III.- Tratamiento del recurso.

Esta Sala -con igual integración- en Expte. Nº 20816 r.C.A. dijo que: "Resulta oportuno
remarcar que el recurso de reposición debe estar debidamente fundado, pues el escrito
funciona como memorial -para el caso que dicho recurso fuera desestimado y haya sido
acompañado con apelación en subsidio-, por lo que es necesario que dicha presentación
cumpla con los requisitos de suficiencia que impone el art. 246 del CPCC.- Como así también,
es dable resaltar que el art. 236 inc. 3°) del CPCC determina que el recurso de apelación
procede únicamente contra las providencias simples que causen un gravamen que no pueda
ser reparado por la sentencia definitiva.-"
Ahora bien, los apelantes dicen agraviarse de lo dispuesto por el juez a quo en el proveído
apelado, al entender que no es obligatorio el inicio de un proceso contencioso ante la petición
de nulidad y que ello sólo provoca "un dispendio procesal" y que con la pericia caligráfica
pedida y ordenada en autos es suficiente, solicitando que se tenga presente el planteo y se
resuelva una vez producida la prueba pericial; además de peticionar que se contemple el
planteo de la acción de reducción por tratarse "de una cuestión de puro derecho".

Analizado lo expuesto por lo recurrentes, no surge cuál es el gravamen irreparable que les
ocasionaría el tercer párrafo del proveído de fs. 86; pues como ya lo expresáramos en la Causa
Nº 20937 r.C.A. "En materia de apelación el interés justificativo para la concesión de un
recurso está dado por el gravamen que la resolución le provoca a la parte. Su ausencia no
transforma una providencia simple en apelable. Para que esta proceda, los efectos de la
providencia simple no pueden ser subsanados en el transcurso del proceso, lo que no sucede
en el supuesto en análisis".

En autos, el magistrado de la instancia anterior ante la solicitud de nulidad de testamento "por


no constarnos que haya sido escrito de puño y letra del testador" y "amén de la autenticidad
es nulo el testamento o, en su caso, la disposición testamentaria, en virtud de estar violándose
la legítima de los descendientes " (fs. 73 punto II) en el marco del proceso sucesorio, resolvió
que debían ocurrir conforme lo manda el art. 2339 in fine del CCyC, el cual determina que en
caso de existir testamento ológrafo -como en autos- se debe comprobar la autenticidad de la
escritura y firma del testador mediante pericia caligráfica, posteriormente, el juez debe
rubricar y mandar a protocolizar, no impidiendo ello que sean impugnadas la autenticidad ni la
validez del testamento -tal el planteo efectuado por los recurrentes a fs. 73/74- mediante
proceso contencioso.

Los recurrentes debieron criticar en forma concreta y razonada lo resuelto por el juez a quo,
señalando el gravamen que les causa la manda de ocurrir conforme lo determina el art. 2339
del CCyC, cosa que no hicieron.

En consecuencia, no causándole gravamen alguno el tercer párrafo de la providencia de fs. 86,


corresponde declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto en forma subsidiaria
(art. 236 inc. 3° del CPCC).

Por ello, la SALA 3 de la Cámara de Apelaciones,

RESUELVE:

Declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto subsidiariamente por Aníbal Raúl
TERRÓN y Mirta Griselda TERRÓN a fs. 93/92, conforme los fundamentos dados en los
considerandos.

Regístrese, notifíquese la parte dispositiva (art. 461 del CPCC). Oportunamente, devuélvase al
Juzgado de origen.

Guillermo S. Salas - Laura Cagliolo - Miriam N. Escuer.

CONSIGNA:
1) Realice una opinión fundada del fallo que se transcribe.

CASO 2: NULIDAD DE TESTAMENTOS

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