Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La primera etapa del desarrollo psicosexual postulado por Sigmund Freud es la etapa oral, la cual dura desde el
comienzo de la vida hasta el primer año. Durante la misma, la zona erógena está en la boca y la vivencia del placer se
da a través de ella. La satisfacción sexual se realiza de forma simultánea con la actividad autoconservadora ya que
mediante la boca tiene contacto con la madre y con el mundo exterior. Encontramos dos momentos:
Succión: Ocurre desde los 0 a los 6 meses, el bebé tiene una total dependencia materna. Es a través de la
succión donde el bebé encuentra su satisfacción. Cuando no succiona se frustrará y será este el conflicto que
tendrá que superar.
Canibalística o sádico-oral: Ocurre desde los 6 meses hasta el año. La forma de placer cambia por la aparición
de los dientes que le permiten ir incorporando otro tipo de alimentación, lo cual comienza a darle
independencia de la madre y del amamantamiento. El niño encuentra placer en masticar, devorar y destruir
objetos con sus dientes.
Este deseo de devorar significa o representa el anhelo de una conexión más íntima, de tener el objeto enteramente
para sí. Se la debe considerar como positiva o amistosa. Sin embargo, en esta tendencia se puede observar una
ambivalencia entre este deseo amoroso de una conexión más íntima, como habíamos mencionado y el impulso
hostil de destruirla como ente del mundo exterior.
La forma en que transcurre esta etapa tiene consecuencias decisivas en la actitud posterior del sujeto frente a la
realidad. Una amplia satisfacción oral lleva a un optimismo seguro, en cambio, las privaciones orales intensas
producen actitudes pesimistas o sádicas exigencias. Si el individuo queda fijado en esta etapa tendrá un intenso
deseo a ser mantenido por otros; a solicitar, rogar y exigir en demasía; ser “charlatanes”; otras manifestaciones
orales son: verborragia, incoherencia y precipitación al hablar, tendencia al mutismo, y trastornos somáticos de
boca, garganta y estómago.
Freud llamó a la segunda etapa del desarrollo psicosexual fase o etapa anal porque la zona erógena es el ano. Ocurre
entre el primer y el tercer año de vida aproximadamente, en forma simultánea el niño comienza a establecer hábitos
de limpieza.
El recto es el asiento de las más importantes sensaciones placenteras. Las manifestaciones características de esta
etapa son: el placer en la defecación, el agrado por los excrementos y al mismo tiempo, la tentativa de someter al
control de la voluntad la actividad del esfínter. El niño valoriza sus materias fecales con deleite, las considera la
primera producción creada personalmente y que puede brindarse al mundo exterior. Le produce excitación el acto
de mover el vientre y los trastornos intestinales.
Encontramos dos fases:
Primaria o expulsiva: el niño obtiene el máximo placer por el pasaje de materias fecales a través del ano.
Secundaria o retentiva: el placer está dado por la retención de las heces.
Es característico de esta etapa el jugar con barro, arena, tierra, plastilina, piedras. Las acciones sádicas consisten
principalmente en pisotear o patear el objeto o la tendencia a retenerlo para atormentarlo o dominarlo.
La tercera etapa del desarrollo psicosexual es la etapa fálica, que abarca desde los tres a seis años, en los cuales los
genitales del niño son su principal zona erógena. Es en esta tercera etapa de desarrollo infantil que los niños se
vuelven conscientes de su propio cuerpo, los cuerpos de los otros niños, y los cuerpos de sus padres, y satisfacen la
curiosidad física por desnudarse y explorarse entre sí y los genitales, y así aprender las diferencias entre lo masculino
y lo femenino.
Encontramos una etapa uretral en la cual produce placer el paso de la orina por la uretra.
En esta etapa, el pene o falo adquiere para el niño un valor mágico; para la niña lo hace el clítoris y es normal que
tiendan a estimularlo mediante la masturbación.
En la etapa fálica, la experiencia psicosexual decisiva de un niño es el complejo de Edipo, su competencia es el padre
por la posesión de la madre. Análogamente, en la fase fálica, la experiencia psicosexual decisiva de una niña es
el complejo de Electra, su competencia es la madre por la posesión psicosexual del padre.
La teoría pertenece a S. Freud. El periodo de latencia va desde los 5-6 a 12años, pubertad (los impulsos sexuales
permanecen latentes) según la época de la vida en la cual los intereses sexuales genitales son sustituidos por otras
actividades o intereses, como el deporte, la música, etc.
La etapa genital adulta es la quinta del desarrollo psicosexual formulada por Sigmund Freud. Abarca la pubertad (11-
12 años) y la edad adulta.
Al igual que en la etapa fálica, la etapa genital se centra en los órganos genitales, pero la sexualidad es consensual y
adulta, en lugar de solitaria e infantil.