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TITULO: EL PADRE AMOROSO RECIBE A SU HIJO


TEMA: EL AMOR DE PADRE LO LLENA TODO
 
Leamos Lucas. 15:11-249

Todos nosotros, necesitamos regresar como el hijo pródigo, a nuestro Padre


amoroso. Aunque algunos de nosotros nos hemos ido por nuestro propio camino,
egoísta y necio, nuestro amoroso Dios espera con paciencia a que nos
arrepintamos y volvamos a Él. Si así lo hacemos, Él No nos regaña, ni nos castiga,
sino que nos recibe con lágrimas de gozo y besos de amor. El perdona nuestros
pecados, cubre nuestra desnudez y satisface nuestra hambre con lo mejor: ¡el
Señor Jesucristo!, quien fue sacrificado por nosotros.
 
 “... Comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo estaba muerto, y ha revivido;
se había perdido, y es hallado” (Lucas. 15:23-24).
 
Del texto leído en Lucas. 15:11-24, se entiende que:
 
1.    El menor de los dos hijos se impacientó esperando la herencia de su padre.
No pudo esperar hasta que su padre muriera, sino que pidió egoísta e
insensiblemente su herencia, aún mientras su padre estaba vivo. ¡Qué falto de
corazón y egoísta era este hijo! 
 
2.    Muy poco después de recibir el regalo (la herencia) que tan difícilmente había
ganado su padre, el hijo menor se fue de la casa a un país lejano. En corto
tiempo de una vida desordenada y desperdiciada, todo lo que obtuvo de
herencia desapareció. Cuando ya no tenía nada, también se fueron sus
amigos. 
 
3.     Entonces, el hambre llegó. Sin dinero, amigos, ni trabajo, con dolor de
estómago y hambriento se quedó completamente solo. Encontró un trabajo que
nadie quería. Estaba cuidando y alimentando los puercos sucios y apestosos. 
 
4.    Sin embargo, la soledad, el hambre y la vergüenza hicieron su trabajo. Este
hijo tonto, de corazón duro y pecaminoso volvió en sí. Se dio cuenta que sería
mucho mejor dejar a un lado su orgullo, arrepentirse y volver a su padre. Quizá
él le mostraría misericordia y le recibiría de nuevo, a pesar de todo lo que
había hecho. Determinó confesar su pecado y pedirle trabajo como sirviente,
porque sintió que no era digno de ser llamado su “hijo”. 

Proverbios 28:13
“El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”

 
5.    El padre vio a su hijo regresando al hogar aun cuando estaba muy lejos.
Probablemente el padre, con su corazón roto, todos los días salía para ver y
orar si quizá su hijo regresaba al hogar. Viendo a su hijo, el corazón del padre
se llenó de compasión, amor y misericordia. Corrió hacía él, se le echó a su
cuello y le besó.
 
6.     Ya que el hijo pródigo había confesado su pecado y dijo: “Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo”, el padre no le permitió decir nada más. ¡No podía
soportar oír tales palabras! Aunque no apareció dignamente, sino que apareció
como un pobre mendigo, ¡Era el hijo querido que había regresado a este padre
amoroso!
 
7.      El hijo pródigo esperaba un trato duro de su padre… ¡Qué sorpresa! El padre
perdonó todos sus pecados y estuvo gozoso de recibir nuevamente a su hijo.
Cambió sus ropas sucias por el mejor vestido, Sus manos deterioradas
recibieron un anillo de oro y sus pies descalzos y cansados fueron calzados
con sandalias. Y la mayor sorpresa de todas fue que un becerro especialmente
engordado fue matado para festejar juntos y quitar su hambre. 
 
8.     La exclamación del padre: “Este mi hijo estaba muerto, y ha revivido, se
había perdido, y es hallado”, nos muestra el profundo sentimiento en el
corazón de este amoroso padre. Él no le dijo hijo malvado o hijo
desagradecido, sino hijo muerto, e hijo perdido. Esto muestra que su corazón
estaba lleno de tristeza y pesar de que su hijo se había ido, no lo recibió con ira
ni con venganza.

Hermanos:

1.    Cuando nuestro corazón es egoísta y le damos la espalda a Dios y nos


alejamos de Dios, nosotros, como el hijo pródigo, vamos derecho a la ruina y a
la miseria. 
 
2.   La misericordia de Dios nos vuelve en sí y nos hace recordar a nuestro
querido Dios y Padre.  Cuando regresemos a El encontraremos que aún nos
ama, y está lleno de tristeza y pacientemente espera que regresemos a Él. 
 
3.     Sin importarle nuestros pecados y errores, Él nos ama, nos da la bienvenida,
nos recibe y llena completamente nuestra necesidad. El perdona nuestros
pecados, cubre nuestra desnudez y vergüenza, y nos satisface con Cristo.!!
 
4. ¿No deberíamos abrir nuestros corazones, creer en El y regresar a El hoy
mismo?

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