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Proverbios 28:13
“El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
5. El padre vio a su hijo regresando al hogar aun cuando estaba muy lejos.
Probablemente el padre, con su corazón roto, todos los días salía para ver y
orar si quizá su hijo regresaba al hogar. Viendo a su hijo, el corazón del padre
se llenó de compasión, amor y misericordia. Corrió hacía él, se le echó a su
cuello y le besó.
6. Ya que el hijo pródigo había confesado su pecado y dijo: “Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo”, el padre no le permitió decir nada más. ¡No podía
soportar oír tales palabras! Aunque no apareció dignamente, sino que apareció
como un pobre mendigo, ¡Era el hijo querido que había regresado a este padre
amoroso!
7. El hijo pródigo esperaba un trato duro de su padre… ¡Qué sorpresa! El padre
perdonó todos sus pecados y estuvo gozoso de recibir nuevamente a su hijo.
Cambió sus ropas sucias por el mejor vestido, Sus manos deterioradas
recibieron un anillo de oro y sus pies descalzos y cansados fueron calzados
con sandalias. Y la mayor sorpresa de todas fue que un becerro especialmente
engordado fue matado para festejar juntos y quitar su hambre.
8. La exclamación del padre: “Este mi hijo estaba muerto, y ha revivido, se
había perdido, y es hallado”, nos muestra el profundo sentimiento en el
corazón de este amoroso padre. Él no le dijo hijo malvado o hijo
desagradecido, sino hijo muerto, e hijo perdido. Esto muestra que su corazón
estaba lleno de tristeza y pesar de que su hijo se había ido, no lo recibió con ira
ni con venganza.
Hermanos: