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Chaves y Segura - Experiencias Metropolitanas
Chaves y Segura - Experiencias Metropolitanas
EXPERIENCIAS
METROPOLITANAS
Mariana Chaves
Ramiro Segura
(directores)
Experiencias metropolitanas: clase, movilidad y modos de habitar
en el sur de la Región Metropolitana de Buenos Aires / Mariana
Chaves… [et al.]; coordinación general de Mariana Chaves; Ramiro
Segura. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Teseo,
2021. 348 p.; 20 x 13 cm.
ISBN 978-987-723-287-5
1. Zonas Metropolitanas. 2. Antropología. I. Chaves, Mariana,
coord. II. Segura, Ramiro, coord.
CDD 301.0982
Agradecimientos..............................................................................9
7
8 • Índice
8
Agradecimientos
9
10 • Experiencias metropolitanas
Antropología y metrópoli
13
14 • Experiencias metropolitanas
2 Las cursivas serán utilizadas a lo largo de todo el libro para destacar por cri-
terio de los/as autores términos en el texto.
3 Los y las autoras/es de este libro entendemos que el uso del masculino como
genérico no solo oculta la mención de lo femenino, sino que confirma jerar-
quías en favor de los varones (Faur, 2017). Nos situamos en una posición
dinámica, crítica y de reflexión continua en relación con los usos conven-
cionales del lenguaje reconocidos como androcéntricos y sexistas. Se leerá
que en la mayor parte de la escritura asumimos de todos modos un uso del
género gramatical masculino de forma inclusiva, en algunos casos se utiliza
la barra para indicar dos géneros y, en otras secciones, principalmente el
capítulo 7, se corresponde el uso del femenino o masculino con cada género
heteropercibido.
Experiencias metropolitanas • 15
Ricardo Piglia
Tipo
sociourbano
Barrio cerrado X X
Barrio X X
tradicional de
clases altas
Barrio de clase X X
media en
casco urbano
Barrio X X
industrial
Barrio X X
periurbano de
clase media/
baja
Asentamiento X X
/villa
Trabajo de campo
Todas las instancias del trabajo de campo fueron colecti-
vas, en su desarrollo participaron muchos investigadores/
as que se encontraban en distintos momentos de formación
28 • Experiencias metropolitanas
Bibliografía
49
50 • Experiencias metropolitanas
2 “La Región abarca el área que a partir del año 2003 el INDEC define en sus
estadísticas como el Gran Buenos Aires (GBA) que está compuesto por la
Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Gran Buenos Aires (24 munici-
pios), y otros 16 partidos de la tercera corona que incluyen el denominado
Gran La Plata (La Plata, Berisso y Ensenada) [...]. Se trata de Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires y los siguientes partidos: Almirante Brown, Avellaneda,
Berazategui, Berisso, Brandsen, Campana, Cañuelas, Ensenada, Escobar,
Esteban Echeverría, Exaltación de la Cruz, Ezeiza, Florencio Varela, Gene-
ral Las Heras, General Rodríguez, General San Martín, Hurlingham, Itu-
zaingó, José C. Paz, La Matanza, La Plata, Lanús, Luján, Lomas de Zamora,
Malvinas Argentinas, Marcos Paz, Merlo, Moreno, Morón, Pilar, Presidente
Perón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel, San Vicente, Tigre,
Tres de Febrero, Vicente López, Zárate” (Fernández, 2011: 2).
54 • Experiencias metropolitanas
La Plata
El partido de La Plata lleva el mismo nombre que su ciudad
cabecera, que es además la capital de la Provincia de Buenos
Aires y forma parte del tercer cordón de la RMBA y de lo que
se denomina Gran La Plata. Se ubica a 56 km al sudeste de
CABA, hacia el sur. Según el censo de 2010, está habitado por
654.324 personas, en una extensión territorial que abarca
una superficie de 942,2 km², con una densidad de 694,4
hab./km² (INDEC, 2010). La ciudad cabecera presenta la par-
ticularidad de haber sido planificada desde sus inicios por
la élite gobernante hacia fines del siglo XIX, que colocaron
su piedra fundacional en 1882. De acuerdo a Segura (2015),
el trazado fundacional consistió en un cuadrado de 40 por
40 manzanas dispuestas a manera de cuadrícula y delimi-
tado por una avenida de circunvalación. Se fue conectando
y expandiendo con localidades preexistentes a lo largo del
viejo Camino Real y luego con las líneas férreas provincia-
les. Ya desde ese tiempo el poblamiento no fue del centro
a la periferia, sino que a la par se constituyeron núcleos
poblacionales por fuera del diseño original y dentro de él.
Efectuando una generalización, podemos decir que
“los de afuera” (Segura, 2015) hacia Zona Sur y Oeste son
habitantes mayormente de sectores populares, con hetero-
geneidad en los ingresos, que van desde sectores medios
asalariados o cuentapropistas hasta sectores de pobreza e
indigencia. Hacia el este, el crecimiento no era posible por
la limitación con los partidos de Ensenada y Berisso, y hacia
el norte, que es la vía de conexión del corredor sur hacia
CABA, se ubicaron –nuevamente siendo injustos con cierta
66 • Experiencias metropolitanas
Berisso
En la actualidad, Berisso tiene una población de 88.470
habitantes a lo largo de una superficie de 137 km², con
una densidad poblacional que abarca 643 hab./km² (INDEC,
2010). Para esta investigación, hemos tomado una zona de
la localidad que caracterizamos como de tipo sociourbano
“barrio periurbano de clase media/baja” (ver la introduc-
ción de este mismo libro), alejado del núcleo central prima-
rio del partido, conocido como “el centro”. En sus comien-
zos las tierras de la localidad pertenecían a Ensenada hasta
1866, momento en que fueron transferidas al municipio de
La Plata. Su fundación se remonta al año 1871, cuando el
genovés Juan Berisso instaló el saladero de carnes conocido
como San Juan (Guruciaga, 1995), en el lugar que tiempo
después ocuparía el Parque Cívico. Si bien este saladero le
otorgó a la localidad la fecha fundacional, son los frigorífi-
cos Swift y Armour los que le dieron centralidad económica
a la ciudad (Albornoz et al., 2005). El desarrollo de estas
industrias está directamente relacionado con la consolida-
ción del Puerto de La Plata, impulsado por la Ley Nacional
1.258 en octubre de 1882.
En 1919 Berisso se articuló políticamente con una
Delegación de Ensenada para su administración. Con el
paso del tiempo, por el éxito de su actividad económica
y un arduo trabajo de sus habitantes para lograr la auto-
nomía, se logró que pasara a ser delegación primero y en
68 • Experiencias metropolitanas
Ensenada
Ensenada se ubica a la vera del Río de la Plata; esta locali-
zación geográfica es un factor clave para hablar de sus orí-
genes, directamente relacionados a la actividad portuaria.
En cuanto a su nombre, en un comienzo se conocía como
“Ensenada del Fuerte Barragán” debido al accidente costero
“Ensenada” y en honor a uno de los primeros poblado-
res del lugar, Gutiérrez de Barragán (Ursino, 2015; Scarfó,
1997). Los principios de la urbanización fueron pautados
bajo el mandato del virrey Marqués de Avilés, así como el
Berazategui
Pisando Berazategui, entramos al segundo cordón de la
RMBA. Su historia comenzó a fines del siglo XIX, cuando, en
los comienzos de la red ferroviaria, “José Clemente Bera-
zategui dueño de una importante fracción de campo en la
zona, regaló al ferrocarril una fracción […] con destino a la
estación y como era costumbre entonces, la empresa le [dio]
a ésta su nombre” (Grau, 2001, 1994: 7). Con el correr del
tiempo, se fueron construyendo comercios en las cercanías
a la estación, que le dieron forma al pueblo que hoy conoce-
mos como Berazategui. Este avance del entramado urbano
por sobre las tierras rurales conforma el movimiento de
extensión a través del cual se fue desarrollando el corre-
dor sur de la RMBA (Di Virgilio et al., 2015). La localidad
fue consolidándose dentro del partido de Quilmes hasta la
década de 1960, momento en el que logró su autonomía
(Municipalidad de Berazategui, 2018)13.
En cuanto a las actividades económicas en Berazategui,
se destaca la industria, con empresas emblemáticas como
Cristalería Rigolleau, Ducilo y Maltería. Reflejo de esto
es el nombramiento provincial que recibió en 2015 como
la capital de los parques industriales (Municipalidad de
Berazategui, 2018). Pero también, como habíamos indicado
cuando hablábamos de La Plata, con su producción agrícola
forma parte del Cinturón Hortícola Bonaerense, donde sus
trabajadores/as se adaptan a las innovaciones agroecológi-
cas y hacen frente al avance del urbanismo por sobre la zona
rural (Ghetti, 2014). La población a 2010 era de 324.244
habitantes distribuida en una superficie de 221 km², con
Florencio Varela
Si seguimos optando por recorrer las localidades en tren,
tenemos dos opciones para llegar a Florencio Varela salien-
do desde La Plata: podemos bajarnos en Berazategui, hacer
conexión con la línea Bosques (vía Quilmes) hasta la esta-
ción Bosques, y ahí enlazar con la línea Constitución-
Gutiérrez hasta llegar a la estación Florencio Varela; una
segunda posibilidad es ir hasta la estación “Darío Santillán
y Maximiliano Kosteki” (ex-Avellaneda) y hacer conexión
con la línea Constitución-Gutiérrez, para llegar a la esta-
ción Varela. El relato se invierte si salimos desde CABA,
obviamente.
Siguiendo las notas de Basta y Suárez (s/f), podemos
contar que en el transcurso del siglo XIX esta localidad fue
atravesando sucesivas transformaciones, la mayoría como
consecuencia de fragmentaciones del territorio por parte de
estancieros, ya sea para herederos/as o bien para la venta de
parcelas. De a poco fueron llegando migrantes europeos/as
y familias bonaerenses que buscaban escapar de las epide-
mias de la fiebre amarilla o encontrar oportunidades labo-
rales en el comercio, la producción industrial o el cultivo de
la tierra. La zona se fue poblando y se consolidó el núcleo
urbano “San Juan Bautista” en honor a su fundador, Juan de
la Cruz Contreras. El pueblo perteneció en un principio al
Quilmes
Parte de la historia del actual Quilmes está expresamente
signada por la forma colonial de dominación sobre los pue-
blos originarios. Este territorio atravesó por el contrabando
en la época colonial, las invasiones inglesas, el poblamiento
de los Quilmes y la posterior reducción, hasta llegar al 14
de agosto de 1812. Este día constituyó un antes y un des-
pués en la historia quilmeña, ya que se concretó el decreto
aprobado por el triunvirato, gobierno de la época, en el que
fue declarada extinta la reducción de la Santa Cruz de los
Indios Quilmes (Miguez, 2003), lo que originó
Avellaneda
Si continuamos el recorrido en el tren ramal La Plata-
Constitución, la última parada antes de llegar a CABA es la
Llegada
Bibliografía
Introducción
89
90 • Experiencias metropolitanas
1 Las comillas se emplean para señalar palabras o frases textuales tanto de las
personas entrevistadas como de otros autores.
2 Para el tipo sociourbano denominado “villa/asentamiento”, se realizaron 12
entrevistas. Siete de ellas, realizadas en la villa ubicada en la localidad de
Quilmes, y las cinco restantes, en los asentamientos de Florencio Varela.
Cabe mencionar que la muestra presenta un sesgo de género, ya que, de las
13 personas entrevistadas, 12 fueron mujeres (el impacto del género en la
experiencia metropolitana se trabaja con mayor profundidad en el capítulo
7). Sin embargo, debido a que las entrevistas realizadas buscaron conocer la
cotidianeidad de la totalidad de los integrantes de cada unidad doméstica,
fue posible una aproximación a la experiencia metropolitana de todas las
personas que habitaban una misma unidad.
Experiencias metropolitanas • 91
La villa en Quilmes
4 “Desde fines de la década del 40 hasta principios de los 50 unas 200.000 per-
sonas llegaron a Buenos Aires en el marco de este proceso […]. En conse-
cuencia, entre 1947 y 1960 la población del área conurbana de la Ciudad de
Buenos Aires creció más del doble y, a pesar de las políticas habitacionales y
del elevado nivel de inversión pública en vivienda social, la creación de nue-
vas viviendas formales fue sobrepasada por el tamaño de la migración” (Van
Gelder et al., 2013: 125).
94 • Experiencias metropolitanas
5 En el caso aquí abordado, las tierras sobre las que se constituyó la villa per-
tenecen a Vialidad Nacional (Farías, 2017).
Experiencias metropolitanas • 95
Los relatos nos dejan ver que sus habitantes son cono-
cedores de los estigmas que pesan sobre ellos, lo que es vivi-
do y ante lo que se posicionan de distintas formas (Guber,
1984), expresado en muchos casos en términos de resigna-
ción, enojo o impotencia.
Experiencias metropolitanas • 97
Habitar la villa
6 Este era el nombre anterior del Hospital Interzonal General de Agudos Pre-
sidente Perón ubicado en la localidad de Sarandi, partido de Avellaneda.
Experiencias metropolitanas • 99
Representaciones
En las narraciones que hicieron las personas entrevistadas,
hay imágenes sobre el lugar de residencia que organizamos
analizándolas como representaciones sociales. Identifica-
mos tres: de conectividad, “lugar transitorio” y “lugar con-
flictivo”. La primera es la conectividad. Que no es un término
nativo, sino el nombre con el que englobamos las descrip-
ciones sobre la ventaja de habitar este lugar por el hecho
de tener todo cerca, sea dentro de la villa o en un “afuera”
que está “acercado” por la amplia variedad de medios de
transportes que se conectan con las localidades o zonas más
recorridas, como el centro de Quilmes, Ciudad de Buenos
Aires, La Plata y Avellaneda. Esta característica nos habla
de una posición estratégica de la villa al ubicarse sobre el
trazado principal de vías de intercambio y movilidad, y
102 • Experiencias metropolitanas
Ya te digo, por lo general no son los del barrio los que hacen
el daño, siempre son los que vienen de afuera […]. Es todo
por la droga, es todo por el maldito paco que uno mismo
ve que venden.
Representaciones
En primer lugar, una imagen emergente de Florencio Varela
es la de “ciudad dormitorio”. Esta representación se vin-
cula a los procesos históricos de conformación de la loca-
lidad, principalmente a su crecimiento exponencial en los
90 con población de otros municipios, provincias o incluso
países limítrofes que se asientan allí, pero buscan y consi-
guen trabajo en localidades próximas, principalmente Capi-
tal Federal (CABA).
Habitar el asentamiento
Construimos analíticamente tres formas del habitar (Segu-
ra, 2018) el asentamiento que desarrollamos a continua-
ción: el arte de los trasbordos, vivir encerrada y “Si no
salimos, no comemos”. Sin espíritu de afirmar que es lo
único posible ni subsumir todas las experiencias, la apues-
ta fue identificar ciertas regularidades que dialogan con
lo expuesto previamente como representaciones y son la
modelización general de desplazamientos que presentamos
en los capítulos 7 y 8 de este libro.
7 En uno y otro caso, son las mujeres adultas de las unidades domésticas las
que realizan los relatos, y sus compañeros varones son quienes trabajan fue-
ra del hogar y por tanto los protagonistas de los “viajes en cadena” que des-
criben. En ambos casos, son ellas las que permanecen más tiempo en sus
viviendas a cargo de las tareas domésticas y el cuidado de los niños. El géne-
ro como organizador de las experiencias metropolitanas será abordado en
profundidad en el capítulo 7 de este libro.
8 En esta oportunidad, la entrevistada realiza un uso restringido de “Varela”
para aludir al centro de la ciudad. En su empleo del término, el centro y los
asentamientos se señalan como espacios contrastantes. Esta diferencia,
como advertimos anteriormente, no siempre es el criterio que prima cuan-
do las representaciones sobre los asentamientos refieren también a la locali-
dad o cuando se generalizan los problemas de estos territorios para presen-
tarlos como propios de Florencio Varela.
116 • Experiencias metropolitanas
Conclusiones
Bibliografía
Barrio de trabajadores
Introducción
131
132 • Experiencias metropolitanas
3 Por su parte, las “clases medias altas” –incluyendo aquellos sectores de las
clases medias que en las últimas décadas experimentaron un notorio proce-
136 • Experiencias metropolitanas
4 La imagen de Berisso como “pueblo” es cercana a la idea del Dock Sud (Ave-
llaneda) como “comunidad” que expresa Julia, una joven de 28 años que cur-
sa estudios terciarios y trabaja como docente. La idea de comunidad aparece
en el relato de Julia vinculada a la posibilidad de relaciones cara a cara, a la
escala de la localidad y sobre todo a los lazos de proximidad y solidaridad
que pudo establecer en su barrio.
Experiencias metropolitanas • 151
Fronteras de clase
Bibliografía
Introducción
167
168 • Experiencias metropolitanas
3 La canción “Las casitas de barrio alto”, grabada por Víctor Jara (1971), con-
tiene parte de esta historia de traducción urbana y de clase: la versión origi-
nal de Malvina Reynolds “Little boxes” de 1962 –popularizada por Pete See-
ger– relata este otro paisaje urbano de clases medias “conformistas” con
casas en serie que se aglutinaban en las afueras de grandes ciudades de Cali-
fornia –como San Francisco o Los Ángeles– luego de la Segunda Guerra
Mundial. Sin embargo, Víctor Jara hace referencia a la Santiago de Chile de
los años 70, donde, en estos tipos de diseños urbanos, residían sectores altos
y medios-altos que tendían a “cerrar” sus barrios, adaptando así la letra de la
canción para este otro contexto.
Experiencias metropolitanas • 175
Por otro lado, Darío (38 años) nos comentaba que “casi
todos los vecinos llevan a los chicos a doble escolaridad”.
En algunos casos, padre o madre se turnan en el llevar y
traer; en otros, la madre es la que está más dependiente
de las movilidades de los hijos/as. También existe el servi-
cio de transporte escolar que tiene la posibilidad de acce-
so hasta la entrada de las viviendas, o bien coordinan con
otras familias para hacer pool4, que consiste en turnarse para
pasar a buscar a lxs niñxs y adolescentes de la otra fami-
lia cuando comparten ámbitos educativos o bien estos se
encuentran cercanos.
Sin embargo, la posición de lejanía de los barrios cerra-
dos respecto de los nodos urbanos, y principalmente del
casco fundacional de La Plata, es señalada como una des-
ventaja que se agrava en jóvenes adultos/as que no disponen
de un auto, por lo que se genera una mayor dependencia,
lo que se suma a la no utilización del transporte públi-
co o de bicicletas o motocicletas para desplazarse. Algu-
nos relatos de nuestras entrevistadas ayudan a ilustrar esta
situación: “Yo padecí el barrio porque yo ya vine con los
chicos adolescentes, acá se mudaban con nenes chiquitos
que los tenían controlados en el colegio” (María Marta, 57
años). Ya más grandes, “cuando empiezan la facultad, hay
que comprarles un auto”.
El caso de Malena (52 años), en este sentido, es intere-
sante y suma otras particularidades. Por su ubicación, tarda
aproximadamente una hora en auto por la avenida 44 hasta
los lugares que frecuenta en el casco de La Plata, y cuenta
que este tiempo de viaje producto de la distancia y la lejanía
les permitió a ella y su marido poder hablar más con su hijo
e hija y tener un momento de mayor intercambio en el día
a día. Su familia organiza su viaje compartiendo un auto: su
pareja la lleva a ella y a los/as chicos/as hacia el casco de
Los/as vecinos/as
Existe en estos grupos una circulación por espacios bastante
homogéneos en términos de origen social y contactos (capi-
tal social), lo que hemos llamado “círculos” donde se ubican
amigos/as y familia. El circuito de vida cotidiana halla-
do y nombrado como el círculo de “Zona Norte” requiere
ser relativizado, para renunciar a pretensiones de totalidad.
Los/as habitantes de zonas urbanas “tradicionales” tejen
redes de sociabilidad, estableciendo ciertas fronteras socia-
les con otros sectores que también generan las suyas, como
pudimos ver en los capítulos previos y continuaremos ana-
lizando en los próximos. Establecer esa red de conocidos/
as que emerge en las conversaciones en los espacios com-
partidos es crucial para la seguridad personal, pero también
para armar la agenda cotidiana o para conseguir trabajo y
para hacer de ese espacio algo familiar (Fuentes, 2011).
Experiencias metropolitanas • 193
ellos por ahí se comportan más como barrio que por ahí
nosotros, que estamos más adentro: se sientan afuera, hacen
asados afuera o a veces ponen una pelopincho, o sea como
que ellos lo usan más como barrio eso, no son muchos, serán
4, 5 familias.
Conclusiones
Bibliografía
El malestar en la ciudad
JOAQUÍN VÉLEZ Y AGUSTINA HORNA
Introducción
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208 • Experiencias metropolitanas
cambió mucho en eso, porque antes por ahí no era tan, tan
inseguro, pero ahora como que se ve mucho.
Espacios desiguales
No solo el tiempo y la visibilidad organizan el espacio
en torno a la seguridad-inseguridad, la ubicación central o
periférica juega también, con representaciones diversas, y
el estado de la infraestructura urbana suma condimentos.
Leila (71) nos comenta un cambio positivo en su mudanza
desde una casa con jardín en la periferia norte platense a un
departamento en el casco fundacional de la misma locali-
dad. En su antigua residencia, se sentía insegura y permane-
cía mucho sin salir por los temores a lo que pudiera suceder
en el afuera, pero en su barrio, actualmente, siente más
libertad y, según ella, puede salir de su domicilio en cual-
quier momento y en cualquier estación del año. En algunos
casos localidades enteras son tomadas como parámetro de
contraste, por ejemplo, si bien existen “hechos de inseguri-
dad” asociados a Berisso y Ensenada, en los relatos siguen
siendo autopercibidas como tranquilas y seguras, en con-
traste con las otras localidades del corredor sur y su imagen
de “conurbano” más consolidado como percepción negati-
va. En Berazategui, pudimos hallar en el análisis que se per-
ciben mejoras relativas en los últimos años en relación con
lo urbanístico, mientras que en La Plata los sectores altos
y medios-altos ven peores condiciones de mantenimiento y
más “personas indeseables” que “copan el centro”, en refe-
rencia principalmente a jóvenes de sectores populares.
Emergen también elementos en la investigación que
refieren a la seguridad o capacidad protectora del lugar
propio sin importar dónde se ubica, sino por el carácter
de espacio conocido y donde te conocen. Martín (27), resi-
dente de un barrio industrial en Berazategui, nos contaba:
“Vos salís y como que la gente es más segura, no te digo
que no haya delincuencia, pero es más seguro, se conocen
216 • Experiencias metropolitanas
Narrar la inseguridad
Bibliografía
239
240 • Experiencias metropolitanas
3 Se decidió usar para esta sección casos distintos a los presentados bajo el
subtítulo anterior, en pos de mostrar más situaciones particulares.
Experiencias metropolitanas • 251
Trabajo en movimiento
Bibliografía
Viaje y metrópoli
283
284 • Experiencias metropolitanas
Itinerarios metropolitanos
Yo voy con mis dos nenes y ella con sus tres nenas. Antes
de irnos, comemos, y cuando venimos también [comemos].
Llegamos y nos ponemos a cocinar, hacemos para comer…
Por eso vamos a laburar [a Constitución], porque, si nos que-
damos [acá], no comemos. No es un laburo. Nos rebuscamos
así nosotros. Yo tarjeteo con tarjetas, el que me quiere ayudar,
no lo obligo, nada, lo paso y nada más. Con la plata compra-
mos allá, venimos comprando las cosas, les compramos los
pañales y lo que nos piden y, cuando venimos, comemos y
nos acostamos a dormir.
Y reconocía, angustiado:
Tengo mucha gente del laburo que es muy amiga, pero hay
un montón de actividades que no las puedo hacer [con ellos].
Si surge un after office, yo, bueno, salgo a las cinco, ¿qué hago
hasta las ocho dando vueltas acá [en Buenos Aires]? Me puedo
ir a la casa de alguien, pero es distinto porque no es esa
confianza, “Che, me tiro a dormir” […]. [Si me quedo a esas
actividades], voy a llegar a las 12 de la noche a mi casa, llegar,
bañarme, poner a lavar todo, levantarme a las 6 para irme
[volver a trabajar], no.
Hacer metrópoli
Bibliografía
319
320 • Experiencias metropolitanas
Hay esto que te digo, cada vez más edificios de alto. Como
que se va haciendo cada vez más, va perdiendo lo que tenía
de barrio y se va haciendo más ciudad, por así decirlo. Pero
va perdiendo eso… En el barrio una casa re linda, re fea,
no importa, la tiran [y hacen] un edificio. A la de al lado
lo mismo, a la otra lo mismo. Cambia todo: visualmente, la
estructura, todo. Cambia todo.
El colapso de la infraestructura
De modo más generalizado que el sentimiento de la pérdida
del barrio, entre habitantes de clases medias y clases altas,
el crecimiento en altura y la expansión urbana se vincula-
ron también con los crecientes déficits en infraestructura
y servicios urbanos. En el caso de La Plata, Ernesto (63
años, contador jubilado) remarcaba el crecimiento en altura
y afirmaba: “No sé si va a soportar el resto de las cosas, los
desagües, el sistema eléctrico, las redes de gas”. Por su parte,
Iván (32 años, médico) imaginaba la ciudad “más colapsada”
que en la actualidad y presagiaba:
326 • Experiencias metropolitanas
Esta zona está creciendo. City Bell no sabés lo que está cre-
ciendo, está llena de proyectos de barrios cerrados, […] es
impresionante lo que se nota […]. Por todas las calles que
pasás [en que] que por ahí había casas humildes y qué se yo, no
sé cómo hacen, pero están arrasando con todo eso, supongo
que les darán otros lugares a la gente, están comprando todo
y están haciendo barrios cerrados”
Creo que la gente está progresando, cada vez hay más casas
de material, progresa la gente, está lindo. Me gusta que pro-
grese porque [antes] entraba alguien acá y se asustaba por-
que era todo cañitas, chapas, cartón. Ahora está cambiando,
pero era muy precario, demasiado, yo creo que va a avanzar,
[aunque] vamos a tener que esperar como hicieron en todos
lados, esperás diez años, te empiezan a poner la luz y ahí
empieza a tener valor el terreno, porque recién los terrenos
estos empiezan a tener valor cuando empiezan a ponerte la
electrificación, todas esas cosas como corresponde, ahí recién
van a tener valor, no sé si te darán los papeles…
Experiencia y futuro
Adenda pandémica
Bibliografía
337
338 • Experiencias metropolitanas
Mariana Chaves
Antropóloga. Profesora e investigadora del Consejo Nacio-
nal de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Directora del Laboratorio de Estudios en Cultura y Socie-
dad (LECyS) y de la Carrera de Especialización en Inter-
vención Social con Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes
de la Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional
de La Plata. Miembro de la organización social “Obra del
Padre Cajade” y Secretaria adjunta en la Asociación de
Docentes de la Universidad de La Plata (ADULP). Es coau-
tora de los libros Experiencias juveniles de la desigualdad.
Fronteras y merecimientos en sectores populares, medios altos y
altos (Grupo Editor Universitario, 2016) y Living and wor-
king in poverty: trajectories of children, youth and adults in Latin
America (Palgrave-MacMillan, 2019).
Josefina Cingolani
Licenciada en Sociología (UNLP) y Doctora en Ciencias
Sociales (UNLP). Actualmente se desempeña como becaria
posdoctoral en el CONICET y como docente en la Facultad
de Trabajo Social (UNLP). Es autora de Trayectorias, itinera-
rios y disputas en el rock. Construcción juvenil de la cultura y
producción cultural de la ciudad (Grupo Editor Universitario,
2020) y coautora de Disputar la cultura. Arte y transformación
social (RGC Ediciones, 2019). Ha colaborado con publicacio-
nes en revistas como Anfibia y Caras y Caretas y participa
de diversos proyectos de investigación y extensión univer-
sitaria. Sus temas de interés combinan la sociología de la
343
344 • Experiencias metropolitanas
Agustina Horna
Profesora de Filosofía (UNLP). Es docente en escuelas de
educación media en la Provincia de Buenos Aires y en el
Liceo Víctor Mercante, colegio de pregrado de la UNLP. En
el año 2015, se sumó al Laboratorio de Estudios en Cultura
y Sociedad (LECyS) de la Facultad de Trabajo Social (UNLP).
En el año 2016 obtuvo una beca CIN y realizó una investi-
gación sobre las representaciones de seguridad e inseguri-
dad en clases altas de La Plata y la regulación de prácticas
sociales en la ciudad.
Macarena Molaro
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Antropología
(UNLP). Transita una pasantía de grado en la cátedra de
Antropología Sociocultural II (FCNyM, UNLP). Desde el
Experiencias metropolitanas • 345
Camila Salama
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Antropología
en la Universidad Nacional de La Plata. En 2017 realizó
una pasantía en el Laboratorio de Estudios en Cultura y
Sociedad de la Facultad de Trabajo Social (UNLP), dentro de
la cual se encuentra enmarcado este trabajo. Trabaja como
educadora popular en la organización social Casa Joven B.
A., Obra del Padre Cajade.
Ramiro Segura
Licenciado en Antropología (UNLP) y doctor en Ciencias
Sociales (UNGS-IDES). Investigador independiente, CONICET.
Profesor titular de Introducción a la Teoría Social (UNLP) y
Estudios Sociales Urbanos (IDAES-UNSAM). Autor del libro
Vivir afuera. Antropología de la experiencia urbana (UNSAM
346 • Experiencias metropolitanas
Mariana Speroni
Licenciada en Comunicación Social (UNLP) y magíster en
Estética y Teoría de las Artes (UNLP). Actualmente se desem-
peña como docente de la materia “Arte, vanguardia e indus-
trias culturales” en la Facultad de Periodismo y Comuni-
cación Social (UNLP) y como docente en la Escuela de Arte
República de Italia y en la Escuela de Teatro (DGCyE). Autora
del sitio web “El hogar, las cosas y el otro”, accesible a través
del siguiente enlace: bit.ly/30PZ7jB.
Joaquín Vélez
Licenciado en Antropología (UNLP), candidato a doctor en
Antropología Social (IDAES–UNSAM) y becario del CONI-
CET. Forma parte del Laboratorio de Estudios en Cultura
y Sociedad (LECyS) de la Facultad de Trabajo Social (UNLP),
donde se ha desempeñado en proyectos de investigación,
extensión y tareas docentes.