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Cuando los núcleos latinos que habitaban las colinas del 

Quirinal, Esquilino y Celio se
fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase
de la Roma antigua hacia el siglo VIII a. C. (Roma Quadrata). De esta época data la creación
de las cuatro regiones en las que estuvo dividida la ciudad en tiempos históricos.1 Durante una
segunda fase, el perímetro de la ciudad se extendió por el monte Capitolino y por un pequeño
valle que lo separaba del Palatino (allí se emplazó el Foro romano). Del siglo VI a. C. son las
principales construcciones: Palacio Real, Foro, Cloaca Máxima y Tullianum.
Hacia 510 a. C. se fundó el templo de Júpiter Capitolino, y de la misma época son los templos
de Saturno (498 a. C.), de (484 a. C.) y otros. Siguió un período de gran actividad constructiva:
templos, basílicas, acueductos y caminos consulares (Vía Apia, Vía Latina, Vía Flaminia, etc).
Una extensa reorganización se llevó a cabo en la época de Augusto, que incluyó la división de
la ciudad en catorce regiones y la construcción y reconstrucción de templos y monumentos. 2
El incendio de la ciudad en el 68 atribuido a Nerón -aunque otras fuentes lo desmienten-, hizo
desaparecer gran cantidad de edificios, reconstruidos poco después por el mismo emperador.
La obra iniciada por Nerón fue continuada por sus
sucesores: Vespasiano (Coliseo), Tito, Domiciano (renovación de los templos de Vesta,
Augusto y Minerva, del Estadio, el Odeón, el Panteón, etc.). La obra de este último emperador
fue proseguida por Trajano (Foro y Termas), Adriano (puente Elio, templos de Marciana y
de Venus, Mausoleo, etc.), Septimio Severo, Caracalla (Termas). Aureliano dotó a Roma, en
el siglo III, de las grandes murallas que llevan su nombre. En tiempos de Majencio se
construyó la basílica homónima, y de Constantino, su sucesor, se conservan el Arco del
Triunfo, las Termas Constantinas y las Elenianas.
Durante los siglos III y IV se mantuvo Roma en todo su esplendor, hasta el año 410, en que
fue asaltada y saqueada por Alarico; a partir de este momento se inició su decadencia
monumental.
Respecto a las cifras de población la ciudad alcanzaba los 300 000 habitantes para comienzos
del siglo I a. C.; en el inicio del siglo I d. C. alcanzaba los 500 000 hab.3 La ciudad llegaría, en
su máximo desarrollo demográfico, en plena época imperial (siglo II al III d. C.), a una cifra
estimativa que oscila entre el millón y el millón y medio de habitantes.
Véase también: Ciudad romana

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