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VELOCIDAD DE LA LUZ

LOURDES I. SAAVEDRA BERBETTY


Velocidad de la luz
Primera edición

©Lourdes Saavedra Berbetty


© Editorial 3600

Diseño y Diagramación:
Fotografía:

Edición y producción:
Editorial 3600
Teléfono +591 2 2415288
direccion@editorial3600.com
www.editorial3600.com

Director de Colección: Vadik Barrón

Depósito legal:
ISBN:

Impreso en Bolivia
2019
Dedicado a mis padres
por ser lumbre matutina
a mis tías y hermana
por inducirme a vivir en tecnicolor

a Álvaro Antezana
por el ritmo de la caverna
CÁMARA LÚCIDA
A Roland Barthes

Talismán y enigma
luz y danza de sombras
marcando la inmovilidad amorosa y fúnebre
del vientre del mundo en movimiento.

Muerte suspendida y congelada.

Polvo de instantáneas in/quietas.


en la cámara oscura de nuestra colección de recuerdos.
Mientras pretendemos capturar el mundo
desde nuestra memoria
cual desgastada polaroid.

5
MUDANZA

Abrir la puerta de un taxi


encontrar tres perritos plásticos
que mueven sus cabezas mientras
escuchamos a Cat Stevens
“Uh baby baby is a wild world”

Deslizarse por la carretera


viendo por el retrovisor la imagen
de las vacaciones que se alejan
dejando todo atrás,
pretender roer la línea del tiempo,
ocultar el álbum de fotos,
procurar desconocer
las casonas que cayeron
como naipes
desplazadas por parqueos
agujeros negros de la memoria.

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Los recuerdos me acechan
de manera caprichosa
la guerra que mi abuelo nunca pudo ganar
el cáncer que mi madre logró vencer
la sazón de tía Emma
las manos ásperas de mi abuela apretando mis mejillas
los carnavales que saben a trasnoche, mixtura y confites.

Pretender que todo se desvanece


mover la cabeza escuchando Artic Monkyes
saber que en mi ausencia
ya no quedará nada ni nadie que pretendí conocer,
mientras en el horizonte diviso
la infancia desde la anatomía sin cuerpo
de un gigante que se aleja.

7
INCENDIO EN EL PARQUE (TUNARI)

Cuántas capas de cielo buscaré descubrir


para encontrar la lumbre
incierta entre el nombre
y la piel de la ciudad
que hoy dispersa sus cenizas
entre la claustrofobia vertical
y el sol sepia que agoniza.

Las cenizas tocan la punta de las azoteas


y son polvo de fuego
que no se detiene
y se expande por la estampida de autos
que se multiplican por las avenidas

esta máquina del tiempo


(de la destrucción)
ha expropiado nuestro aire
no hay lupas que multipliquen
el fuego encendido.

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TIERRA MARCADA

Una púa invertida atraviesa


la piel de la noche.
En la velocidad de la luz
los perros cavan aullidos
en carcomidos adoquines
los insectos infectan las esquinas
sobrevuelan en la agonía
del alumbrado público

el silencio después del grito


la claustrofobia de la tierra marcada
el miedo
un frío que quema
un poste
una advertencia
un cuerpo vertical
de humanidad descartable
en esta ciudad
c e r c a d a
que se come a sí misma.

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TRAVESÍA

Luz periférica
que te expandes por el borde
de los cerros
tintineando días
que se agotan en el hálito profundo
de la temprana noche,
en los caminos desandados,
en el anonimato de los barrios,
que se encadenan entre ladrillos y andamios,
entre la magnitud disonante
de las antenas que cercenan el cielo,
mientras las palomas esquizofrénicas
se esconden en la transparencia vacía de las telarañas
porque ellas nunca dejarán que contemplemos su muerte.
Ellas son de pavimento y pavimento serán
mientras la sombra expansiva de los árboles caídos
reclama su oscuridad al cemento.

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SONIDO DE JARDÍN

Quiero caminar
por balcones baldíos
viendo sangrar el tiempo productivo,
correr por las calles dibujando olas
en esta lluvia que quiebra el silencio
y crece con furia esta noche de mayo.

En la ausencia de los astros


en el abandono de nuestros ídolos
busco a Cohen en la frontera de mis palabras
que no me escuchan.
Busco a Cornell
que ha silenciado el sonido de jardín
los busco a ambos
porque se escapan y esconden
en los objetos perdidos
que hacen a la poesía.

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VELOCIDAD DE LA LUZ

Respirar por lo irremplazable y sentirse iluminada


por ver la fisura de lo que dejan las esquinas de los días.
Los des-hechos insondables que se ahogan en el aullido
de los perros que se comen la noche.

La visibilidad de las arrugas que marcan los caminos sin retorno.


El humo del aliento después de mojarse en la lluvia
acariciar las heridas sabiendo que nunca flotarán.

Quiero devorar los instantes,


que mis poemas no se conviertan
en espaldas ardientes de hormigas
que se oxidan
mientras mi saliva no da curso a las palabras,
tan redondas como malditas
que se dispersan en el microcosmos de sentirme
tan bendita como partida,
y parir el mundo mientras alguien chasquea sus dedos
en el tiempo que es solo arena de los insomnes.

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TRANSPARENCIA

No encuentro mi imagen,
he perdido las palabras en naipes de bosques
y selvas de cemento.
Tengo espejos enterrados en mi espalda
huellas de ceniza digital
y un conejo blanco que no reconoce agujero.

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ALMITAS MILAGROSAS

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SHIRLEY
Y saber que la tibieza del sol
aun hornea palabras
para que rediman los restos de placenta
Mónica Velásquez

Las velas se extinguen


consumidas por el amanecer.
Las cenizas recorren la carretera
la parca besa lápidas esculpidas
en el cañadón del siniestro
avemarías cadavéricos
dan cuerpo a la fe.

No. No fuiste Abraham,


No hubo un Dios que te ordene un sacrificio.
Tampoco Medea costuró tus heridas de carne y desamor.
Fuiste ella,
la que amó sin porvenir, ni medida,
la que alimentó con su sangre
el odio inédito de su verdugo,
mientras te buscamos en el vientre de la tierra
para encontrar al hijo que nunca nació
y descubrir la vertiente naciente,
del ojo de agua que calmará tu sed
después del grito
de la perversión que condenan
las achachilas.

16
¿Qué territorios sagrados
profanó tu asesino?

Debemos bendecir la tierra


con khoas y palo santo
arrullar tus lunes de almas
con mariachis y alcohol
calmar el hambre de la pachamama.

Tres velatorios son la caverna


donde las velas proyectan tu imagen en cada rezo
alrededor resuena
el clamor de lumbre de fuego
del cuerpo calcinado
de tu hijo no nacido.

Los lirios blancos acompañan tu foto


y los pasos de los niños
que no caminarán por el mundo de los vivos.

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GUNNAR

El vértigo no detuvo tu caída


el puente no se anudó a la frontera de tu vida
rosas amarrillas y velas azules contienen
tu nombre esculpido en metal.

Cien plegarias de primer viernes


cimientan el portal de bendiciones
de tu juventud detenida
por el accidente
la caída
el desamparo de tus vivos
y tu imagen
se proyecta cada amanecer
en el retrovisor llamando a taxistas
que no osan cruzar el puente
sin tu permiso.

18
En la velocidad de la luz
te conviertes en sombra que se expande
en leyenda que se desvanece
bajo el cielo plomizo de junio.

Entre rezos y ofrendas


miras desde algún lugar
los cruces de caminos
entre el pandemónium vehicular
y la misa de domingo
las apachetas y los altares
se dispersan como hojas de coca
girando alrededor del viento
por la avenida…

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EL MINERITO

Juan Pablo Inofuentes te nombran.


Tu camino no cruzó la serpiente negra
ni latitudes peregrinas del cristo que llora.
Tu ajayu solo busca llegar a casa.

Siete postes de luz


en la octava curva de San Pedro
contemplaron tu espectro
la tierra te anidó en sus entrañas
y recibió tu osamenta
sin santos ni tíos.

Apareciste como alma perdida


mientras te pedían favores y bendiciones
varias velas encendidas
buscaron romper el silencio de las rocas
entre alcohol, khoa y coca
clavamos una oración
para horadar el cielo de julio
que te devuelva mil veces a la mina.

No. No perteneces a San Pedro.


En tus hombros no se edificó ninguna iglesia
no existirán altares que calmen tu sed de copajira

No te negaremos tres veces


ni te beatificaremos

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bailaremos al son de la banda
exorcizaremos nuestras penas
ch’allaremos las cuatro latitudes del siniestro
celebrando la encarnación de la vida
de los bastardos de la democracia que caminan
buscando en las minas la sal de la tierra.

Minerito te nombraremos.

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PANORÁMICAS

CLANDESTINAS

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LA VIDA DE LOS PECES

Prometer que el olvido


no es la última salida
aunque los amigos sigan cantando
himnos que ya no les pertenecen
en los mismos lugares
con la misma gente.

Girar en U
sobre nosotros mismos
con la espalda como límite,
en la fatuidad de las
miradas que se quemaron
tanto alumbrar el ayer
con las mismas imposibilidades
y tu mano
es una sombra
que crece en la lejanía.

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COUNTRY CLUB

Saltamos la cerca.
El pasto era un país cada vez más verde
miramos a los niños jugando a ser niños

Conocimos la piscina desde los álamos


que protegían las canchas de golf
todos de blanco, todos seguros.
Éramos intrusos vestidos de fantasmas.

Sentimos la desnudez del sol


el grito meridiano
de kamikazes que juegan a volar
abrimos nuestros brazos
sabiendo que no se pagan impuestos
por lamer el viento.

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Herederos del cansancio paterno
pero dueños del tiempo
no nos tomamos las manos
no buscamos nudos de falso afecto
derretimos nuestra risa mientras
g i r a m O s-galopamos-g r i t a m O s
sabiendo que las nubes
eran el presagio
de que tarde o temprano
alguien nos cerraría la puerta

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COMPLICIDAD
          Mi perro, esta mañana, es dueño del sol
Sergio Gareca
Una niña ama a su perro
ambos se encuentran en un abrazo hermético
cerrando su mundo a otros afectos
juntos caminan/ se convocan/se contemplan
ni la rapidez del tiempo desgastará su cariño
ni la sombra de la edad transformará su unión.

Una niña retorna a su casa


su perro la espera sin entender su ausencia
anunciando el espectáculo de su presencia

Nunca nadie más la recibirá


girando/saltando/girando a su alrededor
juntos contemplan como las nubes se derriten mientras
los amigos se alejan y las familias se dispersan
quedando sólo la niña y su perro
sin palabras, ni promesas
descubriendo alegrías no catalogadas
sellando el puro acto
de su presencia.

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COMETAS DE PAPEL

Arriba en el cielo bailaba con el viento


zigzagueaba entre las nubes,
resplandecido de soles
Mario Mena Mena
Vendrán esos días de viento tibio
donde colmaremos el cielo
de talismanes de papel
sin antenas ni cables.

Los columpios
alrededor de los parques
serán testigos de nuestra
ausencia de destino.

Simularemos pescar en el cielo


siendo horizontales
atravesaremos el mapa de los días
aferrados a un cordel,
somos niños perdidos
que nacieron un fin de siglo.

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El sol será centinela cíclope
de nuestra vida sin plegarias
porque el mañana no existe,
somos polvo de estrellas
en un cielo magnético
porque la vida
siempre será
un fenómeno eléctrico.

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