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Pero esas acciones como toda actividad humana camina entre los rieles de los valores
acumulados en la vida: Tomar conciencia y actuar en consecuencia: valor de la autoayuda; si el
afectado se percata de que el problema afecta a otros y los convoca: valor de la ayuda mutua; si
se adquieren compromisos recíprocos pues no se trata de actos de caridad: valor del
asociacionismo, éste se inicia con la unión de los afectados con miras a organizar una salida
organizada conjunta con esfuerzos individuales y aportes monetarios y materiales.
Si la salida fuese aportar capital para generar más capital, el siguiente paso sería constituir una
suerte de compañía o sociedad anónima en la que los “socios” decidirían en proporción a lo
aportado. Si fuese de enfrentamiento colectivo del problema la organización sería de entreayuda
y posiblemente de solidaridad, fórmulas mediante las cuales individuos, grupos y poblaciones
enteras, han buscado y logrado soluciones comunes a problemas comunes de variadas
magnitudes y alcance a lo largo del desarrollo de la humanidad. En ellas, las utopías, escritas o
no, entendiéndolas como factibles y referidas a sociedades, han jugado papel orientador
importante1.
1
Ver Henri Desroche. Le projet cooperatif. Editions économie et humanisme. Les editions ouvriéres. París, 1976.
2
Paul Lambert, estudioso del cooperativismo, resaltó en su libro “ La Doctrina Cooperativa ”, las
asombrosas analogías entre ciertas instituciones de la Antigüedad y de la Edad Media, con las
cooperativas de nuestro tiempo2. Él menciona algunas, quien suscribe agrega otras: las lecherías
comunes en Armenia; las sociedades de arrendamiento de tierra en común en Babilonia; las
confraternidades de sepultura y las de seguros en Grecia y Roma; las de drenajes, riegos y
construcción de diques en Alemania; los ágapes de los primeros cristianos; las organizaciones
agrarias y de trabajo entre los pueblos eslavos; el Mir y el Artel entre los rusos; la zadruga de los
serbios; las "queserías" de los armenios y de los campesinos europeos de Los Alpes, el Jura y
Saboya; y otras de las antiguas sociedades europeas y asiáticas.
Fue como respuesta a las fatales consecuencias del capitalismo que surgieron modalidades
específicas con trascendencia espacial; el Común, la gente en términos coloquiales, constituyó
organizaciones socio-económicas y de autodefensa con bases asociativas como las
asociaciones, cooperativas, y mutuales, iniciándose así la construcción de un sector con rasgos
específicos, que los economistas de principios del Siglo XIX denominaron Economía Social (ES).
Junto a las OESs surgirían otras con propuestas de sociedades alternas como los partidos
socialistas y comunistas, así como los sindicatos para la defensa de los trabajadores.
Desde ese momento y hasta ahora, las OESs se constituirían en canales de luchas socio-
económicas alcanzando niveles nacionales y hasta mundiales, y enfrentarían los problemas del
capitalismo incipiente y de sus posteriores variantes como el capitalismo monopolista y el de
Estado, ambos calificables de salvajes, así como otros sistemas que infructuosamente
pretendieron sustituir al capitalismo como los socialismos reales. Con el tiempo, nuevas
situaciones y coberturas jurídicas harían más complejo el universo de las OESs y las
cooperativas comenzarían a destacarse como la columna vertebral de ellas.
2
Ver Paul Lambert. La Doctrina Cooperativa. Edición fotocopiada. s/f.
3
En los cooperativistas existe una conciencia colectiva acompañada de una intuición construida
durante siglos que orienta sus acciones. Una sobredimensión que ha visualizado, sistematizado y
desarrollado rasgos comunes en todos los rincones del planeta al tiempo que permite poner en
marcha experiencias originales sobre problemas concretos. La amplia mayoría de los caminos
cooperativos son inéditos y quienes pretendan colocarles camisas de fuerza como algunos
gobiernos, están condenados al fracaso.
Entre ellas destacan las de Trabajo – Asociado que impulsan el autoempleo colectivo y cristalizar
el sueño de todo trabajador: ser propietario de los medios de producción con los que labora y
terminar con la explotación de unos hombres por otros y con sociedades divididas en clases.
¡Qué grande es asociarse a una cooperativa y sentirse parte de un movimiento que se extiende
como red en el mundo!. Si desde un helicóptero viajásemos por el planeta desde el continente
asiático hacia América, veríamos que Asia contiene dos países, China y la India, con más del
50% de los cooperativistas a escala mundial. También veríamos Japón con sus bancos
cooperativos el Norinchukin Bank y los Shinkins Banks, la Japanese Consumers Co-operative
Union (JCCU, 1951) que asocia el 30% su población, y la red mundial más poderosas de
cooperativismo de pesca con más de 350.000 personas y el 70 % del valor total de la producción
nacional, Japón también cuenta con una red cooperativa de salud que agrupa al 15% de la
población, otra tantas de seguros cooperativos, y las de comercialización agrícolas que manejan
un 95 % del arroz.
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Veríamos Corea del Sur con cooperativas de ahorro y crédito que constituyen el primer sector
financiero con una Tasa de Penetración del 16%; y más acá estaría Israel con sus kibbutzim y los
moshavim, iconos mundiales del cooperativismo comunitario.
Ni hablar de Europa con 2 millones de OESs que emplean más de 15 millones de personas para
un7 % del empleo total. Desde el helicóptero se vería Suecia, país de 10 millones de habitantes,
con su Federación Cooperativa Nacional de consumo y gasolina que asocia al 25% de la
población; la Federación Nacional de Cooperativas de Vivienda con cerca de 4.000 cooperativas
agrupadas en 50 asociaciones regionales para unos 600.000 asociados que a promedio familiar
diría que 1.800.000 personas habitan en cooperativas. Resaltaría el Förenings Sparbanken, uno
de los bancos más grandes de Suecia y Dinamarca, y la Cooperativa Arla Foods, la empresa
lechera más grande del continente con productores de Suecia, Dinamarca y Alemania.
En España resaltarían las vinícolas y las de producción de naranjas en Valencia; las de clínicas y
salud en Barcelona y Madrid; muchas de trabajo asociado que coexisten con las Sociedades
Anónimas Laborales (SALs) y las Sociedades Agrarias de Transformación (SATs). Se vería el
emblemático Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) fundado en 1958, primer grupo
empresarial del País Vasco y décimo de España, gracia a sus 257 empresas y cooperativas
propiedad de 74.060 cooperativistas que emplea 85.000 trabajadores; el MCC tiene filiales
productivas y delegaciones en 41 países y ventas en más de 150; también 15 centros
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tecnológicos y una universidad de 4.000 alumnos con procesos formativos muy especiales en
emprendimiento colectivo.
Si el helicóptero llegase a USA, la vista presentaría las Créditos Unions o de Ahorro y Crédito con
más de 83 millones de asociados que toca al 25% de la población; si se va al Quebec, la
provincia francófona canadiense, se vería que el 58% de la población participa en el Movimiento
de Cajas Populares Desjardins. Ello sin contar que en ambos países el 50% de sus superficies
están electrificadas gracias a cooperativas, y que las agrícolas son fuertes en lo económico, solo
en Canadá dominan el 60% de la producción de carme, leche y huevos teniendo un porcentaje
superior en pesca y bosques. Solo el estado de NY viven más de un millón de personas en
cooperativas de vivienda
En México observaríamos la Cooperativa Cruz Azul S.C.L. fundada en 1881 con una
consolidación que permite hablar del Núcleo Cooperativo de Cruz Azul conformado por
cooperativas que funcionan con sus propios órganos de gestión; también el sistema de cajas
populares mexicano, reestructurado con apoyos de movimientos como el Raiffeisen alemán y el
Desjardins de Canadá. En Costa Rica un interesante sistema de educación cooperativa, las
cooperativas agrícolas, y las de Salud que atiende exitosamente en clínicas de atención primaria
al 15% de los afiliados a la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS); la lechera Dos Pinos
que agrupa el 95% pequeños y medianos productores de ganado de leche, unos 1.500
asociados; y Coopesa, cooperativa de trabajo – asociado con alto grado de calificación técnica en
reparación de aviones.
No perdamos de vista las de ahorro y crédito de Puerto Rico, ni a COSVI y Seguros Múltiples
como las de seguros más importantes de este hermano país, tampoco la Camioneros
Cooperativa de Transporte de Carga de derivados de petróleo; muy cerca veríamos Cuba con
sus interesantes cooperativas de Producción Agropecuarias (CPAs), de Créditos y Servicios
(CCSs), ambas modalidades denominadas Cooperativas Campesinas, y las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa (UBPCs) llamadas Cooperativas Obreras por su origen; ese trío
administra el 78,25 % de las tierras de ese país en el que aparecen incipientes cooperativas en
actividades no agrícolas.
Bolivia resalta con sus cooperativas mineras y las de servicios públicos: Cotas de teléfonos y
servicios de internet banda ancha y televisión por cable, Saguapac de agua que hace a esa
ciudad poseedora de una de mayor calidad de agua en América Latina; y CRE, de electricidad;
muestras exitosas de cómo una comunidad de 1 453 549 habitantes administra sus propios
servicios. En Uruguay observaríamos las de vivienda de usuarios como gran movimiento social
constructor de la “Ciudad Solidaria” donde todas las viviendas, escuelas, y espacios sociales son
propiedad común de los asociados; también un sector agropecuario que aporta el 90% de la
leche, el 70 % del azúcar, y exporta el 70% del excedente de trigo.
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En Brasil la Organización de las Cooperativas del Brasil (OCB) agrupa unos 9 millones de
asociados con unas 8.000 cooperativas que operan en 13 sectores económicos con 300.000
empleados; nuestro tour permitiría ver como el 84% del territorio nacional es cubierto por las
Uniones de Médicos (Unimed), mayor sistema cooperativista de salud del mundo, complejo
cooperativo de trabajo asociado, propiedad de 109.000 médicos cooperativistas en 351
cooperativas que atienden 20 millones de usuarios que maneja el 30% de los planes de salud.
Nuestro tour terminaría en Venezuela con las interesantes experiencias regionales coordinadas
por la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave) y su servicio funerario, el mayor
del país gracias a sus dieciséis Centrales Cooperativas Regionales (CCRs). Veríamos el servicio
de distribución de gas en la Península de Paraguaná desarrollado por la Central Cooperativa de
Falcòn (Cecofal); la Red de Salud y las Ferias de Consumo desarrolladas por la Central
Cooperativa de Lara (Cecosesola), la primera atiende 220 mil pacientes al año con precios
inferiores entre 50 y 60% a los del mercado, y las Ferias de Consumo, la mayor
organización comunitaria de distribución de bienes alimenticios de Venezuela, venden alimentos
a 71.100 familias con precios menores en un 15 % en víveres y 55 % en hortalizas que el de los
supermercados privados; ellas proporcionaron en el segundo semestre del 2014 un ahorro a sus
usuarios de 559.860.803,55 Bs., es decir 2.815.197,21 dólares3.
Visitaríamos experiencias de base como San José Obrero, de ahorro y crédito en la Península de
Paraguaná que con otras cooperativas y sus 40.000 asociados hace que el 34% de la población
esté cooperativizada; Corandes de servicios múltiples en Mérida con 14.000 asociados;
Bermúdez en Sucre, La Florencia en Táchira, la del Hotel El Paseo y la de Buzos Industriales de
Venezuela en el Zulia, y otras como la Madre Laura, 12 de Octubre, Mujeres al Cemento en el
populoso barrio Petare de Caracas; y otras.
3
. Calculados al valor de 198,8709 Bs. por dólar según el Sistema Marginal de Divisas (Simadi) al 11/5/2015.
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entre cooperativas para formular los valores y principios como bases de la Identidad Cooperativa
y de la Doctrina Cooperativa.
Este corto recorrido permite verificar que las bondades de nuestro movimiento están en todos los
rincones del planeta, no en vano la ONU declaró el 2012 como Año Internacional del
Cooperativismo, y Roberto Rodríguez, expresidente de la ACI, afirmó que las cooperativas:
“han permitido a lo largo de la historia que gente común pueda realizar cosas extraordinarias. Han sido el
medio que ha permitido que ayudándonos unos a otros podamos satisfacer nuestras necesidades
económicas sociales y hasta culturales. Muchas veces, juntos, podemos alcanzar sueños y reconstituir
esperanzas. Sin embargo en esta época de la globalización, algunas personas tienen dificultades para
ver el papel que deben cumplir las cooperativas…”.
Esas experiencias llenas de historias y de trabajo a lo largo de años, con valores y principios,
mostrando que es posible construir un mundo diferente al de los capitalismos salvajes, el
monopólico y el estatista, afirmamos: ¡Nos sentimos orgullosos de ser cooperativista!,