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Al polvo de los carnavales al uso de nuestras latitudes, a los esplendorosos desfiles, a los
corsos de flores de otros confines, a los alardes de alegría bulliciosa, a los excesos de bacanales
y de intemperancias de diverso género, a las risas y exclamaciones de júbilo, siguen muy luego,
se alternan o coinciden, lúgubres escenas de duelo y de intenso pesar por la pérdida
irremediable de seres dilectos que dejan inallenable vacío.
Mientras se daba la audición dominical de música clásica la medio día en el Parque Calderón,
nos acercamos al sitio junto a las bancas que rodean al monumento, en que acostumbraban
situarse los “retratistas” populares de “instancias” en diez minutos o que las entregan al
cliente tras transcurridos este lapso de tiempo, cobrando con moderación el trabajo y el
“arte”. Aunque a veces los fotógrafos, mal o bien y al escape protestan y reclamen; “No soy yo;
no me ha sacado exacto; si parezco más bien otro; o estoy con cara de suegra sin ser tan brava;
asomo carilargo y no soy así, etc; ejercitando con estos y otros modos la paciencia del
profesional o aficionado a fijar el rostro y lo demás de la humana especie en la película,
mediante la cámara oscura. Hay personas que exigen se les mejore y enmiende la imagen de
los defectos que afeen, que se les entregue la foto retocadita afinado el perfil; con nariz
aguileña y romos y entre comillas ñarusos” de remate; boquita chica aunque la auténtica sea
como de buzón de correos o de mascarón de proa.
Ante una de las máquinas en cuestión, enfocadas con la lente a punto vimos a corpulento
“chasito”, erguido y adusto, con la vista al frente, sacando pecho, un pie hacia adelante con
aire de conquistador, el sombrero “a la pedrada”, ladeado para atrás la una mano en el bolsillo
del saco y la otra suelta y apuñada; indiferente a la curiosidad de los transeúntes y de los
“amateurs” de la música del momento. Recibió su retrato, pagó se largó olímpico y desafiante
como diciendo: “quién me toca” o se interpone en mi camino.
Quieren nos decían nuestro contertulio, “salir bien en la foto” hasta que los que se presentan
balanceando y haciendo eses, y después reclaman que les han sacado “torcidos” como que se
caen y con los ojos “chuspis”. En efecto a pocos minutos que conversamos de esto se nos
acercó “mitayo” como de dieciocho años, bien borrachos, que trastrabillando se no agarró del
brazo para afirmarse y nos dijo bozalonamente en tono imperativo: Oiga, sáqueme un retrato,
cuánto va a cobrar; pues imaginó que también éramos del oficio. No tuvimos tiempo de
contestarle por cuanto en ese mismo instante llegó la mamá y lo llevó a trompicones al hijito
que por la “mona” le entró el antojo de fotografiarse y que lo hicieran un servidor de ustedes.
El fotógrafo hiso la fiesta con el incidente, comentando regocijado; Estaba dejando no más
para ver en que paraba la cosa y que hacia usted con el “pongo”. Se nos escapó le contestamos
y perdimos la más divertida escena en los anales y peripecias del arte.
07/02/1956 P.4 Culturización de carnaval febrero 1956
La vida La vida no es sino un tejido de hábitos, como dice un pensador. Profundo es este
pensamiento. Nos coloca al borde del abismo interior y no hace pensar en el resorte de
nuestros actos. Y la profundidad de un hábito esta de acuerdo con lo temperamental. A unos
les domina más que a otros.
No otra cosa ocurre con las costumbres de los pueblos. Mientras unos se desprenden
fácilmente de las costumbres otros se vuelven victimas de ella. El carnaval es una de esas
costumbres que a echado fuertes raíces en el alma de nuestro pueblo. Esta diversión es una de
las esperadas entre nosotros. Quién no se prepara para este regocijo! Y es tanta la inquietud
por gozar de el, que la mayor parte de las gentes se anticipan en estos festivales.
Para comprender la raíz de esta fiesta hay que ponderar su contenido emocional. Es el
paréntesis a las faenas cotidianas. El grupo familiar que se reúnen para estrechar lazos de
hermandad. En síntesis, es la fusión más cordial de almas y el holgorio casi ritual de muchos.
También se llevarán a cabo los “Pases del Niño”, que con su tipismo dan un colorido especial a
la ciudad.
Esperamos que los disfraces de las damitas y caballeros que tomen parte sean de lo más
atractivos y que los “Tonys” hagan las delicias del pueblo, todo dentro de un marco de cultura
y moralidad.
Ayer al medio día, siguiendo tradicional y devota costumbre recorrió la calle Bolívar de San
Blas al Cenáculo, un esplendido “Pase del Niño” con 3 bien arreglados carros alegóricos que
recordaban el uno al divino pastor rodeado por el místico aprisco de las almas, representadas
en el simbolismo de la compostura por un pequeño rebaño de ovejas mansas e impasibles que
formaban parte del espectáculo culminante de esa de musgos y “salvajes”. Otro de los carros
constituida una rememoración viviente y magnifica de los Doctores de la Ley Antigua,
caracterizados con toda propiedad de acuerdo con la época del nacimiento de Cristo por niños
adecuadamente trajeados como pontífices, sacerdotes y personajes de las sectas judaicas de
aquel tiempo, sin que falte la Sagrada Familia que presidian el conjunto. El vehículo restante,
evocaba el Pesebre de belén; acompañado a estas históricas y memorables reconstrucciones;
numerosos grupos de pastorsitos, de los Reyes Magos con su vistoso cortejo, ángeles de la
estrella, angelillos de las alas desplegadas en brazos de sus mamás, unos llorosos y gimientes y
otros regocijados con carita de fiesta y saboreando helados o caramelos; “mayorales” y
“mayoralas” en asno cubierto de ofrendas diversas: fruta, panes y calabazos huecos, llenos de
chica para la sudorosa y ardiente travesía; charros, guasos y un personajillo como de los
modernos palicaros griegos, que lucían colorinesco pañuelo de seda en que se destacaba en
grandes caracteres la palabra ATENAS como no sabemos si con referencia a nuestra urbe o a la
milenaria ciudad antigua Hélade.
Bandas de música daban mayor animación al desfile, que según se nos dijo, del Santo Cenáculo
debían ir a otros templos más, terminado el festival y el recorrido en horas de la tarde.
07/02/1956 P.5 Publicidad “Globitos Fenix”
; Rezagada y triste pasa una frandula de disfrazados. Algunos con muestra de fatigan se van
quitando las sofocante caretas de payaso que pendientes de las manos continúan haciendo
muecas vacias y tontas con sus decapitadas caras de carton. Otros comentan aun sobre las
peripesias y lances del bullicioso y alegre corso de flores, en el que vulgoró la ilusión de una
sonrisa o se despetaló un gesto de desdén ….
Luego los trajes de coloronines, las falsas galas carnavaleras, las caretas de carton de muecas
estereotipadas y vacias penden sin vida en algún obscuro rincón del guardaropa, como
masilentos y arrugados fantasmas que un momento tan solo, pusieron su alegre nota de loca
alegría en la monótoma mascarada de la vida cotidiana de la vida cotidiana y vulgar
08/ 01/1956 P. 8 Temporada de Inocentes terminó con demostración de sana alegría
Cuenca vivió ayer momentos de general regocijo, desde las primeras horas del día pudimos
apreciar en el ambiente un agitarse festivo de la población, para clausurar ---como que
dijéramos con broche de oro--- la temporada navideña y celebrar el advenimiento del año
nuevo.
Grupo de chiquillas y damitas de toda escala social, pusieron la nota de gracia y belleza en el
ambiente popular con un interminable desfile de carros que se prolongó hasta avanzadas
horas de la noche, en tanto por todos los cuatro puntos cardinales de la ciudad, PARTIDAS de
enmascarados divertían a grupos de curiosos en el más emocionante festejo de colorido e
hilaridad que en esta ocasión ha tenido el más franco entusiasmo.