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63 años,

El ocio de un niño estaba volcado al juego, había una cantidad de juegos aen los cuales uno
se podía pasarse toda l vida, realmente no paraba de jugar, un poco de la temporalidad tan
diferente sin criticar aquello que hay ahora videojuegos y una gran cantidad de cosas. En ese
tiempo era un ocio volcado hacia los juegos. Eran juegos de los que yo he participado, eran
juegos de barrio, en la escuela es una escuela elitista, los jesuitas, había diferentes estratos,
pero también me llevaba con los muchachos del barrio, yo vivía en San Sebastián en la casa
de mi abuela y mi mama.

Había varios juegos, uno de los juegos más importantes que yo me acuerdo son los carros
de madera, eso empezaba desde construir los carros de madera, era un juego participativo
porque eran dos chicos, el que lleva el volante y el otro el empujador, también nos
intercambiábamos, era tan democrática la cosa, que no era uno el dueño del carro el que
conducía, sino que realmente nos intercambiábamos y era interesante llegar a una cuesta y
rodar por unas pendientes, eran carreteras lastrada. Aunque claro uno a veces se caía y se
raspaba, pero era la alegría y la alegría, era una maravilla.

Entonces intentábamos

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