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“Cómo ser más asertivo”

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Soy Chris Croft. Bienvenidos a este curso sobre la asertividad; una característica muy
importante, ya que sienta las bases de todo lo que haces y todas tus interacciones con los
demás –laborales y personales– en reuniones o en grupos de amigos. El liderazgo requiere
asertividad tanto como la gestión del tiempo y ser capaz de hacer una buena presentación. Es
difícil, no es una habilidad natural. En situaciones o con personas difíciles, es más fácil ser
sumiso o agresivo. En este curso, te explicaré en qué consiste la asertividad y veremos muchas
técnicas para practicarla que podrás aplicar enseguida. ¿Qué es la asertividad y cómo
podemos mejorarla? ¡Vamos a verlo!
1. INTRODUCCION A LA ASERTIVIDAD

Por qué la asertividad no nos surge de forma natural


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¿Por qué no es fácil ser asertivo? ¿Por qué no surge de forma natural? Creo que el primer
motivo es que somos animales y tenemos una respuesta fisiológica de lucha o huida. Ante
una situación estresante, por nuestra sangre fluirán sustancias químicas como la adrenalina. El
objetivo de estas sustancias es ayudarnos a huir o responder luchando; pero generalmente, en
el trabajo, huir o luchar no son respuestas apropiadas. Los animales solo tienen dos
opciones: huir o luchar. Nosotros tenemos una tercera, que es conversar tranquilamente para
lograr una solución que funcione para ambas partes. Esta es la esencia de la asertividad: no
ser agresivo ni sumiso, sino, calmadamente, buscar un resultado aceptable para
todos. Veamos lo fácil que es entrar en una situación de huida o lucha y lo inútil que
es. Estaba haciendo un recorrido en bicicleta de 30 kilómetros. A poco de empezar, pasamos
por una casa, y un pastor alemán me persiguió ladrando. Me asusté y pedaleé más
rápido. Entré en el modo huida. La adrenalina se me disparó, pedaleé, fui más rápido que el
perro y escapé. Entonces empecé a pensar «Ese perro se las verá conmigo». Sabía que al final
de la ruta, pasaríamos por la misma casa. Me pasé los 30 kilómetros pensando en el
perro. «Voy a agarrar el inflador de la bici, bajarme y gritarle». Al llegar, estaba dispuesto a
ello. Ya tenía el inflador preparado, pero, por supuesto, el perro no apareció. Estaría
durmiendo. Me pasé todo el recorrido enfadado, listo para este perro, y así quedó la
cosa. Aún pienso en ello. No zanjé el asunto. Nunca me vengué del perro. Lo que debería
haber hecho es olvidarme, pero es difícil, por todas esas sustancias químicas que fluyen por tu
sangre. La moraleja de esta historia es que con un animal no hay opción, o dominas o te
dominan, pero con una persona la tercera opción es la mejor. Otro motivo de por qué no
somos asertivos automáticamente es nuestra educación. La escuela es como una jungla. Es
una jungla donde huyes o luchas. Los niños no saben de asertividad. En este sentido, siguen
siendo animales. Uno de mis compañeros tenía pánico a las avispas, ¿y qué pasaba? Cada vez
que abría el escritorio, encontraba una avispa. Éramos terribles. Era una jungla. En nuestra
educación, nuestra primera experiencia de socialización no fomenta la asertividad. Puede que
los modelos de conducta que tenemos a esa edad sean nuestros padres, que quizás son
buenos, pero puede que no. Puede que sean estrellas de rock o actores, héroes de acción o
princesas. Podemos tener muchos modelos a seguir, y muchas veces no son muy
constructivos en cuanto a la asertividad para las situaciones difíciles de la vida. Ya tenemos
dos motivos: nuestra parte animal y nuestra educación, pero hay un tercero, y es que las otras
dos opciones, ser agresivo o demasiado sumiso o pasivo, tienen ventajas tentadoras, pero no
son tan buenas como suponemos. Solo nos lo parece. Piensa en las ventajas de ser
agresivo. Creemos que si somos agresivos, conseguiremos lo que queremos, y puede que a
veces funcione, pero la mayoría no, porque el otro nos lo devolverá o se vengará más
adelante. Harás un enemigo y al final te costará más. Ser agresivo no es una buena estrategia
de vida. ¿Y ser sumiso? ¿Dejar que los demás consigan lo que quieran para caerles bien? La
ventaja que vemos es una vida más fácil y que todos te aprecien, pero en vez de decir algo al
momento, acabas guardándotelo, no consigues lo que quieres, tendrás más estrés y nunca
zanjarás el asunto. Un ejemplo de cuando no era asertivo: yo compartía la oficina con
Paul. Me irritaba que no contestara mi teléfono cuando yo salía. Nunca me dejaba mensajes, y
yo siempre le decía quién lo llamaba. Pero un día hizo algo que no me gustó nada. Trajo la
comida a la oficina: huevo frito y alubias. Toda la oficina apestaba a alubias. Pensé que si lo
volvía a hacer, le diría algo, y decidí no decir nada. Esperaría a la segunda oportunidad. Y
nunca lo volvió a hacer. Lo ridículo es que años después seguía dándole vueltas y pensando
que se lo diría, porque nunca zanjé el asunto. Y seguro que si lo volviera a hacer, me lo habría
callado hasta que lo hiciera cinco veces. Entonces habría pasado de ser sumiso a ser agresivo
y le gritaría «¡Paul, deja de comer eso!» Hubiera sido una mala reacción y él habría dicho que
no sabía que me molestaba porque nunca lo dije. Guardárselo y explotar y pasar de un
extremo al otro no es buena idea. ¿Qué podemos hacer? Lo primero es aceptar que somos
animales y tenemos todas esas sustancias químicas circulando por nuestro sistema. Después
deberíamos usar el poder de nuestro cerebro consciente para controlar cómo reaccionamos,
para pensar antes de actuar, porque tenemos control sobre cómo actuamos. En esto consiste
este curso. Ser consciente de ti mismo y usar las mejores estrategias. Veremos situaciones en
las que podrías haber sido más asertivo. Quizás fuiste más agresivo de lo que deberías, o
demasiado pasivo y permitiste que otros se salieran con la suya. Piensa en esas situaciones y
si el término medio hubiera sido más productivo.
Comprende tus derechos y tus responsabilidades
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Parte de la asertividad es una cuestión de derechos, los tuyos y los de los demás. Tu objetivo
es defender tus derechos a la vez que respetas los de los demás. Yo tengo derecho a llevar
esta camisa, y tú a que no te guste. Yo tengo el derecho de ignorar que no te guste. A mí me
gusta. Si de verdad la odias, debería respetar tu derecho de odiarla y ponerme otra. Otros
derechos: que te escuchen. En una reunión, puede que digas algo y no te oigan, y que pienses
«No lo voy a repetir, porque no quiero aburrir», pero tienes derecho a que te escuchen. Tienes
el derecho de repetir todo hasta que entiendan lo que dijiste, aunque no estén de
acuerdo. También tienes derecho a decir cómo te sientes. Todos tenemos derecho a decir qué
nos parece algo. Si algo no nos gusta, tenemos el derecho de que así sea y de
expresarlo. Algo de lo que me arrepiento es de haberle enseñado a mi mujer la frase «No
tengo que justificar mis sentimientos», que usa conmigo muchas veces. Cuando le digo «¿Por
qué no quieres ver esta película?», o «¿Por qué no te gusta?», me dice «No tengo que
justificarlo». Y es verdad. Puede tener los sentimientos que quiera y no tiene que
justificarlos. Otros ejemplos de derechos son, en una reunión, decir algo impopular. Una vez,
en una reunión, ya nos estábamos yendo por las ramas. No progresábamos y recuerdo que
dije «No estamos consiguiendo nada». Todos se quedaron callados y me agradecieron que lo
hubiera dicho. Todos lo pensaban, pero nadie era lo suficientemente asertivo como para decir
«¿Qué está pasando?» Tienes derecho a expresarte. Reflexiona si sueles defender tus
derechos. ¿Qué derecho no has defendido recientemente? Y además, ¿respetas los derechos
de los demás? Puede ser difícil, porque cuesta verlo desde otra perspectiva. ¿Estás seguro de
que respetas los derechos de los demás? Recuerda que eres responsable de todo lo que
piensas, dices y haces. Si no respetas los derechos de alguien o no defiendes los tuyos, eres el
responsable de haber decidido no hacerlo. Piensa en tus derechos y piensa si existen áreas
que puedes reforzar respetando más a los demás.
Identifica la actitud que tienes actualmente
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Hemos hablado de los derechos. Que los defiendas o no depende de si crees que mereces
defenderlos. ¿Estás satisfecho contigo? Y que defiendas los derechos de los demás y respetes
sus puntos de vista depende de si crees que merecen tener esos derechos. La idea de estar
satisfecho contigo mismo es esencial en la asertividad. No hablamos de si crees que eres
perfecto o mejor que los demás. Solo tienes que estar contento contigo como persona. Te
mereces tener derechos y defenderlos. Piensa en esto. ¿Crees que eres una persona
aceptable? También reflexiona sobre los demás. Tu punto de partida con otras personas ¿es
que te caen bien o no? Para una relación, no será bueno que partas de que la otra persona no
te cae bien. Podemos trazar una matriz de 2x2. En el eje vertical vamos a poner si te caes bien
o no. «Bien» y «No». En el eje horizontal vamos a poner si te caen bien los demás. ¿Te suelen
caer bien los demás o no? Si te fijas en las combinaciones, la parte superior izquierda
es nuestro objetivo para que nuestras relaciones sean fructíferas. Los problemas empiezan en
las otras casillas. Aquí creemos que somos buenos, al igual que los demás. Aquí está la
asertividad y es nuestro objetivo. ¿Y qué pasa a la derecha? Crees que eres aceptable, pero la
otra persona no. Es la casilla de la agresividad, y hay personas atraídas hacia esta casilla, que
parten de la idea de que «La gente es idiota». Un ejemplo que me contaron sobre un
hospital. Un doctor había examinado a su paciente y se lavó las manos. No encontró toallas,
así que sacó la cortina, se secó las manos con ella, la tiró al suelo y dijo «¡Enfermera! ¡No hay
toallas!» Eso es muy agresivo. Se cree que es la única persona inteligente y que el resto son
idiotas. No es un buen punto de partida. Eso perjudicará sus relaciones. Cuando necesite la
ayuda de otros, no estarán de su lado. No es un buen inicio. Las enfermeras, en esta situación,
se ven en la parte inferior izquierda, la casilla de «No». Puede que estuvieran escondidas
detrás de una camilla pensando «Hemos molestado al doctor». Y puede que pienses que no
hay mucha gente que se posicione en la casilla de «No», pero la verdad es que sí. ¿Te gusta
mirarte en el espejo? ¿Te gusta tu voz en el buzón de voz? A muchos no les gusta su
apariencia o su voz, por no hablar de otras complejidades de su personalidad. El mundo nos
empuja hacia la casilla de «No». En las revistas femeninas siempre hay gente guapa, retocada
y de apariencia perfecta. Nos presionan para parecernos a la mujer o al hombre de la
portada; también hay revistas masculinas. Es muy importante que estés a gusto contigo
mismo y que tengas un mantra que diga «Nadie me va a empujar a esa casilla. Estoy bien. No
soy perfecto, pero soy lo suficientemente bueno y el mundo no me va a decir que no lo
soy. Yo decidiré si lo soy o no». Y hay otra casilla más. Esta es insostenible. No puedes
posicionarte en ella. Muchos adolescentes empiezan en ella. No se sienten bien, tienen
espinillas, no consiguen novia; todo es muy difícil. Y cuando empiezan a perder el respeto por
sus padres y descubren que tampoco tienen la respuesta, se van moviendo hacia la casilla de
la derecha. El problema es que no hay nada a lo que aferrarse. Todo está mal. La teoría dice
que saldrán, o bien hacia la caja de la agresividad; «Todos son idiotas. Nadie me entiende. No
les gusta mi ropa. No tienen mi gusto musical»; o volverán a la casilla de la depresión «No
soy lo suficientemente bueno». Vayan a la que vayan, deberían encontrar su camino hacia la
casilla superior izquierda; creer que no están tan mal y que el mundo no está tan mal, y seguir
con su vida. Piensa en qué casilla estás ahora. ¿No te sientes a gusto contigo o asumes que
los demás se equivocan? Espero que estés en la casilla superior izquierda, a gusto contigo y
con los demás. Tú decides si estás a gusto. Nadie puede empujarte a la casilla del «No».
Evita la trampa pasivo-agresiva
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Existe una combinación que aún no hemos visto, la pasivo-agresiva. Hemos visto la opción
pasiva o sumisa, que son lo mismo; la agresiva; y la asertiva, la correcta. ¿Y qué pasa si no
respetas los derechos de nadie, ni los tuyos ni los de los demás? Es una actitud pasivo-
agresiva, la peor combinación. No es un punto medio. Todos pierden. Te daré un ejemplo,
una historia que me contaron en un curso, y seguro que es real. Una mujer se había
comprado un coche nuevo, barato pero nuevo, el primero que tenía, y estaba
orgullosa. Manejó hasta el supermercado y aparcó al lado de un Rolls-Royce, que era de una
señora refinada. Cuando la señora bajó de su coche, abolló con la puerta el lateral del coche
nuevo. Las puertas de los Rolls-Royce pesan mucho. Esta señora ni se dio cuenta. Golpeó la
puerta, bajó del coche y se fue al supermercado. Entonces, la del coche nuevo vio la
abolladura. ¿Qué harías si te pasara a ti? Hay varias opciones. Podrías ser pasivo y pensar
«Menuda suerte tengo». Podrías ser agresivo y gritarle a la mujer «¡Me has estropeado el
coche!» La mejor opción es ser asertivo, acercarte a la mujer y decirle «Perdone, no se habrá
dado cuenta, pero me ha abollado el coche. ¿Podría pagarlo?» Probablemente le parezca
bien. La peor opción, la cuarta, es la pasivo-agresiva, que es lo que hizo esta señora. Con sus
llaves rayó el Rolls-Royce de un lado a otro. Si lo piensas, todos salen perdiendo. Esto no
ayuda a nadie. Su coche sigue teniendo una abolladura, y ahora el Rolls-Royce está también
rayado. Está siendo agresiva, no contra la mujer, sino contra el coche, y eso no resuelve
nada. La propietaria volverá, verá lo que le hicieron a su coche y no sabrá por qué. La opción
pasivo-agresiva es muy tentadora. Debido a las sustancias químicas que tenemos en la sangre
nos sentimos agresivos, y no somos lo suficientemente asertivos como para enfrentarnos a la
persona, así que nos metemos con el coche. Un ejemplo común de actitud pasivo-agresiva es
criticar a la gente a sus espaldas. Estás siendo agresivo con esa persona, pero pasivo, porque
no te enfrentas a ella. Piensa si has sido pasivo-agresivo recientemente. ¿Es una tendencia que
tienes? ¿Cuál sería la opción asertiva? ¿Qué sentirías al enfrentarte a la persona
tranquilamente y decirle cómo te sientes y qué te gustaría que ocurriera?
Cambia tu diálogo interior
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¿Puedes cambiar? Una parte de ti la heredas, pero seguro que concuerdas en que cualidades
como tener poca paciencia o la timidez son conductas aprendidas y no rasgos heredados e
inalterables. La mayor parte de nuestra personalidad la conforman hábitos aprendidos
que vamos desarrollando en la vida. Son los guiones de vida. Algunos ejemplos son: «Soy
impaciente». «Soy tímido». «Odio dar charlas». «Siempre se me ocurre qué decir cuando es
demasiado tarde». También puedes tener guiones positivos: «Sé trabajar bajo presión», «Me
encanta dar charlas» o «Me gusta conocer gente». Cualquier afirmación que empiece con «No
puedo evitar» o «Siempre hago» o «Soy horrible haciendo» o «Se me da bien» es un guion de
vida, y puede cambiarse. Los guiones se refuerzan con el tiempo, porque las creencias
conducen a pensamientos y conductas, que hacen que ocurran las cosas, y esto refuerza tus
creencias. Yo sé que soy impaciente. Tengo 50 años de experiencia moviéndome nervioso en
las colas, y esta creencia determina mi conducta, lo que me da más pruebas de que soy
así. Cambiarte significa cambiar tus conductas, pero idealmente, también tus pensamientos
y creencias sobre ti mismo. ¿Se puede hacer esto? La respuesta es sí. Puedes hacerlo
cambiando la conversación que mantienes contigo mismo, las palabras que te dices en la
cabeza. Tu subconsciente escucha todo lo que tienes para decirte. Por cierto, ¿tienes una voz
en la cabeza? Eso es bueno. ¡Espero que no tengas dos que discuten entre ellas! La mayoría
tenemos una, que es tu mente consciente. El oyente también está en tu cabeza, y es tu
subconsciente, que actúa según lo que le digas. Es un poco escalofriante. Si te dices «Cuando
dé esta presentación, todo va a salir fatal», tu subconsciente lo escuchará, actuará y todo
saldrá fatal. Si cambias tu conversación y usas afirmaciones positivas, tu subconsciente las
escuchará, y poco a poco te creerá, hasta que el nuevo estado se haga realidad. Si te dices
«Me encanta dar charlas. Estoy deseando dar la próxima conferencia», al principio te resultará
raro. Sentirás lo que se llama «disonancia cognitiva», que consiste en afirmar conscientemente
que te encanta dar charlas, y que tu subconsciente diga «¿Qué? Nunca había oído eso. No
puede ser verdad», pero después de un tiempo, empezará a aceptarlo. Tu subconsciente
empieza a pensar que algo ha cambiado y que de verdad estás deseando dar esa charla. Y el
barco de 50 años de experiencia y pruebas empieza a girar lentamente. Sigue impulsándolo
cada día con pensamientos positivos y podrás cambiar cualquier cosa. Solo te llevará un
mes. Increíble, ¿verdad? ¿Cuál es el guion negativo de tu vida que te gustaría cambiar? ¿Qué
aspecto de tu personalidad y conducta te gustaría cambiar? Diseña un guion nuevo y empieza
a repetírtelo cada día hasta que forme parte de ti.
Reduce tus emociones negativas
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Hablemos de las emociones negativas. ¿Te gustaría deshacerte de ellas? La preocupación, el
miedo, el enfado, el odio, los celos, el arrepentimiento, la culpa, la impaciencia, la vergüenza y
el remordimiento. Claro que querrías. Algunos tienen emociones negativas a las que se
quieren aferrar. Te dejo que mantengas tus favoritas si quieres. ¿Por qué ibas a querer? Para
deshacerte de las emociones negativas, el primer paso es asumir la responsabilidad, darte
cuenta de que eres responsable de la mayoría de las situaciones en las que estás y de cómo
las manejas. Los hechos que más nos enfadan son los que sabemos que son nuestra
culpa. Veamos otra emoción: la preocupación. Cuando entendemos que tenemos que asumir
la responsabilidad del resultado en vez de preocuparnos por él, podemos empezar a planear y
trabajar, y la preocupación se reducirá. La responsabilidad se conecta con cualquier emoción
negativa: los celos, el remordimiento, el arrepentimiento y la culpa, pero cuanto más lo
pienso, más convencido estoy de que es verdad. Eres responsable incluso de elegir las
emociones negativas. ¿Eres consciente de que tú eliges las emociones negativas? Puede que
te parezca que brotan de ti automáticamente, pero piénsalo. Quizás eres el responsable de
elegirlas. ¿Elegiste enfadarte? Es decir, ¿podrías elegir no enfadarte? Creo que sí. Entonces,
¿por qué elegir una emoción negativa como el enfado o la culpa? Porque pensamos que
tienen ventajas. Pensamos que obtendremos algo que en realidad no obtenemos. Vamos a
fijarnos en la ira y la culpa y sus falsas ventajas. ¿Cuál podría ser la ventaja de enfadarte? Yo
veo dos. Una es que nos hace más fuertes, pero si lo piensas, ¿te haces más fuerte si te
enfadas? Si te enfadas, ¿es más probable que consigas lo que quieres? No. La otra ventaja es
sentir que nos desahogamos y que después nos sentiremos mejor, pero en realidad, ¿te
sientes mejor cuando te enfadas? Probablemente no. Cuando te das cuenta de que enfadarte
no te hace más fuerte ni te hace sentir mejor, puedes decidir no elegir el enfado. Veamos la
culpa. ¿Cuáles son las ventajas de sentirnos culpables? Hay dos. Una es que sentirte culpable
hace que sientas que eres una mejor persona. Aunque hayas hecho algo malo, al menos eres
una buena persona. Pero por otro lado, ¿la culpa te hace una buena persona después de
haber hecho algo malo? Pues no. Has hecho algo malo. La otra ventaja que puedes apreciar
es que impedirá que vuelvas a hacer algo malo, pero en realidad, ¿tienes esa ventaja? Pues no.
Creo que la culpa casi te da permiso de seguir haciendo algo malo; al menos te sientes mal
cada vez que lo haces, así que la culpa hace que sea más probable que sigas portándote
mal. Cuando te das cuenta de que eliges estas emociones y que las ventajas que aprecias son
falsas, puedes empezar a elegir no tenerlas. ¿Cómo sería una vida sin culpa? ¿Sería posible
deshacerse de la culpa? Hay dos opciones para una vida libre de culpa. Una sería ser un
ángel; ser perfecto, nunca portarse mal; algo imposible, al menos para mí. La otra opción es
ser un demonio; comportarse mal todo el tiempo y que te dé igual. Creo que concordamos en
que es una opción inaceptable. Pero por supuesto, hay una combinación de estas dos
opciones. Podría ser una mezcla de la opción del ángel y la del demonio. Esto funcionaría. Por
ejemplo, si el gato del vecino entra en mi jardín e intenta comerse el pez de mi estanque,
podría echarle agua con la manguera, pero si lo hiciera, me sentiría mal, me sentiría culpable,
así que esta vez elegiré ser un ángel y no lo haré. Cuando dudo si comer un segundo
postre, creo que voy a optar por la opción del demonio y hacerlo. Si en la vida tengo una
combinación de elecciones de ángel y de demonio, puedo vivir una vida libre de culpa. La
respuesta a deshacerse de la culpa es cambiar lo que haces, que es la opción del ángel, o
cambiar lo que te dices, que es la opción del demonio, y hacer desaparecer la culpa. Ocurre lo
mismo con las demás emociones negativas. ¿Cuál es tu favorita? ¿Cuál es la ventaja que crees
que obtienes de ella? ¿Es una ventaja poco natural? Sí. Decide no tener más esa emoción
negativa.
Pregunta 1 de 14
La idea básica en la asertividad es _____.
 crees que eres mejor que los demás
 tener una actitud positiva ante la vida
 saber defender tus derechos
 estar satisfecho contigo mismo
Pregunta 2 de 14
¿Podrías decir cuál no es un derecho relacionado con la asertividad?
 Que te escuchen
 Expresarte
 Decir cómo te sientes
 Demostrar buen humor
Pregunta 3 de 14
La _____ consiste en afirmar conscientemente que te gusta algo cuando tu realidad
inconsciente es otra diferente.
 voz del subconsciente
 disonancia cognitiva Por ejemplo, afirmas conscientemente que te encanta dar charlas, y
tu subconsciente dice «¿qué? nunca había oído eso. No puede ser verdad»
 disonancia conceptual
 alternancia mental
Pregunta 4 de 14
Un ejemplo común de actitud pasivo-agresiva es tratar mal a la gente por algo que te ha
hecho.
 VERDADERO
 FALSO
Pregunta 5 de 14
La actitud pasivo-agresiva se produce cuando _____.
 respondemos de forma agresiva a los demás
 no respetamos los derechos de los demás
 no respetamos nuestros derechos ni los de los demás
 no respetamos nuestros derechos
Pregunta 6 de 14
Si trazamos una matriz de 2x2 para analizar las relaciones, los cuadrantes que encontramos
son asertividad, insostenible, agresividad y _____.
 equilibrio
 negatividad
 sumisión
 igualdad
Pregunta 7 de 14
El principal objetivo de la asertividad es _____.
 hacerte escuchar por los demás siempre
 defender tus derechos e imponerlos al resto de personas
 respetar siempre los derechos de los demás aun a costa de los tuyos
 defender tus derechos y respetar los de los demás
Pregunta 8 de 14
¿Cuál es la esencia de la asertividad?
 exponer tus ideas de modo que te hagas respetar
 no ser sumiso
 buscar un resultado aceptable para todos
 no ser agresivo
Pregunta 9 de 14
Una de las ventajas de ser sumiso es _____.
 que no te metes en problemas
 que todos te aprecien
 que nadie sabe cómo piensas
 que siempre estás tranquilo
Pregunta 10 de 14
Para deshacerse de la culpa, puedes cambiar lo que haces o cambiar lo que _____.
 te dices
 sientes
 piensas
 proyectas a los demás
Pregunta 11 de 14
Podemos afirmar que el miedo, el enfado, el odio, los celos, la culpa, la impaciencia, la
vergüenza, el remordimiento y _____ son emociones negativas.
 la tenacidad
 la timidez
 la autoestima
 el arrepentimiento
Pregunta 12 de 14
El primer paso para deshacerte de las emociones negativas es _____.
 hacer terapia
 asumir tu responsabilidad Es decir, darte cuenta de que eres responsable de la mayoría
de las situaciones en las que estás y de cómo las manejas. Los hechos que más nos enfadan
son los que sabemos que son nuestra culpa.
 ser capaz de diferenciarlas
 desearlo
Pregunta 13 de 14
¿Cuánto tiempo te puede llevar cambiar tus actitudes, conductas, pensamientos y creencias
sobre ti mismo a través de pensamientos positivos?
 No se pueden cambiar, puesto que son rasgos hereditarios.
 Según la persona.
 Toda la vida.
 Un mes.
Pregunta 14 de 14
La asertividad no surge de forma natural porque _____.
 nuestro cerebro es reacio a aceptar las críticas
 tenemos una respuesta fisiológica de lucha o huida
 tenemos miedo ante situaciones desconocidas y no reaccionamos bien
 no forma parte de las capacidades básicas del ser humano
2. COMO RESPONDER EN SITUACIONES DIFICILES
Cómo lidiar con los menosprecios diarios
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Hablemos de cómo lidiar con el menosprecio de cada día. Cuando alguien te
menosprecia verbalmente, es una forma de agresión. La mayoría de las agresiones no
son físicas, sino verbales, y la tentación es responder agresivamente o ser sumiso y no
hacer nada, pero la mejor opción es afrontarlo asertivamente. Es la que te dará el mejor
resultado. Algunos ejemplos de menosprecio podrían ser acciones como que te
estereotipen, que actúen condescendientemente, que interfieran con tu trabajo, que
ignoren lo que has dicho, y que sugieran que tienes la culpa de algo o que no trabajas
bien sin decirlo claramente. También usar palabras como «estúpido», «inútil» o «esa
fue una decisión absurda» son tipos de menosprecio cotidianos. Para lidiar con estos
tipos de agresión verbal tienes que, primero, reconocer que es una agresión. Segundo:
darte cuenta de que puede que no provenga de una mala persona; quizás no sabe que
tiene un hábito antisocial, como interrumpir, o quizás tiene un mal día, pero, tercero:
decide que no vas a ser sumiso y aceptarlo. Tampoco vas a responder
agresivamente. Cuarto: mantén la calma y habla tranquilamente. Aunque decidas
decirle a alguien que estás molesto por lo que ha dicho, hazlo sosegadamente. El
número cinco consiste en decirle cómo te sientes, y qué te gustaría que hiciera la
próxima vez. Veremos cómo hacerlo más adelante. Al mantener la calma y ser amables
nos sentimos bien. ¿No lo crees? Ser amable con alguien horrible te da una sensación
de control, y después se disculpará contigo. Analiza qué tipo de menosprecio vives en
el trabajo y medita tu respuesta. Imagínate tranquilo diciendo que, por ejemplo, no te
gusta que te interrumpan y te gustaría acabar de exponer tu argumento. O cuando te
digan «¡Eso es típico de los técnicos!», que te gustaría tener la oportunidad de mostrar
que tu plan es bueno. Piensa cómo vas a decir lo que sientes y qué quieres que hagan
en el futuro.
La técnica del banco de niebla
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Veamos una técnica muy útil llamada banco de niebla. Si te atacan verbalmente, por ejemplo
si alguien entra en tu oficina diciendo «¡No puedo creer que hayas hecho esto!» o «¡Eres un
inútil!», puedes ganar tiempo con el banco de niebla. Es una técnica donde cedes
parcialmente. Puedes decir algo como «Acepto que podría mejorar en esa área», «Sí, la
reunión debería haber ido mejor» o «Siempre se puede mejorar». Lo bueno del banco de
niebla es que el otro ya no tiene un objetivo que atacar. Aceptas que puede que tenga razón,
pero sin aceptar que te equivocas. Si no admites ninguna culpa, continuará atacándote, y si
cedes del todo, se irá con una acusación injusta; pero si le das la razón parcialmente, no le
quedará nada para atacar. El banco de niebla no es una solución completa, pero es una gran
forma de diluir un ataque repentino, y te da tiempo para prepararte para el contraataque. ¿Se
te ocurre algún ejemplo donde te hayan atacado verbalmente por sorpresa y cuál podría
haber sido una buena frase? Tenla preparada para la próxima vez. El banco de niebla es la
primera de una serie de técnicas que vamos a ver.
Ver la interacción con indiferencia e imparcialidad
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Una técnica asertiva muy útil es la indiferencia. Entre el estímulo y la respuesta, hay un
pequeño momento para decidir cómo reaccionar. Es igual que cuando eliges no tener
emociones negativas. Puedes controlar qué decir y hacer cuando lidias con alguien
agresivo. Pregúntate si el problema es suyo o tuyo. Quizás lo que hace está bien y eres tú el
que tiene el problema. Por ejemplo, que un vecino toque un instrumento. Tal vez no es tarde
y tiene derecho a divertirse. ¿Te afecta mucho? La persona que te irrita cuando durante la
reunión lee los mensajes de su celular, ¿te afecta mucho? ¿Importa? ¿Vale la pena hacer
algo? Quizás el problema está en tu cabeza. Esta es la primera pregunta de la
indiferencia. ¿Vale la pena involucrarse? Otro ejemplo. Un vecino siempre venía a mi casa y la
criticaba. «He visto que tienes nuevas ventanas, Chris. ¿Cuáles has puesto? Ah, las de
plástico. Yo no lo hubiera hecho, pero es tu decisión». Me molestaba mucho, pero su
comportamiento era su problema, no mío, así que era mejor callar y reír en vez de
irritarme. La segunda pregunta es «¿Cuál es tu objetivo en esta situación y cuál es la mejor
forma de conseguirlo?» Cuando sepas lo que quieres conseguir, actúa tranquilamente para
lograrlo. Yo tocaba en una banda y teníamos un bajista de habilidades cuestionables. El
guitarrista siempre lo criticaba por detrás. «¿Escucharon cómo tocó la última
canción? ¡Horrible!». Y mi pregunta era siempre «¿Qué quieres hacer? ¿Crees que deberíamos
decírselo? ¿Que los acordes sean más bajos? ¿Quieres sustituirlo?» El guitarrista nunca tenía
respuesta. Prefería pasar el tiempo quejándose sin un objetivo claro para llevar a la
práctica. ¿Eres imparcial? ¿Reaccionas con cosas que no valen la pena o que no se
cumplirán? ¿Qué puedes ignorar? En las situaciones que quieres cambiar, ¿tienes objetivos
claros y viables? ¿Hay situaciones que te molestan pero aún no sabes qué hacer? Reflexiona
sobre estas preguntas.
Aprende a mostrar tu desacuerdo haciendo preguntas
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La siguiente técnica es la de las preguntas. Puede que el otro tenga razón. Si alguien te dice
«¡El informe que has escrito no valía para nada!», pregúntale «¿Qué es lo que no te
gusta?» Tendemos a evitar las situaciones donde nos critican, pero o tienen razón y podemos
aprender algo, o se equivocan y puedes decidir si vale la pena defenderte o aplicar el banco
de niebla y dejarlo con algo como «Sí, podría estar mejor». A veces no tiene sentido
involucrarse. Hay una técnica genial para descubrir cuál es el verdadero problema de
alguien. Se llama «pelar la cebolla». Tienes que decir «Aparte de eso...» Podrías decir «Aparte
del error de numeración de páginas, ¿qué te parece el trabajo?» Y puede que te diga «Aparte
de eso, el informe estaba bien». Pero si añade otra cosa que no le gustaba, significa que la
primera no era el verdadero motivo. Continúa diciendo «Aparte de esas cosas, ¿el informe
estaba bien?» Y cuando por fin diga «Eso era todo», sabrás los verdaderos motivos. Muchas
veces, el último motivo es el más importante. ¿Por qué no se dice primero? Muchas veces, la
gente tiene miedo de que si se empieza por el verdadero motivo, puedas resolverlo de alguna
forma. Esto se aplica a cuando te dicen «No». Supongamos que le comentas a alguien «Me
gustaría usar este nuevo sistema de computadoras», y te responde «Mejor no». Entonces
preguntas por qué y te dice «La pantalla me da dolor de cabeza». En vez de lidiar con esa
razón, pregunta: «Aparte de eso, ¿hay algún otro motivo para no usarlo?» Supongamos que
sigue: «Sí. También me parece que los menús son confusos». Podrías decir «¿Algo más, aparte
de eso?» Si responde «No, eso era todo», sabes que los menús son la razón principal, no la
pantalla. Muchas veces no se empieza por la verdadera razón, así que tienes que pelar la
cebolla para encontrar el problema principal. Cuando lo encuentres, puedes pasar a
otros tipos de preguntas. El primer tipo es la pregunta para debilitar. Este funciona
conmigo. Si alguien me dice que no tengo razón, no lo creo, pero si me pregunta cómo sé
que tengo razón, no sé qué decir. Preguntar para debilitar es muy sutil pero muy eficaz. El
segundo tipo de preguntas es la pregunta para persuadir. Supón que quieres persuadir a
alguien para que deje de fumar. Si solo dices «Deberías dejar de fumar», no va a funcionar. Te
va a decir «No. Soy adicto. No quiero». Es mejor preguntar «¿Nunca has pensado en dejar de
fumar? Cuando pensaste en dejar de fumar, ¿cuál era tu motivación?» Si te responde «Me
gustaría jugar mejor al fútbol», di «¿Por qué es importante jugar al fútbol?» Puede que diga
«Quiero jugar con mis nietos», así que puedes preguntarle sobre eso. Entonces sabrás cuál es
su verdadera motivación. Es información importante para persuadirlo de que lo deje. Después
puedes preguntar cuál es el impedimento. ¿Por qué no lo deja? ¿Qué podría hacer para
superar ese impedimento? Estas preguntas te dan información muy útil de lo que
piensa. Todo lo que dice es verdad para sí mismo. Si tú dices «Deberías dejarlo», no es
acertado, pero si él mismo afirma «Debería dejarlo», es una verdad para él. El tercer tipo de
pregunta es la pregunta para discrepar. Supón que quieres convencer a alguien de que los
coches diésel son mejores. Podrías comentar «¿Conoces los datos de aceleración y ahorro de
los coches diésel?» «Si existe una prueba de que los coches diésel son mejores, ¿estarías
preparado para considerarlo?» o «Creo que eres alguien abierto de miras para probar
uno». Estas son preguntas para discrepar. ¿Has estado en una situación donde te encontraste
con una barrera y podrías haberla pasado haciendo preguntas? Piensa en ocasiones donde
pelar la cebolla hubiera sido una forma de descubrir lo que pensaba el otro. ¿Conoces a
alguien que responda bien a este tipo de preguntas? Ya sea para debilitar, persuadir o
discrepar.
Cómo hablar de las señales agresivas del lenguaje corporal
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Una gran técnica para lidiar con el lenguaje corporal agresivo es «Veo», «Interpreto», «¿Tengo
razón?» Hablamos de un lenguaje corporal agresivo. Puede que el otro no diga nada en
particular, pero que su lenguaje corporal indique que no está cómodo contigo. Tenemos que
resaltar eso y descubrir el problema, pero de una forma no agresiva. Queremos aclararlo. Un
ejemplo puede ser en una reunión donde mencionas al departamento de producción y
alguien pone los ojos en blanco o mira a un compañero. Si crees que es inaceptable y quieres
hablar de ello, puedes decir tranquilamente «Dave, veo que cada vez que nombro a
Producción haces gestos. Interpreto que no estás de acuerdo con nosotros. ¿Tengo
razón?» Puedes hacerlo en la reunión o después, en privado. Puedes decirle «En la reunión me
dio la sensación de que cada vez que decía esto, yo percibía que hacías esto y lo interpreto
así. ¿Tengo razón?» Esto no es agresivo. Es explicativo. ¿Qué hará esa persona? Tiene solo dos
opciones. Puede decir «Lo siento. No era mi intención». Algunos simplemente tienen un
lenguaje corporal desafortunado. La otra opción es que diga «En realidad sí, creo que el
departamento de Producción no hace bien su trabajo. Se ha retrasado en los últimos tres
proyectos, y esto es lo que quiero». Podemos tener una conversación decente sobre cuál es el
problema. Lo hablamos. Lo que hacemos es aclarar mediante esta pequeña técnica. ¿Tienes
ejemplos recientes donde podrías haberla usado? ¿Hubo alguna situación en alguna reunión
donde el lenguaje corporal de alguien fuera agresivo? ¿Hay alguien que siempre muestre un
lenguaje corporal agresivo y puedas probar con él esta técnica? ¿Cómo podrías aplicarla?
Cómo hacer comentarios sobre el proceso
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Vamos a ver cómo deberías comentar los procesos con la otra persona. Puedes comentar las
palabras que usa o las emociones que muestra. En cuanto a las palabras, si describe una
decisión como «estúpida» o «absurda», podrías destacar esas palabras y decir «Estoy de
acuerdo en que la decisión podría haber sido mejor, pero es algo descortés decir que es
absurda». Si es necesario, resalta la conducta y el estado emocional. Si alguien te grita,
puedes decir «Me estás gritando y molestas a los demás. ¿Es la mejor forma de resolver este
problema? Puedes venir a verme cuando estés más calmado». Con tranquilidad, destacas su
emoción, y esto funciona, porque muchas veces no somos conscientes de nuestra
conducta. Tenemos el piloto automático. Lo ideal es que diga «Cierto. Perdona». Si dice «¡Te
puedo gritar si me da la gana! ¡Estoy muy enfadado!», tienes toda la razón si le dices «No voy
a resolver esto contigo en este estado. Hablemos en media hora». Puedes resaltar su
conducta también para mostrar que les sigues el juego. Por ejemplo, un problema continuo
que tengo es que cuando voy a un local e intento conseguir una reunión con el dueño, me
dicen «No está aquí». Yo sospecho que está arriba y no quiere hablar. Entonces lo mejor es
comentar «He probado varias veces y parece que venir sin avisar no funciona. ¿Puede
ayudarme y sugerirme la mejor forma de contactar con él?» Resaltando el proceso estás
diciendo «Te sigo el juego. No puedo seguir. Tengo que encontrar otra forma». Pedir ayuda
también funciona. Quizás hay gente de tu trabajo o de tu vida personal que se beneficiaría de
que sacaras a la luz con calma sus palabras o sus conductas agresivas. Piensa en situaciones
recientes donde podrías haberlo hecho, para estar preparado cuando vuelva a ocurrir.
Pasar de comentar un caso aislado al hábito general
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En cualquier situación asertiva, puedes elegir entre dos niveles. Uno es lidiar con un caso
concreto, y si después de varias veces no funciona, puedes enfrentarte al hábito. Un ejemplo.
Mi hijo tiene un amigo que se queda en el sofá de su cuarto cada vez que salen de noche. No
pide permiso. Simplemente llega y se queda, y está empezando a molestar a mi hijo. ¿Qué
debería hacer? Debería probar primero con el caso aislado. Debería decir algo como «No
conviene que te quedes esta noche» o «¿Te importa si esta noche no te quedas?» Si lo
necesitara, podría subir un nivel: referirse al hábito y decir algo como «Has venido varias veces
sin habérmelo preguntado, y a veces me causa problemas. ¿Podemos decidir cuando
comienza la noche cómo vas a irte a casa? Usa frases para resaltar hábitos como «No me
gusta que...» o «¿Te has dado cuenta de que sueles...?» Otro ejemplo en el que se posponía
lidiar con la situación. Uno de mis clientes era una empresa de ingeniería de motores, donde
había una mujer muy habladora que tenía el hábito de interrumpir. Entraba en una oficina, se
sentaba y se ponía a hablar sin parar. Los empleados no eran suficientemente asertivos
para decirle «No me gusta que vengas». Lo que hacían era llamarse entre ellos por teléfono. Si
veían que un compañero tenía a la mujer en su oficina, lo llamaban. Este decía: «¿Sí? Lo siento,
me tengo que ir». Se cubrían entre ellos. Ninguno se atrevía a decir «¿Te importaría no venir e
interrumpir cuando estamos ocupados?» ¿Era mejor para ella no decirle que hablaba
demasiado? Muchos, a corto plazo dirían que sí, pero a largo plazo le hubieran hecho un
favor si se lo hubieran dicho. Todo esto pasaba a sus espaldas y era un poco humillante. Si
tienes que decirle a alguien algo que no le gustará, como que interrumpe demasiado, échate
la culpa. Di «Es curioso que todos me interrumpan», o algo así, para conseguir el resultado
que quieres. No hay problema en pedírselo, y le estás haciendo un favor, al igual que a sus
compañeros. ¿Conoces a alguien a cuyos hábitos tendrías que enfrentarte? Quizás sea el
momento de dejar de comentar un caso aislado y enfrentarse al hábito.
Usa la técnica del disco rayado
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Hay una técnica de asertividad muy conocida llamada la técnica del disco rayado. No me
convence del todo porque es aburrida, pero es muy efectiva, así que deberías conocerla. Es
una táctica que consiste en repetir una frase una y otra vez con el objetivo de enviar el
mensaje al otro de que no te va a ganar. Por ejemplo, trabajas en un restaurante y alguien se
queja de la comida después de haberla comido. ¡Entonces no era tan mala! Podrías decirle
«Nuestra política nos impide devolver el dinero cuando se ha comido todo el plato». Si dice
«Pero la comida era asquerosa», puedes decir «Me temo que nuestra política nos impide
devolver el dinero cuando ha comido todo». Y si dice «Solo son 10 dólares que me tendrían
que devolver», podrías decir «Me temo que nuestra política nos impide devolvérselos si ha
comido todo el plato». Lo captas, ¿no? Tu interlocutor verá que no puede hacer nada
contigo. Es fácil de usar y muy eficaz. Es tentador intentar ser más listo y dar argumentos
distintos cada vez, pero si lo haces, elegirá el más flojo, y si lo refuta, no puedes decir «De
acuerdo. Me equivoqué con ese, pero ¿y los otros argumentos?» Por eso, tienes que elegir un
argumento fuerte, como «No es nuestra política» y repetirlo. Es la técnica del disco rayado. A
veces, si lidias con alguien persistente, es la única técnica asertiva que funciona.
Planea un segundo encuentro
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Un concepto útil de la asertividad es que nunca es demasiado tarde para retroceder. Muchas
veces desearías haber dicho algo, pero perdiste la oportunidad. No pasa nada. Puedes
regresar y hacerlo. Además, seguro que funciona mejor. Seguro que eres más fuerte si
elaboras un plan y vuelves. Por ejemplo, supongamos que alguien te grita en su oficina y no
sabes qué decir. Te sorprende y no haces nada. Podrías irte, pensar tus palabras, volver y decir
«Estuve pensando en cuando me gritaste, y creo que fue descortés de tu parte. Quizás la
próxima vez puedas hablarme tranquilamente en otro lugar y no delante de todo el
mundo». Quizás alguien te insulta sutilmente o hace algo que te molesta. Siéntate
tranquilamente, planea lo que le vas a decir, elige un momento que te vaya bien y
hazlo. Cuando alguien te ataca por primera vez, es un momento que le va bien a él y no a
ti, pero así puedes elegir el tuyo. ¿Ha pasado algo recientemente en lo que sigues pensando
enfadado? Siéntate, traza un plan y resuélvelo.
Cómo saber qué palabras usar
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¿Cuáles son las palabras apropiadas para decirle a alguien algo que no le gustará oír? Pedirle
un aumento a tu jefe, quejarte a tu vecino porque sus ruidos o su música no te dejan dormir,
decirle a alguien que la reunión fue muy mal; podría ser cualquier cosa, en el trabajo o en
casa. ¿No sería fantástico que hubiera un proceso mágico de cuatro pasos para aplicar en
cualquier situación? Pues existe. Vamos a verlo, pero ten en cuenta que no funciona
siempre. No va a funcionar si el otro no tiene interés en mantener una buena relación contigo,
pero en la mayoría de las situaciones laborales, a la otra persona le interesa que sea buena, y
lo mejor es usar este proceso. El proceso de cuatro pasos sigue el esquema de
«Entiendo», «Creo», «Quiero», «¿Te parece bien?» Primero, debes comprender la postura del
otro y mostrar que la entiendes. Después, explica qué crees tú. Lo tienes que hacer
tranquilamente, y decir cómo te sientes. La tercera parte consiste en explicar qué quieres
extraer de la situación. Esto deberías planearlo de antemano. El cuarto paso es preguntar «¿Te
parece bien? ¿Te parece razonable? ¿Podrías hacer eso por mí?» Vamos a ver un ejemplo y
después explicaré por qué es importante. Suponte que alguien te interrumpe cuando estás
ocupado en el trabajo. Podrías decir «Vete, estoy ocupado», pero eso es muy agresivo. Una
respuesta más agradable y asertiva utilizaría el proceso de cuatro pasos y sería: «Entiendo que
esto es urgente y por qué lo necesitas, pero ahora mismo me siento estresado con este
informe, que tengo que acabar antes de comer. Quizás podamos hablar mañana por la
tarde. ¿Te parece bien?» Si sigues el proceso de cuatro pasos, sabrás qué decir. ¿Por qué
están en este orden? Los pasos dos y tres son más agresivos que los demás. Los pasos de
«Creo» y «Quiero»: «No quiero hablar contigo ahora. ¿Podemos hablar después?» es agresivo
si lo dices directamente, pero si lo cubres con los pasos uno y cuatro, «Lo entiendo,
pero... ¡Siento esto! ¡Quiero esto! ¿Te parece bien?» es más agradable que los pasos dos y tres
solos. Por eso están en ese orden y no debes saltarte ninguno o no será tan eficaz.  Después
del paso cuatro, el otro puede dar dos respuestas: sí o no. ¿Qué pasa si dice que sí y luego no
lo hace? «Lo siento. Bajaré la música». Y después no lo hace. Pues podrás reclamarle que no
ha mantenido su promesa. Puedes regresar y decir «¿Recuerdas la conversación de hace 10
minutos en la que dijiste que bajarías la música? No lo has hecho. ¿Sería posible que lo
hicieras?». Cuando tienes un sí, es fácil volver y decir que no lo ha cumplido. Pero si dice que
no, «Ahora no puedo. Es mi fiesta, quiero música», ¿qué puedes hacer? Si te dice que no,
puedes darle la vuelta otra vez: «Entiendo que es tu fiesta. Muy bien, pero me molesta el
ruido y lo único que quiero es que la bajes un poco. Estoy seguro de que puedes
hacerlo». Usas el mismo proceso, pero reforzando las palabras. «Lo único que quiero». Si vas
una segunda vez, es probable que funcione. Lo que te quiero enseñar es que no hace falta
presionar al otro hasta que se someta. Tenemos que buscar un compromiso para ambas
partes. En eso consisten nuestros derechos. Tienes derechos, pero el otro tiene los suyos. Y a
veces te encontrarás con alguien muy asertivo. ¿Y qué pasa si los dos han visto este video y
conocen estas técnicas? Pues no pasa nada. Será una buena comunicación. Un ejemplo
basado en un amigo. La mujer dice, usando el proceso de cuatro pasos: «Sé que no te gusta
cocinar, pero me siento desatendida si no me cocinas. Me gustaría que de vez en cuando me
cocinaras algo. ¿Te parece bien?» El marido podría responder «Entiendo por qué quieres que
te cocine, pero me siento cansado cuando llego de trabajar y odio cocinar, y solo quiero que
tú cocines. Seguro que puedes hacerlo por mí, ¿podrías?» Entonces ella podría responder
«Entiendo por qué odias cocinar, pero me siento abandonada y solo querría alguna comida
esporádica. ¿Podrías cocinar alguna vez?» Podrían pasarse así horas, pero usando este
proceso, los dos dicen lo que sienten y lo que quieren. Los dos le preguntan a la otra persona
«¿Ves mi punto de vista?» Seguro que pueden llegar a un compromiso y que él cocine a
veces, que coman fuera una vez por semana, que pidan comida, o algo así. Esta técnica podría
salvar un matrimonio. Este es el proceso de cuatro pasos. «Entiendo», «Creo», «Quiero», «¿Te
parece bien?» Piensa en cuál de las partes sueles olvidar. Quizás no siempre dices cómo te
sientes o lo que quieres o no acabas preguntando si les parece razonable. Practica cada paso
hasta que sepas usar los cuatro de manera fluida. Piensa también en una situación difícil
donde podría haber funcionado y qué podrías haber dicho en cada paso, y estarás preparado
para la próxima ocasión.
Pregunta 1 de 19
¿Cómo podemos actuar si vemos que alguien tiene un lenguaje corporal agresivo?
 Hablando con él de forma tranquila.
 Ignorándole. No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
 Reprochándole su actitud en privado.
 Dejándole en evidencia en público.
Pregunta 2 de 19
Existen varios tipos de preguntas que podemos hacer para mostrar desacuerdo: para debilitar,
para persuadir y para _____.
 convencer
 obtener información
 discrepar
 confrontar
Pregunta 3 de 19
La técnica de «pelar la cebolla» consiste en _____.
 «desenmascarar» las excusas que ponen los demás
 hacer preguntas hasta obtener todos los datos que necesitas
 hacer preguntas hasta descubrir el motivo principal
 agotar todas tus excusas ante los demás
Pregunta 4 de 19
En cualquier situación asertiva siempre hay dos niveles: lidiar con un caso concreto y _____.
 resolver la situación asertivamente
 enfrentarte al hábito
 evitar situaciones incómodas
 lidiar con un caso abstracto
Pregunta 5 de 19
Si resaltamos la conducta de alguien para mostrar que les sigues el juego, ¿qué estamos
haciendo realmente?
 Demostrar tu inteligencia.
 Mostrar que estás por encima de él.
 Dejarle en evidencia.
 Pedir ayuda.
Pregunta 6 de 19
Una de las maneras más efectivas de comentar los procesos con la otra persona es _____.
 hablar tranquilamente con él
 enfrentarte a él
 no dejar que se repita la situación
 resaltar su conducta
Pregunta 7 de 19
Existen dos preguntas claves en cuanto a la indiferencia. Una es ¿cuál es tu objetivo en esta
situación y cuál es la mejor forma de conseguirlo?. ¿Cuál sería la otra?
 ¿Vale la pena involucrarse?
 ¿Te afecta mucho?
 ¿Estás seguro de lo que has hecho?
 ¿Era necesario?
Pregunta 8 de 19
Una técnica muy útil de la asertividad es la _____.
 pasividad
 involucración
 indiferencia
 sumisión
Pregunta 9 de 19
El proceso de cuatro pasos sigue el esquema de «¿Te parece bien?», «Entiendo», _____ y
«Creo».
 «Debo»
 «¿Me parece bien?»
 «Quiero»
 «Deberías»
Pregunta 10 de 19
¿Qué debes hacer cuando alguien te ataca por primera vez y no sabes responder de
inmediato?
 Quejarte a tu superior por el trato recibido y que sea él quien lo resuelva.
 Quedarte callado. Seguro que así se mejoran las cosas.
 Pensar bien lo que quieres decir y volver para hablar con él. Cuando alguien te ataca por
primera vez, es un momento que le va bien a él y no a ti, pero así puedes elegir el tuyo.
 Atacar, la mejor defensa es un buen ataque, aunque no esté pensado.
Pregunta 11 de 19
La técnica del disco rayado es la única técnica asertiva que funciona _____.
 si pretendes que te dejen tranquilo
 si lidias con alguien persistente
 cuando quieres demostrar asertividad
 cuando se trata de resaltar una conducta
Pregunta 12 de 19
La técnica _____ consiste en repetir una frase una y otra vez con el objetivo de enviar el
mensaje al otro de que no te va a ganar.
 del «a ver quién puede más»
 de la reiteración redundante
 de la repetición constante
 del disco rayado
Pregunta 13 de 19
¿Para qué suele ser buena la técnica del banco de niebla?
 Para imponerte sobre el otro cuando ves que estás perdiendo terreno.
 Para diluir un ataque repentino y prepararte para el contraataque.
 Para desviar tus responsabilidades y hacerlas recaer en otros.
 Para salir airoso de cualquier situación problemática que se pueda dar.
Pregunta 14 de 19
La técnica del banco de niebla consiste en _____.
 contraatacar al otro
 despistar a tu adversario
 ceder totalmente
 ceder parcialmente
Pregunta 15 de 19
¿Por qué es bueno usar el proceso de cuatro pasos en la comunicación?
 Porque defendemos nuestros derechos ante los demás.
 Porque los involucrados dicen lo que sienten y lo que quieren.
 Porque da lugar al intercambio de opiniones.
 Porque aprendemos cuáles son nuestros puntos débiles y los del otro.
Pregunta 16 de 19
Una de las formas de lidiar con una agresión verbal es darte cuenta de que puede que no
provenga de una mala persona. Quizás no sabe que tiene un hábito antisocial o quizás tiene
un mal día.
 VERDADERO
 FALSO
Pregunta 17 de 19
¿Podrías poner algún ejemplo de menosprecio en el trabajo?
 Que actúen condescendientemente contigo.
 Que tus compañeros ignoren lo que has dicho.
 Todas las respuestas son correctas.
 Que tus compañeros sugieran que tienes la culpa de algo.
Pregunta 18 de 19
De los cuatro pasos, los más agresivos son _____.
 «Creo» y «¿Te parece bien?»
 «Quiero» y «Entiendo»
 «Creo» y «Quiero»
 «Deberías» y «Quiero»
Pregunta 19 de 19
Frases del tipo: «¿Te has dado cuenta de que sueles…?» se usan para lidiar con un caso
concreto.
 VERDADERO
 FALSO En realidad se usan para enfrentarte a un hábito.
 Cierre del curso Aprende a ser asertivo
 Si seleccionas líneas de la transcripción en esta sección, irás a la
marca de tiempo en el vídeo
 Hemos visto qué es la asertividad y algunas técnicas que puedes usar, como mi
proceso de cuatro pasos; dejar de comentar los casos esporádicos para referirnos al
hábito general, «Veo, interpreto, ¿tengo razón?»; optar por la indiferencia y comentar
el proceso. El próximo paso es que pruebes estas técnicas. Elige a tu compañero más
difícil y planea cómo vas a usar este material para lidiar mejor con él. También puedes
contactar conmigo. Puedes seguir mi blog, chriscrofttraining.co.uk, recibir mi consejo
mensual en free-management-tips-co.uk y conectar conmigo en LinkedIn. Ha sido un
placer tenerte en este curso. Te deseo suerte aplicando estas técnicas y con tus
resultados.

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