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Informe

Cuando escuchamos el termino de racismo pensamos erróneamente que tal vez es miedo a una
persona o algo referente a esta por como se ve, pero no, estamos hablando de caer en una
ignorancia cegados por una exclusión absurda. Más preciso, el racismo según la Real Academia
Española, es una exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la
discriminación o persecución de otro u otros con los que convive. Complementando la idea de la
RAE, es un tipo de discriminación, aquella que se produce cuando una persona o grupo de
personas siente odio hacia otras por tener características o cualidades distintas, como el color de
piel, idioma o lugar de nacimiento. Siendo este un tema que no excluye país alguno ni el tiempo en
que nos encontremos, tal vez el racismo sea impuesto y visto bien por alguna religión, tradición,
enseñanza, etc.

Hay muchas formas en las que una persona se puede sentir víctima de racismo, por ejemplo, la
distancia con la otra persona, falta de empatía o muestra alguna de frialdad; Racismo
etnocentrista, este tipo de racismo está basado en la superioridad cultural del propio grupo; y el
que se evidencia con más impacto es el racismo en donde no creen que los miembros de otras
razas deban tener algún derecho, piensan que deben ser excluidos totalmente e incluso apuesta
por la segregación física.

Desde el siglo XVI podemos leer e informarnos que desde esos años ya se venían sentenciando
algunas prácticas de racismo, en donde el mayor influyente de este movimiento contra el racismo
fue Nelson Mandela, quien ganó protagonismo durante la campaña que desafiaba este sistema
discriminatorio en 1954. Dando derechos e inclusión a las personas con diferente color de piel,
planteando “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión”,
dando a entender que nosotros mismos como sociedad vendemos una idea falsa de cómo tratar a
una persona partiendo de diferencias absurdas cuando debemos tener en cuenta que muchos
años se ha trabajado como sociedades de países velando por llegar a un espacio en donde
podamos vivir en paz y en donde se entienda lo valioso que es cada uno de los que reside en él.

En la actualidad, el racismo está siendo el centro de atención para las noticias e influyentes de
diferentes partes del mundo, desaprobando toda falta de respeto con justificación alguna que
apunte a una exclusión debido al color de piel, se observa como se hacen marchas y campañas, el
apoyo que se dan en las redes sociales, con estas estrategias pensamos que así las personas
dejaran de un lado la ignorancia que los hace cometer atrocidades, pero luctuosamente,
Colombia, específicamente, se ve envuelta en noticias que nos dan a conocer como seguimos
influenciados en dichas prácticas de discriminación.

El pasado 19 de mayo del 2020, Anderson Arboleda joven de 24 años, fue agredido por un policía,
que presuntamente lo golpeó varias veces en la cabeza con un mazo de madera (conocido en
Colombia como bolillo). Según anotaron testigos, el joven se cruzó con la policía al frente de la
casa de su madre, tras violar las condiciones de la cuarentena ordenada por el gobierno local para
evitar la propagación del covid-19; lo que le generó su muerte y se diagnosticó que fue por muerte
cerebral, ocurrida tres días después en un hospital de la ciudad de Cali. Cabe aclarar que el joven
Arboleda tenía piel morena, y para explicar el por qué se dice que fue un acto de racismo, se dice
que cuando el joven fue asesinado no se pasó por grandes medios ni se le había dado importancia
como para que un país entero se indignara por ver qué es lo que sucede con sus propios
compatriotas, lo cual se le hace comparación con el caso similar que sacudía las redes sociales por
las mismas fechas donde sucede la muerte de Anderson y es el caso de George Floyd quien
también hombre con piel morena fue asesinado a manos de un policía en los Estados Unidos.

Vemos ahí casos de indignaciones que nos hacen cuestionarnos ¿hay vidas que valen más que la
nuestra? ¿algún día podremos salir a la calle sin alguna inseguridad de si la gente nos aceptará tal
y como somos?, entre muchas más preguntas que son alimentadas por la constante exclusión que
dan las personas y que se alimentan del miedo e inocencia de las personas implicadas.

Para cerrar este informe daré puntualmente mi opinión sobre el tema que se habló en todo el
texto. Siento que todavía seguimos todos y cada uno de nosotros jugando a diario un papel ya sea
contribuyendo o rompiendo los prejuicios raciales y las actitudes intolerantes, en donde debemos
lograr romper el paradigma de todas las ideologías erróneas que algunas personas se atreven a
llamar justificación para acciones mal vistas de exclusión. Debemos aprender a vivir en un marco
de igualdad y aplicando la ley de vida que siempre nos enseñan y aquí en momentos de la
búsqueda contra el racismo debemos aplicar la cual es “no hagas a otros lo que no quieres que te
hagan a ti”.

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