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Un tiempo sin igual

Guillermo Tobar Loyola

Con 19 años tuve la oportunidad de ver el cometa Halley en su paso por la Tierra.
Un espectáculo único que difícilmente se puede experimentar dos veces en la vida. Hay
eventos que acontecen de manera imprevista, única y que marcan a fuego. Cuando
nacemos nadie sabe qué evento vivirá: su magnitud, su importancia, ni mucho menos la
actitud que tomaremos frente a él
Ahora llegó ese momento. Vivimos una situación de confinamiento e
incertidumbre increíble. Sin habernos inscritos fuimos llamados por la historia para ser
protagonistas de una situación que nos confunde y de unas consecuencias que nos
aterran. Una vez más los hechos se nos imponen inevitablemente. ¿Qué hacer? ¿Escapar?
¿A dónde? La historia no es un laberinto del que podamos escondernos de nosotros
mismos. Frente al espejo de nuestra vida no nos queda más que actuar usando aquello
que ni el miedo, ni poder humano alguno puede arrebatar: es nuestra libertad interior.
Con ella escribimos la biografía autorizada de nosotros mismos. ¿Qué estamos dispuestos
a escribir ahora que nos hallamos interpelados por la historia? ¿Renglones torcidos por el
miedo o el pesimismo? ¿Páginas ciegas de incomprensión y arrebatos caprichosos? ¿O un
capítulo en el que aparece lo mejor de nosotros mismos? ¿Estamos dispuestos a seguir
autografiando esa historia a pesar de quedarnos sin la tinta necesaria a riesgo de
continuarla con nuestras lágrimas?
Cómo olvidar el sorprendente paso del cometa Halley por nuestro planeta.
Lamentable, pero en aquella ocasión no pude cambiar ni un ápice de su trayectoria en el
cielo. Ahora, frente a esta pandemia global se nos presenta la posibilidad de intervenir y
cambiar el curso de su trayectoria. Para ello debemos escribir el capítulo que falta, si lo
dejas en blanco tal vez nos prives de una página necesaria para salir victoriosos. No
necesitamos súper héroes nos necesitamos todos.

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