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J).

lili IESE
Universidad de Navarra
f Barcelona-Madrid

ETICA Y EFICIENCIA EMPRESARIAL (*)

-4)

o ¿Empresa y negocios sin ética?


1
Durante muchos años ha prevalecido la idea de que ética y negocios son dos
conceptos prácticamente irreconciliables. Aunque en el mundo de la empresa siempre ha
^ habido personas honestas y bien intencionadas, por lo general, la ética^einpj-esjrial ha sido
•S poco valorada o_su contenido se ha hmitado a la obligación de cumplir las leyes y respetar
> determinadas «reglas del juego».

go Con frecuencia, si alguien pretendía actuar de modo ético era acusado de falta de
| «realismo». De este modo, se fue generalizando la expresión «business is business», que no
S significaba otra cosa que la amoralidad de los negocios. Con ello se relegaba la moral al
g ámbito privado, al tiempo que los negocios se consideraban como un fin en sí mismos,
S al margen de toda ética.
9.

2 El riesgo de este planteamiento, especialmente para los más débiles, se ha puesto de


manifiesto en no pocas ocasiones.,A1 separar la ética de los negocios,_éstos se despojan
_"3 de aquello que distingue las relaciones humanas de una jungla despiadada. Los negocios sin.
p ld~eñcá son\ inhumanos. Para ser verdaderamente humanos, los -negocios y la actividad
t . "émprésariál han de regirse no por la razón de la fuerza, sino por la fuerza de la razón, la cual
es precisamente la que fundamenta la ética.
g
Afortunadamente, el mito de la amoralidad de los negocios va siendo superado en
Q muchos lugares. Desde mediados los años setenta se está desarrollado un notable movimiento
en favor de la ética empresarial que se va extendiendo por todo el mundo. Cada vez son más
los directivos que, ven la ética empresarial como una necesidad, al tiempo que introducen en
"sus'brgámzaciones «credos» y «códigos éticos» (1) o elaboran «proyectos de empresa» con
notónos valores éticos y se esfuerzan en su seguimiento. Otros van incluso más lejos
estableciendo sistemas para la formación ética de directivos y empleados. No faltan tampoco

.(*) Nota técnica de la División de Investigación del IESE.


Preparada por el profesor Domènec Melé. Noviembre de 1994.

Copyright © 1994, IESE.


Prohibida la reproducción, total o parcial, sin autorización escrita del IESE.

Se. Hanny Mancheno Jara


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empresarios y directivos de empresa que, sin hacer alarde de formalismos éticos, dirigen sus
"organizaciones con sumó respeto hacia las personas y sus derechos y manifiestan un estilo de
dirección profundamente ético.

Aunque el inicio de este movimiento pro-ética empresarial coincidió con algunos


escándalos de corrupción en Estados Unidos (Watergate, Lockheed, Gulf Oil, etc.), no sería
exacto afirmar que dichos escándalos, y la consiguiente demanda social de honestidad en los
negocios, hayan sido la única causa del creciente interés por la ética empresarial. Sin duda,
han influido, pero ello no significa que la ética empresarial sea sólo una moda. La ética es
una necesidad, como trataremos de ver a continuación.

Un poco de historia

La ética empresarial no es algo nuevo. En la Hterarura del antiguo Egipto se han


encontrado indicios de cómo se formaba a los directivos. Concretamente, en un manuscrito
titulado <<instrucción>>, se recogen varios consejos de un padre a su hijo. Junto a aspectos
como la necesidad de planificar y de contar con asesores, le exhorta a que sea veraz y honesto
en sus actuaciones y le remarca la importancia de pedir consejo a quienes saben más que
él (2). En el Código de Hammurábi, rey de Babilonia, sehabla del salario mínimo (3). La
Bibha"contiene numerosas referencias a la moral de los negocios. En el Antiguo Testamento
" se prohibe abusar del débil, se condena el fraude en pesos y meoidas y la usura, je_exigOt
respeto a la propiedad aiena, a la veracidad, a la buena tama del prójimo, etcTTElNuevo
Testamento subraya el carácter instnimp.nta| del dinero y de los negocios. También en la
antigua Grecia y en el Imperio Romano se encuentran prescripciones en relación con
la actividad mercantil.

La empresa moderna contó desde sus comienzos con destacados análisis éticos.
Según muchos autores, la empresa moderna hunde sus raíces en las ciudades del norte de Italia
y en la banca que se desarrolló al hilo de los astilleros y de los grandes viajes mercantiles en la
baja Edad Media y el Renacimiento (4). En esta época destacaron dos grandes moralistas que
fueron también buenos conocedores de laeconomia y de los negocios desutiempo:Antonmo
de Florencia y Bemardino de Siena. Tanto es así, que estos autores sonreconocidosno sólo
como moralistas, sino también como grandes economistas (5). También en los dos siglos
siguientes florecieron eminentes moralistas, especialmente en la escuela de Salamanca, en
España, los cuales fueron también notables conocedores de la economía de esta época y del
modo de hacer negocios de sus contemporáneos, como ha señalado el conocido economista e
historiador de la ciencia económica J.A Schumpeter (6).

Hubo después una época decadente para la ética empresarial que se prolongó
hasta mediados del siglo XIX. Los problemas morales creados con la revolución
industrial requerían una nueva profuñoización ética. Esta vino, sobre todo, de la mano del
Papa León XUI en su encícuca Rerum novarum, publicada en 1891. Después de éL casi todos
sus sucesores en el papado han dedicado documentos a este tema que contienen valiosas
aportaciones a la ética económica y empresarial (7).

La respuesta empresarial a las exigencias éticas se manifestó en Europa a través de


¡diversas medidas sociales, especialmente desde finales de la segunda guerra mundial. En
Estados Unidos, a partir de los años cincuenta y sesenta se desarrolló un movimiento a favor
(de las «responsabilidades sociales de la empresa» que obtuvo cierto éxito. Solía aceptarse
"hasta entonces que la única responsabilidad del directivo era maximizar los beneficios para
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los accionistas _(«stockholders») sjn_más restricciones^ que_eL.cumplimiento de las leyes.


TrMte'á^sTS^stura, se abogaba por ampliar las responsabilidades dhectivas"a trabajadores,"
clientes, comunidad local, sociedad, etc. («stakeholders»), sin limitarse al mero cumplimiento
de las leyes.

Asumir que las empresas tenían responsabilidades sociales fue un paso adelante,
pero en la práctica no solía pasar de ser un gesto de buena voluntad o una actitud de
voluntarismo apoyado, en gran medida, en la convicción de que las responsabilidades
sociales no eran más que «egoísmo ilustrado» para evitar futuros problemas. Faltaban
estudios serios y, sobre todo, una sólida fundamentación ética de la dirección de empresas.

Desde los años setenta, han ido apareciendo diversos estudios (8) que ponen de
manifiesto la compatibilidad entre las convicciones éticas y los negocios prósperos. Más
adelante se ha visto incluso la necesidad de la ética para la excelencia empresarial Así, la
popular obra de T. J. Peter y RJIJWatermaru «In Search of ExjeelencejLÍ~9J, publicada en 1982""
"dejaba claro que los valores_iticj?j_y^cc^cxejamente, el respetoalas personas y un auténtico
espíritu de servicio están en la base dejas empresas que destacan poFsus bliénós; resultados.
Estos autores sugieren que quienes se comportan éticamente con sus grupos interdependientes o
partícipes («stakeholders») son también quienes, a la larga, ganan más dinero.

Posteriormente se han presentado nuevas investigaciones que refuerzan la idea de que


existe una elevada correlación entre una actuación ética muy exigente y los altos beneficios
alcanzados por las empresas estudiadas. James O'Toole (10) caracteriza jas empresas de
vanguardia como aquellas,que animan_,a._sus_ ejecutivos.. a potenciar valores éticos en la
actividad directiva y a incorporar esos valores en sus decisiones. Insisten en valores como
Tajüsticia7 la coherencia, el sentido de la armomá"ylá~yalentía. Según O'Toole, Jas empresas
de vanguardia tienenlas[a^^^^Si^^B^^^BIIffi^^S^j^sfecCTatodoj^u^partícipes
[«stak~eholders»}; b) están pendientes de mcrementarlariqüézTy"él~niveT de bienes& y
calidad de vida general;"c) están comprometidas en aprovechar su propio aprendizaje a lo largo
del tiempo para mejorar, y d) están obsesionadas en hacer bien todo lcLqmhaeerL.Por su parte,
Marlc "Páskm (IT) da una lista de 25 empresas, bien conocidas,,con elevados beneficios
económicos, que se caracterizando^ s.u__hourad^ _de
comprómisdlcóísu^htorno^ocial. Riederbach y Robin (12), analizando varias empresas que
destacan por su buen funcionamiento y resultados económicos, concluyen afirmando que para
obtener beneficios primero hay que lograr confianza y armonía, y esto lleva su tiempo.

Pasado el tiempo, algunas de las empresas citadas por Peter y Waterman, así como
por otros autores, como «excelentes», han dejado de serlo. Esto pone de manifiesto que la f
eficiencia empresarial expresada en resultados económicos no queda asegurada por un
"cómpprtarm

Etica y eficiencia empresarial, siendo conceptos distintos, no son, sin embargo,


completamente independientes. El modo de establecer esta relación y, sobre todo, la
fundamendación ética de la dirección de empresas, aún no está plenamente resuelta, pero
resulta cada vez más patente la necesidad de unir la ética con la gestión empresarial.

Ctica y eficiencia

Es obvio que dirigir empresas es una actividad profesional de la que se espera


^eficiencia, esto es, unos resultados adecuados. La eficiencia, entendida como aptitud para lograr
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_un efecto determinado, se manifiesta en todas las actividades que componen el proceso
^empresarial: diseñar un producto cuya venta sea un negocio eficiente, producir con eficiencia,
comercializar eficientemente los bienes y servicios ofrecidos, etc. Sin embargo, la actividadj:
empresarial no se agota con la eficiencia: más allá de los resultados materiales, en toda acción
hay un servicio o un daño al desarrollo humano de las personas. Y eso tiene mucho que ver con
" \ la ética. Las diversas actividades de la empresa pueden llevarse a cabo de modo que se respete la
dignidad y los derechos de~Ias personas. o, por el contrario, éstas pueden ser mampuíaaas~$
cosificadas, o puede actuarse sin respeterjus^erechos,. Hay trabajos muy dignos, mientras que
otros no lo son tanto o se realizan en condiciones inhumanas; puede venderse con honestidad o
incurriendo en fraude, con espíritu de servicio o manipulando al comprador, etc.

, Tanto la eficacia como la ética se refieren a la acción, pero atendiendo a aspectos


distintos. La eficiencia expre_s_a_los,resultados de una^acción con respecto a algún objetivo
particular Tes eficacia «para» algo) x c o n un valor limitado a algún criterio instrumental. Hay
procesos productivos eficientes (con rendimiento técnico), operaciones financieras eficientes
(con rentabilidad) y equipos o «fuerza de ventas» eficientes (consiguen buenos resultados en
las cifras de ventas), etc. La ética, en cambio, remite a la bondad de la acción en un sentido,
. absoluto, es decir, desde lá perspectiva del bien déla persona, sin remitir"a nada posterior. De
ahí que la eficiencia tenga un valor relativo mientras que la ética tenga un valor absoluto.

La ética se ocupa de alo haénoa en g" gentiHn más pleno. Hablando con propiedad,
sólo puede afirmarse que alguien es bueno en relación con la ética. Para ser unj>ogj?jmédico,
un buen deportista, un buen vendedor^etc, es necesario ser ético; 'de otro modo, sólo puede
afirmarse alguna habilidad que se manifiesta en ser eficiente para lograr algún tipo de
objetivos. Un médico que conozca y aplique muy bien unas técnicas, pero que maltrate a los
enfermos o colaboradores, no es un buen médico; un ciclista que gane carreras haciendo
trampas (drogándose, por ejemplo) no es un buen deportista; ni tampoco puede calificarse de
buen vendedor aquel que consiga buenos resultados económicos acudiendo al soborno.

En este sentido, puede afirmarse también que ser un directivo eficiente no basta para ser
un buen directivo.Buen directivo es aquel que no sólo obtiene los resultados que persigue, sino
que decide y actúa según unos principios que están de acuerdo conel bien de la persona humanar

Influencia de la ética sobre la eficiencia

Considerando la persona en su globalidad, la ética, por su valor absoluto, es


^subalternante respecto a la eficiencia. Dicho de otro m( ciencia en algo particularSá
de ordenarse al bien global de la persona, y no al revés. Pero esto no significa, en modo
alguno, que la ética tenga que invadir el ámbito de autonomía propio de la actividad
empresarial orientada a lograr eficiencia. La eficiencia se logra con una gestión apropiada y
no con normas éticas, pero si la gestión se realiza de modo contrario a las exigencias éticas se
jictúa ma1 y con elfo se daña a las personas v a la sociedad. Por decirlo en pocas palabras, la
;

ética orienta la acción para impedir que la encienda económica se vuelva contra el hombre.

La eficiencia no es, pues, ajena a la ética, como tampoco la ética lo es a la eficiencia,


¿ a g ü c a impulsa a la eficiencia empresarial principalmente de dos modos:

Por una parte, disponiendo a directivos y empleados a adquirir competencia


profesional y un mayor sentido de responsabiTidad_ que probablemente
repercutirá en un actuación más eficiente.
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Poroto) lado, las actuaciones éticas de los, directivos en su interaccióncaa las


personas y grupos sociales de jsu_ entorno jpueden lograr que éstas den una
respuesta"""favorable .para, rnej oraFla^eScTencia empresarial. Ésto último se
manifiesta de diversas maneras, que expondremos de modo sintético a
continuación:

a) Confianza mutua y consistencia social

Una actuación ética genera confianza en los empleados , vesta_confian2a refuerza la f


consistencia social o unidad entre superiores^ e ú r f e r i o r e S j ^ ^ n t r ^ ^ En ¡
la actividad comerciaL^~üna sistemática actuación ética produce una buena reputación' I
^ólñefclar"qu^cpmpófta venfciiai" áüñ"después de Jargo tiempo. J^mp.„señalal¿otlér,.:la í
"Bonestídad y la correa;ión-.£^^ la. satisfacción en el
"cliente, y un cliente satisfecho tiende a comprar de nuevo, habla favorablemente de la
:
émpl esa^olro"s7presS"menos atención a las ofertas del competidor y, más tarde, compra los
nuevos productos que se le puedan ofertar (13). En cambio^ cuando la actuación no .es.ética. [
se^ pierde la confianza _ de aquellos que se ven._.afectodos por la acción y disminuye la \
coh^TsJéñc^~soclal. Si la actuación no ha sido ética, y los cuentes o los empleados se dan
cuenta dé ello, lo más probable es que reaccionen de modo hostil y que cambien de
proveedor o de empresa o, al menos, se desmotiven para comprar o para trabajar.

La confianza depositada en el vendedor y la unión creada entre vendedor y


;
comprador tiene mucho que ver con la calidad del producto y con el servicio recibido. La ;
calidad total del Pfyducto _po- impórtente por si misma y_ tan necesaria en un entomo-nury ';
r

7'cómpetiti^rfieñe una importante dimensión ética. Ño se podría hablar de calidad total \


prescindiendo de aspectos como" la veracidad en lo que se^dice_y. ofrece, y sin.proporcionar'
Ixn auténtico servicio a los^usi^os."YÓT^J^^thjñ^atar. correctamente ajos empleados
difícih^nte se puede conseguir caüdad total, ya que esto genera malestar y, con frecuencia,
^repercute en un trato Pj5fiQ_jma^ a Ios-
clientes. ~~ ~~'

Esta relación entre la confianza y la consistencia social puede extenderse a todos los
partícipes de la empresa («stakeholders»).

b) Buena imagen de la empresa o del directivo

Ante la actividad empresarial se producen reacciones favorables o desfavorables.


Cuando*uñá"empresa a^ma maí,j)or ejemplo, incumpUendo sus.promesas, actuando, de.modo
fraudulento^ój^ -
'querellas judiciales. Frente a las reacciones .sociales,, las empresas acusan un problema de •!
^'magéW'y~süfren el riesgo de que la sociedad pueda volverse contra ellas.

También para los individuos suele ser favorable tener unajdmagen. ética». A todos , \
gusta causar buéñalmpresión a los~Hemás, lo cual puede quebrarse si llega a conocerle que"'yí
un directivo «trabaja sucio», jjener una buena reputación ética puede ser ventajoso..para \\
mejorar posiciones en la empresa. Én la carrera profesional, una persona .que goza de buena
_ _
pputax;ióñ ética cueñtá"cóñ un importante activo, que puede ser muy valorado por razones de
credibilidad y confianza. En ía selección de personal con frecuencia se incluye la honestidad
¡y el^árácter -incluyendo determinadas virtudes morales— como elemento relevante para la
"elección de candidatos.
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c) Mejora de la cultura empresarial

La ética empresarial es parte esencial de la cultura de la empresa, cuya importancia


se aprecia cada vez más. Y una cultura ética significa valores~é5cos compartidos y virtudes k
personales de quienes formanJ^organizacidñTZI ' //

La rígida estructura taylorista, en la cual los directivos piensan y los obreros


exclusivamente ejecutan, está obsoleta. Las orgam2^ciones__ejriprpgarialqg son cada vez más
i«semejos» dentro de la propia empresa que «cadenas de producción»; la misma producción í f
se suele enfocar como un servicio interno. Y, en los servicios, es deseable que todos los que 11
trabajan tengan iniciativa y, en cierto modo, sean un poco directivos. Y, lo que es más \ \
"importante, que habimalmente tengan preocupación por las necesidades de los demás,
«espirita de servicio». La dinámica propia del servicio reclama disposiciones habituales i i
más humanas, que es tanto como decir más éticas: ~ ~~ «

La presencia en la empresa de empleados y directivos con conductas poco éticas,


dedicados a satisfacer sus" intereses materiales_por encima_de_todo. crea perjuicios -a veces
graves- a la organización. La tan deseada integración de todos en los objetivos de la empresa
y la cooperación en favor de su bien común se ve dañada por quienes sólo buscan
aprovecharse del cargo para su lucro personal. Esto ocurre en un jefe de compras que exige
«comisiones» para él y en perjuicio de la empresa, y en el directivo al que no le importa pisar
a quien sea para lograr su éxito individual. A los daños económicos, directos e indirectos tí
(aumento de los costes de transacción), le siguen otros danos intangibles, que pueden t>er muy" u
importantes, manifestados en actitudes criticas, desconfianzas, desmotivaciones, falta de M
colaboración, rencores, Péseos de venganza, etc. Por el contrario, una organización con
valores éticos compartidos y, sobre todo, con personas virtuosas, cuenta con un valioso
elemento para su cultura empresarial y para llevar a cabo su actividad.

El componente ético de la cultura empresarial, como pone de relieve A. Llano (14),


adquiere especial reheve cuando aumenta la complejidad. Los valores y virtudes morales y tí
una cultura empresarial de confianza recíproca ayudan a resolver problemas arduos H
" y complejos de forma correcta y con bajos costes sociales y económicos. \

Por ello no es de extrañar que la calidad moral de sus hombres v mujeres sea
considerada como una parte fundamental del activo humano de la empresa. Así lo entienden
"muchos altos directivos, como lo demuestra un estudio de la prestigiosa revista The Business
Roundtable. Su conclusión es que «existe la profunda convicción de que una buena / ;
reputación de lealtad y honradez en los negocios es uno de los principales activos /
empresariales, que todos los trabajadores deben fomentar con el máximo cuidado» (15). " '

De aquí la importancia de seleccionar, formar y potenciar personas con virtudes


morales que habitualmente actúen con corrección, aunque no exista un estricto control
superior.

d) Mejora del liderazgo

Si los directivos actúan de un modo ético, los empleados tienen una nueva
íotivación para trabajar derivada del reconocimiento de la calidad moral del directivo. Se_
r
descubre en él a un verdadero líder, alguien que quiere hacer las cosas bien y, sobre todóT qué"
se preocupa por el bien de sus colaboradores y Riihnrdinan'ns. Así surge una, mntivañTori
íe se añade a la que pueda surgir de la recompensa o del tipo de trabajo realizado.
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La conducta de los directivos, buena o mala, repercute en su propio modo de trabajar


y tiene efectos ejemplarizantes —buenos o malos- para sus colaboradores. Actuar en negocios
facilones y turbios es un mal aprendizaje para el directivo y un mal ejemplo para quienes
dependen de él.

Un directivo que_nojenga una conducta ética malgasta energías con susjnanejos, en / /


vez de_adqülrnTa~expTriencia quejda el^rar^o^iéñ-b^clia Ademas,^"éTuña^CTmda~dé~autóridad / /
moral frente a sus subordinados y una posible fuente de distorsiones e incluso de chantaje."~"
o
o
(S

e) Proporcionando tranquilidad de conciencia


Os
o
La satisfacción psicológica que se experimenta al actuar correctamente y trabajar en \
J una ambiente ético puede ser un motivo impojianj^ara la acción de dgectfyoslTciñpládoy
!
> La conciencia recrimina interiormente cuando se ha actuado de modo contrarió "a lo que ella
j rhctamina como~büéño. Una~d^aTcausas~de~msati problemas de conciencia
j surge a consecuencia" de una dirección basada en «incentivos» cuyos objetivos son poco
o realistas sin que se insista, al mismo tiempo, en la obligación de utilizar medios lícitos para
S alcanzarlos. Bajo el estrés creado por objetivos de este tipo, con facilidad los subordinados
pueden adoptar la actitud del «todo vale» (16).

JLa insatisfacción ética puede ser ocasión ^egmotivacián cuando tal, actuación ha
tenido su origen en presiones de los superiores (17). Aunque todavía hay pocos estudios que
correlacionen el respeto a las conciencias de los individuos y la satisfacción de los mismos en
el trabajo, los pocos que se han realizado confirman que esa correlación es elevada (18).
§ Algunos directivos valiosos cambian de empresa porque la falta de ética en el ambiente en
| que se mueven les resulta insoportable (19).
"&>

•d
° f) Disminución de los costes de transacción
3
1 Todo lo anterior y, sobre todo, la calidad ética de quienes forman la empresa, \ i
- !
m ^contribuye a dismir»"* 1n» cftfffffi ocasionados por evitar comportamientos oportunistas o por \
a s
s hacer_frqn{e k* conflicto*, Tgclarnar-innfts y querellas judiciales. La consistencia social a la
I qj^^Jug^_la_cahdad_ética incide en los costes de transacción^rnternos y externos. A l "
s. aumentar la integración y la cóoperacioñ^lhsrñm y de control.

| La teoría de juegos_y_la teoría económica de la agencia confirman el aumento de


g costes én los que se incurre por falta de confianza y el mayor beneficio que supondría para
Q todos si las diversas partes afectadas asumieran seriamente el compromiso de seguir un
comportamiento ético. De acuerdo con la teoría de juegos, si todos actuasen pensando en los
demás, .todos saldrían ganando. En caso contrario, la situación final no es la mejor que podría
conseguirse.

Puede ser que una actoadónj;ontraria_a la ética comporte ventajas externas a corto
plazo paraImlnoUv^dúo ojñT grupo particularXé^to,d^e.ro,,poder, etc.),. pera no. para la
1
soaedadjej jfl r-™\p"ift>- M^s aún, cuando algunos se aprovechan de la buena fe de los demás
"para su lucro personal, muy pronto pueden encontrar imitadores. De este modo, se va
deteriorando la calidad social, lo_cual ya en perjuicio de todos.

Un caso extremo es la corrupción de algunos políticos, funcionarios o empresarios,


1 como se da en algunos sectores y aun en países enteros, y que, en opinión de muchos, es

•DC Hanry Manchenoiaia


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una de las causas principales que impiden el desarrollo y un ambiente de pacífica convivencia
social. L& eficacia de la ética seextiende, pues, a la obtención de un ambiente social más
propicio para todo~ " ~ " ~

Por lo demás, la misma raíz de la economía de mercado en la que actúa la empresa


necesita de la ética para un buen funcionamiento, ya que descansa en la confianza recíproca.
Cuando en un entorno social hay un comportamiento ético, la eficiencia de la sociedad l
aumenta en sujpnjuiiio. Sin un mínimo de confianza, honradez y cumplimiento de las\
normas del mercado, no es sostenible el sistema de libre empresa.

L a ética no siempre es ventaja competitiva

Algunos directivos consideran que la ética empresarial es una importante ventaja


competitiva,fcnalgunas empresas se llega a considerar la ética como un aspecto vital p'ara~su
futura competitividad. Así, los directivos de McDonnell Douglas han entendido que la ética
es un aglutinante de todos los factores, de tal modo que «el programa (inspirado en
convicciones éticas) puede mantener la competitividad de la organización en los años
difíciles que se avecinan» (20). Esta empresa tiene un programa anual de reciclaje en
formación ética por el que pasan sus 65.000 empleados (21).

Sin embargo, no faltan quienes cuestionan la ética como ventaja competitiva. Es.
evidenté~que en entornos corruptos o corrompibles, incluso puede ocurrir todo lo contrario:
concursos perdidos por no sobornar o por no someterse a extorsiones, promociones
personales conseguidas a costa de los demás, etc.

También pueden presentarse objeciones y contraejemplos a los otros aspectos


señalados anteriormente que cuestionen la ética como medio para la eficiencia empresarial.
.bl argumento de tener credibilidad o «buena imagen» para la empresa o para sus directivos
puede ser válido para algunos, pero no asegura una actuación ética en todo momento. No
siempre es difícil dar «buena imagen» cuando la realidad es muy otra. Hay quienes
confunden ética y etiqueta. Una divertida frase de Groucho Marx expresa bien esta actitud:
«El secreto de la vida es un trato honesto y limpio. Si puedes simularlo, lo habrás
conseguido» («if you can fake, you've got it made») (22). Por lo demás, aún teniendo «buena
imagen» no hay garantía de ser ético, ya que una cosa es la «imagen» y otra cosa es lo que
realmente sea cada uno. ~ • -

Por otra parte, las actuaciones éticas y las virtudes humanas no siempre son tenidas
en cuenta para la promoción. Tampoco es frecuente que se den «medallas» por las
actuaciones éticas. Asimismo, la remuneración y promoción del personal a menudo se
establecen dando más relevancia a factores ajenos a la ética. La honestidad del candidato y
otras virtudes morales no suelen pasar de ser una condición preliminar.

La referencia a la consistencia social a la confianTa. a la complejidad y al ejemplo


de numerosas empresas realmente excelentes son argumentos de pesp. A largo plazo, y en
-^mucfaüs" casos, una actuación empresarial ética posiblemente ayude a lograr mejores
resultados económicos -aunque no por sí sola-; pero aun así, ¿los resultados a largo plazo
on suficientemente motivadores para actuar de modo responsable? No está muy claro.

Í De todos es conocido que hay empresas más preocupadas por su continua cotización
m bolsa, o por sus resultados anuales, o incluso trimestrales, que por el largo plazo, al menos
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en algunos países o sectores. Y si actúan a corto plazo, ¿no hay acciones «poco éticas» que
permiten alcanzar más fácilmente unos determinados objetivos económicos o de poder
que otras acciones más responsables que miren al futuro de la empresa?

Por lo demás, un directivo con mentalidad economicista puede pensar que cuando
lleguen los buenos resultados él ya no estará, de modo que lo importante es aprovecharse de
la situación actual, sin pensar en el futuro. Tampoco faltan empresas «oportunistas» que
buscan el beneficio sin reparar en medios. En casi todos los países hay casos bien conocidos
de actuaciones inmorales de individuos y empresas en los que se ha obtenido un importante
lucro utilizando medios inmorales.

Con todo, tomar la ética como..mero instrumento para obtener beneficios, no es un


planteamiento ético, jimojitiUtario. Lo ético es valorar la ética por su_vg/or intrínseco y no I
sólo por su importanciaj^ani^ (económicos, consideración social, satisfacción^ \
credlbihdad^^ñlaja competitiva, mejora del entorno social etc.). «El^ien^ti^j^s_cribe.el i
profesor luanes- no ^sjm_"bien p.araj' .sjno un_bien_sjn.más. El amor, la justicia, la amistad,
J

-por citar^lgmi^Sieñes^ticos- valen por sí mismos (...); considerarlos como meros medios
para un fin, instrumentalizarlos, es negarlos; quien busca la amistad con vistas a algo distinto
de la amistad misma y del bien del amigo, en realidad no busca la amistad, sino que finge
buscarla y hace imposible que surja» (23).

La incidencia de la moralidad en el directivo

A l destacar la importancia de la moralidad por sí misma, llegamos a lo que, a


nuestro juicio, es el motivo más sólido para actuar de modo ético: la mejora o la degradación
del decisor.

Las decisiones humanas no sólo producen resultados exteriores, sino que también
- -
afectan !!" ^cispfTTÜ tomar decisiones efe" ISodcT consciente y Ubre, el decisor se va
"configurando en su calidad humana. Así, cuando una persona decide robar, se hace ladrón, y
cada vez que decide actuar con justicia se hace un poco más justo. En otras palabras, aLtomar
decisiones no sólo elegimos qué cosas queremos hacer, smo_que_también elegúnos^wé clase
depersona_queremos ser.__^

Este carácter autorreferencial de las decisiones, como puede comprenderse, tiene


una importancia capital, ya que mientras lo producido queda en el exterior, el efecto interior
queda en la persona y va creando hábitos operativos buenos o malos (lo que en ética se
denomina, respectivamente, virtudes y vicios) que configuran la calidad humana de la
persona.

La ética es, pues, necesaria, sobre todo porque orienta hacia la plenitud^ humana, es
decir, Sacia ei desarrollo humano de la persona. Quien actúa de modo ético mejorajxszQ.0
persona y, por el contrario, quien actúa mal se desraclao cbÍT6mpTen~suTm^ Desde
está" perspectiva se comprende la famosa sentencia de Sócrates, citada por Platón
(«Gorgias», 469), cuando afirma que «es mejor sufrir la injusticia que cometerla», ya que
cometer una injusticia degrada al hombre en su humanidad; en cambio, ser víctima de una
injusticia, aunque produzca sufrimiento, no deteriora la calidad moral del sujeto.

i La mejora personal, d ^ f a En este.sentido, puede


afirmarse que ía repetición de actos buenos realizados^de modo consciente y libre hace crecer
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la libertad, es decir, aumenta en nosotros el poder de actuar bien con facilidad, prontitud y \
gusto. A los~hábitos~operativos generados de este modo, tradicionalmente se les denonnna \
virtudes morales, las cuales no son simples «cosfrimbres» o «hábitos operativos i
indiferentes», sino disposiciones estables del carácter que dan mayor libertad para actuar bien
1
cuando convenga, con prontitud y sin disgusto, "

Las normas de actuación están en relación con las virtudes, pero las virtudes son lo
más importante; es lo que queda en lo más mtimo del sujeto y viene a ser como la
quintaesencia de la calidad humana.

La necesidad del desarrollo como persona, percibido por la razón, viene también
avalado por motivos religiosos, cuando se percibe la plenitud humana dentro de los planes de
la Sabiduría divina (24). Como es obvio, la existencia de esta motivación religiosa no
significa que, en la práctica, sea la más influyente para todos. Podrían citarse personas
no religiosas que son más honestas que otras que se dicen religiosas; aunque también
podrían darse muchos ejemplos en sentido contrario. Sea como fuera, no cabe duda de que
los motivos religiosos añaden algo que mueve a actuar^de modo ético7 a veces incluso hasta"
el heroísmo. " ~ " '

En definitiva, puede afirmarse que actuar de modo ético es un beneficio para la


persona, aunque no siempre .conlleveLJafineficiOiS económicos. Y «ser mejor» persona es
superior a «tener más» cosas, porque las cosas son instrumentos externos mientras que la
calidad moral está en lo más mtimo de la persona.

A modo de conclusión

Se ha hecho notar que «ser ético no siempre paga» (25), pero tampoco puede
afirmarse que actuar de modo ético equivale a atentar sistemáticamente contra la cuenta de
resultados, ni mucho menos. Es cierto que, en ocasiones, ser ético podrá hacer perder
oportunidades. Es posible incluso que, alguna vez, actuar de modo ético exija sacrificar
determinadas ventajas, pero lo ordinario será que la ética mejore los resultados a largo plazo.
De aquí la convicción, cada vez más aceptada, de que la ética empresarial es una condición
necesaria, aunque no suficiente, para la eficiencia empresarial. •

(1) Según un estudio publicado a finales de los años ochenta, más del 90% de las quinientas empresas
enumeradas por la revista Fortune tenían código ético. (Cf. Center for Business Ethics, «Are Corporations
Institutionalizing Ethics?», Journal of Business Ethics, vol. 5, 1986, págs. 85-91.
(2) Erman, Adolf, «The Literature of the Ancient Egyptians», E- P- Dutton Co., Nueva York, 1927. Citado por
George, Claude S., Jr., «The History of Management Thought», 2* ed. Prentice Hall, Londres, 1972, pág. 6.
(3) Harper, Robert F., «The Code of Hammurabi, King of Babylon», University of Chicago Press, Chicago,
1904. Citado por George, C. S., obra cit, pág. 9.
(4) Cf, por ejemplo, Reynolds, J. L., «Origins of Modern Business Enterprise», Journal of Economic History,
12, otoño de 1952, págs. 350-365.
(5) Roover, Raymond de, «Sant Bernardino of Siena and Sant Antonino of Florence: The Two Greats
Economic Thinkers of the Middle Ages», Kress Library, Cambridge, Mass., 1967.
(6) En efecto, J. A. Schumpeter pone de relieve que en los sistemas de teología moral de los escolásticos
tardíos del siglo XVI, como Leonardo de Leys, Luis de Molina, Juan de Lugo, Domingo de Soto y otros, la
economía conquistó definitivamente, si no su existencia autónoma, sí una existencia bien determinada;
éstos son los autores de los que con menos incongruencia se puede decir que hayan sido los «fundadores»
de la «economía científica», (cf. «Historia del Análisis Económico», Ariel, 1971, págs. 134 y siguientes).
D2SE 11 395-021
Universidad de Navarra TDN-110

(7) Para una buena colección de estos documentos véase, por ejemplo, «El mensaje social de la Iglesia»,
3* ed., Ed. Palabra, Madrid, 1992. Una amplia recopilación de mensajes de Juan Pablo ü a empresarios y
directivos económicos se encuentra en: Melé, D., «Empresa y economía al servicio del hombre», Eunsa,
Pamplona, 1992.
(8) Son citados por Tuleja, T. J., «Beyond the Bottom Line», Nueva York, 1985. Trad, con el título «Más allá
de la cuenta de resultados. De cómo los líderes empresariales están convirtiendo la ética en beneficios»,
Plaza & Janes, Barcelona, 1987, págs. 238-248.
(9) La traducción española de «In Search of Excelence», Harper & Row, Nueva York, apareció en castellano
en 1984, con el título «En busca de la excelencia», Plaza & Janes, Barcelona.
(10) O'Toole, J., «Vanguard Management: Redesigning the Corporate Future», Doubleday & Co., Toronto,
1985.
(11) Paskin, M., «The Hard Problems of Management: Gaining the Ethics Edge», Jossey Bass Inc.,
San Francisco, 1986.
(12) Riederbach, R E., y D. P. Robin, «Ethics & Profits: A convergence of Corporate America's Economic and
social responsibilities)), Prentice Hall, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, 1989.
(13) Cf. Kotler, P., «Marketing Management», Prentice Hall, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, 1988, pág. 18.
(14) Llano, A., «La empresa ante la nueva complejidad», en «El humanismo en la empresa», A. Llano et al.,
Rialp, Madrid, 1992.
(15) (•clnforme sobre la ética empresarial», de «The Business Roundtable», 1989. Prólogo. Traducido y
o
publicado en «Cultura y Etica Empresariales», Boletín del Círculo de Empresarios, n° 50, 2 trim, de 1990,
págs. 75-84.
(16) Cf. Allen, F. T., ((Corporate Morality: Is the price Too High?», The Wall Street Journal, 17 de octubre de
1975, pág. 16.
(17) Cf. Carroll, A. B., «Managerial Ethics: A Post-Watergate View», Business Horizons, volumen 18, abril de
1975, págs. 75-80; Brenner, S. N. y E . A. Molander, «Is the Ethics of Business Changing?», Harvard
Business Review, enero-febrero de 1977, págs. 75-80; Lincoln, D. J., M. M. Pressley y T. Little, «Ethical
Beliefs and Personal Views of Top Level Executives», Journal of Business Research, volumen 10, 1982,
págs. 475-487.
(18) Cf. Vitell, S. J., y D. L . Davis, «The Relationship Between Ethics and Job Satisfaction. An Empirical
Investigation)), Journal of Business Ethics, volumen 9, 1990, págs. 489-494.
(19) Cf. Chinchilla, N., «Fundamentos teóricos para un análisis de la rotación voluntaria de directivos»,
Apéndice, tesis doctoral, IESE, Barcelona, 1993.
(20) «The Business Roundtable», 1989, Introducción.
(21) Cf. «Ethikos», 8, septiembre-octubre de 1994, págs. 1 y siguientes.
(22) Frase citada en The Economist, febrero de 1990, pág. 81.
(23) Illanes, J. L., «El mercado: ética y eficiencia», en «Etica, mercado y negocios», D. Melé (coord.), Eunsa,
Pamplona, 1994, pág. 32.
(24) En efecto, descubrir a Dios como Legislador universal que ha puesto en la conciencia de todos el
conocimiento de un orden moral, aunque sea de modo elemental (la evidencia de la bondad de virtudes
como la justicia, la lealtad, la veracidad, la generosidad, etc.), añade un nuevo motivo para ser ético. Esta
convicción lleva a esforzase por actuar bien, porque tal cosa forma parte de los planes de la Sabiduría
divina.
(25) Cf. Bhide, A. y H. H. Stevenson, «Why Be Honest if Honesty Doesn't Pay?», Harvard Business Review,
septiembre-octubre de 1990, págs. 122-129. (Trad, española «¿Merece la pena ser honesto en los
o
negocios?», Harvard-Deusto Business Review, 3 trim, de 1991, págs. 100-110).

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