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(RegNB Pról. 2)
Roma, 2020
INDICE
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 1
SIGLAS Y ABREVIATURAS .............................................................................................. 5
I. «LA REGLA Y VIDA DE ESTOS HERMANOS ES ÉSTA…» (REGNB I,1)
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA ........................................................................................... 7
II. «LA SEMILLA ES LA PALABRA DE DIOS» (REGNB XXII,11). EL REINO DE
DIOS COMO PROYECTO DE VIDA DE LOS HERMANOS MENORES ...................... 14
III. SEGUIR LAS HUELLAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (REGNB I,1) ....... 22
IV. «Y HAGÁMOSLE SIEMPRE ALLÍ HABITACIÓN Y MORADA» (REGNB XXII,27)
LA VIDA EN EL ESPÍRITU ............................................................................................... 29
V. «SERVIR AL SEÑOR DIOS DENTRO DE LA SANTA IGLESIA» (REGNB XXIII,7).
LA DIMENSIÓN ECLESIAL DE LOS HERMANOS MENORES ................................... 38
VI. «Y CADA UNO AME Y CUIDE A SU HERMANO…» (REGNB IX,10). LA
DIMENSIÓN FRATERNA DE LOS HERMANOS MENORES ....................................... 45
VII. «SEAN MENORES Y SÚBDITOS DE TODOS» (REGNB VII,2). LA MINORIDAD
EN LA REGNB ..................................................................................................................... 54
VIII. «Y TODOS LOS HERMANOS PREDIQUEN CON LAS OBRAS» (REGNB
XVII,3). LA DIMENSIÓN EVANGELIZADORA DE LOS HERMANOS MENORES .. 67
IX. «Y EL QUE PERSEVERE HASTA EL FIN, ESTE SERÁ SALVO» (REGNB
XVI,21). LA DIMENSIÓN ESCATOLÓGICA DE LOS HERMANOS MENORES ........ 78
CONCLUSIÓN .................................................................................................................... 85
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................. 89
INTRODUCCIÓN
Los 800 años de composición de la RegNB es una ocasión para volver al texto:
leerlo, analizarlo, meditarlo y confrontarlo con la realidad actual. La RegNB tuvo un
íter histórico que representa la evolución de la primera fraternidad, en el cual los
hermanos tuvieron un rol importante en torno al hermano Francisco y de cara al
carisma que Dios le reveló:
Y después que el Señor me dio hermanos, nadie me enseñaba qué debería hacer, sino
que el Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo
Evangelio. Y yo hice que se escribiera en pocas palabras y sencillamente, y el señor
Papa me lo confirmó1.
Es un nuevo signo de los tiempos que, luego de 800 años, la RegNB pueda ser
leída en comunión y participación de la gran familia franciscana: un texto de
inspiración carismática que aún hoy puede ayudar a diseñar el futuro de la vida
evangélica en el mundo y en la Iglesia. En el marco de la celebración de los 800 años
de la RegNB, el presente texto que ofrecemos es el fruto de la reflexión de tres
1
Test 14-15.
1
hermanos pertenecientes a las tres obediencias de la primera Orden: Hermanos
Menores, Hermanos Menores Conventuales y Hermanos Menores Capuchinos.
2
diálogo hermenéutico entre el texto de la RegNB y la realidad actual de la Orden o
congregación, de la fraternidad, de la persona, etc. Por último, unas sugerencias para
celebrar nuestra vocación como hermanos desde la perspectiva de los diferentes
matices de nuestros carismas; cada celebración sugiere o presenta un signo que
interpela y anima a vivir nuestra vocación en el presente. Con esto queremos ofrecer
un simple y práctico instrumento que acompañe y motive fundamentalmente la lectura
del texto de la RegNB y, por la gracia de Dios, despierte el deseo de ponerla en
práctica.
2
Ver tabla de abreviaturas.
3
Se pueden consultar en: http://antonianum.eu/pdf/14.pdf
3
se presenta también como una lectura oportuna y meritoria en medio del deseo actual
por buscar la renovación integral de la vida religiosa.
4
SIGLAS Y ABREVIATURAS
a. Bíblicas
Dn Daniel.
Mc Evangelio según san Marcos.
Mt Evangelio según san Mateo.
Lc Evangelio según san Lucas.
Jn Evangelio según san Juan.
Ga Carta a los Gálatas.
Rom Carta a los Romanos.
Hb Carta a los Hebreos.
Sant Carta de Santiago.
1Jn Primera carta de san Juan.
1Pe Primera carta de Pedro.
5
CtaA (Epistola ad populorum rectores) Carta a las autoridades de los
pueblos.
ExhAD (Exhortatio ad Laudem Dei) Exhortación a la alabanza de Dios.
ParPN (Expositio in Pater Noster) Paráfrasis del Padre Nuestro.
Fragm (Fragmenta alterius RegNB) Fragmentos de la otra Regla no
bulada.
AlD (Laudes Dei Altissimi) Alabanzas al Dios Altísimo.
AlHor (Laudes ad omnes horas dicendae) Alabanzas para todas las
horas.
OrSD (Oratio ante Crucifixum dicta) Oración ante el crucifijo de S.
Damián.
OfP (Officium Passionis Domini) Oficio de la Pasión del Señor.
RegB (Regula bullata) Regla bulada.
RegEr (Regula pro eremitoriis data) Regla para los eremitorios.
RegNB (Regula non bullata) Regla no bulada.
SalBMV (Salutatio Beatae Mariae Virginis) Saludo a la Bienaventurada
Virgen María.
SalVirt (Salutatio virtutum) Saludo a las virtudes.
Test (Testamentum) Testamento.
TestS (Testamentum Senis Factum) Testamento de Siena
UltVol (Ultima voluntas S. Clarae scripta) Ultima voluntad para santa
Clara.
VerAl (De vera et perfecta letitia) La verdadera alegría.
6
I. «La regla y vida de estos hermanos es ésta…» (RegNB I,1)
Introducción histórica
1. Antecedentes: la proto-Regla
4
Cf. D. DOZZI, Il Vangelo nella Regola non bollata di Francesco d’Assisi, Roma, 1989, p. 31. La
cursiva es nuestra.
5 Este encuentro fue primeramente personal (cf. VbF IX, 22; TSoc XXV,1-7; LegM III,1), y en un
segundo momento fue comunitario: Francisco consulta el Evangelio junto a sus dos primeros
discípulos, Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattaneo (VbF XXIV,5-8; De Inceptione 10-11; TSoc
XXVIII, 6-29; Mem XV,2-10; LegM III,3). Los textos hagiográficos fueron consultados en: San
Francisco de Asís. Escritos, biografías y documentos de la época, edición preparada por J. A. Guerra.
Nueva edición corregida y actualizada, Madrid, 2003.
7
RegNB. Debemos aclarar que, antes del 1221, el término «regla» aún no estaba
definido oficialmente en la Orden6; no obstante, sabemos que sí existía un texto base,
un Propositum vitae, estructurado a partir de textos bíblicos que Francisco presentó
al Papa Inocencio III para su aprobación. De esta proto-Regla lamentablemente no
tenemos ningún testimonio documental directo, sabemos solo que su primera
redacción coincide con la incorporación de los primeros hermanos. En RegNB,
empero, podemos encontrar varios fragmentos que con mucha probabilidad formaban
parte de este Propositum vitae inicial7.
6
Como no estaba tampoco oficialmente definido el nombre de “Orden de Hermanos Menores”.
7
Principalmente aquellos pasajes evangélicos que fueron un referente vocacional para el Pobrecillo
(Mt 10,7-12; 16,24; 19,21; Lc 9,3), lo mismo que los textos bíblicos incluidos en el cap. XIV. Otro
elemento significativo es que en el prólogo de RegNB, Francisco promete obediencia al papa
Inocencio III, aunque este había muerto el 16 de julio de 1216. Una indicación de este tipo tuvo que
ser incluida en RegNB antes del 1216, porque la obediencia canónica no puede ser prometida a una
persona muerta; estaríamos, entonces, frente a otro resabio del Propositum vitae. Cf. FRANCISCI
ASSISIENSIS Scripta, critice edidit Carolus Paolazzi OFM, Hispanicam versionem Scriptorum S.
Francisci curavit Isidorus Rodríguez Herrera OFM (†). Hispanicam versionem ex lingua Italica ac
totius operis revisionem curavit Raphael Sanz Valdivieso OFM, Collegii S. Bonaventurae ad Claras
Aquas, Grottaferrata (Roma), 2014, p. 228.
8
Test 15.
9
VbF 32. Se ve claramente que el hagiógrafo toma las palabras reportadas en el Testamento: «…yo
hice que fuera escrita en pocas palabras y sencillamente».
8
La RegNB tiene, pues, sus orígenes en esta «forma de vida y regla» presentada
a Inocencio III en el 1209. Durante los años siguientes, el documento se enriqueció,
se desarrolló y se discernió a la luz de tres factores decisivos10: a) las experiencias
fraternas y pastorales de los hermanos, b) las enseñanzas y vivencias del mismo
Francisco, c) la doctrina de la Iglesia, especialmente los decretos del IV Concilio de
Letrán11.
10
Cf. Francis of Assisi, the Saint. Early Documents, edited by J. Armstrong – J.A. Hellmann – W.J.
Short, volume I, New York, 1999, p. 63.
11
Convocado y precedido por Inocencio III, el Cuarto Concilio Lateranense (celebrado del 11 al 30
de noviembre de 1215) es considerado el más determinante de los concilios medievales. En varias
secciones de RegNB, p. e., en el capítulo XX, es evidente que Francisco acata las indicaciones
emanadas de este concilio, sobre todo los cánones I, XX y XXI.
12
El término «orden» (ordo), en sentido de «orden religiosa», no aparece en RegNB. Respecto a como
se dio la evolución de una fraternidad evangélica a una orden institucionalizada, las soluciones de los
estudiosos son variadas y, en algunos casos, extremistas: desde los que sostienen que Francisco quiso
solo una fraternidad laical; hasta los que proponen que desde el inicio el Asisiate pretendió fundar
una orden religiosa nueva. Entre estas dos posturas antagónicas, está la vía intermedia, que nos parece
la más razonable: el paso de fraternidad a orden se dio mediante una evolución gradual, que no fue
ni traumática ni malévolamente tergiversada por la Curia Romana. Cf. DOZZI, Il Vangelo nella Regola
non bollata, 37.
13
Cf. D. FLOOD – W. VAN DIJK – T. MATURA, La nascita de un carisma, Milano, 1976, p. 46.
9
excelente oportunidad para releer y reformular los textos normativos que debían
definir las líneas de acción de la nueva «Religión». Algunas de las hagiografías
franciscanas primitivas14 y también algunos escritos del mismo Francisco15, aportan
noticias de cómo, efectivamente, la Regla se sometía a discusión y reelaboración
durante los capítulos. Estas normas comunitarias, redactadas en los encuentros
anuales, eran presentadas a la Sede Apostólica para su correspondiente aprobación,
como lo testimonia un historiador del siglo XIII16. Exactamente eso fue lo que
hicieron, fray Francisco y el Capítulo General de 1221: someter el texto completo de
la Regla al papa Honorio III, quien «la concedió y confirmó»17, aunque sin una bula
escrita: de aquí viene el nombre de Regla no bulada18.
14
Cf. Tsoc XIV, 57.
15
Cf. EpMin13.
16
Cf. JACOBO DE VITRY, Carta primera, en San Francisco de Asís. Escritos, biografías y documentos
de la época, 956-957.
17
Cf. RegNB, pról.
18
Que en la conclusión de RegNB Francisco hable «de parte Dios Omnipotente y del Señor Papa»,
para ordenar firmemente la observancia de este texto jurídico es un indicador de que la Regla había
sido confirmada por la Sede Apostólica. Cf. FRANCISCI ASSISIENSIS Scripta, 235-234.
19
Esta fecha tope (post quem) se deduce del hecho que en el cap. II (vv. 8-12) la Regla acata la
normativa de la Cum secundum consilium, una bula papal que Honorio III promulgó para los
Hermanos Menores el 22 de setiembre de 1220.
10
algunas secciones sufriesen cambios y otras no. Por eso, algunos capítulos son
posteriores a otros e, incluso, dentro de ellos, pequeñas secciones fueron incluidas o
modificadas en una época posterior. Encontramos también repeticiones y algunos
títulos que no se corresponden plenamente con el contenido de los capítulos, etc.
Esto nos ayuda a entender que la RegNB no se trata de un texto cerrado, a modo
de una ley canónica ya fijada de manera definitiva, sino que más bien refleja la
evolución de la Orden20: un «escrito vivo» vinculado directamente a los desafíos y a
los ideales de aquella fraternidad evangélica, que se reflejaba y apoyaba en esta Regla,
en la cual, texto y vida se afectan mutuamente.
20
Cf. FLOOD, La nascita de un carisma, 48
21
Ejemplo sublime son los caps. XXII y XXIII.
11
la profundidad del corazón del hermano Francisco. También hoy, todos los que
nos sentimos y estamos vinculados a la herencia carismática del Pobrecillo de
Asís, debemos construir, asumir y vivenciar nuestras normas jurídicas internas
con ese mismo espíritu de libertad, gozo y agradecimiento que caracterizaron
desde el inicio la experiencia cristiana de los Hermanos Menores.
12
4. Se cierra el momento celebrativo con la lectura de Adm VII:
Dice el Apóstol: La letra mata, pero el espíritu vivifica (2 Cor 3,6). Son
matados por la letra aquellos que únicamente desean saber las palabras solas,
para ser tenidos por más sabios entre los otros y poder adquirir grandes riquezas
que dar a consanguíneos y amigos. Y mueren por la letra aquellos religiosos
que no quieren seguir el espíritu de la divina letra, sino que desean más bien
saber únicamente las palabras e interpretarlas para los otros. Y son vivificados
por el espíritu de la divina letra aquellos que no atribuyen al cuerpo toda la letra
que saben y desean saber, sino que, con la palabra y el ejemplo, la devuelven
al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien.
13
II. «La semilla es la Palabra de Dios» (RegNB XXII,11). El Reino de Dios como
proyecto de vida de los Hermanos Menores
22
Mc 1,15.
23
Cf. RegNB Prol, 2.
24
Cf. RegNB 1, 1-5; 9,1-4.7-10; RegNB 2, 14; 7, 15; 11, 10-11; 16, 12-15. 21; 22, 1-4; RegNB 11, 7-
10; 14, 1-6.
25
Cf. DUNN J. D. G., El cristianismo en sus comienzos, Jesús recordado, vol. I, traducción de S.
Fernández Martínez, Estella, 2009, p. 571-576.
26
RegNB II,10.
14
promesa futura para los que viven de acuerdo con la lógica del anuncio de Jesús, así
lo señala la RegNB: «Y, aunque se les llame hipócritas, no cesen, sin embargo, de
obrar bien, y no busquen vestidos caros en este siglo, para que puedan tener unas
vestiduras en el reino de los cielos»27 . La dimensión presente y futura sitúan el Reino
como un programa de vida evangélico que atraviesa toda la experiencia cristiana de
Francisco y de la primera fraternidad28. Acoger el Reino, significa un compromiso
primordial y vital, que involucra toda la vida del Hermano Menor, especialmente la
vigilancia y la observancia de la pobreza de espíritu, que se opone a todo tipo de
posesión y dominio: «Guardémonos, por lo tanto, los que lo dejamos todo (Cf. Mt
19,27), no sea que perdamos por tan poca cosa el reino de los cielos»29. Francisco
descubre que el Evangelio y el Reino de Dios no son ideas abstractas, sino que se
sintetizan e identifican en la persona de Jesús y en el plan de la salvación.
El otro modo es que, cuando vieran que agrada a Dios, anuncien la palabra de Dios,
para que crean en Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas
las cosas, en el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos,
porque el que no volviere a nacer del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en
el Reino de Dios (Cf. Jn 3,5)30.
27
RegNB II,15.
28
«El Evangelio es todo para los frailes: estilo de vida, forma de ser y forma de actuar; en una palabra:
la Regla de los frailes. El sentido de su existencia es ùnicamente esto: vivir el alegre anuncio de la
Nueva Aleanza». Cf. K. ESSER, Origini e valori autentici dell’Ordine dei Frati Minori, Milano, 1972,
p. 259.
29
RegNB VIII, 5.
30
RegNB XVI, 7.
15
fraterna como también social y eclesial, una fresca y actual comprensión del núcleo
de la predicación de Jesús: «hacer penitencia y dar frutos de penitencia»
(conversión)31. El Reino de Dios es una dimensión trascendente, no sujeta a las
estructuras terrenas, pero que se instaura y crece en la historia del mundo32. Es un
compromiso y una promesa. Francisco re-propone la dimensión futura del Reino, pero
sin olvidar la situación y condición presente: «Bienaventurados los que mueren en
penitencia, porque estarán en el reino de los cielos»33. La opción por el Reino y su
justicia implica la perseverancia y la fidelidad a la Buena Noticia y a la renovación de
las estructuras que no lo transparentan, por eso la RegNB enfatiza: «Bienaventurados
los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos
(Mt 5,10)»34. La forma de vida de los Hermanos Menores está estrechamente unida al
misterio pascual, como manifestación y proclamación del Reino de Dios.
31
Cf. RegNB XVII, 1-19; 21,1-9.
32
Cf. B. MOLINA, El Reino de Dios en los Escritos de san Francisco de Asís, en Laurentianum 61
(2020) p. 158ss.
33
RegNB XXI, 7.
34
RegNB XVI, 12; RegB X, 11.
35
RegNB I, 1.
36
Cf. F. URIBE, La Regla de san Francisco, Letra y espíritu, Murcia, 2006, p. 56.
16
El Evangelio es una línea transversal y característica en los escritos de
Francisco y, por lo mismo, en su experiencia cristiana37. El Pobrecillo de Asís
desencadenó un proceso encarnatorio (kenótico) de la Palabra de Dios. Él leía el
Evangelio para vivirlo; para hacer carne la Palabra que es Cristo. La relación con el
Evangelio es la relación con una Persona: Cristo (Palabra de Dios); desde esta
perspectiva se entiende el radicalismo del seguimiento de Cristo, lo cual exige una
vida vocacional38.
La relación que Francisco tiene con la Palabra es una relación viva y eficaz con
la persona de Jesús. Como toda relación (diálogo) auténtica involucra toda la persona.
Sólo cuando la persona se involucra en sus dimensiones fundamentales, entonces se
puede dar el proceso «encarnatorio» de la Palabra (trans-formación). Estas
dimensiones son: intelecto, afecto y práctica. La RegNB, a la luz de la parábola del
sembrador, ofrece un verdadero programa de vida espiritual que tiene como finalidad
acoger, hacer crecer y dar frutos de la «Palabra del Reino»39: La Palabra del Reino
puede ser acogida por cuatro tipos de terrenos: el que está junto al camino, el que es
pedregoso, el que está lleno de cardos y el bueno y óptimo. Francisco, sin embargo,
advierte tajantemente de evitar cualesquiera de los tres primeros tipos de terreno, que
son el prototipo de la no acogida de la Palabra del Reino. La atención debe estar
focalizada en ser el cuarto tipo de terreno, «corazón bueno y óptimo», que es el
modelo positivo porque permite la acogida, la germinación y la producción de los
frutos. Cada uno de estos pasos comporta una acción determinada:
37 Para confirmar esta realidad basta hacer un pequeño recorrido por algunos de los escritos: El Test
(1226-1209), RegNB (1221) y RegB (1223), etc. Francisco conoció los textos de la Sagrada Escritura,
especialmente los del NT, a través de la liturgia (oficio divino), que comprendía la Eucaristía y el
Breviario (Liturgia de las Horas). Los escritos revelan un notable conocimiento del NT y del AT,
específicamente del libro de los Salmos.
38
Cf. RegNB 1, 1; 22, 9-18; RegNB 2, 1-15.
39
Cf. RegNB XXII,9-17.
17
a. El terreno junto al camino: escuchar y no entender la Palabra del Reino. La
importancia de la Palabra comprendida: entender (comprender) el sentido de
la Palabra y penetrar en su misterio (leer dentro). Esto culmina en el acto de fe.
18
Francisco, la verdad del Evangelio no es una realidad que se ha de conocer (nivel
teórico), sino un encuentro con una persona viva, a quien debemos seguir40: «Padre,
los que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para
que vean tu claridad (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21)»41.
- El Reino de Dios para Francisco de Asís es una realidad integral y activa que
posee una dinámica reveladora que parte de la gratuidad del amor del Padre,
como don, entra en el corazón del hombre y crece y se hace fecundo en el
mundo y será pleno en el Reino eterno, del cual los hermanos serán «herederos
40
Para una mayor profundización remitimos a D. DOZZI, “Así dice el Señor”, El Evangelio en los
escritos de san Francisco, Oñati-Guipúzcoa, 2003, p. 21-22.
41
RegNB XXII, 55; 1CtaF 19; 2CtaF 60.
42
Cf. F. URIBE – B. MOLINA, El canto del hombre pobre. Lectura y actualización de las admoniciones
de san Francisco de Asís, Madrid, 2017, p. 83-92.
43
RegNB XXIII, 4.
19
y reyes»44. De este modo, el Reino de Dios es un proyecto y una promesa que
se concretiza en la vida y en la vocación del hermano menor. Es importante
que cada uno pueda llegar a una adecuada personalización e identificación con
el proyecto del Reino, que se concretiza en la profesión y la vivencia de la
Regla, la cual es la concretización y la síntesis del Evangelio.
- Acoger y vivir el Reino de Dios implica una seria revisión de nuestra coherencia
evangélica que se expresa en nuestra relación con los pobres y marginados. El
Reino no tiene fronteras y en él hay espacio para todos. Podremos anticipar la
promesa de la vida eterna en la medida que nuestra vida y nuestras estructuras
sean una manifestación diáfana de fraternidad y minoridad, es decir, del Reino
de Dios.
- Francisco tuvo una clara y consciente convicción de la dimensión futura del
Reino de Dios. Sin embargo, no descuidó su compromiso con la sociedad y el
44
RegB VI, 4.
20
presente. Tener claro el horizonte o la meta final permite hacer opciones
coherentes y fieles al proyecto de Reino «aquí y ahora»: la coherencia engendra
felicidad y una de las características del Reino es la alegría. Es conveniente
preguntarse ¿Vivo alegremente mi vocación de Hermano Menor?
5. Padre nuestro.
21
III. Seguir las huellas de nuestro Señor Jesucristo (RegNB I,1)
«Seguir» significa ponerse en camino tras las huellas del Maestro y esto fue lo
que hizo Francisco de Asís, cuando descubrió la persona apasionante de Jesús que lo
llamaba. Fue tan fuerte esta experiencia en su vida que así lo comunicó a sus
hermanos, aquellos que el Señor le regaló y así lo consignó en la mayoría de sus
Escritos45. Seguir a Jesús se convirtió en su razón de ser y es la invitación que nos
hace continuamente a nosotros. En el capítulo primero de la RegNB, Francisco
especifica en qué consiste la «Regla y vida» de los hermanos y señala dos elementos
fundamentales46:
45 Adm 6,2; 2CtaF 13; CtaL 3; CtaO 51; Frag 1,1; Frag 1, 73; RegNB 1,1; RegNB 1,2; RegNB 1,3;
RegNB 9,1; RegNB 22,2; UltVol 1; RegNB 22,9; Frag 1,6; OfP 7,8; 15,13; OfP 5,14.
46
RegNB I, 1-5: La Regla y vida de estos hermanos es esta, a saber, vivir en obediencia, en castidad
y sin propio, y seguir la doctrina y las huellas de nuestro Señor Jesucristo, que dice: Si quieres ser
perfecto, ve y vende todo (Cf. Lc 18,22) lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el
cielo; y ven, sígueme (Mt 19,21). Y: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome
su cruz y sígame (Mt 16,24). Asimismo: Si alguno quiere venir a mí y no odia padre y madre y mujer
e hijos y hermanos y hermanas, y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío (Lc 14,26). Y:
Todo el que haya dejado padre o madre, hermanos o hermanas, mujer o hijos, casas o campos por mí,
recibirá cien veces más y poseerá la vida eterna (Cf. Mt 19,29; Mc 10.29; Lc 18,29).
22
al seguimiento de Cristo de los hermanos, la índole específica de la «vida religiosa».
Hoy se acepta que la doctrina de los tres consejos como elementos constitutivos de la
vida religiosa, llámese «Orden o Religión», se gesta en el siglo XII. Los encontramos
como una triada por primera vez en el Concilio Lateranense II (1139), que los impuso
como preceptos, aún no como votos, a las Ordenes de Canónigos47. Teniendo en
cuenta que al inicio del siglo XIII los tres consejos fueron adquiriendo un grado de
exigencia canónica para la vida religiosa, se podría suponer que esta mención en la
RegNB haya sido una disposición de parte del Papa Inocencio III48. Es importante
destacar que los textos evangélicos mencionados en los versículos 2-5, en cierto modo
desarrollan los tres consejos evangélicos y son puestos en relación directa con el
seguimiento de Cristo.
La lectura de los textos nos permite descubrir también que están atravesados
por el tema de la desapropiación interior, elemento que constituye el corazón mismo
de la espiritualidad de Francisco52. Razón por la cual, podemos identificar la pobreza,
47
Cf. J. M. LOZANO, La sequela di Cristo. Teologia storico sistematica della vita religiosa, Milano,
1981, p. 137-138; DOZZI, Il Vangelo nella Regola non bollata, 61-62.
48
Cf. FLOOD, La nascita di un carisma, 73.
49
Cf. Lc 18,22; Mt 19,21.
50
Cf. Mt 16,24.
51
Cf. Mt 19,29.
52
F. URIBE, «Prolegómenos para el estudio de las Admoniciones de san Francisco de Asís. Ensayo
introductivo y bibliográfico», en Antonianum 84 (2009) p. 65-108.
23
desde su dimensión más profunda, como clave de lectura53. Veamos el siguiente
esquema:
Castidad: ordenamiento
de los afectos: “odiar
padre y madre…” (Lc
14,26)
Obediencia:
“negarse a sí
mismo” y “tomar
la cruz” (Mt
16,24)
sin propio:
"vender todo",
"darlo todo" (Lc
18,22)
Núcleo:
Pobreza
interior
53
F. URIBE, La “pre-historia” de la Regla franciscana, Re-examen de las fuentes y propuestas en
Selecciones de Franciscanismo 39 (2010) p. 3-35.
54
Al comentar este primer capítulo de la RegNB escribe D. Dozzi: «Este tipo de análisis permite
captar un aspecto importante: vivir en obediencia, en castidad y "sine proprio" no es exactamente
sinónimo de la segunda parte de la definición (et Domini nostri Iesu Christi doctrinam et vestigia
sequi, qui dicit...) sino que presenta sólo el primero de los tres movimientos constitutivos de esta
"vida", el de "dejar" (las cosas propias: sine proprio; la propia voluntad: la obediencia; los propios
afectos familiares: la castidad)». Cf. DOZZI, Il Vangelo nella Regola non bollata, 135. La traducción
es nuestra.
24
2. Elementos cristológicos del seguimiento
Hay otro pasaje de la Regla que usa el verbo «seguir» con referencia al
anonadamiento de Cristo; para ello utiliza el díptico «humildad y pobreza»57. A la luz
del texto podemos afirmar que el seguimiento de Cristo es un proceso Kenótico que
se enriquece con la pobreza, entendida esta tanto en sus dimensiones externas58 como
internas59. En consecuencia, el discípulo va por el mundo con un corazón
desapropiado.
Los hermanos se comprometieron ante todo a «seguir las huellas del Señor
Jesucristo», que exigía necesariamente una participación plena en la suerte de los
pobres. Precisamente porque en la marginación y en la pobreza se asumía de manera
más auténtica la condición de Cristo humillado y burlado y se realizaban plenamente
55
Cf. RegNB I,2; I,3; IX,1; XXII,1-2; XXII,9.
56
Cf. RegNB XXII, 1-2: «Atendamos todos los hermanos a lo que dice el Señor: Amad a vuestros
enemigos y haced el bien a los que os odian (Cf. Mt 5,44), porque nuestro Señor Jesucristo, cuyas
huellas debemos seguir (Cf. 1Pe 2,21), llamó amigo a su traidor y se ofreció espontáneamente a los
que lo crucificaron».
57
RegNB IX,1: «Todos los hermanos empéñense en seguir la humildad y pobreza de nuestro Señor
Jesucristo y recuerden que…».
58
RegNB I,2: «si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes… y ven, y sígueme»
59
RegNB I,3: «si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame»;
RegNB XXII, 9: «pero ahora, después de que dejamos el mundo, ninguna otra cosa tenemos que hacer,
sino seguir la voluntad del Señor y agradarle a él»
25
las exigencias de su seguimiento60. Esto es lo que más le importaba a Francisco, como
lo afirmó Tomás de Celano:
- Seguir a Jesús es una actitud dinámica que implica la experiencia del camino.
Es un itinerario que nunca termina, pero que requiere del discípulo un constante
discernimiento para seguir las huellas del Maestro en el acontecer de la historia.
Esto significa una tensión vital permanente entre nuestros propios quereres y
lo que quiere el Señor y supone entrar en las categorías de lo que Francisco
llama «la vida de penitencia».
60
Cf. F. ACCROCCA – A. CICERI, Francesco e i suoi frati. Edizioni Biblioteca Francescana, Milano,
1998, p. 30.
61 Mem 84.
26
significa asumir para nuestras vidas una nueva escala de valores conforme al
Evangelio de Jesús. Es necesario discernir si dicha escala afecta todas las
dimensiones de nuestra existencia:
d) En cuanto a la relación con las cosas: seguir a Jesús significa tener un corazón
que prefiere las cosas celestiales y subordina a ellas los bienes de este mundo.
Por lo tanto, el discípulo es consciente del sentido profundo de la
desapropiación y, como consecuencia, libera su corazón de toda posesión que
sea obstáculo para ir detrás del Maestro, restituye a Dios lo que a Él le
pertenece, pues sabe que es el «todo Bien, Sumo Bien, Bien total»62.
62
AlHor 11.
27
Sugerencias para la celebración
1. Francisco no nos dejó una teoría sobre el seguimiento, sino que nos comunicó
su experiencia de Jesús, a quien descubrió en sus dimensiones humanas.
¿Cuáles son las características más notorias que comporta el seguimiento de
Jesús para Francisco? De esas características ¿Cuáles aún deben ser
profundizadas en tu vida de franciscano?
63
Cf. R. BROWN, Para que tengáis vida, a solas con Juan Evangelista, Bilbao, 1998, p. 55.
28
IV. «Y hagámosle siempre allí habitación y morada» (RegNB XXII,27)
La vida en el Espíritu
La RegNB presenta treinta y cinco textos en los cuales hace uso del término
«Espíritu»64. Éstos a su vez pueden ser clasificados en tres grupos65. En el primero
encontramos catorce textos, referidos claramente a la Tercera Persona de la Trinidad,
que es identificada la mayoría de las veces como «Espíritu Santo», pero en ocasiones
también como «Espíritu Paráclito» o «Espíritu del Señor»66. En el segundo,
encontramos cuatro textos de difícil clasificación, pues no siempre se sabe si deben
ser escritos con mayúscula para referirlos directamente al Espíritu Santo, o si en
cambio se refieren a su acción o reflejan sus efectos, como «espíritu y vida», «caridad
de espíritu», «paz del espíritu», «espíritu y verdad»67. El tercer grupo, conformado
por diecisiete textos, reúne los usos del término referidos a una dimensión peculiar
del ser humano o a una actitud del alma: como el «espíritu interior», «espíritu de
compunción»68, o al «espíritu de la carne»69, o a los seres espirituales, o a los espíritus
64
En el conjunto de los Escritos de Francisco, la palabra se encuentra 95 veces. Vale la pena destacar
el alto porcentaje de dicho término en la RegNB.
65
Para esta clasificación del término, nos hemos basado en la presentada por F. URIBE, Núcleos del
carisma de san Francisco de Asís. La identidad franciscana, Oñati, 2017, p. 60-61.
66
Cf. RegNB XVII,14; XXII,27; XXII,31; XV,7; XXI,2; 0,1; XII,6; XVII,16; XXIII,11; XXIV,5;
XVI,7; XXIII,1; XXIII,5; XXIII,6.
67
Cf. RegNB XXII,39; V,14; XVII,15; XXII,31.
68
Cf. RegNB X,3; XVII,12.
69
Cf. RegNB XVII,11.
29
inmundos70. Dentro de este último grupo proponemos también el adjetivo
«espiritual»71 y el adverbio «espiritualmente»72.
Los textos identificados nos permiten comprender tanto la visión que del
Espíritu Santo tenía el Pobrecillo, como su importancia en el seguimiento de Jesús y
las implicaciones que tiene para la vida de los hermanos, como lo veremos a
continuación.
70
Cf. RegNB XXII,21; XVII,6; XXII,24.
71
Cf. RegNB II,11; XII,3; XII,4; XXII,1.
72
Cf. RegNB II,4, IV,2; V,4; V,5; V,8; VII,15; XVI,5; de los cuales, parece ser que sólo dos tengan
un significado teológico, se trata de V,4: «y si vieren que alguno de ellos camina según la carne y no
espiritualmente, de acuerdo con la rectitud de nuestra vida» y V,5: «Mas si entre los frailes, donde
quiera que estén, hubiera algún fraile que quiere caminar carnalmente y no espiritualmente…».
73
RegNB XXIII,1.
74
Cf. RegNB XXIII, 5-6.
75
Cf. RegNB XXIII,6.
76
RegNB XXII, 31.
77
RegNB XXII,39.
78
Cf. 1Cor 12,3.
30
2. Misión del Espíritu Santo en el seguimiento de Jesús
79
F. URIBE, Modo franciscano de Evangelizar. La Evangelización en las fuentes franciscanas,
Medellín, 2015, p. 105.
80
Cf. DOZZI, Il vangelo nella Regola non Bollata, 369.
81
RegNB XVI,7: «Porque el que no volviere a nacer del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en
el Reino de Dios (Cf. Jn 3,5)».
31
es un camino progresivo de fe que hace entrar siempre más profundamente en el Reino
de Dios, es decir, en un pleno conocimiento y comunión con Cristo.
La RegNB XVII,14-16 resume en pocas líneas eso que Francisco percibe como
acción del Espíritu Santo en la vida de sus hermanos; para ello utiliza la expresión
«Espíritu del Señor». ¿Qué acciones, movimientos o actitudes suscitan la presencia
del Espíritu en el corazón de los hermanos?
14
A. Consciencia Por el contrario, el espíritu del Señor quiere que la carne
del proprio «Yo» sea mortificada y despreciada, vil y abyecta.
15
B. Se empeña y Y se aplica con empeño a la humildad y la paciencia y
conduce a la pura y simple y verdadera paz del espíritu.
16
Y siempre desea, sobre todas las cosas, el temor divino y la
C. Elección de un sabiduría divina y el amor divino del Padre y del Hijo y del
camino de verdad Espíritu Santo.
82
RegNB XVII, 11-13.
32
es decir, un corazón vaciado de si y centrado en Dios y sus promesas; verdadera paz
del Espíritu, esto es, una cierta calma interior sólidamente fundada sobre la esperanza.
83
«y siempre sobre todas las cosas desea…» (RegNB XVII,16).
84
Cf. T. MATURA, Francesco, un altro volto, Edizioni Biblioteca Francescana, Paris, 1996, p. 96-97.
La traducción es nuestra.
85
RegNB XXII,27: Y hagámosle siempre allí habitación y morada (Cf. Jn14,23) a aquél que es Señor
Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, que dice: Vigilad, pues, orando en todo tiempo,
para que seáis considerados dignos de huir de todos los males que han de venir, y de estar en pie
ante el Hijo de Dios del Hombre (Lc 21,36).
86
En efecto, el adverbio spiritualiter se opone a carnal o al temporal y los Escritos lo presentan del
modo siguiente: el postulante puede espiritualmente vender sus cosas y darlas a los pobres (Cf. RegNB
II,4); se contempla la posibilidad de los hermanos que no puedan observar espiritualmente la Regla
(Cf. RegB X,4) o que caminen carnal y no espiritualmente (Cf. RegNB 5,4-5); los hermanos se deben
comportar entre sí espiritual y amorosamente (Cf. RegNB VII,15) y cuando van entre sarracenos y
otros infieles se pueden comportar espiritualmente de dos modos (Cf. RegNB XVI,5). Lo mismo
sucede con el adjetivo spiritualis (Cf. RegNB II,11; XII,3.4; XXIII,1).
33
Jesús87. De hecho, los hermanos que deciden seguir sus huellas en esta forma de vida
lo hacen movidos por «divina inspiración», es decir, es el Espíritu Santo quien los
habilita y los ayuda a discernir verdaderamente sus motivaciones. Es así como pueden
darlo todo por el Señor88.
- Tener el Espíritu del Señor significa poner en práctica en nosotros los mismos
sentimientos de los que surgió la santa operación de la Kénosis, cuando en
Cristo Dios asumió la condición de siervo poniéndose al servicio de todos,
incluso de aquellos que se habían convertido en sus enemigos91. Implica para
87
Cf. URIBE, Modo franciscano de Evangelizar, 105.
88
Cf. RegNB II,4.
89
L. LEHMANN, Inter-esse come testimonianza francescana, en In Dialogo. Metodo scientifico e stile
di vita, a cura de L. Bianchi e R. Di Muro, EDB, Bologna, 2020, p. 191-218.
90
Cf. DOZZI, Il vangelo nella Regola non Bollata di san Francesco, 369.
91
Cf. P. MARANESI, Le relazioni tra fratelli, en La Regola di frate Francesco. Eredità e sfida, a cura
di P. Maranesi e F. Accrocca, Milano, 2012, p. 530.
34
el creyente vivir su vida teniendo como absoluto el Reino de Dios, es decir,
será su proyecto de vida. En su condición de hombre del Reino, tendrá la
capacidad de interpretar su historia, así como lo hizo Francisco que se dejó
guiar por la moción del Espíritu, que lo condujo, lo transformó y lo hizo
experimentar los sentimientos del Padre en Jesús.
- Por la acción del Espíritu del Señor, el creyente descubre el rostro del Dios del
Reino, que en su libre ofrecerse al hombre desciende a su nivel de existencia
privándose del esplendor, de la gloria, del poder divino. En concreto,
renunciando a todo instrumento de presión para llegar solo con su desnudez
directo a su corazón y conquistarlo únicamente con la fuerza de su persuasión.
Al mismo tiempo donando al hombre, por tal vía, un modelo de existencia a
seguir porque se realiza en su humanidad según los valores humanos más
verdaderos y profundos92.
- Tener el Espíritu del Señor significa vivir una espiritualidad encarnada e
histórica, que brota principalmente de fundamentar la propia vida en una nueva
lógica que no es la del «hacer» o del «tener», sino la del «ser». que hace
emerger de la persona lo mejor que hay en ella, para ponerlo al servicio de los
demás. Implica también vivir en la esperanza, de modo que los demás crean
que otro mundo es posible. Por ello el creyente reconoce en el prójimo a su
hermano y sabe que su lugar es cerca de los más débiles, al lado de los nuevos
leprosos, a quienes también considera destinatarios del Reino.
92
Cf. G. IAMMARRONE, Gesù Cristo volto del Padre e modello dell’uomo. L’apporto della visione
francescana, Edizione Messaggero, Padova, 2004, p. 134.
35
único Creador, así como lo descubrió y celebró Francisco: «loado seas, mi
Señor, con todas tus criaturas»93.
- Tener el Espíritu del Señor es señalar al Padre como meta futura y trascendente,
al cual se llega por el único camino que es Cristo, pues «el Reino comienza a
crecer en el corazón del hombre, se manifiesta en las relaciones nuevas y
evangélicas con los demás y culmina con la visión de Dios»94.
93
Cánt 5.
94MOLINA, El Reino de Dios en el pensamiento eclesiológico y escatológico de san Francisco de
Asís, p. 377.
36
4. Los invitamos a orar por las principales oscuridades de la vida personal que,
crees y sientes, deben ser iluminadas por el Espíritu Santo.
5. Los invitamos a hacer públicas sus peticiones por las realidades de la vida
fraterna que requieren ser iluminadas por el Espíritu Santo, considerado por el
hermano Francisco, el «Ministro General de la Orden de los hermanos
menores»95.
95
Cf. Mem 193.
37
V. «Servir al Señor Dios dentro de la santa Iglesia» (RegNB XXIII,7). La
dimensión eclesial de los Hermanos Menores
En el Bajo Medioevo, finales del s. XII e inicios del s. XIII, existía un ambiente
de ideales encontrados: de una parte una gran desilusión, frustración y desencanto de
las estructuras imperantes, es decir, el régimen social y eclesial; por otra parte la
búsqueda de grandes ideales que se iban perfilando, representados especialmente por
el movimiento del despertar evangélico96. Si miramos con atención, el común
denominador del sistema social y eclesial era el ejercicio del poder, el liderazgo y la
autoridad moral. Las confianzas estaban rotas por la acción y el comportamiento de
los líderes: emperadores, reyes, papas, clero, etc. que hicieron colapsar el sistema,
junto con otros factores. Lo cual creó un ambiente de ideas encontradas, privilegiando
el pesimismo, la descalificación, los prejuicios y la indiferencia. Por este hecho es tan
sorprendente que Francisco sitúa a sus seguidores como hermanos (fraternidad) y
siervos (menores); antagonismos del ejercicio equivocado del poder. Francisco fue
capaz de originar un cambio y un cambio positivo: le devuelve a la Iglesia su identidad
de servidora, pues ella había adquirido una connotación diferente acentuando
especialmente el carácter jerárquico y el dominio universal a partir de la realeza de
Cristo. Veamos dos aspectos eclesiológicos importantes que subraya la Regla no
Bulada:
96
Cf. A. VAUCHEZ, La spiritualità dell’Occidente medioevale, Introduzione di G. Cracco, 3ª ed.,
Milano, 2006, p. 67-127.
97
RegNB XIX, 1-2.
38
hermanos forman parte: «cuando los hermanos van por el mundo, no lleven nada para
el camino: ni bolsa, ni alforja, ni pan, ni pecunia, ni bastón (Cf. Lc 9,3; 10,4; Mt 10,10).
Y en toda casa en la que entren digan primero: paz a esta casa (Cf. Lc 10,5)» 98. Él
vivió su vocación evangélica dentro de la Iglesia y enmarca la vida en penitencia
dentro de ella99; efectivamente pasa de la fe individual a la fe en la comunidad eclesial,
es decir, una fe que se madura y que se nutre dentro del seno de la comunidad de los
creyentes: «el hermano Francisco y todo aquel que sea cabeza de esta Religión,
prometa obediencia y reverencia al señor papa Inocencio y a sus sucesores»100. La fe
de Francisco en la Iglesia es una fe concreta, porque la estructura y la sacramentalidad
de ella tiene como objetivo transparentar (anunciar) y actualizar el misterio de la
salvación:
98
RegNB XIV, 1-2.
99
Cf. P. MESSA, Le fonti patristiche negli scritti di Francesco di Assisi, Assisi, 1999, p. 337.
100
RegNB, Pról. 3.
101
RegNB XX, 5-6.
102
El vínculo entre estas dimensiones se descubre especialmente en los textos de la RegNB 23, 7 y de
la 1-2CtaF.
103 SalVM 1.
39
Existe un vínculo estrecho entre la Iglesia y la Orden que se fundamenta en un
proyecto común que es el Reino de Dios. Este es el vínculo indisoluble de comunión,
pertenencia y participación en la misión e identidad de la Iglesia y de la Orden. La
Iglesia es la asamblea de «los que quieren servir al Señor»104, ellos se han incorporado
explícita y conscientemente en su reinado. La Iglesia tiene como misión acoger a
todos y, al mismo tiempo, ofrecer el lugar en donde todos pueden encontrar un espacio
para realizar y vivir la propia identidad filial y fraterna. Francisco tiene una visión
amplia de la Iglesia, es decir, como el pueblo de Dios reunido en torno a Cristo105. El
reinado de Dios y el pueblo de Dios están constitutivamente vinculados el uno al otro.
La Iglesia es una comunidad de hermanos caracterizada por la igualdad y reciprocidad
fraterna de aquellos que solamente tienen a Dios por Rey, cuyo modo de gobernar es
actualizado en el plan de la salvación106:
y a todas las naciones y a todos los hombres de todos los lugares de la tierra, que son
y serán, humildemente les rogamos y suplicamos todos nosotros, los Hermanos
Menores, siervos inútiles (Lc 17,10), que perseveremos todos en la verdadera fe y en
la penitencia porque de otro modo nadie se puede salvar107.
104
RegNB XXIII,7.
105
Cf. L. IRIARTE, Vocazione Francescana, Sintesi degli ideali di san Francesco e di santa Chiara,
4ª ed. a cura di T. Jansen – W. Block, Bologna, 2006, p. 86.
106
El tema sobre la realeza de Cristo y la Iglesia ha sido bien desarrollado por S. VERHEY, Der Mensch
unter der Herrschaft Gottes. Versuch einer Theologie des Menschen nach dem hl. Franziskus von
Assisi, Düsseldorf, 1960, p. 168-170.
107
RegNB XXIII,7.
108
Mt 19,30.
109
Cf. RegB 1,1; VbF 38,3.
40
descubrió en el Evangelio la imagen y el modo de obrar de Dios. Cristo, el Hijo y el
enviado del Padre, se situó en la historia humana y entre los humanos como el que
sirve. Él fue el menor, siendo «el mayor de muchos hermanos»110. Seguir a Cristo
significa recrear este mismo movimiento, es decir, situarse en la vida como «un
servidor».
110
Rm 8,29.
111
RegNB 6,2.
112
Cf. M. A. LAVILLA, La imagen del siervo en el pensamiento de san Francisco de Asís, según sus
Escritos, Valencia 1995, p. 234.
113
RegNB 22, 45; 1CtaF 18; 2CtaF 59.
41
Sugerencias para la relectura
- El vínculo que Francisco de Asís estableció con la Iglesia fue una alianza de
comunión y obediencia no solo con la comunidad eclesial, sino también con
sus representantes. Aunque en los escritos nunca menciona una crítica explicita
a la Iglesia, su propuesta de vida evangélica fue, en cierta medida, una crítica
implícita; sin embargo, no se quedó en los puntos negativos o en los obstáculos,
por el contrario, propuso una alternativa de renovación. La obediencia de
Francisco fue una «obediencia creativa», que nosotros estamos llamados a
vivir.
42
Sugerencias para la celebración
3. 2º signo: Francisco de Asís entendió que la Iglesia es una madre. Ella está
invitada a acoger y a encontrar a todas las personas, porque la salvación es un
don universal. Les invitamos a escuchar la RegNB XXIII, 7. Francisco enumera
a todos aquellos que forman parte de la comunidad de «los que sirven al
Señor». Cuando el lector llegue a la expresión «y a todas las naciones y a todos
los hombres de todos los lugares de la tierra, que son y que serán,…» se deja
un espacio para que los participantes sigan enumerando a las personas,
ambientes, realidades, etc. que hoy deberían formar parte de la Iglesia o a los
cuales ella debería acoger. Luego se concluye la lectura del texto.
4. Texto. Lector:
Y a todos los que quieren servir al Señor Dios dentro de la santa Iglesia católica
y apostólica, y a todos los órdenes siguientes: sacerdotes, diáconos,
subdiáconos, acólitos, exorcistas, lectores, ostiarios y todos los clérigos, todos
los religiosos y religiosas, todos los donados y postulantes, pobres y
necesitados, reyes y príncipes, trabajadores y agricultores, siervos y señores,
todas las vírgenes y continentes y casadas, laicos, varones y mujeres, todos los
niños, adolescentes, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, todos los pequeños
y grandes, y todos los pueblos, gentes, tribus y lenguas, y todas las naciones y
43
todos los hombres en cualquier lugar de la tierra, que son y que serán,:…..» (se
enumeran las personas, realidades, ambientes)
5. Texto. «Todos»:
44
VI. «Y cada uno ame y cuide a su hermano…» (RegNB IX,10). La dimensión
fraterna de los Hermanos Menores
114
RegNB II,1. 2. 3. 9. 10., respectivamente.
115
RegNB V,4; XVIII,2; XIX,2.
116
En este estudio no nos detendremos a establecer las diferencias y relaciones entre los términos
«fraternitas, religio, ordo».
117
RegNB VI,3; XXIII,7.
45
espiritualidad118. La RegNB nos constata que para Francisco la fraternidad encuentra
su origen, primeramente, en esta dimensión personal de la fe y de la vida que él rescata
con tanto empeño, pero que no absolutiza. Es fácil percibir la insistencia con la que
exhorta a los hermanos, incluyéndose él, a salir de sí mismos y a situarse en Dios,
Creador, Redentor y Salvador de todas las creaturas corporales y espirituales: único
que concentra en Sí el pleno bien y el bien total119. Por consiguiente, a la fraternidad
se ingresa «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», como queda
definido desde el primer renglón del documento120.
Francisco siempre contempla al hombre en relación con este Dios Trino y Uno121
que crea, que redime y salva, que hace maravillas122, y con quien se entra en una
estrecha relación como hijo, madre, hermano y esposo123. De esta primera y
fundamental relación del hombre con la Unidad y Trinidad de Dios, emerge una
fraternidad que supone un tipo de relaciones nuevas ad intra y ad extra en los
miembros que la componen124. La relación de Padre e hijo permite que el hombre se
convierta en hermano porque principalmente es hijo de Dios: el que ama a otro como
hermano, ama a Dios como Padre y cumple así toda la ley cristiana125. La fraternidad
franciscana se presenta, entonces, como la revelación histórica del amor-comunión
del Trino y Uno y, a raíz de esto, se presenta también como un testimonio ante el
mundo de la «universal paternidad» de Dios y de la «universal fraternidad» de todos
los hombres126. Por tal motivo, los que forman parte de la Religión son denominados
bajo un único nombre común: frailes y hermanos.
118
Aunque el vocablo «persona» no aparece en ninguno de sus escritos.
119
RegNB XXIII,1.9. Cf. G. IAMMARRONE, Temi teologici francescani, Roma, 2011, p. 123.
120
RegNB, Prol. 1.
121
RegNB XXI,2; XXIII,11; XXIV,2.
122
AlD 1-6.
123
1CtaF 1,7; 2CtaF 50.
124
RegNB XII y XIII.
125
Cf. Mc 12,32-33; Mt 22,36-40; Jn 13,35; 14,21; Rom 13,10; Ga 5,14.
126
A. BONI, Fraternità, en Dizionario Francescano, a cura di E. Caroli, Padova, 1995, p. 716-717.
46
Esta fraternidad franciscana se construye sobre un inconmovible fundamento
bíblico-evangélico: el Padre, en el Hijo, nos hace hijos suyos y, por tanto, nos hace a
todos hermanos127. Insertos en el misterio del Hijo encarnado, los Hermanos Menores
deben ubicarse unos frente a los otros como siervos. Sabemos por RegNB que esta
idea de fraternidad tiene como punto de referencia el Cristo kenótico, que se hace todo
para todos, especialmente para los más desfavorecidos. La de los menores es una
fraternidad evangélica en la que sus miembros practican el mismo despojo de Cristo,
viven en escucha de la voluntad de Dios y estructuran su vida comunitaria a partir de
un proyecto evangélico en común, cuya dinámica interna nivela todas las relaciones,
incluso en su apariencia más externa128. La fraternidad, para que sea evangélica, debe
constituirse en un ámbito de acogida129: todos deben recibirse como hermanos130.
Deben ser desterradas la irritación, la ira, la turbación y la murmuración, que
estropean las sanas relaciones fraternas131, cuyo fundamento es la «Regla de oro
evangélica»: tratar al otro como cada uno quiere ser tratado132.
127
Cf. Jn 1,12; Ga 3,26; 4,1-7; Rm 8,15; 1Jn 3,1-2; 5,1; 1Pe 1,23.
128
RegNB II,14.
129
RegNB II,1.3.
130
RegNB VII,14.
131
RegNB V,7. 13; XI,4.
132
RegNB 4,4. 6, 2. 10,1.
133
RegNB IX,10-11.
47
El cap. XI de la RegNB es una de las descripciones más claras de cómo Francisco
quiere que sus hermanos se comporten fuera y dentro de la fraternidad. Se trata del
perfil del auténtico Hermano Menor, invitado a presentarse como un siervo inútil,
pequeño, uno que no se ensalza nunca134, porque sabe que la soberbia y la vanagloria
arruinan la convivencia fraterna135. Esto nos entronca con el punto siguiente.
134
RegNB XI,3; XVII,5.
135
RegNB XVII,9.
136
RegNB VI.
48
a la necesidad del hermano como una madre responde a la de su hijo. Se habla casi de
un proceso de sustitución: yo tomo el lugar del otro, para conocer qué es lo que
necesita y suministrárselo; es una actitud que va mucho más allá de la empatía. Por
último, el cap. X presenta otro cruce entre fraternidad-minoridad al abordar el tema
de los enfermos: ¿cómo se debe comportar la fraternidad con los enfermos y cómo se
debe comportar el enfermo en la fraternidad y consigo mismo? Frente a este desafío,
Francisco pide a los hermanos sanos el compromiso fraterno de no abandonar al fraile
enfermo, mientras a este pide la actitud menor de no turbarse por sus padecimientos,
sino más bien agradecer humildemente a Dios por ellos137.
137
Cf. C. VAIANI, Storia e teologia dell’esperienza spirituale di Francesco d’Assisi, Milano, 2015, p.
122.
138
RegNB V,7-8.
49
en concreto su doctrina y sus huellas139. La minoridad y fraternidad del ser hermanos
significa, en primer lugar, ayudarnos unos a otros a seguir a Jesús y a vivir su
Evangelio dentro de la Iglesia140. Es una fraternidad católica141, pero que sabe entrar
en diálogo pacífico con los que piensan diferente.
Una de las características centrales del fraile menor, como lo sugiere el cap. XVI,
es su voluntad de ir pacífico y dialogante entre los que son distintos y hostiles. La
preposición «entre» presenta una importante carga semántica en la RegNB142: solo en
el cap. V la encontramos 5 veces y siempre en referencia a la minoridad y a los
comportamientos fraternos. Un bellísimo ejemplo lo leemos además en IX,2: «Y
deben gozarse [los frailes] cuando conviven con (inter) personas de baja condición y
despreciadas, con (inter) pobres y débiles y enfermos y leprosos y los mendigos de
los caminos». Los Hermanos Menores no solo deben contentarse con estar cercanos
a los despreciables, sino que deben vivir en medio de ellos y mostrarse felices de
poder hacerlo.
Se hace evidente que fraternidad y minoridad son dos elementos que van
intrínsecamente unidos en el pensamiento y en la praxis de Francisco. El ámbito del
ejercicio de la autoridad no es la excepción: los que ejercen el servicio de gobernar
deben realizarlo con espíritu menor y sin ínfulas de potestad sobre ninguno143. El
ministro de la fraternidad debe ser un hermano acompañante, no un jefe
administrador, por lo mismo es llamado «ministro y siervo»144. Francisco es tajante al
definir que en su fraternidad, todos deben servirse y obedecerse mutuamente, en una
suerte de intercambio horizontal y vertical; aunque es obvio que algunos sean elegidos
139
RegNB I,1. Cf. L. LEHMANN, Caritas et Sapientia. Raccolta di studi francescani, Bologna, 2019,
p. 136-137.
140 RegNB IX,1; XXII,1. 25-27.
141
RegNB XIX.
142
Para un análisis completo de la preposición inter en los escritos de Francisco, Cf. L. LEHMANN,
Inter-esse come testimonianza francescana, en In dialogo. Metodo scientifico e stile di vita, a cura di
L. Bianchi – R. Di Muro, Bologna, 2020, p. 191-218.
143
RegNB V, 9.
144
RegNB 5,3. 7.
50
para desempeñar, por un período establecido, el gobierno y la animación. No obstante,
la estructura de autoridad en la fraternidad se asienta sobre el hecho de que el servicio
no compete solo a los ministros, como la obediencia no compete solo a los súbditos145.
En unos y en otros, el vivir fraterno debe ser por igual la expresión más acabada de
minoridad auténtica, de pobreza evangélica y de amor mutuo.
- Insertos en sociedades en las que los individuos se agrupan solo con fines
económicos, ideológicos o lúdicos, la fraternidad soñada por Francisco de Asís
constituye un signo profético para nosotros, porque nos muestra una manera
distinta de vivir juntos: desde la reciprocidad que nos permite valorar al otro
por lo que es y sentirnos responsables de él.
- Hoy nuestras relaciones fraternas corren el riesgo de ser solo funcionales a una
estructura institucional: profesamos una misma regla, vivimos juntos en un
mismo convento, compartimos un apostolado, vestimos un mismo hábito…,
pero no nos sentimos –ni nos comportamos como– hermanos de verdad. Quizá
debamos redescubrir nuevamente la común y universal paternidad del Dios
Creador, y la común y universal fraternidad del hombre creatura. Tomar
conciencia de la dignidad trascendente del otro es la única vía que nos permitirá
145
RegNB V,20.
51
acogernos como don mutuo en un clima saludable y maduro, que permita la
promoción integral de cada uno y de todos.
52
provinciales? Por último, ¿qué iniciativas concretas podríamos implementar para
fortalecer una animación fraterna más evangélica y franciscana?
53
VII. «Sean menores y súbditos de todos» (RegNB VII,2). La minoridad en la
RegNB
146
Cf. J. MICÓ, Minoridad, en Dizionario Francescano, 1115.
147
Mitis est homo per effectum fraternitatis; humilis per effectum inferioritatis, sive minoritatis
(«Manso es el hombre por efecto de la fraternidad; humilde por efecto de la inferioridad, o
minoridad»). Cf. S. BUENAVENTURA, Sermo V de S. Patre Francisco, Opera Omnia, IX, Ad Claras
Aquas [Quaracchi], 1901, p. 594; obra citada en URIBE, Núcleos del carisma, 329.
54
1. La minoridad como nombre y como estilo de vida148
Fue Francisco mismo el que quiso que la Orden fundada por él se llamara de los
Hermanos Menores, es decir, de aquellos que hacen la opción definitiva de vivir como
menores. Tomás de Celano, en la primera hagiografía que escribió sobre el santo de
Asís, por los años 1228-1229, cuenta que:
Nos interesa subrayar que, con toda probabilidad, la expresión «se decía en la
Regla: “Y sean menores”», con la que Tomás introduce las palabras de Francisco,
alude a un capítulo de la Regla no bulada, que podría ser el sexto o el séptimo: sea en
uno o en otro, se pide a los frailes comportarse sin excepción como «menores y
súbditos de todos…»150. Para escrutar el fundamento de la minoridad debemos
preguntarnos de dónde toma Francisco el nombre de «menores», vocablo que deriva
de la voz latina minor, cuyo significado exacto en la época del Pobrecillo es difícil
precisar, porque presenta acepciones diversas según los casos o los ambientes en que
se usaba.
148
Para confrontar esta sección referimos a: L. LEHMANN, Vivir la pobreza en la perspectiva de
minoridad, en SelFranc, 95 (2003) p. 200-212; F. URIBE, “Todos sean llamados hermanos menores”
(RegNB 6,3). Hacia una identificación de la minoridad a partir de los escritos de s. Francisco de
Asís, en Verdad y Vida, 61 (2003) p. 63-104; URIBE, Núcleos del carisma, 329-338; MICÓ, Minoridad,
p. 1115-1120.
149
VbF 38,3; cf. también CompAss 101c-e.
150 Cf. RegNB VI,3; VII,2.
55
rencor acumulado de una parte y de la otra desencadenó una guerra en 1198, mediante
la cual los Menores expulsaron de Asís a los Mayores, que debieron huir hacia
Perugia. Tras varios intentos para disminuir la tensión sociopolítica, ambos bandos
firmaron un tratado de paz definitivo en 1210.
Decir que Francisco opta por la minoridad para solidarizarse con la facción de
los Menores de Asís, como se continúa diciendo hoy, es, por un lado, haber entendido
mal a Francisco y, por otro, no haber entendido nada de la historia de su ciudad;
porque los Menores y los Mayores eran por igual grupos de poder; no eran, unos
señores y otros siervos, ambos bandos luchaban por la conquista de sus propios
intereses económicos y sociales; una y otra facción eran fuerzas con ideas políticas
contrapuestas. A todas luces, por consiguiente, resulta desacertado vincular el nombre
de «Hermanos Menores» con los menores de la ciudad de Asís, que detentaban una
específica clase social y que eran en realidad un partido político.
151
RegNB IX,2.
152
RegNB X,1-34.
153
RegNB V,1-8.
56
materiales o espirituales154; los tachados de indeseables y los adversarios155. Los
hermanos deben habitar entre estos miserables como menores entre menores, porque
antes que servir a los pobres con amor evangélico, la minoridad significa ser y estar
con ellos. Partiendo de los datos que nos brindan los escritos, podemos afirmar que la
minoridad que Francisco asume como estilo de vida no se fundamenta en el deseo de
colocarse en las filas de una clase social específica (lo cual implicaría un rechazo de
la clase social opuesta: los Mayores, en este caso). La RegNB nos lo confirma de
varios modos; mencionamos como ejemplo un pasaje en el que, usando una citación
directa de Mt 20,25-27, Francisco recuerda a sus hermanos:
Los príncipes de las naciones las dominan, y los que son mayores ejercen el poder en
ellos; no será así entre los frailes; sino que el que quisiere hacerse mayor entre ellos,
sea su ministro y siervo156.
154
RegNB IX, 10-11.
155
RegNB VII,14.
156
RegNB V,10-11.
157
Al respecto, Francisco siempre alerta a los ministros, a los predicadores y a los intelectuales,
porque son los tres campos en los que, con más facilidad, se pone en riesgo la vocación a la vida
minorítica.
57
«minoridad», no logran explicarse a cabalidad desde un punto de vista puramente
sociológico; ambos tienen que ver, en primer lugar y fundamentalmente, con la
kénosis de la encarnación y la kénosis de la cruz.
158
La relación entre ambos términos puede cotejarse en: A. QUAGLIA, La regola francescana. Lettura
storico-esegetica, Asís, 1987, p. 89.
159
RegNB V,12; VI,3; VII,2 y XXIII,7 (aquí incluimos el plural minores).
160
La nueva edición crítica de los Escritos, escoge la traducción: «…y el que es mayor entre ellos,
hágase como el más joven»; esto porque el editor Paolazzi se decanta por la locución latina sicut
junior, en lugar de sicut minor, como lo hacía la edición precedente de Esser, que en este particular
parecería encajar más con el vocabulario y la espiritualidad del «Pobrecillo»; por este motivo usamos
aquí la expresión «como el menor»”.
58
deseaba dar a sus hermanos en la profundidad del corazón de Jesús, el Siervo
sufriente, el amigo y maestro, que abre la hondura de su intimidad a los suyos161.
161
Cf. I-E. MOTTE, Se llamarán «hermanos menores», en SelFranc, 12 (1975) p. 274-277.
162
Cf. MOTTE, Se llamarán «hermanos menores», 278-280.
163
M. HUBAUT, La minoridad según san Francisco, en SelFranc 20 (1991) p. 461.
164
RegNB IX,1. 4-5; XXII,2.
59
besar los pies de sus frailes165. Con esto se circunscribe en primera persona dentro de
la «kénosis fraterna»: la autoridad que él posee como fundador no parte de una
prerrogativa jurídica, sino de una voluntad concreta de ser siervo y súbdito a los pies
de sus hermanos.
165
RegNB XXIV,3.
166
RegNB VI,3.
60
de llegada será siempre la kénosis del Hijo167. Esta imagen pone las bases para una
concepción de la minoridad que descarta todo sistema de poder o dominación168,
implícito o explícito, e instaura relaciones horizontales de mutua acogida169.
La minoridad es una opción que tiene como punto de partida el corazón del
hombre, pero que no queda reducida a esa interioridad. De hecho, ella es la que
equilibra las relaciones en el interior de la fraternidad evangélica, y la que empuja a
esa misma fraternidad a traducir su opción en formas concretas de comportamiento y
compromiso hacia lo exterior174. El punto de apoyo y la inspiración serán siempre de
carácter evangélico-cristológico; sin embargo, el «ser menor» conlleva
ineludiblemente la colocación en un campo social preciso: el de los marginados y
excluidos. Esta solidaridad social e histórica se asienta a su vez en la voluntad del no
167
Cf. CHIARELLO, M., Elementi per un’antropologia: le Ammonizioni di san Francesco d’Assisi di,
en Fides Quaerens, 1-2 (2013) p. 30-31; A. CICERI, Le Ammonizioni, en Le origini del
francescanesimo negli Scritti di Francesco d’Assisi, Atti della settimana di francescanesimo (Palermo
- Baida, 28 agosto - 2 settembre 2006), Messina, 2007, p. 71-174.
168
RegNB V,9.
169
RegNB II,1.3; VII,14; IX,11.
170
RegNB VII,13.
171
RegNB XXII,26.
172
RegNB V,14.
173
RegNB XVI,6. La minoridad afecta de forma especial la manera de hacer misión, de entrar en
contacto con personas y culturas distintas. El ir por el mundo debe estar moderado por un espíritu de
mansedumbre, de reconciliación y por una actitud pacificadora y fraterna, evitando siempre las
contiendas, como lo expresa también RegNB XI,3.
174
RegNB VII,1-2.
61
poseer y el no dominar, que el hermano Francisco practicó y pregonó sin cansancio.
El siguiente fragmento de la RegNB IX,1-2 ilustra de modo manifiesto cómo la
minoridad franciscana va de lo cristológico a lo sociológico, de lo teológico a lo
histórico, de lo interno a lo externo:
Francisco quiso que sus hermanos no solo se llamaran, sino que fueran Menores;
es decir, que se colocaran en el último puesto y sirvieran generosos a los otros pobres,
y los convirtieran en su referente175. Esta minoridad, que tiene su fuente de inspiración
en la persona de Jesucristo, es el fermento para un mundo nuevo, basado sobre una
jerarquía invertida en la que el pobre y el pequeño son dignos del mejor servicio. Se
trata de entender que si Dios es infinitamente más grande cuando sirve, entonces el
hombre se parecerá a su Creador cuando se arrodilla voluntariamente para servir,
porque en el servicio humilde y gozoso radica la nobleza de los menores176. El
hermano menor, entonces, es aquel que predica con su vida que el verdadero poder y
la auténtica grandeza se esconden en el amor fraterno y servicial, como lo enseñó
Jesús cuando lavó los pies a sus discípulos.
175
RegNB II,7; VII,8.
176
Cf. HUBAUT, La minoridad según san Francisco, 455 y 461.
62
la tarea de optar por la paz, la desapropiación y la reconciliación en medio de
un mundo que se decanta por los medios violentos, por la promoción del
materialismo consumista y por la manipulación ideológica de las conciencias.
- Debemos ser menores también en los medios y en las formas que usamos para
presentarnos ante los demás o, incluso, para realizar nuestro apostolado;
teniendo siempre en cuenta que no son los medios, ni siquiera las formas o los
contenidos, lo más importante en la evangelización, sino el testimonio locuaz
de una vida personal y comunitaria congruente con el Evangelio y con la Regla,
que son nuestros dos paradigmas de acción. De la Regla aprendimos que, desde
las casas que se construyen, hasta la ropa que se usa, los alimentos que se
ingieren o el trabajo que se desempeña, todo debe pasarlo el hermano menor
por el filtro de la minoridad evangélica.
- Los herederos del carisma franciscano deberíamos optar siempre por estilos de
vida austeros, caracterizados por un uso moderado y eficiente de las cosas
materiales y de las propias cualidades, siempre abiertos a compartir
solidariamente lo que tenemos, sabemos y somos. Con igual compromiso
deberíamos ocuparnos de tomar una clara posición en favor de las clases
sociales menores, sin que eso signifique una toma de postura en contra de las
otras clases. Esto nos permitirá estar cercanos a todos fraterna y alegremente,
como siervos.
63
- Esta minoridad que nos hace siervos, empero, no nos hace serviles, como
aquellos que para mantener contentos a sus superiores se les someten siempre
de un modo ciego. El que es auténticamente un hermano menor está muy lejos
de comportarse como ignorante y/o agazapado; de hecho, en la RegNB, siervos
son primeramente los superiores, que deben estar dispuestos a dejarse corregir
por los súbditos. Al respecto, un escenario precioso en el que se debe hacer
patente la opción minorítica es el del ejercicio de la autoridad. Francisco
resignifica totalmente este campo mediante la imagen del lavatorio de los pies,
ubicando el ejercicio del gobierno en el mismo ámbito del servicio menor. La
minoridad no elimina la autoridad, pero sí pide reinterpretarla: en nuestras
fraternidades franciscanas, la autoridad debe ejercerse desde la reciprocidad.
Una de las cualidades más hermosas que caracteriza al que vive la minoridad es
su actitud agradecida ante el Dios de la vida y su deseo constante de restituir a Él todo
lo bueno y lo bello. La desapropiación interior del hermano menor se manifiesta en
una constante acción de gracias a «la caridad que es Dios». Celebremos, pues, la
minoridad haciéndonos eco del triple agradecimiento con el que, de manera preciosa,
el hermano Francisco introduce el extenso capítulo XXIII de la Regla no bulada.
1
Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y
justo, Señor rey del cielo y de la tierra, por ti mismo te damos gracias, porque,
por tu santa voluntad y por tu unigénito Hijo con el Espíritu Santo, creaste todas
las cosas espirituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y
semejanza, nos pusiste en el paraíso. 2Y nosotros caímos por nuestra culpa. 3Y
te damos gracias porque, así como por tu Hijo nos creaste, así, por tu santo
64
amor con el que nos amaste, hiciste que él, verdadero Dios y verdadero
hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen, la beatísima santa María, y
quisiste que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz y sangre y
muerte. 4Y te damos gracias porque el mismo Hijo tuyo vendrá en la gloria de
su majestad a enviar al fuego eterno a los malditos, que no hicieron penitencia
y no te conocieron, y a decir a todos los que te conocieron y adoraron y te
sirvieron en penitencia: Vengan, benditos de mi Padre, reciban el reino que les
está preparado desde el origen del mundo.
Siguiendo el modelo que proponemos, les invitamos a meditar cada una de las
tres acciones de gracias que el Pobrecillo dirige al altísimo y sumo Dios: Creador,
Redentor y Salvador.
65
(Silencio)
Tercera acción de gracias (v. 4):
«Todos»
Te damos gracias: Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo
Dios, Padre santo y justo, Señor rey del cielo y de la tierra.
«Lector»
• Motivo del agradecimiento: la salvación universal.
- porque su Hijo vendrá de nuevo en la majestad de su gloria
- porque enviará al fuego eterno a los malditos.
- porque llamará benditos a todos los que lo conocieron, lo adoraron y lo
sirvieron en penitencia.
Ninguna otra, por tanto, cosa deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra
nos plazca y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo
verdadero Dios, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien,
que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce, que es el solo santo, justo,
verdadero y recto; el solo que es benigno, inocente, puro; de quien y por quien
y en quien es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los
penitentes y de todos justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en
los cielos. Amén.
66
VIII. «Y todos los hermanos prediquen con las obras» (RegNB XVII,3). La
dimensión evangelizadora de los Hermanos Menores
177
Cf. L. LEMMENS, Testimonia minora saeculi XIII de S. Francisco Assisiensis, 30 y 81
respectivamente; para la Historia occidentalis Cf. también San Francisco de Asís. Escritos y
biografías y documentos de la época, 958.
178
Bastaría mirar algunos de los muchos títulos de dicha literatura para darse cuenta de la importancia
que tenía esta temática en el ambiente monástico: Carmen de contemptu mundi de Rogelio de Caen,
discípulo de Anselmo de Aosta (Cf. PL 158, 705-708); Poema de contemptu mundi de Bernardo de
Cluny (Cf. Anglo-Latin Satirical Poets of the Twelfth Century, Ed. Th. Wright, t. 2, Londres 1872, 3-
102); el opúsculo Apologeticum de contemptu saeculi de Pedro Damiani y la carta De fluxa mundi
gloria et saeculi despectione del mismo autor (PL 145, respectivamente 251-292; 8-7-820); el tratado
De vanitate mundi et rerum transeuntium usu de Hugo de Saint Victor (Cf. PL 176, 703-740) que
tuvo tanta influencia en las décadas siguientes. A dichos títulos se podría agregar la obra inconclusa
de Lotario de Segni, el futuro Inocencio III, De Miseria humanae conditionis (ed. M. Maccarrone,
Locarno, 1955).
67
palabras de san Cipriano: «atravesar el mundo sin contaminarse del mundo»179. En
esa misma realidad, a Francisco se le revela una forma distinta de vivir la perfección
evangélica que es precisamente vivir en el mundo. De hecho, en la RegNB la vida de
los hermanos es presentada como «ir por el mundo»180.
179
«per saeculum sine saeculi contagione transitis», Cf. S. CYPRIANI, De habitu virginum, 22, en
Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 3, Viena, 1868, p. 203.
180 RegNB XIV,1: Cuando los frailes van por el mundo. El sustantivo mundus aparece 52 veces en
los Escritos, pero no siempre es empleado en un mismo sentido. En su conjunto se pueden distinguir
cuatro significados. En ocasiones adquiere un sentido espacial, es decir, como un lugar equivalente
al planeta tierra con todas las cosas que lo componen y sus riquezas, p. ej. RegNB IX,11. A veces es
presentado con un sentido temporal, entendido como la historia o el acontecer humano, p. ej. RegNB
XXII,46. También asume un sentido social, en cuanto hace referencia a la sociedad o al conjunto de
los seres humanos; se encuentra especialmente en frases tomadas del capítulo 17 del evangelio de san
Juan, p. ej. RegNB XXII,47. Finalmente, hay frases en las que tiene un sentido moral, como condición
teológica sinónima de pecado, p. ej. RegNB XVII,10. Para esta clasificación del término nos hemos
valido de URIBE, Núcleos del Carisma, 156.
181
Cf. Praedicator : RegNB XVII,4 ; Praedicatores: RegNB XVII,5; Praedicatoribus: RegNB
XVII,1; Praedicationis: RegNB XVII,4; Praedicet: RegNB XVII,1.
182
Cf. Annuntient: RegNB XVI,7; Annuntiare: RegNB XXI,1.
183
Cf. Mitto: RegNB XVI,1; RegNB XXII,51; RegNB XXII,5.
184
Cf. Vadit: RegNB VIII,3; Vadunt: RegNB XIV,1; Vadunt: RegNB XVI,5.
68
el Evangelio de san Juan en el capítulo 17, citada explícitamente en la RegNB XXII,
41-55185. El texto de San Juan no es presentado en toda su integridad. En algunos
casos suprime expresiones, precisamente aquellas referidas a la figura divina de Cristo
en su relación con el Padre. Esto revela la intención de Francisco de hablar en nombre
propio con las palabras de Cristo y de subrayar ciertos temas de la así llamada oración
sacerdotal. En cuanto se refiere al contenido, a pesar de que la temática de la oración
sea compleja, un simple análisis de los verbos usados en el texto escogido pone en
resalto el tema de la misión. Cristo «manifestó» el nombre de Dios a los doce; estos
reconocieron la palabra que el Padre «dio a Cristo» y que Él les «dio a ellos» y
creyeron que era el «enviado» del Padre. Cristo les dio a ellos su palabra y el mundo
los odia; no obstante, como el Padre envió a Cristo, así este «envía» a sus discípulos
al mundo. Él no ora solamente por ellos sino por aquellos que creerán en sus palabras.
Cristo les hará conocer el nombre del Padre. Considerando estas ideas, tenemos el
siguiente esquema:
185
Para una mayor comprensión del tema, léase: W. VIVIANI, L'ermeneutica di Francesco d'Assisi.
Indagine alla luce di Gv. 13-17 nei suoi scritti, Roma, 1983, p. 226 ss.
69
Padre. A este propósito son consagrados en la verdad, con la finalidad de que la
difundan en el mundo. El apostolado de los discípulos es, entonces, continuar la
misión de Cristo. Como se ve, el tema de la misión es como un hilo conductor que
une todos los temas: palabra, verdad, unidad, glorificación, consagración, mundo, que
aparecen también con mucha frecuencia en el parágrafo186.
Según la RegNB, es Jesucristo quien dijo a los hermanos: «nada lleven por el
camino»187, «yo os envío como ovejas en medio de lobos»188, «no os gocéis en esto,
que los espíritus se os someten»189, «mientras que el Espíritu del Señor quiere la carne
abyecta que busca la paciencia, que desea el divino amor»190. El Espíritu del Señor
asume los mandamientos del Señor y, actuando en la interioridad de los hermanos, los
actualiza y les permite observarlos, por lo tanto, la fuente interior de la eficacia
apostólica es el Espíritu Santo.
186
Cf. F. URIBE, Strutture e specificità della vita religiosa secondo la regola de S. Benedetto e gli
opusculi di S. Francesco D’Assisi, Roma, 1979, p. 326-327.
187
RegNB XIV, 1.
188
RegNB XVI, 1.
189
RegNB XVII,6.
190
Cf. RegNB XVII, 14-16.
70
relación con la exterioridad, mientras que el Espíritu del Señor busca la relación con
la presencia y la acción interior de Dios, que es el único que puede integrar en el
hermano ambas dimensiones. El Espíritu del Señor rechaza la exterioridad por sí
misma, la sabiduría de este mundo, la prudencia de la carne, y privilegia todo lo que
permite al Espíritu actuar en nosotros con su fuerza y sus modalidades. En tal sentido,
la predicación oral y el ir en sentido geográfico-espacial son relegados a un segundo
plano.
En los textos evangélicos de la misión elegidos por Francisco, siempre omite los
«poderes» extraordinarios que Jesús confiere a sus enviados, sino que más bien
siempre se subrayan tres ideas: «nada lleven por el camino», «yo os envío como ovejas
en medio de lobos» y «no os gocéis en esto, que los espíritus se os someten»191. De
estas tres ideas depende toda la misión evangelizadora de los hermanos y en ellas se
evidencian las normas que se refieren a la interioridad, es decir, la acción del Espíritu.
«Nada lleven por el camino», es una forma de evangelización porque esta actitud
permite a los hermanos hacer espacio al Espíritu del Señor, que es nuestro único
evangelizador.
Existe una relación directa y recíproca entre el ser y la misión del hermano
menor, esto quiere decir que por sus fundamentos más profundos el hermano menor
es evangelizador y esta no puede ser entendida como un conjunto de actividades
cotidianas específicas, sino que reviste todas las dimensiones de su persona. Por ello,
exhorta Francisco: «todos los hermanos prediquen con las obras»192. Predicar con las
obras es una expresión que indica el anunciar el Evangelio con la propia vida: la vida
es un anuncio evangelizador.
191
Los captítulos XIV-XVII de la RegNB son considerados «la carta magna» del apostolado; Cf.
DOZZI, Il Vangelo nella Regola non bollata, 205ss.
192
RegNB XVII,3.
71
4. Disposiciones sobre la forma específica en que los hermanos menores deben
realizar su misión
193
No resistan al malvado, presenten la otra mejilla, no les impidan tomar también la túnica, den al
que les pida, no le reclamen a quien les quite las cosas.
72
la misión. Según ellas, el discípulo de Cristo no debe hacer justicia por sí
mismo y frente a la injusticia no debe oponer resistencia.
A la luz del texto podemos comprender que ir por el mundo no se reduce a una
categoría geográfico-espacial, sino que tiene ante todo una connotación socio-
teológica194. Lo cual quiere decir que la esencia de la evangelización no consiste tanto
en los desplazamientos, ni en las palabras, ni en las estructuras de pastoral, cuanto en
la vida misma. Desde este punto de vista, se podría decir que cuando Francisco habla
de evangelización, su interés predominante se centra más en los evangelizadores que
en los evangelizados.
Francisco también indica otra forma de «ir por el mundo» que es la de ir entre
los pueblos que profesan una religión diferente de la cristiana, llamados en el
medioevo «infieles» o «sarracenos», cuando se refiriere a los que profesan el
islamismo. A este respecto, el capítulo XVI de la RegNB presenta dos textos del
discurso misionero, según Mt 10,16. Dichas palabras son dirigidas a los hermanos con
la autoridad de Jesús: «Dice el Señor». El criterio principal que debe guiar a los
hermanos en esta misión es la simplicidad195 (simplices) antes que la predicación
propiamente dicha.
194
Cf. DOZZI, Il Vangelo nella Regola non bollata, 207.
195
Cf. RegNB XVI,1: Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos (simplices) como las
palomas.
196 Cf. Jn 1,14.
73
hermanos deben «conducirse espiritualmente»197, que significa no estar guiados por
el espíritu de la carne, es decir, no actuar por intereses protagónicos y egoístas, sino
guiados por el Espíritu del Señor. Por ello, los hermanos deben tener el discernimiento
para anunciar solo cuando «vieren que agrada al Señor» y en consecuencia, deben
evitar litigios y contiendas, es decir, discusiones ideológicas o doctrinales, a causa, tal
vez de la religión diferente de los infieles. Francisco prefiere que los hermanos
orienten su comportamiento atendiendo al principio de minoridad y opta por utilizar
el verbo «anunciar» en vez de «predicar», lo cual supone que la predicación misionera
de los hermanos tenía una modalidad kerigmática. De hecho, el contenido de tal
anuncio es la invitación a que crean en el Dios omnipotente y Trino y a que se
bauticen.
197
Cf. RegNB XVII,5.
74
- La concepción de la vida como un «ir por el mundo» tiene una profunda
motivación cristológica, en cuanto es la forma específica de seguir a Jesucristo,
quien es don del Padre enviado al mundo, el cual vino en pobreza y humildad
a servir a todos. Nuestra misión de evangelizadores «entre» la gente nos
interpela sobre la manera como estamos tratando de que el Evangelio llegue
realmente a inculturarse en el mundo donde vivimos. Inculturar quiere decir
hablar el mismo lenguaje, cercanía, compartir, pero no transigir. ¿Cómo lograr
que por nuestro medio el Evangelio llegue a inculturarse, permaneciendo
siempre nosotros como auténticos hombres evangélicos?
3. Lector 1:
75
ejercicio del discernimiento hecho en el seno de la fraternidad, a fin de que su
vida sea guiada realmente por el Espíritu del Señor. ¿Se puede decir que las
obras apostólicas y los demás trabajos que realizan los hermanos de nuestra
Provincia o grupo franciscano responden a este principio?
5. Lector 2:
Y todos los hermanos, dondequiera que estén, recuerden que ellos se dieron
y que cedieron sus cuerpos al Señor Jesucristo. 11Y por su amor deben
exponerse a los enemigos, tanto visibles como invisibles; porque dice el
Señor: El que pierda su alma por mi causa, la salvará (Cf. Lc 9,24) para la
vida eterna (Mt 25,46). 12Bienaventurados los que padecen persecución por
la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,10). 13Si me
persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán (Jn 15,20). 14Y: Si os
persiguen en una ciudad, huid a otra (Cf. Mt 10,23). 15Bienaventurados
vosotros cuando os odien los hombres y os maldigan y os perseguirán y os
expulsen y os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, y
cuando digan mintiendo toda clase de mal contra vosotros por mi causa (Mt
5,11; Lc 6,22). 16Alegraos aquel día y saltad de gozo (Lc 6,23), porque
vuestra recompensa es mucha en los cielos (Cf. Mt 5,12). 17Y yo os digo a
vosotros, amigos míos: no os aterroricéis por ellos (Cf. Lc 12,4), 18y no
temáis a aquellos que matan el cuerpo (Mt 10,28) y después de esto no
tienen más que hacer (Lc 12,4). 19Mirad que no os turbéis (Mt
24,6). 20Pues en vuestra paciencia poseeréis vuestras almas (Lc
21,19); 21y el que persevere hasta el fin, éste será salvo (Mt 10,22; 24,13)
(RegNB XVI, 10-21).
76
constituye un testimonio de no violencia activa? Los invitamos a compartir la
reflexión a nivel fraterno.
7. Oración final:
77
IX. «Y el que persevere hasta el fin, este será salvo» (RegNB XVI,21). La
dimensión escatológica de los Hermanos Menores
1. La Itinerancia
198
Para una mayor profundización véase el estudio todavía válido de K. ESSER – E. GRAU, Respuesta
al amor. El camino franciscano hacia Dios, Santiago de Chile, 1981.
199
RegNB XXI, 8-9.
200
RegNB IX, 1.
78
de los cielos: «Padre, los que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos
estén conmigo, para que vean tu gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). Amén»201.
2. La pobreza
201
RegNB XXII, 55.
202
RegB VI, 5.
203
RegNB XXII, 1.
204
RegNB IX, 2.
79
perturban. 4Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de
espíritu, se odia a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (Cf. Mt
5,39)205.
y cuando sea necesario, vayan por limosna. 4Y no se avergüencen, sino más bien
recuerden que nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios vivo (Jn 11,27)
omnipotente, puso su faz como roca durísima (Is 50,7), y no se avergonzó. 5Y fue
pobre y huésped y vivió de limosna él y la bienaventurada Virgen y sus discípulos206.
Y devolvamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que
todos los bienes son de él, y démosle gracias por todos a él, de quien proceden todos
los bienes. 18Y el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, tenga y a él se le
tributen y él reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y
bendiciones, todas las gracias y gloria, de quien es todo bien, solo el cual es bueno
(Cf. Lc 18,19)208.
3. La esperanza y la perseverancia
205
Adm XIV, 4.
206
RegNB IX, 3-5.
207
Cánt 30.
208
RegNB XVII, 17.
209
Cf. M. CONTI, Dio speranza dell’uomo nelle preghiere di san Francesco, en La Speranza, vol. 2.
Studi biblico-teologici e apporti del pensiero francescano, Roma,1984, p. 419.
80
Y te damos gracias porque, así como por tu Hijo nos creaste, así, por tu santo
amor con el que nos amaste (Cf. Jn 17,26), hiciste que él, verdadero Dios y verdadero
hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen, la beatísima santa María, y quisiste
que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz y sangre y muerte210.
Y te damos gracias porque ese mismo Hijo tuyo vendrá en la gloria de su majestad
a enviar al fuego eterno a los malditos, que no hicieron penitencia y no te
conocieron, y a decir a todos los que te conocieron y adoraron y te sirvieron en
penitencia: Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino que os está
preparado desde el origen del mundo (Cf. Mt 25,34)212.
Sin embargo, en esta tensión, entre presente y futuro, Francisco señala que la
esperanza es sostenida por la perseverancia y por la paciencia que se enraízan en el
amor, pues solo se permanece en lo que se ama: «y el que persevere hasta el fin, ese
se salvará (Mt 10,22; 24,13)»213. La constancia en la observancia de la vida evangélica
afianza las raíces de la fe y la espera paciente origina alegría y confianza, aún en las
tribulaciones y sufrimientos de la vida presente. De este modo el tiempo presente,
incluso la misión y la evangelización, se abre y proyecta hacia un futuro:
210
RegNB XXIII,3.
211
AlD 7.
212
RegNB XXIII, 4.
213
RegNB XVI, 21.
214
RegNB XVI, 12-16.
81
Lo opuesto a la desapropiación y, por lo tanto, a la itinerancia, a la pobreza y a
la esperanza es la apropiación: «Guárdense los hermanos, dondequiera que estén, en
eremitorios o en otros lugares, de apropiarse ningún lugar ni de defenderlo contra
nadie»215. Francisco denuncia este peligro advirtiendo a los hermanos a guardarse de
«toda soberbia y vanagloria. Y protejámonos de la sabiduría de este mundo y de la
prudencia de la carne (Rom 8,6)»216. Estos conceptos, en la mayoría de los casos, son
usados en sentido negativo para indicar la excesiva preocupación interior por las cosas
de este siglo, la cual se traduce en la agitación o la desazón interior que roba la paz
del espíritu217. Esta ansiedad desmedida genera en el corazón del creyente el apego a
las realidades de este mundo que desemboca generalmente en la tristeza y en la
angustia ante la imposibilidad de tener o de perder los bienes. El que se apropia está
imposibilitado a entrar en la dinámica de la restitución y, por ende, en la nueva lógica
del Reino:
Y, como dice el Señor, no consideren los pecados mínimos de los otros (Cf. Mt 7,3;
Lc 6,41); 12al contrario, recapaciten más bien en los suyos propios con amargura de
su alma (Is 38,15). 13Y esfuércense en entrar por la puerta angosta (Lc 13,24),
porque dice el Señor: Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la
vida; y pocos son los que lo encuentran (Mt 7,14)218.
215
RegNB VII, 13.
216
RegNB XVII,9-10.
217
Cf. URIBE, La Regla de San Francisco, 292-293.
218
RegNB XI, 13.
219
Cf. RegNB 23,6.
82
Sugerencias para la relectura
- La intuición escatológica que Francisco presenta en la RegNB está en relación
directa con la formulación que hizo el Concilio Vaticano II sobre la Vida
Consagrada como anticipo del Reino de los cielos. Hacer evidente en la
sociedad actual la esperanza de la vida futura es una tarea noble y desafiante,
especialmente porque nuestro testimonio de radicalidad evangélica, de relación
fraterna y de alegría pascual deberían provocar y suscitar en los hombres y
mujeres un deseo y anhelo de justicia, fraternidad y libertad.
- Los cristianos católicos y todos aquellos que han profesado los consejos
evangélicos estamos invitados a renovar e impulsar nuestra vida y nuestras
estructuras. Mirar el futuro, confiados en Dios, significa adquirir un serio y
hondo sentido de responsabilidad. Tenemos una herencia carismática hermosa:
¿cuáles son nuestras opciones carismáticas actuales: personales, fraternas e
institucionales? Lo que hoy elijamos vivir configurará el escenario carismático
de las futuras generaciones de cristianos y de consagrados.
83
alegría, minoridad, esperanza, perseverancia, confianza, etc.). Se dice la
respuesta en alta voz y se deja un momento en silencio.
5. «Todos juntos»
Padre, glorifica tu nombre (Jn 12,28), y glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te
glorifique a ti (Jn 17,1). 42Padre, manifesté tu nombre a los hombres que me
diste (Jn 17,6); porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos; y ellos
las han recibido, y han reconocido que salí de ti, y han creído que tú me has
enviado. 43Yo ruego por ellos, no por el mundo, 44sino por éstos que me diste,
porque tuyos son y todas mis cosas tuyas son (Jn 17,8-10). 45Padre santo, guarda
en tu nombre a los que me diste, para que ellos sean uno como también
nosotros (Jn 17,11). 46Hablo estas cosas en el mundo para que tengan gozo en sí
mismos. 47Yo les he dado tu palabra; y el mundo los ha odiado, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo. 48No te ruego que los saques del mundo,
sino que los guardes del maligno (Jn 17,13-15). 49Glorifícalos en la verdad. 50Tu
palabra es verdad. 51Como tú me enviaste al mundo, también yo los envié al
mundo. 52Y por éstos me santifico a mí mismo, para que sean ellos santificados en
la verdad. 53No ruego solamente por éstos, sino por aquellos que han de creer en
mí por medio de su palabra (Cf. Jn 17,17-20), para que sean consumados en la
unidad, y conozca el mundo que tú me enviaste y los amaste como me amaste a
mí (Jn 17,23). 54Y les haré conocer tu nombre, para que el amor con que me
amaste esté en ellos y yo en ellos (Cf. Jn 17,26). 55Padre, los que me has dado,
quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que
vean tu gloria (Jn 17,24) en tu reino (Mt 20,21). Amén220.
220
RegNB XXII, 41-55.
84
CONCLUSIÓN
85
formar parte del ideal carismático de Francisco y deberían constituir «nuestro propio
ideal de vida»: el seguimiento, la minoridad y fraternidad, el proyecto del Reino, la
vida en el Espíritu, etc. La relación con el Evangelio es la relación con una Persona:
Cristo, «Palabra del Padre». Desde esta perspectiva se puede abordar el radicalismo
del seguimiento de Cristo, el cual exige una vida y una experiencia vocacional
gozosas.
86
verdadera fe católica y de la conversión; es el lugar de la celebración de los
sacramentos, donde se ofrece a los creyentes la presencia y la gracia sacramental de
Cristo, su cuerpo y sangre, el perdón de los pecados y la escucha fiel de la Palabra. Y,
por lo mismo, el espacio del seguimiento fiel de Cristo Siervo. En este sentido existe
una relación entre obediencia y creatividad evangélica, entre fidelidad a la propia
vocación y obediencia a la autoridad eclesiástica. Esta síntesis se podría resumir como
obediencia evangélica creativa.
87
Dimensión evangelizadora: el concepto franciscano de evangelización está
íntimamente ligado al testimonio de vida. Es por ello que lo esencial no está en las
palabras pronunciadas sino en la capacidad de experimentar en la propia vida el
mensaje que se quiere anunciar. La vocación evangélica de los hermanos tiene su
fundamento cristológico en el envío que el Padre hace al Hijo y este a su vez prolonga
su misión enviando a sus discípulos, del mismo modo, Francisco envía a sus hermanos
a ir por el mundo. Es importante reflexionar hoy si verdaderamente nuestras formas
de evangelización trasparentan o hacen presente el proyecto del Padre que es el Reino
de Dios y que se evidencia en valores como la conversión, minoridad, fraternidad y
paz.
El carisma regalado por Dios a Francisco de Asís es una fuente viva y dinámica
que después de 800 años estimula y desafía a la sociedad y a la Iglesia. Tenemos un
futuro que proyectar y diseñar con las opciones que hoy estamos haciendo, pues no
somos herederos de una ideología, sino de una forma de vida, que está orientada a la
vivencia y radicalidad del Evangelio. La RegNB es un punto de partida para todos
aquellos que quieran vivir como «hermanos» y «menores».
88
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