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SAN PABLO Y LA APERTURA

UNIVERSAL DEL EVANGELIO


FACULTAD DE TEOLOGÍA SAN VICENTE FERRER

SERIES VALENTINA
LVIII

SAN PABLO Y LA
APERTURA UNIVERSAL
DEL EVANGELIO
ACTAS DEL XIV SIMPOSIO
DE TEOLOGÍA HISTÓRICA
(5-7 MAYO 2009)

VALENCIA
2010
EDITA:
FACULTAD DE TEOLOGÍA SAN VICENTE FERRER
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LA FIGURA DE SAN PABLO EN EL PENSAMIENTO DE
ROMANO GUARDINI

Rafael Fayos Febrer


Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia-España)

INTRODUCCIÓN

El sentido de este breve escrito es el de presentar algunas ideas


sobre la persona de San Pablo en los escritos de Romano Guardini. Los
comentarios de este autor sobre el apóstol de las gentes no surgen de in-
vestigaciones históricas o de especulaciones teológicas de elevado ca-
rácter científico. Tampoco están ligadas a un método hermenéutico
particular ni pertenecen a ninguna escuela teológica que el autor de estas
líneas conozca o haya podido identificar. La figura de San Pablo que nos
presenta Romano Guardini nace de la mirada pura y limpia de prejuicios
con la que habitualmente comenta la Escritura y de la que han nacido
obras tan conocidas como El Señor,1 Imágenes de Jesús, el Cristo, en el
Nuevo Testamento,2 Meditaciones sobre el Padre Nuestro,3 Meditaciones
sobre los tres primeros capítulos del Génesis,4 etc. En todas estas obras,
Guardini comenta la Palabra de Dios a partir de una exégesis sencilla pe-
ro profunda y que Alfonso López Quintás ha descrito así:
“Guardini estuvo siempre atento a los avances de la investigación exegé-
tica, pero en sus homilías y escritos no intentaba discutir la exactitud de
cada interpretación y ofrecer una visión nueva de los textos bíblicos. De-
seaba ayudar al oyente y al lector a descubrir el profundo mensaje espiri-
tual que late en las palabras de la Escritura, vistas como palabras de vida
__________
1GUARDINI, R., El Señor, Ed. Cristiandad, Madrid 2002.
2GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, en Obras, vol. 3, Ed. Cris-
tiandad, Madrid 1987, 233-307.
3 GUARDINI, R., “Meditaciones sobre el Padre Nuestro”, en Meditaciones teológicas, Ed.

Cristiandad, Madrid 1965, 271-482.


4 GUARDINI, R., “Meditaciones sobre los tres primeros capítulos del Génesis”, en Medita-

ciones teológicas, 13-114.

ACTAS DEL XIV SIMPOSIO DE TEOLOGÍA HISTÓRICA (2010) 359-372


360 R. FAYOS

que proceden del misterio de Dios. Durante toda su vida cultivó una for-
ma sencilla y acogedora a la apelación de los textos. [...] La intención de
Guardini en sus meditaciones es devolver a la palabra de la Escritura su
novedad primera, su carácter de apelación, su poder de hacerse valer, su
capacidad de convertirse en impulso de nuestra vida y transformarnos”.5

La característica fundamental o denominador común de la mirada


de Guardini sobre los textos sagrados es, a mi parecer, una sorprendente
obviedad. Nunca dice nada que no esté presente ya en el texto o que no
se desprenda inmediatamente de él. Sin embargo, y curiosamente, pocos
recaen en las verdades que él comenta, rescatando Guardini para el cre-
yente una parte esencial del mensaje que la Sagrada Escritura nos quiere
transmitir. Esto no significa que su pensamiento sea simple, en el sentido
de poco elaborado o superficial. Todo lo contrario, en algunas ocasiones
los retos que se plantea en sus escritos, como por ejemplo explicar la “inte-
rioridad cristiana”, de la tendremos oportunidad de hablar en este escrito,
exigen cierta especulación teológica y a veces también filosófica. Sin em-
bargo, aquello a lo que se llega, la idea que surge de sus comentarios, es de
una extremada sencillez y al mismo tiempo de una notable profundidad
teológica. Traigo aquí algunos ejemplos tomados de las Meditaciones a
los tres primeros capítulos del Génesis. Sutiles y extremadamente agu-
dos son los comentarios de las respuestas de Adán a las interpelaciones
de Dios tras la caída:
“El hombre dice: "La mujer que me has dado por compañera me dio del
árbol, y comí". ¡Cómo queda todo destruido! Cuando Dios le presentó la
mujer, él sintió júbilo por aquella perfecta compañera; por eso habría de-
bido, a pesar de todo, defenderla, ponerse ante ella: ¡y cómo lo hubiera
estimado esto Dios, el Dios de toda nobleza! Pero el que había tenido
pretensiones de ser soberano del mundo, deja a su compañera en la esta-
cada y le endosa su responsabilidad”. Y más adelante dice [...] “En la
respuesta del hombre hay unas palabras que con facilidad se pasan por
alto: No solo dice: "mi mujer me dio del árbol", sino, "la mujer que me
has dado por compañera" lo hizo. Y esto significa: ¡Tú tienes la culpa!”.6

Con la cita anterior nos hacemos una idea de cómo penetra Guar-
dini en el sentido de la Sagrada Escritura. Del mismo modo hará con los
escritos de San Pablo que para nuestro autor poseen una peculiar virtua-
lidad. Éstos constituyen el centro y la clave interpretación de todo el
__________
5 LÓPEZ QUINTÁS, A., “Introducción a la edición española” a GUARDINI, R., El Señor, 20-21.
6 GUARDINI, R., Meditaciones sobre los tres primeros capítulos del Génesis, 71.
LA FIGURA DE SAN PABLO... 361

Nuevo Testamento. “Quien nos introduce en el mundo del Nuevo Tes-


tamento –escribe Guardini– no son los sinópticos ni Juan ni, en general,
ninguno de los evangelios, sino Pablo”.7 Guardini está convencido que
la clave de comprensión de Cristo, y de lo que implica la vida cristiana,
pasa necesariamente por la figura de Pablo de Tarso y no sólo por los
Evangelios. La posición de Guardini nos sorprende mucho más cuando
caemos en la cuenta de que es el autor de un volumen como El Señor.
Meditaciones sobre la persona y la vida de Jesucristo. Sin embargo,
Guardini es claro, “...si alguien afirma que entiende el Nuevo Testamen-
to sin Pablo, es de temer que no haya percibido aún mucho del Cristo
real”.8 A lo largo de este breve escrito intentaremos dar algunas claves
para comprender esta atrevida afirmación. Pero mucha de esta compren-
sión vendrá de una idea reiterativa en nuestro autor. Guardini acude con
frecuencia a San Pablo para explicar lo que significa e implica la exis-
tencia cristiana. En incontables ocasiones recurrirá al conocido versícu-
lo de la carta a los Gálatas que dice así: “ya no soy yo quien vivo, es
Cristo que vive en mí” (Gal 2,20). La experiencia que recoge esta sen-
tencia es lo que Guardini denominará la “interioridad cristiana”, y cons-
tituirá un elemento clave dentro de su teoría cristiana del hombre. Esta
teoría cristiana del hombre, que reclama para constituirse tanto las ver-
dades propias de la Revelación profundizadas y elaboradas de la mano
de la teología, como la colaboración de la reflexión filosófica, es para
algunos expertos el objetivo de la obra intelectual de Guardini.9 En esta
teoría San Pablo juega un papel clave e importante. En capítulos de al-
gunas obras significativas de Guardini, tal es el caso de Mundo y Perso-
na, donde se entreveran filosofía y teología en busca de la verdad del
hombre, la figura de San Pablo brilla con un protagonismo singular.10
__________
7 GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 249.
8 GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 249.
9 “Molti intepreti di Romano Guardini concordano nell'affermare che il suo principale inte-

resse è stato quello di abbozzare un'antropologia, e che questo sia stato lo scopo di tutta la sua ricer-
cha. Effetivamente, a parte il caso di alcune opere specifiche sull'argomento (come Mondo e persona
e Libertà, grazia e destino), spunti antropologici sono rintracciabili pressoché in tutte le opere di
Guardini” (ACQUAVIVA, M., Il concreto vivente, Città Nuova Editrice, Roma 2007, 9). El mismo
Romano Guardini confiesa en la introducción de Mundo y persona esta misma intención: “Ofrecer la
respuesta total, sería el cometido de una teoría cristiana del hombre. El autor trabaja en ella desde
hace una serie de años, pero no puede prever cuándo podrá terminarla. En el presente libro da a la
publicidad, por eso, unos cuantos estudios que muestran de qué manera debe uno enfrentarse con el
problema, mientras que, de otro lado, espera que las respuestas que aquí se ofrecen le enseñen algo
para su obra mayor” (GUARDINI, R., Mundo y persona, Encuentro, Madrid 2000, 9).
10 Cfr. GUARDINI, R., Mundo y persona, 128-136.
362 R. FAYOS

Esta comunicación pretende evidenciar como en la persona y los escri-


tos de Pablo, Guardini encuentra el paradigma y las fuentes para elabo-
rar esa teoría cristiana del hombre que pretendió esbozar con su obra
intelectual.

1. LA CERCANÍA DE PABLO

Las reflexiones precedentes deben ser consideradas introductorias.


Nos han ofrecido un marco o contexto a partir del cual poder entender
cuanto diremos a continuación. Sin embargo, todavía quisiera añadir una
nota previa. Ésta consiste en señalar la proximidad de San Pablo a los
cristianos de hoy en lo que se refiere al conocimiento de Cristo. Para
Guardini, la experiencia cristiana más cercana a nosotros en el Nuevo
Testamento es la de San Pablo. Sus escritos son mucho más inmediatos
de lo que pueden ser los Evangelios. En ellos encontramos la expresión
de una relación con Cristo muy semejante a la que podemos tener cada
uno de nosotros y muy distinta a la de los apóstoles, tal como viene des-
crita en los Evangelios sinópticos y en el Evangelio de Juan. El elemento
que nos vincula a Pablo y nos distancia de los discípulos es que Pablo no
conoció a Cristo físicamente. En sus cartas el Señor no predica, no cami-
na, no duerme, no habla. Esa figura del Maestro es la de los apóstoles y
discípulos y la vemos dibujada en los Evangelios. La experiencia paulina
de Cristo, sin embargo, es profundamente espiritual, como la nuestra, y
por esto nos sentimos íntimamente unidos al apóstol de las gentes:
“Pablo –escribe Guardini– es el único apóstol que no vio a Jesús, al Jesús
terreno que anduvo por los caminos de Tierra Santa, que enseñó y curó
en pueblos y ciudades, que murió y resucitó. De Él tuvo Pablo conoci-
miento de modo semejante a como podemos tenerlo nosotros. Primero
exteriormente, por el mensaje de lo que contaban de Él y por los efectos
de su acción que se seguía en la historia; luego, interiormente, cuando el
Señor lo llamó y se le dio a conocer a su espíritu y a su corazón. Así,
pues, cuando Pablo construye su imagen de Cristo, bebe fundamental-
mente en las mismas fuentes que nosotros: el mensaje y la experiencia.
Lo que a nosotros nos falta, lo que tan importante papel desempeñó en
los primeros apóstoles, la presencia junto a Jesús –Hch 1,21 ss y el co-
mienzo de la Carta primera de Juan–, le faltó también a Pablo,...”.11

__________
11 GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 249.
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Ahora bien, esto que acerca a Pablo a todo cristiano, sin embargo,
tuvo también su contrapeso.12 Como señala Guardini, “...no nos equivo-
camos al pensar que por ello, hubo de sufrir mucho y hubo de costarle
trabajo afirmar, a pesar de ello, su dignidad de Apóstol –veánse por
ejemplo los dos primeros capítulos de la Carta a los Gálatas–”.13
Dos notas acompañan, según Guardini, este conocimiento espiri-
tual e interior que tuvo Pablo del Señor. En primer lugar, Cristo es para
Pablo de Tarso luz interior (de la que la luz física de Damasco es un
símbolo y preludio); en segundo lugar, Cristo se presenta para San Pablo
como potencia y energía transformadora que mueve su vida incansable-
mente al servicio de Dios. Guardini lo explica así:
“Una cosa, en todo caso, se impone al lector de sus cartas: el Jesucristo
que de ellas surge es más potencia operante, energía creadora, luz es-
plendente, vida que se da y produce, que no figura a la que se mira o ros-
tro que se contempla. [...] Acaso no nos engañemos si pensamos que no
tanto contempla a Cristo como figura y rostro, cuanto lo siente como po-
tencia. Con esto no queremos naturalmente significar una energía perso-
nal, sino siempre a Él, al Jesús real Dios-hombre, al Señor personal. Pero
no experimentado como figura, sino como poder, como principio de ope-
ración, gobierno y creación. Como fuerza creadora que lleva a cabo una
obra enorme, que sólo puede parangonarse con la creación del mundo”.14

2. LA LIBERTAD CRISTIANA

Dicho esto nos proponemos a continuación profundizar en un pri-


mer elemento de la teoría cristiana del hombre que Guardini esbozó a la
largo de sus escritos y en la que está presente la figura de San Pablo: la
libertad cristiana. Se pregunta Guardini en Libertad, gracia y destino:
“¿Existe una libertad que sólo pueda salir de Dios y que tenga que ser
llamada cristiana en sentido estricto? En el Nuevo Testamento nos es
presentada una personalidad que aparece precisamente como anunciador

__________
12 “Esto es Jesús en los sinópticos; en Juan también. Pero en Mateo, Marcos y Lucas espe-

cialmente. En ellos es el Jesús que va de camino, que mira, habla y obra. Ahí está lo propio de los
evangelistas, su privilegio más preciado; pero ahí está también lo que alejan tanto su relato de noso-
tros, pues nosotros no hemos visto al Señor con nuestros ojos. Tanto más próximos nos sentimos a
Pablo” (GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 52).
13 GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 249.
14 GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 254-255.
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de la nueva libertad. Es Pablo”.15 Guardini repasa la biografía de Pablo16


subrayando las limitaciones de un temperamento rigorista y apasionado,
recordando su legalismo religioso, comentando esa autosuficiencia que
le lleva confiar solo en sus propias fuerzas y voluntad, en su lucha deno-
dada por vivir conforme a lo que cree el designio de Dios para el hom-
bre, y contrapone a todo ello lo que le sucede a partir del acontecimiento
de Damasco. Éste último hecho supone la excarcelación de Pablo de sí
mismo y es el inicio a partir del cual empieza a vivir una genuina liber-
tad cristiana:
“Ahora –comenta Guardini– experimenta la posibilidad de un hacerse
bueno, justo y santo; de un sentido último y de una libertad definitiva que
no pueden provenir de la tierra ni de las propias fuerzas. Y esto no como
si se le abriera un nuevo ideal ético o se le aclarase un camino de religio-
sa autoformación hasta entonces desconocido, sino que siente en Cristo
al Dios vivo, que le penetra y lo toma por su cuenta”.17

Es decir, Pablo cae en la cuenta a partir de Damasco que ni el se-


guimiento escrupuloso de los rituales fariseos, ni la conformidad rigoris-
ta y formal a una ley, ni siquiera ese mismo encuentro con Cristo en el
momento más apasionado de su persecución a los cristianos, le alcanzan
la libertad. Es lo que se da a partir de ese encuentro, esto es, la participa-
ción en la vida misma de Dios en Cristo lo que transforma a Pablo y le
libera y que él expresará con esta sentencia: “ya no soy yo quien vivo en
Cristo quien vive en mí.” (Galatas 2,20).
Pero además, como señala Guardini mirando siempre la vida de
Pablo, esta libertad cristiana no hace solamente libre al hombre, sino a
Dios mismo en el hombre:
“Quiere esto decir, ante todo, que Dios mismo se torna libre. La palabra
suena a locura, pero es exacta. En la experiencia religiosa común Dios no
es libre. El que mire sinceramente a sí mismo, a los hombres que le ro-
dean y a la historia, percibirá que el amor propio del hombre, sus fuerzas
perturbadoras y deprimentes, su falsedad y su violencia, nunca son tan
funestas como ese complejo que vulgarmente se llama "experiencia reli-
giosa" y "vida religiosa"”.18

__________
15GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, Lumen, Buenos Aires 1987, 64.
16Cfr. GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 64-67; La imagen de Jesús en el Nuevo
Testamento, 250-253.
17 GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 66.
18 GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 66.
LA FIGURA DE SAN PABLO... 365

El hombre conquista su libertad en la medida que Dios es libre en


él. Se trata de que Cristo que vive y está en el creyente, se manifieste sin
impedimentos.19 De algún modo la vida de Nuestro Señor es un preludio
y símbolo de la libertad cristiana en la medida que el Padre está en el
Hijo y quien ve al Hijo ve al Padre. Y en esta suerte de libertad ¿qué tribu-
to debe pagar el hombre? Pues aquel que lo constituye en creyente, esto
es, la fe. En resumen, Guardini señala que Pablo de Tarso vive profun-
damente la experiencia de la libertad cristiana en su doble vertiente: li-
bertad del hombre y libertad de Dios en el hombre y todo ello a partir de
la fe: “Lo ocurrido a Pablo se realiza constantemente tan pronto como
uno cree. Esto significa que el Dios vivo –no acallado, al menos radi-
calmente, por el egoísmo e infidelidad de la naturaleza humana– brilla en
el ámbito del ser del hombre insobornable...”.20

3. LA INTERIORIDAD CRISTIANA

Un segundo elemento, dentro de la teoría cristiana del hombre ela-


borada por Guardini, y en el que Pablo una vez más es paradigma y fuen-
te, es lo que nuestro autor denomina “interioridad cristiana”. ¿En qué
consiste? Este concepto exige remontarnos al acontecimiento de Pente-
costés. Cuando Guardini explica el nacimiento de la Iglesia contrapone
la actitud y relación de los discípulos y apóstoles con Jesús durante su
vida terrena con la que se puede constatar después de la llegada del Espí-
ritu Santo. En relación a esto Guardini escribe:
“Durante la vida de Jesús, los discípulos no le comprendieron. [...] Vivie-
ron con Él en una comunidad de vida semejante a la que tenía el discí-
pulo antiguo con su maestro y que era mucho más estrecha que la de la
familia; de ahí se sigue lo que a quienes vivimos más tarde nos parece
una prerrogativa nada despreciable: vieron la expresión de su rostro y el
carácter de sus ademanes, y sintieron la irradiación de su personalidad.
Tuvieron, pues, la posibilidad de experimentar quien era Él, su inimitable
identidad, y, sin embargo, no le comprendieron”.21

__________
19 Las consecuencias de ello en relación al testimonio de los cristianos y al apostolado son

importantes como señala Guardini en este texto: “Todo depende, para el cristiano, de que la imagen
del Señor viva en él con fuerza primigenia, o esté gastada y pálida. Muchas objeciones contra Cristo
proceden sin duda, en último término, de que su figura no fulge en el espíritu de los creyentes ni to-
ca de manera viva sus corazones” (GUARDINI, R., La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, 235).
20 GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 67.
21 GUARDINI, R., La existencia del cristiano, BAC, Madrid 1987, 354.
366 R. FAYOS

Esta cercanía física y alejamiento espiritual en el que viven los


apóstoles es denunciada por el mismo Jesús en algunas ocasiones. Si
leemos con atención algunos pasajes evangélicos parece incluso que el
Señor se impacienta:
“Los signos de tal incomprensión se imponen continuamente al lector
atento, a lo largo de los relatos evangélicos, hasta llegar a pasajes en los
cuales la estrechez y lo absurdo de la manera de concebir de los discípu-
los aboca a lo grotesco, y Jesús mismo, como en un arranque de desespe-
ración, les dice: "¿Hasta cuando voy a tener que aguantaros?" (Mt 16, 5).
Además de esto, las mezquindades que hay entre ellos, las luchas por la
primacía y la estrechez de corazón para con los demás muestran qué po-
co comprenden de lo que en realidad se trata”.22

Guardini resume esta situación diciendo que los Apóstoles en los


Evangelios se encuentran frente al Señor. Sin embargo, en Pentecostés
cambia radicalmente esta situación. Si miramos con los ojos con los que
Guardini mira las escrituras, y examinamos el pasaje en el que Pedro
habla a la multitud, descubriremos que ya no se encuentra “frente a
Jesús”, que ni siquiera Pedro habla “de Jesús”. El primer Papa está
hablando desde Jesús.23 La relación con el Maestro se ha transformado,
ya no está frente a él, sino que Cristo está en Pedro y por ello habla des-
de Él. Esto es precisamente lo que Guardini denomina interioridad cris-
tiana,24 y con respecto al tema que nos ocupa, la figura de San Pablo,
nuestro autor afirma lo siguiente:
“El primero en hablar de forma decisiva acerca de la interioridad cristia-
na fue San Pablo. Subraya continuamente como elemento característico
el hecho de que Cristo "está en el creyente"; y, asimismo, como respues-
ta, que el creyente "está en Cristo"; por ejemplo, cuando dice: "Ya no
vivo yo (como ser subsistente en mí mismo), sino Cristo vive en mí"
(Gal. 2,20)”.25

__________
22
GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 354.
23 “Precisamente esto es lo que cambia. Si comparamos la manera como se comportan los
apóstoles después de la irrupción del Espíritu, cómo hacen frente a la muchedumbre excitada –que
sin duda era en buena parte la misma que influyeron en el desarrollo del proceso contra Jesús–, ad-
vertimos un cambio total en la actitud, una ausencia de temor que anteriormente no se percibe.
Cambia toda la forma de comportarse respecto a su maestro, y de verle y comprenderle. [...] En el
ámbito de los Evangelios están frente a su Maestro; la persona que habla en la alocución de Pedro
está íntimamente unida a Él. No habla a los oyentes acerca de Él, sino desde Él” (GUARDINI, R., La
existencia del cristiano, 355.)
24 “En el acontecimiento de Pentecostés se origina algo de importancia decisiva para la exis-

tencia redimida, a saber: la interioridad cristiana” (GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 358).
25 GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 359.
LA FIGURA DE SAN PABLO... 367

Es central, pues, la figura de San Pablo a la hora de explicar la in-


terioridad cristiana. Guardini llega a escribir:
“San Pablo experimentó esto de tal manera que le ha hecho profeta de es-
te misterio. El notó que algo actuaba allí, que hacía cognoscible a Cristo;
que lo arrastraba hacia el alma; que unía con El –por su raíz más honda–
la voluntad del hombre. El poder que realiza esto es el Espíritu Santo. Su
acción es la gracia. El Espíritu Santo hace que Cristo halle al creyente, y
el creyente a Cristo; pero que se hallen, no sólo en sentido gnoseológico
o volitivo, sino vital y óntico.
El mensaje del "en" cristiano es un eterno ritornello en Pablo”.26
Esta interioridad cristiana está muy ligada a la libertad cristiana,
pues consiste en una experiencia liberadora. Sería sumamente interesante
profundizar en la relación que se da entre ambos temas. ¿En qué medida
ese vivir en Cristo determina y condiciona la libertad humana? ¿Cristo se
superpone a mi yo humano? ¿Qué suerte de convivencia se da entre mi
ser personal y el de Cristo de tal modo que Éste vive en mí sin dejar de
ser yo mismo? Guardini aborda el tema de lleno respondiendo a estas
cuestiones. Entre multitud de textos donde trata estos interrogantes se-
leccionamos el siguiente párrafo:
“Esto no significa que en la existencia cristiana sea anulado el «yo» huma-
no y entre en su lugar Cristo; sino que, precisamente por vivir Cristo en mí
–y sólo por eso– me hago yo realmente yo-mismo –aquel yo-mismo que
Dios pensó al crearme– que con ello se despierta en mí la capacidad de po-
der ser verdadero principio, y decidirme por mí mismo y realizarme”.27

4. LA PERSONA CRISTIANA

La libertad cristiana y la interioridad cristiana, de las que Pablo es


ejemplo y paradigma, son elementos de la teoría cristiana del hombre
__________
26 GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 70.
27 GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 70. Guardini recurre también al pasaje de Cris-
to con la Samaritana (Juan 4,1-45) para explicar esta realidad. Especialmente el versículo 14, cuando
dice “...pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se
convertirá en él en un manantial, que brotará hasta la Vida Eterna”. Comentando esto Guardini es-
cribe: “La acción del Espíritu no es tal que lance sobre el hombre el raudal divino, haciendo perecer
en él su "yo"; sino que, por el suave desarrollarse del Espíritu, se abre en el hombre mismo una fuen-
te que es totalmente dada, totalmente fuente de la vida de Dios; pero que brota en el hombre y le
pertenece. [...] Así, el fenómeno de la libertad se interna en el de la gracia, pues gracia es justamente
aquello que Dios da; pero lo dado se hace propio del que lo recibe más profundamente que todo
cuanto le pertenece por su naturaleza primordial” (GUARDINI, R., Libertad, gracia y destino, 70-71).
368 R. FAYOS

que Guardini intentó esbozar con su obra intelectual. Quizás la síntesis


de todo cuanto hemos dicho la podemos encontrar en las reflexiones que
nuestro autor realiza en relación a la persona cristiana. Aquí, también
San Pablo es el modelo.
Como con otros temas,28 Guardini habla de la persona cristiana
partiendo primero de consideraciones de carácter filosófico. Tanto en
Mundo y persona29 como en La existencia del cristiano,30 distingue tres
niveles dentro de la estructura personal: la persona es Gestalt (configura-
ción), la persona es individualidad y la persona es personalidad. Escapa
al tema y fin de esta comunicación un desarrollo y explicación de cada
uno de estos estratos. En esta estructura descansa la persona, en ella se
da, en ella se encuentra, pero los elementos antes nombrados no la cons-
tituyen.31 Según Guardini “Persona es el ser conformado, interiorizado,
espiritual y creador, siempre que –con las limitaciones de que todavía
hablaremos– esté en sí mismo y disponga de sí mismo. "Persona" signi-
fica que en mi ser mismo no puedo, en último término, ser poseído. [...]
Persona significa que yo no puedo ser habitado por ningún otro, sino que
en relación conmigo estoy siempre sólo conmigo mismo; que no puedo
ser sustituido por otro, sino que soy único”.32
La persona no encuentra en sí misma su fundamento, sino en Dios,
que la crea de un modo distinto y distante al resto de las cosas. Mientras
las cosas surgen por mandato de Dios a la persona, explica Guardini, la
crea por la llamada.33 Con ello se inaugura un modo de relación con la
divinidad único en toda la creación. La persona, desde esta perspectiva,
no puede obviar esta relación, dado que, “mi persona no está conclusa en
lo humano, de tal suerte que pueda situar su Tú en Dios, o renunciar a
__________
28 Por ejemplo, es el caso del tema de la libertad cristiana. Cfr. GUARDINI, R., Libertad,

gracia y destino, 15-93.


29 Cfr. GUARDINI, R., Mundo y persona, 92-112.
30
GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 451-455.
31 “"Persona", en sentido propio, implica todo eso, pero es más que eso. La persona no es

posible si no hay un ser debidamente configurado; tampoco lo es donde no existe un ser individual
vivo; ni donde no hay una "personalidad", es decir, una interioridad y una relación con el mundo de-
terminadas por el espíritu; en resumen, si no se trata de un ser humano. Pero ella misma es algo dis-
tinto, algo lanzado hacia delante, arriesgado” (GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 455-456).
32 GUARDINI, R., La existencia del cristiano, 104.
33 “A la persona no la quiere crear de tal manera, porque ello carecería de sentido. La crea,

más bien, por un acto que sienta de antemano y fundamenta por ello su dignidad: por la llamada. Las
cosas surgen por el mandato de Dios; la persona por su llamada. Ésta, empero, significa que Dios
llama a la persona a ser su Tú, o, más exactamente, que Dios mismo se determina a ser el Tú del
hombre” (GUARDINI, R., Mundo y persona, 123).
LA FIGURA DE SAN PABLO... 369

ello o rechazarlo, y, sin embargo, seguir siendo persona. Mi ser-yo con-


siste, más bien, de modo esencial, en que Dios es mi Tú”.34
A partir de esta noción de persona que apenas hemos esbozado,
Guardini desarrolla su teoría sobre la persona cristiana, donde una vez
más, Pablo de Tarso es quien mejor la encarna. Guardini escribe:
“La esencia de la persona se encuentra, pues, en último término, en su re-
lación con Dios. La conciencia cristiana determina esta relación, no des-
de un encuentro religioso realizado en el espacio libre del mundo y de la
historia, sino desde la persona de Cristo. Las expresiones fundamentales
de la conciencia cristiana de la persona se encuentran en las Cartas de san
Pablo. San Pablo es el autor del Nuevo Testamento que ha experimenta-
do con mayor intensidad el tránsito a la existencia cristiana, y que, par-
tiendo de este tránsito, se ha planteado el problema de su esencia”.35
Llama la atención a Guardini en la figura y escritos de Pablo que
la existencia cristiana haya alcanzado en él plena madurez. Por ello, es
paradigma de libertad cristiana, es profeta de la interioridad cristiana y
encarnación de la persona cristiana. De algún modo, cada una de estas
realidades son análogas, pretenden decir lo mismo, es decir, explicar la
misma vida de Cristo en el creyente, que se manifiesta y se refleja desde
distintas perspectivas. Todas se apoyan en Gálatas 2,20. Los escritos de
Guardini sobre la persona cristiana repiensan este versículo, teniendo
presente la interioridad cristiana y la libertad cristiana de las que ya
hemos hablado.
La persona cristiana es la transformación que se da en la persona
humana a partir de la Redención y de la gracia. Esto, según Guardini, es
muy claro y evidente en los escritos paulinos:
“Según la concepción paulina, el todo humano, alma y cuerpo, espíritu y
materia, se convierte en material en el que expresa una nueva imagen
esencial no dada por la naturaleza. El hombre "natural" –San Pablo habla
del hombre "carnal", pero con ello no alude al cuerpo en oposición al
espíritu, sino al todo natural, cuerpo y alma, ambiente y obra, a diferen-
cia de lo que proviene de la gracia– es aprehendido por una nueva con-
formación esencial que quiere darle forma de la existencia santa: el
"Cristo en nosotros"”.36

Como acabamos de ver, Guardini subraya que en ningún caso


hombre carnal y hombre espiritual suponen la dicotomía alma y cuerpo.
__________
34 GUARDINI, R., Mundo y persona, 122.
35 GUARDINI, R., Mundo y persona, 124.
36 GUARDINI, R., Mundo y persona, 124.
370 R. FAYOS

Más bien, San Pablo se refiere con estas expresiones al hombre viejo con
toda su dimensión corporal y sus realizaciones espirituales, y al hombre
nuevo, que participa de una nueva vida en Cristo:
“Particularmente significativa es su distinción entre "espiritual" y "car-
nal", aplicada al ser humano (1Cor. 2). Con el término "espiritual" no se
refiere a lo que constituye el espíritu del hombre, en oposición a lo cor-
poral, ni a lo interior, en contraposición a lo exterior; más bien hace refe-
rencia al ser redimido, a la existencia renovada por el Espíritu Santo, en
contraposición al ser de antes, al no redimido. La totalidad del hombre, o
sea, cuerpo y alma, interior y exterior, necesidad de comer y beber, sin
excluir la ciencia, la música y los más alto grados de cultura, incluso la
conciencia y la ética y el amor humano, todo es "carne"”.37

La gestación, nacimiento y crecimiento del hombre espiritual en el


carnal implica un proceso. Romano Guardini siempre ha tenido claro que
la fe no se nos da como punto de llegada sino como punto de partida, no
como culminación, sino como tarea: “De ahí que el creyente no deberá
decir que es cristiano, sino que intenta llegar a serlo”.38 La maduración
de la persona cristiana es ilustrada por Guardini a partir de los textos de
San Pablo, especialmente de la carta a los Efesios. Pero quizás elemento
más original de nuestro autor se encuentra cuando aborda la madurez
cristiana. En la línea de Gálatas 2,20, Guardini explica que el cristiano es
aquel cuyo “yo” ha desaparecido en el de Cristo, surgiendo la mejor po-
sibilidad que hay en “él”:
“Pues, ¿Qué significa ser cristiano? La respuesta exhaustiva la ha dado
quizás San Pablo, al decir en la Epístola a lo Gálatas: "Vivo yo, pero ya
no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (2, 20). Y entonces uno continúa
así su pensamiento: "Y precisamente de ese modo es como empiezo a ser
yo mismo". ¿Ocurre eso en ti? ¿Puedes decir que has entrado en la inhabi-
tación viva, en la santa mente de Cristo, y que a partir de ahí has llegado
a ser tú mismo? No se necesita más que hacer esas preguntas para saber
en qué punto se está”.39

La persona cristiana en Guardini presenta otros aspectos que ilus-


tra también a partir de San Pablo pero que los límites de una comunica-
ción nos impiden abordar. En otros escritos nos hemos ocupado de cómo
alcanza la existencia cristiana su plenitud en Cristo, pues es Él, el Tú en
__________
37 GUARDINI, R., El Señor, 549.
38 GUARDINI, R., El Señor, 560.
39 GUARDINI, R., La sabiduría de los salmos en Meditaciones teológicas, Ed. Cristiandad,

Madrid 1965, 124-125.


LA FIGURA DE SAN PABLO... 371

sentido propio del Padre, y precisamente por ello, nosotros alcanzamos


en Él nuestra plenitud en la relación con el Padre.40 También hemos
abordado cómo vive Cristo en el creyente, que resulta a todas luces de
algún modo problemático, ya que ser persona es ser yo y no otro, y no es
fácil comprender qué quiere decir que una persona viva en otra. A ellos
nos remitimos en estos puntos.41

CONCLUSIÓN

Todo cuanto hemos dicho a lo largo de esta breve comunicación


podría resumirse en las siguientes palabras de Guardini: “El más lúcido
mensajero de la existencia cristiana es Pablo”;42 o en estas otras de San
Pablo: “ya no soy yo quien vivo es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).
Sin la figura de Pablo es imposible entender la antropología de
Romano Guardini. Más aún, si tenemos presente que, como confiesa él
mismo en algunos de sus escritos, su obra intelectual está encaminada en
parte a desarrollar una teoría cristiana del hombre. Teoría que nunca
llegó a culminar de manera sistemática, pero que podemos reconstruir a
partir de sus escritos. En ella se dan cita la filosofía y la teología. Guar-
dini se movió de manera natural y muy fecunda entre estas dos ciencias,
como señala Alfonso López Quintas,43 uno de los mejores conocedores
__________
40
“Tú, en sentido propio y definitivo, es el Padre. El que dice Tú en sentido propio al Padre
es el Hijo. Hacerse cristiano significa penetrar en la existencialidad de Cristo. El renacido dice "Tú"
al Padre, al participar en el decir Tú de Cristo. En un último y definitivo sentido no dice "Tú" a Cris-
to, no se sitúa ante él, sino que va con él, "lo sigue". Penetra con Cristo y realiza con él el encuentro.
Junto con Él dice al Padre Tú y de sí mismo "Yo". Con ello hace realidad las palabras del Señor, en
que éste se denomina a sí mismo "el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14, 6)” (GUARDINI, R., Mundo
y persona, 135-136).
41 Cfr. FAYOS, R., “La verdad del hombre frente al relativismo moderno en el pensamiento

de Romano Guardini”, en Actas VIII Congreso de Católicos y vida Pública. El desafío de ser hom-
bre, t. I, CEU Ed., Madrid 2007, 195-204; “Libertad y existencia cristiana (Breves reflexiones sobre
la libertad cristiana en Romano Guardini)”, en Actas del VII Congreso Católicos y Vida Pública.
Llamados a la libertad, t. 2, CEU Ed., Madrid 2006, 1093-1105.
42 GUARDINI, R., El Señor, 549.
43 “Esta posición puede interpretarse positivamente como fecunda, por participar de dos

fuentes de conocimiento mutuamente conectadas; pero también cabe verla negativamente como am-
bigua, indecisa, poco rigurosa, carente de un método bien delimitado. De hecho, ese campo interme-
dio fue visto por unos como un campo de juego común y, por tanto, como un campo de iluminación,
y por otros como una tierra de nadie, un lugar sin rutas propicio para toda suerte de aventurismo in-
telectual, propio sólo de aficionados. Para Guardini, sin embargo, este trabajo interdisciplinar re-
quiere, si ha de tener calidad una fuerte dosis de disciplina metódica” (LÓPEZ QUINTÁS, A., Romano
Guardini, maestro de vida, Palabra, Madrid 1998, 37-38).
372 R. FAYOS

de su obra en nuestro país. Si desde un punto de vista filosófico la antro-


pología guardiniana evoca a Scheler, Buber o Levinas, desde la perspec-
tiva teológica, el protagonista es San Pablo. Es cierto que los Evangelios
y el Apocalipsis están presentes. Pero las cartas de Pablo de Tarso son
claves para entender su teoría cristiana del hombre.
Concluimos de la mano de Pablo y de Guardini, con un magistral
texto que entiendo resume en siete líneas todo lo escrito en las catorce
páginas de esta comunicación:
“El hecho de que Cristo viva en él y hable a través de él es la esencia del
ministerio apostólico. Pero ahí radica también –prescindiendo del minis-
terio y de la misión–, el fundamento mismo de la existencia cristiana. Se
podría incluso decir que Pablo es el evangelista de esa existencia. Nadie
como él ha tenido tan profundo conocimiento de la naturaleza, excelencia
e incertidumbres de la vida cristiana. Y si le preguntamos por la razón y
origen de esa existencia, su respuesta es que Cristo vive en el cristiano”.44

__________
44 GUARDINI, R., El Señor, 563.

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