Las alteraciones neuropsiquiátricas agudas relacionadas al COVID-19 están muy bien
documentadas y principalmente, son el insomnio, la ansiedad, alteraciones de la concentración y la memoria, cambios en el estado de ánimo, confusión y alteraciones en el pensamiento. Las alteraciones más frecuentes de la función del cerebro después de la enfermedad, sin embargo, no eran muy bien conocidas. Ahora se sabe que los trastornos del sueño continúan siendo un problema inclusive después de la infección. La otra cosa bien documentada es la facilidad de los frecuentes cambios emocionales después de esta enfermedad. Muchos recuerdan vívidamente en forma repetitiva la situación traumática pasada durante la enfermedad y otra cosa menos descripta pero muy frecuente, son los malestares crónicos de dolores musculares difusos e inespecíficos, los síntomas depresivos, el sueño no reparador y los dolores de cabeza tipo migraña. También la dificultad de oler y la pérdida del gusto sufridas en la etapa aguda de la infección, pueden prolongarse a veces hasta 6 meses después. Las dificultades cognitivas de la función cerebral que pueden observarse en la etapa post- covid son: problemas con la buena organización del pensamiento, la concentración, memoria , lenguaje y las funciones llamadas ejecutivas del cerebro; que consisten en actividades mentales necesarias para planificar, organizar, guiar y evaluar el comportamiento necesario para alcanzar logros. Cabe de esperar por otro lado, que las alteraciones psiquiátricas tengan un repunte en el estado post-covid ; especialmente, la ansiedad , depresión , trastornos del sueño y el síndrome del estrés postraumático. En esta fase posterior a la infección aguda, vemos también los impactos en las familias de personas fallecidas con duelos a veces anormales y difíciles. Desde luego, las consecuencias de esta pandemia aún pueden ser múltiples y significativas en el área de la salud cerebral pero sus efectos sobre la psiquis indudablemente van a ser profundas. Tiene el potencial de exacerbar enfermedades ya existentes o de precipitar el comienzo de nuevas enfermedades mentales. Está muy bien que tomemos todas las precauciones para protegernos de esta infección virósica, pero también existen medidas para reducir el estrés y el miedo asociados con el riesgo de tener COVID-19. Esto es importante inclusive para los trabajadores de la salud y una de las recomendaciones que quisiera enfatizar para todos son las dietas saludables, actividades físicas regulares; así como el sueño adecuado y suficiente. Finalmente, les pido que tomen un descanso de los medios como los noticieros de televisión porque la exposición constante y repetitiva a las imágenes visuales de situaciones desastrosas pueden volverse cada vez más estresantes y perjudiciales para la salud del cerebro. Es importante mantenerse bien informado, pero los rumores e informaciones falsas a través de los medios, es como echar leña al fuego de la ansiedad y el miedo ya existentes entre nosotros.
*Médico Especialista Diplomado del Board Americano de Psiquiatría y Neurología
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