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¿DÓNDE ESTAN LAS ALMAS DE LOS MUERTOS?

La pregunta anterior, es el título de un artículo de autor desconocido, que pretende dar respuesta a la inquietud de
muchas personas respecto al lugar donde se encuentran seres amados que han muerto. Es oportuno aclarar que no
pretendo comenzar una diatriba sobre el tema en cuestión, sino aclarar los errores que el artículo de marras
presenta, posiblemente por sincero desconocimiento del tema o por la aceptación de enseñanzas erróneas. Hay dos
principios fundamentales que deben ser tomados en cuenta para la correcta enseñanza de cualquier tema de base
bíblica, y estos son:
1.- Ningún texto de las Sagradas Escrituras, debe ser interpretado separado del contexto de toda la porción, toda
vez que mayormente por las dificultades de traducción de los textos antiguos a nuestro idioma, podrían aparecer
porciones similares en lugares distintos de la Biblia, pero que tienen sentidos distintos dependiendo de toda la
materia que el contexto trata. La Palabra de Dios se explica a sí misma.
2.- El mismo Señor Jesús advirtió, que en los últimos tiempos, se levantarían falsos profetas para engañar a las
personas (Mt.24:11). Esta enseñanza fue corroborada por los Apóstoles Pablo (1 Tim.4:1) y Pedro (2 P.2:1). Este
segundo principio es tan importante, que nos mueve a aclarar prontamente cualquier error para resguardo de la
doctrina y de los creyentes.

No hay objeciones importantes al enunciado del escrito que tenemos en mente, pero si en el aparte titulado ¿QUÉ
ENSEÑA LA BIBLIA? Y de seguido nos proponemos aclarar lo que las Escrituras dicen:
1.- En la referencia de 2 Pedro 1:14-15, equivocadamente el escritor dice que Pedro detalló que la muerte se da en
dos etapas, tomando como base que él hablo de abandonar el cuerpo y de mi partida. Debemos destacar que el
apóstol no habló de tales etapas; las dos expresiones usadas están refiriéndose al mismo evento, y podríamos
parafrasearlo de la manera siguiente: sé que en breve debo morir como me lo declaró el Señor; por eso estoy
tratando de enseñarlos para que cuando eso ocurra ustedes recuerden bien todo .
¿HACIA DONDE PARTIAN LAS ALMAS ANTES DE LA RESURRECCION DE CRISTO? La referencia a Juan 3:13,
nada tiene que ver con el tema en cuestión; es un error derivado de sacar un texto de su contexto. El Señor estaba
hablando con un maestro de Israel, Nicodemo, enseñándole las verdades del Evangelio; lo concerniente a la
necesidad de nacer de nuevo. Nicodemo no lo entendía, pero tenía convicción que el Señor había venido de parte de
Dios a causa de las señales y prodigios que Él hacía. El Señor entonces le refirió una porción profética del libro de
Proverbios, que sin duda sería conocida por Nicodemo: “ ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los
vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su
nombre, y el nombre de su hijo, si sabes? (Pr.30:4) ”. Esa porción señalaban al Mesías, el Cristo que había de venir y
que en ese momento estaba hablándole a Nicodemo. De inmediato el Señor hizo un paralelismo entre lo que hizo
Moisés con la serpiente y lo que Dios el Padre haría con Su propio Hijo, para ilustrar el mensaje del Evangelio y
afirmar que la profecía del Proverbio estaba señalándole a Él como el Cristo.
Luego el que escribió hace una serie de comentarios que son interpretaciones sesgadas de las Escrituras:
¿Todas las almas iban al centro o corazón de la tierra? En la referencia de Mateo 12:40, el Señor simplemente
estaba indicando que Él debía morir y permanecer en el sepulcro por tres días. La expresión en el corazón de la
tierra solo se refiere a un sepulcro, y notemos que el Señor no estaba hablando de Su alma sino de Su cuerpo. La
expresión del Salmo 46:2 habla de la profundidad del mar, es decir, no era algo superficial, pero repito que el Señor
estaba hablando de Su cuerpo, y las mismas Escrituras indican que el cuerpo del Señor fue puesto en un sepulcro en
una peña, a flor de tierra. El uso de esa expresión en el salmo, es un recurso literario y poético que no establece un
lugar determinado, sino una idea de lejanía de la posición original de los montes al lugar donde serían lanzados.
La siguiente afirmación no tiene sentido alguno; puesto que tanto el lugar de consuelo como el lugar de tormento, no
son lugares físicos y no están EN NINGÚN LUGAR DE LA TIERRA. En el relato verídico de Lucas 16:19-31, se nos
habla de tres lugares a saber: el seno de Abraham; que para los antiguos Hebreos, era un sitio de reposo y consuelo
para las almas de los salvados, los que creían a Dios y obedecían Su Palabra. La sepultura o el cementerio, que era
un lugar donde se depositaba el cuerpo muerto y era cubierto o enterrado. El Hades, que para aquellos antiguos era
un lugar temporal de castigo para los infieles. Debo hacer un paréntesis para aclarar algo relativo al Hades. El

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término Hades es el equivalente griego de la palabra hebrea Seól del A.T. El señor W. Vine, nos enseña que el
nombre Hades (jades) era la región de los espíritus muertos perdidos; pero incluyendo los de los muertos
bienaventurados en los tiempos anteriores a la ascensión de Cristo. Esto es lo que se puede ver en la porción de
Lucas 16. La diferencia es que en lugar de los muertos existía un sitio de tormento y otro de consuelo.
La referencia de Lucas 20:38 está de nuevo interpretada fuera de contexto. La porción desde el verso 34 hasta el
38, fue citada por el Señor como respuesta a los saduceos, que eran de una secta que negaba la realidad de la
resurrección. El Señor cita el pasaje del encuentro de Moisés con Dios en Horeb, para señalar que los creyentes de
todos los tiempos, como era el caso de Abraham, Isaac y Jacob, ya muertos, serían resucitados en el día postrero y
por eso afirma que para Él todos (los creyentes) viven.
Otro error de interpretación se encuentra en la afirmación hecha con referencia a 1 Pedro 3:18-20. Dice la
Escritura que Cristo fue vivificado en espíritu, que es una clarísima referencia al Espíritu Santo, puesto que fue por
el Espíritu de Dios que fue vivificado o resucitado. Sabemos que el espíritu de Cristo fue encomendado a las manos
del Padre (Lc.23:46), y no se puede decir que la expresión “en espíritu” se refiera al espíritu humano de Cristo
porque no es por el espíritu humano que el cuerpo puede ser resucitado, y el mismo Señor afirmó que “El Espíritu es
el que da vida (Jn.6:63)”, y es la misma afirmación de Ro.8:11 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los
muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Dejando claro lo concerniente al Espíritu que resucitó a
Cristo, podemos entender que en ese Espíritu fue que Cristo fue en los días de Noé y a través de Noé, a las almas
de aquellos que por largo tiempo escucharon a aquél pregonero de justicia (2 P.2:5) y se mantuvieron indiferentes y
murieron y se perdieron. La predicación fue entonces llevada a cabo por Noé en el poder del E.S. mientras aquellos
hombres vivían, pero decir que el Señor fue al Hades a proclamarse como el Mesías, NO TIENE NINGÚN
SUSTENTO BÍBLICO. Debemos insistir que el llamado Seno de Abraham no estaba en el centro del planeta. La
referencia de Efesios 4:8 nuevamente es sacada de contexto para explicar lo que no tiene explicación. La costumbre
de los guerreros de aquellos días una vez terminada una batalla, los vencedores llevaban en cautiverio a los vencidos
y los despojaban de todas sus pertenencias; las capacidades que Dios había concedido al primer hombre para
concebirlo a Él en toda Su majestad y hermosura, así como el poder interpretar la voluntad de Dios y enseñarla a
otros, por causa del pecado estaban en poder de Satanás. Pues allí en Efesios, divinamente inspirado, el apóstol
Pablo nos enseña que el Señor venció a Satanás en el calvario (He.2:14-15), y libró a los que estábamos esclavizados
por ese perverso ser a través del pecado, y lo despojó de esos dones (capacidades) robados y los devolvió a los
creyentes en Él, como cita en el contexto del v.11 al 16.
Otra expresión que debe ser corregida es la palabra infierno, que es usada para describir el lugar donde están las
almas perdidas esperando la resurrección y el Gran Trono Blanco. La palabra infierno es traducción del término
Hebreo Ge-Hinnom (el Valle de Tofet o Valle de los hijos de Hinnom, al sur de Jerusalén) y es usada en las
Escrituras para hablar no del Hades, sino del Lago de Fuego o sitio final de tormento de los pecadores. Otra vez se
usa una porción del Salmo 63 para señalar la ubicación del lugar de tormento. No es una tumba superficial pero
tampoco está en las entrañas de la tierra. Es interesante notar lo que dice Eclesiastés 3:21, “¿Quién sabe que el
espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?”. El espíritu
de los hombres sube arriba, ya nos señalaba en tiempos tan antiguos, que no era en el centro de la tierra donde
estaba el Hades ni el Seno de Abraham. Son figuras retóricas que ilustran verdades espirituales.
Finalmente una observación más: la expresión dormir es usada por el apóstol Pablo en 1 Co.15:51/1 Ts.4:13-15 para
señalar a los que han muerto siendo creyentes en Cristo; análogamente Isaías 57:2 se refiere a los santos que
mueren, como “descansando en sus lechos”, es decir, durmiendo. No es entonces un hebraísmo para referirse a un
cadáver, sino una expresión de consuelo para los creyentes vivos, que sus familiares que han partido “duermen”
porque un día “despertarán” para ir con Cristo en cuerpo y alma al cielo. Los cuerpos dejan de existir, se convierten
en polvo (Gn.3:19/Job 19:25-26/Ecl.3:20) pero el día de la venida de Cristo por Su Iglesia, todos los muertos en
Cristo resucitarán.

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