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El dibujo en las investigaciones forenses

sobre niños víctimas de abuso sexual1

Marcia Sue Cohen-Liebman

Las investigaciones forenses requieren de una metodología precisa y


definida, tanto en relación al proceso como al procedimiento. La teoría y la
práctica del arte terapia se han incorporado a las investigaciones forenses estos
últimos años. (Cohen-Liebman 1994, 1997, 2002; Gussak y Cohen-Liebman,
2001). Esta integración nació gracias a que los terapeutas de arte demostraron el
valor del Arte Terapia para aquellos que deben evaluar una petición legal (Smart,
1986), a la vez que éste ha probado ser notoriamente confiable en el contexto
forense. Los terapeutas de arte participan como expertos en el ámbito forense y
presentan material de evidencia, en forma de dibujos, ante tribunales civiles y
criminales (Cohen-liebman, 1994; Levik, Safran y Levine, 1990; Lyons, 1993,
Reckert, 1996). Por lo demás, el dibujo es admitido como evidencia en juicios de
abuso sexual infantil (Malchiodi, 1990). Las ventajas intrínsecas del dibujo en las
entrevistas indagatorias de niños son un tema de reciente exploración (Cohen-
Liebman, 1999, 2002), así como la utilidad del dibujo como material judicial
(Cohen-Liebman, 1995, 2002).

Investigaciones forenses

Las investigaciones forenses son esfuerzos indagatorios que merecen una


búsqueda cuidadosa y rigurosa. Las evaluaciones forenses son muy diferentes a
las evaluaciones propias de la salud mental. Los procedimientos sustentan una
orientación psico-legal y son dictaminados por una práctica restringida. Los
investigadores forenses adhieren a estándares específicos cuando éstos facilitan
el proceso investigativo. Las conclusiones de los estudios empíricos guían e
informan la práctica de la entrevista forense (Reed, 1996).

Algunas organizaciones nacionales han publicado pautas para la


evaluación de niños presuntamente abusados (Academia Norteamericana de
Psiquiatría Infantojuvenil, 1990; Sociedad Profesional Norteamericana para
Niños Víctimas de Abuso Sexual, 1990). El componente central de una
investigación sobre abuso sexual infantil es la entrevista a la presunta víctima,
por un entrevistador calificado, especialista en niños o un oficial judicial.
Frecuentemente, las entrevistas de este tipo se realizan en centros

1
Traducción libre de Capella, C., Escala. C. y Núñez, L., docentes Curso de Actualización de Post título Intervención
Psicoterapéutica con niños y niñas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Profundización en el uso de técnicas
(curso impartido en el mes de Enero del año 2009 en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile).
Texto original: COHEN-LIEBMAN, M.S. (2003). Drawings in forensic investigations of child sexual abuse. En:
MALCHIODI, C. (ED). Handbook of art therapy. New York: The Guilford press.
multidisciplinarios, que promueven la colaboración entre organismos y la
cooperación de equipos, en un esfuerzo para evitar la multiplicación de
entrevistas, al mismo tiempo que optimizar la información entregada por el niño
(Cohen-Liebman, 1999, Davies y otros, 1996; Sheppard y Zangrillo, 1996;
Sorenson, Bottoms y Perona, 1997). Las entrevistas indagatorias, a menudo,
deben seguir una pauta; sin embargo, las distintas comunidades suscriben
pautas o protocolos diferentes para la entrevista (Bourg y otros, 1999; Carnes,
Wilson y Nelson Gardell, 1999; Davies y otros, 1996; Myers, 1998; Poole y Lamb,
1998; Reed, 1996; Sorenson y otros, 1997; Juille, Hunter, Joffe y Zaparniuk,
1993). Algún componente de las pautas puede variar, sin embargo el contenido es
equivalente, no sólo dentro del país sino también en el extranjero (Cheung, 1997;
Cohen-Liebman, 1999; Davies y otros, 1996; Monteleone, 1996; Poole y Lamb,
1998). En los últimos años, se han realizado estudios sobre las técnicas de
entrevista, como también de una mejor metodología para las entrevistas
indagatorias.

Un procedimiento civil, como la custodia de los hijos, puede requerir de la


pericia de los evaluadores forenses, encargados por el tribunal de realizar una
evaluación neutral y objetiva. El proceso puede incluir a los padres (o
guardadores) y al niño (niños) motivo del litigio. El objetivo de un proceso
ordenado por el tribunal es ayudar a los miembros del tribunal en la toma de
decisiones, entregando información objetiva y opiniones fundadas (Academia N.
A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990). El experto está encargado, esencialmente,
de la tarea de explicar los descubrimientos conductuales y psicológicos obtenidos,
en un lenguaje que sea apropiado para el tribunal y provechoso en el proceso de
toma de decisiones. Es necesario que el profesional tenga una formación
especializada, como también esté familiarizado con las leyes del estado
(Asociación N.A. de Psicología, 1994).

Arte Terapia forense

El arte terapia forense se está convirtiendo en una especialización dentro


del Arte Terapia, al extender la aplicación práctica de su campo más allá del
tradicional ámbito de la evaluación y el tratamiento (Cohen-Liebman, 1997). El
arte terapia forense integra la práctica y la teoría del arte terapia en un contexto
legal, con el procedimiento y el protocolo forense clásicos. Se usa para la
investigación de los hechos y está, más bien, en el orden de la investigación que
en el de la intervención (Cohen-Liebman, 1997, 2002; Gussak y Cohen-Liebman,
2001). El arte terapia forense usa la expresión creativa en la obtención de
información pertinente, con propósitos de búsqueda de datos e investigación;
también ayuda a la solución de materias legales que se encuentran en litigio
(Gussak y Cohen-Liebman, 2001).

El arte terapia forense se practica en un escenario no tradicional, fuera de


los parámetros de la práctica clínica. Los clientes son derivados por un sistema
que se encuentra involucrado en una disputa legal, o interesado en una función
judicial o de investigación, tales como: hacer cumplir la ley, seguimiento de una
causa criminal, protección al menor. Tales clientes, a menudo, no vienen en
forma voluntaria, generalmente, los envía el tribunal o un organismo de
investigación para participar en una entrevista o evaluación. El arte terapia
forense es diferente al arte terapia practicado en un setting forense (cárcel o
centro de detención) (Cohen-Liebman y Gussak, 1998; Gussak y Cohen-liebman,
2001), pero debido al alcance de este capítulo, no trataremos estas diferencias.

El terapeuta en arte no asume el rol de defensor o acusador, más bien, se


mantiene en una posición neutral y objetiva. El proceso y la información
resultantes se comunican a un equipo investigador y las conclusiones pueden ser
presentadas ante el tribunal, con el testimonio del terapeuta el cual debe poseer
conocimiento de los principios legales, de la jurisprudencia y de temas éticos.

Procedimientos clínicos versus procedimientos forenses

Existen diferencias claras entre el enfoque clínico y el investigativo para


entrevistar a niños, en relación al abuso sexual. El objetivo en una evaluación
clínica de abuso infantil es, según la pauta de la Academia N. A. de Psiquiatría
Infantojuvenil (1990), determinar si el abuso se llevó a cabo y si el niño necesita
protección y/o tratamiento médico o psicológico; en una evaluación de presunto
abuso, el investigador se propone recoger información de un modo no
amenazante para el niño, reduciendo el peligro del trauma secundario que podría
producirse debido a la intervención del sistema.

Por el contrario, un proceso forense se enfrenta a temas legales y obtiene


información para apoyar las resoluciones legales (Haralambie, 1999; Mandarino y
Cohen, 1992). Un objetivo importante en una entrevista forense es obtener
información para determinar si el abuso tuvo lugar (Reed, 1996); así mismo,
obtener información de un modo objetivo, que sea sensible a la etapa de
desarrollo del niño y que sea comprensiva y legalmente defendible (Cohen-
Liebman, 1999; Davies y otros, 1996). Otros objetivos adicionales de la entrevista,
incluyen la corroboración de los datos recogidos, la exploración de hipótesis
alternativas y la evaluación de sugestibilidad, credibilidad y competencia. Ésta se
define como la habilidad del niño para testificar ante el tribunal de manera
confiable y significativa, en tanto que la credibilidad se refiere a la exactitud y
veracidad del niño (Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1997).

En un proceso forense el entrevistador adopta una actitud neutral y se


esfuerza por evitar cualquier sesgo. Él se constituye en un defensor de los hechos
y un buscador de la verdad. Es obligatoria la observancia del procedimiento
forense prescrito para que el proceso sea legalmente defendible ante el tribunal.

Por el contrario, una relación terapéutica no es neutral y se basa en la


respuesta empática del terapeuta, por lo cual se aceptan las consideraciones
generales y las interpretaciones subjetivas; la manera como se recolectan los
datos no constituye parte esencial del proceso. En un proceso clínico, la idea
general de abuso sexual es suficiente, mientras que en uno forense los
pormenores son fundamentales (Raskin y Esplin, 1991). En un contexto forense,
la tarea es recoger información y discernir la verdad a través de la adquisición de
material objetivo, mientras que en el clínico, generalmente, se proporciona apoyo
y se interviene una vez que el proceso investigativo está completo. La validación
de pensamientos y sentimientos es parte esencial de un proceso clínico. Al
contrario, el proceso forense se basa en la objetividad, la investigación de los
hechos y la búsqueda de la verdad. La práctica forense se rige por acciones éticas
y legales que abarcan la recolección y preservación de los datos.

El dibujo y la investigación forense

Los dibujos pueden ayudar al entrevistador a lograr muchos de los


objetivos asociados al proceso indagatorio. Se ha comprobado que el dibujo
mejora e incrementa la productividad del proceso de entrevista (Farley, 1987). La
experiencia del niño puede expresarse a través del dibujo, que, posteriormente,
servirá como material de evidencia (eventualmente) (Burgers, Hartman, Nolbert y
Grant, 1987; Cohen-Liebman, 1995; Gussak y Cohen-Liebman, 2001). La
información obtenida a través del dibujo puede ayudar al equipo investigador en
la determinación de medidas e intervenciones adicionales.

Se considera al dibujo como una evidencia científica original y, en algunas


jurisdicciones, se le somete a un examen especial de admisibilidad (Cohen-
Liebman, 1994). Se ha reconocido al dibujo como apoyo auxiliar para los
entrevistadores (Poole y Lamb, 1998) y como medio para obtener información en
relación a acusaciones de abuso sexual (Schecky y Green, 1988). Los
entrevistadores consideran el dibujo de la figura humana de gran utilidad para
obtener información de los niños (Haralambie, 1999). Los niños pueden carecer
de habilidades cognitivas o verbales para expresar sus experiencias de abuso,
también pueden sentirse muy perturbados o avergonzados para hablar del
abuso. Estudios de investigación (Kelley, 1984) indican que, a menudo, niños
que se mostraron reticentes a describir sus experiencias se vuelven más abiertos
a hablar del abuso después de dibujarlo. En ocasiones, un niño puede querer
“mostrar” más que “decir” lo sucedido. La representación puede ampliar la
revelación y señalar elementos adicionales a explorar.

Faller (1996) señala que existen numerosos autores que ofrecen


sugerencias sobre tareas específicas de dibujo, las que ayudan a encontrar
información sobre el abuso sexual. El protocolo de la Academia N. A. de
Psiquiatría Infantojuvenil (1997) plantea que la utilidad de los dibujos reside en
la información y los sentimientos que entregan, además de mostrar ciertas
características que pueden dar indicios de abuso sexual; por otra parte, se
señala que los dibujos son útiles en la evaluación forense. La Sociedad
Profesional N. A. de abuso sexual infantil (1990) aconseja el uso del dibujo en la
evaluación psicosocial de abuso sexual y entrega sugerencias para la realización
de dibujos en una evaluación forense. Conte, Sorenson, Fogarty y Dalla Rosa’s
(1991) consideran valorar el uso del dibujo libre o no dirigido en la evaluación del
abuso sexual basado en un 87% de respuestas positivas. A menudo se menciona
que los dibujos son valiosos en el desarrollo de la relación de comunicación
(Bourg y otros, 1999; Davies y otros, 1996; Friedrick, 1990). Haugaard y
Reppucci (1989) sostienen que la escena de un abuso representada en el dibujo
de un niño disminuye la posibilidad de alguna influencia externa. También se
emplea el dibujo espontáneo en la práctica clínica (Cohen-Liebman, 1995;
Fuller1996; Friedrick, 1990; Schetky y Green, 1988).
Frecuentemente, se consideran equivalentes el uso del dibujo y de la
muñeca anatómica. Alguna investigación ha reconocido que estos elementos de
apoyo son menos sugerentes y más útiles cuando se los emplea con el objetivo de
“demostrar” y “recordar”, una vez que el niño hizo la revelación verbal (Sociedad
Profesional N.A. para el abuso sexual infantil, 1999). Igualmente, se emplean con
el niño dibujos y muñecas en la conversación y demostración sobres partes del
cuerpo. (Bourg y otros, 1999; Davies y otros, 1996). Bourg y otros (1999) se
refieren al uso de muñecas y otros medios como ayuda al niño para comprender
los conceptos forenses, ya que, a menudo, es más fácil para el niño demostrar
que “comprende” antes que dar una explicación verbal.

Muchos autores coinciden en que hay que ser cuidadosos en la


interpretación de los dibujos (Academia N. A. de Psiquiatría Infantojuvenil, 1990;
Burges y Hartman, 1993; Cohen-Liebman, 1995, 1999; Farley, 1987; Friedrick,
1990; Hibbard, Royhmann y Hoekelman, 1987; Malchiodi, 1998; Schelky y
Benedek, 1992; Sorenson y otros, 1997). Se recomienda a los entrevistadores no
interpretar o sobre-interpretar los dibujos, en un afán de determinar la
probabilidad del abuso sexual.

Ventajas del dibujo en las investigaciones forenses

El dibujo ofrece ventajas significativas en el contexto forense:

1. Como herramienta para la entrevista, se emplea el dibujo en su calidad de


apoyo para la investigación de una materia legal.
2. En su calidad de elemento incriminatorio, el dibujo proporciona
información de contexto, que puede contribuir tanto a la determinación del
delito como a la investigación de nuevas áreas a investigar.
3. El dibujo como material judicial, provee de elementos de evidencia
admisibles en un proceso judicial (Cohen-Liebman, 2002; Gussak y Cohen-
Liebman, 2001).

El dibujo como herramienta de entrevista

Se consideran herramientas de entrevistas: utensilios, materiales, medios


de comunicación, herramientas. Entre ellas podemos señalar: juego libre, dibujos
(libre o no dirigido y anatómico), muñecas anatómicas. Los pros y los contras
relacionados con el uso de herramientas en la entrevista se han definido desde
diferentes perspectivas y, generalmente, se les ha atribuido una importancia
secundaria en el campo de las entrevistas forenses. Myers (1998) consigna que
durante las entrevistas indagatorias y los testimonios ante el tribunal, se usan
objetos para ayudar a los niños a describir los acontecimientos.
EL dibujo y el material del dibujo como herramientas de la entrevista o
implementos de investigación, pueden facilitar el desarrollo de la relación y la
confianza entre el niño y el entrevistador. A menudo, se selecciona con
anticipación una variedad de elementos, presentando al niño diversidad de
materiales donde él podrá elegir. Los implementos de arte son cercanos al niño y
su habilidad para seleccionar por sí mismo los materiales produce en él una
sensación de empoderamiento. Estas herramientas pueden servir de estímulo,
tanto para el niño como para el entrevistador, en la exploración del material
manifiesto o latente. El material que aparece inicialmente en el dibujo, puede
servir de catalizador para una eventual revelación y proporcionar detalles que
pueden ser primordiales en la investigación. Los dibujos suelen estimular o
enfocar la conversación, dar forma al proceso y utilizarse para explorar
determinados temas.

Cohen-liebman (1999, 2002) ha extendido la noción del dibujo como


herramienta de entrevista, explorando el papel desempeñado por los dibujos en
un proceso indagatorio. La inclusión del dibujo en el formato de una entrevista
investigativa se estudió en conjunto con la Pauta de Entrevista Común (P.E.C)
desarrollada por Cohen-Liebman para los especialistas que investigan casos de
niños víctimas de abuso sexual, en la ciudad de Filadelfia (Cohen-liebman, 1999,
2002). La autora identificó beneficios intrínsecos al uso del dibujo en el formato
de investigación, como así mismo las ventajas inherentes al niño, al equipo y al
proceso. Los dibujos integrados a las etapas de la P.E.C. contribuyen al logro de
objetivos y metas específicos. Se demostró que los dibujos complementan las
cinco etapas de la P.E.C.: Construcción del rapport, Evaluación de la Etapa de
Desarrollo, Identificación Anatómica, Descubrimiento de los hechos y Cierre.

Sin importar la forma como los dibujos sean incluidos como herramientas
en la entrevista, la verbalización del niño es esencial. Muchos autores sostienen
que el niño usa la descripción verbal con el propósito de aclarar y explicar algún
punto de vista supuesto por el entrevistador (Farley, 1987; Sorenson y otros,
1997). Bourg y otros (1999) afirman que la comunicación a través de
herramientas no puede sustituir a la declaración, pero sí prestar ayuda cuando
la verbalización del niño se encuentra limitada; se puede pedir a los niños que
expliquen el tema contenido en el dibujo o que indiquen qué sucedió después.

El dibujo como herramienta de entrevista ayuda a seleccionar información


para comprender el nivel de desarrollo del niño en los aspectos afectivo, cognitivo
y social. Dicha información ayuda al entrevistador a enfrentar las necesidades del
niño, al mismo tiempo que cumple con la práctica forense. Los componentes
esenciales del proceso de la entrevista son la sugestibilidad y la confiabilidad y
pueden tratarse y aclararse a través de la representación del propio niño.

El dibujo es valioso como herramienta en la identificación anatómica de las


partes sexuales y no sexuales del cuerpo. A algunos niños les cuesta identificar
los órganos sexuales en una demostración directa sobre su cuerpo, al hacerles
esta petición se podría provocar estrés o una reacción traumática. El uso de un
dibujo o diagrama generado por el niño, permite filtrar la ansiedad y el estrés, al
mismo tiempo que se logra un registro objetivo, que es a la vez concreto y
permanente.
Estudio de caso

Un niño de seis años fue entrevistado por la presunción de abuso sexual de


parte de un joven de 19 años. El niño presentaba dificultades de lenguaje y
mostraba un posible tic o algún problema neurológico, por lo que se derivó a una
nueva evaluación. Durante la entrevista, en forma espontánea, realizó un dibujo,
diciendo que se trataba de un extraño. Se empleó este dibujo para la
identificación anatómica. En la figura, identificó tanto las partes sexuales como
las no sexuales. Al preguntársele si él tenía partes semejantes, dijo que tenía dos
partes privadas, realizando una segunda figura con una oreja de mono,
señalando que este era él mismo. Identificó las nalgas usando un marcador.
Finalmente, dibujó una tercera figura a quien designó como su madre. A pesar de
no manejar vocabulario para las partes privadas, señaló que las niñas (su madre)
tenían una parte diferente a los niños

FIG.13.1 Dibujo de un niño de 6 años abusado por un joven de 19 años


En este caso, los dibujos espontáneos sirven a múltiples propósitos;
permiten evaluar, por ejemplo, el nivel de desarrollo según etapa, el desarrollo de
habilidades según la edad, como también para establecer rapport, sirviendo, a la
vez, para realizar la identificación anatómica, que, en este caso, fue “dirigida” por
el cliente espontáneamente. Por otra parte, el dibujo permite una posterior
exploración de temas relacionados con las imputaciones. A través del dibujo, el
niño fue capaz de expresar lo que el imputado le hizo, se refirió también al uso de
la fuerza y confirmó su declaración verbal señalando en el dibujo “el trasero”.

El dibujo como elemento incriminatorio

Los recursos forenses o incriminatorios son detalles o elementos de un


acontecimiento que pueden contribuir a la determinación de los cargos
(tipificación del delito). Dichos elementos se identifican como: amenazas,
sobornos, recompensas, coerción, presión, daño físico, intimidación, fuerza,
armas, rapto, pornografía, objetos sexuales, medios de comunicación como
televisión, cable, videos, mapas (diagrama de la escena o acontecimiento),
participantes adicionales, víctimas adicionales. Estos elementos pueden ser
esenciales para obtener y proveer las bases de una orden de registro, junto a las
descripciones verbales.

Las pruebas o elementos incriminatorios pueden surgir del contenido del


dibujo, en el cual los niños expresan una representación de su experiencia de
abuso, mostrando distintos elementos que intervinieron, como así mismo el
contexto y la situación en que se produjo el acontecimiento; lo señalado podría
conducir a una investigación adicional y, eventualmente, a una acción legal. La
información obtenida a través de una representación gráfica puede influir en la
presentación de cargos, junto con la declaración verbal que da crédito a la
representación o en la cual el dibujo corrobora una declaración oral.

FIGURA 13.2: Ejemplo de elementos o pruebas incriminatorias


Dibujo de una niña de seis años del lugar donde se produjo el abuso (un bus
escolar).

La figura 13.2 en un ejemplo de dibujo que entrega material sobre la


ubicación y sobre el contexto del abuso: la niña pretende representar su
experiencia de abuso, ocurrida en un bus escolar. El dibujo no sólo nos muestra
el sitio del suceso, sino también entrega información sobre la actuación del
agresor, un estudiante mayor, que la llevó a un asiento trasero donde cometió el
abuso y luego la devolvió a su asiento, ubicado muy cerca del conductor del bus.
Las asociaciones verbales de la niña entregaron información adicional que, en
conjunto con el dibujo, sostuvieron la acusación. Por último, el dibujo entregó un
mapa o diagrama del escenario.

Los dibujos de revelación se caracterizan, según Cohen-liebman (1999), por


incluir información significativa de mucha importancia, en relación a la
experiencia de abuso sufrida por el niño y puede sustentar las acusaciones. Estos
dibujos pueden apoyar y ampliar un relato oral y, de este modo, potenciar la
confirmación de los hechos.

FIGURA 13.3: Ejemplo de elementos de prueba (incriminatorios)

Dibujo que representa el abuso sexual de una niña de 7 años.

La figura 13.3. es un dibujo de revelación, realizado por una niña de 7


años. Las líneas de unión sirvieron a la niña, de un modo egosintónico, para
comunicar los diversos abusos cometidos en su contra.
El dibujo como material judicial

Se ha reconocido al dibujo como material de evidencia. Una muestra


representativa, tomada de varias disciplinas, plantea la viabilidad del dibujo
como material de apoyo judicial y como soporte para facilitar el testimonio
(Burges y otros, 1987; Cohen-Liebman, 1995; Farley, 1987; Malchiodi, 1990;
Veltkamp y Miller, 1984). En algunos estados existen leyes que, específicamente,
facilitan el uso del dibujo para apoyar el testimonio del niño, a discreción del
tribunal (Halambie, 1998). La identificación que hace el niño de elementos
pictóricos señala al dibujo como una pieza de evidencia, la cual es legal y
clínicamente convincente, haciéndola a la vez admisible ante el tribunal (Fuller,
1993).

En calidad de material judicial, los dibujos pueden provocar una profunda


e intensa impresión, tanto en el juez como en el jurado. Al ser generados por el
niño, los dibujos ofrecen una confirmación objetiva y congruente a su período
evolutivo, a la vez que reflejan su experiencia. A menudo la reacción emocional y
el nivel de traumatización se ven reflejados en el dibujo. Tanto en conjunto como
por separado, el material objetivo y la respuesta emocional pueden generar un
impacto significativo durante el juicio.

Si un proceso de investigación conduce a una audiencia judicial, el


entrevistador puede ser citado ante el tribunal para presentar material de
evidencia como testigo. En calidad de tal, la presentación de los dibujos puede
servir de soporte a las conclusiones y hallazgos logrados por el entrevistador. El
dibujo tiende, cada vez más, a funcionar como material judicial (Burges,
McCausland y Wolbert, 1981; Kelley, 1984; Landgarten, 1987; Miller, Veltkamp y
Jansen, 1987). El dibujo contribuye a contener los efectos del abuso; da detalles
propios de las circunstancias que contribuyeron al abuso; entrega el contenido
del abuso, describiendo: qué, quién, cómo, cuándo y dónde; proporciona detalles
pertinentes al escenario, participantes, observadores u otras posibles víctimas;
ayuda a descartar explicaciones alternativas y ofrece aclaración y confirmación de
las declaraciones verbales.

Estudio de caso

El Servicio de Protección al Menor (S.P.M) recibió un informe con la


revelación de una niña de 7 años, hecha a su madre: su padre le había levantado
el camisón y puesto su dedo en su “galletita” (vagina). La niña fue derivada para
una entrevista indagatoria. El Centro de Entrevistas tiene una política estricta
que prohíbe la entrada a sus dependencias a todo presunto culpable. El padre
trajo a la niña al centro y tuvo acceso al edificio. Con el deseo de evitar un estrés
adicional a la niña, se decidió permitir que el padre permaneciera en el hall
mientras se realizaba la entrevista. La niña se veía tremendamente agitada y
ansiosa: negó la acusación. A la semana siguiente, volvió la niña para una
segunda entrevista, sólo entonces se comprendió el impacto de la presencia del
padre. Entre una y otra entrevista, la niña había sido temporalmente alejada de
la casa de sus padres y acogida en un Centro. Los padres se hacían mutuas
acusaciones y alegaban tener ellos la custodia de la niña; con el objeto de
proteger a la niña se la había enviado a un Centro residencial.

En esta segunda sesión, un agente de protección al menor trajo a la niña al


Centro de entrevistas. Al iniciar la sesión, la niña reveló que la vez anterior
estaba muy asustada, ya que su papá le había dicho que no contara nada y ella
temía que, si relataba lo sucedido, su padre no la llevaría a lugares bonitos.
Espontáneamente contó que su papá había prometido comprarle una mascota,
linda ropa y llevarla al zoológico si no decía lo sucedido. La niña estaba agitada,
emocionalmente frágil y muy perturbada. Dijo que no quería hablar de las
acusaciones, pero quiso representar el abuso gráficamente. Hizo una serie de
dibujos que ilustraban la supuesta situación. Este medio de expresión pareció
proporcionarle una liberación catártica al asociar sentimientos y pensamientos.
La niña habló de las imputaciones, en detalle, por primera vez.

A través de una sucesión de dibujos fue capaz de representar su versión de


lo ocurrido durante un único incidente de abuso. Los dibujos, convincentes y
conmovedores, expresan la gravedad del malestar emocional y físico de la niña.
Basado en la información así obtenida, además de la investigación colateral, el
agente de protección al menor corroboró el informe de abuso sexual. Se acusó
criminalmente al padre. En el proceso penal, sin embargo, no se permitió
presentar como evidencia los dibujos ni el informe correspondiente. De hecho, se
planteó una sola pregunta al entrevistador en el estrado de los testigos: “¿Estuvo
el señor Z en el Centro? Aparte de informar que existía preocupación y se temía
una reacción adversa del tribunal si se admitía como evidencia el extenso informe
del entrevistador, no se ofreció ninguna explicación plausible por el ocultamiento
del material. Como resultado de lo anterior, el jurado nunca vio los dibujos
realizados por la niña El imputado, desde el estrado de los testigos, negó
enfáticamente haber concurrido al Centro. Hay que señalar que tanto el Sistema
Criminal como el de Protección al Menor conducen investigaciones paralelas y
pueden llegar a conclusiones diferentes basados en el respectivo peso de prueba.
A pesar del fallo del S.P.M., el imputado fue considerado “no culpable” por el
Sistema de Justicia Criminal.

En respuesta al fallo del S.P.M., el imputado apeló y se le concedió una


audiencia. Durante este proceso, conducido por un oficial judicial, se presentaron
los dibujos que fueron analizados por separado. Además del abogado, el oficial
hizo preguntas muy específicas sobre los dibujos y su contenido. Pasaron varios
meses antes que se tomara una decisión. El entrevistador recibió una llamada
telefónica del abogado de la ciudad en la que se trasmitía la decisión del oficial
del tribunal de mantener el fallo de abuso sexual y se reconocía el papel
desempeñado por los dibujos, como también la información entregada por el
entrevistador, para la mantención del fallo original. En efecto, los dibujos
comunicaban las experiencias de la niña, a la vez que demostraban su papel
primordial como material judicial, durante el proceso indagatorio.
Conclusión

La literatura indica que el dibujo de un niño, como única evidencia para la


confirmación de abuso sexual, no es plausible en este momento (Cohen-Liebman,
1995; Levik, 1986; Malchiodi, 1990, 1998). Aunque no se dispone de datos
específicos que permitan presentar, en forma concluyente, los indicadores
gráficos como única prueba de abuso sexual, hay consenso en usar el dibujo en
la evaluación o investigación de abuso como herramienta auxiliar o
complementaria (Cohen-liebman, 1995; Poole y lamb, 1998). Se ha usado el
dibujo en la evaluación y valoración del abuso sexual, con mayor frecuencia, en
la entrevista como material o herramienta útil para la comunicación. También
presta ayuda en lo forense; los dibujos realizados en el contexto de una entrevista
indagatoria entregan datos muy útiles, tanto para la investigación como para la
acción legal. En el investigador, disminuye el riesgo de “interpretar” producido
por su integración al proceso de investigación de los hechos.

El dibujo usado en combinación con otras acciones indagatorias, puede


arrojar información adicional que podría conducir a una nueva exploración. Una
entrevista indagatoria que incluye trabajos de dibujo permite una mejor
comprensión de las habilidades de defensa del niño, el nivel del trauma, la
reacción emocional al abuso y, en muchos casos, información específica sobre el
abuso (Cohen-Liebman, 1999).

Los defensores de la investigación multidisciplinaria propugnan el uso del


dibujo dentro del formato de la entrevista indagatoria. La creciente aceptación de
ésta, se debe, según Smart (1986), al reconocimiento del campo del arte terapia,
su desarrollo y colaboración con otras disciplinas. El uso forense del dibujo
extiende las potencialidades inherentes a la modalidad, más allá de su aplicación
tradicional y representa la interrelación del arte terapia con el ámbito judicial.

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