Los rituales masónicos deben ser estudiados en tres niveles: el primero, el texto con su significado corriente, que constituye lo que podríamos llamar el sentido exotérico del ritual; segundo, a través del significado simbólico de los términos y objetos que figuran en el texto; tercero, el nivel esotérico, para cuya comprensión es necesario estudiar las alusiones a tradiciones místicas y esotéricas incorporadas en nuestros rituales. El Ritual de Apertura, pese a ser sumamente sencillo en su forma, si lo comparamos con los rituales de las distintas ceremonias de recepción de grado, tiene un importante significado filosófico, no siempre cabalmente comprendido. La primera pregunta que cabe hacerse es, por qué se necesita un ritual de apertura? La tenida, después de todo, es una especie de sesión. En otras organizaciones, compañías, parlamento, sociedades, el presidente de la sesión procede a abrirla directamente, sin ningún ritual especial. El Venerable de la Logia seguramente sería capaz de decir, sin mayores rodeos, “se abre la sesión”, o “la tenida”, dar un golpe de mallete, y proceder a la lectura del acta. El Ritual de Apertura marca la transición entre el mundo profano y el mundo sacramental, transición necesaria para poder realizar trabajo masónico. La Logia trabaja dentro del Templo Masónico, un lugar que ha sido Consagrado en una ceremonia especial, es decir, se ha transformado en un lugar Sagrado. La Logia trabaja en un lugar sagrado, y en un tiempo sagrado. Si bien en el rito de york no se pide silencio, esto sucede cuando todos están en sus lugares. En otro rito se pide “Silencio” - “Silencio en Logia, mis Hermanos”. Es imposible exagerar la importancia de este hecho. Por una parte, el Venerable llama al silencio físico, la ausencia de ruido, para permitir que los hermanos se concentren en las palabras que van a seguir. Hay que guardar silencio por respeto al Venerable, por respeto a la Orden, por respeto a nosotros mismos, en momentos en que vamos a reintegrarnos a la gran cadena fraternal después de estar dispersos en el mundo profano durante varios días. Pero no sólo el silencio físico es al que exhorta el ritual, lo que se pide es acallar el tumulto de pensamientos y pasiones que revolotean en la mente, la algarabía de ideas, sentimientos, impresiones y recuerdos que chocan caóticamente y obstaculizan el enfoque de nuestra conciencia para ejecutar el trabajo masónico. Sin imponer orden en este caos, ningún trabajo efectivo es posible. El silencio mental es no menos importante que el silencio físico. Un lema del Rito Escocés es “Ordo ab Chao” - el orden en vez del caos. El primer deber de los Masones reunidos en Logia es verificar que están a cubierto de la indiscreción de profanos. ¿Qué significa que la Logia está cubierta, o a cubierto? Generalmente, se supone que buscamos una simple confirmación de que las puertas del Templo están cerradas. En realidad, significa que detrás de la puerta hay un hermano cuya misión es cuidar el acceso al Templo, impidiendo el ingreso de cualquier curioso o intruso. Este hermano lleva el título de GT o Retejador. ¿Por qué retejador? Conocemos la leyenda, según la cual los Masones se reunían en recintos con techo de tejas. El Retejador levantaba una teja para observar si se acercaban profanos, reponiendo luego la teja en su lugar - retejando la Logia. Profano, significa literalmente “fuera del Templo”. El hermano Retejador cubre el Templo desde el exterior. Por eso, cuando se le pide a un hermano que salga del Templo, se le pide “cubrir el Templo”. El Retejador es también llamado cubridor en francés (Couvrer). Pues bien, si estamos a cubierto, significa que estamos protegidos, defendidos. Es lo que sucede cuando la Logia está reunida. Nos defendemos mutuamente contra la incomprensión, el fanatismo y la ignorancia que imperan en el mundo profano. El segundo deber del Masón es verificar si todos los presentes son Hermanos. Esta verificación no se hace preguntándole a los Hermanos si son masones, sino observando su comportamiento. Cada hermano demuestra su calidad de Masón por la señal que hace, es decir, por su comportamiento. Ante la pregunta, “¿Sóis Masón?”, y la respuesta es “Mis Hermanos me reconocen como tal”. ¿Cómo se reconoce al Masón? No es por una insignia, ni por un anillo, ni por medallas. Se reconoce por signos, toques y palabras. Es decir, por su comportamiento (los signos), por la forma de tratar con los demás (toques), y por su forma de hablar (la palabra). El Venerable pide ponerse al Orden. La posición al orden está compuesta por tres elementos: la posición de las manos, de los pies, y el saludo con que se termina o “descarga” la posición.. ¿Por qué al orden, y no a la orden, como los militares? Porque el ritual nos incita a “guardar el orden”, es decir, ordenar nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestras palabras. No estamos “a las órdenes” de nadie, sino de nuestras propias conciencias. Al comienzo de los Trabajos, nos ponemos todos de pie y al orden, todos, desde el Gran Maestro, si está presente, hasta el más joven aprendiz. Todos debemos recordar que desde ese momento, debemos actuar siguiendo los dictados de la razón, y no de las pasiones. El Venerable conduce ahora un diálogo con los oficiales principales de la Logia. Tienen que haber por lo menos siete hermanos presentes, Recordaremos que siete es la suma de tres y cuatro. Tres es símbolo del espíritu, y cuatro es símbolo de la materia. El siete, por lo tanto, representa la totalidad del universo. Una última observación. La posición de los Oficiales en la Logia es fija, así como los planetas giran alrededor del sol en órbitas fijas. Los planetas conocidos en la antigüedad eran también siete, girando en las siete esferas del cielo. Hay otra frase del ritual que merece explicación. Nos reunimos aquí para “levantar templos a la virtud y cavar fosas al vicio”. En algunos rituales se dice “mazmorras” en vez de fosas, pero la idea es la misma. La actitud de la masonería ante la virtud y el vicio no es de filosofía abstracta, sino muy realista. No decimos “hay que eliminar el vicio”. Eso es imposible en el mundo en que vivimos. Los que se le exige al Masón es que tome parte activa, personal, en la lucha contra las taras psicológicas y sociales de la humanidad, que designamos alegóricamente como “vicio”. Vicio, decimos en la Iniciación, es “cuanto envilece al hombre”. El Masón no pretende borrar los vicios ni exterminarlos, sino contenerlos, encerrarlos, restringirlos de manera que su efecto nocivo sea el menor posible. No trabaja el Masón por su propia gloria, ni la de su Logia, ni de la Masonería, sino por un ideal, simbolizado por la figura del G\A\D\U\; esta lección de humildad la recibimos en el momento mismo de abrir los trabajos, para tenerla fresca en la memoria durante todo el transcurso de la Tenida. Al abrir el Volumen de la Santa Ley, se forma una bóveda simbólica encima del altar. La Bóveda, de forma piramidal, constituye un foco de fuerza. El magnetismo del Volumen de la ley sagrada se concentra en la bóveda misteriosa y de allí se esparce llenando todo el ámbito de la Logia. Ahora ya podeís abrid los TTrab.·. M:.M:. Ivo Pino Ramos 21/01/2016