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PROPÓSITO: En el silencio de esta noche, habla con María de todo aquello que te
inquieta, de lo que te impide fiarte totalmente de Dios. Harás con ella un
intercambio: tú le darás tus preocupaciones y ella te dará una gran dosis de fe, te
enseñará que todo es posible si aprendes a creer.
PROPÓSITO: Imitar a María en la oración con los salmos. Rezar muy despacio el
salmo 26: El Señor es mi Luz y mi salvación. Anota las frases que más resuenen en
tu corazón: El Señor es mi luz y mi salvación, a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, quién me hará temblar? Espera en el Señor, sé valiente, ten
ánimo, espera en el Señor lo que más te ayude. Luego, trata de traer estas frases a
la mente a lo largo del día y ahí estarás orando pidiendo el don de la esperanza.
DÍA 3. MEDITANDO CON MARÍA
VIRTUD: EL AMOR
Nadie después de Cristo conoce tan bien como María lo que es amar. El suyo es
un amor de entrega total, no escatima nada, no pide algo a cambio, no calcula, no
tiene límites, no da para después retirar, no busca protagonismos, sólo quiere
darse. Cada acto suyo es un te amo para Dios, toda su vida es un canto para el
Amado, no quiere vivir si no es a través de Él y es tan profundo verdaderamente
este amor que el Señor no quiso otra morada que no fuese ella; si se encarnó en
sus entrañas maternas, fue porque primero se encarnó en su Corazón. Pero el
amor no puede quedarse en sí mismo ni permanecer inactivo, ella lo sabe muy
bien; el auténtico amor se hace obra y por eso se va a servir con alegría a su prima
Isabel, a su Esposo José, a su Hijo Jesús, seguramente a tantos que iban a pedir
su ayuda a la humanidad entera cuando nos recibe como hijos desde la cruz. María
hace del amar todo su ejercicio. Madre, enciende en nuestro corazón la llama viva
del amor, que por esta maravillosa virtud que sostiene todas las demás, podamos
hacer de lo más ordinario e insignificante de nuestra vida algo extraordinario con
fruto de eternidad.
PROPÓSITO: Busca a alguien que te sea difícil amar y pídele a María que te ayude
a tener un gesto de cariño con esa persona. A lo largo del día encomiéndala en tus
oraciones y verás que tu corazón se hace cada vez más una casa de puertas
abiertas para todos como el de la Madre.
PROPÓSITO: Examina en silencio cuáles son esas riquezas a las que tienes
aferrado el corazón, ponles nombre: pueden ser personas, cosas, deseos, afectos
desordenados, y pídele a María que te ayude a despojarte para que el Señor te
pueda hacer libre y puedas atesorar para la eternidad.
PROPÓSITO: Dale fuerzas con tu compañía a alguien que sepas que está
atravesando por un momento difícil, sal de tu mismo y hazte consolación para tu
hermano que precisa de una palabra de aliento.
PROPÓSITO: afinar el oído durante el día, hacer silencio, mirar a María para
aprender de Ella a escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo que está por llegar.
PROPÓSITO: Mira a tu alrededor, muchos precisan de ti. Decide no sólo servir una
vez sino muchas veces en este día. Permanece atento a las necesidades de tus
hermanos.
PROPÓSITO: Imitando a María que tantos gestos de solidaridad tiene con cada
uno de nosotros, ayuda a alguien que necesite mucho, no sólo cosas materiales,
sino sobre todo amor, comprensión, misericordia recuérdale que Dios le ama.
PROPÓSITO: Descubre y agradece todos los detalles que Dios tiene contigo,
cuenta tus bendiciones en lugar de enumerar tus problemas y verás que tienes
muchos motivos para sonreír, maravillarte y ser feliz.
PROPÓSITO: Ora con el Salmo de la gratitud, Salmo 103: Bendice, alma mía, al
Señor, y bendiga todo mi ser su Santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no
olvides ninguno de sus beneficios Pronuncia despacio cada palabra, con conciencia
y desde el corazón.
PROPÓSITO: Aprende y haz tuya esta maravillosa oración del Veni Creator
Spiritus, que es una invocación al Espíritu Santo. Ora con ella hoy que es
Pentecostés y cada mañana al despertar: Ven, Espíritu Creador, visita las mentes
de los tuyos; llena de la gracia divina los corazones que Tú has creado. Tú, llamado
el Consolador, Don del Dios Altísimo; Fuente viva, Fuego, Caridad y espiritual
Unción. Tú, con tus siete dones, eres Fuerza de la Diestra de Dios. Tú, el Prometido
por el Padre. Tú pones en nuestros labios tu Palabra. Enciende tu Luz en nuestras
mentes, infunde tu Amor en nuestros corazones, y, a la debilidad de nuestra carne,
vigorízala con redoblada fuerza. Al enemigo ahuyéntalo lejos, danos la paz cuanto
antes; yendo Tú delante como Guía, sortearemos los peligros. Que por Ti
conozcamos al Padre, conozcamos igualmente al Hijo y en Ti, Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo. Gloria al Padre por siempre, gloria al Hijo, Resucitado de
entre los muertos, y al Paráclito por los siglos y siglos. Amén.
Oración final
¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y
nuestra buena Madre! Nosotros venimos a
ofrecerte, con estos obsequios que colocamos
a tus pies, nuestros corazones deseosos de
serte agradable, y a solicitar de tu bondad un
nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en
vista de sus méritos y a nombre de su Santa
Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de
la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la
luz de la fe sobre los infortunados pueblos que
gimen por tanto tiempo en las tinieblas del
error. Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos
corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará
su corazón y el tuyo. Que convierta a los
enemigos de su Iglesia y que en fin, encienda
por todas partes el fuego de su ardiente
caridad, que nos colme de alegría en medio de
las tribulaciones de esta vida y dé esperanzas
para el porvenir.
Amén.