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AUTOR
ASESOR:
Julio Portocarrero
La presente tesis tiene como objetivo entender como se interpretan los contenidos
que se transmiten a través de las experiencias y narrativas de atención a
poblaciones indígenas amazónicas por parte de médicos y personal de salud
público. Para analizar estos conceptos, se toma como caso de estudio al personal
de salud perteneciente a una microrred ubicada en la zona de amortiguamiento del
Parque Nacional del Manu, y que tiene la labor de atender, entre distintas
localidades, a comunidades indígenas amazónicas pertenecientes a las etnias
Matsiguenka y Harakmbut. El desarrollo y análisis de esta información se ha dividido
a modo de tres secciones. El primer capítulo tiene como fin desarrollar el contexto
en el cual la microrred de salud y sus agentes se desempeñan, haciendo un análisis
desde el aspecto territorial que aborda la microrred hasta los distintos actores que
convergen y se relación dentro de este espacio, así como las diversas condiciones y
particularidades en las que debe trabajar el personal de salud. El segundo capitulo
está enfocado en las formas en que las experiencias del personal de salud a modo
de narraciones emergen dentro de la misma microrred, así como qué propiedades
se pueden encontrar en estas narrativas y cómo se constituyen ellas mismas como
un objeto de análisis valioso debido a sus contenidos y las formas en que estos se
formulan. El tercer capítulo se centra en los contenidos de estas narrativas,
desarrollando así un análisis respecto a qué grandes temas son los que hemos
podido encontrar y focalizándonos en la figura del sujeto indígena amazónico, a
quien finalmente trataremos de acercarnos desde esta visión particular que tendría
el personal de salud y cómo se conformarían diferentes discursos que se
desprenden de estas narrativas.
INTRODUCCIÓN
Introducción
En ese sentido, son muchas las circunstancias en las que se pueden dar
estos encuentros médicos. Un fenómeno que ha sido abordado desde la
antropología son los encuentros que se dan entre el personal de salud, usualmente
personal estatal, y poblaciones rurales indígenas andinas y amazónicas. Al ser
estas poblaciones que viven en condiciones particulares y no pueden ser entendidas
de igual manera a otras de ámbitos más urbanizados, distintos autores se han
enfocado en entender el desarrollo particular que se da y las distintas problemáticas
que transcurren en estos casos entre personal de salud y población indígena. En el
Perú el desarrollo de investigaciones al respecto es escaso, y son pocos los autores
que han ahondado en este tema. Una de ellos, Jeanine Anderson (2001), se enfoca
desde el concepto de calidad de atención, donde analiza al personal de salud como
proveedores y a los pacientes como usuarios, y evalúa el desempeño que ha tenido
el personal médico dentro de comunidades rurales en la parte andina del Perú. Por
la misma naturaleza de su estudio, Anderson va a terminar enfocándose más en los
usuarios del servicio que en los mismos proveedores, por lo que se hace necesario
investigaciones que parten desde la perspectiva del personal de salud también.
Reyes (2007) es una de las pocas autoras que explora esta perspectiva.
Desde su trabajo ella se adentra de como es que funcionan las estructuras en las
que se sostiene el personal de salud y además ahonda en esta relación que existe
con el estado como representantes de este, un continuo que se da en la mayoría de
los casos cuando hablamos de poblaciones rurales. Este estudio se centra
principalmente en entender cómo es que funciona por dentro una microrred de
salud, unidad organizativa que agrupa a un conjunto de centros y postas de salud
encargadas de atender un territorio especifico (MINSA, 2001), y se aborda
directamente desde la perspectiva de los agentes de salud, tanto en su
relacionamiento interno entre colegas como externo con la población local.
Como coda final, este trabajo de investigación tiene como fin remarcar sobre
el difícil rol que puede presentársele a un agente de salud cuando se encuentra
destacado en un contexto desfavorable. Hablamos de desfavorable porque, como
veremos a lo largo de esta investigación, los señalamientos hacia las carencias del
sistema que deben enfrentar los individuos son constantes y variados, así como
dificultades en la interrelación con grupos culturales diferentes. Estos agentes, a los
que muchas veces se les critica sin un adecuado razonamiento sobre las
problemáticas de fondo que deben afrontar y por las que deben tomar ciertas
decisiones, constituyen el núcleo mas importante dentro de nuestra investigación.
Como ellos y ellas mismas se describen, el rol que han aceptado llevar a cabo es
comparable a hacer patria en tiempos de paz.
CAPITULO I: ENCUENTROS MEDICOS CON POBLACION INDÍGENA Y
NARRATIVAS EN CONTEXTOS DE SALUD: ESTADO DEL ARTE, MARCO
TEÓRICO Y METOLOGÍA EMPLEADA
Las experiencias que suele tener el personal de salud también son muchas
veces dejadas de lado, prefiriéndose enfocarse en los testimonios de individuos
indígenas que contengan los casos de interacción con los agentes. Es entonces que
se constituye un perfil y una mirada sobre personal de salud desde el testimonio del
sujeto indígena. ¿Pero existen entonces investigaciones donde sea el personal de
salud quien describa sus propias observaciones de lo que es el día a día atendiendo
a poblaciones indígenas amazónicas? Y profundizando más aun, ¿que realicen un
ejercicio relativamente inverso? ¿Es decir, ir constituyendo miradas sobre población
indígena a partir de testimonios y experiencias del personal de salud?
El primer caso que mayor atención nos llamó fue el de Australia y sus
problemáticas entre el personal de salud que atiende a la población aborigen que
habita en su mayoría espacios marginales del país. Principalmente es referencia el
estudio realizado por Kowal y Paradies (2004) donde se abarcan los diferentes
discursos que enarbola el personal de salud estatal sobre la población indígena que
atiende. Un punto muy importante que desarrolla son el de las narrativas, ya que su
investigación se sitúa en torno a talleres de discusión respecto a su experiencia con
la población indígena, e introducir reflexiones respecto a por que se piensa de esa
manera. Kowal y Paradies enfatizan especialmente en cómo los discursos
políticamente correctos suelen envolver las narrativas cuando se intenta hablar de
población indígena aborigen. Desde este apartado aparece también en la
anteposición entre la particularización y el universalismo del que parten los
fenómenos de las narrativas, ya que por un lado tenemos los discursos universales
“políticamente correctos” del personal donde se explican su mala condición de salud
relacionada a consecuencias post coloniales que los pusieron en un estado
profundo de vulnerabilidad, mientras que desde el particularismo se cuestiona este
mismo discurso y se preguntan si su mal estado de salud es producto de la propia
despreocupación e irresponsabilidad de la persona indígena que observan en el día
a día.
Otro punto a discusión que podemos extraer son los tópicos mismos que se
identifican en las investigaciones. Con ello queremos decir que, siendo el principal
eje los testimonios sobre sujetos indígenas en contextos de atención en salud
pública, los temas a los que conducen estos testimonios son muy similares.
Encontramos que el sujeto indígena es un individuo problemático en el sentido de
una aparente incompatibilidad con los agentes de servicio, teniendo como fondo los
problemas estructurales que representan la integración de estos al sistema medico
oficial. Otro aspecto es como se retrata también es como perseveran diferentes
problemas de salud en la población indígena. Su estado de salud es descrito como
o muy deteriorado o proclive a contraer enfermedades que empeoren su calidad de
vida. También aparecen las problemáticas de discriminación y racismo a los que
estos grupos están expuestos cuando acceden al servicio de salud, entremezclado
con las propias percepciones del personal de que estos grupos consideran ya desde
antes de ser atendidos que van a ser objeto de discriminación (Wylie & McConkey,
2018).
1.1.2.- Los estudios sobre personal de salud y población indígena dentro del
contexto latinoamericano.
“Pero hay otra antigua tendencia que todavía se mantiene, y me refiero a la que a través de
las enfermedades tradicionales que sufre la población y atienden los curadores tradicionales,
busca (re)construir las cosmovisiones ancestrales. Y lo busca, por lo menos parcialmente, en
la vida actual de los grupos étnicos, colocando sus intereses en el pasado y no en los
procesos de enfermedad de los que sufre y muere la población”. (Menéndez, 2018, p.468)
Menéndez refiere en estos procesos de reconstrucción a la preferencia
que existe dentro de las investigaciones en salud a pueblos indígenas sobre el
contexto “tradicional”, sobre una mirada al pasado de las formas y sistemas de salud
de estos mismos. Si bien debemos tomar con cuidado estas palabras y observar
cada investigación con mayor detalle para hablar de una “preferencia por lo pasado”,
si debemos acotar la amplia preferencia que se le suele dar al estudio de, por
ejemplo, métodos tradicionales para prevenir o tratar enfermedades, marcos sobre
el papel que aun tienen agentes de salud de sistemas tradicionales (chamanes,
parteros, etc.) o las diversas temáticas que entren dentro de los procesos de
salud/enfermedad/atención que Menéndez considera como el eje que direcciona los
estudios sociales en salud (2018). Esto deja fuera en muchos enfoques de estudio
mas alineados a la relación entre salud biomédica y poblaciones indígenas, sobre
todo desde un enfoque social. La problemática apunta a ser una de las razones por
las que encontramos menor cantidad de literatura relacionada a encuentros médicos
con sujetos indígenas que estudios referentes al conocimiento tradicional, y que
podemos observar se tiende a aislar de un contexto referente a los procesos de
modernidad que experimentan las comunidades indígenas en Latinoamérica, y
como menciona Menéndez, dejando de lado elementos referentes a nuevas
problemáticas que están apareciendo y necesitan de un estudio a profundidad para
conocerlas.
Uno de los obstáculos principales que encontró la DSI (Dirección de Salud Indígena) en el
desarrollo de políticas públicas de salud fue que la información sobre la salud indígena en el
país era dispersa, inarticulada y de poca aplicabilidad. Los antropólogos a menudo se quejan
de que sus puntos de vista no son tenidos en cuenta en programas de desarrollo, pero la
verdad es que es poca la producción de conocimiento antropológico específicamente
orientado al diseño de políticas públicas, al reconocimiento de mejores prácticas, a producir
guías de gobernabilidad, investigación y acción. (Freire, 2015, p.79)
Lo más importante respecto a la critica de Freire es de nuevo señalar lo que
para el representaba una traba en cuanto la producción de literatura útil para el
desarrollo de políticas de salud que fueran acertadas respecto a las necesidades de
los pueblos indígenas. Esta traba se manifestaba en, como ya hemos mencionado
antes, el enfoque en temas de salud de carácter “tradicional” y el rescate de las
practicas culturales “primigenias” de estos grupos que en la actualidad atraviesan
nuevos procesos y los vinculan de manera profunda con instituciones como los
aparatos de salud estatal. Cuando Freire menciona sobre la poca producción de
conocimiento “útil” para el desarrollo de líneas de acción para gobiernos como se
quiso hacer en el caso venezolano, nos indica también que dentro de todos estudios
aun encontramos un vacío, el cual impide conectarnos completamente a la realidad
y desarrollarnos hacia otras fronteras desde la disciplina, como lo es el incursionar
en el diseño de políticas publicas efectivas para solucionar problemáticas en el rubro
de salud indígena.
Por su parte, los estudios sobre la articulación de los sistemas biomédicos y los tradicionales
también tienden a centrar su atención en los grados de congruencia y compatibilidad entre
las teorías indígenas sobre las enfermedades, las prácticas terapéuticas y las nociones de
persona y sus contrapartes biomédicos, basándose necesariamente en los sistemas de
creencias indígenas para hacerlo. No hay duda de que todas estas obras han contribuido a
realzar la influencia de la cultura en la eficacia de las medidas y servicios de salud. No hay
duda de que han contribuido a sugerir las mejoras necesarias para muchos sistemas locales
de salud. Pareciera, además, que es tas obras también han sido las más influyentes entre los
médicos, antropólogos y abogados comprometidos con la causa indígena y entre aquellos en
la posición de elaborar políticas. Esto lo digo porque de acuerdo con mi experiencia en
Amazonas y el sistema de salud en general, cuando se hace un llamado a los antropólogos
para que contribuyan en debates sobre políticas y programas de salud para indígenas, todos
hacen hincapié en la cultura. Esto lo hacen o bien para justificar un lugar para la antropología
como campo especializado, o porque éste es el campo restringido que generan las
expectativas de otros funcionarios respecto a los antropólogos. (Kelly, 2011b, p.423)
3
Mamita dame mi chucho: los servicios de salud en el área rural: percepciones del usuario en un enfoque
desde la ciencia social. Cajamarca (Pérez Mundaca, 1999)
4
"No somos bultos para ser tratado así…" El programa de planificación familiar 1996-98 (Reyes, 2000)
local, resaltando algunas características de particularidades culturales locales que
chocan con la forma de funcionar de los servicios de atención, pero también
componentes relacionados a condiciones económicas y sociales. Reyes (2000) en
tanto se enfoca mas al caso de las esterilizaciones forzadas que tuvieron lugar
durante los últimos años de la dictadura fujimorista, enfocándose en el desempeño y
el trato que tuvieron los servicios de atención de salud estatal en torno a las
usuarias de ascendencia andina, todo principalmente desde la perspectiva de esta y
sus narrativas desde su experiencia. Ambas investigaciones son muy características
en cuanto al enfoque del que hablamos cuando mencionamos los estudios de
calidad de atención en el Perú, ya que el personal de salud no suele ser muy
tomado en cuenta a pesar de ser los servicios el elemento en discusión
principalmente.
5
Repensar la desnutrición: infancia, alimentación y cultura en Ayacucho, Perú (Del Pino et al., 2012)
recomiendan o que simplemente no hacen caso de ellas (2012). La investigación
contiene un seguimiento a los servicios de salud en cuanto los considera como
agentes clave en el desarrollo de las percepciones sobre desnutrición en la zona de
estudio, por lo que nos encontramos con testimonios de estos que capitalizan estos
discursos que autor desarrolla, así como observación en el campo de desarrollo de
las interacciones sociales entre usuarios y servidores. Con todo ello, aun sigue
encajado en la categoría de estudios sobre calidad de atención, debido a que el
principal enfoque sigue siendo los usuarios, construyéndose una teoría alrededor de
como los servicios no están brindando un adecuado trato debido a los discursos
descritos, enfocándose más bien, sosteniéndose sobre el conocimiento extraído por
parte de la cultura local, en desarrollar un ideal que debería tener un servicio que
tome en cuenta nociones de contexto social y cultural.
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CALIDAD DE ATENCIÓN EN SALUD: Prácticas y representaciones sociales en las poblaciones quechua y
aymara del altiplano boliviano (Ramírez Hita, 2010a)
8
Donde el viento llega cansado, Sistemas y prácticas de salud en la ciudad de Potosí (Ramírez Hita, 2010b)
Utilizando el enfoque de Menéndez (1990) se refiere a que son modelos médicos
entornados en relaciones de hegemonía y subalternidad (Ramírez Hita, 2010b,
p.43), donde plantea en la ciudad que existe un modelo hegemónico, representado
por los servicios de atención primaria en salud (biomédicos) y los modelos
subalternos, presentando dentro de ellos el modelo evangélico también,
agregándose así a otros sistemas de atención con componentes más vinculados a
elementos tradicionalistas. Ambos trabajos tienen entre sus temáticas recoger
testimonios enmarcados en narrativas de experiencia del personal de salud de los
sistemas de atención primaria en las ciudades y zonas rurales bolivianas donde se
concentra gran cantidad de población autoidentificada como quechua y aymara,
siendo su trabajo sobre calidad de atención mas encajado al tópico con el que
tratamos en este capítulo, ya que, como muchos de las investigaciones que ya
hemos visto, tiende a orientarse mas a la calidad de servicio para el usuario,
mientras que las narrativas que obtiene de los agentes sanitarios están también mas
enfocados en determinar imaginarios sobre lo que significa para ellos la calidad de
atención de los sistemas de atención primarios. A pesar de ello los testimonios son
muy útiles en comprender también la mirada que tienen los agentes desde adentro
del sistema, y sirve como base para poder desarrollarse investigaciones a futuro,
como la que desarrollaría sobre los modelos de salud en juego en Potosí que
mencionamos, y que está principalmente enfocada en entender como funcionan
todos estos servicios como un conjunto entre la oferta en salud que hay en la
ciudad.
Los estudios sobre calidad de atención nos son útiles en torno a su enfoque,
cuando analizan el rol que pueden tener servicios de salud biomédicos en contextos
donde pueden coexistir con otros sistemas de creencias, principalmente
enmarcados en diferencias culturales, como lo han sido el caso de poblaciones
andinas y/o amazónicas. El explorar cómo los servicios de atención biomédica son
percibidos por comunidades de personas que pueden albergar concepciones sobre
la salud diferentes o que no entran del todo en los parámetros de la biomedicina (y a
eso sumarle las distancias culturales que pueden ocurrir entre usuarios y agentes
sanitarios) tiene un lugar muy importante en como desarrollamos los estudios sobre
personal de salud en contacto con pueblos indígenas. Si bien su enfoque tiende a
partir por indicadores que provienen de la población usuaria existe también un
interés por indagar sobre las narrativas y discursos que existen del otro lado, si bien
mayormente suele orientarse a ser respuestas sobre lo que la población local
cuestiona de sus servicios de salud. En la siguiente sección, seguiremos por una
línea similar a la que hemos explorado, enfocándonos mas esta vez en como los
estudios sobre convivencia entre agentes de salud y pueblos indígenas toman un
enfoque desde la interculturalidad, y resaltan un nuevo de interacción que ha
sucedido en los últimos años en el campo de la salud y las poblaciones indígenas.
Una primera aproximación a esta clase de trabajos son los que tienen que ver
con el contacto que fueron tomando los métodos y procedimientos propios del
sistema biomédico dentro de los escenarios indígenas. Los trabajos realizados
sobre los grupos indígenas Siona y Sibundoy en interacción con los sistemas de
atención primaria en Colombia (Langdon & MacLennan, 1979; Langdon, 1991)
toman testimonio sobre las diversas interacciones y complicaciones que existían en
estos territoritos indígenas por parte de agentes de salud el estado, problematizando
más en realidad como la tradición en salud local y popular solían llenar espacios que
los aparatos del estado no podían. Igualmente, Souza & Mendoza (1991) también
han explorado este enfoque, pero en la región de Rio Negro en Brasil, donde
convivían varias etnias amazónicas de diferentes grupos lingüísticos, y existe un
estado de “pluralismo medico” donde las agencias de salud estatales comparten
espacios en salud con prácticas populares de grupos migrantes y prácticas
tradicionales de los pueblos locales. Estos trabajos recorren y exploran los contextos
indígenas aplicados desde su interacción con los servicios de salud, y tratan de
desentrañar cómo funcionan estos mismos dentro de las dinámicas de las
poblaciones locales y su discernimiento para acudir a estos o a algún agente
representante de otros modelos médicos, aunque siempre manteniendo las lógicas
de pensamiento indígena como directriz para entender a categorizar a los servicios
de salud.
10
Un elemento a resaltar es respecto a la continuidad que se han dado a estos proyectos, ya que a diferencia
de lo que hemos visto en otras regiones, en este caso concreto tuvo mas que ver el impulso que dieron
algunas organizaciones indígenas importantes (AIDESEP) y no tanto una iniciativa del estado peruano, por lo
que los esfuerzos de articulación que tuvieron estos programas con los servicios de atención primaria en
salud tienen que ser entendidos más desde esta perspectiva, aunque el estado sigue teniendo una posición
importante al ser estos quienes lideran los servicios de atención primaria, establecimientos que
predominantemente ocupan el espacio de servicios de salud a disposición (Chávez, Yon y Cárdenas, 2015;
Pesantes, 2014).
apuntan principalmente a una dirección que, con el caso brasileño, y es que los
servicios de salud interculturales en la practica siguen representando al sector
biomédico, encontrándose los mismos casos de incompatibilidades al momento que
las personas indígenas visitan los centros de atención. Dentro de este mismo
margen se observa que el interés del estado en estos tipos de programas tiene que
ver con cumplir con las exigencias de las organizaciones indígenas en aperturar los
servicios de salud hacia lo que se interpreta son practicas mas familiares y que
ocasionan menores incompatibilidades, pero en la práctica lo que se observa en los
establecimientos de Atalaya es que no hay una verdadera articulación, y muchos
agentes de salud interculturales siguen estando subordinados a los servicios de
salud representantes del sistema biomédico (Pesantes, 2014).
Las investigaciones que han sido conducidas desde esta perspectiva parten
por una primicia: su enfoque en los agentes de salud representantes de los servicios
de atención primaria. Dentro de la región son pocos en realidad los trabajos que se
enfoquen exclusivamente o que den un alcance significativo a las narrativas
generadas desde estos sujetos sobre la experiencia de brindar atención en salud a
las poblaciones indígenas. De los estudios representativos podemos extraer dos
enfoques particulares respecto a como se posiciona al agente de salud, siendo uno
el que los representa desde la posición de agentes estatales, es decir, que su
discurso sirve como mecanismo para acceder también a conocer como las
instituciones representativas de los servicios de atención primaria se posicionan e
imaginan al sujeto indígena. El segundo enfoque es el que dota al agente como
sujeto de reflexión. Aquí es la experiencia de la atención en contextos indígenas la
que conduce a generar ideas, discursos e imaginarios respecto al rol que tienen, al
concepto de salud en si y a la misma otredad que produce posicionarse frente a un
sujeto que ellos pueden ver tan particular como las personas indígenas
(dependiendo mas en realidad el contexto en que estén estas). Al no ser estos
estudios focalizados en salud intercultural nos encontramos con un agente mestizo,
perteneciente mayormente a un entorno occidental y que se siente fuera de contexto
al encontrarse con las comunidades indígenas, cuyas practicas suelen ser, como
sostienen las investigaciones, objeto de cuestionamiento tanto de su rol como
agente sanitario como de persona parte de la sociedad mas apegado a lo
occidental. Estos dos enfoques podemos encontrarlos presentes en los estudios que
comentaremos a continuación, ya que no necesariamente uno excluye a otro, y es
que estamos hablando aquí mas en realidad de complementariedad de ambos, ya
que sirven para entender mejor el sujeto de investigación al que tratan de acercarse.
Los trabajos de Pereira (2012) sobre encuentros con agentes de salud que
trabajaron en el Parque Indígena do Xingu en contextos indígenas nos acerca
directamente a este enfoque de narrativas de experiencia y reflexión que
mencionamos. El trabajo toma como objeto de estudio el experimentar de agentes
sanitarios cuando estuvieron atendiendo a poblaciones indígenas amazónicas, su
convivencia con estos y como se vio afectada su visión sobre conceptos de
individuo y salud. En este caso el foco se encuentra no tanto en la construcción de
narrativas respecto a como los agentes sanitarios ven a la población indígena, sino
que parte mas por el cuestionamiento que estos tienen respecto a sus propias
practicas y a su forma de entender el concepto de salud, ya que su exposición a las
practicas indígenas y sus posicionamientos en tal aspecto difieren y chocan
fuertemente con sus nociones preconcebidas, profiriendo extrañeza al principio para
luego, después de un esfuerzo de traducción entorno a otras cosmologías,
posicionarse con una nueva mirada que apertura formas de concebir tratamientos
en salud a estas mismas personas (Pereira, 2010). Otro trabajo que recae en este
enfoque es el ejercicio Feltri et al. (2006) realizan entorno a un caso problemático en
una comunidad mapuche en la provincia argentina de Neuquén. El estudio del caso
donde una enfermera ve cuestionada su hacer por la comunidad debido a que sus
prácticas en salud transgreden un orden establecido por la tradición cultural del
pueblo indígena se transformaría en un ejercicio de reflexión por parte de ella sobre
los alcances que tiene la salud biomédica y los discursos que esta puede estar
representando al mismo tiempo, pero también sobre las tradiciones que configuran a
los pueblos indígenas y como estos pueden ser imaginados y categorizados,
elementos que luego serian puestos en evaluación dentro de una mesa redonda
donde personas especializadas en pueblos indígenas y salud intercultural discutirían
a partir de este caso tan particular que pone en cuestión las practicas en salud en
este tipo de contextos.
Finalmente debemos hablar de los productos que se han producido dentro del
territorio nacional que tengan este acercamiento. En materia de Amazonía, podemos
por ejemplo mencionar los trabajos de Carmona et al. (2013) sobre las percepciones
de la población indígena Awajún sobre las campañas de vacunación contra la rabia,
en donde tiene lugar también la inclusión de narrativas de personal de salud
incidente en el caso, o la reciente investigación de Ramírez Hita (2020) también en
contextos de población Awajún y Wampis pero orientado más a temas de
contaminación ambiental, donde de nuevo se da también lugar a las narrativas del
personal de salud sobre la atención a estas comunidades. Sin embargo, el enfoque
que toman estas investigaciones a los servicios sanitarios es mas bien secundario, y
de nuevo recae un poco en desarrollar conceptos mas desde el lado indígena,
aunque si den cierto lugar a las narrativas opuestas. Para acercarnos al enfoque
que buscamos debemos movernos a un espacio distinto dentro territorio nacional,
que es a donde nos coloca el trabajo etnográfico de Reyes (2007) dentro de una
microrred en la costa rural del sur de la provincia de Lima y que representa por su
contenido un aporte muy importante a la discusión de los encuentros médicos, ya
que desentraña como es el funcionamiento dentro de una microrred de salud dentro
de un contexto que, si bien no es el mismo que uno donde existan comunidades
indígenas amazónicos, si comparte ciertos parecidos, como los condicionamientos
que da el tener que atender distintos centros poblados en un contexto rural por parte
de la microrred, elemento que dificulta la cobertura en salud que se tiene asignada.
El trabajo de Reyes tiene un enfoque relacionado a entender las rutinas y practicas
dentro de la microrred como parte también de un discurso institucional,
representativo por un lado las instituciones estatales y por el otro representativo de
la biomedicina como institución formativa de los agentes y que aporta las directrices
en como se debe brindar y aplicar los conceptos de salud aprendidos. Sin embargo,
en su aporte también se desarrollan narrativas desde el propio personal de salud, ya
sean productos de testimonios o de la misma rutina dentro de la microrred que la
autora realiza, estando ella presente en el día a día y observando las dinámicas que
existe entre personal y también con los usuarios del servicio (Reyes, 2007). En
suma, el aporte de Reyes con esta investigación es gran importancia al explorar las
dinámicas de agentes sanitarios dentro de una microrred, y además de considerar a
toda esta como elemento de estudio en vez de solamente hacerlo por un
establecimiento o centro especifico, ya que nos otorga una visión mayor del
funcionamiento en salud en los servicios de atención primarios en el Perú,
otorgándonos nociones como la función que tiene una cabecera de red, entender
desde elementos como la modalidad de contrato pueden afectar las diferentes
relaciones que existen en ella y otros ejemplos que luego veremos son muy
similares cuando realizamos nuestra investigación en nuestra propia microrred.
Algunos elementos que cubre esta literatura tienen que ver con la percepción
de peligro que suele ofrecer el servicio obligatorio, al estar expuestos a contextos
rurales que los exponen a arriesgar su integridad física, elemento que a su vez no
es adecuadamente cubierto por el estado (Mejía et al., 2013; Taype et al., 2017).
Otro nivel de afectación que también es tratado como consecuencia del servicio son
los indicadores de depresión que causa el trabajar en contextos alejados, con poca
interacción social debido a los conflictos que se narran con la población local y un
alto grado de estrés producto de tener que enfrentarse a toda esta serie de
dificultades producto, de nuevo según las narrativas, de la poca preocupación que
se percibe por parte del estado por salvaguardar a sus agentes sanitarios (Edén et
al., 2011). El trabajo de Mejía et al. (2017) introduce también un tema que hemos
mencionado anteriormente, que es la condición de extrañeza que tienen los agentes
de salud en contextos rurales debido a que en muchos casos han sido formados en
grandes ciudades, como es el caso en este estudio donde médicos procedentes de
Lima que han acabado ya su servicio y su rechazo por volver a atender en este tipo
de contextos, debido a las diferentes razones que hemos mencionado.
Para finalizar, este ejercicio que mencionamos y que se genera a partir de las
narrativas debe contar con una serie de conceptos importantes que nos permitan
desarrollar tal enfoque, conceptos que trabajaremos a partir de nuestra siguiente
sección, y algunos de los cuales fueron extraídos directamente de los enfoques que
las investigaciones revisadas tomaron, complementadas con otros elementos
también vinculados a los encuentros médicos y a las narrativas de atención y su
vinculo directo que tienen con la noción de experimentar situaciones.
1.2.- Marco teórico
“El hecho histórico que tenemos que enfrentar es que en la sociedad occidental
moderna la biomedicina no solo ha provisto una base para el estudio científico de las
enfermedades, también se ha convertido en nuestra propia y especifica perspectiva cultural
sobre la enfermedad, esto es, en nuestro modelo folk de la enfermedad...En nuestra cultura
las actitudes y sistemas de pensamiento de los médicos son moldeados por este modelo
mucho antes que ellos se embarquen en su formación profesional, que a cambio lo refuerza
sin necesariamente clarificar como su uso para la adaptación social contrasta con su uso en
la investigación científica. El modelo biomédico entonces se ha transformado en un
imperativo cultural, con sus limitaciones claramente pasadas por alto. En resumen, ha
adoptado el estatus de dogma” (Engel, 1977, p.380)
Gaines y Hahn (1985) son otros dos autores que desarrollan esta idea del
sistema biomédico como “sistema sociocultural”, llevándolo más allá, y definiéndolo
como un “artefacto cultural”, un producto complejo creado desde la sociedad y que
se fue formando por las personas que lo utilizaban, transformado por el tiempo y
respondiendo a procesos históricos y a como el ambiente a su alrededor lo
direccionaba. Al configurarse como un sistema sociocultural los autores también
enfatizan el hecho de que este debe colocarse al mismo nivel que otros sistemas,
los cuales eran llamados “etnomedicinas”.
padecimientos ellos recurren a terapeutas locales que practican un modelo medico tradicional, ya que la
biomedicina se ve limitada en ese sentido por avocarse solo a lo biológico.
por la biomedicina12, ciencia a la que los estados suelen reconocer y asignar
legitimidad, por lo que cuando nos referimos a este se hace con el propósito de
hablar del sistema biomédico. Como ya habíamos mencionado estos sectores
deben ser entendidos más como una herramienta de ayuda metodológica que ayude
a conceptualizar y delimitar las dinámicas sociales que transcurren dentro de las
lógicas de atención y prevención a enfermedades en las sociedades que a una
representación fidedigna de la realidad, ya que en la práctica son diferentes factores
los que influencian los limites entre sectores, agentes y prácticas que los
representan13.
“Como otros sistemas culturales, (un sistema de salud) necesita ser entendido en
términos de actividades instrumentales y simbólicas. Estas creencias y comportamientos que
constituyen estas actividades son influenciadas por instituciones sociales particulares
(ejemplo, clínicas, hospitales, asociaciones de profesionales, burocracia de la salud), roles
sociales (rol del enfermo, rol del que cura), relaciones interpersonales (relación doctor-
paciente, relación familia-paciente, relación con nuestras redes sociales), el lugar de
interacción (hogar, oficina del doctor), limitaciones políticas y económicas, y muchos otros
factores, incluyendo, más notablemente, tratamientos de intervención disponibles y tipos de
problemas de salud. (Kleinman, 1980, p.26).
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Ramírez-Hita (2010) reconoce que aquí se encuentran tanto los agentes de salud tradicionales asociados
culturalmente a la cultura quechua local como lo que ella denomina medicina de base religiosa, donde se
encontrarían los pastores evangélicos y que tiene que ver la popularización y adopción de estas practicas por
parte de población quechua local.
El enfoque que se desarrolla dentro de la antropología medica crítica sobre lo
que representa el sistema biomédico representa un aporte muy importante dentro de
los estudios referentes a sociedades culturalmente diferentes a las occidentales.
Entender que este sistema representa también un discurso jerarquizante respecto a
otros modelos es importante para luego analizar los discursos que personal de salud
desarrolla sobre las comunidades indígenas en casos de estudio como el nuestro,
ya que los procesos de jerarquización y subordinación se encontraron presentes en
varias instancias, e incluso a veces utilizaran como vehículo el discurso de salud
para acercarse a otros elementos que incurren en el desarrollo diario de las
dinámicas sociales en este tipo de contextos, o se utilizaran como un nexo también
para aproximarse a dicotomías culturales con consecuencias similares, ya que como
hemos visto el modelo hegemónico suele enarbolar también representaciones de la
misma estructura política jerárquica propia de nociones occidentales referentes a
subordinación.
Esta sección tiene como fin analizar el desarrollo teórico que ha sido el
estudio sobre la relación entre agente sanitario y paciente. Los recorridos teóricos
escogidos se enfocan principalmente en dinámicas de interacción que existe dentro
de contextos de atención médica en espacios donde prima el sistema biomédico, y
tiende a centrarse en cómo se interrelación ambos interlocutores a partir de sus
roles. En nuestra investigación los encuentros médicos representan un concepto
clave al ser estos los que desarrollan experiencias y narrativas orientadas a la
interacción que ocurre con población indígena. El tener un bagaje teórico que
represente como se han concebido las dinámicas dentro de estos encuentros nos
permite entender también que posibles elementos subyacen a la relación médico-
paciente, la cual, como ya hemos discutido en secciones anteriores, tiene mucho
más que ver con temas socioculturales que con elementos intrínsecos a la disciplina
científica que es la biomedicina.
Uno de los primeros científicos sociales en discutir sobre las relaciones entre
médicos y pacientes es Talcott Parsons (1966) desde su teoría sobre los roles
sociales. El autor sostenía que tanto el medico como el paciente asumían un rol
impuesto por una estructura social que configuraba sus obligaciones con la misma.
En el caso del paciente este venía a ser un individuo que adquiría una enfermedad,
la cual para ser eliminada debía ponerse a disposición de un sistema de cuidados
específicos. La enfermedad es vista como un obstáculo para el funcionamiento
normal de la sociedad, ya que el individuo no puede desarrollar su actividad con
normalidad. Por tanto, la persona es vista como alguien enferma y que ya no puede
desarrollarse en plenitud, debe primero intervenirse y eliminar este obstáculo, y es
por eso por lo que la misma sociedad le exonera de sus responsabilidades sociales
(como cumplir con el trabajo) pero a la misma vez esto sirve para darle nuevas
obligaciones que vayan en función con solucionar su problema, ello es buscar
recuperarse y seguir las instrucciones del médico. Por tanto, el sistema de atención
de salud viene a ser un mecanismo por el cual se pueda regular y controlar a las
personas enfermas y que estas vuelvan a sus responsabilidades que la sociedad les
impone. El rol que el medico asume respecto a las personas enfermas viene a ser el
del agente que se encarga que este proceso se cumpla a partir del control social, es
decir que este ejerza como un poder sobre el paciente para que se cumplan los
periodos de recuperación (Parsons, 1966). En suma, podemos ver que tanto médico
y paciente vienen a ser roles asignados dentro de una estructura social que busca la
continuidad de esta. Al paciente se le impone una serie de reglamentos por parte del
médico, quien usa su criterio para devolver al paciente a la categoría de persona
funcional con sus obligaciones. Podemos decir entonces que las relaciones médico-
paciente vienen a estar predeterminadas ya por la estructura, el medico ostenta todo
el poder, no puede ser cuestionado y ejerce un control sobre el paciente, toda vez
que este acepta tal control porque es la estructura social la que lo determina así.
Dos de los autores que nos ayudan a conciliar estas dos propuestas teóricas
son Fahy & Smith (1999), quienes postulan que para poder analizar de forma
correcta los distintos contextos en los que se sobrelleva la atención médica se debe
optar por considerar en juego tanto la estructura social mayor en la que se enmarca
y las agencias de los individuos que está ligada a sus experiencias de vida. Lo que
los autores sostienen es que para un mejor análisis respecto a las relaciones
médico-paciente uno debe construir conceptualizaciones del caso a partir de sus
particularidades, tomando lo que mejor se adecue de las distintas teorías al caso.
Un ejemplo donde podríamos aplicar ello es establecimientos de salud dentro de
contextos indígenas, donde el análisis de las lógicas detrás de la toma de decisiones
podría encontrarse dentro de dos espacios: cómo los individuos son permeados por
grandes instituciones sociales (como puede ser el trabajar para el estado por parte
de los médicos) pero a la vez como estos tienen agencia en sus decisiones para
determinar lo que ellos consideran la mejor ruta de acción posible en cada caso
(como por ejemplo aplicar fórmulas de atención alternativas al modelo hegemónico,
ya que estas no están funcionando adecuadamente con personas indígenas debido
a un choque cultural).
La propuesta de Fahy y Smith nos permite abarcar nuestro caso en tanto
estamos definiendo que en los encuentros médicos con personas indígenas hay en
juego muchos elementos que definen o cambian la mañera de actuar del personal
de salud. Si tuviéramos un enfoque estructuralista similar al que hace Parsons,
determinaríamos que son las instituciones que influyen directamente en los grupos
de agentes sanitarios (como instituciones de ciencia biomédica o directamente el
estado) las que han determinado como se llevan a cabo las consultas de salud con
personas indígenas. Sin embargo, si bien existe un discurso en el cual han sido
formados los agentes de salud, también hay nociones más grandes que rodean a
estas personas, tales como la de etnicidad, el ver a quien tienes enfrente dentro de
una categoría distinta a la de uno y desarrollar una serie de impresiones y
reflexiones sobre ello. Todas estas nociones que terminan construyendo y
asignando categorías sobre el paciente vienen a proceder de estas grandes
estructuras y discursos en los que estamos abocados. El problema es que si solo
usáramos tal enfoque entonces caeríamos de nuevo en las críticas de Corbin y
Strauss sobre el ver las pugnas, negociaciones y contingencias que hay en estos
encuentros. Por otro lado, para analizar la agencia en la toma de decisiones de las
personas en torno a sus experiencias necesitamos que estas se manifiesten dentro
de un plano que brinda el estructuralismo de Parsons, donde tenemos que si bien
hay ciertas reglas establecidas por el control social que las instituciones presentan,
estas pueden ser desafiadas en torno a esta capacidad de responder de manera
diferente de acuerdo a las experiencias de vida de las personas.
Ahora, debemos también indicar que estos enfoques suelen cubrir los
espacios urbanos principalmente. ¿Cómo transcurriría un encuentro medico con una
persona indígena que se tiene que atender? ¿Hay un dialogo fluido o existen
limitantes en el mismo? ¿Cuál es la posición que esta toma en el dialogo con un
paciente indígena? ¿Qué procesos ocurren en este dialogo? ¿Qué estamos viendo
cuando hablamos sobre procesos de interpretación, traducción y equivocación en
los encuentros médicos con personas indígenas? Para comprender todas estas
preguntas primero debemos entender la particularidad del mismo caso. No es igual
atender en la ciudad en una clínica que en un hospital, y es mucho más distinto si
trasladamos este hospital a un área rural. ¿Qué pasa ahora si lo vemos desde el
caso indígena amazónico? Pues dependerá de diferentes variables las que
condicione el caso, y es por ello por lo que tenemos que tener en claro primero que
factores pueden estar afectando al mismo. Elementos como el idioma pueden
transformarse en una barrera. La distancia o la desconfianza que puede haber entre
las personas locales del centro de salud también influyen en cómo se desarrolla el
dialogo en un consultorio o en una charla sobre la salud y reproducción. Es por lo
mismo que todos estos elementos deben ser tomados en cuenta a partir del trabajo
de campo. Todos los fenómenos que transcurran y configuren la relación que puede
haber entre personal de salud y población indígena resultan clave en la comprensión
de este. Cómo ve la población al personal, cual ha sido su historia en relación a
asistencia y uso de los servicios de salud, posibles conflictos directos o indirectos
con la comunidad, las propias nociones culturales que puede tener la población que
tienes al frente, no solo sobre salud, sino también sobre su posición frente a los
extraños en su territorio.
Las experiencias de atención por parte del personal de salud son muchas
veces interpeladas por el hecho de que el proceso de tratar a una persona indígena
termina siendo ineficaz debido al no entendimiento de lo que el otro está
expresando. En otras palabras, estos encuentros médicos se sedimentan sobre la
falta de dialogo efectivo, sobre el no lograr entender completamente al otro y por lo
tanto traducir mal lo que el paciente está transmitiendo, como veremos en el
siguiente ejemplo.
“...para los profesionales de la salud es muy común el primer punto de encuentro con
personas indígenas. No entienden el idioma, no saben nada sobre el contexto de personas
indígenas, muchos se sienten verdaderamente perdidos, y se vuelven frustrados por
encuentros donde no se provee a ellos con pistas interpersonales y de diagnósticos a los que
ellos están acostumbrados” (Gonçalves, 2015, p.124)
Claro que esta es solo una dimensión de toda la problemática, y es que como
hemos venido estableciendo existen más temas subyacentes a los fenómenos de
encuentros médicos, siendo el tema de comunicación uno muy importante porque
nos catapulta a otros tales como la noción de etnicidad por parte del personal, el
proceso de reflexión que este produce sobre a quien se está tratando y que
diferencias presenta frente a uno. Un tema que deja fuera Gonçalves es su
centralización en los padecimientos del sujeto indígena, y no tanto en como lidia el
personal de salud con estas barreras culturales, dejando de lado los procesos de
interpretación y reflexión que se hacen los doctores y demás personal al haber este
fenómeno de malinterpretación. Estos procesos de reflexión ante la adversidad
comprensión de las barreras idiomáticas y culturales es abordado en el estudio de
Pereira (2012) que mencionamos en nuestra revisión de literatura.
El aporte teórico que desarrolla Kelly busca problematizar este ámbito que
sostiene que el personal de salud suele controlar todos los aspectos de sus
parámetros de atención, colocándose desde una posición de autoridad y que a su
vez refleja los discursos institucionales del estado de tener controlada a la población
indígena bajo su modelo cultural. El modelo medico hegemónico es cuestionado no
tanto en el discurso que imprime sino en su capacidad de ejercer poder dentro de un
contexto como este. De cierta forma, imprime también la capacidad que tienen los
pacientes indígenas de poder presionar al sistema médico, aunque siguiendo con la
línea de Kelly ya no debemos plantearlos solo como pacientes, sino que estamos
hablando ya de sujetos políticos que utilizan su identidad como medio de
negociación respecto a qué buscan del sistema biomédico y al mismo tiempo de las
instituciones estatales. Como colofón final, debemos tener en cuenta que el
desarrollo teórico desde este enfoque enfatiza mucho en las condiciones que se dan
en contextos indígenas específicos. Kelly busca con su propuesta abrir y
problematizar respecto a como transcurre el poder dentro de estos escenarios,
cuestionando un poco la mirada que posiciona al sujeto indígena sujeto de
subordinación y con poca capacidad de negociación y en vez posicionando la figura
de una comunidad que aplica su agenda en salud a los servicios de atención. Este
aspecto juega mucho también la condición del agente médico, quien, si bien puede
tener presente discursos de jerarquización, este experimenta a también a nivel de
individuo, debe establecer procesos de negociación y ceder en ciertos aspectos
para hacer funcional su trabajo y también para que la población desee acceder a los
servicios. Existen diversos parámetros que condicionan todo este juego de poder,
que sin duda deben ser tomados en cuenta cuando hablamos de cómo se constituye
un encuentro medico con población indígena amazónica.
15
Al respecto Kelly argumenta que ello no necesariamente quiere decir que el personal de salud adopte las
practicas tradicionales del sector folk o popular, ya que indica la población Yanomami acude a los
establecimientos cuando desea ser atendida por “medicina occidental”, sino que se refiere a que la aplicación
de las técnicas biomédicas sean permeadas por lógicas de atención propias del sistema local, o como se
vería en la práctica, tratar de verse “mas humano (Yanomami)” que näpe (extranjero) y disminuir la sensación
que trae la biomedicina de ser invasiva y tosca para un cuerpo que está sufriendo, aunque también cita
ejemplos en que un doctor debe ceder a que agentes de salud locales (como chamanes) participen también
de la atención en caso el origen de alguna enfermedad sea complejo (2011a). En suma, estos espacios de
negociación en los encuentros médicos provocan un cambio en los parámetros de atención del personal.
El balance final que nos dejan estos enfoques teóricos es el de un análisis de
los encuentros médicos desde lo social y lo cultural. Las relaciones que se suelen
establecer dentro de los mecanismos de atención son resultado de diferentes
influencias dentro del espacio social, tanto de paciente como de personal de salud.
Las mecánicas dentro de los servicios de atención son complejas de analizar y
requieren un conocimiento competente del contexto en el que se enmarcan. Como
hemos visto, autores tienen diferentes puntos de vista respecto a como se llevan
estos encuentros, habiendo en discusión temas como estructuras subyacentes que
preconfiguran el espacio y también temas de agencia y de negociación que deben
ser tomados en cuenta. Los aportes que se han hecho desde los estudios enfocados
en población rural e indígena representan también un aporte muy importante por
enmarcar las diferencias que pueden existir dentro de estos espacios. Las distancias
respecto a elementos clave como el idioma y la disparidad a nivel cultural
representan temas que deben ser tomados en cuenta al momento de hacer un
análisis correcto. Sobre estos elementos en realidad profundizaremos cuando
hablemos de limites y equívocos dentro de las relaciones entre población indígena,
ya que constituye conceptos importantes para entender cómo se desempeña el
personal de salud ante estos contextos.
Finalmente, para Good (1993) las narrativas tienen cierto sentido en cuanto
narran un fin dentro de las acciones. El darle sentido al accionar les permite también
identificar una función dentro de las cosas. Hay un sentido en el hacer que va a
permitir construir hacia futuro lo que se quiere lograr en tanto modelo de idealización
se ha desarrollado. Esto quiere decir que dentro de una narrativizacion vamos a
encontrar no solo un sentido dentro del ordenamiento de los hechos sino también
desde el fin de nuestras acciones, las mismas que tienen una figura de continuidad
a lo largo de como las establecemos. En otras palabras, la narrativa engloba no solo
lo vivido sino lo que sigue a continuación, lo que nos permite establecernos desde
primer accionar, pero mirándolo también hacia futuro, dándole sentido a todo como
un fin mismo, como una idealización del camino elegido. Las narrativas de médicos
y personal de salud por ejemplo que podemos observar en estudios respectivos nos
permiten establecer que es lo que ha acontecido, pero también tienen una
prolongación a lo que estos desean en vistas a la continuación de su forma de ver o
actuar, ya sea cerrando sus historias con moralejas sobre lo aprendido o siguiendo
ideas pasadas que piensan se van a volver a dar a futuro. La variabilidad del caso,
de cualquier forma, es la que establecerá esta situación.
Kelly (2011a) por otro lado sugiere que las narrativas de atención deben ser
exploradas desde lo más general, para así tener un contexto más amplio, y así ir a
lo más particular, que son las relaciones intrínsecas llevadas a cabo en un espacio
reconocido por el profesional como el ambiente de atención. Es por esta postura su
posicionamiento al notar que los encuentros médicos indígenas deben ser
entendidos desde la particularidad de quien construye al otro, teniendo así su caso
donde son näpe discutiendo con indígenas, viniendo luego esta segunda capa de
identidad. La postura de Kelly sobre cómo se presentan las narrativas viene a ser
entonces muy útil sobre cómo vamos a proceder luego con la metodología,
pudiendo incluir su visión sobre ir de lo general a lo particular.
Las experiencias de atención por parte del personal de salud son muchas
veces interpeladas por el hecho de que el proceso de tratar a una persona indígena
termina siendo ineficaz debido al no entendimiento de lo que el otro está
expresando. En otras palabras, estos encuentros médicos se sedimentan sobre la
falta de dialogo efectivo, sobre el no lograr entender completamente al otro y por lo
tanto traducir mal lo que el paciente está transmitiendo.
Como hemos visto con los diversos autores, un patrón muy similar en estos
casos es la falta de entendimiento por parte del médico o técnico de salud para
entender lo que quiere transmitir la otra persona. Lo hemos visto en Goncalves
(2015), donde el desconocimiento del idioma y de la cultura, sumado al autoritarismo
que parece practicar el personal del hospital, genera que no haya una transmisión
efectiva por parte de los pacientes sobre sus dolencias y por lo tanto se generan
confusiones y malas traducciones al respecto. Lo hemos visto con Pereira (2012),
donde las experiencias reflexivas son acontecidas debido a malas praxis de los
doctores al haber asumido o interpretado una situación de manera incorrecta,
concurriendo en un mal cuidado de la salud. Y lo hemos visto en Kelly (2011a), en
los casos de pacientes graves, donde los médicos no entienden que el hablar
español es negativo dentro de estas situaciones porque se requieren otro tipo de
acciones con los familiares para que estos se tranquilicen y confíen. En suma, las
equivocaciones y mal entendidos están siempre presentes en estos casos, ya que,
como indica Goncalves, el desconocimiento del idioma y de las prácticas culturales
propicia estos errores de interpretación. Sin embargo, podemos encontrar matices
en como surgen estas equivocaciones.
El problema aquí pasa por cómo se pueden reunir esta serie de conceptos
que concurren durante el proceso de encuentro, interacción y dialogo que hay en las
relaciones de médico-paciente. Como se unen los conceptos de equívocos no
controlados, con los de traducción o con los de reflexión. ¿Son parte de un mismo
camino? ¿Se presentan de forma separada? ¿Debemos recurrir a la
particularización de cada caso? No podemos afirmar que todos los agentes de salud
pasan por un proceso de reflexión similar a los casos de Pereira y Kelly (que no los
menciona, pero puede inferir que muchos médicos con los que él trabaja han
pasado por este), e incluso sería aceptable si dijéramos que puede haber casos
donde nunca se pase por este proceso durante sus experiencias. Por otro lado,
personal de salud que incurra en equívocos no controlados parecen ser más
comunes, pareciendo más simple el caer en la ignorancia de que hay sistemas de
interpretación distinto al nuestro, no teniendo por qué de dotar de una carga
negativa tal aspecto, sino pareciendo algo más natural que pase, un error común
que todos cometemos en algún momento se podría decir, solo que en este caso las
consecuencias parecen ser mayores, ya que se está tratando con la dimensión de
salud de las personas e, indirectamente, con los procesos de alteridad también. El
termino de equivoco en su concepción no controlada es compatible en conjunto con
los procesos de reflexión, ubicándose ya sea como precedentes a este mismo o
presentándose de manera independiente también. En ese sentido, los equívocos no
controlados no tienen por qué desaparecer. De hecho, es común que estos estén
presentes constantemente, y que nunca desaparezcan por completo aun así uno se
exponga a varios procesos de reflexión y comprensión de su existencia. En suma,
los equívocos descontrolados comúnmente van a estar presentes en la praxis
médica con personas indígenas, teniendo lugar en varias dimensiones dentro del
interactuar diario, mientras que los procesos de reflexión pueden ocurrir o no, pero
ello no tiene que ser una constante necesariamente, sino que van a depender de
cómo se presente cada caso en particular.
Ahora vamos a pasar ver dónde se ubican los procesos de traducción dentro
de todo esto. Pereira presenta estos procesos como el intento de encontrar
equivalencias por parte de los agentes médicos en fenómenos que no pueden
entender concretamente (2012). Esta búsqueda de equivalencias es en realidad
muy amplia en términos de donde se produce, ya que uno podría entenderla en
primeras instancias como el proceso de traducción entre dos idiomas distintos, caso
que en realidad se puede dar al trabajar con población indígena donde los pacientes
pueden no estar tan familiarizados con el idioma del médico, pero en realidad la
búsqueda de equivalencias se produce en todo momento de la interacción de la vida
cotidiana. Incluso al comparar instituciones y agentes, como aparece en el texto de
Kelly al haber una comparación directa entre el shapori, persona con un rol de
curación en la comunidad yanomami. Las equivalencias producto de las
traducciones suelen ser muy subjetivas, muchas veces erradas, ya que el buscar
interpretaciones fidedignas de algún termino o de algún fenómeno que no
entendemos es muy complicado si uno no tiene conocimiento de la base cultural en
la que se sustenta (Pereira: 2012). Dicho de otro modo, el proceso de traducción
que se produce en estos encuentros médicos suele proceder a equívocos, las
traducciones erróneas causan que se puedan asumir concepciones del otro que en
realidad no tienen que ver. Podemos entonces enlazar el concepto de traducciones
como un modo en que se producen los equívocos no controlados en los encuentros
médicos, ya que el incurrir en el error puede ser muy posible y a la vez muy difícil de
detectar, producto del poco entendimiento que se tiene de los imaginarios
contrarios. Para empezar, veamos este caso.
“El profesional de la salud, presionado por la urgencia de la traducción, por Otros que se le
imponen como condición misma de realizar aquello que cree ser su oficio, atormentado por
su propio lenguaje y por sus propios textos, de los cuales no consigue desprenderse
fácilmente, y con qué tiene que trabajar para conferir sentido a las experiencias, no
encontrando equivalentes, y muchas veces des preparado para ese encuentro y esas
traducciones, ora es llevado a traducciones etnocéntricas - aquella traducción que niega la
extrañeza de la obra extranjera" (Berman: 2002; en Pereira, 2012, p.526)
Una mala traducción puede ser producto de los equívocos no controlados, si
tratamos de combinar ambos enfoques. El no ser consciente sobre la variabilidad en
la interpretación de sistemas ajenos al nuestro produce que tratemos de entender
fenómenos desde nuestro punto de vista cultural, siendo este caso el concepto de
enfermedad en los indígenas Caiapó. Si bien los indígenas lo han traducido como
enfermedad del indio, aún tenemos mucha distancia entre ello y una enfermedad
biomédica. Y es entonces que, al fracasar el intento por entender por medio de la
traducción, aparecen en el horizonte los limites en la comprensión de dos culturas,
barreras invisibles que nos imposibilitan comprender más allá de nuestro propio
sistema/cultura, y ello se debe a que esta construcción ajena no exista en nuestra
forma de concebir las cosas, es propia de los indígenas Caiapó, así como la noción
de la médica sobre enfermedad biomédica solo puede ser comprendida por ella
(Pereira: 2012). Es por eso también que la equivalencia buscada por los indígenas
no es la adecuada, porque ellos también fallan al intentar comprender que significa
enfermedad para la persona occidental. Pueden acercarse por medio de las
traducciones idiomáticas, pero las equivalencias nunca van a ser perfectas, y ello se
debe a que los conceptos que se intentan comparar son intrínsecamente distintos.
Las traducciones nos permiten visualizar estos límites, son el camino por el cual una
persona puede determinar que hay algo más allá de lo que su propia concepción le
indica (Pereira: 2012). En resumidas cuentas, le va a permitir convertir un equívoco
descontrolado en controlado, ya que aparece esta noción sobre que mi
interpretación no es la misma que el del otro, y por eso mi intento de traducción está
fallando.
Las traducciones, por tanto, como se dan en estos contextos, deben ser
entendidas desde los mismos límites de comprensión entre dos sistemas de
interpretación diferentes. Estos espacios liminales van a estar presentes
constantemente en las experiencias de los médicos expuestos a trabajar con
personas indígenas, enriqueciendo aún más el estudio del fenómeno. Además, este
proceso vendría a enlazar los equívocos no controlados con los procesos de
reflexión que también toman parte en la lectura de Pereira, representando una
transición entre ambos estados de concientización del contexto. Podríamos decir
que, en este caso, un profesional de salud tiene la posibilidad de estar expuesto a
ello, ya que su trabajo directo con pacientes y el mismo hecho de residir (si es que lo
hace) con personas indígenas va a causar que note estos límites, o al menos que
haya tal posibilidad, como pasa en el caso de Pereira. Esto no tiene que
necesariamente replicarse en el campo. De hecho, solo representa otra visión sobre
el recorrido que toman los encuentros médicos, pero que nos da pie a seguir
problematizando sobre el carácter de este y nos da herramientas sobre como lo
vamos a abordar en el campo.
Para intentar abarcar este tema, debemos introducir algunos estudios que
hacen referencia también a como se constituyen continuos culturales que se
establecen a partir de sujetos indígenas que transitan desde un margen a otro. Gow
(1991) en su trabajo sobre imaginarios de etnicidad en el Bajo Urubamba representa
un excelente ejemplo de cómo se construye estos continuos. En este caso el habla
de un continuo que combina lo histórico y el territorio. Dentro de su investigación los
procesos civilizatorios han tenido lugar en la región del Bajo Urubamba y han
transformado a sus poblaciones originarias hasta ellos mismos considerarse como
sujetos distintos a sus antepasados, más insertados en las lógicas de mercado y en
el mundo occidental. En el otro margen están los grupos indígenas que se
mantienen aislados, dentro del bosque, a quienes se les asocia más “indígenas”,
similares a lo que ellos fueron antes de la llegada de la fiebre del caucho que causo
la esclavización de estos grupos a manos de comerciantes y caucheros. Similar es
también el continuo que constituye entre los grupos Yanomami del alto Orinoco que
Kelly (2011a) explora en su trabajo etnográfico. En este caso, insertándose en los
procesos de modernización de los pueblos indígenas, el relata la construcción del
sujeto Yanomami a partir de su lugar de procedencia. Utilizando el rio Orinoco como
referencia, refiere a que los Yanomami más internados en los espacios poco
explorados, a quienes las lógicas modernizadoras los ven como más salvajes, son
vistos en realidad como “más Yanomami” que los que habitan los márgenes del rio
más cercanos a las ciudades modernas, quienes están dejando de ser indígenas y
pasando por un proceso de mestizaje, de transformación a näpe, que deja de ser
Yanomami.
Siguiendo con esta idea, todavía debemos revisar qué más constituye a este
sujeto indígena producto de las narrativas del personal que les brinda atención en
salud. Como ya hemos dicho varias veces, el componente territorial parece separar
y caracterizar a los diferentes grupos que conviven en la provincia del Manu. A
veces no es el factor territorio el que define esta separación, sino el étnico, como
vimos en la contraposición entre Matsigenkas y Harakbuts. A veces ambos
elementos no terminan de definir un continuo, y tenemos narrativas que adscriben
características a la misma definición de indígena, como cuando se dice que estos
grupos no se preocupan por su salud. Y también podemos encontrar divergencias
en los discursos, ya que al ser varios los agentes, es inevitable que no siempre los
conceptos estén presenten en todo el universo.
Pregunta general
Preguntas especificas
¿Qué temas son los que más resaltan dentro de las narrativas del
personal de salud sobre atención a población indígena?
Figura 1
Mapa de la microrred Salvación según su distribución de establecimientos en la
provincia del Manu
Nota. Adaptado de Plan de Desarrollo Concertado Distrito Manu (p. 62), por CESVI, 2015,
Municipalidad Provincia del Manu
Las principales actividades económicas que se realizan en este espacio son
principalmente las de agricultura, agropecuaria y pesca, concentradas
principalmente en el espacio rural, y también un importante sector comercial,
centrado principalmente en el casco urbano en Villa Salvación (CESVI, 2015). Las
comunidades indígenas amazónicas se enfocan principalmente en la economía de
subsistencia, principalmente la siembra de diversos cultivos. Las comunidades en el
Parque son las más limitadas económicamente, ya que solo se les permite
dedicarse a las actividades conocidas como “tradicionales” y que no afecten
profundamente el ambiente (Yu et al., 2013).
19
El puesto de salud en la comunidad Matsigenka de Shipetiari.
debido la falta de personal, aunque en años anteriores había estado funcionando
normalmente.
20
El establecimiento de Shipetiari no está oficialmente reconocido como puesto de salud, por lo que no es contabilizado
dentro de los establecimientos. Adicionalmente, al momento de realizar el campo, este no se encontraba en uso
21
Fuente. CESVI: 2015
historias clínicas, documentos administrativos e informes de metas de los distintos
establecimientos de salud. También se observó que funciona como un centro de
abastecimiento de insumos médicos, al menos por parte de los puestos más
cercanos. Además, el centro de salud se encuentra comunicado con el resto de los
establecimientos mediante un sistema de radio, al cual se recurre según el personal
en casos de emergencia. Durante la estancia este nunca se usó, por lo que no se
puede verificar para que casos exactos se ha utilizado.
22
En el puesto existía una sala de internamiento, sin embargo, esta no estaba equipada adecuadamente para brindar el
servicio según comentaba el personal.
de otro espacio destinado al centro (aunque ello se contradice con el supuesto
descenso de nivel y por tanto de presupuesto). El local cuenta con diversos
espacios dispuestos en tres estructuras, además de un patio delantero que sirve
como sala de espera y uno trasero que sirve como estacionamiento de vehículos,
siendo una ambulancia la que se tiene a disposición. Para entender mejor la
variedad de espacios y salas se presenta un plano que da cuenta como se
encuentra distribuido el espacio23.
24
Los doctores comentaron en que puede haber casos en que el paciente no desea identificarse con ninguno de los
códigos, por lo que estos pueden inferir a que pueblo podría proceder el paciente, por tanto, el procedimiento de
autoidentificación no es tan preciso en la práctica. Sin embargo, estos casos, según el personal que dio tal información,
nunca han tenido lugar en el establecimiento, siendo solo una posibilidad hasta ese momento.
2.2.2.- Establecimientos de salud dentro de la microrred de Salvación
26
Según el director y algunos agentes de salud de la cabecera los trabajadores de salud que se encuentran dentro de los
puestos de Tayakome y Yomibato no pueden salir tan fácilmente debido a restricción administrativas de la reserva, por lo
que solo en contadas ocasiones se les da esta facilidad, mayormente si la razón tiene un motivo de relacionado con el
servicio de salud. En palabras de los agentes estas personas no pueden salir ni “para visitar a su familia”.
27
Solamente en Salvación existe cobertura telefónica celular, haciendo imposible la comunicación por este medio con el
resto de los puestos
Boca Manu
Estas atenciones integrales permiten por tanto que la cabecera no se encuentre del
todo aislada del resto de puestos, así como la población en cuanto acceso a la
salud. Sin embargo, como veremos en la sección de problemáticas, dentro de la
microrred existen hay diversos problemas que no permiten el acceso a la salud a
toda la población que debe cubrir esta, y que procedimientos como las atenciones
integrales o las referencias a centros médicos de mayor complejidad son aún
insuficientes.
28
Fuente: MINSA: 2006
Nivel de Personal mínimo requerido Observaciones adicionales
complejidad
• Licenciado en obstetricia.
• Técnico de enfermería.
Categoría I-3 • Médico cirujano o médico familiar. -Es el centro de referencia inmediato para
• Odontólogo. los puestos de categoría I-1 y I-2
Categoría I-4 • Médico cirujano o médico familiar. -Requisito el contar con Internamiento de
• Médicos especialistas: Gineco-Obstetra y Pediatra. corta instancia, principalmente para casos
• Odontólogo. materno-infantil.
• Licenciado en enfermería.
• Licenciado en obstetricia.
• Técnico de laboratorio.
• Técnico de farmacia.
• Técnico de enfermería.
• Técnico de estadística.
• Técnico administrativo.
Clasificación de establecimientos de salud según personal mínimo asignado
¿Quién puede asumir este cargo? Pues al parecer el único requisito es estar
nombrado o tener un contrato CAS, elementos que explicaremos más adelante. No
es necesario tampoco que tenga el grado de médico, ya que la directora al momento
del campo era licenciada en enfermería 29. Por otro lado, el asumir el cargo de
director no excluye a la persona de sus responsabilidades dentro de atención
medica dentro del centro, por lo que tiene que compaginar ambas labores al mismo
tiempo. Asimismo, la asignación de turnos y días de descanso es la misma para el
director que para el resto del personal 30. En resumen, el director de la microrred
posee una carga de trabajo mayor que el del resto de sus compañeros al tener que
desempeñar dos labores distintas.
Medico X X X
Lic. Enfermería X X X
Cirujano Dentista X X
Lic. Psicología X
Lic. Obstetricia X X X X
Tec. Enfermería X X X X X X
Tec. Farmacia X X
Tec. Laboratorio X
Biólogo X
31
Fuente: Elaboración propia
32
Se considera el personal que hubo cuando el centro estaba activo
variantes en este: profesionales con grado de licenciatura y profesionales con grado
técnico.
Nombrado Pueden estar varios años, existen -Nombramiento por parte del MINSA
casos de más de 20 años en la
-Las personas nombradas pueden pedir
microrred
su traslado de plaza de un puesto de la
microrred a otro
-Comunidades Locales de
Administración de Salud. El agente bajo
contrato se encuentra comprometido
con el programa de mismo nombre
cuyos objetivos pasan por la
participación conjunta de servicios de
salud y comunidades33
33
Fuente: MINSA: 2008
alejados, por lo que han tenido una experiencia directa al trabajar con población
indígena amazónica.
Para cerrar la sección, cabe aclarar que las modalidades de contrato suelen
ser independientes del tipo de profesión que se tienen. Así podemos tener casos de
técnicas en enfermería con contrato por locación, otras nombradas y otras por CAS.
También encontramos el caso de licenciadas en enfermería SERUMS, al igual que
obstetras, o de profesiones más específicas como técnico de laboratorio o biólogo,
que vienen a ser nombrado y SERUMS respectivamente. En suma, el tipo de
contrato al que se está vinculado resulta un elemento muy útil para analizar al
agente de salud que se tiene en frente.
En esta sección se hablará sobre los agentes que están distribuidos dentro de
la microrred de salud Salvación y con los que se interactuó directamente durante la
visita de campo. Como ya hemos mencionado, la mayor parte del trabajo de campo
se desarrolló en el centro médico Salvación, conviviendo con su personal y estando
involucrado en la medida de lo posible en como los agentes brindan la cobertura de
salud en la zona. En el caso del resto de puestos de salud se llegaron a visitar
solamente 3 de los 11 que conforman toda la microrred. Estos son los de Shintuya,
Itahuanía y Shipetiari, siendo en este último que se buscó también al personal que
había trabajado hasta antes de que el centro se abandonara para poder así obtener
información al respecto. Por motivos de tiempo los puestos de salud de Gamitama y
Mancilla no fueron, mientras que los que se encontraban al otro lado del rio Madre
de Dios tampoco pudieron visitarse debido al alto costo que implicaba el transporte
hasta esos sitios. A continuación, una descripción del personal que integran los
puestos de salud visitados y con los que se interactuó.
2.3.4.1.-Caso Salvación.
Hemos ya comentado mucho al respecto de la cabecera de microrred,
describiendo el centro en sí y que profesionales de la salud podemos encontrar en
este sitio. Lo que comentaremos ahora consiste en describir al personal que
integraba este sitio y como transcurrían las dinámicas entre estos.
Profesión Medico Lic. Cirujano Lic. Lic. Tec. Tec. Tec. Biólogo
Enfermería dentista Psicología Obstetricia Enfermería Farmacia Laboratorio
Centro de salud
Salvación 4 5 1 1 3 6 1 1 1
Shintuya - 1 - - 1 1 - - -
Itahuanía 1 - - - 1 1 - - -
34
Enfermedades diarreicas agudas
Toda esta política de prevención encuentra su razón dentro de las “metas”,
que como su nombre lo indica son una serie de logros que impone la DIRESA y el
MINSA y que cuantifica el trabajo hecho por el personal, pudiendo así evaluar si se
han cumplido o no, teniendo entonces consecuencias para el centro de salud. Mas
adelante hablaremos en profundad del tema, pero por ahora se mencionará que
todas estas campañas y controles están dentro de las metas impuestas, siendo esta
la razón por la que se debe cumplir con todos estos procedimientos.
El centro había logrado ser manejado solo por ella durante los 7 años que
estuvo. Según sus palabras la razón por la que se quedó tanto tiempo fue porque se
sentía cómoda con su rutina y porque el jefe de la comunidad le había pedido que
se nombre en el sitio, ya que estaban muy conformes con su trabajo y deseaban
que su estadía fuera permanente. Sin embargo, los incidentes con población no
contactada en el lugar la hicieron pensar en tomar la decisión de retirarse, hecho
que se dio en 2016, pasando a trabajar en Itahuanía desde entonces.
Sin embargo, el mayor efecto a corto plazo sería la saturación del personal
ante la disminución de la nómina. Esto está conectado a que el personal de
Salvación ya ha estado en una situación similar anteriormente, como comentaría el
director. Esta problemática será tratada a continuación, la tiene que ver con un
problema de falta de personal.
Según las palabras de otro agente las responsabilidades que ellos cumplen
van más allá de las obligaciones que implica su contrato. El tener que hacer
tamizaje de anemia, vacunación y las estrategias de prevención 35 van más allá del
horario que debe cumplir por ley. Sin embargo, según afirman algunos agentes
existe un sentimiento de responsabilidades frente a estos casos, es decir estas
labores, aun así, sean desgastantes, deben cumplirse. Estos elementos son los que
constituirán posteriormente un tipo de discurso presente en la mayoría de las
agentes, del cual hablaremos más adelante.
Salvación-Cusco 40 soles -
36
El express viene a ser cuando se alquila un servicio de transporte (pudiendo ser en motocicleta o camioneta) que no
esté en ese momento activo, es decir que no esté programado para salir, por lo que se contrata como un modo fortuito y
rápido de poder movilizarse por el distrito, siendo su precio muy elevado
Este problema del transporte no se genera solo en la cabecera de red. En
Itahuanía también se mencionó las dificultades que se tienen para poder hacer
asistencias integrales dentro de su jurisdicción, sobre todo si se quiere llegar a
Shipetiari que se encuentra cruzando el rio. Esta dificultad es razón por la cual las
atenciones integrales han pasado de ser una cada dos meses a una cada cuatro, ya
que no hay dinero que permita pagar el costo de combustible. El cobro de
combustible por parte de pobladores para los médicos también ha sido motivo de
incomodidad para estos, ya que sostienen que si están realizando una labor
humanitaria para beneficio de los propios pobladores debería ser lógico que no haya
un cobro por el servicio, según comenta el personal en Itahuanía.
37
En el caso de Yomibato se sostiene que por las distancias es más efectivo llevar a un paciente al hospital en Puerto
Maldonado que al hospital en Cusco.
hemos hablado tenemos que existe una dificultad por parte del personal de salud de
llegar a todos los sitios que están bajo su cuidado, siendo muchas veces imposibles
poder cumplir con las metas establecidas debido a las distancias que algunos
establecimientos se encuentran. El mejor ejemplo de ello son las comunidades
indígenas de Tayakome y Yomibato.
Como ya hemos comentado el lograr llegar a estos sitios resulta muy difícil
debido al tiempo que toma poder recorrer todo el rio Manu hasta sus locaciones. Es
por ello por lo que las asistencias integrales solo pueden realizarse una vez al año y
en las épocas en que el cauce del rio se encuentra elevado para poder llegar más
rápido. En caso viajar en una época seca el viaje se convierte en algo casi
imposible, teniendo que sortear lugares donde casi no hay agua y debiendo empujar
el bote. Para el personal estos tipos de viajes son especialmente agotadores y
estresantes, aunque algunos afirman que el paisaje que contemplan de alguna
manera justifica el viaje, así como la sensación de aventura que experimentan al
cruzar estos sitios. En todo caso parte del personal reconoce el difícil acceso que
tienen estos sitios y el hecho de que deban ir por lo menos una vez al año genera
cierta incomodidad.
Habiendo visto todas las dificultades que hay para poder llevar un servicio de
salud a todos los asentamientos y comunidades que figuran en la microrred,
sumando además a lo que se considera una falta de compromiso por parte de la
población con su servicio, es entendible de que no se lleguen a las metas
planteadas. Otro elemento que es criticado en este sistema de metas es que no son
razonables frente a la realidad que se tiene. Además de que la cantidad de informes
que se piden de sitios a los cuales es muy difícil llegar también hay exigencias que
debido al transfundo cultural son imposibles de realizarse. El mejor ejemplo de ello
sucedió en Itahuanía. Como parte del sistema de metas a la doctora se le pedía que
por lo menos dos veces al año realizara un examen de próstata a dos personas en
el lugar. Por supuesto ello resulta totalmente imposible, y se comprobó cuando ella
buscando algún candidato que pudiera estar abierto a la posibilidad se terminara
negando rotundamente. La doctora admite que se hace lo que se puede para
cumplir las metas, pero debido a esta falta de criterio que tienen respecto a la
realidad de la microrred es imposible haciendo al 100%, afirmando de que hacen
todo lo posible y se llega al 30%.
En suma, este capítulo nos permitirá desarrollar como es que hemos aplicado
nuestros conceptos al campo y bajo que parámetros hemos finalmente diseñado las
historias de la que posteriormente extraeremos la data interpretativa y que tiene
como fin el responder a nuestra pregunta principal. El entender mejor como es que
se puede presentar empíricamente nuestro concepto teórico y desde donde lo
estamos generando resulta crucial para entender finalmente desde donde estamos
desarrollando nuestra data. Por tanto, los ámbitos que desarrollaremos aquí tratan
de enfocarse como desde el campo observamos este proceso y desde que
elementos fueron generados las historias, así como que los distintos contextos en
que pueden emerger una y otra puede definir también que tipo de historia estamos
oyendo (u leyendo) y que elementos son los que resaltan más dentro de esta, o
hacía que fin está dirigido. Además de ello exploraremos de qué manera se
estructuran estas, estableciendo así tipologías no solo partiendo desde el ámbito en
que son generadas, sino también partiendo por qué es lo que una narrativa
necesitaría para ser establecida como tal. En resumen, esto nos permitirá tener un
diseño estándar de narrativas que nos sirve para seleccionar la data valida dentro
de los parámetros que nos exige nuestra pregunta inicial.
38
Para más detalle de estos agentes revisar Anexos: Índice de Entrevistas.
39
La mayor parte de la información recabada para desarrollar el Capítulo II tiene origen en estas entrevistas.
Profesión/ Puesto de Formato de Tiempo que lleva Puestos y/o centros Experiencia de
atención contratación trabajando en su de salud relevantes 40 atención con población
actual establecimiento en los que se indígena amazónica
de salud desempeñó antes
Medico (Salvación) SERUM Desde mayo del 2018 --Primera experiencia Limitada a atenciones
integrales en toda la
microrred
Medico (Salvación) Locación Desde agosto del 2018 -Trabajó en comunidades Limitada a contados
rurales en la región pacientes radicado en
Cuzco Salvación de origen
Matsigenka. Próxima a
realizar atenciones
integrales
Medico (Itahuanía) SERUM Desde mayo del 2018 --Primera experiencia Limitada a atenciones
integrales en Shipetiari y
anexos con población
indígena amazónica
Técnico en enfermería Nombrado Periodos entre 2000-1 y -Centro de salud en Experiencia conviviendo
(Shintuya) 2004 en adelante Puerto Maldonado con comunidad de
Shintuya, tiene un amplio
conocimiento de los
procesos por los que ha
pasado el asentamiento
Técnica en enfermería Nombrada Desde agosto de 2018 -Puesto de Tayakome Experiencia trabajando
(Salvación) -Puesto de Itahuanía41 buen tiempo en la
comunidad de Tayakome,
dentro de la reserva del
Manu. Único personal
encontrado que ha trabajo
dentro de manera activa
Técnica en enfermería Nombrada Desde abril de 2018 -Puesto de Shipetiari Mas de 8 años trabajando
(Itahuanía) en la comunidad de
Shipetiari, único personal
que había en la posta
hasta que esta dejó de
funcionar. Durante ese
periodo afirma avistar
grupos de no contactados
4021
El personal de salud entrevistado, a excepción de quienes estaban realizando su SERUMS, contaba que a lo largo de
su experiencia profesional podía haber sido rotado multitud de veces. Para evitar la aglomeración que puede resultar de
nombrar el historial de cada individuo se han seleccionado solo los establecimientos que resulten relevantes para el
criterio del investigador.
41
Actualmente la enfermera sigue perteneciendo a este puesto, pero se le refirió a Salvación por falta de personal
población
Licenciada Obstetra Locación Desde agosto del 2018 -Puesto en comunidad Nula experiencia con
(Salvación) rural del distrito población indígena
Cotahuasi, Arequipa amazónica, preparada
para próximas atenciones
integrales
Licenciada en enfermería Nombrada Desde 1992 (de mayor -No relevante A pesar de solo haber
(Salvación) antigüedad) trabajado en el
establecimiento de
Salvación es una de las
primeras en realizar
visitas médicas a las
comunidades dentro de la
reserva. Sus años de
experiencia denotan gran
cantidad de anécdotas
habiendo recorrido toda la
microrred y sitios
aledaños
Laboratorista (Salvación) Nombrada Desde septiembre de -Puesto de Boca Manu Trabajó varios años en
2017 Boca Manu, conviviendo
con población Matsigenka
mayormente.
Como punto final debemos observar que muchas veces la experiencia que
acumulaba el personal de salud no era lineal. En ese sentido vamos a encontrar que
la evocación de historias sobre atención podía verse entrelazadas a otras
experiencias que podían haber tenido lugar durante la formación superior del agente
o con su trabajo en otras regiones, ya que esta recordaba a algún evento similar o
podía aplicarse un aprendizaje importante que se recuerda a un escenario distinto
en la memoria. Por eso es por lo que observaremos como las narrativas no son
historias sobre un evento especifico que va a girar solo entorno a este, sino que
42
En este caso se están refiriendo a la falta de recursos que tienen los trabajadores estatales de salud para poder abarcar
eficientemente las distintas problemáticas que puede tener una población rural.
están acompañados de reflexiones, saltos a otras remembranzas de la memoria o el
anexar datos que pueden ser importantes en el contexto de la historia.
43
Esta es una interpretación propia que sirve para dar ejemplo a lo que queremos desarrollar. Un análisis a mayor detalle
se dará en el siguiente capítulo cuando trabajemos directamente con las narrativas acumuladas
poder entender el fenómeno mejor y extraer la información necesaria de estas
historias para finalmente poder responder a nuestra pregunta principal. El poder
trasladar nuestra teoría al campo resultó en un mejor manejo de las historias que se
nos presentaban, así como entenderlas no solo como hechos aislados, sino que hay
una interconexión entre ellas que nos permite narrar una historia mucho más
grande, que es la del propio agente y su sentido de interpretación que tiene sobre su
labor médica. Sin embargo, aún nos falta entender cómo es logramos establecer un
criterio para seleccionar que narrativas eran válidas para nuestros criterios de
investigación. Puede sonar tan fácil como el saber reconocer un relato que provenga
de una experiencia propia o de terceros, sin embargo, esta reflexión representaría
un ejercicio que finalmente nos permitió establecer un modelo estándar de
narrativas que nos permite tener un punto de partida y reconocer cuando es que
estamos escuchando una narración valida y cuando no, e incluso poder desarrollar
una tipología de narrativas según las características que presentaran.
44
También nos encontramos contados casos en los que la narración no era lineal, ya que podía hacer remembranzas de
hechos pasados a los sucesos que se narraban como recurso para enfatizar algún punto. Sin embargo, estos cumplían la
misma función que las narrativas más lineales, ya que podían terminar acompañados de alguna reflexión o algún otro tipo
de dato
su experiencia de atención a la mujer en labor de parto, tomándose como punto de
referencia siempre en cuanto a las acciones que va a tomar la historia. El final
incluye una pequeña reflexión sobre su aprendizaje en este tipo de situaciones que
ella denominaría extrema, muy complicada de resolver. Este tipo de narrativas
fueron muy comunes, sobre todo las que emergieron durante las entrevistas.
Normalmente la narración de la experiencia no terminaba con el fin de los sucesos,
sino que esta iba acompañada de una reflexión al respecto, pudiendo ser como en
este caso el resaltar su aprendizaje o en otros casos usar el caso para realizar una
crítica en algún ámbito del cual estaba inconforme, como en muchos casos era el
criticar el estilo de vida de la población indígena o hacia la labor del estado, tema
que se elaborara en el siguiente capítulo. La presencia de estas reflexiones podía
ser un indicio de que estábamos escuchando una narrativa que representaba un
momento importante dentro del imaginario del agente.
Por otro lado, también se nos podían presentar narrativas cuya función no era
presentar algún aprendizaje o reflexión o algún impacto que mostrara el individuo, al
menos no tan notoriamente como cuando lo presenciábamos en los otros casos.
Ejemplos de ello eran las historias que narraban las travesías que debía hacer el
personal para llegar a las comunidades más alejadas de la cabecera de red, que, si
bien podía contener contenido interesante o información relevante, normalmente
tenían una función de describir o mostrarse emocionados por el paisaje que
presenciaban en la travesía por los ríos.
“...cuando salimos del puerto de Boca Manu todavía veíamos alguito de civilización,
de casitas, pero ya luego de un rato la selva se volvía más salvaje, solo había árboles en los
alrededores. Ya cuando pasas el primer control todo lo que ves es verde, muy bonito todo,
puedes ver a los animales. A veces el rio no hay agua, tienes que bajarte y empujar nomas, y
ya luego de una parte puedes ir caminando. Llegas cansado, tres días pues en rio, pero tú lo
ves todo y todo es natural, todo es verde, ves el rio todo ancho, es una bonita experiencia...”
(narración de enfermera sobre la primera vez que realizaba una asistencia integral a los
puestos de Tayakome y Yomibato)
45
Esta por supuesto es una apreciación subjetiva, pero sirve como ayuda metodológica ya que así podemos determinar y
definir qué tipo de data estamos buscando en las narrativas para poder cumplir nuestros objetivos principales y
específicos
consistió en determinar en qué espacios emergían estas narrativas referentes a la
atención de pacientes indígenas. En otras palabras, determinar si es que existe un
espacio específico donde estas aparecen puntualmente y entender por qué este
espacio(s) propiciaría esta dinámica. Lo primero que observamos es que las
narrativas que hagan referencia específicamente a la atención indígena no son lo
único que van a aparecer. Si tomamos en cuenta además como nos hemos
desempeñado metodológicamente para recolectar la data vamos a encontrar que
parece ser más fácil encontrar este tipo de información específica mediante las
entrevistas semi estructuradas, simplemente porque son más fáciles de dirigir
haciendo preguntas puntuales. Sin embargo, la desventaja de recoger estas
entrevistas es que no estamos observando un espacio de emergencia de narrativas
en sí, sino que las extraemos mediante preguntas, por lo que va a ser necesaria otra
estrategia a la par. Como desarrollamos en nuestra metodología el acompañamiento
en el día a día del agente de salud resultaría clave para responder esta pregunta
desde un aspecto más de espontaneidad de generación de narrativas, aunque ello
entra en discusión, ya que el mismo hecho de que el investigador conviva en lo
posible con el personal rompe cierta naturalidad que posee la dinámica del
establecimiento de salud. A pesar de todos estos obstáculos logramos recolectar
buena cantidad de historias del personal de salud que respondían directa o
indirectamente a nuestra pregunta principal, y simultáneamente también lo hacía
con nuestra segunda pregunta específica, ya que logramos determinar ciertos
espacios que propiciaban el emerger de narrativas.
46
Esta estrategia también fue aplicada cuando se visitó los otros establecimientos de salud, ya que la campaña era a nivel
de toda la Microred
normalmente por parte del personal como sala de descanso o donde podían
tranquilamente realizar su papeleo en caso no tuvieran consultas. Con frecuencia
observamos que las licenciadas y técnicas eran quienes más acudían a esta sala,
pero también podíamos ver pasar a algún medico si es que este necesitaba algo.
Dentro de lo ajetreado que puede ser el día de un médico o de un enfermero los
espacios de conversación entre colegas eran muy raros de ver. Esta sala era uno de
los pocos en que podíamos ver interacción que no pasara solamente por lo
profesional. Era sobre todo cuando empezaba el turno de mañana y en la transición
hacia el turno tarde cuando la sala se volvía un espacio de conversación y de
intercambio de anécdotas sobre lo que les había ocurrido a lo largo de la semana.
Algunas veces se podía observar cómo se compartían historias entre el personal
más antiguo con los recién llegados, a modo de que por medio de estas narrativas
entendieran el sitio en el iban a desempeñarse como profesionales. Este espacio
entonces, al volverse como una especie de sala común cuando no estaba en uso,
servía de espacio de confraternización entre colegas al cual acudían en los
momentos en que el flujo de pacientes no era tan elevado (principalmente de
miércoles a domingo). Un espacio similar a este era el de la sala de triaje, solo que
aquí podía verse más a los técnicos en enfermería, quienes eran los encargados de
esta labor. Aquí también podíamos observar una interacción en los momentos en
que no había paciente, debido a que el sitio podía ser compartido por dos o tres
enfermeros a la vez. Si bien aquí no observé tanto estos espacios de narrativas
como si lo había en la sala de reuniones, el ambiente de confraternización invitaba a
pensar que las personas podían compartir sus historias de atención en comunidades
indígenas, sobre todo porque una de las técnicas que atendía ahí había trabajado
varios años en la comunidad de Tayakome, y siempre que tenía tiempo conversaba
con ella para que me contara sobre su experiencia en el sitio. Ella menciona que a
veces entre colegas intercambiaban experiencias sobre situaciones que podían
presentarse como fuera de lo común en su imaginario, aunque esta era más bien
una práctica casual que dependía del contexto. En resumen, estos dos espacios
constituían un centro de interacción entre el personal y eran los únicos dos (hasta
donde pude determinar) donde podía haber este tipo de conversaciones que
invitaran a compartir experiencias.
Finalmente, si queríamos encontrar algún otro espacio donde existiera la
posibilidad de que emergieran narrativas de atención debíamos buscar otros
espacios de confraternización entre colegas. El primer sitio al que se recurre serían
los recintos donde el personal de salud desayunaba, almorzaba o cenaba en
conjunto. A la hora del almuerzo era común que parte del personal vaya en grupo,
sobre todo las enfermeras y obstetras. Nunca logré poder insertarme en estas
dinámicas debido a que no tenía la suficiente confianza con todas las enfermeras y
a que al ser casi siempre un grupo solo conformado por mujeres la entrada de un
varón podía ser mal vista. Al espacio que sí llegamos a estar fue el compartir
desayuno con el personal, sobre todo después de las campañas de desparasitación
que debían realizar muy temprano. Mas de una vez ocurrió que después de realizar
la labor con un grupo podíamos ir a desayunar a algún puesto dentro de la ciudad.
El tiempo que se compartía era limitado ya que el personal debía volver rápidamente
a la posta, además de que los grupos eran tres personas incluyéndome, pero
durante este espacio de confraternización casualmente se podía compartir alguna
experiencia, sucediendo esto al menos una vez. Similar caso era al momento de
cenar, solo que esta vez las oportunidades eran más escasas porque buena parte
del personal prefería cenar en casa. Logré acompañar solo una vez a una enfermera
que estaba casualmente cenando al mismo sitio que yo asistí, pero no fue
significativo para lo que buscamos responder.
Este capítulo tiene como fin explorar, analizar e interpretar los contenidos en
las historias y experiencias que han ido acumulando los agentes de salud de la
microrred de Salvación a lo largo de su labor de atención con población indígena
amazónica en la zona, además de experiencias similares que resulten vinculantes
con la experiencia de trabajar en la cabecera de red y su periferia. Este capítulo
hará uso de lo recabado tanto en la sección de contexto en el capítulo II y que nos
permite visualizar todo el panorama de lo que se observó en campo, como de lo
desarrollado respecto al emerger de narrativas y datos anexos a estas durante el
campo que hemos expuesto en el capítulo 3. En esta sección se terminará de
exponer que contenidos hemos encontrado al momento de escuchar y analizar las
historias del personal, tratando de establecer patrones comunes en las historias y
que nos permitan desarrollar los distintos temas que se pueden encontrar de
manera conjunta en una narrativa. En otras palabras, exploraremos los grandes
temas que reúnen estas narrativas, los clasificaremos según y nos permitirá
entender cómo es que los agentes de salud interpretan su experiencia respecto al
ejercer su labor y muchas veces convivir con población amazónica (o la que
corresponda47) dentro de la jurisdicción de su microrred.
La sección de este capítulo tiene como fin analizar los elementos presentes
dentro de las narrativas de atención y afines que tienen que ver con esta influencia
profesional, este sesgo desarrollado durante su formación. En muchos casos
observamos que en las narrativas de atención se construyen en torno a un patrón
que puede ser identificado, el cual tiene que ver con las temáticas que
desarrollaremos a continuación. La carrera de la salud en sumadas cuentas influye
en como el profesional va a desempeñarse en posteriores ocasiones, y muchas
veces este va a tomar actitudes frente al paciente provenientes de esta. Además,
debemos mencionar el contexto en que se mueven estos profesionales, ya que
muchos de ellos no están familiarizados con trabajar con población indígena, ni
siquiera en trabajar en espacios que pueden ser considerados semi urbanos como
lo es la ciudad de Salvación. Ya observaremos que muchas veces esta poca
familiaridad puede verse extrapolada inclusive al atender pacientes que quizá no
47
En nuestro recorrido del campo a lo largo de los distintos establecimientos y asentamientos encontramos de que hay
una variabilidad en cuanto a grupo étnico, por lo que una posta o un centro puede atender y relacionarse con varios
grupos a la vez.
sigan patrones de comportamiento para los que ellos se han preparado, ya que
como dijimos, estos discursos generados durante su formación se van a encontrar
muy arraigados, como que lo encontramos dentro de sus narrativas de atención.
Con este relato tratamos de cerrar un poco sobre lo que hemos trabajado al
respecto de la formación profesional. Esta configuración con la que vienen a
trabajar, estas expectativas que tienen de a que perfil de paciente van a atender,
son producto de esta formación, que, si bien parece prepararlos para lo que supone
la presión, según las palabras del doctor, de ejercer la medicina humana, esta no
prepara completamente para los retos que supone trabajar en espacios con
población indígena, con la cual muchas veces no se están familiarizados. La
construcción del paciente pasivo que debe verlos como autoridad se vuelve frágil al
enfrentar esta realidad. Similares narrativas al respecto, sobre como los pacientes
amazónicos no respetan la autoridad del médico, de que la desafían, de que debe
haber razones subyacentes, como el atraso cultural, para que el paciente indígena
no haga caso a una autoridad como un médico. Estos casos serán explorados más
a fondo cuando lleguemos a la sección referente a atención con población indígena.
Por ahora a lo que queremos llegar es como los imaginarios fuertemente arraigados
durante la formación profesional pueden verse desafiados cuando se trabaja con
comunidades distintas a los que se encuentra en un hospital de ciudad. La
familiarización con este nuevo escenario entonces por parte del personal va a
resultar crucial para poder atender a la población que tiene enfrente.
“Son codificaciones para lo que son, lo étnico...por ejemplo aquí más que todo
Matsigenka, el número 42, es la etnia que existe acá...mestizo y Matsigenka hay, y uno que
otro Aymara...tú le preguntas al paciente, tu como te identificas, yo soy mestizo Matsigenka,
hay muchos que se ofenden cuando les dices eso, o sea, que me estas queriendo decir te
dicen, o sea, ellos no, hay muchos que aceptan la cultura y hay otros que no aceptan la
cultura, a otros tu les dices, tú eres como Matsigenka y ellos no aceptan, son mestizos
dicen...he tenido dos casitos así...claro, acá (Salvación) si hay (Matsigenka que han
migrado), abajo, bastante, si...” (Testimonio del Director microrred Salvación)
“La primera vez que visitamos (Yomibato), te sorprendes porque son muy arcaicos.
No usan el dinero, todo es por intercambio (Yomibato), casi no hay presencia del estado ahí,
solo están las ONGs... son muy, muy pobres ahí, no tienen nada, las ropas que usan nada
más tienen eso, a mí me sorprendió bastante ver cómo vivían, era como regresar en el
pasado, las casas, todo eso, es una impresión muy fuerte la que te llevas” (Testimonio de un
Médico SERUM sobre comunidades al interior del parque)
La zona de la que habla el médico es al interior del parque del Manu. Mas
especialmente refiriéndose a Yomibato, aunque también se suele mencionar que
una experiencia similar ocurre al visitar Tayakome. En realidad, como seguiremos
viendo, se tiende en muchas ocasiones agrupar a la gente Tayakome con Yomibato
como conjunto dentro de estas subregiones que mencionamos se crean para dividir
la microrred, en este caso las comunidades dentro del parque del Manu. Antes de
nosotros llegar al campo, un extenso grupo salió desde Salvación hacia estas
comunidades para realizar una atención integral. Entre ellos se encontraban, igual
que el doctor, gran parte del personal SERUM que había recién llegado ese año, y
por eso esta experiencia suele relatarse varias veces por este conjunto, como su
primer encuentro real con la población amazónica.
Las historias sobre Harakmbut también solían aparecer también cuando
preguntábamos por atención a población indígena. Shintuya era la comunidad de
donde se asociaba a este grupo étnico. A 1 hora de distancia de Salvación y
relativamente accesible por medio de una trocha carrozable, desde un principio
personal de salud me recomendaba “ir hacia allá si quería ver a los nativos”. Las
primeras impresiones que me llevé de los Harakmbut por parte del personal de
Salvación era que tenían mayor cantidad de experiencias que contar al respecto “de
primera mano” debido a la mencionada proximidad entre asentamientos. Como se
dice, a diferencia de los Matsigenka, “ellos si viven cerca”. Aun así, algo curioso que
empecé a notar era la tendencia del personal de comparar a la persona Harakmbut
con la Matsigenka.
“el Harakmbut es más serio...el Matsigenka más te sonríe, más amigable es”; “yo he
visto y el hombre (Harakmbut) es muy alto, de espalda más ancha, mas blancon también
tienen ojos claros...en cambio el otro es más pequeño, su carita más redondita, más chiquito,
con sus ojos así achinados, y te sonríe más”; “uff, son terribles las gestantes (Harakmbut), no
les gusta venir a su control... son bien resentidas, tú haces algo que no les gusta y ya no
vienen ya...las mujeres machi (Matsigenka) en cambio sí son más tranquilitas, tú les dices
ellas obedecen... aunque igual no vienen a sus controles tampoco jajaja”. (Relatos de varios
agentes de salud en Salvación sobre como comparan sus experiencias de atender a
Harakmbuts y Matsigenkas)
Respecto a la población de Boca Manu hay que tener en cuenta que esta es
descrita como la segunda gran ciudad dentro del Manu después de Villa Salvación,
y su posta según nos contaban era comparable a la cabecera de red misma. Algo
similar que con Diamante ocurría aquí. El personal de salud solía referirse a Boca
Manu como un centro donde Matsigenkas, Harakmbut y Yines confluían, además de
mestizos. Las historias que nos cuenta la laboratorista hacen referencia a que
atendió Matsigenkas aquí, aunque no sabía si podían provenir de Diamante, o de
alguna de las otras comunidades nativas dentro del radio de Boca Manu: Isla de los
Valles, de mayoría Yine, y Puerto Azul, Matsigenka. Sobre estos sitios es poca la
información directa que poseía el personal en Salvación.
Un último elemento que recogimos son las interpretaciones del personal de
salud de otros establecimientos. En Shintuya la mayoría de las narrativas del
personal se centraría en la población Harakmbut de la misma comunidad, aunque ya
no se seguiría tanto la tendencia de compararlos con los Matsigenka. Por otro lado,
el personal de Itahuania centraría sus narrativas de atención principalmente en
Shipetiari. Es desde esta misma locación que el personal de Itahuania nos habla
sobre los avistamientos a población nativa no contactada, refiriéndose a ellos como
los “calatos” debido a que andan sin ropa. Hasta antes de nuestra visita a Itahuanía,
los relatos sobre “calatos” se limitaba solamente a rumores, “lo que sabemos, pero
no lo hemos visto” u “otros han visto, yo no”. Dentro del personal de Itahuanía se
encontraba una enfermera cuyas compañeras me decían, “ella si ha visto”, y que
efectivamente, guardaba una experiencia al respecto, relacionando a la población
PIACI48 como grupos que estaban en constante movimiento entre el parque del
Manu y rondando la comunidad de Shipetiari, siendo su anécdota una vez que ellos
entraron completamente a la comunidad, provocando un enfrentamiento.
En suma, esta primera aproximación sirve para observar esta relación que
tiende a hacer el personal de separar y asociar el territorio con características y
condiciones propias de algún grupo. Como ya nos habían dicho, “depende de a
donde vayas lo que te vas a encontrar”. Estas variaciones según los asentamientos
serán importantes especialmente cuando nos acerquemos a los relatos que se
tienen sobre atención y convivencia con población indígena.
48
Cuando preguntamos sobre si sabían a qué grupo étnico especifico podían relacionar estos grupos no contactados, el
personal no poseía un consenso al respecto. En una comunicación personal anterior con un médico que solía trabajar con
estos grupos, me menciono que muchos de estos estaban en interacción amigable con las comunidades Matsigenkas de
Palotoa y Yomibato, sosteniendo de que estaban relacionados. La actitud descrita de estos otros grupos en Shipetiari es
más agresiva. La población local se refiere a estos específicos como Mashco-Piro, aunque ello también puede deberse al
termino regional para describir grupos no contactados agresivos en Madre de Dios (Lyon, 1975). En suma, estamos ante
diferentes grupos de no contactados esparcidos por distintos territorios, pero el personal siempre va a tender a agruparlos
a todos en la categoría de los “calatos”.
y CAS que realizaban su primer viaje hacia el corazón del Manu. Los testimonios
referentes a estas experiencias resaltaron, entre varias cosas, lo sorprendente que
es visitar las comunidades Matsigenkas ahí residentes, representando una realidad
muy impresionante
“...mira tú vas, y es como ver en el pasado, es como ver como vivíamos nosotros en
la edad de piedra. No hay nada no hay electricidad agua, las personas andan semidesnudas,
las herramientas ahí son de piedra, no se usa el dinero todo es por intercambio...las personas
ahí son bien buenas, mira, lo poco que tienen te lo dan, te invitan plátano, yuca, te ayudan,
saben estamos ahí para ayudarlos pues” (Relato de licenciada en obstetricia del centro de
salud Salvación sobre su primera visita a Tayakome y Yomibato)
Pero esta forma de pensar no solo ocurriría entre el personal recién llegado.
De hecho, el personal de salud más veterano también representa estas ideas. Una
enfermera que llevaba trabajando desde 1995 nos contó sobre la primera vez que
fue a visitar a estas comunidades, allá por esos años. Su relato fue muy similar, pero
apuntando además a que se encontró con un escenario ya no solo distinto al de
Salvación, sino de las mismas comunidades que se encontraban fuera del parque.
Algo llamativo es también que no se usan estos conceptos, o si se usan se hace con
claramente menos fuerza, para describir algún grupo indígena que este fuera del
parque nacional49 Y este hecho es algo que particulariza una primera noción sobre
la que se va construyendo una percepción dentro del sujeto indígena: hay una
tendencia a ubicar a los grupos indígenas según qué grado civilizatorio han
alcanzado.
49
Aunque en este caso debemos también apuntar a la categoría de calatos, a los cuales también se les suele tildar de que
“son más salvajes” y “menos civilizados”, aunque no se usan como punto de comparación con otros grupos indígenas
para indicar si son menos civilizados, caso que sí ocurre cuando se compara entre el resto de los grupos. Aun así,
podemos asumir que dentro del personal de salud los “calatos” se encuentran aún más “en la edad de piedra” que el resto
de los grupos.
Hablamos del concepto “civilización” como un término muy utilizado por el
personal de salud se referían a población indígena tanto del parque como en
general. Sobre todo, era usado cuando se hablaba de que las comunidades “están
recién entrando a la civilización”, o que recién se están volviendo “civilizados”.
Inclusive cuando se hacía referencia a Tayakome y Yomibato una enfermera señaló
que “aprenden a hablar en su idioma, y en español también están hablando”, a
comparación de antes, señalando un progreso dentro de esta línea civilizatoria. Algo
que ocurría cuando recabamos desde donde estaba sucediendo este proceso es
que se hacía uso de la separación territorial en el Manu. Así, según donde se
encuentre la comunidad o el grupo indígena, se puede percibir que tan cercanos a la
civilización están o no.
Indígenas viviendo en
“Calatos” Indígenas dentro Comunidades Salvación o inmigrantes a
del parque fuera del parque otras ciudades
Continuando con los relatos del personal de salud que visitaba por primera
vez a las comunidades del Manu, observamos un segundo patrón en sus historias:
la condición de pobreza extrema presente. Algo que se solía repetir de este viaje al
interior era su sorpresa por ver “gente tan pobre”. Esta era, probablemente, la
primera impresión en la que más se solía el personal en sus historias.
“...mira las personas de ahí, son muy humildes, muy muy humildes, muy pobres, pero
igual ayudan me acuerdo a bajar las cosas. No les tienes que pedir ellos nomas ya saben
que estamos ahí para ayudarlos. Pero ahí te juro me di cuento de que tan pobre pueden ser.
Solo tienen la ropa que llevan puestos, y ya, nada más, me daban mucha pena sobre todos
los niños, tú los veías, con anemia, con parásitos, sucios. Veías a las mamas embarazadas
igual flacas. Ahí no tienen luz no tienen agua, no tienen ni dinero, no comen bien solo yuca y
plátano nomas, no están bien alimentados, ojalá fueras para que veas la pobreza que ahí se
vive, es muy triste verlo” (Relato de psicóloga del centro de salud Salvación sobre su primera
visita a la comunidad de Yomibato)
“Llegamos, lo primero que recuerdo que vi fue a todos los niños acercándoseme.
Luego vinieron ya las mamás y de ahí los adultos. Son personas muy colaboradoras me
acuerdo, tan pronto llegamos nos ayudaron a bajar las cosas. Nos recibieron muy bien, nos
ayudaron con todo al final todo se hacía más rápido. Pero cuando uno llega, nota la pobreza
que ahí, todos muy muy pobres, todos ahí están flacos. Ves las casitas todas hechas de
madera, de paja, en cualquier momento se caen. Los niños Dios, estaban flacasos, huesos,
ves todo y sientes mucha pena por esa gente” (Relato de biólogo del centro de salud
Salvación sobre su primera visita a Yomibato)
“...y veo como eran las casas de estas personas, como era donde vivían. Me acuerdo
de que sentía mucha pena por esas personas por los niños, sobre todo, los veía ahí andar
desnudos, no tenían ni un poco de ropa para abrigarse…Todos estaban flacos, estaban con
claros síntomas de desnutrición, me sorprendió por lo pobres que eran, algunos lo único que
tenían eran sus ropas rotas todas, y nada más...me acuerdo de que yo para este viaje había
llevado varios paquetes de galletas para comer, ahí no hay comida cuando llegas todo lo
debes traer contigo. Y entonces ya cuando habíamos terminado de atender me siento a un
costado y empiezo a comer mis galletas, entonces veo a los niños ahí mirándome, y les invito
galletas. Había que, unos 12 paquetes que llevaba y todo se los invité a los niños, les dije
mira prueba, seguro que nunca habían comido galletas, que era algo nuevo...” (relato de un
médico serumista sobre su primera visita a la comunidad de Yomibato)
Este retrato de la población de Tayakome y Yomibato se tiende a repetir
bastante también entre otros grupos del personal. Por ejemplo, las historias del
personal más veterano también siguen una línea similar cuando nos cuentan de la
primera vez que llegaron a estos sitios.
“...yo me acuerdo la primera vez fui y uf, que pena la verdad, tu veías a los niños,
caladitos andaban, enfermos, ni ropa tenían para usar, la gente ahí andaba casi desnuda, en
casitas así pequeñas, era triste llegar ahí porque son muy pobres, no tienen comida, están
desnutridos, ay uno casi llora cuando los ve...ahora yo ya no voy pero me han dicho los que
van que sigue igual que antes, que los niños andan enfermos, es terrible como dejan que
vivan así...” (Relato de especialista en farmacia residente en Salvación sobre su primera
visita a Tayakome y Yomibato en 2004)
“...acá no vienen (salvación), como van a venir desde allá, por ejemplo, de Diamante,
cuanto gastan en embarcación, y a eso tienes que sumarle la ida y vuelta...además cuando
estas enfermo tiene que venir alguien más contigo, quien le paga a esa personal el viaje, el
alojamiento, la comida, el SIS ya no te cubre eso 50, ellos no pueden pagarlo, con las justas
tienen para comer...” (Relato de doctor del centro de salud Salvación)
50
El Seguro Integral de Salud (SIS) es un organismo del estado que asegura acceso a la salud a poblaciones de escasos
recursos económicos. La mayoría de los pacientes de la microrred están afiliados al SIS; y este asume los costos de
transporte en caso se requiera referir al paciente para ser tratado.
cuando se hablaba de las condiciones de vida indígenas en general en el Manu. En
este caso se usa el ejemplo de los transportes desde la comunidad de Diamante,
que con Boca Manu vienen a ser los puestos de salud más alejados sin contar los
que están al interior del parque, que a nivel de distancia y acceso si se separan por
mucho del resto. El ejemplo podría ser igual de aplicable al resto de comunidades, a
excepción quizá de Shintuya por su relativamente fácil acceso.
Esta visión de un mal estado de salud se tiende a repetir entre los diferentes
grupos indígenas. Sin embargo, similar al caso de pobreza, el personal de salud
describe a la población del Manu en general como personas con muchos problemas
de salud vigentes, tanto mestizos como indígenas amazónicos, y justamente los
principales afectados son las mujeres embarazadas y los niños en ambos. Un
ejemplo de esta referencia es que todo el personal de salud coincide que las
enfermedades más comunes de tratar en las comunidades indígenas son las IRAS
(Infección respiratoria aguda) y EDAS (enfermedad diarreica aguda), además de
desnutrición, que afectan principalmente a los niños. De igual manera, las
problemáticas que aparecen en mujeres embarazadas son respecto a anemia y
posibles complicaciones en el parto que suelen ser detectadas con anticipación. Si
preguntamos sobre que problemáticas son más comunes de tratar, tanto en
Itahuania como en salvación se repiten las mismas, siendo estos asentamientos
mestizos. Por lo que observamos en campo no hay algún tipo de condición o
enfermedad exclusiva de ambos grupos 51. La diferencia se suele centrar más en que
las sociedades amazónicas tienden a presentar cuadros más preocupantes que los
mestizos: desnutrición y anemia más severa, mayor presencia de IRAS y ERAS,
embarazos que se complican más. Y de nuevo esta gradiente se focaliza de manera
más extrema en las comunidades al interior del parque. Aunque son varias las
menciones que describen otras comunidades como Shintuya o Shipetiari, no
encontramos realmente menciones que agudicen su situación en salud a
comparación con el contexto mestizo.
51
Podríamos quizás mencionar el alcoholismo como un mal que es asociado más fuertemente a la población Harakmbut,
aunque no se le suele considerar tanto una enfermedad dentro de las mismas categorías sino más bien una costumbre.
por su salud”, “no se cuidan” o “no les importa si se enferman venir a curarse” son
recurrentes cuando hablamos sobre salud indígena. El personal de salud de los
distintos establecimientos visitados tiende a criticar la actitud del indígena
amazónico cuando se trata de seguir sus indicaciones, visitar la posta con
regularidad o invertir en su salud o en la de sus hijos (como comprando
medicamentos). Y de nuevo, aquí podemos encontrar ejemplos específicos de
varios grupos y comunidades.
“...yo no sé pero a veces los pacientes como no entienden, a veces les explicas y no saben,
sabes creo que tiene que ver con que acá el indígena posee un bajo nivel de comprensión,
porque yo le indico unas instrucciones que le tome el medicamento de su niño, que de digo, o
sea no es muy complicado eso, pero luego a las semanas viene el paciente de nuevo y me
dice mi hijito no ha mejorado, y yo le digo le has dado el medicamento y me dice no, que no
lo toma, y yo ya no sé qué hacer...” (relato de un enfermera de sus días trabajando en
Tayakome)
“...no se dedican (los Matsigenka dentro de salvación) a nada, ellos solo viven, falta
bastante...ellos viven solo el presente, van a pescar, van a cazar, y ya, ellos toman, donde
van a generar dinero, ingresos, por eso es que no vienen y van allá, muchos pacientes acá te
dicen sabes que doctor, no tengo dinero, y si ya es así ya moriré, de frente te dicen, ya moriré
nomas, te ponen entre la espada y la pared, “...una vez vino un paciente, lo vimos y todo y le
dijimos que medicamentos comprar. Él dijo no tenía plata, que no podía comprarlos, quería
que le regaláramos. Yo le dije que no podíamos, él dijo bueno doctor, entonces me moriré
supongo, si no tengo plata, me queda morirme nomas, que hago. Me sorprendió esa
respuesta, o sea como alguien va a responder algo así, esa gente solo piensa en el ahora, no
ve a futuro, no cree que mañana o pasado se va a morir, solo piensa en que va a comer hoy
y no para mañana...” (Relato de un doctor en Salvación sobre una visita a su consultorio de
un paciente Matsigenka).
52
Si bien la enfermera aquí usa el argumento de que la persona indígena posee “bajo nivel de comprensión” y por eso no
entiende sus instrucciones, también nos hemos encontrado algún caso en que echan la culpa más bien al “idioma”, ya que
reconocen que hay personas que aún no manejan el español y que por eso hay problemas durante las atenciones
económicas, ya que como la persona no tiene ingresos no puede costearse el
tratamiento. Pero como veremos más adelante, este discurso de que “no pueden
costearse su tratamiento” va a torcerse más en “no quieren invertir en su
tratamiento” teniendo la posibilidad.
“...acá (Shintuya) los pacientes vienen y nos piden gratis los medicamentos, que
doctor, no tengo plata, démelo gratis pues, y vienen siempre, o que esperan que la consulta
sea gratis, vienen se atienden, y al final dicen, no tengo dinero, pero ya se atendieron...ah,
pero para el alcohol, ahí si tienen, para sus fiestas ahí si ves como gastan...” (Relato de un
enfermero en Shintuya sobre su experiencia de atención a Harakmbuts)
Como vamos viendo en los relatos, se hace ver que la población, al menos en
cierto nivel, si poseería recursos económicos que no están siendo destinados como
deberían, y ello genera en el personal una desaprobación. El caso anterior inclusive
nos habla ya no de una inversión directa sino de prestar un servicio como es el de
transporte. Lo que el relato y la doctora nos sugería era que la elección lógica era
poder prestar ese servicio, ya que desde la percepción de la doctora solo estarían
invirtiendo en la gasolina (aunque la gasolina es percibida en el Manu es un recurso
altamente valorado y costoso en realidad). Estos relatos lo que nos dejan son
sensaciones de desaprobación en la manera en que la población indígena no elige
gastar en su salud a pesar de que sus indicadores los señalan como poblaciones
muy vulnerables a las enfermedades.
“...ellos quieren ser atendidos, quieren que les traigamos salud, ellos cuando nos ven
se ponen muy atentos, al toque vienen y nos ayudan a bajar las cosas, luego les pedimos por
favor que hagan filas para que les hagamos chequeos y bien ordenaditos, sin hacer
desorden...ellos si quieren salud, saben que les hace bien, son otros los que no quieren que
se les atienda, que se queden así como están...” (relato de una enfermera del centro de salud
Salvación sobre su visita a la comunidad de Yomibato)
En los casos de Tayakome y Yomibato hay dos nociones aspecto claves que
debemos evaluar. Primera la tendencia a ver a como victimas a las comunidades
que se encuentran ahí (principalmente de las ONGs y guardaparques que “los
obligan a mantenerse en ese estado) de su propia condición de pobreza y de salud.
En ese sentido en el relato de la enfermera gana significado el hecho de que
esperen atención en salud del personal, ya que ellos vienen a ser los únicos que
pueden hacerlo. Pero también hay otra narrativa sobre las comunidades de aquí, ya
no referida tanto a la preocupación en salud de ellos mismos, sino de sus hijos. Este
tema lo veremos con más detalle a continuación.
Vinculado a la temática anterior, esta vez nos vamos a centrar en las críticas
que relata el personal de salud sobre la preocupación en las comunidades indígenas
sobre el estado de salud de sus hijos e hijas.
Ahora, también observamos en estas historias que la “pena” que producía ver
a los niños en ese estado que describen, podía redirigirse hacia indignación por la
situación. Y esta indignación solía ir dirigida hacia los padres. Así, al padre o madre
indígena amazónico se le va a describir como un mal padre o madre.
“A mí me da mucha, mucha pena ver a los niños en ese estado, yo digo, ¿los padres
no se preocupan por ellos? Yo lo veo así, ellos (indígenas) no son buenos padres, no se
preocupan por sus hijos, me da mucha colera en verdad, me indignaba ver como estaban
esos pobres niños, con anemia, desnutridos, calatos así los tenían, sucios, y el padre o la
madre donde estaban pues...” (Relato de un biólogo SERUM del centro de salud Salvación
sobre su primera visita a la comunidad de Yomibato)
El relato de este biólogo fue el que más nos impactó, ya que la forma en que
describía la experiencia que había vivido era narrada de una forma muy emocional,
haciendo sentir tanto la pena como la indignación. En general, los relatos que
íbamos escuchando alrededor de las visitas a Tayakome y Yomibato solían ser
relatadas de una manera donde se sentía cierta emocionalidad.
Siguiendo el mismo análisis que con temas anteriores, este discurso del
padre despreocupado de sus hijos encuentra también variables cuando nos
acercamos a testimonios de experiencias de atención en otras comunidades,
aunque careciendo de este factor emotivo al narrarlas a comparación de lo que
explicamos anteriormente. Por ejemplo, una laboratorista que había trabajado en
Diamante y Boca Manu también reitera esta actitud que había observado de los
padres de no preocuparse de la salud de sus hijos y “dejarlos por ahí tirados”. Otra
recurrente experiencia de atención relacionada a este aspecto son los conflictos que
tienen las enfermeras y obstetras con mujeres embarazadas indígenas que no
siguen las pautas que ellas indican para llevar un embarazo sin incidentes.
“Lo más difícil era a veces tener que hacer que vayan a la posta a atenderse a que
den a luz. Ellos decían está muy lejos, que no quieren, que tienen miedo, yo les decía tienen
que ir, que ya de ahí ven como hacen, que no esta tan lejos teníamos una sala de parto bien
bonita acá en Shipetiari, pero nada, preferían dar a luz en sus casas, decían es mejor acá,
debía ser algo de ellos que no entendía. Así que yo dije, bueno al menos tengo que estar
allá, atendiendo, para que no pase nada no vaya a ser que la gente acá me eche la culpa, y
empezó a ir, a la que quería atenderse en posta o si no iba a la casa a ayudar, me
acostumbre a eso creo, y mira en todos mis años nunca se me murió un bebe” (relato de una
enfermera sobre su atención de parto a domicilio en Shipetiari)
53
El personal señala esta actitud tanto en comunidades indígenas como en las mestizas, caso Salvación e Itahuania. La
diferencia reside en que con los grupos indígenas el ausentismo es mayor aun, y es común las enfermeras y obstetras
tengan que ir al domicilio de la persona para verificar su embarazo. Este practica se da en varias comunidades y en
Salvación misma.
“Yo tenía esta pacientita, allí abajo vivía, tenía que ir a verla porque estaba
embarazada, ella no quería venir a la posta, ya tiempo que no venía a los controles, entonces
tuve que ir a buscarla... ella estaba en su casa, le toco la puerta y le digo, porque no vienes, a
ver, tienes que venir a hacerte tus controles, para que tu bebe esté bien...ya casi obligándola
la traigo a la posta...le hacemos su chequeo, y vemos que la placenta estaba...había
problemas, entonces yo le digo oye mira, si no identificábamos esto ibas a tener problemas
luego para dar a luz, esto es importante para que así podamos atenderte cuando vayas a dar
a luz...la tuvimos que mandar a Cusco para que dé a luz, si no su hijito se podía morir, se
podía complicar ...” (Relato de una enfermera del centro de salud Salvación)
“Yo había ido ya el año pasado, entonces conocía ya a mis pacientitas. Llego y veo a
una chica que había dado a luz un poco antes de que yo llegara (su visita pasada) y ahora
llego de nuevo y la veo, y mira pues estaba de nuevo embarazada, no puede ni darles de
comer a sus hijos y va a tener otro bebe, le dije que por qué haces eso, ella me dijo ay no
doctora es que mi marido, yo le dije como, tienes ya cuantos hijos, y uno más...” (Relato de
una obstetricia sobre su paciente gestante en Tayakome)
En este relato volvemos un poco al discurso sobre la población indígena que
no se preocupa por sus hijos, en este caso debido a la cantidad, lo cual se asocia
también a la condición de pobreza extrema muy asociada a Tayakome y Yomibato.
“Recuerdo una vez vino hasta acá un señor, alto era. Era Harakmbut que había
venido desde Shintuya. Tenía que ponerle una inyección a su hijo, pero el señor no quería
que le pusiéramos, no quería entender y se molestó conmigo porque quería pincharle a su
hijo dice, que le quería hacer daño. Yo le dije señor o me deja aplicarle la inyección o no
puedo hacer nada, le trate de explicar. Ahí creo que ya me entendió y dejo que lo pinchase...”
(Relato de una enfermera en Salvación sobre la atención a un paciente Harakmbut).
“Tengo algunas pacientitas que son menores de edad...mira el casi así más extremo
que he tenido ha sido una de 16 años, pero más adentro así en las comunidades si hay
casos más extremos, de 12, 13...es que son muy activas, buscan tener pareja desde muy
temprana edad, tienen así esas conductas desde muy jovencitas” (Relato de una enfermera
en Salvación)
En un relato anterior una obstetra hacía referencia a una mujer que había
tenido ya varios hijos. Ella luego me indico que había sido su tercer o cuarto hijo (no
recordaba) y que la mujer era “muy jovencita para tener tantos hijos ya”. Este
elemento es muy resaltante sobre cuando se refieren a las comunidades indígenas,
como Shintuya, Shipetiari o las que están dentro del parque. “Tienen muchos hijos”,
“están siempre embarazadas”, estas narrativas se suelen vincular a que existe una
actividad sexual muy precoz. “Desde muy chiquitas ya buscan pareja”, “cuando
tienen su primera regla ya tienen que emparejarse”, solía decirse entre el personal,
sobre todo el especializado en temas de embarazo. Pero como hemos visto las
descripciones hacen referencia solo a las mujeres indígenas. Las narrativas sobre
varones en realidad refieren a un tipo de conducta distinta, se habla más de que son
“atrevidos”.
“...yo cuando trabajaba acá (Diamante) a veces veías a los chicos (Harakmbut)
molestando, venían a verte trabajar así, fregaban pues...muy atrevidos son esos chicos, no te
diría insolentes, pero si ya casi...yo luego que trabaje en otra comunidad (Boca Manu) ahí si
eran más tranquilos, los chicos Matsigenka son más tranquilos ahí sí, respetuosos, no te
molestan tanto como los que eran Harakmbut, Yine...” (Relato de una técnica sobre su tiempo
de trabajo en Diamante y Boca Manu).
En este caso los relatos sobre hombres indígenas no irán referidos sobre su
interacción con mujeres de sus mismas comunidades, sino que será el personal
femenino el que tomaría un protagonismo aquí. Lo que la técnica nos relataba en
esta historia trataba de conductas que solían tener algunos hombres con las
enfermeras, las cuales ellas llamaban de “atrevidos”. En Salvación, existían los
rumores entre el personal sobre casos similares en la comunidad de Shintuya.
“Molestan a las chicas que trabajan ahí”, nos comentaban. Ya en la comunidad una
enfermera nos comentaba que sí podía haber esta actitud que caía “pesada” e
incómoda entre el personal femenino. Estas actitudes siempre fueron relatadas de
manera no muy clara, pero se entendía que tenían que ver con un posible cortejo o
acercamientos vinculados al ámbito sexual.
Para cerrar con esta sección cabe mencionar un relato que llamo mucho
nuestra atención y que hace referencia a las conductas y las “costumbres” presentes
en las comunidades indígenas de dentro del parque.
Este relato, que también incluye las percepciones que hemos mencionado
anteriormente, hace referencia a un evento que nos resultó curioso de analizar, y
que nos catapulta también a pensar cómo ve el personal las que podrían ser
“costumbres” propias de las comunidades indígenas y que a ellos les sorprende por
sus particularidades. En este caso objetivamente no tenemos muy claro si esta
“costumbre” está realmente asociado a un aspecto cultural del grupo Matsigenka,
pero el personal lo percibe así. Esta condición de “promiscuidad” por tanto tiene un
vínculo con el tema cultural a los ojos del relato, asociando de nuevo conductas
sexuales reprochables desde su percepción.
Una de las frases más comunes cuando hablábamos con el personal de salud
sobre población indígena amazónica era sobre sus formas de vida. Como ya hemos
visto a lo largo de los relatos, existen varias narrativas sobre como suele ver el
personal de salud la forma en la que viven los distintos grupos indígenas, y dentro
de estas encontramos sentimientos de desaprobación y de critica a las maneras en
que a veces se comportan. En esta sección vamos a exponer las llamadas
“costumbres” indígenas imaginadas dentro del personal de salud, que esta vez toma
un discurso que tiende a “contradecir” de alguna manera todo lo anteriormente visto,
aunque luego veremos como este convive con el resto de percepciones sobre la
forma de vida que tiene y practica el sujeto indígena.
Primero es importante citar una frase que nos fue repetida prácticamente por
todo agente de salud con el que conversáramos, “es su cultura y tenemos que
respetarla”. Esta hacía referencia a formas de vivir del indígena amazónico
específicas, como lo era preferir quedarse en sus comunidades o tener prácticas
culturales asociadas a la etnia, como el alimentarse con carne de monte (animales
que se podían cazar fuera de la comunidad). El personal que se ha quedado durante
varios años en una comunidad indígena describe un poco como es este día a día y
las particularidades del vivir indígena que este observaba.
“...a mí me mandaron ahí (Shipetiari) para que estuviera un año, en lo que lograba mi
nombramiento. Yo estaba sola en la comunidad, no había más personal que yo. Al cabo de
un tiempo me acostumbre, me sentía muy cómoda ahí con mis funciones, las personas ahí
también estaban felices conmigo, el jefe de la comunidad me acuerdo me hizo un regalo para
que me quedara, y yo bueno estaba muy cómoda ahí, y me quede 5 años. Las personas eran
tranquilas ahí, no pasaba nada, se dedicaban a sus chacras, a veces a pescar del rio, iban a
Puerto Shipetiari...nunca es que hubiera hecho amistad tampoco, o sea la posta en la que
estaba no era dentro de la comunidad misma, si no un poquito más allá. Igual la gente venía
cuando lo necesitaba, pero nunca fui a sus fiestas, me invitaban a tomar masato me acuerdo.
Un día me dijeron ven a esta fiesta, y yo ya fui esa única vez nomas. Me invitaron masato y
carne del monte decían. Habían cazado mono y yo puse una cara de asco, al final no comí,
pero de ahí todo bien, las personas eran muy amables, no había muchos problemas, todo
tranquilo, nomás los calatos que a veces venían, pero de ahí nada.” (Enfermera residente en
Itahuanía, ex puesto de Shipetiari sobre como era su día a día)
“...lo que yo te puedo contar que observe cuando trabajaba ahí (Tayakome) era como a las
niñas cuando les venía su primer periodo, las metían a unas casas creo, como unas casas
las metían a ellas solas, y así tenían que estar un tiempo ahí...la verdad más de eso no se
mucho, son sus tradiciones pues, sus costumbres, yo no me metía mucho en eso, pero ahí
como te cuento es lo que he visto, me pareció curioso como hacían con las niñas...no se
mucho más la verdad, eso es lo que veía así que hacían...” (relato de una enfermera en
Salvación que trabajo en Tayakome durante varios años)
“mira a veces vienen y me dicen, doctor quiero usar esto para tratar mi gripe o alguna
otra enfermedad, y me dicen que es, que tipo de planta es, y yo digo ah ya, a ver un ratito, y
al toque busco así en internet a ver de qué se trata, reviso ya que no sea peligroso a lo mejor,
veo en internet y digo ah ya, si puedo usarlo, no hay problema, porque los medicamentos que
usamos vienen de las plantas pues, tienen las mismas propiedades de cura...una vez una
señora me contó de que en su comunidad utilizaban como grasa de raya (animal) para
ayudar en las contracciones a mujeres embarazadas, me pareció locazo eso en su momento,
y parece que sí, que funciona, en su cultura hay así, cosas que ellos pueden utilizar y
ayudarnos también...” (Relato de un médico de Salvación sobre sus atenciones a pacientes
indígenas)
A lo largo de este estudio hemos ido viendo diversas narrativas sobre el estilo
de vida indígena, y en ocasiones usando estas narrativas para reprochar ciertas
actitudes y comportamientos con las que el personal de salud no está de acuerdo.
La frase “es su cultura, debemos respetarla” suele calificar a las costumbres o
estilos de vida como aprobadas a la vista del personal, como las dinámicas que sí
representan practicas positivas y que no generan perjuicios a las personas, o
también dentro de un discurso que enaltece el respeto por culturas distintas.
Prácticas como conocer y hablar el idioma nativo, practicar la agricultura, pesca y
caza en sus comunidades, o tradiciones culturales como las que hemos visto en
relatos anteriores entran en esta categoría de ser vistas con aprobación, como el
uso también de solo ciertas plantas medicinales que el doctor percibía como tal
usando sus propias lógicas desde el sistema biomédico. Pero ello también quiere
decir que hay prácticas que no son vistas tan bien, y de ello hemos hablado gran
parte en este estudio.
Las costumbres y los estilos de vida indígenas son, como hemos visto,
narrativas muy complejas, y que parece no podemos categorizar a todas dentro de
un mismo saco, tenemos que verlas desde una perspectiva separada, ya que el
personal puede tener una visión particular de algunas y de otras ser diferente.
También debemos tener en cuenta que dentro del personal hay personas que
pueden tener mayor “tolerancia” o apertura a las formas de vida indígenas,
principalmente por haber convivido en estas durante muchos años.
En esta sección final vamos a observar como son los relatos del personal de
salud que interactúa directamente con la población indígena amazónica, y de cómo
estas interacciones se han ido formando narrativas que van generar un discurso
sobre el carácter de los indígenas de la zona. Hasta ahora hemos visto más una
perspectiva del personal desde lo que observa, de lo que ha podido ver a lo largo de
su experiencia, pero también existen percepciones que se crean al momento de la
interacción, de estos encuentros médicos que van a realizarse mayormente en el
marco de la atención en salud.
“...ellos (los Harakmbut) tienen un rostro más serio, como si estuvieran molestos. Te dan
miedo, además cuando vamos no te ayudan, están ahí viendo que haces. Dicen que son más
violentos, más agresivos, tienen una cara de que te quieren gritar o te quieren pegar...andan
todo serios, los saludas no te contestan...yo creo que por su carácter son personas muy
serias, que no bromean, que no quieren saber nada de nadie...es muy fregado cuando se les
va a atender…” (relato de una enfermera sobre sus visitas a la comunidad de Shintuya)
“...la primera vez cuando fui a realizar asistencias, ellos (los Matsigenka) nos
ayudaron a descargar las cosas, se acercaban y nos ayudaban…y eso pasa siempre que
vamos a verlos. Ellos son personas que colaboran, te ayudan con tus cosas, te invitan de su
comida...es su personalidad creo, son así, siempre están alegres, siempre te sonríen, y por
eso viven una vida tranquila…” (relato de un médico Serum sobre su visita a la comunidad
nativa de Shipetiari)
“ellos (Matsigenka) son más buenos cuando vienen a atenderse, más tranquilitos,
ellos sonríen mucho, su sonrisa la sacan mucho...acá (Salvación) no vienen tanto, yo los he
visto más cuando vamos a las comunidades, a Palotoa a Shipetiari así, son buenos, son
tranquilos ellos, se comportan muy bien siempre...” (Relato de psicóloga de centro de
Salvación sobre atención a Matsigenkas)
Este relato nos resultó curioso, ya que lo que parecía al principio una señal
bien apreciada como lo era el mostrarse sonriente, en este momento esta no resulta
de la misma manera, ya que se resaltaba más el hecho de que no le estaba
haciendo caso. Esta enfermera luego nos comentaría que le resultaba difícil
interpretar a veces interpretar estos casos, ya que pareciera que la persona
Matsigenka siempre estaba sonriendo. Esta forma de ser a veces choca con
actitudes como las que vemos aquí, ya que se interpreta esta actitud amigable
también con el deseo de “colaborar”, una palabra que el personal utiliza para asociar
a un comportamiento correcto del paciente durante la atención que se realiza.
También debemos tener en cuenta el caso que aquí se relata, y que el contexto
también puede condicionar la respuesta de la mujer indígena (el hecho no estar en
una consulta en sí, sino un encuentro espontaneo). En general el paciente
Matsigenka es mejor percibido que el Harakmbut, principalmente debido a su trato
más “amigable” y que si suelen “colaborar” o dejarse atender sin mostrar una actitud
tan de resistencia.
“...ellos (los Matsigenka) vienen de una cultura más tranquila, más pacífica, no les
gusta hacer la guerra, prefieren vivir trabajando la tierra, plantando sus vegetales, su
fruta...su pueblo siempre ha sido así, más pacífico, y por eso ellos son así más tranquilos,
amigables...sus cuerpos ves, y dices, son chiquitos, son más pequeños, más flaquitos, ellos
no guerrean pues, no son como los Harakmbut que si son guerreros y tú los ves y dices, que
miedo…” (relato de enfermera sobre el pueblo Matsigenka)
“...tú los ves y dices, wow, son muy grandes, su cuerpo está hecho para que luchen,
y es porque son un pueblo guerrero, ellos antes se enfrentaban en guerras con sus
enemigos, su cuerpo está más preparada para ello, lo ves en sus hombros, son anchos, su
cara es toda seria, que te da miedo...yo creo se comportan así por eso, porque son un pueblo
guerrero, parecen violentos porque toda su vida han sido preparados para la guerra…” (relato
de enfermera sobre su visión de los Harakmbut)
Para intentar abarcar este tema, debemos introducir algunos estudios que
hacen referencia también a como se constituyen continuos culturales que se
establecen a partir de sujetos indígenas que transitan desde un margen a otro. Gow
(1991) en su trabajo sobre imaginarios de etnicidad en el Bajo Urubamba representa
un excelente ejemplo de cómo se construye estos continuos. En este caso el habla
de un continuo que combina lo histórico y el territorio. Dentro de su investigación los
procesos civilizatorios han tenido lugar en la región del Bajo Urubamba y han
transformado a sus poblaciones originarias hasta ellos mismos considerarse como
sujetos distintos a sus antepasados, más insertados en las lógicas de mercado y en
el mundo occidental. En el otro margen están los grupos indígenas que se
mantienen aislados, dentro del bosque, a quienes se les asocia más “indígenas”,
similares a lo que ellos fueron antes de la llegada de la fiebre del caucho que causo
la esclavización de estos grupos a manos de comerciantes y caucheros. Similar es
también el continuo que constituye entre los grupos Yanomami del alto Orinoco que
Kelly (2011b) explora en su trabajo etnográfico. En este caso, insertándose en los
procesos de modernización de los pueblos indígenas, el relata la construcción del
sujeto Yanomami a partir de su lugar de procedencia. Utilizando el rio Orinoco como
referencia, refiere a que los Yanomami más internados en los espacios poco
explorados, a quienes las lógicas modernizadoras los ven como más salvajes, son
vistos en realidad como “más Yanomami” que los que habitan los márgenes del rio
más cercanos a las ciudades modernas, quienes están dejando de ser indígenas y
pasando por un proceso de mestizaje, de transformación a näpe, que deja de ser
Yanomami.
Siguiendo con esta idea, todavía debemos revisar qué más constituye a este
sujeto indígena producto de las narrativas del personal que les brinda atención en
salud. Como ya hemos dicho varias veces, el componente territorial parece separar
y caracterizar a los diferentes grupos que conviven en la provincia del Manu. A
veces no es el factor territorio el que define esta separación, sino el étnico, como
vimos en la contraposición entre Matsigenkas y Harakbuts. A veces ambos
elementos no terminan de definir un continuo, y tenemos narrativas que adscriben
características a la misma definición de indígena, como cuando se dice que estos
grupos no se preocupan por su salud. Y también podemos encontrar divergencias
en los discursos, ya que al ser varios los agentes son inevitables que no siempre los
conceptos estén presenten en todo el universo.