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Introducción
Desde pequeños se nos ha dicho que debemos respetar y amar a
nuestros padres. Que siempre debemos obedecerlos y escucharlos en
todo, pero ¿cuántas veces lo hemos hecho de corazón? ¿Cuántas
veces los hemos despreciado? O incluso ¿cuántas veces los hemos
herido?
formarnos, quienes nos han corregido por nuestro bien. Y los que
quieren lo mejor para nosotros.
Así que de alguna forma debemos devolverles todo lo que ellos han
hecho por nosotros.
Dios mismo reconoce que un padre procura darle lo mejor a sus hijos.
Aún sabiendo que, como humanos, no somos perfectos, ese es el
instinto paternal o maternal (Mateo 7:9-12).
Sino que esto trae una gran promesa, la cual dice que tendremos una
larga vida y nos irá bien (Efesios 6:2). ¡Esto es algo muy poderoso!
Porque dice la Biblia que el bien que hagamos a ellos será
recompensado por el Señor.
Por eso no debemos olvidar todo lo que han hecho y lo que han
sacrificado por nosotros. No podemos olvidar que son las personas
más importantes en nuestra vida y siempre agradecerle a Dios por sus
vidas.
Cada cosa que hacemos, tiene un resultado (Gálatas 6:7). Todo lo que
el hombre decida hacer tiene un efecto negativo o positivo en todas las
áreas de nuestra vida. Así que antes de hacer cualquier cosa buena o
mala, primero miremos dentro de nuestro corazón. Porque es allí
donde se ve reflejado la verdadera intención de cada uno.
Tal vez en el pasado uno de nosotros tuvo una mala relación con sus
padres por diferentes razones. Hoy en día puede que ni hablemos con
ellos por rencor o por resentimiento, y si ese es el caso, entonces esa
situación debe cambiar por completo.
Si debemos perdonar, entonces que así sea. Jamás debemos vivir con
el rencor escondido detrás de nuestro corazón, debemos ser capaces
de perdonar a todo aquel que nos ha hecho daño incluyendo a
nuestros padres.
Conclusión