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Revista de la

CEPAL
Secretario Ejecutivo
Norberto González

Secretario Ejecutivo Adjunto de


Desarrollo Económico y Social
Gert Rosenthal

Secretario Ejecutivo Adjunto de


Cooperación y Servicios de Apoyo
Robert T. Brown

Director de la Revista
Raúl Prebisch

Secretario Técnico
Adolfo Gurrieri

Secretaria Adjunta
Rosa Nielsen

NACIONES UNIDAS
COMISION ECONOMICA PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE
SANTIAGO DE CHILE, ABRIL DE 1986
La Secretaría de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe prepara la Revista de la c e p a l . Las
opiniones expresadas en los artículos firmados son tas de los autores y no reflejan necesariamente los pumos
de vista de la organización. Las denominaciones empleadas y la forma en que aparecen presentados los datos
no implican, de parte de la Secretaría, juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios,
ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sqs fronteras o límites.

LC/G. 1392

Abril de 1986

Notas explicativas

En los cuadros del presente trabajo se han empleado los siguientes signos:

Tres puntos (...) indican que los datos faltan o no constan por separado.
La raya (—) indica que la cantidad es nula o despreciable.
Un espacio en blanco en un cuadro indica que el concepto de que se trata no es aplicable.
Un signo menos ( - ) indica déficit o disminución, salvo que se especifique otra cosa.
£1 punto (.) se usa para separar tos decimales.
La raya inclinada (/) indica un año agrícola o fiscal (por ejemplo 1970/1971),
El guión (-) puesto entre cifras que expresen años, por ejemplo, 1971-1973, indica que se trata de todo el período
considerado, ambos años inclusive.
La palabra “toneladas" índica toneladas métricas, y la palabra “dólares", dólares de los Estados Unidos, salvo
indicación contraría.
Salvo indicación en contrario, las referencias a tasas anuales de crecimiento o variación corresponden a tasas
anuales compuestas.
Debido a que a veces se redondean las cifras, los datos parciales y los porcentajes presentados en los cuadros no
siempre suman el total correspondiente.

PUBLICACIONES DE LAS NACIONES UNIDAS

ISSN 0251 - 0257


Revísta de la
CEPAL
Santiago de Chile Número 28

SUM AR IO

Exposición del Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el


Caribe, Sr. Norberto González, al inaugurar la Reunión sobre el Crecimiento, el Ajuste y
la Deuda en América Latina. 7

Centroamérica: bases de una política de reactivación y desarrollo. Subsede de la ce p a i . en


México 11

Reflexiones sobre industrialización, articulación y crecimiento. División Conjunta cepae U xino


de Desarrollo Industrial 49

Inflación y políticas de estabilización. Daniel Heymann 67

Las empresas transnacionales en la Argentina, 1976-1983. Daniel Ázpiazu, Eduardo Basualdo y


Bernardo Kosacoff 99

Seguridad social y desarrollo en América Latina. Carmelo Mesa-Lago 131

Cambios de relevancia social en el transplante de teorías: los ejemplos de la teoría económica


y la agronómica. Ivo Dubiel 147

La elaboración de inventarios y cuentas del patrimonio natural y cultural. Nicolo digo 165

Cooperativismo y participación popular: nuevas consideraciones respecto de un viejo tema.


Roberto P . Guimaráes 181

Notas sobre el intercambio desde el punto de vista periférico. Raúl Prebisch 195

Publicaciones recientes de la cepal 207


Exposición del Secretario Ejecutivo
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
señor Norberto González al inaugurar la Reunión sobre
el Crecimiento, el Ajuste y la Deuda en América Latina*

Nuestro propósito al organizar esta reunión es el de tener ocasión para un intercambio oficioso de
opiniones sobre la evolución reciente y las perspectivas futuras de la economía latinoamericana,
tomando en cuenta el efecto de la deuda externa. No es nuestra intención que deriven de esta reunión
compromisos o consensos, sino tan sólo intercambiar ideas para comprender mejor los desafíos a que
se hace frente y las posibles opciones que se abren para sortearlos.
A íln de inaugurar la discusión, me gustaría describir someramente cómo enfocamos esta evolu­
ción pasada y las perspectivas futuras. En el documento de la ckpal titulado “Balance preliminar de la
economía latinoamericana durante 1985” que se ha distribuido a los asistentes a la reunión —sobre
todo en su tercera parte, que contiene algunas reflexiones sobre los desafíos inmediatos— se tratan en
mayor profundidad los temas que repasaré aquí en forma sumaria.
Desde 1981 América Latina ha estado atravesando por su más severa y prolongada crisis desde la
Gran Depresión de los años treinta, hecho tanto más dramático cuanto que sobrevino luego de un
período largo de crecimiento sólido y sostenido que se inició después de la segunda guerra mundial.
Entre 1970 y el comienzo de la crisis, el volumen de las exportaciones de manufacturas de América
Latina subió en 15% al año. Así pues, la región aparentemente iba atenuando algunas de las deficien­
cias estructurales que por tanto tiempo habían frenado su desarrollo, y parecía estar bien encaminada
para acortar las distancias que en materias tecnológicas, de organización, educativas y de administra­
ción, la separaban del mundo desarrollado. La educación se unlversalizó; los empresarios se volvieron
cada vez más profesionales; y mejoró la eficiencia de la gestión gubernamental de modo que comenzó a
elevarse considerablemente la productividad. En realidad, llamó la atención el éxito con que América
Latina pudo sobrellevar la crisis petrolera después de 1973, con apenas una baja de su tasa de
crecimiento, mientras que los países de la o c d e sufrían un receso.
Esta alentadora progresión se detuvo de golpe en 1981. En los últimos cinco años, el producto
interno bruto ha decaído o se ha vuelto estacionario, de tal manera que en 1985 el ingreso por
habitante había bajado en 9% comparado con el de 1981, mientras que la desocupación abierta
aumentaba rápidamente (lo que agravaba el de por sí serio problema del subempleo de la región) y los
salarios reales caían en la mayoría de los países. Todo esto para lograr un vuelco (aunque monumental)
en las cuentas externas de la región.
¿Cuáles son los principales factores que llevaron a la gran acumulación de la deuda externa y a la
crisis consiguiente?
No cabe duda de que los factores internos cumplieron un destacado papel. A veces, la política
estimulaba un gasto desmesurado; a menudo, los tipos de cambio estaban sobrevaluados; y en otros
casos, incluso, iban de la mano la liberalización financiera con una reglamentación poco eficaz. Todos
estos factores tendieron a estimular un endeudamiento externo excesivo.
Sin embargo, el factor de mayor importancia que explica la intensidad y la duración de la crisis fue
la recesión que aquejó de 1981 en adelante a los países de la ocaíc, una de cuyas causas principales fue la
aplicación simultánea de políticas antinflacionarias por la mayoría de los países industrializados. Fue
así como la recesión mundial se tradujo en una menor demanda de las exportaciones latinoamericanas.

*Celebrada en la sede de las Nacione.s Unidas, Nueva York, el 13 de enero de 1986, Asistieron a ella representantes de las
autoridades financieras del Gobierno de ios Estados Unidos y de Argentina, Brasil, México, Perú, Uruguay y Venezuela;
representantes de la banca privada; altos funcionarios de las Naciones Unidas; representantes de la prensa económica y
consultores privados.
REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

La relación de precios del intercambio de la región empeoró muy marcadamente (más de 16% en el
lapso 1981-1985), en tanto que los tipos de interés se elevaban a niveles extraordinarios.
En vista de ios desequilibrios externos resultantes, de 1982 en adelante la mayoría de los países de
la región comenzaron a aplicar políticas de reajuste muy severas. Se efectuaron grandes devaluaciones
para fomentar las exportaciones y reducir las importaciones. Asimismo, los salarios reales y la
inversión sufrieron severos cortes, en un intento por morigerar la demanda y reducir las importacio­
nes. Al propio tiempo, crecía considerablemente la desocupación.
Estas iniciativas resultaron muy onerosas por las condiciones poco propicias en el plano internacio­
nal y la aplicación simultánea de políticas de ajuste semejantes en muchos países en desarrollo. Fue así
como el ajuste se basó más bien en un abrupto descenso de las importaciones que no en la expansión de
las exportaciones. En sólo dos años el volumen de las importaciones se contrajo en un 40% y ha
permanecido a ese reducido nivel en todo el año 1985. Como es evidente, una restricción tan extrema
de las importaciones tenía que tener consecuencias recesivas, ya que ní> sólo se redujeron las importa­
ciones de bienes suntuarios o las compras postergables de bienes de capital, sino que se vieron
afectadas las importaciones de materias primas y de insumos intermedios indispensables para la
producción,
Al gravamen que significaban estos costos se sumó el hecho de que la región se vio obligada a
ajustar simultáneamente su economía a deterioros de sus cuentas externas que se percibían tanto de
carácter transitorio como permanente. Se suponía que los precios más altos de la energía constituirían
un rasgo permanente de la economía mundial y, como tal, exigían un ajuste; sin embargo, se creó un
servicio de crédito especial para facilitar el ajuste necesario. Por el contrario, la recesión en la o c ;d e , el
desplome de los precios de la mayoría de los productos básicos y el nivel inusitado que alcanzaron los
tipos de interés que, para la mayoría de los observadores, eran fenómenos imprevistos y transitorios, se
combinaron con la paralización del crédito externo.
Es bien sabido que un país debe ajustarse al deterioro permanente de sus cuentas externas, pero
que debe en general financiar los deterioros transitorios. Pero se cerró esta última opción desde
mediados de 1982, cuando los bancos restringieron abruptamente sus créditos, pese al hecho de que se
consideraba transitorio el vuelco de las circunstancias. Ello obligó a la región a ajustar su economía
tanto a un deterioro permanente como a uno supuestamente transitorio de su situación externa, lo que
explica la severidad extrema de la recesión.
Por este radical trastrocamiento de tendencias pasadas que se registró entre 1982 y 1985, en vez de
ser importadora neta de recursos financieros —como es normal para los países en desarrollo— la
región se ha convertido en exportadora neta. En efecto, la transferencia neta de recursos al extranjero
en los últimos cuatro años llegó al asombroso total de 106 000 millones de dólares.
La eficacia de las iniciativas encaminadas a lograr el ajuste y reorientar la distribución de los
recursos hacia los bienes comerciables se ha visto menoscabada por las condiciones externas. Fluctua­
ciones violentas de los tipos de cambio de las principales monedas han sido fuente de nueva incerti­
dumbre para las actividades relacionadas con el intercambio; el proteccionismo se cierne como
amenaza creciente sobre las exportaciones de los países en desarrollo; y las penurias del propio proceso
de ajuste originan tensiones sociales, políticas y económicas que militan en contra de la redistribución
deseada de los recursos y fomentan la fuga de capitales. Una redistribución tan trascendental y un
ajuste de grandes proporciones, no pueden funcionar en tan breve plazo. Para lograr una redistribu­
ción racional y eficiente de los recursos, en las condiciones actuales, se necesitará un período relativa­
mente largo.
En lo que toca al futuro, en nuestra opinión se recuperarán las economías de la región, pero en
forma muy paultina que tomará varios años. El efecto favorable sobre las economías de América Latina
que debiera tener la recuperación de los países desarrollados parece estar operando con eficacia
menor que en el pasado, a causa de la menor disponibilidad de financia miento y la influencia del
proteccionismo. Por ejemplo, en 1985, pese a la expansión de los países desarrollados, no se pudo
evitar una nueva caída en la relación de precios del intercambio de la región, ni se impidió que bajara el
CRECIMIENTO, AJUSTE Y DEUDA EN AMERICA LATINA ! Norberto Gomúlez

valor de sus exportaciones. En consecuencia, las tasas de crecimiento económico se desaceleraron en la


mayoría de los países de la región y empeoró la situación de balance de pagos.
En consecuencia, si se deja librada la recuperación de las economías latinoamericanas al juego de
fuerzas espontáneas, probablemente ese proceso no se dé con rapidez suficiente como para evitar la
intensificación de las tensiones sociales internas, que son motivo de grave preocupación para los
gobiernos. Es difícil comprimir el consumo y la inversión durante largo tiempo sin perjudicar la
estabilidad social y política y la tasa potencial de crecimiento.
En estas condiciones, creo que ha llegado la hora de intercambiar ideas sobre las posibilidades de
llevar a cabo el ajuste en un contexto de crecimiento económico de los países deudores.
Habría dos concepciones sobre el ajuste. La una se basa en el postulado de que las dificultades
actuales son sólo de escasa duración, porque la recuperación de la economía mundial las resolverá
espontáneamente. En este caso, habría cierta inclinación a ganar tiempo tomando medidas destinadas
tan sólo a postergar el pago de las deudas o a capitalizar una parte importante de los intereses a los tipos
comerciales de interés.
Según la otra concepción, la recuperación será lenta y demorará varios años: es decir, el ajuste será
una cuestión de larga duración. En este caso, no bastarán las medidas de postergación, sino que habrá
que tomar otras providencias para aligerar la carga abrumadora de la deuda.
Cada una de estas concepciones tiene proyecciones distintas en lo que toca a la condicionalidad.
Cuando el desequilibrio externo es de naturaleza relativamente transitoria y afecta sólo a unos pocos
países, son menos perjudiciales las condiciones que suelen imponerse sobre el uso de los recursos
externos. En realidad, esas condiciones fueron diseñadas para resolver precisamente ese tipo de
situación. En cambio, cuando, como ocurre en el segundo caso, el desequilibrio externo es prolongado
y hay que aplicar políticas de ajuste en gran número de países, hay que modificar la condicionalidad
para tomar en consideración los problemas de la composición. De ahí que, en esta última situación
—que creemos que es la que se da hoy día— cuando se ven afectados muchos países, la condicionalidad
debe reconocer explícitamente metas de crecimiento mínimo; debe también reconocer las repercusio­
nes de tales metas para la política económica y para el sector externo de la economía a fin de velar
porque se alcancen esas metas mínimas. De otra suerte, un ajuste prolongado en un medio recesivo
podría ser intolerable desde el punto de vista social y verse así menoscabada la eficiéncia de los
instrumentos de ajuste.
Por este motivo y en las actuales circunstancias, muchos países latinoamericanos, incluso los
signatarios del Consenso de Cartagena, basan su enfoque sobre el principio de que el problema de la
deuda debe resolverse en el contexto del crecimiento económico y no de la recesión. Para examinar las
opciones que podría haber para combinar el ajuste con crecimiento, será necesario seguir prestando
atención a las políticas internas. Seguirá siendo esencial la disciplina interna en los países de América
Latina y en sus políticas económicas. También será necesario lograr equilibrios macroeconómicos al
mismo tiempo que se presta prioridad relativa a los objetivos de crecimiento, empleo y expansión de las
exportaciones.
Pero no bastarán por sí solas las políticas internas para lograr estos resultados. Creo por lo tanto
que tenemos que estudiar cómo reorientar en forma favorable el volumen y las condiciones de las
corrientes financieras actuales, a fin de lograr un alivio verdadero de la carga del servicio de la deuda,
medida por los sacrificios del consumo y la inversión que exige el cumplimiento de esos compromisos.
La iniciativa anunciada recientemente por el Secretario de la Tesorería de los Estados Unidos tiene
el mérito de reconocer la importancia del crecimiento económico y la necesidad de que los acreedores
tomen medidas para resolver el problema de la deuda. Sin embargo, las sumas que anuncia no son
suficientes para conciliar el servicio de la deuda con el crecimiento económico, y su propuesta sugiere
que se introducirían nuevos elementos de condicionalidad.
Es preciso lograr la reducción de las transferencias netas de recursos al exterior. En su última
reunión, en Montevideo, los países del Consenso de Cartagena adoptaron un plan de acción en que
proponen medidas concretas para lograr este cometido.
Los desafíos a que hacen frente los países latinoamericanos en este momento son difíciles y
10 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

complejos, pero no insuperables. En ocasiones anteriores, los países de la región han hecho frente a
dificultades en forma positiva, dando origen a procesos de cambio económico y de industrialización
que les han permitido crecer a un ritmo vigoroso durante largos períodos. En este momento, reúnen
condiciones favorables, en potencia, para hacer frente a esos desafíos; una estructura diversificada de
su economía y de sus exportaciones, una mano de obra calificada, y un alto nivel de capacidad
empresarial.
Si hacemos frente a las actuales circunstancias con una combinación de realismo e imaginación, y
contamos con una cooperación internacional adecuada, podremos paulatinamente aumentar nuestro
margen de maniobra para aplicar nuestras políticas económicas, reactivar nuestras economías, y
prepararlas para la competencia en las condiciones que regirán en la economía mundial durante los
años por venir.
Con respecto a esta reunión, creo que seria útil intercambiar ideas sobre las cuestiones o temas
centrales siguientes:
1. Sus opiniones sobre las perspectivas económicas, tanto en el mundo como en el plano regional.
2. La probabilidad de que afluyan nuevos fondos a América Latina.
3. Medidas que debieran tomar los gobiernos de los países desarrollados para estimular las
corrientes de fondos y contribuir a lograr el ajuste con crecimiento económico.
4. Medidas que deberán tomar los gobiernos de los países de menor desarrollo relativo para
estimular la afluencia de fondos y contribuir a lograr el ajuste en un contexto de crecimiento.
5. Reformas de los reglamentos que podrían ayudar a la banca a proporcionar nuevos fondos a los
países deudores.
6. Iniciativas en materia de comercio destinadas a fomentar las exportaciones desde los países
deudores y a evitar el proteccionismo.
7. Medidas que debieran adoptar las instituciones multilaterales para aumentar la afluencia de
fondos a los países deudores.
Evidentemente, ésta no es una lista exhaustiva: sería muy interesante escuchar cualquier otro
comentario que quisieran formular sobre el tema de la presente reunión.
I
REVISTA DE LA CEPAL N” 28
Rasgos característicos
del estilo de desarrollo
de Centroamérica
Centroamérica: en la posguerra’
bases de una política
El origen, el alcance y las posibles consecuencias
de reactivación de la crisis no pueden entenderse sin analizar los
rasgos sobresalientes de la evolución experimen­
y desarrollo* tada por las economías y las sociedades centroa­
mericanas durante la posguerra. Destaca, en pri­
mer término, el dinámico crecimiento logrado
Subsede durante treinta años —desde luego, con diferen­
de la CEPAL cias de un país a otro— en un ambiente de estabi­
en México lidad fínanciera y monetaria. En segundo lugar,
está la influencia decisiva de elementos externos
que han determinado en gran medida no sólo el
Desde comienzos del presente decenio, y no obstante
comportamiento económico, sino la influencia
una leve recuperación observada en la mayoría de los recíproca de muchos factores políticos. Aquí se
países durante 1984, Centroamérica se halla sumida encuentra la raíz histórica de la reiterada pro­
en la depresión económica más profunda y en la con­ pensión de los centroamericanos a buscar en el
vulsión política más grave del último medio siglo. El exterior explicación y soluciones a los males que
clima de inestabilidad y confusión en el que se vive
dificulta encontrar soluciones que abarquen tanto el
les aquejan. Por otra parte, la fragmentación de
plano político como el económico y el social. Con todo, Centroamérica —desde que se desintegró la efí­
la búsqueda de soluciones es el mayor desafío que los mera federación— contribuyó en mayor medida
centroamericanos enfrentan hoy, y esa tarea resulta, a que cada uno de los países se resignara históri­
además, insoslayable. camente a tener un escaso margen de maniobra
Dicha búsqueda debe comenzar por examinar las
características sobresalientes de la evolución experi­
sobre su propio destino en el que representan un
m entada por las economías y sociedades centroameri­ papel preponderante factores fuera de su con­
canas durante el período de la posguerra, y desentra­ trol.
ñar las causas por las cuales esos rasgos se alteraron de Llama la atención, en tercer lugar, que en los
m anera abrupta hacia finales de los años setenta. Di­ treinta años posteriores a la segunda guerra
cho análisis se recoge en los capítulos i y ii. En el
capítulo m se formulan algunas consideraciones sobre
mundial, la mayoría de las grandes transforma­
las perspectivas a corto plazo de las economías de la ciones experimentadas por las economías de la
región para presentar, finalmente, en el capítulo iv región se haya ido yuxtaponiendo a la estructura
algunas propuestas que tienden a apuntalar una políti­ económica y social que ya existía con anteriori­
ca de reactivación y de desarrollo regionales. dad sin alterar, en esencia, un proceso al que se
En cuanto a este último aspecto se identifican los
recursos de que la región dispone, se precisa el papel
califica en estas páginas de “desarrollo aditivo”.
que la cooperación intrarregional puede cumplir en la Finalmente, los frutos del largo período de
puesta en marcha de un proceso de reactivación y expansión económica de la posguerra se distri­
desarrollo, se explora la interacción entre el ámbito buyeron en forma notoriamente desigual entre
económico-social y el político y se concluye con algunas distintos estratos de la población, dentro de un
reflexiones sobre el papel del Estado.
proceso concentrador —o en todo caso excluyen-
* E s t e a r t ic u lo f u e p r e p a r a d o c o m o p a rt e d é la d o c u m e n t a ­
te— que impidió atenuar en forma significativa
c ió n b á s ic a p a r a la R e u n ió n d e E x p e r t o s s o b re C r is is y D e sa ­ la extrema pobreza que persiste en la región.
r r o l l o d e A m é r ic a L a t in a y e l C a r ib e { S a n tia g o d e C h ile , 2 9 d e
a b r il a l 3 d e m a y o d e 1 9 8 5 ), o r g a n iz a d a p o r la S e c r e t a r ía d e la

'Los capítulos I y ii son versiones actualizadas de parte


del texto recogido en c e p a l (1983a).
12 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Ahrii de 1986

1. El dinamismo económico cas de dicho crecimiento. En primer término,


durante los 28 años aludidos sólo se registraron
La primera peculiaridad del desarrollo de los tasas negativas de crecimiento en contadísimas
países centroamericanos durante los tres últimos excepciones, casi siempre asociadas a algún de­
decenios fue sin duda su sostenido dinamismo. sastre natural (dos veces en Honduras y una en
En el conjunto de la región, el producto interno Nicaragua y Costa Rica). En segundo lugar, hubo
bruto creció 5.3% anual en términos reales entre fluctuaciones cíclicas frecuentes —casi anuales—,
1950 y 1978, con diferencias de grado entre los pero dentro de una notable estabilidad de creci­
diversos países (las tasas más altas correspondie­ miento. Las bajas cíclicas fueron de breve dura­
ron a Nicaragua y a Costa Rica, y la más baja a ción; sólo excepcionalmente el producto se con­
Honduras). Como consecuencia, el ingreso real trajo durante dos años consecutivos en cualquie­
por habitante casi se duplicó durante ese perío­ ra de los países. Finalmente, la evolución cíclica
do. Incluso entre 1970 y 1978, época durante la del producto interno bruto de los cinco países
cual tuvo que enfrentar la región problemas de tuvo una gran similitud, reflejo tanto de su co­
particular gravedad —alza de precio de los hi­ mún forma de inserción en la economía interna­
drocarburos, desajuste en el mercado monetario cional, como del alto grado de interdependencia
financiero internacional, escasez de materias pri­ económica que forjaron los compromisos inte-
mas y de algunos alimentos en 1974-1975, varias gradores de los años cincuenta y sesenta (cuadro
sequías y tres catástrofes naturales de grandes 1 y gráfico i).
proporciones—, la tasa de crecimiento real exce­ El sector más dinámico fue, en general, el
dió del 5.6% anual en promedio. manufacturero, impulsado por el mercado am­
También deben señalarse otras característi­ pliado y por las políticas de fomento industrial

Cuadro 1
CENTRO AMERICA; RITMO DE CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO"
(Porcentajes)

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua

Tasas medias anuales


1950-1960 6.4 4.8 3.7 2.8 5.4
1960-1970 5.9 5,5 5.2 5.0 6.5
1970-1978 6.3 5.4 6.0 4.7 3.9
1978-1983 -0 .4 -4 .6 0.8 1.7 -2 .0
Tasas anuales
1970 7.2 3,4 5.5 3.5 -0 .2
1971 6.8 4.9 5.5 5.8 3.4
1972 8.2 5.4 7.5 4.4 2.8
1973 7.5 4.7 6.6 5.8 5.3
1974 5.4 6.7 6.1 -0.3 13.5
1975 2.2 5.8 2.4 -3.1 1.5
1976 5.5 3.1 7.6 6.5 5.8
1977 8.5 6.1 7.4 9.6 6.1
1978 6.2 6.8 4.9 9.3 -5 .9
1979 5.3 -1.2 4.7 6.0 -24.5
1980 0.9 -8.1 3.8 3,3 8.3
1981 -2 .3 -7 .9 l.I 0.6 5.4
1982 -7.1 -5 .2 -3 .3 -0 .2 -0 .6
1983 2.3 -0.1 -2 .0 -1.1 5.2
1984*^ 5.0 1.5 0.2 2.8 -1.5

Fuente; c e p a l , s o b r e la b a s e d e c if r a s o fic ia le s .
“ A p r e c io s c o n s t a n t e s d e 1970.
Cifras preliminares.
CENTROAMERICA; BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la cErAL en México 13

Gráfico I
CENTROAMERICA; PRODUCTO INTERNO BRUTO A PRECIOS DE MERCADO
(Tasas anuales de crecimiento)
14 REVISTA DE LA CEPAL 28 / Abril de 1986

creados en el marco del proceso de integración. mentó modificaciones significativas. La impor­


El grado de industrialización de la región se ele­ tancia relativa del comercio exterior tendió a cre­
vó, en consecuencia, de 12.3% en 1960 a 16.8% cer —los coeficientes de exportación e importa­
en 1978. ción del conjunto de la región se expandieron de
18.6% a 16.3%, respectivamente, en 1950, a
2. La influencia decisiva del sector externo 30.4% y 33.6% en 1978— la estructura de las
exportaciones y de las importaciones cambió ra­
La forma sostenida en que crecieron las econo­ dicalmente: a las primeras se incorporaba una
mías centroamericanas fue reflejo, en alto grado, proporción creciente de artículos no tradiciona­
del largo período de auge de la economía inter­ les y, en las segundas, variaba la estructura en
nacional que siguió a la segunda guerra mundial. favor de los productos intermedios y de los bie­
En aquel lapso, los países industrializados crecie­ nes de capital; el comercio intracentroamericano
ron a una tasa acumulativa anual del 5.0%, mien­ creció rápidamente hasta representar una eleva­
tras el volumen del comercio mundial se expan­ da y ascendente proporción de las exportaciones
día a la de 9,0%. Con diferencias de grado, todos totales de cada uno de los países, al constituirse
los países de la región supieron aprovechar esa en fuente cada vez más importante de las impor­
circunstancia: el valor de sus exportaciones ex- taciones totales de cada uno de ellos; los movi­
trarregionales de bienes y servicios se multiplicó mientos en la cuenta de capital adquirieron im­
por trece entre 1950 y 1978 (se elevaron de 250 a portancia progresiva a medida que se ampliaba la
3 200 millones de dólares), mientras el sector brecha en las transacciones corrientes y surgían
exportador se diversificaba en forma significati­ nuevas fuentes de financiamiento internacional,
va, tanto en su composición como en su destino tanto público como privado. Como consecuen­
geográfico,^ El auge del sector exportador tradi­ cia, el servicio de la deuda externa comenzó a
cional creó, además, la holgura suficiente para comprometer una parte cada vez mayor de las
facilitar la decisión audaz de adoptar el libre co­ divisas generadas por la exportación de bienes y
mercio recíproco en virtualmente todos los pro­ servicios.
ductos originarios de la región a más tardar en De cualquier manera, durante todo ese pe­
un plazo de cinco años. De ello resultó el intenso ríodo de crecimiento, de di versificación y de
proceso de industrialización que vino a consti­ transformación del relacionamiento externo de
tuirse en un segundo foco dinámico, aunque éste la región, persistió la característica esencial de
nunca dejó de depender, en última instancia, de aquellas pequeñas economías agroexportadoras:
la evolución del sector externo tradicional. La la evolución del sector externo explicaría, en alto
holgura aludida, y el intenso proceso de moder­ grado, el comportamiento económico global de
nización de la región, contribuyeron también a la economía, mientras las restricciones origina­
crear patrones de consumo entre ciertos estratos das en dicho sector señalarían el límite del ritmo
de la población imitadores de sociedades más de la actividad económica interna. Se comprueba
avanzadas, que acentuaron la demanda de bienes así una relación directa entre el nivel de las ex­
importados. portaciones, por un lado, y las tasas de expansión
Durante los dos últimos decenios el sector económica, las tasas de acumulación y las de in­
externo de los países centroamericanos experi- versión, la captación de ingresos fiscales, el nivel
de empleo y la capacidad para importar, por el
otro.
®Para la región en su conjunto, el principal producto de
El financiamiento externo actuó como amor­
exportación de cada país en 1950 aportó el 70% del total de
divisas generado por concepto de exportación de bienes. Esa tiguador durante los períodos de contracción,
relación disminuyó casi a la mitad a mediados de 1970
{36.1%), gracias a la diversificación del sector exportador,
aunque volvió a subir el 45% en 1978 por los elevados precios ^Si se excluye el comercio recíproco de esas cifras, el
del café que predominaron ese año y que tienen una elevada coeficiente de exportación de la región en su conjunto evolu­
ponderación en el valor total de las exportaciones. Por otro cionó en los años 1950, 1960 y 1978 de la siguiente manera;
lado, en 1950 el 80% del comercio exterior de Centroamérica 18.5%, 16.7% y 23.5%, respectivamente; el coeficiente de
se efectuaba con un solo país (Estados Unidos de América), importaciones extrarregionales de los mismos años fue de
proporción que descendió al 35% en 1978. 16.2%, 19.8% y 27.3%, respectivamente.
CENTROAMERICA; BASES DE U NA PO U TICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de ¡u c e p a l en México 15

evitando que las mermas en el valor de la expor­ interacción política en los países de la región. La
tación se tradujeran automáticamente en una virtual hegemonía ejercida por los Estados Uni­
restricción de la capacidad para importar —y, dos desde la suscripción del tratado Clayton-
como consecuencia, de la capacidad de creci­ Bulwer, en 1850, ha adquirido nueva expresión
miento de la economía— y facilitó, simultánea­ en la posguerra a causa del conflicto latente que
mente, el proceso de “desarrollo aditivo” a que se existe entre las dos principales superpotencias
hace en seguida referencia. Sin embargo, cuando del mundo. No es éste el lugar para entrar en
coincidió un debilitamiento de la demanda exter­ detalles sobre el papel de la política exterior nor­
na con una restricción de la afluencia de financia- teamericana en Centroamérica —aspecto que ha
miento externo —que compensase, al menos en sido objeto de muchos estudios en los últimos
parte, la caída de las exportaciones— las restric­ años—, pero sí se puede señalar la considerable
ciones originadas en el sector externo llegaron a influencia que han logrado los Estados Unidos
frenar el crecimiento económico e incluso a pro­ en la región. No se trata, desde luego, de asignar­
vocar una contracción real de la actividad econó­ les un papel omnipotente ni de insinuar que los
mica. acontecimientos centroamericanos obedezcan
La influencia de los factores externos sobre los designios de una u otra superpotencia puesto
los acontecimientos en los países de la región no que la interacción entre los actores políticos na­
se limitó al ámbito económico. Algunas de las cionales tiene su dinámica propia; pero, sin em­
consecuencias de la vocación exportadora de bargo, puede sostenerse que los Estados Unidos
Centroamérica afectaron profundamente a la han mostrado capacidad de fijar los limites a la
conformación de las sociedades y al ordenamien­ interacción política en los países de la región, al
to político. Es bien sabido, por ejemplo, que la colocar su peso asimétrico del lado de los actores
explotación de uno o dos productos básicos de nacionales cuya posición se aproxima más a los
exportación influyó decisivamente en la fijación postulados de su política exterior.
de la división del trabajo, debido al carácter in­ Las preferencias de la política norteamerica­
tensivo y estacional del uso de mano de obra para na no siempre han constituido un conjunto cohe­
dichos cultivos. La disponibilidad de recursos rente de postulados; a algunas administraciones
humanos ha representado, pues, un papel vital les ha preocupado la seguridad —sobre todo la
en el desarrollo económico de la región, así como “contención del comunismo”—; a otras, un cam­
en la definición del carácter dual e interdepen­ bio evolutivo y ordenado que conduzca a socieda­
diente de la agricultura de exportación y la de des más pluralistas y equitativas. En ese sentido,
subsistencia, hechos que a su vez explican, en los gobiernos norteamericanos han apoyado
buena medida, las desiguales estructuras de dis­ unas veces a actores nacionales que postulan
tribución del ingreso. cambios ordenados y pacíficos, en el marco de
La organización de las economías centroa­ una política exterior hacia los países latinoameri­
mericanas en torno a uno o dos productos de canos que algunos autores han calificado de
exportación influyó profundamente, asimismo, “idealista”. Así sucedió, por ejemplo, cuando se
en los “patrones de autoridad”: la relación sim­ favorecieron las alianzas heterogéneas que de­
biótica entre grupos económicos dominantes rrocaron a las dictaduras en Guatemala, El Salva­
—agroexportadores y comerciantes— y gobier­ dor y Honduras en el período inmediato a la
no, el legado de corrupción de la colonia, y los posguerra, o a los gobiernos que impulsaron
métodos represivos utilizados históricamente pa­ transformaciones en la llamada Alianza para el
ra asegurar la disponibilidad de mano de obra, Progreso durante los años sesenta, así como el
han contribuido a la consolidación de sistemas apoyo —quizás renuente— brindado a la alianza
políticos autoritarios y no participativos caracte­ también heterogénea que tomó el poder en Nica­
rísticos de la posguerra con distintas modalida­ ragua en 1979. En otras ocasiones, el Gobierno de
des entre un país y otro, y en el mismo país en Estados Unidos ha preferido ayudar a actores
distintas épocas {Costa Rica sería la principal ex­ nacionales que reúnen a su juicio las mejores
cepción). condiciones para asegurar un mínimo de estabili­
Por otra parte, factores de origen externo dad frente a desafíos radicales al statu quo. El
han influido también en forma decisiva sobre la mejor ejemplo de esta política más “realista” po­
16 REVISTA DE LA CEPAL N® 28 / Abril de 1986

dría ser el apoyo brindado por la administración más pluralistas; destaca el surgimiento de estra­
norteamericana a las fuerzas que derrocaron al tos de ingresos medios atribuible, en parte, a la
gobierno constituido en Guatemala en 1954.^ progresiva urbanización —sólo el 16% de la po­
En todo caso, cuando han surgido contradic­ blación vivía en áreas urbanas en 1950, compara­
ciones en la política exterior norteamericana en­ do con el 43% en 1980—; ha aumentado la im­
tre el objetivo de promover cambios ordenados y portancia de las actividades secundarias en las
el de evitar amenazas a la seguridad —como ocu­ economías —su participación relativa pasó de
rrió con alguna frecuencia— el Gobierno de los 14.6% a 24.1% entre ambos períodos— y, en
Estados Unidos ha preferido invariablemente general, el aparato productivo se ha moderniza­
apoyar a quienes en cada país han considerado do y se ha diversificado de un año para otro. Las
más capaces de defender sus intereses. Así, los distintas regiones geográficas de los países se en­
gobiernos de ese país han logrado fijar los límites cuentran mucho mejor integradas en la actuali­
geopolíticos a que se alude en líneas anteriores. dad, gracias a las cuantiosas inversiones efectua­
das en infraestructura física de transportes y co­
3. EL desarrollo aditivo municaciones, e incluso se han logrado avances
en el suministro de servicios de educación y espe­
Las economías y las sociedades de los países cen­ cialmente de salud. Dichas transformaciones de­
troamericanos son muy distintas a lo que eran ben atribuirse, en esencia, al ‘derrame’ provoca­
treinta años atrás, no sólo por lo que respecta a su do por el estilo de desarrollo que ha predomina­
aspecto cuantitativo —a la par que el producto do en todos los países —con características espe­
interno bruto se elevó de 1 950 a 7 520 millones cíficas entre unos y otros— durante todo el perío­
de dólares (precios de 1970) entre 1950 y 1980, la do que se analiza. Puede estimarse que esas trans­
población crecía de ocho a más de veinte millones formaciones han sido, en general, las únicas per­
de habitantes— sino porque también se han pro­ mitidas por quienes han tenido la posibilidad de
ducido importantes cambios cualitativos. Las so­ mantener los cambios dentro de ciertos límites,
ciedades están mucho más segmentadas y son destacando entre esos actores los que obtuvieron
su poder económico al amparo del patrón
agroexportador, tan vital para ese estilo de desa­
■*Debe admitirse que el péndulo entre el “realismo" y el
"idealismo" en la política exterior de Estados Unidos consti­ rrollo histórico de la región. Como consecuencia,
tuye una descripción simplificada. No obstante, se apoya en las considerables transformaciones que se pro­
análisis profundos como la descripción que hace Dexter Per- dujeron durante las tres décadas de la posguerra
kins (1962, pp. 136 a 155) de ciclos de “quietismo” y “activis­ se caracterizarían esencialmente por la forma en
mo". Otras veces se fundamenta en lo que Stanley Hoffmann que se fueron yuxtaponiendo las nuevas capas
(1968, pp. 177 y 178) describe como “dualismo” en el estilo
norteamericano de política exterior, una de cuyas manifesta­ económicas y sociales a las anteriores dentro de
ciones consiste en “hablar dos lenguajes diferentes, ninguno un proceso de cambio y de modernización que no
de los cuales es enteramente convincente y que son difíciles de amenazó, en su esencia, a la estructura económi­
conciliar. El prim ero es el lenguaje del poder... El segundo es ca preexistente.
el de la comunidad y de la armonía”. O como dice el propio
Lo señalado viene a ser, simplemente, otra
H offmann, de una manera más gráfica, “sólo un águila sim­
bólica puede con facilidad sostener tanto las flechas como la manera de explicar un cambio evolutivo y pacífi­
ram a de olivo al mismo tiempo”. Finalmente, la alternancia co; mientras no se eliminan las estructuras ante-
entre “realismo” e “idealismo” en política exterior también rores, todos los cambios que se producen en los
puede sustentarse en la reciente descripción de Huntington patrones de desarrollo tienen que ser, por defini­
(1981, pp. 3,42,64 y 68) del sistema político norteamericano,
ción, de carácter “aditivo”, aunque no por ello
uno de cuyos fenómenos esenciales es “la distancia entre los
ideales políticos y la realidad política”. Huntington reconoce deben considerarse transformaciones desprecia­
que esta “distancia” existe en todas las sociedades, pero afir­ bles.
ma que Estados Unidos se distingue por la forma en que se Pero lo que se desea destacar aquí es que
enfrenta a ella; mediante cuatro respuestas distintas pero cuando esos cambios han amenazado seriamente
constitutivas de un “patrón cíclico” que principia con el "mo­
a las estructuras creadas, casi invariablemente
ralismo” que trata de eliminarla; cae en el “cinismo” mediante
el cual se tolera; llega a la “complacencia” que procura igno­ encontraban su límite, sobre todo cuando los in­
rarla, y concluye en la “hipocresía” con la cual se niega, para tereses de los grupos dominantes se identifica­
volver a principiar con el “moralismo". ban —como frecuentemente (pero no siempre)
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la c e p a l en México 17

Cuadro 2
CENTROAMERICA: COEFICIENTE DE TRIBUTACION

1955 1960 1965 1970 1975 1980 1981 1982 1983 1984“

Centroaméñca 9.5 93 9.4 9.7 113 11.4 10.9 9.2 11.5 12.7
Costa Rica 10.1 lO.O 11.8 12.1 12.7 11.4 11.8 12.9 15.7 17.0
El Salvador 10.8 10.9 9.9 10.3 12.0 11.1 11.3 10.7 11.1 11.7
Guatemala 8.5 7.8 7.6 7.8 9.5 8.6 7.5 7.2 6.3 5.3
H onduras 7.3 10.1 9.7 11.2 12.1 14,0 13.2 12.8 12.0 13.8
Nicaragua 10.8 9.4 10.2 9.4 10.6 18.4 18.5 20.7 25.0 31.5

Fuente: c e p a l , sobre la base de cifras oficiales.


“ Cifras preliminares.

ocurría— con los del principal actor internacio­ mantuviera constante en algunos países o sólo
nal de la arena política centroamericana en los creciera muy pausadamente en otros (cuadro 2).
términos a que se ha hecho referencia en párra­ Ese coeficiente de tributación resultó, además,
fos anteriores. Así, las transformaciones o refor­ sumamente bajo en comparación con los de otros
mas pacíficas y ordenadas tuvieron que ceñirse a países de estructura económica y social similar,
límites muy estrechos en la mayoría de los países circunstancia que no debe considerarse un mero
de la región. Dicho de otra manera, el progreso accidente: los gremios organizados de todos los
económico causó un cambio social importante, el países —aunque con diferencias de grado— se
ascenso de muchos grupos en la escala del ingre­ resistieron pertinazmente a elevar los niveles de
so, y la formación de clases medias, pero el man­ tributación, y especialmente de la que gravaba la
tenimiento del patrón histórico de desarrollo de­ producción y la renta. Las restricciones financie­
terminó un avance lento y titubeante en las insti­ ras que se debían a la reducida captación de
tuciones políticas. ingresos fiscales limitaban severamente la capaci­
Esta característica esencial del “desarrollo dad del sector público en el desempeño de un
aditivo” obligó frecuentemente a los gobiernos a papel más activo en el desarrollo, mientras los
buscar sustitutos de transformaciones que co­ modestos incrementos que se alcanzaban en el
rrieran el riesgo, quizás, de rebasar esos límites. coeficiente del gasto público (cuadro 3) se finan­
Por ejemplo, se acudió al financiamiento externo ciaban en proporción creciente con endeuda­
en parte para aplazar o para sustituir aumentos miento, especialmente de origen externo.
en la base impositiva; se repartieron tierras del La participación limitada del sector público
Estado en programas llamados de “colonización” en el producto interno bruto, medido por la cap­
en vez de reestructurar los sistemas de tenencia tación de ingresos tributarios y por el gasto de los
de la tierra, y se acudió al ahorro externo como gobiernos centrales, también se acomodó con la
sucedáneo (en vez de como complemento) de los posición ‘antidirigista’ de los grupos dominantes
deficientes mecanismos de captación del ahorro de las sociedades centroamericanas. En los años
nacional. cincuenta y sesenta aquel sector se fue apoderan­
A mayor abundamiento, la presión tributaria do de servicios públicos como la generación y
vino a constituirse en un interesante indicador de distribución de electricidad, las comunicaciones
los límites a que tuvo que hacer frente en Cen- telefónicas, el transporte ferroviario y el manejo
troamérica el “desarrollo aditivo”. Aunque se de los puertos, mientras la actividad del Estado se
produjeron importantes cambios hacia el inte­ fortalecía con el establecimiento de bancos públi­
rior del sistema tributario de todos los países cos de fomento e instituciones de regulación de
—como reflejo de los cambios que estaban ocu­ precios de productos básicos. Pero en todos los
rriendo en la estructura productiva—, resulta países se evitó escrupulosamente la participación
curioso que la captación de ingresos fiscales, co­ del sector público en las actividades que interesa­
mo porcentaje del producto interno bruto, se ban a la iniciativa privada. La principal excepción
18 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abnl de 1986

Cuadro 3
CENTROAMERICA: COEFICIENTE DEL GASTO TOTAL
DE LOS GOBIERNOS CENTRALES

1955 1960 1965 1970 1975 1980 1981 1982 1983 1984“
Centroamérica 10.6 11.2 11.3 11.6 15.8 19.3 20.2 20.4 23.3 22.7
Costa Rica 11.2 13.3 13.8 13.7 17.9 20.0 16.9 16.8 21.9 21.8
El Salvador 10.9 12.2 10.9 10.3 13.4 17.2 19.8 20.5 28.0 22.1
Guatemala 9,5 9.3 10.6 9.9 12.5 15.2 16.9 14.4 12.1 11.2
H onduras 10.0 12.2 10.8 14.7 21.0 24.9 24.1 28.1 26.2 29.7
Nicaragua 12.4 11.1 11.2 11.8 19.4 29.5 32.4 37.4 56.4 55.1

Fuente; c e p a l , sobre la base de cifras ofíciales.


“ Cifras preliminares.

a esta regla podría ser el sistema de intermedia­ de así la forma en que las estructuras económicas
ción financiera costarricense. y sociales tradicionales perduraron y en que las
Otro ejemplo de la persistencia de estructu­ transformaciones tantas veces mencionadas se
ras anteriores en el proceso de transformaciones les vinieron yuxtaponiendo sin llegar a alterarlas
que se viene comentando sería la reducida inte­ en su esencia. En otros términos, el cambio ocu­
gración hacia atrás o hacia adelante de las activi­ rrió dentro de límites relativamente estrechos
dades agroexportadoras tradicionales, en el sen­ (aunque variaran un tanto de un país a otro). Así,
tido de que los sectores dependientes de las mis­ no obstante la considerable expansión y transfor­
mas no han procurado diversificarse en forma mación experimentadas por las economías y las

Cuadro 4
CENTROAMERICA: ESTRUCTURA DE LA DISTRIBUCION DEL INGRESO Y NIVELES DE INGRESO POR
HABITANTE, POR PAISES, HACIA 1980
{Dólares de 1970)

Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua


Ingreso Ingreso Ingreso Ingreso Ingreso
Estratos % % % % %
promedio promedio promedio promedio promedio
20% más pobre 4.0 176.7 2.0 46.5 5.3 111.0 4.3 80.7 3.0 61.9
30% bajo la mediana 17.0 500.8 10.0 155.1 14.5 202.7 12.7 140.0 13.0 178.2
30% sobre la mediana 30.0 883.0 22.0 341.2 26.1 364.3 23,7 254.6 26.0 350.2
20% más rico 49.0 l 165.2 66.0 1 535.5 54.1 1 133.6 59.3 796.3 58.0 l 199.8

Fuente: cepa l, sobre la base de cifras oficiales de los países.

sistemática para invertir en actividades más com­ sociedades centroamericanas en los treinta años
plejas. La aparición de actividades agroexporta­ de la posguerra, aquel cambio resultó paradóji­
doras nuevas (el algodón, el azúcar y la carne) se camente insuficiente para responder a las cre­
limitó, en efecto, a reiterar el patrón de los pro­ cientes expectativas de numerosos contingentes
ductos básicos tradicionales por sus escasos esla­ de población. Por otra parte, el sentido de con­
bonamientos con otras actividades productivas. servación de sistemas sociales vulnerables llevó a
Es decir, los productores tradicionales se diversi­ preservar en la mayoría de los países los patrones
ficaron poco y el Estado participó escasamente económicos existentes —que podían aprovechar
en el excedente generado por ellos. Se compren- el auge de la economía internacional— sustenta-
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la ceual en México 19

Cuadro 5
CENTROAMERICA: EVOLUCION DE LA DISTRIBUCION DEL INGRESO FAMILIAR
EN EL DECENIO DE LOS SETENTA
{Dólares de 1970)

Guatemala“ Costa Rica Honduras


Tasas de Tasas de Tasas de
Estratos 1970 1980 crecimiento 1971 1977 crecimiento 1968 1979 crecimiento
(promedio (promedio (promedio
anual) anual) anual)
20% más pobre 1 088 996 -0 .9 572 528 -1 .4 85 287 6,4
30% bajo la mediana 2 014 1 962 -0 .3 1 167 1 495 3.7 206 564 5.8
30% sobre la mediana 3 702 3 865 0.4 2 269 2 639 2.3 522 1 055 4.6
20% más rico 9 098 12 393 3.1 5 756 6 465 1.8 2 476 3 958 3.4
10% más rico 12 081 12 970 4.0 7 874 8 737 0.9 3 649 11 395 6.2
Ingreso medio 3 752 4 426 1.7 2 297 2 639 1.3 731 1 338 4.1

Fuente: c e p a l , sobre la base de cifras oficíales de los países,


“ Sector urbano.

dos en instituciones políticas excluyentes, al me­ habitante del 20% más pobre de la población regis­
nos en el sentido del reparto del poder y de los tró incluso una disminución. Por añadidura, como
frutos del desarrollo económico. Por tanto, la se señala más adelante, existe evidencia de que la
movilización y capilaridad sociales que acompa­ estructura distributiva se deterioró aún más entre
ñaron al auge de la posguerra no pudieron lle­ 1980 y 1984, como resultado de crecientes niveles
nar, en sentido comparable, el rezago de algunas de desempleo e importantes rezagos en los salarios
estructuras políticas. reales.
En cifras absolutas, del total de más de 20
4. El carácter excluyente del desarrollo millones de centroamericanos que habitaban la
región en 1980, unos 13.2 millones (64%) vivían
Por consiguiente, pese al dinamismo económico, en estado de pobreza —en el sentido de que su
los países de la región no fueron capaces durante ingreso no cubría sus necesidades básicas— y más
los 30 años de la pwsguerra de mejorar significati­ de 8.5 millones (41%) ni siquiera disponían de
vamente la distribución del ingreso ni de reducir el ingresos suficientes para cubrir el valor del ca­
número de centroamericanos que viven en un esta­ nasto mínimo de alimentos que se considera ne­
do de pobreza extrema. Según las encuestas de cesario desde el punto de vista biológico-
hogares realizadas durante los últimos años, típica­ nutricional (cuadro 6). La situación era mucho
mente hacia 1980 el 20% de la población más pobre más grave en el área rural que en la urbana, y
disponía de menos del 4% del ingreso nacional presentaba importantes diferencias de un país a
mientras, en el otro extremo, el 20% de los grupos otro (en Costa Rica menos del 25% de la pobla­
de mayores ingresos obtenían más del 55%. Exis­ ción vivía bajo el umbral de la pobreza, mientras
tían diferencias importantes de un país a otro, con que en Guatemala esa proporción pasaba del
los rasgos más disímiles correspondiendo nueva­ 70%). Por otra parte, siendo muy probable que el
mente a Costa Rica (cuadro 4). En los países donde porcentaje de centroamericanos que vive por de­
se efectuaron encuestas en distintas fechas, la evi­ bajo de ese umbral en estos días sea menor al de
dencia disponible —pese a metodologías no siem­ 30 años atrás, también es cierto que, en números
pre comparables— señala que se amplió la brecha absolutos, a causa de la expansión demográfica
entre los grupos en los extremos de la escala, aun­ existen hoy más “pobres” —y también más “no
que la participación relativa de los estratos interme­ pobres”— que en el período inmediato posterior
dios pudo haber tendido a crecer (cuadro 5). En el a la segunda guerra mundial.
caso de Guatemala y Costa Rica, el ingreso real por En síntesis, el estilo de desarrollo que ca-
Cuadro 6
CENTROAMERICA: ESTIMACION DE LA INCIDENCIA DE LA POBREZA HACIA 1980

Total Costa Rica El Salvador Guatemala'* H onduras'’ Nicaragua


Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total U rbano Rural Total Urbano Rural

M ile s d e p e rso n a s

Total 20 696 8 315 12 381 2 213 1 011 1 202 4 143 2 119 2 678 7 262 2 485 4 777 3 691 1 229 2 462 2 733 1 471 1 2 6 2
Estado de pobreza 13 178 3 738 9 440 549 138 411 3 267 1 221 2 046 5 166 1 168 3 998 2515 540 1 975 1 681 671 1 010
Extrem a pobreza 8 647 2 130 6517 300 75 225 2 427 943 1 484 2 879 418 2 461 2 092 376 1 716 949 318 631
No satisfacción de
necesidades básicas 4 531 1 608 2 923 249 63 186 840 278 562 2 287 750 I 537 423 164 259 732 353 379
No pobres 7 518 4 577 2 941 1 664 873 791 1 530 898 632 2 096 1 317 779 1 176 689 487 1 052 800 252

E s tr u c tu r a s p o r c e n tu a le s

T o ta l 1 0 0 .0 lOO.O 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 1 0 0 .0 lOO.O 1 0 0 .0 1 0 0 .0
Estado de pobreza 63.7 45.0 76.2 24.8 13.6 34.2 68.1 57.6 76.4 71.1 47.0 83.7 68.2 43.9 80.2 61.5 45.6 80.0
Extrema pobreza 41.8 25.6 52.6 13.6 7.4 18.7 50.6 44.5 55.4 39.6 18.8 51.5 56.7 30.6 69.7 34.7 21.6 50.0
No satisfacción de
necesidades básicas 21.9 19.4 23.6 11.2 6.2 15.5 17.5 13.1 21.0 31.5 30.2 32.2 11.5 13.3 10.5 26.8 24.0 30.0 >
No pobres 36.3 55.0 23.8 75.2 86.4 65.8 31.9 42.4 23.6 28.9 53.0 16.3 31.8 56.1 19.8 38.5 51.4 20.0 O
m
r
Fuente; c e p a l a base de información de los países y c e l a d e (1981). >
“ La distribución de la población urbana y rural corresponde a las cifras de la Encuesta de ingresos y gastos familiares 1979*1980.
La distribución de la población urbana y rural corresponde a las cifras de la Encuesta de ingresos y gastos familiares 1978-1979.
r
Z

«-
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la CEFAL en México 21

racteriza a la región ha sido concentrador, o en ticos. Este rasgo excluyente también ha influido
todo caso de carácter excluyeme en el sentido de de manera determinante en las características y
haber favorecido a los distintos estratos de la en el alcance de los distintos proyectos de moder­
población en forma notoriamente desigual, nización de que se ha dispuesto en la región.
acentuando el grado de concentración del ingre­
Así, con alguna excepción, por la falta de
so en algunos países. Asimismo, a pesar de haber
participación efectiva de las clases sociales emer­
transcurrido 30 años con una elevada y sostenida
gentes tampoco se estuvo en condiciones de equi­
tasa de expansión económica, más de la mitad de
librar el peso de los grupos tradicionales de po­
los centroamericanos —y tres cuartas partes de
der en el manejo de los asuntos públicos, y a veces
los que viven en el área rural— no disponen de
se ampliaron así las tensiones entre el rápido
los ingresos suficientes para cubrir sus necesida­
desarrollo social y el lento desarrollo institucio­
des esenciales de alimentación, de vivienda, de
nal en la esfera política. Dicho de otra manera, la
vestuario y de servicios básicos.
diferencia entre la transformación y el fortaleci­
Cabe señalar que el patrón excluyeme del
miento de las prácticas e instituciones políticas de
desarrollo no se limita al ámbito económico y
una sociedad más compleja contribuyeron al
social. Si se pudiera hablar de una característica
trasfondo de la inestabilidad en Centroamérica.
esencial a la interacción política de la mayoría de
los países centroamericanos, esa característica se­ En resumen, con la excepción de Costa Rica,
ría la ausencia de una amplía participación popu­ la interacción política en Centroamérica ha sido,
lar, que se traduciría en la virtual exclusión de las en general, elitista y no ha podido incluir a los
mayorías, especialmente campesinas, del queha­ grupos más numerosos de la población regional
cer político. En efecto, ni la industrialización ni la en el proyecto de modernización de las socieda­
urbanización experimentadas desde la posgue­ des. Hacerlo habría implicado quizás la elimina­
rra han podido modificar en forma decisiva el ción, si se quiere gradual, de los factores de auto­
carácter todavía esencialmente agrícola de estas ritarismo a que se ha hecho referencia y haber
sociedades. Las mayorías que se desenvuelven en emprendido reformas siempre aplazadas que
el área rural, con algunas excepciones, continúan responden a aspiraciones de los núcleos hasta la
siendo observadoras pasivas, en vez de actores fecha virtualmente excluidos de los beneficios
organizados, en la evolución de los sistemas polí­ del desarrollo.

II
Acontecimientos recientes y la crisis económica actual

Centroamérica, ya se mencionó, atraviesa por de endeudamiento externo de algunos países


una situación crítica de dimensión y profundi­ han exigido la adopción de programas de ajuste
dad sin precedentes. La actividad económica se —algunos en el marco de compromisos con el
ha ido reduciendo, con importantes desequili­ Fondo Monetario Internacional— que entrañan
brios con el exterior y en las finanzas del sector la adopción de políticas económicas impopu­
público, un desplome de los niveles de ahorro e lares.
inversión y un margen de maniobra cada vez más Por otro lado, la aludida convulsión política
estrecho para superar esos desequilibrios y con­ que sufre la región está estrechamente relaciona­
ducir la política económica. da con los fenómenos económicos antes descri­
De los niveles de desempleo abierto y de tos, y todo ello precede, tal vez, a un resquebraja­
subempleo elevados y crecientes, se desprende miento del “desarrollo aditivo” sin que se vislum­
que las desigualdades seculares de las economías bren todavía las características de algún modelo
centroamericanas tienden a agravarse. Lo pro­ alternativo de desarrollo. Por añadidura, las
longado de la depresión y la limitada capacidad perspectivas económicas poco halagüeñas ya des­
22 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abñl de 1986

critas entorpecen las transformaciones sociales, La profundidad de esta última, unida a circuns­
la falta de las cuales posiblemente comprometa la tancias políticas y a la carencia de una estrategia
estabilidad política de varios países de la región. de alcance regional, ha hecho que la interdepen­
La prof^undidad de la crisis ha dado paso a dencia económica entre los cinco países haya ten­
un clima de desmoralización que se desconoce dido a convertirse en un mecanismo de transmi­
cómo abordar y superar. Existen interrogantes sión de las fuerzas económicas recesivas.
no despejados, incluso perplejidad, al tenerse En efecto, el hecho de haber coincidido el
conciencia de que muchos problemas rebasan la marcado deterioro de la evolución económica
capacidad de acción de los gobiernos constitui­ con un período de creciente convulsión política,
dos y comienzan a erosionar los cimientos mis­ podría asociarse funcionalmente a algunas de las
mos del proceso de integración centroameri­ características de la sociedades centroamericanas
cana. a que se hizo referencia en páginas precedentes.
Una de las muchas expresiones de esos fenóme­
1. La ruptura con las tendencias históricas nos condujo al cuestionamiento del orden social
recurriendo a desafíos violentos al statu quo que
En el bienio 1977-1978 las tendencias somera­ habrían dado lugar, a su vez, a respuestas tam­
mente descritas llegaron a un punto de inflexión, bién violentas que contribuyeron, por su parte, a
por lo menos en lo que se refiere al sostenido una rápida polarización de posiciones en ciertos
crecimiento de las economías. Desde ese bienio se países, y sobre todo en El Salvador y Nicaragua.
fue registrando una progresiva desaceleración Existen interrelaciones múltiples y complejas
hasta desembocar en tasas negativas en la mayo­ que se reforzarían mutuamente entre los facto­
ría de los países en 1981 y 1983 y en todos en res políticos y económicos locales y la forma en
1982 (gráfico 1 y cuadro 1). Dicha situación no que ambos se entremezclan con influencias de
tiene precedente en el período de posguerra ni origen externo.
por su duración, ni por su intensidad, ni por sus
características peculiares. Bastará señalar que, 2. La incidencia de los fenómenos
después de treinta años de expansión en el ingre­ de origen externo
so por habitante de los cinco países (con interrup­
ciones sólo esporádicas), se registra un desplome No es casual que la crisis económica haya afecta­
generalizado en el último quinquenio. Si bien en do a todos los países, independientemente del
1984 se detuvo la contracción registrada en las grado de paz o de convulsión social que exista, de
economías en años precedentes (con excepción los objetivos de política económica que se persi­
de Nicaragua), el panorama, al menos en la gan, o de las relaciones entre el sector público y el
mayoría de los países, dista mucho de poder cali­ sector privado. Todos se han visto gravemente
ficarse como una reactivación. Así, el ingreso real afectados por factores de origen externo. Ha
por habitante a finales de este último año en tenido que ser así porque el denominador común
Costa Rica y Guatemala apenas equivalió al regis­ que ha repercutido en todos ha sido la profunda
trado en 1972; en Honduras a 1970, y en El recesión de la economía internacional que, como
Salvador y Nicaragua—situación más dramática ya quedó señalado, condiciona en alto grado el
aún— a 1960 y 1965, respectivamente. Cabe se­ comportamiento global de las economías cen­
ñalar que el deterioro generalizado en el nivel de troamericanas e incluso impone un límite a su
bienestar material no sólo se refleja en las cifras capacidad de crecer. Ahora, a la recesión inter­
citadas, sino que también en indicadores menos nacional han venido a sumarse los efectos econó­
tangibles, como lo serían la convivencia social, la micos de la crisis política —desaliento de la inver­
seguridad personal y la calidad de vida de los sión privada, fugas de capital, dificultad para
centroamericanos. atraer financiamiento externo— y se han combi­
Por otra parte, el proceso de integración eco­ nado y reforzado recíprocamente hasta causar
nómica, que en tiempos anteriores había permiti­ un resquebrajamiento económico que no tiene
do compensar las fluctuaciones depresivas de la precedentes en Centroamérica desde los años
economía internacional, cambió de signo, convir­ treinta.
tiéndose acaso en factor amplificador de la crisis. Por lo que respecta a los efectos del desorden
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la c e p a l en México 23

de la economía internacional, podría recordarse comienza a descender), ese debilitamiento de la


que a las dificultades de los países industrializa­ demanda ocasiona un marcado deterioro de la
dos en 1978-1979 —tasas de crecimiento bajas, relación de precios del intercambio. Por añadi­
elevados ritmos de inflación, niveles decrecientes dura, en el ámbito financiero los países centroa­
de ahorro, rezagos en la aplicación de innovacio­ mericanos se han visto adversamente afectados
nes tecnológicas— vino a agregarse, en 1979, un por las elevadas tasas de interés sobre su abultada
nuevo aumento de los precios de los hidrocarbu­ deuda externa y por las dificultades recientes de
ros. Más trascendencia podría atribuirse a los acceso a nuevo finandamiento externo.
intentos para modificar la política económica en Las cifras de los cuadros 7 y 8 son elocuentes.
algunos países industrializados que han subraya­ Ante la caída en los precios de virtualmente todos
do el combate a la inflación —con algunos resul­ los productos que Centroamérica exporta y las
tados positivos—, recurriendo, entre otras, a me­ continuas presiones alcistas de los precios de los
didas monetarias restrictivas que se han traduci­ que importa —especialmente los hidrocarburos
do en elevadas tasas de interés. Esas políticas han en 1979-1980—^ la relación'de los precios del
tendido a contribuir a la desaceleración de la intercambio de la región a finales de 1984 se
actividad económica en los países donde se apli­ había deteriorado desde 1977 en casi un 50%,
caron y, en general, a la de la economía mundial, mientras el poder de compra de las exportacio­
con las consiguientes repercusiones sobre los ni­ nes disminuía un 30%. Lo anterior significa, gros-
veles del comercio internacional. Para los países
de Centroamérica, la situación se tradujo en un
^Para la región en su conjunto subió la participación
debilitamiento de la demanda de los productos relativa del petróleo en el total de las importaciones de 4.4%
que exportan tradicionalmente. Ante la persis­ en 1970 a 10.7% en 1976, 18.7% en 1980 y 21.6% en 1981,
tente inflación internacional (aunque desde 1982 para volver a bajar al 16.1% en 1984.

Cuadro 7
CENTROAMERICA: PRINCIPALES INDICADORES DEL COMERCIO EXTERIOR

1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984“

Tasas de crecimiento
Exportación de bienes
Valor 29.7 35.3 -2 .4 15.8 4,9 -10.3 -12.3 -1 .0 5.2
Volumen 5.1 -0 .9 2.6 13.0 -6 .4 -2.7 -8 .3 0.8 -1 .4
Valor unitario 23.4 36.5 -4 .9 2.5 12.1 -7 .8 -4 .3 -0 .9 6.7
Importaciones de bienes
Valor 20.1 27.0 8.9 6.3 15.0 -2.7 -19.3 -0 .9 9.0
Volumen 22.0 20.5 -1 .6 -5 .5 -3 .3 -7.1 -23.7 -1 .8 6.0
Valor unitario -1 .6 5.4 10,7 12.5 18.9 4.7 5.8 0.9 2.8
Relación de precios del intercam­
bio de bienes 25.4 29.5 -14.1 -8 ,9 -5.7 -11.9 “ 9.5 -1 .8 3.8
Indices
Relación de precios
del intercambio 100.4 130.0 111.7 101.8 96.0 84.6 76.6 75.2 78.1
Poder de compra de las
exportaciones de bienes 140.0 179.7 158.4 163.0 143.8 123.2 102.2 100.3 102.6‘
Poder de compra de las
exportaciones de bienes
y servicios 147.9 181.3 163.5 169.4 151.1 126.9 108.2 106.6 108.5

Fuente: c e p a l , sobre la base de cifras oficiales.


“ Cifras preliminares.
24 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

Cuadro 8
CENTROAMERICA: RELACION DE PRECIOS DEL INTERCAMBIO DE BIENES

Tasas de crecimiento

1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984^

Total 25.4 29.5 -14.1 -8 .9 -5 .7 -11.9 -9.5 -1 .8 3.8


Costa Rica 19.7 30.6 -17.7 -1 .6 -2 .8 -14.8 -10.2 -4.5 -0 .7
El Salvador 39.6 47.3 -26.2 -8 .2 -15.4 -12,6 -0 ,8 -7.1 13.1
Guatemala 28.6 33.4 -5.1 -15,7 -2 .7 -8 ,7 -13.0 -2 .4 1.2
H onduras 8.2 15.4 -0 .4 -9.1 -1 ,8 -13.0 -5.1 -1 .0 1.1
Nicaragua 21.9 16.2 -13.8 -16.0 -3 .4 -11.7 -10.4 -12.7 8.1

Fuente; c e p a l , sobre la base de cifras oficiales.


“ Cifras preliminares.

50 modo, que de haberse mantenido el poder de bio de bienes fueron negativos en todos los paí­
compra de las exportaciones de 1977 el valor ses, mientras que el modestísimo repunte de
total de las exportaciones en 1984 hubiera sido 1984 (3.8%) resultó insignificante para invertir el

Cuadro 9
CENTROAMERICA; DEFICIT COMERCIAL DEL BALANCE DE PAGOS
Y SU RELACION CON EL PIB

1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984^

Millones de dólares
Total 570 427 432 887 653 I 323 1 572 906 898 1 044
Costa Rica 166 146 164 269 425 460 127 -7 3 16 73
El Salvador 79 12 -2 9 234 -2 51 237 218 151 207
Guatemala 77 227 99 354 320 228 570 323 141 151
Honduras 101 60 74 89 99 185 177 56 120 139
Nicaragua 147 -1 8 124 -5 9 -160 399 461 382 470 474
Relación porcentual con el FUS
Total 6.0 3.5 2.8 5.4 3.5 6.4 6.8 5.1 4.8 5.3
Costa Rica 8.7 6.1 5.3 7.6 10.5 10.1 4.8 3,0 0.5 2.1
El Salvador 4.4 0.5 1.0 7.6 0,1 1,5 7.3 6.9 4.6 6.1
Guatemala 2.4 5.2 1.8 5.8 4.6 2.9 7.2 4.3 1.8 1.9
H onduras 9.7 4.7 4.8 4.9 4.6 7.4 7.0 2.2 4.5 5.5
Nicaragua 9.5 1.0 5.5 2.9 7.7 17.1 18.2 18.7 23.0 20.0

Fuente: cepal , sobre la base de cifras oficiales.


Nota: Signo negativo es igual a superávit.
® Cifras preliminares.

un 40% mayor que el registrado, lo que significa proceso de descenso del sexenio precedente. A
aproximadamente un 2.0% adicional al produc­ ello debe sumarse una caída en el volumen de
to interno bruto de ese último año. exportación de algunos países —incluso de pro­
Entre 1978 y 1983, los precios del intercam- ductos, como el níquel en Guatemala, que deja-
CENTROAMERICA: BASES DE UNA PO U TICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la ceibal en México 25

Cuadro 10
CENTROAMERICA: DEFICIT EN CUENTA CORRIENTE DEL BALANCE DE PAGOS
Y SU RELACION CON EL PIB

1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984^

Millones de dólares
Total 700 455 573 1 088 880 1 690 2 152 1 715 1 608 1 806
Costa Rica 218 203 226 364 554 654 408 305 358 371
El Salvador 95 11 -2 1 249 24 117 271 271 239 276
Guatemala 65 79 37 271 180 178 567 376 224 314
H onduras 125 115 139 170 212 331 321 249 260 311
Nicaragua 197 47 192 34 90 407 585 514 527 517
Relación porcentual con el pifí
Total 7.4 3.7 3.8 6.6 4.7 8.1 11.6 9.6 8.6 9.3
Costa Rica 11.4 8.4 7.4 10.3 13.7 14.3 15.6 12.6 11.9 10.9
El Salvador 5.3 0.5 0.7 8.1 0.7 3.4 8.1 8.6 7.3 8.1
Guatemala 2.1 1.8 0.7 4.5 2.6 2.3 7.2 5.0 2.9 4.0
H onduras 12.0 8.9 9.0 9.3 9.8 13.1 15.8 9.6 9.9 12.3
Nicaragua 12.7 2.5 8,6 1.7 4.3 17.4 27.1 25.1 25.8 21.8

Fuente: c e p a l , sobre la base d e cifras oficiales.


Nota: Signo negativo es igual a superávit.
“ Cifras preliminares.

ron de exportarse por falta de mercado—, la en el servicio de la deuda no sólo atribuible al


creciente dificultad para incorporar nuevos ren­ endeudamiento creciente sino especialmente
glones a las ventas externas a causa de las restric­ —al menos hasta mediados de 1984— al alza
ciones del mercado y del proteccionismo que han vertiginosa de las tasas de interés. El pago a facto­
puesto en vigor algunos países industrializados, y res del exterior se elevó, por ejemplo, de 280
una sensible baja en la exportación de algunos millones de dólares en 1977 a 980 millones en
servicios, como el turismo, no sólo debida a la 1984 para el conjunto de la región. Así se explica
recesión económica mundial, sino también a fac­ que el déficit en cuenta corriente subiera de 573 a
tores de carácter extraeconómico presentes en más de 1 800 millones de dólares entre los años
Centroamérica. mencionados (3.8% y 9.3% del p i b , respectiva­
En cambio, la producción de los países cen­ mente) (cuadro 10).
troamericanos requirió importaciones, pese a la Durante el período 1979-1980, Centroamé­
contracción económica, especialmente para rica tuvo amplio acceso al financiamiento inter­
abastecer la demanda generada por el creciente nacional, tanto público como especialmente pri­
gasto público que impulsaron los gobiernos en vado. El apoyo externo a los programas de re­
los primeros años de este ciclo recesivo, en parte construcción de Nicaragua contribuyó en forma
para contrarrestar la atonía de la inversión priva­ importante a este fenómeno y esos recursos susti­
da. Como consecuencia, el balance comercial de tuyeron, en parte, el ahorro interno que tendía a
los cinco países pasó de un déficit de 432 millones desaparecer rápidamente ante los déficit de los
de dólares en 1977 (equivalente al 2% del p i b ) a sectores públicos y la fuga de capitales privados.
uno de casi 1 600 millones en 1981 (8.7% del p i b ), En 1977 sólo el 12.6% del ahorro total provino de
para luego estabilizarse en un monto cercano a fuentes externas; en contraste, la proporción ha­
los 1 000 millones anuales entre 1982 y 1984 bía crecido al 38.8% en 1981 y se mantuvo arriba
(5.4% del PIB en este último año, aunque con del 35% en 1984 (cuadro 11). En el mismo perío­
importantes diferencias de un país a otro) (cua­ do, la deuda pública externa de la región subió
dro 9). A ello se sumó un espectacular aumento de 2 400 a poco menos de 15 000 millones de
Cuadro 11
CENTROAMERICA: EVOLUCION DE LA INVERSION Y EL AHORRO
(Millones de dólares constantes de 1970)

1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984"


Valor % Valor % Valor % Valor 7c Valor 7c Valor 7c Valor % Valor 7c

Centroamérica
Producto interno bruto’’ 10 091 100.0 10519 100.0 10 535 i 00.0 10 624 100.0 10 492 100.0 10 049 100.0 10015 100.0 10 170 100.0
Inversión bruta interna 2 218 22.0 2 231 21.2 1 893 18.0 1 969 18.5 I 808 17.2 1 405 14.0 1 439 14.4 1 529 15.0
A horro interno 1 939 19.2 1 719 16.3 1 548 14.7 1 409 13.3 1 106 10.5 871 8.7 949 9.5 993 9.7
A horro externo 279 2.8 512 4.9 345 3.3 560 5.2 702 6.7 534 5.3 490 4.9 536 5.3
Relación ahorro externo/ahorro total 12.6 22.9 18.2 28.4 38.8 38.0 34.1 35.1
Costa Rica
Producto interno bruto'’ I 975 100.0 2 099 100.0 2 202 100.0 2 220 100.0 2 170 100.0 2012 100.0 2 059 100.0 2 159 100.0
Inversión bruta interna 554 28.0 552 26.3 603 27.4 643 29.0 400 18.4 298 14.8 373 18.1 423 19.6
A horro interno 443 22.4 399 16.0 386 17.5 421 19.0 270 12.4 204 10.1 266 12.9 315 14.6
A horro externo 111 5.6 153 7.3 217 9.9 222 10.0 130 6.0 94 4.7 107 5.2 108 5.0
Relación ahorro externo/ahorro total 20.0 27.7 36.0 34.5 32.5 31.5 28.7 25.5
El Salvador
Producto interno bruto'’ 2 176 100.0 2 316 100.0 2 276 100.0 2 079 100.0 1 906 100.0 1 800 100.0 1 786 100.0 1 813 100.0
Inversión bruta interna 531 24.4 547 23.6 422 18.5 287 13.8 276 14.5 234 13.0 240 13.4 257 14.2
A horro interno 542 24.9 409 17.7 428 18.8 287 13.8 185 9.7 148 8.2 165 9.2 165 9.1
A horro externo -1 1 - 0 .5 138 5.9 - 6 -0 .3 - - 91 4.8 86 4.8 75 4.2 92 5.1
Relación ahorro externo/ahorro total -2 .1 25.2 -1 .4 - 33.0 36.5 31.2 35.8
Guatemala
Producto interno bruto’’ 3 571 100.0 3 750 100.0 3 926 100.0 4 074 100.0 4 101 100.0 3 957 100.0 3 850 100.0 3 858 100.0
Inversión bruta interna 611 17.1 674 18.0 585 14.9 499 12.2 575 14.0 465 11.8 384 10.0 386 10.0
A horro interno 592 16.6 544 14.5 498 12.7 440 10.8 385 9.4 347 8.8 316 8.2 294 7.6
A horro externo 19 0.5 130 3.5 87 2.2 59 1.4 190 4.6 118 3.0 68 1.8 92 2.4
Relación ahorro externo/ahorro total 3.1 5.2 14.9 11.8 33.0 25.4 17.7 23.8
Honduras
Producto interno bruto’’ 1 116 100.0 1 199 100.0 1 281 100.0 1 316 100.0 1 331 100.0 1 307 100.0 1 301 100.0 1 337 100.0
Inversión bruta interna 203 18.2 323 26.9 342 26.7 383 29.1 315 23.7 208 15.9 224 17.2 261 19.5
A horro interno 139 12.5 248 20.7 258 20.1 267 20.3 209 15.7 127 9.7 139 10.7 163 12.2
A horro externo 64 5.7 75 6.2 84 6.6 116 8.8 106 8.0 81 6.2 85 6.5 98 7.3
Relación ahorro externo/ahorro total 31.5 23.2 24.6 30.3 33.7 38.9 37.9 37.5
Nicaragua
Producto interno bruto’’ 1 253 100.0 1 155 100.0 850 iOO.O 935 100.0 984 100.0 973 100.0 1 018 100.0 1 003 100.0
Inversión bruta interna 319 25.5 135 11.7 -5 9 -6 .9 157 16.8 242 24.6 200 20.5 218 21.4 202 20.1
A horro interno 223 17.8 119 10.3 -2 2 - 2 .6 - 6 -0 .6 57 5.8 45 4.6 63 6.2 56 5.6
A horro externo 96 7.7 16 1.4 -3 7 -4 .3 163 17.4 185 18.8 155 15.9 155 15.2 146 14.5
Relación ahorro externo/ahorro total 30.1 11.9 -62.7 103.8 76.4 77.5 71.1 72.3 Si
<0"
S;
Fuente; c e p a l , sobre la base de cifras oficiales.
“ Cifras preliminares.
?
A precios de mercado. Oo
GENTROAMERIGA: BASES DE U N A POLITIGA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la. CEFAL en México 27

dólares poniendo de relieve limitaciones a la ca­ mientras que en el tercero (Costa Rica) en marzo
pacidad de endeudamiento adicional de varios de 1985 aún no se había logrado un acuerdo final
países. para renovar el programa vencido en diciembre
Esta última circunstancia, unida a las restric­ de 1984.
ciones en la disponibilidad de recursos nuevos
Finalmente, otro fenómeno de singular im­
—la banca comercial considera la región como de
portancia que se presentó con signos acentuados
alto riesgo financiero y político, mientras que la
durante este período fue la persistente y masiva
mayoría de las fuentes oficiales han tendido a
fuga de capitales en toda la región —en algunos
menguar ante las políticas de austeridad de los
países más que en otros— debido a factores de
países donantes— creó, a partir de 1981, serias
orden económico y sobre todo de índole extra­
dificultades para movilizar financiamiento exter­
económica. Tan sólo el saldo de los depósitos
no, con lo cual a partir de 1982 el ahorro externo,
identificables de ciudadanos centroamericanos
lejos de contrarrestar la caída en los ahorros na­
en bancos estadounidenses (excluyendo sucursa­
cionales, vino a sumarse a esa tendencia.
les de esos bancos en Bahamas, Panamá y otros
Cabe señalar que la mayoría de los balances paraísos bancarios), creció en más de 1 400 millo­
de pagos resgistran desde 1981 aumentos en los nes de dólares entre mediados de 1979 y 1984.
ingresos netos de capital, sobre todo en 1983, año La distribución por países fue la indicada en el
en que ascendieron a casi 2 000 millones de dóla­
cuadro 12.
res, Sin embargo, aproximadamente la mitad de
esos ingresos no constituyen inyecciones de divi­ Cabe señalar que la variación en el monto de
sas; son el producto de las renegociaciones de estos depósitos es un indicador muy burdo de la
vencimientos sobre la deuda externa existente, magnitud de la fuga de capitales de los cinco
especialmente en Costa Rica y en Nicaragua países mencionados. Por un lado, parte del au­
(CEPAL, 1985). mento representa la reinversión de intereses que
Por otra parte, aquellos países que han logra­ esos mismos depósitos generan. Por otro, esta
do acceso a un mayor caudal de financiamiento cifra lógicamente no recoge las inversiones de
oficial, especialmente de carácter bilateral {Costa centroamericanos efectuadas durante el último
Rica, El Salvador y, en menor grado. Honduras) quinquenio en inmuebles y valores en los Estados
han tenido que someterse cada vez a mayores Unidos, o las de cualquier tipo realizadas en otros
grados de condicionalidad, básicamente en ma­ países receptores de capital.
teria de conducción de la política económica, pe­ Se estima, de manera muy burda, que entre
ro en ocasiones incluso en otros aspectos del 1979 y 1984 ese flujo ascendió, para los cinco
quehacer nacional. Durante 1984 el Fondo Mo­ países de la región, a alrededor de 2 000 y 2 500
netario Internacional, que apoya programas de millones de dólares. Ello lógicamente vino a
ajuste en tres países, interrumpió los desembol­ agravar la situación externa de cada país, in­
sos en dos de ellos (Guatemala y Honduras) por fluyendo decisivamente en el desplome de la acti­
falta de cumplimiento de las metas cuantitativas. vidad económica. Paradójicamente, el agota-

Cuadro 12
CENTROAMERICA: DEPOSITOS DE CIUDADANOS CENTROAMERICANOS
EN EL SISTEMA DE INTERMEDIACION ESTADOUNIDENSE
(Millones de dólares)

Total Guatemala El Salvador Honduras Nicaragua Costa Rica

Junio, 1979 1 104 318 265 147 171 203


Junio, 1984 2 525 850 536 471 140 528
Variación 1 421 532 271 324 -31 325

Fuente: Federal Reserve System (1979 y 1984) y Treasury Department (1980 y 1984).
28 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

miento de las reservas monetarias internaciona­ constituyen el objeto y el sujeto de la crisis ilus­
les de los países al inicio del período recesivo y el tran claramente lo anterior. Uno sería la acumu­
elevado nivel de endeudamiento externo regis­ lación de capital. La inversión ha venido compri­
trado fueron fenómenos que viabilizaron las sali­ miéndose notablemente desde 1978 como resul­
das de capital aludidas. tado y como causa de la contracción de la activi­
Por añadidura, los- factores de origen exter­ dad económica, de la caída del ahorro interno, de
no no sólo causaron impacto sobre la evolución la fuga de capitales y de la reacción del sector
de las economías; ejercieron, además, influencia privado a las tensiones políticas y sociales que
en los acontecimientos políticos. Hacia finales del conmueven a la región. En el cuadro 11 se obser­
decenio de 1970 se presentaron cambios de signi­ va que el ahorro interno de los cinco países cayó
ficación en la interacción política de la región, del 19.2% al 9.7% del producto interno bruto
sobre todo en Nicaragua. Del mismo modo que el entre 1977 y 1984, situación grave para países
largo período de expansión económica de la pos­ que pretenden desarrollarse. También la inver­
guerra había llegado a su punto de inflexión, las sión privada sufrió un revés especial; disminuyó
estructuras social y política debieron haber sufri­ en todos los países —el coeficiente regional de la
do también una mutación importante. Esos he­ inversión privada se redujo del 13,4% en 1977 a
chos dieron origen a una alianza heterogénea menos del 8% en 1984— mientras en los que
que desafió al régimen imperante en Nicaragua. sufren conmociones civiles el coeficiente de for­
No fue casual, sin embargo, que los cambios que mación de capital privado menguó en más del
se produjeron en ese país —como los que ocu­ 50% en los últimos siete años. El sector público
rrieron en Guatemala, El Salvador y Honduras hizo un esfuerzo por contrarrestar dicha caída
en los años cuarenta— coincidieran con la políti­ —con lo cual acentuó otro desequilibrio secular
ca exterior de los Estados Unidos orientada a en las economías centroamericanas: el del déficit
apoyar cambios ordenados que se inspiraran en en las finanzas públicas—, pero éste fue insufi­
principios a los que ese país concede valor. Así, ciente; el coeficiente de la inversión total declinó
durante un breve interludio, se dilató el límite en todos los países y tendió a crear cuellos de
geopolítico al que se aludió previamente y pudo botella donde el gasto público no puede sustituir
hacerse viable el desafío lanzado en uno de los a la inversión privada.
países al modelo de desarrollo tradicional. El esfuerzo hecho deliberadamente por los
gobiernos para contrarrestar la caída de la activi­
3. El desafío al modelo del dad económica, en los momentos en que la capta­
desarrollo aditivo ción de los ingresos fiscales tendía a disminuir,
hizo que la participación del gasto público en el
El programa adoptado por el Gobierno de Nica­ piB regional aumentara del 17.7% en 1977 al
ragua se aparta, en efecto, de las pautas tradicio­ 21.3% enl981, cuando el coeficiente de tributa­
nales conocidas. En otro contexto, los aconteci­ ción había bajado del 12.9% al 11.6% entre los
mientos de El Salvador se alejan también del mismos años. La asimetría en la evolución de los
modelo de desarrollo aditivo al haber dado lugar gastos y los ingresos dio por resultado que el
a cambios que, en una u otra forma, alteran las déficit global de los cinco gobiernos subiera de
estructuras preexistentes. Cabría señalar, inclu­ 460 millones de pesos centroamericanos en 1977
so, que, bajo el doble embate de la crisis económi­ (3% del p ib ) a cerca de 1 600 millones en 1984
ca y del desafío al statu quo, difícilmente las es­ {8.0% del p ib ) (cuadro 13). Ante la insuficiencia
tructuras preexistentes podrán sobrevivir en al­ del financiamiento externo para cubrir los défi­
gunos países sin ajustes fundamentales. De nin­ cit, se acudió al financiamiento interno, expe­
guna manera prejuzga esa circunstancia el carác­ diente que tuvo el efecto de ensanchar indirecta­
ter de las organizaciones sociales que podrían mente el desequilibrio del balance de pagos
sustituir eventualmente á las anteriores, ni el sig­ —por el componente importado del gasto— y, en
no ideológico que las caracterizaría; sólo implica algunos casos, absorbió la mayor parte de la*ex­
que el modelo de la posguerra, en vigor durante pansión crediticia interna restando recursos a los
más de treinta años, podría haberse agotado. sectores privados nacionales. Entraron, pues, en
Algunos de los fenómenos económicos que juego fuerzas que tienden o han logrado romper
C£NTRO AM ERlCA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la CEPAL en México 29

Cuadro 13
CENTROAMERICA: DEFICIT DE LOS GOBIERNOS CENTRALES

1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984“

Millones de pesos centroamericanos


Total 579 459 789 910 1 470 1 609 1 462 1 709 1 571
Costa Rica 150 136 211 324 418 113 78 157 113
El Salvador 27 -6 0 52 36 198 232 249 313 244
Guatemala 225 98 138 254 446 674 459 301 316
Honduras 84 102 150 140 243 248 382 343 374
Nicaragua 93 183 238 156 165 242 294 595 524

Relación porcentual con el p i b


Total 4.7 3.0 4.8 4.9 7.1 8.7 8.2 9.1 8.0
(josta Rica 6.2 4.4 6.0 8.0 9.2 4,3 3.2 5.2 3.3
El Salvador 1.1 -2.1 1.7 1.0 5,7 7.1 7.9 9.6 7.2
Guatemala 5.2 1.8 2.3 3.7 5.7 8.5 6.0 3.9 4.2
H onduras 6.5 6.6 8.2 6.5 9.5 9.9 14.8 13.0 14.8
Nicaragua 5.0 8.2 11.7 7.5 7.1 11.2 14,4 29.1 22.1

Fuente; c:epal, sobre la base de cifras oficiales.


Nota: Signo negativo es igual a superávit.
Cifras preliminares.

ya la tradicional estabilidad de precios —y de las no encontrarse apoyo suficiente en la comunidad


tasas cambiarlas— de los países de la región, otra financiera internacional— la falta de divisas empe­
manifestación del empobrecimiento f^uncional zó a limitar el comercio intracentroamericano.
paulatino de las estructuras preexistentes. La respuesta de algunos países a las restric­
ciones que afectaron a su sector externo fue, por
otra parte, adoptar medidas cambiarías —varia­
4. Las consecuencias sobre la cooperación ciones de paridad, adopción de tasas múltiples o
intracentroamericana de controles sobre el movimiento de divisas—
que incidieron sobre los precios relativos de in­
Las restricciones del sector externo, reflejadas en tercambio a nivel intercentroamericano y en al­
la escasez de divisas, se han agravado hasta tal gunos casos limitaron el volumen de las transac­
punto que a partir de 1981 los países deficitarios ciones comerciales. A causa de todos estos fenó­
en el comercio intrarregional experimentaron menos, el comercio intrarregional dejó de ejer­
dificultades incluso para cubrir sus saldos deudo­ cer su papel compensador tradicional de las bajas
res. Al principio los bancos centrales de los países cíclicas en el comercio extrarregional y se convir­
superavitarios extendieron líneas bilaterales de tió en una víctima más de la crisis del sector
crédito y luego se estableció un mecanismo regio­ externo. Así, el valor de ese comercio ha declina­
nal para atender el mismo problema en forma do sistemáticamente —de 1 130 millones de pe­
multilateral (el Fondo Centroamericano del Merca­ sos centroamericanos en 1980 a 742 millones en
do Común) pero al agotarse esos expedientes® —y 1984—, mientras que su participación relativa en

®A finales de diciembre de 1984, las deudas bilaterales de financiamiento, tanto de los países con superávit en el
contraídas por los bancos centrales para mantener vigente el comercio, como de los mecanismos multilaterales menciona­
intercambio comercial en años anteriores pasaban de 380 dos. Véanse los informes periódicos de la Cámara de Com­
millones de dólares, endeudamiento que agotó la capacidad pensación Centroamericana.
30 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Ahrii de 1986

Cuadro 14
GENTROAMER1CA; VALOR DEL COMERCIO INTRARREGIONAL Y SU INCIDENCIA
RELATIVA EN LAS EXPORTACIONES TOTALES

1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984“

Valor de Uts exportaciones al resto de Centroamérica


(millones de pesos centroamericano.s)
Total 785 355 862 720 891 731 1 129 160 936 792 762 850 757 706 742 138
Costa Rica 173 802 178 679 175 354 270 328 238 023 164 592 187 089 175 459
El Salvador 211 653 233 569 266 601 295 796 206 484 174 229 168 101 176 515
Guatemala 222 465 254 971 299 602 403 728 355.501 320 067 308 155 289 851
Honduras 43 449 49 199 60 011 83 889 65 912 51 876 61 377 57 830
Nicaragua 133 986 146 302 90 163 75 419 70 872 52 086 32 984 42 983

Relación entre el valor de las exportaciones ai resto


de Centroamérica y el valor de las exportacioties totales
(porcentajes)
Total 19.0 21.4 19.1 23.1 21.3 19.8 19.8 18.5
Costa Rica 21.0 20.7 18.6 27.0 23.7 18.9 21.5 18.3
El Salvador 21,7 29.1 23.5 27.5 25.9 24.7 23.0 23.3
Guatemala 19.1 23.3 24.5 26.6 27.4 26.7 28.2 25.5
H onduras 8.2 7.9 7.9 9.9 8.4 7.7 8.8 7.5
Nicaragua 21.1 22.6 14.6 16.7 14.0 12.8 7.7 11.0

Fuente: s ie c a ,
“ Cifras preliminares.

las exportaciones totales de los cinco países des­ centroamericanos históricamente han logrado
cendió de 23.1% a 18.5% entre ambos años (cua­ —y siguen logrando— separar el ámbito de la
dro 14). cooperación económica del de las relaciones polí­
Entre las innumerables repercusiones de es­ ticas, la creciente heterogeneidad ideológica
ta situación sobre el aparato productivo, el grado constituye hoy un riesgo latente de que las dife­
de industrialización que había crecido sistemáti­ rencias políticas se desborden hacia el ámbito de
camente entre 1950 y 1978, se estancó al dismi­ la cooperación económica, precisamente en los
nuir del 17.1% en 1978 al 16.2% en 1982 y al 16% momentos en que más se requiere de la coopera­
en 1984. En otros términos, la industria se ex­ ción intrarregional para atenuar los efectos pro­
pandió más rápidamente que el conjunto de la venientes del sector externo. Además, los peli­
economía durante el período de auge, pero ha gros de la internacionalización de los conflictos
resultado menos dinámica que ese conjunto du­ intrarregionales podrían desembocar en una
rante el período de la contracción. mayor fragmentación del Istmo Centroamerica­
Por otra parte, y pese a que los gobiernos no, repitiendo dolorosos episodios históricos.
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la c e p a l en México 31

III
Las perspectivas de corto plazo

La mayoría de los países centroamericanos, se­ dumbre. La robusta reactivación de la economía


gún se indicó en el capítulo anterior, llevan de estadounidense del bienio precedente todavía no
había transmitido impulsos dinámicos de la mis­
cinco a seis años consecutivos sufriendo tasas ne­
gativas de crecimiento y desequilibrios profun­ ma intensidad al resto de los países industrializa­
dos tanto en el sector externo como en las finan­dos, y menos aún a la mayoría de las naciones en
vías de desarrollo, y especialmente a las pequeñas
zas públicas. Casi todos ellos iniciaron programas
de ajuste hacia 1981, una vez agotadas sus reser­economías agroexportadoras como las centroa­
vas monetarias internacionales. La intensidad y mericanas. También se abrigaban dudas sobre la
posibilidad de que aquella reactivación se fuese a
las características de la aplicación de esas políticas
variaron mucho de un país a otro. Como regla sostener.
general, las importaciones registraron fuertes Los fenómenos descritos habrían de influir
decrementos —a veces como resultado de ajustes poderosamente en la evaluación y características
cambiarlos, otras como simple reflejo de restric­del comercio exterior de los países centroameri­
ciones cuantitativas y de una demanda deprimi­ canos. Durante 1983y 1984,y peseala recupera­
da—, el gasto público se redujo y se aplicaron ción estadounidense, no mejoró significativa­
mente la relación de precios del intercambio de la
políticas crediticias restrictivas y políticas salaria­
les conservadoras. En algunos casos, también au­ región. Ello se aparta de la experiencia histórica,
mentó la recaudación tributaria y se reestructu­ ya que normalmente los precios de los productos
raron los vencimientos de la deuda externa. In­ básicos se han elevado en la fase ascendente de
cluso Nicaragua adoptó un conjunto de medidas los ciclos de la economía internacional.
a partir de 1984 —tardíamente y sin el apoyo del Los hechos anteriores podrían estar asocia­
Fondo Monetario Internacional— que apuntan dos a las mutaciones que viene sufriendo la eco­
en la misma dirección. nomía internacional. Las nuevas tecnologías
Con todo, en 1984, después de dos o más —sobre todo la aplicación de la microelectrónica
y la biogenètica, así como la aparición de nuevos
años de iniciados los ajustes, las perspectivas se­
guían siendo poco promisorias. En cuatro de las materiales (fibras ópticas, cerámicas y plásticos
cinco economías el producto interno bruto por de altas temperaturas)— alteran las ventajas
habitante registró descensos continuos, y en to­ comparativas a escala mundial, modificando las
das, con diferencias de grado, se siguieron expe­corrientes de comercio y actuando probablemen­
rimentando desequilibrios financieros internos y te de manera adversa sobre las pequeñas econo­
externos (en el caso de dos de los países el mías agroexportadoras, como las centroamerica­
f m i

incluso interrumpió, por incumplimiento de los nas, Ejemplo de ello es el vuelco de la industria
programas convenidos, los desembolsos de los textil desde los países desarrollados al tercer
créditos contingentes que les había otorgado). mundo, atribuible a innovaciones tecnológicas
¿Qué perspectivas existían al iniciarse 1985que han automatizado los procesos productivos.
de que las economías de la región se acomodaran Ese fenómeno se suma a la conocida inelastici-
dad-ingreso de la demanda en los mercados in­
a las nuevas circunstancias del ámbito internacio­
nal y lograsen construir una nueva plataforma ternacionales en relación con los productos bási­
sobre la cual reactivar la producción? cos que exporta Centroamérica. Asimismo, el
grado de sobrevaluación del dólar —divisa en
1. Factores condicionantes que se cotizan los productos básicos que Centroa­
de origen externo e interno mérica exporta— en relación con otras monedas,
sólo tiende a agravar esta tendencia.
A principios de 1985, el futuro de las economías La incertidumbre que afecta al comercio ex­
centroamericanas estaba preñado de incerti­ terior de la región se repite en el ámbito financie­
32 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

ro. Al parecer, durante el futuro previsible las tores de origen interno. Entre estos últimos, qui­
cuentas de capital de los balances de pagos en zás los de mayor significación son los conflictos
Centroamérica tendrán características muy dis­ políticos y de carácter social presentes en la re­
tintas a las observadas en decenios pasados. En gión. Sería utópico pensar en reactivar las econo­
primer término, es poco probable que vuelvan a mías sobre la base de una recuperación del aho­
movilizarse montos de financiamiento externo rro y de la inversión internos —de por sí insufi­
neto semejantes a los de los años setenta. Por un cientes— en tanto no se logre corregir el clima de
lado, la banca internacional privada se muestra inestabilidad política imperante. Ello, a su vez,
sumamente renuente a comprometer nuevos re­ exige de cambios en los patrones de interacción
cursos en una región donde se prevén riesgos política en la mayoría de los países centroameri­
elevados; por otro, los compromisos derivados canos.
del servicio de la deuda externa son tan elevados Así, mientras subsista la polarización ideoló­
que no puede descartarse la posibilidad de que la gica, desbordada en situaciones de violencia, y
región se convierta en exportadora neta de mientras no se logre incorporar y mejorar la
capitales.^ participación de los diversos segmentos de la po­
En segundo lugar, aun si los países de la blación en el quehacer político, difícilmente po­
región lograran acceder a un mayor caudal de drá restablecerse la armonía social que es prerre­
financiamiento público externo, esos recursos quisito, hoy más que nunca, para alcanzar metas
probablemente se recibirían bajo condiciones vinculadas al bienestar material. De otra suerte,
más estrictas, lo que afectaría tanto a la conduc­ se prolongará la fuga de capitales privados y
ción de la política económica como a otras políti­ proseguirá la erosión del acervo de capital, lo que
cas de carácter extraeconómico. Esta circunstan­ pone en peligro la continuidad de los mecanis­
cia constituye un juego de compensaciones {tra- mos internos para generar ahorro e inversiones.
de-off) en el quehacer de la política económica En estas circunstancias, tampoco es dable
que se perfila con mucha mayor nitidez que en el pensar en un proceso fácil de concertación que
pasado; el costo de formular una política de reac­ permita apuntalar la política de reactivación eco­
tivación sin tener acceso a suficiente financia­ nómica. En efecto, el ambiente actual de polari­
miento externo frente a los posibles costos —de zación ideológica y conceptual, así como el expe­
otro tipo, claro está— de obtener dicho financia­ diente frecuentemente utilizado para dirimir
miento, pero en forma tal que habrá de mante­ conflictos en algunos países de recurrir a la vio­
ner y ataso elevar la vulnerabilidad de las econo­ lencia, y la mayor intensidad de las pugnas por
mías. participar en los decrecientes beneficios que de­
Por último, la mayoría de los países enfrenta paran las economías, dificultan significativamen­
el problema, también sin precedentes, de rees­ te alcanzar consensos mínimos en torno a cual­
tructurar las obligaciones derivadas de la deuda quier proyecto de desarrollo. Por añadidura, las
externa. Las condiciones en que se acuerde el tensiones descritas han provocado una desvia­
servicio de ese endeudamiento será uno de los ción importante de fondos hacia gastos de defen­
factores que determinarán la capacidad de im­ sa y seguridad en momentos en que los gobiernos
portar —y de crecer— de las economías centroa­ de la región deberían asignar el máximo de los
mericanas. Nuevamente, se trata de una cuestión escasos recursos de que disponen a la tarea de
difícil de pronosticar. proteger los estándares de vida de la población.
A los rasgos inciertos de la economía interna­ En ese sentido, los roces internos y entre países
cional se suma la incertidumbre en cuanto a fac- entorpecen la reactivación económica e impiden
mejorar el clima de la cooperación intrarre-
gional.
^Este fenómeno se agrava por el hecho de que, debido a En síntesis, resulta difícil formular pronósti­
la aplicación de diversos mecanismos que varían de un país a cos sobre la evolución de las economías centroa­
otro (bonos de estabilización, fondoá de garantía, avales), el mericanas. Por un lado, el agotamiento de sus
sector público virtualmente ha absorbido el riesgo de la deu­
da externa privada, por lo que, de una manera u otra, los reservas monetarias internacionales, la carga de
gobiernos se han responsabilizado por el servicio total de la la deuda externa, la contracción de las importa­
deuda externa, ciones y los niveles deprimidos de todas las varia­
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la ceibal en México 33

bles macroeconómicas —consumo, ahorro, in­ nos, en menores cargas tributarias y una contrac­
versión, empleo— reducen dramáticamente el ción de los servicios públicos); confiar más en el
margen de maniobra de la política económica; mercado como el mecanismo de asignación de los
por otro, las restricciones al desarrollo centroa­ recursos; ofrecer incentivos al ahorro y a la inver­
mericano —de origen externo y de índole regio­ sión privada, y eliminar o al menos disminuir
nal— están sujetas a una constelación de factores controles y regulaciones. En el ámbito cívico-
que agravan el ambiente de incertidumbre pre­ cultural, se busca asentar la legitimidad de las
sente en todos los países. Así, se han alterado las políticas apelando a valores tradicionales (Kris-
circunstancias internas y externas, económicas y tol, 1978 y Podhoretz, 1980). Como es natural,
extraeconómicas que determinaron la evolución ese conjunto de ideas ha encontrado adeptos y
de las economías y las sociedades centroamerica­ emuladores en otras latitudes, incluyendo desde
nas durante los 30 años que siguieron a la conclu­ luego a los países centroamericanos.
sión de la segunda guerra mundial. Sin duda ello Los dos fenómenos descritos —el derrumbre
demandará respuestas distintas a las históricas si de paradigmas como resultado de la crisis econó­
la región ha de superar los escollos que hoy prác­ mica y una gradual evolución de las actitudes
ticamente cancelan las posibilidades de expandir prevalecientes en algunas sociedades avanzadas
y transformar sus economías. sobre la organización social y económica— con­
vergen en una clara polarización conceptual en
2. La creciente polarización conceptual torno al manejo del proceso de desarrollo econó­
mico. Ello no sólo tiende a crear nuevas fracturas
Una de las muchas consecuencias de la crisis eco­ entre los diversos grupos sociales, sino que ha
nómica internacional es que ha derrumbado los dado también lugar a que tomen partido en el
paradigmas del pasado. Así como hoy se cuestio­ debate algunos organismos financieros interna­
nan las tesis keynesianas que dominaron la ac­ cionales —de carácter multilateral y bilateral—,
ción pública de los países industrializados duran­ los cuales han difundido últimamente en Cen­
te más de 30 años, también se ponen en tela de troamérica variantes del paradigma en boga so­
juicio los viejos métodos utilizados para impulsar bre cómo ajustar y reactivar las economías.
el desarrollo de las economías del tercer mundo. La combinación de los fenómenos descritos
En efecto, ha surgido un importante debate so­ ha dado origen a dos estrategias encontradas
bre la supuesta decadencia de la “disciplina” del para lograr la reactivación. La primera postula
desarrollo. Unos sostienen que los paradigmas “abrir” las economías centroamericanas al co­
desarrollistas —que incluirían las “ideas fuerza” mercio y a los flujos financieros internacionales y
enunciadas reiteradamente por la secretaría de adoptar un conjunto de políticas macroeconómi­
la CEPAL— han resultado ineficaces y, por lo tan­ cas que le den un sesgo exportador al aparato
to, ahora postulan diversas ortodoxias, ya sea de productivo, de manera que las fuerzas del merca­
corte neoclásico o marxista (Hirschman, 1981, do lo reorienten hacia una inserción dinámica en
pp. 5 a 19). En el caso de Centroamérica, el la economía internacional, conforme a las ven­
debate surge paralelamente a la polarización tajas comparativas de la región. Esa “apertura”
ideológica ya señalada en esta nota. iría acompañada de estímulos a la inversión pri­
Por otra parte, en varias economías indus­ vada y a veces de una disminución del papel del
trializadas, especialmente en los Estados Unidos sector público, sobre todo con miras a eliminar el
de América, se ha producido lo que algunos in­ entorpecimiento de las señales del mercado. Los
terpretan como una reacción a los excesos come­ defensores de este enfoque argumentan que la
tidos desde los años treinta en materia de política recuperación de las economías industrializadas
asistencial, expansión de los servicios públicos, se difundiría con gran dinamismo a las econo­
elevación de los coeficientes de tributación y cre­ mías centroamericanas a través de los múltiples
ciente regulación de diversas actividades priva­ vasos comunicantes que se generarían.
das (Gilder, 1981 y Murray, 1984). La expresión El contrapunto se encuentra entre quienes,
del creciente conservadurismo en el ámbito de la por haber constatado la magnitud de los factorc'S
política económica postula disminuir el papel del adversos en el sector externo centroamericano
Estado (lo cual se traduce, entre otros fenóme­ durante los últimos años, postulan un mayor ais­
34 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abnl de 1986

lamiento de las economías de la región de los sus efectos dinámicos no se difundan necesaria­
vaivenes de la economía internacional, y una mente a las economías de la periferia. Al menos
mayor intervención del Estado para compensar en el caso de Centroamérica, están presentes fac­
el desempeño de la actividad privada y mitigar tores de origen interno que perturban de mane­
los efectos regresivos de la depresión. ra determinante el libre funcionamiento del me­
En síntesis, se está en presencia de antiguos canismo de mercado. Los impulsos dinámicos
debates en el marco de nuevas circunstancias, que tradicionalmente se asociaron a la integra­
acaso con enfoques extremos y más doctrinarios ción económica se han ido agotando gradual­
que antaño. Todo ello sólo viene a agravar el mente durante los últimos años debido a la pro­
panorama de incertidumbre tantas veces men­ fundidad misma de la crisis. De allí que ante el
cionado. panorama de incertidumbre que enfrenta la re­
gión, una hipótesis realista podría consistir en
3. Previsiones alternativas que el período de ajuste de las economías y socie­
dades centroamericanas a la nueva situación
Los pronósticos sobre la evolución probable de
—en el contorno externo, el regional y hacia el
las economías centroamericanas dependen, al
interior de cada país— resulte relativamente lar­
menos en parte, de la perspectiva en que se sitúa
go. Incluso, si se llegase a comprobar a la postre
el autor del ejercicio. Según algunos, la conse­
que la crisis económica internacional no pasó de
cuencia lógica de postular el irrestricto juego del
ser un simple ciclo depresivo —aunque el más
mecanismo del mercado como asignador de re­
profundo de la posguerra— sus efectos positivos,
cursos, de disminuir el papel rector del Estado en
como ya se constató en Centroamérica en 1984,
sus distintas expresiones, de alentar la inversión
estarían muy limitados en el próximo bienio, en
privada —nacional e internacional— y de elimi­
vista de la considerable carga de la deuda exter­
nar todo tipo de trabas a esa inversión, sería que
na, el agotamiento de las reservas monetarias
los países centroamericanos se y^erían arrastrados
internacionales y los profundos desajustes que la
por una economía internacional en renovada ex­
recesión ha causado en su capacidad productiva
pansión —impulsada principalmente por las eco­
y en su estructura social.
nomías desarrolladas y particularmente por la de
La exigencia de emprender transformacio­
los Estados Unidos de América— hacia una nue­
nes estructurales para adaptarse a una cambiante
va era de prosperidad, esta vez asentada en las
economía internacional necesariamente será
tecnologías de punta y en algunas actividades
prolongada. Los países centroamericanos han
terciarias. En otros términos, la misma lógica que
permitiría reactivar las economías del centro, podido advertir en los últimos años que el desa­
provocaría la difusión de sus efectos dinámicos a rrollo de nuevas actividades exportadoras no se
logra ni por decreto ni en forma instantánea;
las economías de la periferia, a través de una
nueva conformación de ventajas comparativas a precisa cambios de actitud por parte de empresa­
escala mundial (Ñau, 1984-1985). Se reconocen, rios y trabajadores, en ocasiones largos períodos
de ensayos, cambios en modalidades de produc­
desde luego, los obstáculos para que todos los
ción y comercialización, y plazos de gestación
países aprovechen al máximo los impulsos diná­
micos descritos (por ejemplo, el elevado nivel de prolongados de nuevas inversiones. Incluso si se
optara por una estrategia de mayor autodetermi­
endeudamiento externo de algunos) pero se ar­
nación económica, ello también demandaría un
gumenta que esos escollos se pueden atenuar y
largo período. La atención simultánea del
superar con negociaciones oportunas y con la
conjunto de problemas que la región enfrenta
aplicación de políticas adecuadas.
—avanzar en la dolorosa pero necesaria tarea del
Otra previsión sería admitir la posibilidad de
ajuste, recuperar niveles aceptables de ahorro y
que no se sostenga la reciente expansión de las
de inversión, reactivar la producción y respon­
economías de la Organización de Cooperación y
der, siquiera en mínima parte, a demandas po-
Desarrollo Económico (o c d e )® o en todo caso que

país enfrentaría en breve un nuevo ciclo recesivo, inducido


®Nau (1984-1985) señala que, de no reducirse el déficit por tasas elevadas de interés y una contracción en la inversión
fiscal en los Estados Unidos de América, la economía de ese privada.
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la cfpal en Mexico 35

pulares largamente aplazadas— únicamente bajos de año a año, pero siempre dentro de un
complica el panorama y confirma el horizonte marco generalizado de cuasiestancamiento. Ello
temporal relativamente dilatado que esa tarea no significa que los países estén condenados a la
precisará. depresión permanente, sino que será imprescin­
Es por eso que una previsión realista consisti­ dible implantar una activa política de reactiva­
ría en postular que, frente ^ la magnitud de los ción y desarrollo que permita a la región centroa­
problemas, las economías de la región probable­ mericana reorganizar sus considerables recursos
mente languidecerían durante un período más o naturales y humanos para sentar las bases de un
menos largo, con diferencias de grado y con alti­ desarrollo sostenido.

IV
Bases de una política de reactivación y desarrollo

Sería tan absurdo postular que la crisis constituye de perseguirlos todos en forma simultánea
un callejón sin salida —toda empresa humana —aun en períodos de prosperidad, con mayor
tiene salida— como pensar que existen solucio­ razón en los de austeridad— sino porque la elec­
nes paradigmáticas o recetarios listos para reacti­ ción de uno de esos objetivos por encima de los
var las economías centroamericanas y encami­ demás determinará el tipo de conjunto de políti­
narlas hacia una prosperidad generalizada. En­ cas económicas a adoptar. Por ejemplo, si deter­
tre una visión de depresión permanente y otra minado gobierno elige asignar prioridad al obje­
utópica, existe un abanico de situaciones inter­ tivo de equidad, podría optar por dar prelación a
medias que permitirían construir, paso a paso, determinados instrumentos de la política econó­
las bases de una política de desarrollo. En las mica (reforma agraria, mayor gasto en servicios
páginas que siguen se examinan algunas de las sociales, ajustes salariales periódicos) que, como
áreas críticas para ir configurando esas bases, con contrapartida, podrían desalentar la inversión
el ánimo de estimular el debate sobre cómo res­ privada y atentar contra el objetivo,del creci­
ponder al desafío múltiple y complejo que los miento. Dicho de otra manera, y no obstante la
centroamericanos enfrentan. conclusión neoclásica en el sentido de que el obje­
tivo de distribuir es compatible con el de crecer (a
1. Consideraciones sobre los objetivos través del proverbial “derrame” de los frutos de
de la política de reactivación y desarrollo ese crecimiento) la experiencia centroamericana
en los tres decenios de la posguerra —y, en gene­
A juicio de la secretaría, uno de los primeros ral, la de la América Latina— sugiere que existen
temas que los gobiernos centroamericanos debe­ importantes beneficios y costos de transacción
rían examinar es el conjunto de objetivos que se (trade-off) entre distintos objetivos del desarrollo.
perseguiría con una política de reactivación y No se dispone, en efecto, de muchas comproba­
desarrollo. Como se sabe, los objetivos conven­ ciones empíricas que sustenten la idea de que
cionales del desarrollo postulan crecer, mejorar “todas las cosas buenas vienen juntas” (Packen-
la distribución del ingreso, reducir la vulnerabili­ ham, 1973, p. 123); o sea que se pueda a la vez
dad externa de las economías y provocar trans­ crecer, mejorar la distribución del ingreso, ganar
formaciones no sólo en lo económico, sino tam­ autonomía y avanzar hacia sociedades más de­
bién en lo social y lo político. Así, se busca la mocráticas (véase al respecto Wolfe, 1984).
consecución de sociedades más pluralistas, parti- Ello no significa, desde luego, que los objeti­
cipativas y democráticas. vos tantas veces mencionados no sean loables y
Asignar cierta prelación en la consecución de dignos de perseguirse. Tampoco tendrían nece­
esos objetivos es de vital importancia, no sólo sariamente que buscarse uno o varios de ellos a
porque existe fundada duda sobre la posibilidad costa de los demás. Lo que sí parece necesario es
36 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

esclarecer la importancia relativa de cada uno se encontraría en afirmar la identidad histórica y


—y su relación recíproca— en función del pro­ cultural de los centroamericanos y en consolidar
grama de reactivación o desarrollo que las cir­ el concepto de Estado-nación.***
cunstancias demandan. Así, en el caso actual de Estos conceptos deber ser cuidadosamente
Centroamérica, algunos gobiernos podrían otor­ precisados. En primer término, ganar autono­
gar la primera prioridad al objetivo de la equi­ mía o reducir la vulnerabilidad externa de nin­
dad, aun sacrificando metas de crecimiento; guna manera debe equipararse con autarquía.
otros podrían procurar optimizar el crecimiento, La reducida dimensión de las economías cen­
quizás para recuperar parte del terreno perdido troamericanas, incluso tomadas en su conjunto, y
en años recientes y para cumplir el imperativo de su vocación exportadora, no dan margen a duda
crear puestos de trabajo ante una población eco­ de que su comportamiento continuará estrecha­
nómicamente activa que aumenta a ritmos acele­ mente ligado al desempeño del sector externo.
rados. Todavía otros podrían dar la máxima pre- Significa, sin embargo, que habrá de buscarse
lación a la defensa de la convivencia y de las una inserción dinámica, diversificada, selectiva y
instituciones pluralistas y democráticas. nueva en la economía internacional, y no una
'rodos esos objetivos son respetables. Sin em­ “apertura” indiscriminada que lejos de reducir la
bargo, el diagnóstico contenido en las primeras vulnerabilidad probablemente tendería a elevar­
dos secciones de este artículo sugiere —al menos la. Dicho de otra manera, se postula diversificar y
para que se discuta en los foros gubernamentales ampliar el sector exportador no para depender
de cada país y en los intergubernamentales a aún más de los vaivenes de la economía interna­
nivel regional— que, en la coyuntura actual, lo cional, sino para ganar un margen de maniobra
que los países centroamericanos precisan, sobre en el relacionamiento externo de los países cen­
todo lo demás, tanto en el ámbito económico troamericanos.
como en el de la organización social es ampliar los En segundo lugar, no se perseguiría ganar
escasísimos márgenes de maniobra de los que autonomía a costa de los otros objetivos conven­
hoy disponen para formular la política económi­ cionales del desarrollo, sino buscar el cumpli­
ca y forjar un destino propio; dicho en un len­ miento de estos últimos a través del objetivo cen­
guaje más parroquial: reducir su vulnerabilidad tral y tratar de que unos y otros se apoyen mutua­
externa.'^ mente. Si se persigue crecer, distribuir mejor y
En materia económica, la expresión práctica alentar una mayor participación en las socieda­
de perseguir este objetivo incluiría, por ejemplo, des a través del objetivo central de dilatar el mar­
buscar una relativa autosuficiencia alimentaria gen de maniobra de la política económica, posi­
sin descuidar consideraciones de eficiencia; de­ blemente no se optimizarían cada uno de ellos
sarrollar algunas tecnologías propias para las ac­ —ya se señaló que esto no sería posible aun en el
tividades más vitales de las economías centroa­ mejor de los casos—, pero tampoco se dejarían
mericanas; diversificar y ampliar las exportacio­ de tomar en cuenta. Así, la búsqueda de una
nes; alentar patrones de consumo menos depen­ relativa autosuficiencia alimentaria no sólo ayu­
dientes del uso de bienes importados; adoptar daría a reducir la vulnerabilidad externa, contri­
patrones de producción menos intensivos en la buiría también al crecimiento e incluso al objetivo
utilización de capital y energéticos; y hacer un redistributivo, amén de que la producción de
uso intensivo de la mano de obra, el recurso más alimentos se encuentra en alto grado en manos
abundante de la región. Las ideas mencionadas de pequeños y medianos agricultores. Asimismo,
no son necesariamente novedosas, pero el senti­ poner el acento en la interdependencia entre las
do de urgencia que hoy revisten sí lo es. En mate­ economías centroamericanas entraña no sólo
ria extraeconómica, la expresión de este objetivo

'^Seers (1983, p. 9) lo expresa así: "promover los intere­


^En las ideas que se expresan a continuación influyó ses supuestos de un grupo que tiene coherencia cultural, que
poderosamente la obra pòstuma del profesor Dudley Seers revela al menos cierto grado de homogeneidad étnica y lin­
(1983). Incluso el término “margen de maniobra” lo usa güística, y que generalmente habita en una unidad política, o
repetidam ente el autor casi como sinónimo de ganar autono­ Estado-nación (o a veces ello se aplica a un grupo de Estado-
mía o reducir la vulnerabilidad externa. naciones)”.
CENTROAMERICA: BASES DE U NA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de lu ceí-al en México 37

una manera de cumplir el objetivo central tantas foques que están surgiendo en Centroamérica,
veces mencionado; podría apelar también a valo­ por un lado, y la patente necesidad de tener una
res culturales e históricos que facilitarían a la plataforma mínima de objetivos comunes que
postre sentar las bases de sociedades más partici- permita formular acciones conjuntas en el marco
pativas y pluralistas. de los esfuerzos de cooperación intrarregional,
Por otra parte, el objetivo de ensanchar el por el otro, resulta lógico perseguir el propósito
margen de maniobra a escala nacional está fun­ común —e ideológicamente neutral— de am­
cionalmente ligado a los objetivos socio-políticos pliar los márgenes de maniobra.
de mejorar la distribución del ingreso y de avan­ En síntesis, se trata de un objetivo capaz de
zar hacia sociedades más pluralistas y participati- convocar a todos los gobiernos centroamericanos
vas. Así, en vista de que los gobiernos no sólo se en torno a una “idea fuerza”, alrededor de la cual
ven impedidos de usar el gasto público como se podrían hacer girar otros elementos subsidia­
mecanismo de persuasión ante los agentes pro­ rios, pero igualmente vitales en la reactivación de
ductivos, sino que encaran demandas sociales in­ las economías, como lo son el dinamismo econó­
crementadas por la pérdida global de ingreso, mico, la equidad y la participación y democratiza­
deberán buscar el consenso que supone mejorar ción.
la autonomía económica a través de la concerta-
ción con diversos grupos sociales, incorporándo­ 2. Rasgos de la estructura productiva
los al proceso de formulación y toma de decisio­ que se persigue
nes. En el mismo orden de ideas, habrá de esta­
blecerse mecanismos que mejoren la equidad, El primer requisito de una política de reactiva­
tanto en el reparto de la carga del receso econó­ ción y de desarrollo consiste en definir con cierta
mico, como en la distribución de los beneficios de precisión las prioridades sectoriales y subsecto­
la reactivación. La capacidad para usar la concer- riales. En ese sentido, los países de la región
tación como vía de acción varía con los regímenes podrían adoptar un enfoque pragmático: apro­
políticos, las tradiciones y la estructura institucio­ vechar al máximo las posibilidades que siga ofre­
nal de cada país, pero en todos los casos existe la ciendo el mercado internacional e impulsar deci­
posibilidad real de que el objetivo central de am­ didamente, al mismo tiempo, la sustitución efi­
pliar los márgenes de la autonomía nacional y los ciente de importaciones.
objetivos subsidiarios de avanzar en materia de Centroamérica dispone de una plataforma
equidad social y de concertación y participación de recursos sobre la cual apoyar la reactivación
en el proceso de toma de decisiones se apoyan económica y el desarrollo a largo plazo. Si bien en
entre sí. ocasiones se ha exagerado la magnitud de esos
Exaltar la identidad centroamericana tiene recursos, ciertamente podrían satisfacer las nece­
también una expresión social y cultural, que se sidades básicas de toda la población centroameri­
desbordaría al ámbito económico y político. Re­ cana e incluso ofrecer un nivel de vida razonable­
sulta atractivo, en efecto, plantear el desarrollo mente decoroso a las mayorías. Con todo, apro­
centroamericano no a imagen y semejanza de un vecharlos al máximo precisa de importantes in­
patrón internacional quizás ajeno a los valores versiones y de un enorme esfuerzo de organiza­
tradicionales de la región (y a su dotación de ción y movilización.
recursos), sino a partir precisamente de su consi­ Así, la preparación de los recursos humanos
derable patrimonio histórico y cultural. Ello po­ a fin de adaptarlos a las cambiantes circunstan­
dría incidir sobre los hábitos de producción y cias de la economía internacional lleva en sí una
consumo, nuevamente en un esfuerzo más autó­ importante tarea de capacitación a todos los nive­
nomo de plantear los problemas del desarrollo. les. Ello abarcaría tanto los sistemas de educación
Finalmente, dar prelación a ganar autono­ escolares como los extraescolares. Por otra parte,
mía por encima de otros objetivos tiene la ventaja Centroamérica no tendría por qué resignarse a
adicional, en el caso de Centroamérica, de ser exportar cinco o seis productos básicos; por su
una meta con la cual todos los gobiernos de la dotación de recursos y su ubicación geográfica,
región, sin excepción, pueden identificarse fácil­ no obstante las perspectivas inciertas del merca­
mente. Ante la creciente heterogeneidad de en­ do internacional, existen posibilidades de am-
38 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / A hùl de 1986

pliar y diversificar las ventas de una variedad de sus mercados de tejidos planos y vestuario elabo­
productos del sector agropecuario (entre otros, rado en Centroamérica, existe margen para
frutas, hortalizas, carnes, fibras, productos del avanzar en los procesos de industrialización de
mar e insuraos químicos de origen vegetal, sus­ algunos de los productos básicos fabricados en la
ceptibles todos de alcanzar grados de elaboración región en condiciones de razonable eficiencia.
crecientes). Asimismo, la explotación de los re­ Asimismo, los empresarios centroamericanos ha­
cursos forestales es un importante potencial de brán de participar de manera más activa en la
algunos países. En ese sentido, la evolución espe­ comercialización de sus productos estableciendo,
cializada del sector manufacturero de los países incluso, empresas en los propios países desarro­
nórdicos europeos durante el presente siglo po­ llados cuyos mercados desean penetrar. En todo
dría aportar algunas lecciones útiles, lo mismo ese ámbito se vislumbran oportunidades para
que los avances logrados por algunas economías asociar el capital privado centroamericano con
asiáticas en la exportación de manufacturas de capitales de economías industrializadas, en un
alta densidad de mano de obra. esfuerzo por ampliar mercados y abordar proce­
Entre las ramas de actividad mencionadas, se sos productivos de mayor complejidad.
encontrarían los impulsos al crecimiento del fu­ En tercer lugar, existe la posibilidad de alen­
turo, que podrían clasificarse en cuatro grandes tar, selectivamente, nuevas líneas de exporta­
categorías. En primer término, es preciso conso­ ción, sobre todo en la explotación de los recursos
lidar lo que la región ya sabe hacer: en la exporta­ naturales de la región. Entre los productos que se
ción, fortalecer la producción de los cultivos tra­ perfilan, y que además son susceptibles de una
dicionales; en el consumo interno, la de alimen­ integración con las actividades secundarias, se
tos básicos. Ello significa elevar la productividad encuentran las hortalizas, los cítricos, las frutas
y la eficiencia, lograr un mejor equilibrio agroe- tropicales, las fibras duras, los fármacos, los pro­
cológico entre los distintos cultivos y áreas de ductos forestales y de madera y los productos de
producción y, en el caso de algunos productos, mar, incluyendo el cultivo del camarón. Asimis­
incrementar la oferta, todo como requisito para mo, las actividades de subcontratación tienen el
perfeccionar las autonomías económicas nacio­ potencial de crear oportunidades de ocupación
nales. productiva y a la vez de generar divisas.
Con todo, difícilmente podría la región al­ En cuarto lugar, las posibilidades de ampliar
canzar un proceso de expansión sostenida sobre y diversificar el sector manufacturero están muy
la base de lo que se venía haciendo en el pasado. lejos de haberse agotado. Más bien, con el funcio­
En los productos de exportación tradicionales namiento anormal del Mercado Común Cen­
existen frenos por el lado de la demanda mun­ troamericano durante los últimos años, ha surgi­
dial ampliamente conocidos y que están dados do un caudal reprimido de proyectos cuya viabi­
por las características de mercado de la mayoría lidad estaría en función de una mejora en el
de aquellos productos (la carne podría ser la ex­ clima de la cooperación intrarregional, no sólo
cepción); por el lado de la oferta, la frontera para abastecer la demanda del mercado regional,
agrícola fácil se encuentra próxima a agotarse sino para acceder a terceros mercados, incluyen­
desde finales del decenio de 1960. Ello no signifi­ do desde luego el resto de los países latinoameri­
ca que se haya llegado a un tope en los niveles de canos. Cabe señalar en este sentido que Centroa­
producción del café, el algodón, la caña de azú­ mérica ya ha tenido cierto éxito en convertir la
car y el banano, pero sí que la ampliación de esa integración en una plataforma de exportación
frontera demandará crecientes costos margina­ extrarregional de manufacturas (c e p a l , 1983b).
les en el futuro. Dicho de otra manera, la sustitución de importa­
En segundo lugar, cabría propiciar una ciones en condiciones de razonable eficiencia si­
mayor integración selectiva —hacia atrás y hacia gue siendo hoy, como lo fue en el pasado, una
adelante— de los productos tradicionales, a ma­ manera de ampliar el margen de maniobra de la
nera de elevar la participación centroamericana política económica y de diversificar y elevar la
en su valor agregado. No obstante las medidas producción.
proteccionistas surgidas en las economías desa­ Por último, la región tiene potencialidades
rrolladas que dificultan, por ejemplo, el acceso a para hacer crecer sus actividades terciarias, in-
CENTROAMERICA: BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la c f p a l en México 39

cluyendo el transporte, el turismo y los servicios mer término, flexibilidad y respuestas efectivas
financieros. Esto último puede resultar de espe­ implicarían cierta ruptura con el pasado porque,
cial importancia si habrán de recuperarse los ni­ tradicionalmente, las políticas han solido reaccio­
veles de ahorro y de inversión de antaño, lo cual nar pasivamente o con bastante rezago a los vai­
exigiría instrumentos de captación más ágiles e venes de la economía internacional. Hoy, ante la
innovadores de los que hoy existen. probabilidad de encontrarse frente a una trans­
En síntesis, y como una primera conclusión, formación estructural de la economía mundial,
puede afirmarse que la región dispone de una más que ante un ciclo recesivo, se necesitará cons­
base de recursos humanos y naturales que le truir una capacidad de respuesta que permita
permitiría la ampliación sostenida de la produc­ aprovechar hasta las oportunidades pequeñas y
ción. La tarea central consistiría en crear las insti­ atenuar al máximo las limitaciones al desarrollo
tuciones y la organización necesarias para apro­ de los países de la región, aspectos que tienen
vechar ese potencial de manera adecuada. repercusiones particularmente importantes en el
papel del Estado.
En segundo lugar, no obstante la creciente
3. Requisitos de una política de reactivación
y desarrollo polarización conceptual que prevalece en torno a
cómo reabordar el desarrollo económico, el en­
foque pragmático a seguir sería, por definición,
Una política de reactivación y desarrollo en las
circunstancias actuales de incertidumbre, de antidoctrinario. No son éstos momentos de en­
sayar determinadas doctrinas económicas, como
cambios abruptos en la economía internacional y
la experiencia reciente en América Latina lo ha
con la pesada carga que significa el cùmulo de
demostrado elocuentemente. Más bien conven­
rezagos descritos, plantea una serie de requisitos
dría romper con los moldes estereotipados del
mínimos que incluyen el pragmatismo, la selecti­
pasado; ni aquellos gobiernos que desean otor­
vidad, la austeridad, la eficiencia y la búsqueda
gar al Estado un papel rector deberían resistirse a
de medios para cubrir las exigencias mínimas de
dar incentivos y pleno apoyo a la inversión priva­
los grupos mayoritarios de la población.
da, ni aquellos que confían más en el mercado
como mecanismo asignador por excelencia de los
a) Pragmatismo
recursos deberían temer un papel más activo del
Uno de los mayores problemas que se plan­ Estado. En otras palabras, lo que procede en las
tean al formular una política económica es la circunstancias actuales es buscar el justo medio
incertidumbre que se desprende en alto grado de entre planteamientos extremos en la conducción
factores que escapan al control de los gobiernos de la política económica (por ejemplo, entre es­
de la región. Ya se han señalado los interrogantes trategias “aperturistas” y estrategias “introspecti­
que surgen sobre la evolución futura de la econo­ vas”; entre “distribuir” y “crecer”; entre la acción
mía internacional, las transformaciones a que de­ pública y la privada; entre la aplicación de políti­
berán hacer frente las economías industrializa­ cas en el área financiera y el área real de la econo­
das o los resultados de las políticas que se instru­ mía), así como una mezcla innovadora de las
mentan en algunos de los principales países in­ mismas. No existe motivo, por ejemplo, para que
dustrializados. Se desconoce la influencia que un gobierno no lleve a cabo la devolución de
tendrían todos esos factores en los países de Cen- empresas públicas ineficientes a la actividad pri­
troamérica y es también una incógnita el desenla­ vada y simultáneamente eleve la carga tributaria
ce de las graves tensiones políticas y sociales en global a fin de captar mayores recursos para su­
algunos países de la región. ministrar servicios básicos a la población; o que
Todo lo anterior exige que la política econó­ instrumente una reforma agraria tendiente a
mica de los países centroamericanos deba dise­ crear un mayor número de pequeños empresa­
ñarse y aplicarse con flexibilidad y realismo, y rios agrícolas y, a la vez, aliente el ahorro y la
que pueda ir adaptándose y ajustándose a cir­ inversión privada mediante el otorgamiento de
cunstancias cambiantes, impredecibles y funda­ incentivos fiscales.
mentalmente sin precedentes. El pragmatismo a En tercer lugar, ante las cambiantes circuns­
que se apela tendría varias expresiones. En pri­ tancias de la economía internacional, las políticas
40 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

económicas deberán considerar esas nuevas rea- tanto la industria existente y algunas actividades
lidades. Habrá que aceptar que el mundo de nuevas puedan desenvolverse en un marco de
tipos de cambio fijos y tasas de interés estables ha razonable protección, a fin de sustituir importa­
cedido el paso a sistemas muy distintos, por lo ciones.
que la aplicación de esas políticas en Centroamé- En el mismo orden de ideas, la aplicación de
rica deberá ser ágil y consecuente con los objeti­ la política económica, en general, y la de gasto
vos que se pretende alcanzar. público, en particular, deberá ser mucho más
En cuarto lugar, y precisamente como una selectiva que en el pasado en función de los obje­
forma de graduar la aplicación de la política eco­ tivos que se elijan. Sería preferible, por ejemplo,
nómica a circunstancias cambiantes, será necesa­ eliminar programas enteros de baja prioridad en
rio abandonar la insistencia en enfoques totaliza­ los presupuestos nacionales que reducir todas las
dores por criterios más pragmáticos y de alcance partidas presupuestarias en un determinado
parcial, tendientes a resolver problemas críticos porcentaje. La misma selectividad es factible en
—no todos— relacionados con la reactivación y el la aplicación de la política crediticia, la fiscal y la
desarrollo. Ello no significa el abandono de una arancelaria.
guía unificadora de esfuerzos para la consecu­ Finalmente, en una situación generalizada
ción de los objetivos mencionados, pero sí confiar de desconfianza entre los principales agentes
más que en el pasado en un método selectivo de económicos, parecería improcedente dejar los
tanteos sucesivos, como una manera de avanzar programas de reactivación a merced de la evolu­
en la reactivación y ajustar la política económica ción de la economía internacional y expuestos ex­
conforme lo dicten las circunstancias. clusivamente al juego de las fuerzas de mercado.
Así, por ejemplo, ante la aguda escasez de divisas
b) La selectividad en todas las economías de la región, resultaría
inadecuado confiar simplemente en el juego de
La política de reactivación y desarrollo eco­ la demanda y en la oferta de divisas para la fija­
nómico no sólo deberá aplicarse de manera prag­ ción de la paridad cambiaría, si las necesidades
mática, sino selectiva. Este concepto tiene tam­ reprimidas y presiones especulativas tienden
bién varias vertientes. Por ejemplo, el desorden además a valorar las monedas duras por encima
de la economía internacional hace tan arriesgado de lo que objetivamente les correspondería. Re­
volcar toda la política económica en favor de una sultaría igualmente arriesgado confiar sólo en
estrategia orientada hacia la inserción dinámica controles administrativos y en una centralización
en el comercio mundial, como adoptar una que exagerada de la aplicación de la política económi­
impidiera aprovechar las potencialidades de ese ca para hacer frente a los desajustes de origen
comercio. La política económica tendría que for­ externo e interno.
mularse con la flexibilidad y selectividad necesa­
rias para que pueda adaptarse a las condiciones c) La atisteridad
cambiantes de los mercados externos e internos.
Así, y contrariamente a lo que suele aducirse, lo La depresión generalizada en Centroaméri-
que hoy atenta contra la eficiencia de la industria ca se ha traducido en restricciones asociadas a la
centroamericana, más que a una exagerada pro­ necesidad de reducir importaciones y, por ende,
tección arancelaria, está asociado a los elevados los niveles de la actividad económica. Sin embar­
niveles de capacidad ociosa que imperan por la go, la austeridad resultante de ningún modo se
caída de la demanda global en cada país y los ha hecho sentir por igual entre los distintos estra­
obstáculos al comercio intrarregional. De allí que tos de la población. La carencia de divisas, la
las medidas para estimular las exportaciones no exigencia de movilizar el ahorro interno ante las
deberían instrumentarse a costa de destruir lo limitaciones de financiamiento externo y la de
que tan arduamente se edificó durante las últi­ satisfacer las necesidades elementales de la po­
mas décadas, sino aplicarse más bien de manera blación obligan a un uso mucho más selectivo y
selectiva y gradual, para que el grupo de artículos cuidadoso de los recursos que generan las expor­
que mayor acceso potencial tenga a los mercados taciones y, en general, a un patrón de gastos
internacionales reciba estímulos especiales, en igualmente ceñido a prioridades. En buena
CENTROAMERICA: BASES DE U NA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la cEt^At. en México 41

cuenta, ante las nuevas realidades económicas las prescindibles y avanzar en la distensión política
estructuras de gasto y de ahorro tendrán tam­ de la región para transferir al fomento del desa­
bién que acomodarse, lo cual deberá traducirse rrollo parte de los recursos que hoy se destinan a
en patrones de consumo austeros, tanto en el fines militares.
sector privado como en el público. Asimismo, el gasto público podría contribuir
La austeridad tendría un doble propósito; a moderar el desequilibrio externo si en la selec­
ahorrar divisas sobre la base de una disminución ción de las inversiones se da prelación a proyec­
en el consumo no esencial de bienes y servicios tos que requieren en alto grado de insumos na­
importados o que contengan un elevado compo­ cionales o regionales. En todo caso, el sector pú­
nente importado, y elevar el coeficiente de aho­ blico tendrá que elevar su captación de ingresos
rro. En cuanto a lo primero, los países de la de una manera que se relacione con la magnitud
región necesitarían utilizar cuidadosamente y del gasto para evitar que los déficit financieros
con la más estricta selectividad las divisas que contribuyan a incrementar la demanda de bienes
logren obtener de la exportación, lo cual supone, importados.
entre otros aspectos, tipos de cambio realistas. En
d) La eficiencia
lo que toca al consumo, los gobiernos deberán
desalentar el de bienes y servicios no esenciales Otro requisito fundamental de la política de
de origen externo, aprovechando al máximo las reactivación es el de defender el crecimiento ba­
potencialidades nacionales y subregionales en el sado en una mayor eficiencia y productividad.
abasto de la demanda. Exaltar el valor de lo fru­ En las circunstancias actuales, mejorar la eficien­
gal en vez del dispendio podrá traducirse en un cia se vuelve un imperativo, tanto desde el punto
estilo de vida acaso distinto al histórico, sobre de vista macroeconómico como microeconómi-
todo en los estratos de ingresos medios y altos de co, a fin de acentuar los efectos multiplicadores
las sociedades centroamericanas. No se trata, del ahorro y de la inversión, sustituir importacio­
desde luego, de restringir aún más los estándares nes en condiciones razonablemente competiti­
de vida de las mayorías que ya viven en el umbral vas, o sostener y ensanchar las exportaciones en
de la pobreza. Todo lo contrario, la política de los mercados internacionales. Corresponde al
reactivación también entraña un esfuerzo redis­ Estado mejorar la eficiencia en los servicios que
tributivo, que entre otros aspectos brinde un presta, así como estimular el mejoramiento de la
mayor apoyo a la satisfacción de las necesidades productividad de las empresas, recubriendo a los
básicas de la población. instrumentos fiscales y del crédito.
En lo que a la inversión se refiere, todo Es posible aumentar significativamente la
aconseja revisar las posibilidades de recurrir a eficiencia y el empleo en la región sin recurrir a
tecnologías más intensivas en la utilización de importaciones de bienes de capital, con el apro­
mano de obra, no sólo por la imperiosa necesidad vechamiento más pleno de las capacidades insta­
de crear puestos de trabajo, sino por la de reducir ladas que ya existen. La capacidad ociosa es am­
el componente importado del nuevo capital fijo. plia, sobre todo en casi todas las ramas del sector
Mejorar el aprovechamiento jerarquizado de manufacturero. También hay margen para ele­
las divisas supone que los gobiernos racionalicen var sensiblemente la productividad por superfi­
al máximo el gasto público y lo reorienten hacia cie cosechada en la mayoría de los productos
las actividades verdaderamente esenciales. Lo agrícolas, incluso de aquellos para ios cuales los
anterior reviste una importancia singular porque países han revelado mayor vocación exporta­
la prolongación de la crisis internacional y otros dora.
factores internos anuncian el recrudecimiento e) La atenuación de la pobreza
de las presiones sociales sobre los gobiernos y,
por otro lado, el carácter marcadamente abierto Si durante los treinta años de expansión de
de las economías centroamericanas impone lími­ las economías centroamericanas no se logró re­
tes estrechos al financiamiento deficitario del ducir en forma significativa la pobreza extrema
gasto público por sus efectos inflacionarios y so­ —aunque sí se incorporaron amplios contingen­
bre el balance de pagos. En ese sentido, será tes a la vida económica moderna— es inevitable
preciso suprimir en lo posible gastos suntuarios o que la situación empeore en la medida en que se
42 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 I Abril de 1986

prolongue la crisis económica, por la relación el mejor medio con que se cuenta para ampliar
que existe entre los niveles de empleo y la margi- los límites que el sector externo impone a las
nación. Durante los últimos años, el desempleo y economías centroamericanas, respondiendo al
el subempleo han aumentado y, de no encontrar­ objetivo de sentar las bases para la reactivación y
se fórmulas novedosas de evitarlo, esa tendencia el desarrollo que se proponen en estas páginas.
se acentuará en el futuro, dadas las elevadas tasas Hoy más que nunca se necesita profundizar el
de crecimiento de la población económicamente programa que se inició en Centroamérica hace
activa. cerca de treinta años y que ha dejado ricos frutos
A menos de que el Estado adopte disposicio­ y experiencias. Se necesita hacerlo no sólo para
nes en favor de los grupos mayoritarios, los efec­ aprovechar los impulsos dinámicos que podrían
tos depresivos de la crisis —y de las políticas de esperarse de la demanda interna —entendida
austeridad que la acompañen— tenderían a afec­ sobre una base subregional— sino para hacer
tar desproporcionadamente a esos grupos, que frente de manera conjunta a problemas específi­
son los menos organizados para defenderse, lo cos de las relaciones con el resto del mundo. Este
que provocaría, entre otras consecuencias, un aspecto se ha tratado repetidamente en el pasado
mayor distanciamiento entre gobernantes y go­ en documentos de la c e p a l , pero cobra nuevo
bernados. interés en las presentes circunstancias.
La difusión de la pobreza absoluta es inacep­ Se pretendería, en efecto, mediante la coope­
table desde todos los puntos de vista. Sin embar­ ración intracentroamericana, ampliar el escaso
go, una política dirigida a satisfacer las necesida­margen de acción de que dispone cada uno de los
des básicas de las mayorías es difícil de instru­ países de la región para atenuar los efectos de la
mentar en períodos de rápida expansión econó­ depresión del sector externo. En el corto plazo, la
mica, y más difícil todavía en momentos de res­ única forma efectiva de ampliar la demanda local
tricciones severas, incluidas las de las finanzas parece estar vinculada a esfuerzos cooperativos a
públicas. De todos modos, erradicar la pobreza nivel regional. Dicho procedimiento no tiene na­
forma parte esencial del enfoque de desarrollo da de novedoso porque ya en los años cincuenta
que se precisa. Sin ello cualquier esfuerzo para se llevó a la práctica con éxito para vencer el
superar la crisis carecería de sentido, puesto que mismo obstáculo; esto es, el estrangulamiento
un mayor descontento social podría volver inma­ que la demanda internacional impone al creci­
nejables las tensiones políticas y haría imposible miento. Ahora se adoptaría en una situación dis­
retener los ahorros y reanimar el proceso mismo tinta. Si se consiguiese incrementar lo más posi­
de la inversión y el desarrollo. ble el intercambio comercial intrarregionai se
Debieran idearse maneras de satisfacer las contribuiría eficazmente a la reactivación de las
necesidades básicas de la población con un com­ economías al utilizarse de manera plena la capa­
ponente importado relativamente moderado, a cidad instalada, reducirse la influencia de los fe­
fin de salvar la restricción de divisas. En todo nómenos de signo adverso recibidos del exterior,
caso, e independientemente de consideraciones ganar en eficiencia —tanto para sustituir impor­
de equidad, la crisis política en muchos países de taciones como para mejorar la competitividad en
Centroamérica ha llegado al punto en el que se mercados internacionales— e incluso aprove­
hace indispensable restablecer un mínimo de char en forma conjunta las oportunidades que el
convivencia entre la población. De otra suerte, la mercado internacional podría seguir brindando.
inestabilidad social se traducirá inevitablemente En años recientes todo lo anterior se ha visto
en inestabilidad económica al paralizar, por obstaculizado por las barreras que se oponen al
ejemplo, el proceso de formación de capital e comercio intrarregionai. No sería realista defen­
inducir a una especie de estatismo del gasto que der un libre comercio irrestricto que no tuviese
poco contribuiría a impulsar las actividades pro­ presente la mayor o menor importancia de los
ductivas. bienes que se estarían comerciando, pero con­
vendría mantener de todos modos las restriccio­
4. El papel de la cooperación intrarregíonal nes al mínimo e incluso adoptar mecanismos que
otorgasen preferencia al comercio recíproco
Sin duda alguna la cooperación intrarregionai es frente a corrientes similares con terceros países.
CENTROAMERICA: BASES DE DNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de k cehal en México 43

Sólo en esta forma se podría dar óptimo aprove­ mías de la región, y ni siquiera una cooperación
chamiento a la capacidad instalada de la región, e en todas y cada una de las actividades del queha­
incluso impulsar algunas actividades nuevas so­ cer nacional. Se perseguiría más bien hacer de la
bre la base de la demanda regional. Para ello, los integración un instrumento útil para encarar la
países necesitarían aprobar procedimientos efi­ reactivación en cada país. Así, por ejemplo, la
caces para financiar los saldos deudores del co­ política arancelaria —tema que históricamente se
mercio intracentroamericano, acabar con ciertas ha sometido a acciones conjuntas— podría re­
restricciones que resultan actualmente de los presentar un papel clave en la puesta en vigor de
controles cambiarlos adoptados y, en términos un sistema más selectivo y ágil que permita, si­
generales, otorgar en esencia el mismo trata­ multáneamente, defender la planta industrial
miento a los productos originarios de cualquier instalada y alentar la exportación. Asimismo, si
país centroamericano que el aplicado a los elabo­ bien no se pretende llegar a compromisos de
rados nacionalmente. La región no está despro­ carácter regional que limiten la posibilidad de
vista de ideas concretas para instrumentar lo an­ cada país de formular sus propias políticas en
terior. materia cambiaría, es obvio que la existencia del
Por otra parte, como quedó señalado, la coo­ mercado común obligará a mantener una plata­
peración regional es la mejor forma de mejorar forma mínima de coordinación en ese ámbito, lo
el aprovechamiento de las oportunidades de la cual nuevamente facilitará la adopción de deci­
economía internacional, tanto para elevar las ex­ siones que respondan a las necesidades de la
portaciones —por ejemplo, con sistemas comu­ reactivación.
nes de comercialización— como para obtener íi- En el calendario de trabajo de la integración
nanciamiento externo adicional destinado a en el próximo bienio habrán de incorporarse
proyectos e iniciativas de interés común. El forta­ temas que, a la vez de preservar la interdepen­
lecimiento del Banco Centroamericano de Inte­ dencia económica entre los países de la región
gración Económica y de los mecanismos de que lograda en el pasado, faciliten la instrumentación
dispone el Consejo Monetario Centroamericano de políticas asociadas al programa que se viene
serían algunos ejemplos que darían contenido comentando. Entre esos temas cabe mencionar:
real a esta última idea. Cabe recordar que la falta i) continuar y acaso profundizar las gestiones
de coordinación intrarregional en un área tan conjuntas ante la comunidad financiera interna­
vital como el fínanciamiento externo no sólo tie­ cional para movilizar fínanciamiento externo di­
ne un costo de oportunidad —si se pierden las rigido a otorgar liquidez, en divisas, a los me­
posibilidades de movilizar en conjunto un caudal canismos regionales que dan fluidez al comercio
de recursos que no puede obtenerse con negocia­ intrarregional; ii) elevar el caudal de fínancia­
ciones individuales— sino que constituye un ries­ miento externo dirigido a la reactivación indus­
go para la permanencia de la cooperación intra- trial; iii) convertir el arancel común centroameri­
centroamericana. Ha podido comprobarse, en cano en uno de los instrumentos de la política de
efecto, el interés de varios actores en el escenario reactivación y desarrollo aprovechando la re­
internacional de brindar su cooperación a los ciente suscripción del Convenio sobre el Régi­
países centroamericanos sobre una base selecti­ men Arancelario y Aduanero Centroamerica­
va, excluyendo a uno o a varios países de sus no;** iv) impulsar actividades conjuntas para
programas. En ese sentido, la cooperación exter­ mejorar el acceso de los productos centroameri­
na, lejos de aglutinar a los países centroamerica­ canos a mercados de terceros países; v) celebrar
nos, tendería a separarlos. acuerdos de alcance parcial, de manera coordi­
Hacer de la cooperación intrarregional uno nada, con otros países de América Latina a fin de
de los pilares de la reactivación y el desarrollo compatibilizar los compromisos integradores de
habrá de exigir, en una primera instancia, pre­ Centroamérica con la necesidad de ampliar el
servar simplemente el grado de interdependen­ ámbito geográfico de esa integración; vi) hacerse
cia económica ya alcanzado y, luego, iiniuilsai
acciones conjuntas capaces de rectificar o ate­ " Suscrito en Guatemala el 14 de diciembre de 1984 por
nuar problemas comunes. No se trataría de plan­ los gobiernos de Costa Rica y El Salvador, y el 27 de diciembre
tear una integración instantánea de las econo­ de 1984 por los gobiernos de Guatemala y Nicaragua.
44 REVISTA DE LA CEPAL N ° 28 / Abril de 1986

cargo de tos problemas peculiares de los países en la región, tal y como se vienen señalando.
que no participan plenamente en los beneficios No es éste el lugar para abundar en esa mate­
potenciales del comercio intrarregional, a! plan­ ria. Sin embargo, caben algunos comentarios
tear fórmulas que permitan elevar las exporta­ acerca del papel que podría corresponder al Es­
ciones de Nicaragua al resto de la región y un tado, simplemente para ilustrar las complejas in­
régimen gradual y progresivo de incorporación terrelaciones que existen entre lo económico y lo
de Honduras a los compromisos integradores extraeconómico en la importante tarea que los
multilaterales; vii) realizar proyectos conjuntos gobiernos y pueblos centroamericanos tienen
de interés multinacional, como la interconexión por delante. ¿Por qué singularizar el papel del
eléctrica y la cooperación en la explotación de los Estado en una reflexión especial? En primer tér­
recursos del mar, y viii) fortalecer las institucio­ mino, porque esta nota va dirigida esencialmente
nes de la integración centroamericana para que a los gobiernos de la región, por lo que quedaría
contribuyan a la ejecución de las actividades an­ incompleta si no se considerase el papel que a
tes señaladas. ellos les corresponde en la reactivación y el desa­
rrollo. En segundo lugar, se trata de un tema
5. La expresión política del desarrollo altamente controvertible —a veces con agudos
y el papel del Estado tonos ideológicos— que merece un amplio deba­
te e investigaciones posteriores más profundas.
Si bien este documento se ha centrado en el papel Por último, independientemente del marco ideo­
de la política económica —y, por inferencia, en el lógico y conceptual en que se sitúe este tema,
de los economistas— en la reactivación y el desa­ cada una de las funciones genéricas de cualquier
rrollo, resulta obvio que este último no es coto Estado —preservar el orden, defender la sobera­
exclusivo, y ni siquiera principal, de la disciplina nía y contribuir al bienestar de la población—
de los economistas. Las transformaciones inhe­ encuentra una expresión en las preocupaciones
rentes a cualquier proceso de desarrollo tocan centrales que guiaron esta nota, como son supe­
todos los ámbitos de la vida nacional —y todas las rar las tensiones sociales y políticas presentes en
disciplinas de las ciencias sociales— y difícilmen­ la región, mitigar la decidida influencia que ejer­
te se podrán plantear programas de reactivación cen los fenómenos de origen externo sobre todos
y desarrollo sin incorporar consideraciones de los aspectos del quehacer nacional y reactivar las
carácter político y social. Así, de no superarse economías. Es decir, el tema es de gran impor­
las tensiones que persisten en algunos países cen­ tancia.
troamericanos, no cabría pensar en la reactiva­ Con todo, el papel del Estado en sus expre­
ción de las economías. Dicho de otra manera, el siones más puntuales puede variar mucho de un
desarrollo debe abordarse con enfoques multi- país a otro, o dentro de un mismo país en distin-
disciplinarios, que permitan incorporar a la disci­ , tos períodos, de acuerdo con el ordenamiento
plina de la economía temas como la participa­ institucional y político vigente, sus tradiciones
ción, la interacción política, el papel de los distin­ históricas y culturales, el producto de la propia
tos agentes económicos y la democratización. interacción política y otras circunstancias di­
Ello no significa que el enfoque multidiscipli- versas.
nario deba estar presente en todas las actividades La cuestión supone incluso consideraciones
relacionadas con el esfuerzo del desarrollo. La de carácter ético y filosófico {por ejemplo, si se
formulación de propuestas de política económi­ acepta un papel rector para el Estado, ¿puede
ca seguirá siendo principalmente oficio de los éste utilizar cualquier medio, hasta la fuerza, pa­
economistas, el estudio de la interacción política ra influir sobre los acontecimientos? ¿Cuál sería
de los politicólogos y la investigación sobre la el límite en los procedimientos que puede em­
estratificación social de los sociólogos. Sin embar­ plear el Estado para ese propósito?). Todos estos
go, habrá muchas áreas de contacto y de traslape problemas surgen con gran nitidez en la Cen-
entre lo económico, lo político y lo social, por lo troamérica contemporánea, dada la heteroge­
que un programa de reactivación y desarrollo neidad de situaciones presentes en la región.
tendrá que ocuparse al menos de algunas de las En algunos países el poder del Estado se
realidades extraeconómicas que están presentes percibe como el resultado de tensiones perma­
CENTROAMERICA; BASES DE UNA POLITICA DE REACTIVACION Y DESARROLLO / Subsede de la cicaAt. en México 45

nentes entre distintos agentes de la sociedad, en­ troamericana podría consistir en aceptar que el
contrando éste límites ante otros núcleos de po­ grado de intervencionismo estatal en la econo­
der y la soberanía de la ley. En otros se tiende a mía o de vigencia de las fuerzas del mercado
otorgar un papel hegemónico (no necesariamen­ depende de las circunstancias que prevalezcan
te absoluto) al Estado, en algunos casos en repre­ en cada país. En esencia, "aparte de la familia y el
sentación de determinados segmentos de la so­ hogar, las dos grandes instituciones organizado­
ciedad. De allí que no sea posible prescribir una ras del mundo, en efecto, son el mercado y el
fórmula única, aplicable en todos y cada uno de Estado” (Lindblom, 1977, p. ii). Por esta razón,
los países, sobre la actuación precisa que corres­ al reconocer la necesaria presencia de ambas
ponde al Estado en el proceso de reactivación y "instituciones organizadoras” en cualquier siste­
desarrollo, o sea, en lo que se refiere a su función ma político —incluso en las economías socialis­
genérica de velar por el bienestar de la población. tas—, “la mayor distinción entre un gobierno y
Más bien, los mismos criterios aplicables a la polí­ otro radica en el grado en el cual el mercado
tica de reactivación mencionados en páginas pre­ reemplaza al gobierno o en que el gobierno
cedentes (pragmatismo, selectividad, eficiencia y reemplaza al mercado” (Lindblom, 1977, p. ix).
austeridad) son pertinentes al definir esa actua­ Una manera de percibir el papel del Estado,
ción, así como las relaciones del Estado con el pues, consistiría en advertir la tensa y dinámica
resto de los agentes económicos de la sociedad. A relación que existe entre las dos “instituciones
esos criterios cabría añadir el respeto a la hetero­ organizadoras” descritas —el mercado y el Esta­
geneidad de situaciones y la capacidad de adap­ do—; tensa porque continuamente se enfrentan,
tar el papel del Estado a circunstancias cam­ poniendo a prueba sus respectivos límites; diná­
biantes. mica porque las circunstancias cambiantes con­
Treinta años de experiencia en Centroamé- ducen a modificaciones en el peso relativo entre
rica, en efecto, sugieren que no parece haber una ambas, así como a transformaciones en su inte­
regla universal que permita definir ex ante el gra­ rrelación. Por esa razón, en épocas de intensos
do de intervención estatal deseable para elevar en cambios como los que experimenta Centroamé-
grado óptimo el bienestar de la población. Cabe rica en la actualidad es ineludible que se transfor­
admitir que el desempeño del Estado durante ese me tanto el papel del Estado como el del merca­
período no siempre dejó un legado positivo, tal do, Ambos interactúan en una tensión creadora.
como lo ilustran múltiples empresas públicas o De aceptarse este enfoque, no es posible —ni
instituciones oficiales de fomento industrial. El necesario— ofrecer una regla universal sobre el
hecho de que algunas de esas empresas hayan papel que le corresponde desempeñar al Estado
sido víctimas de la burocratización, las preben­ en una región con situaciones tan diversas como
das, e incluso en ocasiones de la corrupción y la las que existen en Centroamérica. No cabría exal­
ineptitud en su administración, no debería llevar tar, en forma abstracta, ni un papel hegemónico
a la conclusión de que éstas deben por fuerza ser para el Estado, ni virtudes universales del merca­
ineficaces. Sin embargo, sí obliga a reconocer que do. La participación relativa de cada uno en la
la tendencia en boga durante esos treinta años de evolución de los acontecimientos, será producto
posguerra de ampliar en forma sistemática el de la dinámica del propio proceso de desarrollo y
alcance y la profundidad de la acción estatal no de las circunstancias que prevalezcan en cada
siempre ha sido intrínsecamente deseable y que, país.
en general, las actividades del Estado deberían Ahora bien, si se analizan los rasgos de la
someterse a los mismos requisitos de eficiencia, coyuntura se advierte que existen márgenes de
probidad y agilidad que las desempeñadas por maniobra del sector público que debieran apro­
los demás agentes económicos. Por otra parle, vecharse no sólo para amortiguar el impacto ne­
igualmente erróneo sería llegar a la conclusión, a gativo de la crisis, sino para orientar sus efectos
base del desempeño aludido, de que el Estado con sentido constructivo. Por ejemplo, la escasez
debe renunciar a un papel importante en el pro­ de divisas impone la necesidad de que se señale
ceso de desarrollo, confiando en el mercado co­ un orden de prioridad a los distintos sectores
mo el único ordenador de ese proceso. importadores y, además, exige que los ingresos
Un criterio más acorde con la realidad cen­ recibidos de las exportaciones se dediquen preci-
46 REVISTA DE LA CEP AL N“ 28 / Abril de 1986

sámente a las importaciones esenciales. Asimis­ pos exportadores se ha traducido en una consi­
mo, las circunstancias actuales demandan que se derable ponderación de los impuestos al comer­
realice un considerable esfuerzo exportador. Pa­ cio exterior en los ingresos del sector público,
rece natural que estas funciones se asignen a los situación que cambiará a medida que la depre­
bancos centrales y a las dependencias que se ocu­ sión externa limite las posibilidades de exporta­
pan del comercio exterior. En todo caso, el impe­ ción y, como contrapartida, las de importación.
rativo de racionalizar el uso de las divisas exige Por consiguiente, se presentarán problemas fi­
una intervención del Estado mayor que la reque­ nancieros mientras se encuentren nuevas fuen­
rida en situaciones de normalidad en el relacio- tes internas de imposición pero, al mismo tiem­
namiento externo. po, se reducirá la vulnerabilidad del Estado fren­
Por otra parte, la escasez de divisas da lugar a te a determinados grupos de presión.
conflictos de intereses y, por consiguiente, a pre­ Todo lo anterior sólo sirve para ilustrar có­
siones de los distintos grupos importadores y mo la coyuntura influye sobre el papel del Esta­
exportadores. Las pugnas que invariablemente do, independientemente del marco conceptual e
se producen en esas situaciones sólo pueden re­ ideológico que caracterice a cada sociedad cen­
solverse con el arbitraje de una instancia supe­ troamericana. Ya la naturaleza precisa y el alcan­
rior. En ese sentido, independientemente de la ce de esas responsabilidades variará de un país a
combinación de fórmulas cambiarlas, crediticias otro y conforme las circunstancias lo vayan dic­
o fiscales a que se recurra para enfrentar la crisis, tando en cada país, como resultado de la interac­
la escasez de recursos agudiza de hecho la pugna ción entre el Estado y los demás agentes econó­
entre los grupos de interés y abre con ello —debi­ micos. En ese sentido, el desempeño de las activi­
do a la fragmentación de las demandas— un dades del Estado en los términos descritos sería la
mayor espacio susceptible de ser aprovechado contrapartida natural del enfoque pragmático
por el sector público. que se propone en páginas precedentes para la
Otro cambio cualitativo en el papel que cum­ conducción de la política económica, el que su­
ple el sector público se desprende de su menor giere menos énfasis en los marcos globales y tota­
dependencia del comercio internacional como lizadores a favor de métodos selectivos de tanteos
fuente directa de ingresos fiscales. El papel deci­ sucesivos para la consecución de determinados
sivo que históricamente desempeñaron los gru­ objetivos del desarrollo.

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I n tr o d u c c ió n

En los próximos años los países de América Lati­


Reflexiones sobre na deberán hacer frente, entre otros, a los desa­
fíos planteados por la imperiosa necesidad de ir
industrialización, resolviendo los desequilibrios de la estructura
productiva interna, así como las carencias socia­
articulación les acumuladas y postergadas en el período de
rápido crecimiento anterior y que afloran ahora
y crecimiento a la superficie; por el cambio de signo del finan-
ciamiento externo, que en el pasado constituyó
una fuente de estímulo y apoyo al crecimiento, y
División Conjunta que se ha transformado, al menos a corto y me­
c e p a lIunido diano plazo, en factor de inhibición y obstáculo
para el crecimiento económico interno; y por la
de Desarrollo Industrial reestructuración industrial y tecnológica en cur­
so en los países avanzados que podría reducir
En este artículo se examinan algunos aspectos que radicalmente en algunos sectores las posibilida­
debían considerarse al preparar una nueva estrategia des de competencia internacional de la produc­
de industrialización que permita hacer frente a los ción de los distintos países de América Latina. En
desequilibrios externos y encarar la situación interna­ estos tres ámbitos el tema de la industrialización
cional previsible para los próximos años. En la primera
sección se plantea el concepto de articulación, que se tiene incidencia directa.
considera el atributo más significativo de diferencia­ La modalidad particular de desarrollo e in­
ción entre las estructuras productivas y sociales de los dustrialización de América Latina es en buena
países avanzados y las de los países de la región latinoa­ medida un legado de la gran crisis de los años
mericana, Se caracteriza en los primeros por un creci­ treinta. Parece infundado suponer que esta mo­
miento orgánico e interdependiente de las distintas
partes del complejo industrial y en los segundos por el dalidad pudiese persistir durante la crisis actual
trasplante de fragmentos de dicha estructura, confián­ sin experimentar modificaciones estructurales.
dose al exterior aspectos complementarios que resul­ Más bien, hay que buscar cuanto antes una nueva
tan críticos para el funcionamiento del conjunto. estrategia de industrialización que permita hacer
En la segunda parte se define la noción de "núcleo frente a los desequilibrios internos y poder mirar
de dinamización tecnológica” que abarca la valoración
positiva, de quienes ejercen el liderazgo, del significa­
con lucidez la situación internacional previsible
do nacional de satisfacer las carencias internas y de para los próximos años. A continuación se for­
favorecer una inserción sólida en una economía mun­ mulan algunas consideraciones sobre el tema de
dial; un modo de funcionamiento caracterizado por la la articulación entre sectores, agentes y merca­
comunicación fluida y la articulación entre los distintos dos, que se considera central para la reflexión
agentes y sectores; y una actitud social generalizada de
valoración de la actividad creadora y de la función sobre los ajustes estratégicos del desarrollo lati­
empresarial. noamericano.
En la tercera sección ,se traen a colación ejemplos de
países de otras regiones para demostrar que no hay tal
I
contraposición entre la sustitución de importaciones y
la exportación. Todos los países que han tenido éxito
M o d a lid a d e s d e
en su industrialización han hecho uso en forma com­
plementaria de ambas, pero lo que ha sido privativo de
in d u s tr ia liz a c ió n y c o n c e p t o
América Latina en el proceso de sustitución de impor­
taciones ha sido la falta de creación.
d e a r tic u la c ió n
Se exploran a continuación otros aspectos que ayu­
darían a form ar una estrategia, como el dilema entre El concepto de articulación (y el opuesto, de
Estado y mercado, y el supuesto liderazgo del sector de
servicios y de las comunicaciones, para terminar con desarticulación) sirve para caracterizar tanto la
reflexiones generales sobre la necesidad de renovar la estructura de los sistemas productivos nacionales
estrategia de industrialización para superar la crisis de como las derivaciones que ésta tiene en los ámbi­
endeudam iento. tos social, espacial e, incluso, cultural. Este con­
cepto quizá constituye el atributo más significati-
50 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / A bnl de 1986

vo de diferenciación entre las estructuras pro­ mayor flexibilidad de las estructuras sociales y
ductivas y sociales de los países avanzados y las de cambios profundos en la relación Estado-
los países de la región. sociedad civil como los generados por la revolu­
Desde el punto de vista de su gestación, las ción puritana en Inglaterra, la revolución france­
estructuras articuladas se caracterizan por las im­ sa, el despotismo ilustrado en los Países Bajos, la
portantes transformaciones que experimentan Guerra Civil norteamericana y la restauración
inicialmente los procesos de producción agrope­ imperial Meiji.
cuaria, basadas, en la primera etapa, en innova­ En contraposición con estos procesos de
ciones biológicas y organizativas que permiten articulación paulatina característicos de los paí­
generar excedentes con cargo a los cuales se ini­ ses avanzados, en los países de la región se asiste a
cia el proceso de industrialización. Este proceso una dinámica que lleva la impronta de la matriz
de industrialización se caracteriza por su funcio­ estructural básica gestada en el período colonial;
nalidad respecto tanto de las demandas que plan­ ésta incide, sobre todo, en la fase crítica de con­
tea la expansión agrícola subsiguiente —en una formación de las relaciones entre agricultura e
fase en que los insumos y los equipos de origen industria y de formación y desarrollo de los mer­
industrial pasan a ocupar un papel de creciente cados internos. Los enclaves mineros y las estruc­
importancia en los incrementos de productivi­ turas (hacienda y plantación) superpuestas en
dad— como de las de bienes de consumo simples muchos casos a comunidades campesinas de dis­
que pueden ser producidos en gran escala, a tinto origen, dieron lugar a patrones de deman­
consecuencia de una participación suficiente­ da, tanto de bienes de consumo como de equipos,
mente amplia de parte de la población en los incapaces de estimular la producción en gran
incrementos del ingreso que esta dinámica gene­ escala de bienes simples y estandarizables; impi­
ra. La vía tecnológica escogida—que fue distinta dieron, con ellos, la creación de un círculo “vir­
y específica en cada uno de los casos de desarrollo tuoso” entre la demanda agrorrural y la urbana-
articulado y coherente con las escaseces relativas industrial comparable con la descrita para los
de recursos nacionales— permitió el fortaleci­ países avanzados. La vía tecnológica adoptada en
miento recíproco de la demanda agrícola e in­ los procesos de modernización acentuó la bimo-
dustrial. Partió, en la fase preindustrial, por in­ dalidad originaria de las estructuras productivas
novaciones simples de bajo costo relativo, suscep­ e influyó en la asimilación pasiva de opciones
tibles de ser incorporadas por la gran mayoría de gestadas en otros contextos y divorciadas de la
los productores, que se fueron haciendo más que habría aconsejado la escasez relativa de re­
complejas a medida que el desarrollo industrial cursos nacionales. Por esta vía, se desviaron hacia
lo permitía, tanto por la oferta de insumos y el exterior los efectos multiplicadores de la de­
equipos, como por el crecimiento y la ampliación manda o se crearon las condiciones para una
de una demanda diversificada de bienes de con­ industrialización destinada a satisfacer las necesi­
sumo. dades creadas por la adopción prematura de pa­
Esta dinámica de creación de demandas recí­ trones de consumo propios de países avanzados
procas no se redujo al ámbito de las relaciones pero sin que existiera, como en ellos, la posibili­
entre la agricultura y la industria, sino que se hizo dad de que se generalizaran para la gran mayoría
extensiva a las relaciones entre diversas ramas de la población.
industriales (bienes de consumo-bienes de capi­ El crecimiento orgánico e interdependiente
tal), diversos tipos y tamaños de unidades pro­ de las distintas partes del complejo industrial,
ductivas (gran empresa-empresa pequeña y me­ que, impulsado por el mercado en unos (los casos
diana) y diversas regiones, generándose un pro­ de “modernización desde abajo”) o conducido
ceso de homogeneización relativa de los niveles por el Estado en otros (las situaciones de “moder­
de productividad en todos los ámbitos indicados, nización desde arriba”), tuvo lugar en los países
sin perjuicio de las diferencias que necesaria­ avanzados, fue reemplazado en los de la región
mente crea el liderazgo tecnológico ejercido por por el transplante de fragmentos de dicha estruc­
algunas empresas o ramas. tura, confiándose al exterior aspectos comple­
En la gran mayoría de los casos, el desarrollo mentarios que resultan críticos para el funciona­
de estos procesos de articulación exigió una miento del conjunto.
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunta c e p a l Iv n ih o de Desarrollo Industrial 51

II
L a n o c ió n d e n ú c le o e n d ó g e n o d e d in a m iz a c ió n t e c n o ló g ic a

Como ya se ha dicho, el crecimiento no es condi­ de expansión a largo plazo de dichas empresas.


ción suficiente para fomentar la capacidad crea­ Un modelo de desarrollo basado fundamental­
dora y abundan los casos concretos que así lo mente en la exportación simple de recursos natu­
demuestran en América Latina. Uno de los ras­ rales no necesita tampoco que se desarrolle la
gos predominantes de la industrialización de creación ni individual ni de las empresas produc­
América Latina ha sido, en países de característi­ tivas. Por lo tanto, además de la naturaleza de los
cas diferentes, el crecimiento rápido que ha ex­ agentes y de las relaciones que se establecen entre
perimentado a partir de la segunda guerra mun­ y al interior de ellos, como factor explicativo de la
dial y a la vez, como un rasgo complementario de creación es también importante la estructura
dicho crecimiento, cabe mencionar precisamente productiva a través de la cual se concreta la activi­
la falta de capacidad creadora, lo que no ha impe­ dad económica.
dido que hayan existido ciertas esferas de exce­ Entre los diversos factores que influyen so­
lencia relativa en la mayoría de los países (Katz, bre el proceso de creación es importante destacar
1980). el grado de descentralización de la vida económi­
Cabe preguntarse entonces, con toda razón, ca. En efecto, una de las condiciones importantes
cuáles son las demás condiciones necesarias para parecería ser que las unidades que interactúan
lograr el desarrollo del genio inventivo, ya que se entre sí tuviesen margen de autonomía suficiente
ve que con el crecimiento no basta. Se parte de la como para impulsar la facultad creadora tanto
base de que la creación es un proceso complejo para tomar la ofensiva o ponerse a la defensiva
en que participa una gran variedad de agentes en materia de innovaciones como para estimular
y motivaciones: grandes plantas industriales a sus autores.
vinculadas con pequeñas y medianas, institutos Cuando la comunicación, la interacción y la
de tecnología, institutos de ciencia básica, los or­ fluidez de la articulación entre estos agentes, ins­
ganismos que preparan personal calificado de los tancias y niveles de decisión están consolidadas
distintos niveles, los medios de comunicación como práctica cotidiana en el plano nacional se
masiva y los ministerios y organismos centrales habría conformado lo que a continuación se defi­
que definen políticas y normas, ya que la interac­ ne como “núcleo endógeno de dinamización tec­
ción entre estos agentes y motivaciones es deter­ nológica”. Para que este concepto pueda aplicar­
minante para el proceso de creación. Cabe infe­ se en la práctica es preciso desagregarlo en sus
rir entonces que entre los factores que pueden dimensiones básicas, que serían las siguientes:
contribuir a desarrollar o a frustrar esta actividad a) Valorización positiva por parte de quienes
debería desempeñar un papel importante el tipo ejercen el liderazgo, del significado ‘nacional’ de
de relaciones que se establece entre los distintos satisfacer las carencias internas y de favorecer
agentes de la actividad económica y entre los una inserción sólida en una economía mundial
individuos que participan en cada una de esas caracterizada por una transparencia e interco­
actividades y el lugar de trabajo en cuestión. Por municación crecientes.
consiguiente en la creación también influirían la
modalidad de las relaciones de trabajo dentro de b) Un modo de funcionamiento caracteriza­
cada uno de estos organismos o entidades y la do por la fluida comunicación y articulación en­
naturaleza de las relaciones que se establezcan tre los distintos agentes y sectores económicos y
entre esas distintas actividades. Un modelo in­ sociales que participan en el proceso de produc­
dustrial impulsado por filiales de empresas, ción de bienes y servicios; y
cuyos centros de gravedad están ubicados en c) Una actitud social generalizada de valora­
otros países, difícilmente desencadenará un pro­ ción de la actividad creadora y de la fundón
ceso creador interno porque éste no resulta fun­ empresarial independientemente de la combina­
cional, en términos generales, para la estrategia ción de formas de propiedad (la que estará con­
52 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / A bñl de 1986

dicionada por la especificada de los procesos his­ próximo decenio, pero contribuye escasamente a
tóricos de las respectivas formaciones sociales). desencadenar los procesos de innovación locales,
Esta valoración de la facultad creadora supone sin los cuales la presencia en los mercados inter­
un espíritu muy abierto hacia el resto del mundo, nacionales se torna esencialmente precaria.
tanto en lo que se refiere al proceso de aprendi­ Es importante destacar que en esta caracteri­
zaje y asimilación de los conocimientos genera­ zación del “núcleo endógeno de dinamización
dos en el exterior, como a la identificación de tecnológica” no se ha mencionado el tamaño de
aquellas actividades en que el país puede adqui­ los mercados ni la abundancia de la dotación de
rir niveles de excelencia relativa que le permitan recursos naturales. Esto obedece a la convicción,
generar las divisas imprescindibles para adquirir corroborada por la experiencia histórica, de que
los bienes y servicios requeridos para satisfacer, no hay una clara correlación entre las dimensio­
en conjunto con los generados localmente, las nes del liderazgo y de la articulación económica y
carencias internas. Este proceso sistemático de social y el tamaño, ni mucho menos con la dota­
aprendizaje supone una preocupación obsesiva ción de recursos naturales. Lo dicho no invalida
con la capacitación permanente de la población, la importancia de las economías de escala y de la
por medios educativos, con instituciones especia­ concentración en determinadas actividades, pe­
lizadas, y por los medios de comunicación masi­ ro busca poner de relieve la importancia decisiva
va, así como un conocimiento exhaustivo de las de que la configuración de la actividad producti­
potencialidades locales que comprenda tanto los va, como reflejo del esfuerzo creador interno, sea
recursos naturales disponibles como las posibili­ funcional en relación con las carencias y poten­
dades de modernización de las formas organiza­ cialidades específicas nacionales. En ese sentido
tivas y las técnicas tradicionales disponibles. La concreto se habla del carácter “endógeno”.
modernización genuina es aquella que enriquece La necesidad de competir, reforzada por las
y potencia el acervo heredado en los distintos limitaciones del tamaño del mercado interno, y el
planos: el patrimonio histórico, los valores y las proceso de aprendizaje requerido deberían tra­
aptitudes, las formas de organización y los cono­ ducirse necesariamente en perfiles productivos
cimientos asociados con las especificidades loca­ más especializados que los existentes en las eco­
les. Esta modalidad de modernización permite la nomías avanzadas. El concepto de “núcleo endó­
inserción en los mercados internacionales, por­ geno de dinamización tecnológica” favorece la
que agrega valor intelectual y eficiencia a los identificación de las líneas de especialización y la
diseños, procesos, técnicas y formas de organiza­ creación, a partir de éstas, de sistemas creciente­
ción de la producción que ya existían. La moder­ mente articulados que buscan alcanzar niveles de
nización que no tiene en cuenta el acervo local y excelencia internacional en los diversos eslabo­
favorece el simple transplante físico de los obje­ nes que conforman las cadenas de especializa­
tos, podría calificarse de modernización de esca­ ción. La particular modalidad de desarrollo del
parate o espuria, ya que permite la reproducción sector industrial en la región evidentemente se
efímera de la modernización importada, a un aparta de este criterio de selección y especializa­
costo en divisas difícilmente financiable en el ción.
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunia <:k i ‘a i J i '\-i i )o de Desarmllo Indíístriai 53

III
E l f a ls o d ile m a :
e s tr a te g ia s d e s u s titu c ió n d e im p o r ta c io n e s
o e s t r a t e g i a s o r i e n t a d a s a la e x p o r t a c i ó n

La afirmación de que en América Latina se ha­ economías de industrialización tardía. En segun­


bría asistido al fracaso de las estrategias de “susti­ do lugar, sería necesario probar que ese eventual
tución de importaciones” y de que procede ini­ rasgo específico ha sido el factor explicativo prin­
ciar la fase de las “estrategias orientadas a la cipal de los resultados insatisfactorios alcanzados
exportación”, constituye una simplificación del en ámbitos tales como el empleo, la distribución
debate y de la realidad económica, respecto de del ingreso, la vulnerabilidad externa y la ausen­
cuyas repercusiones normativas cabe formular cia de innovaciones tecnológicas autónomas, fac­
algunas salvedades-* tor determinante de las posibilidades de compe­
Los méritos de las exportaciones industriales tencia internacional. En tercer lugar, sería nece­
no están en discusión; impulsan las economías de sario demostrar que aquellas experiencias bien
escala y el crecimiento; fortalecen la capacidad logradas de industrialización tardía, en particu­
de adaptación, incluido el aprendizaje tecnológi­ lar las del sudeste asiático, que son el marco de
co, a las cambiantes condiciones de la economía referencia tácito o explícito de esta recomenda­
internacional; contribuyen a mejorar la relación ción hoy día en boga, se explican esencialmente
de precios del intercambio; y, en un período por la vocación exportadora, relegándose el res­
caracterizado por la escasez de divisas como res­ to de los factores económicos, sociales, políticos y
tricción al crecimiento, es evidente que adquie­ culturales en que se insertó esa industrialización
ren aún más importancia. Lo que es menos evi­ —y con respecto de los cuales existen diferencias
dente es la modalidad que permite, a partir de notorias con la experiencia de América Latina—
una situación caracterizada por las carencias y los a un papel marginal en la explicación de los re­
activos acumulados en la fase previa de industria­ sultados obtenidos. Finalmente, cabría conside­
lización de América Latina, satisfacer los requisi­ rar la factibilidad de una eventual masificación
tos que, empírica y teóricamente, condicionan las de las exportaciones de los países semindustriali-
posibilidades de competencia internacional. zados frente a un mercado internacional cuyo
Para que esta formulación, que contrapone, dinamismo se prevé más reducido que en el pasa­
como si se tratase de opciones exduyentes, las do. Se concentra la atención, sin embargo, en los
“estrategias de sustitución de importaciones” y factores que ya fueron mencionados, por cuanto
las “estrategias orientadas hacia la exportación”, se estima que los requisitos internos determinan,
pudiese fundamentarse con un mínimo de rigor, en mayor medida que las condiciones de la de­
sería necesario demostrar, en primer lugar, que manda internacional, las notorias diferencias na­
el rasgo específico de la industrialización de cionales en la capacidad de exportación de ma­
América Latina ha sido la sustitución de importa­ nufacturas. Es obvio que suponer que el mercado
ciones y que, en ese sentido, la región se habría internacional podría dar cabida a un gran núme­
apartado de la ruta tradicional de industrializa­ ro de “Coreas” es una falacia, pero ese no es un
ción de las economías hoy día maduras o de otras argumento que refute, para los casos nacionales,
la tesis genérica que propone que se deje de lado
la sustitución de importaciones y se oriente la
*No sólo en América Latina se aplica el criterio de la economía hacia la exportación, el tema que aquí
simplicidad al buscar opciones económicas; lo propio ocurre se intenta abordar. La experiencia histórica, los
en los países avanzados, donde las utopías manchesterianas casos reales recientes, así como el bagaje teórico
compiten con las que convierten al Japón en paradigma, y ello
traduce la perplejidad y la necesidad existencial de encontrar
disponible, sugieren que difícilmente podrían
fórmulas seductoras que permitan superar, no sólo la crisis de encontrarse respuestas simples y taxativas para
la economía real, sino también la del pensamiento teórico. los problemas precedentes. Por ese motivo, es
54 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Alm ! de 1986

necesario matizar esta formulación y para ello, de manufacturas. Es necesario recalcar que la
inevitablemente debe postularse que el tema de presencia en los mercados internacionales no
las estrategias de desarrollo posee una compleji­ puede entenderse si no se tienen en cuenta ante­
dad ante la cual las versiones simplificadas, que cedentes como el dinamismo industrial y el pro­
contrastan las ‘virtudes’ de las exportaciones greso técnico de la estructura productiva de los
—frecuentemente asociadas a la preeminencia países.
de los principios de mercado— con la connota­ Este último aspecto se vincula directamente
ción ‘pecaminosa’ de la sustitución de importa­ con otro en torno al cual a veces se incurre en
ciones —que reflejaría una intervención pública simplificaciones rayanas en la confusión. Las ex­
excesiva— constituyen un marco insuficiente pa­ presiones “sustitución de importaciones” y
ra una reflexión de carácter estratégico formula­ “orientación hacia el mercado interno”, suelen
da en las actuales condiciones de la economía utilizarse indistintamente, lo que da la impresión
regional e internacional, de que el efecto dinamizador de la expansión del
A continuación se examinan algunos aspec­ mercado interno está condicionado a la intensifi­
tos del problema que a veces se omiten o confun­ cación de la sustitución de importaciones y de lo
den, con lo cual se deforman las repercusiones cual se desprende que si las posibilidades de
normativas del debate. En primer lugar, cabe avanzar en la sustitución de importaciones pare­
señalar que un rasgo básico de las “estrategias cen limitadas, el mercado internacional se trans­
orientadas hacia la exportación” es su carácter forma en la única opción dinamizadora. El uso
marcadamente “industrialista” que se plasma indistinto de las expresiones “sustitución de im­
tanto en los ritmos elevados de crecimiento de la portaciones” y “mercado interno” puede inducir
producción manufacturera, como en la rapidez a equívocos. El efecto dinamizador de la expan­
de las transformaciones de la estructura produc­ sión de la demanda interna puede concretarse
tiva bajo el liderazgo del sector industrial. En acompañado de una intensificación de la sustitu­
países como el Japón, Corea y Taiwàn, las tasas ción de importaciones (disminución del coefi­
medias de crecimiento industrial anual en los ciente de importaciones), de una reducción de la
decenios de 1950 y I960 eran de aproximada­ sustitución de importaciones (aumento del coefi­
mente 15%, es decir, duplicaban la de los países ciente de importaciones) o de un proceso neutro
de mayor dinamismo industrial en nuestra re­ de sustitución de importaciones (coeficiente
gión (Brasil y México). Así se explica que el grado constante). En el primer caso, el efecto dinamiza­
de industrialización de ios países asiáticos (medi­ dor del incremento de la demanda interna final
do por la participación del producto industrial sobre la producción interna es reforzado por el
en el producto total) que a comienzos de los años aporte de la sustitución de importaciones; en el
cincuenta era inferior o comparable al de los segundo, a la contribución del aumento de la
países más industrializados de América Latina, demanda interna es preciso sustraer el efecto del
fuera a comienzos de los años setenta significati­ incremento más que proporcional del compo­
vamente más alto y, que debido al retroceso in­ nente de importaciones; en el tercero, sólo incide
dustrial experimentado por América Latina a el crecimiento del mercado interno sin ninguna
comienzos del decenio de 1980, esa diferencia se corrección por efecto del componente importa­
hubiese acentuado considerablemente hacia do. Por consiguiente, la sustitución de importa­
1983 cuando el grado de industrialización en ciones contribuye, particularmente en la fase ini­
Japón, Corea y Taiwàn superaba el 40%, mien­ cial del proceso de industrialización, a dinamizar
tras que en los países grandes de la región alcan­ la producción local, pero esta última puede ex­
zaba a 25% y a 23% en el conjunto de América pandirse en ausencia de sustitución de importa­
Latina. ciones e, incluso, en presencia de un proceso de
El rápido crecimiento del sector industrial en reducción de dicha sustitución.
los países de vocación exportadora, asociado al Algunas ilustraciones empíricas pueden ayu­
proceso interno de aprendizaje, desencadenó el dar a aclarar este aspecto en el caso del Japón,
‘círculo vicioso’ de crecimiento industrial, eleva­ que es el ejemplo más notable de dinamismo y
ción de la productividad y progreso técnico y penetración en el mercado internacional de ma­
participación creciente en el mercado mundial nufacturas; durante todo el proceso de indus-
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunta cepal/v n w o de Desarrollo Industrial 55

triatización, el incremento de la demanda interna cado interno” y de poner de manifiesto su contri­


final ha dado cuenta, por lo menos, de 70% del bución diferente al dinamismo de la producción,
aumento de la producción y, en algunos períodos sugiere la existencia de una vinculación temporal
recientes de más del 80% (Rubo y Robinson, entre “sustitución de importaciones” y “orienta­
1984). Entre 1914 y 1955, el aporte del proceso ción hacia el exterior” incompatible con aquellas
de sustitución de importaciones al crecimiento simplificaciones que las presentan como opcio­
de la producción fue positivo y a partir de esa nes excluyentes. Este tercer aspecto ha sido reite­
fecha, negativo, aunque marginal. La contribu­ radamente señalado por la c e p a l en trabajos an­
ción de las exportaciones, positiva antes de 1935 teriores. Sin embargo, detrás de esos éxitos {las
ydespués de 1955,ha fluctuado entre 10%y20% estrategias orientadas a la exportación), hubo un
del crecimiento de la producción local. periodo de amplia sustitución de las importacio­
En los casos de Corea y Taiwàn, el efecto nes y mejoras tecnológicas durante el cual las
dinamizador de la expansión del mercado inter­ industrias nacionales desarrollaron y fortalecie­
no fue hasta 1970 superior al aporte del incre­ ron la capacidad de competencia internacional.
mento de las exportaciones al aumento de la Sin esta etapa preparatoria, quizá no hubiera
producción. En Corea, el efecto de sustitución de sido posible la industrialización llevada a feliz
importaciones en el período 1955-1963 equivalía término por la expansión de las exportaciones en
a cuatro veces la contribución del incremento de esas economías (Rubo y Robinson, p. 245). Véase
las exportaciones al crecimiento de la producción también c e p a l (1959 y 1977).
local y posteriormente se tornó negativo aunque El reciente incremento de las exportaciones
marginal. En el caso de Taiwàn la contribución industriales del Brasil sería incomprensible sin el
de la sustitución de importaciones fue compara­ esfuerzo previo de construcción de una base in­
ble en el período 1955-1961 al incremento de las dustrial, no obstante las insuficiencias del patrón
exportaciones y ambos inferiores al aporte del industrial, tema al que se hará referencia más
incremento de la demanda interna. En el perío­ adelante.
do siguiente 1961-1966 persistió el liderazgo del
mercado interno pero el efecto sustitución de Cabe destacar que aún en los períodos en
importaciones se redujo, aunque continuó sien­ que el incremento de las exportaciones industria­
do positivo; en el período 1966-1971, durante el les constituye el factor explicativo principal del
cual el factor dinamizador más importante fue el aumento de la producción industrial local, co­
incremento de las exportaciones, seguido de la existen la sustitución de importaciones con la
expansión del mercado interno, el aporte de la expansión de las exportaciones. A nivel global ya
sustitución de importaciones, aunque marginal, se mencionaron los casos de Japón y Corea, Tai­
siguió siendo positivo. wàn, México y Colombia y, a nivel desagregado,
Al incremento de la demanda interna corres­ es interesante destacar la situación de Corea, en
ponde más del 80% del incremento de la produc­ la cual aproximadamente 60% del incremento de
ción local en México a partir de 1960, en tanto las exportaciones provino, en el período 1965-
que en el período 1950-1970 la sustitución de 1970, de sectores en los que la sustitución de
importaciones contribuyó aproximadamente importaciones contribuyó positiva y simultánea­
10% al incremento de la producción, cifra leve­ mente al incremento de la producción industrial.
mente superior al doble de lo aportado por las En el período 1970-1975 esa proporción se re­
exportaciones industriales; a partir de 1970, el dujo a 30% (Tori y Fukasau, 1984).
incremento de las exportaciones industriales Otro aspecto digno de ser tomado en cuenta
contribuyó más que la sustitución de importacio­ es el nivel de agregación al que se efectúa el
nes {8% y 3% respectivamente). Colombia, el análisis tanto por razones metodológicas como
otro país de la región para el cual se han efectua­ por el tipo de conclusiones a que puede dar lu­
do cálculos comparables, muestra un perfil si­ gar. En efecto, dado que la sustitución de impor­
milar. taciones se mide, para efectos analíticos, por la
Lo anterior, además de fundamentar la im­ variación en los coeficientes de importación res­
portancia de una utilización cuidadosa de las ex­ pectivos, puede ocurrir que, según sea el nivel de
presiones “sustitución de importaciones” y “mer­ agregación del análisis, un proceso de sustitución
56 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / A bnl de 1986

de importaciones aparezca con signo positivo a transformación productiva, como del dinamis­
cierto nivel de agregación y negativo a otro, lo mo en el mercado internacional y de las tenden­
que se explica por las variaciones que experimen­ cias de incorporación de progreso técnico.
ta la estructura de la demanda interna. Así, por Para ilustrar el efecto combinado de los dis­
ejemplo, puede ocurrir que la medición por ra­ tintos aspectos señalados, es interesante recurrir
ma industrial indique que se ha intensificado el nuevamente al caso de Corea. Si se considera el
proceso de sustitución de importaciones (ha dis­ período 1955-1973, en su conjunto, el incremen­
minuido el coeficiente de importaciones) y que, to de las exportaciones aparece como el motor
para el conjunto de la economía, la sustitución de del crecimiento de la producción local, acompa­
importaciones haya experimentado un ‘retroce­ ñado en segundo lugar de la expansión de la
so'. Para esto bastaría que aquellas ramas con un demanda interna y, seguido del aporte de la sus­
coeficiente de importación elevado, aunque de­ titución de importaciones, marginal pero positi­
creciente, experimentaran un ritmo significati­ vo. Al descomponer el análisis en tres subperío­
vamente más elevado de crecimiento que las de dos se obtiene una aproximación mejor de la
coeficiente de importaciones inferior, fenómeno realidad, pero con indicaciones distintas para
por lo demás frecuente en América Latina. efectos de la interpretación: en el período 1955-
Pero más importante que este efecto óptico 1963 el crecimiento del mercado interno, refor­
asociado al nivel de agregación, es destacar la zado por la sustitución de importaciones, dieron
enorme importancia que, para efectos de la in­ cuenta de casi el 90% del crecimiento de la pro­
terpretación y el diseño de políticas, tiene el aná­ ducción industrial; en el período 1963-1970 el
lisis de las modificaciones que experimenta la mercado interno continuó impulsando el creci­
estructura productiva, lo cual conduce, necesa­ miento seguido ahora del incremento de las ex­
riamente, a otorgar al menos tanta importancia portaciones y aparece un proceso negativo de
al nivel sectorial como al nivel global de análisis sustitución de importaciones. Sólo en el tramo
de la sustitución de importaciones y de la promo­ final 1970-1973, en que culminó el proceso ante­
ción de exportaciones. El proceso de desarrollo rior, el incremento de las exportaciones se con­
económico supone transformaciones en la es­ virtió en el motor del crecimiento, seguido del
tructura de la demanda y de la producción, crecimiento del mercado interno y de una susti­
acompañadas de progreso técnico. Por consi­ tución de importaciones negativa para el conjun­
guiente, el análisis de la sustitución de importa­ to de la economía. Si a esta descomposición tem­
ciones y del fomento de las exportaciones, ele­ poral se suma la dimensión sectorial, se obtienen
mentos parciales del proceso de desarrollo, debe nuevas indicaciones importantes para la inter­
incorporar como elemento esta transformación pretación de este proceso de industrialización.
productiva si se desea profundizar en la com­ Aunque la sustitución de importaciones tuvo ca­
prensión de su dinámica. Salta a la vista, por rácter negativo para el conjunto de la economía
ejemplo, que en el proceso de crecimiento de la en el período 1966-1970, en 14 de las 25 ramas
posguerra las transformaciones de la estructura productivas se profundizó el proceso de sustitu­
productiva se caracterizaron por un mayor dina­ ción de importaciones. Sin embargo, hay algo
mismo de los insumos intermedios de uso difun­ aún más importante, cual es que el esfuerzo prin­
dido, acero y productos petroquímicos, de los cipal de sustitución de importaciones se concen­
bienes de capital y de consumo duraderos inclui­ tró en ramas que son estratégicas desde los tres
dos en las ramas de maquinaria no eléctrica y puntos de vista mencionados anteriormente: la
eléctrica del sector equipo de transporte. Reco­ petroquímica, la siderúrgica y la producción de
nocido este rasgo básico del proceso de industria­ equipo de transporte. En estas dos últimas, la
lización de las últimas décadas, resultarán insufi­ sustitución de importaciones contribuyó más que
cientes el análisis y las recomendaciones en mate­ las exportaciones al incremento de la producción
ria de sustitución de importación y promoción de industrial. En el período siguiente (1970-1975),
las exportaciones que no incorporen la evolución continuó con menos intensidad el esfuerzo de
temporal de las transformaciones y las políticas sustitución de importaciones en las ramas petro­
adoptadas en estas ramas que tienen importancia química y siderúrgica y se acentuó en minerales
estratégica tanto desde el punto de vista de la no metálicos y productos metálicos, iniciándose
INDUSTRIALIZACION) ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunta v e p a ü u n id o de Desarrollo Industrial 57

un esfuerzo importante de la sustitución de im­ ron portadores del crecimiento industrial; la ato­
portaciones de bienes de capital. En el caso de la mización de la estructura productiva; la repro­
maquinaria no eléctrica, que es bien de capital ducción acrítica de un patrón de consumo que no
propiamente dicho, la contribución de la sustitu­ resultó funcional para las necesidades de la re­
ción de importaciones fue similar al incremento gión y las potencialidades existentes en ella; la
de las exportaciones y, sumadas, representaron asimetría entre el desarrollo industrial y el agrí­
aproximadamente el 80% de la contribución del cola, que favoreció la permanencia y, en algunos
incremento de la demanda interna al aumento países la acentuación del fenómeno de heteroge­
de la producción industrial. neidad estructural, particularmente en lo que
Si se contrastan las imágenes obtenidas del toca a la producción de alimentos básicos para el
análisis agregado sin distinción de los períodos consumo interno; la base energética no funcional
en que se modifican las políticas industriales, con utilizada; el rezago relativo del sector de bienes
las indicaciones que proporciona el análisis tem­ de capital; la deformación parcial de la interme­
poral y sectorialmente desagregado, queda de diación financiera hacia el corto plazo; y la insufi­
manifiesto hasta qué punto las simplificaciones ciente gravitación del empresario nacional en los
en el análisis pueden introducir distorsiones en sectores industriales más dinámicos.
las recomendaciones. La situación se torna aún Esta enumeración, incompleta y esquemáti­
más grave si el caso en cuestión constituye el ca, sugiere que el resultado de la industrializa­
argumento básico para construir un paradigma ción de América Latina debe evaluarse conside­
susceptible de aplicación universal. rando una amplia gama de factores económicos,
De lo expuesto se infiere que el uso de la sociales, políticos y culturales, que en conjunto
sustitución de importaciones como instrumento explicarían la gestación de esta modalidad de
de industrialización no es privativo ni específico crecimiento muy particular. Al parecer, puede
de América Latina. Más bien ha sido el expedien­ afirmarse que el rasgo básico de la industrializa­
te básico que utilizaron las economías hoy día ción de economías maduras de hoy y también de
maduras para construir su proceso de industria­ las del sudeste asiático, que realizaron el proceso
lización (con la excepción obvia del Reino Unido tardíamente, reside menos en la utilización de
a fines del siglo xvni y a comienzos del siglo xix, determinados instrumentos de política —que, en
que no tenía de donde importar manufacturas) y general, se reproducen en América Latina, aun­
lo propio se aplica para una economía de indus­ que con ponderaciones distintas— que en el ca­
trialización tardía y de presencia más dinámica rácter articulado de esas sociedades, resultado de
en el mercado internacional como el Japón. Aun procesos históricos que se caracterizan en el ám­
en el caso de algunos países del sudeste asiático, bito político por un liderazgo claro, aceptado y
como Corea, el uso conjunto de la sustitución reconocido por el resto de la sociedad. Si bien ese
selectiva de importaciones y el fomento de las liderazgo, cuyo origen, naturaleza, sectores so­
exportaciones, es hoy día un hecho validado en la ciales portadores, y modalidades institucionales
práctica. Lo que es específico de América Latina para su ejercicio, varían según los sistemas políti­
es la modalidad particular, marcada por la au­ cos y los distintos períodos no estaba exento de
sencia de creación, usada en el proceso de susti­ conflictos e incluso de quiebres institucionales,
tución de importaciones. Entre los rasgos en que favorecía la definición y relativa estabilidad de
la industrialización de América Latina muestra opciones estratégicas de largo plazo.
específicamente diferencias notorias con la de los Dichas opciones, unidas a la existencia, en el
países de industrialización madura y la de los de plano social, de normas mínimas de solidaridad
industrialización tardía del sudeste asiático, cabe —que suponían para los sectores que ejercían el
mencionar los siguientes: el nivel elevado e indis­ liderazgo asumir ciertas responsabilidades res­
criminado de protección otorgada que, conjun­ pecto de los sectores sociales subordinados, aso­
tamente con las políticas cambiarias, favoreció ciados al sentido de pertenencia a la entidad na­
tasas de rentabilidad más altas en el mercado cional— contribuían a difundir la perspectiva de
interno, con diferencias notables y permanentes, que se iría superando paulatinamente la inequi­
que en el internacional; el tipo de sectores a los tativa situación inicial. Esta evolución se proyec­
que se dirigió la protección; ios agentes que fue­ taba, en el ámbito económico, en una vinculación
58 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

entre Estado y sociedad, con modalidades que Es el caso de países como el Japón y su anti­
obviamente variaban con los sistemas, historias y gua colonia, Corea, en los que la carencia relativa
períodos y que favorecían la aceptación de un de recursos naturales constituía precisamente el
orden en cuyo marco se generaba un proceso factor movilizador principal del proceso de inno­
paulatino de integración cultural y aprendizaje vación necesario para compensar esa insuficien­
tecnológico que viabilizaba el objetivo nacional cia mediante la capacidad de competir interna­
de fortalecer la gravitación relativa de cada uno cionalmente en la fase de procesamiento y la
de esos países en el concierto económico interna­ fabricación. Se trataba de afrontar el desafío de
cional. sobrevivir y defender su existencia como entida­
Un rasgo básico en la determinación de las des nacionales; en esos países, el proceso de mo­
posibilidades de competencia internacional de dernización de la agricultura con diferencias de
esos procesos de desarrollo en sociedades articu­ intensidad y ritmo, precedió y luego acompañó al
ladas con un liderazgo, la construcción paulatina proceso de industrialización igual que en los paí­
de consenso, normas mínimas de solidaridad y la ses nórdicos y en los que impulsaron la primera y
articulación entre Estado y sociedad, era precisa­ la segunda revolución industrial, el Reino Unido
mente la existencia del “núcleo endógeno de di- y los Estados Unidos. En este segundo grupo de
namización tecnológica” definido anteriormente países, que siguieron la ruta de la modernización
que aseguraba la continuidad del proceso de asi­ impulsada desde abajo, la gravitación relativa del
milación, aprendizaje, adaptación e innovación mercado respecto al Estado fue mayor que en el
funcional para atender las necesidades y aprove­ primer grupo. En los casos del Japón, cuya in­
char las potencialidades internas. Ese “núcleo dustrialización fue tardía, y de Corea, en que fue
endógeno de dinamización tecnológica” orienta­ aún más tardía, el Estado desempeñó una fun­
ba la sustitución de importaciones y explicaba su ción determinante en la articulación y moderni­
avance simultáneo, acompañada de un proceso zación impulsada desde arriba de la actividad de
paulatino de generación de exportaciones los distintos agentes y sectores, que resultaba
apoyado en un proceso sistemático de aprendi­ funcional para este propósito nacional trascen­
zaje. dente de sobrevivir y elevar el nivel de vida de la
En los países dotados de algunos recursos población, reforzado, en ambos casos, por moti­
naturales abundantes, aunque los mercados in­ vaciones geopolíticas evidentes. La exportación
ternos fuesen reducidos, el aprendizaje suponía inicial de manufacturas livianas cumplía, igual
agregar valor intelectual que permitía alcanzar que la protección, un propósito de aprendizaje
niveles de excelencia en el ámbito de las técnicas que permitiría evolucionar paulatinamente hacia
de fabricación y de los equipos necesarios para productos manufacturados que hacen uso inten­
explotar y elaborar esos recursos, así como en­ sivo de tecnología y de capital, pero, en esa evolu­
contrar nuevos usos para estos recursos natura­ ción, el factor determinante fue el esfuerzo de
les y nuevos diseños asociados a su aprovecha­ asociación, aprendizaje, adaptación y posterior­
miento. Esta es la situación, por ejemplo, de los mente innovación, factores fundamentales para
países nórdicos que tienen importante gravita­ competir en el ámbito internacional, elemento
ción en el comercio internacional de manufactu­ determinante de la sobrevivencia nacional.
ras, tecnológicamente vinculadas a la dotación de La presencia de esos países en los mercados
recursos naturales. La ventaja comparativa, internacionales se explica en gran medida por la
construida con el aporte creador interno, apro­ mayor prioridad que le otorgaron al proceso de
vechando los recursos naturales en mercados re­ aprendizaje y de construcción de la infraestruc­
ducidos, es la expresión práctica de la existencia tura tecnológica, así como a su vinculación con el
en esos países del elemento que se ha definido sector productivo, y por la política sistemática de
como “núcleo endógeno de dinamización tecno­ apoyo a la pequeña y mediana empresa vincula­
lógica” que sirve de eje capaz de viabilizar el da orgánicamente con las empresas líderes. Uno
propósito nacional de sobrevivir y aumentar su de los requisitos básicos de todas esas experien­
gravitación relativa en el contexto internacional; cias fue la subordinación, al interés nacional, de
lo propio se observa en países que carecían de los intereses particulares de los sectores sociales
recursos naturales. que ejercían el liderazgo, lo cual contribuyó a que
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / Divmón conjunta cEOAtJ, de Desarrollo Indm tríal 59

el resto de la sociedad percibiera que si bien al exenta de coerción pero audaz, austera y que se
comienzo la situación en materia de remunera­ consideraba identificada con el interés nacional,
ciones y distribución del ingreso era inequitativa la evolución posterior de la economía y de la
en comparación con la de América Latina, cabía sociedad tendiese paulatinamente a neutrali­
esperar que, al amparo de esa conducción no zarla.

IV
Estrategias de industrialización
y el curioso dilema Estado o mercado
La intermediación financiera, que sin duda ha experiencias históricas en que la modernización
tenido modalidades institucionales diferentes en impulsada desde abajo generó formas de organi­
Alemania occidental, el Japón y Corea, tiene en zación social caracterizadas por una relativa si­
común, sin embargo, en esos casos el haber esta­ metría del acceso al poder económico y político y
do sistemáticamente al servicio de una política que culminó en instituciones democráticas com­
decidida de industrialización e innovación que patibles con la alternancia política que se base en
busca aumentar las posibilidades de competencia la existencia de un elevado grado de consenso
internacional. Ese rasgo común parece tener más respecto de los méritos del sistema vigente. En los
importancia que las diferencias en cuanto al ca­ casos de industrialización tardía, la gravitación
rácter público o privado o a la modalidad prácti­ del Estado en el proceso de desarrollo ha sido
ca de vinculación entre el sector financiero y el decisiva y sobre eso hay mucho escrito. Es intere­
sector industrial; en un caso la industrialización sante destacar que en aquellos casos, entre los
fue conducida por un sector financiero compro­ cuales figuran algunos países europeos y el Ja­
metido con la industrialización y el largo plazo; pón, en que las instituciones democráticas fue­
en otros ese sector desempeñó la función de ser­ ron implantadas después de la segunda guerra
vicio de apoyo del liderazgo ejercido desde los mundial, la alternancia política aún no constituye
propios grupos industriales. En el caso de Corea, una práctica establecida.
hasta comienzos de los años ochenta, era una Cuando en las sociedades que se caracterizan
función casi exclusivamente pública de apoyo y por la asimetría en el acceso al conocimiento, a la
canalización preferente de recursos subvencio­ información y al poder económico y político, se
nados al objetivo estratégico de apoyar el creci­ intenta imponerla desde arriba o sobre la base de
miento y el aprendizaje tecnológico de los grupos consideraciones doctrinarias en que se da el pa­
privados nacionales que impulsaban la industria­ pel central al mercado^y una función subsidiaria
lización de ese país. Como ejemplo de la preemi­ al Estado, se generan dinámicas de concentra­
nencia de la inversión respecto del consumo cabe ción y especulación. Estas tienen consecuencias
citar que, hasta 1981, los televisores en colores desestabilizadoras que, paradójicamente, indu­
que ese país fabricaba y exportaba, no se vendían cen al Estado a intervenir y a ampliar su papel, e
internamente para evitar que mermase la tasa de incluso a rebasar los límites que este papel tenía
ahorro de las familias. en la fase precedente.
Lo expuesto sobre la vinculación entre la Las consideraciones expuestas permiten
intermediación financiera, el Estado y el proceso apreciar las vinculaciones entre el Estado, el mer­
de industrialización, constituye una ilustración cado y las estrategias de industrialización como
particular de las salvedades que deben tenerse en un tema respecto del cual difícilmente se pueden
cuenta respecto de las recomendaciones taxati­ formular recomendaciones taxativas en que se
vas de la función paradigmática del mercado. En haga abstracción de las especificidades sociopolí-
efecto, su función ha sido importante en aquellas ticas nacionales. La diversidad de situaciones
60 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

dentro de América Latina es tan evidente que, nómicos, sectoriales, regionales y aun microeco-
dado el nivel de abstracción y generalidad en que nómicos, que puedan ir conformando paulatina­
se plantea este artículo, sólo cabe una sugerencia mente sistemas productivos y marcos institucio­
metodológica muy modesta, inspirada en lo ocu­ nales que tengan capacidad de aprendizaje y de
rrido recientemente, cual es que en lo que toca a innovar, tema muy pertinente en esta fase de
estimular y viabilizar tecnológica y financiera­ transición de patrones industriales-tecnológicos
mente la inserción internacional de las empresas a nivel internacional. Ni el azar ni el mayor o
nacionales, al Estado le cabe una función orienta­ menor conocimiento de los economistas respecti­
dora y catalizadora decisiva. En lo que se refiere vos explican el número muy reducido de casos de
específicamente al ámbito tecnológico, podría industrialización tardía orientados hacia la ex­
afirmarse que dadas las peculiaridades de la tec­ portación.
nología, que es a la vez mercancía y servicio, y a La inexistencia de un “núcleo endógeno de
las reconocidas distorsiones que caracterizan el dinamización tecnológica’’ en algunos países de
mercado internacional en que se transa, al Esta­ la región y su precariedad aun en los países de
do le corresponde la función de orientar y articu­ mayor tamaño y más avanzado grado de indus­
lar los múltiples agentes privados que participan trialización explican que el diseño de productos,
en el proceso de desarrollo, tecnológico en que se procesos y técnicas de fabricación no haya sido
basa la competencia en. el plano internacional. funcional para satisfacer las carencias y aprove­
En cuanto a la dimensión financiera, la contribu­ char las potencialidades internas. Explica asimis­
ción de los gobiernos de los países de la ocde al mo la existencia de estructuras productivas frag­
proceso de ajuste en sus sistemas industrial- mentadas en relación con el tamaño de los mer­
tecnológicos constituye una indicación inequívo­ cados internos, el insuficiente aprovechamiento
ca que América Latina no puede ignorar.^ de los recursos naturales agrícolas, forestales,
Salta a la vista que la capacidad de generar pesqueros y mineros disponibles y la inadecuada
exportaciones industriales refleja claramente la base energética que sustentó el proceso de indus­
‘calidad’ del proceso de industrialización y que trialización. Este y otros factores, que se vinculan,
una industrialización capaz de penetrar en el en último término, al proceso de gestación de las
mercado internacional con productos manufac­ formaciones sociales latinoamericanas y a la evo­
turados y permanecer en él es ‘mejor’que aquella lución en las últimas décadas, sugieren que, con
que no lo logra. Sin embargo, de esta afirmación, algunas excepciones nacionales y períodos par­
casi tautológica, no se infiere que el problema se ticulares, el proceso de industrialización se inser­
resuelva asignándole a la promoción de exporta­ tó en un cuadro caracterizado por la precariedad
ciones una función casi mágica para la solución del consenso y el liderazgo internos, la preemi­
de las carencias heredadas y acentuadas en el nencia de los intereses particulares por sobre el
período reciente de crisis. Aun cuando se adop­ interés nacional, un grado, en general elevado,
tase el criterio de que las exportaciones indus­ de fragmentación social y exclusión económica
triales miden, en cierto sentido, el éxito del pro­ que explica el carácter frívolo de la sustitución de
ceso de industrialización, el problema real {teóri­ importaciones, y la escasa expresión alcanzada
co y práctico) que se plantea consiste en identifi­ por las exportaciones industriales (la relación ex­
car la combinación de acciones, instrumentos, portaciones industriales-producción industrial y
políticas e instituciones, en los planos macroeco- exportaciones industriales-exportaciones tota­
les, es notoriamente más baja aún en los países
más avanzados de la región, como en Brasil, que
^Un su gerente y riguroso análisis, desde una perspectiva en otros países y regiones con un grado compara­
necjclásica de la función del Estado y las limitaciones del ble de industrialización).
mercado en el desarrollo industrial y tecnológico de los países En síntesis, cuando no existe el “núcleo endó­
semindustrializados figura en Howard y Westphal (1985).
Las indicaciones cuantitativas más recientes sobre la contribu­
geno de dinamización tecnológica” o cuando éste
ción pública al fmanciamiento de las actividades de investiga­ no se encuentra suficientemente consolidado, se
ción y desarrollo en los países de la (x;pf, aparecen en tK:DF. genera un proceso de industrialización cuyo ba­
(1984). lance de divisas es mucho más desfavorable que
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunta c e p a ü u n íd o de Desarrollo Industrial 61

el que podría lograrse en condiciones de igual­ tría industria-agricultura, la canalización selecti­


dad de tamaño, de mercado y de dotación de los va de recursos financieros hacia los sectores que
distintos protagonistas, pero en que la función actúan como impulsores de la industrialización
empresarial, sea pública o privada, tiene una níti­ (que obviamente varían según los países), y la
da valoración y gravitación. Este balance de divi­ articulación del sistema educativo, de medios
sas más desfavorable se origina en la incapaci­ masivos de comunicación, y de la infraestructura
dad relativa de la producción local para competir científico-tecnológica con el sistema productivo,
internacionalmente respecto de las importacio­ constituyen algunos de los requisitos básicos para
nes potenciales de los mercados externos y que, desencadenar un proceso innovador interno ca­
como consecuencia del insuficiente esfuerzo paz de contribuir a la elevación sólida y sostenida
creador interno, se refleja en la utilización inne­ de la capacidad de competencia internacional,
cesaria de divisas, a la cual refuerza. En la prácti­ tanto de los productos que sustituyen importa­
ca, con esto se consolida una estructura producti­ ciones, como de los que se destinan a las exporta­
va que utiliza importaciones innecesarias por ciones.
concepto de diseño e información, lo cual se apli­ Los países avanzados y los de industrializa­
ca tanto al diseño de sistemas energéticos, de ción tardía que han penetrado con buen éxito en
transporte, salud, comunicación, vivienda, edu­ los mercados internacionales, han entendido cla­
cación y alimentación, como al de productos in­ ramente que la acción nacional, concertada y sos­
dustriales funcionales para las condiciones loca­ tenida y con proyecciones de largo plazo en el
les; las insuficiencias en este plano se proyectan plano tecnológico, es un requisito básico para
con gran intensidad en los siguientes aspectos: i) construir las ventajas comparativas futuras. Cabe
los insumos, puesto que no se aprovechan las citar ejemplos recientes e irrefutables y de natu­
materias primas, alimentos y recursos energéti­ raleza totalmente distinta en que ha existido di­
cos locales; ii) las técnicas de fabricación, en lo cha acción (además de las actuales políticas tecno­
que se refiere tanto al empleo inadecuado de la lógicas nacionales de los países avanzados, ya
mano de obra como al desaprovechamiento de mencionados): la actual política de Corea (Chon,
formas organizativas tradicionales que pueden 1984) en el sector de la electrónica y las políticas
modernizarse sin desvirtuarse, y iü) los bienes de de los distintos estados en Estados Unidos (Bro-
capital tanto por la importación de bienes que dy, 1985) que compiten por la localización de
podrían producirse localmente, como por el de­ empresas de alta tecnología en sus territorios. En
rroche de bienes de capital inmovilizados en una ambos casos se percibe una perspectiva de largo
estructura productiva atomizada con elevado plazo, la presencia pública en el plano de la defi­
grado de capacidad ociosa y por el gasto excesivo nición de prioridades, la canalización de recursos
en armamentos. financieros en condiciones preferenciales, la
La insuficiencia de las exportaciones indus­ existencia de incentivos fiscales, de una infraes­
triales y las importaciones innecesarias son dos tructura científica y tecnológica y actividades de
caras de la misma moneda: la ausencia de crea­ formación de los recursos humanos y todo esto
ción, que se refuerzan mutuamente y convergen en estrecha articulación con las empresas nacio­
en la explicación del estrangulamiento externo. nales grandes, medianas y pequeñas que hoy im­
Resulta ilusorio imaginar que una tasa de cambio pulsan el proceso o podrían hacerlo en el futuro.
elevada, acompañada de instituciones especiali­ La conciencia de que frente a la crisis econó­
zadas en la promoción de exportaciones y una mica y a la restricción externa es preciso innovar
marcada contracción de la demanda interna re­ el patrón de industrialización en un sentido com­
suelvan por sí solas las insuficiencias menciona­ patible con lo expuesto, comienza a despertar en
das, aunque contribuyan, obviamente, a desalen­ algunos países de la región, por ejemplo en la
tar las importaciones, no necesariamente, las racionalización del sector automotor, que impul­
prescindibles, y a estimular las exportaciones que só la fase precedente de industrialización, y cuyo
no requieren esfuerzo tecnológico interno y la objetivo central es mejorar el balance de divisas;
liberación de excedentes por la caída del consu­ la iniciación de programas de racionalización en
mo interno. La racionalización de la estructura el consumo energético, ámbito en el cual la re­
productiva existente, la corrección de la asime­ gión, con excepción del Brasil, ha mostrado gran
62 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

inercia; el apoyo a la producción local de alimen­ La primera de las opciones ha demostrado empí­
tos básicos de consumo interno, tema que ha de ricamente sus resultados y la segunda es total­
tenerse en cuenta tanto en el ámbito de la restric­ mente inviable, aunque sólo sea por la prosaica
ción externa como en el de su contribución a restricción externa.
viabilizar los procesos de democratización; el es­ La dimensión educativa y el uso que se haga
tablecimiento de esquemas de concertación entre de los medios de comunicación masiva, apoyán­
el sector público y la actividad empresarial, par­ dose en las técnicas más modernas disponibles,
ticularmente en la esfera del fomento de las ex­ pueden ejercer una influencia en la actitud de los
portaciones; la disminución de la protección en distintos agentes sociales que participan en el
países en que predominaba una cierta inercia en proceso económico, cuya importancia trasciende
este aspecto y el aumento de la misma en aquellos cada uno de los instrumentos particulares de po­
casos en que se procedió a una disminución radi­ lítica comercial. Este tema, que se analiza en el
cal e indiscriminada y, por último, en la convic­ párrafo correspondiente al desarrollo tecnológi­
ción generalizada de que la articulación entre los co, ilustra la necesidad de matizar las opciones
sistemas científico-tecnológicos y la actividad simples y por ende atractivas, que centran la
productiva son vitales para superar la restricción atención en instrumentos particulares de la polí­
externa. Estas acciones y convicciones consti­ tica cc , cial. La percepción que el conjunto de
tuyen indicios auspiciosos, aunque fragmenta­ la socieaad tenga de la vocación nacional de quie­
rios, parciales y aun insuficientes, de que comien­ nes ejercen el liderazgo, la valorización social de
za a internalizarse la idea de que es preciso ac­ la innovación y de la función empresarial en un
tuar, simultáneamente, en un conjunto de fren­ sentido amplio, constituyen factores determi­
tes para evolucionar hacia un nuevo patrón de nantes para que las condiciones económicamente
industrialización, funcional para la tarea de satis­ difíciles que vivirá la mayor parte de la población
facer las carencias sobre la base del desarrollo latinoamericana en las próximas décadas sean
sistemático de las potencialidades internas, pero aceptadas como una trayectoria legítima, condu­
que sea, al mismo tiempo, compatible con las cente a una perspectiva futura más favorable.
exigencias del mercado internacional. A ese fin, Cualesquiera que hayan sido las condiciones ini­
hay que reconocer que la complejidad del desafío ciales de distribución del ingreso en los distintos
trasciende tanto la propuesta de eliminar las ine- países de América Latina, el elemento determi­
ficiencias de la industrialización, cuestionando su nante es el logro de modalidades de concertación
existencia, como la que basa las esperanzas de social que legitimen los liderazgos, de suerte que
superación de las ineficiencias en la perpetua­ en este período de penurias económicas pueda
ción del patrón industrial anterior durante las evitarse que la fragmentación se acentúe y se
décadas que fuese necesario, para que el carácter llegue, en ciertos casos, a poner en tela de juicio la
tardío pierda por razones biológicas su vigencia. supervivencia de los Estados nacionales.

V
Sobre el supuesto liderazgo emergente
del sector servicios
1. Ocaso indtistrial o complementación secuencia agricultura-industria-servicios. Esta
idea se apoya en dos observaciones simples, y por
Se ha extendido la idea de que está ocurriendo lo mismo seductoras: el aumento de los ingresos
un tránsito desde una era impulsada por el sector genera una demanda más que proporcional de
industrial hacia un futuro en que ese papel co­ servicios; y como el aumento del empleo en el
rrespondería a los servicios, completándose así la sector servicios es así mayor que el del empleo
INDUSTRIALIZACION, ARTICULACION Y CRECIMIENTO / Divhtitm conjunta de Desarrollo Industiial 63

total, una proporción creciente de la ocupación de esparcimiento, los que incorporan, por lo de­
se localiza en las actividades de servicios. más, el consumo de bienes y equipos de tipo
A partir de esta idea se han formulado en los industrial (televisores, útiles deportivos, instala­
países de América Latina recomendaciones de ciones turísticas, etc.).^ El liderazgo de los Esta­
política que han llevado a favorecer el desmante- dos Unidos en la “industria” del esparcimiento
lamiento de la planta industrial para acelerar el constituye un factor de vital importancia para
advenimiento de la nueva era. Sin embargo, cabe evaluar su inserción futura en la economía inter­
hacer al respecto varias observaciones que, en nacional.
conjunto, alteran la imagen lineal de una secuen­ v) La intensificación de la competencia a ni­
cia temporal agricultura-industria-servicios, y al­ vel nacional e internacional estimula la especiali-
gunas de ellas se señalan esquemáticamente a zación de las actividades productivas de bienes y
continuación. El incremento de una proporción de aquellos servicios previamente incorporados
elevada de los servicios se explica por las trans­ en las empresas, los que se convierten en activida­
formaciones que experimenta el sector manufac­ des empresariales independientes: servicios de
turero con el aumento del ingreso, la intensifica­ computación, empresas de ingeniería, gestión de
ción de la competencia internacional, y la expan­ actividades financieras, etc.
sión del sector público. Los servicios generados vi) La Ínter nacionalización de la actividad in­
por estas transformaciones mantienen una estre­ dustrial fomenta la internacionalización de las
cha vinculación técnica con el sector industrial, actividades de servicio conexas, lo que explica
respecto del cual entran en relaciones de comple- que sean precisamente aquellos países con la
mentación y no de sustitución, como podría des­ mayor actividad de servicios en el exterior los
prenderse de la formulación original. más entusiastas impulsores de la liberación del
Algunas de las transformaciones del sector comercio internacional de servicios.
industrial que originan la expansión de determi­ vii) La expansión sistemática del sector públi­
nados servicios son: co en las economías industrializadas, resultante
i) La expansión del consumo de bienes dura­ de un proceso complejo en que se combinan re­
deros, automóviles y electrodomésticos, lleva a la querimientos de legitimación y acumulación pro­
expansión de los servicios de financiamiento, co­ pios de la industrialización y la urbanización, ge­
mercialización, mantenimiento y publicidad, y nera, por una parte, la expansión de determina­
las ocupaciones generadas en esas actividades dos servicios públicos como educación y salud;
rápidamente superan las requeridas en la fase de por otra, a través de la creciente regulación, lleva
producción. a una reacción empresarial que se traduce en una
ii) El descenso de la tasa de rentabilidad en el amplia variedad de servicios de asesoramiento
sector industrial, que se inicia a fines del decenio que apoyan a las empresas en su vinculación con
de 1960 explica la canalización de recursos hacia el Estado.
aquellos servicios asociados con las llamadas “em­ De lo anterior se desprende que no existe
presas de papel” {paper entrepreneurialism) con el una relación mágica entre aumento del ingreso y
consiguiente crecimiento de los sectores de inter­ demanda de servicios; en cambio, hay una trans­
mediación comercial, financiera, asesoría legal y formación económica y social en que se modifica,
bienes raíces. La recuperación de la tasa de renta­ simultáneamente el sector industrial y una varie­
bilidad tendería a modificar las proporciones ob­ dad de servicios que con él se vinculan con rela­
servadas durante el período de crisis. ciones diferentes, pero que apuntan hacia la
iii) El cambio de enfoque de la competencia complementariedad (Stanbaek y otros, 1982,
de los precios a la diferenciación de productos p. 40).
estimula los servicios de publicidad y comerciali­
zación.
iv) El progreso técnico en el sector industrial
lleva a reducir la Jornada de trabajo, y ésta exige ^Se estima que la jornada de trabajo anual por hombre a
cada vez menos esfuerzo físico, tanto en el lugar comienzos del siglo era de 140 000 horas, y que en la actuali­
de trabajo como en la actividad doméstica. Au­ dad probablemente se haya reducido a 72 000 horas por año
menta en consecuencia la demanda de servicios (Tsuru, 1983).
64 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

2. Incidencia en el empleo informática es el rápido avance tecnológico regis­


trado en el decenio de 1970 en las esferas de la
Una proporción mayoritaria del incremento del microelectrónica, de las telecomunicaciones y de
empleo en el sector de los servicios se localiza en la computación; esto explica la gran caída de los
actividades con nivel de productividad bajo y costos de transmisión, procesamiento, almacena­
estacionario: comercio minorista, salud y educa­ miento y reproducción de información. Es decir,
ción. En estas actividades, el nivel de precios se ha es el progreso técnico generado en algunas ra­
elevado con rapidez mucho mayor que en las mas del sector industrial lo que permite sustentar
actividades industriales. Se han constituido así en la consigna simple y seductora de que en el futu­
una fuente de presión inflacionaria no despre­ ro la información reemplazará al capital y al tra­
ciable y en un factor que explica parcialmente el bajo como factores básicos de producción. No es
menor ritmo de crecimiento de la productividad casualidad que sea el sector de las comunicacio­
global. nes, el más industrializado de los servicios, el que
En el caso del sector salud, mencionado co­ parece asumir el liderazgo en la transformación
mo uno de los ejemplos más destacados de la que experimenta la estructura productiva de bie­
relación entre el incremento de los ingresos y la nes y servicios en su conjunto. En efecto, en lo
demanda de servicios, el ritmo de crecimiento de que toca a los atributos de liderazgo, —ritmos de
los precios ha sido tan elevado (particularmente crecimiento de la producción, del empleo, de la
en los Estados Unidos, pero también en otros productividad, del nivel de productividad y de la
países industrializados) que se está generando disminución de precios relativos— el único sec­
una creciente conciencia de la necesidad impe­ tor productivo que presenta niveles más favora­
riosa de introducir modificaciones instituciona­ bles que el conjunto de la economía, en esos cinco
les y de regulación que permitan elevar la pro­ indicadores simultáneamente, es el sector de co­
ductividad y contener el alza. municaciones.
En términos generales, puede decirse que en En el sector manufacturero, comparten esa
las actividades de servicios de productividad baja situación de privilegio del sector de comunicacio­
y estacionaria se asiste a la fase inicial de una nes, las actividades en que se fortalece el compo­
industrialización, es decir, a la introducción de la nente físico {hardware) de las llamadas tecnolo­
lógica industrial, con la presencia consiguiente gías de información, la microelectrónica, la
de equipos y procesos productivos de inspiración computación y las telecomunicaciones. Si se tra­
industrial. Esto puede verse claramente en la tase de identificar el sector que se perfila como de
comercialización, la salud y la capacitación, e in­ mayor impulso, éste se ubicaría en el punto en
cluso en actividades tan terciarias como las pelu­ que se vinculan aquellos sectores industriales
querías y las clínicas de atención psiquiátrica productores de los equipos de tecnologías de la
(Druker, 1984). información y las actividades de servicios que
En la medida en que continúe la industriali­ transmiten, procesan y difunden la información.
zación de los servicios de baja productividad con A partir de estos sectores, el cambio técnico en
una contribución creciente de la informática, el curso se difunde, con diferentes ritmos y modali­
aporte de estas actividades al incremento del em­ dades, al conjunto de las actividades productoras
pleo tenderá a reducirse. Los servicios de pro­ de bienes y de servicios. Se trata del liderazgo de
ductividad alta y creciente, como comunicacio­ lo que podría denominarse el sistema informáti­
nes, servicios financieros o comercio mayorista, co, el que incluye una combinación simbiótica de
se caracterizan por su elevado grado de indus­ componentes físicos y componentes lógicos (soft­
trialización, con una ocupación mucho menor y ware).
que crece a un ritmo menor que la de los servicios
de baja productividad. 4. Inserción internacional y competitividad
industrial
3. Liderazgo de las comunicaciones
Las posibilidades de competencia internacional
Desde el punto de vista de la oferta, el factor de los países y su perspectiva de inserción a largo
explicativo básico de la llamada revolución de la plazo en la economía mundial continúan estando
INDUSTRIALIZACION) ARTICULACION Y CRECIMIENTO / División conjunta c e p a l I u n id o de Desarrollo Industrial 65

determinadas, fundamentalmente, por la efi­ de incorporar al análisis de mediano y largo pla­


ciencia de los respectivos sectores industriales, zo sobre la nueva industrialización, las transfor­
generadores del progreso técnico que se difunde maciones en curso al interior del sector indus­
al resto de las actividades e influye en sus niveles trial, la creciente complementación entre el sec­
de productividad. En un período recesivo, un tor industrial y de servicios, la tendencia a la
país puede enfrentar el problema del desempleo industrialización de actividades previamente cla­
ampliando los servicios no expuestos a la compe­ sificadas como terciarias, la aparición de un lide­
tencia internacional, opción de la que América razgo del sistema informático con sus componen­
Latina posee abundante experiencia; sin embar­ tes físicos y lógicos articulados en torno al eje de
go, a mediano y largo plazo, el problema de la las comunicaciones, y la consiguiente importan­
inserción internacional continúa determinado cia de la competitividad del sector manufacture­
por la capacidad de competencia de la industria y ro para determinar el grado y la forma de la
de los servicios industrializados vinculados a ella. inserción de América Latina en la economía in­
De lo anterior se desprende la importancia ternacional.

VI
Reflexiones finales
De lo anterior, se desprende que al analizar la proporción elevada de la población y, que al mis­
actual crisis financiera de los países de América mo tiempo es incapaz de desarrollar sus poten­
Latina es imprescindible tomar en considera­ cialidades creadoras y aprovechar plenamente
ción, además de los factores externos ya mencio­ los abundantes recursos naturales disponibles.
nados, los aspectos estructurales de la estrategia Parecería evidente que la propuesta neoliberal,
seguida hasta este momento. La fragilidad de la que aborda las precariedades de la industrializa­
situación externa está íntimamente ligada a este ción cuestionando su existencia y retrotrayéndo­
patrón industrial: el precario liderazgo ejercido se a esquemas pretéritos de la división internacio­
por la industria automotriz, unido a la carencia nal del trabajo con arreglo a los cuales los países
de bienes de capital y al rezago en su producción, de América Latina aparecerían resignados a la
la relacióji asimétrica entre la industria y la agri­ opaca y poco trascendente función de exporta­
cultura, y la falta de funcionalidad de la base dores de recursos naturales, no resuelve las ca­
energética, explican fundamentalmente la vul­ rencias sociales acumuladas.
nerabilidad ante causas externas y, por consi­
guiente, el endeudamiento externo. Para supe­ La asignación de prioridad estratégica al de­
rar esta vulnerabilidad es condición indispensa­ sarrollo de las exportaciones industriales y a la
ble la transformación de este patrón industrial, racionalización de la estructura productiva here­
así como de sus articulaciones con el sector agrí­ dada, requisito para viabilizar el objetivo anterior
cola y los recursos ambientales, con la base ener­ —temas respecto a los cuales existe consenso—
gética, con los mecanismos de intermediación debe llevarse hasta sus últimas consecuencias y
financiera en que se ha apoyado, con los distintos tener conciencia de que se emprende una tarea
componentes del sector de los servicios, sobre de dimensión nacional, que trasciende con creces
todo los sociales (salud, educación, habitación) y el ámbito de la política comercial e, incluso, el
con las comunicaciones. plano de la economía. Se trata de emprender un
En general, en lugar de una imagen fiel pero nuevo estilo de desarrollo que favorezca tanto la
cronológicamente desfasada de la industrializa­ articulación hacia dentro, como la elevación de la
ción de los países avanzados, se encuentra una competitividad respecto al exterior. La experien­
reproducción trunca y deformada de esa fuente cia internacional sugiere que no sólo no se trata
de inspiración, que al menos parcialmente no de opciones polares antagónicas, sino de requisi­
resulta funcional para suplir las carencias de una tos que se refuerzan mutuamente.
66 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / A bñl de 19S6

Bibliografía

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I
El debate sobre
las causas
de la inflación
Inflación
y políticas de 1. El planteamiento del problema

estabilización El origen de la inflación ha dado lugar a muchas


polémicas. * En parte, ello se debe a que la pre­
gunta misma es ambigua. En una situación infla­
Daniel Heymann* cionaria se elevan simultáneamente, aunque no
siempre al mismo ritmo, las distintas categorías
de precios, los salarios, el tipo de cambio, y los
agregados monetarios. ¿De dónde provienen las
La inflación, aún a ritmos moderados, no es inocua,
pues a ella se asocian generalmente movimientos errá­
alzas del nivel general de precios? La pregunta
ticos en el nivel y la estructura de los precios. Sin puede referirse a cuestiones analíticamente muy
embargo, si se mantiene dentro de ciertos limites, la distintas; a los determinantes inmediatos de los
economía es capaz de encontrar modos de adaptarse y precios (es decir, en la terminología economètri­
la actividad puede desenvolverse sin incertidumbres ca, a una ecuación del modelo en forma estructu­
excesivas.
ral); o bien, a las causas de última instancia de la
El problema cambia de carácter en situaciones de
alta inflación, como las que han afectado a varios países inflación (o sea, a una forma reducida, en que
en los últimos años. En esos casos, la actividad econó­ sólo aparecerían variables exógenas).^
mica sufre grandes perturbaciones. El sector público y En cuanto al primer punto, no hay en la
los agentes privados reducen el horizonte temporal de actualidad una teoría bien establecida sobre la
sus decisiones; las autoridades se ven apremiadas por
la dificultad de administrar una economía casi impre­
formación de los precios: tanto los modelos de
visible, mientras que el público dedica grandes esfuer­ equilibrio como los que postulan márgenes fijos
zos para protegerse o sacar provecho de los cambios de sobre los costos reflejan sólo imperfectamente la
precios. Al generalizar las conductas especulativas, au­ complejidad de la operación de los mercados. La
menta la probabilidad de que las acciones sean incon­ cuestión no es sólo académica, porque ese desco­
sistentes entre sí; los bruscos movimientos de precios
nocimiento impide determinar con precisión con
también contribuyen a agudizar los conflictos sociales.
Las economías sujetas a esa turbulencia tienen serios qué rapidez y en qué magnitud se trasladarán
problemas para encarar los temas del crecimiento. Por aumentos de costos a los precios en distintas cir­
ello, controlar la inflación parece un requisito para que cunstancias, o cuál será la reacción de los precios
el sistema económico funcione en forma razonable­
mente eficaz.
Pocas cuestiones han sido tan discutidas, desde
perspectivas teóricas y prácticas, como la inflación. Sin ‘Hay varios estudios ampliamente difundidos que pre­
em bargo la controversia persiste. Este artículo se pro­ sentan un panorama del estado de la teoría en distintos mo­
pone com entar estos debates, señalando algunos de los mentos (Bronfrenbrenner y Holznian, 1963; Laidler y Par-
problemas destacados en el análisis de las causas y kin, 1975; Lipsey, 1981; Frisch, 1983), Una comparación de
consecuencias de la inflación y en el diseño de políticas estos trabajos muestra claramente la diversidad de los enfo­
de estabilización. En la parte final se examina breve­ ques, así como los cambios que se han producido con el
m ente un caso particular de políticas de estabilización: tiempo en la teoría.
el Plan Austral aplicado en la Argentina desde media­ ^La distinción aparece en Addison, Burton y Tórrance
dos de 1985. (1980). En los modelos aplicados no siempre resulta evidente
el carácter de la ecuación de precios. Por ejemplo, una ecua­
ción que relacione los precios con el salario, el tipo de cambio
’Funcionario de la Oficina de ckpal en Buenos Aires. El y la cantidad de dinero no pertenece en principio a la forma
autor agradece los comentarios de A. Fracchia, R. Frenkel, R, estructural (porque difícilmente influye directamente en las
Lavagna y F. de Sandbáñez; los errores y opiniones contenidos decisiones de precios; la masa monetaria actuará en todo caso
en el trabajo son de responsabilidad del autor. a través de su efecto sobre la demanda global o tas expectati­
vas) ni a la forma reducida (porque no parece que todas las
variables independientes puedan tratarse como exógenas).
68 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

ante cambios de la demanda. De ahí que merez­ vez distinto a lo largo del tiempo) a la situación
can ciertas dudas las hipótesis sobre la inflación fiscal, al nivel de actividad, etc.; a su vez, se pue­
que dependan de supuestos muy estrictos sobre de tratar de explicar los cambios de esas varia­
los mecanismos de formación de precios. bles como respuesta a otras influencias (económi­
De cualquier modo, las decisiones sobre pre­ cas y extraeconómicas) y así sucesivamente. Se
cios dependen no sólo de variables directamente corren dos riesgos simétricos: por un lado, el de
observables sino también de las conjeturas que se postular explicaciones simplistas (cuando se su­
hagan los agentes sobre la conducta de los demás. pone por ejemplo que ciertos instrumentos pue­
Esto implica que los precios variarán de un modo den variarse a voluntad, siendo que no es el caso)
tanto más ordenado cuanto mejor definidas es­ y, por otro, llevar la discusión hasta un punto en
tén las previsiones de los individuos. También que no pueden hacerse ya afirmaciones media­
parece que la respuesta de los precios a un estí­ namente precisas.
mulo dado dependerá de las percepciones y ex­ Se trata, por último, de una cuestión de crite­
pectativas de los que fíjen esos precios. En par­ rio. Pero, corno la inflación puede en principio
ticular, el patrón de ajuste de precios variará originarse de diversas maneras, y tiene en cada
según cómo estime el público que se determina la caso distintas consecuencias, es necesario consi­
política económica. derar el proceso que origina los aumentos de
Esto no implica que todos los individuos ten­ precios. Se puede ilustrar este argumento con un
gan iguales percepciones, ni que éstas coincidan ejemplo que tiene poco que ver con las inflacio­
con la “verdadera” forma de actuar de las autori­ nes observadas en la práctica, pero que, precisa­
dades o de los demás agentes. En realidad, una mente por ello, sirve como elemento de contraste
de las características de las inflaciones intensas con las teorías en debate.
pareciera ser la incoherencia de las expectativas. Supóngase una economía con las siguientes
En ese caso, también las conductas de fijación de particularidades. Hay un precio patrón, fijado
precios serían difíciles de describir en forma sis­ arbitrariamente en cada período; es indiferente
temática. Si éstas varían con el régimen inflacio­ para el ejercicio que la determinación de este
nario, probablemente no sea necesario contar precio esté en manos del sector público o de
con una explicación precisa de los cambios de algún agente (o grupo) del sector privado. Cada
precios en un régimen dado para analizar la tran­ vez que varía el precio patrón, los individuos
sición a otro (porque el cambio mismo haría va­ reciben una transferencia de dinero que eleva
riar los comportamientos). Por ejemplo, al consi­ sus tenencias de activos monetarios en la misma
derar las políticas de estabilización, parecería proporción (k) que el precio patrón.^ Las deudas
menos importante tener una idea del modo en del sector público, si las hay, y los precios contro­
que se fijan los precios en la inflación que sobre lados por el gobierno se modifican también pro­
las conductas que se registran una vez iniciadas porcionalmente. En última instancia, cuando
las políticas. Por supuesto, queda el problema de cambia el precio del producto patrón se produce
reconocer cuándo se ha producido efectivamen­ una suerte de reforma monetaria; es probable
te un cambio de régimen. que los agentes privados adviertan que, si todos
La función de reacción de las autoridades los precios se multiplican en la proporción k, los
debe asimismo tenerse en cuenta al analizar los mercados se encontrarán en la misma situación
determinantes de última instancia de la inflación, real que antes del cambio. Por otra parte, tampo­
porque, dependiendo de ella, ciertas variables co los contratos prexistentes se verán afectados
podrían ser consideradas exógenas, mientras
que otras (incluidos algunos instrumentos de po­
lítica) se determinarían como resultado de aqué­ ^E1 ejemplo (que se inspira en Leijonhufvud, 1983 b)
llas. Pero el concepto de lo exógeno es ambiguo, supone una política explícita de dinero pasivo. Las conclusio­
ya que depende del extremo a que se quiera nes serían exactamente iguales si la iniciativa proviniera de la
llevar la explicación: por ejemplo, en los modelos autoridad monetaria. Nótese, por otro lado, que con las hipó­
tesis del ejemplo no hay un impuesto inflacionario sobre las
monetarios se suele tratar la cantidad de dinero existencias de dinero y, por lo tanto, la demanda de saldos
como un dato, pero en general, es probable que reales no tiene por qué depender de las variaciones esperadas
la política monetaria responderá (de modo tal en el precio patrón.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 69

si (como es razonable hacerlo en este caso) los Sin embargo, esta inflación no tiene una motiva­
individuos pactan los pagos futuros con una cláu­ ción precisa; el responsable de fijar el precio de
sula de indización. Es decir, aunque el nivel gene­ referencia en un momento dado no tiene un
ral de precios (determinado por el precio patrón) interés definido en que ese precio tenga tal o cual
evolucione en forma errática, con una tendencia valor.
ascendente más o menos pronunciada, la infla­ Ninguna de estas condiciones se cumple en
ción tendría un efecto neutro en la práctica. Por los hechos. Las inflaciones parecen responder a
otro lado, si la inflación tuviera estas característi­ un complicado juego de acción y reacción entre
cas, sería fácil de eliminar: bastaría con fijar el la política económica y las distintas partes del
precio del producto patrón de una vez y para sector privado, que no puede representarse de
siempre. (Se dejan de lado las variaciones de un modo sencillo y bien definido como en el
precios nominales debidas a cambios en el precio ejercicio anterior. De cualquier modo, para tra­
relativo del bien patrón. A los efectos meramente tar de entender ese juego, y el aumento persis­
ilustrativos de este ejemplo, esto no distorsiona tente de los precios que resulta de él, es necesario
demasiado el argumento.) Dado que ningún gru­ introducir supuestos simplificadores. Se han
po de agentes se beneficia o perjudica con ello y propuesto varias clases de hipótesis generales so­
que los precios presumiblemente se ajustarían de bre el origen de la inflación, que difieren en
inmediato al precio patrón fijo, la medida no cuanto a los mecanismos de formación de precios
causaría resistencias ni perturbaciones. y a la dirección de la causalidad que postulan
Este ejemplo elemental cumple un propósito entre precios, salarios y dinero.
negativo: mostrar cuán estrictas son las condicio­
nes en las cuales la inflación tiene una causa bien 2. Las teorías monetario-fiscales
definida y consecuencias inocuas. En efecto, en el
ejercicio se postula que: Según el concepto más tradicional, “la inflación
i) La política monetaria está extremadamen­ es siempre y en todo lugar un fenómeno moneta­
te restringida, ya que se limita a incrementar la rio” (Friedman, 1968). El monetarismo actual
oferta de dinero, de modo perfectamente anun­ difiere del antiguo esquema de la teoría cuantita­
ciado, en la misma proporción que el precio del tiva simple y de los modelos de inflación de de­
producto patrón. manda (en los cuales la inflación se asociaba con
ii) La política fiscal también está sujeta a una estados cercanos a la plena utilización de la capa­
importante restricción: no tiene acceso al fman- cidad); la teoría no postula una relación necesa­
ciamiento monetario excepto para hacer transfe­ riamente estrecha, período a período, entre di­
rencias proporcionales a las tenencias de dinero. nero y precios, dado que admite diversos adelan­
En otras palabras, no puede haber déficit finan­ tos o rezagos, y también racionaliza situaciones
ciado con emisión más que a raíz de esas transfe­ de aceleración de los precios con caídas simultá­
rencias. neas en la actividad. Pero estos efectos se explica­
iii) Los precios regulados por el gobierno (ta­ rían, en todo caso, como resultado de los cambios
rifas de servicios públicos, tipo de cambio) deben en la oferta monetaria. El monetarismo es, por
experimentar los mismos saltos que los demás un lado, una posición metodológica: el nivel de
precios. precios se analiza a través de la oferta y de la
iv) Los trabajadores y las firmas conocen demanda de dinero. Por otro lado, el monetaris­
exactamente el funcionamiento del sistema, ajus­ mo tradicional considera la masa monetaria co­
tan su conducta a ese conocimiento y confían en mo una variable exógena, que regula la demanda
que los demás agentes actuarán del mismo modo. global“*y, a través de ésta, el producto físico y los
Esto implica, en particular, que ha habido un precios.^
aprendizaje previo, que ha llevado al ajuste de las
decisiones sobre precios y de los modos de defi­
nir contratos.
■^Salvo indicación en contrarío, los términos “demanda
v) Dados estos supuestos, el origen de las global", “demanda agregada” o “demanda de bienes” desig­
variaciones de precios puede encontrarse, sin nan aquí una variable que define la posición de una curva de
mucha ambigüedad, en el precio del bien patrón. dem anda (es decir, se refieren a la función que determina la
70 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

En el modelo simple más típico, la demanda precios se rijan por los precios internacionales y
de dinero se expresa como una función estable el tipo de cambio (una vez descontados los efectos
del ingreso nominal y la tasa de interés que, a su de los impuestos al comercio exterior). En la hi­
vez, se iguala a la suma de la tasa de interés real pótesis más simple, el nivel de precios se determi­
(que se supone aproximadamente constante) y la na directamente por la condición de la paridad
inflación esperada. Se postula una función de del poder adquisitivo; en general, se reconoce
oferta global, que vincula el producto con los que el tipo de cambio real puede variar debido a
precios corrientes y los precios esperados.^ Estos los cambios en el precio relativo entre los bienes
dependen de la evolución de la cantidad de diñe- comerciables y los no comerciables. Cuanto más
ro o, en todo caso, de la trayectoria pasada de los abierta sea la economía (en el sentido de que es
precios.^ El producto y el nivel general de precios mayor la participación de los bienes comerciali-
en el período corriente se determinan entonces zables), más estrecha sería la vinculación entre los
simultáneamente a partir del valor presente y del precios internos y el tipo de cambio. La forma en
valor esperado de la oferta monetaria.^ que se asocian dinero y precios dependería del
La teoría tiene dos componentes: la asocia­ régimen para los pagos internacionales. Con un
ción entre dinero y precios, por un lado, y la tipo de cambio flotante, la masa monetaria actua­
hipótesis del carácter exógeno de la masa mone­ ría sobre los precios (a través de su efecto sobre el
taria, por otro. Con respecto al primer punto, valor de las divisas en dinero local) mientras que
puede distinguirse entre los modelos monetarios con un tipo de cambio fijo (cuando rige la pari­
de economía cerrada y los de economía abierta. dad del poder adquisitivo), la causalidad, mo­
En los esquemas de economía cerrada, los pre­ mento a momento, sería la inversa.^^ Pero sea que
cios responden a las condiciones de los mercados el tipo de cambio flote o se maneje como un
internos que, a su vez, serían gobernados, en instrumento de política económica, la tendencia
conjunto, por la cantidad de dinero. Los modelos de los precios estaría determinada por la crea­
de economía abierta (Frenkel y Johnson, 1976 y ción monetaria de origen interno.*^
1978) parten de la ley de un solo precio para los Hay posiciones distintas según los autores en
bienes comerciables: el arbitraje entre compras o cuanto al supuesto carácter exógeno de la masa
ventas en el país y en el exterior haría que los monetaria (o del crédito interno, si se parte de un
esquema de economía abierta). Para algunos, las
autoridades monetarias pueden regular el volu­
men de sus activos internos. Otros, por oposi­
relación entre precios y cantidades globales). Esta es asimila­ ción, indican que esa capacidad es reducida: aun­
ble aproximadamente al ingreso nominal. Un aumento de la que exista una estrecha relación entre dinero y
dem anda global, definida de este modo, es compatible con
una variación de cualquier signo en las cantidades produ­ precios, no es la política monetaria, sino la fiscal,
cidas. la que determinaría la tasa de inflación. Estos
^E1 análisis convencional se puede extender para incluir autores señalan que el financiamiento del gobier-
regímenes monetarios en los que la masa monetaria es varia­
ble endógena. Un caso sería el del modelo monetario de
economías abiertas con tipo de cambio fijo, que se comenta
más adelante. '*Los autores no están de acuerdo sobre la capacidad que
‘’Véase Friedman (1974), Lucas (1973 y 1981). Cagan se le asigna al Banco Central para esterilizar los flujos de
(1956) sustituye la curva de oferta por el supuesto de que las reserva, es decir, para controlar la masa monetaria a corto
cantidades producidas son constantes, plazo con tipos de cambio fijos (Darby, 1980).
^La diferencia en cuanto a los supuestos de formación ‘‘‘La conexión entre crédito interno y precios sería más
de expectativas entre los autores que aceptan la interpreta­ indirecta con un tipo de cambio fijo, especialmente si hay
ción monetaria de la inflación se refleja en actitudes distintas gran movilidad de capitales, porque las variaciones de reser­
con respecto a las políticas de estabilización. Para los propósi­ vas internacionales compensarían las de los activos internos
tos de la presente discusión, e,sa diferencia no es esencial. del Banco Central, de modo que éstos tendrían escaso efecto
^E1 modelo monetario reconoce que las variaciones exó- sobre la masa monetaria y los precios. Sin embargo, los mode­
genas en la oferta de bienes (causadas, por ejemplo, por los monetarios destacan que esta independencia es limitada; a
cambios aleatorios en la producción primaria) pueden afectar la larga, el tipo de cambio debe variar al mismo ritmo que el
el nivel de precios. Sin embargo, también se hace una distin­ crédito interno (porque, si no, los flujos de reservas se volve­
ción entre cambios de una sola vez en los precios y su eleva­ rían insosteniblemente grandes), de manera que éste regula
ción persistente; esta última tendría un origen monetario. el valor medio de la tasa de inflación (Rodríguez, 1979)
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 71

no limita la autonomía de la política monetaria: el del producto, a fin de frenar los precios. Hay
déficit del sector público puede cubrirse transito­ entonces un equilibrio en el que la tasa de infla­
riamente con colocación de deuda, pero, si no se ción se ubica en ese valor crítico, porque cual­
generan fondos para servir esa deuda, a la po^stre quier otro estado sería inestable: si, por ejemplo,
deberá recurrirse a su monetización. Es decir, el el alza de los precios fuera menor que ese valor, el
déficit fiscal repercute sobre la masa monetaria, público esperaría que el gobierno tratara de ele­
cuyo aumento determina el de los precios.*^ var la demanda global, y ajustaría sus expectati­
Recientemente, el análisis de la determina­ vas consecuentemente. Sólo en el valor crítico de
ción de la cantidad de dinero se ha extendido la tasa de inflación carecen el gobierno y el públi­
para tratar de representar la interacción entre la co de incentivos para cambiar su conducta.
conducta de las autoridades monetarias por un Se observa que, en este modelo, la tasa de
lado, y el público u otras partes del gobierno, por inflación está definida, en última instancia, por
otro. Un ejemplo de estos modelos sería el las preferencias de las autoridades (una de las
siguiente. La economía está representada por debilidades de esta clase de modelos es que no
una curva de Phillips ampliada con expectativas: determinan cómo se llega a esas preferencias, y
si la demanda global (que depende sólo de la cómo acaban por ser conocidas del público), y los
cantidad de dinero) crece a la velocidad prevista, parámetros de la economía, particularmente, la
los precios se ajustan en igual proporción, y el elasticidad cantidades-precios a corto plazo. Es
producto permanece en su valor de equilibrio; decir, que si bien se mantiene la hipótesis de una
los aumentos inesperados en la demanda dan asociación relativamente simple entre dinero y
lugar transitoriamente a una mayor actividad, precios, se busca una explicación endógena de
mientras que los precios responden menos que los cambios en la oferta monetaria, de manera
proporcionalmente a la variación del gasto. Los que la causa de la inflación se identifica con los
individuos lo saben e incorporan ese dato a sus determinantes de aquélla.
expectativas de precios; también están informa­ Los modelos de este tipo tienen un claro
dos acerca del comportamiento de la autoridad interés, porque muestran cómo la tasa de infla­
económica. Esta actúa dando preferencia a los ción depende de la naturaleza de las respuestas
estados de baja inflación y producto elevado. Por que la evolución de la economía provoca en las
debajo de una determinada tasa de inflación, las autoridades y a la inversa. También se despren­
autoridades están dispuestas a aumentar la de­ den de ellos conclusiones útiles para la discusión
manda si ello implica una mayor actividad; más de políticas de estabilización: en buena medida,
allá de ese punto consideran aceptable una caída un cambio sostenido en la tasa de inflación puede
verse como una modificación del juego que defi­
ne los aumentos de precios. Por contraste, esos
“’Véase Sargent y Wallace (1981); para el caso argenti­ modelos demuestran también la complejidad del
no: Cavallo y Peña (1983). En el argumento original, no hay análisis, incluso cuando se parte de supuestos
necesariamente una vinculación período a período entre dé­ muy definidos de comportamiento. Al basarse en
ficit y precios: no son las necesidades de financiamiento tran­
juegos relativamente simples e imponer las con­
sitorias sino las permanentes las que causarían inflación. La
posición fiscalista se expresa a veces como el supuesto de que diciones de equilibrio y expectativas racionales,
los precios crecen proporcionalmente a la deuda pública en los modelos probablemente den una interpreta­
sentido amplio (es decir, incluidos tanto el dinero como otros ción demasiado sistemática del proceso inflacio­
activos que devengan intereses). Con ello se pasa por alto la nario. Tanto desde el punto de vista del estudio
posibilidad de cambios en la demanda de activos y se supone de la causalidad como desde aquel de la descrip­
que una operación de mercado abierto (que sustituye una
form a de deuda por otra) sería irrelevante, lo cual no resulta ción de los mecanismos de formación de precios,
obvio. los esquemas monetarios y fiscales dejan proble­
’■^En el caso mencionado en el texto (que surge de los mas sin resolver.
modelos de Thompson (1981) y Barro y Gordon (1983) ) el De hecho, la asociación entre dinero y pre­
juego se plantea entre el Banco Central y el conjunto del cios parece difícil de reducir a una fórmula senci­
sector privado. También se han propuesto modelos que bus­
can describir la interacción entre el Banco Central y los asala­ lla. En cierto modo, los modelos monetarios no
riados (Gale, 1981; Horn y Persson, 1984) o tas autoridades ofrecen una explicación independiente para los
fiscales (Tabellini, 1985). precios: éstos se deducirían como residuo a par­
72 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

tir de la oferta monetaria y de los demás determi­ sis muy categóricas, tanto sobre la formación de
nantes de la demanda de dinero. Hay implícita expectativas como sobre la operación de los mer­
una secuencia de efectos, entre los cambios de la cados. Desde este último punto de vista, a menu­
cantidad de dinero y los de los precios, pasando do queda poco en claro si el efecto de la demanda
por la demanda global y las expectativas que el sobre los precios se daría directamente o a través
público se forma de ésta, que no se describe con del precio de los factores de producción. Por otro
precisión. En primer lugar, el concepto mismo lado, la hipótesis de flexibilidad de precios (suje­
de dinero no está definido con exactitud: hay ta a la información sobre el estado corriente de la
una variedad de activos, cada uno de los cuales economía) plantea algunos interrogantes. Mu­
tiene su propio rendimiento y sus propias carac­ chos intercambios parecen tener un carácter con­
terísticas de riesgo, mayor o menor facilidad de tractual (explícito o no), que implica reacciones
transferencia, etc. En principio, la oferta de cada lentas de los precios a los cambios en la demanda.
uno de estos activos influye sobre la demanda de Estas rigideces probablemente no sean mecáni­
los demás y sobre la demanda de bienes, a través cas, sino que dependerían de las condiciones de
de cambios en su retorno explícito y en los servi­ la economía y de las conjeturas que los agentes se
cios de liquidez que ofrece. Por lo tanto, los de­ formen de ellas. Aún no están bien estudiadas las
terminantes financieros de la demanda global reglas de decisión que resultarían en la fijación
consistirían en un vector de activos más que en de los precios; sin embargo, el supuesto de equili­
un agregado único. ^^ De hecho, parecería que la brio resulta tan poco razonable como el de infle­
relación entre el ingreso nominal y la cantidad de xibilidad completa.*^
dinero no puede representarse en general como Parecería, entonces, que un análisis pura­
una función simple de la tasa de interés.*'* Ade­ mente monetario no contesta la pregunta sobre
más, como se reconoce generalmente, la disposi­ la causa de la inflación y difícilmente da cuenta
ción del público a mantener dinero depende de de los movimientos de los precios de un período a
predicciones que, si no se adhieren literalmente a otro. Sin embargo, como el crecimiento de la
la teoría monetaria con expectativas racionales,
pueden ser una fuente autónoma de cambios en
la demanda de bienes para un M dado. Por otro
período son iguales a los precios esperados (o a la estimación
lado, parece evidente que los choques reales pue­ del nivel general de precios que se formulan en el momento
den afectar el gasto. En resumen, la relación los individuos, con información incompleta) más una correc­
entre dinero y demanda no es automática. ción que depende de la desviación del producto físico de su
Por otra parte, subsiste el problema, sin res­ valor ‘normal’. Son posibles otras hipótesis de formación de
puesta definida, de la reacción de los precios ante precios compatibles con una causalidad dinero-precios; en
particular, ésta se concilla con supuestos de margen fijo sobre
cambios presentes o previstos en el gasto. En el costos. Alchian y Alien (1964) presentan un análisis de este
modelo monetario típico de equilibrio, la ecua­ tipo, según el cual un aumento del gasto actúa primero sobre
ción entre oferta y demanda de dinero se combi­ los precios de los recursos productivos con oferta relativa­
na con una curva de oferta agregada, según la mente inelástica, lo que repercute sobre los precios de los
cual el producto responde a cambios inesperados demás bienes y servicios. Este modelo, sin embargo, deja
bastante en el aire la explicación de cómo se determinan los
en el gasto. Esto implica la adopción de hipóte- precios de los factores.
“’Este análisis es válido en principio para los modelos de
economía cerrada. Sin embargo, en el caso de las economías
abiertas, tampoco parecería estar muy demostrada la hipóte­
' '’Tobin (1974), en su comentario a Friedman, ha insisti­ sis de la paridad del poder adquisitivo no sólo porque existen
do en la no neutralidad del dinero debido a la existencia de bienes no comerciables, sino porque la ley de un solo precio
diversos activos en la cartera del público, no se aplica estrictamente a muchos bienes que participan en
'^El desarrollo de modelos de demanda de dinero de el comercio (Machinea, 1983). Por lo tanto, ahí también es
ajuste parcial (Chow, 1966) o con la' hipótesis de amortigua­ preciso emplear hipótesis de comportamiento sobre la deter­
ción de choques (Carr y Darby, 1981), en los cuales la deman­ minación de los precios internos. Los modelos de equilibrio
da de saldos reales se aproxima sólo gradualmente a la que corrientes hacen depender el nivel general de los precios del
resulta de las clásicas funciones de demanda, revela indirecta­ tipo de cambio y del gasto global (por su efecto sobre los
mente las dificultades de vincular período a período los movi­ mercados de bienes no comerciables); caben pues observacio­
mientos de la masa monetaria y de la demanda global. nes similares a las formuladas para los esquemas de equilibrio
'^Dicho de otro modo, los precios observados en un en economías cerradas.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 73

masa monetaria es un hecho típico de las inflacio- 3. Los esquemas de pugna distributiva
nes, cualquier teoría debería tener en cuenta el
aspecto monetario del fenómeno. Por otro lado, Según las teorías monetarias o fiscales, la infla­
si la autoridad económica se reserva la atribución ción resulta en última instancia de aumentos en
de emitir activos que no devengan intereses, toda el gasto nominal inducidos por la política econó­
inflación acompañada por aumentos en la canti­ mica. Otra explicación asocia la inflación con al­
dad de dinero tendrá un componente fiscal. Es zas persistentes en los costos de producción. Esta
decir, una descripción completa de la inflación relación se puede entender, en primer lugar, con
exige considerar por qué se percibe y en qué for­ referencia al modo en que se fijan los precios: la
ma se utiliza el impuesto inflacionario. Esto teoría se identificaría, entonces, con el supuesto
apunta casi necesariamente hacia cuestiones de de que los precios de los bienes se determinan
tipo social y político: superados ciertos límites, el directamente a partir de los precios de los facto­
financiamiento a través de emisión indica que el res. Pero, aunque es claro que hay una estrecha
gobierno se ve forzado a utilizar un método poco asociación entre costos y precios, esto no define
ordenado para resolver la discrepancia entre su todavía la causa de la inflación: falta explicar
capacidad de obtener recursos y las presiones cómo se establecen esos costos y cuál es el conjun­
que determinan su gasto. Recíprocamente, para to de variables exógenas que determina el siste­
que haya una reducción sostenida en la tasa de ma de precios.
inflación es necesario que el sector público re­ En los modelos de pugna distributiva, los
nuncie en algún momento a parte del crédito que precios se establecen como resultado de un con­
obtiene del Banco Central:*^ esto implica pérdi­ flicto social (Kalecki, 1943; Aujac, 1954; Jackson
das para ciertos grupos, a cambio de ganancias y Turner, 1975; Moore, 1979). La competencia
para aquellos más afectados por el impuesto in­ entre grupos sociales se manifiesta en la política
flacionario. fiscal. Como se mencionó, la existencia de déficit
elevados y persistentes podría considerarse en
general como reflejo de la dificultad de conciliar
las demandas de gasto público con la resistencia a
' ^Esto es válido aunque la inflación tenga un origen real. la tributación. Los esquemas que se comentan
Considérese por ejemplo un sistema con tipo de cambio fijo aquí enfocan otro aspecto de la cuestión distribu­
(para simplificar se supone que los precios externos de los tiva. Resulta evidente que los cambios de precios
bienes comercializables están también dados), donde el pro­ relativos tienen efectos distributivos: los oferen­
greso técnico es mayor en las industrias vinculadas con el tes de un bien, o recurso productivo, se benefi­
mercado externo que en las de bienes no comerciables (Au-
krust, 1977). El precio relativo de los bienes no comerciables cian si su precio de venta aumenta con respecto a
aum enta con el tiempo; esto implica de por sf una tendencia al los demás {y las cantidades vendidas no se redu­
alza del nivel general de los precios. La demanda de dinero cen excesivamente). En el análisis tradicional de
también crece. Si el Banco Central no modifica el crédito al equilibrio, los precios {y la distribución consi­
gobierno, acumula activos contra el resto del mundo o contra guiente) surgen de la operación de los mercados,
el sector privado interno, lo que puede interpretarse como
una utilización del impuesto inflacionario para aumentar los en condiciones de competencia. Según otras teo­
activos netos del sector público. Si en algún momento el sector rías, algunos precios básicos, como el salario, se
público decide utilizar e.stos fondos, tendrá un poder de gasto determinan como resultado de la acción de gru­
que no es contrapartida de la percepción de impuestos. pos sociales. Los intentos de los diversos grupos
''^La reducción del déficit financiado con emisión no por mejorar sus ingresos reales darían lugar a
tiene necesariamente que ser simultánea con la caída en la
tasa de inflación, porque al reducirse la tasa de elevación de
aumentos de costos y precios (ya que cada grupo
los precios presumiblemente aumentará la demanda de dine­ sólo tiene influencia sobre su precio); en algunos
ro. El argum ento del texto ignora la posibilidad (concebible períodos se adelantarían los salarios y en otros los
teóricamente) de que la inflación se haya ubicado por encima precios de las diversas categorías de bienes, se­
de la que maximiza el impuesto inflacionario; es decir, que el gún el poder relativo de trabajadores o empresa­
alza de los precios sea tal que un incremento adicional de la
tasa de inflación produzca una caída más que proporcional de
rios.'*’ La secuencia de acciones y reacciones de
las tenencias de saldos reales. No parece que esta posibilidad
tenga importancia práctica, salvo quizá en el caso de las hipe- '•*En el caso argentino, se distinguen tradicionalmente
rinflaciones. tres grandes grupos (trabajadores, empresarios urbanos, em-
74 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 t Abril de 1986

estos grupos traería aparejada la inflación. Esta, forma inmediata) su conducta a ese dato.^^ Es
en otros términos, resultaría de un Juego colecti­ decir, las teorías de la pugna distributiva se aso­
vo en que se determinan salarios y márgenes cian con una hipótesis sobre el régimen de políti­
sobre costos, sin que se alcance un equilibrio. Los ca económica según la cual el gobierno actúa
precios se elevarán tanto más rápidamente cuan­ como seguidor del sector privado, por oposición
to más intensa sea la pugna, es decir, si los grupos a las hipótesis monetarias y fiscales que postulan
tratan simultáneamente de obtener grandes un liderazgo por parte de las autoridades.
mejoras en sus ingresos reales.'^^ Por otro lado, si Las hipótesis resumidas anteriormente po­
hay mecanismos de indización (definidos institu­ nen de manifiesto el aspecto distributivo de las
cionalmente o aplicados como reglas implícitas), variaciones de precios y salarios, que queda ocul­
la variación de precios de un período se traslada­ to en los modelos de equilibrio. Destacan tam­
ría a períodos posteriores: una agudización de la bién las limitaciones de los análisis tradicionales
pugna distributiva produciría no sólo un creci­ para la descripción de las relaciones entre firmas
miento acelerado de los precios sino un aumento y trabajadores; en la producción se generan cua-
persistente de la inflación. sirrentas, cuya distribución es materia de rega­
Para completar el esquema habría que defi­ teo, especialmente cuando se consideran cortos
nir el comportamiento de la política monetaria. horizontes temporales. De cualquier manera, a
Dado el supuesto de que precios y salarios res­ menudo los modelos de la pugna distributiva
ponden principalmente a los costos y a conside­ dejan sin aclarar las hipótesis de comportamien­
raciones distributivas, la pugna colocaría a las to que explicarían la conducta de grupos e indivi­
autoridades ante un difícil dilema. Una restric­ duos (Hirschman, 1985). Ello plantea algunos
ción de la demanda actuaría sobre las cantidades interrogantes. Aunque los salarios nominales se
producidas y sólo muy lentamente sobre los pre­ establezcan para un grupo de empresas (o para la
cios. Precios y salarios pueden responder a ex­ economía en su conjunto), cada firma determina
pectativas, pero éstas no se basarían en los anun­ en principio sus precios en forma individual: los
cios sobre política monetaria como en los esque­ salarios reales no resultan entonces de una nego­
mas de equilibrio con expectativas racionales. ciación colectiva. ¿Cómo se fijan las estrategias de
Así, cuando se produce un alza de precios, las las partes cuando se convienen los salarios y có­
opciones para el gobierno serían, o bien convali­ mo se establecen los precios una vez que los cos­
dar el alza expandiendo la demanda global, o tos están dados? En todo caso, parece tratarse de
bien aceptar una caída de la actividad. Desde la un juego complicado, en que los participantes
perspectiva de estos modelos, la política moneta­ deben actuar a base de conjeturas sobre acciones
ria es generalmente endógena: el nivel de precios probables de los demás agentes y de la política
es “decidido” por grupos o individuos privados y económica, con un conocimiento poco preciso
el gobierno ajusta (aunque no necesariamente en sobre el resultado final. Dada la complejidad del
problema, es probable que se adopten reglas de
comportamiento que no incorporen toda la in­
formación potencialmente disponible (porque
esa información no es necesariamente confiable
presarlos agropecuarios) que, en distintas alianzas según el y porque es difícil efectuar inferencias a partir de
momento, definirían las características de la pugna. Confor­ los d a to s ).P e ro se sigue planteando la pregun-
me a estos estudios, en la capacidad de negociación de los
grupos y en la configuración de los precios infiuirfa particu­
larm ente la situación de los pagos externos. Véase entre
otros, Ferrer (1963); Brodersohn (1974); Canitrot (1975); '^‘La cantidad de dinero podría también variar con una
Mallon y Sourrouille (1975). respuesta endógena del déficit fiscal a los precios debido a la
bien cuando hay presiones para lograr un aumento existencia de rezagos en la percepción de impuestos (Olivera,
de los precios relativos de algunos productos de precio flexi­ 1967; Dutton, 1971; Tanzi, 1977; Canavese, 198.5). En este
ble, que generan resistencias a la caída del ingreso real de los caso, un aumento de una sola vez en los precios podría dar
grupos afectados. Según este esquema, por otro lado, el go­ lugar a una aceleración persistente en el crecimiento de la
bierno podría también iniciar o acelerar la pugna sectorial oferta monetaria.
aplicando políticas dirigidas a aumentar el valor real de los ‘■^'^Okun (1981) discute los problemas asociados con la
precios que controla. formación de precios e intenta racionalizar la existencia de
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION ! Daniel Heymann 75

ta sobre cuán mecánicamente se aplicarán reglas rriría, por ejemplo, cuando el salario real previs­
como el traslado de costos a precios o el ajuste de to por los trabajadores resulta incompatiHe con
salarios basado en la inflación pasada, y cómo se la política de márgenes de las empresas. La bús­
ajustarán esas reglas ante cambios bruscos de las queda de un sistema factible de precios relativos
circunstancias, producidas, por ejemplo, por una puede dar lugar a aumentos sucesivos de salarios
modificación en el régimen de política econó- y precios. En una situación de esta dase, la pugna
mica. 23 sería síntoma no sólo de una tensión social, sino
La impresión que se desprende de la hipóte­ también de un desequilibrio económico. Esas in­
sis de la espiral de precios y salarios es la de una congruencias parecen más probables cuando al­
economía que no alcanza a definir un conjunto gún hecho exógeno perturba los precios relativos
más o menos estable de precios relativos: si un o contrae el ingreso real. Los salarios reales exigi­
grupo busca mejorar su situación relativa, su ac­ dos y los márgenes sobre costos dependen presu­
ción es neutralizada después de algún tiempo miblemente de las estimaciones hechas a base de
por la reacción de otros precios, de modo que la valores normales, sostenibles de acuerdo con la
sucesión de movidas no tiene un resultado bien experiencia. Aunque se reconozca que ha habido
definido. Una pregunta inmediata es cómo surge un cambio que disminuye el ingreso global, sus
la inconsistencia en el sistema de precios.^'* Una consecuencias sobre los precios y las remunera­
primera posibilidad aparece si algún grupo in­ ciones de grupos particulares pueden no ser fáci­
tenta sacar partido de rezagos en el ajuste de los les de establecer de antemano. No hay garantía
precios para obtener una mejora transitoria de de que los ingresos esperados equivalgan al in­
su ingreso real; a plazos cortos, las demandas son greso potencial. Los intentos por mantener pre­
relativamente inelásticas y, aunque la acción de cios relativos que fueron normales en el pasado
ese grupo sea contrarrestada en algún momento pueden hacer subir las magnitudes nominales
por el alza de otros precios, de cualquier modo más de lo ordinario. En otras palabras, el apren­
puede haber una ganancia potencial. Esta con­ dizaje que lleva a un nuevo sistema de precios se
ducta exige varias condiciones: una acción coor­ daría con la aparición efectiva de excesos de ofer­
dinada (más fácilmente sostenible en plazos cor­ ta o demanda en los mercados e implicaría una
tos), la ausencia de reacciones adelantadas por elevación de los precios en su conjunto.
parte de los demás agentes y una respuesta no En todo caso, aunque la pugna distributiva
muy intensa de las cantidades demandadas. Esto pueda ser una fuente autónoma de alzas de pre­
último parece tanto más probable cuanto más cios, es evidente que ese mecanismo inflaciona­
errático sea el movimiento del conjunto de los rio funcionará con tanta mayor intensidad cuan­
precios. De ahí que en circunstancias de inestabi­ to más flexible sea la política económica. Si bien
lidad ya manifiesta se pueda esperar una mayor es cierto que la existencia de conflictos distributi­
frecuencia de aumentos de precios de este tipo. vos agudos dificulta la regulación de la demanda
Una segunda forma de pugna distributiva se nominal, no lo es menos que una política pura­
produciría cuando precios y salarios se estable­ mente pasiva tiene un claro sesgo inflacionario.
cen con la expectativa de mejoras relativas per­ Al fijar sus precios, cada individuo o grupo ten­
manentes, que luego se ve desmentida. Así ocu- drá en cuenta que, si los demás, determinan una
mayor tasa de inflación, la demanda crecerá en
consecuencia. La aceleración de algunos precios,
rigideces. Frenkel (1984 a) argumenta que los salarios res­
o la amenaza de que ésta ocurra dará lugar en­
ponden a condiciones institucionales y que estando dadas
esas condiciones la indizadón resultante de la inflación pasa­ tonces a reacciones de los demás precios. Por lo
da es un régimen que evita a las partes un trabajo excesivo de tanto, es probable que la inflación se acelere. El
obtención y procesamiento de información. límite se alcanzaría cuando el aumento de precios
'^'^Frenkel (1983) señala que el margen sobre costos que adquiera un ritmo que las autoridades no estén
aplican las empresas no permanecería fijo ante tales cambios. dispuestas a convalidar. De ahí resultaría que la
*^'*Esto se refiere al caso en que se supone que la pugna
política económica no puede evitar la disyuntiva
distributiva inicia la aceleración de los precios. Conviene dis­
tinguir este caso del que resulta de las reacciones defensivas implícita; debe haber un punto en el que se re­
que se producen cuando salarios y precios varían para adap­ nunciará a mantener incondicionalmente la acti­
tarse a una inflación ya desatada. vidad a fin de evitar mayores alzas de precios.
76 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 ! Abril de 1986

4. Los modelos de inflación estructural les y cuanto más inelásticas sean ofertas y deman­
das; esto depende de la estructura de la econo­
La denominación ‘estructural’ es ambigua. Tan­ mía. Desde esta perspectiva, entonces, la cadena
to los mecanismos de formación de precios, como de causalidad iría desde la variación de los pre­
los estímulos que en última instancia actúan so­ cios relativos —debida a factores reales—, a la
bre ellos, dependen de las características específi­ inflación, a través de un régimen de política pasi­
cas de la economía, de su composición social y del va, que permite el deslizamiento de los precios
modo en que se determina la política económica. para facilitar la transición desde un conjunto de
Un déficit fiscal elevado y persistente, por ejem­ precios y cantidades a otro.
plo, puede sin duda atribuirse a causas estructu­ Estas teorías señalan que algunos aumentos
rales, si así se llama al conjunto de presiones que generalizados de los precios no provienen nece­
lo originan. Las hipótesis de inflación estructu­ sariamente de variaciones globales de oferta y
ral, sin embargo, se refieren a una clase específi­ demanda sino que pueden también originarse en
ca de modelos, con supuestos bastante bien defi­ desplazamientos entre sectores. Aunque el argu­
nidos sobre el origen no monetario de la infla­ mento se basa en una teoría muy esquemática
ción (Sunkel, 1958; Prebisch, 1961; Seers, 1963y sobre la formación de precios (y la rigidez de los
1964; Ruggles, 1964; Olivera, 1964; Frisch, precios nominales a la baja parece perder impor­
1983, cap. 5). tancia a medida que sube la inflación) es evidente
Según el enfoque de la pugna distributiva, la que en muchos mercados las respuestas equili­
inflación es síntoma de un desajuste en la deter­ brantes de los precios ocurren sólo lentamente.
minación de los precios relativos. En cambio, pa­ Para ciertos bienes, la reacción inicial a un exceso
ra algunos modelos la inflación puede interpre­ de oferta es una reducción de las cantidades pro­
tarse como un mecanismo que facilita el estable­ ducidas, mientras que para otros (como los pro­
cimiento de los precios relativos de equilibrio ductos agropecuarios) hay ajustes de precios más
cuando varían las ofertas y demandas sectoriales. pronunciados. Por lo tanto, es probable que un
Si los precios nominales son inflexibles a la aumento en los precios relativos del segundo
baja,'"^^ es imposible alcanzar un equilibrio man­ grupo de artículos se traduzca en un alza del
teniendo fijo el nivel general de precios: no hay nivel general de precios nominales; estos aumen­
fuerzas que tiendan a eliminar el exceso de oferta tos pueden transmitirse en el tiempo si hay me­
de aquellos bienes cuyo precio relativo debería canismo de difusión (como reglas de indización o
disminuir. En cambio, si la demanda global au­ cambios inducidos en el déficit fiscal) o bien si la
menta al menos hasta el punto en que los precios perspectiva de una menor actividad lleva a las
nominales de esos bienes permanecen fijos (lo autoridades a convalidar las alzas.
cual implica que suben los demás precios) se pue­ En los planteamientos iniciales de la hipóte­
de sortear la restricción planteada por la rigidez. sis de inflación estructural se destacaba la inelas­
Es decir, cuando se producen cambios en la tec­ ticidad de la oferta agropecuaria, que se atribuía
nología, en las preferencias, etc., que requerirían a rigideces tecnológicas e institucionales y a la
una modificación de los precios relativos ésta inflexibilidad al descenso de los precios nomina­
ocurre sin perturbaciones sólo si no se fuerza una les. Un grupo de trabajos más recientes (Canave-
caída de algunos precios nominales. Si las autori­ se, 1982; Frenkel, 1983 y 1984a; Lopes, 1984; y
dades adoptan una política de mantener el volu­ L. Taylor, 1983, cap. 6, 10), también adopta una
men de producción, el resultado es una variación concepción no monetaria de la inflación, pero
ascendente del conjunto de los precios. La infla­ con características distintas. Las hipótesis sobre
ción sería tanto más intensa cuanto más frecuen­ formación de precios tienen dos temas principa­
tes y amplios sean los corrimientos intersectoria- les. Por un lado, se dividen los bienes en dos
clases: los de precio flexible (típicamente las ma­
terias primas) y los de precios administrados; los
precios de estos últimos se determinarían apli­
menudo se distingue entre los bienes de acuerdo
con el grado de flexibilidad de su precio a los excesos de cando márgenes sobre costos relativamente cons­
dem anda. En algunos casos la respuesta sería relativamente tantes. Por otra parte, se supone que los salarios
rápida, en otros ocurriría muy lenta (Hicks, 1974). siguen una regla de indización basada en la varia­
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 77

ción de precios de períodos anteriores, y que del cambio de precios ocurrido entre momentos
influyen poco en ellos las previsiones de precios de reajuste, y no sobre la base de expectativas
futuros y el exceso de demanda de trabajo.^® De sobre la inflación futura.
allí que la tasa de inflación tenga un fuerte com­ La indización salarial es práctica corriente en
ponente de inercia, ya que la indización de sala­ las economías inflacionarias; facilita la realiza­
rios transmite hacia adelante los aumentos de ción de contratos en condiciones de rápida varia­
p re c io s ,la s aceleraciones inflacionarias obede­ ción de precios y resulta una fórmula relativa­
cerían principalmente a aumentos en los valores mente poco costosa de negociar y aplicar. Evi­
relativos de los bienes de precio flexible.'^® Tam­ dentemente, en una economía en que la indiza­
bién se deduce que los salarios reales variarían de ción es de uso difundido, la inflación presenta
modo inverso a la tasa de inflación y que los una inercia que se opone especialmente a la apli­
cambios en la demanda global recaerían casi ex­ cación de políticas de estabilización basadas ex­
clusivamente en las cantidades producidas y sólo clusivamente en la restricción de la demanda.
muy poco en los precios. Subsisten, sin embargo, algunos interrogan­
Desde el punto de vista analítico, estos mode­ tes. Cuando se fijan los salarios nominales, una
los ponen de relieve lo difícil que es, con el enfo­ de las principales variables que se tiene en cuen­
que del equilibrio, explicar la formación de pre­ ta es el alza de los precios desde el ajuste anterior.
cios y, especialmente, la de los salarios. En primer Pero el sistema de indización basado en la infla­
lugar, se cuestiona el supuesto implícito de fija­ ción pasada es imperfecto, porque no mantiene
ción instantánea de las remuneraciones: las rela­ las condiciones de poder adquisitivo del contrato
ciones de trabajo suelen ser duraderas y su rene­ si se modifica la tendencia de los precios y no
gociación es costosa; por lo tanto, los salarios incorpora otras influencias reales sobre los sala­
formarían parte de un contrato (tal vez implíci­ rios. Sería conveniente especificar en qué condi­
to), que no se revisa permanentemente. De ahí ciones se utiliza la indización como modo de evi­
resulta que ios salarios nominales mostrarían una tar renegociaciones frecuentes y cómo y con qué
apreciable rigidez en plazos cortos. Además, se frecuencia se revisa la base salarial. Para ello,
señalan los costos de información y conflicto que habría que definir con alguna precisión los obje­
implicarían las reglas salariales complejas, en que tivos de las partes, sus apreciaciones y los costos
se utilizan datos que no son de disponibilidad de negociación y puesta en práctica de distintos
pública y fácilmente obtenibles (Frenkel, 1984b). tipos de contrato, además del contexto institu­
Desde esa perspectiva, la indización con respecto cional.^^ No se ha aclarado aún la teoría al res­
a la inflación pasada sería, en un contexto de pecto: los modelos actuales no han llegado a con­
rápida elevación de los precios, una forma razo­ clusiones firmes, aunque se han propuesto varias
nable para estabilizar las relaciones de trabajo, hipótesis que explicarían cierta rigidez de los
que no recurre a procedimientos inaplicables en s a la rio s .E n particular, queda por explicar la
la práctica. Por ese motivo, la fijación de salarios existencia de los diversos modos de contratación
se haría con criterios retrospectivos, en función según sean la economía y el período de que se
trate (salarios fijados en términos nominales con
ajustes de diferente frecuencia, indización más o
^‘’Este tipo de modelo puede combinarse con las hipóte­ menos completa con sujeción a índices de precios
sis de pugna, distributiva por cambios episódicos en el mar­
gen sobre los costos o en el grado de indización de los salarios.
‘^^La inercia inflacionaria ha sido destacada también por
G ordon (1981), Tobin (1980). Físcher (1977), Phelps y J. ^®La importancia de las condiciones institucionales ha
Taylor (1977), J. Taylor (1980), entre otros, han discutido los sido subrayada, entre otros, por Cortázar (1983) y Frenkel
efectos de las rigideces contractuales aunque, en esos mode­ (1984a). Este autor afirma que la teoría de los salarios es
los, los salarios se determinan sobre la base de previsiones. necesariamente histórica y que no es posible formular una
^^’Esta conclusión se asemeja a la del esquema estructu- explicación de tipo general.
ralista tradicional. Sin embargo, en éste se trataba de explicar ^^Una reseña de la discusión actual sobre la teoría de los
los aumentos de precios, mientras que aquí el análisis se contratos y la fijación de precios y salarios se encuentra en
refiere a los cambios en la tasa de inflación. Por otro lado, los Azariadis y Cooper (1985), Azariadis y Stiglitz (1983), Flana­
modelos recientes difieren del de Olivera (1964) en que no se gan (1984), Klein (1984), Lazear (1984), Weitzman (1984),
hace referencia al equilibrio general. Yellen (1984).
78 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

u Otras variables, con distintos rezagos y períodos preocupación no es absurda desde un punto de
de ajuste) y, especialmente, la transición de una vista analítico; además, una explicación precisa
modalidad a otra.^^ En este sentido, parecería de la inflación ayudaría al diseño de políticas.
que los métodos de fijación de salarios (y precios) Pero, a veces, la discusión toma un cariz más bien
dependen del régimen de política económica. En metodológico: mientras que algunos exigen que
especial, la indización con criterio retrospectivo se explique la creación de dinero y sus efectos,
estabiliza el salario real esperado, si la tasa de por ejemplo, otros insisten en que se dé cuenta de
inflación pasada es buena indicadora de la que la variación de los salarios. En realidad, una teo­
regirá en el período del contrato. Que esta condi­ ría más o menos completa debería incorporar
ción se cumpla dependerá del comportamiento todas esas cuestiones a un tiempo, de manera de
previsto de los precios fijados en el sector público identificar las influencias exógenas y mostrar los
y de los agregados monetarios (por su efecto mecanismos por los cuales se transmiten a los
sobre los precios flexibles, los márgenes sobre precios. No se cuenta con una teoría lo suficiente­
costos o las mismas expectativas de otros secto­ mente desarrollada como para permitir inferen­
res). Si bien es cierto que los costos de transacción cias precisas de ese tipo.
podrían explicar el que ciertas reglas se sigan Las explicaciones monocausales tienen sus
usando aunque impliquen un margen de error, riesgos. Es cierto, por ejemplo, que no hay casos
no lo es menos que los métodos basados exclusi­ de inflación sostenida en que no haya habido un
vamente en la extrapolación de comportamien­ rápido crecimiento de la cantidad de dinero.
tos pasados probablemente no se aplicarán en También parece claro que las predicciones sobre
momentos de cambios visibles en las condiciones el comportamiento de la política monetaria cum­
económicas. En otros términos, resultaría que plen un papel en la formación de precios: éstos
una teoría de precios y salarios no puede pasar serán tanto más volátiles, y resistentes a la baja
por alto la consideración de las expectativas (es cuanto más probable sea que la demanda global
decir, que los precios, en última instancia, se fijan se ajuste pasivamente a los precios. Pero estas
prospectivamente) y que esto reintroduce (aun­ observaciones no alcanzan a explicar la inflación.
que sea en momentos de grandes variaciones) a la Un modelo puramente monetario simplifica en
demanda global en la explicación de los precios exceso las decisiones sobre precios (al suponer
administrados. De cualquier modo, como muy que éstos se determinan según un equilibrio en
probablemente no sea completa ni uniforme la que los agentes sólo toman en cuenta la evolución
respuesta de los precios flexibles y de las expecta­ prevista en la cantidad de dinero) y deja en pie la
tivas a la demanda y existen costos de renegocia­ pregunta sobre cuáles son las presiones que ac­
ción, la presencia de rigideces contractuales será túan sobre la política monetaria. Del mismo mo­
elemento importante para el análisis de políticas do, los modelos que postulan reglas mecánicas de
de estabilización. fijación de precios y salarios no explican clara­
mente cómo los individuos o los grupos llegarían
5. Un resumen a esas decisiones ni cómo reacciona la política
económica ante ellas. No es, por supuesto, que se
El debate sobre las causas de la inflación se plan­ desconozcan del todo los factores que originan
tea a menudo como una opción entre distintas los aumentos de precios, sino que el conocimien­
tipologías: la inflación tendría una naturaleza to es difuso. La incertidumbre (tanto para el aná­
bien definida, que haría falta descubrir. Esa lisis como para la toma de decisiones de los agen­
tes) es mayor cuanto más errático sea el régimen
inflacionario o más súbitos los cambios en la polí­
^ *Un asunto de particular interés es el que se refiere a la tica económica.
rapidez con que se adaptan las reglas de formación de precios A veces es posible identificar circunstancias
y salarios al tipo de inflación vigente. Gerchunoff (1985) específicas que pueden ser motivo de aceleración
comenta que, tras la estabilización alemana de 1923, los sala­ de los precios. En este sentido, parecería que el
rios se volvieron a fijar en términos nominales (en moneda
local) con bastante prontitud, pero su período de validez fuerte aumento en los servicios de la deuda ex­
siguió siendo durante varios años menor que el de otros terna ha creado condiciones muy propicias para
países europeos. la inflación. En primer lugar, las transferencias al
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Hermann 79

exterior implican un tipo real de cambio más Algo semejante ocurre cuando se considera la
alto, lo que se suele alcanzar mediante devalua­ variación de precios de un período a otro. Mu­
ciones nominales que elevan los precios. Ade­ chas veces se observa que la cantidad de dinero
más, mientras no se haya establecido (y de algún crece por encima de los precios; otras veces se
modo, aceptado) una nueva configuración de adelantan los salarios o el tipo de cambio u otro
precios relativos, las reacciones defensivas de los grupo de precios; y en algunas oportunidades,
sectores más afectados pueden dar lugar a incon­ los precios suben sin que se pueda encontrar un
sistencias en la fijación de precios del tipo de las motivo claro. Estos adelantos o rezagos episódi­
mencionadas. Por último, como buena parte de cos no definen el tipo de inflación en cada mo­
la deuda ha sido contraída o tomada a su cargo mento, sino que reflejan el carácter errático de la
por el sector público, se crea una presión adicio­ fijación de precios.
nal sobre el presupuesto. Cuando, además, la Una economía inflacionaria es distinta de
capacidad tributaria es limitada {lo que se agrava una economía estable y no sólo porque las varia­
por la caída del ingreso real), es de esperar que se bles nominales crezcan a mayor velocidad en un
recurra en mayor medida al impuesto inflacio­ caso que en otro. El crecimiento desordenado de
nario. los precios, sea porque el gobierno no encuentra
También, como otro ejemplo, las crisis finan­ otros medios que la emisión para financiar sus
cieras internas (debidas en parte a factores reales gastos o porque existen reivindicaciones irrecon­
o a debilidades de los sistemas bancarios) podrían ciliables que a su vez llevan a una política de
originar una intensa demanda por inflación para acomodamiento, apunta a un estado de pertur­
reducir el valor real de los pasivos. El mecanismo bación más general. Parece significativo que mu­
por el cual se genera la inflación en este caso chas de las grandes inflaciones hayan ocurrido
puede suponer inicialmente una mayor expan­ en circunstancias de inestabilidad política o crisis
sión monetaria o la elevación de ciertos precios. económicas, es decir cuando hay conflictos distri­
Según donde se ponga el acento, se insistirá so­ butivos exacerbados o bien la economía está ma­
bre estos mecanismos o sobre el origen particular nifiestamente desequilibrada. En última instan­
de las presiones inflacionarias. Esto ilustra nue­ cia, una inflación aguda aparece como síntoma
vamente acerca de la ambigüedad de la pregunta de un problema de funcionamiento social. Desde
sobre el origen de la inflación. este punto de vista, las consecuencias más impor­
De hecho, el afán de buscar una explicación tantes de la inflación se asociarían con las dificul­
única puede sugerir que la inflación (sobre todo tades para la toma de decisiones que caracterizan
cuando es intensa) es un fenómeno más sistemá­ a un estado de gran incertidumbre. De igual
tico de lo que es en realidad. Grandes déficit manera, la estabilización se presenta no sólo co­
fiscales, incongruencias en la fijación de precios y mo un cambio en el manejo de ciertos instrumen­
resistencia a reducir el ritmo de aumento de pre­ tos de política, sino como un proceso por el que se
cios y salarios suelen ir juntos y actuar unos sobre modifican los diversos tipos de conducta (tanto
otros: una vez que la inflación toma impulso pa­ por parte del gobierno como del sector privado)
rece difícil atribuirle una causa bien definida. que generan la inflación.

Efectos de la inflación

El análisis de las consecuencias de la inflación se ría que el principal efecto de la elevación conti­
suele basar en modelos de inflación neutra (en el nua de los precios sería una distorsión en las
sentido de que las variables nominales: precios, tenencias de dinero: el mayor costo de mantener
salarios, cantidad de dinero, crecen al mismo activos sin interés reduce la demanda de saldos
ritmo) y perfectamente prevista. De ahí resulta­ reales, de modo que los individuos consumen
80 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

menos servicios de liquidez (Bailey, 1954; Fried- de por sí, sino también, y principalmente, de esa
man, 1969). También se han señalado las conse­ turbulencia.
cuencias distributivas de los cambios no previstos Hasta qué punto la inflación perturba las
en los precios {Kessel y Alchian, 1962). Estos actividades económicas dependerá de la intensi­
efectos no son despreciables, pero no agotan las dad del fenómeno. En los casos de mayor inesta­
consecuencias de la inflación (Leijonhufvud, bilidad, los efectos son apreciables.
1977). i) El alza de los precios estimula la demanda
Una de las características de las situaciones de activos líquidos distintos de los medios de
de volatilidad de precios es que los agentes están pago, cuyo valor real se deprecia rápidamente.
envueltos en un juego de complejas conjeturas, Una de las consecuencias de la huida del dinero
en el que cuentan con escasa información confia­ es la mayor importancia que adquieren las divisas
ble. En estos casos, ni la conducta de los agentes extranjeras, no sólo como numerario para expre­
privados ni la política económica son fáciles de sar los precios, sino también como medio para
prever. En la política económica suele influir una mantener poder de compra, e incluso para efec­
variedad de demandas (sostener el nivel de acti­ tuar pagos. Como contrapartida de las mayores
vidad, mantener el equilibrio externo, regular el tenencias de moneda extranjera (que no deven­
crédito, influir sobre los precios, distribuir el in­ gan intereses en el país de emisión), los residen­
greso o el patrimonio de determinada forma) tes deben desprenderse de bienes u otros activos:
cuyas prioridades varían según los objetivos de esto representa un costo para la economía en su
las autoridades, el estado de la economía o la conjunto. Por otro lado, el intento por reducir el
interpretación que se haga de éste. Si la política es monto de los saldos monetarios distrae recursos
inestable, es más probable que las expectativas en las operaciones financieras de corto plazo y en
que se forma el público sean volátiles y difieran la búsqueda de formas para sincronizar pagos y
para distintos individuos'^^,lo que repercute en cobros, y crea inconvenientes en la organización
las decisiones de precios y de tenencias de activos. de los intercambios. Además, no todos los indivi­
La heterogeneidad de las expectativas, unida fre­ duos tienen la misma facilidad para evitar el im­
cuentemente a cambios poco regulares en los puesto inflacionario: éste recae probablemente
precios del sector público, se refleja en la evolu­ en buena parte sobre los grupos de ingresos
ción errática de las diversas categorías de bajos.
precios.E ntonces, ni los agentes privados ni el ii) La volatilidad de los precios lleva a una
gobierno pueden predecir con precisión el com­ activa búsqueda de información. Pero, a pesar de
portamiento de los mercados. Esto, a su vez, crea este esfuerzo (que resta recursos a las actividades
problemas para la política económica. En esas productivas), los agentes se encuentran ante una
circunstancias, es probable que no haya un régi­ incertidumbre mucho mayor que en condiciones
men claro de determinación de las políticas y que de estabilidad. Se corre el riesgo de incurrir en
las decisiones privadas sean poco sistemáticas e grandes pérdidas y al mismo tiempo se presentan
incompatibles entre sí. Los costos de la inflación oportunidades de lograr grandes beneficios que
provienen no sólo del crecimiento de los precios sólo dependen del pronóstico de la inflación. Se
genera entonces una intensa actividad especula­
tiva en la que se ven inducidos (u obligados) a
^'^Leijonhufvud (1981) distingue entre "expectativas participar la mayoría de los individuos. Muchas
bien conformadas”, que se pueden describir en función de los transacciones se basan sólo en la existencia de
estados pasados de la economía y serían características de opiniones distintas sobre la evolución futura de
situaciones relativamente estables y “expectativas mal confor­
madas”, que no responden a un modelo bien definido aplica­ los precios; de modo similar, quedan sin realizar
do por el conjunto de los agentes. intercambios que se llevarían a cabo en circuns­
'’’’Está bien establecido que la variabilidad de los precios tancias más normales. Al mismo tiempo, la difi­
relativos aum enta con la inflación (para el caso argentino, cultad de efectuar previsiones es mayor cuanto
véase Helman, Roiter y Yoguel (1984) ). Las explicaciones
más dilatado sea el horizonte temporal de las
propuestas van desde los modelos de inflación estructural a
los modelos en que la varianza de los precios relativos es decisiones. Los individuos prefieren entonces
función de la varianza en el componente aleatorio de la oferta adoptar posiciones flexibles, que puedan modifi­
monetaria (Cukierman, 1979), carse a medida que se recibe nueva información.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 81

Esto probablemente lleve a postergar inversiones pero también la realimenta. Cuando se aplican
de maduración lenta. Algo similar ocurre con la regímenes de ajuste autómatico de salarios, sus
política económica: las medidas dirigidas a pro­ imperfecciones producen cambios no previstos
mover el crecimiento tienen menor probabilidad en las remuneraciones reales y constituyen, por
de ser consideradas duraderas cuando, como su­ lo tanto, motivo de roce; cuando no existen, au­
cede en los casos de alta inflación, se percibe menta la frecuencia de los ajustes: como no se
como inestable la conducta del gobierno; consi­ puede establecer un sistema bien definido de
guientemente, también crece la magnitud de los contratos en términos reales y se producen fre­
incentivos necesarios para obtener una determi­ cuentes e intensos cambios de precios relativos,
nada respuesta. cada vuelta de negociación resulta conflictiva.
iii) La contracción del horizonte temporal de En situaciones de inflación errática, por lo
las decisiones es más patente en los mercados tanto, las acciones orientadas al crecimiento y a la
financieros. Como la incertidumbre sobre los redistribución permanente de ingresos pasan a
precios aumenta con el plazo, los contratos a segundo plano frente a un desordenadojuego de
interés fijo se pactan por períodos reducidos. Las corto plazo sin una solución precisa. Dado que el
opciones posibles para el fínanciamiento a más problema reside en la forma de comportamiento
largo plazo tienen también inconvenientes: los del sector público y de los agentes privados, su
sistemas de interés variable implican el riesgo de corrección implica un cambio de esas conductas.
que cambie la tasa de interés real, mientras que la Es decir, estabilizar significa llegar a una situa­
variabilidad de los precios relativos hace difícil ción en que los actores económicos estén en
encontrar índices apropiados para el ajuste de mejores condiciones de formular planes para el
deudas. De este modo, se resiente la provisión de futuro y en que sea más probable que las decisio­
fondos para la inversión. nes sean compatibles entre sí. Dicho de otro mo­
do, la evolución de los precios debe ser más previ­
iv) Los frecuentes cambios de precios le res­ sible; esto exige que la política económica sea tal
tan rápidamente validez a la información que que guíe a las decisiones privadas hacia ese fin.
puedan obtener los consumidores. El costo de la Difícilmente se logrará ese resultado con tasas
búsqueda de mejores oportunidades de compra elevadas de inflación. Por lo tanto, una de las
se eleva con la inflación. Por lo tanto, la compe­ condiciones para la estabilización es que se alcan­
tencia de precios resulta una estrategia menos ce una velocidad ‘razonable’ en el crecimiento de
conveniente para las firmas que cuando rigen los precios. Reducir la inestabilidad requiere,
condiciones de estabilidad. además, que la inflación sea relativamente previ­
v) Al preferir conductas flexibles, los agentes sible, de modo que los agentes puedan formular
intentan protegerse de los efectos de cambios expectativas más o menos confiables. El proble­
sorpresivos en los precios. Pero la inflación pro­ ma de la estabilización, por lo tanto, es doble:
duce de todas maneras redistribuciones aleato­ lograr que disminuya el ritmo de aumento de los
rias de incentivos y de ingresos. La inestabilidad precios y conseguir también que esa disminución
de precios puede reflejar una pugna distributiva, sea duradera.

III
Políticas de estabilización

1. La estabilización como problema seable y posible que se contraigan compromisos


de política económica incondicionales de política económica; qué sen­
dero de precios conviene elegir como meta para
El diseño de políticas de estabilización plantea la estabilización; qué implica esto para el manejo
varias preguntas difíciles: hasta qué punto es de­ de los instrumentos de política; qué debe hacerse
82 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

para que la transición hada una tasa más baja y nen un alto costo, también a más largo plazo se
más estable de inflación tenga el menor costo plantea el interrogante sobre la conveniencia de
posible. definir reglas estrictas para la administración de
Una primera cuestión se refiere al horizonte ciertos instrumentos. Un caso particular es el de
temporal de las políticas. Los modelos económi­ la política monetaria. Se ha propuesto que el
cos suelen representar las decisiones, en el tiem­ Banco Central actúe de modo de mantener cons­
po, como la solución de problemas en que se tante la tasa de crecimiento de algún agregado
formulan estrategias que cubren todos los perío­ monetario.'^“* De acuerdo con los defensores de
dos futuros: la conducta que se adoptará en el este sistema, la regla monetaria resolvería el pro­
presente forma parte de una secuencia de accio­ blema de la inestabilidad de precios y, a la vez,
nes, y depende de las contingencias que se espera eliminaría buena parte de las fluctuaciones en el
encontrar más adelante. Estos esquemas no se producto global: si los medios de pago crecen a
ajustan del todo a lo observado. En realidad, es un ritmo predecible, se reduciría el componente
común un comportamiento distinto: las decisio­ imprevisto de la demanda global que, según la
nes se adoptan de una en una, sin definir muy hipótesis tradicional, provoca los cambios cíclicos
precisamente las acciones futuras. Es natural que en la producción.
esto así sea, habida cuenta de las dificultades de Sin embargo, estos argumentos se basan en
obtener y procesar la información. Las políticas supuestos muy categóricos sobre la asociación
de estabilización plantean claramente una dis­ entre el dinero y los precios. De hecho, un régi­
yuntiva entre prefijar (y anunciar) la evolución men de crecimiento monetario fijo tendría varios
de ciertos instrumentos a lo largo de un período inconvenientes. En primer lugar, el estableci­
más o menos prolongado, o permitir que las polí­ miento de esa regla como parte de un programa
ticas se ajusten de modo flexible a las circunstan­ de estabilización (y, por lo tanto, acompañada de
cias. un cambio apreciable en la tasa de crecimiento de
En América Latina se ha vivido la experien­ la cantidad de dinero), puede tener un impacto
cia de numerosos programas que no pudieron inicial considerable sobre los precios, ya que pre­
sostenerse; la alternancia de intentos de defla­ sumiblemente aumentará la demanda de saldos
ción, crisis y nuevos intentos ha sido un impor­ reales. En esas condiciones, resulta casi imposible
tante factor de inestabilidad. Esto sugiere la in­ saber cuál sería el nivel de preíjios de equilibrio.
conveniencia de que las políticas se basen princi­ Así, en lugar de facilitar la formación de expecta­
palmente en expedientes transitorios, porque tivas, se estaría agregando un elemento más de
ello puede afectar la confianza en sus efectos (y, incertidumbre. Después de la transición, la fun­
por lo tanto, entorpecer la transición hacia tasas ción de la demanda de dinero varía de acuerdo
de inflación más bajas) y hacer que los programas con las modificaciones en el tipo de activos dispo­
sean más difíciles de sostener una vez iniciados. nibles y los hábitos de pago. Aun en el supuesto
Sin embargo, tampoco es probable que un pro­ de ajustes perfectos al equilibrio, predeterminar
gram a de estabilización pueda plantear un el aumento de la cantidad de dinero no es condi­
conjunto completo de políticas permanentes. Por ción necesaria ni suficiente para hacer predecible
un lado, si se parte de un estado de alta inflación, la tasa de inflación. Por otra parte, no parece
las perturbaciones que ésta implica no permiti­ conveniente restringir la capacidad de acción de
rán fijar un horizonte temporal demasiado ex­ las autoridades monetarias hasta el punto en que
tenso. Por otra parte, como la estabilización mis­ no puedan ejercer una acción anticíclica en los
ma representa un cambio apreciable en la econo­ mercados de crédito en respuesta a perturbacio­
mía, no se pueden prever con exactitud las condi­ nes de origen real.^^
ciones que existirán durante la transición y des­
pués de ella. Desde este ángulo, parece razonable ^'‘Véase Friedman (1959) y Lucas (1980). El argumen­
considerar la estabilización como un paso previo, to general en favor de las reglas de política (por oposición al
manejo discrecional de los instrumentos) está desarrollado en
muchas veces imprescindible, pero no necesaria­ Kydland y Prescott (1977).
mente definitivo, para el establecimiento de polí­ ■
’’^Leijonhufvud (1983a y b) discute los problemas que
ticas duraderas. resultan de un sistema monetario sin reglas y los que surgi­
Si bien es claro que las políticas volubles tie­ rían con regímenes sin flexibilidad.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 83

Por lo tanto, si bien la definición de un régi­ cuadrar. La capacidad de generar ingresos por
men monetario más previsible es, sin duda, parte impuestos tiene que corresponder al volumen
importante de una estabilización, establecer una del gasto; entre otros requisitos, esto supone
regla rígida para la política no resultaría un obje­ identificar con alguna precisión a los grupos que
tivo apropiado. En general, se presenta la dis­ aportarían los recursos. Además, la pugna distri­
yuntiva entre hacer menos predecibles las políti­ butiva a través de los precios debe dirimirse de
cas, y asumir el riesgo de anunciar compromisos modo coherente: si no se acomodan las variacio­
estrictos sobre el curso futuro de los instrumen­ nes de costos por medio de alzas en la demanda
tos, lo cual reduce la flexibilidad de las políticas y global es evidente que si un grupo intenta au­
puede ser de cumplimiento incierto. En la prácti­ mentar su participación en el ingreso real con un
ca, parece difícil que haya reglas incondicionales aumento nominal, otros sufrirán una pérdida.
sobre un horizonte indefinido de tiempo. Pese a En última instancia, las políticas de estabiliza­
que puede ser útil anunciar (y cumplir) determi­ ción implican siempre decisiones distributivas: se
nadas metas respecto de algunos instrumentos, a trata de reemplazar los mecanismos de redistri­
un plazo más o menos largo (probablemente) la bución que dan origen a presiones inflacionarias
estabilización de las expectativas deba basarse en por otros que no surtan esos efectos. Como resul­
algo más difuso, pero también más simple: el tado, si bien la estabilización no es un juego de
consenso expresado claramente por el gobierno suma cero, es probable que algunos grupos se
y compartido por una gran parte de la sociedad, vean perjudicados. Este aspecto político de la
de que la volatilidad de precios tiene costos eleva­ estabilización es probablemente uno de los más
dos y que, por lo tanto, es importante esforzarse complejos, en especial si se tiene en cuenta que
por mantener los precios en una trayectoria me­ las inflaciones intensas van acompañadas de se­
nos incierta. Más que un anuncio unilateral de rios conflictos distributivos. En América Latina,
reglas inamovibles de política, esto implicaría la la búsqueda de la estabilización de precios se
existencia de un acuerdo implícito sobre el objeti­ vincula muchas veces con políticas de corte con­
vo y la confianza del público (validada en los servador, indiferentes a la distribución de ingre­
hechos) de que las autoridades se esforzarán por sos, o que producen transferencias en contra de
alcanzar ese objetivo y mantenerlo. los grupos de menores recursos. En teoría, este
De cualquier modo una política de estabiliza­ sesgo distributivo no parece ser condición nece­
ción requiere que la meta que se le fije (aunque saria de la política de estabilización. En realidad,
sea de manera imprecisa) a la tasa de inflación esa política tendrá mayores probabilidades de
pueda ser satisfecha con razonable seguridad a lo éxito si puede concillarse con una distribución de
largo de un período que vaya más allá de lo ingresos socialmente aceptable.
inmediato. En buena medida, éste es un proble­ En los términos generales de esta discusión,
ma fiscal: la tasa de inflación que se establezca parecería que un programa es tanto más sólido
como objetivo tiene que ser compatible con un cuanto mejor definidas estén las metas de infla­
volumen de recaudación del impuesto inflacio­ ción que se busca alcanzar y las políticas que se
nario que cubra las necesidades del sector públi­ aplicarán sobre un horizonte temporal más o
co. Sin duda, no es fácil prever las presiones que menos largo. Sin embargo, a menudo, estas con­
se ejercerán en el futuro sobre la política fiscal, ni diciones son difíciles de satisfacer. Y, de cual­
tampoco la evolución de la demanda de activos. quier modo, el resultado final de las políticas
Sin embargo es claro que cuando se busca amino­ depende fundamentalmente del manejo de la
rar la inflación, se acepta también limitar el fi- transición. Esto plantea dos cuestiones muy de­
nanciamiento mediante la emisión de dinero; batidas: a qué velocidad y con qué instrumentos
conviene entonces que la política se oriente a conviene encarar un programa de estabilización.
hacer defensible una tasa de inflación más baja
teniendo en cuenta estas restricciones. Es decir, 2. La transición
el sistema fiscal debe encontrar un sucedáneo
para el crédito del Banco Central y, a lo largo de Para que la estabilización sea efectiva, es impres­
la estabilización, las redistribuciones de ingresos cindible que tanto el conjunto de precios y sala­
que se operen a través del presupuesto deben rios nominales como la demanda global crezcan a
84 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

un menor ritmo. El problema es definir cómo y a gobierno está en condiciones de hacer creer que
qué velocidad esa desaceleración ocurrirá en for­ se ha producido un cambio permanente en el
ma más o menos sincronizada y con la menor régimen monetario, de tal suerte que la demanda
perturbación posible para la actividad económi­ global será desde ese momento compatible con la
ca. La discusión sobre el tema suele suponer que estabilidad de precios, se ajustarán de inmediato
las autoridades regulan la demanda; se trata en­ las expectativas y los precios mismos. No necesa­
tonces de saber en qué forma se producirá el riamente debe frenarse en forma brusca la ex­
ajuste de los precios. En el análisis tradicional, la pansión monetaria, porque las menores expecta­
relación entre precios y cantidades se expresa tivas de inflación estimulan la demanda de dine­
con la curva de Phillips de corto plazo: los precios ro. Pero sí tendría que producirse un cambio
dependen de las expectativas y del exceso de visible en la política fiscal; debería haber una
demanda de bienes. Si las expectativas se basan clara reducción de los déficit presentes y, en es­
en la inflación pasada o si existen rigideces con­ pecial, de los que se prevén para el futuro, que
tractuales {o de otro tipo) que dificultan las varia­ mostrarán sin ambigüedad que el gobierno no
ciones de precios, una reducción de la demanda tendrá que recurrir al impuesto inflacionario.^^
nominal provocará necesariamente una caída de Más allá de los detalles particulares de este
la actividad. La caída será tanto mayor cuanto debate, parece evidente que la elección entre en­
menor la respuesta de los precios a la disminu­ foques graduales o de choque depende de las
ción del producto y cuanto más abrupta la defla­ condiciones iniciales. Cuando la inflación es mo­
ción buscada. Esta clase de argumento lleva a derada, es probable que numerosos contratos
aconsejar que la inflación se reduzca mediante (salariales o de crédito) a plazos relativamente
una política g r a d u a l,e n particular, mediante largos hayan sido pactados en términos nomina­
sucesivas disminuciones en la tasa de crecimiento les y con condiciones que reflejan el crecimiento
de la cantidad de dinero; durante ese proceso, de observado de los precios. Independientemente
cualquier modo, habría un período de menor de la rapidez de ajuste de las expectativas, una
producción. deflación lenta afectaría el valor real de esos con­
Esa opinión ha sido cuestionada por los auto­ tratos menos que una rápida. Por otro lado, las
res que utilizan las hipótesis de expectativas ra­ políticas graduales son potencialmente flexibles;
cionales y de equilibrio en los mercados. Esta permiten utilizar la información que se va reco­
corriente supone que los contratos, explícitos o giendo de acuerdo con la respuesta de la econo­
implícitos, suelen ser flexibles, y se adecúan a los mía. Pero estas posibles ventajas resultan menos
cambios en las condiciones de la economía. Así, patentes, si se parte de una inflación muy alta. En
no habría otro freno para los ajustes de precios estos casos, la inercia de los contratos es menor
que las deficiencias de la información corriente. (aunque no desaparece por completo, salvo tal
La inercia de la inflación desaparecería si las vez en las hiperinflaciones), porque la misma
previsiones del público variarán con la demanda volatilidad de precios lleva a acortar los plazos de
global. En ese caso, la estabilización podría alcan­ los acuerdos. Además, una transición prolonga­
zarse rápidamente y no tendría por qué ir acom­ da puede representar un largo período de incer­
pañada de una recesión. Por otro lado, el análisis tidumbre en el que el público continuaría adop­
parte de la hipótesis de que las expectativas in­ tando sus decisiones de momento en momento a
corporan toda la información útil (en la medida falta de una perspectiva definida a plazos más
en que estén disponibles los datos). Si, en última largos. La propia flexibilidad de las medidas, por
instancia, la inflación depende de la cantidad de otro lado, puede crear la impresión de que son
dinero, las previsiones de precios se basarían en reversibles, lo que haría más trabajoso el cambio
la política monetaria esperada. Por lo tanto, si el

*^E1 argumento fue desarrollado por Sargent (1981 y


esto parecen coincidir autores con distintas postu­ 1982), quien se apoya en la experiencia de las hiperinflacio­
ras teóricas. Véan,se, por ejemplo, Laidler {1975, cap. 4), nes europeas y también por Hornberger y Makinen (1983),
Gordon (1982). Cagan (1979, p. 224) sugiere que la mejor Sin embargo, Dornbusch (1985) ha puesto en duda que ese
política posible está a mitad de camino entre una reducción modelo se aplique estrictamente al caso de la inflación alema­
muy lenta y el extremo opuesto. na de los años veinte.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 85

de expectativas y aumentaría las presiones sobre con la demanda de dinero a una tasa de inflación
las políticas. más baja. Cuanto más claramente sepa el público
El choque soslaya estos problemas, aunque im­ que el gobierno cuenta con esa capacidad, menor
pone condiciones estrictas para obtener bue­ será el riesgo de que los precios no respondan a la
nos resultados. Una vez que se ha anunciado que política.
la inflación sufrirá una brusca caída, es impres­ Ahora bien, este razonamiento no define el
cindible que este efecto se produzca, que los cos­ conjunto de condiciones de una estabilización
tos del ajuste sean tales que no pongan en duda la bien lograda. En primer lugar, habría que defi­
viabilidad de las políticas y que el gobierno utilice nir las condiciones de la credibilidad: ¿cuándo
sus instrumentos para sostener la estabilización. pueden confiar las autoridades en que sus anun­
Hay escasas posibilidades de aprender sobre la cios serán incorporados en las decisiones del pú­
marcha, especialmente en las etapas iniciales del blico? Aunque podría emitirse un juicio sobre el
programa: tienen que darse políticas bastante particular en cada caso específico, la credibilidad
bien definidas y un control eficaz sobre los ins­ es un concepto difuso.^^ Por otro lado, no parece
trumentos; el gobierno, además, quizá debería evidente que un anuncio de cambio radical en la
estar dispuesto a subordinar algunos de sus res­ política fiscal y monetaria, aunque sea creíble, dé
tantes objetivos a la obtención de un efecto dura­ lugar a una modificación suficiente de las expec­
dero sobre los precios. Esto subraya nuevamente tativas y de los p re c io s.A l margen de la posible
la necesidad de un consenso social en torno al existencia de rigideces contractuales, subsiste pa­
objetivo antinflacionario, pero también implica ra los agentes el problema de inferir precios a
una fuerte demanda de congruencia, en las polí­ partir de los instrumentos que ha fijado el go­
ticas: un programa de choque, por su propia bierno.
naturaleza, es difícilmente reversible y su eficacia Un anuncio sobre medidas monetarias y fis­
depende en parte de que esto sea percibido por el cales debe ser interpretado y transformado en
público; los costos de no obtener los resultados
perseguidos son por consiguiente altos. Pero la
congruencia la definen en modo distinto las dife­ problema de la credibilidad, en relación con las
rentes teorías, sobre cuya validez o invalidez es­ políticas de estabilización ha sido discutido por Schelling
(1982) y Koromzay (1982). Recientemente se han desarrolla­
trictas pueden caber dudas. La incertidumbre do modelos en que el público va modificando su apreciación
sobre el ‘verdadero modelo’ de la economía tiene sobre la conducta futura del gobierno de acuerdo con las
especial peso en la estrategia de choque; en la políticas que éste aplica efectivamente (véase por ejemplo, Di
medida en que se tenga en cuenta, es probable T ata 1983; Backus y Driffill 1984). Uno de los resultados de
que las políticas no respondan a un esquema que estos modelos en que las expectativas dependen de la repu­
tación de las autoridades es que, incluso cuando éstas estén
se encuadre con precisión en algún marco teóri­ dispuestas a desacelerar incondicionalmente la demanda no­
co particular. minal, hay cierta probabilidad de que las expectativas no se
De cualquier modo, la tesis de las expectati­ ajusten enseguida: recién se aprendería que ha ocurrido un
vas racionales destaca varias cuestiones impor­ cambio en el régimen de políticas cuando se produce una
tantes. Si la determinación del nivel general de recesión.
‘^■'La credibilidad de la política fiscal también depende
los precios puede representarse como el resulta­ de las expectativas de precios. Al reducirse la inflación au­
do de las acciones del gobierno y de los indivi­ menta la recaudación impositiva real, porque disminuye el
duos o de grupos privados, sobre las que influye efecto del rezago entre el momento del pago y el del hecho
la conducta que cada agente espera que adopten imponible. Es decir, el déficit fiscal es en parte endógeno
los demás, uno de los puntos esenciales de la (véase Olivera, 1967; Dutton, 1971; Tanzi, 1977; Canavese,
1985). La disminución del rezago fiscal ha sido especialmente
estabilización será que las autoridades puedan importante en las hiperinflaciones. Se ha sostenido, incluso,
asumir el liderazgo del juego, es decir, que lo­ que en algunos casos la estabilización traería consigo el equili­
gren que la política anunciada sea tomada como brio fiscal, más que a la inversa (Liga de las Naciones, 1946,
un dato por el público al decidir su comporta­ para el caso de las hiperinflaciones austríaca y húngara). La
miento. Para ello es preciso, en particular, que el interdependencia entre déficit e inflación, por otro lado,
introduce una ambigüedad : una política fiscal creíble para un
gobierno pueda regular la oferta monetaria sin público escéptico frente a las perspectivas de estabilización
verse apremiado por las necesidades fiscales, de implicaría un sobreajuste (es decir, resultaría muy restrictiva)
manera de ir ajustando la liquidez de acuerdo una vez que la inflación se redujo efectivamente.
86 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

expectativas de variaciones de precios y éstas, a ciones, es posible que la inflación no tienda a


su vez, en decisiones sobre precios y cantidades. aproximarse al valor que correspondería a una
Cada firma está interesada no sólo en la conducta respuesta de equilibrio.
que ella espera que adopte el gobierno, sino, Parece razonable que un programa de estabi­
también, y de modo principal, en lo que supone lización trate de evitar esos riesgos. Un instru­
que harán sus proveedores y competidores y en mento para lograrlo es la política de ingresos. La
cómo variarán los salarios. La incertidumbre so­ intervención del sector público en la determina­
bre estos comportamientos no desaparece aun­ ción de precios y salarios se equipara a veces a
que haya habido un cambio creíble en la polí- una política de estabilización; según otras opinio­
tica.^^ El mismo problema se plantea para los nes, es una fuente de distorsiones injustificadas.
trabajadores. Un cambio abrupto en la tasa de Ninguna de estas posiciones parece acertada. La
inflación exige un movimiento sincronizado del política de ingresos tendría por función facilitar
conjunto de precios. Si cada agente no percibe la transición a una tasa de inflación más baja,
con claridad que el resto responderá a la política de modo que los precios, en conjunto, varíen
ajustando sus precios, tampoco tendrá incentivos aproximadamente en correspondencia con la de­
para modificar suficientemente los que contro- manda global. No hay seguridad de que los mer­
la."** Es decir, aun cuando haya cierta confianza cados por sí solos produzcan este resultado; tam­
en que el gobierno mantendrá el curso anuncia­ poco la política puede crear un sistema de precios
do, no hay garantía de que una modificación por decisión administrativa. La eficacia de las
súbita de la política monetaria y fiscal se refleje medidas directas sobre los precios seguramente
enteramente en los precios.^^ Es probable que la depende en gran parte de las condiciones y el
tasa de inflación no se reduzca al mismo ritmo modo en que se apliquen;
que la demanda nominal y que los precios relati­ i) La política de ingresos se complementa con
vos varíen de modo errático. Las perturbaciones la regulación de la demanda global y no la susti­
que esto puede acarrear podrían poner en peli­ tuye. Cuando se aplican controles o se anuncian
gro la continuidad de las políticas. En esas condi- pautas de precios, el público debe confiar en que
serán respetados. El sistema administrativo pue­
de ocuparse de desviaciones específicas, pero no
"“*Una buena parte de la discusión niacroeconómica so­ podrá ejercer un control completo sobre las
bre el papel y la formación de las expectativas se basa en el transacciones.**^ Por lo tanto, las posibilidades de
contraste entre las expectativas adaptativas y las racionales; es éxito de la política están supeditadas al hecho de
decir, entre las previsiones que sólo dependen de la historia que el programa en su conjunto se considere
pasada de la variable y aquellas en que los individuos actúan
como si conocieran el proceso que determina la variable. Esta
factible. Para ello el gobierno debe mostrar que
disyuntiva es falsa. Suponer que los individuos son capaces de está en condiciones de evitar grandes excesos de
darse cuenta cuándo ha habido un cambio en las condiciones demanda a los precios pautados. La experiencia
de la economía (y, por lo tanto, no extrapolan mecánicamente enseña que la generalización de mercados negros
el pasado), no implica postular que las consecuencias de ese o la existencia de grandes discrepancias entre
cambio se evalúen de modo acertado ni que los agentes predi­
gan uniform emente sobre la base de un modelo determi­
precios regulados y no regulados se resuelve por
nado. último con el abandono de los intentos de estabi­
Tata (1982) y Phelps (1983) han analizado este lización. Para evitarlo, es necesario que quienes
problema aplicando el concepto de “expectativas de las ex­ fijan los precios encuentren que no obtendrán
pectativas”: los individuos deben prever en qué forma los grandes beneficios eludiendo los controles: la
demás harán sus predicciones; si cada uno confiara en que los
demanda debe ser tal que no aparezcan pertur­
demás modificarán sus expectativas ame el cambio de políti­
cas, los precios se moverán hacia el equilibrio, pero, si eso no baciones en el abastecimiento ni se vean estimula­
sucede, habría un desajuste. das las alzas extraoficiales de precios. Es decir, la
'‘^El caso de las hiperinflaciones parece especial; en la información que reciben los agentes en los mer-
medida en que la mayoría de los precios se ajusta en respuesta
a un precio guía (como el tipo de cambio) es suficiente que ese
precio se estabilice para que lo haga el conjunto (Lopes, ■^^En este sentido, parecería que la administración de las
1984). El problema de la sincronización se plantearía enton­ políticas de ingresos con tasas altas de inflación es extremada­
ces en forma menos aguda que para las inflaciones menos mente compleja. Las políticas serían por lo tanto más viables
rápidas. con tasas bajas.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 87

cados debería ser tal que reafirme la posibilidad De cualquier modo, las restricciones que la
de sostener la evolución de los precios, implícita administración de precios impone a los movi­
en el programa. mientos de precios relativos pueden plantear un
ii) Por lo tanto, la política de demanda global problema a la política antinflacionaria si es que
tiene un papel central en la transición hacia un se producen grandes excesos de demanda de
sendero de menor elevación de los precios. En algunos bienes, o bien si algunos grupos estiman
principio, tendría que haber’ correspondencia que soportan una carga desproporcionada. Es
entre el gasto y los precios, de modo de no gene­ casi inevitable que surjan algunos casos de este
rar grandes excesos ni insuficiencias de deman­ tipo, sin que necesariamente peligre la política en
da. Sin embargo, es evidente que en esto no po­ su conjunto. Sin embargo, es importante que no
drá lograrse una sintonía fina, no sólo por las se produzcan atrasos que lleven en algún mo­
conocidas dificultades de controlar con precisión mento a fuertes aumentos de algunos precios
el gasto nominal sino también porque a lo largo nominales. Esto indica, por un lado, que la inter­
de la transición puede haber incertidumbre so­ vención estricta sobre los precios tendría que te­
bre la respuesta de las cantidades producidas ner una duración limitada, hasta tanto se pueda
frente a un estímulo de demanda. De cualquier confiar en que la tasa de inflación más baja esté
modo, el manejo de instrumentos específicos incorporada en las decisiones de precios. Por
probablemente deba variar de acuerdo con el otra parte, importa que el punto de partida de los
criterio de los responsables de la política. En par­ precios relativos, especialmente de los de mayor
ticular, si se ha producido un cambio apreciable significado macroeconómico (tipo de cambio
en la tasa de inflación, habría modificaciones en real, salario real, precios del sector público) sea
la demanda de activos que no pueden preverse tal que evite desequilibrios importantes. Este es
con exactitud. En ese caso, no parece convenien­ un aspecto particularmente complejo, en espe­
te fijar metas estrictas para los agregados mone­ cial cuando la situación de partida hace difícil
tarios. Al respecto subsiste el problema de distin­ aplicar normas históricas como marco de refe­
guir los movimientos de la tasa de interés que son rencia y hay fuertes conflictos sobre la distribu­
atribuibles a cambios en las expectativas de infla­ ción de ingresos. Con todo, es necesario afrontar
ción de aquellos que responden al estado de la este hecho: nuevamente sería utópico pensar que
liquidez. la búsqueda de un conjunto aceptable de precios
iii) Cuando se regulan los precios y los sala­ relativos no sufrirá perturbaciones en un clima
rios se está sobredeterminando la economía: el de alta inflación.
estado resultante no puede así describirse como En todo caso, en algún momento los precios
de equilibrio. No se permite que los precios rela­ relativos deben variar y esto implicará movimien­
tivos varíen en respuesta a las condiciones de los tos ascendentes de algunos valores nominales.
mercados. Esto no es inocuo. Pero el argumento También parece cierto que la aplicación de una
que sostiene que la política de ingresos es incon­ política de ingresos puede provocar incertidum­
veniente porque produce distorsiones en los pre­ bre acerca de la posibilidad de mantener tasas
cios tiene poca solidez. ¿Cuál es la alternativa? En reducidas de inflación, sobre todo cuando ha
una inflación errática, los precios relativos sur­ habido experiencia de alzas bruscas en los pre­
gen de un juego de adivinanzas que se asemeja cios al ceder los controles. Este hecho subraya la
poco a un equilibrio; es muy probable que el necesidad de una política de demanda compati­
ajuste de los precios frente a una desaceleración ble con el sendero de precios elegido, de manera
de la demanda ocurra de modo igualmente de­ de crear confianza de que no se producirá ese
sordenado. En esas condiciones, los precios rela­ efecto. Puede haber también un aprendizaje in­
tivos determinados por el mercado no serán un verso: si durante un tiempo los precios adminis­
patrón de referencia útil. La estabilización de los trados se mantienen sin perturbaciones aprecia­
precios en conjunto parece un requisito para que bles, habría un refuerzo de las expectativas; si así
se pueda empezar a formar un sistema coherente ocurre, los ajustes requeridos en los precios rela­
de precios; la sobredeterminación inicial es en­ tivos no implicarán necesariamente una gran
tonces una manera de acelerar el proceso que a aceleración en el conjunto de los precios nomina­
ello conduce. les. Por otro lado, es probable que, al mediar un
88 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

período de precios relativamente estables, las de­ efectos sobre el gasto pueden no compensarse
mandas dirigidas a cada firma se hagan más elás­ totalmente y de inmediato. La estabilización, asi­
ticas porque, al ser menos volátiles los precios mismo, puede poner de manifiesto pérdidas en
disminuye el costo de búsqueda de los compra­ que venían incurriendo individuos o sectores,
dores. Si la perciben las firmas puede transfor­ pero que no percibían con exactitud o esperaban
marse en un incentivo para una mayor compe­ recuperar en algún momento. A plazo más largo,
tencia de precios. algunas actividades, cuyos beneficios estaban li­
Aplicar una política de ingresos en conjunto gados a la inestabilidad de precios, o que estaban
con las políticas de demanda tiene por objeto organizadas en función de ella, también tendrían
reducir el efecto negativo de la estabilización so­ incentivo para contraerse.
bre la actividad. Pero es difícil que puedan evitar­ Cuando se parte de una inflación elevada,
se por completo las perturbaciones. En la medida por lo tanto, no parece posible que la transición a
en que las expectativas no se ajusten rápida y una economía más estable ocurra sin algunas
totalmente, la tasa de interés real puede ser ele­ dislocaciones. En las condiciones a que hacen
vada, como sucede con frecuencia en los co­ frente muchas economías latinoamericanas, re­
mienzos de los programas de estabilización. Por ducir la inflación es particularmente difícil por la
otra parte, es posible que, especialmente cuando carga de la deuda externa que pesa sobre el in­
se busca una deflación rápida, haya un período greso real y el presupuesto. Pero también, en una
en que la incertidumbre en torno a los precios economía con alta inflación no puede alcanzarse
pueda contraer la oferta. Además, tanto desde el un funcionamiento más o menos coordinado. Sin
punto de vista fiscal como desde el de los precios una cierta estabilidad de precios hay poco lugar
relativos, una política intinflacionaria es necesa­ para políticas de crecimiento y de redistribución
riamente no neutral: habrá sectores cuyo ingreso ordenada de los ingresos. En esencia, la estabili­
real se reduce y aunque otros mejoren su posi­ zación sería un esfuerzo por permitir que esas
ción (en especial aquellos sobre los que recaía políticas se lleven a cabo; a más largo plazo, la
más intensamente el impuesto inflacionario), los estabilización depende de ellas para sostenerse.

IV
Una política de estabilización de choque:
el caso del Plan Austral

En las secciones anteriores se enfocó la inflación llevaron a la inflación hasta valores extremada­
desde un punto de vista analítico. Aunque al mente altos, comentar el contenido del progra­
tratar este tema no es posible dejar de aludir, ma y señalar algunos de sus primeros efectos.^'*
aunque sea implícitamente, a situaciones concre­ La Argentina tiene una larga tradición infla­
tas (y en la exposición anterior quizás influyó la cionaria. No es que no haya habido intentos de
experiencia argentina) la discusión se mantuvo estabilización. En realidad, desde el decenio de
en un plano general. En esta sección se tiene en 1950 se vienen aplicando variadas políticas para
vista otro objetivo: comentar un programa de moderar la inflación. Esos experimentos fueron
estabilización específico y de características par­ de diverso tipo, según las características de los
ticulares. El interés del Plan Austral aplicado en
la Argentina proviene, por un lado, de la magni­
tud de la inflación que dio origen al programa ^'‘Es cualitativa y muy breve la descripción hecha aquí de
la evolución económica argentina en los últimos años y en los
(cerca de 1% diario) y, por otro, del conjunto de primeros meses de aplicación del programa. Descripciones
instrumentos utilizadt)s a fin de frenarla abrup­ más detalladas aparecen en c e p a i , (1980 a 1984) y en uno de
tamente. Se trata de describir las condiciones que los ensayos contenidos en c;e p a i . (1986).
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heyrmnn 89

gobiernos que los ensayaron y también en fun­ vo. Al mismo tiempo, la deuda externa había
ción de las teorías en boga en cada momento. Los crecido apreciablemente. El sector público, en
programas comprendían restricciones de de­ especial, había contraído grandes deudas en divi­
manda de tipo convencional (en 1959 y en un sas, que financiaron el déficit en cuenta corriente
breve episodio en 1977/78), políticas de ingresos y una rápida salida de capitales privados (si bien
(en la forma de congelamiento generalizado, en parte del sector privado también había incre­
1952 y 1973; congelamiento de salarios y fijación mentado su endeudamiento). La actividad de los
del tipo de cambio con acuerdo voluntario de sectores productores de bienes comercializables
precios en 1967; una breve tregua de precios en ya había comenzado a disminuir, debido en espe­
1977) y, más recientemente, en 1978-1981, una cial a la competencia de ios bienes importados. El
política basada en el preanuncio del tipo de cam­ sistema financiero interno, que se había expandi­
bio con una devaluación decreciente. De hecho, do fuertemente en los años anteriores, atravesa­
esos programas no tuvieron resultados durade­ ba por serias dificultades por efecto de la irregu­
ros, si bien en algunos casos hubo descensos lar recuperación de los créditos. Por otro lado,
transitorios (a veces marcados) en la tasa de infla- era previsible que se agudizaran las tensiones
cion. sociales, pese a que los salarios reales se habían
La recurrencia de ensayos de estabilización, recuperado en parte luego de la abrupta caída
ruptura de las políticas y nuevos intentos ha teni­ registrada en 1976-1978.
do varias consecuencias. En primer lugar, la re­ El estado de la economía encerraba un fuerte
petición de la secuencia implicó una gran inesta­ potencial inflacionario. La devaluación, que re­
bilidad en las políticas. Esa volubilidad, además, sultaba inevitable en vista de la situación del ba­
ha sido incorporada a las expectativas: en la Ar­ lance de pagos, debía reflejarse en los precios
gentina, las políticas pueden contar con menos internos, no sólo por su impacto directo, sino
confianza por parte del público que en países con también por las repercusiones secundarias típi­
una historia económica menos turbulenta, tanto cas de una economía adaptada a la inflación. Un
más cuanto los programas anteriores han proba­ aumento del tipo de cambio real, por otro lado,
do ya una gran variedad de instrumentos poten­ tendría un efecto directo sobre las finanzas públi­
ciales de estabilización. Pero los costos de la cas (al incrementar el valor real de los servicios de
inflación son generalmente reconocidos. De ahí la deuda) y también generaría presiones para
que sea intensa la demanda de estabilización y, al que hubiera una transferencia subvencionada de
mismo tiempo, grandes las dificultades para lle­ la deuda privada al sector público. Asimismo, el
varla a cabo. elevado endeudamiento interno creaba deman­
La tasa de inflación argentina ha sido ex­ das de reducción de las cargas financieras de las
traordinariamente alta en los últimos años, aun empresas, ya fuera con subsidios o con una
tomando como punto de referencia los patrones mayor inflación.
habituales del país. Desde 1974, la velocidad de De este modo, se fueron produciendo sucesi­
elevación de los precios no fue inferior al 100% vos embates inflacionarios a medida que las ac­
anual en ningún año (con una breve excepción ciones del gobierno se iban ajustando, en un cli­
en 1980); en el último quinquenio se ha observa­ ma de gran inestabilidad política y económica, a
do una persistente aceleración, hasta culminar las presiones que se acumulaban. A lo largo de
en tasas de inflación del orden del 30% mensual 1981, el tipo de cambios subió cinco veces, sin que
o aún superiores a mediados de 1985. Esta rápi­ mejorara en gran medida la situación de pagos
da aceleración estuvo asociada con la profunda externos: no se interrumpió la caída de reservas y
crisis que se originó en el quiebre del programa siguió aumentando fuertemente la deuda, sobre
de liberalización económica y de tipo de cambio todo la del sector público. Al término del conflic­
preanunciado. to de las islas Malvinas, a mediados de 1982, se
Hacia fines de 1980, el tipo de cambio real se decidió una nueva devaluación de gran magni­
encontraba en un valor anormalmente bajo: aun­ tud y una reforma en el sistema financiero, diri­
que era menos acelerada el alza de los precios gida a mejorar la situación de los deudores. Entre
internos se estaba muy lejos de haber convergi­ las principales medidas de esta reforma, se deci­
do al sendero de la paridad del poder adquisiti­ dió la extensión de los plazos para la devolución
90 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

de los créditos bancarios y el Banco Central tomó de pasivos de corto plazo superó el 17% del p i b ),
a su cargo la fijación de la tasa de interés en el una fuerte presión salarial y el intento por parte
segmento más importante de préstamos y depó­ del gobierno por mantener el valor real del tipo
sitos. Como esta tasa resultaba muy inferior a la de cambio y de las tarifas de los servicios públicos.
inflación esperada, se observó un brusco descen­ En este período se acentuó la inestabilidad de la
so de la demanda de activos líquidos, lo que re­ política económica: el gobierno militar, ya muy
percutió sobre los mercados de bienes. Con ello, debilitado, tuvo como objetivo principal en su
se produjo una licuación de deudas (la que prosi­ manejo económico absorber las diversas presio­
guió en los años siguientes), a costa de un nuevo nes hasta alcanzar las elecciones fijadas para el
aumento de la tasa de inflación. mes de octubre. Así, en un clima de gran turbu­
A lo largo de este período, varios hechos se lencia las autoridades constitucionales se hicie­
combinaron para incrementar el déficit fiscal. ron cargo del gobierno a fines de 1983.
Por un lado, se elevaron fuertemente los servi­ Por ese entonces, existía una variedad de
cios de la deuda externa pública (de menos de un demandas que requerían atención. Luego de la
1% del piB en 1980 a más de un 6% en 1982), crisis externa de 1980 (agravada por el peso de
debido no sólo al mayor endeudamiento propio los intereses de la deuda, la interrupción de los
del gobierno y a las altas tasas de interés, sino flujos de crédito y la caída en los precios de ex­
también a que el sector público se fue haciendo portación) la economía había efectuado un pro­
cargo gradualmente de la deuda privada. Si bien nunciado ajuste, aunque de características espe­
entre las medidas adoptadas en 1982 se incluyó el ciales. Entre 1980 y 1983, las importaciones de
rescate de los títulos internos del gobierno en bienes se redujeron a menos de la mitad, de
manos del público (particularmente las letras de manera que se generó un apreciable saldo en el
tesorería y los valores ajustables), como conse­ balance comercial. Ese ajuste afectó a la produc­
cuencia de la reforma financiera hubo un signifi­ ción interna, aunque a partir de 1982 se había
cativo aumento en los encajes bancarios remune­ observado una fuerte resustitución de importa­
rados, lo que provocó grandes déficit de caja ciones, que contribuyó a la recuperación del pro­
para el Banco Central (o “déficit cuasifiscal”, co­ ducto industrial, luego de una intensa caída. Des­
mo se lo denomina generalmente en Argentina). de el punto de vista del gasto, el hecho más signi­
Por otro lado, la caída de la actividad (que alcan­ ficativo fue el abrupto descenso de las inversio­
zó su punto mínimo a mediados de 1982) y la nes: no sólo el financiamiento era escaso, sino
misma aceleración de los precios reducían los que también se había deprimido el espíritu de
ingresos tributarios: la declinación fue de más de inversión. La fuga de capitales de principios de
.5% del PIB en dos años. Es decir, tanto la absor­ los ochenta había reflejado, aparentemente, no
ción por parte del gobierno de potenciales pérdi­ sólo un movimiento especulativo de corto plazo,
das patrimoniales del sector privado, como el sino una generalizada desconfianza sobre el fu­
peso de los intereses externos y las propias condi­ turo de la economía. Esto, unido a la magnitud y
ciones recesivas e inflacionarias se unían para la urgencia de los compromisos de la deuda, limi­
deteriorar las finanzas públicas. Frente a esto, las taban severamente el crecimiento. Por otro lado,
autoridades fueron recurriendo cada vez en existían fuertes tensiones sociales: prácticamente
mayor grado al crédito del Banco Central. Al todos los grupos reclamaban mejoras en sus in­
mismo tiempo, la demanda de dinero se reducía gresos. Al mismo tiempo, la inflación se había
sensiblemente. De este modo, las necesidades de elevado fuertemente, y sus costos eran manifies­
recaudación del impuesto inflacionario aumen­ tos, pero también era claro que resultaría difícil
taban, mientras que se contraía la base impo­ controlar el déficit fiscal y morigerar la pugna
nible. distributiva que se manifestaba a través del siste­
En 1983 la inflación creció aun más, hasta ma de precios.
alcanzar un promedio del 17% mensual en el Inicialmente, el gobierno trató de conciliar
último trimestre. Este fue un proceso confuso, en un crecimiento en el producto y en los salarios
el cual actuaron en conjunto un déficit fiscal ex­ reales con una desaceleración gradual de la infla­
tremadamente alto (el financiamiento del sector ción, mientras se ensayaban negociaciones con
público a través del Banco Central y la variación los acreedores externos. Se anunció una política
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 91

de reducción del déficit fiscal, basada en la con­ mento, no se habían mostrado eficaces para
tracción de gastos en defensa y seguridad y una guiar a los precios. La resistencia de éstos se
mayor eficiencia en la administración tributaria. acentuaba por la aparente reversibilidad de las
Pero, al comienzo, la política antinflacionaria políticas y por la generalizada (aunque imperfec­
consistió principalmente en la fijación de pautas ta) indización. Tanto por su efecto sobre las fi­
mensuales para los principales precios (tipo de nanzas públicas (a través del rezago fiscal y de las
cambio, salarios, tarifas de servicios públicos, pérdidas operativas del Banco Central) como por
precios industriales, tasa de interés regulada), en los mecanismos de ajustes de precios y salarios
un intento por guiar los costos y las expectativas. que inducía, la inflación tendía a perpetuarse o a
Esta política resultó frágil: la inflación superó a acelerarse, especialmente cuando se producían
las pautas, de modo que hubo un desajuste entre aumentos en precios relativos básicos: carne, tipo
los precios regulados por las autoridades y aque­ de cambio, tarifas de empresas públicas. Esto, a
llos que no lo estaban. su vez, aumentaba los costos probables de las
A lo largo del año, las autoridades mostraron medidas antinflacionarias y las hacía poco creí­
una preocupación creciente por el control de la bles; la situación tenía, por lo tanto, las caracterís­
demanda global. Esto se tradujo en una disminu­ ticas de una suerte de círculo vicioso. Por otro
ción de los gastos corrientes del gobierno en bie­ lado, los efectos de la altísima inflación eran pa­
nes y servicios no personales y en una reducción tentes: se apreciaba claramente la generalización
de la inversión pública aunque, como contrapar­ de las conductas especulativas, asociadas con la
tida, no se concretó el aumento esperado en la volatilidad de precios. De ahí que se planteara la
recaudación impositiva. Hubo también un cam­ urgencia de un esfuerzo de estabilización.
bio en la política de precios y salarios: mientras La experiencia de alta inflación produjo
que las pautas salariales (cuya aplicación se fue cambios apreciables en las modalidades de fija­
limitando al sector público) se hicieron más res­ ción de salarios y precios y en los contratos de
trictivas, el gobierno trató de recuperar el valor deuda. Estos se manifestaron especialmente en el
real del tipo de cambio y los precios de los servi­ acortamiento de los plazos de las decisiones. En
cios públicos. Hacia fines de 1984, por otro lado, los últimos años, los precios de los servicios públi­
luego de firmado un acuerdo de crédito contin­ cos y los salarios se reajustaban mensualmente.^^
gente con el F M i , se endureció la política mone­ Es probable que la indización salarial basada en el
taria. alza de los precios del mes anterior haya sido una
Durante 1984, en síntesis, aumentaron el práctica corriente; sin embargo, resulta difícil
producto y los salarios reales y, al mismo tiempo, precisar con qué generalidad y cuán sistemática­
se obtuvo un significativo superávit de comercio mente se aplicaba esa regla. Es poco lo que se sabe
exterior, mientras que se avanzaba en la negocia­ sobre la formación de precios en el sector priva­
ción externa. Sin embargo, hacia fines del perío­ do, aparte que, hacia mediados de 1985, los au­
do se apreciaban síntomas de que la expansión mentos se sucedían varias veces por mes. Proba­
real se había interrumpido. Por otro lado, la tasa blemente, las decisiones de precios respondían a
de elevación de los precios no mostraba una ten­
dencia decreciente. Las tasas de inflación se man­
tenían en el orden del 20% mensual y, probable­ ^^Frenkel (1984 a) encontró pruebas de que los aumen­
mente, la mayoría del público esperaba una ace­ tos salariales se practicaban trimestralmente hasta 1982, Al
leración hacia tasas aún más elevadas. acelerarse la inflación, el período de ajuste se redujo a un
La política de ajuste gradual aplicada en mes. Conviene mencionar, sin embargo, que el período de
pago de las remuneraciones (mensual para los empleados,
1984 no logró desacelerar simultáneamente los casi siempre quincenal para los obreros) se mantuvo en gene­
costos, la demanda global y las expectativas de ral inalterado con respecto a lo que había sido en épocas en las
manera de que hubiera un efecto definido sobre que la inflación fue mucho más reducida. Como los asalaria­
los precios. Aunque existía el propósito de con­ dos probablemente tenían, en su mayoría, limitado acceso al
tener las alzas de precios, no se había producido uso de los sucedáneos del dinero, ello tendía a sostener la
dem anda monetaria. Puede conjeturarse que, en caso de
un cambio en el régimen inflacionario. Las políti­ haber proseguido la inflación a ritmos del orden del 1%
cas de ingresos y de demanda, actuando por se­ diario, se habrían modificado las prácticas de pago, con lo que
parado y con distinta intensidad según el mo­ se habría acentuado aún más el rechazo del dinero.
92 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Alml de 1986

procesos complejos y poco regulares, en que, probablemente de disminuir los riesgos de no


además del traslado {más o menos automático) lograr un resultado definido, lo que le habría
de los costos corrientes actuaban también las impuesto costos muy altos.
conjeturas que cada empresa se iba formando El análisis de las autoridades, expresado en
sobre la evolución futura de los precios de sus los discursos que acompañaron al anuncio del
insumos y de su demanda. Los precios reflejaban programa en junio de 1985, se apoyaba en la
el intenso proceso de inestabilidad inflacionaria. experiencia de los anteriores intentos de estabili­
A diferencia de lo ocurrido en las hiperinflacio- zación. El gobierno descartaba la posibilidad de
nes europeas, no se había establecido un patrón un nuevo intento de deflación gradual, ya que
generalmente aceptado (como el valor de las divi­ juzgaba inaceptable que se mantuvieran por lar­
sas) para la fijación de precios. Todo ello implica­ go tiempo tasas de inflación de la magnitud de las
ba que, si bien los ajustes de precios y salarios vigentes. Se desechaba el empleo unilateral de las
habían tendido a sincronizarse, los factores de políticas de precios y salarios: si éstas no se armo­
inercia inflacionaria no habían desaparecido por nizaban con la demanda global se produciría tar­
completo; tampoco se podía identificar una úni­ de o temprano una desbandada de los precios.
ca variable básica capaz de guiar al sistema de De acuerdo con ese mismo análisis, entonces,
precios de manera de romper la tendencia infla­ debía haber un cambio visible en la política fiscal
cionaria. y monetaria, no sólo para asegurar que la deman­
Los mercados de crédito se concentraban da global se adecuara a una variación de precios
también en operaciones a plazos muy cortos. En mucho menos rápida, sino también para orientar
general, las operaciones financieras se realizaban las expectativas de un grupo importante del pú­
a unos pocos días de plazo y a tipos de interés que blico. Ese último objetivo hacía deseable que el
reflejaban el promedio de las expectativas de gobierno anunciara explícitamente que habría
variación de precios. Para contratos de cierta du­ una modificación en el manejo de las políticas.
ración (como el alquiler) se utilizaban variadas Pero también se estimó que no bastaba ese anun­
cláusulas de indización. Aparentemente se había cio: si no se superaba la inercia de los precios y se
generalizado la práctica de ajustes mensuales, mostraba con claridad que éstos dejarían efecti­
aplicando índices de precios del mes anterior. En vamente de aumentar, se corría el riesgo de una
otros términos, la mayoría de los contratos de débil respuesta inicial, lo que amenazaría el cum­
crédito incorporaban con rapidez, pero no ins­ plimiento de los anuncios fiscales y monetarios
tantáneamente, las fluctuaciones de los precios. (dado que el rezago fiscal seguiría actuando) y se
Estas condiciones eran propicias para una agudizaría la recesión. Se asignaba a la política de
deflación abrupta, ya que no había grandes re­ ingresos el papel de producir un freno abrupto y
zagos en los ajustes de precios y en los contratos. simultáneo al crecimiento de costos y precios de
Sin embargo, para obtener una baja considerable un modo lo suficientemente definido como para
en la tasa de inflación debía definirse un sistema que ello se incorporara a las expectativas. Por
para atacar los elementos de inercia todavía pre­ último, dado el propósito de cortar bruscamente
sentes y lograr así que se produjera un cambio la inflación, debían preverse las posibles redistri­
muy rápido en las conductas del público, además buciones que ocurrirían al transformarse súbita­
de actuar sobre las finanzas públicas. mente las altas tasas nominales de interés sobre
En algún momento, a principios de 1985, el operaciones ya pactadas en tasas reales igual­
gobierno habría comenzado a considerar una es­ mente elevadas, o al utilizarse indizaciones, basa­
tabilización de choque. Una de las principales das en la inflación anterior para el ajuste de pa­
características de este programa era que se busca­ gos después de que los precios se hubieran frena­
ría controlar simultáneamente el conjunto de po­ do. El programa incluía un sistema de conversión
sibles elementos inflacionarios. Desde este ángu­ de deudas (de la vieja moneda a una nueva) que,
lo, el plan de estabilización era congruente con de hecho, funcionaba traduciendo a valores no­
una variedad de hipótesis sobre las fuentes de minales decrecientes en el tiempo el deterioro
aumento de los precios y, según muchas de estas del poder adquisitivo de los pagos futuros que
hipótesis, algunos de sus instrumentos resulta­ habría implicado una elevación de precios como
rían redundantes. Con esto, el gobierno trataba la que se venía registrando antes del programa.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heymann 93

Este mecanismo buscaba neutralizar el efecto del blicos. Los precios quedarían congelados en sus
cambio súbito en la tendencia de los precios sobre valores del 12 de junio (lo que implicaba no con­
los pagos comprometidos anteriormente. validar los numerosos aumentos de precios apli­
En los meses previos al anuncio del progra­ cados en los días anteriores al anuncio); los sala­
ma, el gobierno prestó especial atención a mejo­ rios quedarían fijos luego del aumento sobre las
rar la situación fiscal y a aumentar los valores remuneraciones del mes de mayo que correspon­
reales de las tarifas de servicios públicos y del tipo día según la regla de indización previamente
de cambio. También hubo una rápida liberaliza- aplicada. El congelamiento sería transitorio, pe­
ción de los precios industriales, y se alentó la ro no se fijaba un plazo. La tasa de interés de los
recuperación del precio del ganado vacuno, que depósitos en el segmento regulado se estableció
se había atrasado sensiblemente. Estas políticas, en 4% al mes; es decir, en un valor mucho mayor
que buscaban establecer valores sostenibles para que la tasa de inflación implícita en el congela­
los principales precios relativos, implicaron una miento, pero muy inferior a la tasa del 28% men­
aceleración en el crecimiento de los precios y sual vigente anteriormente. Por último, se anun­
repercutieron también sobre la actividad y los ció la creación de una nueva unidad monetaria
salarios reales (especialmente en el sector públi­ (el austral): el circulante y los depósitos exigibles
co). Como no había muchas señales de que fuera quedarían transformados automáticamente en la
inminente un programa de estabilización, es pro­ proporción de un austral cada mil pesos; las deu­
bable que las expectativas inflacionarias se eleva­ das fijadas en pesos (o ajustables según índices
ran fuertemente, en un clima de gran tensión. que reflejaban la inflación en pesos anterior a la
Esta se volvió crítica en la primera quincena de reforma) se cancelarían aplicando una escala de
junio, cuando se produjo un alza inesperada en conversión que implicaba una depreciación dia­
el precio de los combustibles, se anunció una ria del peso respecto del austral.
devaluación (con propósitos principalmente fis­ Las características del programa de estabili­
cales, ya que estaba combinada con nuevos im­ zación requerían que se produjera un cambio
puestos de comercio exterior) y circularon rumo­ abrupto en la actitud del público. De hecho, aun­
res (a menudo inexactos) sobre el contenido del que la reacción inicial de los principales grupos
plan. sociales fue de cautela, u oposición, hubo un
El programa fue dado a conocer el 14 de notable vuelco de expectativas del público en
junio, de una manera que transmitía sin ambi­ general. Es difícil discriminar la parte que tuvie­
güedades que el gobierno lo había adoptado co­ ron en ello los anuncios específicos (como el com­
mo una opción “de todo o nada”. Se anunció una promiso monetario-fiscal o el congelamiento)
fuerte disminución en el déficit fiscal previsto pero, sin duda, influyó el hecho de que el progra­
para el segundo semestre del año;^® ello permiti­ ma mostró una decisión clara por parte de las
ría que la Tesorería dejara de demandar créditos autoridades de usar sus instrumentos para ac­
del Banco Central. En otras palabras, se suspen­ tuar sobre la inflación: la reacción del público
día el financiamiento del gobierno a través de la reveló que existía una fuerte demanda de estabi­
emisión monetaria;'*^ este compromiso tendría lidad. Esto no implica que las expectativas se
una duración indefinida. Simultáneamente se ajustaran de inmediato a un aumento nulo de los
decidió un congelamiento general de precios, precios, pero sí que se abrió un compás de espera
salarios, tipo de cambio y tarifas de servicios pú- en el que se descartaba ya la posibilidad de una
explosión hiperinflacionaria. En lo inmediato,
““T a l vez se aprecie mejor la magnitud del ajuste fiscal
esta actitud se manifestó en una intensa búsque­
previsto en el programa si se considera que, descontados los
intereses de la deuda externa, la proyección implicaba un da de precios por parte de los consumidores, en
exceso de ingresos sobre gastos. la generalizada renovación de los depósitos ban-
‘‘’Antes del anuncio, el Banco Central había otorgado carios a tasas de interés mucho más bajas que
fuertes créditos al gobierno, que éste utilizó para formar un unos días antes y en la caída del tipo de cambio
colchón financiero, destinado en parte al pago del medio
paralelo.
aguinaldo de junio en la Administración Pública. La utiliza­
ción de una emisión inicial para financiar un desajuste transi­ La aplicación del congelamiento de precios
torio en las cuentas del gobierno fue una práctica general en tropezó al comienzo con ciertas dificultades: du­
los programas contra las hiperintladones de los años veinte. rante algunas semanas hubo incertidumbre so­
94 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abnl de 1986

bre los precios de muchos productos. Esto per­ ción nula en el tipo de cambio), los redescuentos
turbó las transacciones y (junto con la contrac­ al sistema financiero y los pagos del Banco Cen­
ción de la demanda de consumo) fue probable­ tral sobre los encajes; la creación monetaria por
mente una de las causas de la brusca merma de la estas fuentes fue esterilizada en parte (a un alto
actividad registrada en los meses de junio yjulio. costo para el Banco Central) con aumentos de los
Luego de ese primer momento, se observó una requisitos de efectivo. Hubo significativos cam­
muy marcada atenuación en el aumento de los bios en las carteras de activos financieros: creció
precios, y los mercados, salvo excepciones parti­ la demanda de medios de pago y depósitos a
culares, funcionaron normalmente. El índice de interés, mientras que se redujeron los depósitos
precios mayoristas aumentó a un ritmo inferior ajustables por índices de precios y el tipo de cam­
al 1% mensual entre julio y noviembre. Los pre­ bio paralelo (con algunas oscilaciones) mantuvo
cios al consumidor variaron más rápidamente una tendencia estable. Esto aparentemente re­
(alrededor del 2,5% mensual, en promedio, si se flejaba el brusco cambio de las expectativas de
elimina el efecto de arrastre de los fuertes au­ inflación. Sin embargo, las tasas de interés no
mentos de la primera parte de junio sobre ios reguladas variaron por encima del 5% mensual;
índices del mes siguiente), debido al alza de los ello sugiere que, luego de algunos meses, persis­
precios de los servicios y de algunos bienes pri­ tían expectativas inflacionarias no desprecia­
marios. De hecho, parece haber habido un cierto bles,^^
deslizamiento de los precios (y de los salarios); de Una vez pasado el desajuste inicial, la deman­
cualquier modo, la disminución de la inflación da global mostró una cierta recuperación. Si bien
fue abrupta y bien definida. el nivel de actividad hacia fines de 1985 quedaba
La reducción del déficit fiscal se debió a va­ muy por debajo de los máximos anteriores, se
rias causas. Por un lado, en los meses previos al observaba un aumento de la producción con res­
programa hubo una fuerte alza en el valor real de pecto a los exiguos registros de junio y julio de
las tarifas públicas. Además, la propia caída en la ese año, y los inventarios eran relativamente nor­
tasa de inflación eliminó gran parte del efecto del males. Por consiguiente, se interrumpió la caída
rezago fiscal, de modo que la recaudación impo­ en las horas trabajadas y el empleo. Con respecto
sitiva aumentó notoriamente. Los ingresos de a los salarios reales, la comparación entre perío­
caja del gobierno crecieron también por los dos con muy distintas tasas de aumento de pre­
mayores impuestos al comercio exterior y por la cios presenta dificultades, porque, con alta infla­
aplicación de un empréstito obligatorio (vincula­ ción, el poder adquisitivo de un ingreso nominal
do con los ingresos y patrimonios imponibles de determinado depende críticamente del momen­
1984). Por otro lado, los salarios del sector públi­ to en que éste es percibido y del perfil temporal
co se mantuvieron más bajos que el año anterior, del gasto. En términos generales, las remunera­
y se redujeron los gastos de inversión. En conse­ ciones reales parecen haber disminuido leve­
cuencia, la Tesorería del gobierno central consi­ mente desde los comienzos del programa; a fines
guió equilibrar aproximadamente egresos e in­ de 1985 se encontraban por debajo de los valores
gresos y pudo abstenerse efectivamente de de­ del año anterior (en especial, en el sector públi­
mandar créditos al Banco Central. El ajuste fue co), aunque superaban los mínimos de principios
menos profundo en las provincias y las empresas del decenio.
del Estado. De este modo, la caída del déficit del Sería prematuro pretender evaluar con pre­
sector público en su conjunto, si bien muy signifi­ cisión los resultados del p ro g ram a.S in embar-
cativa, fue aparentemente algo inferior a la pre­
duda, el nivel de la tasa de interés puede haber
vista. obedecido a otras influencias; uno de los problemas que
La creación de dinero se desaceleró marca­ planteaba el estado de la economía era identificar hasta qué
damente en la última parte de 1985, aunque punto las tasas de interés reales ex ante eran tan elevadas como
mucho menos que los precios. La expansión mo­ surgía de la comparación de las tasas nominales con el alza
netaria se alimentó con la acumulación de reser­ efectiva de los precios. Por otro lado, los elevados costos de la
intermediación financiera implicaban márgenes muy gran­
vas (debida al superávit en el balance comercial y des entre las tasas de captación y de préstamo, y encarecían el
al ingreso de capitales, alentado por la gran dife­ crédito.
rencia entre la tasa de interés interna y la varia­ **^Este trabajo fue terminado en diciembre de 1985.
INFLACION Y POLITICA DE ESTABILIZACION / Daniel Heytmnn 95

go, evidentemente se produjo una disminución no implica de por sí que la crisis se haya supera­
apreciable en la tasa de inflación, con un costo do. Es previsible que una economía que había
relativamente bajo en función de las pérdidas de llegado al borde de la hiperinflación tenga una
producción luego del brusco cambio. Por otro recuperación difícil. En circunstancias como las
lado, unos meses después de anunciado el pro­ que atraviesa la Argentina es de esperar que sub­
grama, se observaban síntomas, aún incipientes sistan fuertes demandas insatisfechas de mayo­
(porque la incertidumbre no había desapareci­ res remuneraciones, mayores márgenes de ga­
do), pero significativos, de una modificación de nancia y transferencias a través del presupuesto.
las conductas económicas: los demandantes po­ El programa de estabilización implicó un cambio
dían aprovechar la mayor facilidad para compa­ de fondo en el modo en que se establecen las
rar precios, se apreciaba cierto aumento del cré­ decisiones económicas: el gobierno tomó la ini­
dito para consumo y, aparentemente, las empre­ ciativa al formalizar sus anuncios, lo que fue im­
sas ponían mayor atención en el cálculo de sus plícitamente aceptado por los demás actores. Es­
costos. En general, el horizonte temporal de las to puede haber obedecido a la gravedad del esta­
decisiones parecía haberse ampliado más allá de do de la economía y, probablemente, también al
las pocas semanas que constituían el futuro pre­ esfuerzo del gobierno por repartir los costos (y
decible durante la gran inflación. los beneficios) de la estabilización. Pero, sin du­
Quedan naturalmente algunas preguntas sin da, algunos sectores han tenido pérdidas. A la
contestar: ¿en qué medida serían sostenibles las larga, los grupos sociales no abandonarán sus
tasas bajas de inflación, y qué puede esperarse reivindicaciones: el problema sigue siendo lograr
del comportamiento de la economía en las nue­ que el conflicto distributivo se dirima en forma
vas condiciones? El programa de estabilización armónica, que no implique sucesivos empujes
estuvo encaminado a controlar una situación de sectoriales que generan inflación. En este senti­
emergencia. Como tal, algunos de sus elementos do, la amenaza de un retorno a una inflación
tuvieron un carácter transitorio. El congelamien­ elevada puede servir para moderar la pugna, si
to de precios y salarios fue útil para cortar la ésta se desarrolla en un marco tal que los actores
inercia de los precios y para dar un marco de perciban con claridad los límites que imponen a
referencia a las expectativas. Como la memoria la mejora de sus ingresos las condiciones de la
inflacionaria no pudo desaparecer en unos pocos economía y la resistencia de los demás. Al mismo
meses, probablemente sigan siendo necesarias tiempo, una situación de estancamiento es propi­
guías de políticas de ingresos que orienten la cia para el conflicto distributivo: habrá menos
formación de precios. Al mismo tiempo, un con­ obstáculos para que se afiance la estabilización
gelamiento prolongado (incluso como el utiliza­ cuanto más claramente se perciba que es posible
do, que no se aplicó con rigidez) inhibe los movi­ recuperar una tendencia de crecimiento.
mientos de los precios relativos y, por la expe­ Mucho depende, por supuesto, del compor­
riencia previa del país, puede crear también ex­ tamiento de los agentes internos, públicos y pri­
pectativas desfavorables. Se plantearía así la ne­ vados. Pero también la economía está sujeta a
cesidad de definir reglas para la política de ingre­ una fuerte restricción externa. Los pagos de la
sos que permitan alargar el horizonte temporal deuda (combinados en la actualidad con una
del programa sin la rigidez del congelamiento. Es brusca caída de la relación de precios del inter­
probable que de ello dependa en parte la reduc­ cambio) imponen una intensa presión sobre las
ción de las tasas de interés, que se mantenían aún finanzas del sector público y reducen el ingreso
muy altas hacia fines de 1985. También parece nacional; de ambas maneras dificultan la estabili­
importante que el gobierno pueda mostrar que zación. Aunque el programa antinflacionario
está en condiciones de sostener, en forma más respondió a los costos que la inestabilidad de
permanente, un déficit fiscal reducido. precios imponía a la economía interna, una de
Tanto desde el punto de vista fiscal como sus consecuencias ha sido la de mejorar la capaci­
desde el de los precios y salarios se plantean dad de negociación con el exterior. Sin embargo,
cuestiones de distribución. La incipiente estabili­ el problema que plantea la deuda sigue siendo
zación ha permitido que la economía se desen­ extremadamente complejo y excede en parte al
vuelva con un grado mayor de racionalidad; ello ámbito de la negociación entre el país y los aeree-
96 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

dores. Al margen de! esfuerzo interno, las pers- den fundamentalmente de las condiciones que se
pectivas de crecimiento y de estabilidad depen- acaben definiendo en este ámbito.

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Introducción
Desde su integración a la división internacional
del trabajo, la Argentina es un importante país
receptor de inversiones extranjeras que, a la vez,
Las empresas desempeñan un papel protagónico en la confor­
mación de la estructura productiva. Tanto con el
transnacionales modelo agroexportador como con la sustitución
en la Argentina, de importaciones, sea en su primera fase susten­
tada por las industrias livianas o en la profundi-
1976-1983 zación y extensión del proceso hacia la produc­
ción de bienes intermedios y duraderos, las em­
presas extranjeras asumieron un papel estratégi­
D aniel Azpiazu, co, constituyéndose en agentes motores de los
cambios estructurales de la economía.
E duardo Basualdo En la fase agrícola-ganadera orientada hacia
los mercados externos, el capital extranjero con­
y Bernardo Kosacoff* trolaba los eslabonamientos que garantizaban el
funcionamiento interno del modelo de acumula­
ción y la provisión de alimentos y materias pri­
El objeto del presente artículo es analizar los rasgos mas para la metrópoli (Reino Unido), país de
más sobresalientes de la actuación y evolución del capi­ origen de la mayoría de las inversiones. Los fri­
tal extranjero en la economía argentina durante el goríficos, las actividades comerciales de importa­
gobierno militar de 1976 a 1983. En la introducción se ción y exportación, los puertos y, fundamental­
efectúa una breve reseña en que se destaca el papel
fundamental que ha desempeñado históricamente el
mente, los ferrocarriles concentraban la atención
capital extranjero en el desarrollo económico de ese de los inversionistas en función del papel que
país. En la primera sección se analizan la evolución de cumplían en el modelo y del potencial de acumu­
las inversiones extranjeras autorizadas a radicar.se en lación que ofrecían.
el país, las peculiaridades que revelan en cuanto a sus A medida que el modelo agroexportador co­
modalidades de aporte de capital y su distribución
sectorial y según países de origen, para terminar con el
menzó a agotarse —ya antes de su crisis definitiva
análisis de las que se canalizan hacia el sector financie­ de 1930— se contrajo la afluencia de nuevas in­
ro y las provenientes de Estados Unidos. versiones asociadas con ese patrón de acumula­
En la segunda sección se estudia la presencia inter­ ción. Las escasas radicaciones provenían, en su
nacional en la industria manufacturera. £1 análisis se mayoría, de firmas estadounidenses y tendían a
efectúa en dos planos: en el primero se identifican los
elementos de fondo que caracterizan la inserción es­
orientarse hacia actividades ajenas a ese modelo.
tructural de las empresas transnacionales en la indus­ La fase de transición entre una economía
tria y, en el segundo, se investiga la evolución de las agroexportadora y aquella en la que el sector
empresas transnacionales en el sector durante el últi­ industrial llegó a convertirse en el núcleo dinámi­
mo decenio, cuando se dio un profundo proceso de co de la acumulación de capital, se refleja en la
desindustrialización de la economía argentina.
Respecto del período analizado, los autores desta­ orientación sectorial de las inversiones extranje-^
can que, pese a los grandes estímulos que se les brinda­ ras. Las actividades fabriles, sustitutivas de im­
ron a las inversiones externas, éstas fueron de escasa portaciones, pasaron a predominar en la capta­
magnitud, lo que se debería principalmente a las con­ ción de nuevas inversiones. En un principio, se
diciones recesivas que predominaron desde mediados orientaron hacia las industrias productoras de
del decenio de 1970 y a la desconfianza acerca de la
continuidad de la política de apertura. Cuando se con­
bienes finales asociados al consumo de las capas
traen las oportunidades que ofrece el mercado a corto de la población que, con un elevado ingreso me­
y mediano plazo, no resulta suficiente el establecimien­ dio, ofrecían una demanda fuerte y creciente de
to de un marco institucional favorable a dichas inver- manufacturas. Es el caso de muchas industrias
alimentarias —fundamentalmente agroindus-
*Consultores de la Oficina de la g k p a i . en Buenos Aires. triales como reflejo de la transición entre ambos
Los autores agradecen la colaboración de Javier Cardozo. modelos—, de los textiles, los materiales para la
construcción y algunos productos químicos fina-
100 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

les y eléctricos de consumo. Se trataba en lo esen­ ción en unas pocas actividades estratégicas (las de
cial de industrias livianas en que el capital ex­ mayor dinamismo relativo, tecnologías moder­
tranjero, sin llegar a una posición de dominio o nas, mercados oligopolizados y un superior po­
control, asumía un papel protagónico en el desa­ tencial de acumulación) significó una transfor­
rrollo de muchas de esas ramas industriales. mación profunda de la estructura industrial y el
No obstante, no fue sino hasta fines del dece­ liderazgo de las empresas transnacionales en las
nio de 1950 o albores del de 1960 que las empre­ indutrias que, por su propia naturaleza, impul­
sas transnacionales llegaron a cumplir un papel san y activan el desarrollo manufacturero del
hegemónico en el proceso sustitutivo, ampliado, país.
ahora, a los bienes intermedios y duraderos de El nuevo patrón de acumulación de la econo­
consumo. Industrias como la petroquímica, la mía argentina, estructurado sobre la base del
automotriz, la de maquinaria y equipos o las me- sector industrial, reconocía así, en la maduración
talmecánicas, en general, encabezan esta segun­ de esas inversiones extranjeras, una de sus prin­
da etapa del proceso de sustitución, estructurán­ cipales bases de sustentación. Si bien en términos
dose a partir de la incorporación de empresas cuantitativos la presencia del capital extranjero
extranjeras que, a poco de instalarse, pasaron a no alcanzó, por su magnitud, los niveles de prin­
formar parte de la elite empresarial del país. cipios de siglo —llegó a representar antes de la
Aunque el monto global de las radicaciones primera guerra mundial el 51% de la inversión
aprobadas entre 1958 y 1962 no supone un apor­ bruta—, asumió un papel fundamental por el
te significativo al proceso de acumulación de ca­ grado de control que ejercía sobre los polos diná­
pital en la industria (oscila en torno al 10% de la micos de la acumulación y de la reproducción del
formación de capital en el sector), su concentra­ capital.

I
Las empresas transnacionales y la política aperturista
del último gobierno militar

1. La evolución de la inversión extranjera guerra mundial. Según Kosacoff (1984) “la polí­
directa y las modalidades de inversión, tica iniciada en abril de 1976 se caracterizó bási­
1976A983 camente por la confianza en los mecanismos de
mercado para asignar los recursos, lo cual impli­
Luego de la breve gestión del gobierno peronista có un programa de liberalización de esos merca­
(1973-1976), que se caracterizó por haber regla­ dos, y por la búsqueda de una mayor vinculación
mentado en sus aspectos centrales la gestión de con el exterior. En este último plano, se instru­
las empresas transnacionales en el país, el gobier­ mentaron la reforma arancelaria —para lograr
no militar eliminó las principales restricciones una mayor apertura comercial— y la reforma
que afectaban la inversión extranjera, al sancio­ financiera para liberalizar la entrada y salida de
nar un nuevo régimen con la ley 21382. capitales en el país. Asimismo, se combinó el uso
Las nuevas autoridades se propusieron —y del arancel de importación, el tipo de cambio y la
en parte lo lograron— desmontar el sistema pro­ tasa de interés real como instrumentos básicos en
teccionista clásico, transformar la estructura eco­ la lucha contra la inflación. Este objetivo antin-
nómica del país y con ello modificar el papel de flacionario fue permanentemente privilegiado
los distintos agentes y sectores económicos. Se frente al proceso de acumulación de mediano
inicia así en la Argentina una experiencia inédita plazo y a la mejora de la distribución del ingreso.
que alteró bruscamente el modelo de acumula­ Los ejes de la política económica eran el estableci­
ción que se había consolidado desde la segunda miento de un sistema de precios ‘sincerado’ (para
EMPRESAS TRANSNACION ALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basualdo y B. Knsacoff \ 01

Cuadro 1
ARGENTINA; INVERSION EXTRANJERA DIRECTA AUTORIZADA SEGUN MODALIDADES
DE APORTE, 1977-1983
(Miles de dólares corrientes y porcentajes)

Inversión
Total de total en
Nuevos aportes Capitalización Reinversión Aportes Inversión
de créditos inversiones miles en
de capital de utilidades automáticos total
aprobadas dólares
de 1983
(i) (2) (3) (4) (5) (6)=(3)+(4)-(5) (7)

1977 40 518 80 602 121 120 132 435 1 419 254 974 398 155
1978 201 534 55 504 257 038 118 253 11 697 386 988 560 859
1979 374 269 86 364 460 633 193 186 16 973 670 792 863 540
1980 633 359 30 130 663 489 399 364 97 918 1 160 770 1 310511
1981 790 011 96 652 886 663 344 597 180 069 1 411 329 1 460 486
1982 252 915 711 126 324 041 181 651 98 734 604 426 612 .564
1983 131 155 9 848 141 003 131 248 11 045 283 296 283 296
Total 2 423 761 430 226 2 833 988 I 300 733 417 834 4 772 373 3 489 411
(50.1) (9.7) (59,8) (31.4) (8.8) (100.0)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de la Subsecretaría de Inversiones Externas del Ministerio de
Economía.

lo cual debían eliminarse las regulaciones, im­ Esta afluencia de inversiones directas se divi­
puestos, subsidios y privilegios) y la considera­ de en dos subperíodos claramente diferenciados.
ción de las ventajas comparativas tomadas en un Durante el primero que se extiende hasta 1981
sentido estático. Estos dos elementos debían ser —contemporáneo con la gestión del Dr. Martí­
los indicadores centrales en los cálculos empresa­ nez de Hoz y con la plena aplicación de la política
riales que midieran la eficiencia del proceso de de apertura— la inversión extranjera directa su­
inversiones”. be ininterrumpidamente hasta alcanzar un nivel
La extensión de la cita se justifica por su próximo a los 1 500 millones de dólares. Por el
utilidad como marco de referencia macroeconó- contrario, en el segundo (1982 y 1983) baja consi­
mico en el que deben ser evaluados la respuesta derablemente, fenómeno asociado con la insegu­
de la inversión extranjera directa a la gran varie­ ridad que supone, para el inversionista extranje­
dad de incentivos que se le ofrecieron a partir de ro, una serie de acontecimientos como el aleja­
1976 y el desenvolvimiento de las empresas ex­ miento del Dr. Martínez de Hoz, la discontinui­
tranjeras radicadas en el país. dad de la política de apertura y las devaluaciones
Gracias a los estímulos recibidos y a la conso­ sucesivas del peso; en síntesis, el abandono pau­
lidación de un campo propicio para el desarrollo latino del programa económico enunciado en
de determinadas operaciones de elevado rendi­ abril de 1976.
miento, riesgo mínimo y rápida recuperación del En lo que toca a las formas que adopta la
capital, la inversión extranjera directa autorizada inversión extranjera directa, la información del
para radicarse en el país registró un crecimiento cuadro 2 muestra que de la autorizada entre
persistente hasta 1981, y luego decayó en forma marzo de 1977 y diciembre de 1983, poco más de
abrupta en 1982 y 1983 (cuadro 1). la mitad (50.1%) está formada por nuevos apor­
Hacia 1983 las inversiones extranjeras apro­ tes de capital, 9.7% proviene de la capitalización
badas sumaban 4 772.6 millones de dólares, lo de créditos externos, 31.4% surge de la reinver­
que implica un promedio anual de 681.8 millo­ sión de utilidades y, el resto (8.8%) corresponde a
nes de dólares en el período analizado (1977- aportes automáticos de capital.
1983), o 784.2 millones de dólares constantes de Por las modalidades que adopta esta inver­
1983. sión es relativo el significado efectivo de los casi
102 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

Cuadro 2
ARGENTINA: INVERSION EXTRANJERA AUTORIZADA, 1977-1983
(T o ta l acum ulado y promedios anuales. M ile s de dólares de 1983)

Total acumulado Promedios anuales


Concepto
1977-1981 1982-1983 Total 1977-1981 1982-1983 Total
1. Nuevos aportes de capital 2 369 755 387 475 2 757 230 473 951 193 738 393 890
2. Capitalización de créditos 451 523 81 932 533 455 90 305 40 966 76 208
3. Total de inversiones
aprobadas (l)+(2) 2 821 278 469 407 3 290 685 564 256 234 704 470 098
4. Reinversión de utilidades 1 434 365 315 345 1 749 710 286 873 157 673 249 959
5. Aportes automáticos 337 908 111 108 449 016 67 582 55 554 64 145
6. Inversión total
(3)+(4)+(5) 4 593 551 895 860 5 489 411 918 710 447 930 784 202
Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de la Subsecretaría de Inversiones Extranjeras del Ministerio
de Economía.

5 0 0 0 m illones d e d ólares a que ascendió la capta­ tal d e u n a subsidiaria local— au n q u e se trate,


ción to tal d e inversiones extranjeras al cabo de formalmente, d e u n tipo p articu lar d e “nuevo
siete años. La revisión parcial d e algunas de esas a p o rte d e capital” ex tran jero , se obtiene un in­
in v ersio n es m u e stra u n a serie de aspectos y parti­ c re m en to n u lo d e la capacidad productiva del
c u la rid a d e s q u e d a n u n a visión m ucho más clara país y no ha habido m ás que u n a sim ple tran sfe­
y p recisa d e la m ag n itu d y las características que ren cia d e la p ro p ie d a d del capital preexistente.
a d o p ta ro n e n el p erío d o . O tro ejem plo que se asem eja a los anteriores
E n tre los “nuevos aportes de capital” capta­ p e ro , p o r sus repercusiones y p o r la m agnitud de
d o s e n los siete años (2 423.8 m illones de dóla­ los rec u rso s com prom etidos m erece un trata­
res), fig u ra n 702,3 m illones q u e son aportes tra n ­ m ien to a p a rte , es la com pra de los activos de
sitorios p a ra la p ro d u cció n de petróleo y gas na­ C h ry sler Fevre A rg en tin a p o r Volkswagen. Esta
tu ra l y u n m o n to in d eterm in ad o — pero signifi­ o p e ra c ió n fue, e n realidad, u n ingreso de recu r­
cativo— d e recursos externos que suponen la sos e x tern o s q u e significaba, a la vez, u n a rep a ­
desn acio n alización d e em presas de capital local triació n d e capitales p o r p arte de C hrysler (esta­
(La Isa u ra , C alera A vellaneda) o, en otros casos, d o u n id en se ) y u n desplazam iento de capital n a­
u n sim ple in cre m e n to e n la participación de las cional (el 51.3% e ra p ro p ie d a d de vendedores de
casas m atrices en el capital d e firm as locales en p a rte s y agentes locales). Sin em bargo, las esta­
q u e ya c o n tr o l a b a n la m a y o ría d e l c a p ita l dísticas oficiales sólo consignan la inversión au to ­
accio n ario. * E n cu alq u iera d e los dos casos —d es­ rizad a a V olksw agenw erk A.K. d e A lem ania occi­
n acionalización o m ayor participación en el capi- d e n ta l — 102 m illones d e dólares— que tiene co­
m o e m p re sa rec e p to ra a C hrysler Fevre A rg en ­
tina.
L a m ag n itu d y la evolución de la inversión
'Algunos de los ejemplos más destacados son: Corning e x tra n je ra d irecta auto rizad a e n tre 1977 y 1983
International Corporation para ampliar su participación en
el capital de Cristalerías Rigolleau S.A.; Química Hoechst en son u n in d icad o r parcial e insuficiente para a p re ­
Indur S.A.; Massey Ferguson Limited en Perkins Argentina ciar los resultados obtenidos en el período; p o r
S.A, y en Massey Ferguson Argentina S.A.; Westinghouse su p a rte , la inexistencia d e inform ación oficial
Electric Corporation en Galileo Argentina C.I.S.A.; Federal so b re las rep atriacio n es de capital ex tern o im pi­
Mogul Corporation en i n d e c o MÍnoli s a i c ; Renault Argenti­ d e cu an tificar el efecto neto de la política .de
na S.A. (controlada a su vez por la Regie Nationale des Usines
Renault) en Metalúrgica Tandil S.A.; Philips Argentina S.A. atracción d e la inversión ex tran jera directa y, con
(controlada a su vez por NY Philips Gloeinlampert) en Salvo ello, invalida to d a evaluación de los éxitos y fra­
S.A. casos d e la m ism a.
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E, Basualdo y B. Kosacoff 103

2. Distribución sectorial y por país de origen Cuadro 3


de la inversión extranjera directa, 1977-1983 ARGENTINA: SECTORES DE ACTIVIDAD
DE LAS NUEVAS EMPRESAS CONSTITUIDAS
A PARTIR DE LA INVERSION EXTRANJERA
Los cam bios en el m odelo de acum ulación que
DIRECTA AUTORIZADA ENTRE 1977 Y 1980
p ro v o ca ro n las características del desarrollo eco­
(C a n tid a d de empresas y porcentajes)
n ó m ico del país d esd e fines del decenio de 1970
se reflejan e n la distribución sectorial que tuvo la
Sectores Cantidad
in v e rsió n e x tra n je ra d ire c ta auto rizad a e n tre empresas %
1977 y 1983. Ig u al q u e e n el m odelo agroexpor-
Entidades financieras y bancos 15 9.0
ta d o r o en las distintas etapas del de sustitución
Servicios 34 20.5
d e im p o rtacio n es, la orientación del capital ex­ Comercialización 29 17.5
tra n je ro se asocia con el papel que cum plen los Agropecuario y pesca 19 11.4*
d istin to s sectores de actividad en el plano ma- Construcciones 9 5.4
cro eco n óm ico y con el p a tró n respectivo de acu­ Industria manufacturera 29 17.5
Maquinaria y equipo 5 3.0
m u lació n. Así pues, en u n p erío d o en el que el Química y plásticos 11 6.6
secto r in d u stria l deja d e ser el polo dinám ico de Cemento 1 0.6
la acu m u lació n y rep ro d u cció n del capital y ese Otras 12 7.2
p a p e l lo asu m en las actividades terciarias, en ge­ Otras actividades 31 18.7
T o ta l nuevas empresas 166 100.0
n e ra l, y el sector financiero, e n especial, la indus­
tria m a n u fa c tu re ra p ierd e su condición de cen­ Fuente; Ministerio de Economía (1981).
tro d e atracción, casi exclusivo, de las inversiones
e x tra n je ra s d irectas en el país. p o n e c o n sid e rar com o p arte de esas inversiones
L a com posición sectorial e n tre 1977 y 1983 la capitalización d e créditos y los nuevos aportes
su p o n e u n vuelco de las tendencias históricas de d e capital canalizados hacia em presas nuevas o
la p o s tg u e rra , pues se advierte u n a dism inución existentes (cu ad ro 4).
p ro n u n c ia d a d e la inversión ex tran jera directa
d irig id a hacia la in d u stria, com pensada po r el Cuadro 4
peso crecien te q u e a d q u ie ren los sectores de ser­ ARGENTINA: DISTRIBUCION SECTORIAL
v id o s, com ercio y finanzas. El perfil resultante DE LAS INVERSIONES EXTRANJERAS
AUTORIZADAS ENTRE 1976 Y 1983
tie n d e así a c o rre sp o n d e r al específico del siste­
(M ile s de dólares corrientes y porcentajes)
m a a p e rtu rista , en q u e la m ayor p arte de los
secto res p ro d u c to re s d e bienes se subordinan y el
Sectores Monto %
eje d in ám ico se traslad a a los circuitos financieros
y a las actividades vinculadas con la prestación de Explotación de gas y petróleo 702 319 24.6
Actividades primarias (agropecuaria,
servicios.
pesca y minería) 79 683 2.8
E n las inversiones autorizadas (no las efecti­
v a m e n te realizadas) hasta diciem bre de 1980 Industria automotriz 495 441 17.4
Maquinaria y equipo 173 437 6.1
(402 p ro p u esta s a p ro b a d a s sobre un total de 508
Petroquímica 172 995 6.1
p a ra el p e rio d o 1977-1983) la distribución secto­ Alimentos, bebidas y tabaco 138 291 4.8
rial d e las 166 nuevas em presas a que habrían Productos químicos 99 129 3.5
d a d o lu g a r esas 402 p ro p u estas revela claram en­ Productos farmacéuticos y perfu-
te las p refe re n c ia s sectoriales de los inversionis­ mería 81 176 2.8
Otras actividades industriales 217 738 7.6
tas e x te rn o s y la im p o rtan cia que asum en las
actividades n o productivas (cuadro 3), ya que se Construcciones 49 410 1.7
co n stitu y en ap en as 29 firm as industriales (17.5% Entidades financieras y bancarias 473 569 16.6
Comercio y servicios' 143 580 5.0
d el total), igual n ú m e ro que el de las em presas Otros 27 220 1.0
d e d ic a d a s a la com ercialización y m en o r que las
T o ta l 2 853 98 8 1 0 0.0
d e l secto r d e servicios (34).
E lem en to s com plem entarios surgen del aná­ Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de
lisis d e la d istrib u ció n de las inversiones extranje­ la Subsecretaría de Inversiones Externas del Ministerio de
ras a u to riza d a s p o r sector d e destino, lo que su- Economía.
104 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abnl de 1986

C asi el 60% d el total se co ncentra en sólo tres nes e x tra n je ras directas según el país de origen
áreas; los a p o rte s transitorios en la explotación d e los capitales no m u estra g randes variaciones
d e p e tr ó le o (24.6% ), la in d u stria autom otriz con resp ecto a las tendencias registradas en ios
(17.4% ) y el sector financiero y bancario (16.6%). últim os decenios. T a n to p o r su elevada concen­
E xcluidos los p rim ero s, la in d u stria autom otriz tració n e n unos pocos países com o po r la partici­
se co n v ierte e n el principal sector recep to r (495.4 pación q u e les co rre sp o n d e a cada u n o de ellos, la
m illones d e dólares). De la inversión autorizada e stru c tu ra no difiere sustancialm ente de la ob­
en el sector, el 33.7% (167.0 m illones de dólares) se rv a d a e n cu alq u ier o tro p erío d o de la postgue­
c o rre s p o n d e a “capitalización de créditos” que, rra , ni tam p o co —salvo los ejem plos co n trastan ­
e n la g e n e ra lid a d d e los casos, fu ero n destinados tes q u e b rin d a n Estados U nidos e Italia— con
a m e jo ra r la e stru c tu ra y las condiciones econó­ resp ecto a la c o rre sp o n d ie n te al acervo de capital
m ico -fin ancieras d e las firm as receptoras, fu erte­ e x tra n je ro acu m u lad o en el país a m ediados del
m e n te afectad as p o r la retracción sectorial. Por d ecen io d e 1970 (cuadro 5).
su p a rte , los nuevos ap o rtes de capital (328.4
m illones d e dólares) rep re sen ta n la inco rp o ra­
ción d e u n a nueva firm a internacional (Volkswa­ Cuadro 5
g en ), y los planes d e inversión de F ord M otor ARGENTINA: INVERSIONES EXTRANJERAS
(n u ev a p la n ta de cam iones) y de la Fiat. En el AUTORIZADAS ENTRE 1977 Y 1983 SEGUN
m arc o d e u n a p ro fu n d a reestru ctu ració n secto­ PAIS DE ORIGEN DE LA INVERSION
(M ile s de dólares corrientes y porcentajes)
rial, esas inversiones tienen su co n trap artid a en
el cese d e actividades y, en los tres prim eros ca­
sos, la co n sig u ien te repatriación del capital, de País Monto %
G e n e ra l M o to rs (1978), C itro ë n (1979) y la
Estados Unidos 1 264 244 44.3
C h ry sle r (ad q u irid a p o r Volkswagen), Industrias Italia 455 867 16.0
M ecánicas del E stado (1980) y la fusión en tre Francia 266 079 9.3
SAFRAR y Fiat (Sevel). Alemania occidental 252 458 8.8
E n el sector financiero, y específicam ente en Países Bajos 126 042 4.4
el b an cario , se reg istra la m ayor afluencia neta de Suiza 117 789 4.1
España 97 289 3.4
cap itales ex tern o s. Las inversiones autorizadas (Canadá 56 014 2.0
a scie n d en a 473.6 m illones de dólares gracias a la Suecia 44 611 1.6
in co rp o ra c ió n d e quince nuevos bancos extranje­ Japón 41 152 1.4
ros, p ru e b a del creciente interés de los grupos Resto (19 países) 132 442 4.7
T o ta l 2 8 5 3 98 8 100.0
fin an ciero s internacionales p o r o p e ra r en el país.
E n cam bio, la can tid ad de firm as industriales Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de
co n stitu id as hasta diciem bre de 1980 da u n a idea la Subsecretaría de Inversiones Externas del Ministerio de
d e l d e sin te ré s relativo del inversionista externo Economía.
p o r ra d ic a r sus capitales e n el sector m anufactu­
re ro a rg e n tin o , u n o de los m ás afectados po r el
sistem a a p e rtu rista . La inform ación del cuadro 4 Casi el 70% del total d e la inversión ex tran je­
m u e s tra q u e el co n ju n to de ram as industriales ra d ire c ta au to rizad a e n tre 1977 y 1983 corres­
re p re s e n ta — pese a la influencia del sector au to ­ p o n d e a em presas d e sólo tres países (Estados
m o triz— poco m enos de la m itad de las inversio­ U nidos, Italia y Francia) porcentaje que, de in­
nes a u to riza d a s (48.3%) porcentaje que en cual­ c o rp o ra rse las pro v en ien tes de otros cuatro paí­
q u ie r o tro su b p e río d o de las tres últim as décadas ses (A lem ania occidental. Países Bajos, Suiza y
sie m p re se ubicaba sobre el 90% a 95% del total E spaña) se elevaría a más del 90%.
d e la in v ersió n e x tra n je ra directa radicada en el D e los restantes países d e origen sólo cabría
país. L a in d u s tria m a n u fa c tu re ra in d u d ab le ­ m en c io n ar la presencia insignificante de las fir­
m e n te d ejó d e ser el sector hegem ónico en la m as jap o n e sa s (1.4%) y la del Reino U nido que,
cap tació n d e capitales externos. co n ap en as el 0.7% del total, qu ed a relegado al
A d ife ren c ia d e las m odificaciones en la com ­ p u e sto d ecim o tercero en la ordenación de los
posición sectorial, la distribución de las inversio­ países d e o rig en d e la inversión.
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azfmzu, E. B<isualdo y B. Kosaoff 105

3. La inversión extranjera directa en el sector Cuadro 6


financiero argentino ARGENTINA: DISTRIBUCION TEMPORAL
DE LA INVERSION EXTRANJERA DIRECTA
La coin cidencia e n tre u n m ercado financiero in­ AUTORIZADA EN EL SECTOR FINANCIERO
(M ile s de dólares y porcentajes)
te rn a c io n a l d e alta liquidez, con la búsqueda con­
sig u ien te d e nuevas o p o rtu n id a d es de inversión
y u n a política económ ica ap e rtu rista en el plano Miles de
local, q u e p ro c u ra b a a tra e r la atención de la ban ­ Subperíodo“ dólares
Porcentajes
ca m u n d ia l explica, e n g ran m edida, la im p o rtan ­ TIII-1977 a 31-VIII-1978 17 256 3.7
te rad icació n d e las inversiones extranjeras direc­ 1-IX-I978 a 30-IX-1981 452 111 95.5
tas en el sector financiero. La refo rm a financiera 1-X-I981 a 31-XII-1983 3 932 0.8
d e m ed iad o s d e 1977, la liberalización generali­ T o ta l 473 569 1 0 0.0

za d a d el m erc ad o d e capitales, la política de re ­


Fuente; Subsecretaría de Inversiones Externas del Ministerio
tra so cam biario y su efecto sobre la divergencia de Economía.
e n tr e las tasas d e in terés in te rn a y externa, cons­ Las fechas de los subperíodos corresponden a las de los
titu y en algunos d e los principales factores que informes periódicos que proporciona la Secretaría de In­
c re a ro n las condiciones propicias p ara d esp ertar versiones Externas.
el in te ré s d e la banca ex tran jera. Esos fenóm enos
locales se inscriben en u n m ercado internacional
d e g ra n liquidez en que se intensifican la com pe­ u n a serie d e o p o rtu n id e s de inversión—esencial­
ten cia oligopolista d e la banca m undial, esencial­ m en te en los circuitos financieros— con una alta
m e n te p o r su transnacionalización creciente. ren ta b ilid a d . Al com binarse la nueva legislación
C o m o p ro d u c to de esta convergencia hubo d e inversiones ex tran jeras, la refo rm a financiera
u n a co n sid erab le afluencia de capitales extranje­ d e 1977 y la liberalización del m ercado de capita­
ros hacia el sector financiero argentino, sobre les, se d e sp e rtó u n interés creciente en la banca
to d o hacia la actividad bancaria. La inversión in tern acio n al p o r radicarse en el país.
e x tra n je ra d irecta en el sector aparece así com o la E n lo que toca a la form a de establecerse de
d e m ay o r significación económ ica del período estos nuevos bancos, se advierte que sólo en tres
p o r los efectos q u e tiene sobre la conform ación d e los quince casos se procedió a la com pra de
d e ese m ercad o . El total d e la inversión autoriza­ bancos locales; Irving T ru st adquiere el Banco
d a e n el sector ascendía hacia 1983 a 473.6 millo­ A ustral; B ank o f A m erica, el Banco In tern acio ­
nes d e d ó lares, com o resultado de la aprobación nal; y el C re d it Lyonnais, el Banco T ornquist.
d e q u in ce p ro p u esta s d e inversión que, en todos Los bancos restantes in corporados en el período
los casos, c o rre sp o n d ía n a la radicación de n u e ­ (12) establecieron u n a nueva entidad local.
vos bancos e n el país. Esta afluencia p resenta dos El p re d o m in io d e esta m odalidad d e p e­
características interesantes: su distribución en el n e tra ció n q u e d ifiere incluso de la ad o p tad a p or
tie m p o y las fo rm as d e establecim iento que revis­ la b an ca e x tra n je ra a fines del decenio de 1960,
ten . Se caracterizan p o r u n a gran concentración se relaciona con el tipo d e gestión que desarrolla­
tem p o ra l, al p u n to que poco m ás del 95% de las ro n esos nuevos bancos —operaciones con el ex­
in v ersio nes fu e ro n autorizadas en unos tres años te rio r y servicios no tradicionales p ara un p eq u e­
— e n tre fines d e 1978y fin e sd e 1981— o cu rrien ­ ño núcleo d e usuarios— distinto del que caracte­
d o la in co rp o ració n efectiva de esos quince b an ­ rizaba a la m ayoría de las entidades locales (cap­
cos e n 1979 y 1980 (cuadro 6). tac ió n d e d ep ó sito s y o to rg a m ie n to de p ré s ­
L a co n cen tració n tem p o ral se relaciona con tam os).
las n uevas fo rm as que adoptó, hacia fines de A p esar d e que casi se duplicó la cantidad de
1978, el m o d elo a p e rtu rista , en que con u n “e n­ e n tid a d es, la gravitación de la banca extran jera
fo q u e m o n eta rio del balance de pagos” se llegó a e n el m ercad o local casi no varió e n tre 1976 y
la a p e rtu ra fin an ciera total gracias a la elim ina­ 1983 (cu ad ro 7).
ción d e las b a rre ra s q u e afectaban el m ovim iento A fin d e 1976, cu an d o ya se m anifestaban
in te rn a c io n a l d e capitales. P or otro lado, se apli­ con to d a clarid ad los propósitos neom onetaristas
có u n a política d e retraso cam biario que brindó del eq u ip o económ ico, los bancos extranjeros ha-
106 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abñl de 1986

Cuadro 7
ARGENTINA: INDICADORES SOBRE LA PRESENCIA DE LA BANCA EXTRANJERA
EN EL MERCADO DE DEPOSITOS EN PESOS
(Núm ero de entidades y porcentajes)

Indicador 1974 1976 1978 1980 1981 1982 1983


Número de bancos extranjeros 17 17 17 32 32 32 32
Participación en el total de depósi­
tos de los bancos comerciales 15.0 16.5 13.3 17.0 17.0 14.2 16.8
Participación en el total de depósi­
tos de la banca comercial privada 39.4 31.5 22.1 28.4 28.4 26.8 29.7
Participación de la banca comercial
privada (nacional y extranjera) en
el total de depósitos de la banca co­
mercial (privada y estatal) 45.8 52.3 60.3 59.8 59.8 52.9 56.7

Fuente: Banco Central de la República Argentina.

b ían re c u p e ra d o p a rte d e la participación en el el sistem a bancario en su totalidad las elevaba de


to tal d e los depósitos del circuito comercial, p e r­ 2 298 a 3 152 (cuadro 8).
d id a d u r a n te el gobierno peronista. Así, m ien­ Esta p é rd id a de participación de la banca
tra s e n 1974 c a p ta b a n el 15% del total, a fines de e x tra n je ra en el total de los depósitos captados y
1976 c o n tro la b a n el 16,5%. e n la can tid ad d e sucursales corresponde al tipo
A fines d e 1978 y com o reacción ante las d e gestión q u e d esarrollaban, ya que o p taro n por
lim itaciones im puestas p o r el Banco C entral para la co m p eten cia en las tasas de interés m ientras
la a p e rtu ra d e nuevas filiales, la participación de q u e, p o r efecto d e la recategorización institucio­
los b an co s e x tra n je ro s retrocedió a los niveles de nal p ro p iciad a p o r la refo rm a y p o r o tro estilo de
com ienzos del d ecenio de 1960. Baste señalar com petencia en el q u e parecía jerarq u izarse la
q u e e n ta n to e n tre 1970 y 1977 la banca extranje­ cap acid ad espacial de captación, aum entaba con­
ra re d u c ía la c a n tid ad de sucursales de 233 a 219, sid erab lem en te el n ú m e ro total d e bancos co-

Cuadro 8
ARGENTINA: EVOLUCION DE LA CANTIDAD DE SUCURSALES BANCARIAS
SEGUN ORIGEN DEL CAPITAL
(Cantidades absolutas y porcentajes)

Bancos extranjeros Total bancos Porcentajes


Año
Cantidad Promedio de Cantidad Promedio de Cantidad Promedio de
de sucursales de sucursales de sucursales
sucursales por banco sucursales por banco sucursales por banco
1970 233 13.7 2 298 19.3 10.1 71.0
1977 219 12.9 3 152 26.3 6.9 49.0
1978 222 13.1 3 339 18.5 6.6 70.8
1979 238 11.9 4 060 19.2 5.9 62.0
1980 241 9.3 4 050 19.6 6.0 47.4
1981 373 11.7 4 075 19.8 9.1 59.1
1982 379 11.5 4 242 20.9 8.9 55.0
1983 373 11.7 4 528 21.7 8.2 53.9

Fuente: Banco Central de la República Argentina.


EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basualdo y B. Kosacoff 107

m erciales y d e sus sucursales (Feldm an y Som- p o n d e n c ia a ju n io de 1976— así com o su distri­


m er, 1984). b u ció n se g ú n país d e origen del capital, d iferen ­
D e to d as m an eras, con la nueva afluencia de cian d o los bancos ingresados d u ra n te el últim o
in v ersió n e x tra n je ra directa en el sector bancario ré g im e n m ilitar.
a fines d e 1980, las entidades transnacionales C om o algunos d e los rasgos característicos de
re c u p e ra ro n b u e n a p a rte del terre n o p erdido la p resen cia transnacional en la actividad banca-
e n tr e 1971 y 1978. Del 13.3% de los depósitos en ria, cabría destacar:
p o d e r d e la b an ca com ercial que controlaban en a) El alto g ra d o de concentración de los d e ­
1978 lle g a ro n a c a p ta r el 17.0%. pósitos en u n p e q u eñ o g ru p o d e bancos. U na
Sólo en 1981 la banca ex tran jera em pezó te rc e ra p a rte d e las entidades (11) captan poco
ta m b ié n a ap licar la política de a p e rtu ra de su­ m ás del 80% d e los depósitos y cuatro absorben
cu rsales com o fo rm a d e m ejo rar su capacidad de casi la m itad (49.3%) del total.
c o m p e ten c ia relativa; en u n solo año se elevaron b) N in g u n a d e esas once entidades ingresó al
d e 241 a 373 locales. En b u en a m edida, esta país d u ra n te el últim o gobierno m ilitar. En ese
p ro life rac ió n d e sucursales sería u n efecto resi­ g ru p o h u b o dos bancos desnacionalizados en ese
d u a l d e la c ad en a d e quiebras e intervenciones de p e río d o : el T o rn q u is t (ad q u irid o p o r C red it
e n tid a d e s privadas nacionales que com enzó con L yonnais) e, in d irectam en te, el Internacional,
el c ie rre del B anco d e Intercam bio Regional en a b so rb id o p o r el B ank o f A m erica que ya desa­
m arzo d e 1980. D istintos bancos extranjeros p e r­ rro lla b a actividades e n el país.
ten ecien tes al sector “m inorista y diversificado” c) La falta de g ran d es transform aciones con
a d q u irie ro n al B anco C entral algunas sucursales resp ecto a 1976, e n la form ación del g ru p o líder,
d e las instituciones liquidadas. o, p o r lo m enos, d e la im portancia que podría
P o r su p a rte , los resultados de 1982 reflejan, h a c er su p o n e r la casi duplicación del n ú m ero de
e n b u e n a m ed id a, el im pacto que provocó el con­ e n tid a d es d e capital extran jero .
flicto a rg en tin o -b ritán ico p o r la posesión de las d) El p ro m ed io d e los bancos estad o u n id en ­
Islas M alvinas (Falkland), G eorgias y Sandwich ses, ta n to en el n ú m ero d e entidades (11) como
d el S ur. P a rte d e los depósitos buscó refugio en en su participación en el total de los depósitos
las e n tid a d e s estatales y p arte d e los depósitos en canalizados hacia la banca ex tran jera (51.2%);
b an co s e x tra n je ro s ten d ió a desplazarse hacia en­ p o r a ñ a d id u ra en sólo cuatro entidades se con­
tid ad es m en o s expuestas, aju icio de los usuarios, c e n tra el 45.4% del total.
a los p eligros del conflicto arm ado. La participa­ e) P o r últim o, la m arcada diferencia en tre los
ció n d e las instituciones transnacionales en el bancos ingresados al país con an terio rid ad al últi­
to tal d e los recursos m anejados p o r la banca co­ m o g o b iern o m ilitar y los que e n tra ro n en ese
m ercial se red u jo , e n tre 1981 y 1982, de 17.0% a p e río d o , en cu an to a su respectiva im portancia
14.2%. E n 1 9 8 3 — cu an d o las expectativas se cen­ e n el m ercad o de depósitos en pesos. M ientras los
tra b a n e n la restitu ció n de la institucionalidad del p rim e ro s co n cen trab an 82.9% d e esos depósitos,
país— se p ro d u jo u n a leve m ejoría e n el nivel de los se g u n d o s sólo captaban el 17.1% restante,
d ep ó sito s acu m u lad o s p o r la banca extranjera. p o rce n taje que, d e circunscribirse a los nuevos
C o n resp ecto al total en m anos de la banca co­ bancos establecidos en esos años, se reduce al
m e rc ia l, su p a rtic ip a c ió n su b ió d e 14.2% a 9,6% . E n esta d isp ar participación se m anifiestan
16.8% , dos p u n to s p o r debajo del m áxim o histó­ d e nuevo las distintas características de am bos
rico d e 1969. g ru p o s: p red o m in an te m e n te “m inoristas” y “di­
A p a rte la gravitación q u e le corresponde al versificados” los prim eros, y p red o m in an tem en ­
c o n ju n to d e la banca transnacional en el m ercado te “m ayoristas” y “especializados” los incorp o ra­
local (ya sea e n depósitos en pesos o en cantidad dos bajo la política d e a p e rtu ra generalizada de
d e locales bancarios) co rresp o n d ería analizar las los m ercados.
fo rm a s q u e a d o p ta esa incidencia en el interior
d e esa b anca. P a ra ello, se señala en el cuad ro 9 la 4. Las inversiones estadounidenses
p a rticip ació n d e las principales entidades en el en la Argentina
to ta l d e los depósitos captados p o r la banca tran s­
n acio n al a d iciem b re d e 1983 —con su corres- El análisis d e la captación d e inversiones ex-
108 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abnl de 1986

Cuadro 9
ARGENTINA; PARTICIPACION DE LOS DISTINTOS BANCOS EXTRANJEROS EN EL TOTAL
DE LOS DEPOSITOS EN PESOS CAPTADOS POR LOS MISMOS
(Porcentajes)

O r d e n a m ie n to s e g ú n d ep ó sito s a d ic iem b re d e 1 9 8 3

Participación en los depósitos


Entidad Origen del Puesto en el
capital diciembre 1983 junio 1983 ordenamiento
% % Junio 1976

The First National Bank of


Boston EE.UU. 19.8 13,9 2
f'átibank EE.UU. 14.5 11.3 3
Banco de Londres y América
del Sur Reino Unido 7,5 14.3 1
Bank of America EE.UU. 7.4 2.3 15
Banco Tornquist* Francia 6.5
Supervielle Sociélé Générale Francia 6.3 6.4 7
Banco Popular Argentino España 4.2 7.1 6
Banco Sudameris Francia/ltalia 3.9 7.9 5
echase Manhattan Bank EE.UU. 3.7 3.0 13
Deutsch Bank Alemania 3.7 5.0 8
Banco Europeo para América
Latina Bélgica/ltalia 3.1 3,4 11

D is tr ib u c ió n d e d ep ó sito s s e g ú n o r ig e n d e l c a p ita l
País Cantidad de entidades Participación en el total
Estados Unidos 11 51.2
Brasil 4 0.4
España 3 7.8
Francia 3 13.2
Reino Unido 2 7.5
Italia 2 1.0
Países Bajos l 1.9
Japón 1 2.3
Uruguay 1 3.0
Canadá 1 1.0
Alemania occidental 1 3,7
Francia/Italia 1 3.9
Bélgica/I talla 1 3.1

T o ta l 32 1 0 0 .0

D is tr ib u c ió n d e los d ep ó sito s s e g ú n fe c h a s de in c o rp o ra ció n d e la e n tid a d tr a m n a c io n a l

Bancos ingresados antes de 1976 17 82.9


Bancos ingresados durante el gobierno militar 15 17.1
Nuevos bancos (12) 9.6
Desnacionalizaciones (2) 7.5
Desnacionalización y absorción'’ (1)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del Banco Central de la República Argentina.
“ E1 Banco Tornquist era, cn 1976, de capital local. Posteriormcme fue adquirido por Credit Lyonnais.
'* Se trata del Banco Internacional adquirido por cl Bank of Ainerica y transferido en 1983 a su filial local.
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiam, E. Basualdo y B. Kosacoff 109

tra n je ra s d irectas d u ra n te el últim o gobierno m i­ Cuadro 10


litar p u e d e realizarse tam bién a la luz de las esta­ ARGENTINA: EVOLUCION DE LA INVERSION
dísticas oficiales d e los países de origen de esos DE LOS ESTADOS UNIDOS EN EL PAIS
capitales. Esta evaluación ofrece la posibilidad de Y EN EL MUNDO, 1976-1983
(M illo n e s de dólares de 1 9 7 6 “ y porcentajes)
c o m p a ra r el ritm o d e canalización de capital ha­
cia la A rg e n tin a con respecto a su evolución en el
p la n o global, el perfil sectorial que adopta en A fín Inversión Inversión %
cad a caso, las tasas d e rentabilidad respectivas, y del año en Argentina directa total
la ap licación específica d e los beneficios obteni­ (1) (2) (l)/(2)
d o s p o r esas inversiones (reinversión o rep atria­ 1976 1 366 138 809 0.98
ción). Estos aspectos contribuyen a d a r una clara 1977 1 403 137 467 1.02
im a g e n d el lu g a r q u e co rresp o n d e a la A rgentina 1978 1 460 142 243 1.03
1979 1 436 145 852 0.99
e n t r e lo s p a ís e s r e c e p to r e s d e in v e rsio n e s
1980 1 699 146 713 1.16
e x tra n je ras.^ 1981 1 707 142 535 1.20
El p rim e r aspecto q u e cabe analizar se refiere 1982 1 835 135 399 1,35
a las m odificaciones registradas p o r el acervo de 1983 1 842 136 379 1.35
cap ital e sta d o u n id en se rad icad o en el país. E ntre
Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de
1976 y 1983, la inversión ex tran jera directa de
U.S. Department of Commerce (varios años).
los E stad os U n id o s e n la A rgentina subió de “ Deflactado por el índice de precios mayoristas de los Esta­
1 366 a 3 054 m illones d e dólares, lo que implica dos Unidos.
u n c re c im ien to m ed io an u al d e 12.2% (4.4%
a n u a l e n d ó lares constantes de 1976). En igual
p e río d o , el total d e las inversiones norteam erica­ Ese co m p o rtam ien to se ajusta plenam ente a
n as en el e x te rio r registró, en valores constantes, la evolución y a los ciclos de la econom ía in tern a­
u n p e q u e ñ o d ecrecim ien to (cuadro 10). cional. E n ese m arco, la tasa de crecim iento de la
Este co m p o rtam ie n to tan contrastante m ere­ inversión estad o u n id en se en la A rgentina en tre
ce alg u n o s com entarios. E ntre 1976 y 1979, A r­ 1976 y 1979 (1.7% anual) se asem eja bastante a la
g e n tin a seguía la m ism a tendencia registrada en re g istra d a en el p lano m undial.
el p lan o in tern acio n al: continuaba la desacelera­ N o sucede lo m ism o e n los años anteriores.
ció n d e la e x p o rta ció n d e capital estadounidense El m edio recesivo en q u e continúa desenvolvién­
q u e se inició con la recesión de 1974/1975. El dose la econom ía internacional, ju n to con u n a
e x tr a o rd in a rio crecim iento de las inversiones in estabilidad generalizada de los tipos de cambio
n o rte a m e ric a n a s acum uladas en el exterior en tre y d e los m ercados financieros y m onetarios y la
fines d e la se g u n d a g u e rra m undial y los inicios falta d e recu p eració n d e niveles satisfactorios de
d el d ecen io d e 1970 co rresp o n d e a u n a evolu­ ren ta b ilid a d p a ra las inversiones en el exterior
ción d in ám ica d e la econom ía m undial y a la (éstos d e c a e n sistem áticam ente e n tre 1979 y
am p liació n p ersisten te d e la capacidad producti­ 1983) y, p o r o tro lado, la política in tern a de la
va a nivel internacional. Esa expansión se inte­ a d m in is tr a c ió n r e p u b lic a n a d e te r m in a n en
r ru m p ió con la crisis de 1974/1975 que afectó co n ju n to u n a dism inución persistente, en térm i­
sen sib lem en te las co rrien tes de capital, sobre to­ nos reales, de la inversión ex tran jera directa esta­
d o las o rie n ta d a s hacia la producción. d o u n id e n se acu m u lad a en el exterior (—1.6%
a n u a l acum ulativo, e n tre 1979 y 1983). Por el
c o n tra rio , la inversión estadounidense acum ula­
^E1 análisis de la información proporcionada por el De­
partamento de Comercio de los Estados Unidos explica, a d a e n la A rg e n tin a e n ese p erío d o registra una
nivel internacional y en el plano local, la trayectoria de la ex p a n sió n real acum ulativa de 6.4% anual. Este
mayor parte de los capitales radicados fuera de sus países de c o m p o rtam ie n to revela el interés de los inversio­
origen. Por su parte, la estadística publicada en el Survey o f nistas n o rteam erican o s p o r rad icar sus capitales
C u r re n t Btisiness de ese mismo Departamento de Comercio
e n el país. Al analizar el contenido sectorial del
permite estudiar la evolución y las principales características
que adoptan las inversiones extranjeras directas en cada uno crecim iento d e la inversión se com prueba que
de los países receptores y pueden estudiarse así las que se dos actividades encabezan esa expansión: el p e­
orientaron a la Argentina en estos últimos años. tró leo y las finanzas. M ientras en cifras globales
lio REVISTA DE LA CEPAL N" 28 i Abril de 1986

Cuadro 11
ARGENTINA: INVERSION DIRECTA ACUMULADA DE LOS ESTADOS UNIDOS,
POR SECTORES DE ACTIVIDAD, 1976-1983
(M illo n es de dólares corrientes)

Sector 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983


Minería 55 55 54 48 69 71 72
Petróleo 174 22 3 265 30 5 395 483 64 5 808
Industria manufacturera
Alimentaria 49 51 64 81 168 264 279 288
Productos químicos 207 220 243 299 416 360 371 332
Productos metálicos primarios 72 67 73 64 72 67 77 79
Maquinaria 143 152 172 205 204 271 274 229
Equipo transporte 221 228 242 289 409 308 380 381
Otros 206 203 205 247 315 301 348 342
Total industria manufacturera 898 921 1 00 0 1 184 1 584 1 570 1 72 9 1 631
Comercio 104 132 157 136 216 20 2 167 128
Finanzas 72 86 108 113 145 30 4 300 298
Otros 65 73 86 64 n/d 107 90 97
T o ta l I 36 5 1 49 0 1 670 1850 2 49 4 2 735 3 002 3 05 4

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de U.S. Department of Commerce (varios años).

la in v ersió n e x tra n je ra directa acum ulada se in­ d e n se acu m u lad a en el ex terio r y la del sector
c re m e n ta 2.2 veces, e n tre 1976y 1983,la o rienta­ fin an ciero d e 12.3% a 12.7%; en cam bio la inver­
d a al p e tró leo se eleva e n m ás d e 4.5 veces y la que sión m a n u fa c tu re ra decayó d e 44.8% a 39.9%
se canaliza a las actividades financieras en más de (U.S. D e p a rtm e n t o f C om m erce, varios años).
c u a tro veces. E n cam bio, la inversión en la in d u s­ P o d r ía a f ir m a r s e q u e las c a ra c te rístic a s
tria m a n u fa c tu re ra , que históricam ente captaba a d o p ta d a s p o r el proceso a p e rtu rista de la econo­
las p refe re n c ia s d e los inversionistas no rteam eri­ m ía a rg e n tin a y, en ese m arco, las actividades
canos, n o calcanza a duplicarse en valores co­ económ icas q u e resultan m ás atractivas para las
rrie n te s en esos siete años (su tasa de crecim iento inversiones ex tern as, se ajustan plenam ente a las
acu m u lativ o an u al, e n valores constantes, se re ­ ten d en cias d e o rientación sectorial qu e p red o m i­
d u jo a p e n as a 0.7% ) (cuadro 11). n a n e n la ex p o rtació n d e capitales de los Estados
Este d istin to ritm o de crecim iento se traduce U n id o s: e x p lo ra c ió n -e x p lo ta c ió n p e tro le ra y
e n u n a m odificación im p o rta n te de la estructura tran sn acio n alizació n bancaria. La dism inución
sectorial d e la inversión ex tra n je ra directa esta­ c o rre sp o n d ie n te la su fre la industria m anufactu ­
d o u n id e n se e n la A rg en tin a. E n el curso de sólo re ra , q u e p ierd e, al cabo d e siete años, más de 11
siete años, el sector p etro lero m ás que duplica su p u n to s d e su peso relativo en el total de la inver­
p articip ació n e n el total — en 1976 representaba sión e x tra n je ra d irecta d e los Estados U nidos
el 12.7% y en 1983 el 26.5% — y la del sector de a c u m u lad a e n el país. El desinterés relativo p or
in te rm e d ia c ió n fin an ciera sube d e 5.3% a 9.8%. in v ertir e n u n a d e las actividades m ás afectadas
P o r efecto d e la radicación d e capitales en la p o r la política económ ica del gobierno m ilitar
activ id ad b an caria e n tre 1979y 1981, siete de los a p a re c e com o u n a constante d e todo el períod o y
q u in ce bancos ingresados al país son de origen ab arca casi a la totalidad d e los sectores indus­
e sta d o u n id en se . triales.
E n am bos casos, esa participación creciente E n c u a n to a las características de las filiales
re p ro d u c e las ten d en cias que se d an en el plano q u e o p e ra n e n la A rgentina, el censo de inversio­
in te rn ac io n al, d o n d e e n igual período — 1976 a nes e x tra n je ra s d irectas levantado p o r el D ep ar­
1983— , la p articip ació n del sector p etrolero su­ tam e n to d e C om ercio d e los Estados U nidos al
bió d e 20.8% al 27.0% d e la inversión estadouni­ finalizar el d ecenio de 1970 m uestra que, en
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-198S I D. Azpiazu, E. Basmldo y B. Kosacoff 111

1977, existían en el país 279 filiales d e firm as g e n tin a tien e escasa im portancia. M ientras en el
estad o u n id en se s, con u n activo total equivalente p lan o in tern acio n al el 33.1% de las ventas de las
a 3 9 6 6 m illones d e dólares, u n a ocupación de filiales estad o u n id en ses co rresp o n d e al comercio
113 389 p erso n as y ventas anuales p o r valor de in tra firm a , en la A rg en tin a ese porcentaje no
3 615 m illones d e dólares. so b rep asa el 9,3% y, com o p o d ría preverse, sólo
A u n q u e con diversidad de com binaciones in­ reg istra niveles significativos p ara las exportacio­
te rm e d ia s posibles, se reconocen dos situaciones nes, escasas, a los Estados U nidos, d o n d e re p re ­
e x tre m a s e n c u an to a la función de las em presas se n ta n el 87.5% del total.
tran sn acio n ales q u e se radican en los países de El a p o rte d e las firm as estadounidenses a la
m e n o r d e sarro llo relativo: las que p ro d u cen p ara g e n eració n d e em pleos tiene escasa significación
el m erc a d o in te rn o y las q u e se o rien tan al m erca­ e n el país. E n 1977, ocupaban u n total d e 113 389
d o d e su país d e o rig en o al m ercado m undial en p erso n as (cuadro 13), o sea 2.2% del em pleo total
g e n e ra l — sea en el m arco de la internacionaliza­ e n el á re a u rb a n a del país (excluye al sector
ción d e los procesos productivos o d e la provisión ag ro p ecu ario ). E n la com posición sectorial de esa
d e bien es, esencialm ente prim arios, a un m enor o cupación destaca la elevada participación de la
costo relativo. El c u a d ro 12 indica la elevada p ro ­ in d u stria m an u fa ctu rera , que absorbe poco más
p o rció n d e las ventas totales q u e rep resen tan las d e l 80% del total de los trabajadores em pleados
realizad as e n el m ercad o local (84.6%), o rienta­ p o r las em p resas transnacionales de los Estados
ció n q u e c o rre sp o n d e a su establecim iento bajo el U nidos. Casi la m itad de ese em pleo se encuen tra
m o d elo d e sustitución d e im portaciones. Las ex­ en sólo dos industrias: la de equipos de tra n sp o r­
p o rtacio n es resu lta n casi m arginales con respec­ te (básicam ente la in d u stria autom otriz, d o n d e
to a la p ro d u cc ió n p a ra el m ercado interno. coexistían, a la fecha del censo, tres firm as de los
El bajo coeficiente d e exportaciones locales E stados U nidos) y la de productos químicos y
(15.4% ) con resp ecto al m undial (38.1 %) p erm ite petroquím icos. A p esar d e ser industrias de uso
s u p o n e r q u e la m ayoría d e las transnacionales intensivo d e capital, e n tre am bas generaban más
e sta d o u n id e n se s q u e actú an en A rgentina han d e 44 300 puestos d e trabajo e n 1977.
sid o e s tru c tu ra d a s sobre la base de la dem an d a E n c u a n to al costo sectorial de la m ano de
d el m e rc a d o local y, g en eralm en te, las ex p o rta­ o b ra, la estadística del D ep artam en to de C om er­
ciones a b so rb en el sobrante de producción que cio d e los Estados U nidos m uestra una m arcada
reb a sa los niveles d e esa d e m an d a (U.S. D epart­ d isp ersió n d e los salarios e n tre los diferentes sec­
m e n t o f C o m m erce, 1981). to res d e actividad d e las em presas transnacio­
El com ercio cautivo d e las em presas tran sn a­ nales. A p a rte d e las diferencias atribuibles a una
cionales n o rteam erican as q u e o p e ra n en la A r­ d istin ta calificación m edia del personal ocupa-

Cuadro 12
ARGENTINA; VENTAS DE LAS EMPRESAS ESTADOUNIDENSES, SEGUN DESTINO
GEOGRAFICO Y VINCULACION CON EL ADQUIRENTE, 1977
{M illones de dólares y porcentajes)

Mercado interno Exportaciones a: Total


Vinculación Monto % EE.UU. Otros países Monto %

Monto % Monto %
Ventas comercio 37 1.2 21 87.5 279 52.5 337 9.3
intrafirma (11.0) (6.2) (82.8) (100.0)
Ventas a firmas 3 022 98.8 3 12.5 252 47.5 3 277 90.7
no afiliadas (92.2) (0.1) (7.7) (100.0)
Total ventas 3 059 100,0 24 100.0 531 100.0 3615 100.0
(84.6) (0.7) (14.7) (100.0)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de U.S. Department of Commerce (1981).


112 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abnl de 1986

Cuadro 13
ARGENTINA: DISTRIBUCION SECTORIAL DEL EMPLEO
EN EMPRESAS TRANSNACIONALES DE LOS ESTADOS UNIDOS
Y COSTO SALARIAL MEDIO ANUAL, 1977
{Número de ocupados, dólares y porcentajes)

Sector de actividad Número de % Costo salariai Indice total


ocupados medio anual por sectores = 100
trabajador
Petróleo 4 15 8 3.7 8 89 9 167.6
Industrias manufactureras 91 141 80 .4 5 124 96.5
Productos alimenticios 8 834 7.8 4 188 78,9
Productos químicos 20 454 18.0 5 427 102.2
Productos metálicos 3 146 2.8 5 722 107.8
Maquinaria 12 573 11.1 6 601 124,3
Equipo transporte 23 867 21.1 5 363 101.0
Otras manufacturas 22 267 19.6 4 042 76.1
Comercio 6 255 5.5 5 59 6 105.4
Bancos 5 231 4.6 5 544 104.4
Finanzas 64 3 0.6 4 666 8 7 .9
Otros 5 961 5.2 5 200 97 .9
T o ta l 113 3 8 9 1 0 0.0 5 309 lOO.O

Fuente: Elaborado sobre la base de información del U.S. Department of Commerce (1981).

d o , la m a g n itu d d e las variaciones salariales entre salariales m edios en el país con respecto a los
sectores p are c e ría obedecer a otros factores aso­ vigentes e n otras regiones en que actúan las filia­
ciados con las características, en el o rd en nacio­ les d e firm as estad o u n id en ses. En efecto, en
nal, d el añ o en q u e se efectuó el censo del D epar­ 1977 el costo m edio anual po r ocupado en filiales
ta m e n to d e C om ercio. En 1977, segundo año de e sta d o u n id en se s en la arg en tin a resultaba infe­
la g estió n m ilitar del gobierno, se advertían ya rio r al d e cualq u iera de las dem ás agrupaciones
c la ra m e n te m uchos de los efectos que, con el e n q u e se inscribe el país (Am érica Latina y países
tiem p o , se a c en tu a ría n en la política económica su bdesarrollados) y, p o r supuesto, al que pagan
ap licad a e n el país a p a rtir de m arzo de 1976. esas subsidiarias en los países desarrollados. In ­
A u n q u e la contracción generalizada de los ingre­ cluso d e lim itarse la com paración a la industria
sos reales del sector asalariado aparece com o uno m a n u fa c tu re ra , e n que el país m uestra u n grado
d e los resu ltad o s fu n d am en tales de esa política, d e industrialización y d e desarrollo m uy superior
tu v o d istin ta in ten sid ad según fu era el sector al p re d o m in a n te en el resto de A m érica Latina o
eco n ó m ico co nsiderado. Los de la industria m a­ en el co n ju n to de los países subdesarrollados, los
n u fa c tu re ra fu e ro n los más afectados po r la polí­ costos salariales resultan superiores a los vigen­
tica d e “disciplinam iento social”; el salario real en tes, e n p ro m ed io , en el conjunto de los países
ese secto r en 1977 equivalía a sólo 66.3% del de su b d esarro llad o s pero , inferiores casi en 10% al
1975. E n la m ayoría d e los dem ás sectores econó­ nivel latinoam ericano. Esos resultados parecen
m icos, esa contracción fue m enos pronunciada. d eslucir la im agen tradicional de la A rgentina en
E sta d isp a r evolución explica en gran parte, la el p lano internacional y, concretam ente el sitio
e s tru c tu ra d e costos m edios de la m ano de obra q u e o cu p a e n tre los países de m en o r desarrollo
o c u p a d a p o r las filiales estadounidenses radica­ relativo, d efín an se com o los de industrialización
das e n la A rg en tin a. in te rm e d ia o sem industrializados o com o los del
A d em ás, hacia 1977 tuvo gran influencia la m u n d o sub d esarro llad o , e n general (cuadro 14).
b ru sc a caída d e los salarios que se p ro d u jo en los La A rg e n tin a se ha equiparado, según algu­
p rim e ro s años d e la a p e rtu ra económ ica en las nos indicadores, a las sociedades desarrolladas y
fo rm a s q u e asum ió la relación en tre los costos se g ú n o tro s, los m ás, a las econom ías atrasadas.
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 ! D. Azpiazu, E. Basuaido y B. Kosacoff 113

Cuadro 14 salariales q u e, m uy difícilm ente, p o d rían consi­


ARGENTINA: COSTO SALARIAL MEDIO ANUAL d e ra rs e com o u n a d e las ventajas com parativas
EN EMPRESAS ESTADOUNIDENSES EN LA q u e o frece el país en el ám bito internacional.
ARGENTINA Y EN OTRAS REGIONES, 1977 A u n q u e no p u e d a establecerse una corres­
{Dólares corrientes e índices)
p o n d e n c ia d irecta e n tre los costos salariales y la
tasa d e ren ta b ilid a d d e la inversión estado u n i­
Región d en se sobre la base de la inform ación disponible,
Costo medio Indice es in d u d ab le q u e el año 1976 m arca un p u nto de
Sector anual Argentina = 100 r u p tu r a e n las tendencias prevalecientes a m e­
T o ta l sectores d ia n o y larg o plazo en cuanto a los m árgenes de
Países desarrollados 12 874 242.5 ren ta b ilid a d d e las inversiones extranjeras direc­
Países subdesarrollados 5 601 105.5 tas d e los E stados U nidos en el país. Al d esp u n tar
América Latina 5 873 110.6
el d ecen io d e 1970 esa tasa no superó, en nin g ú n
Argentina 5 309 100.0
caso, el 6.5% d e la inversión acum ulada y, de
In d its tria m anufacturera
re m o n ta rse el análisis hasta 1960, nunca se regis­
Países desarrollados 12731 248.5
tra u n m a rg e n su p e rio r al 15% anual. Sin em b ar­
Países subdesarrollados 4 676 91.3
América Latina 5 629 109.9 go, e n tre 1976 y 1980, este porcentaje fue supe­
Argentina 5 124 100,0 ra d o e n c u a tro de los cinco años e, incluso, en dos
d e ellos (1979 y 1980) la rentabilidad se elevó a
Fuente: Elaborado sobre la base de información de U.S. m ás del 30% anual.^ P o r o tro lado, al com pararla
Department of Commerce (1981).

Son escasas sin em b arg o estas últim as com para­ '*El pronunciado rezago de la paridad cambiaría en esos
ciones b asadas en los costos salariales. Si en algo años generó un doble efecto positivo sobre la rentabilidad en
dólares de las empresas transnacionales. Por una parte, el
no se h a id en tificad o la econom ía argentina con propio desajuste de la paridad cambiaría determinó que los
la m ay o r p a rte d el m u n d o subdesarrollado ha beneficios obtenidos en moneda local se vieran incrementa­
sido, p recisam en te, e n lo relativo a los costos dos, en términos reales, a nivel de la economía mundial, al ser

Cuadro 15
ARGENTINA: EVOLUCION COMPARADA DE ALGUNOS INDICADORES VINCULADOS
A LA INVERSION DIRECTA DE LOS ESTADOS UNIDOS EN EL MUNDO
Y EN LA ARGENTINA 1976-1983
(Porcentajes)

Tasa de crecimiento anual


Año
Tasa de rentabilidad'LI de la inversión directa Tasa de reinversión i>
acumulada
Total Argentina + ¡- Total Argentina Total Argentina + /-
mundial mundial mundial
1976 15.3 21.3 + 11.9 18.4 -1- 40.5 74,4 -1-

1977 14.2 16.8 + 5.2 9.1 37.0 35,0 -


1978 17.4 10,4 - 11.5 12.1 + 45.1 -32,9 -
1979 23,5 31,1 + 15.4 10.8 - 49.5 46,7 -
1980 19,8 37,6 -1- 14.6 34.6 + 45.8 67,2 +

1981 15.1 4.5 - 6.0 9.7 + 41.6 -200.9 “

1982 9.8 13.9 -1- -3 .0 9,8 + 28.6 59.3 “h

1983 9.4 10.5 -1- 2.1 1,7 - 43.8 37.3 -

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de U,S, Department of Commerce (varios
años).
Utilidades del año i en relación con la inversión acumulada al año i-1 .
^ Utilidades reinvertidas con relación a utilidades totales.
14 REVISTA DE LA CEPAL N® 28 t Abùi de 1986

co n los niveles registrados en el plano internacio­ les estad o u n id en ses radicadas en el país m ues­
nal se c o m p ru e b a que, e n esos mismos cuatro tra n , e n co m paración con lo que hacen en el resto
años, el m a rg e n d e utilidad en el país supera en del m u n d o , u n a m ayor predisposición relativa a
m ás d e u n 30% al co rresp o n d ien te al nivel m u n ­ re m itir sus utilidades a sus casas m atrices, es d e­
d ial (cu ad ro 15). cir, tie n d e n a p re fe rir la ráp id a recuperación del
A p e sar d e esos distintos niveles de rentabili­ capital in v ertid o p o r sobre los incentivos ofreci­
d a d , la tasa d e reinversión d e utilidades en la dos. N o es así d e so rp re n d e r que al cabo de ocho
A rg e n tin a resu lta in fe rio r a la registrada a nivel años la afluencia d e inversión directa de los Esta­
m u n d ia l en cinco d e los ocho años del período. dos U n id o s a la A rg en tin a resu ltara m uy inferio r
E n o tra s palabras, no obstante los m ayores m ár­ a la c o rrie n te d e rem isión d e utilidades y, en
gen es d e beneficio y el aliento a las reinversiones m e n o r escala, d e rep atriació n d e capitales que
e n u n m arco d e perm isividad creciente, las filia- re to rn a b a n a los Estados U nidos. A ün sin exam i­
n a r o tro s posibles canales de transferencia — re­
galías, r(y^alti€s, precios adm inistrativos del co­
expresados o transformados en dólares o cualquier otra divi­ m ercio cautivo— la co rrien te neta de capitales a
sa extranjera. Por otro, el retraso de la paridad cambiaría y el los E stados U nidos derivada de sus inversiones
hecho de que el dólar apareciese como la única mercancía de
la que se conocía su precio futuro, hicieron posible la aplica­
d irectas en la A rg en tin a llegó a 781 m illones de
ción de mecanismos de alta rentabilidad en los circuitos finan­ d ólares, lo q u e su p o n e, a valores de 1983, u n
cieros locales a favor de la disparidad de las tasas de interés flujo m edio a n u a l su p e rio r a los cien m illones de
respecto de las vigentes en los mercados internacionales. d ó lare s (cu ad ro 16).

Cuadro 16
ARGENTINA: FLUJOS DE CAPITAL ASOCIADOS A LA INVERSION DIRECTA
ESTADOUNIDENSE, 1976-1983
{M illones de dólares corrientes)

Inversión Incremento
acumulada anual de
Año a fin la inversión Utilidades Utilidades Utilidades Ingresos de Flujo neto
del año acumulada reinvertidas remitidas capital de capital
(1) (2) (3) (4) (5) = (3) - (4) (6) = (2) - (4) (7) = (6) - (5)
1976 1 366 212 246 183 63 29 -3 4
1977 1 490 124 257 90 167 34 -1 3 3
1978 1 670 180 155 -51 206 231 25
1979 1 850 180 520 243 277 -6 3 -3 4 0
1980 2 494 644 695 467 228 177 -51
1981 2 735 241 113 -227 340 468 128
1982 3 002 267 381 226 155 41 -1 1 4
1983 3 054 52 314 117 197 -6 5 -2 6 2
Acumulado
1976-1983 1 900 2 681 1 048 1 633 652 -781

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de U.S. Department of Commerce (varios años).
EMPRESAS TRANSNACION ALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basmldo y B. Kosamff 115

II
Las empresas transnacionales
y la industria manufacturera argentina
El análisis d e la participación de las em presas 1. Gravitación económica y características
tran sn a cio n a le s en la in d u stria m an u factu rera se principales
e fe c tu ó e n dos niveles distintos pero com plem en­
tarios: id entificación d e sus características estruc­
a) Participación de las empresas transnacionales
tu ra le s e n el sector, lo que supone el uso de la
en la producción industrial
in fo rm a c ió n censal q u e, p o r referirse a u n solo
añ o , d a u n a im agen estática p e ro integral; y exa­ U n o d e los p rin cip ales indicadores de la
m e n d e la evolución d e la presencia transnacio­ m a g n itu d d e la participación transnacional en la
n al d u r a n te el últim o decenio com parando el in d u stria es su a p o rte a la producción global del
c o m p o rta m ie n to d e las em presas transnaciona­ sector (cu ad ro 18). Las em presas con particip a­
les y el d e sus sim ilares d e capital nacional (cua­ ción d e capital e x tra n je ro controlaban el 30.8%
d r o 17). d e l total d e la p ro d u cció n industrial captada en el

Cuadro 17
ARGENTINA: PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN
LA PRODUCCION INDUSTRIAL, SEGUN SECTORES DE ACTIVIDAD, 1973
{M illones de pesos de 1973 y porcentajes)

Valor de
producción
Sectores de las Valor de Participación
empresas producción de las empresas
transnacionales total transnacionales
Alimentos, bebidas y tabaco 13 9 9 4.9 6 0 59 2.3 23.1
Alimentos 6 675.3 44 374.8 15.0
Bebidas 3 492.2 12 245.8 28.5
Tabaco 3 827.4 3 971.7 96.4
Textiles, confecciones y cuero 4 263.1 2 9 350.3 14.4
Madera y muebles 161.4 4 8 0 0.5 3.4
Papel, imprenta y publicaciones 1 8 3 7 .9 8 82 9.4 2 0 .8
Industrias químicas 15 735.1 3 5 5 6 5.5 4 3 .0
Refinerías de petróleo 2 859.8 12 672.4 22.6
Otros productos químicos 12 875.3 23 893.1 53.9
Minerales no metálicos 1 9 3 6.4 6 9 5 2.5 2 8 .2
Industrias metálicas básicas 5 319.1 18 8 1 3 .7 28.3
De hierro y acero 4 309.0 16 054.9 26.8
De metales no ferrosos 1 010.1 2 758.8 36.6
Productos metálicos, maquinarias
y equipo 2 4 2 5 9 .9 5 2 3 5 3 .6 46.3
Otras manufacturas 95.1 8 7 0.3 10.9
Total 6 7 6 0 2 .9 2 1 9 328.1 3 0 .8

Fuente: Elaboración propia sobre la base de in e c (1974).


116 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / A b r il de 1 9 8 6

Cuadro 18
ARGENTINA: GRAVITACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA PRODUCCION INDUSTRIAL
SEGUN ESTRATOS DE CONCENTRACION, 1973
{Cantidad de ramas, millones de pesos de 1973 y porcentajes)

Valor de la producción Distribución por Valor de la producción Participación


de las empresas estratos de industrial total de las empresas
Estratos de Cantidad de transnacionales concentración (millones de pesos transnacionales
concentración“ ramas (millones de pesos (porcentajes) de 1973) (porcentajes)
de 1973)
RAC (p ) 9 20 343.8 30.1 35 314.0 57.6
RAC ( m ) 35 21 662.0 32.0 52,424.8 41.3
RAC (1) + (2) (44) (42 005.8) (62.1) (87 738.8) (47.9)
RMC 38 13 971.7 20.7 60 519.7 23.1
REC 26 9 504.2 14.1 61 827.2 15.4
Resto 64 2 121.1 3.1 9 242.4 22.9
T o ta l 172 6 7 8 0 2 .8 100.0 2 1 9 328.1 3 0 .8

Fuente: Basado en Khavisse y Azpiazu (1983).


“ RAc (p); r a m a s a l ta m e n te c o n c e n tr a d a s c o n p o c o s e s ta b le c im ie n to s ; rac ( m ): r a m a s a l t a m e n t e c o n c e n t r a d a s c o n m u c h o s
e s ta b le c im ie n to s ; rm c: r a m a s m e d ia n a m e n te c o n c e n tra d a s ; rec; r a m a s e s c a s a m e n te c o n c e n tr a d a s .

Ú ltim o c en so económ ico realizado e n el país c re c e r e n co rresp o n d en cia con el m ayor grad o
(1974). d e com petitividad q u e ex p resan los distintos es­
Esa p a rticip ació n varía considerablem ente trato s d e concentración. Así m ientras el 62.1 % de
e n tr e d istin tas divisiones industriales, con una la p ro d u cc ió n d e las em presas transnacionales
m ay o r in cidencia relativa en los sectores que, p o r p ro v ien e d e ram as altam ente concentradas, sólo
su d in am ism o , ritm o d e incorporación del p ro ­ el 14.1 % es g e n e ra d a en m ercados de co ncen tra­
g reso técnico y efectos pro p u lso res tienden a e n ­ ción escasa.
c ab ezar to d o el proceso de industrialización. Los P o r o tro lado, la participación relativa de las
ún ico s sectores en que tienen escasa im portancia em p resas trasnacionales en la producción indus­
las em p re sas transnacionales son los que tienen trial d ism inuye a m edida que baja el grado de
u n a g rav itación m arg in al en el perfil industrial co n cen tració n d e los m ercados. M ientras que pa­
d e l país y acusan el m en o r ritm o d e crecim iento ra el co n ju n to de la in d u stria m an u factu rera esa
h istórico. La p articipación diferencial de las em ­ p articip ació n es de poco más del 30%, en las
p resas d e capital e x tra n je ro en los distintos secto­ ram a s a ltam en te concentradas la producción de
res in d u stria le s está ín tim am en te ligada con su las e m p r e s a s tra n s n a c io n a le s r e p r e s e n ta el
ritm o d e ex p an sió n y d e incorporación tecnoló­ 47.9% del total y en los m ercados com petitivos
gica. ap e n as alcanza a su p e ra r el 15%.
E n cu a n to a la vinculación e n tre el grado de La p refe re n c ia d e las em presas transnacio­
o ligopolización d e las distintas ram as industriales nales p o r los m ercados altam ente concentrados
(cinco d ígitos d e la c iiu , Rev, 2) y la m agnitud que e n que, a la vez, a p o rta n g ran p arte de la p ro d u c­
a su m e la p resen cia d e las em presas transnaciona­ ción global —la p a rte m ayoritaria en el caso de las
les e n ellas, se c o m p ru e b a en el cuad ro 18 que la ram a s altam en te concentradas con pocos estable­
m a y o r p a rte d e la pro d u cció n d e las em presas de cim ientos— caracteriza la presencia transnacio­
cap ital e x tra n je ro se g en era en ram as altam ente nal e n la in d u stria argentina.
c o n cen trad as^ (oligopolizadas) y que tiende a de- D esde el p u n to de vista sectorial se c o m p ru e­
ba e n el c u a d ro 19 que el fenóm eno de la m ayor
‘*Todos los análisis sobre el grado de concentración de gravitación d e las em presas de capital extran jero
los mercados industriales se basan en los criterios metodológi­ en los m ercados de mayor grado de concentración
cos explicados por Khavisse y Azpiazu (1983). se d a e n casi todas las actividades industriales. La
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basimldo y B. Kosacoff 117

Cuadro 19
ARGENTINA: PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES
EN EL VALOR DE PRODUCCION SEGUN SECTORES INDUSTRIALES
Y ESTRATOS DE CONCENTRACION, 1973
(Porcentajes)

Estratos“
Sectores Total Resto
RAC RMC REC

Alimentos, bebidas y tabaco 23.1 48.3 11.9 1 Î .3 2 6 .8


Alimentos 15.0 27.9 11.5 6.5 34.0
Bebidas 28.5 76.6 28.0 18.9 —

Tabaco 96.4 97.1 — — —

Textiles, confecciones y cuero 14.4 2 8 .0 19.4 5.2 4.3


Madera y muebles 3.4 22 .7 — 0.1 2.2
Papel, imprenta y publicaciones 2 0 .8 3 6 .2 3.1 6.4 —

Industrias químicas 43 .0 39 .3 54 .8 41.1 46 .8


Refinerías de petróleo 22.6 22.6 — — —

Otros productos químicos 53.9 63.8 54.8 41.1 46.8


Minerales no metálicos 2 8 .2 3 6 .9 24 .8 — 2 1 .2
Industrias metálicas básicas 28 .3 2 6 .8 36 .6 .___. _
De hierro y acero 26.8 26.8 — — —

De metales no ferrosos 36.6 — 36.6 — —

Productos metálicos, maquinaria y equipos 46 .3 78.0 2 5 .2 21 .8 3 3 .6


Otras manufacturas 10.9 — 6.1 — 16.0
T o ta l 3 0 .8 4 7 .9 23.1 15.4 2 2 .9

Fuente: Khavisse y Azpíazu (1983); in e c (1974).


“ r a í ;: ramas altamente concentradas; r m í :: ramas medianamente concentradas; r e í :: ramas
escasamente concentradas.

p articip ació n d e las em presas transnacionales en rad icació n d e u n g ru p o im p o rtan te de em presas


la p ro d u cc ió n d e los estratos altam ente concen­ tran sn acio n ales. E n cuanto a los bienes de capital
tra d o s su p e ra , e n casi todos los casos, la que tie­ — d e escasa significación en el plano global y en la
n e n e n los totales sectoriales y con u n sesgo d e ­ p ro d u cc ió n p ro p ia de las em presas transnacio­
c recien te q u e co rre sp o n d e al m ayor grado de nales— se e n c u e n tra n en u n pequeño núcleo d e
co m p etitiv id ad d e los distintos estratos. in d u stria s (tractores, equipos d e com unicación,
El c u a d ro 20 m u estra la distribución y p arti­ co n d u c to res eléctricos) que, en la m ayoría de los
cip ació n d e las em p resas transnacionales en la casos re ú n e n características equiparables con las
p ro d u c c ió n in d u stria l p o r tipo de bienes según d e los bienes d e consum o d u rad e ro s, tanto po r su
su d e stin o fu n cio n al y d e acuerdo con el tipo de d e sarro llo relativam ente reciente en el país, co­
m erc a d o e n q u e se g en e ra n tales producciones. m o p o r las posibilidades de escala que b rin d a el
Se ad v ierte, en p rim e r lu g ar la difusión de tam a ñ o del m ercad o y la incorporación de tecno­
las em p re sas transnacionales en todo el espectro logías. P o r el co n trario , en u n a am plia variedad
in d u stria l. Sólo en los bienes de consum o no d u ­ d e ram as p ro d u cto ras de bienes de capital la
ra d e ro s , q u e p u e d e n asociarse a u n a m en o r com ­ p re s e n c ia tra n s n a c io n a l es insig n ifican te. El
p le jid a d tecnológica relativa, esa contribución a p o rte d e las em p resas transnacionales a la p ro ­
(22.6% ) es in fe rio r a la reg istrad a en la industria d ucción d e bienes d e capital (31.9%) casi no difie­
e n su co n ju n to . E n cam bio su m ayor participa­ re d el q u e se reg istra p a ra el total de la industria
ción se da en los bienes de consumo duraderos m a n u fa c tu re ra .
(59.2% ) a cuyo desarro llo d u ra n te la segunda U n elem en to com ú n de las cu atro categorías
e ta p a d el p roceso de sustitución contribuyó la d e bienes radica en la asociación en tre la magni-
118 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / A b n l de 1 9 8 6

Cuadro 20
ARGENTINA; PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES
EN LA PRODUCCION INDUSTRIAL SEGUN TIPO DE BIEN Y ESTRATO
DE CONCENTRACION, 1973
{Porcentajes)

Bienes de Bienes de
Estrato“ consumo Bienes consumo Bienes de Diversos*’ Total
no duraderos intermedios duraderos capital
RAC (p) 58.8 25.0 97,0 — — 57.6
RAC ( m ) 26.7 43.9 21.1 61.8 — 41.3
RAC: (41.9) (38.6) (86.6) (57.0) — (47.9)
rmc: 18.0 27.1 29.1 27.7 6.1 23.1
REC 14.9 18.3 12.7 10.1 — 15.4
Subtotal (22.6) (31.6) (62.0) (33.0) (3.3) (31.2)
Resto 22.4 27.0 20.5 15.0 — 22.9
T o ta l 2 2 .6 3 ÌA 5 9 .2 3 1 .9 3.3 3 0 .8

Fuente: Elaborado sobre la base de Khavisse y Azpíazu (1983); inec (1974).


“ RAc(p); ramas altamente concentradascon pocos establecimientos; rac(m): ramas altamente
concentradas con muchos establecimientos; rmc; ramas medianamente concentradas; rec::
ramas escasamente concentradas.
*’ Incluye las ramas 38434 “Rectificación de motores” y la 39099 “Industrias manufactureras
diversas”.

tu d d e la p articipación transnacional y el nivel de pad o s re p re se n ta n en las ram as altam ente con­


o ligopolización d e los m ercados. C ualquiera sea c e n trad a s con pocos establecim ientos, el 73.3%
el tip o d e bien d e q u e se trate, la m ayor partici­ del total, m ien tras q u e en las ram as competitivas
pació n relativa d e las em presas d e capital ex­ es m enos d e la m itad (49.0%). Esas disparidades
tra n je ro se reg istra siem pre en los m ercados alta­ m u e stra n q u e, en general y, au n haciendo abs­
m e n te c o n c en tra d o s y, esa incidencia tiende a tracció n del potencial productivo, las exigencias
d e c re c e r en c o rresp o n d en cia directa con el m e­d e tam a ñ o d e p lan ta p a ra o p e ra r en los m ercados
n o r g ra d o d e oligopolización que reflejan los res­ m ás co n cen trad o s no son parecidas, ni aún cir­
tan te s estratos. cu n scrib ién d o se a las em presas transnacionales,
a las d e los m ercados de concentración escasa.
b) Tamaño predominante de planta y grado H a b ría p u es u n a interrelación e n tre la presencia
de dominio del capital extranjero tra n sn a cio n a l en la in d u stria y la form ación de
e stru c tu ra s oligopolistas d e m ercado y la de éstas
El c u a d ro 21 p resen ta, p o r estratos de con­
co n la d im en sió n relativa d e los establecim ientos
c e n trac ió n , la distribución d e las em presas tran s­
m an u fa ctu rero s.
n acio n ales y d e sus establecim ientos de m enos y
d e m ás d e 100 o cupados, con su contribución El p red o m in io d e las plantas m ayores es más
relativ a a la p ro d u cció n transnacional y su im­ p ro n u n c ia d o a u n e n relación con el ap o rte a la
p o rta n c ia en la in d u stria m an u factu rera en su p ro d u cc ió n total d e las em presas de capital ex­
c o n ju n to . tra n je ro , d o n d e tam bién se aprecia u n a con trib u ­
Del total d e los establecim ientos (824) de p ro ­ ción su p e rio r e n los estratos m ás concentrados.
p ie d a d d e em p resas d e capital ex tran jero (724), E n el p lan o global,los establecim ientos de más de
casi el 60% o cu p ab an , e n el m om ento del censo, 100 o cu p ad o s g e n e ra n el 93,4% de la producción
m ás d e 100 p ersonas. El p red o m in io de las plan­ tran sn acio n al, porcen taje que se eleva a 97.9% en
tas m ay o res tie n d e a acen tu arse e n proporción las ram as altam en te concentradas con pocos esta­
d ire c ta co n el g ra d o d e concentración de los m er­ blecim ientos y decrece a 84.3% en las escasam en­
cados. Los establecim ientos d e más d e 100 ocu­ te co n cen trad as.
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 i D. Azpiazu, E. Bmualdo y B. Kosacaff 119

Cuadro 2 1
ARGENTINA: ESTABLECIMIENTOS BAJO EL CONTROL DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES POR
ESTRATOS DE CONCENTRACION
Y SU GRAVITACION RELATIVA EN EL TOTAL
{Valores absolutos y porcentajes)

Participación en el total de la industria


Aporte relativo
Empresas Establecimientos a la producción Establecimientos Valor de producción
Estratos“ trans­
-1 0 0 + 100 -1 0 0 + 100 -100 + 100 -1 0 0 + 100
nacio­ Total Total Total
ocupa­ ocupa­ ocupa­ ocupa­ ocupa­ ocupa­ ocupa­ ocupa­
nales
dos dos dos dos dos dos dos dos
RAC (p) 40 45 12 33 2,1 97.9 18.9 8,4 34.7 57.6 53.4 57.7
RAC (m) 175 190 61 129 3.8 96.2 2.5 0.9 27.9 41.3 8.9 48.3
RAC (215) (235) (73) (162) (3.0) (97.0) (3,1) (LO) (29.1) (47.9) (12.4) (52.5)
RMC 244 259 101 158 9.5 90.5 1.4 0,6 19.4 23.1 6,5 31.7
REC 191 247 126 121 15,7 84.3 0.3 0.1 18.2 15.4 4.0 33.1
Resto 74 83 35 48 17,7 82.3 0.6 0.3 34.5 22.9 7.0 55.5
T o ta l 724 824 335 489 6.6 93.4 0.7 0.3 22 .5 3 0 .8 6.1 43 .4

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Khavisse y Azpiazu (1983); inec (1974).
^ RAc (p); ramas altamente concentradas con pocos establecimientos; rac (m): ramas altamente concentradas con muchos
establecimientos; rmc: ramas medianamente concentradas; rei;; ramas escasamente concentradas.

L a escasa rep re sen ta ció n de los estableci­ plantas d e p ro p ie d a d de em presas transnaciona­


m ien to s d e las em p resas transnacionales en el les tie n d e a in crem en tarse en relación directa con
to tal in d u stria l — 0.7% — aconseja exam inar la el m ay o r g rad o de concentración que caracteriza
falta d e h o m o g en e id ad e n tre am bos totales. Las a los d ife ren te s estratos.
u n id a d e s pro d u ctiv as captadas p o r el censo in­ La su p e rio r gravitación transnacional en las
clu y en g ra n n ú m e ro d e actividades artesanales o p lan tas m ayores y su contribución creciente a
s e m ia rte s a n a le s y d e p e q u e ñ o s talleres —el m e d id a q u e a u m e n ta el nivel de oligopolización
85.6% d e los establecim ientos censados ocupan d e los m ercados se re p ro d u c e n en el valor de la
m e n o s d e 10 p e rso n a s— d o n d e la presencia p ro d u cc ió n m an u factu rera. T odas las em presas
tra n sn a cio n a l es casi nula. Ello ejerce u n a in­ in d u striales que tien en participación de capital
flu en cia decisiva e n la com paración e n tre ambos e x tra n je ro h a n sido consideradas en igualdad de
totales, e n ta n to la h e te ro g en e id a d que caracteri­ condiciones, es decir, sin n in g ú n tipo de d iferen ­
za al secto r in d u strial, y al conjunto de firm as de ciación según el nivel que alcance tal participa­
cap ital nacional, no se m anifiesta en la industria ción ni d e acu erd o con el g rad o de control que él
tran sn acio n al. Esta característica explica la ínfi­ su p o n g a. Ello constituye u n a p rim era aproxim a­
m a g ravitación d e las em presas transnacionales ción analítica q u e no im plica desconocer que el
e n las p lan tas q u e o c u p a n m enos de 100 personas capital e x tra n je ro no siem pre posee una p ro p o r­
(0.3% ). E n cam bio, co n tro lan más de la quinta ción m ay o ritaria del p atrim onio de las firm as
p a rte del total d e establecim ientos (22.5%) que locales ni ejerce, e n todos los casos, un control
fo rm a n el su b co n ju n to d e plantas que em plean efectivo sobre la gestión de la m ism a. P or otro
m ás d e 100 p ersonas. lado, hace abstracción de los criterios que p u e­
C u a lq u ie ra sea el tam añ o de la planta que se d a n a d o p ta rse p a ra asignar el carácter de subsi­
c o n s id e re , el g ra d o d e rep resen tació n de las d ia ria d e e m p re sa transnacional a u n a firm a
tran sn a cio n a le s se asocia claram ente con el nivel local.
d e oligopolización. La incidencia relativa de las C on el objeto de precisar el tipo de estructu-
120 REVISTA DE LA CEPAL N* 28 / Abril de 1986

Cuadro 22
ARGENTINA: EMPRESAS Y ESTABLECIMIENTOS CON CAPITAL EXTRANJERO, SEGUN GRADOS
DE CONTROL Y ESTRATOS DE CONCENTRACION, 1973
{Valores absolutos y porcentajes)

Producción de las empresas


Número de empresas Número de establecimientos transnacionales según
grado de control
Estrato
Total % de capital extranjero % de capital extranjero % de capital extranjero
. Total Total
<20% 20.1% 20.1% 20.1%
>50% <20% > 50% <20% >50%
a 50% a 50% a 50%
RAC (p) 40 1 3 36 45 5 3 37 1.4 3.2 95.4 100.0
RAC ( m ) 175 11 29 135 190 13 32 145 14.3 15.4 70.3 100.0
RAC (215) (12) (32) (171) (235) (18) (35) (182) (8.0) (9.5) (82.5) (100.0)
RMC 244 11 53 180 259 12 55 192 11.2 18.5 70.3 100.0
REC 191 6 25 160 247 7 27 213 2.2 10.5 87,3 100.0
Resto 74 5 69 83 — 5 78 — 7.4 92.6 100.0
T o ta l 72d 29 115 580 824 37 112 665 7.6 11.4 81.0 1 0 0.0

Fuente; Elaboración propia sobre la base de Khavisse y Azpiazu (1983).


“ R A c (p ): r a m a s a l t a m e n t e c o n c e n t r a d a s c o n p o c o s e s t a b l e c i m i e n t o s ; rac ( m ): r a m a s a l t a m e n t e c o n c e n t r a d a s c o n m u c h o s
e s ta b le c im ie n to s ; rm c: ra m a s m e d ia n a m e n te c o n c e n tra d a s : rkc: ra m a s e s c a s a m e n te c o n c e n tr a d a s .

ra d e p ro p ie d a d q u e caracteriza la presencia del su m ay o r intensidad en los establecim ientos de


cap ital tran sn acio n al e n la industria, se ha optado m ás d e 100 ocupados que o p eran en las ram as
p o r d ife re n c ia r tres g ru p o s de firm as, según que m ás co n cen trad as y de pocas em presas.
la p articip ació n del capital ex tern o se ubique por
en cim a del 50.1% , e n tre 10,1% y 50% y po r de­
c) Diversificación y especialización productiva
b ajo d e 20% (cu ad ro 22). Se com prueba que en
5 8 0 d e las 724 em p resas industriales que regis­ O tro rasgo distintivo de las em presas tran s­
tra n in v ersiones ex tran jeras, éstas tienen el con­ nacionales d el sector m an u fa ctu rero es su confi­
tro l d e la m ayoría del capital y sólo en 29 firm as la g u ració n em p resarial en el plano local. Esa dife­
p a rticip ació n e x tra n je ra es in ferio r al 20%. renciación en el in te rio r de las em presas tran sn a­
E n térm in o s d e su incidencia relativa en el cionales resu ltó de im portancia decisiva d u ran te
v alo r d e la p ro d u cció n global, se advierte que la gestión m inisterial del Dr. M artínez de Hoz,
m ás d el 80% es g e n e ra d o p o r firm as en que el d o n d e el potencial de crecim iento y de desarrollo
c a p ita l e x tr a n je r o c o n tro la u n a p ro p o rc ió n e m p re saria l estaban vinculados con el nivel de
m ay o ritaria del capital, m ientras que apenas el diversificación de actividades que alcanzaban las
7,6% d el total es a p o rta d o p o r las que se ubican em p resas transnacionales tanto al interior del
p o r d eb ajo del 20%, sector m a n u fa c tu re ro com o en las dem ás activi­
C u a lq u ie ra sea el in d icad o r que se considere d ad es económ icas. En las distintas fases del p ro ­
— em p resas, plantas o p roducción— es evidente ceso d e sustitución de im portaciones, las d ife ren ­
la p re fe re n c ia d e las em presas transnacionales tes em p resas transnacionales se fu ero n incorpo­
p o r m a n te n e r u n a posición hegem ónica, de con­ ra n d o a la e stru c tu ra económ ica argentina en
tro l real, sin m ediaciones, sobre sus inversiones fu n ció n d e la dinám ica de acum ulación y re p ro ­
en la in d u stria local, en d e trim e n to de cualquiera ducción del capital. Estas p u e d e n catalogarse en
d e las fo rm as d e asociación con capitales naciona­ dos g ru p o s a p a rtir del n ú m ero d e firm as locales
les. Este fen ó m e n o se rep ro d u c e , sin grandes q u e cad a u n a controla, total o parcialm ente. El
v ariaciones, en todos los estratos de concentra­ p rim e ro c o m p re n d ería a las que controlan o p a r­
ción e, incluso, d e m an e ra in d ep en d ien te del ticipan en el capital de unas pocas subsidiarias
ta m a ñ o d e p lan ta que se considere, alcanzando q u e o p e ra n en u n pequeño n ú m ero de m ercados
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D, Azpiazu, E. BasualdoyB. Kosacoff 121

Cuadro 23
ARGENTINA: DISTRIBUCION DE LAS EMPRESAS TRANSNACION ALES Y DE SUS SUBSIDIARIAS,
DE ACUERDO CON EL DESARROLLO DE SU ACTIVIDAD INDUSTRIAL, 1973

Con alguna
Subsidiarias Total actividad industrial Sin actividad industrial
vinculadas Empresas Empresas Empresas
con cada empresa trans­ Subsidiarias trans­ Subsidiarias trans­ Subsidiarias
transnacional nacionales nacionales nacionales

De 1 a 3 505 709 268 412 237 297


De 4 a 6 74 347 59 277 15 70
De 7 a 9 22 167 18 137 4 30
10 o más 33 530 28 457 5 73
T o ta l 634 I 733 37 3 1283 261 47 0

Fuente; Basualdo (1985).

y p ro c u ra n , e n general, rem itir al exterior una el país, a u n q u e su significación relativa difiere


p a rte co n sid erab le d e las utilidades obtenidas en co n sid erab lem en te. La im portancia relativa de
el país. U n se g u n d o g ru p o estaría integrado por las subsidiarias industriales desciende acentua­
las e m p re s a s tra n sn a c io n a le s q u e c o n tro lan , d a m e n te a m ed id a que aum en ta el n ú m ero de
m ay o rita ria o m in o ritariam en te, el capital de una subsidiarias controladas po r cada em presa tran s­
d iv ersid a d d e firm as locales, cuyas actividades nacional (cu ad ro 24). E n las transnacionales que
está n in te g rad a s — en form a vertical u horizon­ po seen d e 1 a 3 em presas locales, las firm as in­
tal— o diversificadas fo rm an d o conglom erados. d u striales alcanzan a re p re se n ta r el 75.5% de sus
E n este caso, la reinversión d e utilidades re p re ­ subsidiarias en el país, m ientras que en las que
se n ta u n a p ro p o rc ió n im p o rtan te de la re p ro ­ p o seen 10 o m ás firm as locales, las industriales
d u cció n d ire c ta q u e p erm ite la a p e rtu ra de n u e ­ sólo re p re se n ta n el 34.1% del total.
vas su b sidiarias e n el país (Basualdo, 1984). La baja p ro p o rció n d e subsidiarias indu stria­
L a trascen d en cia de las em presas transnacio­ les y la a lta p a rtic ip a c ió n en la p ro d u cc ió n
nales diversificadas o integradas se aprecia clara­ c o n ju n ta d e las em presas transnacionales diversi­
m e n te al an alizar la distribución en función de la ficadas o in teg rad as sólo p u ed e explicarse po r las
c a n tid a d d e subsidiarias locales (cuadro 23). d iferen cias e n las escalas de producción, en que
El c u a d ro 23 m u estra que 55 em presas tran s­ pesa el m ayor tam año relativo de esas subsidia­
n acio n ales (8.7% del total) que participan m ayo­ rias. La inserción p red o m in an tem en te industrial
rita ria o m in o rita ria m e n te en el capital de siete o d el capital ex tran jero , basada en un control oli­
m ás su bsidiarias poseen, en conjunto, 697 fir­ gopolista d e m últiples m ercados m an u factu re­
m as, lo q u e im plica el 39.7% del n ú m ero total de ros, se c o n c en tra en u n pequeño n ú m ero de em ­
su b sid iarias radicadas e n el país. P or su parte, al p resas transnacionales que ap o rtan el 43.5% de
d ife ren c iarse e n tre las em presas transnacionales la p ro d u cc ió n in d u strial d e las firm as extranjeras
q u e c o n tro la n alg u n a firm a industrial de las que y c o n tro la n las em presas industriales de m ayor
sólo c o n tro la n em p resas locales no m anu factu re­ ta m a ñ o relativo. Se tra ta, en lo esencial, de capi­
ras, se ap re c ia q u e sólo nueve d e las 55 que tienen tales e x tra n je ro s que p articip an en el capital de
siete o m ás subsidiarias no controlan ninguna em p re sas líderes en la in d u stria local, originadas
firm a in d u strial. en la p rim e ra y e n la seg u n d a etapas del proceso
La p ro d u cc ió n in d u strial constituye la activi­ d e sustitución de im portaciones.
d a d c e n tra l n o sólo d e las em presas transnaciona­ La actividad no industrial más im portan te
les diversificadas o in teg rad as sino que, incluso, p a ra las transnacionales que controlan diez o más
d e las q u e c u e n ta n con m uy pocas subsidiarias en firm as locales es el sector financiero y de seguros.
122 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

Cuadro 24
ARGENTINA: DISTRIBUCION DE LAS SUBSIDIARIAS Y DE LA PRODUCCION INDUSTRIAL DE
LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES CON ACTIVIDAD EN EL SECTOR MANUFACTURERO. 1973
{Cantidad de firm as, millones de pesos de 1 9 73 ;yporcentajes)

Producción
industrial
de las
Subsidiarias empresas Tamaño industrial
Subsidiarias trans­ medio*^
vinculadas Empresas
con cada empresa nacionales“ (índice = 100.0)
trans-
transnacional nacionales Empresas
Total No industrial Industrial Monto % trans­ Subsidiaria
nacionales industrial
De 1 a 3 268 412 101 311 20 514 30.4 42.2 56.9
(100.0) (24.5) (75..5)
De 4 a 6 59 277 124 153 9 916 14.7 92.8 65.9
(100.0) (44.8) (55.2)
De 7 a 9 18 137 72 65 8 464 12.5 259.6 132.0
(100.0) (52.6) (47.4)
10 o más 28 457 301 156 20 927 31.0 412.7 136.0
(100.0) (65.9) (34.1)
Total 373 1 283 598 685 67 540 100.0 100.0 100.0
(100.0) (46.6) (53.4)

Fuente: Basualdo (1985).


“ La producción industrial de las empresas transnacionales: 67 540 millones de dólares de 1973, incluye la producción
generada por subsidiarias de las que se desconoce su casa matriz. La misma representa 7 719 millones de dólares de 1973,
nivel que equivale a 11.4% del total.
** El tamaño industrial medio resulta de dividir la producción total por el número de empresas y de subsidiarias industriales,
respectivamente.

d o n d e actú a el 23.0% d e esas em presas. Las em ­ m en m ilitar in sta u ra d o en 1976, trajo aparejada
p r e s a s tra n s n a c io n a le s q u e c u e n ta n con un u n a alteració n p ro fu n d a en la orientación y en
m ay o r n ú m e ro d e em presas vinculadas contro­ las ten d en cias d el desenvolvim iento m anufactu ­
lan u n co n ju n to significativo d e firm as estru ctu ­ re ro d e l país, así com o en su papel en el m odelo
rad a s a p a rtir d e u n sólido proceso de conglom e­ d e acum ulación d e la econom ía. Sus resultados,
rac ió n e in teg ració n en el que el eje o rd en a d o r es el llam ad o proceso d e “desindustrialización’' de
la p ro d u cc ió n in d u strial. Las finanzas, los segu­ la econom ía a rg e n tin a , son elocuentes (Kosacoff,
ros y o tro s servicios son las actividades no indus­ 1984; S ourrouille, K osacoff y Lucángeli, 1985).
triales m ás im p o rtan tes, com o form a esencial de Así, e n tre 1975 y 1982 el p i b industrial se con­
articu lació n e stru c tu ral e n tre la producción y la trajo u n 23% , lo que im plica que el nivel registra­
circu lación d el ex ced en te económico. d o e n ese últim o año es in ferio r al g enerado hacia
fines d el decen io de 1960; la ocupación ind u s­
2. La evolución de las empresas transnacionales trial se red u jo ap ro x im ad am en te en 35%, lo que
industriales en el decenio último s u p o n e u n a e x p u lsió n d e a p ro x im ad a m en te
400 000 asalariados; c e rra ro n o paralizaron sus
a) Evolución de la producción de las empresas
actividades casi el 20% de los establecim ientos
transnacionales y su relación
in d u striales; el salario real en la industria se con­
con el desenvolvimiento sectorial
tra jo cerca d e u n 40% ; h ubo u n increm ento sig­
L a política económ ica aplicada bajo el régi­ nificativo en la p roductividad de la m ano de obra
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiam, E. Basualdo y B. Kosacoff 123

s u s te n ta d o p o r u n a elim inación del sobreem ­ E n la evolución irre g u la r d e la participación


pleo, el “d isciplinam iento” del personal y u n a u ­ d e las em p resas transnacionales en la producción
m en to e n la can tid ad e intensidad de las horas in d u stria l, caracterizada p o r u n leve sesgo decre­
tra b a ja d a s; y la inversión en equipo d u ra d e ro de ciente, influye fu ertem e n te el cierre de algunas
p ro d u c c ió n dism inuyó en prom edio a una tasa em p re sas e x tra n je ras d e e n v erg ad u ra (General
acu m u lativ a d e 5% anual, con lo que bajó a tal M otors, C itro ën , A scensores Otis, In su d , M eta­
nivel q u e resu ltó in fe rio r a los valores de d e p re ­ lú rg ica A ustral y Olivetti), que com pensa con
ciación d el capital. creces el m ay o r a p o rte relativo de las dem ás. Esa
L a desarticulación del ap arato industrial y la evolución, seg ú n la naturaleza d e los bienes in ­
p r o fu n d a y larg a recesión sectorial acarrearon d u striales (de consum o no d u rad e ro s, d u ra d e ­
u n a serie d e tran sfo rm acio n es estructurales, en ros, in te rm e d io s y d e capital), d a o tra perspectiva
q u e ju n to a la desaparición d e m uchas firm as y p e rm ite u n a in te rp re ta c ió n más precisa de los
p e q u e ñ as, m ed ian as y g ran d es se registraron n u ­ resu ltad o s. El c u a d ro 26 m uestra que la evolu­
m ero sas tran sferen cias y fusiones d e em presas y, ción global obedece al p ro n u n cia d o d eterio ro de
e n m e n o r m ed id a, la incorporación de nuevas la p articip ació n del capital ex tran jero en la p ro ­
p lan tas fabriles. d u cció n d e bienes interm edios. M ientras en la
Las em p resas transnacionales industriales no e lab o ració n d e bienes de consum o no d u rad ero s,
p e rm a n e c ie ro n ajenas a estas m odificaciones es­ d u ra d e ro s y d e capital aum en ta la contribución
tru c tu ra le s. P o r el co n trario , aparecen com o los relativ a d e estas em presas, en la de bienes in ter­
a g e n te s m ás activos, sobre todo si se atiende a las m edios baja d e 31.5% a 25.8% e n tre 1973 y 1981
con secu encias cualitativas de las transform acio­ y se re c u p e ra lig eram en te en 1983 (27.3%).
nes q u e las tie n e n com o agentes fundam entales. Este fen ó m en o se vincula con los cambios
El c u a d ro 25 m u estra u n leve decrecim iento en la e stru c tu rale s o cu rrid o s en algunas ram as princi­
p articip ació n d e las em presas extranjeras en la pales com o la in d u stria siderúrgica, en que se
p ro d u cc ió n m an u fa ctu rera . M ientras en 1973 las d ie ro n , sobre to d o antes d e 1981, g randes tran s­
e m p re sa s tran sn acio n ales a p o rta b an el 30.8% fo rm acio n es e n su perfil productivo y en la p re­
d e l valor d e la pro d u cció n industrial, en 1981 sencia d e las em p resas transnacionales. E ntre
c o n trib u ía n el 28.6% y e n 1983 el 29.4%. ellas cabe d estacar la dism inución del n ú m ero de
p lan tas fabriles (m uy especialm ente lam inado­
ras, a u n q u e tam b ién algunos establecim ientos
Cuadro 25 g ran d e s); la tran sferen cia de la participación de
ARGENTINA; PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS capitales belgas y franceses en firm as líderes co­
TRANSNACIONALES EN LA PRODUCCION m o T a m e t y Santa Rosa; la integración del proce­
INDUSTRIAL, 1973-1983
so p ro d u ctiv o p o r la firm a nacional A cindar y su
{M ile s de pesos de 1 9 7 3 y porcentajes)
n o tab le ex p a n sió n en el m ercad o siderúrgico
(absorbe firm as com o G u rm en d i, Santa Rosa,
Valor de la G e n a ro G rasso). E n consecuencia de ello y a p e­
Valor de la producción Participación sa r d e la leve recu p eració n reg istrad a e n tre 1981
producción de las empresas
Año total empresas» trans­ y 1983, la participación del capital ex tran jero en
trans­ nacionales la p ro d u cc ió n sectorial se contrajo en casi un 40%
nacionales
resp ecto d e la d e 1973.
1973 219 328.1 67 602.9 30,8 U n descenso sem ejante se aprecia en la p ro ­
1981 182 707.6 52 234.1 28.6 d u cció n d e m etales no ferrosos, en que tam bién
1983 196 718.3 57 922.8 29.4
se reg istra n la venta a capital nacional de firm as
T a s a de crecim ien­ com o KicsA y N ational Lead; el retiro de im p o r­
to a n tta l
tan te s em p resas e x tran jeras (In su d y M etalúrgi­
ac u m u lativ o
1973-1983 -1.1 -1 .6 ca A ustral), y u n a m ayor gravitación del capital
1973-1981 -2 .3 -3 .2 nacional p o r la pro d u cció n de alum inio prim ario
1981-1983 3.8 5.3 a carg o d e A luar S.A.
E n los dem ás bienes aum en ta la participa­
Fuente; Khavisse y Azpiazu (1983) y Basualdo (1985). ción del capital e x tra n je ro q u e alcanza su máxi-
124 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

Cuadro 26
ARGENTINA: PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA PRODUCCION DE LOS
DISTINTOS TIPOS DE BIENES INDUSTRIALES
{M illones de pesos de 1 9 73 y porcentajes)

1973 1981 1983


Tipo de bien “ % de la Valor de la Valor de la Empresas Valor de la Valor de la Empresas
producción producción producción trans- producción- producción trans-
total gene­ total de las nacionales total de las nacionales
rado por empresas (%) empresas (^í-)
empresas trans­ trans­
trans- nacionales nacionales
nacionales
Consumo no duraderos 22.6 67 442.1 16 422..3 24,4 68 761.7 17 148 22.9
Intermedios 31,4 83 402.3 21 532.6 25.8 97 693.4 26 651.7 27.3
Consumo duraderos 59.2 13 966,6 9 201.8 65.9 12.537.6 8 433.8 67.2
Capital 31.9 12 330,9 3 787.5 30.7 12 032.2 4 201.7 34.9
T o ta l 3 0 .8 18 2 707.6 5 2 234.1 28 .6 196 718.3 5 7 9 2 2.8 2 9 .4

Fuente: Khavisse y Azpiazu (1983) y Basualdo (1983).


“ Se excluyen las dos ramas productoras de “bienes diversos”.

m a in te n sid a d en la in d u stria elaboradora de ram as a ltam en te concentradas, esenciales para


b ien es d e co n su m o d u ra d e ro s (subió d e 59.2% a su p re d o m in io estru ctu ral en la industria local.
67.2% e n tre 1973 y 1983). Ese increm ento se dio La creciente participación transnacional en
en u n c o n tex to global d e p ro fu n d o decaim iento las ram as escasam ente concentradas se radica en
e n la p ro d u c c ió n d e bienes d u rad ero s, asociado u n a s pocas actividades d o n d e ese m ayor apo rte
co n la crisis d e la in d u stria autom otriz y de los relativo se g u ra m en te su p o n e cambios en el g ra­
electro d o m ésticos. E n am bos casos, la contrac­ d o d e con cen tració n d e esas ram as con respecto a
ción d el m ercad o local y la fu erte com petencia de los resu ltad o s del últim o censo industrial (por
las im p o rtacio n es se tra d u je ro n en u na read e­ ejem plo, la pro d u cció n d e m edicam entos).
cu ació n sectorial, que im plica, a diferencia de lo La caída d e la participación ex tran jera en las
q u e aco n tece co n los bienes interm edios, una ram as altam en te concentradas constituye u n o de
m ay o r p articip ació n transnacional. La reestruc­ los aspectos m ás sobresalientes del período. Dos
tu ra c ió n au to m o triz (retiro d e G eneral M otors y tipos d e causas se com binan p ara explicar la p é r­
C itro e n , adquisición d e C hrysler po r Volkswa­ d id a d e casi siete puntos en la participación ex­
gen , fu sió n d e Fiat y P eugeot y cierre de la única tra n je ra (47.9% a 41.0% ), a saber, el efecto d eri­
firm a n o tran sn acio n al (Industrias Mecánicas del vado d e la ree stru c tu ra c ió n de la industria side­
E stado)), y la adquisición de algunas firm as loca­ rú rg ic a y la evolución relativa de las distintas
les o d e p articipaciones accionarias en el área de ram as oligopolistas según la m agnitud de la p re ­
los electrodom ésticos, hicieron subir la participa­ sencia tran sn acio n al en ellas. En el p rim er caso el
ción del capital e x tran jero . re o rd e n a m ie n to estru ctu ral de la industria side­
Al d e sag re g a r el sector industrial según la rú rg ica se tra d u jo e n u n a m en o r gravitación del
e s tru c tu ra d e los m ercados se advierte, como capital e x tra n je ro , p o r efecto de su desinversión
m u e s tra el c u a d ro 27, u n a estabilidad relativa de en el sector y su distinta evolución con respecto a
la p articip ació n tran sn acio n al en la producción las g ra n d e s em presas d e capital nacional.
g e n e ra d a en las form as interm edias de concen­ P o r o tro lado, las ram as altam ente concen­
tració n m ien tras se reg istra un increm ento im ­ tra d a s e n q u e el capital ex tran jero aporta una
p o rta n te e n los m ercados m ás com petitivos (ra­ m ay o r p a rte d e la p roducción experim entan, en
m as escasam ente concentradas) y una notable la g e n e ra lid a d de los casos, u n a contracción más
re d u c c ió n e n su a p o rte a la producción de las p ro fu n d a que aquellas, igualm ente oligopolistas,
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / Z). Azpiazu, E. Basualdo y B. Kosacoff 125

Cuadro 27
ARGENTINA: PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN LA PRODUCCION
INDUSTRIAL SEGUN ESTRATOS DE CONCENTRACION
(M illon es de pesos de 1973 y porcentajes)

1973 1981 1983


Estrato“ % de la Valor de la Valor de la Empresas Valor de la Valor de la Empresas
producción producción producción trans­ producción producción trans­
total gene­ total de las nacionales total de las nacionales
rado por empresas (%) empresas (%)
empresas trans­ trans­
trans­ nacionales nacionales
nacionales
RAC 47.9 79 856.9 32 084 40.2 86 926.3 35 621.8 41.0
RMC 23.1 50 548.9 10 766.5 21.3 57 793.9 12 007.9 23.1
REt: 15.4 46 736.1 8 093.9 17.3 46 304.7 8 805.5 19.0
T o ta l 3 0 .8 1 8 2 7 0 7.6 52 234.1 2 8 .6 196 718.3 5 7 9 2 2 .8 2 9 .4

Fuente: Khavisse y Azpiazu (1983) y Basualdo (1985).


“ Los estratos de concentración considerados son: r a í :: ramas altamente concentradas (ocho establecimientos generan más del
50% de la producción de la rama); r m c : ramas medianamente concentradas (ocho establecimientos dan cuenta entre 25% y
50% de la producción de la rama); r e c : ramas escasamente concentradas (los ocho establecimientos más grandes aportan
menos del 25% de la producción de la rama).

e n q u e la p resen cia ex tra n je ra es de m en o r signi­ Cuadro 28


ficación. ARGENTINA: PRODUCCION INDUSTRIAL DE
Al ap licar en el análisis de las em presas tran s­ LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES SEGUN
n acio n ales u n a clasificación sim plista de dos tipos EL NUMERO DE SUBSIDIARIAS VINCULADAS,
1973, 1981 Y 1983
— las q u e c o n tro lan u n p eq u eñ o n ú m ero de sub­
(M illo n e s de pesos de 1 9 73 y porcentajes)
sidiarias y a c tú a n tam bién en u n n ú m ero restrin­
g id o d e m ercados, p o r u n lado, y las que contro­
lan u n g ra n n ú m e ro de em presas locales que 1973 1981 1983
o p e ra n e n m últiples m ercados, en form a integra­ Subsidiarias % Valor Valor
% %
d a o d iversificada, p o r el o tro— se aprecia que la
De 1 a 3 30.4 13 580 26.0 15 118 26.1
p articip ació n d e estas últim as en la producción De 4 a 6 14.7 7 469 14.3 8 457 14.6
in d u stria l a u m e n ta considerablem ente en com ­ De 7 a 9 12.5 9 141 17.5 7 935 13.7
p a ra c ió n con las em p resas transnacionales que 10 o más 31.0 16 924 32.4 20 852 36.0
c o n tro la n m e n o r n ú m e ro d e subsidiarias en el T o ta l 1 0 0 .0 52 234 1 0 0 .0 5 7 923 1 0 0.0

país (cu ad ro 28).


El p re d o m in io crecien te d e las em presas Fuente: Basualdo (1985).
tran sn a cio n a le s diversificadas o integradas en la
p ro d u c c ió n in d u stria l del conjunto de las em p re ­
sas e x tra n je ra s se da, con ligeras variaciones, m a n u fa c tu re ro es el liderazgo creciente de las
c u a lq u ie ra sea el tipo de bien que se considere. em p re sas diversificadas o integradas. Este fenó­
C o n la sola excepción d e los bienes interm edios, m en o re sp o n d e a la política económ ica aplicada
las e m p re sas q u e co n tro lan más subsidiarias in­ d esd e m ediados a fines del decenio de 1970. En
c re m e n ta n su a p o rte relativo m ientras que las ese m arco, las peculiaridades de las em presas
re s trin g id a s tie n e n u n a contribución decrecien­ tran sn a cio n a le s diversificadas o integradas les
te, salvo e n los bienes de capital. Ello confirm a d a n , p recisam en te, la base de sustentación p ara
q u e u n a d e las principales transform aciones ocu­ u n potencial d e crecim iento distinto del de aq u e­
rrid a s en los últim os diez años en lo que toca a la llas q u e circunscriben su gestión a unos pocos
a ctu ació n d e las em presas ex tran jeras en el sector m ercad o s.
126 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

Los elem en to s q u e ejercen u n a influencia p a ra d ifu n d irse al co n ju n to de la econom ía. Su


d ecisiv a e n los p a tro n e s d e co m p o rtam ien to evolución e n el p erío d o contrasta no sólo con
c o m p re n d e n , e n p rim e r lugar, el hecho de que el resp ecto a las em presas transnacionales restrin ­
secto r b a n c ario y financiero llega a ten er un pa­ gidas sino tam b ién fre n te a la industria en su
pel p ro ta g ó n ico e n las respectivas configuracio­ co n ju n to y a las em presas industriales d e capital
nes em p resariales. E n las em presas transnacio­ nacional (cu ad ro 29).
n ales escasam ente diversificadas, sólo el 4.9% de Las em p resas transnacionales diversificadas
las e m p re sas co n tro lad as se dedican a la actividad o in te g rad a s constituyen el único subconjunto de
fin a n c ie ra y d e seguros m ien tras que, en las alta­ firm as e n que, e n tre 1973 y 1983, no h ubo decai­
m e n te in te g ra d a s o diversificadas, ese porcentaje m ien to d e la producción.
se eleva a 23.0% . E n el desarrollo del proceso
sustitu tiv o, esa d iferen cia estru ctu ral no implica­
Cuadro 29
b a d iferen cias d e fo n d o ya q u e a la m ayoría de las
ARGENTINA: TASA DE CRECIMIENTO ANUAL
firm a s in d u stria le s les bastaba con re c u rrir al
ACUMULATIVO DE LA PRODUCCION INDUSTRIAL,
a u to f in a n c ia m ie n to p a ra d esen v o lv erse, con SEGUN CARACTERISTICAS DE LAS FIRMAS
n o rm a lid a d , e n sus m ercados respectivos. En PRODUCTORAS, 1973-1983
cam b io , a p a rtir d e la re fo rm a financiera de {Porcentajes)
1977, con la liberalización generalizada de las
tasas d e in te rés y con el papel que llegaron a
d e s e m p e ñ a r la liquidez financiera de las distintas Tasa anual
Grupo industrial acumulativa
e m p re sas y su facilidad de acceso a los circuitos de crecimiento
fin an ciero s, esa d iferen cia estru ctu ral adquirió
Total de la industria -1.04
u n c a rá c te r fu n d a m e n ta l p a ra d e term in ar el po­ Empresas nacionales^ -0.83
ten cial d e d esarro llo d e esas em presas. La cone­ Empresas transnacionales diversificadas
x ió n fin a n c ie ra d e las em presas transnacionales o integradas** 0.16
diversificadas o in te g rad a s les otorgó u n a serie Empresas transnacionales restringidas*' -3.42
d e ventajas — fu e ra d e altas tasas de ganancia—
e n añ o s en q u e la carencia d e recursos financie­ Fuente; Basualdo (1985).
ro s o su elevado costo relativo significaron la “ Comprende las empresas de capital estatal y privado na­
cional.
q u ie b ra o c ie rre d e m uchas em presas p ro d u c­
^ Controlan siete o más subsidiarias locales.
tivas. Controlan menos de siete subsidiarias locales.
O tra causa q u e explica ese creciente p red o ­
m in io d e las em p resas transnacionales diversifi­ b) La elite industrial y la presencia
cad as se relaciona con el abanico de actividades transnacional
económ icas q u e las in teg ran , lo que les perm ite
r e a c o m o d a r p e rm a n e n te m e n te su gestión de
a c u e rd o con la co y u n tu ra m acroeconóm ica, en P a ra analizar la evolución d e las em presas
q u e se h a n ido su ced ien d o distintas actividades m a n u fa c tu re ra s a p a rtir d e la ru p tu ra del proce­
n o in d u stria le s a p a rtir d e 1976 com o los sectores so d em o crático (m arzo d e 1976) y la aplicación
m ás d in ám icos y rentables de la econom ía (el co n sig u ien te d e u n a nueva política económ ica, se
secto r a g ro p e c u a rio , la construcción, los servicios seleccionó u n g ru p o d e 300 firm as industriales
e n g e n e ra l y las finanzas, en particular). A dem ás, m ás gran d es po r su facturación anual de ventas.
hay u n a d ife ren c ia estru ctu ral que se vincula con Estas re p re s e n ta n poco más de la m itad del valor
las posibilidades defensivas que les b rin d a el g ra­ a g re g a d o in d u strial y reflejan los cambios ocu rri­
d o d e in te g rac ió n vertical e n tre las firm as. d o s e n el liderazgo del sector.
E n síntesis, las transform aciones observadas Al c o m p a ra r las listas de las 300 m ayores
e n el in te rio r d e las em presas transnacionales em p resas industriales en 1976 y 1983 se advier­
c o rre s p o n d e n a las singularidades del proceso de te n a c en tu ad as diferencias en la cantidad de fir­
d esin d u strializació n y la creciente hegem onía de m as q u e fo rm a n p arte d e la elite y en su gravita­
las e m p re sas transnacionales diversificadas o in­ ción e n el total d e las ventas del grupo. Para
te g ra d a s a d q u ie re in te n sid a d suficiente como p recisar la n atu raleza efectiva de los cambios, se
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basualdo y B. Kosacoff 127

Cuadro 30
ARGENTINA: PARTICIPACION DE LAS EMPRESAS
TRANSNACIONALES EN LAS VENTAS DE
LAS PRINCIPALES FIRMAS INDUSTRIALES, SEGUN
TRAMOS DE ORDENAMIENTO, 1976 Y 1983
(Porcentajes)

Excluido Yacimientos
Total Petrolíferos Fiscales
Tramos del Incremento Incremento
ordenamiento 1976 1983 (%) 1976 1983 (%)
según ventas
Primeras 25 36.6 49.0 33.8 56.6 66.1 16.8
Primeras 50 42.0 49.6 18.1 57.9 62.6 8.1
Primeras 100 43.5 49.3 13.3 55.9 59.6 6.6
Primeras 200 45.4 49.0 7.9 55.7 57.3 2.9
Primeras 300 44.8 49.0 9.4 54.1 56.6 4.6

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de Prensa


económica (noviembre de 1977 y octubre de 1984).

su b d iv id iero n las 300 firm as en tres subgrupos p rim e ro s lugares, sólo 31 (58.5%) tam bién lo ha­
se g ú n el tra m o q u e ocupaban en la ordenación cían e n 1976, m ientras que diez se ubicaban en
(p rim e r, se g u n d o y te rc e r ciento) d iferenciándo­ 1983 e n tre las posiciones 101 y 200, otras tres
se, asim ism o, e n la cúspide, las prim eras 25 y las a p a re c ía n en la terc era cen ten a y dos se ubicaban
p rim e ra s 50. m ás allá d e las 300. P or su parte, tres firm as se
Los resu ltad o s m u estra n que, en esos siete i n c o r p o r a r o n com o p ro d u c to d e fusion es o
años, la p articip ació n ex tra n je ra en las ventas de absorciones registradas en el período (Sevel, fu ­
la elite in d u stria l m u estra u n leve sesgo creciente sión d e Fiat y Peugeot; Nobleza-Piccardo, absor­
(cu a d ro 30). c ió n d e P ic c a rd o p o r p a r te d e N o b leza; y
M assalin-Particulares, deriv ad a de la absorción
Sin em b arg o , esa im agen d e relativa estabili­ d e P articu lares e Im parciales po r la firm a Massa­
d a d d e c o m p o rtam ie n to , e n q u e la im portancia lin y Celasco) ; o tras tres son nuevas firm as incor­
c recien te d e las em presas transnacionales no ha­ p o r a d a s al p a rq u e in d u stria l (la a u to m o triz
ría m ás q u e acom odarse a las tendencias históri­ V olksw agen; Río C olorado —consorcio petrole­
cas reg istra d as d esd e com ienzos del decenio de ro e n el q u e participa la firm a italiana sa ipe n ; y
1960, e n c u b re g ra n d e s m odificaciones en la E quitel, perten ecien tes a Siemens); y u n a es Isau-
com p o sición d e los ord en am ien to s respectivos ra, firm a p e tro le ra desnacionalizada d u ra n te el
q u e sólo p o r los efectos contrapuestos, desde el p e río d o .
p u n to d e vista del o rig en del capital de las em p re­ Ese fen ó m en o se rep ro d u ce, con m ayor o
sas, refleja n e n el p lano global esa estabilidad m e n o r intensidad, cualquiera sea el tram o d e
relativ a, a u n q u e co n u n leve crecim iento, en la posiciones del o rd en am ien to que se considere
p a rticip ació n d e las em presas transnacionales. (cu ad ro 31).
Así, p o r ejem plo, el hecho de que las em p re ­ La elite in d u strial ha sufrido fu ertes m odifi­
sas tran sn acio n ales que in teg ran el gru p o de las caciones que, a u n cu an d o no se reflejen, en toda
100 m ayores firm as industriales se red u jeran de su d im en sió n , en la presencia transnacional en el
54 (1976) a 53 (1983), no im plica que sólo u n a de p lan o global, h a n significado u n a p ro fu n d a alte­
esas firm as a b a n d o n ó la elite p o r cierre o por ración e n la com posición d e las em presas de capi­
caíd a e n el o rd en a m ie n to . P or el contrario, de las tal e x tra n je ro q u e ocupaban u n a posición hege-
53 em p re sas q u e e n 1983 o cupan unos de los 100 m ónica e n la in d u stria local. Esas tran sfo rm ad o -
128 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

Cuadro 31
ARGENTINA: LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN
LAS 300 MAYORES FIRMAS INDUSTRIALES DE 1983
TRANSFORMACIONES CON RESPECTO AL ORDENAMIENTO
DE 1976

Tramos del ordenamiento 1983


Situación anterior En el En el En el En las
primer segundo tercer primeras
ciento ciento ciento trescientas
Tramo del ordenamiento
Primer ciento 31 14 2 47
Segundo ciento 10 17 14 41
Tercer ciento 3 3 12 18
Después del puesto N" 300 2 9 21 32
Nuevas firmas 3 3 1 7
Nuevas firmas por absorción-
fusión de preexistentes 3 — — 3
Desnacionalización de firmas
de capital local 1 1 — 2
T o ta l 57 47 50 150

Fuente: Elaboración propia sobre la base de información de P re m a económica


(noviembre de 1977 y octubre de 1984).

nes o b ed ecen , e n lo fu n d am en tal, a reacom oda­ rid a d a 1976, al tiem po que es casi insignificante
m ie n to s d e sig n ific a ció n e n tr e las em presas la influencia q u e ejerce el ingreso de nuevas fir­
tran sn acio n ales instaladas en el país con anterio- m as d e capital ex tran jero .

III
Conclusiones

Ya hacia fines del siglo pasado, u n o de los rasgos plazados p o r actividades esencialm ente m an u ­
característicos d e la econom ía arg en tin a era la fac tu re ras, o rien tad as a a te n d e r la d em an d a in­
fu e rte p resen cia del capital extranjero. Su parti­ te rn a .
cipación en las actividades vitales del m odelo T a n to en la p rim e ra etapa del proceso de
a g ro e x p o rta d o r (tran sp o rte, servicios vinculados sustitución — industrias livianas— com o en la se­
al co m e rcio e x te rio r, frigoríficos) le otorgaba g u n d a , c u a n d o com enzó la sustitución de bienes
u n p a p e l p ro tag ó n ico en el desarrollo de la eco­ in te rm e d io s y d e consum o d u rad ero s, el capital
n o m ía y u n elevado potencial de acum ulación. e x tra n je ro llegó a o c u p a r y co n tro lar las áreas de
E l a g o t a m i e n t o p a u la t in o d e l m o d e lo m ay o r potencial d e crecim iento. Igual que en el
a g ro e x p o rta d o r y los p rim ero s indicios de un m od elo a g ro e x p o rta d o r, la presencia extranjera
n u e v o p a tró n d e acum ulación, e n la sustitución te n d ió a p o larizarse hacia las actividades que
d e im p o rtacio n es, c o rre sp o n d en a nuevas for­ co nstituyen los núcleos m ás dinám icos de la acu­
m as d e in v ersió n ex tra n je ra, en que los sectores m ulación d e capital.
v in cu lad o s con la ex p o rtació n tienden a ser des­ E n tre m ediados del decenio d e 1960, una vez
EMPRESAS TRANSNACIONALES EN ARGENTINA, 1976-1983 / D. Azpiazu, E. Basuaklo y li. Kosacoff 129

s u p e ra d o el tiem p o d e m ad u ració n de las inver­ d e los niveles d e rentabilidad que ésta pudiese
siones in g resad as d esde fines del decenio a n te ­ g e n e ra r.
rio r, y m ed iad o s d e 1970, las em presas tran sn a­ Ese co m p o rtam ien to que, en principio, p o ­
cionales co n so lid aro n el aprovecham iento inte­ d ría p a re c e r atípico, co rresp o n d e a las condicio­
g ral d e las o p o rtu n id a d e s que les brindaba u n nes p ro fu n d a m e n te recesivas que, desde m edia­
m erc a d o in te rn o fu ertem e n te protegido de la dos del decenio d e 1970, caracterizaron el desa­
c o m p e ten c ia in tern acio n al, sin que p ara ello fu e­ rro llo económ ico del país y, en especial, de su
ra n ecesaria u n a nueva oleada de inversiones secto r m an u fa ctu rero . A ello se sum aron las ex­
d ire c ta s d e significación. pectativas inciertas sobre la continuidad tem p o ­
Sin em b arg o , a p a rtir de 1976 cam biaron ral d e la política d e a p e rtu ra . En ese contexto,
rad ic alm en te las condiciones de desenvolvim ien­ p arecía lógico su p o n e r que la m ayor p arte de las
to d e la econom ía arg en tin a. E n ese m arco, pese a em p resas transnacionales o p taran p o r Jerarq u i­
los fu e rte s estím ulos — esencialm ente con la libe- zar la rem isión de utilidades hacia sus casas m a­
ralizació n g en eralizad a d e los m ercados y con las trices y p o r m inim izar la radicación de nuevas
g a ra n tía s q u e se les ofreciero n — el ingreso de inversiones. Ello resulta notorio en el sector in­
n u ev as inversiones directas no alcanzó gran im ­ d u strial, d o n d e a la escasa afluencia d e nuevos
p o rta n c ia . La in co rp o ració n relativam ente esca­ capitales ex te rn o s se a g reg an el retiro del m erca­
sa d e capitales fo rán eo s se orientó, en lo esencial, d o y la consiguiente repatriación del capital de
a la ex p lo tació n d e recursos naturales, sobre todo im p o rta n tes em presas transnacionales y una ele­
p e tró le o y gas, y a la actividad bancaria y finan­ vada rem isión d e utilidades hacia las m atrices.
ciera, v in culada con la prestación de d eterm in a­ Este c o m p o rtam ien to e n c u en tra su explicación
d o s servicios a u n a clientela restringida y a las e n el ag o tam ien to de las o p o rtu n id ad es del m er­
n u ev as o p o rtu n id a d e s que b rin d ab a la a p e rtu ra cado, sin las cuales el contexto ju ríd ico e institu­
d el m erc a d o d e capitales. cional q u e favorece a las em presas transnaciona­
L a evolución y las form as que ad opta la in­ les n o es suficiente p ara la tom a de decisiones de
v ersió n e sta d o u n id en se en el país tienden a co­ inversión y reinversión que están íntim am ente
r ro b o r a r la p reem in en cia de esas tendencias sec­ ligadas a aquéllas (Sourrouille, G atto y Kosacoff,
toriales. A sim ism o, p u e d e n constatarse las altas 1984).
tasas d e ren ta b ilid a d que, en general, obtuvieron De todas m aneras, en el m arco del pro fu n d o
e n el p e río d o las em p resas transnacionales radi­ p roceso d e desindustrialización, el desenvolvi­
cadas en el país, m uy especialm ente las vincu­ m ien to d e las distintas em presas transnacionales
lad as con aquellos sectores. Sin em bargo, estos no resu lta p a ra n ad a hom ogéneo. A ún cuando
elev ad o s m árg en es de beneficio no estuvieron su p articipación global en el total de la p ro d u c­
a p a re ja d o s con u n a activa política de reinversión ción in d u strial decae levem ente, u n g ru p o im­
d e u tilid ades. Muy p o r el contrario, en el plano p o rta n te d e esas firm as, las de m ayor grado de
g lobal p a re c e ría h ab erse privilegiado la rápida diversificación o integración productiva, tiende
re c u p e ra c ió n del capital invertido — po r la rem i­ a c o n c e n tra r u n a p ro p o rció n creciente de la p ro ­
sió n d e las utilidades e incluso, la repatriación del ducción total y, en m ayor m edida, de la generad a
cap ital— so b re la reinversión en el país, más allá p o r las em p resas transnacionales.
130 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 ! A b n l de 1 9 8 6

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económico n a c io n a l 1 9 7 4 . Buenos Aires. ton D.C.
Introducción
REVISTA DE LA CEPAL N“ 28

E n los cien años tran scu rrid o s desde la intro d u c­


ción e n A lem ania del seguro social — precu rso r
d e los p ro g ra m as m o d ern o s— se ha avanzado
n o tab le m e n te e n este cam po e n m uchos países d e
Seguridad social A m érica L atina; estos pro g ram as han rep re sen ­
ta d o u n pap el fu n d am e n ta l tanto en p rev en ir la
y desarrollo p é rd id a de ingreso del cabeza de familia, debido
a riesgos sociales, com o en d esarro llar la m edici­
en América Latina n a curativa. Ya d esde fines del siglo pasado había
e n la reg ió n p ro g ra m as que protegían a em plea­
dos públicos y m ilitares y, desde principios de
Carmelo Mesa-Lago* siglo, a g ru p o s de trab ajad o res en sectores estra­
tégicos, com o los servicios públicos. En 1984 se
c u m p lie ro n respectivam ente 70 y 60 años desde
q u e se p ro m u lg a ro n las p rim eras leyes en el h e­
m isferio q u e cu b rían a los obreros contra los
Este artículo es una síntesis de un estudio mayor que la riesgos d e accidentes del trabajo y las e n fe rm e d a ­
CEPALencargó al autor sobre la situación financiera de d es profesionales (U ruguay) y contra los riesgos
la seguridad social en América Latina, que abarcaba d e vejez, invalidez, m u erte y en ferm ed ad com ún
a los 20 países latinoamericanos. Dichos países se agru­
(Chile). Estos países se a d elan taro n a los Estados
paron de acuerdo con su situación en la seguridad
social y se examinaron sus semejanzas y diferencias y U n id o s en la in tro d u cció n d e ese tipo de p ro g ra ­
sus tendencias en materia de financiamiento y equili­ m as y, a u n hoy, lo aventajan en program as como
brio financiero. Entre la gran variedad de temas que los d e e n fe rm e d a d -m a te rn id a d y asignaciones
abarca un estudio tan amplio el autor se concentra en fam iliares. C om o en otras m aterias, A m érica La­
la evolución histórica de la seguridad social, los proble­
tin a es líd e r en el T e rc e r M undo en cuanto al
mas de cobertura, prestaciones, fmanciamiento y cos­
tos, y el impacto de la seguridad social en el desarrollo. d e sarro llo d e la seg u rid ad social.^
Como consecuencia de su examen el autor con­ P ero el p ro g reso de la seguridad social no ha
cluye que la seguridad social está urgida de reforma: sido p arejo en la reg ió n y tropieza con graves
en los países pioneros, para enfrentar problemas de p ro b lem as incluso en los países en que ha logra­
finaciamiento a corto plazo, residuos de la estratifica­
d o u n m ayor desarrollo. Si bien es cierto que
ción y del mantenimiento del nivel de prestaciones
básicas; y en los países con sistemas de seguridad social varios países h a n alcanzado la co b ertu ra u n iv er­
más nuevos, para extender la cobertura con un sistema sal d e la población, c u a n d o se excluye al Brasil,
de fmanciamiento capaz de garantizar las prestaciones q u e c o n c en tra m ás d e la m itad de los asegurados,
a largo plazo. la c o b e rtu ra global de la región no llega al 43% y
e n la m ayoría d e los países es in ferio r al 25%. A
esto hay q u e a ñ a d ir desigualdades notables en la
c o b e rtu ra p o r categoría ocupacional, ram a eco­
nóm ica y u n id a d geográfica. El costo d e la seguri­
d a d social es excesivo e n m uchos países con rela­
ción a su capacidad económ ica. Al com ienzo del
d ecen io d e 1970 la carga de la seguridad social en
los dos países p ioneros llegó al 14% y 17% del p i b ,
p ro p o rc ió n sólo su p e ra d a en el m u n d o p o r los
países m ás industrializados de E uropa. A princi­
pios del d ecenio d e 1980, esa carga se aproxim a­
ba o sobrepasaba el 10% del p ro d u cto in tern o
*Consultor de la c e p a l y Director del Cerner tur Latin
American Studies de la Universidad de Pittsburgh.
*Un resumen de los avances de la seguridad social en
América Latina en lo que va del presente siglo aparece en
Tamburi (1984). Véase también Frank (1982).
132 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

b ru to e n cinco países, igu alan d o el porcentaje de o p u e sto son la estatización del sistema cubano y
Ja p ó n ; co m p árese adem ás con u n porcentaje de la privatización del chileno.
IH a 14 e n E stados U nidos, la U nión Soviética, A p a rte la im portancia económ ica de la segu­
E sp añ a, A ustralia y N ueva Zelandia. rid a d social, su fo rm a d e f in an d am ien to p u ed e
E n el d ecen io d e 1960 la seguridad social de a fe c ta r la sustitución del trabajo p o r capital, la
los países p io n ero s m ostró u n desequilibrio ac- g en eració n del a h o rro y la inversión y la distribu­
tu a ria l y a veces financiero que se agudizó en el ción del ingreso. Sólo en época reciente algunos
d e c en io d e 1970 y se com plicó aú n más con la o rganism os regionales o internacionales de desa­
crisis eco nóm ica d e estos años. En un intento de rro llo h a n com enzado a estudiar la seguridad
reso lv er esta situación, algunos países latinoam e­ social latin o am erican a desde el p u n to de vista
rican o s h a n re e stru c tu ra d o la seguridad social; económ ico y a incluir este tem a en algunos de sus
las r e f o r m a s m ás tra sc en d e n tale s y d e signo estudios p o r países.

I
Evolución histórica de la seguridad social
E n a ra s d e la sim plicidad, se utiliza sistem ática­ riesgos sociales (especialm ente riesgos profesio­
m e n te e n este artículo el térm ino ‘seguridad so­ nales, pensiones y enferm ed ad ); ii) co bertura de
c ia l’, c o n c e p to q u e engloba cinco p ro g ram as la fu erza laboral em pleada en relación de d ep en ­
p rin cip ales: riesgos profesionales {cobertura de d e n c ia (asalariada) esencialm ente urbana; iii) co­
salu d y m o n eta ria c o n tra los accidentes del tra ­ tizaciones salariales trip artitas (pagadas p o r el
b ajo y las e n fe rm e d a d e s profesionales); pensio­ aseg u ra d o , el e m p le ad o r y el Estado); iv) presta­
nes p o r vejez, invalidez y sobrevivientes (tam bién ciones d ire c ta m en te relacionadas con las cotiza­
p en sio n es p o r a n tig ü e d ad y cesantía o despido ciones; y v) regím enes técnico-financieros de ca­
e n a lg u n o s países); atención d e salud y m onetaria pitalización.
d e la e n fe rm e d a d y el accidente com ún o no La seg u rid ad social, que arranca, en el Reino
lab o ral y la m ate rn id a d ; asignaciones fam iliares; U n id o , del in fo rm e de Sir William B everidge a
y su b sid io d e desem pleo. A dem ás la seguridad com ienzos del decenio del 1940 —con fu erte in­
social incluye con frecuencia otras prestaciones fluencia del keynesianism o— se basa en u n a serie
co m o el auxilio p a ra funerales, préstam os perso­ d e principios innovadores que prom ueven: i) la
n ales y d e vivienda, g u ard erías infantiles, así co­ unificación — bajo un solo ente gestor o coordi­
m o p ro g ra m a s d e asistencia pública o social n a d o r— d e los diversos program as de seguro
(aten ció n d e salud y pensiones a grupos de bajo social con la asistencia pública y la atención de la
in g re so q u e n o p u e d e n o p ta r a los program as salud (in te g ra n d o la preventiva y la curativa) y
contrib u tivos). con los p ro g ra m as d e em pleo y asignaciones fa­
T é c n ic a m e n te h ablando, la m ayoría de los m iliares (principio de unidad); ii) la uniform id ad
países d e A m érica L atina tienen sistemas de se­ d e las condiciones de adquisición de derechos y la
g u ro social obligatorio o se e n cu en tran en tre la elim inación de desigualdades injustificadas en ­
e ta p a del se g u ro social y la más avanzada de la tre los a seg u rad o s (principio de igualdad); iii) la
se g u rid a d social, q u e son dos concepciones dife­ c o b e rtu ra total de la población, indepediente-
re n te s d e pro tecció n social. Sólo unos pocos paí­ m en te d e si está em pleada o no (principio de
ses tie n e n sistem as cuyas características son más u n iv e rsa lid a d ) y d e todos los riesgos sociales
típicas d e la seg u rid ad social que del seguro so­ (prin cip io d e in teg rid ad ); iv) el financiam iento
cial. Este últim o, in tro d u c id o p o r O tto Bismarck m ed ia n te im puestos, las prestaciones m ínim as
e n A lem an ia en el decenio d e 1880 está basado básicas p e ro suficientes — no relacionadas con las
e n la relació n d e em pleo q u e m oldea el sistema: i) co n trib u cio n es— y la distribución progresiva del
p ro g ra m a s sep arad o s p ara a te n d e r a distintos in g reso (principio de solidaridad); y v) regim e-
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmelo Mesa-Lago 133

nes técnico-financieros d e rep a rto (Mesa-Lago, se g u rid a d social indentifican e n tre sus causas bá­
1959). sicas el d esarro llo económ ico^ y la difusión o
efecto d e d em o stració n generados p o r organis­
1. Los países pioneros y la estratificación m os in tern acio n ales y países pioneros (Collier y
M essick, 1975), p e ro dichas teorías no explican el
E n u n g ru p o p e q u e ñ o d e países pioneros, que fen ó m e n o d e la estratificación. U n im portan te
e ra n los m ás d esarro llad o s (Chile, U ruguay, A r­ d e b a te h a su rg id o hace u n a década en to rn o a las
g e n tin a , C uba, Brasil) el sistem a d e seguridad dos p rincipales fuerzas im pulsoras d e ese fen ó ­
social su rg ió te m p ra n o (en la década d e 1920) m en o : los g ru p o s d e presión y el Estado. Los
p e ro d e m a n e ra g rad u al y frag m en tad a, dando g ru p o s ocupacionales indicados basan su p o d er
lu g a r a u n a m ultiplicidad d e instituciones gesto­ e n la ten en cia d e las arm as, la adm inistración del
ras q u e p ro te g ía n a d iferen tes grupos ocupacio- g o b iern o , la escasez de sus calificaciones en el
nales a p lic an d o subsistem as independientes con m ercado laboral y la organización sindical, y ejer­
su p ro p ia legislación, adm inistración, financia- cen su p resió n sobre el E stado —a veces aliados
m ien to y prestaciones. El Estado contribuyó al con p artid o s políticos— p ara ob ten er concesio­
fm an ciam ien to d e estos subsistem as m ediante la nes d e seg u rid ad social. Estudios sobre varios
creació n d e im puestos específicos o el apoyo d i­ países d e la reg ió n m u estra n que, en general,
recto del p resu p u e sto . Los subsistem as incorpo­ m ie n tra s m ay o r sea el p o d e r del g ru p o de p re ­
ra r o n p ro g re siv a m en te a g rupos ocupacionales o sión, recibirá una cobertura más tem prana y más
secto res laborales m ás am plios, así com o a sus co m p leta, prestaciones m ás generosas y m edios
d e p e n d ie n te s p e ro , g en eralm en te, con presta­ d e fm an ciam ien to m ás ventajosos (Mesa-Lago,
ciones m ás fru g ales y condiciones de adquisición 1977a y 1978), El E stado p u e d e no ser u n simple
d e d e re c h o m ás exigentes. El proceso de ap ari­ re c e p to r d e presiones de g rupos sino tam bién
ción d e los subsistem as fue aproxim adam ente e je rce r su iniciativa utilizando la seguridad social
co m o sigue: p rim e ro fuerzas arm adas, em plea­ com o in stru m e n to p a ra cooptar, neutralizar y
d o s públicos y m aestros; después em pleados y c o n tro la r a dichos g ru p o s a fin de m an te n er d e­
o b re ro s d e l tra n sp o rte , energía, banca, com uni­ te rm in a d o o rd e n social (Malloy, 1979). La evolu­
caciones y o tro s servicios públicos; m ucho más ción con p red o m in io del papel d e los grupos de
ta r d e la m asa d e em pleados y obreros urbanos (a p resió n h a sido típica de sistemas políticos p o p u ­
m e n u d o se p ara d o s en dos g randes grupos); y, listas y dem ocrático-pluralistas com o los de Chile
p o r ú ltim o , tra b a ja d o res agrícolas y p o r cuenta y U ru g u a y d u ra n te las p rim eras siete décadas del
p ro p ia (in d ep en d ien tes), pequeños granjeros y siglo XX. La evolución con predom inio del papel
e m p re sario s, y servidores dom ésticos. del E stad o h a sido m ás representativa en sistemas
Este tip o d e evolución resultó en u n a seguri­ políticos, tam b ién populistas, pero autoritarios
d a d social estratificad a ya que adquirió una es­ d e co rte corporativista com o los de Brasil bajo
tru c tu ra p iram id al con g ru p o s relativam ente pe­ G etulio V argas y A rg en tin a bajo J u a n Perón. En
q u e ñ o s d e a seg u ra d o s protegidos p o r subsiste­ la práctica am bas fuerzas (los grupos de presión y
m as privilegiados en el ápice y el centro, y la el E stado) h a n fu n cio n ad o entrelazadas en am ­
m ay o ría d e la población con subsistem as más p o ­ bos tipos d e sistem as políticos siendo a veces difí­
b re s d e pro tecció n e n la base. Las diferencias cil d e te rm in a r cuál e ra la p red o m in an te (Mesa-
e n tre los subsistem as e ra n significativas y gene­ Lago, 1977b).
ra lm e n te injustificadas y el sistema general care­
cía d e co o rd in ació n . El sistem a estratificado tuvo
^Paukert ( 1968) ha intentado probar que la carga finan­
efecto s negativos: confusión ju ríd ica, com pleji­ ciera de la seguridad social es un resultado del desarrollo
d a d ad m in istrativ a, altos costos operativos, difi­ económico y que mientras mayor sea esa carga mayor será la
c u lta d p a ra establecer u n registro único y control función redistribuidora del sistema. Zschock (1985) también
efectiv o d e la evasión, obstáculos p ara com binar sostiene que la seguridad social se extiende y se hace menos
desigual con el crecimiento económico y del tamaño del gobier­
el tie m p o d e servicio y contribución acreditados
no. Por el contrario, Aaron (1967) ha aportado comprobacio­
e n div ersas instituciones, y desigualdades nota­ nes que refutan el punto de vista anterior y favorece la tesis de
bles. que la antigüedad del sistema es la variable explicativa más
Las teorías explicativas d e la evolución de la importante del nivel del gasto en seguridad social.
134 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

A medida que avanzaron los procesos de trial y, en casi todos, el sector rural predominaba
desarrollo económico, urbanización, sindicaliza- sobre el urbano. En estos países se creó un insti­
ción y movilización política en los países pione­ tuto gestor general encargado de cubrir a la pos­
ros, los grupos desprovistos de protección adqui­ tre a toda la población aunque el sistema se cir­
rieron suficiente poder como para obtener la cunscribía inicialmente a la capital y a las ciuda­
cobertura dentro de subsistemas ya existentes o des principales.
propios. En algunos países fueron incluso capa­ En los países más desarrollados de este se­
ces de conseguir ciertas prestaciones que estaban gundo grupo existía antes de la creación del insti­
reservadas para los sistemas antiguos dando lu­ tuto gestor general una serie de instituciones de
gar a la masificación del privilegio. El costo del seguridad social que protegían a los grupos de
proceso de universalización de la cobertura, uni­ presión más poderosos: fuerzas armadas, em­
do a prestaciones generosas y condiciones de ad­ pleados públicos, maestros, trabajadores de
quisición liberales, llegó a hacerse excesivo y pro­ energía y ferrocarriles (Colombia, Costa Rica,
vocó el desequilibrio financiero en muchos sub­ México, Paraguay, Perú, Venezuela). Más aún,
sistemas. en algunos países, después de la creación del
La reforma de la seguridad social, auspiciada instituto gestor general se hicieron excepciones
por estudios técnicos nacionales e internaciona­ con el objeto de establecer subsistemas separados
les, prescribía la unificación y uniformidad de los para ciertos grupos casi siempre en el sector pú­
subsistemas, así como la eliminación de los costo­ blico (México, Costa Rica). Pero estos grupos sue­
sos privilegios. Pero el poder de los grupos era tal len ser pocos y representan (con excepción de tas
que el Estado se vio obligado a posponer la refor­ fuerzas armadas y de los empleados públicos) un
ma, a veces por décadas. Los cambios políticos pequeño porcentaje en relación con el cubierto
ocurridos en estos países en los decenios de 1960 por el instituto gestor general.
y 1970 reforzaron el poder estatal frente a los En todo caso, aunque hay cierto grado de
grupos de presión (los que en muchos casos fue­
estratificación en todos estos países, nunca ha
ron desmovilizados o su poder notablemente re­
llegado a aproximarse al nivel que se alcanzó en
ducido) y facilitaron el proceso de reforma de la
el primer grupo. Por la aparición más tardía de la
seguridad social (Borzutsky, 1984). seguridad social en este segundo grupo, así como
En algunos países (Cuba, Brasil) casi todo el su unidad y uniformidad relativas, y su cobertura
sistema fue unificado, en otros (Argentina, Uru­
más baja de riesgos y población, estos sistemas
guay) se creó un organismo central integrador o generalmente no confrontan los problemas ad­
coordinador que agrupó diversas instituciones
ministrativos y financieros del primer grupo y,
dotándolas de un sistema uniforme, y finalmente por lo tanto, no han necesitado reformas radica­
en uno (Chile) se introdujeron ciertas medidas
les. Sin embargo, los países que encabezan a este
de uniformidad y eliminación de privilegios en el
grupo (con la cobertura más alta, madurez cre­
sistema antiguo pero se creó un nuevo sistema
ciente del programa de pensiones y altos costos)
fuertemente inspirado en el seguro privado que
comienzan a sufrir los problemas financieros tí­
favorece la individualidad y la multiplicidad.
picos del primer grupo. Costa Rica es el caso más
agudo ya que, por su política de aceleración de la
2. Los países con sistemas relativamente unificados cobertura poblacional en los decenios de 1960 y
1970 sus costos de seguridad social se aproximan
La segunda forma de evolución de la seguridad a los de países del primer grupo a pesar de que su
social se da en países cuyos sistemas principales se programa de pensiones aún no ha madurado del
establecen a partir del decenio de 1940, en que todo.
influyeron las nuevas tendencias en la materia
que emanaban de la Organización Internacional
del Trabajo ( o i t ) y del informe Beveridge, y que 3. Los países de aparición tardía
tratan de evitar los problemas creados en los de la seguridad social
países pioneros. Algunos de estos países eran
entonces relativamente desarrollados (México), Pudiéramos, por último, identificar un tercer
pero la mayoría tenía un escaso desarrollo indus­ grupo de países que tienen también sistemas de
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmelo Mesa-Lago 135

seguridad social relativamente unifícados pero cieras a corto y mediano plazo y su principal
en mayor grado que los del segundo grupo. Se problema es extender la cobertura poblacional.
trata de los países de menor desarrollo de la Aunque el proceso de unificación ha avanza­
región; Centroamérica - ^ o n excepción de Costa do en general en la región, aun subsisten sistemas
Rica y Panamá— y el Caribe latinoamericano con estratificados o cuyos procesos de unificación no
excepción de Cuba. En este grupo, la seguridad se han concluido. Más aún, la integración de las
social no aparece generalmente hasta los dece­ instituciones de salud (la seguridad social, el mi­
nios de 1950 y 1960, el organismo gestor general nisterio de salud, etc.) y de sus políticas es una
cubre a casi todos los asegurados (aunque las necesidad urgente en la mayoría de los países.
fuerzas armadas y, a veces, los empleados públi­ Por último, la seguridad social no ha sido incor­
cos tienen subsistemas aparte); la cobertura de la porada a los planes nacionales, con muy pocas
población es muy baja y a menudo circunscrita a excepciones. Dicha incorporación facilitaría el
la ciudad capital y ciudades más populosas. Estos proceso de unificación tanto de la seguridad so­
países suelen no confrontar dificultades finan­ cial como de ésta con la salud.

II
Los problemas de cobertura, prestaciones,
fínanciamiento y costos

1. Cobertura En la mayoría de los países, los asegurados


son asalariados urbanos (y sus dependientes cer­
En general, las cifras sobre la cobertura estadísti­ canos) mientras que los trabajadores agrícolas,
ca de la población en seguridad social, son muy los independientes (o por cuenta propia), los ser­
deficientes. El estudio de c e pa l —basado en la vidores domésticos y los desempleados (así como
encuesta y con cálculos relativamente unifor­ los dependientes de todos éstos) no están asegu­
mes— muestra que, en 1980, el 61% de la pobla­ rados. En aproximadamente una cuarta parte de
ción total y de la población económicamente acti­ los países —los menos desarrollados— la cober­
va ( p e a ) estaban cubiertas, respectivamente, en tura se limita a la capital y las ciudades más im­
cuanto a salud y pensiones. Sin embargo cuando portantes. La crisis económica de la década ac­
se excluye al Brasil de los cálculos, la cobertura tual ha provocado una caída en la cobertura en
regional cae a 43% y, en la mayoría de los países varios países debido al incremento en el desem­
no llega al 25%. Los países más desarrollados de pleo y el empleo por cuenta propia, así como por
la región fueron los primeros en introducir la la evasión.
seguridad social y en la actualidad tienen la co­ Parece existir una correlación positiva entre
bertura poblacional total más alta, mientras que el grado de cobertura de la seguridad social, por
los menos desarrollados tienen la cobertura más una parte, y la calificación laboral, el ingreso y el
baja; 100% al 75% en Cuba, Brasil, Argentina y nivel de desarrollo de las regiones de un país. Un
Costa Rica; 74% al 50% en Uruguay, Chile, Mé­ análisis reciente de Brasil muestra una correla­
xico y Panamá (los dos primeros países probable­ ción positiva entre el grado de cobertura y la
mente se colocan en el primer grupo cuando se calificación o status laboral y el ingreso, regis­
añade la cobertura de indigentes y por mutua­ trándose la cobertura más baja entre los desem­
les); 49% al 25% en Venezuela y Bolivia; y 24 al pleados, trabajadores no calificados (especial­
1% en Paraguay, Perú, Guatemala, Colombia, mente agrícolas y por cuenta propia) y los de más
Nicaragua, Ecuador, República Dominicana, bajo ingreso. Información de cuatro países (Co­
Honduras, El Salvador y Haití (Los países están lombia, Costa Rica, Chile y México) sobre el gra­
ordenados de mayor a menor cobertura). do de cobertura (1979-1981) de la pea por ramas
136 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

económicas, indica que la más alta se registra en modificar el sistema de financiamiento e incor­
electricidad, gas y agua (75% al 100%), manufac­ porar al sector no cubierto, mediante programas
tura {51 % al 90%) y transporte y comunicaciones de asistencia pública (Costa Rica, Cuba, Chile) o
(34% al 71 %) mientras que la más baja se encuen­ transferencias del sector urbano al rural (Brasil)
tra en la agricultura (4% al 59%, con los porcen­ o programas especiales que cubren a la población
tajes mayores en Costa Rica y Chile, los países que campesina (Ecuador, México).
se aproximan a la universalidad). Por último, Uno de los problemas más serios de la seguri­
información de seis países (Costa Rica, Chile, dad social en la región es cómo acelerar la exten­
Guatemala, México, Panamá y Perú) sobre dife­ sión de la cobertura y reducir sus desigualdades,
rencias en el grado de cobertura geográfica a pesar de obstáculos estructurales y conyuntu-
(1979-1981) prueban que los estados/provin- rales.
cias/departamentos más desarrollados (indus­
trializados, sindicalizados, urbanos, con mayor 2. Beneficios
porcentaje de asalariados e ingreso per capita
más altos) tienen una cobertura notablemente Los países pioneros en seguridad social (Argenti­
mayor que los estados/provincias/departamentos na, Brasil, Chile, Uruguay) cubren todos los ries­
menos desarrollados (agrícolas, poco sindicaliza­ gos sociales con diversos programas: pensiones,
dos, rurales, con mayor porcentaje de trabajado­ salud-maternidad, riesgos profesionales, desem­
res independientes e ingreso per cápita más pleo y asignaciones familiares (Cuba no tiene un
bajos). El rango extremo de cobertura geográfica programa oficial de asignaciones familiares ni
fluctúa entre 54% y 100% en Costa Rica, 39% y tampoco de desempleo —este último no parece
95% en Chile, 0.2 y 33% en Guatemala, 5 y 100% necesario debido a la situación virtual de pleno
en México, 13 y 73% en Panamá, y 3 y 27% en empleo). Mientras más antiguo el sistema de se­
Perú. Con una excepción, la provincia/estado/de- guridad social de un país, más generosas las pres­
partamento donde se encuentra la ciudad capital taciones y más flexibles las condiciones de adqui­
es la que tiene la cobertura más alta. En resumen, sición de derechos; la edad de retiro es relativa­
los grupos más necesitados están desprovistos de mente baja porque la legislación inicial se pro­
protección de la seguridad social en la gran mulgó cuando la esperanza de vida era menor; se
mayoría de los países; la cuestión clave es si es conceden pensiones por antigüedad —indepen­
viable extender la cobertura para incluir a dichos dientemente de la edad del asegurado— que per­
grupos (cE P A L , 1985; Isuani, 1984, pp. 96 y 97; miten el retiro a edades muy tempranas; se otor­
Isuani y Mesa-Lago, 1981). gan prestaciones de salud muy costosas como
La baja cobertura y su lenta extensión en la lentes de contacto, ortodoncia y tratamiento en el
región parecen estar relacionadas con el modelo extranjero; y existen “beneficios sociales” como
bismarckiano, importado de Europa, que se fi­ programas de viviendas, préstamos hipotecarios
nancia con contribuciones salariales de asegura­ y personales, economatos, y servicios deportivos,
dos y empleadores. En muchos países latinoame­ y culturales. En los países pioneros la mayoría del
ricanos los asalariados no constituyen la mayoría gasto de prestaciones corresponde a pensiones
de la fuerza laboral sino los trabajadores inde­ llegándose al 80% (Uruguay) y la proporción
pendientes o familiares sin remuneración. No es exhibe una tendencia creciente, lo que se debe a
sorprendente pues que los países más desarrolla­ la maduración del programa de pensiones y a la
dos de la región tengan los porcentajes más altos creciente longevidad de los pensionados. Esta
tanto de la fuerza laboral asalariada como de tendencia combinada con factores demográficos
cobertura de seguridad social, mientras que los y financieros paracen conducir a la postre al de­
países menos desarrollados tienen los porcen­ sequilibrio financiero.
tajes más bajos en ambas. Por regla general la La estratificación de la seguridad social típica
cobertura no sobrepasa el porcentaje del sector de los países pioneros (al menos hasta que intro­
urbano-formal (en algunos países incluye tam­ dujeron procesos de unificación y uniformidad)
bién el sector rural-moderno) dejando sin pro­ ha dado como resultado desigualdades notables
tección a los sectores urbano-informal y ru- en las prestaciones, pues los grupos más podero­
ral-tradicional. Unos pocos países han logrado sos reciben más y mejores prestaciones que los
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmelo Mesa-Lago 137

menos poderosos. En un estudio de cinco países el asegurado y el empleador, a más del Estado en
se midieron las diferencias legales entre cinco algunos países. Mientras más antiguo el sistema
grupos cubiertos basándose en seis criterios: con­de seguridad social de un país y mayor la cober­
diciones para la adquisición del derecho a la pres­
tura, más alto el porcentaje de la cotización sala­
tación; salario base utilizado para computar la rial total, así como la porción que legalmente
prestación; monto de la prestación; ajuste de la debe pagar el empleador (la incidencia de esta
pensión al costo de vida; posibilidad de cobrar cotización se discute en la sección siguiente). En
varias pensiones o combinar una pensión con los países pioneros la cotización salarial total fluc­
trabajo remunerado; y tiempo requerido para túa entre 26% y 46% y era-aún más alta antes de
tramitar y recibir la prestación. También el estu­que varios países la redujeran o substituyeran
dio comparó la disponibilidad de servicios de por el impuesto al valor agregado.
salud (camas de hospital y médicos por asegura­ Según el porcentaje de la cotización salarial y
la distribución de los ingresos recaudados por
do) y su calidad entre los grupos. El resultado fue
el siguiente ordenamiento de los grupos de fuente, el asegurado paga menos de una tercera
mejor a peor: (i) fuerzas armadas, (ii) empleados parte de la carga de seguridad social. Las dos
terceras partes restantes provienen del emplea­
públicos, (iii) aristocracia laboral, (iv) empleados
privados, y (v) obreros. El estudio, sin embargo, dor y, en menor cuantía, del Estado; la renta de
señala que en los países pioneros ocurre con fre­ las inversiones representa menos de un décimo
cuencia un proceso de masifícación del privilegio del ingreso. Por tanto a base de la ley (sin tener en
de forma que los grupos situados en la base de la cuenta la incidencia) el asegurado sólo financia
pirámide son a veces capaces de conseguir algu­ una fracción de las prestaciones y esta situación
nas prestaciones antes reservadas a los grupos se hace potencialmente más inequitativa en paí­
colocados en el ápice (Mesa-Lago, 1978). ses con una cobertura poblacional muy baja. Por
ejemplo, en la República Dominicana, la cobertu­
Los países en que la seguridad social aparece
más tarde suelen no tener tantos programas co­ ra es inferior al 8% y el asegurado contribuye un
mo los países pioneros. Por otra parte muchos de 17% de la cotización salarial total, sugiriendo que
estos países han dado prioridad a la extensión la población no asegurada contribuye (a través de
vertical, en vez de horizontal, de la seguridad posibles transferencias a precios y de impuestos)
social. El pequeño porcentaje de la población a la seguridad social del pequeño porcentaje cu­
cubierta recibe más y más prestaciones, con lo bierto.
que aumenta la dificultad para ampliar la cober­ Otro serio problema es la evasión de los em­
tura al grueso de la población. Así pues la mayor pleadores, resultante de técnicas deficientes de
registro, identificación y control de pagos. La
fuente de desigualdad en estos países radica en la
baja cobertura poblacional. En este grupo de paí­ inflación ha agravado este problema puesto que
ses hasta un 80% de los gastos de prestaciones sela demora en efectuar las contribuciones reduce
dedica al programa de salud y, con frecuencia, su valor real. Además, el Estado a menudo evade
las crecientes reservas del programa de pensio­ sus obligaciones no sólo como contribuyente tri­
nes se usan en parte para financiar la construc­ partito sino también como empleador. En países
ción y equipamiento de hospitales. Esta inver­ como Costa Rica, Ecuador y Perú la deuda estatal
sión, aunque justificable desde un punto de vistaha alcanzado magnitudes alarmantes y ha llega­
social, no es rentable financieramente y descapi­do a veces a amenazar el equilibrio financiero del
taliza gradualmente el fondo de pensiones de sistema de seguridad social.
forma que cuando el programa de pensiones Los costos de la seguridad social en América
madura todo el sistema confronta el desequili­ Latina son los más altos entre los países en desa­
brio financiero. rrollo y se acercan a los de países desarrollados
como Japón. Según el estudio de c e pa l (1985),
3. Financiamiento y costo en 1980 los gastos de seguridad social como por­
centaje del piB fluctuaban del 1% al 11%, como
La seguridad social en América Latina se finan­ sigue (los países se ordenan de mayor a menor
cia fundamentalmente con cotizaciones sobre la porcentaje): 11% al 10% en Uruguay, Chile y
nómina salarial que, de acuerdo con la ley, pagan Argentina; 9% al 7% en Cuba, Costa Rica y Pana-
138 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

mà; 6% al 4% en Brasil y Colombia; 3% en Méxi­ zones estructurales y coyunturales mencionadas.


co, Perú, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Hondu­ En los países con los programas de pensiones
ras; 2% en Paraguay, República Dominicana, más antiguos ha ocurrido un cambio gradual del
Guatemala, Nicaragua y E1 Salvador; y 1% en método de financiamiento; del de “prima media
Haiti. En muchos países de la región la seguridad uniforme’*al de “prima media escalonada” y de
social confronta un desequilibrio actuarial y, en éste al de “reparto”. Esto significa una substitu­
algunos, incluso una crisis financiera a corto ción de la capitalización (que tiende a asegurar el
plazo. pago de las pensiones futuras por un período
En generai los países pioneros, con los siste­ largo de tiempo) por el reparto (que tiende a
mas más antiguos, tienen los porcentajes más asegurar el pago sólo a base del año en curso).
altos y están en la peor situación actuarial-finan- Por cuanto los gastos aumentan anualmente (de­
ciera. Los gastos del sistema aumentan sistemáti­ bido al número creciente de pensionados) se tras-
camente debido a las siguientes causas: la cober­ fiere la carga a las generaciones futuras (una
tura poblacional universal o casi universal; las proporción cada vez menor de activos) las que
prestaciones muy generosas; la madurez del pro­ deberán pagar cotizaciones crecientes. La viabili­
grama de pensiones; el número creciente de pen­ dad de dicha transferencia es dudosa tanto desde
sionados que se retiran temprano y viven más un punto de vista político como económico. El
años que lo que se proyectó inicialmente; el ajus­ país con la peor situación en la región es Uruguay
te de las pensiones al costo de vida y los gastos que, en 1983, tenía un cociente de carga demo­
crecientes en la medicina curativa (según el perfil gráfica de 0.8, o sea, aproximadamente un activo
patológico se asemeja al de los países desarrolla­ tenía que financiar a un pasivo. (En contraste, los
dos). Por otra parte, los ingresos del sistema son cálculos actuariales de los Estados Unidos
proporcionalmente menores debido a: la imposi­ proyectan que a principios del siglo xxi la pro­
bilidad o dificultad de extender la cobertura más porción será de dos activos financiando a un
allá del punto logrado; la evasión y la demora en pasivo). Si estos países no fueron capaces de lo­
el pago de las cotizaciones (especialmente en paí­ grar el equilibrio actuarial y financiero cuando el
ses con inflación alta); el incumplimiento de las cociente de carga demográfica era mucho más
obligaciones estatales; la dificultad en aumentar bajo, menos lo serán en el futuro cuando el co­
las cotizaciones (puesto que ya son muy altas); y la ciente será mucho más alto.
rentabilidad muy baja o negativa de las inver­ Los países latinoamericanos con los sistemas
siones. de seguridad social más recientes no están ame­
La crisis económica de la década en curso ha nazados con el desequilibrio financiero en el cor­
acentuado los problemas financieros. El aumen­ to y mediano plazo. (Su problema principal es
to del desempleo, la caída en los salarios reales y cómo extender la cobertura poblacional). Sin
la bancarrota de muchas empresas han reducido embargo, sus sistemas de seguridad social básica­
el ingreso de la seguridad social. El peso del mente siguen el modelo de los países pioneros,
servicio de la deuda externa y otras prioridades con las fallas indicadas, por lo que con el tiempo
internas ejercen fuertes presiones sobre el Esta­ harán frente a problemas similares. Estos países
do para reducir o posponer sus obligaciones con tienen más tiempo para cambiar el modelo por
la seguridad social. En algunos países los gastos uno capaz de extender la cobertura con una base
del sistema continúan creciendo debido a las ra­ financiera más sólida.
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Camelo Mesa-Lago 1 39

III
El Impacto de la seguridad social en el desarrollo

En esta sección se analiza el impacto de la seguri­ tiene un triste historial en cuanto a la eficiencia
dad social latinoamericana en tres aspectos deci­ en la inversión de los fondos de reserva.
sivos del desarrollo; el ahorro y la inversión, la El impacto de la seguridad social en la inver­
distribución y el empleo. De entrada se advierte sión depende también de las fuentes de financia-
que ni la teoría ni los estudios empíricos son miento y de la incidencia de la contribución; un
concluyentes en estos aspectos y que su análisis se estudio reciente del b id / considera que la
i n t a l

difículta aún más en América Latina por la au­ tasa de inversión disminuye más cuando la segu­
sencia o escasa confiabilidad de la información ridad social es financiada realmente por los em­
sobre la distribución funcional del ingreso entre pleadores que cuando la paga el asegurado o el
trabajo y capital; la incidencia de las cotizaciones consumidor (Arroba y otros 1980). La madurez
e impuestos de seguridad social, la medición ade­ de un programa de pensiones depende, entre
cuada de las prestaciones (especialmente las de otros factores, de su antigüedad, de la edad de
salud) y los efectos diversos en la conducta de retiro en las pensiones y de la relativa juventud o
empleadores y trabajadores (Musgrove, 1984). vejez de su población; así pues mientras más anti­
No obstante aquí se resume el estado en que se guo un programa, más baja la edad de retiro y
encuentra la discusión teórica, las pruebas empí­ más vieja la población, mayor será la razón
ricas (casi siempre obtenidas fuera de la región) y pasivo/activo y menores los excedentes, y vicever­
algunos estudios realizados sobre países específi­ sa. Una población joven tiende a crecer rápida­
cos y las críticas a los mismos. mente, lo que expande la fuerza laboral y, si la
cobertura del sistema crece, también aumenta­
1. Ahorro e inversión rán sus ingresos; por el contrario, en una pobla­
ción que envejece se reduce el número potencial
El impacto de la seguridad social en el ahorro y la de contribuyentes y aumenta el de pensionados.
inversión depende del excedente en las cuentas Si los salarios reales están en expansión se incre­
de la seguridad social y de las reacciones que ese menta también la base de las contribuciones de la
excedente pueda generar en otras fuentes de segundad social. Una recesión grave que reduce
ahorro internas (sectores privado y público) y el empleo y el salario real tiene un impacto nega­
externas (Arellano, 1984; Wallích, 1982). El tivo en los ingresos y puede reducir el excedente.
excedente/déficit de seguridad social resulta de El enfoque tradicional es que la seguridad
factores propios del sistema (vr. gr., tipo de pro­ social reduce el ahorro individual y la demanda
gramas, régimen técnico-financiero, grado de de seguro privado puesto que el asegurado cuen­
madurez, costos administrativos) así como de ta con que sus contribuciones le serán devueltas
otros factores exógenos (estructura etárea de la como pensiones y, por tanto, no tiene que acu­
población, tasa de incremento de los salarios, mular un excedente durante su vida activa. Por
estado general de la economía). Los programas otra parte, el retiro más temprano alarga el pe­
de riesgos a corto plazo (enfermedad-materni­ ríodo de jubilación y esto puede estimular el aho­
dad, desempleo) utilizan normalmente el régi­ rro durante el período de vida activa. El horizon­
men de reparto y no generan excedentes sino te de planeamiento del asegurado y su percep­
más bien déficit, mientras que los programas a ción de la cotización de seguridad social (como
largo plazo (pensiones) que usan regímenes de simple impuesto o pago por beneficios futuros
capitalización generan reservas cuantiosas que garantizados por un sistema actuarial sano) in­
dan base a la inversión. No obstante ya se ha fluyen sobre su comportamiento en cuanto al
señalado la tendencia general en la región a subs­ ahorro y a la preferencia por un tipo de progra­
tituir los regímenes de capitalización por los de ma de seguridad social (de corto o largo plazo).
reparto. Además, como se verá luego, la región En los países desarrollados con poblaciones más
140 REVISTA DE LA CEPAL N* 28 / Abñl de 1986

envejecidas y seguridad social más solvente, el Ilado un plan de inversiones ni han coordinado
horizonte parece más distante que en América éstas con los planes nacionales. Además hay un
Latina donde por efecto de una población más deficiente desarrollo del mercado de capitales y
joven, el desequilibrio financiero de la seguridad la inflación ha desvalorizado las reservas y pro­
social y la superinflación, se da más importancia veído un incentivo a los empleadores para rete­
relativa a los programas de corto plazo como ner sus contribuciones y las de sus empleados,
salud y asignaciones familiares (Arellano, 1984 y porque demorando el pago reducen su valor real
Musgrove, 1984). La seguridad social y el gobier­ (Diéguez, 1978).
no compiten por la misma base impositiva y algu­ Las reservas normalmente se han invertido
nos suponen que siempre hay un proceso de en; (a) bonos y otras obligaciones estatales, a me;
compensación {trade off) entre ellas. Pero si no nudo no negociables, que en la práctica han sido
hay suficiente ahorro privado y el Estado estable­ préstamos forzosos para cubrir déficit presu­
ce un nivel mínimo de ingreso, la seguridad so­ puestarios, por lo que los organismos se han em­
cial puede eliminar los pagos estatales de asisten­ papelado con “valores sin valor”; (b) préstamos
cia social y reducir el déficit público. La seguri­ personales e hipotecarios, generalmente a los
dad social puede incrementar el costo de las ex­ asegurados, que ayudados por la inflación (y la
portaciones haciéndolas menos competitivas falta de ajuste de los préstamos) han obtenido
(con las de aquellos países que no tienen seguri­ capital prácticamente gratis y descapitalizado a la
dad social o cuya carga es inferior) y contribuir seguridad social; (c) préstamos al programa de
así a una posible reducción del ahorro potencial salud para cubrir sus déficit, plausibles desde el
externo. punto de vista social pero no rentables; (d) cons­
El debate y la investigación sobre estos temas, trucción de viviendas, muchas veces para los pro­
conducido principalmente en los Estados Unidos pios asegurados, con un rendimiento muy bajo o
y otros países desarrollados, ha producido resul­ nulo, debido a la congelación de alquileres, la
tados contradictorios; un estudio sobre 16 países ineficiencia en el cobro y la amortización con
de la oc:d e no encontró pruebas de que la seguri­ moneda depreciada; y (e) en unos pocos casos,
dad social afectara al ahorro privado o desacele­ inversión en la agricultura, industria, comercio
rara el desarrollo (Break, 1981; Koskela y Virén, (economatos para beneficio de los asegurados) y
1983). Si es tan difícil evaluar este impacto en servicios (cines, teatros, deporte) también con
países desarrollados donde las estadísticas son rentabilidad muy baja (o i t , 1966). En casi toda la
más acusiosas y la cobertura de seguridad social región, la tasa de rentabilidad de los fondos de la
es universal, mucho más lo es en América Latina. seguridad social es sólo una fracción de la tasa de
Aun en un mismo país las interpretaciones son interés bancario y, en muchos casos, tiene una
diferentes; así, en Chile, un estudio (Wallich, rentabilidad real negativa.
1982) encontró que la seguridad social había te­ En la práctica muchos de los programas de
nido un efecto negativo en el ahorro pero otro inversión suponen subsidios disfrazados a los
posterior (Arellano, 1984) consideró que, des­ asegurados y provocan la descapitalización gra­
pués de los ajustes necesarios, la seguridad social dual de las reservas de seguridad social. Esto a su
había generado un excedente (aunque decre­ vez ha tenido un grave impacto en el equilibrio
ciente) en vez de un ahorro negativo. financiero y actuarial de la seguridad social en
Pero si hay incertidumbre sobre los aspectos muchos países de la región.
anteriores hay certeza al menos sobre la inefi­
ciencia en la inversión de los fondos de reserva de 2. Distribtición del ingreso y empleo
la seguridad social en América Latina. En 1977,
en 14 países estudiados por la orr (1981), el por­ El impacto de la seguridad social en la distribu­
centaje del ingreso de seguridad social proceden­ ción del ingreso es también tema debatido y so­
te de las inversiones era inferior al 3.5% en nueve bre él existen muy pocos estudios empíricos en
de ellos. En casi toda la región los organismos de América Latina. Un primer aspecto es la relación
seguridad social no están diseñados para actuar entre cobertura y distribución; en general puede
como intermediarios financieros, su personal no decirse que los sistemas más universales son me­
tiene experiencia en inversiones, no han desarro- nos regresivos que los que tienen una cobertura
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmelo Mesa-Lago 141

baja. Sin embargo, con muy pocas excepciones, nor (o no la hace efectiva) a grupos con ingresos
las personas que se encuentran debajo de la línea más bajos. Por ejemplo el Estado cubre los déficit
de pobreza crítica no están cubiertas por la segu­ crecientes de los subsistemas de empleados pú­
ridad social; este es el caso normal de los desem­ blicos y las fuerzas armadas pero incurre en mora
pleados, trabajadores sin pago para un familiar, o reduce sus contribuciones al subsistema gene­
y por cuenta propia, agrícolas y servidores do­ ral que cubre a la masa laboral.
mésticos. Un estudio conducido en la década de Hay tres posibilidades en cuanto a la inciden­
1970 apuntaba que si bien los países más desarro­ cia de la cotización del empleador: que la pague
llados y con mayor grado de cobertura eran realmente éste; que se transfiera “hacia atrás”, o
también los que tenían la proporción menor de sea, que la pague el asegurado a través de una
pobres, el porcentaje de la pea no cubierta exce­ reducción en el salarial real; y que se transfiera
día en ellos (excepto en el caso de Cuba) al por­ “hacia adelante”, o sea, al consumidor mediante
centaje de pobreza crítica (Mesa-Lago, 1980). precios más altos. (Arroba y otros, 1980 pp. 320 a
El financiamiento puede también ser causa 330). La teoría mantiene que, a largo plazo, el
de regresividad. En muchos países la cotización empresario computa como costo de producción
salarial del asegurado tiene un tope por lo que, no sólo el salario sino todos los beneficios adicio­
proporcionalmente, los que ganan más contri­ nales (incluso su contribución a la seguridad so­
buyen menos. Ya se ha señalado que más de dos cial) y tiene en cuenta ese costo total en la produc­
tercios de la contribución legal se asigna al Estado tividad marginal.
y al empleador. La contribución del Estado se Consideremos el caso de la introducción o el
hace a veces mediante un impuesto específico incremento de la contribución del empleador pa­
que grava los servicios o bienes producidos por el ra la seguridad social. Se supone que en las eco­
grupo cubierto pero que es pagado por toda la nomías de mercado desarrolladas la oferta de
población; así pues, cuando la cobertura de segu­ trabajo es inelástica (al menos en cuanto a la
ridad social es muy baja el efecto de ese impuesto jornada normal y el primer salario familiar) y que
probablemente es regresivo, ya que los no cubier­ el trabajador negocia con el empleador un
tos, que son los de menor ingreso, contribuyen al conjunto de compensación salarial que incluye
sistema sin recibir nada en cambio. En otros ca­ prestaciones adicionales como la contribución de
sos, el Estado extrae su contribución de las rentas seguridad social, por lo que ésta es percibida por
generales; si el grueso de las mismas procede del el trabajador como parte del salario. Si además la
impuesto sobre ventas y éste no discrimina entre cobertura de seguridad social es casi universal y
consumo esencial y suntuario, debe haber tam­ la cotización del empleador es uniforme (de for­
bién un efecto regresivo cuando la cobertura es ma que el trabajador no pueda evadir la inciden­
baja. Por otra parte se ha alegado que, si existen cia tomando un empleo no cubierto o con una
subsidios estatales a los bienes y servicios básicos cotización inferior) se concluye que el trabajador
o el grueso del impuesto a las ventas grava bienes absorbe dicha cotización mediante una reduc­
no esenciales o suntuarios, es probable que el ción en su salario real. Por el contrario, en las
impacto sea neutro puesto que el grupo cubierto economías en desarrollo se presume que la oferta
es también mayormente el gravado con el im­ de trabajo es elástica, debido a la abundante ma­
puesto (Musgrove, 1984). Pero aun en este caso, no de obra y porque la baja cobertura de seguri­
el grupo no cubierto —que es el de más bajo dad social (o cotizaciones diversas en sistemas
ingreso y no se beneficia de la seguridad social— estratificados) permite al trabajador tomar em­
estaría contribuyendo en algo al sistema (me­ pleos no cubiertos o con una cotización inferior.
diante la compra de manufacturas por ejemplo) Se supone también que el trabajador no percibe
o se le haría aún más remota la posibilidad de que la cotización del empleador como parte del sala­
pudiese adquirir los bienes o servicios gravados rio y que, por tanto, no hay transferencia hacia
con el impuesto. Debe añadirse que en sistemas atrás. En este caso el empleador tiene dos opcio­
de seguridad social estratificados, el Estado suele nes: transferir la cotización al consumidor me­
asignar una contribución mayor (o concreta su diante un aumento de precios o reducir el em­
aporte) a grupos con ingresos relativamente más pleo de acuerdo con la productividad marginal.
altos mientras que asigna una contribución me­ En todo caso el impacto es siempre regresivo ya
142 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abnl de 1986

sea porque se reduce el empleo o porque la trans­ contra de la teoría, no parece ocurrir a corto
ferencia al consumidor hace que el no cubierto plazo una transferencia hacia atrás (o al menos se
contribuya al sistema del cubierto. reduce este efecto) debido a barreras institucio­
Las comprobaciones empíricas sobre la nales y económicas y patrones de comportamien­
transferencia son muy contradictorias y casi to diferentes. (Foxley y otros, 1977; Wilson,
siempre se basan en la experiencia de países de­ 1984), Primero, la intervención del Estado a tra­
sarrollados. Musgrove (1984) tomó en cuenta vés de la legislación laboral y de seguridad social
tanto la cotización del empleador como la del es mucho más fuerte en estos países que en mu­
trabajador y encontró que, a corto plazo, los tra­ chas economías de mercado desarrolladas; así la
bajadores absorbían el 75% y el empleador 25%, ley fija un salario mínimo que opera como un
mientras que a mediano y largo plazo la carga se límite inferior a las reducciones salariales. Ade­
repartía por igual entre trabajadores y consumi­ más, en algunos países, el empleador debe inclu­
dores. Break (1981) basado en un estudio de 64 so pagar la cotización del asegurado cuando su
países que sólo tomaba en cuenta la cotización del salario es igual al mínimo (México) o pagar la
empleador —pero suponía que la oferta de tra­ diferencia de la cotización mínima cuando el sa­
bajo era inelástica y que los trabajadores conside­ lario del asegurado es inferior a dicha cotización
raban la cotización del empleador como parte del (Perú), lo que aumenta considerablemente el cos­
salario— concluyó que el trabajador absorbía to­ to laboral de este grupo. Segundo, en varios de
da la carga. También se sostiene que en los países estos países (como Chile por lo menos hasta me­
desarrollados la transferencia al consumidor diados del decenio de 1970) el método de fijación
puede ocurrir a corto plazo pero no a largo plazo de precios más frecuentemente usado es el costo
en condiciones de equilibrio, mientras que en medio más un margen de ganancia, lo que facilita
América Latina con menos competencia se igno­ la transferencia hacia adelante. Tercero, en los
ra qué puede ocurrir a largo plazo. Simulaciones países en que hay medidas proteccionistas de las
empíricas indican que la absorción por el trabaja­ industrias de bienes de consumo también se faci­
dor tiene un impacto menos regresivo que la lita el alza de los precios. Cuarto, los trabajadores
transferencia al consumidor, aunque la diferen­ no parecen percibir la cotización del empleador
cia no es grande. como parte del salario, pues es típica la presión
De acuerdo con lo anterior, en los países sindical sobre el Estado para asignar una carga
desarrollados el asegurado absorbe la cotización más pesada al empleador que al asegurado, y la
del empleador mediante un corte en el salario negociación colectiva no incluye estos aspectos ya
real por lo que el impacto en el empleo es neutro que vienen impuestos por la ley. Quinto, la ley y
y también en la distribución (suponiendo que la los sindicatos hacen extremadamente difícil el
cotización sea uniforme). En los países en desa­ despido por causas económicas y la tramitación
rrollo el asegurado no absorbe la cotización del de estos despidos es larga y costosa; el empleador
empleador por lo que o bien éste la absorbe y puede, por supuesto, evitar la contratación de
reduce la demanda de trabajo, o bien la transfie­ nueva mano de obra. Todo lo dicho sugiere que
re al consumidor. En este caso el impacto negati­ la transferencia al consumidor —al menos a cor­
vo en el empleo sería menor pero no neutro pues to plazo— es lo más normal en estos casos —y se
algunos empleadores podrían transferirla más facilita por estructuras oligopolistas— aunque,
fácilmente que otros (y el empleador no cubierto para que sea importante, la elasticidad de sustitu­
no tendría que transferirla). ción del producto gravado debe ser cercana a
Los países latinoamericanos más desarrolla­ cero. El impacto de esta transferencia debe ser
dos se asemejan más al primer modelo. En estos regresivo en la distribución ya que afecta al gru­
casos tenemos una cobertura alta o casi universal po no cubierto, de más bajo ingreso, que no reci­
y, según algunos, una oferta de trabajo inelástica be ningún beneficio del sistema de seguridad
o de elasticidad menos que perfecta.^ Pero, en social pero contribuye al mismo. En los pocos

^Musgrove (1984) considera que aun en los países en incluye la cotización del empleador como parte del conjunto
desarrollo la mano de obra calificada no es abundante y salarial, por lo que su oferta no es perfectamente elástica y
supone que en la negociación con el Estado o el empleador se paga probablemente parte de dicha cotización.
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmlo Mesa-Lago I4 3

países que tienen cobertura casi universal este otro a mediano o largo plazo en un mismo sector
efecto regresivo disminuiría suponiendo que hay o sectores diferentes, por ejemplo: (a) una reduc­
también uniformidad en la cotización. En este ción de la demanda de trabajo en el sector formal
caso también podría ocurrir, a mediano o largo cubierto puede, a largo plazo, resultar en una
plazo, una inversión de la transferencia (hacia caída del salario real en el sector informal no
atrás) con un efecto similar al de las economías cubierto; (b) una transferencia a los precios pue­
desarrolladas. Aunque no todos los empleadores de, a largo plazo, reducir la demanda de los pro­
podrían transferir igualmente la cotización a los ductos del sector cubierto o afectar el empleo; y
precios (por diferencias en competencia, elastici­ (c) una transferencia a los precios generalizada
dad de substitución, etc.) podría ocurrir un in­ por la cobertura casi universal puede resultar, a
cremento de precios lo suficientemente generali­ mediano o largo plazo, en un corte del salario
zado para dar un gran impulso a la inflación y real.
reducir los salarios reales. Este podría ser el caso Aunque es imposible hacer generalizaciones
de los países con sistemas más desarrollados de con una base teórica y empírica tan endeble, todo
seguridad social y tasas muy altas de inflación. lo dicho sugiere que a mayor desarrollo económi­
Otro punto de vista destaca las diferencias co y cobertura de la seguridad social el impacto
entre el sector formal (cubierto total o parcial­ parece ser mayor en la reducción del salario real
mente por la seguridad social) y el sector infor­ y posiblemente menor en cuanto al empleo y la
mal (no cubierto) diferencias que son más marca­ transferencia a precios. El impacto regresivo pa­
das en los países menos desarrollados. En este rece ser mayor en los países menos desarrollados.
caso se supone que la cotización del empleador Las prestaciones en general parecen tener
no se transfiere (hacia adelante o hacia atrás) por un impacto más progresivo en la distribución que
lo que el efecto sería una reducción (o estanca­ las contribuciones pero esto depende en gran
miento) de la demanda de trabajo en el sector medida de la extensión de la cobertura, la unifor­
formal. Con este enfoque la seguridad social (a midad legislativa y el tipo de programa: a mayor
veces unida a una política de incentivos al capital) universalidad y uniformidad mayor progresivi-
incrementa el costo relativo del factor trabajo dad; además, los programas de asistencia social,
frente al capital por lo que se estimula una substi­ salud y asignaciones familiares suelen tener un
tución del primero por el segundo. Esta distor­ impacto más progresivo que las pensiones. Estas
sión desata una reacción en cadena: se absorbe se calculan en casi todos los países de forma pro­
menos mano de obra en el sector formal, menos porcional al ingreso del asegurado y, por tanto,
trabajadores pasan del sector informal al formal, reproducen las desigualdades de la distribución
el excedente creciente de mano de obra tiene un general del ingreso. Por el contrario, las presta­
efecto depresivo en los salarios del sector infor­ ciones de salud son básicamente iguales, o sea, no
mal, se expanden las diferencias salariales entre son proporcionales al ingreso, aunque en los sis­
ambos sectores y, al existir menos capital disponi­ temas estratificados haya diferencias en cuanto a
ble en el sector no cubierto, baja también su pro­ disponibilidad y calidad de los servicios. Más aún,
ductividad y crecimiento económico en relación los grupos más pobres sufren una incidencia
con el cubierto (Kornevall, 1977). El cambio en la mayor de enfermedades (debido a bajos índices
cotización salarial por un sistema de financia- nutricionales y de higiene) y, como la medicina
miento neutro (o no discriminador entre los fac­ privada les está vedada por su alto costo, los
tores como el impuesto al valor agregado) pudie­ pobres utilizan con más frecuencia los servicios
ra corregir este problema. de salud que los grupos de ingresos más altos;
Se ha señalado correctamente que cuando la estos últimos, aunque estén cubiertos, prefieren
cotización del empleador tiene un efecto regresi­ normalmente utilizar médicos y clínicas privadas
vo, éste no puede ser doble —reducción de la y sólo acuden a los servicios de seguridad social
demanda de trabajo y transferencia de la carga al en casos extremos. No obstante se ha argumenta­
consumidor— o sea que ambos efectos no pue­ do que los programas de salud aparecen más
den operar con igual intensidad y —puede aña­ progresivos de lo que serían si las prestaciones se
dirse— simultáneamente (Tokman, 1984). Pero midieran no por su costo sino por lo que el usua­
es posible que un efecto ocurra a corto plazo y rio estaría dispuesto a pagar por ellas (Musgrove,
144 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

1984). Las asignaciones familiares tienen tam­ dad-maternidad y pensiones) que duplicaron su
bién un impacto más progresivo que las pensio­ contribución, mientras que el grupo de más alto
nes, pues se conceden en muchos casos a familias ingreso recibió de una tercera a una quinta parte
de ingresos bajos y casi siempre son fijas (una de lo que contribuyó. Esto no tuvo en cuenta el
suma igual por hijo) no proporcionales al salario. programa asistencial que cubre al sector rural y
Además las familias más pobres son generalmen­ que se financia en parte con una contribución del
te más numerosas que las de ingresos medios. sector urbano (lo que debió tener un efecto mar­
Por último, los programas de asistencia social se cadamente progresivo) pero tampoco incluyó a
dirigen a los sectores más pobres de la población, las fuerzas armadas y funcionarios públicos (que
por lo que tienen probablemente el impacto más probablemente recibieron más de lo que contri­
progresivo en la distribución del ingreso. Ya se buyeron). Aunque se desconoce el efecto neto
ha indicado que según envejecen los sistemas de del sistema general en la distribución, éste fue
seguridad social un mayor porcentaje del gasto probablemente progresivo (Véase también Re­
se dedica a pensiones lo que acentúa el impacto zende y Mahar, 1974). En Costa Rica se han
regresivo; no obstante esto se compensa con la hecho dos estudios sobre el impacto redistributi­
extensión de la cobertura y los programas de vo del programa de enfermedad-maternidad. El
asistencia social a los no cubiertos (Mesa-Lago, de Creen (1977), sobre el ingreso personal fue
1980). realizado en 1973 cuando aún las cotizaciones
tenían topes y la mitad de la población no estaba
3. Estvdios empíricos en América Latina cubierta, y mostró un efecto casi neutro. El de
sobre el impacto en la distribución Briceño y Méndez (1982), sobre el ingreso fami­
Los estudios empíricos en América Latina sobre liar, realizado en 1978 (cuando ya se habían eli­
el impacto global de la seguridad social se limitan minado los topes y la cobertura se había extendi­
a unos pocos países, los más desarrollados (Ar­ do notablemente) indicó un impacto regresivo en
gentina, Brasil, Chile y Costa Rica), y no siempre el financiamiento pero muy progresivo en las
cubren todos los programas; debido a distintas prestaciones y un efecto neto ligeramente pro­
metodologías y fechas no es posible una compa­ gresivo: un 2% transferido del 20% de más alto
ración estricta. ingreso al 40% de más bajo ingreso.
El estudio más antiguo ( c e p a l , 1969) es el de Chile es el país con más estudios sobre el
Argentina que midió el impacto redistributivo tema y la mayoría indica un efecto regresivo en la
del programa de pensiones (1950-1960) y muestra distribución del ingreso por transferencia de los
un efecto neto ligeramente progresivo: un 1.7% no cubiertos a los cubiertos y, dentro de estos
se transfirió del estrato superior de ingreso últimos, por transferencias de grupo de ingreso
(10%) al resto aglomerado como estrato inferior. más bajo a los de ingreso superior (Mesa-Lago,
Hubiese sido más apropiado desagregar el efecto 1978). El estudio más reciente (Foxley y otros ,
redistributivo dentro del 90% inferior para in­ 1977), realizado en 1969, muestra un efecto re­
vestigar la transferencia entre el 30% más pobre gresivo en el financiamiento y progresivo en las
(no cubierto, entonces) y el sector intermedio con prestaciones, con un efecto neto o ligeramente
la mejor protección. Diéguez y Petrecolla (1974) progresivo: un 0.5% transferido del 2% del gru­
compararon las prestaciones medias entre distin­ po con el ingreso más alto al 30% con el ingreso
tos grupos cubiertos en 1952-1972 demostrando más bajo. Pero este estudio excluyó tanto al sec­
una asociación positiva casi perfecta entre la tor no cubierto como a las fuerzas armadas y
cuantía de la prestación y la insolvencia del siste­ otros grupos privilegiados por lo que el efecto
ma: en todo el período, las fuerzas armadas pa­ neto global probablemente fue regresivo. En el
garon la prestación más alta pero arrojaron el mismo año, un estudio limitado al programa de
déficit mayor, y el Estado cubrió el déficit. salud mostró la única transferencia progresiva:
El estudio de Rezende (1974) sobre el Brasil, el grupo de ingreso inferior recibió una presta­
conducido en 1973, indica el efecto más progre­ ción media 1.6 veces mayor que el grupo supe­
sivo de los países sobre los que existe informa­ rior (Arellano, 1976).
ción: dentro del sector urbano cubierto el grupo Si los estudios en los países latinoamericanos
más pobre recibió prestaciones (enferm e­ más desarrollados muestran un impacto de la
SEGURIDAD SOCIAL Y DESARROLLO EN AMERICA LATINA / Carmelo Mesa-Lago 145

seguridad social neutro o ligeramente progresi­ una cobertura mucho menor, el impacto sea re­
vo en la distribución del ingreso, es lógico supo­ gresivo. Pero esta hipótesis no será posible com­
ner que en los países meno$ desarrollados, con probarla en este artículo.

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I
REVISTA DE LA CEPAL N“ 28
La tesis epistemológica

Cambios de Este ensayo se basa en la teoría sobre la dinámica


científica expuesta por Kuhn (1962) y formaliza­
relevancia social da posteriormente por Sneed (1971) y Stegmü-
Iler(1973,1974,1975). Por varias razones y espe­
en el transplante cialmente por las múltiples acepciones de la pala­
bra teoría, Kuhn prefiere hablar del desarrollo y
de teorías: del cambio de ‘paradigmas’. Con esto se refiere a
lo que Schumpeter (1954, p. 41) llama la visión
los ejemplos de preanalítica que necesariamente precede al tra­
bajo teórico. Como esta ‘visión’ es a la vez centro
la teoría económica del trabajo teórico y orienta las investigaciones
realizadas dentro del marco de una teoría, sigo
y la agronómica utilizando el término ‘teoría’ en vez de hablar de
‘paradigma’; según esta concepción, lo que mu­
chas veces se denomina ‘teoría’ equivale a inter­
Ivo Dubiel* pretaciones o hipótesis en el marco de una teoría.

1, El avance de una teoría


La penetración del conocimiento científico y técnico
de los países desarrollados en los subdesarrollados ha
Una teoría, en este sentido, es una estructura que
llevado frecuentemente a que éstos acepten teorías y permite múltiples interpretaciones y para refe­
técnicas totalmente alejadas de sus realidades e intere­ rirse a lo concreto precisa de una interpretación.
ses, que no les resultan útiles como herramientas de En su forma general no dice nada en concreto y,
interpretación o de transformación. por lo tanto, no puede ser ni corroborada ni
Según la tesis principal de este ensayo las teorías
dominantes en diversas disciplinas reflejan las condi­
refutada por la experimentación. Sin embargo,
ciones de los países que las originaron; los cambios en en la estructura de una teoría no caben las inter­
ellas suelen acelerarse cuando se modifican las condi­ pretaciones de otras estructuras. Con las prime­
ciones en sus países de origen. Este mecanismo asegu­ ras interpretaciones bien logradas de una teoría
ra la relevancia social de las teorías dominantes en se explican a menudo fenómenos que hasta en­
distintos momentos en los países que marcan el rumbo
del progreso científico, aunque ésta no sea la intención
tonces no habían encontrado explicación satis­
de los científicos. £n los países subdesarrollados, por el factoria. Estas interpretaciones paradigmáticas
contrario, los científicos se nutren de la ciencia de los animan a los investigadores a buscar en el marco
países desarrollados que generan las teorías y los cam­ de esta teoría más interpretaciones valederas de
bios en éstas se dan independientemente de la relevan­ la realidad.
cia social que tengan para el país receptor. Si en el país
importador de teoría no existe el fenómeno que en el
Este esfuerzo hace desarrollar la teoría y la
país creador dio origen a la teoría dominante, la cien­ convierte en un poderoso instrumento de expli­
cia, poderoso factor de desarrollo en este último, pue­ cación, En su afán de abarcar nuevos fenómenos,
de convertirse, en países dependientes, en poderoso los investigadores van descubriendo las limitacio­
factor de subdesarrollo, entendiéndolo como un pro­ nes de este marco de referencia. Cuando éstas se
ceso que se da en una dirección indeseable desde el
punto de vista del bienestar mayoritario.
vuelven cada vez más numerosas y se dan respec­
El autor sostiene que esta tesis puede corroborarse to a problemas importantes, algunos investiga­
ampliamente y en este artículo aborda el estableci­ dores primero y luego la mayoría abandonan la
miento y cambio de algunas teorías especialmente im­ teoría dominante y buscan otra que explique
portantes en la economía y la agronomía. mejor los fenómenos que no han sido interpreta­
^Profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Méxi­
dos satisfactoriamente por la teoría dominante y
co y ex Consultor del Programa de las Naciones Unidas para el que son importantes para una sociedad, una cla­
Desarrollo. se social o una comunidad de científicos.
De ser éste, en síntesis, el desarrollo de la
148 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abril de 1986

ciencia, sería indemostrable que en el progreso cada una con sus interpretaciones paradigmáti­
científico se sustituya una teoría buena por otra cas, que ejemplifican cómo esa teoría sugiere re­
mejor y que nos estemos acercando paulatina­ solver los problemas. Por ejemplo, después de la
mente a la ‘verdad’; no existe un criterio ateórico caída de la teoría económica clásica rivalizaban,
que permita comparar neutralmente el grado de al principio con bastante éxito, la escuela históri­
verdad en teorías diferentes. ca y la incipiente teoría neoclásica. Como ambos
eran enfoques radicalmente diferentes para tra­
tar los fenómenos económicos, no era posible
2. El traslado de una teoría a un contexto una comparación lógica de una teoría con otra
histérico-social diferente para decidir cuál era la más prometedora. Apa­
rentemente la teoría neoclásica se impuso a la
Si el cambio de una teoría a otra no es un proceso escuela histórica por ser más academicista y me­
ahistórico y universal, sino algo que tiene rela­ nos preocupada por la cuestión social.
ción directa con la condición histórica y social de Una teoría como la de Clark {1981, p. 313)
un grupo de investigadores, nos debe preocupar que sostiene que “según la ley natural lo que
el efecto de la exportación de teorías de un con­ consigue una dase social equivale a lo que aporta
texto histórico-social a otro diferente. Kuhn su­ a la producción general de la economía” recibirá,
braya que el trabajo de investigación aísla al cien­ en épocas de conflicto laboral, más simpatía por
tífico de su medio social: la decepción de un parte de las estructuras de poder que la teoría
científico con una teoría surge cuando ésta no clásica que toma en cuenta el conflicto de clases;
proporciona —a pesar de sus esfuerzos— expli­ según Ricardo, por ejemplo, en tierras margina­
caciones satisfactorias para problemas importan­ les, es decir, cuando no se paga renta, las utilida­
tes de su campo de trabajo. Un ejemplo sería el des son el remanente después de haber pagado
intento de Newton de encontrar una interpreta­ salarios. Cuando dominaba esta teoría, que natu­
ción en la teoría newtoniana para los fenómenos ralmente estimulaba los conflictos laborales, no
de la luz. Si se exporta una teoría a un medio era todavía la clase obrera, sino que los terrate­
histórico-social diferente, algunos investigadores nientes quienes ponían en peligro el desarrollo
de ese medio probablemente tratarán de aplicar de la industria inglesa. Cuando los terratenientes
la teoría a fenómenos que en su contexto original ya se habían aliado con la industria y el peligro
no existían o que allí no fueron importantes. Si, para la competencia internacional y la rentabili­
después de años de trabajo, la nueva teoría no dad de la industria inglesa provenía sobre todo
satisface las esperanzas puestas en ella, los inves­ de las exigencias de la clase obrera, se creó un
tigadores del nuevo medio podrían decepcionar­ ambiente favorable a un cambio de teoría.
se y empezar a buscar otra teoría para su viejo Quisiera dejar en claro que esta decisión a
problema. favor de una u otra teoría, a causa de tal o cual
Como las condiciones histórico-sociales in­ condición histórica, no es una opción explícita.
fluyen en el cambio de teoría, la exportación de Las condiciones sociales y de clase determinan las
teorías para hacer frente a otras condiciones preferencias de los investigadores respecto a su
constituye una fuente de frustración para el cien­ campo de trabajo y sólo con relación a ese campo
tífico. Caso similar se da cuando las condiciones podría aparecer más interesante una teoría que
de una sociedad cambian tan radicalmente que la otra.
teoría, hasta entonces bastante fructífera, ya no La dinámica científica, en vez de representar
aporta interpretaciones válidas. un proceso de acercamiento sempiterno a un
En este sentido limitado, las condiciones estado final—la ‘verdad’—, se parece mucho más
histórico-sociales influyen en el abandono de una a un proceso de evolución darwinista, en que la
teoría. La influencia social sobre qué teoría debe­ nueva teoría resulta tener un poder explicativo
ría sustituir a la abandonada es mucho más direc­ más ajustado con respecto a determinado ecosis­
ta. Normalmente, se presentan varias opciones. tema natural o social.
II
La tesis sociológica
Por lo regular no es la sociedad en general, o una comerciantes y empresarios habían erigido du­
muestra representativa de ella, la que se dedica a rante el mercantilismo. Ricardo (1951, i, p. 77 y
la ciencia, si no grupos sociales bien definidos. Es I V , p. 21), en cambio, asegura que los terratenien­

por ello que la determinación de los problemas tes se enriquecen a costa dé las demás clases socia­
que abordarán los investigadores y los métodos les, porque —vigente la prohibición de importar
que emplearán están supeditados al interés y la cereales— el alto precio de los granos hace au­
situación social de este grupo y no al interés gene­ mentar los salarios nominales de los obreros y
ral. Los monjes medievales resolvieron satisfac­ caer la tasa de ganancia y la capacidad de compe­
toriamente sus problemas de horticultura y de tencia de los industriales. Marx describe bien el
fermentación de la leche, del trigo y de la uva antagonismo entre capital y trabajo en un mundo
para fabricar quesos, cerveza y champaña. A la con una baja tasa de ganancia por efecto de la
solución del problema de los campesinos que aguda competencia entre capitales, y con una
trabajaban con el arado egipcio tan inapropiado aristocracia obrera que se vincula más con el capi­
para los pesados suelos al norte de los Alpes, no tal nacional, que le asegura privilegios que con
aportaron nada: los campesinos lo resolvieron los obreros pobres dentro y fuera de su país.
con el invento de la vertedera y, por no contar Las distintas interpretaciones de la teoría clá­
con el apoyo del conocimiento sistemático, lo hi­ sica han podido describir los más diversos siste­
cieron muy lentamente. mas de explotación de una clase por otra que se
dieron en el desarrollo del capitalismo. Si los
1. La teoría económica clásica investigadores que hoy siguen utilizando la teo­
ría clásica como instrumento de trabajo no han
La teoría económica clásica se preocupó de la ofrecido una interpretación satisfactoria de los
riqueza y del desarrollo de las naciones; quie­ sistemas de explotación actuales, es por su ten­
nes propusieron esta teoría constituyen una mues­ dencia a apoyarse en interpretaciones de la teoría
tra representativa de todas las clases urbanas clásica que tratan de otras condiciones históricas
(O’Brien 1975, p. 8)—excluidos por supuesto los en vez de reinterpretar innovadoramente el viejo
trabajadores. Como cada una de sus interpreta­ marco teórico con referencia a las condiciones
ciones se refirió a un tiempo histórico o a una vigentes.
nación diferente, la clase social que esta teoría
identifica como enemigo de un futuro desarrollo 2. La teoría económica neoclásica
varía con la interpretación.
Una confrontación ahistórica de las afirma­ La teoría económica neoclásica en cambio no
ciones de los fisiócratas, de Adam Smith, de Ri­ aportó nada a los debates sobre política económi­
cardo y de Marx demostraría cuan contradicto­ ca en sus primeros decenios (Stigler, 1972, pp.
rias son sus declaraciones con respecto a la coinci­ 572 a 578) y enseña que todas las clases reciben lo
dencia del interés de una clase social con el inte­ que merecen. Que esta teoría no diga nada con
rés social; por desgracia el ahistoricismo es la respecto a los grandes temas de los clásicos no es
regla y no la excepción entre científicos. Para los casual sino resultado de la estructura de esta
fisiócratas la burguesía era una ‘clase estéril’ y su teoría. Los que la patrocinaron eran casi todos
trabajo improductivo porque fabricaba y co­ profesores universitarios y la teoría refleja bien
mercializaba sobre todo “productos no básicos” los valores estéticos y alejados del debate político
(Sraffa, 1926) para la nobleza francesa. Adam de este grupo social. Así como las recomendacio­
Smith (1937, pp. 248 a 250), en cambio, identifi­ nes políticas de los clásicos son posiciones acientí­
có el interés social de los terratenientes con el ficas para los neoclásicos, porque implican una
interés social general, porque en su tiempo había comparación imposible de beneficios subjetivos,
que destruir los monopolios y privilegios que los la imposibilidad de hacer recomendaciones de
150 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

este tipo en el marco de la teoria neoclásica impli­ Jerusalén pero mentalmente en Roma, así las
ca para los economistas de cuño clásico “llevar a clases altas latinoamericanas viven físicamente en
la eutanasia a nuestra ciencia” (Hicks 1939, p. América Latina, pero mentalmente en Europa o
697). Dice Harrod (1938, p. 396) al respecto: “Si los Estados Unidos” (citado en Steger 1971, p.
hubiera que aceptar estrictamente la imposibili­ 30).
dad de comparar el beneficio de diferentes indi­ Ahora, si son éstas las clases que se dedican a
viduos... el economista, en su papel asesor, resul­ la ciencia, no es muy probable que la importación
taría totalmente bobo y a menos que sus especu­ de teorías, que en el nuevo medio podrían tener
laciones se consideraran de altísimo valor estéti­ menor atinencia social, condujera a la frustra­
co, sería aconsejable suprimirlo”. ción y con el tiempo al rechazo de la teoría. Como
estas clases forman parte del mundo intelectual
3. Una ciencia herodianizada de los países de donde procede la teoría y como
los lugares donde estudian e investigan parecen,
Con respecto a las clases sociales que en América comparados con el resto del país, enclaves cultu­
Latina se dedicaron a la ciencia, las futuras clases rales, los procesos de corrección respecto a una
medias, opina J.B. Alberdi (1836, iv, p. 62); “El teoría inconveniente se dan más lentamente o no
gaucho argentino, el hacendado, el negociante, se dan. Es de esperar que estas clases elijan, de la
son más aptos para la política práctica que nues­ oferta ofrecida en los países de su orientación
tros alumnos de Quinet y Michelet, maestros que intelectual, la que más convenga a su país, pero
todo conocen menos Sudamérica”. Sobre la rela­ no es probable que arriesguen una ruptura y un
ción de esta clase con su propio país dice Alberdi cambio de teoría independizándose de su patria
(1886, III, p. 80): “Podríamos definir la América espiritual.
civilizada, diciendo que es la Europa establecida Evaluando su aporte intelectual y científico,
en América” y (1916, p. 134): “Toda gran ciudad habría que llegar a la conclusión de Medina
sudamericana aspira ser un petit París”. Aunque Echavarría (1955, p. 65) respecto a su contribu­
la relación cultural e intelectual de esta clase lati­ ción económica: “Considerada en su conjunto,
noamericana con Europa y Estados Unidos fuera parece problemático que la clase media latinoa­
menos fuerte en los países al norte del Cono Sur, mericana, en su estructura actual, pueda ser ca­
parece sin embargo que también en el resto de paz de dar una respuesta óptima en la medida
América Latina su conexión intelectual con el requerida por el desarrollo económico que hoy
centro era suficientemente determinante. Sobre se pretende”.
el ánimo de los científicos del Porfiriato dice L.
Zea (1968, p. 317): “Lo mexicano es importante,
acaso sería de desearse su realización; pero esto 4. El progreso de la ciencia herodianizada
sería un camino erróneo, puede implicar su des­
trucción. Lo que predomina, lo fuerte, es la in­ Hay que recordar lo expuesto anteriormente so­
fluencia del genio sajón; México, si quiere subsis­ bre el progreso científico y matizar la tesis sobre
tir, tendrá que adaptarse a este genio, sajonizar- la menor atinencia de una ciencia herodianizada.
se, no queda otro camino, y aunque quedase, ya La dinámica del desarrollo de la ciencia incluye
se decidió y se dio el impulso que seguir; ahora dos tipos de progreso; el progreso de la ciencia
no queda otro camino que el decidido y esperar normal en el marco de alguna teoría y el progre­
las consecuencias del mismo”. so científico mediante el cambio de teorías. La
Los fenómenos aludidos en las citas dan tesis sociológica sobre los científicos latinoameri­
cuenta de un proceso conocido. Su primera des­ canos se refiere únicamente al progreso median­
cripción proviene de Toynbee cuando se refiere te el cambio de teorías. No se excluye que estos
a los grupos judíos en la Palestina de Heredes científicos interpreten una teoría dominante y
que, como Herodes mismo, estaban más intere­ estructuralmente inconveniente en forma tan ra­
sados e informados de los acontecimientos de dical que a un nivel pragmático esa teoría tenga
Roma que de los de su propio país. Respecto a las más o la misma atinencia social que otra aparen­
clases herodianizadas en América Latina escribe temente más conveniente, pero todavía poco ela­
Vekemans: “Como Herodes vivía físicamente en borada. La interpretación que Prebisch y la c e -
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 151

PAL dieron a la teoría neoclásica ofrece uno de orientación hacia el exterior.


estos ejemplos (Dubiel, 1984). La industrialización y el aumento de la buro­
Pero no fue sólo el efecto de demostración el cracia estatal y empresarial favorecieron a las
que estimuló la importación inconveniente de clases medias. Sin poseer tierras ni poder militar
teorías. En el proceso de industrialización por o financiero, estas clases supieron justificar su
substitución de importacipnes las instituciones participación en el poder por el valor de sus
de educación superior en América Latina tuvie­ conocimientos, que se rejuvenecían cada vez con
ron el papel de producir en el país técnicos que nuevas importaciones. El saber importado justi­
supieran fabricar los productos hasta entonces ficaba durante mucho tiempo la importancia po­
importados. Esto implicaba la importación de lítica de su propia clase y sus ingresos altos ante
máquinas herramientas y de libros de texto para otras clases sociales. Desde el punto de vista de su
formar el capital físico y humano necesario. Este aportación al desarrollo nacional, sin embargo, el
tipo de industrialización y el papel de las univer­ valor social de este saber importado era a menu­
sidades en este proceso explican también su do insignificante (Dubiel, 1981; 1982).

III
El ejemplo de la teoría económica

Para obtener una idea de conjunto de una teoría obra y en los primeros tomos que su preocupa­
y de sus antecesores, es a veces poco útil recurrir ción era bien diferente e incompatible con la de
a la opinión de los que profesan esa teoría porque los neoclásicos. Para ellos, esta frase de que el
“aunque muchos científicos hablan bien y con interés individual garantiza el progreso econó­
facilidad de palabra sobre las hipótesis específi­ mico como si fuera guiado por una mano invisi­
cas en que se fundamenta alguna investigación ble (Smith, 1937, p. 423), se convierte en el meo­
concreta en curso, apenas si aventajan a los legos llo de su propia teoría (Blaug, 1964, p. 57).
cuando se trata de describir las bases, ios proble­ Son muy pocos economistas los' que tienen
mas y los métodos aceptados de su disciplina” conciencia del profundo abismo entre la teoría
(Kuhn 1971, p. 86). La visión ahistórica que se clásica y la neoclásica. Casi el único que no man­
observa en todas las disciplinas científicas desa­ tiene la ilusión de que la teoría neoclásica es el
rrolladas se debe a que “en parte por selección y complemento o la consumación de la teoría clási­
en parte por distorsión, se presenta implícita­ ca, es el joven Schumpeter. En su vigorosa defen­
mente a los científicos de épocas anteriores como sa de la teoría neoclásica admite (1908, pp. 182 a
si hubieran estado trabajando sobre el mismo 183): “La estática y la dinámica son áreas comple­
conjunto de problemas y de acuerdo con el mis­ tamente distintas: no sólo tratan problemas dife­
mo conjunto de cánones que haya hecho apare­ rentes, sino que emplean métodos y materiales
cer como ‘científicos’ la revolución más reciente distintos. ...Con respecto a los fenómenos del
en la teoría y la metodología (Kuhn 1971, p. 215). desarrollo y a los ‘grandes problemas’del progre­
so económico estamos completamente per­
1. La teoría clásica no es protoneoclásica plejos”. Por esto, publicó en 1911 su teoría del
desarrollo económico en que describía los dese­
Por estos procesos hoy hemos llegado a llamar quilibrios de ese proceso. Para explicar la dife­
teoría neoclásica a la teoría nacida en 1870, que rencia de este libro con los sistemas de equilibrio
nada tiene que ver con la teoría clásica anterior. presentados en su libro de 1908, Schumpeter
Como los neoclásicos encontraron en el tomo iv (1961, p. xi) dice: “¿Es realmente irreal o artifi­
de la Riqueza de las naciones (1776) una proposi­ cial mantener separados los fenómenos relativos
ción compatible con su propia teoría, de nada le a la gestión de una empresa establecida de los que
sirvió a Adam Smith exponer en el plan de la atañen a la creación de una nueva?”
152 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

También Robbins y Hicks apreciaron esta momento sus explicaciones dejaron de ser inco­
diferencia. Robbins (1974, p. 35) advirtió que, a nexas. Este enfoque sistèmico se debe al médico
partir de la teoria neoclásica “se manifestó ...una
de Mme. Pompadour, Francois Quesnay, que se
tendencia por parte de los economistas a concen­ hizo famoso cuando, usando un modelo hidráu­
trar su atención en la distribución de los medios lico, refutó la tesis de que la sangría habría de ser
de producción y no en el desarrollo”. Hicks aplicada en el lugar más alejado de la inflama­
(1975, p. 325) compara las observaciones de ción. En años posteriores empleó esta visión de
Schumpeter (1954) con respecto a los economis­ un círculo de flujos al movimiento de mercancías
tas clásicos con las que hace sobre Jevons, Walrasy de dinero para analizar la economía francesa y
y Menger y con referencia a los primeros dice: los escollos que se oponían a su desarrollo.
“¿Por qué los menosprecia? ¡Porque pertenecen La primera indicación de este modelo es que
al bando contrario ¡” se debe reponer al final de un ciclo de produc­
Sin entrar en la discusión sobre las tergiver­
ción lo consumido en el proceso. La segunda es
saciones neoclásicas de la teoría clásica, que pre­
que solamente si se asegura un excedente sobre
sentan a los clásicos como si fueran protoneoclá- la cantidad de mercancías consumidas en el pro­
sicos, baste recordar algunos de tantos elementos ceso de producción, puede haber desarrollo eco­
que distinguen a ambos bandos: ‘Capital’ en el nómico, El análisis subsiguiente enfoca así los
sentido clásico son los insumos heterogéneos de factores que influyen positiva o negativamente
la producción, incluso el capital variable: los sala­
sobre este excedente: progreso tecnológico esti­
rios; el ‘capital neoclásico’ excluye los salarios y
mulado por el tamaño grande y creciente del
supone que las instalaciones físicas son malea­ mercado; consumo productivo o improductivo
bles, es decir, para los neoclásicos capital es una
como manera de emplear el excedente; distribu­
masa homogénea, algo remodelable como la ción del producto social entre las clases, como
plastilina. ‘Interés’, ‘renta’ y ‘salario’ constituyen
determinante del porcentaje de trabajo impro­
para los clásicos los ingresos de las tres clases ductivo. La determinación de los precios —la
sociales más importantes en su tiempo, cuando preocupación de los neoclásicos— es para los
para los neoclásicos son las retribuciones a los clásicos un aspecto secundario comparado con
‘factores de producción’ universales: capital, tie­
los aspectos relacionados con el desarrollo econó­
rra y trabajo. Según la teoría clásica, la competen­
mico.
cia en el mercado obliga a que los precios bajen El modelo general de la teoría clásica encon­
con el progreso tecnológico, un elemento incom­ tró varias interpretaciones. La primera es el ta­
patible con la teoría neoclásica; para los neoclási­
bleau économique de Quesnay y los fisiócratas; la
cos la competencia asegura que los factores de segunda el modelo trigo-trigo que Ricardo expu­
producción reciban su ‘producto marginal’, un so en un escrito perdido y que Sraffa pudo re­
elemento incompatible con la teoría clásica. Los construir, La tercera es la interpretación que Ri­
clásicos determinan la distribución entre las cla­cardo utiliza en los Principios (1817) y que se
ses sociales antes de determinar los precios de las
adecúa más a una economía que se basa en con­
mercancías, ya que estos últimos varían con la tratar mano de obra. Pero también en la primera
distribución: los neoclásicos lo hacen a la inversa,
frase de la Riqueza de las naciones: “El trabajo
determinan la distribución como resultado de anual de cada nación es el fondo que original­
oferta y demanda de ‘factores de producción’ mente le suministra todas las cosas esenciales y
siendo la demanda el resultado de la demanda de servicios que consume durante el año”, Adam
mercancías y de sus precios. Basten estos ejem­ Smith se refiere al fondo recirculante del modelo
plos para indicar que los clásicos y los neoclásicos,
clásico y no a factores de producción como lo
aunque usen las mismas palabras, se refieren a entienden los neoclásicos. La interpretación más
conceptos teóricos diferentes. reciente de la teoría clásica es el análisis de
insumo-producto de Leontief, quien presenta su
2. La estructura de la teoría clásica trabajo diciendo (1966, p. 9); “El estudio estadís­
tico presentado en las páginas siguientes puede
Si con los clásicos la teoría económica empezó definirse como un intento de ... construir un
como ciencia, es porque solamente a partir de ese tableau économique de los Estados Unidos para los
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 153

años 1919 y 1929”. Leontief mismo señala algu­ revela que utiliza los mismos conceptos y los mis­
nas diferencias entre su matriz de insumo-pro­ mos temas que la teoría clásica. Esto se logró —en
ducto y sus trabajos en la tradición de la teoría parte posiblemente sin estar consciente de la re­
neoclásica, pero no el profundo antagonismo en­ lación con la teoría clásica—, por medio de hipó­
tre ambos como lo hace constar Schwartz (1961, tesis ad hoc y supuestos auxiliares. El resultado
pp. 196 a 197). Aparte de la relación directa con era suficientemente diferente de las interpreta­
la obra de Quesnay, hay que buscar las fuentes ciones estándares de la teoría neoclásica como
intelectuales de Leontief —estudiante ruso en el para que muchos economistas norteamericanos
decenio de 1920— en los ‘balances materiales’ de (Viner, Haberler, Bronfenbrenner, Powelson,
la planificación soviética y en los esquemas de Flanders, etc.) consideraran que “los traba­
reproducción de Marx, ambos descendientes del jos teóricos de la c e p a l no estaban a la altura de
tablean économique, las normas profesionales de economistas acadé­
micos” (Pollock 1978, p. 83; véase Prebisch 1963,
3. La estructura clásica y los problemas p. xi).
del subdesarrollo La teoría de Prebisch es una teoría macroeco-
nómica como la teoría clásica y en contraposición
Como la teoría clásica ha encontrado interpreta­ con la teoría neoclásica cuyo centro es microeco-
ciones para analizar el proceso de desarrollo en nómico. Como los clásicos, Prebisch se refiere a
distintos países y épocas —la teoría orientó du­ un problema de desarrollo bien definido por
rante decenios la política económica de Inglate­ circunstancias históricas, y no presenta una teo­
rra— es de suponer que también para los proble­ ría universal y eterna como los neoclásicos. Para
mas de los países subdesarrollados de hoy podrá Prebisch, como para los clásicos, el capital es algo
ofrecer interpretaciones de gran poder explica­ heterogéneo; las consecuencias desastrosas de
tivo. este supuesto para la teoría neoclásica son sufi­
Fue así como W. Arthur Lewis (1954) dice: cientemente conocidas. Mediante su supuesto de
“Este ensayo está escrito en la tradición clásica, que existen paralelamente tecnologías de dife­
rentes generaciones, Prebisch construye un con­
con las hipótesis clásicas y las preguntas clásicas...
El estudioso de tales economías [es decir subde­ cepto de ‘excedente’ que rinde el mismo servicio
sarrolladas] por lo tanto, tendrá que remontarse que el concepto ‘utilidad’ en la teoría clásica.
a los economistas clásicos, antes de encontrar una Tanto como los clásicos, Prebisch está preocupa­
estructura analítica en la cual pueda útilmente do por el efecto del consumo improductivo res­
encajar sus problemas”. W. Arthur Lewis, un pecto al desarrollo. Su discusión de la relación de
negro de Jamaica y profesor de Manchester, se precios del intercambio, el asunto que más irritó
inscribe intelectualmente entre los economistas a los economistas de los países industrializados,
ingleses preocupados por la suerte de las anti­ sólo se puede entender en el marco de la teoría
guas colonias, que, seguidores de A. Marshall, se clásica que distingue entre los rendimientos cre­
sentían en mayor grado comprometidos con los cientes de la industria de transformación (sector
clásicos (Dubiel, 1984, pp. 79 a 96). dominante en los países centrales) y los decre­
En América Latina Raúl Prebisch ha desa­ cientes en la producción de materias primas (sec­
rrollado un modelo similar pero con mucha tor dominante en países periféricos). Hasta cuan­
mayor repercusión que Lewis, ya que encabezó do “el pensamiento de la c e p a l ... había alcanzado
amplia respetabilidad académica en los Estados
primero la c e p a l y luego la u n c t a d . A diferencia
de Lewis, no encontramos en Prebisch casi nin­ Unidos”, se mantenían vivas ciertas críticas “cen­
guna referencia en favor de la teoría clásica y en trándose principalmente en torno a los primeros
contra de la teoría neoclásica. Prebisch parece planteamientos de la c e p a l sobre la relación de
convencido de que los clásicos son realmente precios del intercambio” (Pollock, 1978, p. 83).
unos protoneoclásicos (Prebisch 1979, pp. 171 a
172) como los presentan las interpretaciones 4. La tesis de Prebisch
neoclásicas. Sin embargo, un análisis de los ele­ La competencia económica, que según la teoría
mentos que Prebisch aplica en sus explicaciones neoclásica asegura que a cada ‘factor de produc­
de la causa del subdesarrollo latinoamericano ción’ se pague lo justo, es decir su ‘producto
154 REVISTA DE LA CEPAL N” 28 / Abnl de 1986

marginar, es necesaria según la teoría clásica pa­ En esta discusión sobre una tesis mal enten­
ra que los precios de los bienes reproducibles dida de Prebisch, muchas ‘refutaciones’ suponen
varíen con los costos de producción. En el sector que las estadísticas podrán explicar o refutar algo
de transformación, los costos de producción sin ser interpretadas por una teoría. Este empi­
bajan más rápidamente que en los sectores pri­ rismo es un rasgo común a varías ciencias sociales
marios por la mayor posibilidad de división del en ios Estados Unidos, donde se recurre a la
trabajo y tecnificación {Adam Smith, 1937, p. 6). computadora, pero no tanto a la teoría. Por esto,
Un aumento del tamaño del mercado conduce los datos estadísticos presentados para refutar a
por lo tanto en la industria a una reorganización Prebisch —“no hay comprobaciones de un em­
de la producción, cuando en la agricultura y en la peoramiento sistemático de la relación de precios
minería los costos no bajan o hasta aumentan del intercambio para las materias primas”— en
porque hay que recurrir a tierras y depósitos realidad corroboraban la tesis de Prebisch, a sa­
minerales marginales para producir más. ber, la infracción de las reglas del mercado mun­
En este proceso, los beneficiarios del progre­ dial en favor de los países industrializados, por­
so tecnológico derivado de un mayor tamaño del que la relación de precios del intercambio no
mercado son los consumidores nacionales e in­ había variado como debió haberlo hecho si todos
ternacionales de, un producto ahora más barato. los participantes del sistema hubieran tenido las
Ef empeoramiento de la relación de precios del mismas oportunidades.
intercambio para los productos industriales es
necesario para recompensar a los consumidores 5. La pugna entre representantes de teorías
de países no industrializados de la ventaja que distintas
tiene la industria respecto a los progresos tecno­
lógicos inducidos por un mayor mercado. De Conviene ubicar esta polémica entre Prebisch y
hecho, el mercado mundial funcionó de acuerdo los economistas neoclásicos en el marco general
con la teoría clásica hasta 1850 y en menor grado de las discusiones entre científicos con teorías
hasta 1882 (Imlah, 1950, p. 183). A partir de esa diferentes. Las razones de por qué estas discusio­
fecha el proceso empezó a invertirse. Los progre­ nes tienden a ser conflictivas han sido expuestas
sos tecnológicos agrícolas condujeron a bajos por Kuhn (1971), Pero no solamente en discusio­
precios para los consumidores nacionales e inter­ nes entre físicos aristotélicos, newtonianos o de la
nacionales, en tanto que los progresos tecnológi­ teoría cuántica, sino también en discusiones en­
cos industriales se distribuyeron sobre todo entre tre mercantilistas, economistas clásicos, neoclási­
los productores nacionales: una parte aumentó cos o institucionalistas se observa una circulari-
la ganancia de las empresas y su capacidad de dad de la argumentación: cada bando trata de
investigación y desarrollo tecnológico, otra parte demostrar que su teoría satisface las normas cien­
permitió mejorar losjornales obreros. A pesar de tíficas que esta misma teoría prescribe y que la
que estos aumentos de jornales son para una otra viola. Difícilmente los neoclásicos podrían
empresa costos, habría que contabilizarlos eco­ entender un argumento de Prebisch que supone
nómicamente como ganancia o renta en favor de la existencia de rendimientos crecientes, cuando
los obreros, porque se originan en la mayor facili­ su propia teoría es incompatible con este supues­
dad de los obreros industriales —comparada con to (Sraffa, 1926; Kicks, 1957, pp. 83 a 85).
los jornaleros agrícolas, los campesinos y otros Ya que las posiciones de Prebisch sólo pue­
sectores— de formar un sindicato eficaz y ejercer den comprenderse en el marco de la teoría clási­
presión (Adam Smith, 1937, p. 126). Cabe seña­ ca, no es de extrañar que esta polémica contra
lar que el empeoramiento de las relaciones de Prebisch muestre una estrecha correlación entre
intercambio ha sido no solamente un factor deci­ la ignorancia con respecto al contenido de la
sivo en las relaciones internacionales, sino tam­ teoría clásica y la militancia de ataque que a veces
bién en las relaciones sociales nacionales (para hasta viola las reglas académicas (véase Bronfen-
Inglaterra, véase A. Smith, 1937, p. 126; para los brenner, 1976). En este sentido, esta polémica es
Estados Unidos, véase Krieg, 1984, pp, 61 a 64; otro ejemplo de la tesis de Stigler (1969, p. 222)
para la China maoista, véase Aubert 1981, p. sobre las enseñanzas de las antiguas controver­
100). sias en teoría económica: “La lección inevitable es
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS ! Ivo Dubiel 155

que uno no puede involucrarse tan profunda­ res consideran que están rebatiendo algo que yo
mente en las controversias actuales si ha estudia­ he dicho, en el subentendido, presumiblemente,
do las del pasado. ...La lección más sutil es que no de que mis afirmaciones, que yo creía sin equívo­
vale la pena aprender la primera lección; un cos, en realidad querían decir otra cosa que lo
tratamiento moderado, desapasionado y bien que aparentaban decir. ...En todo caso, les ruego
equilibrado de las propias teorías las perjudica que de vez en cuando vuelvan a leer lo que he
tanto a éstas como al propio status académico y a escrito” (citado por Gilboy 1939, p. 634).
los emolumentos profesionales”. Estas vivencias y otras peores que caen fuera
Los mayores opositores de Prebisch eran Ha- del marco académico, tienen sin embargo una
b erler, Viner y B ronfenbrenner. Haberler larga trayectoria en la teoría económica. Desde
(1957, pp. 335 y 336; 1964, p. 126) no compren­ Adam Smith hasta hoy se siguen refutando teo­
de ló que critica a tal grado que contrasta la tesis rías mercantilistas —esta denominación despec­
de Prebisch con la tesis de los economistas clási­ tiva la inventó Adam Smith— que ningún mer-
cos. Viner (1953, p. 44) escribe: "Todo lo que cantilista destacado ha sostenido (Ingram, 1888,
encuentro en el estudio de Prebisch... es la identi­ p. 37; Cannan, 1903, p. 3). Con medidas de con­
ficación dogmática de la agricultura con la po­ trol de las importaciones y fomento de las expor­
breza”. La teoría clásica tiene para Viner (1953, taciones los mercantilistas intentaron crear un
p. 12) un carácter estático, cuando hasta una aumento de utilidades que por medio de multi­
lectura de Samuelson le podría haber indicado lo plicadores y aceleradores fomentaría el desarro­
contrario. Bronfenbrenner (1976, p. 825) infor­ llo industrial nacional; los países industrializados
ma sobre "el avance de la u n c t a d de un chiste pudieron aprovechar en el siglo pasado estas me­
internacional a un flagelo internacional. ... Este didas de fomento gracias a la evolución de la
ha sido más importante y más acelerado, en una relación de intercambio a su favor, sin tener que
generación, que la expansión de la mafia desde recurrir a medidas gubernamentales. Un trata­
las Dos Sicilias a Nueva York y Chicago”; las miento sereno de estas políticas podría haber
resoluciones de la u n c t a d i y ii fueron en gran indicado que el argumento de Adam Smith
parte el resultado de la gestión personal de Pre­ (1937, p. 415) que el mercado exterior permite
bisch (Nye, 1972). Por otro lado imputa Bronfen­ bajar los costos de producción cuando es peque­
brenner (1971, p. 142) a Adam Smith una posi­ ño el mercado nacional, constituye una justifica­
ción de laisser-faire y de armonía de clases sociales ción perfecta de las políticas mercantilistas, como
como si nunca hubiese leído en la Riqueza de las de hecho observó J.S. Mili (1909, p. 579). La
naciones nada sobre el antagonismo entre los que mayoría de los economistas, en cambio, prefirió
producen materias primas en el campo y los que no aceptar matices en la defensa de la ‘racionali­
producen manufacturas en la ciudad (Smith, dad económica’ y, para algunos participantes de
1937, p. 124 a 126), o la pugna según Smith esta polémica, del fundamento de una sociedad
(1937, p. 248), entre la sociedad y los comer­ libre; en el calor de estos debates es perdonable la
ciantes. omisión de citas e indicación de fuentes.
Se podría ampliar esta lista de correlaciones En esta tradición Haberler (1957, p. 335)
entre militancia e ignorancia, pero es más impor­ refuta "la hipótesis de un empeoramiento secu­
tante destacar que no se trata de deficiencias lar de los términos de intercambio”. Como esta
aisladas por parte de algunos científicos. La ex­ “tesis de Prebisch” es “conocida” (Haberler 1957,
periencia de Prebisch es la misma que tuvo Key- p. 331), a Haberler y a otros les parece innecesa­
nes con los economistas de Harvard. Escribía rio indicar dónde Prebisch ha sostenido tal tesis.
Keynes en 1938: "Podría valer la pena defender Otros criticaban que Prebisch utilizara tal índice
lo que uno ha dicho si todavía lo sostiene. Pero y no otro, cuando Prebisch no utilizaba ninguno
una controversia que surge porque alguien le porque lo que había hecho era republicar una
imputa a uno algo que nunca ha dicho ni sosteni­ estadística de la Liga de las Naciones editada en
do, no podría ser f^ructífera. En Harvard se ha 1949 por las Naciones Unidas. Aparte esto, dice
publicado una serie de artículos ...que no contra­ Powelson (1977, p. 19): “Los años finales del
dicen nada de lo que yo he dicho, sino que por el estudio de Prebisch (!) estaban en la crisis mun­
contrario lo ejemplifican. Sin embargo, los auto­ dial”, cuando la estadística citada por Prebisch
156 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

termina en 1946-1947, Un miembro del comité que tenía en la interpretación de Ricardo. Pero
de expertos de la o c d e para la evaluación de los sólo cuando la burguesía inglesa en las postrime­
métodos de determinar las necesidades de asis­ rías del siglo pasado consideró al país definitiva­
tencia de los países subdesarrollados crítica “los mente desarrollado, estuvo preparada a abando­
fundamentos del cálculo presentado por Pre- nar una teoría que enfocaba los problemas del
bisch respecto al creciente déficit de la balanza de desarrollo. Gairnes decía en 1870: “Creo advertir
pagos de los países subdesarrollados” (Duerr, en la literatura y la discusión social de hoy señales
1967, p. 207), sin indicar dónde Prebisch ha pre­ de que ya no se confía en la economía política
sentado tal cálculo cuando Prebisch (1962, p, 17) como especulación fructífera. ...No se niegan los
constata que ni aproximativamente se podrían aportes de esta ciencia pero se piensa que sus
cuantifícar estas necesidades financieras de los objetivos ya están casi enteramente cumplidos”
países subdesarrollados. Estos autores podían es­ (Ingram 1878, p. 6). Sólo cuando arraigó en la
tar confiados de que sus revistas publicarían sus parte políticamente importante de la población
‘refutationes’ pero nunca ‘los panfletos’ (Haber- esta convicción de haber alcanzado el desarrollo,
ler 1964, p. 136) de Prebisch. Siendo así las cosas, resultó más atractiva la teoría neoclásica, porque
parece normal que fuera necesario que James afirmaba que todos los participantes en el proce­
Conant amenazara con renunciar a la presiden­ so económico estaban en situación inmejorable
cia de Harvard para que la junta de gobernado­ cuando el proceso de desarrollo se daba en con­
res de esa universidad aprobara el ascenso a cate­ diciones de competencia.
drático de un economista tan destacado, aunque Hobsbawm (1969, p. 220) caracteriza este
no tradicional como Galbraith; Haberler protes­ viraje intelectual frente a la situación del decenio
tó por escrito contra esta admisión (Kemton, anterior al indicar que “fundar una economía
1981, p. 24). industrial no es lo mismo que manejar una que ya
La mayoría de estos autores neoclásicos esta­ existe” (con estas palabras Schumpeter (1961, p.
ban conscientes de que sus ‘refutaciones’ de la xi) distingue el contenido de su libro neoclásico
‘tesis de Prebisch’ habían sido recibidas con sumo de 1908 del escrito en 1911). Sobre las tendencias
agrado por los políticos de sus naciones (Haber­ de la época dice Hobsbawm (1969, p. 126): “El
ler, 1957, p. 325); Powelson 1977, p. 17). El en­ burgués de la clase media británica al entrar en el
sayo más destacado en este género ha sido sin decenio de 1870 que reflexionara sobre su situa­
duda el de Bronfenbrenner (1976) quien termi­ ción, podría haber llegado a la conclusión de que
na sus comentarios sobre Prebisch y la u n c i a d todo estaba en inmejorables condiciones en el
diciendo: “Esa es la conspiración (o locura, si así mejor de todos los mundos, A la economía britá­
lo quieren) a la que hay que resistirse. Natural­ nica no podía pasarle nada grave”. Keynes (1971,
mente, cabe esperar que se derrumbe sola pero I I , pp. 5 a 7) concuerda: “En este El Dorado

no es probable que esto suceda en un futuro económico, en esta utopía económica, como la
inmediato.” hubiesen considerado los economistas del pasa­
do, nos hemos criado casi todos... Pero lo que es
6. Los cambios de teoría económica más, era que él [el londinense] consideraba esta
en el centro situación como normal, segura y duradera, salvo
que sobreviniera un mayor mejoramiento, y toda
Los primeros ataques contra la teoría clásica em­ desviación como una aberración, un escándalo y
pezaron con Bailey y Cotteril en el decenio de algo evitable”. Conservar en esa situación un es­
1820; como lo sostuvo la teoría neoclásica 50 años quema teórico que pretendía dar luces sobre có­
después, argüían que el valor no es una entidad mo salir del subdesarrollo, habría sido ridículo e
objetiva, sino que está determinado por el juicio infructuoso. La teoría clásica cedió a la neoclá­
subjetivo de cada consumidor. Su tesis de que el sica.
capital es tan productivo como el trabajo, convi­ Así como la estructura de la teoría clásica
no a una burguesía que se sentía atacada por los enfoca la dinámica del desarrollo y su interpreta­
socialistas: los ricardianos primero, los de Marx ción más simple es el modelo trigo-trigo de Ricar­
más tarde. Con J.S. Mili la teoría clásica cedió do, la estructura de la teoría neoclásica ilumina
algo a esta presión y perdió la coherencia lógica los problemas homeoestáticos del equilibrio y su
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 157

interpretación más simple es una subasta. En ella ministrar al pueblo un abundante ingreso o sub­
se reúnen todas las mercancías por subastar y sistencia o, hablando con más propiedad, habili­
todos los compradores. Cada comprador tiene tar a sus individuos para lograr por sí mismos
una suma fija de dinero y determinadas prefe­ ambas cosas y ... proveer al Estado de rentas
rencias. El problema es cómo distribuir las mer­ suficientes para el servicio público”. Pero supo­
cancías reunidas de forma tal que ninguna otra ner una buena acogida sería ignorar la orienta­
distribución pueda resultar en un beneficio ción intelectual de la mayoría de los científicos
mayor para el conjunto de los presentes. Este sociales en América Latina. En vez de ser aprecia­
cambio de la pregunta de “cómo producir más en do y superado, Prebisch fue atacado no sólo por
cada ciclo” a “cómo distribuir óptimamente lo ya los economistas de los países industrializados, si­
producido” refleja la evolución de una sociedad no también de América Latina, tanto por la dere­
en desarrollo a una que se siente desarrollada. cha como por la izquierda; es irónico que fuera
un sociólogo (Cardoso, 1977) y no un economista
7. Los cambios de teoría económica quien más captase la originalidad teórica de Pre­
en la periferia bisch. La derecha prefirió la teoría neoclásica,
dominante en los países industrializados e inca­
Tanto en la teoría clásica como en la neoclásica paz de tratar problemas de desarrollo (Schumpe-
puede establecerse una relación entre la estruc­ ter, 1908, pp. 182 y 183). La izquierda optó a
tura de la teoría y la sociedad que la adopta. Esta partir del decenio de 1960 por explicar el subde­
relación no es evidente en los países subdesarro­ sarrollo de las dos terceras partes del mundo con
llados. Enfrentados con los problemas del desa­ la teoría del valor del trabajo en el sentido de
rrollo, les debería interesar la teoría clásica, pero Marx, que enfoca la explotación de una clase
como para el investigador los lazos intelectuales y social por otra y que, en este sentido, encubre la
académicos con los centros industrializados en posibilidad de explotación de un tipo de países
gran parte determinan su prestigio social, pos­ (de los capitalistas y obreros de estas naciones)
terga el desarrollo del país en aras de su propio por otro. Si se respetara más el espíritu de Marx y
ascenso. Raras veces estas decisiones sobre teo­ no tanto sus textos, este último aspecto pudiera
rías se realizan conscientemente. aparecer más importante. Sin embargo, la teoría
Goodwin {1972, p. 561) sostiene: “La teoría marxista, aun en su forma más vulgar, casi siem­
de la utilidad marginal ...es un producto suntua­ pre limitada a unos pocos conceptos del primer
rio que sólo aparecerá en un estado avanzado del tomo de El capital, es una interpretación de la
desarrollo económico. Siempre que la utilidad teoría clásica y por ello estructuralmente más
marginal de todos los bienes sea muy alta como capaz de explicar fenómenos en países subdesa­
ocurrirá en el límite o en un país subdesarrolla­ rrollados que la teoría neoclásica.
do, es insensato esperar que los economistas pa­ El argumento de este capítulo ha sido que los
sen su tiempo en analizar los fenómenos de una países hoy desarrollados generaron y cambiaron
utilidad decreciente”. La importación de la teoría la teoría económica frente a la modificación de
neoclásica es en este sentido una importación sus problemas. Los economistas de los países hoy
más de bienes suntuarios para las clases acomo­ subdesarrollados viraron de teoría cuando los
dadas en detrim ento de los intereses de la economistas de los países desarrollados lo hacían.
mayoría. Estos cambios de teoría relacionados con los pro­
Si en vista de la baja utilidad marginal de la blemas de un tipo de países, e independiente­
teoría neoclásica en condiciones de subdesarro­ mente de la situación del propio país en otro, sin
llo, tanto Prebisch como Allyn Young, Arthur duda explican las diferencias en el desarrollo
Lewis y Nurske recurrieron al marco de la teoría económico y científico de unos y otros. El com­
clásica para discutir problemas del desarrollo, portamiento de los economistas en los países sub­
cabría suponer que los economistas latinoameri­ desarrollados se explica porque viven intelec­
canos se hubiesen aprovechado de este recurso. tualmente fuera de su propio país. A esto contri­
No es casual que Prebisch comparta la definición buyó su teoría de la modernización —tomando
del quehacer de la economía política que, en las como país modelo ya sea al país capitalista o al
palabras de Adam Smith (1937, p. 397) es: “Su­ país socialista más avanzado— que les hizo enten­
158 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

der que las condiciones en los países en vías de vieron que encontrar sus propias orientaciones,
desarrollo sólo pueden ser pasajeras y les invitó a en relación con sus propios problemas y condi­
seguir por la senda de ese modelo. A falta de un ciones históricas, para seguir progresando en la
modelo, en cambio, los países más avanzados tu­ ciencia.

IV
El ejemplo de la teoría agronómica

Se ha explicado ya que el progreso científico se hechos, la mayoría de los cuales no son muy
relaciona con las necesidades cambiantes de los precisos, que exige una evaluación económica de
países de origen de las teorías nuevas porque altísimo vuelo, son sumamente difíciles para
inevitablemente el interés o desinterés de los quienes están dotados principalmente con la ca­
científicos refleja —casi siempre inconsciente­ pacidad de imaginar y llevar a sus límites más
mente— la constelación de problemas de su área extremos las repercusiones y condiciones previas
de trabajo y de su país. “El biòtopo de una idea de hechos relativamente simples”. La tendencia a
científica está compuesto de las ideas que existen la matematización de la economía y el enfoque
paralelamente. ...La sobrevivencia de una espe­ reduccionista en la agronomía, independiente­
cie revela, por decirlo así, la existencia de un mente del problema que haya que resolver, son
nicho ecológico. La sobrevivencia de un paradig­ fuente importante del progreso y de la impro­
ma revela una estructura de la realidad” (Weiz­ ductividad social de ambas ciencias.
säcker, 1974, pp. 10 a 18). Como en los demás
procesos de evolución darwinista, el progreso 1. Evolución de la teoría agronómica
científico, en vez de ser acumulativo, hacia la
‘verdad’, es un proceso de cambios sin un orden La evolución de la teoría agronómica se parece
teleológico, una serie de revoluciones que rom­ en muchos aspectos a la de la teoría económica.
pen con la teoría antigua en vez de superarla en Hasta mediados del siglo pasado la investigación
el sentido hegeliano. agronómica se orientaba por la teoría del humus
El capítulo anterior muestra esta dinámica o mantillo: la tierra se consideraba como el estó­
en la teoría económica. Lo mismo rige para la mago de las plantas; la vida biológica en el suelo
teoría agronómica. Aunque los agrónomos se convertía a la materia orgánica en alimento de los
sientan más relacionados con las ciencias natura­ cultivos y la formación del mantillo mantenía a
les, la metodología de su ciencia es más semejante estos nutrientes a disposición de las plantas, evi­
a la de las ciencias sociales, ya que en uno y otro tando su lixiviación. La tecnología agrícola fo­
caso los fenómenos dependen de un sinnúmero mentaba estos procesos naturales, conservando y
de factores interactuantes, y las teorías y los expe­ aumentando el mantillo en el suelo.
rimentos que sólo enfocan factores aislados son La teoría del humus vinculada con los nom­
de muy escaso valor explicativo. Keynes (1971, x, bres de Dombasle, Hasenfratz, de Saussure, Sen-
p. 186) destaca este punto cuando relata y co­ nebier y Thaer, fue abandonada cuando prime­
menta las observaciones de Max Planck respecto ro Sprengel y posteriormente Justus von Liebig
a estas diferencias metodológicas: “El profesor sostuvieron que los minerales encontrados en la
Planck de Berlin, el famoso descubridor de la ceniza —con los métodos de análisis de enton­
teoría de los cuanta, me dijo una vez que en su ces— y los que escapan como gases, son lo único
juventud intentó estudiar economía, pero que la que las plantas necesitan. Los experimentos, que
encontró demasiado difícil. El profesor Planck demostraban que las plantas crecen aparente­
podría dominar todo el cuerpo de la matemática mente bien en soluciones minerales, libres de
económica en pocos días. ...Pero la amalgama de materia orgánica, corroboraron la nueva teoría
lógica e intuición y el amplio conocimiento de de los minerales. El viraje de teorías suele carac­
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 159

terizarse con la transformación de las consignas: la teoría del humus, en los países subdesarrolla­
en vez de alimentar al suelo con materia orgáni­ dos ya que ambas teorías por diferentes que sean,
ca, alimentar a las plantas con sales. reflejan las condiciones sociales y ecológicas de
Los conocimientos químicos desarrollados sus países de origen. El argumento comenzará
en el siglo xviii llevaron a la implantación de la con una crítica de las repercusiones económicas
industria química, sobre todo en Alemania. Von de la agricultura moderna para seguir con sus
Liebig puso estos conocimientos y esta capacidad secuelas ecológicas. Esta segunda parte del ar­
productiva al servicio de la agricultura; su nueva gumento es incompleta, pues destaca sólo la dife­
teoría agronómica es una respuesta a una nueva rencia entre zonas templadas y el trópico húme­
situación en los países industrializados y, sin esta do, cuando la mayoría de los países subdesarro­
nueva situación, difícilmente podría haber teni­ llados se encuentran en los trópicos, pero no
do éxito. Se olvidaron los resultados de la investi­ precisamente en el trópico húmedo. La limita­
gación, en el marco de la antigua teoría, sobre los ción a este sector se debe a razones metodológi­
efectos de la materia orgánica y la formación de cas, ya que es más fácil destacar la relación espe­
la capa arable, y se reemplazaron con investiga­ cial de la agricultura moderna con las zonas tem­
ciones sobre los niveles de fertilización con mine­ pladas contrastándola con el funcionamiento de
rales. El éxito de la nueva teoría era tan rotundo la vegetación en el trópico húmedo. El trópico
que pocos agrónomos saben que Justus von Lie­ seco o semiseco, por lo menos respecto a suelos,
big, el “padre de la agronomía moderna” era no es tan diferente de las zonas templadas y la
también su primer crítico, pues había observado temporada de secas cumple con algunas de las
que la nueva manera de alimentar las plantas les funciones ecológicas del invierno. El análisis de la
resta vitalidad y aumenta la incidencia de plagas agricultura moderna en el trópico seco debería
(von Liebig, 1979, pp. 95 a 98). Sus discípulos incluir el tema de la salinización de los suelos y la
contemporáneos piensan todavía que esta des­ dificultad de aplicar fertilizantes artificiales
ventaja de la alimentación de las plantas con sus­ cuando la cantidad de lluvia puede variar mucho
tancias químicas puede contrarrestarse con un de un año al otro.
mayor empleo de productos químicos en forma
de plaguicidas.
a) Las desventajas económicas
Aunque las bases teóricas e ideológicas de la
agricultura moderna datan del siglo pasado, sólo Clement y otros (1973, p. 23) comienzan su
a partir de su aplicación masiva en Estados Uni­ libro afimando: “La agricultura es una artificiali-
dos desde fines del decenio de 1930 y diez años zación del medio y sus progresos van siempre en
más tarde en Europa, se pudo determinar la el sentido de una conquista sobre las condiciones
posible viabilidad de esta agricultura a largo pla-naturales”. Esta orientación contrasta con la vi­
7x). En Europa, donde para compensar una dota­ sión anterior de que el progreso agronómico es
ción de tierras per cápita equivalente a apenas la una imitación cada vez mejor y una profundiza-
mitad de la que tienen los Estados Unidos se ción de los procesos de la naturaleza. Las tecnolo­
suele aplicar el doble de energía en forma de gías concebidas con la nueva oriéntación exigen
insumos por ha {Global 2000, pp. 261 a 280), cada vez más capital y una energía barata, siendo
cunde el número de quienes dudan que este tipo su ideal la fábrica automática de lechugas que se
de agricultura sea viable durante 20 a 50 años independizó de las condiciones climáticas. De he­
más. Como el “retorno a los clásicos” que se ob­ cho, “los aumentos de productividad en el pasa­
serva entre los economistas, se vuelve a muchas do dependían en general de un incremento mar­
de las tecnologías de la agricultura orgánica ante­cado del insumo de energéticos” {Global 2000, p.
rior. 261). Los insumos para producir 1000 calorías de
maíz subieron en 33% de 1945 a 1973 en los
2. Los inconvenientes de las tecnologías Estados Unidos según Pimentel y otros (1973, p.
agrícolas importadas 444), y según Hampicke (1977, p. 53), utilizando
los mismos datos pero otros coeficientes de con­
En lo que sigue se intenta demostrar los inconve­ versión, en 78%. En Alemania occidental se du­
nientes de la teoría de los minerales, así como de plicó el consumo de energía en la agricultura
160 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

entre 1950 y 1975 (Weber, 1979). Producir una vestigios de la roca madre en zonas templadas
unidad de energía en hortalizas con los métodos ofrece nutrientes minerales que los suelos tropi­
tradicionales cuesta 0.05 a 0,1 unidades de ener­ cales ya no tienen. Los nutrientes minerales que
gía mientras la producción en invernadero en el tenga el suelo y los que el hombre añada serán
norte de Europa cuesta 572 unidades (Luenzer, retenidos en mayor proporción y menos deslava­
1982, p. 53). Este tipo de agricultura es a todas dos en los suelos templados porque las tempera­
luces menos conveniente en países con gran esca­ turas más bajas mineralizan menos y las precipi­
sez de capital. Por esto, para muchos de los países taciones más bajas deslavan menos el material
más pobres son insubstanciales los logros de la mineralizado. Las arcillas pueden absorber en
agricultura moderna. sus aristas con cargas negativas los iones positivos
de los minerales y evitar su descenso al subsuelo,
b) Los inconvenientes de la fertilización fuera del alcance de las plantas. Esta capacidad
química en el trópico húmedo de retención —cuantificada como capacidad de
intercambio catiónico— es normalmente de tres
En el desarrollo del suelo en función de los a diez veces mayor en las arcillas de tres capas que
factores climáticos, la velocidad de la intemperi- en las de dos. Por la diferencia de precipitación y
zación depende de la temperatura y de la hume­ de arcillas, las aplicaciones de fertilizantes quími­
dad del ambiente. Por sus altas temperaturas y cos deben ser mayores en las zonas del trópico
precipitaciones, la velocidad de intemperización húmedo y pueden llegar a ser inútiles, ya que por
en el trópico húmedo es cien veces mayor que en falta de capacidad de intercambio catiónico la
las zonas templadas (Weischet, 1981, p. 20). Los mayor parte del producto químico se lixivia con
suelos típicos del trópico húmedo son por esto la próxima lluvia tropical. No solamente resulta
mucho más desarrollados que los suelos templa­ intrascendente la investigación sobre fertiliza­
dos, con excepción de las zonas de inundación y ción química en gran parte del trópico, sino tam­
las de altura, donde la intemperización es más bién las que llevan a la producción de semillas
lenta, y de los suelos jóvenes, por actividad volcá­ mejoradas, que responden positivamente a altas
nica reciente o porque se trata de suelos arrastra­ dosis de fertilizantes químicos. El esfuerzo de
dos desde las zonas de altura. En el proceso de investigación agrícola más notable, conocido co­
intemperización se deshace la roca madre y ter­ mo la revolución verde, ha duplicado las cose­
mina formando un elemento nuevo, la arcilla chas en los países industrializados y éstas siguen
que es un cristal laminar. En las zonas templadas aumentando. En los países del trópico, en cam­
se suelen encontrar casi siempre a poca profun­ bio, después de los aumentos obtenidos cuando
didad piedras que indican el material originario; estas semillas se utilizaron en las áreas más apro­
los suelos tropicales suelen ser mucho más pro­ piadas de humedad y cultivo, los crecimientos se
fundos y sin vestigios de la roca madre. La intem­ estancaron a pesar de los aumentos continuos de
perización altera también el estado de las arcillas. los insumos, como fertilizantes químicos y ma­
Al principio se forman sobre todo arcillas de tres quinaria (Weischet, 1981, pp. 11 a 13). Las semi­
capas (ilitas, vermiculitas, montmorilonitas), pe­ llas que al principio se llamaron ‘variedades de
ro las altas temperaturas y las precipitaciones las alto rendimiento’ y luego, con más modestia, ‘se­
desilifícan y llevan a la formación de arcillas de millas mejoradas’ se deberían llamar —^si los in­
dos capas (caolinitas). Por estos procesos se sue­ vestigadores estuvieran dispuestos a sustituir sus
len encontrar en las zonas templadas sobre todo etiquetas ideológicas por otras más técnicas— ‘se­
arcillas de tres capas cuando en suelos del trópico millas de alta respuesta’ (Mooney, 1981, p. 54) a
húmedo dominan las de dos. condiciones óptimas de humedad, de manejo de
La diferencia en la cantidad de vestigios de la suelo y de aplicaciones químicas (fertilizantes y
roca madre originaria en los procesos de minerali- biocidas). La lista de condiciones óptimas para
zación, más la diferencia en la precipitación, más estas semillas es una descripción de las condicio­
la diferencia en el tipo de arcillas, explican por nes en los campos experimentales de los agróno­
qué la teoría de los minerales da mejores resulta­ mos de las zonas templadas. Donde estas condi­
dos en los suelos de las zonas templadas que en ciones no se presentan, la respuesta de las semi­
los suelos tropicales. La intemperización de los llas mejoradas, resultado de investigaciones muy
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 16]

costosas, es muy inferior a la de. las semillas de los nos de los ganaderos y sus vacas. Se confunden
campesinos (Muñoz y otros, 1976). Cuando el las características de una determinada tecnología
período de lluvias es corto y la precipitación inse­ con las características de una zona; hoy ya nadie
gura, los suelos poco profundos y el terreno incli­ diría, como lo dijeron los romanos, que las zonas
nado, sería irracional que el campesino usara al norte de los Alpes son generalmente infértiles
semillas mejoradas aunque tuviera la capacidad porque no se dejan trabajar con la tecnología del
económica para comprar los insumos comercia­ arado egipcio, que en la cuenca del Mediterráneo
les que éstas necesitan. deforestado dio buenos resultados. Pero en el
Ya Justus von Liebig observó que los cultivos trópico húmedo se identifica todavía la infertili­
modernos son menos resistentes a las plagas que dad con las características ecológicas de esta zona
los abonados tradicionalmente. Pocos agróno­ y no con una tecnología inadecuada para ella.
mos tienen conciencia de este fenómeno porque
es difícil advertirlo en las parcelas experimenta­
les relativamente pequeñas en que los agróno­ c) Los inconvenientes de las tecnologías
mos juegan a las ciencias exactas. Este problema orgánicas en el trópico húmedo
general se agudiza en el trópico húmedo donde
no hay un invierno o una temporada seca para Por las similitudes de la situación entre los
abatir las plagas. En las zonas templadas los insec­ países subdesarrollados de hoy y los países indus­
ticidas tienen que complementar hoy el efecto de trializados antes de la segunda revolución indus­
las temperaturas bajas, ya que el equilibrio natu­ trial, la teoría del humus con sus tecnologías pa­
ral de siglos pasados logrado con una mayor he­ rece presentar varios aspectos positivos: Ofrece
terogeneidad de cultivos, en parcelas más peque­ todo un abanico de tecnologías, desde las de uso
ñas, rodeadas por arbustos y setos, fue destruido intensivo de capital hasta las que emplean gran
por la agricultura industrial. En el trópico húme­ cantidad de mano de obra y recurre sobre todo a
do, para combatir las plagas de los cultivos mo­ materiales locales, lo que disminuye la vulnerabi­
dernos de menor resistencia, sólo se contaría con lidad de una región. Por variadas razones las
los plaguicidas; el gasto aparte, la experiencia cosechas con una agricultura orgánica suelen ser
con respecto a la resistencia creciente de los in­ algo más seguras, lo que conviene a una pobla­
sectos contra todo tipo de plaguicida indica que ción rural que, por carecer de una seguridad de
la batalla estaría perdida de antemano. sobrevivencia, no busca una producción máxima
En el trópico húmedo la naturaleza se de­ en el promedio de los años, con cosechas buenas
fiende con la mayor heterogeneidad vegetativa y en años buenos y cosechas escasas en años malos,
sino reducir el riesgo de malas cosechas con una
la distancia entre una planta y otra de un mismo
producción pequeña, pero estable.
tipo. En el largo camino de una planta a otra el
insecto tiene mayor probabilidad de caer presa Aportaciones suficientes de materia orgáni­
de sus enemigos naturales. La tecnología agrícola ca alimentan la fauna del suelo que degrada la
moderna, especializada en cosechar con veloci­ materia orgánica y conduce a la formación del
dad grandes extensiones de monocultivo, no tie­ complejo humus y arcilla, donde lo orgánico y lo
ne todavía la inteligencia incorporada —como la inorgánico están íntimamente mezclados. Estos
tiene mucha maquinaria industrial moderna— suelos de una estructura esponjosa con 50% de
para trabajar con cultivos heterogéneos y adap­ agregados y 50% de espacios libres, que en una
tarse así a las necesidades de una agricultura tercera parte se llenan de agua, ofrecen condicio­
tropical. La menor heterogeneidad de la vegeta­ nes óptimas para el crecimiento de las plantas. La
ción natural en zonas templadas estaría indican­ alta capacidad de intercambio catiónico del hu­
do que en estas zonas los monocultivos modernos mus podría compensar la baja capacidad de in­
son más viables que en el trópico húmedo. Por tercambio de las arcillas tropicales. Sin embargo,
esta relación de la agricultura moderna con las esta solución encuentra sus limitantes en la rápi­
zonas templadas, la región que produce selvas da degradación del humus en condiciones de alta,
con una biomasa 2.5 veces mayor que los bosques temperatura y humedad. Si de 10 a 20“ C la
de las zonas templadas es considerada por los descomposición aumenta lentamente, a partir de
agrónomos tan infértil como para dejarla en ma­ los 20“ C aumenta exponencialmente, teniendo a
162 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

30*^ C una tasa cuatro veces mayor que a 20° C. regiones con una densa población desde hace
Para mantener et nivel de humus habría que siglos. Estas tecnologías han demostrado su viabi­
aplicar 10 veces la cantidad de materia orgánica lidad a largo plazo y los agrónomos, después de
necesaria en zonas templadas (Weischet, 1977, haber comprendido los detalles, deberían tratar
pp, 14 a 96). A pesar de la mayor producción de de hacer lo mismo, pero con todo el apoyo de una
biomasa del trópico húmedo, la aplicación de tecnología que incorpora los últimos conoci­
tecnologías sugeridas por la teoría del humus mientos científicos. La exposición de los inconve­
será en muchos casos por lo menos más costosa nientes de las teorías agrícolas importadas de
que en las zonas templadas. regiones con otras condiciones ecológicas y socia­
A pesar de sus desventajas en el trópico hú­ les sirvió sobre todo para indicar que la escasa
medo, las tecnologías orgánicas parecen en los utilidad social de la teoría económica dominante
países subdesarrollados mucho más interesantes no es un caso aislado: lo mismo sucede en la
que las tecnologías químicas. En este sentido el agronomía y quizá en muchas otras ciencias. La
incipiente viraje en algunos países industrializa­ comparación de los argumentos económicos y
dos en favor de la investigación y la práctica de las agronómicos muestra que, si bien la estructura
tecnologías orgánicas podría ser útil para la metateórica en ambas ciencias acusa las mismas
agricultura tropical, pero no es una solución. La deficiencias, el argumento técnico en cada caso es
fuente más importante para aprender cómo ha­ muy diferente. Quien quisiera demostrar algo
cer una agricultura eficiente y sostenida en las similar en otras disciplinas, debería salirse de la
condiciones del trópico sería el análisis profundo discusión general y entrar en la argumentación
de las tecnologías tradicionales, sobre todo en técnica de cada materia.

V
Conclusiones

El intento de explicar el establecimiento de las las teorías originan teorías y clasificaciones dife­
últimas teorías dominantes en la economía y la rentes y los demás países tienen por lo menos la
agronomía constituye un examen riguroso de la oportunidad de una selección inteligente entre
metateoría propuesta, a saber, que las teorías dos o más opciones, aunque ninguna correspon­
dominantes en diversas disciplinas reflejan las da completamente a las necesidades de su país.
condiciones de los países que las originaron. Sin En las disciplinas en que se ha importado no sólo
embargo, será difícil que sea aceptada, no por­ la teoría sino también la definición de los proble­
que esto significaría un cambio radical en las mas por resolver y los medios para resolverlos no
formas de pensar, en lo que respecta tanto a las se presenta —aparentemente— el fenómeno de
teorías concretas de una disciplina como al objeti­ una ciencia subdesarrollante porque se ha im­
vo de la ciencia en general, sino sobre todo por­ portado todo el conjunto y él en sí es internamen­
que no existe en la ciencia la racionalidad instan­ te coherente; un ejemplo podría ser la ingeniería
tánea que renuncia a sus posiciones cuando las ve civil. Pero cuando el aumento del precio de algún
bien criticadas. Lakatos (1974, p. 74) se refiere a insumo obliga a recurrir a los materiales locales
esto cuando afirma: "Hay que comprender que no previstos en las tecnologías tradicionales, o
hasta un adversario que parece vencido puede cuando los productos energéticos más costosos
volver a una posición fuerte”. Ya Max Plank impiden que un enfriamiento o un calentamien­
(1948, p. 22) observó que "las nuevas verdades to artificial remedie las deficiencias en la concep­
científicas ...se imponen cuando mueren sus ad­ ción arquitectónica, se restablece la relación pre­
versarios”. científica entre tipos de conocimientos y tipos de
En algunos casos las diferencias entre los climas, paisaje y medio ambiente. Mejor dicho,
mismos países industrializados y los creadores de esta especifidad de los conocimientos se estable­
CAMBIOS DE RELEVANCIA SOCIAL EN EL TRANSPLANTE DE TEORIAS / Ivo Dubiel 163

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tuvieran la capacidad intelectual de fijarse en la para responder con conocimientos y tecnologías.

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REVISTA DE LA CEPAL N® 28

Introducción

Desde hace muchos años, en casi todos los países


La elaboración de América Latina y el Caribe se han llevado a
cabo distintos programas que abordan parcial­
de inventarios mente el resguardo del patrimonio natural y cul­
y cuentas del tural. Para el patrimonio natural se han creado
sistemas de áreas protegidas, encargados co­
patrimonio naturai rrientemente de los parques nacionales y de las
reservas o instituciones protectoras de determi­
y cultural nados recursos, como los forestales y los pesque­
ros. En lo que toca al patrimonio cultural, los
países han desarrollado programas a través de
Nicolo Gligo* instituciones especiales como el Instituto Nacio­
nal de Patrimonio Cultural del Ecuador; la Co­
misión del Patrimonio Histórico-Cultural de Ar­
gentina; y los organismos encargados de museos
El presente artículo explora el difícil problema de los y archivos, aparte de múltiples iniciativas que se
inventarios y las cuentas del patrimonio natura! y cul­
tural. En primer lugar se trata de precisar el concepto
encuentran dispersas en distintas instituciones,
de patrimonio global para luego definir los objetivos secretarías y ministerios.
que deben perseguir esos programas para los países de En la región abunda una variada legislación
América Latina y el Caribe. Se plantean a continuación sobre la preservación del patrimonio natural y
algunas formas de nomenclatura o clasificación del cultural, la que se centra sobre todo en torno a la
patrimonio.
El estudio propone una clasificación que podría
conservación de los recursos naturales (países
servir como referencia para los países de América como Colombia y Venezuela han dictado códigos
Latina y el Caribe. Describe cómo contabilizar los ele­ especiales sobre el tema) y a la conservación de
mentos patrimoniales y cómo ubicarlos en relación con los monumentos histórico-arquitectónicos.
los sistemas nacionales de información y evaluación. No obstante, no hay programas globales para
Por la difìcultad de cuantiflcar y evaluar los recursos
del patrimonio cultural, este ensayo se circunscribe al
levantar o mantener inventarios del patrimonio
análisis del patrimonio natural. El criterio se basa en la natural y cultural, ni iniciativas importantes para
necesidad de establecer tres dimensiones de evalua­ incorporar estos aspectos en las cuentas naciona­
ción: la ecológica, la cultural y la económica, en el les, aunque va cundiendo la preocupación por el
entendido de que muy pocos recursos podrían ser tema ante el agotamiento de muchos recursos
clasificados en los tres.
A continuación se examina la integración de la
por efecto de las altas tasas de extracción y la
contabilidad del patrimonio natural en los sistemas histórica expoliación que han sufrido los recur­
de cuentas nacionales, presentando, por último, reco­ sos naturales; la implantación de sistemas de ex­
mendaciones para crear un programa global del patri­ plotación reñidos con las normas de conserva­
monio natural y cultural. ción de los recursos a mediano y largo plazo; la
irrupción de un estilo de desarrollo que, por un
fuerte efecto aculturizante, tiende a menospre­
ciar y por ende a descuidar los bienes culturales
propios de cada país; la ignorancia sobre la dota­
ción patrimonial de cada país; y el escaso conoci­
miento de los costos ecológicos que implican para
el patrimonio los procesos de desarrollo.
* F u n d o n a r io d e la U n i d a d C o n j u n t a c;epal / hnuma d e
D e s a r r o llo y M e d i o A m b ie n t e .
166 REVISTA DE LA CEPAL N® 28 / Abril de 1986

Definiciones y objetivos para un programa


de patrimonio naturai y cultural
Se han realizado diversos planteamientos sobre ciales, religiosos, comerciales o industriales) y el
el concepto del patrimonio global. La Comisión patrimonio nacional aborigen incluye los lugares
Interministerial de Cuentas del Patrimonio Na­ de interés para la cultura tradicional autóctona.
tural de Francia lo define como “el conjunto de Estos dos aspectos, construido y aborigen, en
bienes que nos han sido legados por las genera­ conjunto constituyen lo que podría denominarse
ciones anteriores y que debemos igualmente tras­ el “patrimonio cultural”.
mitir a las generaciones futuras sin haber altera­ La definición que aquí se propone para el
do las posibilidades de utilización” (Francia, concepto de patrimonio es; el conjunto de bienes
1979, tomo i). Esta definición se ciñe al concepto que nos han sido legados por las generaciones
general sobre lo que debería considerarse como anteriores y que nos corresponde conservar en
patrimonio, pero surgen algunos interrogantes sus atributos fundamentales o transformar ade­
sobre lo que significa la trasmisión a las genera­ cuadamente para poder trasmitirlos a las genera­
ciones futuras “sin haber alterado las posibilida­ ciones futuras. Obviamente que el “transformar
des de utilización”. Si el desarrollo es la transfor­ adecuadamente” es un concepto relativo que de­
mación del medio natural en un medio artificial, pende de la concepción que se tenga en un mo­
se están alterando de hecho sus posibilidades de mento dado de las proyecciones del uso de deter­
utilización futura. Por ejemplo, la expansión de minados bienes.
la frontera agropecuaria se hace de variadas for­ El patrimonio no es sinónimo de un conjunto
mas, basadas en sistemas y tecnologías diversas, de bienes públicos sino de un conjunto de bienes
cuyas consecuencias obviamente alteran las posi­ de uso colectivo, muchos de los cuales pueden
bilidades de utilización de los ecosistemas en el estar en el dominio privado. El Estado debe nor­
futuro. Una transformación que por el conoci­ mar la función social del bien patrimonial, ya sea
miento científico-tecnológico existente en un regulando el uso privado en función del uso co­
momento histórico dado tiene un costo ecológico lectivo, ya sea expropiándolo cuando la función
bajo, puede tener graves consecuencias para el social lo exija.
futuro si, por un nuevo aporte científico-tecnoló­ Determinadas corrientes tienden a identificar
gico, el costo ecológico toma un nuevo valor. el patrimonio con los bienes no evaluables econó­
Cualquier definición que incorpore los concep­ micamente. Aunque muchos bienes patrimonia­
tos de posibilidades de utilización futura se estre­ les no entran en el circuito económico, hay mu­
lla contra este problema. chos que sí están en él. En consecuencia, los bie­
Más general es la definición adoptada por la nes patrimoniales se clasifican de tales no a base
Australian Heritage Commission (1982) que, en del tipo de dominio o de su incorporación en el
términos generales, define el patrimonio nacio­ circuito económico, sino de una función social
nal como “aquellos lugares que, siendo compo­ que interesa a varias generaciones.
nentes del medio ambiente natural de Australia o Los paísés que han creado programas de pa­
del medio ambiente cultural de Australia, tienen trimonio natural y cultural lo han hecho con
significación estética, histórica, científica o social objetivos diferentes: orientados algunos al cono­
u otro valor especial tanto para las generaciones cimiento de los bienes, otros a su gestión o, en
futuras como para la colectividad actual”. Se cla­ determinados casos, a la constitución de cuentas
sifica el patrimonio en tres grupos principales: el patrimoniales, o sencillamente para proteger y
medio natural, el patrimonio nacional aborigen y conservar esos recursos. El National Heritage
el medio ambiente construido. El “medio am­ Program de los Estados Unidos de América,
biente construido” se asocia con construcciones creado en 1977, propende a identificar, proteger
históricas de origen europeo (edificios residen­ y, si es necesario, adquirir los recursos patrimo­
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gtigo 167

niales nacionales y a coordinar los programas en generación, como las obras de habilitación de
federales. En Francia se solicitó expresamente tierras: andenes, terrazas, obras de avenamiento
un informe de la comisión interministerial para e incluso antiguos caminos rurales.
confeccionar un sistema de cuentas del patrimo­ El patrimonio cultural estaría compuesto por
nio natural. En Noruega las cuentas giraron en los bienes heredados; los lugares de interés histó­
torno a los recursos de la pesca, la energía y el rico y prehistórico; los sitios de encuentro entre
aprovechamiento de la tierra. El objetivo perse­ las culturas aborígenes y las foráneas; el arte
guido en Australia ha sido efectuar un registro precolombino, colonial y postcolonial; los edifi­
de lugares de interés con criterios científicos, cios y las casas de interés histórico o arquitectóni­
estéticos y socioculturales. En este caso se incluye co; las antiguas instalaciones industriales, mine­
también el medio ambiente construido. Las defi­ ras y comerciales; los medios de transporte; y los
niciones del patrimonio natural y cultural, en pueblos típicos.
consecuencia, están supeditadas en cada caso a En el marco de estas definiciones y sobre la
los objetivos perseguidos en los programas nacio­ base de algunas características comunes a los paí­
nales. ses latinoamericanos, los programas sobre deter­
En los países latinoamericanos y del Caribe minación del patrimonio natural y cultural debe­
los objetivos deberán estar enfocados a la dinámi­ rían orientarse a:
ca situación de cambios de los recursos naturales a) Adquirir conocimiento, tanto de los re­
y a la pérdida y sobreexplotación de ellos. Para cursos como de los sistemas, para aplicarlo en la
los programas de patrimonio cultural, los objeti­ definición de opciones de desarrollo y en la crea­
vos deberán tender a contrarrestar la subvalora­ ción de una conciencia acerca de cómo evolucio­
ción de las culturas precolombinas y criollas y a la na el estado de los recursos en función del uso
irrupción de valores foráneos que tienden a acre­ que les da la sociedad;
centar esa subvaloración. b) Regular los derechos de propiedad, in­
El principal obstáculo para definir el patri­ corporando instrumentos jurídicos que tomen
monio natural es la dificultad de definir el límite en cuenta el papel social que cumplen los recur­
entre “lo natural” y “lo construido”. La artificiali- sos, sus proyecciones a largo plazo y, para mu­
zación a que se somete la naturaleza en el proceso chos bienes, su utilidad colectiva como bien no
de desarrollo es un continuo en que los grados se económico. Estos instrumentos incluirán la ela­
suceden sin interrupción desde los mínimos a los boración de nuevos reglamentos con atribucio­
máximos. Es necesario, entonces, fijar arbitraria­ nes de control y penalización para los organismos
mente un punto en ese continuo para definir un públicos. Especial atención merecen los instru­
límite en que se diferenciará lo natural de lo no mentos jurídicos que refuerzan la autoridad del
natural. En América Latina esta dificultad se Estado para adquirir recursos patrimoniales.
agrava por la transformación acelerada de eco­ c) Establecer un sistema de inventarios y de
sistemas prístinos o casi sin intervención, que cuentas del patrimonio natural y cultural, a fin
llegan rápidamente a ser redasificados como no de conocer periódicamente los cambios habidos e
naturales. incorporar los problemas del patrimonio en la
En el patrimonio natural deben incluirse los planificación del desarrollo, sobre todo en los
bienes de la naturaleza que no han sufrido modi­ ejercicios destinados a armonizar los procesos de
ficaciones o que han sido artificializados en tan planificación de corto plazo con los de mediano y
escasa medida que no se ha alterado significativa­ largo plazo,
mente su comportamiento natural. A ellos habría d) Dar a conocer los principales problemas
que sumar los bienes “naturalizados” que ayudan de deterioro de los recursos naturales y cultura­
a mantener los atributos de determinados recur­ les, tratando de que los registros y cuentas for­
sos como suelo y agua. Estos son bienes construi­ men parte de los sistemas educativos y lleguen a
dos de interés histórico, legados de generación dominio de la opinión pública.
168 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

II
Clasificaciones del patrimonio naturai y cultural

A partir de la definición del patrimonio naturai y trucciones de interés. Se trató de preparar un


cultural y de sus objetivos, es posible elaborar registro nacional de lugares para determinar su
una clasificación que se ajuste a los conceptos que estado de conservación y establecer las políticas
interesan a cada país. Los programas que están respectivas. Cada criterio se explica con ejemplos
funcionando dan la idea de cómo algunos países de lugares o construcciones. En la división efec­
armaron esas clasificaciones. En Estados Unidos tuada por la Comisión Australiana en patrimo­
se hizo la clásica división entre patrimonio natu­ nio natural, medio ambiente construido y patri­
ral y cultural. Como los objetivos eran, en esen­ monio aborigen nacional (estos dos últimos co­
cia, conservacionistas, la desagregación del patri­ rresponden al patrimonio cultural), han privado
monio natural se hizo dándole importancia a los los criterios científicos, estéticos. Históricos y so­
recursos ecológicos y geológicos y destacándose ciales (anexo ii).
además los paisajes y las zonas vírgenes. Con Al tratar de elaborar su nomenclatura los
relación al patrimonio cultural, se trató no sólo franceses resumieron, como se muestra en el grá­
de proteger lugares y construcciones de interés, fico I, las seis principales opciones (Francia, 1979,
como emplazamientos arqueológicos y edificios tomo m). Del análisis de estas opciones plantea­
históricos y de valor artístico, sino también las ron la necesidad de establecer una nomenclatura
artes y las artesanías (anexo i). única que integrase las dimensiones más esencia­
El registro australiano se basó en criterios les, vinculándolas con los conceptos señalados en
orientadores para determinar lugares o cons­ el sistema de cuentas (anexo iii).

Gráfico 1

Nomenclatura de elementos
físico-químicos
(clasificación
de Mendéleiev, Clasificación de for-
mas de energía)

Nom enclatura Nomenclatura de elementos


institucional de la biosfera {criterio
(por agente del medio ambiente)
gestor) (litosfera, hidrosfera.
atmósfera, holobiomas)

Nomenclatura
fu n cio n a l desde el
punto de vista de
elementos naturales
(condición de Nomenclatura de espacios
reproducción, carac- geográficos homogéneos
teres ± renovables. (territorios, ecosistemas,
ciclos) ,, criterio espacial)
Nomenclatura de
funciones y usos del
patrimonio por el
hombre y sus actividades
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gligo 169

En los tres ejemplos detallados en el anexo se plificar la nomenclatura al máximo.


presentan variados enfoques y niveles para clasi­ Las clasificaciones pueden desagregarse has­
ficar y agrupar los bienes que correspondan al ta llegar a los elementos físico-químicos, pero lo
patrimonio natural y cultural. recomendable es establecer el límite en los recur­
En todos los países latinoamericanos y del sos corrientes que entran en el circuito económi­
Caribe existen desde hace muchos años institu­ co, como los minerales y las especies de la flora y
ciones jurídicas y reglamentos para controlar de­ la fauna.
terminados aspectos del patrimonio natural y Con relación al patrimonio cultural la deter­
cultural. Además, parte de los bienes del patri­ minación de lugares facilita la acción sobre los
monio natural ha sido investigada por organis­ recursos que entran en él y que se quiere prote­
mos especiales ya sean sectoriales (energía, mine­ ger, por lo que es recomendable esta clasifica­
ría, agricultura, silvicultura) o globales. Los pro­ ción. Además de sus ventajas prácticas el sistema
gramas del patrimonio natural y cultural no de­ permite incorporar todo lo que los países tienen
ben duplicar esas funciones, sino integrarlas y ya establecido como leyes y reglamentos de áreas
complementarlas. Por ejemplo, los organismos protegidas, monumentos nacionales y edificios
sectoriales de minería suelen estudiar recursos de interés arquitectónico.
minerales concretos dejando de lado los que no Él hecho de determinar lugares no debe im­
tienen un valor económico actual. Se trata de pedir la incorporación al patrimonio cultural de
complementar esta información ya recogida con ciertas actividades que no están localizadas sino
la que debería adquirirse para completar el cono­ que se desarrollan en todo el país o en toda una
cimiento del patrimonio. región, como la música vernácula.
La elaboración de un registro o sistema de A base de los antecedentes expuestos, se
cuentas para el patrimonio cultural debía basarse plantea a continuación una proposición de clasi­
en una serie de definiciones y decisiones, que ficación del patrimonio natural y cultural que
dependerán de los objetivos que se persigan. Pa­ podría ser útil para los países de América Latina
ra este fin se propone explorar el funcionamien­ y del Caribe.
to de una clasificación basada en dos niveles de
análisis. En un primer nivel general se plantearía 1. Patrimonio natural
la distribución en el territorio de los grandes 1.1 Nivel global
biomas^ con el objeto de entender su comporta­ 1.1.1 Grandes biomas
miento ecosistémico o el de determinados atribu­ 1.1.1.1 Ecosistema de bosque cadu-
tos naturales si están sometidos a un alto nivel de cifolio
artificialización. En este nivel podría apreciarse 1.1.1.2 Ecosistema de tundra
en qué medida un bioma determinado constituye 1.1.1.3 Ecosistema de estepa fría
un “patrimonio natural” más que otro y cuáles 1.1.1.4 Ecosistema de sabana hiper-
son los recursos físicos y funcionales que influyen térmica
en su valoración. Los franceses denominan “es­ l.L l.n
pacio geográfico” a este concepto. 1.1.2 Transformaciones ‘naturalizadas’
En el nivel general es preciso incluir los re­ 1.1.2.1 Agrosistemas de riego
cursos ‘naturalizados’, que, aunque implican un 1.1.2.2 La infraestructura de cana­
alto grado de artificialización, se consideran del les y drenes
patrimonio natural porque se incorporan a un 1.1.2.3 Las áreas de terrazas y an­
recurso natural y lo mejoran. denes
En otro nivel se combinarían los elementos 1.2 Nivel específico
de la biosfera con su función desde el punto de 1.2.1 Clima
vista de los elementos naturales, tratando de sim- 1.2.1.1 Precipitación
1.2.1.2 Temperatura
1.2.1.3 Humedad relativa
^Bioma (inglés biome) = sistema integrado por compo­
nentes bióticos y abióticos pero característicamente cada uno 1.2.1.4 Viento
de ellos corresponde a un modelo fisionòmico o funcional
típico. (Definición de Gastó, 1979).
170 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 I A&riì de 1986

1.2.10.6 Energía solar


1.2.2 Radiación solar 1.2.10.7 Energía nuclear
1.2.3 Recursos hidrìcos continentales 1.2.11 El paisaje
1.2.3.1 Ríos
1.2.3.2 Lagos, lagunas 2. Patrimonio cultural
1.2.3.3 Agua subterránea 2.1. El patrimonio arqueológico
1.2.3.4 Manglares 2.2 Edificios, construcciones y jardines de in­
1.2.3.5 Glaciares terés estético, histórico o tecnológico (igle­
1.2.3.6 Nieve sias, palacios, edificios públicos antiguos,
1.2.4 Recursos geológicos puentes, presas, minas)
1.2.5 Recursos geomorfológicos 2.3 Artes y artesanías
2.4 Paisajes de interés estético o histórico
1.2.6 Suelos
1.2.7 Recursos minerales 2.5 Medio ambiente construido que muestra
1.2.7.1 Fierro formas de vida, costumbres, procedimien­
tos y funciones en desuso, en peligro de
1.2.7.2 Cobre
1.2.7.3 Aluminio extinguirse (pequeños pueblos, fortifica­
II ciones, trapiches)
I I 2.6 Objetos y colecciones notables
1.2.7.n 2.7 Conjuntos urbanos notables
1.2.8 Recursos bióticos Una vez establecida la clasificación del patri­
1.2.8.1 Patrimonio genético monio natural y cultural y definidos sus compo­
1.2.8.2 Flora terrestre y acuática nentes, se puede considerar cómo contabilizarlos
1.2.8.3 Fauna terrestre y ubicarlos en los sistemas nacionales de informa­
1.2.8.4 Fauna acuática de aguas ción y evaluación.
continentes Las características del patrimonio cultural
1.2.8.5 Fauna anfibia hacen que sea muy difícil la cuantificación física y
1.2.8.6 Flora y fauna del mar económica. Sin embargo, en algunos casos —co­
1.2.9 Recursos marítimos mo las colecciones y objetos notables, obras de
1.2.9.1 El mar litoral arte y construcciones de valor arquitectónico—
1.2.9.2 El mar de la plataforma con­ es posible que posean valor de mercado. Como
tinental estos casos son excepcionales, el patrimonio cul­
1.2.9.3 Las áreas de especial interés tural se limita a una descripción de lugares, cons­
1.2.10 Recursos energéticos trucciones, bienes o actividades, escasamente
1.2.10.1 Los hidrocarburos cuantifícables, pero sí posibles de describir ex­
1.2.10.2 Carbón haustivamente.
1.2.10.3 Hidroelectricidad Los esfuerzos por efectuar cuantificaciones
1.2.10.4 Biomasa patrimoniales se limitarían sólo a los recursos
1.2.10.5 Energía eòlica naturales.

III
Las cuentas del patrimonio
en los sistemas de cuentas nacionales
1. Evaluaciones y cuentas evaluaciones sobre los recursos naturales, que
muchas veces se duplican o triplican, hace que
La abundante generación de informaciones y algunos técnicos estimen que elaborar un sistema
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gligo 171

de cuentas del patrimonio natural y cultural es 2. La ubicación de los programas de cuentas


un esfuerzo redundante. Estas apreciaciones se del patrimonio natural y cultural
basan en una confusión entre lo que son los siste­
mas actuales de información, prospección y eva­ Existen muchas dudas de cómo integrar un pro­
luación y lo que deben ser las cuentas de recursos grama de cuentas del patrimonio natural y cultu­
naturales. ral en los sistemas de contabilidad nacional. En
los países de la región no existen sistemas estruc­
Cuando se efectúa la prospección y evalua­
turados y explícitos de contabilidad ambiental y
ción de los recursos naturales, se trabaja con el
concepto de existencias y así se genera la infor­ patrimonial. Se trata más bien de informaciones
ambientales insertas en los distintos sistemas de
mación, por ejemplo, sobre los recursos minera­
información (c e p a l , 1980 y Naciones Unidas,
les, la flora y el suelo. Las evaluaciones suelen
1980). Las informaciones y evaluaciones princi­
limitarse a la exploración de las posibilidades de
aprovechamiento. Por ejemplo, las evaluaciones pales sobre recursos naturales provienen de los
del suelo se expresan en la aptitud de uso y el uso distintos sectores de la economía y, como es ob­
actual para determinar cuál es el potencial pro­ vio, los sectores que más aportan son el agrícola,
el minero y el pesquero. En algunos países la
ductivo basado en una tecnología concreta con
información sobre recursos naturales se genera
distintos niveles de capitalización.
también en el sector industrial en la medida en
En América Latina es corriente repetir las que este sector lleva un buen control de sus in­
evaluaciones periódicamente para apreciar có­ sumos.
mo han ido evolucionando las existencias. Hasta Hay además organismos nacionales, esta-
ahora no puede decirse que estas repeticiones se duales, provinciales o departamentales que tie­
hayan realizado con la frecuencia necesaria como nen como función la generación directa de catas­
para llevar un control estricto. Son fotografías tros y evaluaciones sobre los recursos naturales y
estáticas de distintas épocas que, incluso, en mu­ otros que son los encargados de la planificación,
chas ocasiones, no pueden compararse por pro­ para la cual deben contar con catastros y evalua­
blemas metodológicos (escalas y sensores remo­ ciones de este patrimonio.
tos distintos) ni pueden explicar los balances de Un programa del patrimonio natural y cultu­
los recursos, pero sí dan una idea aproximada de ral debe ser intersectorial y estar ubicado en un
las fluctuaciones de existencias. nivel que haga posible la integración de las infor­
maciones generadas en cada sector. Asimismo,
El objetivo con las cuentas es el de medir, con debe estar en situación de entregar sus datos a los
una periodicidad determinada, los flujos que se organismos de planificación y a los que manejan
asocian con las variaciones de existencias, lo que las cuentas nacionales. Esto supone darle cabida
permite trazar dinámicamente la evolución del en un nivel superior al de las estadísticas sectoria­
patrimonio. Esta relación entre flujos y existen­ les e incluso a la altura de informes más globales
cias puede parecerse mucho a las evaluaciones como las estadísticas ambientales, los estudios so­
tradicionales cuando se trata de recursos natura­ bre el estado del medio ambiente, la compilación
les no renovables, pero es mucho más compleja de datos económico-ambientales y los planes am­
para los recursos renovables, por el deterioro y la bientales regionales.
renovación natural a que están sometidos. Su ubicación dependerá, por supuesto, de la
organización institucional de cada país. En todo
Es conveniente en un programa de cuentas caso, desde el nivel intermedio recomendado, las
patrimoniales considerar otros indicadores que cuentas deberán alimentar niveles superiores co­
enriquecen su interpretación, como la determi­ mo los modelos macroeconómicos y las cuentas
nación de los niveles de perturbación o de dete­ nacionales. Especial interés reviste incorporar las
rioro (por ejemplo, los residuos vertidos en el cuentas de patrimonio natural en los modelos
agua). de planificación de largo plazo.
172 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

IV

Criterios para elaborar las cuentas


1. Orientación y criterio de tres dimensiones no puede evaluarse de esa manera (Farnworth y
otros, 1981). Son preferibles los criterios multidi­
La preocupación por el deterioro que sufren los mensionales, efectuándose la contabilización
recursos naturales en América Latina se ha plas­ monetaria cuando sea posible. Una percepción
mado en una serie de iniciativas encaminadas a adecuada de la evolución del patrimonio hará
crear conciencia sobre los peligros que amenazan posible una planificación que concilie la visión de
al patrimonio natural. Se han realizado estudios corto plazo con la de mediano y largo plazo,
sobre el estado general del medio ambiente o problema fundamental cuando se trata de incor­
estudios más concretos sobre algún recurso en porar la dimensión ambiental en la planificación
peligro (por ejemplo, los bosques naturales o el del desarrollo.
suelo en relación con la erosión). Muchos de estos Si el objetivo más importante de las cuentas
estudios contienen cuantificaciones físicas y en del patrimonio es su incorporación a los procesos
algunos casos económicas. de planificación del desarrollo, será necesario
En general, estas iniciativas .no han tenido el establecer la ligazón entre los recursos naturales,
éxito esperado, porque no se les ha dado la im­ el sistema económico y los aspectos socio-cultura­
portancia debida en las esferas de la planificación les, lo que presupone analizarlas en esas tres di­
global y gestión ejecutiva. Ello se debe principal­ mensiones. No existe un denominador común
mente al hecho de que la evaluación y sus cuentas que vincule a estos tres aspectos, por lo que hay
las ha presentado en forma aislada el “sector que evaluar el patrimonio desde tres ángulos,
ambientalista”, con el solo objeto de advertir so­ tratando de establecer los nexos respectivos. En
bre el deterioro que sufren los recursos en el otras palabras, un mismo recurso, si fuera nece­
proceso de desarrollo. Los organismos encarga­ sario deberá ser revaluado dos o tres veces. Así,
dos de planificar el desarrollo no han considera­ por ejemplo, un bosque puede ser evaluado eco­
do necesario adoptar un punto de vista que no lógicamente, como biomasa; económicamente,
contribuye en lo inmediato a dar respuesta a los en metros cúbicos de madera, y socio-cultural-
problemas que deben resolverse cotidianamente. mente, en hectáreas para la recreación. Las tres
Por ello, la primera obligación es definir con evaluaciones deben cruzarse. Así, las modifica­
claridad cuáles son los objetivos que persiguen ciones por la explotación de determinadas espe­
las cuentas del patrimonio. La contabilidad patri­ cies arbóreas modifican el comportamiento eco­
monial debe constituirse, en primer lugar, en lógico del bosque e influyen en el aspecto estético
una herramienta que coadyuve a planificar el relacionado con la recreación.
desarrollo. Ello se logra con una información En consecuencia, tal como lo plantea el estu­
actualizada periódicamente acerca de la disponi­ dio de la Comisión Interministerial de Cuentas
bilidad y la calidad de los recursos patrimoniales, del Patrimonio de Francia, habría tres esferas
de su potencial y del uso ecosistémico de ellos. básicas en que realizar contabilidades que nece­
Como el desarrollo es un concepto integral, las sariamente deben relacionarse entre sí para tra­
evaluaciones deben enfocar no sólo los recursos tar de darle a los recursos un tratamiento multi­
físico-ambientales, sino, en lo posible también los dimensional; la de la naturaleza, la de la econo­
culturales. mía, y la del hombre.
Algunos autores sostienen que el objetivo de Si el objetivo de las cuentas del patrimonio
las cuentas patrimoniales es incorporarlas a las natural fuera sólo el de incorporarlas a las cuen­
cuentas nacionales. Aunque importante, este en­ tas nacionales, bastaría con relacionar la esfera
foque podría darle a la contabilidad un sesgo de la naturaleza con la de la economía, tratando
monetario que supondría ponerle precio a todos de evaluar monetariamente el recurso natural.
los elementos patrimoniales, con lo cual margi­ En algunos casos la relación entre estas esferas se
naría parte del patrimonio natural y cultural que reduce a una cuenta de explotación de los recur-
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / N icuh Gligo 173

SOS naturales eludiendo el problema de evalua­ el consumo y las reservas de minerales se expone
ción, como lo hace la Oficina de Estadística de la en el anexo iv.
Comunidad Europea. Para los recursos naturales renovables la con-
En el informe australiano, el programa se tabilización es mucho más compleja. En los eco­
limita a un registro y a una descripción cualitativa sistemas naturales, la dotación puede modificar­
de lugares y medio ambiente construido. En este se en forma natural. Si un ecosistema no está en
caso, el patrimonio natural se reduce a la esfera su clímax, tiende a crecer hasta que actúe algún
de la naturaleza y el cultural a la del hombre, factor limitante (por la ley del mínimo^). Por otra
estableciéndose débiles nexos entre ellas. parte, puede haber disminución de existencias
Los Estados Unidos se limitan casi exclusiva­ cuando las condiciones climático-geológicas han
mente a la esfera de la naturaleza. variado y no corresponden a las óptimas para el
clímax. Hay, en este caso, un proceso natural de
2. Los balances de explotación del patrimonio retrogradación muy fácil de acelerar por la ac­
natural ción del hombre. Las variaciones “cualitativas”
de las existencias en los procesos expuestos son
Una vez definidas las unidades de medición co- muy difíciles de cuantificar.
rres(X>ndientes a las tres dimensiones plantea­ En los sistemas artificializados, el conjunto
das, es posible intentar la confección de cuentas de problemas de los recursos naturales renova­
del patrimonio natural. Las dificultades inheren­ bles se complica por las fluctuaciones que induce
tes a la cuantificación del patrimonio cultural el proceso de desarrollo. Es el caso de las planta­
hacen que el control sobre éste se reduzca sólo a ciones forestales que pueden crecer o disminuir
inventarios o registros, por lo que las considera­ según el balance de plantación y explotación.
ciones sobre la confección de las cuentas se van a Merecen especial atención las modificacio­
referir exclusivamente al patrimonio natural. nes que sufren los ecosistemas naturales por pro­
No es difícil llevar la contabilidad física de los cesos que aparentemente no afectarían su capaci­
recursos naturales no renovables. En primer lu­ dad de conservación. Hay quienes, basándose en
gar, lo que habría que establecer son los distintos los parámetros generales de resiliencia, sostienen
tipos de reserva o recursos que se poseen. En este que la naturaleza produce y recupera el ecosiste­
aspecto hay diversas formas de clasificación. El ma primitivo. Por ejemplo, se habla del poder de
problema reside en el grado de inexactitud de las cicatrización del trópico húmedo, debido a su
reservas en la medida que no se explotan. Es alta resiliencia. En ese contexto se tiende a consi­
habitual encontrar en América Latina informa­ derar la selva secundaria, o las selvas interveni­
ción o muy escasa o muy inexacta, debido a que la das, con el mismo valor que las primitivas. Si bien
prospección se hace corrientemente a niveles es cierto que la alta resiliencia le otorga al trópico
muy generales. Mucha información la manejan húmedo mayor poder de recuperación, se ha
en forma privada las empresas nacionales y ex­ demostrado que no necesariamente se reprodu­
tranjeras. ce el ecosistema primitivo. Los desfases entre las
Ha habido un gran esfuerzo por reconocer y condiciones del óptimo climático y la realidad
evaluar algunos recursos. Organismos especiali­ climático-geológica y, sobre todo, la facilidad de
zados de los ministerios o secretarías de minería entrada de nuevas especies invasoras —muchas
u organismos especiales, como los institutos de de ellas agresivas— hacen que numerosas inter­
investigaciones geológicas y mineralógicas, han venciones, por leves que sean, deterioren el eco­
logrado grandes avances en los últimos años, ya sistema.
sea por la importancia de un recurso como gene­ No cabe duda de que la cuantificación de las
rador de divisas (cobre en el Perú y Chile), o por modificaciones deberá estar respaldada por tra­
el problema de la energía y la importancia consi­ bajos científicos o por estimaciones basadas en
guiente de la prospección petrolera.
En general, los países llevan un control glo­
bal de la producción y del consumo, lo que les '^Esta ley señala que —independientemente de la dota­
permite inferir la duración de la reserva. La for­ ción de recursos— un sistema biológico siempre detendrá su
ma más corriente de control sobre la producción. crecimiento por efecto del recurso más limitante.
174 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / Abril de 1986

Cuadro 1
PRINCIPALES RELACIONES ENTRE EXISTENCIAS Y FLUJOS QUE AFECTAN
AL PATRIMONIO NATURAL

Recursos Usos

1. Existencias al comienzo del período

2. Incremento de las reservas 3. Disminución de las reservas por cambio en la estimación


a) Por cambio en la estimación de las reservas conocidas de las reservas conocidas
b) Por descubrimiento de nuevas reservas

4. Incremento natural bruto 5, Disminución natural


a) Crecimiento natural de las existencias iniciales (creci­ — Por procesos espontáneos normales
miento del bosque) — Por catástrofes naturales
b) Crecimiento natural por reproducción (aumento de
alguna especie animal)

6. Incremento por mejor aprovechamiento tecnológico 7. Disminución por uso o explotación


(construcción de obras de avenamiento) a) Uso nacional
b) Exportación

8. Importaciones 9. Disminución por otras causas


— Contaminación
— Distinto uso (suelo agrícola urbanizado)

10. Ajuste (+ ó - )

11. Existencias al final del período

Fuente: Francia (1979), p. 26

éstos. De esta forma, para cada recurso, tanto de evaluación pueden hacer que un recurso, que
renovable como no renovable, se podría confec­ corrientemente se evalúa en una o dos dimensio­
cionar el balance expuesto en el cuadro 1. Este nes, se amplíe a otra. Lo que se recomienda es
cuadro debe ser acompañado de estudios com­ tratar de optar por evaluaciones que no necesiten
plementarios que indiquen la vulnerabilidad, los esfuerzos metodológicos muy discutibles o muy
riesgos, la irreversibilidad y otros aspectos cuali­ complejos.
tativos en forma que sea científicamente irrebati­ Los recursos mineros se pueden evaluar con
ble. Por otra parte, sería muy útil señalar nexos cierta facilidad con criterios físico-ecológicos y
de un determinado recurso con otros y su papel económicos. A los hídricos pueden aplicarse los
en un ecosistema específico. Así, por ejemplo, la tres tipos de enfoques igual que a los recursos
disminución de una especie de fauna silvestre forestales.
tiene repercusiones en las tramas tróficas del eco­ El bosque natural, por la gran repercusión
sistema al cual pertenece. que tiene en América Latina, merece un análisis
especial. Para el análisis físico-ecológico puede
3. Las tres dimensiones de los balances usarse como unidad de evaluación la biomasa
por tipo de bosque, medida en kilogramos por
Hay recursos que se pueden evaluar con criterios hectárea. Para este tipo de análisis es muy conve­
ecológicos, económicos y socio-culturales, es de­ niente evaluar la vulnerabilidad y el grado de
cir, en las tres dimensiones establecidas. Otros se deterioro, pues estos conceptos ayudarán a idear
pueden evaluar con alguna combinación de dos o las políticas necesarias. Además debe analizarse
sólo con un criterio. Determinadas metodologías el bosque como regulador del régimen hídrico y
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gligo 175

del clima así como protector de la fauna, todos El bosque no sólo produce madera, sino pasto
asuntos muy difíciles de cuantificar. Estas evalua­ para ganado, plantas medicinales y frutos silves­
ciones pueden incorporarse como complemento tres, que también deberán incorporarse en la
a las cuentas para poder calificar el estado del cuenta.
bosque.
La evaluación económica debe hacerse sobre La evaluación socio-cultural debe hacerse en
la base físico-ecológica. Como no todo el bosque función de lo que el bosque representa para la
es un bien económico, lo corriente es cuantifícar población, por ejemplo, zona de interés didácti­
los volúmenes maderables que el bosque contie­ co, recreativo o estético. En este caso la unidad de
ne para después ponerles valor. Aquí es muy medida debe ser simplemente la expresión de
im portante la distinción entre existencias y superficie. Pueden hacerse tablas de sensibilidad
flujos, pues su análisis permite inferir grados de visual, categorizándolas según su impacto en la
sobreexplotación, incluso de subexplotación {es­ población. El método que puede utilizarse para
pecies sobremaduras). La unidad corriente es ello es el de las encuestas a los usuarios del
metros cúbicos por especie y por tipo de madera. bosque.

V
La integración de la contabilidad del patrimonio
natural en los sistemas de cuentas nacionales

La incorporación de la contabilidad del patrimo­ inscritos en el campo común están directamente


nio en los sistemas de cuentas nacionales reviste relacionados con el bienestar de la población.
importancia fundamental para integrar el con­ Sólo por excepción pueden calcularse sus precios
cepto del medio ambiente en la planificación del de sombra y la curva de la demanda de sus fun­
desarrollo. En los sistemas de cuentas nacionales ciones ambientales (Hueting, 1980).
se basa la política económica nacional; si se logra En consecuencia, el esfuerzo debe centrarse
introducir la evaluación del patrimonio natural en expandir y completar el campo común para
se estará dando un paso decisivo para la incorpo­ que muchos bienes patrimoniales se evalúen y se
ración eficiente de la dimensión ambiental en la incorporen a los sistemas de cuentas nacionales.
planificación, sin olvidar que los sistemas de Para otros bienes, como la atmósfera, que se con­
cuentas nacionales son sólo indicadores del nivel sideran “bienes libres”, no es posible definir su
de crecimiento de bienes y servicios y no del aprovechamiento como actividad económica.
bienestar de la población (Hueting, 1984). Si en la contabilidad del proceso de produc­
Muchos de los bienes patrimoniales quedan ción no se incorpora algún indicador de agota­
fuera del campo económico de los sistemas de miento o deterioro, se distorsiona la evaluación.
cuentas nacionales. Otros están en un campo que Si, en la realidad, producir un bien se hace a
es común a esas cuentas y a la esfera del patrimo­ expensas de otro bien ambiental o de parte de ese
nio natural. Como afirman Sejenovich y Sou- bien, y si el costo no puede ser evaluado, es impo­
rrouille (1980) “...la medición de los costos de sible calcular el precio de sombra justo para el
protección ambiental y del control de emisión de bien en discusión (Theys, 1984).
contaminantes —si es que hay acuerdo sobre el La contabilidad corriente imputa sólo las
alcance de los conceptos—, en tanto implican amortizaciones de los activos tangibles reprodu-
gastos en dinero, están incluidos en las cuentas cibles o los bienes duraderos y no los bienes patri­
nacionales” moniales naturales, aunque éstos puedan ser
Lo importante de la situación es que muchos evaluados económicamente (Sejenovich y Sou-
de los bienes del patrimonio natural que no están rrouille, 1980).
176 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

Habría dos formas de solución, no excluyen- las existencias desde el punto de vista físico.
tes, sino complementarias entre sí. La primera La vinculación entre los sistemas de cuentas
sería la de evaluar económicamente los bienes del nacionales y los sistemas de registros y cuentas
patrimonio natural e introducir esta evaluación a del patrimonio natural servirá como instrumen­
las amortizaciones de los activos tangibles. La to para incorporar la dimensión ambiental en la
segunda sería conciliar los registros corrientes de planificación del desarrollo, en la medida en que
flujos con los cambios patrimoniales. Se trataría ésta siga girando en torno a la política económica.
de llevar cuentas paralelas para los bienes repro- Una concepción diferente del desarrollo, que
ducibles (en un sentido económico) y para los exija una planificación integral, en que el fin sea
patrimoniales. La primera cuenta sería la co­ el bienestar de la población y, por ende, su am­
rriente, en donde las existencias iniciales se su­ biente, y la política económica sea sólo una herra­
man a la formación bruta de capital del período y mienta para lograr estos fines, exigirá modificar
se les sustraen las amortizaciones. La segunda esta estrategia y no recabará el esfuerzo antes
sería de conciliación, tal como se explicó en la descrito, ya que el ambiente estará implícito en
sección anterior en que se relacionan los flujos y todas las decisiones sobre desarrollo.

VI
Recomendaciones para un programa del patrimonio
natural y cultural
Para poner en práctica un programa que elabore so conocer el estatuto jurídico que los rige, ya que
inventarios y cuentas del patrimonio natural y existen en los países de América Latina y el Cari­
cultural será necesario definir algunas etapas be numerosas normas para las zonas protegidas,
fundamentales y luego analizar las diversas op­ los monumentos nacionales, las construcciones
ciones de institucionalización en el sector pú­ de interés arquitectónico y otros bienes. Es nece­
blico. sario también analizar la eficiencia de estas nor­
mas, pues muchas son sólo letra muerta.
1. Etapas propuestas La propuesta concreta debe permitir armar
el programa de registro y cuentas del patrimonio
En la primera etapa habrá que definir los objeti­ natural y cultural. En el registro general habrá
vos nacionales que persigue un programa sobre que definir las informaciones complementarias
el patrimonio natural y cultural y elaborar la necesarias. Una vez levantado el registro gene­
clasificación correspondiente. La segunda etapa ral se puede elaborar el sistema de cuentas, en
consiste en elaborar un registro nacional de los particular del patrimonio natural.
inventarios estadísticos y otros antecedentes so­ Para la confección del sistema se recomienda
bre los bienes patrimoniales naturales y cultura­ que no sea general en sus primeras etapas, sino
les. Este registro deberá incluir para cada inven­ que se elijan determinados bienes patrimoniales
tario: según los siguientes criterios:
a) el título; b) su definición sobre si es un a) importancia en la generación del producto
programa, proyecto o una función institucional; nacional (el cobre); b) importancia en la genera­
c) el autor institucional; d) el ámbito geográfico si ción de divisas (el estaño); c) repercusiones en la
es que no abarca todo el país; e) ios niveles y ocupación de fuerza de trabajo (el agua y el
escalas de información; f) fecha de la última pu­ suelo regado); d) nivel de deterioro (el suelo ero­
blicación y periodicidad. sionado); e) alto costo ecológico en el proceso de
Una vez conocida la situación de los distintos desarrollo (bosques nativos); f) función estratégi­
bienes del patrimonio natural y cultural es preci­ ca (petróleo).
LA ELABORAGIONÍ DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gligo 177

2. Institucionalidad del programa Recursos Naturales del Perú; y el Instituto Na­


cional de Evaluación de Recursos Naturales de
Se abren muchas opciones para poner en prácti­ Chile).
ca un programa de este tipo o similar, pero lo También podrían cumplir esta función los
importante es que tenga la jerarquía que le co­ organismos del medio ambiente ubicados en al­
rresponde en la administración pública. Debe gún sector o ministerio, pero para ello habrán de
estar ubicado por sobre los niveles sectoriales, lo tener poderes intersectoriales especiales, que son
que puede lograrse ubicándolo en el organismo muy difíciles de institucionalizar. Es el caso del
central de planificación o como dependencia di­ Instituto Nacional de los Recursos Naturales y
recta del ejecutivo, o nombrando una comisión del Medio Ambiente de Colombia; de la Secreta­
interministerial especial. ría de Vivienda y Ordenamiento Ambiental de
En la fase diagnóstica, el programa podría Argentina; y de la Subsecretaría del Medio Am­
encargarse a los organismos nacionales de recur­ biente de Ecuador.
sos naturales, si es que existen en la administra­ El funcionamiento del programa debería es­
ción pública (como el Ministerio del Ambiente y tar en manos de un organismo sectorial. La pro­
de los Recursos Naturales Renovables de Vene­ mulgación de una ley que estableciera los manda­
zuela; la Secretaría Especial del Medio Ambiente tos institucionales le otorgaría al programa la
de Brasil; la Oficina Nacional de Evaluación de fuerza necesaria para hacerlo eficiente.

Anexo I
ESFERAS DE TRABAJO DEL N A T I O N A L H E R I T A G E PROGRAM
DE LOS ESTADOS UNIDOS^

1. Patrimonio natural b) Patrimonio arquitectónico y conjuntos ur­


a) Recursos ecológicos banos notables
b) Recursos geológicos c) Zonas y paisajes de interés histórico y cul­
c) Paisaje (valor estético) tural
d) Lugares naturales vírgenes d) Artes y artesanías
e) Objetos y colecciones notables
2. Patrimonio cultural f) Culturas populares tradicionales {folklife)
a) Patrimonio arqueológico g) Cultura contemporánea

‘Tomado de Francia (1979), tomo iii, p. 7.

Anexo II
CRITERIOS PARA ESTABLECER EL REGISTRO DEL
PATRIMONIO DE AUSTRALIA“

I, Areas naturales b) Hábitat de flora y fauna en peligro de


extinción
1. Científicos
a) Ecosistemas y formaciones o caracterís­ c) Ecosistemas o formaciones terrestres
ticas terrestres representativas poco comunes o muy importantes
“Tomado de Australian Heritage Comission (1982), pp. 37, 38 y 98.
178 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / A ìm l de 1986

d) Lugares frágiles, vulnerables al impac­ tumbres, de procedimientos o funciones


to de la actividad del hombre o a las ya en desuso y que están en peligro de
perturbaciones naturales extinguirse o son de excepcional interés.
e) Lugares de interés para estudiar la evo­ c) Vinculación estrecha con grandes perso­
lución botánica, geológica o geomorfo- najes o importantes etapas de desarrollo
lógica económico o evolución cultural
d) Panoramas urbanos o rurales de singular
2. Estéticos
interés
f) Paisajes naturales o modificados por el
hombre, de gran interés lll. Patrimonio aborigen nacional
3. Históricos a) Lugares de interés científico, que ofrecen
g) Zonas naturales asociadas con la labor un potencial para la ciencia o para el estu­
de los primeros botánicos o explorado­ dio de la prehistoria o que han figurado
res o con descubrimientos de impor­ prominentemente en la investigación
tancia científica b) Lugares relacionados con la actividad ar­
tística, como pintura, cerámica, árboles ta­
4. Sociales llados
h) Valores de recreación y turismo c) Lugares históricos relacionados con el
i) Valor didáctico para la enseñanza de contacto entre aborígenes y europeos, co­
las ciencias naturales mo misiones, lugares de masacres, etc.
d) Lugares de importancia tradicional para
II. Medio ambiente construido los aborígenes pero no necesariamente
a) Edificios representativos de una gran para el resto de la población (se les llama
obra de creación artística o técnica. también sitios vivos, mitológicos o sa­
b) Ilustración de un modo de vida, de cos­ grados).

Anexo III
NOMENCLATURA PROVISIONAL
DEL PATRIMONIO NATURAL (FRANCIAr

1. Aguas continentales 3. Atmósfera


1.1 Lagos, lagunas 3.1 Aire
1.2 Marismas, tierras húmedas 3.2 Radiación solar
1.3 Estuarios
4. Suelo y subsuelo
1.4 Ríos, aguas superficiales, caídas de agua
4.1 Lugares naturales no construidos. Inclu­
1.5 Napas freáticas y aguas subterráneas
so: zona del litoral, la montaña
1.6 Glaciares y nieves
4.2 Tierra vegetal, humus
2. El mar 4.3 Sustrato geológico, rocas, suelos desnudos
2.1 Plataforma continental 4.4 Recursos minerales {incluso arena y can­
2.2 Fondos marinos teras)
2.3 Agua de mar 4.5 Obras antiguas de mejoramiento rural
2.4 Zonas propicias para la acuicultura y la {setos vivos, bosquecillos, terraplenes, sen­
conchicultura deros, etc.)
“Tom ado de Francia (1979), tomo [.
LA ELABORACION DE INVENTARIOS Y CUENTAS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL / Nicolo Gligo 179

4.6 Paisajes 5.4 Fauna acuática silvestre


5.5 Fauna terrestre silvestre
5. Elementos hióticos 5.6 Principales biomas
5.1 Patrimonio genético de las especies silves­ 561 Bosques
tres y domésticas 562 Praderas y pastos montañosos
5.2 Población de especies 563 Laudas y lugares eriazos
5.3 Flora y especies vegetales 5.7 Ecosistemas raros o aislados

Anexo IV
C O N T R O L DE M INERALES

1. Reservas 3. Consumo
(10’^ toneladas) (lO’^ toneladas)
Probadas Probables Posibles Producción nacional
+ Importaciones
- Exportaciones
Disponibilidad para consumo
± A Existencias de enlace
Consumo real
r/i
2. Producción 4. Relaciones
(10^ toneladas)
a) Producción
Producción año base Reserva
Reciclaje año base b) Producción + reciclaje año actual
Producción y reciclaje Producción + reciclaje año base
Producción año actual
c) Reciclaje
Reciclaje año actual Producción total
Producción + reciclaje Etc.

Bibliografía

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hington, D.C.: PNUMA/Banco Mundial [presentado a la [presentado a la reunión Environmental Accounting
reunión Environmental Accounting Workshop, 5 a 8 de Workshop, 5 a 8 de noviembre de 1984].
I
REVISTA DE LA CEPAL 28
Introducción

Si hay algo que caracteriza la coyuntura actual es


la incertidumbre, tanto en el plano de la teoría
Cooperativismo del desarrollo como en el de las medidas encami­
nadas a supterar la profunda crisis económica,
y participación social y política que afecta a todos los países de la
región, cualesquiera sean los regímenes políticos,
popular: nuevas los niveles iniciales de crecimiento y los estilos o
estrategias de desarrollo adoptados.
consideraciones El debate sobre el desarrollo, principalmente
respecto de un a partir del decenio de 1960, puso en relieve los
aspectos sociales y humanos de dicho proceso. De
viejo tema una concepción basada casi exclusivamente en el
crecimiento económico se evolucionó hacia el
“enfoque unificado” y el “desarrollo integral”
Roberto P . Guimaraes* propuestos por las Naciones Unidas, que presen­
tan como determinante la idea de que el desarro­
llo debe subordinarse a valores humanos, espe­
cialmente los de bienestar y justicia social.
Debido a la tendencia a la sustitución de los regímenes Por otro lado, la experiencia latinoamericana
militares por regímenes democráticos, se aprecia ya el
creciente interés que suscita el tema de la participación
en los últimos treinta años sólo aumentó la incer­
popular en diversos países de la región. Dentro de este tidumbre entre los políticos y los expertos. Los
tema conviene considerar la importancia de las coope­ datos y análisis disponibles para el período 1950-
rativas como modelo de organización productiva de 1980 (especialmente Rama y Faletto, 1985) dan
bienes y servicios pues en él se realzan las ideas de cuenta de una región de gran dinamismo en lo
‘participación popular’, ‘autogestión’ y ‘cogestión’.
Tomando como punto de partida la persistencia y
económico, sin que ese dinamismo haya dado
la expansión de las cooperativas en prácticamente to­ lugar a cambios cualitativos de importancia en el
dos los países latinoamericanos, el autor pasa revista en bienestar de la población y en la distribución
primer lugar a los planteamientos que dominaron el social de los frutos del crecimiento.
debate sobre el cooperativismo en el decenio pasado y A la incertidumbre económica se suma la
en seguida propone nuevas bases metodológicas para
el examen del tema en profundidad. Destaca, para
incertidumbre política, en la medida en que el
esos propósitos, las relaciones entre cooperativismo, aparente cierre del ciclo de regímenes militares
participación popular, estilos alternativos de desarro­ ocurre en el momento en que pierden gravita­
llo y democracia, las posibilidades de plantearse el ción las opciones autoritarias, neoliberales, desa-
“nuevo” cooperativismo como un agente social impor­ rrollistas, reformistas y revolucionarias.^
tante en los próximos años, los rasgos específicos del
cooperativismo en el contexto latinoamericano y, fi­
En suma, si antes se reconocía que el creci­
nalmente, la necesidad de determinar el espacio geo- miento era una condición necesaria aunque no
económico, cultural, social y político de actuación de suficiente para un desarrollo socialmente justo,
las cooperativas. hoy es fuerza reconocer que las perspectivas de
tasas muy bajas e incluso negativas de crecimien­
to imponen desafíos aun mayores a los esfuerzos
de construcción democrática en los países de
América Latina y el Caribe, así como a las pro­
’"Funcionario de la División de Desarrollo Social de la puestas de desarrollo alternativo que den prima­
ccPAL. El autor agradece las útiles observaciones de Aguinal­ cía a la participación popular.
do H. Guimaráes, Gerson Ferreira Filho, Marshall Wolfe y
Adolfo Gurrieri.
‘Un análisis de la tendencia actual de agotamiento de los
regímenes militares y de la viabilidad de alternativas demo­
cráticas o ‘social-demócratas’ se encuentra en Wolfe (1984b).
182 REVISTA DE LA CEPAL N“ ÍS / Abril de 1986

Recobran vigencia los ideales de libertad Ju s­ sólo tomar una radiografía válida sobre la situa­
ticia social y equidad. Sin embargo, esos ideales ción actual del cooperativismo en América Lati­
no pueden ser tratados como conceptos abstrac­ na y el Caribe, sino también proponer alternati­
tos con los cuales se establecen relaciones ambi­ vas de política gubernamental para el sector.
guas en los análisis, frecuentemente normativos, El debate sobre cooperativismo ha adquirido
sobre las posibilidades de la democracia en los en las últimas décadas tonos tan ideológicos, y las
países de la región. Porque una sociedad sólo cooperativas han sido tan denigradas, tanto por
puede proclamarse libre y democrática en la me­ la izquierda —como instrumentos para la mani­
dida en que permita el ejercicio de esos ideales a pulación de los excluidos— como por la derecha
través de las instituciones que regulan la vida de —que las considera el germen disimulado de la
sus ciudadanos. subversión comunista—, que resulta cada vez
En ese sentido, convendría evaluar, en al­ más difícil distinguir los hechos de la propagan­
gún momento de la discusión sobre estilos alter­ da, y los resultados de investigaciones de lo que a
nativos, la importancia de una forma de organi­ los adversarios o los apologistas del cooperativis­
zación específica para la producción de bienes y mo les gustaría que fuera la realidad.
servicios —las cooperativas— en la creación de Las siguientes secciones, en el marco del
un estilo democrático de desarrollo donde se po­ proyecto llevado a cabo por la División de Desa­
nen a prueba conceptos como ‘participación po­ rrollo Social de la c e p a l ^ son un intento de reco­
pular’, ‘autogestión’ y ‘cogestión’. La evaluación ger la evolución reciente y las características ac­
de formas asociativas y de su potencial para pro­ tuales del fenómeno cooperativista en la región y
mover la participación de los sectores populares de ofrecer lincamientos conceptuales y metodo­
reviste una importancia especial en un período lógicos para el examen en profundidad de un
de crisis como el actual, pues permite verificar las tema que despierta un renovado interés en mu­
condiciones en que tiene validez, o no, la hipóte­ chos países.
sis de que “en situaciones de escasez, todas las Conscientes de que se navega por una zona
formas de organización contienen un germen de de conflicto entre la apología y la crítica y de que
exclusión y discriminación, aunque se profesen hay que avanzar con humildad y prudencia para
ideologías igualitarias’’ {Wolfe, 1984a). no incurrir en la creación de una nueva ‘utopía
La reconocida importancia del tema no debe, de comité’ como las que, según Marshall Wolfe,
entretanto, alimentar falsas esperanzas con res­ frecuentemente se traducen “en declaraciones y
pecto a la viabilidad de recoger suficiente infor­ ‘planes de acción’, sobre todo a consecuencia de
mación objetiva, o por lo menos no excesivamen­ los rituales autoperpetuantes de las organizacio­
te cargada de juicios de valor, que permita no nes internacionales” (Wolfe, 1984b).

II
Evolución cuantitativa reciente del cooperativismo
en la región
En 1983 el Departamento de Asuntos Sociales de dor, Haití, Trinidad y Tabago y Barbados fueron
la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Económicos los únicos que no respondieron al cuestionario
y Sociales de la o e a realizó una encuesta para preparado por la o e a (cuadro 1).
determinar la evolución cuantitativa del coope­ Según los datos presentados en el cuadro 1,
rativismo durante los últimos veinte años, el tipo se estima en 33 000 el número de cooperativas
de apoyo gubernamental brindado al sector y los
problemas, restricciones y necesidades conside­ ^Reunión técnica subregional sobre realidad y perspec­
rados como los más importantes (o e a , 1984). De tivas del cooperativismo en Argentina, Brasil, Chile, Para­
todos los países de la región, Uruguay, El Salva­ guay y Uruguay (Montevideo, 18 a 20 de noviembre de 1985).
COOPERATIVISMO Y PARTICIPACION POPULAR ! Roberto P. Guimar&es 183

C u a d ro 1
E V O L U C IO N D E L C O O P E R A T IV IS M O EN AM ERICA L A T IN A
Y EL C A R IB E : N U M E R O DE E N T ID A D ES Y SO CIOS,
1963, 1973 Y 1983

1963 1973 1983


N ú m e ro d e cooperativas 17 581 25 239 32 441
N ù m e ro d e socios 5 671 456 9 553 343 17 964 511
P o rc e n ta je s o c í o s / p e a 8.7 11.7 16.9

F uente: E la b o rad o a base d e oea (1984), c u ad ro 1, p. 4; c e p a i. (1983) ( pea


1960); y celade (1982) (p e a 1970 y 1980).

existentes hoy en América Latina y el Caribe, con el número de cooperativas fue más intenso en el
cerca de 18 millones de socios. Esas cifras repre­ período 1963-1973, con una disminución en la
sentan un crecimiento superior al 300% en el década siguiente, lo que confirmaría el auge del
número de socios que existían al iniciarse el dece­ cooperativismo en los años sesenta y su posterior
nio de 1960, mientras que el número de coopera­ declinación (faltarían las informaciones relativas
tivas prácticamente se duplicó en el mismo lapso. a períodos anteriores para establecer una evolu­
Por un lado se advierte que el crecimiento en ción más exacta); por otra parte, habría que su-

C u ad ro 2
A M E R IC A L A T IN A Y EL CA RIBE: N U M E R O Y PR O PO R C IO N DE SO CIOS DE
LAS C O O P E R A T IV A S EN LA PO B LA C IO N T O T A L Y EN LA PEA

Países“ Número de % Población % pea Número de % Población % PEA


socios total (1970) socios total (1980)
(miles 1973) (1970) (miles 1983) (1980)
Argentina 3 437 14.5 36.7 9 468 35.0 88.5
Bahamas — — — 6 2.5 —

Bolivia 114 2.6 8.2 197 3.5 11.2


Brasil 2 064 2.2 6.9 2 936 2.4 7.3
Colombia 1 242 6.0 19.5 948 3.7 10.8
Costa Rica 76 4.4 14.4 200 9.0 26.0
Chile 695 7.4 23.7 562 5.1 14.8
Dominica — — — 36 43.4 —

Ecuador 121 2.0 6.9 — —

Granada — — 6 5.4 —

Guatemala 56 1.0 3.5 175 2.4 7.8


Honduras 39 1.5 5.0 123 3.3 11.4
Jamaica 148 7.9 — 272 12.4 —
México 326 0.6 2.4 510 0.7 2.6
Nicaragua 18 0.9 3.3 60 2.2 7.8
Panamá 40 2.7 7.8 77 4.1 11.0
Paraguay' 30 1.3 4.1 47 1.5 4.4
Perú 690 5.1 16.2 2 064 11.7 36.1
República Dominicana 43 1.0 3.0 128 2.2 6.3
Venezuela 96 0.9 3.1 141 0.9 3.0
Total 9 235 3.6 11.7 17 956 5.4 16.9

Fuente; E la b o ra d o a base d e o e a (1984), c u ad ro A-5, p. 37 (núm ero de socios); c e l a d e (1983) (población total y

po b lació n eco n ó m ica m e n te activa).


a) E sta lista re p re s e n ta al 71 % de los encuestados, y las cifras relativas a población y p e a corresp o n d en al 92% del
to ta l reg io n al.
184 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

brayar la fuerte permanencia del fenómeno y su guiente. Sin embargo, el número de cooperativas
generalización en todos los países de la región. creció durante todo el período: 286% entre 1963
El análisis de la proporción de socios en rela­ y 1973 y 42% en los diez años siguientes. Lamen­
ción con la población total y la población econó­ tablemente no se dispone de informaciones sufi­
micamente activa de los países de América Latina cientes para interpretar lo ocurrido en ese país.‘^
y el Caribe (cuadro 2) nos ofrece una medida más El análisis de las tasas anuales de crecimiento
refinada de la importancia de las cooperativas para el conjunto de la región (cuadro 3) parece
para el desarrollo de la región. ratificar la importancia del fenómeno cooperati­
Con excepción de Chile y de Colombia, las vo para América Latina y el Caribe, en la medida
cooperativas lograron abarcar crecientes porcen­ en que se superaron con creces las tasas de creci­
tajes de la PEA durante el decenio pasado. El miento tanto de la población total como de la
número de cooperativas en 1973 equivalía al población económicamente activa.
11.7% de la pe a de 1970, y al 16.9% al iniciarse el
decenio siguiente. Hay que destacar el impacto
de los datos relativos a Argentina, Al sustraerse Cuadro 3
del cómputo total las cifras para ese país, el creci­ AMERICA LATINA Y EL CARIBE: TASAS
miento de la relación socíos/ pe a persiste, pero DE CRECIMIENTO ANUAL DE COOPERATIVAS
Y DE SOCIOS
resulta de 8.1% en 1970 y 8.7% en 1980.
La evolución del panorama regional en su
conjunto incluye situaciones bastante diversas. 1 9 6 3 -1 9 7 3 1 9 7 3 -1 9 8 3 1 9 6 3 -1 9 8 3
Hay países como México, Venezuela y Paraguay (x)operativas 3.7 2.5 3.1
que exhibían las tasas más bajas con respecto a Socios 5,4 6.5 5.9
1970 (2.4, 3.1 y 4.1 respectivamente), y que no
1 9 6 0 -1 9 7 0 1 9 7 0 -1 9 8 0 1 9 6 0 -1 9 8 0
cambiaron su posición relativa al final del perío­
do. En cambio, en Nicaragua, Guatemala y Hon­ Población total 2.7 2.7 2.6
duras, las cooperativas partieron de bajos niveles Población econó­
micamente activa 2.7 2.9 2.8
de participación en la pe a (3.3, 3.5 y 5.0 respecti­
vamente) pero lograron más que duplicar su par­
ticipación en los diez años. Fuente: Elaborado a base de oea (1984); celade (1983) y
CEPA L(1984).
En el extremo superior se encuentran los
países cuyas tasas son las más elevadas y cuyo
crecimiento fue el más sorprendente durante el
Lo anterior de por sí no invalida las conclu­
período. Entre ellos destacan Costa Rica y Perú,
siones de los diversos estudios realizados en el
donde la población afiliada representa actual­
decenio pasado, que serán analizados brevemen­
mente entre un cuarto y un tercio de la población
te en la sección siguiente.
económicamente activa.
Finalmente, cabría mencionar la evolución Aunque esos datos muestran la pujanza del
constatada en Chile y Colombia, cuyos contin­ cooperativismo en nuestra región, no revelan los
gentes cooperativos representaban parte impor­ resultados alcanzados para los estratos populares
tante de la pe a y que experimentaron una reduc­ y tampoco dan una base para evaluar qué ha
ción bastante marcada en los últimos diez años. significado ese ritmo de crecimiento para la con­
En el caso de Chile ello se podría explicar por el secución de los objetivos de promover la partici­
advenimiento del gobierno militar, puesto que pación de amplios sectores de la población en las
dicho gobierno, establecido en 1973, favoreció la decisiones y en la gestión económica y social.
desaparición de más de la mitad de las cooperati­ Finalmente el cuadro 4 presenta las informa­
vas existentes en aquel momento. La situación de ciones relativas al número de cooperativas y de
Colombia exigiría un análisis más detallado ya
que presenta un comportamiento bastante ines­
‘^Por el contrario, Jaramillo (1984) destaca la situación
table. Entre 1963 y 1973 el número de asociados económica favorable y el apoyo gubernamental prestado al
en las cooperativas colombianas casi se quintupli­ sector cooperativo en ese país, lo que no se refleja de ninguna
ca, reduciéndose en un 20% en el decenio si­ manera en los datos de la encuesta de la o e a .
COOPERATIVISMO Y PARTICIPACION POPULAR / Roberto P, Guitnaráes 185

Cuadro 4
AMERICA LATINA Y EL CARIBE:
TIPOS DE COOPERATIVAS EXISTENTES
Y SU COMPOSICION PORCENTUAL

Cooperativas Composición
porcentual
Tipos Número Socios Número Socios
T o tal 32 44J 1 7 9 6 4 511 10 0 100
Agropecuarias II 055 2 082 397 34 12
Consumo 2 739 2 790 397 8 16
Ahorro y crédito 4 399 5 988 237 13 33
Vivienda 3 524 592 895 11 3
Electrifícación 944 I 589 667 3 9
Pesqueras I 221 82 305 4 —

Transporte 2 578 151 398 8 2


Servicios varios I 571 3 613 419 5 20
Otras I 962 730 320 6 4

Fuente; oea (1984), cuadro A-4, p, 36,

socios en cada rama de actividad para 1983. En millones de socios, que representan el 38% de
esas cifras se aprecia, por ejemplo, el potencial de todas las cooperativas.
contribución del modelo cooperativo para resol­ En orden decreciente siguen las cooperativas
ver uno de los problemas más agobiantes de de ahorro y crédito ( 13%) y de vivienda ( 11%). Si
nuestro tiempo: el de la producción y distribu­ se considera el número de socios, las más impor­
ción de alimentos. Hay en la actualidad 12 000 tantes en la actualidad son las de ahorro y crédito
cooperativas agropecuarias y pesqueras, con 2 (33% de los socios) y las de servicios (20%).

III
Entre la panacea reformista y la manipulación
de los excluidos

Las informaciones que figuran en la sección an­ ciones públicas y privadas vinculadas al quehacer
terior dan fe del creciente interés que ha desper­ cooperativo.
tado el tema del cooperativismo y de la participa­ Por un lado, hay que precisar el significado
ción popular en diversos países de la región y el de las distintas formas de gestión y de control
hecho de que los tres países que acaban de recu­ democráticos en las propuestas de organización
perar la normalidad democrática (Argentina, económica alternativa, como cooperativas, em­
Uruguay y Brasil) hayan creado secretarías espe­ presas de autogestión y otras formas asociativas.
ciales para tratar de los asuntos cooperativos re­ Por otra parte, debe evaluarse el potencial del
fuerza esa tendencia. Sin embargo, este resurgi­ cooperativismo en el fomento de la participación
miento del tema impone el replanteamiento de de los sectores populares y en la creación o el
los objetivos de los esfuerzos de investigación y fortalecimiento de un estilo de desarrollo demo­
de las actividades desarrolladas por las organiza­ crático.
186 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / AbHl de 1986

1. Papel asignado a las cooperativas altas esperanzas en que las cooperativas significa­
en los años 1950 y I960 ran para los sectores marginales su incorpora­
ción a la nación y al proceso de crecimiento, en
Hacia fines del decenio de 1950 y el inicio del de
fin, su carta de ciudadanía social, política y eco­
1960 tanto los gobiernos como organizaciones
nómica. Así es como las cooperativas constituye­
internacionales e instituciones financieras pres­
ron, por ejemplo, el principal modo de ejecución
taron un gran apoyo al desarrollo de las coopera­
de programas de reforma agraria en los países en
tivas.
desarrollo.
Diversas fueron las intenciones de los gobier­ Finalmente, en un período marcado por la
nos al fom entar el cooperativismo. Algunos intensificación de la guerra fría entre las super-
veían las cooperativas como un instrumento más potencias, cosa que en América Latina se agudizó
para aplicar sus políticas de desarrollo; como a partir del triunfo de la Revolución Cubana, el
reguladoras de las relaciones de intermediación cooperativismo parecía representar una tercera
comercial; como una forma de asignar recursos vía entre el capitalismo y el socialismo. En los
gubernamentales comprometiendo también el esfuerzos por contener el avance de los movi­
aporte de los grupos beneficiarios; y como un mientos revolucionarios, esfuerzos que alcanza­
mecanismo de difusión de tecnología a los secto­ ron su apogeo en nuestra región bajo la égida de
res más rezagados de la economía para, así, hacer la Alianza para el Progreso (Livinson y Onís,
posible la realización de obras y servicios de in­ 1970), la fórmula cooperativa representaba el
fraestructura y apoyo a la producción. Otros lo­ antídoto capaz de satisfacer las demandas refor­
graron concebir además algunas ventajas políti­ mistas —algunas de las cuales eran necesarias
cas de la proliferación del cooperativismo, por­ para la consolidación misma del capitalismo en
que se trataba de un medio que permitía no sólo América Latina— sin provocar, entretanto, rup­
garantizar la presencia estatal en las zonas rura­ turas drásticas o violentas en el sistema de pro­
les sino también contrarrestar movimientos hacia piedad.
la sindicalización y la organización popular autó­ Sin embargo, a la esperanza que significó el
noma. cooperativismo al inicio del decenio de 1960 co­
Cualesquiera fueran las razones pragmáticas rrespondió igual cuota de desencanto al final del
que justificaran el fuerte apoyo estatal, la verdad decenio.
es que se preveía para las cooperativas una fun­
ción fundamental en el proceso de desarrollo,
idea compartida por todos los actores en escena; 2. Las investigaciones realizadas por el Instituto
gobiernos, organismos internacionales y repre­ de las Naciones Unidas de Investigaciones
sentantes del movimiento cooperativo mundial. para el Desarrollo Social ( u n r i s h )
En primer lugar, se asignaba a las cooperati­
vas el papel de agentes de cambio y, más concre­ Innumerables fueron los análisis acerca de los
tamente, de acuerdo con el paradigma dominan­ resultados alcanzados. Entre ellos, el que tuvo
te de ese entonces, el de agente de moderniza­ mayor impacto en el debate fue, sin duda, el
ción. Existía la firme convicción, que sigue vigen­ estudio realizado por el u n r is d (1970). La inves­
te en muchas partes, de que las cooperativas se­ tigación directa realizada entre 1968 y 1970 co­
rían un mecanismo racionalizador de las relacio­ mo parte del proyecto sobre cooperativas rurales
nes sociales, una forma ideal de transición de la e instituciones relacionadas como agentes de
sociedad tradicional a la sociedad moderna. Por cambio dirigido, incluyó 40 estudios de caso de
este prisma, la cooperativa representaba una for­ cooperativas individuales e instituciones afines
ma institucional transitoria, un puente, entre en Asia (Sri Lanka, Irán, Bangladesh), Africa
prácticas comunitarias y organizaciones sociales (Camerún, Ghana, Kenya, Tanzania, Túnez,
complejas. Desde el punto de vista cultural sería Uganda y Zambia) y América Latina (Colombia,
casi un rito de transición a la racionalidad moder­ Ecuador y Venezuela)^. El propio título con que
na, a las relaciones impersonales y al mercado.
Por otra parte, y de cierta forma como una '‘Los resultados del proyecto fueron publicados entre
consecuencia de lo anterior, se cifraron las más 1971 y 1972 en varios volúmenes de la se rie R u r a l Institutions
COOPERATIVISMO Y PARTICIPACION POPULAR / Roberto P. Guimaráes 187

fue publicada la versión en español del informe influencia decisiva sobre la naturaleza de los be­
final del proyecto (Cooperativismo: su fracaso en el neficios y su distribución entre los socios.
Tercer Mundo) ( u n r is d , 1974) no dejaba margena Por último, los pocos casos en que las coope­
dudas sobre sus conclusiones. rativas fueron esencialmente organizaciones de
La principal de ellas fue que “las cooperati­ los campesinos pobres de la comunidad, quedó
vas rurales en las regiones én desarrollo produ­ patente su ineficacia para promover los intereses
cen en la actualidad pocos beneficios a las masas de sus socios. Sucedió lo mismo en los casos en
de habitantes más pobres de tales áreas y no que tenían éxito y, por lo tanto, amenazaban
pueden considerarse, en términos generales, co­ competir con los intereses privados ya estableci­
mo agentes de cambio y desarrollo para tales dos. Se trató de minarlas mediante la remoción,
grupos” (uNRisD, 1974). incluso violenta, de sus dirigentes, llevándolas al
En América Latina, según Orlando Fals Bor­ quiebre a través de los mecanismos tradicionales
da, quien estuvo a cargo de la evaluación de las de reducción artificial de precios o la restricción
cooperativas de la región para el proyecto de de créditos por la imposición de exigencias y
U N R is D , las cooperativas recibieron apoyo estatal garantías cada vez más inflexibles, o simplemen­
por razones políticas, como un medio de pacifi­ te se transformaron en empresas capitalistas.
car a un campesinado rebelde y de aliviar los En tales circunstancias, que eran expresión
efectos adversos de las crisis económicas. Ello de un contexto no propicio a la introducción de
explicaría en cierta medida por qué las campañas cooperativas como agentes de cambio estructu­
de promoción cooperativa ocurrían generalmen­ ral, las recomendaciones del unrisd destacaron
te en períodos de depresión y violencia. que “los esfuerzos gubernamentales serían más
Fals Borda consigna como uno de los deter­ útiles si fueran dirigidos hacia la producción de
minantes de la conclusión general de que las los cambios sociales, económicos y estructurales
cooperativas no habían sido agentes de cambio y deseables, por medios directamente orientados
habían deparado muy pocos beneficios a los sec­ hacia la superación de los obstáculos para el pro­
tores más pobres de la población, el hecho de que greso rural” (u n r is d , 1974, p. 13 de la versión
la mayoría de esos sectores no tenía ni la base de española).
propiedad ni el acceso a recursos, cosa que pro­
vocaba su exclusión absoluta del esquema pro­ 3. Resultados de otros estudios
puesto. Las experiencias más bien logradas ha­
brían sido las cooperativas de afiliación restringi­ Otras investigaciones corroboran en gran parte
da que, por eso mismo, tendían a transformarse las conclusiones del u n r is d , Gunnar Myrdal
en enclaves culturales, sitiados por la sociedad (1968), por ejemplo, en su célebre estudio sobre
dominante. Además, el fortalecimiento de esas el subdesarrollo, indicaba que sólo los estratos
cooperativas significó el aumento de las diferen­ más altos podían aprovechar las ventajas ofreci­
cias de ingresos en su región, es decir, lo opuesto das por las cooperativas —y sacar provecho de los
de los objetivos declarados para justificar el subsidios gubernamentales ofrecidos para su de­
apoyo estatal. sarrollo. El resultado neto era crear más, y no
Por otra parte, el estudio ha demostrado que menos, desigualdad.
las cooperativas de afiliación abierta tendieron a Lo mismo ha concluido otro investigador
reproducir la estructura de la comunidad e inclu­ que señala, a partir de la experiencia en la India,
so a transformarla, reforzando y profundizando que el éxito de las cooperativas supone un míni­
las desigualdades preexistentes, una vez que los mo de igualdad social, democracia política y via­
grupos más acomodados controlaban los comités bilidad económica. Según Thorner (1962), a la
y la administración de las cooperativas y tenían gente le gusta pensar que un programa guberna­
mental para establecer cooperativas, bien pensa­
do, bien apoyado y amplio, cambiará las estructu­
de los cuales el volumen [ii trataba
a rid P la n n e d Changes,
ras de poder de la aldea; pero la evidencia sugie­
específicamente de las cooperativas y el desarrollo rural en
América Latina. El informe final ( u n r i s d , 1974) recoge las re que la estructura de poder de la aldea ha
conclusiones del proyecto así como la reacción de investiga­ impuesto y seguirá imponiendo su propio mode­
dores y representantes del cooperativismo mundial. lo a las cooperativas.
188 REVISTA DE LA CEPAL N® 28 / A lm i d€ 1986

El trabajo de Urna Lele (1981) apunta tam­ del cooperativismo en América Latina y el Caribe
bién en esa misma dirección al señalar que, por al destacar, por ejemplo, que las cooperativas
una serie de motivos relacionados con las desi­ han tenido algún impacto positivo en las diferen­
gualdades en la distribución de ingresos y capita­ cias de ingresos de los estratos más bajos, han
les, el costo de proveer servicios a los pobres es introducido un elemento de estabilidad en el em­
mayor que el de satisfacer a los estratos más altos. pleo popular y significaron una oportunidad de
Ello supone el cumplimiento de una serie de incorporación de la mujer al trabajo productivo.
requisitos para el establecimiento de cooperati­ Jiménez reconoce que en lo que se refiere a la
vas, como acceso a las innovaciones tecnológicas, participación, ésta ha sido de tipo formal y ha
existencia de infraestructura física y políticas fa­ estado frecuentemente dominada por los más
vorables de precios. acomodados.
Otros han subrayado, además, el carácter
exótico de la doctrina cooperativa para las cultu­ Para finalizar este breve análisis de las princi­
ras latinoamericanas. Por ejemplo, Emilio Wi­ pales evaluaciones realizadas en el último dece­
llens (1963) recuerda que las cooperativas que nio sobre el cooperativismo, se podría decir que
obtuvieron mayor éxito en la región fueron pre­ tanto los estudios del u n r isd como de otros inves­
cisamente las que establecieron primero en tigadores ofrecen abundantes pruebas de que si
Argentina, Brasil y Uruguay —y después se bien es cierto que las cooperativas pueden brin­
difundieron a todos los países— inmigrantes dar algún grado de protección a pequeños pro­
europeos, quienes traían consigo las tradiciones ductores y a consumidores, no lo es menos que,
cooperativas y las características culturales de sus en su interior, los miembros más acomodados
países de origen. Esa circunstancia se complica han logrado apropiarse de una parte mucho más
aún más si se consideran algunos aspectos étnicos considerable de los beneficios que la inmensa
que tornan bastante problemática una evalua­ mayoría de socios de bajos ingresos, y frecuente­
ción de los logros del cooperativismo en los países mente a costa de éstos.
del Caribe, en la medida en que diferencias étni­ Esto significa, que el intento de hoy de resca­
cas interfieren con distinciones que son pura­ tar la esencia de las formas asociativas para la
mente de clase y las relativizan (Huizer, 1983 y creación de un estilo participativo de desarrollo
Moreno, 1983), exige que se replanteen los enfoques utilizados
En un trabajo realizado hace pocos años por para evaluar la situación actual, analizar las pers­
Roberto Jiménez (1980), a pedido de la c e p a l , se pectivas del futuro y proponer políticas guberna­
adoptó una visión menos crítica de la evolución mentales.

IV
Lincamientos conceptuales para el estudio
del cooperativismo y de la participación popular
en América Latina y el Caribe

1. Cooperativismo, estilos alternativos la atención también sobre el hecho de que los


de desarrollo y democracia procesos de transición hacia la democracia sólo
podían considerarse exitosos en la medida en
Ya se afirmó que recobran vigencia en el período que propiciaran el ejercicio de esos ideales en la
actual, más que en cualquier otro de la historia vida cotidiana de cada individuo. Entendemos
reciente de América Latina y el Caribe, los idea­ además que distintos actores sociales, exponen­
les de libertad, justicia social y equidad. Se llamó tes de diferentes proyectos destinados al reorde­
COOPERATIVISM O Y PARTICIPACION POPULAR / Roberto P. Guiimräes 189

namiento de las economías y sociedades latinoa­ estilo alternativo, debe responder a las preguntas
mericanas, tenderán a desempeñar un papel de ¿qué grados de libertad otorga? y si se orienta'
fundamental en la búsqueda de caminos para a profundizaciones democráticas o las excluye”.
superar la crisis que se ha agudizado en el último Desde nuestro punto de vista, lo mismo se aplica
decenio, al tratamiento actual de las cuestiones relaciona­
Gran parte de los esfuerzos que se hacen hoy das con el cooperativismo.
en nuestra región tienen por objeto precisamen­
te identificar de qué actores sociales se trata, cuá­ 2. La cooperativa ctmo posible actor social
les son sus orientaciones y en qué grado sus
proyectos de sociedad tienden a profundizar la Por razones análogas, deja de tener importancia
democracia. la búsqueda casi desesperada de cuál sería ‘el’
Efectivamente, en un momento como el ac­ grupo social o ‘la’ clase portadora de los valores
tual, más allá de la búsqueda de fórmulas mági­ subyacentes a tal o cual modelo.
cas para superar tan sólo las manifestaciones in­ Como ha afirmado Bennett (1983), si se
mediatas de una crisis mucho más profunda —y constata el carácter nítidamente social de las ne­
que se resumen en la cuestión del endeudamien­ cesidades humanas y se acepta además que los
to externo—, se advierte un intento persistente valores atribuidos a ellas reflejan el interés
por definir las reglas mínimas del juego demo­ particular de una clase o grupo, sería un retroce­
crático, a través del cual los actores sociales com­ so proponer que la opción socialmente ‘mejor’ o
prometidos con el fortalecimiento de regímenes más justa —más participativa y más democrática
pluralistas procuran garantizar la ampliación de en cuanto al respeto de los derechos de las mayo­
espacios de participación y fomentar las formas rías y de las minorías— constituya el privilegio de
de organización autónoma. una clase o grupo.
Nadie más cree en la democracia formal, El enfoque o la orientación que se intenta
parlamentaria, como un fin en sí mismo, lo que delinear aquí para las cuestiones relacionadas
explica en gran medida que hayan perdido gravi­ con las formas asociativas y la autogestión parte,
tación entre amplios sectores los modelos tradi­ por tanto, del supuesto de que organizaciones
cionales liberales, desarrollistas, reformistas y re­ tales como las cooperativas puedan constituirse
volucionarios. en actores sociales importantes en los próximos
La propia demanda actual de democracia años.
tiene nuevas perspectivas. Si antes se creía que el Debe tenerse en cuenta, desde luego, que la
manejo de la economía y el proceso de crecimien­ elección del cooperativismo es en cierta medida
to imponía límites ‘naturales’ a la participación arbitraria. No se la debe tomar en absoluto como
de amplios sectores sociales, puesto que las deci­ una respuesta sino como una hipótesis de tra­
siones económicas se basaban fundamentalmen­ bajo. Hay que rechazar de plano cualquier inten­
te en una racionalidad técnica a la cual era ajena to de definir actores sociales —cooperativas— a
la idea de participación (que se suponía obedecer partir de categorías ocupacionales —socios de
a una irracionalidad política, como forma de re­ cooperativas— o de posiciones relativas en la es­
solución de conflictos), hoy se ha demostrado tructura socio-ocupacional, definidas ‘objetiva­
que esos límites son mucho más creados, por lo mente’, puesto que los actores no se constituyen
tanto políticos, que naturales. Se trata, en ver­ primero como categoría/actor y luego como ex­
dad, de límites impuestos —sea por la adhesión a ponentes de una determinada orientación de ac­
criterios rígidos de economía de mercado, sea ción, sino que es la orientación de acción la que
jw r la planificación económica como una imagen define una categoría social como actor. Es decir,
de la sociedad ideal— a las demandas sociales la persistencia del cooperativismo en la región es
concretas. desde luego una condición necesaria pero no
Ello ha producido un cambio notable en la suficiente para que las cooperativas se transfor­
forma de plantearse la relación entre economía y men en actores sociales de importancia.
democracia. Como lo sintetiza Faletto (1983, p. En segundo lugar, hay que rechazar con
33), “la preocupación actual conlleva a que toda igual vigor enfoques que sólo conducirían a la
opción económica, y por consiguiente cualquier reiteración de los errores del pasado. Por ejem-
190 REVISTA DE LA CEPAL N*> 28 / Abril de 1986

pio, postular a jtinon, corno se ha hecho frecuen­ hasta hoy se consideran como las más participati-
temente, que las cooperativas constituyen una vas de que se tiene noticia —muchos las identifi­
alternativa a la empresa capitalista y que su pro­ can incluso como precursoras de las teorías mo­
moción significa, por definición, mayores posibi­ dernas del desarrollo organizacional y de la ad­
lidades de participación para los sectores popula­ ministración participativa (Singer y Wooton,
res y la mejoría de la calidad de sus vidas, además 1976).® Pocos, sin embargo, estarían dispuestos a
de engañador, es falso. Uno de los aspectos que defender los resultados de tamaña participación.
ha favorecido la generalización del cooperativis­ Lo que sí nos parece más importante, y me­
mo es, precisamente, el que estas organizaciones nos proclive a ser utilizado como fetiche, es preci­
puedan funcionar —y de hecho funcionan— en sar las relaciones entre un determinado modelo
cualquier sistema económico y en cualquier régi­ organizacional y las demás instituciones que
men político, siempre que su existencia no se componen su entorno —así como los centros de
prohíba expresamente. Aunque su funciona­ poder— ya que esas relaciones son las que deter­
miento, su eficiencia y los beneficios que puedan minan los resultados, y no las características espe­
ofrecer a los socios estén condicionados por los cíficas (o deseadas) de un tipo particular de orga­
sistemas en que operan, no hay ninguna relación nización.
definida entre el tipo de sistema social y el núme­ Lo que antes era aceptado como verdad in­
ro y la importancia de las cooperativas. cuestionable, o sea, que la cooperativa promueve
Hay que reconocer, además, a la luz de la la participación popular y contiene todos los in­
historia reciente, que las cooperativas no pueden gredientes de una sociedad democrática y solida­
significar la única solución para aquellos cuyo ria, se transforma hoy en pregunta; ¿puede el
solo capital es la miseria. Los problemas sociales cooperativismo satisfacer las demandas actuales
de carácter estructural sólo pueden ser resueltos de democracia, en el sentido de permitir un
por el conjunto de la sociedad, en un proceso en mayor control ciudadano frente al Estado y al
que modelos específicos de organización se com­ capital?
portan como variables dependientes.

3. Cooperativismo y participación popular

Igual dosis de cautela se aplica cuando se plantea ^Las tensiones subyacentes a esas y otras cuestiones rela­
la relación entre cooperativismo y participación cionadas con la participación se analizan en Guimaráes
popular, que asume muchas veces un carácter (1985); Wolfe (1984a); c e p a l (1982); y Naciones Unidas
teleológico y, por ende, mistificador. (1982).
*^Muchos estudiosos postulan la necesidad de analizar los
Existen, en primer lugar, diversos interro­ procesos de cambio social dirigido no a partir de los objetivos
gantes en torno al concepto mismo de participa­ declarados o de los modelos aplicados, sino que de la perspec­
ción y su significado actual para los sectores po­ tiva de los resultados concretos obtenidos puesto que los
pulares. A pesar del intenso debate a ese respecto ‘agentes’ promotores del cambio están siempre decididos a
en los últimos años, sigue la pregunta ¿participa­ trabajar por las transformaciones que tienen sentido sólo a
partir de sus paradigmas personales respecto de cuál es el
ción, para qué? ¿Para superar la enajenación, orden ideal para las relaciones sociales (Guerreiro Ramos,
especialmente la enajenación del poder (un mo­ 1976, p. 268). Para los que creen en las cualidades intrínsecas
vimiento cooperativo que podría dejar fuera la de los modelos de cambio social, y que justifican su aplicación
dimensión del poder global y, por lo tanto, refor­ por encima de cualquier duda, nada más apropiado (y sobrio)
zar los aspectos corporativos)? ¿Para cambiar la que las palabras de Albert Speer: “Había muchos hombres
decentes y bien intencionados en la Alemania nazi y ellos no
división social del trabajo, en su dimensión cor­ fueron capaces de evitar el más grande derramamiento de
porativa? ¿Como una estrategia para la resolu­ sangre registrado en la historia. El monstruo institucional y
ción de conflictos entre diversos grupos sociales? tecnológico de la destrucción en masa puede muy fácilmente
¿Como una demanda de autogobierno o de más asumir un impulso propio, llevando al mundo a la total ani­
intervención del Estado? ¿Gomo una estrategia quilación. Una vez que la bestia está libre, sólo puede viajaren
una dirección. El descenso al infierno puede significar una
para la realización de la ciudadanía?^ carrera estimulante y divertida, pero no representa un billete
Por otra parte, nunca estará demás recordar sólo de ida. Yo lo sé, yo estuve allá, aún estoy" (entrevista de E.
que las estructuras organizacionales del iii Reich Norden, Playboy, j u n io de 1971, p. 202).
COOPERATIVISM O Y PARTICIPACION POPULAR / Roberto P. Guimaráes 191

4. Marco general para el desarrollo del tema bir la ecología del cooperativismo; es decir, sobre
y sugerencias para futuras investigaciones la base de su simple existencia, precisar, median­
te análisis de las relaciones que entablan en el
Así pues, se propone considerar las cooperativas medio social, cultural, económico y político en
y otras formas asociativas no como una alternati­ que están insertas, las repercusiones de su exis­
va económica a la tradicional unidad capitalista tencia en otras esferas de la realidad, tales como
de producción, en que se suelen polarizar las los partidos políticos, los sindicatos o el mercado.
distinciones entre propiedad individual y pro­ Con esa perspectiva y teniendo como marco
piedad colectiva, crecimiento frente a distribu­ de referencia conceptual lo que se ha desarrolla­
ción, y otras parecidas, y donde el objeto de análi­ do hasta aquí, se sugerirán algunas de las necesi­
sis es determinar las condiciones económicas, po­ dades más inmediatas de investigación. En pri­
líticas, culturales e institucionales para el surgi­ mer lugar, se deberían concentrar los esfuerzos
miento y desarrollo de cooperativas. en el análisis de las características de los movi­
Se propone, en cambio, partir de la existen­ mientos asociativos, cooperativos y de autoges­
cia misma de las cooperativas y verificar sus re­ tión locales sobre todo en sus aspectos económi­
percusiones sociales y políticas; y a la vez prestar cos y sociales.
una atención especial a cuestiones microeconó- Por un lado, habría que caracterizar el tipo
micas de eficiencia y competitividad. Especial re­ de actividades a que se dedican esas organizacio­
lieve tendrá la dimensión social y política de las nes en cada país; su distribución y localización
cooperativas, como un modo de socialización in­ geográfica; tamaño y estructura de producción;
cipiente o como un proceso de toma de concien­ las modalidades y diferencias de ingreso, princi­
cia de los sectores populares. El objeto de análisis palmente entre los niveles técnicos y administra­
pasará a ser el modo de inserción de las coopera­ tivos, y entre socios y asalariados; y, finalmente,
tivas en la economía y en la sociedad nacional, las los mecanismos y posibilidades de integración
relaciones entre los socios, las relaciones entre económica, tanto entre mercados como entre
socios y asalariados, etc. unidades productoras, la participación de las
Para esos fines podríamos contentarnos, co­ cooperativas en el producto nacional y sectorial,
mo punto de partida, con considerar al coopera­ y en las exportaciones. Es preciso asimismo exa­
tivismo no necesariamente como un movimiento minar el impacto de estas organizaciones en la
social en la acepción de Enzo Faletto (1983), de estructura ocupacional y en el mercado de tra­
movimientos que generan contramodelos de so­ bajo, especialmente en lo que toca a la situación
ciedad ya que “enfrentan problemas que concier­ de los grupos jóvenes y de la mujeres.
nen al conjunto de la sociedad, lo que los distin­ Por otro lado, parece una tarea urgente de­
gue de un grupo de presión cuyos problemas son terminar la composición social de las cooperati­
particulares o corporativos”, sino como un pro­ vas (sexo, edad, extracción social y categoría ocu­
ceso educativo que permite el surgimiento de pacional), así como la naturaleza del proceso de
una identidad colectiva y el aumento de capaci­ toma de decisiones, principalmente las que se
dad de organización y movilización de los secto­ refieren a la introducción de cambios tecnológi­
res populares. De nuevo, pasa a ser más impor­ cos y a la distribución del excedente. En relación
tante que analizar el cooperativismo de partida con este último aspecto, sería de interés analizar
\como un movimiento social, precisar sus relacio- la función de los agentes externos no sólo en la
j nes con otros movimientos populares afines: sin- creación y operación de organizaciones de tipo
Ldical, poblacional y campesino. asociativo, cooperativo y de autogestión, sino
Cabe, por consiguiente, orientar el trata­ también los límites que la presencia de un ele­
miento del tema a través de dos vertientes o di­ mento dinámico externo impone a la permanen­
mensiones. Investigar, en primer lugar, la anato­ cia y autonomía de esas organizaciones.
mía del fenómeno cooperativo, procurando Finalmente, tendría especial importancia, se­
identificar dónde operan las cooperativas, con gún el enfoque adoptado en el presente trabajo,
qué organización del trabajo y estructura de pro­ identificar y analizar las principales demandas de
ducción, con qué niveles de participación de sus orden político que emergen del movimiento aso­
socios y de eficiencia. En segundo lugar, descri­ ciativo, cooperativo y de autogestión, así como los
192 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / A lm i de 1986

mecanismos y pautas de articulación con otros campesino, comunitario) y con los partidos poli-
movimientos populares (poblacional, sindical, ticos.

V
Algunos aspectos de orden metodológico
Resulta difícil abordar sólo algunos aspectos me­ Sin embargo, desde que se manifieste y se
todológicos relacionados con el tema del coope­ suponga la existencia, por así decirlo, de una
rativismo y de la participación popular. La cues­ ambigüedad todavía no resuelta, y además, des­
tión metodológica constituye, en realidad, el in­ de que se defina como objetivo tanto del análisis
terrogante fundamental para el tratamiento del cuanto de las acciones, no el modelo per se sino
tema y debería ser objeto de una investigación que su significado para la transformación de las
específica. estrategias de sobrevivencia de los sectores popu­
lares en proyectos de nuevas relaciones sociales y
1. Cooperativismo, autogestión y organizaciones económicas (o el “estilo alternativo de desarrollo”
populares como quieren algunos), no creemos que tal pos­
tura se transforme en obstáculo metodológico
Existe consenso de que todavía no se ha logrado para enfocar el tema.
identificar las formas y estrategias para com­ Por el contrario, se considera que el propio
prender la realidad de las organizaciones popu­ desdoblamiento futuro de las propuestas intro­
lares sin imponerse una lógica y un orden arbi­ ducidas a través del presente artículo, y el resul­
trario que sólo tienen sentido para el observador tado de la relación con las organizaciones popu­
y que, frecuentemente, sirven mucho más para lares mismas, es lo que irá determinando proba­
confundir que para aclarar las dinámicas de esas bles correcciones, tanto metodológicas como de
organizaciones. otro carácter.
Valdría la pena por lo tanto registrar aquí la
importancia de buscarse estrategias alternativas, 2. El cooperativismo
tales como las propuestas por la llamada investi- en el contexto latinoamericano
gación/acción o investigación partid pativa, que
en su intento de desmistificar tanto la investiga­ Lo que sí debería constituir motivo inmediato de
ción económica cuanto la investigación de tipo preocupación y discusión son los aspectos que,
sociológico o antropológico, transformándolas más que las distinciones en la forma de organiza­
en instrumento de cambio de la sociedad y com­ ción, dicen relación con el medio donde operan
prometiendo investigadores con la realidad del las organizaciones populares, sea rural o urbano;
objeto estudiado, permite que los sectores invo­ con los contenidos de clase de esos movimientos y
lucrados en las organizaciones populares asu­ con las orientaciones valorativas de los que bus­
man el papel de sujeto de su propia investiga­ can afiliarse a ellas.
ción. Eso sejustifica de manera especial por tratar­
Con esa perspectiva no pareciera presentar se de América Latina y el Caribe, puesto que el
grandes problemas el hecho de considerar en cooperativismo ha asumido en nuestro contexto
forma ambigua, tal como se hizo aquí, el concep­ significados muy distintos a los que prevalecie­
to de ‘organización popular’ englobando mode­ ron en otras partes, principalmente en el Viejo
los aparentemente tan distintos, como las coope­ Mundo. Mientras los precursores europeos del
rativas, formas asociativas (¿precooperativas?), cooperativismo, desde Robert Owen (inicios del
empresas de autogestión y otras. No se quiere siglo xix) hasta Bernard Lavergue (inicios del
decir con eso, en absoluto, que no existan dife­ siglo xx) e incluyendo a Fourier, Rochdale, Raif-
rencias marcadas entre cada modelo organiza- feisen y otros, llegaron al cooperativismo a partir
cional. de concepciones ideológicas respecto del ordena­
COOPERATIVISM O Y PARTICIPACION POPULAR l Roberto P. Guimaráes 193

miento de las relaciones sociales, el cooperativis­ distinguir las cooperativas de forma (empresas
mo latinoamericano, si es que puede caracteri­ capitalistas que solamente adoptan la personería
zarse como tal, se refiere ante todo a prácticas jurídica de cooperativa) y las cooperativas de fon­
sociales que no están necesariamente asociadas do (donde predomina el trabajo solidario, la par­
con una determinada concepción del mundo ticipación en las decisiones, el principio de “un
(aunque por cierto ‘crean’ las opciones ideológi­ hombre, un voto”).
cas más diversas).
En un contexto histórico fuertemente de­
pendiente en lo económico y marcadamente au­ 4. Cooperativas de producción, de consumo y
toritario en lo social y lo político, las cooperativas de prestación de servicios
adquieren diferentes significados, en diversos
momentos históricos y para distintos sectores so­ Por otra parte, si lo importante no es el cooperati­
ciales. En algunos momentos constituyen nada vismo en sí, sino que la relación cooperativismo-
más que una estrategia transitoria de sobreviven­ democracia-estilo de desarrollo, pasan a ser deci­
cia de sectores populares, como lo demuestra el sivas las relaciones entre las cooperativas y los
crecimiento de cooperativas de trabajo en situa­ centros de poder, lo que significa diferenciar,
ciones de agudización del desempleo urbano. por ejemplo, las cooperativas de producción, las
En muchas oportunidades representan una de consumo y las de prestación de servicios.
estrategia de defensa contra la represión política, Si partimos del supuesto, tal como se hizo
como una forma de mantener organizados a los aquí, de que en la discusión sobre estilos, demo­
miembros de movimientos sociales que no com­ cracia y cooperativismo el concepto fundamen­
parten necesariamente la doctrina cooperativa tal, y que debe orientar todos los esfuerzos en esa
desde un punto de vista ideológico, de la cons­ área, es el de democracia entendida como plura­
trucción de una ‘nueva’ sociedad, sino que adop­ lidad de opciones, modelos y prácticas sociales,
tan la forma cooperativa simplemente por ser el ya no se trata entonces de redefinir todas las
único espacio de participación aún tolerado por relaciones sociales a partir de la doctrina coope­
las autoridades gubernamentales. rativa, sino que, a través del fortalecimiento de
Finalmente, pueden constituir, principal­ organizaciones cooperativas lograr la democrati­
mente para los sectores de clase media, un modo zación de los sistemas existentes, tanto los de
de acceder a bienes o servicios en condiciones economía de mercado como los de mercado re­
ventajosas frente a las prevalecientes en el mer­ gulado y de planificación central (y que muchas
cado, tal como ocurre con muchas cooperativas veces se mezclan en una misma sociedad). En ese
de consumo y de ahorro y crédito —es decir—, sentido, el impacto que produce el funciona­
como una forma de democratizar el capitalismo miento de cooperativas de producción, de consu­
dependiente y concentrador. mo y de prestación de servicios es sin duda muy
distinto.
3. Definición del espacio en que actúan
las cooperativas 5. Cooperativismo y transnacionalización

Precisamente por la preocupación de ubicar el Un último aspecto de carácter metodológico que


tratamiento del tema en el contexto latinoameri­ debiera merecer una atención especial es que
cano se ha insistido, desde el punto de vista meto­ tanto los análisis del fenómeno cooperativo cuan­
dológico, en la necesidad de precisar el espacio to las propuestas de difusión y fortalecimiento
económico (¿brazo auxiliar del capitalismo de­ del modelo cooperativo adolecen del supuesto de
pendiente?), social (¿amortiguador de las tensio­ que éstas operan en una economía cerrada.
nes provocadas por patrones de acumulación ex- Si la tendencia actual, especialmente en
cluyentes?) e incluso geográfico (rural/urbano) nuestros países, es la del predominio del capital
en que actúan las cooperativas. Eso implica dis­ financiero, su internacionalización, así como la
tinguir, de partida, las unidades cooperativas de internacionalización del circuito de generación y
los movimientos cooperativos. difusión de tecnología, que a su vez fortalece las
Implica también, con relación a las primeras, inclinaciones nacionales hacia la centralización.
194 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / AbHl de 1986

concentración y, por ende, el autoritarismo, ha­ identificar los sectores donde las cooperativas,
bría que precisar las relaciones entre cooperati­ por sus características organizacionales y por su
vas al nivel internacional. Asimismo, habría que racionalidad económica, tienen mejores posibili­
identificar los límites que esa tendencia impone dades de florecer ((jaquellos en que el factor tra­
al fortalecimiento y eventual predominio del mo­ bajo es el preponderante?), y aquellos en que no
delo cooperativo, y a la viabilidad de constituirse se han revelado como alternativa más adecuada
en un modelo alternativo, (¿sectores en que el ritmo de obsolecencia tecno­
A nivel microsocial eso significa también lógica es el más intenso?).

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I
REVISTA DE LA CEPAL N“ 28
Innovación y diversificación
de bienes y servicios
y sus consecuencias
Notas sobre sobre el intercambio
el intercambio La revolución tecnológica que viene ocurriendo
en los centros, los acontecimientos monetarios de
desde el punto de Estados Unidos, y los grandes desequilibrios en
las relaciones económicas internacionales plan­
vista periférico tean problemas muy serios para la periferia lati­
noamericana.
En artículos anteriores publicados en esta
R aúl Prebisch* revista hemos sostenido una serie de tesis que son
de gran atinencia con el tema del presente artícu­
lo.
La exigencia de generar divisas para cancelar los inte­ Hemos tratado de demostrar que en el desa­
reses de la deuda externa coloca otra vez sobre el rrollo histórico de los centros, como en los tiem­
tapete el tema de las relaciones comerciales entre cen­ pos presentes, los grandes incrementos de pro­
tros y periferia, de la potencialidad que ellas encierran
y de los obstáculos que las limitan.
ductividad que el progreso técnico ha traído con­
El autor comienza por reiterar la persistencia de las sigo no se han manifestado correlativamente en
causas estructurales que generan el desequilibrio co­ el descenso de los precios. La razón de esta dife­
mercial de los países de la periferia —vinculadas direc­ rencia de tanta importancia radica en la diversifi-
tamente a la evolución de la elasticidad-ingreso de los cación continua que las innovaciones tecnológi­
precios internacionales de los productos manufactura­
dos y primarios (excepto petróleo)— y las soluciones
cas traen en los bienes y servicios. Conforme
con que dichos países han procurado enfrentarlo. En­ aumenta el ingreso global, debido a la creciente
tre dichas soluciones examina en particular la sustitu­ productividad, la demanda se desplaza princi­
ción de importaciones de los centros y la exportación palmente hacia nuevas formas de bienes y servi­
de manufacturas hacia ellos. cios antes que a los que ya venían produciéndose.
La apertura de los mercados de los centros a las
manufacturas de la periferia sería una medida de
Esta diversifícación se da en los bienes manufac­
enorme potencialidad para esta última pero la variada turados y no en los alimentos y otros bienes pri­
gama de trabas y restricciones existentes no lo inclina marios donde el cambio y la diversifícación son
hacia el optimismo. Por ello afirma que, en tales cir­ muy limitados.
cunstancias, debe reverdecerse la antigua idea de la Este fenómeno basta para explicar la tenden­
sustitución de importaciones en el amplio marco de la
integración regional. No se trata de aplicar nuevamen­
cia al deterioro de los precios de los productos
te políticas ideadas hace varios decenios; ellas pueden primarios en relación con los bienes manufactu­
constituir una solución al desequilibrio externo siem­ rados. Desde los primeros tiemf>os de la c e p a l
pre que se las adecúe a la situación actual y se eviten los hemos explicado que esta tendencia inñqía muy
errores cometidos en el pasado. Ante un comercio seriamente en las relaciones entre los centros y la
mundial que se cierra, ellas representan un ingredien­
te ineludible en cualquier estrategia razonada de desa­
periferia. Más aún, conforme el progreso técnico
rrollo. va penetrando en esta última y elevando el ingre­
so, se manifiesta también el mismo fenómeno de
diversificación incesante de la demanda, acen­
tuada generalmente por las grandes fallas en la
distribución del ingreso.
La periferia se encuentra así expuesta a un
fenómeno de desequilibrio exterior a medida
♦Director de la Revista de la c e pa l . que avanza el proceso de desarrollo, que tiene
que rectificarse para que éste pueda cumplirse.
196 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

En efecto, la diversificación de la demanda im­ extraño entonces que la periferia, que había em­
pulsa a las importaciones a crecer con ritmo ge­ pezado a exportar bienes tecnológicamente poco
neralmente muy elevado, mientras las exporta­ avanzados y de muy escasa diversificación, haya
ciones de productos primarios, salvo las de petró­ quedado notoriamente a la zaga en esta expan­
leo, tienden a crecer con un ritmo relativamente sión del intercambio de manufacturas.
lento. Este fenómeno viene dándose de tiempo Ya he señalado que existen factores que ex­
atrás, sometido siempre a las consecuencias de plican la adversa reacción de los centros a la
los ciclos de los centros. importación de manufacturas provenientes de la
Los economistas de los centros en general periferia. Creo que para comprender este hecho
atacaron primero la industrialización de la peri­ es indispensable recordar el papel dinámico del
feria, que se inició durante la gran depresión excedente económico de las empresas que he
mundial, y después han abominado de la sustitu­ procurado explicar en artículos anteriores.* En
ción de importaciones, recomendando en su lu­ el excedente se manifiesta principalmente el fru­
gar a la periferia exportar manufacturas para to de la creciente productividad del sistema que
hacer frente a aquella tendencia al desequilibrio. no se transfiere a la fuerza de trabajo. Esto tiene
Hay países en la periferia latinoamericana profunda significación dinámica puesto que del
que tomaron seriamente este consejo y empren­ excedente sale una parte considerable de la acu­
dieron un gran esfuerzo de exportación. Sucede mulación de capital de las empresas. Así, confor­
sin embargo que cuando estas exportaciones em­ me evoluciona la demanda hacia una creciente
pezaron a competir con la producción de los diversificación, se desplaza también la inversión
centros, éstos no tardaron en someterlas a serias de capital para producir los bienes que se diversi­
restricciones. Explícanse estas restricciones por fican. La competencia entre las empresas se diri­
el desempleo que el debilitamiento dinámico de ge a ganar mercados en el proceso de diversifica­
los centros ha traído consigo en tiempos recien­ ción más que al descenso de los precios, salvo en
tes. Sin embargo, en los largos años de prosperi­ aquellos bienes superados por otros provenien­
dad que terminan en la primera mitad de los tes de aquellas incesantes innovaciones.
años setenta, donde en algunos países no sola­ Hay aquí un hecho que tiene que subrayarse:
mente no hubo desocupación sino que se admi­ ese desplazamiento de las inversiones se realiza
tieron trabajadores extranjeros, no se dio un es­ gracias al crecimiento del excedente y ese creci­
fuerzo manifiesto para desbaratar el tratamiento miento ocurre precisamente porque no bajan en
arancelario adverso que sufren no solamente los general los precios de las manufacturas gracias a
productos primarios sino también los bienes ma­ la di versificación. Si no hubiera diversificación,
nufacturados provenientes de la periferia. gracias a incesantes innovaciones, el consumo
En UNCTAD se desenvolvieron intensos es­ tendería a saturarse.
fuerzos para cambiar este estado de cosas sin Este es un fenómeno característico del desa­
resultados positivos. Esto me hace pensar que rrollo capitalista. Sucede sin embargo que cuan­
hay factores muy serios que se oponen a una do las importaciones de la periferia adquieren
política de liberalización de las importaciones capacidad competitiva, al combinarse el progre­
provenientes de la periferia. En efecto, en esos so técnico con salarios relativamente bajos, esta
años de prosperidad en las grandes rondas de competencia se realiza mediante la baja de pre­
negociaciones del g a t t (Kennedy y Tokyo) las cios y afecta adversamente el crecimiento del ex­
tarifas aduaneras se redujeron a un nivel muy cedente y la aptitud de las industrias afectadas
bajo, pero esto concierne principalmente al in­ por la competencia para desplazarse mediante
tercambio de los centros, que en gran parte está inversiones en el proceso de diversificación o
dado preci-samente en aquellos bienes en donde aumento de su productividad. Explícase así la
es muy intenso el proceso de diversificación debi­ resistencia de empresas y trabajadores a las im-
do a las continuas innovaciones tecnológicas, y
por el impulso de las compañías transnacionales,
las que al realizar estas innovaciones han interve­ ' V éase e n especial “La p e rife ria latinoam ericana en la
nido activamente en dicho intercambio, el que crisis d e l cap italism o ”. Revísta de la c b p a l , N° 26, agosto de
alcanzó cifras extraordinariamente altas. No es 1985.
NOTAS SOBRE EL INTERCAMBIO DESDE EL PUNTO DE VISTA PERIFERICO / Raúl Prebisck 197

portaciones provenientes de la periferia. Es claro internamente como en las relaciones internacio­


que a este fenómeno se agrega actualmente el nales. Se mantiene la pureza de la doctrina acaso
desempleo que, como hemos dicho, proviene del porque ello contribuye a aliviar la conciencia de
entorpecimiento dinámico de las economías de quienes en la práctica la están violando. (A Dios
los centros. rogando y con el mazo dando).
Los centros han venido defendiéndose con Todo ello es muy lamentable porque tales
toda suerte de medidas restrictivas que se toman restricciones privan a unos y otros de las ventajas
unilateralmente al margen de los compromisos del intercambio de bienes tecnológicamente
del G A T T . Estamos pues presenciando un fenó­ avanzados de los centros con bienes menos avan­
meno que no se había dado antes en el desarrollo zados de la periferia, con indiscutibles ventajas
capitalista y que, a mi juicio, es de carácter estruc­ recíprocas. Pero ¿cuál es la solución? Por supues­
tural y que si bien hasta ahora ha alcanzado mo­ to que la solución no está en mantener o acentuar
deradas proporciones, podría llegar a ser de esas restricciones ni en eliminarlas completa­
gran importancia, conforme se vayan agregando mente sino en regular el intercambio en forma
otros a los pocos países periféricos que han tal que la periferia pueda participar en el incre­
aprendido a exportar manufacturas. Frente a mento del consumo de los centros sin provocar
ello es el caso preguntarse si, aun cuando se resta­ trastornos. En efecto, si desea atacar su tendencia
bleciera la dinámica de los centros, éstos estarían al desequilibrio externo, la periferia tendría que
dispuestos a liberalizar las importaciones prove­ bajar sus precios en las industrias respectivas, lo
nientes de la periferia. cual disminuiría su capacidad de acumulación;
Sin embargo, siguen proclamando la necesi­ también las empresas pertinentes de los centros
dad de liberalizar el intercambio. No ha dismi­ sufrirían los trastornos a que antes me he referi­
nuido su adhesión a los principios neoclásicos do. Hay pues que buscar fórmulas que aseguren
que han vuelto a adquirir gran relevancia tanto las ventajas del intercambio recíproco.

II
Importancia de la protección

Pero los centros se opusieron, primero a la indus­ de la protección. Pero acaso no comprendieron
trialización periférica y después a la sustitución cabalmente que la devaluación traería consigo el
de importaciones, mediante la protección adua­ descenso de los precios internacionales de los
nera. En la CEPAL, desde los primeros tiempos, bienes primarios que eran competitivos. Recuer­
sostuvimos que la protección era indispensable a do que medidas de esta naturaleza fueron reco­
fin de hacer frente a la superioridad técnica y mendadas a nuestros países por técnicos del Fon­
económica de aquéllos. Desgraciadamente, la do Monetario Internacional; cuando se les hacía
protección ha sido por lo general muy exagera­ notar este efecto adverso sobre los precios dije­
da, si no abusiva, y se mantuvo por mucho tiem­ ron que podía subsanarse estableciendo impues­
po sin estimular a las industrias a que redujeran tos a las exportaciones, con lo cual contradecían
sus costos de producción, punto sobre el cual su propia doctrina liberal, puesto que un impues­
volveremos más adelante. Los adeptos a las doc­ to a las exportaciones significa una intervención
trinas neoclásicas impugnan la protección. Ter­ del Estado en las fuerzas del mercado similar a la
minan admitiendo la industrialización pero del impuesto a las importaciones. Si recuerdo
siempre que ella sea un fenómeno espontáneo y esto es para señalar que nuestros fenómenos no
no el resultado de la intervención del Estado en el siempre han sido objeto de clara comprensión en
juego de las fuerzas del mercado. Lo más que el pensamiento de los centros.
llegaron a admitir fue el recurrir a la devaluación Más de una vez me ha preocupado en tiem­
monetaria a fin de lograr efectos similares a los pos recientes por qué en lugar de las restricciones
198 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 28 / A b n l de 1 9 8 6

que los centros aplican a las importaciones peri­ fuerza de trabajo redundante. De ahí uno de los
féricas no se recomienda la devaluación a fm de papeles dinámicos fundamentales de la indus­
poner a las industrias de los centros afectadas trialización. De lo contrario, la fuerza de trabajo
por la competencia en condiciones de resistirla, redundante tendría un serio efecto depresivo
bajando en esta forma los ^salarios reales. Baste sobre los salarios y, en consecuencia, sobre los
mencionar este solo hecho para darse cuenta de precios internacionales de la producción agrope­
la índole de estas recomendaciones puesto que cuaria.
aun en los casos que esta medida hubiera sido Yo creo que este último argumento es decisi­
social y políticamente viable, el descenso de sala­ vo, pero al conversar acerca de ello en los centros
rios habría llevado también al deterioro de los me convencí de que esto, lejos de preocupar a
predos de todas las industrias que son competiti­ algunos de sus economistas, contribuía a reforzar
vas, esto es, al deterioro de la relación de precios la tesis de Viner puesto que convenía a los centros
del intercambio de los centros. el descenso de los precios de los productos pri­
En verdad, las teorías económicas no siem­ marios que adquirían en la periferia.
pre prevalecen por su rigor científico sino por los Corresponde ahora plantearse esta otra pre­
intereses que favorecen, y esta consideración me gunta: ¿por qué los centros reciben con beneplá­
lleva a otro aspecto del tema que estamos anali­ cito el descenso de los precios de estos productos
zando. En otro lugar me referí a la oposición de primarios en tanto que se empeñan en resistir el
los economistas de los centros a la industrializa­ descenso de los precios de las manufacturas que
ción periférica. Desde sus primeros tiempos la importan desde la periferia? La respuesta es muy
CEPAL sostuvo que la industrialización era una simple. El descenso de los precios de los produc­
exigencia insoslayable del desarrollo. Esta tesis tos primarios agranda el excedente económico
nuestra fue comentada a comienzos del decenio de las empresas que los adquieren, en tanto que
de 1950 por el Profesor Jacob Viner, una de las el descenso de los precios industriales debilita su
autoridades más conspicuas en materia de co­ excedente y en consecuencia su capacidad de
mercio internacional. Como nos ha sucedido con acumulación, como dije anteriormente.
frecuencia, el Profesor Viner había leído versio­ Ahora permítaseme volver sobre la protec­
nes indirectas de nuestras ideas y así, para im­ ción en la periferia. Decía que es indispensable
pugnar la tesis de la industrialización, nos atri­ introducir el progreso técnico en la agricultura y
buyó el concepto según el cual la agricultura en general en la producción primaria y que sin la
empobrecía a los pueblos en tanto que la indus­ industrialización se corría el riesgo del deterioro
tria elevaba su bienestar. Cuando pocas semanas de la relación de precios. Pero es claro que la
después fui invitado para ocupar la misma cáte­ industrialización cumple con relativa lentitud su
dra en la Universidad de Brasil expresé: ¿cómo función absorbedora de fuerza de trabajo y lo
podría yo sostener esa idea tan peregrina si mi que se necesita es tratar de frenar el deterioro.
país, la Argentina, alcanzó en el comienzo de este Ello se consigue precisamente por la protección,
siglo una de las cifras más elevadas del mundo de puesto que al intensificar la actividad industriali-
ingreso por habitante? El Profesor Viner soste­ zadora contribuye a desplazar el capital y fuerza
nía que, en lugar de industrializarse, la periferia de trabajo de la producción primaria hacia la
tenía que introducir el progreso técnico en la industrial, Pero esto no significa que no se hayan
agricultura, tesis desde luego irrefutable, pero cometido gravísimos errores en esta materia en
que negaba la experiencia de todos los países, América Latina, exagerando la protección en
independientemente de su sistema económico y forma tal que ello terminaba afectando adversa­
social. En efecto, a medida que el progreso técni­ mente la producción primaria, argumento que se
co elevaba la productividad de la agricultura, ha usado muchas veces contra la industrializa­
disminuía su capacidad de absorción de empleo y ción en vez de referirse a una mala política para
había que buscar otras formas para absorber la realizarla.
N O T A S S O B R E E L IN T E R C A M B I O D E S D E E L P U N T O D E V IS T A P E R IF E R IC O / R a ú l Prebisch 199

III

El deterioro de los términos del intercambio

Quisiera entrar ahora a las consideraciones sobre en los Estados Unidos con la famosa ley 280 que
la tendencia al deterioro que tanto y con tanta de hecho significa un subsidio a la venta de gra­
razón nos preocupó en los primeros escritos de la nos en el exterior, especialmente en el mundo en
CEPAL. Los productos agrícolas y en general los desarrollo.
primarios no admiten gran diversificación. Es Todo esto se hizo al margen de los principios
cierto que la fuerza de trabajo y el capital dedica­ del G A T T . Y no sólo eso, sino que se ha combatido
dos a producir un bien cuyo precio tiende a des­ a la periferia, y especialmente a la c e p a l , cuando
cender podrían dedicarse a producir otros bie­ exponíamos la tendencia al deterioro de la rela­
nes primarios, pero éstos, a su vez, están sujetos ción de precios en el intercambio de productos
al riesgo de un fenómeno similar de saturación. primarios. También en este caso se presentó
En cambio en la producción industrial, el despla­ erróneamente nuestra tesis sin explicar en qué
zamiento de la demanda y la correspondiente términos la habíamos formulado. Más aún, se
inversión del excedente y de los fondos de amor­ nos atribuyó acusar a los centros de explotar
tización para responder a este desplazamiento deliberadamente a la periferia mediante el dete­
atenúan o impiden este fenómeno de saturación. rioro de la relación de precios. Es cierto que se
Tal es la situación de inferioridad que desde este han practicado y se siguen practicando diversas
punto de vista corresponde a la agricultura, so­ formas de succión de ingresos periféricos pero la
bre todo cuando el progreso técnico tiende a CEPAL no vinculó el deterioro con tesis alguna de
aumentar con celeridad la productividad sin que explotación, que por lo general obedecen a consi­
la demanda se acreciente en cuantía necesaria deraciones de índole política.
para evitar el descenso de los precios.
Tal es el fenómeno notorio en los centros Después de estos esclarecimientos teóricos
industriales, donde el considerable progreso téc­ llegamos a un problema de la mayor importan­
nico en la agricultura en los últimos decenios ha cia, a saber, ¿cómo atacar la tendencia hacia el
traído un incremento extraordinario de la pro­ desequilibrio estructural en nuestras relaciones
ducción; así, por ejemplo, en los Estados Unidos con los centros? Ya se ha dicho anteriormente
se ha limitado en distintas formas la producción que se debía estimular las exportaciones a los
de grano, a fin de evitar o moderar la caída de los centros y sustituir importaciones. Ahora bien, las
precios internacionales, y esto ocurre aun en exportaciones dependen fundamentalmente de
tiempos en que prevalecen las teorías neoclásicas. la capacidad receptiva de los centros en función
En los países de la Comunidad Económica Eu­ de su tasa de desarrollo y de su disposición a
ropea ha ocurrido un fenómeno similar y es bien encontrar fórmulas que permitan a la periferia
sabido que la tendencia al deterioro se ha atacado participar en su incremento de consumo o even­
mediante algunos subsidios a los precios o prohi­ tualmente en su mismo consumo. En la medida
bición de las importaciones. No niego los fenó­ en que no nos sea posible hacerlo, sólo queda la
menos de fondo que conducen a esta política, sustitución de importaciones. La sustitución no
sobre todo después de la experiencia de dos gue­ es pues una preferencia doctrinaria sino que res­
rras mundiales que aconsejan no desbaratar la ponde a condiciones objetivas de la realidad en
agricultura. También está de por medio el exce­ nuestras relaciones con los centros.
dente agrícola según las consideraciones que he Ahora bien, el problema es bastante com­
formulado en otro lugar. Pero de ello a producir plejo puesto que hay que determinar qué bienes
grandes sobrantes y lanzarlos a cualquier precio convendría sustituir. Podríamos plantear este
al mercado internacional hay una enorme distan­ problema en los siguientes términos: hay bienes
cia. Sin embargo, ello se ha hecho y se sigue en que la sustitución ya ha ocurrido y hemos
haciendo gracias a los subsidios internos, como adquirido capacidad competitiva. Esto en un ex-
200 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 2 8 / A bril de 1 9 8 6

tremo; en el otro extremo hay otros bienes que nes más susceptibles de producir en condiciones
corresponden a los continuos avances de la tec­ económicas en lugar de aquellos otros en que no
nología de los centros tanto en materia de bienes nos es posible, por el tipo de nuestro desarrollo,
de capital como de insumos y bienes de consumo. enfrentar su producción.
No cabría por el momento pensar en la sustitu­ Es bien sabido que la sustitución de importa­
ción de esos bienes por razones obvias. Entre esos ciones en los mercados nacionales relativamente
dos extremos hay una amplia gama de bienes en pequeños de nuestros países, no sólo por su po­
que hemos adquirido o podríamos adquirir fácil­ blación sino también por sus ingresos relativa­
mente capacidad tecnológica, y es en ellos donde mente bajos, tropieza con muy altos costos. De
habrá que examinar las posibilidades de sustitu­ ahí la necesidad de ampliar los mercados nacio­
ción con criterio selectivo, eligiendo aquellos bie­ nales mediante la integración regional.

IV
Necesidad de nuevas fórmulas de integración

Hay que reconocer, sin embargo, que el esfuerzo tiende a recaer sobre ellos el costo de estas opera­
que se ha realizado en más de dos decenios ha ciones puesto que significa hacerles pagar pre­
dado escasísimos resultados. Conviene pues exa­ cios más altos que los del mercado internacional
minar seriamente las razones por las cuales no por los bienes de capital e insumos que importan
hemos avanzado como se hubiera creído posible de los más avanzados. Por eso y por otras consi­
hacerlo en los primeros tiempos. Un examen deraciones, me inclino más bien a que los países
retrospectivo rae lleva a la conclusión siguiente: avanzados otorguen a sus exportaciones subsi­
en la c e p a l nos dejamos seducir por la idea de un dios equivalentes a lo que significa su protección
mercado común latinoamericano, que se fue aduanera. Por supuesto que el régimen de subsi­
abriendo paso y llegó a concretarse en los arre­ dios tendría que establecerse de común acuerdo
glos conocidos. No digo que haya que abandonar con un nuevo convenio, pero no bastaría por sí
esta idea, sino cambiar la forma y el tiempo de mismo para asegurar un intercambio relativa­
realizarla. Lo fundamental ha sido y sigue siendo mente equilibrado. Los países menos avanzados
la tendencia al desequilibrio con los centros que o medianamente avanzados siempre estarían en
tiene que llevarnos necesariamente a sustituir las inferioridad de condiciones si no se tomaran me­
importaciones provenientes de ellos. A mi juicio, didas especiales para superarla; una de ellas sería
es allí donde hay que concentrar los esfuerzos, la de que los países más beneficiados por este
dejando para una etapa posterior otras medidas intercambio compartieran con los menos las in­
de líberalización del intercambio. Así por ejem­ versiones necesarias para llegar a un equilibrio
plo las preferencias que podrían otorgarse recí­ satisfactorio de carácter no bilateral sino multila­
procamente nuestros países para realizar impor­ teral entre todos los países participantes.
taciones de bienes de consumo no nos van a resol­ Ello tendría otra ventaja muy significativa;
ver ese problema fundamental que menciona­ los arreglos que, dentro del régimen existente,
mos. Pero no es eso solamente; yo creo que la realizaran dos países para especializar su produc­
sustitución de importaciones dentro de un régi­ ción con fines de intercambio recíproco no po­
men preferencial tropieza con grandes obstácu­ drían quedar abiertos a la intervención de otros
los. En efecto, los países más avanzados indus­ países latinoamericanos sin vulnerar las condi­
trialmente están en condiciones de exportar bie­ ciones en que tales arreglos se basan. Por el con­
nes de capital o bienes intermedios a los países trario, un régimen de subsidios permitiría la in­
menos avanzados o medianamente avanzados sin corporación de terceros países dispuestos a res­
que éstos puedan participar en la misma medida ponder a los principios generales en que se basa­
en este género de intercambio. Sin embargo, ra un convenio de esta naturaleza.
N O T A S S O B R E E L IN T E R C A M B I O D E S D E E L P U N T O D E V IS T A P E R IF E R IC O / R a ú l Prebiscli 201

Como es sabido, hay resistencia de los cen­ integración como acabo de decirlo. No estoy ha­
tros al régimen de subsidios, no obstante las di­ ciendo una propuesta concreta sino sencillamente
versas formas encubiertas de otorgarlos respecto enunciando la conveniencia de alejarse de lo que
de sus propias exportaciones. Pero no podrían pensábamos hace más de un cuarto de siglo cuando
objetar a arreglos de esta naturaleza en países de la industrialización apenas había alcanzado modera­
la periferia. Esta idea no es en verdad nueva. das dimensiones y sin que tuviéramos como ahora la
Recuerdo que, a comienzos del decenio de 1960, ventaja de haber recogido experiencias. Quiero se­
en uno de nuestros informes dijimos que la in­ ñalar también que los países medianamente avanza­
dustrialización latinoamericana se había desen­ dos y los menos avanzados podrían participar en
vuelto en forma asimétrica puesto que se estimu­ estas nuevas formas de intercambio con exportacio­
laba la sustitución sin dar un estímulo equivalen­ nes de bienes de consumo, las que podrían realizar­
te a la exportación de manufacturas. se con arreglos o fórmulas reguladoras similares a
Creo que hay que considerar seriamente la las que he mencionado en el caso de nuestras expor­
conveniencia de dar un nuevo giro a la política de taciones a los centros.

V
Posible cooperación de los centros

En el desenvolvimiento de industrias que res­ fuerzo que están haciendo los países más impor­
ponden a la exigencia de más amplios mercados tantes por abrir paso a sus exportaciones de avan­
la cooperación de los centros podría ser de gran zada tecnología. El caso más interesante que se ha
importancia. Pero ¿qué interés tendrían en planteado recientemente atañe a la ley de comer­
apoyar nuestros esfuerzos de sustitución de las cio y aranceles, que acaba de ser dictada en Esta­
importaciones provenientes de ellos mismos? La dos Unidos. La electrónica, en sus distintas ra­
respuesta es muy simple. La sustitución nos per­ mas, y la biotecnología constituyen la expresión
mitiría importar bienes de avanzada tecnología más conspicua de la revolución tecnológica que
en vez de importar bienes menos avanzados tec­ se está operando en estos momentos en el mundo
nológicamente, lo cual es de evidente ventaja desarrollado y es natural que los Estados Unidos,
para las dos partes. Además, se abriría en esta así como otros países, se preocupen de ampliar
forma un amplio campo de transferencia de tec­ sus mercados, sujetos por cierto a una intensa
nología a los países periféricos con claras ventajas competencia. Parece ser que para lograr este
para los centros que, además de avanzar en la propósito, los Estados Unidos se proponen dar
diversificación mediante nuevas tecnologías, ten­ incentivos que promuevan el mercado de sus
drían la ventaja de negociar con los países perifé­ productos en los países periféricos, e incluso se
ricos la transferencia de tecnologías que están habla de concesiones comerciales que se harían
siendo ya superadas por otras más avanzadas, en forma bilateral. De ser ello así, nos alejaríamos
ampliando en esta forma su campo de acción. de una de las conquistas más importantes que se
Estas dos consideraciones acaso podrían llevar al ha jogrado en la economía internacional, o sea, el
Banco Mundial, así como al b id , a participar acti­ multilateralismo. Me inclino a creer, sin embar­
vamente en la financiación de las inversiones ne­ go, que ello significaría más bien la negociación
cesarias. Ello permitiría fortalecer la posición de bilateral para conseguir ventajas, más que un
las empresas latinoamericanas, sean privadas o cambio fundamental. Pero aparte de ello cabe
públicas, en diferentes formas de cooperación preguntarse ¿qué es lo que podrían hacer los
con las de los centros. Estados Unidos para que la demanda de impor­
Las consideraciones que hemos formulado taciones de bienes avanzados realizada por los
anteriormente nos permiten comprender el es­ países periféricos pueda ir acompañada de acre­
202 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 2 8 / A b n l de 1 9 8 6

centamiento de nuestras exportaciones a los Es­ una plena liberalización de la banca de los Esta­
tados Unidos? Yo he expresado anteriormente dos Unidos en competencia con la de nuestros
mis dudas acerca de esta posibilidad y admitiré países? Yo creo que en muchos casos ya se ha ido
sin embargo estar equivocado si se nos presentan demasiado lejos en esta materia y que no habría
posibilidades concretas de aumento del inter­ ventajas en seguir extendiendo las facilidades
cambio en términos adecuados. Pero aun sin des­ que se han dado en el pasado. Es cierto que los
deñar estas posibilidades, en caso de plantearse, avances tecnológicos de las operaciones banca­
quiero insistir —como he hecho anteriormente— das representan indudables ventajas, pero no lo
acerca de las ventajas que tendría para los centros es menos que podrían tomarse medidas que pro­
la sustitución de importaciones periféricas. Sería muevan los avances tecnológicos en la banca na­
la forma más efectiva para abrir mercados a los cional. Hay diversas consideraciones en favor de
bienes de avanzada tecnología. medidas de esta naturaleza, porque las menores
remesas de beneficios que se harían en esta for­
El empeño de los Estados Unidos no se limita ma, gracias a la sustitución nacional de estos ser­
sin embargo a dichos bienes sino también a los vicios, podrían dedicarse con mayores ventajas a
servicios. Hay una amplia gama de estos servicios la importación de bienes de tecnología avanzada,
que está experimentando las consecuencias de la sea de capital, de insumos o bienes de consumo
revolución tecnológica pero ¿qué ventajas ten­ que la diversificación incesante presenta a nues­
dría para nuestros países admitir, por ejemplo, tros países.

VI
El interés de los centros
y el interés de la periferia

Considero que frente a estos desafíos se impone mitido hacer las consideraciones que expuse an­
un examen cuidadoso de necesidades y posibili­ teriormente. Hay amplias zonas de convergencia
dades sin dejarse seducir por las ideas que pro­ de intercambio y de inversiones extranjeras. El
vienen de los centros. Hay que examinarlas cui­ examen que hay que hacer ha de responder a
dadosamente, hay que hacerlas pasar por el seve­ nuestras propias experiencias. Ya recordé ante­
ro tamiz de nuestras coveniencias sin olvidar un riormente la oposición a la industrialización pri­
concepto fundamental: los centros sólo se han mero, a la sustitución de importaciones después.
interesado por el desarrollo periférico en la me­ Se nos da el consejo de exportar manufacturas en
dida en que ello respondía a sus intereses econó­ vez de sustituir y cuando aprendemos a hacerlo
micos, políticos o estratégicos. No podríamos re­ se nos ponen obstáculos. La sustitución de im­
prochar que país alguno promueva sus propios portaciones se tomó durante largo tiempo como
intereses, pero esto no significa que las ideas y un engendro maléfico de la c e p a l . Pero los tiem­
sugerencias provenientes de afuera tengan que pos están cambiando estas concepciones. El año
aceptarse como tales sin discernir el propio inte­ pasado la doctora Annie Kruger, importante
rés de nuestros países. El reproche tendría que funcionaria del Banco Mundial, al pasar por San­
recaer sobre los que adoptan ligeramente esas tiago de Chile, criticó duramente la sustitución
ideas y sugerencias sin ese previo examen de de importaciones; sin embargo, en el último dis­
conveniencias. curso del señor Clausen, Presidente del Banco
Estoy persuadido por lo demás de que se ha Mundial, a la Junta de Gobernadores, habló de la
llegado a una etapa en las relaciones con los cen­ necesidad de exportar manufacturas y también
tros en que es posible encontrar amplias zonas de de la sustitución de importaciones, lo que hace
convergencia de intereses y, por ello, me he per­ esperar que en un nuevo avance intelectual el
N O T A S S O B R E E L IN T E R C A M B I O D E S D E E L P U N T O D E V IS T A P E R IF E R IC O / R a ú l Prebisch 203

Banco reconozca también la necesidad de pro­ presionante lo ha dado The Economist de Londres
mover el intercambio recíproco en la periferia cuando en el número del 30 de noviembre de
latinoamericana. Más aún, el Profesor Bela Sa­ 1985, manifestó en su propia carátula que los
lassa, consultor del Banco Mundial, que había países pobres habían hecho una donación de
criticado sistemáticamente la posición de la c e p a l 65 000 millones de dólares a los países desarro­
en esta materia, ahora habla también de sustitu­ llados por efecto del deterioro de los precios de
ción de importaciones y de la exportación de los productos primarios. Esto, según The Econo­
manufacturas. El señor de Larossiére, Director mist, permitirá atenuar en los centros las alzas de
General del Fondo Monetario Internacional, precios que podría provocar una política expan­
también acepta estas ideas. siva, lo que parece muy aconsejable. Sin embar­
Todo esto atañe igualmente a la condiciona- go, no se hace otra referencia a la periferia como
lidad. Se nos dice ahora que el Banco Mundial decir, por ejemplo, que una posible baja de las
establecerá una condicionalidad como el f m i en tasas de interés sería también ventajoso para ella.
los préstamos destinados a cambios estructura­ No hay ninguna referencia por cierto a la grave­
les. Yo creo que operaciones de préstamos de dad de este hecho que no solamente perjudica
gran envergadura tienen que ir acompañadas de seriamente a los países deudores, sino que a to­
condicionalidad, pero ¿qué condicionalidad? Esa dos los países en desarrollo, al privárseles de
condicionalidad, determinada según el propio recursos indispensables para elevar sus tasas de
concepto de desarrollo de los centros ¿responde crecimiento.
a las exigencias del desarrollo periférico? Que yo Demás está decir que la crisis de los centros
sepa, nunca se ha discutido con economistas lati­ incide en forma muy grave sobre la periferia,
noamericanos el concepto de condicionalidad, acentuando las consecuencias de su propia crisis,
sino que se ha dictado desde el Norte. Una eficaz consecuencias que no solamente son económicas
política de cooperación exige también aquí un sino sociales y políticas. Se exalta la significación
cambio importante. Hay que trabajar en ese sen­ del retorno a la democracia de nuestros países,
tido porque naturalmente las ideas que respon­ pero acaso no se perciba qué riesgos y problemas
den exclusivamente a los intereses de los centros implica esta crisis para la estabilidad política y
están muy arraigadas. Acaso el ejemplo más im­ social de los países latinoamericanos.

VII
Post scriptum

Terminado este artículo llegó a mi conocimiento de comercio exterior de los países latinoamerica­
que tres instituciones de gran prestigio han to­ nos incluidos en el estudio tripartito. Se dice allí
mado la encomiable decisión de emprender la en efecto: “En los primeros años de postguerra se
formulación de una nueva estrategia de desarro­ advirtió en América Latina un cambio de políti­
llo para América Latina. Se trata del Colegio de ca: el énfasis no se colocó ya en las exportaciones
México, la Fundación Getulio Vargas y el Institu- sino en la sustitución de importaciones. Los fun­
te for International Economics de Washington. damentos teóricos de este vuelco los había dado
He recibido copia de los dos primeros capítulos la Comisión Económica para América Latina de
en donde se presentan los primeros resultados las Naciones Unidas, que veía escasas posibilida­
de un análisis en que se compara desfavorable­ des de lograr un acelerado crecimiento económi­
mente el desarrollo de los países latinoamerica­ co mediante la expansión de las exportaciones.
nos con el de otros países en desarrollo. No es mi Se sostenía que, por el descenso secular de sus
propósito entrar en este análisis sino tan sólo coeficientes de importación, los países industria­
referirme a una afirmación que allí se hace acer­ lizados desarrollados no darían un estímulo sufi­
ca de la responsabilidad de la c e p a l en la política ciente para el crecimiento económico sobre la
204 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 28 t A b n l de 1 9 8 6

base de las exportaciones de productos prima­ dicionales de exportación y el mantenimiento del


rios; que los países latinoamericanos no estaban ritmo de crecimiento del producto registrado en
en condiciones favorables para desarrollar la ex­ el pasado exigen una sustitución tan acelerada de
portación de manufacturas; y que había una ten­ las importaciones que no parece ser una tarea
dencia histórica al deterioro de la relación de factible aun cuando lleguen a darse condiciones
precios del intercambio de estos países, es decir la muy favorables de financiamiento externo.
relación entre los precios de exportación e “¿Cuál es entonces el camino abierto a los
importación”/^ países latinoamericanos para resolver el estran-
Es una afirmación completamente arbitraria gulamiento que impone la escasez de divisas?
por desconocer los trabajos de la c e p a l , como Hay en realidad dos: uno seria el de una gran
paso a demostrarlo, en la esperanza de que en expansión de exportaciones distintas a las tradicionales
una versión posterior del trabajo se rectifique el hacia los países situados fuera del área; otro, el de
grave error que se comete. una expansión del comercio interlatinoamerica­
Así, en un informe publicado en 1959^ se no que se apoye en un proceso acelerado de
expresa: sustitución de importaciones provenientes de
“La sustitución de importaciones no es una otras regiones, pero realizada en un ámbito re­
operación sencilla y de horizontes ilimitados. gional y mediante un intercambio más activo de
Una política persistente de sustituciones que no los productos tradicionales.
vaya acompañada de aumentos en la productivi­ “£ / primero de estos caminos requeriría un giro
dad puede alcanzar un punto más allá del cual se notable en la dirección que hasta ahora ha seguido la
llega a una reducción de las exportaciones, es política comercial de los países desarrollados, en el
decir, a una pérdida neta de divisas. En efecto, a sentido de que los aranceles, y demás restricciones que
menos que sea espontánea, la sustitución obliga a suelen ponerse en práctica, dieran lugar a que lospaíses
la adopción de medidas proteccionistas que se latinoamericanos pudieran aprovechar las ventajas
tienen que ir acentuando conforme se agotan comparativas que les ofrecen su dotación de recursos y
aquellos campos de sustitución en que son meno­ su situación geográfica. El segundo camino exige la
res las diferencias de productividad entre el país transformación paulatina de las bases sobre las
y el resto del mundo. A consecuencia de esa que se ha desarrollado hasta hoy el comercio
creciente protección suben los costos internos y interlatinoamericano, de tal manera que se apro­
afectan la rentabilidad de las exportaciones, que vechen las ventajas que puede representar el am­
es distinta para los diferentes productos que las plio mercado de la región, pero al mismo tiempo
componen. En una primera etapa de la sustitu­ sin sacrificar las posibilidades de desarrollo de los
ción puede ocurrir que la disminución de la ren­ países de más bajo nivel de ingreso.
tabilidad de la exportación no sea suficiente para “Estos dos caminos no son incompatibles en­
reducir su volumen, pero es perfectamente posi­ tre sí y una utilización adecuada de ambos redun­
ble que si se sigue avanzando comiencen a desa­ daría en beneficio tanto de América Latina como
parecer en grado creciente las exportaciones de los países más desarrollados del resto del
marginales y pueda alcanzarse un punto en que mundo. Analizar el efecto que podría ejercer una
lo que se economiza por sustitución se pierda en transformación de la política comercial de los
exportaciones. Como es natural, mientras más grandes centros industriales merece un detalla­
amplios sean los márgenes de rentabilidad de las do estudio. Aquí se examinan únicamente las
exportaciones y menor la necesidad de protec­ posibilidades de resolver el estrangulamiento
ción, puede irse más lejos con la sustitución sin por medio de la organización de un mercado
alcanzar el punto crítico, común.
“El análisis ha permitido concluir que el lento “El establecimiento de un mercado común
crecimiento de la demanda de los productos tra- tiene la ventaja de que —sin perjudicar las posibi­
lidades de especialización— permite llegar más
lejos en el proceso de sustitución de lo que sería
raducido del original inglés. posible en el ámbito del mercado de cada país.
''Véase cepal, E l mercado común latinoamericano, publica­ América Latina considerada como un conjunto
ción de Naciones Unidas, N“ de venta: 59.1 l.G.4. reduce su demanda de importaciones prove­
N O T A S S O B R E E L I N T E R C A M B I O D E S D E E L P U N T O D E V IS T A P E R IF E R IC O / R a ú l Preimch 205

nientes de fuera del área a un nivel que es compa­ Y en otro trabajo “El falso dilema entre desa­
tible con su disponibilidad de divisas y, al mismo rrollo económico y estabilidad monetaria”, tam­
tiempo, cada uno de los países miembros del bién publicado en 1961, se desarrollaron análo­
mercado puede mantener un coeficiente alto de gos conceptos en la siguiente forma:
importaciones, aunque trasladando en propor­ “La discriminación contra las exportaciones. Es
ciones variables su origen a la propia región.” claro que el desarrollo de nuevas exportaciones
Poco tiempo después y en 1961, siendo yo —además de las tradicionales— ayudará consi­
Secretario Ejecutivo de la c e p a l se publicó un derablemente al cumplimiento de ese propósito.
estudio mío titulado “Desarrollo económico, pla- Esto nos lleva a examinar la otra falla fundamen­
neación y cooperación internacional” en donde, tal: la asimetría de la política de desarrollo. La
por primera vez, que yo sepa, se hizo una crítica necesidad de sustituir importaciones, y de prote­
severa de la política de industrialización, un cuar­ ger para ello las actividades sustitutivas, ha sido
to de siglo antes del trabajo en cuestión sobre una ineludible. Pero no se ha dado el mismo estímulo
nueva estrategia. Vale la pena reproducir algu­ a las exportaciones. Se ha discriminado en favor
nos párrafos pertinentes:^ de la sustitución industrial y en contra de las
“Lasfallas fundamentales de la industrialización. exportaciones, principalmente de las exportacio­
Si bien la cuantía de la producción industrial no es nes industriales. La política ideal habría sido dar
arbitraria, su composición sí lo ha sido en la expe­ a las exportaciones un estímulo que restableciera
riencia latinoamericana. Desde este punto de vis­ la paridad de condiciones con las actividades sus­
ta, el proceso de industrialización adolece de tresfallas titutivas, y ello no significa necesariamente equi­
fundamentales que han debilitado su contribución al valencia de estímulos.
mejoramiento del nivel de vida, a saber: a) toda la “Conviene examinar este aspecto por la im­
actividad industrializadora se dirige hacia el mercado portancia que reviste. Consiste esencialmente
interno; b) la elección de industrias se ha hecho por en lo siguiente. La limitación de la demanda exte­
razones circunstanciales, más que por consideraciones rior de exportaciones primarias obliga a destinar
de economicidad, ye) la industrialización no ha corre­ parte del incremento de factores productivos a
gido la vulnerabilidad exterior de los países latinoame­ actividades sustitutivas. Como su productividad
ricanos. es inferior a la de los grandes centros es necesario
“La excesiva orientación de la industria hacia darles un subsidio de cierta cuantía en forma de
el mercado interno es consecuencia de la política protección aduanera. Sin embargo, existirían po­
de desarrollo seguida en los países latinoamerica­ sibilidades de desarrollar con un subsidio de
nos y de la falta de estímulos internacionales para sus cuantía inferior nuevas actividades de exporta­
exportaciones industriales. ción industrial, con las cuales se podría obtener
‘'La política de desarrollo ha sido discriminatoria por el intercambio mayor cantidad de artículos
en cuanto las exportaciones. En efecto, se ha subsi­ industriales que la que se conseguiría con lá
diado —mediante aranceles u otras restriccio­ producción sustitutiva.
nes— la producción industrial para el consumo “Al subsidiarse esta última producción, y no
interno, pero no la que podría destinarse a la la destinada a nuevas exportaciones (industriales
exportación. Se ha desenvuelto así la producción de o primarias), se han malogrado posibilidades de
numerosos artículos industriales de costos muy superio­ exportar que, de haberse aprovechado eficaz­
res a los internacionales, cuando pudo habérselos obte­ mente, habrían disminuido la amplitud de la po­
nido, con diferencias de costos mucho menores, a cam­ lítica sustitutiva o habrían permitido un mayor
bio de exportaciones de otros artículos industriales que ritmo de crecimiento de la economía.”^
podrían haberse producido más ventajosamente. Lo También se cita en la página 12 del estudio
mismo podría decirse de nuevas líneas de expor­ tripartito sobre estrategia a Santiago Macario,
tación primaria y aun de líneas tradicionales den­ economista de la c e p a l , quien criticó severamen­
tro de ciertos límites relativamente estrechos. te los abusos de la política proteccionista de los
países latinoamericanos y también la de los países
^Tomado de la recopilación preparada por A. Gurrieri, desarrollados. Expresa el Sr. Macario:
c e p a l . México, D.F.: Fondo de Cultura
L a obra de Prebisch en la
Económica, Segunda Parte, pp. 84 y 85. ^Ibid., pp. 18 y 19.
206 R E V IS T A D E L A C E P A L N " 28 / Abril de 1 9 8 6

“Salvo contadas excepciones, no se puede medida.”^


afirmar que haya una política proteccionista en El estudio tripartito menciona también que
los países latinoamericanos, si por tal debe enten­ “con subsidios adicionales y una escasa protec­
derse un conjunto de medidas deliberadas y sis­ ción a las importaciones, las exportaciones del
temáticas para hacer posible y estimular el desa­ sector manufacturero recibieron, en general, in­
rrollo de ciertas industrias seleccionadas racio­ centivos similares a los de la sustitución de impor­
nalmente dentro de un cuadro general de objeti­ taciones en los países del Lejano Oriente” (p. 19).
vos perseguidos con una política dada de desa­ O sea, que han seguido una política similar a la
rrollo económico. Lo que sí ha habido y hay es que la c e p a l había recomendado a comienzos de
proteccionismo, pero como resultado —en gran los años sesenta a los países latinoamericanos.
parte indirecto— de medidas especiales que a A la luz de las citas de nuestros escritos y de
menudo se tomaron, por lo menos inicialmente o otros que no cabría mencionar por su redundan­
en una primera etapa, con carácter de emergen­ cia: ¿es posible acusar a la c e p a l en los términos
cia para resolver problemas de balance de pagos que se presentan en el capítulo i del trabajo en
o bajo la presión de otros factores exógenos. Es­ elaboración?
tas medidas temporales se convirtieron en la La CEPAL, en su afán de colaborar con los
mayoría de los casos en permanentes y se hicie­ gobiernos de la región, ha presentado muchas
ron más generales, dando lugar a un proteccio­ sugerencias y recomendaciones. Algunas se han
nismo cuyas características eran la improvisa­ seguido, otras no. Es la suerte de toda iniciativa
ción, la falta de autonomía (por responder más de esta naturaleza ¿podría responsabilizarse a la
que nada a cambios de origen externo), los nive­ CEPAL de que los países se apartaran de tales
les sumamente elevados y la aplicación indiscri­ recomendaciones y sugerencias?
minada. El objetivo fundamental de tal protec­
cionismo ha sido la sustitución de importaciones '’Santiago Macario, “Proteccionismo e industrialización
a cualquier costo y sin considerar cuáles indus­ en América Latina”, Boletín Económico de América Latina, vol.
tria s conviene más d e sa rro llar y en qué I X , N" l, marzo de 1964, Naciones Unidas.
excepción al formato, ya que han sido elaborados por países.
Publicaciones Asimismo, en la presente edición del A nuario en las series de
cuentas nacionales se han agregado dos países en un esfuerzo
recientes por continuar ampliando la cobertura del A nuario al máximo
posible de países miembros de la cepal.
de la CEPAL

La juventud en América Latina y el Caribe (LcyG.1345).


Estudios e Informes de la cepal N" 7. Santiago de Chile:
1985. 181 páginas.

Constituye ya una práctica de la Asamblea General de las


Estudio Económico de América Latina y el Caribe 1983 Naciones Unidas dedicar un año a un problema vinculado al
( l c /g .1343). Santiago de Chile: 1985. Voi. i (694 pági­
desarrollo y al buen entendimiento internacional, especial­
nas) y Voi. 11 (179 páginas). (Versión en inglés titulada mente en sus aspectos sociales, con la finalidad de promover
Economie Survey of Latín America and the Caríbbean» el conocimiento de la situación y motivar a los gobiernos a
1983)..
formular políticas para favorecer la participación social, la
equidad y la paz, tanto en el seno de las naciones como en las
Esta publicación es la versión definitiva y conjunta del Estu­ relaciones entre ellos. Por ello, el año 1985 fue proclamado
dio Económico correspondiente a 1983, que durante 1984 como Año Internacional de la Juventud.
apareció en distintos fascículos. Está dividida en dos volúme­ El tema de lajuventud es particularmente atinente en las
nes. El primero se refiere a América Latina y abarca tres últimas décadas. En efecto, en América Latina y el Caribe el
partes. La primera está dedicada a la evolución económica peso numérico del tramo de edad entre 15 y 24 años es uno de
global de la región durante el año 1983 y examina las tenden­ los más elevados del mundo (20.2% de la población), y un
cias principales, la producción, la ocupación y la desocupa­ tercio de la fuerza de trabajo es menor de 25 años. Sin
ción, los precios y las remuneraciones y el sector externo; embargo, su incorporación al empleo se hace lenta y los
mientras la segunda indaga la restricción financiera, la trans­ índices de desocupación son cada vez más altos, lo que explica
ferencia de recursos y las renegociaciones de la deuda exter­ que en algunos países a los jóvenes corresponda casi la mitad
na. La tercera parte, más voluminosa, presenta por separado del desempleo total.
la situación de los veinte países de la región. Lajuventud latinoamericana no es un sector social ho­
El segundo volumen, destinado a las economías del Ca­ mogéneo. Si bien los procesos de modernización favorecie­
ribe, examina en su primera parte los rasgos generales de la ron su incorporación a la sociedad en las décadas anteriores,
producción, el sector externo, la inflación y el desempleo, y ésta se produjo en forma muy desigual según los grupos
en la segunda considera la evolución de doce países de esa sociales. En algunos casos, implicó una marginación relativa
subregión durante 1983. mayor, por ejemplo la de jóvenes analfabetos o apenas escola-
rizados con relación a jóvenes universitarios. Pero los indica­
dores positivos de incorporación de todos ellos han sido seria­
A nuario Estadístico de América Latina. Edición 1984. (Sta- mente afectados por la crisis económica actual, la que no sólo
tistical Yearbook for Latín America» 1984 Edition) perjudica a la juventud con altas tasas de desocupación y
(lc/ü. 1337). (Edición bilingüe en español e inglés). deterioro de los servicios sociales dirigidos a la formación,
Santiago de Chile: 1985. 765 páginas. sino que además plantea muchas incertídumbres sobre el
estilo de desarrollo futuro y el papel de la juventud en la
El número del Anuario Estadístico de América Latina corres­ actual sociedad y en las que están formándose.
pondiente a 1984 supone un gran esfuerzo por abreviar el La carencia de una imagen precisa de la dirección del
plazo con que se han venido entregando estadísticas de la cambio, junto con el reconocimiento de que la sociedad futu­
región. ra será distinta de la presente, generan una preocupación
En general, se ha mantenido el formato de los cuadros sobre qué valores transmitir a la juventud.
por temas y subtemas como en las últimas ediciones del A n u a ­ Por éstas y otras muchas razones, que se presentan en los
rio, La primera parte contiene indicadores socioeconómicos
textos incluidos en este libro, la cepal asignó una alta priori­
derivados (tasas de crecimiento, participaciones y coeficientes dad al Año Internacional de lajuventud.
o proporciones), que presentan una visión resumida de cada
esfera de interés y ofrecen antecedentes que pueden ser
utilizados en análisis más específicos. En este conjunto de
indicadores se han incluido los que se emplean en las evalua­
ciones regionales periódicas de la Estrategia Internacional D esarrollo de los recursos mineros de América Latina
del Desarrollo y del Programa de Acción Regional. ( l c /g .1355). Estudios e Informes de la cepal N"48.
En la segunda parte figuran las seríes históricas en nú­ Santiago de Chile: 1985. 145 páginas.
meros absolutos, que pueden ser utilizadas para una gran
variedad de propósitos. En la mayoría de los cuadros estadís­ En la evolución de la actividad minera en América Latina han
ticos nacionales aparecen referidas a un mismo tema y orde­ influido en forma negativa los efectos de la crisis mundial,
nadas de manera de facilitar la comparación entre los países y principalmente en el periodo 1980-1983. Se registró una
entre éstos y los totales o promedios regionales. Sólo los merma en la corriente de exportaciones de minerales tradi­
cuadros de balance de pagos y de cuentas nacionales son una cionales, causada por la contracción de la demanda industrial
208 R E V IS T A D E L A C E P A L N “ 2 8 / A b n l de 1 9 8 6

en el orden mundial y por cambios en el consumo regional desplazado a un segundo plano las instituciones y mecanis­
que implican una disminución de las importaciones, a conse­ mos multilaterales. De ahí deriva una serie de fracasos en las
cuencia del fuerte endeudamiento externo acumulado de la negociaciones económicas internacionales, que han contri­
región. Con todo, las importaciones de bienes producidos con buido a fomentar en el mundo en desarrollo un justificado
tnsumos mineros representan alrededor del 40% de las im­ sentimiento de frustración y de desconfianza en las bondades
portaciones totales de la región y estos recursos siguen repre­ de la cooperación internacional.
sentando más del 10% de las fuéntes extrarregionales de En el ámbito regional, la crisis se ha traducido no sólo en
divisas. una baja de las importaciones, sino que en un debilitamiento
Esta situación está exigiendo en el plano regional un de los sistemas de cooperación e integración regionales y,
acelerado proceso de complementación e integración de las muy particularmente, del intercambio recíproco, No obstan­
distintas fases mineras, metalúrgicas y metalmecánicas, lo te, en los foros regionales más recientes se ha apreciado el alto
cual exige no sólo la participación activa de la región, sino grado de respaldo político que sigue teniendo el proceso de
que el apoyo de otros países e instituciones internacionales integración regional, pese a los agudos problemas a que ha
para facilitar la transferencia y adaptación de tecnologías y debido hacer frente.
lograr un financiamiento complementario adecuado. Al res­ Las situaciones a que han hecho frente los países de la
pecto, es imprescindible iniciar una serie de gestiones conjun­ región y la necesidad de lograr una solución movieron al
tas que permitan un mejor conocimiento del potencial mine­ Presidente de Ecuador a pedir a la cepal y al sela que elabo­
ro de la región y una mejor organización de su producción, rasen un estudio sobre las bases para la adopción de medidas
beneficio y comercialización. concretas que América Latina, en su conjunto, debería apli­
À estas iniciativas debe sumarse el mantenimiento o car para sortear la crisis. Esa iniciativa culminó con la celebra­
incremento de la participación de América Latina hacia el ción de la Conferencia Económica Latinoamericana, ocasión
año 2000 en el abastecimiento de diversos productos mineros en que fueron aprobados la Declaración de Quito y el Plan de
al mercado internacional, gracias al aumento de los exceden­ Acción Regional.
tes exportables y a una acrecentada capacidad de competen­ En ese contexto, el presente documento reseña los as­
cia en ellos. Esos objetivos requieren no sólo nuevas inversio­ pectos sobresalientes de los acontecimientos señalados, para
nes sino también la firma de contratos de venta a largo plazo, concluir que es indispensable fortalecer la cooperación y la
que podrían comprender cláusulas de complementación in­ integración regionales, así como organizar y ejercer un poder
dustrial y comercial. de negociación conjunto en el ámbito internacional. Con esa
Con el propósito de señalar algunos aspectos básicos de orientación, la región podría contribuir a un reordenamiento
las perspectivas indicadas se analizan en este estudio las ten­ más equitativo de las relaciones Norte-Sur y retomar la senda
dencias prevalecientes en 1984, los efectos de la crisis mun­ del desarrollo económico y social abriéndole una perspectiva
dial en esas tendencias, las posibilidades de desarrollo futuro de más largo plazo.
de los recursos, mineros de la región y algunos planteamientos
generales que sirvan para idear políticas óptimas para el
desarrollo de recursos mineros. América Latina y la economía mundial del algodón
( l c /g .1353). Estudios e informes de la cepal N“ 50.
Santiago de Chile: 1985. 122 páginas.
Las relaciones económicas internacionales de América La­
tina y la cooperación regional (e/cepal/g.ISOS/Rcv. 1). La coyuntura actual puede definirse como negativa para los
Estudios e Informes de la cepal N“ 9. Santiago de Chile: países productores y exportadores de algodón, tanto por el
1985. 224 páginas. volumen en demanda como por los precios internacionales.
En algunos países, la situación es sombría y se han creado las
Desde principios del decenio de 1980, el orden económico condiciones para poner en tela de juicio la supervivencia del
internacional y el proceso de integración de América Latina, algodón como cultivo de exportación.
han sido sacudidos por acontecimientos de enorme trascen­ Después de examinar el contexto global, en que se anali­
dencia. Se ha desencadenado una crisis global a la que nadie zan aspectos relativos a las características técnicas del algo­
ha podido sustraerse totalmente. Esa crisis ha revelado la dón, las tendencias mundiales a largo plazo en la producción,
vulnerabilidad externa de América Latina. Entre los proble­ consumo y precio, y las características generales de la activi­
mas que la abruman cabe señalar: la caída del producto dad algodonera en América Latina, se presentan varios estu­
regional, la reducción del ingreso por habitante, el aumento dios de caso nacionales referidos a Argentina, Paraguay,
del desempleo, el deterioro de la relación de intercambio, la México, Guatemala y Nicaragua.
gran contracción de las importaciones, el alza inusitada de las Considerando las difíciles perspectivas que enfrenta es­
tasas de interés internacionales y un endeudamiento externo te producto, los países algodoneros de América Latina debe­
cuyo servicio se torna cada vez más oneroso. Asimismo, en los rán multiplicar sus esfuerzos, los que deberán realizarse si­
últimos años, se han puesto en vigor políticas de ajuste recesi­ multáneamente en varios frentes.
vo para la región, cuyos efectos negativos han reducido la En el orden interno, deberán ofrecerse mecanismos de
tolerancia política y social en muchos de los países de la sustentación, especialmente a los agentes económicos más
región. débiles, sin descartar la posibilidad de impulsar, en los casos
Por otra parte, se ha manifestado una clara tendencia al en que más se justifique, procesos de reconversión a otros
bilateralismo en las relaciones Norte-Sur, no sólo en el ámbito cultivos.
político, sino también en el comercio, por lo que se han En el ámbito regional, todo está por hacerse, ya que ni
P U B L IC A C IO N E S R E C IE N T E S D E LA C E P A L 209

siquiera para consulta se han reunido hasta ahora los países nen en general de tres o cuatro productos. Como excepción,
algodoneros de América Latina, con la excepción de las reu­ para el Brasil esos productos llegan a doce.
niones oficiosas del grupo latinoamericano con ocasión de las Las importaciones latinoamericanas de los países socia­
reuniones preparatorias de la unctad vi. Organismos regio­ listas de Europa oriental han crecido a un ritmo inferior al de
nales como el SELA y la cepal podrían ofrecer un marco las exportaciones, con montos relativamente bajos, y predo­
adecuado para estas reuniones, de las cuales podría surgir minan entre ellos las manufacturas, con elevada proporción
algún instrumento institucional más permanente, de carácter para maquinaria y equipos seguidos por tos productos quí­
similar al Grupo de Países Latinoamericanos y del Caribe micos.
Productores de Azúcar (oeplacea), que podría estudiar esfe­ Con relación a este tema, las secretarías de la cepal y de
ras de posible cooperación (consultas, investigación y desa­ la UNCTAD escogieron tres temas de análisis entre las esferas
rrollo, comercialización conjunta, industrialización local). de mayor importancia para los países de América Latina.
En el plano de la producción, será oportuno participar En primer lugar, se analizó la cooperación industrial
en las deliberaciones del Grupo de Esmirna y de la Asociación entre los países latinoamericanos y los países miembros del
de Productores que de este Grupo ha surgido, teniendo pre­ CAME, considerando los países que ofrecen cooperación in­
sente que, dada la posición del algodón en los mercados dustrial y el beneficio y potencial de esta cooperación para los
mundiales y la participación minoritaria del Grupo de Esmir­ procesos de industrialización y desarrollo en América Latina.
na en las exportaciones mundiales, difícilmente se podrán Con relación a este tema se prepararon dos estudios que
elevar los precios de manera unilateral. evalúan la experiencia acumulada por ambas partes en el
En cuanto a la investigación y la promoción, los países de cumplimiento de los convenios intergubernamentales que
América Latina, con las excepciones de México y Brasil, no sirven de base institucional para la cooperación industrial.
han tenido una participación muy activa en las actividades En segundo término se escogió el tema del comercio de
que se han desarrollado en el orden mundial, sobre todo en el manufacturas entre países latinoamericanos y países socialis­
Instituto Internacional para el Algodón (ha). Estas activida­ tas de Europa oriental. En él se analiza la estructura y la
des deben fortalecerse, ya que en los países de América Latina evolución de ese comercio y se señalan algunas causas del
no se ha percibido claramente su importancia todavía. Ade­ escaso crecimiento hasta ahora de las exportaciones latinoa­
más, este aspecto tiene la ventaja de ser menos controvertido mericanas de manufacturas, en un intento por corregir la
que los demás y podría contar con el apoyo de buena parte de actual estructura asimétrica del intercambio. Se consideran
los países consumidores. también los problemas que afectan a las exportaciones de
En las negociaciones para el establecimiento de mecanis­ manufacturas y equipos industriales de los países del uame,
mos de defensa de los precios internacionales, los países de cuyo crecimiento en los últimos veinte años fue muy inferior
América Latina han tenido un papel activo, tanto en las al que tuvieron las exportaciones latinoamericanas con ese
reuniones preparatorias de la u n c t a d v i , como en las delibe­ destino lo que dio origen al fuerte desequilibrio que se perfila
raciones del Grupo de Esmirna, creado a principios de la como fuente de perturbación para la evolución futura del
década de 1980 por 18 países productores. Sería conveniente intercambio recíproco.
seguir adelante, pese a lo poco halagüeños que han sido los En tercer lugar, se incluyó el tema de la cooperación en
resultados prácticos hasta ahora para fortalecer en lo posible energía hidroeléctrica. Por la preferencia que merece en los
la unidad entre países en desarrollo. programas energéticos de los países latinoamericanos el
En este sentido, las actividades de las asociaciones de aprovechamiento creciente del potencial hidroeléctrico, sería
productores podrían ser un medio para presionar por la útil sacar partido de la experiencia adquirida en esta materia
creación de mecanismos internacionales apropiados que ayu­ por los países europeos miembros del came. Para lograr una
den a salir de la situación actual. mejor evaluación se recurrió a dos informes independientes;
uno preparado por un experto del came y otro por un consul­
tor de la CEPAL. Fue asi más fácil aclarar los problemas que
afectan el cumplimiento de los convenios de cooperación en
Comercio y cooperación entre países de América Latina y hidroelectricidad entre los países de América Latina y del
países miembros del gam e (lc/o.1356). Estudios e In­ t;AME y pudieron extraerse útiles orientaciones para el funcio­
formes de la CEPAL N"5L Santiago de Chile; 1985. namiento más eficaz de los convenios que se suscriban en el
90 páginas. futuro.

Aunque en el período comprendido entre 1970 y principios


del decenio de 1980 los países latinoamericanos lograron
avances en la exportación de productos manufacturados a las
distintas regiones del mundo, sus exportaciones manufactu­ Los recursos hídricos de Amérif» I jtin a y el Caribe y su
reras a los países europeos miembros del Consejo de Asisten­ aprovechamiento (l c /g .1358). Estudios e Informes de
cia Mutua Económica (came) seguían siendo de volumen la CEPAL N" 53. Santiago de Chile; 1985. 138 páginas
reducido con escasa ponderación en el total exportado a esos (versión en inglés titulada The water resources of Latin
países, mientras que los productos básicos representaban el America and the Caribbean and their utilization).
92% a 95% del total.
Rasgo notable que caracteriza las exportaciones manu­ Como aporte a la Conferencia de las Naciones U nidas sobre el
factureras de los países latinoamericanos a los países miem­ Agua, la CEPAL preparó en 1977 un informe regional titulado
bros del CAME es su escasa diversificación, ya que se compo­ Los recursos hidráulicos de Am érica L atina. Ese informe se agotó
210 REVISTA DE LA CEPAL N° 28 / A bnl de 1986

hace ya bastante tiempo y se ha estimado oportuno publicar La pobreza en América Latina: dimensiones y políticas
una nueva edición, que ofrece una primera revisión de los (lc/g .1366). Estudios e informes de la cepai, N“ 54-
avances logrados en América Latina en la aplicación del Plan Santiago de Chile: 1985. 154 páginas.
de Acción de Mar del Plata aprobado en la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Agua. En el año 2000 alrededor de 170 millones de latinoamerica­
nos seguirán viviendo en condiciones de pobreza crítica si no
El Plan de Acción es una amplia recopilación de reco­
cambia el estilo de desarrollo que ha predominado en la
mendaciones y resoluciones que comprende todos los aspec­
mayoría de los países de América Latina y si no se toma
tos del desarrollo y gestión de los recursos hídricos. Resulta
conciencia en el plano internacional de la necesidad de buscar
difícil sintetizarla por su extensión y minuciosidad. Sin em­
nuevas formas de solidaridad con los países de menor desa­
bargo, cabe señalar que pone de relieve lo siguiente; aumen­
rrollo de la región.
tar los conocimientos acerca del abastecimiento de agua pota­
A fines del siglo los pobres se habrán concentrado en las
ble mediante el mejoramiento de la evaluación del recurso;
ciudades; uno de cada cuatro habitantes urbanos será pobre,
lograr esa mayor eficiencia de su uso mediante la aplicación
y habrá 102 millones de personas pobres en las ciudades. A
de políticas de precios y otros incentivos económicos; evaluar
pesar de ello, la incidencia de la pobreza seguirá siendo
las consecuencias ambientales de la utilización del recurso y
los efectos conexos en la salud; desarrollar las políticas nacio­ mayor en el sector rural, ya que el 50% de los habitantes
rurales serán pobres.
nales y planificar el uso, gestión y conservación del agua;
En nuestros días la situación de pobreza no es demasia­
fortalecer los programas destinados a reducir las pérdidas
do diferente del pronóstico formulado para el año 2000. En
por riesgos naturales; mejorar los programas de información
pública y de educación relacionados con los recursos hídricos; la actualidad hay en América Latina alrededor de 130 millo­
nes de personas pobres, lo que equivale a 35% de la población
y aum entar la cooperación regional e internacional para el
total, que se distribuyen en proporciones semejantes entre las
aprovechamiento de los recursos hídricos.
zonas rurales y urbanas.
En los años transcurridos desde la Conferencia, ha con­ La disminución relativa de la pobreza crítica en el pre­
tinuado el crecimiento demográfico acelerado en toda la sente decenio y el próximo se estima que será menor que la
región latinoamericana, que se ha traducido en un incremen­ experimentada en el pasado, pues se supone que la tasa de
to sostenido de la demanda de agua, en especial de las zonas crecimiento económico será inferior y que no habrá cambios
metropolitanas y de los complejos industriales conexos. en los estilos de desarrollo vigentes. Mientras que entre 1970
y 1980 los cálculos muestran una reducción de la incidencia
Al mismo tiempo, la región sigue mostrando un patrón
de la pobreza de 20% a 35%, entre 1980 y el año 2000 la
de ingresos y actividad económica muy heterogéneo, que se
incidencia de la pobreza se reduciría sólo de 35% a 30%. Estas
refleja también en la naturaleza de la demanda de agua. Así,
cifras son suficientemente elocuentes para mostrar la magni­
las necesidades de los campesinos del Altiplano de Perú o
tud de un fenómeno que atenta contra uno de los derechos
Bolivia son muy distintas de las de tas clases medía y trabaja­
más elementales del hombre; el derecho de una vida digna.
dora urbanas de Sao Paulo, Buenos Aires o Ciudad de Méxi­
No es de extrañar entonces que la c:epal y otros organis­
co. Mientras aumenta la demanda de agua para esparcimien­
mos de las Naciones Unidas hayan denunciado con insisten­
to, sucede que, pese a los avances logrados, demasiados niños
cia las desigualdades extremas que se han producido y que
siguen falleciendo porque están expuestos a los peligros que
han persistido en los países latinoamericanos.
acarrean las aguas contaminadas. Paralelamente, aumenta la
La falta de un marco teórico dificulta el análisis del tema
infición del agua por fuentes tanto domésticas como indus­
de la pobreza y hace inevitable caer en algún grado de subjeti­
triales. Aunque se ha avanzado en el tratamiento de las aguas
vismo cuando se pretende definirla. Sin desconocer este in­
servidas, queda mucho por hacer antes que pueda decirse
conveniente este estudio se propone, por una parte, perfec­
que se haya ganado la lucha contra la contaminación.
cionar el conocimiento existente sobre el fenómeno de la
América Latina y el Caribe es la región que posee mayor pobreza absoluta en América Latina y, por otra, sugerir
abundancia de recursos hídricos en todo el mundo, pero orientaciones de política que pudieran superarla.
tiene también algunas de las zonas más áridas. Las distintas Teniendo en consideración esos dos grandes propósi­
maneras en que se combinan las necesidades y los recursos tos, examina en su primera parte algunos de los problemas
dan lugar a situaciones muy diferentes en los planos nacional conceptuales y metodológicos que surgen cuando se preten­
y regional. Pese a las diferencias, algunos rasgos aproximan de definir la pobreza; se reseña la extensión y el grado de la
cada vez más a los países de la región en esfuerzos de coopera­ pobreza en la región; se proporciona información sobre el
ción para examinar y resolver las cuestiones que deben con­ desarrollo de América Latina y la evolución de la pobreza en
frontar respecto de la gestión de los recursos hídricos. Posi­ los decenios pasados; se señalan las principales características
blemente lo más positivo que haya sucedido en los años trans­ socioeconómicas y demográficas de la pobreza rural y urba­
curridos desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre na; y por último se presentan algunas conclusiones que se
el Agua sea el incremento de las actividades de cooperación desprenden del diagnóstico.
en esferas tales como el Decenio Internacional del Agua La segunda parte se inicia con algunos comentarios so­
Potable y del Saneamiento Ambiental, la celebración de con­ bre las estrategias recientes destinadas a satisfacer las necesi­
venios multilaterales para proteger los mares regionales más dades básicas o a aliviar la pobreza; a continuación se precisa
importantes y sus recursos conexos, y el incremento general la estrategia elegida, y se señalan las orientaciones para la
de las actividades relacionadas con los recursos hídricos com­ formulación y ejecución de políticas destinadas a superar la
partidos. pobreza. Esta última sección, que es la más extensa del ínfor-
PUBLICACIONES RECIENTES DE LA CEPAL 211

me, contiene un análisis sobre las iniciativas destinadas a separadamente por países, para cada organismo de integra­
aum entar la cantidad y calidad de los empleos; a provocar un ción subregional y para el conjunto de los 16 países que los
cambio en la estructura de la propiedad; y a lograr un aumen­ componen, cuyo comercio exterior, a su vez, representa más
to en el monto y productividad de los activos que poseen los del 90% del total de la región.
pobres; examina también las medidas encauzadas a garanti­ La selección de los países, y la forma de presentación de
zar un ingreso mínimo familiar. la información, se ha hecho considerando, por una parte, la
La tercera parte del informe contiene algunas reflexio­ mayor disponibilidad de datos de estas organizaciones, y
nes sobre las condiciones políticas y de cambio en la adminis­ consecuentemente la posibilidad de hacer subdivisiones más
tración del Estado que deberá reunir una estrategia que se detalladas para futuras elaboraciones en campos especializa­
proponga superar los conflictos económicos, sociales y políti­ dos, y por otra, el propósito de brindar una aproximación
cos derivados de las transformaciones que hay que introducir cuantitativa para el análisis macroeconómico de la estructura
en los estilos tradicionales de desarrollo, para superar los y las tendencias del comercio exterior de la región como un
obstáculos que hasta el presente han impedido mejorar en todo.
forma significativa la situación de los grupos más pobres de la Existen publicaciones periódicas de las Naciones Unidas
población latinoamericana. que contienen información acerca del comercio exterior de
los países miembros con un mayor grado de detalle según la
cuci; * sin embargo, debido al elevado número de países que
La CEPAL, encarnación de una esperanza de América Latina, incluyen, no proporcionan al analista una visión espacial y
por H ernán Santa Cruz (lc/g. 1349). Serie Cuadernos de temporal que le permita utilizar las cifras sin elaboraciones
la CEPAL N” 50. Santiago de Chile; 1985. 77 páginas. ulteriores. En una publicación reciente de la gepal sobre el
comercio exterior latinoamericano,^ se logra este objetivo
H ernán Santa Cruz, de larga y distinguida trayectoria en los aunque con información que agrupó las secciones y los capí­
organismos internacionales, en especial como Embajador de tulos de la cuci para definir algunos conceptos de bienes
Chile antes las Naciones Unidas y como Subdirector General referidos a determinados años, con propósitos analíticos es­
de la FAOa cargo de América Latina, publicó recientemente la pecíficos.
obra “Cooperar o perecer: El dilema de la comunidad mun­ Los cuadros estadísticos de este cuaderno se refieren a
dial”. En ella dedica dos capítulos a describir la etapa de series de exportaciones fob e importaciones cif que abarcan el
creación de la cepal y a reseñar lo que él llama “la extraordi­ período 1970-1982; se presentan según las secciones de la
naria obra de la cepal en sus primeros quince años”. t:uc[ las zonas y países copartícipes, la participación de cada
Por el interés que estos escritos revisten para compren­ sección en la zonas copartícipes y viceversa. Asimismo, in­
der y evaluar lo que ha sido la trayectoria de la Comisión cluyen el valor total del comercio de cada zona copartícipe y
Económica para América Latina y el Caribe, la t:EPAi, ha de cada sección de la cuci, en ambos casos con su respectiva
querido publicar en este Cuaderno parte del capítulo sexto y estructura con relación al total general, tanto de las exporta­
el capítulo decimosexto del libro de Hernán Santa Cruz. El ciones como de las importaciones.
lector podrá apreciar que, teniendo como hilo conductor la
historia de la cepal, estos fragmentos de una obra más exten­
sa constituyen un todo armonioso, y ofrecen un relato infor­ Industrialización y desarrollo tecnológico. Informe N*^ 1.
mado y ameno de las interpretaciones teóricas de la realidad Santiago de Chile: 1985. 69 páginas.
económica y social de América Latina que realizó la cepal, así
como pormenores casi desconocidos de la difícil lucha por Este informe es el primero de una serie que aparecerá regu­
ganar la aceptación de las ideas básicas cepalinas en los go­ larmente; tiene como objetivo central proporcionar una vi­
biernos y los organismos internacionales. sión actualizada pero sintética de las transformaciones en
curso en la industria mundial y latinoamericana susceptibles
de influir en la concepción y aplicación de las políticas indus­
O rigen y destino del comercio exterior de los países de la triales nacionales, en la adopción de decisiones a nivel empre­
Asociación Latinoamericana de Integración y del sarial, en el desarrollo de investigaciones en el ámbito acadé­
Mercado Común Centroamericano (lc/g. 1365). Serie mico y en la identificación de iniciativas y mecanismos de
Cuadernos Estadísticos de la cepal N“ 9. Santiago de cooperación regional.
Chile: 1985. 546 páginas. Se ha previsto que el informe contenga algunas seccio­
nes permanentes que ya son abordadas en este número:
Este Cuaderno Estadístico constituye el primero de una serie i) estadísticas básicas del sector manufacturero de Amé­
de documentos que la División de Estadística y Análisis Cuan­ rica Latina: para comenzar, se presenta una caracterización
titativo de la CEPALse propone publicar periódicamente sobre cuantitativa de la evolución del sector entre 1950 y 1984;
la base de información proporcionada por el Banco de Datos ii) políticas industriales de los países avanzados: se anali­
del Comercio Exterior de América Latina y el Caribe (bade- zan, en este caso, las políticas y los recursos que esos países
cel), organizado por la cepal.
Contiene información del comercio exterior de los paí­
ses de la Asociación Latinoamericana de Integración (aladi) 'Véase principalmente Yearbook of interruüionai trade etatUtics;
y del Mercado Común Centroamericano (mcca) al nivel más World trade annual y Comodity trade staMstics.
agregado (secciones) de la Clasificación Uniforme para el ^cepal, Dirección y estructura del comercio exterior latinoamericano,
Comercio Internacional (cuci). Esta información se presenta ( lc;/(;. 1329 y Add. 1), 20 de noviembre de 1984.
212 REVISTA DE LA CEPAL N“ 28 / A M I de 1986

destinan a ciencia y tecnologia y la posición relativa de Améri­ dos en el Seminario cepal/cifca sobre procesos agropecua­
ca Latina; rios de importancia en América Latina desde la perspectiva
iií) estudios sectoriales: en este informe se trata el tema ambiental (Santiago de Chile, 28 al 30 de junio de 1983) y
de la robòtica; representa el último hito en la valiosa colaboración entre el
iv) países de industrialización tardía de otras regiones; se Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales
ha escogido como prim er tema la electrónica en Corea del (cifca) de España y la cepal.*
Sur; A principios de 1982, el cifca sumó a su actividad de
v) políticas industriales en América Latina: en este pri­ formación ambiental un programa de investigaciones, semi­
mer núm ero se trata el tema de la gravitación relativa de las narios y publicaciones que se convirtieron, de hecho, junto a
empresas públicas y privadas, nacionales y extranjeras, en el la actividad desplegada en esta materia- por la cepal y la
sector productivo de algunos países de la región; Oficina Regional del pnuma para América Latina y el Caribe,
vi) actividades de la División cepal/onude ; en este caso se en verdaderos catalizadores de la preocupación y reflexión
presenta una visión esquemática sobre el proyecto regional ambientales en la región.
de bienes de capital; El interés por los temas rurales se manifestó desde los
vii) reflexiones de la División Conjunta c epa l / o n u d i : se inicios del mencionado programa, destacándose los proyec­
ha incluido la defínición de la noción “núcleo endógeno de tos de investigación sobre el perfil ecológico de América
dinamización tecnológica”, sobre cuyo contenido se intenta Latina, la dimensión ambiental de la dinámica rural de Amé­
profundizar en la actualidad; rica Latina, y la Cordillera de la Costa chilena. Este interés se
viii) bibliografía: en este número se centra la atención en expresó también en la publicación conjunta oNu/t:iFCA (Ma­
el tema sustitución de importaciones y fomento de exporta­ drid, 1983) de los trabajos sobre expansión de la frontera
ciones. agropecuaria y medio ambiente en América Latina.
Finalmente, el impulso dado por el cifca a este tema se
plasmó en un programa de investigaciones regionales sobre
Panoram a económico de América Latína 1985 (lc/g.1369). procesos agropecuarios de importancia en América Latina
Santiago de Chile: 1985. 76 páginas. desde la perspectiva ambiental, propuesto como una activi­
dad de mediano plazo. Los diferentes enfoques de los partici­
Este informe de coyuntura, publicado hacia fines de 1985, pantes deberían confluir en un tratamiento integrado, en el
presenta un panorama de la economía latinoamericana du­ que interesaban especialmente; la reinterpretación de los
rante los tres primeros trimestres de ese año sobre la base de ambientes rurales destacando potencialidades, restricciones y
lo sucedido en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, prioridades en una escala regional y en una perspectiva siste­
Perú y Uruguay. mática; la interacción entre procesos sociales y procesos natu­
En él se concluye que, pese al carácter parcial y provisio­ rales; la ocupación de nuevos espacios en la frontera rural del
nal de la información disponible, ciertos hechos centrales se continente y sus efectos ambientales; los procesos de deterio­
perfilan con claridad en el panorama económico de la región. ro o empobrecimiento, sólo visibles a largo plazo, a que están
Uno es el retroceso experimentado por el comercio exterior, sometidos ecosistemas de ocupación tradicional; el papel del
luego de su moderada recuperación en 1984. Otro es la Estado en la ocupación, el deterioro y la protección de los
importancia de los acuerdos de reprogramación de la deuda espacios rurales.
externa a que han llegado numerosos países con la banca Todos estos aspectos fueron abordados en las contribu­
privada internacional. Estos convenios han tenido algunas ciones que se presentan en este volumen, no con el grado de
modalidades diferentes y, en general, más favorables que las interacción de enfoques que pretendía la propuesta original,
muy gravosas que caracterizaban a los suscritos en años ante­ pero si con una clara tónica común, dentro de la cual la
riores. Sin embargo, uno de sus rasgos principales ha sido la diversidad de planteamientos acaso despierte el interés del
escasa magnitud del financiamiento neto adicional otorgado lector.
por los bancos comerciales. Debido a ello, y a causa también
de la merma de tas exportaciones, la insuficiente disponibili­
dad de recursos externos ha continuado constituyendo la External debt in Latin America. Adjustment policies and
principal restricción para la recuperación de la actividad renegotiations. Lynne Rienner Publisher. Boulder, Co­
económica, y el ritmo de crecimiento se ha debilitado en la lorado: 1985. 125 páginas.
mayoría de los países de la región. Por último, otro hecho
destacado ha sido la creciente heterogeneidad de los procesos En 1982-1983 muchos países latinoamericanos se vieron obli­
inflacionarios y los significativos logros obtenidos inicialmen­ gados a aplicar políticas de ajuste y a tomar medidas para
te mediante programas de estabilización de corte héterodoxo renegociar su deuda externa. En esencia, los dos procesos
en algunas de las economías en las que el ritmo de aumento de representaban —en términos de política económica— una
los precios había alcanzado mayor intensidad. respuesta inicial de corto plazo al desafio planteado por la
profunda y prolongada crisis económica que afectó a la re­
gión a partir de 1981.
Avances en la interpretación ambiental del desarrollo agrí­ En algunos casos, las políticas de ajuste —concebidas
cola de América Latina (en colaboración con el pnuma)
(i.c/g . 1347). Santiago de Chile: 1985. 236 páginas.
' Por restricciones presupuestarias, el c ifc a cesó en sus activida­
Este volumen reúne la mayor parte de los trabajos presenta- des a fines de 1983.
PUBLICACIONES RECIENTES DE LA CEPAL 213

para reducir el desequilibrio externo— f ueron aplicadas jun­ brayan a lo largo de este informe.
to con programas de estabilización dirigidos a desacelerar la El primero es la severa limitación que el medio externo
tasa de inflación. En la práctica, los resultados logrados re­ impone a las políticas económicas en la gran mayoría de los
flejaron tanto el efecto de las políticas como el impacto de países de la región. Es evidente que a menos que se recupere
factores externos sobre los cuales las autoridades económicas el anterior dinamismo del comercio internacional y se invier­
nacionales tienen escaso o ningún control. ta claramente la reciente tendencia hacia un acentuado pro­
Tanto el proceso de ajuste como la renegociación de la teccionismo de muchas economías industriales, se hará cada
deuda externa han probado ser muy costosos para los países vez más difícil y costoso promover el crecimiento de las expor­
de la región. Entre 1981 y 1983 éstos lograron una reducción taciones latinoamericanas. Lo mismo vale para cualquier es­
considerable en el déficit de cuenta corriente de las balanzas fuerzo por superar el actual ajuste recesivo, basado en una
de pagos y de esta manera cumplieron con los objetivos insostenible contracción de las importaciones, para lograr un
básicos de las políticas de ajuste; pero ello se debió casi exclu­ ajuste orientado hacia el crecimiento basado en la expansión y
sivamente a la enorme disminución en el volumen de las en la diversificación de las exportaciones. Del mismo modo,
importaciones. En esas circunstancias, el ajuste ha sido agu­ es evidente que si el fmanciamiento externo continúa tan
dam ente recesivo en su naturaleza y en muchos países ha ido escaso como durante el período 1982-1983, y si las tasas de
acompañado de un considerable descenso de la actividad interés internacionales se mantienen cercanas a los altos nive­
económica local y un deterioro de la situación del empleo. Al les que hoy día prevalecen, la región continuará realizando
mismo tiempo, los acuerdos de renegociación de la deuda, una verdadera transferencia de recursos al exterior y una
que les han permitido soslayar crisis aún más serias de la mayor proporción del déficit en cuenta corriente tendrá que
balanza de pagos, han contribuido también a un marcado cubrirse por medio de costosas políticas de ajuste.
incremento en el costo del fmanciamiento externo para los El segundo aspecto general es la naturaleza excesiva­
países latinoamericanos, como resultado de lo cual los benefi­ mente agregada de las políticas económicas aplicadas para
cios de ese fmanciamiento se han repartido muy desigual­ reducir el desequilibrio externo y los costos que han traído
mente entre los países y los bancos acreedores, Finalmente, consigo el retardar la actividad económica y reducir el em­
en muchos casos, los programas de estabilización sólo han pleo. En algunos casos, por lo menos, estos costos podrían
reducido levemente la tasa de inflación. haber sido menores si se hubiera hecho un uso más selectivo y
Este libro presenta una descripción y análisis de las pragmático de los instrumentos de política económica, te­
políticas aplicadas y de los resultados obtenidos mediante niendo en mente que la reasignación de recursos es un proce­
ajustes internos y la renegociación de compromisos externos so más rígido y lento, especialmente a corto plazo, en econo­
hasta inicios de 1984, Dos aspectos de los procesos de ajuste y mías en que las heterogeneidades estructurales internas son
negociación, considerados como generalmente válidos, se su­ tan marcadas como lo son en América Latina.
U B R O S DE LA CEPAL
Lista de
Manual de proyectos de desarrollo económico. 1958. 5® ed. 1980,
publicaciones 264 pp. (US$ 7.50)

de la Manual on economic development projects. 1958, 2nd. ed. 1972,


242 pp. (US$ 6.00)
CEPAL América Latina en el umbral de los años ochenta, 1979,2“ ed. 1980,
203 pp. (US® 6.00)
Agua, desarrollo y medio ambiente en América Latina, 1980, 443
PUBLICACIONES PERIODICAS
pp. (US$ 9.00)
Revista de la CEPAL Los bancos transnacionales y elfinanciamiento externo de América
La Revista se inició en 1976 como parte del Programa de Latina. La experiencia del Perú. 1965-1976, por Robert Devlin,
Publicaciones de la Comisión Económica para América Lati­ 1980, 265 pp. (US$ 6.00)
na y el Caribe, con el propósito de contribuir al examen de los Transnational banks and the externalfinance of Latin America: the
problemas del desarrollo socioeconómico de la región. Prepa­ experience of Peru, 1985, 342 pp. (US$ 6.00)
rada por la Secretaría de la c e p a l , la Revista es dirigida por el
Dr. Raúl Prebisch. Las opiniones expresadas en los artículos ¿Se puede superar la pobreza? Realidad y perspectivas en América
firmados, incluidas las colaboraciones de los funcionarios de Latina, 1980, 286 pp. (US$ 6.00)
la Secretaría, son las de los autores y, por lo tanto, no reflejan La dimensión ambiental en los estilos de desarrollo de América
necesariamente los puntos de vista de la Organización. Latina, por Osvaldo Sunkel, 1981, 2“ ed, 1984, 136 pp.
La Revista de la c ep al se publica en español e inglés tres veces (US$ 6.00)
por año —en abril, agosto y diciembre. Women and development: guidelines for programme and project
Los precios de subscripción anual vigentes para 1986 son de planning, 1982, 3rd. ed. 1984, 123 pp. (US$ 6.00)
US$ 16 para la versión en español y de US$ 18 para la versión La mujer y el desarrollo: guía para la planificaáón de programas y
en inglés. El precio por ejemplar suelto es de US$ 6 para proyectos. 1984, 115 pp. (US$6.00)
ambas versiones.
Africa y América Latina: perspectivas de la cooperación interregio­
nal, 1983, 286 pp. (US$ 9.00)
Estudio Económico de Sobrevivencia campesina en ecosistemas de altura, vols. i y ii, 1983,
América Latina y el Caribe 720 pp. (US$ 12.00)
1980, 664 pp. (US$ 29.00) La mujer en el sector popular urbano. América Latina y el Caribe,
1981, 863 pp. (US$ 42.00) 1984, 349 pp. (US$ 8.00)
1982, voi. I 693 pp. (US$ 42.00)
1982, voi. [1 199 pp, (US$ 13.00) Avances en la interpretación ambiental del desarrollo agrícola de
1983, voi. 1 694 pp. (US$ 44.00) América Latina, 1985, 236 pp. (US$ 10.00).
1983, voi. II 179 pp. (US$ 13,00)

Economic Survey of Latin SERIES DE PUBLICACIONES


America and the Caribbean Cuadernos de la CEPAL

1980, 629 pp. (US$ 29.00) América Latina: el nuevo escenario regional y muruiial/Latin
1981, 837 pp. (US$42.00) America: the new regional and world setting (bilingüe), 1975,
1982, vol 1 658 pp. (US$ 42.00) 2‘*ed. 1985, 103 pp. (US$4.00)
1982, vol. II 186 pp. (US$ 13.00) Las evoluciones regionales de la estrategia internacional del
1983, vol. I (en prensa) (US$44.00) desarrollo, 1975, 2“ ed. 1984, 73 pp. (US$ 4.00)
1983, vol. 11 166 pp. (US$ 13.00) Regional appraisals of the international development strategy,
1975, 2nd. ed. 1985, 92 pp. (US$4.00)
Tam bién hay ejemplares de años anteriores Desarrollo humano, cambio social y crecimiento en América
Latina, 1975, 2“ ed. 1984, 103 pp. (US$4.00)
Relaciones comerciales, crisis monetaria e integración económi­
Anuario Estadístico de América Latina y el ca en América Latina, 1975, 85 pp. (US$ 3.00)
Caribe/Statistical Yearbook for Latin Síntesis de la segunda evaluación regional de la estrategia
America and the Caribbean (bilingüe) internacional del desarrollo, 1975, 72 pp. (US$ 3.00)
1980, 617 pp. (US$ 29,00) Dinero de valor constante. Concepto, problemas y experiencias,
1981, 727 pp. (US$35.00) por Jorge Rose, 1975, 2“ ed. 1984, 43 pp. (US$ 4.00)
1983 (correspondiente a 1982/1983) 749 pp, (US$40.00) La coyuntura internacional y el sector externo, 1975, 2“ ed.
1983, 117 pp. (US$4.00)
1984, 765 pp. (US$ 40.00)
La industrialización latinoamericana en los años setenta, 1975,
También hay ejemplares de años anteriores 2“ ed. 1984, 116 pp. (US$ 4.00)
LISTA DE PUBLICACIONES DE LA CEPAL 215

9 Dos estudios sobre inflación 1972-1974. La inflación en los 31 Educación, imágenes y estilos de desarrollo, por G. Rama,
países centrales. América Latina y la inflación importada, 1979, 2^ ed. 1982, 77 pp. (US$ 4.00)
1975, 2“ ed. 1984, 57 pp. (US$ 4.00) 32 Movimientos internacionales de capitales, por R.H. Arriazu
10 Reactivación del mercado común centroamericano, 1976, 2“ 1979, 2=" ed. 1984, 90 pp. (US$4.00)
ed. 1984, 149 pp. (US$6.00) 33 Informe sobre las inversiones directas extranjeras en América
11 Integración y cooperación entre países en desarrollo en el ámbito Latina, por A.E. Calcagno, 1980, 2“ ed. 1982, 114 pp.
agrícola, por Germánico Salgado, 1976, 2" ed. 1985, 62 (US$ 4.00)
pp. (US$ 4.00) 34 Las fluctuaciones de la industria manufacturera argentina,
12 Temas del nuevo orden económico internacional, 1976, 2“ ed. 1950-1978, por D. Heymann, 1980, 2“ ed. 1984, 234 pp.
1984, 85 pp. (US$4.00) (US$ 6.00)
13 En tomo a las ideas de la cepal: desarrollo, industrialización y
35 Perspectivas de reajuste industrial: la Comunidad Económka
comercio exterior, 1977, 54 pp. (US$ 3.00)
Europea y los países en desarrollo, por B. Evers, G. de Grool
14 En tomo a las ideas de la cefal: problemas de la industrialim-
y W. Wagenmans, 1980, 2“ ed. 1984, 69 pp. (US$ 4.00)
ción en América Latina, 1977, 2“ ed. 1984, 48 pp.
36 Un atuílisis sobre la posibilidad de evaluar la solvencia crediti­
(US$ 4.00) cia de los países en desarrollo, por A. Saieh, 1980, 2“ ed.
15 Los recursos hidráulicos de América Latina. Informe regional,
1984, 82 pp. (US$ 4.00)
1977, 2“ ed. 1984, 75 pp. (US$4.00)
37 Hacia los censos latinoamericanos de los años ochenta, 1981,
/ 5 The water resources of Latin America. Regional report, 1977,
152 pp. (US$5.00)
2nd. ed. 1985, 90 pp. (US$ 4.00)
38 Desarrollo regional argentino: la agricultura, por J. Martin,
16 Desarrollo y cambio social en América Latina, 1977, 2“ ed.
1981, 2“ ed. 1984, 119 pp. (US$4.00)
1984, 59 pp. (US$ iOO)
39 Estratifkación y movilidad ocupacioruil en América Latina,
17 Estrategia internacional de desarrolb y establecimiento de un
por C. Filgueiray C. Geneletti, 1981,2“ ed. 1985,172 pp.
nuevo orden económico internacional, 1977, 3“ ed. 1984, 61
(US$ 6.00)
pp. (US$ 4.00)
40 Programa de acción regional para América Latina en los años
17 International development strategy and establishment of a new
ochenta, 1981, 2“ ed. 1984, 69 pp. (US$4.00)
international economic order, 1977, 3rd. ed. 1985, 70 pp.
40 Regiotml programme of actionfor Latin America in the 1980s,
(US$ 4.00)
1981, 2nd. ed. 1984, 66 pp. (US$ 4.00)
18 Rakes históricas de las estructuras distributivas de América
Latina, por A. di Filippo, 1977, 2“ ed. 1983, 67 pp. 41 El desarrollo de América Latina y sus repercusiones en la
(US$ 4.00) educación. Alfabetismo y escolaridad básica, 1982, 254 pp.
19 Dos estudios sobre endeudamiento externo, por C. Massad y R. (US$ 6.00)
Zahler, 1977, 63 pp. (US$ 3.00) 42 América Latiría y la economía mundial del café, 1982,104 pp.
20 Tendencias y proyecciones a largo plazo del desarrollo económi­ (US$ 4.00)
co de América Latina, 1978, 3“ ed. 1985, 144 pp. 43 El ciclo ganadero y la economía argentina, 1983, 168 pp.
(US$ 6.00) (US$ 6.00)
21 25 años en la agricultura de América Latina: rasgos principales 44 Las encuestas de hogares en Amérka Latina, 1983, 130 pp.
1950-1975, 1978, 2“ ed. 1983, 128 pp. (US$4.00) (US$ 6.00)
22 Notas sobre lafamilia como unidad socioeconómica, por Carlo.s 45 Las cuentas nacionales en América Latina y el Caribe, 1983,
A. Borsoui, 1978, 2“ ed. 1984, 60 pp. (US$ 4.00) 109 pp. (US$ 4.00)
23 La organización de la información para la evaluación del 45 National accounts in Latin America and the Caribbean, 1983,
desarrollo, por Juan Sorrouille, 1978, 2“ ed. 1984, 66 pp. 97 pp. (US$ 4.00)
(US$4.00) 46 Demanda de equipos para generación, transmisión y transfor­
24 Contabilidad nacional a precios corutantes en América Latina, mación eléctrica en América Latina, 1983, 201 pp,
1978, 2" ed. 1983, 69 pp. (US$ 4.00) (US$ 6.00)
25 Ecuador: desafíos y logros de la política económica en lafase de 47 La economía de América Latina en 1982: evolución general,
expansión petrolera, 1979, 2“ ed. 1984,158 pp. (US$ 6.00) polítka cambiaria y renegociación de la deuda externa, 1984,
26 Las transformaciones rurales en América Latina: ¿Desarrollo 113 pp. (US$4.00)
social o marginación?, 1979, 2“ ed. 1984, 165 pp. 48 Polítkas de ajuste y renegociación de la deuda externa en
(US$ 6.00) Amérka Latina, 1984, 112 pp. (US$ 4.00)
27 La dimensión de la pobreza en América Latina, por Oscar 49 La economía de Amérka Latina y el Caribe en 1983: evolución
Altimir, 1979, 2^ ed. 1983, 95 pp. (US$ 4.00) general, crisis y procesos de ajuste, 1985,106 pp. (US$ 4.00)
2 8 Organización institucional para el control y manejo de la deuda 49 The economy of Latín Amérka and the Caribbean in 1983:
externa — El caso chileno, por Rodolfo Hoffman, 1979,41 main trends, the impact of the crisis and the adjustment proces­
pp. (US$ 3.00) ses, 1985, 104 pp. (US$ 4.00)
29 La política monetaria y el ajuste de la balanza de pagos: tres 50 La CEPAL encamación de utm esperanza de América Latina,
estudios, 1979. 2^ ed. 1984, 67 pp. (US$4.00) por Hernán Santa Cruz, 1985, 84 pp. (US$4,00)
29 Monetary policy and balance of payments adjustment: three — Canada and the foreign firm, D. Pollock, 1976, 43 pp.
studies, 1979, 60 pp. (US$ 3.00) (US$ 3.00)
30 América Latina: las evaluaciones regionales de la estrategia — United States — Latín Amerkan Trade and Financial Rela­
internacional del desarrollo en los años setenta, 1979, 2“ ed. tions: Some Policy Recommendatiom, S. Weintraub, 1977,44
1982, 243 pp. (US$6.00) pp. (US$ 3.00)
216 REVISTA DE LA CEPAL N" 28 / Abril de 1986

— Energy in Latin America: The Historical Record, J. Mullen, 11 Estilos de desarrollo de la industria manufacturera y medio
1978, 66 pp. (US$ 4.00) ambiente en América Latina, 1982, 2“ ed. 1984, 178 pp.
— The Economic Relations of Latin America tvith Europe, 1980, (US$ 6.00)
2nd. ed. 1983, 156 pp. (US$ 6.00) 12 Relaciones económicas de América Latina con los países miem­
bros del “Consto de Asistencia Mutua Económica”, 1982,154
pp. (US$ 5.00)
13 Campesinado y desarrollo agrícola en Bolivia, 1982, 175 pp.
Cuadernos Estadísticos de la CEPAL (US$ 5.00)
14 El sector externo: indicadores y análisis de susfluctuaciones. El
1 América Latina: relación de precios del intercambio, 1976, 2“
caso argentino, 1982, 2“ ed. 1985, 216 pp. (US$ 6.00)
ed., 1984, 66 pp. (US$ 6.00)
15 Ingeniería y consultoría en Brasil y el Grupo Andino, 1982,
2 Indicadores del desarrollo económico y social en América Lati­
320 pp. (US$ 5.00)
na, 1976, 2“ ed. 1984, 179 pp. (US$ 8.00)
16 Cinco estudios sobre la situación de la mujer en América Latina,
3 Series históricas del crecimiento de América Latina, 1978, 2“
1982, 2“ ed. 1985, 178 pp. (US$ 6.00)
ed. 1984, 206 pp. (USf 8.00)
16 fiv e studies on the situation of women in Latin America, 1983,
4 Estadísticas sobre la estructura del gasto de consumo de los
2nd. ed. 1984, 188 pp. (US$ 6.00)
hogares según finalidad del gasto, por grupos de ingreso, 1978,
17 Cuentas nacionales y producto material en América Latina,
110 pp. (Agotado, reemplazado por N“ 8)
1982, 129 pp. (US$ 4.00)
5 El balance de pagos de América Latina, 19^0-1977, 1979, 2“
18 El financiamiento de las exportaciones en América Latina,
ed. 1984, 164 pp. (US$8.00)
1983, 212 pp. (US$ 6.00)
6 Distribución regional del producto interno bruto sectorial en los
19 Medición del empleo y de los ingresos rurales, 1982, 2“ ed.
países de América Latina, 1981, 2“ ed. 1983, 68 pp.
1983, 173 pp. (US$6.00)
(US$ 6.00)
19 Measurement of employment and income in rural areas, 1983,
7 Tablas de insumo-producto en América Latina, 1983, 383 pp.
184 pp. (US$ 6.00)
(US$ 8.00)
20 Efectos macroeconómicos de cambios en las barreras al comercio
8 Estructura del gasto de cotuumo de los hogares segúnfinalidad
y al movimiento de capitales: un modelo de simulación, 1982,
del gasto, por grupos de ingreso, 1984, 146 pp. (US$ 6.00)
79 pp. (US$ 4.00)
9 Origen y destino del comercio exterior de los países de la Asocia­
21 La empresa pública en la economía: la experiencia argentina,
ción Latinoamericana de Integración y del Mercado Común
1982, 2“ ed. 1985, 134 pp. (US$ 6.00)
Centroamericano, 1985, 540 pp. (US$ 6.00) (En prensa).
22 Las empresas transnacionales en la economía de Chile, 1974-
1980, 1983, 178 pp. (US$ 6.00)
23 La gestión y la informática en las empresas ferroviarias de
América Latina y España, 1983, 195 pp. (US$ 6.00)
Estudios e Informes de la CEPAL 24 Establecimiento de empresas de reparación mantenimiento de
contenedores en América Latina y el Caribe, 1983, 314 pp.
1 Nicaragua: el impacto de la mutación política, 1981, 2“ ed. (US$ 6.00)
1982, 126 pp. (US$ 4.00) 24 Establishing container repair and maintenance enterprises in
2 Perú 1968-1977: la política económica en un proceso de cam­ Latin America and the Caribbean, 1983, 236 pp. (US$ 6.00)
bio global, 1981, 2“ ed. 1982, 166 pp. (US$ 6.00)
25 Agiui potable y saneamiento ambiental en América Latina,
3 La industrialización de América Latina y la cooperación inter­
1981-1990/Drinking water supply and ííinttoííott in Latin
nacional, 1981, 170 pp. (US$5.00) (Agotado, no será
America, 1981-1990 (bilingüe), 1983, 140 pp. (US$ 6.00)
reimpreso)
4 Estilos de desarrollo, modernización y medio ambiente en la 26 Los bancos transnacionales, el Estado y el endeudamiento exter­
agricultura latinoamericana, 1981, 4“ ed. 1984, 130 pp. no en Bolixna, 1983, 282 pp. (US$ 6.00)
27 Política económica y procesos de desarrollo. La experiencia
(US$ 6.00)
argentina entre 1976 y 1981, 1983, 157 pp. (US$ 6.00)
5 El desarrollo de América Latirui en los años ochenta, 1981,2“
28 Estilos de desarrollo, energía y medio ambiente: un estudio de
ed. 1982, 153 pp. (US$5.00)
5 Latin American development in the 1980s, 1981,2“ ed. 1982, caso exploratorio, 1983, 129 pp. (US$ 6.00)
134 pp. (US$ 6.00) 29 Empresas transnacionales en la industria de alimentos. El caso
6 Proyecciones del desarrollo latinoamericano en los años ochenta, argentino: cereales y carne, 1983, 93 pp. (US$ 4.00)
1981, 3“ ed. 1985, 96 pp. (US$ 4.00) 30 Industrialización de Centro América, 1960-1980, 1983, 168
6 Latin American development projections for the 1980s, 1982, pp. (US$ 6.00)
2nd. ed. 1983, 89 pp. (US$4.00) 31 Dos estudios sobre empresas transnacionales en Brasil, 1983,
7 Las relaciones económicas externas de América Latina en los 141 pp. (US$6.00)
años ochenta, 1981, 2“ ed. 1982, 180 pp. (US$ 5.00) 32 La crisis económica internacional y su repercusión en América
8 Integración y cooperación regionales en los años ochenta, 1982, Latina, 1983, 81 pp. (US$ 4.00)
2“ ed. 1982, 174 pp. (US$ 5.00) 33 La agricultura campesina en sm relaciones con la industria,
9 Estrategias de desarrollo sectorial para los años ochenta: indus­ 1984, 120 pp. (US$4.00)
tria y agricultura, 1981, 2“ ed. 1985, 100 pp. (US$ 4.00) 34 Cooperación económica entre Brasil y el Grupo Andino: el caso
10 Dinámica del subempleo en América Latina. ruEALc, 1981,2“ de los minerales y metales no ferrosos, 1983, 148 pp.
ed. 1985, 101 pp. (US$4.00) (US$ 6.00)
LISTA DE PUBLICACIONES DE LA CEPAL 217

35 La agricultura campesina y el mercado de alimentos: la depen­ 45 La planificación del transporte en países de América Latina,
dencia externa y sus efectos en una economía abierta, 1984,201 1985, 247 pp. (US$ 6.00)
pp. (US$ 6.00) 46 La crisis en América Latina: íw evaluación y perspectivas,
36 El capital extranjero en la economía peruana, 1984, 178 pp. 1985, 119 pp. (US$4.00)
(US$ 6.00) 47 La juventud en América Latina y el Caribe, 1985, 181 pp.
37 Dos estudios sobre política arancelaria, 1984, 96 pp. (US$ 6.00)
(US$ 4.00) 48 Desarrollo de los recursos mineros de América Latina, 1985,
38 Estabilización y Hberalización económica en el Cono Sur, 1984, 152 pp. (US$ 6.00)
193 pp. (US$ 6.00) 49 Las relaciones económicas internacionales de América Latina y
39 La agricultura campesina y el mercado de alimentos: el caso de la cooperación regiotml, 1985, 230 pp. (US$ 6.00)
Haití y el de la República Dominicana, 1984, 255 pp. 50 América Latina y la economía mundial del algodón, 1985, 128
(US$ 6.00) pp. (US$ 4.00)
40 La industria siderúrgica latinoamericana: tendencias y poten­ 51 Comercio y cooperación entre países de América Latina y países
cial, 1984, 280 pp. (US$ 6.00) miembros del c a m e , 1985, 96 pp. (US$ 4.00)
41 La presencia de las empresas transtmcionales en la economía 52 Trade relations between Brazil and the United States, 1985,
ecuatoriana, 1984, 77 pp. (US$ 4.00) 150 pp. (US$ 6.00) (En prensa)
42 Precios, salarios y empleo en la Argentina: estadísticas económi­ 5 3 Los recursos hidricos de América Latina y el Caribe y iu aprove­
cas de corto plazo, 1984, 378 pp. (US$ 6.00) chamiento, 1985, 144 pp. (US$ 6.00)
43 El desarrollo de la seguridad social en América Latina, 1986, 53 The water resources of Latin America and the Caribbean and
348 pp. (US$ 6.00) their utilization, 1985, 140 pp. (US| 6.00) (En prensa).
44 Market structure, firm size and Brazilian exports, 1985, 104 54 La pobreza en América Latina: dimensiones y politicos, 1985,
pp, (US$ 4.00) 150 pp. (US$ 6.00) (En prensa).

Estas publicaciones pueden obtenerse más rápida y económicamente enviando sus órdenes de compra desde:

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Santiago, Chile Estados Unidos de América
EL TRIMESTRE
E C O N O M IC O
Comité editorial honorario: Emilio Aianís Patino, Emigdio Martínez Adame, Raúl Ortiz Mena, Felipe Pazos, Raúl Prebisch
y Raúl Salinas Lozano. Comité editorial: México: Gerardo Bueno, Edmundo Flores, José A. de Oteyza, Leopoldo Solfs M.,
Carlos Tello y Manuel Uribe Castañeda. Brasil: Celso Furtado y Francisco Oliveira. Colombia: Constantino V. Vaitsos. Chile:
Jacques Chonchol, Fernando Fajnzylber W., Alejandro Foxley y Osvaldo Sunkel,
Director: Carlos Bazdresch P.
Secretario de Redacción; Guillermo Escalante A.

Voi. LUI (1) México, enero-marzo de 1986 Núm. 209

S U M A R I O

Artículos: V.E. Tokman, Crisis, ajuste económico y costo social • M, Ikon icoff. La economía subterránea y el sistema económico
mundial: la experiencia de los países de la Europa mediterránea • D, Anisí y M. Bermejo, Cambio técnico y formas de vida • H.
J aguaribe, Raza, cultura y clase en la integración de las sociedades • A. Pi n to, Estado y empresa privada: una visión retrospectiva de la
experiencia chilena • A. Cornejo y J. Salas, Estabilidad en los pronósticos del CPP y la estructura de la captación en México • E.L.
Bache, In memoriam: Carlos F, Díaz-Alejandro • Documentos: ckpai.. Bases y opciones estratégicas para reorientar el desarrollo.

REVISTA DE REVISTAS PUBLICACIONES RECIBIDAS NOTAS BIBLlOtiRAFlCAS

FONDO DE CULTURA ECONOMICA


Avda. Universidad 975 Apartado Postal, 44975 México 12, D.F.

Integración
Latinoamericana
REVISTA MENSUAL Octubre 1985, año 10, 106
DEL INTAL
Editorial: C uestionesjurídicas e institucionales en el proceso de integración económica regional • Estudios:
Las posibles enm iendas al acuerdo de Cartagena, por A. Zelada Castedo • Hacia el establecimiento de un
m ecanism o d e solución de controversias en la aladi, por M. Halperin • La interpretación de los tratados
internacionales según la Convención de Viena de 1969, por C. Moyano Bonilla • Comentarios. La coopera­
ción económ ica bilateral en América Latina durante 1984, por J.L. Roca García.

Información de América Latina y el mundo • Documentación • Estadísticas • Bibliografía

Instituto para la Integración de América Latina


Esmeralda 130
1035 Buenos Aires, Argentina
O P C I O N E S
(Ex Alternativas)
N® 7 - Septiembre-diciembre 1985
Revista del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC)
de la Academia de Humanismo Cristiano.

Director: Heraldo Muñoz. Comité Editorial: Rodrigo Alvayay, Carlos Bascuñán, Enrique d’Etigiiy, Cristián Gazmuri,
Carlos Huneeus, Heraldo Muñoz, Carlos Ruiz, Sol Serrano.

I. Socialismo y democracia: R. Cristi, Democracia, pluralismo y socialismo • B. Arditi, El sentido del socialismo hoy • L. Razeto,
Democratización económica y democratización política • I. Sotelo, Paradojas y aporías de los socialistas en el poder.
II. Populismo y marxismo en el socialismo: E. Faletto, Sobrepopulismo y socialismo • j . Arico, El marxismo en América Latina: ideas
para abordar de otro modo la vieja cuestión.
III. Las innovaciones tecnológicas y el pensamiento socialista: ]. Silva Solar, ¿Hacia una nueva fase del .socialismo? • C. Omi na mi,
Cmis, progreso técnico y regulación • A. Rockman, Acerca de la posibilidad de una transición pacífica a la .sociedad socialista mutidial
mediante la tecnología computacional capitalista • M. Barrera, Tecnología ;y crisis nacional • A. Leppe, Tecnología y socialismo.
IV. Debate político sobre el socialismo en Chile: A. Briones y E. Ortiz, Una visión de la evolución del pensamiento socialista en Chile •
M.A. Carretón, Partido y sociedad en un proyecto socialista.

Dirigir correspondencia a; Academia de Humanismo Cristiano, t^latedral 1063, 5" piso,


Santiago - Chile

N U BA
SOCIEDAD
N O V IE M B R E / D IC IE M B R E 1985 NO 80

Director: Alberto Koschuetzke Jefe de Redacción: Daniel González V,

A N A L IS IS D E C O Y U N T U R A : George J. Cvetanovich: Aruba: ¿Próximo MÍniestado Independiente?; Alfonso Chase Brenes: Cos­
ta Rica: Una Democracia Sitiada por el Lobo Feroz; Sergio Bitar: Deuda Externa; Cómo nos ven los EEUU.

T E M A C E N T R A L : LO R E A L D E L S O C IA L IS M O R E A L . Peter W. Schulze: La Dinámica del Inmovilismo, El Sistema Soviético


entre Crisis y Reforma; Mojmir Krizsn - Eberhard Kiesche: Dictadura sobre las Necesidades. La Escuela de Budapest; Samir Amin:
¿Es Capitalista la U R S S ?; Rosario de Mateo: interés Nacional y Soctalisnrio. La Politica Exterior de Rumania; Manuel Caballero:
Tormentosa Historia de una Fidelidad. El Comunismo Latinoamericano y la URSS; Augusto Varas: F F A A , Estado y Sociedad en
la U R S S .

P O S IC IO N E S ; Alan G ard a; Por un Cambio Histórico y Moral; Chile; Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia,

P O L IT IC A — E C O N O M IA —C U L T U R A : Julio Cotler: ¿Nuevos Horizontes para el Perú?; Wayne S. Smith: Percepciones Erradas y
Oportunidades Perdidas. La Política de E E U U frente a Cuba; Julius Nyerere: Las Deudas Grandes son tanto una Carga como un
Poder; Ricardo Ffranch-Davis: Neoestructuralismo e Inserción Externa,

N O T IC IA S - IN F O R M E S - R E C E N S t O N E S

S U S C R IP C IO N E S (in clu y « Bet« aéreo) ANUAL (6 números) B IE N A L (12 números)


Amártce Latina US$ 20 US$ 35
Reato del Mundo US$ 30 US$ 50
Venezuela Bs. 150 Bs. 250

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comercio
exterior
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BANCO NACIONAL DE COMERCIO EXTERIOR S.A.

Voi. 35, Núm. 8 México, agosto de 1985

Relaciones económicas con los países socialistas


• Literatura sobre el comercio este-oeste
• Un ejemplo de transferencia de tecnología
• Necesidad de una estrategia de negociación comercial
• Reflexiones de un exportador mexicano

Departamento de Publicaciones
Cerrada de Malintzin 28, Colonia del Carmen, Coyoacán, 04100 México, D.F

CENTRO LATINOAMERICANO DE DEMOGRAFIA


PUBLICACIONES PERIÓDICAS

Edición bilingüe, contiene esti­


maciones y proyecciones de
población, tasas de natalidad, de
mortalidad, etc., de la región.

Boletín
demográfico Suscripción anual {2 números): ...... US$ lü

Presenta estudios y resultados de investigacio­


nes, eventos que se están desarrollando y, ade­
más, comentarios de libros y documentos de ac­

yíó
tualidad.

Suscripción anual (3 núm eros);...... US$ 20 Notas de Población

Resúmenes sustantivos en español de la litera­


tura: citas bibliográficas con títulos en español e

Resúmenes sobre
Población en
América Latina
O inglés: índices temáticos, geográficos y de
autores.

Suscripción anual (2 números); ...... US$ 20

CELADK Edificio Naciones Unidas, Avenida Dag Hammaiskjéild - Uasilla 91 Santiago, (IHILE
CONTRIBUCIONES
Estudios Interdlsclpllnarios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional
Año II - N" 4 (8) - Octubre - Diciembre, 1985

Artículos: N . Lammert, El nuevo orden económico internacional. La búsqueda de la razón en pos del orden entre hechos y dogmas • R.
Arias Calderón, América Latina: el reto de los años ochenta • S. Urdaneta y T. Tovar, La juventud en América Latina. Situación y
perspectivas.
Entrevistas: M, de la Madrid, Necesitamos un clima de mayor cooperación económica internacional.
Temas: D. Funes de Rioja, Elpapel de las organizaciones intermedias: su acción e integración en modelos de concertación social • C.A.
A ndreae y H. Kaiser, El empresario en la economía social de mercado • J.M. Roca, Im Asociación de Industriales Latinoamericanos •
N.Z. Szafowal, Las asociaciones empresariales en la Comunidad Europea.
Notas: A. Eberhart, La política de importaciones de la República Federal de Alemaniafrente a los países en desarrollo: el caso argentino
• V.F. G arda, Monetarismo, Chicago Boys y crisis económica • J. Elsaesser, México: las elecciones del 7 de julio • W.C. Suárez,
Elecciones parlamentarias en la Argentina.
Dossier; W.C. Suárez, La reforma constitucional y el acuerdo de régimen. Algunas reflexiones sobreformas y estrategias institucioruiles
para la consolidación de la dmocracia en América Latina • C, Floría, Dilemas de la consolidación democrática en la Argentina •
L. Morlino, Consolidación democrática: definición y modelos • R. López Pintor, Sobre la naturaleza del pacto democrático.
Documentos: O, Hurtado, Crisis, cooperación y desarrollo en América Latina • H. Geissler, Un día de reflexión nacional.

Suscripción anual US$ 32. Suipacha 1380 - 10 Piso - 1011, Buenos Aires,
República Argentina

R E V IS T A DE C IEN C IA PO L IT IC A
Publicación semestral
del Instituto de Ciencia Política
Voi. VII, No. 2, 1985

SUMARIO
Conferencias: R.A. Dahl, Armas nucleares: democracia y protección. Por qué fracasan los guardianes. P. Georges Cottier y A.
Valenzuela, La noción de progreso. Hacia una democracia estable: la opción parlamentaria para Chile.
Artículos: L. Tomassíní, Relaciones internacionales: teoría y realidades. J.P. Criscenti, Historia constitucional argentina 1810-
1852. Un nuevo estudio. G. Quezada, Hacia un esquema de los estudios en política exterior de Chile. 1. Walker, Algunos antecedentes
históricos sobre la militarización del sistema político soviético.
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