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Resúmenes historia contemporánea de América Latina

Historia Contemporánea de América Latina (Universidad Nacional de La Plata)

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TEÓRICO
1. Feinmann, J.P. La era del Imposibilismo. Pagina. 12. 1996.

2. Feinmann, J.P. La mirada eurocéntrica. Página 12. 2006.

3. Rouquié, Alain. ¿Qué es América Latina?

4. Skidmore, T. y Smith, Peter. Interpretaciones de América Latina. En: Historia


Contemporánea de América Latina. Ed. Crítica.

5. Lander, Edgardo. Saberes Coloniales y Eurocéntricos. Universidad Central de Venezuela.


Capítulo I y Capítulo II.http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/lander/lander.html

6. Romero, José Luis. Latinoamérica situaciones e ideología. Candil, 1971.

7. Bolívar, Simón: Discurso ante el Congreso de Angostura (1819). Escritos Políticos.

Lo pronuncia el 15 de febrero de 1819 ante el Congreso recién instalado en la ciudad


homónima venezolana (actual Ciudad Bolivar), asamblea de la cual habría de resultar la
creación de la República de la Gran Colombia.
- Iniciar la discusión para el intento de unir Colombia, Venezuela y Ecuador ("La gran
Colombia"); discurso para diseñarla.
- Bolívar no tiene duda de que se va a lograr la independencia. Su preocupación es sobre qué
tipo de sociedad se va a constituir.
- Esta independencia es, en verdad, una tormenta que desata fuerzas que nadie puede
controlar.
# Fragmento página 1, 2º párrafo: "En medio de este piélago de angustias no he sido más que
un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he
podido hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos;
atribuírmelos no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer
los autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad los anales de España,
de América, de Venezuela; examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos
mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero; observad los primeros actos
del gobierno republicano la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter nacional. No me
preguntéis sobre los efectos de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se me
puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que han obrado sobre Venezuela;
sin embargo, mi vida, mi conducta, todas mis acciones públicas y privadas están sujetas a la
censura del pueblo”.
- Habla de la construcción de naciones nuevas, pero se pregunta quiénes somos. No europeos,
no indios, sino una especie media entre aborígenes y españoles. Y la dificultad para los criollos
de pensar una nación propia. Se da cuenta de los enormes problemas que van a tener las
repúblicas latinoamericanas para constituirse.
# Frag. pág 2, 5° párrafo: “Nosotros ni aún conservamos los vestigios de lo que fue en otro
tiempo; no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y
los españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el
conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que
nos vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y
complicado”. (aclaración: cuando dice “naturales” se refiere a los pueblos originarios).

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- a) Efectos del dominio colonial español, los problemas heredados del modo de dominio
colonial imperial. Problemas y dificultades para instalar una democracia republicana
(planteamiento similar que daban Monteagudo o Moreno). Tipo de república que se va a
constituir.
b) Con esclavitud no sólo se refiere a la de “los negros en las plantaciones” sino también la del
dominio español sobre América.
# pág. 3, 2º párr.: “Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del
vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos
maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los más
destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha
degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo
ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de
la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político,
económico o civil”.
- Cómo hacer para constituir una república que perdure en el tiempo.
# pág. 4, 3° párr.: “Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad;
pero, ¿cuál es el gobierno democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad, y
permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes
y poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué
república ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no
conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de monarquía? ¿Quién es más grande
que la Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y monarquías”.
- Programa de la emancipación. Programa republicano. Nuevo orden. Cómo (re) constituir (los
criollos) gobiernos en los países recientemente independizados de España, donde está la lógica
republicana presente, pero que signifique un cambio social real.
# pág. 4, 4º párr.: “Amando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto
al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su
igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la
monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del
hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente
liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado”.
- Cuando Bolívar/Monteagudo/O’Higgins/San Martín no estén, se va a hacer cargo de los
gobiernos las elites terratenientes, para las cuales los pueblos originarios, los mestizos y los ex
esclavos son tan peligrosos como para los españolas, con la diferencia que los terratenientes
tendrán un problema más grave: como es una república, o al menos así figura en los papeles,
todas las personas son iguales. La elite terrateniente deberá garantizar la desigualdad teniendo
un herramental igualitario. El problema de la república, cuando se empieza a constituir, es que
no es lo que dice ser. Dice ser una cosa y en la práctica es otra. Ese desajuste la lleva a una
tensión permanente entre los que quieren que la república sea lo que dice que es (la búsqueda
de una nueva emancipación) y los que sostiene que así están bien. Esto es todo lo que va
viendo Bolívar cuando plantea la constitución, por eso la pregunta quiénes somos. Estamos en
un problema, no somos ni una cosa ni la otra y queremos un orden igualitario pero no puede
serlo. Qué tipo de república, no todas las repúblicas son iguales. A Bolívar pretendía que fuera
una república federal, y se mete en otra discusión típica de la larga espera: si los gobiernos
independientes de A. Latina van a ser centralistas o federales. La realidad me dice que si es
federal, las fuerzas centrífugas en la Gran Colombia la van a dividir, separar. Y ahí agrega la
cuestión de perspectiva del gobierno.

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# pág. 5, 2° párr.: “Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Venezuela,


tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación a nuestro estado. Y según mi modo
de ver, es un prodigio que su modelo en el Norte de América subsista tan prósperamente y no
se trastorne al aspecto del primer embarazo o peligro”.
# ídem: “Pero sea lo que fuere de este Gobierno con respecto a la Nación Americanas, debo
decir que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y naturaleza de los
estados tan distintos como el Inglés Americano y el Americano Español. ¿No sería muy difícil
aplicar a España el código de libertad política, civil y religiosa de la Inglaterra? Pues aún es más
difícil adaptar en Venezuela las leyes del Norte de América. ¿No dice El Espíritu de las Leyes
que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿que es una gran casualidad que las
de una nación puedan convenir a otra? ¿que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al
clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos;
referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a
sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales?
¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!”.
- Pregunta sobre la inequidad. No somos un solo tipo. América es el resultado en permanente
cambio de este cruce entre originarios, africanos, criollos, europeos. Eso para Bolívar es una
fortaleza y no una debilidad. El pensamiento bolivariano se opone tempranamente a las
perspectivas racistas, que van a tener tal grado de desarrollo en A. Latina (ej: oposición a la
perspectiva eurocéntrica de Sarmiento).
# pág. 6, 4° párr.: “Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano
del Norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que una emanación de la
Europa; pues que hasta la España misma deja de ser europea por su sangre africana, por sus
instituciones y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana
pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el
americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos
del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son
extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de
la mayor trascendencia”.
# pág. 7, 1º párr.: “Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema
depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela”.
- Considera a estas sociedades positivamente heterogéneas, y las intuye/presiente complejas
para gobernar. “Firmeza y sutileza de gobierno al mismo tiempo”. Propone una república muy
particular, que tiene un ejecutivo muy fuerte (Pte. muy fuerte), porque considera que tiene
que serlo hasta que se organicen los nuevos estados latinoamericanos, y a la vez introduce la
idea de instalar una rep. con una Cámara de Senadores que sea hereditaria –contradicción en
una república-. Bolívar es consciente de esa contradicción y dice que el objetivo de esa Cámara
que “casi ingenuamente” le asigna, es ser precisamente lo que no cambie cuando cambie todo
el resto. Hay un núcleo (cámara) que va a funcionar como una especie de garante de cierta
continuidad (dice Bolívar).
# ídem, 2º párr.: “Habiendo ya cumplido con la justicia, con la humanidad, cumplamos ahora
con la política, con la sociedad, allanando las dificultades que opone un sistema tan sencillo y
natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad de origen
requiere un pulso infinitamente firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta
sociedad heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve con la más
ligera alteración”.

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# pág. 9, 1º párr.: “No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no consiste en su


teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de
la nación para quien se instituye”.
- Abolición de la esclavitud que llevó adelante Bolívar y que muchos de los ex esclavos
formaron parte de los ejércitos libertadores. Bolívar había nacido en una familia que tenía más
de 400 esclavos. Por eso es fascinante la trayectoria, la conversión de Bolívar, de pertenecer a
una clase esclavista a lo que dice a continuación:
# pág. 16, 2º párr.: “La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra de
Venezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de tempestuosas nubes, que amenazaban un
diluvio de fuego. Yo imploré la protección del Dios de la humanidad, y luego la redención disipó
las tempestades. La esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos
hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de
libertad. Si, los que antes eran esclavos ya son libres; los que antes eran enemigos de una
madrastra, ya son defensores de una patria. Encareceros la justicia, la necesidad y la
beneficencia de esta medida es superfluo cuando vosotros sabéis la historia de los Helotas, de
Espartaco y de Haití; cuando vosotros sabéis que no se puede ser libre y esclavo a la vez, sino
violando a la vez las leyes naturales, las leyes políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra
soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo
imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la
vida de la República”.

8. “Halperin-Dongui: “Una larga espera” En: Historia Contemporánea de América Latina.


Alianza Editorial.

En 1825 terminaba la guerra de la Independencia, la cual, dejaba un legado nada liviano:


ruptura de las estructuras coloniales, consecuencia a la vez de una transformación profunda de
los sistemas mercantiles, de la persecución de los grupos más vinculados a la antigua
metrópoli, de la militarización que obligaba a comparto el poder con grupos antes ajenos a él.
La noción, al parecer impuesta por la realidad, de que se habían producido en Hispanoamérica
cambios sin duda diferentes, pero no menos decisivos que los previos, si está muy presentes en
los que deben vivir y sufrir cotidianamente el nuevo orden hispanoamericano, no logra, sin
embargo, penetrar en los esquemas ideológicos vigentes. Cambios ocurridos: no hay sector de
la vida hispanoamericana que no haya sido tocado por la revolución. La más visible de las
novedades es la violencia: en el Río de la Plata, en Venezuela, en México, y más limitadamente
en Chile o Colombia, la movilización militar implica una previa movilización política, que se
hace en condiciones demasiado angustiosas para disciplinar rigurosamente a los que convoca
la lucha. La guerra de la Independencia, transformada en un complejo haz de guerras en las
que hayan expresión tensiones raciales, regionales, grupales demasiado tiempo reprimidas, se
transforma en el relato de “sangre y horror”. Al lado de la violencia surge un nuevo estilo de
acciones de la elite criolla que en 15 años de guerra saca de sí todo un cuerpo de oficiales:
estos obligados a menudo a vivir y hacer vivir a los soldados de sus país que ocupan, terminan
poseídos por un espíritu de cuerpo rápidamente consolidado y son a la vez un incubo y un
instrumento de poder para el sectores que ha desencadenado la revolución y entiende seguir
gobernándola. Esa violencia llega a dominar la vida cotidiana, y los que recuerdan los tiempos
coloniales en que era posible recorrer sin peligro Hispanoamérica casi vacía de hombres
armados, tienden a tributar a los gobernantes españoles una admiración. El hecho es que eso
ya no es posible: luego de la guerra es necesario difundir las armas por todas partes para lograr
un orden interno tolerable; así la militarización sobrevive a la lucha. Pero la militarización es un

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remedio costoso e inseguro: los jefes de grupos armados se independizan bien pronto de
quienes los han invocado y organizado. Para conservar su favor, estos deben tenerlos
satisfechos: esto significa gastar en armas lo mejor de las rentas el Estado. Las nuevas
repúblicas llegan a la independencia con demasiado nutrido de cuerpo de oficiales y no
siempre se atreven a deshacerse de ellos. Pero para pagarlos tienen que recurrir a más
violencia, como medio de obtener recursos de países mucho de ellos arruinados, y con ello
dependen cada vez más del apoyo militar. Al lado de ese ejército, los países han hecho la
guerra fuera de sus fronteras, pero pesan más las milicias rusticas para guardar el orden
interno, estas comienzan a veces su ingreso en la lucha política expresando las protestas de las
poblaciones agobiadas por el paso del ejército regular; a medida de que se internan en esa
lucha se hacen también ellas más costosas; ese es el precio de una organización mas regular,
sin la cual no podrían rivalizar con el ejercito. La imagen de una Hispanoamérica prisionera de
los guardines del orden debe ser matizada. Solo en parte puede explicarse la hegemonía militar
como un proceso que se alimenta así mismo, y su perduración como una consecuencia de la
imposibilidad de que los inermes desarmen a los que tienen armas. La gravitación de los
cuerpos armados, surgía en el momento mismo en que se da la democratización, limitada, de
la vida política y social hispanoamericana, por eso aun quienes deploran algunas de las
modalidades de la militarización hacen a veces poco por ponerle fin. Esa democratización es
otro de los cambios que la revolución ha traído consigo. Adecuado o no el término
“democratización”, los cambios advertidos en este aspecto han sido importantes. Ha cambiado
la significación de la esclavitud: si bien los nuevos estados se muestran remisos a abolirla, la
guerra los obliga a manumisiones cada vez mas amplias; las guerras civiles serán luego ocasión
de otras. Esas manumisores tienen por objeto conseguir soldados. La esclavitud domestica
pierde importancia, la agrícola se defiende mejor en las zonas de plantaciones que dependen
de ella. Pero aun donde sobrevive la institución, la disciplina de la mano de obra esclava parece
haber perdido buena parte de su eficacia: en Venezuela, como en la costa Peruana, la
productividad baja; lo mismo ocurre en las zonas mineras de Nueva Granada, que había
utilizado mano de obra africana. Por otra parte, la reposición plantea temas delicados: a largo
plazo la esclavitud no puede en Hispanoamérica sobrevivir a la trata, y con las trabas puestas
en esta, el precio de los esclavos sube rápidamente. Antes de ser abolida la institución de la
esclavitud se vacía de su anterior importancia. Esto lleva a pensar en una sociedad, que si bien
no es igualitaria, organiza sus desigualdades de manera diferente a la colonial. La revolución ha
cambiado también el sentido de la división de castas. Frente al mantenimiento del estatuto real
de la población indígena, son los mestizos, los mulatos libres, en general los legalmente
postergados en las sociedades urbanas o en las rurales de trabajo libre los que aprovechan
mejor la transformación revolucionaria: aun cuando los censos de la primera etapa
independiente siguen registrando la división de castas, la disminución a veces vertiginosa de
los registrados como de sangre mezclada nos muestra de qué modo de reorganiza la sociedad
post revolucionaria en este aspecto. Simultáneamente se ha dado otra cambio: ha variado la
relación entre elites urbanas pre revolucionarias y los sectores, no solo de castas sino también
de blancos pobres, desde los cuales había sido muy difícil es acceso a ellas. Ya la guerra, creaba
posibilidades nuevas, en las filas realistas aun más que en las revolucionarias. Este proceso se
da también en donde la fuerza militar es expresión directa de los poderosos de la región, pero
los cambios también se vinculan a la pérdida de poder de estas frentes a los sectores rurales
(pasa en Venezuela y en el Río de la Plata)La revolución, porque armaba bastas masas
humanas, introducía un nuevo equilibrio de poder en que la fuerza del numero contaba más
que antes: necesariamente este debía favorecer a la rural.. Los resultados de la radicalizaron
revolucionaria son efímeros, en la medida en que solo esta preside la organización para la

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guerra, la reconversión a una economía de paz obliga a devolver poder a los terratenientes. Es
el entero sector terrateniente, al que el orden colonial había mantenido en posición
subordinada, el que asciende en la sociedad post revolucionaria. Las elites urbanas no solo
deben adaptarse a las consecuencias de ese ascenso: el curso del proceso revolucionario las ha
perjudicado de modo más directo al hacerles sufrir los primeros embates de la represión
revolucionaria o realista. Además la ha empobrecido Pero la revolución no priva solamente a
las elites urbanas de su riqueza. Acaso sea mas grave que despoje de su poder y prestigio al
sistema institucional con el que sus elites se identifican, y que hubieran querido dominar solas,
sin tener que compartirlo con los peninsulares favorecidos por la corona. La victoria criolla
tiene aquí un resultado paradójico: los poderes revolucionarios no solo han debido remplazar
el personal de las altas magistraturas, las ha privado de modo más permanente de poder y
prestigio, transformándolas en agentes escasamente autónomos del centro de poder político.
La revolución han traído ara ellas una decadencia irremediable. Un proceso análogo se da con
la Iglesia.: la colonial estaba muy vinculada a la Corona, y no se salva de la politización
revolucionaria. Los nuevos dirigentes de la Iglesia son a menudo apasionados patriotas, y no
solo las consideraciones debidas al poder político del cual dependen las que los hacen figurar
en primer término en las donaciones para los ejércitos revolucionarios, ofreciendo ornamentos
preciosos y vasos sagrados, esclavos conventuales y ganados de las tierras eclesiásticas.

Así, la Iglesia se empobrece y subordina al poder político, en algunas zonas el cambio es


limitado y compensado por el nacimiento de un prestigio popular muy grande. En otras partes
esto no ocurre y el proceso es agravado por las deserciones de curas y frailes (caso del río de la
plata). El papa no reconoce oro soberano legítimo que no sea el rey de España, el resultado es
que administradores de sedes episcopales y párrocos son designados por las autoridades
políticas y con criterios políticos. Lo mismo que en las dignidades civiles, las eclesiásticas han
perdido buena parte de las ventajas materiales que solían traer consigo; han perdido aun mas
prestigio. Debilitadas las bases económicas de su poder por el coste de la guerra, despojados
en las bases institucionales de su prestigio social, las elites urbanas deben aceptar ser
integradas en posición muy subordinada en un nuevo orden político, cuyo núcleo es militar. Los
más pobres dentro de esas elites hallan en esa adhesión un camino para la supervivencia; los
que han salvado parte importante de su riqueza aprecian en la hegemonía militar su capacidad
para mantener el orden interno, que limitada y costosa es por el momento insustituible; se
unen entonces en apoyo del orden establecido a los que han sabido prosperar en medio del
cambio revolucionario. La revolución ha suprimido un rasgo esencial de la realidad
hispanoamericana, luego de ella sigue siendo imprescindible el apoyo del poder político-
administrativo para alcanzar y conservar la riqueza. En los sectores rurales se da una
continuidad muy marcada: ahora y antes la tierra se obtiene por el favor del poder político, que
es necesario conservar. En los urbanos la continuidad no excluye cambios más importantes: si
en tiempos coloniales el favor por excelencia que se buscaba era la posibilidad de comerciar
con ultramar, esta ya no plantea serios problemas en épocas post revolucionarias. La miseria
del Estado crea por todas partes una nube de prestamistas a corto término en todas partes. La
relación entre poder político y los económicamente poderosos ha variado: el poderío social,
expresables en términos de poder militar, de algunos hacendados, la relativa superioridad
económica de os prestamistas los coloca en posición nueva frente a un estado al que no
solicitan favores, sino imponen concesiones. Desde 1810 toda Hispanoamérica se abrió
plenamente al comercio extranjero; la guerra se acompaña entonces de una brutal
transformación de las estructuras mercantiles, que se da tanto en las zonas realistas como en
las dominadas por los patriotas. En la primera mitad del SXIX ningún país europeo hace

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apreciables inversiones de capitales en Hispanoamérica. Durante toda esta primera mitad


Hispanoamérica entra en contacto con una Inglaterra y secundariamente con una Europa que
solo puede cubrir con dificultad los requerimientos de capital de la primera edad ferroviaria en
el continente y en EE.UU. Esa Europa no quiere arriesgar mucho porque les queda poco que
arriesgar, por esto buscan cosas muy precisas de las nuevas relaciones que se han abierto. Lo
que se busca en Latinoamérica son sobre todo desemboques a la exportación metropolitana, y
junto con ellos un dominio de los circuitos mercantiles locales que acentué la situación
favorable para la metrópoli. Desde México hasta Bs. As, la parte más rica, más prestigiosa, de
comercio local quedara en manos extranjeras, luego de 50 años en Bs. As o Valparaíso los
apellidos ingleses abundaran en la aristocracia local. Aun fuera de los puertos la situación de
los comerciantes extranjeros es privilegiada. Así la ruta de Liverpool reemplaza a la de Cádiz y
sus emisarios pasan a dominar el mercado. El cambio sin duda no se detiene aquí: el comercio
de la nueva metrópoli es en muchos aspectos diferente al español. Entre 1810-1815, los
comerciantes ingleses buscan a la vez conquistar los mercados y colocar un excedente
industrial cada vez más amplio. Es esos años es destruida la estructura mercantil heredada. La
economía confirma a la política impulsando a la emancipación del productor rural frente al
mercader y prestamista urbano. Luego de 1815 esa relación entra en crisis: por una parte la
depresión metropolitana obliga a cuidar los precios a que se compran los frutos locales; por
otra, la capacidad de consumo hispanoamericana ha sido colmada. Pero a la vez han aparecido
competidores a los nuevos señores del mercado, y frente a la rivalidad norteamericana los
ingleses comienzan a advertir que debilidades se escondían bajo sus aparentes cartas de
triunfo. No es casual que luego de 1825, se hagan abundantes la toma de posición británica
sobre Hispanoamérica en que se hace amplia justicia al antiguo régimen. En muchos aspectos,
Inglaterra es la heredera de España, beneficiaria de una situación de monopolio que puede ser
sostenida ahora por medios más económicos que jurídicos. La Hispanoamérica que emerge en
1825 no es igual a la anterior a 1810: en medio de la expansión de comercio ultramarino, ha
aprendido a consumir más, pero al lado de esta conquista, el mercado existente, estaba la
creación de un mercado nuevo: los años de ofertas superabundantes llevaban a ventas de
liquidación que si podían arruinar a toda un oleada de inversores comerciales, preparaban una
clientela para quien los seguirían. Sin duda, esa ampliación encontraba un límite en la escasa
capacidad de consumo popular. Pero quizá su consecuencia más grave no fue esa; el aumento
de las importaciones, al parecer imposible de frenar significaba un peso muy grave sobre la
economía en su conjunto, sobre todo cuando se daba un aumento paralelo e igualmente
rápido de las exportaciones. El interés principal de los nuevos dueños del mercado, como el de
los anteriores, era obtener metálicos y no frutos; ahora la fragmentación del antiguo impero
había separado a zonas enteras de sus fuentes de metal precioso, aun en zonas que las había
conservado, el ritmo de la exportación, más rápido que el de la producción, podía llevar al
mismo resultado. La economía nos muestra un Hispanoamérica detenida, en la que la victoria
del productor sobre el mercader se debe, sobre todo, a la decadencia de este y no basta para
inducir un aumento de producción que el contacto más intimo con la economía mundial no
estimula en el grado que se había esperado hacia 1810; Hispanoamérica parece entonces
encerrada en un mismo equilibrio, acaso más resueltamente estático que el colonial. Desde el
comienzo de su vida independiente Hispanoamérica parecía ofrecer un campo privilegiado
para la lucha entre nuevos aspirantes a la hegemonía. Esa lucha iba a darse, pero la victoria
siempre estuvo muy seguramente en manos británicas. Las más decididas tentativas de
enfrentar esa hegemonía iban a estar a cargo de EE.UU. y a partir de 1930 de Francia. El avance
norteamericano se apoyaba en una penetración comercial que comenzó por ser exitosa: desde
México a Lima y Bs. As, lo denunciaban los informes consulares británicos para los años muy

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cercanos a 1825. Los favores de la diplomacia británica eran buscados ansiosamente y


recibidos con un agradecimiento, mientras que los EE.UU. encontraban una cortés indiferencia.
En lo económico la presencia norteamericana se desvaneció más lentamente sostenida de un
sistema mercantil extremadamente ágil, iba a perder buena parte de sus razones de
superioridad cuando se rehiciera sólidamente una red de tráficos regulares. La presencia
francesa nunca significo un riesgo para el comercio británico: más que concurrente, el
comercio francés era complementario al inglés, orientado como estaba hacia los productos de
consumo de lujo y semi-lujo y secundariamente hacia los de alimentación de origen
mediterráneo, en lo que Francia tendía a reemplazar a España. En la década del ´20 Inglaterra
se va a consolidar aun mas haciendo pagar el reconocimiento de la independencia a los nuevos
estados con tratados de amistad, comercio y navegación que recogen por entero sus
aspiraciones. En ese momento la hegemonía de Inglaterra se apoya en su predominio
comercial, en su poder naval, en tratados internacionales. Los esfuerzos británicos por imponer
determinadas políticas serán siempre limitados: a falta de un rápido éxito suelen ser
abandonados, dejando en situación a menudo incomoda a quienes creyeron contar
incondicionalmente con su apoyo. No hay que olvidar que las aspiraciones políticas de Gran
Bretaña en Latinoamérica están definidas por el tipo de interés económico que la vincula con
estas tierras. Si a mediados de siglo el comercio y la navegación británicos siguen ocupando el
primer lugar en Latinoamérica, están muy lejos de gozar todavía el comercio monopólico de los
años posteriores a la revolución. Pero, pese a la multiplicación de conflictos locales, el influjo
inglés, que en líneas generales no combate, sino apoya a los sectores a los que las muy
variadas evoluciones locales han ido dando predominio, es a la vez favorecido por estos. Es en
este sentido muy característica la indiferencia que un gobernante gustoso de identificarse con
la causa de América frente a las agresiones europeas, Juan Manuel de Rosas, establece entre
las francesas y las británicas, frene alas cuales busca discretamente soluciones conciliatorias,
convencido como esta de que a la postre Gran Bretaña descubriría donde están sus intereses
en el río de la plata, y de que, no bastaría la resistencia mas tenaz para borrar de influjo
británica de esa comarca. A mediados del SXIX parece surgir de nuevo EE.UU. Por un lado, está
la voluntad de expansión territorial de regiones consagradas a una economía agraria, divididas
entre si por el problema del trabajo servil; en particular, el sur esclavista debe expandirse o
perecer, y la guerra de México es su triunfo, como la anexión de cuba es su proyecto. En ese
aspecto la presencia norteamericana se traduce en un avance sobre las fronteras de las tierras
iberoamericanas. Hay también el esbozo de una relación nueva, ala que el descubrimiento del
oro californiano transforma en ejes de las comunicaciones de la amplia área económica; en
este aspecto la amplia presión estadounidense anuncia

un futuro que solo ha de madurar a comienzos del SXX en un marco muy distinto del que
encierra a Latinoamérica entre la emancipación y los años centrales del SXX. Hacia la década
del ´40, definitivamente alejada la posibilidad de una restauración del antiguo orden, dejan ver
los cambio negativos traídos por la independencia: degradación de la vida administrativa,
desorden y militarización, un despotismo mas pesado de soportar porque debe ejerce sobre
poblaciones que la revolución a despertado a la vida política y que solo deja la alternativa de la
guerra civil, incapaz de fundar sistemas e convivencia menos brutales. En lo económico desde
una perspectiva general hispanoamericana se da un estancamiento. Pero esa situación general
conoce variaciones locales muy importantes, que se relacionan, más bien que con la diferente
intensidad del desorden intenso, con las características de las distintas economías regionales.
Venezuela en su agricultura y el río de la plata tienen en su ganadería, desde antes de 1810, el
germen de una estructura económica orientada a ultramar, que compensará las desventajas

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del nuevo clima político-social con las ventajas que le aporta la nueva organización comercial, y
así podrá afirmarse. En cambio Bolivia, Perú y México, cuya economía minera ha sufrido de
muchas maneras el impacto de la crisis revolucionaria, y requeriría aportes de capitales
ultramarinos para ser rehabilitada, no logran reconquistar su nivel de tiempos coloniales. Entre
estos casos extremos se sitúa la mayor parte de las regiones hispanoamericanas, cuya
evolución es menos rica en altibajos. Es entonces, la Hispanoamérica marginal, la que en
tiempos coloniales estaba en segundo plano, y solo comenzaba a despertarse luego de 1780, la
que resiste mejor las crisis del periodo de emancipación: junto con el río de la plata, Venezuela,
Chile, Costa Rica, las islas de las Antillas. Junto con esa Hispanoamérica dinámica, que se
superpone casi totalmente conque ha empezado a expandirse en la segunda mitad del SXVIII,
también Brasil supera sin dificultades económicas inmediatas la crisis de independencia. Si el
imperio logra vivir, el Brasil independiente solo adquirirá una cierta cohesión cuando el café
vuelva a colocar al centro del país en el núcleo de la economía. Bajo el predominio del norte
azucarero, Brasil debe sostener una luche tenaz, pero de resultado necesariamente negativo,
con un Inglaterra dispuesta a abolir la trata. Absorbido paulatinamente en la defensa de su
economía esclavista, Brasil cede paulatinamente en los otros puntos de conflicto con la
potencia hegemónica: a partir de 1845 Gran Bretaña pasa a reprimir la trata por la violencia;
solo cuando se resigna a eliminarla, Brasil recupera la posibilidad de una política en otros
aspectos mas independiente de la tutela británica. Entretanto, se ha constituido en el principal
mercado latinoamericano para gran Bretaña. Los resultados por esto son los esperables: déficit
comercial, desaparición del circulante metálico, penuria de las finanzas. Para esa situación
inesperadamente dura, la América latina fue elaborando soluciones que solo lentamente iban a
madurar. Allí donde la crisis fue, a pesar de todo, menos honda, las soluciones fueron halladas
más pronto, y significaron transformaciones menos profundas. El viejo orden era en Brasil más
parecido al nuevo que en Hispanoamérica; una metrópoli menos vigorosa, y por lo eso, menos
capaz de hacer sentir su gravitación.; un contacto ya directo con la nueva metrópolis, un peso
menor de los agentes de la corona respecto de poderes económicos sociales de raíz local
acostumbrados a imponerse, eran todos los rasgos que en Brasil colonial anticipaban el orden
independiente. Las transformaciones eran, sin embargo, indudables y la transición difícil. Un
liberalismo brasileño, vocero sobre todo de las distintas aristocracias locales choca con un
conservadurismo urbano, comprometido por la presencia en sus filas de los portugueses que
dominan el pequeño y mediano comercio de los puertos y representado sobre todo por
funcionarios herederos de la mentalidad del antiguo régimen. Sin duda, entre esos adversarios
el equilibrio era posible. Aun así su tarea no era fácil: el emperador Pedro I iba a fracasar
sustancialmente en ella; termino por quedar identificado con los sectores que en el nuevo
Brasil mantenían nostalgia del absolutismo y de la unión con Portugal. Antes había tenido
tiempo de lanzar al Imperio a la primera de sus aventuras internacionales: la guerra del río de
la plata por la posesión de la banda oriental, bautizada provincia cisplatina e incorporada como
tal al imperio brasileño, luego de haber sido ocupada, a partir de 1816, por tropas portuguesas.
La guerra no fue un éxito; derrotado por tierra Brasil ahoga económicamente a su enemigo
mediante el bloqueo al puerto de Bs. As; debe finalmente aceptar la mediación inglesa: la
independencia de la Banda Oriental en 1828 constituida como estado república. La vida política
del Imperio haya sido agitada. En 1831 don Pedro decide trasladarse a Portugal, a luchar contra
la rebelión absolutista y asegurar la sucesión para su hija. Su retiro es un implícita confesión de
fracaso, y marca el comienzo del imperio parlamentario. Los alcances de la innovación son
limitados por el hecho de que si el gabinete requiere el apoyo de la mayoritaria parlamentaria,
es a la vez capaz de conquistar esa mayoría en elecciones suficientemente dirigidas. Hacia
finales de la década del 40, la persecución creciente de la trata hacia el comercio de esclavos

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aun más lucrativo, ponía a la vez en crisis a la agricultura que utilizaba esa mano de obra cada
vez más costosa; esa creciente divergencia de destinos e intereses puso fin a la mansa rebelión
de los parlamentarios con sus líderes que coincidían en pedir medidas eficaces contra la trata;
estas llegaron en 1851.La guerra de independencia había confirmado las divisiones internas de
la Hispanoamérica colonial, y había creado otras: fueron sus vicisitudes las que hicieron estallar
la unidad del virreinato del río de la plata. Solo en América central el proceso de fragmentación
iba a proseguir luego de 1825, con la disolución de las provincias unidas de Centroamérica en
1841 y con la separación de Panamá de Colombia, producida en un contexto muy diferente y ay
en el SXX. Más que la fragmentación de Hispanoamérica habría entonces que hablar, para el
periodo posterior a la independencia, de la incapacidad de superarla. Esta incapacidad se pone
de manifiesto a través del fracaso de las tentativas de reorganización que intentan evadirse del
marco estrecho de los nuevos estados, herederos del marco territorial de los viejos virreinatos,
presidencias y capitanías: la más importante es la de Bolívar. Si en casi todas partes estos
ensayos de restauración se tradujeron en rápidos fracasos, a los cuales siguió su abandono
definitivo, fue en México, donde por el contrario, ocuparon buena parte de la primera etapa
independiente. El imperio de Iturbide, solución demasiado personalizada a los problemas de
transición a la independencia, se derrumba sin contar con más vivo apoyo de los que serán
conservadores que de futuros liberales. La caída del régimen imperial es fruto de la acción de
ejército. La gravitación del ejército, al que las guerras de independencia han dejado en
herencia un demasiado nutrido cuerpo de oficiales y una función inexcusable de guardián del
orden interno, se revela decisiva. A la caída del primer imperio sigue la convocación de una
constituyente y la elección de presidente a Guadalupe Victoria, que pese a sus inclinaciones
liberales tratará de guardar un cierto equilibrio frente a las facciones cuya hostilidad crece
progresivamente. En 1836 guerra de Texas: los colonos del sur de EE.UU. que allí se han
instalado y han sido bien recibidos por las autoridades mexicanas, no aceptan el retorno al
centralismo que está en el programa conservador. Santa Ana corre a someterlos. La
independencia de Texas en un hecho, pero no es reconocida por México. En 1845estalla la
guerra entre México y EEUU, la cual era el desenlace de toda una etapa de política
estadounidense; pero la guerra fue demasiada fácilmente ganada por EEUU. Esa victoria se
explica en parte porque el ejército mexicano no había sido organizado como elemento de
combate en guerras internacionales y porque en México las disensiones que se han formado a
través del proceso de lucha fraccionaria todavía no se habían resuelto. México perdía en 1848
la mitad de su territorio a favor del vencedor. México conservador fracasaba por falta de
dirección homogénea; porque además eran demasiadas las dificultades de esta zona, antes tan
prospera para adaptarse al nuevo orden abierto con la independencia que le era favorable. La
guerra había destruido el sistema de explosión minera; si los hombres que le habías arrebatado
podían ser devueltos o reemplazados, no ocurría lo mismo con las pérdidas materiales. La
guerra había producido un cambio aun mayor, aunque indirecto, al hacer desaparecer los
capitales cuya relativa abundancia era uno de los secretos de la expansión minera mexicana en
la segunda mitad del SXVIII Desarrollos análogos marcados por el estancamiento económico y
la incapacidad de hallar un estable ordenamiento político, encontramos en otras tierras
hispanoamericanas de la plata, ahora divididas entre la república de Perú y Bolivia. Aquí el
cuadro es aun más complicado, porque las elites sobrevivientes están necesariamente
desunidas: los herederos de la lima comercial y burocrática, los de los centros mineros del Alto
Perú, los hacendados ricos solo en tierras que dominan las sierra desde el ecuador hasta la raya
de argentina, los hacendados de la costa peruana y golpeados por la quiebra de una agricultura
de regadío y de mano de obra esclava. Y frente a ellos un personal militar que sirve
alternativamente en el ejército de Perú y el de Bolivia, y está destinado a tener decisivo poder.

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No es extraño que el nuevo orden político arraigue mal en tierras que no han podido encontrar
su lugar en Latinoamérica deshecha por la revolución y lentamente devuelta a rehacer en
medio de una coyuntura desfavorable. En otras partes soluciones políticas más adecuadas a
esa coyuntura logran imponerse de modo más solidó. Aun en ellas, la conquista de un orden
estable se revela extremadamente difícil. La dificultad deriva en parte de la vigencia de un
nuevo clima económico, que no favorecen a quienes dominaron economía y sociedad antes de
1810. Pero surge también de que el elemento que actúa como arbitro entre esos dirigentes
urbanos y mineros, los de las zonas rurales de economía semi aislada, la plebe urbana que
comienza a hacerse escuchar, es un ejército también él no suficientemente arraigado en el
nuevo orden: solo paulatinamente los jefes veteranos de la revolución, a los que a veces el azar
de su ultimo destino ha dado influencia en una región a la que no pertenecen por origen,
establecen relaciones con sectores cuyo poderío local ha sido favorecido por el cambio de
coyuntura, y llegan a diferenciase con ellos. Hasta entonces la intervención de los generales se
da al azar de las coincidencias entre las oposiciones que se dan dentro de la sociedad civil y las
rivalidades entre jefes militares. Esa situación es consecuencia del modo particular en que
México y Perú han vivido la lucha de independencia. En Ecuador los que hacen de árbitros en la
vieja y siempre vigente oposición entre la elite costeña y la aristocracia de la sierra son
militares que permanecen siempre extranjeros al país. En Nueva Granda y Venezuela desde
1830 se liberan de la influencia de elementos de origen extraño. La disolución de la Gran
Colombia devuelve a Santander el poder de Bogotá, se marca el avance paulatino del
conservadurismo neogranadino. En sus comienzos el régimen, que tiene rasgos de duro
autoritarismo, retoma frente a la iglesia la tradición colonial; la quiere gobernada por el poder
civil. Esta exigencia esa bandonada a medida que la normalización de las relaciones con Roma
hace sentir sus efectos en la iglesia colombina; a mediados de la década del cuarenta ésta entra
a integrar el sistema conservador en sus propios términos. Colabora así en una empresa de
modernización cautamente llevada adelante; en particular domina el nuevo sistema de
enseñanza elemental y los ensayos de enseñanza media y superior. La etapa conservadora con
las primeras tentativas de navegación a vapor en los ríos neogranadinos y de construcción de
los ferrocarriles, y el ritmo a menudo lento de los desarrollos futuros mostrara que el éxito
limitado de esos ensayos no puede achacarse solamente a la timidez del régimen conservador.
América central no conoció revolución ni resistencia realista; pasada 1821, junto con México,
de la lealtad a Fernando VII a la independencia, se separo de su vecino del norte a la caída de
Iturbide, a quienes seguían fieles los jefes de las guarniciones del antiguo ejército regio
acantonadas en la capitanía de Guatemala. Surgen así las Provincias Unidas de América Central;
destinadas a una vida breve y azarosa, son desgarradas por las luchas entre liberales y
conservadores, que se superpone a la oposición entre Guatemala y El salvador. La pérdida de
Guatemala deshace la confederación: El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se
constituyen en diminutos Estados republicanos; por el momento poco ha cambiado en esos
rincones del imperio español.

En el extremo sur de Hispanoamérica el río de la plata sufre una revolución muy compleja. El
Paraguay luego de ser gobernado por un efímero triunvirato, cae en manos del Dr. De Francia
que impone una dura dictadura y aísla a Paraguay de sus vecinos, ese aislamiento se extiende a
lo económico. En Bs. As la disolución del estado unitario en 1820 había estado lejos de
constituir una calamidad sin mezcla: sirvió para liquidar una situación ya insostenible. Pero en
esa liquidación no solo salía destrozado el centralismo de Bs. As., sino también el federalismo
del resto del litoral. La política de Bs. As alcanzaba un éxito póstumo cuando los portugueses
concluían la conquista de la Banda Oriental y convertían al antiguo protector de los pueblos

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libres en un fugitivo cada vez menos respetado por sus secuaces del litoral argentino; estos
obligaron a Artigas a buscar en el Paraguay un refugio que Francia convirtió en cautiverio; luego
emprendieron luchas por la supremacía, que permitieron a Bs. As, derrotada en 1820 y
transformada en un provincia más de la vaga federación sin instituciones centrales, alcanzar en
el litoral argentino una hegemonía indiscutida. Armada de ella, la provincia de Bs. As se opuso
ala tentativa de reorganización del país, que en nombre de las de Tucumán y cuyo dirigió el
gobernador de Córdoba, Bustos.La disolución del estado ha puesto fin a la participación de
argentina en la guerra de independencia. La nueva provincia se encuentra rica y libre de
compromisos externos; puedo consagrarse a mejorar su economía y su organización interior.
Este programa encuentra el apoyo de una clase nueva de hacendados. Frente a la ruina de las
tierras ganaderas del resto del litoral, las de Bs. As prosperan gracias a la paz interna. Comienza
“la admirable experiencia de Bs. As”; bajo la égida de Martín Rodríguez, quien reduce el cuerpo
de oficiales, reforman el sistema aduanero disminuyendo las tasas y aumentado los ingresos
del estado, etc. Al mismo tiempo llevan a cabo una reforma eclesiástica mostrando simpatía
por la libertad de culto. Detrás de estas reformas se encuentra Rivadavia. La guerra con el Brasil
llevo a anular muchos de los cambios que había traído1820: de nuevo era preciso costear un
ejército, devolver gravitación a los oficiales veteranos de la independencia y arruinar al fisco. La
guerra trajo además el bloqueo y la inflación. Declara a fines de 1825, la guerra culmina en
1827 con la victoria argentina de Ituzaingó. La guerra era cada vez más impopular entre los
ricos de Bs. As, y era ahora la primera causa de desconfianza frente al nuevo espíritu
aventurero de los dirigentes del antiguo partido del orden que dominaban el congreso
constituyente. Estos harían presidente de la república a Rivadavia y pondrían a la entera
provincia de Bs. As bajo la autoridad del gobierno nacional. Mientras tanto, la redacción de una
constitución unitaria termino de enajenar al congreso la buena voluntad de los gobernantes
del interior, ya comprometida por episodios como la aprobación del tratado de comercio y
amistad con Gran Bretaña, que imponía la libertad de cultos aun en las provincias interiores, y
por otros más turbios, vinculados a las rivalidades entre compañías mineras organizadas en
Londres con auspicios de Rivadavia y otras igualmente lanzadas al mercado. La guerra civil
estallo primero en el norte y luego en el centro del país, Quiroga, jefe de las milicias de los
Llanos de la Rioja, termino por dominar allí. A la renuncia de Rivadavia siguió la restauración de
la provincia de Bs. As gobernada por Borrego. Por detrás del el eran los antiguos sostenes
sociales del partido del orden los que volvían a gravitar, obligando a Borrego a seguir las
negociaciones de paz. Estas culminan en 1828 en un tratado que creaba un nuevo estado
independiente: la república oriental del Uruguay. Vuelto de la Banda Oriental, el ejército
argentino, se apresuro a derrocar a Borrego, el general Lavalle, asumió la responsabilidad de la
decisión. La ejecución de Borrego seguida de un gobierno militar que gravitaba duramente
sobre la campaña fatigada de guerra, provoco un alzamiento rural que reconoció como jefe a
Juan Manuel de Rosas. En seis meses el régimen militar se derrumba en Bs. As y el camino al
poder quedo abierto para Rosas. Mientras tanto el movimiento antifederal era más exitoso en
el interior, con Paz. Capturado este por Quiroga en 1831 la argentina estaba dominaba por
Rosas, Quiroga y López. Entre ellos es Rosas la figura dominante. Este miembro de las clases
económicamente dominantes de Bs. As ha entrado en política por reacción frente a los errores
de la clase política en la que había confiado. En esa provincia fue gobernador de 1829-1932, lo
es de nuevo a partir de 1835 con una suma de poder público. Pero tiene menos éxito en el
interior, donde ha faltado una politización igualmente intensa, y donde todo es sobre el temor
a la intervención porteña el que acalla a los jefes provinciales, poco adictos a una estricta
disciplina de partido. El clima de la argentina rosista es la de una constante guerra civil,
concomplicaciones internacionales, sobre todo del turbulento estado oriental.Este ha estado

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sometido a la acción contrastante de dos caudillos rurales, Lavalleja y Rivera. Ambos son
hacendados. Rivera termino por triunfar, luego de gobernar el nuevo estado dejo el mando a
su sucesor elegido. Mientras tanto tiene que enfrentar el bloqueo establecido en Bs. As. En
defensa de las exigencias discutibles de algunos súbditos franceses. Las penurias traídas por el
bloqueo le enajenan simpatías en el litoral, mientras las de la guerra con la confederación Perú
boliviana crean una corriente anti-rosista en el norte argentino. Las rebeliones se suceden: en
1839 el sur ganadero de Bs. As se levanta también. La victoria sobre todos sus adversarios
internos. Un ejército cuyas tropas comanda Oribe conquista el interior e impone en todas
partes gobernadores rositas; desde 1842éste tiene un poder que ningún anterior gobernante
había alcanzado sobre el conjunto del territorio argentino. Es el comienzo de un nuevo
conflicto internacional en donde Bs. As vuelve a ser bloqueada en 1845, y una expedición
guerrero-comercial penetrara en el Paraná, que Rosas mantiene cerrado a la navegación
extranjera. Estos éxitos no bastan para derribar a rosas; los agresores fatigados de una
operación cada vez más costosa, retoman el comino de las negociaciones, que rosas encara sin
ansiedad. En caseros, se confirma la derrota de Rosas, quien parte a un destierro a Gran
Bretaña. Termina así la época de rosas; a partir de la década del cuarenta las provincias del
interior comienzan a prosperar.

9. Ansaldi, Waldo. “Estado y Sociedad en la Argentina del s. XIX”. CEAL

10. “La edad de oro de la oligarquía liberal en América Latina” En: Carmagnani, Marcello.
Estado y Sociedad en América Latina. Barcelona. Ed. Crítica.

Este período se caracteriza por el lema de la bandera de Brasil: orden y progreso. Las
oligarquías transmitían su convencimiento de haber transformado su país salvaje a un país a la
inglesa. Esta situación fue favorecida luego de 1880 cuando se insertaron las economías
latinoamericanas a la economía mundial. Gracias al crecimiento económico desaparecieron las
luchas interoligárquicas y se aceleró la unión de la clase dominante.

Se incrementaron las exportaciones y la llegada de capitales, en especial, ingleses que


dominaron el comercio exterior. La oligarquía de cada país gobernaba sin oposición. A partir de
1890 la supremacía mundial de Inglaterra empieza a decaer por la aparición de nuevas
potencias.

Las consecuencias del crecimiento económico son el nacimiento de capas medias y de la


reducción de núcleos proletariados, asó como de una contraposición ciudad-campo. El 1880
marca el ordenamiento político, económico y social, mientras que el 1910 señala el principio
del fin de la gran ilusión oligárquica (con la revolución mexicana).

Factores productivos y producción

Las áreas latinoamericanas se encontraban divididas en áreas exportadoras de productos


agrícolas de clima templado (Argentina, Uruguay, sur de Brasil), de clima tropical (Venezuela,
Caribe, Am. Central), y de productos mineros (Chile, Bolivia, Perú, México). La producción y el
comercio exterior se incrementaron en las zonas de clima templado (trigo, maíz, lana, carne).
También se incrementaron los bienes mineros.

La economía de Argentina experimentó un gran desarrollo a comparación de las demás


economías latinoamericanas. También se incrementaron las importaciones, por lo que la
balanza comercial fue positiva. No es igual este crecimiento en las zonas mineras, ya que tienen
un desarrollo irregular, como en México y Chile. Este desequilibrio entre regiones se debe a

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que surge en el sector agrario una progresiva diferenciación entre haciendas, estancias y
plantaciones tradicionales y atrasadas.

Entre 1880 y 1914, las unidades más productivas se encontraban en la costa, cerca de los
puertos. Esto se puede ver en Perú donde las haciendas más prósperas, productoras de azúcar
y algodón, se encuentran en la zona costera. El ferrocarril y la disminución de los costes de
transporte crearon el clima propicio para que floreciera el latifundio en las regiones interiores.

Las unidades modernas y las tradicionales coincidieron en producir a bajo costo, la agricultura
fueron de tipo extensivo: precisan grandes territorios, escaso capital fijo y abundante mano de
obra y barata. Gracias a los bajos costos, estas mercaderías fueron competitivas en el mercado
internacional. Aparece el monocultivo debido a la existencia de inmensas superficies agrícolas
no ocupadas.

En Argentina, Brasil, Uruguay y Chile se expulsó a los indios de sus tierras, en Perú, México o
Bolivia, expropiaron las tierras aborígenes y las convirtieron en comunidades sedentarias. Las
diferencias entre el latifundio de 1820 y el de 1910 son mínimas: en 1910 se usan más las
maquinarias, se intentan introducir nuevas razas de ovinos y bovinos, pero al igual que en
1820, la característica base radica en que es un voraz consumidor de grandes superficies, dado
que la agricultura y la ganadería siguen siendo extensivas. En Brasil, el agotamiento del suelo
debido al cultivo del café, obligó abandonar los campos explotados, ya inservibles y a
trasladarse hacia el interior para cultivar.

Las relaciones de producción entre la economía campesina y el latifundio se deterioraron: las


condiciones de vida y de trabajo en el interior de la hacienda empeoraron. En las zonas más
densamente pobladas (México, Colombia y Chile), el latifundio no llega a cubrir las exigencia de
la gente, en cambio en Argentina o Brasil el crecimiento demográfico benefició mucho. En la
zona andina o en México, donde la economía es próspera, la ganancia para el campesino tiene
el carácter de suplementaria. En cambio, en las áreas de explotación reciente, como Argentina
y Uruguay, la subsistencia de la población rural depende casi por completo de la retribución
obtenida por sus servicios en el latifundio. La consecuencia de este empeoramiento de la vida
campesina fue la reducción del autoconsumo. El latifundio, así, se impuso sobre la estructura
agraria, lo que favoreció a la destrucción del artesanado rural.

En las zonas mineras convivía el capital inglés y nacional. Las unidades productivas mineras
disponían de una tecnología muy avanzada y pueden adiestrar en su manejo a un elevado
porcentaje de la mano de obra total. Pero en México con la plata y en Colombia con el oro, no
se daba esta generalidad, ya que siguieron usando las mismas técnicas de extracción que en la
época colonial.

A principios del siglo XX, la compañía americana Cerro de Pasco, instada en la sierra para la
extracción de cobre, esperaba obtener la mano de obra necesaria de las aldeas indias cercanas
a la mina. Esto no sucedió, por lo tanto, tuvo que recurrir al enganche (forma coactiva de
reclutamiento). Esta forma de reclutamiento dio origen a sociedades mercantiles
especializadas.

Innovaciones y capital inglés

La inserción de las economías latinoamericanas en la economía mundial dependía de la


posibilidad de desarrollar las pobres estructuras comerciales existentes, los ferrocarriles y los
puertos, así como los servicios bancarios y de seguro, con el fin de facilitar la salida de la

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producción. Las mercancías tras pasar por Inglaterra, luego eran revendidas a otros países
europeos.

Una de las consecuencias de este aspecto fue que la autonomía del estado oligárquico sufrió
reducciones a tal punto que se habla de estados neocoloniales, incluyendo a América latina
dentro del imperio británico. Debido a que el estado no quería agravar con impuesto las rentas
de las oligarquías se acudió a préstamos de bancos ingleses para financiar obras públicas,
instalar ferrocarriles, etc. Mediante estos préstamos el capital inglés logró dominar el aparato
financiero del estado. Los ingleses invirtieron, en su mayoría, en la producción minera, más
concretamente en el nitrato que había en Chile, en la zona que le ganó a Bolivia y Perú en la
guerra del Pacífico.

Entre 1880 y 1914 las oligarquías crearon muchos bancos, compañías de seguros, sociedades
financieras e industrias. Dentro de la estructura financiera concurrían dos flujos distintos: uno
interior, de origen productivo, y otro exterior, de origen no productivo (préstamos y capitales
provenientes de Londres). Dicha estructura constituyó el punto donde se efectuaba el enlace
entre los intereses económicos de la oligarquía y los del capital extranjero.

Antes de 1880, se había desarrollado un sector bancario con capital inglés. Pero después de
esa fecha, se hacen cargo los capitales nacionales. Pero los ingleses a partir del 1900
comienzan a comprar paquetes de acciones minoritarios de los bancos nacionales. Este
entrelazamiento entre capitales ingleses y nacionales dio como resultado una división del
trabajo en el sector financiero (pacto neocolonial).

En un mapa de América Latina a principios del siglo XX se puede ver que los trenes se unen en
el puerto. La excepción a la regla es México y Chile. Los tranvías llevaban los nombres de
compañías inglesas, también los quioscos, había diarios en español o en portugués. Las
inversiones más importantes se hicieron en los ferrocarriles. El motivo hay que buscarlo en el
grado de desarrollo tecnológico a que había llegado en este campo la economía inglesa. La
crisis de 1875 en Inglaterra impulsó a buscar afuera nuevos mercados. En América los
encontró. Le cedieron a dichas compañías vastas extensiones de tierra en las zonas por las que
pasaba el ferrocarril. En lugares como Perú, Chile y México donde lo más abundante eran los
minerales, las cesiones fueron yacimientos que fueron explotados por las compañías
ferroviarias.

Este apuro de dar tierras a las compañías era porque deseaban que disminuyeran los costes
de transportes de los productos exportables y así fueran más competitivos en el mundo. A
pesar de este deseo, el tren siguió siendo caro. La causa es que los ingleses imponían los
precios así que sacaran el mayor provecho a esta libertad.

Capital inglés y capital nacional: la alianza imperialista

La banca inglesa en América creció rápidamente. En 1870, 4 bancos ingleses operaban en


América con un total de 20 sucursales, la mitad de ellas en Argentina y Brasil. En 1913, se sumó
un banco más, y se llegó a 88 sucursales. Los bancos ingleses gozaron del favor del público y
absorbieron una porción del ahorro acumulado en América Latina.

El capital inglés logró multiplicarse sin recurrir al mercado monetario inglés y establecer una
alianza con la clase dominante de los diversos países latinoamericanos. Casi de la mitad de las
inversiones inglesas provenían de dos fuentes: la reinversión de los beneficios no exportados y

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el recurso al mercado monetario interno. Esta sustracción del ahorro nacional fue una de las
causas del atraso económico de América latina.

El objetivo de la clase dominante era afianzarse en su papel como centralizadora de todas las
decisiones concernientes al empleo de la renta nacional. El único medio para poder controlar
dichas innovaciones consistía en asociarse al capital inglés, cediendo parte de los ingresos. Las
oligarquías trataron de hacer recaer sobre los grupos subalternos el coste económico de la
operación. Este intento de una síntesis entre un modo de producción feudal (predominante) y
de un modo de producción capitalista (nuevos técnicas importadas) estaba condenado al
fracaso.

El predominio de las oligarquías: aspectos sociales

Las oligarquías dominan sin oposición. Su poder social se basa en la inmensa fuerza
económica que posee ligada al capital inglés. En Perú la diferencia entre las oligarquías de la
costa y de la sierra es clara: la de la costa participa en el proceso exportador. En el caso de
Brasil es distinto: existen dos oligarquías potentes, la de San Pablo y la de Río de Janeiro. La
región de San Pablo goza de la ventaja que significan los intercambios con el extranjero: la de
Río tiene la capital administrativa que ya es mucho. En Colombia no hay diferencias entre la
oligarquía costera y la del interior.

Desde el punto de vista social, la oligarquía no es un grupo homogéneo. Existen dos


mecanismo de cohesión entre los grupos fuertes: 1) alianza matrimonial: atraer a los miembros
más influyentes y absorber a las personas que nacidas fuera de este círculo, habían conseguido
enriquecerse. 2) mantenimiento del mayorazgo (las herencias pasaban al hijo mayor).

Aparecen los clubes oligárquicos en casi todos los países que están abiertos a los
representantes del capital extranjero. El lugar era un punto de encuentro para discutir en
privado los negocios y proyectar matrimonios.

Las oligarquías latinoamericanas no eran iguales. La uniformidad de las oligarquías está en


relación directa con el estado de las exportaciones del país. Donde el incremento de las
exportaciones fue menor o afectó a una mínima parte del país, la gestión del estado se
convirtió en elemento de un posible acuerdo entre los grupos oligárquicos.

Los grupos dominantes se hallaban obligados a establecer contactos permanentes entre sí,
con el fin de eliminar las fricciones. Para esto usan las alianzas matrimoniales y los clubes.
Dichos grupos delegaron una parte de su poder a una minoría representativa: oligarquía
nacional. La oligarquía le garantiza al capital inglés sus negocios, mientras esta le garantiza en el
exterior el poder oligárquico.

La oligarquía aplicó una política represiva, desarrolló y modernizó el ejército. De una


institución dedicada a defender las fronteras nacionales y dirimir conflictos entre los países,
pasó a ser un instrumento para garantizar el orden en el interior del país. También tuvo la tarea
de eliminar a la población india que no aceptaba a convertirse en fuerza de trabajo. La tropa se
convirtió en profesional al recibir una paga.

La oligarquía puso en práctica mecanismos para evitar que la clase media participase en la
política. Había dos posiciones dentro de la oligarquía: 1) había que hacer concesiones a las
capas medias sin comprometer el dominio del grupo dominante, 2) no hay que dar nada a las
clases medias porque eran una amenaza. Estos dos puntos de vista diferentes se vieron en
todos los países en que las clases medias crecían. En Argentina y México las reivindicaciones

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sociales de las capas medias fueron combatidas con rudeza. Hasta la segunda década del siglo
XX, las capas medias no obtuvieron concesiones importantes.

La oligarquía recurrió constantemente a la represión y al chantaje en sus contactos con la


clase media, mitigando en parte su dureza con actitudes paternalistas y concesiones mínimas
que dejaban intacto el fondo del problema, pero daban a las capas medias, la impresión de
haber obtenido grandes victorias.

Mutaciones en la dinámica social

Surgen nuevos tipos de relación. El más importante es la relación de clase manifestándose en


las capas populares urbanas y mineras. Hay una separación cada vez mayor entre el mecanismo
clientelar y el de reciprocidad, de modo que el primero no tarda en ser percibido como un
mecanismo opresivo. Los nuevos elementos sociales proponían una organización social basada
en la flia, en las relaciones impersonales, en la regulación económica por la acción del
mercado, es decir, proponían una inversión de la relación ciudad-campo.

El crecimiento económico requirió en los países pocos poblados una cantidad adicional de
fuerza de trabajo, por lo que surgieron las inmigraciones, mientras que otros países se vieron
obligados a transferir fuerza de trabajo desde zonas no beneficiadas por el incremento
productivo hacia las beneficiadas.

La inmigración europea afectó al litoral atlántico sur (Arg, Uru y Brasil), las migraciones
internas se vieron reflejadas en países de producción minera (Chile, Mx) y los países agrícolas
del Pacífico (Perú, Colombia). Gracias a los ferrocarriles fue más fácil trasladarse de un lugar a
otro. A estos fenómenos demográficos hay que añadirles el sector financiero y la
administración pública como resultado de la penetración del capital extranjero: el surgimiento
de una demanda de trabajo de tipo urbano.

Hacia 1870, la población ascendía a 25 millones, 22 de ellos en América hispana y los


restantes en Brasil. A principios del siglo XX, las cifras eran de 44.5 millones para
Hispanoamérica y de 17.9 para Brasil. Este enorme crecimiento demográfico es debido a dos
factores: la inmigración y la lenta reducción del índice de mortalidad. En Argentina, Uruguay y
Brasil, la población se multiplicó por 10, en los demás solo por 5 o 6. Gran parte de estas
gentes venían a América por las tierras, pero solo una pequeña parte pudo lograr obtenerlas.
Los demás se ubicaban en las ciudades. Cuando llegó acá, se dio cuenta que debía ser un
trabajador más, sometido al hacendado.

Los inmigrantes que no regresan a su país, luego de ver en que situación debían vivir, se
sometieron a conflictos civiles. Donde la inmigración europea no fue mucha, como en el Caribe
y la costa del Pacífico, las necesidades creadas por el crecimiento económico provocaron una
redistribución demográfica en función de las zonas productoras de bienes exportables: los
centros mineros (zonas montañosas o desérticas) y las plantaciones tropicales (en regiones
costeras).

En las regiones agrícolas no exportadoras se caracterizaron en algunos países (México,


Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia) por dos formas productivas: el latifundio y las
comunidades indias.

Surgimiento de las clases medias y del proletariado

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Hay relación entre crecimiento económico y grado de alfabetización. Por eso es importante,
en esta época, la educación, para que el país disponga de personas adecuadas para seguir
manejando al país. La cultura llegada de Europa era de carácter humanístico y jurídico. El
desarrollo de estas corrientes determinó el surgimiento de las clases medias que a finales del
siglo XIX adquirieron una fisonomía social en las ciudades.

Los países se caracterizaron por su multiplicidad de grupos étnicos, de modo que el


surgimiento de la clase media presentó una peculiaridad étnica: grupos mestizos y mulatos.
Estos grupos recibieron protección de la oligarquía y del capital extranjero. Las clases medias
rechazaron la cultura popular. Se dieron cuenta que lo económico agravaba su situación
particular por lo que recurrieron a la fuerza. Luego de la Primera Guerra Mundial, la clase
media adquirió una autonomía política. Lo que no se modifica es la base económica.

Este surgimiento y modificaciones de la clase media no se dieron, por igual, en todos los
países. Esto se debió por el grado de inmigración de cada uno. Los estratos populares aparecen
todavía en el último tercio del siglo XIX como una masa amorfa en la que se distingue
claramente la diferencia entre un bracero del campo y un peón de la ciudad.

El latifundio actuó como un freno al crecimiento y diferenciación de los estratos populares.


Controló a la población interior con aspectos represivos y su contrapartida en los regalos y
préstamos de bienes que hace el patrón. Otro factor que revistió gran importancia para el
control de la población dentro del latifundio fue la gran fragmentación de la mano de obra.
Dentro de cada unidad se distinguen dos tipos de mano de obras: los colonos, que obtenían el
usufructo de un pedazo de tierra con la condición de suministrar una cantidad determinada de
jornadas laborales o parte de la cosecha, y los braceros que vivían en el centro del latifundio
recibiendo por cada jornada laboral un salario en metálico más la comida. Cada uno de estos
grupos era vigilado por los capataces que a su vez obedecían a los mayordomos. También había
gente vagabunda que no era absorbida por ninguna unidad. Estas eran atraídas por las zonas
mineras. Este tipo de población fue numerosa en las zonas no indias.

Las diferencias entre las zonas afectaron a la formación del proletariado en los países
exportadores de productos mineros. Este proletariado debió soportar el acoso del capital
extranjero y del estado oligárquico. El crecimiento del proletariado se estancó debido que en la
ciudad existían muchos grupos de trabajadores. Los más numerosos fueron los albañiles.
Durante el último decenio del siglo XIX estallaron en ciudades y zonas mineras huelgas para
exigir medidas contra la mala calidad de vida, de los transportes y contra la baja de los salarios.

Estructura y funcionamiento del estado oligárquico

El período entre 1880 y 1914 representa una de las etapas de mayor estabilidad política en la
historia contemporánea de América Latina. A lo largo del período 1850-1880 las oligarquías
habían dado un orden institucional a sus países, favoreciendo el asentamiento de los juristas
como élite intelectual. Este estado oligárquico tenía como elementos de base el poder
moderador y la representación equitativa de todos los grupos. Los principios del liberalismo
suministraron al estado oligárquico los fundamentos teóricos que necesitaba.

Las constituciones mostraban un sistema parlamentario bicameral y la división de poderes. El


presidente tenía un papel determinado y asignaba al país una organización federal. Las
constituciones latinoamericanas restringieron la participación electoral. Dado que el estado
había sido organizado como una república presidencial, correspondía al presidente

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desempeñar la función de árbitro de los distintos grupos oligárquicos. El nombramiento a la


presidencia se hacía mediante elecciones indirectas.

El incremento de las exportaciones privilegió a determinadas regiones, generalmente a las


zona cercanas al puerto. La oligarquía intentó absorber a los grupos menos potentes gracias al
estrechamiento de los vínculos sociales entre ambas e hizo posible el fortalecimiento del poder
central. Esto se dio en países donde había varias oligarquías de las cuales una había crecido.

En México, como en Brasil y Argentina, la cosa era distinta. En México, donde el poder central
estaba en manos de Porfirio Díaz, los principios liberales había llevado a un régimen
autocrático. Debido a esto se sucedieron conflictos sociales. Permitió al poder central pasar de
ser mediador a ser dominador de la oligarquía. En los países unitarios, la situación era
diferente. En todos ellos (Colombia y Perú) existía una mayor desigualdad entre los grupos
oligárquicos.

El proceso de institucionalización escogido por la oligarquía dio origen a un tipo de estado que
no lograba manifestarse de modo uniforme y orgánico en todas las regiones de un mismo país.
Este control de la población fue un favor importante para asegurar la renovación formal de los
cargos políticos electivos. Se transformó el sufragio censatario en universal. Con esto, aumentó
la cantidad de electores del campo. El latifundio adquirió un influjo mayor porque podían
manipular las listas electorales incluyendo a los braceros, colonos como alfabetos y así poder
votar. Todos los movimientos políticos de las clases medias tuvieron origen en la reforma
electoral.

El caudillismo pasó a tener nuevas características. Antes usaba la mano de obra como masa
militar, ahora, la mano de obra perdía esta función para convertirse en una masa pasiva a favor
del candidato que más lo beneficiaba. Así nació el antecedente del sistema clientelar que sería
usado a partir de 1914. La oligarquía se valió de la compra de votos.

Este período se caracteriza por la pacífica alternancia de los partidos liberales y conservadores
al frente del poder ejecutivo. El liberal es el predominante. Su desacuerdo ideológico tenía que
ver con la iglesia. Los liberales eran laicos y partidarios de la separación, en cambio, los
conservadores eran religiosos. También deseaban una centralización acentuada, en cambio, los
liberales una reducción del poder central. Los conservadores se inclinaban por dar mayor
protección a las actividades económicas no vinculadas a la exportación mientras que los
liberales consistían en un librecambismo. Las diferencias se reducen a un problema de actitud.
La diferencia que los separa no es ideológica, sino que es por la región. Se asemejan a que
pertenecen a las mismas familias, que opinan que el país es ingobernable y que el ingreso de la
clase dominante terminaría pronto. Por eso se dieron, en muchos casos, gobiernos de
coalición.

De la división del partido liberal nació el partido radical chileno en 1862, que en un primero
momento defendió a la oligarquía. El primer partido político de la clase media fue la UCR en
1892, que logró atraer a las capas medias. Esta situación no se dio en todos los países. La
incorporación de las clases medias creó las premisas para el paso de un sistema político
informal a uno formal: para poder controlar esta base electoral, los partidos liberales tuvieron
que crear una organización con órganos centrales y periféricos.

La organización de la clase obrero fue una alternativa a las existentes. En la lenta evolución del
proletariado se distinguen dos variantes: la que ofrecen los países con una fuerte inmigración y
la que caracteriza a los restantes. Los inmigrantes se encontraron con que el máximo grado de

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organización obrera eran las sociedades de socorro mutuo. Estos provocaron tensiones y así
surgieron sociedades obreras anarquistas y socialistas. En Argentina, en 1870, habían fundado
secciones de la Primera Internacional.

En Brasil y Uruguay, en 1900 se nacionalizan las tendencias socialistas y anarquistas que se


traduce en la organización sindical y en la capacidad de dirigir las huelgas. En el resto, donde la
inmigración fue escasa, la evolución que transformó a las capas populares fue muy distinta.
Gracias a las sociedades de socorro mutuos evoluciona el proletariado, se fueron convirtiendo
en sociedades de resistencia.

En este período, los partidos políticos hegemónicos se caracterizaron por su transformación


en estructuras de apoyo del sistema político oligárquico al realizar la unión del elemento
clientelar (unir las capas populares agrarias) con el organizativo (encausar las reivindicaciones
de las clases medias).

Relaciones internacionales

En la década del 80 todos los países disponían de un Ministerio de Asuntos Exteriores. Las
embajadas inglesas tenían un poder político que se desarrolló al incremento de las inversiones
británicas y al control ejercido por la economía de su país sobre las de América latina mediante
el comercio exterior.

Se debieron trazar las fronteras. En este caso, una de las guerras más significativas fue la
llamada “del pacífico” o “del salitre”, que estalló en 1879 y opuso a Chile contra Bolivia y el
Perú por causa de la línea fronteriza entre Chile y Bolivia. El límite norte del Chile colonial
estaba situado en el desierto de Atacama. Este desierto se convirtió en una zona valiosa
cuando se descubrió nitrato, que es muy empleado en las industrias bélicas. En 1866, Chile le
propuso un acuerdo que no fue aceptada. Bolivia recurrió a Perú. Ambos países le declararon
la guerra a Chile. La guerra duró 4 años, las tropas chilenas entraron en Lima. En esta guerra
participaron diplomáticamente Inglaterra, Alemania y EEUU.

Inglaterra no quería la expansión de EEUU. Este conflicto se vio en los problemas de fronteras
entre Venezuela y Gran Bretaña debido a la Guyana. En 1887, Venezuela pidió la ayuda de
EEUU (doctrina Monroe) para mediar con Inglaterra. Los yanquis y los europeos intervenían en
América latina para defender a sus “súbditos”.

En 1881, se creó un movimiento panamericano con el fin de defenderse de las potencias.


Fracasó. En 1910, se creó la Unión Panamericana en Buenos Aires.

La tardía formación del estado oligárquico en Bolivia

Bolivia se desarrolló lentamente. La evolución política pasó por una fase de caudillismo. Lo
que sí se distingue Bolivia de otros países es que en ella el estado oligárquico empezó a
formase cuando los demás países se hallaba ya en fase de consolidación. Los motivos de este
retraso fueron de carácter estructural. La nueva inserción de la economía en la internacional
basada en la reactivación de la producción de plata, afianzó los desequilibrios entre las
regiones.

La estructura social interna se basaba en la diferenciación étnica de una minería, calificada de


“blanca” que ejercía su dominio sobre la “cholada” y la “indiada”. Se pasó del caudillismo al
estado oligárquico debido a la derrota de la guerra con Chile. Pero la verdadera causa fue la
supremacía del grupo minero en la oligarquía. Durante los períodos de la oligarquía

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conservadora (1884-1899) y de la liberal (1899-1920) se forma y se desarrolla un sistema


político basado en los partidos. Los conservadores eran los que querían la paz con Chile y los
liberales los que querían restituir los territorios perdidos. Lo que los unía era su común visión al
jacobismo y su fe común en el progreso material.

La victoria de la llamada “oligarquía liberal” en 18990 tuvo lugar en el plano de las armas.
Triunfó la tendencia unitaria, poco a poco se adherían grupos conservadores gasta tan punto
que a pocos años de la victoria liberal, el partido conservador dejó de existir.

La consecuencia de la crisis de la plata en los 90 fue la reconversión de la oligarquía minera a


los asuntos nacionales. La internacionalización de la oligarquía minera favoreció su inhibición
política. Encomendó sus funciones a personas de confianza. Este grupo intentaría impedir que
el estado extendiera y fortaleciera su poder. Luego apareció la oligarquía conservadora que
trató de evitar la consolidación del estado.

Continuidad del estado oligárquico: Brasil

En 1899 Brasil dejó de ser imperio y pasó a ser república. La proclamación de la república y la
expulsión de Pedro II hay que relacionarla con la afirmación de los principios liberales y
positivistas con el crecimiento económico. El imperio no lograba coordinar las diversas fuerzas
del interior. La abolición de la esclavitud en 1888 significó la definitiva confirmación del
predominio de la oligarquía del sur sobre las del norte. Triunfó el café y la ganadería sobre el
algodón y la caña de azúcar.

En el imperio existía un parlamento en que los senadores eran elegidos por el emperador y los
diputados por elección indirecta. Pero por encima del parlamento el poder era del emperador.
Con la república el centro del poder estaba en el parlamento, quedaba reservada al presidente
la función de árbitro. Se produjeron levantamientos en el interior. El nuevo modelo de sistema
político instaurado en 1891 los historiadores llaman “la vieja república. Había mucha
marginación electoral.

Antes de 1914, la continúa extensión de las plantaciones de café hacia el interior del país
originó una crisis debido al exceso de producción: el estado se vio obligado a intervenir
comprando stocks a fin de evitar que el precio disminuyera en el mercado internacional. Esta
intervención federal irritó a las demás oligarquías.

Rebeliones urbanas: Uruguay y Argentina

En Uruguay fue en el primer lugar donde se manifestaron las capas medias. Pese a la
expansión demográfica de las ciudades, la economía del país siguió siendo agraria.

La historia del país se divide en 4 fases: caudillista (hasta 1875), militar (hasta 1890),
presidencial (hasta 1904) y estado asistencialista (institucionalizada por la constitución de
1917). La fase final del caudillismo agrario marca la consecución de un acuerdo entre dos
grupos oligárquicos: blancos y colorados. Ambos bandos firman la paz de 1872 institucionalizó
el principio de repartición del poder político. La capital era poder de los colorados. Montevideo
debía asegurar el libre acceso al mercado exterior de los productos que controlaban los
blancos.

Entre 1876 y 1886 se produjeron dos nuevos fenómenos: el incremento demográfico del área
urbana de Montevideo y el refuerzo del poder económico de la oligarquía colorada. La guerra
del Quebracho (1886) que fue el enfrentamiento armado definitivo entre los dos grupos

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oligárquicos, significó la conquista de la supremacía política por parte de los colorados. EL


presidente de la república sería escogido entre las filas coloradas. Así fue como el poder central
se convirtió en garante de que el parlamento estuviera representadas ambas oligarquías,
blancas y coloradas.

El presidente José Batlle y Ordóñez promovió una vasta reorganización del poder político al
asociar a las capas urbanas a la gestión del estado. La oligarquía blanca reaccionó con una
insurrección encabezada por Aparicio Saravia que los colorados no tardaron en sofocar. A
principios del siglo XX, la renta per cápita uruguaya era la más alta de América Latina.

El estado puso en marcha una serie de medidas asistenciales: desarrollo de la instrucción


pública, del empleo, promulgación de leyes sociales, fomento de la industria, etc. La
constitución de 1917 estableció un poder ejecutivo de dos órganos: la presidencia (duraba 4
años) y el consejo nacional administrativo (duraba 6 años). La elección se efectuaba por
sufragio universal.

El partido colorado fue el primero en dotarse de una verdadera estructura, y lo mismo tuvo
que hacer el partido blanco, que para no ser derrotado se vio en la necesidad de buscar
adhesiones entre las capas urbanas.

En Argentina estos fenómenos se ven a grandes escalas. Los grupos oligárquicos eran más
numerosos. Durante la presidencia de Roca (1880-1886) comenzó a prevalecer en el seno de la
oligarquía la tendencia más conservadora. Se proponía a impedir que las nuevas fuerzas
sociales tuvieran acceso al poder político. Ello significa que, a partir de 1880, el proyecto
consistió en hacer que la esfera económica no fuera afectada.

La consecuencia más importante fue el refuerzo del poder central. Al concebir este proyecto
conservador, la oligarquía confiaba en que no encontraba frente a ella una oposición
organizada, sino una masa heterogénea capas de expresar aspiraciones confusas.

A diferencia de la uruguaya, la oligarquía argentina tenía la impresión de que su monopolio


del poder político era la única alternativa posible. Las capas medias hicieron de la UCR su
aprendizaje político. La fragilidad de este partido llevó a adoptar una línea política cuyo
contenido solo cabe calificar de moderadamente progresista. Todo ella giraba alrededor de un
solo tema: la libertad electoral.

En este choque entre las capas medias un papel corrió a cargo del partido socialista, fundado
en 1896. Este partido por un lado y diversos movimientos anarquistas por el otro organizaban
el proletariado de Buenos Aires.

11. Ansaldi, Waldo. Frívola y casquivana, mano de hierro en guante de seda. Una propuesta
para conceptualizar el término oligarquía en América Latina. Edición electrónica:
http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal

12. Ansaldi, Waldo y Giordano, Verónica. La construcción del orden. Ariel, 2012. Cap. 5 “El
orden en sociedades de masas.” “El Estado de Compromiso Social, el populismo y otras
formas de intervención social del Estado.” ( otra digresión teórico conceptual: el populismo;
Formas inconformes de populismo. De la dictadura a la revolución fallida: Guatemala)

Para Laclau, populismo es la “esencia” de lo político. En la misma línea Benjamín Arditi y


Francisco Panizza lo definen como “rasgo” o “dimensión” de la política moderna. Alan Knight
prefiere asociarlo con “estilo” político. Este concepto ha sido un objeto teórico e histórico

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controvertido, este texto propone una conceptualización que se constituye sobre la base de
“procesos históricos” –como señala Knight- más que sobre “convergencias historiográficas”.
Una definición sociológica e histórica del populismo latinoamericano, metodológica y
epistemológica.

Esta visión discrepa radicalemente de la de Laclau y seguidores, que consideran el populismo


“simplemente un modo de costruir lo político”. En América Latina acompañó el surgimiento
político de las masas en las condiciones creadas por la crisis de la dominación oligárquica y de
la crisis de la idea. El populismo se correspondió con “una etapa específica de la evolución de
las contradicciones entre la sociedad nacional y la economía dependiente”. Por lo tanto, en
Latinoamérica fue una experiencia histórica significativa a partir de 1930, tras la crisis de la
dominación oligarquica y del liberalismo. Se apoyó en una alianza entre el Estado, la burguesía
industrial nacional (o local) y el proletariado urbano industrial, y pudo –como en México-
abarcar a los campesinos. Weffort ha definido el “sistema populista” como una “estructura
institucional de tipo autoritario y semicorporativo, orientación política de tendencia
nacionalista, antiliberal y antioligárquica, orientación económica de tendencia nacionalista e
industrialista, composición social policlasista, pero con apoyo mayoritario de clases populares.

Desde esta perspectiva. Las experiencias populistas en América Latina son el cardenismo
(México), el peronismo y el varguismo (Brasil). Francisco de Oliveira ha llamado la atención
sobre el cambio del patrón de acumulación de capital, que sustituyó el establecido por el
modelo primario-exportador. Un componente de ello fue el surgimiento “de nuevas formas de
relación entre el capital y el trabajo, a fin de crear fuertes internas para la acumulación”. Así se
permite apreciar el papel de la legislación laboral, en general favorable al sector trabajador.
Esto llevó a su punto máximo el pacto entre la burguesía industrial y los trabajadores urbanos.
En el caso de Brasil apuntando a la liquidación de la clase propietaria rural –aunque también lo
observa en México y Argentina-. La alianza fue producto “de una necesidad, luego de los años
de guerra y con el boom de los precios del café y otras materias primas de origen agropecuario
y extractivo” retornarse a la situación previa a la crisis de 1930 (Oliveira).

En Brasil el populismo era la forma política de la revolución burguesa, revolución que tuvo la
particularidad de trasladar el “poder de las clases propietarias rurales a las nuevas clases
burguesas empresario-industriales” sin “una ruptura total del sistema”. El populismo
latinoamericano mantuvo una relación ambigua con el capital extranjero, con una ideología
nacionalista, fuertemente antiimperialista (no anticapitalista) y, a menudo, también
anticomunista y antisocialista. El articulador de estos discursos fue un líder carismático capaz
de suscitar el apoyo de las masas, fundamentalmente a través de una interpelación con
términos como “pueblo” y “trabajadores”. Pero hay que notar que la interpelación al “pueblo”
no fue exclusiva del populismo, puesto que en las sociedades de masas, efectivamente, el
“pueblo” es el gran interpelado. Se “asocia regular y lógicamente con una dicotomización”:
entre el pueblo y las distintas formas de no pueblo (Knight) y más usualmente la oligarquía.

Fue característica del populismo que las demandas populares de la sociedad hacia el Estado se
expresaran por mediaciones corporativas, especialmente a través de los sindicatos, y que se
diera ampliación de la ciudadanía en los derechos sociales, extendida desde arriba, un cambio
en el patrón organizador de la ciudadanía. El ciudadano-trabajador desplaza al ciudadano-
individuo y los derechos sociales se extienden o se hacen efectivos. El carácter democrático de
los populismos se observa también en la dimensión social de la ciudadanía. No obstante, las
realidades históricas desbordan cualquier generalidad: el populismo mexicano no cumplió
enteramente con las prescripciones de la Constitución de 1917, y el derecho de ciudadanía

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femenina fue reconocido recién en 1953; en el populismo brasileño hubo una extensión de los
derechos políticos hacia las mujeres, y una legislación electoral favorable al empadronamiento
de los trabajadores urbanos, pero la eliminación de restricción por analfabetismo data de
1988; en Argentina se destaca por haber completado la universalización del sufragio con la
extensión del voto a las mujeres en 1947, además de ampliar derechos sociales que en 1949
adquirieron rango constitucional. Cárdenas no necesitó dotar de constitucionalidad los
derechos socieles porque la Constitución de 1917 así lo había dispuesto. En cambio, Vargas y
Perón promovieron acciones dirigidas en tal sentido.

En Brasil, ya la Carta de 1934 incluyó un capítulo dedicado al “orden económico y social”. Allí se
estableció la intervención estatal: nacionalización de la explotación de las riquezas del suelo y
subsuelo, participación en la implementación de industrias estratégicas para la seguridad
nacional, etc. Caído el Estado Novo en 1946, se aprobó una nueva Constitución, que fue un
compromiso entre el Estado Social y la tradición liberal. El trabajo se consideró obligación
social, se dispuso la participación obligatoria y directa de los trabajadores en las ganancias de
las empresas, el descanso semanal remunerado, la estabilidad laboral, la asistencia a
desempleados, la indemnización del trabajador despedido, la previsión social para ancianos,
enfermos e inválidos. La asociación profesional o sindical fue declarada libre y se reconoció el
derecho a huelga.

En Argentina, la Constitución aprobada en 1949 incorporó el capitulo “Derechos del trabajador,


de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura”. El Estado populista otorgó el
máximo rango a los derechos de trabajar, retribución justa, capacitación, condiciones dignas de
trabajo, preservación de la salud, bienestar, seguridad social, protección de la familia,
mejorameintp economico, defensa de los interes profesionales, asistencia, vivienda,
alimentación, vestido, cuidado de la salud física y moral, esparcimiento, trabajo, tranquilidad y
respeto (para ancianos). No reconoció el derecho a huelga. Fue derogada en 1955 por la
dictadura cívico-miltar de la Revolución Libertadora.

Otra característica del populismo fue la creación de partidos politicos desde arriba,
fuertemente identificados con el Estado y con el líder. Knight sostiene que “el populismo [y
mejor aún, la relación líder-pueblo] debe ser entendido como una relación recíproca, no una
imposición desde arriba”. En general, las definiciones sociológico-históricas del término en
Latinoamérica estuvieron pensadas en la matríz de los populismos urbanos liderados por Perón
y Vargas (Brasil), pero también designa al mexicano, liderado por Cárdenas, con predominio del
espacio rural y de los campesinos.

El populismo en América Latina puso sobre el tapete la falacia sobre una única forma de
democracia y constituyó regímenes democráticos con un fuerte componente antilibreral que
no pueden caracterizarse como una forma lisa y llana de autoritarismo ni mucho menos
dictadura. Los populistas se asumieron como verdaderos adalides de la democracia, en tanto
permitieron la participación “igualitaria” del “pueblo” en la plítica. Esta participación se realizó
a través de una mediación clientelar y corporativa, en general, más ampliamente actualizada
en actos políticos que en las urnas. Entre las estrategias populistas se destacó la organización
corporativa de la sociedad. En el caso de Cárdenas y Perón ella fue complementaria de la
democracia representativa. En el de Vargas hay que distinguir dos momentos: el primero,
fundacional de las organizaciones corporativas del Estado Novo; el segundo, correspondiente al
momento estrictamente populista (1951-1954).

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En México, sostiene Córdova, el corporativismo se aprecia en la transformación del Prtido


Nacional Revolucionario (PNR) en Partido de la Revolución Mexicana. El PRN no surgió “como
partido de masas, sino como un partido de corporaciones, en el que sus unidades de base eran
las organizaciones (…). Eran las organizaciones (el pueblo roganizado) las que constituían al
partido”. El PRM era un partido administrados de corporaciones, antes de “masas” en sí. Su
Pacto Constitutivo consagraba la autonomía de todas las organizaciones que lo conformaban,
que eran básicamente obreras y campesinas.

En Brasil y Argentina, ni el Prtido Socialista Democratico (PSD) y el Partido Trabalhista Brasileiro,


en el primero, ni el Pertido Peronista (PP), en el segundo, incorporaron a corporaciones
orgánicamente. Perón tuvo especial cuidado en balancear las representaciones corporativas.
Así, a la CGT sumó la Conf. Gral. Económica (CGE).

Arditi afrima que “examinadas en su conjunto, estas tres posibilidades de populismo –como
modo de representación, como política en los bordes turbulentos y como amenaza- nos
permitirán repensar la experiencia populista como una periferia interna de la política liberal-
democrática”. En la misma línea Carlos Vilas había afirmado antes: “Democratización y
autoritarismo conviven y se tensionan recíprocamente en cada experiencia populista”. En
realidad, el populismo fue simultáneamente “una forma de estructuración del poder para los
grupos dominantes y la principal forma de exresión politica de la irrupción popular en el
proceso de desarrollo industrial y urbano” (Weffort). Sin embargo, Ansaldi considera que la
expresión de Arditi “periferia interna de la democracia política” es una síntesis cabal y
operativamente muy útil, porque pone en relieve la tensión entre tres elemntos clave para
entender la dinámica historica de los populismos:democracia, populismo y revolución.

No son pocos los que han encontrado similitudes entre este fenómeno –en particular el
varguismo y el peronismo- y el fascismo italiano, a partir de los rasgos como el personalismo y
el culto al líder, las grandes movilizaciones de masas con sus símbolos y rituales, la retórica y la
exaltacion nacionalista, entre otros. No obstante estas eventuales coincidencias no deben
ocultar una gran diferencia cualitativa: los populismos fueron expresión politica de alianza de
clases entre el capital industrial urbano nacional y la clase obrera.

En contraste, el fascismo fue el proyecto de una alianza de clases bien distinta: la del gran
capital monopolista con la pequeña burguesía urbana en una sociedad capitalista central
tardíamente constituida como tal. Una sociología comparada de ambos regímenes mostraría
que: el fascismo fue mucho más jerárquico que el populismo y tuvo un fuerte desprecio por las
instituciones democrático-liberales, que los populismos mantuvieron; el nacionalismo fascista
llegó hasta la exasperación, fue militarista y agresivo internacionalmente; el fascismo fue
xenófobo, imbuido en la ideología de la supuesta superioridad racial y la misión civilizadora de
Italia; la política represiva del fascismo fue de una brutalidad que no se encuentra, ni siquiera
en los casos más extremos (que los hubo) del populismo, para citar algunos ejemplos.

Aunque el de Arditi no es estrictamente un enfoque socio-histórico, su interpretación abona la


perspectiva sociohistórica que Ansaldi asume porque para decidir si el populismo “como
periferia interna de la democracia” resulta ser un modo de representación que acompaña a la
democracia liberal o un movimiento radical que la acosa o incluso amenaza con disolverla es
necesario tomar en cuenta las condiciones históricas. Así el populismo fenómeno propio (o
“interno”) de la democracia política, con la particularidad de que en América Latina la política
liberal democrática no ha sido ni plenamente liberal ni plenamente democratica. El populismo

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fue una de las formas históricas que asumió el Estado y el régimen de gobierno de tipo
democrático.

Los populismos introdujeron una práctica política de reforma y de interpelación popular


ausente en los regímenes oligárquicos. Carlos De la Torre señala: “por un lado, al incorporarlos
[a sectores excluidos], (…) el populismo es democratizante. Pero, a la vez, esta incorporación se
da a través de movimientos heterónomos que se identifican con líderes carismáticos que en
muchos casos son autoritarios. Además, el discurso populista, con características maniqueas
que dividen a la sociedad en dos campos antagónicos, no permite el reconocimiento del otro,
pues la oligarquía encarna el mal y hay que acabar con ella. (…) En lugar de reconocer al
adversario, de aceptar la diversidad y de proponer el diálogo, que en sí incluye el conflicto mas
no la destrucción del otro, los populismos, a través de su discurso, buscan acabar con el
adversario e imponer su visión de la “verdadera” comunidad nacional”.

El populismo refiere a un modo de movilización de las masas, Arditi dice expresamente:


movimiento “en los bordes turbulentos”. Y añade: “el populismo, al igual que otros
movimientos radicales, puede ser democrático o no, pero cuando lo es (…) pone a prueba la
obviedad de aquello que es visto como la normalidad del orden democrático (…) se posiciona
(…) en un área gris donde no siempre es fácil distinguir la movilización populista del gobierno
de la turba”.

La representación mediada por el líder, una cooptación vertical de las masas y su manipulación
instrumental componen, en buena medida, la dimensión autoritaria que algunos atribuyen al
populismo. Aquí se pretende destacar que la amenaza de identificación extrema del líder con la
masa, del Gobierno con el Estado, etc., es exactamente eso: una amenaza, no un hecho
consumado. Algunas prácticas políticas del siglo XX han sido caracterizadas como populistas o
bien neopopulistas. En contraste con el populismo, la poco feliz expresión neopopulismo
designa una experiencia resultante de las reformas neoliberales y de la crisis de la deuda
externa en las décadas 1980 y 1990. Así, los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari (México,
1988-94), Carlos Menem (1989-99), Fernando Collor de Mello (Brasil, 1990-92), Alberto
Fujimori (Perú, 1990-2000) han sido caracterizados como neopopulistas. En todos estos casos
se trata de un uso amplio, estirado y abusivo del concepto.

Moira Mackinnon y Mario Petrone caracterizan una “unidad analítica mínima” de la cual parten
para distinguir los rasgos singulares de cada una de las experiencias populistas y de estas de las
llamadas neopopulistas. Los autores consideran dos elementos: la base social y la díada
incorporacion/exclusión. Gobiernos como los de Menem o Collor de Mello ni siquiera
practicaron formas populistas de hacer política. El populismo es en fenómeno surgido de una
triple crisis: la del capitalismo en el sistema mundial, la del modelo agroexportador y la de la
oligarquía. Asimismo, la alianza de clases, el modelo ISI y la política de masas fueron tres rasgos
constitutivos que ninguno de ellos está presente en los modelos neopopulistas, en los que
contrariamente, la desindustrialización y la despolitización fueron signos característicos.

Los supuestos populismos de nuevo tipo apelaron a una integración fragmentaria, a través de
programas económicos que erosionaron la ciudadanía y la institucionalización de la sociedad
civil. El llamado neopopulismo estuvo lejos de promover políticas distribucionistas y propuso
fórmulas de Estado mínimo inspiradas en aquello que trascendió como Consenso de
Washington. Además, la clase obrera fue la principal perjudicada por estas políticas que
negaron, cuando no arrasaron, con conquistas de la ciudadanía social. La pobreza fue el signo
característico de estos, en rigor, regímenes socialmente excluyentes y fragmentarios. En

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cambio, los Estados Populistas se basaron en la movilización a través de la incorporación social


de masas, a través de una proliferación de derechos sociales, y en la incorporación a la política,
a través de la participación mediada por el Estado y las corporaciones. Se basaron en la
incorporación simbólica de las masas a través de una noción extensiva e inclusiva de pueblo de
carácter nacionalista.

Los populismos no rompieron con la lógica burguesa de escisión entre sociedad y Estado y de
su recomposición ilusoria mediante la asociación entre Nación y Estado. En estos, el proletario
no transitó desde lo clasista-corporativo hacia lo político-estatal, no generó un sentido
colectivo de la acción o una voluntad nacional-popular. Así, la lucha de los trabajadores fue
corporativa, no hegemónica. Fue el Estado el que absorbió la crisis de la burguesía al organizar
a la sociedad civil y al consenso bajo la forma de una revolución pasiva.

Juan Carlos Portantiero señala que en América Latina la superación de la crisis política “implicó
un tipo de relación entre Estado y clases, un módulo sociológico de recomposición política”
que cuestionó “la imagen clásica de las articulaciones entre sociedad civil y Estado”. Las clases
populares participaron “del sistema político sin expresar un sentido hegemónico” y no se
constituyeron como pueblo por “el desarrollo autónomo de sus organizaciones de clase”, sino
por “la crisis política general”, asumiendo el papel objetivo de “equilibradoras de una nueva
fase estatal”. La recomposición de la unidad política de los trabajadores fue obra de los
populismos mediante “la acción de elites externas a la clase y de líderes carismáticos”. Debe
destacarse que “por más heterónomo que aparezca su comportamiento, la presencia política
de las clases populares estuvo casi siempre mediada por instancias organizativas ‘de clase’ y no
por pura vinculación emotiva con un liderazgo personal”. Así el sindicalismo –“la instancia de
mediación privilegiada para la inserción de las masas en el Estado”- fue un sindicalismo político
que definió su acción en nombre de todos los trabajadores, teniendo “como principal
interlocutor al Estado y no a la empresa” y buscando “colocarse en el sistema político como
fuerza gubernamental”.

Portantiero señala que: “El populismo, en buena medida, como experiencia de clase,
nacionalizó a las grandes masas y les otorgó ciudadanía. Fundó para ello, un terreno de lo
“nacional-popular” como principio articulador de la política de masas”. Aquí se avanzó con la
idea de distinguir el populismo como “proyecto estatal” históricamente situado.

13. Laclau, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009.
Capítulo 1. La denigración de las masas. A- Populismo ambigüedades y paradojas- B- En
busca de un enfoque alternativo

El populismo, como categoría de análisis político, nos enfrenta a problemas muy específicos.
Por un lado, es una noción recurrente, que no sólo es de uso generalizado, ya que forma parte
de la descripción de una amplia variedad de movimientos políticos, sino que también intenta
capturar algo central acerca de éstos. A mitad de camino entre lo descriptivo y lo normativo, el
concepto de “populismo” intenta comprender algo crucialmente significativo sobre las
realidades política se ideológicas a las cuales refiere. Su aparente vaguedad no se traduce en
dudas acerca de la importancia de su función atributiva. Sin embargo, no existe ninguna
claridad respecto del contenido de tal atribución. Un rasgo característico persistente en la
literatura sobre populismo es la reticencia –o dificultad– para dar un significado preciso al
concepto. La claridad conceptual –ni qué hablar de definiciones– está visiblemente ausente de
este campo. En la mayoría de los casos, la comprensión conceptual es reemplazada por la
invocación a una intuición no verbalizada, o por enumeraciones descriptivas de una variedad

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de “rasgos relevantes” –una relevancia que es socavada, en el mismo gesto que la afirma, por
la referencia a una proliferación de excepciones–. El siguiente es un ejemplo típico de las
estrategias intelectuales que tratan el “populismo” en la literatura existente:

El populismo por sí mismo tiende a negar cualquier identificación con, o clasificación dentro
de, la dicotomía izquierda/derecha. Es un movimiento multiclasista, aunque no todos los
movimientos multiclasistas pueden considerarse populistas. El populismo probablemente
desafíe cualquier definición exhaustiva. Dejando de lado este problema por el momento, el
populismo generalmente incluye componentes opuestos, como ser el reclamo por la igualdad
de derechos políticos y la participación universal de la gente común, pero unido a cierta forma
de autoritarismo a menudo bajo un liderazgo carismático. También incluye demandas
socialistas (o al menos la demanda de justicia social), una defensa vigorosa de la pequeña
propiedad, fuertes componentes nacionalistas, y la negación de la importancia de la clase. Esto
va acompañado de la afirmación de los derechos de la gente común como enfrentados a los
grupos de interés privilegiados, generalmente considera dos contrarios al pueblo y a la nación.
Cualquiera de estos elementos puede acentuarse según las condiciones sociales y culturales,
pero están todos presentes en la mayoría de los movimientos populistas.

Al lector no le resultará difícil ampliar la lista de rasgos relevantes de Germani o, por el


contrario, mencionar movimientos populistas en los cuales varios de estos rasgos están
ausentes. En ese caso, lo que nos queda es la imposibilidad de definir el término, una situación
no muy satisfactoria en lo que al análisis social se refiere. Quisiéramos, desde el comienzo,
adelantar una hipótesis que va a guiar nuestra indagación teórica: que el impasse que
experimenta la teoría política en relación con el populismo está lejos de ser casual, ya que
encuentra su raíz en la limitación de las herramientas ontológicas actualmente disponibles para
el análisis político; que el “populismo”, como lugar de un escollo teórico, refleja algunas de las
limitaciones inherentes al modo en que la teoría política ha abordado la cuestión de cómo los
agentes sociales “totalizan” el conjunto de su experiencia política. Para desarrollar esta
hipótesis comenzaremos por considerar algunos de los intentos actuales de resolver la
aparente insolubilidad dela cuestión del populismo. Tomaremos como ejemplos los primeros
trabajos de Margaret Canovan y algunos de los ensayos de un conocido libro sobre el tema
compilado por Ghita Ionescu y Ernest Gellner.

[…]

En busca de un enfoque alternativo

A partir de esta exploración rápida –y obviamente incompleta– de la literatura, podemos


continuar ahora con la búsqueda de un enfoque alternativo que intente evitar los callejones sin
salida que describimos antes. Para hacer esto debemos comenzar por cuestionar –y en algunos
casos invertir– los presupuestos básicos del análisis que ha conducido a ellos. Debemos tomar
en cuenta dos cuestiones básicas.

1. En primer lugar, debemos preguntarnos si la imposibilidad (o probable imposibilidad) de


definir el populismo no proviene del hecho de haberlo descrito de tal manera que cualquier
aprehensión conceptual del tipo de racionalidad inherente a su lógica política ha sido excluida
a priori. Pensamos que, de hecho, esto es lo que ocurre. Si al populismo se lo define sólo en
términos de “vaguedad”, “imprecisión”, “pobreza intelectual”, como un fenómeno de un
carácter puramente “transitorio”, “manipulador” en sus procedimientos, etcétera, no hay
manera de determinar su differentia specifica en términos positivos. Por el contrario, todo el
esfuerzo parece apuntar a separar lo que es racional y conceptualmente aprehensible en la

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acción política de su opuesto dicotómico: un populismo concebido como irracional e


indefinible. Una vez tomada esta decisión intelectual estratégica, resulta natural que la
pregunta “¿qué es el populismo?” sea reemplazada por otra diferente: “¿a qué realidad social y
política se refiere el populismo?”. Al ser privado de toda racionalidad intrínseca, el explanans
sólo puede ser completamente externo al explanandum. Pero como al aplicar una categoría se
asume que existe algún tipo de vínculo externo que justifica su aplicación, la pregunta
generalmente es reemplazada por una tercera: “¿de qué realidad o situación social es
expresión el populismo?”. A esta altura, el populismo está realmente relegado a un nivel
meramente epifenoménico. Para este enfoque no hay nada en la forma populista que requiera
explicación; la pregunta “¿por qué algunas alternativas u objetivos políticos sólo pudieron ser
expresados a través de medios populistas?” ni siquiera surge. De lo único que estamos
hablando es de los contenidos sociales (intereses de clase u otros intereses sectoriales) que
expresa el populismo, mientras que permanecemos en tinieblas con respecto a las razones por
las cuales ese tipo de expresión resulta necesario. Estamos en una situación similar a aquella
que describe Marx en relación con la teoría del valoren la economía política clásica: ésta pudo
demostrar que el trabajo es la sustancia del valor, pero no pudo explicar por qué esta sustancia
subyacente se expresa a sí misma bajo la forma de un intercambio de equivalentes. En este
punto generalmente quedamos con las alternativas poco aceptables que hemos revisado: o
bien restringir el populismo a una de sus variantes históricas, o intentar una definición general
que siempre va a ser limitada. En el último caso, los autores generalmente se vuelcan al
frustrante ejercicio, al que ya nos referimos, de colocar bajo la etiqueta de “populismo” a un
conjunto de movimientos muy dispares, sin decir nada acerca del contenido de esta
denominación.

2. Sin embargo, un primer paso para apartarnos de esta denigración discursiva del populismo
no es cuestionar las categorías utilizadas en su descripción –“vaguedad”, “imprecisión”,
etcétera–, sino tomarlas en sentido literal, pero rechazando los prejuicios que están en la base
de su desestimación. Es decir, en lugar de contraponer la “vaguedad” a una lógica política
madura dominada por un alto grado de determinación institucional precisa, deberíamos
comenzar por hacernos una serie de preguntas más básicas: “la ‘vaguedad’ de los discursos
populistas, ¿no es consecuencia, en algunas situaciones, de la vaguedad e indeterminación de
la misma realidad social?” Y en ese caso, “¿no sería el populismo, más que una tosca operación
política eideológica, un acto performativo dotado de una racionalidad propia, es decir, que el
hecho de ser vago en determinadas situaciones es la condición para construir significados
políticos relevantes?” Finalmente, “el populismo, ¿es realmente un momento de transición
derivado de la inmadurez de los actores sociales destinado a ser suplantado en un estadio
posterior, o constituye más bien una dimensión constante de la acción política, que surge
necesariamente (en diferentes grados) en todos los discursos políticos, subvirtiendo y
complicando las operaciones de las ideologías presuntamente ‘más maduras’?” Veamos un
ejemplo.

Se dice que el populismo “simplifica” el espacio político, al reemplazar una serie compleja de
diferencias y determinaciones por una cruda dicotomía cuyos dos polos son necesariamente
imprecisos. Por ejemplo, en 1945, el general Perón adoptó una postura nacionalista y aseveró
que la opción argentina era la elección entre Braden (el embajador estadounidense) y Perón. Y,
como es bien sabido, esta alternativa personalizada tiene lugar en otros discursos mediante
dicotomías como ser el pueblo vs. la oligarquía, las masas trabajadoras vs. los explotadores,
etcétera. Como podemos ver, existe en estas tres dicotomías –así como en aquellas
constitutivas de cualquier frontera político-ideológica– una simplificación del espacio político

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(todas las singularidades sociales tienden a agruparse alrededor de alguno de los dos polos de
la dicotomía), y los términos que designan ambos polos deben necesariamente ser imprecisos
(de otro modo, no podrían abarcar todas las particularidades que supuestamente deben
agrupar). Ahora bien, si esto es así, ¿no es esta lógica de la simplificación y de la imprecisión, la
condición misma de la acción política? Sólo en un mundo imposible, en el cual la dministración
hubiera reemplazado totalmente a la política y una piecemeal engineering, al tratar las
diferencias particularizadas, hubiera eliminado totalmente las dicotomías antagónicas,
hallaríamos que la “imprecisión” y la “simplificación” habrían sido realmente erradicadas de la
esfera pública. En ese caso, sin embargo, el rasgo distintivo del populismo sería sólo el énfasis
especial en una lógica política, la cual, como tal, es un ingrediente necesario de la política tout
court. Otra forma de desestimar al populismo, como hemos visto, es relegarlo a la “mera
retórica”. Pero como también hemos señalado, el movimiento tropológico, lejos de ser un mero
adorno de una realidad social que podría describirse en términos no retóricos, puede
entenderse como la lógica misma de la constitución de las identidades políticas. Tomemos el
caso de la metáfora. Como sabemos, ésta establece una relación de sustitución entre términos
sobre la base del principio de analogía. Ahora bien, como ya hemos mencionado, en toda
estructura dicotómica, una serie de identidades o intereses particulares tiende a reagruparse
como diferencias equivalenciales alrededor de uno de los polos de la dicotomía. Por ejemplo,
los males experimentados por diferentes sectores del pueblo van a ser percibidos como
equivalentes entre sí en su oposición a la “oligarquía”. Pero esto es simplemente para afirmar
que son todos análogos entre sí en su confrontación con el poder oligárquico. ¿Y qué es esto
sino una reagregación metafórica? De más está decir que la ruptura de esas equivalencias en la
construcción de un discurso más institucionalista se desarrollaría a través de mecanismos
diferentes, pero igualmente retóricos. Lejos de ser estos últimos “mera retórica”, son
inherentes a la lógica que preside la constitución y disolución de cualquier espacio político. Así,
podemos afirmar que para progresar en la comprensión del populismo, es una condición sine
qua non rescatarlo de su posición marginal en el discurso de las ciencias sociales, las cuales lo
han confinado al dominio de aquello que excede al concepto, a ser el simple opuesto de
formas políticas dignificadas con el estatus de una verdadera racionalidad. Debemos destacar
que esta relegación del populismo sólo ha sido posible porque, desde el comienzo, ha habido
un fuerte elemento de condena ética en la consideración de los movimientos populistas. El
populismo no sólo ha sido degradado, también ha sido denigrado. Su rechazo ha formado
parte de una construcción discursiva de cierta normalidad, de un universo político ascético del
cual debía excluirse su peligrosa lógica. Pero desde este punto de vista, las estrategias básicas
de la ofensiva antipopulista se inscriben en otro debate más amplio, que fue la grande peur de
las ciencias sociales en el siglo XIX. Me refiero a la discusión general sobre “psicología de las
masas”. Este debate, que es paradigmático para nuestro tema, puede considerarse en gran
medida como la historia dela constitución y disolución de la frontera social que separa lo
normal delo patológico. Fue en el curso de esta discusión que se establecieron una serie de
distinciones y oposiciones que operarían como una matriz sobre la cual se organizó una
perspectiva general sobre fenómenos políticos “aberrantes”, que incluían al populismo.
Nuestro punto de partida va a ser la consideración de esta matriz. Vamos a comenzar con el
análisis de un texto clásico que estuvo en el epicentro de esta historia intelectual. Me refiero a

Psychologie des foules (Psicología de las multitudes), de Gustave Le Bon.

14. Torre, Juan Carlos. (1995): “El 17 de Octubre en perspectiva”, en Juan Carlos Torre
(comp.). El 17 de Octubre de 1945. Buenos Aires, Ariel.

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En el 17 de octubre se conjugaron, por un lado, la obra de procesos que trabajaban


silenciosamente desde el interior de la sociedad argentina y, por otro, los sucesos políticos de
una coyuntura histórica.

Tributario de las transformaciones sociales que acompañaban la marcha de la industrialización


y que se traducía en el crecimiento de los sectores asalariados urbanos y en el surgimiento de
las nuevas cuestiones del mundo del trabajo.

En la Argentina de posguerra las cuestiones del trabajo habrían de ganar más relevancia en la
agenda pública.

Las fórmulas de gobierno a ser implementadas habrían de incorporar un mayor grado de


representatividad y transparencia, a fin de hacer gobernable una sociedad crecientemente más
compleja.

A finales de la década del ’30, los sindicatos habían iniciado, bajo la conducción de militantes
comunistas y socialistas, la lenta pero progresiva implantación entre los trabajadores de las
nuevas industrias en expansión y se difundían las primeras experiencias de negociación
colectiva bajo auspicio de los poderes públicos.

Con el golpe del ’43, la oferta de alternativas institucionales se incrementa.

Perón, desde la secretaría de trabajo inicia en 1944 una política de apertura hacia los
trabajadores organizados. Tiene una función preventiva. Su objetivo es evitar el peligro
potencial de un ascenso de las corrientes de izquierda que hace temer el precario estado en
que se encuentran las cuestiones del trabajo.

Los poderes públicos irrumpen en la vida de las empresas, imponen la negociación colectiva,
alteran las normas laborales, reparar viejos agravios por decreto. Sin embargo se dirige a los
sectores empresarios invitándolos a colaborar.

No está en el cálculo político de Perón encaminar su empresa por el sendero institucional de


un régimen corporatista.

CONTEXTO: en 1930 su lugar había estado en el bando mayoritario del ejército que, bajo la
dirección del general Justo, abortó la aventura filofascista del general Uriburu. Y, ahora, se
hallaba entre los primero de los revolucionarios de junio en cobrar conciencia de que estaba
próximo el fin de la Guerra Mundial y que, con éste, llegaba también el fin para las alternativas
no-democráticas a la amenaza comunista.
Con esta convicción se prepara para la hora de las urnas e inicia contactos con políticos del
partido conservador y el partido radical, mientras niega en público aspirar a la presidencia en
las elecciones de 1946.
Punto favorable para él: muertes de Alvear y Justo

Aprovechando la vacancia, busca atraer y cooptar dirigentes y cuadros partidarios.

Con el aporte de los dirigentes sindicales que lo rodean en la Secretaría de Trabajo y la


colaboración que espera encontrar en las clases patronales, va reuniendo fuerza política.

Su fórmula política tiene un aire de familia con la de los regímenes en los que un fuerte
liderazgo asegura la conciliación de clases y organiza desde el estado el tránsito ordenado a los
desafíos de la sociedad industrial de masas.

Fracasó.

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Su apertura laboral fue recibida, a poco de andar, con la frialdad y la hostilidad de las clases
patronales. No se encontró con empresarios atemorizados por una revolución social inminente.
No estaba la sensación de amenaza ante un movimiento obrero combativo.

Los empresarios estaban preocupados, más bien, por la propia gestión de Perón, que alentaba
la movilización de las masas obreras y exasperaba las tensiones sociales.

Tampoco encontró un apoyo relevante entre los partidos tradicionales.

A mediados de 1945 se define una ofensiva de una oposición social y política lanzada a
imponer la rendición incondicional de Perón y a forzar al régimen al delegar el poder en la
Corte Suprema. En esas circunstancias, llama a los sindicatos y los trabajadores a que acudan
en defensa de su gestión, lo que cierra el paso a todo compromiso y agudiza la polarización
política.

Los trabajadores organizados se convierten en el principal soporte de la fórmula política de


Perón.

El ejército cede a las presiones de la oposición y el 9 de octubre es despojado del poder y, tres
días después, puesto en prisión.

En paralelo, Brasil había comenzado, en 1945, la a democratización política. Desde hacía 15


años, Getulio Vargas se hallaba en el poder, al que llegó con la Revolución de 1930. En 1937, un
nuevo golpe militar lo había ratificado en el gobierno pero como dictador del Estado Novo, un
régimen organizado según los lineamientos del coporatismo fascista, bajo el que presidía el
proceso de la industrialización brasileña. Brasil, en la 2GM, estuvo del bando de los aliados. Era
parte de la coalición militar antifascista y, al mismo tiempo, era gobernado por una dictadura.
Para evitar conflictos mundiales, debían reorganizar sus instituciones políticas. Por lo que
Vargas pone en marcha la apertura política en febrero de 1945. Se suprime la censura de
prensa, una amplia amnistía libera de la cárcel a los opositores, se autoriza la formación de
partidos políticos y se convoca a elecciones presidenciales y parlamentarias.
Vargas tiene a su favor el control del aparato estatal y la creación de dos partidos en los que
distribuye el personal político de su coalición de apoyo: El Partido Social-Democrático y el
Partido Trabalhista Brasileiro. La oposición liberal se nuclea en la Unión Democrática Nacional.
Hacia mayo del ’45 la lucha por la presidencia está entablada entre dos partidos, uno a favor y
otro en contra, sin embargo no logran un gran impacto popular. En ese momento entran en
escena las masas obreras. Movilizaciones con el eslogan “queremos a Getulio”. La oposición
cree que es una maniobra de Vargas, sin embargo él reitera que no se postulará a la
presidencia pero que hay que respetar la voluntad del pueblo y enfrentar a las fuerzas
reaccionarias.
El auge del movimiento Queremista, al que se suma la acción del Partido Comunista, en
demanda de una Asamblea Constituyente previa a las elecciones, levantaba la sospecha de una
repetición de la experiencia del golpe de 1937.
Los dirigentes de la oposición piden la intervención de los militares y la transferencia del poder
a la Corte Suprema, como en Argentina.
La tensión política alcanza su punto máximo el 3 de octubre, cuando los queremistas realizan
su mayor demostración de fuerza frente al palacio presidencial y en ella el discurso de Vargas
alienta la posibilidad de una Asamblea Constituyente. El 10 el gobierno lleva pánico a la
oposición liberal con el decreto que anticipa las elecciones de gobernadores con el objetivo de
que coincidan con las elecciones presidenciales. Los partidarios de Vargas anuncian una
movilización masiva para el 26 y 27. El jefe de policía prohíbe la movilización y Vargas reacciona

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reemplazándolo por su hermano para retomar el control. Pero esto es lo que aguardan los jefes
militares para intervenir, alertados por las noticias del 17 de Octubre en Buenos Aires y el 28
deponen a Vargas y despejan la vía a los comicios.
La noticia del desplazamiento de Vargas no provocó una reacción popular como la de Perón.
Debilidad del movimiento.
En las elecciones, la victoria fue del Partido Social-Democrático. El nuevo texto legal
reestableció las libertades políticas pero ratificó en sus líneas generales los pilares de la
organización estatal preexistente.

La iniciativa del 17 de octubre partió desde abajo y fue impulsada por la labor de agitación y
propaganda de los cuadros sindicales. Movimiento popular identificado con una conducción
política externa a él pero basado en los sindicatos.

La movilización fue un punto de inflexión que redefinió el campo de las alternativas


institucionales que la Argentina tenía por delante. Depositaron en las manos de Perón una
nueva oportunidad para presentarse en los comicios de 1946.

Dos propuestas claves: una que encaminaba el futuro de la Argentina por el sendero
institucional de una democracia de partidos y un pluralismo sindical orientado a la izquierda y
otra que tiene una naturaleza menos hipotética porque con los votos de la coalición peronista
se impuso en las urnas y dejó un legado perdurable en la historia Argentina. A través de ella, el
problema de la fórmula de gobierno fue resuelto mediante un liderazgo plebiscitario de masas
y las nuevas realidad de trabajo se organizaron dentro de un sistema de corporativismo sindical
que neutralizó la influencia de la izquierda en el movimiento obrero (RELEER)

El Estado sobre el que gobernará Perón a partir de 1946 quedará expuesto a la acción de los
trabajadores organizados y se convertirá en un instrumento más de su participación social y
política. El conjunto de derechos y garantías al trabajo incorporadas a las instituciones, la
penetración del sindicalismo en la estructura estatal y su posición clave en el sostenimiento del
régimen, tendrá el efecto de introducir límites a su política y, particularmente, en el terreno
económico.

Perón deberá revalidar su liderazgo a través de una renegociación constante de su autoridad


sobre las masas obreras y esto llevará al régimen a recrear en forma periódica sus condiciones
de origen. La palabra de Perón se desdobla y la voz crispada de Evita revive el clima de 1945.

15. Tzvi Medí: “Ideología y Praxis Política de Lázaro Cárdenas.” Cap. Seleccionados.

1. La crítica de la revolución

Para Luis Cabrera la Revolución mexicana ya había finalizado en su aspecto destructivo


(derrocamiento de Porfiro Díaz) y legislativo (leyes). Después viene el periodo de
reconstrucción sobre las nuevas bases establecidas por la Revolución. Cabrera señala aspectos
negativos. Las comunicaciones son malas e insuficientes, a consecuencia de que se planifican y
realizan en función de la penetración de los intereses extranjeros y no en función del desarrollo
del país. En el campo económico, el problema agrario es el más importante. Para Cabrera la
revolución fracasó con relación a la reforma agraria. Hubo deficiencias relativas al reparto de
tierras: el verdadero objetivo de la reforma agraria no es hacer terratenientes, sino lograr la
productividad del campo y la elevación del nivel de vida del campesinado. Con respecto a los
recursos naturales, la revolución no ha podido nacionalizar los recursos naturales de

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exportación. La minería y el petróleo son producidos por compañías extranjeras. Además


señala la inexistencia de una industria nacional.

En cuanto a lo político, Cabrera señala que la revolución no ha resuelto ninguno de los


problemas políticos del país. El principio de la reelección no se anuló y tampoco existe el
sufragio efectivo. Además existe una falta de libertad de imprenta. Esta es la situación sobre la
que actuaría Lázaro Cárdenas.

Máximo también señaló que el agrarismo tal cual se entendió y practicó por los revolucionarios
era un verdadero fracaso. Calles dice que en el campo meramente político, en el terreno
democrático, en el respeto al voto, en la pureza del origen de las personas o de grupos
electivos, ha fracasado la Revolución. Esta crítica con respecto al fracaso de la democracia,
expresa lo que muchos pensaban y querían oír.

La orientación socialista de la educación, incluida en el proyecto del plan sexenal tendría una
orientación revolucionaria.

La revolución se había organizado e institucionalizado, pero sus principios básicos y esenciales


de la Constitución de 1917 aún estaban por realizarse.

Las inversiones norteamericanas iban a la minería, al petróleo, a los transportes y servicios. Las
compañías norteamericanas veían a México sólo como un lugar de extracción de materia prima
para la industria estadounidense, desatendiéndose por completo de la posibilidad de
desarrollar industrias de transformación o de contribuir de algún modo al progreso y a la
elevación del nivel de vida del país cuyos recursos naturales aprovechaban para si mismos. No
obstante la nacionalización del subsuelo, la explotación del petróleo y de los metales seguía
haciéndose con capitales extranjeros y en beneficio exclusivo de los mismos. La producción de
energía eléctrica también estaba en manos extranjeras.

La CROM perdía de a poco su posición predominante y para 1932 se creaba la Confederación


General de Obreros y Campesinos de México.

En resumen: la institucionalización de la revolución en el marco del PNR , la presencia


dominante del Jefe Máximo, la incipiente reforma agraria, la explotación imperialista del
subsuelo mexicano al lado del escaso desarrollo de la industria nacional, el movimiento obrero
fraccionado, el malestar general expresado en huelgas de obreros y luchas de campesinos
sobre el trasfondo de la crisis económica mundial y de la política social y económica de los
círculos dirigentes: todos estos eran los componentes de la fisonomía revolucionaria previa al
ascenso de Cárdenas a la presidencia de la República.

2. El plan sexenal

La segunda convención del PNR presenció la formulación de un plan sexenal. Este reflejaba la
presencia combativa de círculos radicales y revolucionarios, dispuestos a luchar por una
reorientación y revitalización del espíritu y de la acción revolucionaria. El Plan Sexenal fue
presentado como el producto de la visión política de Calles. Se trataba de formar un plan
minucioso de acción que cubra los seis años del próximo período presidencial. Se intenta
presentar al plan sexenal como la expresión política de un partido clasista que defiende los
intereses de la clase obrera. Se habla también de la transformación del régimen de la
propiedad y del dominio de los instrumentos de producción por la clase obrera. El plan sexenal
mismo declara que el PNR acata la doctrina socialista que sustenta la Revolución mexicana. Se
trata más de una postura social que de una doctrina política marxista. Constituye la expresión

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de aspiraciones de justicia social y no de planes políticos. La realidad socioeconómica mexicana


detentaba aún los rasgos básicos que caracterizaron la época prerrevolucionaria. La realidad
mexicana del momento era aún básicamente feudal, y la mera realización de los preceptos
postulados por la Constitución de 1917, son la esencia del plan sexenal. La revolución se había
institucionalizado, se había personificado en un partido y se encontraba en el poder; pero no se
había realizado en sus postulados sociales y económicos.

La tesis central del plan sexenal es la del intervencionismo estatal. El estado mexicano debe
asumir y mantener una política de intervención reguladora de las actividades económicas. En el
concepto mexicano revolucionario, el Estado es un agente efectivo de gestión y ordenación de
los fenómenos vitales del país. Se destaca el principio básico de la constitución de 1917,
principio que permitía a la nación emprender la reforma agraria y reivindicar sus riquezas
naturales. El plan sexenal postulará la propiedad privada como garantía de los individuos y
estipulará el estricto apego a la pequeña propiedad. Todo esto no constituía un avance o una
renovación ideológica con relación a la Constitución de la revolución de 1917, pero eran
vigentes porque vigente era la realidad feudal.

El intervencionismo estatal del Plan Sexenal se expresó en cuatro campos fundamentales: el


agrario, el industrial, el sindical y el educativo.

1) Se expresaba la necesidad de una verdadera reforma agraria que sustituyera la


paralización del reparto de tierras. Se estipula que el único límite para las dotaciones y
restituciones de tierras y aguas será la satisfacción completa de las necesidades
agrícolas de los centros de población rural. La Comisión Nacional Agrícola se convirtió
en un departamento autónomo. El plan sexenal estipula que se reformara la ley de
dotaciones de tierras y aguas, con el fin de que los peones acasillados se hicieran
acreedores de la distribución de las mismas. Esta base se encontraba también en la
constitución de 1917, y los 18 años de revolución fueron sólo testigos de tímidos
comienzos o de iniciativas desvirtuadas.

2) En el campo industrial se daba un verdadero reformismo, ya que se hablaba de la


creación y el desarrollo de diferentes empresas nacionales al lado de las ya existentes.
Con respecto al petróleo se postulaba la intervención para lograr el equilibrio de las
fuerzas económicas de la industria petrolera, estimulando el desarrollo de las
empresas nacionales y creando un organismo semioficial de apoyo y regulación.
También se modificará el régimen de las concesiones. Se postula una política
nacionalista en lo económico, una cuidadosa revisión del comercio exterior y del
régimen de producción, todo ello con base en el predominio del interés nacional. Esta
política económica nacionalista y reformista intentaba defender a la burguesía nacional
frente al imperialismo, pero evitando llegar a una ruptura que dejara al país aislado.
Según el plan sexenal la nueva política económica se basaría en un intervencionismo
estatal que regulase las relaciones que se dan en el proceso económico entre los
diferentes factores, pero respetando la presencia y la acción de los mismos.

3) En el campo sindical el gobierno revolucionario debe verse a si mismo como el patrono


de las organizaciones obreras. Debe contribuir a la organización y robustecimiento de
las organizaciones sindicales y lograr la realización de los contratos colectivos de
trabajo. El Estado velará porque los sindicatos desempeñen la función social que les

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está encomendada. El sindicato no debería salirse de su círculo tomando parte en la


política, puesto que sus fines eran netamente económicos.

4) En cuanto a la política educativa, los participantes de la convención lograron imponer


un criterio revolucionario. Se propuso continuar con la educación laica, a la que se le
daría una interpretación racionalista y antirreligiosa. Se intentaba extender la
educación como un medio esencial para llegar a la verdadera integración de la nación
mexicana, y lograr cambios en las estructuras sociales y económicas del país. El PNR
hablaba de la necesidad de una orientación doctrinaria que diera un contenido
revolucionario a la educación mexicana. Los círculos callistas postulaban una educación
laica avanzada, remarcando la interpretación racionalista científica y
fundamentalmente antirreligiosa. Esa formulación no los comprometía en lo que se
refiere a una acción revolucionaria en lo social y en lo económico. El rechazo de la
educación socialista expresaba el temor de que hubiese un viraje radical social y
económicamente. Había diferentes concepciones del término de educación socialista, y
había quienes lo identificaban con la educación racionalista.

El intervencionismo estatal postulado por el Plan Sexenal implicaba los siguientes conceptos:
en lo agrario la posibilidad de una revolución que liquidara los latifundios feudales, librando así
a la Revolución Mexicana de su fracaso más vergonzoso; en el campo industrial un reformismo
que postulaba el estímulo de las empresas nacionales y la limitación y regulación de las
actividades de las compañías extranjeras, pero sin llegar a posturas radicales que provocaran el
aislamiento nacional; en lo sindical la organización de los obreros y el sometimiento de los
mismos al gobierno; en lo educativo la educación socialista, que implicaba más el deseo de una
reivindicación social, que la verdadera concepción del concepto mismo.

Son estos, con excepción de la educación socialista, los principios básicos de la Constitución de
1917, principios que aún eran relevantes en la realidad de 1934. La esencia revolucionaria
había sido desvirtuada por el maximato.

Lázaro Cárdenas se postula como candidato presidencial del PNR.

La estructuración del poder cardenista

1. Cárdenas y la unificación obrera. La CTM.

El movimiento obrero mexicano comienza a proyectarse a comienzos del siglo XX, pero es con
la formación de la CROM en 1918 como entra en su etapa de consolidación definitiva. La CROM
postula en sus primeros años de existencia la supresión de la propiedad privada, la
socialización de los medios de producción y la lucha de clases. Se define por la acción múltiple,
que desarrolle paralelamente a la actividad sindical, la actividad política, creándose en el año
1919 el Partido Laborista. Después de la formación de la CROM se forma la CGT, de tradición
anarquista que se declara apolítica e intenta terminar con el régimen burgués por medio del
sindicalismo revolucionario. En 1922 se crea la CNCT (Confederación Nacional de Católicos
Trabajadores). La CROM y el Partido Laborista entraron en estrecha conjunción con el gobierno,
primero de Obregón y después de Calles. El gobierno subvencionó y fortaleció por todos los
medios la CROM que alcanzó rápidamente una posición hegemónica en el campo obrero.

Pero el impulso inicial y los objetivos originales de la CROM se vieron desvirtuados debido a las
posturas adoptadas por sus líderes, que pasaron a integrar la nueva oligarquía revolucionaria

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de recientes latifundistas y empresarios y políticos que aprovechaban de sus nuevas posiciones


privilegiadas. Obregón fue asesinado y la CROM fue culpada del crimen. El presidente
provisional inició la formación de los sindicatos del recién formado PNR bajo el nombre de
Cámaras del Trabajo. Pero lo que en verdad sobrevino al declinamiento de la CROM fue una ola
de huelgas y de agitación general sobre el trasfondo de la crisis económica mundial.

En 1933 se forma la Confederación General de Obreros y Campesinos Mexicanos, abarcando a


diversos grupos autónomos y a la mayoría de los sindicatos de la CROM. Todo este proceso de
declinación y desintegración progresiva de la CROM, de efervescencia popular y de la creación
de la CGOCM como una poderosa organización obrera desemboca finalmente en la
confrontación de Cárdenas y Calles en 1935.

Desde los comienzos de su campaña electoral Cárdenas se identificó plenamente con las
fuerzas populares, llamándolas a movilizarse y organizarse sindicalmente para luchar por sus
derechos y por la justicia social y a unificarse en un frente único. Cárdenas entró en un
estrecho contacto con el pueblo, queriendo contar con su apoyo. Desde el momento que
asumió la presidencia, Cárdenas estimuló el movimiento obrero y lo apoyó en todas sus
exigencias. El movimiento obrero recibió un enorme empuje.

Luego de las declaraciones de Calles, que fueron el preludio del derrocamiento de Cárdenas,
los más grandes sindicatos del país se unieron en el Comité de Defensa Proletaria, apoyando a
Cárdenas y amenazando con declarar una huelga general. Los sindicatos no se limitaron a
unirse en la lucha contra Calles, sino que ordenaron al recientemente formado Comité la
preparación de un congreso nacional de trabajadores de la ciudad y del campo, con el fin de
que se examinara la creación de un frente sindical único. Así se constituyó la Confederación de
Trabajadores de México (CTM), siendo liquidadas la CGOCM y las demás centrales que ahora
pasaban a formar parte de la CTM. No se agregaron a ella ni la CROM ni la CGT.

La CTM se constituyó presentando el doble aspecto de una central sindical constituida por
sindicatos de fábricas y al mismo tiempo por sindicatos de pequeñas industrias. La CTM
postulaba el camino de la lucha de clases, para lo que debía conseguir primero la liberación
política y económica del país. También planteó numerosas reivindicaciones inmediatas por las
cuales era necesario salir a la lucha, como la reducción de la jornada de trabajo, el asunto del
salario real, etc. Cárdenas estimuló y promulgó la unificación obrera. Reconoce la justicia de la
lucha obrera y rechaza la posibilidad de que la misma sea únicamente consecuencia de la
agitación provocada por núcleos comunistas, núcleos a los que considera minoría sin ninguna
influencia determinante. Cárdenas reconoce la existencia de las luchas sociales y llama a los
obreros a organizarse en un frente único para hacer más efectiva la defensa de sus intereses.
Los obreros debían organizarse de acuerdo a sus intereses profesionales y lo mismo debían
hacer los empresarios industriales. El reconocido conflicto entre los diferentes factores de la
producción debe hallarse sujeto al control estatal. El gobierno debe ser el árbitro y regulador
de la vida social. Se trata entonces de canalizar los conflictos laborales y sociales por medio de
organizaciones obreras y patronales únicas y hegemónicas, en tanto el Estado desempeña el
papel decisivo de árbitro y regulador de la vida social y económica. Se proyecta un sindicalismo
sectorial bajo el control y la regulación del Estado.

Cárdenas no vacila en apoyar a los obreros en sus constantes luchas, su gobierno creó todo el
ambiente y los medios propicios para el desarrollo de la lucha de clases.

En tanto la CTM perseguía una reestructuración revolucionaria implícita en su aspiración de


abolir el régimen capitalista, Cárdenas considera la lucha de clases como un medio para la

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reforma pero no para la revolución. El período cardenista, ya en 1936, se mostraba como un


intento de lograr el equilibrio socioeconómico postulado por la Constitución y aún inexistente.

La CTM no sólo quiso conservar su independencia, sino que inclusive intentó desarrollarse y
convertirse en un factor de influencia decisiva dentro del ámbito nacional. Esto la llevó a la
confrontación con el presidente Cárdenas, quien deseaba una CTM fuerte y unificada, pero que
se mantuviera siempre en los límites del grupo de presión o influencia, que no adquiriera
poder de decisión o que sea una fuerza determinantes.

El conflicto ferroviario: en 1936 se realiza una huelga de los trabajadores ferroviarios, pero
antes de la huelga se declara inexistente el movimiento de los obreros ferrocarrileros. Este
episodio fue un hecho que condujo a la cohesión definitiva de los trabajadores. Un año
después de la huelga, Cárdenas nacionalizó a los ferrocarriles, por causa de utilidad pública. Les
comunica a los obreros que es su intención que los trabajadores se encarguen de la
administración de los ferrocarriles, pero que no se trata de entregar la propiedad de las líneas
a los trabajadores, sino que éstas serían patrimonio nacional.

La unificación obrero-campesina: el PNR era el indicado para organizar a los campesinos. Pero
la CTM quería incorporarlos a su organización. Cárdenas se opuso al propósito de la CTM, ya
que había ordenado la organización de los campesinos por medio del PNR. No permitió la
integración de los campesinos a la CTM.

Los trabajadores al servicio del Estado: la burocracia del Estado no se integró a la CTM. Tal
integración habría posibilitado a la CTM la paralización de la acción gubernamental en el
momento que lo creyeran conveniente y por lo tanto Cárdenas no permitió que se llevara a
cabo. La CTM exigió que se concediera el derecho a huelga a los trabajadores del Estado y se
desarrolló una gran polémica alrededor de este punto. Finalmente el gobierno extendió a los
trabajadores del Estado las provisiones de la Ley de Trabajo, salvo los trabajadores de
confianza, quienes no tenían derecho a formar parte de los sindicatos.

Cárdenas estimula, apoya y fortalece constantemente al movimiento obrero, pero lo detiene


siempre en el lugar que al parecer podría perfilarse como determinante en la vida nacional.

2. Cárdenas y la unificación campesina. La CNC.

El campesinado mexicano se había alzado con la revolución y durante el transcurso de la


misma, se fueron dictando una serie de leyes y decretos agrarios que disponían la devolución
de la tierra a los campesinos, en función de la repartición de los latifundios existentes en el
país. La violencia armada de los movimientos campesinos fue cediendo paso al intento de la
formación de organizaciones campesinas que luchan por medio de cauces legales por lograr
sus objetivos. En el correr de pocos años cada estado contaba con su propia organización
campesina. En 1926 se constituye la Liga Nacional Campesina (LNC) que se declara como la
genuina representante de los campesinos. Pero esta organización no fue perdurable: en lo que
se refiere a las soluciones concretas de la problemática campesina, los caminos divergían. En
1930 se disuelve, y la mayoría de sus miembros se unen al PNR. El gobierno actúa
enérgicamente, lleva a cabo persecuciones de los elementos opositores e intenta agregar a sus
filas, al PNR, a todos los elementos campesinos. Sobre este desmembramiento del movimiento
campesino surgen dos nuevas organizaciones: la Confederación General de Obreros y
Campesinos de México (CGOCM) y la Confederación Campesina Mexicana (CCM). La primera
aparece como consecuencia de la CROM depurada. La CCM se crea en medio de diferentes
maniobras políticas que tenían como fin la postulación del próximo candidato presidencial del

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PNR. En esta circunstancia se crea la CCM, que tenía como objetivo, además de la postulación
de su programa social y económico exigiendo la realización de la reforma agraria, la
postulación de la candidatura presidencial de Cárdenas. Se exhorta a la LNC y a los
trabajadores en general, a unirse alrededor de la figura de Cárdenas, a quien consideraban la
personalidad revolucionaria más indicada para depositar en ella la confianza de la clase
campesina. La candidatura de Cárdenas contó de inmediato con el apoyo de las fuerzas
populares, e inclusive con allegados a Calles. Calles apoya la candidatura de Cárdenas
pensando que sería uno más de los presidentes en turno y que dependería de su tutela. La
CCM surgió entonces como un movimiento campesino en el cual se combinaron los intereses
específicos del campesinado con diferentes intereses políticos que tenían como denominador
común la postulación de Cárdenas. El movimiento campesino fue aquel que postuló la
candidatura presidencial de Cárdenas en el primer momento y que depositaba sus esperanzas
revolucionarias en el candidato. La gira electoral de Cárdenas agregó a todo esto el contacto
personal con el campesinado, fortaleciendo sus lazos con los campesinos. Esta gira electoral de
Cárdenas contribuye a la formación de una figura política sostenida no sólo por organizaciones
representativas, sino también con profundas raíces en el apego popular. Cárdenas postulaba la
rápida y radical realización de la reforma agraria.

Obreros y campesinos se encontraban unidos en su oposición al callismo y en su apoyo a


Cárdenas. Con el correr de pocos meses la política obrerista de Cárdenas le ganó el apoyo
obrero y el mismo Cárdenas estimuló la unificación obrera en el marco de la CTM.

La CGOCM se opuso en un determinado momento a Cárdenas, y una vez formada la CTM,


Cárdenas tuvo que limitarla constantemente en su campo de acción, terminando con sus
aspiraciones de convertirse en un grupo determinante, y reduciéndola a la condición de grupo
de influencia. La CTM constituía un factor de equilibrio dentro del conjunto de fuerzas que
componían la base del poder cardenista. La CNC constituirá también un factor de equilibrio,
pero además será una fuente directa del poder cardenista. Era una de las bases del poder
directo de Cárdenas, y por eso Cárdenas no permitió la unificación obrero-campesina, o la
integración de las organizaciones campesinas a la CGOCM y después a la CTM. No sólo porque
esta unificación concedería un poder posiblemente determinante a la CTM sino que además
dejaría a Cárdenas sin una de sus bases de apoyo directa y seguras. Era precisamente en el
campo agrario donde Cárdenas intentaría llevar a cabo una verdadera política revolucionaria a
favor del campesinado. Cárdenas estipula que el PNR es el cuerpo indicado para unificar a los
campesinos. Es el gobierno quien decreta la formación de la central campesina por medio del
partido. El campesinado mexicano depositaba toda su confianza en Cárdenas.

Se produce un cambio en la postura original del Cárdenas: en un primer momento alienta


constantemente la activación de las masas populares para que luchen por su reivindicación y
que estén a su lado en el momento de la confrontación con el callismo; después de trata de un
Cárdenas que detenta la presidencia y el poder efectivo, y que intenta buscar el asentamiento
del poder revolucionario por medio de la canalización adecuada de los diferentes intereses en
juego, por medio de la institucionalización de la revolución.

La lucha por la independencia económica y el progreso social

1. Fines y medios

Los objetivos básicos de la política económica cardenista fueron el logro de la independencia


económica nacional y el progresivo nivelamiento de las clase sociales. Las diferentes medidas

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económicas tomadas para lograr los fines postulados por el gobierno cardenista tenían el
denominador común de la iniciativa e intervención gubernamentales. Esto era acorde al
principio básico del Plan Sexenal: el Estado mexicano debía asumir y mantener una política de
intervención reguladora de las actividades de la vida nacional.

Esta política detentaba como uno de sus objetivos básicos y preponderantes propiciar el
adelanto de las clases trabajadoras, incrementando la capacidad productiva del país y
asegurando para los trabajadores una justa participación en las utilidades obtenidas. La nota
predominante de la política económica cardenista fue la constante preocupación por el
progreso del proletariado.

Se fomentó el desarrollo de la industria nacional, estimulando la formación de cooperativas de


trabajadores y promoviendo la regulación y el control estatal del proceso económico, pero
dejando margen para el desarrollo de las empresas privadas de la burguesía nacional.

El mejoramiento radical de las condiciones del proletariado, la formación de las cooperativas


obreras y la lucha antiimperialista no entroncan necesaria y únicamente en una política
socialista. Las medidas tomadas por el gobierno cardenista limitaron las ganancias de los
empresarios, pero estuvieron lejos de poner en peligro la existencia del régimen capitalista en
el país. Cárdenas buscaba combatir el modo capitalista de distribución, propiciando la
formación de cooperativas, pero manteniendo siempre el respeto a la propiedad privada y
postulando el control estatal como elemento básico. La lucha antiimperialista beneficiaba a la
pequeña y mediana burguesía nacional, limitada y asfixiada por los intereses extranjeros.
Cárdenas moviliza a la clase obrera en la lucha de clases y en la lucha antiimperialista, pero
manifiesta, de acuerdo con la constitución, su pleno respeto por la existencia de la propiedad
privada, cuya abolición constituye el postulado socialista fundamental.

Durante el sexenio cardenista dio comienzo un gran desarrollo industrial. El desarrollo de la


industria de transformación se debió en gran parte a la gran inversión realizada por Cárdenas
en su plan de obras públicas, obras que lograron el esperado efecto de un gran estímulo de la
demanda. El creciente gasto público estimuló la demanda interna del país, y alentó a la
inversión del sector privado en nuevas operaciones. Este desarrollo de la industria en general
se llevó a cabo en función de la política cardenista. Cárdenas buscaba la independencia
económica nacional, y la lucha por la misma implicó la defensa y el estímulo de la industria
nacional por parte del gobierno, paralelamente a la limitación de los intereses extranjeros. Se
acordaron diferentes medidas proteccionistas a favor de la industria nacional con relación a las
importaciones. Se dictaron medidas fiscales que tenían como denominador común el estímulo
de la industria nacional.

Este despliegue industrial y este crecimiento e impulso dado a la burguesía nacional, aunados a
la reforma agraria que comenzó a liquidar el régimen latifundista, nos permiten hablar del
sexenio cardenista como de un gran paso determinante en la liquidación de la sociedad
latifundista y en el adelanto y promoción decisivos del régimen capitalista.

El despliegue industrial se dio paralelamente a la reforma agraria y al mejoramiento de las


condiciones del campesinado. Este último aspecto lo diferencia netamente de Perón y Vargas
con quienes se les confunde a menudo en tanto populista dado que estos dos líderes no se
relacionaron en absoluto con el aspecto agrario.

La visión y la política social de Cárdenas promovieron elementos fundamentales para el


desarrollo industrial, pero asimismo mejoraron las condiciones de la clase obrera, limitando de

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antemano las posibilidades de maniobra de la burguesía nacional. Se trataba de una política


gubernamental que, si bien estimulaba el desarrollo de la pequeña y mediana burguesía
nacional, salía abiertamente contra la gran burguesía nacional y extranjera.

Se impusieron grandes impuestos sobre la explotación de los recursos naturales,


principalmente sobre la minería y el petróleo. La intervención gubernamental era para limitar
la expansión de los monopolios.

Ley de expropiación: se justificaba la expropiación en defensa, conservación o


aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de explotación. Se justificaba la
expropiación con el fin de lograr la equitativa distribución de la riqueza acaparada o
monopolizada con ventaja exclusiva de una o varias personas, y con perjuicio de la colectividad
en general o de una clase en particular. Las nacionalizaciones del petróleo y de los ferrocarriles
se llevaron a cabo en función de esta ley.

El mismo intervencionismo gubernamental que estimuló el desarrollo de la industria nacional y


de la pequeña y mediana burguesía es el que ataca a los grandes monopolios nacionales y
extranjeros.

Para poder financiar el desarrollo económico del país, el gobierno cardenista creó una gran red
de bancos (Banco Nacional de Crédito Ejidal, Banco Nacional de Crédito Agrícola, Banco
Nacional Obrero, etc.). El Banco de México llegó a una posición de primacía con respecto a los
bancos privados, convirtiéndose en el agente financiero del gobierno. Toda esta red bancaria se
convirtió en un importante instrumento que posibilitó la realización del progreso económico y
social.

Gran parte del gasto público se invirtió en obras de infraestructura y en el estímulo y desarrollo
de la industria nacional. No cabe duda que el sexenio cardenista, a la par de su labor social y
antiimperialista constituyó también uno de los puntos de partida para el intensivo desarrollo
de la economía nacional.

2. La expropiación petrolera

Durante el sexenio de gobierno cardenista, los EEUU intentan fortalecer por todos los medios la
unidad panamericana del hemisferio, haciendo cada vez más frecuentes las conferencias
panamericanas.

Con la expropiación del petróleo, Cárdenas era consciente de las grandes dificultades
económicas que se presentarían y de la enorme potencia mundial de las empresas con las
cuales entraría en conflicto. A pesar de esto dio el importante paso hacia la liberalización
económica. Ni el plan sexenal ni Cárdenas habían postulado con anterioridad la expropiación
de las empresas petroleras. Lo que se quería era la reforma de las condiciones existentes, pero
no la desaparición de las empresas extranjeras que operaban en el país. Se buscaba la
posibilidad de una convivencia con capitales imperiales que tomen en cuenta las necesidades
nacionales. Sin embargo Cárdenas no podía considerar la mera convivencia pacífica con los
intereses imperialistas, la expropiación no fue consecuencia de un plan premeditado.

En 1935 Cárdenas da a conocer la constitución de una empresa netamente mexicana, Petróleos


de México S.A. Cárdenas iba hacia el equilibrio y la convivencia con las empresas petroleras,
pero sabiendo que en el mejor de los casos sería una convivencia conflictiva.

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En 1936 se dicta la Ley de Expropiación. Esto constituye el fin de una de las primeras ilusiones
latinoamericanas del capitalismo humanizado, de la convivencia de los intereses imperialistas
con las necesidades sociales y nacionales. Las empresas petroleras no estuvieron dispuestas en
ningún momento a aceptar la primacía de los intereses nacionales, e inclusive la soberanía
mexicana.

En el momento en que Cárdenas asumió el poder presidencial se hallaba vigente el acuerdo


Calles-Morrow, acuerdo que implicaba de hecho la impotencia mexicana para librarse del
imperialismo. Las compañías petroleras habían logrado enormes beneficios en la explotación
del petróleo mexicano, extrayéndolo del subsuelo y exportándolo al exterior. México era
considerado como la colonia de la cual las compañías petroleras extraían y exportaban materia
prima, pagando salarios mínimos y disfrutando de la exención de impuestos, para devolver
luego los productos elaborados logrando grandes ganancias. Las compañías petroleras habían
gozado durante muchos años de grandes privilegios para su desarrollo y expansión. El costo de
la extracción del petróleo en México era mucho menor al de la extracción en EEUU.

El conflicto petrolero surgió en un principio como consecuencia del choque entre las
compañías y las exigencias de los obreros. Estos se agruparon en el Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM), incorporándose a la CTM. Las exigencias eran
relativas al aumento de salarios y de prestaciones, pero las empresas rechazaron estas
exigencias.

El conflicto petrolero se caracteriza porque la confrontación obreros-empresas petroleras se va


convirtiendo de a poco en un conflicto empresas petroleras-gobierno de México. Del problema
de la cuantía del aumento de los salarios se pasa al reconocimiento de la soberanía nacional
por parte de las empresas que se niegan a acatar las resoluciones de la Suprema Corte de
Justicia. El Estado interviene en principio constituyendo una convención obrero-patronal con la
participación de delegados gubernamentales. Pero esto resultó en un rotundo fracaso y estalló
una huelga de los obreros petroleros.

Las compañías se negaban a aceptar las demandas de los obreros, sosteniendo que eran
excesivas y sobrepasaban su capacidad económica. Los obreros, por su parte, se negaron a
aceptar la contrapropuesta de las empresas. Así se llega a la intervención gubernamental: los
obreros suspenden la huelga y plantean frente a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje un
conflicto de orden económico, lo que implicaba que un grupo de peritos debía examinar el
estado económico de las empresas para verificar si las mismas se encontraban en la posibilidad
económica de satisfacer las demandas de los obreros. En el informe de los peritos, se deja
constancia de que las principales compañías petroleras que operaban en México formaban
parte de grandes unidades económicas norteamericanas o inglesas, que nunca habían estado
vinculadas al país y que sus intereses han sido siempre ajenos y en ocasiones opuestos al
interés nacional, y nunca habían aportado su cooperación al progreso social del país. La
situación financiera de las compañías era extraordinariamente bonancible y sin perjuicio
alguno para su situación se encontraban capacitadas para acceder a las demandas de los
obreros.

Las compañías retiraron sus depósitos de los bancos mexicanos, haciendo descender
enormemente la suma de los depósitos, descendiendo la reserva metálica del país. Lo que se
hallaba en juego era ya mucho más que las relaciones obreros-patrones: era la soberanía
misma del país. A su enorme poder económico las empresas intentaban agregar el apoyo

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diplomático y las presiones económicas de los EEUU e Inglaterra, y la amenaza de una posible
intervención directa por parte de estos dos países.

Frente a la intransigencia de las compañías y la coyuntura internacional que imponía a los


norteamericanos la necesidad de mantener ante todo la solidaridad hemisférica, el gobierno
cardenista declaró la expropiación de las compañías en 1938. Llevó a cabo la expropiación
salvando la soberanía nacional y dando un gran paso hacia la independencia económica.

El secretario de Estado de EEUU no tuvo más remedio, de acuerdo con la política impuesta por
Roosevelt, que reconocer que el gobierno norteamericano respetaba el derecho de México de
expropiar las propiedades petroleras por interés público, pero a su vez exigió la indemnización
previa de las empresas, sabiendo que esto era imposible de realizar. El embajador
norteamericano en México defendió la posición del gobierno cardenista. El mismo presidente
Roosevelt reconoció el derecho de los mexicanos a la expropiación: su principal preocupación
era la manutención y el fortalecimiento de la solidaridad panamericana. El hecho de que casi
desde un principio Cárdenas tuvo conciencia de que no habría una intromisión norteamericana
determinante, posibilitó la exitosa realización de la expropiación petrolera y su traspaso a
manos mexicanas. Inglaterra en cambio, tomó una posición extrema desconociendo por
completo el derecho mexicano a la expropiación, considerándola como completamente
arbitraria. Las compañías petroleras, por su parte, exigían la devolución de la industria
expropiada, dificultaron seriamente la adquisición de refacciones para los equipos de los
campos de petróleo y las refinerías y provocaron el cierre del mercado mundial para el
petróleo mexicano. México se vio forzado a vender su petróleo a Alemania, Italia y Japón.

16. Freeman Smith, Robert: “América Latina, los EEUU y las potencias europeas, 1830-1930”.

Después de la independencia, Gran Bretaña siguió desempeñando un papel significativo,


político y económico en América Latina hasta bien entrado el siglo XX. Entre 1830 y 1890 las
potencias europeas intervinieron directamente en el hemisferio muchas veces, empleando
diversos grados de fuerza militar. Algunas de estas intervenciones tenían por objetivo
mantener la influencia ayudando a países latinoamericanos amigos en sus rivalidades con
vecinos hostiles, además de proteger a sus propios ciudadanos. Según la costumbre
internacional del siglo XIX las grandes potencias tenían que ser capaces de proteger la vida y
hacienda de sus ciudadanos en el extranjero.

Los Estados Unidos se vieron envueltos gradualmente en las rivalidades del hemisferio. En el
momento de la independencia de América Latina, el objetivo de EEUU era impedir que se
restaurase el antiguo orden colonial de mercantilismo económico y autoritarismo político. La
política norteamericana debía ir dirigida a contrarrestar los esfuerzos que sin duda continuarán
haciendo las potencias europeas a favor de sus propósitos monárquicos y monopolísticos.
DOCTRINA MONROE.

Al concluir la guerra entre EEUU y México el Caribe se convirtió en una zona de enfrentamiento
con los ingleses. Las rutas de América Central empezaron a ser importantes para los EEUU.
Tratado Clayton-Bulwer disponía que ninguna de las dos partes ocupara, colonizara o
ejerciese dominio sobre alguna parte de América Central. Y que en el caso de que se
construyera un canal ninguno de los dos países lo fortificase o ejerciera control exclusivo del
mismo. En realidad América Central no era una zona de gran importancia para los intereses
británicos, por lo que Inglaterra renunció a todas sus pretensiones, excepto a Bélice.

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EEUU creía que debía tener una función policial en América Central y el Caribe, para tener la
seguridad de que el desorden no amenazara a los ciudadanos extranjeros ni a las rutas que
cruzaban esos territorios. Si Estados Unidos no se encargaba de esas tareas, intervendrían las
potencias europeas. Casi 50 años después el presidente Roosevelt consolidó esa función
policial, consecuencia de la doctrina Monroe.

En 1878 la compañía francesa del canal de panamá obtuvo el derecho a construir un canal. La
marina estadounidense llevó a cabo expediciones de reconocimiento y en 1880 pidió que se
anulara el tratado Clayton-Bulwer. En 1884 EEUU hace un tratado con Nicaragua para la
realización de un canal.

La mayoría de los países latinoamericanos no sólo miraba hacia Europa en busca de mercados,
sino que también esperaban recibir de ella financiación gubernamental y capital para los
proyectos de desarrollo económico. El capital británico generalmente iba a parar a la
construcción de ferrocarriles, a la minería y a las manufacturas. Los inversionistas
estadounidenses empezaron a mirar hacia el sur, sobre todo a Cuba y México, pero la gran
afluencia de capital norteamericano no empezó hasta después de 1900, y el capital europeo
predominaría en América del Sur hasta bien entrado el siglo XX.

Los EEUU y América Latina a finales del siglo XIX

Durante 1880 y 1890 la competencia imperial entre las potencias europeas había aumentado
mucho. Había diferentes versiones sobre la misión civilizadora y cristianizadora de cada nación.
Los norteamericanos estaban convencidos de que su comercio de exportación se veía
amenazado por el nuevo orden imperial. EEUU empezó a ver que debía reorientar su política
exterior para ponerse a la altura de las nuevas condiciones que imperaban en el mundo y para
hacer frente a los problemas que planteaba la rivalidad con las potencias europeas. La principal
ocupación de los europeos era asegurarse esferas de influencia.

En 1889 se realizó una conferencia en Washington con el objetivo de crear una unión aduanera
en el hemisferio y disponer de una forma de arbitraje para la resolución de disputas entre
naciones. Sin embargo no se adoptó ninguna de las propuestas de unión aduanera. Pero se
creó la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas. Esta conferencia, en la que se negó a
los EEUU el papel de líder del hemisferio, no contribuyó a aliviar la ansiedad creciente que en
los norteamericanos despertaba la dominación europea del hemisferio y el aumento de
rivalidad comercial. Los ingleses finalmente aceptaron el predominio político de los Estados
Unidos en el hemisferio occidental. El predominio económico era otra cuestión.

El juego político mundial consistía en asegurar la paz, el orden y la estabilidad en las llamadas
naciones atrasadas. En tales regiones, la potencia que ejercía la función policial era la que
ejercía mayor influencia. Los norteamericanos creían que si la nación quería que la tomaran en
serio y que otras potencias respetaran sus intereses, entonces tenía que hacer valer la función
policial para restaurar y mantener la paz y el orden en las partes del mundo que se
consideraban importantes para los intereses norteamericanos. El Caribe y el golfo de México
eran considerados parte de la zona de seguridad norteamericana. Se sumaba la idea de que
EEUU debía construir un canal ístmico. Dicho canal sería importante para la expansión del
papel de EEUU en América del Sur y Asia. Los EEUU tenían que ejercer el papel de policía en la
región, pues de no hacerlo, otra potencia se encargaría de ello. Además había un elemento
ideológico: EEUU tenía un destino manifiesto, consistente en redimir el mundo propagando la
civilización angloamericana, la forma de gobierno republicana y el cristianismo protestante.
Estos asuntos salieron a la luz durante la independencia de Cuba, en la que intervino EEUU

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“para garantizar en la isla la instauración de un gobierno estable, capaz de mantener el orden y


de cumplir con sus obligaciones internacionales, asegurando la paz y la tranquilidad de sus
ciudadanos”. EEUU creía que si llevaba la paz a Cuba, estaba obligado a prepararla para su
autogobierno y protegerla en su infancia republicana.

Puerto Rico se convirtió en una colonia norteamericana, después del tratado de París.

Para los líderes estadounidenses, la pacificación de Cuba significaba instaurar un gobierno


republicano, proporcionar estabilidad política y crear la infraestructura necesaria para una
sociedad ordenada. Cuba estuvo regida por un gobierno militar norteamericano desde 1898
hasta 1902, cuando el ejército estadounidense se retiró de la isla y nació oficialmente la nueva
república de Cuba. La constitución de Cuba tenía varios artículos, conocidos como la enmienda
Platt. Estos artículos imponían ciertas limitaciones a las acciones del nuevo gobierno en la
contracción de deudas públicas, la firma de acuerdos militares con potencias extranjeras. La
enmienda daba a EEUU el derecho a intervenir en la isla bajo ciertas condiciones. La enmienda
Platt representaba la incorporación de la doctrina Monroe en el derecho internacional.

Europa, los EEUU y América Latina antes de la primera guerra mundial

Alemania también tenía interés en América Latina a principios del siglo XX. Su presencia militar
también era visible. Sin embargo, los planes fueron abandonados porque Alemania debió
empezar a prestar más atención a los acontecimientos que estaban sucediendo en Europa. La
rivalidad entre Alemania y EEUU contribuyó al aumento del papel de los EEUU en la región del
Caribe y América Central. Los EEUU hicieron otro tratado con Inglaterra por el cual tenían el
derecho de construir, controlar y fortificar cualquier canal. Una vez obtenida la zona del canal
(Panamá se separó de Colombia) empezó la construcción del mismo, que uniría los océanos
atlántico y pacífico, y los EEUU pasaron a tener un interés en América Central que reforzó la
creencia de los norteamericanos de que su país debía ejercer más control en la región.

En 1904, al declararse en quiebra la República Dominicana, Roosevelt aceptó la oportunidad de


imponer una doctrina de intervención preventiva que recibiría el nombre de corolario
Roosevelt de la doctrina Monroe. Roosevelt hizo extensiva la premisa básica que había detrás
de la pacificación de Cuba y la enmienda Platt a la totalidad de la región del Caribe y América
Central.

En 1907 se celebró en Washington la Conferencia Centroamericana. Esta conferencia creó el


Ttribunal de Justicia Centroamericano para que juzgara las disputas y formuló normas de
actuación cuya finalidad era evitar las revueltas cuarteleras que tanto predominaban en la
región. El sucesor de Roosevelt, Taft, creía que la estabilidad fiscal era clave del desarrollo y de
la estabilidad económica. Durante este período de diplomacia, basada en la esfera de intereses
norteamericanos, las principales naciones latinoamericanas reaccionaron de varias maneras.
Carlos Calvo (argentino) declaraba que a los extranjeros había que tratarlos exactamente igual
que a los naturales del país, debían estar sometidos a las leyes nacionales y no tenían derecho
a apelar a sus respectivos gobiernos en busca de apoyo. Con estas declaraciones reaccionaba la
doctrina de la extraterritorialidad que las naciones industriales y desarrolladas habían
instituido para proteger a sus ciudadanos. En la práctica se abusaba del principio de
extraterritorialidad para exigir un trato de privilegio para los intereses extranjeros. La doctrina
Calvo se convirtió en el grito de combate jurídico e ideológico de las naciones latinoamericanas
que querían impedir que las potencias industriales protegieran a sus ciudadanos y sus
intereses. La segunda doctrina fue enunciada por Luis Drago y afirmaba que las deudas
contraídas por una nación con otra no debían cobrarse por medio de la fuerza. En la cuarta

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conferencia, se formó la Unión Panamericana, cuyo presidente era el secretario de estado de


los EEUU.

A partir de 1898 un volumen creciente de capital norteamericano había salido hacia el sur,
yendo a parar a empresas que producían materias primas para la exportación y se concentró
en Cuba (azúcar) y México (minería y petróleo).

Los EEUU y América Latina, 1913-1921

Wilson asume la presidencia de EEUU. Creía que la nación tenía una misión y un destino: la
tarea de edificar naciones y mantener la paz. Se propuso un plan para la vigilancia cooperativa
de las regiones atrasadas del mundo. La administración de Wilson trabajó activamente para
llevar la doctrina Monroe a la práctica. Creía firmemente en la misión nacional de traer la paz,
el orden y la estabilidad al mundo. Bajo esta administración, la participación activa y militar de
EEUU en la región del Caribe y América Central fue mayor que cualquier otro período. Esto era
reflejo de la guerra en Europa, que exacerbaba el temor a Alemania y ofrecía la oportunidad de
reducir la influencia de Europa en general. La seguridad nacional de EEUU dependía de la
intervención para sofocar las insurrecciones y ayudar al pueblo a instaurar y mantener
gobiernos responsables y honrados. Después de que estallaran desordenes en Haití y República
Dominicana, y de que los franceses y los alemanes insinuaran posibles desembarcos, los EEUU
intervinieron en ambos países militarmente y les proporcionó una constitución redactada por
norteamericanos.

Si los EEUU entraban en guerra con Alemania, el gobierno imperial proponía en el telegrama
Zimmermann una alianza militar con México, al que ayudaría a recuperar los territorios
perdidos en 1848.

Las dislocaciones económicas causadas por la guerra promovieron una alteración clara de las
relaciones económicas internacionales en América Latina. Los norteamericanos entablaron
demanda en Argentina y Brasil y rompieron con el monopolio telegráfico británico. Las
operaciones bancarias de EEUU en América Latina también avanzaron a partir de 1914.

Los EEUU y América Latina en el decenio de 1920

Durante 1920 los intereses económicos estadounidenses en América Latina registraron una
rápida expansión. Las dislocaciones provocadas por la guerra habían hecho que las relaciones
comerciales de América Latina se apartaran de Europa. La penetración comercial más
importante de EEUU era en las empresas de servicios públicos y las manufacturas.

El presidente Hoover no quería que los EEUU estuvieran representados en el extranjero por la
infantería de marina. Los líderes norteamericanos idearon un sistema de tratados para resolver
las disputas pacíficamente y fomentar el orden político. En 1923, bajo la dirección de EEUU, las
naciones centroamericanas firmaron un tratado de paz y amistad. Con esto se trataba de
desaprobar los golpes de estado y las revueltas y el no reconocimiento de los gobiernos que
surgieran de ellas.

En 1930 el movimiento comunista en América Latina era pequeño, pero iba creciendo, y con
ello la Unión Soviética se estaba convirtiendo en un elemento de las relaciones internacionales
del hemisferio.

El creciente poderío de los EEUU y su creación de una esfera de interés en el Caribe-América


Central despertaron cierta hostilidad en América Latina. Algunos intelectuales formularon el

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concepto de la civilización y la cultura latinas contra la civilización y la cultura anglosajonas y


promovieron la idea de la unidad latina. En general los sentimientos contra los EEUU no se
centraban en asuntos económicos, sino más bien en el problema de la intervención militar en
el Caribe y América Central.

16. 1. Cuaderno de cátedra. EPC.( Historia Contemporánea de América Latina- Relaciones


Internacionales y Comunicación). Caìtulos I a V.

16. 2. Skidmore, Thomas y Smith, Peter: “Chile: Socialismo, represión y democracia”,

16. 3. Julio Le Riverend, Cuba: del semiclolonialismo al socialismo ( 1933-1975), en: Pablo
González Casanova, América Latina: Historia de medio siglo. Buenos Aires, siglo XXI, 1981.

16. 4. Ansaldi y Giordano. La construcción del orden. Tomo II. Capítulo 6: El orden en
sociedades de violencia. El inicio de una década revolucionaria. LA revolución cubana en
perspectiva comparada.

• En cuba aumentó su importancia comercial y estratégica en el siglo XVIII con la


expansión de las flotas regulares entre España y sus colonias americanas.

• Sociedad multirracial.

• Siglo XIX. Fenómeno agrícola. Un breve auge cafetalero dio paso al cultivo del tabaco.

• La fuente de riqueza más importante fue la caña de azúcar (mano de obra esclava
africana).

• Un intento independista anterior había fracasado en la guerra de los Diez Años (1868-
1878), cuando los nacionalistas cubanos, que se levantaron contra los españoles, no lograron
reunir a la elite y fueron desalojados por las tropas españolas.

• En la década de 1880, el comercio y la inversión se efectuaban ya casi exclusivamente


con EEUU.

• Al mando de José Martí estalló una nueva revuelta por la independencia en 1895. Otra
guerra feroz en Cuba. Los españoles apelaron a métodos brutales, como el uso de campos de
concentración, para liquidar a los patriotas que participaban en las guerrillas.

• En 1898 un navío yanqui explota en La Habana. Estados Unidos, que hasta el momento
no se había metido, interviene y gana la guerra.

• Diciembre de 1898: Cuba independiente.

Independencia dudosa

• Cuba comenzó a disfrutar de su nueva posición bajo la ocupación militar


estadounidense.

• Los EEUU construyeron las tan necesitadas escuelas, carreteras, alcantarillas, etc.

• En la Constitución de 1901, EEUU incorporó la “Enmienda Platt”, que le otorgaba el


derecho de supervisar su economía, de vetos sobre los compromisos internacionales y de
intervenir en la política interna a voluntad. Permaneció vigente hasta el 1934.

• Otra revuelta, encabezada por los liberales vencidos, propició una II intervención
militar yanqui (1906-1909).

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• Hubo otro en 1917.

• El gobierno de la isla se ganó una reputación de venal y corrupto.

Visión general: crecimiento económico y cambio social

• Durante sus años con protectorado, la isla pasó por un gran auge del azúcar.

• Tal dependencia de un solo producto situaba su economía en una posición muy


vulnerable.

• Otro rasgo del auge azucarero fue la concentración de la propiedad, en especial en


manos de los inversores estadounidenses.

• La tecnología de la producción azucarera afectó a la fuerza de trabajo, así como a la


propiedad y a la dirección. El cultivo requería mucha mano de obra, en especial en tiempo de
cosecha. El resto del año había un alto desempleo y subempleo.

• Quienes trabajaban en las centrales y las zafras no eran granjeros, sino obreros. Les
preocupaban más los salarios y las condiciones laborales que la adquisición de tierras.

• Los trabajadores vivían en “llega y pon”. Estaban acosados por la pobreza y las
privaciones.

• El contacto y la comunicación entre los elementos rurales y urbanos de la clase obrera


permitió una especie de movilización social de clase amplia y unificada, raro en AL.

• No se vieron condicionados ni controlados por instituciones existentes, ya que la Iglesia


y los sindicatos cumplieron un papel secundario.

• Mientras tanto, EEUU consiguió cada vez más control sobre su economía.

• La dependencia del azúcar brindó una considerable prosperidad, pero generó enormes
desigualdades sociales y económicas.

Política: corrupción y decadencia

• Durante las décadas de 1920-30, el gobierno cubano se contó entre los más corruptos y
brutales de la historia de la república.

• Machado (1925). Sus medidas represivas y el crecimiento de la oposición nacionalista


sacaron a relucir las realidades más desagradables del protectorado estadounidense.

• La oposición a Machado incluía a estudiantes, dirigentes obreros, reformistas de clase


media y políticos descontentos, a quienes mantenían juntos el aborrecimiento a Machado y
una Cuba más honrada y justa. Abundaban los complots armados.

• Una huelga general en 1933 hizo que Machado se fuera.

• Los jóvenes radicales, se unieron al ejército de Batista y tomaron el gobierno.

• El nuevo líder civil era Grau San Martín.

• El nuevo gobierno proclamó una revolución socialista.

• Pero a una señal de EEUU, Batista echó a Grau y a los jóvenes radicales.

• Durante los siguientes 25 años, la política cubana fue dominada por Batista.

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Fidel Castro y la construcción de la revolución

• Su primer asalto al estado de Batista fue un ataque directo en 1953.

• Fracasaron. Fidel y su hermano fueron capturados y sentenciados. Luego de 11 meses


huyen a México.

• En 1956, Fidel se embarcó con una nueva partida revolucionaria: su hermano y el Che.
Reconstruyó su partida rebelde y se lanzó en guerra contra Batista.

• Se organizaron y esperaron en las montañas.

• En 1957, Fidel recibió refuerzos. La mayor parte eran de clase media como Fidel,
porque odiaban la brutalidad, corrupción y antinacionalismo de los políticos. Luego se le
unieron unos cuantos campesinos.

• Durante todo 1958, bramó una guerra de guerrillas feroz. Era una guerra de atacar y
esconderse, con bombardeos, sabotajes y acoso. Batista respondió con terror.

• Al hacerlo aumentaba con rapidez el apoyo a Fidel.

• En noviembre, Batista llamó a elecciones. La mayoría de los votantes se abstuvieron.

• Era el acontecimiento para el que habían estado trabajando los rebeldes.

• EEUU consideró que sus enormes intereses cubanos estaban en peligro por los excesos
del dictador.

La definición de la revolución

• 1959. Fidel se había convertido en un héroe genuino. Entraba en un vacío político.

• El poder visible era el ejército rebelde, y desde entonces iba a continuar siendo una
institución política clave.

• Durante 1959, el gob comenzó con un triunvirato: Urritia, Cardona y Fidel.

• Ley de Reforma Agraria: 1959. Eliminaba las propiedades desmesuradas. Desde ese
momento no se permitiría a ningún extranjero poseer tierra agrícola.

• Las tierras expropiadas se repartieron entre los pequeños propietarios privados y las
cooperativas.

• La polarización política se agudizó en julio de 1959. Fidel anunció el descubrimiento de


una conspiración contra la revolución.

• Renunció a su cargo. Las multitudes pidieron su regreso.

• La política se hizo cada vez más estadounidense.

• Al final del 2do año en el poder de Fidel, se habían afirmado cuatro tendencias básicas:

la nacionalización de la economía

un giro abrupto hacia el bloque soviético

el establecimiento de un régimen autoritario

el lanzamiento de una política socioeconómica igualitaria

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• El choque más importante con Washington surgió por el petróleo. Cuando Fidel
descubrió que podía comprar mas barato de Rusia que de Venezuela, ordenó a las refinerías
yanquis afincadas en cuba que procesaran el crudo ruso.

• Los yanquis se negaron. Fidel confiscó las compañías petroleras.

• El presidente Eisenhower suspendió la cuota azucarera.

• El gobierno cubano respondió tomando casi todo el resto de las propiedades yanquis.

• EEUU embargó todo el comercio con Cuba, salvo medicinas y alimentos.

• En el curso de 1960, todas las empresas importantes de Cuba fueron nacionalizadas. La


agricultura tardó más tiempo.

• Fidel estaba desarrollando ahora una fuerza alternativa de tecnología y equipamiento,


y los soviéticos parecían dispuestos a integrar a Cuba como “aliado socialista” del III mundo.

• En 1960, los soviéticos añadieron armas militares al equipamiento.

• Era difícil que el movimiento 26/07 pudiera proporcionar una base institucional.

• Desde el comienzo, recurrió a la institución más sensible y popular: el ejército


revolucionario.

• 1960. Pasó a eliminar o neutralizar las instituciones clave del antiguo orden burgués.
También la prensa.

• Poder de nombrar nuevos jueces, universidades y sindicatos bajo su control. Clubes y


asociaciones privadas se subordinaron. Nacionalizaron todos los colegios privados.

• El único partido que sobrevivió fue el Comunista. Dejó claro que el anticomunismo se
consideraría antirrevolucionario.

• Fidel mantuvo su mirada fija en los pobres, en especial los rurales. Los revolucionarios
estaban determinados a atacar el legado de la Cuba corrupta y capitalista: analfabetismo,
enfermedad, malnutrición, dilapidación de viviendas.

• Al notar el rumbo que tomaba la revolución, los ricos comenzaron a huir y el gobierno
se quedó con bienes caídos del cielo y los distribuyó.

• La estrategia más obvia para Washington era apoyar una invasión a Cuba de los
exiliados.

• Una fuerza invasora se dirigió a Cuba en abril de 1961. La operación resultó un fracaso
desde el principio.

• Los soviéticos acordaron que debían respaldar su amenaza colocando misiles en Cuba.

• EEUU pidió que los retiraran.

• Kruschev accedió, pero con la condición de que EEUU no invadiera más Cuba.

• Diciembre de 1961. Fidel se declaró marxista-leninista.

Una década de experimento

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• Guevara elaboró un Plan de Cuatro Años que abogaba por la diversificación agrícola
(restando importancia al azúcar) y la industrialización (manufactura de bienes) de consumos
ligeros.

• 1962. Resultados desalentadores.

• Se habían agotado los suministros de bienes de consumo, no había reserva de divisas y


había escasez por todas partes. Lo peor: la producción azucarera se había hundido.

• Cuba carecía de las materias primas y de la experiencia necesaria para la


industrialización.

• Reconociendo errores, Fidel se adhirió nuevamente al azúcar.

• 1968. Contempló a “ofensiva revolucionaria”.

• Lo que quedaba del sector privado se nacionalizó, se subordinó el consumo a la


inversión.

La consolidación del régimen

• 1970. Fidel puso sobre sus espaldas la responsabilidad para conseguir una cosecha
impresionante. No lo logró. Ofreció su renuncia, pero las multitudes gritaron que no.

• Aproximación creciente a la Unión Soviética.

• Cuba también había establecido una dependencia económica extrema de la URSS.

• Sus mayores triunfos han sido cubrir las necesidades humanas básicas. Se ha
desterrado el analfabetismo y se ha creado un amplio sistema educativo. Se ha extendido a los
sectores más bajos la atención médica básica, en especial la medicina preventiva.

• Se garantizó la distribución de alimentos mediante el racionamiento.

• La vivienda era otra necesidad básica que tuvieron dificultades para alcanzar con
rapidez.

La lucha por sobrevivir

• Aunque Cuba había llegado a mediados de 1991 sin signos de descontento popular que
sentenciaron al comunismo en Europa del Este, la tensión había comenzado a aparecer en años
recientes.

• Una clave para la supervivencia de la revolución sería la habilidad para institucionalizar


el proceso revolucionario.

• A comienzos de la década de 1990, los cubanos seguían quejándose de la


centralización, burocratización e ineficiencia del aparato del estado.

• Hacia 1992, toda la ayuda económica y militar rusa había desaparecido.

• La actividad económica general cayó.

• Los efectos internos de la retirada soviética se sintieron pronto, cuando los cubanos
sufrieron un drástico deterioro de su nivel de vida.

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• Fidel llamó a la caída de la URSS un desastre y proclamó que Cuba entraría ahora en un
“período especial en tiempo de paz”. La orden del día sería salvar el socialismo en un país:
Cuba.

• Fidel y sus lugartenietnes continúan defendiendo la economía estatal planificada y el


gobierno del partido único.

• Ha habido algunos tímidos movimientos de liberalización, tales como permitir un


limitado autoempleo y la posesión de dólares.

• La población está evidentemente descontenta en Cuba.

• Dentro de la isla, sin embargo, hay poca oposición organizada, fuera de los escasos
disidentes valerosos que terminan periódicamente en prisión.

17. Roquié, Alain. “El estado militar en América latina.”Bs.As. Emecé.

El trastorno económico y político mundial provocado por la Depresión de 1929, inició un


período de intensa turbulencia política en Latinoamérica, durante el cual aparecieron los
ejércitos modernos organizados y pertrechados a imitación de los modelos europeos más
prestigiosos y mandados por oficiales de carrera, profesionales.

Entre febrero y diciembre de 1930, los militares tomaron el poder en Argentina, Brasil,
República Dominicana, Bolivia, Perú y Guatemala; y hubo cuatro intentos fallidos; en 1931
Ecuador, y en 1932 Chile, se sumaron a esta lista.

Sin embargo, la diversidad de situaciones no permite hacer generalizaciones fáciles. Al hacer un


análisis comparativo, es necesario atender los matices, reservas y excepciones (281).

En el continente soplaba un viento militar. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de


los países de la Latinoamérica estaban gobernados por militares; Uruguay y México tenían a un
general por presidente; y Brasil y Argentina estaban gobernados por regímenes fruto de
"revoluciones" en la cual los militares había tenido mucho peso. En este punto debemos
preguntarnos si, en estos casos, la categoría "militar" es suficientemente homogénea o siquiera
pertinente. Los diferentes gobiernos militares habían llegado al poder de forma muy variada y
además eran muy distintos los regímenes que presidían. Un gobierno "militar" no puede
definirse meramente por la profesión del jefe del ejecutivo. Los generales podían ser, tanto los
civiles devenidos en tales, como ofíciales de carrera formados en academias militares
(nacionales o extranjeras).

Atendiendo a esto, ¿es imposible descubrir principios de comprensión comunes en todos los
fenómenos a los que hicimos referencia? Es posible siempre y cuando no se intente reducir
todos los casos a un mismo modelo. Es importante además destacar un contexto externo
común y homogéneo.

LAS FUERZAS ARMADAS: EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y EXPERIENCIAS NACIONALES

Las instituciones militares toman forma a imagen de las naciones en las cuales aparecen;
reflejan las particularidades de la cultura nacional, y la naturaleza y el grado de complejidad del
estado nacional.

Las fuerzas armadas de la mayoría de los países sudamericanos se distinguen de las naciones
caribeñas o centroamericanas, no sólo por su diferencia de tamaño, sino sobre todo debido a
la tardía aparición del estado en estas naciones, y del contexto colonial donde aparecieron.

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Nicaragua, República Dominicana, Cuba y Haití (no Guatemala ni El Salvador) empezaron tarde
la construcción del estado, y a comienzos del siglo XX apenas habían salido de las guerras entre
clanes y caudillos. Todas estas naciones fueron ocupadas largamente por Estados Unidos, que
antes de retirarse creó cuerpos de policía uniformada local cuyos oficiales pertenecían a la
infantería de marina estadounidense. Estas guardias nacionales debían poner freno a los
ejércitos privados para garantizar el orden, la paz, y la defensa de los intereses de los Estados
Unidos.

En los países sudamericanos y en Guatemala y El Salvador se distinguen tres etapas principales


en la evolución del estamento militar y su papel en la política (aunque siempre teniendo en
cuenta las vicisitudes locales):

1) 1860-1920: creación de los ejércitos modernos

2) 1920-1960: era militar: las fuerzas armadas profesionales comienzan a desempeñar un papel
en la vida política.

3) 1960-1990: el papel de los militares adquiere un tono internacional, en el marco de


hegemonía de los Estados Unidos y bajo el efecto de la Guerra Fría.

Las fuerzas armadas son símbolo de su soberanía nacional. A finales del siglo pasado y
comienzos del presente [este tipo escribió en el siglo XX] eran también emblema de progreso
tecnológico y de modernidad. La creación de fuerzas armadas permanentes y dotadas de una
oficialidad profesional formaba parte de una modernización de cara al exterior vinculada de
manera inseparable al crecimiento hacia fuera de las economías nacionales. En este contexto,
las fuerzas armadas de estos países dependientes y no industrializados sólo podían
transformarse, y en particular elevar su nivel tecnológico, imitando prototipos europeos.
Llevaron a cabo su modernización dependiente no sólo comprando armas a los países
europeos, sino también adoptando modelos de organización y formación, e incluso las
doctrinas militares, de los países avanzados. A fin del siglo XIX existían sólo dos grandes
ejércitos, dos modelos militares universalmente válidos: el de Alemania y el de Francia.
Después de la guerra franco-prusiana (1870) y hasta la Primera Guerra

Mundial, ambos países lucharon despiadadamente en pos de influencia en América Latina.


Había mucho en juego, ya que al escoger un modelo militar, la nación latinoamericana fundaba
una relación especial en la esfera diplomática, pero sobre todo en el comercio armamentístico
(Así, por ejemplo, Argentina y Chile copiaron el modelo alemán, y Perú y Brasil, el modelo
francés: 285).

La modernización de los ejércitos nacionales latinoamericanos llevó aparejadas dos reformas


claves: 1) el reclutamiento de oficiales por medio de academias militares especializadas y su
formación en ellas, y 2) la instauración del servicio militar moderno. En el "ejército antiguo" los
hombres eran generalmente soldados profesionales que en un principio había sido reclutados,
o que a veces se alistaban en el ejército por orden de los tribunales para cumplir sentencia por
algún delito, mientras que los oficiales solían ser hijos de familias respetables, provistos de la
recomendación de algún patrocinador influyente, que aprendían su profesión sobre la marcha.
La instauración del servicio militar obligatorio cambió la situación. En lo sucesivo, la tropa
estuvo constituida por "civiles", mientras que los profesionales permanentes con instrucción
técnica fueron los oficiales. Además, el servicio militar universal creó responsabilidades
especiales para el "ejército nuevo": tenía que inculcar un sentido cívico y moral en los futuros
ciudadanos que eran puestos a su cargo y fomentar su espíritu nacional. El servicio militar

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obligatorio precedió, en la mayoría de los países, al sufragio universal: el ciudadano fue pues,
primero soldado y luego votante. Además, los nuevos oficiales, reclutados por sus méritos y
formados en un molde común por las academias militares, asumieron una posición especial en
el estado. Cooptados por sus iguales, y en teoría independientes de los personajes influyentes
de la política y la sociedad, estos oficiales constituyeron un conjunto de funcionarios estables y
permanentes con una carrera regulada, en contraste con los aficionados intercambiables que
predominaban en el resto de la maquinaria del estado.

Debido a sus responsabilidades cívicas y nacionales, así como a la independencia de que


gozaban sus oficiales, los nuevos ejércitos no estaban predispuestos a permanecer callados en
lo que se refería a la política. Los oficiales, que eran técnicos muy preparados que
perfeccionaban constantemente su formación, eran ahora responsables del contingente anual
de reclutas, y por lo tanto, según su propia óptica, de la juventud del país y del porvenir de
éste. Además, ¿no eran los más indicados también para juzgar la situación internacional, dado
que su misión específica consistía en escudriñar el horizonte por si aparecía alguna amenaza
exterior? Patriotas profesionales y precursores de la modernización del estado, estos nuevos
oficiales adquirieron una "conciencia de competencia" que los llevó a intervenir con todo su
peso en la vida política.

En las décadas de 1920 y 1930 el activismo político de los militares como institución,
totalmente distinto a los pronunciamientos tradicionales de generales ambiciosos y
descontentos, aumentó de manera notable en un gran número de países. Generalmente,
aunque no siempre progresistas, se levantaron contra el status quo y por ello se puede decir
que los militares entraron a la política por la izquierda del escenario (ejemplos varios: Chile,
Brasil, Ecuador, Bolivia, 286-288). Argentina fue la nota discordante por su carácter claramente
conservador (Uriburu, con el apoyo de la oligarquía, en 1930 derrocó al gobierno de Irigoyen
-apoyado por las clases media y baja-; la restauración de las elites conservadoras estuvo a la
orden del día).

El nacionalismo era tal vez, en este período, el común denominador que podía identificarse en
las orientaciones políticas de los diversos países latinoamericanos. No sin cierta ambigüedad,
se buscaba alcanzar la justicia social, reforzar el potencial humano, económico, y por ende,
militar de las naciones respectivas. Esta orientación concordaba con la política de desarrollo
autárquico, encerrado en sí mismo, por medio de la industrialización por sustitución de
importaciones, que empezaba a adoptarse en aquel tiempo. Parece que predominaba en las
fuerzas armadas esta corriente nacional-militarista que no se oponía al cambio si éste se
llevaba de forma ordenada, ni a la mejora de las condiciones de las clases trabajadoras si ésta
se efectuaba bajo la tutela del estado (el Estado Novo de Brasil y Bolivia son buenos ejemplos
de esto: 288-289).

La recurrente decisión de los militares de diversos países latinoamericanos, en este período y


más adelante, de "liberar al estado" de la sociedad civil, también estaba vinculada a la
situación internacional y a la consiguiente crisis de las clases gobernantes locales. Las
perturbaciones que a la sazón sufría el sistema económico liberal habían desacreditado, entre
las fuerzas armadas continentales, tanto al liberalismo político como a las metrópolis
capitalistas que lo practicaban. Por otro lado, el afianzamiento del poder militar, también
estuvo favorecido por la división existente hacia el interior de las clases gobernantes sobre
cómo había que afrontar la crisis y las transformaciones económicas y sociales que se estaban
produciendo. Las clases dominantes fueron quedando cada vez más aisladas y perdieron
progresivamente su capacidad de organizar el asentimiento de los grupos sociales

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subordinados. Las elites socio-económicas estaban divididas sobre el modo de industrialización


que debía adoptarse y sobre la actitud que había que mostrar hacia una clase trabajadora en
expansión y cada vez más combativa. Desorientadas, conmocionadas, en algunos casos
totalmente fragmentadas, carecían de los medios necesarios para imponer un liderazgo y un
proyecto propio al conjunto de la sociedad. Había llegado el momento propicio para el
nacional-militarismo. A falta de la definición de un interés general claro por parte de la
burguesía, el interés de los generales ocuparía su lugar. Durante un tiempo serían los militares
quienes, de acuerdo con sus propios valores de orientación estatal y autoritarios, definirían lo
que era mejor para la nación, en nombre de la seguridad misma, y por ende, la defensa de los
elementos esenciales del status quo.

La Segunda Guerra Mundial Había consagrado la hegemonía absoluta de los Estados Unidos
sobre el continente. Entonces, América Latina no representaba para Washington una zona
militar de gran prioridad a pesar de la alarma guatemalteca de 1954. Sin embargo, a principios
del decenio de 1960, la sombra del conflicto entre Occidente y Oriente cayó con retraso sobre
América latina. La revolución cubana, la ruptura del régimen de Castro con los Estados Unidos
en 1960 y la instauración de un régimen comunista a 140 kilómetros de Florida, crearon una
situación política totalmente nueva en la región. Un "gran terror" al castrismo recorrió el
continente entero al reactivarse la izquierda y aparecer la guerrilla en numerosos países. Los
Estados Unidos modificaron sus conceptos estratégicos. A partir de entonces, ante el peligro de
"subversión comunista", las fuerzas armadas del continente se prepararon para la guerra
contrarrevolucionaria. La seguridad nacional sustituyó a la defensa nacional. Veían el
comunismo en todas partes. Cualquier intento de cambio, en especial si era apoyado desde la
izquierda, era tachado indiscriminadamente de revolucionario. De esta forma, entre 1962 y
1966, los nuevos "cruzados" de la Guerra

fría desencadenaron una serie de nueve golpes de estado en la región. Como medida
preventiva, las fuerzas armadas derrocaron a los gobiernos considerados "blandos" con el
comunismo, o tibios en su solidaridad con los Estados Unidos. En este período, de acuerdo con
la teoría de las fronteras ideológicas, la idea un tanto mal definida del "Occidente cristiano"
parecía haber sustituido al estado nación en la jerarquía de las lealtades militares. El régimen
cubano, por su parte, intentó convertirse en un foco mundial de influencia y acción
revolucionarias. Sin embargo, el fracaso en Bolivia y el asesinato del "Che" Guevara en 1967,
hicieron que Cuba se retirara de esta lucha.

En 1968 empezó a tomar forma una coyuntura nueva que haría sentir sus efectos en las
orientaciones políticas de los militares latinoamericanos hasta 1973: Cuba, encerrada sobre sí
misma, y Estados Unidos, enfrascado en sus guerras de Vietnam y en los conflictos de Medio
Oriente, generaron un clima de distensión que permitió a los militares que se hicieron con el
poder en varios estados entre 1968 y 1972, volver al las políticas del militarismo nacionalista y
reformista (sucedió con fuerza en Perú, Panamá, Bolivia, Ecuador y Honduras; con menor
intensidad en Argentina y Uruguay: 292, abajo).

REGÍMENES MILITARES: MODELOS Y MECANISMOS DEL MILITARISMO CONTEMPORÁNEO

Los regímenes militares latinoamericanos entre los años treinta y ochenta, si bien con algunos
elementos en común, eran, de hecho, muy diversos. No obstante es posible elaborar una
tipología atendiendo a un reducido número de criterios clave. Para ello, dejaremos de lado las
dictaduras patrimoniales o sultánicas de América Central y el Caribe, durante el período de
entreguerras, ya que su naturaleza militar es como mínimo discutible. Aunque el primer

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Somoza (Nicaragua), Trujillo (República Dominicana) y Batista (Cuba) dependieran de guardias


pretorianas bajo su mando para instaurar sus dictaduras personales, el origen militar de su
poder no bastaba para conferirles una naturaleza rigurosamente militar. Los regímenes
nicaragüense y dominicano en particular, con su práctica del "gansterianismo de estado" y el
enriquecimiento familiar, están más cerca del caudillismo tradicional que del militarismo
moderno. Andreas considera a estas dictaduras como el primer tipo: las dictaduras
patrimoniales o "Guardias pretorianas". Agrega en este grupo a Stroessner (Paraguay) y a
Banzer (Bolivia). Se caracterizan por confundir el patrimonio público con el privado
("pretoriano" quiere decir "Ladrón"). El estado es considerado como un botín.

Podemos distinguir entre militarismo reiterado, casi institucionalizado, y autoritarismo llamado


"cataclísmico" o "de ruptura", así como entre regímenes militares con proyectos
socioeconómicos conservadores o contrarrevolucionarios, y ciertas formas de militarismo
reformista o progresista. En la América

latina contemporánea, podemos identificar tres modos dominantes de poder militar:

1) La más característica es la que constituye una tutela militar virtualmente permanente,


aunque no estable, en la cual la excepción en términos constitucionales se ha convertido, de
hecho, en la regla: en Argentina, Brasil, Salvador, y Guatemala (hasta la década de 1980).

2) El militarismo catastrófico de Uruguay y Chile después de 1973: unos militares que antes
respetaban una tradición democrática intentaron fundar un estado contrarrevolucionario.

3) las revoluciones militares reformistas y nacionalistas del decenio de 1970, sin participación
de las masas, pero de carácter populista en Perú, Bolivia, Panamá, y en menor medida también
en Ecuador y Honduras.

Repúblicas pretorianas: Argentina y Brasil

El militarismo latinoamericano contemporáneo se ha caracterizado por el dominio estable que


los militares han ejercido sobre el estado más que por golpes de estado aislados y
devastadores. La hegemonía militar duradera databa en su mayor parte de los años treinta. La
tutela militar, que duró medio siglo, quedó prácticamente institucionalizada y el "factor militar"
consiguió la categoría de socio político casi legítimo. Este papel militar recurrente transformó
tanto el estado como las fuerzas armadas, y éstas, cuya participación ya era cosa corriente,
constituían verdaderas fuerzas políticas. Esta clase de institución no necesitaba seguir el
modelo canónico de "partido de los coroneles" que dominase la política y legitimase las
ambiciones corporativistas de los militares. Incluso era posible que los militares no ejercieran el
poder directamente (Brasil hasta 1964) o que periódicamente devolvieran el gobierno a los
civiles (Argentina entre 1930 y 1983). Luego cuenta ambos casos (294-297).

En las repúblicas pretorianas, las fuerzas armadas, una vez en el poder, tendían a invadir el
estado, sin que importase el respeto que sus líderes siguieran concediendo a las instituciones
representativas (más ejemplos de ambos países: 297-298).

El autoritarismo entraña invariablemente una expansión de la burocracia política responsable


de la vigilancia y la represión de los disidentes y de los adversarios. Pero la inclinación natural
de los tecnócratas uniformados, sean cuales sean los objetivos y la ideología que proclamen,
hacen que, además, en la mayoría de los casos, sean partidarios del aumento de la
planificación gubernamental y de la expansión del papel económico del estado. La colonización

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del aparato del estado por parte de los militares es uno de los rasgos más destacados de las
repúblicas pretorianas de América Latina.

Dos páginas más para Argentina y Brasil (298-299).

El estado contrarrevolucionario: Chile y Uruguay después de 1973 (no antes)

En 1973, a pesar de su larga tradición de estabilidad democrática y de sumisión militar a la


autoridad civil, sufrieron de forma virtualmente simultánea, feroces y duraderas intervenciones
militares. Ambos casos son estudiados minuciosamente de las páginas (300 a

la 306). Muy brevemente, en el caso chileno, la llegada al poder de los militares se debió a la
radicalización de los movimientos sociales campesinos y obreros, que se vieron favorecidos por
una serie de medidas sociales que tomó el presidente demócrata-cristiano Eduardo Frei en el
período (1964-70). En las elecciones de 1970 se impuso Salvador Allende, líder del Partido
Socialista, que pretendía implantar una vía pacífica al socialismo; el miedo a la "amenaza
comunista" se incrementó. Las fuerzas armadas chilenas, al mando del general Pinochet, y con
el apoyo [¡documentado!] de los Estados Unidos y de los sectores burgueses (que por la
radicalización vieron amenazados sus intereses económicos), el 11 de setiembre, llevaron a
cabo un violento golpe de estado. El nuevo régimen contrarrevolucionario, en nombre de la
cruzada contra el comunismo, rechazó la culpable debilidad de la democracia representativa e
impuso su propio proyecto económico: la deificación del mercado. A los ojos de Pinochet, una
"revolución capitalista" garantizaría un futuro libre de preocupaciones. Las empresas
estatizadas por Allende, y las tierras repartidas durante la reforma agraria impulsada también
por él, fueron restituidas al sector privado, de la misma manera que las empresas que
históricamente habían pertenecido al estado, como la sanidad pública, la educación, y el
sistema de pensiones. La liberación del comercio hizo daño a la industria, pero tuvo el efecto
de reducir el tamaño del proletariado.

En Uruguay, la tradicional alianza entre las grandes propiedades agrarias (el latifundio era la
base del estado de bienestar uruguayo) y una especie de socialismo urbano, había logrado la
estabilidad política y social, pero a cambio unos bajos niveles de eficiencia productiva y una
mediocre capacidad de adaptación a los cambios del entorno económico. El descenso de la
demanda de la lana, y la caída de los precios de los principales productos de exportación del
país, revelaron estas contradicciones, y pusieron en peligro el consenso social. Los sectores
sociales que controlaban los medios de producción (los grandes terratenientes y el sector
financiero y exportador) intentaron desde el gobierno implementar un plan de estabilización y
recuperación de la economía que incluía arbitrarias rebajas salariales. En oposición, surgió un
movimiento de carácter clandestino y extraparlamentario, formado por jóvenes, que se
denominó Movimiento de Liberación Nacional (más conocidos como tupamaros), y que
desataron una ola de actos de "violencia simbólica" que contaron con el apoyo popular,
debilitando la autoridad del gobierno. El clima político degeneró rápidamente.

El presidente hasta 1971, Pacheco Areco, les había asignado a las fuerzas armadas, nuevas
atribuciones con el fin de combatir la guerrilla. Derrotados en las elecciones por Juan María
Bordaberry, los tupamaros intensificaron su lucha armada, atacando a la policía y los militares.
La respuesta gubernamental fue otorgarle aún más atribuciones a las fuerzas armadas, que
terminaron implementando una ofensiva indiscriminada y extremadamente mortífera contra
los rebeldes. En setiembre de 1972, el PLN ya estaba desmantelado, pero las fuerzas armadas,
lejos de abandonar el escenario político, incrementaron sus pretensiones. Finalmente, el 23 de
junio de 1973, dieron el golpe. Con un sumiso Bordaberry todavía en la presidencia, el orden

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militar conservó una fachada civil. Una serie de "leyes institucionales" reestructuró por
completo el sistema político, militarizándolo en nombre de la "lucha contra la sedición". Toda la
oposición fue aplastada sin piedad. La inseguridad generalizada reinaba en nombre de la
seguridad nacional. Un estado-guarnición había sustituido al estado de bienestar. En lo
económico, el régimen seudocivil uruguayo adoptó una lógica ultraliberal parecida a la de
Chile. Las nuevas medidas neoliberales tenían como fin promover (mediante la drástica
reducción del gasto público, la apertura de las fronteras del país y la concentración de la renta)
la especialización del Uruguay en las industrias que pudieran competir eficazmente en los
mercados internacionales.

Revoluciones militares: Perú, Bolivia, Panamá, Ecuador (y Honduras). Andreas las denomínó
"dictaduras reformistas o nacionalistas"

Los golpes de estado que se autoproclamaron progresistas, con líderes que afirman estar del
lado del pueblo, no son muy creíbles en América latina. Los observadores han tendido a
atribuir la nueva postura de las fuerzas armadas a una estrategia del "imperialismo" o al
oportunismo de los militares. Los representantes de este grupo son: Velasco Alvarado en Perú
(1968), Torrijos en Panamá (1968), Torres en Bolivia (1970), Guillermo Rodríguez Lara en
Ecuador (1972), y son analizados con más detalle de las páginas 306 a

312. También se puede considerar a Honduras dentro de este grupo.

Este reformismo militar parece una especie de retorno a las fuentes del militarismo
latinoamericano contemporáneo. Pero no dejaron de ser ambiguos. Todas ellas fueron
revoluciones fracasadas: culminaron bruscamente o terminaron transformándose en
contrarrevoluciones declaradas. Estos gobiernos se caracterizaron por represiones bruscas,
inesperadas oscilaciones, y giros de 180 grados.

Estos diversos gobiernos de reformismo militar tuvieron muchas cosas en común. Eran
paternalistas: invitaban al pueblo a ser meros espectadores de los cambos que lo beneficiaban.
¿Cómo y por qué estas minorías radicales, dentro de las mayoritarias tendencias
conservadoras, lograron hacerse con el poder? Se debieron indudablemente al clima de
distensión que se dio hasta 1973 en el continente (ver página 4).

Para Andreas, estos golpes se produjeron en democracias formales liberales que no lograban
modernizar la sociedad. Responde a la crisis oligárquica. Tienen causas diferentes.
Generalmente es sólo una facción de las fuerzas armadas, no son institucionales.

LOS LÍMITES DEL MILITARISMO: "ESTADOS CIVILES"

Andreas denomina a este grupo "excepciones".

Existió un número reducido de países [¡cuatro!] donde el gobierno civil ha predominado


durante períodos relativamente largos. A fines de 1980 cuatro países hacía al menos treinta
años que gozaban de un gobierno civil y subordinación militar ininterrumpidos: Costa Rica,
Venezuela, México y Colombia. Había habido intentos de golpes militares, pero éstos habían
fallado.

¿Por qué esta supremacía civil? Costa Rica no tiene golpes de estado desde 1917, y de hecho
no tiene fuerzas armadas desde 1948. Venezuela, que durante el primer tercio de siglo fue un
ejemplo de tiranía tropical, cambió en 1958 cuando fue derrocado el último gobierno militar;
desde entonces disfruta de gobiernos civiles bajo un sistema bipartidario. La vida política del

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México posrevolucionario está controlado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que
es el único partido oficial, de donde salen todos los presidentes. El partido controla también a
los militares. Desde principios de siglo, Colombia disfruta de un sistema bipartidario que
garantizó la continuidad constitucional tan extraña en el continente. Las fuerzas armadas
colombianas tradicionalmente fueron débiles, pobres y carentes de prestigio; además, el
ejército siempre ha estado dividido en unidades pequeñas y dispersas por el país, patrullando y
rastreando las zonas inseguras, rebeldes u hostiles. Acostumbrado a las guerras anti-
subversivas, no ha sido el ejército que organiza golpes de estado. Una vez modernizado, el
ejército se dedicó a liquidar toda oposición política que no fuera absorbida por el sistema.
(Para más precisiones, ver páginas 312 a

318).

¿Cuáles son los principales factores que tienden a limitar el militarismo? El factor militar podría
ser la profesionalización débil o tardía; el factor político podría ser la fuerza y la coherencia del
sistema de partidos. Un tercer factor podría ser la existencia de un régimen político en el cual
la oposición esté institucionalizada, en el cual las fuerzas políticas progresistas y las sindicales
sean débiles y en el cual la participación de las masas sea controlada y encauzada, o
marginada. Sin embargo, no puede hablarse de métodos infalibles, ni para evitar los golpes
militares, ni para asegurar el ascendente civil.

¿DESMILITARIZACIÓN? LOS AÑOS OCHENTA Y DESPUÉS

En otros momentos del siglo XX, las dictaduras militares latinoamericanas habían dado paso a
instituciones civiles, representativas; sin embargo, es raro presenciar una retirada militar del
poder como la que se produjo durante el decenio de 1980. En efecto, a mediados de 1990 en
ningún país de América seguía en el poder un gobierno militar en el sentido riguroso de la
expresión. Sólo en Paraguay había aún un general en la presidencia, pero se trataba de un
general que había puesto fin al largo reinado del general Stroessner en Paraguay, y había
iniciado un proceso de liberación. El gobierno civil fue restaurado en once naciones
latinoamericanas (doce con Paraguay) entre 1979 y 1990. Además en 1989 cayó el régimen de
Duvalier en Haití (ver el cuadro de la página 319). En estos países, el traspaso del poder de los
presidentes civiles a sucesores también civiles y elegidos libremente, puede interpretarse como
uno de los indicios de la solidez de la desmilitarización. El reflujo de la marea militar en
América latina fue fruto de factores mundiales, regionales, y locales. Las características
nacionales desempeñaron un papel clave en este proceso, así como las condiciones y las
consecuencias de la retirada militar. Pueden identificarse dos elementos contextuales
principales a favor de la desmilitarización:

1) la crisis económica mundial, destacándose la deuda externa.

2) La política regional de los Estados Unidos a favor del predominio de las formas civiles,
representativas y democráticas. La presidencia de Carter dio más importancia que sus
predecesores a la causa de los derechos humanos. Igualmente, Reagan y Bush, pese a no
coincidir en la actitud moralista del primero orientada a los derechos humanos, se mantuvieron
en oposición a los regímenes militares. (Más detalles, página 320).

Pero pese a estos dos factores generales, el proceso en cada país siguió distintos caminos en su
regreso a los regímenes democráticos.

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En Perú y Ecuador los regímenes salientes (dictaduras progresistas), intentaron guiar la elección
del primer presidente civil y consiguieron retirarse a sus cuarteles en buen orden, manteniendo
mucha autonomía y siendo un actor político al que había que tener en cuenta. En Argentina,
Brasil, Chile y Uruguay, regímenes militares de signo conservador se habían hecho con el poder
para "proteger" la democracia de peligrosos movimientos "subversivos". Se propusieron llevar
a cabo programas de reorganización nacional que restaurarían la autoridad del estado,
pondrían fin al "desorden" social, y superarían el estancamiento económico, con lo que
eliminarían de forma permanente toda futura amenaza izquierdista.

La salida de cada gobierno militar varió con cada país: en Argentina el régimen estaba ya muy
debilitado interiormente, y la derrota de Malvinas fue determinante para su rendición. En
Brasil, el régimen semi-autoritario y semi-competitivo que se había instalado en 1964 nunca
había abolido por completo los procedimientos representativos ni prohibido los partidos
políticos. En 1974 el gobierno inició un "deshielo" (la dicta"dura" y la dicta"blanda" de
Andreas), que sumado a la bonanza económica, permitió al régimen militar subsistir por diez
años más. Sin embargo, la crisis económica de la década de 1980, terminó precipitando su
caída. En Uruguay y en Chile, como en Argentina, los regímenes habían sido extremadamente
represivos. No obstante, las sólidas tradiciones democráticas de ambos países continuaron
existiendo, e influyeron en la transición al gobierno civil. En Uruguay, en 1980, la izquierda
armada ya había sido eliminada y una constitución propuesta por el gobierno fue rechazada.
Entonces se acordó una retirada negociada que quedó plasmada en el Pacto del Club Naval, el
cual garantizó la autonomía de las fuerzas armadas. Las elecciones se celebraron en 1971. En
Chile, la personalización del poder en manos de la fuerte figura de Pinochet, evitó que hubiera
divisiones internas en las fuerzas armadas, otorgando coherencia y continuidad al régimen. La
propia Constitución dictada por los militares en 1980 determinó la caída del régimen: en 1988,
Pinochet fue derrotado en el plebiscito presidencial, y al año siguiente, Patricio Aylwin resultó
electo presidente. En Bolivia, el proceso de vuelta al gobierno civil fue caótico. Entre 1964 y
1982 se sucedieron 17 presidentes, y los traspasos de poder eran mediante el golpe de estado.
Hugo Bánzer Suárez consiguió gobernar durante siete años desde 1971, y su caída (derrota
electoral) marcó el final del gobierno militar coherente. Entre 1978 y 1982, se produjo una
nueva anarquía política (325-326). En Paraguay, el general Alfredo Stroessner, cayó en 1989
después de 34 años en el poder, sustentado en el aparato estatal, el Partido Colorado (con base
en las masas), y las fuerzas armadas (326-327). En América Central, la influencia del gobierno
estadounidense fue el principal factor del regreso de los regímenes civiles (327). Más detalles
generales: páginas 321-327.

Podría decirse que en los países en donde se restauró el gobierno civil entre 1979 y 1990, los
regímenes acabados de instaurar no siempre dominan por completo sus fuerzas armadas. El
período inicial solía caracterizarse por la fricción declarada entre autoridades civiles y militares.
Donde la represión había sido más dura, el asunto más delicado que debían afrontar los nuevos
gobiernos, era determinar las sanciones que debían imponerse por las violaciones de los
derechos humanos perpetradas durante los regímenes militares. Esta decisión dependía de la
solidez de la posición política, de la gravedad de los crímenes cometidos, y de la presión
pública; pero también dependía de los nuevos líderes. En Argentina, Alfonsín adoptó una
posición muy severa al principio, pero luego de algunas rebeliones militares, su posición aflojó
mucho. Luego, Menem, terminó por flexibilizar el proceso perdonando a todos los oficiales que
habían recibido sentencias condenatorias, sin olvidar a los líderes del régimen anterior, y
absteniéndose de llevar a cabo nuevos enjuiciamientos. En Brasil, Uruguay y Chile, los militares
se encontraban en una posición más fuerte al momento de dejar el poder: en los tres casos

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[casi como en Argentina] terminó imponiéndose una amplia amnistía. En América Central el
tratamiento de los derechos humanos en El Salvador y Guatemala presenta un contraste
revelador (329). En El Salvador se pudo enjuiciar y castigar a los militares que cometieron
delitos contra los derechos humanos; en Guatemala, no se pudo terminar con las violaciones
de los derechos humanos, ni procesar a los responsables.

Además del asunto de los derechos humanos, cabe preguntarse qué grado de influencia
política en general tuvieron los militares en los países donde se eligieron presidentes y
asambleas legislativas civiles. En Argentina, el poder político de los militares se encontraba en
su punto más bajo cuando dejaron el gobierno; su función se vio restringida a la defensa
exterior. En Brasil, las fuerzas armadas conservaron gran influencia bajo la presidencia de
Sarney; incluso el presupuesto en defensa fue incrementándose. Sin embargo, el papel
preponderante de las fuerzas armadas fue perdiéndose con el paso del tiempo; así, Color de
Mello, en 1990 restringió la representación militar en su gabinete. Por otra parte, la nueva
Constitución de 1988, asignó a las fuerzas armadas un papel político aún más restringido, pero
no tanto como reducirlas a la defensa exterior. En Chile fue excepcional: solo aquí los militares
se fueron del poder sin perder un ápice de confianza en sí mismos, absolutamente orgullosos
de sus 17 años de gobierno. Además, dejaron como herencia la Constitución militar de 1980,
que otorga gran poder, tanto a las fuerzas armadas como a los carabineros (policía). El carácter
restrictivo de dicha Constitución aún merman la capacidad de los nuevos gobiernos
democráticos para llevar a cabo sus programas (332-333). En Perú, el rumbo de las relaciones
entre civiles y militares estuvo marcado por la aparición del movimiento revolucionario
Sendero Luminoso. Ausentes del escenario político, a cambio del mantenimiento de su
autonomía y de generosas asignaciones presupuestarias, los militares volvieron al ruedo para
combatir al nuevo grupo revolucionario a principios de la década de 1980. Tanto Alan García
como Alberto Fujimori, dejaron las manos libres a los militares para decidir la estrategia y
tácticas para combatir al grupo guerrillero. Sin embrago, aquellos no tuvieron éxito (334). En
1992, Fujimori disolvió el Congreso y asumió personalmente el poder en un "autogolpe",
seguramente con el apoyo y el consentimiento de las fuerzas armadas. Evidentemente los
militares no querían hacerse con los problemas del poder.

Estos últimos cuatro casos ilustran el hecho de que la desaparición del gobierno militar no
garantiza automáticamente la extinción de la influencia política ni la autonomía de las fuerzas
armadas. No es posible afirmar que los militares latinoamericanos se hayan resignado a
desempeñar un papel político secundario. Sin embargo, es probable que Estados Unidos siga
apoyando a los regímenes democráticos. Pero también puede ocurrir que en la lucha contra el
narcotráfico necesite de las fuerzas armadas. De todos modos, pareciera que la vuelta de los
militares fuera a depender de la solidez de los sistemas políticos democráticos que los
gobiernos civiles logren establecer, y en especial de su capacidad para limitar de forma
apropiada las aspiraciones populares.

En los países sudamericanos donde los militares gobernaron entre 1960 y 1990 parece difícil
que vuelvan a oírse voces pidiendo la intervención directa de las fuerzas armadas en la política:
el fracaso económico y el recuerdo vivo y punzante del autoritarismo y las violaciones de los
derechos humanos, dificultarían su regreso. En relación a la actitud de los militares ante su
propio papel político en el futuro, allí donde han gobernado recientemente (dado el fracaso
recién mencionado) las fuerzas armadas en general no parecen ansiosas de cargar otra vez con
la tarea de resolver asuntos políticos y socio-económicos complejos. No obstante, parece que
los militares de América Latina siguen creyendo que son el baluarte y la encarnación de sus

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respectivas naciones, los guardianes de sus fronteras, pero también de sus instituciones, de su
modo de vida, y trascendentalmente, de su alma misma.

CONCLUSIÓN

¿Por qué los regímenes militares en América Latina? Andreas habla de cuatro causas
incompletas, ninguna está mal, pero todas son insuficientes para explicar el fenómeno.

1) Herencia colonial (española y portuguesa): dado que América Latina fue colonizada por
España y Portugal, los regímenes totalitarios en estos países, habrían determinado la aparición
de regímenes militares en sus ex colonias. La existencia de regímenes similares en otras partes
del mundo subdesarrollado, anularían esta tesis.

2) Herencia del caudillaje: serían una continuación de los caudillos de antaño surgidos con las
guerras de la independencia. La independencia negociada y pacífica de Brasil negarían también
esta hipótesis. Además, en muchos países no se observa una continuidad entre los caudillos y
los militares, y las características de uno y otro distan mucho de semejarse (militares
aficionados, guerreros improvisados, regionalistas, que usan la violencia privada contra el
estado, los primeros; oficiales profesionales de carrera al servicio del estado, burocratizados y
con el monopolio técnico del uso de la violencia legal, los segundos).

3) Andreas habla de una tercera causa: la modernización, el despegue económico. Los militares
intervienen para modernizar económicamente el país. Es una modernización por la fuerza, sin
elecciones, sin demagogia. Se desarrolla un proyecto industrialista sin tener en cuenta la
opinión pública (pone como ejemplo a Brasil del 64) Yo hablaría de las dictaduras
revolucionarias.

4) Teorías conspirativas de la historia (Imperialismo para Andreas) [Pukas' theory para mí]:
según Rouquie van acompañadas de cierto economicismo desprovisto de sentido crítico.
Después del golpe de estado en Brasil en 1964 y en Chile en 1973, ha

ganado adeptos la idea de que las fuerzas armadas latinoamericanas son manipuladas desde el
extranjero como si fueran simples prolongaciones del aparato militar estadounidense; algo más
que meros "partidos políticos del capital internacional". La instauración de regímenes
autoritarios desde los años sesenta a los años ochenta respondería a las necesidades de la fase
contemporánea del desarrollo capitalista [¡SÍ!], ya fuera porque el capital multinacional y la
nueva división internacional del trabajo requerían gobiernos fuertes y represivos que frenasen
los movimientos sociales y garantizasen las inversiones, o porque la transición de la industria
ligera a la producción de bienes intermedios y bienes de capital no era posible dentro de un
marco civil y democrático. Según esta hipótesis, los militares latinoamericanos habrían sido
"programados" para garantizar la "profundización" del proceso de industrialización [¡no es tan
lineal, Rouquie1].

Hay que reconocer, dice Rouquie, que en tales interpretaciones hay algo de verdad [gracias,
Alain]. Sus defensores [entre ellos, yo] recalcan el hecho de que los militares latinoamericanos
han dependido del Pentágono y recuerdan la influencia que Washington ejerció sobre las
fuerzas armadas por medio de los programas de instrucción en la Zona

del Canal de Panamá. Insisten en el ascendiente de la doctrina de la seguridad nacional (donde


el enemigo interno era la amenaza principal) y, a partir de 1960, la definición del objetivo más
importante: la guerra ideológica contra el comunismo. Finalmente, la forma en que ciertas
multinacionales han actuado con los gobiernos democráticos reformistas [calculo que en

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contra] y la afinidad activa con las dictaduras por parte de importantes sectores económicos
extranjeros, son una demostración suficiente del papel directo que las multinacionales
desempeñaron en el advenimiento de los regímenes militares del período. No obstante, sigue
diciendo Rouquie, estas interpretaciones instrumentalistas tienen sólo un alcance analítico
muy limitado [acá el único limitado es Alain], en la medida que no toman en cuenta los
mecanismos específicos que intervienen en los procesos políticos.

Los regímenes militares nacieron mucho antes de la "internalización de los mercados


nacionales" [acá se olvida que está hablando de la década del 60] y no entiende, si el capital
internacional es realmente capaz de instaurar regímenes a su gusto, porqué es incapaz de
aprovecharse de ellos: ¿por qué no hubo inversiones internacionales en Chile, en el Uruguay
"liberalizado" o en la Argentina

de Martínez de Hoz? [buenas preguntas] ¿Por qué el número de dictaduras disminuyó tan
drásticamente a partir de los años 80?

La influencia militar de los Estados Unidos en las fuerzas armadas latinoamericanas es


innegable, pero hay cierta ingenuidad en la afirmación de que el éxito de este proyecto fue
total y que todos los militares latinoamericanos [sólo Rouquie habla de "todos"], víctimas de
una "estrecha solidarización" en beneficio del imperio nor

18. O’ Donnell, Guillermo. El estado burocrático autoritario: 1966-1973. Triunfos, derrotas y


crisis. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982

El Estado capitalista está dividido en dos planos: el plano concreto, que es un conjunto de
instituciones y el plano analítico, que es la garantía coercitiva y organizadora de las relaciones
de producción.

Las relaciones de producción son el modo en el que se organiza la sociedad, son desiguales y
contradictorias. Suceden en el proceso de producción y en el lugar de trabajo.

Estas relaciones se dan entre dos clases sociales: la burguesía (quienes tienen los medios de
producción y propiedad privada) y el proletariado (quienes tienen su fuerza de trabajo). La
relación entre estas, es de dominación.

El objetivo del Estado: que estas relaciones se mantengan y se reproduzcan a través del tiempo.
A su vez, debe intervenir en la racionalidad burguesa para que no desaparezca el proletariado
(por explotación excesiva) y en consecuencia la burguesía. Y por otro lado, el sustento
ideológico: la conciencia ordinaria cree ver en el Estado, un todo y así queda apresada, tanto
por la objetivación del capital en mercancías como por la objetivación del Estado en sus
instituciones. La consecuencia es no percibirlos como explotación y dominación (apariencia
disfrazada). El Estado tiene un interés general, es decir, no es un Estado burgués, sino un
Estado capitalista.

Nación: representante del interés general, de la igualdad.

Régimen: conjunto de patrones que establecen la modalidad de reclutamiento y de acceso a


los roles del gobierno (Ej: democracia).

Ciudadano: igual y libre (igualdad abstracta).

Pueblo: campo de lucha política

Gobierno: cima del poder. Es quien moviliza los recursos del Estado

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Lo que caracteriza al EBA respecto de otros estados autoritarios latinoamericanos es que surge
como reacción de las clases dominantes ante un sector popular políticamente activado y
relativa pero crecientemente autonomizado de las clases dominantes.

Quienes lo llevan a cabo coinciden en que para extirpar la crisis se debe subordinar y controlar
estrictamente al sector popular, revertir la tendencia autonomizante de sus organizaciones de
clases y eliminar sus expresiones de la arena política.

CARACTERÍSTICAS:

Aspecto de la sociedad que garantiza y organiza la dominación ejercida a través de una


estructura de clases subyugadas a una burguesía industrial transnacionalizada.

Sus principales instituciones son las de coacción y de normalización de la economía.

Sistema de exclusión política del sector popular previamente activado.

Supresión de la ciudadanía y la democracia política para la clase subordinada y los canales de


reclamo que tuvo.

Exclusión económica de las clases populares mediante la fuerte acumulación de capital por
parte de empresas privadas y parte del Estado.

Dirige al Estado a una transnacionalización.

Se amplía la sociedad (actores que participan del Estado) pero se achica la Nación (se niega
parte del arco homogeniezante-sector popular-).

Despolitiza cuestiones sociales para hacerlas cuestiones técnicas, acorde con la normalización
económica y la acumulación de capital.

La democracia se restringe a las grandes organizaciones (FFAA, grandes empresas públicas y


privadas).

PÉNDULOS:

En cada fase del ciclo 66-76 la burguesía urbana ha jugado a ganar. Cuando se desencadenaba
una crisis en la balanza de pagos, la gran burguesía urbana pendulaba hacia los intereses de la
burguesía pampeana, favoreciendo “programas de estabilización” que transferían ingresos del
sector urbano al rural y exportador.

Esto no producía buenos efectos sobre la burguesía urbana más débil y las clases populares,
por lo que la burguesía atendió sus intereses económicos a corto plazo, se montó en la cresta
de la ola de la reactivación económica, de la que su posición le permitía beneficiarse y “dejó
hacer” las políticas de reactivación -> pendula del apoyo a la burguesía rural al egoismo.

Con la pendulación se fracturó la cohesión entre las dos fracciones superiores de la burguesía,
que poseían capacidades acumulativas propias y eran potencialmente capaces de modernizar
el capitalismo argentino (O’Donnell aclara que esto hubiera podido suceder de haber
perdurado durante tiempo suficiente como para que los avances de la burguesía pampeana
sean significativos y hubiera avanzado aún más la concentración del capital urbano en
beneficio de la gran burguesía.

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La decisiva importancia de la producción pampeana para el conjunto de la economía y las


exportaciones determinó que se le fijaran precios y los intentos de reestructurarla por
mecanismos impositivos repercutieron de inmediato sobre la balanza de pagos.

Adalbert Krieger Vasena (M de Economía, 1967-69) devaluó un 40% la moneda, pero no


benefició a la burguesía agraria, si no que este dinero fue captado por el Estado mediante
retenciones y usado para aumentar la infraestructura física. Al mantener fijo hacia adentro el
precio de las producciones pampeanas, se encarecieron los precios de los alimentos, redujo la
inflación y disminuyó en forma moderada los salarios industriales.

ALIANZAS:

La alianza fue esporádica pero recurrente, solo apareció con nitidez y alto grado de
coordinación en las fases descendientes del ciclo, cuando la asfixia del pequeño y mediano
empresariado nacional requería ser sanada y eran pedidos aumentos salariales que se
concurría a la reactivación del mercado interno a costa del sector agropecuario-exportador.

La alianza fue defensiva, surgió contra las ofensivas de las fracciones superiores de la
burguesía.

Anula los programas de estabilización, acota la participación del capital internacional, lanza una
reactivación económica y desalienta a la buguesía pampeana ante la caida de los precios.

Es policlasista, incluye a un sector popular (obrero) y burgués. Era nacionalista y capitalista. La


burguesía quedaba como progresista, partidaria de un desarrollo socialmente justo, porque
daba al sector popular (obrero y sindicalista) medios de difusión.

La activación política del sector popular detrás de las metas de la alianza defensiva, la
protección que le acordaba su componente burgués y los cambios de políticas estatales que
logró solidificar las bases organizaciones sobre las que se articuló

Bajo el poder disuasivo de controles que se quebraban en el momento en que el Estado,


indicando un desplazamiento de las alianzas gobernantes*, lanzaba las políticas de
reactivación. Todo esto realimentaba la capacidad y la disposición de activación política del
sector popular, pero también llevaba a una no menos repetida experiencia de derrota: los
períodos de baja de salarios, de aumento de la desocupación y de expulsión de los voceros de
la alianza defensiva de la coalición gobernante.

19. “Quince años después: Democracia e injusticia en la Historia reciente de América Latina”.
En: Borón, Atilio. Tras el bhúo de Minerva. Mercado contra democracia en el capitalismo de
fin de siglo. F.C.E. México, 2000.

20. Ricardo Aroskind. Preguntas sobre el desarrollo a comienzos del S. XXI, en, Karina
Basualdo y Victoria Forcinito, Transformaciones recientes en la economía Argentina.
Tendencias y perspectivas. Prometeo, 2007.

21. Carlos Figueroa Ibarra: “Protesta Popular y procesos políticos en la América Latina
actual.” En: Lopez Maya, Pilar Calveiro Y Nicolás Iñigo Carrera (comp.);Luchas
contrahegemónicas y cambios políticos recientes de América Latina. Clacso libros, Bs.As.
2008.

22. Ansaldi y Giordano. La construcción del orden. Tomo II Capítulo 7. Los desafíos de la
afirmación de un nuevo orden en sociedades en procesos de reestructuración: Los

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mecimientos sociales de México Ecuador, Bolivia y Argentina. Los nuevos gobiernos en Brasil,
Argentina, Uruguay y Chile. Proyectos de radicalización de la democracia: Venezuela, Ecuador
y Bolivia. El golpe de Estado en Honduras.Crisis de la industrialización por sustitución de
importaciones. Crisis de la deuda e implantación de un nuevo modelo económico. El águila
herida en un ala.

PRÁCTICO
23. Mires, Fernando. “La independencia de América Latina. Un proceso en direcciones
contrapuestas”.

Revolución d independencia: con la prisión de Fernando VII comenzó a disolverse el imperio


colonial.

Se genera una lucha armada d la q participan españoles, militares, burócratas, criollos,


terratenientes, mineros e indios. ¿Consecuencia?: el suelo latinoamericano quedo poblado d
cadáveres.

EL DESPÓTICO REFORMISMO DE LOS BORBONES

Las reformas borbónicas en América Latina (1759) provocaron rupturas q nunca pudieron
cerrarse. Dichas reformas se originan xq España tiene un notable atraso con respecto a los
demás países europeos.

El sentido de las reformas

Las Indias: con el desarrollo d la soc colonial, las actividades del estado se vieron cuestionadas
por el surgimiento d sectores agromineros destinados al comercio d exportación con los países
europeos.

Reformas borbónicas: vistas como un intento estatal para modernizar España y sustituir a una
clase empresarial metropolitana y agilizar las relaciones económicas e/ América y España.

En lo administrativo, la reforma apuntaba a una mayor centralización (España) eliminando los


poderes locales. Fueron suprimidos virreinatos, gobernaciones… surgiendo en Indias un
periodo de desorganización. Se generan protestas a raíz d esto y la expresión + vital d estas
protestas fue la revolución d Túpac Amaru.

Las reformas comerciales

Reformas borbónicas: apuntaban a una liberación d las relaciones comerciales e/ la metrópoli y


las colonias. Para esto se bajaron tarifas aduaneras, libre comunicación e/ múltiples puertos,
ampliación del comercio d esclavos (dsd 1789)

La idea del comercio libre era frenar el contrabando d las colonias con barcos ingleses. Pero las
medidas generaron efectos no esperados: los sectores exportadores aprovecharon los espacios
abiertos y generaron relaciones con otros países europeos.

Además el libre comercio afecto el sistema monetario MUNDIAL.

Los malditos impuestos

“Sistema impositivo”: provoco malestar en las colonias.

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Se aumentaron los impuestos para lograr la centralización, se quería tener bajo control la clase
colonial. Muchos comerciantes criollos se sentían explotados por un sistema del cual no
participaban.

Los impuestos subían en TODO; importado o nacional.

Se generan: REBELIONES CRIOLLAS EN CONTRA DE LOS IMPUESTOS q terminan por convertirse


en una REBELION POPULAR. Dsd todos lados mostraban su descontento: criollos
(representados por Juan Francisco Berbeo), radicales (por José Antonio Galán), indígenas (por
Ambrosio Pisco).

Pisco organizo 4mil hombres y generó un gran entusiasmo. Él comandaba una marcha q
avanzaba hacia Sta. Fe con banderas, palos y piedras (1781).

Por su parte, un tal Francisco de Miranda dictó los “planes de gobierno” en 1801 y decían q
todas las autoridades serian sustituidas x Cabildos y ayuntamientos.

La expulsión de los “buenos padres”

La clase colonial se constituyó económicamente dsd el momento d la conquista. Pero su


constitución política fue un proceso + largo.

Todo consistía en “obedecer las leyes, aunq no se cumplieran” (guardar ciertas formas). Pero
los monarcas ilustrados querían q se cumplieran y disciplinar a la relajada sociedad colonial.

1760: pese a múltiples protestas los jesuitas fueron expulsados d as Indias, fue decisión d la
Corona relacionada con la centralización borbónica.

Lo irónico es q los jesuitas le habían demostrado fidelidad a la Corona, su expulsión fue vista
como injusticia.

Los políticos españoles le erraron al echarlos: en lo económico los jesuitas eran excelentes
empresarios, también buenos educadores y quienes se habían preocupado x misionar a los
indios.

Muchas flias criollas se enojaron con su expulsión y se enfriaron las relaciones con la Corona. Y
comenzaron a generarse críticas a la monarquía.

LA FORMACION DE UNA CONCIENCIA POLÍTICA CRIOLLA

Nunca hubo armonía e/ la burocracia y los criollos, y con la reforma borbónica menos.
Conflictos como la expulsión d los jesuitas empeoraron la relación.

El tema de los cargos públicos

Los criollos no soportaban que los españoles recién llegados ocuparan puestos administrativos
importantes.

Revolucionarios, como Bolívar, empezaron a querer ser independientes. Bolívar (como


representante de unos cuantos) se queja d q los criollos nunca puedan ser NDA IMPORTANTE.

Pero aun existía el miedo a la revolución, muchos veían a la majestad real como incuestionable.

El miedo a ser libre

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Muchos no se animaban a la revolución, xq arriesgaban a perder lo poco (o mucho) q tenían.


No se tenían suficiente confianza.

Los mestizos comenzaron a presionar dsd abajo hacia arriba y la clase criolla no se metía en esa
“revolución” xq no querían q los comparen con las “clases peligrosas” o “populacho”.

Las influencias ideológicas externas

Resulta extraño: las ideas revolucionarias fueron fomentadas por España, querían mostrarse
“modernos” y permitieron la entrada de libros prohibidos x la Iglesia.

La revolución d la independencia fue producto de un conflicto generacional, a los jóvenes que


no heredaban haciendas y minas no les qdaba otra que el ejército o el clero, por eso se
revolucionan.

Los jóvenes jugaban a la clandestinidad: se organizaban en logias. Masones o la Logia Lautaro


(varios “próceres” formaron parte d ellas: Simón Bolívar, San Martín, Francisco de Miranda…).

Los revolucionarios tnían pasión x la palabra escrita; los periódicos intentaban ser
revolucionarios.

Del ideologismo al pragmatismo

Afrancesamiento predominaba en la revolución. Cuando los conflictos en las colonias


empeoraban, las ideas francesas se declararon peligrosas y muchos revolucionarios (de salón)
eligieron el silencio.

En el proceso de formación política e ideológica d los criollos se ven 2 etapas: pensamiento


francés articulado con teorías cristianas relativas a la división de poderes. Otra marcada por el
predominio ideológico d los ingleses y norteamericanos.

EL TRAUMA HAITIANO

Uno d los acontecimientos q apuraron el distanciamiento d la clase criolla con respecto a las
ideas radicales fue a revolución d esclavos en Haití.

Los esclavos se levantaron contra la invasión inglesa y los vencieron (1797).

Constitución d Haití de 1801 declara q no puede haber esclavos en el país, q todos son libres.

1802: Napoleón ordena la restauración del orden colonial esclavista.

El caudillo de los negros, Toussaint Louverture, fue prisionero por el Gral. Leclerc (cuñado de
Napoleón). A partir d ahí comenzó la 2da fase de la revolución negra en nombre de la
liberación de Haití (la 1ra fue tmb en nombre de Francia).

De 43mil hombres enviados x Napoleón sobrevivieron 8mil!

Oct 1803: fue proclamada la libertad de Haití.

REVOLUCIÓN Y TRADICIÓN

Revolución hispanoamericana comenzó en España cuando las tropas francesas la invadieron


intentando imponer reformas.

Los republicanos se pusieron a la cabeza de a resistencia nacional llamando al pueblo a


organizarse.

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Muchos conservadores empezaron a ver q estaba buena la idea de separarse de España.


Intentan llegar a un “consenso” entre ambas clases.

LA SOLUCIÓN MILITAR DEL PLATA

Las tropas británicas ocupan Bs.As y los españoles huyen.

Los criollos acaudalados colaboraron cn las tropas ocupantes. Los criollos radicales dfendían
Bs.As.

Las tropas al mando de Santiago Liniers derrotaron en agosto d 1806 a los ingleses.

Feb 1807: ingleses contraatacan: ocuparon Montevideo. Los criollos se declararon en rebelión.

Martín Alzaga: monárquico fanático metido en actividades conspirativas en contra de Liniers. Él


demarco 2 bandos: a favor de España y en contra.

EJERCITO: lugar de encuentro d varias clases (elites, criollos acomodados y no tanto, clases
medias). Factor d integración social. Eso si; para las tropas se reclutaban si o si pobres.

El ejercito del Plata tuvo 3 fases d formación: 1ro seguridad ante posibles invasiones, 2do
instrumento d ruptura con la dominación española, 3ro reacciona contra el “radicalismo
morenista” y pasa a ser un elemento d represión.

El conflicto se inicio en el fracasado intento de Moreno x destituir a Saavedra (representante d


intereses oligárquicos).

EL GRITO MEXICANO

Reformas borbónicas en México: se dieron similares al resto del conti.

1740: se triplicó la cantidad de oro y plata extraídos. Se formó una clase d mineros muy ricos.

Toda la estructura económica reposaba en la agricultura q tenia su base en la hacienda.

Iglesia: latifundista principal.

México era entonces la soc + polarizada del conti.

Movimientos rebeldes precursores

Antes d la independencia hubo varias rebeliones en México.

1799: “Rebelión d los machetes” encabezada x el comerciante Pedro de Porrilla (acompañado x


criollos), su objetivo: derribar al virrey, tomar el poder, liquidar a los españoles e iniciar una
guerra contra España para la liberación.

La insurrección del cura Hidalgo

Hidalgo (líder natural) antes d ser enviado a Dolores castigado x la “profesión de sus ideas” fue
un guía intelectual para los criollos.

Dijo: “este mov quiere quitar del mando a los europeos”.

Muchos lo siguieron: negros, mulatos, mestizos, criollos, pobres.

Se enfrentaron a los españoles y ejecutaron a 300 (esp).

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1810: Hidalgo dicto las leyes que abolían el latifundio y distribuían las tierras a los indios. Fue la
ruptura final con la clase criolla “pudiente”.

Hidalgo: condenado x la iglesia (ateísta, hereje).

El mov se levantaba contra la iglesia.

1811: Hidalgo ejecutado.

Lo suplanta el cura y caudillo: José María Morelos.

La insurrección del cura Morelos

Morelos elimino en sus manifiestos el nombre de Fernando VII planteando la guerra contra
España. Tmb planteaba la abolición de la esclavitud y fin d las castas.

Oct 1813: Congreso abolía la esclavitud.

Nov 1813: 1ra Declaración d la Independencia de México.

Necesitaban el apoyo d los indígenas, pero los criollos NO QUERIAN mezclarse con ellos.

Dic 1815: Morelos derrotado, prisionero, condenado por hereje y fusilado.

La independencia de los aristócratas

Por miedo a otra revolución los criollos llevaron al poder a Agustín de Iturbide (militar, católico
y terrateniente).

Feb 1821: publica el “Plan de Iguala” (acta formal d la independencia de México) dnde solo
figuran derechos d la oligarquía.

LAS REVOLUCIONES LOCALES

Los acontecimientos iniciados en 1810 muestran la complejidad d la soc colonial, la diversidad


d intereses en juego y la imposibilidad d analizar el periodo solo como un enfrentamiento e/
americanos y criollos.

La revolución regionalista de Artigas

Bs.As y Montevideo se disputaban la hegemonía del Plata.

Los criollos de Montevideo se nuclearon en torno al virrey Elío. Para ellos lo 1ro era la
autonomía frente a Bs.As y no la independencia frente a España. Apoyar a Elío era el “mal
menor”.

Pero algunos proponían levantar una política contra España y Bs.As al mismo tiempo.

Aparece José Gervasio Artigas q era el indicado para representar estancieros y pobres d campo.

Feb 1811: ejercito rural al mando de Artigas reforzado por tropas de Bs.As al mando de
Rondeau derrota a los españoles en la Batalla de las Piedras.

Los criollos de Montevideo al ver q el d Artigas era un mov rural le restaron apoyo.

Criollos de BsAs y Montevideo querían eliminar a Artigas y eran capaces de pactar con España.

Artigas paso a ser el jefe (simbólico) del partido federalista en contra del centralista.

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Para eliminar a Artigas los centralistas porteños solicitaron ayuda a los portugueses de Brasil.

Dps d la derrota de Artigas Uru surgiría como nación independiente en 1926.

El Paraguay del Doctor Francia

Paraguay vivía cercado x tropas portuguesas. La independencia de Paraguay fue activada por la
revolución de mayo de 1810 en BsAs.

El patriotismo surgía en Paraguay no en contra d España sino de BsAs y dirigido x españoles!

Julio 1810: Junta del Plata envió una expedición al mando de Belgrano para liberar Paraguay.

Belgrano hizo saber a los criollos paraguayos q estaba dispuesto a consensuar. Decidieron los
paraguayos dar un color antiespañol a su patriotismo.

Mayo 1811: con Belgrano: independencia de Paraguay respecto a España y BsAs.

Se realiza una junta provisoria y, e/ otros, estaba el abogado José Gaspar Rodríguez de Francia.
Este se declaró en la junta como principal enemigo de BsAs xq sabia que continuaba el odio
hacia los porteños y así el sería aceptado.

1813: Dr. Francia fue elegido Consul de Paraguay.

1814: nombrado Dictador Supremo.

1816: nombrado Dictador Perpetuo.

Fusilo a muchos y gobernó solo y s/ rivales hasta su muerte.

Él fue la personificación del estado totalitario y absoluto.

Las guerrillas del Alto Perú

Los regionalistas sabían q la independencia abría camino a la oligarquía para una


recolonización interior.

Las formas d lucha del Alto Perú eran las guerrillas q obedecían a un caudillo. Las guerrillas
estaban en condiciones d impedir gobernar a los españoles pero no d expulsarlos.

BsAs manda soldados q 1ro fueron vistos como libertadores pero en seguida como invasores.

Los ejércitos de Plata dejaron el Alto Perú + devastado d lo q estaba. No sirvieron para nda.

El caso chileno

Idea nacional a veces surge como continuación d a regional, a veces la regional aparece como
oposición a la nacional. Pero en Chile la idea nacional y la regional surgieron al mismo tiempo.

Aunq se consideraba nacional, la oligarquía no era tan “antihispanista”.

Pese a su conservadurismo la junta decreto algunas medidas de ruptura con España, como la
libertad d comercio.

Julio 1811: comenzó a funcionar el congreso dominado x tendencia monárquicas.

Ante esto los sectores radicales, dirigidos x Juan Martínez de Rosaz, optaron x retirarse a
concepción donde formaron una junta alternativa.

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Llegado d España, el militar José Miguel Carrera generó un golpe al clausurar el Congreso.

Carrera organizo el ejercito dándole carácter antiespañol.

Bernardo O’Higgins le pareció q había q desplazar a Carrera y llamo a construir un nuevo


congreso al q Carrera se opuso.

Resultado: enfrentamiento, Batalla de las Tres Acequias (agosto 1814).

No pudieron los chilenos liberarse solos, pero estaba llegando José de San Martín.

LA REVOLUCIÓN CONTINENTAL

A cambio d emanciparse d España, las oligarquías exigían cosas como neutralizar las “clases
peligrosas” y q permanecieran sus privilegios regionales.

La gesta de San Martín

Éxito de la política de S. Martin gracias a la derrota d los chilenos.

1814: gobernantes Osorio y Marcó de Pont aplicaron represión a la población. Asi, comenzó a
generarse una resistencia clandestina al mando de Manuel Rodríguez para pelear cn los españ.

El comienzo de la expedición libertadora

S. Mar: ejercito de 5mil hombres a quienes prometió libertad a cambio de guerrear. Inició la
travesía de los Andes.

Marzo 1818: Chile gana batalla a Esp y comienza a ser una nación independiente.

El poder paso a manos d Bernardo O’Higgins, este le dio duro a la oligarquía: abolió títulos de
nobleza y mayorazgo. Tmb era apoyado x S. Mar.

O’Higgins: se puso en dictador y en enero de 1823 fue desterrado de su patria x la oligarquía y


exiliado a Perú. Esto era o q S. Mar necesitaba p/ invadir Perú.

Hacia Perú

José Rondeau quiso poner a S. Mar a dirigir BsAs y este lo rechazo, así fue tmb desterrado de
Arg.

1816: Inglaterra ayuda a la independencia hispanoamericana xq estaba interesada en la


promesa q ofrecía en cuanto a comercio.

La oligarquía peruana era cero revolucionaria por cuestiones económicas y políticas. Ellos
tenían un lugar privilegiado en el comercio mundial. Perú era el principal exportador de oro y
plata.

Dps de la rebelión de Túpac Amaru los criollos temían la posibilidad d otra rebelión.

1814: grupo de criollos de Cuzco qrian hacer revolución y solicitaron apoyo d los indios (al
mando del cacique Pumacahua), pero pronto los indios se cortaron solos y asaltaron pueblos
ejecutando a españoles y criollos ricos. Pumacahua fue ejecutado (1851).

El virrey Abascal reforzó las posiciones militares del Alto Peru contra los ataques locales y d
BsAs. Luego el sucesor del virrey tuvo q reforzar xq tmb los atacaba Chile.

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1820: S. Mar respecto a Perú: “deseo q los hombres se conviertan a mis ideas, no quiero dar un
paso + allá d la opinión publica”.

Dio garantías tanto a criollos como a oligarcas.

El protector sin protección

S. Mar fue nombrado protector d Perú y realizo un programa q contentara a indios y sectores
subalternos; y oligarcas. Y paneo una represión a los españ.

1821: abolida esclavitud y tributos d los indios.

En favor d la oligarquía fueron respetadas las propiedades e introducidos nuevos títulos d


nobleza.

La guerra cn Esp se extendía y las tropas d S. Mar ya eran consideradas un estorbo. Los locales
qrian deshacerse d él.

La entrevista de Guayaquil o el ocaso de San Martín

Entrevista d S. Mar cn Simón Bolívar (1822).

S. Mar dejaba detrás, en Perú, una economía desgarrada y una guerra interminable. Estaba
dispuesto a renunciar a los derechos peruanos.

Bolívar estaba en lo mejor d su carrera. S. Mar le cedió el paso.

El escenario venezolano

La economía venezolana estaba muy vinculada al mercado mundial, exportaban bastante


(agricultura).

Era la soc + racista dl continente. 1795: rebelión d negros en Coro al mando d José Leonardo
Chirinos.

La primera experiencia del joven Bolívar

El había jurado dedicar su vida x la libertad d América.

1808: Bolívar estableció contacto en Londres con Francisco Miranda.

Bolívar era racista y en la constitución no planteaba abolición d esclavitud y la mayoría d la


población venezolana qdaba fuera d la independencia.

P/ Miranda Venezuela aún no debía independizarse xq no estaba lista p/ gobernarse sola y


Bolívar pensaba lo contrario. Miranda fue entregado a los españ x Bolívar y luego éste pidió q
se lo fusilara x traidor.

Españoles procedieron a caracas y aplicaron desmedida represión.

La segunda república

1813: Bolívar creo ejercito y recupero varios partes d Venezuela. El 6 d agosto vuelve triunfante
a Caracas y forma la 2da república.

Rebelión d los llaneros dirigida x José Tomás Boves, reunió gente d “todos colores” y Bolívar no
pudo cntra él. Boves no era consciente d la rebelión (d pobres) q había desatado. Pueblos
completos fueron destruidos, en el d Sta. Rosa ejecutaron a todos los blancos.

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La conversión de Bolívar

1814: Fernando VII vuelve a su trono y empieza un contraataque cntra tda AM. LAT.

1815: ocuparon Venezuela.

1816: campaña d Nueva Granada

1815/1819: secuestraron 312 haciendas en Venezuela y se ganaron el odio d la oligarquía.

Bolívar desesperado. Ofreció libertad a los negros a cambio d q peleen.

A los llaneros dio libertad para q saquearan posiciones españolas.

Luego el congreso eligió a Bolívar presidente d una república q solo existía en su mente.

La creación de Colombia

Como consecuencia d una resistencia popular, los españ fueron expulsados d Quito.

1812: Constitución del Estado Libre d Quito.

Bolívar quería unir Nueva Granada y Venezuela en una sola república.

Dic 1819: fundan d la Gran República d Colombia, q agrupaba Venezuela, Nueva Granada y
Quito.

Siempre hacia el sur

Años 20: la tarea era expulsar a los españ y además todos luchaban por Guayaquil, ciudad q
tods querían x causas y conveniencias particulares (bélicas y d expansión).

1821: Bolívar libera Guayaquil y lo anexan a la Gran Colombia.

Los pantanos de Perú

Junio 1823: Lima ocupada x realistas dl gob de Riva Agüero.

En Lima, Bolívar forma un ejército nacional en el norte

1824: la parte militar d la independencia ya estaba casi terminada, faltaba la política.

Bolívar sabía q sin el apoyo d los indios y campesinos pobres nunca iba a haber estabilidad en
Perú, entonces dictó unas leyes p/ ellos (suprimir tributos, devolver algunas tierras
comunales…).

Pero se encontró en un callejón s/ salida: realizar una reforma agraria provocaría una
contrarrevolución criolla y si no la hacia perdía el apoyo d la mayoría.

Un tal Olañeta inicio contra los criollos, a raíz d eso la oligarquía solo veía su salvación en
Bolívar, no les qdaba otra. Aceptaron la independencia y solo pidieron q fueran respetadas sus
tierras.

Abril 1825: ejércitos d Sucra vencieron a los de Olañeta: la guerra terminó: AMERICA ES LIBRE.
Pero… era realmente libre?

El sueño de Bolívar (o las pesadillas de la oligarquía)

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Bolivar pensaba en unir a todos los países (lationoamericanos) en una misma republica, pero
algunos no estaban interesados.

1826: Bolivia, Perú y Colombia bajo un solo pacto.

La independencia tenia lugar a costa d los mas humillados de la soc: los indios. Dps de la
llamada “independencia” terminaron de expropiarles sus tierras a los indios y los siguieron
explotando.

Para los indios la independencia era otro periodo d conquista d los blancos.

Con la independencia se beneficio la oligarquía y los sectores medios q se habían formado


como consecuencia d la urbanización, estos encontraron posibilidad de ascenso.

24. Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli.. Historia Económica de América Latina. Crítica,
Barcelona, 1984.Tomo II, capítulo 4 “ La transición al capitalismo periférico.”

25. Hall, Michel y Spalding, A. “La clase trabajadora urbana y los primeros movimientos
obreros en América Latina” (1880-1930).

Si bien durante este período, la mayoría de los trabajadores seguían siendo rurales, los
trabajadores urbanos se transformaron en una fuerza significativa de la vida nacional de la
mayoría de los países latinoamericanos.

La economía, la burguesía y el Estado

Por su papel de exportadores de productos básicos e importadores de productos


manufacturados, los países latinoamericanos no desarrollaron una industria importante hasta
bien entrado el siglo XX. La población activa estaba muy segmentada y además, mientras que
los empleados en el sector exportación (portuarios, ferroviarios) tenían un gran poder de
negociación, las medidas de fuerza tomadas por los trabajadores ligados a la producción para
el mercado interior (carpinteros, textiles), si bien podían tener efectos graves, las repercusiones
eran mucho menores.

La posición estratégica que los mineros y los trabajadores del transporte ocupaban en una
economía basada en la exportación hacía que con frecuencia se vieran sometidos a toda la
fuerza del control estatal, pero a veces su capacidad de negociación les permitía obtener
importantes ganancias económicas y, de vez en cuando, incluso ganancias políticas.

Los trabajadores ajenos al sector de exportación, en cambio, se encontraban generalmente


dispersos en empresas bastante pequeñas. Estos trabajadores no eran necesariamente
artesanos independientes en el sentido estricto de pequeños productores especializados y
dueños de sus propios medios de producción. Por otro lado, dado que la mecanización
avanzaba con bastante lentitud, numerosos oficios sobrevivieron durante mucho tiempo.

El tamaño de este sector no es fácil de precisar. Debido a las economías exportadoras, este
sector tenía poco peso económico, y por ende, político. De todos modos, formaron
organizaciones combativas y tuvieron un papel importante en los movimientos obreros, incluso
más allá de 1930. Por su parte, el proletariado industrial (trabajadores empleados en fábricas
grandes y mecanizadas) no ocupó un lugar central en las economías nacionales hasta después
de esa fecha. Por otro lado, la distinción entre fábrica y taller seguía siendo poco clara, y
excepto en el caso de México, ningún proletariado de Latinoamérica desarrolló un papel
independiente antes de 1930.

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Además, la prontitud con que se formó una reserva de mano de obra industrial, marcó una
fuerte limitación para el desarrollo del movimiento obrero. La incorporación de migrantes por
parte de los estados limitó la formación y el poder de negociación de los trabajadores urbanos.
La saturación del mercado de trabajo permitía mantener bajos los salarios y mitigar los efectos
e las huelgas (ya que los huelguistas eran fácilmente reemplazados por la mano de obra
desocupada).

Los trabajadores, además, se enfrentaban a una burguesía sumamente intransigente. Como la


mano de obra solía representar una parte importante de los costes totales, los propietarios
recurrían a la franca coacción, ya que aún no habían ideado otras formas de ejercer control
-ideológico e institucional- sobre los trabajadores. Pese a que la burguesía era aún muy
heterogénea en su composición, generalmente conseguían movilizar al estado en su favor,
organizar cierres patronales, coordinar normas en caso de huelgas, y confeccionar listas negras
de militantes.

Si bien la burguesía industrial no era hegemónica en ningún país de América Latina antes de
1930 (ya que el estado estaba controlado por grupos ligados a la exportación), en general se las
arregló para alcanzar la mayoría de sus objetivos principales, y no era el menor de ellos,
conseguir que el estado reprimieses a los trabajadores.

En teoría la política del estado era liberal casi en todas partes; pero en la práctica, el estado
intervenía en varios campos. Uno era la manipulación del mercado de trabajo (mediante
políticas inmigratorias); y otro, el control de la política monetaria (depreciaciones de la
moneda). Pero el más importante (en la relación capital y trabajo) era la coacción de los
trabajadores por medio de la represión. El nivel de represión podía ser realmente muy alto
(algunas represiones de huelgas y manifestaciones llegaron a reunir cientos de muertos).

También se recurría a formas de represión menos sanguinarias, pero peses a ello, aún
violentas. Virtualmente, todos los gobiernos latinoamericanos, en un momento u otro,
cerraron sedes sindicales, saquearon redacciones de periódicos, prohibieron o dispersaron
mitines y manifestaciones, y ordenaron el apaleamiento y el encarcelamiento de líderes
obreros. El uso frecuente de espías de la policía y agentes provocadores dentro del movimiento
obrero era un arma complementaria. La mayoría de los regímenes también protegía
celosamente a los rompehuelgas y, a veces, incluso los proporcionaba utilizando personal de
las fuerzas armadas y de otros cuerpos, además de hacer lo imposible por detener e intimidar
a los huelguistas.

Con el pretexto de que había "agitadores extranjeros" detrás de la creciente inquietud obrera,
los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, y Cuba dictaron leyes que preveían la
expulsión sumarísima de los militantes nacidos en el extranjero. Otro método de "persuasión"
era enviar regularmente a militantes obreros a campos de detención del país (en zonas
alejadas: Ushuaia en Argentina; Amazonia, en Brasil), lo que en muchos casos podía equivaler a
la pena de muerte.

Otra manera de controlar a la clase trabajadora antes de la Primera Guerra Mundial por parte
del gobierno fue promoviendo la creación de organizaciones sindicales dóciles, aunque con
resultados disímiles. Sin embargo, antes de 1917, apenas existía legislación social, exceptuando
algunas medidas esporádicas y limitadas respecto del descanso dominical, horarios de trabajos,
accidentes, y reglamentación del trabajo de mujeres y niños. Por otro lado, muchas de estas
leyes se restringían a categorías concretas de trabajadores (generalmente empleados del
estado) o a ciertas regiones como las capitales de nación. En general hasta después de 1917, y

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sobre todo después de 1930, no acometieron los estados latinoamericanos una política más
exhaustiva encaminada a reglamentar las relaciones entre el capital y el trabajo, así como entre
los propios capitalistas.

La composición y la condición de la clase trabajadora

La composición étnica de la clase trabajadora de los primeros tiempos variaba mucho de un


país a otro, e incluso de una ciudad a otra. La inmigración europea fue muy importante en
Buenos Aires, Montevideo y San Pablo.

La composición inmigrante de la clase trabajadora de Argentina, Uruguay, y el sur de Brasil


antes de la Primera Guerra Mundial trajo una serie de consecuencias que en esencia eran
bastante ambiguas: pese a su mayor experiencia política vivida en Europa, muchas veces sus
proyectos individuales de ascensión social y las rivalidades regionales entre ellos eran un serio
obstáculo para la creación de formas de organización amplias. Las diferencias entre nativos y
extranjeros y entre los mismos extranjeros, eran entonces aprovechadas por los patrones.

Sin embargo, gran parte de los muchos problemas que se han atribuido a la presencia de un
gran número de inmigrantes fueron fruto principalmente de la reciente formación de la clase
trabajadora.

Pese a que los trabajadores inmigrantes venían escapando de una serie de controles de sus
países natales, acá no pudieron huir de ciertas formas de represión (ejemplos: pág 289).

Por otro lado, el bajo nivel que presentaban los servicios públicos en la mayoría de las ciudades
latinoamericanas, no pudo acompañar al fuerte crecimiento demográfico de este período. Los
trabajadores debieron sufrir hacinamiento, agua contaminada, y saneamiento insuficiente. Una
gran parte de los trabajadores vivían en horribles barrios (dice el autor), los conventillos, cuyo
alquiler significaba, sin embargo, una parte importante de sus ingresos.

Estas condiciones de vida generaban alarmantes problemas de salud pública en muchas


ciudades. Las enfermedades endémicas eran frecuentes y las condiciones higiénicas
contribuían a propagar una amplia variedad de graves enfermedades.

Pese a todo, los barrios densamente poblados y homogéneamente obreros de muchas


ciudades fomentaron ciertos lazos de solidaridad política y social.

Los trabajadores de las zonas mineras y de las poblaciones fabriles sufrían formas de
explotación especiales. Un ejemplo de ellos son los economatos (pág 290).

En la mayoría de los países, las condiciones de trabajo variaban mucho según el sector, aunque
a los trabajadores especializados las cosas les iban bastante mejor que a los demás. No
obstante, dado que los sindicatos aún eran débiles o no existían, a la vez que el mercado de
trabajo imponía pocos límites, las más de las veces los propietarios instituían regímenes de
trabajos muy coactivos.

En la mayoría de las fábricas predominaba un clima de autoridad arbitraria y de insultos


personales. Los propietarios se valían de reglamentos internos draconianos para imponer
disciplina a los trabajadores y controlar el proceso de trabajo tan completamente como fuera
posible. Fijaban multas muy elevadas y muy odiadas, y a veces obligaban a pagar cosas como
por ejemplo el retrete (¡a la mierda!) o la sustitución de piezas rotas o gastadas. Asimismo, las
jornadas de trabajo solían ser muy extensas (entre 12 y 16 horas diarias). Como los

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propietarios tendían a pasar por alto las precauciones de seguridad, incluso las mínimas, se
producían accidentes graves con frecuencia y era muy raro que se indemnizara a la víctima.

La irregularidad del empleo, no obstante, significa que las tasas salariales nos dan una imagen
incompleta del nivel de vida.

El movimiento obrero antes de la Primera Guerra Mundial

Los primeros intentos colectivos que artesanos y otros trabajadores hicieron para protegerse
de los efectos de sus condiciones de vida y trabajo consistieron en la fundación de
mutualidades que acaparaban tanto a los propietarios de los talleres como a sus empleados.
Aparecieron en los países grandes de Latinoamérica a mediados del siglo XIX para proporcionar
subsidios por accidente, enfermedad, o defunción entre otros servicios. Todavía los
trabajadores y sus jefes eran capaces de unirse para defender los intereses de su ramo, y la
posibilidad de que un empleado llegara a ser propietario de un taller no parecía totalmente
desprovista de realismo.

Aquí el autor se extiende en el caso mexicano (que yo voy a obviar), pág 292-293. Y aclara que
en otras partes de América Latina, a mediados del siglo XIX, los artesanos independientes y los
trabajadores asalariados eran mucho menos numerosos que en México, y durante mucho
tiempo, las mutualidades siguieron siendo casi la única forma de organización obrera. En
México se había formado el Gran Círculo de Obreros en 1870, pero dejó pocos herederos
directos. Las organizaciones nacionales y los congresos de trabajadores, comparables con los
que durante un tiempo aparecieron en México en el decenio de 1870, son, en general, un
fenómeno del siglo XX.

La mayoría de las variantes de socialismo utópico encontró partidarios en algunas partes de


Latinoamérica a partir de 1840. Militantes de diversos países (México, Chile, Brasil) se pusieron
en comunicación, aunque a veces fugazmente con la Primera Internacional. En Argentina y
Uruguay, sin embargo, unidades afiliadas a ella empezaron a actuar antes de 1870. Estas
organizaciones fueron perseguidas, y al parecer [¿?], ya habían desaparecido a comienzos de
1880 [¿habían desaparecido o no?].

Los movimientos obreros en Latinoamérica de fines del siglo XIX se inspiraban en las
experiencias de los trabajadores de otras partes del mundo. Sin embargo, estos conocimientos
y doctrinas del extranjero fueron modificados y ampliados por la práctica en América latina.

Una de esas doctrinas era el anarquismo. No trabajaban en sindicatos, sino que proponían
hacerlo en pequeños grupos que convencieran a los trabajadores y a otras personas de la
necesidad de una sociedad nueva.

Otra corriente fue el anarcosindicalismo. Tuvo mayor importancia y surgió como una reacción
al reformismo de los movimientos anarquistas. En realidad era una adaptación del anarquismo,
y representó una doctrina tanto proletaria como revolucionaria. La acción directa ocupaba un
lugar central: los trabajadores debía recurrir a huelgas, boicots, sabotajes, valiéndose de las
instituciones burguesas, incluyendo los partidos políticos. Hacían hincapié en el valor del
sindicato, tanto como instrumento para la lucha, como base para una sociedad nueva. Sin
embargo, hacia el interior de esta doctrina, había varias divergencias. Fueron duramente
reprimidos. Buscaban destruir el orden existente mediante una huelga general revolucionaria,
cuya metodología oscilaba desde un levantamiento armado de las masas, hasta un fenómeno
relativamente pacífico.

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Sin embargo, sigue siendo difícil evaluar la influencia de estas doctrinas, teniendo en cuenta el
escaso número de trabajadores afiliados.

Una tercera corriente, el socialismo, con algunas excepciones, avanzó poco en Latinoamérica.

Por otro lado, se formaron los denominados "sindicatos amarillos" que se proclamaban
independientes de toda doctrina política. Tenían un carácter conservador, y se apoyaban en la
Iglesia y en las compañías.

Los trabajadores que organizaban las sociedades de resistencia de fines del siglo XIX eran en
general artesanos especializados. Fueron creciendo poco a poco, y hacia 1920, casi todos los
sectores urbanos de los principales países habían recibido su influencia.

La forma de organización de la clase trabajadora fue predominantemente el sindicato


profesional local; pero con el paso del tiempo fue frecuente la aparición de sindicatos
industriales. Sin embargo, el número de afiliados seguía siendo muy escaso, y por lo tanto, los
sindicatos muy frágiles. De todos modos, algunas movilizaciones llegaban a reclutar
trabajadores que no estaban afiliados.

Hubo intentos de fundar organizaciones que no fueran sindicatos, pero no tuvieron mucho
éxito; desaparecieron rápidamente durante las represiones. Con las excepciones de Argentina y
Uruguay, los partidos políticos en el movimiento obrero fueron poco importantes hasta 1917.

La huelga resultó el arma más eficaz de los obreros para atacar al estado y los patrones. Las
primeras huelgas eran defensivas (contra las reducciones salariales o los incrementos en el
horario de trabajo), reclutaban pocos trabajadores, eran espontáneos, y se producían en
contextos desfavorables; pero luego las huelgas tendieron a estar mejor organizadas y a ser
más amplias, y se hicieron frecuentes las huelgas solidarias con otros trabajadores.

Pero los reclamos, incluso moderados, de los huelguistas, eran duramente castigados con
despidos en masa. Si bien se movilizaban muchas personas, los logros eran pequeños o
efímeros.

Además de a las huelgas, los trabajadores recurrían al boicot, al trabajo lento, y al sabotaje.

Los movimientos obreros variaban mucho según los países. En Argentina, Chile, Brasil, y México
fueron muy importantes; en América Central y el resto de América del Sur, fueron más débiles
y fragmentarios hasta la Primera Guerra Mundial.

El movimiento obrero más fuerte fue en Argentina. Se destacaron anarquistas, socialistas, y La


Fraternidad, el gremio de los trabajadores del ferrocarril. Durante la primera década del siglo
XX hubo una explosión extraordinaria de la actividad obrera. El movimiento obrero argentino,
aún marcado por muchas diferencias internas, especialmente entre anarquistas y socialistas,
ejerció una gran influencia en otros países (para más detalles, pág 299-300).

Chile experimentó un gran movimiento obrero en los primeros años del siglo XX. En este país
se destacó un tipo diferente de organización: las mancomunales, que eran una especie de
combinación entre sindicato y mutualidad, pero desaparecieron con las represiones.

En Brasil, el movimiento obrero creció mucho en la última década del siglo XIX, pero su acción
fue duramente reprimida, e incluso los patrones lograron incrementar la jornada laboral. La
mayoría de los sindicatos desaparecieron.

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En México, las huelgas proliferaron entre 1876 y 1910 (año de la revolución). En este país, la
violencia del Estado era mitigada a veces por gestos paternalistas e intentos de coptación, así
como por el arbitraje especial del régimen en algunas disputas.

México y los orígenes del sindicalismo controlado por el Estado

En este apartado, los autores se explayan en el movimiento obrero mexicano, destacando que
la historia de éste, entre 1920 y 1930 difiere del resto de los movimientos latinoamericanos, ya
que durante la larga guerra civil que se inició en 1910, los trabajadores urbanos se convirtieron
en una fuerza política considerable. El resultado fue un movimiento obrero muy ligado al
aparato del Estado, que anunciaba las formas de organización que caracterizarían al
movimiento obrero de varios países latinoamericanos a partir de 1930.

A continuación un extensísimo relato del devenir del movimiento obrero mexicano (el cual será
totalmente ignorado por mí). Páginas 303-306 (ni lo leí).

La agitación laboral en la posguerra, 1917-1920

En gran parte de América Latina, excepto México, entre 1917 y 1920 se produjo una explosión
sin precedentes de la actividad obrera. Hubo huelgas generales con participación masiva en
muchas de las ciudades principales y se formaron numerosos sindicatos. Los sucesos de estos
años modelaron las luchas posteriores. El movimiento obrero, los industriales, y el Estado
reformularon sus estrategias durante estos años.

Los problemas generados por la Primer Guerra originaron estas grandes huelgas y
movilizaciones. El desarrollo de la industria local creó condiciones favorables para la acción
obrera. También fue muy importante la influencia de la Revolución Rusa (esta última influencia
alarmó a los grupos gobernantes) y el derrocamiento de Porfirio Díaz en México y las luchas
posteriores.

En San Pablo hubo una movilización muy grande pero la represión a gran escala terminó con el
período explosivo de los movimientos obreros en Brasil (pág 307-308).

En Argentina, las movilizaciones fueron aún mayores. La mayor y la más violenta fue la llamada
"Semana Trágica", en enero de 1919, donde murieron un mínimo de doscientos trabajadores
en enfrentamientos callejeros con la policía, el ejército, y grupos vigilantes.

Los grupos "patrióticos" que reprimieron a los trabajadores salieron muy favorecidos de estas
contiendas.

En Chile, los movimientos fueron aplastados por el ejército. Sin embargo, las organizaciones
obreras ofrecieron mayor resistencia que la ofrecida en la represión de los años 1905-1907.

Entre 1917-1920, los movimientos obreros también se extendieron a países donde la


organización obrera había sido limitada: Cuba, Colombia, Ecuador, y Perú (pág 310).

Los movimientos obreros en el decenio de 1920 y la aparición de partidos comunistas

La depresión de la posguerra de 1920-1921 puso fin al ciclo de expansión de los movimientos


obreros [yo le agregaría la represión]. Una consecuencia fue el reforzamiento del aparato
represivo [justamente…]; éste se organizó mejor, y se usaron con más eficiencia medidas como
las listas negras, si bien no se dejó de lado la violencia física salvaje contra los trabajadores.

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Al mismo tiempo se implementaron nuevas formas de controlar a la clase trabajadora. Así, se


incluyeron algunas reformas sociales, que de todos modos no se consolidaron hasta después
de 1930.

Durante la década de 1920, en varios países se empezaron a hacer intentos de crear o


fomentar sindicatos que cumplieran los objetivos del Estado, procurando cooptar a los
sindicatos con fines electorales o de otra clase.

El código chileno de 1924 anunció la estrategia utilizada por otros países luego de 1930: se
autorizaba la existencia de sindicatos, pero se restringía seriamente su autonomía y su eficacia.
El Estado pasó a controlar tanto los procedimientos de huelga como el reconocimiento jurídico
de los sindicatos, así como sus finanzas y elecciones. La mayoría de los gobiernos adoptaron a
ampliaron varias formas de legislación social durante el deseo de 1920, para disminuir la
agitación obrera y para responder a presiones electorales. Entre las medidas más comunes
estaban las limitaciones de la duración de la jornada laboral, la reglamentación del trabajo
femenino e infantil y el pago de las indemnizaciones en casos de accidente. Algunos países,
incluso adoptaron medidas para regular las condiciones de trabajo, las pensiones, y las
vacaciones.

Una parte significativa del movimiento obrero también reformuló su estrategia y su táctica en
el curso de los años veinte: la huelga general comenzó a cuestionarse (teniendo en cuenta los
escasos beneficios obtenidos y los costos pagados pese al tamaño de las movilizaciones), y
empezaron a ganar simpatía entre los obreros las corrientes reformistas y colaboracionistas,
especialmente porque la participación política y la negociación parecían ofrecer posibilidades
nuevas y atractivas.

Por otra parte, el prestigio de la Revolución Rusa permitió la aparición de los partidos
leninistas. Los primeros partidos comunistas, sin embargo, sufrieron muchos las disputas entre
facciones y los efectos de las persecuciones. De todos modos, en los años veinte, lograron
organizar varios sindicatos entre grupos que anteriormente no habían estado organizados
(campesinos en México, Perú y Chile; y trabajadores administrativos en Argentina y Uruguay).

En contraste con los sindicalistas y anarcosindicalistas, los comunistas pretendían combinar,


bajo la dirección del partido, estrategias dirigidas tanto a la participación electoral como a la
organización de sindicatos. Hacían hincapié en que el imperialismo era uno de los obstáculos
principales contra los que debían luchar las clases trabajadoras. Planteaban que se podía sacar
provecho de alianzas temporales con la burguesía. Así, muchas veces los comunistas apoyaban
a los gobiernos nacionalistas (los anarcosindicalistas, en cambio, no distinguían entre capital
nacional y extranjero y consideraban al nacionalismo como una ideología burguesa).
Perseguían estrategias orientadas a acelerar la revolución burguesa y la industrialización
nacional para superar las "necesarias" etapas históricas para llegar al socialismo [para mí una
auténtica y burda excusa, ¡estos tipos eran más "burgueses" que los propios burgueses!]. Pág
312.

Además, la Internacional Comunista se opuso a partir de 1928 a colaborar con los partidos
socialistas y otros elementos no comunistas: su adopción en América Latina, por ejemplo,
contribuyó a poner fin a un frente electoral moderadamente prometedor en Brasil, e hizo que
varios comunistas abandonaran las organizaciones obreras existentes [debilitándolas] y creasen
sindicatos y federaciones independientes. El primer partido comunista latinoamericano
apareció en México en 1919 del seno de un grupo socialista. En Argentina, las divisiones que

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desde hace mucho tiempo perturbaban al movimiento obrero se mantuvieron durante la


década de 1920 (más detalles, pág 313).

En Chile, el movimiento obrero consiguió soportar la represión del Estado y la severa depresión
de la posguerra.

En Brasil, el acoso, las detenciones, y las expulsiones durante las huelgas de 1917-1920 habían
diezmado al movimiento obrero, y la represión continuó durante toda la década siguiente.

Conclusión

En 1930 la pequeña clase trabajadora urbana de finales del siglo XIX ya había experimentado
grandes cambios. La industria había crecido significativamente, y en casi todas partes, los
trabajadores habían creado instituciones para defenderse, adquirido experiencia, y en algunos
casos, mejorado sus condiciones de vida y de trabajo. Sus luchas habían dado origen a un
creciente número de leyes sociales y a un creciente papel del Estado en las cuestiones
laborales.

Movimientos obreros que se habían formado en las luchas de decenios anteriores,


representaban en la mayoría de los países una fuerza capaz de influir en la dirección da la vida
nacional. No obstante, las doctrinas de los movimientos obreros de antes de 1930, perdieron
terreno ante los movimientos populistas, nacionalistas, y estatistas, que dominaron gran parte
de la política latinoamericana en los decenios posteriores a 1930.

El propio populismo era una reacción a la lucha de clases y a la movilización real y potencial de
la clase trabajadora (destacado por Andreas como "clave").

26. Mires Fernando, “México: Carrousel de rebeliones”. Cap.3

Si hay un país donde las contradicciones de la sociedad colonial se mantuvieron más abiertas
que en otros países, donde el capitalismo dependientes alcanzo un grado de desarrollo más
violento, donde apenas se produjo una ruptura política se dio lugar a una verdadera erupción
social, la primera rebelión social del siglo XX.

La sociedad mexicana surgiría basada en el conflicto entre las aspiraciones de la mayoría de la


población y los privilegios de los nuevos detentadores del poder, la personificación de este
conflicto, Porfirio Díaz.

Porfirio Díaz, alcanza el poder en 1876 con un movimiento antireeleccionista, y luego es se


convierte en el maestro del reeleccionismo, gobernando el país como quien lo hace con su
hacienda, muerto Juárez, se levanto contra Lerdo y asume como presidente en 1877.

Es un tirano que gobierna gracias al apoyo que le prestaba una iglesia reaccionaria que había
podido recuperar todos los bienes perdidos durante el periodo secularizador de Juárez, y con el
apoyo de un ejército y una policía armados hasta los dientes.

El poder represivo es una de las causas de lo largo del Porfiriato, otra es que Díaz representaba
el intento de conciliar a las clases señoriales con el sector modernizante más vinculado con el
exterior y el capital extranjero, ya a principios de siglo XX, el capital extranjero penetraba con
tanta velocidad que la fuerza de consenso de Díaz comenzó a tambalear.

El capital extranjero durante la dictadura: Los intereses localesvinculados al exterior habían


conquistado la hegemonía ideológica bajo el amparo del gobierno de Díaz. Existía el grupo de
los “científicos”, especie de masonería comercial positivista y liberal, que veían como única

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salida al pasado feudal de México la vinculación industrializante con el capital extranjero. Hacia
falta un gobierno autoritario y fuerte para llevar a cabo estos objetivos.

El capital extranjero rápidamente se dedico a los rubros de minería (metales preciosos, cobre,
estaño) y la agricultura (café y tabaco), estos rubros tradicionales captaron la inversión, la
inversión en industria jamás llego, a no ser por algunos capitales franceses.

Las inversiones de EEUU en minería, petróleo y transporte se desarrollaron rápidamente en


competencia con la inversión de UK, más que nada en el sector petrolero.

Díaz intento actuar de mediador entre los capitales extranjeros (como lo había hecho con los
locales), lo cual genero distanciamiento con EEUU que necesitaba de un gobernante más
obsecuente. La inversión de EEUU fue creciendo exponencialmente desde 1870, avocándose
mayormente al ferrocarril y a las comunicaciones. Los “científicos” ya habían empezado a ver
que este “monopolio” por parte de EEUU en los ferrocarriles le quitaría capacidad de decisión
al gobierno de Díaz, por lo cual intentaron promover la intervención del estado y la inversión
de empresas no norteamericanas, lo cual termino en una sociedad por acciones entre el estado
mexicano y EEUU.

La inversión minera estaba controlada en un 90% porcapitales de EEUU. El sector bancario fue
pasando poco a poco al control de capitales españoles, franceses e ingleses.

En síntesis, en la primera década del siglo los sectores estratégicos de la economía mexicana
estaban en manos del capital extranjero (mayormente de EEUU) que comenzaron a ver en Díaz
un estorbo para la expansión.

El eslabón más débil: la cuestión agraria: Las palabras EXPROPIACION Y CONCENTRACION,


definen la política agraria de Díaz, bajo la forma legal de “decreto de colonizaron de terrenos
baldíos” se dio el proceso de expropiación indígena y campesina más virulento de latam. Las
compañías deslindadotas terminaron apropiándose del 14% de las tierras expropiadas por
medio del contrato que habían hecho con el gobierno.

Durante el Porfiriato los indígenas terminaron de perder los poco derechos que pudieron
conservar de la época colonial, en su gran mayoría pasaron a ser un proletario agrario
estacional para trabajo en haciendas, haciendas que absorbían más del 70% de la población
dentro de sus limites, no solo se había absorbido la tierra sino también la cultura.

Es por este motivo que el papel de los indígenas en la revolución tiene un carácter
recuperacionista, no un futuro incierto, sino volver a un pasado glorioso. La resistencia
indígena en la revolución, encuentra sus orígenes el en aborigen convertido en militar, y que
llego al ser mártir revolucionario, Cajeme de la tribu yaqui, tribu que sufrió genocidio y
deportaciones nombre de la “civilización”.

Menos del 1% de la poblacióntenia el 85% de la tierra aprovechable, por ende el 96.9% de la


población no poseía tierras, por ende la base de la revolución estaría basada en la movilización
de estas masas campesinas. Este sistema tradicional de tenencia genero un crisis economiza de
baja producción entre 1894 y la revolución.

La oposición de Díaz provenía de tres vertientes principales: 1-una capa delgada de


empresarios surgidos de la modernización dependiente del país: surgieron choques entre el
sector modernizante y los científicos que querían industrialización pero mantener los
beneficios al estilo siglo XIX de la clase dirigente. La inversión extrajera modifico las relaciones

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de producción deviniendo esto en una baja de los salarios que devino en baja del consumo.
Surgía también el problema de cómo interferiría en una economía ya débil el final o traspaso
del Porfiriato, esta época de vacas flacas genero choques entre los diferentes grupos
capitalistas entre si y con Díaz, de hecho Madero proviene de una familia adinerada de México.

Pero ojo!!! Estos datos no llevan a que la revolución tenga un carácter burgués o antifeudal, los
sectores burgueses que estaban en contra del Porfiriato eran minoritarios.

2- los sectores liberales profesionales clase media surgidos a partir de la urbanización:


conformada por la administración, servicios, pequeña producción y profesionales liberales. La
clase media mexicana no surge de la industrialización, sino de la economía de exportación, por
lo cual se da una pauperización de la clase media,producto de un desfase entre la expansión de
los sectores medio y su real capacidad de inserción en el sistema productivo. Este
apartamiento económico y social de las clases medias de las altas produjo en algunos sectores
de la clase media un sentimiento nacionalista antiimperialista. Como en todo clima
prerrevolucionario se enfrentaron los detentadores del poder con los intelectuales
detentadores del saber (salvo los conocidos “científicos”), literatura de izquierda y anarquista
comenzó a circular entre la clase media, con lo que conllevo también un pensamiento del
pueblo agrario y un devolución de las tierras a este pueblo. El partido liberal mexicano fue el
receptor de este nuevo pensamiento de la clase media (la palabra liberal surge de un
liberalismo político y no puramente económico como hasta el momento).

Una oposición liberal, o libertaria en el caso de los hermanos Magon, pusieron la oposición en
marcha, surge la figura de los clubes liberales. Luego de la gran huelga de trabajadores de
Cananea se dieron a conocer los postulados del PLM: mejor paga a los maestros, fundar un
banco agrícola, que los extranjeros no puedan comprar tierras, jornada de 8 horas y
prohibición del trabajo infantil, ley para los trabajadores, protección a la raza indígena, etc.

3- por ultimo una naciente clase obrera industrial: a principios de siglo era un sector de unos
250.000, muy aislados entre si, pero con centros de mayor concentración en torno a la
industria textil y metalúrgica o minera. El crecimiento demográfico y losataques sistemáticos a
la propiedad comunal propiciaron el movimiento obrero, o mejor dicho el movimiento
campesino-artesano. Recién en 1906 se comenzaría a diferencia el grupo verdaderamente
obrero con un periodo de huelgas, que fueron reprimidas brutalmente por el gobierno, pero
cabe aclarar que el escaso desarrollo sindical de los obreros no le permitieron ser un sector
fundamental en el estallido de la revolución, sino que la revolución les permitió organización a
los trabajadores.

La revolución política de Madero: El México de 1910 tenia un montón de facciones de protesta


no articuladas entre si, seria Madero el que diera esa articulación. Madero, aparte de ser un
intelectual liberal, provenía de un sector de empresarios modernos que ya veían limitaciones
comerciales para desarrollarse bajo el Porfiriato. Pública un libro que fue la chispa de la
explosión, en el libro se pedía una democracia, la no reelección y libertad de sufragio, y un
llamamiento a formar un partido. Díaz había declarado en una entrevista que en dos años
abandonaría el cargo, lo cual en vez de aquietar las aguas las agito aun más. Ante la próxima
renuncia surge la imagen del vicepresidente, generando una división entre los propios
porfiristas por quien seguiría en el cargo.

En esta crisis del oficialismo es que se publica el libro de Madero, pese a que él pertenece a esa
división del oficialismo. Surge una la idea de un porfirismo sin Díaz con la asunción de la
vicepresidencia por parte de Reyes. Díaz como buen dictador, no aceptabala idea y bloquea a

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Reyes, y aplicar la represión a Madero, represión que políticamente lo beneficio convirtiéndolo


en la imagen de la oposición por excelencia, y acaparando a todos los sectores disidentes,
revolucionarios, anarquistas, etc.

Díaz intenta imponer (ante el bipartidismo propuesto por Madero) la formula Díaz-Corral, la
aplicación desmedida de la represión llevada a cabo por Corral fue lo que genero una división
irreconciliable. A Madero lo meten preso, convirtiéndolo en mártir, y obligándolo a convertirse
en revolucionario. Escapado de la cárcel y en Texas comienza a programar el levantamiento
armado.

El plan de San Luis: Es un levantamiento armado que anularía las ultimas elecciones quitando
la legitimidad de Díaz, en materia social trata la expropiación de la tierra a campesinos e indios,
era indispensable movilizar a esos sectores para tener un levantamiento armado. En este plan
están integrados los reclamos que ya los yaquis venían reclamando hace décadas, uniendo el
descontento urbano con el agrario.

El movimiento agrario en el sur fue muy importante por la gran cantidad de gente sin acceso a
la tierra, la mayoría de la población trabajaba como peones azucareros, al ser un trabajo
estacional los trabajadores no vivían en la hacienda, sino en el poblado lo cual permitió la
pervivencia culturalmente del sentido de pertenencia de la tierra, la idea de comunidad
sobrevivió a la perdida de sustrato material.

Los consejos de ancianos eran la asamblea, pero un día se juntaron y los ancianosrenunciaron,
y Emiliano Zapata asumió en el consejo, un hecho muy particular que fue tomado como
inevitable, la politización del poblado necesitaba de nuevos lideres. El discurso maderista de
fue llevado a “abajo la haciendo, viva el pueblo”. Verdaderamente a los campesinos solo
interesaba del maderismo lo que respecta a la restitución de las tierras. El gobierno encarcela a
algunas conexiones del sur con los maderistas, y una terrible represión en puebla genera la
movilización. Comenzaron las cabalgatas hacia el sur, Zapata es nombrado Jefe Supremo del
ejército Revolucionario, los maderistas lo reconocen como jefe principal.

En el norte la población vivía dispersa en las haciendas, las luchas reivindicatorias no eran con
respecto a la propiedad, sino a las condiciones laborales. Cierto desarrollo industrial genero un
desarrollo urbano con burguesía y profesionales. La revolución en el norte no tendría ese
carácter agrario de la del sur, sino más bien antinorteamericano, anticlerical, y el reclutamiento
de tropas seria un producto del clientelismo. Ser un militar revolucionario era un trabajo
asalariado. Estas características obviamente generaban una no muy fuerte lealtad a una idea
política, Pancho Villa seria el encargado de mantener esa cohesión. Villa contaba con el apoyo
político y armamentístico de EEUU. Las ideas de Pancho no eran restituir un orden perdido,
sino un futuro mejor, pero basado fundamentalmente en el reparto de tierras entre los
soldados más meritorios, cosa que Zapata no compartía. Maderose basa en Zapata en el sur y
en Villa en el norte, sin saber el incendio que estaba armando.

El fin del Porfiriato: Madero tuvo la habilidad de juntar a los mas pobres con los mas oligarcas
en contra de Díaz, pero esa misma unión que le dio el triunfo, era el mayor defecto a la hora de
formar un gobierno y dejar a todos contentos. Los movimientos insurrectos ya se venían
generando desde 1907, una seguidilla de estos preceden a la llegada de Madero, que llega
directamente para asumir como jefe. Los movimientos aplastados por el porfirismo cobraron
vida nuevamente, huelgas y enfrentamientos de obreros con el ejército eran moneda corriente.
Sumado a esto los movimientos estudiantiles, que hacían que el Porfiriato solo podía controlar
la situación con represión. El ejercito término por agrietar al gobierno. Dentro de los

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porfiristas, ante la inminente caída, se dividieron entre fanáticos de Díaz con toda la carga
conservadora y eclesiástico oligarca que ello conlleva, y por el otro lado sectores ligados a
EEUU que ya le había soltado la mano a Díaz.

Díaz al final, ya desesperado intenta repatriar al exiliado Reyes, y hasta transar con Madero.

Las tropas del norte toman la ciudad Juárez, depone al gobierno, y Maderistas y porfiristas
firman un acuerdo de renuncia del dictador y su destierro. Pero surge una paradoja, dentro de
los porfiristas no había duda de sacar al dictador, pero dentro de los maderistas el propio
Madero dudaba si sacar o no a Díaz, la revolución estaba en manos de tibios. Esa
timidezpermitió que en el gobierno provisional de Barra, los porfiristas recuperaran sus
posiciones.

El peligroso interinato: Estuvo marcado por un poder compartido bajo el gobierno provisional
de de la Barra, por un lado los porfiristas reconstituidos en sus espacios de poder, y por el otro
la revolución que Madero dacia que ya había terminado.

Barra se apuro por desarmar a las tropas maderistas, lo cual fue fácil pero no con los
seguidores de Villa, ya que el poder mismo estaba en las armas. Tampoco desarmar a los del
sur, ya que si tenían armas era por la recuperación de las tierras, no por una fidelidad a
Madero. Madero se convierte en un mediador entre el neoporfirismo y la revolución, como tiro
el poder que había logrado, cedía a todos los pedidos de Barra, dándole axial cada vez mas
poder a los representante del viejo régimen. Luego de varias internas, por una cuestión de
consenso se elige a Madero como candidato a presidente, los revolucionarios recobraban falsas
esperanzas con Madero en le poder.

Un gobierno contra el mundo: La falta de decisión de Madero permitió a los sectores


reaccionarios posicionarse, y se mando una cagada al no tocar al reducto porfiristas por
excelencia: el ejército. Los zapatistas decidieron abrirse por la de ellos al ver que las promesas
de tierras jamás se cumplían. Madero apoya al gobernador de Morelos, que es enemigo a
muerte de Zapata, los campesinos del sur se declaran en rebelión, Madero responde con una
violencia inusitada. Orozco se revela también, no logra el apoyo del norte.Madero no pudo
cumplir la promesa a los yaquis, cuanto mas se alejaba de los grupos que lo apoyaron
originalmente, mas dependía de los contrarrevolucionarios. El único sector que logro mejoras
organizativas fue el obrero, que se sumo al movimiento obrero internacional, aumentaron las
huelgas. La figura de Madero se convirtió en una figura ridícula, aislada y sin poder.

La contrarrevolución militar: los antiguos porfiristas mediante diferentes métodos, querían


debilitar la figura de Madero para así derrocarlo. EEUU esta metido en todo esto, ya que las
mejoras obreras atentaban contra empresas Yankees. El embajador norteamericano Wilson,
pese a que Washington no estaba a favor de intervenir en México, termina logrando la
movilización de tropas y difundiendo la idea de que solo la renuncia de Madero evitaría la
invasión de EEUU.

Huerta (que supuestamente luchaba a favor del gobierno) con el sobrino de Díaz, tras algunas
movidas de traiciones militares, firman un acuerdo en el cual desconocen el gobierno de
Madero, al igual que lo hizo la embajada de EEUU, Madero es encarcelado y fusilado.

La dictadura de Huerta: se intento poner a un nuevo Díaz, pero las causas que llevaron a Díaz al
poder nada tenían que ver con las que llevaron a Huerta. Una crisis económica estalla en su
gobierno, la deuda externa era inmensa, inflación, y ya no contaba con el apoyo de EEUU por

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un cambio en la política exterior de Washington que veía con buenos ojos ahora las
democracias. Huerta responde a EEUU intensificando lasrelaciones con Alemania. Huerta sabía
que no podría gobernar en base a la represión, y que tenía que hacer acuerdos, más que nada
con el sector agrario (que ya había bajado gobiernos), tenia que transar con Orozco y con
Zapata. Orozco tranza con Huerta, pero Zapata no. Los pedidos originales de Zapata no habían
sido cumplidos, ¿Por qué transar con un dictador si ni madero le dio bola?

Zapata se dio cuenta que la única salida era conservar la independencia de su movimiento, y
comenzó a ligarse a los antihuertistas, como era el carrancismo.

El levantamiento de Carranza: fue el único gobernador que no reconoció el gobierno de Herta,


y se armo su propio ejercito para luchar. Era un latifundista que había sido porfiristas y
maderista. Se lo tomo como una versión constitucionalista mejorada de Madero. Logro el
apoyo de las clases locales y del exterior. Su plan (el de Guadalupe) fue presentado en 1913, no
tenia un contenido social, ya que decía que primero venia la lucha armada y después la social.
Villa y Zapata no hicieron caso a las disposiciones de Carranza, era impensado sacarle el
carácter social a la revolución. De allí el termino de carrusel de rebeliones, cada sector parecía
estar luchando por su revolución.

Las agresiones del buen vecino: el cambio de visión de Washington con respecto a la dictadura,
era por que se necesita estabilidad legitimada para comerciar, y Huerta no representaba eso.
Huerta empieza a negociar con Alemania, lo cual dentro del marco de la WWI EEUU lo ve como
una amenaza de seguridadnacional.

Wilson creía que la llegada de tropas americanas (que de verdad iban a frenar a un barco con
armas de Alemania) seria recibida con alegría por el pueblo oprimido por Huerta, eso no paso,
surgió el sentimiento antiyanqui, Huerta vio una posibilidad de legitimación en base al
nacionalismo, pero ya Carranza estaba en la escena política, y ya había conformado su
gobierno paralelo, llevando al nacionalismo hacia el lado de la revolución.

La revolución dividida: Huerta es derrotado por las tropas de Villa en 1914, esta vez la
revolución estaba dividida dentro de si misma: zapatistas, villistas y carrancistas. Carranza
intenta transar con los zapatistas para lograr hegemonía, pero estos no le dan bola, la lucha se
da entre carrancistas y villistas, para ocupar el espacio de poder. Comienza una lucha por
adherir a los diferentes sectores a cada bando, Carranza esta obligado a hacer esto por que no
cuenta con la misma legitimidad que Villa para con sus hombres, Carranza logra el apoyo
obrero y forma los “batallones rojos”.

Siendo que Carranza se relaciona con sectores medios, Villa lo hace con los sectores más
pobres, por eso cuando Zapata se vio obligado a elegir, eligió por Villa. Las luchas siguieron
hasta julio de 1914 cuando se firmo el Pacto de Torreón, para lo cual se hace una convención
invitando a Zapata, y a los otros dos pero sin los cargos militares. Carranza ve que los otros dos
los van a tapar políticamente, más que nada por el tema de ideología, no acepta la convención
y se raja para Veracruz. Searman dos nuevos frentes Convencionalistas contra los
constitucionalistas dirigidos por Carranza.

Los ejércitos del norte y el sur hacen una alianza (surgía el miedo de un Villa dictador), siendo
por primera vez 100% campesina y popular. Entre los arreglos estaban la provisión de armas y
que Villa respetara el plan de Ayala.

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Esta alianza era débil en el sentido militar, las fuerzas de Zapata estaban acostumbradas a
pelear en ciertas zonas, no tenían gran capacidad de movilidad. Carranza conocía esta
debilidad y dividió la guerra en dos fases. Villa como no esperaba mucho del sur, tampoco
cumplió con mandar las armas a Zapata. Y Zapata no podía esperar nada del norte ya que la
repartición de tierras como lo veía Villa, no tenía el carácter social que Zapata le daba.
Ideológicamente eran muy diferentes, el sur se había radicalizado y adoptado ideas anarquistas
y marxistas, lo cual alejaba por completo cualquier pacto con algún sector de Carranza.
Carranza logra el apoyo de EEUU, y con ello el apoyo de los sectores medios, que lo toman
como un mal menor. Logra vencer las fuerzas del norte, y hacia el sur arranca con un “terror
jacobino”, termina matando a Zapata, que junto a la Virgen de Guadalupe entra al panteón
mítico, Carranza ve que el sur no se rinde, y termina dando las reformas del plan de Ayala,
Zapata triunfa.

Balance: el autor considera que la revolución mexicana fue un gran desastre en el aspecto
material y de restructuración económica, pero si ve cambios en lo social.

La afirmación de la ideanacional: se forma la idea de estado, que hasta el momento era la idea
de Porfiriato, surge el sentimiento antiyanqui antiimperialista.

La afirmación de la idea social: la cuestión agraria se filtro en todas las capas de la sociedad
convirtiendo se en una causa nacional. El liberalismo y el libertarismo de los Flores Magon
favorecieron la conformación del movimiento obrero, sector que jamás pudo articular sus
peticiones con el movimiento campesino.

La afirmación de la idea de libertad: la emancipación femenina con participación en el ejercito


Zapatista, hay que tener en cuenta que la cultura mexicana es muy machista. La idea de
libertad en los campesinos esta la idea de recuperación de lo usurpado.

Conclusión: la incapacidad política de Díaz de modernizarse en la inserción de México a la


economía capitalista mundial fue el inicio de la revolución. La oposición tomo los ideales
campesinos e indígenas para sumar gente.

El fracaso de Madero radica en intentar subordinar la revolución agraria dentro de los límites
de la revolución urbana. Tanto madero como carranza estaban en momento donde las clases
dominantes ya no podían gobernar y las populares tampoco por inmadurez.

Huerta fracasa por intentar un nuevo Porfiriato en condiciones económicas y sociales


totalmente diferentes.

La mexicana fue una revolución a medias, los que terminaron triunfando fue un sector medio
de empresarios modernizante que convirtieron al estado en aparato gestor del capitalismo
industrial, pero muy dependiente y destructivo.

27. Vivian Trías; “Getulio Vargas , Juan Domingo Perón y Battle Berres Herrera, tres rostros
del populismo”.

Trias va a desarrollar los procesos políticos acaecidos en Brasil, Argentina y Uruguay en la


inmediata posguerra, acaudillados por Getulio Vargas; Juan Domingo Perón y Battle – Berres –
Herrera.

Un rasgo que caracteriza a los 3 movimientos es que se han gestado dentro de la misma
coyuntura internacional: la crisis del ’30 y la 2da Guerra Mundial desbarataron las economías
centrales y se desestabilizaron social y políticamente, generando así un debilitamiento de los

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vínculos de dependencia entre las potencias y la periferia, y fomentando una mayor


autonomía, libertad y flexibilidad.

Tradicionalmente las potencias han sido proveedores de manufacturas para las economías
periféricas y compradores de sus productos primarios, pero con la crisis de 1930 se derrumban
los precios de las materias primas y la posibilidad de importar de los países productores, se
derrumba.

Se asumen políticas proteccionistas. (Industrialización por sustitución de importaciones), se


produce un éxodo del campo a la ciudad y se produce el crecimiento de las urbes, quienes
cubren la necesidad de mano de obra del sector industrial.

La sociedad se multiplica y se forman: favelas (Brasil), villas miserias (Argentina) y cantegriles


(Uruguay). Se conforma así una “Masa popular disponible”, que será fácil de manipular por las
elites. Esta masa mantiene hábitos campesinos, están apegados a las pautas paternalistas del
caudillaje rural. La irrupción de la clase obrera en la vida política aterroriza a las clases medias.
Todos los líderes populistas serán carismáticos, sabrán captar a las masas e interpretar sus
contextos.

En el período de industrialización sustitutiva de importaciones, se deja de depender de Gran


Bretaña para pasar a sufrir la penetración norteamericana. Pero en esa transición, en el medio,
se da un vacío de poder.

Brasil.

Vargas asume con una tendencia democrática y nacionalista entre 1922 y 1926, ante el
espectáculo corrupto de la “república vieja” y pretende terminar con las tradiciones de la
oligarquía.

El ciclo populista se inicia en los ‘30 y tiene como objeto:

1. La irrupción de las clases medias.

2. El ascenso de la clase obrera y marginales urbanos, liderados por el mismo caudillo.

En Brasil la hegemonía del capital extranjero se veía a través de San Pablo y Minas Gerais,
Vargas rompe el denominado “Pacto café con leche” una alianza por medio de la cual las
oligarquías de San Pablo y Minas Gerais se alternaban en la presidencia del país. Este sistema
financiaba la producción y exportación de café a través de una contención de recursos que
impedía el desarrollo de los otros sectores productivos y de la naciente industrialización. En
términos sociales, esa política se tradujo en una vida miserable para muchos brasileños).

También nacionaliza sectores claves de la economía. Promueve la industrialización sustitutiva


de importaciones. Impulsa subsidios y precios mínimos. Aumento de salarios, vacaciones
pagas, previsión social.

Vargas impone el voto secreto, depura la corruptela, sanciona el voto femenino, pero no otorga
el voto a analfabetos. (Democracia representativa de participación limitada)

Los regimenes populistas se tornan autoritarios, represivos. En Argentina y Brasil se instala un


estado- partido.

Vargas instaura la dictadura en 1937 y crea el “estado novo”. Y legaliza por primera vez en la
historia de Brasil el partido comunista.

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Argentina (Perón 1943-1955)

Perón llega al poder por la revolución militar de 1943 contra el presidente Castillo. Perón ocupa
la Secretaría de Trabajo y Previsión y desde allá se ejecuta su política obrera. Por diversas
presiones, el Ejército lo hace caer preso, pero en 1945 los obreros se sublevan y se reúnen en
Plaza de Mayo para pedir por su liberación.

Perón es liberado y en las siguientes elecciones (1946), arrasa apoyado por el partido laborista
que reúne sindicatos, sectores yrigoyenistas (FORJA), nacionalistas de derecha.

En el Peronismo y en el Varguismo el apoyo del Ejército es esencial, y también el de la Iglesia


(sobre todo para Perón).

• Nacionaliza el Banco Central

• Creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción e Intercambio) y así desplazó los


monopolios comercializadores de las principales cosechas

• Nacionalizó los ferrocarriles

• Creó la empresa estatal de gas

• Tiene una política de captar a las masas obreras

Echa los cimientos de una nueva conciencia política. (Democracia representativa con
participación total) La pugna de Evita es fundamental como mediadora entre los sindicatos y el
estado, como también así la causa de un odio profundo entre los sectores opositores.

Uruguay (Batlle Berres – Herrera)

El fenómeno del populismo en Uruguay es bipartidista, tanto el batlleberrismo como el


nacionalismo (Herrera). Batlle Berres asume el poder, tras la muerte del presidente Berreta, e
impulsa medidas populistas desde una alianza con el herrerismo.

Se constituye una unidad nacional al apoyarse en otros partidos:

• Nacionaliza ferrocarriles, aguas corrientes, tranvías y frigoríficos.

• Su etapa populista va de 1947- 1950. (Democracia representativa con participación


plena)

Agotamiento del populismo.

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y el capitalismo se expanden en América Latina, la


dependencia se profundiza, se gastan las divisas, la competencia con el capital extranjero es
insostenible y se debe recurrir al crédito externo.

Las carencias del populismo se pueden encontrar en que dejaron intactas las estructuras
agrarias, los terratenientes conservaron su poder económico y político.

Las reformas populistas se pudieron llevar a cabo mientras el excedente económico lo permitió,
los grandes terratenientes por ejemplo, mientras sus ganancias fueron altas las “apoyaron”,
pero cuando el panorama económico ya no era alentador se tornaron antipopulistas.

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Los sectores opositores (golpistas, militares+ sectores altos+ iglesia) terminan por derrocar los
regimenes populistas. Salvo en Uruguay, donde Batlle, ya sin el apoyo popular ni del
herrerismo, pierde por la vía democrática frente a un partido conservador y neoliberal.

Populismo y el contexto

El término populismo, como movimiento social y político, tiene múltiples significados. Pero sólo
en América Latina llegó a ser régimen de gobierno. En la etapa entre 1930 y 1950,
aproximadamente, es cuando se constituyen estos movimientos políticos “desde arriba” por la
acción unificadora de un líder.

A grandes rasgos se puede decir que el populismo latinoamericano tendió a la redistribución


del ingreso, que fueron movimientos integradores y aglutinantes de las “masas populares”,
utilizando consignas anticapitalistas (pero más en la teoría que en la práctica, ya que el capital
en sí nunca fue un “enemigo”, distinto es cuando se habla del origen extranjero del capital). Se
caracterizaban por ser gobiernos autoritarios, pero alcanzando el poder mediante la vía
democrática. También por nacionalización de los sectores claves de la economía,
industrialización, liderazgos carismáticos, combinación de elementos autoritarios y
democráticos, y por combinar nacionalismo y antiimperialismo.

En cuanto al desarrollo de estas experiencias, están signadas todas por el mismo contexto
internacional. La crisis de 1929, continuada por el periodo de la Segunda Guerra Mundial, hizo
que se debiliten las ataduras (tanto comerciales como políticas) entre los países centrales y la
periferia. Esto condujo a un debilitamiento de la dependencia que imperaba, en la que los
centros han sido proveedores tradicionales y puntuales de manufacturas para las economías
periféricas y compradores de sus productos primarios. Pero con estos acontecimientos, se
derrumban los precios de las materias primas y la posibilidad de importar de los países
productores también.

Trías define a esa relación, a esa dependencia, como un “crecimiento hacia fuera” por parte de
los países latinoamericanos y que tiene lugar en lo que sería la etapa denominada como agro-
minera exportadora (1880 – 1930), pero que ese esquema le dejaría lugar a uno nuevo: “el
crecimiento hacia adentro”.

Vargas - Perón

Vargas tenía una muy larga historia política, ya que había llegado al poder a través de la
revolución cívico-militar de 1930, y ya antes sido gobernador de un importante estado de
Brasil. Por otra parte, aunque ostentaba un grado militar, algo que era habitual entre los
hacendados tradicionales, nunca tuvo como profesión la de las armas.

Desde ese 1930 pasó por diversas etapas, principalmente la de gobernante provisorio hasta el
34, la de presidente constitucional, hasta 1937, la de dictador

"desarrollista", hasta ser depuesto en 1945, y luego de un intervalo, de nuevo presidente, esta
vez orientado hacia la izquierda, desde 1950 hasta 1954.

Brasil estaba caracterizado por sus injusticias sociales, que se daban bajo un marco de
una economía que dependía casi exclusivamente de la exportación de café, industria que era
manejada por un ínfimo sector de la sociedad. Esta situación económica mantenía relación
también con la estructura política del país, con la llamada "política del café con leche". Esta se
trataba del dominio político de los "señores del café" radicados fundamentalmente en Sao

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Paulo (la principal región productora de café) que habían llegado a un acuerdo con los
ganaderos de Minas Gerais (otra región poderosa), para alternarse la presidencia de un
representante de la oligarquía cafetalera paulista con un representante de los ganaderos de
Minas Gerais.

Vargas lo que intentó fue combatir esta “República vieja”, y así acabó con el pacto mencionado.
Impulsó la industrialización sustitutiva de importaciones y el desarrollo económico del país,
aparte de promover profundas reformas sociales que dispensaban protección social y mejores
condiciones de vida al pueblo.

28. Aguilar Camín y Meyer. La utopía cardenista

Lázaro Cárdenas. Pese a su juventud, era uno de los divisionarios más importantes del ejército.
Había sido gobernador de Michoacán y presidente del PNR.

No compartía con Calles las opiniones conservadoras sobre política agraria.

Pocos pensaron que pudiera librarse de la influencia conservadora y asfixiante de Calles.

En el gabinete cardenista original había gran mayoría de callistas, y otros que sin serlo tampoco
apoyaban a Cárdenas.

El cardenista era un grupo minoritario.

Desde el 1er momento hubo tensiones, que estallaron debido a huelgas tras la toma de
posición de Cárdenas.

1935- Problemas con ferrocarrileros, electricistas, telefonistas, petroleros, entre otros. Ante
esto, el congreso desarrolló dos alas políticas. Una minoría identificada con la izquierda y
Cárdenas. Y una mayoritaria, no adherida abiertamente a ninguna tendencia ideológica pero
identificada con Calles.

Por esto Cárdenas pidió la renuncia a los miembros del gabinete en su conjunto y al presidente
del PNR.

Instantáneamente el ala izquierda se fortaleció y Calles se fue de la capital para luego salir del
país.

El presidente del PNR, Portes Gil, ayudó a eliminar a los callistas del mismo PNR, del Congreso,
y las gubernaturas de los estados. Luego renunció y Cárdenas nombró a Silvano Barba
González.

La nueva alianza.

El régimen revolucionario se definió a si mismo como enteramente abierto a la participación


popular. Sin embargo, al formarse el PNR el nuevo partido no se decidió a incorporar plena y
directamente a los nuevos actores políticos, obreros, campesinos y las clases medias.

CROM: representó el esfuerzo por mantener unidos al gobierno y a las masas organizadas.

PNR: dejó fuera a la mayoría de las agrupaciones de trabajadores y la política empezó a


volverse cada vez un juego exclusivo de un círculo cerrado, el callista.

A Cárdenas no le quedó otra que acercarse a los sectores populares.

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Cárdenas les “pagaba” el apoyo a los campesinos con la hacienda. Esto perjudicó a los grandes
terratenientes. (Reforma agraria)….. Expropiaciones.

Al finalizar el gobierno de Cárdenas, el “ejido” representaba casi la mitad de la superficie


cultivada de México. A una parte se le dio armas para defender la tierra recién adquirida y al
gobierno que se las había otorgado.

Estos últimos conformaron la Confederación Nacional Campesina (CNC) (la base mas sólida del
gobierno)

Esa alianza de obreros (nuevo regimen) se fortaleció por el conflicto entre el presidente y
Calles. Por un lado se encontraba Morones y CROM (Calles). Y por otro Lombardo y la CGOCM,
que era el núcleo central del comité nacional de defensa proletaria (Cárdenas).

Cárdenas aceleró el proceso de unificación del movimiento obrero hasta llegar a la creación de
la CONFEDERACION DE TRABAJADORES DE MÉXICO (CTM).

La CTM (1936) y la CNC eran los pilares del cardenismo.

La utopía cardenista.

Su preocupación giró en torno a la economía del país. Por los acontecimientos políticos y
económicos en el ámbito nacional y mundial, Cárdenas llegó a considerar que podía elegir
entre dos alternativas: o imitar la estrategia del modelo capitalista seguido por las sociedades
industrializadas, o intentar un camino diferente que combinara el crecimiento de la producción
con el desarrollo de una comunidad más integrada y más justa. La utopía propiamente
cardenista consistía en tratar de ir más allá del keynesianismo o del fascismo, sin desembocar
en el modelo soviético.

En 1938 hubo un deterioro repentino de la economía. Cárdenas había llevado muy lejos a la
reforma agraria. Este deterioro fue resultado directo de la crisis petrolera.

Se expropiaron las petroleras. Esto no solo afectó a las exportaciones de combustible, si no


también a las ventas de minerales.

Se creó un clima de desconfianza que prácticamente detuvo las inversiones en buena parte del
sector privado de la economía.

Había una crisis en el sector tradicional (1940- actividad agropecuaria y la exportación de


minerales y petróleo) Pero el valor de la manufactura creció (sustitución de importaciones)

La producción industrial para el consumo interno creció.

Con Cárdenas el estado se convirtió en uno “activo”, involucrado en la producción y creación de


infraestructura.

Las regiones norte y centro del país experimentaron los mayores crecimientos de la producción
agrícola por habitante y la menor participación del ejido en el total de la superficie cultivada. La
zona norte de la costa del Pacífico, tuvo el menor índice de crecimiento productivo. El
ejidatario siempre contó con un menor financiamiento que el propietario privado.

Si bien los ejidos, sobre todo los individuales, contaron con muy pocos insumos (capital,
fertilizantes), usaron más intensamente los que tenían a mano: tierra y trabajo. Esto hizo
descender el desempleo rural y ayudó a un empleo mas racional.

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La reforma agraria no produjo un crecimiento inmediato de la economía pero los beneficiados


por proceso vieron de inmediato mejorada su forma de vida. El campesino que recibió una
tierra en el gobierno de Cárdenas, mejoró su posición.

La utopía cardenista II.

México podía aprovechar la experiencia de la industrialización de los países capitalistas


avanzados, para no repetir sus errores ni pagar su enorme costo social. Buscaba una
“industrialización consciente”, construir un México de ejidos, y pequeñas comunidades
industriales.

El cardenismo visualizaba al México del futuro como un país predominantemente agrícola,


rural y corporativo.

-Cárdenas adoptó una linea bastante clara con relación al movimiento obrero. Tomó el Plan
Sexenal. Y apoyó la cláusula de exclusión y el rechazo de “sindicatos blancos”. Este proyecto
llevó a Lombardo y a la CGOCM a encabezar un bloque de organizaciones sindicales de
respaldo activo a la política del presidente: El Comité Nacional de defensa proletaria. (CNDP)

El Pacto de Solidaridad tenía por objeto:

-Neutralizar las presiones callistas.

-Centrar as bases de un magno congreso obrero y campesino, del cual pudiera surgir una
central única de todo movimiento laboral.

La nueva organización debería aceptar como premisa la existencia de la lucha de clases y la


imposibilidad de la cooperación con la clase capitalista.

Luego de un enfrentamiento de CGOCM con un grupo pro- fascista, Cárdenas no creyó que
fuera necesario la expulsión de Calles, pero luego se arrepintió, y el ex Jefe Máximo y Morones
se exiliaron. Cárdenas sostuvo que las agrupaciones obreras tenían que poner fin al conflicto, y
dar paso al frente unido.

Una vez formado, el estado arreglaría sus problemas directamente con sus dirigentes. Así se
formó la CTM, y Lombardo fue el secretario general. Se disuelve la CGOCM.

El Plan Sexenal.

Consideró que el motor de la producción agraria debía ser el ejido y retiró la necesidad de
apoyarlo con crédito e infraestructura. Darle tierras a un campesino por la vía ejidal significaba
organizarlo. Cárdenas, no sólo es el que dio mas tierras, si no el que dio mayores parcelas.

El ejido colectivo fue visto como la única posibilidad de que las regiones agrícolas importantes,
una vez apropiadas, no se transformaran en zonas donde cada ejidatario se dedicase sólo al
cultivo de autoconsumo, especialmente maíz, en detrimento del conjunto de la economía
agrícola nacional. Para hacer esta política realidad, se creó el Banco Nacional de Crédito Ejidal,
que proveería el capital necesario para echar a andar y mantener estos grandes proyectos de
explotación comercial.

El ala campesina.

Uno de los apoyos visibles a la candidatura de Cárdenas, había sido la Confederación


Campesina de México (CCM), que no cuadraba precisamente con la nueva etapa. Así que una
vez resuelto el problema con Calles, el presidente Cárdenas formuló un decreto (10 de julio de

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1935) sobre la necesidad de organizar ligas de comunidades agrarias en cada estado de la


República. Servirían de base para la creación de una gran central campesina nacional y de esto
se encargaría directamente el PNR.

Sobre las bases de la CCM se procedió a formar entonces la Confederación Nacional Campesina
(CNC), cuyo programa sostuvo que la única forma de defender los intereses de los trabajadores
del campo era admitiendo la realidad de la lucha de clases; la tierra debía pertenecer a quien la
trabajara y, por tanto, en la organización estarían representados ejidatarios, pequeños
agricultores, todos los trabajadores organizados del campo.

La meta de la CNC era nada menos que la “socialización de la tierra”. Para lograrlo, la central
debía volver al ejido la unidad de producción básica, acabar con el latifundio, solidarizarse con
las demandas de los obreros y apoyar la educación socialista de las masas campesinas.

Desgajamientos.

La oposición principal a la política agraria de Cárdenas vino del otro extremo del espectro
político. En mayo de 1937 se había organizado la Unión Nacional Sinarquista (UNS), agrupación
de claras resonancias fascistas. Esta se manifestó desde el principio en contra del ejido y pidió
en cambio que la acción oficial se desarrollara en el sentido de apoyar y consolidar a la
pequeña propiedad privada. El sinarquismo no sólo fue un movimiento anticomunista de
propietarios, sino que en sus filas se encontraron también campesinos que se suponían
clientela natural del cardenismo: ejidatarios y jornaleros. Los sinarquistas atrajeron a algunos
ejidatarios, para instalar un movimiento fascista en México, pero afortunadamente para el
gobierno, no pudieron rebasar el ambito de donde surgieron originalmente.

29. Boersner, Demetrio; “Auge del Imperialismo Norteamericano y resistencias en América


Latina 1880-1934”.

a. Naturaleza del imperialismo

La dominación de las potencias extranjeras sobre los pueblos de América Latina atravesó
diferentes etapas:

1) Desde el siglo XV y hasta los comienzos de las guerras de independencia la dominación


tenía un carácter colonialista clásico, con base en relaciones económicas mercantilistas.
2) Luego de la independencia empieza una etapa de semicoloniaismo o preimperialismo
liberal. Las mercancías de Gran Bretaña y Francia inundaron el nuevo mundo.
3) La tercera etapa empieza en 1850, es la del preimperialismo financiero. Se exportaba
hacia América Latina no sólo mercancías sino también capitales.
4) A partir de 1880 se abre la etapa del imperialismo desarrollado, basado en el
monopolismo, la hegemonía del sector financiero y la rivalidad por la captación de
mercados de capital y fuentes de materias primas. EEUU empieza a desplazar a
Inglaterra y Francia.

El imperialismo norteamericano fue producto del proceso de desarrollo capitalista acelerado


que se inició en los EEUU después de la guerra de secesión. Esto produjo que los
norteamericanos se sintiesen dirigentes de un pueblo elegido, portadores y ejecutores del
“destino manifiesto” que impulsaba a los EEUU a la jefatura de las naciones. Las ideas
expansionistas influyeron en la política de Washington y en el pensamiento de las masas,
educadas en el espíritu del destino manifiesto y de la doctrina de Monroe, interpretada como

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un llamado para que los EEUU asumieran la protección y el control de las naciones más débiles.
Desde 1880 el capital financiero norteamericano buscó campos de inversión en el exterior, en
regiones subdesarrolladas y carentes de recursos financieros propios, donde la inversión
arrojara ganancias superiores a las que se lograban en los centros desarrollados. Al mismo
tiempo la corriente general del espíritu nacional estadounidense se inclinaba hacia una política
imperialista.

b. La primera Conferencia Internacional Americana

Uno de los síntomas del espíritu imperialista fue el deseo de participar activamente en los
asuntos políticos de Latinoamérica y de asumir de forma decidida el papel de árbitro en las
relaciones internacionales americanas. Desarrollaron un sistema panamericano dirigido por el
gobierno de Washington con los países latinoamericanos en calidad de protegidos. Los
propósitos que se aspiraban mediante la creación de una unión panamericana eran de índole
económico (creación de una unión aduanera, de la que sería excluidos los países europeos) y
político (un sistema de arbitraje para problemas políticos). La unión aduanera y el sistema de
arbitraje obligatorio significarían la implantación de la “Pax Americana” sobre el nuevo mundo.

La conferencia internacional de Estados Americanos se inició en 1889. Ninguna de las dos ideas
de la diplomacia norteamericana fueron aprobadas. Los delegados latinoamericanos estaban
conscientes de que la primera de esas iniciativas afectaría la soberanía política de sus países y
los colocaría bajo la tutela arbitraria de la nación más fuerte del hemisferio. En cuanto a la
unión aduanera, veían claramente que ella traería beneficios económicos casi exclusivamente
para la potencia industrial del norte, y que para los países débiles y subdesarrollados era
preferible conservar su libertad de comercio y tratar de mantener un equilibrio de intercambio
con los EEUU y con Europa. El principal resultado concreto de la conferencia fue la creación de
una Unión Internacional de Repúblicas Americanas. En el ámbito político se recomendó la
utilización de medios pacíficos para solucionar las diferencias entre países de América. Los
EEUU se apropiaron de la idea de la organización internacional americana y dieron un primer
paso para establecer su liderazgo sobre una unión de repúblicas.

c. Norteamérica desplaza a Inglaterra. Guerra entre los EEUU y España

Entre 1880 y 1890 EEUU tomó iniciativas en política exterior, con el objetivo de establecer su
hegemonía sobre las Américas y desplazar a la Gran Bretaña de la posición de potencia
dominante sobre la parte latina del hemisferio. A fines de siglo, los EEUU se sintieron con
ánimo para establecer oficialmente, por las armas, su supremacía sobre el Caribe y la parte
norte de América del Sur. Cuba, codiciada por su lugar estratégico y su riqueza azucarera fue la
causa de una guerra entre EEUU y España.

La lucha independentista cubana se intensificó a partir de 1890. José Martí desempeñó un


papel importante. Junto a Maceo y Máximo Gomez invadieron a Cuba en 1894, dando
comienzo al levantamiento definitivo del pueblo de la isla. España intensificó las medidas
militares y policiales encaminadas a derrotar la insurrección. Desde 1880, el auge del
imperialismo financiero norteamericano fortaleció los sentimientos anexionistas hacia Cuba. El
anexionismo buscó una excusa moral, y la encontró en la condena del colonialismo español y
en la aparente simpatía hacia el pueblo cubano en su lucha por emanciparse de España. El
periodista Hearst fue formando una opinión pública necesaria para provocar y sostener la
guerra norteamericana contra España. En 1898 ocurre el incidente de un barco
estadounidense, que provoca la ira de EEUU contra España. El gobierno de los EEUU presentó

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un ultimátum a España para que otorgue libertades y autonomía a los cubanos. España aceptó
la conciliación. Los EEUU estaban interesados por igual en dominar el Caribe y las rutas del
Pacífico entre California y China. Ambas regiones presentaban para Norteamérica esferas
imperiales de suma importancia en lo económico y en lo naval. En Cuba las fuerzas
norteamericanas actuaron en coordinación con las fuerzas armadas rebeldes del país. Los
españoles quedaron acorralados. Al ser derrotada, España se vio obligada a firmar el tratado de
París. España reconoció la independencia de Cuba y cedió Puerto Rico, Guam y las Islas Filipinas
a los EEUU.

Cuba, pese a las presiones de imperialistas extremos, recibió la independencia formal. Pero se
trataría de una independencia incompleta, mediatizada. Los EEUU ocuparon la isla hasta el año
1903 y retiraron sus tropas a cambio de un tratado que les concedía el derecho a intervenir en
los asuntos internos de la república cada vez que lo estimara necesario para preservar el orden
y la independencia de la isla. El principio del derecho a la intervención estuvo contenido en la
enmienda Platt. Dicho principio quedó incorporado a la propia constitución cubana. Reducida
Cuba a la situación de protectorado de los EEUU, las tropas norteamericanas fueron retiradas.

d. La toma del canal de Panamá.

Inglaterra y EEUU eran las dos potencias con opción efectiva de construir un canal a través del
istmo. Los dos países habían acordado, por el tratado Clayton-Bulwer en 1850, que ninguno de
ellos tomaría la iniciativa de la construcción del canal sin el consentimiento del otro. Los EEUU
llegaron a la conclusión de que debían controlar y dirigir la construcción de la vía interoceánica.
El acuerdo constituía un obstáculo para la realización del destino imperial estadounidense. La
potencia norteamericana consideraba al Caribe y a Centroamérica como su esfera de influencia
exclusiva. En 1889 EEUU enuncia un corolario a la Doctrina Monroe: para evitar la injerencia de
imperialismos extracontinentales en América, EEUU debía ejercer un control exclusivo sobre
cualquier canal interoceánico que se construyera. El gobierno norteamericano consigue anular
el tratado Clayton-Bulwer. Inglaterra admitía que EEUU construyese un canal con tal de que no
lo edifique militarmente. En la versión definitiva, Inglaterra deja las manos libres a EEUU con tal
de que garantice la libertad de navegación a todas las naciones y muy particularmente a los
ingleses.

Dominar el Caribe, el Pacífico y las tierras ribereñas de esos mares era, para Roosevelt, un
requisito esencial para el ascendente imperio norteamericano. A partir de 1902 se
intensificaron las iniciativas para obtener una franja territorial en el istmo y comenzar la
construcción de un canal. La oposición política y la opinión pública colombiana rechazaron la
idea de enajenar partes del territorio nacional a manos de un estado extranjero. El tratado
preveía la concesión a perpetuidad de una zona del canal para el uso de los EEUU. El Congreso
Nacional Colombiano rechazó el tratado, por considerarlo violatorio a la constitución y a la
soberanía del país. Roosevelt reacciona violentamente y toma la decisión de proceder por la
fuerza. El gobierno norteamericano trabajó en la preparación de la secesión panameña.
Panamá se diferenciaba de las demás provincias de Colombia por su localización geográfica, su
carácter étnico y cultural y sus relaciones económicas. Había habido muchos intentos de
separarse de Colombia. Ahora, a los descontentos anteriores se añadía la decepción de la
oligarquía terrateniente de Panamá por el rechazo colombiano al proyecto de venta de la zona
del canal. La insurrección separatista estalló en 1903 y la República de Panamá declaró su
independencia. EEUU reconoció el nuevo Estado. Panamá cedió a los EEUU, a perpetuidad, una
franja de su territorio. Colombia se sintió ofendida por la intervención norteamericana en

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Panamá. Recién en 1921 los EEUU negociaron con Colombia un tratado que entró en vigencia y
otorgó al país una indemnización. En ese momento, los norteamericanos ya estaban
interesados en el petróleo de Colombia.

e. La política del garrote y la diplomacia del dólar

Las presidencias de Roosevelt y de Howard Taft se definen por su actuación con la política del
“garrote” y por la “diplomacia del dólar”. Ambas políticas representan el mismo proceso
creciente de intervención y dominación del imperialismo estadounidense en la zona del Caribe.

Roosevelt, influido por el darwinismo social y por la ideología imperialista anglosajona creía
que la competencia era la ley del mundo y que los más fuertes están destinados a ejercer su
dominación sobre los más débiles. Esto, en el ámbito de la política exterior se tradujo en una
estrategia imperialista. Roosevelt sabía que la estructura internacional en última instancia está
determinada por relaciones de fuerza y no por normas de derecho. Una política exterior
basada en demostraciones de fuerza discretas, pero inconfundibles era la de Roosevelt ante las
demás grandes potencias. El ejército norteamericano, que había dejado Cuba en 1902,
intervino nuevamente en la isla a raíz de su crisis política en 1906. Además hubo episodios en
los que intervino en Venezuela y en República Dominicana. Roosevelt transformó la doctrina
Monroe en un instrumento preventivo e intervencionista. Allí donde existiesen condiciones de
desorden, la potencia norteamericana debía anticiparse a una intervención extracontinental,
ocupando el territorio, para corregirlo de acuerdo a los dictados del sistema internacional
dominante.

Taft estaba convencido de que el interés nacional norteamericano coincidía plenamente con el
de los consorcios capitalistas del país. Los máximos dirigentes del gobierno re reunían
regularmente con los jefes de la gran banca, para proyectar y organizar acciones conjuntas,
encaminadas a ocupar y dominar la zona del Caribe y parte de América del Sur. Agregó a la
doctrina Monroe otro corolario, que acentúa su carácter imperialista. Afirmaron que no sólo la
ocupación política de alguna zona independiente en las Américas por parte de una potencia
extra continental constituye una violación de esa doctrina, sino que la vulnera hasta el
establecimiento de la influencia económica de sectores privados extra continentales.
Presionaron sobre los países del Caribe para que negaran concesiones y contratos al capital
europeo. El Congreso de EEUU aprobó una resolución según la cual EEUU no toleraría la
transferencia de zonas estratégicas de las Américas a compañías privadas no americanas.

El presidente Wilson, electo en 1912, expresó su repudio a la diplomacia del dólar y a las
intervenciones imperialistas. Sin embargo, en el área del Caribe continuó la política
intervencionista de Taft y la intensificó. Según él, su propósito era el de ayudar a los pueblos
pobres a librarse de gobernantes indeseables. Tanto en Haití como en Santo Domingo, la
ocupación militar norteamericana permitió a los intereses capitalistas de EEUU extender y
consolidar su control sobre los ingenios azucareros y otras fuentes de riqueza.

f. Resistencias sudamericanas al imperialismo

Fue notable el estímulo objetivo e indirecto que la intervención del imperialismo


norteamericano y británico dio al ascenso de corrientes sociales y políticas nuevas, orientadas
hacia el logro de una mayor independencia de las naciones latinoamericanas. La penetración
imperialista provocó réplicas liberadoras importantes y en algunos casos irreversibles.

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La penetración del capital extranjero intensifica la dependencia del país subdesarrollado frente
al centro capitalista dominante. Pero al mismo tiempo estimula actividades capitalistas
dependientes, alienta migraciones del campo a la ciudad y provoca la formación de nuevas
clase sociales, destinadas a combatir el imperialismo y al mismo modo de producción
capitalista. La clase obrera tiende a ejercer creciente influencia en la dinámica social de sus
países en la lucha por la liberación nacional y la transformación de las estructuras. La
revolución mexicana constituyó la réplica más importante de América Latina frente a la
penetración imperialista, aunque también hubo otros movimientos en América del sur
(Argentina, Chile, Uruguay, Brasil).

g. La revolución mexicana y sus efectos internacionales

Porfirio Díaz (asume en 1876) carecía de verticalidad doctrinaria y de sincera identificación con
las clases populares. Progresivamente se fue inclinando hacia la derecha, y de forma gradual se
transformó en un autócrata apoyado por la oligarquía latifundista, el clero conservador y los
intereses imperialistas norteamericanos. Abrió el país a los inversionistas extranjeros,
otorgándoles concesiones mineras y agrícolas. Se mostró flexible ante los intereses foráneos.
En el medio rural actúo como defensor del orden feudal y de los intereses latifundistas. Los
campesinos vivían en pésimas condiciones, casi esclavistas. La prensa internacional vinculada a
los grandes intereses económicos elogiaba al dictador como paladín del orden y la civilización.

Sin embargo, la penetración imperialista preparaba objetivamente su derrota. Se formaba una


clase obrera y surgían núcleos de profesionales e intelectuales de mentalidad moderna,
desengañados y revolucionarios. En 1910 Porfirio Díaz trató de hacerse elegir una vez más, y
los mexicanos se alzaron contra la reelección y pidieron la democratización del país. Ante la
negativa de Porfirio Díaz, Francisco Madero encabezó un movimiento revolucionario armado.
Madero estableció un gobierno revolucionario provisional y convocó a una asamblea
constituyente. En 1911 el dirigente campesino Emiliano Zapata se alzó contra Madero en vista
de que éste se negaba a poner en práctica la reforma agraria. En 1913 Madero fue asesinado y
se implantó la dictadura contrarrevolucionaria de Huerta, pero el pueblo mexicano no estaba
dispuesto a renunciar a la democracia y a liberación nacional. Pancho Villa, Emiliano Zapata y
Carranza iniciaron la lucha revolucionaria contra el régimen huertista. Wilson se apegó a los
ideales democráticos y mantuvo el punto de vista de que había que apoyar a Carranza y no a
Huerta, y se negó a reconocer su gobierno. La derecha norteamericana e internacional se lanzó
contra Wilson. Los gritos de intervención se hicieron oír cuando se conoció la noticia de que 70
norteamericanos habían perdido la vida. El efecto de la intervención estadounidense fue el de
provocar una tregua. Huerta, tanto como Zapata, Carranza y Villa estuvieron unánimes en
condenar la intervención y en exigir la salida de EEUU del territorio mexicano. Se rompieron las
relaciones entre EEUU y México. Se produjo una gestión diplomática de Argentina, Brasil y
Chile (ABC) que ofrecieron su mediación entre México y EEUU. Se llegó a un acuerdo de
reconciliación y retiro de las tropas norteamericanas de México. Huerta presentó su renuncia y
Carranza asumió la presidencia del país.

Carranza pronto fue abandonado por Zapata y Villa. Zapata insistía en una reforma agraria
inmediata y profunda, que quebrara el latifundio y estableciera cooperativas campesinas en
todo el país. Además miraba con desconfianza la relativa moderación del nacionalismo de
Carranza y su disposición a mantener contactos con el gobierno de Wilson. En 1915, los dos
líderes populares, uno en el norte y otro en el sur, recomenzaron la guerra revolucionaria, esta
vez, contra Carranza. Wilson presentó un ultimátum al gobierno de México: si este no lograba

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dominar y controlar a Pancho Villa, los norteamericanos intervendrían por la fuerza para
acabar con el. En 1917 se consolidó el poder del gobierno de Carranza, a pesar de que los
zapatistas continuaban la guerra. Zapata se radicalizó aún más: llegó a exigir la lucha de clases
violenta, la expropiación y la aplicación de fórmulas agrarias socialistas. Para combatir el
zapatismo, Carranza utilizó la represión pero también las reformas. Se promulgó la constitución
mexicana de 1917, en la que el gobierno de Carranza acogía la teoría de una transformación
antifeudal y socialdemócrata de las estructuras, a la vez que afirmaba el control del Estado
sobre los recursos y rechazaba el imperialismo. Esto representaba un llamado para que la
revolución continúe. Zapata continuó su lucha hasta ser asesinado en 1919.

Hasta el año 1959, cuando surgió la Revolución Cubana como un nuevo ensayo de liberación
del hombre latinoamericano, la Revolución Mexicana y el estímulo externo de la Revolución
Soviética constituyeron las dos fundamentales fuentes de inspiración para los obreros, los
campesinos y los intelectuales revolucionarios.

h. Latinoamérica y los EEUU de 1920 a 1932

Desde la primera guerra mundial, la hegemonía económica de los EEUU sobre América Latina
fue completa e incuestionable. Norteamérica se había constituido en el banquero del mundo y
el acreedor de todas las naciones. En lo económico, EEUU intervinieron y participaron en grado
creciente en la vida de los pueblos de todos los continentes. Continuó con su política de
intervención directa en la zona del Caribe y de presiones o intervenciones indirectas en
América del Sur.

Las relaciones entre EEUU y México conservaron un carácter de hostilidad y tensión. El


presidente Obregón continuó con las transformaciones iniciadas por Carranza. El poder
revolucionario se centralizó en Obregón y disminuyó la violencia en el país. El gobierno aplicó
medidas de nacionalismo económico que amedrentaron al capital extranjero pero fortalecieron
el control del Estado sobre las actividades productivas y enrumbaron al país hacia un desarrollo
autónomo, con base en la participación mixta del sector público y privado. En 1924 asume la
presidencia de México Plutarco Elías Calles, quien dio un viraje hacia la derecha. Desaceleró la
reforma agraria y se mostró menos radical que su predecesor ante el capital extranjero.
Expresó las tendencias de la clase media. Los EEUU, pese a las ligeras concesiones que Calles
hizo a sus intereses, no se dieron por satisfechos.

Panamá: intervenciones norteamericanas. Se ocupó la zona del canal y se dejó al país bajo
estricta vigilancia política y militar estadounidense.

Nicaragua: los marines estadounidenses se mantuvieron en el país. Se formó un movimiento


guerrillero de liberación nacional, conducido por Sandino, para combatir los ocupantes
norteamericanos. Sandino fue asesinado en 1934 y tomó el poder Somoza, comandante de la
guardia nacional, al servicio de los EEUU.

República Dominicana: la administración norteamericana continuó hasta 1924, que asumió


Trujillo, quien ejerció una dictadura, favorable a los intereses económicos y estratégicos de
EEUU.

Cuba: EEUU dio su apoyo al dictador Machado, favorable a los intereses extranjeros.

Venezuela: EEUU mantuvo excelentes relaciones con el dictador Vicente Gomez, quien otorgó
concesiones al capital extranjero. Bajo su gobierno se inició la fase petrolera.

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Con su control directo o semidirecto sobre Nicaragua, Panamá, Haití, Santo Domingo y Cuba, y
con un gendarme amigo en el emporio petrolero venezolano, los EEUU tenían cercado y
aislado al México revolucionario y no necesitaban temer por la estabilidad de su dominación
en el Caribe.

Haya de la Torre: estableció como bases de su programa la lucha contra el imperialismo, y a


favor de la unidad indoamericana, la nacionalización de tierras e industrias, la
internacionalización del canal de Panamá y la solidaridad con todos los pueblos oprimidos.
Trazó las bases para una Alianza Popular Revolucionaria Americana- APRA. (PERÚ)

Mariátegui: planteó la necesidad de valerse de los instrumentos del marxismo leninismo para
hacer la revolución en América Latina, utilizándolos son dogmatismos, con espíritu crítico e
independiente.

30. Barry, Deborah. “Centroamérica: La guerra de Baja intensidad”.1989.

Introducción

En un mismo período en Centroamérica se producen varios hechos: el triunfo del Frente


Sandinista en Nicaragua, un golpe de Estado en El Salvador y un auge de la organización y lucha
revolucionaria en Guatemala. El reto popular organizado demuestra la ineficacia de las viejas
dictaduras militares centroamericanas como modelo de dominación imperialista. Se hace
presente una transición hacia formas de gobierno más democráticas. Cómo mantener el
control hegemónico de los procesos de cambio en el traspatio de EEUU, se convertirá en la
prueba de su resolución en los países del tercer mundo.

La re-conceptualización del conflicto

a. La doctrina Reagan

Final de los `70: declive del poder de EEUU. Lo que originalmente fue la preocupación central
de los sectores empresariales y políticos: el acceso controlado a los campos petroleros de
ultramar, daría paso más tarde a una inquietud más general: la seguridad global de EEUU.
EEUU había perdido poder como líder político-económico en el mundo occidental (post
Vietnam). Se inicia una aceptación generalizada de la existencia de una paridad nuclear con la
URSS. En varios países del mundo llegaron gobiernos no alineados con la política de EEUU.
Surge el reconocimiento por parte de EEUU de que la existencia de conflictos en el tercer
mundo iba a ser un fenómeno más o menos permanente. En primer lugar existe una búsqueda
de consenso sobre la importancia estratégica que habrá que asignarles a los conflictos y
después el tipo de respuesta político- militar a ser aplicada.

El “Documento Santa Fe”, elaborado durante la campaña electoral de Reagan, asigna un alto
valor estratégico a los conflictos del tercer mundo. Todo país en el que surjan conflictos que
amenacen el status quo, se convierte en candidato a integrar la lista de los intereses
prioritarios de EEUU. El gobierno de EEUU y sus fuerzas armadas asumen un papel activo en
cada uno de los conflictos de ultramar. Existía una premisa ideológico-moral, que asignaba a
EEUU un grado de “misión a cumplir” en el mundo. Concebir los acontecimientos mundiales en
un marco de excesiva polarización entre el Este y el Oeste obliga a los EEUU a intervenir
globalmente para mantener su propia credibilidad.

En el año 1985 la doctrina Reagan comienza a presentarse como un cuerpo de pensamiento


político, coherente, que orienta el accionar del ejecutivo norteamericano, tanto en el tercer

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mundo, como domésticamente. Los nuevos parámetros de su doctrina: no se plegará a las


defensas de ningún tipo de dictadura, deberá estar preparado para cambios de aliados, cuando
estén amenazados por el descontento social interno y por la opinión pública internacional. Se
trata de preservar el control político de los países en cuestión.

La doctrina Reagan propone 4 puntos:

- Promocionar y apoyar la oposición política y militar contra los gobiernos


revolucionarios del Tercer Mundo
- Intervenir en situaciones potencialmente revolucionarias, para conducir de manera
controlada los cambios que se generen
- Emprender una campaña anti terrorista
- Reservar, para revoluciones inminentes o consumadas, pero altamente vulnerables, el
poder de la intervención directa y masiva de las fuerzas estadounidenses.

Para Reagan este conjunto de medidas era ir contra el “expansionismo soviético”. La


concepción asume que los cambios no controlados en los países del tercer mundo implican su
ingreso automático en la esfera de influencia de la URSS. Como respuesta a las doctrinas
soviéticas, la Doctrina Reagan es un intento de retomar la iniciativa estratégica en aras de
lograr la reversibilidad histórica de la ola de movimientos de liberación nacional en el tercer
mundo. El efecto más claro es que la doctrina eleva los costos de la mera existencia de los
gobiernos revolucionarios. Se trata de forzar su derrumbe como fenómeno aparentemente
interno. Esto explica el esfuerzo de proyectar la imagen de las fuerzas contrarrevolucionarias
como interlocutores válidos. Desde la perspectiva histórica de los EEUU es una política
diseñada a limitar el uso directo de las fuerzas militares en los conflictos del tercer mundo.

Este contexto tiene dos ejes principales: la situación histórica de los EEUU en el mundo y el
avance, la maduración y el éxito de las revoluciones populares, principalmente en
Centroamérica. EEUU retoma un conjunto de medidas parecidas a las de los años 50, cuando
existía en ese país una clara superioridad nuclear y una fuerte solidez económica. Sin embargo
la superioridad y la fuerza económica no era la misma que antes.

Las propuestas de Reagan existen en una realidad pos Vietnam, la primera derrota político y
militar en la historia de la nación. Producto de las experiencias de Vietnam, el gobierno, las
fuerzas armadas y la sociedad estadounidense en general han sufrido dos crisis, que
condicionan la formulación de su política exterior: se rompió el consenso sobre qué hacer en el
tercer mundo y se produjo una crisis de confianza en la capacidad de liderazgo del gobierno. La
doctrina Reagan se orienta a eliminar la influencia doméstica de estos problemas, lo que se ha
llamado el síndrome de Vietnam.

b. La nueva visión contra insurgente norteamericana; la guerra de baja intensidad (GBI)

Otro aspecto del impacto de la guerra de Vietnam era cómo conducir una guerra contra-
insurgente. El empleo masivo de una capacidad militar superior contra un adversario
compuesto de fuerzas irregulares y populares no constituye una garantía de victoria. Otro
aspecto tiene que ver con que este tipo de lucha es fundamentalmente política, donde lo que
hay de por medio no puede combatirse solo en el plano militar.

El término “conflicto de baja intensidad” es empleado por los norteamericanos partiendo del
espectro de conflictos que un poder imperial podría enfrentar en el mundo de finales del siglo
XX. Si la gama de conflictos de una guerra nuclear se considera de “alta intensidad”, los

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enfrentamientos armados en el otro extremo, entre fuerzas gubernamentales locales y


movimientos de liberación nacional, son considerados de baja intensidad.

Es a partir de la interpretación sociopolítica de la desobediencia civil, la insurgencia y el


movimiento popular o revolución, que se elabora el cuerpo de pensamiento doctrinario de la
GBI. La confianza en la posible victoria para las fuerzas contra insurgentes,
contrarrevolucionarias se basa en que el gobierno de los EEUU cuenta con mucho más medios
y recursos para revertir la lógica de este tipo de guerra, contra sus autores. La doctrina
emergente propone ampliar el campo de acción, limitado tradicionalmente a las instituciones
militares, pero insiste en que debe ser el aspecto político el que oriente todo el conjunto. El
objetivo principal no se obtendrá, como en las guerras convencionales, con el énfasis en la
eliminación física del enemigo, sino con deslegitimarlos, socavarlos y aislarlos hasta que dejen
de considerarse como una alternativa política posible o estable. Es la población civil la que se
convierte en el objeto estratégico de la guerra, para neutralizar su lealtad a la guerrilla o a
cualquier fuerza revolucionaria; en el mejor caso ganarla para el proyecto contrainsurgente. La
propuesta de este tipo de guerra implica la participación de instituciones no militares.

La GBI comienza a dominar la formulación de toda la política hacia la región, considerada


conflictiva. Se trata de disputar a las fuerzas revolucionarias su base social de apoyo. Esencial
para la GBI es pasar de la represión masiva, que no logra una distinción entre guerrilla y
población civil, a la represión selectiva. Otro aspecto de la GBI es cultural: los norteamericanos
deben lograr un dominio del idioma y un conocimiento profundo de la cultura de los países en
conflicto, para poder mejorar su integración al medio. La modalidad de la GBI dirigida a las
fuerzas revolucionarias es la de guerra de desgaste o guerra de agotamiento. Los
enfrentamientos tendrán por objetivo agotarles su capacidad operativa y funcional. El
desgaste, en la GBI, se diferencia por ser determinado políticamente. La búsqueda de desgaste
físico, psicológico, moral y material estará siempre en función de deslegitimar, socavar y aislar a
las fuerzas revolucionarias de su base de apoyo, produciendo, en conjunto con el trabajo
político- psicológico con las masas, su eventual debilitamiento y colapso, aparentemente desde
dentro.

La doctrina de seguridad nacional (DSN). Ideología de la contra-insurgencia

La contrapartida local de la conceptualización norteamericana de seguridad para enfrentar los


movimientos de liberación es la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN).

a. Contrapartida nacional

Los elementos básicos generales de la DSN: el postulado era que todas las democracias
occidentales, pero especialmente las del tercer mundo, se encuentran bajo el asedio
permanente de un poder supra nacional: el comunismo internacional. Este es la expresión
manifiesta del expansionismo soviético. Es la pugna entre dos sistemas: el occidental cristiano y
el marxismo ateo. El enemigo no es un extranjero luchando bajo banderas extrañas, sino que
es un connacional, portador de ideas enemigas de la sociedad. Este sujeto, al que se supone en
permanente acción subversiva contra el sistema y sus valores, se lo califica como enemigo
interno o terrorista. No sólo se consideran enemigos a aquellos que explícitamente se
identifican con el cambio social y las organizaciones que lo preconizan, sino cualquiera que no
adhiera a las políticas represivas que la seguridad nacional exige. Para combatir eficazmente a
este enemigo difuso, es preciso asumir, como frentes de guerra, todos los espacios de la vida

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nacional en que este enemigo puede actuar, el frente económico, diplomático, sindical,
religioso, etc.

Militarización y dependencia: la seguridad nacional se define como la defensa de una frontera


ideológica y las fuerzas armadas son su expresión suprema. La militarización sustenta un
proyecto nacional que asume como propio. En los hechos estos ejércitos terminan alineados
con las posiciones más radicales de los sectores conservadores de cada espectro político
nacional. Las imposiciones de modelos de desarrollo, paquetes de ayuda altamente
condicionados, medidas económicas recesivas, en última instancia castigan duramente a las
capas más vulnerables, los sectores populares.

Esencia antipopular y antidemocrática: la imposición de políticas contrainsurgentes


necesariamente implica el ejercicio de la represión contra los sectores propulsores del cambio
de estructuras, cuyo núcleo se encuentra en los sectores asalariados, en los marginados del
campo y de la ciudad. La finalidad inmediata de los regímenes contrainsurgentes es impedir
que los sectores más progresistas tomen o conserven el poder político. Por eso considera
válido la utilización de la totalidad de los recursos políticos, económicos, psicológicos, y
militares de la nación. La supuesta seguridad se asocia, indefectiblemente, a la reafirmación del
modelo capitalista de producción. La DSN postula que, frente a esta guerra tan particular, el
Estado democrático es incapaz de autodefenderse de las distintas formas de la subversión, con
el solo uso de sus instituciones y facultades. De esta supuesta debilidad se deriva la noción de
democracia protegida o restringida. La competencia democrática es restringida o anulada en la
medida que puedan desarrollarse sectores alternativos al poder contrainsurgente en su seno.

La DSN en Centroamérica: en Centroamérica EEUU ha debido asumir con su poder el


financiamiento, planificación y conducción de la DSN. Existen tres sujetos principales: el
gobierno de los EEUU, las fuerzas armadas nacionales y los movimientos populares respectivos.
Una vez definidos los movimientos populares y sus luchas reivindicativas como amenazas para
la seguridad de los EEUU, por identificarlos con el conflicto este-oeste, el objetivo consiste en
crear dentro de cada sociedad los mecanismos que permitan evitar o erradicar el peligro
subversivo. El resultado de la adopción y aplicación de los dictados de la DSN es preservar la
hegemonía norteamericana y mantener la coherencia de un sistema de relaciones económicas
que refuerza y reproduce las relaciones de dependencia.

Los ejércitos de cada región han ido asimilando y haciendo propias las concepciones de la
seguridad hemisférica de los EEUU. Contraponiéndose a estos dos poderes se encuentra el
movimiento popular, que irrumpe con fuerza revolucionaria el escenario político
centroamericano.

En Centroamérica se libra una guerra política, cuyo escenario sobrepasa los campos clásicos del
enfrentamiento militar para invadir prácticamente todos los espacios de la vida social y política
de las naciones. Aunque esta guerra se expresa en forma distinta en cada país, la actitud
norteamericana es la de responder globalmente a las diversas crisis nacionales con una
estrategia única: la de la contrainsurgencia.

b. Las retaguardias: causa y efecto de las fuerzas populares

En las guerras convencionales, el apoyo logístico de las fuerzas militares constituye su


retaguardia.

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En las guerras irregulares, las fuerzas insurgentes se convierten en fuerza militar contestataria
al poder vigente. Su existencia depende del reconocimiento que genere y de su disputa en las
bases de la sociedad. Las bases de apoyo son un objetivo político. La fuerza material y humana
procede de este apoyo. En las luchas revolucionarias, las bases de apoyo son sujetos activos y
destinatarios del triunfo popular. El propio concepto de retaguardia se hace difuso. Es una
masa que no está necesariamente concentrada y cuyos contornos son cambiantes. En la
disputa, el objetivo final es desarticularlas como apoyo a las fuerzas revolucionarias y
rearticularlas como retaguardia propia. Hay dos tipos de retaguardias:

- Las que pertenecen al frente interno: la retaguardia próxima o cercana, constituida por
las fuentes inmediatas y directas del apoyo militar y político y la retaguardia lejana, las
fuentes que constituyen el origen del apoyo. (masas que viven en la zona del control
insurgente, organizaciones políticas afines, organizaciones sociales, etc.). como
retaguardia potencial y objetivo político se encuentra toda la población.

- Frente externo: gobiernos e instituciones afines

Para los ejércitos gubernamentales, empeñados en una guerra contrainsurgente, su


retaguardia próxima material y política esta constituida por el propio aparato gubernamental.
Pero la verdadera retaguardia logística e ideológica de estos ejércitos es el aparato militar
norteamericano.

Al buscar como fin estabilizar los sistemas políticos dentro de parámetros establecidos por sus
intereses económicos y geopolíticos, la injerencia norteamericana, mediatizada por sus
representantes locales, las fuerzas armadas, y las democracias antisubversivas, provocan, como
tendencia, el resultado opuesto: inestabilidad y fortalecimiento de las salidas nacionalistas de
la insurgencia popular.

Efectos de la política contrainsurgente en la región

a. Readecuación de los ejércitos de la región a las necesidades de la DSN.

La DSN exige una readecuación estructural y funcional de los viejos ejércitos oligárquicos,
formados en la visión clásica de guerra convencional, para ponerlos a tono con la aplicación de
tácticas de guerra irregular. La conversión de estos ejércitos en fuerzas contrainsurgentes, que
libran una lucha anti-subversiva inspirada en la DSN, tiende a romper con la tradicional
dependencia de las oligarquías criollas y a romper también con la permanencia en ellos de
sectores nacionalistas. Se convierten en apéndices militares de las fuerzas armadas
norteamericanas, o en aparatos extensivos de ellas, demostrando así la profundidad y
extensión de la intervención norteamericana y sus tendencias desnacionalizantes y
antipopulares. Las fuerzas armadas se vuelven ejércitos subsidiados por los EEUU. Esto les
permite a los norteamericanos acceder a su conducción directa. La dirección de los aparatos
militares introduce a los norteamericanos en forma directa a participar e influir en la política
nacional, distorsionando el sistema político, que tiende a militarizarse y desnacionalizarse.

Militarización de la sociedad civil y la política

a. Contra-insurgencia y autoritarismo en políticas económicas

Las políticas económicas de los gobiernos de la región estarían enfiladas a la estabilización y


reactivación económica del aparato productivo de esos países, como un esfuerzo paralelo a la

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estrategia militar que pretende la derrota de los movimientos de liberación nacional. Se


pretende estimular el modelo de capitalismo dependiente y periférico que históricamente ha
atado a las economías y los sistemas políticos a la hegemonía regional de los EEUU. A nivel
macro están los paquetes económicos para tratar de estabilizar la lógica del funcionamiento
del capitalismo dependiente. A nivel micro se dan paquetes de ayuda económica con fines
contrainsurgentes. También se destinan recursos a la construcción de infraestructura militar.

b. Militarización de la política: las democracias restringidas

Procesos electorales restringidos y altamente controlados son llevados a cabo, bajo las
necesidades de la contra insurgencia.

31. Angell, Alain: “La izquierda de América Latina desde c. 1920”. En. Historia
Contemporánea de América Latina, ed. Crítica.

La manera más sencilla de escribir la historia de la izquierda en América Latina sería analizar los
partidos comunistas y socialistas, ya que comparten supuestos ideológicos sacados del
marxismo. Pero también los partidos de izquierda discrepan en cuanto a los medios, por eso no
hay una sola izquierda, ni una izquierda unida.

El partido comunista debe ser reconocido por su importancia histórica, debido a la


universalidad de sus reivindicaciones, la existencia de en casi todos los países latinoamericanos
y sus vínculos con la URSS.

Desde los primeros tiempos el comunismo en Am. Lat. ha sufrido problemas internos. La
tensión más seria fue entre, el comunismo internacional de Moscú, por un lado, y el
comunismo de carácter autóctono de 1920 con las ideas socialistas del peruano Mariátegui,
por el otro. Este marxismo tuvo su expresión política más poderosa en la revolución cubana.

Además de los p. comunistas existían partidos socialistas. Estos respondían como el marxismo
en su modo de interpretar la realidad, pero en su práctica política era en gran parte electoral y
parlamentaria y procuraban distinguirse de los comunistas dirigiéndose a un grupo social más
amplio y haciendo hincapié en sus raíces nacionales más que internacionales.

A su vez cabría añadir que el problema político crucial para la izquierda fue la naturaleza de los
p. populistas cuya flexibilidad ideológica y atractivo político eran mayores. Tenían una vocación
de poder más fuerte y disfrutaban de un apoyo social más amplio.

Pero el problema fundamental que se le planteaba a la izquierda residía en que su base social,
esto es obreros y campesinos, era mucho más probables que apoyasen a p. populistas.

La izquierda y el komintern

El comunismo estuvo bajo la tutela ideológica de la internacional comunista (komintern) desde


la formación de esta en 1919 hasta su disolución en 1943. Por supuesto, factores como la
distancia o falta de información, más la preocupación del komintern por otras regiones del
mundo hacía que en la práctica existiese cierto grado de independencia para los países de Am.
Lat.

Los intelectuales participaron activamente en la vida del p. comunista, se creó así una cultura
del marxismo que impregnó la vida intelectual y luego las universidades. Quizás una de las
razones que impulsó a los intelectuales a acercarse al comunismo residía en que éste se
presentaba como un credo opositor a la iglesia católica.

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Desde sus comienzos los p. comunistas de Am. Lat. sufrieron una represión sistemática y
prolongada. Además de ésta otro factor fijaba los límites de la influencia de la izquierda: el
catolicismo, principal sistema de creencia en Am. Lat. como el que presentaba hostilidad ante
el marxismo e incluso el liberalismo.

Otra amenaza para los movimientos marxistas la representaban los movimientos populistas.
Estos expresaban sentimientos nacionalistas, atraían a grupos de todo el espectro social, no
despertaban hostilidad en la iglesia y militares, y no exigían un compromiso doctrinal
incondicional. Además no repudiaban los valores liberales tan ferozmente.

Los líderes del komintern nunca pensaron seriamente que una revolución marxista- leninista
pudiera triunfar en Lat. antes que en Europa, por tanto estos países se vieron replegados a un
segundo plano. Sin embargo el principal defecto del komintern fue la incapacidad de aceptar a
los campesinos. Los p. del komintern eran para la clase trabajadora, su concepto de p.
revolucionario no solo excluía al campesino sino que desconfiaba de él. Esto en una Am. Lat.
donde el sector mayoritario de los trabajadores era la población rural. Cuando Mariátegui
quiso incorporar al campesinado en una coalición revolucionaria fue objeto de condena del
komintern.

El komintern debatía sobre distintas cuestiones, pero la principal giraba en torno al carácter de
la revolución: la medida en que la clase principal, el proletariado, podía formar alianzas con las
diferentes clases sociales. Sin embargo la actuación del komintern como institución ha sido
paradójica ya que se creó para ejercer influencias sobre la práctica, pero se perdía en debates
ideológicos. Se pueden mostrar dos episodios dramáticos en la historia de la izquierda en los
que el kominternfracasa con sus ayudas: el caso salvadoreño con la “ayuda roja internacional”
y el caso de Nicaragua con la “liga antiimperialistas”.

Para 1935 el komintern cambia sus orientaciones para hacer frente a la propagación del
fascismo. Esta política frentepopulista recibió fuerte impulso en Am. Lat. al estallar la guerra
civil española, ya que la izquierda y la derecha se identificaron con los bandos de la contienda.
El país en el cual la estrategia frentepopulista tuvo más efectos fue en Chile donde se registró
un crecimiento extraordinario. La causa de la república española benefició al p. comunista
chileno quien se valió de la guerra para acusar al p. socialista de no ser verdaderamente
revolucionario.

El sistema mexicano era muy diferente del chileno. El p. comunista declaraba que la revolución
mexicana era incompleta a menos que la dirigiesen los comunistas, esto sin embargo era
improbable debido a la debilidad de los vínculos con la clase obrera y el campesinado. De
todos modos se ejerció mayor influencia cuando la estrategia frente populista coincidió con la
presidencia de Cárdenas quien creó importantes sindicatos y los utilizó en la expropiación de
compañías que eran de propiedad extranjera para pasar a pertenecer al estado.

Argentina era un país donde el p. comunista influía poco en la sociedad. Pero más allá de la
fuerza de la izquierda, lo que la elite temía era el potencial de crecimiento del comunismo. Este
temor se debía a la presencia de una nutrida clase de inmigrantes muy consciente de lo que
ocurría en la Italia de Mussolini y la España republicana. Sin embargo lo característico de este
período es la aparición de movimientos nacionalistas. La fuerza de estos sentimientos
anticomunistas llevaría a la elite a optar por Perón en 1945.

De la segunda guerra mundial a la guerra fría.

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Durante la segunda guerra mundial los movimientos comunistas gozaron de prestigio en la


participación antifascista. También se beneficiaron con la disolución del komintern que le dio
mayor libertad de acción. El número de afiliados pasó de 100.000 en 1939 a 500.000 en 1947.

Los gobiernos latinoamericanos aprovecharon la oportunidad que ofrecía el deterioro de las


relaciones entre USA y la URSS para reprimir movimientos populares, romper relaciones
diplomática con la URS y dar un giro hacia la derecha. Aunque el papel de USA en este
desplazamiento no fue decisivo, sí alentó a los países a seguir la política propia de la guerra
fría.

La evolución cubana y sus secuelas.

Los años 50 fueron de penuria para la izquierda en Am. Lat. La guerra fría dio origen a una
intensa presión de USA sobre Am. Lat. No obstante la revolución cubana capitaneada por
Castro dio un impulso real a la izquierda. Si bien el p. comunista tuvo poco que ver con el
ascenso de Fidel al poder, participó con la consolidación de su gobierno otorgándole cuadros
de mando con experiencia en la organización política. Además el antinorteamericanismo fue
un factor que fortaleció la alianza de Castro con los comunistas.

El triunfo de la revolución cubana quitó validez a la protección de los partidos comunistas


ortodoxos de ser la única fuente de legitimidad marxista revolucionaria y mostró cómo el
entusiasmo y el compromiso eran suficientes para hacer la revolución. Además la revolución
cubana coincidió con un período de tensión en el comunismo internacional por el deterioro de
las relaciones entre la URSS y China. Esta disputa afectó a la izquierda latinoamericana ya que
China quería apartar a éstos del comunismo internacional. El apoyo chino a la guerrilla
latinoamericana era solo verbal, de hecho la falta de entusiasmo de los chinos por el modelo
cubano de rebelión campesina era sorprendente, como si estos olvidasen los orígenes del
gobierno chino. Finalmente el prestigio de los comunistas chinos cayó tras las denuncias de
Castro en 1966 por secundar el bloqueo económico de USA y por tratar de subvertir militares y
funcionarios cubanos en contra de la revolución.

Esta situación de Cuba también tuvo su efecto sobre la derecha política. USA estaba decidido a
impedir que se volviera a repetir el caso cubano y por eso entre 1962 y 1966 hubo 9 golpes
militares en toda Am. Lat. Las fuerzas armadas latinoamericanas se beneficiaron con la ayuda
que le prestó USA para contener el avance comunista que surgía a modo de guerrilla como
imitación del caso cubano. En Colombia las FARC, la guerrilla en Venezuela, lo propio en Perú, e
incluso el propio Guevara en Bolivia.

A finales de los años 70 el futuro de la guerrilla no era prometedor y desciende nuevamente el


prestigio de los partidos comunistas.

La rebelión rural tenía pocas probabilidades de ser una estrategia útil para conquistar el poder
del estado. Se ve cómo en Argentina y en Uruguay, surgieron dos poderosas guerrillas urbanas
que representaron una reacción del dogmatismo de los p. comunistas y que aprendieron de los
fracasos de las guerrillas rurales. Montoneros y Tupamaros. Sin embargo ningún gobierno
hubiese permitido que grupos como estos actuaran sin barreras y por tanto pusieron en
marcha un espiral de violencia que culminó con gobiernos militares brutalmente represivos.

Los regímenes autoritarios militares estaban decididos a eliminar todo movimiento político que
se presentara como una amenaza a su autoridad. Así la izquierda sufrió represiones que iban
desde el destierro hasta el asesinato. El efecto final de estos regímenes autoritarios sobre la

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izquierda fue profundo. Se inició en la izquierda un proceso de reflexión cuyo resultado fue
subrayar el valor de la democracia. A partir de las ideas de Gramsci la izquierda dejó de ver la
democracia como un pretexto burgués y así la guerrilla quedó desacreditada en donde su
violencia había dado lugar a la formación de gobiernos militares.

El decenio de 1970: la derrota de Chile, avances en Nicaragua.

Así como el acontecimiento clave de los 60 fue la revolución cubana, los años 70 empezaron
con un triunfo muy diferente para la izquierda cuando Chile eligió a Salvador Allende.

Chile en 1970 trató de crear una sociedad socialista empleando medios pacíficos,
constitucionales. Esto llamó la atención internacional porque planteaba un interrogante central
para la izquierda: cómo llegar al socialismo mediante una transición pacífica. El triunfo duró
poco y el golpe contra Allende hundió a la izquierda en una profunda incertidumbre ideológica
que polarizó a la izquierda en Am. Lat. Los grupos más radicales como los sandinistas en
Nicaragua decidieron intensificar el conflicto armado y sostenían que la vida pacífica era una
ilusión que no llevaba al poder. Por otro lado los revisionistas sostenían que la izquierda debía
moderar su política y dejar de imaginar el poder en términos de fuerza. Este revisionismo tenía
dimensiones internacionales. Así el caso Chile se convirtió fundamental en el debate sobre el
eurocomunismo al recalcar la necesidad de no crear enemigos implacables en la derecha. Esto
sobretodo en el p. comunista italiano y francés.

De la misma manera que la revolución cubana marcó el programa de la izquierda en los años
60, el fracaso de Allende hizo lo propio en los 70.

Las lecciones de Chile no pasaron inadvertidas en Nicaragua. Aquí la izquierda se dio cuenta de
que el buen fin del movimiento debía abrazar fuerzas contradictorias tanto en la ciudad como
en el campo. Necesitaba no solo del apoyo de los campesinos, sino también de la clase media
en las ciudades. De este modo logró movilizar una amplia oposición contra una dictadura
impopular en los combates, aunque el número de militantes firmemente comprometidos era
pequeño.

Las condiciones empeoraron cuando en la década del 70 un movimiento sindical organizó


huelgas contra el descenso de salarios. Sindicatos combativos junto a radicales católicos que
organizaban a los campesinos en comunidades de bases llevaron a la victoria la insurrección en
1979. este triunfo de la revolución nicaragüense no tuvo la misma repercusión que la anterior
revolución cubana. La izquierda consideraba a esta revolución como propia de aquel país, no
destinada a la exportación, se miraba con escepticismo la idea que había una sola forma
revolucionaria aplicable universalmente.

El decenio de 1980: la izquierda sumida en la confusión.

El contexto político en el cual tenía que actuar la izquierda cambió cuando los gobiernos
militares devolvieron el poder a los civiles: Perú, 1980; Argentina, 1983; Brasil, 1985; Uruguay,
1985; Chile 1990.

Además este contexto cambiaba de forma más espectacular con la caída del sistema soviético
rechazado en los países de Europa oriental.

Si siempre fue difícil definir la izquierda en términos de un programa común, esto se dificultó
más aún en los años 80.

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En varios países aparecen “nuevos movimientos sociales” que a menudo sospechaban que los
partidos políticos intentaban manipularlos. Reivindicaban derechos de ciudadanía y no eran
políticamente activos hasta entonces. El crecimiento de estos p. nuevos y la aparición de
movimientos sociales ajenos a los partidos reflejaron la crisis de los mismos.

La reacción de los p. de izquierda a la crisis del decenio de 1980 presentó enormes variaciones.

El partido comunista mexicano abrazó un revisionismo al estilo eurocomunista que hizo


hincapié en los derechos democráticos, abandonó su anticlericalismo y aspiró a ser un p. de
masas en vez de elites.

A diferencia, el p. comunista chileno abogó por la lucha armada contra la dictadura del general
Pinochet. El p. comunista chileno era el mejor organizado de Am. Lat. según estrategas
soviéticos y era el único que tenía la probabilidad de encabezar una revolución, especialmente
en un país gobernado por alguien que era objeto de condena internacional.

Perú fue el único país donde el comunismo inspirado por China generó un apoyo tanto urbano
como rural. Sendero luminoso, el más conocido de los movimientos de inspiración china,
empezó pacientemente a formar cuadros políticos y buscar apoyo en la empobrecida región de
Ayacucho. Allí la población, en gran parte india, estaba muy resentida contra el gobierno
blanco de Lima.

Sendero luminoso, profesaba ideas de Mao y también se inspiraba en las ideas indigenistas de
Mariátegui. Su violencia era extrema y se valía del terror para imponer su dominio, por eso la
respuesta del gobierno fue permitir que los militares tomaran medidas igualmente salvajes.

A la decadencia del comunismo ortodoxo y a la pérdida de atractivo del modelo cubano, vino a
reemplazar el nuevo interés por el socialismo de tipo parlamentario y electoral, cosa que
contrastaba con la violencia de las guerrillas. Aquí, los movimientos socialdemocráticos en
Europa fueron fuentes de inspiración.

Ejemplo de esto lo representa en Brasil el Partido de los Trabajadores que se formó debido a la
insuficiencia del p. comunista como medio de expresión de las reivindicaciones sindicalistas.
Así el PT nació del nuevo sindicalismo y se convirtió en el mayor partido explícitamente
socialista de Am. Lat. Si bien el PT tenía sus raíces en el movimiento sindical urbano, también
creció en zonas rurales con el apoyo de la iglesia y de las comunidades de base. El PT procuró
adoptar un modelo nuevo de organización interna que respetase la autonomía del movimiento
sindical.

Conclusión

Históricamente la izquierda siempre ha supuesto que existía un objetivo, una fuerza


organizada, un programa y una teoría que explicaban la lógica del sistema. Todo esto quedaba
en entredicho en la década de 1980 con los cambios trascendentales en el comunismo
internacional.

En los 80 el apoyo soviético destinado a partidos comunistas de Am. Lat. era escaso,
exceptuando el caso de Cuba. Si bien el centro de operaciones soviéticas en Am. Lat. durante
los 70 y 80 fue el Perú, y si bien continuó interesándose por el p. comunista chileno por ser el
único con una trayectoria electoral históricamente razonable, el verdadero interés de la unión
soviética era una ruta aérea a Am. Lat. y el acceso a zonas pesqueras del pacífico.

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Pero mucho más importante que la pérdida del apoyo material fue el daño que sufrió el
prestigio ideológico del marxismo. La idea de la revolución no pasó a ser solo inimaginable sino
incluso indeseable.

32. Mires, Fernando. “La larga marcha del sandinismo”.

Independientemente de la magnitud real del movimiento sandinista, lo cierto es que en el


momento de la insurrección la mayoría del pueblo se consideró sandinista y esto ocurrió en
contra de la prolongación física y política del asesino de Sandino: el hijo del primer Anastasio,
Anastasio Somoza II.

La insurrección fue saludada con simpatía por la odiosa imagen que reflejaba la tiranía y
porque tal insurrección fue resultado de un complejo proceso cuyos actores, a pesar de las
múltiples diferencias ideológicas y sociales, estuvieron en condiciones de lograr unidad en la
acción, lo que facilitó la riqueza participativa en el proceso (fue un momento de confluencia
popular y democrática).

La revolución nicaragüense también nació con el peligro de su “sobreideologización”, el de


aquellas interpretaciones que se sirven de los hechos para autoconfirmarse, pasando por alto
las particularidades reales de un proceso, pero esta revolución fue posible por haber sido
resultado del triunfo de la razón práctica sobre la puramente ideológica.

EL PRIMER MOMENTO NACIONAL: ZELAYA

 En la revuelta liberal encabezada en 1893 por el general José Santos Zelaya se


presentan algunos elementos que serán constantes en la futura historia nicaragüense;

 Las contradicciones no resueltas dentro del bloque dominante.

 La activación de sectores populares que se articulan en relación con algún grupo


disidente de ese bloque dominante.

 Las vergonzosas intervenciones norteamericanas.

 La revuelta de Zelaya que puso fin al gobierno conservador de Roberto Sacasa se


inserta en la historia de las largas luchas entre conservadores y liberales que caracterizan
durante el s.XIX en la mayoría de los países latinoamericanos.

 Sin embargo, los liberales de Nicaragua alcanzaron un cierto grado de diferenciación


una vez que se constituyeron en los representantes políticos de la oligarquía cafetalera,
representación que cristalizó plenamente durante el gobierno de Zelaya, el cual cuestionó
abiertamente el predominio de los sectores más tradicionales.

 Esto constituye la victoria política de una nueva clase empresarial dentro de las
condiciones abiertas por la dinámica agroexportada y por la incapacidad de la vieja oligarquía
comercial - ganadera para canalizar un reajuste sociopolítico.

 En términos actuales podría designarse al gobierno de Zelaya como modernista; el


grupo cafetalero, a diferencia del resto de la oligarquía, no estaba orientado hacia la simple
obtención de la renta territorial y el consumo lujoso.

 Continuación de la colonización interior en un sentido más “rentable”, expropiación de


tierras en el interior, que incluso llevó a recuperar para Nicaragua el territorio de la Mosquitia

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(1905) que hasta entonces había estado ocupado por los ingleses, y apropiación de tierras
eclesiásticas.

 Los propios liberales se creían, ideológicamente, representantes del progreso y del


desarrollo, y pensaban que con sus expropiaciones cumplían una misión altamente civilizadora
y patriótica.

 Los liberales lograron vincular de una manera más directa a Nicaragua con el mercado
mundial pero la “modernización” que impusieron hacia el interior fue más que precaria (las
relaciones de explotación de tipo “primitivo” predominaban.

 Como consecuencia del boom cafetero en la última decena del s.XIX tuvieron lugar
cambios significativos en la división interna del trabajo y tanto tierra como trabajo comenzaron
a ser transformados en bienes, por medio de la privatización de la tierra y pequeños
productores.

 Los cafetaleros lograron abrir un momento político nacional, debido a su carácter


exportador no estaban vinculados al mercado mundial en términos coloniales, y su
dependencia no los ligaba a un país determinado.

 Comenzaron las desavenencias con EEUU por las reclamaciones norteamericanas por
los intentos del gobierno de Zelaya de negociar con empresarios alemanes y japoneses la
construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua y no a través de Panamá - la
“cuestión del canal” fue una de las razones por las cuales el gobierno norteamericano intentó
deshacerse de Zelaya apoyando a los grupos conservadores contrarios a éste.

 Las contradicciones entre liberales y conservadores eran de naturaleza política;

 Los liberales abogaban por una entidad de tipo más político en lugar de aquella de tipo
patrimonial que había predominado en el pasado.

 Viéndose cuestionados política y económicamente, los sectores ultraconservadores se


agruparon alrededor de la Iglesia - el enfrentamiento entre Iglesia y gobierno fue también otro
de los pretextos que llevaría a EEUU a intervenir directamente en contra del gob liberal.

REACCIÓN E INTERVENCIÓN

 La rebelión conservadora encabezada por el general Emiliano Chamorro fue derrotada


en su primera etapa por las tropas leales pero el triunfo en la segunda fase, 1907, sería posible
gracias a la intervención americana.

 Zelaya renuncia y José Madriz es nombrado provisionalmente en el cargo.

 1910 entran en Managua las fuerzas rebeldes y el conservador Estrada asumió el


poder.

 Uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue firmar el llamado Tratado Dawson,
mediante el cual era delegada la soberanía del país a EEUU permitiendo legalizar la invasión de
1912 y mantener las tropas americanas en el país 21 años.

 Los norteamericanos aprovecharon la ocasión para reforzar sus posiciones económicas


en el país y con la invasión de 1912 desatarían en Nicaragua una resistencia que tomaría
características de verdadera guerra civil (aunque la resistencia fue aplastada rápidamente).

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 Pero la invasión produjo efectos no contemplados por EEUU, el principal fue que los
liberales se vieron obligados a levantar una política de tipo nacionalista y recurrir a los sectores
populares a fin de enfrentar a las tropas extranjeras (así se crearía una nueva situación
política).

UN SEGUNDO MOMENTO NACIONAL: LAS REVUELTAS LIBERALES

 La nueva situación política estaba determinada por la ocupación, los conservadores, a


fin de garantizar su condición de clase dominante, renunciaban a su condición de clase
dirigente; los gobiernos de Adolfo Díaz y de Emiliano Chamorro pretendían representar a un
Estado que ya no representaba más a la nación (Díaz procedió a la repartición de las principales
tierras y riquezas del país entre tres empresas norteamericanas).

 Sin embargo, las condiciones para un segundo momento nacional no se darían hasta
1923, cuando falleció el Presidente Diego M. Chamorro y le sucedió Bartolomé Martínez,
conservador pero vinculado a los círculos cafetaleros que;

 Intenta algunas medidas económicas nacionales.

 Intenta crear algunas condiciones materiales que hicieran posible la reconciliación


política entre conservadores y liberales, llegando a un acuerdo que postulaba un gobierno de
“transición” según el cual el presidente sería conservador y el vicepresidente liberal.

 El gobierno de transacción empezó a funcionar el 1 de enero de 1925 al asumir la


Presidencia Carlos Solórzano y la Vicepresidencia el liberal Juan Bautista Sacasa.

 El 4 de agosto las tropas norteamericanas abandonan el país.

 Pero la mayoría de los conservadores estaban en desacuerdo con el “pacto” y,


haciéndose eco de la reacción conservadora, el general Emiliano Chamorro se levantó en armas
en noviembre de 1925 exigiendo la salida de Solórzano, que dimitirá el 16 de enero de 1926.

 El nuevo Congreso, formado exclusivamente por conservadores, eligió como presidente


a Chamorro, postergando a Sacasa.

 El nuevo gobierno era ilegal e ilegítimo y los liberales se declaran en estado de


rebelión; esta vez, los liberales se levantaban como defensores de la legalidad y de la
Constitución, lo que les facilitaría el rápido apoyo de vastos sectores de la población.

 El gobierno de EEUU decidió asumir una doble táctica;

 Invadir otra vez el país con le pretexto de salvar las vidas de los estadounidenses
residentes.

 Buscar soluciones de compromiso propiciando negociaciones entre conservadores y


liberales - negociaciones que llevaron a las “conversaciones de Denver” (16 de octubre de
1926), aunque en ese momento el compromiso ya no era posible;

 La invasión había sumado a la legitimidad constitucional de la revuelta la nacional.

 Los liberales no controlaban a sus fuerzas, pues a la rebelión se habían plegado


sectores populares cuyas demandas iban más allá de simples compromisos constitucionales.

 Los conservadores consideraban capitulación cualquier tipo de arreglo con los


liberales.

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Así, la revuelta liberal se estaba transformando en una auténtica revolución nacional.

En esos días regresaba a Nicaragua Augusto César Sandino, que decidió plegarse a las tropas
constitucionalistas ofreciendo sus servicios al general José M. Moncada.

SANDINO

Nació en Niquinohomo en 1895 y en 1921, tras una pelea callejera, debió huir a Honduras
donde comenzó un variado itinerario hasta que el 1 de junio de 1926 regresó a Nicaragua.

Sandino no había conocido relaciones estables de pertenencia, lo que debe haber exacerbado
en él una nostalgia por su tierra. Al mismo tiempo, al trabajar en varias empresas
norteamericanas había experimentado los sistemas de explotación que imperaban, además,
hay que añadir las influencias políticas del contexto histórico (revolución mexicana y revolución
rusa de 1917).

 EL NACIONALISMO EN SANDINO

 El nacionalismo en Sandino se definía, en primera línea, en contra de EEUU y aparecía


entrecruzada con alocuciones místicas y proféticas - las continuas referencias a Dios, y también
al amor, se complementaban en Sandino con su pertenencia a la masonería y a organizaciones
teosóficas y espiritistas (además de pertenecer al Partido Liberal) pero todo su misticismo
giraba en torno a su gran obsesión: la idea de la independencia nacional.

 Fue el nacionalismo radical de Sandino lo que lo llevó a acercarse a la cuestión social (y


no a la inversa): la ruptura con los sectores liberales tradicionales lo llevaría a vincularse con
sectores sociales subalternos mucho más dispuestos a llevar la lucha nacional hasta el final.

 Sandino fue el más destacado representante de una cuestión nacional no resuelta


hasta entonces por la clase dominante nicaragüense (diferencia importante entre Nicaragua y
otros países latinoamericanos).

 Lo esencial en Sandino es que representaba un punto de continuidad y al mismo


tiempo de ruptura con la historia de Nicaragua (de continuidad porque su punto de partida se
encuentra en la llamada “revolución liberal”).

 Sobre todo, el proceso dejó de ser el mismo que en sus orígenes cuando en el plano
internacional empalmó con la generalizada idea antiimperialista. Sandino en 1933 precisa:
“Este movimiento es nacional y antiimperialista. Mantenemos la bandera de la libertad para
Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás, en el terreno social, este movimiento es
popular y preconizamos un sentido de avance en las aspiraciones sociales.

 Por otro lado, en la medida en que el movimiento de Sandino profundiza sus raíces
populares, aumenta su capacidad militar y con ello se convierte en un punto de atracción para
todos aquellos sectores políticos que, fuera de Nicaragua, ven en Sandino la reencarnación de
sus ideales internacionalistas. Además, Sandino percibió la eficacia de las RRII y decidió
utilizarlas en su favor convirtiéndose en un maestro de la propaganda pol.

 En síntesis, el nacionalismo de Sandino debe ser entendido como un proceso de


desarrollo que comienza en aquel momento nacional abierto por las contradicciones en el
interior del bloque de dominación política y culmina con la autonomización del movimiento
sandinista en ese contexto y con su autorreconocimiento como popular y antiimperialista.

 CONSTITUCIÓN DE LA TENDENCIA LIBERAL - POPULAR - SANDINISTA

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 El movimiento de liberación nacional se dividió desde un comienzo en dos tendencias


antagónicas: una liberal - oligárquica representada en el grueso de los ejércitos
constitucionalistas y otra liberal - popular dirigida por Sandino.

 Moncada y Sandino se escinden;

 Sandino se internó en el territorio de Las Segovias constituyendo en 1927 un verdadero


“territorio libre”.

 Moncada tenía otros planes; hacía la guerra no para liberar al país de las tropas de
ocupación, sino para que EEUU reconociera a los liberales y no a los conservadores como
gobernantes legítimos - objetivo logrado en el Pacto del Espino Negro (entre Moncada y
Stimson) bajo el precio de deponer las armas (los generales adictos a Moncada acataron esto
pero Sandino no).

 Sandino rompe definitivamente con los constitucionalistas, ruptura planteada


públicamente en Jinotega en nombre del Partido Liberal de Las Segovias, reclamando para sí la
continuidad de la lucha - el 12 de mayo de 1927, Moncada se rindió y Sandino se replegaba a
San Rafael del Norte para preparar la resistencia (en esos momentos comenzaba la famosa
gesta sandinista).

 UNA GUERRA DESIGUAL

 En un período relativamente corto, y pese lo poco numeroso de su contingente, logró


ligar sus acciones con una serie de reivindicaciones urbanas, rurales e indígenas de la
población. El secreto de los éxitos militares de Sandino se encontraba, sobre todo, en la política
social practicada en las “zonas liberadas” (profundas reformas agrarias, que respetaban la
pequeña propiedad campesina).

 Sandino era un problema para los norteamericanos (mientras más se alargaba la


guerra, más impopular era ésta en EEUU, además de la indignación de la opinión pública ya
que Sandino se había convertido en una leyenda) pero también para las clases altas del país;
liberales y conservadores, unidos, no vacilaban en apoyar las tropas norteamericanas en contra
de Sandino.

 De este modo, a partir de 1931, a EEUU no le quedaba más posibilidad que buscar una
“retirada honrosa” de Nicaragua.

 Se encontró ante una situación paradójica; ya en 1932 estaba dispuesto a conceder la


principal exigencia de Sandino, el retiro inmediato de las tropas, pero esta vez eran los propios
liberales quienes se oponían.

 Esto prueba que la oligarquía nicaragüense ya había comprendido que la guerra


nacional llevada a cabo por los sandinistas amenazaba con convertirse en una revolución social.

 Sandino también se encontraba en un dilema: sabía que la expulsión de los


norteamericanos sólo podía ser alcanzada sobre la base de un “acuerdo nacional” pero, a la
vez, para que éste fuera posible era necesario posponer una revolución social que ya estaba
comenzando (una revolución social sin contenido nacional no era posible).

 Aunque Sandino no estaba de acuerdo, las elecciones de 1932 fueron supervisadas por
EEUU, el vencedor fue Sacasa y los marines se retiraron de Nicaragua pero dejaron una
herencia: la Guardia Nacional, encabezada por Anastasio Somoza.

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LA FORMACIÓN DE UN TRIPLE PODER

 Una de las condiciones que puso el gobierno norteamericano para retirar sus tropas
fue la permanencia de la Guardia, que era una especie de embajada militar de EEUU en
Nicaragua pero en 1932 la evolución política del país hacía necesario maquillarla una poco y
pusieron al frente un nicaragüense leal a EEUU: Anastasio Somoza.

 1 de febrero de 1933, Somoza se hizo cargo de la Guardia, que de inmediato se


constituyó en un poder militar, extranacional y mercenario paralelo al gobierno civil. A la hora
del retiro americano se produjo en Nicaragua una situación de trilogía de poderes; Sandino /
Presidente de la República / Guardia Nacional.

 Somoza advirtió que, para quitar a Sacasa, era preciso acabar primero con el
sandinismo y siguió 3 pasos para conseguir su objetivo:

 1er paso) - Se inició una “guerra sucia” contra los desarmados sandinistas, lo que
obligó a Sandino a reorganizar rápidamente sus tropas.

 La estrategia de Sandino pasaba en esos momentos por dar primacía a lo político sobre
lo militar, influir en el gobierno de Sacasa para que terminara con la Guardia Nacional y,
mediante la presión social, inducir al Presidente a apoyarse en los sectores populares para
iniciar así una política de reformas.

 El 21 de febrero de 1934, al abandonar la casa presidencial después de cenar con


Sacasa, Sandino fue secuestrado por los esbirros de Somoza y asesinado en el campo de
aviación junto a su hermano y los generales Estrada y Manzor (el mismo Somoza confesó
orgulloso el crimen de Sandino).

 2º paso) - mandó realizar masacres entre los habitantes de las colonias agrarias
fundadas por Sandino en Las Segovias.

 3er paso) - hacerse con el gobierno a través de un golpe de Estado (1936), naciendo así
el Estado somocista.

LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO SOMOCISTA

 El núcleo del Estado somocista era la Guardia Nacional, institución semiextranjera al


servicio de una dinastía local. Tanto la Guardia como Somoza estaban situados fuera de las
tradicionales contiendas en el interior del bloque de dominación, por lo que pudieron erigirse
en una suerte de poder aparentemente independiente apoyado fuertemente desde EEUU.

 Siguió algunas formalidades con 2 objetivos; (los dos pilares fundamentales de la


dominación somocista serían el apoyo norteamericano y la aceptación de la oligarquía local).

 Eliminar cualquier tipo de obstáculos que impidieran el reconocimiento de EEUU (los


tres Somoza que estuvieron en el poder siguieron la máxima de que todo enemigo de EEUU
devenía en enemigo de Nicaragua).

 Que las dos fracciones políticas de la oligarquía lo reconociesen como un caudillo


común y para el fortalecimiento de este segundo pilar, la oligarquía local, recurrió a dos
medios;

 Extrema concentración del poder;

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 En el centro del sistema se situó él junto a su familia, ramificada por medio de


múltiples y sutiles relaciones de amistad y parentesco con los demás sectores.

 En un 2º nivel se situaban los amigos íntimos del dictador, con sus familias.

 En el 3er nivel estaban sus “perros de presa” (oficiales matones, asesinos a sueldo…)

 Utilización de los mecanismos políticos.

 Somoza, aprovechando las ventajas que le otorgaba el control del poder político, se
dedico a aumentar su poder económico - lavinculación extrema entre economía y política es
otra de las características del Estado somocista (la economía se constituye en un medio de
control político y la política en un medio de control económico).

 Por otra parte, se dejó guiar por la máxima de dividir para vencer fundando un nuevo
partido liberal y legalizando a los comunistas. Además de esta política de divisiones y alianzas,
Somoza supo dotar a su dictadura de una plasticidad que le permitía replegarse en los
momentos más peligrosos para volver después con más fuerza a ocupar el poder (como ocurrió
en 1944 con las movilizaciones estudiantiles o en 1947 cuando la oposición a su régimen
utilizaba su mala gestión del país contra él).

 Después de la muerte de Anastasio Somoza García, a consecuencia del atentado


llevado a cabo por el poeta Rigoberto Pérez (1956), sus hijos, Luís y Anastasio (Tachito),
continuaron aplicando las enseñanzas de su padre.

LAS GRANDES TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS

 Los grupos cafetaleros, entre los que se incluía Somoza, pasaron a desempeñar el papel
director en el conjunto de la economía y los sectores ganaderos tradicionales invirtieron en la
economía cafetalera, teniendo lugar así una concertación de intereses económicos que habían
sido conflictivos en el pasado.

 Reconfiguración política: en la “reconciliación histórica” entre liberales y


conservadores, que tomó forma definida en 1950, en el llamado “pacto de los generales”
concertado entre Somoza y Emiliano Chamorro.

 Pero los procesos de unificación se verían interrumpidos por un nuevo hecho: el auge
de la economía algodonera, a partir de la década de los ´50.

 El llamado boom algodonero se impuso con extraordinaria velocidad y la creciente


demanda algodonera alteró las relaciones sociales y económicas establecidas.

 La expansión de la producción de algodón tuvo una triple significación:

 profundización de la dependencia,

 afianzamiento de carácter agrario de la burguesía,

 ampliación del espacio entre las clases dominantes y el creciente proletariado rural.

 Tuvo lugar una nueva recolonización interior que destruyó antiguas relaciones
económicas e incluso culturales.

 También fueron significativas las transformaciones que a consecuencia del auge


algodonero tuvieron lugar dentro de la propia oligarquía tradicional (reorganización del

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conjunto de la economía local: los algodoneros empezaron a señalar el rumbo de las nuevas
inversiones).

 Los excedentes derivados de las exportaciones de la economía algodonera fueron


canalizados principalmente hacia la actividad usurera constituyéndose distintos grupos
financieros competitivos entre sí y articulados a través de distintos bancos.

 De todos los grupos económicos el que se impuso fue el de Somoza, pero, al mismo
tiempo, la extrema concentración de riquezas fue un factor que atizó las diferencias dentro de
la oligarquía.

UNA RESISTENCIA DESARTICULADA

 Desde la llegada al poder del primer Somoza, la “política” había estado


fundamentalmente concentrada en el interior de la oligarquía, y se expresaba por medio del
típico antagonismo entre conservadores y liberales.

 Para otro tipo de contradicciones, como las movilizaciones de masas y estudiantes de


1944, Somoza tenía como respuesta la represión - los sectores populares no estaban en
condiciones de articularse entre sí.

 Somoza se había preocupado de destruir sistemáticamente no sólo al sandinismo sino


lo que éste había llegado a representar, aunque dos sobrevivientes, Raudales y Reyes,
organizaron las primeras guerrillas de 1958.

 Del lado de la izq marxista, en especial de los comunistas, no había ningún peligro.

 Tb existía en Nicaragua una fracción intelectual que no era susceptible de absorción


por el régimen pero no disponía de un discurso propio ni de una relación orgánica.

 Antes de que apareciera el nuevo sandinismo organizado, muchos grupos buscaban


una relación de continuidad con los años´30 y, sobre todo, con Sandino - el fantasma de
Sandino seguía presente pero las interpretaciones de su gesta eran distintas entre los diversos
grupos.

 Un impulso importante para la reconstrucción ideológica de la izquierda nicaragüense


provino de Cuba:

 La ideología que derivó de la revolución cubana partía de la premisa de que las


condiciones revolucionarias estaban objetivamente dadas en la mayoría de los países
latinoamericanos, aunque las subjetivas había que crearlas.

 Los encargados de crearlas deberían ser los núcleos guerrilleros quienes, con su
ejemplo armado, catalizarían en torno suyo las contradicciones principales de la sociedad y la
guerrilla, “foco” inicial de la revolución, se transformaría en un ejército popular que tomaría el
poder y crearía las condiciones para construir el socialismo.

 El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), fundado por Carlos Fonseca


Amador, Tomás Borge y Silvio Mayorga, provenía en gran parte de fracciones radicalizadas del
Partido Socialista Nicaragüense y seguía, en principio, la orientación “foquista”.

 Estableció sólidas raíces en el movimiento estudiantil, creó enlaces con las poblaciones
periféricas y captó desde un principio las simpatías de miembros de la Iglesia católica.

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 Pero el aislamiento político facilitaría su represión desencadenando discusiones en el


interior del FSLN, que eran resueltas con golpes de autoridad y expulsiones hasta que en 1976,
como una reacción contra el sectarismo interno, fue tomando forma la “tendencia
insurreccional”, denominada “los terceristas”:

 La fracción originaria fue conocida como “Guerra Popular y Prolongada”.

 Otra fracción, con un marxismo - leninismo bastante rígido y dogmático, fue conocida
como la Tendencia Proletaria.

Uno de los golpes más fuertes recibidos por el FSLN fue la muerte de su máximo dirigente,
Fonseca, que era miembro de la tendencia originaria.

 El período de “lucha de tendencias” dentro del FSLN se extendió hasta pocos


momentos antes de la insurrección popular, lo que en cierto modo era expresión de su
aislamiento social y político.

 En esas condiciones, la tarea principal del FSLN no consistiría en crear una situación
revolucionaria sino en concertar sus acciones con los demás sectores antisomocistas en el
marco de una situación revolucionaria que estaba objetivamente dada.

LA HORA DE LA OPOSICIÓN CIVIL

En el largo ascenso económico de la dinastía Somoza podemos distinguir 3 momentos;

 “Pacto de los generales”, que permitió al sector cafetalero unirse con el agroganadero.

 El boom algodonero, que permitió el ascenso de un grupo de aventureros dedicados al


comercio de exportación.

 Tras el terremoto de 1972, con la reconstrucción, los Somoza multiplicaron sus


ganancias.

Para el primer Anastasio, lo más importante fue la concentración del poder político, para el
segundo Anastasio, lo más importante será la concertación del poder económico - lo que
provocará desequilibrios en el propio bloque de poder.

Los enormes excedentes dejados por el café, el algodón y la “reconstrucción nacional”,


determinaron una lucha desigual por la repartición del botín y las reglas de juego sentadas
eran desiguales, así, la corrupción y las violaciones de los derechos humanos ahora eran
aprovechados como medio de cuestionamiento político por sectores que antes aceptaban tales
hechos pero que, ahora, al ser desplazados económicamente por la dictadura, no les quedaba
más alternativa que pasar a la disidencia política.

Fueron las contradicciones en el interior del bloque de dominación las que, vinculadas con
intereses económicos menores, generaron una coyuntura de disconformidad y abrieron una
movilización popular en gran escala.

 CONTRADICCIONES INTERCLASISTAS

 Somoza fundó un banco personal, el Banco de Centroamérica; controlando el sistema


bancario obtuvo control crediticio sobre las principales ramas económicas;

 La construcción, cuya parte en el producto nacional bruto subió.

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 Las inversiones se multiplicaron.

 Además se llegó al absoluto control de la estructura agrícola por el sistema financiero.

 Ese “modelo” económico era demasiado absurdo;

 La política monetaria se había emancipado de cualquier proceso de producción.

 El elemento activador de la economía era un poder absolutamente centralizado que no


mostraba ninguna disposición a invertir las ganancias en un sentido productivo.

 Los efectos de la extrema concentración económica se hicieron sentir entre los


pequeños y medianos empresarios, después de 1975 eran permanentes las quejas de esos
sectores en contra de Somoza.

 En ese descontento deben encontrarse las razones de la activación política de


entidades como la Acción Nacional Conservadora y el Movimiento Liberal Constitucionalista,
aunque poco podían hacer.

 Todo este contexto preparó el camino para que las tradicionales luchas reivindicativas
de los trabajadores se articularan con una oposición pluriclasista cada día más amplia.

Sin embargo, al no haber una entidad que pudiese elevar hasta un nivel político la creciente
oposición que tenia lugar esta tendió, en sus primeras fases, a expresarse a través de dos
instituciones: la Iglesia y la universidad.

 LA IGLESIA

 La Iglesia católica de Nicaragua durante el s.XIX y principios s.XX se había constituido


como una Iglesia fundamentalmente oligárquica.

 Los impulsos renovadores provinieron desde fuera;

 El Concilio Vaticano II contribuyó a su modernización interna.

 El impulso más importante fue el de la Conferencia Episcopal de Medellín (1968) - a


partir de ese momento, las iglesias latinoamericanas comenzaron a romper algunos nudos que
las ataban con régimen oligárquicos o a buscar nuevas articulaciones dentro de las respectivas
sociedades, privilegiando a los sectores populares y reconociendo las iniciativas cristianas de
base.

 En las distintas iglesias latinoamericanas tomaron forma 3 tendencias;

 Pro-oligárquica.

 Moderada - reformista.

 Popular - radical; las expresiones de esta tendencia son el surgimiento de múltiples


comunidades cristianas de base y, en el discurso religioso, el surgimiento de una refinada
“teología de la liberación”.

 La particularidad del proceso nicaragüense es que, dadas las condiciones determinadas


por la existencia de una dictadura como la de Somoza, las dos últimas tendencias, en muchos
países separadas entre sí, lograron confluir en contra de la primera - Somoza había advertido el
peligro que representaban las comunidades cristianas de base ejerció el terror en contra de
ellas pero, por lo general, era impotente para destruirlas.

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 La jerarquía eclesiástica tomaba partido por los sectores antisomocistas, pero dejando
algunas puertas abiertas para ciertas mediaciones con la dictadura;

 El distanciamiento de la jerarquía respecto a Somoza quedó claro a partir de octubre


de 1970, cuando estudiantes de la Universidad Católica ocuparon la catedral de Managua.

 Pero el tema principal que la Iglesia agitó en contra de la dictadura fue el de la


violación de los derechos humanos.

 En síntesis, las contradicciones del bloque de poder facilitaron a la Iglesia católica de


Nicaragua su transición desde posiciones pro - oligárquicas hacia posiciones democráticas, lo
cual abrió espacios para la actividad de los sectores eclesiásticos más radicales.

 LA UNIVERSIDAD

 Los estudiantes se convirtieron en el principal núcleo de oposición a la dictadura - uno


de los más importantes bastiones estudiantiles fue la Univ Centroamericana, entidad católica
dependiente de los jesuitas;

 Paradojas;

 Allí iban a estudiar los hijos de las familias más acomodadas.

 Esa universidad fue apoyada por Somoza.

 Paradojas que desaparecen si se toman en cuenta 3 factores;

 Los estudiantes expresaban los conflictos que se presentaban en el interior del bloque
dominante.

 Al depender la universidad de la Iglesia, el movimiento estudiantil era activado en la


misma medida en que se agudizaban las contradicciones Iglesia - dictadura.

 Los programas de estudios eran obsoletos, de modo que el movimiento de reforma


dentro de la universidad se vincularía rápidamente con los movimientos de protesta externos a
ella.

 El movimiento estudiantil, al comienzo, era una simple expresión de la “oposición


burguesa” pero en el desarrollo de su lucha alcanzó un grado considerable de autonomía, o de
indeterminación clasista.

 De ese movimiento se irán generando además grupos orgánicos que optaban por
vincularse con los sectores más pobres de la sociedad. Así surgió el Frente de Estudiantes
Revolucionarios (FER);

 En esas condiciones era lógico que se produjera una suerte de simbiosis entre el FER y
el FSLN, lo que permitió a este último a este último reclutar nuevos contingentes
antisomocistas.

 En el periodo insurreccional, el FER actuaría prácticamente como la representación del


FSLN entre los estudiantes.

LA HORA DE LA UDEL

 Durante la 1ª mitad de la década de los ´70, el cuadro de contradicciones de la


sociedad nicaragüense estaba dominado por las luchas en el interior del bloque dominante, las

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que a su vez abrieron un espacio de movilización para los sectores medios y populares - en esas
condiciones, grupos eclesiásticos y estudiantiles pudieron desconectarse de los conflictos
puramente interorgánicos y cuestionar a la dictadura desde posiciones radicales, estableciendo
contactos con el FSLN.

 La UDEL (Unión Democrática de Liberación) - 1974 - fue la expresión política de la


naciente oposición a Somoza, con el propósito de crear un amplio frente político antisomocista
y en la que participaban 9 organizaciones de tipo sindical y político.

 La heterogeneidad social del Frente le imposibilitaba unir a su programa de


democratización política las exigencias de los sectores más perjudicados por el régimen.

 Se vio limitada a cumplir una función ambigua (denunciar la violación de los derechos
humanos, cosa que también hacia la Iglesia) y buscaba ganar el apoyo del gobierno
norteamericano en contra de Somoza (pero esto no era posible en 1975 debido a que el
gobierno de Nixon privilegiaba su apoyo a Somoza).

 La incapacidad de la UDEL (para dar un contenido social a la movilización democrática y


ganar a la población, y la falta de respuestas a cuestiones importantes como la agraria y la
nacional) hizo de ella un conglomerado políticamente inoperante, inoperancia que posibilitó
que fueran los individuos, y no las organizaciones o partidos, los que desempeñaran un papel
integrador - uno de esos individuos destacados fue Pedro Joaquín Chamorro, cuyo asesinato
jugará un importante papel en el fin del somocismo.

LA HORA DEL FSLN

 La imposibilidad de la UDEL para convertirse en alternativa política al somocismo fue


otro de los factores que contribuyó a desplazar el radio de acción hacia posiciones más
radicales, acelerando la hora del FSLN.

 Independientemente de las diversas percepciones políticas que circulaban en el


interior del FSLN, en todas sus fracciones había una voluntad de enfrentamiento al régimen,
voluntad que fue vista por muchos como la única opción posible.

 El FSLN manifestaba su decisión de hacerse eco de las reivindicaciones de los sectores


más pobres de la sociedad.

 El FSLN (mediatizado por su ideología: una mezcla de nacionalismo sandinista,


guerrillerismo castrista y un ortodoxo marxismo - leninismo) daba respuesta a la “cuestión
nacional” al identificar correctamente a Somoza con los intereses de EEUU en el país.

 Sin embargo, el FSLN no tenía unidad y la situación del país era potencialmente
insurreccional pero esa potencialidad no habría podido convertirse en realidad si los
antisomocistas hubieran continuado divididos o transitando por dos vías paralelas - esta fue la
importancia de la fracción “tercerista” (unificar).

 Por otro lado, en la oposición no revolucionaria tampoco había muchas señales de


aceptación hacia los sandinistas, de modo que la tarea dirigida a una confluencia era
doblemente difícil.

 Captando estos peligros, los terceristas desarrollaron una doble política:

 Extrema diplomacia y flexibilidad en las relaciones con la oposición.

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 Absoluta autonomía en los aspectos militares de la lucha.

 De acuerdo con la evaluación;

 El régimen entraba progresivamente en una fase de deterioro,

 Las “masas” estaban cada vez más activadas,

 El apoyo internacional a la dictadura era débil.

Así, a partir de 1976 se vivía una coyuntura favorable para una insurrección popular a la que
había que apoyar militarmente.

Concertar políticas de alianza con la mayoría de los sectores antisomocistas y dejar las
montañas para pasar a la acción directa e inmediata asumiendo una “guerra de movimiento”,
constituían las premisas de la acción tercerista.

EL GRUPO DE LOS 12

 La política de alianza del tercerismo comenzó a tomar forma con la creación del Grupo
de los 12 - a mitad dl 77 comenzó a funcionar el grupo constituido x personalidades de las
esferas intelectual, universitaria, eclesiástica, de las finanzas y profesionales.

 En términos generales se trataba de una organización política, pero no partidaria, cuya


principal tarea era lograr el acercamiento de todos los sectores antisomocista.

 Hay dos posiciones del grupo que fueron trascendentales;

 El reconocimiento formal del FSLN en el marco general de la oposición.

 Intransigencia frente a soluciones q posibilitaran la prolongación de la dictadura.

 De este modo, el Grupo de los 12 creó las condiciones para una confluencia de todos
los sectores antisomocistas, lo suficientemente amplia para incorporar a diferentes grupos
políticos, lo suficientemente radical como para no permitir un acercamiento a la dictadura.

 Paralelamente, el tercerismo desarrollaba una ágil actividad en el terreno militar,


destacando comandos que apoyaban la movilización de los sectores populares (aunque
experimentó algunos fracasos que le costaron duras críticas de las otras dos fracciones).

 Los sandinistas encontraron en las ciudades y zonas suburbanas una masa poblacional
en disposición insurreccional que con su sola presencia criticaba largos años de aislamiento
guerrillero del FSLN en las montañas y campos del país.

¿DISTINTOS SANDINISMOS?

 Con la política modernizante de Somoza, las barriadas populares se habían constituido


en centros de concentración social que agrupaban territorialmente a miles de expulsados del
campo y de la ciudad y tenían un enorme potencial de rebelión.

 Allí los sandinistas encontraron enormes cantidades de jóvenes desarraigados que


daban con la incorporación a la organización un sentido a sus vidas, Somoza era para ellos la
representación de todos los males que sufrían: de la misma manera, el sandinismo y sus
símbolos adquirían para ellos un sentido mesiánico.

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 Pero no todas las acciones de los habitantes de los barrios eran “espontáneas” ya que
eran también el resultado de largos años de actividad organizativa realizada por sacerdotes,
estudiantes y sandinistas.

 La actividad popular tuvo por efecto acelerar el proceso de unificación organizativa


dentro del FSLN.

 En un sentido figurado había distintos sandinismos; el de la organización y los del


pueblo (por supuesto, el uno no podía entenderse separado de los demás, pero no eran lo
mismo).

 Casi toda la población del país se sentía sandinista y la propia ambigüedad del
sandinismo permitía que éste existiera como fuerza revolucionaria - bajo el nombre de Sandino
estaban representados múltiples intereses: clasistas, democráticos, populares, generacionales
e, incluso (cosa no muy frecuente en Latinoamérica) los intereses de las mujeres.

LAS MUJERES EN LA LUCHA ANTIDICTATORIAL

 El aspecto participativo más destacado en la literatura acerca del tema se refiere a la


actividad militar de las mujeres pero la militarización de algunas mujeres no puede ocultar
otros niveles de participación masiva de la población femenina.

 Los múltiples microorganismos que existían en los barrios pobres, fueran o no


militarizados, no tenían un carácter puramente ofensivo sino también defensivo, y éste se
expresaba en las actividades dirigidas a la autosubsistencia, al resguardo de los niños, a la
vigilancia de las calles, en fin, a la defensa de lo cotidiano.

 La dictadura de Somoza era una dictadura extremadamente patriarcal, mezcla de


modernización capitalista con la permanencia de las relaciones de subordinación heredadas
del período colonial, lo que hacía que las mujeres fueran discriminadas (xej, la legislación
matrimonial era discriminatoria respecto a las mujeres y las leyes de igualdad entre hombres y
mujeres en el terreno laboral eran una ficción en la práctica).

 Intentos de para incorporar a las mujeres a la lucha política;

 Los primeros fueron hechos en 1962, con la fundación de la Federación Democrática de


Mujeres, y en 1969, con la Alianza Patriótica de Mujeres, pero ambos intentos tuvieron poca
resonancia.

 Más exitosas fueron las iniciativas como los “clubes de madres” que culminarían en la
fundación, en septiembre de 1977, de la Ampromac (Asociación de Mujeres ante la
Problemática Nacional) que más tarde logró vincularse con el MPU (Movimiento del Pueblo
Unido) y con el FSLN.

EL ASESINATO DE CHAMORRO Y SUS CONSECUENCIAS

 Anastasio Somoza Portocarrero, hijo del dictador, manda asesinar a la personalidad


más destacada de la oposición civil, Pedro Joaquín Chamorro, el 10 de enero de 1978.

 El asesinato de Chamorro;

 Acababa con toda posibilidad de democratizar el régimen, ya que Chamorro hubiese


sido la persona indicada para llevar a cabo el plan somocista de “democracia restringida”.

 Rompió uno de los puntales de la política somocista: el apoyo internacional.

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 Fue el punto de partida para que se desencadenara en el país una ola de huelgas y
manifestaciones - los sandinistas, especialmente los terceristas, advirtieron que la hora del
levantamiento popular estaba cerca, bastaba ver la reacción popular, aunque no todas las
explosiones de ira popular podían adjudicarse a los seguidores de Chamorro, pero tampoco
eran todas sandinistas.

 Lo más destacado después del asesinato de Chamorro fue la “rebelión de los barrios”,
hasta el punto de que Somoza hizo bombardear los barrios populares de Masaya, León,
Chinandega y Estelí, provocando un repudio general (la Guardia Nacional era conocida en todo
el país como la “genocida”).

 Después de estos acontecimientos, en EEUU estuvo muy claro que aquel dictador no
podía seguir pero no estaba claro “cuando” debería irse y, sobre todo, “quién” debería
sucederlo.

 En 1978 las conspiraciones condujeron a la división del FAO, en octubre, Sergio


Ramírez, representante de “los 12”, lo abandonó y, en enero de 1979, fracasaron los intentos
por reconstruirlo (así, Somoza no podía ser derribado por un frente nacional amplio).

LA HORA DE LA INSURRECCIÓN

 Después de la bancarrota del FAO, los sandinistas quedaban remitidos a sus propias
fuerzas y, habiéndose producido la ruptura de la fracción tercerista con el FAO, ya no había
motivos para que los sandinistas en su conjunto continuaran divididos.

 La reunificación del movimiento fue solucionada el 4 de marzo de 1979 mediante el


nombramiento de una dirección compuesta por nueve miembros.

 Como había sectores de la población que no se sentían representados, el FSLN creó


otra coalición, el FPN (febrero de 1979) que planteó, desde un comienzo;

 su negativa a todo somocismo “con o sin Somoza”,

 la disolución de la Guardia,

 la expropiación de los bienes de la familia del dictador.

 La acumulación de fuerzas lograda por los sandinistas y su reconstitución interna


fueron los factores que permitieron que el FSLN fuera considerado, dentro y fuera del país,
como la única alternativa posible al somocismo.

 LA SITUACIÓN INTERNACIONAL

 La revolución nicaragüense surgirá en un marco internacional que no siempre estaba


determinado por la política de bloques y, por lo tanto, pudo contar con la solidaridad de
diferentes gobiernos.

 Podríamos dividir el marco internacional en el que surge la revolución de Nicaragua en


3 franjas, formadas por;

 Vacilaciones de EEUU, con el Presidente Carter;

 En términos generales, la agitación del tema “derechos humanos” que caracterizaba la


política internacional de EEUU estaba pensada para desestabilizar a los regimenes de Europa
del E.

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 Carter, a fin de poseer un mínimo de credibilidad, necesitaba limpiar la imagen de su


gobierno en América Latina, donde apoya a dictaduras, y la de Somoza ofrecía las condiciones
ideales para estatuir un ejemplo.

 El problema no era retirar su apoyo a Somoza, sino a quién dárselo después de que el
dictador cayera.

 La fórmula más aceptable era un gobierno de coalición pero la única que en un


momento podría haberse dado era entre el FAO y el FSLN (aunque desde EEUU había presiones
para que deshacerse del FSLN).

 Hay que reconocer que los sandinistas fueron flexibles para facilitar al gobierno
norteamericano el retiro de su apoyo a Somoza; el 16 de junio de 1979, el FSLN, anunciaría la
formación de un gobierno de “reconstrucción nacional”.

 Aun así, EEUU estuvo a punto de invadir Nicaragua a fin de imponer una “solución
propia”, proyecto que fracasó por la negativa de la OEA.

 Apoyo efectivo de algunos Estados latinoamericanos; no sólo por causas humanitarias


sino por el temor de Costa Rica, Panamá y Venezuela a una regionalización del conflicto
(aunque se temía el jacobinismo del FSLN el que la corriente tercerista asegurara su hegemonía
en el frente tranquilizó a los otros Estados de la zona).

 Solidaridad de la Internacional Socialdemócrata, que contrarrestó los posibles planes


de intervención norteamericana ya que, canalizada en un principio por Venezuela y México,
apoyaron al FSLN.

 En síntesis, el apoyo recibido por el FSLN se debió al lugar indiscutido que llegó a
ocupar en el plano nacional pero, también, tal apoyo obedecía al carácter “no alineado” que
brotaba de la revolución y que los propios sandinistas destacaban.

 LA ESTOCADA FINAL

 La insurrección fue una mezcla de enfrentamiento militar y revueltas populares no


siempre sincronizadas entre sí - en 1979 el FSLN atacaba a través de 4 frentes guerrilleros y el 4
de junio llamó a la huelga general, los habitantes de los barrios reciben o se apoderan de
armas, se organizan informalmente en múltiples grupos y las calles se llenan de barricadas.

 El 17 de junio, Somoza huye del país dejando como presidente provisional a Francisco
Ucuyo, que en vez de firmar la paz quiere hacerse con le poder pero, no lográndolo, huyó del
país el 18 de julio el 19 de julio de 1979 las columnas del FSLN entraban en Managua.

RESUMEN

 La revolución sandinista de 1979 fue resultado de un largo proceso histórico cuyos


orígenes están en el primer momento nacional abierto por el gobierno liberal de Zelaya en
1893. Lo nacional de ese momento deriva de que ese gobierno fue la expresión política de la
fracción cafetalera de la oligarquía, que entró en conflictos con Estados Unidos, coyuntura que
llevaría a los liberales a agitar el tema de la soberanía nacional - Nicaragua sería invadida por
los marines en 1912.

 Un segundo momento nacional sería a partir de la abierta intervención norteamericana


de 1927 para impedir un nuevo ascenso de los liberales al gobierno y, en el marco de la lucha
nacional, surgió el movimiento sandinista - el movimiento sandinista y la solidaridad

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internacional obligaron a las tropas de ocupación a retirarse del país produciéndose la primera
derrota de EEUU frente a un ejército de liberación nacional en el Tercer Mundo.

 El 1 de enero de 1933 se formaría en Nicaragua un triple poder: el poder formal


representado por el Presidente liberal Sacasa / el poder político que representaba Sandino /
poder militar que representaba Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional dejada por
EEUU en resguardo de sus intereses.

 La triple contradicción se resolvió a favor de Somoza, después del asesinato de Sandino


en 1934, y logró, a partir de 1936, reconciliar en el poder los intereses de los cafetaleros y de
los agroganaderos bajo la hegemonía de éstos últimos.

 Después del asesinato de Sandino, ni la oposición ni la izquierda lograron un grado de


articulación que hiciera posible cuestionar al régimen.

 A finales de los ´50, bajo el influjo de la revolución cubana, pudo formarse un grupo de
extracción predominantemente universitaria que serviría de catalizador a los muchos sectores
que buscaban establecer una relación de continuidad con el sandinismo originario - el FSLN
contribuyó a evitar que esa tradición se perdiera.

 A consecuencia del auge algodonero iniciado en 1958 y de la “reconstrucción nacional”


de 1972, tuvo lugar una transformación interna de la dictadura: de militar - económica a
económica - militar.

 Dos instancias pasaron a desempeñar el papel de agentes políticos de sustitución:

 Iglesia; comenzaron a configurarse tendencias de ruptura con su pasado oligárquico, las


cuales tomaban principalmente dos formas: una democrática - moderada y, otra, radical -
revolucionaria, aunque unidas contra el régimen, la Iglesia pudo actuar como coordinación
supraclasista y mediar entre la disidencia civil y las exigencias sociales provenientes de los
sectores más pobres de la sociedad.

 Universidad: los estudiantes de la Universidad Centroamericana actuaron inicialmente


como expresión juvenil radicalizada de las contradicciones en el interior del bloque dominante,
para posteriormente autonomizarse hasta el punto de constituirse en un organismo difícil de
determinar.

 La primera expresión puramente política de la oposición no revolucionaria fue la UDEL,


fundada en 1974 pero que fracasó por no dar respuesta a dos problemas básicos del país;

 La cuestión nacional (frente a EEUU).

 La cuestión social (derivada de las exigencias de los sectores más pobres del país.

 El FSLN al mismo tiempo que daba respuesta a esos dos problemas representaba el
radicalismo requerido por una situación que no dejaba muchos espacios para salidas
intermedias tras el asesinato de Chamorro, líder más destacado de la oposición.

 El FSLN se moderó por;

 El mínimo grado de articulación con el resto de la oposición.

 Ruptura con sus estrategias guerrilleras y clasistas.

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 Artífice de este cambio fue la “tendencia insurreccional” del sandinismo, llamados los
terceristas que colaboraron en crear instancias de mediación política como el Grupo de los 12
(1977) que después participó en el FAO (1979), y desarrollaron algunas acciones militares
directas.

 Hacia 1979 existía en Nicaragua una situación insurreccional que fue causa y
consecuencia de una riquísima participación social en el proceso. Decisiva en los tramos finales
del proceso fue la extraordinariamente favorable situación internacional y, después de la toma
de poder por el FSLN, comenzaría en Nicaragua un proceso de transformaciones sociales.

33. Gustavo Carlos Guevara ( coordinador). Sobre las revoluciones latinoamericanas del siglo
XX. Newen Mapu, 2013. Capitulo 8: Cuba el gran debate de “los 60”. Juan Luis Hernández.

34. Rouquié, Alain y Stephen Suffern, “Los militares en la política latinoamericana desde
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35. Minsburg, Naum. “Privatizaciones y reestructuración económica en América Latina”,


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36. Ramos, Joseph. “Un balabce de las Reformas Estructurales neoliberales en América
Latina”- Revista de la CEPAL. Nro,62. Chile. 1997.

37. Luisa Ortiz Perez; “Repertorios y herramientas desobedientes. Las contribuciones del
zapatismo a la lucha contrahegemónica”. EN: Lopez Maya, Pilar Calveiro Y Nicolás Iñigo
Carrera (comp.);Luchas contrahegemónicas y cambios políticos recientes de América Latina.
Clacso libros, Bs.As. 2008.

38. Raúl Prada Alcoreza; “Genealogía de la multitud. Seis años de luchas sociales en Bolivia”.
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39. Natanson, José. La nueva izquierda. Debate, 2012.

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