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TEÓRICO
1. Feinmann, J.P. La era del Imposibilismo. Pagina. 12. 1996.
- a) Efectos del dominio colonial español, los problemas heredados del modo de dominio
colonial imperial. Problemas y dificultades para instalar una democracia republicana
(planteamiento similar que daban Monteagudo o Moreno). Tipo de república que se va a
constituir.
b) Con esclavitud no sólo se refiere a la de “los negros en las plantaciones” sino también la del
dominio español sobre América.
# pág. 3, 2º párr.: “Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del
vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos
maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los más
destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha
degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo
ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de
la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político,
económico o civil”.
- Cómo hacer para constituir una república que perdure en el tiempo.
# pág. 4, 3° párr.: “Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad;
pero, ¿cuál es el gobierno democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad, y
permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes
y poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué
república ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no
conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de monarquía? ¿Quién es más grande
que la Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y monarquías”.
- Programa de la emancipación. Programa republicano. Nuevo orden. Cómo (re) constituir (los
criollos) gobiernos en los países recientemente independizados de España, donde está la lógica
republicana presente, pero que signifique un cambio social real.
# pág. 4, 4º párr.: “Amando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto
al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su
igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la
monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del
hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente
liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado”.
- Cuando Bolívar/Monteagudo/O’Higgins/San Martín no estén, se va a hacer cargo de los
gobiernos las elites terratenientes, para las cuales los pueblos originarios, los mestizos y los ex
esclavos son tan peligrosos como para los españolas, con la diferencia que los terratenientes
tendrán un problema más grave: como es una república, o al menos así figura en los papeles,
todas las personas son iguales. La elite terrateniente deberá garantizar la desigualdad teniendo
un herramental igualitario. El problema de la república, cuando se empieza a constituir, es que
no es lo que dice ser. Dice ser una cosa y en la práctica es otra. Ese desajuste la lleva a una
tensión permanente entre los que quieren que la república sea lo que dice que es (la búsqueda
de una nueva emancipación) y los que sostiene que así están bien. Esto es todo lo que va
viendo Bolívar cuando plantea la constitución, por eso la pregunta quiénes somos. Estamos en
un problema, no somos ni una cosa ni la otra y queremos un orden igualitario pero no puede
serlo. Qué tipo de república, no todas las repúblicas son iguales. A Bolívar pretendía que fuera
una república federal, y se mete en otra discusión típica de la larga espera: si los gobiernos
independientes de A. Latina van a ser centralistas o federales. La realidad me dice que si es
federal, las fuerzas centrífugas en la Gran Colombia la van a dividir, separar. Y ahí agrega la
cuestión de perspectiva del gobierno.
remedio costoso e inseguro: los jefes de grupos armados se independizan bien pronto de
quienes los han invocado y organizado. Para conservar su favor, estos deben tenerlos
satisfechos: esto significa gastar en armas lo mejor de las rentas el Estado. Las nuevas
repúblicas llegan a la independencia con demasiado nutrido de cuerpo de oficiales y no
siempre se atreven a deshacerse de ellos. Pero para pagarlos tienen que recurrir a más
violencia, como medio de obtener recursos de países mucho de ellos arruinados, y con ello
dependen cada vez más del apoyo militar. Al lado de ese ejército, los países han hecho la
guerra fuera de sus fronteras, pero pesan más las milicias rusticas para guardar el orden
interno, estas comienzan a veces su ingreso en la lucha política expresando las protestas de las
poblaciones agobiadas por el paso del ejército regular; a medida de que se internan en esa
lucha se hacen también ellas más costosas; ese es el precio de una organización mas regular,
sin la cual no podrían rivalizar con el ejercito. La imagen de una Hispanoamérica prisionera de
los guardines del orden debe ser matizada. Solo en parte puede explicarse la hegemonía militar
como un proceso que se alimenta así mismo, y su perduración como una consecuencia de la
imposibilidad de que los inermes desarmen a los que tienen armas. La gravitación de los
cuerpos armados, surgía en el momento mismo en que se da la democratización, limitada, de
la vida política y social hispanoamericana, por eso aun quienes deploran algunas de las
modalidades de la militarización hacen a veces poco por ponerle fin. Esa democratización es
otro de los cambios que la revolución ha traído consigo. Adecuado o no el término
“democratización”, los cambios advertidos en este aspecto han sido importantes. Ha cambiado
la significación de la esclavitud: si bien los nuevos estados se muestran remisos a abolirla, la
guerra los obliga a manumisiones cada vez mas amplias; las guerras civiles serán luego ocasión
de otras. Esas manumisores tienen por objeto conseguir soldados. La esclavitud domestica
pierde importancia, la agrícola se defiende mejor en las zonas de plantaciones que dependen
de ella. Pero aun donde sobrevive la institución, la disciplina de la mano de obra esclava parece
haber perdido buena parte de su eficacia: en Venezuela, como en la costa Peruana, la
productividad baja; lo mismo ocurre en las zonas mineras de Nueva Granada, que había
utilizado mano de obra africana. Por otra parte, la reposición plantea temas delicados: a largo
plazo la esclavitud no puede en Hispanoamérica sobrevivir a la trata, y con las trabas puestas
en esta, el precio de los esclavos sube rápidamente. Antes de ser abolida la institución de la
esclavitud se vacía de su anterior importancia. Esto lleva a pensar en una sociedad, que si bien
no es igualitaria, organiza sus desigualdades de manera diferente a la colonial. La revolución ha
cambiado también el sentido de la división de castas. Frente al mantenimiento del estatuto real
de la población indígena, son los mestizos, los mulatos libres, en general los legalmente
postergados en las sociedades urbanas o en las rurales de trabajo libre los que aprovechan
mejor la transformación revolucionaria: aun cuando los censos de la primera etapa
independiente siguen registrando la división de castas, la disminución a veces vertiginosa de
los registrados como de sangre mezclada nos muestra de qué modo de reorganiza la sociedad
post revolucionaria en este aspecto. Simultáneamente se ha dado otra cambio: ha variado la
relación entre elites urbanas pre revolucionarias y los sectores, no solo de castas sino también
de blancos pobres, desde los cuales había sido muy difícil es acceso a ellas. Ya la guerra, creaba
posibilidades nuevas, en las filas realistas aun más que en las revolucionarias. Este proceso se
da también en donde la fuerza militar es expresión directa de los poderosos de la región, pero
los cambios también se vinculan a la pérdida de poder de estas frentes a los sectores rurales
(pasa en Venezuela y en el Río de la Plata)La revolución, porque armaba bastas masas
humanas, introducía un nuevo equilibrio de poder en que la fuerza del numero contaba más
que antes: necesariamente este debía favorecer a la rural.. Los resultados de la radicalizaron
revolucionaria son efímeros, en la medida en que solo esta preside la organización para la
guerra, la reconversión a una economía de paz obliga a devolver poder a los terratenientes. Es
el entero sector terrateniente, al que el orden colonial había mantenido en posición
subordinada, el que asciende en la sociedad post revolucionaria. Las elites urbanas no solo
deben adaptarse a las consecuencias de ese ascenso: el curso del proceso revolucionario las ha
perjudicado de modo más directo al hacerles sufrir los primeros embates de la represión
revolucionaria o realista. Además la ha empobrecido Pero la revolución no priva solamente a
las elites urbanas de su riqueza. Acaso sea mas grave que despoje de su poder y prestigio al
sistema institucional con el que sus elites se identifican, y que hubieran querido dominar solas,
sin tener que compartirlo con los peninsulares favorecidos por la corona. La victoria criolla
tiene aquí un resultado paradójico: los poderes revolucionarios no solo han debido remplazar
el personal de las altas magistraturas, las ha privado de modo más permanente de poder y
prestigio, transformándolas en agentes escasamente autónomos del centro de poder político.
La revolución han traído ara ellas una decadencia irremediable. Un proceso análogo se da con
la Iglesia.: la colonial estaba muy vinculada a la Corona, y no se salva de la politización
revolucionaria. Los nuevos dirigentes de la Iglesia son a menudo apasionados patriotas, y no
solo las consideraciones debidas al poder político del cual dependen las que los hacen figurar
en primer término en las donaciones para los ejércitos revolucionarios, ofreciendo ornamentos
preciosos y vasos sagrados, esclavos conventuales y ganados de las tierras eclesiásticas.
un futuro que solo ha de madurar a comienzos del SXX en un marco muy distinto del que
encierra a Latinoamérica entre la emancipación y los años centrales del SXX. Hacia la década
del ´40, definitivamente alejada la posibilidad de una restauración del antiguo orden, dejan ver
los cambio negativos traídos por la independencia: degradación de la vida administrativa,
desorden y militarización, un despotismo mas pesado de soportar porque debe ejerce sobre
poblaciones que la revolución a despertado a la vida política y que solo deja la alternativa de la
guerra civil, incapaz de fundar sistemas e convivencia menos brutales. En lo económico desde
una perspectiva general hispanoamericana se da un estancamiento. Pero esa situación general
conoce variaciones locales muy importantes, que se relacionan, más bien que con la diferente
intensidad del desorden intenso, con las características de las distintas economías regionales.
Venezuela en su agricultura y el río de la plata tienen en su ganadería, desde antes de 1810, el
germen de una estructura económica orientada a ultramar, que compensará las desventajas
del nuevo clima político-social con las ventajas que le aporta la nueva organización comercial, y
así podrá afirmarse. En cambio Bolivia, Perú y México, cuya economía minera ha sufrido de
muchas maneras el impacto de la crisis revolucionaria, y requeriría aportes de capitales
ultramarinos para ser rehabilitada, no logran reconquistar su nivel de tiempos coloniales. Entre
estos casos extremos se sitúa la mayor parte de las regiones hispanoamericanas, cuya
evolución es menos rica en altibajos. Es entonces, la Hispanoamérica marginal, la que en
tiempos coloniales estaba en segundo plano, y solo comenzaba a despertarse luego de 1780, la
que resiste mejor las crisis del periodo de emancipación: junto con el río de la plata, Venezuela,
Chile, Costa Rica, las islas de las Antillas. Junto con esa Hispanoamérica dinámica, que se
superpone casi totalmente conque ha empezado a expandirse en la segunda mitad del SXVIII,
también Brasil supera sin dificultades económicas inmediatas la crisis de independencia. Si el
imperio logra vivir, el Brasil independiente solo adquirirá una cierta cohesión cuando el café
vuelva a colocar al centro del país en el núcleo de la economía. Bajo el predominio del norte
azucarero, Brasil debe sostener una luche tenaz, pero de resultado necesariamente negativo,
con un Inglaterra dispuesta a abolir la trata. Absorbido paulatinamente en la defensa de su
economía esclavista, Brasil cede paulatinamente en los otros puntos de conflicto con la
potencia hegemónica: a partir de 1845 Gran Bretaña pasa a reprimir la trata por la violencia;
solo cuando se resigna a eliminarla, Brasil recupera la posibilidad de una política en otros
aspectos mas independiente de la tutela británica. Entretanto, se ha constituido en el principal
mercado latinoamericano para gran Bretaña. Los resultados por esto son los esperables: déficit
comercial, desaparición del circulante metálico, penuria de las finanzas. Para esa situación
inesperadamente dura, la América latina fue elaborando soluciones que solo lentamente iban a
madurar. Allí donde la crisis fue, a pesar de todo, menos honda, las soluciones fueron halladas
más pronto, y significaron transformaciones menos profundas. El viejo orden era en Brasil más
parecido al nuevo que en Hispanoamérica; una metrópoli menos vigorosa, y por lo eso, menos
capaz de hacer sentir su gravitación.; un contacto ya directo con la nueva metrópolis, un peso
menor de los agentes de la corona respecto de poderes económicos sociales de raíz local
acostumbrados a imponerse, eran todos los rasgos que en Brasil colonial anticipaban el orden
independiente. Las transformaciones eran, sin embargo, indudables y la transición difícil. Un
liberalismo brasileño, vocero sobre todo de las distintas aristocracias locales choca con un
conservadurismo urbano, comprometido por la presencia en sus filas de los portugueses que
dominan el pequeño y mediano comercio de los puertos y representado sobre todo por
funcionarios herederos de la mentalidad del antiguo régimen. Sin duda, entre esos adversarios
el equilibrio era posible. Aun así su tarea no era fácil: el emperador Pedro I iba a fracasar
sustancialmente en ella; termino por quedar identificado con los sectores que en el nuevo
Brasil mantenían nostalgia del absolutismo y de la unión con Portugal. Antes había tenido
tiempo de lanzar al Imperio a la primera de sus aventuras internacionales: la guerra del río de
la plata por la posesión de la banda oriental, bautizada provincia cisplatina e incorporada como
tal al imperio brasileño, luego de haber sido ocupada, a partir de 1816, por tropas portuguesas.
La guerra no fue un éxito; derrotado por tierra Brasil ahoga económicamente a su enemigo
mediante el bloqueo al puerto de Bs. As; debe finalmente aceptar la mediación inglesa: la
independencia de la Banda Oriental en 1828 constituida como estado república. La vida política
del Imperio haya sido agitada. En 1831 don Pedro decide trasladarse a Portugal, a luchar contra
la rebelión absolutista y asegurar la sucesión para su hija. Su retiro es un implícita confesión de
fracaso, y marca el comienzo del imperio parlamentario. Los alcances de la innovación son
limitados por el hecho de que si el gabinete requiere el apoyo de la mayoritaria parlamentaria,
es a la vez capaz de conquistar esa mayoría en elecciones suficientemente dirigidas. Hacia
finales de la década del 40, la persecución creciente de la trata hacia el comercio de esclavos
aun más lucrativo, ponía a la vez en crisis a la agricultura que utilizaba esa mano de obra cada
vez más costosa; esa creciente divergencia de destinos e intereses puso fin a la mansa rebelión
de los parlamentarios con sus líderes que coincidían en pedir medidas eficaces contra la trata;
estas llegaron en 1851.La guerra de independencia había confirmado las divisiones internas de
la Hispanoamérica colonial, y había creado otras: fueron sus vicisitudes las que hicieron estallar
la unidad del virreinato del río de la plata. Solo en América central el proceso de fragmentación
iba a proseguir luego de 1825, con la disolución de las provincias unidas de Centroamérica en
1841 y con la separación de Panamá de Colombia, producida en un contexto muy diferente y ay
en el SXX. Más que la fragmentación de Hispanoamérica habría entonces que hablar, para el
periodo posterior a la independencia, de la incapacidad de superarla. Esta incapacidad se pone
de manifiesto a través del fracaso de las tentativas de reorganización que intentan evadirse del
marco estrecho de los nuevos estados, herederos del marco territorial de los viejos virreinatos,
presidencias y capitanías: la más importante es la de Bolívar. Si en casi todas partes estos
ensayos de restauración se tradujeron en rápidos fracasos, a los cuales siguió su abandono
definitivo, fue en México, donde por el contrario, ocuparon buena parte de la primera etapa
independiente. El imperio de Iturbide, solución demasiado personalizada a los problemas de
transición a la independencia, se derrumba sin contar con más vivo apoyo de los que serán
conservadores que de futuros liberales. La caída del régimen imperial es fruto de la acción de
ejército. La gravitación del ejército, al que las guerras de independencia han dejado en
herencia un demasiado nutrido cuerpo de oficiales y una función inexcusable de guardián del
orden interno, se revela decisiva. A la caída del primer imperio sigue la convocación de una
constituyente y la elección de presidente a Guadalupe Victoria, que pese a sus inclinaciones
liberales tratará de guardar un cierto equilibrio frente a las facciones cuya hostilidad crece
progresivamente. En 1836 guerra de Texas: los colonos del sur de EE.UU. que allí se han
instalado y han sido bien recibidos por las autoridades mexicanas, no aceptan el retorno al
centralismo que está en el programa conservador. Santa Ana corre a someterlos. La
independencia de Texas en un hecho, pero no es reconocida por México. En 1845estalla la
guerra entre México y EEUU, la cual era el desenlace de toda una etapa de política
estadounidense; pero la guerra fue demasiada fácilmente ganada por EEUU. Esa victoria se
explica en parte porque el ejército mexicano no había sido organizado como elemento de
combate en guerras internacionales y porque en México las disensiones que se han formado a
través del proceso de lucha fraccionaria todavía no se habían resuelto. México perdía en 1848
la mitad de su territorio a favor del vencedor. México conservador fracasaba por falta de
dirección homogénea; porque además eran demasiadas las dificultades de esta zona, antes tan
prospera para adaptarse al nuevo orden abierto con la independencia que le era favorable. La
guerra había destruido el sistema de explosión minera; si los hombres que le habías arrebatado
podían ser devueltos o reemplazados, no ocurría lo mismo con las pérdidas materiales. La
guerra había producido un cambio aun mayor, aunque indirecto, al hacer desaparecer los
capitales cuya relativa abundancia era uno de los secretos de la expansión minera mexicana en
la segunda mitad del SXVIII Desarrollos análogos marcados por el estancamiento económico y
la incapacidad de hallar un estable ordenamiento político, encontramos en otras tierras
hispanoamericanas de la plata, ahora divididas entre la república de Perú y Bolivia. Aquí el
cuadro es aun más complicado, porque las elites sobrevivientes están necesariamente
desunidas: los herederos de la lima comercial y burocrática, los de los centros mineros del Alto
Perú, los hacendados ricos solo en tierras que dominan las sierra desde el ecuador hasta la raya
de argentina, los hacendados de la costa peruana y golpeados por la quiebra de una agricultura
de regadío y de mano de obra esclava. Y frente a ellos un personal militar que sirve
alternativamente en el ejército de Perú y el de Bolivia, y está destinado a tener decisivo poder.
No es extraño que el nuevo orden político arraigue mal en tierras que no han podido encontrar
su lugar en Latinoamérica deshecha por la revolución y lentamente devuelta a rehacer en
medio de una coyuntura desfavorable. En otras partes soluciones políticas más adecuadas a
esa coyuntura logran imponerse de modo más solidó. Aun en ellas, la conquista de un orden
estable se revela extremadamente difícil. La dificultad deriva en parte de la vigencia de un
nuevo clima económico, que no favorecen a quienes dominaron economía y sociedad antes de
1810. Pero surge también de que el elemento que actúa como arbitro entre esos dirigentes
urbanos y mineros, los de las zonas rurales de economía semi aislada, la plebe urbana que
comienza a hacerse escuchar, es un ejército también él no suficientemente arraigado en el
nuevo orden: solo paulatinamente los jefes veteranos de la revolución, a los que a veces el azar
de su ultimo destino ha dado influencia en una región a la que no pertenecen por origen,
establecen relaciones con sectores cuyo poderío local ha sido favorecido por el cambio de
coyuntura, y llegan a diferenciase con ellos. Hasta entonces la intervención de los generales se
da al azar de las coincidencias entre las oposiciones que se dan dentro de la sociedad civil y las
rivalidades entre jefes militares. Esa situación es consecuencia del modo particular en que
México y Perú han vivido la lucha de independencia. En Ecuador los que hacen de árbitros en la
vieja y siempre vigente oposición entre la elite costeña y la aristocracia de la sierra son
militares que permanecen siempre extranjeros al país. En Nueva Granda y Venezuela desde
1830 se liberan de la influencia de elementos de origen extraño. La disolución de la Gran
Colombia devuelve a Santander el poder de Bogotá, se marca el avance paulatino del
conservadurismo neogranadino. En sus comienzos el régimen, que tiene rasgos de duro
autoritarismo, retoma frente a la iglesia la tradición colonial; la quiere gobernada por el poder
civil. Esta exigencia esa bandonada a medida que la normalización de las relaciones con Roma
hace sentir sus efectos en la iglesia colombina; a mediados de la década del cuarenta ésta entra
a integrar el sistema conservador en sus propios términos. Colabora así en una empresa de
modernización cautamente llevada adelante; en particular domina el nuevo sistema de
enseñanza elemental y los ensayos de enseñanza media y superior. La etapa conservadora con
las primeras tentativas de navegación a vapor en los ríos neogranadinos y de construcción de
los ferrocarriles, y el ritmo a menudo lento de los desarrollos futuros mostrara que el éxito
limitado de esos ensayos no puede achacarse solamente a la timidez del régimen conservador.
América central no conoció revolución ni resistencia realista; pasada 1821, junto con México,
de la lealtad a Fernando VII a la independencia, se separo de su vecino del norte a la caída de
Iturbide, a quienes seguían fieles los jefes de las guarniciones del antiguo ejército regio
acantonadas en la capitanía de Guatemala. Surgen así las Provincias Unidas de América Central;
destinadas a una vida breve y azarosa, son desgarradas por las luchas entre liberales y
conservadores, que se superpone a la oposición entre Guatemala y El salvador. La pérdida de
Guatemala deshace la confederación: El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se
constituyen en diminutos Estados republicanos; por el momento poco ha cambiado en esos
rincones del imperio español.
En el extremo sur de Hispanoamérica el río de la plata sufre una revolución muy compleja. El
Paraguay luego de ser gobernado por un efímero triunvirato, cae en manos del Dr. De Francia
que impone una dura dictadura y aísla a Paraguay de sus vecinos, ese aislamiento se extiende a
lo económico. En Bs. As la disolución del estado unitario en 1820 había estado lejos de
constituir una calamidad sin mezcla: sirvió para liquidar una situación ya insostenible. Pero en
esa liquidación no solo salía destrozado el centralismo de Bs. As., sino también el federalismo
del resto del litoral. La política de Bs. As alcanzaba un éxito póstumo cuando los portugueses
concluían la conquista de la Banda Oriental y convertían al antiguo protector de los pueblos
libres en un fugitivo cada vez menos respetado por sus secuaces del litoral argentino; estos
obligaron a Artigas a buscar en el Paraguay un refugio que Francia convirtió en cautiverio; luego
emprendieron luchas por la supremacía, que permitieron a Bs. As, derrotada en 1820 y
transformada en un provincia más de la vaga federación sin instituciones centrales, alcanzar en
el litoral argentino una hegemonía indiscutida. Armada de ella, la provincia de Bs. As se opuso
ala tentativa de reorganización del país, que en nombre de las de Tucumán y cuyo dirigió el
gobernador de Córdoba, Bustos.La disolución del estado ha puesto fin a la participación de
argentina en la guerra de independencia. La nueva provincia se encuentra rica y libre de
compromisos externos; puedo consagrarse a mejorar su economía y su organización interior.
Este programa encuentra el apoyo de una clase nueva de hacendados. Frente a la ruina de las
tierras ganaderas del resto del litoral, las de Bs. As prosperan gracias a la paz interna. Comienza
“la admirable experiencia de Bs. As”; bajo la égida de Martín Rodríguez, quien reduce el cuerpo
de oficiales, reforman el sistema aduanero disminuyendo las tasas y aumentado los ingresos
del estado, etc. Al mismo tiempo llevan a cabo una reforma eclesiástica mostrando simpatía
por la libertad de culto. Detrás de estas reformas se encuentra Rivadavia. La guerra con el Brasil
llevo a anular muchos de los cambios que había traído1820: de nuevo era preciso costear un
ejército, devolver gravitación a los oficiales veteranos de la independencia y arruinar al fisco. La
guerra trajo además el bloqueo y la inflación. Declara a fines de 1825, la guerra culmina en
1827 con la victoria argentina de Ituzaingó. La guerra era cada vez más impopular entre los
ricos de Bs. As, y era ahora la primera causa de desconfianza frente al nuevo espíritu
aventurero de los dirigentes del antiguo partido del orden que dominaban el congreso
constituyente. Estos harían presidente de la república a Rivadavia y pondrían a la entera
provincia de Bs. As bajo la autoridad del gobierno nacional. Mientras tanto, la redacción de una
constitución unitaria termino de enajenar al congreso la buena voluntad de los gobernantes
del interior, ya comprometida por episodios como la aprobación del tratado de comercio y
amistad con Gran Bretaña, que imponía la libertad de cultos aun en las provincias interiores, y
por otros más turbios, vinculados a las rivalidades entre compañías mineras organizadas en
Londres con auspicios de Rivadavia y otras igualmente lanzadas al mercado. La guerra civil
estallo primero en el norte y luego en el centro del país, Quiroga, jefe de las milicias de los
Llanos de la Rioja, termino por dominar allí. A la renuncia de Rivadavia siguió la restauración de
la provincia de Bs. As gobernada por Borrego. Por detrás del el eran los antiguos sostenes
sociales del partido del orden los que volvían a gravitar, obligando a Borrego a seguir las
negociaciones de paz. Estas culminan en 1828 en un tratado que creaba un nuevo estado
independiente: la república oriental del Uruguay. Vuelto de la Banda Oriental, el ejército
argentino, se apresuro a derrocar a Borrego, el general Lavalle, asumió la responsabilidad de la
decisión. La ejecución de Borrego seguida de un gobierno militar que gravitaba duramente
sobre la campaña fatigada de guerra, provoco un alzamiento rural que reconoció como jefe a
Juan Manuel de Rosas. En seis meses el régimen militar se derrumba en Bs. As y el camino al
poder quedo abierto para Rosas. Mientras tanto el movimiento antifederal era más exitoso en
el interior, con Paz. Capturado este por Quiroga en 1831 la argentina estaba dominaba por
Rosas, Quiroga y López. Entre ellos es Rosas la figura dominante. Este miembro de las clases
económicamente dominantes de Bs. As ha entrado en política por reacción frente a los errores
de la clase política en la que había confiado. En esa provincia fue gobernador de 1829-1932, lo
es de nuevo a partir de 1835 con una suma de poder público. Pero tiene menos éxito en el
interior, donde ha faltado una politización igualmente intensa, y donde todo es sobre el temor
a la intervención porteña el que acalla a los jefes provinciales, poco adictos a una estricta
disciplina de partido. El clima de la argentina rosista es la de una constante guerra civil,
concomplicaciones internacionales, sobre todo del turbulento estado oriental.Este ha estado
sometido a la acción contrastante de dos caudillos rurales, Lavalleja y Rivera. Ambos son
hacendados. Rivera termino por triunfar, luego de gobernar el nuevo estado dejo el mando a
su sucesor elegido. Mientras tanto tiene que enfrentar el bloqueo establecido en Bs. As. En
defensa de las exigencias discutibles de algunos súbditos franceses. Las penurias traídas por el
bloqueo le enajenan simpatías en el litoral, mientras las de la guerra con la confederación Perú
boliviana crean una corriente anti-rosista en el norte argentino. Las rebeliones se suceden: en
1839 el sur ganadero de Bs. As se levanta también. La victoria sobre todos sus adversarios
internos. Un ejército cuyas tropas comanda Oribe conquista el interior e impone en todas
partes gobernadores rositas; desde 1842éste tiene un poder que ningún anterior gobernante
había alcanzado sobre el conjunto del territorio argentino. Es el comienzo de un nuevo
conflicto internacional en donde Bs. As vuelve a ser bloqueada en 1845, y una expedición
guerrero-comercial penetrara en el Paraná, que Rosas mantiene cerrado a la navegación
extranjera. Estos éxitos no bastan para derribar a rosas; los agresores fatigados de una
operación cada vez más costosa, retoman el comino de las negociaciones, que rosas encara sin
ansiedad. En caseros, se confirma la derrota de Rosas, quien parte a un destierro a Gran
Bretaña. Termina así la época de rosas; a partir de la década del cuarenta las provincias del
interior comienzan a prosperar.
10. “La edad de oro de la oligarquía liberal en América Latina” En: Carmagnani, Marcello.
Estado y Sociedad en América Latina. Barcelona. Ed. Crítica.
Este período se caracteriza por el lema de la bandera de Brasil: orden y progreso. Las
oligarquías transmitían su convencimiento de haber transformado su país salvaje a un país a la
inglesa. Esta situación fue favorecida luego de 1880 cuando se insertaron las economías
latinoamericanas a la economía mundial. Gracias al crecimiento económico desaparecieron las
luchas interoligárquicas y se aceleró la unión de la clase dominante.
que surge en el sector agrario una progresiva diferenciación entre haciendas, estancias y
plantaciones tradicionales y atrasadas.
Entre 1880 y 1914, las unidades más productivas se encontraban en la costa, cerca de los
puertos. Esto se puede ver en Perú donde las haciendas más prósperas, productoras de azúcar
y algodón, se encuentran en la zona costera. El ferrocarril y la disminución de los costes de
transporte crearon el clima propicio para que floreciera el latifundio en las regiones interiores.
Las unidades modernas y las tradicionales coincidieron en producir a bajo costo, la agricultura
fueron de tipo extensivo: precisan grandes territorios, escaso capital fijo y abundante mano de
obra y barata. Gracias a los bajos costos, estas mercaderías fueron competitivas en el mercado
internacional. Aparece el monocultivo debido a la existencia de inmensas superficies agrícolas
no ocupadas.
En Argentina, Brasil, Uruguay y Chile se expulsó a los indios de sus tierras, en Perú, México o
Bolivia, expropiaron las tierras aborígenes y las convirtieron en comunidades sedentarias. Las
diferencias entre el latifundio de 1820 y el de 1910 son mínimas: en 1910 se usan más las
maquinarias, se intentan introducir nuevas razas de ovinos y bovinos, pero al igual que en
1820, la característica base radica en que es un voraz consumidor de grandes superficies, dado
que la agricultura y la ganadería siguen siendo extensivas. En Brasil, el agotamiento del suelo
debido al cultivo del café, obligó abandonar los campos explotados, ya inservibles y a
trasladarse hacia el interior para cultivar.
En las zonas mineras convivía el capital inglés y nacional. Las unidades productivas mineras
disponían de una tecnología muy avanzada y pueden adiestrar en su manejo a un elevado
porcentaje de la mano de obra total. Pero en México con la plata y en Colombia con el oro, no
se daba esta generalidad, ya que siguieron usando las mismas técnicas de extracción que en la
época colonial.
A principios del siglo XX, la compañía americana Cerro de Pasco, instada en la sierra para la
extracción de cobre, esperaba obtener la mano de obra necesaria de las aldeas indias cercanas
a la mina. Esto no sucedió, por lo tanto, tuvo que recurrir al enganche (forma coactiva de
reclutamiento). Esta forma de reclutamiento dio origen a sociedades mercantiles
especializadas.
producción. Las mercancías tras pasar por Inglaterra, luego eran revendidas a otros países
europeos.
Una de las consecuencias de este aspecto fue que la autonomía del estado oligárquico sufrió
reducciones a tal punto que se habla de estados neocoloniales, incluyendo a América latina
dentro del imperio británico. Debido a que el estado no quería agravar con impuesto las rentas
de las oligarquías se acudió a préstamos de bancos ingleses para financiar obras públicas,
instalar ferrocarriles, etc. Mediante estos préstamos el capital inglés logró dominar el aparato
financiero del estado. Los ingleses invirtieron, en su mayoría, en la producción minera, más
concretamente en el nitrato que había en Chile, en la zona que le ganó a Bolivia y Perú en la
guerra del Pacífico.
Entre 1880 y 1914 las oligarquías crearon muchos bancos, compañías de seguros, sociedades
financieras e industrias. Dentro de la estructura financiera concurrían dos flujos distintos: uno
interior, de origen productivo, y otro exterior, de origen no productivo (préstamos y capitales
provenientes de Londres). Dicha estructura constituyó el punto donde se efectuaba el enlace
entre los intereses económicos de la oligarquía y los del capital extranjero.
Antes de 1880, se había desarrollado un sector bancario con capital inglés. Pero después de
esa fecha, se hacen cargo los capitales nacionales. Pero los ingleses a partir del 1900
comienzan a comprar paquetes de acciones minoritarios de los bancos nacionales. Este
entrelazamiento entre capitales ingleses y nacionales dio como resultado una división del
trabajo en el sector financiero (pacto neocolonial).
En un mapa de América Latina a principios del siglo XX se puede ver que los trenes se unen en
el puerto. La excepción a la regla es México y Chile. Los tranvías llevaban los nombres de
compañías inglesas, también los quioscos, había diarios en español o en portugués. Las
inversiones más importantes se hicieron en los ferrocarriles. El motivo hay que buscarlo en el
grado de desarrollo tecnológico a que había llegado en este campo la economía inglesa. La
crisis de 1875 en Inglaterra impulsó a buscar afuera nuevos mercados. En América los
encontró. Le cedieron a dichas compañías vastas extensiones de tierra en las zonas por las que
pasaba el ferrocarril. En lugares como Perú, Chile y México donde lo más abundante eran los
minerales, las cesiones fueron yacimientos que fueron explotados por las compañías
ferroviarias.
Este apuro de dar tierras a las compañías era porque deseaban que disminuyeran los costes
de transportes de los productos exportables y así fueran más competitivos en el mundo. A
pesar de este deseo, el tren siguió siendo caro. La causa es que los ingleses imponían los
precios así que sacaran el mayor provecho a esta libertad.
El capital inglés logró multiplicarse sin recurrir al mercado monetario inglés y establecer una
alianza con la clase dominante de los diversos países latinoamericanos. Casi de la mitad de las
inversiones inglesas provenían de dos fuentes: la reinversión de los beneficios no exportados y
el recurso al mercado monetario interno. Esta sustracción del ahorro nacional fue una de las
causas del atraso económico de América latina.
El objetivo de la clase dominante era afianzarse en su papel como centralizadora de todas las
decisiones concernientes al empleo de la renta nacional. El único medio para poder controlar
dichas innovaciones consistía en asociarse al capital inglés, cediendo parte de los ingresos. Las
oligarquías trataron de hacer recaer sobre los grupos subalternos el coste económico de la
operación. Este intento de una síntesis entre un modo de producción feudal (predominante) y
de un modo de producción capitalista (nuevos técnicas importadas) estaba condenado al
fracaso.
Las oligarquías dominan sin oposición. Su poder social se basa en la inmensa fuerza
económica que posee ligada al capital inglés. En Perú la diferencia entre las oligarquías de la
costa y de la sierra es clara: la de la costa participa en el proceso exportador. En el caso de
Brasil es distinto: existen dos oligarquías potentes, la de San Pablo y la de Río de Janeiro. La
región de San Pablo goza de la ventaja que significan los intercambios con el extranjero: la de
Río tiene la capital administrativa que ya es mucho. En Colombia no hay diferencias entre la
oligarquía costera y la del interior.
Aparecen los clubes oligárquicos en casi todos los países que están abiertos a los
representantes del capital extranjero. El lugar era un punto de encuentro para discutir en
privado los negocios y proyectar matrimonios.
Los grupos dominantes se hallaban obligados a establecer contactos permanentes entre sí,
con el fin de eliminar las fricciones. Para esto usan las alianzas matrimoniales y los clubes.
Dichos grupos delegaron una parte de su poder a una minoría representativa: oligarquía
nacional. La oligarquía le garantiza al capital inglés sus negocios, mientras esta le garantiza en el
exterior el poder oligárquico.
La oligarquía puso en práctica mecanismos para evitar que la clase media participase en la
política. Había dos posiciones dentro de la oligarquía: 1) había que hacer concesiones a las
capas medias sin comprometer el dominio del grupo dominante, 2) no hay que dar nada a las
clases medias porque eran una amenaza. Estos dos puntos de vista diferentes se vieron en
todos los países en que las clases medias crecían. En Argentina y México las reivindicaciones
sociales de las capas medias fueron combatidas con rudeza. Hasta la segunda década del siglo
XX, las capas medias no obtuvieron concesiones importantes.
El crecimiento económico requirió en los países pocos poblados una cantidad adicional de
fuerza de trabajo, por lo que surgieron las inmigraciones, mientras que otros países se vieron
obligados a transferir fuerza de trabajo desde zonas no beneficiadas por el incremento
productivo hacia las beneficiadas.
La inmigración europea afectó al litoral atlántico sur (Arg, Uru y Brasil), las migraciones
internas se vieron reflejadas en países de producción minera (Chile, Mx) y los países agrícolas
del Pacífico (Perú, Colombia). Gracias a los ferrocarriles fue más fácil trasladarse de un lugar a
otro. A estos fenómenos demográficos hay que añadirles el sector financiero y la
administración pública como resultado de la penetración del capital extranjero: el surgimiento
de una demanda de trabajo de tipo urbano.
Los inmigrantes que no regresan a su país, luego de ver en que situación debían vivir, se
sometieron a conflictos civiles. Donde la inmigración europea no fue mucha, como en el Caribe
y la costa del Pacífico, las necesidades creadas por el crecimiento económico provocaron una
redistribución demográfica en función de las zonas productoras de bienes exportables: los
centros mineros (zonas montañosas o desérticas) y las plantaciones tropicales (en regiones
costeras).
Hay relación entre crecimiento económico y grado de alfabetización. Por eso es importante,
en esta época, la educación, para que el país disponga de personas adecuadas para seguir
manejando al país. La cultura llegada de Europa era de carácter humanístico y jurídico. El
desarrollo de estas corrientes determinó el surgimiento de las clases medias que a finales del
siglo XIX adquirieron una fisonomía social en las ciudades.
Este surgimiento y modificaciones de la clase media no se dieron, por igual, en todos los
países. Esto se debió por el grado de inmigración de cada uno. Los estratos populares aparecen
todavía en el último tercio del siglo XIX como una masa amorfa en la que se distingue
claramente la diferencia entre un bracero del campo y un peón de la ciudad.
Las diferencias entre las zonas afectaron a la formación del proletariado en los países
exportadores de productos mineros. Este proletariado debió soportar el acoso del capital
extranjero y del estado oligárquico. El crecimiento del proletariado se estancó debido que en la
ciudad existían muchos grupos de trabajadores. Los más numerosos fueron los albañiles.
Durante el último decenio del siglo XIX estallaron en ciudades y zonas mineras huelgas para
exigir medidas contra la mala calidad de vida, de los transportes y contra la baja de los salarios.
El período entre 1880 y 1914 representa una de las etapas de mayor estabilidad política en la
historia contemporánea de América Latina. A lo largo del período 1850-1880 las oligarquías
habían dado un orden institucional a sus países, favoreciendo el asentamiento de los juristas
como élite intelectual. Este estado oligárquico tenía como elementos de base el poder
moderador y la representación equitativa de todos los grupos. Los principios del liberalismo
suministraron al estado oligárquico los fundamentos teóricos que necesitaba.
En México, como en Brasil y Argentina, la cosa era distinta. En México, donde el poder central
estaba en manos de Porfirio Díaz, los principios liberales había llevado a un régimen
autocrático. Debido a esto se sucedieron conflictos sociales. Permitió al poder central pasar de
ser mediador a ser dominador de la oligarquía. En los países unitarios, la situación era
diferente. En todos ellos (Colombia y Perú) existía una mayor desigualdad entre los grupos
oligárquicos.
El proceso de institucionalización escogido por la oligarquía dio origen a un tipo de estado que
no lograba manifestarse de modo uniforme y orgánico en todas las regiones de un mismo país.
Este control de la población fue un favor importante para asegurar la renovación formal de los
cargos políticos electivos. Se transformó el sufragio censatario en universal. Con esto, aumentó
la cantidad de electores del campo. El latifundio adquirió un influjo mayor porque podían
manipular las listas electorales incluyendo a los braceros, colonos como alfabetos y así poder
votar. Todos los movimientos políticos de las clases medias tuvieron origen en la reforma
electoral.
El caudillismo pasó a tener nuevas características. Antes usaba la mano de obra como masa
militar, ahora, la mano de obra perdía esta función para convertirse en una masa pasiva a favor
del candidato que más lo beneficiaba. Así nació el antecedente del sistema clientelar que sería
usado a partir de 1914. La oligarquía se valió de la compra de votos.
Este período se caracteriza por la pacífica alternancia de los partidos liberales y conservadores
al frente del poder ejecutivo. El liberal es el predominante. Su desacuerdo ideológico tenía que
ver con la iglesia. Los liberales eran laicos y partidarios de la separación, en cambio, los
conservadores eran religiosos. También deseaban una centralización acentuada, en cambio, los
liberales una reducción del poder central. Los conservadores se inclinaban por dar mayor
protección a las actividades económicas no vinculadas a la exportación mientras que los
liberales consistían en un librecambismo. Las diferencias se reducen a un problema de actitud.
La diferencia que los separa no es ideológica, sino que es por la región. Se asemejan a que
pertenecen a las mismas familias, que opinan que el país es ingobernable y que el ingreso de la
clase dominante terminaría pronto. Por eso se dieron, en muchos casos, gobiernos de
coalición.
De la división del partido liberal nació el partido radical chileno en 1862, que en un primero
momento defendió a la oligarquía. El primer partido político de la clase media fue la UCR en
1892, que logró atraer a las capas medias. Esta situación no se dio en todos los países. La
incorporación de las clases medias creó las premisas para el paso de un sistema político
informal a uno formal: para poder controlar esta base electoral, los partidos liberales tuvieron
que crear una organización con órganos centrales y periféricos.
La organización de la clase obrero fue una alternativa a las existentes. En la lenta evolución del
proletariado se distinguen dos variantes: la que ofrecen los países con una fuerte inmigración y
la que caracteriza a los restantes. Los inmigrantes se encontraron con que el máximo grado de
organización obrera eran las sociedades de socorro mutuo. Estos provocaron tensiones y así
surgieron sociedades obreras anarquistas y socialistas. En Argentina, en 1870, habían fundado
secciones de la Primera Internacional.
Relaciones internacionales
En la década del 80 todos los países disponían de un Ministerio de Asuntos Exteriores. Las
embajadas inglesas tenían un poder político que se desarrolló al incremento de las inversiones
británicas y al control ejercido por la economía de su país sobre las de América latina mediante
el comercio exterior.
Se debieron trazar las fronteras. En este caso, una de las guerras más significativas fue la
llamada “del pacífico” o “del salitre”, que estalló en 1879 y opuso a Chile contra Bolivia y el
Perú por causa de la línea fronteriza entre Chile y Bolivia. El límite norte del Chile colonial
estaba situado en el desierto de Atacama. Este desierto se convirtió en una zona valiosa
cuando se descubrió nitrato, que es muy empleado en las industrias bélicas. En 1866, Chile le
propuso un acuerdo que no fue aceptada. Bolivia recurrió a Perú. Ambos países le declararon
la guerra a Chile. La guerra duró 4 años, las tropas chilenas entraron en Lima. En esta guerra
participaron diplomáticamente Inglaterra, Alemania y EEUU.
Inglaterra no quería la expansión de EEUU. Este conflicto se vio en los problemas de fronteras
entre Venezuela y Gran Bretaña debido a la Guyana. En 1887, Venezuela pidió la ayuda de
EEUU (doctrina Monroe) para mediar con Inglaterra. Los yanquis y los europeos intervenían en
América latina para defender a sus “súbditos”.
Bolivia se desarrolló lentamente. La evolución política pasó por una fase de caudillismo. Lo
que sí se distingue Bolivia de otros países es que en ella el estado oligárquico empezó a
formase cuando los demás países se hallaba ya en fase de consolidación. Los motivos de este
retraso fueron de carácter estructural. La nueva inserción de la economía en la internacional
basada en la reactivación de la producción de plata, afianzó los desequilibrios entre las
regiones.
La victoria de la llamada “oligarquía liberal” en 18990 tuvo lugar en el plano de las armas.
Triunfó la tendencia unitaria, poco a poco se adherían grupos conservadores gasta tan punto
que a pocos años de la victoria liberal, el partido conservador dejó de existir.
En 1899 Brasil dejó de ser imperio y pasó a ser república. La proclamación de la república y la
expulsión de Pedro II hay que relacionarla con la afirmación de los principios liberales y
positivistas con el crecimiento económico. El imperio no lograba coordinar las diversas fuerzas
del interior. La abolición de la esclavitud en 1888 significó la definitiva confirmación del
predominio de la oligarquía del sur sobre las del norte. Triunfó el café y la ganadería sobre el
algodón y la caña de azúcar.
En el imperio existía un parlamento en que los senadores eran elegidos por el emperador y los
diputados por elección indirecta. Pero por encima del parlamento el poder era del emperador.
Con la república el centro del poder estaba en el parlamento, quedaba reservada al presidente
la función de árbitro. Se produjeron levantamientos en el interior. El nuevo modelo de sistema
político instaurado en 1891 los historiadores llaman “la vieja república. Había mucha
marginación electoral.
Antes de 1914, la continúa extensión de las plantaciones de café hacia el interior del país
originó una crisis debido al exceso de producción: el estado se vio obligado a intervenir
comprando stocks a fin de evitar que el precio disminuyera en el mercado internacional. Esta
intervención federal irritó a las demás oligarquías.
En Uruguay fue en el primer lugar donde se manifestaron las capas medias. Pese a la
expansión demográfica de las ciudades, la economía del país siguió siendo agraria.
La historia del país se divide en 4 fases: caudillista (hasta 1875), militar (hasta 1890),
presidencial (hasta 1904) y estado asistencialista (institucionalizada por la constitución de
1917). La fase final del caudillismo agrario marca la consecución de un acuerdo entre dos
grupos oligárquicos: blancos y colorados. Ambos bandos firman la paz de 1872 institucionalizó
el principio de repartición del poder político. La capital era poder de los colorados. Montevideo
debía asegurar el libre acceso al mercado exterior de los productos que controlaban los
blancos.
Entre 1876 y 1886 se produjeron dos nuevos fenómenos: el incremento demográfico del área
urbana de Montevideo y el refuerzo del poder económico de la oligarquía colorada. La guerra
del Quebracho (1886) que fue el enfrentamiento armado definitivo entre los dos grupos
El presidente José Batlle y Ordóñez promovió una vasta reorganización del poder político al
asociar a las capas urbanas a la gestión del estado. La oligarquía blanca reaccionó con una
insurrección encabezada por Aparicio Saravia que los colorados no tardaron en sofocar. A
principios del siglo XX, la renta per cápita uruguaya era la más alta de América Latina.
El partido colorado fue el primero en dotarse de una verdadera estructura, y lo mismo tuvo
que hacer el partido blanco, que para no ser derrotado se vio en la necesidad de buscar
adhesiones entre las capas urbanas.
En Argentina estos fenómenos se ven a grandes escalas. Los grupos oligárquicos eran más
numerosos. Durante la presidencia de Roca (1880-1886) comenzó a prevalecer en el seno de la
oligarquía la tendencia más conservadora. Se proponía a impedir que las nuevas fuerzas
sociales tuvieran acceso al poder político. Ello significa que, a partir de 1880, el proyecto
consistió en hacer que la esfera económica no fuera afectada.
La consecuencia más importante fue el refuerzo del poder central. Al concebir este proyecto
conservador, la oligarquía confiaba en que no encontraba frente a ella una oposición
organizada, sino una masa heterogénea capas de expresar aspiraciones confusas.
En este choque entre las capas medias un papel corrió a cargo del partido socialista, fundado
en 1896. Este partido por un lado y diversos movimientos anarquistas por el otro organizaban
el proletariado de Buenos Aires.
11. Ansaldi, Waldo. Frívola y casquivana, mano de hierro en guante de seda. Una propuesta
para conceptualizar el término oligarquía en América Latina. Edición electrónica:
http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal
12. Ansaldi, Waldo y Giordano, Verónica. La construcción del orden. Ariel, 2012. Cap. 5 “El
orden en sociedades de masas.” “El Estado de Compromiso Social, el populismo y otras
formas de intervención social del Estado.” ( otra digresión teórico conceptual: el populismo;
Formas inconformes de populismo. De la dictadura a la revolución fallida: Guatemala)
controvertido, este texto propone una conceptualización que se constituye sobre la base de
“procesos históricos” –como señala Knight- más que sobre “convergencias historiográficas”.
Una definición sociológica e histórica del populismo latinoamericano, metodológica y
epistemológica.
Desde esta perspectiva. Las experiencias populistas en América Latina son el cardenismo
(México), el peronismo y el varguismo (Brasil). Francisco de Oliveira ha llamado la atención
sobre el cambio del patrón de acumulación de capital, que sustituyó el establecido por el
modelo primario-exportador. Un componente de ello fue el surgimiento “de nuevas formas de
relación entre el capital y el trabajo, a fin de crear fuertes internas para la acumulación”. Así se
permite apreciar el papel de la legislación laboral, en general favorable al sector trabajador.
Esto llevó a su punto máximo el pacto entre la burguesía industrial y los trabajadores urbanos.
En el caso de Brasil apuntando a la liquidación de la clase propietaria rural –aunque también lo
observa en México y Argentina-. La alianza fue producto “de una necesidad, luego de los años
de guerra y con el boom de los precios del café y otras materias primas de origen agropecuario
y extractivo” retornarse a la situación previa a la crisis de 1930 (Oliveira).
En Brasil el populismo era la forma política de la revolución burguesa, revolución que tuvo la
particularidad de trasladar el “poder de las clases propietarias rurales a las nuevas clases
burguesas empresario-industriales” sin “una ruptura total del sistema”. El populismo
latinoamericano mantuvo una relación ambigua con el capital extranjero, con una ideología
nacionalista, fuertemente antiimperialista (no anticapitalista) y, a menudo, también
anticomunista y antisocialista. El articulador de estos discursos fue un líder carismático capaz
de suscitar el apoyo de las masas, fundamentalmente a través de una interpelación con
términos como “pueblo” y “trabajadores”. Pero hay que notar que la interpelación al “pueblo”
no fue exclusiva del populismo, puesto que en las sociedades de masas, efectivamente, el
“pueblo” es el gran interpelado. Se “asocia regular y lógicamente con una dicotomización”:
entre el pueblo y las distintas formas de no pueblo (Knight) y más usualmente la oligarquía.
Fue característica del populismo que las demandas populares de la sociedad hacia el Estado se
expresaran por mediaciones corporativas, especialmente a través de los sindicatos, y que se
diera ampliación de la ciudadanía en los derechos sociales, extendida desde arriba, un cambio
en el patrón organizador de la ciudadanía. El ciudadano-trabajador desplaza al ciudadano-
individuo y los derechos sociales se extienden o se hacen efectivos. El carácter democrático de
los populismos se observa también en la dimensión social de la ciudadanía. No obstante, las
realidades históricas desbordan cualquier generalidad: el populismo mexicano no cumplió
enteramente con las prescripciones de la Constitución de 1917, y el derecho de ciudadanía
femenina fue reconocido recién en 1953; en el populismo brasileño hubo una extensión de los
derechos políticos hacia las mujeres, y una legislación electoral favorable al empadronamiento
de los trabajadores urbanos, pero la eliminación de restricción por analfabetismo data de
1988; en Argentina se destaca por haber completado la universalización del sufragio con la
extensión del voto a las mujeres en 1947, además de ampliar derechos sociales que en 1949
adquirieron rango constitucional. Cárdenas no necesitó dotar de constitucionalidad los
derechos socieles porque la Constitución de 1917 así lo había dispuesto. En cambio, Vargas y
Perón promovieron acciones dirigidas en tal sentido.
En Brasil, ya la Carta de 1934 incluyó un capítulo dedicado al “orden económico y social”. Allí se
estableció la intervención estatal: nacionalización de la explotación de las riquezas del suelo y
subsuelo, participación en la implementación de industrias estratégicas para la seguridad
nacional, etc. Caído el Estado Novo en 1946, se aprobó una nueva Constitución, que fue un
compromiso entre el Estado Social y la tradición liberal. El trabajo se consideró obligación
social, se dispuso la participación obligatoria y directa de los trabajadores en las ganancias de
las empresas, el descanso semanal remunerado, la estabilidad laboral, la asistencia a
desempleados, la indemnización del trabajador despedido, la previsión social para ancianos,
enfermos e inválidos. La asociación profesional o sindical fue declarada libre y se reconoció el
derecho a huelga.
Otra característica del populismo fue la creación de partidos politicos desde arriba,
fuertemente identificados con el Estado y con el líder. Knight sostiene que “el populismo [y
mejor aún, la relación líder-pueblo] debe ser entendido como una relación recíproca, no una
imposición desde arriba”. En general, las definiciones sociológico-históricas del término en
Latinoamérica estuvieron pensadas en la matríz de los populismos urbanos liderados por Perón
y Vargas (Brasil), pero también designa al mexicano, liderado por Cárdenas, con predominio del
espacio rural y de los campesinos.
El populismo en América Latina puso sobre el tapete la falacia sobre una única forma de
democracia y constituyó regímenes democráticos con un fuerte componente antilibreral que
no pueden caracterizarse como una forma lisa y llana de autoritarismo ni mucho menos
dictadura. Los populistas se asumieron como verdaderos adalides de la democracia, en tanto
permitieron la participación “igualitaria” del “pueblo” en la plítica. Esta participación se realizó
a través de una mediación clientelar y corporativa, en general, más ampliamente actualizada
en actos políticos que en las urnas. Entre las estrategias populistas se destacó la organización
corporativa de la sociedad. En el caso de Cárdenas y Perón ella fue complementaria de la
democracia representativa. En el de Vargas hay que distinguir dos momentos: el primero,
fundacional de las organizaciones corporativas del Estado Novo; el segundo, correspondiente al
momento estrictamente populista (1951-1954).
Arditi afrima que “examinadas en su conjunto, estas tres posibilidades de populismo –como
modo de representación, como política en los bordes turbulentos y como amenaza- nos
permitirán repensar la experiencia populista como una periferia interna de la política liberal-
democrática”. En la misma línea Carlos Vilas había afirmado antes: “Democratización y
autoritarismo conviven y se tensionan recíprocamente en cada experiencia populista”. En
realidad, el populismo fue simultáneamente “una forma de estructuración del poder para los
grupos dominantes y la principal forma de exresión politica de la irrupción popular en el
proceso de desarrollo industrial y urbano” (Weffort). Sin embargo, Ansaldi considera que la
expresión de Arditi “periferia interna de la democracia política” es una síntesis cabal y
operativamente muy útil, porque pone en relieve la tensión entre tres elemntos clave para
entender la dinámica historica de los populismos:democracia, populismo y revolución.
No son pocos los que han encontrado similitudes entre este fenómeno –en particular el
varguismo y el peronismo- y el fascismo italiano, a partir de los rasgos como el personalismo y
el culto al líder, las grandes movilizaciones de masas con sus símbolos y rituales, la retórica y la
exaltacion nacionalista, entre otros. No obstante estas eventuales coincidencias no deben
ocultar una gran diferencia cualitativa: los populismos fueron expresión politica de alianza de
clases entre el capital industrial urbano nacional y la clase obrera.
En contraste, el fascismo fue el proyecto de una alianza de clases bien distinta: la del gran
capital monopolista con la pequeña burguesía urbana en una sociedad capitalista central
tardíamente constituida como tal. Una sociología comparada de ambos regímenes mostraría
que: el fascismo fue mucho más jerárquico que el populismo y tuvo un fuerte desprecio por las
instituciones democrático-liberales, que los populismos mantuvieron; el nacionalismo fascista
llegó hasta la exasperación, fue militarista y agresivo internacionalmente; el fascismo fue
xenófobo, imbuido en la ideología de la supuesta superioridad racial y la misión civilizadora de
Italia; la política represiva del fascismo fue de una brutalidad que no se encuentra, ni siquiera
en los casos más extremos (que los hubo) del populismo, para citar algunos ejemplos.
fue una de las formas históricas que asumió el Estado y el régimen de gobierno de tipo
democrático.
La representación mediada por el líder, una cooptación vertical de las masas y su manipulación
instrumental componen, en buena medida, la dimensión autoritaria que algunos atribuyen al
populismo. Aquí se pretende destacar que la amenaza de identificación extrema del líder con la
masa, del Gobierno con el Estado, etc., es exactamente eso: una amenaza, no un hecho
consumado. Algunas prácticas políticas del siglo XX han sido caracterizadas como populistas o
bien neopopulistas. En contraste con el populismo, la poco feliz expresión neopopulismo
designa una experiencia resultante de las reformas neoliberales y de la crisis de la deuda
externa en las décadas 1980 y 1990. Así, los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari (México,
1988-94), Carlos Menem (1989-99), Fernando Collor de Mello (Brasil, 1990-92), Alberto
Fujimori (Perú, 1990-2000) han sido caracterizados como neopopulistas. En todos estos casos
se trata de un uso amplio, estirado y abusivo del concepto.
Moira Mackinnon y Mario Petrone caracterizan una “unidad analítica mínima” de la cual parten
para distinguir los rasgos singulares de cada una de las experiencias populistas y de estas de las
llamadas neopopulistas. Los autores consideran dos elementos: la base social y la díada
incorporacion/exclusión. Gobiernos como los de Menem o Collor de Mello ni siquiera
practicaron formas populistas de hacer política. El populismo es en fenómeno surgido de una
triple crisis: la del capitalismo en el sistema mundial, la del modelo agroexportador y la de la
oligarquía. Asimismo, la alianza de clases, el modelo ISI y la política de masas fueron tres rasgos
constitutivos que ninguno de ellos está presente en los modelos neopopulistas, en los que
contrariamente, la desindustrialización y la despolitización fueron signos característicos.
Los supuestos populismos de nuevo tipo apelaron a una integración fragmentaria, a través de
programas económicos que erosionaron la ciudadanía y la institucionalización de la sociedad
civil. El llamado neopopulismo estuvo lejos de promover políticas distribucionistas y propuso
fórmulas de Estado mínimo inspiradas en aquello que trascendió como Consenso de
Washington. Además, la clase obrera fue la principal perjudicada por estas políticas que
negaron, cuando no arrasaron, con conquistas de la ciudadanía social. La pobreza fue el signo
característico de estos, en rigor, regímenes socialmente excluyentes y fragmentarios. En
Los populismos no rompieron con la lógica burguesa de escisión entre sociedad y Estado y de
su recomposición ilusoria mediante la asociación entre Nación y Estado. En estos, el proletario
no transitó desde lo clasista-corporativo hacia lo político-estatal, no generó un sentido
colectivo de la acción o una voluntad nacional-popular. Así, la lucha de los trabajadores fue
corporativa, no hegemónica. Fue el Estado el que absorbió la crisis de la burguesía al organizar
a la sociedad civil y al consenso bajo la forma de una revolución pasiva.
Juan Carlos Portantiero señala que en América Latina la superación de la crisis política “implicó
un tipo de relación entre Estado y clases, un módulo sociológico de recomposición política”
que cuestionó “la imagen clásica de las articulaciones entre sociedad civil y Estado”. Las clases
populares participaron “del sistema político sin expresar un sentido hegemónico” y no se
constituyeron como pueblo por “el desarrollo autónomo de sus organizaciones de clase”, sino
por “la crisis política general”, asumiendo el papel objetivo de “equilibradoras de una nueva
fase estatal”. La recomposición de la unidad política de los trabajadores fue obra de los
populismos mediante “la acción de elites externas a la clase y de líderes carismáticos”. Debe
destacarse que “por más heterónomo que aparezca su comportamiento, la presencia política
de las clases populares estuvo casi siempre mediada por instancias organizativas ‘de clase’ y no
por pura vinculación emotiva con un liderazgo personal”. Así el sindicalismo –“la instancia de
mediación privilegiada para la inserción de las masas en el Estado”- fue un sindicalismo político
que definió su acción en nombre de todos los trabajadores, teniendo “como principal
interlocutor al Estado y no a la empresa” y buscando “colocarse en el sistema político como
fuerza gubernamental”.
Portantiero señala que: “El populismo, en buena medida, como experiencia de clase,
nacionalizó a las grandes masas y les otorgó ciudadanía. Fundó para ello, un terreno de lo
“nacional-popular” como principio articulador de la política de masas”. Aquí se avanzó con la
idea de distinguir el populismo como “proyecto estatal” históricamente situado.
13. Laclau, Ernesto. La razón populista. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2009.
Capítulo 1. La denigración de las masas. A- Populismo ambigüedades y paradojas- B- En
busca de un enfoque alternativo
El populismo, como categoría de análisis político, nos enfrenta a problemas muy específicos.
Por un lado, es una noción recurrente, que no sólo es de uso generalizado, ya que forma parte
de la descripción de una amplia variedad de movimientos políticos, sino que también intenta
capturar algo central acerca de éstos. A mitad de camino entre lo descriptivo y lo normativo, el
concepto de “populismo” intenta comprender algo crucialmente significativo sobre las
realidades política se ideológicas a las cuales refiere. Su aparente vaguedad no se traduce en
dudas acerca de la importancia de su función atributiva. Sin embargo, no existe ninguna
claridad respecto del contenido de tal atribución. Un rasgo característico persistente en la
literatura sobre populismo es la reticencia –o dificultad– para dar un significado preciso al
concepto. La claridad conceptual –ni qué hablar de definiciones– está visiblemente ausente de
este campo. En la mayoría de los casos, la comprensión conceptual es reemplazada por la
invocación a una intuición no verbalizada, o por enumeraciones descriptivas de una variedad
de “rasgos relevantes” –una relevancia que es socavada, en el mismo gesto que la afirma, por
la referencia a una proliferación de excepciones–. El siguiente es un ejemplo típico de las
estrategias intelectuales que tratan el “populismo” en la literatura existente:
El populismo por sí mismo tiende a negar cualquier identificación con, o clasificación dentro
de, la dicotomía izquierda/derecha. Es un movimiento multiclasista, aunque no todos los
movimientos multiclasistas pueden considerarse populistas. El populismo probablemente
desafíe cualquier definición exhaustiva. Dejando de lado este problema por el momento, el
populismo generalmente incluye componentes opuestos, como ser el reclamo por la igualdad
de derechos políticos y la participación universal de la gente común, pero unido a cierta forma
de autoritarismo a menudo bajo un liderazgo carismático. También incluye demandas
socialistas (o al menos la demanda de justicia social), una defensa vigorosa de la pequeña
propiedad, fuertes componentes nacionalistas, y la negación de la importancia de la clase. Esto
va acompañado de la afirmación de los derechos de la gente común como enfrentados a los
grupos de interés privilegiados, generalmente considera dos contrarios al pueblo y a la nación.
Cualquiera de estos elementos puede acentuarse según las condiciones sociales y culturales,
pero están todos presentes en la mayoría de los movimientos populistas.
[…]
2. Sin embargo, un primer paso para apartarnos de esta denigración discursiva del populismo
no es cuestionar las categorías utilizadas en su descripción –“vaguedad”, “imprecisión”,
etcétera–, sino tomarlas en sentido literal, pero rechazando los prejuicios que están en la base
de su desestimación. Es decir, en lugar de contraponer la “vaguedad” a una lógica política
madura dominada por un alto grado de determinación institucional precisa, deberíamos
comenzar por hacernos una serie de preguntas más básicas: “la ‘vaguedad’ de los discursos
populistas, ¿no es consecuencia, en algunas situaciones, de la vaguedad e indeterminación de
la misma realidad social?” Y en ese caso, “¿no sería el populismo, más que una tosca operación
política eideológica, un acto performativo dotado de una racionalidad propia, es decir, que el
hecho de ser vago en determinadas situaciones es la condición para construir significados
políticos relevantes?” Finalmente, “el populismo, ¿es realmente un momento de transición
derivado de la inmadurez de los actores sociales destinado a ser suplantado en un estadio
posterior, o constituye más bien una dimensión constante de la acción política, que surge
necesariamente (en diferentes grados) en todos los discursos políticos, subvirtiendo y
complicando las operaciones de las ideologías presuntamente ‘más maduras’?” Veamos un
ejemplo.
Se dice que el populismo “simplifica” el espacio político, al reemplazar una serie compleja de
diferencias y determinaciones por una cruda dicotomía cuyos dos polos son necesariamente
imprecisos. Por ejemplo, en 1945, el general Perón adoptó una postura nacionalista y aseveró
que la opción argentina era la elección entre Braden (el embajador estadounidense) y Perón. Y,
como es bien sabido, esta alternativa personalizada tiene lugar en otros discursos mediante
dicotomías como ser el pueblo vs. la oligarquía, las masas trabajadoras vs. los explotadores,
etcétera. Como podemos ver, existe en estas tres dicotomías –así como en aquellas
constitutivas de cualquier frontera político-ideológica– una simplificación del espacio político
(todas las singularidades sociales tienden a agruparse alrededor de alguno de los dos polos de
la dicotomía), y los términos que designan ambos polos deben necesariamente ser imprecisos
(de otro modo, no podrían abarcar todas las particularidades que supuestamente deben
agrupar). Ahora bien, si esto es así, ¿no es esta lógica de la simplificación y de la imprecisión, la
condición misma de la acción política? Sólo en un mundo imposible, en el cual la dministración
hubiera reemplazado totalmente a la política y una piecemeal engineering, al tratar las
diferencias particularizadas, hubiera eliminado totalmente las dicotomías antagónicas,
hallaríamos que la “imprecisión” y la “simplificación” habrían sido realmente erradicadas de la
esfera pública. En ese caso, sin embargo, el rasgo distintivo del populismo sería sólo el énfasis
especial en una lógica política, la cual, como tal, es un ingrediente necesario de la política tout
court. Otra forma de desestimar al populismo, como hemos visto, es relegarlo a la “mera
retórica”. Pero como también hemos señalado, el movimiento tropológico, lejos de ser un mero
adorno de una realidad social que podría describirse en términos no retóricos, puede
entenderse como la lógica misma de la constitución de las identidades políticas. Tomemos el
caso de la metáfora. Como sabemos, ésta establece una relación de sustitución entre términos
sobre la base del principio de analogía. Ahora bien, como ya hemos mencionado, en toda
estructura dicotómica, una serie de identidades o intereses particulares tiende a reagruparse
como diferencias equivalenciales alrededor de uno de los polos de la dicotomía. Por ejemplo,
los males experimentados por diferentes sectores del pueblo van a ser percibidos como
equivalentes entre sí en su oposición a la “oligarquía”. Pero esto es simplemente para afirmar
que son todos análogos entre sí en su confrontación con el poder oligárquico. ¿Y qué es esto
sino una reagregación metafórica? De más está decir que la ruptura de esas equivalencias en la
construcción de un discurso más institucionalista se desarrollaría a través de mecanismos
diferentes, pero igualmente retóricos. Lejos de ser estos últimos “mera retórica”, son
inherentes a la lógica que preside la constitución y disolución de cualquier espacio político. Así,
podemos afirmar que para progresar en la comprensión del populismo, es una condición sine
qua non rescatarlo de su posición marginal en el discurso de las ciencias sociales, las cuales lo
han confinado al dominio de aquello que excede al concepto, a ser el simple opuesto de
formas políticas dignificadas con el estatus de una verdadera racionalidad. Debemos destacar
que esta relegación del populismo sólo ha sido posible porque, desde el comienzo, ha habido
un fuerte elemento de condena ética en la consideración de los movimientos populistas. El
populismo no sólo ha sido degradado, también ha sido denigrado. Su rechazo ha formado
parte de una construcción discursiva de cierta normalidad, de un universo político ascético del
cual debía excluirse su peligrosa lógica. Pero desde este punto de vista, las estrategias básicas
de la ofensiva antipopulista se inscriben en otro debate más amplio, que fue la grande peur de
las ciencias sociales en el siglo XIX. Me refiero a la discusión general sobre “psicología de las
masas”. Este debate, que es paradigmático para nuestro tema, puede considerarse en gran
medida como la historia dela constitución y disolución de la frontera social que separa lo
normal delo patológico. Fue en el curso de esta discusión que se establecieron una serie de
distinciones y oposiciones que operarían como una matriz sobre la cual se organizó una
perspectiva general sobre fenómenos políticos “aberrantes”, que incluían al populismo.
Nuestro punto de partida va a ser la consideración de esta matriz. Vamos a comenzar con el
análisis de un texto clásico que estuvo en el epicentro de esta historia intelectual. Me refiero a
14. Torre, Juan Carlos. (1995): “El 17 de Octubre en perspectiva”, en Juan Carlos Torre
(comp.). El 17 de Octubre de 1945. Buenos Aires, Ariel.
En la Argentina de posguerra las cuestiones del trabajo habrían de ganar más relevancia en la
agenda pública.
A finales de la década del ’30, los sindicatos habían iniciado, bajo la conducción de militantes
comunistas y socialistas, la lenta pero progresiva implantación entre los trabajadores de las
nuevas industrias en expansión y se difundían las primeras experiencias de negociación
colectiva bajo auspicio de los poderes públicos.
Perón, desde la secretaría de trabajo inicia en 1944 una política de apertura hacia los
trabajadores organizados. Tiene una función preventiva. Su objetivo es evitar el peligro
potencial de un ascenso de las corrientes de izquierda que hace temer el precario estado en
que se encuentran las cuestiones del trabajo.
Los poderes públicos irrumpen en la vida de las empresas, imponen la negociación colectiva,
alteran las normas laborales, reparar viejos agravios por decreto. Sin embargo se dirige a los
sectores empresarios invitándolos a colaborar.
CONTEXTO: en 1930 su lugar había estado en el bando mayoritario del ejército que, bajo la
dirección del general Justo, abortó la aventura filofascista del general Uriburu. Y, ahora, se
hallaba entre los primero de los revolucionarios de junio en cobrar conciencia de que estaba
próximo el fin de la Guerra Mundial y que, con éste, llegaba también el fin para las alternativas
no-democráticas a la amenaza comunista.
Con esta convicción se prepara para la hora de las urnas e inicia contactos con políticos del
partido conservador y el partido radical, mientras niega en público aspirar a la presidencia en
las elecciones de 1946.
Punto favorable para él: muertes de Alvear y Justo
Su fórmula política tiene un aire de familia con la de los regímenes en los que un fuerte
liderazgo asegura la conciliación de clases y organiza desde el estado el tránsito ordenado a los
desafíos de la sociedad industrial de masas.
Fracasó.
Su apertura laboral fue recibida, a poco de andar, con la frialdad y la hostilidad de las clases
patronales. No se encontró con empresarios atemorizados por una revolución social inminente.
No estaba la sensación de amenaza ante un movimiento obrero combativo.
Los empresarios estaban preocupados, más bien, por la propia gestión de Perón, que alentaba
la movilización de las masas obreras y exasperaba las tensiones sociales.
A mediados de 1945 se define una ofensiva de una oposición social y política lanzada a
imponer la rendición incondicional de Perón y a forzar al régimen al delegar el poder en la
Corte Suprema. En esas circunstancias, llama a los sindicatos y los trabajadores a que acudan
en defensa de su gestión, lo que cierra el paso a todo compromiso y agudiza la polarización
política.
El ejército cede a las presiones de la oposición y el 9 de octubre es despojado del poder y, tres
días después, puesto en prisión.
reemplazándolo por su hermano para retomar el control. Pero esto es lo que aguardan los jefes
militares para intervenir, alertados por las noticias del 17 de Octubre en Buenos Aires y el 28
deponen a Vargas y despejan la vía a los comicios.
La noticia del desplazamiento de Vargas no provocó una reacción popular como la de Perón.
Debilidad del movimiento.
En las elecciones, la victoria fue del Partido Social-Democrático. El nuevo texto legal
reestableció las libertades políticas pero ratificó en sus líneas generales los pilares de la
organización estatal preexistente.
La iniciativa del 17 de octubre partió desde abajo y fue impulsada por la labor de agitación y
propaganda de los cuadros sindicales. Movimiento popular identificado con una conducción
política externa a él pero basado en los sindicatos.
Dos propuestas claves: una que encaminaba el futuro de la Argentina por el sendero
institucional de una democracia de partidos y un pluralismo sindical orientado a la izquierda y
otra que tiene una naturaleza menos hipotética porque con los votos de la coalición peronista
se impuso en las urnas y dejó un legado perdurable en la historia Argentina. A través de ella, el
problema de la fórmula de gobierno fue resuelto mediante un liderazgo plebiscitario de masas
y las nuevas realidad de trabajo se organizaron dentro de un sistema de corporativismo sindical
que neutralizó la influencia de la izquierda en el movimiento obrero (RELEER)
El Estado sobre el que gobernará Perón a partir de 1946 quedará expuesto a la acción de los
trabajadores organizados y se convertirá en un instrumento más de su participación social y
política. El conjunto de derechos y garantías al trabajo incorporadas a las instituciones, la
penetración del sindicalismo en la estructura estatal y su posición clave en el sostenimiento del
régimen, tendrá el efecto de introducir límites a su política y, particularmente, en el terreno
económico.
15. Tzvi Medí: “Ideología y Praxis Política de Lázaro Cárdenas.” Cap. Seleccionados.
1. La crítica de la revolución
Máximo también señaló que el agrarismo tal cual se entendió y practicó por los revolucionarios
era un verdadero fracaso. Calles dice que en el campo meramente político, en el terreno
democrático, en el respeto al voto, en la pureza del origen de las personas o de grupos
electivos, ha fracasado la Revolución. Esta crítica con respecto al fracaso de la democracia,
expresa lo que muchos pensaban y querían oír.
La orientación socialista de la educación, incluida en el proyecto del plan sexenal tendría una
orientación revolucionaria.
Las inversiones norteamericanas iban a la minería, al petróleo, a los transportes y servicios. Las
compañías norteamericanas veían a México sólo como un lugar de extracción de materia prima
para la industria estadounidense, desatendiéndose por completo de la posibilidad de
desarrollar industrias de transformación o de contribuir de algún modo al progreso y a la
elevación del nivel de vida del país cuyos recursos naturales aprovechaban para si mismos. No
obstante la nacionalización del subsuelo, la explotación del petróleo y de los metales seguía
haciéndose con capitales extranjeros y en beneficio exclusivo de los mismos. La producción de
energía eléctrica también estaba en manos extranjeras.
2. El plan sexenal
La segunda convención del PNR presenció la formulación de un plan sexenal. Este reflejaba la
presencia combativa de círculos radicales y revolucionarios, dispuestos a luchar por una
reorientación y revitalización del espíritu y de la acción revolucionaria. El Plan Sexenal fue
presentado como el producto de la visión política de Calles. Se trataba de formar un plan
minucioso de acción que cubra los seis años del próximo período presidencial. Se intenta
presentar al plan sexenal como la expresión política de un partido clasista que defiende los
intereses de la clase obrera. Se habla también de la transformación del régimen de la
propiedad y del dominio de los instrumentos de producción por la clase obrera. El plan sexenal
mismo declara que el PNR acata la doctrina socialista que sustenta la Revolución mexicana. Se
trata más de una postura social que de una doctrina política marxista. Constituye la expresión
La tesis central del plan sexenal es la del intervencionismo estatal. El estado mexicano debe
asumir y mantener una política de intervención reguladora de las actividades económicas. En el
concepto mexicano revolucionario, el Estado es un agente efectivo de gestión y ordenación de
los fenómenos vitales del país. Se destaca el principio básico de la constitución de 1917,
principio que permitía a la nación emprender la reforma agraria y reivindicar sus riquezas
naturales. El plan sexenal postulará la propiedad privada como garantía de los individuos y
estipulará el estricto apego a la pequeña propiedad. Todo esto no constituía un avance o una
renovación ideológica con relación a la Constitución de la revolución de 1917, pero eran
vigentes porque vigente era la realidad feudal.
El intervencionismo estatal postulado por el Plan Sexenal implicaba los siguientes conceptos:
en lo agrario la posibilidad de una revolución que liquidara los latifundios feudales, librando así
a la Revolución Mexicana de su fracaso más vergonzoso; en el campo industrial un reformismo
que postulaba el estímulo de las empresas nacionales y la limitación y regulación de las
actividades de las compañías extranjeras, pero sin llegar a posturas radicales que provocaran el
aislamiento nacional; en lo sindical la organización de los obreros y el sometimiento de los
mismos al gobierno; en lo educativo la educación socialista, que implicaba más el deseo de una
reivindicación social, que la verdadera concepción del concepto mismo.
Son estos, con excepción de la educación socialista, los principios básicos de la Constitución de
1917, principios que aún eran relevantes en la realidad de 1934. La esencia revolucionaria
había sido desvirtuada por el maximato.
El movimiento obrero mexicano comienza a proyectarse a comienzos del siglo XX, pero es con
la formación de la CROM en 1918 como entra en su etapa de consolidación definitiva. La CROM
postula en sus primeros años de existencia la supresión de la propiedad privada, la
socialización de los medios de producción y la lucha de clases. Se define por la acción múltiple,
que desarrolle paralelamente a la actividad sindical, la actividad política, creándose en el año
1919 el Partido Laborista. Después de la formación de la CROM se forma la CGT, de tradición
anarquista que se declara apolítica e intenta terminar con el régimen burgués por medio del
sindicalismo revolucionario. En 1922 se crea la CNCT (Confederación Nacional de Católicos
Trabajadores). La CROM y el Partido Laborista entraron en estrecha conjunción con el gobierno,
primero de Obregón y después de Calles. El gobierno subvencionó y fortaleció por todos los
medios la CROM que alcanzó rápidamente una posición hegemónica en el campo obrero.
Pero el impulso inicial y los objetivos originales de la CROM se vieron desvirtuados debido a las
posturas adoptadas por sus líderes, que pasaron a integrar la nueva oligarquía revolucionaria
Desde los comienzos de su campaña electoral Cárdenas se identificó plenamente con las
fuerzas populares, llamándolas a movilizarse y organizarse sindicalmente para luchar por sus
derechos y por la justicia social y a unificarse en un frente único. Cárdenas entró en un
estrecho contacto con el pueblo, queriendo contar con su apoyo. Desde el momento que
asumió la presidencia, Cárdenas estimuló el movimiento obrero y lo apoyó en todas sus
exigencias. El movimiento obrero recibió un enorme empuje.
Luego de las declaraciones de Calles, que fueron el preludio del derrocamiento de Cárdenas,
los más grandes sindicatos del país se unieron en el Comité de Defensa Proletaria, apoyando a
Cárdenas y amenazando con declarar una huelga general. Los sindicatos no se limitaron a
unirse en la lucha contra Calles, sino que ordenaron al recientemente formado Comité la
preparación de un congreso nacional de trabajadores de la ciudad y del campo, con el fin de
que se examinara la creación de un frente sindical único. Así se constituyó la Confederación de
Trabajadores de México (CTM), siendo liquidadas la CGOCM y las demás centrales que ahora
pasaban a formar parte de la CTM. No se agregaron a ella ni la CROM ni la CGT.
La CTM se constituyó presentando el doble aspecto de una central sindical constituida por
sindicatos de fábricas y al mismo tiempo por sindicatos de pequeñas industrias. La CTM
postulaba el camino de la lucha de clases, para lo que debía conseguir primero la liberación
política y económica del país. También planteó numerosas reivindicaciones inmediatas por las
cuales era necesario salir a la lucha, como la reducción de la jornada de trabajo, el asunto del
salario real, etc. Cárdenas estimuló y promulgó la unificación obrera. Reconoce la justicia de la
lucha obrera y rechaza la posibilidad de que la misma sea únicamente consecuencia de la
agitación provocada por núcleos comunistas, núcleos a los que considera minoría sin ninguna
influencia determinante. Cárdenas reconoce la existencia de las luchas sociales y llama a los
obreros a organizarse en un frente único para hacer más efectiva la defensa de sus intereses.
Los obreros debían organizarse de acuerdo a sus intereses profesionales y lo mismo debían
hacer los empresarios industriales. El reconocido conflicto entre los diferentes factores de la
producción debe hallarse sujeto al control estatal. El gobierno debe ser el árbitro y regulador
de la vida social. Se trata entonces de canalizar los conflictos laborales y sociales por medio de
organizaciones obreras y patronales únicas y hegemónicas, en tanto el Estado desempeña el
papel decisivo de árbitro y regulador de la vida social y económica. Se proyecta un sindicalismo
sectorial bajo el control y la regulación del Estado.
Cárdenas no vacila en apoyar a los obreros en sus constantes luchas, su gobierno creó todo el
ambiente y los medios propicios para el desarrollo de la lucha de clases.
La CTM no sólo quiso conservar su independencia, sino que inclusive intentó desarrollarse y
convertirse en un factor de influencia decisiva dentro del ámbito nacional. Esto la llevó a la
confrontación con el presidente Cárdenas, quien deseaba una CTM fuerte y unificada, pero que
se mantuviera siempre en los límites del grupo de presión o influencia, que no adquiriera
poder de decisión o que sea una fuerza determinantes.
El conflicto ferroviario: en 1936 se realiza una huelga de los trabajadores ferroviarios, pero
antes de la huelga se declara inexistente el movimiento de los obreros ferrocarrileros. Este
episodio fue un hecho que condujo a la cohesión definitiva de los trabajadores. Un año
después de la huelga, Cárdenas nacionalizó a los ferrocarriles, por causa de utilidad pública. Les
comunica a los obreros que es su intención que los trabajadores se encarguen de la
administración de los ferrocarriles, pero que no se trata de entregar la propiedad de las líneas
a los trabajadores, sino que éstas serían patrimonio nacional.
La unificación obrero-campesina: el PNR era el indicado para organizar a los campesinos. Pero
la CTM quería incorporarlos a su organización. Cárdenas se opuso al propósito de la CTM, ya
que había ordenado la organización de los campesinos por medio del PNR. No permitió la
integración de los campesinos a la CTM.
Los trabajadores al servicio del Estado: la burocracia del Estado no se integró a la CTM. Tal
integración habría posibilitado a la CTM la paralización de la acción gubernamental en el
momento que lo creyeran conveniente y por lo tanto Cárdenas no permitió que se llevara a
cabo. La CTM exigió que se concediera el derecho a huelga a los trabajadores del Estado y se
desarrolló una gran polémica alrededor de este punto. Finalmente el gobierno extendió a los
trabajadores del Estado las provisiones de la Ley de Trabajo, salvo los trabajadores de
confianza, quienes no tenían derecho a formar parte de los sindicatos.
PNR. En esta circunstancia se crea la CCM, que tenía como objetivo, además de la postulación
de su programa social y económico exigiendo la realización de la reforma agraria, la
postulación de la candidatura presidencial de Cárdenas. Se exhorta a la LNC y a los
trabajadores en general, a unirse alrededor de la figura de Cárdenas, a quien consideraban la
personalidad revolucionaria más indicada para depositar en ella la confianza de la clase
campesina. La candidatura de Cárdenas contó de inmediato con el apoyo de las fuerzas
populares, e inclusive con allegados a Calles. Calles apoya la candidatura de Cárdenas
pensando que sería uno más de los presidentes en turno y que dependería de su tutela. La
CCM surgió entonces como un movimiento campesino en el cual se combinaron los intereses
específicos del campesinado con diferentes intereses políticos que tenían como denominador
común la postulación de Cárdenas. El movimiento campesino fue aquel que postuló la
candidatura presidencial de Cárdenas en el primer momento y que depositaba sus esperanzas
revolucionarias en el candidato. La gira electoral de Cárdenas agregó a todo esto el contacto
personal con el campesinado, fortaleciendo sus lazos con los campesinos. Esta gira electoral de
Cárdenas contribuye a la formación de una figura política sostenida no sólo por organizaciones
representativas, sino también con profundas raíces en el apego popular. Cárdenas postulaba la
rápida y radical realización de la reforma agraria.
1. Fines y medios
económicas tomadas para lograr los fines postulados por el gobierno cardenista tenían el
denominador común de la iniciativa e intervención gubernamentales. Esto era acorde al
principio básico del Plan Sexenal: el Estado mexicano debía asumir y mantener una política de
intervención reguladora de las actividades de la vida nacional.
Esta política detentaba como uno de sus objetivos básicos y preponderantes propiciar el
adelanto de las clases trabajadoras, incrementando la capacidad productiva del país y
asegurando para los trabajadores una justa participación en las utilidades obtenidas. La nota
predominante de la política económica cardenista fue la constante preocupación por el
progreso del proletariado.
Este despliegue industrial y este crecimiento e impulso dado a la burguesía nacional, aunados a
la reforma agraria que comenzó a liquidar el régimen latifundista, nos permiten hablar del
sexenio cardenista como de un gran paso determinante en la liquidación de la sociedad
latifundista y en el adelanto y promoción decisivos del régimen capitalista.
Para poder financiar el desarrollo económico del país, el gobierno cardenista creó una gran red
de bancos (Banco Nacional de Crédito Ejidal, Banco Nacional de Crédito Agrícola, Banco
Nacional Obrero, etc.). El Banco de México llegó a una posición de primacía con respecto a los
bancos privados, convirtiéndose en el agente financiero del gobierno. Toda esta red bancaria se
convirtió en un importante instrumento que posibilitó la realización del progreso económico y
social.
Gran parte del gasto público se invirtió en obras de infraestructura y en el estímulo y desarrollo
de la industria nacional. No cabe duda que el sexenio cardenista, a la par de su labor social y
antiimperialista constituyó también uno de los puntos de partida para el intensivo desarrollo
de la economía nacional.
2. La expropiación petrolera
Durante el sexenio de gobierno cardenista, los EEUU intentan fortalecer por todos los medios la
unidad panamericana del hemisferio, haciendo cada vez más frecuentes las conferencias
panamericanas.
Con la expropiación del petróleo, Cárdenas era consciente de las grandes dificultades
económicas que se presentarían y de la enorme potencia mundial de las empresas con las
cuales entraría en conflicto. A pesar de esto dio el importante paso hacia la liberalización
económica. Ni el plan sexenal ni Cárdenas habían postulado con anterioridad la expropiación
de las empresas petroleras. Lo que se quería era la reforma de las condiciones existentes, pero
no la desaparición de las empresas extranjeras que operaban en el país. Se buscaba la
posibilidad de una convivencia con capitales imperiales que tomen en cuenta las necesidades
nacionales. Sin embargo Cárdenas no podía considerar la mera convivencia pacífica con los
intereses imperialistas, la expropiación no fue consecuencia de un plan premeditado.
En 1936 se dicta la Ley de Expropiación. Esto constituye el fin de una de las primeras ilusiones
latinoamericanas del capitalismo humanizado, de la convivencia de los intereses imperialistas
con las necesidades sociales y nacionales. Las empresas petroleras no estuvieron dispuestas en
ningún momento a aceptar la primacía de los intereses nacionales, e inclusive la soberanía
mexicana.
El conflicto petrolero surgió en un principio como consecuencia del choque entre las
compañías y las exigencias de los obreros. Estos se agruparon en el Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM), incorporándose a la CTM. Las exigencias eran
relativas al aumento de salarios y de prestaciones, pero las empresas rechazaron estas
exigencias.
Las compañías se negaban a aceptar las demandas de los obreros, sosteniendo que eran
excesivas y sobrepasaban su capacidad económica. Los obreros, por su parte, se negaron a
aceptar la contrapropuesta de las empresas. Así se llega a la intervención gubernamental: los
obreros suspenden la huelga y plantean frente a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje un
conflicto de orden económico, lo que implicaba que un grupo de peritos debía examinar el
estado económico de las empresas para verificar si las mismas se encontraban en la posibilidad
económica de satisfacer las demandas de los obreros. En el informe de los peritos, se deja
constancia de que las principales compañías petroleras que operaban en México formaban
parte de grandes unidades económicas norteamericanas o inglesas, que nunca habían estado
vinculadas al país y que sus intereses han sido siempre ajenos y en ocasiones opuestos al
interés nacional, y nunca habían aportado su cooperación al progreso social del país. La
situación financiera de las compañías era extraordinariamente bonancible y sin perjuicio
alguno para su situación se encontraban capacitadas para acceder a las demandas de los
obreros.
Las compañías retiraron sus depósitos de los bancos mexicanos, haciendo descender
enormemente la suma de los depósitos, descendiendo la reserva metálica del país. Lo que se
hallaba en juego era ya mucho más que las relaciones obreros-patrones: era la soberanía
misma del país. A su enorme poder económico las empresas intentaban agregar el apoyo
diplomático y las presiones económicas de los EEUU e Inglaterra, y la amenaza de una posible
intervención directa por parte de estos dos países.
El secretario de Estado de EEUU no tuvo más remedio, de acuerdo con la política impuesta por
Roosevelt, que reconocer que el gobierno norteamericano respetaba el derecho de México de
expropiar las propiedades petroleras por interés público, pero a su vez exigió la indemnización
previa de las empresas, sabiendo que esto era imposible de realizar. El embajador
norteamericano en México defendió la posición del gobierno cardenista. El mismo presidente
Roosevelt reconoció el derecho de los mexicanos a la expropiación: su principal preocupación
era la manutención y el fortalecimiento de la solidaridad panamericana. El hecho de que casi
desde un principio Cárdenas tuvo conciencia de que no habría una intromisión norteamericana
determinante, posibilitó la exitosa realización de la expropiación petrolera y su traspaso a
manos mexicanas. Inglaterra en cambio, tomó una posición extrema desconociendo por
completo el derecho mexicano a la expropiación, considerándola como completamente
arbitraria. Las compañías petroleras, por su parte, exigían la devolución de la industria
expropiada, dificultaron seriamente la adquisición de refacciones para los equipos de los
campos de petróleo y las refinerías y provocaron el cierre del mercado mundial para el
petróleo mexicano. México se vio forzado a vender su petróleo a Alemania, Italia y Japón.
16. Freeman Smith, Robert: “América Latina, los EEUU y las potencias europeas, 1830-1930”.
Los Estados Unidos se vieron envueltos gradualmente en las rivalidades del hemisferio. En el
momento de la independencia de América Latina, el objetivo de EEUU era impedir que se
restaurase el antiguo orden colonial de mercantilismo económico y autoritarismo político. La
política norteamericana debía ir dirigida a contrarrestar los esfuerzos que sin duda continuarán
haciendo las potencias europeas a favor de sus propósitos monárquicos y monopolísticos.
DOCTRINA MONROE.
Al concluir la guerra entre EEUU y México el Caribe se convirtió en una zona de enfrentamiento
con los ingleses. Las rutas de América Central empezaron a ser importantes para los EEUU.
Tratado Clayton-Bulwer disponía que ninguna de las dos partes ocupara, colonizara o
ejerciese dominio sobre alguna parte de América Central. Y que en el caso de que se
construyera un canal ninguno de los dos países lo fortificase o ejerciera control exclusivo del
mismo. En realidad América Central no era una zona de gran importancia para los intereses
británicos, por lo que Inglaterra renunció a todas sus pretensiones, excepto a Bélice.
EEUU creía que debía tener una función policial en América Central y el Caribe, para tener la
seguridad de que el desorden no amenazara a los ciudadanos extranjeros ni a las rutas que
cruzaban esos territorios. Si Estados Unidos no se encargaba de esas tareas, intervendrían las
potencias europeas. Casi 50 años después el presidente Roosevelt consolidó esa función
policial, consecuencia de la doctrina Monroe.
En 1878 la compañía francesa del canal de panamá obtuvo el derecho a construir un canal. La
marina estadounidense llevó a cabo expediciones de reconocimiento y en 1880 pidió que se
anulara el tratado Clayton-Bulwer. En 1884 EEUU hace un tratado con Nicaragua para la
realización de un canal.
La mayoría de los países latinoamericanos no sólo miraba hacia Europa en busca de mercados,
sino que también esperaban recibir de ella financiación gubernamental y capital para los
proyectos de desarrollo económico. El capital británico generalmente iba a parar a la
construcción de ferrocarriles, a la minería y a las manufacturas. Los inversionistas
estadounidenses empezaron a mirar hacia el sur, sobre todo a Cuba y México, pero la gran
afluencia de capital norteamericano no empezó hasta después de 1900, y el capital europeo
predominaría en América del Sur hasta bien entrado el siglo XX.
Durante 1880 y 1890 la competencia imperial entre las potencias europeas había aumentado
mucho. Había diferentes versiones sobre la misión civilizadora y cristianizadora de cada nación.
Los norteamericanos estaban convencidos de que su comercio de exportación se veía
amenazado por el nuevo orden imperial. EEUU empezó a ver que debía reorientar su política
exterior para ponerse a la altura de las nuevas condiciones que imperaban en el mundo y para
hacer frente a los problemas que planteaba la rivalidad con las potencias europeas. La principal
ocupación de los europeos era asegurarse esferas de influencia.
En 1889 se realizó una conferencia en Washington con el objetivo de crear una unión aduanera
en el hemisferio y disponer de una forma de arbitraje para la resolución de disputas entre
naciones. Sin embargo no se adoptó ninguna de las propuestas de unión aduanera. Pero se
creó la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas. Esta conferencia, en la que se negó a
los EEUU el papel de líder del hemisferio, no contribuyó a aliviar la ansiedad creciente que en
los norteamericanos despertaba la dominación europea del hemisferio y el aumento de
rivalidad comercial. Los ingleses finalmente aceptaron el predominio político de los Estados
Unidos en el hemisferio occidental. El predominio económico era otra cuestión.
El juego político mundial consistía en asegurar la paz, el orden y la estabilidad en las llamadas
naciones atrasadas. En tales regiones, la potencia que ejercía la función policial era la que
ejercía mayor influencia. Los norteamericanos creían que si la nación quería que la tomaran en
serio y que otras potencias respetaran sus intereses, entonces tenía que hacer valer la función
policial para restaurar y mantener la paz y el orden en las partes del mundo que se
consideraban importantes para los intereses norteamericanos. El Caribe y el golfo de México
eran considerados parte de la zona de seguridad norteamericana. Se sumaba la idea de que
EEUU debía construir un canal ístmico. Dicho canal sería importante para la expansión del
papel de EEUU en América del Sur y Asia. Los EEUU tenían que ejercer el papel de policía en la
región, pues de no hacerlo, otra potencia se encargaría de ello. Además había un elemento
ideológico: EEUU tenía un destino manifiesto, consistente en redimir el mundo propagando la
civilización angloamericana, la forma de gobierno republicana y el cristianismo protestante.
Estos asuntos salieron a la luz durante la independencia de Cuba, en la que intervino EEUU
Puerto Rico se convirtió en una colonia norteamericana, después del tratado de París.
Alemania también tenía interés en América Latina a principios del siglo XX. Su presencia militar
también era visible. Sin embargo, los planes fueron abandonados porque Alemania debió
empezar a prestar más atención a los acontecimientos que estaban sucediendo en Europa. La
rivalidad entre Alemania y EEUU contribuyó al aumento del papel de los EEUU en la región del
Caribe y América Central. Los EEUU hicieron otro tratado con Inglaterra por el cual tenían el
derecho de construir, controlar y fortificar cualquier canal. Una vez obtenida la zona del canal
(Panamá se separó de Colombia) empezó la construcción del mismo, que uniría los océanos
atlántico y pacífico, y los EEUU pasaron a tener un interés en América Central que reforzó la
creencia de los norteamericanos de que su país debía ejercer más control en la región.
A partir de 1898 un volumen creciente de capital norteamericano había salido hacia el sur,
yendo a parar a empresas que producían materias primas para la exportación y se concentró
en Cuba (azúcar) y México (minería y petróleo).
Wilson asume la presidencia de EEUU. Creía que la nación tenía una misión y un destino: la
tarea de edificar naciones y mantener la paz. Se propuso un plan para la vigilancia cooperativa
de las regiones atrasadas del mundo. La administración de Wilson trabajó activamente para
llevar la doctrina Monroe a la práctica. Creía firmemente en la misión nacional de traer la paz,
el orden y la estabilidad al mundo. Bajo esta administración, la participación activa y militar de
EEUU en la región del Caribe y América Central fue mayor que cualquier otro período. Esto era
reflejo de la guerra en Europa, que exacerbaba el temor a Alemania y ofrecía la oportunidad de
reducir la influencia de Europa en general. La seguridad nacional de EEUU dependía de la
intervención para sofocar las insurrecciones y ayudar al pueblo a instaurar y mantener
gobiernos responsables y honrados. Después de que estallaran desordenes en Haití y República
Dominicana, y de que los franceses y los alemanes insinuaran posibles desembarcos, los EEUU
intervinieron en ambos países militarmente y les proporcionó una constitución redactada por
norteamericanos.
Si los EEUU entraban en guerra con Alemania, el gobierno imperial proponía en el telegrama
Zimmermann una alianza militar con México, al que ayudaría a recuperar los territorios
perdidos en 1848.
Las dislocaciones económicas causadas por la guerra promovieron una alteración clara de las
relaciones económicas internacionales en América Latina. Los norteamericanos entablaron
demanda en Argentina y Brasil y rompieron con el monopolio telegráfico británico. Las
operaciones bancarias de EEUU en América Latina también avanzaron a partir de 1914.
Durante 1920 los intereses económicos estadounidenses en América Latina registraron una
rápida expansión. Las dislocaciones provocadas por la guerra habían hecho que las relaciones
comerciales de América Latina se apartaran de Europa. La penetración comercial más
importante de EEUU era en las empresas de servicios públicos y las manufacturas.
El presidente Hoover no quería que los EEUU estuvieran representados en el extranjero por la
infantería de marina. Los líderes norteamericanos idearon un sistema de tratados para resolver
las disputas pacíficamente y fomentar el orden político. En 1923, bajo la dirección de EEUU, las
naciones centroamericanas firmaron un tratado de paz y amistad. Con esto se trataba de
desaprobar los golpes de estado y las revueltas y el no reconocimiento de los gobiernos que
surgieran de ellas.
En 1930 el movimiento comunista en América Latina era pequeño, pero iba creciendo, y con
ello la Unión Soviética se estaba convirtiendo en un elemento de las relaciones internacionales
del hemisferio.
16. 3. Julio Le Riverend, Cuba: del semiclolonialismo al socialismo ( 1933-1975), en: Pablo
González Casanova, América Latina: Historia de medio siglo. Buenos Aires, siglo XXI, 1981.
16. 4. Ansaldi y Giordano. La construcción del orden. Tomo II. Capítulo 6: El orden en
sociedades de violencia. El inicio de una década revolucionaria. LA revolución cubana en
perspectiva comparada.
• Sociedad multirracial.
• Siglo XIX. Fenómeno agrícola. Un breve auge cafetalero dio paso al cultivo del tabaco.
• La fuente de riqueza más importante fue la caña de azúcar (mano de obra esclava
africana).
• Un intento independista anterior había fracasado en la guerra de los Diez Años (1868-
1878), cuando los nacionalistas cubanos, que se levantaron contra los españoles, no lograron
reunir a la elite y fueron desalojados por las tropas españolas.
• Al mando de José Martí estalló una nueva revuelta por la independencia en 1895. Otra
guerra feroz en Cuba. Los españoles apelaron a métodos brutales, como el uso de campos de
concentración, para liquidar a los patriotas que participaban en las guerrillas.
• En 1898 un navío yanqui explota en La Habana. Estados Unidos, que hasta el momento
no se había metido, interviene y gana la guerra.
Independencia dudosa
• Los EEUU construyeron las tan necesitadas escuelas, carreteras, alcantarillas, etc.
• Otra revuelta, encabezada por los liberales vencidos, propició una II intervención
militar yanqui (1906-1909).
• Durante sus años con protectorado, la isla pasó por un gran auge del azúcar.
• Quienes trabajaban en las centrales y las zafras no eran granjeros, sino obreros. Les
preocupaban más los salarios y las condiciones laborales que la adquisición de tierras.
• Los trabajadores vivían en “llega y pon”. Estaban acosados por la pobreza y las
privaciones.
• Mientras tanto, EEUU consiguió cada vez más control sobre su economía.
• La dependencia del azúcar brindó una considerable prosperidad, pero generó enormes
desigualdades sociales y económicas.
• Durante las décadas de 1920-30, el gobierno cubano se contó entre los más corruptos y
brutales de la historia de la república.
• Pero a una señal de EEUU, Batista echó a Grau y a los jóvenes radicales.
• Durante los siguientes 25 años, la política cubana fue dominada por Batista.
• En 1956, Fidel se embarcó con una nueva partida revolucionaria: su hermano y el Che.
Reconstruyó su partida rebelde y se lanzó en guerra contra Batista.
• En 1957, Fidel recibió refuerzos. La mayor parte eran de clase media como Fidel,
porque odiaban la brutalidad, corrupción y antinacionalismo de los políticos. Luego se le
unieron unos cuantos campesinos.
• Durante todo 1958, bramó una guerra de guerrillas feroz. Era una guerra de atacar y
esconderse, con bombardeos, sabotajes y acoso. Batista respondió con terror.
• EEUU consideró que sus enormes intereses cubanos estaban en peligro por los excesos
del dictador.
La definición de la revolución
• El poder visible era el ejército rebelde, y desde entonces iba a continuar siendo una
institución política clave.
• Ley de Reforma Agraria: 1959. Eliminaba las propiedades desmesuradas. Desde ese
momento no se permitiría a ningún extranjero poseer tierra agrícola.
• Las tierras expropiadas se repartieron entre los pequeños propietarios privados y las
cooperativas.
• Al final del 2do año en el poder de Fidel, se habían afirmado cuatro tendencias básicas:
• El choque más importante con Washington surgió por el petróleo. Cuando Fidel
descubrió que podía comprar mas barato de Rusia que de Venezuela, ordenó a las refinerías
yanquis afincadas en cuba que procesaran el crudo ruso.
• El gobierno cubano respondió tomando casi todo el resto de las propiedades yanquis.
• Era difícil que el movimiento 26/07 pudiera proporcionar una base institucional.
• 1960. Pasó a eliminar o neutralizar las instituciones clave del antiguo orden burgués.
También la prensa.
• El único partido que sobrevivió fue el Comunista. Dejó claro que el anticomunismo se
consideraría antirrevolucionario.
• Fidel mantuvo su mirada fija en los pobres, en especial los rurales. Los revolucionarios
estaban determinados a atacar el legado de la Cuba corrupta y capitalista: analfabetismo,
enfermedad, malnutrición, dilapidación de viviendas.
• Al notar el rumbo que tomaba la revolución, los ricos comenzaron a huir y el gobierno
se quedó con bienes caídos del cielo y los distribuyó.
• La estrategia más obvia para Washington era apoyar una invasión a Cuba de los
exiliados.
• Una fuerza invasora se dirigió a Cuba en abril de 1961. La operación resultó un fracaso
desde el principio.
• Los soviéticos acordaron que debían respaldar su amenaza colocando misiles en Cuba.
• Kruschev accedió, pero con la condición de que EEUU no invadiera más Cuba.
• Guevara elaboró un Plan de Cuatro Años que abogaba por la diversificación agrícola
(restando importancia al azúcar) y la industrialización (manufactura de bienes) de consumos
ligeros.
• 1970. Fidel puso sobre sus espaldas la responsabilidad para conseguir una cosecha
impresionante. No lo logró. Ofreció su renuncia, pero las multitudes gritaron que no.
• Sus mayores triunfos han sido cubrir las necesidades humanas básicas. Se ha
desterrado el analfabetismo y se ha creado un amplio sistema educativo. Se ha extendido a los
sectores más bajos la atención médica básica, en especial la medicina preventiva.
• La vivienda era otra necesidad básica que tuvieron dificultades para alcanzar con
rapidez.
• Aunque Cuba había llegado a mediados de 1991 sin signos de descontento popular que
sentenciaron al comunismo en Europa del Este, la tensión había comenzado a aparecer en años
recientes.
• Los efectos internos de la retirada soviética se sintieron pronto, cuando los cubanos
sufrieron un drástico deterioro de su nivel de vida.
• Fidel llamó a la caída de la URSS un desastre y proclamó que Cuba entraría ahora en un
“período especial en tiempo de paz”. La orden del día sería salvar el socialismo en un país:
Cuba.
• Dentro de la isla, sin embargo, hay poca oposición organizada, fuera de los escasos
disidentes valerosos que terminan periódicamente en prisión.
Entre febrero y diciembre de 1930, los militares tomaron el poder en Argentina, Brasil,
República Dominicana, Bolivia, Perú y Guatemala; y hubo cuatro intentos fallidos; en 1931
Ecuador, y en 1932 Chile, se sumaron a esta lista.
Atendiendo a esto, ¿es imposible descubrir principios de comprensión comunes en todos los
fenómenos a los que hicimos referencia? Es posible siempre y cuando no se intente reducir
todos los casos a un mismo modelo. Es importante además destacar un contexto externo
común y homogéneo.
Las instituciones militares toman forma a imagen de las naciones en las cuales aparecen;
reflejan las particularidades de la cultura nacional, y la naturaleza y el grado de complejidad del
estado nacional.
Las fuerzas armadas de la mayoría de los países sudamericanos se distinguen de las naciones
caribeñas o centroamericanas, no sólo por su diferencia de tamaño, sino sobre todo debido a
la tardía aparición del estado en estas naciones, y del contexto colonial donde aparecieron.
Nicaragua, República Dominicana, Cuba y Haití (no Guatemala ni El Salvador) empezaron tarde
la construcción del estado, y a comienzos del siglo XX apenas habían salido de las guerras entre
clanes y caudillos. Todas estas naciones fueron ocupadas largamente por Estados Unidos, que
antes de retirarse creó cuerpos de policía uniformada local cuyos oficiales pertenecían a la
infantería de marina estadounidense. Estas guardias nacionales debían poner freno a los
ejércitos privados para garantizar el orden, la paz, y la defensa de los intereses de los Estados
Unidos.
2) 1920-1960: era militar: las fuerzas armadas profesionales comienzan a desempeñar un papel
en la vida política.
Las fuerzas armadas son símbolo de su soberanía nacional. A finales del siglo pasado y
comienzos del presente [este tipo escribió en el siglo XX] eran también emblema de progreso
tecnológico y de modernidad. La creación de fuerzas armadas permanentes y dotadas de una
oficialidad profesional formaba parte de una modernización de cara al exterior vinculada de
manera inseparable al crecimiento hacia fuera de las economías nacionales. En este contexto,
las fuerzas armadas de estos países dependientes y no industrializados sólo podían
transformarse, y en particular elevar su nivel tecnológico, imitando prototipos europeos.
Llevaron a cabo su modernización dependiente no sólo comprando armas a los países
europeos, sino también adoptando modelos de organización y formación, e incluso las
doctrinas militares, de los países avanzados. A fin del siglo XIX existían sólo dos grandes
ejércitos, dos modelos militares universalmente válidos: el de Alemania y el de Francia.
Después de la guerra franco-prusiana (1870) y hasta la Primera Guerra
obligatorio precedió, en la mayoría de los países, al sufragio universal: el ciudadano fue pues,
primero soldado y luego votante. Además, los nuevos oficiales, reclutados por sus méritos y
formados en un molde común por las academias militares, asumieron una posición especial en
el estado. Cooptados por sus iguales, y en teoría independientes de los personajes influyentes
de la política y la sociedad, estos oficiales constituyeron un conjunto de funcionarios estables y
permanentes con una carrera regulada, en contraste con los aficionados intercambiables que
predominaban en el resto de la maquinaria del estado.
En las décadas de 1920 y 1930 el activismo político de los militares como institución,
totalmente distinto a los pronunciamientos tradicionales de generales ambiciosos y
descontentos, aumentó de manera notable en un gran número de países. Generalmente,
aunque no siempre progresistas, se levantaron contra el status quo y por ello se puede decir
que los militares entraron a la política por la izquierda del escenario (ejemplos varios: Chile,
Brasil, Ecuador, Bolivia, 286-288). Argentina fue la nota discordante por su carácter claramente
conservador (Uriburu, con el apoyo de la oligarquía, en 1930 derrocó al gobierno de Irigoyen
-apoyado por las clases media y baja-; la restauración de las elites conservadoras estuvo a la
orden del día).
El nacionalismo era tal vez, en este período, el común denominador que podía identificarse en
las orientaciones políticas de los diversos países latinoamericanos. No sin cierta ambigüedad,
se buscaba alcanzar la justicia social, reforzar el potencial humano, económico, y por ende,
militar de las naciones respectivas. Esta orientación concordaba con la política de desarrollo
autárquico, encerrado en sí mismo, por medio de la industrialización por sustitución de
importaciones, que empezaba a adoptarse en aquel tiempo. Parece que predominaba en las
fuerzas armadas esta corriente nacional-militarista que no se oponía al cambio si éste se
llevaba de forma ordenada, ni a la mejora de las condiciones de las clases trabajadoras si ésta
se efectuaba bajo la tutela del estado (el Estado Novo de Brasil y Bolivia son buenos ejemplos
de esto: 288-289).
La Segunda Guerra Mundial Había consagrado la hegemonía absoluta de los Estados Unidos
sobre el continente. Entonces, América Latina no representaba para Washington una zona
militar de gran prioridad a pesar de la alarma guatemalteca de 1954. Sin embargo, a principios
del decenio de 1960, la sombra del conflicto entre Occidente y Oriente cayó con retraso sobre
América latina. La revolución cubana, la ruptura del régimen de Castro con los Estados Unidos
en 1960 y la instauración de un régimen comunista a 140 kilómetros de Florida, crearon una
situación política totalmente nueva en la región. Un "gran terror" al castrismo recorrió el
continente entero al reactivarse la izquierda y aparecer la guerrilla en numerosos países. Los
Estados Unidos modificaron sus conceptos estratégicos. A partir de entonces, ante el peligro de
"subversión comunista", las fuerzas armadas del continente se prepararon para la guerra
contrarrevolucionaria. La seguridad nacional sustituyó a la defensa nacional. Veían el
comunismo en todas partes. Cualquier intento de cambio, en especial si era apoyado desde la
izquierda, era tachado indiscriminadamente de revolucionario. De esta forma, entre 1962 y
1966, los nuevos "cruzados" de la Guerra
fría desencadenaron una serie de nueve golpes de estado en la región. Como medida
preventiva, las fuerzas armadas derrocaron a los gobiernos considerados "blandos" con el
comunismo, o tibios en su solidaridad con los Estados Unidos. En este período, de acuerdo con
la teoría de las fronteras ideológicas, la idea un tanto mal definida del "Occidente cristiano"
parecía haber sustituido al estado nación en la jerarquía de las lealtades militares. El régimen
cubano, por su parte, intentó convertirse en un foco mundial de influencia y acción
revolucionarias. Sin embargo, el fracaso en Bolivia y el asesinato del "Che" Guevara en 1967,
hicieron que Cuba se retirara de esta lucha.
En 1968 empezó a tomar forma una coyuntura nueva que haría sentir sus efectos en las
orientaciones políticas de los militares latinoamericanos hasta 1973: Cuba, encerrada sobre sí
misma, y Estados Unidos, enfrascado en sus guerras de Vietnam y en los conflictos de Medio
Oriente, generaron un clima de distensión que permitió a los militares que se hicieron con el
poder en varios estados entre 1968 y 1972, volver al las políticas del militarismo nacionalista y
reformista (sucedió con fuerza en Perú, Panamá, Bolivia, Ecuador y Honduras; con menor
intensidad en Argentina y Uruguay: 292, abajo).
Los regímenes militares latinoamericanos entre los años treinta y ochenta, si bien con algunos
elementos en común, eran, de hecho, muy diversos. No obstante es posible elaborar una
tipología atendiendo a un reducido número de criterios clave. Para ello, dejaremos de lado las
dictaduras patrimoniales o sultánicas de América Central y el Caribe, durante el período de
entreguerras, ya que su naturaleza militar es como mínimo discutible. Aunque el primer
2) El militarismo catastrófico de Uruguay y Chile después de 1973: unos militares que antes
respetaban una tradición democrática intentaron fundar un estado contrarrevolucionario.
3) las revoluciones militares reformistas y nacionalistas del decenio de 1970, sin participación
de las masas, pero de carácter populista en Perú, Bolivia, Panamá, y en menor medida también
en Ecuador y Honduras.
En las repúblicas pretorianas, las fuerzas armadas, una vez en el poder, tendían a invadir el
estado, sin que importase el respeto que sus líderes siguieran concediendo a las instituciones
representativas (más ejemplos de ambos países: 297-298).
del aparato del estado por parte de los militares es uno de los rasgos más destacados de las
repúblicas pretorianas de América Latina.
la 306). Muy brevemente, en el caso chileno, la llegada al poder de los militares se debió a la
radicalización de los movimientos sociales campesinos y obreros, que se vieron favorecidos por
una serie de medidas sociales que tomó el presidente demócrata-cristiano Eduardo Frei en el
período (1964-70). En las elecciones de 1970 se impuso Salvador Allende, líder del Partido
Socialista, que pretendía implantar una vía pacífica al socialismo; el miedo a la "amenaza
comunista" se incrementó. Las fuerzas armadas chilenas, al mando del general Pinochet, y con
el apoyo [¡documentado!] de los Estados Unidos y de los sectores burgueses (que por la
radicalización vieron amenazados sus intereses económicos), el 11 de setiembre, llevaron a
cabo un violento golpe de estado. El nuevo régimen contrarrevolucionario, en nombre de la
cruzada contra el comunismo, rechazó la culpable debilidad de la democracia representativa e
impuso su propio proyecto económico: la deificación del mercado. A los ojos de Pinochet, una
"revolución capitalista" garantizaría un futuro libre de preocupaciones. Las empresas
estatizadas por Allende, y las tierras repartidas durante la reforma agraria impulsada también
por él, fueron restituidas al sector privado, de la misma manera que las empresas que
históricamente habían pertenecido al estado, como la sanidad pública, la educación, y el
sistema de pensiones. La liberación del comercio hizo daño a la industria, pero tuvo el efecto
de reducir el tamaño del proletariado.
En Uruguay, la tradicional alianza entre las grandes propiedades agrarias (el latifundio era la
base del estado de bienestar uruguayo) y una especie de socialismo urbano, había logrado la
estabilidad política y social, pero a cambio unos bajos niveles de eficiencia productiva y una
mediocre capacidad de adaptación a los cambios del entorno económico. El descenso de la
demanda de la lana, y la caída de los precios de los principales productos de exportación del
país, revelaron estas contradicciones, y pusieron en peligro el consenso social. Los sectores
sociales que controlaban los medios de producción (los grandes terratenientes y el sector
financiero y exportador) intentaron desde el gobierno implementar un plan de estabilización y
recuperación de la economía que incluía arbitrarias rebajas salariales. En oposición, surgió un
movimiento de carácter clandestino y extraparlamentario, formado por jóvenes, que se
denominó Movimiento de Liberación Nacional (más conocidos como tupamaros), y que
desataron una ola de actos de "violencia simbólica" que contaron con el apoyo popular,
debilitando la autoridad del gobierno. El clima político degeneró rápidamente.
El presidente hasta 1971, Pacheco Areco, les había asignado a las fuerzas armadas, nuevas
atribuciones con el fin de combatir la guerrilla. Derrotados en las elecciones por Juan María
Bordaberry, los tupamaros intensificaron su lucha armada, atacando a la policía y los militares.
La respuesta gubernamental fue otorgarle aún más atribuciones a las fuerzas armadas, que
terminaron implementando una ofensiva indiscriminada y extremadamente mortífera contra
los rebeldes. En setiembre de 1972, el PLN ya estaba desmantelado, pero las fuerzas armadas,
lejos de abandonar el escenario político, incrementaron sus pretensiones. Finalmente, el 23 de
junio de 1973, dieron el golpe. Con un sumiso Bordaberry todavía en la presidencia, el orden
militar conservó una fachada civil. Una serie de "leyes institucionales" reestructuró por
completo el sistema político, militarizándolo en nombre de la "lucha contra la sedición". Toda la
oposición fue aplastada sin piedad. La inseguridad generalizada reinaba en nombre de la
seguridad nacional. Un estado-guarnición había sustituido al estado de bienestar. En lo
económico, el régimen seudocivil uruguayo adoptó una lógica ultraliberal parecida a la de
Chile. Las nuevas medidas neoliberales tenían como fin promover (mediante la drástica
reducción del gasto público, la apertura de las fronteras del país y la concentración de la renta)
la especialización del Uruguay en las industrias que pudieran competir eficazmente en los
mercados internacionales.
Revoluciones militares: Perú, Bolivia, Panamá, Ecuador (y Honduras). Andreas las denomínó
"dictaduras reformistas o nacionalistas"
Los golpes de estado que se autoproclamaron progresistas, con líderes que afirman estar del
lado del pueblo, no son muy creíbles en América latina. Los observadores han tendido a
atribuir la nueva postura de las fuerzas armadas a una estrategia del "imperialismo" o al
oportunismo de los militares. Los representantes de este grupo son: Velasco Alvarado en Perú
(1968), Torrijos en Panamá (1968), Torres en Bolivia (1970), Guillermo Rodríguez Lara en
Ecuador (1972), y son analizados con más detalle de las páginas 306 a
Este reformismo militar parece una especie de retorno a las fuentes del militarismo
latinoamericano contemporáneo. Pero no dejaron de ser ambiguos. Todas ellas fueron
revoluciones fracasadas: culminaron bruscamente o terminaron transformándose en
contrarrevoluciones declaradas. Estos gobiernos se caracterizaron por represiones bruscas,
inesperadas oscilaciones, y giros de 180 grados.
Estos diversos gobiernos de reformismo militar tuvieron muchas cosas en común. Eran
paternalistas: invitaban al pueblo a ser meros espectadores de los cambos que lo beneficiaban.
¿Cómo y por qué estas minorías radicales, dentro de las mayoritarias tendencias
conservadoras, lograron hacerse con el poder? Se debieron indudablemente al clima de
distensión que se dio hasta 1973 en el continente (ver página 4).
Para Andreas, estos golpes se produjeron en democracias formales liberales que no lograban
modernizar la sociedad. Responde a la crisis oligárquica. Tienen causas diferentes.
Generalmente es sólo una facción de las fuerzas armadas, no son institucionales.
¿Por qué esta supremacía civil? Costa Rica no tiene golpes de estado desde 1917, y de hecho
no tiene fuerzas armadas desde 1948. Venezuela, que durante el primer tercio de siglo fue un
ejemplo de tiranía tropical, cambió en 1958 cuando fue derrocado el último gobierno militar;
desde entonces disfruta de gobiernos civiles bajo un sistema bipartidario. La vida política del
México posrevolucionario está controlado por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que
es el único partido oficial, de donde salen todos los presidentes. El partido controla también a
los militares. Desde principios de siglo, Colombia disfruta de un sistema bipartidario que
garantizó la continuidad constitucional tan extraña en el continente. Las fuerzas armadas
colombianas tradicionalmente fueron débiles, pobres y carentes de prestigio; además, el
ejército siempre ha estado dividido en unidades pequeñas y dispersas por el país, patrullando y
rastreando las zonas inseguras, rebeldes u hostiles. Acostumbrado a las guerras anti-
subversivas, no ha sido el ejército que organiza golpes de estado. Una vez modernizado, el
ejército se dedicó a liquidar toda oposición política que no fuera absorbida por el sistema.
(Para más precisiones, ver páginas 312 a
318).
¿Cuáles son los principales factores que tienden a limitar el militarismo? El factor militar podría
ser la profesionalización débil o tardía; el factor político podría ser la fuerza y la coherencia del
sistema de partidos. Un tercer factor podría ser la existencia de un régimen político en el cual
la oposición esté institucionalizada, en el cual las fuerzas políticas progresistas y las sindicales
sean débiles y en el cual la participación de las masas sea controlada y encauzada, o
marginada. Sin embargo, no puede hablarse de métodos infalibles, ni para evitar los golpes
militares, ni para asegurar el ascendente civil.
En otros momentos del siglo XX, las dictaduras militares latinoamericanas habían dado paso a
instituciones civiles, representativas; sin embargo, es raro presenciar una retirada militar del
poder como la que se produjo durante el decenio de 1980. En efecto, a mediados de 1990 en
ningún país de América seguía en el poder un gobierno militar en el sentido riguroso de la
expresión. Sólo en Paraguay había aún un general en la presidencia, pero se trataba de un
general que había puesto fin al largo reinado del general Stroessner en Paraguay, y había
iniciado un proceso de liberación. El gobierno civil fue restaurado en once naciones
latinoamericanas (doce con Paraguay) entre 1979 y 1990. Además en 1989 cayó el régimen de
Duvalier en Haití (ver el cuadro de la página 319). En estos países, el traspaso del poder de los
presidentes civiles a sucesores también civiles y elegidos libremente, puede interpretarse como
uno de los indicios de la solidez de la desmilitarización. El reflujo de la marea militar en
América latina fue fruto de factores mundiales, regionales, y locales. Las características
nacionales desempeñaron un papel clave en este proceso, así como las condiciones y las
consecuencias de la retirada militar. Pueden identificarse dos elementos contextuales
principales a favor de la desmilitarización:
2) La política regional de los Estados Unidos a favor del predominio de las formas civiles,
representativas y democráticas. La presidencia de Carter dio más importancia que sus
predecesores a la causa de los derechos humanos. Igualmente, Reagan y Bush, pese a no
coincidir en la actitud moralista del primero orientada a los derechos humanos, se mantuvieron
en oposición a los regímenes militares. (Más detalles, página 320).
Pero pese a estos dos factores generales, el proceso en cada país siguió distintos caminos en su
regreso a los regímenes democráticos.
En Perú y Ecuador los regímenes salientes (dictaduras progresistas), intentaron guiar la elección
del primer presidente civil y consiguieron retirarse a sus cuarteles en buen orden, manteniendo
mucha autonomía y siendo un actor político al que había que tener en cuenta. En Argentina,
Brasil, Chile y Uruguay, regímenes militares de signo conservador se habían hecho con el poder
para "proteger" la democracia de peligrosos movimientos "subversivos". Se propusieron llevar
a cabo programas de reorganización nacional que restaurarían la autoridad del estado,
pondrían fin al "desorden" social, y superarían el estancamiento económico, con lo que
eliminarían de forma permanente toda futura amenaza izquierdista.
La salida de cada gobierno militar varió con cada país: en Argentina el régimen estaba ya muy
debilitado interiormente, y la derrota de Malvinas fue determinante para su rendición. En
Brasil, el régimen semi-autoritario y semi-competitivo que se había instalado en 1964 nunca
había abolido por completo los procedimientos representativos ni prohibido los partidos
políticos. En 1974 el gobierno inició un "deshielo" (la dicta"dura" y la dicta"blanda" de
Andreas), que sumado a la bonanza económica, permitió al régimen militar subsistir por diez
años más. Sin embargo, la crisis económica de la década de 1980, terminó precipitando su
caída. En Uruguay y en Chile, como en Argentina, los regímenes habían sido extremadamente
represivos. No obstante, las sólidas tradiciones democráticas de ambos países continuaron
existiendo, e influyeron en la transición al gobierno civil. En Uruguay, en 1980, la izquierda
armada ya había sido eliminada y una constitución propuesta por el gobierno fue rechazada.
Entonces se acordó una retirada negociada que quedó plasmada en el Pacto del Club Naval, el
cual garantizó la autonomía de las fuerzas armadas. Las elecciones se celebraron en 1971. En
Chile, la personalización del poder en manos de la fuerte figura de Pinochet, evitó que hubiera
divisiones internas en las fuerzas armadas, otorgando coherencia y continuidad al régimen. La
propia Constitución dictada por los militares en 1980 determinó la caída del régimen: en 1988,
Pinochet fue derrotado en el plebiscito presidencial, y al año siguiente, Patricio Aylwin resultó
electo presidente. En Bolivia, el proceso de vuelta al gobierno civil fue caótico. Entre 1964 y
1982 se sucedieron 17 presidentes, y los traspasos de poder eran mediante el golpe de estado.
Hugo Bánzer Suárez consiguió gobernar durante siete años desde 1971, y su caída (derrota
electoral) marcó el final del gobierno militar coherente. Entre 1978 y 1982, se produjo una
nueva anarquía política (325-326). En Paraguay, el general Alfredo Stroessner, cayó en 1989
después de 34 años en el poder, sustentado en el aparato estatal, el Partido Colorado (con base
en las masas), y las fuerzas armadas (326-327). En América Central, la influencia del gobierno
estadounidense fue el principal factor del regreso de los regímenes civiles (327). Más detalles
generales: páginas 321-327.
Podría decirse que en los países en donde se restauró el gobierno civil entre 1979 y 1990, los
regímenes acabados de instaurar no siempre dominan por completo sus fuerzas armadas. El
período inicial solía caracterizarse por la fricción declarada entre autoridades civiles y militares.
Donde la represión había sido más dura, el asunto más delicado que debían afrontar los nuevos
gobiernos, era determinar las sanciones que debían imponerse por las violaciones de los
derechos humanos perpetradas durante los regímenes militares. Esta decisión dependía de la
solidez de la posición política, de la gravedad de los crímenes cometidos, y de la presión
pública; pero también dependía de los nuevos líderes. En Argentina, Alfonsín adoptó una
posición muy severa al principio, pero luego de algunas rebeliones militares, su posición aflojó
mucho. Luego, Menem, terminó por flexibilizar el proceso perdonando a todos los oficiales que
habían recibido sentencias condenatorias, sin olvidar a los líderes del régimen anterior, y
absteniéndose de llevar a cabo nuevos enjuiciamientos. En Brasil, Uruguay y Chile, los militares
se encontraban en una posición más fuerte al momento de dejar el poder: en los tres casos
[casi como en Argentina] terminó imponiéndose una amplia amnistía. En América Central el
tratamiento de los derechos humanos en El Salvador y Guatemala presenta un contraste
revelador (329). En El Salvador se pudo enjuiciar y castigar a los militares que cometieron
delitos contra los derechos humanos; en Guatemala, no se pudo terminar con las violaciones
de los derechos humanos, ni procesar a los responsables.
Además del asunto de los derechos humanos, cabe preguntarse qué grado de influencia
política en general tuvieron los militares en los países donde se eligieron presidentes y
asambleas legislativas civiles. En Argentina, el poder político de los militares se encontraba en
su punto más bajo cuando dejaron el gobierno; su función se vio restringida a la defensa
exterior. En Brasil, las fuerzas armadas conservaron gran influencia bajo la presidencia de
Sarney; incluso el presupuesto en defensa fue incrementándose. Sin embargo, el papel
preponderante de las fuerzas armadas fue perdiéndose con el paso del tiempo; así, Color de
Mello, en 1990 restringió la representación militar en su gabinete. Por otra parte, la nueva
Constitución de 1988, asignó a las fuerzas armadas un papel político aún más restringido, pero
no tanto como reducirlas a la defensa exterior. En Chile fue excepcional: solo aquí los militares
se fueron del poder sin perder un ápice de confianza en sí mismos, absolutamente orgullosos
de sus 17 años de gobierno. Además, dejaron como herencia la Constitución militar de 1980,
que otorga gran poder, tanto a las fuerzas armadas como a los carabineros (policía). El carácter
restrictivo de dicha Constitución aún merman la capacidad de los nuevos gobiernos
democráticos para llevar a cabo sus programas (332-333). En Perú, el rumbo de las relaciones
entre civiles y militares estuvo marcado por la aparición del movimiento revolucionario
Sendero Luminoso. Ausentes del escenario político, a cambio del mantenimiento de su
autonomía y de generosas asignaciones presupuestarias, los militares volvieron al ruedo para
combatir al nuevo grupo revolucionario a principios de la década de 1980. Tanto Alan García
como Alberto Fujimori, dejaron las manos libres a los militares para decidir la estrategia y
tácticas para combatir al grupo guerrillero. Sin embrago, aquellos no tuvieron éxito (334). En
1992, Fujimori disolvió el Congreso y asumió personalmente el poder en un "autogolpe",
seguramente con el apoyo y el consentimiento de las fuerzas armadas. Evidentemente los
militares no querían hacerse con los problemas del poder.
Estos últimos cuatro casos ilustran el hecho de que la desaparición del gobierno militar no
garantiza automáticamente la extinción de la influencia política ni la autonomía de las fuerzas
armadas. No es posible afirmar que los militares latinoamericanos se hayan resignado a
desempeñar un papel político secundario. Sin embargo, es probable que Estados Unidos siga
apoyando a los regímenes democráticos. Pero también puede ocurrir que en la lucha contra el
narcotráfico necesite de las fuerzas armadas. De todos modos, pareciera que la vuelta de los
militares fuera a depender de la solidez de los sistemas políticos democráticos que los
gobiernos civiles logren establecer, y en especial de su capacidad para limitar de forma
apropiada las aspiraciones populares.
En los países sudamericanos donde los militares gobernaron entre 1960 y 1990 parece difícil
que vuelvan a oírse voces pidiendo la intervención directa de las fuerzas armadas en la política:
el fracaso económico y el recuerdo vivo y punzante del autoritarismo y las violaciones de los
derechos humanos, dificultarían su regreso. En relación a la actitud de los militares ante su
propio papel político en el futuro, allí donde han gobernado recientemente (dado el fracaso
recién mencionado) las fuerzas armadas en general no parecen ansiosas de cargar otra vez con
la tarea de resolver asuntos políticos y socio-económicos complejos. No obstante, parece que
los militares de América Latina siguen creyendo que son el baluarte y la encarnación de sus
respectivas naciones, los guardianes de sus fronteras, pero también de sus instituciones, de su
modo de vida, y trascendentalmente, de su alma misma.
CONCLUSIÓN
¿Por qué los regímenes militares en América Latina? Andreas habla de cuatro causas
incompletas, ninguna está mal, pero todas son insuficientes para explicar el fenómeno.
1) Herencia colonial (española y portuguesa): dado que América Latina fue colonizada por
España y Portugal, los regímenes totalitarios en estos países, habrían determinado la aparición
de regímenes militares en sus ex colonias. La existencia de regímenes similares en otras partes
del mundo subdesarrollado, anularían esta tesis.
2) Herencia del caudillaje: serían una continuación de los caudillos de antaño surgidos con las
guerras de la independencia. La independencia negociada y pacífica de Brasil negarían también
esta hipótesis. Además, en muchos países no se observa una continuidad entre los caudillos y
los militares, y las características de uno y otro distan mucho de semejarse (militares
aficionados, guerreros improvisados, regionalistas, que usan la violencia privada contra el
estado, los primeros; oficiales profesionales de carrera al servicio del estado, burocratizados y
con el monopolio técnico del uso de la violencia legal, los segundos).
3) Andreas habla de una tercera causa: la modernización, el despegue económico. Los militares
intervienen para modernizar económicamente el país. Es una modernización por la fuerza, sin
elecciones, sin demagogia. Se desarrolla un proyecto industrialista sin tener en cuenta la
opinión pública (pone como ejemplo a Brasil del 64) Yo hablaría de las dictaduras
revolucionarias.
4) Teorías conspirativas de la historia (Imperialismo para Andreas) [Pukas' theory para mí]:
según Rouquie van acompañadas de cierto economicismo desprovisto de sentido crítico.
Después del golpe de estado en Brasil en 1964 y en Chile en 1973, ha
ganado adeptos la idea de que las fuerzas armadas latinoamericanas son manipuladas desde el
extranjero como si fueran simples prolongaciones del aparato militar estadounidense; algo más
que meros "partidos políticos del capital internacional". La instauración de regímenes
autoritarios desde los años sesenta a los años ochenta respondería a las necesidades de la fase
contemporánea del desarrollo capitalista [¡SÍ!], ya fuera porque el capital multinacional y la
nueva división internacional del trabajo requerían gobiernos fuertes y represivos que frenasen
los movimientos sociales y garantizasen las inversiones, o porque la transición de la industria
ligera a la producción de bienes intermedios y bienes de capital no era posible dentro de un
marco civil y democrático. Según esta hipótesis, los militares latinoamericanos habrían sido
"programados" para garantizar la "profundización" del proceso de industrialización [¡no es tan
lineal, Rouquie1].
Hay que reconocer, dice Rouquie, que en tales interpretaciones hay algo de verdad [gracias,
Alain]. Sus defensores [entre ellos, yo] recalcan el hecho de que los militares latinoamericanos
han dependido del Pentágono y recuerdan la influencia que Washington ejerció sobre las
fuerzas armadas por medio de los programas de instrucción en la Zona
contra] y la afinidad activa con las dictaduras por parte de importantes sectores económicos
extranjeros, son una demostración suficiente del papel directo que las multinacionales
desempeñaron en el advenimiento de los regímenes militares del período. No obstante, sigue
diciendo Rouquie, estas interpretaciones instrumentalistas tienen sólo un alcance analítico
muy limitado [acá el único limitado es Alain], en la medida que no toman en cuenta los
mecanismos específicos que intervienen en los procesos políticos.
de Martínez de Hoz? [buenas preguntas] ¿Por qué el número de dictaduras disminuyó tan
drásticamente a partir de los años 80?
El Estado capitalista está dividido en dos planos: el plano concreto, que es un conjunto de
instituciones y el plano analítico, que es la garantía coercitiva y organizadora de las relaciones
de producción.
Las relaciones de producción son el modo en el que se organiza la sociedad, son desiguales y
contradictorias. Suceden en el proceso de producción y en el lugar de trabajo.
Estas relaciones se dan entre dos clases sociales: la burguesía (quienes tienen los medios de
producción y propiedad privada) y el proletariado (quienes tienen su fuerza de trabajo). La
relación entre estas, es de dominación.
El objetivo del Estado: que estas relaciones se mantengan y se reproduzcan a través del tiempo.
A su vez, debe intervenir en la racionalidad burguesa para que no desaparezca el proletariado
(por explotación excesiva) y en consecuencia la burguesía. Y por otro lado, el sustento
ideológico: la conciencia ordinaria cree ver en el Estado, un todo y así queda apresada, tanto
por la objetivación del capital en mercancías como por la objetivación del Estado en sus
instituciones. La consecuencia es no percibirlos como explotación y dominación (apariencia
disfrazada). El Estado tiene un interés general, es decir, no es un Estado burgués, sino un
Estado capitalista.
Gobierno: cima del poder. Es quien moviliza los recursos del Estado
Lo que caracteriza al EBA respecto de otros estados autoritarios latinoamericanos es que surge
como reacción de las clases dominantes ante un sector popular políticamente activado y
relativa pero crecientemente autonomizado de las clases dominantes.
Quienes lo llevan a cabo coinciden en que para extirpar la crisis se debe subordinar y controlar
estrictamente al sector popular, revertir la tendencia autonomizante de sus organizaciones de
clases y eliminar sus expresiones de la arena política.
CARACTERÍSTICAS:
Exclusión económica de las clases populares mediante la fuerte acumulación de capital por
parte de empresas privadas y parte del Estado.
Se amplía la sociedad (actores que participan del Estado) pero se achica la Nación (se niega
parte del arco homogeniezante-sector popular-).
Despolitiza cuestiones sociales para hacerlas cuestiones técnicas, acorde con la normalización
económica y la acumulación de capital.
PÉNDULOS:
En cada fase del ciclo 66-76 la burguesía urbana ha jugado a ganar. Cuando se desencadenaba
una crisis en la balanza de pagos, la gran burguesía urbana pendulaba hacia los intereses de la
burguesía pampeana, favoreciendo “programas de estabilización” que transferían ingresos del
sector urbano al rural y exportador.
Esto no producía buenos efectos sobre la burguesía urbana más débil y las clases populares,
por lo que la burguesía atendió sus intereses económicos a corto plazo, se montó en la cresta
de la ola de la reactivación económica, de la que su posición le permitía beneficiarse y “dejó
hacer” las políticas de reactivación -> pendula del apoyo a la burguesía rural al egoismo.
Con la pendulación se fracturó la cohesión entre las dos fracciones superiores de la burguesía,
que poseían capacidades acumulativas propias y eran potencialmente capaces de modernizar
el capitalismo argentino (O’Donnell aclara que esto hubiera podido suceder de haber
perdurado durante tiempo suficiente como para que los avances de la burguesía pampeana
sean significativos y hubiera avanzado aún más la concentración del capital urbano en
beneficio de la gran burguesía.
ALIANZAS:
La alianza fue esporádica pero recurrente, solo apareció con nitidez y alto grado de
coordinación en las fases descendientes del ciclo, cuando la asfixia del pequeño y mediano
empresariado nacional requería ser sanada y eran pedidos aumentos salariales que se
concurría a la reactivación del mercado interno a costa del sector agropecuario-exportador.
La alianza fue defensiva, surgió contra las ofensivas de las fracciones superiores de la
burguesía.
Anula los programas de estabilización, acota la participación del capital internacional, lanza una
reactivación económica y desalienta a la buguesía pampeana ante la caida de los precios.
La activación política del sector popular detrás de las metas de la alianza defensiva, la
protección que le acordaba su componente burgués y los cambios de políticas estatales que
logró solidificar las bases organizaciones sobre las que se articuló
19. “Quince años después: Democracia e injusticia en la Historia reciente de América Latina”.
En: Borón, Atilio. Tras el bhúo de Minerva. Mercado contra democracia en el capitalismo de
fin de siglo. F.C.E. México, 2000.
20. Ricardo Aroskind. Preguntas sobre el desarrollo a comienzos del S. XXI, en, Karina
Basualdo y Victoria Forcinito, Transformaciones recientes en la economía Argentina.
Tendencias y perspectivas. Prometeo, 2007.
21. Carlos Figueroa Ibarra: “Protesta Popular y procesos políticos en la América Latina
actual.” En: Lopez Maya, Pilar Calveiro Y Nicolás Iñigo Carrera (comp.);Luchas
contrahegemónicas y cambios políticos recientes de América Latina. Clacso libros, Bs.As.
2008.
22. Ansaldi y Giordano. La construcción del orden. Tomo II Capítulo 7. Los desafíos de la
afirmación de un nuevo orden en sociedades en procesos de reestructuración: Los
mecimientos sociales de México Ecuador, Bolivia y Argentina. Los nuevos gobiernos en Brasil,
Argentina, Uruguay y Chile. Proyectos de radicalización de la democracia: Venezuela, Ecuador
y Bolivia. El golpe de Estado en Honduras.Crisis de la industrialización por sustitución de
importaciones. Crisis de la deuda e implantación de un nuevo modelo económico. El águila
herida en un ala.
PRÁCTICO
23. Mires, Fernando. “La independencia de América Latina. Un proceso en direcciones
contrapuestas”.
Las reformas borbónicas en América Latina (1759) provocaron rupturas q nunca pudieron
cerrarse. Dichas reformas se originan xq España tiene un notable atraso con respecto a los
demás países europeos.
Las Indias: con el desarrollo d la soc colonial, las actividades del estado se vieron cuestionadas
por el surgimiento d sectores agromineros destinados al comercio d exportación con los países
europeos.
Reformas borbónicas: vistas como un intento estatal para modernizar España y sustituir a una
clase empresarial metropolitana y agilizar las relaciones económicas e/ América y España.
La idea del comercio libre era frenar el contrabando d las colonias con barcos ingleses. Pero las
medidas generaron efectos no esperados: los sectores exportadores aprovecharon los espacios
abiertos y generaron relaciones con otros países europeos.
Se aumentaron los impuestos para lograr la centralización, se quería tener bajo control la clase
colonial. Muchos comerciantes criollos se sentían explotados por un sistema del cual no
participaban.
Pisco organizo 4mil hombres y generó un gran entusiasmo. Él comandaba una marcha q
avanzaba hacia Sta. Fe con banderas, palos y piedras (1781).
Por su parte, un tal Francisco de Miranda dictó los “planes de gobierno” en 1801 y decían q
todas las autoridades serian sustituidas x Cabildos y ayuntamientos.
Todo consistía en “obedecer las leyes, aunq no se cumplieran” (guardar ciertas formas). Pero
los monarcas ilustrados querían q se cumplieran y disciplinar a la relajada sociedad colonial.
1760: pese a múltiples protestas los jesuitas fueron expulsados d as Indias, fue decisión d la
Corona relacionada con la centralización borbónica.
Lo irónico es q los jesuitas le habían demostrado fidelidad a la Corona, su expulsión fue vista
como injusticia.
Los políticos españoles le erraron al echarlos: en lo económico los jesuitas eran excelentes
empresarios, también buenos educadores y quienes se habían preocupado x misionar a los
indios.
Muchas flias criollas se enojaron con su expulsión y se enfriaron las relaciones con la Corona. Y
comenzaron a generarse críticas a la monarquía.
Nunca hubo armonía e/ la burocracia y los criollos, y con la reforma borbónica menos.
Conflictos como la expulsión d los jesuitas empeoraron la relación.
Los criollos no soportaban que los españoles recién llegados ocuparan puestos administrativos
importantes.
Pero aun existía el miedo a la revolución, muchos veían a la majestad real como incuestionable.
Los mestizos comenzaron a presionar dsd abajo hacia arriba y la clase criolla no se metía en esa
“revolución” xq no querían q los comparen con las “clases peligrosas” o “populacho”.
Resulta extraño: las ideas revolucionarias fueron fomentadas por España, querían mostrarse
“modernos” y permitieron la entrada de libros prohibidos x la Iglesia.
Los revolucionarios tnían pasión x la palabra escrita; los periódicos intentaban ser
revolucionarios.
EL TRAUMA HAITIANO
Uno d los acontecimientos q apuraron el distanciamiento d la clase criolla con respecto a las
ideas radicales fue a revolución d esclavos en Haití.
Constitución d Haití de 1801 declara q no puede haber esclavos en el país, q todos son libres.
El caudillo de los negros, Toussaint Louverture, fue prisionero por el Gral. Leclerc (cuñado de
Napoleón). A partir d ahí comenzó la 2da fase de la revolución negra en nombre de la
liberación de Haití (la 1ra fue tmb en nombre de Francia).
REVOLUCIÓN Y TRADICIÓN
Los criollos acaudalados colaboraron cn las tropas ocupantes. Los criollos radicales dfendían
Bs.As.
Las tropas al mando de Santiago Liniers derrotaron en agosto d 1806 a los ingleses.
Feb 1807: ingleses contraatacan: ocuparon Montevideo. Los criollos se declararon en rebelión.
EJERCITO: lugar de encuentro d varias clases (elites, criollos acomodados y no tanto, clases
medias). Factor d integración social. Eso si; para las tropas se reclutaban si o si pobres.
El ejercito del Plata tuvo 3 fases d formación: 1ro seguridad ante posibles invasiones, 2do
instrumento d ruptura con la dominación española, 3ro reacciona contra el “radicalismo
morenista” y pasa a ser un elemento d represión.
EL GRITO MEXICANO
1740: se triplicó la cantidad de oro y plata extraídos. Se formó una clase d mineros muy ricos.
Hidalgo (líder natural) antes d ser enviado a Dolores castigado x la “profesión de sus ideas” fue
un guía intelectual para los criollos.
1810: Hidalgo dicto las leyes que abolían el latifundio y distribuían las tierras a los indios. Fue la
ruptura final con la clase criolla “pudiente”.
Morelos elimino en sus manifiestos el nombre de Fernando VII planteando la guerra contra
España. Tmb planteaba la abolición de la esclavitud y fin d las castas.
Necesitaban el apoyo d los indígenas, pero los criollos NO QUERIAN mezclarse con ellos.
Por miedo a otra revolución los criollos llevaron al poder a Agustín de Iturbide (militar, católico
y terrateniente).
Feb 1821: publica el “Plan de Iguala” (acta formal d la independencia de México) dnde solo
figuran derechos d la oligarquía.
Los criollos de Montevideo se nuclearon en torno al virrey Elío. Para ellos lo 1ro era la
autonomía frente a Bs.As y no la independencia frente a España. Apoyar a Elío era el “mal
menor”.
Pero algunos proponían levantar una política contra España y Bs.As al mismo tiempo.
Aparece José Gervasio Artigas q era el indicado para representar estancieros y pobres d campo.
Feb 1811: ejercito rural al mando de Artigas reforzado por tropas de Bs.As al mando de
Rondeau derrota a los españoles en la Batalla de las Piedras.
Los criollos de Montevideo al ver q el d Artigas era un mov rural le restaron apoyo.
Criollos de BsAs y Montevideo querían eliminar a Artigas y eran capaces de pactar con España.
Artigas paso a ser el jefe (simbólico) del partido federalista en contra del centralista.
Para eliminar a Artigas los centralistas porteños solicitaron ayuda a los portugueses de Brasil.
Paraguay vivía cercado x tropas portuguesas. La independencia de Paraguay fue activada por la
revolución de mayo de 1810 en BsAs.
Julio 1810: Junta del Plata envió una expedición al mando de Belgrano para liberar Paraguay.
Belgrano hizo saber a los criollos paraguayos q estaba dispuesto a consensuar. Decidieron los
paraguayos dar un color antiespañol a su patriotismo.
Se realiza una junta provisoria y, e/ otros, estaba el abogado José Gaspar Rodríguez de Francia.
Este se declaró en la junta como principal enemigo de BsAs xq sabia que continuaba el odio
hacia los porteños y así el sería aceptado.
Las formas d lucha del Alto Perú eran las guerrillas q obedecían a un caudillo. Las guerrillas
estaban en condiciones d impedir gobernar a los españoles pero no d expulsarlos.
BsAs manda soldados q 1ro fueron vistos como libertadores pero en seguida como invasores.
Los ejércitos de Plata dejaron el Alto Perú + devastado d lo q estaba. No sirvieron para nda.
El caso chileno
Idea nacional a veces surge como continuación d a regional, a veces la regional aparece como
oposición a la nacional. Pero en Chile la idea nacional y la regional surgieron al mismo tiempo.
Pese a su conservadurismo la junta decreto algunas medidas de ruptura con España, como la
libertad d comercio.
Ante esto los sectores radicales, dirigidos x Juan Martínez de Rosaz, optaron x retirarse a
concepción donde formaron una junta alternativa.
Llegado d España, el militar José Miguel Carrera generó un golpe al clausurar el Congreso.
No pudieron los chilenos liberarse solos, pero estaba llegando José de San Martín.
LA REVOLUCIÓN CONTINENTAL
A cambio d emanciparse d España, las oligarquías exigían cosas como neutralizar las “clases
peligrosas” y q permanecieran sus privilegios regionales.
1814: gobernantes Osorio y Marcó de Pont aplicaron represión a la población. Asi, comenzó a
generarse una resistencia clandestina al mando de Manuel Rodríguez para pelear cn los españ.
S. Mar: ejercito de 5mil hombres a quienes prometió libertad a cambio de guerrear. Inició la
travesía de los Andes.
Marzo 1818: Chile gana batalla a Esp y comienza a ser una nación independiente.
El poder paso a manos d Bernardo O’Higgins, este le dio duro a la oligarquía: abolió títulos de
nobleza y mayorazgo. Tmb era apoyado x S. Mar.
Hacia Perú
José Rondeau quiso poner a S. Mar a dirigir BsAs y este lo rechazo, así fue tmb desterrado de
Arg.
La oligarquía peruana era cero revolucionaria por cuestiones económicas y políticas. Ellos
tenían un lugar privilegiado en el comercio mundial. Perú era el principal exportador de oro y
plata.
Dps de la rebelión de Túpac Amaru los criollos temían la posibilidad d otra rebelión.
1814: grupo de criollos de Cuzco qrian hacer revolución y solicitaron apoyo d los indios (al
mando del cacique Pumacahua), pero pronto los indios se cortaron solos y asaltaron pueblos
ejecutando a españoles y criollos ricos. Pumacahua fue ejecutado (1851).
El virrey Abascal reforzó las posiciones militares del Alto Peru contra los ataques locales y d
BsAs. Luego el sucesor del virrey tuvo q reforzar xq tmb los atacaba Chile.
1820: S. Mar respecto a Perú: “deseo q los hombres se conviertan a mis ideas, no quiero dar un
paso + allá d la opinión publica”.
S. Mar fue nombrado protector d Perú y realizo un programa q contentara a indios y sectores
subalternos; y oligarcas. Y paneo una represión a los españ.
La guerra cn Esp se extendía y las tropas d S. Mar ya eran consideradas un estorbo. Los locales
qrian deshacerse d él.
S. Mar dejaba detrás, en Perú, una economía desgarrada y una guerra interminable. Estaba
dispuesto a renunciar a los derechos peruanos.
El escenario venezolano
Era la soc + racista dl continente. 1795: rebelión d negros en Coro al mando d José Leonardo
Chirinos.
La segunda república
1813: Bolívar creo ejercito y recupero varios partes d Venezuela. El 6 d agosto vuelve triunfante
a Caracas y forma la 2da república.
Rebelión d los llaneros dirigida x José Tomás Boves, reunió gente d “todos colores” y Bolívar no
pudo cntra él. Boves no era consciente d la rebelión (d pobres) q había desatado. Pueblos
completos fueron destruidos, en el d Sta. Rosa ejecutaron a todos los blancos.
La conversión de Bolívar
1814: Fernando VII vuelve a su trono y empieza un contraataque cntra tda AM. LAT.
Luego el congreso eligió a Bolívar presidente d una república q solo existía en su mente.
La creación de Colombia
Como consecuencia d una resistencia popular, los españ fueron expulsados d Quito.
Dic 1819: fundan d la Gran República d Colombia, q agrupaba Venezuela, Nueva Granada y
Quito.
Años 20: la tarea era expulsar a los españ y además todos luchaban por Guayaquil, ciudad q
tods querían x causas y conveniencias particulares (bélicas y d expansión).
Bolívar sabía q sin el apoyo d los indios y campesinos pobres nunca iba a haber estabilidad en
Perú, entonces dictó unas leyes p/ ellos (suprimir tributos, devolver algunas tierras
comunales…).
Pero se encontró en un callejón s/ salida: realizar una reforma agraria provocaría una
contrarrevolución criolla y si no la hacia perdía el apoyo d la mayoría.
Un tal Olañeta inicio contra los criollos, a raíz d eso la oligarquía solo veía su salvación en
Bolívar, no les qdaba otra. Aceptaron la independencia y solo pidieron q fueran respetadas sus
tierras.
Abril 1825: ejércitos d Sucra vencieron a los de Olañeta: la guerra terminó: AMERICA ES LIBRE.
Pero… era realmente libre?
Bolivar pensaba en unir a todos los países (lationoamericanos) en una misma republica, pero
algunos no estaban interesados.
La independencia tenia lugar a costa d los mas humillados de la soc: los indios. Dps de la
llamada “independencia” terminaron de expropiarles sus tierras a los indios y los siguieron
explotando.
Para los indios la independencia era otro periodo d conquista d los blancos.
24. Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli.. Historia Económica de América Latina. Crítica,
Barcelona, 1984.Tomo II, capítulo 4 “ La transición al capitalismo periférico.”
25. Hall, Michel y Spalding, A. “La clase trabajadora urbana y los primeros movimientos
obreros en América Latina” (1880-1930).
Si bien durante este período, la mayoría de los trabajadores seguían siendo rurales, los
trabajadores urbanos se transformaron en una fuerza significativa de la vida nacional de la
mayoría de los países latinoamericanos.
La posición estratégica que los mineros y los trabajadores del transporte ocupaban en una
economía basada en la exportación hacía que con frecuencia se vieran sometidos a toda la
fuerza del control estatal, pero a veces su capacidad de negociación les permitía obtener
importantes ganancias económicas y, de vez en cuando, incluso ganancias políticas.
El tamaño de este sector no es fácil de precisar. Debido a las economías exportadoras, este
sector tenía poco peso económico, y por ende, político. De todos modos, formaron
organizaciones combativas y tuvieron un papel importante en los movimientos obreros, incluso
más allá de 1930. Por su parte, el proletariado industrial (trabajadores empleados en fábricas
grandes y mecanizadas) no ocupó un lugar central en las economías nacionales hasta después
de esa fecha. Por otro lado, la distinción entre fábrica y taller seguía siendo poco clara, y
excepto en el caso de México, ningún proletariado de Latinoamérica desarrolló un papel
independiente antes de 1930.
Además, la prontitud con que se formó una reserva de mano de obra industrial, marcó una
fuerte limitación para el desarrollo del movimiento obrero. La incorporación de migrantes por
parte de los estados limitó la formación y el poder de negociación de los trabajadores urbanos.
La saturación del mercado de trabajo permitía mantener bajos los salarios y mitigar los efectos
e las huelgas (ya que los huelguistas eran fácilmente reemplazados por la mano de obra
desocupada).
Si bien la burguesía industrial no era hegemónica en ningún país de América Latina antes de
1930 (ya que el estado estaba controlado por grupos ligados a la exportación), en general se las
arregló para alcanzar la mayoría de sus objetivos principales, y no era el menor de ellos,
conseguir que el estado reprimieses a los trabajadores.
En teoría la política del estado era liberal casi en todas partes; pero en la práctica, el estado
intervenía en varios campos. Uno era la manipulación del mercado de trabajo (mediante
políticas inmigratorias); y otro, el control de la política monetaria (depreciaciones de la
moneda). Pero el más importante (en la relación capital y trabajo) era la coacción de los
trabajadores por medio de la represión. El nivel de represión podía ser realmente muy alto
(algunas represiones de huelgas y manifestaciones llegaron a reunir cientos de muertos).
También se recurría a formas de represión menos sanguinarias, pero peses a ello, aún
violentas. Virtualmente, todos los gobiernos latinoamericanos, en un momento u otro,
cerraron sedes sindicales, saquearon redacciones de periódicos, prohibieron o dispersaron
mitines y manifestaciones, y ordenaron el apaleamiento y el encarcelamiento de líderes
obreros. El uso frecuente de espías de la policía y agentes provocadores dentro del movimiento
obrero era un arma complementaria. La mayoría de los regímenes también protegía
celosamente a los rompehuelgas y, a veces, incluso los proporcionaba utilizando personal de
las fuerzas armadas y de otros cuerpos, además de hacer lo imposible por detener e intimidar
a los huelguistas.
Con el pretexto de que había "agitadores extranjeros" detrás de la creciente inquietud obrera,
los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, y Cuba dictaron leyes que preveían la
expulsión sumarísima de los militantes nacidos en el extranjero. Otro método de "persuasión"
era enviar regularmente a militantes obreros a campos de detención del país (en zonas
alejadas: Ushuaia en Argentina; Amazonia, en Brasil), lo que en muchos casos podía equivaler a
la pena de muerte.
Otra manera de controlar a la clase trabajadora antes de la Primera Guerra Mundial por parte
del gobierno fue promoviendo la creación de organizaciones sindicales dóciles, aunque con
resultados disímiles. Sin embargo, antes de 1917, apenas existía legislación social, exceptuando
algunas medidas esporádicas y limitadas respecto del descanso dominical, horarios de trabajos,
accidentes, y reglamentación del trabajo de mujeres y niños. Por otro lado, muchas de estas
leyes se restringían a categorías concretas de trabajadores (generalmente empleados del
estado) o a ciertas regiones como las capitales de nación. En general hasta después de 1917, y
sobre todo después de 1930, no acometieron los estados latinoamericanos una política más
exhaustiva encaminada a reglamentar las relaciones entre el capital y el trabajo, así como entre
los propios capitalistas.
Sin embargo, gran parte de los muchos problemas que se han atribuido a la presencia de un
gran número de inmigrantes fueron fruto principalmente de la reciente formación de la clase
trabajadora.
Pese a que los trabajadores inmigrantes venían escapando de una serie de controles de sus
países natales, acá no pudieron huir de ciertas formas de represión (ejemplos: pág 289).
Por otro lado, el bajo nivel que presentaban los servicios públicos en la mayoría de las ciudades
latinoamericanas, no pudo acompañar al fuerte crecimiento demográfico de este período. Los
trabajadores debieron sufrir hacinamiento, agua contaminada, y saneamiento insuficiente. Una
gran parte de los trabajadores vivían en horribles barrios (dice el autor), los conventillos, cuyo
alquiler significaba, sin embargo, una parte importante de sus ingresos.
Los trabajadores de las zonas mineras y de las poblaciones fabriles sufrían formas de
explotación especiales. Un ejemplo de ellos son los economatos (pág 290).
En la mayoría de los países, las condiciones de trabajo variaban mucho según el sector, aunque
a los trabajadores especializados las cosas les iban bastante mejor que a los demás. No
obstante, dado que los sindicatos aún eran débiles o no existían, a la vez que el mercado de
trabajo imponía pocos límites, las más de las veces los propietarios instituían regímenes de
trabajos muy coactivos.
propietarios tendían a pasar por alto las precauciones de seguridad, incluso las mínimas, se
producían accidentes graves con frecuencia y era muy raro que se indemnizara a la víctima.
La irregularidad del empleo, no obstante, significa que las tasas salariales nos dan una imagen
incompleta del nivel de vida.
Los primeros intentos colectivos que artesanos y otros trabajadores hicieron para protegerse
de los efectos de sus condiciones de vida y trabajo consistieron en la fundación de
mutualidades que acaparaban tanto a los propietarios de los talleres como a sus empleados.
Aparecieron en los países grandes de Latinoamérica a mediados del siglo XIX para proporcionar
subsidios por accidente, enfermedad, o defunción entre otros servicios. Todavía los
trabajadores y sus jefes eran capaces de unirse para defender los intereses de su ramo, y la
posibilidad de que un empleado llegara a ser propietario de un taller no parecía totalmente
desprovista de realismo.
Aquí el autor se extiende en el caso mexicano (que yo voy a obviar), pág 292-293. Y aclara que
en otras partes de América Latina, a mediados del siglo XIX, los artesanos independientes y los
trabajadores asalariados eran mucho menos numerosos que en México, y durante mucho
tiempo, las mutualidades siguieron siendo casi la única forma de organización obrera. En
México se había formado el Gran Círculo de Obreros en 1870, pero dejó pocos herederos
directos. Las organizaciones nacionales y los congresos de trabajadores, comparables con los
que durante un tiempo aparecieron en México en el decenio de 1870, son, en general, un
fenómeno del siglo XX.
Los movimientos obreros en Latinoamérica de fines del siglo XIX se inspiraban en las
experiencias de los trabajadores de otras partes del mundo. Sin embargo, estos conocimientos
y doctrinas del extranjero fueron modificados y ampliados por la práctica en América latina.
Una de esas doctrinas era el anarquismo. No trabajaban en sindicatos, sino que proponían
hacerlo en pequeños grupos que convencieran a los trabajadores y a otras personas de la
necesidad de una sociedad nueva.
Otra corriente fue el anarcosindicalismo. Tuvo mayor importancia y surgió como una reacción
al reformismo de los movimientos anarquistas. En realidad era una adaptación del anarquismo,
y representó una doctrina tanto proletaria como revolucionaria. La acción directa ocupaba un
lugar central: los trabajadores debía recurrir a huelgas, boicots, sabotajes, valiéndose de las
instituciones burguesas, incluyendo los partidos políticos. Hacían hincapié en el valor del
sindicato, tanto como instrumento para la lucha, como base para una sociedad nueva. Sin
embargo, hacia el interior de esta doctrina, había varias divergencias. Fueron duramente
reprimidos. Buscaban destruir el orden existente mediante una huelga general revolucionaria,
cuya metodología oscilaba desde un levantamiento armado de las masas, hasta un fenómeno
relativamente pacífico.
Sin embargo, sigue siendo difícil evaluar la influencia de estas doctrinas, teniendo en cuenta el
escaso número de trabajadores afiliados.
Una tercera corriente, el socialismo, con algunas excepciones, avanzó poco en Latinoamérica.
Por otro lado, se formaron los denominados "sindicatos amarillos" que se proclamaban
independientes de toda doctrina política. Tenían un carácter conservador, y se apoyaban en la
Iglesia y en las compañías.
Los trabajadores que organizaban las sociedades de resistencia de fines del siglo XIX eran en
general artesanos especializados. Fueron creciendo poco a poco, y hacia 1920, casi todos los
sectores urbanos de los principales países habían recibido su influencia.
Hubo intentos de fundar organizaciones que no fueran sindicatos, pero no tuvieron mucho
éxito; desaparecieron rápidamente durante las represiones. Con las excepciones de Argentina y
Uruguay, los partidos políticos en el movimiento obrero fueron poco importantes hasta 1917.
La huelga resultó el arma más eficaz de los obreros para atacar al estado y los patrones. Las
primeras huelgas eran defensivas (contra las reducciones salariales o los incrementos en el
horario de trabajo), reclutaban pocos trabajadores, eran espontáneos, y se producían en
contextos desfavorables; pero luego las huelgas tendieron a estar mejor organizadas y a ser
más amplias, y se hicieron frecuentes las huelgas solidarias con otros trabajadores.
Pero los reclamos, incluso moderados, de los huelguistas, eran duramente castigados con
despidos en masa. Si bien se movilizaban muchas personas, los logros eran pequeños o
efímeros.
Además de a las huelgas, los trabajadores recurrían al boicot, al trabajo lento, y al sabotaje.
Los movimientos obreros variaban mucho según los países. En Argentina, Chile, Brasil, y México
fueron muy importantes; en América Central y el resto de América del Sur, fueron más débiles
y fragmentarios hasta la Primera Guerra Mundial.
Chile experimentó un gran movimiento obrero en los primeros años del siglo XX. En este país
se destacó un tipo diferente de organización: las mancomunales, que eran una especie de
combinación entre sindicato y mutualidad, pero desaparecieron con las represiones.
En Brasil, el movimiento obrero creció mucho en la última década del siglo XIX, pero su acción
fue duramente reprimida, e incluso los patrones lograron incrementar la jornada laboral. La
mayoría de los sindicatos desaparecieron.
En México, las huelgas proliferaron entre 1876 y 1910 (año de la revolución). En este país, la
violencia del Estado era mitigada a veces por gestos paternalistas e intentos de coptación, así
como por el arbitraje especial del régimen en algunas disputas.
En este apartado, los autores se explayan en el movimiento obrero mexicano, destacando que
la historia de éste, entre 1920 y 1930 difiere del resto de los movimientos latinoamericanos, ya
que durante la larga guerra civil que se inició en 1910, los trabajadores urbanos se convirtieron
en una fuerza política considerable. El resultado fue un movimiento obrero muy ligado al
aparato del Estado, que anunciaba las formas de organización que caracterizarían al
movimiento obrero de varios países latinoamericanos a partir de 1930.
A continuación un extensísimo relato del devenir del movimiento obrero mexicano (el cual será
totalmente ignorado por mí). Páginas 303-306 (ni lo leí).
En gran parte de América Latina, excepto México, entre 1917 y 1920 se produjo una explosión
sin precedentes de la actividad obrera. Hubo huelgas generales con participación masiva en
muchas de las ciudades principales y se formaron numerosos sindicatos. Los sucesos de estos
años modelaron las luchas posteriores. El movimiento obrero, los industriales, y el Estado
reformularon sus estrategias durante estos años.
Los problemas generados por la Primer Guerra originaron estas grandes huelgas y
movilizaciones. El desarrollo de la industria local creó condiciones favorables para la acción
obrera. También fue muy importante la influencia de la Revolución Rusa (esta última influencia
alarmó a los grupos gobernantes) y el derrocamiento de Porfirio Díaz en México y las luchas
posteriores.
En San Pablo hubo una movilización muy grande pero la represión a gran escala terminó con el
período explosivo de los movimientos obreros en Brasil (pág 307-308).
En Argentina, las movilizaciones fueron aún mayores. La mayor y la más violenta fue la llamada
"Semana Trágica", en enero de 1919, donde murieron un mínimo de doscientos trabajadores
en enfrentamientos callejeros con la policía, el ejército, y grupos vigilantes.
Los grupos "patrióticos" que reprimieron a los trabajadores salieron muy favorecidos de estas
contiendas.
En Chile, los movimientos fueron aplastados por el ejército. Sin embargo, las organizaciones
obreras ofrecieron mayor resistencia que la ofrecida en la represión de los años 1905-1907.
El código chileno de 1924 anunció la estrategia utilizada por otros países luego de 1930: se
autorizaba la existencia de sindicatos, pero se restringía seriamente su autonomía y su eficacia.
El Estado pasó a controlar tanto los procedimientos de huelga como el reconocimiento jurídico
de los sindicatos, así como sus finanzas y elecciones. La mayoría de los gobiernos adoptaron a
ampliaron varias formas de legislación social durante el deseo de 1920, para disminuir la
agitación obrera y para responder a presiones electorales. Entre las medidas más comunes
estaban las limitaciones de la duración de la jornada laboral, la reglamentación del trabajo
femenino e infantil y el pago de las indemnizaciones en casos de accidente. Algunos países,
incluso adoptaron medidas para regular las condiciones de trabajo, las pensiones, y las
vacaciones.
Una parte significativa del movimiento obrero también reformuló su estrategia y su táctica en
el curso de los años veinte: la huelga general comenzó a cuestionarse (teniendo en cuenta los
escasos beneficios obtenidos y los costos pagados pese al tamaño de las movilizaciones), y
empezaron a ganar simpatía entre los obreros las corrientes reformistas y colaboracionistas,
especialmente porque la participación política y la negociación parecían ofrecer posibilidades
nuevas y atractivas.
Por otra parte, el prestigio de la Revolución Rusa permitió la aparición de los partidos
leninistas. Los primeros partidos comunistas, sin embargo, sufrieron muchos las disputas entre
facciones y los efectos de las persecuciones. De todos modos, en los años veinte, lograron
organizar varios sindicatos entre grupos que anteriormente no habían estado organizados
(campesinos en México, Perú y Chile; y trabajadores administrativos en Argentina y Uruguay).
Además, la Internacional Comunista se opuso a partir de 1928 a colaborar con los partidos
socialistas y otros elementos no comunistas: su adopción en América Latina, por ejemplo,
contribuyó a poner fin a un frente electoral moderadamente prometedor en Brasil, e hizo que
varios comunistas abandonaran las organizaciones obreras existentes [debilitándolas] y creasen
sindicatos y federaciones independientes. El primer partido comunista latinoamericano
apareció en México en 1919 del seno de un grupo socialista. En Argentina, las divisiones que
En Chile, el movimiento obrero consiguió soportar la represión del Estado y la severa depresión
de la posguerra.
En Brasil, el acoso, las detenciones, y las expulsiones durante las huelgas de 1917-1920 habían
diezmado al movimiento obrero, y la represión continuó durante toda la década siguiente.
Conclusión
En 1930 la pequeña clase trabajadora urbana de finales del siglo XIX ya había experimentado
grandes cambios. La industria había crecido significativamente, y en casi todas partes, los
trabajadores habían creado instituciones para defenderse, adquirido experiencia, y en algunos
casos, mejorado sus condiciones de vida y de trabajo. Sus luchas habían dado origen a un
creciente número de leyes sociales y a un creciente papel del Estado en las cuestiones
laborales.
El propio populismo era una reacción a la lucha de clases y a la movilización real y potencial de
la clase trabajadora (destacado por Andreas como "clave").
Si hay un país donde las contradicciones de la sociedad colonial se mantuvieron más abiertas
que en otros países, donde el capitalismo dependientes alcanzo un grado de desarrollo más
violento, donde apenas se produjo una ruptura política se dio lugar a una verdadera erupción
social, la primera rebelión social del siglo XX.
Es un tirano que gobierna gracias al apoyo que le prestaba una iglesia reaccionaria que había
podido recuperar todos los bienes perdidos durante el periodo secularizador de Juárez, y con el
apoyo de un ejército y una policía armados hasta los dientes.
El poder represivo es una de las causas de lo largo del Porfiriato, otra es que Díaz representaba
el intento de conciliar a las clases señoriales con el sector modernizante más vinculado con el
exterior y el capital extranjero, ya a principios de siglo XX, el capital extranjero penetraba con
tanta velocidad que la fuerza de consenso de Díaz comenzó a tambalear.
salida al pasado feudal de México la vinculación industrializante con el capital extranjero. Hacia
falta un gobierno autoritario y fuerte para llevar a cabo estos objetivos.
El capital extranjero rápidamente se dedico a los rubros de minería (metales preciosos, cobre,
estaño) y la agricultura (café y tabaco), estos rubros tradicionales captaron la inversión, la
inversión en industria jamás llego, a no ser por algunos capitales franceses.
Díaz intento actuar de mediador entre los capitales extranjeros (como lo había hecho con los
locales), lo cual genero distanciamiento con EEUU que necesitaba de un gobernante más
obsecuente. La inversión de EEUU fue creciendo exponencialmente desde 1870, avocándose
mayormente al ferrocarril y a las comunicaciones. Los “científicos” ya habían empezado a ver
que este “monopolio” por parte de EEUU en los ferrocarriles le quitaría capacidad de decisión
al gobierno de Díaz, por lo cual intentaron promover la intervención del estado y la inversión
de empresas no norteamericanas, lo cual termino en una sociedad por acciones entre el estado
mexicano y EEUU.
La inversión minera estaba controlada en un 90% porcapitales de EEUU. El sector bancario fue
pasando poco a poco al control de capitales españoles, franceses e ingleses.
En síntesis, en la primera década del siglo los sectores estratégicos de la economía mexicana
estaban en manos del capital extranjero (mayormente de EEUU) que comenzaron a ver en Díaz
un estorbo para la expansión.
Durante el Porfiriato los indígenas terminaron de perder los poco derechos que pudieron
conservar de la época colonial, en su gran mayoría pasaron a ser un proletario agrario
estacional para trabajo en haciendas, haciendas que absorbían más del 70% de la población
dentro de sus limites, no solo se había absorbido la tierra sino también la cultura.
Es por este motivo que el papel de los indígenas en la revolución tiene un carácter
recuperacionista, no un futuro incierto, sino volver a un pasado glorioso. La resistencia
indígena en la revolución, encuentra sus orígenes el en aborigen convertido en militar, y que
llego al ser mártir revolucionario, Cajeme de la tribu yaqui, tribu que sufrió genocidio y
deportaciones nombre de la “civilización”.
de producción deviniendo esto en una baja de los salarios que devino en baja del consumo.
Surgía también el problema de cómo interferiría en una economía ya débil el final o traspaso
del Porfiriato, esta época de vacas flacas genero choques entre los diferentes grupos
capitalistas entre si y con Díaz, de hecho Madero proviene de una familia adinerada de México.
Pero ojo!!! Estos datos no llevan a que la revolución tenga un carácter burgués o antifeudal, los
sectores burgueses que estaban en contra del Porfiriato eran minoritarios.
Una oposición liberal, o libertaria en el caso de los hermanos Magon, pusieron la oposición en
marcha, surge la figura de los clubes liberales. Luego de la gran huelga de trabajadores de
Cananea se dieron a conocer los postulados del PLM: mejor paga a los maestros, fundar un
banco agrícola, que los extranjeros no puedan comprar tierras, jornada de 8 horas y
prohibición del trabajo infantil, ley para los trabajadores, protección a la raza indígena, etc.
3- por ultimo una naciente clase obrera industrial: a principios de siglo era un sector de unos
250.000, muy aislados entre si, pero con centros de mayor concentración en torno a la
industria textil y metalúrgica o minera. El crecimiento demográfico y losataques sistemáticos a
la propiedad comunal propiciaron el movimiento obrero, o mejor dicho el movimiento
campesino-artesano. Recién en 1906 se comenzaría a diferencia el grupo verdaderamente
obrero con un periodo de huelgas, que fueron reprimidas brutalmente por el gobierno, pero
cabe aclarar que el escaso desarrollo sindical de los obreros no le permitieron ser un sector
fundamental en el estallido de la revolución, sino que la revolución les permitió organización a
los trabajadores.
En esta crisis del oficialismo es que se publica el libro de Madero, pese a que él pertenece a esa
división del oficialismo. Surge una la idea de un porfirismo sin Díaz con la asunción de la
vicepresidencia por parte de Reyes. Díaz como buen dictador, no aceptabala idea y bloquea a
Díaz intenta imponer (ante el bipartidismo propuesto por Madero) la formula Díaz-Corral, la
aplicación desmedida de la represión llevada a cabo por Corral fue lo que genero una división
irreconciliable. A Madero lo meten preso, convirtiéndolo en mártir, y obligándolo a convertirse
en revolucionario. Escapado de la cárcel y en Texas comienza a programar el levantamiento
armado.
El plan de San Luis: Es un levantamiento armado que anularía las ultimas elecciones quitando
la legitimidad de Díaz, en materia social trata la expropiación de la tierra a campesinos e indios,
era indispensable movilizar a esos sectores para tener un levantamiento armado. En este plan
están integrados los reclamos que ya los yaquis venían reclamando hace décadas, uniendo el
descontento urbano con el agrario.
El movimiento agrario en el sur fue muy importante por la gran cantidad de gente sin acceso a
la tierra, la mayoría de la población trabajaba como peones azucareros, al ser un trabajo
estacional los trabajadores no vivían en la hacienda, sino en el poblado lo cual permitió la
pervivencia culturalmente del sentido de pertenencia de la tierra, la idea de comunidad
sobrevivió a la perdida de sustrato material.
Los consejos de ancianos eran la asamblea, pero un día se juntaron y los ancianosrenunciaron,
y Emiliano Zapata asumió en el consejo, un hecho muy particular que fue tomado como
inevitable, la politización del poblado necesitaba de nuevos lideres. El discurso maderista de
fue llevado a “abajo la haciendo, viva el pueblo”. Verdaderamente a los campesinos solo
interesaba del maderismo lo que respecta a la restitución de las tierras. El gobierno encarcela a
algunas conexiones del sur con los maderistas, y una terrible represión en puebla genera la
movilización. Comenzaron las cabalgatas hacia el sur, Zapata es nombrado Jefe Supremo del
ejército Revolucionario, los maderistas lo reconocen como jefe principal.
En el norte la población vivía dispersa en las haciendas, las luchas reivindicatorias no eran con
respecto a la propiedad, sino a las condiciones laborales. Cierto desarrollo industrial genero un
desarrollo urbano con burguesía y profesionales. La revolución en el norte no tendría ese
carácter agrario de la del sur, sino más bien antinorteamericano, anticlerical, y el reclutamiento
de tropas seria un producto del clientelismo. Ser un militar revolucionario era un trabajo
asalariado. Estas características obviamente generaban una no muy fuerte lealtad a una idea
política, Pancho Villa seria el encargado de mantener esa cohesión. Villa contaba con el apoyo
político y armamentístico de EEUU. Las ideas de Pancho no eran restituir un orden perdido,
sino un futuro mejor, pero basado fundamentalmente en el reparto de tierras entre los
soldados más meritorios, cosa que Zapata no compartía. Maderose basa en Zapata en el sur y
en Villa en el norte, sin saber el incendio que estaba armando.
El fin del Porfiriato: Madero tuvo la habilidad de juntar a los mas pobres con los mas oligarcas
en contra de Díaz, pero esa misma unión que le dio el triunfo, era el mayor defecto a la hora de
formar un gobierno y dejar a todos contentos. Los movimientos insurrectos ya se venían
generando desde 1907, una seguidilla de estos preceden a la llegada de Madero, que llega
directamente para asumir como jefe. Los movimientos aplastados por el porfirismo cobraron
vida nuevamente, huelgas y enfrentamientos de obreros con el ejército eran moneda corriente.
Sumado a esto los movimientos estudiantiles, que hacían que el Porfiriato solo podía controlar
la situación con represión. El ejercito término por agrietar al gobierno. Dentro de los
porfiristas, ante la inminente caída, se dividieron entre fanáticos de Díaz con toda la carga
conservadora y eclesiástico oligarca que ello conlleva, y por el otro lado sectores ligados a
EEUU que ya le había soltado la mano a Díaz.
Díaz al final, ya desesperado intenta repatriar al exiliado Reyes, y hasta transar con Madero.
Las tropas del norte toman la ciudad Juárez, depone al gobierno, y Maderistas y porfiristas
firman un acuerdo de renuncia del dictador y su destierro. Pero surge una paradoja, dentro de
los porfiristas no había duda de sacar al dictador, pero dentro de los maderistas el propio
Madero dudaba si sacar o no a Díaz, la revolución estaba en manos de tibios. Esa
timidezpermitió que en el gobierno provisional de Barra, los porfiristas recuperaran sus
posiciones.
El peligroso interinato: Estuvo marcado por un poder compartido bajo el gobierno provisional
de de la Barra, por un lado los porfiristas reconstituidos en sus espacios de poder, y por el otro
la revolución que Madero dacia que ya había terminado.
Barra se apuro por desarmar a las tropas maderistas, lo cual fue fácil pero no con los
seguidores de Villa, ya que el poder mismo estaba en las armas. Tampoco desarmar a los del
sur, ya que si tenían armas era por la recuperación de las tierras, no por una fidelidad a
Madero. Madero se convierte en un mediador entre el neoporfirismo y la revolución, como tiro
el poder que había logrado, cedía a todos los pedidos de Barra, dándole axial cada vez mas
poder a los representante del viejo régimen. Luego de varias internas, por una cuestión de
consenso se elige a Madero como candidato a presidente, los revolucionarios recobraban falsas
esperanzas con Madero en le poder.
Huerta (que supuestamente luchaba a favor del gobierno) con el sobrino de Díaz, tras algunas
movidas de traiciones militares, firman un acuerdo en el cual desconocen el gobierno de
Madero, al igual que lo hizo la embajada de EEUU, Madero es encarcelado y fusilado.
La dictadura de Huerta: se intento poner a un nuevo Díaz, pero las causas que llevaron a Díaz al
poder nada tenían que ver con las que llevaron a Huerta. Una crisis económica estalla en su
gobierno, la deuda externa era inmensa, inflación, y ya no contaba con el apoyo de EEUU por
un cambio en la política exterior de Washington que veía con buenos ojos ahora las
democracias. Huerta responde a EEUU intensificando lasrelaciones con Alemania. Huerta sabía
que no podría gobernar en base a la represión, y que tenía que hacer acuerdos, más que nada
con el sector agrario (que ya había bajado gobiernos), tenia que transar con Orozco y con
Zapata. Orozco tranza con Huerta, pero Zapata no. Los pedidos originales de Zapata no habían
sido cumplidos, ¿Por qué transar con un dictador si ni madero le dio bola?
Zapata se dio cuenta que la única salida era conservar la independencia de su movimiento, y
comenzó a ligarse a los antihuertistas, como era el carrancismo.
Las agresiones del buen vecino: el cambio de visión de Washington con respecto a la dictadura,
era por que se necesita estabilidad legitimada para comerciar, y Huerta no representaba eso.
Huerta empieza a negociar con Alemania, lo cual dentro del marco de la WWI EEUU lo ve como
una amenaza de seguridadnacional.
Wilson creía que la llegada de tropas americanas (que de verdad iban a frenar a un barco con
armas de Alemania) seria recibida con alegría por el pueblo oprimido por Huerta, eso no paso,
surgió el sentimiento antiyanqui, Huerta vio una posibilidad de legitimación en base al
nacionalismo, pero ya Carranza estaba en la escena política, y ya había conformado su
gobierno paralelo, llevando al nacionalismo hacia el lado de la revolución.
La revolución dividida: Huerta es derrotado por las tropas de Villa en 1914, esta vez la
revolución estaba dividida dentro de si misma: zapatistas, villistas y carrancistas. Carranza
intenta transar con los zapatistas para lograr hegemonía, pero estos no le dan bola, la lucha se
da entre carrancistas y villistas, para ocupar el espacio de poder. Comienza una lucha por
adherir a los diferentes sectores a cada bando, Carranza esta obligado a hacer esto por que no
cuenta con la misma legitimidad que Villa para con sus hombres, Carranza logra el apoyo
obrero y forma los “batallones rojos”.
Siendo que Carranza se relaciona con sectores medios, Villa lo hace con los sectores más
pobres, por eso cuando Zapata se vio obligado a elegir, eligió por Villa. Las luchas siguieron
hasta julio de 1914 cuando se firmo el Pacto de Torreón, para lo cual se hace una convención
invitando a Zapata, y a los otros dos pero sin los cargos militares. Carranza ve que los otros dos
los van a tapar políticamente, más que nada por el tema de ideología, no acepta la convención
y se raja para Veracruz. Searman dos nuevos frentes Convencionalistas contra los
constitucionalistas dirigidos por Carranza.
Los ejércitos del norte y el sur hacen una alianza (surgía el miedo de un Villa dictador), siendo
por primera vez 100% campesina y popular. Entre los arreglos estaban la provisión de armas y
que Villa respetara el plan de Ayala.
Esta alianza era débil en el sentido militar, las fuerzas de Zapata estaban acostumbradas a
pelear en ciertas zonas, no tenían gran capacidad de movilidad. Carranza conocía esta
debilidad y dividió la guerra en dos fases. Villa como no esperaba mucho del sur, tampoco
cumplió con mandar las armas a Zapata. Y Zapata no podía esperar nada del norte ya que la
repartición de tierras como lo veía Villa, no tenía el carácter social que Zapata le daba.
Ideológicamente eran muy diferentes, el sur se había radicalizado y adoptado ideas anarquistas
y marxistas, lo cual alejaba por completo cualquier pacto con algún sector de Carranza.
Carranza logra el apoyo de EEUU, y con ello el apoyo de los sectores medios, que lo toman
como un mal menor. Logra vencer las fuerzas del norte, y hacia el sur arranca con un “terror
jacobino”, termina matando a Zapata, que junto a la Virgen de Guadalupe entra al panteón
mítico, Carranza ve que el sur no se rinde, y termina dando las reformas del plan de Ayala,
Zapata triunfa.
Balance: el autor considera que la revolución mexicana fue un gran desastre en el aspecto
material y de restructuración económica, pero si ve cambios en lo social.
La afirmación de la ideanacional: se forma la idea de estado, que hasta el momento era la idea
de Porfiriato, surge el sentimiento antiyanqui antiimperialista.
La afirmación de la idea social: la cuestión agraria se filtro en todas las capas de la sociedad
convirtiendo se en una causa nacional. El liberalismo y el libertarismo de los Flores Magon
favorecieron la conformación del movimiento obrero, sector que jamás pudo articular sus
peticiones con el movimiento campesino.
El fracaso de Madero radica en intentar subordinar la revolución agraria dentro de los límites
de la revolución urbana. Tanto madero como carranza estaban en momento donde las clases
dominantes ya no podían gobernar y las populares tampoco por inmadurez.
La mexicana fue una revolución a medias, los que terminaron triunfando fue un sector medio
de empresarios modernizante que convirtieron al estado en aparato gestor del capitalismo
industrial, pero muy dependiente y destructivo.
27. Vivian Trías; “Getulio Vargas , Juan Domingo Perón y Battle Berres Herrera, tres rostros
del populismo”.
Un rasgo que caracteriza a los 3 movimientos es que se han gestado dentro de la misma
coyuntura internacional: la crisis del ’30 y la 2da Guerra Mundial desbarataron las economías
centrales y se desestabilizaron social y políticamente, generando así un debilitamiento de los
Tradicionalmente las potencias han sido proveedores de manufacturas para las economías
periféricas y compradores de sus productos primarios, pero con la crisis de 1930 se derrumban
los precios de las materias primas y la posibilidad de importar de los países productores, se
derrumba.
Brasil.
Vargas asume con una tendencia democrática y nacionalista entre 1922 y 1926, ante el
espectáculo corrupto de la “república vieja” y pretende terminar con las tradiciones de la
oligarquía.
En Brasil la hegemonía del capital extranjero se veía a través de San Pablo y Minas Gerais,
Vargas rompe el denominado “Pacto café con leche” una alianza por medio de la cual las
oligarquías de San Pablo y Minas Gerais se alternaban en la presidencia del país. Este sistema
financiaba la producción y exportación de café a través de una contención de recursos que
impedía el desarrollo de los otros sectores productivos y de la naciente industrialización. En
términos sociales, esa política se tradujo en una vida miserable para muchos brasileños).
Vargas impone el voto secreto, depura la corruptela, sanciona el voto femenino, pero no otorga
el voto a analfabetos. (Democracia representativa de participación limitada)
Vargas instaura la dictadura en 1937 y crea el “estado novo”. Y legaliza por primera vez en la
historia de Brasil el partido comunista.
Perón llega al poder por la revolución militar de 1943 contra el presidente Castillo. Perón ocupa
la Secretaría de Trabajo y Previsión y desde allá se ejecuta su política obrera. Por diversas
presiones, el Ejército lo hace caer preso, pero en 1945 los obreros se sublevan y se reúnen en
Plaza de Mayo para pedir por su liberación.
Perón es liberado y en las siguientes elecciones (1946), arrasa apoyado por el partido laborista
que reúne sindicatos, sectores yrigoyenistas (FORJA), nacionalistas de derecha.
Echa los cimientos de una nueva conciencia política. (Democracia representativa con
participación total) La pugna de Evita es fundamental como mediadora entre los sindicatos y el
estado, como también así la causa de un odio profundo entre los sectores opositores.
Las carencias del populismo se pueden encontrar en que dejaron intactas las estructuras
agrarias, los terratenientes conservaron su poder económico y político.
Las reformas populistas se pudieron llevar a cabo mientras el excedente económico lo permitió,
los grandes terratenientes por ejemplo, mientras sus ganancias fueron altas las “apoyaron”,
pero cuando el panorama económico ya no era alentador se tornaron antipopulistas.
Los sectores opositores (golpistas, militares+ sectores altos+ iglesia) terminan por derrocar los
regimenes populistas. Salvo en Uruguay, donde Batlle, ya sin el apoyo popular ni del
herrerismo, pierde por la vía democrática frente a un partido conservador y neoliberal.
Populismo y el contexto
El término populismo, como movimiento social y político, tiene múltiples significados. Pero sólo
en América Latina llegó a ser régimen de gobierno. En la etapa entre 1930 y 1950,
aproximadamente, es cuando se constituyen estos movimientos políticos “desde arriba” por la
acción unificadora de un líder.
En cuanto al desarrollo de estas experiencias, están signadas todas por el mismo contexto
internacional. La crisis de 1929, continuada por el periodo de la Segunda Guerra Mundial, hizo
que se debiliten las ataduras (tanto comerciales como políticas) entre los países centrales y la
periferia. Esto condujo a un debilitamiento de la dependencia que imperaba, en la que los
centros han sido proveedores tradicionales y puntuales de manufacturas para las economías
periféricas y compradores de sus productos primarios. Pero con estos acontecimientos, se
derrumban los precios de las materias primas y la posibilidad de importar de los países
productores también.
Trías define a esa relación, a esa dependencia, como un “crecimiento hacia fuera” por parte de
los países latinoamericanos y que tiene lugar en lo que sería la etapa denominada como agro-
minera exportadora (1880 – 1930), pero que ese esquema le dejaría lugar a uno nuevo: “el
crecimiento hacia adentro”.
Vargas - Perón
Vargas tenía una muy larga historia política, ya que había llegado al poder a través de la
revolución cívico-militar de 1930, y ya antes sido gobernador de un importante estado de
Brasil. Por otra parte, aunque ostentaba un grado militar, algo que era habitual entre los
hacendados tradicionales, nunca tuvo como profesión la de las armas.
Desde ese 1930 pasó por diversas etapas, principalmente la de gobernante provisorio hasta el
34, la de presidente constitucional, hasta 1937, la de dictador
"desarrollista", hasta ser depuesto en 1945, y luego de un intervalo, de nuevo presidente, esta
vez orientado hacia la izquierda, desde 1950 hasta 1954.
Brasil estaba caracterizado por sus injusticias sociales, que se daban bajo un marco de
una economía que dependía casi exclusivamente de la exportación de café, industria que era
manejada por un ínfimo sector de la sociedad. Esta situación económica mantenía relación
también con la estructura política del país, con la llamada "política del café con leche". Esta se
trataba del dominio político de los "señores del café" radicados fundamentalmente en Sao
Paulo (la principal región productora de café) que habían llegado a un acuerdo con los
ganaderos de Minas Gerais (otra región poderosa), para alternarse la presidencia de un
representante de la oligarquía cafetalera paulista con un representante de los ganaderos de
Minas Gerais.
Vargas lo que intentó fue combatir esta “República vieja”, y así acabó con el pacto mencionado.
Impulsó la industrialización sustitutiva de importaciones y el desarrollo económico del país,
aparte de promover profundas reformas sociales que dispensaban protección social y mejores
condiciones de vida al pueblo.
Lázaro Cárdenas. Pese a su juventud, era uno de los divisionarios más importantes del ejército.
Había sido gobernador de Michoacán y presidente del PNR.
En el gabinete cardenista original había gran mayoría de callistas, y otros que sin serlo tampoco
apoyaban a Cárdenas.
Desde el 1er momento hubo tensiones, que estallaron debido a huelgas tras la toma de
posición de Cárdenas.
1935- Problemas con ferrocarrileros, electricistas, telefonistas, petroleros, entre otros. Ante
esto, el congreso desarrolló dos alas políticas. Una minoría identificada con la izquierda y
Cárdenas. Y una mayoritaria, no adherida abiertamente a ninguna tendencia ideológica pero
identificada con Calles.
Por esto Cárdenas pidió la renuncia a los miembros del gabinete en su conjunto y al presidente
del PNR.
Instantáneamente el ala izquierda se fortaleció y Calles se fue de la capital para luego salir del
país.
El presidente del PNR, Portes Gil, ayudó a eliminar a los callistas del mismo PNR, del Congreso,
y las gubernaturas de los estados. Luego renunció y Cárdenas nombró a Silvano Barba
González.
La nueva alianza.
CROM: representó el esfuerzo por mantener unidos al gobierno y a las masas organizadas.
Cárdenas les “pagaba” el apoyo a los campesinos con la hacienda. Esto perjudicó a los grandes
terratenientes. (Reforma agraria)….. Expropiaciones.
Estos últimos conformaron la Confederación Nacional Campesina (CNC) (la base mas sólida del
gobierno)
Esa alianza de obreros (nuevo regimen) se fortaleció por el conflicto entre el presidente y
Calles. Por un lado se encontraba Morones y CROM (Calles). Y por otro Lombardo y la CGOCM,
que era el núcleo central del comité nacional de defensa proletaria (Cárdenas).
Cárdenas aceleró el proceso de unificación del movimiento obrero hasta llegar a la creación de
la CONFEDERACION DE TRABAJADORES DE MÉXICO (CTM).
La utopía cardenista.
Su preocupación giró en torno a la economía del país. Por los acontecimientos políticos y
económicos en el ámbito nacional y mundial, Cárdenas llegó a considerar que podía elegir
entre dos alternativas: o imitar la estrategia del modelo capitalista seguido por las sociedades
industrializadas, o intentar un camino diferente que combinara el crecimiento de la producción
con el desarrollo de una comunidad más integrada y más justa. La utopía propiamente
cardenista consistía en tratar de ir más allá del keynesianismo o del fascismo, sin desembocar
en el modelo soviético.
En 1938 hubo un deterioro repentino de la economía. Cárdenas había llevado muy lejos a la
reforma agraria. Este deterioro fue resultado directo de la crisis petrolera.
Se creó un clima de desconfianza que prácticamente detuvo las inversiones en buena parte del
sector privado de la economía.
Las regiones norte y centro del país experimentaron los mayores crecimientos de la producción
agrícola por habitante y la menor participación del ejido en el total de la superficie cultivada. La
zona norte de la costa del Pacífico, tuvo el menor índice de crecimiento productivo. El
ejidatario siempre contó con un menor financiamiento que el propietario privado.
Si bien los ejidos, sobre todo los individuales, contaron con muy pocos insumos (capital,
fertilizantes), usaron más intensamente los que tenían a mano: tierra y trabajo. Esto hizo
descender el desempleo rural y ayudó a un empleo mas racional.
-Cárdenas adoptó una linea bastante clara con relación al movimiento obrero. Tomó el Plan
Sexenal. Y apoyó la cláusula de exclusión y el rechazo de “sindicatos blancos”. Este proyecto
llevó a Lombardo y a la CGOCM a encabezar un bloque de organizaciones sindicales de
respaldo activo a la política del presidente: El Comité Nacional de defensa proletaria. (CNDP)
-Centrar as bases de un magno congreso obrero y campesino, del cual pudiera surgir una
central única de todo movimiento laboral.
Luego de un enfrentamiento de CGOCM con un grupo pro- fascista, Cárdenas no creyó que
fuera necesario la expulsión de Calles, pero luego se arrepintió, y el ex Jefe Máximo y Morones
se exiliaron. Cárdenas sostuvo que las agrupaciones obreras tenían que poner fin al conflicto, y
dar paso al frente unido.
Una vez formado, el estado arreglaría sus problemas directamente con sus dirigentes. Así se
formó la CTM, y Lombardo fue el secretario general. Se disuelve la CGOCM.
El Plan Sexenal.
Consideró que el motor de la producción agraria debía ser el ejido y retiró la necesidad de
apoyarlo con crédito e infraestructura. Darle tierras a un campesino por la vía ejidal significaba
organizarlo. Cárdenas, no sólo es el que dio mas tierras, si no el que dio mayores parcelas.
El ejido colectivo fue visto como la única posibilidad de que las regiones agrícolas importantes,
una vez apropiadas, no se transformaran en zonas donde cada ejidatario se dedicase sólo al
cultivo de autoconsumo, especialmente maíz, en detrimento del conjunto de la economía
agrícola nacional. Para hacer esta política realidad, se creó el Banco Nacional de Crédito Ejidal,
que proveería el capital necesario para echar a andar y mantener estos grandes proyectos de
explotación comercial.
El ala campesina.
Sobre las bases de la CCM se procedió a formar entonces la Confederación Nacional Campesina
(CNC), cuyo programa sostuvo que la única forma de defender los intereses de los trabajadores
del campo era admitiendo la realidad de la lucha de clases; la tierra debía pertenecer a quien la
trabajara y, por tanto, en la organización estarían representados ejidatarios, pequeños
agricultores, todos los trabajadores organizados del campo.
La meta de la CNC era nada menos que la “socialización de la tierra”. Para lograrlo, la central
debía volver al ejido la unidad de producción básica, acabar con el latifundio, solidarizarse con
las demandas de los obreros y apoyar la educación socialista de las masas campesinas.
Desgajamientos.
La oposición principal a la política agraria de Cárdenas vino del otro extremo del espectro
político. En mayo de 1937 se había organizado la Unión Nacional Sinarquista (UNS), agrupación
de claras resonancias fascistas. Esta se manifestó desde el principio en contra del ejido y pidió
en cambio que la acción oficial se desarrollara en el sentido de apoyar y consolidar a la
pequeña propiedad privada. El sinarquismo no sólo fue un movimiento anticomunista de
propietarios, sino que en sus filas se encontraron también campesinos que se suponían
clientela natural del cardenismo: ejidatarios y jornaleros. Los sinarquistas atrajeron a algunos
ejidatarios, para instalar un movimiento fascista en México, pero afortunadamente para el
gobierno, no pudieron rebasar el ambito de donde surgieron originalmente.
La dominación de las potencias extranjeras sobre los pueblos de América Latina atravesó
diferentes etapas:
un llamado para que los EEUU asumieran la protección y el control de las naciones más débiles.
Desde 1880 el capital financiero norteamericano buscó campos de inversión en el exterior, en
regiones subdesarrolladas y carentes de recursos financieros propios, donde la inversión
arrojara ganancias superiores a las que se lograban en los centros desarrollados. Al mismo
tiempo la corriente general del espíritu nacional estadounidense se inclinaba hacia una política
imperialista.
Uno de los síntomas del espíritu imperialista fue el deseo de participar activamente en los
asuntos políticos de Latinoamérica y de asumir de forma decidida el papel de árbitro en las
relaciones internacionales americanas. Desarrollaron un sistema panamericano dirigido por el
gobierno de Washington con los países latinoamericanos en calidad de protegidos. Los
propósitos que se aspiraban mediante la creación de una unión panamericana eran de índole
económico (creación de una unión aduanera, de la que sería excluidos los países europeos) y
político (un sistema de arbitraje para problemas políticos). La unión aduanera y el sistema de
arbitraje obligatorio significarían la implantación de la “Pax Americana” sobre el nuevo mundo.
La conferencia internacional de Estados Americanos se inició en 1889. Ninguna de las dos ideas
de la diplomacia norteamericana fueron aprobadas. Los delegados latinoamericanos estaban
conscientes de que la primera de esas iniciativas afectaría la soberanía política de sus países y
los colocaría bajo la tutela arbitraria de la nación más fuerte del hemisferio. En cuanto a la
unión aduanera, veían claramente que ella traería beneficios económicos casi exclusivamente
para la potencia industrial del norte, y que para los países débiles y subdesarrollados era
preferible conservar su libertad de comercio y tratar de mantener un equilibrio de intercambio
con los EEUU y con Europa. El principal resultado concreto de la conferencia fue la creación de
una Unión Internacional de Repúblicas Americanas. En el ámbito político se recomendó la
utilización de medios pacíficos para solucionar las diferencias entre países de América. Los
EEUU se apropiaron de la idea de la organización internacional americana y dieron un primer
paso para establecer su liderazgo sobre una unión de repúblicas.
Entre 1880 y 1890 EEUU tomó iniciativas en política exterior, con el objetivo de establecer su
hegemonía sobre las Américas y desplazar a la Gran Bretaña de la posición de potencia
dominante sobre la parte latina del hemisferio. A fines de siglo, los EEUU se sintieron con
ánimo para establecer oficialmente, por las armas, su supremacía sobre el Caribe y la parte
norte de América del Sur. Cuba, codiciada por su lugar estratégico y su riqueza azucarera fue la
causa de una guerra entre EEUU y España.
un ultimátum a España para que otorgue libertades y autonomía a los cubanos. España aceptó
la conciliación. Los EEUU estaban interesados por igual en dominar el Caribe y las rutas del
Pacífico entre California y China. Ambas regiones presentaban para Norteamérica esferas
imperiales de suma importancia en lo económico y en lo naval. En Cuba las fuerzas
norteamericanas actuaron en coordinación con las fuerzas armadas rebeldes del país. Los
españoles quedaron acorralados. Al ser derrotada, España se vio obligada a firmar el tratado de
París. España reconoció la independencia de Cuba y cedió Puerto Rico, Guam y las Islas Filipinas
a los EEUU.
Cuba, pese a las presiones de imperialistas extremos, recibió la independencia formal. Pero se
trataría de una independencia incompleta, mediatizada. Los EEUU ocuparon la isla hasta el año
1903 y retiraron sus tropas a cambio de un tratado que les concedía el derecho a intervenir en
los asuntos internos de la república cada vez que lo estimara necesario para preservar el orden
y la independencia de la isla. El principio del derecho a la intervención estuvo contenido en la
enmienda Platt. Dicho principio quedó incorporado a la propia constitución cubana. Reducida
Cuba a la situación de protectorado de los EEUU, las tropas norteamericanas fueron retiradas.
Inglaterra y EEUU eran las dos potencias con opción efectiva de construir un canal a través del
istmo. Los dos países habían acordado, por el tratado Clayton-Bulwer en 1850, que ninguno de
ellos tomaría la iniciativa de la construcción del canal sin el consentimiento del otro. Los EEUU
llegaron a la conclusión de que debían controlar y dirigir la construcción de la vía interoceánica.
El acuerdo constituía un obstáculo para la realización del destino imperial estadounidense. La
potencia norteamericana consideraba al Caribe y a Centroamérica como su esfera de influencia
exclusiva. En 1889 EEUU enuncia un corolario a la Doctrina Monroe: para evitar la injerencia de
imperialismos extracontinentales en América, EEUU debía ejercer un control exclusivo sobre
cualquier canal interoceánico que se construyera. El gobierno norteamericano consigue anular
el tratado Clayton-Bulwer. Inglaterra admitía que EEUU construyese un canal con tal de que no
lo edifique militarmente. En la versión definitiva, Inglaterra deja las manos libres a EEUU con tal
de que garantice la libertad de navegación a todas las naciones y muy particularmente a los
ingleses.
Dominar el Caribe, el Pacífico y las tierras ribereñas de esos mares era, para Roosevelt, un
requisito esencial para el ascendente imperio norteamericano. A partir de 1902 se
intensificaron las iniciativas para obtener una franja territorial en el istmo y comenzar la
construcción de un canal. La oposición política y la opinión pública colombiana rechazaron la
idea de enajenar partes del territorio nacional a manos de un estado extranjero. El tratado
preveía la concesión a perpetuidad de una zona del canal para el uso de los EEUU. El Congreso
Nacional Colombiano rechazó el tratado, por considerarlo violatorio a la constitución y a la
soberanía del país. Roosevelt reacciona violentamente y toma la decisión de proceder por la
fuerza. El gobierno norteamericano trabajó en la preparación de la secesión panameña.
Panamá se diferenciaba de las demás provincias de Colombia por su localización geográfica, su
carácter étnico y cultural y sus relaciones económicas. Había habido muchos intentos de
separarse de Colombia. Ahora, a los descontentos anteriores se añadía la decepción de la
oligarquía terrateniente de Panamá por el rechazo colombiano al proyecto de venta de la zona
del canal. La insurrección separatista estalló en 1903 y la República de Panamá declaró su
independencia. EEUU reconoció el nuevo Estado. Panamá cedió a los EEUU, a perpetuidad, una
franja de su territorio. Colombia se sintió ofendida por la intervención norteamericana en
Panamá. Recién en 1921 los EEUU negociaron con Colombia un tratado que entró en vigencia y
otorgó al país una indemnización. En ese momento, los norteamericanos ya estaban
interesados en el petróleo de Colombia.
Las presidencias de Roosevelt y de Howard Taft se definen por su actuación con la política del
“garrote” y por la “diplomacia del dólar”. Ambas políticas representan el mismo proceso
creciente de intervención y dominación del imperialismo estadounidense en la zona del Caribe.
Roosevelt, influido por el darwinismo social y por la ideología imperialista anglosajona creía
que la competencia era la ley del mundo y que los más fuertes están destinados a ejercer su
dominación sobre los más débiles. Esto, en el ámbito de la política exterior se tradujo en una
estrategia imperialista. Roosevelt sabía que la estructura internacional en última instancia está
determinada por relaciones de fuerza y no por normas de derecho. Una política exterior
basada en demostraciones de fuerza discretas, pero inconfundibles era la de Roosevelt ante las
demás grandes potencias. El ejército norteamericano, que había dejado Cuba en 1902,
intervino nuevamente en la isla a raíz de su crisis política en 1906. Además hubo episodios en
los que intervino en Venezuela y en República Dominicana. Roosevelt transformó la doctrina
Monroe en un instrumento preventivo e intervencionista. Allí donde existiesen condiciones de
desorden, la potencia norteamericana debía anticiparse a una intervención extracontinental,
ocupando el territorio, para corregirlo de acuerdo a los dictados del sistema internacional
dominante.
Taft estaba convencido de que el interés nacional norteamericano coincidía plenamente con el
de los consorcios capitalistas del país. Los máximos dirigentes del gobierno re reunían
regularmente con los jefes de la gran banca, para proyectar y organizar acciones conjuntas,
encaminadas a ocupar y dominar la zona del Caribe y parte de América del Sur. Agregó a la
doctrina Monroe otro corolario, que acentúa su carácter imperialista. Afirmaron que no sólo la
ocupación política de alguna zona independiente en las Américas por parte de una potencia
extra continental constituye una violación de esa doctrina, sino que la vulnera hasta el
establecimiento de la influencia económica de sectores privados extra continentales.
Presionaron sobre los países del Caribe para que negaran concesiones y contratos al capital
europeo. El Congreso de EEUU aprobó una resolución según la cual EEUU no toleraría la
transferencia de zonas estratégicas de las Américas a compañías privadas no americanas.
El presidente Wilson, electo en 1912, expresó su repudio a la diplomacia del dólar y a las
intervenciones imperialistas. Sin embargo, en el área del Caribe continuó la política
intervencionista de Taft y la intensificó. Según él, su propósito era el de ayudar a los pueblos
pobres a librarse de gobernantes indeseables. Tanto en Haití como en Santo Domingo, la
ocupación militar norteamericana permitió a los intereses capitalistas de EEUU extender y
consolidar su control sobre los ingenios azucareros y otras fuentes de riqueza.
La penetración del capital extranjero intensifica la dependencia del país subdesarrollado frente
al centro capitalista dominante. Pero al mismo tiempo estimula actividades capitalistas
dependientes, alienta migraciones del campo a la ciudad y provoca la formación de nuevas
clase sociales, destinadas a combatir el imperialismo y al mismo modo de producción
capitalista. La clase obrera tiende a ejercer creciente influencia en la dinámica social de sus
países en la lucha por la liberación nacional y la transformación de las estructuras. La
revolución mexicana constituyó la réplica más importante de América Latina frente a la
penetración imperialista, aunque también hubo otros movimientos en América del sur
(Argentina, Chile, Uruguay, Brasil).
Porfirio Díaz (asume en 1876) carecía de verticalidad doctrinaria y de sincera identificación con
las clases populares. Progresivamente se fue inclinando hacia la derecha, y de forma gradual se
transformó en un autócrata apoyado por la oligarquía latifundista, el clero conservador y los
intereses imperialistas norteamericanos. Abrió el país a los inversionistas extranjeros,
otorgándoles concesiones mineras y agrícolas. Se mostró flexible ante los intereses foráneos.
En el medio rural actúo como defensor del orden feudal y de los intereses latifundistas. Los
campesinos vivían en pésimas condiciones, casi esclavistas. La prensa internacional vinculada a
los grandes intereses económicos elogiaba al dictador como paladín del orden y la civilización.
Carranza pronto fue abandonado por Zapata y Villa. Zapata insistía en una reforma agraria
inmediata y profunda, que quebrara el latifundio y estableciera cooperativas campesinas en
todo el país. Además miraba con desconfianza la relativa moderación del nacionalismo de
Carranza y su disposición a mantener contactos con el gobierno de Wilson. En 1915, los dos
líderes populares, uno en el norte y otro en el sur, recomenzaron la guerra revolucionaria, esta
vez, contra Carranza. Wilson presentó un ultimátum al gobierno de México: si este no lograba
dominar y controlar a Pancho Villa, los norteamericanos intervendrían por la fuerza para
acabar con el. En 1917 se consolidó el poder del gobierno de Carranza, a pesar de que los
zapatistas continuaban la guerra. Zapata se radicalizó aún más: llegó a exigir la lucha de clases
violenta, la expropiación y la aplicación de fórmulas agrarias socialistas. Para combatir el
zapatismo, Carranza utilizó la represión pero también las reformas. Se promulgó la constitución
mexicana de 1917, en la que el gobierno de Carranza acogía la teoría de una transformación
antifeudal y socialdemócrata de las estructuras, a la vez que afirmaba el control del Estado
sobre los recursos y rechazaba el imperialismo. Esto representaba un llamado para que la
revolución continúe. Zapata continuó su lucha hasta ser asesinado en 1919.
Hasta el año 1959, cuando surgió la Revolución Cubana como un nuevo ensayo de liberación
del hombre latinoamericano, la Revolución Mexicana y el estímulo externo de la Revolución
Soviética constituyeron las dos fundamentales fuentes de inspiración para los obreros, los
campesinos y los intelectuales revolucionarios.
Desde la primera guerra mundial, la hegemonía económica de los EEUU sobre América Latina
fue completa e incuestionable. Norteamérica se había constituido en el banquero del mundo y
el acreedor de todas las naciones. En lo económico, EEUU intervinieron y participaron en grado
creciente en la vida de los pueblos de todos los continentes. Continuó con su política de
intervención directa en la zona del Caribe y de presiones o intervenciones indirectas en
América del Sur.
Panamá: intervenciones norteamericanas. Se ocupó la zona del canal y se dejó al país bajo
estricta vigilancia política y militar estadounidense.
Cuba: EEUU dio su apoyo al dictador Machado, favorable a los intereses extranjeros.
Venezuela: EEUU mantuvo excelentes relaciones con el dictador Vicente Gomez, quien otorgó
concesiones al capital extranjero. Bajo su gobierno se inició la fase petrolera.
Con su control directo o semidirecto sobre Nicaragua, Panamá, Haití, Santo Domingo y Cuba, y
con un gendarme amigo en el emporio petrolero venezolano, los EEUU tenían cercado y
aislado al México revolucionario y no necesitaban temer por la estabilidad de su dominación
en el Caribe.
Mariátegui: planteó la necesidad de valerse de los instrumentos del marxismo leninismo para
hacer la revolución en América Latina, utilizándolos son dogmatismos, con espíritu crítico e
independiente.
Introducción
a. La doctrina Reagan
Final de los `70: declive del poder de EEUU. Lo que originalmente fue la preocupación central
de los sectores empresariales y políticos: el acceso controlado a los campos petroleros de
ultramar, daría paso más tarde a una inquietud más general: la seguridad global de EEUU.
EEUU había perdido poder como líder político-económico en el mundo occidental (post
Vietnam). Se inicia una aceptación generalizada de la existencia de una paridad nuclear con la
URSS. En varios países del mundo llegaron gobiernos no alineados con la política de EEUU.
Surge el reconocimiento por parte de EEUU de que la existencia de conflictos en el tercer
mundo iba a ser un fenómeno más o menos permanente. En primer lugar existe una búsqueda
de consenso sobre la importancia estratégica que habrá que asignarles a los conflictos y
después el tipo de respuesta político- militar a ser aplicada.
El “Documento Santa Fe”, elaborado durante la campaña electoral de Reagan, asigna un alto
valor estratégico a los conflictos del tercer mundo. Todo país en el que surjan conflictos que
amenacen el status quo, se convierte en candidato a integrar la lista de los intereses
prioritarios de EEUU. El gobierno de EEUU y sus fuerzas armadas asumen un papel activo en
cada uno de los conflictos de ultramar. Existía una premisa ideológico-moral, que asignaba a
EEUU un grado de “misión a cumplir” en el mundo. Concebir los acontecimientos mundiales en
un marco de excesiva polarización entre el Este y el Oeste obliga a los EEUU a intervenir
globalmente para mantener su propia credibilidad.
Este contexto tiene dos ejes principales: la situación histórica de los EEUU en el mundo y el
avance, la maduración y el éxito de las revoluciones populares, principalmente en
Centroamérica. EEUU retoma un conjunto de medidas parecidas a las de los años 50, cuando
existía en ese país una clara superioridad nuclear y una fuerte solidez económica. Sin embargo
la superioridad y la fuerza económica no era la misma que antes.
Las propuestas de Reagan existen en una realidad pos Vietnam, la primera derrota político y
militar en la historia de la nación. Producto de las experiencias de Vietnam, el gobierno, las
fuerzas armadas y la sociedad estadounidense en general han sufrido dos crisis, que
condicionan la formulación de su política exterior: se rompió el consenso sobre qué hacer en el
tercer mundo y se produjo una crisis de confianza en la capacidad de liderazgo del gobierno. La
doctrina Reagan se orienta a eliminar la influencia doméstica de estos problemas, lo que se ha
llamado el síndrome de Vietnam.
Otro aspecto del impacto de la guerra de Vietnam era cómo conducir una guerra contra-
insurgente. El empleo masivo de una capacidad militar superior contra un adversario
compuesto de fuerzas irregulares y populares no constituye una garantía de victoria. Otro
aspecto tiene que ver con que este tipo de lucha es fundamentalmente política, donde lo que
hay de por medio no puede combatirse solo en el plano militar.
El término “conflicto de baja intensidad” es empleado por los norteamericanos partiendo del
espectro de conflictos que un poder imperial podría enfrentar en el mundo de finales del siglo
XX. Si la gama de conflictos de una guerra nuclear se considera de “alta intensidad”, los
a. Contrapartida nacional
Los elementos básicos generales de la DSN: el postulado era que todas las democracias
occidentales, pero especialmente las del tercer mundo, se encuentran bajo el asedio
permanente de un poder supra nacional: el comunismo internacional. Este es la expresión
manifiesta del expansionismo soviético. Es la pugna entre dos sistemas: el occidental cristiano y
el marxismo ateo. El enemigo no es un extranjero luchando bajo banderas extrañas, sino que
es un connacional, portador de ideas enemigas de la sociedad. Este sujeto, al que se supone en
permanente acción subversiva contra el sistema y sus valores, se lo califica como enemigo
interno o terrorista. No sólo se consideran enemigos a aquellos que explícitamente se
identifican con el cambio social y las organizaciones que lo preconizan, sino cualquiera que no
adhiera a las políticas represivas que la seguridad nacional exige. Para combatir eficazmente a
este enemigo difuso, es preciso asumir, como frentes de guerra, todos los espacios de la vida
nacional en que este enemigo puede actuar, el frente económico, diplomático, sindical,
religioso, etc.
Los ejércitos de cada región han ido asimilando y haciendo propias las concepciones de la
seguridad hemisférica de los EEUU. Contraponiéndose a estos dos poderes se encuentra el
movimiento popular, que irrumpe con fuerza revolucionaria el escenario político
centroamericano.
En Centroamérica se libra una guerra política, cuyo escenario sobrepasa los campos clásicos del
enfrentamiento militar para invadir prácticamente todos los espacios de la vida social y política
de las naciones. Aunque esta guerra se expresa en forma distinta en cada país, la actitud
norteamericana es la de responder globalmente a las diversas crisis nacionales con una
estrategia única: la de la contrainsurgencia.
En las guerras irregulares, las fuerzas insurgentes se convierten en fuerza militar contestataria
al poder vigente. Su existencia depende del reconocimiento que genere y de su disputa en las
bases de la sociedad. Las bases de apoyo son un objetivo político. La fuerza material y humana
procede de este apoyo. En las luchas revolucionarias, las bases de apoyo son sujetos activos y
destinatarios del triunfo popular. El propio concepto de retaguardia se hace difuso. Es una
masa que no está necesariamente concentrada y cuyos contornos son cambiantes. En la
disputa, el objetivo final es desarticularlas como apoyo a las fuerzas revolucionarias y
rearticularlas como retaguardia propia. Hay dos tipos de retaguardias:
- Las que pertenecen al frente interno: la retaguardia próxima o cercana, constituida por
las fuentes inmediatas y directas del apoyo militar y político y la retaguardia lejana, las
fuentes que constituyen el origen del apoyo. (masas que viven en la zona del control
insurgente, organizaciones políticas afines, organizaciones sociales, etc.). como
retaguardia potencial y objetivo político se encuentra toda la población.
Al buscar como fin estabilizar los sistemas políticos dentro de parámetros establecidos por sus
intereses económicos y geopolíticos, la injerencia norteamericana, mediatizada por sus
representantes locales, las fuerzas armadas, y las democracias antisubversivas, provocan, como
tendencia, el resultado opuesto: inestabilidad y fortalecimiento de las salidas nacionalistas de
la insurgencia popular.
La DSN exige una readecuación estructural y funcional de los viejos ejércitos oligárquicos,
formados en la visión clásica de guerra convencional, para ponerlos a tono con la aplicación de
tácticas de guerra irregular. La conversión de estos ejércitos en fuerzas contrainsurgentes, que
libran una lucha anti-subversiva inspirada en la DSN, tiende a romper con la tradicional
dependencia de las oligarquías criollas y a romper también con la permanencia en ellos de
sectores nacionalistas. Se convierten en apéndices militares de las fuerzas armadas
norteamericanas, o en aparatos extensivos de ellas, demostrando así la profundidad y
extensión de la intervención norteamericana y sus tendencias desnacionalizantes y
antipopulares. Las fuerzas armadas se vuelven ejércitos subsidiados por los EEUU. Esto les
permite a los norteamericanos acceder a su conducción directa. La dirección de los aparatos
militares introduce a los norteamericanos en forma directa a participar e influir en la política
nacional, distorsionando el sistema político, que tiende a militarizarse y desnacionalizarse.
Procesos electorales restringidos y altamente controlados son llevados a cabo, bajo las
necesidades de la contra insurgencia.
31. Angell, Alain: “La izquierda de América Latina desde c. 1920”. En. Historia
Contemporánea de América Latina, ed. Crítica.
La manera más sencilla de escribir la historia de la izquierda en América Latina sería analizar los
partidos comunistas y socialistas, ya que comparten supuestos ideológicos sacados del
marxismo. Pero también los partidos de izquierda discrepan en cuanto a los medios, por eso no
hay una sola izquierda, ni una izquierda unida.
Desde los primeros tiempos el comunismo en Am. Lat. ha sufrido problemas internos. La
tensión más seria fue entre, el comunismo internacional de Moscú, por un lado, y el
comunismo de carácter autóctono de 1920 con las ideas socialistas del peruano Mariátegui,
por el otro. Este marxismo tuvo su expresión política más poderosa en la revolución cubana.
Además de los p. comunistas existían partidos socialistas. Estos respondían como el marxismo
en su modo de interpretar la realidad, pero en su práctica política era en gran parte electoral y
parlamentaria y procuraban distinguirse de los comunistas dirigiéndose a un grupo social más
amplio y haciendo hincapié en sus raíces nacionales más que internacionales.
A su vez cabría añadir que el problema político crucial para la izquierda fue la naturaleza de los
p. populistas cuya flexibilidad ideológica y atractivo político eran mayores. Tenían una vocación
de poder más fuerte y disfrutaban de un apoyo social más amplio.
Pero el problema fundamental que se le planteaba a la izquierda residía en que su base social,
esto es obreros y campesinos, era mucho más probables que apoyasen a p. populistas.
La izquierda y el komintern
Los intelectuales participaron activamente en la vida del p. comunista, se creó así una cultura
del marxismo que impregnó la vida intelectual y luego las universidades. Quizás una de las
razones que impulsó a los intelectuales a acercarse al comunismo residía en que éste se
presentaba como un credo opositor a la iglesia católica.
Desde sus comienzos los p. comunistas de Am. Lat. sufrieron una represión sistemática y
prolongada. Además de ésta otro factor fijaba los límites de la influencia de la izquierda: el
catolicismo, principal sistema de creencia en Am. Lat. como el que presentaba hostilidad ante
el marxismo e incluso el liberalismo.
Otra amenaza para los movimientos marxistas la representaban los movimientos populistas.
Estos expresaban sentimientos nacionalistas, atraían a grupos de todo el espectro social, no
despertaban hostilidad en la iglesia y militares, y no exigían un compromiso doctrinal
incondicional. Además no repudiaban los valores liberales tan ferozmente.
Los líderes del komintern nunca pensaron seriamente que una revolución marxista- leninista
pudiera triunfar en Lat. antes que en Europa, por tanto estos países se vieron replegados a un
segundo plano. Sin embargo el principal defecto del komintern fue la incapacidad de aceptar a
los campesinos. Los p. del komintern eran para la clase trabajadora, su concepto de p.
revolucionario no solo excluía al campesino sino que desconfiaba de él. Esto en una Am. Lat.
donde el sector mayoritario de los trabajadores era la población rural. Cuando Mariátegui
quiso incorporar al campesinado en una coalición revolucionaria fue objeto de condena del
komintern.
El komintern debatía sobre distintas cuestiones, pero la principal giraba en torno al carácter de
la revolución: la medida en que la clase principal, el proletariado, podía formar alianzas con las
diferentes clases sociales. Sin embargo la actuación del komintern como institución ha sido
paradójica ya que se creó para ejercer influencias sobre la práctica, pero se perdía en debates
ideológicos. Se pueden mostrar dos episodios dramáticos en la historia de la izquierda en los
que el kominternfracasa con sus ayudas: el caso salvadoreño con la “ayuda roja internacional”
y el caso de Nicaragua con la “liga antiimperialistas”.
Para 1935 el komintern cambia sus orientaciones para hacer frente a la propagación del
fascismo. Esta política frentepopulista recibió fuerte impulso en Am. Lat. al estallar la guerra
civil española, ya que la izquierda y la derecha se identificaron con los bandos de la contienda.
El país en el cual la estrategia frentepopulista tuvo más efectos fue en Chile donde se registró
un crecimiento extraordinario. La causa de la república española benefició al p. comunista
chileno quien se valió de la guerra para acusar al p. socialista de no ser verdaderamente
revolucionario.
El sistema mexicano era muy diferente del chileno. El p. comunista declaraba que la revolución
mexicana era incompleta a menos que la dirigiesen los comunistas, esto sin embargo era
improbable debido a la debilidad de los vínculos con la clase obrera y el campesinado. De
todos modos se ejerció mayor influencia cuando la estrategia frente populista coincidió con la
presidencia de Cárdenas quien creó importantes sindicatos y los utilizó en la expropiación de
compañías que eran de propiedad extranjera para pasar a pertenecer al estado.
Argentina era un país donde el p. comunista influía poco en la sociedad. Pero más allá de la
fuerza de la izquierda, lo que la elite temía era el potencial de crecimiento del comunismo. Este
temor se debía a la presencia de una nutrida clase de inmigrantes muy consciente de lo que
ocurría en la Italia de Mussolini y la España republicana. Sin embargo lo característico de este
período es la aparición de movimientos nacionalistas. La fuerza de estos sentimientos
anticomunistas llevaría a la elite a optar por Perón en 1945.
Los años 50 fueron de penuria para la izquierda en Am. Lat. La guerra fría dio origen a una
intensa presión de USA sobre Am. Lat. No obstante la revolución cubana capitaneada por
Castro dio un impulso real a la izquierda. Si bien el p. comunista tuvo poco que ver con el
ascenso de Fidel al poder, participó con la consolidación de su gobierno otorgándole cuadros
de mando con experiencia en la organización política. Además el antinorteamericanismo fue
un factor que fortaleció la alianza de Castro con los comunistas.
Esta situación de Cuba también tuvo su efecto sobre la derecha política. USA estaba decidido a
impedir que se volviera a repetir el caso cubano y por eso entre 1962 y 1966 hubo 9 golpes
militares en toda Am. Lat. Las fuerzas armadas latinoamericanas se beneficiaron con la ayuda
que le prestó USA para contener el avance comunista que surgía a modo de guerrilla como
imitación del caso cubano. En Colombia las FARC, la guerrilla en Venezuela, lo propio en Perú, e
incluso el propio Guevara en Bolivia.
La rebelión rural tenía pocas probabilidades de ser una estrategia útil para conquistar el poder
del estado. Se ve cómo en Argentina y en Uruguay, surgieron dos poderosas guerrillas urbanas
que representaron una reacción del dogmatismo de los p. comunistas y que aprendieron de los
fracasos de las guerrillas rurales. Montoneros y Tupamaros. Sin embargo ningún gobierno
hubiese permitido que grupos como estos actuaran sin barreras y por tanto pusieron en
marcha un espiral de violencia que culminó con gobiernos militares brutalmente represivos.
Los regímenes autoritarios militares estaban decididos a eliminar todo movimiento político que
se presentara como una amenaza a su autoridad. Así la izquierda sufrió represiones que iban
desde el destierro hasta el asesinato. El efecto final de estos regímenes autoritarios sobre la
izquierda fue profundo. Se inició en la izquierda un proceso de reflexión cuyo resultado fue
subrayar el valor de la democracia. A partir de las ideas de Gramsci la izquierda dejó de ver la
democracia como un pretexto burgués y así la guerrilla quedó desacreditada en donde su
violencia había dado lugar a la formación de gobiernos militares.
Así como el acontecimiento clave de los 60 fue la revolución cubana, los años 70 empezaron
con un triunfo muy diferente para la izquierda cuando Chile eligió a Salvador Allende.
Chile en 1970 trató de crear una sociedad socialista empleando medios pacíficos,
constitucionales. Esto llamó la atención internacional porque planteaba un interrogante central
para la izquierda: cómo llegar al socialismo mediante una transición pacífica. El triunfo duró
poco y el golpe contra Allende hundió a la izquierda en una profunda incertidumbre ideológica
que polarizó a la izquierda en Am. Lat. Los grupos más radicales como los sandinistas en
Nicaragua decidieron intensificar el conflicto armado y sostenían que la vida pacífica era una
ilusión que no llevaba al poder. Por otro lado los revisionistas sostenían que la izquierda debía
moderar su política y dejar de imaginar el poder en términos de fuerza. Este revisionismo tenía
dimensiones internacionales. Así el caso Chile se convirtió fundamental en el debate sobre el
eurocomunismo al recalcar la necesidad de no crear enemigos implacables en la derecha. Esto
sobretodo en el p. comunista italiano y francés.
De la misma manera que la revolución cubana marcó el programa de la izquierda en los años
60, el fracaso de Allende hizo lo propio en los 70.
Las lecciones de Chile no pasaron inadvertidas en Nicaragua. Aquí la izquierda se dio cuenta de
que el buen fin del movimiento debía abrazar fuerzas contradictorias tanto en la ciudad como
en el campo. Necesitaba no solo del apoyo de los campesinos, sino también de la clase media
en las ciudades. De este modo logró movilizar una amplia oposición contra una dictadura
impopular en los combates, aunque el número de militantes firmemente comprometidos era
pequeño.
El contexto político en el cual tenía que actuar la izquierda cambió cuando los gobiernos
militares devolvieron el poder a los civiles: Perú, 1980; Argentina, 1983; Brasil, 1985; Uruguay,
1985; Chile 1990.
Además este contexto cambiaba de forma más espectacular con la caída del sistema soviético
rechazado en los países de Europa oriental.
Si siempre fue difícil definir la izquierda en términos de un programa común, esto se dificultó
más aún en los años 80.
En varios países aparecen “nuevos movimientos sociales” que a menudo sospechaban que los
partidos políticos intentaban manipularlos. Reivindicaban derechos de ciudadanía y no eran
políticamente activos hasta entonces. El crecimiento de estos p. nuevos y la aparición de
movimientos sociales ajenos a los partidos reflejaron la crisis de los mismos.
La reacción de los p. de izquierda a la crisis del decenio de 1980 presentó enormes variaciones.
A diferencia, el p. comunista chileno abogó por la lucha armada contra la dictadura del general
Pinochet. El p. comunista chileno era el mejor organizado de Am. Lat. según estrategas
soviéticos y era el único que tenía la probabilidad de encabezar una revolución, especialmente
en un país gobernado por alguien que era objeto de condena internacional.
Perú fue el único país donde el comunismo inspirado por China generó un apoyo tanto urbano
como rural. Sendero luminoso, el más conocido de los movimientos de inspiración china,
empezó pacientemente a formar cuadros políticos y buscar apoyo en la empobrecida región de
Ayacucho. Allí la población, en gran parte india, estaba muy resentida contra el gobierno
blanco de Lima.
Sendero luminoso, profesaba ideas de Mao y también se inspiraba en las ideas indigenistas de
Mariátegui. Su violencia era extrema y se valía del terror para imponer su dominio, por eso la
respuesta del gobierno fue permitir que los militares tomaran medidas igualmente salvajes.
A la decadencia del comunismo ortodoxo y a la pérdida de atractivo del modelo cubano, vino a
reemplazar el nuevo interés por el socialismo de tipo parlamentario y electoral, cosa que
contrastaba con la violencia de las guerrillas. Aquí, los movimientos socialdemocráticos en
Europa fueron fuentes de inspiración.
Ejemplo de esto lo representa en Brasil el Partido de los Trabajadores que se formó debido a la
insuficiencia del p. comunista como medio de expresión de las reivindicaciones sindicalistas.
Así el PT nació del nuevo sindicalismo y se convirtió en el mayor partido explícitamente
socialista de Am. Lat. Si bien el PT tenía sus raíces en el movimiento sindical urbano, también
creció en zonas rurales con el apoyo de la iglesia y de las comunidades de base. El PT procuró
adoptar un modelo nuevo de organización interna que respetase la autonomía del movimiento
sindical.
Conclusión
En los 80 el apoyo soviético destinado a partidos comunistas de Am. Lat. era escaso,
exceptuando el caso de Cuba. Si bien el centro de operaciones soviéticas en Am. Lat. durante
los 70 y 80 fue el Perú, y si bien continuó interesándose por el p. comunista chileno por ser el
único con una trayectoria electoral históricamente razonable, el verdadero interés de la unión
soviética era una ruta aérea a Am. Lat. y el acceso a zonas pesqueras del pacífico.
Pero mucho más importante que la pérdida del apoyo material fue el daño que sufrió el
prestigio ideológico del marxismo. La idea de la revolución no pasó a ser solo inimaginable sino
incluso indeseable.
La insurrección fue saludada con simpatía por la odiosa imagen que reflejaba la tiranía y
porque tal insurrección fue resultado de un complejo proceso cuyos actores, a pesar de las
múltiples diferencias ideológicas y sociales, estuvieron en condiciones de lograr unidad en la
acción, lo que facilitó la riqueza participativa en el proceso (fue un momento de confluencia
popular y democrática).
Esto constituye la victoria política de una nueva clase empresarial dentro de las
condiciones abiertas por la dinámica agroexportada y por la incapacidad de la vieja oligarquía
comercial - ganadera para canalizar un reajuste sociopolítico.
(1905) que hasta entonces había estado ocupado por los ingleses, y apropiación de tierras
eclesiásticas.
Los liberales lograron vincular de una manera más directa a Nicaragua con el mercado
mundial pero la “modernización” que impusieron hacia el interior fue más que precaria (las
relaciones de explotación de tipo “primitivo” predominaban.
Como consecuencia del boom cafetero en la última decena del s.XIX tuvieron lugar
cambios significativos en la división interna del trabajo y tanto tierra como trabajo comenzaron
a ser transformados en bienes, por medio de la privatización de la tierra y pequeños
productores.
Comenzaron las desavenencias con EEUU por las reclamaciones norteamericanas por
los intentos del gobierno de Zelaya de negociar con empresarios alemanes y japoneses la
construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua y no a través de Panamá - la
“cuestión del canal” fue una de las razones por las cuales el gobierno norteamericano intentó
deshacerse de Zelaya apoyando a los grupos conservadores contrarios a éste.
Los liberales abogaban por una entidad de tipo más político en lugar de aquella de tipo
patrimonial que había predominado en el pasado.
REACCIÓN E INTERVENCIÓN
Uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue firmar el llamado Tratado Dawson,
mediante el cual era delegada la soberanía del país a EEUU permitiendo legalizar la invasión de
1912 y mantener las tropas americanas en el país 21 años.
Pero la invasión produjo efectos no contemplados por EEUU, el principal fue que los
liberales se vieron obligados a levantar una política de tipo nacionalista y recurrir a los sectores
populares a fin de enfrentar a las tropas extranjeras (así se crearía una nueva situación
política).
Sin embargo, las condiciones para un segundo momento nacional no se darían hasta
1923, cuando falleció el Presidente Diego M. Chamorro y le sucedió Bartolomé Martínez,
conservador pero vinculado a los círculos cafetaleros que;
Invadir otra vez el país con le pretexto de salvar las vidas de los estadounidenses
residentes.
En esos días regresaba a Nicaragua Augusto César Sandino, que decidió plegarse a las tropas
constitucionalistas ofreciendo sus servicios al general José M. Moncada.
SANDINO
Nació en Niquinohomo en 1895 y en 1921, tras una pelea callejera, debió huir a Honduras
donde comenzó un variado itinerario hasta que el 1 de junio de 1926 regresó a Nicaragua.
Sandino no había conocido relaciones estables de pertenencia, lo que debe haber exacerbado
en él una nostalgia por su tierra. Al mismo tiempo, al trabajar en varias empresas
norteamericanas había experimentado los sistemas de explotación que imperaban, además,
hay que añadir las influencias políticas del contexto histórico (revolución mexicana y revolución
rusa de 1917).
EL NACIONALISMO EN SANDINO
Sobre todo, el proceso dejó de ser el mismo que en sus orígenes cuando en el plano
internacional empalmó con la generalizada idea antiimperialista. Sandino en 1933 precisa:
“Este movimiento es nacional y antiimperialista. Mantenemos la bandera de la libertad para
Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás, en el terreno social, este movimiento es
popular y preconizamos un sentido de avance en las aspiraciones sociales.
Por otro lado, en la medida en que el movimiento de Sandino profundiza sus raíces
populares, aumenta su capacidad militar y con ello se convierte en un punto de atracción para
todos aquellos sectores políticos que, fuera de Nicaragua, ven en Sandino la reencarnación de
sus ideales internacionalistas. Además, Sandino percibió la eficacia de las RRII y decidió
utilizarlas en su favor convirtiéndose en un maestro de la propaganda pol.
Moncada tenía otros planes; hacía la guerra no para liberar al país de las tropas de
ocupación, sino para que EEUU reconociera a los liberales y no a los conservadores como
gobernantes legítimos - objetivo logrado en el Pacto del Espino Negro (entre Moncada y
Stimson) bajo el precio de deponer las armas (los generales adictos a Moncada acataron esto
pero Sandino no).
De este modo, a partir de 1931, a EEUU no le quedaba más posibilidad que buscar una
“retirada honrosa” de Nicaragua.
Aunque Sandino no estaba de acuerdo, las elecciones de 1932 fueron supervisadas por
EEUU, el vencedor fue Sacasa y los marines se retiraron de Nicaragua pero dejaron una
herencia: la Guardia Nacional, encabezada por Anastasio Somoza.
Una de las condiciones que puso el gobierno norteamericano para retirar sus tropas
fue la permanencia de la Guardia, que era una especie de embajada militar de EEUU en
Nicaragua pero en 1932 la evolución política del país hacía necesario maquillarla una poco y
pusieron al frente un nicaragüense leal a EEUU: Anastasio Somoza.
Somoza advirtió que, para quitar a Sacasa, era preciso acabar primero con el
sandinismo y siguió 3 pasos para conseguir su objetivo:
1er paso) - Se inició una “guerra sucia” contra los desarmados sandinistas, lo que
obligó a Sandino a reorganizar rápidamente sus tropas.
La estrategia de Sandino pasaba en esos momentos por dar primacía a lo político sobre
lo militar, influir en el gobierno de Sacasa para que terminara con la Guardia Nacional y,
mediante la presión social, inducir al Presidente a apoyarse en los sectores populares para
iniciar así una política de reformas.
2º paso) - mandó realizar masacres entre los habitantes de las colonias agrarias
fundadas por Sandino en Las Segovias.
3er paso) - hacerse con el gobierno a través de un golpe de Estado (1936), naciendo así
el Estado somocista.
En un 2º nivel se situaban los amigos íntimos del dictador, con sus familias.
En el 3er nivel estaban sus “perros de presa” (oficiales matones, asesinos a sueldo…)
Somoza, aprovechando las ventajas que le otorgaba el control del poder político, se
dedico a aumentar su poder económico - lavinculación extrema entre economía y política es
otra de las características del Estado somocista (la economía se constituye en un medio de
control político y la política en un medio de control económico).
Por otra parte, se dejó guiar por la máxima de dividir para vencer fundando un nuevo
partido liberal y legalizando a los comunistas. Además de esta política de divisiones y alianzas,
Somoza supo dotar a su dictadura de una plasticidad que le permitía replegarse en los
momentos más peligrosos para volver después con más fuerza a ocupar el poder (como ocurrió
en 1944 con las movilizaciones estudiantiles o en 1947 cuando la oposición a su régimen
utilizaba su mala gestión del país contra él).
Los grupos cafetaleros, entre los que se incluía Somoza, pasaron a desempeñar el papel
director en el conjunto de la economía y los sectores ganaderos tradicionales invirtieron en la
economía cafetalera, teniendo lugar así una concertación de intereses económicos que habían
sido conflictivos en el pasado.
Pero los procesos de unificación se verían interrumpidos por un nuevo hecho: el auge
de la economía algodonera, a partir de la década de los ´50.
profundización de la dependencia,
ampliación del espacio entre las clases dominantes y el creciente proletariado rural.
Tuvo lugar una nueva recolonización interior que destruyó antiguas relaciones
económicas e incluso culturales.
conjunto de la economía local: los algodoneros empezaron a señalar el rumbo de las nuevas
inversiones).
De todos los grupos económicos el que se impuso fue el de Somoza, pero, al mismo
tiempo, la extrema concentración de riquezas fue un factor que atizó las diferencias dentro de
la oligarquía.
Del lado de la izq marxista, en especial de los comunistas, no había ningún peligro.
Los encargados de crearlas deberían ser los núcleos guerrilleros quienes, con su
ejemplo armado, catalizarían en torno suyo las contradicciones principales de la sociedad y la
guerrilla, “foco” inicial de la revolución, se transformaría en un ejército popular que tomaría el
poder y crearía las condiciones para construir el socialismo.
Estableció sólidas raíces en el movimiento estudiantil, creó enlaces con las poblaciones
periféricas y captó desde un principio las simpatías de miembros de la Iglesia católica.
Otra fracción, con un marxismo - leninismo bastante rígido y dogmático, fue conocida
como la Tendencia Proletaria.
Uno de los golpes más fuertes recibidos por el FSLN fue la muerte de su máximo dirigente,
Fonseca, que era miembro de la tendencia originaria.
En esas condiciones, la tarea principal del FSLN no consistiría en crear una situación
revolucionaria sino en concertar sus acciones con los demás sectores antisomocistas en el
marco de una situación revolucionaria que estaba objetivamente dada.
“Pacto de los generales”, que permitió al sector cafetalero unirse con el agroganadero.
Para el primer Anastasio, lo más importante fue la concentración del poder político, para el
segundo Anastasio, lo más importante será la concertación del poder económico - lo que
provocará desequilibrios en el propio bloque de poder.
Fueron las contradicciones en el interior del bloque de dominación las que, vinculadas con
intereses económicos menores, generaron una coyuntura de disconformidad y abrieron una
movilización popular en gran escala.
CONTRADICCIONES INTERCLASISTAS
Todo este contexto preparó el camino para que las tradicionales luchas reivindicativas
de los trabajadores se articularan con una oposición pluriclasista cada día más amplia.
Sin embargo, al no haber una entidad que pudiese elevar hasta un nivel político la creciente
oposición que tenia lugar esta tendió, en sus primeras fases, a expresarse a través de dos
instituciones: la Iglesia y la universidad.
LA IGLESIA
Pro-oligárquica.
Moderada - reformista.
La jerarquía eclesiástica tomaba partido por los sectores antisomocistas, pero dejando
algunas puertas abiertas para ciertas mediaciones con la dictadura;
LA UNIVERSIDAD
Paradojas;
Los estudiantes expresaban los conflictos que se presentaban en el interior del bloque
dominante.
De ese movimiento se irán generando además grupos orgánicos que optaban por
vincularse con los sectores más pobres de la sociedad. Así surgió el Frente de Estudiantes
Revolucionarios (FER);
En esas condiciones era lógico que se produjera una suerte de simbiosis entre el FER y
el FSLN, lo que permitió a este último a este último reclutar nuevos contingentes
antisomocistas.
LA HORA DE LA UDEL
que a su vez abrieron un espacio de movilización para los sectores medios y populares - en esas
condiciones, grupos eclesiásticos y estudiantiles pudieron desconectarse de los conflictos
puramente interorgánicos y cuestionar a la dictadura desde posiciones radicales, estableciendo
contactos con el FSLN.
Se vio limitada a cumplir una función ambigua (denunciar la violación de los derechos
humanos, cosa que también hacia la Iglesia) y buscaba ganar el apoyo del gobierno
norteamericano en contra de Somoza (pero esto no era posible en 1975 debido a que el
gobierno de Nixon privilegiaba su apoyo a Somoza).
Sin embargo, el FSLN no tenía unidad y la situación del país era potencialmente
insurreccional pero esa potencialidad no habría podido convertirse en realidad si los
antisomocistas hubieran continuado divididos o transitando por dos vías paralelas - esta fue la
importancia de la fracción “tercerista” (unificar).
Así, a partir de 1976 se vivía una coyuntura favorable para una insurrección popular a la que
había que apoyar militarmente.
Concertar políticas de alianza con la mayoría de los sectores antisomocistas y dejar las
montañas para pasar a la acción directa e inmediata asumiendo una “guerra de movimiento”,
constituían las premisas de la acción tercerista.
EL GRUPO DE LOS 12
La política de alianza del tercerismo comenzó a tomar forma con la creación del Grupo
de los 12 - a mitad dl 77 comenzó a funcionar el grupo constituido x personalidades de las
esferas intelectual, universitaria, eclesiástica, de las finanzas y profesionales.
De este modo, el Grupo de los 12 creó las condiciones para una confluencia de todos
los sectores antisomocistas, lo suficientemente amplia para incorporar a diferentes grupos
políticos, lo suficientemente radical como para no permitir un acercamiento a la dictadura.
Los sandinistas encontraron en las ciudades y zonas suburbanas una masa poblacional
en disposición insurreccional que con su sola presencia criticaba largos años de aislamiento
guerrillero del FSLN en las montañas y campos del país.
¿DISTINTOS SANDINISMOS?
Pero no todas las acciones de los habitantes de los barrios eran “espontáneas” ya que
eran también el resultado de largos años de actividad organizativa realizada por sacerdotes,
estudiantes y sandinistas.
Casi toda la población del país se sentía sandinista y la propia ambigüedad del
sandinismo permitía que éste existiera como fuerza revolucionaria - bajo el nombre de Sandino
estaban representados múltiples intereses: clasistas, democráticos, populares, generacionales
e, incluso (cosa no muy frecuente en Latinoamérica) los intereses de las mujeres.
Más exitosas fueron las iniciativas como los “clubes de madres” que culminarían en la
fundación, en septiembre de 1977, de la Ampromac (Asociación de Mujeres ante la
Problemática Nacional) que más tarde logró vincularse con el MPU (Movimiento del Pueblo
Unido) y con el FSLN.
El asesinato de Chamorro;
Fue el punto de partida para que se desencadenara en el país una ola de huelgas y
manifestaciones - los sandinistas, especialmente los terceristas, advirtieron que la hora del
levantamiento popular estaba cerca, bastaba ver la reacción popular, aunque no todas las
explosiones de ira popular podían adjudicarse a los seguidores de Chamorro, pero tampoco
eran todas sandinistas.
Lo más destacado después del asesinato de Chamorro fue la “rebelión de los barrios”,
hasta el punto de que Somoza hizo bombardear los barrios populares de Masaya, León,
Chinandega y Estelí, provocando un repudio general (la Guardia Nacional era conocida en todo
el país como la “genocida”).
Después de estos acontecimientos, en EEUU estuvo muy claro que aquel dictador no
podía seguir pero no estaba claro “cuando” debería irse y, sobre todo, “quién” debería
sucederlo.
LA HORA DE LA INSURRECCIÓN
Después de la bancarrota del FAO, los sandinistas quedaban remitidos a sus propias
fuerzas y, habiéndose producido la ruptura de la fracción tercerista con el FAO, ya no había
motivos para que los sandinistas en su conjunto continuaran divididos.
la disolución de la Guardia,
LA SITUACIÓN INTERNACIONAL
El problema no era retirar su apoyo a Somoza, sino a quién dárselo después de que el
dictador cayera.
Hay que reconocer que los sandinistas fueron flexibles para facilitar al gobierno
norteamericano el retiro de su apoyo a Somoza; el 16 de junio de 1979, el FSLN, anunciaría la
formación de un gobierno de “reconstrucción nacional”.
Aun así, EEUU estuvo a punto de invadir Nicaragua a fin de imponer una “solución
propia”, proyecto que fracasó por la negativa de la OEA.
En síntesis, el apoyo recibido por el FSLN se debió al lugar indiscutido que llegó a
ocupar en el plano nacional pero, también, tal apoyo obedecía al carácter “no alineado” que
brotaba de la revolución y que los propios sandinistas destacaban.
LA ESTOCADA FINAL
El 17 de junio, Somoza huye del país dejando como presidente provisional a Francisco
Ucuyo, que en vez de firmar la paz quiere hacerse con le poder pero, no lográndolo, huyó del
país el 18 de julio el 19 de julio de 1979 las columnas del FSLN entraban en Managua.
RESUMEN
internacional obligaron a las tropas de ocupación a retirarse del país produciéndose la primera
derrota de EEUU frente a un ejército de liberación nacional en el Tercer Mundo.
A finales de los ´50, bajo el influjo de la revolución cubana, pudo formarse un grupo de
extracción predominantemente universitaria que serviría de catalizador a los muchos sectores
que buscaban establecer una relación de continuidad con el sandinismo originario - el FSLN
contribuyó a evitar que esa tradición se perdiera.
La cuestión social (derivada de las exigencias de los sectores más pobres del país.
El FSLN al mismo tiempo que daba respuesta a esos dos problemas representaba el
radicalismo requerido por una situación que no dejaba muchos espacios para salidas
intermedias tras el asesinato de Chamorro, líder más destacado de la oposición.
Artífice de este cambio fue la “tendencia insurreccional” del sandinismo, llamados los
terceristas que colaboraron en crear instancias de mediación política como el Grupo de los 12
(1977) que después participó en el FAO (1979), y desarrollaron algunas acciones militares
directas.
Hacia 1979 existía en Nicaragua una situación insurreccional que fue causa y
consecuencia de una riquísima participación social en el proceso. Decisiva en los tramos finales
del proceso fue la extraordinariamente favorable situación internacional y, después de la toma
de poder por el FSLN, comenzaría en Nicaragua un proceso de transformaciones sociales.
33. Gustavo Carlos Guevara ( coordinador). Sobre las revoluciones latinoamericanas del siglo
XX. Newen Mapu, 2013. Capitulo 8: Cuba el gran debate de “los 60”. Juan Luis Hernández.
34. Rouquié, Alain y Stephen Suffern, “Los militares en la política latinoamericana desde
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Clacso libros, Bs.As. 2008.
38. Raúl Prada Alcoreza; “Genealogía de la multitud. Seis años de luchas sociales en Bolivia”.
En: Lopez Maya, Pilar Calveiro Y Nicolás Iñigo Carrera (comp.);Luchas contrahegemónicas y
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